REFORMA PARA LA CONSOLIDACIÓN DEMOCRÁTICA. UNA APROXIMACIÒN Carlos Sergio Quiñones Tinoco Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Juárez del Estado de Durango La democracia, como lo ha señalado Gianfranco Pasquino, es un régimen dinámico, capaz de renovarse y adaptarse, que prospera cuando sus fines no se ven afectados por manipulaciones ni concesiones; es el más exigente de los regímenes políticos, ya que es exigente con los políticos y con los gobernantes a quienes les demanda que se liberen del peso psicológico de sus intereses particulares; es exigente con los ciudadanos a quienes les demanda una participación responsable e informada; y es exigente consigo misma, porque no puede admitir que sus estructuras, sus aparatos y sus técnicas de funcionamiento sean definidas de una vez por todas, y es también exigente consigo misma porque se interroga no sólo sobre su cantidad relacionada con el número de ciudadanos participantes, sino sobre su calidad, que tiene que ver con el grado de satisfacción de los ciudadanos frente a las respectivas instituciones democráticas, esto le impone la necesidad de verificar su consenso. 1 Somos testigos de una expansión del proceso de democratización en nuestro país, un proceso que se ha mantenido permanente, en el que se ha venido dando una verdadera evolución de las instituciones democráticas. He iniciado este apunte considerando la idea de dinamismo, renovación y adaptación de la democracia, para entender que la nueva realidad política mexicana –con los aciertos y deformaciones que pueda tener— es el resultado de la exigencia de la sociedad de perfeccionar nuestra democracia; el ejercicio de la soberanía popular expresada en las urnas, obliga a considerar a la democracia como un proceso continuo de interacción entre gobierno y sociedad, propiciando y permitiendo la mayor participación posible del pueblo en la toma de decisiones 1 PASQUINO, Gianfranco. La democracia exigente. Mèxico, Fondo de Cultura económica, 1999. 1 públicas; ello implica la redefinición de las estructuras, aparatos y técnicas de funcionamiento de la democracia. De acuerdo con lo que dispone el artículo 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la renovación de los poderes Legislativo y Ejecutivo, se realizará mediante elecciones libres, auténticas y periódicas. Esta regla conjuga elementos básicos para el ejercicio de la democracia: libertad, que significa capacidad de elección o determinación para tomar parte en los asuntos políticos del país y para tomar parte en las decisiones colectivas; autenticidad, que quiere decir la realización verídica de los procesos de democracia electoral, en los que pueda ejercerse con libertad los derechos político-electorales de votar y ser votado, y la periodicidad como el principio republicano que limita el ejercicio del poder público a un periodo determinado y que permite el acceso de los ciudadanos a su ejercicio mediante el voto. La sociedad exige que los procesos electorales sean creíbles, confiables y transparentes; esta exigencia y la periodicidad de los procesos electorales ha producido efectos en sus costos, como consecuencia de diversas variables. Fernando Tuesta Soldevilla2 reconoce tres variables fundamentales: 1. El incremento del cuerpo electoral: el número de electores se ha incrementado históricamente, tanto por el crecimiento poblacional como por las modificaciones a las normas que han llevado a que el voto sea universal; los procesos electorales han transitado a las masas y el objetivo ha sido el de llevar a las elecciones a los lugares y regiones más apartados; esto, naturalmente, ha producido un incremento en los costos; 2. Los medios de comunicación: con el incremento de la ciudadanía, la política requirió de la presencia de los medios de comunicación; la necesidad de informar a millones de ciudadanos, trajo aparejada la necesidad de invertir en los medios de comunicación, “Finalmente todos somos consumidores y como consumidores de política los ciudadanos comunes se han acercado al 2 TUESTA SOLDEVILLA, Fernando. “La www.uc3m.es/uc3m/dpto/PU/dppu02/dib.htm democracia tiene un costo: hacer elecciones”. 2 quehacer institucional y a quienes deciden los rumbos políticos, económicos, sociales y religiosos”. 3 3. La opinión pública: es un elemento vital en las sociedades modernas que exige a los políticos programas y persuade a la población para estar atenta de la organización de los procesos electorales, para exigir resultados fehacientes y expeditos; los medios de comunicación son capaces de encumbrar, vulnerar y hacer sucumbir a líderes e instituciones; la participación ciudadana en las instancias de decisión, permite controlar esta presión; en la democracia, el poder se expone a la opinión pública, por lo que requiere de elecciones con reglas claras y mecanismos rigurosos con los cuales llevar a cabo los procesos electorales y sea posible, además, difundir los resultados electorales en el menor tiempo posible. Estas variables determinan en principio un alto costo pecuniario de las elecciones; existen además otras variables que también son factores determinantes de los costos económicos de las elecciones, entre éstas últimas pueden mencionarse: el contexto político y social; la periodicidad de las elecciones; la simultaneidad de las elecciones; los tipos de elección; los sistemas electorales, y el financiamiento de los partidos políticos. Todas estas variables existen igualmente en los procesos de selección interna de candidatos que llevan a cabo los partidos políticos y que culminan con la realización de elecciones primarias.4 Todas las variables referidas anteriormente, en conjunto constituyen una serie de elementos jurídicos y extrajurídicos que pueden ser determinantes en la aplicación, evolución, transformación y hasta en el rompimiento del orden jurídico5 por lo que cualquier reforma a la legislación electoral las debe de tomar en cuenta, ya que el derecho es parte del orden social, al tiempo que pretende regularlo, teniendo como fin la protección de los intereses sociales, que en el caso específico del Derecho Electoral, el interés que debe proteger es el interés de la 3 Ibidem Ibidem 5 STONE, julios. El Derecho y las Ciencias Sociales. Mexico, Fondo de la Cultura Economica, 1978. 4 3 sociedad de contar con un gobierno legítimo y representativo, cualidades que sólo se obtienen mediante elecciones libres, auténticas y periódicas, condiciones igualmente aplicables a las elecciones internas de los partidos mediante las cuales seleccionan a sus candidatos a ocupar cargos de elección popular. La reforma electoral que se construya deberá ser una respuesta al proceso de renovación y adaptación de nuestra democracia. Considero que la reforma electoral que se plantea y se discute, es la continuación de un proceso de reforma que inició en el año 1990, con la reforma constitucional y legal, que creó nuevas instituciones para la democracia e innovó los procesos electorales corresponsabilizando en su organización, vigilancia y desarrollo tanto a la ciudadanía como a los partidos políticos. Las posteriores reformas de los años 1992, 1994 y 1996 significaron grandes avances, que nos han dado una legislación electoral moderna y que demostró ser eficaz en el tránsito de la alternancia en el Poder Ejecutivo, sin embargo, no podemos dejar de reconocer que su construcción es un proceso continuo. Sin duda la reforma electoral que se presenta como necesaria, habrá de significar el fortalecimiento de las instituciones creadas para la democracia y un perfeccionamiento de las técnicas e instrumentos para el funcionamiento de la propia democracia. El derecho, según lo explicaba Julius Stone6, es parte del orden social, a la vez que intenta regularlo, y advertía que en el orden social se dan una serie de relaciones que influyen en la formación, operación y cambio del orden legal. Teniendo presente esta enseñanza, cualquier reforma a la ley debe tomar en cuenta los hechos sociales, los que generalmente son el motor del cambio de las formas de relación social, pues el fin práctico del derecho es la resolución de los conflictos que presionan al orden social. Definir el objeto de la reforma como respuesta a una demanda social de generar mayor equidad en la participación ciudadana y en los procesos electorales, significa resolver la siguiente alternativa: queremos una democracia que se centre en la elección o queremos una democracia que se centre en la 6 Ibidem 4 participación. El primer camino resulta, me parece, bastante resbaladizo, ya que daría como producto una legislación de carácter meramente instrumental, con el riesgo de que sólo dé satisfacción a ciertos grupos o sectores; el segundo camino podría ser más firme y tendría como principio la garantía de protección a los derechos políticos de todos los ciudadanos y una auténtica participación en la toma de decisiones colectivas. No debemos de perder de vista que la Constitución General de la República considera a la democracia no sólo como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo. Respetando estos principios será posible contar con una reforma electoral para una democracia participativa y sustentable. La democracia participativa parte del principio de la participación activa, directa y expansiva de la ciudadanía en la formación de la voluntad política, conformada a través del debate razonado y la interacción entre ciudadanía y gobierno, para la construcción de acuerdos en torno al bien común. La democracia sustentable la entendemos como el proceso integrador de los poderes públicos fundado en un sistema multipartidista y competitivo, en el que es posible el debate razonado y la construcción de acuerdos.7 La participación ciudadana requiere de garantías de libertad. El respeto irrestricto a la libre manifestación de las ideas, a la libertad de escribir y publicar escritos, al derecho de petición en materia política, al derecho de asociación y reunión pacífica, y al derecho a tomar parte en los asuntos políticos del país, así como al derecho político electoral de votar y ser votado, corresponde no sólo a la autoridad, sino a los demás agentes sociales y actores políticos con intereses propios o de grupo; es por eso, que la autoridad –gubernamental y electoral— debe además vigilar y garantizar que los derechos referidos no sean conculcados al ciudadano por los agentes y actores mencionados ni por acciones directas ni por mecanismos, instrumentos o medios que ejerzan presión física o moral sobre las personas. 7 MÀIZ, Ramón. “Democracia participativa, Repensar la democracia como radicalización de la política”. En Metapolítica, Volumen 5, abril/junio 2001.pp72-95 5 El sustento de la democracia, según Adam Przeworski8, se encuentra en las relaciones que guardan la reforma política y la económica, porque de todos los problemas que amenazan a la democracia, tiene prioridad el económico “. . . la mayoría de las democracias nuevas enfrenta el desafío de consolidar las instituciones políticas nacientes en un momento en que las condiciones materiales siguen deteriorándose”9; las democracias serán estables en tanto los actores políticos no promuevan sus intereses fuera de las reglas establecidas, que son las que posibilitan el acuerdo sobre el proceso democrático. Sin embargo la relación reforma política – reforma económica, no es el único elemento de sustento de la democracia, junto a éste se encuentran el respeto a la legalidad que significa que las acciones de los diversos actores políticos deben conducirse conforme con lo establecido en las normas jurídicas establecidas, con lo que adquieren legitimidad los actos de gobierno y los procesos democráticos, dentro de los cuales caben los procesos electorales; la tolerancia como valor de la propia democracia que permite la expresión de todos los sectores de la sociedad, y el respeto al adversario que se traduce en el reconocimiento, con igual valor jurídico, del disenso y la pluralidad ideológica en los cuales encontrar las coincidencias para transformar el conflicto en intereses no conflictivos. En los primeros párrafos de este trabajo, he destacado con Fernando Tuesta Soldevilla las variables que han producido un incremento en los costos de las elecciones, cabe ahora destacar que su financiamiento y el origen y destino de los recursos empleados tienen resultados colaterales que ponen en peligro la participación ciudadana y sobre todo la sustentabilidad de la democracia. En el reciente proceso electoral para elegir Presidente de la República, los Magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en el acto de calificar la validez de esta elección, no dejaron pasar desapercibidos los elementos que la pusieron en peligro. De ahí la necesidad de construir una agenda para la reforma que evite la repetición de los escenarios electoral y postelectoral que hemos presenciado. 8 Citado por Claudio López-Guerra, “Democracia sustentable ¿Cómo sustentar la democracia?”. En Meta política, Volumen 5 abril-junio 2001. pp 116 -129 9 Ibidem 6 En esta propuesta sólo haré mención, con apoyo en algunas ideas expuestas por Christian Gruenberg10, de tres temas que considero que deben ser incluidos en la agenda para la reforma: el financiamiento y costo de las elecciones, el uso de medios de comunicación y el fortalecimiento de las instituciones electorales. En relación con el financiamiento y costo de las elecciones, considero de importancia prestar atención en los siguientes aspectos: a) la falta de regulación para el control de flujos de fondos ilícitos, b) la falta de mecanismos para la transparencia, c) la falta d estrategias para reducir las demandas de dinero de los partidos políticos, e) la falta de mecanismos de control regulados en la ley para que las personas físicas y las organizaciones o fundaciones privadas (actualmente sin control) declaren el monto de aportaciones que realicen a los partidos políticos y a los candidatos, f) la conveniencia de aumentar el financiamiento público indirecto con la consecuente reducción de las aportaciones en dinero. Por lo que se refiere al uso de medios de comunicación estimo que podría revisarse la regulación de su uso para que todos los participantes en la contienda electoral accedan a ellos con equidad: a) con la ampliación del tiempo cedido por el Estado a los partidos políticos, b) con el establecimiento de mecanismos de control regulados en la legislación electoral, en relación con los costos y contrataciones de tiempos en radio y televisión y medios impresos, c) con el establecimiento de mecanismos de control regulados en la ley , en relación con la difusión y el empleo propagandístico de encuestas. Por cuanto al fortalecimiento de las instituciones electorales, parece conveniente ampliar sus facultades de control y vigilancia de la actuación de los actores políticos, de autoridades electorales y gubernamentales, de organizaciones civiles y empresariales y de los ciudadanos: a) actuando de oficio cuando pública y evidentemente cualquiera de los sujetos mencionados actúen contraviniendo la leyes electorales, b) ampliando facultades para la aplicación de 10 GRUENBERG, Christian. “La regulación del financiamiento político y sus efectos colaterales”. http://www.revistaprobidad.info./23/011.html 7 sanciones en el supuesto anterior y estableciendo los mecanismos para su ejecución, c) estableciendo mecanismos de control permanente sobre el origen uso y destino de los recursos financieros que reciban los partidos políticos y candidatos, d) estableciendo la obligación de declaración por personas físicas y asociaciones o fundaciones privadas de aportaciones a los partidos políticos y los candidatos y la facultad indagatoria de la autoridad en caso de falsedad u omisión, e) estableciendo incentivos para el cumplimiento de la ley y las estrategias que generen un costo político potencial para los partidos políticos y candidatos que actúen en contravención con la ley. La demanda por la democracia de la sociedad mexicana, trae aparejada la necesidad de actualizar las normas jurídicas que regulan su desarrollo armónico; el mandato constitucional para que las elecciones sean auténticas, libres y periódicas, constituye la base firme sobre la cual descansa nuestra democracia, garantizando la participación ciudadana con libertad y la sustenta (a la democracia) en la construcción de acuerdos; es por eso que sólo con una legislación electoral que atienda a la demanda social de transparencia y equidad en la contienda electoral en aspectos tan sentidos, como son el costo del financiamiento de los partidos políticos y de las elecciones y el acceso a los medios de comunicación generadores de opinión, podrá tomarse el camino de la consolidación de nuestra democracia. La sociedad es dinámica y el derecho, como sistema de regulación de su desarrollo armónico igualmente debe serlo; su fin práctico es la solución de los conflictos que presionan al orden social, su reforma, por ende, debe ser correspondiente a la dinámica social, de ahí que he considerado como necesaria la reforma a la ley electoral; los puntos que señalo y que respetuosamente presento a su consideración, estimo que señalan los nuevos (y algunos no tan nuevos) asuntos que debemos atender para la consolidación de nuestra democracia. La democracia se sustenta en valores inherentes a la justicia y la equidad, así como en la estabilidad social y política, que no pueden ser conculcados en términos de dinero; existen riesgos de manipulación que limitan la capacidad de la 8 autoridad electoral para garantizar procesos electorales creíbles, transparentes y equitativos a la vez que tuercen la voluntad popular y presionan la emisión del sufragio que debe hacerse con libertad. Estos son costos sociales que no tenemos por que pagar. Durango, Dgo., Septiembre de 2006 [email protected] 9