Diario Constitucional y Derechos Humanos Nro 96 – 21.12.2015 La designación “en comisión” de dos ministros en la Corte Suprema de Justicia de la Nación Martín Galli Basualdo1 Mediante el Decreto 83/2015, el Presidente la Nación ha designado “en comisión” a los Dres. Rosatti y Rosenkrantz como ministros del máximo Tribunal de la Justicia argentino. Se fundó para ello en la facultad prevista en el art. 99, inc. 19, de la Constitución Nacional, por cuya norma se establece que el Presidente: “puede llenar las vacantes de los empleos, que requieran el acuerdo del Senado, y que ocurran durante su receso, por medio de nombramientos en comisión que expirarán al fin de la próxima Legislatura.”. El ejercicio, a través del decreto antes citado, de aquella atribución, ha dado lugar a diversas consideraciones sobre la legitimidad constitucional de la decisión adoptada. En efecto, puede advertirse que la aludida cláusula constitucional refiere, por un lado, a las vacantes de “empleos” que requieran acuerdo del Senado; y, por el otro, exige que la vacante de tales empleos se haya producido durante el receso del Senado. Se ha pretendido cuestionar las designaciones efectuadas señalándose que los cargos de jueces del Alto Tribunal son magistraturas superiores del Poder Judicial, y no cargos o empleos en el ámbito de la Administración, únicos respecto de los cuales cabría admitir los nombramientos “en comisión”; y porque la vacante producida con la renuncia del Dr. Zaffaroni —a diferencia de la renuncia del Dr. Fayt, que se concretó a partir del 10/12/2015—, ocurrió con anterioridad al receso del Senado, que comenzó el mismo día, al vencer las sesiones de prórroga que habían sido dispuestas, hasta el 9 de diciembre, por el Decreto 2329/2015. En cuanto a la primera objeción, cabe puntualizar no sólo que la Constitución utiliza en diversidad de preceptos la palabra “empleo”, o sus derivados, con un alcance que necesariamente excede los cargos existentes en la administración pública (por ej.: arts. 16 y 14 bis), sino que la lectura del art. 110 no deja lugar a dudas de que también las magistraturas judiciales, incluso las de la Corte Suprema, están incluidas dentro del concepto constitucional de “empleo”: “Los jueces de la Corte Suprema y de los tribunales inferiores de la Nación conservarán sus empleos mientras dure su buena conducta”. Por lo tanto, resulta inexacto y antisistemático que los cargos vacantes de jueces de la Corte Suprema -cuya designación requiere acuerdo del Senado (art. 99, inc. 4, CN)no estén incluidos dentro de los empleos susceptibles de nombramientos en comisión según el art. 99, inciso 19, de la Ley Fundamental. En similar sentido, la legislación que organiza la Justicia Nacional (decreto ley Nº 1285/58), en su art. 2º, dispone que “los jueces de la Nación son nombrados por el Presidente de la Nación con acuerdo del Senado y, durante el receso del Congreso, en comisión hasta la próxima legislatura”. En cuanto a la segunda impugnación, la cuestión ya quedó resuelta hace casi un siglo, cuando el Senado de la Nación, sobre la base de un exhaustivo informe del entonces Senador Joaquín V. González, con fecha 15/09/1917, declaró que la frase “y que ocurran durante su receso” contenida en el referido precepto constitucional, debe entenderse aludiendo a vacantes que existan durante el receso del Senado, las cuales han de cubrirse por causa de interés público, aunque hubieran tenido principio durante el período de sesiones precedente. En consecuencia, pensamos que no hay violación del texto constitucional en las designaciones a las que nos referimos. Por lo demás, ni la legislación vigente sobre subrogancias o 1 El autor es abogado especializado en derecho administrativo y constitucional conjueces para posibilitar la adopción de puntuales sentencias de la Corte, ni mecanismos de publicidad de los antecedentes de los candidatos para recibir adhesiones o impugnaciones previas al acuerdo del Senado -que, como el Decreto N° 222/2003, importan una autolimitación del Poder Ejecutivo en función de un ejercicio republicano de su atribución de designar magistrados durante el período de sesiones del Congreso-, pueden tener el efecto práctico ni institucional de suprimir una atribución de naturaleza excepcional legitimada por la propia Constitución cuando resulta de innegable interés público la cobertura transitoria -supeditada a un ulterior acuerdo senatorial- de cargos que son necesarios para el funcionamiento normal del órgano que es la cabeza del Poder Judicial de la Nación. Normas infraconstitucionales no pueden abatir el efecto válido de cláusulas de la Constitución. Sin perjuicio de ello, el Poder Ejecutivo ha comenzado a cumplimentar el procedimiento previsto en el decreto 222/2003. Por último, interesa destacar que también existen antecedentes históricos en los que se ha hecho uso de esta potestad excepcional cuando ello resultó necesario para asegurar el normal funcionamiento de la Justicia, como fue el caso de nombramientos de magistrados dispuestos por el ex presidente Raúl Alfonsín durante el receso del Congreso a fines del año 1984, cuya vocación democrática y republicana no podrían ponerse en duda, tal como lo señala el Decreto N° 83/2015 en su parte expositiva.