Málaga Gibralfaro y su Parador [folleto]

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La Corte De Los Milagros
“Almanzor desplegaba sus grandes cualidades
políticas y militares al servicio del estado cordobés. Su
buena administración y su sentido de la justicia
hicieron que al-Ándalus gozara de un largo periodo
de paz y prosperidad.”
MÁLAGA
GIBRALFARO
Y su Parador
(Cronicas de sus timepos)
a Historia apretada desde los principios de los tiempos; unas
geografías sorprendentes, irrepetibles de bellezas
sobrecogedoras; ríos generosos y costas ubérrimas protegidas por montes
protectores de recónditas rocas, cobijos frecuentes de aves altaneras y
gigantes mitológicos.
L
A decir de muchos y querer de todos, estas bellísimas Málagas
habrían querido bautizarse como “La Corte de los Milagros”. Como
inacabable milagro de la fertilidad de suelos, ríos y mares, generosos
proveedores de ricas cosechas de peces y plantas; de frutos y frutas. De
incursiones y conquistas de los más cultos y aguerridos pueblos
mediterráneos feraces sembradores de ideas nuevas y culturas
incuestionables; como los fenicios llegados desde Tiro para fundar
Malaca, allá por el siglo xi antes de nuestra Era, para establecer
fundiciones de metales por entonces abundantes en estos solares.
Bautizada por algunos como “Malache”, diosa adorada por aquellos
laboriosos visitantes. O por la expresión fenicia “Malach”; aplicaron
técnicas y procedimientos imprescindibles para conservar y condimentar
con sal escabeches y salazones de generosas cosechas que brindaban
mares y costas.
Milagrosa y gratificante sorpresa fue la visita de los cultos invasores
griegos, ávidos comerciantes, pero generosos misioneros de ideas y
culturas; de usos, costumbres y sistemas de organización social. La
colonia helénica fundó el castillo de Gibralfaro, hoy reconvertido en sede
de este soberbio Parador.
Gibralfaro sería así bautizado porque su faro sería extremadamente
útil para orientar en la noche a las embarcaciones ya por entonces
frecuentes, a la vez que por el día protegía contra la abundante
MÁLAGA GIBRALFARO Y SU PARADOR
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piratería. Pero al caer Tiro en poder de los babilonios el campamento
fenicio fue abandonado. A no mucho tardar amaneció otro vecino y
agresivo visitante. La Málaga cartaginesa se amplió cumplidamente. Se
construyó un puerto artificial que mejoró el comercio.
Tras la disolución del califato de Córdoba se constituyó el reino de
Málaga, bajo el control de los emires, que llamaron “Paraíso Terrestre”.
Las ambiciosas sublevaciones y luchas de los reinos taifas acabaron
destruyendo el imperio musulmán.
Las legiones romanas quisieron también establecerse en esta plaza,
aunque las costumbres y usos fenicios se mantendrían durante no corto
tiempo. La Roma prepotente y airada y airosa rival de Cartago lograría,
no sin encarnizadas batallas, expulsar a los enemigos y así lograría
pavonear sus estandartes que acabarían inundando la práctica totalidad de
los suelos peninsulares.
En Málaga se sufrió el choque de las Axarquías con una violencia
inusitada. Por entonces, Málaga era una plaza cerrada a cal y canto: La
sólida muralla estaba salpicada por setenta y cuatro torreones que con la
de Gibralfaro y la Alcazaba sumarían los dos centenares tan celebrados
por los poetas árabes. El empuje de los ejércitos cristianos fue definitivo
con la presencia del rey Católico, empeñado en anular uno de los últimos
baluartes sarracenos. Fueron numerosos pero fallidos, los intentos de
conquistarla de los ejércitos cristianos. Incluso los ataques del temido
Hernán Pérez del Pulgar resultaron enérgicamente rechazados por el
alcaide de la plaza musulmana, Hamet el Cegrí.
Finalmente, la población, sitiada por hambre y sed, se vio obligada a
capitular. El valeroso Hamet no quiso presenciar la entrega de la ciudad. Se
encerró en el castillo de Gibralfaro pero su rendición resultó inexorable. Un
18 de Agosto de 1487 tomaron la plaza los ejércitos de Isabel y Fernando
después de tres largos meses de asedio.
Las huestes romanas cometieron los desmanes y atropellos propios de la
fuerza y la altanería del invasor: hicieron esclavos de los pueblos vencidos,
proliferaron los saqueos, como preciosos botines de guerra... Pero Roma fue
inteligentemente respetuosa con el gobierno de Málaga, a la que se otorga el
privilegio de “ciudad confederada”, según testimonio del propio Plinio:
Conservó sus propias leyes, su libertad y su independencia; incluso tuvo el
privilegio de nombrar
sus propios magistrados.
Su comercio gozó de
notoria prosperidad: Se
exportaban a Roma
minerales, vino, aceite,
almendras. Y salazones
y escabeches, productos
de elevado aprecio para
el Imperio.
Sería a mediados del
siglo XIX cuando fueron
descubiertas en un
lugar llamado “Los
Tejares” dos tablas
epigráficas en bronce
que mostraban las
leyes municipales de Salpensa y Malaca por entonces “Municipio Flavio
Malacitano”. Fue el propio emperador Tito quien le concediera los
privilegios de municipio. Las doctrinas evangélicas fueron predicadas en
Málaga por Santiago Apóstol siendo Claudio el emperador. También la
ciudad conoció y sufrió el martirio de Paula y Ciriaco en tiempos de
Dioclesiano. La decadencia del Imperio propició la invasión de los
bárbaros: Suevos, vándalos y alanos entraron en la Península apenas
amanecido el siglo v. Numerosas poblaciones fueron arrasadas y
saqueadas; también Málaga, aunque su reconstrucción sería rápida.
Rematada la conquista, la Málaga finalmente cristiana reconstruye lo
que queda de la ciudad. La antigua Alcaicería se reconvierte en viviendas;
se reserva una zona para la morería según un convenio que permite a los
conversos permanecer en la ciudad.
Mediado el siglo XVI Málaga conoce un extraordinario crecimiento.
Comienzan a instalarse modestos talleres, tabernas y tiendas, resurge el
comercio. La actividad de salazones se dispara. El puerto es ampliado; se
multiplican iglesias y conventos; bellos paseos como la Caleta del Marqués.
Más tarde, en la centuria del XVIII crecen los arrabales. Se aprovechan
terrenos ganados al mar. La Torre de Atarazanas es derruida. Las obras de
la Catedral se aceleran en medida notable.
Durante los reinados de Felipe V de Borbón hasta Carlos IV, la ciudad
tomó parte activa en la defensa contra las tropas de Napoleón I. Málaga
sería la segunda ciudad levantada contra los franceses, después de Sevilla.
El gobernador malagueño Teodoro Reding se unió al ejército del General
Castaños. Hasta 1812 permanecieron los franceses en la ciudad.
Parador De Gibralfaro:
Malaca Es Gibralfaro
E
La monarquía visigoda permaneció en el poder durante doscientos años,
hasta finales del siglo VIII, con la muerte del rey Rodrigo, derrotado en la
batalla del río Guadalete por los ejércitos de Tariq y Muza, no sin antes
hacer escala en Málaga para ocupar la plaza y el puerto. El valle de
Abdalajis, a siete leguas de la ciudad, recuerda el nombre del primer
conquistador árabe.
La prolongada presencia árabe acarreó muchas más glorias que penas a
la Ibérica Península. No sería tan feroz ni sanguinaria como se ha
pretendido. Más que guerras fueron escarceos conquistadores que
propiciaron relaciones tolerantes entre unos y otros pueblos. Las fronteras
eran permeables y permisivas; tanto en la cultura como en lo religioso. Los
usos y costumbres fueron, en gran medida, compartidos. Los invasores
introdujeron avances notables en cultivos y regadíos con el
perfeccionamiento de norias y canales. Se cultivaron las Artes y las Letras.
Se desarrolló la Astronomía, por entonces prácticamente desconocida.
l palacio fortaleza de Gibralfaro se funde y confunde en los
primeros tiempos de la Historia. Según razonables indicios sería
edificado coincidiendo con la presencia de fenicios y griegos por estos
contornos. Aunque hubieron de asomar los árabes cuando se consolidó su
majestuoso e inexpugnable poderío.
Gibralfaro se levantó sobre un generoso recinto abrazado por dos
órdenes de muros torreados, bien provistos de almenas y severos y hondos
fosos de imposible vadeo. Disponían de dos baluartes, dos exágonos, dos
cuadrados y dos redondos. Cuatro puertas de acceso celosamente
protegidas y un camino protegido por dos anchas murallas que bajaban
hasta la Alcazaba; una de las cuatro puertas estaba en el baluarte mayor,
el torreón de Oriente: sería probablemente la entrada principal de esta
soberbia fortaleza.
MÁLAGA GIBRALFARO Y SU PARADOR
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El interior del castillo disponía de varios aljibes y un generoso pozo de
enorme anchura e insondable profundidad. A fines del noveno siglo, en
tiempos de Abderramán I fue remodelada una parte importante de la
fortaleza. Juan de Ovando Santarén, poeta malagueño del XVII lo dejó
escrito así:
“...De torres diez sublime alteza,
a tres cercos de muro de corona
retiros del combate en la flaqueza...”.
Muros seculares de penas y glorias; idílicos jardines legendarios de
conspiraciones y amoríos... Traspasada la puerta principal se abre una
explanada conocida como el “Corral de los Cautivos”: en él perduran
vestigios de varias cuevas y mazmorras que ofrecían forzada pensión a los
cautivos cristianos.
Las murallas de este privilegiado Parador-Palacio-Fortaleza se
transforman en un sobrecogedor balcón con gratificantes vistas de estas
costas malagueñas que abrazan desde Torremolinos a la Cala.
Las Atarazanas presumió de singular belleza y grandiosidad, y fue
quizá el más noble edificio de la Málaga musulmana, cuyos restos lo
atestiguan. Sería obra de Abderramán III.
Se conserva, sin embargo, su gran puerta labrada en mármol con arco
de herradura levemente apuntado, tal vez con vocación o premonición
gótica. Desde la clave siguiendo la curva de la herradura se dibuja una
bella línea de piedra en forma de recuadro; hace en el tímpano una curva
con una enigmática concha que ofrece ocasión para variopintas leyendas.
En ambos lados del arco permanece grabada una inscripción que
sirviera, acaso de advertencia al cristiano contendiente:
“Le Gali Ille Alah “. (“El vencedor sólo es Dios.”)
La Alcazaba:
Lujos Y Lujurias
e edificó la Alcazaba sobre un promontorio, dentro del casco de
la población, acariciando la costa, sólo dominada por el
Castillo-Palacio de Gibralfaro, hoy convertido en Parador. En los inicios
S
del siglo XIV lo describió en estos términos Ibn el Jatib:
“...La Alcazaba se asienta en el monte como en un trono, y Alá lo ha
colocado en un lugar excelso; sus muros y sus recintos son dobles; su
almenara se alza sobre el bendito monte; sus torres están próximas unas
de otras; sus escaleras son altas y sus puertas bien defendidas...”
En sus orígenes se mostraban dos puertas, ciento diez torres principales;
una treintena de ellas eran de excelente fábrica y suntuosidad
incomparable. Disponía de un envidiable jardín que comunicaba con los
baños y la mezquita. Y gozaba, por supuesto de la disuasoria protección de
la fortaleza de Gibralfaro. Bajo sus cimientos han sido recuperados restos
de construcciones y cerámicas romanas.
Tras su restauración, el palacio es un singular símbolo de la Málaga
moruna, guerrera y sibarita, fiel, infiel y capaz de humildades altaneras.
Lo que del palacio se conserva pertenece al siglo XI y a la reconstrucción
nazarí. Permanece en pie la galería de un primer patio con entrada por
tres arcos de herradura adornados con atauriques. Desde el pabellón de la
galería se disfrutan golosas vistas sobre el mar y la ciudad. Estas
grandiosas ruinas presumen de ser el mejor ejemplar de la arquitectura
andaluza anterior a los almohades; y este precedente es pauta y origen del
arte de la Granada nazarí.
Modélico
Museo Arqueológico
ijo adoptado tras la reconstrucción de la Alcazaba, el Museo
Arqueológico ha querido y sabido acoger utilísimas piezas y
restos, excepcionales testigos, que por sí mismos constituyen una cátedra
de la evolución de la ciudad: usos y costumbres de supervivencia, de
bienestar, de mitos y ritos; de ídolos y dioses; de artes y artesanías, del
poso y los pesares sembrados por los sucesivos vaivenes invasores. La Sala
de la Prehistoria es preciosa y precisa muestra de aquellos y esforzados
balbuceos de los primeros moradores. Se recogen singulares piezas del
periodo prerromano. Cabe destacar una bella cabeza helénica de mármol
del siglo iii antes de Cristo, que representa con certeza al parecer los rasgos
de Epicuro. Y vasos y monedas griegas, piezas egipcias y púnicas y
diversos fragmentos de cerámicas.
H
MÁLAGA GIBRALFARO Y SU PARADOR
3
La Sala Romana enseña valiosas estatuas de mármol; cerámicas
cartaginesas y romanas; estelas; objetos de barro, piedra y bronce,
terracotas, objetos de vidrio, monedas... Hay una excepcional colección de
lápidas y restos de muestras del paso de cristianos, visigodos, musulmanes
y mozárabes en la Sala de Epigrafía. Los llamados “Cuartos de Granada”
enseñan excelsas piezas de cerámica musulmana, halladas en diversas
excavaciones.
El jardín de la Alcazaba está salpicado por piezas de notable tamaño:
La figura ibérica de un verraco, inscripciones, ánforas, vasos; piezas de
marfil y huesos...
dispusiera de tiempo suficiente resultaría gratificante visita a algunas de
las numerosas capillas.
Iglesias Devociones
y Devocionarios
L
a imagen de Santa María de la Victoria, patrona de la
ciudad fue un presente que recibieron los Católicos Monarcas
por voluntad de Maximiliano, archiduque de Austria. Relatan crónicas
legendarias que al rey don Fernando se le apareció en sueños esta misma
imagen mostrando en su diestra mano la palma de la victoria. Así se
decidió el sueño como una premonitoria revelación: Se estrechó el cerco de
la ciudad y a los pocos días la Málaga musulmana fue rendida a los
ejércitos cristianos.
“...Los reyes con quién venía,
después que al moro vencieron,
por favor de su valía,
conociendo su hidalguía
repartimientos le dieron”.
Iglesia de Santiago. Fundada por los
Reyes Católicos, fue concluida justo a
mediados del siglo xvi. Presume de una esbelta
torre mudéjar, rematada por cúpula renacentista.
El interior del templo está rodeado de piadosas
capillas. En el Altar Mayor reluce un generoso retablo del
siglo xviii.
La Catedral: Fervientes
Fulgores
H
eroico y místico templo es esta basílica de esbeltez
imponderable. Fue levantada próxima al sitio que ocupara la ya
vieja mezquita, consagrada al culto católico acabada la Reconquista,
bautizada como Santa María de la Encarnación. Sería concebida como
una catedral de trazas greco-romanas con los ribetes propios del orden
corintio. Su construcción se iniciaría durante los más sobresalientes
tiempos del Renacimiento. Sin embargo, el proceso constructivo hubo de
prolongarse –no sin incertidumbres– como era habitual en las fábricas
monumentales ente la segunda mitad del siglo XVII y la primera del XVIII.
Las ansias místicas eran tan antiguas que fue ciudad católica y episcopal
desde las primeras luces del cristianismo.
Se requirió la presencia del Arquitecto Mayor de Toledo. Y se dio su
aprobación a los planos dibujados por el prestigioso Diego de Siloé. Pese a
ello, la construcción hubo de ser suspendida por la insuficiencia de
recursos. Las tres puertas de la fachada principal conducen a una
amplísima escalera de mármol. Desde la propia fachada se empina la
torre con lozana soberbia, cuya altura alcanza el centenar de metros.
Hará bien el viajero en hacer una pausada y gratificante visita, tanta es
su riqueza interior. Particular interés ofrece el coro con una sillería tallada
en maderas americanas como caoba y cedro. Es obra de Pedro de Mena y
Alonso Cano, entre otros. Sus dos órganos de envidiables musicalidades,
obra del maestro organero de la Catedral de Cuenca, Julián de la Orden.
Tan orgulloso estaba el campanero artista, que pidió permiso para vivir en
la torre hasta el final de sus días. Y así sería. Si el piadoso visitante
Y aún merecen visita al menos algunas de las numerosas iglesias: Los
Mártires; la de San Juan, la de San Pablo...
Museo De Bellas Artes Y
Museo Picasso
P asa por ser uno de los más valiosos y completos este museo
malagueño. Baste citar sólo algunas de las notables firmas que
afirman su valía y su prestigio: Zurbarán, Ribera, Murillo, Luis Morales,
“el Divino”, Francisco de Herrera, “el Viejo”, Lucas Jordán, Alonso
Cano…
El Museo Picasso, tras un prolongado proceso de arduos pero ardorosos
procesos fallidos, acabó de nacer en el 2003; en el palacio de Buenavista,
edificio renacentista del siglo XVI en espacios ocupados por la vieja judería.
Fue una dura carrera de obstáculos avalados por la ideología
declaradamente comunista del genial artista. Pero finalmente, gracias a la
firme decisión de la Junta de Andalucía y la largueza de Christine y
Bernard Ruiz Picasso, con la donación de un buen puñado de obras, el
museo está donde siempre quiso estar.
Las dependencias son numerosas y variadas: Sala de proyecciones,
generoso auditorio y una soberana librería en torno a la obra del pintor.
La biblioteca y el centro documental, destinado exclusivamente a labores
de investigación, ocupan un espacio de tres plantas.
MÁLAGA GIBRALFARO Y SU PARADOR
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El conjunto de las obras está colgado en las dos plantas del edificio
principal sobre una superficie de una docena de salas. En total se han
reunido unas doscientas cincuenta obras: pinturas, dibujos, cerámicas y
esculturas. Salvo el de Paris, éste es el museo, por el número de obras,
más importante del mundo y el que más y mejor muestra las diferentes
épocas y las inquietudes artísticas de su problemática trayectoria.
La exposición recorre, de alguna manera, la trayectoria vital, desde sus
primeros escarceos juveniles, y hasta infantiles, hasta las postrimerías de
su vida, en 1973.
Son tan numerosas como valiosas las obras que el visitante puede
admirar: “La niña y su muñeca” o “La mujer con mantilla”, ambas de
finales del XIX. “Madre y niño” (1922) de ribetes clásicos o la magistral
“Cabeza de hombre” de 1972. Pasando por “Olga Kokhlova con mantilla”
de 1917, “Mujer en un sillón” de 1946, “Naturaleza muerta con guitarra
sobre velador” de 1922 y “Naturaleza muerta con cráneo” de 1947.
Además, el Museo organiza periódicos talleres dirigidos a incipientes
artistas infantiles, conferencias sobre la vida y figura de Picasso,
exposiciones temporales... Su visita es de obligado y grato cumplimiento.
Advertirá que, con frecuencia, el nombre del plato será común o
coincidente: son variantes parecidas, comunes en lo esencial; pero nunca
iguales; que estas geografías son ubérrimas en productos propios. De los
mares y las costas: Como la “Fritura Malagueña”, que admite con
sorpresa numerosas variantes. Los Boquerones en Fritura o con
Vinagre; las Almejas y Coquinas, el Cazón en Adobo. Sopas diversas
de Mariscos o a la Malagueña, elaborada con algunos de estos pescados
y lo justo de Jerez seco.
La huerta es también generosa y variopinta. Hortalizas siempre al
punto. Higos, Peras, Almendras o frutas relativamente exóticas como
Chirimoyas o Aguacates. Todo ello da lugar a platos fríos como el
Gazpacho, o los Gazpachos, cada uno de su padre y de su madre. La
“Porra Antequerana”, tal vez el Gazpacho más contundente. El
delicioso y siempre sorprendente “Ajoblanco” sólo, a condición de que no
falten las precisas almendras ni sobre vinagre. Y también el Gazpacho
de Aguacate...
Del corral se esparcen carnes de excelentes calidades. Cerdo, Pollo y
Conejo; Chivos y Codornices.
Vinos de los mejores viñedos peninsulares elaborados con uvas moscatel
y Pedro Ximénez. Y delicias para llevarse a casa: Jamón Serrano,
Queso Fresco de Cabra, Embutidos de estas serranías; Pan de Higo,
Almendras, Aceitunas; Orejones, Dulces de Membrillo, Miel... y
más.
Rutas
Por Misterios Encantadas
P
or estas insólitas geografías el forastero disfrutará sin duda de
testigos de excepción; de las huellas invasoras, de tolerantes
actitudes. De gestas heroicas. De culturas a veces contradictorias, con
frecuencia simbióticas; que sufren pero gozan de artes, religiones, músicas,
literaturas…
Castillos Altaneros y Humildes Monasterios
Esta curiosa escapada atraviesa de Cádiz a Málaga para descender hacia
Gibraltar, justo donde se libraría la batalla del Estrecho. Olvera es blanca
y medieval. En lo más alto se empina todavía más la iglesia y lo que del
castillo permanece.
De Peces
Y Otras Exquisiteces
E
s sobradamente sabido que una gran parte de estas mesas y
sartenes parten, reparten y comparten guisos y platos parecidos o, al
menos, similares; pero difícilmente iguales. Las especies de estas costas
son numerosas y abundantes: Merluzas, Pescadillas, Sardinas,
Chanquetes, Almejas, Salmonetes, Rubio, Langostinos,
Lenguados... Pero sobre todo Boquerones.
No hay restaurante cuyas estrellas estén dispuestas a renunciar a la
permanente presencia del Boquerón; ni chiringuito en que falte. La
costumbre es, además, norma: ”Primero boquerones; luego lo que sea
menester...” En cualquier caso el viajero quedará cumplido y satisfecho
por cualquiera de estos sorprendentes parajes.
Cerca de Alcalá del Valle sobreviven restos de lo que fuera un
convento de franciscanos del siglo XV. La todopoderosa Ronda ha sabido
conservar suficientes restos de su muralla y aún puede admirarse el
alminar de la iglesia de San Sebastián, perteneciente a una de las más de
veinte mezquitas que existían en la medina.
Gaucín, Castellar y Jimena se aúpan como crestas de sus cerros. Y
cerca perduran los restos del convento de la Almoraima, del siglo XVI.
En Tarifa, frente a África el castillo de Guzmán el Bueno, del siglo XI,
quiere todavía recitar aquella gesta legendaria, defendiendo la plaza a
cambio de la vida de su hijo.
MÁLAGA GIBRALFARO Y SU PARADOR
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Romanticismos Inventados
Góticos, pero Mudéjares
Además del mudéjar que el viajero habrá conocido ya, la Serranía de
Ronda invita a visitar las parroquias góticas de Cartama, Ardales, el
Burgo y Parauta. O los Hospitales de San Juan de Dios y Bazán en
Marbella, San Andrés en Coín.
Camino de la Axarquía hay un notable puñado de templos mudejares:
Almanchar, El Bosque, Cutar, Comares, Benamargosa... VélezMálaga es el epicentro de este itinerario: A ver la Iglesia de Santa María y
retazos mudéjares en el convento de Santa Clara y Santa María.
Se dice que el Romanticismo eligió Andalucía y la reinventó. Por varias
y variopintas razones: por multicolores paisajes; por sus recónditas y
sobrecogedoras sendas; por sus misteriosas ruinas. Las trazas árabes de
ciudades y pueblos. Factores más que suficientes para saciar la sed de
aventuras de aquellos viajeros aventureros de las Europas más conspícuas.
En Málaga huérfanos de su pequeña colonia inglesa echaban en falta el
olor del almendro y la madreselva. Y la sonoridad cantarina de sus
hablares y sus pensares: Marbella, la Punta de Caleburra, Estepona
y tantos lugares eternamente risueños.
La Aventura del Descubrimiento
Renacimientos Postreros
La prolongada presencia musulmana hasta finales del siglo XV, la
influencia de sus construcciones y la certeza de los alarifes mudéjares
frenaron el amanecer del Clasicismo. Con todo, permanecen suficientes
muestras de interés: En Antequera la Colegiata de Santa María la Mayor,
y la Catedral de Málaga, edificada en fértil connivencia entre los ilustres
arquitectos Egas y Pedro López, aunque sería Siloé quien redondeó la
obra.
En la localidad de Trastierra vino a nacer Beatriz de Arana, dama más
que próxima al Almirante y madre de Hernando Colón, erudito biógrafo
de su ilustre padre. En tiempos de penuria residió en la capital, tal vez,
por apartarse de glorias y penas; que pocas no fueron. Entre otras
fundaciones frecuentó el convento de San Agustín y la mezquita–catedral,
al parecer el recinto más admirado por el Almirante. Y, precisamente aquí,
yace el Inca Garcilaso, símbolo del mestizaje de las culturas americanas e
hispanas.
El Barroco: Sublimada Religiosidad
Estos barrocos se quisieron distinguir por la gran variedad de los
materiales empleados: piedra, ladrillo, yeso y mampostería enjalbegada.
Junto a los edificios de la capital ya conocidos por los visitantes, quedan
notables muestras por los contornos provinciales. En Churriana (Finca
del Retiro) está el más pinturero jardín privado de Andalucía. Hacia la
Serranía puede visitarse en Cartama la ermita de los Remedios; en Coín,
las parroquias y santuario de La Fuensanta.
Ronda muestra, junto a su arquitectura religiosa con numerosas
iglesias y conventos, importantes obras civiles, como el Puente Nuevo y la
Plaza de Toros; la Casa del Rey Moro y el palacio del Marqués de
Salvatierra. Antequera es ciudad-convento del barroco y expone
numerosos ejemplos: Carmen, Loreto, San José, Belén... Y torres
enladrilladas como la de la Colegiata de San Sebastián o San Agustín.
En Archidona destaca la Plaza Ochavada, el Pósito y varias iglesias.
Vélez-Málaga es otro núcleo barroco de importancia con las iglesias de
las Carmelitas Descalzas, San Francisco y alguna otra.
Al sur de Málaga nos topamos con la desembocadura del
Guadalhorce, área de descanso para turistas con sed de sol y posadero
de aves migratoria. Curiosa coincidencia. Por estos contornos se cultiva la
caña de azúcar y otras frutas tropicales... Esta excursión parece diseñada a
la medida de los ecologistas y naturalistas: Permite sin dificultad, la
observación de numerosas pandillas de aves acuáticas. Fuente de Piedra
es la mayor laguna que perdura de los humedales andaluces; de aguas
saladas, es decisiva para la nidificación del Flamenco. También es objeto
de visita para la Pagaza Piconegra o el Pato Colorado.
También resultan de interés los humedales de Campillo. La ruta
finaliza en la Laguna de Medina, punto de nidificación veraniega de la
Malvasía, el Camaleón y la Focha Cornuda. Por los inviernos
aparecen enormes bandadas de aves.
Parador de Málaga
Gibralfaro
Castillo de Gibralfaro, s/n. 29016 Málaga
Tel.: 95 222 19 02 - Fax: 95 222 19 04
e-mail: [email protected]
Central de Reservas
Requena, 3. 28013 Madrid (España)
Tel.: 902 547 979 - Fax: 902 525 432
www.parador.es / e-mail: [email protected]
wap.parador.es/wap/
Textos: Juan G. D’Atri y Miguel García Sánchez Dibujos: Fernando Aznar
MÁLAGA GIBRALFARO Y SU PARADOR
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