Tesis Doctoral El procesamiento emocional en la esquizotipia

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Universidad de Oviedo
Departamento de Psicología
Programa de Neurociencias
Tesis Doctoral
El procesamiento emocional en la
esquizotipia
Autora
Marta Santarén Rosell
Oviedo, 2013
Universidad de Oviedo
Departamento de Psicología
Programa de Neurociencias
Tesis Doctoral
El procesamiento emocional en la
esquizotipia
Autora:
Marta Santarén Rosell
Directores:
Serafín Lemos Giráldez
Fernando Cuetos Vega
Oviedo, 2013
UNIVERSIDAD DE OVIEDO
Vicerrectorado de Internacionalización
y Postgrado
RESUMEN DEL CONTENIDO DE TESIS DOCTORAL
1.- Título de la Tesis
Español/Otro Idioma:
Procesamiento Emocional en la Esquizotipia
Inglés:
Emocional Processing in Schizotypy
2.- Autor
Nombre:
Marta Santarén Rosell
Programa de Doctorado: Programa de Neurociencias
Órgano responsable: Facultad de Medicina y Psicología de la Universidad de Oviedo
RESUMEN (en español)
FOR-MAT-VOA-010-BIS
La presente Tesis Doctoral persigue el objetivo general de arrojar luz sobre el
papel del procesamiento emocional en adolescentes con riesgo psicométrico a la
psicosis. Este objetivo general se desglosa, fundamentalmente en los siguientes puntos:
1) Determinar la existencia de un patrón diferencial en el reconocimiento facial de las
emociones para los adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia. 2) Atender a si
esas diferencias se fundamentan en procesos controlados o automáticos. 3) Establecer si
las alteraciones responden a un material de carácter emocional o si bien son
generalizables a otro tipo de estímulos. 4) Comprobar si se puede hablar de una
alteración en los procesos semánticos para la denominación de las emociones.
Una muestra de 550 adolescentes asturianos fueron evaluados con el ESQUIZOQ: Cuestionario Oviedo para la Evaluación de la Esquizotipia siguiendo los principios
de los estudios de alto riesgo psicométrico. Los grupos de alta, media y baja
esquizotipia constituyeron una muestra final de 166 participantes (M= 15,9 años; DT=
0,94). Los adolescentes seleccionados realizaron seis tareas experimentales diseñadas
para el análisis de los objetivos propuestos. Las tareas están fundamentadas en los
paradigmas de priming fotográfico emocional, etiquetado facial de las emociones,
priming verbal (semántico y afectivo) y el paradigma de interferencia palabra-dibujo
(semántico y afectivo). Los adolescentes con alta esquizotipia psicométrica presentaron
alteraciones en las tareas de etiquetado facial de las emociones frente a la tarea de
priming fotográfico facial en el que no mostraron diferencias estadísticamente
significativas con respecto a los grupos de comparación. En el rendimiento de las tareas
de priming semántico y afectivo con material verbal, no se hallaron diferencias
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Vicerrectorado de Internacionalización
y Postgrado
estadísticamente significativas entre ninguno de los tres grupos. En último lugar, los
adolescentes con altas puntuaciones en el ESQUIZO-Q mostraron unos mayores efectos
de interferencia en la tarea interferencia palabra-dibujo de carácter emocional, no
siendo así para la versión de la prueba de material relacionado semánticamente. Cabe
señalar, que los adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia, mostraron una
mayor tasa de errores cuando esa información de carácter emocional era de valencia
negativa. Esta alteración fue asociada fundamentalmente a la dimensión positiva de la
esquizotipia. Por último, parece que estos hallazgos descartan parcialmente, la
alteración en los procesos semánticos relacionados con el etiquetado emocional.
RESUMEN (en Inglés)
Schizotypy is a complex construct closely related to schizophrenia at multiple
levels that can be useful to evaluate people with psychosis-like symptoms. The research
of schizotypy in the general population makes possible to improve the understanding of
etiological mechanisms underlying to schizophrenia .On the other hand, it makes
possible to study individuals without the side effects of medical treatment and the
iatrogenic effects. Thirdly, this type of studies are closely related to primary prevention.
That´s why the identification and detection of individuals with vulnerability to
psychosis facilitates research of this kind of disorder and its spectrum. One line of
research focused on the study of risk factors for psychosis is based on examining the
cognitive deficits associated to schizophrenia. These deficits have shown stability in the
course of time, have been verified in healthy first-degree relatives of patients with
schizophrenia and on people with schizotypal traits. One of the most interesting goals in
early detection and intervention of psychosis is to study the meaning of this cognitive
dysfunction and what role it plays in the risk to the onset of clinical disorder. In this line
of research, there are other works that analyze whether these deficits are also present at
subclinical level in the general population.
Social cognition has been recognized as a neurocognitive domain affected in
patients with schizophrenia. It is known that people with schizophrenia have deficits in
the skills involved emotional processing, such as facial emotion recognition (FER).
Their study as a vulnerability marker for psychosis is quite interesting; however the
results on this research field are still inconsistent and hasn´t been investigated deeply in
UNIVERSIDAD DE OVIEDO
Vicerrectorado de Internacionalización
y Postgrado
adolescents.
This Doctoral Thesis pursues the main goal to shed light on the role of
emotional processing in non-clinical adolescents of psychometric high-risk for
psychosis. This general objective is divided in the following points: 1) Determine the
existence of a differential pattern of FER in adolescents with high scores on
psychometric schizotypy; 2) Identify whether these differential pattern of FER are based
on controlled or automatic processes; 3) Establish whether deficit patterns are due to an
emotional stimulus or whether they are generalizable to other stimuli. 4) Check whether
there is a specific deficit in semantic processes for naming emotional stimulus.
An initial sample of 550 adolescents were assessed with the Oviedo Questionnaire for
Schizotypy Assessment (ESQUIZO-Q) following high risk psicometric principles.
Based on the cutoff points were set up three groups (high, medium and low) of
psychometric schizotypy constituted a final sample of 166 participants (M= 15.9 years,
SD= 0.94). Individuals of the three groups completed six experimental tasks. The tasks
are based on the following paradigms: prime task on affective priming by facial
expression of emotion, facial emotion labeling, verbal priming (semantic and affective)
and picture-word interference (semantic and affective). Adolescents with high
schizotypy scores showed more error rates in the task of facial emotion labeling.
However these adolescents in the prime task on affective priming showed no
statistically significant differences with respect to the comparison groups. Performance
on tasks of semantic and affective priming with verbal stimuli no statistically significant
differences were found. Finally, adolescents with high scores in the ESQUIZO-Q
showed a greater interference effects in picture-word interference task with emotional
stimuli, but not when stimuli were semantically related. It should be noted that
adolescents with high scores on psychometic schizotypy showed a higher error rate
when that information was a negative valence. This effect was mainly associated to the
positive dimension of schizotypy. Finally, these findings rule out partially, deficits in
semantic processes related to emotional labeling.
SR. DIRECTOR DE DEPARTAMENTO DE____________________________ ____ _________________________/
SR. PRESIDENTE DE LA COMISIÓN ACADÉMICA DEL PROGRAMA DE DOCTORADO EN _________________
AGRADECIMIENTOS
Terminar este trabajo y echar la vista atrás para pensar a cuántas personas
debería agradecer su ayuda no es una tarea fácil. Una corre el riesgo de parecer
ingrata o injusta en el reconocimiento de lo que han aportado cada una de las
personas que me han acompañado en este tiempo.
Quisiera comenzar agradeciendo la inestimable ayuda de mis directores,
Serafín Lemos y Fernando Cuetos. Gracias por poner a mi disposición una parte
de vuestra sabiduría, vuestros consejos y tesón cuando a mí me ha fallado. Gracias
por vuestro voto de confianza en este proyecto, por alentarme y estar ahí en cada
una de las dificultades que os he presentado, por vuestra crítica y firmeza siempre
en la justa medida y por vuestro aliento de manera tan generosa.
Sería también imposible seguir avanzando en este pequeño homenaje sin
citar al menos, los nombres de los compañeros encontrados en la Facultad. Sin
duda vuestro papel en mi vida ha ido mucho más allá y os corresponde un
pedacito de este trabajo. Gracias Elsa, no sólo por ser una gran profesional, sino
porque fuiste mi compañera, mi amiga y mi cómplice. Gracias Ángela, porque
junto con Elsa convertistéis aquellas cabinas en un lugar más cálido. Gracias
Eduardo, por inculcarme un modelo de amor y compromiso a nuestro trabajo.
Gracias a mis compañeros de la Universidad de La Rioja, por acogerme y por
enseñarme cada día.
Esta tesis tampoco hubiera sido posible sin la colaboración desinteresada
de directores, profesores, orientadores y por supuesto alumnos de los centros
escolares. Infinitas gracias, porque os convertísteis en mis compañeros de trabajo
durante una de las etapas más complicadas de esta investigación.
Quiero dedicar este proyecto a mi familia; sobre todo a mis padres y a mi
hermano, porque también esto os lo debo a vosostros. Gracias por vuestro amor y
apoyo incondicional. Más que nunca gracias por suponer un ejemplo de unión y
superación de las dificultades. Gracias a la que sin duda fue mi segunda familia en
los años que estuve en Oviedo. Gracias María y Juan. Dedicarlo también a todas
las personas que fervientemente habéis estado esperado a que llegara este
momento para celebrarlo conmigo, para disfrutar de mí. Pediros que disculpéis
mis ausencias y deciros que yo también tengo ganas de recuperar parte de lo que
no he podido compartir con vosotros durante largas temporadas. Mi vida es mejor
gracias a que estáis en ella.
Índice de contenidos
Capítulo I. El estudio de la vulnerabilidad a la psicosis ............................................ 21
1.1. La psicosis y su intervención temprana ............................................................... 21
1.2. Relaciones entre esquizofrenia y esquizotipia: tradiciones clínica y de
la personalidad ............................................................................................................ 24
1.3. Los modelos de vulnerabilidad y neurodesarrollo a la psicosis........................... 29
1.3.1. Modelo de vulnerabilidad de Meehl ............................................................. 29
1.3.2. Modelo de vulnerabilidad-estrés de Zubin y Spring ..................................... 30
1.3.3. Modelos del neurodesarrollo......................................................................... 33
1.3.4. Modelo biopsicosocial de Raine: conceptualización de la
esquizotipia desde el neurodesarrollo ..................................................................... 35
1.4. La esquizotipia: expresión, evaluación, multidimensionalidad y
correlatos clínicos........................................................................................................ 38
1.4.1. El fenotipo psicótico en la población general ............................................... 38
1.4.2. Evaluación y multidimensionalidad de la esquizotipia................................. 40
1.4.3. Esquizotipia y correlatos clínicos ................................................................. 48
1.5 Recapitulación....................................................................................................... 49
Capítulo II. Variables neurocognitivas implicadas en la esquizofrenia y
su vulnerabilidad........................................................................................................... 57
2.1. La investigación de la neurocognición en los trastornos del espectro
psicótico ...................................................................................................................... 57
2.2. Esquizofrenia, vulnerabilidad a la psicosis y alteraciones cognitivas.................. 63
2.2.1. Memoria de trabajo ....................................................................................... 63
2.2.2. Atención/vigilancia ....................................................................................... 65
2.2.3. Memoria verbal ............................................................................................. 66
2.2.4. Memoria visual ............................................................................................. 68
2.2.5. Razonamiento y solución de problemas........................................................ 70
2.2.6. Velocidad de procesamiento ......................................................................... 72
2.2.7. Las funciones ejecutivas ............................................................................... 74
2.2.8. El cociente intelectual ................................................................................... 77
2.2.9. Déficit neurocognitivos en la esquizofrenia y regiones cerebrales............... 79
2.3. El efecto Stroop y el paradigma de interferencia palabra-dibujo ........................ 82
2.4. Recapitulación ..................................................................................................... 87
Capítulo III. La cognición social en la esquizofrenia y la esquizotipia.................... 93
3.1. Introducción......................................................................................................... 93
3.2. Procesamiento emocional en la esquizofrenia y la esquizotipia.......................... 97
3.3. Teoría de la mente en la esquizofrenia y la vulnerabilidad a la psicosis............. 99
3.4. Percepción social: subdominios, esquizofrenia y riesgo a la psicosis ............... 102
3.5. Cognición Social y la sintomatología psicótica: su relación a través de
un modelo de vulnerabilidad al estrés ...................................................................... 107
3.6. Recapitulación ................................................................................................... 115
Capítulo IV. Procesamiento emocional en la esquizofrenia y la
esquizotipia.................................................................................................................. 123
4.1. Introducción al concepto de emoción y su estudio experimental...................... 123
4.2. Esquizofrenia y procesamiento de la información de carácter
emocional.................................................................................................................. 130
4.2.1. Estudio del reconocimiento facial de las emociones en la
esquizofrenia......................................................................................................... 132
4.2.2 Estudio del procesamiento de la información de carácter verbal
emocional en la esquizofrenia .............................................................................. 137
4.2.3. Estudio de los mecanismos de inhibición cognitiva emocional
en la esquizofrenia ................................................................................................ 142
4.3. Procesamiento emocional y esquizotipia........................................................... 145
4.4. Recapitulación ................................................................................................... 153
Capítulo V. Objetivos e hipótesis .............................................................................. 161
5.1. Objetivos............................................................................................................ 161
5.2. Hipótesis ............................................................................................................ 162
Capítulo VI. Método................................................................................................... 169
6.1. Estudio piloto de las pruebas experimentales de reconocimiento facial
de las emociones ....................................................................................................... 169
6.2. Participantes ....................................................................................................... 184
6.3. Instrumentos de medida ..................................................................................... 186
6.3.1. Medidas de autoinforme.............................................................................. 186
6.3.2. Tareas experimentales................................................................................. 188
6.4. Procedimiento .................................................................................................... 191
CAPÍTULO VII. Resultados ...................................................................................... 201
7.1. Consideraciones iniciales ................................................................................... 201
7.1.1. Relaciones entre esquizotipia y depresión .................................................. 201
7.1.2. Distribución de la esquizotipia a través del género y la edad ..................... 203
7.1.3. Procedimiento general para el análisis de los datos .................................... 206
7.2. Experimento 1: Tarea de Priming Facial Emocional......................................... 208
7.2.1. Introducción ................................................................................................ 208
7.2.2. Fundamentos de la tarea experimental........................................................ 209
7.2.3. Participantes ................................................................................................ 210
7.2.4. Diseño ......................................................................................................... 211
7.2.5. Resultados ................................................................................................... 212
7.2.6. Discusión..................................................................................................... 213
7.3. Experimento 2: Tarea de Etiquetado Facial de las Emociones .......................... 217
7.3.1. Introducción ................................................................................................ 217
7.3.2. Fundamentos de la tarea experimental........................................................ 218
7.3.3. Participantes ................................................................................................ 219
7.3.4. Diseño ......................................................................................................... 220
7.3.5. Resultados ................................................................................................... 221
7.3.6. Discusión..................................................................................................... 231
7.4. Experimento 3: Tarea de Priming Afectivo Verbal ........................................... 235
7.4.1. Introducción ................................................................................................ 235
7.4.2. Fundamentos de la tarea experimental........................................................ 236
7.4.3. Participantes ................................................................................................ 239
7.4.4. Diseño ......................................................................................................... 239
7.4.5. Resultados ................................................................................................... 240
7.4.6. Discusión..................................................................................................... 244
7.5. Experimento 4: Tarea de Priming Semántico .................................................... 248
7.5.1. Introducción................................................................................................ 248
7.5.2. Fundamentos de la tarea experimental ....................................................... 250
7.5.3. Participantes ............................................................................................... 252
7.5.4. Diseño......................................................................................................... 252
7.5.5. Resultados................................................................................................... 253
7.5.6. Discusión .................................................................................................... 255
7.6. Experimento 5: Tarea Interferencia Palabra-Dibujo con valor
emocional.................................................................................................................. 262
7.6.1. Introducción................................................................................................ 262
7.6.2. Fundamentos de la tarea experimental ....................................................... 264
7.6.3. Participantes ............................................................................................... 266
7.6.4. Diseño......................................................................................................... 266
7.6.5. Resultados................................................................................................... 267
7.6.6. Discusión .................................................................................................... 271
7.7. Experimento 6: Tarea Interferencia Palabra-Dibujo con relación
semántica .................................................................................................................. 276
7.7.1. Introducción................................................................................................ 276
7.7.2. Fundamentos de la tarea experimental ....................................................... 278
7.7.3. Participantes ............................................................................................... 279
7.7.4. Diseño......................................................................................................... 280
7.7.5. Resultados................................................................................................... 280
7.7.6. Discusión .................................................................................................... 284
CAPÍTULO VIII. Discusión general, limitaciones y futuras líneas de
investigación ................................................................................................................ 293
8.1. Discusión general .............................................................................................. 293
8.2. Limitaciones del estudio.................................................................................... 302
8.3. Futuras líneas de investigación.......................................................................... 305
CAPÍTULO IX. Conclusiones ................................................................................... 311
REFERENCIAS ......................................................................................................... 317
ANEXOS: .................................................................................................................... 413
ANEXO 1: ESQUIZO-Q: Cuestionario Oviedo para la Evaluación de la
Esquizotipia .............................................................................................................. 413
ANEXO 2 : Reynolds Adolescent Depression Scale (RADS).................................. 417
ANEXO 3: Escala Oviedo de Infrecuencia de Respuesta (INF-OV) ....................... 419
ANEXO 4: Ejemplo ensayo tarea de priming fotográfico ........................................ 420
ANEXO 5: Ejemplo de ensayo tarea de etiquetado facial de las emociones............ 421
ANEXO 6: Tablas de Valencia, Arousal e Índices paralingüísticos de tarea
de Priming verbal afectivo ........................................................................................ 422
ANEXO 7: Tablas de Índices paralingüísticos de tarea de Priming verbal
semántico................................................................................................................... 427
ANEXO 8: Tablas de Valencia, Arousal e Índices paralingüísticos de tarea
de PWI afectivo......................................................................................................... 429
ANEXO 9: Tabla de Índices paralingüísticos de tarea de PWI semántico ............... 431
Índice de tablas y figuras
Índice de tablas:
Tabla 1. Modelo Biopsicosocial de Raine (2006) .................................................. 36
Tabla 2. Instrumentos de medida para la valoración de la esquizotipia y
constructos relacionados (modificado de Fonseca-Pedrero, Paíno, et al.,
2008)....................................................................................................................... 42
Tabla 3. Principales investigaciones sobre los estudios factoriales de la
esquizotipia............................................................................................................. 45
Tabla 4. Subdominios cognitivos evaluados por NIHM-MATRICS ..................... 62
Tabla 5. Subdominios de la cognición social evaluados en la esquizofrenia
(NIMH-MATRICS)................................................................................................ 96
Tabla 6. Media y desviación típica de los TRs de los grupos de alta y baja
esquizotipia psicométrica en la prueba de priming fotográfico............................ 173
Tabla 7. Prueba de contraste de Levene para la tarea de etiquetado emocional
entre los grupos de alta y baja esquizotipia psicométrica..................................... 179
Tabla 8. Distribución del sexo y la edad en los participantes del estudio ............ 185
Tabla 9. Matriz de correlaciones de Pearson entre las subescalas del
ESQUIZO-Q y la RADS ..................................................................................... 203
Tabla 10. Puntuaciones medias y desviaciones típicas en función del sexo
para las dimensiones del ESQUIZO-Q y la puntuación total............................... 204
Tabla 11. Puntuaciones medias y desviaciones típicas en función de la edad
para las dimensiones del ESQUIZO-Q y la puntuación total............................... 206
Tabla 12. Puntuaciones medias y desviaciones típicas en las ochos
condiciones experimentales de la Tarea Priming emocional en función de los
tres grupos de esquizotipia (puntuación total ESQUIZO-Q). .............................. 213
Tabla 13. Matriz de correlaciones de Pearson entre la tasa de aciertos de las
6 emociones y la puntuación total ........................................................................ 221
Tabla 14. Puntuaciones medias y desviaciones típicas en la Tarea de
Etiquetado emocional en función de los tres grupos de esquizotipia
(dimensión Distorsión de la Realidad). ................................................................ 222
Tabla 15. Puntuaciones medias y desviaciones típicas en la Tarea de
Etiquetado emocional en función de los tres grupos de esquizotipia
(Dimensión Anhedonia) ....................................................................................... 224
Tabla 16. Puntuaciones medias y desviaciones típicas en la Tarea de
Etiquetado emocional en función de los tres grupos de esquizotipia
(Dimensión Desorganización Interpersonal) ........................................................ 224
Tabla 17. Puntuaciones medias y desviaciones típicas en la Tarea de
Etiquetado emocional en función de los tres grupos de esquizotipia
(puntuación total ESQUIZO-Q) ........................................................................... 225
Tabla 18. Valores Medios para la valencia y el arousal de las palabras
utilizadas en el Priming afectivo verbal ............................................................... 237
Tabla 19. Puntaciones medias estimadas (error típico) en la interacción SOA
x Prime x Anhedonia............................................................................................ 242
Tabla 20. Puntuaciones medias estimadas (error típico) en la interacción
SOA x Target x Anhedonia.................................................................................. 242
Tabla 21. Puntuaciones medias (error típico) en los tres grupos de
esquizotipia (puntuación total ESQUIZO-Q) y las condiciones SOA y Taget.... 244
Tabla 22. Valores Medios de la frecuencia de las palabras utilizadas en el
Priming semántico................................................................................................ 250
Tabla 23. Puntuaciones medias estimadas (error típico de estimación) en las
condiciones SOA y Relación en los tres grupos de esquizotipia de
Anhedonia. ........................................................................................................... 254
Índice de figuras:
Figura 1. Comparación entre el modelo cuasi-dimensional y el modelo
totalmente dimensional de la esquizotipia (tomado de Claridge, 1997)................. 26
Figura 2. Modelo de diátesis-estrés dentro del continuo de vulnerabilidad
(Lemos-Giráldez, 2003).......................................................................................... 32
Figura 3. Esquema de la interacción de los factores de riesgo implicados en
la génesis de los trastornos del espectro esquizofrénico......................................... 38
Figura 4. Modelo de Green y Nuechterlein(1999) ............................................... 106
Figura 5. Modelo de Vauth, Rüsch, Wirtz y Corrigan(2004b)............................. 106
Figura 6. Modelo de Brekke, Kay, Lee y Green (2005b)..................................... 107
Figura 7. Mecanismos sociales predictores de experiencias psicóticas ............... 114
Figura 8. Comparaciones entre los tres grupos de esquizotipia (dimensión
Distorsión de la Realidad). ................................................................................... 223
Figura 9. Tiempos de reacción de los aciertos en la Tarea de Etiquetado
emocional en función de los tres grupos de esquizotipia (dimensión
Distorsión de la Realidad) .................................................................................... 226
Figura 10. Tiempos de reacción de los aciertos en la Tarea de etiquetamiento
emocional en función de los tres grupos de esquizotipia (Dimensión
Anhedonia) ........................................................................................................... 227
Figura 11. Proporciones de los tiempos de reacción en la Tarea de
Etiquetado emocional en función de los tres grupos de esquizotipia
(Dimensión Distorsión de la Realidad) ................................................................ 228
Figura 12. Proporciones de los tiempos de reacción en la Tarea de
etiquetamiento emocional en función de los tres grupos de esquizotipia
(Dimensión Anhedonia) ....................................................................................... 229
Figura 13. Proporciones de los tiempos de reacción en la Tarea de
Etiquetado emocional en función de los tres grupos de esquizotipia
(Dimensión Desorganización Interpersonal) ........................................................ 230
Figura 14. Proporciones en los tiempos de reacción en la Tarea de
Etiquetado emocional en función de los tres grupos de esquizotipia
(puntuación total ESQUIZO-Q) ........................................................................... 230
Figura 15. Puntuaciones medias estimadas para la interacción SOA y
Anhedonia............................................................................................................. 241
Figura 16. . Puntuaciones medias estimadas para la interacción Target y
Anhedonia............................................................................................................. 241
Figura 17. Puntuaciones medias estimadas para la interacción SOA y
Desorganización Interpersonal ............................................................................. 243
Figura 18. Puntuaciones medias estimadas para la interacción SOA y
Esquizotipia total .................................................................................................. 243
Figura 19. Puntuaciones medias en Frecuencia en los grupos de esquizotipia
en la Dimensión Distorsión de la realidad............................................................ 254
Figura 20. Puntuaciones medias en Frecuencia en los grupos de esquizotipia
en la dimensión Desorganización Interpersonal. ................................................. 255
Figura 21. Puntuaciones medias estimadas en los tiempos de reacción en las
tres condiciones experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia
(Dimensión Distorsión de la Realidad) ................................................................ 267
Figura 22. Puntuaciones medias en los tiempos de reacción en las tres
condiciones experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia
(Dimensión Anhedonia) ....................................................................................... 268
Figura 23. Puntuaciones medias en los tiempos de reacción en las tres
condiciones experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia
(Dimensión Desorganización Interpersonal)........................................................ 269
Figura 24. Puntuaciones medias en los tiempos de reacción en las tres
condiciones experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia
(Puntuación total del ESQUIZO-Q)..................................................................... 270
Figura 25. Puntuaciones medias en los tiempos de reacción en las tres
condiciones experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia y la
puntuación total del ESQUIZO-Q........................................................................ 270
Figura 26. Puntuaciones medias estimadas en los tiempos de reacción en las
tres condiciones experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia
(Dimensión Distorsión de la Realidad) ................................................................ 281
Figura 27. Puntuaciones medias estimadas en los tiempos de reacción en las
tres condiciones experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia
(Dimensión Anhedonia) ....................................................................................... 282
Figura 28. Puntuaciones medias estimadas en los tiempos de reacción en las
tres condiciones experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia
(Dimensión Desorganización Interpersonal)........................................................ 283
Figura 29. Puntuaciones medias estimadas en los tiempos de reacción en las
tres condiciones experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia
(Puntuación total) ................................................................................................. 283
Figura 30. Puntuaciones medias estimadas en los tiempos de reacción en las
condiciones experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia y la
puntuación total del ESQUIZO-Q........................................................................ 284
Listado de abreviaturas
ANEW
: Affective Norms for English Words
APA
: American Psychological Association
BAI
: Beck Anxiety Inventory
BDI
: Beck Depression Inventory
BFRT
: Test de Reconocimiento Facial de Benton
CANTAB
: Cambridge Neuropsychological Test Automated Battery
CNTRICS
: Cognitive Neuroscience for Treatment Research to Improve
Cognition in Schizophrenia
CPT
: Continuos Performance Test
CSEA-NIMH
: Center for Study of Emotion and Attention
DLPFC
: Corteza prefrontal dorsolateral
DSM
: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales
DST
: Digit Symbol Coding test
EE
: Emoción Expresada
ES
: Stroop Emocional
ESQUIZO-Q
: Cuestionario Oviedo para la Evaluación de la Esquizotipia
FER
:
GABA
: Ácido gama aminobutírico
IAPS
: International Affective Picture System
INF-OV
: Escala Oviedo de Infrecuencia de Respuesta
IQ
: Inteligencia General
JSS
: Escalas Juveniles de Esquizotipia
LI
: Inhibición Latente
LNS
: Letter-Number Span
MANOVA
: Análisis multivariado de la varianza
Reconocimiento facial de las emociones
MATRICS
: Measurement and Treatment Research to Improve Cognition in
Schizophrenia
MIS
: Magical Ideation Scale
NA
: Afectividad Negativa
NIMH
: Nacional Institute of Mental Health
O-LIFE
: Inventario de Sentimientos y Experiencias de Oxford-Liverpool
PA
: Afectividad Positiva
PANAS-X
: Positive Affect Negative Affect Schedule-extended
PAS
: Perceptual Aberration Scale
PDI
: Peters et al. Delusions Inventory
PFC
: Córtex prefrontal
PhA
: Physical Anhedonia Scale
PLE
: Experiencias psicóticas atenuadas
PPC
: Regiones parietales posteriores
PRP
: Período refractario psicológico
PWI
: Paradigma de Interferencia Palabra-dibujo
RADS
: Reynolds Adolescent Depression Scale
RSAS
: Revised Social Anhedonia Scale
RT
: Tiempo de reacción
SA
: Social Anhedonia Scale
SAM
: Self-Assessment Manikin
SOA
: Intervalo de aparición entre estímulos (Stimulus Onset
Asynchrony)
SPQ
: Schizotypal Personality Questionnaire
SPQ-B
: Schizotypal Personality Questionnaire-Brief
SPSS
: Statistical Package for the Social Sciences
STA
: Cuestionario de Rasgos de Esquizotipia para niños
TDS
: Teoría de Detección de Señales
TMMS-24
: Trait Meta-Mood Scale
TMT-A
: Training Making test
TMT-B
: Trail Making Test-B
TOM
: Teoría de la Mente
TPSQ
: Thinking and Perceptual Style Questionnaire
TR
: Tiempo de reacción
UHR
: Población de alto riesgo
VLPFC
: Regiones del córtex prefrontal ventrolateral izquierdo
WCST
: Wisconsin Card Sorting test
WMS-R
: Wechsler Memory Scale-Revised
YSR
: Youth Self Report
CAPÍTULO I.
El estudio de la vulnerabilidad a la
psicosis
Capítulo 1. El estudio de la vulnerabilidad a la psicosis
CAPÍTULO I. EL ESTUDIO DE LA VULNERABILIDAD A LA
PSICOSIS
1.1. La psicosis y su intervención temprana
Los síndromes psicóticos afectan al 2-3% de la población y suelen
comenzar durante la adolescencia tardía y/o temprana adultez (Perälä et al., 2007).
Este agregado de síndromes, entre los que se incluye la esquizofrenia, se
caracteriza por una serie de dimensiones correlacionadas, a saber: disregulación
afectiva (depresión, ansiedad, manía…), alteraciones en el procesamiento de la
información (memoria, atención…), deterioro motivacional (aislamiento social,
aplanamiento afectivo…) y alucinaciones y delirios (van Os, Kenis, y Rutten,
2010). Es obvio que la psicosis y sus trastornos relacionados, como aquellos de la
personalidad esquizoide, paranoide o esquizotípica, tienen un impacto directo en
las vidas de los individuos a nivel personal, educativo, familiar y laboral (van Os y
Kapur, 2009). Los síntomas y signos psicóticos no sólo repercuten en la salud y la
calidad de vida de los pacientes, sino también en los costos de los sistemas
sanitarios y de la sociedad (Mangalore y Knapp, 2007; Wu et al., 2005). Los
pacientes con esquizofrenia mueren por término medio entre 12-15 años antes la
población general. La razón principal para este crecimiento de la mortalidad,
además del suicidio, se relaciona con causas físicas y el aumento de factores de
riesgo asociados a la falta de actividad física, obesidad, diabetes y tabaquismo
(Dixon et al., 2000; Lasser et al., 2000; Saha, Chant, y McGrath, 2007); lo que sin
duda encarece los procesos de tratamiento de estos pacientes.
Un trastorno psicológico como la psicosis, afecta salud pública cuando
cumple criterios numéricos como magnitud, tendencia al alza o localización de sus
21
Marta Santarén Rosell
presentaciones. Sin olvidar sus implicaciones socio-.políticas, la psicosis, no es
sólo relevante por sus términos cuantitativos, sino que también lo es por los
efectos que tiene a múltiples esferas. Las características sintomáticas del cuadro, la
forma en que dialoga con la cultura, su consideración como el «paradigma de la
locura», y el impacto que tiene sobre el entorno socio-cultural, evidencian dicha
preocupación pública
Un trastorno clínico también debe afectar a la salud pública cuando se
identifican intervenciones eficaces; es decir, medidas con impacto trascendental
sobre la incidencia, la prevalencia, la evolución o el pronóstico del trastorno o su
sintomatología. En referencia a esta cuestión, cabe destacar que el inicio del
tratamiento no suele coincidir con el debut de la misma; de hecho, lo más
frecuente es que medie un periodo de dos a cuatro años evolución (Häfner, Löffler,
Maurer, Hambrecht, y An der Heiden, 1999). Este retraso suele traer como
consecuencia una recuperación más lenta e incompleta, aumento de la
comorbilidad (depresión, consumo de drogas, suicidio, etcétera), deterioro de las
relaciones sociales y familiares y peor pronóstico a largo plazo. Además algunos
autores afirman que las limitaciones en la efectividad de las actuales modalidades
de tratamiento e incluso la misma cronicidad de la psicosis, son el resultado lógico
del fallo en la aplicación de las intervenciones en los inicios de la misma
(Johannessen, 2001).
Esta demora en el tratamiento abarca dos momentos: a) desde los primeros
síntomas del trastorno hasta el inicio de la psicosis o periodo de duración de la
enfermedad sin tratar, y b) desde el inicio de la psicosis ya manifiesta hasta el
comienzo del tratamiento o periodo de duración de la psicosis sin tratar
(McGlashan, 1998). La evolución del trastorno psicológico, y su demora en el
tratamiento, precipitarían fracaso escolar y laboral, autoagresiones y otras
conductas delictivas. Esta “toxicidad psicológica” limitaría el nivel de
recuperación del trastorno, aunque se dispusiese de un tratamiento eficaz y
aplicado tras la aparición de un primer episodio (McGorry, Yung, y Phillips,
2001). Por lo tanto, resulta una necesidad evidente detectar el trastorno con
celeridad, para el diseño de un adecuado tratamiento profiláctico. La prevención y
22
Capítulo 1. El estudio de la vulnerabilidad a la psicosis
detección temprana de este tipo de trastornos ha pasado a constituir en la una
prioridad en materia de salud mental por parte de las autoridades sanitarias.Son
necesarios marcadores patognomónicos o de riesgo específicos que puedan
utilizarse con certeza como indicadores de pronóstico de la presencia o no de un
cuadro psicótico.
Dos son los elementos que requiere la intervención de la psicosis:
detección temprana y aplicación específica y eficaz en la fase inicial del trastorno.
Ambos pueden añadirse a los cuidados estándar habituales o bien a través de
equipos especializados en intervención temprana (Marshall y Lockwood, 2005).
Por su parte, McGorry, Krstev, y Harrigan McGorry, Krstev, y Harrigan, 2000)
sostienen que independientemente de la modalidad de intervención por la que se
opte, los tratamientos psicológicos deben estar basados en teorías clínicamente
evaluables, y ser altamente compatibles con los modelos biológicos de
vulnerabilidad al trastorno. Para detectar precozmente la predisposición a la
esquizofrenia o a quienes padecen el trastorno se han realizado tres tipos de
procedimientos: estudios de primer episodio, estudios de pródromos («alto riesgo
clínico») y estudios de «alto riesgo» (genético y/o psicométrico).
La presente tesis doctoral se enmarca en el paradigma de «alto riesgo
psicométrico» (Lenzenweger, 1994) que consigue identificar, mediante pruebas
psicométricas a personas con mayor probabilidad de desarrollar trastornos del
espectro esquizofrénico y persigue la implementación de tratamientos psicológicos
y/o
farmacológicos
adecuados.
Las
investigaciones
constatan
mayor
vulnerabilidad a la transición a la psicosis para este grupo de personas
(Dominguez, Saka, Lieb, Wittchen, y van Os, 2010; Dominguez, Wichers, Lieb,
Wittchen, y van Os, 2011; Gooding, Tallent, y Matts, 2005; Poulton et al., 2000;
Welham et al., 2009; Werbeloff et al., 2012). Del mismo modo, la utilización de
este tipo de autoinformes permite, en comparación con otras técnicas como la
neuroimagen, una administración rápida, eficaz y no invasiva, lo que facilita tanto
la corrección como la interpretación (Gooding, et al., 2005; Kwapil, Barrantes
Vidal, y Silvia, 2008). Esta aproximación al estudio de la vulnerabilidad a la
23
Marta Santarén Rosell
psicosis soslaya, los efectos de confundido frecuentemente asociados a los
pacientes con esquizofrenia como la medicación o la estigmatización.
1.2. Relaciones entre esquizofrenia y esquizotipia: tradiciones
clínica y de la personalidad
A lo largo de los últimos años, la investigación de las relaciones entre
personalidad y esquizofrenia se han basado en dos hipótesis (Álvarez-López,
Gutiérrez Maldonado, y Pueyo, 2006):
a) Tradición clínica: los rasgos de la personalidad son concebidos como
precursores; es decir, como conductas o síntomas que preceden al
trastorno, siendo expresiones subyacentes pero en un estadio de
desarrollo precoz.
b) Tradición psicológica: los rasgos de la personalidad son entendidos
como factores de vulnerabilidad; es decir, como una forma de
predisposición específica y no como una manifestación de la
esquizofrenia.
Así, algunos autores prefieren considerar la personalidad o determinados
rasgos de la misma como un componente modulador del riesgo para el desarrollo
de su expresión clínica, mientras que otros la consideran como un trastorno previo
y necesario. De hecho, en el propio Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales –DSM- (American Psychiatric Association, 1994) se
reconoce que «no está claro si estos trastornos de la personalidad son simples
síntomas de la esquizofrenia o si constituyen un trastorno distinto previo» (p. 285).
En la actualidad, estas dos tradiciones de investigación antes que independientes se
consideran como paradigmas complementarios. En cualquier caso, los rasgos de la
personalidad esquizotípicos confieren un riesgo latente a la psicosis y se
encuentran presentes en las fases previas del cuadro clínico.
24
Capítulo 1. El estudio de la vulnerabilidad a la psicosis
Desde la tradición clínica, el psicólogo Paul Meehl propuso en el año 1962
una reformulación del modelo de Rado (1953) acerca de las relaciones entre
esquizotipia y esquizofrenia; ambos, consideran la esquizofrenia como un conjunto
de trastornos que va desde los más leves a los más graves. Meehl (1962, 1990)
propone el modelo de esquizotaxia-esquizotipia-esquizofrenia, según el cual la
esquizofrenia sería un trastorno de origen genético causado por un esquizogen.
Dicho defecto genético daría lugar a la esquizotaxia, condición de vulnerabilidad
latente a la esquizofrenia que antes motivaría la esquizotipia. Según este modelo,
la esquizotipia, en tanto que organización latente de la personalidad, sería una
condición insuficiente para el desarrollo de la esquizofrenia, siendo necesaria la
acción combinada de estresores ambientales y/o potenciadores poligénicos, como
por ejemplo la introversión, para conducir a un cuadro psicótico. Desde este punto
de vista, la esquizofrenia no sería considerada como una obligada consecuencia de
la esquizotipia y, al mismo tiempo, la esquizotipia sería una posible consecuencia
de la esquizotaxia aunque no necesariamente. Meehl defiende una alteración
categorial de la personalidad a la que se atribuyen vínculos estrechos con la
esquizofrenia. En este modelo, es interesante la propuesta de indicadores
experimentales y clínicos de riesgo para los trastornos del espectro esquizofrénico,
lo que permitiría diseñar estrategias de prevención e intervención precoces como
medidas de laboratorio, enfoques clínicos o estudios biológicos.
Por otro lado, y desde una tradición psicológica, el origen de las relaciones
entre personalidad y las psicosis se encuentra en la obra de Kretschmer (1925).
Este autor propone una aproximación biológica a la naturaleza de la personalidad,
estableciendo una tipología temperamental cuya exacerbación llevaría a la
psicopatología. Eysenck (1992) reformuló el planteamiento inicial de Kretschmer,
considerando al
Psicoticismo como una dimensión de la personalidad
estrechamente asociada con la tendencia a mostrar comportamientos, emociones,
pensamientos y síntomas propios de las psicosis. El Psicoticismo se definió como
un rasgo temperamental latente, subyacente y común al conjunto de las psicosis,
que se extiende más allá de los estados psicóticos y que puede ser evaluado en la
población general. De ese modo, la inclusión del Psicoticismo en la estructura de
25
Marta Santarén Rosell
personalidad reforzó la hipótesis de la continuidad entre ‘salud’ y ‘enfermedad’ en
el espectro de la patología psicótica.
La influencia de Eysenck ha sido decisiva para los trabajos de otros autores
europeos como Gordon Claridge, cuyas investigaciones han ido en la línea de
definir y evaluar la esquizotipia desde un enfoque personológico y dimensional.
Este autor propone dos posibles relaciones, continua o cuasi-continua, entre los
síntomas y el trastorno (Claridge, 1997). En la primera conceptualización, la
transición a los síntomas de la psicosis es lineal, sin discontinuidad; en la segunda,
existe una variación continua normal, que representa un rango no sintomático y un
umbral crítico a partir del cual el riesgo de complicaciones aumenta de forma
exponencial (Figura.1). Este segundo enfoque se considera la más probable en la
psicosis, correspondiendo a una relación «continuo-umbral»; en este caso, la
necesidad de recibir atención profesional se produce cuando la intensidad de los
síntomas sobrepasa cierto «valor crítico».
Figura 1. Comparación entre el modelo cuasi-dimensional y el modelo totalmente
dimensional de la esquizotipia (tomado de Claridge, 1997).
ESQUIZOFRENIA
TRASTORNO DE
PERSONALIDAD
ESQUIZOTÍPICO
ESPECTRO
ESQUIZOFRÉNICO
Disposición genética/ ambiente
ESQUIZOTIPIA
Rasgos de Personalidad
Estilo Cognitivo (¿Creatividad?)
Tipo de sistema nervioso
26
Variación genética
C
U
A
S
I
/
D
I
M
E
N
S
I
O
N
A
L
T
O
T
A
L
M
E
N
T
E
/
D
I
M
E
N
S
I
O
N
A
L
Capítulo 1. El estudio de la vulnerabilidad a la psicosis
En ese sentido, se observa un súbito aumento no lineal de la psicopatología
cuando una persona, estando expuesta a factores de riesgo de escasa intensidad
(con tamaño del efecto pequeño), interactúa con factores de riesgo adicionales más
potentes o con mayor tamaño del efecto.
El punto de vista cuasi-dimensional corresponde a una interpretación más
restringida, puesto que se refiere únicamente a aquella fracción del continuo
ubicada dentro de la enfermedad. En parte, la visión cuasi-dimensional de Clarigde
(1997) de la esquizotipia correspondería a la propuesta por Meehl (1962), al ser
considerada una noción taxonómica discreta donde la esquizotipia corresponde a
una «forma frustre» de la esquizofrenia.
En el enfoque totalmente-dimensional, la dimensionalidad se interpreta de
forma más amplia. La esquizotipia comprendería un conjunto de rasgos de la
personalidad, siendo sólo bajo circunstancias desfavorables cuando éstos se
traducen a síntomas de psicopatología a lo largo del espectro de gravedad. La
existencia de estados ‘ligeros’ o ‘menores’ en la distribución del continuo
esquizotípico sugiere un factor de riesgo o desorden clínico antes que una «forma
frustre» del trastorno. En otras palabras, las experiencias esquizotípicas se
definirían como un conjunto de síntomas similares a los de pacientes
esquizofrénicos, presentes en población general, que se distribuyen a lo largo de
un continuum de gravedad, en cuya parte más extrema se situaría la psicosis (van
Os, Linscott, Myin-Germeys, Delespaul, y Krabbendam, 2009). Este tipo de
aproximación dimensional trata de clasificar los síntomas, no a los pacientes. Estas
dimensiones de personalidad no son excluyentes sino aditivas, combinándose en
cada persona individualmente y afectando de forma interactiva a la expresión
comportamental; así, cada paciente resulta prácticamente único y su resultado se
deberá, sin duda, a una determinada conjunción de factores biopsicosociales.
De lo expuesto anteriormente, es importante resaltar dos cuestiones para
una detección e intervención temprana de la psicosis (Vallina Fernández, Lemos
Giráldez, y Fernández Iglesias, 2006):
27
Marta Santarén Rosell
1) La posición del individuo en el continuo de factores de riesgo.
2) Las variables que determinan la transición a la sintomatología psicótica.
Dos personas situadas en el mismo nivel de síntomas psicóticos podrían
diferenciarse en su capacidad para el auto-manejo de los síntomas, en el deterioro
funcional o en la necesidad de ayuda, pudiendo ser éstas características variables
críticas en la transición a la psicosis clínica. En otras palabras, una característica de
la personalidad considerada ‘normal’, en combinación con una vulnerabilidad de
reacción a factores de naturaleza diversa (ambientales, fisiológicos…), podría dar
lugar a trastornos mentales severos (Álvarez-López, et al., 2006). Así pues,
determinadas características de la personalidad en general mostrarían flexibilidad
adaptativa en respuesta a determinadas demandas ambientales, mientras que las
personas con trastornos mostrarían un patrón rígido y desadaptativo ante las
mismas. De ello, se podría deducir que determinadas características de la
personalidad podrían funcionar como factores de riesgo a determinadas
psicopatologías, en una interacción no sólo en términos de presencia/ausencia de
sintomatología, sino en la flexibilidad comportamental mostrada ante las
exigencias ambientales.
En conclusión, al atender al desafío de una rápida detección de la
sintomatología psicótica en sus fases iniciales, junto con una posterior intervención
eficaz y la posibilidad de la mejora del pronóstico del trastorno así como una
recuperación más rápida en el caso de aparición, se traza un complejo objetivo:
hallar un perfil de alteraciones similar al de los pacientes en población no afectada,
pero con rasgos característicos de los distintos epifenómenos del síndrome
psicótico. De ese modo, estos perfiles de alteraciones podrían considerarse como
marcadores de vulnerabilidad, lo que facilitaría las tareas de detección, tratamiento
y prevención de los trastornos del espectro psicótico, con los beneficios
secundarios en torno al tiempo de hospitalización y el impacto en las esferas
familiar, personal y de funcionamiento social que estos trastornos acarrean.
28
Capítulo 1. El estudio de la vulnerabilidad a la psicosis
1.3. Los modelos de vulnerabilidad y neurodesarrollo a la psicosis
En los últimos veinticinco años se han realizado grandes avances en el
campo de las neurociencias, de la ciencia cognitiva y de la epidemiología;
asimismo, las técnicas de neuroimagen han mejorado considerablemente. Estos
progresos han permitido profundizar en las posibles causas de la esquizofrenia y
de sus trastornos relacionados. Del mismo modo, han sido propuestos numerosos
modelos para explicar el origen de la psicosis. Estos modelos etiológicos abordan
desde alteraciones, por ejemplo en algunos de los sistemas de neurotransmisión y
en el flujo sanguíneo cerebral, y malformaciones, por ejemplo en estructuras
cerebrales como los ventrículos laterales, hasta las relaciones patológicas de
comunicación entre los miembros de la familia o el procesamiento distorsionado
de la realidad.
Este apartado centra en aquellos modelos explicativos de la psicosis que,
con gran aceptación en la literatura internacional actual, esclarecen la etiología del
cuadro psicótico: el modelo de vulnerabilidad de Meehl, el modelo de
vulnerabilidad de Zubin y Spring, los modelos del neurodesarrollo temprano y
tardío y el modelo Biopsicosocial de Raine.
1.3.1. Modelo de vulnerabilidad de Meehl
El modelo de vulnerabilidad a la esquizofrenia propuesto por
Meehl
(1962), así como sus posteriores revisiones (Meehl, 1989, 1990) es muy valorado
en la literatura actual. De hecho, la teoría de la esquizotaxia de Meehl ha influido
claramente en la visión de la esquizofrenia y de la psicopatología en general,
considerando la importancia de las interacciones entre los aspectos genéticos y
ambientales en una época donde aún nadie las contemplaba (Lenzenweger, 2006a).
Como se apuntó, para Meehl la vulnerabilidad es una entidad de naturaleza
esencialmente dicotómica, siendo una condición sine qua non para el posterior
desarrollo de la esquizofrenia. De este modo, sólo desarrollarán esquizofrenia
aquellas personas que presenten una vulnerabilidad genética a la misma
29
Marta Santarén Rosell
(esquizotaxia) además del efecto combinado de potenciadores poligénicos y
factores de aprendizaje social; por el contrario, aquellas personas que no presenten
dicha vulnerabilidad genética a la esquizofrenia, independientemente del efecto o
el papel factores externos, no desarrollarán la sintomatología esquizofrénica. La
esquizotaxia representaría tanto una condición clínicamente significativa (déficit
neuropsicológicos, alteraciones comportamentales) como un indicador de
vulnerabilidad a la psicosis, y sería la condición biológica que podría dar lugar a
una organización latente de la personalidad denominada esquizotipia; así, desde
este modelo, la esquizotipia sería una consecuencia, aunque no necesariamente, de
la esquizotaxia.
Cabe mencionar que la esquizotipia no se corresponde con los criterios del
«Trastorno de personalidad esquizotípica» formulados desde los sistemas
clasificatorios internacionales (Lenzenweger, 2006a). Un individuo con una
organización latente de la personalidad como la esquizotipia sería considerado un
esquizotipo (schizotype); sólo un reducido porcentaje de ellos desarrollarán
esquizofrenia, si bien el resto también podrían mostrar su vulnerabilidad a la
misma través de un funcionamiento psicológico o psicobiológico deficitario como,
por ejemplo, alteraciones en atención o en funciones cognitivas. Los esquizotipos
se identificarían a partir de tres métodos, también considerados indicadores de
vulnerabilidad a la esquizofrenia: estudios biológico/familiares, enfoques clínicos
(p. ej. criterios diagnósticos del trastorno de la personalidad esquizotípica) y/o
medidas de laboratorio como tareas de atención sostenida o instrumentos de
medida psicométricos (Lenzenweger, 2006b). Lo cierto es que el estudio de la
esquizotipia permite investigar los marcadores de riesgo de vulnerabilidad a la
esquizofrenia y, posiblemente, mejorar las estrategias de prevención e intervención
temprana en la psicosis.
1.3.2. Modelo de vulnerabilidad-estrés de Zubin y Spring
Los modelos de vulnerabilidad a la esquizofrenia, para explicar y
comprender las causas que operan en su génesis, se centran en las relaciones entre
30
Capítulo 1. El estudio de la vulnerabilidad a la psicosis
los factores genéticos y ambientales. Los modelos de vulnerabilidad-estrés son
modelos heurísticos que armonizan el carácter estable de la vulnerabilidad con la
eventual modificación de las experiencias de aprendizaje. Probablemente, muchos
trastornos, y más en concreto la esquizofrenia, sean el resultado de una compleja
interacción de la acción combinada y/o aditiva de múltiples genes y estímulos
ambientales (Tsuang, Stone, y Faraone, 2001).
Antes de comenzar, es necesario matizar los términos «vulnerabilidad» y
«riesgo», los cuales han sido utilizados indistintamente. La vulnerabilidad se
refiere a los posibles mecanismos causales que actúan en la aparición del trastorno,
mientras que el término «riesgo» refiere a las variables descriptivas empíricamente
relacionadas con una alta probabilidad de experimentar un trastorno (Ingram y
Luxton, 2005; Lemos-Giráldez, 2003).
El modelo de vulnerabilidad-estrés propuesto por Zubin y Spring (1977),
también es conocido como «modelo umbral» (Ingram y Luxton, 2005). Los
modelos de vulnerabilidad-estrés priorizan los eventos ambientales cercanos
temporalmente al desarrollo de la esquizofrenia, si bien también consideran que el
estrés puede jugar un papel importante tanto en fases próximas a la transición a la
esquizofrenia como en las más distales. El modelo de vulnerabilidad alude a
determinados rasgos biológicos permanentes de origen genético, que confieren una
determinada predisposición a un trastorno psicológico o enfermedad (LemosGiráldez, 2003) (Figura 2). En sentido amplio, la vulnerabilidad apunta hacia una
condición necesaria, estable, interna o endógena, generalmente no observable y
antecedente para el desarrollo de un trastorno psicológico o biológico. Esta
condición de rasgo, y no de estado, puede ser atenuada o disminuida por diversos
factores psicosociales y neuroquímicos. Por un lado, se contemplan factores
genéticos (Gottesman, 1991; Gottesman y Erlenmeyer-Kimling, 2001; Gottesman
y Shields, 1982) y metabólicos, como los niveles de antioxidantes, enfermedades
médicas, alteraciones en el sistema límbico…(Jones, Cardno, Sanders, Owen, y
Williams, 2001; Olin y Mednick, 1996; Osby, Correia, Brandt, Ekbom, y Sparén,
2000). Por otro lado, la diátesis es considerada una variable continua que se puede
31
Marta Santarén Rosell
manifestar en distintos grados de intensidad, y que a su vez se encuentra inmersa
dentro de un marco de continua interacción con factores ambientales.
Figura 2. Modelo de diátesis-estrés dentro del continuo de vulnerabilidad (Lemos-Giráldez,
2003).
El continuo diátesis-estrés:
Cuanto mayor es el grado de vulnerabilidad, menor nivel de estrés se requiere
para el desarrollo de un trastorno
Extremo
Trastorno
grave
Trastorno
leve
Umbral para el trastorno
Nivel de
Estrés
MAL
BIEN
Trastorno
leve
Bajo
Resistente
Vulnerable
Continuo de vulnerabilidad
Los factores ambientales se refieren a un conjunto heterogéneo de
variables: acontecimientos infantiles traumáticos, consumo de cannabis, aspectos
socio-culturales como pautas de socialización…. Esos factores ambientales y
sociales son considerados en la etiología de la esquizofrenia (Boydell, Van Os, y
Murray, 2004), siendo mecanismos desencadenadores para algunos autores en el
desarrollo de la misma (Myin-Germeys y van Os, 2007). Por ejemplo, estudios
epidemiológicos demuestran que el estrés urbano incrementa el riesgo de
desarrollar psicosis (van Os, Hanssen, Bijl, y Vollebergh, 2001), especialmente en
individuos con vulnerabilidad. Los eventos traumáticos ocurridos durante la
infancia, la victimización o el consumo de cannabis también se asocian con un
incremento en la sintomatología clínica y subclínica de la esquizofrenia (Read, van
Os, Morrison, y Ross, 2005; Scott, Chant, Andrews, Martin, y McGrath, 2007;
Semple, McIntosh, y Lawrie, 2005; Spauwen, Krabbendam, Lieb, Wittchen, y van
Os, 2006). Por otro lado, otros estudios sobre la vulnerabilidad a estos trastornos
32
Capítulo 1. El estudio de la vulnerabilidad a la psicosis
ha investigado el papel de variables sociodemográficas como la edad, el sexo, la
profesión, el estado civil, la etnia, las situaciones de migración, el nivel educativo
y el estatus socioeconómico (Barnes et al., 2000; Bourque, van der Ven, y Malla,
2010; Edwards, Maude, McGorry, Harrigan, y Cocks, 1998; Fearon et al., 2006;
Larsen, Johannessen, y Opjordsmoen, 1998; Mallett, Leff, Bhugra, Pang, y Zhao,
2002). La revisión de la literatura también aporta evidencias a favor de la
existencia de otros factores considerados de riesgo más psicosociales como la
emoción expresada (EE) de la familia (Feldmann, Hornung, Buchkremer, y Arolt,
2001; Leff, Kuipers, Berkowitz, y Sturgeon, 1985) y los apoyos sociales (Yung y
McGorry, 1996).
Aparte del indudable peso de la vulnerabilidad, los factores ambientales y
su continua interrelación para causar la psicosis, es necesario advertir que las
interacciones entre vulnerabilidad y estrés cambian con el tiempo. En este sentido,
el estrés puede presentarse tanto en las fases iniciales del desarrollo intrauterino
como en los periodos de la adolescencia más cercanos a la fase prepsicótica. Dicha
interacción genética-ambiental manifiesta la gran complejidad de la naturaleza de
los trastornos psicóticos, donde todavía es necesario establecer cómo se producen
las interacciones (Tsuang, Bar, Stone, y Faraone, 2004).
1.3.3. Modelos del neurodesarrollo
Diversos trabajos sugieren que la esquizofrenia es un trastorno que puede
tener su origen en una lesión cerebral ocurrida en las fases tempranas de la vida (p.
ej., periodo perinatal). Este conjunto de hipótesis, conocidas como «teorías o
modelos del neurodesarrollo» es, tal vez, una de las hipótesis más aceptada y
atractiva para explicar la etiología de la esquizofrenia y trastornos relacionados
(Bearden, Meyer, Loewy, Niendan, y Cannon, 2006). Sin duda, los modelos del
neurodesarrollo han provocado un incremento en la investigación, desarrollándose
una ingente cantidad de datos al respecto. Los modelos del neurodesarrollo
expuestos a continuación, aun partiendo de una explicación que atiende a la
arquitectura cerebral de los pacientes con esquizofrenia, difieren en el momento en
33
Marta Santarén Rosell
que aparecen alteraciones en su desarrollo. En este sentido, dentro de los modelos
del desarrollo se pueden considerar dos tipos, a saber: los modelos del
neurodesarrollo temprano y los modelos del neurodesarrollo tardío.
MODELO DEL NEURODESARROLLO TEMPRANO
La teoría de neurodesarrollo surge en Inglaterra y EEUU bajo la mano de
Murray y Weinberger (Murray y Lewis, 1987; Weinberger, 1987); como bien
indican Obiols, Subirá y Barrantes (1998), su formulación más simplista sería que
«el cerebro del futuro esquizofrénico sufre una alteración estructural en algún
momento del desarrollo autónomo-funcional que será determinante para la
posterior aparición del cuadro clínico» (p. 107). Según este modelo, las posibles
alteraciones en etapas tempranas del neurodesarrollo (periodo intrauterino,
prenatal o perinatal) serán los responsables de un desarrollo cerebral deficitario.
Esta alteración precoz, permanecería latente hasta su eclosión en la edad adulta.
Dicha alteración podría ser secundaria tanto a factores genéticos, como
ambientales, así como a una combinación de ambos. Si el modelo del
neurodesarrollo es cierto, los individuos que desarrollarán la esquizofrenia
presentarían algún tipo de alteración motórica, cognitiva o comportamental, que
permita evaluar y detectar a estos sujetos antes de manifestarse el síndrome
esquizofrénico (Obiols y Vicens-Vilanova, 2003). El excesivo tiempo transcurrido
desde estas alteraciones y el diagnóstico de la esquizofrenia, así como el carácter
progresivo constatado por estudios de neuroimagen funcional (DeLisi et al., 1997;
Gur et al., 1998; Lieberman et al., 2001), han llevado a considerar un tipo de
modelo de neurodesarrollo tardío (Broome et al., 2005).
MODELO DEL NEURODESARROLLO TARDÍO
La hipótesis del neurodesarrollo tardío considera que los cambios
maduracionales (hormonales) de la adolescencia juegan un rol importante en el
desarrollo de la vulnerabilidad a la esquizofrenia y en su expresión fenotípica. De
hecho, la adolescencia es una etapa con grandes cambios a nivel madurativo,
cerebral, cognitivo, personal y de formación de identidad, considerada de especial
34
Capítulo 1. El estudio de la vulnerabilidad a la psicosis
riesgo para el desarrollo de la esquizofrenia (Cannon, 2005; Harrop y Trower,
2003; Walker, 2002). Además, la adolescencia es una época cercana
temporalmente al desarrollo del trastorno psicótico. A nivel del neurodesarrollo, se
provoca un incremento de las secreciones hormonales, poda sináptica, crecimiento
del cuerpo calloso, pérdida de materia gris y refinamiento de las conexiones
neuronales en los lóbulos frontales (Walker, 2002); mientras que, a nivel de
formación de la identidad y de roles sociales, se producen cambios en sus
relaciones con el grupo de pares o su progresiva independencia familiar (Bentall,
Fernyhough, Morrison, Lewis, y Corcoran, 2007; Harrop y Trower, 2003).
Asimismo, algunos autores han incorporado, en modelos más integradores,
tanto los aspectos del neurodesarrollo tardío como temprano, así como los posibles
factores involucrados en el resultado del fenotipo psicótico (Bearden, et al., 2006;
Cannon et al., 2003; Lewis y Levitt, 2002). Por ejemplo, Cannon y colaboradores
(2003) proponen un modelo conceptual para explicar las posibles causas e
influencia del tiempo en la expresión de la esquizofrenia. El modelo se vertebra en
dos ejes dimensionales independientes: un continuo genético-ambiental y un
continuo de expresión maduracional temprano-tardía; igualmente, se tienen
presentes factores destacados por la literatura dentro de estos dos ejes (p. ej.,
hipoxia). En suma, este modelo heurístico intenta armonizar tanto las interacciones
genético-ambientales como el papel que desempeña el tiempo en la expresión
temprana o tardía del fenotipo esquizofrénico.
1.3.4. Modelo biopsicosocial de Raine: conceptualización de la
esquizotipia desde el neurodesarrollo
En una excelente revisión, Raine (2006) ha formulado un modelo
biopsicosocial para explicar los hallazgos encontrados en el campo de la
personalidad esquizotípica y de la esquizotipia. Este modelo postula dos tipos de
esquizotipia con etiologías diferentes: la neuro-esquizotipia y la pseudoesquizotipia. La diferenciación entre ambas sería una cuestión más bien relativa
que absoluta (Tabla 1).
35
Marta Santarén Rosell
Tabla 1. Modelo Biopsicosocial de Raine (2006)
Variable
Neuro-esquizotipia
Pseudo-esquizotipia
Origen preferentemente
Genético
Psicosocial
Historia familiar
Adversidad psicosocial
Inicio
Temprano
Temprano o tardío
Rasgos predominantes
InterpersonalDesorganizado
Cognitivo-Perceptivas
Tratamiento preferente
Psicofarmacológico
Psicológico
Adversidades psicológicas
No necesariamente
Si, postnatal y
psicosocial
Riesgo para la
esquizofrenia
Si
No
Identificación a través de
Marcadores
neuroevolutivos
Autoinformes
Fluctuación en el tiempo
Estable
Inestable
La neuro-esquizotipia tendría su origen sobre todo en procesos genéticos,
del neurodesarrollo y neurobiológicos, predominando rasgos de tipo interpersonal
y desorganización cognitiva; de ese modo, no estaría asociada con adversidad
ambiental y presentaría mayor estabilidad temporal; por ello, respondería mejor a
tratamiento de tipo psicofarmacológico y sería un claro marcador de riesgo para la
esquizofrenia. En cambio, en la pseudo-esquizotipia las influencias ambientales
tendrían un papel más preponderante, tanto las ocurridas durante el periodo
postnatal como las influencias psicosociales de otro tipo (p. ej., abuso sexual,
discriminación o problemas de relación); al predominar rasgos de tipo cognitivoperceptivos, que no son necesariamente un factor de riesgo, la esquizofrenia
mostraría mayor fluctuación temporal y respondería mejor a tratamientos de tipo
psicológico.
36
Capítulo 1. El estudio de la vulnerabilidad a la psicosis
Según Raine (2006), los individuos con marcadores del neurodesarrollo o
con una historia familiar de esquizofrenia se englobarían en la neuro-esquizotipia,
mientras que aquellos con puntuaciones elevadas en la evaluación de los rasgos de
personalidad esquizotípica serían considerados dentro de la pseudo-esquizotipia.
Paralelamente, otros autores también han intentado integrar la esquizotipia dentro
del modelo del neurodesarrollo, correspondiéndose en cierta medida con el
concepto de neuro-esquizotipia propuesto por Raine (2006). Para Lewandowski y
colaboradores (2006) y Kwapil y colaboradores
(2008), la vulnerabilidad
neuroevolutiva a la esquizofrenia se expresaría a lo largo de un continuo de
adaptación, al cual denominan esquizotipia; ésta se debería a algún proceso
defectuoso en la maduración neuronal o cerebral. Se hipotetiza que tanto los
individuos esquizotípicos como los pacientes con esquizofrenia presentarían un
mismo camino de vulnerabilidad neuroevolutiva a la esquizofrenia. Por ello, los
individuos esquizotípicos, aunque no desarrollen el cuadro clínico, sí podrían
presentar síntomas similares a los pacientes con esquizofrenia así como déficits
cognitivos, neuroconductuales y de funcionamiento social, que serían claros
indicativos de su vulnerabilidad o de su estado mental de riesgo. En la figura 3 se
contemplan los factores comentados a lo largo de este apartado implicados en la
vulnerabilidad, aparición y curso de los síntomas piscóticos.
37
Marta Santarén Rosell
Figura 3. Esquema de la interacción de los factores de riesgo implicados en la génesis de los
trastornos del espectro esquizofrénico.
Modelo de vulnerabilidad a la psicosis
Predisposición genética
Anomalía en el neuro-desarrollo
Protectores
personales
Interacción
Protectores
ambientales
Estados intermedios
Factores personales
de vulnerabilidad
Deterioro
laboral
Síntomas
prodrómicos
Síntomas
psicóticos
Deterioro
social
Potenciadores y estresores ambientales
Periodo de remisión
Periodo prodrómico
Episodio
1.4. La esquizotipia: expresión, evaluación, multidimensionalidad
y correlatos clínicos
1.4.1. El fenotipo psicótico en la población general
Los criterios diagnósticos actuales consideran que la psicosis y trastornos
relacionados son un conjunto de cuadros de naturaleza discreta o categórica. No
obstante, estudios epidemiológicos recientes muestran que la prevalencia media
de los síntomas psicóticos atenuados autoinformados, tales como las experiencias
alucinatorias, el pensamiento mágico o las ideas delirantes, es mayor que la
encontrada en muestras clínicas y se sitúa en torno al 5-8% de la población
general (Fonseca-Pedrero et al., 2009; Nuevo et al., in press; Scott, Welham, et
al., 2008; van Os, et al., 2009). Concretamente, estudios epidemiológicos clásicos
(Eaton, Romanoski, Anthony, y Nestadt, 1991; Kendler, Gallagher, Abelson, y
38
Capítulo 1. El estudio de la vulnerabilidad a la psicosis
Kessler, 1996; Tien, 1991) y más recientes, encuentran que estos síntomas
pseudopsicóticos son un fenómeno psicológico bastante frecuente en muestras
comunitarias (Johns, Nazroo, Bebbington, y Kuipers, 2002; Mojtabai, 2006;
Scott, Chant, Andrews, y McGrath, 2006; Scott, Welham, et al., 2008; van Os,
Hanssen, Bijl, y Ravelli, 2000). Del mismo modo, dichas experiencias también se
han encontrado en pacientes de atención primaria (Olfson et al., 2002), en
pacientes psiquiátricos no psicóticos (Hanssen et al., 2003), en individuos de alto
riesgo genético (Johnstone, Ebmeier, Miller, Owen, y Lawrie, 2005) y clínico
(Lemos-Giráldez et al., 2009; Yung et al., 2006; Yung et al., 2003b), así como en
adolescentes no clínicos (Fonseca-Pedrero, Lemos-Giráldez, Paino, y SierraBaigrie, 2011; Fonseca-Pedrero, Lemos-Giráldez, Paino, Sierra-Baigrie, et al.,
2009; Horwood et al., 2008; Scott, Martin, Bor, et al., 2009).
Concretamente, en población adolescente se encuentran tasas ligeramente
superiores a las halladas en la adulta (Kelleher et al., 2012). Por ejemplo, Scott et
al. (2009), analizando una muestra de 1261 adolescentes australianos, hallaron
que el 8,4% de los mismos refería haber experimentado alguna experiencia
alucinatoria de tipo visual o auditivo en alguna ocasión. En España también ha
aumentando el interés por el estudio de los síntomas psicóticos subclínicos en la
población adolescente. Concretamente, Fonseca-Pedrero et al. (2009), utilizando
diez ítems del Cuestionario Oviedo para la Evaluación de la Esquizotipia
(ESQUIZO-Q) (Fonseca-Pedrero, Muñiz, Lemos-Giráldez, Paino, y VillazónGarcía, 2010) en una muestra de 1653 adolescentes, encontraron que entre el
2,7% y el 17,4% de los participantes informaba de algún tipo de experiencia
subclínica. En este mismo trabajo se analizaron, en una muestra de 4868
adolescentes no clínicos, dos ítems del YouthSelfReport (YSR) (Achenbach y
Edelbrock, 1987) que valoraban fenómenos alucinatorios auditivos y visuales.
Los resultados indicaron que entre un 11-12% de la muestra contestó
afirmativamente al menos a un ítem, y que el 5,2% manifestó haber
experimentado ambos fenómenos alucinatorios.
Por otro lado, estudios longitudinales independientes realizados en la
población general muestran que la presencia de estos síntomas subclínicos a
39
Marta Santarén Rosell
edades tempranas incrementa el riesgo futuro de desarrollar un trastorno del
espectro esquizofrénico (Dominguez, et al., 2010; Gooding, et al., 2005; Kaymaz
et al., 2012; Poulton, et al., 2000; Welham, et al., 2009; Werbeloff, et al., 2012);
además, predicen la aparición de experiencias delirantes en la etapa adulta (Scott,
Martin, Welham, et al., 2009). Asimismo, aumenta la probabilidad de transitar
hacia un cuadro clínico a medida que lo hace la persistencia temporal y
frecuencia de dichas experiencias, así como la exposición a factores ambientales
de riesgo (Cougnard et al., 2007; Dominguez, et al., 2011; Smeets et al., in press).
Estos datos apoyan la noción de que los síntomas psicóticos atenuados
representarían la expresión conductual de vulnerabilidad al trastorno psicótico en
la población general -alrededor del 10-20%- (van Os, et al., 2009). Más aún,
parece ser que las experiencias psicóticas atenuadas se encuentran moduladas por
los mismos factores de riesgo que se hallan cuando se estudian pacientes con
esquizofrenia. Por ejemplo, es conocido el impacto que tiene en la esquizofrenia
la urbanicidad, el desempleo o el trauma infantil; pues bien, estos mismos
factores de riesgo también se han asociado con los síntomas psicóticos atenuados
en miembros de la población general (Kelleher y Cannon, 2011).
La presencia de las experiencias cuasi-psicóticas en población no clínica,
unido a la presencia de los mismos factores de riesgo son datos a favor de la
validez de este constructo, y ponen de manifiesto que las fronteras del fenotipo
psicótico se extienden más allá de los límites tradicionales propuestos por los
sistemas clasificatorios internacionales, sugiriendo una continuidad entre el
fenotipo clínico y subclínico de la psicosis.
1.4.2. Evaluación y multidimensionalidad de la esquizotipia
La evaluación de la esquizotipia, o de la propensión a la psicosis, ha sido
un importante objetivo de investigación en los últimos cuarenta años. La mera
posibilidad de detectar, mediante autoinformes, a personas con una mayor
vulnerabilidad teórica a la psicosis ha desarrollado una amplia heterogeneidad de
autoinformes (Fonseca-Pedrero, Lemos-Giráldez, Paino, et al., 2011; Fonseca40
Capítulo 1. El estudio de la vulnerabilidad a la psicosis
Pedrero, Paino, et al., 2008). En la tabla1 2, se pueden observar aquellos
instrumentos de medida ampliamente utilizados en la literatura. En relación con la
diversidad de medidas utilizadas en la evaluación de los rasgos esquizotípicos,
aunque todos los autoinformes se engloben dentro de la evaluación de la
personalidad esquizotípica, o más genéricamente, de la propensión a la psicosis,
existen marcadas diferencias entre ellos. De hecho, parten de modelos teóricos
diferenciados; por ejemplo, mientras que el SPQ (Raine, 1991) parte del modelo
del DSM de la Asociación Americana de Psiquiatría (1994), las escalas de
esquizotipia de Wisconsin se sustentan en el modelo de teórico Meehl (1962) y el
TPSQ (Linscott y Knight, 2004) emplea un modelo mixto donde tiene en cuenta
tanto los criterios diagnósticos del DSM (1994) como el modelo de esquizotipiaesquizotaxia de Meehl. Lejos de ser una dificultad, está realidad es indicativa de
la riqueza conceptual y metodológica de esta área de investigación.
Como se mencionó, el estudio de la esquizotipia se enmarca dentro del
paradigma de «alto riesgo psicométrico» (Lenzenweger, 1994). Este método,
investiga a aquellos participantes con rasgos y características de riesgo al
desarrollo de esquizofrenia o a sus trastornos relacionados (McGorry, Yung, y
Phillips, 2003). Para ello, trata de identificar a personas que, por su perfil de
puntuaciones en determinados autoinformes, poseen una mayor vulnerabilidad
futura de transitar a trastornos del espectro esquizofrénico. La utilización de
autoinformes permite una serie de ventajas respecto a otros métodos de
evaluación, como las técnicas de neuroimagen, ya que es un método no invasivo,
de rápida aplicación y de más fácil administración, puntuación e interpretación
(Gooding, et al., 2005; Gooding, Tallent, y Matts, 2007; Kwapil, et al., 2008).
Como señala Gooding y colaboradores (2007), es posible que la estrategia del
alto riesgo psicométrico permita identificar a individuos de riesgo que no sean
detectados mediante el paradigma de alto riesgo genético.
41
Marta Santarén Rosell
Tabla 2. Instrumentos de medida para la valoración de la esquizotipia y constructos
relacionados (modificado de Fonseca-Pedrero, Paíno, et al., 2008).
Nombre de la escala
Perceptual Aberration Scale (PAS)
Physical Anhedonia Scale(PhA)
Social Anhedonia Scale(SA)
Revised Social Anhedonia Scale (RSAS)
Magical Ideation Scale(MIS)
Schizotypal Traits Questionnaire (STA)
Schizotypy Scale (VSS)
Schizotypal Personality Questionnaire
(SPQ)
Junior Schizotypy Scales (JSS)
Referencia
(Chapman, Chapman, y
Rawlin, 1978)
(Chapman, Chapman, y
Raulin, 1976)
(Chapman, et al., 1976)
(Eckblad, Chapman,
Chapman, y Mishlove,
1982)
(Eckblad y Chapman, 1983)
(Claridge y Broks, 1984)
(Venables, Wilkins,
Mitchell, Raine, y Bailes,
1990)
(Raine, 1991)
Nº
ítems
35
Formato
61
V/F
40
40
V/F
V/F
30
37
30
V/F
V/F
V/F
74
V/F
74
Sí/No
22
Sí/No
159
Sí/No
(Rawlings y MacFarlane,
1994)
(Raine y Benishay, 1995)
Schizotypal Personality QuestionnaireBrief (SPQ-B)
Oxford-Liverpool Inventory of Feelings (Mason, Claridge, y
and Experiences (O-LIFE)
Jackson, 1995)
Peters et al. DelusionsInventory (PDI) /21 (Peters, Joseph, Day, y
Garety, 2004)
Thinking and Perceptual Style
(Linscott y Knight, 2004)
Questionnaire (TPSQ)
Schizotypy Traits Questionnaire for
(Cyhlarova y Claridge,
children
2005)
Cuestionario Oviedo para la Evaluación de (Fonseca-Pedrero, Muñiz,
la Esquizotipia (ESQUIZO-Q)
et al., 2010)
V/F
21
Likert 5
99
Likert 5
37
Sí/No
51
Likert 5
Es digno de mención que el estudio de la esquizotipia mediante
instrumentos de medida sólo tiene sentido si es mensurable el constructo con
ciertas garantías psicométricas. La importancia de poseer instrumentos fiables,
para extraer adecuadas inferencias y decisiones a partir de los datos, se convierte
en una necesidad. Es incuestionable la importancia de detectar a participantes de
forma rápida, antes del desarrollo de un trastorno psicológico severo, de cara a la
implementación tanto de programas de prevención e intervención temprana como
de tratamientos profilácticos. Si no se disponen de datos psicométricos que avalen
la justificación de la herramienta en un contexto determinado (p.ej., ámbito
42
Capítulo 1. El estudio de la vulnerabilidad a la psicosis
académico) y para una población concreta (p.ej., adolescentes), las decisiones a
partir de las puntuaciones pueden ser erróneas e infundadas (p. ej., seleccionar a
un adolescente para una evaluación psicopatológica más exhaustiva). Asimismo,
si no se logra ‘capturar’ o ‘apresar’ el constructo en su esencia, por ejemplo
obviando una dimensión relevante como la anhedonia, puede afectarse tanto el
proceso de toma de decisiones como nuestra comprensión de tal constructo.
Un área de interés en la investigación actual es la evaluación de la
esquizotipia en la adolescencia, tanto de la población general como de alto riesgo
genético o clínico. Se trata de una etapa evolutiva que presenta gran diversidad de
problemas emocionales y comportamentales (Sandoval, Lemos, y Vallejo, 2006),
y constituye también un periodo de especial riesgo para el desarrollo de trastornos
del espectro esquizofrénico (American Psychiatric Association, 1994; Harrop y
Trower, 2003; Poulton, et al., 2000). Por ello, los investigadores también han
realizado grandes esfuerzos en la construcción y desarrollo de medidas
específicas para la evaluación de la personalidad esquizotípica en la adolescencia.
Valgan como claro ejemplo, el Cuestionario de Rasgos de Esquizotipia para niños
(STA for children) (Cyhlarova y Claridge, 2005), las Escalas Juveniles de
Esquizotipia (JSS) (Rawlings y MacFarlane, 1994) o el Cuestionario Oviedo para
la Evaluación de la Esquizotipia (ESQUIZO-Q) (Fonseca-Pedrero, Muñiz, et al.,
2010).
A partir de los instrumentos de medida, de los ítems y las subescalas que
los conforman, se puede analizar la estructura y contenido de la esquizotipia. El
estudio de la dimensionalidad de este constructo corre, sin duda, paralelo al
estudio factorial de los síntomas esquizofrénicos. Los análisis factoriales en
pacientes con esquizofrenia señalan que esta sintomatología parece ser un
constructo multifactorial (Lenzenweger y Dworkin, 1996; Liddle, 1987). Del
mismo modo, la esquizotipia se ha propuesto como una estructura
multidimensional (Kwapil y Barrantes-Vidal, in press). Los factores hallados,
tanto en la esquizofrenia como en la esquizotipia, muestran un claro paralelismo
fenotípico entre ambas; éste, puede indicar un mecanismo etiológico común
(Kwapil, et al., 2008), aunque no necesariamente (Venables y Rector, 2000).
43
Marta Santarén Rosell
Antes de comentar la dimensiones halladas en el estudio de la
esquizotipia, es necesario advertir que, hasta la fecha, los estudios factoriales
difieren en la composición muestral (clínica, no clínica, origen, sexo y edad),
número de participantes, cantidad e instrumentos de medida y análisis
psicométricos realizados. Esta realidad, reflejada en la Tabla 1.3, dificulta
gravemente su estricta comparación (Stefanis et al., 2004). Los numerosos
debates sobre la estructura de la personalidad esquizotípica, han buscado
determinar su naturaleza, número y estructura de sus dimensiones, aunque no han
logrado unanimidad. Los estudios factoriales todavía no presentan un dibujo
unificado respecto a la estructura subyacente; de hecho, el número de
dimensiones propuesto para explicar las diferencias individuales observadas en la
expresión fenotípica de la personalidad esquizotípica ha sido de dos (Kwapil, et
al., 2008), tres (Bora y Arabaci, 2009; Fonseca-Pedrero, Lemos-Giráldez, Paino,
Villazón-García, y Muñiz, 2009; Fonseca-Pedrero, Paíno, Lemos-Giráldez,
Sierra-Baigrie, y Muñiz, 2011; Fossati, Raine, Carretta, Leonardi, y Maffei, 2003;
Wuthrich y Bates, 2006), cuatro (Compton, Goulding, Bakeman, y McClureTone, 2009; Paino, Fonseca-Pedrero, Lemos-Giráldez, y Muñiz, 2008; Stefanis,
et al., 2004) o incluso cinco dimensiones (Chmielewski y Watson, 2008).
La mayoría de los
estudios factoriales
presenta una solución
tridimensional o tetradimensional, en donde las dimensiones Positiva (CognitivoPerceptual, Distorsión de la Realidad o Experiencias Perceptivas Inusuales) y
Negativa (Anhedonia, Anhedonia Introvertida o Déficits Interpersonales) han
sido ampliamente replicadas (Kwapil, et al., 2008) (Tabla 3). No obstante,
algunos autores señalan que el debate actual se centra en la tercera dimensión.
Los modelos tridimensionales proponen, además de las dimensiones Positiva y
Negativa, una dimensión de Desorganización (Cognitiva) (Fonseca-Pedrero,
Paíno, Lemos-Giráldez, Sierra-Baigrie, et al., 2011; Fossati, et al., 2003; Raine et
al., 1994), mientras que otros de No-Conformidad Impulsiva o Asocial (Mason y
Claridge, 2006). El modelo tridimensional o Desorganizado, propuesto por Raine
et al. (1994), y formado por los factores Cognitivo-Perceptual, Interpersonal, y
Desorganizado, es posiblemente el más replicado. En el caso de los modelos
44
Capítulo 1. El estudio de la vulnerabilidad a la psicosis
tetradimensionales,
se
propone
un
factor
Positivo
(Experiencias
Inusuales/Distorsión de Realidad), un factor Negativo (Anhedonia Introvertida),
un factor de Desorganización Cognitiva y un factor de No-Conformidad
Impulsiva (Mason y Claridge, 2006) o Paranoide (Stefanis, et al., 2004). La
dimensión Positiva, en ocasiones, suele disgregarse, apareciendo un factor de
Pensamiento Mágico o Creencias Aberrantes (Linscott y Knight, 2004; Paino, et
al., 2008; Rawlings, Claridge, y Freeman, 2001). Resultados similares se
encuentran cuando se examina la estructura factorial de la esquizotipia en
población adolescente.
La dimensión Positiva de la personalidad esquizotípica, también conocida
como Experiencias Perceptivas Extrañas o Distorsión de la Realidad, se refiere a
un funcionamiento excesivo o distorsionado de un proceso normal. Recoge
facetas relacionadas con las experiencias alucinatorias, la ideación paranoide, las
ideas de referencia y los trastornos del pensamiento. En cambio, el factor
Negativo, también conocido como Anhedonia o Déficit Interpersonal, se refiere a
la disminución en la conducta normal de un sujeto. En este factor se encuadran
facetas referidas a las dificultades para experimentar placer a nivel físico y social
(anhedonia), afecto aplanado, ausencia de amigos íntimos y dificultades en las
relaciones interpersonales. Por su parte, el factor Desorganización (Cognitiva)
describe problemas del pensamiento, lenguaje extraño o inusual y conducta
extraña. Finalmente, el factor No-Conformidad Impulsiva valora aspectos
relacionados con la rebeldía, la impulsividad y la extravagancia.
Tabla 3. Principales investigaciones sobre los estudios factoriales de la esquizotipia
Referencia
Nº de Factores
Escalas
Muestra
N; Media (DT)
(Cyhlarova et al.,
2005)
3 Experiencias Perceptuales
Inusuales
Ideación Paranoide/
Ansiedad Social
Pensamiento Mágico
3 Esquizotipia Positiva
Esquizotipia Negativa
Afecto Negativo
STA children
317; 13,3 años (1,2)
Adolescentes ingleses
PAS; MIS ;
PhA; RSAS ;
BDI; BAI
1258;19,4 años (3,7)
Universitarios americanos
(Lewandowski et
al., 2006)
45
Marta Santarén Rosell
(Aycicegi et al.,
2005)
2 Positivo
Negativo
(Mata et al., 2005) 3 Cognitivo-Perceptual
Interpersonal
Desorganización
(Badcock et al.,
3 Cognitivo-Perceptual
2006)
Interpersonal
Desorganización
(Wuthrich et al.,
3 Cognitivo-Perceptual
2006) (1)
Interpersonal
Desorganización
SPQ-B
SPQ-B
(1) 190; 20,3 años (1,8)
(2) 260; 18,7 años (1,2)
Universitarios turcos
americanos
477; 21,1/20,2 años
Universitarios españoles
SPQ
352; 39,9 años (10,9)
Adultos australianos
SPQ
558; 22,7 años (6,4)
Universitarios australianos
MIS; PAS
RSAS; SPQ
277; 21,7 años (5,3)
Universitarios australianos
SPQ-B
118; 46,2 años (12,2)
Familiares de primer grado
TPSQ
789; 19,7 años (1,6)
Estudiantes universitarios
españoles
PAS; MIS;
RSAS;
PhA
6137; 19,4 años (3,7)
Estudiantes universitarios
americanos
(Fonseca-Pedrero, 3 Positiva
Lemos-Giráldez,
Negativa
Paino, VillazónDesorganización
García, et al.,
2009)
(Bora y Arabaci, 3 Positiva
2009)
Negativa
Desorganización
SPQ-B
1683; 15,8 años(1,2)
Adolescentes españoles
SPQ
1024; 16-90 años
Población general de
Turquía
(Compton, et al.,
2009)
4 Positiva
Negativa
Desorganización
Paranoide
(Fonseca-Pedrero, 3 Distorsión de la Realidad
Negativa
Lemos-Giráldez,
Paíno, et al., 2011)
Desorganización Social
SPQ
825; 20,1 años (1,7)
Estudiantes universitarios
americanos
ESQUIZO-Q
1438; 15,9 años (1,2)
Adolescentes españoles
(Fonseca-Pedrero, 3 Positiva
Paíno, LemosNegativa
Giráldez, SierraDesorganización
Baigrie, et al.,
2011)
SPQ-B
1789; 17,1 años (2,9)
Adolescentes y
universitarios españoles
(Wuthrich et al.,
2006)(2)
(Compton et al.,
2007)
(Paino, et al.,
2008)
(Kwapil, et al.,
2008)
46
3 Cognitivo-Perceptual
Interpersonal
Desorganización
3 Cognitivo-Perceptual
Interpersonal
Desorganización
4 Procesamiento Aberrante
Paranoia Social
Anhedonia
Creencias Aberrantes
2 Positiva
Negativa
Capítulo 1. El estudio de la vulnerabilidad a la psicosis
Al igual que ocurre con la esquizofrenia (van Os y Kapur, 2009), la
expresión fenotípica de estas experiencias a nivel subclínico parece variar en
función del sexo y la edad (Kendler, et al., 1996; Kwapil, et al., 2008; Scott,
Welham, et al., 2008). En este sentido, frecuentemente las mujeres presentan
mayores puntuaciones en los denominados síntomas positivos de la personalidad
esquizotípica (p. ej. experiencias alucinatorias o pensamiento mágicos), mientras
que los varones muestran mayores puntuaciones en los síntomas negativos, afecto
aplanado y comportamiento raro (Bora y Arabaci, 2009; Fonseca-Pedrero,
Lemos-Giráldez, Muñiz, García-Cueto, y Campillo-Álvarez, 2008; Kwapil, et al.,
2008; Mason y Claridge, 2006; Miettunen y Jääskeläinen, 2010; Paino, et al.,
2008; Wuthrich y Bates, 2006). En relación con la edad, los participantes más
jóvenes suelen mostrar mayores puntuaciones en síntomas psicóticos atenuados
en comparación con los de mayor edad (Cyhlarova y Claridge, 2005; Fossati, et
al., 2003; van Os, et al., 2009); no obstante, trabajos que comparan
exclusivamente grupos de adolescentes no confirman estos hallazgos (FonsecaPedrero, Lemos-Giráldez, Paino, Villazón-García, et al., 2009; Scott, Martin, Bor,
et al., 2009), obteniéndose incluso resultados en dirección contraria (FonsecaPedrero, Lemos-Giráldez, et al., 2008).
En resumen, la esquizotipia es un concepto heterogéneo, de naturaleza
multidimensional, que puede ser medido con una amplia variedad de
instrumentos tanto en población adulta como adolescente. Asimismo, el
paradigma de «alto riesgo psicométrico» es considerado una estrategia viable y
válida para la detección temprana de individuos con propensión a la psicosis.
Como muestran los estudios de alto riesgo clínico (ultra alto riesgo), psicométrico
y genético (Álvarez-Moya, Barrantes-Vidal, Navarro, Subira, y Obiols, 2007;
Miller et al., 2002; Morrison et al., 2006), existe suficiente evidencia empírica
acumulada que pone de relieve el papel relevante de la rasgos esquizotípicos en la
predicción de este grupo de trastornos.
47
Marta Santarén Rosell
1.4.3. Esquizotipia y correlatos clínicos
La esquizofrenia y sus trastornos relacionados se han asociado con una
amplia variedad de correlatos clínicos, entre los que destacan la depresión y la
ansiedad (Achim et al., 2011; Horan, Blanchard, Clark, y Green, 2008b; Peralta y
Cuesta, 2009; van Os y Kapur, 2009). Al mismo tiempo, la esquizotipia ha sido
asociada con una amplia variedad de variables psicopatológicas como, por
ejemplo, la depresión (Armando et al., 2010; Lewandowski, et al., 2006; Stefanis
et al., 2002), la ansiedad -ansiedad social-, trastorno obsesivo compulsivo…
(Brown, Silvia, Myin-Germeys, Lewandowski, y Kwapil, 2008; Suhr, Spitznagel,
y Gunstad, 2006), ajuste social (Barrantes-Vidal, Lewandowski, y Kwapil, 2010)
o rasgos de los trastornos de la personalidad (Fonseca-Pedrero, Lemos-Giráldez,
Paino, y Muñiz, 2011). No obstante, y sin lugar a dudas, los síntomas depresivos
y ansiosos también se encuentran en estrecha relación con los rasgos
esquizotípicos, tanto en la población general adulta como adolescente. Como se
mencionó, la esquizotipia y la esquizofrenia se ubican en diferentes puntos de
gravedad dentro del mismo continuo; en consecuencia, son afectadas por los
mismos factores, ya sean estos de tinte biológico o psicopatológico (Kelleher y
Cannon, 2011).
El estudio de la relación entre la esquizofrenia, la esquizotipia y la
sintomatología depresiva ha sido debatido e investigado en los últimos años. La
relación entre los síntomas depresivos y los síntomas psicóticos (clínicos y
subclínicos) se puede manifestar a múltiples niveles: a) los pacientes con
esquizofrenia y sus familiares biológicos presentan tasas elevadas de
sintomatología depresiva en comparación con los controles (Baron y Gruen,
1991; Hanssen, et al., 2003; Keshavan, Diwadkar, Montrose, Rajarethinam, y
Sweeney, 2005); b) la sintomatología depresiva se halla presente en las fases
prodrómicas de individuos de riesgo de esquizofrenia, siendo un importante
predictor en la transición a la misma (Yung, et al., 2003b); c) estudios
longitudinales muestran que las puntuaciones elevadas en los autoinformes de
esquizotipia tienen mayor probabilidad futura de transitar hacia trastornos del
48
Capítulo 1. El estudio de la vulnerabilidad a la psicosis
estado de ánimo (Chapman, Chapman, Raulin, y Eckblad, 1994; Dhossche,
Ferdinand, Van der Ende, Hofstra, y Verhulst, 2002; Gooding, et al., 2005;
Verdoux, van Os, y Maurice-Tison, 1999); d) la transición a la esquizofrenia es
más común entre quienes acompañan las experiencias psicóticas con síntomas
depresivos que entre quienes no agregan problemas afectivos (Köhler et al., 2007;
Krabbendam et al., 2005); y e) las dimensiones de la esquizotipia se han
relacionado con la sintomatología depresiva tanto en población adolescente como
en adultos jóvenes no clínicos (Kwapil, et al., 2008; Lenzenweger y Loranger,
1989; Lewandowski, et al., 2006; Scott, Martin, et al., 2008; Wolfradt y Straube,
1998).
Particularmente en población adolescente, los síntomas psicóticos
atenuados y la sintomatología depresiva se encuentran frecuentemente asociados
(Scott, Martin, et al., 2008). Por ejemplo, Wolfrat y Straube (1998), examinando
la relación entre las dimensiones de la personalidad esquizotípica y la
sintomatología depresiva en una muestra de 1362 adolescentes alemanes,
encontraron que las correlaciones entre ambas oscilaban entre 0,37 y 0,50. En
este sentido, Lewandoski y colaboradores (2006), examinando una muestra de
universitarios
americanos,
encontraron
una
fuerte
asociación
entre
la
sintomatología depresiva y las dimensiones de la esquizotipia evaluadas a través
de las escalas de propensión a la psicosis de Wisconsin. En líneas generales, estos
resultados destacan el papel de los afectos en la ontogenia de la esquizofrenia
(Birchwood y Trower, 2006), y son claro indicativo de la elevada comorbilidad y
solapamiento entre ambos fenómenos. En consecuencia, algunos autores han
sugerido la existencia de un continuo entre la sintomatología afectiva y la psicosis
(Hanssen, et al., 2003; van Os, Verdoux, Bijl, y Ravelli, 1999).
1.5 Recapitulación
Los síndromes psicóticos son un conjunto de problemas mentales
devastadores que inciden directamente en las esferas personal, familiar y social del
49
Marta Santarén Rosell
individuo. Prevenir e intervenir precozmente en personas de riesgo a la
esquizofrenia y sus trastornos relacionados, mitigar el impacto del trastorno en la
esfera social y ocupacional del individuo y mejorar la comprensión del fenotipo
psicótico representan los objetivos fundamentales de la intervención temprana en
psicosis. Los intentos de establecer relaciones entre las formas atenuadas de la
expresión del trastorno psicótico y su expresión aguda y los mecanismos
etiológicos involucrados configuran las líneas de investigación de esta
intervención. Los modelos de tradición clínica, representados por Meehl (1962) y
los modelos de tradición psicológica, con Kretschmer (1925) y Eysenck (1992)
como autores representativos establecen un modelo de vulnerabilidad a la
esquizofrenia. El primero, de carácter biológico, explica esta vulnerabilidad a
través del concepto esquizogen, que daría lugar a la esquizotipia como expresión
fenotípica de esta vulnerabilidad. Por su parte, los autores más psicologicistas,
conceptualizarían la esquizotipia como un rasgo psicológico que predispone a los
trastornos de este espectro que se encuentra distribuido a lo largo de la población
general. A partir de estas tesis, se originan modelos da carácter categorial y/o
dimensional para la explicación de la vulnerabilidad a la psicosis. Estas posturas,
son conjugadas por autores como Claridge (1997) a partir de un modelo cuasidimensional y totalmente dimensional de la vulnerabilidad.
De cara a la intervención temprana en psicosis, es fundamental establecer
qué factores de riesgo interactúan en un individuo y cuáles son las variables
implicadas en la transición a la psicosis (Vallina Fernández, et al., 2006). El
análisis de la interacción que se establece entre los factores genéticos (p. ej.,
padres con esquizofrenia) y los riesgos ambientales (estrés, urbanicidad, trauma
infantil, consumo de cannabis) juega un papel relevante a la hora de comprender la
transición de un individuo vulnerable hacía un estado clínico y la necesidad de
tratamiento. De aquí se desprende la consideración de que para ninguna de las
posturas comentadas anteriormente, la esquizotipia sería una condición suficiente
para la transición a la psicosis. En este sentido, los síntomas psicóticos atenuados
se podrían considerar como una variante o fenotipo «intermedio» dentro de un
continuum de gravedad en cuya parte más extrema se encontraría el cuadro clínico.
50
Capítulo 1. El estudio de la vulnerabilidad a la psicosis
Dichas experiencias serían cuantitativamente menos graves pero cualitativamente
similares a los síntomas exhibidos en pacientes, presentándose con una menor
intensidad, persistencia, frecuencia y discapacidad asociada. Por tanto, estas
experiencias, consideradas como la expresión conductual de vulnerabilidad latente
de psicosis, deben interactuar de forma sinérgica o aditiva con otros factores de
riesgo ambientales (p. ej., consumo de cannabis, eventos traumáticos), hereditarios
(p. ej., familiares de primer grado con un trastorno psicótico) y/o psicológicos (p.
ej., síntomas depresivos, estrategias de afrontamiento) para que deriven en un caso
clínico y en una necesidad de tratamiento (van Os, et al., 2010).
A partir de la aceptación de que una condición de vulnerabilidad no es
suficiente para el desarrollo del cuadro clínico, se han expuesto los principales
modelos de vulnerabilidad a la psicosis. El modelo de Meehl (1989, 1990),
subraya el papel de la conjunción de factores genéticos con los factores
ambientales que llevaría al individuo a manifestar la sintomatología característica
del cuadro. Por su parte, Zubin y Spring (1977) presentan el modelo umbral. Para
estos autores, la aparición del trastorno también viene dada por combinaciones
genéticas, biológicas y ambientales, dando más peso a los eventos ambientales
estresares próximos a la aparición del cuadro. Por su parte, Lemos (2003) señala
que esos factores estresores tendrán un mayor impacto cuanto mayor sea la
vulnerabilidad que el individuo presenta para el desarrollo del trastorno. Los
modelos del neurodesarrollo hacen referencia a que el origen de la esquizofrenia
estaría determinado por una lesión cerebral ocurrida en las primeras fases de la
vida. Esta lesión podría tener un carácter precoz, y no aparecer hasta la vida adulta
de la persona afectada (modelo del neurodesarrollo temprano). En cambio, para el
modelo del neurodesarrollo tardío los cambios en las estructuras cerebrales que se
dan en la adolescencia podrían estar detrás de la aparición del trastorno. Raine
propone un modelo de carácter biopsicosocial de Raine. Este modelo postula dos
tipos de esquizotipia con etiologías y sintomatología diferentes: la neuroesquizotipia y la pseudo-esquizotipia.
De los modelos comentados a lo largo de este capítulo, se desprende que la
esquizofrenia y esquizotipia son fenómenos multideterminados. La interacción de
51
Marta Santarén Rosell
los factores implicados en su desarrollo es muy compleja, que se manifiesta con
carácter multidimensional para ambas entidades. La esquizotipia como
vulnerabilidad a la esquizofrenia, presenta una estructura factorial similar a la de
este cuadro clínico. Los factores que han sido más replicados son los
correspondientes a la dimensión positiva y dimensión negativa. En cuanto al resto,
no existe tal consenso acerca de las entidades que la conforman. Sus dimensiones
dependen de los instrumentos de medida utilizados y de las muestras empleadas en
las investigaciones. No cabe duda que la utilización de instrumentos de medida
con una adecuada calidad métrica permite tomar decisiones sólidas y
fundamentadas (enfoque clínico) pero que se torna necesario para la delimitación
de la esquizotipia y sus dimensiones (punto de vista investigador). Como se
mencionó, el estudio de la esquizotipia se enmarca dentro del paradigma de «alto
riesgo psicométrico» (Lenzenweger, 1994). Este enfoque ha impulsado el
desarrollo y la validación de una amplia variedad de instrumentos de medida
(Fonseca-Pedrero, Paino, et al., 2008). En la actualidad, este método de
investigación es considerado como una estrategia fiable, válida y precisa para la
detección psicométrica de individuos de riesgo a la esquizofrenia (Gooding, et al.,
2005; Kelleher, Harley, Murtagh, y Cannon, in press; Kwapil, et al., 2008). Por
otro lado, una medición de calidad permite estudiar las relaciones de la
esquizotipia con los síntomas depresivos y/o ansiosos, con las que presenta gran
comorbilidad.
No cabe duda de que el estudio de la esquizotipia o las experiencias
psicóticas atenuadas (PLE) presentes en la población general suponen una
estrategia válida para el estudio de los mecanismos implicados en la génesis y
desarrollo de los trastornos del espectro esquizofrénico. En este sentido, en las
últimas décadas, se han desarrollado importantes líneas de investigación que
proponen modelos explicativos multifactoriales, en un intento de integrar las
causas que la investigación ha ido demostrando que están detrás de este grupo de
trastornos y su vulnerabilidad. Por otro lado, se están reconociendo las ganancias
de las políticas sanitarias de carácter primario en trastornos tan relevantes como el
que nos ocupa. Estos avances en políticas sanitarias son posibles gracias la
52
Capítulo 1. El estudio de la vulnerabilidad a la psicosis
investigación enfocada a la detección temprana. Los estudios provenientes de la
conjugación de las investigaciones de laboratorio y los enfoques psicométricos
permitirán el establecimiento de tratamientos psicológicos eficaces basados en
criterios clínicos y compatibles con los modelos biológicos y ambientales de
vulnerabilidad al trastorno.
53
CAPÍTULO II.
Variables neurocognitivas implicadas en la
esquizofrenia y su vulnerabilidad
Capítulo II. Variables neurocongnitivas implicadas en la esquizofrenia y su
vulnerabilidad
CAPÍTULO II. VARIABLES NEUROCOGNITIVAS
IMPLICADAS EN LA ESQUIZOFRENIA Y SU
VULNERABILIDAD
2.1. La investigación de la neurocognición en los trastornos del
espectro psicótico
Aceptada, desde su naturaleza fenotípica, la esquizotipia como elemento
intrínseco de vulnerabilidad a la esquizofrenia con características psicológicas y
biológicas compartidas, su estudio resulta indispensable para la profilaxis,
diagnóstico y tratamiento de la psicosis. Esa investigación del continuum de los
trastornos psicóticos requiere de unos indicadores o marcadores centrados en
criterios de riesgo o vulnerabilidad a la esquizofrenia. En general, un marcador o
indicador clínico (endofenotipo) es una alteración en una variable asociada
consistentemente a la expresión de un trastorno, que puede objetivar tanto su
presencia como la vulnerabilidad y susceptibilidad genética a padecerlo. En
consecuencia, un marcador debe observar las condiciones de sensibilidad
(presencia en la totalidad de pacientes) y especificidad (manifestarse
exclusivamente en ese trastorno). Sin embargo, difícilmente se hallan marcadores
que cumplan ambos criterios (Besteiro González, Lemos Giráldez, y Muñiz
Fernández, 2002), pues éstos se ven afectados por factores incontrolados que a
menudo contaminan las variables psicopatológicas.
57
Marta Santarén Rosell
Pese a las dificultades señaladas, los déficit neurocognitivos en la
esquizofrenia representan una alteración central de este trastorno. El propio
Kraepelin (1971) enfatiza estas alteraciones al definir la esquizofrenia como
dementia praecox. Sin embargo, hasta la década de los noventa no se expande el
estudio de estos déficit, llegando a quintuplicarse los ratios anuales de
publicaciones y estudios sobre cognición y esquizofrenia (Hyman y Fenton,
2003). En el año 1997, Palmer y colaboradores publicaron un influyente estudio
donde estiman que el 90% de las personas con esquizofrenia presentan déficit
cognitivos significativos.
Un motivo fundamental para el rápido crecimiento de dichas
investigaciones viene justificado por la relación entre estos déficit y el
funcionamiento global de los pacientes con esquizofrenia. Por este motivo, estos
déficit también se han convertido en objetivos prioritarios para la intervención
farmacológica de estos trastornos (Green y Nuechterlein, 1999; Hyman y Fenton,
2003). Sin embargo, el objetivo de un tratamiento farmacológico adecuado y
eficaz para estas alteraciones tropieza con la realidad: no son sino los síntomas de
carácter cognitivo los que habitualmente sufren un empeoramiento con el
tratamiento farmacológico de la esquizofrenia.
Los déficit cognitivos vienen a alterar áreas tan diversas como la atención,
la memoria, la velocidad de procesamiento, la resolución de problemas…
Retomando el criterio expuesto de indicador de riesgo o vulnerabilidad hacia un
trastorno, en este caso hacia la esquizofrenia, es necesario resaltar que estos
déficit no aparecen como consecuencia de otros síntomas ni por efecto del
tratamiento farmacológico de la enfermedad. Las alteraciones cognitivas como
centrales de la esquizofrenia aparecen avaladas por múltiples investigaciones
(Braff, 1993; Gold y Green, in press; Goldberg y Green, 2002; Nuechterlein y
Dawson, 1984a; Nuechterlein, Dawson, y Green, 1994).
En primer lugar, dentro del paradigma de riesgo de la esquizofrenia,
muchos pacientes han mostrado alteraciones cognitivas anteriores a la
sintomatología clínica (Cornblatt, Lenzenweger, Dworkin, y Erlenmeyer-Kimling,
58
Capítulo II. Variables neurocongnitivas implicadas en la esquizofrenia y su
vulnerabilidad
1992; Davidson et al., 1999; Harvey y Sharma, 2002; Mednick, Parnas, y
Schulsinger, 1987; Nuechterlein, 1983). Segundo, los familiares de primer grado
de personas con esquizofrenia sin sintomatología psicótica también han mostrado
patrones cognitivos erráticos en algunas tareas cognitivas similares a los
detectados en la esquizofrenia (Asarnow et al., 2002; Cannon et al., 1994; Green,
Nuechterlein, y Breitmeyer, 1997). En tercer lugar, en algunas medidas de
ejecución cognitiva los pacientes con esquizofrenia obtienen niveles similares de
ejecución cuando la sintomatología clínica del trastorno está bajo control o en
completa remisión, lo que apunta a considerar estas alteraciones como
independientes al estado clínico del paciente (Finkelstein, Cannon, Gur, Gur, y
Moberg, 1997). Cuarto, y en relación con el punto anterior, hay estudios que
muestran correlaciones cercanas al cero entre las medidas de ejecución cognitiva y
la severidad de la sintomatología (Bilder et al., 2000; Goldberg, Gold, Greenberg,
y Griffin, 1993; Mohamed, Paulsen, O'Leary, Arndt, y Andreasen, 1999). Estos
hallazgos no son tan claros para el caso de los síntomas desorganizados de la
esquizofrenia en los que algunos estudios, si no todos, encuentran relaciones
(Mohamed, et al., 1999; Perry y Braff, 1994; Spitzer, 1997). El rendimiento
cognitivo suele estar más asociado a la sintomatología negativa del cuadro,
aunque esas correlaciones no suelen ser muy elevadas (alrededor del 15% de la
varianza explicada). Por otro lado, hay que tener en cuenta que ni siquiera la
sintomatología negativa es fácil de evaluar (por ejemplo, la motivación) y
posiblemente, de ser más sencillo, podrían hallarse correlaciones mayores. En
quinto lugar, los distintos tipos de déficit cognitivos presentes en la esquizofrenia,
aunque varíen de paciente a paciente, tienen un perfil característico que difiere de
síntomas cognitivos característicos en otro tipo de demencias (Welsh, Butters,
Hughes, Mohs, y Heyman, 1992), del trastorno bipolar (Fleck, Sax, y Strakowski,
2001) y la depresión (Zakzanis, Leach, y Kaplan, 1998). En sexto lugar, esta
sintomatología
característica
está
presente
tanto
en
pacientes
recién
diagnosticados como en aquellos crónicos (Saykin et al., 1991; Saykin et al.,
1994). Por último, en lo referente a la consideración de los síntomas cognitivos
59
Marta Santarén Rosell
como alteraciones centrales en la esquizofrenia, cabe considerar, como ya se
adelantó, que tanto los neurolépticos clásicos como los de nueva generación han
mostrado efectividad para la sintomatología psicótica de la dimensión positiva de
este trastorno. Sin embargo, cuando se trata de evaluar los efectos en la
sintomatología cognitiva nos encontramos con una eficacia mucho menor, aunque
la medicación de nueva generación muestre una mejoría para esta sintomatología
(Blyler y Gold, 2000; Cassens, Inglis, Appelbaum, y Gutheil, 1990; Harvey y
Keefe, 2001). Esta discrepancia en los mecanismos de acción de los fármacos
entre los distintos tipos de manifestaciones de la esquizofrenia hace pensar que los
circuitos neuronales responsables de las mismas son distintos.
Una cuestión ligada al decisivo papel de estos déficit en la esquizofrenia es
la certeza de su relación directa con el buen funcionamiento y adaptación social de
los pacientes; así lo demuestran diversos estudios que relacionan las alteraciones
cognitivas y la adquisición de habilidades para el funcionamiento comunitario en
programas de rehabilitación psicosocial (Green, 1996; Green, Kern, Braff, y
Mintz, 2000). Estas relaciones, generalmente son de medias a moderadas (20-50%
de la varianza compartida) especialmente si se consideran varios dominios
cognitivos (Green, et al., 2000). Por otra parte, distintos estudios alumbran las
relaciones que se establecen entre las alteraciones cognitivas y el funcionamiento
global del paciente; sus resultados apuntan la posibilidad de que estas alteraciones
sirven como precursoras o predictoras de dicho funcionamiento o adaptación
(Bryson y Bell, 2003; Fujii y Wylie, 2003 ; Gold, Goldberg, McNary, Dixon, y
Lehman, 2002).
De lo expuesto, sin duda estamos ante un escenario que demanda
profundizar en el papel que la neurocognición desempeña en la génesis, desarrollo
y pronóstico de la esquizofrenia y los síndromes del espectro psicótico. Si bien la
disfunción neurocognitiva ha sido establecida adecuadamente en la esquizofrenia,
su etiología y mecanismos y/o sistemas implicados más comprometidos es una
cuestión aún sin resolver.
60
Capítulo II. Variables neurocongnitivas implicadas en la esquizofrenia y su
vulnerabilidad
Con el objetivo de estimular, apoyar y regular el desarrollo de
investigaciones orientadas a una evaluación estandarizada del rendimiento
cognitivo de este grupo de pacientes y desarrollar tratamientos farmacológicos
eficaces, surge a cargo del Nacional Institute of Mental Health (NIMH) el
Measurement and Treatment Research to Improve Cognition in Schizophrenia
(MATRICS) en septiembre del año 2002. Esta organización busca cumplir cuatro
objetivos principales:
1) Promover el desarrollo de nuevos complejos farmacológicos para la
mejora del funcionamiento cognitivo en la esquizofrenia.
2) Regularizar la aceptación de los déficit cognitivos en la esquizofrenia
como un objetivo del tratamiento farmacológico.
3) Apoyar económicamente las investigaciones encauzadas a los objetivos
anteriores.
4) Identificar los déficits cognitivos a través de unos instrumentos
estandarizados para tal fin.
Lo cierto es que, en la identificación de los dominios cognitivos afectados
en la esquizofrenia, se ha tratado a todas estas funciones con relativa
independencia buscando maximizar la utilidad de la evaluación cognitiva. A cargo
del cumplimiento de este último objetivo, el comité del NIHM-MATRICS
seleccionó un subgrupo de expertos que formaron el Neurocognition Committee
con relevantes investigadores del campo como Keith Nuechterlein, Deanna Barch,
James Gold, Terry Goldberg, Michael Green, y Robert Heaton.
Este grupo de expertos incluyó en su revisión, con muestras entre treinta y
cuatro y doscientos nueve participantes, trece estudios de análisis factorial de la
función cognitiva en la esquizofrenia. El objetivo del Neurocognition Committee
fue el de desarrollar una batería neurocognitiva (Tabla 4) sensible a los cambios
inducidos por el tratamiento farmacológico en pacientes con esquizofrenia; para
ello, se consideraron aquellos dominios cognitivos sensibles al tratamiento
61
Marta Santarén Rosell
farmacológico. Por esta razón, funciones cognitivas como la capacidad verbal
general, que fue replicada en varios estudios, no fue incluida en la batería
cognitiva debido a su marcada resistencia a los psicofármacos (Lezak, 1995). A
partir de las similitudes encontradas en los tamaños muestrales de tales estudios, a
pesar de las diferencias existentes entre ellos, se concluye que existen seis
dominios cognitivos, independientes y replicados en pacientes con esquizofrenia.
Estos constituirían los dominios cognitivos a evaluar en la batería propuesta para
valorar los distintos tratamientos farmacológicos para esta enfermedad (Green,
Nuechterlein, Gold, Barch, Cohen, Essock, Fenton, Frese, Goldberg, Heaton,
Keefe, Kern, Kraemer, Stover, Weinberger, Zalcman, y Marder, 2004). A
continuación, se muestran los subdominios por NIHM-MATRICS y las baterías y
test propuestos para su evaluación.
Tabla 4. Subdominios cognitivos evaluados por NIHM-MATRICS
Dominio Cognitivo
Test NIMH-MATRICS
Atención/Vigilancia
Continuous Performance Test-Identical Pairs version
(Cornblatt, B., Risch, N., Friedman, D. y ErlenmeyerKimling, L., 1988; Cornblatt, B.A., Lenzenweger, M.F. y
Erlenmeyer-Kimling, L., 1989)
Velocidad de procesamiento
Trail Making Test- Parte A (Army Individual Test Battery,
1944) Brief Assesmanet of Cognition in Schizophrenia:
Symbol Coding subtest (Keefe, R.S.E.,1999) Category
fluency-animal naming (Spreen, O. y Strauss,E.,1991)
Memoria de trabajo
Letter-Number Span (Gold,J.M., Carpenter, C., Randolph,
C., Goldberg, T.E. y Weinberger, D.R., 1997) Wechler
Memory Scale-III: Spatial Span subtest (Wechler,D. 1997)
Memoria semántica y
reconocimiento verbal
Memoria visual
Hopkins Verbal Learning Test-Revised (Brandt, J. y
Benedict, R.H.B., 2001)
Brief Visuospatial Memory Test-Revised (Benedict, R.H.B.,
1997)
Razonamiento y solución de
problemas
Neuropsichological Assesment Battery:Mazes subtest
(White, T. y Stern, R.A., 2003)
Cognición social
Mayer-Salovey-Caruso Emotional Intelligence
Test:Managing Emotions (Mayer, J.D., Salovey, P., Caruso,
D.R. y Sitaregenios, G., 2003)
62
Capítulo II. Variables neurocongnitivas implicadas en la esquizofrenia y su
vulnerabilidad
2.2. Esquizofrenia, vulnerabilidad a la psicosis y alteraciones
cognitivas
2.2.1. Memoria de trabajo
Las funciones de la memoria de trabajo han sido evaluadas mediante
materiales verbales o espaciales. El material debe mantenerse «en línea» durante
un breve espacio de tiempo para ser reproducido, almacenado en la memoria a
corto plazo o requerido para manipular la información de alguna manera. Es decir,
se conceptualiza como la habilidad para mantener y manipular información
temporalmente. Además, no se trata de un constructo unitario, y ya Baddley
(2000) diferenció cuatro componentes: 1) agenda visoespacial o almacenamiento
a corto plazo para la información visual, a menudo referida a imágenes mentales
visoespaciales; 2) bucle fonológico o almacén a corto plazo de información
verbal; 3) ejecutivo central, guía y manipula la transformación de información
sostenida en los anteriores almacenes; 4) memoria episódica intermedia, descrita
más recientemente, que hace referencia a la secuenciación y temporalización que
hacemos de la información recibida. Las alteraciones presentes en el sistema
ejecutivo central han venido asociadas a la
función de córtex prefrontal
dorsolateral (DLPFC), mientras que el almacenamiento de la información se ha
asociado con las regiones del córtex prefrontal ventrolateral izquierdo (VLPFC) y
las regiones parietales posteriores (PPC) (Wager y Smith, 2003). Sin embargo, no
está claro qué regiones del PPC muestran una activación alterada en la
esquizofrenia, pues podría ser de carácter ventral o dorsal. Esto sugiere que son
múltiples las regiones del PPC activadas durante la realización de tareas que
requieren memoria de trabajo con una región sensible al tipo de información
(verbal vs. no verbal) (Barch, 2005; Bonner-Jackson, Haut, Csernansky, y Barch,
2005).
En contraste con las alteraciones anteriores, existe evidencia de que las
personas con esquizofrenia tienen dificultades en los procesos atribuidos al
63
Marta Santarén Rosell
componente ejecutivo central de la memoria de trabajo (Barch, 2005). La
presencia de la disfunción ejecutiva central en la esquizofrenia viene justificada
por dos argumentos: 1) en base al déficit que estos pacientes presentan en tareas
de memoria de trabajo, con escasa evidencia de déficit selectivos de un tipo de
material sobre otro (Forbes, Carrick, McIntosh, y Lawrie, 2009; Lee y Park,
2005), b) los déficit consistentes en tareas diseñadas para medir una serie de
funciones adscritas al ejecutivo central, incluyendo la manipulación (Horan et al.,
2008; Kim, Glahn, Nuechterlein, y Cannon, 2004), control de interferencias (por
ejemplo, Smith et al., 2011) y la actualización más la posterior secuenciación de la
información (por ejemplo, Galletly et al., 2007).
Los estudios genéticos sobre la vulnerabilidad para la esquizofrenia
evidencian el déficit en la memoria de trabajo en los pacientes, la cual es asociada
a la región del córtex prefrontal dorsolateral (DLFPC) y propuesta como un
marcador de riesgo endofenotípico a partir de tareas apropiadas que incluyen el NBack y pruebas espaciales con memoria demorada (Glahn et al., 2005). Estos
déficit también se manifiestan en familiares de primer grado de pacientes
esquizofrénicos (Cannon et al., 2000). Los resultados de las investigaciones
realizadas sobre población considerada de alto riesgo de transición a la psicosis
muestran resultados contradictorios en función de los materiales empleados en su
evaluación. Para el caso de materiales de contenido verbal, se han encontrado
diferencias estadísticamente significativas en tareas como la Letter-Number Span
(LNS, Gold et al., 1997) (Hawkins et al 2004; Eastvold et al 2007; y Simon et
al.2007), aunque otros autores no informan de tales diferencias (Keefe et al 2006;
Niendam et al. 2006; Chung et al. 2008; Frommann et al. en prensa; Lencz, 2006).
En el caso de las medidas de memoria de trabajo espacial en población de riesgo,
existen evidencias sobre un funcionamiento deficitario en tareas simples de
memorización visual (Wood et al. 2003) y de localización espacial (Chung et al.
2008); pero al mismo tiempo, no se localiza una alteración en la evaluación del
rendimiento para éstas últimas (Pukrop et al. 2006; Hawkins et al 2004; Keefe et
al 2006; y Parnas et al. 2001) Por último, considerar la alteración de la memoria
de trabajo como endofenotipo a la esquizofrenia permite a algunos autores afirmar
64
Capítulo II. Variables neurocongnitivas implicadas en la esquizofrenia y su
vulnerabilidad
que el desarrollo de esquizofrenia en la etapa adulta sería susceptible de ser
diagnosticado en la niñez (Niendam et al., 2003). Por otro lado, los individuos con
personalidad esquizotípica también muestran patrones de menor eficacia que los
grupos control en pruebas destinadas a medir la memoria de trabajo (Mitropoulou
et al., 2002).
2.2.2. Atención/vigilancia
Dada su naturaleza difusa y múltiple, conceptualizar la atención no es
tarea fácil; de hecho, no es reconocida sino como una «actividad direccional» con
la función de facilitar el desarrollo de los procesos cognitivos propiamente dichos.
Además, los numerosos estudios que abordan los mecanismos atencionales en la
esquizofrenia no han proporcionado un modelo definitivo sobre la precisa
naturaleza de los déficit atencionales en este trastorno.
Se distinguen dos grandes grupos entre las técnicas últimamente
encaminadas a detectar alteraciones en los procesos de atención. Por una parte, las
destinadas a la evaluación de la atención sostenida, que implica tareas donde la
persona evaluada debe prestar temporalmente atención a la presentación de una
serie de estímulos. De otro lado, las tareas destinadas a evaluar la atención
selectiva, donde el participante debe superar el efecto de interferencia durante el
procesamiento de estímulos diana. Para la evaluación de la atención sostenida
destaca especialmente el Continuos Performance Test (CPT), tarea experimental
basada en la Teoría de Detección de Señales (TDS). La TDS permite, en base a
las respuestas de un sujeto, controlar y especificar el criterio utilizado y la
sensibilidad manifestada ante una tarea perceptiva concreta (Swets, Tanner, y
Birdsall, 1961). Concretamente, la persona evaluada realiza una observación de
estímulos durante intervalo de tiempo, informando si se ha producido o no una
señal contra un fondo de ruido o de interferencia(Arnau, 1992).
Respecto a la evaluación de la
atención selectiva, los principales
paradigmas propuestos son los de inhibición latente (Lubow y Moore, 1959),
65
Marta Santarén Rosell
priming negativo (Tipper, 1985) y Stroop (Stroop, 1935). El paradigma de
inhibición latente selecciona estímulos requeridos para un aprendizaje rápido y
eficiente; es decir, la inhibición latente genera un sesgo a favor de aquellos
estímulos potencialmente relevantes, infravalorando aquellos registrados como
irrelevantes en el pasado. El patrón deficitario de los procesos atencionales ha
obtenido un gran apoyo experimental, admitiendo así su papel central en el
funcionamiento cognitivo de las personas con esquizofrenia y con esquizotipia
(Barrantes-Vidal et al., 2002; Cornblatt y Keilp, 1994; Cornblatt y Malhotra,
2001; Chen y Faraone, 2000; Docherty, 1993; Francey et al., 2005; Gschwandtner
et al., 2006; Hawkins, Addington, et al., 2004; Lemos-Giráldez, Inda Caro, López
Rodrigo, Paíno, y Besteiro González, 1999; Lencz et al., 2006; Obiols, GarciaDomingo, de Trincheria, y Domenech, 1993; Obiols et al., 1996; Pflueger,
Gschwandtner, Stieglitz, y Riecher-Rössler, 2007; Rosenbaum, Shore, y Chapin,
1988).
2.2.3. Memoria verbal
La memoria verbal hace referencia, fundamentalmente, a las alteraciones
en el tratamiento de la información semántica. Los déficits semánticos predicen
alteraciones en el pensamiento y en el lenguaje en la esquizofrenia, dando
explicación al razonamiento semántico y a otros síntomas como los delirios
(Rossell, Batty, y Hughes, 2010; Rossell, Rabe-Hesketh, Shapleske, y David,
1999), las alteraciones en el pensamiento (Gouzoulis-Mayfrank et al., 2003 ) y la
alogia (Sumiyoshi et al., 2005). Se han postulado dos procesos en el déficit del
procesamiento semántico: el almacenamiento y el acceso a la información
semántica. En la investigación neuropsicológica se plantea el modelo deficitario
de acceso a la información que queda constatada en un patrón de inconsistencias
en el aprendizaje de un número de ítems a los que se le expone al sujeto. Mientras,
el modelo de almacenamiento deficitario a la información semántica resalta la
existencia de un patrón regular de errores sobre unos ítems determinados
previamente expuestos. Como vemos, los problemas en el acceso a la información
se deducen a partir de un patrón en el rendimiento en el que no se produce el
66
Capítulo II. Variables neurocongnitivas implicadas en la esquizofrenia y su
vulnerabilidad
efecto de priming semántico; al mismo tiempo, dichos problemas se infieren a
partir del rendimiento constante en todas las sesiones, donde los materiales a
recordar no mejoran tras su exposición repetida.
En cuanto al estudio de los déficit semánticos en la esquizofrenia, partimos
de la ausencia de consenso para la naturaleza de estas alteraciones cognitivas.
Spitzer (1997) sugería que en la esquizofrenia existe un incremento de la
activación de las redes semánticas durante las tareas de acceso al léxico, que
estaría detrás de asociaciones inusuales o intrusiones. Alternativamente, Rossell y
colaboradores (1999) y Bozikas y colaboradores (2005) sugieren que los déficit en
el procesamiento semántico son el resultado de un peculiar almacenamiento de la
información, lo que provocaría esas creencias idiosincrásicas características de los
trastornos psicóticos en general y la esquizofrenia en particular.
Los estudios centrados en aclarar la dicotomía entre los problemas de
acceso o de almacenamiento se inclinan por focalizar la alteración en los procesos
de acceso a la información semántica (Allen, Liddle, y Frith, 1993; Elvevåg y
Storms, 2003; Joyce, Collinson, y Crichton, 1996; Spitzer, 1997). Para otros, las
conclusiones de estos trabajos no pueden ser generalizadas, ya que se centran en
un tipo de tarea experimental que puede influir en los resultados obtenidos sobre
el rendimiento de estos pacientes. De esta opinión son investigadores como Laws
y colaboradores (2000) y Kondel y colaboradores (2002) que utilizan una tarea de
procesamiento semántico basada en la denominación de dibujos, cuyos resultados
apuntan, por otra parte, a un problema en el almacenamiento de la información.
Estos investigadores postulan que ninguna de las tareas diseñadas para la
evaluación de la memoria verbal puede abarcar por sí sola la complejidad de los
procesos que intervienen en la memoria semántica.
Para la investigación de la memoria verbal en población de alto riesgo para
la psicosis, se han utilizado las pruebas estándar consistentes en listas de palabras
(Test de Aprendizaje verbal como California / auditiva/Rey/Hopkins, por ejemplo,
Lezak, 1995) o las subescalas de memoria verbal de la Escala de Memoria
67
Marta Santarén Rosell
Wechsleren su versión revisada (WMS-R; Wechsler, 1997). Sus resultados
respecto al rendimiento en tareas de memoria verbal evidencian un patrón
deficitario (Eastvold, Heaton, y Cadenhead, 2007; Frommann et al., 2011;
Hawkins, McGlashan, et al., 2004; Pukrop et al., 2006; Simon et al., 2007).
Además, Lencz y colaboradores (2006) y Niendam y colegas (2006) encontraron
alteraciones significativas utilizando una prueba de aprendizaje verbal WMS-R y
otras de medición del funcionamiento social (Lencz et al.2006), obteniendo
correlaciones estadísticamente significativas entre esta habilidad cognitiva y el
funcionamiento social (Niendam et al., 2006). Sin embargo, otras investigaciones
concluyen la inexistencia de anomalías estadísticamente significativas, tanto para
las listas de palabras (Brewer et al., 2005; Chung, Kang, Shin, Yoo, y Kwon,
2008; Keefe et al., 2006; Özgurdal et al., 2009) como para la WMS-R (Brewer et
al., 2005; Trotman, McMillan, y Walker, 2006) en población de alto riesgo para la
psicosis.
En suma, el déficit en memoria verbal puede considerarse como un
indicador potencial para la vulnerabilidad a los trastornos psicóticos en general y
la esquizofrenia en particular; sin embargo, los resultados aún son contradictorios.
En cuanto a la consideración de la memoria verbal como un marcador de
vulnerabilidad, hay mayor evidencia para las pruebas basadas en listas de palabras
que para el WMS-R.
2.2.4. Memoria visual
Las habilidades del dominio visoespacial han sido evaluadas como un
subcomponente de la memoria a corto plazo. Por otro lado, los objetos
visualizados quedan almacenados en la memoria, que permite recuperarlos en
forma de representaciones visuales del objeto. Existe un gran cuerpo de
investigación que evidencia la existencia de los déficits presentes en esta unidad
de almacenamiento. Uno de los paradigmas experimentales más utilizados en la
evaluación de la memoria visual de los pacientes con esquizofrenia son las
pruebas de ejecución guiada sacádica. Este paradigma experimental se configura a
68
Capítulo II. Variables neurocongnitivas implicadas en la esquizofrenia y su
vulnerabilidad
través de los autores Breitmeyer y Ganz(1977), quienes plantean un modelo
psicofisiológico, el modelo transitorio-sostenido del procesamiento visual. La
explicación funcional resultante de este modelo es la siguiente: en la fóvea
(pequeña región central de la superficie retiniana) existe gran densidad de canales
sostenidos, especializados en el análisis detallado de las pautas visuales, y
transitorios o reactivos ante las modificaciones bruscas del entorno visual. En
cambio, en la periferia de la retina sólo existen canales transitorios relativamente
insensibles a la estructura espacial fina de las pautas visuales. Esta zona periférica
proporciona una información precisa de las variaciones temporales del medio,
facilitada por su rápida reactividad. La coordinación de ambos tipos de canales
está mediatizada por los movimientos sacádicos, que permiten una optimización
del procesamiento visual. La activación casi inmediata de los canales transitorios
actúa a modo de un primitivo dispositivo de alerta que provoca movimientos
sacádicos, destinados a proyectar el estímulo periférico móvil sobre la fóvea y
poder así procesarlo en detalle. Los movimientos sacádicos también producen
respuestas transitorias, que operan como dispositivos inhibitorios de una función
de cada respuesta sostenida, evitando así el solapamiento temporal. De ese modo,
el resultado de la interacción de los canales es una especie de «limpieza de
ruidos» o supresión sacádica en el procesamiento visual.
Los movimientos antisacádicos han sido propuestos como un endofenotipo
ligado al desarrollo de la esquizofrenia (Calkins et al., 2007; Snitz, MacDonald Iii,
y Carter, 2006). La estabilidad del ratio de los errores antisacádicos está soportada
por varios estudios de fiabilidad test-retest (Calkins, Iacono, y Ones, 2008;
Campanella y Guerit, 2009; Gooding, Mohapatra, y Shea, 2004; Greenwood et al.,
2007; Turetsky et al., 2007). Por otro lado, las anormalidades antisacádicas
aparecen asociadas al DLPFC, área que, como se apuntó, es alterada en la
esquizofrenia (Bagary et al., 2004; Fukumoto-Motoshita et al., 2009). Estos
hallazgos neurofisiológicos dan consistencia a la asociación entre la esquizofrenia
y las anormalidades antisacádicas; sin embargo, también hay evidencias de un
déficit selectivo en la memoria de trabajo espacial comparado con la no espacial
69
Marta Santarén Rosell
en pacientes con esquizofrenia (Walter et al., 2003). Dadas estas inconsistencias
de resultados, entender los mecanismos subyacentes a los déficit en la memoria
visual sigue siendo objeto de gran interés para los investigadores.
Las evaluaciones de la memoria visual como habilidad cognitiva que
responde perceptivamente al entorno, cuyas tareas demandan la organización en
tiempos de reacción y precisión, encuentran diferencias en el rendimiento de
pacientes con esquizofrenia y grupos de alto riesgo. Los resultados indican que la
organización perceptiva anormal estaría más bien vinculada a la cronicidad en la
esquizofrenia, a los síntomas desorganizados y quizás a la medicación
antipsicótica antes que a la vulnerabilidad a la psicosis (Pukrop, et al., 2006;
Silverstein et al., 2006). No obstante, Parnas y colaboradores (2001), Kéri y
Benedek (2007) y Koethe y colaboradores (2009) señalan la existencia de un
patrón perceptivo, en muestras de alto riesgo a la psicosis, caracterizado por una
mayor sensibilidad a la información desprendida del contexto. Estos autores creen
que esta mayor sensibilización podría estar asociada, a su vez, con estilos
perceptivos particulares que podrían dar lugar a aberraciones perceptivas.
2.2.5. Razonamiento y solución de problemas
El razonamiento y la solución de problemas son habilidades cognitivas que
están involucradas en los procesos de la iniciativa, la motivación, la formulación
de planes de acción y metas y el autocontrol de la conducta. Las alteraciones en
las habilidades para la resolución de problemas han sido asociadas a las funciones
ejecutivas, funciones que por otra parte también han sido constatadas como
deficitarias en los trastornos del espectro esquizofrénico. Estas alteraciones, a su
vez, se han visto asociadas a la pérdida de funcionamiento y adaptación general de
los pacientes con esquizofrenia, ya que se traducen en un conjunto de procesos
cognitivos que posibilitan al sujeto responder y adaptarse apropiadamente a su
entorno. En general, se constata peor rendimiento en tareas consideradas de
ejecución frontal como: a) habilidad para diseñar un plan, b) habilidad para
preparar y ejecutar acciones, c) capacidad para modular el nivel de actividad, d)
70
Capítulo II. Variables neurocongnitivas implicadas en la esquizofrenia y su
vulnerabilidad
capacidad para integrar la conducta, e) funciones de auto-monitorización y de
evaluación de los errores durante la realización de una tarea. Su normalidad
implica el concepto de flexibilidad cognitiva por el cual la persona puede variar el
plan motor sobre la marcha, realizando las correcciones adecuadas al fin
perseguido.
Los estudios que han evaluado la planificación mediante baterías
neurocognitivas, por ejemplo la Cambridge Neuropsychological Test Automated
Battery (CANTAB), muestran esta función alterada en la esquizofrenia (CattapanLudewig, Hilti, Ludewig, Vollenweider, y Feldon, 2005; Morris, Rushe,
Woodruffe, y Murray, 1995; Pantelis et al., 1997). Este patrón se observa también
en pacientes de primer episodio (Hutton et al., 1998; Joyce et al., 2002). Los
pacientes con esquizofrenia ya en las primeras fases del trastorno, así como los
que presentan un curso crónico del mismo, muestran un patrón de respuestas a los
problemas planteados más erróneos y azarosos que las personas libres de
sintomatología psicótica (Huddy et al., 2007; Hutton, et al., 1998; Joyce, et al.,
2002; Joyce, Hutton, Mutsatsa, y Barnes, 2005; Morris, et al., 1995; Pantelis, et
al., 1997; Schuepbach, Weber, Kawohl, y Hell, 2007). Por tanto, se deduce la
presencia de estas alteraciones en la planificación en el inicio de la esquizofrenia,
pudiendo continuar durante la evolución del cuadro clínico.
Por otra parte, esta ausencia de planificación en la generación de
soluciones puede traducirse, a su vez, en un aumento de los tiempos de respuesta
para las situaciones planteadas. Tal patrón de bajo rendimiento podría ser debido,
además de a la falta de planificación, a un deterioro de la memoria de trabajo
(Hilti et al., 2010). En relación a esta cuestión, los pacientes con esquizofrenia
intentan solucionar los problemas sin una estrategia de planificación previa,
inferida a partir de tiempos de reacción iniciales menores que en los grupos
controles (Joyce, et al., 2002; Tyson, Laws, Roberts, y Mortimer, 2004). Sin
embargo, este patrón de respuesta impulsiva fue distinto en el estudio de Hilti y
colaboradores con pacientes de primer episodio sin medicación neuroléptica; sus
resultados sugerían que la acción de estos fármacos puede interferir en los
71
Marta Santarén Rosell
procesos de planificación (Hilti, et al., 2010). No obstante, estos autores no
obtienen correlación negativa entre el tiempo de reacción para la propuesta de una
solución y el número de ensayos que realizan por jugada el grupo de pacientes con
primer episodio, lo que indica una falta de planificación. Por otra parte, se
propone la existencia de una desaceleración en el procesamiento de la información
debida a las alteraciones en la memoria de trabajo de estos pacientes, lo que a su
vez les conduciría a una representación perceptiva vulnerable a la interferencia,
dando lugar a más errores durante la planificación de sus soluciones (Tyson, et al.,
2004).
2.2.6. Velocidad de procesamiento
Según el modelo anteriormente comentado de Hemsey, los pacientes con
esquizofrenia, en lugar de un procesamiento controlado por las características
regulares de los estímulos, siempre revisarían todos sus elementos durante el
procesamiento estimular, aminorando así la velocidad de procesamiento. Esta
alteración se refleja en los tiempos de reacción de este grupo de pacientes, no
ralentizados cuando el contexto propone unas claves informativas para anticipar el
estímulo que se les va a presentar. Las tareas que evalúan la velocidad de
procesamiento requieren, en general, la realización de operaciones mentales
sencillas y breves. Por un lado, estas pruebas muestran la rapidez con la que un
individuo es capaz de realizar diferentes operaciones cognitivas. En segundo
lugar, informan acerca de la eficacia de dichas operaciones a partir de una
estimación de los errores cometidos en su realización. La importancia de la
velocidad de procesamiento radica en que muchos procesos cognitivos superiores
incluyendo los procesos de percepción, codificación, transformación y
recuperación de la información en la memoria operativa, así como los procesos de
decisión- implican una dinámica interna que es dependiente, en cierta medida, de
la velocidad de procesamiento. La velocidad de procesamiento se muestra sensible
a una amplia gama de trastornos neuropsiquiátricos (Lezak, 1995) incluyendo la
esquizofrenia. Varios estudios avalan que esta habilidad está especialmente
afectada en este grupo de pacientes (Dickinson, Ramsey, y Gold, 2007; Heinrichs
72
Capítulo II. Variables neurocongnitivas implicadas en la esquizofrenia y su
vulnerabilidad
y Zakzanis, 1998b; Knowles, David, y Reichenberg, 2010; Mesholam-Gately,
Giuliano, Goff, Faraone, y Seidman, 2009; Zakzanis, Leach, y Kaplan, 1999). Una
de las explicaciones propuestas para la disminución de la velocidad de
procesamiento de los pacientes con esquizofrenia alude a una disminución de la
cantidad de sustancia blanca los circuitos neuronales implicados, lo que afectaría a
los procesos de comunicación entre neuronas. Por otro lado, las tareas de
codificación de dígitos requieren de las representaciones activadas en la memoria
de trabajo, lo que dificulta establecer la naturaleza de las alteraciones constatadas
en la velocidad de procesamiento. En los estudios destinados a evaluar la
velocidad de procesamiento en población de alto riesgo a la psicosis se han
utilizado medidas como el Digit Symbol Coding test (DST, Kaplan et al. 1991) y
el Trailmaking Test-B (Reitan y Wolfson, 1985). Los estudios realizados con el
TMT-B evidencian un funcionamiento anormal en esta población (Hawkins et al.,
2004; Niendam et al. 2006; Simon et al., 2007; Cheng et al. 2008; Frommann et
al., en prensa); sin embargo, otros autores han informado de la ausencia de
diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de alto riesgo a la
psicosis y los grupos control (Brewer et al., 2005.; Özgürdal et al., 2009). En
oposición a los resultados obtenidos con el TMT-B, todas las conclusiones a partir
del DST acuerdan la afectación de la velocidad de procesamiento en población de
alto riesgo a la psicosis (Hawkins et al., 2004; Brewer et al., 2005 y Keefe et al.,
2006). Por su parte, Frommann y colaboradores (en prensa) obtienen los mismos
resultados para los estados prodrómicos en un estudio con medida combinada de
la velocidad de procesamiento (a partir de los índices obtenidos en TMT-A y-B, y
DST). Otros, avalan la alteración de la velocidad del procesamiento en personas
consideradas con riesgo de transición a la psicosis medidas a través del paradigma
Stroop (Eastvold et al 2007; Chung et al 2008) o a través de pruebas Go/Nogo
(Gschwandtner et al 2006; Pflueger et al 2007).
En suma, las pruebas mencionadas miden la velocidad de procesamiento
desde distintos paradigmas experimentales, pudiendo considerar variables
neurocognitivas adicionales tales como la inhibición y la impulsividad. Además,
73
Marta Santarén Rosell
constatada su alteración en población vulnerable a la psicosis, la velocidad de
procesamiento aparece como un marcador consistente para la condición de riesgo
a la esquizofrenia.
2.2.7. Las funciones ejecutivas
El funcionamiento ejecutivo refleja un complejo conjunto de habilidades,
procesos y operaciones cognitivas que determinan la experiencia humana. Para
contextualizar la implementación de estrategias de desarrollo y la monitorización
de los resultados, recordemos las funciones ejecutivas responden a los siguientes
procesos: a) inicio de los comportamientos y la intencionalidad; b) la abstracción
significativa de patrones y conceptos desde experiencias anteriores; c) jerarquizar
los estímulos provenientes del exterior (separar la señal del ruido); d) evaluar la
valencia emocional de los estímulos; e) mantenimiento de los conceptos en la
memoria de trabajo mediante la vigilancia de las tareas; f) el reconocimiento y
resolución de problemas complejos como conflictos conceptuales, disonancia
cognitiva e inhibición de respuesta (Lichter y Cummings, 2001; Miller y
Cummings, 2007; Frangou, 2010). La disfunción ejecutiva muestra una estrecha
asociación con alteraciones funcionales en los pacientes (Andreasen et al., 1998;
Green et al., 2004; Heinrichs, 2005; Mesholam-Gately et al., 2009).
El Cognitive Neuroscience for Treatment Research to Improve Cognition
in Schizophrenia (CNTRICS) centra su actividad investigadora en identificar los
dominios cognitivos que componen el funcionamiento ejecutivo, así como a las
tareas y pruebas destinadas a su evaluación. Los desafíos asociados con la
comprensión del constructo global de la función ejecutiva, vienen marcados por el
reconocimiento de sus múltiples componentes. (Miyake et al., 2000), un enfoque
productivo ha sido delimitar sus procesos y componentes específicos en lugar de
tratarlo como un dominio global. Para CNTRICS, una comprensión de los
mecanismos por separado explicaría las interrelaciones presentes en los patrones
de ejecución de los pacientes con esquizofrenia. Además, los déficit de la función
74
Capítulo II. Variables neurocongnitivas implicadas en la esquizofrenia y su
vulnerabilidad
ejecutiva podrían estar relacionados con las diferentes manifestaciones de la
esquizofrenia (Kerns, 2007)
Aceptada la disfunción ejecutiva como una característica prominente y
central de la esquizofrenia, sigue abierta la cuestión de si refleja un déficit
neurológico, una alteración en la trayectoria del desarrollo neurológico, un curso
neurodegenerativo o alguna combinación de estos (Fucetola et al., 2000;
Reichenberg y Harvey, 2007; Mesholam-Gately et al., 2009; Reichenberg et al.,
2010). Como consecuencia del papel fundamental que juegan las funciones
ejecutivas en la regulación y coordinación de otros dominios o funciones
cognitivas, y su efecto devastador cuando existe una alteración, las
investigaciones tratan de dilucidar la etiología, aparición y curso de los déficit
ejecutivos y sus relaciones con el neurodesarrollo.
A pesar de la disponibilidad de numerosas pruebas de funcionamiento
ejecutivo (Lezak, 2004; Strauss et al., 2006), no existe un consenso en cuanto a
los instrumentos de evaluación a utilizar para medir estas funciones. La propia
complejidad de los comportamientos que coordinan estas funciones y los patrones
de síntomas resultantes de su alteración; además las habilidades ejecutivas reflejan
redes neuronales en lugar de estar localizadas en regiones frontales específicas del
cerebro (Eisenberg y Berman, 2010) hacen de la función ejecutiva un constructo
difícil de abarcar en las investigaciones.
Los estudios transversales realizados sobre primeros episodios de psicosis
señalan un déficit en el funcionamiento ejecutivo consistente en las personas con
esquizofrenia (Keefe et al., 2006; Mesholam-Gately et al., 2009; Zanelli et al.,
2010). Un meta-análisis realizado por Mesholam-Gately y colaboradores (2009)
sobre primeros episodios de psicosis indica que, aunque variables en magnitud, la
mayoría de las áreas del funcionamiento cognitivo mostraba una capacidad
significativamente reducida en comparación con el grupo de control. Las áreas de
funcionamiento problemáticas incluyeron: función ejecutiva, memoria de trabajo,
capacidad cognitiva general, memoria verbal, atención y velocidad de
75
Marta Santarén Rosell
procesamiento, lenguaje, función viso-espacial, capacidad motora y cognición
social. Otros análisis de funcionamiento ejecutivo también han revelado
diferencias significativas a través distintas pruebas tales como el Stroop, el
Training Making test formas A y B, y otras medidas de fluencia verbal y lenguaje
(ver Lezak, 2004; Strauss et al., 2006). Por su parte, Zanelli (2010) concluye que
tanto los pacientes con esquizofrenia como los de primer episodio de psicosis
obtienen peores puntuaciones que el grupo control de comparación a partir de una
amplia batería neuropsicológica. Jahshan y colaboradores (2010) evaluaron una
muestra de pacientes de primer episodio y personas de alto riesgo para desarrollar
psicosis a través del Wisconsin Card Sorting test (WCST) y la prueba Stroop. Sus
resultados señalan, a partir del establecimiento de una línea base de sus medidas,
un empeoramiento para el grupo de alto riesgo a los seis meses de la primera
evaluación para los individuos que transitaron a la psicosis y un funcionamiento
deficitario para los pacientes de primer episodio de curso estable en comparación
con la evaluación inicial. Estos resultados son similares a los obtenidos por otros
autores (Wood et al., 2008). La investigación de las funciones ejecutivas en
población de alto riesgo para la psicosis ha proporcionado importantes hallazgos
sobre la trayectoria del funcionamiento cognitivo, especialmente en relación con
la cuestión de la si la conversión a la psicosis se caracteriza por un declive
cognitivo.
Cabe señalar que el estudio de las funciones ejecutivas realizado en las
distintas investigaciones citadas se ha efectuado a partir de baterías de pruebas
amplias y multidimensionales; por ello, la comparación entre los resultados de los
distintos estudios se complica al existir desigualdades entre los subdominios
evaluados. Por otro lado, en estudios realizados sobre primeros episodios tampoco
existe un consenso acerca de si estos déficit se mantienen estables a lo largo del
tiempo. Mientras que autores, como los citados anteriormente, obtienen indicios
de estabilidad en la disfunción ejecutiva en pacientes de primer episodio (Jahshan
et al., 2010; Wood et al., 2008), Stirling y colegas (2003) en su estudio sobre una
muestra de individuos de primer episodio concluyen, a partir del WCST y la
medición de otras variables neurocognitivas, un mayor valor pronóstico al cabo de
76
Capítulo II. Variables neurocongnitivas implicadas en la esquizofrenia y su
vulnerabilidad
dos años que la sintomatología clínica. Resultados similares obtienen Peña y su
equipo de investigación (Peña, J., Ojeda, N., Segarra, R., Eguiluz, J.I., García, J. y
Gutiérrez, M, 2011), lo que impulsa la necesidad de realizar estudios
longitudinales que sigan aportando luz acerca del origen, curso y desarrollo de
estas alteraciones. En relación con los fenotipos de la psicosis comentados al
inicio de este capítulo, cabe resaltar que una medición cuidadosa de la función
ejecutiva a través del tiempo podría conducir a una comprensión más amplia de
cómo la función ejecutiva opera y se relaciona con la esquizofrenia. Una mejor
comprensión del funcionamiento ejecutivo en este trastorno podría ayudar a
identificar el riesgo y los factores modificadores que influyen en el inicio,
gravedad y curso de la psicosis. Un mayor conocimiento del curso de estas
alteraciones ofrece la oportunidad de establecer estrategias de intervención que
permitan un mejor resultado funcional de estos pacientes (Green et al., 2004;
Brown et al., 2009).
2.2.8. El cociente intelectual
Las limitaciones señaladas anteriormente, y la amplitud de los déficits
cognitivos de la esquizofrenia reflejados en la constatación de deficiencias en
dominios cognitivos múltiples, ha llevado a una gran cantidad de medidas de
evaluación globales de funcionamiento cognitivo antes y durante el curso de este
trastorno. Una de estas medidas de carácter global es el cociente intelectual (IQ).
Frangou (2010) realiza un meta-análisis sobre las medidas de
inteligencia
obtenidas en una serie de estudios en pacientes con esquizofrenia en relación con
los grupos control de comparación. Este autor señala que existen diferencias
estadísticamente significativas en IQ tanto en la evaluación de pacientes con
esquizofrenia de aparición temprana como en su aparición en población adulta.
Los resultados analizados en los estudios transversales en adultos, también
señalan diferencias estadísticamente significativas en las medidas de inteligencia
con respecto a los grupos control. La magnitud de las diferencias encontradas por
77
Marta Santarén Rosell
Frangou varía a lo largo de los estudios entre 1 y 1,5 desviaciones típicas. En esta
línea de investigaciones, existe otro grupo de estudios centrado en la trayectoria
de IQ como variable de premorbilidad al trastorno psicótico. Las puntuaciones
que un individuo obtenga en IQ dependen de la edad, y su valor predice las
puntuaciones en algunas de las medidas ejecutivas, tales como la flexibilidad
cognitiva; sin embargo, por la complejidad de la función ejecutiva discutida
anteriormente, esa predicción no se traduce a todas los dominios funcionales
implicados (Kalkut et al., 2009). A diferencia de la función ejecutiva, las
desigualdades en el cociente intelectual no están directamente asociadas con el
nivel de deterioro funcional observado en la esquizofrenia (Koenen et al., 2009).
No obstante, tal y como señalan algunos autores, las medidas globales de
funcionamiento cognitivo podrían proporcionar información relevante sobre la
alteración ejecutiva presente en los pacientes con esquizofrenia, aun no siendo un
marcador específico (Urfer-Parnas et al., 2010).
En otro reciente meta-análisis, Woodberry y colaboradores (2008),
estudiaron el valor premórbido de IQ en individuos que posteriormente
desarrollaron esquizofrenia, encontrando un tamaño del efecto de medio a
moderado (d de Cohen = 0.54). Por su parte, la revisión de MacCabe (2008) a
partir de varias investigaciones sobre el funcionamiento cognitivo premórbido
concluye que casi todos los estudios encontraron un déficit cognitivo en los
individuos que desarrollaron esquizofrenia en comparación con los grupos
controles. No obstante, MacCabe señala que los déficits observados no fueron
consistentes entre los estudios comparados ni en el grado de afectación de las
funciones cognitivas evaluadas ni en las funciones cognitivas evaluadas.
Los distintos estudios obtienen una afectación cognitiva premórbida, pero
que varía tanto por las funciones evaluadas o consideradas como en su
manifestación dentro de las propias disfunciones constatadas. Kremen y
colaboradores también sugieren que la capacidad intelectual puede tener un valor
pronóstico considerando hallazgos de carácter longitudinal. Sus datos en un
estudio de cohorte desde el nacimiento señalan que la presencia de un déficit
cognitivo en la infancia, medido a través de índices de IQ, era más significativo
78
Capítulo II. Variables neurocongnitivas implicadas en la esquizofrenia y su
vulnerabilidad
para aquellos individuos que desarrollaron esquizofrenia en la edad adulta
(Kremen et al., 2010). Estos resultados son congruentes con los obtenidos por los
grupos de Cannon (2000) y Reinchenberg (2010).
Pese a la utilidad referida de la consideración de medidas de IQ como un
valor pronóstico para la esquizofrenia, es difícil establecer el papel que
desempeña en la génesis y el curso de este trastorno. La variabilidad de los
instrumentos de medida, una metodología de estimación del funcionamiento
cognitivo en la infancia en ausencia de una metodología longitudinal y
prospectiva, y la disparidad de las alteraciones cognitivas obtenidas a través de los
estudios, son las principales dificultades encontradas en estos estudios. Este
panorama no obliga sino a desarrollar futuras líneas de investigación que
esclarezcan el valor como pronóstico de las medidas de inteligencia en la infancia
y, en consecuencia, el riesgo a desarrollar esquizofrenia en la edad adulta; a su
vez, ello contribuirá al objetivo abierto de establecer relaciones entre IQ y el
deterioro cognitivo característico de este trastorno.
2.2.9. Déficit neurocognitivos en la esquizofrenia y regiones cerebrales
Como venimos observando, las anomalías en el funcionamiento cognitivo
son un componente clave en la esquizofrenia. El desafío al que se enfrentan las
investigaciones para la comprensión de la naturaleza de las alteraciones cognitivas
en la esquizofrenia es complejo. La delimitación precisa de la neuropatología
subyacente a la esquizofrenia en general, o los déficit neurocognitivos asociados
en particular, sigue siendo difícil a pesar de los últimos esfuerzos realizados para
su identificación y delimitación.
Hasta la fecha, los hallazgos neuropatológicos fundamentados en estudios
de resonancia magnética del cerebro en pacientes con esquizofrenia son los
siguientes: a) un menor volumen de materia gris (especialmente en el giro
temporal superior, lóbulo temporal y las estructuras límbicas incluyendo la
amígdala, el hipocampo y el giro parahipocampal); b) una reducción de volumen
79
Marta Santarén Rosell
en los lóbulos frontal y parietal; c) falta de asimetrías normales y un aumento de la
región del núcleo caudado, posiblemente relacionado con efectos de la medicación
(Flashman
et
al.
2007).
Frecuentemente,
también
se han
encontrado
anormalidades en el tamaño o la forma del cuerpo calloso (Price et al 2007;
Walterfang et al 2008). Otros autores han informado de una menor actividad en la
corteza prefrontal y un patrón de activación anormal en los lóbulos temporales
durante la ejecución de tareas con materiales tanto verbales como visuales (Eyler
et al., 2008; 2004. Keshavan et al 2008). Otro descubrimiento importante del
sistema nervioso central en esquizofrenia hace referencia a la disfunción
neuroquímica (por ejemplo, reducción de N-acetil aspartato en los lóbulos frontal
y temporal, y un aumento de los receptores D2 en el cuerpo estriado) y
neurofisiológica, como inhibición prepulso anormal, disminución de amplitudes
P300 y alteraciones del sueño REM (Keshavan et al. 2008).
Estas alteraciones a nivel estructural, funcional y neuroquímico podrían
estar detrás de la una amplia gama de dominios cognitivos alterados en la
esquizofrenia, como la memoria de trabajo, lenguaje, función ejecutiva, memoria
episódica, velocidad de procesamiento, atención, inhibición y procesamiento
sensorial (Forbes, et al., 2009; Mesholam-Gately, et al., 2009). Esta serie de
alteraciones, que refleja déficit disociados por su propia fisiopatología psicológica
y neural, dificulta conceptualizar la naturaleza de la disfunción cognitiva en la
esquizofrenia. En su lugar, algunos investigadores han argumentado la existencia
de un mecanismo común cuyas alteraciones dan cabida a la gama de
manifestaciones cognitivas que caracterizan este trastorno. En una interesante
revisión, Barch y Ceaser (2012) proponen que el déficit cognitivo central de la
esquizofrenia estaría caracterizado por la incapacidad para representar
activamente la información necesaria en la orientación (y monitorización) del
comportamiento encaminado a la consecución de cualquier objetivo. Este déficit
refleja alteraciones en la función de la corteza prefrontal dorsolateral (DLPFC) y
de sus interacciones con otras regiones del cerebro, tales como el córtex parietal,
el tálamo y el cuerpo estriado, así como la influencia sobre sistemas de
neurotransmisión tales como la dopamina, el ácido gama aminobutírico (GABA) y
80
Capítulo II. Variables neurocongnitivas implicadas en la esquizofrenia y su
vulnerabilidad
el glutamato (Barch, Braver, Carter, Poldrack, y Robbins, 2009; Lesh, Niendam,
Minzenberg, y Carter, 2011). Numerosos estudios han apoyado esta hipótesis
relativa al déficit en el procesamiento del contexto en la esquizofrenia (Barch y
Braver, 2007), así como la evidencia de alteraciones en la personas en situación de
riesgo para este trastorno (MacDonald Iii et al., 2005; Snitz, et al., 2006). Estas
investigaciones dan pie a considerar que tales déficit pueden estar asociados a la
vulnerabilidad a la esquizofrenia y la manifestación del trastorno psicótico.
Recientemente, el papel concedido al procesamiento del contexto en el
funcionamiento cognitivo de la esquizofrenia ha sido ampliado desde una función
de control cognitivo proactivo (Braver, Gray, y Burgess, 2007; Braver, Paxton,
Locke, y Barch, 2009; Edwards, Barch, y Braver, 2010; Haddon y Killcross,
2007). Esta nueva conceptualización se basa en los llamados mecanismos duales
de control (Braver, et al., 2007; Braver, et al., 2009; Edwards, et al., 2010), que
distinguen entre modos de control reactivo y modos de control proactivo. El
control proactivo se basa en la anticipación y prevención de la interferencia,
mientras que el control
reactivo se basa en la detección y resolución de la
interferencia después de su aparición. En apoyo a este modelo, existe certeza de la
asociación existente entre alteraciones en el control proactivo y la actividad de
DLPFC en la esquizofrenia (Barbalat, Chambon, Franck, Koechlin, y Farrer,
2009; Minzenberg, Laird, Thelen, Carter, y Glahn, 2009), así como en aquellos
individuos considerados de riesgo para el desarrollo de la esquizofrenia (FusarPoli et al., 2007; MacDonald Iii, Thermenos, Barch, y Seidman, 2009). Además,
como ya indicaran algunos autores citados, viene aceptándose el importante papel
que desempeñan las conexiones entre DLPFC y otras regiones del cerebro
relacionadas con el control cognitivo (Cole, Anticevic, Repovs, y Barch, 2011;
Fornito, Yoon, Zalesky, Bullmore, y Carter, 2011; Repovs, Csernansky, y Barch,
2011; Yoon et al., 2008), el impacto del aumento de la dopamina sobre el control
cognitivo en la psicosis (Barch y Carter, 2005; McClure et al., 2010) y la
disminución de la actividad gabaérgica en esta región de la corteza cerebral
(Lewis et al., 2008). No obstante, pese a los esfuerzos descritos y las
81
Marta Santarén Rosell
investigaciones realizadas en la neurofisiología de la esquizofrenia, no es posible
establecer una relación de causa-efecto entre los patrones de activación cerebral,
las anomalías estructurales descritas y los patrones de procesamiento de la
información idiosincráticos analizados en este capítulo.
2.3. El efecto Stroop y el paradigma de interferencia palabradibujo
En el apartado dedicado a la explicación de las alteraciones ejecutivas
presentes en la esquizofrenia y su vulnerabilidad se remarcaba el interés por
aclarar qué papel desempeña la disfunción ejecutiva en su origen, curso y
evolución. Por otro lado, se consideraban las dificultades para un consenso
respecto a las tareas para la evaluación e investigación de estas alteraciones.
Algunas orientadas hacia la interpretación de estímulos mediante la consideración
de informaciones previas, otras requerían de la inhibición de lo irrelevante, la
vigilancia en las tareas y la evaluación de la valencia emocional de los estímulos.
En tercer lugar, se mencionaba el prolífico uso del paradigma Stroop en la
constatación de este tipo de alteraciones. Considerando estas cuestiones, para el
estudio de algunos de los principales objetivos de la presente tesis doctoral, se
procedió al diseño de dos tareas experimentales basadas en el paradigma
experimental del Stroop. Más concretamente en el paradigma de interferencia
palabra-dibujo (PWI). Si bien las premisas básicas para la construcción de las
pruebas se detallan en la parte empírica de este manuscrito, a continuación se
exponen los postulados teóricos que discuten sobre los mecanismos cognitivos
sobre los que se sustentan ambos paradigmas.
En el paradigma de Stroop, a los participantes se les presenta una palabra
escrita en un color específico y se les instruye para la lectura o para la
denominación del color (MacLeod, 1991; Stroop, 1935). Un experimento
fundamentado en este paradigma consta de tres condiciones experimentales: una
condición de congruencia, identificando la palabra y el color de escritura (por
82
Capítulo II. Variables neurocongnitivas implicadas en la esquizofrenia y su
vulnerabilidad
ejemplo, la palabra ‘rojo’ escrito en tinta roja); una condición de incongruencia,
donde difiere el texto del color en que se escribe (por ejemplo, la palabra ‘rojo’
escrita en tinta verde); y una condición neutra, en la que sólo se muestra el texto o
el color. Esta tercera condición experimental se presenta con un conjunto de Xs
escritas en un color determinado (por ej., ‘XXXX’ escritas en tinta roja para la
denominación del color) o bien el término significante de un color escrito en tinta
negra para la lectura de la palabra.
La literatura científica ha venido asumiendo una serie de fenómenos
empíricos constatados a partir del paradigma Stroop. En primer lugar, el
fenómeno de interferencia semántica en la condición de incongruencia, donde
aumenta el tiempo de reacción en la denominación del color a causa de la
interferencia generada entre el significado de la tinta y el lema (por ejemplo,
Cohen, Dunbar, y McClelland, 1990; W. R. Glaser y Glaser, 1989; Klein, 1964).
Sin embargo, en los ensayos congruentes el tiempo de reacción es menor que en la
condición de control, denominándose este segundo efecto facilitación semántica.
En tercer lugar, tanto la interferencia como la facilitación semántica desaparecen
cuando se instruye a los participantes para pronunciar en voz alta la palabra en
lugar de para nombrar el color de escritura. Esta diferencia en el patrón de
velocidad para denominar la palabra se denomina «asincronía del efecto Stroop» y
refleja un menor tiempo de reacción para la lectura de la palabra frente a la
denominación del color en el que está escrita (p.ej., Lovett, 2005).
La tarea PWI tiene una configuración similar a la Tarea de Stroop. A los
participantes se les presenta una imagen donde se superpone una palabra y se les
instruye para denominar el dibujo o para leer la palabra. Al igual que ocurre en el
paradigma Stroop, se dan efectos de interferencia semántica, facilitación
semántica y el fenómeno de asincronía descrito anteriormente (Glaser y
Düngelhoff, 1984). La interferencia semántica se observa cuando los participantes
deben denominar una imagen que presenta una palabra con proximidad semántica
(por ej., una imagen de un perro emparejada con la palabra ‘gato’). El efecto de
interferencia semántica se traduce en un aumento del TR ante los ensayos donde
83
Marta Santarén Rosell
imagen y palabra no están relacionados semánticamente (por ej., imagen de un
gato con la palabra superpuesta ‘mesa’) o en las condiciones de no interferencia
(por ej., cuando aparece la imagen de un gato y sobre él ‘XXXX’). La facilitación
semántica se observa si, por el contrario, la imagen y la palabra se refieren al
mismo concepto (por ejemplo, una imagen de un gato con la palabra ‘animal’
superpuesta). El efecto de la asincronía puede observarse en la desaparición de
estos fenómenos si la instrucción en la tarea es leer la palabra en lugar de nombrar
la imagen. Dada la similitud de las tareas, no es de extrañar que ambos
paradigmas hayan sido explicados en términos similares. De hecho, algunos
autores han propuesto que el paradigma PWI es un ejemplo del efecto Stroop (van
Maanen y Van Rijn, 2007b). Otros modelos computacionales también proponen
un único mecanismo subyacente para PWI y el rendimiento de Stroop (Cohen et
al., 1990; Lovett, 2005; Roelofs, 1992, 2003). Con los años, la idea de que el
efecto del paradigma palabra-dibujo (PWI) y el efecto Stroop son dos
manifestaciones del mismo proceso ha ido ganando apoyo. MacLeod publica un
influyente informe sobre el efecto Stroop (MacLeod, 1991) donde discute sobre
los efectos observados a partir del PWI, citando varios resultados empíricos que
pueden ser explicados con éxito bajo los principios del efecto Stroop. No obstante,
recientemente, Dell'Acqua, Peressotti y Pascali (2007) han argumentado que los
procesos subyacentes al PWI y al efecto Stroop son diferentes, desafiando a la
asunción de un proceso subyacente único. En particular, se ha argumentado que
los loci de los dos efectos de interferencia son distintos para ambas tareas
experimentales. Algunos estudios sugieren que el locus del efecto Stroop se
produce sobre el nivel de selección de respuesta (Fagot y Pashler, 1992; Kuipers
et al., 2006; MacLeod, 1991; Roelofs, 2003). Es decir, la interferencia que se
produce en este tipo de prueba se debe a la posibilidad de respuesta incorrecta
desencadenada por la función distractora de la palabra sobre la denominación del
color en el que aparece escrita. Dell'Acqua y colaboradores argumentaron que este
fenómeno no sucede para el caso de PWI. Para estos autores, la interferencia
observada en PWI está a un nivel de codificación perceptual. Basándose en estos
resultados, Dell'Acqua y colegas concluyen que, aunque los efectos en ambas
84
Capítulo II. Variables neurocongnitivas implicadas en la esquizofrenia y su
vulnerabilidad
tareas parecen similares, son en realidad causados por diferentes mecanismos. Por
último van Maanen, van Rijn y Borst (2009) proponen un modelo computacional
que, sobre la base de un único proceso, puede explicar tanto los fenómenos
tradicionales discutidos por MacLeod (1991) y los datos aportados por
Dell'Acqua y colaboradores (2007).
En esta tesis doctoral se asume el modelo propuesto por van Maanen y
colaboradores (2009). Los autores presentan un solo modelo cognitivo
computacional para la explicación de los efectos de Stroop y PWI, con un punto
de vista conciliador entre las diferencias en los mecanismos de acción propuestos
anteriormente. Este modelo recoge los efectos de interferencia contemplados en
ambas tareas, ya sea por un efecto de codificación perceptual temprano o por un
proceso de competición de respuesta más tardío. En otras palabras, el modelo
proporciona evidencia adicional a la idea de que el proceso subyacente que causa
la interferencia en ambas tareas es el mismo (Cohen et al., 1990; Lovett, 2005;
Roelofs, 1992, 2003), siendo capaz a su vez de explicar que los participantes
responden de manera diferente ante las demandas presentadas por la tarea Stroop
o por PWI (Dell'Acqua et al., 2007).
Para van Maanen y colaboradores, la codificación perceptual supone la
combinación de la integración de las características del estímulo a evaluar y una
serie de procesos de selección variables dependientes de los propios estímulos a
procesar. La variación en el tiempo de codificación entre los diferentes estímulos
se origina a partir de dos procesos. En primer lugar, cabe hablar de la activación
en la memoria declarativa que ocasiona el estímulo a evaluar. En segundo lugar, la
velocidad por la que se expande esta activación será diferente para diferentes tipos
de estímulos (por ejemplo, la identificación del color de la tinta en la que está
escrita la palabra es más fácil de reconocer que un dibujo de línea complejo) (por
ejemplo, Denckla y Rudel, 1976; Vukovic, Wilson y Nash, 2004). Por lo tanto, un
parámetro que se introduce en este modelo refleja la velocidad y fuerza de
propagación de la activación para tener en cuenta los tiempos de codificación
diferentes asociados con diferentes tipos de estímulos (Dell'Acqua, Lotto, y
85
Marta Santarén Rosell
Trabajo, 2000; Rossion y Pourtois, 2004). En la tarea de Stroop, la característica
del color del estímulo propaga activación a un concepto que representa el color, y
la característica de texto de la palabra se propaga a la activación
del lema
asociado a esa palabra. Para la tarea de PWI, las características representadas por
las líneas que configuran el dibujo se extienden a la activación del concepto que
representa el contenido de la imagen, mientras que la palabra sobrescrita se
extiende a la activación del lema asociado al dibujo.
El modelo computacional de van Maanen y colegas sostiene que es posible
tener en cuenta tanto el efecto Stroop como el efecto de PWI en un modelo único
en el que los efectos de interferencia son causados por los mismos procesos,
aunque parecen estar localizados en diferentes etapas. Uno de los conceptos
claves del modelo que proponen hace referencia al período refractario
psicológico (PRP). Este efecto se ve explicado a partir de la función de un sistema
ejecutivo de control y adaptación que coordina el orden en el que dos niveles de
procesamiento de la información tienen lugar (Meyer y Kieras, 1997b). Después
de la etapa de codificación perceptual de la tarea objetivo (en este caso, la
codificación del color en la tarea Stroop o la denominación del dibujo en PWI), la
estructura de control bloquea su ejecución hasta que logra interrumpir el
procesamiento de la información distractora.
Otro debate relacionado con el efecto de PWI está relacionado con el locus
de interferencia. El locus temprano del que informó Dell'Acqua y colaboradores
(2007) podría sugerir que las teorías que interpretan PWI como un efecto de
selección léxica (Levelt et al., 1999; Roelofs, 1992) son incorrectas. Esta opinión
viene respaldada en la evidencia de que la selección léxica es objeto de
tratamiento central y, por lo tanto, no tendría lugar antes del fenómeno «cuello de
botella» central (Ferreira y Pashler, 2002). En contraste, van Maanen y su grupo
asumen que la interferencia se distribuye en múltiples etapas. Dependiendo de la
tarea y las instrucciones de trabajo, la selección léxica resulta un proceso clave o
bien aparece como otro de los subprocesos implicados en la resolución del
experimento. Además, van Maanen y colaboradores defienden la existencia de
múltiples etapas de interferencia semántica. La hipótesis de que la interferencia
86
Capítulo II. Variables neurocongnitivas implicadas en la esquizofrenia y su
vulnerabilidad
semántica puede ser distribuida sobre el procesamiento a lo largo de diferentes
etapas no es nueva (por ejemplo, McClelland, 1979). Múltiples estudios (De
Houwer, 2003; Janssen, Schirm, Mahón, y Caramazza, 2008; Risko et al., 2006;
Schmidt y Cheesman, 2005, Van Veen y Carter, 2005) muestran que el lugar de la
interferencia no es fija para un fenómeno en particular. A raíz de los supuestos
que subyacen en este modelo, se postula que la interferencia semántica está
asociada con un determinado subproceso: la recuperación del conocimiento
declarativo de la memoria. Esta hipótesis es coherente con los estudios que
sugieren una disociación entre el estímulo relacionado con la interferencia y la
respuesta relacionada con la interferencia en la tarea de Stroop (por ejemplo, De
Houwer, 2003; Risko et al., 2006; Schmidt y Cheesman, 2005).
El punto más importante del modelo computacional de van Maanen y
colaboradores reside en la interpretación y constatación de que ciertas diferencias
observadas entre los efectos de Stroop y PWI en condiciones de PRP no deben
interpretarse necesariamente como diferentes mecanismos cognitivos. En su lugar,
se postula que no hay una diferencia cualitativa entre la denominación de los
colores y aquella de las imágenes, sino sólo una diferencia gradual en la
organización perceptiva; es decir, los colores se perciben más rápido que las
imágenes. Esta diferencia gradual en la velocidad de procesamiento determina si
la interferencia entre una palabra y un color o la imagen se encuentra en mayor
medida en una etapa de percepción o en una etapa posterior.
2.4. Recapitulación
De lo expuesto, se acepta que el deterioro cognitivo puede ser considerado
como un síntoma principal asociado con la esquizofrenia (Kerns, Nuechterlein,
Braver, y Barch, 2008; Simpson, Kellendonk, y Kandel, 2010). Varios autores
señalan a estos déficit como los factores originadores de aquellos problemas que
los pacientes padecen en el funcionamiento general, en la esfera social y en la
87
Marta Santarén Rosell
organización de las actividades cotidianas de estos pacientes (Aubin, Stip,
Gelinas, Rainville, y Chapparo, 2009). Por otro lado, el nivel de funcionamiento
cognitivo ha demostrado ser un importante predictor de la recuperación de la
enfermedad y del estado funcional del paciente (Green, et al., 2000; Harvey et al.,
1998 ). Por este motivo, una mejora en la comprensión de la naturaleza de los
déficit cognitivos asociados a la esquizofrenia permitirá optimizar la
rehabilitación y los programas de intervención de los trastornos de este espectro.
Sin embargo, tal y como señalan algunos autores, no queda más remedio
que adoptar una actitud prudente a la hora de sacar conclusiones acerca de las
diferencias constatadas en los déficit de los pacientes con esquizofrenia y
población de alto riesgo. En un meta-análisis, Fioravanti y colaboradores (2005)
destacan la disparidad en los tamaños del efecto obtenidos; asimismo, MesholamGately y colaboradores (2009) también mencionan estos efectos referidos a
pacientes con un primer episodio. El grupo de Fioravanti atribuye dicha
heterogeneidad a una falta de estudios cruzados, que otorguen consistencia tanto a
la metodología utilizada (incluida la variación en la sensibilidad de las medidas
específicas empleadas y en los procedimientos para la selección de los grupos
control de comparación de los estudios) como a las diferencias en las
características de las muestras de los pacientes.
Dentro de un panorama de investigación e intervención en el que se
reconocen las dificultades señaladas a lo largo de este capítulo para la definición,
operativización, medición e interpretación de las habilidades cognitivas
comprometidas en los trastornos psicóticos, es de reseñar las iniciativas
desarrolladas por grupos de investigación como NIMH-MATRICS para la mejora
del estudio de la cognición en la esquizofrenia (Kern et al., 2008; Nuechterlein et
al., 2008). El principal propósito de MATRICS, responde, en parte, a la selección
de una batería de pruebas neuropsicológicas útil para la evaluación de los efectos
de las intervenciones sobre pacientes clínicos (Buchanan et al., 2010; Harvey et
al., 2010). Esta batería para la evaluación global de la función cognitiva podría ser
considerada una batería de línea de base, adecuada para la comparación de los
estudios transversales. Otro de los esfuerzos para la mejora de la cognición en la
88
Capítulo II. Variables neurocongnitivas implicadas en la esquizofrenia y su
vulnerabilidad
esquizofrenia lo representa el Centro de investigación y tratamiento CNTRICS,
focalizado en la identificación de los instrumentos de evaluación de redes
ejecutivas (Barch et al., 2009).
Nos encontramos ante un panorama prometedor para el estudio de los
marcadores cognitivos de riesgo para la esquizofrenia. Los esfuerzos empíricos
mediante metodologías estructurales y funcionales iluminarían cuestiones
abiertas: qué sistemas neurobiológicos subyacen a los déficits cognitivos, la
relación de estas alteraciones con los síntomas psicopatológicos y cómo
interaccionan los sistemas y circuitos cerebrales implicados. En general, existe un
consenso acerca de las principales áreas implicadas en la variedad de habilidades
cognitivas comprometidas en la esquizofrenia, que incluyen distintas áreas de la
corteza cerebral (prefrontal, cingulada y temporal), el sistema límbico
(específicamente el hipocampo, cuerpo estriado y el tálamo) y el cerebelo
(McGuire et al. 2008; Assaf y Pasternak 2008; Kubicki et al. 2007). Pese a estos
avances cabe destacar que, en el marco de investigación del riesgo para los
trastornos del espectro psicótico, es indispensable avanzar en diseños
experimentales para evaluar las competencias cognitivas y su trayectoria a lo largo
del continuum de gravedad psicopatológica.
.
89
CAPÍTULO III.
La cognición social en la esquizofrenia y la
esquizotipia
Capítulo III. La cognición social en la esquizofrenia y la esquizotipia
CAPÍTULO III. LA COGNICIÓN SOCIAL EN LA
ESQUIZOFRENIA Y LA ESQUIZOTIPIA
3.1. Introducción
En el apartado anterior se hacía referencia a la importancia que cobran las
funciones cognitivas en la interacción de las personas con su entorno, así muestran
varios meta-análisis que subrayan la relación de la neurocognición y la cognición
social (Fioravanti, Carlone, Vitale, Cinti, y Clare, 2005; Green, et al., 2000;
Johnson-Selfridge y Zalewski, 2001). Por otro lado, la mayoría de estudios
orientados a una intervención temprana en psicosis señalan las ventajas de
focalizarse en los marcadores específicos de vulnerabilidad al trastorno (Cannon,
Cornblatt, y McGorry, 2007). En esta búsqueda de marcadores neurocognitivos,
que pueden funcionar como variables predictoras de la psicosis, se considera la
cognición social tanto en su interacción con otras variables neurocognitivas como
en la función que cumple para el funcionamiento global de las personas con
esquizofrenia (Sergi et al., 2007).
Retomando la iniciativa de NIMH-MATRICS para el desarrollo de una
batería de pruebas útiles en la evaluación de los efectos del tratamiento cognitivo,
este apartado desarrollará la séptima dimensión: la cognición social. Recordemos
que ésta fue propuesta como una variable neurocognitiva implicada en la génesis,
mantenimiento y pronóstico de la esquizofrenia (Green et al., 2004b; Nuechterlein
y Green, 2006).
Hasta hace relativamente poco tiempo, la mayoría de los estudios
neuropsiquiátricos sobre la esquizofrenia se centraban en variables cognitivas no
93
Marta Santarén Rosell
sociales como la atención, memoria o funcionamiento ejecutivo. La atención a la
cognición social en la esquizofrenia crece a partir de los años noventa (Rodríguez
Sosa, Acosta Ojeda, y Rodríguez Del Rosario, 2011), década que comienza con la
publicación del clásico de Frith CognitiveNeurophychology of Schizophrenia. Este
libro propone un modelo explicativo donde los pacientes con esquizofrenia
presentan dificultades tanto en la interpretación de su conducta como en la
manifestación de sus intenciones, pudiendo interpretar sus actos bajo el control
ajeno.
Por otro lado, los problemas comportamentales o de funcionamiento social
son característicos en la esquizofrenia. Frecuentemente preceden también al
desencadenamiento de la psicosis, suelen empeorar en el transcurso de la
enfermedad y contribuyen a aumentar el número de recaídas (Pinkham, Penn,
Perkins, y Lieberman, 2003c). Estas deficiencias se traducen en dificultades en la
realización de sus tareas cotidianas, lo que en muchos casos empeora la autonomía
de este grupo de pacientes, dificulta el inicio y el mantenimiento de las relaciones
sociales o el mantenimiento u orientación vocacional así como sus actividades
destinadas al ocio (Bellack et al., 2007b; Couture, Penn, y Roberts, 2006b;
Flashman y Green, 2004; Green et al., 2008; Harvey, Green, Keefe, y Velligan,
2004).
La inclusión de la cognición social entre el conjunto de habilidades
cognitivas afectadas en los trastornos del espectro psicótico ha supuesto,
probablemente, el reconocimiento explícito de su importancia como dimensión
diferenciada entre el conjunto de aspectos problemáticos de esta población.
La cognición social se podría definir como el conjunto de operaciones
mentales que subyacen a las interacciones sociales, incluyendo los procesos
implicados en la percepción, interpretación y generación de respuestas ante las
intenciones, disposiciones y conductas de otros (Brothers, 1990; Ostrom, 1984).
En otras palabras, podría decirse que es el «conjunto de procesos cognitivos
implicados en cómo la gente piensa sobre ella misma, sobre otras personas, sobre
situaciones sociales e interacciones» (Penn, Corrigan, Bentall, Racenstein, y
94
Capítulo III. La cognición social en la esquizofrenia y la esquizotipia
Newman, 1997). También se considera que forman parte de la cognición social
los procesos y funciones que permiten a la persona entender, actuar y beneficiarse
del mundo interpersonal. Estos procesos son los implicados en cómo elaboramos
inferencias sobre las intenciones y creencias de otras personas y cómo sopesamos
factores situacionales frente a los personales al hacer dichas atribuciones (Green,
Olivier, Crawley, Penn, y Silverstein, 2005).
La inclusión de la cognición social ha supuesto el reconocimiento explícito
de su importancia, la cual se ve justificada por varias razones a mencionar:
- La evidencia empírica relaciona la cognición social con el
funcionamiento social (Brüne, 2005b; Green, et al., 2000; Green y Nuechterlein,
1999).
- Su papel como variable mediadora entre la cognición social básica o
neurocognición y el funcionamiento social (Brekke, et al., 2005b; Vauth, Rüsch,
Wirtz, y Corrigan, 2004a) (Figura 6.1).
- La aparición de trabajos que muestran un sustrato neuronal de la
cognición social (Adolphs, 2001; Insel y Fernald, 2004; Pinkham, Penn, Perkins,
y Lieberman, 2003b).
- La atención al desarrollo de programas de intervención en esquizofrenia
centrados en la cognición social (Andres, Brenner, Pfammatter, y Roder, 2001;
Penn, Jones, y Munt, 2005).
Pese a todas estas evidencias, es necesario, tener en cuenta que los
términos, definiciones y subdominios de la cognición social en la investigación de
la esquizofrenia son muy variados, un hecho que impide la comunicación en este
campo y dificulta las comparaciones de los resultados de las distintas
investigaciones. Sin embargo, la investigación de la cognición social en la
esquizofrenia viene acaparando el interés de los expertos. A continuación, se
exponen tres de los subdominios más estudiados por su papel en la aparición y
evolución de los trastornos del espectro psicótico: el procesamiento emocional, la
teoría de la mente y la percepción social. El hilo conductor del capítulo hace
referencia de nuevo al grupo de investigación NIMH-MATRICS, quien ha
95
Marta Santarén Rosell
propuesto una serie de pruebas y tareas para la evaluación de estos subdominios
(Tabla 5).
Tabla 5. Subdominios de la cognición social evaluados en la esquizofrenia (NIMHMATRICS)
Subdominios de la
Cognición Social
Procesamiento
Emocional
Tareas para su evaluación
Facial Emotion Identification Test (Kerr y Neale, 1993)
Voice Emotion Identification Test
(Kerr y Neale, 1993)
Penn Computerized Neurocognitive
Battery – Emotion Recognition Test (Kohler et al., 2003b)
(McDonald, Flanagan, y
The Awareness of Social Inference Rollins, 2002)
Test – Parte 1
(Mayer, Salovey,
Mayer-Salovey-Caruso Emotional Caruso, y Sitarenios,
Intelligence Test
2003)
Percepción Social
Social Cue Recognition Test
(Rosenthal, Hall,
DiMatteo, Rogers, y
Archer, 1979)
(Corrigan y Green,
1993a)
Situational Features Recognition
Test
Schema Comprehension
Sequencing Test-Revised
(Corrigan y Green,
1993c)
(Corrigan y Addis,
1995)
Attributional Style Questionnaire
Internal, Personal and Situational
Attributions Questionnaire
Ambiguous Intentions Hostility
Questionnaire
(Peterson et al., 1982)
(Kinderman y Bentall,
1996a)
(Combs, Penn, Wicher,
y Waldheter, 2007)
False Belief Stories
False belief picture sequencing
(Frith y Corcoran, 1996)
(Langdon et al., 1997)
(Corcoran, Mercer, y
Frith, 1995)
(Baron-Cohen,
Wheelwright, Hill,
Raste, y Plumb, 2001)
Profile of Non-Verbal Sensitivity
Conocimiento Social
Estilo Atribucional
Teoría de la Mente
Referencias
Hinting task
Reading the Mind in the Eyes test
The Awareness of Social Inferences
Test – Partes 2 y 3
(McDonald, et al., 2002)
96
Capítulo III. La cognición social en la esquizofrenia y la esquizotipia
El último subapartado de este capítulo revisará las recientes contribuciones
respecto a las alteraciones en subdominios de la cognición social, así como su
consideración, aparición y mantenimiento en tanto que sintomatología central de
la esquizofrenia. Esta investigación sitúa a las habilidades sociales como objetivos
prioritarios en los programas de intervención y prevención de la sintomatología
psicótica.
3.2. Procesamiento emocional en la esquizofrenia y la esquizotipia
El procesamiento emocional se refiere, en términos generales, a los
aspectos de percibir y manifestar emociones; por ello, está compuesto de varias
habilidades o prerrequisitos independientes que combinan emoción y cognición
(Mayer, Salovey, Caruso, y Sitarenios, 2001; Salovey y Sluyter, 1997)
- Identificación de emociones: para la evaluación de esta habilidad
se utilizan fundamentalmente tareas de etiquetado y discriminación de la
expresión facial a través del uso de fotografías que expresan de una
emoción (estática).
- Facilitación de emociones: implica ser conscientes de la emoción
que corresponde a una situación determinada. Las tareas para su
evaluación contienen subtests que miden si los participantes valoran
adecuadamente las diferentes emociones en distintas situaciones.
- Entendimiento de las emociones: evalúa el entendimiento de los
participantes en los cambios entre emociones. Esta capacidad hace
referencia a una visión emocional menos categórica y más dimensional,
donde la presencia de un estado no anula la aparición de otra emoción.
- Manejo de emociones: examina la capacidad de regulación y
gestión de las emociones de uno mismo y en sus relaciones con los
demás. Se evalúa a través de pruebas que exigen la reevaluación de las
emociones experimentadas ante un acontecimiento expuesto.
97
Marta Santarén Rosell
El conocimiento empírico del procesamiento emocional se basa
fundamentalmente en tareas basadas en el reconocimiento facial de las emociones
(Ekman, 1976). Este es precisamente el componente de la cognición social más
extensamente estudiado en la esquizofrenia. Los resultados avalan la existencia de
un déficit en la identificación facial de las emociones especialmente cuando los
rostros expresan ira, miedo y asco en comparación con la identificación de la
alegría. La magnitud de diferencias pacientes versus controles es significativa; de
hecho, un reciente meta-análisis de ochenta y seis estudios con diversas tareas,
muestra un tamaño del efecto global de -0,91 (Kohler, Walker, Martin, Healey, y
Moberg, 2009). Estas alteraciones, que parecen presentarse desde el inicio
temprano del trastorno, son relativamente estables en el tiempo y detectables en
sujetos de alto riesgo (Addington, Penn, Woods, Addington, y Perkins, 2008;
Edwards, Jackson, y Pattison, 2002; Gur, Nimgaonkar, y Almasy, 2007; Kee,
Horan, Mintz, y Green, 2004). Por otro lado, existe un creciente cuerpo de
estudios enfocados al procesamiento de la información de carácter emocional en
los pacientes con esquizofrenia que constata, aun reconociendo la gran disparidad
de resultados, la susodicha dificultad en el reconocimiento de emociones
negativas (Archer, Hay, y Young, 1992; Bediou et al., 2005b; Bellack, Blanchard,
y Mueser, 1996a; Edwards, Pattison, Jackson, y Wales, 2001; Gaebel y Wolwer,
1992; Kohler et al., 2003a; Phillips et al., 1999; Van’t Wout et al., 2007).
Por estos motivos, el reconocimiento facial de las emociones (Facial
Emotion Recognition, FER) es considerado como un marcador de riesgo para el
desarrollo de la esquizofrenia. Las limitaciones de las tareas de percepción
utilizadas en las investigaciones hacen referencia a las propiedades psicométricas
de estas pruebas (Kee, et al., 2004; Mueser, Penn, Blanchard, y Bellack, 1997;
Penn et al., 2000). Por otra parte, no hay consenso sobre si las alteraciones en la
percepción emocional en la esquizofrenia reflejan un déficit específico o forman
parte de un déficit cognitivo general (Schneider et al., 2006). A pesar de estas
limitaciones, los déficit en tareas de percepción emocional parecen mostrar una
clara relevancia en el estado funcional de la esquizofrenia, ya que están
constantemente en relación con diversos aspectos de la competencia social y el
98
Capítulo III. La cognición social en la esquizofrenia y la esquizotipia
funcionamiento de estos pacientes (Couture, Penn, y Roberts, 2006a). Otros
aspectos del procesamiento de la emoción, aun mostrando alteraciones en las
personas que esquizofrenia, han sido menos estudiados; por ejemplo, las
deficiencias en la gestión de las emociones (Eack, Greeno, et al., 2010; Henry et
al., 2007; Henry, Rendell, Green, McDonald, y O'Donnell, 2008; Horan,
Blanchard, et al., 2008b; Kee et al., 2009).
3.3. Teoría de la mente en la esquizofrenia y la vulnerabilidad a la
psicosis
El término teoría de la mente (TOM) fue acuñado por Premack y
Woodruff (1978) para hacer referencia a la capacidad humana para inferir sobre
los estados mentales de otros, sus intenciones, sus disposiciones y creencias
(Brüne, 2005b; Mazza, De Risio, Surian, Roncote, y Casacchia, 2001; Schenkel,
Spaulding, y Silverstein, 2005). Los pacientes con esquizofrenia tienen
comprometida, además de dicha capacidad, la atribución de sus propios estados
mentales (Brüne, 2003; 2005b).
Esta carencia sería la responsable, según el modelo teórico de Frith
(1992a), de los desórdenes en la monitorización de los pensamientos, de los
errores en la lectura de las intenciones de otros y de los déficit para explicarse y
predecir su propia conducta. La evaluación de TOM en los estudios sobre la
esquizofrenia se ha realizado sobre tareas de papel y lápiz tales como cuentos o
juegos que presentan imágenes secuenciales (Baron-Cohen, et al., 2001; Corcoran,
et al., 1995; Frith y Corcoran, 1996; Happe, 1994; Langdon, et al., 1997). A través
de estas pruebas se evalúa la existencia de las «falsas creencias de primer orden»
(o creencia falsa sobre el estado del mundo) y las «falsas creencias de segundo
orden» (o creencia falsa sobre las de otra persona). Otros paradigmas evalúan la
capacidad para organizar paneles de dibujos animados coherentemente con el
conocimiento sobre estados mentales complejos, como por ejemplo la intención
de engañar, de los personajes representados en las imágenes (Brune, 2003).
99
Marta Santarén Rosell
Los pacientes con esquizofrenia muestran déficit consistentes en una
variedad de tareas que implican habilidades relacionadas con TOM (Brüne,
2005c; Corcoran, 2001). Los datos que se desprenden de algunos meta-análisis
informan de tamaños del efecto general sobre la base de más de treinta estudios
que van desde 0,90 hasta 1,25 (Bora, Yucel, y Pantelis, 2009; Sprong, Schothorst,
Vos, Hox, y Van Engeland, 2007). Aunque el rendimiento en este tipo de tareas
parece estar asociado a los estados agudos del trastorno, también se encuentran
alteraciones en pacientes en estado de remisión (Bora, Yucel, et al., 2009).
Además, estos déficits están presentes en todo el curso del trastorno y son
detectables en personas de alto riesgo (Bora, Yucel, et al., 2009; Chung, et al.,
2008). Algunos estudios dan soporte a esta idea de que los déficit en TOM
corresponden más a un rasgo de los trastornos del espectro esquizofrénico que a
un estado deficitario debido a la sintomatología de este grupo de trastornos.
Sprong y colaboradores (2007) y Bora y su equipo de investigación (2009) en
sendos meta-análisis, constatan estos déficit en pacientes con esquizofrenia
remitidos. Por su parte, Janssen y colegas (2003) y Anselmetti y colaboradores
(2009) observaron un peor rendimiento en tareas de TOM en familiares de primer
grado de pacientes psicóticos.
Los estudios realizados sobre TOM y esquizotipia en población adulta
parecen avalar la hipótesis de que estas alteraciones están presentes a lo largo del
continuum del fenotipo psicótico (Langdon y Coltheart, 1999), particularmente
aquellos que experimentan síntomas positivos (Langdon y Coltheart, 2004).
Pickup (2006) realiza un estudio sobre población general donde mide la
esquizotipia a través del Inventario de Sentimientos y Experiencias de OxfordLiverpool (O-LIFE) (Mason et al., 1995). Sus resultados señalan que los
individuos con altas puntuaciones en la dimensión positiva de la esquizotipia
presentaron un funcionamiento deficitario en las habilidades de TOM, siempre en
comparación con el resto de los grupos de individuos sanos. Sin embargo, también
existen estudios que informan de una falta de asociación entre TOM y la
esquizotipia psicométrica (Jahshan y Sergi, 2007; Fernyhough et al., 2008). No
son muchas las investigaciones que evalúan la habilidad de TOM y las
100
Capítulo III. La cognición social en la esquizofrenia y la esquizotipia
experiencias psicóticas en población no clínica adolescente; no obstante, algunas
centran la atención en la importancia de los síntomas psicóticos atenuados y su
relación con alteraciones en TOM (Mejorana et al., 2006; Chung et al., 2008;
Pickup, 2006; Bora et al., 2009). Recientemente, Barragán y colaboradores (2011)
obtienen una asociación entre un déficit en TOM y la presencia de experiencias
psicóticas atenuadas en la dimensión positiva de la esquizotipia en población
general adolescente. Aunque los resultados de las investigaciones acerca de las
asociaciones entre TOM y esquizotipia son mixtos, la evidencia sugiere que el
deterioro en la habilidad de la mentalización no es un síntoma exclusivo de los
pacientes con esquizofrenia. El estudio de las alteraciones en TOM en muestras
sobre la población general con altas puntuaciones en esquizotipia psicométrica y
en las primeras fases del trastorno, sí podría guiarnos hacia una mayor
comprensión de la naturaleza de la disfunción de TOM en la esquizofrenia.
A pesar de la importancia que TOM está adquiriendo dentro del panorama
de investigación de la esquizofrenia y la vulnerabilidad a los trastornos psicóticos,
es necesario considerar determinadas limitaciones metodológicas. Dado que se ha
desarrollado para la evaluación socio-emocional infantil, muchas medidas
utilizadas no son apropiadas para el de estudio con pacientes adultos; en
consecuencia, son propensos a efectos de techo (Pinkham y Penn, 2006). Por otro
lado, la complejidad de las situaciones sociales no puede ser recogida a través de
tareas de papel y lápiz. No obstante, la utilización de otros paradigmas más
recientes y adecuados para el estudio de las alteraciones de TOM en población
psiquiátrica adulta muestran la presencia de un funcionamiento deficitario para
esta competencia cognitiva (Horan et al., 2009; Kern et al., 2009; McDonald, et
al., 2002). La ventaja de estos paradigmas es la utilización de estímulos
dinámicos, que permiten evaluar con mayor validez ecológica al guardar mayor
relación con los procesos de interacción efectiva relacionada con la cotidianeidad
social.
Una vez aceptado que el deterioro en TOM se asocia a una baja ejecución
en tareas de procesamiento contextual como el lingüístico y viso-perceptivo
(Schenkel, et al., 2005), se torna indispensable abordar otras habilidades
101
Marta Santarén Rosell
cognitivas relacionadas a un tiempo con la cognición social y con TOM. En
consecuencia, el presente estudio continúa con la observación de una competencia
que cumple ambos requisitos: la percepción social.
3.4. Percepción social: subdominios, esquizofrenia y riesgo a la
psicosis
Como capacidad, la percepción social requiere del individuo una atención
dirigida hacia las señales sociales que son clave para interpretar adecuadamente el
contexto compartido; es decir, para valorar las reglas y roles sociales mediante la
facultad de «leer entre líneas» (Penn, Corrigan, et al., 1997). En consecuencia, el
examen de la percepción social en los pacientes con esquizofrenia se ha centrado
en el procesamiento del contexto y de las señales verbales, físicas e
interpersonales (Mah, Arnold, y Grafman, 2004; Penn, Ritchie, Francis, Combs, y
Martin, 2002). La percepción social implica dos fases: la primera, de
identificación y categorización inmediata de la conducta; la segunda, de decisión
sobre si la conducta observada se debe a estados estables o a factores situacionales
(Bellack, Blanchard, y Mueser, 1996b; Newman y Uleman, 1993). En esta última
fase, al requerir un análisis inferencial o atribucional, los pacientes con
esquizofrenia muestran dificultades para cambiar sus primeras impresiones y
presentan una tendencia a sacar conclusiones precipitadas (Penn, et al., 2005).
En palabras de Penn y colaboradores (2002) «las personas con
esquizofrenia o trastorno esquizoafectivo no utilizan el contexto cuando procesan
estímulos sociales». Además, invierten más tiempo en las características menos
relevantes (Phillips y David, 1998) y tienen dificultades para captar la
información de tipo abstracto (Kéri, Kiss, Kelemen, Benedek, y Janka, 2005;
Nuechterlein y Dawson, 1984b). Existen datos científicos que avalan que estos
déficit en la percepción social están presentes en los pacientes con esquizofrenia
en distintas etapas de la enfermedad (Addington, Saeedi, y Addington, 2006;
Corrigan, Davies-Farmer, y Stolley, 1990; Corrigan y Green, 1993a; Sergi y
102
Capítulo III. La cognición social en la esquizofrenia y la esquizotipia
Green, 2003), así como en sus familiares de primer grado sanos (Toomey,
Seidman, Lyons, Faraone, y Tsuang, 1999). Green y colaboradores realizan una
serie de estudios que evalúan la influencia de la información contextual en la
percepción social; en estos, los participantes deben inferir las emociones y estados
mentales fotografiados bajo dos condiciones experimentales: ‘aislada’, donde se
muestra la expresión facial de una persona, o bien con una fotografía de algún
individuo en un contexto social. Sus resultados demuestran que los pacientes, en
comparación con los participantes controles sanos, se sirven menos del tipo de
información contextual para la inferencia de emociones y estados mentales de las
personas mostradas en las imágenes (Green, Waldron, y Coltheart, 2007; Monkul
et al., 2007). En esta línea, otros grupos de investigación han obtenido
deficiencias en la comprensión y extracción de información en escenas sociales
complejas, así como patrones de orientación deficitarios en la exploración visual
de la información contextual (Bigelow et al., 2006; Sasson et al., 2007). Estas
habilidades, necesarias para realizar con éxito tareas de percepción social,
dependen del conocimiento que las personas tengan sobre las reglas que rigen las
situaciones sociales y están, a su vez, directamente relacionadas con la noción de
esquema social (Corrigan y Green, 1993b; Green, et al., 2005).
El concepto de conocimiento o esquema social hace referencia a la
capacidad para identificar los componentes que pueden caracterizar una
determinada situación social; es decir, requiere un conocimiento de lo típico. Los
esquemas sociales varían en función de los componentes o características que
permiten su comprensión, pero básicamente se consideran cuatro componentes
básicos: acciones, roles, reglas y fines o metas. Estos constituyentes del marco de
referencia nos permiten saber, en una situación social, cómo debemos actuar, cuál
es nuestro papel y el de otros actores, cuáles son las reglas convencionales y
cuáles son las razones que nos implican. Los pacientes con esquizofrenia han
mostrado alteraciones en pruebas que evalúan este tipo de destrezas sociales
(Corrigan y Green, 1993c); de ese modo, hay estudios que evidencian una
afectación en las habilidades cognitivas implicadas para la secuenciación de
escenas que describen actividades cotidianas (Corrigan y Addis, 1995; Penn, et
103
Marta Santarén Rosell
al., 2002). Sin duda, el conocimiento social es un constructo importante aceptado
como primer paso y condición necesaria para una percepción y competencia social
adecuadas (Bellack, Sayers, Mueser, y Bennett, 1994); además, se ha demostrado
su relación con otros aspectos del funcionamiento social (Couture, et al., 2006a).
El conocimiento social, a su vez, se sirve del estilo atribucional para
completar el significado que le atribuimos a un escenario social. El estilo
atribucional se refiere a cómo los individuos explican de manera característica las
causas de los eventos positivos y negativos que tienen lugar en sus vidas. El
significado de un acontecimiento se basa en la atribución que el individuo hace
sobre su causa (Green, et al., 2005). La investigación del estilo atribucional, que
involucra tanto muestras psiquiátricas como de población general, ha venido
desarrollando una distinción tripartita en las atribuciones de las causas: de carácter
personal tanto interno, con procedencia desde el propio individuo, como externo
(hacia otras personas) y a factores situacionales externos. En un trabajo de
Kinderman y Bentall (1996b) pacientes con esquizofrenia, se observó que los
malos resultados en una tarea de teoría de la mente estaban asociados a una
tendencia a hacer atribuciones externas personales antes que situacionales.
Además, tal y como señalan otras investigaciones, los pacientes con delirios
persecutorios podrían mostrar una tendencia a atribuir sus malos resultados a otros
individuos más que a la situación (Bentall, Corcoran, Howard, Blackwood, y
Kinderman, 2001a).
Así pues, en base a lo que obtienen algunos estudios, el estilo atribucional
podría ser peculiar cuando hay sintomatología paranoide (Combs y Penn, 2004).
Este estilo se caracteriza por una tendencia a exagerar, distorsionar o centrarse de
forma selectiva en los aspectos hostiles o amenazantes de los demás. Las
emociones asociadas a la hostilidad son el asco, el enfado y la ira (Barefoot, 1992;
Brummett et al., 1998; Izard, 1994). Asimismo, los individuos caracterizados por
este estilo, son propensos a formar conclusiones precipitadas sobre los demás sin
modificar sus impresiones en base a la información contextual. Por estos motivos,
este tipo de estilo atribucional es conocido como «sesgo de la personalización»
104
Capítulo III. La cognición social en la esquizofrenia y la esquizotipia
(Bentall, Corcoran, Howard, Blackwood, y Kinderman, 2001b; Garety y Freeman,
1999)
En resumen, podemos considerar una serie de dificultades en pacientes
con esquizofrenia cuando se enfrentan a tareas que requieren del procesamiento
de estímulos de contenido social (Leonhard y Corrigan, (2001):
1. La percepción de estímulos sociales está afectada por la familiaridad
de la situación. Las personas con esquizofrenia pueden tener menos familiaridad
por los déficit en las estructuras de memoria comentados en el apartado anterior.
2. Como los estímulos sociales son más abstractos, les resulta más
complicado percibirlos.
3. La percepción de estímulos sociales requiere la comprensión de
parámetros emocionales, una función difícil para personas con esquizofrenia.
4. La percepción de estímulos sociales requiere un procesamiento
semántico que podría estar dañado en la esquizofrenia.
Además de la evidente relación que guarda la cognición social con el
funcionamiento cognitivo, ya avanzó el presente capítulo la abundancia de
trabajos que implican directamente la cognición social con el funcionamiento
comunitario de las personas diagnosticadas con esquizofrenia. Por ejemplo, los
déficit en la percepción del afecto y la solución de problemas cognitivo-sociales
se relacionan con la competencia social (Spaulding, Weiler, y Penn, 1990) y el
desempeño en el funcionamiento social (Sullivan, Marder, Liberman, Mintz, y
Donahoe, 1990).
En este contexto, diversos modelos tratan de servir como marco para
organizar la investigación sobre intervenciones neurocognitivas y cognición
social
en
la
esquizofrenia.
Estos
modelos
básicamente
proponen
la
neurocognición y el funcionamiento social como extremos, con una serie de
factores complementarios donde la cognición social jugaría un papel relevante al
ser propuesta como variable intermediaria entre ambos conjuntos de habilidades.
105
Marta Santarén Rosell
Las figuras 4, 5 y 6 representan varios modelos recientes que tratan de
explicar la interrelación entre neurocognición, cognición social y funcionamiento
social. En todos, es destacable la importancia asignada a la cognición social.
Figura 4. Modelo de Green y Nuechterlein(1999)
NEUROCOGNICION :
FUNCIONAMIENTO:
Vigilancia, Memoria de trabajo,
Memoria verbal secundaria,
Funcionamiento ejecutivo
Social, Ocupacional, Satisfacción del
paciente, Carga para el cuidador
COGNICIÓN SOCIAL:
Percepción de emociones,
Esquema social, Insight,
Estrategias de afrontamiento
Figura 5. Modelo de Vauth, Rüsch, Wirtz y Corrigan(2004b)
Funcionamiento
social
0
Cognición no-social
Cognición social
Atención
Funcionamiento
cognitivo
106
Capítulo III. La cognición social en la esquizofrenia y la esquizotipia
Figura 6. Modelo de Brekke, Kay, Lee y Green (2005b)
Competencia social
NEUROCOGNICIÓN
COGNICIÓN SOCIAL
FUNCIONAMIENTO
SOCIAL GLOBAL
Apoyo social
Green y Nuechterlein (1999) proponen un modelo complejo que separa los
subcomponentes de la neurocognición básica, la cognición social y el
funcionamiento social; donde se presentan como potenciales, las relaciones de la
cognición social con la neurocognición y con el funcionamiento social, sin tener
presente el papel de la farmacología, las intervenciones y la sintomatología. Para
Vauth, Rüsch, Wirtz y Corrigan (2004), la cognición social sería un mediador
entre neurocognición básica y funcionamiento social, donde ésta primera ejercería
una gran influencia sobre la cognición social. El modelo de Brekke y
colaboradores (2005) es un modelo biosocial causal del funcionamiento social en
la esquizofrenia; en consecuencia, utiliza como predictores la cognición social
global y algunos de sus aspectos específicos como la competencia social y la
neurocognición (el grosor de las líneas es proporcional a la influencia de unos
factores sobre otros para estos autores)
3.5. Cognición Social y la sintomatología psicótica: su relación a
través de un modelo de vulnerabilidad al estrés
Tal y como exponía el Capítulo I de esta tesis, dentro del paradigma de
intervención temprana en psicosis se ha demostrado la existencia de un continuum
entre experiencias psicóticas y experiencias ordinarias o no psicóticas (Claridge,
107
Marta Santarén Rosell
1990; Chapman y Chapman, 1980; Chapman, Edell, y Chapman, 1980). En
coherencia, el estudio de las experiencias psicóticas, antes que a la búsqueda de
agrupaciones de síntomas o síndromes que sirven a diagnósticos clínicos como la
esquizofrenia o el trastorno bipolar, se encamina al establecimiento de la
presencia/ausencia de estos síntomas y su papel en la génesis de los cuadros
clínicos, sobre los que puedan funcionar como marcadores de riesgo (Kendell,
1991; Kendell y Brockington, 1980). Para un acercamiento teórico comprensivo
de la vulnerabilidad a los trastornos del espectro psicótico, se hizo referencia, a
través del modelo de vulnerabilidad-estrés, a la interacción entre una
vulnerabilidad genética y la influencia ambiental (Agid et al., 1999). Aunque las
influencias medioambientales en los trastornos psicóticos no han sido bien
establecidas, múltiples estudios consideran al ambiente como factor contribuyente
o exacerbador en la génesis de la psicopatología de este grupo de trastornos.
Algunas de estas investigaciones señalan la inmigración y la pertenencia a una
minoría étnica en ambientes urbanos como un factor de riesgo para desarrollar
psicosis (Bresnahan et al., 2007; Cantor-Graae, Pedersen, McNeil, y Mortensen,
2003; Fearon, et al., 2006; Harrison, Owens, Holton, Neilson, y Boot, 1988;
Selten et al., 2001; Veling y Susser, 2011). Esta línea de estudios sugiere que la
discriminación (Janssen et al., 2003; Veling et al., 2007), las experiencias de
derrota social y la impotencia, y/o falta de apoyo social pueden ser importantes al
conferir riesgo de enfermedad (Selten y Cantor-Graae, 2005).
Otra línea de investigaciones centrada en el papel de la influencia de la
adversidad social y su relación con la psicosis se ha centrado en el estudio de las
relaciones familiares. El término de emoción expresada familiar ha sido
establecido como un agente que podría tener una influencia causal en el desarrollo
de la psicosis (Kuipers, Birchwood, y McCreadie, 1992), otorgando a las
relaciones familiares un papel relevante en la génesis de los trastornos psicóticos.
En esta línea, se ha explorado el papel que desempeñan las relaciones con las
figuras de apego y la presencia de sintomatología psicótica. Al parecer, podrían
existir asociaciones entre un estilo de apego inseguro y la presencia de síntomas
psicóticos tanto en población no clínica (Meins, Jones, Fernyhough, Hurndall, y
108
Capítulo III. La cognición social en la esquizofrenia y la esquizotipia
Koronis, 2008) como en muestras de pacientes con esquizofrenia (Dozier y Lee,
1995; Dozier, Stevenson, Lee, y Velligan, 1991).
Para determinar el papel que un déficit en la cognición social jugaría en la
génesis y mantenimiento de la sintomatología psicótica, este apartado retoma el
concepto de cognición social, en tanto que procesamiento y la interpretación de la
información de carácter social (Penn et al., 1997); así como su alteración,
responsable del deterioro de las habilidades sociales y la consiguiente alienación
de los pacientes con esquizofrenia (Brüne, 2005a; Brüne y Brüne-Cohrs, 2006;
Penn, Spaulding, et al., 1997). La primera cuestión es si la falta de habilidades
sociales contribuye, en combinación con experiencias tempranas adversas, al
mantenimiento de una percepción hostil del ambiente social aun en ausencia del
mismo. ¿Podría un ambiente familiar adverso en la infancia interferir en el
desarrollo de unas habilidades sociales básicas? A su vez, la ausencia o el carácter
deficitario de estas habilidades, ¿podría perpetuar la percepción de un ambiente
social desfavorable? Esta relación causal no es fácil de demostrar; no obstante,
varios estudios señalan dos procesos fundamentales relacionados con las
habilidades implicadas en el desarrollo de la cognición social: TOM y el «sentido
de la agencia» (sense of agency). Estas habilidades han sido constatadas como
deficitarias en los pacientes con esquizofrenia y en población considerada de alto
riesgo para desarrollar trastornos psicóticos, relacionándose con la exposición a
factores de riesgo ambientales que interfieren en el desarrollo de una adecuada
autoestima. Una baja autoestima, unida a otras alteraciones en el procesamiento de
la información, podría estar detrás de un estilo cognitivo paranoide.
El «sentido de la agencia» se define como la capacidad humana para
concebirse como autor de sus propias acciones (Gallagher et al., 2000). Los
pacientes con esquizofrenia muestran un conjunto de síntomas que indican la
alteración en este sentido de la agencia; por ejemplo, la inserción de pensamientos
o los delirios de control (Blakemore, Wolpert, y Frith, 2002). Los pacientes con
estos síntomas experimentan que sus acciones son monitorizadas por otras
personas y que sus propias intenciones responden a intereses externos
(Blakemore, et al., 2002; Frith, 1992b; Jeannerod, 2009). Por otro lado, tal y como
109
Marta Santarén Rosell
muestran los estudios de Sass y Parnas (2003), las alteraciones relacionadas con la
patología del self podrían ser consideradas como marcadores de riesgo para los
trastornos psicóticos, pues están presentes en las primeras fases de la enfermedad
(Cermolacce, Naudin, y Parnas, 2007), en personas con síntomas prodrómicos y
en personas de alto riesgo (Nelson et al., 2009; Nelson, Yung, Bechdolf, y
McGorry, 2008; Parnas, 1999; Sass y Parnas, 2003). Los pacientes con
esquizofrenia y las personas con síntomas prodrómicos cometen un mayor número
de atribuciones propias a sus movimientos en situaciones ambiguas que el grupo
control (Daprati et al., 1997; Fourneret, Franck, Slachevsky, y Jeannerod, 2001;
Franck et al., 2001; Hauser et al., 2011; Knoblich, Stottmeister, y Kircher, 2004).
Estos datos sugirieren que un patrón exagerado de auto-atribución en las
situaciones ambiguas a la propia acción ya está presente en personas prodrómicas
(Garety y Freeman, 1999), por lo que el sentido de la agencia podría arrojar luz
sobre los mecanismos implicados en la evolución de los trastornos psicóticos.
En este punto de la discusión, cabe considerar que los susodichos
hallazgos podrían ser contradictorios con la patología descrita en la literatura
científica de los trastornos psicóticos, que habla de una «sintomatología pasiva»
en estos cuadros. Sin embargo, autores como Frith, en el año 1992 ya indicaban la
presencia de mecanismos compensatorios para este tipo de sintomatología pasiva
de primer orden presente en los trastornos psicóticos. Para este autor, una
atribución exagerada a sus propias acciones, reflejaría uno de estos mecanismos
compensatorios ante síntomas como inserción de pensamientos y delirios de
control.
Retomando las consideraciones anteriores, es necesario constatar la duda
sobre si las alteraciones en el sentido de la agencia responden a una modificación
de carácter cognitivo (Kuperberg, Deckersbach, Holt, Goff, y West, 2007), a una
alteración de los procesos perceptivos y volitivos (Frith, Blakemore, y Wolpert,
2000; Jeannerod, 2009; Pacherie, 2008) o, en tercer lugar, a una disfunción en la
capacidad para integrar la información de experiencias pasadas con la evaluación
del presente y sus expectativas (Fletcher y Frith, 2009).
110
Capítulo III. La cognición social en la esquizofrenia y la esquizotipia
Para algunos autores, un funcionamiento metacognitivo defectuoso en la
integración de las señales internas y externas podría estar detrás de la aparición de
los delirios paranoides; a su vez, éstos podrían tener su origen en la identificación
de una adversidad desde el entorno social. Estos delirios permanecerían por las
expectativas negativas hacia las interacciones sociales futuras que experimentan
las personas con sintomatología delirante (Bentall et al., 2008; Corcoran et al.,
2006; Kaney y Bentall, 1989).
Además de este sentido de la agencia alterado, la investigación ha puesto
de relieve una serie de factores y mecanismos psicológicos que pueden conducir a
esta expectativa negativa en las interacciones sociales. Como se apuntó, los
pacientes con esquizofrenia tienden a sacar conclusiones de manera precipitada
(Dudley, John, Young, y Over, 1997b; Garety, Hemsley, y Wessely, 1991; John y
Dodgson, 1994); dicho efecto, se intensifica cuando el razonamiento implica
material de carácter emocional (Dudley, John, Young, y Over, 1997a; Young y
Bentall, 1997). Aunque la causa de este sesgo es poco conocida, existen
evidencias de que esta tendencia está relacionada específicamente con la aparición
de pensamientos de carácter delirante (Corcoran et al., 2008; Fine, Gardner,
Craigie, y Gold, 2007). Garety y colaboradores (1991) proponen que las
alucinaciones podrían tener su origen en un fallo del razonamiento de tipo
probabilístico, lo que precipitaría sus conclusiones. De acuerdo con esta teoría, el
modelo probabilístico nos permite evaluar nuestro sistema de creencias,
incorporar información a las mismas a partir de las evidencias y predecir
acontecimientos futuros. Según estos autores, las personas con propensión a la
psicosis y sintomatología delirante, al igual que los pacientes con esquizofrenia,
tenderían a ignorar la información alternativa en los razonamientos sobre estados
emocionales presentes, conduciéndose así a un empobrecimiento general (Sellen,
Oaksford, y Gray, 2005; Young y Masonemail, 2007).
En esta línea de argumentaciones, Platek y Gallup (2002) y Plateck y
colaboradores (Platek, Myers, Critton, y Gallup, 2003), proponen la existencia de
diferentes áreas de razonamiento, fraccionadas según el tipo de información
destinada a albergar. En concreto, los pacientes con esquizofrenia y las personas
111
Marta Santarén Rosell
con propensión a la psicosis podrían tener afectadas las áreas que procesan
información de tipo social, sobre todo donde el contenido se refiere a uno mismo.
Estos estudios están en la línea de lo que proponen otros autores en pacientes con
esquizofrenia (Kemp, Chua, McKenna, y David, 1997; McGuire, Junginger,
Adams Jr, Burright, y Donovick, 2001; Simpson, Done, y Vallée-Tourangeau,
1998).
Estos hallazgos señalan las asociaciones entre estos déficit en el
procesamiento de la información social y la capacidad de hacer autoatribuciones a
la sintomatología positiva de los trastornos del espectro esquizofrénico. Pese a la
relación establecida de estas alteraciones cognitivas con la dimensión positiva de
la esquizofrenia, los resultados de otros investigadores encuentran asociaciones
con otras dimensiones del trastorno. Tsakanikos (2004) propone que estos fallos
estarían asociados a la sintomatología negativa de los síndromes psicóticos.
Mientras, otros estudios convergen al considerar que un razonamiento social
defectuoso puede estar relacionado con la dimensión impulsividad-no
conformidad de este grupo de pacientes (Sellen, et al., 2005) y a la anhedonia
introvertida (Cummins, 1995).
Tal y como se señalaba al principio de este apartado, la Teoría de la Mente
también ha sido estudiada para establecer su papel en la aparición y
mantenimiento de la sintomatología psicótica. Se ha sugerido que los delirios de
persecución podrían surgir a consecuencia de la existencia de fallos en la
capacidad para entender los estados mentales de otros, que podrían llevar a pensar
que otras personas tienen intenciones malignas hacia uno mismo (Frith, 1994).
Estos fallos en la atribución de las intenciones de los demás se ven acentuados
cuando los razonamientos implican un contenido emocional (Langdon y
Coltheart, 1999, 2001; Pickup y Frith, 2001). En consecuencia, algunos estudios
han encontrado que la habilidad de TOM es deficitaria en pacientes con
sintomatología delirante (Corcoran, Cahill, y Frith, 1997; Corcoran, et al., 2008;
Craig, Hatton, Craig, y Bentall, 2004; Frith y Corcoran, 1996). Esto no significa
que se pueda establecer una relación causal entre la presencia de alucinaciones y
TOM, sino que constata la co-ocurrencia de estos dos fenómenos en pacientes con
112
Capítulo III. La cognición social en la esquizofrenia y la esquizotipia
esquizofrenia. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que las alteraciones en
TOM también han sido halladas en pacientes que presentan otro tipo de
sintomatología psicótica en su dimensión negativa (Drury, Robinson, y
Birchwood, 1998; Sarfati, Hardy-Bayles, Brunet, y Widloecher, 1999).
Los investigadores interesados en la identificación de los rasgos
implicados en la vulnerabilidad a la psicosis han examinado estas habilidades
cognitivas sociales en muestras con esquizotipia, donde los estudios de TOM
observan deficiencias de manera regular (Pickup, 2006; Pickup y Frith, 2001). Los
rasgos de personalidad esquizotípica presentes en población no clínica parecen
estar relacionados con un déficit en la comprensión de falsas creencias y en la
atribución de estados mentales a los demás (Langdon y Coltheart, 1999; Langdon,
Coltheart, Ward, y Catts, 2001; Platek, Critton, Myers, y Gallup Jr, 2003), con
deficiencias en la capacidad de detectar el engaño (Malcolm y Keenan, 2003), en
la captación de la ironía (Langdon y Coltheart, 2004) y en el proceso de
información sobre sí mismo (Platek, Critton, et al., 2003; Platek y Gallup Jr,
2002). Por otro lado, otros trabajos constatan que los familiares de primer grado
de pacientes con esquizofrenia presentan alteraciones en la percepción social y
TOM (Janssen, Krabbendam, Jolles, y Van Os, 2003; Toomey, et al., 1999); por
tanto, no estamos sino ante otra justificación para emplear algunos subdominios
de la cognición social como candidatos a marcadores de riesgo para la psicosis.
En base a los hallazgos comentados en este apartado, Bentall y
colaboradores (2009) proponen un modelo que integra todos esos aspectos (Figura
7). Este modelo trata de asociar los mecanismos relacionados con la aparición de
sintomatología paranoide y la tendencia a sacar conclusiones de manera
precipitada, con las alteraciones en el estilo atribucional y una baja autoestima.
Estas alteraciones vendrían condicionadas por déficit en TOM. Las experiencias
tempranas adversas y los estilos de apego funcionarían como disparadores de esas
alteraciones cognitivas implicadas en la aparición y mantenimiento de la
sintomatología positiva de la esquizofrenia.
113
Marta Santarén Rosell
Figura 7. Mecanismos sociales predictores de experiencias psicóticas
Autoestima
Anticipación
Acontecimientos
Apego
Estilo Atribucional
Negativos
Externo
Experiencias
Adversas
Creencias
paranoides
Habilidades TOM
Deficitarias
Tendencia a sacar
conclusiones
precipitadamente
Este modelo de carácter complejo aunque integrador, pone en relación
datos que se desprenden de otras investigaciones. Los pacientes con esquizofrenia
y sintomatología paranoide presentan niveles bajos de autoestima medida a través
de autoinformes (Bentall, et al., 2008; Chadwick, Trower, Juusti-Butler, y
Maguire, 2005; Thewissen, Bentall, Lecomte, van Os, y Myin-Germeys, 2008;
Thewissen et al., 2007). Estos mismos resultados se obtuvieron en una muestra de
población general con presencia de síntomas paranoides (Pickering, Simpson, y
Bentall, 2008). Además, este estudio mostró que la autoestima baja mediaba la
asociación entre el apego inseguro y estos síntomas positivos. Esta relación
también se encuentra en el estudio de (Mikulincer, 1995), donde los síntomas
paranoides se manifiestan a través de ítems que medían dificultad para confiar en
los otros. En la misma línea, existen evidencias acerca de la relación existente
entre un apego inseguro y ansioso con los principales cuidadores durante la
infancia y la existencia de un funcionamiento metacognitivo alterado presente en
los pacientes con esquizofrenia y alucinaciones de carácter auditivo (Bartholomew
y Horowitz, 1991).
114
Capítulo III. La cognición social en la esquizofrenia y la esquizotipia
En un intento de simplificar estas complejas relaciones, podríamos decir
que los pacientes con puntuaciones bajas de autoestima parecen estar
relacionados, a su vez, con patrones de apego disfuncionales durante su infancia.
Esta ausencia de relaciones afectivas en edades tempranas podría dar lugar a un
patrón o funcionamiento metacognitivo disfuncional, caracterizado por la
presencia de un estilo atribucional paranoide y una alteración del sentido de la
agencia. Las disfunciones cognitivas implicadas en este tipo de atribuciones se
reflejan en la falta de habilidades para desarrollar una adecuada TOM y la
tendencia a sacar conclusiones precipitadamente. Una evaluación errática, (y
suspicaz) de las intenciones de los demás, junto con el impedimento para obtener
una prueba de realidad de sus creencias condicionado por este razonamiento
precoz e inconcluso, contribuirán al mantenimiento, y quizás a la aparición, de las
creencias paranoides. En este punto de la explicación del modelo, la investigación
de (Frenkel, Kugelmass, Nathan, y Ingraham, 1995), con adolescentes de riesgo
genético para la esquizofrenia, obtuvieron que estas alteraciones en el estilo
atribucional resultaron predictoras de este trastorno.
3.6. Recapitulación
En este capítulo se revisa la importancia emergente que la cognición social
está adquiriendo en la investigación de la psicosis. En primer lugar, tratando de
establecer asociaciones entre esta habilidad y los déficit cognitivos bien
establecidos en los trastornos del espectro psicótico. En segundo lugar, se ha
revisado brevemente la evidencia de los déficits cognitivos sociales estudiados en
el fenotipo psicótico.
Determinar las relaciones entre los subdominios de la neurocognición
básica y la cognición social, pese a la relevancia que está adquiriendo en estos
últimos años, es un ámbito de investigación aún reciente y las relaciones
encontradas, aparte de modestas, no están claras. Ya en 1996 Green señalaba que
la memoria verbal, la función ejecutiva y la vigilancia podrían tener un mayor
115
Marta Santarén Rosell
peso explicativo para el funcionamiento comunitario/actividades diarias,
habilidades instrumentales, resolución de problemas sociales y la adquisición de
habilidades psicosociales en los pacientes con esquizofrenia. Este hallazgo es
confirmado por una revisión sistemática de treinta y siete estudios realizada por
dicho autor y sus colaboradores, donde tratan de establecer las asociaciones entre
cuatro dominios cognitivos y funcionales. En concreto, la media de las
correlaciones oscilaron de 0,20 para la vigilancia, 0,23 para el funcionamiento
ejecutivo, 0,29 para la memoria verbal a largo plazo y 0,40 para la memoria verbal
inmediata (Green et al., 2000). Otra revisión de este autor, que comprende
dieciocho estudios longitudinales, mostró que el funcionamiento cognitivo general
de los pacientes con esquizofrenia estaba a su vez asociado a la recuperación y
resultado funcional más de seis meses después (Green, Kern, y Heaton, 2004).
A pesar de estas evidencias, la cognición social ha adquirido recientemente
mayor relevancia (Nuechterlein et al., 2004; Penn, Corrigan, et al., 1997). Couture
y colaboradores (2006) realizaron una revisión sobre veintidós estudios, diseñados
para establecer las asociaciones entre la condición social y el funcionamiento
global de los pacientes. En ese trabajo, los autores reflejan asociaciones entre las
dimensiones de procesamiento emocional, percepción social y TOM con el
funcionamiento comunitario, comportamiento socialmente adaptado a un
contexto, resolución de problemas sociales y habilidades sociales (Couture, et al.,
2006b). La magnitud total de las asociaciones se mostraron de pequeñas a
moderadas, sugiriendo que la cognición social funcionaría como un mediador
entre la neurocognición y el funcionamiento global de las personas con
esquizofrenia (Addington, et al., 2006; Brekke, Kay, Lee, y Green, 2005a; Meyer
y Kurtz, 2009; Sergi, Rassovsky, Nuechterlein, y Green, 2006; Vaskinn et al.,
2008; Vaskinn, Sundet, Hultman, Friis, y Andreassen, 2009; Vauth, et al., 2004b).
Aún así, la cognición social también parece ser un predictor válido por sí mismo,
ya que explica la variación adicional en el funcionamiento general de los
pacientes que no se puede explicar por la neurocognición básica (Brekke, et al.,
2005a; Brüne, 2005a; Penn, Mueser, y Spaulding, 1996; Pinkham y Penn, 2006;
Waldheter, Jones, Johnson, y Penn, 2005).
116
Capítulo III. La cognición social en la esquizofrenia y la esquizotipia
Otros estudios han concluido que la cognición social puede incluso superar
el valor predictivo de habilidades de la neurocognición básica para los trastornos
del espectro psicótico (Pijnenborg et al., 2009).El tema de las asociaciones
diferenciales entre SC y NC y el resultado funcional de este grupo de pacientes es
importante a fin de identificar los dominios cognitivos específicos que se
constituirían como los principales objetivos de la intervención terapéutica (Gold,
2004).
Los modelos representados y los estudios comentados muestran distintas
explicaciones acerca de cómo la neurocognición básica se relaciona con la
cognición social y estas dos a su vez con el funcionamiento global del paciente
con esquizofrenia.
En cuanto a los subdominios de la cognición social relacionados con los
trastornos del espectro psicótico, cabe señalar que las habilidades cognitivas en
TOM, junto con el procesamiento emocional, están ganando protagonismo en la
literatura científica. Los datos arrojados por los modelos de ecuaciones
estructurales de la esquizofrenia, sugieren que dichas habilidades cognitivas de
naturaleza social median las relaciones entre la neurocognición y el
funcionamiento social en la esquizofrenia (Brekke, et al., 2005a; Sergi, et al.,
2006; Vauth, et al., 2004b). Los pacientes con esquizofrenia presentan de manera
consistente alteraciones significativas en las tareas que requieren la evaluación de
la percepción emocional, TOM, estilo atribucional y conocimiento y percepción
social. Estas habilidades en los subdominios de la cognición social también han
sido mostradas como deficitarias en estudios de primer episodio, los déficit en
reconocimiento facial de las emociones, TOM, y estilo atribucional se muestran
ya presentes en esta población. Hay ciertas pruebas que sugieren que los déficits
de la cognición social están presentes tanto en la fase aguda de la enfermedad
como en aquellos pacientes en remisión, empeorando en los cuadros crónicos.
Para la consideración de la cognición social como una variable neurocognitiva de
relevancia en la génesis de los trastornos psicóticos se ha estudiado su grado de
estabilidad en el tiempo, y la presencia de estas alteraciones en los estados
iniciales de los trastornos psicóticos. Pese a que los resultados son en algunos
117
Marta Santarén Rosell
casos contradictorios, es un hecho, cada vez más evidente, que la cognición social
está adquiriendo una relevancia cada vez mayor para el estudio de los síndromes
de este espectro, siendo ya un objetivo primordial en el tratamiento de los
pacientes con esquizofrenia (Bellack et al., 2007a; Bora, Yücel, y Pantelis, 2009;
Carlsson, Nyman, Ganse, y Cullberg, 2006; Dominguez, Viechtbauer, Simons,
Van Os, y Krabbendam, 2009; Gold, 2004; Heinrichs y Zakzanis, 1998a).
Estos hallazgos han llevado a los investigadores a reconocer el papel de la
cognición social como una variable neurocognitiva a tener en cuenta en la génesis,
curso, tratamiento y pronóstico de la esquizofrenia y sus trastornos asociados. El
hecho de que presente las características de otras alteraciones neurocognitivas
como la estabilidad y su relativa independencia en las fases de la enfermedad,
lleva al planteamiento de si los déficit constatados en los subdominios revisados
en este capítulo pudieran ser considerados como marcadores de riesgo para los
trastornos del espectro esquizofrénico.
En el último apartado de este capítulo, se explican las relaciones existentes
entre alteraciones en la cognición social y la aparición y mantenimiento de los
síntomas paranoides. Autores como Bentall y Fernyhough (2008) establecen un
modelo que pone en relación, junto con los hallazgos de otros investigadores, un
modelo de vulnerabilidad al estrés donde algunos factores de riesgo psicosociales
como la ausencia del establecimiento de un apego seguro, o condiciones como la
inmigración, podrían estar relacionados con una baja autoestima y la presencia de
alteraciones cognitivas en los subdominios de la cognición social como el estilo
atribucional, la percepción emocional y TOM. Estar expuesto a este tipo de
circunstancias podría ir en contra del establecimiento y puesta en marcha de
mecanismos cognitivos que permiten procesar la información de carecer social de
manera exitosa.
Encontrar los determinantes potenciales de este trastorno y dar con el
tratamiento más adecuado para los mismos, representa, tal y como se ha expuesto,
uno de los principales objetivos de investigación de la esquizofrenia (Buchanan et
al., 2005; Gold, 2004; Holthausen et al., 2007). Por otro lado, establecer políticas
118
Capítulo III. La cognición social en la esquizofrenia y la esquizotipia
de intervención temprana sobre población de riesgo psicosocial, podría servir, a su
vez, como una medida de intervención primaria al servicio de una mayor calidad
en la salud mental de aquellas personas con riesgo a desarrollar un trastorno
mental relevante.
119
CAPÍTULO IV.
Procesamiento emocional en la psicosis y la
esquizofrenia
Capítulo IV. Procesamiento emocional en la psicosis y la esquizofrenia
CAPÍTULO IV. PROCESAMIENTO EMOCIONAL EN LA
ESQUIZOFRENIA Y LA ESQUIZOTIPIA
4.1. Introducción al concepto de emoción y su estudio
experimental
El capítulo anterior destacaba la progresiva importancia del procesamiento
emocional en las recientes investigaciones sobre el síndrome psicótico.
Retomando consideraciones anteriores, el procesamiento emocional, por su
relevancia al englobar una serie de habilidades cognitivas implicadas en la
percepción y manifestación de las emociones, es uno de los subdominios de la
cognición social más estudiado. Por otra parte, sus alteraciones en los pacientes
con esquizofrenia son reflejadas en las descripciones más consensuadas del
trastorno, donde el afecto aplanado ha sido considerado uno de los principales
síntomas negativos de la esquizofrenia (APA, 1994). Por tanto, al hablar de
esquizofrenia se alude a la presencia de síntomas como afecto aplanado o
inadecuado, una disminución para experimentar placer (anhedonia física y social),
déficit en el procesamiento de las expresiones faciales y trastornos en la volición
de estos pacientes. Las alteraciones en la experiencia emocional se consideran un
fenómeno generalizado, pues se presentan en todas las fases del trastorno
incluyendo la fase pre-mórbida (Walker, Grimes, Davis, y Smith, 1993), el primer
episodio (Malla et al., 2002; Mason et al., 2004) y los estados de cronicidad de
este trastorno (Harvey et al., 1996; Putnam & Harvey, 2000). Estas alteraciones,
además de ser estables en el tiempo (Long y Brekke, 1999), se consideran un
indicador pronóstico negativo en la evolución de la esquizofrenia (Milev, Ho,
Arndt, y Andreasen, 2005; Pogue-Geile y Harrow, 1985).
123
Marta Santarén Rosell
Estas cuestiones, junto con la resistencia de dichas alteraciones a los
tratamientos farmacológicos disponibles (Arango, Buchanan, Kirkpatrick, y Carpenter,
2004; Kopelowicz, Liberman, Mintz, y Zárate, 1997), convierten a los déficit del
procesamiento emocional en objetivo fundamental para la investigación clínica y
cognitiva actual (Kirkpatrick, Fenton, Carpenter, y Marder, 2006).
El presente capítulo recorre las principales investigaciones centradas en
determinar los componentes de la emoción, su estudio experimental y las alteraciones
en subdominios del procesamiento emocional en pacientes con esquizofrenia y
población de riesgo para los trastornos psicóticos. Los déficit comentados en este
capítulo están especialmente vinculados al desarrollo de la parte experimental de la
presente tesis, por lo que las competencias desarrolladas del procesamiento emocional
serán el reconocimiento facial de las emociones, el paradigma del priming verbal y el
paradigma Stroop en población clínica fundamentalmente. La parte empírica de este
trabajo profundiza más en las investigaciones realizadas en población de riesgo para la
psicosis por relacionarse con las características de la muestra utilizada y no redundar en
las mismas investigaciones en sendas partes del trabajo.
EL CONCEPTO DE EMOCIÓN Y SU INVESTIGACIÓN EXPERIMENTAL:
Desde la perspectiva de las ciencias afectivas, las emociones son complejos
sistemas que han evolucionado en respuesta adaptativa a los estímulos y exigencias
ambientales. En la mayoría de las circunstancias, las emociones atienden a un número
importante de funciones intra e interpersonales (Frijda, 1986; Keltner y Kring, 1998;
Lang, Bradley, y Cuthbert, 1990; Levenson, 1994); así, una definición genérica de
emoción se refiere al cambio en los sistemas internos del individuo para dotarle de una
conducta particular en una circunstancia determinada. Por otro lado, la visión peyorativa
de las emociones, en oposición a las respuestas racionales hacia el exterior, ha sido
superada desde la consideración de que estos complejos procesos no otorgan al ser
humano sino una respuesta de adaptación al medio.
La polémica concerniente a la naturaleza de la emoción, inaugurada a finales del
siglo XIX, está representada por los modelos de James (James, 1884) y de Cannon
124
Capítulo IV. Procesamiento emocional en la psicosis y la esquizofrenia
(1914, 1927, 1968). En la actualidad, los autores centrados en los aspectos cognitivos
acentúan la importancia de los pensamientos, evaluaciones y valoraciones para definir la
emoción. Por su parte, los autores orientados hacia los aspectos fisiológicos resaltan la
relevancia de los cambios y reacciones fisiológicas en sus definiciones. En tercer lugar,
aquellos interesados en los aspectos conductuales analizan las características expresivas
y motoras de las conductas emocionales. Así pues, el estudio de las emociones se debe
llevar a cabo considerando los factores subjetivos, los factores ambientales y los
circuitos hormonales/neurales que sustentan la respuesta de carácter emocional. Esta
conceptualización permite a los investigadores no sólo estudiar los circuitos neuronales
relacionados con la emoción, sino también la modulación de estos circuitos y los
mecanismos de control genético para las emociones. Scherer (2001), hace referencia a la
denominada «tríada de respuesta», conformada por la activación fisiológica, la
expresión motora y el sentimiento o experiencia subjetiva. No obstante, algunos autores
incluyen factores motivacionales, como las tendencias de acción, y procesos cognitivos
implicados en la evaluación y valoración del estímulo entre los componentes necesarios
del proceso emocional. Uno de estos intentos se recoge en el modelo bio-informacional
de las emociones de Lang (Lang, 1979, 1993; 1995). La visión de Lang respecto a las
tradicionales polémicas centro-periferia y emocional-cognitivo queda bien reflejada en
su modelo. El planteamiento básico del modelo es cognitivo y, por lo tanto, central.
Lang entiende la emoción como una disposición a la acción, determinada por una
estructura específica de información almacenada en el cerebro, que cuando se activa
pone en marcha manifestaciones cognitivas, fisiológicas y conductuales (Lang, 1979,
1993; 1995). Además, en dicha estructura de información hay datos relacionados con
respuestas fisiológicas, verbales y de comportamiento. Para este autor, las
manifestaciones funcionales de las emociones siguen una organización jerárquica de
tres niveles. En la base se encontrarían los actos específicos de respuesta emocional
(actos conductuales determinados y respondientes a un estímulo concreto), y en la
cúspide las disposiciones dimensionales (grado de sensibilidad y excitabilidad del
sistema nervioso del organismo que reacciona). En un nivel intermedio, Lang sitúa los
programas emocionales (miedo, ira, programas de reacción almacenados en la memoria
de las personas).
125
Marta Santarén Rosell
De este modo, las manifestaciones emocionales son enormemente variadas, a
nivel de conductas funcionales, lingüísticas, evaluativos, expresivas y a nivel de
cambios fisiológicos (Lang, 1995). Estos elementos dan color y profundidad a la
emoción, permitiendo que el repertorio de manifestaciones emocionales sea tan amplio.
A pesar de la complejidad de las manifestaciones emocionales asumida por Peter J.
Lang, este autor propone dos parámetros motivacionales simples e implícitos en la base
de todo el fenómeno emocional. Así, todas las emociones, consideradas por él como
disposición para la acción más que acción en sí misma, pueden situarse en un espacio
bidimensional, como coordenadas de valor afectivo y de activación fisiológica (Lang,
1995). El valor o valencia afectiva estaría conducido por dos sistemas motivacionales
primarios, el sistema apetitivo o de preservación, expresado por posturas de
acercamiento, y el sistema aversivo o de protección, expresado por conductas de escape
y evitación. Estos dos sistemas motivacionales, presentes en los humanos y mayoría de
las especies animales, funcionarían como mecanismos que permiten la adaptación al
entorno. Además, tendrían cada uno su propio circuito cerebral, permitiendo al
individuo una respuesta rápida sobre el objeto o situación elicitadora (Lang, 1995). En
cuanto a la dimensión del arousal, este autor propone su medición a partir de la
magnitud de la activación de las regiones cerebrales activadas en el procesamiento de la
información emocional.
El estudio experimental de las emociones, ha estado sujeto a diversos modelos
experimentales a partir de modelos teóricos de emoción diferentes; por ello, los
resultados son inconsistentes y poco comparables entre sí (Moltó, 1995). En palabras de
este autor «un buen procedimiento para inducir estados emocionales en el laboratorio
debería caracterizarse por tener una teoría que guiara su construcción, contar con
estímulos objetivos, controlables y calibrados cuyos efectos sobre cada uno de los tres
componentes de la respuesta afectiva fueran conocidos, estar relativamente libre de
efectos de demanda sobre la tarea, ser ético, rápido de administrar y poseer una alta
validez ecológica» (Moltó et al., 1999). Para poder encuadrar el estudio de los sistemas
de respuesta implicados en el procesamiento emocional, es útil distinguir entre los tipos
de estudios y tipos de variables dependientes o medidas de emoción comúnmente
126
Capítulo IV. Procesamiento emocional en la psicosis y la esquizofrenia
empleados para estudiar esta habilidad en la esquizofrenia. En general, podemos hablar
de cinco tipos de estudios que evalúan la percepción emocional:
1) Estudios que provocan (evocan generan) respuestas emocionales en los
participantes; por ejemplo, al presentar fragmentos de películas con alto contenido
emocional y evaluar la experiencia emocional experimentada durante el visionado.
2) Estudios que evalúan la percepción (reconocimiento) de estímulos afectivos;
por ejemplo, presentación de fotografías con rostros y evaluación de la precisión de
identificación de la expresión emocional.
3) Estudios de campo, que evalúan la respuesta emocional en el entorno natural
cotidiano de los participantes durante varios días.
4) Los estudios que evalúan rasgos o diferencias individuales en los distintos
componentes de la emoción (mediante la recogida de medidas de autoinforme de
anhedonia o expresión emocional).
5) Estudios que evalúan el impacto de las emociones en algún otro proceso
cognitivo mediante tareas experimentales (por ejemplo, estudio de cómo la valencia
emocional de las palabras afecta la capacidad de recordar esas palabras).
Muchos de los actuales estudios sobre el procesamiento emocional y la
esquizofrenia combinan varios de los procedimientos enumerados. Esta investigación,
combina la evaluación de la esquizotipia psicométrica en población general adolescente
con la ejecución de pruebas de reconocimiento facial de las emociones, evaluación
automática de información de contenido verbal emocional y la utilización del paradigma
interferencia palabra-dibujo.
En esta línea de trabajos encaminados al estudio experimental de los
componentes de la emoción, Lang y colaboradores desarrollan un sistema de evaluación
experimental de las respuestas de los sistemas apetitivos y aversivos. Así, en el año
1994 en el Center for Study of Emotion and Attention (CSEA-NIMH, 1999) comienzan
a
desarrollar
el
International
Affective
Picture
System
(I.A.P.S.,
realizado
originariamente por Lang, Öhman y Vaitl, 1988). El IAPS consta de una serie de
fotografías muy variadas de personas, animales, naturaleza, objetos, eventos y escenas
127
Marta Santarén Rosell
con contenidos que abarcan numerosas categorías semánticas y emocionales (Lang,
1995; Moltó y cols., 1999). Como es sabido, el contenido emocional de una imagen
activa los sistemas de motivación subyacentes a la conducta humana, ya sean de
aproximación o evitación, al tiempo que incita a manifestar una gama de conductas
necesarias para la adaptación. Un ejemplo de respuesta positiva a las exigencias de esta
tarea experimental es un estudio de Bradley y colaboradores (2001), donde las imágenes
con contenido sexual, en comparación con aquellas agradables de naturaleza y escenas
familiares, evocan un fuerte estado de motivación a fin de alentar la supervivencia a
través de la reproducción (Bradley et al., 2001). Además, otros autores constatan que las
imágenes son capaces de activar los circuitos neuronales implicados en los sistemas
fisiológicos de la emoción (Berridge y Robinson, 1998; Lang y Davis, 2006, Phelps y
LeDoux, 2005).
El estudio de los distintos componentes que integran la respuesta emocional se
ha enriquecido con avances en la neurociencia, lo que ha permitido una comprensión
más específica de los sistemas neuronales que apoyan los procesos de evaluación
emocional. Un reciente meta-análisis en el campo señala una disociación en la regiones
cerebrales en función de la emoción vinculada a la tarea/estímulo emocional a evaluar
(Phan, Wager, Taylor, y Liberzon, 2002; Wager et al., 2008) 20. Con respecto a los
circuitos neuronales que modulan este componente de la respuesta afectiva, los estudios
de neuroimagen destacan el papel de la amígdala, el córtex orbitofrontal, la ínsula y la
corteza cingular anterior. Todas estas áreas cerebrales muestran una mayor activación
cuando las personas procesan fotografías de contenido aversivo (Irwin et al., 1996;
Lane, Chua, y Dolan, 1999). Es reseñable el menor estudio de las zonas cerebrales
propuestas como candidatas al procesamiento de la información de valencia positiva; no
obstante, recientemente se han encontrado patrones de activación en el núcleo
accumbens y la corteza orbito-frontal mientras los participantes visualizaban dibujos
animados divertidos (Mobbs, Greicius, Abdel-Azim, Menon, y Reiss, 2003; Moran,
Wig, Adams Jr, Janata, y Kelley, 2004), rostros hermosos (Aharon et al., 2001) y
durante la deliberación de la selección de una respuesta arriesgada (Matthews,
Simmons, Lane, y Paulus, 2004). Un motivo para el menor estudio de las áreas
cerebrales implicadas en el procesamiento de la información de carácter emocional
128
Capítulo IV. Procesamiento emocional en la psicosis y la esquizofrenia
positivo es la gran variabilidad encontrada en los patrones de activación cerebrales
(Bradley, Codispoti, Sabatinelli, y Lang, 2001). Por ejemplo, el cerebro masculino
respondería más intensamente que el femenino a fotografías de carácter sexual explícito
(Beauregard, Lévesque, y Bourgouin, 2001; Ferretti et al., 2005; Hamann, Herman,
Nolan, y Wallen, 2004). Por otro lado, estudios hablan de una lateralización de regiones
cerebrales como la amígdala, cuyo hemisferio derecho sería activado en el
procesamiento de información emocional de valencia positiva y su hemisferio izquierdo
iría dirigido a la interpretación de informaciones de una naturaleza aversiva.
El susodicho meta-análisis señala que los estudios que evalúan informes de
elicitación con experiencia emocional demuestran una mayor activación en otras áreas
como la corteza prefrontal (ventromedial, orbitofrontal, dorsolateral), ínsula anterior,
lóbulo temporal medial, circunvolución ventral frontal inferior y el lóbulo temporal (ver
Wager et al., 2008 para más detalles). Las tareas experimentales que implican menor
demanda cognitiva son más propensas a activar la amígdala; sin embargo, cuando se
involucran demandas cognitivas básicas, incluyendo los juicios relacionados con el
componente emocional, son más propensas a activar el córtex prefrontal ventromedial
(Ochsner, 2008; Phan, et al., 2002).
Paulatinamente, la investigación del procesamiento emocional en los trastornos
del espectro psicótico reconoce su interacción, además de con lo motivacional, con las
alteraciones cognitivas de los pacientes con esquizofrenia. Actualmente, el objetivo
fundamental es determinar de qué manera las alteraciones emocionales se relacionan
con los déficit cognitivos básicos, para luego explicar cómo esas relaciones afectan el
funcionamiento ocupacional y social del paciente (Barch, 2005,2008). Con ese
propósito, las líneas de investigación han asociado los sistemas atencionales y
emocionales mediante pruebas experimentales donde se comprometen los sistemas de
respuesta motivacionales de carácter defensivo y apetitivo (Bradley, 2009; Lang,
Bradley, y Cuthbert, 1997).
129
Marta Santarén Rosell
4.2. Esquizofrenia y procesamiento de la información de carácter
emocional
El reconocimiento de las alteraciones emocionales en los pacientes con
esquizofrenia, y su consideración como un grupo de síntomas central en este trastorno y
todo su espectro, data ya desde tiempos de Bleuler y Kraepelin (Bleuler, 1950;
Kraepelin, 1919). Los criterios actuales para el diagnóstico de la esquizofrenia hacen
referencia a alteraciones en distintos aspectos del procesamiento emocional, incluyendo
habilidades para mostrar afecto (con afectaciones en la expresión facial y en la
prosodia), la capacidad de mostrar emociones pertinentes con el contexto del individuo
y la capacidad de experimentar o anticipar placer.
En este capítulo se recorren los principales hallazgos obtenidos hasta la fecha
acerca del papel que el procesamiento emocional jugaría en la génesis, curso y
pronóstico de los trastornos del espectro psicótico. Por otro lado, se subraya su
consideración como variable de riesgo imbricada en la personalidad del individuo con
predisposición, genética o psicométrica, para el desarrollo de estos trastornos en general
y la esquizofrenia en particular. Una de las principales dificultades para el estudio del
procesamiento emocional ha sido identificar sus componentes. La percepción emocional
se constituye de habilidades tales como la identificación, la facilitación, el
entendimiento y el manejo de las emociones de uno mismo y de las expresadas por los
demás en un contexto social determinado. Hasta la fecha, el componente del
procesamiento emocional que se ha estudiado con mayor frecuencia ha sido la
percepción (identificación) emocional.
Dentro del estudio del procesamiento emocional en la esquizofrenia, un
resultado bien replicado, en respuesta a gran variedad de contextos y estímulos
evocadores, es la menor expresividad facial y vocal que las personas sin dicho trastorno.
Los pacientes con esquizofrenia muestran menos expresiones faciales positivas y
negativas en respuesta a fragmentos de películas (Berenbaum y Oltmanns, 1992; Earnst
y Kring, 1999; Henry, et al., 2007; Kring y Earnst, 1999; Kring, Kerr, Smith, y Neale,
1993a; Kring y Neale, 1996; Mattes, Schneider, Heimann, y Birbaumer, 1995; Salem y
130
Capítulo IV. Procesamiento emocional en la psicosis y la esquizofrenia
Kring, 1999b), determinados alimentos (Berenbaum y Oltmanns, 1992), y las
interacciones sociales (Aghevli, Blanchard, y Horan, 2003; Blanchard, Sayers, Collins,
y Bellack, 2004; Borod et al., 1989; Gaebel y Wölwer, 2004; Krause, Steimer, SangerAlt, y Wagner, 1989; Kring, 1994; Martin, Borod, Alpert, Brozgold, y Welkowitz,
1990; Mattes, et al., 1995; Trémeau et al., 2005). Por otra parte, esta disminución en la
expresión emocional los distingue de otros grupos de pacientes, incluidas las personas
con depresión, enfermedad de Parkinson, y lesión cerebral 26, (Berenbaum y Oltmanns,
1992; Borod, et al., 1989; Levin, Hall, Knight, y Alpert, 1985; Martin, et al., 1990;
Trémeau, 2006). Es destacable que estos déficit en la expresión emocional se han
constatado tanto en los pacientes bajo tratamiento farmacológico (Aghevli, et al., 2003;
Berenbaum y Oltmanns, 1992; Levin, et al., 1985) como en quienes no lo están (Kring y
Earnst, 1999; Kring, Kerr, Smith, y Neale, 1993b; Kring y Neale, 1996). En general,
estos estudios concluyen que la disminución de la expresión emocional en respuesta a
estímulos o situaciones emocionalmente evocadores correlaciona con los síntomas
negativos de la esquizofrenia, en particular con el afecto aplanado (Aghevli, et al., 2003;
Blanchard, et al., 2004; Kring, 1994; Salem y Kring, 1999a; Trémeau, 2006). Por su
parte, Kring y Salem (Salem y Kring, 1999b)realizaron un estudio donde la expresión
disminuida no estaba relacionada con el rendimiento en habilidades sociales, lo que
sugiere que la expresión emocional disminuida puede distinguirse de un déficit más
amplio de las habilidades sociales en este grupo de pacientes (Dworkin, 1992).
Otra de las habilidades del procesamiento emocional estudiada en muestras de
pacientes con esquizofrenia ha sido la experiencia emocional. En lo que respecta a este
subdominio, los resultados de las investigaciones son contradictorios. Kring y Moran
(2008) realizan una revisión de una serie de estudios que utilizan el IAPS en población
psiquiátrica (Lang, Bradley, y Cuthbert, 1999). En la mayoría de estos estudios (siete de
diez), los autores encuentran que los pacientes con esquizofrenia informan de
experiencias emocionales agradables y desagradables en un nivel de activación
fisiológica similar a los individuos que conformaban los grupos de control (Burbridge y
Barch, 2007; Herbener, Rosen, Khine, y Sweeney, 2007; Herbener, Song, Khine, y
Sweeney, 2008; Quirk y Strauss, 2001; Schlenker, Cohen, y Hopmann, 1995; Takahashi
et al., 2004; Volz, Hamm, Kirsch, y Rey, 2003). Tres estudios de esta revisión
131
Marta Santarén Rosell
mostraron que, en comparación con el grupo de controles sanos u otros grupos de
pacientes, las personas con esquizofrenia informaron de menos emociones agradables
cuando los estímulos empleados eran de valencia positiva (Curtis, Lebow, Lake,
Katsanis, y Iacono, 1999; Lee et al., 2006; Quirk, Strauss, y Sloan, 1998). Estos
resultados, junto con datos desde varias investigaciones, han llevado a considerar la
existencia de diferencias entre el grado de emocionabilidad experimentada en este grupo
de pacientes y el grado de afectividad informada con otro tipo de medidas como los
autoinformes. En un estudio, diseñado explícitamente para evaluar mediante sistemas de
autorregistro la experiencia emocional cotidiana durante seis días, los individuos con
esquizofrenia experimentaron emociones más negativas y menos positivas (MyinGermeys, Delespaul, y DeVries, 2000). Este déficit en la expresividad emocional,
conduce a este grupo de pacientes a la evitación y consiguiente aislamiento social, lo
que a su vez provoca experiencias alucinatorias (Delespaul, 1995; Myin-Germeys, et al.,
2000).
4.2.1. Estudio del reconocimiento facial de las emociones en la esquizofrenia
La percepción facial se refiere a la comprensión de la información que se
desprende de un rostro. Esta habilidad requiere obtener la información de una clase
‘especial’ de objeto, como reconocer una identidad, género, emoción expresada y hacer
inferencias sobre el estado mental de la persona observada. Dada la importancia de esta
información en el mundo social, el cerebro cuenta con un sistema especializado para la
percepción e interpretación de los rostros (Ishai, Ungerleider, Martin, Schouten, y
Haxby, 1999; Kanwisher, McDermott, y Chun, 1997; Kanwisher, Tong, y Nakayama,
1998). En comparación con otros tipos de información, el procesamiento de la
información facial es eficiente y sofisticada (Yin, 1969). Por esta razón, el tratamiento
de las señales faciales comprende múltiples componentes funcionales: detección visual,
discriminación de la identidad, análisis de la expresión de las emociones y memoria de
trabajo (Bruce y Young, 1986).
El panorama científico internacional ha vivido una oleada de interés en la
constatación del deterioro de la capacidad para identificar emociones de expresiones
132
Capítulo IV. Procesamiento emocional en la psicosis y la esquizofrenia
faciales en la esquizofrenia (Marwick & Hall, 2008; Kohler et al. 2009). Las
investigaciones señalan que los pacientes con esquizofrenia presentan fallos en las
tareas de identificación y discriminación de expresiones faciales en comparación con los
grupos de control sanos (Edwards, et al., 2002; Kohler, Walker, Martin, Healey, y
Moberg, 2010; Trémeau, 2006) Se han utilizado, en la constatación de estas
alteraciones, distintos tipos de tareas, incluyendo la identificación, reconocimiento,
etiquetado, discriminación, diferenciación y tareas de identificación de la intensidad de
la emoción expresada. No obstante, las tareas de identificación y discriminación facial
son las dos tareas más utilizadas en la investigación actual. En una prueba de
identificación facial de la emoción, los participantes deben reconocer la emoción
expresada a partir de varias opciones ofrecidas por el experimentador. En cambio, en
una tarea de discriminación facial al uso los participantes observan en tiempos
diferentes dos imágenes, teniendo que decidir si la expresión facial es la misma o
distinta entre ellas (Trémeau, 2006).
El estudio del reconocimiento facial de las emociones está ganando cada vez
más protagonismo en la investigación de los trastornos del espectro psicótico por varios
motivos. En primer lugar, estas alteraciones podrían estar asociadas con la
sintomatología del trastorno tales como los síntomas positivos y negativos y el
funcionamiento social de los pacientes (Mandal et al 1998; Kohler et al. 2000; Silver et
al. 2002; Sachs et al. 2004; Hofer et al. 2009). También son cada vez más las
investigaciones que señalan a este déficit como un marcador de vulnerabilidad genética
a la psicosis (Bediou et al. 2007). Una cuestión interesante de los déficit en el
reconocimiento facial de las emociones, sobre la que arrojan luz estudios longitudinales,
es que éstos presentan gran estabilidad y no acompañan la mejora del cuadro en el
seguimiento de un año (Addington y Addington, 1998; Kee, Green, Mintz, y Brekke,
2003). Este tipo de hallazgos fundamenta sólidamente el FER como un marcador de
riesgo para los trastornos del espectro esquizofrénico. Sin embargo, aún no están claros
los mecanismos que originan estas alteraciones del procesamiento emocional. Por
último, las tareas de reconocimiento facial de las emociones se están utilizando cada vez
más como una herramienta para explorar la neurobiología subyacente de la
133
Marta Santarén Rosell
esquizofrenia en investigaciones de neuroimagen (Pinkham et al. 2003) y en estudios
electrofisiológicos (Turetsky et al. 2007; Wynn et al. 2008).
En cuanto a la relación establecida entre la sintomatología clínica de la
esquizofrenia y las alteraciones en el reconocimiento facial de las emociones, cabe
destacar que los resultados de las investigaciones son mixtos. En la revisión realizada
por Chan y colaboradores (2010) se señala la existencia de asociaciones
estadísticamente significativas entre la dimensión negativa de la esquizofrenia y el
déficit en tareas de reconocimiento facial de las emociones. Según estos autores, los
pacientes con síntomas negativos agudos mostraban un déficit más grave en la
percepción de la emoción del rostro. Estos resultados son consistentes con los de Martin
y colaboradores (2005), quienes encontraron que los pacientes con esquizofrenia con
síntomas negativos severos desempeñaban peor que el grupo control sano las tareas de
identificación y discriminación emocional. Otros autores como Phillips y Davis
sugieren que el procesamiento facial deficiente puede ser un factor de error en la
identificación delirante en la población clínica (Phillips y David, 1995).
El hecho de que los déficit constatados en FER hayan sido tradicionalmente
asociados a la sintomatología negativa severa del trastorno, ha llevado a preguntarse a
los investigadores sobre la cuestión de la existencia de un déficit específico para FER, o
la existencia de un déficit asociado a los procesos de percepción visual iniciales
relacionados con alteraciones cognitivas básicas de la esquizofrenia. Un hallazgo común
en algunos estudios es un bajo rendimiento en los sistemas de la memoria de trabajo
relacionados con el procesamiento de la información facial en pacientes con
esquizofrenia (Calkins, Gur, Ragland, y Gur, 2005; Chen, Norton, McBain, Ongur, y
Heckers, 2009; Dougherty et al., 1998; Sachs, Steger-Wuchse, Kryspin-Exner, Gur, y
Katschnig, 2004). Si bien estos estudios están de acuerdo en la existencia de este déficit,
la naturaleza del deterioro en el procesamiento de la imagen facial no está esclarecida.
Los déficit en la memoria de trabajo en la esquizofrenia están bien constatados, y estas
alteraciones podrían dar lugar a cometer errores en este tipo de tareas. Además de lo que
refieren estas investigaciones, existen estudios que, utilizando técnicas de neuroimagen
funcional, sugieren que los déficit en el reconocimiento facial de las emociones son
secundarios o provienen de un déficit en el procesamiento visual primario (Johnston,
134
Capítulo IV. Procesamiento emocional en la psicosis y la esquizofrenia
Stojanov, Devir, y Schall, 2005). La percepción facial requiere la habilidad de integrar
rasgos discretos en la representación de una composición global. Estos autores, sugieren
la existencia de una alteración en el proceso global vs. local de los rasgos visuales
implicado. Entre estos procesos se incluyen la percepción, la recuperación de la
información almacenada en la memoria y procesos lingüísticos. Sin embargo, la
evidencia acumulada por los estudios revisados hasta la fecha sigue siendo ambigua, ya
que algunos han mostrado una asociación entre el rendimiento en tareas de FER y
estados clínicos (Chen, et al., 2009; Chen, Norton, Ongur, y Heckers, 2008; Martin,
Baudouin, Tiberghien, y Franck, 2005; Penn, et al., 2000) mientras que otros no han
obtenido tal asociación (Addington y Addington, 1998; Kucharska-Pietura, David,
Masiak, y Phillips, 2005; Sachs, et al., 2004).
Dentro del reconocimiento de la existencia de un patrón deficitario para FER en
pacientes con esquizofrenia, existe un creciente cuerpo de investigación donde se indica
que estos déficit son mayores para el reconocimiento de afectos faciales negativos
Gaebel Wolwer, 1992; Archer et al. 1994; Bellack et al. 1996; Phillips et al. 1999;
Edwards et al. 2001; Kohler et al. 2003; Bediou et al. 2005a; Van't Wout et al. 2007),
especialmente el miedo y la tristeza (Archer, et al., 1992) Sin embargo, el reciente metaanálisis realizado por Pomarol-Clotet (2010) ha mostrado un rendimiento diferencial de
los pacientes con esquizofrenia en comparación a los grupos control en la mayoría de
las seis emociones universales descritas por Ekman y Friesen (1976). Esta misma
revisión también pone de relevancia que algunos estudios no han encontrado ninguna
alteración en el reconocimiento facial de las emociones negativas como el miedo, asco e
ira. Sólo un estudio (Hall et al. 2008) muestra evidencias de un déficit que afecta a una
determinada emoción (miedo).
Pese al aumento del interés en este campo, actualmente no está clarificada la
naturaleza de los déficit en el procesamiento emocional facial en la esquizofrenia,
prevaleciendo la idea de un déficit generalizado en el procesamiento emocional (Allen,
Strauss, Donohue, y van Kammen, 2007). Esto supone la no diferenciación entre
procesos o componentes emocionales, con excepción de la valencia (el reconocimiento
de las emociones negativas está más afectado que el de las emociones positivas).
135
Marta Santarén Rosell
Se abre aquí un debate en la literatura de la esquizofrenia sobre si la dificultad
de estos pacientes en el reconocimiento facial de las emociones se debe a un déficit
generalizado en el procesamiento facial (Archer, et al., 1992), a un déficit generalizado
del procesamiento facial de las emociones o bien a un déficit en el procesamiento facial
específico para determinadas emociones como el miedo (Edwards, et al., 2002;
Johnston, McCabe, y Schall, 2003). Los estudios de neuroimagen también apoyan la
existencia de sistemas para el análisis de cara ‘invariante’ (por ejemplo, reconocimiento
de la identidad de las personas) y la información variable (por ejemplo, la expresión
emocional de una persona en un momento determinado), localizadas en la
circunvolución temporal superior y la circunvolución lateral fusiforme respectivamente
(Haxby et al. 2000). Por otro lado, dos estudios recientes han argumentando a favor de
un mayor deterioro en las tareas de FER que en la codificación estructural de la
percepción facial (Kucharska-Pietura et al. 2005) y en el juicio de edad de caras
(Schneider et al. 2006).
El último aspecto a considerar está en relación con la naturaleza de los procesos
cognitivos implicados en los propios diseños experimentales empleados en la
construcción de pruebas destinadas a evaluar la capacidad para identificar, discriminar y
etiquetar el reconocimiento facial de las emociones. La dificultad de establecer criterios
comparativos entre las distintas investigaciones comienza, en muchas ocasiones, con los
propios diseños perfilados. Una de las cuestiones que afecta de raíz a esta problemática
remite, de nuevo, a la fenomenología del concepto de emoción. Los procesos
evaluativos automáticos y controlados del afecto han sido mencionados como partes
importantes del análisis del procesamiento emocional (Rossell, Bullmore, Williams, y
David, 2001). Los procesos automáticos son los primeros pensamientos implicados en
la generación de los juicios evaluativos rápidos. La detección de la valencia positiva o
negativa es un proceso evaluativo automático a menudo referido en los paradigmas del
priming (Rossell, et al., 2001; Suslow, Droste, Roestel, y Arolt, 2005). Los procesos
controlados están implicados en el procesamiento de informaciones más complejas
como el reconocimiento explícito de la emoción o el etiquetado de las emociones
(Winston, O'Doherty, y Dolan, 2003). Cabe pensar, que existirían bases neurales
distintas para estas dos clases de procesos. Mientras el procesamiento emocional
136
Capítulo IV. Procesamiento emocional en la psicosis y la esquizofrenia
automático parece depender del hemisferio derecho (Hartikainen, Ogawa, y Knight,
2000) incluyendo la amígdala derecha (Gläscher y Adolphs, 2003; Markowitsch, 1998),
el etiquetado de las emociones parece depender del hemisferio izquierdo (Stone,
Nisenson, Eliassen, y Gazzaniga, 1996; Young, Newcombe, De Haan, Small, y Hay,
1993).
Los resultados de las investigaciones previas acerca del procesamiento
automático en la esquizofrenia son variados. Se ha hipotetizado sobre déficit en el
análisis visual (Phillips y David, 1997); reducción de las vías preceptúales que dan
respuesta la expresión facial (Gooding y Tallent, 2003) y un hiperpriming para las
emociones negativas (Irle y Höschel, 2001; Suslow, et al., 2005; Suslow, Roestel, y
Arolt, 2003). Estos trabajos comparten la idea de que el déficit de los pacientes
esquizofrénicos en el procesamiento emocional no se debe a la alteración de los
procesos automáticos, sino que las alteraciones radicarían en los procesos controlados
(Aleman, Agrawal, Morgan, y David, 2006).
En suma, aceptado el empobrecimiento en las interrelaciones sociales de los
pacientes con esquizofrenia, el estudio del etiquetado experimental de las emociones se
fundamentaría en las investigaciones que sostienen un déficit en la expresión emocional
de aquéllos (Baslet, Termini, y Herbener, 2009; Cedro, Kokoszka, Popiel, y
Narkiewicz-Jodko, 2001).
4.2.2 Estudio del procesamiento de la información de carácter verbal
emocional en la esquizofrenia
Tradicionalmente, se ha considerado que los síntomas de la esquizofrenia se
deben a una desorganización del pensamiento (Bleuler, 1911). En términos
sintomáticos, esta desorganización se muestra en dificultades para la concatenación
lógica del discurso, que imposibilita a los pacientes con esquizofrenia el relato de sus
propias experiencias. Recientemente, los delirios han sido conceptualizados como una
manifestación de los déficit semánticos; por ejemplo, los trabajos de Rossell y
colaboradores confirman esta hipótesis (1998; 2000). Es común considerar los déficit en
el procesamiento semántico como una alteración central principal de la esquizofrenia;
137
Marta Santarén Rosell
por ello, está presente en multitud de pruebas para la evaluación e intervención
(Brébion, David, Jones, y Pilowsky, 2004; Rossell, et al., 1999; Rossell, Shapleske, y
David, 2000).
El priming semántico es uno de los métodos comúnmente utilizados para la
evaluación de los déficit semánticos en la esquizofrenia. Esta técnica examina la
naturaleza de las relaciones existentes entre las representaciones mentales de las
palabras. De ese modo, a través de este paradigma experimental, se estudia el efecto de
facilitación diferencial en el procesamiento de un término (por ejemplo, ‘mesa’) cuando
va precedida por una palabra semánticamente cercana
(por ejemplo, ‘silla’) en
oposición a cuando no guarda esta relación (por ejemplo, ‘oveja’) (Fischler, 1977;
Meyer y Schvaneveldt, 1971; Neely, 1977). Esta facilitación en el procesamiento, tal y
como se ha propuesto, ocurre por la disposición y la organización del conocimiento
semántico en forma de redes que interconectan conceptos a partir de la activación de los
distintos nodos de información; es decir, la activación de un nodo provocaría la de
conceptos cercanos.
Una serie de estudios de priming (Bargh, Chaiken, Govender y Pratto, 1992;
Fazio, Sanbonmatsu, Powell & Kardes, 1986; Hermans, De Houwer y Eelen, 1994)
pusieron de relevancia este tipo de activaciones semánticas para la información de
carácter emocional. Al manipular la relación afectiva entre prime y target, observaron
un efecto de facilitación cuando ambas palabras eran congruentes en su valencia. El
efecto de priming afectivo se ha demostrado usando diferentes tipos de materiales y
estímulos, por lo que el estudio y evidencia de los procesos automáticos han sido bien
establecidos por investigadores con tradición en este campo (Bargh, 1994; Greenwald,
Klinger y Liu, 1989; Hermans et al., 1994).
La investigación sobre el priming semántico y el priming afectivo en la
esquizofrenia ha obtenido resultados contradictorios. En cuanto al primer paradigma,
algunos informan sobre un incremento del priming en los pacientes (Moritz, Fricke,
Wagner, y Hand, 2001; Spitzer et al., 1994); otros, en cambio, describen una
disminución de este efecto (Rossell, et al., 2000) e incluso hay quienes no encuentran
diferencias en la ejecución de estas tareas entre las personas con esquizofrenia y los
138
Capítulo IV. Procesamiento emocional en la psicosis y la esquizofrenia
sujetos control (Passerieux, Hardy-Bayle, y Widlocher, 1995). En orden a resolver esta
discrepancia, se contempla la necesidad de homogeneizar en las muestras variables
como la medicación, disfunción atencional y medida del tiempo de reacción.
Retomando la constatada relación entre la sintomatología paranoide y las
alteraciones en las redes semánticas de los pacientes con esquizofrenia, Rossell,
Shapleske, y David (1998) defendieron que los síntomas positivos de la esquizofrenia
podrían ser interpretados como asociaciones o inferencias basadas en un proceso de
asociaciones semánticas idiosincráticas. A su vez, los resultados de estos investigadores
señalaron que este grupo de pacientes mostraban resultados que podrían indicar un
sesgo hacia las palabras de valencia emocional. En base a estudios realizados
anteriormente (Bentall, Kaney, & Bowen-Jones, 1995; Leafhead et al., 1996),
comenzaron a apuntar que esta sensibilidad al material emocional, podría responder al
funcionamiento de asociaciones semánticas remotas o inusuales mostradas presentes en
la muestra experimental. El procesamiento automático de la información verbal no ha
sido investigado en población con trastornos del espectro esquizofrénico hasta hace
relativamente poco tiempo. No obstante, hay un reconocimiento cada vez mayor de que
estos procesos podrían contribuir a la aparición de déficits en la expresión y la
experiencia emocional de este grupo de pacientes. Rossell y colaboradores (2000), en el
estudio mencionado con anterioridad, apoyan la hipótesis de que los pacientes con
esquizofrenia mostraban un efecto de priming en los ensayos con estímulos neutros, no
siendo así para aquellos que combinaban palabras de valencia positiva o negativa. De
hecho, las palabras de valencia negativa que funcionaban como targets se procesaron
más lentamente que aquellas que no guardaban ninguna relación de tipo semántica o
afectiva (hipopriming). Los participantes pertenecientes al grupo control mostraron
efectos de priming en palabras neutras y palabras de valencia positiva asociadas a su vez
semánticamente. No obstante, para este grupo tampoco se mostraron efectos de
facilitación cuando las palabras eran de valencia negativa. Estos resultados llevaron a la
consideración de que existiría un mecanismo de alerta ante la información emocional
negativa y, en segundo lugar, que los pacientes con esquizofrenia mostrarían una mayor
sensibilidad a dicho material de carácter negativo. Por su parte, Suslow y colegas (2003)
administraron un paradigma de priming afectivo verbal a un grupo de pacientes con
139
Marta Santarén Rosell
esquizofrenia. Su diseño experimental no incluyó en los ensayos la relación semántica
entre los pares de palabras. Suslow y colaboradores concluyen que los pacientes con
esquizofrenia mostraban un patrón de respuesta o tiempo de reacción semejante a los
componentes del grupo control sanos. De nuevo, se constató un efecto de facilitación
para una relación congruente afectiva para las palabras positivas y una ausencia de tal
efecto ante la valencia negativa en ambos grupos de comparación. Estos resultados son
avalados por otras investigaciones (Hermans et al., 1998, y Rossell y Nobre, 2004). Sin
embargo, van't Wout et al. (2004) demostraron, en un estudio de población general con
altas puntuaciones en propensión a la psicosis, un efecto de interferencia en el efecto
priming cuando el estímulo prime tenía una valencia negativa, independientemente de la
valencia del estímulo target.
Como se apuntó, paralelamente la literatura científica acerca de los déficit en el
reconocimiento facial de las emociones cuestionaba que estas alteraciones fueran
específicas para la esquizofrenia. Existe un cuerpo de investigaciones que indica que las
alteraciones en FER pueden estar detrás de alteraciones cognitivas de carácter más
global. De hecho, hay un debate en curso acerca de si el déficit en FER en los pacientes
con esquizofrenia es específico, en el sentido de ser desproporcionado a los observados
en otras áreas de la cognición. Varios autores han argumentado que esta alteración no ha
sido demostrada de manera concluyente (por ejemplo, Archer et al 1992; Kerr & Neale,
1993; Johnston et al. 2001; Edwards et al. 2002). Estos estudios se complementan con
los hallazgos obtenidos en investigaciones que comparan el rendimiento de los
pacientes con esquizofrenia en tareas de FER y en otros aspectos de procesamiento de
rostros como alteraciones más generales en el procesamiento visual (Novic et al 1984;
Walker et al 1984; Archer et al 1992; Kerr & Neale, 1993; Laws et al. 1996; Salem et
al. 1996). Sin embargo, dos estudios reabren el debate al argumentar a favor de un
mayor deterioro en las tareas de FER que en la codificación estructural de la percepción
facial de las emociones (Kucharska-Pietura et al. 2005) y en el juicio de edad de los
rostros (Schneider et al. 2006).
En un estudio reciente, Pomarol y colaboradores (2010), tratan de establecer los
mecanismos que están detrás de estas alteraciones; para ello, combinan en su diseño
tareas experimentales con mecanismos cognitivos implicados en el juicio de la
140
Capítulo IV. Procesamiento emocional en la psicosis y la esquizofrenia
familiaridad de un rostro y una tarea de FER. De ese modo, se analiza si la alteración en
FER procede de una insuficiencia en la activación de los nodos que informan de la
identidad del rostro o si supone una alteración per se de la esquizofrenia.
Los resultados muestran una ausencia de diferencias estadísticamente
significativas entre el grupo de pacientes con esquizofrenia y el grupo control para la
tarea de FER; no obstante, el grupo clínico mostró alteraciones en la identificación de
caras familiares. Estos resultados mantienen coherencia con los estudios que concluyen
un déficit en el procesamiento visual de objetos, afectando a las unidades de
reconocimiento y la memoria semántica (Gabrovska et al. 2003), y también con otras
líneas de investigación que apuntan a la pérdida de memoria semántica en la
esquizofrenia (McKenna et al. 2002). Otros autores como van`t Wout y colaboradores
señalan que las alteraciones en las tareas de FER podrían darse a consecuencia de una
alteración en las redes semánticas para el material de carácter emocional por una
reacción ansiosa al procesamiento de las emociones de valencia negativa, como la ira y
el miedo.
Un objetivo del presente trabajo es la consideración, y estudio, de si las
alteraciones en tareas de FER pueden relacionarse, o parcialmente apoyarse, por los
procesos semánticos y afectivos de la información verbal. En base a la disparidad de los
resultados comentados, y lo relativamente novedoso del campo de estudio en los
trastornos del espectro psicótico, es interesante el esfuerzo por establecer los
mecanismos implicados en las tareas de FER; así, será posible dilucidar si su alteración
resulta primaria o básica en la esquizofrenia y trastornos relacionados o si cabe
considerarla como modulada y afectada por otros procesos cognitivos básicos.
Un aspecto de estudio, que no siempre ha estado presente, es el tiempo que
transcurre entre la aparición del estímulo prime y el target (stimulus onset asynchronySOA). En los distintos paradigmas del priming, se establecen distintos tiempos de
duración del SOA en un intento de provocar o elicitar distintos procesos para la
ejecución de las tareas. Así, un SOA de una duración de unos 250ms implica la
activación y propagación de los procesos automáticos como responsables del efecto
priming o facilitación de la respuesta ante un estímulo por la presentación anterior de
141
Marta Santarén Rosell
otro. Sin embargo, un SOA de aproximadamente 700ms implica ya la activación de
procesos controlados para la ejecución de la demanda de la tarea presentada. Estos
procesos controlados se han propuesto como responsables del efecto y/o influencia que
juegan las expectativas sobre una tarea de carácter semántico (Neely, 1977).
Tal y como se comentaba en el apartado anterior, existe gran controversia en la
determinación de si las alteraciones cognitivas descritas en este trastorno se originan en
los procesos controlados o en los automáticos. Los procesos cognitivos automáticos
ocurren rápidamente y sin demandas atencionales. Sin embargo, en el procesamiento de
la información que requiere de los procesos controlados, los mecanismos atencionales sí
están implicados, por lo que su velocidad de procesamiento es menor. Al igual que
ocurre en los procesos implicados en el reconocimiento facial de las emociones, se ha
sugerido para el tratamiento de la información de carácter verbal que las alteraciones
cognitivas halladas en pacientes con esquizofrenia se deben a una función deficitaria de
los procesos controlados, no siendo así para los procesos automáticos (Nuechterlein y
Dawson, 1984a) Existen evidencias para el priming semántico en la esquizofrenia,
algunas para los déficit constatados en los procesos controlados y, de forma menos
consistente, para el priming automático del procesamiento semántico (Minzenberg,
Ober, y Vinogradov, 2002). Esto sugiere una alteración en el almacenamiento o acceso
a la información, y no un déficit secundario a la bien establecida alteración de la función
atencional de las personas con esquizofrenia. Lo cierto es que sigue sin precisarse cuáles
son los procesos subyacentes a tales fenómenos; esto se debe, en parte, a que en el
origen del procesamiento semántico pueden darse una mezcla de procesos de tipo
automático y estratégico. Para conseguir aislar los efectos puramente automáticos de los
estratégicos es necesario conocer las condiciones en las que se supone que aparece cada
uno de ellos.
4.2.3.
Estudio de los mecanismos de inhibición cognitiva emocional en la
esquizofrenia
Las funciones cognitivas que dotan de comportamientos adaptativos al medio
eficazmente suelen recogerse con el término de «funciones ejecutivas» (Jurado y
142
Capítulo IV. Procesamiento emocional en la psicosis y la esquizofrenia
Rosselli, 2007). Existen diversos meta-análisis que indican que las funciones ejecutivas
se ven afectadas en los pacientes con esquizofrenia (Green et al., 2000; Johnson
Selfridge-y Zalewski, 2001; Fioravanti et al., 2005). Esas funciones no se refieren a una
habilidad cognitiva unitaria, sino más bien a un conjunto de funciones cognitivas
interrelacionadas que constituyen el funcionamiento ejecutivo (Miyake et al., 2000,
Jurado y Rosselli, 2007). No obstante, el estudio de los déficit asociados a las funciones
ejecutivas en la esquizofrenia, se ha beneficiado del análisis por subcomponentes
específicos en oposición a un enfoque de estudio global de la función ejecutiva (Kerns
et al., 2008). Una de las competencias específicas de las funciones ejecutivas está
relacionada con la capacidad para controlar respuestas preponderantes en una situación
determinada o prestar atención a determinadas fuentes de información por encima de
otras que podrían actuar a modo de interferencia (Miller y Cohen, 2001; Posner y
Rothbart, 2007). Esta habilidad normalmente recibe el nombre de «inhibición» o
«inhibición cognitiva» (Nigg, 2000, Friedman y Miyake, 2004; MacLeod, 2007); siendo
el paradigma Stroop (Stroop, 1935; MacLeod, 1991) se ha utilizado en numerosas
investigaciones para su evaluación (Miyake et al., 2000; Nigg, 2000). El uso de este
procedimiento experimental cuenta con una larga tradición en la investigación de la
esquizofrenia y se remonta a un estudio realizado por Wapner y Krus (Wapner y Krus,
1960). Estos autores fueron los primeros en demostrar que, para la realización de la
prueba, los pacientes con esquizofrenia necesitan más tiempo en la condición de
interferencia que los grupos controles. Desde estos primeros estudios, el paradigma de
Stroop se ha aplicado frecuentemente; no obstante, las investigaciones que lo han
utilizado muestran resultados contradictorios entre sí (para una revisión ver Henik y
Salo, 2004). Estas incompatibilidades en los resultados dificultan el establecimiento de
conclusiones generales sobre las capacidades cognitivas asociadas a la inhibición con
esquizofrenia. Sin duda, las dificultades mencionadas están asociadas a la gran variedad
de versiones del paradigma que se han empleado (Hepp et al., 1996; Perlstein et al.,
1998; Henik y Salo, 2004).
No obstante, un reciente meta-análisis realizado por Westerhausen y
colaboradores (2011) indica que los pacientes con esquizofrenia muestran un efecto de
interferencia Stroop aumentado, produciéndose ese incremento tanto en el tiempo de
143
Marta Santarén Rosell
reacción como en el número de errores cometidos en las respuestas. Esta conclusión
apoya la conceptualización de la existencia de alteraciones en el funcionamiento
ejecutivo, como ya informaron otros autores (Green et al., 2000; Fioravanti et al., 2005).
Una de las líneas de investigación más reciente en este campo es la utilización
del paradigma Stroop con material de naturaleza emocional. El creciente interés por el
estudio del procesamiento emocional en la esquizofrenia ha hecho que paradigmas
clásicos como el Stroop se hayan visto reformulados en otras variantes experimentales.
Estas investigaciones persiguen establecer las relaciones entre las habilidades cognitivas
básicas y las habilidades en el procesamiento de la información verbal (Kohler, Bilker,
Hagendoorn, Gur, y Gur, 2000). La naturaleza exacta de las dificultades experimentadas
por los pacientes con esquizofrenia en las habilidades cognitivas asociadas a la
información emocional, tal y como se ha visto a lo largo de este capítulo, sigue siendo
controvertida. El paradigma de Stroop Emocional (ES) se ha propuesto como un
procedimiento experimental válido para la evaluación de las posibles interferencias
entre los procesos de atención selectiva y la emoción (Burt, 2002; Williams, Mathews, y
MacLeod, 1996). El supuesto subyacente al paradigma ES radica en que el significado
emocional de la palabra ralentizará el proceso de la identificación del color en el que
está escrita la palabra objetivo. El procedimiento experimental combina, a través de los
ensayos, palabras con valencia emocional y palabras neutras. El efecto de interferencia
para los ensayos experimentales donde se combina una palabra con valencia emocional
se compara con los TRs de los ensayos de palabras neutras (Algom, Chajut, y Lev,
2004). En base a estos supuestos, Demily y colaboradores (2010) utilizaron la versión
de Stroop Emocional para medir la capacidad de inhibición en un grupo de pacientes
con esquizofrenia y un grupo control sano. En contra de lo esperado, el grupo de
pacientes con esquizofrenia mostraron el mismo patrón de interferencia que el grupo
control ante el procesamiento de las palabras emocionales. Anteriormente, el grupo de
(Myin-Germeys, et al., 2000) había obtenido en su estudio que los pacientes con un alto
nivel de síntomas negativos mostraban un mayor deterioro de la inhibición en relación a
palabras de valencia negativa. Estos autores informaron que los pacientes con
esquizofrenia, en comparación con el grupo control, procesarían con mayor intensidad
los estímulos emocionales negativos y menos intensamente los positivos. Las
144
Capítulo IV. Procesamiento emocional en la psicosis y la esquizofrenia
contradicciones entre los resultados de estos estudios pueden sugerir que el
procesamiento emocional está asociado a la sintomatología preponderante de la muestra
de pacientes; de ese modo, los pacientes con una mayor presencia de síntomas negativos
encontrarían un mayor efecto de interferencia ante la valencia de palabras de contenido
aversivo o atemorizante. No obstante, el escaso número de estudios realizados hasta la
fecha impide establecer conclusiones globales. Pese a estas dificultades, lo que
corroboran ambos estudios es que las palabras con carga afectiva ejercen un mayor
efecto de interferencia que las neutras en el paradigma ES.
Por otro lado, para la comprensión de los déficit asociados al mal
funcionamiento social de este grupo de pacientes, podría ser determinante centrar las
futuras investigaciones en un punto concreto: establecer en qué medida la inhibición
cognitiva mantiene canales de comunicación con otros componentes de las funciones
ejecutivas, sobre todo el procesamiento emocional. Hasta ahora, no ha sido posible
clarificar si esas alteraciones en las esferas sociales se deben a mecanismos cognitivos
de carácter básico o si es necesaria la consideración de alteraciones primarias en el
procesamiento emocional de la información. Sin duda, la resolución de estas cuestiones
conducirá a un marco comprehensivo del patrón de déficit ejecutivos presentes en los
trastornos psicóticos. Además, estos hallazgos favorecerían los objetivos de las
intervenciones de rehabilitación cognitiva para este grupo de pacientes, facilitando la
evaluación de los efectos del tratamiento farmacológico.
4.3. Procesamiento emocional y esquizotipia
La evaluación de la experiencia emocional puede ser realizada desde dos niveles
distintos de análisis. Un nivel se centra en el estado emocional transitorio positivo o
negativo (Kring y Moran, 2008). El segundo nivel se centra en los rasgos afectivos, que
representan diferencias individuales estables en la tendencia a experimentar estados
emocionales. Esta tesis se encuadra en el estudio de la presencia de alteraciones en la
experiencia emocional relacionada con el segundo nivel de análisis.
145
Marta Santarén Rosell
En las últimas dos décadas, la investigación de la emoción y la personalidad ha
convergido en una taxonomía consensuada de rasgos de personalidad afectivos.(Clark y
Watson, 1999, 2005). Las alteraciones en las características emocionales y de la
personalidad han ocupado un lugar destacado en las descripciones clínicas de personas
con esquizofrenia, así como en la población de riesgo o vulnerabilidad a este trastorno.
Estas descripciones abarcan una gama muy diversa de manifestaciones; por ejemplo,
una disminución de la capacidad de experimentar placer o anhedonia, una disminución
generalizada en la experiencia de cualquier tipo de emoción o una mayor experiencia y
sensibilidad a la información emocional de valencia negativa (Simonsen, 2006; Smith et
al., 1995). En este sentido, el estudio de la distribución de los rasgos esquizotípicos en
población no clínica es de gran importancia para vincular los patrones de personalidad
funcionales y desadaptativos con la comprensión de los mecanismos y de los procesos
psicológicos subyacentes de este espectro de trastornos (Fonseca-Pedrero, LemosGiráldez, Paíno, y Muñiz, 2011). En esta línea de argumentaciones, las experiencias
psicóticas de las que informan los individuos sanos pueden representar la expresión
conductual de la propensión a los trastornos psicóticos (Van Os et al., 2009). En
particular, en las características de las poblaciones esquizotípicas adolescentes los
síntomas emocionales y las alteraciones conductuales se asocian con frecuencia (Yung
et al., 2009; Armando et al., 2010; Fonseca-Pedrero et al., 2011a.; Wigman et al., 2011).
El reconocimiento de que los rasgos de personalidad representan dimensiones
psicobiológicas básicas del temperamento ha conllevado modelos de personalidad
basados en éste. De acuerdo con el modelo de Clark y Watson, los rasgos de la
personalidad adulta emergen a partir de tres dimensiones innatas biocomportamentales,
de las cuales dos se corresponden con sistemas afectivos:1) afectividad positiva (PA); 2)
afectividad negativa (NA) y 3) una dimensión de desinhibición como sistema de
regulación de PA y NA (Clark y Watson, 2005, in press). Las dimensiones PA y NA
establecen las diferencias individuales en cuanto a la experiencia de percibir el mundo
como amenazador, problemático y estresante. Estas dos dimensiones del afecto,
presentes desde la infancia o adolescencia temprana, son independientes, heredables
genéticamente y están asociadas sistemática y significativamente a la experiencia
emocional. En el caso de NA, los individuos con altas puntuaciones presentan una
146
Capítulo IV. Procesamiento emocional en la psicosis y la esquizofrenia
amplia gama de problemas físicos y psicológicos; por el contrario, quienes presentan
bajas puntuaciones indican estabilidad emocional y calma, satisfacción personal y se
muestran satisfechos con su estilo de vida. Por su parte, la dimensión PA implica
diferencias individuales en cuanto al grado de voluntad para participar y ajustarse al
ambiente. Los individuos con altas puntuaciones en PA perciben su vida con alegría,
energía, entusiasmo, confianza y disfrutan de la compañía de los demás; sin embargo,
las bajas puntuaciones se relacionan con aislamiento social y carácter reservado,
anhedonia y bajos niveles de entusiasmo y confianza.
Las personas con esquizofrenia han mostrado, de manera consistente, un patrón
de alta NA y baja PA (Dinzeo y Docherty, 2007). Este patrón se muestra en diferentes
poblaciones (pacientes hospitalizados o no hospitalizados, pacientes crónicos o de
primer episodio psicótico…) y a través de distintas manifestaciones sintomáticas. Esta
estabilidad a través del tiempo y de la sintomatología en la esquizofrenia la diferencia
de otros cuadros como la depresión, en la que sí se manifiestan cambios. Una baja PA
ha sido asociada a altas puntuaciones en anhedonia y, aunque estos resultados varían en
función de los instrumentos de medida utilizados, ya se detecta en muestras no clínicas.
La baja PA parece predecir una evolución hacia la psicosis, pudiendo funcionar como
un factor de riesgo para el desarrollo de estos trastornos (Goodwin, Fergusson, y
Horwood, 2003; Krabbendam et al., 2002; Van Os y Jones, 2001). En este sentido, el
estudio de los rasgos afectivos de la personalidad podría ser clave para la comprensión
de las complejas causas de la esquizofrenia, los trastornos del espectro esquizofrénico y
los déficit funcionales asociados a los mismos (Horan, Blanchard, Clark, y Green,
2008a). Además, las personas con trastornos de la personalidad del Clúster A muestran
el mismo patrón de alto y bajo NA PA / anhedonia encontrado en las personas con
esquizofrenia (Camisa et al., 2005; Gurrera et al., 2005; Gurrera et al., 2007; Morey,
Gunderson, Quigley, y Lyons, 2000; Morey et al., 2002; Thaker, Moran, Adami, y
Cassady, 1993). Los estudios que han evaluado los rasgos en familiares de pacientes
con esquizofrenia son consistentes en el apuntalamiento de los patrones de un elevado
PA y riesgo genético a la esquizofrenia (Gottesman, 1991). Por su parte, los estudios
realizados sobre población general de Van Os y Jones (Van Os y Jones, 2001),
Krabbendam y colaboradores (Krabbendam, et al., 2002) y Goodwin y su equipo de
147
Marta Santarén Rosell
investigación (Goodwin, et al., 2003) muestran que los patrones afectivos de carácter
más disfuncional no son simplemente consecuencias secundarias de la psicosis. Por otro
lado, otras investigaciones señalan que un mayor nivel de experiencias alucinatorias o
delirantes está asociado con una mayor NA (Jakes y Hemsley, 1987; Laroi, DeFruyt,
van Os, Aleman, y Van der Linden, 2005; Laroi, Van der Linden, DeFruyt, van Os, y
Aleman, 2006; Young, Bentall, Slade, y Dewey, 1986). Parece ser que niveles altos de
NA podrían aumentar el riesgo de descompensación psicótica, quizás debido a que un
patrón preponderante de afectividad negativa podría potenciar la sintomatología
psicótica incipiente (Freeman y Garety, 2003; Krabbendam y Van Os, 2005). A partir de
estas consideraciones, el neuroticismo, y en menor medida la extraversión, podrían
servir como factores de riesgo y de protección respectivamente, para el posterior
desarrollo de la esquizofrenia o psicosis. No obstante, es importante destacar que estos
estudios son de carácter prospectivo. Los estudios que, como esta investigación,
estudian el comportamiento de los patrones emocionales en muestras de población
general apoyan el modelo teórico propuesto por Meehl. Este autor propuso una
alteración genética en ciertos mecanismos neurales - esquizotaxia - se manifiesta como
una organización particular de la personalidad (la esquizotipia), que refleja la
vulnerabilidad a desarrollar esquizofrenia (Meehl, 1962; Meehl, 2001). Este constructo
de esquizotipia es considerablemente más amplio que las categorías de diagnóstico de la
esquizofrenia o de trastornos de la personalidad, y sólo una proporción de personas con
alta esquizotipia psicométrica son, en última instancia, candidatos a desarrollar estos
trastornos clínicos. Mediante la utilización de las escalas de Chapman de propensión a
la psicosis (Chapman, Chapman, y Kwapil, 1995), Horan y colaboradores (2004), Luh y
Gooding (1999) y Cohen y colegas (2006) obtuvieron patrones de altos niveles de
anhedonia física y social asociadas a la dimensión positiva de la esquizotipia. Estos
hallazgos podrían sustentar, según los propios autores, un modelo de continuum
fenomenológico entre las experiencias psicóticas y su relación con rasgos de la
personalidad asociados a patrones emocionales deficitarios.
El estudio de la experiencia emocional en población considerada de riesgo a la
psicosis ha seguido una evolución comparable a la investigación de la esquizofrenia. En
este campo, los estudios realizados sobre población general persiguen establecer si los
148
Capítulo IV. Procesamiento emocional en la psicosis y la esquizofrenia
patrones deficitarios constatados en población clínica están presentes en muestras sanas.
Estos trabajos complementan lo obtenido, y comentado anteriormente, sobre los rasgos
de personalidad asociados a problemas emocionales. A través de la metodología
experimental, se estudia si están presentes las alteraciones emocionales en personas con
alta esquizotipia psicométrica y población de riesgo a la psicosis.
Para comprender los déficits de la cognición social, así como los patrones de
personalidad asociados a la vulnerabilidad a la esquizofrenia, se ha acentuado la
atención a los déficit en el reconocimiento facial de las emociones en población general.
Una de las líneas de investigación más prometedoras es el estudio de estas habilidades
cognitivas como marcadores de vulnerabilidad a los trastornos del espectro
esquizofrénico. Existen evidencias de que los familiares de primer grado de pacientes
con esquizofrenia mostrarían un peor rendimiento que los grupos control en este tipo de
tareas (Bediou et al., 2007; Kee, et al., 2004). Por otro lado, las personas consideradas
de alto riesgo para el desarrollo de estos trastornos también muestran alteraciones
(Phillips y Seidman, 2008; Pinkham, Penn, Perkins, Graham, y Siegel, 2007). Los
resultados aún son contradictorios, pero las investigaciones señalan que altas
puntuaciones en las medidas utilizadas para la evaluación de la propensión a la psicosis
predicen alteraciones en la habilidad para el reconocimiento facial de las emociones
(Dickey et al., in press; Germine y Hooker, 2011; van Rijn, Schothorst, y van 't Wout,
2011). En suma, para numerosas investigaciones, esclarecer el papel del reconocimiento
facial de las emociones como subdominio de la cognición social, sus relaciones con el
funcionamiento cognitivo de la psicosis y en tanto que variable de riesgo para el
desarrollo de estos trastornos, es un objetivo fundamental. Por otro lado, las diferencias
en los procedimientos experimentales utilizados para la evaluación de FER pueden
contribuir a resultados mixtos y de carácter preliminar. En base a los datos de las
actuales investigaciones, no está aclarada la relación entre propensión a la psicosis y
FER; de hecho, como ocurre en la literatura de la esquizofrenia, una alteración en esta
habilidad podría ser explicada o relacionada con procesos cognitivos más generales.
Dado el posible papel de mediador que podría estar jugando FER entre la vulnerabilidad
a la psicosis y su expresión fenotípica, los estudios en población de riesgo son una
herramienta crucial para el entendimiento de los mecanismos implicados en la aparición
149
Marta Santarén Rosell
y curso de este trastorno. Resulta cada vez más crucial caracterizar la relación entre la
competencia neurocognitiva en todas sus dimensiones y la psicosis. Las diferencias en
el patrón de FER podrían contribuir a la aclaración de los modelos de naturaleza de las
diferencias individuales (Claridge, 1997) o un modelo discreto o discontinuo (por
ejemplo Meehl, 1962, 1990) para una adecuada conceptualización apropiada para
caracterizar FER como un fenotipo intermedio.
En cuanto al estudio del efecto de la frecuencia de las palabras en una tarea de
priming semántico en personas con alta y baja esquizotipia, las investigaciones son aún
escasas en comparación con otras variables neurocognitivas. Son pocos los estudios que
tratan de esclarecer los efectos del priming semántico en esta población; éstos, a su vez,
han encontrado tanto un aumento –hiperpriming- (Moritz et al., 1999) como un priming
semántico conservado en la población con trastorno de la personalidad esquizotípica
(Pizzagalli, Lehmann, y Brugger, 2001). Morgan y colaboradores (2006) examinan el
procesamiento semántico en grupos de alta y baja esquizotipia utilizando una tarea de
priming semántico. Sus principales hallazgos señalan una disminución de este efecto en
el grupo de alta esquizotipia para aquellos ensayos donde el SOA era de corta duración.
Por contra, para aquellos ensayos de SOA de larga duración obtuvieron un patrón de
respuesta inverso. Por otro lado, se constataron diferencias en los efectos de priming
entre las palabras de alta y baja frecuencia. Los efectos de facilitación para el grupo de
bajas puntuaciones en ensayos de larga duración del SOA son coherentes con lo
observado en otros grupos de control sanos (Rossell et al., 2003; Morgan et al. 2006).
En búsqueda de una explicación, se postula la acción de los procesos controlados como
retardadora de ese efecto priming a partir de SOA de una duración de 700 ms (Rossell et
al., 2003).
Otra rama de investigaciones, centrada en la población general para examinar el
efecto del priming semántico mediante estímulos afectivos, coincide en que las
diferentes categorías afectivas influyen en los efectos del procesamiento semántico de
las palabras. Matthews y Southall (1991) mostraron el mismo efecto de priming ante
pares de palabras relacionadas semánticamente y combinando la valencia del estímulo
target (neutra, negativa y positiva). Sin embrago, años más tarde, Matthews y
colaboradores (1995) demostraron mayores efectos de facilitación cuando se utilizaban
150
Capítulo IV. Procesamiento emocional en la psicosis y la esquizofrenia
en los ensayos palabras de valencia negativa, en comparación con pares neutros o
positivos. En contraste, los resultados de Rossell y colaboradores (2000) demostraron
que el grupo de control sano presentaba menos efectos de priming para los pares de
palabras de valencia negativa en contraste con valencias neutras y positivas. Por último,
los datos de Rossell y Nobre (2004) replican este último patrón para los pares de
palabras neutras y positivas, donde obtienen un efecto de facilitación cuando la valencia
es congruente entre prime y target y a su vez están relacionados semánticamente. Sin
embargo, en este estudio, los efectos de facilitación no se observan en ensayos con la
misma condición pero con valencia negativa. En cualquier caso, la interpretación de
todos estos resultados debe ser reservada, dado el reducido número de estudios, su
tamaño muestral y la variabilidad de instrumentos empleados para cada caso y/o
investigación.
El estudio de las capacidades de inhibición cognitiva y atención selectiva en
población de riesgo a la psicosis ha despertado gran interés. Para algunos investigadores
como Braver, Barch, y Cohen (1999), la atención selectiva y el control atencional
suponen una de las alteraciones más consistentes de los pacientes con esquizofrenia;
ambos mecanismos, comprometen a su vez a la capacidad de inhibir estímulos
irrelevantes. En este sentido, algunas investigaciones pretenden establecer si esas
alteraciones también están presentes en población de riesgo a la psicosis, estableciendo
las primeras hipótesis acerca del papel que estas habilidades podrían desempeñar en la
génesis, curso y pronóstico de este grupo de trastornos. Sin duda, el punto de partida
para la investigación de las habilidades de atención e inhibición cognitiva es también el
paradigma de Stroop. Su empleo en la investigación cognitiva de la esquizofrenia
justifica su utilización para la investigación del riesgo a la psicosis. Al igual que la
investigación en la esquizofrenia, la diversidad de los paradigmas experimentales
usados vuelve a dificultar la extrapolación de conclusiones generales. No obstante, se ha
señalado que las personas con altas puntuaciones en escalas de propensión a la psicosis
presentan dificultades para inhibir estímulos irrelevantes (Steel, Hemsley, y Jones,
1996; Swerdlow, Filion, Geyer, y Braff, 1995). Al mismo tiempo, otros estudios no han
obtenido diferencias estadísticamente significativas en los grupos de alta esquizotipia
151
Marta Santarén Rosell
psicométrica con respecto a los grupos control (Hofer, Della Casa, y Feldon, 1999;
Lipp, Siddle, y Arnold, 1994; Peters, Pickering, y Hemsley, 1994).
Como vemos, paralelamente al problema advertido en la investigación de la
esquizofrenia, también en este caso topamos con la inexistencia de un consenso; lo
cierto, es que han sido pocas las investigaciones que analizan estas competencias
cognitivas en muestras con altas puntuaciones en esquizotipia valoradas mediante
autoinformes. En los estudios realizados sobre muestras de la población general, los
diseños experimentales del paradigma del Stroop clásico han sido combinados con otros
paradigmas como el de Inhibición Latente (Kaplan y Luvow, 2011) y tareas que exigen
un cambio atencional (Ciminio y Haywood, 2008). Para las muestras de alta
esquizotipia, sus conclusiones sugerirían un problema de conmutación atencional en
lugar de dificultades en la atención selectiva. A su vez, estos resultados convergen con
hallazgos planteados por autores como Zubin (1975), quien planteaba que el déficit
primario de la atención radicaría en una dificultad para realizar cambios en la actividad
direccional que implican los mecanismos atencionales.
Por último, cabe analizar las principales conclusiones de la investigación sobre
los mecanismos de inhibición cognitiva cuando los estímulos tienen carga emocional.
En primer lugar, destaca el escaso número de estudios sobre el impacto de la emoción
en el procesamiento atencional en personas con esquizofrenia y riesgo a la psicosis. Esto
lleva a posturas encontradas con respecto a si estas alteraciones para la inhibición de la
información de carácter emocional estarían más relacionadas con la dimensión positiva
o negativa de la esquizofrenia y la esquizotipia. Mohanty y colaboradores (2001)
señalan la dimensión positiva como la más relacionada con estas alteraciones cognitivas
(altas puntuaciones en Aberración Perceptual e Ideación Mágica). En su estudio, la
esquizotipia negativa (anhedonia social y física) no mostró ninguna relación con las
medidas de inhibición cognitiva. Hay investigadores que sostienen la hipótesis de que la
interacción de habilidades cognitivas y procesos afectivos conduce a la formación y
mantenimiento de síntomas positivos (por ejemplo, Freeman, Garety, Kuipers, Fowler,
y Bebbington, 2002; Garety, Kuipers, Fowler, Freeman y Bebbington, 2001). Sin
embargo, otros estudios constatan que los pacientes sin síntomas psicóticos positivos no
presentan mayores TRs ante el material emocional de valencia negativa (Epstein, Stern,
152
Capítulo IV. Procesamiento emocional en la psicosis y la esquizofrenia
y Silbersweig, 1999). Algunos autores van más allá en sus conclusiones, estableciendo
que el afecto negativo pone en peligro las áreas básicas de la cognición en la
esquizofrenia, como el lenguaje (y Barch Burbridge, 2002; Docherty, 1996; Grosh,
Docherty, y Wexler, 1995) y el procesamiento semántico (Kerns y Berenbaum, 2000).
Teniendo en cuenta que el deterioro cognitivo en la esquizofrenia se agrava por el afecto
negativo, cabe pensar que el funcionamiento atencional tienda a deteriorarse ante la
presencia de estímulos aversivos.
Tal y como se ha comentado al analizar el papel de los procesos inhibitorios de
información emocional en la esquizotipia, son pocos los estudios realizados hasta el
momento. Tampoco la utilización del Stroop en su variante emocional ha sido muy
explorada, y los resultados encontrados en población general con riesgo psicométrico no
van en una sola dirección. Por tanto, es necesaria la realización de futuras
investigaciones que establezcan si la alteración de la inhibición cognitiva emocional
juega un papel importante para el riesgo y posible desarrollo de los trastornos del
espectro psicótico. Dado que el efecto de interferencia para la información de carácter
emocional es un patrón compartido para muestras en población clínica y general, el
acercamiento a su estudio desde un planteamiento de continuum a lo largo del espectro
psicótico parece ser adecuado. No obstante, el grado en que dicha información
emocional interfiere en el funcionamiento cognitivo de las personas con riesgo a la
esquizofrenia y los pacientes psiquiátricos podría ser clave para el entendimiento de los
mecanismos implicados en estos trastornos.
4.4. Recapitulación
Una cuestión principal en el estudio del procesamiento emocional en la
esquizofrenia es la relación de las alteraciones con otros déficit neurocognitivos básicos,
así como con el funcionamiento social y ocupacional del paciente. En el tercer capítulo
de este trabajo, los modelos presentados resaltaban esa relación entre el procesamiento
emocional y el funcionamiento comunitario de los pacientes. Kee y colegas (2003)
demuestran que, en tareas para la percepción de emociones, el rendimiento de pacientes
153
Marta Santarén Rosell
con esquizofrenia correlaciona significativamente con su funcionamiento laboral y
autonomía tanto al inicio de la investigación como tras un año de seguimiento. En
consecuencia, este estudio concluye una relación relativamente estable entre estas
competencias. En los últimos años, es notable el esfuerzo realizado para la comprensión
de las asociaciones entre percepción emocional y funcionamiento social y ocupacional
de los pacientes con esquizofrenia.
Para el estudio de la percepción emocional, es de destacar los esfuerzos
realizados en la conceptualización del término «emoción» y sus subcomponentes.
Modelos teóricos como el de Peter J. Lang y colaboradores ofrecen una visión
integradora de posturas enfrentadas desde hace más de cien años. Desde este enfoque, la
emoción se confiere como una disposición a la acción, determinada por una estructura
específica de información almacenada en el cerebro y que, cuando se activa, pone en
marcha manifestaciones cognitivas, fisiológicas y conductuales (Lang, 1979, 1993;
1995). Una cuestión importante de este modelo es la consideración de la
bidimensionalidad de las emociones en términos de valencia y nivel de activación, los
dos componentes que han servido para la evaluación de la experiencia emocional en los
laboratorios. Por otro lado, el estudio de la emoción también se ha enriquecido por los
modelos de la personalidad. Clark y Watson (2005) establecen tres dimensiones estables
que jugarían un papel fundamental en el procesamiento y adquisición de significado de
los estímulos emocionales. Los pacientes con esquizofrenia mostrarían bajas
puntuaciones en la dimensión de PA y altas puntuaciones en NA. Los individuos con
altas puntuaciones en NA han mostrado más riesgo de transitar a la psicosis, por lo que
los rasgos de la personalidad afectivos funcionarían como marcadores de vulnerabilidad
a estos trastornos.
Pese al aumento del interés en este campo en los últimos años, actualmente no
está clarificada la naturaleza de los déficit en el procesamiento emocional del rostro en
la esquizofrenia y su vulnerabilidad. De los estudios comentados en este capítulo se
desprende que no existe un consenso en la explicación de las alteraciones de esta
población. Uno de los campos más fructíferos en estos últimos años se ha dirigido al
estudio de las habilidades implicadas en FER. No está claro si estas alteraciones se
deben a problemas en la codificación de las expresiones faciales, de las expresiones
154
Capítulo IV. Procesamiento emocional en la psicosis y la esquizofrenia
faciales emocionales o a una alteración de carácter más primario de procesamiento
visual general. Tampoco hay acuerdo en el establecimiento de si estos déficit son
específicos para determinadas emociones, como las de valencia negativa. En pacientes
clínicos y en muestras con esquizotipia se han obtenido distintos patrones de
rendimiento en la percepción de la emoción en función de las dimensiones de ambos
constructos (negativo, positivo, desorganizado).
Otra fuente de diferencias en los estudios de la esquizofrenia y su vulnerabilidad
hace referencia al tipo de estímulos empleados para su estudio experimental. Para el
caso del material verbal, los estudios basados en el priming semántico afectivo son poco
frecuentes, y los diseños experimentales reseñados son difíciles de comparar entre sí.
Para el caso de la esquizofrenia, parece que existe un consenso en la determinación de
un patrón alterado de rendimiento. No obstante, para el caso de la esquizotipia este
patrón no ha sido tan replicado. Otro de los paradigmas utilizados recientemente en el
estudio del procesamiento emocional en el síndrome psicótico es el Stroop Emocional.
El ES se ha comenzado a emplear bajo el supuesto de que la información emocional
tendrá un mayor efecto de interferencia que la información neutra. El efecto de
interferencia para los ensayos experimentales que combinan una palabra con valencia
emocional se compara con los TRs de los ensayos de palabras neutras. La cuestión es
que los estudios realizados en población clínica y en población sana con esquizotipia
psicométrica son aún muy escasos, por lo que la comparación entre sus resultados es
controvertida. En ambos grupos, parece ser que existe un mayor efecto de interferencia
para aquella información de carácter emocional negativa. La diferencia entre los grupos
a estudio y los grupos control de las investigaciones es principalmente cuantitativa, ya
que el efecto de una mayor interferencia ante estímulos amenazadores es un fenómeno
observado en la población general.
Finalmente, los estudios de neuroimagen funcional han mostrado una activación
anormal en pacientes con esquizofrenia en las tareas de procesamiento de las
emociones. La evidencia de los estudios comentados sugiere una desconexión entre los
distintos componentes de la respuesta afectiva en el estudio del procesamiento
emocional en la esquizofrenia. En comparación con los individuos sanos, las personas
con esquizofrenia son menos expresivas, pero su expresión y experiencia emocional no
155
Marta Santarén Rosell
difiere tanto, o es más coherente a una situación dada, con respecto a las experiencias de
las que informan mediante medidas retrospectivas. Otra prueba de una falta de conexión
entre los componentes de la respuesta emocional en la esquizofrenia proviene de
estudios que han examinado las correlaciones entre los componentes de la emoción.
Algunos investigadores indican que la expresión de la emoción y la experiencia no están
relacionados en los individuos con esquizofrenia. En contraste con la existencia de un
patrón de expresividad reducida y un déficit en la percepción de las emociones, para
algunos autores podría aceptarse el hecho de que la experiencia emocional en la
esquizofrenia parece normal ante la presencia de estímulos evocadores.
Lo importante es que el estudio de la percepción emocional en la esquizofrenia y
los trastornos de su espectro se encuentra en un momento de gran expansión. Sus
relaciones con las medidas de neurocognición básica y su papel en el pronóstico y
evolución del cuadro clínico han llevado a los investigadores a tenerla en su punto de
mira. Por otro lado, la relación de estas alteraciones con el funcionamiento comunitario
convierte las habilidades de la cognición social en objetivos fundamentales de cualquier
intervención psicológica. Estas cuestiones no hacen sino subrayar la necesidad de
desarrollar medidas estandarizadas de la percepción social, que permitiría estudiar estas
facetas en todas las fases del trastorno y, a su vez, facilitaría la comparación entre las
investigaciones de este campo.
Esta tesis doctoral se configura con el objetivo de contemplar algunas de las
lagunas señaladas en este campo de investigación. Esta investigación se fundamenta en
dos áreas de conocimiento del campo de la psicología: la rama clínica, con el interés
centrado en la intervención temprana en psicosis, y la rama de la psicología cognitiva,
buscando establecer mecanismos de funcionamiento cognitivo que den cuenta de las
manifestaciones sintomáticas establecidas en esta muestra de adolescentes. El punto
inicial este trabajo, se basa en la consideración de que las alteraciones en el
reconocimiento facial de las emociones (FER) podrían funcionar como un marcador de
riesgo a la psicosis, que ya se encontraría presente en población general con altas
puntuaciones en los autoinformes destinados a la medición de tal riesgo. Por otro lado,
se espera arrojar luz sobre cuestiones acerca de los procesos automáticos y controlados
en tareas que requieren el procesamiento de la información de carácter emocional y
156
Capítulo IV. Procesamiento emocional en la psicosis y la esquizofrenia
semántica. Para tal fin, se diseñaron distintos experimentos basados en los paradigmas
de priming y de interferencia palabra-dibujo.
En primer lugar se desarrolla un estudio piloto para valorar el grado de
idoneidad de las pruebas diseñadas con el fin de evaluar la competencia en FER. Este
estudio piloto sienta las bases de las consideraciones tenidas en cuenta para buscar una
explicación a los patrones alterados en el reconocimiento facial de las emociones. Las
hipótesis atienden a lo que ya señalan otros autores especialistas en el campo, como que
los procesos de naturaleza automática y controlada estarían detrás de las diferencias en
el patrón de rendimiento en tareas de procesamiento emocional. La diferenciación entre
dichos procesos, no es un fenómeno único para las tareas realizadas con material
fotográfico, por lo que se diseña una prueba de priming afectivo verbal que trate de
esclarecer si estas alteraciones están presentes en esta muestra experimental y si se
puede constatar su naturaleza. Por otro lado, y siguiendo un estructura paralela en el
diseño del experimento de priming verbal afectivo, se trata de dilucidar, si existen
alteraciones en las redes semánticas sensibles a una prueba de priming verbal
semántico. Se ha advertido que una equívoca etiquetación de las emociones negativas
tanto en pacientes con esquizofrenia como en población de alto riesgo y esquizotipia, se
debe a una reacción ansiosa ante el material emocional aversivo. Esta reacción no
permitiría un acceso correcto a las redes semánticas relacionadas. Sin embargo, para
otros autores, ese mal etiquetado puede venir motivado por un déficit en el
procesamiento automático semántico. La tarea de priming semántico persigue esclarecer
cuál es el patrón de ejecución de los adolescentes con altas puntuaciones en
esquizotipia. En último lugar, se diseñan dos experimentos inéditos en su aplicación
para el estudio de la propensión a la psicosis. El paradigma de interferencia palabradibujo permite estudiar los fenómenos de inhibición cognitiva y de organización léxicosemántica. Estos experimentos buscan la aplicación de los fundamentos básicos de
paradigmas clásicos como el Stroop para establecer si los adolescentes de altas
puntuaciones en esquizotipia son sensibles a las demandas impuestas en estas tareas en
su combinación de información emocional y semántica.
La constatación de alteraciones en las tareas de FER, priming verbal e
interferencia palabra-dibujo podría establecer el origen de las mismas en cuanto a su
157
Marta Santarén Rosell
naturaleza automática o bien si responden a procesos de orden superior relacionados con
la codificación de la información emocional. Además, la confirmación de tales
alteraciones daría lugar a la consideración de que los mecanismos cognitivos implicados
en el procesamiento de la información de carácter emocional merecen ser tratados
independientemente de las alteraciones neurocognitivas básicas. Esta consideración
tendría implicaciones en los modelos de vulnerabilidad a la psicosis y en las estrategias
destinadas a su intervención temprana.
158
CAPÍTULO V.
Objetivos e hipótesis
Capítulo V. Objetivos e hipótesis
CAPÍTULO V. OBJETIVOS E HIPÓTESIS
5.1. Objetivos
El objetivo general de este trabajo es tratar de esclarecer algunos de los
mecanismos comprometidos en el procesamiento de la información de carácter
emocional en población no clínica adolescente, con altas puntuaciones en
esquizotipia psicométrica. Este objetivo general se concreta en los siguientes
objetivos específicos:
1) Diseñar seis tareas experimentales ad hoc que permitan esclarecer el
funcionamiento de los participantes en tareas basadas en los paradigmas de
priming fotográfico, priming verbal e interferencia palabra-dibujo.
2) Estudiar si existe un patrón diferencial en la ejecución de tareas de
reconocimiento facial de las emociones entre adolescentes con baja, media y alta
esquizotipia psicométrica, sustentada en los procesos de evaluación afectiva
automática.
3) Identificar si los adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia
psicométrica presentan alteraciones en tareas de etiquetado de las emociones
faciales. En caso de confirmarse esta alteración, establecer en qué emociones
presentan una mayor tasa de errores.
4) Constatar si existen diferencias estadísticamente significativas en una
tarea de priming verbal afectivo entre los grupos de baja, media y alta
esquizotipia. Así, se persigue analizar, si las alteraciones en el procesamiento de la
información emocional son sensibles a la utilización de evaluaciones rápidas o el
empleo de estrategias de codificación superiores.
161
Marta Santarén Rosell
5) Establecer si existen diferencias en los tiempos de reacción de los
participantes con altas puntuaciones en la escala de propensión a la psicosis en la
codificación de material verbal relacionado semánticamente. Es decir, identificar
si los déficit cognitivos están asociados a un nivel de procesamiento del material
automático o bien de naturaleza controlada para su ejecución.
6) Además, en lo que se refiere a la ejecución de las tareas de priming
semántico, explorar si la frecuencia de las palabras utilizadas interfiere en los
patrones de ejecución de las mismas en los grupos de baja, media y alta
esquizotipia.
7) Identificar o tratar de esclarecer si las alteraciones constatadas son
sensibles al tipo de material utilizado en el diseño de las tareas. Analizar si los
patrones de ejecución obtenidos presentan patrones similares independientemente
del material utilizado (fotográfico vs. verbal).
8) Estudiar si existen diferencias entre los grupos de alta, media y baja
esquizotipia en una tarea basada en el paradigma PWI, cuando los estímulos
configurados como material irrelevante son de carácter emocional.
9) Analizar el procesamiento lingüístico (organización léxico-semántica) y
la capacidad inhibitoria en adolescentes con esquizotipia psicométrica a través del
paradigma PWI.
10) Intentar establecer relaciones entre el reconocimiento facial de las
emociones, a través de la medida de otras variables como la memoria semántica y
la inhibición cognitiva, en función de los resultados obtenidos a lo largo de las
distintas pruebas de laboratorio.
5.2. Hipótesis
La hipótesis general de esta tesis presupone la existencia de un patrón
diferencial en las medidas neurocognitivas entre las muestras de población
adolescente con alta, media y baja esquizotipia psicométrica. Se espera que estas
162
Capítulo V. Objetivos e hipótesis
diferencias sean mayores para las tareas de procesamiento de información de
carácter emocional. Esta hipótesis general puede precisarse en las siguientes
hipótesis más específicas:
Hipótesis 1
Las tareas experimentales mostrarán un efecto de facilitación en aquellos
ensayos donde el prime y el target sean congruentes, en los grupos de baja
esquizotipia psicométrica. Para el caso de las tareas fundamentadas en el PWI, se
encontrarán patrones de interferencia.
Hipótesis 2
En los adolescentes con alta esquizotipia, se espera encontrar un patrón
alterado en la tarea de priming fotográfico: un menor tiempo de reacción en el
procesamiento de las emociones negativas, con un efecto de hiperpriming en los
ensayos que combinan un prime y un target de valencia negativa.
Hipótesis 3
Los adolescentes con alta esquizotipia mostrarán un patrón deficitario en
la tarea de etiquetado emocional; concretamente, es esperable encontrar mayor
tasa de errores para las emociones de valencia negativa. Además, se ha supuesto
encontrar un procesamiento de la información emocional distorsionado para
estímulos ambiguos, pudiendo interpretar emociones como la sorpresa de manera
negativa o amenazadora.
Hipótesis 4
163
Marta Santarén Rosell
En cuanto al rendimiento en la tarea de priming verbal afectivo, los
adolescentes con alta esquizotipia psicométrica presentarán un patrón diferencial
de ejecución con respecto a los grupos de media y baja esquizotipia; en particular,
alteraciones en los ensayos de SOA largo, con un patrón conservado para los
ensayos de SOA corto.
Hipótesis 5
Los adolescentes con alta esquizotipia psicométrica presentarán un peor
rendimiento en la tarea de priming verbal semántico con respecto a los grupos de
media y baja esquizotipia. Estás alteraciones serán constatables en los ensayos de
SOA largo, de manera más significativa que en ensayos de SOA corto.
Hipótesis 6
Se espera encontrar efectos diferenciales para la frecuencia de las palabras
en la tarea de priming semántico. Los adolescentes con alta esquizotipia mostrarán
un bajo nivel de priming para las palabras de baja frecuencia.
Hipótesis 7
Cabe esperar que los adolescentes con alta esquizotipia muestren, en las
tareas de priming fotográfico y verbal, un patrón conservado para los procesos de
carácter automático, mientras que las diferencias con respecto a los grupos de
comparación establecidos residan en los ensayos con SOA de larga duración.
Estas diferencias serán más acusadas para la habilidad de FER.
Hipótesis 8
Los adolescentes con alta esquizotipia mostrarán un patrón errático o
ralentizado en la tarea basada en el paradigma PWI de contenido emocional. Más
164
Capítulo V. Objetivos e hipótesis
concretamente, para aquellos ensayos en los que la palabra escrita (estímulo
irrelevante) tenga una valencia emocional negativa.
Hipótesis 9
Tal y como se contemplaba en la tarea de PWI emocional, en el grupo de
alta esquizotipia se espera obtener un peor rendimiento en la inhibición de la
información irrelevante de aquellos estímulos relacionados semánticamente con el
dibujo expuesto.
Hipótesis 10
Los déficit constatados en FER para el grupo de alta esquizotipia, se verán
apoyados en su naturaleza controlada, por las alteraciones constatadas en las
pruebas de priming verbal emocional y en la prueba fundamentada en el PWI
emocional.
165
CAPÍTULO VI.
Método
Capítulo VI. Método
CAPÍTULO VI. MÉTODO
ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN
6.1.
Estudio
piloto
de
las
pruebas
experimentales
de
reconocimiento facial de las emociones
Justificación de la creación de las pruebas
La presente investigación comparte su interés con el análisis actual de los
trabajos que buscan esclarecer el procesamiento de la información emocional en
pacientes con esquizofrenia y población considerada de riesgo. Estas
investigaciones discuten, sobre todo, el papel que los procesos cognitivos
automáticos y controlados desempeñan en este tipo de procesamiento. En
consecuencia, resulta prioritario acotar qué procesos estarían alterados en este
grupo de personas de riesgo. Como hemos observado, hasta la fecha los resultados
son inconclusos debido a la disparidad de los instrumentos empleados y las
características de las muestras. Por esta razón, el primer paso para configurar la
presente tesis doctoral fue diseñar dos tareas para la evaluación de una
competencia largamente soslayada: el reconocimiento facial de las emociones.
Esta aportación viene motivada tanto por superar el oscurantismo, inherente a la
inaccesibilidad de las pruebas foráneas, como para solventar una laguna en
nuestro ámbito científico más próximo. Para tal fin se construyeron: una tarea de
evaluación de procesamiento de información automático de estímulos
169
Marta Santarén Rosell
emocionales faciales, basada en el paradigma del priming emocional (Lang, et al.,
1990) y una segunda tarea de reconocimiento emocional controlado o etiquetado
de emociones.
Como hemos visto en el capítulo IV, la naturaleza del concepto de
emoción es manifiestamente complejo; por este motivo, Peter Lang adoptó el
concepto de emoción bidimensional, añadiendo el valor afectivo y la activación
fisiológica (Lang, 1995). De ahí que el modelo de carácter cognitivo propuesto
por Lang resulte apropiado para este estudio. Otros trabajos mostraron la
existencia de asociaciones entre los sistemas atencionales, motivacionales y
emocionales durante aquellas pruebas experimentales donde se comprometen los
sistemas de respuesta de carácter defensivo y apetitivo (Bradley, 2009; Lang,
1997).
Por un lado, las pruebas diseñadas consideran el valor o valencia afectiva
de las fotografías, positiva o negativa en función de la emoción expresada. Las
emociones representadas en ambas pruebas son las seis aceptadas como básicas o
universales: alegría, tristeza, miedo, sorpresa, asco e ira (Eckman y Friesen,
1976). En segundo lugar, la dimensión del arousal está presente en el material
fotográfico por la magnitud de la expresión facial de las emociones. Cada una de
las fotografías está codificada en el grado de activación que representa con una ‘c’
(covert), cuando la fotografía tiene un nivel de arousal bajo, o bien con una ‘o’
(open) cuando expresa la emoción con un nivel de activación alto. De esta
manera, todas las fotografías empleadas presentan un código similar a este
«17F_di_c», que significa que el número de la fotografía es el diecisiete, que
contiene la imagen de una mujer (F) y que expresa la emoción de asco (di-disgust)
con un grado de activación bajo (c).
Tarea de Priming emocional
Para el diseño de esta tarea se utilizaron las imágenes de varios actores y
actrices norteamericanos de distintas etnias cedidas por el Sacker Institute, Weil
Medical School Of Cornell University (1300 York Avenue, Box # 140, New
Cork, NY 10021) y seleccionadas a partir de un consenso del 80% para las
170
Capítulo VI. Método
emociones expresadas en ellas. Se emparejaron ciento doce fotografías, más diez
fotografías para los ensayos de prueba presentados a modo de ejemplo. Los
tiempos de reacción de estos ejemplos no se contabilizan en los resultados de la
tarea. Un total de sesenta y un pares de fotografías constituyeron esta tarea (cinco
pares son ejemplos). Se alternan seis condiciones experimentales repartidas entre
los cincuenta y seis pares de fotografías de la tarea. 1) Estímulo prime de valencia
positiva con estímulo diana de valencia positiva: cinco pares de fotografías. 2)
Estímulo prime de valencia positiva con estímulo diana de valencia negativa: trece
pares de fotografías. 3) Estímulo prime de valencia negativa con estímulo diana de
valencia positiva: dieciséis pares de fotografías. 4) Estímulo prime de valencia
negativa con estímulo diana de valencia negativa: catorce pares de fotografías. 5)
Estímulo prime neutro con estímulo diana de valencia negativa: dos pares de
fotografías; 6) Estímulo prime neutro con estímulo diana de valencia positiva: seis
pares de fotografías.
Los ensayos aparecen aleatoriamente, de manera que cada participante
tiene ante la pantalla del ordenador un par de fotografías distinto, exceptuando los
estímulos de prueba, que no se aleatorizan. El software sobre el que se diseñó, fue
el DMDX, cedido por el área de Psicología Básica y extensamente utilizado para
la medición de tareas en las que está implicada la decisión léxica (para una
descripción más detallada consultar el apartado «Procedimiento» del presente
capítulo). Por cada ensayo aparece un punto de fijación que avisa de la aparición
del estímulo prime. El estímulo prime permanece en la pantalla 200 milisegundos
(ms). A continuación aparece el estímulo diana acompañado de una emoción
propuesta por escrito bajo la y sobre la cual el adolescente debe mostrar su
acuerdo o desacuerdo contestando SÍ/NO mediante dos teclas del ordenador. La
premisa fundamental que se enfatiza a los participantes es la velocidad de
respuesta, sin renunciar, claro está, a la eficacia de las mismas. La salida de datos
de esta tarea se da en forma de tiempo de latencia de la respuesta al estímulo diana
expresada en ms, con un signo positivo para las respuestas contestadas
correctamente y un signo negativo para las contestadas de forma errónea.
171
Marta Santarén Rosell
Participantes y procedimiento de evaluación
En el estudio de esta tarea participaron un total de 484 adolescentes de
distintos institutos y colegios del Principado de Asturias, más concretamente de
las localidades de Oviedo, Gijón, Moreda y Lugones. De estos adolescentes, 248
eran varones (51,23%). Las edades de la muestra analizada en el estudio estaban
comprendidas entre los catorce y los diecinueve años. La edad media de los
participantes fue de 15,99 años, con una desviación típica de 1,22.
Todos los participantes del estudio completaron el Schizotypal Personality
Questionnaire–Brief (SPQ-B) (Raine y Benishay, 1995) en la primera fase de la
investigación. A partir de sus puntuaciones en el citado autoinforme, se procedió a
la dicotomización de la muestra en dos grupos: alta y baja esquizotipia
psicométrica. El percentil 80 sobre la puntuación total del SPQ-B fue el punto de
corte para determinar el grupo de alta esquizotipia psicométrica (n= 96). Los
participantes con puntuaciones que se correspondieron al percentil 20 o inferior en
dicho cuestionario conformaron el grupo de baja esquizotipia psicométrica (n=
93). Todos los participantes de la muestra pasaron a la segunda fase de
evaluación. Sin embargo, a los adolescentes pertenecientes a los grupos de alta y
baja esquizotipia psicométrica, se les comparó en sus patrones de ejecución de
reconocimiento facial de las emociones, para determinar si sus puntuaciones en el
SPQ-B podían explicar sus diferencias, en el caso de que las hubiera. Todas las
evaluaciones fueron realizadas en las aulas de informática de los respectivos
centros educativos.
Análisis de datos y resultados
Para examinar los patrones de ejecución el la tarea de priming emocional
de los adolescentes con alta y baja esquizotipia se llevó a cabo un análisis
multivariado de la varianza (MANOVA). Se introdujo como variable «intra» el
tiempo de latencia para cada tipo de ensayo y como variable «inter» (variable
independiente), las puntuaciones en alta y baja esquizotipia. El valor de Lambda
de Wilks para la comparación de los tiempos de latencia entre los integrantes de
172
Capítulo VI. Método
ambos grupos fue el índice que se consideró para la evaluación de las diferencias
entre los grupos. No se obtuvieron diferencias estadísticamente significativas
entre el grupo que puntúa alto en esquizotipia psicométrica y el grupo de baja
esquizotipia psicométrica (Wilks λ = 0,994, F (3,96)= 3,185; p = 0,756) ni para el
factor intrasujeto (F (0,313) = 3,561, p = 0,780). Tal y como muestra la tabla 6, los
tiempos medios de reacción para ambos grupos fueron muy similares en todas las
condiciones experimentales.
Tabla 6. Media y desviación típica de los TRs de los grupos de alta y baja esquizotipia
psicométrica en la prueba de priming fotográfico.
Condiciones
Baja esquizotipia
Alta Esquizotipia
Experimentales
(n= 93)
(n=96)
Media
DT
Media
DT
TR_aciertos_pp
10974,57
4895,48
9905,37
4313,08
TR_aciertos_pn
17167,45
9471,24
17137,86
9518,47
TR_aciertos_np
19475,63
6674,85
19288,85
7839,29
TR_aciertos_nn
11772,10
7424,57
11008,21
7763,73
pp: ensayos de prime positivo y target positivo; pn: ensayos de prime positivo y target
negativo; np: ensayos de prime negativo y target positivo; nn: ensayos de prime negativo
y target negativo; TR: tiempo de respuesta (expresado en milisegundos)
Estos resultados señalan un patrón de ejecución similar en los grupos de
alta y baja esquizotipia psicométrica para la tarea de priming fotográfico. En base
a este patrón de respuestas, cabe decir que los participantes con altas puntuaciones
en esquizotipia psicométrica no mostraron alteraciones en los procesos o juicios
emocionales automáticos. En la misma línea de los resultados obtenidos en este
estudio piloto, cabe citar el estudio realizado por van´t Wout y colaboradores (van
't Wout et al., 2007a). Estos autores utilizaron una tarea de procesamiento
emocional facial incidental (decisión tan rápida como fuera posible, del género de
173
Marta Santarén Rosell
la persona de la fotografía que expresaba una emoción) y otra tarea de etiquetado
de las emociones. Sus resultados muestran que los pacientes con esquizofrenia no
se diferencian del grupo control en la asignación de determinadas emociones,
como por ejemplo el miedo. Este hallazgo es consistente con investigaciones
previas que demuestran un patrón de respuesta normal en los procesos de
información automática (Gur et al., 2002; Rossell, et al., 2001; Suslow, Roestel, y
Arolt, 2003). En la misma línea de resultados, Herbener y colaboradores (2008)
obtienen evidencias de que los pacientes con esquizofrenia y el grupo control no
mostraron diferencias estadísticamente significativas en sus respuestas inmediatas
a los estímulos emocionales, ni en términos de intensidad de la emoción percibida
ni en la valencia del estímulo.
Una de las consideraciones que se tuvo en cuenta en la interpretación de
estos resultados fue el posible efecto suelo que presentaba la muestra en las
puntuaciones del SPQ-B cuya media fue de 6,19 (DT = 4,54) frente a las
puntuaciones halladas en otros estudios de muestras adolescentes no clínicas que
situaban las puntuaciones de la medias 9,6 (Raine y Benishay, 1995). Por otro
lado, es posible que la ausencia de relación entre la capacidad para el
reconocimiento emocional y la esquizotipia se deba al carácter heterogéneo de las
distintas esquizofrenias. Parece probable que los déficit cognitivos y los rasgos de
personalidad que caracterizan los trastornos del espectro esquizofrénico, aun
siendo marcadores de vulnerabilidad de las esquizofrenias, pudieran ser factores
independientes entre sí (Laurent et al., 2000)
Estudio cualitativo y cuantitativo de la tarea
La finalidad del estudio piloto, tanto cualitativo como cuantitativo, fue
examinar el funcionamiento de la prueba y de los ensayos que lo componían. Para
ello un total de 484 adolescentes realizaron con éxito esta tarea. De los 484
adolescentes que completaron dicha prueba, ocho fueron eliminados por presentar
tiempos de reacción extremos y se perdieron los datos de nueve participantes por
no tener el código que los identificaba. Por esta razón, se realizó el estudio con un
174
Capítulo VI. Método
total de 467 participantes. Se trató de detectar ítems defectuosos y los errores
conceptuales cometidos en su diseño. A partir de la selección de los ensayos con
mayores garantías psicométricas se elaboró la versión de la tarea de priming
emocional que se aplicó en el estudio de campo final.
Para la construcción y validación de dicha prueba se llevaron a cabo dos
estudios, uno de naturaleza cualitativa y otro de naturaleza cuantitativa. El estudio
cualitativo, permitió discutir acerca de la naturaleza de la valencia de la emoción
sorpresa, considerada en sus inicios, de valencia positiva. También se cuestionó la
consideración de los rostros neutros, que parecían no ser considerados así por la
muestra sobre la que se realizó el estudio piloto. De este análisis cualitativo, se
tomó la decisión de eliminar en la versión definitiva de la misma, tanto las
fotografías que expresaban sorpresa como los rostros que estaban codificados bajo
una ausencia de emoción o expresión neutra. Esta decisión se tomó teniendo en
cuenta no sólo a los miembros integrantes del grupo de investigación, sino a los
propios participantes del estudio, quienes en reflexiones posteriores a las
evaluaciones sobre su ejecución, señalaron que la sorpresa podía tener una
consideración tanto positiva como negativa, por lo que, en consonancia con otros
estudios, se consideró que era una emoción dependiente del contexto en el que se
manifiesta (Kohler et al., 2008). Por otro lado, los participantes consideraron que
ninguna de las fotografías estaba exenta de emoción, cosa que se confirmó en el
análisis de las respuestas, donde en todos los casos estos rostros fueron
interpretados erróneamente. De los ítems que conformaban la prueba inicialmente,
doce fueron eliminados por contener la emoción sorpresa y ocho por tener rostros
considerados como neutros.
El estudio cuantitativo permitió examinar las propiedades psicométricas de
los ítems de la prueba. Dos ítems correlacionaban de forma inversa con el resto
de los ensayos, es decir, los participantes que acertaban estos dos ensayos
obtendrían una mayor tasa de errores en el resto de las parejas de estímulos.
Ambos contenían en su combinación una expresión de carácter neutro, por lo que
se puede decir que fueron eliminados tanto por el análisis cualitativo como por el
análisis cuantitativo de la prueba. A continuación se hizo un estudio de fiabilidad
175
Marta Santarén Rosell
de cada una de las parejas de estímulos con la fiabilidad total de la prueba, en total
otras cinco parejas de fotografías fueron eliminadas a través de un proceso
iterativo. El valor de alfa se situó en 0,86. El alfa inicial de la prueba si situaba en
0,79.
Una vez concluidos estos análisis, se pasó a una nueva fase de reflexión.
Se cuestionó la complejización de los ensayos por el alto porcentaje de aciertos de
la muestra, lo que llevó a discutir sobre el poder discriminatorio de la tarea. Uno
de los caminos para esta complejización, hubiese consistido en escoger fotografías
en las que no estuvieran tan claras las emociones expresadas. Sin embargo, de
cara a conservar la naturaleza de la prueba, basada en el estudio de la facilitación
del procesamiento de un estímulo anteponiendo otro de la misma o distinta
valencia, se optó por no complejizar los ensayos, por lo que no se seleccionaron
fotografías más ambiguas. Los ensayos definitivos que constituyeron esta tarea se
especifican en el apartado de resultados (ver «Experimento 1»).
Tarea de etiquetado emocional
Para el desarrollo de esta tarea se utilizó el mismo banco de imágenes
cedidas por el Sacker Institute, Weil Medical School Of Cornell University (1300
York Avenue, Box # 140, New Cork, NY 10021) utilizadas en la prueba de
priming emocional. Una vez más se seleccionaron aquellas fotografías que en
población americana contaban con más del 80% de consenso para las emociones
expresadas en ellas. En esta ocasión, cada ensayo presenta una única fotografía a
cuyo pie están las 8 opciones de respuesta entre las que los participantes pueden
escoger, según sea la emoción que a su juicio expresa la fotografía. De esas ocho
opciones de respuesta, seis se corresponden con las emociones básicas citadas
anteriormente. La inclusión de dos emociones más, la vergüenza y el desprecio,
tenían la función de confundir a la persona evaluada, ya que no hay ninguna
fotografía que las expresara; además, ninguna de las dos se considera dentro de las
«emociones básicas», ya que tienen variación transcultural. Cada opción de
respuesta va precedida por un número que se corresponde con su selección, y que
los participantes teclearán en el ordenador para señalar su opción de respuesta.
176
Capítulo VI. Método
En esta tarea se combina las variables de valencia emocional
(positiva/negativa) y de arousal (alto/bajo) en los distintos ensayos de las
fotografías expuestas. De nuevo los ensayos aparecen de forma aleatoria,
exceptuando los ensayos que sirven de práctica (cuatro ensayos) para que los
participantes se familiaricen con la tarea a realizar. Un total de 60 fotografías
conformaba la tarea de etiquetado emocional. En estas 60 fotografías, las seis
emociones básicas están representadas de manera equitativa (10 ensayos para cada
emoción). Las opciones de respuesta se presentan siempre en el mismo orden: 1:
alegría; 2: tristeza; 3: miedo; 4: vergüenza; 5: ira; 6: sorpresa; 7: asco; 8:
desprecio. El software sobre el que se diseñó, fue también el DMDX. Por cada
ensayo aparece un punto de fijación durante 200ms para que el participante esté
atento a la pantalla del ordenador. Tras el punto de fijación aparece la fotografía a
etiquetar con las ocho opciones de respuesta en la parte inferior de la pantalla. La
instrucción fundamental que se les dio a los participantes fue la de la exactitud de
sus respuestas sin descuidar el tiempo de reacción. La salida de datos de esta
tarea, informa del tiempo de latencia de las respuestas, así como de la elección de
respuesta hecha por el estudiante.
Participantes y procedimiento de evaluación
En el estudio de esta segunda tarea de etiquetado emocional, participaron
535 alumnos de los mismos institutos, de ellos, 286 eran varones (53,5%). Las
edades de la muestra analizada comprendían los catorce y los diecinueve años,
con una edad media de 15,82 y una desviación típica de 1,19. En la primera fase
de la investigación habían completado el Schizotypal Personality Questionnaire–
Brief (SPQ-B de Raine). El proceso de dicotomización de la muestra para el
establecimiento de los grupos de alta y baja esquizotipia fue el mismo que se
realizó en la tarea de priming emocional, con los criterios estadísticos de los
percentiles 20 y 80. El grupo de alta esquizotipia psicométrica estaba constituido
por ciento doce adolescentes. El grupo de baja esquizotipia psicométrica lo
conformaban ciento trece estudiantes. Se analizaron los patrones de ejecución de
177
Marta Santarén Rosell
un total de 225 adolescentes. El resto de la muestra junto con los 225 estudiantes
anteriores, contribuyeron al estudio del funcionamiento de la tarea.
Análisis de datos y resultados
Un total de 521 participantes conformaron la muestra final para el estudio
del funcionamiento de la tarea de etiquetado emocional. De los 535 participantes
iniciales, ocho fueron eliminados por pérdida del código de identidad y seis por
presentar tiempos de reacción muy extremos en algunos ítems. Para examinar los
patrones de ejecución en la tarea de etiquetado emocional de los estudiantes con
alta y baja esquizotipia psicométrica se llevó a cabo un análisis de las medias de
aciertos entre los grupos mediante la prueba T para muestras independientes. Así
se puso de manifiesto las relaciones entre el número de aciertos para la tarea de
procesamiento emocional controlado (variable dependiente) en los grupos de alta
y baja esquizotipia psicométrica (variable independiente). El valor dado por la
prueba de contraste de Levene llevó a rechazar la igualdad de varianzas para todas
las emociones entre los dos grupos de participantes a excepción de la emoción
tristeza. Los adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia psicométrica
difirieron en su tasa de aciertos para todas las emociones exceptuando esta última.
No obstante, tal y como se muestra en la tabla 7, cabe señalar que el valor de F
para otras emociones como la ira fue bastante bajo.
Ante los resultados obtenidos, se puede concluir que los participantes con
altas puntuaciones en esquizotipia tienen un peor rendimiento en la tarea de
etiquetado emocional para todas las emociones excepto para la tristeza. En la
reflexión de este patrón deficitario es posible hacer referencia a varios tipos de
explicaciones.
178
Capítulo VI. Método
Tabla 7. Prueba de contraste de Levene para la tarea de etiquetado emocional entre los
grupos de alta y baja esquizotipia psicométrica
Condición
Experimental
Baja Esquizotipia
Alta esquizotipia
(n= 113)
(n= 112)
Media
DT
Media
F
p
DT
Alegría
9,54
0,90
8,88
1,70
5,86
0,00
Sorpresa
9,17
1,03
8,35
2,04
11,17
0,00
Ira
7,61
2,05
6,65
1,69
0,31
0,00
Miedo
5,39
2,35
4,07
2,10
1,09
0,00
Tristeza
7,28
2,05
6,77
2,16
0,04
0,073
Asco
8,24
1,71
7,61
1,80
0,02
0,008
47,23
4,81
42,35
6,61
0,92
0,00
Aciertos_total
La literatura de la esquizofrenia plantea, que la dificultad de estos
pacientes en el FER se debe a un déficit generalizado en el procesamiento facial
(Archer, et al., 1992). Por otro lado, existen autores que señalan a un déficit
generalizado del procesamiento facial de las emociones (Johnston, Katsikitis, y
Carr, 2001). Como tercer tipo de explicación, se considera que pudiera existir un
déficit en el procesamiento facial específico para determinadas emociones como
el miedo (Edwards, et al., 2002). En último lugar, cabe explicarse estos resultados
bajo la hipótesis de que este grupo de personas pudieran mostrar un bajo
reconocimiento de las emociones bajo los enfoques que defienden que estos
déficit se deben a una falta de integración general de la información exterior
(Hemsley, 1987, 2005a, 2005b). Esta falta de integración de la información
vendría determinada por los fallos en los sistemas de memoria encargados de esta
función. En la misma línea de explicaciones para el déficit en el reconocimiento
facial de las emociones determinado por una alteración cognitiva, otros autores
defenderían una alteración primaria y básica para los estímulos de carecer
emocional (Addington y Addington, 1998; Habel et al., 2000; Kohler, et al., 2000;
Mueser et al., 1996; Penn, et al., 2000; Pinkham, Penn, Perkins, y Lieberman,
2003a; Schneider, Gur, Gur, y Shtasel, 1995; Wolwer, Streit, Polzer, y Gaebel,
1996).
179
Marta Santarén Rosell
La explicación de los resultados obtenidos en el estudio piloto entre ambas
tareas podría basarse en la distinción entre los procesos automáticos vs.
controlados. Los resultados de las investigaciones previas acerca del
procesamiento automático en la esquizofrenia son variados. Se ha hipotetizado
sobre un déficit en el análisis visual (Phillips y David, 1997) o una reducción de
las vías preceptúales que dan respuesta la expresión facial (Gooding, Luh, y
Tallent, 2001). Estas alteraciones, podrían a su vez, verse compensadas por un
hiperpriming para las emociones negativas (Irle y Höschel, 2001; Suslow, et al.,
2005; Suslow, Roestel, y Arolt, 2003). Es decir, los pacientes con esquizofrenia
podrían presentar menores tiempos de reacción en el reconocimiento de
expresiones faciales con emociones negativas por el estado de aversión en el que
se encuentran. Estos trabajos comparten la idea de que el déficit de los pacientes
esquizofrénicos en el procesamiento emocional no se debe a la alteración de los
procesos automáticos, sino que las alteraciones radicarían en los procesos
controlados. Cabe pensar, que existirían bases neurales distintas para estas dos
clases de procesos (Aleman y Kahn, 2005). Mientras el procesamiento emocional
automático parece depender del hemisferio derecho (Hartikainen, et al., 2000)
incluyendo la amígdala derecha (Gläscher y Adolphs, 2003; Markowitsch, 1998),
el etiquetado de las emociones parece depender del hemisferio izquierdo (Stone,
et al., 1996; Young, et al., 1993). En vista de los resultados obtenidos y de la
diversidad de las explicaciones encontradas, se procedió al planteamiento de
futuras pruebas que pudieran arrojar más luz sobre los mecanismos implicados en
el reconocimiento facial de las emociones.
Estudio cualitativo y cuantitativo de la tarea
Al igual que se hizo con la tarea de priming emocional, tras la realización
de la investigación se procedió al análisis del funcionamiento de la tarea de
etiquetado emocional. A partir de la muestra constituida por 521 participantes, se
estudió el funcionamiento de los ítems en su dimensión cualitativa y cuantitativa.
A partir de este análisis, se constituyó la versión final de esta segunda tarea
180
Capítulo VI. Método
aplicada en el estudio de la presente tesis doctoral. En un primer momento se
procedió a un estudio de la fiabilidad de la prueba, el alfa inicial de la misma era
de 0,74. Tras un proceso iterativo del estudio de la fiabilidad de cada uno de los
ítems, se eliminaron un total de 21 ítems. Paralelo al proceso del estudio
cuantitativo de los ítems, se realizó un análisis cualitativo del funcionamiento de
cada uno de ellos. Se estudió el índice de dificultad de los ensayos para toda la
muestra en general, eliminando aquellos ítems que produjeron muchas tasas de
errores en los participantes. También tuvo lugar el estudio
del índice de
discriminación de los ensayos de la prueba, eliminando aquellos ítems que tenían
una gran tasa de aciertos en ambos grupos de participantes (por encima del 95%).
El valor de alfa de la prueba ascendió tras este proceso a un 0,76. En segundo
lugar, se valoró con los miembros del equipo el número de opciones de respuesta
de cada ítem. Los participantes del estudio, a los que de nuevo se les pidió la
opinión, consideraban que había demasiadas opciones de respuesta, cuestión
también estimada por el equipo de investigación.
El objetivo perseguido era el de diseñar una prueba que en el menor
tiempo posible arrojara información sobre los patrones de ejecución de las
personas evaluadas con ella en etiquetado emocional. Por este motivo, se procedió
a realizar un análisis de las alternativas de respuesta de las fotografías. Por un
lado, el análisis de alternativas permitió validar la expresión de las fotografías en
nuestra muestra, ya que existía un gran consenso entre las emociones expresadas
en las fotografías propuestas por el equipo de investigación norteamericano y las
opciones escogidas por los participantes del estudio. Por otro lado se procedió a
un análisis de las alternativas propuesto para cada ítem. El análisis de alternativas
permitió seleccionar aquellas cinco que realmente servían como distractoras en el
proceso de selección de la respuesta adecuada para esa fotografía en concreto. Por
ejemplo, de una fotografía que expresaba la emoción ‘miedo’ y de la que el
participante tenía las ocho opciones posibles de respuesta a su disposición, se
eliminaron las emociones ‘alegría’, ‘desprecio’ e ‘ira’ por ser las opciones menos
escogidas para la catalogación de dicha imagen. De esta manera, cada una de las
181
Marta Santarén Rosell
treinta y nueve fotografías incluidas en la versión final de la tarea de etiquetado
emocional contiene cinco opciones de respuesta particulares.
Conclusiones generales del estudio piloto
La primera hipótesis del estudio piloto contemplaba un fenómeno de
hiperpriming para los adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia para las
emociones de valencia negativa. Un estado aversivo general, relacionado con la
sintomatología presentada a nivel subclínico haría procesar rápidamente su
información y facilitaría la emisión de la respuesta. Sin embargo los adolescentes
de la muestra no se diferenciaron en su rendimiento para los grupos de alta y baja
esquizotipia psicométrica. En cuanto a la tarea de etiquetado emocional, se había
hipotetizado que aquellos estudiantes identificados en el grupo de alta esquizotipia
presentarían un patrón diferencial con respecto al grupo de baja esquizotipia. Las
exigencias de esta segunda tarea precisan una codificación más profunda de la
información, que se supone está mediada por procesos de decisión léxica. Esto
requiere la activación de asociaciones semánticas. El grupo de alta esquizotipia
mostró una mayor tasa de errores especialmente significativo para algunas de las
emociones negativas. Este resultado es congruente con la explicación de que las
personas con una vulnerabilidad a los trastornos del espectro esquizofrénico
sufrirían un bloqueo para el procesamiento de dicho tipo de información. Este
bloqueo se vería trasladado a un mayor número de errores en la codificación de
las emociones negativas. No obstante, y en vista de los resultados comentados,
cabe tener en cuenta que el estudio realizado cuenta con una muestra clasificada
por un criterio psicométrico no-clínico, lo que puede dar cuenta a la significación
estadística encontrada.
Por otro lado, de este estudio piloto se obtuvo, la construcción y diseño de
dos tareas experimentales con material fotográfico. Su objetivo final era el de
producir estímulos emocionales que pudieran servir como medidas estándares,
análogas a las usadas en medidas físicas, para el estudio científico sobre las
emociones en población adolescente española. Con tal fin, se procedió a la
revisión de los estímulos planteados en las pruebas, realizándose un análisis
182
Capítulo VI. Método
diferencial cualitativo y cuantitativo de los ítems. Tras este análisis de los ítems de
cada una de las pruebas, se constituyeron las versiones definitivas de las mismas
con unos índices de fiabilidad adecuados.
Futuro del estudio piloto
En la reflexión teórica o análisis cualitativo de los diseños de las tareas
experimentales se procedió a revisar las pruebas diseñadas por otros grupos de
investigación. Los resultados del estudio piloto habían llevado al planteamiento
del reconocimiento facial de las emociones como un marcador de vulnerabilidad
de los trastornos del espectro esquizofrénico. Las nuevas pruebas serían diseñadas
en la línea de la investigación de marcadores de riesgo para los trastornos del
espectro esquizofrénico. En vista de las reflexiones planteadas en los resultados
del estudio, se procedió a la búsqueda de un diseño experimental que permitiera
indagar sobre mecanismos cognitivos implicados en el reconocimiento facial de
las emociones.
La profundización en estas cuestiones, trajo consigo, por un lado, la
necesidad de discernir entre procesos automáticos y controlados en tareas de
decisión léxica. Por este motivo, las pruebas se realizaron sobre los paradigmas de
priming semántico, priming verbal emocional e interferencia palabra-dibujo. Los
procesos evaluados en estos paradigmas experimentales muestran asociaciones
con el reconocimiento facial de las emociones. No obstante, los resultados que se
desprenden de la literatura científica son de carácter preliminar y contradictorio
entre las distintas investigaciones.
183
Marta Santarén Rosell
DESARROLLO DE LA PRESENTE INVESTIGACIÓN
6.2. Participantes
Muestra inicial
La muestra de este estudio está compuesta por adolescentes españoles, más
concretamente por adolescentes del Principado de Asturias. El rango de edad para
cada una de las evaluaciones realizadas oscila entre los catorce y los dieciocho
años. El modo de reclutar a los participantes fue a partir de la voluntariedad de los
centros para participar en la investigación. A dichos centros se les informó de los
fines y procedimientos de la investigación a través de una carta presentada y
explicada personalmente por el presente investigador. Se buscó la equiparación en
número de alumnos de centros públicos y concertados. Una vez concretados los
centros que iban a participar en el estudio, se seleccionaros las aulas de los centros
de manera aleatoria. La muestra inicial fue de 599 alumnos, si bien algunos de
estos participantes fueron eliminados a partir de su puntuación en la escala de
Infrecuencia (igual o superior a tres puntos) (n=45), y por presentar una edad
mayor de dieciocho años (n=4). De este modo, la muestra final en esta primera
parte de la investigación la formaron 550 estudiantes, de los cuales, 286 eran
varones (52,2%), pertenecientes a cinco centros escolares de la cuidad de Oviedo
(veintitrés aulas). La edad media fue de 15,49 años (DT=1,48). La distribución en
función del sexo y la edad para la muestra se presenta en la Tabla 8.
184
Capítulo VI. Método
Tabla 8. Distribución del sexo y la edad en los participantes del estudio
Grupo de Edad
Mujeres
Hombres
Frecuencia
Porcentaje
14 años
58
42
100
18,1
15 años
98
100
198
35,7
16 años
75
86
161
29,1
17 años
28
49
77
13,9
18 años
5
9
14
2,5
Total
264
286
550
100
Muestra Final
Con los 550 adolescentes que configuraban la muestra, y a partir de las
puntuaciones obtenidas en el ESQUIZO-Q, se estudiaron los puntos de corte que
configuraron los grupos de participantes que pasarían a la segunda fase de la
investigación. Los autoinformes se corrigieron según las normas especificadas en
el manual publicado por Ediciones TEA y atendiendo a los baremos indicados
para la selección del grupo de riesgo. El ESQUIZO-Q es un autoinforme que
evalúa el riesgo o vulnerabilidad a la psicosis, estableciendo en su baremación,
que el grupo de riesgo se sitúa en torno al percentil 80 o superior. En función a
este criterio se conformaron los grupos para las puntuaciones de riesgo tomando
los valores para cada una de las tres dimensiones: Distorsión de la Realidad,
Anhedonia y Desorganización Interpersonal. Para la formación de los grupos de
media y baja esquizotipia se atendió a los valores dados por el manual del
autoinforme e intentando en todo momento, equilibrar el número de participantes
que componían los tres grupos.
El tamaño muestral de cada uno de los experimentos varía, por lo que se
especifica dentro de su explicación el número de participantes y las puntuaciones
obtenidas en el ESQUIZO-Q por los participantes para la formación de los tres
grupos de comparación: alta, media y baja esquizotipia.
185
Marta Santarén Rosell
6.3. Instrumentos de medida
6.3.1. Medidas de autoinforme
a) ESQUIZO-Q: Cuestionario Oviedo para la Evaluación de la
Esquizotipia (Fonseca-Pedrero, Muñiz, et al., 2010). El ESQUIZO-Q es un
autoinforme desarrollado para la evaluación de los rasgos esquizotípicos en
población adolescente española que también puede ser utilizado con fines
epidemiológicos (Fonseca-Pedrero, Lemos-Giráldez, Paino, Sierra-Baigrie, et al.,
2009). Se fundamenta en los criterios diagnósticos propuestos en el DSM-IV-TR
(American Psychiatric Association, 2000) y en el modelo de esquizotaxia de
Meehl (1962) sobre predisposición genética a la esquizofrenia. Los ítems del
ESQUIZO-Q fueron seleccionados a partir de una revisión exhaustiva de la
literatura acerca de la esquizotipia y constructos relacionados (Fonseca-Pedrero,
Paino, et al., 2008). La construcción del mismo se realizó según los pasos
propuestos para la elaboración de tests (Schmeiser y Welch, 2006) y las
directrices para la construcción de ítems de elección múltiple (Moreno, Martínez,
y Muñiz, 2006).
El formato de respuesta es tipo Likert de cinco categorías siendo 1
«completamente en desacuerdo» y 5 «completamente de acuerdo». El ESQUIZOQ consta de un total de 10 subescalas derivadas empíricamente mediante técnicas
factoriales: Ideación Referencial, Pensamiento Mágico, Experiencias Perceptivas
Extrañas, Pensamiento y Lenguaje Extraños, Ideación Paranoide, Anhedonia
Física, Anhedonia Social, Comportamiento Extraño, Ausencia de Amigos Íntimos
y Ansiedad Social Excesiva. Estas subescalas se agrupan en tres dimensiones
generales de segundo orden: Distorsión de la Realidad (Positiva), Negativa y
Desorganización Interpersonal. La construcción y validación del ESQUIZO-Q se
llevó a cabo en una muestra de 1653 adolescentes no clínicos, y presentó
adecuadas propiedades psicométricas. Los niveles de consistencia interna para las
subescalas oscilaron entre 0,62 y 0,90, y se obtuvieron diversas evidencias de
validez con otros autoinformes que valoraban sintomatología emocional,
186
Capítulo VI. Método
comportamental y rasgos de los trastornos de la personalidad (Fonseca-Pedrero,
Lemos-Giráldez, Paino, y Muñiz, in press; Fonseca-Pedrero, Muñiz, et al., 2010;
Fonseca-Pedrero, Paino, et al., 2011; Fonseca-Pedrero, Paino, Lemos-Giráldez,
Vallina-Fernández, y Muñiz, 2010). Ningún ítem del cuestionario presentó un
funcionamiento diferencial en función del sexo de los participantes. Nuestro grupo
de investigación ha analizado recientemente la calidad métrica del ESQUIZO-Q
en una nueva muestra de adolescentes replicando de forma fidedigna la estructura
dimensional encontrada en el estudio original y encontrando unos niveles de
consistencia interna que oscilaron entre 0,61 y 0,80 (Fonseca-Pedrero, LemosGiráldez, Paíno, Sierra-Baigrie, et al., 2011). El cuestionario y el formato de
corrección se presentan en el Anexo 1.
b) Escala para la Evaluación de la Depresión en Adolescentes de
Reynolds (Reynolds Adolescent Depression Scale –RADS-) (Reynolds, 1987;
Reynolds, 2002). La RADS es un autoinforme utilizado para la evaluación de la
gravedad de la sintomatología depresiva en adolescentes con edades
comprendidas entre los doce y los veinte años. Este autoinforme fue desarrollado
para su utilización como prueba de screening en la identificación de la
sintomatología depresiva en adolescentes en el ámbito educativo y clínico, así
como para la investigación y la evaluación de los resultados de los tratamientos.
Consta de un total de treinta afirmaciones en formato de respuesta Likert de 4
opciones (1 = «casi nunca»; 4 = «casi siempre»). Las puntuaciones oscilan entre
30 y 120, situándose el punto de corte para juzgar la gravedad de la
sintomatología depresiva en 77 puntos o más (Reynolds, 1987). Reynolds
(Reynolds, 2002) propuso cuatro escalas para este autoinforme: Anhedonia,
Quejas somáticas, Autoevaluación negativa y Disforia. La RADS ha sido
ampliamente utilizada, en temáticas diversas, presentando adecuadas propiedades
psicométricas, referidas a la consistencia interna, fiabilidad test-retest y evidencias
de validez (Maharajh, Ali, y Konings, 2006; Reynolds, 1998; Reynolds, 2002;
Reynolds y Mazza, 1998; Walker et al., 2005). En este estudio, se utilizó la
versión española validada en una muestra de 1384 adolescentes no clínicos y 217
clínicos (Figueras-Masip, Amador-Campos, y Peró-Caballero, 2008). La
187
Marta Santarén Rosell
consistencia interna y la fiabilidad test-retest de la adaptación española osciló
entre 0,82-0,90 (muestra no clínica) y 0,84-0,91 (muestra clínica). Asimismo, la
estructura factorial de cuatro factores ha sido replicada en una muestra
independiente de adolescentes españoles (Fonseca-Pedrero et al., 2010) y se han
obtenido nuevos datos epidemiológicos (Fonseca-Pedrero, Paíno, LemosGiráldez, y Muñiz, 2011) así como diferentes evidencias de validez (FiguerasMasip, et al., 2008; Fonseca-Pedrero, Paino, Lemos-Giráldez, et al., 2011).El
cuestionario y el formato de corrección se presentan en el Anexo 2.
c) Escala Oviedo de Infrecuencia de Respuesta (INF-OV) (FonsecaPedrero, Lemos-Giráldez, Paino, Villazón-García, et al., 2009). Es un autoinforme
compuesto por 12 ítems en formato Likert de cinco puntos (1= «totalmente en
desacuerdo»; 5= «totalmente de acuerdo») que se ha desarrollado siguiendo las
directrices para la construcción de tests (Muñiz y Fonseca-Pedrero, 2008;
Schmeiser y Welch, 2006). Su objetivo es detectar a aquellos participantes que
responden de forma azarosa, pseudoazarosa o deshonesta en autoinformes. De
este modo, los alumnos con puntuaciones incorrectas en tres o más ítems de esta
escala ítems, fueron eliminados de la muestra.
6.3.2. Tareas experimentales
Se diseñaron seis tareas experimentales para la evaluación del
procesamiento emocional en los adolescentes seleccionados para la segunda fase
del estudio. A su vez, estas seis pruebas, se pueden dividir en tres bloques de
tareas experimentales. En primer lugar, se aplicaron dos pruebas que evalúan el
nivel de rendimiento de los participantes en tareas de reconocimiento facial de las
emociones perfeccionadas a partir del estudio piloto previo a esta tesis. En
segundo lugar, se construyeron dos experimentos para la evaluación de los
procesos automáticos con material verbal basadas en el paradigma de priming
palabra-palabra. En tercer lugar, se diseñaron dos experimentos de denominación
de dibujos basadas en el paradigma clásico de Stroop (Stroop, 1935) para la
medición de la interferencia palabra- dibujo. A continuación se hace una breve
188
Capítulo VI. Método
descripción de las pruebas cuyos detalles se encuentran explicados en el apartado
de resultados (ver «Experimentos»).
a) Tareas de reconocimiento facial de las emociones
Tarea de Priming facial emocional
En esta prueba se le presentan al participante una serie de fotografías
emparejadas. La primera de estas fotografías funciona como estímulo prime del
estímulo diana sobre el que el adolescente debe decidir si la emoción que expresa
la fotografía es congruente con la emoción que le propone el experimentador. La
premisa básica de esta prueba es que conteste lo más rápido posible sin renunciar
por ello a la precisión de sus respuestas. Para esta prueba se combinan estímulos
prime y target de valencia positiva y negativa.
Tarea de Etiquetado emocional
En esta segunda tarea cada ensayo presenta una única fotografía a cuyo pie
están las cinco opciones de respuesta que los participantes deben seleccionar,
según sea la emoción que a su juicio expresa dicha fotografía. En esta tarea se
combina las variables de valencia emocional (positiva/negativa) y de arousal
(alto/bajo) en los distintos ensayos de fotografías seleccionadas para la
evaluación. Cada opción de respuesta va precedida por un número que se
corresponde con su selección.
b) Tareas basadas en el paradigma priming palabra-palabra
Tarea de Priming afectivo verbal
En esta tarea se procede a la presentación secuencial de un par de palabras
para cada ensayo. El participante debe pronunciar en voz alta la palabra que
aparece en segundo lugar (target). En esta tarea de nuevo se combinan las
valencias positivas y negativas de las palabras prime y de las palabras target
teniendo en cuenta su nivel de arousal. A su vez se introdujeron una serie de
189
Marta Santarén Rosell
ensayos de relleno sin valencia afectiva. En todo momento se controlaron los
índices paralingüísticos de frecuencia, familiaridad, imaginabilidad y longitud de
las palabras. De nuevo los participantes son informados de la importancia de la
rapidez de sus respuestas para una correcta ejecución de la prueba.
Tarea de Priming semántico
Esta tarea en idéntica a la anterior en cuanto al procedimiento. Basada
también el paradigma de priming palabra-palabra tiene como objetivo medir el
tiempo de reacción de la capacidad de los participantes para denominar y/ o
pronunciar en voz alta la palabra target. En esta tarea las palabras se asocian con
el criterio de establecer parejas con relación semántica, incluyéndose de nuevo
ensayos de relleno con parejas de palabras donde no existe tal relación. Otra de las
variables experimentales incluidas en esta tarea fue la combinación de ensayos
con palabras de alta y baja frecuencia. Una vez más, los participantes deben tener
en cuenta la efectividad y rapidez de sus respuestas. Se volvieron a tener presentes
los índices paralingüísticos comentados anteriormente.
c) Tarea de denominación de dibujos
Tarea interferencia palabra-dibujo emocional
En esta prueba, el experimentador informa a los participantes de que deben
pronunciar en voz alta, lo más rápido que puedan e intentando no cometer errores,
el nombre de una serie de dibujos que se le presentan sucesivamente. El
participante debe, además, ignorar una palabra que se ha colocado sobre cada uno
de los dibujos a modo de distractor. En esta primera tarea de denominación de
dibujos, se combinan ensayos de palabras y dibujos donde las palabras a ignorar
pueden ser de contenido emocional positivo o negativo.
190
Capítulo VI. Método
Tarea interferencia palabra-dibujo semántico
En esta prueba, al igual que en la anterior, el experimentador informa a los
integrantes de la muestra de que el experimento es de denominación de dibujos.
De nuevo se presentan sucesivamente emparejados con una palabra. Como ya se
hiciera en la tarea anterior, se evalúa el efecto de interferencia que esta provoca
sobre la denominación del dibujo. Una vez más se subraya el criterio de la rapidez
para garantizar la calidad de las respuestas dadas. En esta segunda tarea de
denominación de dibujos, se combinan ensayos de palabras y dibujos donde las
palabras a ignorar tienen en algunos de estos ensayos, relación semántica con el
dibujo sobre el que aparecen.
6.4. Procedimiento
La investigación se presentó a los participantes mediante la explicación de
la existencia de varias fases de evaluación, informándoles de que el criterio que
determinaría que unos chicos participaran en las evaluaciones de carácter
experimental y otros no, sería el azar. Como fue necesario localizar a los
participantes que pasarían a la segunda fase de las evaluaciones, se les facilitó un
código que salvaguardaba la identidad de los adolescentes y que aseguraba su
localización para la segunda fase. En todo momento se les garantizó la
confidencialidad de los datos.
Las primeras evaluaciones se realizaron de manera grupal. La evaluación
de los participantes mediante autoinformes se realizó a través de la web del equipo
de investigación (http://www.p3-info.es). El experimentador facilitaba a los
participantes un código de acceso para la sesión de la evaluación. Tras la
evaluación ese código era reestablecido para que los adolescentes no volvieran a
acceder a estos cuestionarios, evitando así la contaminación de los datos. La
evaluación a través de esta plataforma informática presenta la gran ventaja de no
tener que transcribir los datos a las tablas de SPSS. Con los datos de estos
cuestionarios se procedió al establecimiento de tres grupos de comparación, a
191
Marta Santarén Rosell
partir de los baremos del ESQUIZO-Q para la configuración de los grupos de
baja, media y alta esquizotipia. En la segunda parte del estudio se procedió a
evaluar a los adolescentes seleccionados en grupos pequeños para las dos tareas
de reconocimiento facial de las emociones y de manera individual para las tareas
de denominación de palabras y de dibujos. El tiempo de evaluación para los
autoinformes fue de unos 40 minutos, mientras que la duración de las tareas
experimentales no excedió, en la mayoría de los casos, los 25 minutos, calculando
que el proceder con cada alumno de manera individual alcanzaría un máximo de
15 minutos.
El modo de organizar estas evaluaciones fue común para todos los
colegios exceptuando a uno de ellos. En el caso de cuatro de los Centros
educativos participantes en la investigación, se reservaron las aulas de informática
para la realización de todas las evaluaciones en las horas concernientes a las
tutorías. Las tareas de denominación de dibujos y de palabras se realizaron en
despachos habilitados por los Centros con sendos ordenadores portátiles. El
equipo directivo del quinto colegio que participó en la investigación, consideró
más oportuno que las evaluaciones correspondientes a la segunda fase se
realizaran bajo la reserva de los espacios informáticos, sin la consideración de las
horas de tutorías. Por expreso deseo de los participantes, el evaluador no estuvo
presente una vez que comenzaban las tareas de denominación. Por esta razón,
cada participante contaba con una cuartilla de instrucciones que permitía realizar
las pruebas sin la asistencia del experimentador. El proceso de evaluación se
alargó durante tres meses y medio.
El software sobre el que se diseñaron las pruebas, fue el DMDX, cedido
por el área de Psicología Básica de la Universidad de Oviedo. Este software fue
diseñado por Forster y Forster en el año 2003 y su principal ventaja con respecto a
otros programas que funcionaron como antecesores al mismo es su compatibilidad
con el sistema operativo de Windows.
El DMDX es un programa diseñado para la presentación de archivos en
formato de audio, vídeo, imágenes y texto. Permite recoger de manera precisa los
192
Capítulo VI. Método
tiempos de respuesta expresados en milisegundos a la información presentada en
pantalla. Tal y como se ha comentado anteriormente, es un programa
extensamente utilizado en la investigación de procesos de decisión léxica y
diseños experimentales de priming. Este programa supone un adelanto de
programas anteriores ya que supera las dificultades de sus antecesores como el
DMASTR, que implicaba la programación de las instrucciones en DOS sobre C:/
con las subsiguientes complicaciones con los drivers de las tarjetas gráficas de los
ordenadores. DMDX supone el lanzamiento al mercado de un programa que no
está sujeto a las continuas innovaciones tecnológicas, sin quedar por ello
desfasado. Por otro lado, su compatibilidad con el sistema operativo de Windows
permite trabajar con los archivos de imágenes (formato .jpg y .bmp), vídeo
(formato .wav, .mpg, .mov o .avi), audio (formato .wav) y texto. Los archivos de
sonido se pueden reproducir de manera simultánea al uso de imágenes, lo que
permite el diseño de experimentos intermodales. Para trabajar con el software
DMDX es necesario su instalación en los equipos informáticos a utilizar. Para
ejecutar dicho programa es necesario un sistema operativo de Windows Pentium
PC 95, 98, 98SE, ME, XP o Windows 2000. Para un conocimiento de los
requisitos y cuestiones técnicas del programa se puede consultar la página web de
DMASTR (http://www.u.arizona.edu).
La precisión de las medidas de los tiempos de reacción (TRs) a las
pantallas de los participantes que ejecutan alguna prueba experimental sustentada
en el DMDX la da un programa asociado a éste: el Time Dx. El programa Time
Dx mide los tiempos de refresco de la pantalla del ordenador, la velocidad a la que
una imagen daría paso a otra, los parámetros de la tarjeta gráfica, la sincronización
de las imágenes de vídeo y la velocidad de actualización de la pantalla cuando la
presentación de un estímulo debe aparecer y desaparecer si, por ejemplo, es
pronunciada en voz alta por la persona que esté ejecutando la prueba. El Time Dx
permite además establecer un control sobre las actualizaciones del sistema. De
esta manera, el programa se sincroniza periódicamente con la pantalla del
ordenador. Se controlan así los efectos negativos que podrían tener los procesos
de actualización y refresco de la misma sobre una correcta medición de los TRs.
193
Marta Santarén Rosell
Gracias a este programa asociado, el DMDX asegura una gran precisión en sus
mediciones independientemente de los procesos que se estén dando lugar en el
ordenador de manera paralela a las evaluaciones. Esta cuestión resulta de gran
interés en periodos largos de evaluación donde los equipos instalan
actualizaciones de sus programas de manera automática. Por otro lado, en caso de
que por la acción de algunos de esos procesos de actualización se dé un error en el
cálculo del tiempo de respuesta, el propio programa informa del mismo, del
tiempo estimado del error y del ensayo afectado por dicho error.
El experimento se controla por un guión escrito en formato de texto
enriquecido (.rtf), utilizando Microsoft Word o WordPad. La primera línea del
script establece un número de parámetros, tales como el número de ensayos de los
que consta la prueba, si estos ensayos irán uno después del otro, la duración del
tiempo de fijación en el caso de que lo haya, el tiempo máximo de exposición del
estímulo sobre el que el participante debe ejecutar la acción requerida por la tarea,
si se le dará feedback o no al participante por su ejecución tras cada respuesta, etc.
También da la opción de aleatorizar cierta información contenida en el script y
otra no. En esta investigación, las instrucciones que aparecen al inicio de cada
tarea experimental y los ensayos que sirven de prueba para que el participante se
familiarice con la tarea, es la parte de la información que contiene el script que no
se aleatorizó en ningún caso. Los ensayos que conforman las tareas en sí están
aleatorizados. La salida de los datos aparece en un script de formato de texto
enriquecido de extensión .azk llamado como el nombre del experimento o tarea.
Por defecto, este es un archivo separado por tabulaciones con los tiempos de
respuesta en una línea por cada ítem, incluyendo una primera fila de los
encabezados de columna (con los números de cada uno de los ítems de la prueba).
Las respuestas incorrectas se indican con valores negativos de RT, mientras que si
la respuesta es correcta el TR aparece con valor positivo. Los ensayos en los que
no se registra una respuesta, aparecen con el tiempo interestimular y un signo
negativo. Este archivo de salida es trivial para cargar directamente en Excel o
SPSS u otro programa de estadística para su posterior procesamiento.
194
Capítulo VI. Método
Si no se especifica lo contrario, el programa presenta los estímulos en la
parte central de la pantalla. Para el caso de las tareas consistentes en la
denominación de palabras, los estímulos que funcionaron a modo de prime
aparecían en minúsculas, mientras que los estímulos que funcionaron como
targets fueron escritos en mayúsculas. Las palabras aparecían en el centro de la
pantalla y se utilizó la fuente Times New Roman Bold a 24 puntos. Para el caso de
las tareas de denominación de dibujos, éstos aparecían en el centro de la pantalla,
con un tamaño de 3,5” a 75 p/p. Para que no interfirieran las líneas de los dibujos
con las líneas de las palabras, cada dibujo tiene un recuadro en blanco en medio,
sobre el que aparece escrita en mayúsculas la palabra, en Times New Roman Bold
24 pt.
Check vocal DMDX
DMDX también proporciona un soporte para archivos de audio (digital
VOX mode), diseñado para registrar las latencias de inicio de respuesta vocales.
El programa tiene la opción de la obtención de una salida. wav para cada
respuesta dada por la persona que realiza la prueba. Sin embargo, no registra la
idoneidad de las respuestas, es decir, que la salida de datos en el archivo de texto
enriquecido ofrece el tiempo de latencia desde que aparece la palabra en la
pantalla hasta que el participante comienza a pronunciarla, sin atender a si la
respuesta es correcta o incorrecta. El experimentador no estuvo presente durante
la realización de las pruebas, por deseo de los participantes y por coordinar varios
experimentos a la vez, por lo que para la corrección de las tareas que tenían como
ejecución, pronunciar un nombre en voz alta, se utilizó el programa CheckVocal.
CheckVocal es un programa para ayudar a procesar los resultados de las
tareas de denominación en DMDX, que deben verificar la exactitud (respuesta
correcta / incorrecta) y el momento en el que se graba la respuesta emitida.
CheckVocal muestra cada respuesta en forma de espectrograma a través del que
se distribuye la pronunciación del nombre junto con la marca de sincronización
del archivo. azk y la de respuesta emitida. Para cada forma de onda que el usuario
195
Marta Santarén Rosell
debe indicar, con un solo clic del ratón, si la respuesta es correcta, incorrecta, o si
no hay respuesta. La siguiente respuesta se muestra inmediatamente después de
que el experimentador corrija la anterior. Además muestra un indicador de
progreso de respuestas evaluadas y el número total de las respuestas que deben
examinarse. El proceso puede ser interrumpido en cualquier momento y retomarse
posteriormente simplemente volviendo a ejecutar CheckVocal y seleccionando el
mismo archivo. azk para su procesamiento. El programa guarda el estado anterior
en el momento de la interrupción de las evaluaciones, por lo que es seguro. Una
cuestión importante a tener en cuenta, es que el programa no selecciona aquellos
participantes que no tienen un código de identificación o a los que les faltan
archivos de audio (por ejemplo, fallos de grabación o .wav eliminados). Este
mecanismo impide que esos archivos sean abiertos y corregidos manualmente, lo
que ocasionó la pérdida de algunos de los datos.
Otra de las cuestiones a considerar en el manejo de esta aplicación del
DMDX es que el usuario puede, opcionalmente, colocar la marca de distribución
de la pronunciación de la palabra, a lo largo de la longitud de onda registrada o
espectrograma. Esto fue útil para los ensayos en los que el participante, antes de
pronunciar la palabra emitió un ruido accidentalmente o bien comenzó a
pronunciar la palabra de manera anómalamente baja, recuperando así posibles
valores útiles (considerados alrededor de los 40-65 decibelios). El umbral de
detección puede ir desde 1 a 90 decibelios (dB) aproximadamente.
La salida de CheckVocal se guarda en un archivo de texto llamado como
el script del experimento más la terminación ‘.datalist’. De apariencia similar a la
comentada anteriormente para los archivos de salida de DMDX, marca los TRs y
el signo negativo para aquellas respuestas incorrectas o no detectadas por el
programa. De manera análoga al proceder de los datos procedentes de DMDX,
este archivo se copia en Excel o SPSS u otro programa de estadística para su
posterior procesamiento.
196
Capítulo VI. Método
Auriculares y micrófonos
Para llevar a cabo las tareas de priming basadas en la paradigma palabrapalabra y las tareas de denominación de dibujos fue imprescindible el uso de
auriculares equipados con un micrófono. Las especificaciones técnicas de los
mismos
se
detallan
a
continuación:
- Tamaño del altavoz: 30 milímetros (mm) de diámetro
-
Conexiones Mini Jack stereo de 3,5 mm
-
Respuesta de Frecuencia mínima auriculares: 2 hercios (Hz)
-
Respuesta de Frecuencia máxima auriculares: 25000 Hz
-
Sensibilidad: 102 dB
-
Impedancia: 32 Ohm
-
Potencia: 300 vatios
La disposición de los auriculares en forma de diadema facilitó su
utilización por los usuarios a los que se les instruyó para que hablaran por el
micrófono de forma alta y clara, atendiendo a que el micrófono quedara a poca
distancia de la boca. Se configuró la salida de audio del ordenador de manera que
los participantes oyeran su propia voz al responder a los ensayos presentados, lo
que favoreció su concentración en los casos en los que existía ruido ambiental.
197
CAPÍTULO VII.
Resultados
Capítulo VII.Resultados
CAPÍTULO VII. RESULTADOS
7.1. Consideraciones iniciales
En este apartado quedan recogidos los datos que avalan el diseño de los
análisis. En primer lugar, se procedió a estudiar si las puntuaciones en el
cuestionario de evaluación de riesgo a la psicosis estaban relacionadas con las
puntuaciones en el autoinforme de evaluación de la depresión. En segundo lugar,
se analizaron las puntuaciones en esquizotipia en función del sexo y la edad de los
participantes. Estos análisis determinaron que se tuviera en cuenta, como
covariable de los diseños mixtos desarrollados, el efecto de la depresión.
7.1.1. Relaciones entre esquizotipia y depresión
Tal y como se ha señalado anteriormente, cada uno de los experimentos
está constituido por un tamaño muestral distinto. Sin embargo, la muestra que fue
seleccionada a partir de los 550 adolescentes iniciales para la elaboración de las
tareas experimentales la constituyeron 166 participantes. La edad media en años
para la muestra total fue de 15,39 (DT = 0,94), oscilando su rango entre los 14 y
los 18 años. Un total de 79 alumnos fueron varones (47,6%). A partir de los
puntos de corte establecidos en el manual del ESQUIZO-Q se seleccionaron a
aquellos
participantes
201
Marta Santarén Rosell
que puntuaron en los percentiles 20, entre los percentiles 40 y 60 y por
encima del percentil 80. El grupo de esquizotipia en la dimensión Distorsión de la
Realidad lo formaron 82 participantes (Baja=26; Media=28; Alta=28). El grupo
de esquizotipia en la dimensión Anhedonia lo conformaron 90 alumnos (Baja=37;
Media=27; Alta=26). El grupo de esquizotipia en la dimensión Desorganización
Interpersonal lo conformó un total de 82 participantes (Baja=28; Media=28;
Alta=26). El grupo de esquizotipia en la puntuación total del ESQUIZO-Q lo
formaron 85 alumnos (Baja=28; Media=28; Alta=29). Por otro lado, la ejecución
de los participantes de esta investigación también ha sido medida para sus
puntuaciones totales en el ESQUIZO-Q. Tal y como aparece en la Tabla 9, esta
consideración de la puntuación total podría verse justificada si observamos las
correlaciones existentes entre las escalas del autoinforme. Si bien es cierto que el
presente trabajo respeta la naturaleza multidimensional del constructo de la
esquizotipia, se ha buscado su consideración como puntuación global para
averiguar si existe un efecto sumativo entre las dimensiones reflejado en las
medidas de ejecución en las tareas de reconocimiento facial de las emociones,
priming verbal afectivo y semántico y las tareas de interferencia palabra-dibujo.
Esta misma tabla recoge las correlaciones entre las puntuaciones de las
distintas dimensiones de la esquizotipia y la puntuación total en la escala RADS.
Existen datos empíricos que avalan la relación entre el estado de ánimo y síntomas
psicóticos provenientes de estudios clínicos de alto riesgo (Keshavan, et al., 2005;
Lewandowski, et al., 2006; Verdoux, et al., 1999; Yung et al., 2003a), de muestras
clínicas (Peralta y Cuesta, 2001) y de la población en general (Lewandowski, et
al., 2006; Stefanis, et al., 2002). Esta evidencia indica el alto grado de
comorbilidad entre la sintomatología psicótica y afectiva, tanto a nivel clínico
como a nivel subclínico. Por esta razón, en un primer momento se procedió al
estudio de las relaciones entre la sintomatología psicótica, medida a través del
ESQUIZO-Q, y la sintomatología afectiva medida a través de la RADS.
202
Capítulo VII.Resultados
Tabla 9. Matriz de correlaciones de Pearson entre las subescalas del ESQUIZO-Q y la
RADS
1
Distorsión de la Realidad (1)
2
3
4
1
Anhedonia (2)
0,24**
1
Desorganización Interpersonal (3)
0,68**
0,34**
1
RADS (4)
0,58**
0,39**
0,76**
1
*p < 0,05; **p < 0,01
Nota: ESQUIZO-Q = Cuestionario Oviedo para la Evaluación de la Esquizotipia; RADS
= Escala de Reynolds de Depresión en Adolescentes.
Tal y como muestra la tabla 9, las correlaciones para las subescalas de
propensión a la psicosis y sintomatología depresiva en adolescentes son
estadísticamente significativas y de moderadas a elevadas. Por este motivo, se
consideró el efecto de la depresión como covariable a controlar para todos los
análisis de datos realizados. Una breve reflexión de estas correlaciones invita a
considerar que la presencia de rasgos psicóticos está relacionada con los síntomas
depresivos en adolescentes no clínicos; en ese sentido, ya informaron diversos
estudios (Debbané, Van der Linden, Gex-Fabry, y Eliez, 2009; Fonseca-Pedrero,
Paino, Lemos-Giraldez, y Muniz, 2011; Scott, Martin, Bor, et al., 2009; Wigman
et al., 2011; Yung et al., 2009). En concreto, y de manera coherente con la
literatura citada, en esta muestra se obtuvieron las mayores asociaciones para la
dimensión de Desorganización Interpersonal y la dimensión de Distorsión de la
Realidad y la puntuación total en la RADS.
7.1.2. Distribución de la esquizotipia a través del género y la edad
Otra de las consideraciones iniciales del presente estudio fue la
distribución de las puntuaciones en esquizotipia en función del género y la edad
203
Marta Santarén Rosell
de los participantes. En las Tablas 10 y 11 se muestran las distribuciones de la
muestra en función del sexo y la edad para las puntuaciones en el ESQUIZO-Q. El
género y la edad son dos variables sociodemográficas que parecen jugar un rol
importante en la expresión del fenotipo psicótico, tanto a nivel clínico como
subclínico (American Psychiatric Association, 2000; Goldstein y Link, 1988;
Spauwen, Krabbendam, Lieb, Wittchen, y van Os, 2003; van Os y Kapur, 2009).
Los estudios realizados sobre población adolescente no clínica, han obtenido
mayores puntuaciones en el caso de las mujeres que los adolescentes varones para
la dimensión positiva de la esquizotipia. Sin embargo, estos últimos obtienen
mayores puntuaciones medias que las mujeres en las dimensiones Negativa y
Desorganizada de la esquizotipia (Cyhlarova y Claridge, 2005; Fonseca-Pedrero,
Lemos-Giraldez, Muniz, Garcia-Cueto, y Campillo-Alvarez, 2008; Fossati, et al.,
2003; Venables y Bailes, 1994). La tabla 10 muestra las medias para hombres y
mujeres y la significación de la prueba T para muestras independientes.
Contrariamente a lo comentado, no se observaron diferencias estadísticamente
significativas en función del sexo para ninguna de las dimensiones tomadas por
separado ni para la puntuación total del ESQUIZO-Q.
Tabla 10. Puntuaciones medias y desviaciones típicas en función del sexo para las
dimensiones del ESQUIZO-Q y la puntuación total
Hombre
Mujer
(n = 79)
(n = 87)
Media
DT
Media
DT
F
P
Distorsión de la Realidad
34,94
15,36
32,91 13,47 0,214 0,644
Anhedonia
14,84
3,36
13,99 4,12 0,499 0,481
Desorganización Interpersonal
46,70
14,58
46,57 14,28 0,061 0,805
Total ESQUIZO-Q
96,46
24,11
93,47 26,97 0,217 0,642
Cabe mencionar que la ausencia de asociaciones entre la esquizotipia y sus
asociaciones en función del sexo también fue constatada en otro estudio de este
204
Capítulo VII.Resultados
grupo de investigación (Fonseca-Pedrero, Lemos-Giráldez, Paino, Sierra-Baigrie,
et al., 2009). Por otro lado, algunos autores han llegado a resultados parcialmente
contradictorios, encontrando mayores puntuaciones de las mujeres para todas las
dimensiones de la esquizotipia (Chen, Cheung, y Lau, 1997). Ante estos
resultados, la variable ‘sexo’, no fue considerada como covariable en el estudio,
ya que no se distribuye de manera diferencial para las puntuaciones en
esquizotipia.
Al igual que ocurre con el género, la edad es una variable que parece jugar
un papel importante en la expresión fenotípica de la esquizotipia. Trabajos previos
encuentran, cuando se comparan adolescentes con adultos, que los más jóvenes
obtienen mayores puntuaciones en las dimensiones de la esquizotipia (Bora y
Arabaci, 2009; Chen, et al., 1997; Fossati, et al., 2003; Venables y Bailes, 1994).
Cuando se comparan únicamente grupos de adolescentes los resultados son
contradictorios, ya que se han encontrado niveles de asociación nula entre ambas
variables (Cyhlarova y Claridge, 2005; Fonseca-Pedrero, Lemos-Giráldez, Paino,
Sierra-Baigrie, et al., 2009) o incluso una correlación positiva (Fonseca-Pedrero,
Lemos-Giráldez, et al., 2008; Wigman, et al., 2011). En relación con los datos
obtenidos en este estudio, no se encuentran diferencias estadísticamente
significativas en la distribución de las puntuaciones de la esquizotipia con
respecto a la edad de los adolescentes. Sin embargo, tal y como se puede observar
en la tabla comentada, los valores para todas las escalas tienden a ser mayores
según la edad avanza. Existen investigaciones que han llegado a conclusiones
similares; por ejemplo, Fonseca-Pedrero et al. (2008) encontraron que los
adolescentes de menor edad obtenían puntuaciones medias menores en las
dimensiones Paranoia Social, Evaluación Negativa y Problemas del Pensamiento,
componentes todos ellos del factor de Desorganización Social de la esquizotipia.
Por otra parte, en cuanto a la expresión de la Anhedonia en adolescentes, así como
de la dimensión de Distorsión de la Realidad, este estudio mostraría una tendencia
contraria a los datos encontrados por otros investigadores (Fonseca-Pedrero,
Lemos-Giraldez, et al., 2008; Fonseca-Pedrero, Lemos-Giráldez, Paino, SantarénRosell, et al., 2011; Venables y Bailes, 1994). No obstante, al carecer de
205
Marta Santarén Rosell
significación estadística la distribución de los rasgos esquizotípicos para esta
muestra de adolescentes permanece estable, por lo que no se consideró la
influencia de la edad como covariable a controlar en el procesamiento de los
datos.
Tabla 11. Puntuaciones medias y desviaciones típicas en función de la edad para las
dimensiones del ESQUIZO-Q y la puntuación total
14 años
15 años
16 años
17 años
18 años
(n = 27)
(n = 69)
(n = 54)
(n = 11)
(n = 5)
ESQUIZO-Q
Media
DT
Media
DT
Dist. Real*
31,70
12,21
34,32 15,77 34,63
14,28
29,18 12,07
41,60
10,16 0,639 0,635
Anhedonia
13,67
2,77
14,83
14,07
2,87
14,36
3,56
15,80
1,79
Des.Inter**
44,41
16,72
46,16 15,20 47,81
11,36
41,27 12,95
64,20
11,78 1,318 0,266
Total
89,78
27,40
95,30 31,03 96,52
24,02
84,82 25,05 121,60 20,19 0,974 0,423
4,78
Media
DT
Media
DT
Media
DT
F
0,439 0,780
*Distorsión de la realidad
**Desorganización interpersonal
7.1.3. Procedimiento general para el análisis de los datos
A continuación, se describen los pasos compartidos por los previos análisis
estadísticos para el estudio de las medidas de ejecución en las seis tareas
experimentales diseñadas. Únicamente el experimento dos, consistente en la tarea
de etiquetado emocional, tiene un análisis de los datos diferente; por ello, se
comenta en el apartado destinado a dicho experimento. En primer lugar, a partir
de la muestra inicial se calcularon los estadísticos descriptivos para los grupos de
alta, media y baja esquizotipia en función de las puntuaciones de las tres
dimensiones del ESQUIZO-Q y la puntuación total para cada una de las muestras
de las tareas a partir de los baremos establecidos en el manual publicado por TEA
Ediciones S.A. Una vez recogidos los datos de las tareas experimentales, se
analizaron los tiempos medios de latencia de respuesta y se eliminaron los outliers
con el criterio de las 2,5 desviaciones típicas superiores o inferiores de la media de
los participantes. La presencia de los mismos, bien por problemas técnicos de
recogida de los datos o por una mala ejecución de las pruebas, determinó la
206
p
Capítulo VII.Resultados
discrepancia en el número de participantes entre las tareas experimentales
realizadas. Calculados los tiempos de reacción medios y las proporciones de los
aciertos para cada uno de los experimentos diseñados, se procedió al análisis de
datos; para ello, se llevaron a cabo varios análisis multivariados de la covarianza a
partir del Modelo Lineal General. Dado el reducido tamaño muestral se tuvo en
cuenta tanto la aproximación multivariada como univariada. Se utilizó el valor
Lambda de Wilks para observar si existían diferencias estadísticamente
significativas entre todas las variables tomadas en conjunto. Se consideró como
factor fijo intersujetos los grupos de alta, media y baja esquizotipia (para las tres
dimensiones y la puntuación total del ESQUIZO-Q) y como factores de medidas
repetidas las condiciones experimentales de los distintos experimentos. Se
controló el efecto de la depresión en la ejecución de las pruebas tomando como
covariable la puntuación total en la RADS. Los supuestos de esfericidad fueron
comprobados con la prueba de Mauchly para los factores fijos intrasujetos y la
prueba de homogeneidad de varianzas de Levene para la variable transversal. En
los casos de ausencia de esfericidad (p < 0,05) se corrigieron los grados de
libertad de la F teórica de contrastes utilizando los valores de épsilon aportados
por Greenhouse y Geisser (G-G) (1959). Para observar la evolución de las
variables de interés se examinó la tendencia mediante la realización de contrastes
politómicos. Se consideraron resultados estadísticamente significativos los valores
de F con probabilidades de rechazo menores o iguales a 0,05. Como índice de
tamaño del efecto se empleó el estadístico eta cuadrado parcial (η2 parcial). Con
respecto al tamaño del efecto se ha considerado pequeño si fue inferior a 0,2,
mediano si fue mayor que 0,2 y menor que 0,5 y grande si fue superior a 0,8. Para
el análisis de los datos se utilizó el programa estadístico SPSS 15.0 (Statistical
Package for the Social Sciences, 2006).
207
Marta Santarén Rosell
7.2. Experimento 1: Tarea de Priming Facial Emocional
7.2.1. Introducción
Existen evidencias de que la valencia de los estímulos afectivos se activa
de manera automática e inintencionada cuando percibimos un estímulo (Bargh,
Chaiken, Govender, y Pratto, 1992; Fazio, 2001); de esa manera, la información
recibida sería evaluada automáticamente como positiva o negativa, como buena o
mala. Un paradigma frecuentemente utilizado para estudiar la activación
automática de los estímulos es el priming afectivo; éste no consiste sino en un
efecto de facilitación, generado por una rápida valoración sobre el placer o
displacer de un estímulo presentado breve e inmediatamente antes de otro de
valencia congruente. Para la evaluación del priming afectivo se puede utilizar
material verbal y fotográfico (Spruyt, Hermans, De Houwer, y Eelen, 2002),
expresiones faciales (Stenberg, Wiking, y Dahl, 1998), canciones (Sollberger,
Reber, y Eckstein, 2003) e incluso olores (Hermans, Baeyens, y Eelen, 1998).
Las investigaciones sobre cómo los pacientes con esquizofrenia procesan
de manera automática el material de carácter emocional no comienza a
desarrollarse hasta las últimas dos décadas (Curtis, et al., 1999; Irle y Höschel,
2001; Schlenker, et al., 1995). Desde su modelo de emoción, Lang (1995) ha
explicado el efecto de la valencia afectiva en términos de un aumento sinérgico o
disminución inhibitoria que provoca la coincidencia o discrepancia entre la
activación involuntaria del organismo y el estado emocional del individuo en ese
momento. Siguiendo el paradigma del priming afectivo, autores como Irle y
Höschel (2001) y Suslow (2003a y 2005) mostraron un mayor efecto de prime
para los estímulos de valencia negativa. Suslow (2005) determinó que los
pacientes esquizofrénicos con sintomatología afectiva y altas puntuaciones en
anhedonia muestran un hiperpriming para las emociones negativas; por otro lado,
indicó que para aquellos pacientes sin sintomatología afectiva no había un patrón
diferencial entre los pacientes con esquizofrenia y el grupo sano. Por su parte,
Van´t Wout y colaboradores (2007b) señalaron la ausencia de alteraciones en los
208
Capítulo VII.Resultados
procesos de valoración afectiva automática en pacientes con esquizofrenia. En
realidad, los estudios en población de riesgo son menos abundantes que los
realizados en población clínica; en ese sentido, un estudio de referencia para esta
investigación fue el realizado por Kerns (2005) donde las personas con
esquizotipia positiva no mostraron efectos de priming afectivo frente al grupo
control. Este resultado resultaba congruente con los patrones obtenidos en el
estudio piloto comentado, por lo que la hipótesis inicial de este experimento
contemplaba que no se obtuvieran diferencias en el rendimiento de esta tarea en
los grupos de comparación establecidos. Por otro lado, también se contemplaba la
opción de que los estudiantes con altas puntuaciones en esquizotipia mostraran un
hiperpriming para las emociones negativas.
7.2.2. Fundamentos de la tarea experimental
El formato fotografía es adecuado porque permite controlar fácilmente las
variables de tiempo de exposición, intensidad y condiciones, así como
reproducirlas exactamente ‘intra’ y ‘entre’ experimentos y laboratorios. Por otro
lado, la información estimular que contiene la fotografía puede acercarse a la
capacidad estimular del objeto o situación real que aquélla representa, pudiendo
producir una respuesta emocional intensa (Lang, 1995; Moltó, 1995; Moltó y et
al., 1999).
Como se apuntó en el apartado «Consideraciones iniciales» en referencia a
nuestro estudio piloto, para el desarrollo de esta tarea se utilizaron las imágenes de
varios actores norteamericanos cedidas por el Sacker Institute, Weil Medical
School Of Cornell University de Nueva York. De nuevo se tuvo en cuenta el
criterio del 80% del consenso en la evaluación de las emociones expresadas en
dichas fotografías, no solamente para la baremación realizada por los autores
norteamericanos, sino a partir del porcentaje de aciertos del estudio piloto en
adolescentes españoles. La versión final de la prueba está constituida por treinta y
un pares de fotografías seleccionadas a partir del análisis cualitativo y cuantitativo
de su primera versión, contando con cinco pares de fotografías a modo de ejemplo
209
Marta Santarén Rosell
y ensayo para los participantes. Para la tarea de priming fotográfico se alternan
cuatro condiciones experimentales. 1) Estímulo prime de valencia positiva con
estímulo diana de valencia positiva: seis pares de fotografías. 2) Estímulo prime
de valencia positiva con estímulo diana de valencia negativa: ocho pares de
fotografías. 3) Estímulo prime de valencia negativa con estímulo diana de
valencia positiva: nueve pares de fotografías. 4) Estímulo prime de valencia
negativa con estímulo diana de valencia negativa: ocho pares de fotografías.
En coherencia con la inestabilidad de la valencia en la ‘sorpresa’, cuya
subjetividad fue observada durante el estudio piloto, la versión final de esta tarea
opta por excluir dicho estímulo para el diseño de los ensayos. El arousal
(alto/bajo) contenido en las fotografías se distribuye de manera proporcional para
todos los estímulos. Los ensayos aparecen aleatoriamente, de manera que cada
participante tiene ante la pantalla del ordenador un par de fotografías distinto,
exceptuando los estímulos de ensayo o ejemplo, que no se aleatorizan. El software
sobre el que se diseñó, fue el DMDX. Por cada ensayo aparece un punto de
fijación que avisa de la aparición del estímulo prime, que permanece en la pantalla
200 ms. A continuación aparece una fotografía acompañada de una emoción
propuesta por escrito bajo la imagen; entonces, el participante debe expresar su
conformidad o disconformidad (mediante el uso del teclado del ordenador se
expresa SI/NO) respecto a la adecuación con la emoción propuesta y una vez
emitida su respuesta aparece el punto de fijación para el siguiente par de
fotografías. Siendo el precepto fundamental la velocidad de respuesta, la salida de
datos consiste en el tiempo de latencia, a partir del estímulo diana y expresado en
milisegundos, con un signo positivo para las respuestas contestadas correctamente
y un signo negativo para las contestadas de forma errónea. Los adolescentes no
recibieron feedback de su ejecución tras la emisión de sus respuestas.
7.2.3. Participantes
En el estudio participaron un total de 166 estudiantes de diferentes centros
escolares del Principado de Asturias. La edad media en años para la muestra total
210
Capítulo VII.Resultados
fue de 15,39 (DT = 0,94), oscilando la edad entre los 14 y los 18 años. Un total de
79 alumnos fueron varones (47,6%). A partir de los puntos de corte establecidos
en el manual del ESQUIZO-Q se seleccionaron a aquellos participantes que
puntuaron en los percentiles 20 para la constitución del grupo de baja esquizotipia.
Los adolescentes situados entre los percentiles 40 y 60 formaron parte del grupo
de puntuaciones medias en el autoinforme. En tercer lugar, los estudiantes
situados por encima del percentil 80 fueron considerados como el grupo de alta
esquizotipia. El grupo de esquizotipia en la dimensión Distorsión de la Realidad
lo formaron 82 participantes (Baja=26; Media=28; Alta=28). El grupo de
esquizotipia en la dimensión Anhedonia lo conformaron 90 alumnos (Baja=37;
Media=27; Alta=26). El grupo de esquizotipia en la dimensión Desorganización
Interpersonal lo conformó un total de 82 participantes (Baja=28; Media=28;
Alta=26). El grupo de esquizotipia en la puntuación total del ESQUIZO-Q lo
formaron 85 alumnos (Baja=28; Media=28; Alta=29). Se eliminaron aquellos
participantes que presentaron puntuaciones superiores e inferiores a 2,5
desviaciones típicas en el tiempo de latencia de los aciertos. Bajo este criterio se
eliminaron a cuatro participantes (2,4%).
7.2.4. Diseño
La variable dependiente fue el tiempo medio de reacción de los aciertos.
Se manipularon ortogonalmente tres factores con dos niveles cada uno. Esto dio
como resultado ocho condiciones experimentales: Prime (positivo vs. negativo),
Target (positivo vs. negativo) y Respuesta (Sí vs. No). Estos tres factores fijos
fueron considerados como variables independientes intrasujetos o de medidas
repetidas. Además, como factor fijo intersujetos se consideró los grupos de
esquizotipia (baja, media y alta) tanto para las tres dimensiones (Distorsión de la
realidad, Anhedonia y Desorganización Interpersonal) como para la puntuación
total del ESQUIZO-Q. Al mismo tiempo se controló el posible efecto de las
puntuaciones obtenidas en la escala de depresión, considerando la puntuación total
de la RADS como covariable. Por lo tanto, el diseño utilizado en esta
211
Marta Santarén Rosell
investigación es un diseño mixto inter e intrasujeto 3 x 2 x 2 x 2 controlando el
efecto de la depresión.
7.2.5. Resultados
A continuación se presentan los resultados en función de las dimensiones
y la puntuación total del ESQUIZO-Q. En relación con la dimensión Distorsión
de la Realidad únicamente se encontraron diferencias estadísticamente
significativas para el factor Target (F (1,78) = 8,306, p = 0,005, η2 parcial =
0,096). Los tiempos de reacción fueron menores cuando el target era de valencia
positiva. No se encontraron diferencias entre los grupos de alta, media y baja
esquizotipia (F (2,78) = 0,078, p = 0,928, η2 parcial = 0,002) ni tampoco
interacciones entre los factores. En relación con la Dimensión Negativa de la
esquizotipia no se encontraron diferencias estadísticamente significativas ni en
función de los factores intra ni en los factores intersujetos (F (2,86) = 0,254, p =
0,776, η2 parcial = 0,006). En relación con la dimensión Desorganización
Interpersonal se encontraron diferencias estadísticamente significativas en el
factor Target (F (1,78) = 4,583, p = 0,035, η2 parcial = 0,055) para el target de
valencia positiva. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas
para el factor intersujeto (F (2,78) = 1,035, p = 0,360, η2 parcial = 0,026).
Asimismo, no se encontró ninguna interacción estadísticamente significativa entre
los factores intra ni entre los factores intra e intersujetos. Cuando se analizaron los
grupos en función de la puntuación total del ESQUIZO-Q, se encontraron
diferencias estadísticamente significativas en función del factor intrasujetos
Target (F (1,81) = 5,545, p = 0,021, η2 parcial = 0,064), de nuevo para el target de
valencia positiva pero no así en función del grupo de esquizotipia (F (2,81) =
0,445, p = 0,645, η2 parcial = 0,011). En la tabla 12 se presentan las puntuaciones
medias y desviaciones típicas para los tres grupos de esquizotipia en la puntuación
total del ESQUIZO-Q y las ocho condiciones experimentales.
En un análisis pormenorizado de los resultados, si bien no se encontraron
diferencias estadísticamente significativas en las dimensiones de Distorsión de la
212
Capítulo VII.Resultados
Realidad, Desorganizada y Puntuación Total, las medias marginales indicaron
menores TRs para aquellos ensayos donde el prime y el target eran congruentes y
de valencia positiva y donde prime y target eran incongruentes para la condición
experimental negativo-positivo en todos los grupos de comparación.
Tabla 12. Puntuaciones medias y desviaciones típicas en las ochos condiciones
experimentales de la Tarea Priming emocional en función de los tres grupos de esquizotipia
(puntuación total ESQUIZO-Q).
Percentil 20
Percentil 40-60
Percentil 80
Condición
experimental
Media
DT
Media
DT
Media
DT
PPSI
1188,89
219,19
1118,71
317,62
1216,86
446,33
PPNO
1742,54
737,31
1742,37
704,11
1556,03
520,56
PNSI
1569,30
323,90
1511,29
640,41
1535,58
489,61
PNNO
1594,15
403,00
1510,74
326,79
1627,20
403,79
NPSI
1174,76
214,00
1133,46
406,93
1178,64
422,65
NPNO
1506,71
382,02
1454,56
454,96
1517,71
451,19
NNSI
1534,17
423,02
1373,81
315,72
1552,00
515,74
NNNO
1648,41
527,63
1538,14
451,28
1678,32
553,40
Nota: PPSI= Prime Positivo, Target Positivo, Respuesta Si; PPNO=Prime Positivo,
Target Positivo, Respuesta No; PNSI= Prime Positivo, Target Negativo, Respuesta Sí;
PNNO= Prime Positivo, Target Negativo, Respuesta No; PNSI= Prime Positivo, Target
Negativo, Respuesta No; NPNO= Prime Negativo, Target Positivo, Respuesta No;
NNSI= Prime Negativo, Target Negativo, Respuesta Sí; NNNO= Prime Negativo, Target
negativo, Respuesta No.
7.2.6. Discusión
El origen del interés en la investigación de las alteraciones de los pacientes
con esquizofrenia en la percepción emocional puede atribuirse a la labor de
Kraepelin (1856-1926) y Bleuler (1857-1939), quienes consideraron la
perturbación afectiva como una característica importante en la esquizofrenia. Una
serie de investigaciones sugiere que las alteraciones en el procesamiento de la
213
Marta Santarén Rosell
información podrían contribuir a los síntomas psicóticos en la esquizofrenia y la
esquizotipia (por ejemplo, Myin-Germeys, Nicolson, y Delespaul, 2001). Otras,
ya habían sugerido que las emociones pueden contribuir a los síntomas psicóticos
y a la esquizotipia positiva (por ejemplo, Norman y Malla, 1993; Ventura,
Nuechterlein, Lukoff, y Hardesty, 1989). Además, los familiares de las personas
con trastornos psicóticos parecen presentan un aumento de la reactividad
emocional de cara a los estresores diarios, pudiendo ese aumento de la reactividad
también estar asociado con la vulnerabilidad a la psicosis (Myin-Germeys, van
Os, Schwartz, de piedra, y Delespaul, 2001).
Las primeras hipótesis planteadas en la presente investigación hacían
referencia a la naturaleza de las alteraciones en el procesamiento de la
información emocional expresada a través de los rostros. Las investigaciones
anteriores sobre el tratamiento automático de la esquizofrenia han dado lugar a
resultados contradictorios. En base a los resultados obtenidos en el estudio piloto,
se contemplaba el hecho de que los procesos automáticos implicados en la
evaluación rápida de la expresión facial podrían estar conservados en el grupo de
alta esquizotipia psicométrica. No obstante, el primer objetivo de la investigación
perseguía esclarecer con la versión final de la prueba de priming fotográfico esta
cuestión. Los resultados obtenidos avalan la hipótesis de que los procesos
automáticos no están alterados en el grupo de alta esquizotipia psicométrica.
Estos resultados son contrarios a investigaciones anteriores realizadas en
población clínica. Por ejemplo, existen datos que avalan que los pacientes con
esquizofrenia utilizarían rutas anómalas para el reconocimiento visual de las
expresiones faciales (Phillips y David, 1997); por otro lado, Hoschel e Irle (2001)
informaron de la existencia de un fuerte efecto de priming (hiperpriming)
emocional en este grupo de pacientes para el procesamiento de las emociones
desagradables. Este fenómeno se traduciría en una mayor influencia de los
procesos automáticos para la codificación de las emociones negativas en las
decisiones evaluativas. Estos resultados fueron replicados por Suslow y
colaboradores (2003a), quienes demostraron que el grupo de pacientes con
esquizofrenia era más sensible al efecto subliminal negativo en tareas de
214
Capítulo VII.Resultados
procesamiento afectivo de cara a los controles; asimismo, informaron de que el
grupo de pacientes percibía las emociones faciales positivas como aversivas o
desagradables. Además, Suslow y colegas (2005) obtuvieron efectos de priming
para los pacientes con afecto aplanado o anhedonia únicamente para las
emociones de valencia negativa. Sin embargo, para este estudio, los pacientes con
esquizofrenia sin síntomas afectivos negativos mostraron efectos de priming
similares a los controles, en una tarea de priming afectivo secuencial de
reconocimiento facial. Por otra parte, y en consonancia con lo comentado
anteriormente, Blackwood y su grupo de investigación (2001) apoyan con sus
resultados al aumento del procesamiento automático de las emociones negativas
en pacientes con esquizofrenia. Estos autores mostraron la presencia de un sesgo
relacionado con la evaluación de las amenazas; es decir, una predisposición en las
personas con ideas delirantes de persecución a percibir estímulos como
amenazantes durante las primeras etapas del procesamiento de la información.
Como vemos, algunas investigaciones sugieren que las emociones podrían
estar asociadas con la psicosis, concretamente a la dimensión positiva de la
esquizotipia; sin embargo, nuestra comunidad científica ha soslayado las tareas de
priming afectivo para el reconocimiento facial de las emociones en adolescentes
con altas puntuaciones en esquizotipia. En realidad, los únicos datos a contraponer
con nuestros resultados son aquellos obtenidos por van´t Wout (2006), para una
muestra de pacientes con esquizofrenia, y Kerns (2005) en una muestra de
población general con altas puntuaciones en esquizotipia positiva. En consonancia
con ellos, los resultados conducen a pensar que los procesos automáticos
implicados en el procesamiento facial de las emociones no se encuentran
afectados en la población general con altas puntuaciones en los autoinformes que
miden el riesgo de psicosis.
Para obtener conclusiones adecuadas acerca de esta coincidencia de
resultados, no podemos obviar dos cuestiones fundamentales: a) la disparidad de
características entre las muestras empleadas en este estudio, que abarca población
general en lugar de muestras de pacientes; b) la propia naturaleza de la prueba.
Van´t Wout y Suslow evalúan el procesamiento emocional también mediante una
215
Marta Santarén Rosell
tarea de priming afectivo fotográfico, pero la respuesta consiste en una
categorización general sobre la naturaleza de la emoción presentada. Para el
presente estudio, los adolescentes debían expresar su grado de acuerdo con la
emoción propuesta por el investigador. Además, como se ha apuntado, esta
investigación incluye cinco de las seis emociones básicas, ampliando de ese modo
las manejadas por los estudios previos (alegría, tristeza y rostros neutros).
Una aportación de nuestros resultados ha sido comprobar cómo en el
conjunto de ensayos combinados, aun cuando sus diferencias en las medias sean
marginales, es en prime positivo-target positivo (respuesta ‘SÍ’) y prime negativotarget positivo (respuesta ‘SÍ’) donde se ha registrado menor tiempo de reacción.
En el primer caso, el efecto de facilitación para los ensayos congruentes y
de valencia positiva era el efecto priming esperable dado que las emociones
positivas se reconocen antes que las negativas (De Sonneville et al., 2002), no
obstante, como se comentaba anteriormente hay estudios que contradicen esta
cuestión para el caso de los pacientes con esquizofrenia (hiperpriming para las
emociones negativas).
En el segundo caso, con facilitación de la valencia incongruente del prime
sobre el procesamiento del target, la velocidad de reacción podría explicarse por
el «efecto de priming inverso» (Glaser y Banaji, 1999; Glaser, 2003). Este efecto
se ha observado en estudios que enfatizan la precisión de sus respuestas sobre la
rapidez de las mismas (Wentura, 2000); sin embargo, de acuerdo con la
«Hipótesis de la discriminación temporal», los participantes instruidos para la
precisión pondrían en juego una estrategia cognitiva que evade la información
considerada irrelevante (en este caso el prime) para centrarse en una respuesta
sobre el target que además viene facilitada por su incongruencia con el contexto
dado por el prime.
En nuestro estudio, donde se enfatizó a los adolescentes la velocidad pero
sin desdeñar por ello la precisión, las diferencias entre los ensayos incongruentes
podrían explicarse por una mayor activación previa, provocada por el estímulo
prime de valencia negativa sobre el estímulo prime de valencia positiva del resto
216
Capítulo VII.Resultados
de los ensayos experimentales de la prueba. En cualquier caso, lo importante es
que ese patrón de respuesta es congruente con los resultados obtenidos por Suslow
(2005) para el grupo de pacientes con esquizofrenia sin sintomatología afectiva.
En consecuencia, a pesar de la ausencia de relaciones encontradas entre el
procesamiento automático de las expresiones faciales y la esquizotipia, se
considera que el paradigma del priming podría ofrecer explicaciones interesantes
sobre el funcionamiento del procesamiento emocional en población de riesgo a la
psicosis. Futuras líneas de investigación deberían esclarecer si estos hallazgos son
generalizables para esta población.
7.3. Experimento 2: Tarea de Etiquetado Facial de las Emociones
7.3.1. Introducción
Dentro del estudio de la cognición social en población de riesgo para la
esquizofrenia, la capacidad de decodificar las expresiones faciales de las
emociones juega un papel importante. La falta de estudios sobre esta habilidad en
población de riesgo resulta sorprendente, teniendo en cuenta que: a) la mayor
parte de los estudios señalan la existencia de este déficit en los pacientes con
esquizofrenia (Aleman y Kahn, 2005; Mandal, et al., 1998; Trémeau, 2006); b) la
falta de esta habilidad tiene un impacto sobre el resto de las habilidades sociales
(Hooker y Park, 2002; Ikebuchi, 2007; Pinkham y Penn, 2006); c) la existencia de
estudios que consistentemente apuntan a las dificultades en la interacción social
como un precursor de la esquizofrenia (Done, Crow, Johnstone, y Sacker, 1994).
Por otro lado, estudios recientes sobre la cognición social en los adolescentes de
alto riesgo para la psicosis (UHR) han puesto de manifiesto deficiencias en
habilidades como TOM (Chung, et al., 2008). Más relacionado con el objetivo de
esta investigación, también se han constatado deficiencias en la identificación de
las expresiones afectivas y expresiones faciales neutras (Addington, et al., 2008;
Eack, Mermon, et al., 2010); no obstante, los resultados no son consistentes
(Marjoram, Miller, et al., 2006; Pinkham, et al., 2007). En último lugar, los
217
Marta Santarén Rosell
familiares de primer grado sanos de pacientes con esquizofrenia parecen mostrar
déficit en la identificación de las señales socio-emocionales, aunque sólo en las
emociones más sutiles y complejas (Bölte y Poustka, 2003; Toomey, et al., 1999).
Estos hallazgos enfatizan la importancia de las habilidades sociales como
factores clave de cara a la intervención primaria y la rehabilitación de los
pacientes con esquizofrenia. En ese marco, uno de los procedimientos utilizados
para la evaluación de la habilidad para el reconocimiento de las expresiones
faciales son las tareas de etiquetado emocional. Este experimento se realiza con el
objetivo de determinar si los adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia
presentan mayores fallos en la identificación de expresiones faciales emocionales.
Una cuestión relevante para este estudio era constatar, si estas alteraciones eran
mayores para las emociones de valencia negativa y si los fallos en FER estaban
relacionados con las dimensiones de la esquizotipia.
7.3.2. Fundamentos de la tarea experimental
Para el desarrollo de esta tarea se utilizó el mismo banco de imágenes
utilizado en la prueba de priming emocional. Una vez más, se seleccionaron tanto
las fotografías que en población americana contaban con más del 80% de
consenso para las emociones expresadas como aquellas más consencuadas en
nuestro estudio piloto sobre población adolescente española. El software sobre el
que se diseñó fue también el DMDX. Recordemos que esta prueba presenta una
única fotografía por cada ensayo en la parte central de la pantalla del ordenador,
con cinco emociones como opciones de respuesta determinadas a partir del
análisis de alternativas realizado en el estudio piloto. Tales opciones tienen
presente aquellas que realmente funcionaron como distractoras en el primer
estudio. Las fotografías expresan las conocidas seis emociones básicas: alegría,
tristeza, rabia, miedo, asco y sorpresa. Para aquellos ensayos en los que resultaba
pertinente, se conservaron las opciones de
vergüenza y
desprecio como
alternativas distractoras de los participantes; sin embargo, no había ninguna
fotografía que las expresara. La presentación de los ensayos es análoga a la
218
Capítulo VII.Resultados
descrita en la versión inicial de la tarea: cada opción de respuesta va precedida por
un número que se corresponde con el nombre de la emoción de su elección y los
participantes teclearán dicho número en el ordenador. Cada fotografía es
precedida por la aparición de un punto de fijación durante 200 ms para captar la
atención del participante de la prueba.
Un total de treinta y nueve fotografías conforman la tarea de etiquetado
emocional, sin tener en cuenta las cuatro fotografías que sirven de ensayo para
familiarizar a los participantes. Se busca una representación equivalente en los
niveles de arousal (alto/bajo) expresados en las fotografías y la proporción o
representación de las emociones básicas es la siguiente: tres fotografías expresan
alegría; ocho fotografías expresan tristeza; cuatro imágenes expresan asco; diez
ítems reflejan ira; cinco ensayos contienen sorpresa y en nueve fotogramas la
respuesta correcta es el miedo. Al igual que ocurriera en la primera tarea,
exceptuando los ítems a modo de prueba, los ensayos aparecen de forma aleatoria.
Una vez que se etiqueta la fotografía presente, se presenta el ensayo siguiente. En
esta ocasión, la instrucción fundamental que se les dio a los participantes fue la de
la exactitud de sus respuestas sin descuidar el tiempo de reacción. Teniendo
presente que los adolescentes no recibieron ionformación sobre su ejecución, la
salida de datos de esta tarea informa del tiempo de reacción en las respuestas así
como de la elección de realizada por el estudiante.
7.3.3. Participantes
En el estudio participaron un total de 166 estudiantes de diferentes centros
escolares del Principado de Asturias. La edad media en años para la muestra total
fue de 15,39 (DT = 0,94), oscilando la edad entre los catorce y dieciocho años. Un
total de 79 alumnos fueron varones (47,6%). A partir de los puntos de corte
establecidos en el manual del ESQUIZO-Q se seleccionaron a aquellos
participantes que puntuaron en los percentiles 0-20, entre los percentiles 40-60 y
mayor o igual a 80. Esta muestra de estudiantes seleccionados varió en función de
las dimensiones o la puntuación total del ESQUIZO-Q. El grupo de esquizotipia
219
Marta Santarén Rosell
en la dimensión Positiva lo formaron 98 participantes (Baja=29; Media=35;
Alta=34). El grupo de esquizotipia en la dimensión Anhedonia lo conformaron
107 alumnos (Baja=40; Media=36; Alta=31). El grupo de esquizotipia en la
dimensión Desorganización Interpersonal lo conformó un total
de 96
participantes (Baja=31; Media=33; Alta=32). El grupo de esquizotipia en la
puntuación total del ESQUIZO-Q fueron 104 alumnos (Baja=31; Media=38;
Alta=35). Se eliminaron cuatro participantes que presentaron puntuaciones
superiores e inferiores a 2,5 desviaciones típicas en el tiempo de reacción de los
aciertos (4,2 % de la muestra).
7.3.4. Diseño
Para el análisis de los datos, en primer lugar se examinaron las
correlaciones de Pearson entre las seis emociones y la tasa de acierto para la
muestra total. A continuación, se calcularon los estadísticos descriptivos para los
grupos de alta, media y baja esquizotipia en función de las puntuaciones de las
tres dimensiones del ESQUIZO-Q y la puntuación total. En segundo lugar, se
llevaron a cabo varios análisis multivariados. En este experimento se realizaron
dos tipos de diseños. En un primer análisis, se compararon medias en la tasa de
aciertos de las seis emociones en función de los tres grupos de esquizotipia (baja,
media y alta) para las tres dimensiones (Distorsión de la Realidad, Anhedonia y
Desorganización Interpersonal) y la puntuación total del ESQUIZO-Q. En un
segundo análisis, se llevó a cabo un modelo mixto inter e intrasujeto considerando
como factor de medidas repetidas la Emoción (con seis niveles) y como factor fijo
intersujeto los grupos de esquizotipia (baja, media y alta) tanto para las tres
dimensiones como para la puntuación total del ESQUIZO-Q. Se tuvieron en
cuenta dos variables dependientes: la tasa media de los aciertos y la proporción de
los tiempos de reacción para los aciertos. Al mismo tiempo, se controló el posible
efecto de la sintomatología depresiva considerando la puntuación total de la
RADS como covariable. Por tanto, el diseño utilizado en esta investigación es un
diseño mixto inter e intrasujeto 3 x 6 controlando el efecto de la depresión como
covariable.
220
Capítulo VII.Resultados
Se consideraron resultados estadísticamente significativos los valores de F
con probabilidades de rechazo menores o iguales a 0,05. Dado el reducido tamaño
muestral se tuvo en cuenta tanto la aproximación multivariada como univariada.
Se utilizó el valor Lambda de Wilks para observar si existían diferencias
estadísticamente significativas entre todas las variables tomadas en conjunto.
Como índice de tamaño del efecto se empleó el estadístico eta cuadrado parcial
(η2 parcial). Para el análisis de los datos se utilizó el programa estadístico SPSS
15.0 (Statistical Package for the Social Sciences, 2006).
7.3.5. Resultados
En un intento de establecer qué emociones se veían asociadas en su tasa de
aciertos, se realizaron correlaciones de Pearson entre las seis emociones y la
puntuación total de los aciertos de la tarea de etiquetamiento emocional. Como se
aprecia en la tabla 13, la emoción de alegría se asoció con rabia y sorpresa, y la
emoción de tristeza con rabia y miedo. Todas las emociones correlacionaron de
forma estadísticamente significativa con la tasa total de aciertos en la tarea de
etiquetado emocional.
Tabla 13. Matriz de correlaciones de Pearson entre la tasa de aciertos de las 6 emociones y la
puntuación total
Alegría
Tristeza
Tristeza
Rabia
Miedo
Sorpresa
0,13
Rabia
0,18*
0,19*
Miedo
0,12
0,17*
0,13
0,29**
0,08
0,15
0,11
Asco
0,02
0,01
0,01
-0,01
0,11
Total
0,30**
0,64**
0,63**
0,66**
0,34**
Sorpresa
Asco
0,20*
Nota: *p ≤ 0,05; **p ≤ 0,01
221
Marta Santarén Rosell
A continuación se presentan los resultados en función de las dimensiones
y la puntuación total del ESQUIZO-Q en la tasa de aciertos de las seis emociones
básicas y la proporción total de aciertos en la tarea de etiquetado emocional. En la
dimensión Distorsión de la Realidad los contrastes multivariados no hallaron
diferencias estadísticamente significativas cuando se compararon los tres grupos
de esquizotipia (λ de Wilks = 0,818, F (12,178)= 1,567, p = 0,105, η2 parcial =
0,096), si bien los análisis univariados encontraron un efecto significativo en la
emoción sorpresa (F (2,94) = 4,285, p = 0,017, η2 parcial = 0,084). Los análisis
post-hoc indicaron que las diferencias se producían entre los grupos de baja y alta
esquizotipia.
Los
adolescentes
con
altas
puntuaciones
en
esquizotipia
confundieron la sorpresa con las emociones de miedo, asco y rabia. En la tabla 14
se presentan las puntuaciones medias y desviaciones típicas para los tres grupos
de esquizotipia positiva en la tarea de etiquetado de emociones. En la figura 8 se
recogen las tasas de aciertos para las emociones para esta dimensión.
Tabla 14. Puntuaciones medias y desviaciones típicas en la Tarea de Etiquetado emocional en
función de los tres grupos de esquizotipia (dimensión Distorsión de la Realidad).
Media
esquizotipia
Baja esquizotipia
Media
DT
Media
DT
Baja esquizotipia
Media
DT
Alegría
2,93
0,26
2,97
0,17
2,85
0,36
Tristeza
5,90
1,42
5,11
2,08
5,24
1,83
Rabia
7,17
1,95
6,66
2,04
7,21
2,16
Miedo
5,93
2,05
4,74
2,19
4,88
2,21
Sorpresa
4,86
0,35
4,60
0,69
4,44
0,96
Asco
3,41
0,95
3,40
0,74
3,44
0,89
Total
0,77
0,10
0,70
0,11
0,72
0,13
222
Capítulo VII.Resultados
Figura 8. Comparaciones entre los tres grupos de esquizotipia (dimensión Distorsión de la
Realidad).
En la dimensión Anhedonia no se encontraron diferencias estadísticamente
significativas entre los grupos de baja, media y alta esquizotipia en la tasa de
aciertos de las seis emociones ni en la tasa total de aciertos (λ de Wilks = 0,900, F
(12,196) = 0,887; p = 0,561, η2 parcial = 0,052). Lo mismo ocurrió con la
dimensión Desorganización Interpersonal cuando se examinaron los contrastes
multivariados (λ de Wilks = 0,841, F (12,174) = 1,309, p = 0,217, η2 parcial =
0,083). Cuando se analizaron los grupos en función de la puntuación total del
ESQUIZO-Q, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en
función del factor principal esquizotipia (λ de Wilks = 0,841, F (12,190) = 1,437,
p = 0,152, η2 parcial = 0,083), si bien los análisis univariados sí encontraron un
efecto significativo en la emoción sorpresa (F (2,100) = 3,766, p = 0,014, η2
parcial = 0,082). Los análisis post-hoc indicaron que las diferencias se producían
entre los grupos de baja y alta esquizotipia, y media y alta esquizotipia. En las
tablas 15, 16 y 17 se presentan las puntuaciones medias y desviaciones típicas
para los tres grupos de esquizotipia para las dimensiones Anhedonia y
223
Marta Santarén Rosell
Desorganización Interpersonal como para la puntuación total del ESQUIZO-Q en
la tarea de etiquetado de emociones.
Tabla 15. Puntuaciones medias y desviaciones típicas en la Tarea de Etiquetado emocional en
función de los tres grupos de esquizotipia (Dimensión Anhedonia)
Baja esquizotipia
Media esquizotipia
Alta esquizotipia
Media
DT
Media
DT
Media
DT
Alegría
3,00
0,00
2,92
0,28
2,97
0,18
Tristeza
5,85
1,86
5,44
1,73
5,55
2,19
Rabia
7,55
1,77
6,81
1,89
6,94
1,90
Miedo
5,80
1,98
5,50
2,27
4,90
2,09
Sorpresa
4,70
0,72
4,72
0,57
4,81
0,40
Asco
3,45
0,75
3,56
0,56
3,39
0,92
Total
0,78
0,12
0,74
0,10
0,73
0,11
Tabla 16. Puntuaciones medias y desviaciones típicas en la Tarea de Etiquetado emocional
en función de los tres grupos de esquizotipia (Dimensión Desorganización Interpersonal)
Baja esquizotipia
Media esquizotipia
Alta esquizotipia
Media
DT
Media
DT
Media
DT
Alegría
3,00
0,00
2,94
0,24
2,91
0,30
Tristeza
5,90
1,54
5,45
2,09
5,75
1,97
Rabia
7,19
1,80
6,82
1,94
7,19
1,87
Miedo
5,77
1,82
4,79
2,22
5,06
2,31
Sorpresa
4,84
0,37
4,70
0,53
4,53
0,84
Asco
3,65
0,61
3,45
0,67
3,41
0,91
Total
0,78
0,09
0,72
0,11
0,74
0,14
224
Capítulo VII.Resultados
Tabla 17. Puntuaciones medias y desviaciones típicas en la Tarea de Etiquetado emocional en
función de los tres grupos de esquizotipia (puntuación total ESQUIZO-Q)
Baja esquizotipia
Media esquizotipia
Alta esquizotipia
Media
DT
Media
DT
Media
DT
Alegría
3,00
0,00
3,00
0,00
2,86
0,36
Tristeza
5,90
1,54
5,47
1,90
5,17
2,05
Rabia
7,45
1,80
7,21
1,92
7,14
2,00
Miedo
5,84
1,75
5,08
2,14
4,94
2,26
Sorpresa
4,84
0,37
4,76
0,49
4,49
0,95
Asco
3,55
0,68
3,50
0,83
3,49
0,89
Total
0,78
0,09
0,74
0,10
0,72
0,13
En segundo lugar se presentan los resultados en función de las
dimensiones y la puntuación total del ESQUIZO-Q en los tiempos de reacción de
los aciertos en la tarea de etiquetado emocional. En la dimensión Distorsión de la
Realidad, los contrastes univariados hallaron diferencias estadísticamente
significativas en el factor intrasujetos Emoción (F G-G (3,75, 337,23) = 3,202; p <
0,015, η2 parcial = 0,034) siendo la tendencia lineal y cuadrática. Sin embargo, no
se hallaron diferencias en la interacción Emoción x Distorsión de la Realidad
cuando se compararon los tres grupos de esquizotipia (F (2,90) = 0,125, p = 0,882,
η2 parcial = 0,003). En la figura 9 se presentan los tiempos de reacción de los
aciertos para la dimensión Distorsión de la Realidad en las seis emociones. Como
puede verse, la emoción que antes es identificada es la alegría, mientras que el
miedo y la ira son las que mayores tiempos de reacción implican en su
reconocimiento. En la dimensión Anhedonia se encontraron diferencias
estadísticamente significativas en el factor Emoción en los contrastes
multivariados (λ de Wilks = 0,853, F (5,95) = 3,277, p = 0,009, η2 parcial = 0,143)
pero no en los univariados (F G-G (4,04 , 399,88) = 1,769; p = 0,081, η2 parcial =
0,035); tampoco se hallaron diferencias ni en la interacción Emoción x Anhedonia
en el factor intersujetos (F (2,99) = 0,730, p = 0,484, η2 parcial = 0,015).
225
Marta Santarén Rosell
Figura 9. Tiempos de reacción de los aciertos en la Tarea de Etiquetado emocional en
función de los tres grupos de esquizotipia (dimensión Distorsión de la Realidad)
En la figura 10 se presentan los tiempos de reacción de los aciertos para la
dimensión Anhedonia en las seis emociones básicas, donde se repite el patrón de
una identificación más rápida para la alegría, y el miedo y la tristeza tendrían TRs
más altos. En la dimensión Desorganización Interpersonal y en la puntuación
total del ESQUIZO-Q, no se encontraron diferencias estadísticamente
significativas en el factor de medidas repetidas Emoción, ni en las interacciones
Emoción x Desorganización Interpersonal y Emoción x Esquizotipia, ni en el
factor intersujetos Desorganización Interpersonal (F (2,90) = 0,756, p = 0,472, η2
parcial = 0,017) o puntuación total del ESQUIZO-Q (F (2,95) = 0,200, p = 0,819,
η2 parcial = 0,004).
226
Capítulo VII.Resultados
Figura 10. Tiempos de reacción de los aciertos en la Tarea de etiquetamiento emocional en
función de los tres grupos de esquizotipia (Dimensión Anhedonia)
A continuación se muestran los resultados en función de las dimensiones y
la puntuación total del ESQUIZO-Q en las proporciones de los tiempos de
reacción en la tarea de etiquetado emocional. En la dimensión Distorsión de la
Realidad los contrastes multivariados hallaron diferencias estadísticamente
significativas en el factor intrasujetos Emoción (λ de Wilks = 0,872, F (5,90) =
2,650, p = 0,028, η2 parcial = 0,128), no así en los contrastes univariados (F G-G
(3,06, 381,94) = 1,076; p = 0,369, η2 parcial = 0,011); asimismo, no se
encontraron diferencias en la interacción Emoción x Distorsión de la Realidad
cuando se compararon los tres grupos de esquizotipia (F (2,94) = 1,749, p = 0,180,
η2 parcial = 0,036). En la figura 11 se presentan la tasa de proporciones de los
tiempos de reacción para la dimensión Distorsión de la Realidad en las seis
emociones básicas. En la dimensión Anhedonia se encontraron diferencias
estadísticamente significativas en el factor Emoción en los contrastes
multivariados (λ de Wilks = 0,874, F (5,99) = 2,861, p = 0,019, η2 parcial = 0,126)
y univariados (F G-G (3,90, 401,82) = 2,552; p = 0,040, η2 parcial = 0,024). Los
contrastes politómicos informaron de una tendencia lineal. No se hallaron
diferencias estadísticamente significativas ni en la interacción Emoción x
227
Marta Santarén Rosell
Anhedonia ni en el factor intersujetos (F (2,103) = 0,416, p = 0,661, η2 parcial =
0,024).
Figura 11. Proporciones de los tiempos de reacción en la Tarea de Etiquetado emocional en
función de los tres grupos de esquizotipia (Dimensión Distorsión de la Realidad)
En la figura 12 se presentan las proporciones de los tiempos de reacción
para la dimensión Anhedonia en las seis emociones básicas. En la dimensión
Desorganización Interpersonal nuevamente se encontraron efectos principales en
el factor intersujeto Emoción en la solución multivariada (λ de Wilks = 0,860, F
(5,88) = 2,858, p = 0,019, η2 parcial = 0,140) pero no en los contrastes univariados
(F G-G (3,94, 362,44) = 1,072; p = 0,375, η2 parcial = 0,012). No se encontraron
efectos principales ni en la interacción Emoción x Desorganización Interpersonal
ni en el factor transversal grupos de esquizotipia (F (2,92) = 1,654, p = 0,197, η2
parcial = 0,035).
228
Capítulo VII.Resultados
Figura 12. Proporciones de los tiempos de reacción en la Tarea de etiquetamiento emocional
en función de los tres grupos de esquizotipia (Dimensión Anhedonia)
En la figura 13 se muestran las proporciones de los tiempos de reacción
para la dimensión Desorganización Interpersonal en las seis emociones básicas.
Nuevamente cuando se examinó la puntuación total del ESQUIZO-Q, se
encontraron diferencias estadísticamente significativas en el Factor de medidas
repetidas Emoción en la solución multivariada (λ de Wilks = 0,852, F (5,96) =
3,339, p = 0,008, η2 parcial = 0,148) pero no en la univariada (F G-G (3,83, 383,80)
= 0,560; p = 0,573, η2 parcial = 0,011). No se encontraron efectos principales ni
en la interacción Emoción x Esquizotipia, ni en el factor intersujetos de los grupos
de la puntuación total del ESQUIZO-Q (F (2,100) = 2,100, p = 0,573, η2 parcial =
0,011).
229
Marta Santarén Rosell
Figura 13. Proporciones de los tiempos de reacción en la Tarea de Etiquetado emocional en
función de los tres grupos de esquizotipia (Dimensión Desorganización Interpersonal)
En la figura 14 se muestran las proporciones de los tiempos de reacción
para la puntuación total del ESQUIZO-Q en las seis emociones básicas.
Figura 14. Proporciones en los tiempos de reacción en la Tarea de Etiquetado emocional en
función de los tres grupos de esquizotipia (puntuación total ESQUIZO-Q)
230
Capítulo VII.Resultados
7.3.6. Discusión
En base a los criterios propuestos por Gottesman y Gould (2003) sobre los
fenotipos para los trastornos del espectro psicótico, se considera al reconocimiento
facial de las emociones como un fenotipo para la esquizofrenia y sus trastornos
relacionados (Gur et al. 2007a, b). Los déficit en FER están íntimamente
relacionados con la esquizofrenia (Mueser et al., 1997; Mandal et al 1998.;
Hooker y Park, 2002; Kohler y Brennan, 2004); además, son observables en la
psicosis temprana (Edwards et al. 2001) y la psicosis tardía (Mueser et al. 1997),
resistentes a los efectos del tratamiento (Herbener et al. 2005) y se relacionan con
riesgo familiar para el trastorno (Kee et al 2004; Bediou et al 2007). Por otro lado,
las alteraciones sobre las que se sustenta FER proporcionan la ventaja de que
implican una red neuronal bien establecida, que incluye la amígdala, el surco
temporal superior y el lóbulo parietal inferior (Adolphs, 2002). Ante estas
evidencias, el estudio del reconocimiento facial de las emociones en población
general es un objetivo prometedor para la intervención temprana en psicosis.
Uno de los principales objetivos de la presente esta investigación era
estudiar el rendimiento en FER de una muestra de adolescentes de la población
general. La hipótesis de estudio se trazaba para comprobar si estos déficit en FER
estaban presentes en aquellos adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia.
Si la disfunción en esta habilidad puede contribuir al desarrollo de la psicosis, se
esperaba encontrar diferencias en la ejecución de la tarea entre los grupos de
comparación. Los resultados señalaron un patrón diferencial en la tarea de
Etiquetado emocional para los adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia
relacionado con la dimensión Distorsión de la Realidad.
Es decir, en consonancia con otros autores, los resultados de esta
investigación sugieren que los déficit en FER no se limitan a los individuos con
esquizofrenia, sino que están relacionados de manera más extensa con la
vulnerabilidad a la psicosis (Phillips y Seidman, 2008). Por otra parte, haciendo
referencia al Experimento 1 de esta investigación, los resultados son coincidentes
231
Marta Santarén Rosell
con los de otros autores que informan de estos déficit en FER incluso cuando otras
capacidades de procesamiento facial permaneces intactas (Bediou et al. 2007).
El patrón diferencial encontrado para esta muestra se mostró para la tasa
de aciertos de la emoción sorpresa. Los adolescentes con altas puntuaciones en
esquizotipia psicométrica en la dimensión positiva y para la puntuación total en el
ESQUIZO-Q mostraron una mayor tasa de errores en el reconocimiento de esta
emoción al confundirla con las emociones de miedo, rabia o asco. Exceptuando la
ira, el grupo de esquizotipia positiva presentó un patrón deficitario para el resto
de emociones; aunque estas diferencias no son estadísticamente significativas, no
podemos obviar este aspecto si tenemos presente que la tendencia del grupo
denominado «esquizotipia total» también se observa una peor ejecución en todas
las emociones excepto para la identificación de esta emoción pese a los tamaños
de muestrales. Lo relevante de nuestros resultados, donde se confunde la sorpresa
por emociones de valencia negativa, es su congruencia con otros estudios de
población de alto riesgo adolescente con riesgo de psicosis (van Rijn, et al., 2010).
En este caso, Van Rijn y colaboradores obtuvieron, en una muestra de treinta y
seis adolescentes, que aquellos rostros que no expresaban ninguna emoción
(expresión neutra) eran confundidos con expresiones de ira.
La segunda de las hipótesis formuladas para esta tarea era que los
adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia mostrarían mayores tiempos
de reacción para las emociones de carácter negativo. Al relacionar dos elementos
concluyentes en el procesamiento de las emociones faciales (grupo de riesgo y
afecto negativo), no se buscaba sino clarificar las actuales divergencias en la
investigación. Hasta la fecha, mientras que algunos estudios han mostrado
deficiencias en los individuos de alta esquizotipia en comparación con baja (Poreh
et al. 1994; Mikhailova et al. 1996; Waldeck y Miller, 2000; Williams y col. 2007,
Aguirre et al. 2008), otros no han encontrado tales diferencias (Toomey y
Schuldberg, 1995; van 't Wout et al. 2004; Jahshan y Sergi, 2007). En cuanto al
reconocimiento facial del afecto negativo, aunque se observan alteraciones de
carácter generalizado para todas las emociones en los pacientes con esquizofrenia
(Pomarol-Clotet y colegas, 2011), se venía señalando que en ese aspecto los
232
Capítulo VII.Resultados
déficits de procesamiento de las emociones en la esquizofrenia son más fuertes
(Mandal et al., 1998; Edwards et al., 2002; Köhler et al., 2003; Gaebel y Wölwer,
1992; y Archer et al., 1994). Este efecto podría justificarse por una reacción
ansiosa ante el material de carácter emocional negativo, que bloquearía las redes
semánticas asociadas a esas informaciones incrementando de ese modo tanto la
tasa de errores como el tiempo de reacción en su reconocimiento. No obstante, a
partir de nuestro estudio, no se concluyen diferencias estadísticamente
significativas entre los tiempos de reacción y los grupos de esquizotipia para
ninguna de las emociones.
En suma, en vista de los resultados obtenidos cabría considerar, siempre
con cautela, el déficit en FER como una alteración presente en población de alto
riesgo psicométrico adolescente. El estudio de estas alteraciones y la comprensión
de su fisiopatología no evidencia sino la complejidad cognitiva que precisan para
su explicación, apuntando a un entramado de procesos cognitivos como
responsable de dichas alteraciones. De hecho, unas explicaciones hacen referencia
a anormalidades en las estructuras neuronales mientras otras señalan la alteración
no tanto a nivel estructural como a nivel funcional, e incluso se sugiere que la
alteración del reconocimiento facial de las emociones tiene su base en una
variación de la memoria visual (por ej., Dickey et al., 2011 ). De ese modo, un
déficit en FER podría ser parte de los déficit más generalizados en el
procesamiento facial o en la percepción visual en lugar de un déficit en el
procesamiento de las emociones (Addington y Addington, 1998). Sea como fuere,
Poreh et al. (2004) encontraron evidencias para la existencia de una alteración en
el procesamiento general de las caras en las personas con propensión a la psicosis.
Por su parte, Williams y colaboradores (2007) informaron de que la
vulnerabilidad a la psicosis estaba relacionada con la alteración en FER, pero no
en tareas para la identificación facial basadas en la Prueba de Reconocimiento
Facial de Benton (BFRT); aunque la BFRT puede ser una medida subóptima
frente a la discriminación de la capacidad (Duchaine y Nakayama, 2004). Este
entramado se explicaciones, donde el procesamiento de las emociones faciales se
presenta como un proceso complejo, multidireccional y no lineal, dificulta la
233
Marta Santarén Rosell
posibilidad de ofrecer un modelo sencillo y comprehensivo de la naturaleza de
estas alteraciones.
Resultados generales para las dos tareas
Como se ha señalado, la naturaleza exacta de las alteraciones en el
procesamiento de la expresión facial emocional en la esquizofrenia no está clara.
Actualmente, aunque prevalece la idea de que los pacientes con esquizofrenia
tienen déficit generales en el procesamiento emocional (Shayegan y Stahl, 2005),
el procesamiento automático afectivo y los procesos de control de los afectos se
han distinguido como componentes importantes del procesamiento emocional
(LeDoux, 1996 y Cunningham et al., 2003). Se cree que los procesos automáticos
están principalmente involucrados en la generación de juicios rápidos; por
ejemplo, la detección de la valencia en una dimensión positiva-negativa es un
proceso automático de evaluación de uso frecuente en los paradigmas de priming
(Hermans et al., 1994; Rossell et al., 2001 y Klauer y Musch, 2003). A su vez, los
procesos controlados están involucrados en el procesamiento de información más
complejos, tales como el reconocimiento de emociones explícito o etiquetado
emocional (Gorno-Tempini et al., 2001 y Winston et al., 2003).
Es importante destacar que hay evidencia de una base diferencial neural
para estos dos tipos distintos de procesamiento emocional. El procesamiento
automatizado de las expresiones faciales emocionales depende principalmente de
los recursos del hemisferio derecho (Hartikainen et al., 2000), incluyendo la
amígdala derecha (Markowitsch, 1998 y Glascher y Adolphs, 2003); por su parte,
las tareas implicadas en el etiquetado de las emociones faciales dependen del
hemisferio izquierdo (Young et al., 1993 y Stone et al., 1996). Uno de los
primeros estudios que estableció las diferencias entre el procesamiento automático
y controlado para el procesamiento emocional facial fue el realizado por van´t
Wout y colaboradores (2006).
Los resultados de la presente investigación avalan la distinción entre los
procesos automáticos y los procesos controlados para el reconocimiento facial de
234
Capítulo VII.Resultados
los adolescentes que componían la muestra experimental. Los adolescentes
pertenecientes al grupo de riesgo psicométrico no se diferenciaron de los grupos
control en la tarea de priming fotográfico afectivo. Sin embargo, en la tarea de
etiquetado emocional, el grupo de alta esquizotipia positiva y el de puntuación
total mostraron diferencias estadísticamente significativas para el reconocimiento
de la emoción sorpresa, donde mostraron una mayor tasa de errores. Los grupos
de alta esquizotipia se caracterizaron por mostrar una tendencia generalizada
errónea para el etiquetado de las emociones, si bien las diferencias no fueron
estadísticamente significativas. Por último, cabe señalar que aquellas emociones
con menor tasa de errores fueron el miedo y la ira, resultado justificable por la
tendencia a sobrevalorar la representatividad de estas emociones en la tarea
experimental de Etiquetado emocional.
7.4. Experimento 3: Tarea de Priming Afectivo Verbal
7.4.1. Introducción
El estudio del valor afectivo de las palabras tiene indudablemente un gran
interés para el establecimiento de los nexos existentes entre cognición y emoción.
Fazio y colaboradores (Fazio, Sanbonmatsu, Powell, y Kardes, 1986) dan algunas
indicaciones sobre los aspectos más fundamentales del priming afectivo desde el
punto de vista metodológico. En primer lugar, los primes y targets empleados en
la tarea experimental están polarizados afectivamente. El efecto que se debe
considerar es la facilitación o inhibición resultante de la congruencia o
incongruencia de los valores afectivos combinados en el emparejamiento de los
primes y targets. Además de la consideración de la valencia afectiva de los
estímulos utilizados, es fundamental el tiempo transcurrido entre la aparición de
ambos estímulos (SOA). Está aceptado que un SOA de una duración de 300 ms o
inferior, al no permitir generar expectativas sobre el estímulo diana, es un
intervalo demasiado breve para la realización de inferencias sobre el material
presentado a continuación.
235
Marta Santarén Rosell
De acuerdo con algunos estudios de priming afectivo con material verbal,
los pacientes con esquizofrenia sin sintomatología afectiva negativa muestran
efectos de priming afectivo verbal similares a los grupos control (Schlenker, et al.,
1995; Suslow, Roestel, Droste, y Arolt, 2003). Sin embargo, para los pacientes
con altas puntuaciones en anhedonia se ha observado una tendencia a la inhibición
para los primes de valencia negativa, lo que ha sido justificado como un aumento
de los recursos para procesar la información de carácter negativo (Suslow,
Roestel, Droste, et al., 2003). Por su parte, Kerns y Berembaum (2000), en una
tarea de denominación de palabras con carga afectiva, obtuvieron un aumento de
la sensibilidad en los primes para una muestra de jóvenes con alto riesgo de
psicosis. En cualquier caso, aunque se apunta que la existencia de alteraciones en
estos mecanismos podría estar detrás de los déficit en la expresión y experiencia
emocional, el paradigma de priming verbal afectivo no ha sido extensamente
estudiado en la esquizofrenia y los trastornos de su espectro. Como se comentaba
anteriormente, existen autores que defienden la existencia de déficit específicos
para el procesamiento de estímulos emocionales faciales frente al procesamiento
de información de otros tipos de información afectiva, como la verbal. El tercero
de los experimentos de este investigación tenía como objetivo establecer si los
adolescentes con riesgo psicométrico a la psicosis presentaban un patrón de
ejecución distinto para aquellos ensayos de priming afectivo verbal.
7.4.2. Fundamentos de la tarea experimental
Para el diseño de las dos tareas fundamentadas en el paradigma del
priming verbal se tuvo en cuenta el estudio normativo realizado por Pérez,
Alameda y Cuetos (2003) sobre los índices de frecuencia, longitud y vecindad
ortográfica para todos los vocablos del castellano. A partir de este estudio, se
seleccionaron las palabras a partir de sus índices objetivos de frecuencia léxica
(por millón de palabras) y el número de letras, sílabas y vecinos ortográficos.
Dado que el citado estudio no incorpora la valencia ni la activación (o arousal)
que contienen las palabras, para nuestra investigación también se consideraron las
palabras adaptadas al español del Affective Norms for English Words [ANEW,
236
Capítulo VII.Resultados
(Bradley y Lang, 1999a)] realizada por Redondo y colegas (Redondo, Fraga,
Padrón, y Comesaña, 2007). En este trabajo se tradujeron 1034 palabras
contenidas en ANEW y se evaluaron en población española según los índices de
valencia, arousal y dominancia, utilizando la prueba pictográfica del SAM (Lang,
1980). La dimensión de la dominancia, por ser el índice que menor consistencia
presenta, no se consideró en este trabajo. Los valores medios de la valencia y el
arousal de las palabras empleadas en el diseño del experimento se muestran en la
tabla 18. La valencia de las palabras negativas se mueve en torno a valores
menores a tres puntos; así, cuanto menor es el valor, más negativa se considera la
valencia de la palabra. Los valores máximos para las palabras de valencia positiva
son cercanos a los ocho puntos. Los niveles de arousal, considerados como
valores independientes de la valencia positiva o negativa de las palabras son
expresados en cifras cercanas al siete para el nivel máximo de activación.
Tabla 18. Valores Medios para la valencia y el arousal de las palabras utilizadas en el
Priming afectivo verbal
Valencia N.
Arosual N.
Valencia P.
Arousal P.
Prime
Target
Prime
Target
Prime
Target
Prime
Target
Media
1,67
1,89
7,06
6,30
7,78
7,36
6,46
6,33
DT
1,19
1,05
2,03
1,23
1,40
1,42
2,19
2,15
N: negativo; P: positivo
En este experimento, tal y como se comentaba en la explicación del
paradigma del priming verbal, se les presenta a los participantes una serie de
ensayos en los que aparecen una pareja de palabras, de las cuales deben
pronunciar, en voz alta, y tan rápido como les sea posible, la palabra que aparece
en segundo lugar (target). El software que sustentaba el experimento fue el
DMDX. Antes de cada ensayo, para captar la atención de los participantes,
aparece un punto de fijación en el centro de la pantalla durante 200 ms. En esta
tarea se emparejaron palabras de valencia positiva y negativa para las funciones
de prime y target respectivamente. Para el caso de este experimento, los pares de
palabras presentados no guardarían relación semántica alguna. Las palabras que
servirán como primes son sustantivos mientras que las palabras que funcionan
237
Marta Santarén Rosell
como targets son adjetivos (cf. Fazio et al., 1986). Los detalles de las palabras que
constituyeron las tareas pueden consultarse en el Anexo 6. De esta manera, los
ensayos que configuran este experimento se diseñan con esta distribución:
- Veinte pares de palabras afectivamente congruentes, de las cuales diez
ensayos estaban constituidos por palabra positiva prime-palabra positiva target
(por ejemplo justicia-ENAMORADO) y diez ítems formados por palabra negativa
prime-palabra negativa target (por ejemplo pistola-SANGRIENTO).
- Veinte pares de palabras que harían de ensayos control sobre el efecto
priming y donde no existiría una congruencia entre la valencia del estímulo prime
y el estímulo target (diez ensayos prime negativo- target positivo y diez ensayos
prime positivo-target negativo). Estos ensayos control permitirían establecen el
grado de facilitación del prime congruente con el target. Estos ensayos de control
fueron constituidos por pares de palabras tales como «veneno-VALIENTE».
- Veinte pares de palabras de relleno en el que se establecen parejas de
palabras de valencia neutra. La media de la valencia de las palabras seleccionadas
como primes neutros fue 4,88 (DT= 1,68). La media del arousal de estas mismas
palabras fue 4,69 (DT= 1,8). Para el caso de las palabras utilizadas como target, el
valor medio de la valencia fue 4,08 (DT= 1,89) y la media del arousal de 4,91
(DT= 1,91).
Otra de las condiciones experimentales manipuladas en la prueba de
priming afectivo verbal, fue la duración del SOA. Para la mitad de cada una de las
condiciones experimentales se presentaron SOAs de 250 ms, mientras que para la
otra mitad de las condiciones se presentaron SOAs de una duración de 500 ms.
Tal y como se comentó en el procedimiento, se utilizó el programa Checkvocal de
DMDX para corregir, en forma de acierto o error, los tiempos de reacción
grabados.
238
Capítulo VII.Resultados
7.4.3. Participantes
En el estudio participaron un total de 102 estudiantes de diferentes centros
escolares del Principado de Asturias. La edad media en años para la muestra total
fue de 15,48 (DT = 1,01), oscilando la edad entre los catorce y los dieciocho años.
Un total de cuarenta y seis alumnos fueron varones (45,1%). A partir de los
puntos de corte establecidos en el manual del ESQUIZO-Q se seleccionaron a
aquellos participantes que puntuaron en los percentiles ≤ 20, entre los percentiles
40 y 60 y mayor o igual al percentil 80. El grupo de esquizotipia en la dimensión
Distorsión de la Realidad lo formaron setenta y cuatro participantes (Baja=28;
Media=23; Alta=23). El grupo de esquizotipia en la dimensión Anhedonia lo
conformaron setenta y un alumnos (Baja=25; Media=28; Alta=18). El grupo de
esquizotipia en la dimensión Desorganización Interpersonal lo conformó un total
de sesenta y tres participantes (Baja=20; Media=21; Alta=22). El grupo de
esquizotipia en la puntuación total del ESQUIZO-Q lo formaron 65 alumnos
(Baja=22; Media=22; Alta=21). Se eliminaron aquellos participantes que
presentaron puntuaciones superiores a 2,5 desviaciones típicas en el tiempo de
latencia de los aciertos.
7.4.4. Diseño
La variable dependiente fue el tiempo medio de reacción de los aciertos.
Se manipularon ortogonalmente tres factores con dos niveles cada una resultando
ocho condiciones experimentales, a saber: SOA (breve vs. largo), prime (positivo
vs. negativo) y target (positivo vs. negativo). Estos tres factores fijos fueron
considerados como variables independientes intrasujetos o de medidas repetidas.
Por otro lado, como factor fijo intersujetos se consideró los grupos de esquizotipia
(baja, media y alta) tanto para las tres dimensiones (Distorsión de la realidad,
Anhedonia y Desorganización Interpersonal) como para la puntuación total del
ESQUIZO-Q. Al mismo tiempo se controló el posible efecto de la sintomatología
depresión considerando la puntuación total de la RADS como covariable. Por lo
239
Marta Santarén Rosell
tanto, el diseño utilizado en esta investigación es un diseño mixto inter e
intrasujeto 3 x 2 x 2 x 2 controlando el efecto de la depresión.
7.4.5. Resultados
A continuación se examinan los resultados para las ocho condiciones
experimentales en función de las dimensiones y la puntuación total del
ESQUIZO-Q en función de los tres grupos. En relación con la dimensión
Distorsión de la Realidad únicamente se encontraron efectos principales
estadísticamente significativos para SOA (F (1,70) = 4,867, p = 0,031, η2 parcial =
0,065) y el prime (F (1,70) = 5,088, p = 0,027, η2 parcial = 0,068). En ambos
casos la tendencia encontrada fue lineal. No se encontraron diferencias
estadísticamente significativas cuando se compararon los tres grupos de
esquizotipia para esta dimensión (F (2,70) = 1,040, p = 0,359, η2 parcial = 0,029).
En relación con la dimensión Anhedonia de la esquizotipia se encontraron
diferencias estadísticamente significativas en las interacciones SOA x Prime (F
(1,67) = 4,038, p = 0,049, η2 parcial = 0,057), SOA x Anhedonia (F (2,67) =
3,766, p = 0,028, η2 parcial = 0,101), Target x Anhedonia (F (2,67) = 3,004, p =
0,056, η2 parcial = 0,082), SOA x Prime x Anhedonia (F (2,67) = 5,349, p =
0,007, η2 parcial = 0,138), y SOA x Target x Anhedonia (F (2,67) = 4,035, p =
0,022, η2 parcial = 0,107). No se encontraron diferencias estadísticamente
significativas cuando se compararon los tres grupos de esquizotipia en la
dimensión Anhedonia (F (2,67) = 0,581, p = 0,562, η2 parcial = 0,017). En la
figura 15 se presentan los tiempos de reacción medios en la condición SOA x
Anhedonia, mientras que en la figura 16 se puede observar la interacción Target x
Anhedonia. En las tablas 19 y 20 se presentan las interacciones SOA x Prime x
Anhedonia y SOA x Target x Anhedonia.
240
Capítulo VII.Resultados
Figura 15. Puntuaciones medias estimadas para la interacción SOA y Anhedonia
Figura 16. . Puntuaciones medias estimadas para la interacción Target y Anhedonia
241
Marta Santarén Rosell
Tabla 19. Puntaciones medias estimadas (error típico) en la interacción SOA x Prime x
Anhedonia
SOA breve
Anhedonia
Prime +
Prime -
SOA largo
Prime +
Prime -
Baja
538,96 (13,55)
524,56 (13,92)
507,50 (15,69)
508,74 (13,21)
Media
530,17 (11,88)
550,06 (12,21)
531,57 (13,76)
518,54 (11,58)
Alta
562,13 (15,49)
561,04 (15,92)
528,99 (17,94)
518,46 (15,10)
Tabla 20. Puntuaciones medias estimadas (error típico) en la interacción SOA x Target x
Anhedonia
SOA breve
SOA largo
Anhedonia
Target +
Target -
Target +
Target -
Baja
517,86 (14,78)
545,66 (12,84)
509,56 (14,63)
506,68 (14,23)
Media
543,58 (12,96)
536,65 (11,26)
531,10 (12,83)
519,02 (12,48)
Alta
566,53 (16,90)
556,63 (14,68)
520,19 (16,73)
527,26 (16,27)
En relación con la dimensión Desorganización Interpersonal se
encontraron diferencias marginalmente significativas en el factor interacción SOA
x Desorganización Interpersonal (F (2,59) = 2,998; p = 0,058, η2 parcial = 0,092)
pero no en el factor intersujeto (F (2,59) = 0,850, p = 0,433, η2 parcial = 0,028).
En la figura 17 se presenta la interacción SOA x Desorganización Interpersonal.
Cuando se analizaron los grupos en función de la puntuación total del ESQUIZOQ y las condiciones experimentales, se encontraron diferencias marginalmente
significativas en función del factor intrasujetos SOA (F (1,61) = 3,717, p = 0,059,
η2 parcial = 0,057) y en las interacciones SOA x Esquizotipia (F (2,61) = 3,013, p
= 0,057, η2 parcial = 0,090) y estadísticamente significativa en la interacción SOA
x Target x Esquizotipia (F (1,61) = 4,624, p = 0,013, η2 parcial = 0,132). En todos
los casos la tendencia hallada fue lineal. La comparación en el factor intersujetos
no arrojó diferencias significativas (F (2,61) = 0,917, p = 0,405, η2 parcial =
0,029).
242
Capítulo VII.Resultados
Figura 17. Puntuaciones medias estimadas para la interacción SOA y Desorganización
Interpersonal
En la figura 18 se presenta la interacción entre el factor SOA y
Esquizotipia.
Figura 18. Puntuaciones medias estimadas para la interacción SOA y Esquizotipia total
243
Marta Santarén Rosell
En la tabla 21 se presentan las puntuaciones medias estimadas para los tres
grupos de esquizotipia y las condiciones experimentales Target y SOA.
Tabla 21. Puntuaciones medias (error típico) en los tres grupos de esquizotipia (puntuación
total ESQUIZO-Q) y las condiciones SOA y Taget
SOA breve
SOA largo
Esquizotipia
Target +
Target -
Target +
Target -
Baja
508,763 (18,41)
527,69 (17,26) 526,76 (19,87) 505,37 (17,80)
Media
554,18 (14,19)
547,42 (13,30) 529,72 (15,31) 537,44 (13,71)
Alta
548,90 (19,58)
538,04 (18,36) 505,15 (21,12) 507,38 (18,92)
7.4.6. Discusión
Los estudios señalan asociaciones entre la esquizotipia y el procesamiento
de las emociones; si bien estas asociaciones son aún inconsistentes, cabría pensar
que esta asociación también debería ser evidente en el rendimiento de tareas de
procesamiento de material verbal. Como señalamos, en el tercer experimento de
esta investigación se combinaron sesenta pares de palabras en condiciones de
congruencia e incongruencia afectiva para evaluar los efectos del priming afectivo
verbal en una muestra de adolescentes españoles. La hipótesis inicial fue que los
adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia podrían mostrar alteraciones
en el efecto priming para las palabras de valencia afectiva.
En primer lugar, los resultados obtenidos muestran que no existe un patrón
diferencial para los grupos de comparación con respecto al rendimiento de la tarea
de priming afectivo con material verbal. Estos datos son congruentes con la
literatura científica. La ausencia de diferencias estadísticamente significativas en
tareas de priming afectivo verbal también ha sido ilustrada por Suslow y
244
Capítulo VII.Resultados
colaboradores (2003) en una muestra de pacientes con esquizofrenia. Por su parte,
Kerns (2005) en un estudio de priming afectivo verbal realizado sobre población
general con altas puntuaciones con esquizotipia no obtuvo diferencias
estadísticamente significativas entre los grupos con alta esquizotipia positiva y el
grupo control en el procesamiento de los estímulos en función de su valencia
afectiva. Otra de las cuestiones observadas en este estudio, es que los patrones de
ejecución para los grupos de baja, media y alta esquizotipia son similares tanto en
los ensayos de SOA largo como en los ensayos de SOA corto. En base a las
consideraciones realizadas para el diseño del experimento, cabe decir que los
adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia muestran conservados sus
patrones de rendimiento tanto en el procesamiento automático de la información
de contenido verbal emocional como en procesos de orden superior. Realizando
un análisis más pormenorizado de los resultados, se ha constatado que los
adolescentes con altas puntuaciones en el autoinforme de riesgo se beneficiaron de
los SOAs largos para la lectura del target en aquellos ensayos donde la relación
entre prime y target era incongruente.
Al igual que sucediera en el estudio de Kerns y colaboradores (2005), el
grupo de adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia no se benefició de la
congruencia afectiva entre los pares de palabras. Las diferencias estadísticamente
significativas en este experimento atienden a las interacciones encontradas entre la
duración del SOA y la relación establecida entre los pares de palabras
presentados. Los resultados obtenidos en esta tarea experimental muestran la
tendencia en el grupo de alta esquizotipia positiva, respecto al grupo de baja, a
una disminución de los efectos de priming para las condiciones de congruencia
afectiva. Esta tendencia está en consonancia con los resultados obtenidos por
Jarvis y Petty, (1996), y los estudios de Hermans, Houwer y Eelen (2001). Otros
autores obtuvieron que los participantes con mayores puntuaciones en escalas de
emotividad medidas a través del TMMS-24 y PANAS-X (alta intensidad, alta
atención, y baja claridad emocional) no mostraron facilitación afectiva
significativa, ya fuera con ensayos de SOA corto o de larga duración (Kerns y
Berenbaum, 2004). El SOA de mayor duración también favoreció el
245
Marta Santarén Rosell
procesamiento de las palabras target en los tres grupos de esquizotipia negativa.
Por otro lado, los grupos de media y alta esquizotipia negativa mostraron una
tendencia hacia la identificación más rápida para el target de valencia negativa.
Este patrón de respuesta podría estar justificado bajo el modelo central de las
emociones propuesto por Lang y colaboradores (1994); para ellos, el estado
aversivo general de los pacientes con esquizofrenia facilitaría la evaluación
automática de estímulos cuyo valor afectivo sea congruente con el patrón
emocional de los individuos. En la dimensión de la esquizotipia de
Desorganización Interpersonal se obtuvo una interacción estadísticamente
significativa en la variable intrasujeto para el SOA, donde de nuevo el SOA de
500 ms estableció tiempos medios de reacción menores para las distintas
condiciones
experimentales.
No
se
encontraron
más
interacciones
estadísticamente significativas para esta dimensión en la esquizotipia. Por último,
en el caso de los análisis de las interacciones para las puntuaciones totales del
ESQUIZO-Q, se obtuvo que para el caso de la esquizotipia baja y media una
duración breve del SOA favoreció el procesamiento de los estímulos target de
valencia positiva. Sin embargo, el SOA largo favoreció el procesamiento del
target de valencia negativa. En cambio, para el grupo de alta esquizotipia, los
tiempos de reacción en el procesamiento del target se vieron favorecidos tanto
para los estímulos de valencia negativa como positiva.
Los patrones de ejecución observados para los ensayos de SOA largo, nos
llevan a la consideración realizada por Klauer, Rossnagel y Musch (1997),
quienes encontraron un efecto contrario al priming significativo, de tal manera
que los tiempos de reacción eran más rápidos si el prime y el target tenían
diferentes valencias. Estos autores atribuyen este efecto a un proceso estratégico
que contrarresta la influencia automática del estímulo prime sobre la evaluación
del target, ya que el valor afectivo en las condiciones de incongruencia podría
interferir con el procesamiento del estímulo objetivo. En otras palabras, los
adolescentes de este estudio con altas puntuaciones en esquizotipia se
beneficiaron más de la incongruencia entre el prime y el target que del efecto
facilitador esperado en este paradigma.
246
Capítulo VII.Resultados
De estos resultados se desprende que el rendimiento en la tarea de priming
afectivo parece ser sensible a diferencias individuales en el procesamiento de la
información de carácter emocional y a las dimensiones de la esquizotipia. Los
resultados no poseen significación estadística, por lo que esta observación debe
ser tomada con cautela. No obstante, la presencia de este patrón puede estar en
consonancia con los modelos cognitivos que establecen que la esquizofrenia y los
trastornos del espectro presentan alteraciones para considerar la información del
contexto que les lleve a un procesamiento más eficaz de la información estimular.
Dado que, para explicar la alteración en tareas de procesamiento
emocional, existe mayor acuerdo en considerar la dimensión positiva de la
esquizotipia que la negativa, futuras investigaciones podrían dilucidar si las
personas con esquizotipia positiva cometen más errores en la evaluación de las
palabras en presencia de un conflicto o incongruencia emocional. Por otro lado,
también sería interesante establecer si una mayor atención y claridad hacia los
propios estados emocionales podrían influir en estos patrones de respuesta. En ese
sentido, algunos autores señalan que la combinación de los rasgos esquizotípicos,
con una excesiva atención sobre los propios estados de ánimo y la disminución de
la claridad emocional, podría dar cuenta en parte del rendimiento de este tipo de
muestras en tareas donde se requiere del procesamiento emocional (Kerns, 2000).
Además, la ausencia del efecto de priming en los participantes con altas
puntuaciones en esquizotipia, podría deberse a que este grupo de personas no
presenta interés en la evaluación temprana de los estímulos de carácter emocional;
es decir, que las personas con esquizotipia psicométrica podrían tener un déficit en
la formación de juicios evaluativos rápidos en lo referente a la información de
carácter emocional (Jarvis y Petty, 1996; Hermans et al., 2001). Esto parece
plausible dada la relación inversamente proporcional entre puntuaciones bajas, en
la necesidad de la evaluación afectiva automática, y medidas de intensa
ambivalencia emocional. Lo cierto es que la ambivalencia afectiva se ha
considerado como un rasgo destacado en los pacientes con esquizofrenia (Bleuler,
1911) y está fuertemente asociada tanto con la ideación mágica y como con la
aberración perceptual (Kwapil, Mann, y Raulin, 2002). La ausencia de priming
247
Marta Santarén Rosell
afectivo constatado para este grupo de pacientes podría deberse a un patrón de
rasgos caracterizados por la presencia de ambivalencia afectiva, alta atención y
baja claridad emocional; de ese modo, resultaría un patrón de hipoactivación de
los estímulos que funcionan como primes, lo que implicaría una baja facilitación
para el procesamiento del estímulo target. En consecuencia, la evaluación de estos
patrones emocionales en muestras de población general con altas puntuaciones en
esquizotipia podría aclarar cuál es el papel del procesamiento automático de la
información de carácter emocional en el riesgo a la psicosis.
7.5. Experimento 4: Tarea de Priming Semántico
7.5.1. Introducción
Como se observó en su momento, las explicaciones propuestas para las
alteraciones cognitivas y discursivas de los pacientes con esquizofrenia apuntaban
hacia un incremento del priming semántico o un hiperpriming semántico. Este
fenómeno sería el responsable de las asociaciones remotas o las intrusiones que
sufren este grupo de pacientes, pudiendo estar detrás de las alteraciones en el
lenguaje (Chen, Wilkins, y McKenna, 1994; McKay et al., 1996; Paulsen et al.,
1996) y el pensamiento (Gouzoulis-Mayfrank et al., 2003). Asimismo, los déficit
semánticos también han sido relacionados con síntomas como los delirios
(Rossell, et al., 1999).
Una cuestión abierta es si tales alteraciones se deben a un problema en el
acceso o en el almacenamiento de la información semántica. Los diseños
experimentales que combinaron palabras de alta y baja frecuencia (Rossell y
David, 2006) encontraron un efecto de hiperpriming semántico para las palabras
de alta frecuencia. Este fenómeno fue interpretado como una alteración en los
procesos de almacenamiento de la información semántica. Otros estudios han
mostrado en sus resultados un hiperpriming para las palabras relacionadas
semánticamente cuando el SOA es menor a 400 ms (McNamara, 2005). En la
248
Capítulo VII.Resultados
misma línea de estos resultados, Minzenberg y colegas (2002) realizan una
revisión en la que muestran que en los pacientes con esquizofrenia se da una
reducción del efecto priming semántico con SOAs largos. No obstante, en una
revisión reciente sobre estos estudios en la esquizofrenia, los autores defienden la
idea de que el fenómeno del hiperpriming semántico únicamente se da en aquellos
pacientes con síntomas de desorganización cognitiva (Westerhausen, Kompus, y
Hugdahl, 2011). Por su parte, la dimensión positiva del trastorno de la
personalidad esquizotípica ha mostrado en algunos estudios tener relación con un
procesamiento deficitario de la información semántica (Langdon y Coltheart,
2004), si bien es cierto que los resultados son inconsistentes.
El estudio del priming semántico sobre población con alta esquizotipia
psicométrica ha sido muy poco investigado. Algunos investigadores hablan de un
aumento de este efecto (Moritz, et al., 1999) y otros estudios no detectan
diferencias estadísticamente significativas entre los grupos (Fisher y Weinman,
1989; Mohr, Graves, Gianotti, Pizzagalli, y Brugger, 2001). Morgan y
colaboradores (2006) obtuvieron patrones de priming inversos a los referidos en la
literatura sobre la esquizofrenia. Los individuos con altas puntuaciones en
esquizotipia psicométrica se vieron beneficiados para aquellos ensayos
presentados con un SOA largo (750ms), mientras que las personas con bajas
puntuaciones en esquizotipia psicométrica mostraron un efecto de priming para el
SOA de duración breve. En un contexto con alta proporción de pares relacionados
es muy probable que el participante se percate de la existencia de tales relaciones,
lo que le proporcionaría una buena estrategia para generar los posibles estímulostest. A tal efecto, es deseable que los diseños de las pruebas experimentales
atiendan a este fenómeno; más aún cuando los distintos procedimientos de
evaluación y las características de las muestras empleadas dificultan la
extrapolación de los resultados en el priming semántico para población de riesgo
psicométrico para la psicosis.
Bajo estas consideraciones, el objetivo de este experimento buscaba
estudiar la existencia de alteraciones en los efectos de priming semántico sobre
una muestra de adolescentes con propensión a la psicosis. La hipótesis establecida
249
Marta Santarén Rosell
era que los adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia pudieran mostrar
alteraciones para las palabras relacionadas semánticamente en los ensayos que
combinaban palabras de baja frecuencia, especialmente para aquellos estímulos
presentados bajo la condición de SOA largo (500 ms).
7.5.2. Fundamentos de la tarea experimental
Para el diseño de la tarea de priming semántico verbal se tuvieron de
nuevo en consideración los índices de frecuencia, longitud y vecindad ortográfica
de las palabras propuestos por Pérez y colaboradores (2003). De especial
relevancia para el diseño de este experimento fue la consideración de los vecinos
semánticos de las palabras seleccionadas y la frecuencia léxica de las mismas. Por
otro lado, para que no hubiera efectos de contaminación entre los diseños de las
pruebas de priming verbal afectivo y semántico, se controló la valencia emocional
de las palabras utilizadas en este experimento; así, se seleccionaron estímulos con
valores en valencia y arousal medios, considerados por los autores como
estímulos neutros (Redondo, et al., 2007). Los valores medios de las palabras
utilizadas como primes y targets de alta y baja frecuencia se muestran en la tabla
22.
Tabla 22. Valores Medios de la frecuencia de las palabras utilizadas en el Priming
semántico.
Alta Frecuencia
Baja frecuencia
Prime
Target
Prime
Target
Media
249,41
76,93
2,93
7,14
DT
404,31
113,89
1,72
8,54
En este experimento, de diseño idéntico al anterior de priming verbal
afectivo, se les presenta a los participantes una serie de sesenta ensayos en los que
250
Capítulo VII.Resultados
aparece una pareja de palabras, de las cuales deben pronunciar, en voz alta, y tan
rápido como les sea posible, la palabra que aparece en segundo lugar (target). El
software sobre el que se diseñó el experimento fue el DMDX. Antes de que
aparezca el estímulo prime en pantalla, se presenta un punto de fijación en el
centro de la misma para captar la atención de los participantes durante 200 ms.
Las parejas de las palabras difieren en su condición de prime y target relacionados
semánticamente, prime y target no relacionados semánticamente y la frecuencia
de las palabras (expresadas en el número de veces que aparecen por millón)
utilizadas. Las palabras utilizadas en el diseño de este experimento fueron
sustantivos. Para un conocimiento más exhaustivo de los estímulos empleados
consultar Anexo 7. Las condiciones experimentales implicadas en este
experimento fueron las que siguen a continuación:
- Veinte pares de palabras relacionadas semánticamente (por ejemplo:
sobre-CARTA), de las cuales diez ensayos estaban constituidos por palabras de
alta frecuencia (valor mayor a 27) y diez parejas formadas por palabras de baja
frecuencia. La mitad de los ensayos combinó un SOA de 250 ms mientras que la
otra mitad de los ensayos fueron presentados con un SOA de 500 ms.
- Veinte pares de palabras que harían de ensayos control sobre el efecto
priming y donde no existiría una relación semántica entre la palabra prime y la
palabra target (por ejemplo: perro-CARTA). En estos ensayos se manipula de
nuevo las tasas de frecuencia de las palabras y el intervalo interestimular primetarget.
- Veinte pares de palabras de relleno en el que se establecen parejas de
palabras sin relación semántica entre ellas. Estos pares de palabras cumplen la
función de relleno de la tarea para equilibrar los ensayos en los que existe una
relación semántica y que el participante no detecte el diseño y finalidad del
experimento. Dicha estrategia sería especialmente efectiva en los casos en que el
estímulo-test presentado estuviera realmente relacionado, mientras que sería
incluso entorpecedora en los casos en que el estímulo-test no estuviera
relacionado. En los contextos con baja proporción de pares relacionados, sin
251
Marta Santarén Rosell
embargo, es menos probable que el participante perciba la existencia de tales
relaciones. Los TRs de estos ensayos no son tenidos en cuenta en los análisis
estadísticos. Los tiempos de reacción registrados por DMDX fueron
posteriormente corregidos a través de Checkvocal para determinar las tasas de
aciertos de los participantes.
7.5.3. Participantes
En el estudio participaron un total de 120 estudiantes de diferentes centros
escolares del Principado de Asturias. La edad media en años para la muestra total
fue de 15,45 (DT = 0,97), oscilando la edad entre los catorce y los dieciocho años.
Un total de sesenta y un alumnos fueron varones (50,8%). A partir de los puntos
de corte establecidos en el manual del ESQUIZO-Q se seleccionaron a aquellos
participantes que puntuaron en los percentiles ≤ 20, entre los percentiles 40 y 60 y
mayor o igual al percentil 80. El grupo de esquizotipia en la dimensión Distorsión
de la Realidad lo formaron ochenta y tres participantes (Baja=33; Media=25;
Alta=25). El grupo de esquizotipia en la dimensión Anhedonia lo conformaron
ochenta y cinco alumnos (Baja=27; Media=31; Alta=37). El grupo de esquizotipia
en la dimensión Desorganización Interpersonal lo conformó un total de setenta y
siete participantes (Baja=24; Media=27; Alta=26). El grupo de esquizotipia en la
puntuación total del ESQUIZO-Q lo formaron setenta y dos alumnos (Baja=25;
Media=24; Alta=23). Se eliminaron aquellos participantes que presentaron
puntuaciones superiores a 2,5 desviaciones típicas en el tiempo de latencia de los
aciertos.
7.5.4. Diseño
La variable dependiente fue el tiempo medio de reacción de los aciertos.
Se manipularon ortogonalmente tres factores con dos niveles cada una resultando
ocho condiciones experimentales: SOA (breve vs. largo), frecuencia (baja vs. alta)
y relación semántica (relacionado vs. no relacionado). Estos tres factores fijos
fueron considerados como variables independientes intrasujetos o de medidas
252
Capítulo VII.Resultados
repetidas. Además, como factor fijo intersujetos se consideró los grupos de
esquizotipia (baja, media y alta) tanto para las tres dimensiones (Distorsión de la
realidad, Anhedonia y Desorganización Interpersonal) como para la puntuación
total del ESQUIZO-Q. Al mismo tiempo se controló el posible efecto de la
sintomatología depresión considerando la puntuación total de la RADS como
covariable. Por lo tanto, el diseño utilizado en esta investigación es un diseño
mixto inter e intrasujeto 3 x 2 x 2 x 2 controlando el efecto de la depresión.
7.5.5. Resultados
A continuación se examinan los resultados para las 8 condiciones
experimentales en función de las dimensiones y la puntuación total del
ESQUIZO-Q en función de los tres grupos. En relación con la dimensión
Distorsión de la Realidad se encontró únicamente efecto principal intrasujetos
para la interacción Frecuencia x Distorsión de la realidad (F (2,79) = 7,489; p =
0,001, η2 parcial = 0,159). Los contrastes politómicos arrojaron un tendencia
lineal. En la figura 19 se recoge la interacción observada. No se encontraron
diferencias estadísticamente significativas cuando se compararon los tres grupos
de esquizotipia para esta dimensión (F (2,79) = 2,105, p = 0,129, η2 parcial =
0,051).
253
Marta Santarén Rosell
Figura 19. Puntuaciones medias en Frecuencia en los grupos de esquizotipia en la Dimensión
Distorsión de la realidad.
En la tabla 23 se presentan las puntuaciones medias estimadas y error
típico de estimación en la interacción SOA x Relación x Anhedonia. En relación
con la dimensión Anhedonia de la esquizotipia se encontraron diferencias
estadísticamente significativas en el factor intrasujeto Frecuencia (F (1,81) =
3,840, p = 0,053, η2 parcial = 0,045) y en la interacción SOA x Relación x
Anhedonia (F (2,81) = 6,000; p = 0,004, η2 parcial = 0,129). En ambos casos la
tendencia fue lineal. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas
cuando se compararon los tres grupos de esquizotipia en la dimensión Anhedonia
(F (2,81) = 1,362, p = 0,262, η2 parcial = 0,033).
Tabla 23. Puntuaciones medias estimadas (error típico de estimación) en las condiciones
SOA y Relación en los tres grupos de esquizotipia de Anhedonia.
SOA breve
Anhedonia Relación SI
Relación NO
SOA largo
Relación SI
Relación NO
Baja
480,87 (15,68) 483,52 (15,66) 478,54 (16,93) 473,57 (15,24)
Media
513,22 (13,25) 513,27 (13,23) 519,77 (14,30) 503,79 (12,88)
Alta
515,79 (14,78) 505,06 (14,76) 488,29 (15,96) 501,84 (14,37)
254
Capítulo VII.Resultados
En
únicamente
la
dimensión
diferencias
Desorganización
estadísticamente
Interpersonal
significativas
en
se
la
encontraron
interacción
Frecuencia x Desorganización Interpersonal (F (2,73) = 6,030; p = 0,004, η2
parcial = 0,142) pero no en el factor intersujeto (F (2,73) = 2,268, p = 0,111, η2
parcial = 0,059). En la figura 20 se recoge la interacción observada entre el factor
Frecuencia y Desorganización Interpersonal. En el caso de la interacción la
tendencia encontrada fue de tipo lineal. Cuando se analizaron los grupos en
función de la puntuación total del ESQUIZO-Q y las condiciones experimentales,
no se encontraron diferencias estadísticamente significativas ni en los factores
intrasujetos ni en las interacciones. La comparación en el factor intersujetos no
arrojó diferencias estadísticamente significativas (F (2,68) = 1,211, p = 0,304, η2
parcial = 0,034).
Figura 20. Puntuaciones medias en Frecuencia en los grupos de esquizotipia en la dimensión
Desorganización Interpersonal.
7.5.6. Discusión
Los déficit semánticos como organizadores del conocimiento de los
pacientes con esquizofrenia, han sido considerados como síntomas cognitivos
255
Marta Santarén Rosell
centrales del trastorno y constatados en una amplia gama de tareas (Brébion et al.,
2004; Rossell et al., 1998; Rossell et al., 2000). Planteando incluso relaciones con
la aparición de la sintomatología positiva del trastorno; como hicieran por
ejemplo, Rossell y colaboradores (1999). El priming semántico constituye uno de
los paradigmas con mayor tradición para la evaluación de los déficit semánticos
en este grupo de pacientes (Westerhausen, et al., 2011). No obstante, las
investigaciones sobre priming semántico en la esquizofrenia han aportado
resultados contradictorios.
El objetivo de esta investigación fue evaluar los efectos de priming
semántico en una población adolescente con altas puntuaciones en esquizotipia. Si
presentaban menores tasas de priming semántico en los ensayos de SOA breve
(250 ms), implicaría un fallo en esta población de los procesos automáticos
implicados en el procesamiento de la información verbal. Sin embargo, si este
grupo de adolescentes poseía mayores dificultades en procesos controlados, se
mostraría en un mayor tiempo de reacción para los ensayos de SOA largo (500
ms). En los parámetros de la manipulación de frecuencia de las palabras, un
menor nivel de priming para las palabras de baja frecuencia indicaría un problema
en el almacenamiento de la información semántica, mientras que la inexistencia
de efectos de priming en el grupo de alta y baja frecuencia de las palabras serían
indicativos de un deterioro en el acceso a este tipo de información. Este estudio
partía de la hipótesis de que los adolescentes con altas puntuaciones en
esquizotipia podrían mostrar un menor efecto de priming para las palabras de baja
frecuencia. Este patrón sería esperable en base a las alteraciones en la memoria
semántica que señalan algunas investigaciones. En comparación con los grupos de
control, nuestros resultados en la tarea de priming semántico no arrojaron
diferencias estadísticamente significativas en ninguna de las condiciones
experimentales, tanto para las tres dimensiones de la esquizotipia como para la
puntuación total en el ESQUIZO-Q. De nuevo, la interpretación de estos
resultados está enmarcada y limitada por las contradicciones de las precedentes
investigaciones sobre esquizotipia psicométrica; de hecho, se había obtenido tanto
que los individuos con altas puntuaciones en esquizotipia mostraban mayores
256
Capítulo VII.Resultados
efectos de priming que el grupo control (Moritz et al. 1999) como una ausencia
del mismo (Fisher y Weinman, 1989; Pizzagalli et al., 2001). No obstante, nuestro
estudio difiere tanto en el tamaño muestral y la población de análisis como en el
propio diseño experimental, con SOAs de mayor duración en aquéllos.
En segundo lugar, el experimento combinaba SOAs de diferente duración;
para el estudio de la existencia de patrones diferenciales en el rendimiento de los
grupos de comparación en los procesos automáticos o controlados del
procesamiento de la información semántica. En contra de lo que se esperaba, ante
los resultados obtenidos, cabe reconocer que tanto los grupos de alta esquizotipia
como los grupos control se han visto beneficiados en los ensayos de naturaleza
controlada. Las investigaciones realizadas con población clínica donde se ha
manipulado la duración del SOA para tratar de separar las alteraciones de carácter
automatizado o controlado también han dado resultados inconsistentes. Este hecho
ha llevado a prolongar el debate sobre si las alteraciones cognitivas que
caracterizan a la esquizofrenia residen en procesos controlados (Nuechterlein y
Dawson, 1984) o automáticos (Minzenberg et al., 2002). Chwilla y colaboradores
(1998) y Moritz y su grupo de investigación (1999) encontraron efectos de
priming semántico en personas con alteraciones en el pensamiento tanto en
ensayos de SOA corto como en ensayos de SOA largo. Sin embargo, estos datos
no pueden relacionarse con la noción de la esquizotipia. Hasta el momento, el
estudio de Morgan y colaboradores (2006) supone el único estudio comparable en
cuanto a muestra (población general) y diseño experimental (control de la
duración del SOA y frecuencia de las palabras) con la investigación desarrollada
en esta tesis doctoral. Al igual que ocurre en esta muestra, Morgan y
colaboradores no hallaron un patrón diferencial entre los grupos de alta y baja
esquizotipia en los tiempos de reacción. Los resultados de ambas investigaciones
comparten el hallazgo de que los grupos de alta esquizotipia para la dimensión
negativa obtuvieron ventajas en el procesamiento de la información semántica
cuando los ensayos combinaban un SOA de larga duración. Es de destacar que
estas ventajas se manifiestan a modo de tendencia, sin significación estadística.
Este resultado es contrario al efecto de priming en los ensayos de SOA breve en el
257
Marta Santarén Rosell
grupo de baja esquizotipia psicométrica, que evidencia los procesos de
propagación automática de la activación semántica. Este hallazgo es común al
mostrado por otras investigaciones en población clínica (Rossell et al., 2003) y en
población general (Morgan et al., 2006). Por otro lado, la ausencia de beneficio en
los ensayos de SOA corto en el grupo de alta esquizotipia psicométrica ha sido
interpretado por otros autores como un hipopriming hacia la relación semántica
establecida entre prime y target. Esta reducción en los patrones de activación
semántica podría implicar una activación de los procesos automáticos más lenta
para estos adolescentes. La interpretación de estos patrones de ejecución es
bidireccional: a) que una afectación de los procesos automáticos llevara al
desarrollo de un mecanismo compensatorio en los procesos de activación de
expectativas facilitada por los SOAs de larga duración; b) que estuvieran
afectados los procesos controlados, implicando por sí mismos un aumento del
tiempo de reacción. Esta segunda hipótesis parece más plausible en coherencia
con los resultados de esta investigación. Como hemos observado, un análisis
pormenorizado de los tiempos de reacción entre las condiciones experimentales de
relación vs. no relación semántica arroja la tendencia de los adolescentes con altas
puntuaciones en esquizotipia a ser más rápidos en las condiciones de no relación
semántica, por lo que no serían mejores que los grupos control en el desarrollo de
expectativas sobre el estímulo target que debían nombrar en voz alta. Por otro
lado, el diseño mismo de la tarea experimental con la inclusión de ensayos de
relleno perseguía que la generación de tales expectativas no tuviera lugar.
En cuanto a los efectos de la frecuencia de las palabras, se registró una
interacción con el grupo de la dimensión positiva de la esquizotipia y la dimensión
de Desorganización Interpersonal. Los participantes con bajas puntuaciones en
esquizotipia para ambas dimensiones mostraron menores tiempos de reacción con
las palabras de baja frecuencia. Sin embargo, los grupos de esquizotipia media y
alta mostraron efectos de facilitación con las palabras de alta frecuencia. Estos
patrones de ejecución, muestran una tendencia de los adolescentes con altas
puntuaciones en esquizotipia a presentar efectos de priming para las palabras de
alta frecuencia y no para las de baja. Son pocos los estudios que han intentado
258
Capítulo VII.Resultados
esclarecer la naturaleza de las alteraciones semánticas de los pacientes con
esquizofrenia. La cuestión es aún más compleja para dar explicación a cómo se
comportan los individuos con altas puntuaciones en esquizotipia por la escasez de
literatura científica existente. Rossell y colaboradores (2006) llevaron a cabo un
estudio para esclarecer la naturaleza de las alteraciones semánticas a través de una
tarea de priming semántico de decisión léxica que consideraba los efectos de
frecuencia de las palabras. Los resultados de estos investigadores, al igual de lo
obtenido en esta investigación, señalan la existencia de un patrón de facilitación
para los pacientes con esquizofrenia en los ensayos que combinaban palabras de
alta frecuencia (priming). Por otra parte, al igual que lo observado en este
experimento, también constatan la ausencia de interferencia en palabras de baja
frecuencia.
Otra consideración importante tiene que ver con la relación de las
alteraciones semánticas y las dimensiones de la esquizofrenia, ya comentada en la
introducción de este apartado de discusión. La naturaleza de las alteraciones
semánticas en los pacientes con esquizofrenia sugiere que están relacionadas con
los trastornos del pensamiento (Moritz et al. 2003); así se reflejó en las tendencias
observadas en la dimensión negativa y de desorganización de nuestra muestra de
población adolescente. Por lo que respecta a la dimensión positiva de la
esquizofrenia, esta investigación no observa, ni siquiera como tendencia, una
posible influencia para un procesamiento anormal y/o el establecimiento de
vínculos aberrantes entre los nodos de las redes semánticas.
Relación de las dos tareas de Priming verbal
En orden a encuadrar y valorar adecuadamente los datos presentados, con
tendencias que señalan patrones de ejecución diferentes entre los grupos
experimentales, resulta indispensable considerar en qué medida los resultados en
priming afectivo podrían deberse a la participación de procesos semánticos
implicados en la realización de estas tareas. En esta investigación los diseños
experimentales trataron de aislar los efectos de relación vs. no relación semántica
259
Marta Santarén Rosell
y la congruencia vs. no congruencia del valor afectivo de los estímulos prime y
target. Los resultados apoyan, en primer lugar, que los adolescentes con altas
puntuaciones
en
esquizotipia
no
presentan
diferencias
estadísticamente
significativas en ambos experimentos con respecto a los grupos control. No
obstante, el análisis de las tendencias obtenidas en las respuestas de los
participantes son coincidentes con algunos
datos arrojados por otras
investigaciones. Los adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia,
mostraron, en la tarea de priming verbal afectivo, un efecto de facilitación para los
ensayos de SOA largo y target incongruente. Por lo que la tendencia de sus
resultados indica que no obtuvieron efectos de facilitación en la congruencia
afectiva. En cuando al procesamiento del target en función de su valor afectivo,
los grupos de esquizotipia media y alta para la dimensión de Anhedonia
procesaron más rápidamente las palabras de valencia negativa. Esta tendencia se
repite en el grupo de esquizotipia total, donde los adolescentes con puntuaciones
bajas y medias procesaron más rápidamente los targets positivos y aquéllos con
altas puntuaciones en esquizotipia los de valencia negativa. Para el caso de la
tarea de priming semántico, no se obtuvieron diferencias estadísticamente
significativas entre los grupos de baja, media y alta esquizotipia. Esto lleva a la
consideración de que los patrones de activación semántica para los adolescentes
de riesgo estaban conservados. El análisis de las tendencias reveló que los
adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia en la dimensión negativa, se
vieron beneficiados de los ensayos del SOA de mayor duración. Esta tendencia se
observa especialmente para el priming afectivo, donde la relación entre prime y
target es incongruente. En segundo lugar, los adolescentes con puntuaciones
medias y altas en la dimensión de Desorganización Interpersonal mostraron a
modo de tendencia mayores efectos de priming para las palabras de alta
frecuencia.
Los patrones encontrados en esta investigación son avalados en parte por
investigaciones que utilizan estímulos afectivos y los combinan en función de su
relación semántica (por ejemplo, parea de palabras semánticamente relacionados y
con una valencia afectiva congruente: «muerte»-«asesino»). Estas investigaciones
260
Capítulo VII.Resultados
sobre población general han examinado el efecto del priming semántico sobre una
tarea de categorización de estímulos afectivos coincidiendo en que dichas
categorizaciones se encuentran influidas por los efectos del priming semántico. De
manera congruente con nuestros resultados, Matthews y colaboradores, (1995)
informaron de mayores efectos de priming cuando los estímulos utilizados fueron
de valencia negativa en comparación con pares neutros o positivos. Por el
contrario, Rossell y colegas (2000) mostraron menores efectos de priming para los
pares de valencia negativa relacionados semánticamente que para las parejas de
palabras neutras y positivas. Esta misma autora años después (2004), replica este
patrón de respuestas, obteniendo un efecto de hipopriming en aquellos pares de
palabras relacionados con la emoción tristeza. Por su parte Kerns y Berenbaum
(2000) señalan un mayor efecto de priming semántico para los individuos de altas
puntuaciones en la dimensión positiva de la esquizotipia; mientras que en los
ensayos de priming afectivo, el grupo de alta Anhedonia Social, mostró mayores
tiempos de reacción para los ensayos de target negativo. El efecto de no
facilitación o incluso inhibición del priming para los ensayos de valencia negativa
se ha observado en otros experimentos semánticos conjugados con el efecto de
facilitación de los estímulos afectivos comentados anteriormente (Rossell et al.,
2000; Rossell y Nobre, 2004).
Lo que parece una cuestión indiscutible es que el papel que desempeñan
los mecanismos implicados en la activación automática de la información verbal y
las bases que sustentan la memoria semántica son piezas aún sin encajar en el
riesgo, la aparición y el mantenimiento de los trastornos del espectro psicótico.
Por otro lado, dada la complejidad de los procesos implicados, resulta difícil el
diseño de una tarea experimental que cubra todos los mecanismos subyacentes
comprometidos en su funcionamiento. Un análisis de las tendencias de los
resultados obtenidos en estos experimentos sugieren que los mecanismos
asociativos que relacionan las palabras en función de su valencia y su relación
semántica son distintos en su naturaleza. Estos resultados podrían indicar que los
individuos con altas puntuaciones en Anhedonia y Desorganización Interpersonal
tenderían a procesar la información semántica y afectiva de manera detallada. No
261
Marta Santarén Rosell
obstante, sus patrones de ejecución señalan una tendencia inversa a los grupos de
baja esquizotipia para la valencia negativa de las palabras, lo cual estaría apoyado
por las hipótesis que señalan que prestan una mayor atención a este tipo de
información. Es posible que la presencia de sintomatología negativa y
desorganizada de estos adolescentes les lleve a una lectura más rápida para
aquellas palabras de naturaleza afectiva congruente con su estado de ánimo.
7.6. Experimento 5: Tarea Interferencia Palabra-Dibujo con valor
emocional
7.6.1. Introducción
El estudio de la producción oral es un área de interés para la
psicolingüística experimental, disciplina donde la denominación de dibujos se
considera una tarea similar a la producción espontánea, lo que posibilita la
manipulación experimental de las distintas variables que influyen en ella. Dado
que las variables que afectan a la velocidad estarán implicadas con la organización
léxico-semántica de las representaciones, el estudio de los tiempos de reacción ha
sido fundamental para desarrollar modelos cognitivos de procesamiento
lingüístico.
Por otro lado, en la utilización del paradigma interferencia palabra-dibujo
(PWI) se han constatado diferencias entre los procesos cognitivos implicados al
trabajar con material verbal vs. gráfico; por ejemplo, el tiempo de reacción en la
denominación de una palabra es menor que para un dibujo. Sin embargo, este
tiempo de reacción se invierte a favor del material gráfico para los procesos de
categorización (Potter y Faulconer, 1975; Snodgrass y McCullough, 1986,
Vanderwart, 1984). En el diseño del presente experimento, se aplica una variante
experimental del PWI, en el que se combinan palabras de valencia emocional
positivas y negativas para el estudio de sus efectos de interferencia en la
denominación de los dibujos que las acompañan.
262
Capítulo VII.Resultados
Existe una amplia evidencia que indica que los componentes afectivos
juegan un papel importante en el origen, el desarrollo del cuadro clínico, el
pronóstico y el tratamiento de la esquizofrenia. Para comprender mejor el papel de
las perturbaciones afectivas en la formación y exacerbación de la sintomatología
psicótica, es importante examinar el papel que desempeña una alteración en el
procesamiento de la información de carácter afectivo. El procesamiento de la
información afectiva puede influenciar procesos cognitivos básicos como la
atención, percepción y lenguaje, que en última instancia pueden manifestarse
como síntomas psicóticos. Los investigadores tienen la hipótesis de que la
interacción de habilidades cognitivas y procesos afectivos conduce a la formación
y mantenimiento de síntomas positivos (por ejemplo, Freeman, Garety, Kuipers,
Fowler, y Bebbington, 2002; Garety, Kuipers, Fowler, Freeman y Bebbington,
2001). Algunos autores van más allá, estableciendo que el afecto negativo
amenaza áreas básicas de la cognición en la esquizofrenia, como el lenguaje
(Barch Burbridge, 2002; Docherty, 1996; Grosh, Docherty, y Wexler, 1995) y el
procesamiento semántico (Kerns y Berenbaum, 2000).
De acuerdo con Braver, Barch, y Cohen (1999), una de las alteraciones
más consistentes de los pacientes con esquizofrenia hace referencia a la atención
selectiva y al control atencional para facilitar el procesamiento de la información
relevante inhibiendo, a su vez, el procesamiento de estímulos irrelevantes.
Teniendo en cuenta que el deterioro cognitivo en la esquizofrenia se agrava por el
afecto negativo, cabe pensar que el funcionamiento atencional tienda a
deteriorarse ante la presencia de estímulos aversivos. De manera similar, la
aberración perceptual y la ideación mágica, como medidas de esquizotipia
positiva han sido asociadas con un aumento de la interferencia en la ejecución de
tareas basadas en el paradigma clásico de Stroop en su versión emocional,
mientras que la esquizotipia negativa (anhedonia social y física) no muestra
ninguna relación (Mohanty et al., 2001).
Teniendo en cuenta estas consideraciones, nuestro estudio de los
mecanismos de inhibición en la información afectiva diseña una prueba basada en
el paradigma interferencia palabra-dibujo (PWI) de carácter emocional; como en
263
Marta Santarén Rosell
el resto de experimentos, para una muestra de población general de adolescentes.
La hipótesis que sirvió como precursora al desarrollo de este experimento fue la
comprobación de que los adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia
mostraran un patrón más errático y enlentecido para la inhibición de la
información irrelevante de valencia negativa.
7.6.2. Fundamentos de la tarea experimental
Para la selección de los dibujos que configuran el experimento se tuvo en
cuenta la adaptación, realizada por Sanfeliu y Fernández (1996), para población
española del estudio de Snodgrass y Vanderwart (1980). Estos autores
proporcionaron una base completa de criterios normativos para la interpretación
de 260 dibujos. Snodgrass y Vanderwart atendieron a dimensiones tales como el
nombre, la familiaridad, la complejidad visual y el acuerdo entre la imagen mental
y las fotografías. Siguiendo de cerca el procedimiento empleado por los autores de
referencia, Sanfeliu y Fernández elaboraron un estudio sobre 254 dibujos para los
mismos índices en población universitaria española.
La tarea experimental utilizada en esta investigación combina la aparición
de quince dibujos con varios tipos de condiciones experimentales. Los valores de
estos índices para los dibujos utilizados por el investigador se encuentran en el
Anexo 8. Por otro lado, se alterna la aparición de los dibujos con la combinación
de palabras de valencia positiva y negativa seleccionadas a partir de los criterios
normativos descritos en el Experimento 3. Por esta razón, también se consideraron
las palabras adaptadas al español del Affective Norms for English Words –
ANEW– (Bradley y Lang, 1999a) realizada por Redondo y su equipo (Redondo,
et al., 2007). La descripción de las palabras utilizadas se encuentra en el Anexo 8.
Los dibujos son presentados en tres condiciones experimentales: con un
distractor de valencia positiva (por ejemplo, podemos encontrar el objeto
‘teléfono’ con la palabra ‘éxito’), con un distractor de valencia negativa (p. ej.,
‘cafetera’ con la palabra ‘asesino’) y con una condición de control representado
por una cadena de XXX de longitud similar a las palabras presentadas en los
264
Capítulo VII.Resultados
ensayos de esta prueba (por ejemplo, ‘moto’ y sobre este dibujo XXXX). Los
distractores eran palabras de entre dos y tres sílabas. Por otro lado, las palabras
nunca se repiten. Tampoco guardan relación semántica alguna con el dibujo con el
que aparece asociada. Otra de las consideraciones metodológicas realizadas fue
que dibujo y palabra no guarden relación fonológica. Por último, las palabras que
funcionan como distractoras no suponen una respuesta en otros ensayos de la
prueba; es decir, que si aparece como distractora la palabra ‘estrella’, no hay
ningún dibujo que la represente. Los pares formados por la palabra y el dibujo
aparecen a lo largo de cuatro bloques en los que se combinaban los quince dibujos
entre las tres condiciones experimentales descritas anteriormente. Cada dibujo
aparece una vez por bloque. Existe un primer bloque de dibujos, no perteneciente
en sí mismo a la fase experimental (y cuyos tiempos de reacción no son
contabilizados) que está destinado al muestreo del grado de acuerdo del nombre
del dibujo entre los participantes de la prueba. Una vez realizado este bloque, se
explica de nuevo a los participantes la finalidad última de la tarea. La instrucción
fundamental recibida es la de que deben denominar los dibujos en voz alta tan
pronto como les sea posible, ignorando el distractor que los acompaña. Entre cada
uno de los bloques se brinda al participante un pequeño descanso que termina
cuando éste pulsa la barra espaciadora del teclado del ordenador.
La tarea fue diseñada con el programa DMDX. El SOA que transcurre
entre la presentación de la palabra y el dibujo es igual a cero, por lo que ambos
estímulos (palabra y dibujo) aparecen simultáneamente. Entre cada ensayo de la
tarea aparece un punto de fijación situado en la parte central de la pantalla de una
duración de 300 ms que busca captar la atención del participante ante la aparición
del próximo dibujo. Los estudiantes no recibieron feedback sobre sus ejecuciones.
Los tiempos de reacción registrados por DMDX fueron corregidos a través de
Checkvocal.
265
Marta Santarén Rosell
7.6.3. Participantes
En el estudio participaron un total de 108 estudiantes de diferentes centros
escolares del Principado de Asturias. La edad media en años para la muestra total
fue de 15,48 (DT = 1,00), oscilando la edad entre los catorce y los dieciocho años.
Un total de cincuenta y cuatro alumnos eran varones (50%). A partir de los puntos
de corte establecidos en el manual del ESQUIZO-Q se seleccionaron a aquellos
participantes que puntuaron en los percentiles ≤ 20, entre los percentiles 40 y 60
y mayor o igual al percentil 80. El grupo de esquizotipia en la dimensión
Distorsión de la Realidad lo formaron sesenta y tres participantes (Baja=20;
Media=20; Alta=23). El grupo de esquizotipia en la dimensión Anhedonia lo
conformaron sesenta y cuatro alumnos (Baja=16; Media=27; Alta=21). El grupo
de esquizotipia en la dimensión Desorganización Interpersonal lo conformó un
total de sesenta y ocho participantes (Baja=20; Media=22; Alta=26). El grupo de
esquizotipia en la puntuación total del ESQUIZO-Q lo formaron sesenta y ocho
alumnos (Baja=22; Media=24; Alta=22). Se eliminaron aquellos participantes que
presentaron puntuaciones superiores a 2,5 desviaciones típicas en el tiempo de
respuesta de los aciertos.
7.6.4. Diseño
La variable dependiente fue el tiempo medio de reacción de los aciertos de
la condición de interferencia. El factor fijo intrasujeto o de medidas repetidas tenía
tres niveles: Interferencia positiva, Interferencia negativa y No interferencia.
Además, como factor fijo intersujetos se consideró los grupos de esquizotipia
(baja, media y alta) tanto para las tres dimensiones (Distorsión de la Realidad,
Anhedonia y Desorganización Interpersonal) como para la puntuación total del
ESQUIZO-Q. Al mismo tiempo, se controló el posible efecto de la sintomatología
depresión considerando la puntuación total de la RADS como covariable. Por lo
tanto, el diseño utilizado en esta investigación es un diseño mixto inter e
intrasujeto 3 x 3 controlando el efecto de la depresión.
266
Capítulo VII.Resultados
7.6.5. Resultados
Se examinaron los resultados para las condiciones experimentales en
función de las tres dimensiones y la puntuación total del ESQUIZO-Q en los tres
grupos de esquizotipia (baja, media y alta). En la dimensión Distorsión de la
Realidad se encontraron efectos principales para el factor intrasujeto Interferencia
(F G-G (1,64, 96,53) = 10,403; p ≤ 0,001, η2 parcial = 0,15) e Interferencia x RADS
(F G-G (1,64, 96,53) = 4,614; p = 0,018, η2 parcial = 0,073). La tendencia hallada
fue tanto lineal como cuadrática en los dos casos. Asimismo, se encontraron
diferencias estadísticamente significativas cuando se compararon los tres grupos
de esquizotipia para esta dimensión (F (2,59) = 3,156, p = 0,050, η2 parcial =
0,097). Los contrastes politómicos arrojaron una tendencia lineal pero no
cuadrática, siendo las diferencias significativas entre el grupo de baja y alta
esquizotipia. En la figura 21 se presentan los resultados para los tiempos de
reacción medios estimados controlando el efecto de la RADS en los tres grupos de
esquizotipia de Distorsión de la Realidad.
Figura 21. Puntuaciones medias estimadas en los tiempos de reacción en las tres condiciones
experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia (Dimensión Distorsión de la
Realidad)
267
Marta Santarén Rosell
En relación con la dimensión Anhedonia de la esquizotipia se encontraron
diferencias estadísticamente significativas en el factor intrasujeto Interferencia (F
G-G
(1,80, 108,16) = 4,928; p = 0,009, η2 parcial = 0,076). La tendencia en este
caso fue cuadrática. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas
cuando se compararon los tres grupos de esquizotipia en el factor intersujetos (F
(2,60) = 0,336, p = 0,716, η2 parcial = 0,011). En la figura 22 se presentan los
resultados para los tiempos de reacción medios estimados controlando el efecto de
la RADS en los tres grupos de esquizotipia de esta dimensión.
Figura 22. Puntuaciones medias en los tiempos de reacción en las tres condiciones
experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia (Dimensión Anhedonia)
En
la
dimensión
Desorganización
Interpersonal
se
encontraron
nuevamente diferencias estadísticamente significativas en el factor intrasujetos
Interferencia (F G-G (1,72, 109,79) = 8,366, p ≤ 0,001, η2 parcial = 0,116) y en el
factor intersujeto (F (2,64) = 3,237, p = 0,046, η2 parcial = 0,092). En el factor
intrasujetos la tendencia encontrada fue lineal y cuadrática. En el caso del efecto
principal del factor intersujeto el contraste politómico arrojó una tendencia lineal.
268
Capítulo VII.Resultados
En la figura 23 se presentan los resultados para los tiempos de reacción medios
estimados controlando el efecto de la RADS en los tres grupos de esquizotipia de
esta dimensión.
Figura 23. Puntuaciones medias en los tiempos de reacción en las tres condiciones
experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia (Dimensión Desorganización
Interpersonal)
Cuando se analizaron los grupos en función de la puntuación total del
ESQUIZO-Q, se encontraron diferencias estadísticamente significativas en el
factor Interferencia (F G-G (1,76, 112,91) = 10,765; p ≤ 0,001, η2 parcial = 0,144),
en la interacción Interferencia x RADS (F
G-G
(1,76, 112,91) = 5,192; p = 0,009,
η2 parcial = 0,075) y en la interacción Interferencia x Esquizotipia (F
G-G
(3,53,
2
112,91) = 2,572, p = 0,028; η parcial = 0,085). Los contrastes politómicos
mostraron una tendencia lineal y cuadrática en los dos primeros casos y cuadrática
en el tercer caso. En la figura 24 se presentan los resultados para los tiempos de
reacción medios estimados controlando el efecto de la RADS en los tres grupos de
esquizotipia de esta dimensión. La comparación en el factor intersujetos en la
puntuación total del ESQUIZO-Q no arrojó diferencias estadísticamente
significativas (F (2,64) = 2,121, p = 0,128, η2 parcial = 0,062).
269
Marta Santarén Rosell
Figura 24. Puntuaciones medias en los tiempos de reacción en las tres condiciones
experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia (Puntuación total del
ESQUIZO-Q)
Finalmente, en la figura 25 se presenta una comparación en los tres grupos
de esquizotipia en las tres dimensiones y en la puntuación total del ESQUIZO-Q.
Figura 25. Puntuaciones medias en los tiempos de reacción en las tres condiciones
experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia y la puntuación total del
ESQUIZO-Q
270
Capítulo VII.Resultados
7.6.6. Discusión
Aunque existe una amplia investigación que demuestra el déficit de
atención selectiva en la esquizofrenia y en la esquizotipia, pocos estudios se han
encargado de examinar el impacto de la emoción en el procesamiento atencional
en ambas poblaciones. En tareas experimentales fundamentadas en el paradigma
de Stroop, la sintomatología positiva se relaciona con la interferencia provocada
por los estímulos de naturaleza amenazadora. En ese sentido, algunos estudios
constatan que los pacientes sin síntomas psicóticos positivos no presentan, de
manera tan consistente, dicha interferencia ante el material emocional de valencia
negativa (Epstein, Stern, y Silbersweig, 1999).
Un objetivo general para esta investigación era esclarecer si las
alteraciones en las medidas neurocognitivas, evaluadas en una muestra de
población general con riesgo psicométrico a la psicosis, son sensibles al tipo de
material utilizado en el diseño de las tareas. Para ello, resultaría imprescindible el
análisis de las diferencias, en el caso de encontrarlas, entre los patrones de
ejecución del grupo de adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia y los
grupos control en una tarea fundamentada en PWI con material emocional. Los
datos arrojaron diferencias estadísticamente significativas entre el grupo de alta
esquizotipia psicométrica, en la dimensiones Distorsión de la Realidad y
Desorganización Interpersonal, y los grupos de baja esquizotipia. El tamaño del
efecto reveló que estas diferencias fueron mayores para la dimensión positiva de
la esquizotipia. Para ambas dimensiones, se registraron los mayores tiempos de
reacción en los ensayos combinados con palabras de valencia negativa.
Estos resultados convergen con otras evidencias acerca de una mayor
sensibilidad de los pacientes con síntomas positivos, tanto a estímulos
emocionales negativos (Epstein et al., 1999; Kerns, 2005; Kerns y Berenbaum,
2000) como a factores estresores ambientales (por ejemplo, Schwartz y Myers,
1977); asimismo, muestran un aumento de la reactividad afectiva ante alteraciones
cognitivas en comparación con los individuos con sintomatología negativa
(Docherty et al., 1994). Esta conclusión ha sido replicada para la esquizotipia
271
Marta Santarén Rosell
positiva (Fernandes y Miller, 1995; Kerns y Berenbaum, 2000). Kerns (2005) y
Taylor y colaboradores (2002) establecieron que el procesamiento de información
emocional juega un papel crucial en la esquizotipia y la esquizofrenia, asociando
esta dimensión con una mayor dificultad a la claridad emocional y la regulación
del estado de ánimo. En este punto, cabe recordar que la tercera escala que
compone el autoinforme de la evaluación del riesgo a la psicosis empleado, la
Desorganización Interpersonal, está compuesta por ítems que evalúan la
presencia de Ansiedad Social Excesiva, Falta de Amigos íntimos e Ideación
paranoide entre otros factores de primer orden. Los adolescentes de esta
investigación mostraron diferencias estadísticamente significativas en el efecto de
interferencia para la valencia negativa en esta dimensión. Una puntuación elevada
en la Desorganización Interpersonal del ESQUIZO-Q es indicativa de un lenguaje,
pensamiento y comportamiento extraño; así, la dificultad interpersonal podría
asociarse a una ideación referencial (Fonseca-Pedrero et al., 2010). El incremento
de los TRs, para los ensayos donde se presentaba una palabra de valencia
negativa, confirmaría la existencia de dificultades en el procesamiento de la
información emocional negativa; a su vez, puede asociarse a la presencia de altas
puntuaciones tanto en ideación paranoide como en baja confianza ajena. Por otro
lado, los participantes con altas puntuaciones en Anhedonia no mostraron
diferencias estadísticamente significativas en los tiempos de reacción para
ninguno de los tres grupos de comparación. En cuanto a la comparación realizada
intragrupo, los participantes con mayores puntuaciones en síntomas negativos no
experimentaron menores TRs de manera estadísticamente significativa para el
procesamiento de las palabras positivas y negativas en comparación con los
ensayos en los que las palabras no contenían carga emocional.
El efecto observado de mayor interferencia emocional se explica como
producto de un sesgo atencional, provocado por los estímulos amenazadores de
las palabras a inhibir. Los adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia
positiva mostraron una mayor atención hacia las palabras de contenido aversivo.
De manera similar, Mohanty y su equipo de investigación (2008) obtuvieron una
relación entre las puntuaciones en Aberración Perceptual e Ideación Mágica,
272
Capítulo VII.Resultados
como medidas de esquizotipia positiva asociadas con aumento de la interferencia
en la ejecución de una tarea de Stroop emocional; por el contrario, la esquizotipia
negativa (anhedonia social y física) no mostró ninguna relación (Mohanty et al.,
2001). Este patrón converge con los resultados obtenidos en nuestra investigación,
donde para este grupo de adolescentes, las puntuaciones en la dimensión negativa
no fueron influyentes en el ejercicio de inhibir la información de carácter
emocional. Este hallazgo fue replicado en un estudio de resonancia magnética
funcional (Mohanty et al., 2005), lo que demuestra que los participantes que
puntuaron alto en la Escala Aberración Perceptual (Chapman et al., 1980) o en la
escala de Ideación Mágica (Eckblad y Chapman, 1983) no sólo exhibieron un
mayor efecto de interferencia sobre la información afectiva, sino que también
mostraron que la actividad cerebral es distinta para la respuesta a los estímulos de
una valencia u otra. Este patrón diferencial en la activación cerebral en el grupo de
alta esquizotipia positiva se tradujo en una reducción, entre otras diferencias, de la
corteza prefrontal dorsolateral (DLPFC) izquierda y una mayor activación de la
DLPFC derecha. El aumento de la actividad en el DLPFC derecho de la
esquizotipia fue explicado por Mohanty y su equipo como una atención exagerada
a los estímulos negativos basándose en conclusiones de estudios anteriores (por
ejemplo, Nitschke et al., 2000). Este hallazgo está en consonancia con la teoría de
la división hemisférica para la evaluación de la valencia afectiva de los estímulos.
Esta teoría supone la participación izquierda del córtex prefrontal (PFC) en las
emociones positivas y una activación del PFC derecho en el procesamiento de las
emociones negativas (para una revisión, ver Borod et al., 2001; Heller, 1993). En
base a estos hallazgos, podríamos considerar que el control cognitivo en la
esquizofrenia está relacionada con un exceso de la activación del DLPFC derecho
en respuesta a los estímulos emocionales; es decir, un desequilibrio
interhemisférico.
Los hallazgos obtenidos en esta investigación sobre población general con
altas puntuaciones en esquizotipia llevan a aceptar un continuum en el espectro
esquizofrénico en las alteraciones cognitivas constatadas con paradigmas como el
ES. No obstante, la utilización del Stroop en su variante emocional no ha sido tan
273
Marta Santarén Rosell
explorada, y los resultados encontrados no van en una sola dirección. En un
estudio realizado sobre una muestra clínica de pacientes con sintomatología
negativa,
Demily
y
colaboradores
(2010)
no
encontraron
diferencias
estadísticamente significativas. En contra de lo que esperaban con los ensayos de
interferencia con palabras de valencia negativa, el grupo de pacientes con mayores
puntuaciones no presentó tiempos de reacción más lentos que el grupo control.
Tampoco obtuvieron diferencias con respecto a los tiempos de reacción entre los
ensayos que combinaban palabras de valencia emocional positiva, negativa o
neutras.
La disparidad de los resultados ofrecidos en tareas experimentales de
interferencia emocional ha obligado a reconsiderar el diseño experimental de las
mismas. Una de las consideraciones a realizar en el diseño de la tarea de PWI de
este trabajo está relacionada con el modelo ortogonal de las emociones (Bradley y
Lang, 1998). Este concepto de emoción llevó a controlar el efecto de la valencia y
el arousal de las palabras utilizadas como distractoras. La consideración de ambas
dimensiones de las emociones conjuga con el modelo teórico adoptado en el
diseño de la presente investigación, que ha sido considerado por otros
investigadores afines a esta línea de estudio; por ejemplo, Mathews y Barch
(2006). No obstante,
Mohanty y colaboradores (2008) no obtuvieron que el
arousal predijera la interferencia negativa mediante una prueba de Stroop
emocional en personas con altas puntuaciones en esquizotipia. Para estos autores,
las asimetrías hemisféricas en respuesta a las palabras emocionales se deben a
diferencias en la valencia y no a su grado de activación.
A la luz de los resultados obtenidos, se puede señalar que existe un sesgo
en el procesamiento de la información emocional de valencia negativa traducido
en un mayor efecto de interferencia medido a través del PWI. Teniendo en cuenta
que no se han demostrado síntomas patognomónicos de este trastorno (por
ejemplo, Peralta y Cuesta, 1999), este patrón podría contribuir a una
predisposición a la psicosis en general, o a la esquizofrenia en particular. Es
descatable que esta investigación, en los grupos de alta, media y baja esquizotipia,
obtiene los mismos patrones que la variante emocional del efecto Stroop en
274
Capítulo VII.Resultados
población general. Por lo general, los tiempos de reacción son mayores para los
estímulos de valencia aversiva que para la positiva y neutral (véase para una
revisión, Williams et al., 1996). McKenna y Sharma (1995) han indicado que el
sesgo atencional hacia los estímulos amenazadores o peligrosos no se limita a las
personas ansiosas para este tipo de material. La actitud de vigilancia ante los
estímulos de valencia negativa está relacionada con un mecanismo que está al
servicio de la supervivencia del organismo. Los eventos críticos, como las
amenazas, tienen la capacidad de interrumpir el procesamiento en curso dirigido a
un objetivo para evaluar la seguridad de la situación para el individuo. Por lo
tanto, respecto a la consecución de una meta propuesta con anterioridad, los
estímulos de naturaleza amenazadora tienen la capacidad de producir y mantener
la activación de cogniciones intrusivas. En consecuencia, podríamos establecer
que la naturaleza de los déficit atencionales para la información emocional de
valencia negativa asociados a la esquizofrenia y la esquizotipia tienen una
naturaleza de carácter cuantitativa y no cualitativa.
Muchas investigaciones han subrayado que la continuidad de la
esquizotipia psicométrica es relevante dentro de las muestras no clínicas (por
ejemplo, Mohr et al., 2005) y se superpone con síntomas que caracterizan a la
esquizofrenia (Vollema y Hoijtink, 2000; Van Kampen, 2005). Por su parte,
Freeman y Garety (2003) revisaron el papel directo que las emociones juegan en
el desarrollo y mantenimiento de los síntomas positivos de la psicosis; en ese
sentido, el tratamiento preferencial de la información de naturaleza amenazadora
en personas con sintomatología positiva va ganando cada vez más evidencia
empírica (por ej., Fear et al., 1996; Freeman et al., 2000; Van der Gaag, 2006).
Este patrón también ha sido constatado en personas con trastornos de ansiedad y
afectivos, resulando útil de cara al tratamiento de la psicosis (Freeman y Garety,
2003).
Sin duda, en el intento de establecer qué rasgos de la personalidad están
más asociados al riesgo a la psicosis y el papel que el procesamiento de la
información podría desempeñar, sería importante establecer la importancia de la
ansiedad y la depresión en las dimensiones de la esquizotipia o la esquizofrenia
275
Marta Santarén Rosell
(por ejemplo, Lewandowski et al., 2006). Hasta la fecha, pocos estudios han
tratado de explorar sistemáticamente las posibles relaciones entre los diferentes
aspectos de la ansiedad, la depresión y la esquizotipia en el manejo de la
información emocional (Mohanty et al., 2008). Estas líneas de investigación
serían fundamentales tanto para el establecimiento de constructos discernibles
psicométricamente de aprehensión ansiosa, excitación ansiosa y la depresión
(Nitschke et al. 2001), como para el estudio de los mecanismos cognitivos y
neuronales que diferencian estos rasgos de personalidad (Engels et al., 2007;
Heller y Nitschke, 1998; Nitschke et al., 1999, 2000).
7.7. Experimento 6: Tarea Interferencia Palabra-Dibujo con
relación semántica
7.7.1. Introducción
La interferencia palabra-dibujo es paradigma experimental, cuya premisa
consiste en inhibir el proceso automático de lectura de la palabra y denominar el
dibujo (Glaser y Glaser, 1989; Lupker, 1979), ha dado cuenta de dos fenómenos.
En primer lugar, un aumento en el tiempo de reacción cuando se presentan
contiguos en el tiempo, o simultáneamente, un dibujo y una palabra escrita
relacionados semánticamente; por ejemplo, ‘perro-gato’. Por otro lado, si la tarea
a realizar por el participante, en lugar de la denominación, es determinar a qué
categoría se refiere el dibujo, por ejemplo ‘animal’, la ejecución del participante
mejora cuando palabra y dibujo están asociados (Glaser y Glaser, 1989). En otras
palabras, sobre el paradigma de palabra-dibujo se puede dar un efecto de
facilitación, si la respuesta a dar es de categorización del dibujo, y un efecto de
interferencia cuando dicha respuesta es de denominación. Al estar ambos
relacionados, generaban un patrón de activación y selección de respuestas
competitivas para el mismo almacén semántico. En consecuencia, los modelos
que explican los procesos de competición de respuesta en la decisión léxica
276
Capítulo VII.Resultados
también contemplan los procesos inhibitorios sobre la información contextual. De
ese modo, estos procesos inhibitorios en la toma de decisión léxica sustentan el
paradigma de interferencia palabra-dibujo.
En la actualidad existe una fuerte evidencia de que las alteraciones en los
procesos de inhibición y atención están presentes en la esquizofrenia.
Tradicionalmente, el trastorno atencional constatado ha sido caracterizado en
términos de una dificultad para inhibir o ignorar estímulos irrelevantes mientras se
intenta de forma selectiva atender a los estímulos relevantes (por ejemplo,
Garmezy, 1977). Otros autores consideraron el déficit atencional como una
dificultad de estos pacientes en el control o monitorización de la atención (por
ejemplo, Cohen y Servan Schreiber, 1992), y más tarde como una dificultad para
mantener la actividad atencional (Bergida y Lenzenweger de 2006, Obiols,
García-Domingo, de Trincheria, y Doménech, 1993). Asimismo, los pacientes con
esquizofrenia también muestran dificultades a la hora de cambiar de foco de
atención (Kieffaber et al. 2006; Meiran, Levine, Meiran, y Henik, 2000b; Zubin,
1975).
El paradigma de Stroop es uno de los procedimientos más utilizados en la
evaluación de la atención y los procesos inhibitorios en los pacientes con
esquizofrenia. Algunos estudios realizados con pacientes con esquizofrenia han
mostrado mayores tiempos de reacción para esta población clínica que el grupo
sano de comparación (Everett, Laplante, y Thomas, 1989; para una revisión, véase
Cohen y Servan-Schreiber, 1992). Sin embargo, los resultados obtenidos por otros
investigadores, donde los TRs de de los pacientes eran desproporcionadamente
lentos, han llevado a considerar una explicación basada en un procesamiento de la
información enlentecido generalizado (Cohen y Servan-Schreiber, 1992; Schooler,
Neumann, Caplan, y Roberts, 1997). En lo que respecta a los estudios realizados
en aquellas muestras con altas puntuaciones en esquizotipia, los resultados señalan
la existencia de alteraciones en los procesos atencionales de naturaleza similar a
los pacientes con esquizofrenia. Sin embargo, los resultados son contradictorios.
Algunos autores han señalado que aquellas personas con altas puntuaciones en
escalas de propensión a la psicosis tienen dificultades para inhibir estímulos
277
Marta Santarén Rosell
irrelevantes (Steel, Hemsley, y Jones, 1996; Swerdlow, Filion, Geyer, y Braff,
1995). Por su parte, otros estudios no han obtenido diferencias estadísticamente
significativas en los grupos de alta esquizotipia psicométrica con respecto a los
grupos control (Hofer, Della Casa, y Feldon, 1999; Lipp, Siddle, y Arnold, 1994;
Peters, Pickering, y Hemsley, 1994).
A la luz de estos resultados, el objetivo de la presente investigación fue el
de analizar la capacidad inhibitoria en adolescentes con altas puntuaciones en
esquizotipia en una tarea fundamentada en el PWI de carácter semántico. La
hipótesis que guió este estudio era la constatación de que estos adolescentes
presentarían un mayor TR para aquellos ensayos experimentales donde el dibujo y
la palabra estuvieran relacionados semánticamente.
7.7.2. Fundamentos de la tarea experimental
Para la selección del material gráfico en esta segunda tarea de
denominación de dibujos, se tuvieron en cuenta los mismos criterios del
Experimento 5. El estudio de Sanfeliu y Fernández (1996) sirvió de nuevo como
referencia para su configuración a partir de los parámetros normativos sobre el
material pictórico evaluados por estos autores. Los valores de estos índices para
los dibujos utilizados por el investigador se encuentran en el Anexo 9. Quince
dibujos fueron seleccionados y combinados en las distintas condiciones
experimentales que dan forma a este experimento. En este diseño, las palabras y
los dibujos presentados fueron seleccionados en función de su vecindad
semántica. De esta manera, las tres condiciones experimentales recogidas en la
tarea son: 1) dibujo y palabra semánticamente relacionados (p.ej., el dibujo de un
«pantalón» aparece con la palabra escrita «camisa»); 2) palabra y dibujo no
relacionados semánticamente (por ej., GUANTE-«estómago») y la tercera
condición experimental la representan los ensayos control donde sobre los dibujos
aparece una cadena de XXX de longitud similar a las palabras empleadas como
distractoras en las condiciones experimentales anteriores (por ej., OVEJA«XXXX»). Los distractores eran palabras de entre dos y tres sílabas. Al igual que
278
Capítulo VII.Resultados
en el experimento anterior, para el diseño de esta tarea se consideró que las
palabras distractoras en un ensayo no aparezcan representadas gráficamente, así
como la ausencia de relación fonológica entre dibujo y palabra. La presentación
de los distintos bloques de estímulos es análoga al Experimento 5. Los pares
formados por la palabra y el dibujo aparecen a lo largo de cuatro bloques en los
que se combinaban los quince dibujos entre las distintas condiciones
experimentales. Cada dibujo aparece una vez por bloque. Antes de comenzar el
registro de los tiempos de reacción para la denominación de los dibujos, tiene
lugar la fase de muestreo del nombre de los mismos. Los participantes deben
denominar los dibujos en voz alta tan pronto como les sea posible, ignorando el
distractor que los acompaña. Entre cada uno de los bloques se ofrece al
participante un pequeño descanso que termina al pulsar éste la barra espaciadora
del teclado del ordenador.
El software que sostiene este experimento es el DMDX. Para todos los
ensayos experimentales la palabra y el dibujo aparecen simultáneamente. Entre
cada ensayo de la tarea aparece punto de fijación situado en la parte central de la
pantalla de una duración de 300 ms. Los estudiantes no recibieron feedback sobre
sus ejecuciones. Los tiempos de reacción registrados por el DMDX fueron
corregidos a través del Checkvocal.
7.7.3. Participantes
En el estudio participaron un total de 108 estudiantes de diferentes centros
escolares del Principado de Asturias. La edad media en años para la muestra total
fue de 15,48 (DT = 1,00), oscilando la edad entre los catorce y los dieciocho años.
Un total de cincuenta y cuatro alumnos fueron varones (50%). A partir de los
puntos de corte establecidos en el manual del ESQUIZO-Q se seleccionaron a
aquellos participantes que puntuaron en los percentiles ≤ 20, entre los percentiles
40 y 60 y mayor o igual al percentil 80. El grupo de esquizotipia en la dimensión
Distorsión de la Realidad lo formaron sesenta y tres participantes (baja=20;
media=20; alta=23). El grupo de esquizotipia en la dimensión Anhedonia lo
279
Marta Santarén Rosell
conformaron sesenta y cuatro alumnos (baja=16; media=27; alta=21). El grupo de
esquizotipia en la dimensión Desorganización Interpersonal lo conformó un total
de 68 participantes (baja=20; media=22; alta=26). El grupo de esquizotipia en la
puntuación total del ESQUIZO-Q lo formaron sesenta y ocho alumnos (baja=22;
media=24; alta=22). Se eliminaron aquellos participantes que presentaron
puntuaciones superiores a 2,5 desviaciones típicas en el tiempo de latencia de los
aciertos.
7.7.4. Diseño
La variable dependiente fue el tiempo medio de reacción para las distintas
condiciones experimentales. El factor fijo intrasujeto o de medidas repetidas tenía
tres niveles: Relación semántica, No relación semántica y No interferencia.
Además, como factor fijo intersujetos se consideró los grupos de esquizotipia
(baja, media y alta) tanto para las tres dimensiones (Distorsión de la Realidad,
Anhedonia y Desorganización Interpersonal) como para la puntuación total del
ESQUIZO-Q. Al mismo tiempo, se controló el posible efecto de la sintomatología
depresión considerando la puntuación total de la RADS como covariable. Por lo
tanto, el diseño utilizado en esta investigación es un diseño mixto inter e
intrasujeto 3 x 3 controlando el efecto de la depresión.
7.7.5. Resultados
Se examinaron los resultados para las condiciones experimentales en
función de las tres dimensiones y la puntuación total del ESQUIZO-Q en los tres
grupos de esquizotipia (baja, media y alta). En relación con la dimensión
Distorsión de la Realidad únicamente se encontraron efectos principales para el
factor intrasujeto Relación (F (2,132) = 5,355; p = 0,006, η2 parcial = 0,074) y en
la interacción Relación x Distorsión de la Realidad (F (4,132) = 4,132; p = 0,036,
η2 parcial = 0,075). Los contrastes politómicos arrojaron una tendencia lineal pero
no cuadrática para los dos casos. No se encontraron diferencias estadísticamente
significativas cuando se compararon los tres grupos de esquizotipia para esta
280
Capítulo VII.Resultados
dimensión (F (2,66) = 2,212, p = 0,118, η2 parcial = 0,063). En la figura 26 se
presentan los resultados para los tiempos de reacción medios estimados
controlando el efecto de la RADS en los tres grupos de esquizotipia de Distorsión
de la Realidad.
Figura 26. Puntuaciones medias estimadas en los tiempos de reacción en las tres condiciones
experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia (Dimensión Distorsión de la
Realidad)
En la dimensión Anhedonia de la esquizotipia también se encontraron
diferencias estadísticamente significativas en el factor intrasujeto Relación (F
(2,116) = 7,278; p = 0,021, η2 parcial = 0,111). La tendencia hallada para este
efecto principal fue lineal. No se encontraron diferencias estadísticamente
significativas cuando se compararon los tres grupos de esquizotipia en la
dimensión Anhedonia (F (2,58) = 0,053, p = 0,948, η2 parcial = 0,002). En la
figura 27 se presentan los resultados para los tiempos de reacción medios
estimados controlando el efecto de la RADS en los tres grupos de esquizotipia de
Anhedonia del ESQUIZO-Q.
281
Marta Santarén Rosell
Figura 27. Puntuaciones medias estimadas en los tiempos de reacción en las tres condiciones
experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia (Dimensión Anhedonia)
En relación con la dimensión Desorganización Interpersonal no se
encontraron diferencias estadísticamente significativas en el factor intrasujetos
Interferencia (F (2,118) = 2,713, p = 0,071, η2 parcial = 0,044), ni en la
interacción Interferencia x Desorganización Interpersonal (F (4,118) = 0,448, p =
0,774, η2 parcial = 0,015). Tampoco entre los participantes que configuraron los
grupos de alta, media y baja esquizotipia en esta dimensión (F (2,59) = 2,526, p =
0,089, η2 parcial = 0,079). En la figura 28 se presentan los resultados para los
tiempos de reacción medios estimados controlando el efecto de la RADS en los
tres grupos de esquizotipia de esta dimensión.
282
Capítulo VII.Resultados
Figura 28. Puntuaciones medias estimadas en los tiempos de reacción en las tres condiciones
experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia (Dimensión Desorganización
Interpersonal)
Cuando se analizaron los grupos en función de la puntuación total del
ESQUIZO-Q, se encontraron diferencias estadísticamente significativas en el
factor Relación (F (2,126) = 4,789; p = 0,010, η2 parcial = 0,071) pero no en la
interacción Interferencia x Esquizotipia (F (4,126) = 1,301, p = 0,273, η2 parcial =
0,040). Estos datos se reflejan en la figura 29.
Figura 29. Puntuaciones medias estimadas en los tiempos de reacción en las tres condiciones
experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia (Puntuación total)
283
Marta Santarén Rosell
En último lugar, se presentan los resultados para los tiempos de reacción
medios estimados controlando el efecto de la RADS en los tres grupos de
esquizotipia de esta dimensión (figura 30). La comparación en el factor
intersujetos Esquizotipia no arrojó diferencias estadísticamente significativas (F
(2,63) = 1,135, p = 0,328, η2 parcial = 0,035).
Figura 30. Puntuaciones medias estimadas en los tiempos de reacción en las condiciones
experimentales en función de los tres grupos de esquizotipia y la puntuación total del
ESQUIZO-Q
7.7.6. Discusión
El objetivo de este experimento era estudiar si existían diferencias
estadísticamente significativas entre los grupos de alta esquizotipia y los grupos
control en una tarea experimental fundamentada en PWI. Desde el punto de vista
de una distribución de los síntomas psicóticos a lo largo de un continuum de salud
y enfermedad, cabría esperar que aquellos individuos con altas puntuaciones en
esquizotipia tuvieran un peor rendimiento que los grupos controles en este tipo de
tareas.
Los
resultados
de
esta
investigación
obtuvieron
diferencias
estadísticamente significativas para las dimensiones Distorsión de la Realidad y
Anhedonia, así como para la puntuación total de la esquizotipia para el factor
Intrasujeto. Esto quiere decir que las diferencias constatadas no fueron en base a
los grupos establecidos de comparación de baja, media y alta esquizotipia. No
284
Capítulo VII.Resultados
obstante, los participantes de ambas dimensiones fueron sensibles a las
condiciones experimentales de la tarea; para la dimensión positiva y negativa de la
esquizotipia
existe
un
rendimiento
diferencial
entre
las
condiciones
experimentales que conjugan la relación semántica entre palabra y dibujo y
aquellos ensayos en los que no existe tal relación. En ese sentido, el grupo de
adolescentes que conformaron el grupo de esquizotipia positiva y negativa tuvo
mayores dificultades para la denominación de los dibujos acompañados por una
palabra relacionada semánticamente. Para el caso de la esquizotipia positiva, se
observa una tendencia para aquellos adolescentes con mayores puntuaciones en el
autoinforme de riesgo a la psicosis, quienes obtuvieron mayores tiempos de
reacción que los adolescentes de baja esquizotipia positiva (TR de alta
esquizotipia= 816,42ms; TR de baja esquizotipia = 805,49 ms) para la condición
de interferencia semántica. La misma tendencia fue encontrada en el grupo de
esquizotipia negativa, si bien estas diferencias fueron algo más evidentes (TR de
alta esquizotipia= 818, 98 ms; TR de baja esquizotipia = 775,82 ms).
Los resultados de esta tarea experimental apoyan parte de la literatura
científica de la esquizotipia y la esquizofrenia. Existe un consenso en lo que
respecta a las alteraciones atencionales e inhibitorias en la esquizofrenia. Tal y
como concluía Westerhausen y colaboradores en su meta-análisis (2011), los
pacientes con esquizofrenia no sólo parecen ser proporcionalmente más lentos que
los controles, sino que también cometen más errores en las tarea experimentales
que demandan el control de procesos inhibitorios. No obstante, el estudio de estos
procesos cognitivos en la esquizotipia es más reciente, escaso y con resultados
contradictorios. La ausencia de diferencias estadísticamente significativas en los
grupos de alta esquizotipia psicométrica de este estudio es congruente con
estudios anteriores (Hofer, Della Casa, y Feldon, 1999; Lipp, Siddle, y Arnold,
1994; Peters, Pickering, y Hemsley, 1994). No obstante, Steel y colaboradores
indicaron que las personas con altas puntuaciones en esquizotipia fueron más
lentas que el grupo de esquizotipia baja; del mismo modo, el grupo de
investigación de Swerdlow (1995) también obtuvo mayores tiempos de reacción
para el grupo de alta esquizotipia en su dimensión negativa.
285
Marta Santarén Rosell
Para contrastar adecuadamente los datos es preciso advertir, como hicieran
Westerhausen y colegas (2011), que en la literatura científica de la esquizofrenia y
la esquizotipia existen diferencias entre las modalidades de Stroop, siendo
utilizado tanto en su versión tradicional como computerizada. Los autores de las
investigaciones sobre la inhibición en la esquizotipia no aclaran qué versión del
Stroop utilizan en su procedimiento experimental, lo que dificultaría las
comparaciones en el rendimiento de sus muestras experimentales y los de la
presente tesis doctoral. El nivel de rendimiento en las dos versiones de prueba
parece estar influenciado no sólo por la capacidad de inhibición cognitiva, sino
también por aspectos adicionales del procedimiento evaluación. En este sentido, el
diseño experimental utilizado en esta investigación presenta mayores similitudes
con la versión computerizada del Stroop, para la que los pacientes con
esquizofrenia se han visto más beneficiados por presentar un menor número de
demandas cognitivas simultáneas (Westerhausen et al., 2011). Por tanto, no sería
de extrañar la ausencia de diferencias estadísticamente significativas acusadas en
esta investigación entre los grupos de comparación de esquizotipia.
En cualquier caso, de los resultados obtenidos se establece un rendimiento
similar entre los adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia y los grupos
de comparación. Esto lleva a la consideración que los procesos de inhibición
cognitiva y de velocidad de procesamiento están conservados ante una
interferencia de carácter semántica. Pese a que estos resultados con congruentes
con algunas investigaciones citadas anteriormente, es digno de mención hacer
algunas consideraciones. En un estudio con una muestra con alta esquizotipia en
el que se utilizó el Wisconsin Card Sorting Test los autores informaron de
patrones deficitarios (Gooding, Kwapil, y Tallent, 1999; Lyon, Merla, joven, y
Kremen, 1991). Ciminio y Haywood (2008) analizaron si las personas con altas
puntuaciones en una escala de esquizotipia mostrarían alteraciones en una tarea de
conmutación de la atención basada en el paradigma Stroop. Sus resultados señalan
que el grupo de alta esquizotipia fue más lento e impreciso que el grupo control en
la tarea de cambio atencional. Sin embargo, tal y como ocurre en la presente
investigación, no obtuvieron diferencias estadísticamente significativas para la
286
Capítulo VII.Resultados
prueba de Stroop tradicional. Este hallazgo vincularía el déficit primario
atencional en la esquizofrenia con un problema de conmutación de focos
atencionales antes que con dificultades en la atención selectiva. Los resultados del
experimento actual podrían apoyar esta explicación en lo que respecta a la
esquizotipia.
Por su parte, Kaplan y Lubow (2011) estudiaron, sobre población general
con altas puntuaciones en esquizotipia, los patrones de ejecución en una tarea
basada en el paradigma clásico de Stroop y en otra basada en el paradigma de
Inhibición Latente (LI). Para el caso de la tarea de Stroop, no obtuvieron
diferencias estadísticamente significativas entre el grupo de alta esquizotipia y el
grupo control. Sin embargo, los participantes con altas puntuaciones en
esquizotipia, mostraron una LI atenuada, resultado congruente con estudios
previos (para su revisión, véase Lubow, 2005). Este hallazgo lleva a los autores a
considerar que los mecanismos cognitivos subyacentes para la realización de estas
tareas son distintos.
Relación de las tareas fundamentadas en PWI
Por lo comentado en la presente discusión, queda claro que existen algunas
limitaciones que no han permitido establecer cuáles son los mecanismos o
procesos subyacentes que explican los mecanismos implicados en la inhibición
cognitiva. Las diferencias en la conceptualización de la atención y la inhibición
cognitiva han llevado a diseños experimentales cuyos resultados, en muchas
ocasiones, son difíciles de comparar. En segundo lugar, la gran variabilidad de las
muestras empleadas en la investigación tampoco facilita la extrapolación de los
resultados.
En base a los resultados obtenidos en el PWI emocional, puede concluirse
que los adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia mostraron mayores
dificultades para la inhibición de la información de valencia negativa. Este
resultado está en consonancia con los estudios que van perfilando la idea de que
las personas con alteraciones pertenecientes al espectro psicótico presentarían una
287
Marta Santarén Rosell
mayor atención a la información de carácter emocional aversiva. No se puede
interpretar con seguridad, que este mecanismo esté en consonancia con una
disposición interna negativa general, pero sin duda la idea propuesta por Lang y
su equipo de investigación (1995) ha sido muy considerada a lo largo de esta
investigación.
Pese a que existen evidencias que señalan una alteración en la ejecución de
este grupo de pacientes con esquizofrenia en tareas experimentales fundamentadas
en el paradigma Stroop, lo cierto es que no se sabe con certeza si este déficit se
basa en la alteración en la velocidad del procesamiento de los estímulos o a la
dificultad de prestar atención a la información de carácter relevante. La ausencia
de diferencias estadísticamente significativas en el experimento de PWI semántico
entre los grupos de esquizotipia no ha permitido establecer nexos entre las
competencias de inhibición cognitiva y organización léxico-semántica. Además,
para nuestro conocimiento, este es el primer estudio que utiliza PWI emocional y
semántico en una muestra de adolescentes con esquizotipia psicométrica. Las
consideraciones a realizar, en base a los estudios que han servido como referencia
para el desarrollo de esta investigación, es que las alteraciones relacionadas con
ambos paradigmas parecen estar relacionados por un lado, con una atención
excesiva al material de valencia emocional negativa (Mohanty 2005, 2008). En
segundo lugar, las alteraciones constatadas en población general con altas
puntuaciones en esquizotipia a través de otros paradigmas experimentales con
dificultades en los cambios de focos atencionales. Para atender a estas
consideraciones, es necesaria la valoración de otros paradigmas experimentales
como el del cambio atencional o la Inhibición Latente, cuyo grado de dificultad
parece estar detrás de mecanismos cognitivos distintos al paradigma Stroop.
Dichos paradigmas parecen aportar evidencias de alteraciones en poblaciones no
clínicas con altas puntuaciones en autoinformes de riesgo psicótico donde el
paradigma de Stroop y el PWI semántico no las constata. En consecuencia, para la
comprensión de los déficit cognitivos presentes en estas poblaciones, que bien
pudieran ser marcadores de riesgo para los trastornos psicóticos, futuros estudios
288
Capítulo VII.Resultados
deberán estudiar los mecanismos comunes y diferenciales de los paradigmas
experimentales utilizados.
289
CAPÍTULO VIII.
Discusión general, limitaciones y futuras
líneas de investigación
Capítulo VIII.Discusión general, limitaciones y futuras líneas de investigación
CAPÍTULO VIII. DISCUSIÓN GENERAL, LIMITACIONES Y
FUTURAS LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN
8.1. Discusión general
La relevancia de la investigación sobre los rasgos esquizotípicos reside
básicamente en tres puntos. En primer lugar, mejora la comprensión de los
mecanismos que subyacen a la esquizofrenia investigando los nexos de unión
entre ambas entidades. En segundo lugar, permite estudiar a los sujetos libres de la
enfermedad psicótica, sin los efectos secundarios de la medicación y la iatrogenia
(Bergman et al., 1998). En tercer lugar, este tipo de estudios están estrechamente
relacionados con un objetivo primordial: la prevención primaria (Obiols y
Barrantes-Vidal, 2002). Por tanto, la detección de las personas con vulnerabilidad
a la psicosis facilita la investigación de la esquizofrenia y los trastornos de su
espectro (Claridge, 1994).
La investigación de los déficit cognitivos en una población con riesgo
exofenotípico de desarrollar patologías relacionadas con la psicosis, en este caso
en personas con rasgos esquizotípicos, es importante para estudiar los vínculos
existentes entre estos rasgos y los de la esquizofrenia. De este modo, se podrá
precisar con mayor exactitud cuál es el significado de la disfunción cognitiva y
qué papel juega en la vulnerabilidad al desarrollo de los trastornos
esquizofrénicos. Un principio básico postulado en esta línea de investigación es la
posibilidad de observar, incitando experimentalmente la actividad de los procesos
psicológicos, el efecto de las dimensiones de personalidad sobre la conducta y,
293
Marta Santarén Rosell
así, inferir los mecanismos que las sustentan. De ese modo, la variabilidad
detectada en los indicadores de rendimiento enlas tareas cognitivas diseñadas
esclarece cuáles pueden ser los efectos moduladores de las variables de
personalidad en la conducta. La presente tesis doctoral traza una investigación
experimental cognitiva aplicada al estudio clínico. Su metodología implica el uso
de los procesos cognitivos básicos como mecanismos explicativos de las
diferencias individuales en la ejecución o el rendimiento en determinadas tareas
diseñadas a tal efecto. El objetivo último de este trabajo era relacionar los rasgos
de personalidad esquizotípica en población adolescente con patrones de
rendimiento en una serie de tareas experimentales diseñadas ad hoc.
Una de las primeras consideraciones planteadas fue si las alteraciones
cognitivas que caracterizan el síndrome psicótico tenían un carácter social. Esta
reflexión fue conducida a partir de la constatación, a través de la literatura previa,
de que los déficit en los subdominios que constituyen la cognición social están
presentes en todas las fases del trastorno. Plantearse este tipo de alteraciones como
indicadores de riesgo era el punto de partida para este trabajo. Este planteamiento
se vio reforzado por los estudios que señalan este tipo de alteraciones en
familiares sanos de primer grado de pacientes con esquizofrenia, así como por los
trabajos realizados sobre la esquizotipia psicométrica (Baas, Van't Wout, Aleman,
y Kahn, 2008; Kee, et al., 2004; Marjoram, Job, et al., 2006; Pickup, 2006; Shean,
Bell, y Cameron, 2007; Toomey, et al., 1999). De todos los subdominios que
componen la cognición social, los más estudiados en la actualidad son las
habilidades de reconocimiento facial de las emociones y la teoría de la mente. No
obstante, el número relativamente bajo de las personas con altas puntuaciones en
autoinformes de riesgo a la psicosis que transitan a un trastorno del espectro limita
la investigación de estos déficits como factores de riesgo para el desarrollo de la
psicosis. Este fenómeno ha llevado al desarrollo de investigaciones de carácter
prospectivo sobre la cognición social y sus relaciones con la neurocognición.
Por otro lado, algunas investigaciones habían sugerido que las emociones
pueden contribuir a la exacerbación de los síntomas psicóticos, asociada a su vez
con acontecimientos vitales estresantes (por ejemplo, Norman y Malla, 1993;
294
Capítulo VIII.Discusión general, limitaciones y futuras líneas de investigación
Ventura, Nuechterlein, Lukoff, y Hardesty, 1989). La esquizofrenia se asocia con
la mala adaptación frente al estrés emocional, incluyendo el uso de estrategias de
afrontamiento menos activas y más estrategias de afrontamiento de evitación (van
den Bosch, van Asma, Rombouts, y Louwerens, 1992). Esta forma de afrontar los
acontecimientos estresantes podría funcionar como un mediador de la relación
entre el estrés y la exacerbación de los síntomas psicóticos (Horan y Blanchard,
2003). Los familiares de personas con trastornos psicóticos también presentan un
aumento de la reactividad emocional a los estresores diarios, lo que sugiere que
esta alta respuesta al estrés podría estar asociada con la vulnerabilidad a la
psicosis (Myin-Germeys, van Os, Schwartz, de piedra, y Delespaul, 2001). Estos
patrones de afrontamiento han sido objeto de entrenamiento para muestras clínicas
a modo de intervención; no obstante, aún estamos lejos de conseguir estrategias de
intervención primaria que trabajen patrones disfuncionales en etapas anteriores a
la aparición del trastorno. Demostrar que estos patrones disfuncionales en el
manejo de acontecimientos vitales estresantes están vinculados a un mayor riesgo
de desarrollar trastornos psicológicos relevantes es clave para la utilización de
políticas al servicio de la prevención.
La investigación relacionada con la emoción proviene de los estudios de
laboratorio sobre la percepción del afecto facial, el procesamiento de la
información de carácter verbal emocional, la prosodia emocional y variantes
experimentales de paradigmas clásicos como el Stroop. En general, para explicar
las alteraciones emocionales en pacientes con esquizofrenia y personas con
vulnerabilidad, se traza una compleja red de interrelaciones entre los mecanismos
cognitivos y circuitos neuronales implicados. A pesar de ser su comprensión un
objetivo clave para el entendimiento de la esquizofrenia y los trastornos asociados
a su espectro, la atención a los mecanismos implicados en la experiencia
emocional es tan emergente como contradictoria en sus resultados.
Con estas consideraciones, se trazaron diez objetivos en torno a esta tesis
doctoral. Cada uno de ellos se concretaba en una hipótesis. A continuación se
exponen los principales hallazgos constatados.
295
Marta Santarén Rosell
1. El primer objetivo partía del diseño de seis tareas experimentales ad hoc
a la investigación que permitieran esclarecer el funcionamiento de los
participantes en tareas basadas en los paradigmas de priming fotográfico, priming
verbal e interferencia palabra-dibujo. Las tareas fueron diseñadas teniendo en
cuenta los parámetros experimentales que debían cumplir. El estudio piloto
realizado sobre la tarea de priming fotográfico y el reconocimiento facial de las
emociones (FER) permitió considerar como adecuado el diseño de los dos
experimentos. No obstante, en la tarea de priming fotográfico se observó un
fenómeno descrito como priming inverso (Glaser y Banaji, 1999; Glaser, 2003).
Es decir, se observó un efecto de facilitación de la valencia incongruente del
prime sobre el procesamiento del target. Este efecto se ha observado en algunos
estudios que enfatizan a sus participantes la precisión de sus respuestas (Wentura,
2000) sobre la rapidez de las mismas. En el resto de los experimentos, los
patrones de respuesta de la muestra experimental indican coherencia con respecto
a los criterios de diseño considerados. En las pruebas de priming, se observa el
efecto de facilitación en los ensayos de congruencia o de relación semántica frente
a los que no lo tienen. Para el caso de las tareas experimentales basadas en el
PWI, los tiempos de reacción son mayores cuando existen estímulos a modo de
interferencia y cuando estos estímulos tienen valor emocional o relación
semántica con el dibujo con el que fueron presentadas.
2. El segundo objetivo era estudiar la posible existencia de un patrón
diferencial en la ejecución una tarea de priming fotográfico de reconocimiento
facial de las emociones entre adolescentes con baja, media y alta esquizotipia
psicométrica. Tal y como se contemplaba en la hipótesis inicial, los adolescentes
con altas puntuaciones en esquizotipia no mostraron un patrón alterado en esta
tarea. Este patrón de respuesta es congruente con investigaciones realizadas sobre
población clínica y población general. Tampoco se observaron fenómenos de
hiperpriming para las emociones negativas en respuesta a un estado aversivo
general que pudiera facilitar el procesamiento de la información congruente con el
organismo (Lang, 1990). A este respecto, cabe concluir, que los adolescentes con
296
Capítulo VIII.Discusión general, limitaciones y futuras líneas de investigación
altas puntuaciones en esquizotipia tendrían conservados los juicios de evaluación
rápidos de las expresiones faciales.
3. El establecimiento de alteraciones en la tarea de etiquetado de las
emociones faciales constituía el tercer objetivo de la investigación. Se esperaba
que los adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia mostraran un patrón
deficitario en esta habilidad. En caso de confirmarse esta alteración, cabía
constatar que este grupo presentara una mayor tasa de errores para las emociones
de valencia negativa. En segundo lugar, se había contemplado la posibilidad de
que este grupo mostrara un procesamiento de la información emocional
distorsionado para estímulos ambiguos. Los resultados de la tarea de etiquetado
emocional nos llevan a aceptar las hipótesis conjugadas parcialmente. Los
resultados señalaron un patrón diferencial en la tarea de Etiquetado emocional
para los adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia relacionado con la
dimensión Distorsión de la Realidad y la puntuación total en el ESQUIZO-Q. El
patrón diferencial encontrado para esta muestra se mostró para la tasa de aciertos
de la emoción sorpresa. La tendencia del grupo denominado «esquizotipia total»,
mostró además una peor ejecución todas las emociones excepto para la
identificación del miedo. El mismo patrón de errores fue registrado en el grupo de
alta esquizotipia psicométrica en su dimensión positiva para todas las emociones
exceptuando la ira. No obstante, estas diferencias no fueron estadísticamente
significativas. Un análisis más pormenorizado de las alternativas de respuestas
dadas para estos dos grupos de riesgo permitió confirmar la segunda cuestión
deslindada de esta tarea. Los adolescentes con riesgo psicométrico a la psicosis
habían cometido errores en el etiquetado de la emoción sorpresa al confundirla
con las emociones de miedo, rabia o asco. Tal y como indican otros autores, los
resultados de esta investigación sugieren que los déficit en FER no se limitan a los
individuos con esquizofrenia, sino que están relacionados de manera más extensa
con la vulnerabilidad a la psicosis (Phillips y Seidman, 2008).
4. Para el establecimiento de las habilidades de FER como un marcador de
riesgo a la psicosis, se diseñó una tarea de priming afectivo verbal. El objetivo era
establecer si los adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia muestran
297
Marta Santarén Rosell
alteraciones con respecto a los grupos de comparación. La hipótesis señalaba que
los adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia podrían mostrar
alteraciones en los ensayos de SOA largo, relacionado con los procesos
controlados, con un patrón conservado para los ensayos de SOA corto. Los
resultados obtenidos muestran que no existe un patrón diferencial para los grupos
de comparación con respecto al rendimiento de la tarea de priming afectivo con
material verbal. Los patrones de ejecución para los grupos de baja, media y alta
esquizotipia son similares tanto en los ensayos de SOA largo como en los ensayos
de SOA corto. No obstante, sí se mostraron diferencias estadísticamente
significativas en los ensayos de SOA largo para los grupos de esquizotipia
positiva y Desorganización Interpersonal. Estas diferencias son intragrupo y, por
lo tanto, independientes de las puntuaciones en el autoinforme de vulnerabilidad a
la psicosis. Los patrones de respuesta señalan un efecto de facilitación en las
condiciones de valencia incongruente afectiva y SOA largo. Estos efectos pueden
atribuirse a un proceso estratégico que contrarresta la influencia automática del
estímulo prime sobre la evaluación del target.
5. El objetivo trazado a partir del diseño de la tarea de priming semántico
atendía al estudio de un patrón diferencial entre los grupos de alta, media y baja
esquizotipia. El fundamento de esta tarea era la consideración de que un fallo en el
etiquetado facial de las emociones podría estar detrás de alteraciones en la
organización de la información de las redes semánticas. No obstante, en base a las
contradicciones de la literatura previa, el segundo objetivo perseguido en esta
tarea era la de arrojar luz sobre el comportamiento de los adolescentes con altas
puntuaciones en esquizotipia frente a palabras de alta y baja frecuencia. Los
resultados para esta muestra de adolescentes no arrojaron diferencias
estadísticamente significativas en ninguna de las condiciones experimentales
manejadas en la tarea de priming semántico. Esta ausencia de diferencias fue
común para las tres dimensiones de la esquizotipia y para la puntuación total en el
ESQUIZO-Q. Un bajo nivel de priming para las palabras de baja frecuencia
indicaría un problema en el almacenamiento de la información semántica para los
participantes. Un bajo efecto de priming, tanto para las palabras de alta frecuencia
298
Capítulo VIII.Discusión general, limitaciones y futuras líneas de investigación
como para las de baja, hubiera sido indicador de una alteración para el acceso al
almacenamiento de la información semántica. Al no existir diferencias
estadísticamente significativas entre los grupos de comparación, no se puede
hablar de que existan alteraciones en los procesos de acceso o almacenamiento al
léxico. Por lo tanto, un fallo en los procesos de etiquetado de las emociones podría
residir en una reacción ansiosa ante el material emocional.
6. La utilización de materiales verbales y fotográficos de carácter
emocional o semántico, combinado en los cuatro experimentos diseñados, trataba
de identificar si las alteraciones constatadas eran sensibles al tipo de material
utilizado. Los resultados de esta investigación apuntan hacia una distinción entre
los procesos automáticos y los procesos controlados para el reconocimiento facial
de los adolescentes. Se ha obtenido apoyo experimental para las alteraciones en
FER sostenidos en procesos controlados. Además, las diferencias entre las dos
tareas son coincidentes con los de otros autores que informan de estos déficit en
FER incluso cuando otras capacidades de procesamiento facial permaneces
intactas (Bediou et al. 2007). Una cuestión considerada fue si una mala
etiquetación de las expresiones faciales respondería a las alteraciones en la
organización de las redes semánticas. En base a los resultados constatados, no
podemos hablar de que estas alteraciones se justifiquen por problemas en el
acceso o almacenamiento de la información semántica. No obstante, se percibe
una tendencia para los grupos de altas puntuaciones en esquizotipia a mostrar
menos efectos de facilitación para las palabras de baja frecuencia. En tercer lugar,
los resultados obtenidos en la tarea de priming afectivo verbal constatan que el
déficit para el procesamiento de la información emocional sería más específico
para el procesamiento visual de los rostros que para el procesamiento de las
palabras.
7. En otra línea de paradigmas experimentales, se trazaba otro de los
objetivos de este estudio: estudiar si los grupos de alta, media y baja esquizotipia
se diferenciaban en una tarea basada en el paradigma PWI. Las palabras
presentadas como material irrelevante eran de carácter emocional. Los datos
arrojados por este estudio señalaron la existencia de diferencias estadísticamente
299
Marta Santarén Rosell
significativas entre el grupo de alta esquizotipia psicométrica en la dimensiones
Distorsión de la Realidad y Desorganización Interpersonal. Para ambas
dimensiones, se registraron los mayores tiempos de reacción para los ensayos
combinados con palabras de valencia negativa. No obstante, el tamaño del efecto
reveló que estas diferencias fueron mayores para la dimensión positiva de la
esquizotipia. Este experimento ofrece apoyo a estudios anteriores que defendían
que los individuos con síntomas predominantemente positivos parecen ser más
sensibles a la información emocional de valencia negativa (Epstein et al., 1999;
Kerns, 2005; Kerns y Berenbaum, 2000).
8. El sexto y último experimento de la investigación estaba detrás del
objetivo de establecer la presencia de alteraciones en la organización léxicosemántica de los adolescentes con altas puntuaciones en esquizotipia
psicométrica. Se esperaba obtener un peor rendimiento en el grupo de riesgo
psicométrico. Esta alteración se constataría para la inhibición de la información
irrelevante presentada en la tarea de PWI. Era de esperar que los adolescentes de
riesgo experimentaran mayores dificultades para inhibir las palabras relacionadas
semánticamente con el dibujo. Los resultados de esta investigación obtuvieron
diferencias estadísticamente significativas en el factor Intrasujeto para las
dimensiones Distorsión de la Realidad y Anhedonia, así como para la puntuación
total de la esquizotipia. El grupo de adolescentes que conformaron el grupo de
esquizotipia positiva y negativa tuvieron mayores dificultades para la
denominación de aquellos dibujos acompañados por una palabra relacionada
semánticamente, si bien estos patrones se manifestaron a modo de tendencias.
Para el caso de la esquizotipia positiva, los TRs tienden a ser superiores en
aquellos adolescentes con mayores puntuaciones en el autoinforme de riesgo para
la condición de interferencia semántica. La misma tendencia fue encontrada en el
grupo de esquizotipia negativa, si bien estas diferencias fueron algo más
evidentes.
9. El último objetivo propuesto volvía a la consideración de las habilidades
de FER y al intento de establecer relaciones con otras medidas cognitivas como la
inhibición cognitiva. La existencia de un patrón deficitario en la tarea de FER,
300
Capítulo VIII.Discusión general, limitaciones y futuras líneas de investigación
priming verbal afectivo en los ensayos de SOA largo y en la tarea basada en PWI
emocional, podría haber llevado a concluir que existe una alteración en el
procesamiento de la información de carácter emocional en la esquizotipia
psicométrica. Los resultados avalan parte de esta conclusión. A la luz de los
resultados obtenidos, las alteraciones constatadas en las tareas experimentales en
los grupos de alta esquizotipia tienen su origen en procesos cognitivos de orden
superior relacionados con la codificación de la información emocional. Los
mecanismos de acción serían independientes a otros procesos de neurocognición
básicos, tales como los procesos de carácter automático, la implicación de
sistemas de memoria semántica y la inhibición cognitiva. Por este motivo, esta
investigación supone un paso más para la consideración de que las habilidades
implicadas en el procesamiento de la información de carácter emocional podrían
funcionar como rasgos de vulnerabilidad específica para la psicosis.
A lo largo de todo el trabajo, se ha remarcado la cuestión de que no existe
un consenso en la determinación del origen de las alteraciones emocionales en la
esquizotipia. Sin embargo, de los resultados de este estudio se obtienen patrones
similares a los encontrados en muestras clínicas. Esto hace considerar la idoneidad
del constructo de la esquizotipia para el estudio de los mecanismos cognitivos que
podrían estar implicados en la génesis de la esquizofrenia. Por otro lado, lleva a la
aceptación de que el fenotipo psicótico se distribuye a lo largo de un continuum de
gravedad. Desde este marco, el estudio con población general con altas
puntuaciones en esquizotipia es un acercamiento válido para la comprensión de
los marcadores de riesgo o vulnerabilidad de los trastornos del espectro psicótico.
No cabe duda de que quedan muchos pasos para entender el papel que desempeña
la neurocognición básica en los trastornos psicóticos, fundamentalmente en los
momentos iniciales o estados de riesgo para la esquizofrenia. No obstante, los
esfuerzos y avances realizados en las neurociencias, junto con los realizados en la
metodología psicométrica, nos dan una idea de la relevancia de estas
investigaciones en el panorama científico internacional. Una de las últimas
aportaciones a este campo ha sido el reconocimiento de la cognición social y sus
subdominios en el inicio, evolución y vulnerabilidad a los trastornos psicóticos.
301
Marta Santarén Rosell
De ese modo, el estudio de las habilidades necesarias para el desarrollo de una
conducta social adaptativa constituye uno de los objetivos fundamentales en la
investigación y tratamiento de las personas afectadas o con vulnerabilidad a la
psicosis. Sin duda, el estudio de la emoción en todas sus posibles manifestaciones
puede favorecer el entendimiento de las alteraciones emocionales en este grupo de
personas; desde este reconocimiento, no podemos sino admitir un momento
‘emocionante’y propicio para el estudio de esas experiencias emocionales que
pueden contribuir a la transición y empeoramiento de las experiencias psicóticas.
8.2. Limitaciones del estudio
Llegados a este punto, se hace necesario constatar, que los resultados
obtenidos en esta investigación deben interpretarse considerando las siguientes
limitaciones.
En primer lugar, los grupos experimentales se conformaron a partir de las
puntuaciones obtenidas a través de medidas de autoinforme. Si bien el estudio de
la vulnerabilidad a la psicosis desde un enfoque psicométrico era una estrategia
fiable y válida, no se debe perder de vista los problemas asociado a este tipo de
evaluación. Los principales problemas asociados a los autoinformes tienen que ver
con los fenómenos de la deseabilidad social, problemas en la interpretación del
significado de los ítems y la obtención de falsos positivos (Fernández Balesteros,
2004). En este sentido, contar con informes externos al propio adolescente o el
empleo de la entrevista son estrategias necesarias para la toma de decisiones sobre
los resultados obtenidos en las fases de screening.
Las experiencias psicóticas deben ser siempre comprendidas y analizadas
dentro de un modelo de vulnerabilidad-estrés. La presencia de PLE sólo supondrá,
en un conjunto reducido de individuos, una evolución desfavorable que
desencadene un cuadro clínico con un impacto clínicamente significativo
(Dominguez, Wichers, Lieb, Wittchen, y van Os, in press; Welham, et al., 2009).
La persistencia temporal de este fenómeno se sitúa en el orden del 10-35% (De
302
Capítulo VIII.Discusión general, limitaciones y futuras líneas de investigación
Loore et al., 2008; van Os, et al., 2009). Por tanto, estas experiencias,
consideradas como la expresión conductual de vulnerabilidad latente de psicosis,
deben interactuar con otros factores de riesgo ambientales (p. ej., consumo de
cannabis, eventos traumáticos), hereditarios (p. ej., familiares de primer grado con
un trastorno psicótico) y/o psicológicos (p. ej., síntomas depresivos, estrategias de
afrontamiento) para que deriven en un caso clínico y en una necesidad de
tratamiento (van Os, et al., 2010).
En segundo lugar, tal y como señalan algunos autores, la adolescencia es
una etapa acompañada de grandes cambios en el desarrollo neuronal, hormonal,
personal y de formación de identidad (Feinberg, 1982; Harrop y Trower, 2003;
Walker, 2002). Los síntomas emocionales son característicos de esta etapa del
desarrollo, por lo que los resultados aquí constatados se deberían comprender
dentro de los propios procesos madurativos del desarrollo y la riqueza de las
experiencias emocionales en esta etapa de la vida. La adolescencia es un período
de importantes modificaciones donde los patrones de personalidad no se
encuentran definidos con la estabilidad que alcanzan en la edad adulta. Por este
motivo, es necesario ser cuidadosos en la consideración de que los adolescentes
con altas puntuaciones en esquizotipia sea una población representativa para la
esquizotipia manifestada en población general.
Por otro lado, el propio diseño experimental de la investigación, no ha
permitido que el tamaño muestral sea lo suficientemente representativo de la
población española adolescente. Esta limitación en el tamaño de la muestra
podría, a su vez, haber tenido implicaciones en algunos de los resultados
obtenidos a través de las pruebas a modo de tendencia, sin significación
estadística.
En cuarto lugar, cabe hacer referencia a la complejidad de los constructos
evaluados. La esquizotipia, es un constructor multidimensional. La dimensión
positiva y la dimensión negativa son las dimensiones que más apoyo científico
tienen. No obstante, existen distintas consideraciones para los factores que dan
identidad a este constructo. En esta investigación se utilizó el ESQUIZO-Q, un
303
Marta Santarén Rosell
autoinforme desarrollado para la medición del riesgo a la psicosis para población
adolescente española. El modelo tridimensional al que responde se basa en las
escalas de Distorsión de la Realidad, Anhedonia Introvertida y Desorganización
Interpersonal. La utilización de distintas escalas para la evaluación del riesgo a la
psicosis puede dar lugar a diferentes resultados. Por otro lado, la complejidad de
la percepción emocional y el diseño ad hoc de las tareas experimentales, dificulta
la comparación de los resultados obtenidos con investigaciones anteriores. Cabe
destacar que, hasta la fecha, no existe ningún estudio que haya utilizado tareas
basadas en el PWI para la evaluación de la inhibición cognitiva en población con
esquizotipia psicométrica adolescente.
En referencia de nuevo a la complejidad de los constructos estudiados, no
se debe perder de vista que las habilidades de la percepción emocional en la vida
cotidiana siempre se ponen en práctica en un contexto que dota de significado, por
ejemplo, a las expresiones faciales de las personas con las que interaccionamos.
En este sentido, las tareas experimentales carecen de ese contexto, por lo que se
atenta contra la complejidad de los fenómenos sociales en su esencia.
En último lugar, cabe resaltar la naturaleza transversal de la investigación.
Los fenómenos estudiados deben entenderse bajo un fenómeno de co-ocurrencia,
en ningún caso pueden establecerse relaciones de causa-efecto a partir de las
conclusiones obtenidas. Las alteraciones en habilidades como FER y en la
inhibición de información de carácter emocional en los adolescentes con altas
puntuaciones en el ESQUIZO-Q han sido obtenidas a través de una evaluación
puntual, sin que se pueda establecer los cursos de desarrollo en estas habilidades
ni el impacto de las mismas en las esferas social y ocupacional de los
participantes.
Es difícil abordar todas las consideraciones apreciadas a la luz de los
resultados obtenidos e integrarlas en una explicación comprehensiva y
parsimoniosa. La escasez de los estudios realizados al respecto, con sus
particulares características en cuanto a diseños experimentales, tamaños
muestrales y variabilidad, dificultan generalizar nuestros resultados. En esta
304
Capítulo VIII.Discusión general, limitaciones y futuras líneas de investigación
realidad, el principal valor del presente estudio radica en abrir el camino a futuros
estudios.
8.3. Futuras líneas de investigación
Los hallazgos obtenidos en la investigación prestan apoyo a la sugerencia
de que algunos déficit de la cognición social, aparte de su presencia en la
manifestación del cuadro clínico, podrían ser considerados como rasgos de
vulnerabilidad a la esquizofrenia. Por lo tanto, se hace necesario el desarrollo de
estudios adicionales que investiguen si estos déficit son ‘independientes’ del
estado del trastorno. Si estas disfunciones son factores de riesgo adicionales para
el desarrollo de la psicosis podrían ser susceptibles de estrategias de intervención
temprana. De hecho, la investigación sobre el funcionamiento cognitivo social en
poblaciones UHR y en población general con altas puntuaciones en autoinformes
de riesgo constituye la estrategia para la comprensión y el perfilamiento de
estrategias eficaces de intervención precoz. No obstante, se hacen necesarios, en
base a las limitaciones comentadas en el apartado anterior, la realización de
estudios de carácter longitudinal, y la realización de medidas complementarias
que permitan establecer perfiles de riesgo más concretos y sus relaciones con otras
habilidades cognitivas.
De los resultados obtenidos, cabe comentar, las inquietudes despertadas
por algunos de los experimentos. Con respecto al paradigma del priming verbal,
sería interesante manipular los valores del SOA. Los estudios que por diseño
experimental pueden ser comparables al diseño de esta investigación, utilizaron
SOAs de 700ms para la evaluación de procesos controlados. En esta investigación
se utilizaron SOAs de 500ms. Cabe el interrogante de si la ausencia de diferencias
estadísticamente significativas reside más en el diseño de la tarea que en los
resultados obtenidos. Un aumento de la asincronía entre el prime y target
facilitaría la diferenciación entre los procesos automáticos y controlados de la
información verbal. En esta línea, se cree que futuros estudios podrían determinar
305
Marta Santarén Rosell
el papel de la activación de la información semántica y la información afectiva en
el riesgo a la psicosis y las relaciones existentes entre estos dos grandes
paradigmas de investigación: el priming semántico y el priming afectivo.
A partir de los datos actuales es difícil determinar si los ítems de baja
frecuencia no se almacenan en la memoria semántica en la esquizofrenia como
una alteración primaria del cuadro o si bien podría ser el resultado del trastorno y
de los efectos de la medicación. No ha sido posible establecer, si la evolución del
cuadro psicótico trae consigo una pérdida progresiva de los conceptos de menor
frecuencia o si una menor disponibilidad para el almacenamiento y posterior
acceso para estos conceptos podría estar presente en población con vulnerabilidad
al trastorno. Los estudios acerca de los mecanismos de la memoria semántica en
población de UHR y con alta esquizotipia psicométrica podrán ayudar a aclarar
estas cuestiones.
Por otro lado, es necesaria la consideración de otros paradigmas
experimentales como el del cambio atencional o la Inhibición Latente, cuyo grado
de dificultad parece estar detrás de mecanismos cognitivos distintos al paradigma
Stroop. Dichos paradigmas parecen aportar evidencias de alteraciones en
poblaciones no clínicas con altas puntuaciones en autoinformes de riesgo
psicótico. Futuros estudios deberán estudiar los mecanismos comunes y
diferenciales en paradigmas experimentales utilizados para la comprensión de los
déficit cognitivos presentes en estas poblaciones que pudieran ser marcadores de
riesgo para los trastornos psicóticos.
Es de interés para esta investigación establecer las relaciones de los
patrones de ejecución evaluados y su relación con otras variables como la
ansiedad, la afectividad positiva y negativa y medidas de inteligencia emocional.
Es interesante diferenciar las experiencias emocionales acerca de las que los
adolescentes son capaces de informar y sus relaciones con patrones de
rendimiento en medidas de laboratorio como las propuestas en esta investigación.
Estas diferencias entre la experiencia emocional informada y experimentada en
tareas de laboratorio podrían aportar cuestiones interesantes sobre los mecanismos
306
Capítulo VIII.Discusión general, limitaciones y futuras líneas de investigación
implicados en los trastornos del espectro esquizofrénico y su vulnerabilidad. Por
otro lado, su conocimiento será una guía fundamental para los programas de
intervención para las personas afectadas por este grupo de trastornos.
En último lugar, hacer mención al desarrollo de iniciativas como las
propuestas por el grupo NIHM-MATRICS para la definición de los constructos
contemplados y
sus procedimientos de evaluación para poder establecer
comparaciones rigurosas entre los estudios desarrollados en la vulnerabilidad a la
psicosis y las habilidades cognitivas sociales afectadas. Se hace necesaria la
implantación de estrategias e instrumentos comunes entre las comunidades
científicas que permitan establecer marcadores de riesgo bien constatados para
esta población de interés.
307
CAPÍTULO IX. Conclusiones
Capítulo IX.Conclusiones
CAPÍTULO IX. CONCLUSIONES
Los principales hallazgos obtenidos en esta tesis doctoral pueden
resumirse en los siguientes puntos:
1) Los paradigmas experimentales de priming fotográfico y afectivo han
mostrado fenómenos de facilitación
2) Los adolescentes con alta esquizotipia mostraron un rendimiento similar
a los grupos de comparación para la prueba de priming fotográfico. Estos datos
descartan el fenómeno contemplado de hiperpriming para las emociones
negativas.
3) En la tarea de Etiquetado emocional, se obtuvieron diferencias
estadísticamente significativas entre los grupos de alta y baja esquizotipia. Los
adolescentes de alta esquizotipia obtuvieron una mayor tasa de errores en la
identificación de la emoción sorpresa, a la que confundieron con emociones como
ira o miedo. A su vez, se constata, a modo de tendencia, que los adolescentes de
altas puntuaciones en las dimensiones positiva y de Desorganización Interpersonal
muestran un patrón más errático para la mayoría de las emociones.
4) En contra de lo que se esperaba, el rendimiento en la tarea de priming
verbal afectivo de los adolescentes con alta esquizotipia psicométrica no mostró
un
patrón
311
Marta Santarén Rosell
diferencial de ejecución con respecto a los grupos de media y baja esquizotipia. Es más,
este grupo de participantes se benefició de una mayor duración del intervalo
interestimular prime-target (SOA). Estos resultados llevaron a la consideración de que
la precisión de las respuestas dadas en estos ensayos muestran un procesamiento
detallado de la información estimular por parte de este grupo, especialmente para la
información de valencia negativa.
5) En cuanto a los resultados obtenidos en la tarea de priming verbal semántico,
los adolescentes con alta esquizotipia psicométrica no mostraron diferencias
estadísticamente significativas con respecto a los grupos de media y baja esquizotipia.
Los tiempos de reacción para los tres grupos de comparación fueron similares, tanto
para los ensayos de SOA breve (250 ms) como para los ensayos de SOA largo (500 ms).
6) Que los adolescentes con alta esquizotipia exhibieran un rendimiento similar
al de los grupos de comparación en la tarea de priming semántico llevó a la
consideración de que estos adolescentes no presentan alteraciones en el almacenamiento
de la información semántica. Este hecho es constatado a partir de la ausencia de efecto
de la frecuencia de las palabras (alta vs. baja), combinado en el diseño experimental de
la prueba.
7) Los datos arrojados en la tareas experimentales fundamentadas en el
paradigma de interferencia palabra-dibujo (PWI) emocional mostraron la existencia de
diferencias estadísticamente significativas en el grupo de alta esquizotipia psicométrica
en la dimensiones Distorsión de la Realidad y Desorganización Interpersonal. Para
ambas dimensiones, se registraron mayores tiempos de reacción para los ensayos
combinados con palabras de valencia negativa.
8) Los resultados de la tarea de PWI semántica reflejaron que no existen
diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de esquizotipia comparados.
312
Capítulo IX.Conclusiones
Los adolescentes de alta esquizotipia no experimentaron más dificultades que los grupos
control en la inhibición de la información relacionada semánticamente con los dibujos
presentados en los ensayos.
9) En base a lo expuesto anteriormente, se puede concluir que, en las
alteraciones constatadas en el reconocimiento facial de las emociones (FER), están
implicados los procesos cognitivos de naturaleza controlada. La explicación para estas
alteraciones no puede basarse en un funcionamiento alterado de los sistemas de
memoria semántico, tal como se contempló inicialmente. Es posible que la alteración
constatada en FER esté mediada por una dificultad de acceso al léxico promovida por
una reacción ansiosa al material de carácter emocional negativo. Por otro lado, la
alteración para el procesamiento de la información de carácter emocional se hizo
evidente para el material fotográfico y no para el material verbal. En último lugar, los
resultados obtenidos a través de las pruebas fundamentadas en el PWI, llevaron a
concluir que los adolescentes objeto de estudio de esta investigación, mostraron más
dificultades en la inhibición cognitiva de material emocional de valencia negativa. Este
patrón retoma la consideración de que las alteraciones en el procesamiento emocional
de este grupo de riesgo residen en procesos de carácter superior o de naturaleza
controlada.
10) En suma, cabe decir, que las habilidades implicadas en el procesamiento de
la información de carácter emocional pueden ser considerados en los modelos de
vulnerabilidad a la psicosis. Si bien los mecanismos implicados en estas alteraciones
son una cuestión aún sin resolver, esta investigación supone un pequeño avance más en
la comprensión de los componentes emocionales y su relación con otras habilidades
cognitivas básicas.
313
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410
ANEXOS
Anexos
ANEXOS:
ANEXO 1: ESQUIZO-Q: Cuestionario Oviedo para la Evaluación
de la Esquizotipia
NOMBRE:________________________APELLIDOS:___________________________________
EDAD:___________
SEXO: HOMBRE / MUJER (rodea con un círculo)
INSTITUTO/COLEGIO:____________________________________________________________
______
Este cuestionario formula preguntas sobre qué opinas de algunas cosas y de cómo ves, sientes y experimentas
determinados hechos. Para responder, simplemente debes rodear con un círculo el número que se corresponda con
la contestación que quieres dar. Las puntuaciones oscilan entre 1 y 5 donde:
1: Totalmente en desacuerdo
2: En desacuerdo
3: Ni de acuerdo ni en desacuerdo (indiferente)
4: De acuerdo
5: Totalmente de acuerdo
Ejemplo: Me gusta ir al cine con mis amigos.
Si te gusta mucho ir al cine con tus amigos marcarías la opción número 5. En caso que no te guste nada ir con tus
amigos al cine marcarías la opción número 1. Para las situaciones intermedias, usa el resto de los números.
El cuestionario es totalmente confidencial. Contesta con total sinceridad y honestidad. No existen respuestas
correctas o incorrectas, en caso de duda marca la que más se aproxime a tu forma de sentir o pensar. Si tienes
cualquier sugerencia o pregunta, consúltala con el evaluador. No dejes ninguna pregunta sin contestar.
Muchas gracias por tu colaboración
413
Marta Santarén Rosell
ESQUIZO-Q
1. Me gusta volver a encontrarme con amigos que hace mucho tiempo que no veo
12345
2. Me gusta ayudar a mis amigos y familiares cuando lo necesitan
12345
3. Soy una persona un poco extraña
12345
4. Me pongo nervioso cuando voy a tener una conversación seria con otra persona
12345
5. Me pongo nervioso incluso cuando estoy con mis amigos
12345
6. Mis amigos dicen que mi forma de vestir es extraña
12345
7. Estando solo en casa he tenido la sensación de que alguien me hablaba
12345
8. Mis amuletos pueden llegar a hacer que apruebe un examen
12345
9. Me resulta difícil concentrarme en lo que hago
12345
10.Me resulta difícil confiar en mis familiares
12345
11. Creo que las cosas que salen en la radio o en la televisión tienen un significado
especial para mí, que mis amigos no entienden
12345
12. Noto que ciertas cosas guardan un significado oculto que sólo yo puedo
entender
12345
13. Me siento bien cuando veo a mis amigos y familiares felices
12345
14. Evito lugares públicos donde hay mucha gente, porque sé que me pondré
nervioso
12345
15. Me pongo nervioso cuando sé que tengo que ir a un lugar donde habrá mucha
gente mirándome
12345
16. Me siento incómodo cuando estoy en compañía de otras personas que no
conozco bien
12345
17. Creo que alguien trama algo contra mí.
12345
18. Me doy cuenta de que mis ideas están desordenadas en mi cabeza
12345
19. Tengo pocos amigos de confianza a los que pueda contar mis problemas
12345
20. Mis familiares me han dicho que no confío en ellos para contarles mis
problemas
12345
21. Creo que puedo detectar mensajes ocultos en la televisión o en la radio
12345
22. Cuando me estoy duchando me gusta sentir el agua sobre mi piel
12345
23. Tengo muchas ideas en mi cabeza que no soy capaz de poner en orden
12345
24. Alguien me la tiene jurada
12345
25. Creo que hay gente que puede leer la mente de otras personas
12345
26. Tengo pocos amigos íntimos en los que confío
12345
414
Anexos
27. Me gusta recibir la visita de mis amigos en mi casa
12345
28. Oigo voces que los demás no pueden oír
12345
29. Me sudan las manos cuando tengo que hablar con personas desconocidas
12345
30.Cuando estoy solo tengo la sensación de que alguien susurra mi nombre
12345
31. Me resulta difícil mantener la atención cuando llevo a cabo una tarea
12345
32. Siento que alguien me envía mensajes ocultos que sólo yo puedo entender
12345
33. Cuando estoy haciendo una actividad o tarea mi mente se suele quedar en
blanco
12345
34. La gente me mira con desprecio
12345
35. Los sueños que tengo son señales de que algo malo va a ocurrir
12345
36. Cuando estoy hablando mis pensamientos se paran de repente
12345
37. Me gusta acariciar objetos o cosas de tacto suave como, por ejemplo, una tela
de seda
12345
38. La gente me mira de forma rara por mi apariencia
12345
39. Tengo pensamientos tan reales que parece como si alguien me hablase
12345
40. Me siento mal si veo a un amigo sufrir
12345
41. Disfruto con los olores agradables, por ejemplo, el olor de la comida o de los
perfumes
12345
42. Cuando hablo con otras personas me pongo nervioso y me bloqueo
12345
43. Disfruto escuchando una buena canción
12345
44. Creo que existen personas que pueden controlar los pensamientos de otras
12345
45. He sentido como si mi cuerpo no estuviera bajo mi control
12345
46. Los demás piensan que soy una mala persona
12345
47. Mis compañeros la tienen tomada conmigo
12345
48. Mis amigos dicen que no entienden lo que digo porque utilizo palabras un
poco extrañas
12345
49. He oído sonidos que no sé si venían de mi cabeza o del exterior
12345
50. Tengo la extraña sensación de que las cosas que aparecen en la radio o en la
televisión están especialmente dirigidas a mí
12345
51. Cuando algo me sale mal es porque alguien me ha echado una maldición
12345
415
Marta Santarén Rosell
Claves de corrección del ESQUIZO-Q
Escala
Ideas de Referencia
Pensamiento Mágico
Experiencias Perceptivas Extrañas
Pensamiento y Lenguaje Raros
Ideación Paranoide
Ítems
11, 12, 21, 50
8, 25, 35, 44, 51
7, 28, 30, 32, 39, 45, 49
9, 18, 23, 31, 33, 36
17, 24, 34, 46, 47
Anhedonia Física
22, 37, 41, 43
Anhedonia Social
1, 2, 13, 27, 40
Comportamiento Raro
Falta de Amigos Íntimos
Ansiedad Social Excesiva
3, 6, 38, 48
10, 19, 20, 26
4, 5, 14, 15, 16, 29, 42
*Los ítems 1, 2, 13, 22, 27, 37, 40, 41, 43 puntúan en sentido
inverso
416
Anexos
ANEXO 2 : Reynolds Adolescent Depression Scale (RADS)
RADS
A continuación se presentan una serie de afirmaciones a las cuales debes responder. Para
ello debes rodear con un círculo aquella opción de respuesta que más se aproxime a tu forma de
pensar o sentir. Las opciones posibles para contestar son:
1: casi nunca
2: algunas veces
No existen respuestas correctas o
comenzar.
3: bastantes veces
4: casi siempre
incorrectas. No dejes ninguna sin contestar. Puedes
1. Me siento feliz
1
2
3
4
2. Estoy preocupado por mi trabajo, rendimiento escolar
1
2
3
4
3. Me siento solo
1
2
3
4
4. Creo que no gusto a mis padres
1
2
3
4
5. Me siento importante
1
2
3
4
6. Deseo aislarme, apartarme de los demás
1
2
3
4
7. Me siento triste
1
2
3
4
8. Tengo ganas de llorar
1
2
3
4
9. Siento que nadie se preocupa por mí
1
2
3
4
10. Tengo ganas de divertirme con los otros chicos
1
2
3
4
11. Me siento enfermo
1
2
3
4
12. Creo que me quieren
1
2
3
4
13. Tengo ganas de huir de casa
1
2
3
4
14. Tengo ganas de hacerme daño
1
2
3
4
15. Creo que no gusto a mis compañeros
1
2
3
4
16. Me siento molesto, irritado
1
2
3
4
17. Creo que la vida es injusta
1
2
3
4
18. Me siento cansado
1
2
3
4
19. Creo que soy malo
1
2
3
4
20. Creo que no sirvo para nada
1
2
3
4
21. Me compadezco, siento lástima de mí
1
2
3
4
22. Hay cosas que me enfurecen
1
2
3
4
23. Me gusta hablar con mis compañeros
1
2
3
4
24. Tengo problemas para dormir
1
2
3
4
417
Marta Santarén Rosell
25. Tengo ganas de divertirme
1
2
3
4
26. Me siento preocupado
1
2
3
4
27. Tengo dolores de estómago
1
2
3
4
28. Me aburro
1
2
3
4
29. Me gusta comer
1
2
3
4
30. Siento que lo que hago no sirve para nada
1
2
3
4
Claves de corrección de la Reynolds Adolescent Depression Scale (RADS)
Escala
Ítems
Disforia
2, 3, 6, 7, 8, 16, 21, 26
Anhedonia
1, 5, 10, 12, 23, 25, 29
Autoevaluación Negativa
4, 9, 13, 14, 15, 19, 20, 30
Quejas Somáticas
11, 17, 18, 22, 24, 27, 28
* Los ítems 1, 5, 10, 12, 23, 25 y 29 puntúan en sentido inverso
418
Anexos
ANEXO 3: Escala Oviedo de Infrecuencia de Respuesta (INF-OV)
1: Totalmente en desacuerdo 2: En desacuerdo 3: Ni de acuerdo ni en desacuerdo4: De acuerdo
5: Totalmente de acuerdo
1. En alguna ocasión he estado solo en casa
1
2
3 4
5
2. Nunca he ido al cine
1
2
3 4
5
3. Cuando estoy cansado o enfermo, a veces me apetece acostarme pronto en la cama
1
2
3 4
5
4. Conozco a gente que lleva gafas
1
2
3 4
5
5. Se llega antes de Madrid a Moscú en coche que en avión
1
2
3 4
5
6. En alguna ocasión he viajado en autobús
1
2
3 4
5
7. Algunas veces, al llamar por teléfono, me he encontrado con que comunicaba
1
2
3 4
5
8. La distancia entre Madrid y Barcelona es mayor que entre Madrid y Nueva York
1
2
3 4
5
9. Hay personas a las que se les dan bien los idiomas
1
2
3 4
5
10. En alguna ocasión he visto una película en la televisión
1
2
3 4
5
11. En alguna ocasión he visto a niños jugando en el parque
1
2
3 4
5
12. Nunca he entrado en un bar
1
2
3 4
5
Claves de corrección Escala Oviedo de Infrecuencia de Respuesta (INF-OV)
INF-OV
Rasgo
Ítems
1, 3, 4, 6, 7, 9, 10, 11
* Los ítems 2, 5, 8, 12 puntúan en sentido inverso
419
Marta Santarén Rosell
ANEXO 4: Ejemplo ensayo tarea de priming fotográfico
ENSAYO PRIMING FOTOGRÁFICO
Prime
Target
*
Punto de
Fijación
(200 ms)
420
MIEDO
SI
NO
Anexos
ANEXO 5: Ejemplo de ensayo tarea de etiquetado facial de las
emociones
ENSAYO TAREA ETIQUETADO FACIAL
*
Punto de Fijación (200 ms)
1: Tristeza 2: Sorpresa 3: Miedo 4: Asco 5: Ira
421
Marta Santarén Rosell
ANEXO 6: Tablas de Valencia, Arousal e Índices paralingüísticos de
tarea de Priming verbal afectivo
Tablas estímulos: PRIMING VERBAL AFECTIVO
Primes positivos
Valencia
Arousal
Nlet
Nsil
Frec
liberación
7,97
6,63
10
5
29,29
afecto
8,1
6,19
6
3
19,82
campeón
7,29
6,84
7
3
27,86
coito
7,26
7,58
5
2
4,82
triunfo
7,89
7,03
7
2
46,79
mascota
7,33
5,58
7
3
1,07
esperanza
8,11
6,59
9
4
78,39
encanto
7,68
5,86
7
3
18,21
pareja
7,91
7,08
6
3
69,29
regalo
7,91
6,63
6
3
29,29
fiesta
8,26
7,66
6
2
63,57
justicia
7,00
5,78
8
3
64,11
entusiasmo
7,86
7,49
10
4
43,04
juventud
7,82
6,6
8
3
70
lotería
6,98
6,22
7
4
5,18
fantasía
7,39
6,96
8
4
25,71
riqueza
7,04
5,81
7
3
24,82
humor
7,7
6,9
5
2
41,07
obsequio
7,8
6,29
8
3
2,68
NOTA: Nlet: número de letras; Nsil:número de sílabas; Frec=frecuencia
422
Anexos
Tablas estímulos: PRIMING VERBAL AFECTIVO
Primes negativos
Valencia
Arousal
Nlet
Nsil
Frec
asesino
1,23
7,49
7
4
20,89
terrorista
1,51
7,33
10
4
16,25
pesadilla
1,8
7,31
9
4
16,07
veneno
1,67
6,93
6
3
11,25
suicidio
1,24
6,8
8
3
21,07
veneno
1,67
6,93
6
3
11,25
suicidio
1,24
6,8
8
3
21,07
pánico
1,53
7,72
6
4
21,25
amenaza
1,99
7,1
7
4
47,86
engaño
1,89
6,61
6
3
12,32
peligro
2,02
7,56
7
3
78,75
enfermedad
1,51
6,1
10
4
111,25
cólera
2,11
7,58
6
3
13,93
horror
1,68
6,89
6
2
29,82
bofetada
2,06
7,16
8
4
4,82
tumor
1,34
6,77
5
2
15,54
cadáver
1,41
6,87
7
3
38,39
destrucción
1,5
6,7
11
4
29,29
lucha
2,4
6,67
5
2
99,64
temor
1,96
6,9
5
2
45,54
accidente
1,32
7,58
9
4
34,82
NOTA: Nlet: número de letras; Nsil:número de sílabas; Frec=frecuencia
423
Marta Santarén Rosell
Tablas estímulos: PRIMING VERBAL AFECTIVO
Targets positivos
Valencia
Arousal
Nlet
Nsil
Frec
cariñoso
8,41
6,21
8
4
5,18
enamorado
8,33
7,32
9
5
21,43
erótico
7,44
7,47
7
4
10,18
romántico
7,99
7,07
9
4
10
mágico
7,17
6,13
6
3
16,79
exquisito
7,44
5,74
9
4
7,14
satisfecho
7,88
5,31
10
4
21,43
vivo
8,07
6,54
4
2
62,32
generoso
7,57
5,53
8
4
13,75
amado
7,99
6,43
5
3
13,39
valiente
7,49
6,46
8
3
11,25
enérgico
7,16
6,88
8
4
5,71
hermoso
7,61
5,44
7
3
33,39
licenciado
7,56
6,31
10
4
11,96
extraordinario
7,37
6,12
14
6
23,27
sabio
7,14
5,17
5
2
16,61
guapa
7,22
5,4
5
2
17,68
rápido
5,71
6,3
6
3
46,43
ganador
7,84
7,68
5
7
3
salvador
6,89
5,51
8
3
9,82
NOTA: Nlet: número de letras; Nsil:número de sílabas; Frec=frecuencia
424
Anexos
Tablas estímulos: PRIMING VERBAL AFECTIVO
Target negativos
Valencia
Arousal
sangriento
1,42
6,79
terrible
1,49
abandonado
Nsill
Frec
10
3
3,93
6,87
8
3
43,57
1,68
5,88
10
5
27,86
idiota
2,56
5,11
6
3
12,68
violento
1,69
7,06
8
3
14,29
odio
1,74
7,01
4
2
34,29
2
7,27
11
5
10,36
Asesino
1,18
7,44
7
4
21
malvado
1,8
6,46
7
3
2,5
espantoso
2,18
6,54
9
4
7,86
irritable
1,93
6,34
9
3
1
impotente
1,98
5,58
9
4
7,5
alcohólico
2,01
5,7
10
5
2,5
falso
1,73
6,17
5
2
21,61
maleducado
2,21
6,06
10
5
0,89
sucio
1,91
5,62
5
2
15,89
grave
1,89
6,83
5
2
87,68
herido
1,98
6,73
6
3
19,11
asqueroso
1,86
6,13
9
4
3,39
infeliz
1,43
4,73
7
3
7,32
desesperado
Nlet
NOTA: Nlet: número de letras; Nsil:número de sílabas; Frec=frecuencia
425
Marta Santarén Rosell
Combinación de estímulos: PRIMING VERBAL AFECTIVO
Ensayos congruentes
Ensayos congruentes
negativos
positivos
pistola
sangriento
mascota
cariñoso
asesino
terrible
justicia
enamorado
accidente
abandonado
campeón
erótico
temor
idiota
lotería
romántico
lucha
violento
esperanza
mágico
cadáver
odio
coito
exquisito
destrucción
desesperado
juventud
satisfecho
terrorista
asesino
confianza
vivo
pánico
malvado
humor
generoso
tumor
espantoso
riqueza
amado
Combinación de estímulos: PRIMING VERBAL AFECTIVO
Ensayos incongruentes
Ensayos incongruentes
Prime -/ Target +
Prime +/Target -
veneno
valiente
triunfo
irritable
suicidio
enérgico
fiesta
impotente
bofetada
hermoso
afecto
alcohólico
engaño
licenciado
entusiasmo
Falso
amenaza
extraordinario
fantasía
maleducado
pesadilla
sabio
pareja
sucio
peligro
guapa
regalo
grave
enfermedad
rápido
obsequio
herido
cólera
ganador
liberación
asqueroso
horror
salvador
encanto
infeliz
426
Anexos
ANEXO 7: Tablas de Índices paralingüísticos de tarea de Priming
verbal semántico
Tablas estímulos: PRIMING SEMÁNTICO
Frec.alta
sobre
puerta
brazo
cuello
teléfono
dinero
escalera
camisa
iglesia
mesa
Prime Alta Frec
Nlet
Nsil
5
2
5
2
5
2
6
2
8
4
6
3
8
4
6
3
3
7
2
4
Frec
2053
410
96
99
93
199
65
61
109
235
Target Alta Frec
Nlet
Nsil
carta
5
2
ventana
7
3
pierna
5
2
cabeza
6
3
2
móvil
5
2
poder
5
3
ascensor
7
jersey
6
2
3
catedral
8
escritorio 10
4
Frec
113,5
162,5
38,5
417,5
13
391
27,5
10
29
14
NOTA: Nlet: número de letras; Nsil: número de sílabas; Frec=frecuencia
Tablas estímulos: PRIMING SEMÁNTICO
Prime
Frec. Baja
Target
Nlett
Sílabas
Frec
Nlet
Nsil
Frec
dedal
5
2
0,5
aguja
5
3
15,5
cuchara
7
3
4
tenedor
7
3
6
sandía
6
2
4
melón
5
2
3,5
candado
7
3
5
cerradura
9
4
17
foca
4
2
5
morsa
5
2
0,5
sartén
6
2
4
caldero
7
3
4
peonza
6
2
1
pelota
6
3
22
cangrejo
8
3
1,5
langosta
8
3
3,5
fresa
5
2
4
limón
5
2
6
jirafa
6
3
1
elefante
8
4
9
NOTA: Nlet: número de letras; Nsil: número de sílabas; Frec=frecuencia
427
Marta Santarén Rosell
Tablas estímulos: PRIMING SEMÁNTICO
No relación
semántica
Prime Alta Frec
perro
luna
espejo
cocina
vestido
corazón
cerebro
coche
caballo
cadena
Prime baja Frec
patín
bota
ancla
piña
calabaza
avestruz
oveja
columpio
pato
acordeón
Nlet
5
4
6
6
7
7
7
5
7
6
5
4
5
4
8
8
5
8
4
8
Nsil
2
2
3
3
3
3
3
2
3
3
2
2
2
2
4
3
3
3
2
4
Frec
112
80
104
112,5
85
190
86,5
151
94
60
Target Alta Frec
carta
ventana
pierna
cabeza
móvil
poder
ascensor
jersey
catedral
escritorio
0,5
4,5
6,5
3
3
4
5
3
5
4
Target Baja Frec
aguja
tenedor
melón
cerradura
morsa
caldero
pelota
langosta
limón
elefante
NOTA: Frec = frecuencia; Nlet: número de letras; Frec=frecuencia
428
Anexos
ANEXO 8: Tablas de Valencia, Arousal e Índices paralingüísticos de
tarea de PWI afectivo
Tablas ensayos: VALENCIA PWI EMOCIONAL
PWI palabras valencia
positiva
Índices paralingüísticos
Dibujo
Palabras
Valencia
teléfono
Arousal
Nlet
Nsil
Frec
éxito
7,69
6,83
5
3
93,5
mariposa amor
8,5
7,46
4
2
379,5
regalo
beso
8,43
7,71
4
2
38
taza
recompensa
7,6
6,36
10
4
10
avión
amigo
8,41
6,73
5
3
181
banco
fiesta
8,26
7,66
6
2
70
bandera
campeón
7,29
6,84
7
3
4
moto
optimismo
8,31
6,38
9
4
15
sello
chocolate
7,72
6,1
9
4
22,5
autobús
cumpleaños
7,54
6,74
10
4
23
cafetera
libertad
8,54
6,4
8
3
185,5
cama
esperanza
8,11
6,59
9
4
102,5
lazo
orgasmo
8,06
8,16
7
3
12,5
corona
diversión
8,32
7,68
9
3
13,5
payaso
caricia
8,27
6,04
7
3
9
NOTA: Nlet: número de letras; Nsil:número de sílabas; Frec=frecuencia
429
Marta Santarén Rosell
Tablas ensayos: VALENCIA PWI EMOCIONAL
PWI palabras valencia
negativa
Índices paralingüísticos
Dibujo
Palabras
Valencia
Arousal
Nlet
Nsil
Frec
teléfono
choque
2,01
6,93
6
2
15,5
mariposa
celos
2,27
6,87
5
2
0
regalo
rabia
2,33
7,47
5
2
22,86
taza
lepra
1,42
6,91
5
2
1,43
avión
traidor
1,53
6,83
7
2
0
banco
bancarrota
1,63
6,11
10
5
2
bandera
úlcera
1,70
5,71
6
3
3,5
moto
gérmenes
1,78
6,26
8
3
0
sello
castigo
1,87
6,41
7
3
29,5
autobús
inundación
1,99
6,3
10
4
4
cafetera
violación
1,11
7,98
9
3
4
cama
asesino
1,23
7,49
7
4
21
lazo
accidente
1,32
7,58
9
4
21,5
corona
maltrato
1,39
7,39
8
3
0,5
1,41
6,87
7
3
41,5
payaso
cadáver
NOTA: Nlet: número de letras; Nsil:número de sílabas; Frec=frecuencia
430
Anexos
ANEXO 9: Tabla de Índices paralingüísticos de tarea de PWI
semántico
Tablas ensayos: PWI SEMÁNTICO
Ensayos PWI con relación semántica
Indices paralingüísticos
Dibujo
Palabra
Nlet
Nsil
Frec
luna
sol
3
1
288,5
caracol
babosa
6
3
1
cebolla
tomate
6
3
5,5
pantalón
camisa
6
3
60,5
coche
moto
4
2
10
cometa
estrella
7
3
47,5
piano
violín
6
2
8,5
guante
manopla
7
3
0
peine
cepillo
6
3
8
ladrillo
cemento
7
3
9,5
lapiz
bolígrafo
9
4
4,5
flor
hoja
4
2
35,5
oveja
cabra
5
2
10,5
pera
manzana
7
3
11,5
perro
gato
4
2
70
NOTA: Nlet: número de letras; Nsil:número de sílabas; Frec=frecuencia
431
Marta Santarén Rosell
Tablas ensayos: PWI SEMÁNTICO
Ensayos PWI sin relación semántica
Índices paralingüísticos
Dibujo
Palabra
Nlet
Nsil
Frec
luna
anhelo
3
1
15
caracol
casino
6
3
7,5
cebolla
alergia
6
3
4,5
pantalón
cráneo
6
3
12
coche
codo
7
3
16,5
cometa
estómago
7
3
43
piano
cotilleo
6
2
4,5
guante
electrodoméstico
7
3
0
peine
ciempiés
6
3
1,5
ladrillo
costumbre
7
3
61
lapiz
cortina
9
4
20,5
Flor
esfera
4
2
23
Oveja
doctor
5
2
73
Pera
ascensor
7
3
27,5
Perro
armario
4
2
38
NOTA: Nlet: número de letras; Nsil:número de sílabas; Frec=frecuencia
432
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