LLEGÓ LA HORA DE DECIDIR Por: José Antonio De La Vega Asmitia www.joseantoniodelavega.com Establece el adagio popular que no hay fecha que no se cumpla, plazo que no se venza, ni deuda que no se pague. Esta semana, y después de casi 60 días en que los ciudadanos mexicanos hemos visto, y padecido, las campañas políticas de medio sexenio, éstas llegan a su fin y estaremos en la antesala de la jornada electoral dónde, a través del voto, podremos expresar nuestra decisión con relación a aquel candidato o candidata que nos haya convencido para representar a nuestro distrito en la LXI Legislatura de la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión. No obstante, no podemos dejar de reconocer que a pocos días de que acudamos a las urnas gran parte del electorado sigue sin conocer la totalidad de las propuestas de los partidos contendientes y, lo cual resulta aún más grave, a la totalidad de quienes buscan convertirse en la o él representante de su distrito. Esta historia para muchos resulta conocida, pues un porcentaje considerable ni siquiera conoce al actual representante federal de su distrito; pero adquiere relevancia en virtud de que desde hace varios años son cada vez más los académicos, políticos y ciudadanos que demandan terminar con esta despersonalización de la representatividad política; que demerita la confianza e identificación del electorado en los que se dicen sus representantes y, en el extremo, la calidad de nuestra democracia. Presumiblemente con la reforma electoral de 2007 ésta era una de las situaciones que iban a cambiar, pero la realidad nos ha demostrado una vez más que mientras las modificaciones legales no sean acompañadas de una transformación cultural, difícilmente logrará concretarse en nuestro país el espíritu del legislador en términos de democracia. La democracia no prosperará en México hasta que no sea parte cotidiana de nuestra vida y de nuestros actos en todos los ámbitos. A ello debemos avocarnos después del próximo 5 de julio, pero tampoco tenemos que esperar hasta entonces; estemos plena, mediana o nada convencidos por las propuestas y contendientes para la próxima elección, debemos acudir el domingo a expresar nuestra decisión. Se prevé que haya un alto porcentaje de voto en blanco o nulo, y aunque ello no resulta nada halagüeño para nuestro sistema político actual, es preferible a un alto nivel de abstencionismo. Lo primero representa una decisión y comunica un mensaje, lo último revela desinterés, indiferencia y falta de espíritu cívico y democrático. Para aspirar a una buena calidad de la democracia en la República, debemos primero demostrar que somos demócratas y sólo nuestra acción puede dar cuenta de ello. No caigamos en la simulación de aquellos que antaño fueron el principal obstáculo para el desarrollo democrático de nuestro país y hoy pretenden presentarse como sus principales impulsores. Esto también es muy importante tomarlo en cuenta a la hora de votar.