población en canarias

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POBLACIÓN EN CANARIAS
Es una de las regiones más densas de España (285 hab/Km.2 en 2011) y con un
crecimiento más intenso en los últimos años, por encima de la media nacional. Así en
2001 el total de población se situaba en 2.126.769 hab. Entre los hechos más
destacados de la población canaria se destacan: tasas elevadas de crecimiento
natural; intensos movimientos migratorios; distribución con importantes diferencias
espaciales.
En 1857 se contaba con 250.000 hab.; en 1981, 1.300.000; la población se ha
multiplicado por 6, y la española por 2. Representa el 4’5% de la población española
en el 1’5% del territorio nacional.
Distribución de la población en Canarias. La densidad media de habitantes en
Canarias es de más de 200 hab./Km2 (mientras que la media de España es de 93),
repartidos entre unos 270 hab/Km2 en la provincia de Las Palmas y 304 en Santa
Cruz de Tenerife. Por islas, Tenerife y Gran Canaria tienen el más alto índice de
crecimiento; Lanzarote y Fuerteventura lo tienen moderado, mientras que La Palma,
La Gomera y El Hierro son islas que están perdiendo población a favor de las
mayores. Por ciudades, Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife son las
más importantes, aumentando considerablemente sus poblaciones respectivas (casi la
mitad del total de las islas; Las Palmas de G.C. 51% de su provincia (1.096.980);
Santa Cruz, 48% de la suya -1.027.914). De cualquier forma, la mayor densidad de
todo el archipiélago se encuentra en Las Palmas de G.C. con 3700 hab/km2 y Puerto
de la Cruz, con más de 3500 hab./Km2. Por islas, Gran Canaria y Tenerife concentran
el 82% de los habitantes de las islas, mientras que El Hierro cuenta con 8000
habitantes..
En el pasado la distribución estuvo influida por el sistema productivo, orientado a la
exportación de cultivos, lo que concentró a la población en las vertientes de
barlovento, con el centro y el sur mínimamente habitados.
En la actualidad la terciarización económica y la emigración han hecho de las ciudades
y las zonas turísticas de las vertientes sur, los polos de atracción y concentración,
Movimiento natural. El régimen demográfico antiguo se mantuvo en Canarias hasta
fechas recientes, de modo que hasta los años 30 del s. XX la natalidad no bajó del
30%0 y la mortalidad estaba en el 35 %0 (mientras en el conjunto nacional era el 28 y
el 17’8%0 respectivamente). En esos años la caída del precio de la cochinilla (1870-90)
así como la 1ª G.M y la epidemia de gripe también incidieron en la demografía.
La transición demográfica se extendió entre los años 40 y 70 del siglo XX, con una
natalidad que tardaba en descender y una mortalidad que lo hacía rápidamente. A
mediados de los 70 comenzó el régimen demográfico moderno, con los cambios
mencionados a continuación.
Las tasas de natalidad son superiores a las del resto de España, aunque descienden
desde la 2ª mitad de los años 60; en 1976 era de 18’8%o, mientras que en 2007 había
descendido a 9,74%o (10’98 la media nacional). El descenso se ha debido a las
modificaciones socioeconómicas (envejecimiento, control de natalidad), pero con
diferencias según las zonas (incluso comarcales y locales). Las áreas urbanas
controlan los nacimientos pero son lugares de inmigración; las áreas rurales inician el
control más tarde, pero el éxodo rural hace que se reduzca el número de personas en
edad de procrear. Hay tasas más elevadas en las zonas urbanas y también en la
provincia oriental. La mortalidad muestra tasas bajas desde 1940, por debajo de la
media nacional, aunque en los últimos años ha habido un ligero incremento (1976:
6’2%o, 2007: 6,61%o -8’59 media nacional-). El descenso fue motivado por el
desarrollo económico y sanitario, y se dio en primer lugar en el medio urbano. El último
crecimiento obedece a una sociedad que va envejeciendo, como ocurre en todas las
áreas desarrolladas. La provincia occidental, más envejecida, tiene una mayor
mortalidad.
La tasa de mortalidad infantil es la que mejora revela el riesgo de defunción en una
población; se sitúa en el 5%o. Se ha pasado de una mortalidad infecciosa a otra en la
que tienen más peso las enfermedades endógenas (aparato circulatorio, tumores,
cirrosis, diabetes). La vida media resulta de distribuir entre los miembros de una
generación el número total de años que han vivido todos sus miembros; pero es más
provechoso conocer la esperanza de vida (vida probable de un individuo que nace o
que tiene una edad determinada); aunque rebasa los 70 años, es inferior a la media
nacional. Como consecuencia, el crecimiento vegetativo es más elevado (3,13%0) que
en el conjunto nacional (2,39), debido a una natalidad más alta y a una mortalidad más
baja que en la media de España. Es el principal responsable del crecimiento
demográfico en Canarias. Este crecimiento es mayor en las Canarias Orientales que
en las Occidentales; también hay diferencias en cada provincia entre las islas
periféricas y las centrales e incluso entre comarcas.
Movimientos migratorios. La migraciones han regulado la población cuando la
precaria estructura económica no ha sido capaz de sostener a una población en
crecimiento constante, aunque no ha evitado el fuerte crecimiento.
En Canarias hay tradición emigratoria por motivos geográficos, económicos, etc.
(escasez de recursos, posición geográfica en la ruta de América), pero también se han
producido importantes migraciones internas e inmigraciones (sobre todo en las últimas
décadas). Se reanudó tras la Guerra Civil y se mantuvo a ritmo elevado hasta los años
60 (freno por dificultades en los países receptores y cambios en la economía de las
islas). Desde los 60 han predominado las entradas sobre las salidas.
La emigración exterior se ha dirigido fundamentalmente a América Latina (Cuba,
Venezuela), desplazándose jóvenes y de bajo nivel cultural, y en menor medida a
Europa occidental (con carácter más temporal) y las colonias españolas en Africa
(comerciantes, algunos funcionarios, trabajadores de fosfatos; afectó más a las islas
orientales). Esta emigración tenía sobre todo su origen en las islas occidentales (La
Palma, 30%), y en ellas en mayor medida que en el resto del archipiélago ha supuesto
la pérdida de efectivos humanos y un envejecimiento de la población más rápido. La
proporción de hombres ha duplicado a la de mujeres, generando como consecuencia
un cierto desequilibrio de sexos. Otra consecuencia ha sido la inversión en la
economía canaria del ahorro de los emigrantes.
Las migraciones interiores se observan a partir de los años 50, en relación con la
transformación de la economía de las islas (menos importancia de la agricultura,
desarrollo del turismo y de la construcción), que modifica la localización de las áreas
de interés laboral. Los movimientos se producen desde las áreas rurales a las urbanas
y desde las islas periféricas a las centrales; muy lejos queda la salida a Andalucía y
Madrid. Ello ha contribuido a una redistribución de la población en el archipiélago y a
un incremento del peso demográfico de Gran Canaria y Tenerife. Por ejemplo, en 1975
1/3 de los habitantes de Las Palmas de G.C. no habían nacido allí; en Santa Cruz –La
Laguna había más gomeros que en La Gomera.
La inmigración es un movimiento que se intensifica desde los años 60 y viene
producido por el desarrollo turístico, comercial, crecimiento de la Administración, etc.
Encontramos inmigración extranjera constituida por empresarios, comerciantes,
técnicos, turistas; es una inmigración en general cualificada y cuya procedencia es
europea y asiática mayoritariamente, que se beneficia de las ventajas aduaneras de
Canarias; son emigrantes definitivos, no muy numerosos pero con gran peso en la vida
económica de las islas; residen en las zonas turísticas y en las capitales provinciales.
El desarrollo del comercio mundial, la expansión de las multinacionales, la utilización
del puerto de La Luz como base pesquera son hechos que han contribuido a la llegada
de personal técnico y de dirección de las empresas. Por otro lado se halla la
inmigración de origen peninsular (Andalucía y Madrid prioritariamente), relacionada
con la implantación de empresarios y con la llegada de funcionariado estatal; ocupa
cargos de cierta responsabilidad y muchas veces ha sido población “de paso”, que
regresa a su origen tras cierto tiempo. También se instalan sobre todo en las capitales
de provincia y desempeñan un destacado papel socioeconómico.
El saldo migratorio siempre ha sido negativo para las islas, actuando como
contrapunto de la alta natalidad; pero hay que tener en cuenta que para el crecimiento
de la población este movimiento no ha sido de trascendencia; lo que ha hecho crecer
la población ha sido el movimiento natural.
Crecimiento real de la población. La población ha aumentado desde mediados del
XIX en diferentes etapas. Entre 1857 y 1930 crece lentamente por el escaso
crecimiento natural y la emigración. De 1930 a 1975 se acelera el ritmo por el inicio de
la transición demográfica; la natalidad rondaba el 25%0 cuando la española era el 19,
y la mortalidad pasó del 20%0 en 1916-25 al 6%0 en 1966-75; además comenzó la
inmigración. En la actualidad las islas registran los índices más altos de España por
su mayor crecimiento natural y por el saldo migratorio positivo.
Pero la evolución no ha sido igual en todas las islas: Las orientales crecieron poco
hasta los 70 y a partir de entonces vieron frenar la emigración y empezaron a recibir
inmigrantes, lo que se unió a su fuerte crecimiento natural. Las islas centrales,
capitales provinciales y con variedad de actividades económicas, han crecido de forma
continua por su crecimiento natural y por recibir emigrantes del resto de islas. Las islas
occidentales, La Palma ha doblado su población, mientras El Hierro y La Gomera han
tenido un crecimiento escaso.
Estructura de la población por edad y sexo. Hay dos momentos en los que esta
estructura sufre modificaciones: durante la guerra civil y mundial hasta 1965 y desde
esa fecha hasta los años 80. Entre 1940-60 los ancianos han incrementado su
volumen, de forma más acusada en las islas occidentales. Desde 1960 La Gomera, El
Hierro y algunas áreas rurales registran reducción del nº de jóvenes. Sin embargo las
islas orientales siguen ofreciendo gran vitalidad demográfica y alto porcentaje de
menores de 19 años. Nos encontramos con una población que va envejeciendo por la
base pero todavía no por la cima, con un resultado de una población más joven que la
media nacional, aunque también con diferencias por islas. Así, los valores de los tres
grupos de edad para Canarias son (2008): 0-19 años: 14’8%; 20-59 años: 72’5%; 60 y
más años: 12’7%. Para España esas cifras son 14’35%, 69’08% y 16’7%
respectivamente. La pirámide de Canarias tendría una base ancha, aunque se va
notando la reducción de la natalidad en los últimos años.
En cuanto a la relación hombre-mujer, los datos muestran más hombres que mujeres
en Canarias, mientras que ocurre lo contrario en España.
Estructura de la población activa. La tasa de actividad es superior a la nacional
(63’51 frente a 60’1% en 2012); ello es debido a la estructura joven de la población, a
la gran proporción de población femenina en los empleos terciarios y al saldo
migratorio positivo. Las actividades agrícolas han sido las predominantes hasta los
años 50, ocupando a más de la mitad de la población activa; después se pasa de una
estructura preindustrial a otra muy terciariada, pasando la mano de obra del ámbito
agrícola a los servicios. La reducción de la actividad agraria ha sido más intensa en las
zonas afectadas por el turismo (islas centrales y periféricas orientales). Mientras tanto
el secundario permanecía casi estancado.
En cuanto a la tasa de paro (31% en 2012), el descenso de los últimos años se ha
debido al comportamiento del subsector turístico y a la reactivación de la demanda
interna; sin embargo la población parada sigue presionando sobre el mercado de
trabajo por ser una estructura joven, por la débil formación, por el carácter temporal del
empleo y por el predominio de las pymes familiares.
En el desempleo en Canarias: la industria y los servicios han sido insuficientes para
absorber la mano de obra y han sido los sectores afectados en mayor medida por las
dificultades económicas; ha aumentado la oferta de mano de obra al introducirse la
mujer en el mundo laboral y al llegar a ese mercado todos los jóvenes nacidos en los
años 50 y 60; se ha frenado la emigración; la tasa se ha ido incrementando y sobre
todo en las islas orientales. Por tanto el desempleo ha incidido de forma diferente
según los sectores de actividad, las categorías profesionales (más en colectivos de
menor preparación), la edad (más paro en población joven), el sexo (ha afectado más
a mujeres).
Por sectores económicos, actualmente en los servicios se ocupa el 75’1% de la
población activa (68’1 en España), en el secundario el 21’2% (27’9% de media
nacional) y en la agricultura el 3’6% (4 de media nacional). Sin embargo hay que tener
en cuenta que el terciario de Canarias está compuesto por actividades que no
requieren mucha cualificación y que dependen de la economía internacional
(hostelería, comercio).
Por islas, Lanzarote y Fuerteventura tienen la participación más alta en el terciario;
Gran Canaria y Tenerife cuentan con dominio en el terciario pero con gran importancia
de las administraciones públicas, finanzas y servicios a empresa. En las tres restantes
la agricultura sigue con un destacado papel.
En 1940 9 de cada 100 jóvenes entre 10-14 años ya eran activos, y el 83% de los que
tenían entre 15 y 19 años; por otro lado, más del 80% de los varones de más de 60
años seguía trabajando. La jubilación forzosa, las mayores coberturas de la seguridad
social, la elevación del nivel de vida, la existencia de un período formativo obligatorio
cambiaron esta situación. Desde los años 60 se ha producido un adelanto en la edad
de salida del trabajo y un retraso en la edad de entrada.
Atendiendo al nivel cultural, éste siempre ha sido bajo en Canarias, con mayor
analfabetismo que la media nacional, con menor porcentaje de población con estudios
superiores y con una cualificación escasa. Para subsanar esta situación se plantea
una mejora de la calidad de la educación y de la formación profesional (para cubrir las
necesidades de los sectores más avanzados y suplir las deficiencias de
especialización), consolidar el sistema universitario e impulsar la formación
permanente de mano de obra.
Tasa de actividad: población activa/total de población.
Tasa de dependencia: población no activa/población activa.
Reemplazamiento: 15-39 años/40-64 años.
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