vicente javier fdez.

Anuncio
POLITICAS ECONOMICAS DEL EURO
POLITICA DEL TIPO DE CAMBIO DEL EURO:
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y ECONOMICOS
Vicente Javier Fernández Rodríguez*
El presente trabajo analiza los aspectos institucionales de la política de tipo de cambio del euro. En la primera
parte, se describe la forma en que el Consejo Ecofin (sólo con el voto de los países que han adoptado el euro)
decide y negocia con países terceros el régimen cambiario del euro en el marco del sistema monetario internacional, y elabora directrices de política cambiaria dirigidas al Eurosistema sobre la base de las recomendaciones y el asesoramiento del BCE y la Comisión. En la segunda parte, se valora la coherencia de la mezcla de políticas (policy mix) en la zona euro y se analiza la posible subvalación del euro, o sobrevaluación del dólar, en
función de las respectivas posiciones cíclicas y los elementos estructurales de ambas economías en el momento
actual. Se concluye que la zona euro está bien equipada para negociar, en su caso, una acción concertada sobre
los mercados de divisas con las autoridades de Estados Unidos.
Palabras clave: integración europea, política monetaria, política de cambios, tipo de cambio, euro, UEM.
Clasificación JEL: E52, F36.
1. Introducción
1. El objetivo de este trabajo es, principalmente, describir los
elementos normativos de la política cambiaria del euro recogidos en los Tratados de la Unión Europea (TUE) y complementados por resoluciones de los Consejos Europeos de Jefes de
Estado y de Gobierno de la UE. Las descripciones son necesariamente subjetivas y no pueden sustituir a la consulta de los
textos originales. Nótese que el mencionado Tratado utiliza la
denominación «ecu», pero estaba sobreentendido que los redactores del Tratado de Maastricht dejaron abierta la denominación de la futura moneda única y fue el Consejo Europeo de
* Consejero Económico y Comercial. Representación Permanente de
España ante la Unión Europea.
Versión de marzo de 2000.
Madrid, en diciembre de 1995, el que decidió que su denominación definitiva fuera la de «euro». El ecu desapareció definitivamente en 1999 y donde se escribe «ecu» en el Tratado debe
leerse «euro». En particular, se considera la enventualidad de
unas «orientaciones generales para la política del tipo de cambio
del euro» formuladas por el Consejo de Ministros de Economía
y Finanzas (Ecofin), previa discusión en el Euro-11. Estas orientaciones, en su caso, podrían contener las circunstancias y condiciones de una intervención del Banco Central Europeo (BCE)
en el mercado de divisas del euro. En dicho Consejo Ecofin sólo
los países que han adoptado el euro pueden votar (artículo 122
del Tratado).
El Consejo Europeo, en su resolución del 13 de diciembre de
1997 referida a la puesta en práctica de las disposiciones del
Tratado sobre la política del tipo de cambio del euro con terce-
MARZO-ABRIL 2000 NUMERO 784
60
POLITICAS ECONOMICAS DEL EURO
ros países, recuerda que el Consejo (Ecofin) puede, en circunstancias excepcionales, por ejemplo, en el caso de un claro desajuste (clear misalignment) de los tipos de cambio, formular las
mencionadas orientaciones sobre el nivel del tipo de cambio del
euro. No es fácil determinar el grado de desajuste entre el valor
de mercado de dos monedas, en particular, entre el euro y el
dólar, pues se requeriría conocer su cotización de equilibrio, y
esto no es posible. Sin embargo, a partir de valores actuales de
cotización de un euro por menos de 90 céntimos de dólar, una
mayor apreciación de esta última moneda (o una mayor depreciación del euro) podría estimarse que se correspondería con
un clear misalignment entre ambas, ya que un valor del euro del
nivel mencionado es considerado por el Euro-11, el Eurosistema
y las instituciones económicas internacionales (FMI, OCDE)
como demasiado depreciado.
2. En segundo lugar, se describen aquellos elementos de la
combinación de políticas económicas (monetaria, fiscal, de rentas y estructurales) en la zona euro que pueden afectar al nivel
del tipo de cambio de euro. El Consejo Europeo de Luxemburgo (1997) aprobó una resolución indicando que la combinación
de políticas económicas de la zona euro debe ser la base de un
euro fuerte y respetado, ya que el valor del euro es en gran
parte el resultado de esas políticas. El Banco Central Europeo
(Boletín Mensual nº 1) señala también que el tipo de cambio del
euro es el resultado de la política monetaria y otras políticas,
presentes y esperadas, tanto en la zona euro como en otras, y de
la percepción que tengan de estas políticas los agentes del mercado. Asímismo, se analiza brevemente la situación económica
de la zona euro en relación con la de Estados Unidos para valorar la cotización euro/dólar actual.
2. La política de tipo de cambio del euro
en la normativa de la UE
3. El artículo 111 del Tratado prevé la posibilidad de que el
Consejo de Ministros de la UE, actuando por unanimidad,
pueda concluir acuerdos formales sobre un régimen cambiario del euro con otras monedas no comunitarias. El acuerdo
que, en su caso, alcanzara el Consejo Ecofin con otros países
no comunitarios respecto al régimen cambiario de sus monedas ha de seguir el procedimiento del propio artículo 111. Es
decir, debe basarse en una recomendación previa del Banco
Central Europeo (BCE) o de la Comisión; en todo caso, será
preciso consultar al BCE, para alcanzar un consenso compatible con el objetivo de la estabilidad de precios, y al Parlamento Europeo. En cuanto a las propias negociaciones con terceros países, o en el seno de organismos internacionales,
relacionadas con el régimen cambiario internacional del euro,
el artículo 111.3 establece que la UE debe expresar una posición única.
La situación actual es la de un régimen de flotación libre de
las tres principales divisas internacionales, el dólar, el euro y el
yen. Nada parece indicar que las autoridades de estos países,
bilateralmente o en el contexto multilateral del G-7 o del FMI,
estén pensando en una modificación de este régimen cambiario.
Las voces que han apoyado un régimen cambiario internacional
de zonas objetivo (target zones) de fluctuación de las principales
monedas no están siendo oídas por el momento. Pero, en efecto, una regla cambiaria entre el euro y el dólar, por ejemplo,
habría de ser negociada por los representantes del Euro-11 y
adoptada por el Ecofin, en el que sólo votarían los países de la
zona euro.
4. Adicionalmente, en ausencia de un regimen de tipo de
cambio formalmente acordado con terceros países, el Consejo
Ecofin, por mayoría cualificada puede decidir (artículo 111.2)
orientaciones generales en relación con la política del tipo de
cambio del euro, respecto a las monedas de terceros países,
dirigidas al llamado Eurosistema (BCE y bancos centrales
nacionales (BCN) de los once países que han adoptado el euro).
Como indica el primer boletín mensual del BCE, el Consejo
Ecofin clarificó en un informe al Consejo Europeo de diciembre
de 1997 que con toda probabilidad un régimen cambiario formalmente negociado con terceros países para el euro no está en
perspectiva en un futuro razonable. En el mismo informe el
Consejo Ecofin indicó, sin obligarse legalmente en ningún caso,
que sólo emitiría orientaciones de política cambiaria en circuns-
MARZO-ABRIL 2000 NUMERO 784
61
POLITICAS ECONOMICAS DEL EURO
tancias excepcionales, por ejemplo, en el caso de un claro desajuste cambiario (clear misalignment).
Como se ha indicado, en la situación actual no hay ningún
régimen cambiario formal del euro con el dólar o con el yen, ni
se han producido orientaciones generales de política cambiaria
por parte del Ecofin, de manera que el tipo de cambio del euro
es el resultado de su cotización libre en los mercados de divisas.
Ya que la política del tipo de cambio del Consejo Ecofin no
implica, por lo anteriormente dicho, un objetivo para el tipo de
cambio del euro, el valor de éste se determina, como cualquier
otro precio de un activo, en un mercado particularmente profundo y líquido como es el mercado de divisas.
5. La política del tipo de cambio del euro tanto en su aspecto
más estructural de regimen cambiario, como en su aspecto
más coyuntural de orientaciones de política cambiaria (incluyendo la intervención en el mercado de divisas) debe de ser,
en todo caso, consistente con la estabilidad de precios. Este es
el mandato claro del Tratado de la UE en su artículo 4 (antiguo artículo 3A). Este artículo distingue entre política monetaria propiamente dicha y política de tipos de cambio. En ambos
casos, tanto la política monetaria única como la política de
tipos de cambio única, tendrán como objetivo primordial mantener la estabilidad de precios, sin perjuicio de su apoyo a la
política económica general de la Comunidad Europea, y de
conformidad con los principios de una economía abierta y de
libre competencia. El artículo 4 en su apartado 3 concluye que
la adopción de una política económica que se basará en la
estrecha coordinación de las políticas económicas de los Estados miembros y la definición y la aplicación de una política
monetaria y de tipos de cambio única, implican el respeto de
los siguientes principios rectores: precios estables, finanzas
públicas y condiciones monetarias sólidas y balanza de pagos
sostenible.
Un objetivo específico de un nivel del tipo de cambio del
euro con el dólar determinaría que todas las demás variables
objetivo e instrumentales de la política monetaria pasaran a
ser endógenas. Es evidente que la ausencia de un objetivo
cambiario impuesto sobre el Eurosistema facilita la tarea de
cuantificar el objetivo de la estabilidad de precios en la zona
euro, por ejemplo, en una tasa de inflación inferior al 2 por
100. Si la política monetaria se sustituyera por una política de
tipos de cambio no sería posible poner una tasa de inflación
dada como el primer objetivo de la política monetaria, aunque
el Eurosistema podría tener una tasa de inflación de referencia, que habría de subordinarse al objetivo cambiario. En este
caso, pudiera darse una situación conflictiva de compatibilidad
entre el objetivo cambiario con el mandato «constitucional» de
la estabilidad de precios. Esta interacción de la política monetaria y cambiaria en la zona euro no es muy diferente a la que
se suele plantear a nivel nacional en un país determinado. Los
bancos centrales gestionan el día a día de la política cambiaria
(directamente mediante intervenciones en los mercados de
cambios o indirectamente a través de las operaciones en otros
mercados monetarios, mediante intervenciones cuantitativas o
de tipos de interés)una vez que el gobierno de turno ha confirmado los principios de la política cambiaria. Desde luego, la
adopción de un regimen cambiario diferente (por ejemplo, la
entrada o salida del SME) o la devaluación o revaluación de la
moneda nacional corresponde a una decisión política de las
autoridades del gobierno correspondiente, con el asesoramiento, sin duda, del banco central.
6. Por todo lo anteriormente dicho parece claro que la intervención en el mercado de divisas del euro por el Eurosistema
ante un desajuste cambiario claro requiere una decisión política de los gobiernos de la zona euro, no siendo un mero aspecto técnico de gestión de la política monetaria que pueda decidir sólo el propio Eurosistema. Adicionalmente a la interacción
institucional en materia de política macroeconómica entre el
Consejo Ecofin, el Eurosistema y la Comisión, que se describe
en el tercer apartado de este trabajo, el Consejo Europeo mencionado ha pedido al presidente del Euro-11 que informe al
Consejo de Gobierno del BCE sobre la valoración del Consejo
Ecofin de la situación y políticas económicas de los Estados
miembros y que debata con el BCE los puntos de vista del
Consejo sobre evolución y perspectivas futuras del tipo de
cambio del euro. Por último, el Consejo Europeo recuerda que
MARZO-ABRIL 2000 NUMERO 784
62
POLITICAS ECONOMICAS DEL EURO
el diálogo entre los gobiernos de los Estados miembros y el
BCE se desarrolla también en el propio Ecofin (y Euro-11) y
en el Comité Económico y Financiero (en el que a los representantes de los ministerios de economía y hacienda se añaden el del BCE y los de los bancos centrales nacionales). En
consecuencia, la decisión de que el BCE intervenga en el mercado de divisas se tomaría, en la práctica, de manera consensuada y discreta.
3. Aspectos institucionales de la política del euro
7. El llamado Eurosistema (BCE y bancos centrales nacionales de los países que han adoptado el euro) y su Consejo de
Gobierno como órgano fundamental, está considerado institucionalmente el banco central más independiente del mundo.
Esto es una garantía de que la estabilidad de precios será alcanzada al margen de influencia políticas de los Estados miembros.
En este esquema, sin embargo, el peso relativo de los bancos
centrales nacionales sigue siendo de gran importancia, ya que
sobrepasa en número a los miembros del BCE, seis miembros
del directorio ejecutivo del BCE y, de momento, once miembros
representantes de los bancos nacionales, aunque no hay razón
alguna para que éstos últimos voten en bloque. La Reser va
Federal de Estados Unidos comenzó teniendo también una
estructura descentralizada de poder, pero con motivo de la ineficiencia de ésta a la hora de resolver los problemas relacionados
con la «Gran Depresión» de 1929, el Congreso de Estados Unidos reformó su estructura en beneficio de una junta de gobernadores, con residencia permanente en Washington, de siete
miembros y una participación rotatoria en las votaciones de sólo
cinco entre los presidentes de los bancos regionales, con lo
cual, el órgano central siempre tendría preponderancia numérica sobre los bancos regionales. Aunque algunos observadores,
como el CEPR, son partidarios de un reforzamiento de los poderes del BCE frente al grupo de gobernadores de bancos nacionales, al que se añadirá el representante griego próximamente,
no parecen residir en este aspecto institucional los problemas
actuales relacionados con la debilidad del euro.
Los estatutos del Sistema Europeo de Bancos Centrales
(SEBC) y del BCE son parte íntegrante del Tratado de la UE,
un tratado internacional cuya modificación requiere la unanimidad de los países miembros. Mientras que el mandato de la
Reserva Federal de Estados Unidos proviene de una delegación de poder del Congreso que se puede modificar en cualquier momento. Las personas físicas miembros del SEBC son
nombradas por períodos mínimos de cinco o más años, y sólo
pueden ser apartadas de sus puestos por faltas muy graves o
incapacidad sobrevenida apreciada en última instancia por el
Tribunal Europeo de Justicia, todo lo cual garantiza su independencia.
8. Sólo once países de los quince que forman la UE cumplieron con los criterios de Maastricht y tenían la voluntad política
de participar en la creación del euro. El llamado Euro-11 es un
grupo en el que están representados los once países de la zona
euro (normalmente por el Ministro de Economía y Hacienda y
un alto funcionario de este ministerio). Este grupo discute los
asuntos monetarios, económicos y financieros que afectan a la
zona euro, con el apoyo del Comité Económico y Financiero y
de la Comisión. Las reuniones del Euro-11 se producen de
manera regular y, normalmente, con anterioridad a las reuniones del Ecofin, por lo que es frecuente la adopción de posicionamientos comunes de los países de la zona euro en el marco del
Consejo Ecofin subsiguiente. En el almuerzo de los ministros
del Consejo Ecofin, el ministro presidente del euro suele informar a sus colegas no miembros de lo debatido en el Euro-11
previo. La resolución del Consejo Europeo de Luxemburgo del
13 de diciembre de 1997 indica que las reuniones del Euro-11
son reuniones informales con el objetivo de permitir a los Estados miembros que participan en el euro discutir asuntos relacionados con la moneda única. Sin embargo, decisiones formales
sólo se pueden tomar en el marco del Consejo Ecofin en el que
participan los 15 miembros de la UE, aunque en materias de
UEM, como la política común del tipo de cambio del euro, sólo
puedan votar los once.
El Euro-11 ha producido recientemente comunicados públicos sobre la coyuntura económica de la zona euro y, en particu-
MARZO-ABRIL 2000 NUMERO 784
63
POLITICAS ECONOMICAS DEL EURO
lar, sobre la cotización del euro en los mercados de divisas.
Hay un sentir mayoritario entre los países del euro en favor de
reforzar la importancia del Euro-11 en el debate entre la autoridad monetaria y las autoridades políticas de la zona euro. En el
Euro-11 se discute también el posicionamiento común de la
zona en el G-7, FMI, etcétera. Los mercados financieros analizan con creciente interés los comunicados públicos del Euro-11
como una fuente primaria de información sobre la posición
común de la zona sobre el euro, tipos de interés, finanzas públicas, etcétera.
9. El presidente del Euro-11 y un representante de la Comisión (el Comisiario de Asuntos Económicos y Financieros)
pueden participar con voz pero sin voto en las reuniones del
Consejo de Gobierno del BCE, incluso el presidente del Euro11 puede someter mociones a discusión (artículo 113). El presidente del BCE puede participar en las reuniones del Euro11 y del Consejo Ecofin cuando se trate de temas relacionados
con el BCE o la política monetaria o del tipo de cambio del
euro. En la práctica, ha participado regularmente en las reuniones del Euro-11. El Consejo Europeo ha pedido que se asegure el intercambio de información y de puntos de vista entre
el Consejo (Ecofin) y el BCE sobre el tipo de cambio del euro.
El Consejo Europeo, en su Resolución del 13 de diciembre de
1997 sobre coordinación de política económica en la fase III de
la UEM y sobre los artículos 109 (actual 111) y 109b (actual
113) del Tratado de la UE, en su apartado II titulado «Puesta en
práctica de las disposiciones del Tratado sobre política del tipo
de cambio, y posicionamiento y representación externa de la
Comunidad», afirma que el Consejo (Ecofin) valorará la evolución del tipo de cambio del euro en base a un amplio conjunto
de datos económicos. La Comisión proveerá el análisis económico correspondiente para el Ecofin y el Comité Económico y
Financiero (CEF) preparará el examen por el Consejo de esta
materia. El propio Tratado de la UE, en el artículo 114, establece que una de las funciones del CEF es la de colaborar en la preparación de los trabajos para el Consejo (Ecofin) en lo referente
a la política del tipo de cambio del euro, entre otras materias. El
CEF está compuesto por dos representantes de cada país miem-
bro de la UE (uno del Ministerio de Economía y Hacienda y
otro del banco central) y por respresentantes del BCE y de la
Comisión.
10. El artículo 111.4 del Tratado establece que en materias
relacionadas con la UEM el Consejo (Ecofin) decidirá, por
mayoría cualificada, la posición de la Comunidad a nivel internacional, sobre la base de una propuesta de la Comisión y después
de consultar al BCE. El mismo párrafo establece que, por unanimidad, el Consejo decidirá la representación externa de las
mencionadas posiciones respetando las competencias del BCE
(artículo 105) y del Consejo (artículo 99).
El Consejo Europeo de Viena de diciembre de 1998 subrayó
en su Resolución nº15 que la zona euro será representada con
una sola voz en los foros y organismos interncionales de naturaleza económica y monetaria respecto a temas de especial relevancia para la UEM. La regla acordada por el Ecofin y suscrita
por el Consejo Europeo establece que el presidente del Ecofin,
es decir, el Ministro de Economía y Hacienda del país que
ostenta la presidencia de la UE, será la persona que hable en el
G-7 en nombre de la zona euro, si pertenece a ella. Si la presidencia semestral de la UE recayera en un país no miembro del
euro, la presidencia del Euro-11 y la representación externa del
euro la ostentaría el Ministro de Economía y Hacienda de la presidencia siguiente del país que sí pertenezca al euro. Por lo
tanto, las negociaciones o debates sobre la cotización
euro/dólar en el G-7 son lideradas siempre por el presidente del
Euro-11. El BCE está también representado directamente en el
G-7 y se sienta en la mesa. La Comisión Europea asiste a la presidencia del Euro-11 en la representación externa del euro, pero
no tiene una silla en la mesa.
11. Por lo tanto, la representación de la zona euro habla con
una sóla voz y es única, aunque su delegación esté compuesta,
como la de un país no miembro del euro, por un ministro y el
gobernador del banco central (presidente del BCE). El Consejo
Europeo mencionado pide que estos tres principios (una sola
voz, representación mixta Ecofin-BCE y asistencia de la Comisión) se extiendan a otros grupos, G-10, etcétera, y al FMI. En
el caso del FMI, los representantes correspondientes del país
MARZO-ABRIL 2000 NUMERO 784
64
POLITICAS ECONOMICAS DEL EURO
de la presidencia del Euro-11 presentarán ante la Junta de
Gobernadores, Comité Económico y Financiero (antiguo Comité Interino) y Directorio Ejecutivo los puntos de vista de la
Comunidad Europea/UEM. El BCE tiene estatus de observador
en el Directorio Ejecutivo del FMI cuando se traten materias de
su área de competencias. El representante correspondiente al
país de la presidencia del Euro-11 es el portavoz en el Directorio
del FMI de las posiciones de los países de la UEM.
12. El euro ha pasado a ser divisa de referencia para varios
países europeos y africanos. La resolución del Consejo Europeo
de Amsterdam (16 de mayo de 1997) estableció el SME II, en el
cual participan en estos momentos el dracma griego y la corona
danesa. Los asuntos relacionados con el SME II se discuten por
los quince gobernadores de los bancos centrales de la UE en
reunión conjunta con los miembros del BCE, es decir, lo que se
llama el Consejo General del SEBC. En este SME II, sucesor del
SME, el papel tradicional del ecu ha sido sustituido por el euro.
El BCE ha firmado un acuerdo con los bancos centrales de los
países miembros del SME II que le obliga a intervenir en los
mercados en apoyo de la paridad central con el euro de las
monedas pertenecientes al SME II, bajo determinadas circunstancias. Por otra parte, monedas de países terceros a la UE que
estaban tradicionalmente ligadas al franco francés (zona africana del franco), al escudo portugués (Cabo Verde) o a la lira italiana (San Marino), por ejemplo, se han ligado al euro a partir
del 1 de enero de 1999, al desaparecer en esta fecha las monedas nacionales mencionadas sobre la base de sendas Decisiones
del Consejo Ecofin dirigidas a los Estados miembros correspondientes.
Por lo que se refiere a los países que han solicitado su adhesión a la UE, los negociadores comunitarios les piden que
deben demostrar la estabilidad cambiaria de sus monedas (uno
de los criterios de Maastricht) mediante su pertenencia estable
durante al menos dos años al SME II después de la adhesión,
antes de poder adoptar el euro. Esta regla es también de aplicación a los países miembros de la UE, pero no del euro. Entre
tanto, la política de tipo de cambio de todos estos países debe de
ser estable con el euro y es de interés común. Finalmente, no se
descarta, aunque no es probable, que las autoridades del euro
negocien algún tipo de acuerdo con otros países terceros fuera
de la UE y sin ser candidatos a la adhesión que pudieran estar
interesados en adoptar unilateralmente el euro como su propia
moneda o como moneda de referencia en un sistema de junta
cambiaria (currency board) o de régimen de tipo de cambio fijo
con respecto al euro.
4. Combinación de políticas económicas
del euro (policy mix)
13. Entre el conjunto de políticas económicas existente sólo
las políticas monetaria y del tipo de cambio son únicas y se
deciden centralizadamente en la zona euro. El resto de políticas
económicas permanecen en el nivel nacional de responsabilidad. Ahora bien, la necesidad sentida de que la política monetaria única no bastaba para apoyar un euro fuerte y estable ha
dado lugar a un doble acuerdo del Consejo Europeo de la UE,
teniendo en cuenta las disposiciones del Tratado. Por una parte
están las grandes orientaciones de política económica
(GOPES) anuales, que trata de coordinar el conjunto de las
políticas económicas con la política monetaria a través de una
recomendación del Consejo (Ecofin) a los Estados miembros,
y, en segundo lugar, una regla fiscal bien especificada de obligado cumplimiento para la política presupuestaria de los países
de la zona euro recogida en el llamado Pacto de Estabilidad y
Crecimiento. Todo ello con el objetivo de articular una policy
mix consistente con la política monetaria en apoyo del euro.
La coordinación de políticas económicas se ha relacionado
explícitamente por el Consejo Europeo de Luxemburgo (1997)
con el valor y el papel del euro en el sistema económico internacional al menos en dos aspectos: primero, la zona euro reconoce la responsabilidad que tiene su política económica a escala internacional, ya que el euro es una de las principales divisas
del sistema monetario mundial. Segundo, la política económica
de la zona euro debe ser la base de un euro fuerte y respetado,
ya que el valor del euro es en gran parte el resultado de esas
políticas.
MARZO-ABRIL 2000 NUMERO 784
65
POLITICAS ECONOMICAS DEL EURO
14. El artículo 99.2 del Tratado de la UE establece que el
Consejo (Ecofin) por mayoría cualificada y sobre la base de una
propuesta de recomendación de la Comisión, formulará un
borrador de grandes orientaciones de las políticas económicas
(GOPES) de los Estados miembros y de la propia Comunidad,
informando de sus trabajos al Consejo Europeo, que adoptará
unas conclusiones que serán la base para que el Consejo (Ecofin) adopte una recomendación que contenga las GOPES e
informe al Parlamento Europeo de ellas. Estas orientaciones se
refieren tanto a la política macroeconómica, como a las políticas
estructurales.
El Consejo Europeo del 13 de diciembre de 1997, a la vez que
subraya la competencia exclusiva del Ecofin para formular y
adoptar las GOPES, se refiere a éstas como el principal instrumento de coordinación de las políticas económicas de los países
y pide que contengan directrices específicas y concretas para
cada país miembro. Pide, asimismo, que la supervisión multilateral entre países miembros compruebe que se respetan las
GOPES (artículo 103.3) y que, si no es éste el caso, el Consejo
(Ecofin) adopte recomendaciones dirigidas a los países no cumplidores (artículo 103.4). Finalmente, el Consejo Europeo insta
a que el Ecofin se reúna en sesión restringida o en reuniones
informales para debatir de manera más franca y directa sobre
las políticas económicas de cada Estado miembro. Las GOPES
son un documento que refleja el consenso político de los países
miembros en el tono de las políticas económicas (macroeconómicas y estructurales) que acompañan a la política monetaria
del Eurosistema para dar como resultado una combinación de
políticas (policy mix) coherentes que apoyen un valor apropiado
del euro.
15. El Tratado establece que el objetivo primario del Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC) y de la política
monetaria de la zona euro es el mantenimiento de la estabilidad de precios. Sin perjuicio de este objetivo, el SEBC deberá
apoyar la política económica general con el fin de que la
Comunidad alcance sus objetivos últimos del artículo 2 del
Tratado. Entre las funciones básicas que se llevarán a cabo a
través del SEBC se incluye (artículo 105 del Tratado) la reali-
zación de operaciones (intervenciones) en el mercado de divisas y la posesión y gestión (inversión) de las reservas oficiales
de divisas de los Estados miembros. Ahora bien, en el propio
artículo 105 se dice que las mencionadas operaciones (en los
mercados) de divisas deben ser consistentes con las disposiciones del artículo 111, es decir, con la política de tipo de cambio que, como ya sabemos, es responsabilidad y se decide por
el Consejo Ecofin.
El artículo 4 del Tratado es el origen de lo establecido en el
artículo 105 y en los propios estatutos del SEBC. Este artículo
establece que para conseguir los objetivos del artículo 2 se definirán la política monetaria única y la política de tipo de cambio
del euro con el objetivo primario de ambas de mantener las estabilidad de precios y, sin perjuicio de este objetivo, apoyar las
políticas económicas de la Comunidad.
16. La valoración general de la evolución futura de distintos
precios que el Eurosistema tiene en cuenta para llevar a cabo
su estrategia de política monetaria (segundo pilar), con el objetivo de mantener una tasa de inflación por debajo del 2 por 100,
incluye la evolución del tipo de cambio del euro. En la justificación de sus recientes decisiones de incremento de los tipos de
interés oficiales, el Eurosistema ha argumentado sobre el riesgo inflacionista que supone un tipo de cambio del euro que
considera particularmente débil respecto al dólar americano. El
BCE ha rechazado explícitamente que las recientes subidas de
los tipos de interés fueran dirigidas a fortalecer el tipo de cambio del euro. El razonamiento es, pues, el de que el euro alcanza un valor apropiado sobre la base del cumplimiento del objetivo de inflación definido por el Eurosistema.
De hecho, el propio presidente del BCE ha reconocido, en
comparecencia ante la Comisión de Asuntos Económicos y
Monetarios del Parlamento Europeo, que al menos en una ocasión el Eurosistema retrasó una subida de tipos de interés, el 2
de marzo de 2000, para evitar que el mercado interpretara que
se estaba reaccionando a la debilidad del euro en los días inmediatamente anteriores a la reunión del Consejo de Gobierno del
SEBC. El incremento del tipo de interés oficial se produjo en la
reunión siguiente dos semanas después.
MARZO-ABRIL 2000 NUMERO 784
66
POLITICAS ECONOMICAS DEL EURO
17. Las políticas fiscales nacionales de los países del euro
deben evitar los déficit excesivos, es decir, el déficit consolidado
anual de todas las Administraciones públicas no debe superar el
3 por 100 del PIB nacional, y éste es un mandato del propio Tratado en su artículo 104. Mas allá de este claro mandato del Tratado de la UE, los países miembros de la UE pronto reconocieron
la necesidad de complementar la política monetaria única del
SEBC con una política fiscal consistente por parte de los gobiernos de la zona euro. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que
comprende una Resolución del Consejo Europeo de Amsterdam
(17 de mayo de 1997) y dos Reglamentos del Consejo Ecofin, el
1466 y 1467 de julio de 1997, fue la respuesta de los promotores
del euro a la mencionada necesidad de poner en práctica una
combinación de políticas económicas monetarias y fiscales que
dieran apoyo a la nueva moneda que se crearía a partir de enero
de 1999. Adicionalmente, para que la política fiscal agregada
cumpla una función estabilizadora o anticíclica a nivel de la zona
euro, el saldo presupuestario de cada país debe de alcanzar el
equilibrio, e incluso el superávit, a lo largo de la fase expansiva
del ciclo. De este modo se obtienen márgenes de maniobra para
la expansión fiscal en la fase cíclica de bajo crecimiento.
En el año 1999 los países de la zona euro han cumplido con la
obligación de presentar los Programas de Estabilidad con el
objetivo reglamentario de alcanzar el equilibrio o superávit presupuestario. En un contexto actual de crecimiento igual o superior al crecimiento potencial la actualización de los programas
de estabilidad presentados en el año 2000 han ratificado el objetivo conjunto de la política fiscal del euro de alcanzar el equilibrio presupuestario en el año 2002-2003, (véase Cuadro 1). Esta
política fiscal es básica para que el euro encuentre su valor apropiado en los mercados de divisas. La actual política fiscal del
euro no se considera responsable de su actual debilidad, aunque algunos analistas consideran poco exigente para la política
fiscal de la zona euro alcanzar el equilibrio presupuestario dentro de dos o tres años, en particular, si la economía sigue creciendo por encima de su tasa potencial.
18. Nótese, por otra parte, que el pacto político de la creación
del euro incluyó una política monetaria única pero sólo una polí-
CUADRO 1
CAPACIDAD (+) O NECESIDAD (-)
DE FINANCIACION DE LAS
ADMINISTRACIONES PUBLICAS
EN LOS PROGRAMAS DE ESTABILIDAD
ACTUALIZADOS
(En % del PIB)
1999
2000
2001
2002
2003
-0,9
-1,1
-1,1
-1,8
2,0
-1,9
2,4
0,5
-2,0
-2,0
2,3
-1,0
-1,0
-0,8
-1,7
1,2
-1,5
2,5
-0,6
-1,7
-1,5
4,7
0,5
-1,5
-0,4
-1,2
2,5
-1,0
2,6
-1,3
-1,5
-1,1
4,2
0,0
-1,0
0,1
-0,7
2,6
-0,6
2,9
-1,1
-1,4
-0,7
4,6
0,2
-0,5
0,2
-0,3
n.,a.
-0,1
3,1
n.,a.
-1,3
-0,3
4,7
Euro-11 ................. -1,2
-1,1
-1,0
-0,6
-0,2
Bélgica...................
Dinamarca .............
España ..................
Francia ..................
Irlanda ...................
Italia ......................
Luxemburgo ...........
Países Bajos............
Austria ...................
Portugal .................
Finlandia................
FUENTE: Comisión Europea, abril 2000.
tica fiscal coordinada (ni única, ni centralizada). Esto determina,
en principio, una unión económica y monetaria sui generis, ya
que no existe un presupuesto central o federal con capacidad de
cumplir las funciones clásicas del presupuesto en la teoría de la
hacienda pública: la estabilización y el crecimiento. El llamado
presupuesto comunitario es un presupuesto de mera gestión de
ingresos y gastos predeterminados en un marco plurianual
(Perspectivas Financieras 2000-2006) en apoyo de la política
agrícola y las políticas estructurales de cohesión socioeconómica, principalmente. Con independencia de que tal presupuesto
apenas alcanza el 1 por 100 del PIB comunitario, no contiene
estabilizador automático alguno y, por lo tanto, su impacto sobre
el ciclo económico es nulo.
El artículo 100 del Tratado es, sin embargo, la base jurídica
de una política de compensación centralizada de perturbaciones externas, presentes o potenciales, sobre diferentes regiones o países comunitarios, ya que mediante la unanimidad del
Consejo (Ecofin) en el caso de catástrofes naturales, o
mediante una mayoría cualificada en otros casos, la UE puede
MARZO-ABRIL 2000 NUMERO 784
67
POLITICAS ECONOMICAS DEL EURO
obtener recuros extraordinarios mediante, por ejemplo, el
endeudamiento correspondiente, que habrían de transferirse
al presupuesto nacional para compensar el negativo impacto
económico-fiscal de la perturbación en cuestión, siempre que
esté causada por circunstancias excepcionales más allá del
control de las autoridades correspondientes. El Parlamento
Europeo ha pedido ya la institucionalización de este mecanismo de compensación de perturbaciones, como una pieza más
que reforzaría el valor apropiado del euro en los mercados de
divisas. Sin embargo, el Consejo de Ministros, sin entrar a
debatir explícitamente la cuestión, considera que una predeterminación de las circunstancias, de los montantes o de su
condicionalidad, pueden producir problemas de azar moral
indeseables.
19. Sí se ha especificado, sin embargo, en el propio Pacto de
Estabilidad y Crecimiento, que ante una recesión económica
que implique una caída igual o superior al 2 por 100 del PIB en
un año en un determinado país miembro del euro, el límite
máximo del 3 por 100 del PIB del déficit público queda sin
efecto para dicho país. Es más, si la caída anual del PIB es
menor del 2 por 100, la regla fiscal mencionada también quedaría sin efecto si el Consejo Ecofin valora: a) que la caída
anual del PIB fue particularmente brusca respecto a la tasa de
crecimiento previa; o si, b) sucesivas tasas anuales de crecimiento negativas comportan una pérdida acumulada de producción significativa respecto a las tendencias pasadas del
PIB. En cualquier caso, la resolución mencionada del Consejo
Europeo acordó que sólo a partir de una caída anual de al
menos el 0,75 por 100 del PIB, siempre en términos reales,
puede un país miembro argumentar que se está produciendo
una recesión severa que le permita ser liberado de la regla del
déficit público máximo del 3 por 100 del PIB.
Como se ve, la regla fiscal del Pacto de Estabilidad es suficientemente flexible como para evitar que en casos excepcionales los países miembros de la UEM se encuentren ante el
dilema de incumplir el pacto fiscal con los demás o sufrir las
consecuencias sociopolíticas de una política fiscal inapropriada. En consecuencia, cabe valorar el Pacto de Estabilidad,
junto con el mecanismo financiero centralizado del artículo
100 del Tratado de la UE, como la respuesta pragmática de la
UE a la necesidad de no dejar sola a la política monetaria única
en apoyo del euro. Ante una perturbación económica negativa
y excepcional sobre un país o una región de la zona euro ésta
cuenta con la base jurídica, y lógicamente con la voluntad política, para poner en práctica instrumentos de política financiera
que no hagan peligrar la pertenencia de ese país a la UEM y al
euro.
20. No existe en la zona euro una política de rentas centralizada, ni mucho menos única, ni parece que existirá en el próximo futuro. La determinacíón de los salarios nominales mediante la negociación entre los agentes sociales se realiza
descentralizadamente en cada país atendiendo a las circunstancias de cada caso concreto. Así lo subrayó el Consejo Europeo
en su Resolución de 13 de diciembre de 1997 sobre la coordinación de políticas económicas en la fase III de la UEM. La determinación de los salarios permanece como una responsabilidad
nacional en la zona euro. La existencia de un objetivo común de
inflación y de una moneda única determinan, sin embargo, que
la evolución de las rentas salariales de la zona euro en su conjunto hayan de ser consistentes con los objetivos monetarios.
El Eurosistema ha indicado explícitamente que la evolución
salarial agregada de la zona euro es uno de los precios que
tiene en cuenta a la hora de poner en práctica la estrategia de la
política monetaria única.
Lo anterior no quiere decir que los salarios nominales de
un mismo sector productivo a lo largo y ancho de la zona
euro deban ser iguales en euros ni que su tasa de variación
deba ser la misma. No hay ninguna razón, a priori, para una
regla salarial homogénea o común para todos los países
miembros de la zona euro. Antes al contrario, en un marco
económico en el que existe una política monetaria única y
una regla fiscal común (Pacto de Estabilidad) el salario
nominal pasa a ser una variable macroeconómica de ajuste
de renovada importancia. Para un país concreto, los tipos de
interés, el tipo de cambio y la política fiscal (si ésta última
ha agotado su margen contracíclico) vienen dadas por la
MARZO-ABRIL 2000 NUMERO 784
68
POLITICAS ECONOMICAS DEL EURO
pertenencia a la zona de la moneda única. La flexibilidad
con que la negociación salarial se ajusta a las condiciones
macroeconómicas (por ejemplo, de una inflación mucho
más alta que la media de la zona euro) y de competitividad
(por ejemplo, un déficit por cuenta corriente alto y creciente) es crucial para la convergencia real de tal país dentro de
la UEM, ya que el gobierno del país correspondiente no
cuenta con los instrumentos de política económica mencionados. La mayor flexibilidad de los mercados de bienes, servicios y capitales facilitará que el ineludible ajuste a través
del mercado de trabajo (ya sea vía precios o vía cantidades)
sea menos gravoso económica y socialmente. Los llamados
procesos de Luxemburgo y de Colonia, referidos, respectivamente, a las políticas de empleo y a la comprensión
mutua de la política económica del euro por parte de los
gobiernos y los agentes sociales (sindicatos y empresarios)
han racionalizado y hecho más participativo el proceso de
coordinación de políticas económicas en apoyo de un valor
apropiado del euro.
21. Hasta ahora el propio Eurosistema ha valorado positivamente la evolución salarial agregada de la zona euro, es decir,
ha sido consistente con el objetivo de inflación de la política
monetaria. No es éste, pues, un factor al que se le pueda atribuir la debilidad actual del euro. No obstante, hay algunos
analistas que se muestran escépticos sobre la respuesta apropiada de la negociación salarial en este o aquel otro país ante
desviaciones grandes del diferencial de inflación respecto a la
media de la zona euro, o ante pérdidas importantes de competitividad, lo que podría producir una crisis sociopolítica que
podría afectar al euro. No es probable que tales desviaciones
se produzcan dentro del históricamente llamado núcleo duro
de la zona euro, que ha sido una unión monetaria de facto
durante mucho tiempo. Si algún país periférico deja crecer los
desajustes mencionados tendrá que asumir el coste individualmente; la política monetaria del Eurosistema no se va a
adaptar a su situación.
22. El euro está apoyado, así, por unas políticas macroeconomicas de clara vocación estabilizadora: inflación estable y por
debajo del 2 por 100, y política fiscal de equilibrio presupuestario a lo largo del cíclo acompañadas de una política de rentas
moderadas en un marco laboral de diálogo social. Ahora bien,
es un lugar común entre los analistas y los organimos económicos internacionales que la estructura económica de la zona
euro es más rígida y menos competitiva que, por ejemplo, la de
Estados Unidos. El llamado proceso de Cardiff hace referencia
a una iniciativa del Consejo Europeo para resaltar la importancia, no sólo de completar un verdadero mercado común entre
los países de la zona euro, sino de liberalizar los mercados de
productos, servicios y capitales, integrando los sistemas productivos en uno solo mediante la liberalización transnacional de
sectores como las telecomunicaciones, los transportes, la energía, las obras públicas, los suministros públicos, los servicios
financieros, etcétera.
El Consejo Europeo de Lisboa ha añadido, a la decisión estratégica de acelerar las reformas estructurales en la UE, la
dimensión de la incorporación rápida de las nuevas tecnologías
a las comunicaciones y a la organización del proceso productivo, como un elemento importante para hacer que la economía
de la zona euro sea más competitiva a escala internacional. La
creación del euro está acelerando los procesos de integración y
de reformas estructurales por la vía de los hechos, pero al BCE
le gusta insistir en la idea de que la fortaleza del euro no sólo
se basa en la política monetaria, sino en la disciplina fiscal y en
la voluntad política de los gobiernos de acelerar la puesta en
práctica de las reformas estructurales necesarias que liberalicen y hagan más competitivos los diferentes sectores productivos de bienes, servicios y capitales a nivel nacional y de la zona
euro.
Cabe, en efecto, afirmar que el mercado de trabajo y de capitales y los mercados de productos y servicios son menos flexibles
y la competencia es menor que en el caso de Estados Unidos, a
pesar de los grandes progresos que se están haciendo. El llamado shock del intel-inside está aún por generalizarse en los cinco
países grandes del Euro-11, que suponen más del 80 por 100 de
su PIB.
MARZO-ABRIL 2000 NUMERO 784
69
POLITICAS ECONOMICAS DEL EURO
GRAFICO 1
EVOLUCION DE LA COTIZACION ECU/EURO-DOLAR, 1990-2000
1,5
1,4
Introducción
euro
1,3
1,2
1,1
1
0,9
00
o
o
ni
Ju
er
lio
00
99
En
Ju
er
o
99
98
En
lio
Ju
o
98
97
er
En
lio
Ju
o
97
96
er
En
lio
Ju
o
96
95
er
En
lio
Ju
er
o
95
94
En
lio
94
Ju
o
er
En
Ju
lio
93
93
o
92
lio
er
En
Ju
o
92
91
er
En
lio
Ju
o
91
90
er
En
lio
Ju
En
er
o
90
0,8
FUENTE: Bloomberg.
5. Desajuste de la cotización euro/dólar
y razones para la intervención
23. En el momento de concluir este artículo, el euro está cotizando en torno a, o por debajo, de 90 céntimos de dólar. Los analistas, las instituciones económicas internacionales (FMI, OCDE,
Comisión Europea) y el propio Euro-11, consideran que el euro
está claramente subvaluado respecto al dólar. Se ha dicho que la
depreciación del euro ha sido positiva para que países como Alemania vieran facilitadas sus exportaciones y se acelerara su actividad económica. El BCE ha indicado que la debilidad del euro es
un factor que incrementa el riesgo inflacionista en la zona de la
moneda única. Estudios llevados a cabo por la Comisión así lo
confirman también. Los bancos centrales del euro, con el BCE a
la cabeza, se han mostrado preocupados por los efectos negativos
que en la opinión pública puede tener la debilidad del euro en la
perspectiva de la puesta en circulación de las monedas y billetes
en euros a partir del año 2002, cuando las autoridades habían
hablado siempre de una moneda única fuerte, y, sin embargo, el
euro ha llegado a estar depreciado hasta casi un 25 por 100 respecto al dólar desde su creación no hace ni siquiera un año y
medio (ver Gráfico 1). Una cotización del euro en torno a 1,15
dólares, con una banda entre 1,10 y 1,20, es considerado un valor
más razonable por analistas privados y de organismos internacionales, siendo resultado, por una parte, de una evolución cíclica
más en sintonía de las economías del euro y del dólar, y, por otra,
de la profundización de las reformas estructurales y la incorporación del shock intel inside en la zona euro.
24. Las perspectivas económicas de primavera de la Comisión
Europea prevén un crecimiento del PIB de la zona euro del 3,4
por 100 para el año 2000 y de 3,1 por 100 para el año 2001 (el
FMI en su reciente World Economic Outlook estima el 3,2 por
100 para cada año). Los precios se mantendrán en el 1,8 por 100
de media, medidos por el deflactor del consumo privado, tanto
en el año 2000 como en el 2001. Por otra parte, el saldo de la
balanza por cuenta corriente registraría un ligero superávit en el
año 2000 (0,4 por 100 del PIB) y en el año 2001 (0,6 por 100); el
FMI estima superávit del 1 por 100 y del 1,4 por 100, respectivamente. El crecimiento potencial de la zona euro se estima entre
el 2,5 por 100 y el 3 por 100, con lo cual la economía en la zona
estaría creciendo ligeramente por encima de su tasa de crecimiento potencial.
MARZO-ABRIL 2000 NUMERO 784
70
POLITICAS ECONOMICAS DEL EURO
Las propias estimaciones de la Comisión para la economía
estadounidense apuntan a un crecimiento en el año 2000 del 3,6
por 100 (el FMI estima el 4,4 por 100) y del 3,0 por 100 para el
año 2001 (porcentaje que coincide con el del FMI). Por lo que
se refiere a la balanza de pagos por cuenta corriente, las previsiones son de un déficit del 4,1 por 100 del PIB para el año 2000
y del 4,2 por 100 para el 2001 (4,3 por 100 y 4,4 por 100, respectivamente, según el FMI). El sector público de Estados Unidos
registraría un superávit del 1,3 por 100 del PIB en el año 2000
(1,8 por 100 en el 2001) frente a un déficit de un 0,9 por 100 en
la zona euro(0,8 por 100 en 2001).
Estos datos revelan un crecimiento sostenido muy fuerte de la
economía de Estados Unidos basado en el consumo y la inversión del sector privado, con una tasa de ahorro neta del sector
privado muy negativa. Algunos analistas apuntan incluso a un
crecimiento del PIB cercano al 5 por 100 para el año 2000 (The
Economist Poll of Forecasters). Esta situación es el resultado, por
una parte, de una perturbación positiva de oferta que ha incrementado la tasa de crecimiento potencial de la economía americana hasta el entorno del 3,5 por 100, y, por otra parte, de un
claro sobrecalentamiento derivado de tasas de crecimiento del
PIB superiores al 4 por 100. Este desequilibrio tiene su reflejo
en un déficit de la cuenta corriente sin precedentes, como se ha
dicho superior al 4 por 100 del PIB, financiado por masivas
entradas de capitales apoyadas por diferenciales, elevados y crecientes de tipos de interés a favor del dólar. Esta evolucón es
ciertamente insostenible y no parece fácil la tarea de la política
monetaria y fiscal en Estados Unidos para ingeniar una vuelta
suave (soft-landing) a tasas de crecimiento sostenibles, sin pasar
previamente por una contracción fuerte de la demanda (véase el
análisis del World Economic Outlook de primavera del FMI).
25. Una teoría explica la sobrevaloración del dólar en base a
una posición cíclica más avanzada de la economía de Estados
Unidos y predice que sólo cuando las tasas de crecimiento de la
zona euro y de la economía americana converjan, el euro recuperará parte de su valor perdido. La corrección del déficit
corriente de Estados Unidos sólo se producirá mediante una
caída significativa de su consumo privado. Esta reducción de la
absorción interna de la economía americana daría como resultado un valor más debilitado del dólar como parte del ajuste. El
«ajuste cíclico» de la cotización dólar/euro provendría, principalmente, de una reducción al entorno del 3 por 100 del crecimiento de la economía de Estados Unidos.
Una segunda teoría mantiene que la debilidad del euro es
estructural, ya que se está mostrando débil frente a otras monedas, como el yen japonés, y no sólo frente al dólar. Se argumenta que la economía europea es y siguirá siendo menos flexible,
menos integrada, con un menor aprovechamiento de las economía de escala y con una mayor propensión a que las disparidades en las voluntades políticas en la zona euro tengan un impacto económico y monetario negativo, todo lo cual hace que el
mercado perciba la zona euro como comparativamente menos
atractiva para la inversión productiva y financiera. Todo ello
daría lugar a una estructura económica más vulnerable y menos
homogénea que la de un país como Estados Unidos, con una
única autoridad económica y política y con una sola lengua y un
mercado verdaderamente integrado. Adicionalmente, se subraya, el fenómeno de la «nueva economía» ha supuesto una perturbación positiva sobre la economía americana y está por ver
cuándo y cómo se producirá en la zona euro. El shock de innovación tecnológica ha mejorado los fundamentos del dólar y su
valor estructural, y justificaría tasas de crecimiento sostenidas
del 4 por 100 en Estados Unidos.
26. Al ser el tipo de cambio un precio relativo de dos monedas, hay que considerar la economía y la política económica que
está detrás de cada una de ellas y compararlas. Se puede llegar
así a una situación en la que un análisis y una valoración compartida de las autoridades políticas (gobiernos) respectivos, con
el asesoramiento de los banqueros centrales, den como resultado una acción concertada que trate de influir sobre el nivel del
tipo de cambio euro/dólar para que se mueva en la dirección
deseada. Esta acción concertada requiere previamente un análisis compartido de la situación y políticas económicas respectivas. Tal acción concertada de las autoridades políticas de la
zona euro y de Estados Unidos puede ir desde comunicados
bilaterales conjuntos, a comunicados en el marco del G-7 (finan-
MARZO-ABRIL 2000 NUMERO 784
71
POLITICAS ECONOMICAS DEL EURO
zas). La colaboración de las autoridades japonesas sería también
deseable.
Adicionalmente, las autoridades políticas mencionadas pueden indicar públicamente que sus respectivos bancos centrales,
el BCE y la FED, procederán a intervenir en los mercados de
divisas para señalar al mercado con hechos la dirección en la
que quieren que se mueva la coticación dólar/euro, etcétera. En
todo caso, una acción concertada y pública de las dos autoridades que están detrás de un tipo de cambio siempre será más eficaz que una acción unilateral de una de ellas con una actitud
neutral de la otra. Se incurriría en una quiebra de la necesaria
cooperación monetaria y financiera internacional si ambas autoridades actuaran de manera independiente, por no decir contradictoria.
5. Conclusión
27. En este trabajo se ha descrito el marco normativo (Tratado de la UE y resoluciones del Consejo Europeo) de la política
del tipo de cambio del euro. Esta política está claramente diferenciada de la monetaria y esto es así, aunque el artículo 111
que es su base jurídica principal esté dentro del capítulo 2 «política monetaria», capítulo que a su vez está contenido en el Título
VII «política económica y monetaria» del Tratado constitutivo
de la Comunidad Europea. En efecto, el artículo 4 del mencionado Tratado distingue entre política monetaria y política de tipos
de cambio. Esta política de tipo de cambio del euro, respetando
siempre la estabilidad de precios, tiene a su vez dos contenidos
diferenciados. El primero se refiere a la política de régimen
cambiario; aquí se plantea el paso de un régimen de flotación a
otro de una regla cambiaria (zona objetivo, etcétera). El segundo, se refiere a la adopción de directrices de política cambiaria,
dado un régimen cambiario determinado.
Aunque al poco tiempo de crearse el euro los ministros de
economía y hacienda de Alemania (Lafontaine) y Francia
(Strauss-Khan) firmaron artículos de prensa apoyando un sistema monetario internacional basado en zonas objetivo (target
zones) para el euro y el dólar, ésta no es la idea predominante de
sus sucesores y desde luego nunca lo fue de las autoridades de
Estados Unidos. La mencionada propuesta supondría un cambio
en el régimen cambiario del euro que habrían de negociar las
autoridades políticas de los Estados miembros de la zona euro,
apoyándose en las recomendaciones y asesoramiento del Eurosistema (BCE y BCN) y de la Comisión.
En el marco actual de flotación entre las principales monedas
de reserva, el Consejo Ecofin puede decidir orientaciones generales para la política del tipo de cambio del euro dirigidas al
Eurosistema. Sólo los Estados miembros que han adoptado el
euro pueden votar en el Ecofin en esta materia, por lo que será
de hecho, en el Euro-11 donde se debatan tales directrices u
orientaciones, aunque posteriormente las adopte el Ecofin. El
Euro-11, el Comité Económico y Financiero, el Consejo de
Gobierno del SEBC, son foros de encuentro entre los gobiernos, bancos centrales y el BCE, donde se debate permanentemente la política y la situación macroeconómica de la zona euro
e internacional. En consecuencia, la decisión de que el Eurosistema intervenga en el mercado de divisas sería consensuada. El
Tratado establece asimismo la obligatoriedad de representar,
frente a terceros países no miembros del euro, una posición
común con una sola voz sobre asuntos monetarios y de política
de tipo de cambio del euro.
28. La situación en el mercado cambiario, en el momento de
terminar este trabajo, parece de una sobrevaloración excesiva
del dólar respecto al euro. La economía de Estados Unidos está
inmersa en desequilibrios crecientes, su crecimiento es insostenible a las tasas actuales (incluso considerando la perturbación positiva de la innovación tecnológica), sus bolsas de valores están subrevaluadas y la FED ha estado tratando de
contener la expansión del consumo interno, con sucesivos
incrementos del tipo de interés, hasta ahora sin éxito. Por su
parte la economía de la zona euro ha asentado sobre bases sólidas el entramado institucional de su policy mix, crece por encima del 3 por 100, se encamina al equilibrio presupuestario, la
tasa de inflación es baja y estable, y existe la voluntad política,
expresada en los Consejos Europeos, de profundizar en las
refomas estructurales, la liberalización económica y la generali-
MARZO-ABRIL 2000 NUMERO 784
72
POLITICAS ECONOMICAS DEL EURO
zación rápida de la innovación tecnológica entre empresas y
consumidores.
Una cotización del euro por debajo de 90 céntimos de dólar
podría desencadenar una acción concertada de las autoridades
políticas del euro y el dólar, ya sea mediante comunicados,
mediante intervenciones coordinadas en el mercado de divisas,
etcétera. La zona euro, con el Euro-11 al frente, cuenta en base
al Tratado de la UE y a las resoluciones del Consejo Europeo de
Jefes de Estado y de Gobierno, con los instrumentos necesarios
para negociar con Estados Unidos de una manera eficaz sobre
la existencia de un desajuste cambiario (misalignment) entre el
euro y el dólar y para tomar las medidas que se estimen oportunas en un marco de cooperación entre las autoridades de las
dos principales monedas de reserva del sistema económico
internacional.
Referencias bibliográficas
[1] BANCO CENTRAL EUROPEO, Boletines Mensuales, 19992000.
[2] COMISION EUROPEA (2000): «Economic Trends: Spring 200
Forecasts for 2000-2001», European Economy, números 1/2, abril.
[3] COMUNIDADES EUROPEAS (1999): Unión Europea; Recopilación de los Tratados, tomo I, volumen I.
[4] COMUNIDADES EUROPEAS (1999): Unión Económica y
Monetaria. Compendio de legislación comunitaria.
[5] FONDO MONETARIO INTERNACIONAL (2000): World Economic Outlook, abril.
MARZO-ABRIL 2000 NUMERO 784
73
Descargar