EL HOMBRE ACECHA - - - - - - - - Este poemario incluye poema de los años 1937 y 1938. El volumen comprendía dieciocho textos, algunos de ellos escritos a raíz de la estancia del poeta en la Unión Soviética. Es su segundo poemario de guerra y nos encontraremos en él, canciones de metro corto, romances, versos alejandrinos, endecasílabos, estrofas de pie quebrado, etc. Dedicado a Pablo Neruda, el conjunto resulta poco unitario y presenta un giro plenamente personal. El poeta se duele de la muerte colectiva, de la muerte de los hombres que acarrea la guerra, tal como atestiguan poema tan sobrecogedores como “El herido”, “Las cárceles” y “Canción última” anuncian el conjunto siguiente, los versos del Cancionero y romancero de ausencias. Miguel Hernández se había decidido por la urgencia ya con el poemario anterior, Viento del pueblo, por entender que era el requerido por aquella encrucijada, como él mismo pudo constatar en los frentes, donde los soldados se sentían motivados merced a las consignas y sus poemas de exaltación. En esta época, Miguel Hernández escribió cuatro obras en prosa que, con el título de Teatro en la guerra, aparecieron reunidas en un solo tomo, y fueron uno de los escasos libros de teatro de agitación política publicados durante la contienda. Su intención sigue siendo: hacer una poesía militante, un canto popular, que se va convirtiendo en un sollozo viril, clamoroso, universal, por el hombre en guerra. Estos poemas resuman amargura, dolor, sangre y muerte; están marcados por el desaliento; la guerra va mal para el bando republicano, para los defensores de la libertad. Encontraremos poemas en un tono más meditativo, desalentado en ocasiones y precursor de un final amargo, mezclado con llamadas de esperanza, a un futuro mejor; con alegatos contra un pasado al que el poeta y el pueblo no quieren volver. (Ej. “El hambre”). La evolución de Miguel Hernández a una producción literaria social y de resistencia, es producto de su evolución, de su anhelo de liberación, existencial, poética y, sobre todo, social. Su defensa de la Democracia y de la República, le ofrece una salida natural a sus orígenes campesinos y, al mismo tiempo, revela una evolución lógica del desarrollo de sus convicciones intelectuales y de sus peculiaridades poéticas. En “Las cárceles” surge ya una nota ominosamente premonitoria. En lo personal, se mezcla la alegría y el dolor. Se ha casado con Josefina, su novia oriolana; pero su primer hijo muere, con pocos meses. A su segundo hijo, nacido en enero de 1939, apenas lo puede tener en sus brazos. Termina la guerra. Intenta refugiarse en Portugal, pero es devuelto a la España e los vencedores por la policía portuguesa. Es encarcelado. Comienza una penosa peregrinación de cárcel en cárcel. Es condenado a muerte y, por fin, se le conmuta la sentencia de muerte por la de treinta años de prisión. En la cárcel compone la mayor parte de su libro último y póstumo, Cancionero y romancero de ausencias que abarca la última etapa de su vida y de su literatura. Academia, Librería, Informática Diego Tlf: 968 30 30 00 C/ Manresa (El Rincón), 110 Puente Tocinos, Murcia [email protected]