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REVISTA DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS TUROLENSES
85 [II]
䡵
TERUEL, 1997
䡵
ISSN 0210-3524
SÚS V. PICAZO MILLÁN, RIKER YLL AGUIRRE, M.a TERESA ROS
MORA, M.a ÁNGELES DE LA TORRE RUIZ, LUIS SERRANO ENDOLZ,
PILAR LÓPEZ GARCÍA Y M.a FERNANDA BLASCO SANCHO
FERNANDO VALDÉS LLANO, OBISPO DE TERUEL (1625-1633) 䡵
FILIGRANAS EN EL ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE TERUEL 䡵 M.a ROSARIO VALENZUELA
MARCO
ANDRÉS MARÍN Y ESTEBAN. EL TENOR 䡵 JESÚS M.a
MUNETA
NOTICIA BIOBIBLIOGRÁFICA DE UN LEXICÓGRAFO
ARA GONÉS 䡵 J. LUIS ALIAGA
JIMÉNEZ
BREVES CONSIDERACIONES SIMBÓLICO-RE LI GIOSAS SOBRE EL NACIMIENTO DE LA FUENTE DE CELLA: EL
AGUA QUE BROTA DE LA ROCA
JUAN JOSÉ POLO RUBIO
85 [II]
SUBSISTENCIA Y MEDIO AMBIENTE DURANTE LA EDAD DEL
BRONCE EN EL SUR DEL SISTEMA IBÉRICO TUROLENSE 䡵 JE-
1997
JOAQUINA LANZUELA HER NÁNDEZ
EL MATAPUERCO
䡵
EN LA HOZ DE LA VIEJA. LA
MATANZA DEL CERDO EN LA
ECONOMÍA DE UN PEQUEÑO
NÚCLEO RURAL DE LA PROVINCIA DE TERUEL 䡵 M.a SOLEDAD
ALCONCHEL PINA
LA SINIESTRALIDAD LABORAL DE LOS
CONDUCTORES DE CAMIONES
EN LA PROVINCIA DE TERUEL:
ESTUDIO DE CINCO AÑOS DE
PARTES DE ACCIDENTES EN EL
TRABAJO 䡵 JOSÉ RAMÓN OLLÉS
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TERUEL
REVISTA DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS TUROLENSES
NÚMERO 85 [VOLUMEN II]
䡵
TERUEL, 1997
䡵
ISSN 0210-3524
Subsistencia y medio ambiente durante la Edad del Bronce en el sur del Sistema
Ibérico turolense. Jesús V. Picazo Millán, Riker Yll Aguirre, M.ª Teresa Ros Mora,
M.ª Ángeles de la Torre Ruiz, Luis Serrano Endolz, Pilar López García
y M.ª Fernanda Blasco Sancho _________________________________________________ 7-48
Fernando Valdés Llano, obispo de Teruel (1625-1633). Juan José Polo Rubio ___________ 49-57
Filigranas en el Archivo Histórico Provincial de Teruel.
M.ª Rosario Valenzuela Marco ________________________________________________ 59-98
Andrés Marín y Esteban. El tenor. Jesús M.ª Muneta _____________________________ 99-111
Noticia biobibliográfica de un lexicógrafo aragonés. J. Luis Aliaga Jiménez __________ 113-123
Breves consideraciones simbólico-religiosas sobre el nacimiento de la fuente
de Cella: el agua que brota de la roca. Joaquina Lanzuela Hernández _______________ 125-135
El matapuerco en La Hoz de la Vieja. La matanza del cerdo en la economía de un
pequeño núcleo rural de la provincia de Teruel. M.ª Soledad Alconchel Pina _________ 137-214
La siniestralidad laboral de los conductores de camiones en la provincia de
Teruel: estudio de cinco años de partes de accidentes en el trabajo.
José Ramón Ollés _________________________________________________________ 215-239
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LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DEL
SISTEMA IBÉRICO TUROLENSE
Jesús V. Picazo Millán, Riker Yll Aguirre, M.ª Teresa Ros Mora,
M.ª Ángeles de la Torre Ruiz, Luis Serrano Endolz,
Pilar López García y M.ª Fernanda Blasco Sancho
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SUBSISTENCIA Y MEDIO AMBIENTE DURANTE
LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DEL
SISTEMA IBÉRICO TUROLENSE
Jesús V. Picazo Millán, Riker Yll Aguirre, M.ª Teresa Ros Mora,
M.ª Ángeles de la Torre Ruiz, Luis Serrano Endolz,
Pilar López García y M.ª Fernanda Blasco Sancho
RESUMEN
Las excavaciones llevadas a cabo en los yacimientos arqueológicos de la Edad del Bronce de Las Costeras y
La Hoya Quemada han permitido la realización de análisis antracológicos, palinológicos y paleontológicos. El
estudio conjunto de sus resultados facilita el conocimiento de las características paleoambientales y económicas
de las comunidades que habitaron el sur del Sistema Ibérico turolense durante el segundo milenio a. de C.
Palabras clave: Edad del Bronce, Sistema Ibérico, Las Costeras, La Hoya Quemada, paleoambiente, paleoeconomía.
ABSTRACT
Subsistence and environment during the Bronze Age in the south of the Turolian Iberian Mountains.
The diggings carried out in the archaeological sites of the Bronze Age at “Las Costeras and La Hoya
Quemada” let us make anthracological, palinological and paleontological analysis. The compared study of their
results facilitates the knowledge of the paleo-environmental and economic characteristics of the communities
that inhabited the south of the Turolian Iberian Mountains during the second millennium B. C.
Key words: Bronze Age, Iberian Mountains, “Las Costeras and La Hoya Quemada”, palaeo-environment, palaeo-economy.
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J.V. Picazo, R. Yll, M.ª T. Ros, M.ª A. de la Torre, L. Serrano, P. López y M.ª F. Blasco
INTRODUCCIÓN
Los estudios sobre la Edad del Bronce en Aragón y otros territorios próximos han primado tradicionalmente los aspectos culturales y cronológicos, adoleciendo de un tratamiento que abordara
las cuestiones ambientales y económicas. Esta tendencia cambió a mediados de los 80 y primeros
noventa, tanto en trabajos de síntesis como en actuaciones específicas que tienden a incorporar,
bien es cierto que en grado desigual, estos problemas así como las estrategias necesarias para su
resolución. No obstante, las deficiencias en el conocimiento de estas cuestiones son todavía importantes y los pocos datos disponibles, por lo general, se reducen a informes de especialistas referidos a yacimientos concretos. Faltan, por tanto, visiones generales de conjunto a la vez que se echan
en falta intentos de contextualización e integración regional de esos resultados.
Por nuestra parte, y en alguna medida influidos por esta problemática, desde mediados de los
80 hemos llevado a cabo investigaciones centradas en la Edad del Bronce como marco temporal y
en las cuencas del Alfambra-Turia y Mijares como ámbito espacial, dirigidas al estudio de las comunidades que poblaron estos territorios en su contexto ambiental y social, así como al análisis de los
procesos históricos que tienen lugar en su seno (PICAZO, 1990).
En estas investigaciones subyace una teoría social fundada sobre principios materialistas de
corte ecológico en los que el medio aparece como el hilo conductor de ese devenir histórico, sin que
ello presuponga un mero proceso adaptativo pues en modo alguno las comunidades permanecen
aisladas, ajenas a la dinámica de otras formaciones sociales o a los avatares de sus propias tensiones o contradicciones internas. No obstante, creemos que las características ambientales juegan un
papel importante en las transformaciones y soluciones de esos procesos, máxime entre formaciones sociales que cuentan con un nivel de desarrollo tecnológico bastante limitado. De ahí que la
correcta interpretación del registro y, en consecuencia, las inferencias acerca de las estructuras económicas y bases subsistenciales de las comunidades pasen por el conocimiento del medio físico y
las posibles transformaciones o alteraciones que ha soportado, así como de los procesos deposicionales y postdeposicionales que han ayudado a conformar los depósitos arqueológicos objeto de
estudio (cfr. SCHIFFER, 1988).
En este marco de actuación, y con los presupuestos teórico-metodológicos señalados, pretendíamos analizar los modelos de poblamiento y las tendencias territoriales que ponen de manifiesto
estas comunidades y que sin duda reflejan sus estructuras socio-económicas. La estrategia de investigación fundamental pasaba pues por una recuperación extensa y representativa de los yacimientos de esta época mediante prospecciones extensivas y/o intensivas, su integración en redes de
información amplias en las que se prescindía del yacimiento aislado para operar con conjuntos de
los mismos y sus interrelaciones y exigía igualmente su contextualización ambiental. Dadas las
limitaciones inherentes al registro superficial, para solventar determinadas cuestiones básicas de
nuestro proyecto (rasgos medioambientales, bases de subsistencia, cronología absoluta…) vimos la
necesidad de recurrir a actuaciones en profundidad en algunos yacimientos, por lo que incorporamos en nuestras investigaciones las excavaciones de La Hoya Quemada en Mora de Rubielos, ini-
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ciadas en 1983 bajo la dirección del Dr. Francisco Burillo, y en 1987 comenzamos las de Las
Costeras en Formiche Bajo, yacimientos situados en la cuenca del Mijares, que cuentan con ciertas
peculiaridades dentro de un modelo, tanto por su emplazamiento como por otras características,
típico de los asentamientos de la Edad del Bronce.
Lógicamente, uno de los objetivos prioritarios en estas excavaciones era la obtención de datos
que posibilitaran la reconstrucción de la coyuntura ambiental en la que se desarrollaron estas
comunidades, la gestión que hicieron de la misma y su estructura subsistencial básica. Estas cuestiones fueron abordadas en una tentativa previa ya en la primera campaña de excavación emprendida en La Hoya Quemada en 1983. En aquella ocasión el estudio paleontológico del pequeño conjunto de fauna recuperado fue llevado a cabo por el Dr. Pedro Castaños, mientras que los análisis
de polen fueron realizados por la Dra. Pilar López a partir de la estratigrafía documentada en el
interior del poblado (cfr. BURILLO y PICAZO, 1986), pero debido a los escasos restos óseos en el primer caso y a una deficiente conservación de los palinoformos en el segundo, los resultados no fueron suficientemente significativos. Por ello nos propusimos completar las expectativas y/o superar
las decepciones abordando nuevos intentos de reconstrucción, primero en el yacimiento de Las
Costeras y posteriormente, cuando conseguimos detectar un depósito adecuado, en La Hoya
Quemada. Con estos nuevos ensayos a partir de los materiales y restos recuperados en medios
detríticos tipo “basurero”, cabía esperar que se obtuviera una buena representación de ciertas prácticas desarrolladas por los grupos que habitaron estos asentamientos1, así como los procesos de
cambio que experimentaron.
En este sentido, es un factor favorable el hecho de que cada uno de los yacimientos corresponde a un momento distinto dentro de la Edad del Bronce: Las Costeras se ha datado en el Bronce
Antiguo, hacia los siglos XVIII y XVII a.C., mientras que La Hoya Quemada se va al Bronce Medio,
entre los siglos XVI y XIV a.C., en cronología convencional de C-14 (cfr. BURILLO y PICAZO, 19911992). Esta circunstancia, unida a la excavación de La Sima del Ruidor (Aldehuela), situada en las
estribaciones de la Sierra de Javalambre hacia el Turia y datada en el Bronce Tardío (siglos XIII-XI
a.C.), nos ha permitido ir completando el panorama ecológico y las bases subsistenciales de las
comunidades que poblaron el sector meridional de la provincia de Teruel durante casi todo el
segundo milenio a.C.
Para el estudio de la vertiente ambiental y subsistencial de ambos yacimientos hemos contado
con financiación del Instituto de Estudios Turolenses a través de su programa de Ayudas a la
Investigación (convocatorias de 1989 y 1994), habiendo sido necesaria la participación de distintos
1 Es extremadamente ilustrativo que se estén utilizando criterios arqueológicos en el estudio de los desechos
domésticos actuales generados en algunas ciudades y barrios de Estados Unidos. El denominado ‘The Garbage
Projet’ iniciado en Tucson (Arizona) a mediados de los años 70 tenía por objeto precisamente documentar y
registrar las basuras domésticas como criterio de contrastación de algunas prácticas de consumo que aparecen
sistemáticamente falseadas en las encuestas (cfr. RATHJE, 1974).
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J.V. Picazo, R. Yll, M.ª T. Ros, M.ª A. de la Torre, L. Serrano, P. López y M.ª F. Blasco
especialistas en la materia. La coordinación de los trabajos y dirección de las excavaciones realizadas en su día corresponde a J.V. Picazo Millán, mientras que la nómina de investigadores responsables de las caracterizaciones e interpretación de la fauna y de la vegetación de los yacimientos es
relativamente extensa. En Las Costeras, la fauna fue estudiada por M.ª A. de la Torre Ruiz y L.
Serrano Endolz, M.ª T. Ros Mora analizó los restos antracológicos y Riker Yll Aguirre el polen. En
Fig. 1. La provincia de Teruel durante el Bronce Antiguo-Medio. 1) Las Costeras, Formiche Bajo; 2) La
Hoya Quemada, Mora de Rubielos.
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La Hoya Quemada, el estudio arqueozoológico ha sido realizado por M.ª F. Blasco Sancho, con una
pequeña contribución previa de P. Castaños Ugarte, y el palinológico por P. López García2.
Este artículo tiene por objeto presentar una síntesis de los resultados más significativos de tales
trabajos, además de ofrecer una visión general de los yacimientos y un intento de contextualización regional en el que abordamos algunos problemas inherentes a las estrategias económicas de
las comunidades que poblaron estas áreas del Sistema Ibérico y otros territorios próximos.
LA EDAD DEL BRONCE EN TERUEL: RASGOS GENERALES
Si bien las cuestiones estrictamente culturales no son objeto prioritario de este artículo sí parece conveniente exponer algunos rasgos y relaciones con objeto de situar los yacimientos que nos
ocupan en el contexto regional.
Los fenómenos y manifestaciones que caracterizan el Bronce Antiguo y Medio en Teruel aparecen estrechamente ligados al ámbito mediterráneo. Desde fechas muy tempranas (c. 1950 a.C. /
2400 cal BC) encontramos un poblamiento consolidado y estable de similar categoría al existente
en Levante o en sectores centro-meridionales del Sistema Ibérico, territorios englobados por algunos autores bajo la denominación genérica de Bronce Ibérico (ALMAGRO GORBEA, 1988: 168). Ese
poblamiento se caracteriza por asentamientos estables con ubicaciones en altura, buscando lugares
de fácil defensa pero situados siempre en las proximidades de suelos susceptibles de aprovechamiento agrícola y con recursos hídricos estables. El tamaño de esos poblados es bastante pequeño,
difícilmente rebasan los 1.000 m2, siendo muy habituales las extensiones en torno a 700-800 m2.
Las viviendas son de planta rectangular y en su construcción se emplea profusamente el manteado
de barro. Normalmente se encuentran acondicionamientos internos como enlucidos en las paredes,
suelos de tierra batida, bancos, depósitos, etc. A partir del registro superficial también se detectan
indicios de estructuras defensivas. Asimismo, podemos hablar de una ocupación relativamente
densa durante buena parte del segundo milenio (fig. 1), aun a pesar de las deficiencias de investigación registradas en parte de la provincia y del intervalo temporal (600-700 años) relativamente
amplio cubierto por ambos periodos3.
2 Además de los citados especialistas, tanto en los trabajos de campo como en la preparación de las muestras o
en la ordenación de los materiales objeto de este trabajo ha colaborado un buen número de estudiantes y licenciados. Entre todos ellos queremos destacar y agradecer la desinteresada y eficiente labor de Clemente Polo,
Rosa Loscos, Charo Martínez, Pedro Paracuellos, Asunción Pueyo y Emiliano Llamas.
3 La última actualización de la Carta Arqueológica de Aragón publicada en 1991 recoge unos 120 yacimientos con
entidad (fig. 1), de los que, además de Las Costeras y de La Hoya Quemada, han sido objeto de algún tipo de
intervención los siguientes: Cabezo del Cuervo en Alcañiz (PARIS y BARDAVIÚ, 1924 y 1926; TOMÁS, 1949;
VICENTE, 1982), Tajadas de Bezas (ORTEGO, 1950), Cueva Ubriga de El Vallecillo (ATRIÁN, 1963: 216), Las
Baticambras de Molinos (ATRIÁN, 1963: 207-209), El Castillo de Frías de Albarracín (ATRIÁN, 1974; HARRISON y
WAINWRIGHT, 1991), Castillo de Alfambra (BURILLO, GUTIÉRREZ y PEÑA, 1981; PICAZO y PERALES, 1994), Cueva
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J.V. Picazo, R. Yll, M.ª T. Ros, M.ª A. de la Torre, L. Serrano, P. López y M.ª F. Blasco
En los elementos de cultura material se percibe un empobrecimiento del utillaje en sílex, que
queda reducido a elementos de hoz sobre láminas y algunas puntas. Los objetos de metal y otros
artefactos relacionados con su producción son muy escasos en el registro y el hueso mantiene cierta pujanza (botones prismáticos con doble perforación en V, punzones, puntas…) en las fases más
tempranas para decaer conforme avanza el periodo. Las cerámicas (PICAZO, 1993) son preferentemente lisas, si bien los bordes suelen presentar distintos tipos de impresiones y aparecen con frecuencia decoraciones de tipo plástico (cordones simples o complejos, apliques…). En las fases más
tempranas también se reconocen algunos vasos inciso-impresos, incluyendo la técnica del boquique, en los que se reproducen motivos como soles, guirnaldas, puntillados, arboriformes, etc.
Desde el punto de vista morfológico encontramos recipientes de diferentes formas y tipos. Son
muy frecuentes los cuencos, las vasijas carenadas con formas proporcionadas y los vasos globulares
de tamaños diversos con cuellos poco marcados o perfiles en “S”. Minoritarias pero constantes son
las denominadas “queseras” y ocasionalmente pueden aparecer vasos geminados y carretes cuyo
reconocimiento es difícil entre el material fragmentado.
En lo que concierne a las relaciones culturales de los asentamientos objeto de este trabajo, lógicamente y habida cuenta de su posición geográfica en las cuencas altas del Turia y del Mijares, nos
vamos a encontrar inmersos en un mundo a caballo entre los fenómenos registrados en el valle del
Ebro, Sistema Ibérico y Levante. Efectivamente, los distintos elementos culturales, patrón de asentamiento, técnicas constructivas, materiales…, que hemos descrito, se ajustan a un modelo cultural
ampliamente extendido por las serranías ibéricas centro-meridionales y muestran estrechas relaciones con el área levantina, especialmente con la mitad norte de la comunidad valenciana, que se
harán particularmente intensas a partir de una fecha alrededor del 1600 a.C4.
VETEGACIÓN Y FAUNA EN LAS COSTERAS Y EN LA HOYA QUEMADA
CARACTERÍSTICAS AMBIENTALES
Los yacimientos de Las Costeras y de La Hoya Quemada se encuentran situados en la cabecera
del río Mijares, en una zona caracterizada por un relieve muy compartimentado y una elevada altitud media.
del Coscojar en Mora de Rubielos (BURILLO, 1981), Puente del Arenal en Aguaviva (MARTÍN y SERRANO, 1987),
Fuente del Perro en Escucha (SIMÓN et al., 1987-1988), Cabezo Sellado de Alcañiz (ANDRÉS y BENAVENTE,
1992), La Sima del Ruidor de Aldehuela (PICAZO, 1991d), Peña Dorada de Alfambra (PICAZO, 1991e), La
Escondilla de Villastar (PICAZO, 1991f).
4 Un estudio específico en el que abordamos estas cuestiones (PICAZO, 1991a) nos ha permitido aislar, mediante
el análisis de los procesos de poblamiento y su correlación con las decoraciones de los vasos cerámicos, un conjunto cultural con características hasta cierto punto específicas, centrado en el entorno de las serranías de
Gúdar-Maestrazgo y estribaciones, alcanzando la costa mediterránea en un área que incluye la provincia de
Castellón y norte de la de Valencia.
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En cuanto a su situación morfoestructural, el primero se halla dentro de la depresión miocena
de La Puebla de Valverde-Sarrión. El segundo en las estribaciones occidentales de la Sierra de
Gúdar que se proyectan sobre la referida depresión. A pesar de la diferente configuración geológica,
litológica y topográfica, la notable proximidad entre ambos (unos 11 km), propicia unas condiciones ambientales similares matizadas localmente.
Los rasgos climáticos que actualmente caracterizan esta zona son la aridez y los rigores térmicos. Dos factores fundamentales inciden en esta configuración: la posición interior y cerrada característica de la cabecera del Mijares al quedar encajada entre las sierras de Javalambre, El Pobo y
Gúdar y una elevada altitud media, por encima de los 1.000 m s.n.m. El primer factor favorece la
continentalidad (precipitaciones escasas en torno a los 400-500 mm anuales y estancamiento de
masas de aire frío y caliente que provocan oscilaciones térmicas muy acusadas), mientras que el
segundo propicia cierta suavización térmica en verano y, en el entorno de las sierras, un ligero
aumento de las precipitaciones. Son características que se ajustan a un clima típico de la montaña
media mediterránea, interior o continentalizada.
Esta caracterización climática se traduce, desde el punto de vista geomorfológico (cfr. PEÑA et
al., 1984), en la configuración y dominio de un sistema semiárido, según la clasificación de Wilson,
que favorece los procesos de arroyada y meteorización mecánica, provocando el encajamiento de
barrancos y la abundancia de relieves diferenciales. La violencia y ocasionalidad de las precipitaciones actúa sobre las litologías blandas, dando lugar a un paisaje acarcavado sobre arcillas, además de
incisiones lineales en rellenos de fondo plano y depósitos de vertiente. Este carácter se manifiesta
especialmente en el entorno de Las Costeras, donde se dan todas las circunstancias señaladas,
mientras que aparece algo más diluido en el entorno de La Hoya Quemada donde predominan litologías duras y se produce la interferencia con el sistema templado-húmedo imperante en la Sierra
de Gúdar.
Desde el punto de vista bioclimático se produce una gradación altimétrica que nos permite
identificar tres pisos distintos en el entorno de los yacimientos estudiados (IBÁÑEZ, 1994;
M.A.P.A., 1985):
• Por debajo de los 900/1.000 m s.n.m. podemos hablar de un piso mesomediterráneo, dominado por el carrascal montano de Quercus rotundifolia que puede albergar otros árboles como quejigos y enebros. Los suelos bien conservados permiten mantener una ganadería extensiva, sobre
todo ovina, favoreciendo la creación de pastizales muy productivos. Sin embargo, la degradación
profunda del suelo conlleva la existencia de etapas subseriales menos productivas: los jarales sobre
sustratos silíceos y los tomillares, romerales o aliagares sobre los suelos calcáreos ricos en bases.
• El piso bioclimático que mayor desarrollo tiene actualmente, y en el que se hallan inmersos
los yacimientos en estudio, es el supramediterráneo, situado entre los 900/1.000 y los 1.500/1.600
m s.n.m. y caracterizado por inviernos rigurosos y largos que limitan el cultivo de muchos productos. Predominan las formaciones de pino laricio (Pinus nigra) en litologías calcáreas que será sustituido por el pino rodeno (Pinus pinaster) sobre litologías silíceas. También son frecuentes las for-
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maciones de Quercus, actualmente restringidas a los piedemontes y contactos entre las sierras y
depresiones. Se trata de carrascales, en las zonas más soleadas y secas, y quejigales, en los suelos
más frescos y húmedos. Son formaciones muy degradadas en las que predominan montes bajos y
plantas de portes arbustivos que aparecen frecuentemente mezcladas incorporando otras especies
como enebro, sabinas…
• Por encima de los 1.500/1.600 m s.n.m., en las partes más altas de las sierras, se extiende el
piso oromediterráneo, cuya especie más representativa es el pino silvestre (Pinus sylvestris L.). El
sotobosque que lo acompaña suele ser de enebro rastrero (Juniperus communis L.) y enebro albar
(Juniperus oxycedrus L.).
LAS COSTERAS (FORMICHE BAJO, TERUEL)5
Pequeño emplazamiento localizado sobre una loma de la margen derecha del río Mijares. Ocupa
una posición destacada si bien no llega a ser dominante dentro del entorno.
Desde el punto de vista geomorfológico el yacimiento se encuentra en el talud de uno de los
glacis pliocuaternarios que desciende desde la Sierra de Javalambre-El Pobo rellenando la depresión
de La Puebla de Valverde-Sarrión. Nos encontramos ante un relieve alomado, dominado por el valle
del Mijares y caracterizado por largos tramos digitados que se han originado por el encajamiento de
una serie de barrancos casi paralelos sobre el extremo de los referidos glacis.
Las excavaciones se desarrollaron en tres campañas durante los meses de julio de 1987 y 1988
y agosto de 1991 cubriendo una superficie total de 104 m2. En ellas se ha documentado una sola
ocupación datada por C14 entre los siglos XVIII y XVII a.C., que podemos encuadrar en la fase
antigua de la Edad del Bronce. No obstante, las estimaciones más realistas obtenidas tras la calibración establecen la vida del asentamiento entre finales del tercer milenio e inicios del segundo (2105
y 1942 cal BC).
La erosión ha sido muy intensa, desmontando buena parte del yacimiento. En superficie se perciben restos de estructuras limitantes de piedra en el lado norte y las excavaciones han documentado estructuras domésticas rectangulares muy arrasadas en las que se ha usado de forma preferente
el manteado de barro para la construcción o acabado de las paredes. En un sector exterior a las
viviendas también se ha detectado un basurero con abundantes restos de fauna.
Estudio palinológico
El análisis palinológico se ha realizado a partir de 8 muestras extraídas en horizontal debido a
la escasa potencia del depósito arqueológico existente en el yacimiento. Cuatro de ellas proceden
del denominado s2, que corresponde a un pequeño basurero exterior. Las cuatro restantes se han
5 Ver en bibliografía: PICAZO, 1991b; 1991c; 1993: 34-39; 1994a.
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obtenido del interior de distintas vasijas recuperadas en las viviendas del poblado. De las 8 muestras se han leído cinco, que presentan una homogeneidad notable.
A pesar de la proximidad de las muestras a la superficie, solamente en una de ellas (2/48) se ha
detectado una fuerte contaminación actual por hipercolación. Posiblemente esta contaminación ha
sido facilitada por la lluvia y por la proximidad de la muestra a la superficie. Otra de las muestras
(8/40), procedente del interior de una vasija, ha proporcionado una total esterilidad.
Por lo demás, las cantidades de pólenes recuperados se pueden considerar medias/bajas en este
tipo de muestras procedentes de yacimientos arqueológicos. Las muestras extraídas de las vasijas
son más pobres que las provenientes de corte estratigráfico. La distinta procedencia de las muestras y su reducido número desaconsejan la realización del diagrama polínico, por lo que hemos
optado en este caso por incluir una tabla con los recuentos efectuados (tabla 1).
Podemos ubicar estos resultados en la concepción clásica del desarrollo vegetal y ecológico del
postglaciar dentro del Subboreal que implica una vuelta a condiciones xerotérmicas, con algunas
oscilaciones en momentos posteriores. Hacia el 1700 a.C., ya en el periodo que nos ocupa, se inicia
un deterioro climático caracterizado por lluvias más abundantes o más violentas, acompañadas de
un enfriamiento del ambiente, con el consiguiente aumento de la nubosidad. En todo caso se ha de
constatar que al sur de los Pirineos los cambios climáticos están mucho más definidos por el binomio humedad/sequedad que por el frío/calor. También es frecuente encontrar en la Península un
cierto adelanto cronológico de las fases explicadas, por lo que es más que posible que en el momento de la ocupación del poblado de Las Costeras las condiciones de enfriamiento y de lluvias copiosas de la segunda parte del Subboreal estuvieran ya instaladas.
Sin embargo, las especies identificadas en el yacimiento no parecen acompañar demasiado la
teoría de la humedad ambiental y sólo se detectan bajos índices de Alnus que corresponderían, sin
duda, a las zonas más cercanas a los cauces de los ríos próximos. Por el contrario, taxones como
Chenopodium, Artemisia, Gramíneas y Erica indican normalmente una vegetación abierta y unas
condiciones frías y secas.
Por otra parte, durante la Edad del Bronce la intervención antrópica en el medio es también
muy notable y los incendios y talas para el pastoreo, la construcción y la agricultura podrían compensar la inclinación natural tendente a la extensión del bosque. Esto es, en este análisis los porcentajes de A.P. (especies de árboles y arbustos) y los de N.A.P. (especies herbáceas) se mantienen
muy nivelados en todas las muestras, con cambios apenas significativos. Si bien por un lado encontramos pruebas de bosques de robles y de encinas bastante desarrollados (con elevados índices de
estas especies), también existen amplias zonas ocupadas por garrigas muy abiertas (con Juniperus y
Labiadas).
Plantago y Crucíferas son especies ruderales que acompañan normalmente a los cultivos, pero
en todo caso éstos (si existiesen en las proximidades) no serían demasiado importantes ya que no
se ha encontrado ni un solo taxón correspondiente a especies cultivadas. Tampoco hay leguminosas, ni siquiera en estado salvaje. Por otro lado, estas especies ruderales pueden darse también per-
17
24
16
8
14
12
8
6
2
2
1
97
ABS.
Pinus sylvestris __________
Pinus sp. ________________
Quercus ilex-cocc. ________
Quercus t. robur _________
Quercus sp.______________
Juniperus _______________
Buxus___________________
Ericaceae ________________
Acer ____________________
Alnus ___________________
TOTAL A.P. _____________
Taxón
25
16
8
14
12
8
6
2
2
1
13
9
4
8
6
4
3
1
1
*
52
22
15
9
15
13
7
4
5
–
1
91
%
24
16
10
16
14
8
4
5
–
1
13
9
5
9
8
4
2
3
–
*
54
17
14
6
11
9
6
6
4
2
–
75
%
23
19
8
15
12
8
8
5
3
–
12
10
4
7
6
4
4
3
1
–
51
16
13
5
12
7
5
8
5
2
–
73
%
22
18
7
16
10
7
11
7
3
–
11
9
3
8
5
3
6
3
1
–
50
19
15
4
12
7
4
4
3
2
1
71
%
27
21
6
17
10
6
6
4
3
1
12
10
3
8
5
3
3
2
1
*
46
REL. TOTAL
FRECUENCIAS
VASIJA 26
MUESTRA 7/38
REL. TOTAL ABS.
FRECUENCIAS
VASIJA 21 INF.
MUESTRA 6/23
REL. TOTAL ABS.
FRECUENCIAS
VASIJA 21 SUP.
REL. TOTAL ABS.
FRECUENCIAS
REL. TOTAL ABS.
%
BASURERO
BASURERO
MUESTRA 5/20
85 [ II ] 1997
FRECUENCIAS
MUESTRA 3/49
MUESTRA 1/47
Las Costeras: resultados numéricos del análisis polínico
TABLA 1
007-048 (01)Jesus V. Picazo y 6+ (7-48):(01)Jesus V. Picazo y 6+ (7-48) 19/03/15 10:12 Página 18
J.V. Picazo, R. Yll, M.ª T. Ros, M.ª A. de la Torre, L. Serrano, P. López y M.ª F. Blasco
18
19
9
24
19
7
4
9
11
1
3
7
2
4
11
9
3
2
4
6
*
2
4
1
48
170
2
7
7
19
15
7
3
6
13
–
2
6
1
79
REL. TOTAL ABS.
%
9
24
19
9
4
8
16
–
3
8
1
4
11
9
4
2
4
8
–
1
4
*
46
147
3
8
6
17
15
6
3
7
11
–
2
5
–
72
%
8
24
21
8
4
10
15
–
3
7
–
4
12
10
4
2
5
7
–
1
3
–
49
145
3
9
5
21
14
5
3
9
7
–
1
6
1
72
%
7
30
19
7
4
12
10
–
1
8
1
3
14
10
3
2
6
5
–
*
4
*
50
155
1
7
8
21
16
5
4
8
12
1
1
7
1
84
%
10
25
20
6
5
10
14
1
1
8
1
5
14
10
3
3
5
8
*
*
5
*
54
REL. TOTAL
FRECUENCIAS
VASIJA 26
MUESTRA 7/38
REL. TOTAL ABS.
FRECUENCIAS
VASIJA 21 INF.
MUESTRA 6/23
REL. TOTAL ABS.
FRECUENCIAS
REL. TOTAL ABS.
FRECUENCIAS
VASIJA 21 SUP.
MUESTRA 5/20
SUBSISTENCIA Y MEDIO AMBIENTE DURANTE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DEL SISTEMA IBÉRICO TUROLENSE
(*) Recuentos de pólenes que no alcanzan el 1 %.
TOTAL PÓLENES ________186
INDETERMINADO ______ 4
FILICALES ______________ 7
8
21
17
6
4
8
12
1
3
7
2
89
ABS.
Cyperaceae ______________
Gramineae ______________
Artemisia _______________
Plantago ________________
Umbelliferae_____________
Compositae t. tub. _______
Compositae t. lig. ________
Ranunculaceae ___________
Chenopodiaceae _________
Labiatae_________________
Cruciferae _______________
TOTAL N.A.P. ___________
Taxón
%
BASURERO
BASURERO
FRECUENCIAS
MUESTRA 3/49
MUESTRA 1/47
007-048 (01)Jesus V. Picazo y 6+ (7-48):(01)Jesus V. Picazo y 6+ (7-48) 19/03/15 10:12 Página 19
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007-048 (01)Jesus V. Picazo y 6+ (7-48):(01)Jesus V. Picazo y 6+ (7-48) 19/03/15 10:12 Página 20
85 [ II ] 1997
J.V. Picazo, R. Yll, M.ª T. Ros, M.ª A. de la Torre, L. Serrano, P. López y M.ª F. Blasco
fectamente en las zonas de pasto que, en este caso, sí podemos considerar como importantes dada
la importancia de la asociación Artemisia/Compuestas. Las labiadas, los pinos y Juniperus (enebro)
son también especies que colonizan perfectamente zonas dejadas por el bosque que ha sido talado
o quemado y aprovechado para el pastoreo.
Hay que constatar el escaso número de taxones presentes y la homogeneidad casi total de las
diferentes muestras. No se observa ninguna diferencia significativa entre los distintos análisis, ni
tampoco entre niveles, ni entre las muestras procedentes de estratigrafía y las de recipientes cerámicos, todo ello indica una sedimentación relativamente rápida, sin cambios en el paisaje y, probablemente, una estabilidad notable en la actividad económica.
Estudio antracológico
Este primer análisis antracológico del yacimiento de Las Costeras se realizó sobre los fragmentos de carbón recogidos en las campañas de 1987 y 1988. Se analizó un total de 402 carbones, de
los cuales 134 se recuperaron en el proceso normal de excavación y el resto –268– por tamizaje de
las tierras mediante un proceso de flotación, sin que se apreciaran diferencias significativas en los
resultados proporcionados por uno u otro sistema.
El estudio antracológico ha puesto de manifiesto cinco taxones vegetales: Pinus sylvestris-salzmannii (pino albar-negral), Juniperus sp. (enebro), Quercus tipo caducifolio (roble), Quercus ilex
(encina) y Acer sp. (arce) (tabla 2; fig. 2). De los 402 fragmentos estudiados, 13 no han podido ser
identificados a causa de su pequeño tamaño.
TABLA 2
Las Costeras: resultados totales, con desglose de los carbones recogidos en la excavación y
los recogidos en el tamiz, número total y porcentaje de fragmentos de cada taxón
TAXÓN
EXC.
Pinus sylvestris-salzmannii ______________ 91
Juniperus sp. ___________________________ 32
Quercus tipo caducifolio _________________ 4
Quercus ilex ___________________________ 7
Acer sp. ________________________________ –
Indeterminables ________________________ –
TOTAL ________________________________134
20
FLOT.
N.º
%
74
115
36
29
1
13
268
165
147
40
36
1
13
402
41,04
36,5
9,95
8,95
0,24
3,23
007-048 (01)Jesus V. Picazo y 6+ (7-48):(01)Jesus V. Picazo y 6+ (7-48) 19/03/15 10:12 Página 21
85 [ II ] 1997
SUBSISTENCIA Y MEDIO AMBIENTE DURANTE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DEL SISTEMA IBÉRICO TUROLENSE
Pinus sylvestris-salzmannii
Juniperus sp.
Quercus sp. cad.
Quercus ilex
Acer sp.
Indeterminables
Fig. 2. Las Costeras: gráfico representando el porcentaje de carbones atribuidos a cada taxón.
Pinus sylvestris-salzmannii. Las características anatómicas de Pinus sylvestris (pino albar) y
Pinus nigra subsp. salzmannii (pino negral) son muy similares, pudiéndose sólo a veces distinguir
por la posición de los canales secretores en el anillo de crecimiento (BAZILE-ROBERT, 1979). En la
mayoría de fragmentos de Las Costeras, estos canales ocupan posiciones más propias del pino
negral; sin embargo, la ambigüedad de otras muestras no permite dar una determinación precisa.
Ambos son pinos de montaña, que ocupan a menudo posiciones inmediatas a los robles o los sustituyen donde éstos han sido destruidos.
Juniperus sp. El género Juniperus es muy homogéneo anatómicamente, y plantea así serios problemas de determinación específica. El análisis biométrico de la longitud de los radios permite individualizar al menos dos grupos (HEINZ, 1983). Los carbones de Las Costeras pertenecen al grupo de
Juniperus de radios largos (1 a 12 células), pudiendo según ello pertenecer a Juniperus communis
(enebro) o a Juniperus oxycedrus (cada) (GREGUSS, 1955). Sin embargo, algunos fragmentos podrían
también pertenecer a Juniperus thurifera (sabina); esta especie crece en el piso oromediterráneo
continental, formando bosquetones en compañía del enebro y del pino albar. Las especies del género Juniperus presentan, en general, un aspecto arbustivo y son buenas colonizadoras de bosques
degradados.
Quercus tipo caducifolio. Si bien la diferenciación anatómica entre los Quercus caducifolios y
perennifolios es neta, dentro del primer grupo, hay problemas importantes de identificación específica, que se unen al agravante de las frecuentes hibridaciones entre las distintas especies. En el
presente estudio, las características anatómicas de los carbones se asemejan a las presentes en el
21
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J.V. Picazo, R. Yll, M.ª T. Ros, M.ª A. de la Torre, L. Serrano, P. López y M.ª F. Blasco
roble submediterráneo Quercus pubescens, sin poder realizar una atribución definitiva. Ecológicamente, los robles necesitan suelos más o menos profundos y clima temperado.
Quercus ilex. La encina es un Quercus perennifolio; anatómicamente se distingue con nitidez
de todos sus congéneres caducifolios. Presenta dos subespecies: Quercus ilex subsp. ilex y Quercus
ilex subsp. rotundifolia, la primera vive en zonas de clima típicamente mediterráneo, la segunda
está más adaptada a zonas mediterráneas de tendencia continental; posiblemente, las encinas del
yacimiento pertenecen a esta última subespecie. El encinar es uno de los bosques más típicos de la
vegetación mediterránea.
Acer sp. Las distintas especies del género Acer presentan elementos diferenciadores en su corte
anatómico tangencial longitudinal, siendo posible su identificación específica. Desafortunadamente, el escaso tamaño del único fragmento hallado en Las Costeras ha imposibilitado la determinación específica. Los arces son especies submediterráneas que viven, en general, asociados a los
robles.
De la observación de tablas y gráficos podemos señalar unas primeras conclusiones paleoecológicas y paleoetnológicas relativas al yacimiento de Las Costeras.
En efecto, las características ecológicas de las especies vegetales identificadas apuntan algunas
hipótesis sobre la vegetación existente en la época. Por una parte, jugarían un papel importante las
formaciones más o menos abiertas de pino y Juniperus sp., configurando, posiblemente, un tipo de
vegetación oromediterránea en las zonas altas de los cerros; en las vertientes crecería un tipo de
vegetación sub y mesomediterránea, con predominio del roble y acompañantes en las zonas de
suelos más profundos, y desarrollo de la encina en las laderas soleadas. Estas comunidades vegetales podrían verse en cierta medida alteradas por las actividades agrícola-ganaderas de los habitantes de Las Costeras; con ello, especies colonizadoras y resistentes como el pino y los enebros podrían avanzar posiciones en detrimento de los bosques degradados de robles y encinas.
La explotación antrópica de los recursos forestales se materializa en las cinco especies encontradas; éstas crecerían sin duda en un entorno más o menos próximo al poblado. Si bien para cubrir
ciertas necesidades (constructivas, de elaboración de utensilios...) una preferencia específica por un
tipo de madera podría obligar puntualmente a desplazamientos importantes, las necesidades cotidianas (alimentación de hogares, por ejemplo), serían seguramente cubiertas por un suministro en
el entorno cercano.
En cuanto a las distintas utilizaciones específicas de la madera, la distribución espacial de los
carbones y sus asociaciones permiten realizar algunas estimaciones:
• Los carbones asociados a postes corresponden, exclusivamente, a Pinus y Juniperus, especies que serían utilizadas en los trabajos constructivos. Así, el gran número de fragmentos de estos
taxones y su dispersión por el poblado pueden estar más relacionadas con ser parte integrante de
la arquitectura que con una utilización cotidiana de sus maderas.
• En la zona del poblado calificada de basurero hemos identificado carbones de encinas, robles
y Juniperus, con predominio de los de encina. Se trata de una de las escasas zonas donde no apare-
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SUBSISTENCIA Y MEDIO AMBIENTE DURANTE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DEL SISTEMA IBÉRICO TUROLENSE
ce Pinus. Fruto del vertido de los deshechos del poblado, estas especies podrían ser las utilizadas
para alimentar las estructuras de combustión diarias. Cabe señalar que los Quercus, en especial las
encinas, son un excelente combustible. El roble, por su parte, sería estimado además como productor de bellotas, cuya profusión en el poblado viene relacionada con las actividades ganaderas de sus
habitantes.
Estudio de la fauna
Los restos estudiados (440) se concentran preferentemente en el citado basurero rellenando un
pozo de unos 60 cm de diámetro por 80 de profundidad excavado en los conglomerados terciarios
que constituyen la base del yacimiento.
En el estudio realizado se identificaron 313 restos correspondientes a siete especies distintas de
mamíferos, con un notable predominio de la cabaña doméstica sobre los animales salvajes, tanto
en número de restos (NR) como en el número mínimo de individuos (NMI).
Tal como se recoge en la tabla 3 y figura 3, el grupo más abundante es el de los ovicaprinos,
seguidos por el ganado bovino y cerdos. Entre las especies salvajes aparecen algunos restos de
conejo, liebre y ciervo, que es dominante y que aparece con un porcentaje estimable en el NMI
(11,43 %).
TABLA 3
Las Costeras: relación del número de restos (NR), número mínimo de individuos (NMI)
y porcentajes respectivos
NR
% NR
NMI
% NMI
A. MAMÍFEROS DOMÉSTICOS
1. Bos taurus ____________________________ 24
2. Ovis/Capra __________________________ 244
3. Ovis aries _____________________________ 3
4. Sus domesticus _______________________ 26
Total domésticos _______________________ 297
7,67
77,90
0,96
8,31
94,84
4
16
2
6
28
11,43
45,71
5,71
17,14
79,99
2,56
1,30
1,30
5,16
4
2
1
7
11,43
5,71
2,86
20,00
B. MAMÍFEROS SILVESTRES
5. Cervus elaphus _________________________ 8
6. Lepus granatensis ______________________ 4
7. Oryctolagus cuniculus __________________ 4
Total silvestres __________________________ 16
TOTAL RESTOS IDENTIFICADOS _______ 313
RESTOS SIN IDENTIFICAR _____________ 127
TOTAL RESTOS _______________________ 440
100
23
35
100
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%
J.V. Picazo, R. Yll, M.ª T. Ros, M.ª A. de la Torre, L. Serrano, P. López y M.ª F. Blasco
80
% NR
% NMI
60
40
20
Oryctolagus cun.
Lepus gran.
Cervus elaphus
Sus domesticus
Ovis aries
Ovicaprino
Bos taurus
0
Fig. 3. Histograma de las especies animales presentes en Las Costeras por NR y NMI.
La escasez de los restos y su mal estado de conservación impiden realizar precisiones acerca del
tipo de explotación de las cabañas. En líneas generales la estructura de edades es muy amplia, apareciendo una gradación desde individuos adultos a juvenil-infantiles en la mayoría de las cabañas,
siendo la más homogénea la del ovicaprino que, en cualquier caso, muestra un porcentaje estimable
de adultos y adultos/subadultos (39 %). Entre el bovino la categoría adulto o adulto/subadulto es la
más frecuente, mientras que entre los cerdos dominan los individuos infantiles/juveniles.
Pocos han sido los individuos en los que se ha podido reconocer el sexo. Atendiendo a aquéllos
en los que sí se ha determinado, no se observa una diferencia importante en cuanto a predominio
de un sexo sobre otro.
Es importante señalar el gran número de fragmentos quemados que se han hallado. En O/C y
cerdo se han encontrado en casi todas las categorías esqueléticas. En la restante cabaña doméstica
se localizan en el esqueleto apendicular. En los grupos silvestres la distribución de restos quemados
es variada: ciervo en fracción craneal, liebre en porción apendicular, conejo en esqueleto axial y
apendicular.
Parece ser que todos los animales fueron utilizados para consumo cárnico, según se desprende
de la estructura poblacional de edades, del elevado porcentaje de restos quemados, así como de su
localización dentro del yacimiento, en un pozo relleno de basura fuera de la zona de viviendas.
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SUBSISTENCIA Y MEDIO AMBIENTE DURANTE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DEL SISTEMA IBÉRICO TUROLENSE
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La oveja y la cabra eran muy abundantes y muy apreciados por el amplio uso a que pueden ser
destinados: carne, leche, pieles; explotación que con reservas podemos hacer extensiva a la vaca.
Es probable, además, que estos animales se utilizasen para tiro, lo que explicaría el elevado número
de individuos adultos y subadultos. El cerdo, en cambio, se destinó exclusivamente a consumo cárnico según se desprende de la estructura de edades, cortes en costillas y restos quemados de todo
el esqueleto.
LA HOYA QUEMADA (MORA DE RUBIELOS)6
Yacimiento situado en altura, claramente destacado sobre el entorno circundante. Se extiende
por la parte superior del frente de un relieve en cuesta que domina la depresión de Mora de
Rubielos. En realidad se trata de una ocupación en ladera a la que se adapta mediante la construcción de una serie de terrazas.
Desde el punto de vista geológico y ambiental, el yacimiento se encuentra en las primeras estribaciones de la sierra de Gúdar sobre el límite oriental de la depresión terciaria de La Puebla de
Valverde-Sarrión. Por tanto se encuentra inmerso en un ambiente contrastado, a caballo entre el
relieve abrupto y fuertemente compartimentado de la sierra y otro más suave, en el que alternan
las lomas con llanos y relieves residuales mesozoicos de las zonas de contacto con la depresión.
Dada la altitud media de la zona y la del propio yacimiento (c. 1.220 m s.n.m.) podemos decir
que nos encontramos en un ambiente de media montaña caracterizado por pendientes fuertes, una
densa red hidrográfica profundamente encajada en las estructuras duras que compartimenta el paisaje y suelos con poco potencial productivo debido a la elevada pendiente, al escaso desarrollo de
los horizontes superficiales y a la tendencia a la pedregosidad. Los riesgos de erosión son elevados,
así como los derivados de las inundaciones en los fondos de los valles.
Las actuaciones realizadas en el yacimiento comprenden 5 campañas. Los trabajos comenzaron
en 1983, continuando posteriormente durante los años 1986, 1987, 1991 y 1992. En la actualidad
la superficie excavada alcanza un total de 435 m2, habiéndose documentado total o parcialmente
siete viviendas y otros espacios comunes (basurero, zonas de acceso…).
El poblado está organizado en un núcleo central constituido por unas siete casas rectangulares
agrupadas en dos manzanas que se articulan a ambos lados de un espacio central. Por debajo, en la
ladera oeste y suroeste existen, al menos, otras dos manzanas separadas. Entre las tres zonas existe un gran basurero que ha aportado una importante colección de fauna. Como en el caso de Las
Costeras, para la finalización de las viviendas y la elaboración de otras estructuras complementarias
se ha utilizado de forma masiva el manteado de barro.
6 Ver en bibliografía: BURILLO y PICAZO, 1983; 1986; 1991a; 1991b; 1991c; JUSTE, 1990: 77-86; PICAZO, 1993: 3944; 1994b.
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J.V. Picazo, R. Yll, M.ª T. Ros, M.ª A. de la Torre, L. Serrano, P. López y M.ª F. Blasco
Por el momento se ha detectado una sola ocupación de la Edad del Bronce en la que se perciben
los tres episodios fundamentales (Niveles a: derrumbe de las estructuras; b: destrucción/abandono
del poblado y c: construcción de las estructuras). Para la datación del asentamiento se definen con
relativa claridad dos bloques de fechas: un conjunto de fechas elevadas porporcionadas por postes
carbonizados embutidos en muros que teóricamente datan la construcción del poblado entre 1470
y 1630 a.C. (XX-XVIII cal BC), mientras que las más bajas, que deberían relacionarse con momentos últimos de la ocupación, se sitúan entre finales del siglo XV y finales del XIV a.C. (XVII-XVI cal
BC).
Estudio palinológico
Las muestras se tomaron en una columna vertical localizada en el perfil sur de la cata I excavada en 1992. Este perfil tiene orientación N y una potencia máxima que no supera el metro de espesor. La zona elegida corresponde al cuadro 3-5 R’. La columna consta de 14 muestras que se distribuyen cada 5 cm cubriendo la totalidad del corte que en este punto alcanza los 73 cm de espesor,
de las que se han estudiado 7.
En el diagrama polínico (fig. 4) construido a partir de la columna citada pueden observarse dos
partes:
• La correspondiente a los niveles inferiores donde, aunque domina la presencia de Pinus,
escasamente supera el 25 %, lo que indica su presencia local (HUNTLEY y BIRKS, 1983), acompañado
de Quercus, Buxus y Juniperus.
HOYA QUEMADA – Cuadro 3-R’, Perfil Sur
Mora de Rubielos (Teruel)
Fig. 4. Diagrama polínico de La Hoya Quemada.
26
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SUBSISTENCIA Y MEDIO AMBIENTE DURANTE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DEL SISTEMA IBÉRICO TUROLENSE
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• La parte superior correspondería a una vegetación actual, donde los porcentajes de pinos
superan el 50 %, respondiendo probablemente a una repoblación forestal. Suben igualmente los
valores de Quercus y se manifiesta la presencia de Olea, sin que podamos determinar si se trata de
árboles silvestres o cultivados.
Entre las herbáceas destaca la presencia general de plantas antrópicas que no tienen una determinada implicación ecológica, pudiendo aparecer en diferentes medios. Son más abundantes en la
parte inferior del diagrama. La parte superior viene marcada por la presencia abundante de Typha,
alcanzando valores superiores al 90 %, habiendo sido descontado su número para obtener los porcentajes totales.
La preponderancia del pino en la época de utilización del yacimiento, cronológicamente situado
entre los siglos XVII y XIV a.C., nos indica un paisaje próximo al actual, siendo importante desde
el punto de vista botánico y forestal.
Como especies acompañantes estarían Quercus, cuyo porcentaje indica una presencia importante en el bosque, Juniperus, Buxus, Daphne, Ericaceae, correspondientes a formaciones de sabinares
y enebrales que acompañan a los encinares y coscojares vecinos, típicos de las etapas seriales sustitutorias.
La influencia antrópica queda de manifiesto en el abundante número de especies nitrófilas,
principalmente las Asteráceas ligulifloras. No hay restos de pólenes de cereales, pero sí de malas
hierbas que sirven de cortejo a éstos. Podemos señalar la presencia constante de leguminosas
(Fabaceae), no pudiéndose determinar si se trata de especies silvestres o cultivadas, aunque dado el
27
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J.V. Picazo, R. Yll, M.ª T. Ros, M.ª A. de la Torre, L. Serrano, P. López y M.ª F. Blasco
grado de humedad que indica la presencia de plantas acuáticas, podría tratarse de cultivos propios
de regadío, aptos para el alimento del ganado.
Hablando de especies acuáticas, tenemos que señalar la presencia de Lemna minor y la abundantísima Typha, la primera en los niveles inferiores y la segunda en los superiores, que, unida a
Cyperaceae, Ranunculaceae, Polypodium, Lycopodium y el resto de esporas, indicarían la presencia
de espacios encharcados.
Resultados muy similares a los aquí obtenidos pueden encontrarse en el cercano yacimiento de
“Montón de Tierra” de Griegos, en la misma provincia (LÓPEZ y LÓPEZ, 1991-1992), mostrando
cómo la vegetación de esta zona se ha mantenido sin variaciones a lo largo del tiempo.
Estudio de la fauna
El conjunto de restos de fauna objeto de este estudio procede mayoritariamente del sector que
se ha identificado como el “basurero” del poblado, ya que en el interior de la aglomeración “urbana”
no ha habido hallazgos significativos de restos óseos7.
Se ha contabilizado un total de 3.860 restos. De éstos, se han identificado según el taxón al que
pertenecen 763 piezas, mientras que 226 únicamente se han clasificado como elementos anatómicos y 2.871 forman parte de los restos no reconocibles, que en su mayoría corresponden a esquirlas
óseas procedentes de la fracturación de los huesos largos (tabla 4). Si atendemos a estos recuentos,
los restos que han sido identificados suponen el 25,6 % del total, de los que sólo el 19,7 % han sido
asignados a la especie a la que representan. Este reducido porcentaje de elementos identificables se
modifica si se contempla la clasificación en función del peso de los restos. En tal caso, la proporción de los identificados asciende al 64,5 %, de los que el 53 % pertenece a elementos que han sido
asignados por taxón. La causa de esta variación viene motivada por el reducido tamaño de las
esquirlas no identificables –que oscila entre 1 cm (la mayor parte) y 6 cm– y que eleva de manera
desproporcionada el número de restos no identificados.
Los restos se encuentran en un estado de conservación bastante deficiente al haber sido afectados por variados procesos destructivos. El factor más importante de alteración y deterioro de los
restos ha sido la acción de los ácidos de las raíces de vegetales, directamente vinculadas a la propia
acidez del sedimento en el que viven. La intensidad de esta actividad propicia que las superficies
sean atacadas y el tejido óseo se descomponga no sólo en sus capas más superficiales, sino a gran
profundidad, provocando la fracturación del hueso por su debilidad interna o, en cualquier caso, su
degradación. Esta circunstancia, a la que hay que añadir la actividad de los perros de manera selec-
7 En la campaña de excavación de 1983 se realizó un sondeo en la zona de habitación del poblado. Como resultado de esta actuación se recuperó, entre otros materiales, una pequeña muestra de fauna que fue estudiada por P.
Castaños (en BURILLO y PICAZO, 1986). Fueron identificados 24 restos que pertenecen a Bos taurus, Cervus elaphus y ovicaprinos, que no modifican las conclusiones derivadas de nuestro estudio.
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SUBSISTENCIA Y MEDIO AMBIENTE DURANTE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DEL SISTEMA IBÉRICO TUROLENSE
TABLA 4
Número de restos, peso en gramos y porcentajes de los restos determinados y de los no
reconocibles de La Hoya Quemada
NR
% NR
W (gr)
%W
Determinados por especie ________________ 763
Determinados anatómicamente ___________ 226
19,7
6.784,7
53,9
5,8
1.442,3
11,4
Total restos identificables ________________ 989
Restos no determinados ________________ 2.871
25,6
8.227
65,4
74,3
4.340
34,5
TOTAL ______________________________ 3.860
99,9
12.567
99,9
tiva, ha condicionado la frecuencia anatómica e incluso taxonómica del conjunto en cuestión, de
modo que:
• Por un lado, las diferentes partes esqueléticas y, dentro de éstas, ciertas porciones de los
huesos, están presentes en función de su densidad. Así, la suprarrepresentación del esqueleto craneal respecto del apendicular, y sobre todo del axial, no puede interpretarse exclusivamente como
consecuencia de la actividad humana, sino que puede responder más bien a su degradación o desaparición postsedimentaria. Por tanto, el cálculo del NMI a partir de las piezas dentarias, las más frecuentes, permite la estimación más fiable de la participación de cada especie en el conjunto.
• Por otro lado, hay que resaltar la escasa o nula presencia de huesos asignables a animales de
pequeño tamaño. La causa de la llamativa escasez de restos de conejo puede deberse a una intensa
destrucción postsedimentaria de los huesos de este pequeño animal respecto de otras especies de
mayor tamaño que poseen huesos más consistentes (KLEIN, 1989). Esta misma explicación puede
darse a la ausencia de restos de aves, mustélidos pequeños o de taxones de microfauna que suelen
ser frecuentes en otros yacimientos y que por sus peculiaridades etológicas serían visitantes asiduos de los basureros8.
Hechas estas precisiones, si nos centramos en las especies representadas (fig. 5, tabla 5) podemos observar que existe un claro predominio de la cabaña ganadera respecto a los recursos aporta-
8 Debe descartarse que se haya producido una selección no controlada derivada de los procedimientos de excavación y recuperación del material. Hay que hacer constar que todo el sedimento extraído en el proceso de excavación ha sido tamizado en seco por medio de cribas con mallas de 4 y 2,5 mm, y una porción del mismo fue
cribada con agua como sistema de control y para la recuperación de microfauna sin que se obtuvieran resultados positivos. Asimismo todos los restos óseos fueron situados tridimensionalmente, siglados e inventariados.
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dos por las prácticas cinegéticas, vinculadas casi en exclusiva a la caza del ciervo, salvo alguna
representación del conejo como exponente de la caza menor. Dentro del grupo de los animales
domésticos los ovicaprinos son, con diferencia, los más abundantes, tanto por su NR (73 %) como
por su NMI (64 %) y, en menor medida (53 %), por la biomasa que proporcionan9. El ganado vacuno
supone la segunda cabaña en importancia, tanto por su NR como por su peso, aunque si se atiende
a su NMI se iguala con la representación de los suidos. La presencia de éstos la hemos atribuido en
su totalidad al cerdo, tanto por el tamaño de sus restos que, sin embargo, no son en ningún caso
objeto de medición, como por la procedencia ganadera de la generalidad de la muestra. También en
el conjunto de animales domésticos hay que destacar la importancia del perro, con una representación de cuatro individuos.
Así pues en la cabaña ganadera existe un neto predominio del rebaño compuesto por ovejas y
cabras10. Este dominio está muy acorde con un paisaje de piso mediterráneo, incluso en un contexto de media montaña, y con la presencia menor del ganado vacuno y de cerda. Este cuarteto de
80
NR
% NR
% NMI
NMI
% PESO
60
40
20
0
Bos taurus
Sus domesticus
Ovis/capra
Cervus elaphus
Canis fam.
Oryc. cuniculus
Fig. 5. Especies animales representadas en La Hoya Quemada.
9 La biomasa se ha calculado a partir del método de KUBASIEWICZ (1956).
10 Atendiendo a la destrucción selectiva del material, sobre todo en función de la inmadurez de algunos individuos y del tamaño de los mismos, hay que pensar que el grupo más numeroso del conjunto en estudio, los individuos inmaduros de ovicaprino, pueden incluso encontrarse infrarrepresentados en lo que al número de restos
se refiere. Por un lado, son infantiles y subadultos y, por lo mismo, poseen unos huesos menos densos y más
proclives a la destrucción y, por otro lado, porque en el conjunto faunístico estudiado son unos animales de
mediano tamaño en relación al ciervo y al ganado vacuno. Esta observación ratifica el gran predominio que el
grupo de los ovicaprinos posee dentro de la arqueofauna de La Hoya Quemada, ya que a pesar de estar afectados de manera intensiva por la destrucción diferencial poseen el porcentaje del NR y del MNI más elevado.
30
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SUBSISTENCIA Y MEDIO AMBIENTE DURANTE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DEL SISTEMA IBÉRICO TUROLENSE
TABLA 5
La Hoya Quemada: NR, NMI, Peso en gramos (W), biomasa de las especies domésticas
principales, y porcentajes respectivos de dichos datos
ESPECIE
NR
% NR
NMI % NMI W (gr) % W MASA % MASA
Bos taurus ______________________ 88
Sus domesticus _________________ 36
Ovis/capra _____________________ 558
Cervus elaphus _________________ 54
Canis familiaris _________________ 20
Oryc. cuniculus __________________ 7
TOTAL _______________________ 763
11,5
4,7
73,1
7,0
2,6
0,9
99,8
5
5
32
3
4
1
50
10
10
64
6
8
2
100
2.430,8
235,8
3.013
941,2
118,9
45
6.784,7
35,8
3,4
44,4
13,8
1,7
0,6
99,7
34,7
3,3
43,0
–
–
–
–
42,8
4,0
53,0
–
–
–
–
mamíferos domésticos compone la cabaña habitual en la mayoría de los yacimientos peninsulares
del ámbito mediterráneo desde el Neo-Eneolítico hasta periodos históricos. A este grupo de especies se añade con un porcentaje de individuos relativamente elevado el perro, que puede relacionarse con las labores de pastoreo.
La explotación ganadera de estas especies de La Hoya Quemada se ha inferido a partir de los
dos aspectos biológicos que indirectamente son el resultado del control y uso de los animales por
parte del hombre. Éstos son la edad y el sexo de los individuos. Aunque en la muestra objeto de
este estudio taxones como el vacuno y el porcino cuentan con pocos restos que puedan ser asignados a edades concretas y los ovicaprinos prácticamente no han podido ser clasificados por su sexo,
el estudio comparativo de nuestros datos con los procedentes de otros yacimientos peninsulares de
cronologías similares nos ha permitido llegar a los siguientes resultados:
• Las ovejas y las cabras eran sacrificadas, algunas en función de la obtención de leche para
uso doméstico (16% lactantes), pero sobre todo para carne (el resto de las inmaduras y las adultas).
Algunos individuos, que por lo general serían hembras, se respetaban y se mantenían para la cría y
quizás la obtención de lana, hasta que con la vejez perdían su capacidad reproductora aprovechando entonces su carne.
Estos rebaños complementarían una economía agrícola que se desarrollaría a lo largo de toda el
área de captación del poblado. Como resulta habitual en otros establecimientos de la Edad del
Bronce, el cultivo de las gramíneas puede ser rotado con el de leguminosas, pero también podría
ser frecuente la agricultura de barbecho, que propicia que los rebaños pudieran pastar en los alrededores del poblado y no tuvieran que desplazarse a grandes distancias, contribuyendo a su vez al
desbroce y abonado de los campos (LETHWAITE, 1981).
31
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• En el caso del ganado vacuno no se documenta en La Hoya Quemada una explotación dirigida a la obtención de leche, que podría traducirse en un número considerable de individuos infantiles (LEGGE, 1994). Según el modelo de edad de la muestra en estudio, los individuos fueron aprovechados principalmente por su carne. El que dos de los cuatro adultos sean hembras parecen
vincular más su presencia con la reproducción que con el trabajo del campo como animales de tiro.
• El cerdo únicamente es aprovechado por su carne y grasa, dominando los individuos inmaduros. La causa de que se sacrificaran a los animales infantiles sin esperar a que alcanzaran la edad
de su mayor rendimiento es algo difícil de explicar, pero no se sale de la norma observada en otros
yacimientos peninsulares. Su presencia puede relacionarse con zonas de dehesa más o menos
húmedas en las cercanías del poblado.
• El perro, por un lado, podría ser un animal de trabajo ayudando al hombre en el pastoreo del
ganado, labor que tradicionalmente vienen desarrollando pero que resulta difícil de demostrar. Por
otro lado, el hallazgo de sus restos en el basurero puede deberse a que son desechos de comida
(algo habitual en otros yacimientos) o a que forman parte activa de la vida doméstica.
• La ausencia de restos de caballo doméstico no resulta extraña en poblados de estas cronologías. Incluso la aparición de este taxón, domesticado o no, en yacimientos de cronologías anteriores como el Neolítico o el Eneolítico resulta poco frecuente.
En resumen, la arqueofauna de La Hoya Quemada nos muestra una cabaña ganadera bien adaptada al medio natural, con predominio de especies poco exigentes que son capaces de alimentarse
en un extenso territorio en simbiosis con una agricultura extensiva de secano. Esta masa biológica
básica se complementa con especies, más delicadas en su cuidado y de un mayor valor intrínseco.
La función primordial de estos animales no parece ser la generación intensiva de productos secundarios, por lo menos más allá del ámbito puramente doméstico, sino más bien es una fuente añadida de abastecimiento cárnico. También la presencia notoria del cerdo reafirma la hipótesis de que
la producción de carne y grasa es una de las principales preocupaciones de los individuos que dirigieron la economía ganadera de La Hoya Quemada, a la que se añade la esporádica aportación de
piezas salvajes, producto de una caza poco desarrollada.
HACIA LA CARACTERIZACIÓN DE LAS BASES SUBSISTENCIALES
Y EL CONTEXTO AMBIENTAL
Los resultados expuestos exigen una valoración crítica y su integración en las coyunturas
ambientales y estrategias subsistenciales que se desarrollan en el marco oriental peninsular durante la Edad del Bronce, para lo cual vamos a esbozar un intento de síntesis recogiendo los aspectos
más relevantes de los estudios acometidos.
Como se ha señalado anteriormente, en estas zonas, así como en buena parte del entorno definido por las serranías ibéricas centro-meridionales, se percibe la existencia de una serie de comunidades bastante uniformes desde el punto de vista cultural. Son comunidades que se asientan sobre
32
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una estructura económica de base agraria con peso variable del componente agrícola o ganadero
según zonas. Las referencias más precisas las encontramos en el País Valenciano (cfr. GILMASCARELL, 1992; DE PEDRO, 1995), donde se señala la probable introducción del arado
(MARTÍNEZ VALLE, 1993) que posibilita el desarrollo de una agricultura extensiva basada preferentemente en los cultivos de cereales en secano, leguminosas (habas, lentejas…), frecuentemente en
rotación, e incluso se esgrime la posibilidad de ciertos cultivos como la vid o el olivo (MARTÍ y
BERNABEU, 1992), cuya explotación conlleva importantes repercusiones económicas y sociales (cfr.
GILMAN, 1987). Para las regiones más montañosas se ha señalado el predominio de sector ganadero (GUSI, 1989) así como las prácticas de trashumancia estacional relacionadas con la ocupación de
cavidades (PALOMAR MACIÁN, 1984; MARTÍ y BERNABEU, 1992), aspectos ambos no siempre suficientemente demostrados11. Las cabañas ganaderas están constituidas por ovicaprinos con aportaciones variables de ganado bovino y de cerda. Son frecuentes los aprovechamientos secundarios en
las explotaciones, la reserva de algunos individuos como animales de tracción y carga entre los
bóvidos y un aumento en el tamaño de los rebaños que, en algunos aspectos, conduce hacia sistemas ganaderos extensivos (BERNABEU, 1993).
Como es lógico, los resultados obtenidos en Las Costeras y en La Hoya Quemada se aproximan
bastante al panorama expuesto. Las actividades agrícolas, aunque no se constatan directamente,
parecen bastante factibles en función de los resultados aportados por los análisis de polen, en los
que aparece una serie de taxones que podemos englobar bajo el calificativo de “malas hierbas” que
aparecen asociadas frecuentemente a los cultivos, y otros rasgos documentados en la organización
y estructuras de los yacimientos (estabilidad de los asentamientos, vasijas y/o silos de almacenaje
en las viviendas…). Precisamente la ubicación de los poblados en altura y las características
ambientales del entorno exigen que los campos de cultivo, de existir, se localicen a considerable
distancia de ellos. Concretamente en La Hoya Quemada las tierras de labor se encontrarían en los
piedemontes de las cuestas que se extienden hacia los barrancos y hacia el río Mora, siendo difícil
bajo esas circunstancias que los pólenes del cereal, con poca capacidad de dispersión, alcancen el
propio yacimiento. También se ha señalado la posibilidad de cultivos de leguminosas (Fabaceae) en
las zonas bajas más húmedas próximas a los barrancos o al río. En cuaquier caso, parece que los
cultivos no serían demasiado importantes en un entorno con características edáficas, topográficas y
ambientales poco propicias para tierras de labor12.
11 Los hallazgos realizados en el Castillo de Frías de Albarracín (Teruel), excavado inicialmente por P. Atrián
(1974) y más recientemente por Harrison, Andrés y Moreno (1995), muestran importantes acumulaciones de
cereal que parecen ser indicativos de una intensa explotación del mismo en los humedales que se extienden al
pie del yacimiento, a pesar de encontrarse en un ambiente de media montaña, en alturas que rondan los 1.400
m s.n.m.
12 En el anterior análisis polínico realizado en La Hoya Quemada también por la Dra. Pilar López (cfr. BURILLO y
PICAZO, 1986), a partir de una columna obtenida en el interior del núcleo principal del poblado, sí se registran
cultivos de cereales en los niveles superiores de la ocupación de la Edad del Bronce. Estos niveles se generaron
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Las bases subsistenciales fundamentales parecen apoyarse en explotaciones ganaderas. La composición de la cabaña documentada en La Hoya Quemada responde a lo que podemos denominar
un patrón mediterráneo: predominio de los rebaños de ovejas y cabras que se complementan con
la cría de bóvidos y de cerdos, el caballo está ausente o resulta una especie muy marginal y se reconoce la existencia de perros. En el caso de La Hoya Quemada, así como en Las Costeras y otros
yacimientos, los aportes proteicos se completarían con la caza de ciervo, animal que alcanza porcentajes relativamente elevados justificados no sólo por ser un buen suministrador de carne, piel y
asta, sino también porque aparece como un competidor del hombre por los cultivos.
Con objeto de comparar los resultados de la cabaña doméstica proporcionados por los dos yacimientos objeto de este trabajo y precisar su significado, hemos llevado a cabo un análisis estadístico reuniendo un conjunto de yacimientos peninsulares del Eneolítico y de la Edad del Bronce (tabla
6). Para ello hemos utilizado el número de restos contabilizados en cada uno de esos yacimientos u
horizontes por cada una de las cinco especies domésticas más significativas (ovicaprinos, bóvidos,
suidos, équidos y perros) y hemos procedido a la realización de un análisis cluster con objeto de
agrupar automáticamente los yacimientos en función de su semejanza13. Hemos utilizado dos
estrategias de clasificación complementarias:
1. Un procedimiento aglomerativo, jerárquico, en el que todos los individuos (yacimientos) se
van uniendo a diferentes niveles de similitud hasta constituir un árbol con un solo tronco. El objetivo del mismo es situar los conjuntos de Las Costeras y La Hoya Quemada con relación a todos los
demás dentro de una secuencia jerárquica que queda plasmada en forma de dendrograma (fig. 6).
Dentro de la variada gama de posibilidades los resultados más coherentes han sido proporcionados
por el método de agrupamiento denominado Average Linkage utilizando como medida de similitud
coeficientes de correlación, menos sensibles a las diferencias muestrales que otras medidas.
2. También nos ha parecido conveniente operar mediante un procedimiento no jerárquico, partitivo, denominado K-means, que arranca de una configuración inical de los grupos y no de cada
uno de los individuos como clusters separados (tabla 7).
Según los resultados de estos análisis, en primer lugar cabe señalar la estrecha conexión que se
produce entre los dos asentamientos turolenses de la cabecera del Mijares, La Hoya Quemada y Las
Costeras, que se asocian permanentemente con el Cabezo Redondo de Villena (Alicante). Estos
yacimientos se unen en niveles jerárquicos algo más bajos con tres yacimientos en cueva, La Sima
del Ruidor (Aldehuela, Teruel), Cueva del Murciélago (Altura, Castellón) y Abauntz (Navarra), conformando un grupo muy homogéneo que queda plasmado en cualquiera de las soluciones obteni-
por el derrumbre de las estructuras constructivas y su regularización, por lo que es previsible que tras la destrucción/abandono de La Hoya Quemada, en un momento por determinar con precisión, se produjera una
expansión notable de los cultivos en el entorno del yacimiento.
13 Una información más detallada acerca de los análisis cluster, jerárquicos y no jerárquicos, puede verse, entre
otros, en SÁNCHEZ CARRIÓN (1984).
34
SUS
4
374
93
1.150
56
616
207
1607
3.446
774
424
132
918
12
122
259
36
654
BOS
Abauntz (En) _____________________________ 34
Acinipo (Br) _____________________________ 281
Arenal (Br) ______________________________ 325
Cabezo Redondo (Br)____________________ 2.350
Cerro de la Encina I _______________________ 50
Cerro de la Encina IIa _____________________ 437
Cerro de la Encina BF _____________________ 431
Cerro de la Virgen I ______________________ 556
Cerro de la Virgen II ____________________ 3.000
Cerro de la Virgen III ____________________ 1009
Cuesta del Negro 1-2 _____________________ 805
Cuesta del Negro 3-4 _____________________ 595
Cuesta del Negro BF ____________________ 2.093
Cueva del Murciélago (Br) __________________ 30
Ereta (Br) _________________________________ 38
Ereta (En) _______________________________ 151
Hoya Quemada (Br) _______________________ 88
Jovades (Br) _____________________________ 471
YACIMIENTOS
135
522
372
25.000
211
1.436
1086
2.931
13.099
3.387
1.043
500
3.326
110
246
520
558
1.298
O/C
20
0
5
550
3
293
183
13
953
468
16
20
285
–
–
28
–
2
EQ.
NÚMERO DE RESTOS
9
9
2
340
8
93
19
4
37
40
40
23
208
1
1
3
20
183
CAN.
202
1.186
797
29.390
328
2.874
1.927
5.112
20.534
5.678
2.329
1.270
6.830
152
407
961
702
2.608
TOTAL
16,83
23,69
40,78
8,00
15,24
15,21
22,37
10,88
14,61
17,77
34,56
46,85
30,64
19,74
9,34
15,71
12,54
18,06
BOS
1,98
31,53
11,67
3,91
17,07
21,43
10,74
31,44
16,78
13,63
18,21
10,39
13,44
7,89
29,98
26,95
5,13
25,08
SUS
66,83
44,01
46,68
85,06
64,33
49,97
56,36
57,34
63,79
59,65
44,78
39,37
48,7
72,37
60,44
54,11
79,49
49,77
O/C
PORCENTAJE
Cabaña doméstica de varios yacimientos de la Península Ibérica del Eneolítico y de la Edad del Bronce
TABLA 6
9,90
–
0,63
1,87
0,91
10,19
9,5
0,25
4,64
8,24
0,69
1,57
4,17
–
–
2,91
0
0,08
EQ.
4,46
0,76
0,25
1,16
2,44
3,24
0,99
0,08
0,18
0,7
1,72
1,81
3,05
0,66
0,25
0,31
2,85
7,02
CAN.
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26
85
232
81
25
576
525
104
68
117
3
19
34
4
546
Las Costeras (Br) __________________________ 24
Loma del Lomo (Br) _______________________ 84
Los Husos (Br) _________________________ 1.468
Los Husos (En) __________________________ 100
Los Tolmos (Br) ___________________________ 93
Madrid (En) _____________________________ 486
Moncín (Br) ____________________________ 1.253
Montefrío (Br) ____________________________ 72
Muntanya Assolada (Br) __________________ 101
Peñas del Oro (Br) _________________________ 81
Pic dels Corbs (Br) _________________________ 59
Sima Ruidor(Br) ___________________________ 41
Soterraña (Br) _____________________________ 36
Tamariz (Br) ______________________________ 79
Terrera Ventura (En)______________________ 380
247
120
1.439
215
108
1.197
2.036
372
272
102
70
205
78
143
1406
O/C
–
1
1
2
52
34
1.045
5
3
3
0
0
15
0
4
EQ.
NÚMERO DE RESTOS
–
14
3
3
13
18
73
3
5
–
–
22
–
–
6
CAN.
297
304
3.143
401
291
2.314
4.932
555
449
303
132
287
163
226
2.342
TOTAL
8,08
27,63
46,71
24,94
31,96
21,00
25,41
12,97
22,49
26,73
44,70
14,29
22,09
34,96
16,23
BOS
8,75
27,96
7,38
20,20
8,59
24,89
10,64
18,74
15,14
38,61
2,27
6,62
20,86
1,77
23,31
SUS
83,16
39,47
45,78
53,62
37,11
51,73
41,28
67,03
60,58
33,66
53,03
71,43
47,85
63,27
60,03
O/C
PORCENTAJE
–
0,33
0,03
0,50
17,87
1,47
21,19
0,9
0,67
0,99
–
–
9,2
0
0,17
EQ.
–
4,61
0,1
0,75
4,47
0,78
1,48
0,54
1,11
–
–
7,67
–
–
0,26
CAN.
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36
FUENTES: ALTUNA, 1980; BLASCO –en prensa–; BERNABEU y MARTÍ, 1992; LEGGE, 1994; LULL, 1983; MARTÍ y BERNABEU, 1992; MARTÍNEZ VALLE, 1993; MOLERO, 1987; MORALES y LIESAU, 1994; RIQUELME,
1990-1991; SOTO, 1984.
SUS
BOS
YACIMIENTOS
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J.V. Picazo, R. Yll, M.ª T. Ros, M.ª A. de la Torre, L. Serrano, P. López y M.ª F. Blasco
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Fig. 6. Análisis Cluster. Dendrograma en el que se asocian los conjuntos de fauna recogidos en la tabla 6.
das. A un nivel ligeramente inferior todos ellos vuelven a unirse con varias ocupaciones definidas
en yacimientos granadinos del Bronce Antiguo-Medio, también localizados en entornos de media
montaña, y otros valencianos como la Muntanya Assolada de Alcira. Todos los yacimientos señalados se unen en el grupo 3 de la solución K-means para tres grupos y se caracterizan por un porcentaje elevado de ovicaprinos (c. 71 %), valores estimables de Bos (14 %) y Sus (10 %) y presencia poco
más que testimonial de Equus (2,6 %) y Canis (2 %).
Este modelo de explotación parece ajustarse al prototipo de la agricultura mediterránea desarrollada en entornos de media montaña, en la que los rebaños de ovejas y/o cabras manifiestan una
mejor adaptación a los ambientes generalmente secos y degradados de estos ámbitos, siendo el
exponente de un modelo arraigado en estas regiones prácticamente desde la introducción de las
primeras economías productoras hacia el 5.º milenio (MARTÍ y BERNABEU, 1992). Igualmente podría
ser indicativo de comunidades que mantienen ciertos niveles de movilidad, practicando movimien-
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J.V. Picazo, R. Yll, M.ª T. Ros, M.ª A. de la Torre, L. Serrano, P. López y M.ª F. Blasco
Tabla 7
Análisis Cluster. Procedimiento de las K-medias.
Agrupación resultante para una solución en tres grupos
Classification Cluster Centers.
CLUSTER
O/C
1 ___________________ 48,3787
2 ___________________ 48,9229
3 ___________________ 75,5956
EQUUS
CANIS
BOS
SUS
1,0846
2,7189
3,3083
0,5380
0,4401
2,0193
23,2613
41,5178
10,7989
32,5121
5,0285
5,3944
Case listing of Cluster membership.
YACIMIENTO
CLUSTER
Terrera Ventura (En) _________________________________ 1
Los Husos (En) ______________________________________ 1
Madrid (En) _________________________________________ 1
Ereta (En) ___________________________________________ 1
Peñas del Oro (Br) ____________________________________ 1
Loma del Lomo (Br) __________________________________ 1
Ereta (Br) ___________________________________________ 1
Muntanya Assolada (Br) ______________________________ 1
Jovades (Br) _________________________________________ 1
Acinipo (Br) _________________________________________ 1
Soterraña (Br) _______________________________________ 1
Cerro de la Virgen I __________________________________ 1
Cerro de la Encina I __________________________________ 1
Los Husos (Br) _______________________________________ 2
Moncín (Br) _________________________________________ 2
Tamariz (Br) _________________________________________ 2
Arenal (Br) __________________________________________ 2
Pic dels Corbs (Br) ___________________________________ 2
Cuesta del Negro 1-2 _________________________________ 2
Cuesta del Negro 3-4 _________________________________ 2
Cuesta del Negro BF _________________________________ 2
Cerro de la Encina B __________________________________ 2
Los Tolmos (Br) _____________________________________ 2
38
DISTANCIA
16.456
13.501
8.640
11.144
16.314
11.676
18.627
21.255
11.281
4.632
14.268
15.351
16.745
7.051
26.299
16.342
7.354
6.495
5.655
12.314
14.073
22.380
22.122
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YACIMIENTO
CLUSTER
DISTANCIA
Abauntz (En) ________________________________________ 3
La Hoya Quemada (Br) _______________________________ 3
Las Costeras (Br) _____________________________________ 3
Sima Ruidor(Br) _____________________________________ 3
Cabezo Redondo (Br) _________________________________ 3
Cueva del Murciélago ________________________________ 3
Montefrío (Br) _______________________________________ 3
Cerro de la Virgen I __________________________________ 3
Cerro de la Virgen II _________________________________ 3
Cerro de la Encina I __________________________________ 3
13.201
5.468
9.534
8.598
10.120
10.458
16.253
16.991
19.918
16.997
Final Cluster Centers.
CLUSTER
O/C
1 ___________________ 50,9677
2 ___________________ 47,6360
3 ___________________ 71,3140
EQUUS
CANIS
BOS
SUS
2,0585
5,5650
2,6460
1,4746
1,3870
2,0660
19,5385
35,8940
14,0070
25,9523
9,5100
10,0500
tos estacionales de carácter trashumante u otros más restringidos, de carácter local, que podemos
calificar de trasterminantes.
En estas zonas de considerable altitud y rigores térmicos, la trashumancia es un modelo sugestivo, máxime cuando ha sido una forma de explotación tradicional (MORENO, 1966; OTEGUI, 19851986) y muchos de los yacimientos se encuentran situados junto a las veredas del ganado. Ésta es
la hipótesis manejada por BARKER (1975 y 1981) para explicar la dualidad de poblamiento y las
relaciones supuestamente existentes entre los yacimientos del interior montañoso y de la costa en
la Cultura Apenínica de Italia Central con una cronología prácticamente paralela a la que ahora nos
ocupa. Estos mismos planteamientos han sido asumidos por HARRISON y WAINWRAIGHT (1991)
para justificar ocupaciones de montaña como la existente en el Castillo de Frías de Albarracín o por
PALOMAR (1984) para explicar buena parte de los yacimientos en cueva, la mayoría de escasa entidad, que se encuentran en la cuenca del Palancia jalonando las vías pecuarias que bajan desde
Javalambre y Gúdar hacia el litoral levantino. De confirmarse estas prácticas, constituirían una
buena referencia para explicar las intensas relaciones culturales existentes, a partir del 1600 a.C.,
entre los yacimientos ubicados en las montañas ibéricas (Javalambre, Gúdar y Maestrazgo), incluida La Hoya Quemada, y los localizados en las proximidades de la costa mediterránea o en las cuencas bajas del Mijares y Palancia ya en las provincias de Castellón y Valencia.
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Sin embargo, las coincidencias espaciales entre rutas y yacimientos no parecen un argumento
suficiente para aceptar estas hipótesis. Asimismo los análisis polínicos no terminan de mostrar una
climatología especialmente rigurosa14 y tampoco se ha valorado la rentabilidad potencial y viabilidad de estas prácticas entre contingentes humanos reducidos y para rebaños de pequeño tamaño.
Que subrayemos éstos y otros problemas no significa que descartemos el modelo sino que es necesario valorarlo desde una perspectiva crítica. Del mismo modo, también conviene contemplar estrategias alternativas de menor alcance como las derivadas de movimientos más restringidos de carácter local o comarcal, aprovechando la complementariedad ambiental que supone el binomio
sierras-depresiones característico de estas zonas y que harían factible la alimentación del ganado
localmente aun en condiciones poco favorables. De hecho, en Mora de Rubielos se han estudiado
prácticas históricas, vigentes en la actualidad, que se ajustan a un modelo ganadero de estas características vinculado a explotaciones ovinas y bovinas que permite el mantenimiento de rebaños
considerables practicando una rotación estacional entre pastos de verano, situados en la parte alta
de la sierra, y pastos de invierno, en las zonas más bajas del término (RUIZ, 1990).
Junto al modelo descrito anteriormente, estrechamente ligado con él según se aprecia en el
dendrograma resultante del análisis cluster, encontramos una serie de yacimientos bastante dispersos geográficamente y con una cronología que se desplaza hacia el Eneolítico-Bronce Antiguo, que
vienen a coincidir con el grupo 1 de la solución K-means. En ellos sigue prevaleciendo un patrón
mediterráneo, con predominio de ovejas y/o cabras, pero su porcentaje disminuye sensiblemente
(c. 51 %) conforme aumenta la importancia de Bos (19,5 %) y, sobre todo, de los cerdos (c. 26 %).
Nuevamente podemos hablar de un patrón mediterráneo, pero en el que determinadas condiciones
ambientales y/o cronológico-culturales parecen propiciar variaciones vinculadas con la explotación
de paisajes tipo “dehesa”, algo más húmedos que los anteriores y en los que se desarrollan pastos
abiertos entre las formaciones de Quercus, que permiten el mantenimiento de piaras de cerdos aparentemente importantes.
El tercer grupo de interés (grupo 2 de la solución K-means) muestra una tendencia relativamente
distinta al modelo plasmado en La Hoya Quemada-Las Costeras. En términos relativos sigue dominando el ganado ovicaprino (c. 47,5 %), pero su disminución es importante y, por el contrario, el
ganado bovino experimenta un fuerte crecimiento (c. 36 %), acompañado de un incremento importante en el número de caballos (c. 5,5 %). En este grupo se juntan yacimientos muy dispersos geográficamente pero casi todos ellos encuadrables desde una perspectiva cronológico-cultural entre el
14 Aunque existen algunos indicios que parecen abogar por unas condiciones algo más frías para los momentos
iniciales del Bronce en función de algunos datos polínicos proporcionados por Las Costeras y de la existencia de
formaciones de ladera con improntas solifluidales en momentos que podrían coincidir con ese periodo, no parece que fuera un cambio demasiado acusado (PICAZO, 1990). En este sentido, IBÁÑEZ (1993: 221), a partir de
datos similares a los utilizados por nosotros precisa el fenómeno y propone bajar la franja de contacto entre los
pisos bioclimáticos supra y oromediterráneo unos 400 m, de los 1.500-1.600 m actuales a los 1.100-1.200 m
durante algunos momentos de la Edad del Bronce.
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Bronce Medio y Final. Nuevamente podemos intentar explicar este modelo bien por su mejor adaptación a unas condiciones ambientales específicas, caracterizadas por una mayor humedad, bien por
la expansión de un sistema económico ligado a las gentes del interior que hacia el Bronce Tardío y
Final parecen experimentar una dinámica expansiva hacia la periferia mediterránea15.
En cuanto a las características de las explotaciones documentadas, además de la utilización primaria destinada a la obtención de carne, las edades de sacrificio documentadas también permiten
pensar en aprovechamientos de tipo secundario, especialmente en el caso de ovicaprinos y ganado
vacuno, que posibilitan la obtención de una mayor rentabilidad de los rebaños. En concreto, relacionadas con la manipulación y transformación de alguno de estos productos, concretamente la
leche, encontramos los característicos vasos con forma acampanada y perforaciones múltiples
denominados genéricamente encellas o queseras. Como su nombre indica, tradicionalmente se les
ha atribuido una función vinculada a la fabricación de queso, pero también pudieron servir como
elementos complementarios de vasos de cocina cuya finalidad sería evitar el desbordamiento de la
leche en el momento de la cocción16. A pesar de ello, salvo la dudosa producción de carne de vacuno que se insinúa en función del predominio de vacas adultas de La Hoya Quemada, no hay indicios consistentes que determinen la existencia de producciones especializadas o algún tipo de
“monocultivo” destinado a una “comercialización” masiva fuera del ámbito estrictamente doméstico, en la línea de lo estimado para otros yacimientos peninsulares de este momento (cfr. HARRISON
y MORENO, 1985).
Es previsible que las formas de pastoreo estuvieran estrechamente ligadas a las actividades agrícolas, de las que resultan un excelente complemento. Cabe pensar en el lógico aprovechamiento de
rastrojos y barbechos como pastos tras la recolección del cereal y en los periodos de descanso,
absolutamente necesarios en tierras de baja productividad como las dominantes en el entorno de
La Hoya Quemada y Las Costeras, contribuyendo a remover la tierra y a la fertilización de los campos. Parece más dudosa la siembra de leguminosas destinada a la alimentación del ganado, pero en
cualquier caso, las formaciones de éstas documentadas en los análisis polínicos de La Hoya
Quemada, ya fueran silvestres o cultivadas, contribuirían a su manutención. Con todo, igualmente
15 Aunque no pasa del nivel de conjetura, es interesante señalar la conexión que se produce entre los yacimientos
de Los Tolmos de Caracena en Soria y Moncín en Borja (Zaragoza), situados ambos a cada lado del Moncayo y
caracterizados culturalmente por presentar abundancia de decoraciones inciso-impresas, propias de los horizontes pre-Cogotas y Cogotas del Bronce Medio-Final. Precisamente llama la atención la coincidencia que se produce entre la aparición de estas cerámicas en contextos del Bronce Tardío en yacimientos granadinos como La
Cuesta del Negro de Purullena y el desarrollo de una economía en la que el ganado bovino y equino han adquirido un protagonismo inédito en las etapas precedentes.
16 Esta función alternativa se ha estimado a partir de comparaciones etnográficas realizadas entre ciertos artefactos utilizados por pastores trashumantes de la Italia actual y objetos cerámicos similares a las ‘queseras’ peninsulares presentes en la Cultura Apenínica italiana (BARKER, 1985: 80, fig. 30).
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sería necesario abrir zonas cada vez más extensas para pastos, según parece reflejar el polen de
ambos yacimientos. La presión antrópica, que conduce a un proceso deforestador mediante talas y
quemas posiblemente vinculado a prácticas ganaderas extensivas, parece notoria y tiende a generar
amplias zonas de garrigas muy abiertas colonizadas por Juniperus, labiadas y otras especies sustitutorias.
Los rasgos económicos documentados, en principio, no contradicen la idea de una sociedad,
estructurada a partir de bases de carácter aparentemente igualitario, que comienza a incorporar
algunos rasgos indicativos de la existencia de tensiones internas y/o externas reveladoras de una
tendencia hacia la estratificación y jerarquización social que, en cualquier caso, no termina de plasmarse en sus últimas consecuencias. La construcción de fortificaciones, los primeros intentos de un
control y estructuración territorial a partir de centros principales o algunos indicios de incipientes
especializaciones (comercio a larga distancia, algunas actividades metalúrgicas…) no parecen suficientes para hablar de la existencia de una sociedad compleja, fuertemente jerarquizada o con marcadas diferencias sociales. Por el contrario, la baja densidad demográfica atestiguada, la uniformidad general (tamaño, estructuras, función, riqueza) percibida en todos los asentamientos tanto a
nivel regional como en el interior de los mismos (las siete viviendas documentadas en La Hoya
Quemada son todas ellas sumamente homogéneas) y el predominio de un modo de producción
doméstico en el que es el propio grupo o la unidad familiar quien dicta las estrategias productivas,
las lleva a cabo y aparece como el único beneficiario de las mismas, apuntan hacia una sociedad en
la que prima la producción para la subsistencia y en la que apenas existen indicios que permitan
atestiguar la existencia de trasvases de capital o acumulación de excedentes por parte de determinados sectores de la población.
Todo este proceso tiene lugar en un contexto ambiental que está experimentando rápidas
transformaciones derivadas de una presión antrópica creciente ligada, además de lo dicho, a un
probable crecimiento demográfico. Esta degradación se hace palpable al comparar la masa forestal
estimable en el entorno de Las Costeras con el de La Hoya Quemada, tan sólo unos 200-300 años
posterior, pero que sin embargo refleja una reducción que podría estimarse en un 20 %, según se
deduce de una lectura directa de los resultados polínicos. Aunque los dos yacimientos tan sólo
representan dos puntos en una secuencia cronológica que cubre casi todo el segundo milenio y en
un área muy extensa, las diferencias mostradas aunque no determinantes sí pueden ser indicadoras del proceso señalado.
Algo similar se constata en otros yacimientos situados en el entorno ibérico con cronologías
próximas como El Recuenco (Cervera del LLano, Cuenca) o el Cerro del Castillejo (La Parra de las
Vegas, Cuenca). En ambos casos se registran oscilaciones en la curva de AP, dominada por pinos y
con una representación baja de Quercus, que pueden ser indicativas de procesos de tala así como
paisajes abiertos de tipo estepa en un medio muy antropizado, si bien a diferencia de La Hoya
Quemada o de Las Costeras en ambos casos se registran pólenes de cereales, lo que da cuenta de la
existencia de cultivos en sus proximidades (LÓPEZ, 1983a y 1983b).
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Durante esta época, la vegetación ya no es reflejo de las condiciones climáticas sino de la presión antrópica. Con todo no hay que descartar la posibilidad de cierto descenso de la humedad que
puede haber ayudado a la reducción de la masa forestal (DUPRÉ, 1988: 145). Este proceso de cierto
deterioro climático y ambiental es igualmente constatado en los estudios sedimentológicos realizados por FUMANAL (1986) en el País Valenciano. Parece ser que durante el segundo milenio a.C. se
produce un cambio progresivo hacia rasgos más áridos y estacionales, lo que unido a una intensificación de la actividad antrópica provocará que el bosque mediterráneo sea sustituido paulatinamente por un paisaje abierto y degradado, especialmente en las inmediaciones de los hábitats
humanos. La intervención humana, a la vez que actúa sobre las áreas boscosas para habilitarlas a
una nueva economía ayudará a que las laderas sean cada vez más vulnerables a los procesos de erosión y que se favorezca el desmantelamiento de suelos potencialmente productivos. Este fenómeno, que ha sido registrado en varias zonas del término de Mora de Rubielos (BURILLO et al., 1984),
pudo haber tenido especial incidencia en estos momentos y, en conexión con los restantes factores
anotados, pudo repercutir negativamente en los rendimientos de las explotaciones agrarias de
estas comunidades exigiendo la adopción de nuevas estrategias económicas (¿pequeños regadíos,
ganadería extensiva…?) que, además de acelerar el proceso de degradación ambiental, pudieron
tener importantes repercusiones en la estructura social y productiva de estas comunidades.
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Recibido el 6 de febrero de 1997
Aceptado el 5 de marzo de 1997
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OBISPO DE TERUEL (1625-1633) *
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Juan José Polo Rubio
RESUMEN
Utilizando preferentemente fuentes documentales, se reconstruye el pontificado turolense de Fernando
Valdés Llano, que rigió la diócesis desde 1625 a 1633. A lo largo de los cuatro capítulos en que se encuentra
dividido el trabajo, se analizan los datos biográficos, el sínodo de 1627, el gobierno de la diócesis y las relaciones del obispo con las instituciones diocesanas.
Palabras clave: Fernando Valdés Llano, diócesis de Teruel, sínodo de 1627.
ABSTRACT
Fernando Valdés Llano, bishop of Teruel (1625-1633).
The pontificate in Teruel of Fernando Valdés Llano, who was in charge of the diocese from 1625 to 1633, is
preferably rebuilt using documental resources. In four chapters, in which the monograph is divided, the biographical data, the synod of 1627, the government of the diocese and the relationship between the bishop and
the diocesan institutions are analyzed.
Key words: Fernando Valdés Llano, diocese of Teruel, synod of 1627.
*
Este trabajo es el resumen de uno del mismo título realizado gracias a la concesión de una ayuda por parte del
Instituto de Estudios Turolenses en su XII Concurso de Ayudas a la Investigación celebrado en 1993.
51
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MARCO HISTÓRICO
Cuando el obispo Fernando Valdés Llano llegó a Teruel, la diócesis, erigida por el papa Gregorio
XIII, contaba con cincuenta años escasos de historia. Se encontraba todavía, según nuestra opinión, en un período de afianzamiento institucional y de crecimiento jurídico. Habían regido la diócesis cuatro prelados: Andrés Santos de Sampedro (1578-1579), Jaime Jimeno de Lobera (15801594), Martín Terrer de Valenzuela (1596-1614) y Tomás Cortés Sangüesa (1614-1624).
El estudio de ese espacio histórico está todavía por completar. Hemos publicado ya bastantes
páginas sobre los momentos iniciales de la diócesis de Teruel. Y pensamos en el futuro inmediato
abordar la empresa de historiar el pontificado turolense de Terrer de Valenzuela, darocense de origen, el más largo y fructífero de los episcopados de esta etapa fundacional.
Los trabajos serios sobre los obispos que ocuparon la sede turolense del siglo XVII son nulos,
exceptuando el estudio, recientemente aparecido, sobre Pedro Apaolaza1. El episcopologio de este
siglo se halla, de momento, en los archivos, esperando un historiador. Por eso elegimos la figura de
Valdés Llano como tema de nuestra investigación.
El método utilizado en este artículo no difiere sustancialmente del empleado en otros de parecido carácter. Después de buscar y localizar las fuentes documentales en los archivos, he logrado
recopilar muchas notas por afinidad temática y, posteriormente, las he relacionado, hasta obtener
una sólida información, siendo consciente de ciertos vacíos cronológicos o carencias explicativas,
que evidencian la ausencia de algunas piezas documentales, que debieron existir y que, sin duda,
llenarían y completarían esas lagunas.
Los obispos de Teruel: Apuntes biográficos de Eixarch y la voz «Valdés, D. Fernando», de
Bibliografía Eclesiástica Completa, son las únicas referencias escritas sobre el personaje. Para situar
al obispo Valdés Llano en el marco histórico-eclesiástico, nos servimos de los clásicos manuales de
historia de la Iglesia y de estudios aparecidos sobre obispos postridentinos.
He dividido el trabajo en cuatro apartados, cuya distribución de contenidos resulta en ocasiones desigual, porque el volumen de información archivística disponible en cada caso tampoco es
uniforme. Reconstruimos los datos biográficos de Valdés Llano en la primera parte. El análisis del
sínodo de 1627, pieza clave de su episcopado, ocupa todas las páginas de la segunda. En la tercera y
cuarta parte pasamos revista al gobierno ordinario de la diócesis –visita pastoral y ad limina–, a su
presencia en las Cortes Generales del Reino (1626) en Barbastro y la defensa de los intereses del
clero –sisa del vino–, a sus relaciones con el cabildo de la catedral, y a la oposición a ciertas leyes
sinodales por parte del Capítulo general eclesiástico, la otra gran institución diocesana. Acabo con
unas conclusiones, donde concreto algunas realidades de la historia eclesiástica diocesana, que he
demostrado a lo largo de mi investigación.
1
T. DOMINGO y V. GONZÁLEZ, Pedro Apaolaza, Zaragoza, 1992.
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FERNANDO VALDÉS LLANO, OBISPO DE TERUEL (1625-1633)
Para realizar el presente trabajo, conté con la ayuda económica del Instituto de Estudios
Turolenses, otorgada en su XII Concurso de Ayudas a la Investigación. De otra manera, no hubiera
podido afrontar los gastos ocasionados por los desplazamientos semanales desde mi lugar habitual
de residencia, el pequeño pueblo de Guadalaviar, hasta Teruel, lugar donde radican los archivos históricos. Agradezco este apoyo económico del Instituto de Estudios Turolenses, que me anima a
continuar trabajando en temas eclesiásticos turolenses del siglo XVII, hasta completar, si me fuera
posible, su episcopologio.
Con la anuencia del Instituto de Estudios Turolenses, publicaremos nuestra investigación en la
revista Studium Ovetense, que se edita en Oviedo, patria del prelado Valdés Llano. Seguramente
completará los elencos biográficos y bibliográficos sobre sus personajes ilustres.
CONTENIDO
El índice temático del trabajo quedó estructurado de la siguiente manera:
Introducción.
Capítulo primero: «Datos biográficos».
1. Nacido en el Principado de Asturias.
2. Colegial de San Salvador de Oviedo.
3. Al servicio de la Inquisición.
4. Obispo de Teruel.
Capítulo segundo: «El sínodo de 1627».
1. La celebración del sínodo.
2. El texto sinodal.
3. Análisis legislativo del sínodo de 1627.
Capítulo tercero: «Gobierno de la diócesis».
1. Seis años de servicio a la diócesis de Teruel.
2. Año 1626: Cortes en Barbastro.
3. Defensor de los intereses del clero: la sisa del vino.
4. Visita ad limina.
5. Visita pastoral.
6. Otras actuaciones.
Capítulo cuarto: «Instituciones diocesanas».
1. Un obispo con prestigio para su cabildo catedralicio.
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2. Litigios en el seno del cabildo.
a. Preeminencia del presidente.
b. La llave de las arcas capitulares.
3. El Capítulo general eclesiástico rechaza algunas normas sinodales.
Conclusiones.
Fuentes.
Bibliografía.
Índice de personas.
Índice de lugares.
Los datos archivísticos disponibles para reconstruir el iter cronológico de Fernando Valdés
Llano, quinto prelado del episcopologio turolense, son suficientes. Ni excesivos, ni escasos.
Gracias al proceso de limpieza de sangre, que le fue abierto por la Inquisición en 1608, conocemos sus orígenes familiares, estudios y actividad profesional antes del nombramiento episcopal.
Luego, la información consistorial, elaborada en la Nunciatura Apostólica de España, al ser designado por el rey para la sede turolense, aumenta el paquete documental y aporta más detalles. La lectura y análisis de ambos nos ofrecen este perfil biográfico al posesionarse del obispado de Teruel:
un hombre de edad madura –cincuenta años–, que había terminado sus estudios canónicos a los
treinta en la universidad de Salamanca y que había gastado veinte al servicio de la Inquisición española. Fernando Valdés, que había nacido en el Principado de Asturias, sucedía en la sede a tres
obispos aragoneses.
He intentado reconstruir los sucesos más relevantes del episcopado de Fernando Valdés, que se
estrenó como obispo en Teruel. Felipe IV valoró como meritoria su actuación al frente de la diócesis, puesto que le nombró obispo de León y, antes de tomar posesión, le designó arzobispo de
Granada y presidente del Consejo de Castilla.
Sin duda, Fernando Valdés Llano llegaba a Teruel en un momento crítico. El cabildo de la catedral, el clero y el pueblo cristiano deseaban un verdadero pastor. La reciente experiencia negativa
vivida en la diócesis con su predecesor, el aragonés Tomás Cortés Sangüesa, contribuyó a reforzar
este deseo.
Acabadas las Cortes de Barbastro de 1626, el obispo Valdés Llano regresó a Teruel. Aquel otoño
y en los primeros meses del año siguiente, recorrió la diócesis en visita pastoral. Le urgía conocer
personalmente su diócesis y las necesidades de su grey.
La diócesis de Teruel se regía por las leyes sinodales promulgadas en 1588 por el obispo Jaime
Jimeno de Lobera. Su sucesor, Martín Terrer de Valenzuela, mantuvo abiertas durante varios años
las sesiones y trabajos sinodales, que permanecen todavía inéditos2.
2
ACT, 138-1, 138-2 y 138-3.
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FERNANDO VALDÉS LLANO, OBISPO DE TERUEL (1625-1633)
Durante el episcopado de Tomás Cortés Sangüesa, por falta de entendimiento con el cabildo de
la catedral y los continuos enfrentamientos con otras instituciones diocesanas, resultó imposible
afrontar las necesarias tareas legislativas.
El nombramiento de Valdés, jurista de carrera y perito en materia sinodal por sus trabajos al
servicio de la Inquisición, hizo realidad los deseos legislativos de la comunidad diocesana. El sínodo de 16273, editado en Zaragoza por Pedro Gabarte en1628, vino a recordar la legislación tridentina y aportó un nuevo marco jurídico a la diócesis de Teruel durante el siglo XVII.
El prelado Valdés Llano vivía en Teruel desde mediados del mes de diciembre de 1625. Una vez
acomodado, en enero se marchó a Barbastro, donde Felipe IV había convocado Cortes para los reinos de Aragón, Cataluña y Valencia. Tan pronto como concluyeron, regresó a Teruel y comenzó su
tarea de gobierno.
En las Cortes de Barbastro se habían aprobado subsidios económicos para apoyar la maltrecha
economía española, y levas de soldados para continuar la política belicista en Europa y defender la
integridad nacional. Como consecuencia de esta política, se impuso la sisa del vino, que gravaba
también la economía de los eclesiásticos, lo que produjo cierta tirantez y polémica con el Concejo
deTeruel, siendo precisa la intervención de D. Fernando para defender los intereses del clero.
Cumplió con su misión pastoral, ocupándose de las tareas ordinarias de gobierno y, en algunas
ocasiones, dando solución a problemas más difíciles. Visitó la diócesis cada dos años y envió a
Roma la relación de visita ad limina.
En el capítulo tercero examino la actuación de D. Fernando al frente de la diócesis de Teruel. La
designación para la sede de León fue la razón de su marcha de Teruel a Madrid, donde permaneció
hasta ser nombrado arzobispo de Granada. Había regido la diócesis de Teruel durante seis años. Su
alejamiento de la escena diocesana se vivió con nostalgia. Perdían un prelado preocupado por su
grey.
En el cuarto capítulo analizo las relaciones del obispo Valdés Llano con el cabildo catedralicio y
el Capítulo general eclesiástico, las instituciones más representativas de la clerecía turolense.
Desde los primeros momentos se hizo acreedor de la confianza de su cabildo, que acudió a él
para que mediase amigablemente en sus discrepancias internas y en la solución de sus problemas,
aunque no faltaran algunos motivos de disensión.
El Capítulo de racioneros se querelló contra algunas constituciones del sínodo de 1627, llegando el conflicto hasta los tribunales de Roma, que favorecieron los derechos inmemoriales del
Capítulo general.
3
Constituciones sinodales del obispado de Teruel. Copiladas, hechas y ordenadas por su señoría D. Fernando
Valdés y Llano, Zaragoza, 1628.
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Juan José Polo Rubio
CONCLUSIONES
Para poner punto final a este trabajo, resalto las facetas que, a mi juicio y a modo de conclusiones, identifican a Fernando Valdés Llano, obispo de Teruel (1625-1633).
Primera. Gracias a los procesos de limpieza de sangre y de elección para la sede turolense, poseemos abundantes datos biográficos sobre Fernando Valdés Llano, nacido en Cangas de Tineo
(Oviedo) el año 1575.
Segunda. Estudió Derecho en los colegios salmantinos de San Pelayo y San Salvador de Oviedo,
obteniendo el grado de licenciado. Trabajó al servicio de la Inquisición en Barcelona, Zaragoza y
Toledo. Recibió la ordenación sacerdotal en el monasterio de Pedralbes.
Tercera. Cargado de experiencia, fue nombrado obispo de Teruel a la edad de cincuenta años.
Rigió la diócesis durante seis años. Siendo obispo electo de León, abandonó Teruel. El rey Felipe
IV, a la vista de los méritos personales de D. Fernando, lo propuso para el arzobispado de Granada
y lo nombró presidente del Consejo de Castilla.
Cuarta. Siguiendo las normas y el espíritu reformador del concilio de Trento, giró frecuentemente visita pastoral, envió puntualmente relación de visita ad limina y convocó sínodo diocesano.
Bien puede ser calificado como obispo tridentino.
Quinta. A los pocos días de su llegada a Teruel, partió a Barbastro, donde el monarca Felipe IV
había convocado Cortes en 1626. Permaneció en la regia asamblea hasta su conclusión, regresando
inmediatamente y comenzando la primera visita pastoral. Este primer contacto le sirvió para conocer personalmente la diócesis y fue, sin duda, el que trajo a su ánimo la decisión de convocar el
sínodo de 1627.
Sexta. La diócesis de Teruel, que venía rigiéndose por las constituciones sinodales del obispo
Jaime Jimeno (1588), precisaba un código legislativo más amplio. Esta necesidad quedó satisfecha
con la normativa sinodal de Valdés Llano, que se imprimió en Zaragoza el año 1628. Los campos
disciplinares y el número de constituciones y títulos superan a los anteriores sínodos diocesanos.
Séptima. Permaneció muy cercano a su cabildo, con quien mantuvo siempre unas relaciones
cordiales, actuando de mediador en los pleitos capitulares y ganándose su confianza. Aceptó el
derecho del cabildo –tan controvertido en la época anterior– a designar anualmente dos conjueces
y, con frecuencia, asistió a las sesiones capitulares.
Octava. Las diferencias entre el cabildo de la catedral y el Capítulo general eclesiástico, que
habían ensombrecido la vida eclesiástica turolense en las décadas anteriores, dejaron de existir
durante su pontificado. Cuando el Capítulo de racioneros rechazó algunas constituciones sinodales
de 1627, el cabildo se puso de parte del obispo Valdés Llano.
Novena. Durante su pontificado, la diócesis de Teruel cumplió sus bodas de oro. La componían
la iglesia catedral, las siete iglesias parroquiales de la ciudad, setenta y ocho parroquias rurales y
una colegiata en Mora de Rubielos. El sistema beneficial y de rentas estaba delimitado. Las mayo-
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FERNANDO VALDÉS LLANO, OBISPO DE TERUEL (1625-1633)
res dificultades surgían en los lugares encomendados a la Orden de San Juan de Jerusalén. En la
ciudad de Teruel había cinco conventos de religiosos, cuatro masculinos y uno femenino. Aunque
todavía careciera de Seminario la diócesis, con problemas y dificultades de ordinaria administración, había ya tomado conciencia de identidad y se desarrollaba en busca de la madurez.
Décima. Para la elaboración de este estudio he consultado principalmente fondos documentales
de los archivos turolenses:
Archivo Capitular, Histórico Diocesano, de Racioneros y Archivo Provincial. También he utilizado fuentes del Archivo Secreto Vaticano, del Archivo Histórico Nacional, del Archivo General de
Simancas y de algunos archivos parroquiales. Soy consciente, sin embargo, de que otras fuentes
documentales, que tal vez guardan los fondos de algún archivo, podrán enriquecer en el futuro la
biografía de Valdés Llano y aportarán más luz sobre estos seis años del pasado histórico de la diócesis de Teruel.
FUENTES
Las fuentes documentales manuscritas proceden de los siguientes archivos:
Archivo del Capítulo General Eclesiástico de Teruel.
Archivo de la Catedral de Teruel.
Archivo General de Simancas.
Archivo Histórico Diocesano de Albarracín.
Archivo Histórico Diocesano de Teruel.
Archivo Histórico Nacional de Madrid.
Archivo Histórico Provincial de Teruel.
Archivo Parroquial de Caudé (Teruel).
Archivo Parroquial de Cella (Teruel).
Archivo Parroquial de San Andrés de Teruel.
Archivo Parroquial de Torrelacárcel (Teruel).
Archivo Parroquial de Torremocha (Teruel).
Archivo Secreto Vaticano.
Biblioteca Episcopal de Teruel.
Recibido el 13 de junio de 1994
Aceptado el 16 de septiembre de 1994
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RESUMEN
En este artículo ofrecemos una pequeña muestra de las filigranas o marcas de agua plasmadas en casi todo
el papel que se fabricaba desde el siglo XIII. Consideradas como la marca del fabricante, su estudio nos puede
aportar interesantes puntos de partida para datar documentos sin fecha, al ser comparadas con otros debidamente datados, y puede ser un elemento de primer orden para el estudio de la historia del papel.
La muestra comprende 159 filigranas divididas en motivos y éstos ordenados del más sencillo al más complejo, siendo, en caso de igual complicación, determinante el factor cronológico.
Palabras clave: filigrana, marca de agua, contramarca, diazocopia, marca de papel, sello de agua.
ABSTRACT
Watermarks in the Provincial Historical Archive of Teruel.
In this article we offer a little sample o watermarks moulded in nearly all the paper which was made since
the XIII c. Regarded as their maker’s mark, their research can provide us with interesting starting points to
date documents, after being compared with other properly dated, and it can also be a first rate document for
the research of the history of paper.
The sample comprises 159 watermarks divided into motifs which are arranged from the simplest to the
most complex ones, being its chronology the key factor in case of similar complication.
Key words: watermark, countermark, diazo-copy, papermark.
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Desde finales del siglo XIII todo el papel que se fabricaba, tanto el destinado a ser impreso
como el manuscrito, llevaba una huella o marca visible por transparencia, que en el curso de la
fabricación deja un hilo metálico que forma una figura en una de las dos mitades (o en las dos) de
una hoja de papel, a la que se le da el nombre de filigrana o marca de agua. Al contraluz, igualmente, puede verse una serie de líneas, escasas en número, que recorren verticalmente el papel, llamadas corondeles, y otras muy numerosas horizontales a las que se las conoce con el nombre de puntizones.
El enrejado constituido por estas líneas formaba un marco que se introducía en la cuba donde
se hallaba la pasta en emulsión para formar papel, se recogía una cantidad de ella y se sacaba y
dejaba escurrir. En la película de pasta que quedaba en el marco se advertía menor cantidad de ésta
en las partes donde coincidían los corondeles y puntizones, por lo que la hoja una vez seca quedaba
marcada por unas líneas transparentes. Si a este enrejado se le añade un hilo metálico, éste dejará
su huella transparente que no es otra cosa que la filigrana. Se colocaba siempre entre dos puntizones, en el centro de la mitad de la hoja del papel para que quedara bien colocada al doblarse el pliego de ésta.
Como se verá, las figuras que pueden adoptar estas marcas van desde letras, palabras y frases,
hasta animales, vegetales y objetos.
Las filigranas más antiguas que se conocen proceden de Fabriano (Italia) donde, al parecer,
empiezan a utilizarse a finales del siglo XIII; al principio, sus dimensiones son muy reducidas, y el
dibujo es una silueta muy elemental. Entre finales del siglo XIII y comienzos del XIV adquiere
grandes dimensiones, convirtiéndose en marca comercial. A fines del siglo XIV vuelve a disminuir.
A comienzos del siglo XVI aparece la doble filigrana, añadiendo a la habitual otra complementaria,
o una letra o número. De los siglos XVII al XIX vuelve la filigrana a adquirir un gran tamaño, pero
como podemos comprobar en la serie de filigranas recogidas en el presente trabajo no siempre se
respetan estas generalidades.
La perfección y complicación de los dibujos de algunas filigranas son indicativas de la importancia que se le daba a esta industria del papel. De igual forma, la filigrana, considerada como la
marca del fabricante, puede ser un elemento de primer orden para el estudio de la historia del
papel: la gran diversidad de motivos nos puede indicar el elevado número de fabricantes de papel,
o nos reflejan elementos distintivos de un determinado lugar, de una época, etc.; la combinación
en algunos casos con palabras (nombres propios, apellidos, iniciales, localidades) nos puede ayudar
a localizar el lugar de fabricación del papel y a sus fabricantes, etc.
También puede tenerse en cuenta como elemento cronológico, ya que de su observación se
puede deducir la fecha aproximada del manuscrito que no la tenga, al ser comparada su forma con
otros documentos que sí la posean y estén debidamente datados.
Este trabajo pretende ser una aportación al conocimiento de las filigranas, presentando un
amplio muestrario de ellas desde el siglo XIV al XIX. Las fechas extremas son 1373 y 1851, si bien
el número y la variedad de filigranas varía según la época. Hemos pretendido plasmar un amplio
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abanico de formas, basándonos sobre todo en la antigüedad y en la peculiaridad de las figuras con
sus posibles variantes. Como resultado se van a presentar 159 marcas de agua ordenadas por orden
alfabético de motivos y por año del manuscrito en que se han localizado.
Las fuentes consultadas para la realización de este trabajo son una serie de manuscritos localizados en diferentes Secciones del Archico Histórico Provincial de Teruel: siguiendo el Cuadro de
Clasificación de fondos, en la división de Archivos Públicos, la Sección I: Judiciales. Justicia
Municipal. La serie manejada para la obtención de las correspondientes marcas de agua ha sido la
de Procesos judiciales, asuntos civiles y criminales, la mayoría procedentes del juez de Villarluengo,
del justicia de Teruel y, en menor número, de otras localidades de la provincia y algunas de
Zaragoza y Valencia. Los años límites de estos procesos son 1404 a 1909.
Dentro de los Archivos Privados, la Sección VII: Archivos de Familia. Sánchez Muñoz. Las
fechas extremas de su documentación son 1346-1879. Y la Sección X: Órdenes militares (14321847).
En general, los manuscritos consultados presentan un buen estado de conservación, están cosidos o sueltos, lo que ha facilitado su manejo al copiar las filigranas.
A continuación aparecen las distintas filigranas recogidas en este trabajo y tras ellas dos tablas,
en la primera se reflejan los datos relativos al tipo, año y número de orden de cada figura, lo que
permite comprobar la vigencia de los motivos a lo largo del tiempo en la fabricación del papel. En la
tabla 2 se ordenan en cambio teniendo en cuenta su cronología.
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TABLA 1
TIPO
AÑO
Águila
Águila
Águila
Águila
Águila
Águila
Águila
Águila
Águila
Ancla
Ángel
Ángel
Ángel
Ángel
Árbol
Árbol
Árbol
Árbol
Astro
Astro
Astro
Astro
Astro
Astro
Astro
Astro
Astro
Astro
Barco
Barco
Barco
Barco
Bonete
Bonete
Caballo
Caballo
Caballero
Caballero
Caballero
Caballero
Caballero
1762
1765
1777
1785
1789
1792
1793
1800
1801
1813
1817
1817
1824
1831
1785
1785
1833
1835
1638
1740
1765
1772
1789
1790
1800
1801
1820
1825
1764
1768
1782
1801
S. XIV
1785
1744
1811
1763
1776
1790
1780
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N.º FILIGRANA
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
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17
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21
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34
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36
37
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40
41
TIPO
AÑO
Caballero
Caballero
Caballero
Caballero
Caballero
Cabeza
Cáliz
Cáliz
Campana
Campana
Campana
Candelabro
Candelabro
Candelabro
Candil
Cañón
Cañón
Castillo
Castillo
Castillo
Castillo
Castillo
Círculos
Círculos
Círculo
Círculo
Círculos
Círculos
Círculos
Círculo
Círculo
Corazón
Corazón
Corazón
Corazón
Corazón
Corazón
Corazón
Cruz
Cruz
Cruz
1797
1803
1804
1810
1820
1517
1785
1787
1794
1808
1810
1487
1533
1798
1818
1809
1825
1789
1790
1794
1787
1800
1448
1483
1517
1618
1669
1724
1724
1742
1747
1485
1485
1788
1795
1808
1812
1824
1586
1600
1606
95
N.º FILIGRANA
42
43
44
45
46
47
48
49
50
51
52
53
54
55
56
57
58
59
60
61
62
63
64
65
66
67
68
69
70
71
72
73
74
75
76
77
78
79
80
81
82
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TIPO
AÑO
Cruz
Cruz
Cruz
Cruz
Cruz
Cruz
Cruz
Cuerno
Custodia
Custodia
Custodia
Escudo
Escudo
Escudo
Escudo
Escudo
Escudo
Escudo
Escudo
Escudo
Escudo
Escudo
Espada
Espada
Flor
Florero
Florero
Florero
Florero
Gallina
Gallo
Gallo
Hacha
Hombre
Iglesia
Iglesia
Iglesia
Incensario
Jarrón
1625
1627
1630
1630
1638
1747
1798
1373
1777
1785
1785
1483
1506
1747
1750
1756
1756
1790
1795
1798
1800
1820
1629
1638
1515
1554
1742
1785
1800
1760
1801
1817
1373
1778
1794
1800
1803
1799
1805
M.ª Rosario Valenzuela Marco
N.º FILIGRANA
83
84
85
86
87
88
89
90
91
92
93
94
95
96
97
98
99
100
101
102
103
104
105
106
107
108
109
110
111
112
113
114
115
116
117
118
119
120
121
96
TIPO
AÑO
León
León
Letras
Letras
Letras
Letras
Letras
Letras
Letras
Letras
Llave
Llave
Llave
Mano
Mano
Mano
Mano
Naveta
Paloma
Paloma
Paloma
Parrilla
Parrilla
Pez
Peregrino
Peregrino
Perro
Perro
Rosario
Serpiente
Sirena
Sirena
Toro
Toro
Toro
Toro asociado a torero
Toro asociado a jinete
Toro asociado a jinete
1800
1789
1638
1761
1776
1778
1778
1782
1791
1798
1785
1789
1794
1485
1508
1533
1536
1803
1644
1761
1820
1797
1799
1786
1565
1568
1750
1796
1765
1851
1803
1803
1728
1778
1794
s.a.
1768
1777
N.º FILIGRANA
122
123
124
125
126
127
128
129
130
131
132
133
134
135
136
137
138
139
140
141
142
143
144
145
146
147
148
149
150
151
152
153
154
155
156
157
158
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85 [ II ] 1997
FILIGRANAS EN EL ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE TERUEL
TABLA 2
AÑO
TIPO
S. XIV
1373
1373
1448
1483
1483
1485
1485
1485
1487
1506
1508
1515
1517
1517
1533
1533
1536
1554
1565
1568
1586
1600
1600
1618
1625
1627
1629
1630
1630
1638
1638
1638
1638
1644
1669
1724
1724
1738
1740
1742
1742
Bonete
Cuerno
Hacha
Círculos
Círculos
Escudo
Corazón
Corazón
Mano
Candelabro
Escudo
Mano
Flor
Cabeza
Círculo
Candelabro
Mano
Mano
Florero
Peregrino
Peregrino
Cruz
Cruz
Cruz
Círculo
Cruz
Cruz
Espada
Cruz
Cruz
Astro
Cruz
Espada
Letras
Paloma
Círculos
Círculos
Círculos
Toro
Astro
Círculo
Florero
N.º FILIGRANA
33
90
115
64
65
94
73
74
135
53
95
136
107
47
66
54
137
138
108
146
147
80
81
82
67
83
84
105
85
86
19
87
106
124
140
68
69
70
154
20
71
109
AÑO
TIPO
1742
1744
1747
1747
1747
1750
1750
1756
1756
1760
1761
1761
1762
1763
1764
1765
1765
1765
1768
1768
1772
1776
1776
1777
1777
1777
1778
1778
1778
1778
1780
1782
1782
1785
1785
1785
1785
1785
1785
1785
1785
1785
León
Caballo
Círculo
Cruz
Escudo
Escudo
Perro
Escudo
Escudo
Gallina
Letras
Paloma
Águila
Caballero
Barco
Águila
Astro
Rosario
Barco
Toro asociado a jinete
Astro
Caballero
Letras
Águila
Custodia
Toro asociado a jinete
Hombre
Letras
Letras
Toro
Caballero
Barco
Letras
Águila
Árbol
Árbol
Bonete
Cáliz
Custodia
Custodia
Florero
Llave
97
N.º FILIGRANA
122
35
72
88
96
97
148
98
99
112
125
141
1
37
29
2
21
150
30
158
22
38
126
3
91
159
116
127
128
155
40
31
129
4
15
16
34
48
92
93
110
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AÑO
TIPO
1786
1787
1787
1788
1789
1789
1789
1789
1789
1790
1790
1790
1790
1791
1792
1793
1794
1794
1794
1794
1794
1794
1795
1795
1796
1797
1797
1798
1798
1798
1798
1799
1799
1800
1800
1800
1800
1800
Pez
Cáliz
Castillo
Corazón
Águila
Astro
Castillo
León
Llave
Astro
Caballero
Castillo
Escudo
Letras
Águila
Águila
Caballero
Campana
Castillo
Iglesia
Llave
Toro
Corazón
Escudo
Perro
Caballero
Parrilla
Candelabro
Cruz
Escudo
Letras
Incensario
Parrilla
Águila
Astro
Castillo
Escudo
Florero
M.ª Rosario Valenzuela Marco
N.º FILIGRANA
145
49
62
75
5
23
59
123
133
24
39
60
100
130
6
7
41
50
61
117
134
156
76
101
149
42
143
55
89
102
131
120
144
8
25
63
103
111
AÑO
TIPO
N.º FILIGRANA
1800
1801
1801
1801
1801
1803
1803
1803
1803
1803
1804
1805
1808
1808
1809
1810
1810
1811
1812
1813
1817
1817
1817
1818
1820
1820
1820
1820
1824
1824
1825
1825
1831
1833
1835
1851
s.a.
Iglesia
Águila
Astro
Barco
Gallo
Caballero
Iglesia
Naveta
Sirena
Sirena
Caballero
Jarrón
Campana
Corazón
Cañón
Caballero
Campana
Caballo
Corazón
Ancla
Ángel
Ángel
Gallo
Candil
Astro
Caballero
Escudo
Paloma
Ángel
Corazón
Astro
Cañón
Ángel
Árbol
Árbol
Serpiente
Toro asociado a torero
118
9
26
32
113
43
119
139
152
153
44
121
51
77
57
45
52
36
78
10
11
12
114
56
27
46
104
142
13
79
28
58
14
17
18
151
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Recibido el 24 de mayo de 1995
Aceptado el 16 de octubre de 1995
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ANDRÉS MARÍN Y ESTEBAN. EL TENOR
Jesús M.ª Muneta
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ANDRÉS MARÍN Y ESTEBAN. EL TENOR
85 [ II ] ■ 1997 ■ PP. 99-111 ■ ISSN 0210-3524
Jesús M.ª Muneta
RESUMEN
Andrés Marín (Teruel, 1843-Madrid, 1896) entró como infante de coro en la catedral de Teruel estudiando
con el organista Vicente Comas. Al cambiar de voz pasó a Valencia para continuar estudios musicales, que los
ultimaría en el Real Conservatorio de Madrid con el profesor de canto José Inzenga. Debutó como tenor en el
Teatro Real de Madrid con las óperas Roberto el Diablo, El Profeta y Guillermo Tell (1866). Su mayor éxito lo
obtuvo en los teatros imperiales de San Petersburgo y Moscú ante el zar Alejandro II (1876). En sus numerosas
giras, a veces con compañía propia recorrió los mejores teatros de Europa y América: Covent Garden, San Carlos
de Nápoles, Varsovia, Tacón de Cuba, Colón de Buenos Aires.
Cantó con los mejores cantantes como Gayarre, a quien sustituyó en varias ocasiones, Mariano Padilla, G.
Ciampi, C. Bossi, A. Volpini, Adelina Patti. Se casó con la soprano Elisa Villar y Jurado, viuda de Volpini. Andrés
Marín se retiró a su ciudad natal tras conocer la muerte de su amigo Julián Gayarre en 1890. Ya retirado, el pueblo de Teruel lo eligió como teniente-alcalde del Ayuntamiento en 1891 y dos años más tarde como alcalde. La
ciudad le dedicó en 1918 el teatro neomudéjar que lleva su nombre.
Palabras clave: Andrés Marín, tenor, música, siglo XIX.
ABSTRACT
Andrés Marín y Esteban. The tenor.
Andrés Marín (Teruel, 1843-Madrid, 1896) entered the cathedral of Teruel choir as an infant. There he studied with the organist Vicente Comas. When he changed his voice he went to Valencia to continue musical studies. He finished them at the “Real Conservatorio de Madrid” with José Inzenga, teacher of singing. His first
performance as a tenor took place at the “Teatro Real de Madrid” with the operas Roberto the Devil, The
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85 [ II ] 1997
Jesús M.ª Muneta
Prophet and Guillermo Tell (1866). He obtained his greatest success at the imperial theatres of San Petersburg
and Moscow in the presence of the czar Alejandro II (1876). In his numerous tours, sometimes with his own
group, he sang at the best theatres in Europe and America: Covent Garden, Saint Charles of Naples, Warsaw,
Tacón de Cuba, Colón of Buenos Aires...
He also sang with the best singers like, Gayarre, whom he substituted in several occasions, Mariano Padilla,
G. Ciampi, C. Bossi, A. Volpini, Adelina Patti... He married the soprano Elisa Villar y Jurado, widow of Volpini.
Andrés Marín withdrew to his hometown after knowing about the death of his friend Julián Gayarre in 1890.
Once retired the people from Teruel chose him as mayor-lieutenant of the town hall in 1891 and two years
later as mayor. In 1918 the city gave his name to its neomudejar theatre.
Key words: Andrés Marín, tenor, music, XIX century.
En 1843, año pródigo en acontecimientos políticos y militares y también para el mundo de la
música, tuvo lugar el nacimiento de un gran tenor turolense.
La España de aquellos días se debatía en pronunciamientos militares. Por un lado el general
Espartero, regente de la reina niña Isabel II, con sus milicianos nacionales, por otro los generales
O’Donnell y Narváez, que con sus pronunciamientos monárquicos en Málaga, Valencia, el manifiesto de Teruel del 4 de julio de este mismo año, inician la derrota de Espartero, que culminaría con la
proclamación de Isabel II, a los trece años, como reina, jurando la Constitución (10 de noviembre
de 1843).
En este ambiente de zozobra civil, en un Teruel aún amurallado y sin luz, le toca nacer a Andrés
Marín, hijo de José y Ramona Esteban, vecinos de Teruel, el 4 de febrero de 1843, siendo bautizado, al parecer el mismo día, en la desaparecida parroquia de San Juan, sita junto a lo que hoy es
Gobierno Civil. Su padre parece ser que pertenecía al gremio de los zapateros. Sin llegar al año, el
12 de enero de 1844, nacía en el Roncal el que habría de ser el más célebre tenor del siglo XIX,
Julián Gayarre, hijo de un pastor. Ambos, como veremos, unidos en la vida artística y en la amistad
personal.
Nos falta bibliografía, nos falta archivo, y las anécdotas de sus lejanos familiares son sólo relativamente fiables. La masía del Cantor, que pudo guardar documentos, fotos, vestuario y otras pertenencias, fue hipotecada y sirvió de cuartel en la guerra civil. Tan sólo Pascual Serrano Josa ha sido
capaz de glosar una mediana biografía del tenor Andrés Marín en la revista Teruel (enero-junio de
1954) –el trabajo más completo que se ha realizado sobre la figura de Andrés Marín–. En él nos
anuncia incluso una novela histórica sobre la figura del tenor Marín y Esteban. De este artículo
extraemos los puntos claves.
Nos dice que Andresillo era “moreno, pelo rizado, ojos negros, complexión robusta y sana, es
un jovenzuelo que llama la atención de cuantos le miran”.
102
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85 [ II ] 1997
ANDRÉS MARÍN Y ESTEBAN. EL TENOR
Serrano Josa se entretiene en describirnos la infancia del futuro tenor con la fantasía propia del
novelista. Andresillo, antes de cumplir los 9 años, recorría todas las iglesias de Teruel, pegado a las
faldas de su madre.
“Bien de mañana oía la señora Ramona misa en las Monjas de Abajo. El toque del
Ángelus se rezaba en la zapatería de su padre suspendiendo el martilleo. No dejaba de ir a
las Cuarenta Horas y al Septenario que se celebraba en el Seminario con asistencia de seminaristas y a toda orquesta [...]. Había recorrido todos los templos [...]. La soledad y el silencio le impresionaban. Pero lo que más le movía admiración, despertando en él cierta envidia, eran aquellos pajecillos de nieve y púrpura que correteaban por la Catedral. De todas
las iglesias que había recorrido, la Catedral tenía para él algo de familiar y solemne [...].
Un día de fiesta encontróse con Misa cantada y solemne función. El templo catedralicio
resplandecía con enorme profusión de cera encendida, colgaban en las paredes soberbios
damascos, los altares vestidos de gala, en lo que del coro se veía notábase lo que en el
mundo se llamaba distinción, un no se qué de nobleza no afectada. La voz que había oído...
«la hora señores»... después de unos toques agudos y brillantes con que anunció un reloj
las horas, le habían hecho estremecer viendo la gravedad de unos clérigos que habían cruzado el templo para dirigirse al coro, precedidos de unos chiquillos como él, vestidos con
rizado roquete y sotanillas rojas como encendidas amapolas, unos tocados con bonetes
rojos y otros negros, que corrían delante y detrás de los viejos clérigos y que una vez en el
coro todos juntos cantaban con atipladas voces”.
SEISILLO EN LA CATEDRAL
Entra a los nueve años, de manos de un tío suyo empleado en la catedral, como niño cantor en
la catedral de Teruel, teniendo como maestro al organista y posterior maestro de capilla Vicente
Comas. Se hizo ya célebre por su llamativa voz de tiple, de extensa tesitura, y porque leía mejor el
papel pautado que la escritura. Estudió solfeo y canto. Llegó a ser primer tiple de la catedral, para
ello tuvo que estudiar las lecciones que el plantel de infantillos estudiaba en la propia catedral y
además recibir clases particulares en el propio domicilio del maestro Comas.
Al cambio de voz tuvo que dejar la catedral. Entonces sus padres, bien aconsejados, optaron
por enviarle a estudiar, en un primer momento, a Valencia donde se ganará la sopa boba de convento en convento hasta que logra trabajar en un pequeño taller de guitarras, más como afinador
de los instrumentos que como aprendiz de oficio. En 1860 muere su padre, y Andrés, viendo que
su pequeño trabajo en el taller de guitarras no le sirve de mucho para su soñada carrera musical,
proyecta marcharse a Madrid. Con su madre emprende el viaje a la Corte, pero en su primera tentativa es detenido por indocumentado, en el segundo viaje –glosado novelescamente por Pascual
Serrano (p. 83)– logra llegar a la Corte y Villa.
Los primeros meses en Madrid son de búsqueda de alguna ocupación para sobrevivir, logrando
entrar como fámulo de un dentista. Canta en las iglesias en bodas y sobre todo en funerales. En
103
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85 [ II ] 1997
Jesús M.ª Muneta
uno de ellos, contratado para solista, obtiene tan gran éxito que es recompensado con una onza de
oro. Hace oposiciones al Real Conservatorio para la clase de canto, siendo admitido.
Por aquellas fechas (1862) se hallaba al frente del conservatorio el célebre compositor Hilarión
Eslava y como profesor de piano y canto José Inzenga y Castellanos. El poder estudiar en el Real
Conservatorio de Música y Declamación, fundado por la reina María Cristina en 1830, era todo un
privilegio. Se accedía por oposición o por empeños. Lo más selecto de los compositores y músicos
españoles formaban parte del claustro. Con Eslava se encontraban Rafael Hernando, Hijosa, Puig,
Pedro Albéniz, Jesús Monasterio, “gran violinista”, y otros en la Junta de Conciertos: Gaztambide,
Saldoni, Barbieri y Arrieta, los grandes cultivadores de la zarzuela. El cargo efectivo de director
solía recaer en el profesor de composición, antes lo fue Carnicer, que había sustituido a Piermarini,
su primer director, ahora Eslava y luego Arrieta, todos ellos procedentes de la Capilla Real; el cargo
de director oficial era nombrado por la Corona con el título de viceprotector.
Andrés Marín tendrá como maestro de canto al propio José Inzenga, que se destaca como uno
de los principales compositores de zarzuela. Entre sus obras se conservan Si yo fuera Rey, El
Campamento y El Confitero de Madrid. Allí, cuando nuestro paisano se hallaba a punto de presentarse en el Teatro Real, ya terminando sus estudios de canto, se encuentra con Julián Gayarre, que
ha entrado de la mano del propio Hilarión Eslava (1865). Ambos estrechan una gran amistad que
les ligará, desde el aula, ya de por vida y les llevará en triunfo por los mejores teatros de Europa.
Fueron amigos, nunca rivales. Gayarre aparece como el primer tenor, quizás el más grande de su
tiempo, Marín es el segundo, el único que le puede sustituir, como así aconteció en varias giras.
DEBUT EN EL TEATRO REAL DE MADRID
Marín se estrena, en el verano de 1866, con clamoroso éxito, y como segundo tenor, interpretando las óperas Roberto el Diablo y El Profeta de Meyerbeer, Saffo de Pacini, y Guillermo Tell de
Joaquín Rossini. El Teatro Real de Madrid había sido inaugurado en 1850. Pronto llegaría a ocupar
la tenencia de primer tenor, aspiración soñada y conquistada.
A partir de sus primeros triunfos madrileños comenzará las giras, casi ininterrumpidas, por
Europa, actuando con gran éxito en Portugal, luego en San Petersburgo ante el zar Alejandro II,
junto a la célebre Volpini (Elisa Villar y Jurado), la cual, siendo viuda del tenor Volpini, contraería
segundas nupcias con nuestro paisano Marín, como luego diremos. En San Petersburgo emocionó
al público cantando los apuntes musicales de Glinka, Una noche en Madrid y Motivos de la jota,
poniendo al público en pie y escuchando los bravos y ovaciones más calurosas con los “do” de
pecho que emitía con enorme naturalidad. De San Petersburgo pasó a Moscú con éxito apoteósico.
Aquella gira por Rusia en 1870 le valió una fortuna que invirtió en varias manzanas de casas en
París, que luego perdería debido a un incendio. De la Fundación “Julián Gayarre” de El Roncal, nos
ha llegado una foto del tenor Marín, realizada al término de una de sus actuaciones en los Teatros
Imperiales de San Petersburgo en 1870, hecha por el Sr. Bergamasco, fotógrafo de S.A.I. El Gran
Duque Nicolás Nicolaewitsch, padre de S.A.R. el Príncipe de Gales. La foto la envía el propio Marín,
según reza la dedicatoria, “A mi querido amigo Señor Don Julián Gayarre Melamenes [?], y conoci-
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do por el Cervantes de Roncal, para que se acuerde del chico de Teruel. A. Marín. 1874. Moscou”.
Esta fecha prueba una segunda gira por Rusia. Ya de ida o de vuelta de esta gira por Rusia se detiene en Varsovia. De una carta del Sr. Lago, empresario de Gayarre, se lee: “Recibí carta de Marín esta
mañana desde Varsovia, dice debutó con Trovatore con Succés, después cantó Marta1 y mañana
cantará Aida pero que está muy triste y que no se halla bien sin nosotros” (Archivo Fundación
“Julián Gayarre”, El Roncal).
Baltasar Saldoni, en su divertido Diccionario biográfico-bibliográfico de efemérides de músicos
españoles, recoge la noticia que ha llegado a Barcelona del éxito de nuestro paisano en Moscú
durante su primera gira, que le va a asegurar un puesto de relieve en sus páginas:
“Marín, D. Andrés: tenor que en el teatro Imperial de Moscou causó el mayor entusiasmo a fines de 1870, según se lee en el Correo de Teatros de Barcelona el 22 de enero de
1871. En La Época del 27 de junio de 1874, al hablar de Marín, dice: «Cartas de Londres
que hemos visto tributan grandes elogios a un compatriotra nuestro, el tenor Marini
(Marín), que ha obtenido una acogida muy lisonjera en la ópera con que se ha estrenado
últimamente en el teatro de Covent-Garden, Guillermo Tell. Este joven cantante, perteneciente a una humilde familia de un pueblo de Aragón, había recorrido ya con aplauso
varios coliseos de las principales ciudades de Europa, donde se celebra su voz bien timbrada, robusta y flexible a la par. A los elogios al cantante hay que agregar los que merece el
hombre privado, porque nuestro compatriota sostiene con sólo los recursos obtenidos en
su carrera artística a una numerosa familia, cuyo único sostén es el Sr. Marín. Si hermosa
es la voz de Marín, no menos bella es su conducta privada: aplaudamos, pues, aquí al hombre, mientras en Inglaterra aplauden al artista»” (tomo IV, pp. 185-186).
En 1874 triunfa en Londres, en el célebre Covent-Garden, interpretando Guillermo Tell, de
Rossini. La prensa se hizo eco, como apunta Saldoni, de la hermosa voz de Marín. Seguirán giras
por Italia, Alemania, Rusia, Varsovia, donde debutó con el Trovatore, Viena, París, etcétera, con
triunfal acogida, de la cual se hacen eco los periódicos españoles.
A primeros de septiembre de 1877 regresa a Teruel y proyecta construirse una lujosa casa en la
masía que posee en el barrio de San Blas, la masía que aún hoy se llama del “Cantor”. Sus breves
estancias en Teruel, donde se le recibe como a un héroe, las dedica al descanso y a preparar el sencillo palacete de San Blas, la popular masía del Cantor. En esas estancias en su ciudad siempre
había algún espacio para deleitar con sus mejores arias y romanzas a las gentes de Teruel, ya en
alguna función religiosa o reunión benéfica.
A mediados de octubre prepara su gira a Cuba, adonde marcha contratado con un sueldo mensual de 20.000 pesetas, toda una fortuna para aquellos años. En el Teatro Tacón hace vibrar el espíritu patriótico con un repertorio selecto de ópera y zarzuela. Era el año 1878, año de triunfo para
1
Martha, de Friedrich von Flotow (1847).
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Gayarre en Madrid con la Favorita, en París con Aida y en el Covent-Garden, en México, Cuba,
etcétera. Era el año de la muerte de Hilarión Eslava, el querido y viejo maestro de ambos.
De La Habana escribe el 29 de enero de 1878 una extensa carta a su amigo Julián Gayarre. Esta
primicia la hemos obtenido del Archivo de la Fundación “Julián Gayarre” y dice así:
“Querido Julián Cirinetto, natural de Roncal.
Te escribo las presentes líneas, en primer lugar para saludarte; y en segundo para participarte que estoy contratado con Ferrari para Buenos Ayres, en unión a la Elisa; por consiguiente si como tú debes conocer algunas personas por aquella tierra, espero que me harás
el favor de mandarme alguna carta de recomendación, las cuales si es que me las mandas
las puedes dirigir al teatro de Buenos Ayres; siendo así que no tengo tiempo para recibirlas
en esta.
Estamos riconfermati para la Habana después de Buenos Ayres; además tengo una
parte en la empresa. Hoy hemos recibido contestación de Tamberlike a un parte que se le
mandó, pero el viejete pide demasiado, y no se puede pagar más que un tenor de paga
fuerte, y ese soy yo; este año me ha hecho la santa puñeta por lo mucho que he trabajado,
y eso ha sido la causa que yo mismo he propuesto el viejete, para que él con su buen deseo
de trabajar mucho se encargara de las Óperas fuertes siendo así que aquí hace un calor
espantoso.
Siento mucho el que no estemos juntos este verano en Londres, para hacerte la puñeta
a las libras esterlinas, y a las docenas de cigarros; los cuales me fumaba mientras te ganaba
las libras.
No seas perezoso y escríbeme a Buenos Ayres; y dime cómo te ha ido por esa, pues yo
no leo periódicos. Yo me la he pasado muy bien, y sé que me harán grandes regalos en la
noche de mi beneficio; (pues me han cogido por buena mercancía) más vale así; también la
Colonia Aragonesa se quiere distinguir, separados del público, y han hecho una suscrición
para el tenor de Teruel, que te aseguro que se llenan la boca por todas partes, diciendo que
soy un tenor ¡aragonés!
Sin otra cosa por hoy saluda a todos en general de mi parte y dile a Ordinas que me
escriba y recibe el afecto de tu amigo el chiquito de Teruel que les moja la oreja a los de
Roncal.
Andrés Marín”.
De Cuba se trajo un lorito para su masía de San Blas. El lorito siempre estaba mantudo, según
decían sus familiares, a causa del cambio de clima. Si alguien preguntaba “qué le pasa al lorito”,
aprendió a decir: “que estoy malito”. No sabemos cómo hizo el viaje a Buenos Aires y si regresó de
nuevo a Cuba.
Un hecho importante va a suceder en la vida de nuestro tenor. Andrés Marín, que continúa
siendo primer tenor del Real Teatro de Ópera de la Corte, decide contraer matrimonio con la céle-
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bre Volpini, viuda del tenor italiano Ambrosio Volpini. El turolense tenía 37 años, Elisa Villar y
Jurado, algunos años más, 45. Era el 28 de noviembre de 1880, en la parroquial de San Martín, de
Madrid.
LA VOLPINI
¿Quién era Elisa Villar y Jurado, llamada la Volpini? La enciclopedia Espasa recoge los datos más
significativos de esta gran soprano que había nacido en Madrid en 1835, “hija de un músico mayor,
y mostrando desde sus años de infancia especiales aptitudes para la música, recibió de su padre la
necesaria instrucción artística, que completó luego prácticamente, ya formando parte como tiple
comprimaria en compañías líricas, o bajo la dirección del tenor Volpini, con el que contrajo matrimonio en Sevilla. Sus primeros triunfos como soprano ligera los obtuvo en América, consagrándose
como prima donna en los principales teatros de Italia y en el Teatro Italiano, de París, donde hubo
de actuar con la Alboni, Mario, Graziani y otras notabilidades de la época. Con éxito ruidoso e ininterrumpido recorrió todas las grandes capitales de Europa, en alguna de las cuales actuaba con la
célebre Adelina Patti. Viuda del tenor Volpini y alejada de la escena durante algún tiempo, contrajo
segundo matrimonio con el tenor Andrés Marín, actuando luego con igual aplauso durante algunos
años. Se retiró definitivamente del teatro hacia 1887”.
Montan su residencia habitual en Teruel, en la masía del Cantor en San Blas, menudeando, tras
las giras de ópera, sus viajes en diligencia de Madrid a Teruel y de Teruel a Madrid. Admirado por
sus contemporáneos y paisanos, la inspiración popular turolense le cantaba coplas como ésta:
“Tres cosas tiene Teruel
que no las tiene Madrid,
Los Amantes y los Arcos,
y el tenor Andrés Marín”.
Con motivo del casamiento del tenor, el poeta oficial de Teruel, Jerónimo Lafuente, le dedicó
un poema, que más tarde publicaría La Crónica, de Teruel, el 27 de abril de 1882, del que copio
algunos versos:
“No era nuestro afán tan sólo
oír tu voz admirable,
era nuestro afán tener
ocasión de saludarte,
como un hermano a otro hermano
y como a un hijo sus padres;
como a un amigo que llega
otro que espera anhelante
como un pueblo cariñoso
que con sus hijos comparte
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sus glorias y sus tristezas,
sus triunfos y sus pesares.
Por eso ves esta noche
a tu pueblo entusiasmarse
de verte más que de oírte,
aunque cantas como un ángel,
...como pintaba Murillo
...como escribía Cervantes” (p. 101).
SUS ACTUACIONES EN TERUEL
Con motivo de la inauguración de la Casa-Asilo fundada por el obispo de Teruel, Antonio
Ibáñez Galiano, el día 23 de septiembre de 1883, tuvo lugar una velada literario-musical en la que
intervino nuestro tenor interpretando el segundo número del Stabat Mater, de Rossini, «Cujus ánimam gementem», aria de tenor de fuerte tesitura en el registro agudo. También se unió al coro que
cantó una Fuga del maestro Eslava, dirigido el coro y la orquesta por el maestro de capilla Eusebio
Subero.
A finales de 1883 se repone en la masía de San Blas y al mismo tiempo estudia la ópera
I Puritani, de Vincenzo Bellini, que a principios de 1885 cantará en gira por Italia, con su esposa, en
los teatros Víctor Manuel de Palermo y Gaetano Donizetti de Bérgamo, con clamoroso éxito. Le llamaban “Marini”, pero él porfiaba por su auténtico apellido, sin añadiduras.
En otra de sus estancias en Teruel cantó en la catedral el Te Deum en acción de gracias porque
había terminado la epidemia de cólera, la cual produjo más de cinco mil muertes en la provincia y
varios centenares en la ciudad durante los meses de julio y agosto. Al desaparecer la epidemia se
celebró el 17 de septiembre de 1885 un solemne Te Deum en la catedral en el que intervino el
tenor Marín, y unos días más tarde cantó durante el ofertorio, en el Salvador, el Stabat Mater del
maestro de capilla Eusebio Subero y bajo su dirección, acompañado por la capilla de la catedral. El
periódico de Teruel El Ferrocarril, del 24 de septiembre, se hacía eco de este acontecimiento diciendo: “nos creíamos transportados a la Real capilla”.
MARÍN Y GAYARRE
Entra a formar parte de la compañía de Gayarre, la cual le lleva a París y luego a Londres, sustituyendo al propio Gayarre cuando éste, por enfermedad u otra circunstancia, no podía actuar. En
esa larga gira se interpretaron La Africana, de Meyerbeer, Los Puritanos, de Bellini, Lohengrin y
Tannhauser, de Wagner, en París; en Londres, Lucrecia Borgia, de Donizetti, Los Hugonotes, de
Meyerbeer y Un Ballo in maschera, de Verdi. Gayarre se quedó afónico y aprensivo, presagiando
una muerte temprana. Marín le decía: “¡Qué bobada! Lo que tú tienes es una terrible afonía y, sobre
todo, aprensión, mucha aprensión” (cfr. HERNÁNDEZ GIRBAL, p. 494). De ahí la estrecha relación
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entre el tenor navarro y el tenor turolense. Uno de los biógrafos de Gayarre, Julio Enciso, destaca la
amistad entre los dos tenores:
“Dentro del mundo de los artistas, Lago y Marín fueron siempre sus dos mejores y más
queridos amigos.
Andrés Marín, excelente tenor muy aplaudido en los primeros teatros de Europa, franco y leal como buen aragonés, alegre y decidor, era un carácter y un genio, el más a propósito para simpatizar con Gayarre.
Retirado hoy allá en Teruel, vive consagrado a la vida del campo. ¡Qué gracia le hacía, y
cómo reía Gayarre cuando el buen Marín, al describir su vida en Teruel, le contaba las habilidades y las gracias de Selika!” (Selika era una burra blanca que tenía para sus labores campestres en la masía del Cantor, sacado el nombre de la tiple de La Africana, de Meyerbeer).
En Londres enfermó Gayarre, teniendo que sutituirle y salvar la temporada nuestro paisano.
Tan fuerte fue la amistad que nuestro tenor, teniendo apuros como empresario estando en
Alicante, pidió a Gayarre que se acercara por la ciudad, ya que todo el pueblo quería oírle. Gayarre
contestó que iría, y en efecto, fue a Alicante y dio dos representaciones: una de Lucrecia Borgia, y
otra de La Favorita, ambas de Donizetti.
A finales de 1889 Julián Gayarre canta en el Teatro Real de Madrid Los pescadores de perlas, de
Bizet y se le rompe la voz, apreciándole los médicos que se halla seriamente enfermo. Se le encama
sin que dé síntomas de mejoría, palidece sin que los médicos logren salvarle la vida. El tenor Marín,
al enterarse, acude desde Teruel a Madrid junto a su amigo para darle aliento. HERNÁNDEZ GIRBAL
nos lo cuenta:
“Su amigo el tenor Andrés Marín, que, ya retirado, vivía en Teruel dedicado a la agricultura, fue a verle aprovechando un viaje a Madrid, y con él pasó [Gayarre] los mejores
momentos. Le hacía pintorescos relatos de la vida que llevaba y éstos eran los únicos que
conseguían arrancarle una sonrisa. Sobre todo cuando le narraba las mil gracias y habilidades de una burra blanca que tenía para las faenas del campo y a la que había puesto por
nombre Sélica,como la tiple de La Africana” (p. 553).
El 2 de enero de 1890 murió Gayarre en Madrid. La reacción de Marín al conocer la noticia fue
determinante: abandonar definitivamente el teatro y retirarse a la quietud de su Teruel. Un suicidio
artístico como tributo a su mejor amigo.
ALCALDE DE TERUEL
Era tan grande la popularidad de Marín en la ciudad, no sólo por las actuaciones esporádicas en
las que actuaba junto a su esposa, sino también por el prestigio que había dado a la ciudad por sus
repetidos éxitos en España, Europa y América, que las votaciones de 1891 lo sacaron de su retiro
de la masía del Cantor y lo elevaron a teniente alcalde el 15 de junio de 1891, siendo alcalde
Inocencio Espallargas. No lo debió hacer nada mal, porque fue nombrado alcalde en 1893. Como
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alcalde de Teruel, una de sus primeras actuaciones, el 22 de noviembre, fue convocar una junta
para presentar ante el Congreso de la nación una propuesta para traer el ferrocarril a Teruel, uniendo Calatayud con Sagunto. Sus esfuerzos finalizaron con éxito, ayudado por Carlos Castel, ingeniero nacido en Cantavieja, afecto al Ministerio de Fomento, aunque él no pudo disfrutar de este evento. A los pocos días de la toma de posesión como regidor de la ciudad, y con motivo de la guerra de
África, se organizó en Teruel una velada artística en la que actuó el flamante alcalde con su esposa
con un popurrí de arias a solo y a dúo del repertorio habitual de los dos artistas. Pascual Serrano
transcribe el programa de la velada, donde destaca la Obertura de Semiramis, de Rossini; el dúo de
El Polinto por Marín y la Volpini; aria de Il Trovatore, de Verdi, por Marín; Canción andaluza, por
la Volpini; sexteto de Lucía de Lammemour, de Donizetti, por las Sras. Volpini y Vila y los Sres.
Marín, Escriche, Masvidal y Carbonell; cuarteto de Rigoleto, de Verdi, por las Sras. Volpini y Vila y
Sres. Marín y Escriche; y para acabar la jota de Las nueve de la noche, por Marín.
Fue un día grande, lleno y con mucha gente en la calle. Quizás esta velada no ha tenido paragón hasta el momento en la ciudad, al contar en un mismo acto con un primer tenor y una prima
donna. Fue la apoteosis de su vida en el ambiente de la ciudad y la coronación de sus aspiraciones.
Fue un buen alcalde, querido como gestor, y admirado como artista.
Al parecer no fue un buen administrador de su patrimonio personal y familiar, debió ser algo
manirroto y bastante trasnochador, secuelas del oficio de artista, ello motivó tener que hipotecar
parte de sus bienes en la casa de banca de Gregorio Garzarán, y aunque los herederos cancelaron la
hipoteca, la masía del Cantor pasó a poder de dicho banquero. Por otro lado, su esposa no acababa
de acomodarse a la vida turolense y decidió volver a Madrid con sus hijos. Esto trastornó no poco
los hábitos de nuestro tenor, al verse solo y en no muy boyante situación económica, lo que deterioró su salud. Su adiós estaba cercano, por otra parte no se cuidaba.
Aquejado a finales de 1895 de una nefritis acude a Madrid, junto a los suyos, para tratar su
enfermedad sin éxito. Murió el 27 de julio de 1896, a los cincuenta y dos años de edad, en la calle
del Barquillo, 8, junto a su esposa y sus hijos. Fue enterrado en la Sacramental de la Almudena. En
el funeral y entierro estuvo su amigo Carlos Castel, que unos días más tarde escribió en el semanario político Las Circunstancias un artículo necrológico (5 de agosto de 1896), del que entresaco
estos párrafos:
“Tranquilo entre los suyos, merecedor del aprecio general, llevado a la Alcaldía de la
Ciudad, cargo el más elevado que el voto popular pueda conferir en el municipio, ni envidiado ni envidioso, porque su carácter hacía imposible que esto sucediera, Marín gozaba de
una popularidad que nadie puede exceder en Teruel; mientras su nombre era repetido por
todas partes, como el de un gran artista que deja gratísimo recuerdo en todos sus admiradores [...].
Durante los años últimos, en el retiro de Teruel, las únicas manifestaciones artísticas
de Marín se verificaban cantando bajo las bóvedas de la Catedral; y era de ver entonces
cómo el sentimiento religioso daba sublime valor a las notas [...] y era de ver también
cómo en algunos curtidos rostros de los contemporáneos de nuestro biografiado, corrían
lágrimas de emoción [...]”.
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La noticia sorprende y entristece a la ciudad. Ha muerto su alcalde, su ciudadano más universal. Teruel le rinde un homenaje popular, con solemnes funerales en la catedral, interpretándose la
Misa de Réquiem de Cherubini (el de Re menor, para 3 voces de hombre y orquesta, 1836), por la
capilla y orquesta de la catedral, que dirige en esta ocasión el turolense José Navarro, beneficiadotenor de la catedral de Burgos, que se desplazó para este acontecimiento.
El casino turolense le dedicó el 29 de mayo de 1918 el gran teatro que acababa de inaugurar en
estilo neomudéjar, titulándolo Teatro Marín, poniéndose en escena aquella tarde el Señor Pandolfo,
por la compañía de operetas y zarzuelas de Anselmo Fernández. Una obra de poco relieve para tan
gran acontecimiento. La ciudad también le dedicó en estos últimos años una calle, en extremo retirada y pequeña. En 1993 se cumplió el ciento cincuenta aniversario del nacimiento del tenor más
ilustre que ha tenido la ciudad, el setenta y cinco aniversario del estreno del Teatro Marín y el primer centenario de su promoción a alcalde-regidor de la ciudad. Lógico que la ciudad le recuerde con
actos artísticos musicales, patrocinados por el propio Ayuntamiento. El recuerdo comenzó con el
concierto para soprano acompañada por la Banda Santa Cecilia de nuestra ciudad, continuó con los
conciertos líricos, y con una misa solemne en la catedral, actuando la Polifónica Turolense, que
interpretó la Misa de la Coronación de Mozart, el Alleluia para la Fiesta de Santa Emerencia, del
organista de la catedral de Teruel, Antonio Gómez (1795), que probablemente cantaría el tenor
Marín cuando era seisillo de la catedral, y una oración fúnebre, Lux aeterna, en sufragio del que fue
su alcalde, su mejor cantor y su ciudadano más universal.
BIBLIOGRAFÍA
Archivo de la Fundación “Julián Gayarre”, El Roncal (Navarra); cartas y fotografías de A. Marín.
AMORÓS, A. y COSTAS, C.J. (1987), La zarzuela de cerca, Austral.
Enciclopedia Espasa Calpe, cfr. «Villar y Jurado, Elisa».
ENCISO, J. (1891), Memorias de Julián Gayarre, Madrid.
GÓMEZ AMAT, C. (1984), Historia de la música española. Siglo XIX, AM.
HERNÁNDEZ GIRBAL, F., Julián Gayarre, el tenor de la voz de ángel.
MUSIKASTE-ERESBIL (1978), Monografía de Hilarión Eslava, Pamplona.
PEÑA y GOÑI, A. (1968), España desde la ópera a la zarzuela, Alianza Ed.
SALDONI, B., Diccionario biográfico-bibliográfico de efemérides de músicos españoles, tomo IV, ver «Marín,
Andrés».
SERRANO JOSA, P. (1954), «Andrés Marín y Estevan», Teruel, 11, pp. 75-107.
Recibido el 5 de septiembre de 1994
Aceptado el 10 de octubre de 1994
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NOTICIA BIOBIBLIOGRÁFICA
DE UN LEXICÓGRAFO ARAGONÉS
José Luis Aliaga Jiménez
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NOTICIA BIOBIBLIOGRÁFICA
DE UN LEXICÓGRAFO ARAGONÉS
José Luis Aliaga Jiménez
RESUMEN
Con este trabajo se pretende dar a conocer algunos aspectos, ignorados hasta la fecha, de la vida y la obra de
J. Siesso de Bolea, lexicógrafo aragonés del siglo XVIII. Por un lado, aportamos datos y argumentos a favor de la
cuestionada atribución a Siesso de tres manuscritos depositados en la Biblioteca Nacional con las signaturas
12.670, 9.277 y 9.423. Ponemos de relieve, además, aspectos destacados de su técnica lexicográfica y la importancia de su contribución al léxico aragonés presente en el primer diccionario de la Real Academia Española.
Finalmente, damos cuenta de datos biográficos y literarios completamente desconocidos hasta hoy. Con todo
ello se contribuye a rescatar del olvido a una figura relevante de la lexicografía española y pionera en la confección de repertorios léxicos dialectales.
Palabras clave: lexicografía, dialecto aragonés, diccionario, lengua española.
ABSTRACT
Biobibliographic notice of an Aragonese lexicographer.
The purpose of this paper is to highlight some of the aspects, commonly overlooked, of the life and work of
J. Siesso de Bolea, an Aragonese lexicographer from the 18th century. On the one hand, data and arguments are
provided in support of his controversial authorship about three manuscripts deposited in the National Library
with the following catalogue numbers: 12.670, 9.277 and 9.423. On the other hand, some revealing aspects
concerning his lexicographical technique will be emphasized as well as his outstanding role in making a contribution to the Aragonese lexicon within the first dictionary of the RAE. Finally, biographical and literary refe-
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José Luis Aliaga Jiménez
rences which have been wholly unknown up to date, will be also reported. Hence, the present paper contributes to rescue Siesso from oblivion and to consider him as a relevant pioneered figure in the making of dialectal
repertories of Spanish lexicography.
Key words: lexicography, Aragonese dialect, dictionary, Spanish language.
En 1950 S. Gili Gaya emplazaba a los investigadores para que indagaran sobre la personalidad
literaria y la trayectoria vital de José Siesso de Bolea, de quien se puede afirmar, con los datos que
poseemos hoy, que fue el primer lexicógrafo preocupado por recopilar las particularidades léxicas
de Aragón1.
Como consecuencia de un estudio que hemos llevado a cabo sobre las voces aragonesas en el
Diccionario de Autoridades (D.A.), primer diccionario de la Real Academia Española, a cuya publicación entre 1726 y 1739 contribuyó Siesso de Bolea, nos hemos interesado por la figura de este
erudito aragonés. Así, en esta nota procuraremos valorar, por una parte, los aspectos básicos de la
aportación a la lexicografía española del primer autor que materializó en una obra inédita, salvo la
parte recogida en el D.A., la conciencia de la diferencia diatópica del español. Y, por otra, aportaremos algunos datos desconocidos que contribuirán al conocimiento de las facetas literaria y vital de
J. Siesso de Bolea.
Existe una cuestión en la que, a tenor de nuestras indagaciones, debemos disentir del parecer
de Gili Gaya, quien afirmaba que el manuscrito 12.670 de la Biblioteca Nacional de Madrid –fundamental para entender la contribución lexicográfica de Siesso y en cuya edición nos hallamos trabajando– se trataba de un proyecto de Diccionario español etimológico, según la calificación del
conde de la Viñaza, aunque reconozca la preponderancia de voces calificadas como aragonesas2.
1 S. GILI GAYA, «Siesso de Bolea como lexicógrafo», Archivo de Filología Aragonesa, III, 1950, pp. 253-258. Las
brevísimas relaciones de voces aragonesas de Lorenzo Palmireno en el Vocabulario del Humanista (1569) y de
Jerónimo de Blancas en sus Coronaciones de los Serenísimos Reyes de Aragón (1641) no constituyen, a nuestro
modo de ver, actividad lexicográfica en el sentido moderno del término, al contrario de lo que ocurre con la
labor de Siesso de Bolea.
2 Conde de la VIÑAZA, Biblioteca histórica de la filología castellana, Madrid, RAE, 1893, p. 823. La ficha actual de
la Biblioteca Nacional, cuya fecha de redacción ignoramos, ofrece el significativo título de Borrador de un diccionario de voces aragonesas. Menos discrepancia se observa en la denominación de los manuscritos 9.277 y el
9.423 de la misma biblioteca –Diccionario de varias palabras provinciales de Aragón y Diccionario de la lengua
castellana (borradores de D. José de Siesso de Bolea para el mismo)– según Viñaza (op. cit., pp. 911 y 747), pero
Voces provinciales de Aragón sacadas de los Fueros del Reino y de otros escritos con referencias a folios y páginas y Apuntes para el diccionario de la lengua castellana, para la Biblioteca Nacional. Véase la descripción de
estos dos manuscritos en el artículo citado de Gili Gaya.
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NOTICIA BIOBIBLIOGRÁFICA DE UN LEXICÓGRAFO ARAGONÉS
Las noticias que aportan las Actas de las sesiones de la RAE en los años en que Siesso colaboró
con ella (1715-1726), el análisis del manuscrito citado y su cotejo con la parte publicada en el D.A.,
en la que intervino el erudito aragonés (tomo I, letras A-B, 1713-1726), y la comparación de sus tres
manuscritos entre sí (12.670, 9.277 y 9.423), permiten configurar el papel de Siesso de Bolea en la
lexicografía española y aragonesa.
Siesso parece tener plena conciencia de las particularidades léxicas de Aragón cuando en carta
remitida a la RAE, sin mediar petición de ésta, se ofrece para extraer textos de la Historia de
México de Solís que autoricen voces del diccionario que la corporación elaboraba en esos momentos, y para recoger voces particulares del Reino de Aragón3. Si se admite la redacción de los manuscritos por parte de Siesso desde ese momento, cabe distinguir por un lado el 9.423 –de cuya autoría
dudaba Gili Gaya– que contiene textos, a modo de autoridades junto a la voz correspondiente, del
libro de Solís y del Antiteatro crítico de Mañer, para el vocabulario general del D.A. Y por otro el
9.277, listados de voces sin definir extraídos de fuentes aragonesas en su mayoría, y el 12.670,
libro de 404 páginas, dividido por orden alfabético de la A a la Z, con formato de diccionario a dos
columnas, y que da cabida a entradas léxicas, normalmente seguidas de definición y de informaciones lexicográficas variadas entre las que se halla la adscripción geográfica aragonesa expresa o
implícita.
Así pues, parece apreciarse desde el principio la intención del erudito aragonés de separar las
colaboraciones para las que se había comprometido con la Academia: vocabulario común y vocabulario aragonés. Este supuesto se refuerza cuando se verifica que tres cuartas partes de los regionalismos aragoneses proporcionados por Siesso al D.A.4 se encuentran en el 12.670, en un estado primario de redacción, mientras que tan sólo en un tercio, de modo aproximado, coinciden con la
relación del 9.277.
Esta provisionalidad de la redacción del 12.670, y la posible circunstancia de que su autor, al
concebir el texto como un diccionario de regionalismos, no se sintiera obligado a especificar la
información geográfica en cada entrada, puede justificar el hecho de que tal información, en ocasiones, falte del original y se descubra en la ficha que envió para un diccionario donde sus materiales
se funden con el considerado léxico general5. Así se observa en los ejemplos comparados, de los
cuales el primer bloque pertenece al manuscrito y el segundo al D.A.:
3 Archivo de la Real Academia Española, Actas, libro I, 11-4-1715.
4 En total 315 voces o acepciones de las letras A y B (tomo I), o sea, casi dos tercios del total de voces aragonesas
del primer diccionario académico.
5 Como se espera de un borrador, casi nunca coincide por exceso o por defecto con la versión definitiva que de él
se forma. Así, otras caracterizaciones lexicográficas además de la geolingüística pueden discrepar entre los dos
textos que confrontamos.
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aguacha. Aguaza, agua mala y corrompida.
ancheza. Anchura, voz antigua. Estatutos, pág. 152.
bistraer. Adelantar dinero.
aguacha. (Aguacha). s. f. Agua corrompida. Voz baxa usada en Aragón.
ancheza. s. f. Lo propio de anchura. Es término antiquado de Aragón.
bistrayer. v. a. Adelantar, anticipar, dar dinero de antemano. Es voz antiquada de Aragón,
de que el vulgo suele usar algunas veces diciendo bistraher.
Desde el referido ofrecimiento de Siesso a la Academia hasta que ésta recibe los primeros resultados de aquél transcurren casi nueve años6. Cabe presumir que durante ese lapso de tiempo compuso, al menos, buena parte de los trabajos que hoy le conocemos, de los cuales se desprende una
intensa labor de anotación textual y de extracción de autoridades. Pero el recurso a los textos escritos no explica por sí solo determinadas informaciones lexicográficas presentes tanto en el borrador
como en el diccionario académico. Nos referimos a las observaciones sobre el nivel social, la situación comunicativa y la cronología de las voces, combinadas con la marcación geográfica.
La intuición lingüística de Siesso le condujo, inequívocamente, más allá del apoyo textual, a la
observación directa con fines lexicográficos del habla familiar y de la de los estratos socialmente
más bajos7, a los que no pertenecía como expondremos más abajo. La observación directa de los
hablantes y su reflejo en las columnas de un diccionario permanecen en la actualidad como anhelo
de una lexicografía volcada, por razones obvias, en la lengua escrita. Veamos una muestra del
Borrador y del D.A.:
desvergüenzo. Por desvergüenza es muy bajo término; desvergüenza parece que explica más
lo primero. Oyselo al predicador de San Pablo en un sermón, año 1719. Era capuchino y
buen predicador, aunque en el estilo algo llano, pero muy natural y sin afectación y elegante.
herencio. Por herencia lo oí en un sermón al prior del Carmen.
pocha. Por faldriquera. Voz baja, del franc. poche.
fer. v. a. Her, hacer. Voz antiquada que suele usar hoy la gente rústica, sobre todo en algunas aldeas. Fuer. de Arag., fol. 32, col. 1.
aribar. v. a. Aspar la lana en cierto tornillo dicho Aribo para hacer las madejas. Es voz baxa
usada entre la gente popular y de las Aldeas en el Reino de Aragón.
bardoma. (Bardóma). s. f. Porquería, suciedad, lodo corrompido. Viene del nombre gascón
bardo que significa lodo. Es voz baxa usada en Aragón.
6 Archivo de la Real Academia Española, Actas, libro II, 14-2-1724.
7 Otras circunstancias apoyan esta hipótesis. La propia formulación lexicográfica (cfr. p. ej. bistrayer), la naturaleza culta de los textos de que se servía para ejemplificar las voces, y la amplitud de miras que la RAE evidenció al
albergar aragonesismos (y voces comunes) para los que no se había hallado respaldo escrito –dos tercios (200
palabras o acepciones) de los que Siesso remitió a la corporación–.
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NOTICIA BIOBIBLIOGRÁFICA DE UN LEXICÓGRAFO ARAGONÉS
La selección de desvergüenzo y de herencio ha sido intencionada por tratarse de dos ocasiones
excepcionales en las que Siesso llega a mencionar en el ms. 12.670 su fuente oral. Pero si reparamos en los casos paradigmáticos de aribar o bistrayer, resulta razonable admitir nuestra hipótesis.
Hipótesis consolidada por otra de las singularidades de la obra lexicográfica de Siesso, que, como la
anterior, se ha perdido para la lexicografía española y que Gregorio Salvador atribuyó a los primeros académicos en general8. Nos referimos a la especificación del área de uso de las entradas léxicas
del diccionario en contraste con el área de uso de los sinónimos correspondientes, bien constituyan
éstos la definición, bien se ofrezcan como información complementaria. Tal característica funciona
regularmente en el manuscrito con la adscripción aragonesa sobreentendida para la entrada. En las
páginas del D.A. lógicamente, al tratarse de un diccionario del español, es obligada la expresión del
dominio lingüístico en que funciona tanto la entrada como sus equivalentes. La distribución contrapuesta de sinónimos geográficos, particularmente fecunda en el ms. 12.670, subraya, en nuestra
opinión, la intención de Siesso de elaborar un verdadero diccionario de voces aragonesas:
cacho. En Castilla gacho. “Andar cabizcacho es andar cabizbajo”. Voz baja aquí y en Castilla.
crébol. Lo mismo que vesque; liga en Castilla. Usase en las montañas de Jaca.
redolada. Contorno en Castilla. “En toda la redolada no hay hombre como él”.
alaica. s. m. Hormiga con alas. Término de Aragón, que en Castilla se llama aluda.
aliaga. s. f. Lo mismo que aulaga y jaulaga. Es una planta toda espina, que tiene la flor amarilla [...]. Esta voz parece árabe, porque el P. Alcalá pone por su correspondiente arábigo
Iaulaquz, cuyo origen acredita llamarse en Andalucía, jaulaga; y aunque en Castilla se llama
aulaga, y en Aragón, Valencia, Murcia, y la Mancha aliaga, es poca la corrupción.
Si todavía carecemos de un análisis pormenorizado de su obra lexicográfica9, desconocemos,
salvo detalles aislados, su biografía y sus escritos literarios o científicos10.
8 «Lexicografía y geografía lingüística», Semántica y lexicología del español, Madrid, Paraninfo, 1984, pp. 138-144.
Por todo lo apuntado no cabe duda de la preexistencia del ms. 12.670 respecto de la aparición en 1726 del primer
tomo del Diccionario de Autoridades. Por otro lado, en la portada de aquél se lee esta nota firmada por un tal
Pellicer: “A Joseph Siesso y Bolea, zaragozano, florecía por los años de 1720, téngole por autor de ese M.S.”.
9 Las dificultades de lectura debidas al deterioro del ms. 12.670 y a su farragosa escritura nos retrasa en la fijación del texto, paso ineludible para extraer conclusiones fiables. Gili Gaya lo quiso introducir en su Tesoro lexicográfico (1492-1726) (Madrid, CSIC, 1947) interrumpido, como se sabe, en la letra E. Pero el Tesoro incurre en
omisiones que restan fiabilidad a la parte publicada: v. g. el olvido de todas las entradas correpondientes a la
letra B.
10 Sabemos que fue recibido como académico honorario (Archivo de la Real Academia Española, Actas, libro III,
2-6-1729) y que falleció el 2-8-1733. F. de Latassa se refiere a su cultura, a su contribución a la Academia y le
atribuye la autoría de diversas epístolas literarias, un compendio de lógica y un diccionario de voces provinciales, que Gili Gaya identifica como el ms. 9.277, aunque, según nuestro parecer, sólo al 12.670 le conviene, en
todo caso, la denominación de diccionario (F. de LATASSA y ORTÍN, Bibliotecas antigua y nueva de escritores
aragoneses, 4 vols., Zaragoza, Imprenta de C. Ariño, 1884-1886, s. v.).
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En el Archivo Histórico Provincial de Zaragoza se conservan, entre los fondos procedentes de la
antigua Real Audiencia de Aragón, los relativos a los procesos de Infanzonía11. En las actas de uno
de ellos, cuya existencia se ignoraba hasta el momento, Siesso de Bolea reclama el reconocimiento
de su condición de infanzón e hidalgo. El texto, aparte de los contenidos propiamente jurídicos de
menor interés para nuestro objeto, está salpicado de referencias biográficas que, si en otro caso
podrían estimarse insustanciales, cobran valor en la medida de la relevancia del personaje, y de la
inexistencia de otras noticias.
Así, por ejemplo, sabemos que Siesso de Bolea nació en Leciñena, al igual que sus padres
Domingo Siesso y Josepha Bolea, de los que era único descendiente, y sus abuelos Domingo Siesso
y María Azara. Tanto su abuelo como su padre fueron infanzones, posición social de la que obtuvo
reconocimiento en 1701 con su nombre completo, Domingo Pedro José Siesso de Bolea. Este
hecho, la confusión por la pluralidad de nombres del padre, provocó que a su único hijo, Mariano
José de Siesso, se le denegara repetidas veces la firma de infanzonía que reclamaba como heredero
de su padre José Siesso de Bolea. Por el momento, de nuestras indagaciones personales en su villa
natal de Leciñena no se han derivado nuevos datos biográficos.
Al margen de estas escuetas pinceladas biográficas, necesitadas de posteriores averiguaciones,
las signaturas Caj. 75-1701 y Caj. 75-1702 del fichero de la Biblioteca General de la Universidad de
Zaragoza identifican sendas composiciones poéticas firmadas por Siesso de Bolea, impresas en
folios sueltos fechados, en Zaragoza, en diciembre de 1722 y febrero de 1723, respectivamente.
Quizá, su único atractivo, como en el caso anterior, reside en su utilidad para perfilar la olvidada
figura del primer lexicógrafo aragonés, cuya silenciosa aportación al diccionario de la RAE se deja
sentir todavía en la última edición del DRAE de 1992.
Ambas composiciones arrancan de un mismo motivo: un gesto piadoso atribuido a Felipe V y a
su esposa, Isabel Farnesio, quienes, dirigiéndose en carroza a una iglesia, se cruzan con un sacerdote, al que ceden el vehículo y acompañan, el cual se encaminaba a administrar la extremaunción a
una moribunda. Se trata pues de dos poemas de tema circunstancial (un soneto y nueve octavas),
que sirven de excusa a Siesso para solicitar el mecenazgo y protección del confesor real, Guillermo
Daubenton, en el primer caso, y del marqués de Grimaldo, secretario de Felipe V, en el segundo.
Creemos que su reproducción tiene interés documental, ya que el literario nos merece una opinión
muy distinta. Por otro lado, no cabe esperar rasgos lingüísticos aragoneses en escritos cultistas de
un autor que, a su vez, exhibe una formación clásica en el manejo de lenguas antiguas cuando propone étimos en el ms. 12.670.
11 Éstos eran procesos de firma en los que, para demostrar de iure en Aragón la posesión de la infanzonía, era
necesario ganar el correspondiente juicio de firma titular, por el cual se obtenía sentencia a favor para el disfrute de los derechos correspondientes. Pueden verse más detalles en A. CASTILLO, «El Archivo Histórico de la
Real Audiencia de Aragón. Excepcional interés de sus fondos genealógico-nobiliarios», Hidalguía, sep.-oct.,
1955, pp. 10-25.
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SONETO
Dexas Filipo, y tu Isabela dexas,
y al Sacerdote, a Dios, dais la Carroza,
sirviéndole al estrivo, y en la Choza
de Enferma, que tullida, es toda quexas.
En el Lecho, ó Gran Reyna, la manejas,
y la Tierra, y el cielo se alboroza;
la Gasa, que su labio, y su pie roza,
Diadema es, que a tu Carlos le aparejas.
Sol es cada doblón al Pobre oy dado,
que engendra en el Pirú una Mina de oro,
para inundar a España, desatado.
Y el Plaustro, digno del mayor decoro,
Altar a la Piedad es levantado,
que adora el Indio, que venera el Moro.
OCTAVAS
A Visitar el Templo de MARIA,
En Madrid sobre Atochas levantado,
Ibais PHILIPO, y tu ISABELA un día;
Y al passo os sale Dios Sacramentado;
La Carroza dexais luego a porfía,
Y al sagrado Ministro aveisla dado;
Tu el estrivo, o Gran Rey, tu mismo cierras,
Y el Cielo abre sus nubes a tus Tierras.
Mueve el Plaustro, ya altar, de esplendor lleno,
A pie los Reyes a los dos costados,
La espada en una mano, en otra el freno,
Delante, y detrás van nobles Soldados;
Ante la Virgen LUIS de aquesto ageno,
Y la Real Casa están arrodillados,
Dando unos en el Templo al Mundo exemplo,
Mientras las Calles son para otros Templo.
De humilde casa a la pequeña puerta,
Triste morada de Muger tullida,
Que el yelo de los años tiene yerta,
El Plaustro para, y Processión lucida;
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Con diestra el Rey abre el estrivo cierta,
Y el brazo luego ofrece, a la salida,
A Christo, al Sacerdote, que a Dios lleva;
¡O quanto el Cielo acción tan grande aprueba!
Entran los Reyes en la choza obscura,
Siguiendo a Dios, que ya les va delante;
La Real salud, aqui que se aventura,
Con viva voz, vassallo expresa amante;
Mas Rey, y Reyna, sin temor procura
Ver de la Enferma pálido el semblante;
Si esto uno, y otro, si esto ha executado,
¿Que mucho es que la Peste aya cessado?
Sobre el desnudo suelo en pobre cama,
Yaze la Enferma miserablemente;
La Reyna, al verla, lágrimas derrama,
Que el cuello buelve aljófares luciente;
Luego en sus brazos (cántelo la Fama)
El cuerpo a sostener llega doliente,
En ellos comulgar bien ha podido,
¡O ISABEL, cómo el nombre has merecido!
La enfermedad se agrava por instantes,
Y a ministrar precisa el Oleo Santo;
Sale el Rey, y los hombres, no importantes,
La Reyna queda, enjuto mal el llanto;
Manos, no obstante, y pies ya vacilantes,
A la Enferma descubre, sin quebranto,
Y sin temor alguno, ¡o pecho fuerte!
A la horrorosa vista de la muerte.
De la Unción Santa dado el Sacramento,
Un miembro, y otro ungido (nueva hazaña)
Limpias, Gran Reyna, en fácil movimiento,
Con la Gasa, que el cuello te ornó estraña,
La misma enjugó el líquido elemento,
Que comulgado el labio enfermo baña;
Ya a tus Hijos, ya de ella, estoy mirando.
Como el Cielo Diademas va labrando.
Bolver a su Mansión quiere Sagrada
El Señor disfrazado en blanco velo,
Y los Reyes, la diestra iluminada,
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A acompañarle van con santo zelo;
Quando a la Enferma dan necesitada
Cien Doblones, que a Censo toma el Cielo;
Rica una Flota ya, por cada uno,
Ofreciendo está el Mar, sin riesgo alguno.
Camina al Templo de donde ha salido,
Como antes el Señor acompañado;
Todos en el Sagrario, el pecho herido,
Llegan luego a dexarle reservado;
En el Altar, después que Plaustro ha sido,
Viendo al Rey, y a la Reyna el Pueblo amado,
Quántos esfuerzos ha menestrer, quántos,
Para no venerarlos ya por Santos.
Ignoramos si el erudito aragonés compuso otro tipo de poesía, pero ésta que hemos rescatado
de un justo olvido literario se inscribe entre la de los epígonos del ambiente cultural de la España
que Siesso vivió, hundida en lo político –sobre todo con el último de los Austrias–, y en lo cultural,
agotada por completo la creatividad del barroco. No todos los críticos, sin embargo, admiten una
relación causal entre política y cultura, y cifran la decadencia de nuestra lírica en razones puramente literarias, en el agotamiento hasta el límite de las metáforas, los juegos de ingenio y los virtuosismos del barroco español.
Las primeras décadas del siglo XVIII español siguen dominadas, en la lírica, por los mismos
temas y recursos poéticos del siglo anterior. Y la escasa producción de Siesso se convirtió en un eco
más de esta resistencia a la renovación (Álvarez de Toledo, Gerardo Lobo, conde de Torrepalma)
que tardó en llegar. La exaltación religiosa y patriótica prolifera en las composiciones del XVII, de
tono prosaico y carentes de cualquier fuerza lírica cuando se acompañan, como ocurre en las que
nos ocupan, de intenciones panegíricas. Asimismo, tanto el marco formal, soneto y octava, como
los recursos retóricos que Siesso maneja con profusión (hipérbatos, exclamaciones, anástrofes, epanadiplosis, metáforas, etcétera) se corresponden con la apuntada prolongación de la agonía barroca.
Falta mucho por averiguar del lexicógrafo aragonés, y cualquier aportación resultará valiosa
ante la escasez de datos con que contamos. Creemos que su labor precursora en la lexicografía aragonesa, única durante más de un siglo hasta Mariano Peralta, reclama más esfuerzos investigadores
que la clarifiquen.
Recibido el 20 de julio de 1993
Aceptado el 17 de septiembre de 1993
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BREVES CONSIDERACIONES SIMBÓLICO-RELIGIOSAS
SOBRE EL NACIMIENTO DE LA FUENTE DE CELLA:
EL AGUA QUE BROTA DE LA ROCA
Joaquina Lanzuela Hernández
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BREVES CONSIDERACIONES SIMBÓLICO-RELIGIOSAS
SOBRE EL NACIMIENTO DE LA FUENTE DE CELLA:
EL AGUA QUE BROTA DE LA ROCA
Joaquina Lanzuela Hernández *
Al creador
RESUMEN
Siguiendo muy de cerca los pasos de Mircea Eliade y de Brigitte Caulier, y apoyándonos ante todo en una
serie de poemas dedicados a la fuente de Cella, demostraremos cómo su nacimiento reproduce un modelo revelado por Dios a Moisés y repetido por los santos y los hombres a lo largo de los siglos. Al mismo tiempo, y
siempre desde un simbolismo religioso, nos referiremos al significado profundo de la herida de la roca de la que
brota el alimento espiritual, la fuente sacramental.
Palabras clave: fuente, simbología, Cella (Teruel).
RÉSUMÉ
Brèves considérations symbolique-religieuses sur la naissance de la fontaine de Cella: l’eau qui jaillit de la pierre.
D’après les recherches de M. Eliade et de B. Caulier, et en nous aidant surtout de toute une série de poèmes
dédiés à la fontaine de Cella, nous démontrerons comment sa naissance réproduit un modèle révélé par Dieu à
Moïse et répété par les saints et les homnes tout au long des siècles. En même temps, et sous une perspective
religieuse, nous analyserons aussi le sens profond de la blessure de la pierre de laquelle jaillit l’aliment spirituel,
la source sacramentale.
Mots clef: fontaine, symbologie, Cella (Teruel).
*
Universidad de Zaragoza (Colegio Universitario de Teruel).
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Joaquina Lanzuela Hernández
EL NACIMIENTO DE LA FUENTE DE CELLA: REITERACIÓN
DE UN ACONTECIMIENTO TRASCENDENTAL
Las acciones realizadas por los hombres a través de las diferentes épocas históricas se presentan como una repetición, como una reactualización de las acciones primordiales ejecutadas, in illo
tempore, por los Seres Supremos, por los héroes civilizadores. Así lo confirman las palabras de un
estudioso de origen rumano, el célebre etnólogo e historiador de las religiones Mircea Eliade: “[...]
para las sociedades tradicionales, todos los actos importantes de la vida corriente han sido revelados ab origine por dioses o héroes. Los hombres no hacen sino repetir infinitamente esos gestos
ejemplares y paradigmáticos”1.
Es precisamente en la Biblia en donde encontramos el primer modelo arquetípico concerniente
a la obtención del agua. Moisés, escuchando las súplicas del pueblo sediento de Israel a su paso por
el desierto, se dirige a Dios y éste, que desea hacerle partícipe de su energía creadora, le ordena lo
siguiente: “Vete delante del pueblo y lleva contigo a ancianos de Israel; lleva en tu mano el cayado
con el que heriste el río, y ve, que yo estaré allí delante de ti, en la roca de Horeb. Hiere la roca, y
saldrá de ella agua para que beba el pueblo” (Ex. 17, 5-6)2.
Pero son las leyendas hagiográficas las que, con cierta frecuencia y sin grandes variaciones,
ponen en escena la reiteración de este acontecimiento trascendental indispensable para la supervivencia humana. En este sentido, Brigitte Caulier, investigando sobre la intervención milagrosa de
aquellos santos que han hecho brotar una fuente de agua, nos dice:
“Ils ont été surtout de grands créateurs de fontaines. [...] Des saints assoiffés ont fait
faillir les eaux de leur bâton [...] tel Moïse dans le désert”3.
“Ellos han sido sobre todo grandes creadores de fuentes. [...] Santos sedientos han
hecho brotar las aguas con su cayado [...] tal y como lo hiciera Moisés en el desierto”.
Los ecos del bello pasaje bíblico resuenan a su vez en los escritos de James Hall. Éste, refiriéndose a la biografía legendaria de San Clemente, escribe: “La leyenda cuenta que, por negarse a
renunciar de su fe, fue condenado a trabajar en una cantera de mármol de Crimea, allí, en una ocasión, calmó la sed de sus compañeros como lo hiciera Moisés, golpeando una roca y haciendo que
saliera agua de la misma”4.
1
2
3
4
M. ELIADE, El mito del eterno retorno. Arquetipos y repetición, trad. de R. Anaya, Madrid, Alianza Editorial,
1984, 5.ª ed., p. 38. Véase también y del mismo autor, Tratado de historia de las religiones. Morfología y dialéctica de lo sagrado, trad. de A. Medinaveitia, Madrid, ed. Cristiandad, 1981, 2.ª ed., p. 56.
Sagrada Biblia, Madrid, Ed. de Nacar y Colunga, Biblioteca de Autores Cristianos, 1970, 6.ª ed.
B. CAULIER, L’eau et le sacré. Les cultes thérapeutiques autour des fontaines en France du Moyen Age à nos
jours, Paris, Beauchesne, 1990, p. 37 (la traducción es nuestra).
J. HALL, Diccionario de temas y símbolos artísticos, trad. de J. Fernández, Madrid, Alianza Editorial, 1974, p. 87.
128
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BREVES CONSIDERACIONES SIMBÓLICO-RELIGIOSAS SOBRE EL NACIMIENTO DE LA FUENTE DE CELLA...
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La historia del nacimiento de la fuente de Cella se presenta igualmente –aunque teniendo como
modelo más cercano a San Clemente, hecho que vendría justificando, según nuestro propio parecer, por ser este último “Patrón de la Fuente desde tiempo inmemorial”5– como una reiteración,
como una imitación de los gestos primordiales revelados por Dios y ejecutados por Moisés. Los
ejemplos siguientes, muy significativos al respecto: “el agua encerrada bajo las rocas halló un escape a la manera de una sangría en el cuerpo humano”6, o también: “abrieron la roca y sacaron a flote
el exuberante venero”7, quedan completados por estos versos que dicen así:
“Gloria sin fin, loor al que primero,
inspirado por Dios, de piedra dura
abrió la entraña con el fuerte acero [...]”8.
El nacimiento de la fuente de Cella, que consiste en la repetición pura y simple de un acto trascendental, en la reproducción de un mismo y único ademán arquetípico tiene, pues, detrás de sí
una larga prehistoria.
POSIBLES VARIACIONES EN EL NACIMIENTO DE UNA FUENTE
Y USOS MÚLTIPLES DE SUS AGUAS
Presentamos de manera sucinta, a través de algunos ejemplos tomados de los trabajos que
sobre el agua y sus relaciones con lo sagrado ha realizado Brigitte Caulier en Francia, las posibles
variaciones presentes en el nacimiento de una fuente, así como los usos múltiples de sus aguas,
pues ellas arrojan en todo momento una luz esclarecedora a nuestras investigaciones.
Ciertamente, y como era de esperar, a falta de cayado, los santos emplearán, según los trabajos
diarios que desempeñen, el martillo, el huso, la espada, etcétera, tal y como sucede, por ejemplo,
con los constructores de iglesias, con las hilanderas, o bien con los guerreros. San Mazerán y Santa
Menehould, arrojando el martillo o el huso, o San Miguel, que después de haber dado muerte al
animal, clava la espada en el suelo para purificarla9, harán brotar una fuente. Acerca de Santa
Menehould, Brigitte Caulier escribe lo siguiente:
5
6
7
8
9
Escudo heráldico de la Villa de Cella (Teruel), Teruel, ed. Perruca, 1958, p. 7.
A. AGUIRRE LAHUERTA, El ángel de los Silaos. Notas históricas del pueblo de Cella y biografía de sus hijos más
ilustres, Valencia, ed. Guerri, 1952, p. 20.
Ibídem.
Ibídem, p. 25.
Un gesto arquetípico, relativo a la purificación, lo hallamos en E.B. TYLOR, Cultura primitiva. II. La religión en la
cultura primitiva, trad. de Marcial Suárez, Madrid, Ayuso, 1981, p. 467. Los guerreros, al volver de la batalla,
deben purificarse, lavándose, junto con sus armas, en el arroyo más próximo.
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“En Argonne, Menehould retirée dans son ermitage prit en pitié plusieurs personnes
mourant de soif [qui] l’implorèrent, frappant le sol avec son fuseau, la sainte fit jaillir une
source”10.
“En Argonne, Menehould retirada en su ermitaño se compadeció de varias personas
que morían de sed [que] la imploraron, golpeando el suelo con su huso, la santa hizo brotar
una fuente”.
Evidentemente, la roca golpeada comienza a ser reemplazada, en los ejemplos presentes, por el
suelo. Además, y una vez asegurada la supervivencia humana, el nacimiento de una fuente puede
tener otros fines esenciales. Uno de ellos, y no el menos importante, consiste en poder llevar a feliz
término el trabajo iniciado. El caso de San Mazerán es altamente revelador al respecto:
“En Bourbonnais, Mazeran participa à la construction de l’église de Brout-Vernet, et
lorsque l’eau vint à manquer pour le mortier, il lança le marteau, qui en retombant, fit naître une source [...]”11.
“En Bourbonnais, Mazerán participó en la construcción de la iglesia de Brout-Vernet, y
cuando el agua llegó a faltar para el mortero, lanzó el martillo que, al caer, hizo nacer una
fuente [...]”.
En ciertas ocasiones, únicamente las manos pueden ser suficientes para cavar un agujero en la
tierra, de él brotará una fuente a cuyas aguas se les atribuirán propiedades curativas. Un ejemplo
muy célebre, por todos conocido, es el de Bernadette Soubirous, del agujero cavado por sus manos
brotarán las aguas milagrosas de Lourdes.
“Bernadette agit comme tous les créateurs de fontaines curatives en faisant jaillir de ses
mains les eaux miraculeuses”12.
“Bernadette actúa como todos los creadores de fuentes curativas haciendo brotar con
sus manos las aguas milagrosas”.
De igual modo, el agua subterránea que aflora a la superficie se halla particularmente vinculada
a funciones evangelizadoras muy concretas. Estas últimas pueden ser incluso el motivo principal
que explique la aparición de una fuente. En esta dirección comprobamos que en el país vecino:
“Deux fontaines furent créées pour le baptême des païens [...]”13.
“Dos fuentes fueron creadas para el bautismo de los paganos [...]”.
10
11
12
13
B. CAULIER, op. cit., p. 37 (la traducción es nuestra).
Ibídem, pp. 37-38 (la traducción es nuestra).
Ibídem, p. 142 (la traducción es nuestra).
Ibídem, p. 38 (la traducción es nuestra).
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Ahora bien, y dirigiendo nuestra mirada a la fuente de Cella, observamos que si en el acontecimiento trascendental de su nacimiento se hallan presentes dos de los elementos tradicionales,
como son la roca golpeada y el agua destinada a la supervivencia humana, sin embargo, comprobamos:
1.º, que el cayado utilizado por Moisés y por numerosos santos, continuadores de sus gestos
primordiales, ha sido sustituido por “el acero”, o por el hierro, presentado por A. Aguirre Lahuerta
bajo la forma de pico cuando, al referirse a un documento fiscal, alude a “una peña viva en que hay
abiertas A PICO dos bocas [...] de agua”14. Naturalmente, lo que antes era una roca golpeada, se
convierte ahora en una roca atravesada. Por consiguiente, no es de extrañar que lo que en otros
tiempos era empresa de una sola persona se convierta ahora –los trabajos realizados así lo requieren– en tarea de una colectividad.
2.º, que el agua de la fuente de Cella no posee propiedades curativas. Así pues, ningún milagro
relativo a la curación de los enfermos se ha realizado en dicho lugar.
3.º, percibimos además que si el agua que mana de la fuente de Cella fue extraída de las entrañas de la tierra tras horadar la roca para “abastecimiento del pueblo”15 y, por lo tanto, para asegurar
la supervivencia de sus gentes, ella ha desempeñado en todo momento una misión muy importante a nivel espiritual y sacramental. Por supuesto, el agua, utilizada en la construcción de nuestros
monumentos religiosos, ermitas e iglesia parroquial, todos ellos levantados siguiendo el cauce de
las aguas, es además, como tendremos ocasión de demostrar, el agua bautismal.
EL SIMBOLISMO DE LA ROCA Y DE LA HERIDA
Hemos tenido ocasión de observar con anterioridad cómo Moisés, deseando saciar la sed de su
pueblo, hace brotar el agua tras golpear con su cayado la roca de Horeb. Ahora bien, la herida de la
roca golpeada por Moisés es, simbólicamente hablando, una prefiguración de la herida de Cristo,
auténtica roca y verdadera fuente de vida de la que brota el alimento espiritual. A ello alude San
Pablo en su Primera epístola a los Corintios cuando, refiriéndose a la roca de Horeb, precisa con
exactitud: “Nuestros padres [...] bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los seguía y la roca era Cristo” (1Cor. 10, 1-4). A su vez, Jean Arrouye, en su interesante
análisis sobre le Buisson Ardent de Nicolas Froment, tras hacer hincapié en dicho acontecimiento16,
pasa seguidamente a citar la interpretación sumamente ilustrativa que del célebre pasaje de la roca
de Horeb realiza el propio Orígenes, en el siglo III. Así pues, según Orígenes:
14 Cit. por A. AGUIRRE LAHUERTA, op. cit., p. 18.
15 Ibídem, p. 19.
16 J. ARROUYE, «Ce qui coule de source dans le Buisson Ardent de Nicolas Froment», L’eau au Moyen Age.
Sénéfiance, n.º 15, Aix-En-Provence, Du Cuerma, 1985, pp. 7-21. Véase igualmente J. CHEVALIER y A.
GHEERBRANT, Diccionario de los símbolos, trad. de M. Silvar y A. Rodríguez, Barcelona, Herder, 1986, p. 886.
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“Dieu veut que les hommes boivent à la pierre; il veut qu’ils progressent et parviennent
aux mystères intérieurs. Cette pierre ne donne l’eau que si elle est frappée. Le Christ en
effet, frappé et suspendu à la Croix, a fait couler les eaux du Nouveau Testament. S’il ne
l’avait pas été et que l’eau et le sang ne soient pas sortis de son flanc, nous souffririons
tous de la soif de la parole de Dieu”17.
“Dios quiere que los hombres beban de la piedra; él quiere que progresen y descubran
los misterios interiores. Esta piedra no da agua más que si es golpeada. Cristo en efecto,
herido y crucificado en la Cruz, ha hecho correr las aguas del Nuevo Testamento. Si Él no
lo hubiera sido y el agua y la sangre no hubieran salido de su costado, tendríamos todos
sed de la palabra de Dios”.
Un paralelismo evidente se establece entre la muerte de Cristo y la de los santos enviados por
Dios a predicar la palabra divina. Ellos son también la piedra herida de la que brota la sangre que
alimenta la tierra, dando así lugar al nacimiento de una fuente. Escuchemos, una vez más, las palabras de Brigitte Caulier:
“En Saône-et-Loire, le sang de saint Gervais a abreuvé la terre laissant apparaître une
source au même moment [...]. Quitterie, princesse du sang convertie, fut poursuivie par les
païens sur le territoire d’Aubous où ses bourreaux la décapitèrent et à l’endroit où sa tête
tomba, il se forma un trou demi-sphérique d’où une source jaillit spontanément...”18.
“En Saône-et-Loire, la sangre de San Gervasio ha alimentado la tierra haciendo aparecer
una fuente al mismo tiempo [...]. Quiteria, princesa de sangre convertida, fue perseguida
por los paganos en el territorio de Aubous donde sus verdugos la decapitaron y en el lugar
donde su cabeza cayó, se formó un agujero semiesférico de donde brotó una fuente espontáneamente...”.
Puede suceder que, en ciertas ocasiones, el motivo de la roca golpeada se halle doblemente
invocado. Así ocurre en el caso de aquellos santos que, como San Lié, fueron decapitados. Sus cabezas, al golpear una roca, harán surgir las aguas vivificadoras. A ello se refiere Philippe Walter al analizar la novela medieval de Chrétien de Troyes, Yvain. Para el mencionado crítico la fuente de
Barenton está vinculada a la mitología de los lugares sagrados en donde aparecen los motivos del
árbol, de la fuente y de la roca estrechamente vinculados a la decapitación de un santo19.
Pero las invocaciones relativas a la herida de la roca y a la sangre derramada se encuentran asimismo presentes en los ejemplos mencionados por nosotros con anterioridad. Recordemos que A.
Aguirre Lahuerta se refería a ello en sus Notas históricas del pueblo de Cella. La frase siguiente, en
17 Véase J. ARROUYE, op. cit., pp. 13-14 (la traducción es nuestra).
18 B. CAULIER, op. cit., p. 38. (la traducción es nuestra).
19 Véase al respecto, P. WALTER, «Une si jolie fontaine...», en Canicule. Essai de mythologie sur Yvain de Chrétien
de Troyes, Paris, SEDES, 1988, pp. 125-126.
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la que podemos percibir cómo el agua brotó de la herida de la roca “a la manera de una sangría en
el cuerpo humano”20, así como el verso, igualmente citado: “abrió la entraña con el fuerte acero”21,
invocan, aunque de manera simbólica, la herida del costado de Cristo atravesado por la lanza.
Por otro lado, y de manera inversa, siempre que uno de nuestros escritores se refiere al agua en
la Biblia, el recuerdo de nuestra fuente y de sus gentes se halla igualmente presente. Así nos lo
sugieren al menos estas líneas escritas por Pascual Deler, quien, en su breve análisis sobre el simbolismo que posee el agua en la Biblia, relata lo siguiente: “Cristo vino a traer a los hombres las
aguas vivificadoras prometidas por los profetas. Es la roca que, golpeada, deja correr de su flanco
las aguas capaces de apagar la sed del pueblo que camina hacia la verdadera tierra prometida”22. Es
precisamente la sed, que yo destacaría como la característica más notable de los habitantes de
Cella, juntamente con este sentir cristiano de ser un pueblo que camina hacia la meta final, dos de
los aspectos aquí invocados y a los que nos referiremos a continuación en las páginas siguientes
dedicadas al simbolismo sacramental.
EL SIMBOLISMO SACRAMENTAL
Tanto las aguas del Antiguo como las del Nuevo Testamento contienen dentro de sí un evidente simbolismo sacramental. A ello se refieren V. Haag y D. Born cuando en su Diccionario de la
Biblia manifiestan: “Pablo intenta demostrar que ya los Israelitas recibieron una clase de bautismo,
un alimento espiritual (maná) y una bebida espiritual”23. También para James Hall, que sigue de
cerca los pasos del evangelista San Juan, los dos principales sacramentos, el de la Eucaristía y el del
Bautismo, nacían de la herida de Cristo, pues, refiriéndose a la significación profunda de la herida
del costado de Cristo, demuestra que: “la sangre y el agua que [...] manaron de la herida representaban la Eucaristía y el Bautismo”24.
Naturalmente, no es de extrañar que las aguas que brotan de la fuente de Cella sugieran a nuestros poetas no sólo el simbolismo del alimento espiritual que apaga la sed del hombre reconfortándolo, renovándolo, en su largo y penoso caminar hacia la meta final, sino también el agua de la
vida de la que nacimos al Cristianismo. Son precisamente los peregrinos, que simbolizan el espíritu
medieval de la búsqueda del Graal, de este vaso o fuente en la que fue recogida la preciosa y valiosísima sangre de Cristo, los que reúnen en torno suyo la invocación sugerida por nosotros. Ellos son
mencionados por el poeta Félix Brun, quien, volviendo su mirada hacia el pasado, desea reunir
ahora en torno a la fuente a todos aquellos que en otras épocas también la amaron. Así pues, y en
20
21
22
23
24
A. AGUIRRE LAHUERTA, op. cit., p. 20.
Ibídem, p. 25.
P. DELER, «El agua en la Biblia», en Cella en fiestas en honor de San Clemente, Papa y mártir, 1979.
V. HAAG y D. BORN, Diccionario de la Biblia, trad. de S. de Ausejo, Barcelona, ed. Herder, 1970, p. 1725.
J. HALL, op. cit., p. 59.
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una larga enumeración, aparecen uno tras otro los poetas y los pintores, los jóvenes y los ancianos,
los guerreros y los artesanos. No podían faltar los peregrinos, a los que Félix Brun dedica esta
estrofa:
“¡Que a tus aguas se asomen todos los peregrinos
que en ellas, otros tiempos, sus ansias apagaron
y del polvo y fatiga de los largos caminos
sus pies y sus gargantas en tu linfa limpiaron!”25.
En “otros tiempos”, en los presentes también, el hombre ansía calmar su sed en el agua clara
del más puro manantial. Así lo sugieren estos versos tomados al soneto que lleva por título Sed,
tengo sed y en los que el sentido eucarístico se halla claramente expresado:
“Agua viva, agua dulce, transparente,
Manantial de dicha siempre permanente,
Remanso silencioso de paz celestial,
A Ti me acerco para beber, sonriente,
Cual cervatillo que busca tu corriente,
El agua clara de tu puro manantial”26.
Por otra parte, debemos tener muy presente el hecho de que si el agua de la fuente de Cella es
vida –“lo que es vida y da la vida”27, precisa Santiago Quílez– es realmente un agua de vida espiritual, es el agua con la que todos los hijos de Cella fuimos bautizados naciendo de este modo al
Cristianismo. De esta forma se inicia el camino que conduce a la auténtica fuente de agua viva, a
“ese Dios Supremo que es la meta final de todo ser”28. Ésta es al menos la idea principal que se desprende de la lectura de este bello poema dedicado a San Clemente. Sobre el patrón de nuestra fuente, Antonio Martínez Sánchez escribe los siguientes versos que dicen así:
“Ante la enseña de su triple Cruz
Que, en su mano, enarbola permanente,
Nos dicta una lección, muy elocuente
De otra fuente de vida... que es Jesús;
Sedientos de agua viva, por lo mismo
Que, a eterna vida, al hombre resucita...
Tras de las aguas del santo bautismo,
25 F. BRUN GABARDA, «Poema a la Fuente de Cella», en Cella en fiestas en honor de San Clemente, Papa y mártir,
1972.
26 J. LANZUELA HERNÁNDEZ, «Sed, tengo sed», en San Clemente’94. Fiestas Mayores, agosto de 1994.
27 S. QUÍLEZ, «Duelo y esperanza en la Fuente de Cella», Diario de Teruel, 15 de diciembre de 1983.
28 J. LANZUELA HERNÁNDEZ, «A Don Antonio Martínez Sánchez: entre dos amores, entre dos países», Diario de
Teruel, 20 de septiembre de 1986.
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Que antes besaron muros de su ermita
Nacidos de esta fuente al Cristianismo...
San Clemente a la eterna... nos invita”29.
Así pues, y como conclusión a lo dicho hasta ahora, podemos afirmar que la conducta de los
santos y posteriormente de los hombres, en cuanto a la obtención del agua se refiere, se mueve
conforme a unas normas rituales dictadas por Dios a Moisés in illo tempore. La acción ejemplar de
Moisés, consistente en golpear la roca con el cayado y repetida luego por San Clemente, ha sido
continuada por los hombres de Cella a la hora de descubrir el famoso pozo artesiano conocido por
nosotros como la fuente de Cella.
Por otro lado, hemos podido detectar que no son solamente las acciones humanas las que
siguen unos modelos arquetípicos establecidos ab origine, sino que también sus sentimientos continúan siendo idénticos a lo largo de los siglos. No es de extrañar, por consiguiente, que el paralelismo interpretativo, que sobre el simbolismo religioso y sacramental que de los pasajes de la roca
de Horeb y de la herida de Cristo han establecido escritores de épocas tan lejanas como pueden ser
la de San Pablo o la de Orígenes, haya sido para nosotros la luz reveladora que nos ha ayudado a
descifrar el mensaje transmitido por los poetas e investigadores contemporáneos sobre el agua de
la fuente de Cella.
Recibido el 6 de octubre de 1993
Aceptado el 20 de diciembre de 1993
29 A. MARTÍNEZ SÁNCHEZ, Rumbo a la meta. Poemas, Buenos Aires, ISAG, 1986, p. 20.
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LA MATANZA DEL CERDO EN LA ECONOMÍA
DE UN PEQUEÑO NÚCLEO RURAL DE LA
PROVINCIA DE TERUEL
M.ª Soledad Alconchel Pina
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EL MATAPUERCO EN LA HOZ DE LA VIEJA.
LA MATANZA DEL CERDO EN LA ECONOMÍA
DE UN PEQUEÑO NÚCLEO RURAL DE LA
PROVINCIA DE TERUEL
M.ª Soledad Alconchel Pina *
RESUMEN
La Hoz de la Vieja es un pueblo turolense que ha conservado costumbres y ritos, ya perdidos en otros lugares. Una de estas tradiciones es el matapuerco. La matanza del cerdo supone todavía un medio de autoabastecimiento y un elemento de especial relevancia en la vida local.
El objetivo de la investigación ha sido interpretar en su contexto actual la matanza, como fenómeno social
de profunda significación. El contenido de este trabajo abarca todo lo relacionado con la crianza del cerdo y su
matanza. El estudio de campo se realizó en diciembre de 1991, utilizando como método de trabajo la observación participante.
El matapuerco está experimentando una transformación y está perdiendo su significado como eje principal
de una economía de subsistencia. Los dos aspectos esenciales del matapuerco, el económico y el ritual, se diluyen en las actuales formas de vida uniformadoras.
Palabras clave: matapuerco, matanza, cerdo, tocino, jamón, mondongo, La Hoz de la Vieja (Teruel).
*
Urbanización Galápago, Bloque 7, 4.º C. 50300 Calatayud (Zaragoza).
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ABSTRACT
The “matapuerco” in La Hoz de la Vieja. The pig-killing in the economy of a country village of the province of
Teruel.
La Hoz de la Vieja is a village of Teruel which has preserved customs and rites already lost in other places.
One of these traditions is the “matapuerco”. The pig-killing is nowadays a mean of self-catering and an element
of special relevance for the local life.
The purpose of the research has been interpreting the pig-killing in its actual context, as a social phenomenon of a deep significance. The contents of this work covers whatever is related with the pig breading and its
slaughter. The field works was realized in December 1991 through participant observation.
“Matapuerco” is going throught a transformation and it is losing its meaning as the essential part of a subsistence economy. The two mains aspects of “matapuerco”, the economic and ritual, water down in the presente leveling up ways of life.
Key words: “matapuerco”, pig-killing, bacon, han, pork guts, La Hoz de la Vieja (Teruel).
OBJETIVOS, CONTENIDOS Y METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN
La justificación de la investigación sobre la matanza del cerdo en una localidad turolense viene
dada por unas circunstancias muy concretas, que exponemos a continuación. La Hoz de la Vieja es
un pequeño pueblo de la provincia de Teruel que hasta no hace mucho únicamente estaba comunicado con el exterior por una carretera en muy mal estado. Debido a este aislamiento secular, se han
conservado costumbres, vocabulario y ritos que en otros lugares ya se han perdido. Pensamos que
ahora es un buen momento para recoger estas peculiaridades, antes de que desaparezcan por los
cambios que se están produciendo. Y una de estas tradiciones sigue siendo el matapuerco.
Concretamente, la matanza del cerdo supone para este pequeño núcleo de población un medio
de autoabastecimiento y sigue siendo un elemento de especial importancia en la vida local. La cría
y matanza del cerdo todavía constituyen uno de los ejes fundamentales en la economía familiar, si
bien hay indicios de que esto no será así por muchos años.
Para determinar el estado de la cuestión, nos aseguramos de que nadie lo había investigado
hasta la fecha. No hemos localizado ningún trabajo ni estudio de campo sobre la matanza en La Hoz
de la Vieja. Estuvimos en la Biblioteca de Aragón, donde nos pusieron en contacto con instituciones
y personas vinculadas a estudios antropológicos, que nos confirmaron la falta de investigaciones1.
11 Mantuvimos contactos con Elisa Sánchez Sanz, antropóloga, especialista en temas aragoneses, quien nos facilitó
referencias bibliográficas y nos aportó sugerencias para el trabajo. También el profesor tutor de Antropología
del Centro Asociado de la UNED de Calatayud, Amado Millán Fuertes, revisó y orientó nuestro trabajo.
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Tampoco a nivel provincial o regional existe un número amplio de monografías sobre el tema.
Únicamente cuando llegan las fechas navideñas, algunos periódicos y revistas de carácter local
incluyen entre sus páginas alguna información. En Aragón, han aparecido artículos en las revistas
Rolde (Zaragoza), El Pimendón (Robres), Alpunt-3 (Fraga), Guara (Huesca), La Comarca (Alcañiz) o
Tierras de Aragón, esta última editada por la UAGA. También en el Diario de Teruel se han publicado algunos artículos. La bibliografía disponible sobre el tema es muy reducida.
Por otra parte, hemos detectado un movimiento de recuperación de la matanza. En Pozondón
(Teruel) de nuevo se está revitalizando esta vieja tradición, si bien de una forma totalmente festiva
y multitudinaria, alejada de su verdadera razón de ser y de sus orígenes2. En la propia capital de la
provincia, Teruel, se ha constituido recientemente una asociación denominada Asociación del
Gorrino3.
El objetivo básico de la investigación ha sido interpretar, en su contexto actual, la matanza
como fenómeno social de profunda significación y raigambre en una pequeña comunidad rural.
Nos hemos interesado por su significación económica familiar, por sus aspectos de ritualización y
por su vinculación con una forma determinada de economía. También nos interesaba su relación
con el ciclo anual de alimentación.
El contenido de este trabajo intenta abarcar todo lo relacionado con el mundo de la matanza y
de la crianza del cerdo. Si bien el núcleo de la investigación se centra en los días de la matanza,
hemos recogido la mayor información posible sobre el ciclo del cerdo y de los productos que de él
se obtienen. Además, han ido apareciendo colateralmente algunos datos de indudable interés etnográfico, que nos ha parecido interesante recoger, pues ayudan a entender mejor el contexto en el
que se desenvuelve nuestra investigación.
Llevamos a cabo el estudio de campo los días 20, 21 y 22 de diciembre de 1991. Hicimos observación participante, colaborando plenamente en todas las faenas del mondongo durante los días
que permanecimos en el pueblo. Utilizamos la grabadora para entrevistar a los cortantes, mondongueras y demás personas vinculadas al matapuerco y tomamos nota puntual de cuanto fuimos
observando. Para completar la información, hicimos fotografías de todo el proceso de la matanza
12 Desde el año 1989 se celebra anualmente en Pozondón la denominada Fiesta de la Matanza, que tiene un triple
objetivo: rememorar la costumbre de la matanza, gozar por unos días del sabor a pueblo y dar a conocer a los
jóvenes las costumbres más típicas de los mayores. Es una fiesta de carácter público, celebrada en la plaza del
pueblo, a la que asisten algunos cientos de personas. No es, pues, una fiesta familiar, sino abierta y multitudinaria. Hay que situarla más en un contexto turístico que en uno tradicional. Vid. Diario de Teruel, 7-12-1989;
9-12-1989; 13-12-1989; 1-12-1990; 6-12-1990; 7-12-1990; 6-12-1991.
13 La Asociación del Gorrino publica periódicamente en el diario local de Teruel apuntes históricos, refranes, etcétera, sobre el cerdo, en una sección denominada «Fondo documental y bibliográfico Amigos del Gorrino». Vid.
Diario de Teruel, 4-12-1991; 6-12-1991; 14-12-1991; 18-12-1991; 20-12-1991; 31-12-1991.
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del cerdo. Posteriormente, revisamos y corregimos con algunas de estas personas el material y el
texto final.
Hemos hecho una estructuración del trabajo en varios apartados, en el primero de los cuales
hemos querido reflejar brevemente la metodología utilizada. En el segundo hacemos una descripción de la localidad, así como de algunas características de su economía, sociedad y cultura; nos
extendemos especialmente en el ciclo anual de alimentos, del cual forman parte sustancial los productos del cerdo. El siguiente apartado constituye la parte central de la investigación, con la descripción pormenorizada del matapuerco. En el apartado cuarto, dedicado a la cultura del matapuerco, recogemos aspectos como el vocabulario, refranes o significación social del mismo. Finalmente,
se recogen las principales conclusiones de nuestra investigación. El trabajo se completa con dos
anexos: uno de fotografías y otro de recetas tradicionales.
Con notas a pie de página, hemos querido descargar el texto de toda aquella información que
pudiese interrumpir el hilo narrativo de nuestra investigación.
LA LOCALIDAD DE LA HOZ DE LA VIEJA
DESCRIPCIÓN DEL MEDIO FÍSICO
La Hoz de la Vieja es una localidad de 237 habitantes, situada a 932 metros sobre el nivel del
mar. Tres barrancos confluyen en La Hoz de la Vieja: el Chorredero, el Vadillo y el Barranquillo.
Varias palancas se encargan de enlazar las orillas entre sí. El grueso del casco urbano se halla orientado al mediodía, al pie de una torre que llaman castillo4. La Cingla, nombre dado a una prominencia rocosa, da escolta al pueblo frente al castillo. El edificio más destacable del casco urbano es la
iglesia parroquial5.
El clima es continental; la temperatura media anual oscila entre 14º y 8º, con medias en los
meses fríos entre 7º y 1º, extremas con mucha frecuencia por debajo de 0º y heladas incluso en
abril, acortando el período vegetativo. Los veranos son cortos, con medias de 23º y extremas superiores a los 35º. Las precipitaciones son insuficientes, pese a la posibilidad de lluvias orográficas,
situándose entre 400 y 500 mm, con déficits anuales permanentes, especialmente en los meses de
14 El conjunto urbano está dominado por una torre medieval de vigilancia, que fue erigida en el año 1363 por los
vecinos para evitar pagar tributos para la fortificación de Montalbán. Esta torre-castillo se alza como un fortín
sobre las rocas, cara a la sierra. Está bien conservada, con remate de almenas. El rey Pedro concedió a este pueblo, entre otros privilegios, el del peaje para el paso en barca de los ríos aragoneses, hasta Fraga. Vid. A.
ZAPATER GIL, «Hoz de la Vieja», Gran Enciclopedia Aragonesa, tomo VII, Zaragoza, Unión Aragonesa del Libro,
1984, pp. 1714-1715.
15 La iglesia parroquial, consagrada a Nuestra Señora de las Nieves, es de fines del siglo XV o principios del siglo
XVI. Tiene una nave cubierta con bóveda de crucería estrellada, ábside poligonal con una ventana gótica y torre
que se estrecha en altura. La fábrica de la iglesia es bastante irregular. A la entrada del pueblo está la ermita de
Santa Ana. Vid. A. ZAPATER GIL, op. cit.
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verano por el peculiar reparto de las lluvias mediterráneas que dejan sin agua los meses más cálidos.
Pertenece La Hoz de la Vieja a la comarca de las parameras montalbinas de la provincia de
Teruel. Estas parameras son un pequeño país negro carbonero enclavado entre las tierras agrícolas
y ganaderas de Aragón6. La Hoz (nombre que dan sus habitantes al pueblo) está a 103 km de la
capital, en el piedemonte suroriental de la Sierra de Cucalón, perteneciente al Sistema Ibérico. La
Hoz está enclavada en una comarca deprimida de la provincia de Teruel. La densidad de población
de la zona apenas llega a los 7 habitantes por km2. Los pueblos de los alrededores están en período
de regresión e, incluso, de desaparición7. En las últimas décadas, las generaciones jóvenes han emigrado a Zaragoza u otras capitales, para continuar sus estudios o encontrar trabajo.
Hasta hace tres años, la única comunicación de La Hoz de la Vieja era un desvío, en muy malas
condiciones, de la carretera que une Muniesa con Vivel del Río. Ahora la nueva carretera que conecta Zaragoza con la cuenca minera pasa por el pueblo, cumpliéndose así una vieja aspiración de los
vecinos.
ECONOMÍA, SOCIEDAD Y CULTURA
La evolución demográfica de la localidad es negativa, como en toda la provincia de Teruel: en
1900 había 909 habitantes; en 1959, 783; en 1978, 286. La tendencia actual sigue siendo la disminución de la población. Sólo durante los meses de verano se llenan temporalmente casi todas las
casas del pueblo, al acudir los veraneantes a disfrutar sus vacaciones en el pueblo que les vio nacer.
Como consecuencia de todo ello, la edad media de la población es muy alta y el porcentaje de jubilados aumenta todos los años. Cada vez hay menos nacimientos; la población escolar se ve menguada y es muy probable que en unos años se cierre la escuela unitaria que todavía permanece
abierta.
La Hoz de la Vieja es esencialmente un pueblo agrícola y ganadero. Los suelos son pardo-calizos, con escasez de materia orgánica y reducido espesor. Predomina en el término municipal el pastizal, mientras que el bosque de carrasca (Quercus ilex) cubre un área muy pequeña. Los abarrancamientos se han generalizado, lo que contribuye a la improductividad agrícola del terreno. El regadío
apenas existe. A la salida del pueblo se cultivan algunos huertos, que se dedican a cubrir parte de
las necesidades locales de hortalizas y frutas, en un régimen de subsistencia. La agricultura de seca-
16 Si bien es cierto que La Hoz de la Vieja está enclavada en la zona minera de Teruel, su relación con dicha zona
ha sido escasa, debido a la falta de comunicación con los principales núcleos mineros, como Montalbán o
Utrillas. De hecho, no existen mineros ni personal que trabaje en esas explotaciones.
17 Así, por ejemplo, en Maicas apenas queda media docena de habitantes; en Armillas, sólo habita en invierno una
persona. Las otras localidades cercanas, como Alcaine, Josa u Obón, también están desertizándose.
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no es la dominante. Se cultiva el cereal (trigo y cebada), el espirigallo (Onobrychis viciaefolia), planta forrajera para el ganado lanar, y el azafrán.
La ganadería es extensiva. Los pastores salen al monte con sus rebaños de ovejas de raza ojinegra para aprovechar los pastos del terreno montañoso, que forman la mayor parte del término
municipal. Esta ganadería extensiva se completa con la cría de animales de corral, como cerdos,
gallinas y conejos, para el consumo familiar.
Tres son, en resumen, los pilares básicos de la economía de una familia media de la localidad: el
cultivo de cereales, el cultivo de azafrán8 y la venta de corderos. Para compatibilizar esta doble función de agricultores y ganaderos, los pastores se asocian en pequeños grupos, de forma que cada
uno de ellos lleva por turno el rebaño de todos. Gracias a este asociacionismo, a cada pastor le quedan durante el año días libres que puede dedicar a las faenas agrícolas.
La colaboración de la mujer es fundamental. Además de ejercer como ama de casa, cuida de los
animales del corral. Ayuda al marido en las faenas de soltar y, sobre todo, encerrar el ganado lanar
en los corrales a la caída de la tarde. Particularmente necesaria resulta su ayuda en períodos de
nacimiento y crianza de los corderos.
Esta economía familiar, mixta, exige una incesante laboriosidad que se traduce en una atención
constante a las faenas agrícolas y ganaderas. La falta de jornales o de puestos de trabajo fijos ha
obligado a los habitantes de La Hoz a este tipo de economía, caracterizada por el trabajo de todos
los miembros de la unidad familiar y por el aprovechamiento máximo de los recursos naturales9.
La única salida a esta situación ha sido la emigración. El tradicional aislamiento de la población ha
contribuido a que perviva esta economía, que posee rasgos entremezclados de economía de mercado y economía de subsistencia.
También en la cultura se aprecia la persistencia de ritos y costumbres, ya desaparecidos en
otros lugares, Así, en La Hoz de la Vieja nunca dejaron de celebrarse los carnavales, a pesar de su
prohibición en el territorio nacional. Otra tradición muy significativa de esta localidad son las
limosnas, que son obsequios que los vecinos entregan a la iglesia local para el sostenimiento del
18 Particularmente interesante resulta la cultura del azafrán, pero su estudio rebasa los límites de nuestro trabajo.
Únicamente queremos destacar el hecho de que el azafrán se sigue utilizando como método de ahorro. Es decir,
en vez de venderlo anualmente a los compradores e ingresar el dinero en el banco, las familias de La Hoz guardan en arcas el azafrán y venden la cosecha de varios años cuando surge una necesidad o hace falta un desembolso considerable de dinero. El azafrán es un recurso, una reserva para situaciones excepcionales.
19 Este aprovechamiento de los recursos locales se manifiesta continuamente. Veamos algunos ejemplos. Todavía
existen en los alrededores del pueblo hornos en los que se fabrica yeso. A pesar de las malas condiciones para
la viticultura, todos los vecinos tienen algunas viñas con las que elaboran su propio vino en las bodegas particulares. Se obtienen maderos de los chopos cabeceros (Populus nigra) de las riberas de los barrancos y leña del
carrascal. Se siguen recogiendo las aliagas (Genista scorpius) para encender el fuego.
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culto y del cura párroco10. En La Hoz de la Vieja todavía se pueden oír las auroras, cánticos matinales religiosos en honor de santos que allí veneran; se cantan en un recorrido por el pueblo, en
nueve esquinas de sus calles11.
En definitiva, queremos únicamente enfatizar que hasta la fecha este pueblo ha mantenido cierto aislamiento, tanto económico como cultural, que le ha permitido mantener formas tradicionales
de vida. Sin duda alguna, uno de los aspectos más interesantes es el ciclo anual de alimentación,
del que el cerdo forma parte esencial, y que va muy ligado a las faenas agrícolas y ganaderas de la
localidad. Vamos a ver seguidamente dicho ciclo, antes de abordar en el apartado siguiente el matapuerco.
CICLO ANUAL DE ALIMENTOS
A nuestro juicio, algunas características que definen el ciclo anual de la alimentación tradicional
en La Hoz de la Vieja son las siguientes:
10 Las limosnas eran recogidas por el cura párroco y el mayoral de la Virgen del Rosario, ayudados por los monaguillos. Recorrían el pueblo tocando una campanilla, que avisaba a los vecinos de su paso. Posteriormente el
cura bendecía las casas en las que había recibido presentes.
Hasta 1990 había cuatro limosnas diferentes, según la cosecha de cada estación; las tres primeras ya han
dejado de colectarse:
– Azafrán, se recogía un domingo de noviembre.
– Lana, se recogía el día de San Cristóbal.
– Trigo, se recogía un domingo de septiembre.
– Huevos, todavía se siguen recogiendo el día de la Pascua de Ramos.
11 Hemos recogido la letra y música de las siguientes auroras:
• Aurora de San Pedro Mártir. “Con la misa, sermón y rosario / empieza la fiesta que hoy se ha de celebrar /
a San Pedro Mártir de Verona / aquel tan nombrado por la cristiandad. / Venid sin tardar, venid sin tardar / a
dar gracias por ramos que os guarda / el ínclito mártir para no apedrear. / Venid sin tardar, venid sin tardar /
a dar gracias por ramos que os guarda / el ínclito mártir para no apedrear”. El día de San Pedro Mártir se dan en
la iglesia ramos de sarguera (Salix sp.), que se colocan en las ventanas para que no apedree.
• Aurora de San Pascual. “Castidad, obediencia y pobreza, / éstos son los votos que hizo San Pascual. /
Aumentó su fervor a la Virgen / y en el Sacramento se hizo angelical. / Venid sin tardar / que nosotros también
a María / el Santo Rosario vamos a rezar, / que nosotros también a María / el Santo Rosario vamos a rezar”.
• Aurora de San Isidro. “El quince de mayo despierta la aurora / y en tierra española levanta el cantar. / El
quince de mayo despierta la aurora / y en tierra española levanta el cantar / en conformidad. / Tu esperanza en
los campos tenemos. / Oh, buen San Isidro, tu mies sonará. / Tu esperanza en los campos tenemos. / Oh, buen
San Isidro, tu mies sonará”.
• Aurora del domingo de la Rosa y de la Virgen del Rosario. “El rosal más bonito que he visto / lo lleva
María en su mano feliz / con cincuenta rosas todas muy hermosas / y cinco claveles para convertir. / Cristianos,
venid. / El que quiera coger esas flores / que venga conmigo / yo voy al jardín”.
Cantadas todas ellas por Joaquín Escuin Ferrer y Rosa Palomar Escuin.
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• El cerdo es el recurso alimenticio tradicional básico. Es la principal fuente de abastecimiento
de productos cárnicos para todo el año. La dieta de carne se completa con las ovejas y animales de
corral que cada familia sacrifica durante el año.
• Persisten todavía métodos de conservación de alimentos, ligados al clima y a las necesidades
surgidas de las faenas agrícolas y ganaderas. En el granero se conservan todavía por métodos tradicionales tanto alimentos de origen vegetal como animal. Además, el frigorífico ha irrumpido en casi
todos los hogares.
• Se han conservado recetas y postres tradicionales, unidos a festividades religiosas. Estas
fiestas suelen marcar el inicio o final de faenas agrícolas o el paso de una a otra estación.
• La utilización de los recursos alimenticios locales es la máxima posible. Se emplean tanto los
productos propios, familiares, resultantes de la acción ganadera y agrícola, como los que se crían de
forma espontánea en el término municipal.
Para aproximarnos a las características anteriores, haremos un recorrido por la alimentación
estacional. Recogemos la alimentación básica tradicional de cada época del año, relacionándola con
los trabajos agrícolas y las festividades. Queremos, así, poner de manifiesto la íntima relación existente entre la alimentación tradicional y la actividad laboral y social de los habitantes de La Hoz,
condicionado todo ello por un medio caracterizado por su ruralidad, aislamiento y dureza de clima
y suelo.
En invierno, la alimentación viene marcada por las matanzas de los cerdos, a partir del día 8 de
diciembre, algunos de cuyos productos más perecederos se van consumiendo preferentemente. En
todas las comidas abundan las morcillas, el chorizo, la panceta y otros productos.
En enero se hace el adobo, que consiste en freír las costillas, el lomo y la longaniza; se ponen en
una tinaja de barro con aceite. Durante todo el mes se aprovechan al máximo los recursos porcinos:
se preparan las bolas fritas para desayunar y morcilla o chorizo, acompañados de sopa y ensalada,
para cenar. Antes se cenaba siempre cocido, elaborado con judías o garbanzos, patatas, espinazo,
morcilla, chorizo, tocino, pata, oreja y otros elementos del cerdo, al que se añadía algo de col. Era
un plato único. El caldo se aprovechaba para primer plato, como sopa de pan escaldado.
En los pequeños huertos se recolectan coles, zanahorias, escarolas y borrajas. Ya en enero se
siembran los ajos.
Las fiestas navideñas presentan las mismas características de otros lugares; se consumen preferentemente pavos y pollos caseros. El día 17 de enero se celebra la festividad de San Antón. Es una
de las fiestas clave de la localidad. La noche del día 16 se enciende una gran hoguera en la plaza, en
torno a la cual se congrega todo el pueblo12. Esta fecha marca de hecho el comienzo del período del
12 En la hoguera asan carne y patatas. El Ayuntamiento lleva la leña, ayudado por vecinos voluntarios. La hoguera
se enciende a las seis de la tarde. Para animar a los vecinos a contribuir a la aportación de leña, se les va diciendo: “Leña para la hoguera de San Antón; si no, para los machos, torzón”.
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carnaval largo en La Hoz. Además, San Antón es el patrón de los animales: el Ayuntamiento paga
la misa ese día y, cuando ha terminado ésta, se bendicen las caballerías13.
En primavera se recolectan algunas verduras como espinacas. Se comen los pollos y conejos que
se han criado durante el invierno.
Se siembran las verduras y legumbres: garbanzos, acelgas, cardo, puerros, zanahorias, lechugas,
borrajas, patatas y judías. Es también la época de labrar las viñas y de sembrar alfalfa y pipirigallo.
En mayo se arranca del campo la cebolla del azafrán, que se plantará en septiembre.
El carnaval propiamente dicho dura tres días14. Las familias se juntan en cuadrillas para comer
y cenar. Se mata un cordero, que servirá de base a las cenas; se guisa a la brasa, a la pastora y al
horno. Las amas de casa preparan también tartas, natillas y flanes. Generalmente se respeta durante la Cuaresma la abstinencia: los viernes no se come carne, ni tampoco el miércoles de ceniza. Los
viernes se hace para comer bacalao y huevos. El día 29 de abril se celebra la fiesta de San Pedro
Mártir de Verona, patrón del pueblo, con misa y procesión por las calles15.
Dos días más tarde se celebra la Fiesta de los Mártires, el día 19 de enero. Los chicos piden leña por las
casas; antes iban además al carrascal a cortar leña, pero desde hace varios años ya no se desplazan, pues apenas
quedan chavales en el pueblo. Cuando recorren las calles, van gritando: “Leña para los Santos Mártires, si no a
las mujeres se les apagarán los candiles”. Los niños aprovechan los rescoldos de la hoguera de San Antón.
13 Hace ya unos años que no se bendice a los animales, pues tan sólo quedan en el pueblo dos machos, una yegua
y una burra. Antes se les rociaba ese día con agua bendita.
14 Veamos cómo eran antes los carnavales en La Hoz. Los carnavales se han celebrado siempre en La Hoz de la
Vieja los tres días anteriores al miércoles de ceniza. Cada cuadrilla mataba un choto (macho cabrío capado, de
70 a 80 kg de peso). Antes de matarlo, se le ponía un traje de papel con campanas y esquilos. Las cuadrillas
rivalizaban en conseguir que su choto fuera el mejor ataviado. Había de diez a doce chotos.
Cada cuadrilla llevaba un caldero de anís con miel por las calles, del que iban bebiendo. Metían en una
gayata o bastón las tortas o sequillos que les daban por las casas.
Había cierta alteración de la normativa social, manifestada sobre todo en los juegos entre los adolescentes
y mozos. Las chicas quitaban las boinas a los chicos y las llevaban a empeñar a la tienda a cambio de cacahuetes; luego, el chico tenía que ir a la tienda y pagar para recuperarla. Durante todo el período del carnaval largo,
que ya hemos dicho que empezaba el 17 de enero, los chicos y chicas iban a las eras a jugar a las cartas (a la
treinta y una, y al siete y medio). Las chicas se juntaban en grandes cuadrillas y tenían el privilegio aceptado de
poder encorrer, coger y gastar bromas a los chicos.
15 La fiesta de San Pedro Mártir todavía mantiene su vigencia, si bien va perdiendo relevancia conforme pasan los
años. Antes había una cofradía, que ya no existe. Por la mañana se cantan las auroras, al hacerse de día, por las
esquinas de las calles. Los mozos y voluntarios que las cantan llevan un campano que tocan al empezar y terminar la canción. A las ocho se reza el rosario en la iglesia. Antes se rezaba el último misterio del rosario por las
calles. A las doce es la misa y a continuación la procesión. Se da la vuelta al pueblo con el Santo; son cuatro los
mozos que llevan la peana. Hay dos estandartes: el de San Pedro Mártir y el de la Virgen del Rosario. Una vez
terminada la procesión, los mozos del pueblo se medían las fuerzas probando a levantar el estandarte a pulso.
Incluso echaban una chaqueta en la punta para hacer más difícil la prueba. Después se toma un aperitivo y la
comida, a base de paella, pollo con setas de cardo y tarta casera.
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En verano se comen verduras de las huertas, ensaladas y el adobo del cerdo que se preparó en
invierno. Todos tienen gallinas ponedoras, que les suministran abundantes huevos; la temporada
de la puesta empieza sobre enero y se prolonga hasta octubre.
Se recolectan judías verdes, tomates y otras verduras. Los excedentes se conservan en botes de
cristal, al baño maría, y se guardan durante todo el año. Los ajos se guardan en manojos, colgados
en el granero. Los hombres están atareados en la recolección del cereal. Se siembran en agosto acelgas y borrajas para el invierno. Hacia finales del verano se recolecta la patata y se planta la cebolla
del azafrán. Antes se colgaban las judías verdes, ensartadas en hilos, en los graneros; se les llamaba
volvas.
En verano se recolecta la miel. En los años lluviosos y con abundancia de flor, se puede cortar,
es decir, extraer la miel, a partir de mayo. Si el año es bueno, se puede cortar tres o cuatro veces.
Con el agua de la cera lavada se hace mostillo.
Hacia el final del verano se recolectan algunas hierbas y plantas medicinales, como el té de roca
o té de Aragón (Jasonia glutinosa). Se cría esta planta en las rocas calizas y se recoge hacia agosto,
cuando está florido. Se guarda en manojos, colgados en el granero, para que se seque y airee bien.
Se utiliza para el dolor de vientre, como digestivo. Más escaso y apreciado es el té blanco o ajedrea
blanca (Satureja fruticosa)16.
Durante la primavera se celebran otras fiestas tradicionales. El primer domingo de mayo es el Domingo de
la Rosa. El día 7 de junio se celebra la fiesta de San Pascual Bailón, con características similares a la de San
Pedro Mártir. También en junio, el llamado Domingo de la Trinidad, se lleva a cabo una romería a la ermita de
la Virgen de la Aliaga, situada en el vecino pueblo de Cortes de Aragón, con comida campestre incluida.
16 Además del té de roca y el té blanco, se usaban en la localidad las siguientes plantas medicinales:
NOMBRE DE LA PLANTA
UTILIDAD
Jedrea (Satureja sp.) _______________________________
Salvia (Salvia lavandulifolia) ________________________
Ruda (Ruta angustifolia)____________________________
Presquero (Prunus persica) _________________________
Marrubio (Marrubium vulgare)______________________
Cerezo (Prunus mahaleb) ___________________________
Aliaga blanca (Ormatophila spinosa) ________________
Saúco (Sambucus nigra) ____________________________
Zarzamora (Rubus ulmifolia) ________________________
Nogal (Juglans regia) _______________________________
Beleño blanco (Hyosciamus albus) __________________
Esparraguera (Asparagus acutifolius) ________________
Aliñar olivas.
Inflamación del hígado (un novenario).
Heridas (en cocción).
Colitis (infusión de hojas).
Ictericia (orinar 7 días sobre la planta).
Diurético (rabillos en infusión).
Para el catarro (en infusión).
Heridas (poner en maceración en botella).
Heridas (emplasto de hojas masticadas).
Heridas (hojas y cáscaras en una botella).
Dolor de muelas (en infusión).
Abortivo para las ovejas (hacer tres cruces en la cola).
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El día 15 de agosto, festividad de la Asunción, se celebran las fiestas patronales, en honor también de San Pedro y San Pascual, aprovechando la afluencia de familiares emigrados que han venido a pasar unos días en el pueblo. Estas fiestas presentan todas las características de las fiestas de
cualquier pueblo de España: música, bailes, peñas para jóvenes, etcétera.
En otoño, se recoge el azafrán, cultivo tradicional de la zona, y la uva, con la que se elabora el
mostillo y el vino de cosechero. Se siembra también el cereal.
En septiembre se planta la cebolla del azafrán, manualmente, de una en una. Esta cebolla ha
sido arrancada previamente en mayo. Entonces hay que esgallufarla, es decir, limpiarla y secarla. La
flor sale hacia mitad de octubre, pero no es de esta cebolla plantada en septiembre, sino de la cebolla de años anteriores, que puede tener hasta cuatro o cinco años. La flor se recoge por las mañanas, antes de que se abran los pétalos. Luego, ya en casa, por la tarde y por la noche, hay que esbrinar, es decir, separar el azafrán, que son los brines o estigmas de la flor, de color rojo, y los
estambres o drogues, de color amarillo. Finalmente el azafrán se pone a secar y tostar, para que se
conserve durante años, si es preciso.
En La Hoz todos elaboran su propio vino en sus pequeñas bodegas. La uva se pisa en un cubo
grande, se pone en el trujal y, cuando ha parado de hervir, se prensa, obteniéndose así el vino para
beber17. También se guarda la uva garnacha tendida en un cañizo en el granero para comerla en las
semanas siguientes. La uva de privitón se cuelga en los techos del granero; para ello, se clavan en
los maderos unas tachuelas o clavos, de los que se enganchan las uvas con hilos de algodón, a lo
que denominan “cuelga de uva”. Las uvas así colgadas pueden conservarse hasta la Navidad.
Hinojo (Foeniculum vulgare) _______________________
Verbena (Verbena officinalis) _______________________
Pelo de maíz (Zea mays)____________________________
Aliaga (Genista scorpius) ___________________________
Laurel (Laurus nobilis) _____________________________
Espliego (Lavandula angustifolia) ___________________
Cola de rata (Polygonum aviculare) __________________
Malva (Malva sp.) _________________________________
Malvavisco (Althaea officinalis) _____________________
Pipas de calabaza (Cucurbita pepo) __________________
Lavar tripas en el matapuerco.
Golpes (en fricción, previo cocimiento).
Diurético (en infusión).
Catarros (en infusión).
Antipolilla.
Antipolilla.
Reúma (en infusión).
Catarros (en infusión, con miel).
Abcesos (emplasto cocido, bien picado).
Lombrices (comerlas crudas).
Información facilitada por Pascuala Escuin Royo.
17 Para elaborar vino clarete, las uvas van directamente a la prensa; no se cuecen previamente.
Para hacer vino tinto, se pisan los racimos de las uvas y se mete todo en las cubas para que hierva. Se baja
con un palo todas las mañanas, para que no se salga. Cuando ya ha dejado de hervir, se escuela, es decir, se saca
el vino y el escolado se echa aparte. El vino escolado sale más purificado y se conserva más. Se lleva a la prensa
el pan o brisa, de la que va saliendo poco a poco más vino, que es peor que el escolado. Hay seis prensas en el
pueblo. Las cubas donde han hervido las uvas son lavadas con vino y utilizadas para llenarlas de nuevo con el
vino joven.
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Es la época de caza en el coto local, donde se cría el conejo, la perdiz, la liebre y el jabalí. Los
excedentes de la caza se escabechan. El coto de caza se arrienda a una sociedad de cazadores, ajena
al pueblo, para obtener ingresos económicos, pero los aficionados a la caza del pueblo pueden
cazar.
También se recogen setas. La seta de cardo (Pleurotus eryngii) crece de forma natural en los
montes del pueblo, en unos sitios determinados llamados setares. Aparecen con las primeras lluvias del otoño, generalmente en el mes de octubre, y desaparecen con los primeros fríos del invierno. La localización de los setares es difícil: suelen ser campos que anteriormente fueron cultivados.
Los aficionados a la recogida de setas de cardo guardan celosamente el secreto de los lugares donde
crecen éstas. Salen por la mañana, muy temprano, antes de que salga el sol, para adelantarse a los
otros buscadores.
Las setas de cardo se guardan en rosarios, es decir, ensartadas en hilo de coser, formando como
una especie de collar o guirnalda. Se cuelgan de los clavos de los graneros, para que pierdan toda la
humedad. Antes de guisarlas, se ponen a remojo con el fin de que adquieran la consistencia original. Las setas se van gastando en las ocasiones especiales como, por ejemplo, el matapuerco o las
fiestas navideñas. También se utilizan como obsequio para amigos y familiares.
Por todo el término municipal hay abundantes acerolos o azarollos (Sorbus doméstica) que dan
un fruto llamado azarolla. Se cogen verdes y se cuelgan a manojos llamados panollas. Maduran lentamente en el granero. También se pueden guardar las azarollas ensartadas en un hilo; para ello,
cuando están verdes, se cortan por la mitad y se pasan por el hilo formando un rosario. Hervidas
con vino se utilizan para combatir los catarros.
La recogida del azafrán y demás labores del campo deja poco tiempo para guisar, por lo que es
en estas fechas cuando se comen los escabechados de pollo y conejo casero, que se han hecho anteriormente. También se aprovechan los botes de conserva de judías verdes, cardos o alcachofas. El
primer domingo de octubre se celebra el Domingo del Rosario18. Se cría un pollo especialmente
para comerlo ese día.
Hemos hablado hasta aquí de alimentación tradicional, pero ha llegado el momento de hacer
una consideración importante. La introducción progresiva y cada vez mayor de productos alimenticios provenientes del exterior, motivada por la mayor circulación de dinero entre la población, es
un hecho irreversible. En la mayoría de las unidades familiares el peso del consumo de alimentos
locales ha dejado de tener más importancia que los alimentos comprados en la tienda. Si antes lo
comprado era un complemento de lo producido, ahora ya ha comenzado el proceso inverso: lo pro-
18 Hay dos mayorales, una pareja, si bien no es necesario que sea un matrimonio; no obstante, los viudos o viudas
no pueden ser mayorales. Ellos cuidan de la Virgen del Rosario durante todo el año y, cuando muere una persona, le ponen el manto de la Virgen. El día de la Virgen del Rosario se da pan bendito, suministrado por la mayorala. En realidad es un bizcocho partido en trozos, que la gente va cogiendo a la salida de la iglesia, cuando ha
terminado la misa.
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ducido es cada vez más un complemento de lo comprado en la única tienda de alimentación que
existe en el pueblo.
La dieta alimenticia actual se caracteriza por un elevado consumo de productos propios: carne,
sobre todo de cerdo, vino (solamente los hombres), huevos, verduras y hortalizas. Se completa cada
vez más con productos comprados: pescado congelado, bollería, pastas, leche, azúcar, café, pan,
etcétera. Es una alimentación copiosa, fuerte, adaptada a la dureza del clima y al fuerte desgaste
energético que realizan tanto los hombres como las mujeres. No siempre ha sido así. Aunque sea
de forma aproximada, queremos hacer algunas consideraciones respecto a esta dieta alimenticia.
– Antes, es decir, hasta cerca de los años sesenta, parte de esta producción propia, como eran
los animales de corral o huevos, no se consumía, sino que se vendía para obtener algún pequeño
ingreso económico adicional. Por lo tanto, se comía menos carne, que era sustituida por comidas
que se hacían a base de otros productos más baratos. Era una comida de pobres, como los habitantes de La Hoz la siguen denominando, hecha a base de platos como las farinetas, el cocido, el mostillo, la sopaenvino, las sopas de ajo, las patatas con grasa, el bacalao, etcétera. Hoy día existe cierto
rechazo social y resistencia a comer algunos de estos platos, pues van asociados a una época de
hambre y escasez. Particularmente, la sola mención de las farinetas evoca recuerdos de penuria
entre todos aquellos que tenían en esta pasta su almuerzo habitual diario.
– Ahora, como ya ha quedado dicho, la comida es variada y abundante, y simultanea los productos propios con los comprados. Hay un sector importante de la población, los jubilados, que ha
visto restringido su régimen alimenticio, por motivos de salud. Hay que tener en cuenta que problemas como el exceso de colesterol, la arterioesclerosis o problemas circulatorios son frecuentes
en una población que come actualmente exceso de grasa y carne. Por otra parte, los niños ya son
alimentados desde el principio con productos lácteos y papillas compradas. Durante todo el año,
los hombres salen al monte con sus rebaños, lo que les obliga a comer fuera de casa. Aquí juegan
un papel muy importante los productos del cerdo, los cuales, junto al pan y al vino, cosechado por
ellos mismos, forman parte de la comida del mediodía, a la que llaman “merienda”. Esta merienda
constituye el almuerzo y la comida del pastor durante muchas temporadas.
EL MATAPUERCO
COMPRA Y CRIANZA DEL CERDO
El cerdo se compra en una localidad cercana, llamada Muniesa. Pesa aproximadamente veinte
kilos y apenas tiene un par de meses. El precio de cada animal oscila alrededor de las seis mil pesetas. Antes se compraban los lechones en la propia localidad; había en el pueblo algunos barracos, a
los cuales se les llevaba las cerdas para que las montasen. De esta forma, algunas familias criaban
cerdos para todo el pueblo y cubrían las necesidades locales. Ahora se compran los lechones entre
febrero y abril. Vienen ya vacunados y capados. Sus propietarios lo declaran al Ayuntamiento para
pagar el impuesto correspondiente.
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Se les mete en la cochera o pocilga, de la cual ya no salen hasta que se les mata. Al cerdo se le
echa paja en la cochera de vez en cuando, para absorber la humedad y porquería que el animal
genera a diario. La cochera se limpia diariamente o cada dos días. El estiércol se echa al corral, para
que lo remuevan y picoteen las gallinas. Es utilizado posteriormente para fertilizar los campos,
sobre todo los de azafrán. Son las mujeres quienes se encargan de limpiar y dar de comer al cerdo.
Las pocilgas disponen de una pila, donde se les echa la comida, llamada “hechura”; ésta se compone de harina y desperdicios, mezclados con agua. Pesa de ocho a diez kilos y se hace en un caldero. La hechura se elabora con remoyuelo o también con una mezcla de harina de trigo y cebada, a la
que se añaden desperdicios de patatas, verduras, peladuras, frutas, etcétera. Hay que tener cuidado
en no preparar una mezcla demasiado espesa en harina que pudiera empachar al cerdo. El remoyuelo se puede comprar al panadero, mientras que la cebada y el trigo son molidos en el molino del
pueblo. Muelen de ocho a diez sacos al año para alimentar al cerdo.
El animal hace dos comidas diarias: una, a las ocho de la mañana, que es la hechura; otra, al
anochecer, consistente en unos dos kilos de cebada. Cuando los tocinos son pequeños y no tienen
ganas de comer, se les prepara el breballo: agua y harina mezclados. Si el cerdo sufre alguna enfermedad de consideración, se avisa al veterinario de la zona.
Ahora los cerdos son más grandes y gordos que antes. Esto es atribuido por parte de los vecinos a la mayor cantidad y calidad de la comida que se les prepara19. Al final de la crianza suelen
pesar de ciento veinticinco a ciento setenta kilos, en casos excepcionales. Tradicionalmente, el peso
se calcula por arrobas. Teniendo en cuenta que cada arroba equivale a doce kilos y medio20, el peso
medio de cada cerdo es de once arrobas. Antes, apenas llegaban a los cien kilos, es decir, siete u
ocho arrobas. Nos aseguraron que las tocinas, que también son castradas, sacan más magra que los
tocinos. Una fórmula tradicional todavía utilizada para saber el peso aproximado del animal consiste en pesar un jamón y multiplicar su peso por nueve.
PREPARATIVOS PARA LA MATANZA
El período de los matapuercos es una fiesta, un acontecimiento para cada familia y para todo el
pueblo. Exige, sin embargo, una buena preparación de todos los elementos necesarios para que
nada quede al azar y para que no aparezcan imprevistos, atribuibles a descuidos, que tiren por tie-
19 Todos los testimonios orales coinciden en que antes los cerdos pesaban menos. Además, “el gorrino, omnívoro
por excelencia, no resulta caro de criar, aunque su engorde, antiguamente, fuera más gravoso en zonas de montaña que en la tierra llana. Hoy, ya no ocurre esto porque casi todo el mundo ceba al tocino con piensos equilibrados”, vid. «El sacrificio del cerdo», La Comarca, Alcañiz, especial Navidad de 1991, p. 11.
20 Aunque la Gran Enciclopedia Aragonesa le da a la arroba un valor de 11,5 kg, el valor más usual oscila en
Aragón entre 12 y 12,600 kg. Vid. J.I. LÓPEZ SUSÍN, «La “matazía” en Aragón, un rito que desaparece», Rolde,
23, 1984, p. 7.
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rra el trabajo de todo un año21. En un par de días se materializa el esfuerzo de la crianza y no es
cuestión de dejar cabos sueltos.
Se limpia el granero, que será el depósito y almacén de los productos que se elaboren esos días.
Hay que revisar si hay colgado un número apropiado de cañas y si queda suficiente espacio.
También hay que tirar aquellos productos perecederos, ya inservibles, que pudiesen estropear los
jamones o embutidos. Se revisa la malla de la ventana que impide la entrada de moscas.
También hay que limpiar, recoger y adecentar especialmente la cocina, donde se va a trabajar
incesantemente. El hombre tiene preparada abundante provisión de leña de aliaga y carrasca para
alimentar la hoguera del caldero del agua hirviendo y el fuego del hogar. También es el hombre el
encargado de matar dos días antes una oveja o dos, que cuelga del granero y cuya carne se utilizará
esos días. Todos estos preparativos crean una alteración del ritmo habitual de la familia y un nerviosismo que dura hasta que el animal ha muerto.
La mujer se encarga de comprar o tener preparados los ingredientes básicos de la matanza, que
son los siguientes:
• De tres a cinco kilos de sal, indispensables para sazonar y salar.
• Especias: pimienta, canela, clavillo, nuez moscada, pimentón. La dueña de la casa compra las
especias a su gusto.
• Una botella de anís o cazalla, para las longanizas y güeñas.
• Cinco o seis kilos de arroz, para las morcillas.
• De ocho a diez barras de pan duro, de al menos quince días, para las bolas.
• De tres a cinco cebollas, utilizadas para los guisos de las comidas y de las cenas.
• Un manojo de ajos para la longaniza, el chorizo y las güeñas.
• Unos diez litros de aceite de oliva, indispensable para freír y conservar el adobo.
• Salvajamones, producto químico comercializado.
Antes de la matanza hay que sacar, limpiar y fregar los utensilios, algunos de los cuales sólo se
utilizan en esta ocasión. Es la mujer quien se encarga de esta faena. Los utensilios imprescindibles
son:
• La capoladora: es una máquina, provista de una cuchilla y que se acciona manualmente, para
picar la carne. Cada familia tiene su capoladora por herencia matrilineal.
21 En todos los lugares de Aragón el ambiente festivo y los preparativos eran muy parecidos: “Unos días antes ya
se respiraba un ambiente distinto en los hogares. Los hombres salían a hacer leña (fajuelos, aliagas...), preparaban los cañizos donde iban a dejar el cerdo troceado y las tortetas, afilaban los cuchillos, las estraletas. Las mujeres bajaban de los graneros las vacías, vaciones, calderos de cobre, espumaderas (raseras grandes), terrizos, etcétera, para fregarlos”, en Educación de adultos de Siétamo, «La matacía en Siétamo», Guara, mayo de 1990, p. 5.
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• La máquina de llenar morcillas o morcillera: la máquina consta de un embudo metálico,
donde se introduce la pasta preparada por las mondongueras, y de una larga palanca de madera, en
cuyo centro lleva un émbolo que empuja la pasta hacia los intestinos acoplados al embudo. Este
artilugio está sujeto a una mesa baja, sobre la que se depositan y atan las morcillas.
• El caldero de cobre, de gran tamaño, imprescindible para la cocción de bolas y morcillas y
para proveer de agua caliente.
• Varios pozales, de plástico.
• Varios barreños, de barro cocido. Están siendo sustituidos por barreños de plástico.
• Hilo de algodón y punzadera, para pinchar y atar algunos embutidos.
• Un cañizo, sobre el que se colocarán las piezas frescas del cerdo en el granero.
• La rasera, paleta de metal, con varios agujeros, que se emplea para volver los fritos y otros
menesteres.
• La espumadera, rasera grande, de cobre.
• Las traudes o trévedes, para sostener los calderos y recipientes sobre el fuego.
LA MATANZA
El proceso completo del matapuerco dura generalmente dos días, estructurados así:
• Primer día: matar al cerdo, limpiar tripas, salar, elaborar bolas y morcillas.
• Segundo día: preparar longanizas, chorizos y güeñas. Limpieza general.
No obstante, si hay número suficiente de brazos, puede culminarse todo el proceso en un día,
aunque no es lo habitual.
Los encargados de matar al cerdo se llaman “cortantes”. Generalmente la profesión se transmite
de padres a hijos22. Actualmente se matan de cuarenta a cuarenta y cinco cerdos por año. El cortante actual recuerda haber llegado a matar hasta ciento diez cerdos. La tendencia es la disminución
progresiva pero lenta de los cerdos sacrificados cada año. Cada familia suele matar dos cerdos, si
bien cada vez son más quienes matan sólo uno. El cortante cobra unas mil pesetas por cerdo sacrificado.
Los sacrificios de cerdos empiezan por Santa Bárbara, a primeros de diciembre, y suelen terminar por Reyes. Antes duraba la temporada hasta San Antón.
22 El actual cortante, Victoriano Sebastián Esteban, aprendió de su padre este oficio. Victoriano lleva veintidós
años de cortante en el pueblo. Los cortantes son siempre dos. A Victoriano le ayuda Antonio Lahoz Lahoz, que
es actualmente el alcalde del pueblo.
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Cada día se sacrifican de dos a cuatro cerdos. Los cortantes comienzan su trabajo teniendo en
cuenta varios factores, como, por ejemplo, si el sitio donde va a tener lugar la matanza es cubierto o
si habrá luz suficiente en el primer lugar por el que se quiere empezar. Se tiene también en cuenta
el emplazamiento de las casas a las que se va a ir, de forma que la vuelta se haga bien. Se mata por
la mañana: desde una hora temprana hasta mediodía. Los clientes avisan con tiempo la fecha deseada para que los cortantes lo tengan en cuenta y puedan satisfacerlos, si es posible.
A sujetar el cerdo suelen acudir los dueños de los animales sacrificados antes y después de cada
matapuerco. Esta costumbre asegura que siempre haya suficiente número de brazos para sujetar al
animal. El proceso de matanza y descuartizamiento de cada cerdo dura aproximadamente una
hora, a lo que hay que añadir el tiempo de traslado de una casa a otra. Actualmente sólo se matan
dos días a la semana: los martes y los viernes, porque los veterinarios únicamente recogen las
muestras esos dos días. Antes la matanza se llevaba a cabo todos los días, excepto el domingo.
El día anterior a la matanza, se le echa al cerdo un desayuno ligero y ya no se le da más comida.
La razón de dejarlo un día sin comer es evitar el exceso de suciedad en las tripas.
El dueño saca al cerdo de la cochera o casilla, ayudándose de un palo, empujándolo y dándole
voces para que salga. A veces el animal se resiste a abandonar la pocilga y a ser conducido ante el
banco donde va a ser degollado. Para vencer su resistencia, el cortante le clava el gancho en el cuello y lo arrastra hacia adelante, hacia el banco, mientras los demás le sujetan las patas y la cola.
Entre todos lo colocan de costado encima del banco. El cortante mantiene al cerdo con el gancho
por la garganta y lo sujeta por el otro extremo del gancho a su pierna derecha, mientras que la pierna izquierda está junto a la cabeza. De esta forma, el cerdo permanece inmovilizado, con la ayuda
de algunos hombres (fots. 4 y 6)23.
Todas estas acciones se realizan en la misma calle o en un lugar abierto, con asistencia de vecinos, curiosos y colaboradores ocasionales en la sujeción del animal. Es una operación ruidosa, debido a los quejidos del animal y a las fuertes voces de los hombres dándose instrucciones para sujetarlo. No hay pudor ni recato en la muerte del animal, sino más bien algarabía y ganas de
comunicarlo socialmente.
Se mata al cerdo seccionándole la yugular con un machete. Hay que tener mucho cuidado en no
pinchar el corazón, ya que en este caso la muerte del cerdo sería instantánea y no saldría su sangre.
El cuchillo va hurgando en la herida, mientras una mujer, la dueña de la casa, recoge la sangre en
un barreño y le da vueltas para que no se cuaje24. La sangre sale a borbotones (fot. 5). Antes se
23 Colocamos entre paréntesis el número de las fotografías del Apéndice fotográfico que se corresponden con el
texto de este capítulo.
24 Dice al respecto J.I. LÓPEZ SUSÍN, op. cit., p. 8: “Sólo una mujer entre los presentes, la «dueña de la casa»
(¿sacerdotisa?), cuya misión consiste en recoger la sangre (elemento vivificador por excelencia) en una «terriza»
(Bello, Valtorres, Mezquita) o «ribrell» (Valderrobres) dándole vueltas con sus propias manos, trazando círculos,
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recogía la sangre en barreños de tierra; ahora son de plástico. La sangre se tapa y puede conservarse durante dos o tres días antes de ser utilizada.
El ambiente es de alegría, pues en esos precisos momentos culmina todo un año de trabajo.
Mientras se sacrifica al cerdo, los comentarios son jocosos, a pesar de los gritos del animal, de sus
esfuerzos por desasirse de los brazos que lo sujetan y del dramatismo de la situación. Incluso algún
vecino se acerca a ayudar. Surgen comentarios sobre otros cerdos, anécdotas sobre algunos que se
levantaron cuando se creía que ya estaban muertos o pequeños percances y accidentes sufridos por
los presentes en situaciones anteriores.
Una vez muerto el animal, comienza el proceso de la limpieza de su piel, que tiene dos fases
diferenciadas25. La primera es el socarrado, que se hace con un soplete de gas, conectado a una
bombona. Antes se utilizaban aliagas encendidas sujetas por tenazas. Los pelos o cerdas socarradas
y quemadas son barridas con una escobilla de fibras vegetales. Con unos cuchillos apropiados se va
rascando la piel al mismo tiempo (fots. 7, 8, 9 y 10).
Una vez socarrado, comienza la segunda fase de la limpieza, denominada afeitado. Éste consiste
en ir echando agua hirviendo al mismo tiempo que se va radiendo la piel con unas cuchillas y con
unos guantes preparados al efecto (fots. 11 y 14). El resultado final es una piel blanca, sonrosada y
limpia de cualquier impureza. Entre tanto, se ha hecho una hoguera para calentar agua y tenerla en
ebullición continuamente (fot. 13).
Mientras duran las operaciones del socarrado y rascado de la piel, la dueña de la casa saca una
bandeja con pastas y licores, que distribuye entre los presentes (fot. 12). El trabajo no se interrumpe en ningún momento. Todas las operaciones se realizan en el banco de madera.
Una vez impecablemente limpia la piel del animal (fot. 15) se procede al descuartizamiento. En
primer lugar se le cortan las manos o patas para que el animal pueda ser colocado convenientemente en el banco26. Hasta ese momento el cerdo había estado de costado, de uno u otro lado. A partir
de ahora, el animal es colocado con el vientre tocando el banco y la cabeza levemente inclinada
hacia abajo (fot. 16). El cerdo se abre por el esquinazo o espina dorsal, porque el trabajo es más
cómodo y requiere menos esfuerzo (fots. 17 y 18, 20, 21, 22, 23 y 24). Después de hacer una pro-
para evitar la coagulación. Puede haber hombres mirando, pero a ninguno se le ocurriría relevarla de esta tarea.
Porque es suya”.
25 En otros lugares de Aragón, la limpieza del animal se lleva a cabo de forma diferente: “El pelado [...] se realiza
por dos sistemas fundamentales: escaldado con agua hirviendo, y rascado posterior (sistema más empleado en
el Alto Aragón y la ribera del Ebro), o socarrándola (gran parte de la actual provincia de Teruel) con aliaga y
romero, o con «balago» (paja de centeno) en el Campo de Bello, rascándolo luego con las «cazoletas», y apurando aún más con un lavado a base de piedra”. Vid. J.I. LÓPEZ SUSÍN, op. cit., p. 8.
26 En casi todo Aragón, el animal se descuartiza colgándolo de una anilla del techo, lo que exige el concurso de
varios brazos: “Por cierto que el alzarlo colgándolo de una anilla o palo cruzado en el techo, era un trabajo que
exigía esfuerzo”; vid. «La matacía del cerdo», Tierras de Aragón, 61, UAGA, febrero de 1990, p. 14.
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funda incisión en el dorso, se extrae el espinazo (fot. 25) y la cabeza, sin arrancar la lengua. La
cabeza se secciona por la nuca (fot. 19).
Separada la cabeza del cuerpo, se le cortan las orejas y se pela raso al hueso, de forma que salga
bien la cabecina o piel de la cabeza. La cabeza se abre por la mitad con el hacha y se le sacan los
sesos. La cabecina se come el mismo día del matapuerco.
El cerdo se abre “como un libro”, en palabras del cortante, para ir extrayendo sucesivamente los
livianos, las tripas, el hígado, las mantecas, las costillas, los lomos y, finalmente, las espaldas y
jamones (fots. 26, 27 y 29). El cortante tiene un cuidado especial en la extracción de las tripas, pues
se sacan de forma diferente si se van a utilizar las correas estrechas de una, dos.
Las distintas piezas se distribuyen en canastas de mimbre (fot. 30). Se utilizan baldes de latón,
cubiertos por un cernadero o paño, para guardar las tripas (fot. 28). En principio se sube todo al
granero y se cierra la puerta con llave para evitar que entren animales domésticos, como gatos o
perros.
Aunque del cerdo se aprovecha prácticamente todo, no obstante, algunas partes son inservibles. Se tiran las pezuñas, el pichorro, la hiel y la vejiga. Antes se sobaba la vejiga con ceniza y se
hacía un balón, con el que jugaban los chicos. También el pichorro se utilizaba para darle grasa a la
sierra de los carpinteros y a las botas de cuero.
Se selecciona una muestra (fot. 31) para el veterinario, formada por tres pequeños pedazos de
carne extraídos de la lengua, de la cabeza y de las costillas, que se envía a Muniesa. La razón es
saber si el cerdo tiene la triquinosis o alguna otra enfermedad que pueda ser transmitida a los que
ingieren su carne. Se pagan por esta operación quinientas pesetas. A pesar de esta precaución, en
ocasiones se empieza a comer la carne antes de que lleguen los resultados del análisis veterinario.
Cuando los cortantes han terminado todas las operaciones, limpian cuidadosamente la herramienta. Al irse dicen siempre: “A comerlo con salud”, a lo que se les responde: “Y vosotros que lo
veáis”.
Hasta este momento, han sido los hombres quienes se han encargado de limpiar y descuartizar
al cerdo. A partir de ahora, empieza el mondongo, en el que las mujeres toman el relevo de la actividad principal.
Una de las primeras operaciones y más urgente es limpiar las correas o intestinos. Son las mujeres quienes se encargan de esta tarea. Si se quieren utilizar las tripas pequeñas estrechas, el cortante es avisado previamente y las saca juntamente con el entresillo. Las mujeres las cortan con unas
tijeras, es decir, las separan del entresijo (fot. 35). A continuación, de una sacan dos, ya que una
está metida dentro de la otra. Éstas se utilizan para longanizas y morcillas estrechas. Se cortan de
cincuenta a sesenta centímetros de longitud. Si la parte anteriormente mencionada no se quiere
utilizar para morcillas, el cortante la saca como una soga, extrayendo el entresijo limpio.
Las tripas o correas se lavan con agua caliente y se guardan (fots. 36 y 37). Las tripas destinadas
al llenado de longaniza son vueltas con un husillo hecho de sarmiento y se raspan concienzudamente con una cuchara para eliminar todo tipo de adherencias y suciedad.
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Para lavar las tripas gordas se pone el intestino boca arriba y se le echa agua caliente para limpiarlo. Se cortan a treinta centímetros de longitud aproximadamente. Posteriormente se lavan con
una mezcla de hinojo cocido, jabón casero y agua caliente. Se les da la vuelta y de nuevo se lavan
con abundante agua caliente.
El lavado de las correas es pesado y desagradable, pudiendo durar de una a dos horas. Si alguna
correa se agujerea, se corta más pequeña para que pueda ser utilizada.
ELABORACIÓN DE PRODUCTOS
De todos es conocida la variedad de productos alimenticios que se extraen del cerdo. Además,
cada región e incluso cada localidad tienen su peculiar manera de elaboración artesana. En La Hoz
de la Vieja se siguen preparando ahora los mismos productos de siempre.
En primer lugar, determinadas partes del cerdo exigen un consumo inmediato, porque son
perecederas o porque no existe costumbre de sacar productos de ellas. Dichas partes son las
siguientes:
El hígado se consume el mismo día de la matanza, asado o frito, formando parte de las tajadas.
La tripa se limpia con agua caliente, llenándola y vaciándola varias veces. Luego se vuelve y se
raspa con un cuchillo hasta que queda bien limpia, ya que se trata del estómago del cerdo (fot. 38).
Se come el mismo día de la matanza, asada a la brasa.
Aunque del cerdo se aprovecha prácticamente todo, ahora hay partes que ya no se utilizan,
como la bochiga. Antiguamente los niños esperaban que les diesen la bochiga o vejiga para inflarla
con una caña y hacer una pelota de juego. Actualmente se tira al perro.
Otras partes extraídas del cerdo se conservan sin necesidad de realizar ninguna operación ni
echar productos sobre ellas: el entresillo se guarda en el cañizo del granero y se utiliza para freír las
bolas conforme se van gastando al cabo del año (fot. 39).
El mismo día de la matanza, el hombre de la casa sala las partes del cerdo que se van a conservar guardadas en los graneros. Las piezas que se salan son las siguientes: los perniles, que son los
jamones de las patas traseras; las espaldas, que se corresponden con las patas delanteras; el espinazo; los lomos; las cuatro patas; los huesos; la cabecina y las costillas.
Muchas de las piezas saladas se utilizan para cocidos y frituras.
El blanquil es el costado del cerdo, formado por la piel y el blanco o tocino. Se quita la piel, se
sala y se cuelga en el granero. Esta piel se llama corteza. El blanco se utiliza para hacer chorizos. Si
hay mucho blanquil, parte de éste se conserva entero, sin separar la piel del blanco.
La tripera o panceta se come frita, a tajadas.
La papada también se come frita, a tajadas, como la panceta.
Las piezas se salan frotándolas con sal y ambas manos enérgicamente, hasta que se impregnan
bien de la sal (fot. 40). Veamos ahora el proceso que se sigue en el salado de los jamones y espal-
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das. Primero se presionan con un trapo seco para extraer toda la sangre que haya quedado. Se echa
abundante sal encima de la carne viva y a continuación se refrota.
Se dejan reposar las piezas durante ocho días (fot. 41), transcurridos los cuales se les pone peso
encima. El peso consiste en grandes losas de piedra e incluso otros elementos del granero que puedan ser utilizados para tal efecto, como pueden ser sacos llenos de trigo. Algunas casas disponen de
prensas de madera especiales para este menester.
Transcurridos unos días, se aplica a las piezas el salvajamón27 y se cuelgan en una parte del granero aireada. En el mes de mayo, aproximadamente, envuelven los jamones en ceniza de carrasca,
purgada previamente con una criba. Esto se hace porque el riesgo principal en la conservación del
jamón es una mosca que pone sus huevos en éste, estropeándolos completamente cuando se desarrollan las larvas. Antes, en lugar de salvajamones, se preservaban los jamones con pimentón rojo
picante.
Otras partes del animal admiten mayor diversidad de tratamiento y tienen utilidades diversas:
La lengua se puede utilizar de tres formas distintas: guisada con cebolla; salada y colgada después en el granero; o como embutido denominado lenguado, para lo que se cuece un poco la lengua
en el caldo de cocer las bolas. En la tela del tocino se pone la lengua ya cocida y un poco de pasta
de longaniza, que se ha reservado previamente. Se hace un rollo con todo ello y se mete en una
correa gorda. Se cuece en el mismo caldo de las bolas durante veinte minutos. Se saca y se cuelga
en el granero.
La manteca o ensundia está situada junto a las tripas. Para que pueda ser utilizada, la manteca
se capuela con la máquina de capolar. A continuación se pone en una sartén y se calienta en el
fuego. Cuando está líquida, se cuela y se pone en tarros de cristal. Éstos se tapan y se guardan en el
cuarto bajo. La manteca se va utilizando para freír o para hacer dulces, mantecados o tortas. Parte
de la manteca líquida se emplea en la mezcla de morcillas y bolas.
Antes se ponía la mitad de la manteca en un cazuelo o terrizo con sal y se guardaba para hacer
tortas con chinchorrilla. Estas tortas se hacían en verano.
Los productos más apreciados son aquéllos que se elaboran con las correas del animal:
Morcillas
Se cuece el arroz en el caldero de cobre con agua y sal. La proporción es de dos litros de agua
por cada kilo de arroz. El arroz hierve cinco minutos aproximadamente. Se retira el caldero del
fuego y se tapa con un paño para que el arroz se recueza. Pasados unos quince minutos, el arroz
está cocido, pero un poco duro. Es importante que el arroz tenga el punto exacto de cocción para
que, al cocer posteriormente las morcillas, no se deshaga.
27 El salvajamón lleva: conservadores (E-224, E-210 y E-200) sobre soporte 553 B y almidón.
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El arroz se saca del caldero con una espumadera y se deposita en un barreño de barro. Se agrega
la sangre al arroz aún caliente, en la cantidad que éste admita. Quiere esto decir que el arroz debe
tomar el color de la sangre sin que ésta quede suelta (fot. 46).
Se agregan a esta mezcla los siguientes ingredientes: grasa, canela, clavillo y nuez moscada. La
cantidad de estas especias varía en función del criterio de la dueña de la casa y depende de lo que
se aprecien estos sabores a la hora de comer las morcillas. Unos las prefieren con un sabor suave,
mientras que otros optan por sabores más fuertes. Se remueve bien toda esta mezcla para que la
pasta quede homogénea. Se rectifica de sal, si es necesario.
Con esta pasta, aún caliente, se llenan las morcillas en las correas gordas y en las de una, dos.
Para ello, la pasta se va echando en el embudo de la máquina de llenar las morcillas. Mientras una
mondonguera va bajando la palanca que comprime la pasta en el embudo, otra controla y desliza la
correa por el extremo estrecho del embudo para que cada morcilla contenga la cantidad apropiada
de pasta (fot. 47).
Una vez llena la correa, otra mondonguera procede al atado de las morcillas (fot. 48). Se ata un
hilo de algodón en cada extremo de la morcilla. Se pinchan con una punzadera (aguja de coser lana
o sacos) para que no se revienten al cocerlas. Las morcillas atadas se colocan en un barreño (fot.
49).
Mientras ocurría todo esto, en el fuego del hogar estaba el caldero de cobre con agua (fot. 50).
Cuando ésta hierve, se van echando las morcillas con mucho cuidado para que no se revienten, sirviéndose de la espumadera (fot. 51). Cada vez echan una. Se cuecen en primer lugar las morcillas
delgadas y, posteriormente, las gordas. Transcurridos unos treinta minutos, se pincha una morcilla
con la punzadera. Si el caldo que saca la morcilla es claro, significa que ya está cocida; si lo saca
oscuro, hay que dejarlas cocer un poco más. Una vez en su punto, se van sacando con la espumadera y se colocan en una canasta de mimbre, cuyo interior ha sido recubierto por un cernadero, es
decir, un paño de hilo. El mismo paño sirve para taparlas y evitar un enfriamiento demasiado rápido.
Se dejan las morcillas en la canasta durante unas tres horas. Se suben al granero y se cuelgan
en las cañas para que se sequen. Las morcillas difieren entre sí por su aspecto, de acuerdo con el
tamaño de las correas. Básicamente hay dos tipos de morcillas: delgadas y gordas. Entre éstas destacan por su tamaño y forma dos: el morcón y la morca cular. Esta última es muy apreciada, porque
la correa es más gruesa y tiene más grasa; todo ello hace que sea mucho más sabrosa.
En definitiva, se preparan cuatro tipos distintos de morcilla: morcilla delgada o de una, dos, con
el intestino delgado; morcilla gorda, con el intestino grueso; morcón, con el intestino ciego; y
morca cular, con el intestino cular.
Bolas
Se prepara el pan cortado en sopas (trocitos de pan) unos días antes de la matanza. Las sopas se
ponen en las terrizas de barro. A continuación se agrega la sangre del cerdo que había sido recogida
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en el momento del degüello. Se amasa todo bien (fot. 52). Si no hay suficiente sangre de cerdo se
agrega sangre de oveja. En ocasiones hay que recurrir a alguna vecina que haya matado el cerdo el
día anterior para que dé la sangre precisa. Las vecinas se prestan este servicio sin compensación
económica alguna.
Se le agrega después la grasa, un poco de sal y las especias que son: canela, clavillo y pimienta
blanca. Se amasa de nuevo enérgicamente para que la masa resultante quede homogénea. Con toda
la masa se hace una bola grande.
Es muy importante la mezcla de todos los elementos y una correcta proporción entre los mismos. Algunas veces, aunque pocas, ha sucedido que las bolas se han deshecho en el caldero. Las
mondongueras lo achacan a una excesiva cantidad de grasa en la mezcla. También puede influir en
este hecho la distinta calidad del pan actual, muy distinto a las hogazas de pan elaboradas en
horno de leña, hechas por las propias mujeres.
Para hacer las bolas, las mondongueras van tomando pequeñas cantidades de la masa. Con
ambas manos moldean las bolas hasta que éstas adquieren la forma redondeada (fot. 53). Las bolas
se van depositando en la base de la terriza o de un balde, sin amontonarlas para que no se deformen por un peso excesivo (fot. 54).
Cuando el caldo de cocer las morcillas está hirviendo en el caldero, se van echando las bolas al
mismo sirviéndose de una espumadera de cobre (fot. 55). La subida de las bolas desde el fondo del
caldero a la superficie revela que están terminando de cocerse. Todavía será preciso esperar cinco
minutos aproximadamente antes de sacarlas al barreño de barro (fot. 56). El tiempo de cocción
depende del tamaño de las bolas. Al principio se echan cuatro bolas al caldero para probar su sabor
y su consistencia, pues ya hemos señalado anteriormente el peligro que existe de que se deshagan.
Si la bola sabe sosa, se echa un poco de sal en el agua de cocerlas.
Mientras dura la cocción, se arrojan aliagas al fuego para que éste se avive. Según cuentan las
mondongueras, antes, cuando el pan era casero, las bolas soportaban bien el fuego; ahora, sin
embargo, las mujeres lo controlan con sumo cuidado para que éste se mantenga constante, pero no
excesivamente vivo.
Las bolas se cuecen en varias veces, pues cada vez se echan en el caldero las que se estima que
caben en la base. De esta forma se evita que se amontonen en el fondo y se deshagan.
Las primeras bolas que salen son las más esperadas por todos los participantes en la matanza.
Se prueban e incluso se llevan a los familiares y vecinos para que las coman calientes y recién
hechas. Una vez terminado el proceso de cocción, se suben al granero, donde se dejan extendidas
en un cañizo, todavía humeantes, para que se sequen.
Pasados dos o tres días se meten en una sopera y se tapan para que se conserven frescas unos
ocho días más. Durante los primeros días las bolas se consumen fritas para almorzar o calientes en
el horno de la cocinilla.
La bola es un producto que, conforme pasan los días, pierde atractivo para comerlas. Pasado
este tiempo, las bolas se agrietan y endurecen. A partir de ese momento se utilizan para el cocido y
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los caldos. En la actualidad, las amas de casa jóvenes meten parte de la bolas en el congelador del
frigorífico familiar, para, de esta forma, poder comerlas frescas durante más tiempo, ya que descongelan cada vez las que van a utilizar.
Longanizas
Los ingredientes son: magro capolado, pimienta blanca, unas pizcas de pimienta negra, sal y
cuatro o cinco cabezas de ajos, picados en el mortero. La picadura de los ajos se hace con unas pizcas de sal.
Para elaborar las longanizas se efectúa la operación denominada “repelar”, consistente en limpiar los huesos de carne. Se repela el esquinazo, las costillas y huesos sueltos. También se coge
parte de los jamones, hasta dejarlos redondeados. Las magras que llevan más tocino se llaman
magras gitanas.
Se amasa todo en el barreño y se le agrega un cuarto de litro de cazalla. Conforme se va amasando, se prueba para ir rectificando el sabor. A continuación se mete la pasta en la máquina capoladora y se llenan las correas (fot. 44). Éstas se atan con hilo de algodón y se pinchan con una aguja
de coser lana. La mitad de la longaniza se deja para comerla cruda; la otra mitad, para la conserva.
La longaniza de cerdo y oveja se hace con los mismos ingredientes que la de cerdo, sólo que la
mezcla está formada por tres partes de magra de cerdo y una de oveja. Esta longaniza se hace con
el fin de utilizar el blanquil del cerdo. Se conserva frita en aceite.
Chorizos
Los ingredientes son cinco kilos de carne de oveja, dos kilos y medio del tocino del blanquil,
ajos, polvos de chorizo28 y un poco de vino quinado. Se añade carne de oveja para que salga más
cantidad de chorizos. Normalmente se ponen dos espaldas y una pierna. El proceso de elaboración
y conservación de los chorizos es similar al de las longanizas.
Güeñas
El preparado de las gueñas se compone de: los livianos, la mielsa, el corazón, los riñones, el herbero o esófago, un poco de blanquil, pimentón dulce, sal, pimienta, canela, ajos picados, clavillo y
anís. Se amasa todo y se llenan las correas. Se ponen a secar en el granero. A veces, antes de mezclar, se hierve un poco el corazón y los livianos.
28 Se utiliza un producto denominado polvos de chorizo, cuya composición es la siguiente: especias, sal, reguladores de maduración (azúcar y dextrosa), conservador (E-202 y E-252), emulgente (E-450 ABC), potenciador del
sabor (621), antioxidante (E-301) y colorantes (E-124 y E-110). Antiguamente se utilizaba pimentón dulce y
picante.
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Jabón
Con las grasas que no se utilizan, mezcladas con los aceites sobrantes de los guisos de todo el
año, con sosa y agua, se fabrica jabón casero.
Se introducen todos los ingredientes en una caldera de hierro y se dejan hervir durante dos
horas dándoles vueltas sin parar. Cuando ha cocido, lo que queda en la parte de arriba del caldero
se recoge con una sartén agujereada, se deposita en cajas de madera y se deja enfriar. El caldo
sobrante, al que denominan “lejía”, se tira, pues la sosa lo convierte en un residuo corrosivo.
Después de estar el jabón un día en la caja de madera, se corta con un alambre en tajos, que se utilizan para lavar la ropa del campo.
ALMACENAMIENTO, CONSERVACIÓN Y UTILIZACIÓN DE LOS PRODUCTOS
El granero es el espacio de la casa donde se guardan básicamente casi todos los productos elaborados con el cerdo (fot. 58), así como otros productos agrícolas. El granero está situado en la
parte superior del edificio: el techo es el tejado. Está siempre bien aireado y ventilado, para que el
aire frío y seco contribuya a conservar los productos. También están protegidas las ventanas con
malla o rete, para evitar la entrada de insectos29.
En el siguiente cuadro reflejamos esquemáticamente los principales productos obtenidos, su
sistema básico de conservación y almacenamiento y las fechas preferentes de su consumo.
CONSERVACIÓN
PRODUCTO
FECHA DE CONSUMO
ALMACENAJE
En sal
Piernas
Espaldas
Esquinazo
Cabecina
Papada
Panceta
Peto
Patas
Huesos
Blanquil
De julio en adelante
Colgados
En invierno
Colgados
29 El granero es una pieza básica de la casa tradicional de la provincia de Teruel. Dice al respecto R. OTEGUI
PASCUAL (en su libro de la serie Cartillas Turolenses, titulado Aspectos antropológicos de la casa en la provincia
de Teruel, Instituto de Estudios Turolenses, 1986, p. 9) que “también se conservan allí [se refiere al granero] los
productos del cerdo ya elaborados, como longanizas, jamones, chorizos, etc., que en este piso, y al no estar herméticamente cerrado, terminan su proceso de secado y curación con las bajas temperaturas invernales”.
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CONSERVACIÓN
PRODUCTO
FECHA DE CONSUMO
ALMACENAJE
En aceite
(Conserva)
Lomos
Costillas
Longaniza
Chorizo
En verano
Tinajas de barro
Embutido
Chorizo
Longaniza
Güeñas
Morcillas
En primavera
Colgados
A partir de enero
Consumo inmediato
Bolas
Consumo inmediato
En cañizo, sopera o congelador
Como se puede apreciar, los productos del cerdo se van estirando durante todo el año. Primero
se consumen los que son perecederos o de difícil conservación, mientras que se dejan para el verano aquellos otros que resisten mejor el paso del tiempo o bien necesitan de algunos meses antes de
que puedan ser consumidos.
LA CULTURA DEL MATAPUERCO
VOCABULARIO
Hay un vocabulario específico de la matanza del cerdo, formado por conceptos y acciones características de esta actividad. Si bien hay un vocabulario común de la matanza para cualquier zona
geográfica, algunas de estas palabras que presentamos no las habíamos oído fuera del ámbito de La
Hoz. Hemos seleccionado, pues, los vocablos más significativos, bien por su singularidad, bien por
su significación y presencia en el matapuerco.
El vocabulario básico de la matanza en La Hoz de la Vieja es el siguiente:
Banco: artilugio de madera para sacrificar, limpiar y descuartizar al cerdo.
Barraco: semental de ganado porcino.
Blanco: tocino o parte grasa del animal.
Blanquil: costado del cerdo, formado por la piel y el blanco. Está entre el delantero y el jamón.
Bochiga: vejiga.
Bolas: producto elaborado básicamente con pan, sangre y grasa del cerdo.
Breballo: mezcla de agua y harina que se le da al cerdo enfermo.
Cabecina: piel de la cabeza del cerdo.
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Capolar: picar la carne con la capoladora.
Casilla: pocilga.
Cernadero: paño de hilo, utilizado antes en la elaboración del pan. Se emplea ahora para tapar
las morcillas calientes.
Cochera: pocilga.
Conserva: costillas, lomos y longanizas, que se conservan en aceite puro de oliva durante todo
el año.
Correas: intestinos del cerdo.
Cortante: matarife, matachín.
Corteza: piel del cerdo.
Chinchorrilla: tortas que se hacen con manteca.
Devantal: delantal.
Ensundia: manteca.
Entresillo: mesenterio o membrana que sostiene el intestino, al que tapiza y conecta con la red
del cuerpo.
Espalda: jamones delanteros.
Espiazar: despedazar el cerdo.
Esquinazo: espinazo o espina dorsal del tocino.
Güeña: embutido hecho con las vísceras del cerdo.
Hechura: comida del cerdo, compuesta por harina, desperdicios y agua.
Herbero: esófago del cerdo.
Lejía: residuo de la elaboración del jabón fabricado con las grasas del animal.
Lenguado: embutido hecho con la lengua del tocino.
Livianos: pulmones del cerdo.
Magra gitana: magras que llevan más tocino.
Manos: patas del cerdo.
Matapuerco: matanza, matacía.
Merienda: comida que llevan los pastores al campo, integrada en su mayor parte por productos
porcinos.
Mielsa: bazo del tocino.
Mondongo: confección de morcillas, bolas, etcétera, con motivo de la matanza.
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Mondonguera: mujer que hace el mondongo.
Morca cular: intestino cular, con grasa adherida, muy apreciada.
Morcón: parte final de los intestinos gruesos, es decir, intestino ciego, que se utiliza para morcillas. Si es muy grande, resulta inservible.
Muestra: pequeños pedazos de carne que se envían al veterinario para determinar si hay triquinosis.
Pernil: jamones traseros.
Pichorro: pene del cerdo.
Pila: recipiente de la pocilga donde se les echa la comida a los cerdos.
Presente: regalo que se hace a los familiares y amigos, consistente en productos del cerdo.
Puerco: tocino, cerdo, cochino.
Punzadera: aguja gruesa de coser lana o sacos, que se utiliza en el matapuerco para pinchar las
morcillas, las longanizas y los chorizos.
Repelar: limpiar los huesos de carne.
Sobar: frotar la vejiga con ceniza para limpiarla.
Socarrar: quemar la piel del cerdo con fuego para eliminar los pelos y limpiarla.
Sopas: trocitos de pan duro, cortados para hacer las bolas.
Tachuelas: clavos para colgar en los maderos las piezas del cerdo.
Tajada: pequeños trozos de distintas partes del cerdo que se comen fritos.
Tajo: trozo de jabón casero.
Tela: membrana de forma laminar de consistencia blanda.
Traudes: trévedes.
Tripa: estómago del cerdo.
Tripera: panceta.
Vuelta: recorrido diario que hacen los cortantes por el pueblo para sacrificar a los animales.
REFRANES Y DICHOS
También la cultura de la crianza y matanza de este animal ha generado unos refranes, dichos o
sentencias que son repetidos en el transcurso de esos días por los participantes.
Hemos recopilado los siguientes refranes y dichos:
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“Las bolas en el caldero: la que sube, ya no baja”.
Es un dicho descriptivo del proceso de cocción de las bolas. Recuerda a las mondongueras que
han de estar atentas a la subida de las bolas a la superficie del caldero para cogerlas con la espumadera y que no se deshagan.
“Las bolas, para las zorras”.
Antes se utilizaban las bolas para envenenar a las zorras, añadiéndoles un poco de veneno y
distribuyéndolas por el monte. Ahora, cuando alguien no quiere comer bolas o no le gustan, lo
manifiesta repitiendo el refrán, que es el equivalente a decir que rehúsa comerlas.
“Morca cular, que mucho se ofrece y nunca se da”30.
La morcilla embutida en la morca cular es la más apreciada. La morca cular no forma parte
nunca de los presentes a los amigos o vecinos, sino que se reserva para la familia. De ahí la ironía
con la que amigos o familiares dicen el refrán a la dueña de la casa.
“Un año te he mantenido y otro me mantendrás. Acuérdate de esta tarde, que te quedas sin
cenar”31.
Estos versos sintetizan la funcionalidad y utilidad de la vida del cerdo y el sentido de su existencia. Es también la despedida, no exenta de cierta pena hacia el destino final del animal, el día
anterior a su sacrificio.
“Llevar una vida como la vida del puerco”.
Hace referencia a la vida tranquila, regalada, sin significación especial, monótona, que llevan
algunas personas, a las que se les da todo hecho. La vida de estas personas es comparada a la que
lleva el cerdo en su pocilga.
Todavía se mantienen algunas creencias que relacionan a la luna con algunas faenas de la
matanza. Las longanizas y los chorizos no se pueden llenar cuando da la vuelta la luna, es decir, ni
en creciente ni en menguante, pues, de hacerlo así, se perderían.
Antes, según fuese tocino o tocina, se mataba en creciente o en menguante, pues dicen que se
secaban mejor las tripas.
30 Otra variante de este refrán es: “Morcilla cular, a muchos la ofrecen y a pocos la dan”, recogido por Ch. M.ª
CEBRIÁN MUÑOZ, «Fondo documental y bibliográfico Amigos del Gorrino», Diario de Teruel, 14-12-1991.
31 En otros lugares de Aragón se entonaban cancioncillas que hacían referencia a la vida y muerte del cerdo. En
todas estas canciones y coplas se pone de manifiesto esta doble relación de cariño y de muerte final que los
dueños establecen con el cerdo. Vid. A canción d’o tocino, recopilada por Educación de adultos de Siétamo, op.
cit., p. 6.
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RITOS Y COSTUMBRES DEL MATAPUERCO
Las tres comidas principales del día de la matanza siguen unas pautas rituales que se han conservado en la actualidad. Mientras se cuecen las morcillas y las bolas, se utilizan las brasas del
fuego para hacer el guiso de la comida y de la cena a fuego muy lento.
El desayuno consiste en patatas cocidas en agua y sal, apañadas con grasa. Se fríen las tajadas
del tocino; la grasa que queda en la sartén se utiliza para apañar las patatas, una vez servidas en los
platos. Se comen también las tajadas, que son trozos sueltos de todas las partes del cerdo: papada,
tripera, magra, hígado, etcétera. El desayuno es para todos los participantes en el matapuerco.
Para la comida del mediodía se prepara un guiso de judías secas, cocidas con ajos, laurel, agua,
aceite y sal. Se apañan con la grasa que ha sobrado de las tajadas de la mañana. Para segundo plato,
se come el hígado y la tripa, asados a la brasa.
El plato tradicional de la cena, que nunca falta en ningún matapuerco, es el guiso de carne de
oveja, con pencas y setas de cardo. La cena es el momento cumbre del matapuerco y congrega a
todos los participantes. Por la mañana y a mediodía pocos hombres han podido estar presentes
debido a que se encontraban de pastores en el monte.
La ensalada que acompaña todas las comidas se hace con escarola, aderezada con aceite, sal,
ajos picados y abundante vinagre. Sirve de contrapunto a la fuerte comida que se sirve.
En todas las comidas los hombres beben el vino en porrón. El porrón pasa constantemente de
mano en mano de los asistentes y hay que llenarlo más de una vez en el transcurso de la comida.
Es un elemento que sirve como nexo de interacción del grupo. Los hombres lo van pasando a lo
largo de la mesa y cada uno aprovecha para beber cuando el porrón se acerca por sus inmediaciones. Se bebe vino tinto de la bodega del dueño, comentándose sus cualidades y características. Las
mujeres sólo ocasionalmente echan algún trago, lo que indefectiblemente es motivo de comentarios burlones.
Así como en otras zonas de Aragón hay mondongueras profesionales a las que se contrata para
coordinar todas las operaciones del mondongo, en La Hoz de la Vieja el trabajo de las mondongueras es cooperativo: no hay nadie que dirija el trabajo. Es la dueña de la casa quien se encarga de
preparar la cantidad y el número de especias necesarias. Hay un acuerdo tácito en que son las
mujeres quienes dirigen de mutuo acuerdo todas las operaciones del mondongo. Los pocos hombres que quedan por la casa están en actitud de disponibilidad a las necesidades que van apareciendo: subir al granero carne y embutidos, traer leña, capolar y otros trabajos que exigen cierto esfuerzo físico o un alejamiento momentáneo del escenario del mondongo.
Hay, como ya hemos dicho, una clara diferenciación de funciones en los trabajos del hombre y
la mujer en la matanza. Muy esquemáticamente, la distribución de las tareas entre hombres y
mujeres es como sigue:
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HOMBRES
MUJERES
Traer leña
Matar al cerdo
Capolar
Llevar cosas al granero
Salar
Limpiar los utensilios
Recoger la sangre
Hacer las comidas
Mondonguear
Dejar todo recogido y limpio
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Lo más importante es que cada uno colabora según sus posibilidades. Al final, hay cansancio
por parte de todos: algunas tareas como salar o capolar son pesadas. Durante el día o los días que
ha durado, el trabajo ha sido incesante y el ritmo rara vez ha bajado.
Existe la costumbre de hacer presentes o regalos. La dueña de la casa reparte bolas recién
hechas, calientes, a las vecinas más próximas, siempre que éstas no hayan matado el cerdo ese
mismo día. La característica de este regalo es su inmediatez; una vez que se han secado, las bolas
pierden parte de su atractivo para el paladar.
Además, a los familiares se les obsequia con bolas o morcillas. Si no matan cerdo, se les da una
muestra, es decir, un poco de todo: longaniza, chorizo, morcillas, bolas, panceta y un poco de tocino. A este regalo lo llaman presente. La costumbre de hacer presentes se mantiene intacta; es más,
incluso se amplía a amigos y conocidos, pasados incluso varios días desde el mondongo.
El ambiente es de laboriosidad y alegría. Se aprovecha la matanza para hablar un poco de todo:
se comentan los estudios de los hijos, anécdotas de otros años, las faenas agrícolas y ganaderas.
Los temas de conversación surgen con espontaneidad. Se estrechan y se renuevan los vínculos
familiares, puesto que el espíritu de colaboración predomina sobre las rencillas. Hay muchas referencias a antes y ahora: todos los participantes son conscientes de que el matapuerco está en una
época de transición y de que su futuro a largo plazo no está muy claro.
La matanza va perdiendo progresivamente el rito de celebración especial. Antes, las ocasiones
extraordinarias para escapar a la vida cotidiana eran mínimas y el matapuerco era una de ellas. La
gente apenas salía del pueblo; por ello, fiestas como las del matapuerco suponían un descanso, una
celebración especial, una ocasión para comer mejor que el resto de los días. Ahora todo es diferente. La gente viaja más y la comida diaria presenta una serie de opciones de las que se carecía en
otros tiempos.
Por otra parte, se está produciendo una desritualización del matapuerco. Pequeños rituales se
van perdiendo. Antes, mientras duraba el mondongo, todas las mujeres se ponían delantales blancos, algunos estrenados ese día, y pañuelos en el pelo. Ahora cada una lleva el atuendo que le parece, sin ninguna significación especial para ese día. Los niños ya no utilizan la bochiga para balón, ni
sujetan al cerdo de la cola. El ejemplo más contundente es la televisión, que permanece conectada
constantemente. De esta forma, la atención ya no se centra exclusivamente en la faena.
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Se han introducido elementos nuevos, como el plástico, el butano o los productos industriales
de conservación. Es decir, se han ido incorporando a la matanza elementos y técnicas que facilitan
ciertos trabajos. Así, no cabe duda de que es más efectivo el soplete de gas para socarrar que las
aliagas de antaño. O, por ejemplo, resultan más baratos y fáciles de manejar los barreños de plástico que los pesados barreños de barro.
Cada familia suele acudir a tres o cuatro matapuercos de la localidad. En todos ellos se juntan
prácticamente las mismas personas, que son, sobre todo, familiares entre sí. También participan
amigos o forasteros muy allegados, que son bien acogidos por todo el grupo. En la cena principal del
matapuerco se juntan de quince a veinte personas. Si el ánimo es bueno, la velada culmina con juegos de cartas, generalmente el guiñote, entre los hombres, mientras las mujeres recogen y friegan32.
Finalmente, queremos hacer una breve referencia a la matanza del cerdo como una antigua tradición que se realiza en toda España con un significado muy especial: para algunos autores este
sacrificio parte de la época en que existía la necesidad de marcar ante justicias e inquisidores la
línea divisoria entre el cristiano y el infiel. Esta frontera venía marcada por el uso y abuso de la
carne de cerdo, prohibido en la religión coránica y judía33. Aunque hemos rastreado, no hemos
32 Asistimos al matapuerco de Juan José Escuin Gadea y Rosa Palomar Escuin. Los asistentes fueron los siguientes:
NOMBRE Y APELLIDOS
PARENTESCO
FUNCIONES
Juan José Escuin Gadea
Rosa Palomar Escuin
Francisca Polo Rubio
Bernardo Palomar Escuin
Encarna Luengo Gimeno
José Escuin Esteban
Nicereta Escuin Esteban
Juan José Royo Rodrigo
Josefa Ferrer Finol
Begoña Escuin Palomar
Juan José Escuin Palomar
M.ª Victoria Barbas Luzón
Pascual Chopo Lahoz
Bernardo Palomar Royo
Joaquín Escuin Ferrer
Javier Palomar Polo
Fernando Palomar Polo
Cabeza de familia
Esposa. Dueña de la casa
Cuñada
Hermano de Rosa
Tía de Rosa
Tío de Rosa
Tía de Rosa
Tío de Rosa
Tía de Rosa
Hija
Hijo
Novia de Juan José
Novio de Begoña
Abuelo. Padre de Rosa
Primo. Hijo de Josefa
Sobrino
Sobrino
Ayuda en las faenas
Mondonguera
Mondonguera
—
Mondonguera
—
Mondonguera
—
Mondonguera
Mondonguera
Ayuda en las faenas
Mondonguera
—
Ayuda en las faenas
—
—
—
Como se puede apreciar, todas las mujeres colaboran, en mayor o menor medida, como mondongueras,
mientras que la mayoría de los hombres sólo acude a la cena, ya que se encuentran trabajando en el campo.
33 Dicen A. CASTAÑER y T. FUERTES al respecto, en El libro del jamón y la matanza, Madrid, Alianza Editorial,
1988, p. 35: “El cerdo ha constituido una de las claves de la economía doméstica después de porfiar ardiente-
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encontrado en el matapuerco actual referencias a este asunto. Si bien es cierto que el acto de la
matanza es público y bullicioso y que los presentes o regalos mantienen toda su vigencia, se ha perdido entre las gentes de La Hoz la memoria histórica del origen de estos pequeños rituales.
CONCLUSIONES
Las constantes referencias a “antes y ahora” que hacen los habitantes de La Hoz cuando hablan
del matapuerco resumen el período de transformación que están experimentando no sólo esta fiesta sino también otros hábitos y costumbres sociales de esta pequeña comunidad rural. “Antes” es
una expresión vaga, imprecisa, que hace referencia a un tipo de economía y de forma de vida en
trance de desaparición, desde hace ya varias décadas. “Ahora” es el presente, en período de transformación, de futuro imprevisible.
El matapuerco mantenía todo su significado en una economía de subsistencia, de la que era el
eje principal. La funcionalidad de la matanza viene determinada por su característica principal: proveer de proteína animal para el consumo familiar a partir de alimentos propios de desecho o de
escaso valor económico, reciclables en comida para el cerdo. El cerdo ha constituido desde siempre
la clave de una economía fundada en el aprovechamiento integral de cuanto se producía en la heredad familiar y de los desperdicios generados cada día.
En este sentido, todavía resulta más económico criar y matar un cerdo que comprar todos los
productos que de él se obtienen. No obstante, hay que hacer dos observaciones al respecto. La primera, que la diferencia económica entre criar cerdos y comprar jamones o embutidos en la tienda
se está acortando y ya no es tan significativa como antes, pues en estos momentos la mayoría de
las rentas familiares de La Hoz no precisan del cerdo para subsistir. La segunda, que matar el cerdo
supone elaborar productos ya no tan apetecibles como antes y en una cantidad a veces desproporcionada a las necesidades de consumo actuales; a las amas de casa les resulta cada vez más sencillo
comprar cantidades ajustadas de lo que precisan.
mente contra las tradiciones judía y mora, y existe una geografía de su sacrificio y de los ritos profanos (o cristianos) que aquél lleva aparejados, nítidamente delimitadora de las comarcas cristiano-viejas y aquellas otras que
tuvieron una significativa implantación islámica o mosaica, y así, mientras en las primeras, entre las que debe
contarse el Alto Aragón o Aragón viejo, la «matancía» se practicaba con relativo sigilo en el corral o en el patio
de la casa, en las de más reciente cristianización, en la extremadura aragonesa, se acuchilla al tocino en plena
calle, frente a la puerta del propietario, dando así testimonio de pureza de sangre al vecindario y a los poderes
públicos”. Las mismas autoras, refiriéndose al presente, afirman en las páginas 35-36 que “esa costumbre inocente ocultaba una intención muy precisa en el caso del cerdo: cuando los vecinos y los amigos, y el familiar del
Santo Oficio, y el síndico, y el alguacil, recibían el presente de la matancía, daban todos por cierto que quien les
obsequiaba era cristiano viejo, sin bastardía de moro ni judío, o, cuando menos, creyente de recta condición”.
Vid. también sobre la significación del cerdo en las culturas antiguas: M. HARRIS, Vacas, cerdos, guerras y
brujas, Madrid, Alianza Editorial, 1991, pp. 37-58, en las que se habla de porcofilia y porcofobia. Sobre el cerdo
y su significación entre judíos y cristianos, vid. J.C. CAPEL, Pícaros, ollas, inquisidores y monjes, Barcelona,
Argos, 1985, cap. XI.
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Una familia de cuatro a seis miembros mata actualmente dos cerdos anuales, además de media
docena de ovejas, y otros animales de corral, lo que le permite disponer de más de trescientos kilos
de carne, embutidos y productos grasos al año. Y es que el matapuerco sigue siendo significativo en
la vida económica local, pues provee de unos recursos alimenticios muy apropiados para determinadas épocas del año y para ciertas faenas agrícolas y ganaderas, como pueden ser la recogida del
azafrán o las jornadas continuas de pastoreo en el monte. El clima duro y frío de esta zona pide
este tipo de alimentación, rica en calorías y grasas animales. Además, casi todos los productos del
cerdo siguen siendo muy atractivos, no sólo por su capacidad de conservación, sino también por su
sabor.
Sin embargo, el cambio se está produciendo. Se han ido introduciendo en el pueblo nociones de
dietética; todos saben que el exceso de carne y grasa no es bueno para la salud. Antes, el problema
era comer; ahora, solucionado el problema de abastecimiento diario, el objetivo es comer más racionalmente. Los regímenes alimenticios forman ya parte de la cultura cotidiana del ama de casa. Es
más, el excesivo consumo de cerdo puede convertir en una fuente de problemas para la salud lo
que antes era el principal recurso alimenticio. Además, las amas de casa y los jubilados disponen
de dinero para comprar otros productos más acordes con su edad y necesidades. La comercialización de productos alimenticios es cada vez mayor en los núcleos rurales pequeños y disminuye la
resistencia a comprar cualquier clase de alimento en la tienda. El síntoma más notorio del cambio
es que cada vez son más las familias que matan un cerdo en vez de dos.
La crianza del cerdo y su matanza van ligados a un medio de vida rural tradicional. Sólo mientras persista esta forma de vida, se mantendrá el matapuerco. Criar un cerdo es un trabajo desagradable, que exige limpiar la pocilga y darle de comer todos los días. Las condiciones higiénicas de
este trabajo no son las más deseables. La vigilancia sobre el animal es constante y ata a sus dueños
al lugar de forma permanente. No son únicamente el cerdo y los animales de corral los únicos que
exigen una presencia continua, sino también, y sobre todo, el ganado lanar. Criar a estos animales
implica estar profundamente arraigado en el pueblo, sujetarse a unas costumbres y a un ritmo de
vida determinado. Sólo en ocasiones excepcionales, como pueden ser una enfermedad grave o una
boda, se admite socialmente que alguien abandone temporalmente el pueblo y deje sus animales al
cuidado de vecinos o familiares. Estas ataduras a las faenas ganaderas entran en conflicto con la
movilidad y el dinamismo de una sociedad más industrializada y moderna, a cuyas formas de vida
La Hoz ya no es impermeable.
La crianza del cerdo sólo es posible en una economía de tipo familiar, es decir, aquella en la que
todos sus miembros trabajan en común, cada uno según sus posibilidades, sin contabilizar en términos económicos el tiempo empleado y sin salarios ni contratos que regulen el trabajo.
El matapuerco es un acto social, aglutinador de relaciones familiares, vecinales y comunitarias.
El matapuerco va unido a una forma tradicional de vida, caracterizada por unas estrechas relaciones
familiares y vecinales, así como por un tipo de comunicación cotidiana e inmediata. En este contexto, sirve como vínculo familiar y renueva los lazos sociales, a través de las interacciones que genera,
que son básicamente las siguientes: ayuda vecinal mutua en el sacrificio del animal; trabajo coope-
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rativo familiar en el mondongo; cenas y comidas familiares durante esos días; y obsequios y presentes a vecinos, familiares y amigos.
Toda esta interacción que se produce en un matapuerco cualquiera se ve multiplicada por la
matanza de varias docenas de cerdos en una comunidad de poco más de doscientas personas. La
reciprocidad de cada unidad familiar con otras familias, no con todas, asegura en esos días un
incremento notable de relaciones sociales reguladas. En definitiva, durante el mes aproximado que
duran los matapuercos, de una u otra forma, la comunidad local por entero permanece unida por
unos ritos propios. Todos participan directa o indirectamente; es rara la persona que se queda sin
recibir algún presente o que no asista a cenar en alguna de las casas del pueblo. El matapuerco es
una forma de interrelación que fortalece los lazos de la comunidad.
Todavía la proporción entre cerdos sacrificados y habitantes del lugar nos permite hablar de la
significación social del matapuerco. Expresiones como, por ejemplo, “Pronto empezarán los matapuercos” o “Pronto ya a matar el cerdo” hacen referencia no sólo a una situación propia, familiar,
sino a un acontecimiento que trasciende el ámbito de la unidad familiar para impregnar durante un
mes la vida local por entero. En este sentido, el matapuerco conserva íntegra toda su significación
como vehículo de cohesión social y de configuración cultural.
Se produce cierta redistribución simbólica de comida entre la población. Se pone especial cuidado en llevar presentes a todas aquellas personas que ya no matan cerdos, como pueden ser jubilados, solteros o enfermos. Generalmente, sólo las unidades familiares formadas por un matrimonio
en edad laboral son capaces de criar uno o dos cerdos anuales. Todas aquellas personas que, por
determinadas circunstancias, están habitualmente alejadas de un determinado circuito familiar,
tendrían problemas no ya para criar el animal, sino para conseguir la colaboración de varias mondongueras. Además, la comida que sale del cerdo supera con creces las posibilidades de una sola
persona. En este sentido, no resulta infrecuente matar un cerdo para dos familias, cuando, por la
avanzada edad de sus componentes o por la ruptura de la unidad familiar debida a emigración, los
productos obtenidos exceden las necesidades reales.
En una sociedad fuertemente ritualizada y tradicional todavía, como lo es en La Hoz de la Vieja,
el matapuerco es referente básico en los ritmos de vida locales. El matapuerco es para los habitantes de La Hoz un punto de referencia más en una tupida red de fechas y ciclos de actividad económica, festiva y de alimentación, como ya vimos en el segundo apartado. Tanto las fiestas tradicionales como los trabajos básicos agrícolas y ganaderos encuadran y dan perspectiva a la actividad
diaria local. El calendario laboral local se rige por estos ciclos de actividad económica que culminan
en fiestas religiosas o tradicionales, además del ciclo corto semanal, con el domingo como día de
descanso. Una secuenciación aproximada anual, muy resumida, es la siguiente:
“Después de San Antón, comienza un período de poca actividad laboral: se celebran los
Carnavales, se respeta la Cuaresma y se vive con intensidad la Semana Santa; festividades
de San Pedro Mártir y San Pascual Bailón. Entrada la primavera, se siembran las verduras,
el pipirigallo y se labran las viñas. Se arranca a continuación la cebolla del azafrán. Durante
el verano se recolectan los productos de los huertos, el cereal y la miel. El 15 de agosto se
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celebran las fiestas patronales. En otoño se siembra el cereal y se planta la cebolla del azafrán; se recoge después el azafrán, la uva y las setas de cardo. Es la época de caza. En
invierno, se matan los cerdos y se celebran las Navidades”.
Cualquiera de las actividades señaladas anteriormente supone una modificación importante de
la vida diaria local durante determinados espacios de tiempo. Además, todas estas actividades han
de compatibilizarse con las faenas cotidianas, como guisar, echar de comer a los animales, etcétera.
Son ciclos cortos, muy definidos temporal y espacialmente. Por ejemplo, la recogida del azafrán
supone un ciclo de unos veinte a veinticinco días de duración, caracterizados por madrugadas y
ratos perdidos o trasnochadas para esbrinar. En esos días todo gira en torno al azafrán; el espacio
donde más tiempo se permanece es la cocina, sobre cuya mesa se trabaja con el azafrán.
Sin embargo, la sustitución de referencias locales por otras de ámbito no local, más uniformadoras y estandarizadas ya ha comenzado. Así, las fiestas tradicionales se han trasladado al verano
para que los hijos del pueblo emigrados puedan asistir; aunque tímidamente, algunas familias ya
han empezado a coger algunos días de vacaciones.
Es previsible que los matapuercos se mantengan todavía durante bastantes años en La Hoz,
pero parece muy claro que la tendencia a largo plazo es su desaparición. Cada vez resulta más difícil
que convivan en una sola unidad familiar dos o tres generaciones; los jóvenes buscan otros horizontes de vida. Con esta tendencia al envejecimiento general de la población, la matanza del cerdo
irá decayendo inexorablemente.
El matapuerco irá evolucionando, se irá adaptando a los nuevos tiempos. De lo contrario, desaparecerá antes. De hecho, hemos observado cómo actualmente el matapuerco se está adaptando a
la nueva situación: se aplican técnicas mejores para el socarrado, se alimenta mejor al cerdo, se
introducen utensilios de plástico, conservadores de origen industrial, etcétera. Cuando, a pesar de
las innovaciones y de los cambios en la crianza y en la matanza, éstas alcancen cotas de insatisfacción social elevada y no compensen con claridad económicamente, lo más probable es que el matapuerco desaparezca, porque ya entonces habrá dejado de ser funcional. Porque lo cierto es que ya
están apareciendo los primeros síntomas de insatisfacción. Ya hemos señalado cómo algunas familias han reducido a uno el número de cerdos sacrificados. Al mismo tiempo las quejas por el trabajo
que supone la matacía aumentan e incluso se empieza a cuestionar su rentabilidad económica. “Si
echáramos cuentas, a lo mejor no mataríamos cerdo” es una frase que cada vez se oye más.
En resumen, dos son los aspectos esenciales del matapuerco: el económico y el ritual. Ambos
están perdiendo significatividad y se están diluyendo en un modus vivendi crecientemente uniformador de costumbres, tanto en la ciudad como en el campo. Quizás sea el matapuerco de los
pequeños núcleos rurales de las serranías turolenses uno de los últimos reductos de un mundo
rural en vías de reconversión e, incluso, de desaparición.
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APÉNDICE FOTOGRÁFICO
1. UTENSILIOS DE LA MATANZA
Fot 1. Banco para degollar, socarrar, rascar y despedazar el cerdo.
Fot. 2. Caja de herramientas utilizadas en el matapuerco.
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Fot. 3. Utensilios colocados encima del banco. En el dibujo inferior aparecen sus nombres.
Cuchillos de socarrado
Guantes
Aceros de afilar
Piedras
Gancho
Hacha
Cuchillos de despedazar
Cuchillas
de afeitar
Machete de degüello
Cuchillo de limpiar la cabeza
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2. DEGÜELLO DEL ANIMAL
Fot. 4. El cortante sujeta al animal con el gancho mientras la mujer se prepara para recoger la sangre.
Fot. 5. La sangre sale a borbotones. El cortante hurga en la herida y la mujer remueve la sangre en el
barreño.
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Fot. 6. Es necesaria la fuerza de varios hombres para sujetar al animal sobre el banco durante los largos
minutos que tarda en morir.
3. SOCARRADO DE LA PIEL
Fot. 7. Ahora el socarrado se hace con soplete de gas butano.
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Fot. 8. Mientras el soplete socarra la piel, el otro cortante la rasca con unos cuchillos especiales.
Fot. 9. Poco a poco la piel del animal se va librando de la suciedad acumulada durante todo el año.
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Fot. 10. Aspecto final del puerco, una vez finalizada la operación de socarrado de la piel.
Fot. 11. Todas las manos son pocas para sujetar las patas y conseguir que la limpieza llegue a todos los
rincones de la superficie.
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4. RASCADO DE LA PIEL
Fot. 12. Mientras se limpia al animal, la dueña de la casa distribuye pastas y licores entre los presentes.
Fot. 13. El caldero con agua siempre hirviendo es imprescindible para echar sin
cesar el agua caliente sobre la piel del
animal.
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Fot. 14. Se arroja agua hirviendo sobre el cerdo para proceder a rascar o afeitar la piel.
Fot. 15. Finalizado el afeitado de la piel, ésta se muestra blanca y sonrosada.
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5. DESPEDAZAMIENTO DEL CERDO
Fots. 16 a 31. Las fotografías de este bloque muestran paso a paso el proceso de despiece del puerco. La originalidad de la operación reside en que se abre por la espalda. En la
mayoría de las comarcas de Aragón el cerdo es colgado boca abajo y abierto en canal. En La
Hoz es diferente no sólo el despiece, sino también la limpieza, pues aquí no se utiliza el
vación ni los cazos de pelar.
Fot. 16.
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Fot. 17.
Fot. 18.
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Fot. 19.
Fot. 20.
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Fot. 21.
Fot. 22.
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Fot. 23.
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Fot. 24.
Fot. 25.
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Fot. 26.
Fot. 27.
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Fot. 28.
Fot. 29.
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Fot. 30.
Fot. 31.
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6. DESAYUNO. ALMACENAMIENTO DE PRODUCTOS
Fot. 32. El desayuno a base de patatas cocidas con grasa y tajadas sirve como descanso antes de empezar
el mondongo.
Fot. 33. Las piezas recién cortadas se almacenan provisionalmente en el granero, sobre cañizos y palos.
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Fot. 34. El hombre de la casa mata una oveja antes del matapuerco para que haya carne en la elaboración
de longanizas.
7. LIMPIEZA DE INTESTINOS Y TRIPAS
Fot. 35. Intestinos llamados de uno, dos, cuidadosamente separados por las mujeres.
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Fot. 36. La operación de la limpieza del paquete intestinal es muy desagradable.
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Fot. 37. Es preciso lavar con varias aguas los intestinos para que éstos queden limpios.
Fot. 38. Limpieza del estómago, al que llaman tripa.
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Fot. 39. Plato con grasas y el entresillo.
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8. SALADO DE LAS PIEZAS
Fot. 40. El salado de algunas piezas exige fuerza, por lo que a veces se reserva a los hombres.
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Fot. 41. Una vez saladas, las piezas son colocadas una encima de otra. Posteriormente se les pondrá peso
encima.
9. ELABORACIÓN DE LONGANIZAS Y CHORIZOS
Fot. 42. Se pelan los ajos necesarios para el mondongo golpeándolos con un mazo de madera.
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Fot. 43. El manejo de la máquina capoladora exige fuerza y precisión.
Fot. 44. El embutido de la carne en las correas ha de hacerse con mucho cuidado para no romperlas.
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Fot. 45. Aspecto final que presentan las vueltas de longanizas en el granero.
10. ELABORACIÓN DE MORCILLAS
Fot. 46. Mezcla de sangre y arroz, con la que se preparan las morcillas.
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Fot. 47. Llenado de morcillas en la máquina.
Fot. 48. Todas las mujeres ayudan en el embutido y atado de las
morcillas.
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Fot. 49. Aspecto que presentan las morcillas antes de ser cocidas.
Fot. 50. Las morcillas se cuecen en el caldero de cobre.
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Fot. 51. Se utiliza la espumadera para meter y sacar las morcillas del caldero.
11. ELABORACIÓN DE LAS BOLAS
Fot. 52. Amasar la mezcla de las bolas es una faena muy dura. Según la consistencia de la mezcla, se va
añadiendo sangre.
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Fot. 53. Las mujeres, sentadas en corro, moldean las bolas con sus manos.
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Fots. 54 a 56. Proceso de cocción de las bolas.
Fot. 54.
Fot. 55.
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Fot. 56.
12. ALMACENAJE DE LOS PRODUCTOS
Fot. 57. Ceniza de carrasca, preparada para frotar los jamones y facilitar su curación.
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Fot. 58. Aspecto final que presenta el granero, una vez que ha finalizado el matapuerco.
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APÉNDICE DE RECETAS DE LA COCINA TRADICIONAL DE LA HOZ DE LA VIEJA
En este segundo apéndice hemos querido recoger algunas de las recetas de cocina tradicionales, muy
vinculadas a los productos del terreno. Nos fueron facilitadas por Rosa Rubio Nuez, en entrevista realizada el
21 de diciembre de 1991. Estas recetas responden a una dieta alimenticia y a una forma de cocinar que aprovecha los medios con los que se cuenta en el pueblo. Algunos de estos platos ya no se hacen, bien porque
han sido sustituidos por una cocina más estandarizada, bien porque requieren mucho tiempo o bien porque
ya no es fácil encontrar algunas de las materias primas necesarias.
En el texto aparecen algunas expresiones y vocablos literales, en cursiva, que hemos mantenido por su
riqueza expresiva. Las recetas aparecen precedidas de redondeles negros.
Miel
En el momento de su recolección, y posteriormente guardada en bidones, es aprovechada para elaborar
postres muy característicos de La Hoz.
El mostillo de miel se prepara cuando se extrae la miel de las colmenas, hacia el mes de junio, y suele
durar dos o tres meses. Era un postre de tanta raigambre en la localidad que antes, los que no tenían abejas,
compraban el agua de la miel para hacer mostillo. Ahora nadie la quiere, aunque se la regalen. Ya sólo lo preparan quienes tienen colmenas. El mostillo es comido como postre, a pequeños trozos.
Antiguamente se hacían para Navidad las tostadas de miel, porque no había tal profusión ni variedad de
turrones como ahora. También elaboraban las amas de casa turrón de almendras y miel, si bien este postre
tiene menos tradición que las tostadas.
• Mostillo de miel: se desellan las colmenas, para que salga la miel, y ese desellado se echa todo en un
bidón. Se guarda y se lava a continuación; se coge lo mejor. Hay veces que se le da dos aguas, pero habitualmente sólo se coge para el mostillo la primera. El agua se pasa por un colador y se pone a hervir en la caldera
de cobre (se suele emplear la caldera utilizada en el matapuerco; para esa medida son necesarios dos kilos y
medio de harina). Se deja esmerar el caldo, el cual echa una espuma, llamada mago, que se quita con la espumadera, porque hace muy feo. Cuando se ha esmerado el caldo ya bastante y está limpio de mago, se mete el
caldero en un barreño de agua fría para que se enfríe. Se pone otra vez a cocer hasta que toma un color dorado, para que no se florezca ni se estropee. Se pueden añadir nueces, cortezas de naranja, almendras o trocitos de manzana, aunque tradicionalmente sólo se utiliza el agua de la miel y la harina. El mostillo se distribuye en platos, que se colocan encima de un cañizo. Cuesta casi todo el día prepararlo.
El mostillo se come tierno. Cuando se seca, presenta el aspecto de una fruta escarchada.
• Tostadas de miel: se hacen mejor con pan de payés, de dos días o tres. No obstante, se puede utilizar
cualquier pan. Se mezcla miel con un poco de agua en una sartén. Hay quien le echa también un poco de
manteca de cerdo. Si no se pone agua, no se pueden comer de lo dulces que son. Cuando ha hervido la miel,
se echan las tostadas. La proporción es de dos partes de miel y una de agua. Las tostadas se fríen en sartén y
antes de que se deshagan, se sacan y se distribuyen en la fuente.
• Turrón con almendras y miel: los ingredientes son una parte de azúcar, dos de miel y las almendras
peladas, previamente tostadas. En ser que ya tienes las almendras tostadas, se revuelve todo y se echa en la
sartén. Cuando está todo dorado, tirando a oscuro, se saca de la sartén y se coloca en el molde. Antes, cuan-
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do no había moldes, se echaba mano de cualquier recipiente que había por la casa como, por ejemplo, una
caja de alpargatas, porque no había otra cosa. Es un turrón que puede conservarse durante todo el verano.
Huevos
Los excedentes de huevos eran utilizados también para preparar postres dulces. Las natillas y los flanes
eran los postres más apreciados, elaborados con huevos. Antes se preparaban las natillas para las fiestas de
San Pascual o de San Pedro Mártir o bien si se tenían los músicos de la fiesta a comer en casa. También las
amas de casa preparaban natillas en ocasiones excepcionales, como cuando se construía una casa y se echaba
el tejado, o cuando se prensaba la uva. Es decir, se comían las natillas en fechas señaladas. Ahora como son
todos los días más iguales, se comen a cualquier hora, cuando apetecen o el ama de casa tiene disponibilidad
para hacerlas.
• Natillas: para un litro de leche, se aparta media docena de yemas, canela en rama y dos cucharadas de
maizena soperas. En primer lugar, se amasan las yemas y se revuelve la maizena con el azúcar, para que no
se hagan grumos. Se mezcla todo bien. Cuando la leche está a punto de hervir, se echa la mezcla en la leche.
Se agrega medio limón sin pelar. Se cuece a fuego fuerte, y a fuego lento después. Se deja hervir un poco y se
saca a tarteras pequeñas de barro, para que se enfríen. Se espolvorean con azúcar y canela molida, pasándolo
antes por un colador para que se quede más fino. A las natillas hay que saberles dar el punto.
• Montenevado: con las claras sobrantes de las natillas, se hacían montenevados, es decir, merengues.
Se baten bien las claras y cuando se vuelca la tartera cara abajo y no se cae, se le echa una cucharada de azúcar por clara. Se bate la clara con el azúcar para que éste se regale bien. El merengue se coloca en los moldes
de papel de magdalenas y se mete al horno.
Otras veces se aprovechan las claras sobrantes para añadirlas a las tortillas.
• Flan de yema: sale mejor con leche de cabra. Si se hace con leche comprada, son necesarias más
yemas, pues la grasa que lleva la leche de cabra la hace espesar. Los ingredientes son medio litro de leche,
seis yemas de huevo, cinco cucharadas de azúcar rasas, no con caramullo, canela en rama. Este flan se hace
como las natillas, pero hirviendo más rato. Una vez bien batidas las yemas, se agrega el azúcar y se bate de
nuevo. Se echa después la leche hirviendo. Se cuece en un molde, que ya tiene el azúcar quemado, al baño
maría en el horno. Si se hace a fuego lento, sale más fino; si se emplea fuego rápido, sale más esponjoso.
Uva
Con el mosto de la uva se prepara el mostillo de vino y el vino moscatel. El mostillo de vino se prepara
en noviembre, después de la vendimia y se conserva durante todo el año. El moscatel se toma como vino
dulce, acompañando a las pastas.
• Mostillo de vino: a los dos días de pisar las uvas, se saca en un barreño el mosto y se deja posar.
Cuando ya está posado, se cuela y se pone a cocer, para que se esmere. Una vez bien esmerado, se mezcla
con la harina y se añaden nueces. Estas nueces se añaden a mitad de la cocción, para que no se pongan muy
blandas. Se echa la misma proporción de harina que en el mostillo de miel y se cuece como el otro.
• Vino moscatel: se saca el mosto al día siguiente de pisar las uvas. Se deja posar en un barreño; en ser
que está ya posado, se hierve en una caldera. Cuando ya está esmerado, casi la mitad se ha evaporado y hay
que dejarlo enfriar. Al día siguiente se mezclan tres partes de vino y una de anís. Se mete en botellas y se
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guardan en alto, en el granero. Deben transcurrir un par de meses hasta que se puede beber. Se trasmuda en
el primer menguante de marzo a otra botella. En la primera botella habrán quedado dos dedos de poso; en la
nueva botella, el vino ya está limpio.
Bacalao
El bacalao era un ingrediente básico de las comidas de los viernes, sobre todo de Cuaresma y Semana
Santa. La tortilla de bacalao se hacía para Semana Santa, porque era época de ayuno. Era plato de pobres;
ahora ya no se hace.
• Tortilla de bacalao: se hace una tortilla con la medolla de pan, es decir, con la miga. Tal como en dos
huevos o tres, se echa la miga bien desmigada. Se hace la tortilla y se coloca en una tartera de barro. Se parte
a cuadros. La tartera tiene que estar con agua hirviendo. El bacalao se había rebozado previamente con harina y se había frito. Se ponen los trocitos de bacalao alrededor de la tortilla. Se añade una poca canela y unos
ajos y almendras picadas. El perejil se echaba, pero no tanto como ahora. Si en lugar de almendras, se utilizaban nueces, la salsa se vuelve más negra. Una vez cocido todo, se ponen unas rebanadas de pan tostado alrededor. También en la salsa se echan unos tostones de pan, para picarlo, y que le dan un sentido buenísimo.
Una variedad de la tortilla de bacalao era utilizar setas de cardo o arroz en vez de la miga de pan.
• Bacalao con setas: hacen falta setas, cebolla y bacalao. Si hay, se echa pimiento rojo. Se pone todo en
crudo en una sartén, se tapa y se va cociendo lentamente. Este plato se hacía cuando había setas, a partir de
octubre.
• Albóndigas de bacalao: se utiliza el bacalao desalado. Se deshace bien el bacalao y se agregan unas
patatas cocidas, huevos, ajos y perejil. Se moldean las albóndigas y se fríen con tomate o solas.
Dulces
Algunas fiestas de la localidad son el origen de ciertos platos que únicamente se preparan en esas fechas,
como los buñuelos o la torta de pan bendito.
• Buñuelos: se hacían para los carnavales. La medida utilizada era la cáscara del huevo. Se utilizaba
huevo, aceite, leche y azúcar.
• Torta de pan bendito: se hacía para San Pedro Mártir y San Pascual Bailón. Ingredientes: una docena
de huevos y doce cucharadas de azúcar. Se baten las claras y después se añade el azúcar. Se bate todo de
nuevo para que quede muy fino. Si no se regala el azúcar del todo, pierde hasta el lustre. A continuación se
baten las yemas y se agregan a las claras. Esta mezcla se mete al horno en moldes de porcelana, a los que se
les echaba remoyuelo en el fondo, para que no se pegara el bizcocho. La torta se adornaba con montenevado
y anisetes de colores. Antes se hacían estas tortas en el horno comunitario de cocer el pan. Se hacían dos
pequeñas: una, para el cura y otra, para los monaguillos. Se hacían además varias de tamaño grande: una,
para casa y el resto para repartirlas a los asistentes a la misa de ese día.
Oveja
La carne de oveja es un recurso muy utilizado en La Hoz. Es más dura que la carne de cordero, por lo que
ha de guisarse muy bien. La carne de oveja se suele hacer guisada porque es mejor y cunde más.
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• Carne a lo pastor: se emplea carne de oveja, generalmente espalda o tajo bajo. Los trozos de carne
deben ser pequeños. Se fríe en una cacerola de barro con unos ajos y se le agrega agua a punto de hervir. Una
vez bien cocida la carne, se le echan unas patatas. Cocidas éstas con unos brines de azafrán, se añade una
chorrada de aceite crudo de oliva y unos ajos picados en el mortero. Este guiso se puede hacer también con
cabrito o cordero, pero tiene más sustancia la carne de oveja.
Con la misma receta, se hacían callos a lo pastor. Cuando la tripa estaba bien cocida, le echaban una
salsa de almendras o de nueces, una chorrada buena de aceite y una picada de ajos.
• Carne con setas y pencas: los ingredientes son ajos, un kilo de carne, un buen cardo y un kilo de setas
como mínimo. Se pone al principio en una cacerola aceite, ajos y laurel, la carne y una chorrada de brandy o
vino bueno; las dos cosas le dan buen sentido. Se va guisando poco a poco. Cuando ya está casi guisado del
todo, como se tienen las pencas cocidas y preparadas, se le agregan a la carne. También se añaden las setas
de cardo, que se han frito aparte previamente. Si se ponen crudas, quitan mucho sabor al guiso. Se cuece
todo durante un rato y cuando casi esta hecho del todo, se prepara la salsa, con almendras peladas, ajos y
perejil. El toque final es poner en la salsa los sesos del tocino, a los que se les habrá dado un hervor antes.
Los ingredientes de la salsa se pican previamente en el mortero. La salsa se agrega al guiso. Se hace en el
fuego de leña, porque así se va haciendo poco a poco. Es un plato tradicional de La Hoz, de toda la vida, de la
cena del matapuerco. Antes, el pollo se reservaba para Navidad, porque había muy pocos e incluso se vendían.
El somarro es la cecina de la oveja o de cabrito grande. Se pone la carne con sal en un barreño de barro
durante un día o dos. Se tapa para que tome mejor la sal y esté más jugosa la carne. Se cuelga en el granero
para dejarlo secar.
Escabeche
Los escabechados se hacen a finales de septiembre, cuando ya empieza a venir el frío. Antes se preparaba mucho más escabechado que ahora, sobre todo de pollos caseros. Ahora se escabecha menos porque lleva
mucho tiempo hacerlo. Se comían durante la temporada de la siega y, si había, para la trilla. Como las mujeres iban mucho al campo, no podían enredarse en hacer la comida, y les venían muy bien los escabeches.
Los escabeches se comen fríos y apetecen en la época estival.
• Escabechado de perdiz: se pelan y se limpian las perdices, se ponen con sal y vinagre, con ciudado de
no pasarse en este último. Se tienen así dos días. Cuando ya están bien sazonadas, se colocan en una olla
destapada para que el agua se evapore con aceite, laurel y una cabeza de ajos. También se puede añadir un
poco de pimienta. Al principio se pone a fuego fuerte; cuando están ya doradas, se pone a fuego lento, una
media hora, para que se cuezan bien.
Si se quieren guardar durante varios meses, se introducen las perdices en una cacerola con aceite limpio,
una vez que ya están frías. Es preferible que el vinagre sea casero.
Se pueden hacer escabechados de pollo, conejo o liebre, e incluso de periquitos, es decir, pollos pequeños, con la misma receta que para las perdices. Para escabechar los periquitos, se utiliza aceite, pimienta y
limón.
Una variedad de hacer escabechado consiste en sobrasar, es decir, poner a la brasa la perdiz, antes de
cocerla, para que pierda mejor la sangre y el agua.
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Farinetas
Las farinetas constituían el desayuno de los meses de invierno. Se comían a rancho, encima de la mesa
pequeña o en el suelo, si la sartén era de patas. Ahora sólo se hacen las farinetas de capricho, para recordar
sabores ya perdidos.
• Farinetas de zangullo: se cuecen patatas. Una vez cocidas, se chafan bien con un tenedor, aprovechando un poco del caldo de cocerlas. En una sartén se ponía agua a punto de hervir y se echaban las patatas. Se
va echando la harina de trigo a puñadicos, dándoles vueltas con una caña. Estas cañas sólo se utilizaban para
este menester. Se tenía una media hora hirviendo poco a poco. En ser que comprendías que ya espesan y
está la harina que se le ve el lustre ya de cocida, se preparaban las chichorretas (entresillo del cerdo). Una vez
fritas las chichorretas, se agregan a éstas unos tostones de pan, a cuadros. Finalmente, se añaden las chichorretas y el pan a la sartén. Se le da a todo unas vueltas y se saca del fuego. Se dejan reposar un poco y ya
están listas para comer. Se comían para almorzar en el invierno, en vez de leche.
• Farinetas de panizo: molían el panizo muy fino. Se ponía agua a hervir en la sartén y se añadía el
panizo. Una vez cocido, se le agregaban las chichorretas o blanquil del cerdo y los tostones de pan; el apaño
era el mismo que el de las farinetas de zangullo.
• Farinetas de harina de trigo: se elaboraban igual que las farinetas de panizo.
• Farinetas de remoyuelo: se hacen también como las de panizo.
Conservas vegetales
Las conservas vegetales que se hacían no eran muy abundantes; ahora se embota más que antes, ya que
se compran botes de cristal para facilitar la labor. Se hacía, sobre todo, conserva de tomate y vinagretas.
• Conserva de tomate: se compraban en la tienda unos polvos que vendían y se masaba con esos polvos
el tomate crudo, pelado y escurrido. Se llenaban botellas de cristal de cuello estrecho, con un embudo y un
husillo. En el cuello de la botella se ponía un poco de aceite; se tapaba con papeles y una cuerda de lana.
• Volvas: eran judías tiernas en rosarios. Se escaldaban las judías verdes poniéndolas en una olla y
echándoles agua hirviendo encima. Cuando ya estaban murrias, se ensartaban en rosarios, como las setas. Se
guardaban colgadas en el granero. Se comían en invierno, cocidas con patatas.
• Zanahorias, pepinillos y prebetas (guindillas) en vinagre: en el invierno se echaban en tinajas con
vinagre. Se comían cuando había cocido.
Otros preparados
El cocido era un plato familiar muy frecuente. Se echaba un trozo de tocino, una morcilla de una, dos,
bolas, la lengua (esta última, sólo el día de San Pedro Mártir), oreja y morro del cerdo. Si había, se añadía un
trozo de carne. Se hacía con garbanzos. El caldo del cocido se aprovechaba para hacer fideos de los gordos.
La sopaenvino se preparaba para merendar. Se pone en una esculla (cazuelo de barro) o en una fuente,
vino con azúcar y unas rebanadas de pan. El pan quedaba bien empapado de vino y espolvoreado con azúcar.
El vino sobrante era bebido por las personas mayores. Se comía en la época de la siega.
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El almuerzo tradicional, además de las farinetas invernales, se hacía de varias formas; en la época de la
trilla se almorzaba con calabaza, patata y cebolla. Se cocía todo y se apañaba con aceite de la conserva del
cerdo. Se acompañaba con algún trozo de la conserva, si quedaba. Otras veces se comían patatas cocidas y
apañadas con grasa de cerdo. También se almorzaba a veces migas y sopas de huevo con aceite de la conserva. Para hacer las sopas de huevo, se hacían sopas de pan y se hervían. Se agregaban ajos y aceite de la conserva. Cuando ya habían hervido lo suficiente, se añadían un huevo o dos, batidos. Este almuerzo de sopas
de pan lo daban a los segadores.
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Aceptado el 4 de marzo de 1993
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LA SINIESTRALIDAD LABORAL DE LOS
CONDUCTORES DE CAMIONES EN LA PROVINCIA
DE TERUEL: ESTUDIO DE CINCO AÑOS DE PARTES
DE ACCIDENTES EN EL TRABAJO
José Ramón Ollés
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LA SINIESTRALIDAD LABORAL DE LOS
CONDUCTORES DE CAMIONES EN LA PROVINCIA
DE TERUEL: ESTUDIO DE CINCO AÑOS DE PARTES
DE ACCIDENTES EN EL TRABAJO *
José Ramón Ollés
RESUMEN
Se presentan los resultados del análisis estadístico de los partes de accidentes en el trabajo de los camioneros de la provincia de Teruel durante el período 1989-1993: las caídas, principalmente al bajar del camión, son
causa de más de una tercera parte del total de accidentes. Las partes del cuerpo más afectadas son las extremidades, especialmente las inferiores. El accidente tipo sería el de un camionero que trabaja en una empresa dedicada al transporte, ocurrido en los primeros días del mes y que se produjo al poner mal uno de sus pies (probablemente el izquierdo) cuando descendía del camión.
Palabras clave: siniestralidad laboral, camioneros, provincia de Teruel.
ABSTRACT
Accidents at work of the lorry drivers in the province of Teruel: study of the work reports in a period of five
years.
The results of the statistic analysis of the accident reports at work of the lorry drivers of the province of
Teruel, during the period 1989-1993, are presented: fallings, particularly when getting off the lorry, caused a
1* Este trabajo ha sido realizado gracias a una ayuda del Instituto de Estudios Turolenses concedida en su XII Concurso
de Ayudas a la Investigación celebrado en 1993.
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third part of the accidents. Body parts mainly affected were extremities, especially legs. The average accident
would be: that of a lorry driver working in a transport company, during the first days of the month and happened by bad stepping when getting off the lorry.
Key words: accidents at work, lorry drivers, province of Teruel.
INTRODUCCIÓN: OBJETIVOS Y PLANTEAMIENTO PREVIOS
La idea inicial de la que parte el presente trabajo es sencilla: estudiar los partes de accidentes en
el trabajo de los camioneros de la provincia de Teruel en los últimos cinco años, intentando conseguir una mínima aproximación estadística al tema. De todos los partes de accidente en el trabajo
con baja registrados en el Gabinete Técnico Provincial de Seguridad e Higiene en el Trabajo entre
los años 1989 y 1993, ambos inclusive, se seleccionaron aquéllos donde en el epígrafe1 ocupación
(del trabajador) apareciera la expresión “chófer de camiones” o cualquier otra que permitiera deducir que la actividad principal del trabajador objeto de accidente era conducir un vehículo dedicado
al transporte de mercancías por carretera2. Aquí radicaba una de las razones que justificaban el
estudio: esta clase de trabajos suelen realizarse para sectores completos más que para sus ocupaciones. Así, lo más parecido posible era un estudio sobre el sector transporte; pero, por un lado, en el
transporte hay más trabajadores que los conductores y, por otro, la mayoría de los conductores de
camiones trabaja en una empresa no dedicada al transporte como podrá comprobarse más adelante.
Una vez localizado un parte se anotaron algunas de las variables que, a priori, fueron consideradas de interés: fecha, gravedad de la lesión, actividad económica principal de la empresa y descripción del accidente. Revisando el modelo de parte me doy cuenta de que quizás otros extremos
hubieran sido también bastante interesantes: la antigüedad en el puesto de trabajo, la fecha de
nacimiento, la hora de trabajo del accidente y la hora del día del accidente entre otros. Quede todo
ello en el tintero como propuesta para futuros proyectos más exhaustivos y pretenciosos que el
presente.
Para completar el estudio pedimos al ordenador del Gabinete Técnico Provincial las estadísticas
correspondientes al sector transportes durante el año 1993. Los resultados obtenidos así con el
programa informático Accident fueron reveladores en algunos puntos y se incluyen en el comenta-
11 Con el objeto de ilustrar todas las referencias a los partes de accidentes de trabajo se ha anexado al presente
trabajo un impreso.
12 Si simplemente aparecía la expresión “conductor” se miraba en la descripción del accidente para ver si se describía el vehículo. Algunos casos más complicados fueron los de partes correspondientes a “mecánicos-conductores” que finalmente se optó por incluir en la mayoría de los casos.
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rio de los resultados. Esta ampliación del trabajo no estaba pensada en un principio pero, ante la
oferta del director del gabinete, pareció interesante su estudio como fuente de comparación.
ORGANIZACIÓN DEL PROCESO DE DATOS
Concluido el primer paso de recogida de la información se procedió a su proceso estadístico con
la ayuda del programa informático Statview3. A cada uno de los 431 partes de accidentes seleccionados se le asignaron siete variables a cumplimentar con la información disponible recogida anteriormente. Las variables fueron las siguientes:
a) Relativas a la fecha: día del mes, mes y año4.
b) Convenio o actividad a la que se dedica la empresa. Dentro de esta variable se escogieron las
ocho categorías que en los estudios previos parecieron repetirse más: transportes, comercio, madera, agropecuarias, construcción, extractivas, industrias agroalimentarias y minería.
c) Gravedad del accidente. Según la famosa taxonomía: leve, grave, muy grave y mortal.
d) Tareas o actividades de las que se ocupaba el trabajador en el momento del accidente: en
ruta, caídas del camión, de la cabina o la caja, mantenimiento, in itinere y carga o descarga. De
nuevo se eligieron estas categorías por parecer las más usuales. En las caídas se recogieron también
todos los accidentes subiendo o bajando del vehículo y se asignó la categoría “caída del camión” a
aquellos accidentes donde no se hacía constar de qué parte del vehículo se había producido la
caída.
e) Y, por último, parte del cuerpo afectada. Aquí se optó por utilizar una clasificación distinta a
la que ofrece la codificación del parte de accidente, dejando fuera o agrupando algunas partes del
cuerpo muy poco frecuentes en este colectivo y diferenciando en las extremidades la lateralidad
(izquierda o derecha). De este modo el trabajo se efectuó utilizando las siguientes categorías: cabeza
(incluyendo ojos), tronco (espalda, tórax, región lumbar...), brazos (ambos o sin determinar), brazo
izquierdo, brazo derecho, manos (ambas o sin determinar), mano izquierda, mano derecha, piernas
(ambas o sin determinar), pierna izquierda, pierna derecha, pies (ambos o sin determinar), pie
izquierdo y pie derecho.
13 Statview SE + Graphics, V. 1.03, 1988, de Abacus Concepts, inc.
14 En un principio se trabajó también con el día de la semana pero resultaba muy tedioso aun con la ayuda del
software de agenda; se decidió prescindir de esta información que, según comentarios del director del gabinete,
no suele conducir a grandes hallazgos.
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COMENTARIO DE LOS RESULTADOS
DISTRIBUCIÓN VARIABLE POR VARIABLE
1. Convenio aplicable o actividad a la que se dedica la empresa
Convenio
1 _________________________________ Transportes
199
46,17%
2 _________________________________ Comercio
54
12,53%
3 _________________________________ Madera
22
5,1%
4 _________________________________ Agropecuarias
9
2,09%
5 _________________________________ Construcción
80
18,56%
6 _________________________________ Extractivas
15
3,48%
7 _________________________________ Agroalimentarias
20
4,64%
7
1,62%
25
5,8%
8 _________________________________ Minería
9 _________________________________ Otros
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Notamos aquí varias cuestiones interesantes. En primer lugar, y como ya adelantábamos, la
mayoría de los camioneros afectados no se dedica al “transporte” o, para ser más específico, no trabaja en una empresa dedicada al transporte de mercancías. Es muy frecuente que en empresas de la
más diversa índole se utilice para desempeñar la distribución, función secundaria de la empresa,
uno o varios camiones de su propiedad.
El 46,7% de los camioneros accidentados trabajaba en empresas dedicadas al transporte. Éste
supone el grupo más importante, como también era de esperar, pero no la mayoría. Un 53,3% de
los conductores accidentados no se dedicaba al transporte. Por tanto, no se puede identificar transporte con camioneros, no son términos comparables pues el primero es un sector de empresas
mientras que con el segundo nos referimos a una ocupación, un puesto de trabajo: en el sector del
transporte, si no se especifica más, se incluyen desde maquinistas de RENFE hasta conductores de
autobuses pasando por pilotos de avión; incluso descendiendo a un nivel más específico no podemos identificar transporte de mercancía por carreteras con camioneros pues en el sector como tal
se incluyen los administrativos, mecánicos, limpiadoras, etc. Y tampoco podemos identificar
camioneros con “transporte” como ilustran estos datos donde se refleja que más de la mitad de los
camioneros no trabajan en empresas dedicadas al transporte.
De las distintas ocupaciones destacan, detrás del transporte, la construcción y el comercio, con
un 18 y 12% respectivamente. Queda muy detrás de lo esperado el sector de la minería, que, pese a
tener un elevado peso específico en la economía de la comarca, suele contratar el transporte con
terceras empresas, utilizando conductores de camiones propios en tareas que poco tienen que ver
con las de un camionero “normal” (dumper, etc.).
2. Gravedad
1 _________________________________ Leve
409
2 _________________________________ Grave
15
3,48%
3 _________________________________ Muy grave
2
0,46%
4 _________________________________ Mortal
5
1,16%
94,9%
La gran mayoría de los accidentes tiene consecuencias leves, prácticamente un 95% de ellos.
Destaca la cifra mínima que arrojan los accidentes muy graves, que son menos aún que los mortales. Parece ser que esto obedece a una tendencia actual que consideraría el accidente muy grave una
categoría a extinguir, distinguiendo sólo entre accidentes graves y mortales. De todos modos debemos precisar que todos estos accidentes produjeron una situación de incapacidad laboral transitoria, por tanto, aun teniendo una consideración técnica de leve, nos encontramos ante accidentes
todos ellos de importancia.
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3. Año
Año
1 _________________________________________ De 1989 a 1990
88
20,42%
2 _________________________________________ De 1990 a 1991
83
19,26%
3 _________________________________________ De 1991 a 1992
79
18,33%
4 _________________________________________ De 1992 a 1993
85
19,72%
5 _________________________________________ De 1993 a 1994
96
22,27%
Las tres variables temporales elegidas en este estudio han arrojado datos que podríamos calificar, al menos, de curiosos. Así, la distribución por años ofrece una tendencia bastante uniforme:
estudiamos cinco años y todos los años tienen una frecuencia que ronda el 20%. No se observa tendencia general ascendente o descendente. Sin embargo, sí que se nota que la distribución presenta
una forma de “V” no muy significativa pero apreciable rápidamente. Los accidentes fueron disminuyendo hasta 1991 y luego comenzaron a aumentar.
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4. Mes
1 _________________________________________ Enero
47
2 _________________________________________ Febrero
29
6,73%
3 _________________________________________ Marzo
27
6,26%
4 _________________________________________ Abril
34
7,89%
5 _________________________________________ Mayo
33
7,66%
6 _________________________________________ Junio
46
10,67%
7 _________________________________________ Julio
38
8,82%
8 _________________________________________ Agosto
42
9,74%
9 _________________________________________ Septiembre
34
7,89%
10 ________________________________________ Octubre
30
6,96%
11 ________________________________________ Noviembre
43
9,98%
12 ________________________________________ Diciembre
28
6,5%
10,9%
De nuevo nos enfrentamos con una distribución temporal muy curiosa. En este caso sí que hay
variaciones importantes que nos llevan a pensar que estamos ante un factor –la estacionalidad–
que tiene efectos sobre la siniestralidad laboral. Sin embargo, la explicación de los datos obtenidos
no es nada sencilla. La causa puede ser los numerosos factores, en ocasiones afectando al mismo
tiempo sobre los mismos meses con consecuencias contradictorias, que inciden sobre este punto:
factores climáticos –temperatura, pluviosidad, etc.–, meses vacacionales, densidad del tráfico,
mayor o menor duración del mes, etc.
Nos encontramos con variaciones porcentuales bastantes elevadas, y con un abanico tan grande de condicionantes no es extraño que los datos de esta distribución sean casi enigmáticos: tres
meses destacan por su alta siniestralidad (enero, junio y noviembre, enero y noviembre pueden
explicarse por la climatología, son meses de lluvia, nieblas, hielo y nieve en la provincia, pero, si
explicamos los dos primeros en estos términos ¿cómo explicamos junio?). En el polo opuesto tres
meses destacan por su escasez en accidentes: marzo, diciembre y febrero: diciembre y febrero son
dos meses invernales pero pueden explicar su bondad por ser dos de los meses con menos días
laborables del año; marzo es el mejor mes con sólo un 6,26% de los accidentes, pueden incidir en
esto las vacaciones de Semana Santa y la mejora del tiempo en este mes. Por estaciones –trimestres– notamos que el invierno es reponsable del 23,9% de los accidentes, la primavera del 26,2, el
verano del 26,45 y el otoño del 23,44. Parece que los meses cálidos son más propicios para los accidentes a pesar de (o quizás como causa) de las vacaciones. A la vista de todo esto, y aunque sería
muy arriesgado, podríamos deducir que el período de vacaciones anuales incide para mal en los
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accidentes mientras que las vacaciones cortas: fines de semana largos, Navidad y Semana Santa,
parecen reducir la probabilidad de que ocurra el accidente. El factor climatológico, paradójicamente,
parece no tener demasiada importancia.
5. Día del mes
Día del mes
1 _________________________________________ Del 1 al 11
154
35,98%
2 _________________________________________ Del 11 al 21
142
33,18%
3 _________________________________________ Del 21 al 31
130
30,37%
Tenemos delante una distribución que presenta gran variación. Esto es explicable fácilmente en
algunos casos: es normal que el día 31 casi no haya accidentes pues sólo ocho meses llegan a los 31
días; pero de nuevo resulta de difícil explicación en la mayoría de ellos. Sin embargo, y según se ve
en la segunda tabla, si agrupamos en tres tramos los resultados nos encontramos con una variación
mucho menor y, curiosamente, descendente. De todas formas si yo fuera camionero tendría cuidado los días 6, 7 y 8 de cada mes5.
15 Curiosamente, los días 6 y 8 son días en que coinciden varias fiestas (Reyes, Constitución, Inmaculada). Podría
haber en esto una primera y arriesgada explicación, pues para muchos camioneros (sobre todo los de lejanías) el
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6. Tareas
1 ________________________________ En ruta
50
2 ________________________________ Caída del camión
35
3 ________________________________ Caída de cabina
78
4 ________________________________ Caída de caja
20
4,64%
5 ________________________________ Mantenimiento
73
16,94%
9
2,09%
7 ________________________________ Carga o descarga
99
22,97%
8 ________________________________ Otras
67
15,55%
6 ________________________________ In itinere
11,6%
8,12%
18,1%
Llegamos a uno de los puntos más interesantes de este estudio. Bajo el epígrafe “tareas” hemos
intentado sistematizar aquellas actividades que el camionero se encontraba realizando en el
momento de producirse el accidente. En las caídas del camión hemos recogido todos los accidentes
que tuvieron lugar al subir o bajar del vehículo, separando, si así se especificaba, si se produjo al
subir o bajar de la caja o de la cabina.
El primer resultado puede sernos chocante. Seguramente si pensamos en la peligrosidad inherente al trabajo de los camioneros tendemos a asociarlo con el hecho de que están en la carretera la
mayor parte de su jornada laboral. Sin embargo, la realidad parece ser distinta. Si bien como veremos más tarde los accidentes en ruta son los más graves, la mayor parte de los accidentes ocurre
con el camión parado; “sólo” un 11,6% de los accidentes objeto del estudio fueron causados por percances en la carretera. Frente a esto, un grupo de accidentes muy numeroso tiene que ver con las
caídas del camión. Si agrupamos las caídas de caja, cabina y aquellas donde no se especifica la parte
del vehículo tenemos un 30,86% del total. Si tomamos en cuenta que de un 15,5% de los accidentes
no conocemos las tareas o actividades que lo originaron obtenemos que más de una tercera parte
de los accidentes con “causas” conocidas tienen origen por caídas. Es éste un dato corroborado por
el programa Accident al que hacíamos referencia al principio, que sitúa en torno al 22% la cifra de
caídas de personas a distinto nivel para el sector transporte durante el año 1993. Debemos pensar
que la mayor parte de las normas de seguridad e higiene relativa a escalerillas, pasamanos, etc., en
los lugares de trabajo es imposible de cumplir en el camión. De todos modos, y a la vista de estos
resultados, si se quiere aumentar la seguridad de los camiones debería pensarse tanto en los peldaños, estribos, agarraderas, etc., como en frenos y cinturones de seguridad.
domingo es el día en que empieza la semana, circunstancia que debe reproducirse en estos días de fiesta. Sin
embargo, el que se incluya el 7 entre el grupo de días más peligrosos parece refutar esta hipótesis.
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Por último destacar la importancia de los dos grupos no comentados hasta el momento: una
quinta parte de los accidentes se produjeron al cargar o descargar; algunos de éstos tienen que ver
con lumbalgias y sobreesfuerzos, otros con problemas con la carga de la más diversa naturaleza
(desde palés que se caen hasta cerdos que muerden). También tienen su importancia los accidentes
ocurridos en operaciones de mantenimiento del camión, se han incluido aquí, entre otros, los accidentes que ocurren al estirar o poner la lona, que parece ser la causa principal de un grupo importante de accidentes (hemos contado hasta 13); las cuerdas que fijan las lonas se rompen o se escurren de entre las manos6 justo en el momento en que se están tensando o asegurando, causando la
caída de espaldas del conductor.
7. Parte afectada
1 ________________________________ Cabeza
24
2 ________________________________ Espalda
49
3 ________________________________ Brazos
9
2,09%
4 ________________________________ Brazo izquierdo
3
0,7%
5 ________________________________ Brazo derecho
8
1,86%
45
10,47%
7 ________________________________ Mano izquierda
6
1,4%
8 ________________________________ Mano derecha
18
4,19%
9 ________________________________ Piernas
18
4,19%
10 _______________________________ Pierna izquierda
11
2,56%
11 _______________________________ Pierna derecha
13
3,02%
12 _______________________________ Pie
47
10,93%
13 _______________________________ Pie izquierdo
10
2,33%
14 _______________________________ Pie derecho
8
1,86%
161
37,44%
6 ________________________________ Mano
15 _______________________________ Otros
5,58%
11,4%
16 En algunos casos se utilizan las lonas como protección de la carga contra la lluvia con lo que el riesgo de que
todo esto ocurra es evidente.
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La primera consideración que podría hacerse a la luz del presente cuadro debe referirse al 37%
que aparece bajo la categoría “Otros”. La causa de esta cifra tan elevada parece radicar tanto en
aquellas lesiones que no aparecían en la taxonomía que proponíamos, como en el hecho de que en
la Descripción del accidente un grupo importante de los encargados de rellenar este apartado omite
el detalle de la parte afectada. Seguramente hubiera sido más provechoso para el estudio de este
extremo el haber tomado en consideración el apartado Parte del cuerpo lesionada. De todas formas
el haber obtenido la información sobre la parte afectada del epígrafe Descripción ha permitido concentrarnos en aquellas partes del cuerpo que más frecuentemente se ven envueltas y, de paso, distinguir factores que de otro modo no hubiéramos podido estudiar como la lateralidad.
Empezamos observando que el 46% de los accidentes tiene que ver con las extremidades; de
éstos el 24,89 con las inferiores y el 21,25 con las superiores. De las extremidades superiores en un
16,6% se vio envuelta la mano y en un 4,65 el brazo. En las inferiores las piernas se vieron afectadas en un 9,77 y los pies en un 15,12. Por tanto sufren más las extremidades y más cuanto más al
extremo (manos y pies). Es curioso el estudio de la lateralidad: en un 10,93% de los partes se especifica que la extremidad afectada es la derecha mientras que en un 8,15 aquejaron al lado izquierdo.
Por tanto sufren más las extremidades del lado derecho. Sin embargo, estudiando más minuciosamente estas últimas cifras se observa que de las extremidades izquierdas sufren más las inferiores
mientras que en las derechas son las superiores: así un 2,1% son lesiones superiores izquierdas
frente al 6,05 de las inferiores izquierdas; mientras que un 6,05% son lesiones superiores derechas
frente al 4,88% de las inferiores derechas. Por tanto un camionero precavido debería poner especial
cuidado con dónde pone la mano derecha y el pie izquierdo.
Como conclusión a nuestro estudio de la distribución de frecuencias en las distintas variables y
con todos los resultados obtenidos podríamos elaborar un retrato del accidente tipo que nos hemos
encontrado: es el accidente de un camionero que trabaja en una empresa dedicada al transporte
ocurrido en el primer tercio del mes y que se produjo al poner mal uno de sus pies (probablemente
el izquierdo) cuando descendía del camión.
ESTUDIO COMPARATIVO
Al estudiar la posible correlación entre las distintas variables, y tal como era de esperar ante la
naturaleza de éstas, se aprecia que la correlación es muy poco significativa. Podemos decir que no la
hay entre el día o el mes y la gravedad y que es mínima entre año y gravedad (en todo caso parecería disminuir la gravedad de los accidentes así como pasa el tiempo).
Al estudiar la relación entre las tareas y la gravedad observamos que es negativa y poco significativa. Las tareas que hemos colocado en primer lugar en nuestra lista tienden a producir los accidentes más graves. Como ya se ha señalado, en primer lugar de nuestra lista se encuentran los accidentes en ruta. Para corroborar la peculiar gravedad de los accidentes en ruta frente a los demás
procedimos al estudio pormenorizado parte por parte con los siguientes resultados.
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De los accidentes en ruta el 79% fue leve y el 20,8% grave, muy grave o mortal. Recordamos que
en el cómputo global el 95% de los accidentes era leve frente al 5% de las otras tres categorías. La
gravedad de los accidentes en ruta queda definitivamente corroborada por un dato: de los seis accidentes mortales de los que se sabe la causa cinco son en ruta7. Por tanto el estudio comparativo
entre gravedad y tareas nos lleva a la conclusión de que, si bien los accidentes en ruta son comparativamente pocos, como ya se ha mencionado antes, su peculiar gravedad los convierte en un
grupo especialmente importante.
CONCLUSIONES
Del fondo del estudio se desprende un par de resultados que me gustaría destacar por lo que
tienen, hasta cierto punto, de desmitificadores del tema en cuestión.
En primer lugar sobresale, justificando la aparición de trabajos como el presente, que la mayoría de los camioneros –conductores de camiones– no trabaja en empresas dedicadas al transporte,
y que, por tanto, si bien podemos extrapolar los datos del transporte por carretera (pues se entiende que en este sector muchos de los trabajadores son camioneros) no es posible hacer una identificación inmediata de la ocupación principal de la empresa con la ocupación del trabajador.
A continuación podría señalarse la importancia que tienen las caídas como causa de un importantísimo grupo de accidentes en este colectivo. Las caídas son responsables de más de una tercera
parte del total de accidentes. Éste es un dato que debería llevar a intentar mejorar la seguridad de
los vehículos en este sentido: desde la inclusión de mejores o mayores peldaños y puntos de agarre, hasta una posible disminución de la altura del camión. Y, junto a esto, debería destacarse la
gravedad que tienen los accidentes en ruta que, aunque relativamente pocos, se llevan la palma en
lo relativo a accidentes graves y mortales.
Respecto a la forma en que se ha llevado el estudio, y como se decía en la introducción, hubiera
sido interesante incluir en este trabajo un mayor número de variables de las recogidas en el modelo
de parte de accidente pero tampoco se pretendía agotar el tema, sino una primera aproximación al
mismo, máxime si tenemos en cuenta la escasísima bibliografía con la que se contaba como punto
de partida8 y, en general, los limitados medios disponibles a la hora de abordar el estudio. De todas
formas, y dentro de las limitaciones lógicas, los objetivos pueden darse por cumplidos.
17 El estudio de los accidentes calificados como graves nos lleva a la misma conclusión: un 41,6% de ellos ocurrió
con el camión en movimiento. En el global los accidentes en ruta suponen sólo el 11%.
18 Precisamente por tan escasa decidí finalmente no dedicarle un apartado. Junto a las obras legislativas de rigor y
otros artículos donde se demuestra la importancia del transporte por carretera para la provincia (principalmente
el Informe económico de Aragón, publicado anualmente por el Consejo de las Cámaras de Comercio) sólo he
encontrado un artículo más o menos específico: HOYO DELGADO y MUÑOZ GARCÍA, «Condiciones de Trabajo en
el sector transporte», en Salud y Trabajo, n.º 65, Madrid, Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el
Trabajo.
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APÉNDICE I
Modelo de parte de accidente de trabajo.
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APÉNDICE II
Enumeración de los accidentes.
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
CONVENIO
GRAVEDAD
DÍA DEL
MES
Comercio
Transportes
Transportes
Comercio
Comercio
Transportes
Madera
Comercio
Transportes
Agroalimentarias
Agroalimentarias
Comercio
Extractivas
Extractivas
Otros
Transportes
Transportes
Transportes
Extractivas
Transportes
Agropecuarias
Construcción
Transportes
Agroalimentarias
Minería
Construcción
Construcción
Comercio
Agropecuarias
Transportes
Transportes
Comercio
Otros
Construcción
Construcción
Comercio
Agropecuarias
Transportes
Comercio
Transportes
Extractivas
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Muy grave
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
27
27
24
21
20
19
12
13
27
29
28
16
11
8
8
7
9
23
19
11
11
10
6
22
19
18
29
29
28
29
•
28
1
9
26
5
1
27
19
10
12
MES
AÑO
TAREAS
PARTE
AFECTADA
Diciembre
Diciembre
Noviembre
Diciembre
Diciembre
Diciembre
Diciembre
Diciembre
Noviembre
Noviembre
Noviembre
Noviembre
Noviembre
Noviembre
Noviembre
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Otras
Otras
Carga o descarga
Otras
Caída de cabina
Carga o descarga
Caída de caja
Caída de cabina
Otras
Caída de caja
Caída de cabina
Caída del camión
Mantenimiento
Otras
Otras
Caída de caja
Mantenimiento
Mantenimiento
Mantenimiento
En ruta
Carga o descarga
Otras
Carga o descarga
Otras
Caída de cabina
Otras
Caída de cabina
Carga o descarga
Carga o descarga
En ruta
En ruta
Otras
Otras
Carga o descarga
Mantenimiento
En ruta
En ruta
Caída del camión
Carga o descarga
Carga o descarga
Mantenimiento
Otros
Otros
Otros
Pierna dcha.
Brazo dcho.
Otros
Espalda
Otros
Espalda
Espalda
Pierna dcha.
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Pierna dcha.
Mano
Cabeza
Mano
Otros
Piernas
Mano
Otros
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Mano
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Otros
Pierna izda.
Otros
Otros
Otros
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Otros
Otros
Otros
Pie izdo.
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CONVENIO
GRAVEDAD
Otros
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Construcción
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Madera
Otros
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Comercio
Transportes
Madera
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Construcción
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Otros
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Construcción
Transportes
Transportes
Agroalimentarias
Transportes
Minería
Madera
Minería
Otros
Transportes
Transportes
Madera
Transportes
Transportes
Madera
Otros
Transportes
Agroalimentarias
Extractivas
Transportes
Transportes
Otros
Comercio
Comercio
Madera
Transportes
Transportes
Comercio
Transportes
Transportes
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Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
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Leve
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Junio
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Junio
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Carga o descarga
En ruta
Caída de cabina
Carga o descarga
Caída de cabina
Carga o descarga
En ruta
Carga o descarga
Carga o descarga
Carga o descarga
Carga o descarga
Caída de cabina
Caída del camión
Carga o descarga
Caída de cabina
Otras
Caída del camión
Carga o descarga
En ruta
Mantenimiento
Carga o descarga
Mantenimiento
Carga o descarga
Carga o descarga
Caída de cabina
Caída de cabina
Mantenimiento
Carga o descarga
Caída de cabina
Caída de cabina
Caída de caja
Caída de cabina
En ruta
Carga o descarga
Caída de cabina
Carga o descarga
Caída de cabina
En ruta
Caída de cabina
Caída del camión
Carga o descarga
Caída de cabina
Caída de cabina
Caída de cabina
En ruta
Mantenimiento
Otros
Otros
Mano dcha.
Mano dcha.
Pierna dcha.
Otros
Cabeza
Mano dcha.
Otros
Otros
Otros
Mano dcha.
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Piernas
Pie
Pie
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Mano
Otros
Mano
Otros
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Otros
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Otros
Mano dcha.
Cabeza
Otros
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Mano
Otros
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CONVENIO
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MES
Comercio
Transportes
Transportes
Transportes
Comercio
Construcción
Transportes
Transportes
Construcción
Construcción
Construcción
Transportes
Transportes
Comercio
Transportes
Construcción
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Agropecuarias
Agroalimentarias
Comercio
Transportes
Comercio
Comercio
Comercio
Comercio
Transportes
Comercio
Transportes
Construcción
Transportes
Construcción
Transportes
Comercio
Extractivas
Transportes
Transportes
Transportes
Construcción
Madera
Transportes
Transportes
Otros
Madera
Leve
Mortal
Leve
Leve
Leve
Leve
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Leve
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Grave
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Leve
Mortal
Leve
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Leve
Leve
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Leve
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MES
AÑO
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PARTE
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Diciembre
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Noviembre
Noviembre
Noviembre
Noviembre
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Octubre
Septiembre
Septiembre
Septiembre
Septiembre
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Julio
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1990
Carga o descarga
En ruta
Carga o descarga
Mantenimiento
En ruta
Carga o descarga
Caída de cabina
Mantenimiento
Caída de cabina
Carga o descarga
Caída de cabina
Caída del camión
Mantenimiento
Mantenimiento
In itinere
Mantenimiento
Mantenimiento
En ruta
Caída de caja
Carga o descarga
Otras
Carga o descarga
En ruta
Carga o descarga
Otras
Carga o descarga
En ruta
Otras
Mantenimiento
Caída de cabina
Caída del camión
En ruta
Carga o descarga
Carga o descarga
Mantenimiento
Carga o descarga
Carga o descarga
Caída de cabina
Caída de cabina
Caída de cabina
Carga o descarga
Carga o descarga
Caída de cabina
Caída de cabina
Mantenimiento
Otras
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Otros
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Pierna dcha.
Mano dcha.
Otros
•
Otros
Otros
Otros
Otros
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Otros
Otros
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Otros
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Otros
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Transportes
Comercio
Transportes
Transportes
Construcción
Minería
Madera
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Otros
Transportes
Construcción
Transportes
Transportes
Transportes
Construcción
Transportes
Construcción
Comercio
Agroalimentarias
Construcción
Comercio
Madera
Transportes
Comercio
Minería
Transportes
Transportes
Transportes
Comercio
Comercio
Transportes
Construcción
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Construcción
Transportes
Madera
Transportes
Transportes
Transportes
Construcción
Transportes
Agroalimentarias
Transportes
Madera
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Otros
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Leve
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Leve
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Grave
Leve
Leve
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Leve
Leve
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Leve
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Leve
Leve
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AÑO
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PARTE
AFECTADA
Mayo
Mayo
Mayo
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Abril
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Abril
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Marzo
Marzo
Marzo
Marzo
Febrero
Marzo
Febrero
Febrero
Febrero
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Febrero
Enero
Enero
Enero
Enero
Enero
Enero
Enero
Enero
Enero
Enero
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Diciembre
Diciembre
Diciembre
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Noviembre
Noviembre
Noviembre
Noviembre
Noviembre
Noviembre
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Carga o descarga
In itinere
Carga o descarga
Caída del camión
Mantenimiento
Mantenimiento
Carga o descarga
Caída de cabina
Otras
Otras
Mantenimiento
En ruta
Caída de cabina
Caída de caja
En ruta
Caída de cabina
En ruta
Mantenimiento
En ruta
Caída de cabina
Caída del camión
Otras
Caída de cabina
Caída de cabina
Caída de cabina
En ruta
En ruta
Caída de cabina
Caída del camión
Otras
Mantenimiento
Caída de cabina
Mantenimiento
Mantenimiento
Caída de cabina
Caída del camión
In itinere
En ruta
Mantenimiento
Carga o descarga
Caída de caja
Otras
Otras
Caída de caja
Carga o descarga
Carga o descarga
Pie
Otros
Pie
Cabeza
Cabeza
Espalda
Pie izdo.
Piernas
Pierna dcha.
Otros
Mano
Otros
Brazos
Espalda
Otros
Espalda
Otros
Cabeza
Otros
Piernas
Pie
Cabeza
Pie dcho.
Brazo dcho.
Brazo dcho.
Otros
Otros
Otros
Espalda
Pie
Cabeza
Pie
Otros
Cabeza
Espalda
Pierna izda.
Otros
Otros
Otros
Mano dcha.
Otros
Otros
Espalda
Otros
Espalda
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CONVENIO
GRAVEDAD
Transportes
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Otros
Madera
Madera
Transportes
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Otros
Construcción
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Transportes
Transportes
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Madera
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Construcción
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Otros
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Comercio
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Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
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Construcción
Transportes
Transportes
Construcción
Transportes
Transportes
Transportes
Extractivas
Transportes
Transportes
Comercio
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Leve
Leve
Leve
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Leve
Leve
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Mortal
Grave
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
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Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
José Ramón Ollés
DÍA DEL
MES
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28
7
12
5
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3
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Noviembre
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En ruta
Caída de cabina
Carga o descarga
Caída de caja
Caída del camión
Mantenimiento
Caída del camión
En ruta
Carga o descarga
Mantenimiento
Carga o descarga
Otras
Otras
Carga o descarga
Carga o descarga
Caída del camión
En ruta
Caída de caja
En ruta
Caída del camión
Otras
Carga o descarga
Mantenimiento
Carga o descarga
Otras
Otras
Carga o descarga
En ruta
Caída del camión
Caída del camión
Caída de caja
Mantenimiento
Carga o descarga
Mantenimiento
Caída del camión
Carga o descarga
Otras
En ruta
En ruta
Mantenimiento
Mantenimiento
Carga o descarga
Mantenimiento
Carga o descarga
En ruta
Pierna izda.
Otros
Mano
Mano
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Pie
Mano
Pie
Otros
Pierna izda.
Otros
Espalda
Cabeza
Mano izda.
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Mano dcha.
Otros
Pie
Otros
Pie
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Brazos
Espalda
Otros
Pie
Brazos
Mano dcha.
Otros
Pierna izda.
Otros
Otros
Cabeza
Mano
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Otros
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CONVENIO
GRAVEDAD
Madera
Construcción
Transportes
Transportes
Transportes
Comercio
Transportes
Construcción
Construcción
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Extractivas
Extractivas
Transportes
Comercio
Comercio
Transportes
Transportes
Transportes
Construcción
Otros
Agroalimentarias
Otros
Construcción
Construcción
Construcción
Otros
Construcción
Otros
Otros
Transportes
Transportes
Otros
Madera
Construcción
Construcción
Transportes
Madera
Agropecuarias
Agropecuarias
Construcción
Leve
Leve
Leve
Leve
Grave
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Grave
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
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9
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Abril
Abril
Abril
Abril
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Marzo
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Febrero
Febrero
Febrero
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Enero
Enero
Febrero
Enero
Enero
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Enero
Enero
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Diciembre
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Noviembre
Noviembre
Diciembre
Diciembre
Diciembre
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Septiembre
Septiembre
Noviembre
Enero
Enero
Enero
Enero
Enero
Marzo
Marzo
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Mayo
Mayo
Noviembre
1991
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1992
1992
1992
1992
1992
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Carga o descarga
Carga o descarga
Carga o descarga
Otras
En ruta
Otras
En ruta
Mantenimiento
Caída del camión
Otras
Caída del camión
En ruta
Caída de caja
Mantenimiento
Mantenimiento
Carga o descarga
Mantenimiento
Caída del camión
En ruta
Carga o descarga
Otras
Otras
Caída de cabina
Caída de caja
Caída de cabina
Carga o descarga
Otras
Otras
Caída del camión
Mantenimiento
Otras
Mantenimiento
Otras
Carga o descarga
Caída de caja
Caída de cabina
Caída de caja
Otras
Otras
Caída de cabina
Mantenimiento
Mantenimiento
Caída de caja
In itinere
Mantenimiento
Otras
Espalda
Mano izda.
Espalda
Otros
Otros
Brazo dcho.
Espalda
Cabeza
Pierna izda.
Mano
Espalda
Otros
Otros
Espalda
Otros
Otros
Espalda
Otros
Otros
Brazos
Otros
Otros
Brazo izdo.
Espalda
Pierna dcha.
Otros
Otros
Mano dcha.
Otros
Mano
Pie
Brazos
Cabeza
Mano
Mano
Otros
Espalda
Mano
Otros
Pierna izda.
Cabeza
Mano dcha.
Otros
Otros
Mano
Pierna dcha.
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GRAVEDAD
Transportes
Otros
Otros
Construcción
Construcción
Transportes
Agroalimentarias
Construcción
Construcción
Construcción
Transportes
Construcción
Construcción
Construcción
Construcción
Transportes
Transportes
Madera
Transportes
Agroalimentarias
Construcción
Agropecuarias
Construcción
Construcción
Transportes
Construcción
Minería
Comercio
Agroalimentarias
Agroalimentarias
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Agroalimentarias
Transportes
Comercio
Transportes
Transportes
Construcción
Comercio
Comercio
Transportes
Transportes
Transportes
Leve
Mortal
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Leve
Leve
Leve
Grave
Grave
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
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Leve
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Leve
Leve
Leve
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Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
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MES
AÑO
TAREAS
PARTE
AFECTADA
Junio
Mayo
Julio
Julio
Julio
Agosto
Agosto
Agosto
Agosto
Agosto
Junio
Junio
Junio
Junio
Junio
Mayo
Julio
Julio
Julio
Julio
Julio
Febrero
Marzo
Marzo
Marzo
Febrero
Febrero
Febrero
Febrero
Febrero
Febrero
Febrero
Febrero
Enero
Enero
Enero
Enero
Diciembre
Diciembre
Junio
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Mantenimiento
Otras
Carga o descarga
Caída del camión
Otras
Caída de cabina
Carga o descarga
Otras
Otras
Caída de cabina
Mantenimiento
Mantenimiento
Carga o descarga
Mantenimiento
Mantenimiento
Mantenimiento
Carga o descarga
Carga o descarga
En ruta
Carga o descarga
En ruta
Carga o descarga
Otras
Carga o descarga
Otras
Mantenimiento
Caída del camión
Caída del camión
Caída de cabina
En ruta
In itinere
Otras
Caída de cabina
Carga o descarga
Otras
Mantenimiento
Mantenimiento
Carga o descarga
Caída de caja
Caída de cabina
Otras
Caída de cabina
Mantenimiento
Caída de cabina
Otras
Mantenimiento
Otros
Otros
Espalda
Pierna izda.
Mano izda.
Mano
Otros
Pie
Espalda
Mano dcha.
Pie izdo.
Piernas
Pie dcho.
Cabeza
Mano
Brazos
Otros
Brazo izdo.
Otros
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Otros
Piernas
Otros
Brazo dcho.
Piernas
Otros
Mano
Pie
Pierna izda.
Otros
Otros
Pie
Mano izda.
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Espalda
Otros
Otros
Otros
Pie izdo.
Otros
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CONVENIO
GRAVEDAD
Transportes
Comercio
Transportes
Transportes
Construcción
Transportes
Construcción
Transportes
Construcción
Transportes
Construcción
Transportes
Transportes
Comercio
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Comercio
Construcción
Construcción
Comercio
Transportes
Construcción
Construcción
Transportes
Transportes
Construcción
Transportes
Transportes
Comercio
Transportes
Transportes
Construcción
Transportes
Transportes
Transportes
Otros
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
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Leve
Leve
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Grave
Leve
Leve
Leve
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Leve
Leve
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AÑO
TAREAS
PARTE
AFECTADA
Noviembre
Septiembre
Octubre
Septiembre
Septiembre
Septiembre
Agosto
Septiembre
Julio
Agosto
Octubre
Octubre
Mayo
Mayo
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Enero
Enero
Enero
Enero
Enero
Enero
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Enero
Febrero
Enero
Enero
Marzo
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Abril
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Otras
Caída del camión
Mantenimiento
Mantenimiento
Carga o descarga
Mantenimiento
Mantenimiento
Caída de cabina
Caída del camión
Mantenimiento
Carga o descarga
Caída de cabina
Caída de cabina
Caída de cabina
Caída del camión
Otras
Caída de cabina
Caída de cabina
En ruta
En ruta
En ruta
Caída del camión
Mantenimiento
Mantenimiento
Otras
Caída del camión
Mantenimiento
Carga o descarga
Caída de cabina
Otras
Caída de cabina
Otras
Caída del camión
Carga o descarga
Carga o descarga
Caída de cabina
Otras
Carga o descarga
Carga o descarga
Carga o descarga
Caída de caja
Otras
Carga o descarga
Carga o descarga
Caída de cabina
Otras
Otros
Otros
Otros
Mano dcha.
Pie
Espalda
Espalda
Espalda
Otros
Mano izda.
Otros
Otros
Espalda
Pierna dcha.
Otros
Otros
Pie
Pierna dcha.
Otros
Otros
Otros
Otros
Otros
Mano
Otros
Piernas
Pie
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Mano dcha.
Otros
Pie izdo.
Otros
Otros
Mano
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Otros
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Otros
Espalda
Otros
Piernas
Cabeza
Espalda
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CONVENIO
GRAVEDAD
Construcción
Transportes
Comercio
Construcción
Transportes
Comercio
Transportes
Transportes
Comercio
Agroalimentarias
Construcción
Construcción
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Construcción
Transportes
Transportes
Transportes
Otros
Extractivas
Construcción
Construcción
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Transportes
Extractivas
Construcción
Comercio
Transportes
Transportes
Agroalimentarias
Madera
Transportes
Construcción
Construcción
Transportes
Transportes
Agropecuarias
Construcción
Transportes
Leve
Leve
Leve
Leve
Leve
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Leve
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Leve
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Leve
Leve
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Leve
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AÑO
TAREAS
PARTE
AFECTADA
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Mayo
Mayo
Mayo
Mayo
Junio
Junio
Mayo
Junio
Junio
Junio
Junio
Junio
Junio
Julio
Julio
Julio
Julio
Julio
Julio
Noviembre
Noviembre
Noviembre
Diciembre
Diciembre
Diciembre
Diciembre
Febrero
Febrero
Enero
Marzo
Febrero
Marzo
Marzo
Marzo
Julio
Agosto
Julio
Noviembre
Noviembre
Noviembre
Noviembre
Noviembre
Noviembre
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1993
1993
1993
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Caída de cabina
Caída de cabina
Carga o descarga
Caída de cabina
En ruta
Caída de cabina
Carga o descarga
Otras
Caída de cabina
Caída del camión
En ruta
Mantenimiento
En ruta
Carga o descarga
Caída de caja
En ruta
Otras
Carga o descarga
En ruta
Caída de cabina
Caída del camión
Otras
Carga o descarga
Otras
En ruta
Mantenimiento
In itinere
Carga o descarga
Carga o descarga
Carga o descarga
Caída del camión
Caída de cabina
Carga o descarga
Caída de cabina
Caída de cabina
Caída del camión
In itinere
In itinere
Otras
Mantenimiento
Caída de cabina
Carga o descarga
Caída de cabina
Carga o descarga
Otras
Mantenimiento
Otros
Otros
Pie
Espalda
Otros
Espalda
Brazo dcho.
Otros
Otros
Piernas
Otros
Cabeza
Otros
Espalda
Otros
Otros
Otros
Cabeza
Otros
Brazo izdo.
Otros
Mano
Mano
Espalda
Otros
Brazos
Otros
Piernas
Pie
Espalda
Otros
Pie
Cabeza
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Otros
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Otros
Otros
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Comercio
Construcción
Transportes
Construcción
Extractivas
Transportes
Transportes
Comercio
Transportes
Transportes
Transportes
Construcción
Transportes
Transportes
Construcción
Transportes
Agroalimentarias
Extractivas
Madera
Otros
Agroalimentarias
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Septiembre
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In itinere
Otras
Carga o descarga
Mantenimiento
Caída de cabina
Otras
Mantenimiento
Mantenimiento
Mantenimiento
Mantenimiento
Otras
Carga o descarga
Caída de cabina
Caída de cabina
Caída de cabina
Caída de cabina
Caída de caja
Carga o descarga
Mantenimiento
En ruta
Carga o descarga
En ruta
Otros
Espalda
Espalda
Espalda
Pie dcho.
Pie dcho.
Otros
Otros
Pie
Espalda
Otros
Mano izda.
Pie
Otros
Otros
Pie izdo.
Otros
Mano
Otros
Otros
Pie
Piernas
Recibido el 8 de noviembre de 1994
Aceptado el 26 de enero de 1995
239
REVISTA DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS TUROLENSES
NÚMERO 85
䡵
TERUEL, 1997
䡵
ISSN 0210-3524
VOLUMEN I
Prospección palinológica en el Neógeno de Teruel.
Berta Alcalá_________________________________________________________________ 7-20
Catálogo de los hongos superiores (Macromycetes) de la provincia de Teruel.
Eleazar Suárez y Pilar Gracia _________________________________________________ 21-169
Plantas aromáticas y medicinales de la comarca de Mora-Gúdar.
Ana Gracia Labrador ______________________________________________________ 171-201
Situación y estructura de los nidos de urraca (Pica pica) en un valle de alta montaña
(Pitarque, Teruel). Adrián Ponz y Eduardo Belda________________________________ 203-212
Parámetros reproductivos del ganado caprino semiextensivo en la Sierra de Albarracín.
Anselmo Gracia Molina y Fernando González Valle _____________________________ 213-231
VOLUMEN II
Subsistencia y medio ambiente durante la Edad del Bronce en el sur del Sistema
Ibérico turolense. Jesús V. Picazo Millán, Riker Yll Aguirre, M.ª Teresa Ros Mora,
M.ª Ángeles de la Torre Ruiz, Luis Serrano Endolz, Pilar López García
y M.ª Fernanda Blasco Sancho _________________________________________________ 7-48
Fernando Valdés Llano, obispo de Teruel (1625-1633). Juan José Polo Rubio ___________ 49-57
Filigranas en el Archivo Histórico Provincial de Teruel.
M.ª Rosario Valenzuela Marco ________________________________________________ 59-98
Andrés Marín y Esteban. El tenor. Jesús M.ª Muneta _____________________________ 99-111
Noticia biobibliográfica de un lexicógrafo aragonés. J. Luis Aliaga Jiménez __________ 113-123
Breves consideraciones simbólico-religiosas sobre el nacimiento de la fuente
de Cella: el agua que brota de la roca. Joaquina Lanzuela Hernández _______________ 125-135
El matapuerco en La Hoz de la Vieja. La matanza del cerdo en la economía de un
pequeño núcleo rural de la provincia de Teruel. M.ª Soledad Alconchel Pina _________ 137-214
La siniestralidad laboral de los conductores de camiones en la provincia de
Teruel: estudio de cinco años de partes de accidentes en el trabajo.
José Ramón Ollés _________________________________________________________ 215-239
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REVISTA DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS TUROLENSES
85 [II]
䡵
TERUEL, 1997
䡵
ISSN 0210-3524
SÚS V. PICAZO MILLÁN, RIKER YLL AGUIRRE, M.a TERESA ROS
MORA, M.a ÁNGELES DE LA TORRE RUIZ, LUIS SERRANO ENDOLZ,
PILAR LÓPEZ GARCÍA Y M.a FERNANDA BLASCO SANCHO
FERNANDO VALDÉS LLANO, OBISPO DE TERUEL (1625-1633) 䡵
FILIGRANAS EN EL ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE TERUEL 䡵 M.a ROSARIO VALENZUELA
MARCO
ANDRÉS MARÍN Y ESTEBAN. EL TENOR 䡵 JESÚS M.a
MUNETA
NOTICIA BIOBIBLIOGRÁFICA DE UN LEXICÓGRAFO
ARA GONÉS 䡵 J. LUIS ALIAGA
JIMÉNEZ
BREVES CONSIDERACIONES SIMBÓLICO-RE LI GIOSAS SOBRE EL NACIMIENTO DE LA FUENTE DE CELLA: EL
AGUA QUE BROTA DE LA ROCA
JUAN JOSÉ POLO RUBIO
85 [II]
SUBSISTENCIA Y MEDIO AMBIENTE DURANTE LA EDAD DEL
BRONCE EN EL SUR DEL SISTEMA IBÉRICO TUROLENSE 䡵 JE-
1997
JOAQUINA LANZUELA HER NÁNDEZ
EL MATAPUERCO
䡵
EN LA HOZ DE LA VIEJA. LA
MATANZA DEL CERDO EN LA
ECONOMÍA DE UN PEQUEÑO
NÚCLEO RURAL DE LA PROVINCIA DE TERUEL 䡵 M.a SOLEDAD
ALCONCHEL PINA
LA SINIESTRALIDAD LABORAL DE LOS
CONDUCTORES DE CAMIONES
EN LA PROVINCIA DE TERUEL:
ESTUDIO DE CINCO AÑOS DE
PARTES DE ACCIDENTES EN EL
TRABAJO 䡵 JOSÉ RAMÓN OLLÉS
85 [II]
1997
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