PDF (Capítulo 1) - Universidad Nacional de Colombia

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PRIMERA PARTE
Género en imágenes y palabras
U CATEGORÍA ANALÍTICA DE GÉNERO: UNA INTRODUCCIÓN
LA CATEGORÍA ANALÍTICA DE GÉNERO: UNA INTRODUCCIÓN1
Marco Alejandro Meló Moreno2
"Oye, palanquero fino: ¿en que pueblo es que
las mujeres convierten a los maridos en burros?"
Charles Tower (Carlos Torres) El palenquero fino
Para quienes estamos inmersos en el lenguaje "esotérico" de las ciencias sociales, nos resulta difícil, con algunas notables excepciones, explicar de manera sencilla y precisa los conceptos que utilizamos en nuestro
trabajo cotidiano.
El género es una construcción conceptual, una herramienta analítica
que nos permite aproximarnos de un modo particular a la realidad social;
pero, al mismo tiempo, cuando utilizamos dicha categoría, también efectuamos un "recorte" analítico de dicha realidad. Por esta razón, el uso de
la categoría de género nos hace ver y pensar la vida social de una manera
particular.
Pero es importante entender que nadie tiene un género. No es una
cualidad sustantiva de las personas. Nombrar a alguien como "mujer" u
"hombre" no significa lo mismo en todos los contextos histórico-culturales ni en distintos grupos sociales. El alcance del género como herramienta analítica se encuentra, precisamente, en que pone de relieve las
diferencias y especificidades sociales y culturales de los procesos por los
cuales se llegan a nombrar y a organizar dichas "categorías sexuadas" de
acuerdo con las relaciones de poder que estructuran la existencia social
de los sujetos.
La categoría analítica de género nos ayuda a entender una multiplicidad de procesos sociales y simbólicos mediante los cuales incorporamos
determinados esquemas y formas de pensamiento (Bourdieu, 2000); también nos permite conocer cómo está organizado el mundo social a partir
de un sistema de diferenciaciones "sexuadas" (ibid.).
1
Antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia. Quisiera dedicar este artículo mi madre,
Gloria Mercedes Moreno Espinosa, a mi maestra, Mará Viveros Vigoya. y a mi compañera, Carmen
Cecilia Vásquez González, de quienes espero haber aprendido todo lo que me han enseñado respecto
del género y, sobre todo, de la vida.
2
Agradezco a la profesora Mará Viveros Vigoya y a mi colega y compañero del Gessam, Franklin Gil
Hernández, por sus comentarios y sugerencias.
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MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO
Pero con ei concepto de género tenemos una complicación adicional: nuestra comprensión de las diferencias existentes entre hombres y
mujeres podría realizarse a partir del reconocimiento de la más "natural"
e "innegable" condición: mujeres y hombres son diferentes; este es un
"hecho" que nos parecería evidente, si seguimos el acto simple de observación de nuestros cuerpos. Así, la "evidencia corporal" podría parecernos suficiente para comprender las jerarquías y desigualdades asociadas
con el género.
Desligándose del modo de explicación que nombramos antes, la teoría de género busca, como ya enunciaba, explicaciones de orden sociocultural para la existencia de las diferencias entre hombres y mujeres.
Los estudios de género se anclan en la variabilidad cultural e histórica
existente en las prácticas y los sistemas de representación que configuran la existencia de diferencias socialmente relevantes entre mujeres y
hombres. Así, las relaciones sociales de dominación basadas en el género deben ser explicadas en ese marco, puesto que la existencia de
dichas diferencias culturales y sociales "dificulta" la posibilidad de seguir explicando el género a través de un modelo de correspondencia
necesaria entre el orden biológico y las formas de organización cultural.
Para algunas corrientes de las ciencias biológicas contemporáneas,
dicha respuesta es todavía válida y suficiente (Haraway, 1995). Las diferencias biológicas serían suficientes para explicar el comportamiento
diferencial de mujeres y hombres en la sociedad.
Lo que pone en cuestión el anterior modo de argumentación no se
fundamenta en una deficiencia de orden empírico. Evidentemente, dichas diferencias biológicas existen, pero las características que permiten diferenciar entre una categoría y otra que debiera ser nombrada
de manera distinta, no provienen del orden biológico. Es necesario
considerar aquí que las taxonomías y los sistemas de clasificación de
los cuerpos y los organismos vivos que nos ofrecen las ciencias biológicas, son producto de una práctica científica particular que "impone"
sus propios criterios de similitud y contigüidad para inscribir dichos
objetos en conjuntos diferenciados entre sí. Esto significa que, en principio, los sistemas que nos permiten organizar el mundo en distintas
categorías "sexuadas" también son producidos por una serie de arreglos institucionales en los cuales descansan los criterios que se aplican en la práctica de las ciencias naturales a los objetos para asignarles su cualidad y el lugar, lejano o próximo, que deben ocupar en relación a otros.
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LA CATEGORÍA ANALÍTICA DE GÉNERO: UNA INTRODUCCIÓN
En las primeras décadas del siglo XX, la antropóloga estadounidense
Margaret Mead (1982), quien hizo un estudio comparativo en tres grupos
humanos en Melanesia, nos mostró la imposibilidad lógica de una explicación basada exc/us/Vameníe en determinantes de tipo biológico. En
su investigación, Mead encontró que los significados y las características asociadas a lo "femenino" o a lo "masculino" eran distintas en las
tres sociedades estudiadas. En uno de los grupos en cuestión, características como la "agresividad" y la "iniciativa" sexual -atributos culturales asociados en Occidente a lo masculino- eran propios de las "mujeres". Trabajos antropológicos subsiguientes aportaron múltiples evidencias de la variabilidad cultural en la organización social de la "diferenciación sexual".
Desde esta perspectiva consideramos que la construcción de las
diferencias sexuales es un proceso social y cultural, pues éstas, en última instancia, descansan en la configuración de las relaciones de poder
existentes en una determinada sociedad y no en su "irreductibilidad
biológica".
Tomemos, por ejemplo, el caso de las leyes. Aunque sabemos que en
la práctica no es así, podemos afirmar, desde lo meramente normativo,
que la diferencia de género no importa a la hora de sujetarse a las leyes
de un país que, como el nuestro, proclama la igualdad formal de género.
Si un hombre o una mujer cometen un asesinato, esa diferencia no tendría ninguna importancia 3 , la ley no consigna un tratamiento diferencial
basado en el género a la hora de juzgar el crimen. Con el ejemplo, lo
único que pretendo mostrar es que la diferencia de género importa cuando se considera socialmente legítimo invocarla. La especificidad de la
construcción social de las normas de género, se nos devela en el siguiente ejemplo: mientras que las diferencias basadas en ei género pueden
ser expuestas cómo una posible explicación para las supuestas "deficiencias" de las mujeres para la conducción de automóviles, las mismas significan poco o nada a la hora de pagar una deuda contraída con un banco. A pesar de la fuerza para organizar y jerarquizar ia vida social que
tienen las relaciones sociales de género, en algunos campos sociales éstas
son explícitamente denegadas.
Pensemos, ahora, que la idea de la distinción social y simbólica entre lo "masculino" y lo "femenino", no constituye el único dispositivo importante en el sistema de "regulaciones" socioculturales producidas por
el sistema de género. Como Ortner y Whitehead (1996) proponen, debe3
Esto es así sólo desde lo "puramente" normativo. La práctica del derecho, por el contrario, evidencia
estar profundamente estructurada por el sistema de género.
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MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO
mos considerar que el género opera como una estructura de prestigio.
Esto quiere decir que el género es un sistema determinante en la distribución social asimétrica de los bienes y beneficios -simbólicos y materiales- entre las categorías (de género) existentes. Las desigualdades presentes en la distribución social del poder y del prestigio están en la base
de la reproducción de las relaciones de dominación y dependencia existentes entre "hombres" y "mujeres". Históricamente, las mujeres han ocupado posiciones subordinadas y devaluadas en el sistema de género. A
su vez, la acción política ejercida por los diferentes proyectos y movimientos feministas ha resultado fundamental en las transformaciones acaecidas en la organización general de dicho sistema.
Gracias a lo anterior podemos, en este punto, afirmar que los significados de lo "femenino" y "lo masculino" no son universales, que el sentido que le asignamos socialmente a la práctica y las conductas de "hombres" o de "mujeres" está determinado por una situación cultural e histórica específica.
Volvamos al sentido común para entender mejor la ¡dea anterior.
Nuestro mundo está lleno de referencias múltiples sobre lo que significa
ser "mujer" o ser "hombre", pues para poder ser clasificados dentro de
una u otra categoría generizada (hombre o mujer) debemos cumplir con
una serie de "requisitos" inscritos en las expectativas colectivas de un
grupo. Cuando escuchamos cómo se clasifica a un "sujeto" como un nohombre, porque ha renunciado, por negligencia o por voluntad propia, ai
ejercicio de la paternidad, estamos evidenciando que la condición de
género es algo que se "llega a obtener", no un don "natural". Se llega a
ser "mujer" u "hombre" -tal como fue expuesto por Simone de Beauvoirgracias al "cumplimiento" de las trayectorias sociales determinadas por
unas normas y expectativas de género socialmente legitimadas, que asociamos a la "feminidad" o la "masculinidad".
Todo se hace más claro si pensamos que los significados que asociamos a cada una de las categorías de género varían también con el tiempo
histórico colectivo y con el tiempo "biográfico" de cada una/o de las/los
sujetas/os. Podemos hacer un pequeño ejercicio retrospectivo: pensemos en nuestras/os abuelas y abuelos, recordemos cuáles eran los "lugares" que ocupaban en la casa y en la calle y las expectativas que tenían
para sus hijas e hijos. ¿Son las mismas que tenemos ahora? Evidentemente no. ¿Significaba lo mismo ser "mujeres" u "hombres" cuando teníamos 7 años que en este momento biográfico? Seguro que no. Esto se
debe a que el género, como sistema de organización de la sociedad, se
transforma y se reestructura a través de la lucha política y social, que en
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LA CATEGORÍA ANALÍTICA DE GÉNERO: UNA INTRODUCCIÓN
este caso han sostenido los movimientos sociales feministas y otros grupos dominados por la transformación de los arreglos de género vigentes.
Así mismo, esas expectativas colectivas de género de que tanto hemos hablado se modifican dependiendo de la condición de clase, el periodo del ciclo de vida y el lugar que ocupen los sujetos sociales en el
sistema de ordenamiento socio-racial. Por ejemplo, la maternidad sigue
siendo uno de los significantes propios de una feminidad "verdadera"
pero, en sectores con volúmenes de capital económico y cultural considerables, la "maternidad" es una "realización" lejana que se aplaza en el
tiempo debido a que se deben "realizar" otros "objetivos de vida" antes
de llegar a ella.
Este esbozo de explicación se vuelve más difuso si consideramos
que el género no sólo abarca la dimensión puramente empírica, observable, sino que el género estructura también los marcos de significación de
la experiencia social y subjetiva. Las relaciones sociales -en este caso
nos ocupan las que están basadas en el género, pero lo mismo es válido
para otros "tipos" de relaciones- sólo se aprenden y aprehenden a través
de sistemas de representación, sistemas que se configuran sobre un conjunto de convenciones y consensos acerca del significado colectivamente aceptado del mundo social, pues éstos determinan lo que es posible o
no en la comunicación entre quienes habitan este mundo.
Resumiendo lo anterior, diríamos que el género es un sistema simbólico que permite comunicar y organizar otros modos de ordenamiento y
jerarquización social, aún trascendiendo su función primordial de organizar las relaciones basadas en él; es decir, el "lenguaje de género" funciona como un sistema de "intermediación", el cual puede ser entendido, en
palabras de Joan Scott, como "el significante primario del poder" a través
del cual se organizan las relaciones sociales constitutivas de diversas
instituciones como la política, la economía y los intercambios simbólicos
que c o n s t i t u y e n la c o m u n i c a c i ó n entre seres h u m a n o s (Ortner y
Whitehead, 1996; Scott, 1996).
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MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO
BIBLIOGRAFÍA.
Bourdieu, Pierre (2000), La dominación masculina, Barcelona, editorial
Anagrama. Bourdieu, Pierre y Lóic, Waquant (1995), Respuestas
para una antropología reflexiva, México, editorial Grijalbo.
Douglas, Mary (1973), Pureza y peligro, Madrid, Siglo XXi editores.
Douglas, Mary (1998), Estilos de pensar. Ensayos de teoría cultural, Barcelona, editorial Gedisa.
Haraway, Donna (1995), Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la
naturaleza, Madrid, ediciones Cátedra / Universidad de Valencia.
Mead, Margaret (1982), Sexo y temperamento, Barcelona, editorial Paidós.
Ortner, Sherry y Whitehead, Harriet (1996 [1981]), "Indagaciones sobre
el significado cultural del género y la sexualidad", en: Lamas, Marta (1996), El género. La construcción cultural de la diferencia sexual,
México, editorial Porrúa / Unam.
Scott, Joan, "La categoría de género como herramienta útil para el análisis histórico", en: Lamas, Marta (1996), El género. La construcción
cultural de la diferencia sexual, México, editorial Porrúa / Unam.
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¿QUÉ ES LA REPRESENTACIÓN Y CUÁL ES SU IMPORTANCIA PARA
LOS ESTUDIOS SOCIALES?1
Manuel Alejandro Rodríguez Rondón2
Introducción
En la actualidad es común encontrar diversos estudios sobre la representación que la abordan en ámbitos como ei arte, la literatura y ios
medios de comunicación, entre otros, desde disciplinas tales como la
antropología, ia psicología, ia crítica literaria y la crítica de arte, sólo por
mencionar algunas.
Con frecuencia se señala que la proliferación de estos trabajos responde a una moda que se ha venido imponiendo en los estudios sociales
y que cualquier problemática social está siendo abordada desde enfoques interpretativistas carentes de rigor académico. Si bien es cierto que
cierto número de investigaciones sobre la representación es prolífico en
afirmaciones infundadas, se debe tener en cuenta que, primero, interpretación no es sinónimo de asociación libre; y segundo, que formalizar ios
conceptos y categorías empleadas, tanto en el análisis interpretativo como
en cualquier otro, es una labor indispensable para el ejercicio juicioso del
mismo.
El uso superficial, excesivo y poco cuidadoso que algunas personas
han hecho del término 'representación', lo ha convertido en una palabra
con un sentido pobre, que en ocasiones nos dice muy poco acerca dei
mundo en el que vivimos. Debido a que este concepto es bastante útil al
ejercicio académico que pretende identificar las "tramas de significación'^
en las que se encuentran insertos objetos, sujetos y prácticas al interior
de una cultura, pienso que es importante preguntarnos qué queremos
decir cuando hablamos de 'representación', así como cuál es la importancia que puede revestir su análisis.
La representación cultural y su importancia
En primer lugar, es necesario diferenciar dos sentidos distintos que
tiene el término 'representación'. Siguiendo a Gayatri Chakravorty Spivak
1
2
;
Agradezco los comentarios y sugerencias que Claudia Rivera y Marco Meló hicieron a este texto.
Antropólogo de ia Universidad Nacional de Colombia.
La expresión es de Clifford Geertz (2001).
39
MANUEL ALEJANDRO RODRÍGUEZ RONDÓN
(1993), quien retoma la obra de Marx titulada El dieciocho brumario de
Luis Bonaparte (1852), este término se inscribe tanto en la teoría del
sujeto como en los ámbitos del "Estado" y la economía política.
En ei primer caso, 'representación' tiene que ver con el retrato que
de un sujeto se hace y con el significado que su existencia adquiere,
mientras que en el segundo se refiere al papel ejercido por una persona
que asume los intereses de otros y habla en nombre de ellos ante el "Estado" (Spivak, 1993). Para el propósito de este libro, nos interesa abordar ei primer sentido de 'representación'.
Según Stuart Hall "(Hall,1997b)", la representación "es una parte
esencial del proceso por el cual el significado es producido e intercambiado
entre miembros de una cultura" (Hall, 1997b: 15. La traducción es mía).
El significado nos proporciona un sentido de nuestra propia identidad, de
quiénes somos y a qué pertenecemos; por lo tanto "está relacionado con
las cuestiones de cómo es usada la cultura para demarcar y mantener la
identidad dentro de un grupo y con relación a otros" (Hall, 1997a: 3. La
traducción es mía).
Las representaciones son algo más que un conjunto de ideas que
tenemos acerca de las otras personas; son conceptos históricos constitutivos de las mismas que se dirigen hacia nosotros y nos interpelan para
fundar (véase Barthes, 1997) tipos de sujetos A como 'gay', 'negro', 'árabe', 'pobre', entre muchos otros; son imágenes motivadas que soportan
verdades y se valen de estrategias que las hacen creíbles para decirme
cómo es la gente y cómo no es; de ahí que desempeñen un papel importante en la forma como me relaciono con las demás personas. En palabras de Viveros (1993):
Las representaciones sociales, como sistemas de interpretación
que rigen nuestra relación en el mundo y con los otros, orientan
y organizan las conductas y las comunicaciones sociales. También intervienen en procesos tan variados como la difusión y
asimilación de conocimientos, la definición de identidades personales y sociales y las transformaciones sociales (Viveros, 1993:
241. Las cursivas son mías).
Las representaciones no son individuales sino que son socialmente
compartidas por los miembros de un grupo o una sociedad. Si bien es
cierto que no todos compartimos las mismas ideas sobre las demás per4
Cuando empleo el término 'tipos de sujetos' lo hago para referirme a aquellas grandes categorías
en las que solemos clasificar a la gente y a las que nos referimos a través de un nombre que nos
evoca un conjunto de características y atributos que suelen estar asociados a las mismas.
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¿QUÉ ES LA REPRESENTACIÓN Y CUAL ES SU IMPORTANCIA PARA LOS ESTUDIOS SOCIALES?
sonas, también lo es el hecho de que nadie genera sus propias representaciones aisladamente, puesto que la producción de significado es práctica social.
Si se quieren entender mejor los efectos que tienen las representaciones que, sobre un determinado grupo de personas, circulan en una
sociedad, el investigador o investigadora no debe calificarlas según los
valores de falso o verdadero, aun si para las personas representadas adquieren dichos valores; lo que importa es que éstas se hacen verdaderas
en un contexto histórico-culíural determinado.
Un ejemplo de ello lo desarrollo en Usos y representaciones culturales
de la nominación 'gay' en Bogotá (1997-2004), en donde indago por los
significados constitutivos del nombre 'gay', por el uso que se ha dado a
dicho vocablo y por las motivaciones presentes en los discursos que hablan sobre la homosexualidad en nuestro país, particularmente en Bogotá.
En esta investigación, que llevé a cabo para mi trabajo de grado,
afirmo que distintos agentes han hablado en nuestro país sobre lo gay,
intentando definir cómo es un hombre homosexual y cómo es la sexualidad que éste encarna. Algunos dicen que la homosexualidad es un peligro, que atenta contra la vida, ia familia, la sociedad y la cultura, que los
homosexuales "le han dado la espalda a Dios" y que tienen una inclinación "objetivamente desordenada" 5 . En contraposición a ello, otros agentes afirman que las y los homosexuales son personas normales, que constituyen una minoría discriminada a ia que se le viola sus derechos fundamentales y humanos, y que como grupo de ciudadanos tiene derecho a
reclamarlos 6 (Rodríguez, 2004).
Como vemos, cada uno de estos agentes representó de distinta manera a los hombres gays: como peligros latentes o como víctimas de un
odio infundado. Ambos pusieron a circular diversas representaciones que
les permitieran imponer su propia verdad sobre este grupo de personas, y
para ello acudieron a distintas estrategias dentro de las cuales se cuenta
el intento de deslegitimar las representaciones de sus opositores califi5
Véase Fundación Unidos a Dios salvaremos a Colombia (2002a),¿Matrimonio de homosexuales?,
en El Espectador, noviembre 10, p. 7-A y Ratzinger, Joseph y Amato, Angelo (2003), "Consideraciones
acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales", en
El Catolicismo (publicación electrónica), Colombia (www.elcatolicismo.com.co/content.php?
menu=6500&pageJd=1661&PHPSESSID=bf8592290a4176d29cc417413c5d4c86), (consultado el
18 de agosto de 2003).
6
Véase revista Acento y Sector Lgbt (2003), "Informe de derechos humanos del sector Lgbt en
Colombia para el año 2 0 0 2 " (publicación electrónica), Colombia-, en: (www.igihrc.org/files/iglhrc/
program_docs/ DDHH_Colombia_2002-2003.doc). (consultado el 13 de septiembre de 2003), entre
otros.
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MANUEL ALEJANDRO RODRÍGUEZ RONDÓN
candólas de falsas. Si bien para estos agentes buena parte del problema
radicaba en la veracidad o falsedad de ias imágenes que circulaban, la
persona que indague por las representaciones culturales no debe hacer
tales distinciones en su análisis, puesto que lo que consideramos por 'verdad' no es lo mismo para todos los individuos de una sociedad, de un grupo o de una época. En otras palabras, no existe una única verdad ya que
ésta no es una entidad inmutable sino una construcción que se redefine y
se encuentra en continuo movimiento; de ahí que podamos afirmar que
cambia según el contexto y ei grupo de personas que se aborden.
Las representaciones llegan a mí no sólo como imágenes sino como
una vía para conocer a las personas sin importar si dicho conocimiento se da gracias a la experiencia empírica de 'conocer en persona',
puesto que las representaciones cumplen ia función de suplir "regularmente ia presencia" de algo o alguien (Derrida, 1998: 354),
En diversas ocasiones creemos saber cómo son cierto tipo de personas aún sin conocerlas. Esto se debe a que no es necesario que
ellas estén presentes para que nosotros podamos saber cómo son puesto que poseemos su representación, ¡a cual aparece como camino directo a la presencia del ausente, quien -merced a la representacióndeja de serlo -siendo esta la razón por la cual podemos afirmar que la
representación opera como una forma de conocimiento anticipado de
la presencia-.
Lo anterior no quiere decir que la representación reemplace a ¡a
experiencia en el proceso de conocer el mundo; antes bien, si queremos entender mejor el papel que desempeñan los significados en ia
vida cotidiana, es preciso romper con todo razonamiento que plantee
de antemano la relación entre lo simbólico y lo empírico como
dicotómica, en donde uno y otro términos aparecen definidos como
opuestos y mutuamente excluyentes.
No existen experiencias desprovistas totalmente de significado, así
como tampoco existen significados ajenos a una experiencia, un ejercicio o una acción. Pensar el mundo a través de esta dicotomía equivaldría a pensar que ia experiencia de 'conocer en persona' a algo o a
alguien es la única forma posible en que los sujetos pueden experimentar el mundo y que ta! ejercicio es posible sin la mediación del
sentido.
Otra característica de la representación es que aparece ante nosotros no como una construcción sino como algo natura! y neutro. Tal
apariencia es producto del proceso descrito por Roland Barthes (1997),
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¿QUÉ ES LA REPRESENTACIÓN Y CUAL ES su IMPORTANCIA PARA LOS ESTUDIOS SOCIALES?
en donde la historia se transforma en naturaleza. Este proceso genera
un efecto de verdad a la vez que se cuida de exponer su artificialidad,
presentando tal ficción como una naturalidad que, en diversas ocasiones, ayuda a reforzar "lineamientos de poder, dominancia y autoridad"
(Richard, 1993: 11).
Si observamos las motivaciones presentes en las representaciones
dei sujeto gay descritas más atrás, podemos ver que aquellas que lo retratan como un ser desviado y peligroso defienden y reafirman el orden
sexual vigente según el cual la heterosexualidad es normal e incuestionable mientras que la homosexualidad encarna un extravío respecto de lo
bueno y aceptable. En este sentido, estas representaciones apuntarían a
mantener las relaciones de poder entre estos dos términos así como entre las personas heterosexuales y homosexuales, mientras que el otro grupo
de representaciones -aquellas que los retratan como sujetos normales y
discriminados- buscaría replantear dicha jerarquía.
En suma, la representación es un medio de conocimiento del mundo y
de los sujetos, a la vez que un medio de significación constitutiva de los
mismos, de ahí que pueda ser entendida como contenido y como proceso 7 .
Para finalizar, podríamos señalar que la importancia del enfoque de
la representación radica en la posibilidad que nos brinda de aproximarnos, desde una perspectiva semiótica, a aquellos significados culturales
que edifican identidades y alteridades, que sustentan órdenes raciales,
sociales, étnicos y sexuales -entre otros- por medio de los cuales múltiples otros y nosotros son construidos y posicionados dentro de distintas
relaciones de poder que tienen lugar en una sociedad o en una cultura.
Esto hace del estudio de la representación una herramienta útil para
la investigación antropológica y social en general, así como un medio
importante de análisis que nos permite comprender, en buena medida, lo
que significa ser hombre, mujer, homosexual, heterosexual, pedófilo, niño,
anciano, cristiano, judío, indigente, loco, negro o blanco en un contexto
determinado, así como las posiciones y jerarquías que cada uno de estos
tipos de sujeto ocupa en dicho contexto.
Por ello, más que meros significados que se encuentran aislados en
algún lugar de nuestras cabezas, las representaciones son, como afirma
Paul Rabinow (1991), hechos sociales y, por lo tanto, tienen consecuencias visibles en la cotidianidad de los miembros de una sociedad o de
una cultura. Mientras una sociedad o un grupo considere peligrosas e
indeseables a aquellas personas que se alejan de la norma heterosexual,
7
Al respecto véase también: Viveros, 1993.
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MANUEL ALEJANDRO RODRÍGUEZ RONDÓN
que no son 'blancas', hombres ni conciudadanas, difícilmente se resolverán los problemas sociales -presentes tanto en América Latina como en
otros lugares del mundo- vinculados estrechamente con la discriminación (la homofobia, el racismo, el sexismo y la xenofobia, entre otros).
Con lo anterior no pretendo sobredimensionar las posibilidades que
nos ofrece el análisis de la representación, ni señalar que sólo a través
de este tipo de estudios lograremos comprender el mundo en el que vivimos. Pienso que es una posibilidad, entre muchas, de aproximarnos a
distintos problemas sociales pero no a todos. Por ello debemos tener en
cuenta que, como cualquier otro enfoque, tiene límites y limitaciones.
Como señalé páginas atrás, el estudio de las representaciones nos
brinda un acercamiento semiótico al mundo, lo que lo hace útil para abordar los significados, la construcción de sentido y de tramas de significación propias de un grupo social, así como los efectos que éstas tienen en
la cotidianidad de las personas. Debido a esta especificidad, su uso es
inútil si se quieren considerar otros objetos de análisis y otras problemáticas sociales.
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¿QUÉ ES LA REPRESENTACIÓN Y CUAL ES su IMPORTANCIA PARA LOS ESTUDIOS SOCIALES?
BIBLIOGRAFÍA
Barthes, Roland (1997 [1957]), "El mito, hoy", en Mitologías, México, Siglo Veintiuno, pp. 199-257.
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Márgenes de la filosofía, Madrid, Cátedra, pp. 347-372.
Geertz, Clifford ( 2 0 0 1 [1973]), "Descripción densa: hacia una teoría
interpretativa de la cultura", en: La interpretación de las culturas,
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Hall, Stuart (1997b), "The work of representation", en: Hall, Stuart (ed.),
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Londres, Sage Publications y The Open University, pp. 13-74.
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por el título de antropólogo, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia.
Spivak, Gayatri Chakravorty (1993), "Can the subaltern speak?", en:
Williams, Patrick and Laura Chrisman (eds.), Colonia! discourse and
post colonial theory: a reader, Nueva York, Columbia University Press,
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en los estudios sobre salud y enfermedad", en: Revista Colombia
na de Antropología (vol. XXX), Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología, pp. 239-260.
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OTRAS LECTURAS DEL ARTE BARROCO DE SANTA F E DE BOGOTÁ:
LA PERSPECTIVA DEL GÉNERO.
María Himelda Ramírez1
Introducción.
Este texto sugiere el compromiso del arte barroco santafereño con la
propagación de un paradigma de familia entre las generaciones que participaron de la etapa de asentamiento de la ciudad de Santa Fe de Bogotá, cuando la redefinición del género se hizo necesaria como condición
requerida para un modelo nuevo de sociedad. Los ideales de la masculinidad representada en los exploradores, conquistadores e invasores de
los territorios físicos y de los simbólicos del pueblo ocupado, alejados
del mundo femenino y del hogar, dieron paso a otros, los de los colonizadores. Estos personajes requerían de un hogar para asentarse y recrear
su cultura. Se emprendió así el proyecto de formación de ideales que
incluyeron la vida de hogar, la vida doméstica y las estrategias que las
hacían posible.
Las ¡deas expuestas en este escrito, se basan en la interpretación de
un fragmento de la iconografía religiosa que se instaló en los imaginarios
de las habitantes de la ciudad y que reposa en la Iglesia Convento de
Santa Clara de Bogotá, la cual, como lenguaje visual privilegiado en los
procesos de adoctrinamiento y castellanización, complementó las prescripciones normativas sobre la diferencia sexual, incentivó el culto
mariano, la veneración al Niño Jesús y, la exaltación de la Sagrada Familia, paradigmas de las relaciones sociales y de género constitutivas de
modelos ideales para las generaciones que conformarían la cultura urbana en Santa Fe de Bogotá 2 . En la sociedad blanca esas imágenes reforzaron los valores y principios transmitidos por otras vías. Entre los muiscas
ia invasión de imágenes no ocurrió en el vacío sino que se superpuso a
los cultos ancestrales, se asimiló en sus expresiones exteriores y se
reelaboró en nuevas construcciones.
1
Profesora Asociada del departamento de Trabajo Social y de la Escuela de Estudios de Género,
Universidad Nacional de Colombia
2
El texto se basa en uno de los capítulos de la tesis titulada "Las diferencias sociales y el género en
la asistencia social de la Capital del Nuevo Reino de Granada, siglos XVII y XVIII". Este estudio sustenta
el compromiso de la asistencia social con la construcción de las diferencias de clase, etnia y género
47
MARÍA HIMELDA RAMÍREZ
1 . El poder de las imágenes.
Las aproximaciones críticas a la historia del arte y en particular la crítica feminista, han subrayado que las perspectivas androcéntricas suelen
predominar en la historia del arte en los territorios de influencia de la cultura occidental. Otras miradas, permiten la apertura hacia las múltiples
lecturas de las condiciones de producción del arte, sus usos y las relaciones entre el arte y las sociedades 3 ; es decir, el reconocimiento de las intenciones subyacentes en la producción de una obra, sus sesgos de género
y su compromiso con la reproducción de un determinado orden social.
El caso de los pintores y escultores del siglo XVI español, cuyas producciones fueron condicionadas por los clérigos abanderados de la
Contrarreforma, es emblemático. Los jesuítas y los franciscanos, empeñados en contrarrestar los efectos laicizantes del luteranismo y en particular, las actitudes iconoclastas y el desconocimiento a la devoción a la
Virgen, reforzaron la producción de imágenes marianas con el fin de acompañar la evangelización en América cuando se emprendió la colonización 4 .
Desde el Concilio de Trento (1545-1563), se vio la utilidad y el poder de
las imágenes en los procesos de evangelización en Hispanoamérica, motivo por el cual, la Iglesia fue la encargada de velar por los contenidos de
las obras y de la coherencia de éstas con los mensajes de las Sagradas
Escrituras.
El uso de la palabra escrita, era inviable en una sociedad en la que
buena parte de los primitivos colonizadores eran analfabetas y en la que
los pobladores de los territorios ocupados se comunicaban en diversas
lenguas, por lo cual ia imagen constituyó, entonces, en un recurso privilegiado para la cristianización, la enseñanza de la doctrina y la formación
de valores que garantizarían la recreación de la sociedad hispana. Por
ese motivo, el encargo a los pintores y escultores de los siglos XVI al XVIII
por parte del clero, fue la promoción del culto mariano, la veneración del
Niño Jesús y la exaltación de la Sagrada Familia que tendrían una imperen Santa Fe de Bogotá, en los contextos históricos barroco e ilustrado La orientación académica
estuvo a cargo de la profesora titular Lola G. Luna y se elaboró, para optar al título de doctorado en
Historia de América que otorga la Universidad de Barcelona, España, a través del programa de la
Facultad de Geografía e Historia Continuidad y Cambio en la Historía de América. La versión
electrónica se puede consultaren: http://www.tdx.cesca.es/TDX-0131105-111004/
3
Natalia Vega, "La Mujer en la Historia del Arte", en: Arte Internacional, No. 17. Museo de Arte
Moderno, octubre - diciembre de 1993, Santafé de Bogotá, pp. 44 - 49.
" Juan Manuel Pacheco, S. J. Historia Eclesiástica. Tomo II, La Consolidación de la Iglesia, en: Academia
Colombiana de Historia, Historia Extensa de Colombia, Bogotá, Lerner, 1975. Osear Hernando Guarín
Martínez, "Los talleres de pintores de Santafé de Bogotá durante el siglo XVII", en: Archivo General
de la Nación, Memoria, Bogotá, primer semestre de 1997.
28
OTRAS LECTURAS DEL ARTE BARROCO DE SANTA FE DE BOGOTÁ; LA PERSPECTIVA DEL GÉNERO,
tancia decisiva en la formación cultural y en particular en la resignificación
de la diferencia sexual 5 . Las representaciones de los santos y las santas
mediadores, también fue relevante para proyectar los modelos que contribuyesen a la formación de las identidades de género.
La formación cultural de la ciudad de Santa Fe de Bogotá se produjo
en un contexto discursivo barroco en el cual los impulsos fundacionales
fueron influenciados de manera decisiva por el protagonismo de la Iglesia, dedicada a la evangelización y casteiianización del pueblo muisca y a
la formación de la moral y las pautas de convivencia tanto en ios ámbitos
de las relaciones interpersonales más íntimas como en los demás ámbitos de ia vida social. Las estrategias para la difusión de los modelos de
organización social que se privilegiaron, fueron aquellas que estimulaban ante todo las sensibilidades, por lo cual se usaron con profusión las
imágenes, ia música y ias artes en general.
En la iglesia Museo de Santa Clara de Bogotá, reposa una colección
conformada por ciento cuarenta y ocho piezas clasificadas así: ciento doce
pinturas de caballete, veinticuatro esculturas de bulto redondo, nueve
retablos y pintura mural 6 . Ciento veintinueve obras seleccionadas se clasificaron atendiendo ias siguientes temáticas: el cuito mariano, plasmado en diez y seis representaciones de la Virgen, la Sagrada Familia motivo de nueve obras, varias escenas alusivas a ia vida de Jesús desde su
infancia hasta ia muerte, dibujadas en once piezas, numerosas santas,
imaginadas en treinta piezas dos obras dedicadas a María Magdalena.
Los santos varones están plasmados en cincuenta y ocho piezas y la
colección cuenta con tres retratos. Ciento quince obras son de autor
anónimo, treinta de autor atribuido y tres figuran firmadas y fechadas. La
mayoría corresponden ai siglo XVI! y unas pocas ai siglo XVII!. Se exciuye-
5
Alba Ibero, "Imágenes de maternidad en ia pintura Barroca", en, WAA, Las Mujeres en el Antiguo
Régimen, Icaria, Barcelona, 1994, pp. 91 - 119.
6
instituto Colombiano de Cultura, Iglesia Museo Santa Clara. 1647, Estudio Iconográfico y texto de
Jaime Gutiérrez Vallejo, Santafé de Bogotá, 1995. Las interpretaciones de Constanza Toquica que
figuran en diversos textos y que he tenido la oportunidad de escuchar en distintas comunicaciones
orales, me han sido de gran utilidad Ver, "La religiosidad femenina y la vida cotidiana del Convento
de Santa Clara de Santafé, siglos XVII y XVIII", en, Universidad de Santo Tomás IX Congreso
Internacional de Filosofía Latinoamericana, Bogotá, D.C, junio 29 y 30 y julio 1-2 de 2001, Bogotá,
2003, pp. 343 a 369, "Religiosidad femenina y vida cotidiana en el Convento de Santa Clara de
Santafé. siglos XVII y XVIII. Una mirada detrás del velo de Johana de San Estevan", en, Revista
Colombiana de Antropología, Vol. 37, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, ICANH, 2001,
ver también, Jaime Humberto Borja Gómez y Constanza Toquica, Las representaciones del cuerpo
barroco neogranadlno en el siglo XVII, Museo de Arte Colonial, catálogo sin fecha. Ver también,
Iglesia Museo Santa Clara, En olor de santidad. Aspectos del Convento colonia 1680-1830, Santa
Fe de Bogotá, 1992. Investigación, textos y curaduría, Pilar Jaramülo de Zuleta.
49
MARÍA HIMELDA RAMÍREZ
ron ias piezas que datan de los siglos XIX y XX y otras que no se lograron
correlacionar de manera directa con las temáticas identificadas. Se excluyó también la colección de ángeles por considerar que estas piezas,
merecen un análisis diferente al propuesto en este trabajo.
Las imágenes plasmadas en las obras, circularon por diversos ambientes de ia sociedad santafereña, cumpliendo diferentes funciones: objeto
de culto, propuesta estética, materiales para el adoctrinamiento, recursos
que proporcionaron modelos de identificación social y de género.
En ios inventarios de los bienes consignados en los testamentos o de
los bienes incautados a las personas de diferentes rangos sociales por la
justicia penal, figuran como una parte de los patrimonios desde ios más
solventes a los más modestos, láminas o cuadros que representan imágenes de las historias sagradas cristianas, con notoria predilección por ia
iconografía mariana Esto revela los alcances de ia devoción en la intimidad de las gentes, en una sociedad sacraiizada y ritualista 7 . Estas imágenes no sólo ornamentaron los templos sino ios muros de ios hogares e
inclusive, acompañaron a los viajeros.
La interpretación de las piezas analizadas se inspiró en ias consideraciones siguientes:
• El arte religioso que se propagó en la ciudad de Santa Fe de Bogotá se inscribió en ias disposiciones tridentinas, cuyos objetivos se orientaron como reacción contra ia Reforma protestante y como apoyo a ia
campaña de "extirpación de las idolatrías" entre los pueblos indígenas 8 .
•El culto mariano formó parte de la propaganda de la Iglesia Católica en la perspectiva de restaurar el culto a ios iconos y el lugar prominen7
Veamos una ilustración de interés sobre el tema. El diez y nueve de mayo de 1636, el escribano
que redactó el codioillo de Ana Coro, india Yanocana residente en Santa Fe de Bogotá, declaró:"[...]
que la susodicha hizo por su devoción un lienzo de Nuestra señora del Socorro, a su costa, que sola
la pintura le costó cuarenta patacones, que ios pagó a Gaspar de Figueroa, y la guarnición trece
patacones, de oro y dorarla otros trece, que son sesenta y seis patacones, y ei lienzo está en iglesia
de Señora Santa Bárbara, pegado al arco toral al lado de la epístola y el doctor Bernardino de Castillo,
arcediano cura de dicha iglesia, dio el altar para que pusiese en él la dicha imagen[...]". Ana Coro
aspiraba ser sepultada en aquel lugar, en, Pablo Rodríguez, Testamentos indígenas de Santafé de
Bogotá, siglos XV! y XVII, Bogotá, Alcaldía Mayor de Bogotá D.C, Instituto Distrital Cultura y Turismo,
Observatorio de cultura urbana, 2002, p. 235 Sin el paréntesis
8
El desarrollo de estas ideas, se basó en los siguientes textos; Serge Gruzinki, La guerra de las
imágenes. De Cristóbal Colón a "Blade Runer" 1492 -2019, Fondo de Cultura Económica, México,
1994, Serge Gruzinki, "Las repercusiones de la conquista: La experiencia novohispana", en, Carmen
Bernand, Descubrimiento, conquista y colonización de América... pp. 148 - 171. Así mismo, Jorge
Humberto Borja G. "El discurso visual dei cuerpo barroco neogranadino", en, Desde el jardín de
Freud, Revista de Psicoanálisis, Universidad Nacional de Colombia, 2002, Jaime Humberto Borja
Gómez y Constanza Toquica, Las representaciones del cuerpo barroco neogranadino..., pp. 168 181.
50
OTRAS LECTURAS DEL ARTE BARROCO DE SANTA FE DE BOGOTÁ; LA PERSPECTIVA DEL GÉNERO.
te de María q u e el p r o t e s t a n t i s m o Íes había
n e g a d o . Su acogida f u e pro-
picia entre los pobladores originales del territorio muisca, en cuya
cosmovisión las diosas madres tenían un lugar relevante, gracias a lo
cual se favoreció el sincretismo.
•Los pintores y escultores santafereños, copiaron los modelos de
los enviados por la Corona española para la evangelización. A ia vez que
se recreó la cultura religiosa castellana, se realizaron algunas adaptaciones con base en la proscripción de las cosmovisiones locales, lo cual se
percibe de manera atenuada en las obras de la colección del convento de
Santa Clara en donde apenas se encuentra una virgen morena, Nuestra
Señora de Guadalupe y una virgen local, Nuestra Señora de Chiquinquirá 3
• Los pintores y escultores reeditaron los modelos de la belleza europeos y, por extensión, ios dispositivos corporales: teatralidad, gestualidad,
atuendos.
• Las escenas representadas, reflejan la condensación de tiempos,
espacios y preocupaciones vitales. La espiritualidad barroca convivía con
referencias a los tiempos bíblicos, al cristianismo de los primeros tiempos y a las angustias de la Edad Media europea: ios estragos de las guerras, las epidemias y las hambrunas. Tal es el caso de la representación
de San Nicolás de Bari que rememora casos de canibalismo durante las
hambrunas. La obra hace referencia al milagro atribuido al obispo de
Myra en el Asia Menor, quien hizo resucitar tres niños que fueron sacrificados para alimentar a los huéspedes de un mesón en donde pernoctó
durante una hambruna.
• El arte católico de la Contrarreforma y de la cristianización en Hispanoamérica promovió un modelo familiar paradigmático, conformado con
base en el matrimonio sacramental, la unidad de las parejas hasta la
muerte y la concepción de los hijos como dádiva divina que coadyuvaría
a la redefinición de los sentimientos hacia la infancia. Este es uno de ios
motivos por el cual el amor materno se convirtió en un imperativo.
2. La imaginería mañana, del divino infante y de la Sagrada Familia,
La imaginería mariana se expresó en varias vertientes. Una de las
más difundidas es la figura de la Virgen con el Niño, representativa de los
sentimientos del amor materno. Esta imagen se propagó en contextos de
revalorización de los sentimientos hacia la infancia, documentada entre
3
En el catálogo no figura la reproducción de la Virgen de Chiquinquirá. aunque se informa de la
existencia de una copia de pintor anónimo del siglo XVII del original de Alonso de Narvaez quien la
pintó el año 1556.
51
MARÍA HIMELDA RAMÍREZ
otros por autores contemporáneos como Philipe Aries 10 y Elizabeth
Badinter quienes sustentan que la indiferencia y la negligencia en la
crianza, fueron comunes hasta bien entrada la modernidad 1 1 .
Por aquella época surgieron varios discursos sobre el cuestionamiento a! abandono de los recién nacidos. Uno de tales discursos es
posible apreciarlo en el libro escrito por Luis Brochero en ei año 1627
dedicado al presidente de la Real Audiencia del Nuevo Reino, obra que
constituye una reflexión sobre la función social de la maternidad 1 2 . Con
base en la condena a las madres que abandonan a las criaturas recién
nacidas, Brochero formuló unos principios que ambientaron una política de protección a la infancia a cargo del Estado, como emblema de
civilización, según los modelos peninsulares. En efecto, años más tarde, el presidente Juan de Saavedra y Guzmán, denunció ante el Rey la
frecuencia del abandono de recién nacidos en la ciudad, no sólo por
parte de los indios y negros sino por los blancos y mencionó el dramatismo con ei que concluían esos hechos ya que algunas criaturas morían víctimas de los perros y de otros animales. Fue así como una Cédula Real de 1639 procedente de la Corte, autorizó la fundación de la
Casa de los niños expósitos y mujeres recogidas de Santa Fe de Bogotá
que abrió sus puertas el año 1 6 4 1 1 3 . El presidente y el arzobispo acordaron que, para el sostenimiento de la Casa se le aplicaría ia séptima
parte de los diezmos que pagaban los indios para sus iglesias y hospitales 1 4 . El presidente Saavedra redactó las Constituciones y un oidor sería el superintendente de la Obra.
Como se observa, el culto mariano era una invitación a la exaltación y sacralización de la maternidad que anunciaba un nuevo modelo
de feminidad centrado en el papel de ia mujer en el recogimiento del
hogar y dedicada a la crianza. Las representaciones de la escena de la
Anunciación son complementarias de la construcción de los significa-
' Philipe Aries, El Niño y la Vida familiar en el Antiguo Régimen. Taurus, Madrid, 1987.
Elizabeth Badinter, ¿Existe el amor maternal? Historía del Amor maternal. Siglos XVII al XX, Paidós.
Pomaire. Barcelona, 1981.
12
Luis Brochero, Discurso breve del uso de exponer los niños en que se propone lo que observo la
antigüedad, dispone el derecho y importa a las repúblicas. A don Juan de Borja. Caballero del Avito
de Santiago, del Consejo de Su Magostad, Governador y Capitán General del Nuevo Reyno de
Granada, en Indias y Presidente de la Real Cancillería de Santa Fe, Sevilla, Febrero 20 de 1627.
13
Ver, María Himelda Ramírez, Op. Cit. pp 204 a 236
11
14
Pilar Jaramillo de Zuleta destaca en su artículo sobre el tema la inversión privada. Ver, "La casa de
recogidas de Santa Fe. Custodia de virtudes. Castigo de maldades. Origen de la Cárcel del Divorcio",
Academia Colombiana de Historia, Boletín de Historia de Antigüedades, No. 790, Julio, agosto,
septiembre, Bogotá, 1995, p. 635.
52
OTRAS LECTURAS DEL ARTE BARROCO DE SANTA FE DE BOGOTÁ: LA PERSPECTIVA DEL GÉNERO.
dos de la maternidad 15 . En el museo hay dos obras sobre el tema. Esta es
una escena popularizada desde la Edad Media por los Evangelios Apócrifos y la obra de Santiago Vorágine, La leyenda Dorada. María es situada
en su habitación o en un porche en el jardín de su casa con un libro de
oraciones abierto, el Ángel Gabriel le anuncia que gesta al hijo de Dios y
el Espíritu Santo, desde ia parte superior del cuadro, testifica la escena.
Esta representación gozó de gran popularidad, y fue objeto de la predilección de diversos artistas europeos y americanos. Es de subrayar que la
noticia de la gestación del primer hijo para las mujeres en ias culturas
occidentales, es un motivo trascendente, ya que por lo regular, constituye un cambio radical en sus vidas que puede interpretarse como un rito
de paso en el ciclo vital femenino: de virgen a madre.
La anunciación, anónimo,
siglo XVII, óleo sobre tela.
La Inmaculada Concepción está plasmada en tres obras que aluden
al dogma franciscano según el cual, la Virgen María fue escogida desde
ei comienzo de los tiempos para ser la Madre de Dios y por lo tanto fue
concebida sin pecado. En Santa Fe de Bogotá tal dogma fue debatido por
ios Dominicos, formándose dos bandos que suscitaron tensiones en distintos círculos de la sociedad capitalina a finales dei siglo XVI y comienzos del sigio XVII 16 .
15
La Anundación, Anónimo, Siglo XVII, Óleo sobre tela, La Anunciación, Anónimo, Siglo XVII (fechado
en 1631). Se presume que este es el cuadro más antiguo de la colección, 42.56, La Anunciación,
Anónimo, Siglo XVII, Óleo sobre tela, 17.30.
16
Ver, La Inmaculada Concepción, Anónimo, Sigio XVII, Óleo sobre tela, 26.38, La Inmaculada
Concepción y los cuatro padres de la Iglesia, Anónimo, Siglo XVII (Fechado en 1675) Óleo sobre tela,
41.55, Virgen Inmaculada Alada, Anónimo, Sigio XVIII, Madera tallada y policromada, 136.120.
53
MARÍA HIMELDA RAMÍREZ
Las escenas dei nacimiento en Belén17 forman parte de la ornamentación de las festividades navideñas, evento de filiación franciscana y
que se popularizó en Hispanoamérica, dando lugar a lo que se afirmaría
como la fiesta familiar por excelencia. En Santa Fe de Bogotá ei desarrollo musical estuvo muy ligado a esta celebración con ia propagación dei
Villancico, en homenaje al Niño Jesús18.
En esa línea, se encuentra una nueva propuesta iconográfica de José
rejuvenecido que lo distanció de la imagen de varón anciano del arte
anterior, construyéndose de esta forma una representación más cercana
a la vida familiar que se pretendían instaurar. La imagen paterna representada en un hombre más joven, sugiere un compromiso afectivo y un
modelo distinto de ia masculinidad en el que ia laboriosidad se erige en
un valor y que sugiere el ascenso del padre providente19. Otras dos escenas20, amplían el cuadro familiar a! incluir a Juan Bautista, hijo de Isabel,
la prima de María.
San José con el Niño, Gaspar
de Figueroa (atribuido), siglo
XVII, óleo sobre tela.
17
La adoración de los pastores, Baltasar de Figueroa (atribuido), Sigio XVII, Oleo sobre tela, 35.47,
La Adoración de los Reyes Magos, Anónimo, Siglo XVII, Óleo sobre tela, 70.72.
18
Egberto Bermúdez conceptúa el villancico como canto popular de ios habitantes de las villas que
en La Nueva Granada adquirió gran popularidad, ver, Historia de la música en Santafé y Bogotá
1538 - 1938, Fvndaciónde Mvsica, Bogotá. 2000 y "Villanos y canciones", en UN Periódico, No. 53,
Bogotá, D.C, diciembre 21 de 2003.
19
San José con eí Niño, Anónimo, Siglo XVII, Óleo sobre tela, 33.45, y San José con el Niño Dios,
Gaspar de Figueroa (Atribuido), Siglo XVII, Óleo sobre tela, 73.75.
20
La Sagrada Familia y San Juan Bautista, Baltasar de Figueroa (atribuido), Siglo XVII, óleo sobre
tela, 30.42 y La Virgen con el Niño, San Juan Bautista y Santa Bárbara, anónimo, Siglo XVII, óleo
sóbretela, 76.77.
OTRAS LECTURAS DEL ARTE BARROCO DE SANTA FE DE BOGOTÁ; LA PERSPECTIVA DEL GÉNERO.
La anunciación, anónimo,
siglo XVII, óleo sobre tela.
La devoción al Niño, fue popularizada por ei arte religioso español y
americano, ia cual se propagó en ia fundación de numerosas cofradías
¡as cuales fueron organizaciones sociales acogidas por sectores de indígenas en sus procesos de integración a la nueva sociedad deviniendo a
la vez en instrumentos para canalizar los recursos económicos procedentes de las mandas testamentarias. La difusión de las escenas de ios primeros años de vida de Jesús, reforzó la revaloración de los sentimientos
hacia la infancia, de tal forma que ia niñez se hizo más visible en las
nuevas propuestas iconográficas 21 .
La imaginería de ¡a Sagrada Familia (que incluye a María, San José y el
Niño, lo mismo que a Santa Ana, San Joaquín y la Virgen niña), adquirió el
compromiso social de contribuir a sacralizar la familia nuclear, monógama,
instituida a partir de! matrimonio sacramental. La figura paterna laboriosa
y proveedora dei hogar, emergió haciéndose más visible. Las escenas que
dibujaron a ¡a Sagrada Familia, sugerían la tibieza y el calor de hogar.
La huida a Egipto 22 , una variante de ia representación de la Sagrada
Familia, sugiere el éxodo, ei destierro, ei desarraigo que alude a una situación muy común entre quienes fueron despojados de sus tierras, o,
expulsados de ellas por diferentes motivos: expropiaciones, deportaciones, huidas o la búsqueda de otras condiciones de vida. Esta escena recrea las angustias de las migraciones forzadas e inclusive interpreta los
sentimientos de desarraigo de los inmigrantes europeos.
21
£/ Salvador Niño, Baltasar de Figueroa (atribuido), Siglo XVII, óleo sobre tela, 80.80. El Niño de la
Espina. Anónimo, Siglo XVII, óleo sobre tela, 20.32, El Niño de la Espina, Santa Rosa de Lima y Santa
Rosa de Viterbo, Gaspar de Figueroa (atribuido). Sigio XVII, óleo sobre tela, 58.66,
22
Descanso en la huida a Egipto, Siglo XVII, óleo sobre tela, 9.22 y Ei Descanso en la huida a Egipto,
Baltasar de Figueroa (atribuido), óleo sobre tela, 14.27.
55
MARÍA HIMELDA RAMÍREZ
La devoción mariana también proveyó un modelo de identificación
de las mujeres con el dolor de la Virgen, modelo que ha sido destacado
por las autoras que iniciaron los estudios sobre ¡a construcción de las
identidades de género en América Latina quienes sustentaron el
marianismo como arquetipo 2 3 . Desde esta perspectiva, se construyó la
asociación entre la maternidad, el sufrimiento y la resignación ante el
dolor de ser mujer y en particular por la pérdida de los hijos. A la vez que
aumentaba la idea de la superioridad espiritual y moral de las mujeres,
en virtud de la presunción de que el sufrimiento obra como elemento de
expiación. La Maíer Dolorosa o La Piedad, representación de ia Virgen
con ei cuerpo de Cristo inerte que yace en su regazo, es ¡a propuesta
iconográfica emblemática de estas ideas24
3. Más allá de la familia.
Otra de las vertientes de la imaginería mariana se inscribe en ios atributos mediadores de la Virgen. Olga Isabel Acosta plantea esa mediación en
dos sentidos: entre Dios y la humanidad como un papel asignado también
por el Concilio de Trento a María, que adquirió en ia devoción local a ia Virgen de! Campo, una expresión elocuente, impulsada por el miedo de la feligresía al infierno; además, y la dimensión terrenal de esa mediación en su
compromiso con la atenuación dei dolor humano 25 . Por ese motivo, las obras
pías se erigieron en su nombre, ta! como se observa en las Constituciones
que fundaron la Casa de los Niños Expósitos y Mujeres Recogidas de Santa
Fe de Bogotá "[...] Diligenciada con título de ia Caridad de Nuestra Señora de
la Concepción". Esta devoción se reitera en la sección sobre la tutela y el
patronato de los Hospicios reales de la ciudad, de lo que se ocupa el capítulo
segundo de ias Constituciones de 1777, en ei cual se plantea en el título
primero "Que la patrona debe ser la Virgen baxo la advocación de la Concepción, cuya fiesta se debe celebrar con todo cuidado".
23
Ver, Milagros Palma, coordinadora. Simbólica de ¡a femineidad. La mujer en el Imaginario mítico
religioso de las sociedades indias y mestizas, Abya - Yaia, Quito, 1990.
24
Juanita Barreto y Yolanda Puyana en su estudio sobre las mujeres de los sectores populares
urbanos, observaron la pervivencia de la socialización para el sufrimiento, sustentada en los
testimonios de las mujeres que entrevistaron. Ver, "Sentíque se desprendía e alma. Análisis de tos
procesos y práticas de socialización", Programa de Estudios Género, mujer y desarrollo, Universidad
Nacional de Colombia e INDEPAZ, Bogotá, 1996.
25
Olga Isabel Acosta, "Nuestra Señora del Campo. Historia de un objeto en Santa Fe de Bogotá,
siglos XVI al XX", en Anuario de Historia Social y de ia Cultura No. 29, Departamento de Historia,
Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia, 2002, p. 89 y 90.
56
OTRAS LECTURAS DEL ARTE BARROCO DE SANTA FE DE BOGOTÁ: LA PERSPECTIVA DEL GÉNERO.
Entre las diez y seis piezas dedicadas a la Virgen cuatro hacen referencia a las devociones locales que extienden los atributos protectores al ámbito de la ciudad. Un cuadro corresponde a Santa María de Atocha26, el cual
reproduce la imagen de bulto del mismo nombre que se venera en un santuario de la ciudad de Madrid. Esta virgen comparte el patronazgo de la ciudad con Nuestra Señora de la Almudena y la Virgen de la Paloma. Otro de los
cuadros corresponde a Nuestra Señora de Guadalupe27 cuyo culto procede
de la Extremadura, España, de donde eran oriundos algunos de los conquistadores quienes lo trasladaron a América. Esta imagen se distingue por la
tez morena y es venerada con gran devoción en México. En Bogotá el santuario dedicado a la Virgen de Guadalupe rememora esta advocación, opacada
por la relevancia adquirida por el Señor Caído de Monserrate.
La Virgen de la Misericordia 28 , forma parte de la muestra del museo de
Santa Clara. El comentarista del catálogo señala que en la inscripción de la
parte inferior del cuadro, figura una anotación en la cual la Virgen sudó y
lloró en una iglesia del Callao, en el Perú. Nuestra Señora de Chiquinquirá29
está plasmada en una copia del original que reposa en ia basílica de esa
ciudad que fue pintado en 1556 por Alonso de Narvaez30. El clero católico
colombiano en ei siglo XIX, instituyó esta virgen en la patrona del país. La
basílica en la que reposa el cuadro, se erigió sobre un santuario muisca en el
proceso de adoctrinamiento que se conoció como la campaña de extirpación
de las idolatrías. La composición de la obra incluye en el centro a la Virgen
del Rosario con el Niño en los brazos, al lado izquierdo está San Andrés y a ia
derecha San Antonio de Padua. Esta obra recrea un prodigio que dio origen
al santuario de ia Virgen, según el cual María Ramos, la protagonista fue una
mujer española emparentada con un encomendero de la región, quien según el mito, testificó la renovación del lienzo que se encontraba en estado
deplorable, y en ese momento la acompañaba una india y su hijito31. Estos
personajes representan a quienes pueden ser considerados los actores rea26
Ver, Santa María de Atocha, anónimo, siglo XVII, óleo sobre tela, página 1.17 (el primer dígito
corresponde al número de la ilustración del catálogo y el segundo al número de la página).
27
Ver, Nuestra Señora de Guadalupe, anónimo, siglo XVII. óleo sobre tela, siglo XVII, 2.18.
28
La Virgen de la Misericordia, anónimo, siglo XVII, óleo sobre tela, 21.32. (En el catálogo no figura
la reproducción).
29
Nuestra Señora de Chiquinquirá, Anónimo, siglo XVII, Óleo sobre tela, 65.70, (En el catálogo no
figura la reproducción).
30
Nacido en Alcalá de Guadaira (España), figuraba como pintor y platero. Francisco Gil Tovar, "Las
artes plásticas durante el periodo colonial", en Jaime Jaramillo Uribe, director científico,Nueva Historia
de Colombia, Vol. I Colombia Indígena, Conquista y Colonia, Planeta, Bogotá D.E., 1989, p. 242.
31
Ver: "Relación de ias cosas notables que hay en el Distrito de esta Audiencia de el Nuevo Reyno de
Granada", en, Tovar Pinzón, Hermes, Relaciones y Visitas a los Andes. Siglo XVI región centro oriente.
Coicultura, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, Tomo III, Santafé de Bogotá, 1995, p. 487.
57
MARÍA HIMELDA RAMÍREZ
les. Desafortunadamente en las réplicas producidas para la circulación popular estos tres personajes están ausentes.
Otra de ias figuras de la muestra es la de Nuestra Señora del Rosario 3 2 a quien le fue atribuido el triunfo en la Batalla de Lepanto por el
papa en el año 1571 y cuyo culto se popularizó desde entonces en España y se trasladó América, quizás como metáfora del triunfo sobre los "infieles". En uno de los cuadros de la Asunción de la Virgen 33 , los apóstoles
y las santas mujeres presencian el milagro de la subida al cielo de María;
el hijo quien la espera en las alturas la recibe en cuerpo y alma.
La Virgen de la contemplación 34 es una réplica de la Virgo Modestísima
de Sassoferrato, inspirada en la de Durero. Según Jaime Gutiérrez Vallejo,
esta imagen fue de gran preferencia de los santafereños por lo cual los
pintores coloniales en particular, Gregorio Vázquez de Arce y Ceballos 35 ,
la reprodujeron en numerosas ocasiones. El cuadro sugiere el ascenso
de la mujer objeto, del ideal femenino de pasividad, uno de los sustentos
de la diferencia sexual en contextos barrocos.
Michael Foucault a propósito de su lectura sobre las Meninas de
Velásquez 36 sugiere que el espectador se instala en la escena representada, de tal forma que se hace partícipe de lo que en ella acontece. Desde esa perspectiva es posible suponer la impresión causada en los feligreses y las feligresas neogranadinos de las diversas condiciones sociales por las obras de carácter religioso que adornaron los templos y los
hogares. La introducción en los cuadros que representan a la Virgen Orante, invita a participar de un estado de recogimiento místico el cual puede
resultar aliviador ante las tensiones cotidianas. De la misma manera que,
adentrarse en el de la Divina Pastora - o, Virgen del Campo -, a la que los
santafereños eran muy afectos, representada con frecuencia en un apacible ambiente pastoril. La instalación en las obras que dibujan las
advocaciones de la Virgen del Socorro, la Misericordia, contribuyen a ali32
Nuestra Señora del Rosario. Baltasar de Figueroa, (Atribuido), Siglo XVII. Oleo sobre tela, 12.25 y
La Virgen con el Niño, Santa Bárbara y San isidro, Baltasar de Figueroa (Atribuido), Siglo XVII, Óleo
sóbretela, 71.73, (el comentarista presume que se trata de la Virgen del Rosario).
33
Ver, La Asunción de ia Virgen María, Anónimo, siglo XVII, Óleo sobre tela, 74.76 y La Asunción de
la Virgen María, Anónimo, siglo XVII, (copia de una obra de Pedro Pablo Rubens). 95.93.
34
La Virgen de la Contemplación, Anónimo, siglo XVII, Óleo sobre tela, 8.21, (No figura ia reproducción),
La Virgen María, anónimo, siglo XVII, Grabado coloreado sobre papel, 137.121, (no figura la
reproducción).
35
Este pintor nació en Bogotá en 1638 donde tuvo un taller familiar durante las últimas décadas de
este siglo. Se conocen más de 500 cuadros, la mayoría para cumplir los encargos de devotos. Su
especialidad fue el dibujo, Ver, Francisco Gil Tovar, "Las artes plásticas ...", p. 244.
36
Michael Foucault, Las palabras y las cosas una arqueología de las ciencias humanas, Siglo XXI
Veintiuno Editores, Madrid, 1993, pp. 13 - 25.
58
OTRAS LECTURAS DEL ARTE BARROCO DE SANTA FE DE BOGOTÁ: LA PERSPECTIVA DEL GENERO.
viar ia sensación de desamparo, soledad y sufrimiento, que con seguridad fue muy común entre ias gentes de la Nueva Granada y por supuesto,
entre los más pobres y entre quienes atravesaban por momentos críticos
de su existencia.
En el sigio XVII en Santa Fe de Bogotá, el retrato de la gente común
no fue no fue usual, auque existe una colección de retratos de los cadáveres de las abadesas del convento de Santa Clara, los cuales testifican
la solemnidad del momento expresada en el lujo del atuendo que se propusieron lucir aquellas religiosas próximas al encuentro con el Divino Esposo 37 . La colección cuenta además con otros tres que figuran en el catálogo estudiado: el de la niña Antonia Pastrana y Cabrera quien ingresó a
temprana edad al convento y aparece con el atuendo de Santa Rosa de
Lima, este cuadro tiene el mérito de ser una de las escasas representaciones de una niña de la época 3 8 . Otro de los retratos corresponde al
arzobispo Hernando Arias de Ugarte 39 , personaje de la élite santafereña,
quien contribuyó a moldear la cultura urbana de la ciudad desde su posición de alto jerarca y apoyó ia fundación del convento con un aporte económico sustancia! y el del clérigo Juan de Cetrina y Valero, quien fundó la
iglesia de las Aguas en honor a la Virgen del Rosario, en el cual se observa a Cetrina y Valero inclinado en el regazo de la Virgen quien a su vez lo
acaricia, reproduciéndose así el gesto materno de ternura 40 .
En síntesis, los múltiples significados que se sugieren en la muestra,
remiten a ia recreación de la sociedad castellana a través de la expansión de las devociones y a la suplantación de los cultos locales. Serge
Gruzinki advierte que los indígenas americanos no asimilaron de manera
pasiva la invasión de imágenes sino que, las recrearon e, inclusive se
apropiaron de los dioses de los extranjeros compitiendo con ellos en las
devociones 4 1 . No obstante, la transposición de modelos culturales de
belleza y de comportamiento con la instalación del culto a la virginidad
expresado en la Inmaculada Concepción y en la Anunciación y la exaltación del modelo de la Sagrada Familia, irrumpieron en los imaginarios de
los pueblos nativos, con la pretensión de fortalecer las diferencias étnicas.
37
Ver, iglesia Museo Santa Clara. En olor de santidad. Aspectos del Convento colonia 1680-1830.
Santa Fe de Bogotá, 1992. Investigación, textos y curaduría, Pilar Jaramillo de Zuleta.
38
Retrato de Antonia Pastrana y Cabrera, anónimo, siglo XVII, óleo sobre tela, 23.34.
39
Retrato del Arzobispo Hernando Arias de Ugarte. Gaspar de Figueroa (atribuido), siglo XVII, óleo
sóbretela, 38.50y51.
40
El sueño del bachiller Cotrína, Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos (firmado), siglo XVII (fechado
en 1668), óleo sobre tela, 84.82 y 83.
41
Serge Gruzinki, "Las representaciones de la conquista..."
59
«Es QUE PEDRO NEL ES HOMBRE»
DÉBORA ARANGO Y LAS MUJERES EN EL ARTE COLOMBIANO1
Franklin Gil Hernández2
Introducción
Dos aspectos introductorios competen a ia comprensión de este escrito. Uno de ellos tiene que ver con la aclaración del tema del cual trata.
Más que hablar de un tipo de arte femenino o feminista, quiero hacer una
lectura de género y, por qué no, feminista, del contexto histórico de la
producción artística de una mujer, haciendo la precisión de que ia producción de un hombre es susceptible de una lectura similar. El segundo
aspecto está relacionado con una cuestión estética más compleja, en la
cual no voy a profundizar, pero que es una referencia obligada: la discusión sobre las finalidades y usos del arte, y en especia! ei debate que ¡o
ubica en relación con asuntos políticos e ideológicos o le otorga algún
tipo de neutralidad o independencia.
Siguiendo a Eli Bartra (1994) sólo podemos hablar de femenino o
masculino ubicados en un tiempo y lugar señalados. En ese sentido, podemos entender el "arte femenino" -si podemos nombrar algún tipo de
arte de este modo- no como ei conjunto de características esenciales y
universales de la feminidad que puedan producir en las mujeres algún
tipo de expresión artística particular -lo cual se reflejaría en los temas,
los materiales, los colores, etc.- sino como aquel arte que producen algunas mujeres, respondiendo a determinados procesos de socialización que
pudieran generar el desarrollo de algún tipo de habilidades o algunas
formas específicas de expresión. También podríamos entenderlo como
aquel arte que se espera hagan las mujeres en una cultura y un tiempo
"'Las primeras versiones de este escrito, así como el trabajo inicial de revisión de fuentes primarias
y secundarias, fueron realizadas por mí en el marco de un seminario de antropología histórica,
coordinado por la profesora Marta Zambrano; a ella agradezco el acompañamiento juicioso de ese
proceso, al igual que a Carmen Vásquez, Loma Ramírez, Paola Figueroa, Carolina Ardila y Santiago
Gaivis por sus sugerencias y aportes. Agradezco también a Manuel Rodríguez por ia lectura de esta
versión y sus sugerencias para mejorarla.
2
Antropólogo, miembro del Grupo de Estudios de Género. Sexualidad y Salud en América Latina, de
la Escuela de estudios de género, y del Centro de estudios sociales. Universidad Nacional de Colombia.
61
FRANKLIN GIL HERNÁNDEZ
determinados; en ese sentido, si para algunos el arte de Débora podría
definirse como masculino, esa calificación puede entenderse sólo históricamente, y obedeció quizá a la sanción social impuesta a una mujer
cuya producción artística no correspondía con lo esperado desde una
estructura particular de género.
Ante la discusión sobre el carácter político del arte, hay posiciones diversas en torno de si el arte se basta a sí mismo y agota su
posibilidad de ser en el ámbito estético o si obedece a otras motivaciones: si es legítimo usarlo ideológicamente, si es neutral, íntimo o
público, si es social o totalmente individual y subjetivo, etc. inicio la
cuestión con unas palabras de la propia artista. Cuando Débora, en
1 9 3 9 , fue interrogada por el carácter inmoral de su arte, ella se defendió diciendo que "el arte no es amoral ni inmoral; sencillamente su
órbita no intercepta ningún postulado ético". No concluyo, pero aporto
tres ¡deas para la discusión, teniendo en cuenta que trato diversos
niveles de realización de lo político:
a) Hay obras pictóricas que claramente se suscriben a proyectos
políticos, como es el caso del muralismo mexicano y sus relaciones con
la revolución mexicana y la exaltación de lo popular; del aporte del
muralismo de Pedro Nel Gómez a la glorificación de la "raza" antioqueña,
la exaltación de la modernidad y los procesos nacionalistas de mitad
del siglo XX. Hay que decir que, en 1944, los "artistas independientes",
grupo del cual hacía parte Débora Arango, publicaron su "manifiesto"
de trece puntos en el que declaran, entre otras cosas; la instauración
de una identidad americana, la descolonización del arte y su independencia de Europa y el necesario papel social y político del arte al servicio del pueblo. Si estos no son postulados políticos...
b) Stuart Hall, en su artículo "Identidad cultural y diáspora" (1999),
dice que "todos escribimos y hablamos desde un lugar y un momento
determinado, desde una historia y una cultura que son específicas". Esta
localización histórica puede ser aplicada también a la producción artística, pues dicho lugar social es también una posición de poder y, de alguna
manera, lo que se hace desde esa posición es un acto político, se quiera
o no, se busque o no. Con lo anterior no pretendo decir que todo es político, pero sí pienso que lo político no es reducible a lo que convencionalmente se ha entendido por "la política". En cuanto al género, Joan Scott
(1986) dice que el género es una forma primaria de ias relaciones de
poder, lo cual implicaría, entonces, que el género es la célula de lo político o que, en una comprensión compleja de lo político, el género es una
de sus dimensiones fundamentales.
6o
«Es QUE PEDRO NEL ES HOMBRE»
DÉBORA ARANGO Y LAS MUJERES EN EL ARTE COLOMBIANO
c) Existe también ia posibilidad de que a una obra artística le sea
atribuido un carácter político "a pesar" dei artista; es decir, como obra
pública, ésta es susceptible de ser usada en proyectos políticos, en procesos reivindicativos o en procesos de construcción identitaria, Jo que
implicaría que la obra artística está expuesta a la interpretación y hasta
la sobreinterpretación; igual, el hecho es que puede ser convertida en un
elemento discursivo que refuerce el poder autoritario de un gobierno de
turno, en el promotor de sentimientos chauvinistas o en consignas de un
proyecto reivindicativo. Es así como, en una conferencia para la equidad
de la mujer, "La mística" aparece en el afiche promocional, a pesar de
que Débora Arango, su autora, jamás se declaró como feminista, y que
sólo en un sentido demasiado amplio de esta palabra se podría sostener
que lo era.
DÉBORA ARANGO LA JUSTICIA
63
(1944)
FRANKLIN GIL HERNÁNDEZ
Contexto histórico
Las mujeres en el arte colombiano
Las mujeres en el arte colombiano pueden ser ubicadas como motivo de representación y como autoras. En lo que atañe a su papel como
motivo pictórico, es evidente que aparecen reiteradamente en la historia
de la pintura en Colombia. A este respecto, Santiago Londoño (1995) expone cómo han sido representadas las mujeres en el arte colombiano y
cómo esas representaciones se relacionan con modelos morales, estéticos y políticos de los momentos históricos en las que se produjeron; describe cómo las mujeres representadas refuerzan las identidades nacionales y cómo los pintores exploran las asociaciones de las mujeres con la
maternidad, la tierra y la vida y destaca cómo Débora Arango y Carlos
Correa "llevaron adelante, de manera intuitiva y no programática, aunque
con mayor contundencia y eficacia, la desmitificación de la idealización
femenina" (Londoño, 1995:297).
La presencia de las mujeres como autoras en la historia de la pintura
colombiana no es menos problemática, pues, como en muchos otros campos, existe una gran cantidad de vacíos documentales sobre las obras de
diversas pintoras, especialmente esposas e hijas de reconocidos pintores, como es el caso de "Feliciana Vásquez, hija de Gregorio Vásquez de
Arce y Ceballos, la primera pintora nacida en Colombia de que se tenga
noticia" (Serrano, 1995:256).
Mas esto no significa poner la cuestión sólo en la invisibiiidad de la
producción de las mujeres, ya que existía una evidente subordinación en
la producción artística que ponía a las mujeres en los márgenes del ejercicio "profesional" de la pintura y las condenó por mucho tiempo a la
producción de motivos florales. En todo caso pintar, para las mujeres de
las élites (principalmente), lejos de entenderse como una habilidad artística, era una actividad que se constituía, durante el siglo XIX y avanzado
el XX, en un "adorno" similar a bordar y administrar la casa, lo que añadía
en su favor cualidades para ser una buena esposa. "Aprender a pintar era
como aprender a tocar piano, un talento que agraciaba a las damas de la
clase pudiente, que hablaba de su delicadeza y elevados sentimientos,
pero sin que nadie pensara nunca seriamente en que pudieran llegar a
ser grandes pintoras o consagradas pianistas" (Serrano, 1995:267), (sin
embargo, cabe mencionar que las exposiciones de la moral y de la industria, que empezaron a realizarse en el siglo XIX, reunieron una importante
producción artística de mujeres. Eduardo Serrano (ibid.) incluso señala
que las mujeres fueron "quienes introdujeron dos de los grandes géneros
64
«Es QUE PEDRO NEL ES HOMBRE»
DÉBORA ARANGO Y LAS MUJERES EN EL ARTE COLOMBIANO
pictóricos en el país: la naturaleza muerta y el desnudo, inaugurando así
nuevas modalidades creativas, y dando un paso que resultaría fundamental en el advenimiento de la modernidad artística" [1995:260]).
Después de estos apuntes sobre la producción artística de las mujeres a finales del siglo XIX y principios del XX, historia en la que omito una
serie de grandes desarrollos desde esa época hasta el mundo contemporáneo, consideremos algunos datos históricos sobre el contexto de la pintora Débora Arango.
Débora Elisa Arango Pérez3
Débora Elisa Arango Pérez, fue la octava de catorce hijos de una familia de clase media. Sus padres, Elvira Pérez y Castor Arango, provenían
de pueblos antioqueños (Londoño, 1997; Uribe, 1996). Cuando nació, en
1907, Medellín contaba con 65.000 habitantes. Esta ciudad, durante ia
primera mitad del siglo XX, presenció un importante desarrollo fabril en el
que la mano de obra femenina desempeñó un papel determinante y mayoritario, asociado a una ideología bastante conservadora, moralista y
católica (Arango, 1996; Saavedra, 1996; Archila, 1996, Valencia, 1996);
además, era una ciudad contradictoria, en la que abundaban los bares,
las cantinas y los prostíbulos, había altísimos niveles de alcoholismo, proliferaban las enfermedades venéreas y había, durante la década de 1940,
una prostituta por cada 40 hombres (Reyes,1996). Por el anquilosamiento y tradicionalismo de esta ciudad, Pedro Nel Ospina, en el prólogo de
Frutos de mi tierra, del paisa Tomás Carrasquilla, escribió: «la vida social
es aquí de una monotonía desesperante, una verdadera vegetación; puede llamarse con justicia a Medellín la patria del bostezo y del racionamiento triste» (citado por Londoño, 1997:15). En contraste, grupos como
los pánidas (Jaramillo, 1996) y los artistas independientes ostentaron en
el momento las ¡deas más progresistas, liberales y chocantes dei país.
Su producción artística se encontró en una época políticamente turbulenta. Aún se vivían las consecuencias de la guerra de los Mil Días y la
violencia bipartidista de los años 40 y 50 acompañó su obra como tema
de reflexión y de denuncia. Como lo refiere Londoño, «mientras artistas
jóvenes de avanzada se esforzaban en adecuar y adaptar la abstracción
al medio colombiano [...], muy pocos pintores, entre ellos Débora Arango,
3
Este escrito tiene una gran deuda con el trabajo del historiador y crítico de arte antioqueño Santiago
Londoño Vélez, en especial con su libro Débora Arango: vida de pintora. Este valioso y único trabajo
biográfico e histórico sobre la artista me dio importantes claves para comprender el contexto histórico
y los datos biográficos, así como sugestivos análisis que motivaron varias de las reflexiones que
propongo aquí.
65
FRANKLIN GIL HERNÁNDEZ
optaron por interpretar la situación y expresar ese momento histórico, en
lugar de evadirlo con bellas manchas de color o geometrismos de buen
recibo en el arte internacional» (1997:210).
DÉBORA ARANGO LA AMIGA
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DÉBORA ARANGO BAILARINA EN DESCANSO
(1944)
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(1944)
•
-
DÉBORA ARANGO MADONA DEL SILENCIO
(1930-40)
66
«Es QUE PEDRO NEL ES HOMBRE»
DÉBORA ARANGO Y LAS MUJERES EN EL ARTE COLOMBIANO
Aunque Débora se declara «apolítica» (Caracol, 1995) y dice que no
es «liberal, sino muy metida» (Londoño, 1997:209), se puede detectar en
ella un perfil político: su mayor influencia, el maestro Pedro Nel Gómez,
declaraba que «los murales deben hablar al pueblo, denunciar la explotación del hombre, clamar por la propiedad nacional de los recursos y exaltar el progreso y la industrialización» (Londoño, 1996: 616), ¡deas que
materializó en sus frescos, como ios del Palacio Municipal, por los cuales
fue acusado de comunista. El Manifiesto de los artistas independientes a
los artistas de América 4 que firmó Débora Arango, desarrollado en trece
puntos, propone, entre otras cosas: la instauración de una identidad americana, ia descolonización del arte, su independencia de Europa y el necesario papel social y político de éste al servicio del pueblo. Este contexto
ideológico -que influenció fuertemente el trabajo de la pintora, pero al
que también ella contribuyó (los temas de sus cuadros, ia visualización
que hizo de grupos devaluados socialmente, la denuncia de la injusticia y
su propuesta de desmoralizar el arte)-, hace que la obra de Débora sea
realmente política e intelectualmente fundamentada, por lo cual resultan
inaceptables las proposiciones sobre su insularidad, su aislamiento social, su visión cristiana casi rural, su civilismo, etc., pues éstas devalúan
su seria y profunda propuesta (esto en el caso de visiones como las de
Carlos Arturo Hernández -2001- u Ovidio Rincón -El Colombiano, mayo 3
de 1957, p. 4; otros, como Gómez y Sierra -1996-, en su afán de encasillar
a la artista en alguna escuela europea, renuncian a abordar una reflexión
social del arte de Débora).
«Es que Pedro Nei es hombre»
Las fuentes primarias para la redacción de este escrito han sido artículos de periódico 5 . La prensa «normalmente ha ejercido la vocería de los
intereses, opiniones e ideas de diversos grupos y entidades como el gobierno, los partidos políticos y la iglesia» (Cano, 1996:739) y se ha comportado como aparato ideológico que no sólo describe, opina e informa, sino
que se erige como productora de opinión y constructora de discursos de
verdad. En Antioquia -y esta característica se hace extensible al resto del
país-, la prensa fue fundada con una función formativa «y se gestó en la
4
Dado a conocer en febrero de 1944, en el marco de la Exposición Nacional de Medellín. El texto
aparece completo en: Londoño, 1997.
5
Entre 1937 y 1995, Marta Calderón (1996) reseñó 75 artículos sobre Débora Arango aparecidos
en diarios y periódicos, y unos 33 artículos publicados en revistas, boletines y semanarios: 108
referencias en total, número que aumenta con ios artículos escritos después de 1995 y los que no
tuvo en cuenta (en mi limitada revisión, encontré tres artículos que no están incluidos en esa revisión
ni tampoco están referenciados en el trabajo de Santiago Londoño -1997-).
67
FRANKLIN GIL HERNÁNDEZ
necesidad de divulgar las nuevas ideas políticas, ilustradas y republicanas»
(Cano, 1996: 739), convirtiéndose en un escenario privilegiado de la contienda intelectual entre las ideas conservadoras y liberales. En dicha contienda pueden ser contextualizados los artículos que se escribieron sobre
Débora, así como en la disputa entre eladistas y pedronelistas6.
Pero lo que quise abordar en este trabajo fue la dimensión de género
de la contienda.
La cantidad de artículos que tratan sobre Débora Arango podrían
parecer a algunos una señal dei reconocimiento y de la valoración de la
obra de una mujer pintora7, pero habría que considerar no sólo el contexto y los pretextos que llevan a diversos hombres8 a escribir sobre ella,
sino la manera como fue representada Débora y como fueron representadas las mujeres en general a través de ella. Podemos rastrear un discurso regulador e institucionalizado del género, en la medida en que en estos escritos pueden hallarse ideas sobre la «inferioridad» de la mujer, la
creación, aceptación y difusión de estereotipos de género y la sanción
pública de los comportamientos de las mujeres.
La frase que encabeza este escrito: «es que Pedro Nel es hombre»,
es clave en la comprensión del problema, ya que en el contexto regional y
nacional no era la primera vez que se pintaban y exponían desnudos. En
la exposición del Club Unión (1939), lugar donde se iniciaría el escándalo, hubo otros desnudos, y ya Francisco Antonio Cano, Pedro Nel Gómez y
hasta el mismo Eladio Vélez habían pintado desnudos, por mencionar
sólo a los antioqueños. El escándalo ante los desnudos de Débora Arango
se debe en especial a dos cosas: a que no eran hechos por hombres9 y a
que no estaban construidos a la manera de éstos. Con referencia a estos
aspectos puede rastrearse en los artículos varios procedimientos:
6
Disputa basada en la defensa del academicismo europeo y del arte por el arte, en el caso de unos,
y de la posibilidad de un arte al servicio del pueblo que buscase una identidad americana que
descoionizara ei arte, en ei caso de los otros.
7
Cabe mencionar que, prácticamente, la mayoría de los artículos, entrevistas y trabajos sobre Débora
Arango se ubican en la fase, bastante tardía, de revaloración de su obra (como la llama Santiago
Londoño, 1997), o que algunos exageradamente llaman resurrección (González, 1996; varios artículos
de diarios en los 80), pues muchos de ellos fueron escritos en las décadas de los años ochenta y
noventa del sigio XX, y están impregnados por la fascinación del «descubrimiento».
8
Exceptuando el caso de Letras y Encajes, y de uno de los artículos de El Espectador, todos los
demás artículos fueron escritos por hombres.
9
Eduardo Serrano (1995) cuenta que en la Exposición de la Moral y la Industria de 1848 presentaron
desnudos Blandiría, Petra y Olaya González. Sobre esto se puede decir que, si bien el desnudo fue
uno de los temas de la "pintura femenina", la manera en que Débora Arango pintaba desnudos era
ciertamente distinta a esos ejercicios academicistas, que encontraban en el desnudo la posibilidad
de la perfección de los trazos, dei manejo de la sombra y de la figura humana, pero jamás, como en
la propuesta de Débora, ir más allá de la técnica y pintar cuerpos de mujeres deseantes.
68
«Es QUE PEDRO NEL ES HOMBRE»
DÉBORA ARANGO Y u s
MUJERES EN EL ARTE COLOMBIANO
3.1. El reordenamiento de los comportamientos femeninos
En octubre de 1939, la Sociedad de Amigos del Arte invitó a Débora
Arango y a Jaime Muñoz a hacer una exposición en las salas del Club
Unión de Medellín, a quienes se sumarían trece expositores de ia ciudad,
entre los que estaban Eladio Vélez, Luis Eduardo Vieco e Ignacio Gómez
Jaramillo (Londoño, 1997). Débora Arango ganó el primer premio con el
cuadro Hermanas de la caridad, fallo que suscitó gran polémica, no sólo
por superar a "vacas sagradas" del arte antioqueño10, sino por su condición de mujer, de discípula, de «aficionada» y de pintora de desnudos.
Fueron sus desnudos Cantarína de la rosa y La amiga, los que, a la vez
que causaron gran escándalo, le dieron el premio, como se lo confesó
posteriormente uno de los jurados, refiriéndole que se le dio el primer
premio a su cuadro Hermanas de la caridad para no aumentar el escándalo (Londoño, 1997).
Con motivo de la exposición el diario local La Defensa publicó: «Hay
otros cuadros con una negación de valor que hace pensar que la artista
[...] quiso dar a su obra los brochazos lúbricos que encierra la llamada
Cantarína de la rosa, obra impúdica que firma una dama y que ni siquiera
un hombre debería exhibir, pero ni aún pintar, porque si la mujer ha sido
fuente de inspiraciones artísticas, en este cuadro hubo un total olvido del
grito del arte para dar paso a la exhibición voluptuosa» (La Defensa, noviembre 27 de 1939).
En 1948 salió a relucir la frase que preside este escrito: "Después de
seis meses en México, Débora regresó a Medellín y expuso nuevamente
en el museo de Zea (1948). Pero cual no sería el escándalo que desató
su obra bautizada Ado/escenc/a, una muchacha en pose erótica y arrebatada por el delirio de su juventud" (El Espectador, octubre 28 de 1975, p.
3B). Las señoras de la liga de la decencia, escandalizadas, fueron adonde el arzobispo García Benítez, quien interrogó a la pintora acerca de las
modelos de sus cuadros. Débora respondió irónicamente: «son las hijas
de las señoras de la Liga de la Decencia» y agregó después «las veo en la
piscina del club». El prelado le prohibió, con amenaza de excomunión,
seguir pintando esos temas pecaminosos, por lo que Débora le preguntó:
«¿Acaso no ha visto los desnudos de Pedro Nel?», «es que Pedro Nel es
hombre», le respondió el obispo, a lo que Débora replicó: «yo no sabía que
las mujeres eran pecadoras y los hombres no» (Londoño, 1997; Ministerio de Cultura, 1997; Caracol, 1995).
10
Gómez Jaramillo y Eladio Vélez escribieron resentidos artículos en El Colombiano y La Defensa,
respectivamente, en el mes de diciembre de 1939, a propósito de su derrota. Gómez Jaramillo
señaló a Débora como «pintora doméstica» y Eladio Vélez se dedicó a juzgar sus desnudos.
69
FRANKLIN GIL HERNÁNDEZ
El rechazo que despertó en eclesiásticos, mojigatos, ultraconservadores y reaccionarios, como los que escribían en La Defensa, se debió
a que Débora Arango se convirtió en un signo subversivo y peligroso, que
no sólo se refleja, en la fuerza (característica culturalmente atribuida a lo
masculino) de sus trazos, en la violencia de sus colores y en el atrevimiento de sus temas, sino en una vida de no-casada, no-madre, conduciendo un auto, llevando pantalones o montando a horcajadas en un caballo (Londoño, 1997; Caracol, 1995; Jaramillo, 1997). Es una mujer que
debe ser reubicada en el lugar que le corresponde, antes de que otras
sigan su mal ejemplo.ii
•
i
.
»
•
La reubicación requerida se refleja en las recomendaciones que le
hicieron en torno de su arte: que se dedique ai hermoso tema de ía maternidad, que le baje el tono a sus bruscos colores, que se dedique al paisaje
(Revista de ias Indias No 21, septiembre de 1940). Belisario Betancur, al
escribir acerca de ia Exposición Nacional de Medellín de 1944, año en el
DÉBORA ARANGO
SALOMÉ
(1940-50)
.
11
Las mujeres tenían espacios de expresión, incluso en periódicos como La Defensa, en los que los
sábados había una página para ias damas. En ia publicación de! 14 de enero de 1944, se leen los
siguientes títulos en dicha sección: "Escasean los grandes amores", "El lápiz labial debe aplicarse
con cuidado". "Guía práctica de las madres", "Conquiste usted también a su marido".
70
«Es QUE PEDRO NEL ES HOMBRE»
DÉBORA ARANGO Y US MUJERES EN EL ARTE COLOMBIANO
que los artistas independientes hicieron su propia exposición y dieron a
conocer su manifiesto, se mostró muy complacido por ei triunfo de la moral
en la exposición y por el hecho de que Débora Arango no hubiera exhibido
sus característicos desnudos (La Defensa, enero 14 de 1944, p. 8).
La a c e p t a c i ó n , c r e a c i ó n y d i f u s i ó n de e s t e r e o t i p o s g e n é r i c o s y la
masculinización como aprobación social
Una señorita decente no tenía por qué pintar desnudos de esa manera, ni hacer uso de permisos varoniles. De aquí que su estilo causara sorpresa ante las estereotipadas imágenes que de las mujeres se producían y
se siguen produciendo. Elisa Mujica, en la revista femenina Letras y Encajes (No 34, marzo de 1955, p. 3959) escribió sobre la exposición que Débora
realizó en Madrid en 1955: «Los visitantes quedaron estupefactos ante una
pintura distinta a la que por lo general hacen las mujeres [...], no había en
ella convencionalismos, ni líneas suaves e indecisas, nubes azules, flores
rosadas y sauces cerca del agua». De una pintora, pues, se esperaban motivos que emanaran de su propia «naturaleza» débil, sensible, romántica y
delicada. Así también, en 1975, la periodista Amparo Hurtado fue sorprendida cuando, al entrevistar a la pintora, salió a su encuentro "una delicada
mujer, de fina figura, baja estatura y conversación agradable y pausada» (El
Espectador, octubre 28 de 1975, p. 3B).
Para dar un estatus profesional y competente a su arte, Débora
Arango es descrita como una mujer masculinizada, como si sólo renunciando a su lugar como mujer adquiriera el adjetivo de artista
profesional. No se encuentran palabras en el glosario femenino de la
época para describir a una mujer exitosa, pública o intelectual. En la
Revista de las Indias, con motivo de su exposición en el teatro Colón,
es descrita así: «Débora Arango, de masculina potencialidad en el
modelado y audacia en el trazo». Incluso en aquellos comentarios
favorables a su obra se percibe una contienda entre hombres humillando a otros hombres, pues se pone énfasis en el hecho de que la
derrota sufrida por éstos ocurrió ante un ser «inferior»: una mujer.
Ignacio Jaramillo escribió, en un artículo sobre el arte antioqueño
que era imposible no admirarse «frente a una mujer - a fuer de su
recato e impecable vida de h o g a r - , plantea complejos problemas
del sexo y la sociedad, con un valor y una convicción tales que ya se
lo quisieran muchos de sus colegas masculinos en el oficio pictórico» (Batalla, 3 de agosto de 1 9 4 5 ) . La obra de Débora t a m b i é n fue
juzgada por medio de las referencias a la naturaleza en contraposición a la cultura, o de la intuición en contraposición a la inteligencia
71
FRANKLIN GIL HERNÁNDEZ
(Batalla, agosto 3 de 1945), mientras que otros no le conceden independencia y la presentan siempre a la sombra de sus maestros. En su
reseña del primer Salón nacional de artistas (1940), la Revista de las
Indias ni la menciona, y un artículo que escribiera Enrique Uribe White
en El Tiempo sólo la nombra como «la débil discípula» de Pedro Nel (El
Tiempo, noviembre 10 de 1 9 4 0 , p.3).
Después de la exposición del Club Unión, surgió también una discusión sobre el profesionalismo de la artista. En el resentido artículo
que escribió en El Colombiano (en diciembre de 1939), el pintor Ignacio Jaramillo se refirió a Débora Arango como a la pintora doméstica.
El adjetivo 'doméstico' no sólo denuncia la inferioridad del supuesto
autodidactismo de la artista -tesis insostenible 1 2 -, sino que reafirma
la concepción de su sexo reducido al espacio privado de la casa.
Conclusión. Una representación prohibida
La manera como Débora pintaba el cuerpo femenino evidentemente
implicaba una especie de amenaza. Hay un comentario aparecido en el
diario El Siglo refiriéndose a una publicación de la Revista Municipal de
Medellín a finales de 1942: «No es el desnudo en sí materia discutible
como base artística. Pero los desnudos de doña Débora Arango no son
artísticos ni mucho menos. Están hechos ex profeso para representar las
más viles de las pasiones lujuriosas. No es alboroto de la gazmoñería,
como dice ia jactanciosa pretención de la artista. Es la simple y llana
verdad de un arte que se dedica, como (os afiches cinematográficos, a
halagar perturbadores instintos sexuales» (El Siglo enerolS de 1943, sección Alusiones).
La amenaza parece provenir del hecho de que una mujer instaure
una nueva mirada del cuerpo femenino, pues los desnudos femeninos
acostumbrados mostraban cuerpos angelicales en los que los genitales
apenas aparecían insinuados o como meros ejercicios académicos -el
destacado vello púbico, ei detalle de los pezones, las posiciones despreocupadas, la ausencia de culpa en las miradas y la posibilidad del
erotismo para la mujer incomodaban en gran manera, pues eran mujeres "tratadas con un agresivo teísmo que ignoró la belleza tradicional
asignada al cuerpo y al rostro femenino" (Londoño, 1995:298)-; es decir, las representaciones habituales mostraban mujeres sólo deseadas,
12
Débora recibió clases de Eladio Vélez y Pedro Nel Gómez cuando estos eran profesores de bellas
artes en Medellín, Si bien la mayoría de sus trabajos los hizo en casa, posteriormente Débora hizo
cursos en Londres. Nueva York y México (cf. Londoño, 1997).
72
«Es QUE PEDRO NEL ES HOMBRE»
DÉBORA ARANGO Y LAS MUJERES EN EL ARTE COLOMBIANO
jamás deseantes. Para agravar las cosas, hay que señalar que Débora
representó no a damas prestantes o madres paseando a sus niños en ei
parque sino a «mujerzuelas», «gentes de baja condición», «tipos humanos de la más baja extracción» (Ei Siglo, enero 15 de 1 9 4 3 , sección
Alusiones).
Para los grupos dominantes, en este caso ios hombres, es peligroso
que los grupos dominados se representen a sí mismos y erijan la posibilidad de construir sus propios referentes de interpretación y sus propias
historias, desdeñando así las clasificaciones y símbolos que ios mantienen en lugares subordinados. Definitivamente esta dimensión simbólica
es una columna fundamental en el mantenimiento del orden estructural,
en este caso dei género; y aunque esa lógica que justifica la dominación
no es algo que se impone sin contradicciones, la posibilidad de representaciones heterogéneas provoca importantes fisuras en la coherencia de
tai estructura.
La propuesta artística de Débora Arango, en especial sus desnudos 1 3 , se suscribe a la empresa de multiplicación de representaciones de
las mujeres -iconoclasia por la cual tuvo que pagar un alto precio-. La
multiplicación de las representaciones es uno de los caminos que los
grupos d o m i n a d o s t i e n e n no sólo para c u e s t i o n a r e s t e r e o t i p o s y
esencializaciones, sino para intervenir en una relación de poder que no
les permite narrarse, nombrarse o pintarse a sí mismos, así como ganarse
un lugar de producción protagonice, en un espacio en el que ellos siempre son receptores, nunca emisores: temas, nunca autores, objetos, nunca sujetos.
13
Cabría referirse a un gran número de cuadros sobre la violencia política bipartidista de los años
cuarenta y cincuenta, a las sátiras sobre la iglesia católica y ios personajes públicos, pero estos son
temas que desbordan los objetivos de este escrito. Estas series de cuadros son fuertemente críticas
y elaboradas, pero no suscitaron tanta polémica como sus desnudos.
73
FRANKLIN GIL HERNÁNDEZ
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«Es QUE PEDRO NEL ES HOMBRE»
DÉBORA ARANGO Y LAS MUJERES EN EL ARTE COLOMBIANO
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LOS PADRES Y LAS MADRES DE LA PATRIA.
REPRESENTACIONES MÉDICAS DE LAS MUJERES EN BOGOTÁ
A COMIENZOS DEL SIGLO VEINTE*
Ángela Facundo1
Resumen
Este artículo se propone abordar la relación que existió entre los
médicos higienistas y ias mujeres de Bogotá a principios del siglo XX.
Explorando el contexto en que se dio este vínculo, se expondrá cómo ia
relación estuvo marcada por un proyecto político basado, en gran medida, en una representación que nos compete; la de! "nacional colombiano". También explorará cómo ios médicos abanderados de este proyecto
validaron su poder para representar a ios demás, tanto en el positivismo
atribuido a las disciplinas científicas como en su condición de varones
letrados.
Recorriendo algunas de las maneras en que se llevaron a cabo dichas representaciones, se abordará nuestra historia cercana, esa que nos
construyó silenciosamente y de ia cual somos exponentes muchas veces
desinformados; esa misma que nos ha señalado un punto de partida para
percibir y representar a los demás y a nosotros mismos.
El contexto: la patria
Durante ias primeras décadas del siglo XX, resurgió en nuestro país
una preocupación decimonónica por la consolidación de un Estado nación, a (a que se sumó un proyecto de modernización nacional. Convencidos de que el progreso de un país requería de la participación de todos
los nacionales, y basados en un discurso biológico que le atribuía ciertas
características "raciales" a ios mismos, ios políticos y médicos dei país se
propusieron reformar a los individuos y, por extensión, a ia "raza colombiana".
' Con el apoyo del Programa Alban, programa de becas de alto nivel de la Unión Europea para
América Latina, beca No. E04M046696C0ydel programa Ecos Nord,
1
Antropóloga Universidad Nacional de Colombia.
77
ÁNGELA FACUNDO
Retomando ciertas corrientes de pensamiento decimonónicas provenientes de Europa occidental, los pensadores colombianos que estuvieron a ia cabeza dei proyecto modernizador del Estado hicieron aparecer
en ia esfera nacional ¡a noción de raza como una forma de clasificación
de la población. Durante esta época se caracterizaron ciertos grupos
poblacionales, asignándoles características biológicas a sus prácticas
sociales; así "los indios", "los negros" y ios "mestizos" aparecieron en la
escena nacional como grupos raciales posicionados en una escala evolutiva en la cual ia cercanía con lo blanco se entendió como la proximidad a
ia civilización y el progreso. La construcción de la identidad nacional se
basó en un proyecto de mestizaje definido como ia progresiva desaparición de ias diferencias étnico-raciales de la población. Los grupos indígenas y negros se ubicaban, además, en la base de la pirámide social de
clases, heredada desde la época colonial, hecho que permitió a los promotores de esta ideología nacional hacer una correspondencia entre clase social y raza y, por ende, racializar las clases sociales, viendo en las
clases populares signos biológicos de degeneración que hicieron de ellas
un objetivo urgente de la acción higienista civilizadora por parte de las
élites blanco-mestizas (Guillaumin, 2 0 0 2 ; Viveros, 2002)
A partir de los años treinta, ¡a incursión de las ciencias biológicas en
el país propició ei análisis de los aspectos poblacionales e individuales
de ia nación y se nutrió de diferentes corrientes de pensamiento y disciplinas científicas para lograr ia pretendida reforma. Entre estos saberes,
la higiene mostró dos características especiales, que en mi opinión la
hacen merecedora de una atención especial. Por un lado está el carácter
"englobante" que tuvo en el país, a diferencia de otras disciplinas adoptadas, ya que las circunscribió a todas en su producción de saber y aplicación y a la vez se incluyó dentro de la práctica de las demás, valiéndose
de ellas para justificarse, con lo que se revistió del carácter positivista
que le dio la marca de saber-verdad de la ciencia moderna. Por otro lado,
la higiene operó en ios dos campos establecidos para emprender el ideal
progresista: el remedia! y ei de formación (Sáenz, Saldarriaga y Ospina,
1997, vol.l).
Lo remedia! estuvo claramente orientado a detener y revertir lo que
muchos médicos consideraron una degeneración progresiva de la raza, y
aunque algunos representantes de este gremio no estuvieron de acuerdo
con la idea de que los colombianos se encontraban en un proceso
degenerativo racial, la mayoría de los higienistas coincidieron en desconfiar de los sujetos y de la población más pobre. La desconfianza en el
sujeto estaba basada en su consideración como un sujeto pasional que,
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Los PADRES Y LAS MADRES DE LA PATRIA.
REPRESENTACIONES MÉDICAS DE LAS MUJERES EN BOGOTÁ
A COMIENZOS DEL SIGLO VEINTE
en el desenvolvimiento de sus emociones, podría hacer peligrar el orden
social, partiendo de estos argumentos, la formulación de ios postulados
para construir un nuevo cuerpo individual y social estuvo orientada, por
un lado, a remediar los signos de enfermedad y degeneración y, por otro,
a dar el paso definitivo hacia io moderno y hacia la creación de un sujeto
autónomo productivo pero sin posibilidades de autorreflexividad (Sáenz,
Saldarriaga y Ospina, 1997:5-6, vol. 2).
La formación se orientó principalmente hacia la niñez; a modificar
los hábitos y costumbres desde el nacimiento, la crianza, la educación y
el comportamiento en general. Junto con ios niños, fueron incluidas
específicamente las madres, quienes fueron encargadas de velar por ei
cumplimiento de los preceptos modernos sobre estos asuntos. Los dos
campos de acción, aunque tuvieron caracteres diferenciados, no mostraron límites claramente establecidos y se dio más bien una mezcla de esperanzas y pesimismos compartidos por los dos,
i o s doctores
Para que la higiene pudiera cumplir con sus presupuestos de progreso, fue necesario investir a sus agentes -los médicos higienistas- del poder suficiente para que lograran intervenir y establecer las medidas de
control que se consideraban indispensables. Los mismos médicos procuraron ¡a consolidación de su poder, relacionando su práctica con ios intereses de la nación y haciendo de ella una medicina nacional que sirviera
a las necesidades precisas de Colombia. Esto, según lo señala Obregón,
sumado a ia medicaiización de enfermedades como la lepra, y a que su
tratamiento y estudio se circunscribió al saber de ios médicos, sirvió como
una estrategia para consolidar ia autoridad gremial de los médicos
(Obregón 1992, 1996, 1997).
En Colombia, especialmente en su capital, los higienistas incidieron
sobre el espacio urbano y sus habitantes, haciendo de la ciudad un objeto de la medicaiización y estableciendo la prioridad de ias zonas que debían ser saneadas (cfr. Foucault, 1991b: 99) Desde comienzos del siglo
XX, los higienistas empezaron a influir con más fuerza en ia vida política
del país y crearon las entidades necesarias para que el ejercicio de su
poder fuera efectivo y regularizado. En 1914 se reinauguró la Junta Central de Higiene, que había sido creada en 1890; en 1918 se creó ¡a Dirección Nacional de Higiene (Hernández, 2000); en 1 9 2 8 se inauguró la
carrera de higiene; en 1929 se reglamentó ia carrera de medicina; en
1 9 3 1 se creó el Departamento Nacional de Higiene, en 1933 se creó el
79
ÁNGELA FACUMDO
Instituto de Higiene Social, en 1934 nació la Academia Nacional de Medicina, en 1938 se creó el Ministerio de Trabajo, Higiene y Previsión Social
y en 1940 el Ministerio de Educación Nacional publicó ei programa de
salud e higiene para las escuelas primarias (Pedraza, 1999). Desde estas
entidades, que Íes otorgaron legitimidad y espacios precisos para su práctica, los higienistas pudieron actuar directamente sobre ia población.
Pero los higienistas abanderados del proyecto de reconstrucción nacional no sólo influyeron en la vida política de! país desde las entidades
estrictamente médicas, sino también lo hicieron desde cargos políticos,
pues muchos de ellos fueron senadores, ministros y gobernadores. Su
legitimidad como hombres letrados, de ciencia y con una formación
escolarizada superior a ia de la mayoría de ia población, les permitió colocarse en la cumbre de la escala social y, desde allí, señalar tanto ios
problemas de la patria como las soluciones que consideraron adecuadas
para resolverlos.
Además de esta clara influencia en la vida pública, los médicos entraron también en el espacio privado de los hogares y ias familias, reglamentando actividades cotidianas como ia alimentación, el uso dei tiempo y la
sexualidad, y volviendo asunto médico y de interés público acontecimientos que hasta entonces estaban circunscritos al ámbito familiar como el
parto, ia crianza y ei crecimiento de los niños y, en general el tipo de relaciones que debía tener cada miembro de la familia con su entorno social.
El mismo Migue! Jiménez López, un prestigioso médico de la época, reconoció esa introducción del médico en todas las etapas de la vida como
parte de su misión y su mérito, describiéndola de ia siguiente forma:
...la misión dei profesional médico ha tomado otra dirección más
abiertamente enderezada a la vida social. Él es un obrero de la
biología y un centinela contra los elementos de la destrucción
de la especie. Su tarea es dura y agotadora, y está tocada de
ese trágico cotidiano que la vincula a los momentos más dulces
y a los más acerbos de sus semejantes. Ya lo dijo la sabiduría
eterna para todos los pueblos y para todos ios tiempos honora
medicum propter necesitatem "Honrad al médico porque io necesitáis... (en: Camargo 1999, Jiménez López, 1948:175).
Así, el discurso médico se institucionalizó dentro de la familia y se
valió de ésta para su consolidación como discurso moralizante.
En nuestra incuria oficial y en nuestra educación, falta de nociones que protejan al individuo contra la agresión de los gérme-
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REPRESENTACIONES MEDICAS DE LAS MUJERES EN BOGOTÁ
A COMIENZOS DEL SIGLO VEINTE
nes patógenos, reside esa letalidad de este país. Que lejos de
mostrarnos como razas inferiores, deja entrever una vigorosa
constitución, ya que en realidad nuestra mortalidad por alta que
sea no corresponde a nuestra absoluta e insuperable falta de
higiene. Pero hágase labor de saneamiento; de educación general; dígase a las madres cómo deben alimentar a sus hijos, y
véase entonces si la mortalidad puede ser signo de imaginada
degeneración (Bejarano, 1920:206).
Siendo la familia el foco de las dos estrategias emprendidas para ia
reforma dei pueblo colombiano: la remedial y la de formación; ia mujer,
vista por los higienistas como "madre" de ios colombianos, recibió la responsabilidad de reformar a los hijos de la patria y, de esta manera, ayudar a la creación de la nueva nación.
Las mujeres
A partir de la tercera década del siglo XX, la situación de las mujeres
en la capital colombiana se vio influida por los nuevos saberes científicos
adoptados en el país, pero esto no significó una ruptura definitiva con los
antiguos requerimientos de comportamiento. Por un lado, durante las primeras décadas, se les exigió afianzar su labor de procreadoras biológicas
y morales de ios nacionales y, por otro, sin abandonar esta tarea, los
nuevos conceptos de urbanidad les exigieron un comportamiento acorde
con los nacientes mecanismos urbanos de producción. La demanda de
adopción de los parámetros de la estética moderna llegó de la mano de
la definición de criterios para "lo saludable", por lo que el cuerpo de la
mujer se convirtió en un objetivo tanto médico como comercial. Los medios de comunicación de la época y el naciente mercado del aseo impusieron diferentes cánones de salud y de belleza, e introdujeron nuevos
accesorios y productos para el "cuidado femenino" mientras que, a su
vez, los médicos establecieron la conveniencia o no del uso de estos productos en nombre de la anhelada higiene corporal (Pedraza, 1999).
A pesar de que la preocupación por la estética corporal y por las prácticas individuales -a veces íntimas- trajo consigo una nueva forma de intromisión en su vida privada, los asuntos personales de la mujer continuaron abordándose, en la esfera pública, con respecto de su condición
de reproductoras biológicas y sociales. La experiencia sensorial derivada
de la adopción de nuevas prácticas higiénicas, y en general toda expresión de sensualidad, fue desligada de los fenómenos reproductivos, pues
81
ÁNGELA FACUNDO
estos últimos siguieron tratándose como asuntos políticos y médico-científicos y, por ende, de dominio exclusivo de los varones letrados de la
nación (cfr. Manarelli, 1999).
La generalización de las normas higiénicas y de los requerimientos
de comportamiento no se transformó, sin embargo, en prácticas efectivas para todas las mujeres; más bien definió otra forma de distinción
entre clases sociales: mientras para la mayoría de las damas pertenecientes a la clase alta el cumplimiento de los nuevos criterios corporales se convirtió en una obligación para demarcar su posición social,
para la mayor parte de las mujeres de las clases más pobres, aunque
concernidas también por estos asuntos, las exigencias se centraron
más en su comportamiento que en su apariencia.
Debido a la desconfianza expresa del discurso higiénico hacia las
clases populares y su comportamiento, fue en ellas donde se focalizó
el dispositivo. Mientras el criterio para el trato hacia las mujeres pobres fue el de modificar su comportamiento -para que ellas transformaran el de su familia y de ese modo lograr la reforma s o c i a l - , el
criterio para las damas ricas fue el de que ellas sirvieran como ejemplo a seguir por las demás mujeres - c o m o miembros de la élite educada del país, las mujeres debían contribuir con ia caridad, ia enseñanza y la formación de las d e m á s - . Fue común la colaboración de las
mujeres de la élite urbana en labores de enseñanza higiénica, bien
fuera con donativos económicos o con su tiempo como instructoras en
las salacunas, gotas de leche o dispensarios médicos, siendo la forma
más común de su acción el participar en obras de beneficencia. En
esta especie de alianza entre las damas comprometidas con las labores de beneficencia y los médicos higienistas para la reforma de las
clases populares, desempeñó un papel fundamental ei hecho de que
las mujeres de la élite bogotana habitualmente tuvieran acceso a la
educación escolarizada. Su paso por la institución escolar representó
no solamente la adquisición de conocimientos intelectuales sino, también, el aprendizaje de maneras y comportamientos acordes con los
preceptos higiénicos (Pedraza, 1999; Viveros y Garay, 1999).
Las labores cumplidas por estas mujeres, a pesar de que puedan
ser consideradas actualmente como tareas públicas de gran importancia para el desarrollo del dispositivo higienista, fueron vistas en la
época como inspiraciones individuales, en todo caso dignas de resaltar, en las que las mujeres pusieron al servicio del conocimiento científico su vocación " n a t u r a l " de cuidar a los demás. El doctor Jorge
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Los PADRES Y LAS MADRES DE LA PATRIA.
REPRESENTACIONES MÉDICAS DE LAS MUJERES EN BOGOTÁ
A COMIENZOS DEL SIGLO VEINTE
Bejarano, por ejemplo, en defensa de la educación universitaria para
la mujer, reafirma el supuesto de que existen ciertas profesiones que
se adecúan a sus "naturales aficiones":
Si la medicina, el derecho y la ingeniería no la seducen todavía,
en cambio la farmacia, la enfermería, la arquitectura, la odontología, las bellas artes, la preparación a la bacteriología y aún la
misma veterinaria dentro de sus especialidades como inspección de alimentos, cultivo y enfermedades de las aves o animales de corral, sí pueden ser el principio de este ingreso y de esta
colaboración femenina en la vida artística y científica del país.
Ninguna de las profesiones y especialidades que aquí enumero,
repugna a la condición de la mujer. Por el contrario, todas ellas
están dentro de su temperamento y de sus naturales aficiones...
(Bejarano, 1936:290).
Una de las pocas críticas severas que los higienistas hicieron a ias
élites bogotanas fue la del uso del espacio doméstico, pues, o bien no
establecían separaciones tajantes entre sus lugares de habitación y el de
los "criados", o bien subarrendaban habitaciones en sus casas produciendo confusión entre sus formas de vida y las de la ciase pobre. Según
io muestran las denuncias hechas por los médicos higienistas de la época, se creyó que si los espacios privados eran compartidos por pobres y
ricos, estos últimos asimilarían las costumbres de los primeros, cuestión
que resulta paradójica dada la defensa que estos hombres hacían de las
bondades de ia educación y del buen ejemplo que impartían las élites en
ia reforma de las ciases populares.
Con el discurso higiénico focalizado en las clases populares, y debido al uso racional de los espacios que propuso e impuso la industrialización al separar los lugares de socialización de los de habitación, la mujer
fue recluida en el espacio privado. Antes de las luchas higiénicas contra
los lugares de socialización popular como tiendas, chicherías y campos
de tejo, éstos hacían parte del mismo lugar de habitación, por lo cual era
obvio que las mujeres tenían acceso a ellos, pero con su separación, su
condena y ia difusión de la idea de que sólo las prostitutas frecuentaban
estos lugares, la mayoría de las mujeres perdió la posibilidad de visitarlos, por lo menos de manera abierta (Archila, 1994).
Aunque la mano de obra femenina entró a ser parte importante del
mercado laboral e, incluso, de los sindicatos de trabajadores a partir de
la década del veinte, la literatura de manuales higiénicos y de urbanidad
83
ÁNGELA FACUNDO
continuó centrándose en las labores y deberes femeninos como asuntos
predominantemente domésticos. Así, la industrialización hizo que las
mujeres pobres doblaran su jornada de trabajo, pero no necesariamente
que ganaran espacios reales de reconocimiento en el ámbito público.
En un trabajo sobre Inglaterra en los albores de ia industrialización,
Davidoff y Hall explican cómo la identificación entre io doméstico y lo
femenino fue un punto fijo en la situación de la clase media. La inclusión
de las mujeres de clases populares en ia vida laboral extradoméstica no
fue vista como una separación efectiva de estas dos categorías, ni tampoco significó una posibilidad de realización y engrandecimiento personal. La situación se convirtió ante todo en la muestra de que ios ingresos
familiares eran precarios, de modo que la mujer tenía que aportar económicamente en el hogar, o en la evidencia de que las mujeres no tenían a
su lado a un hombre que se hiciera cargo de ellas. Las mujeres fueron
identificadas como las habitantes perpetuas del hogar, ¡o que, tal como
lo escribieron Davidoff y Hall en el caso de la Inglaterra de los siglos XVII
y XVIII, sucedió en las primeras décadas dei siglo XX en nuestro país: "El
mercado de la mujer era el matrimonio, y su actividad económica constituía una sombra en el mundo de la empresa familiar" (cfr. Davidoff y Hall
1994:205).
Los intentos modernizadores emprendidos por las élites políticas y
médicas del país definieron a la familia conyugal como el núcleo de ia
sociedad -esta familia debía, según sus ideales, corresponder a! modelo
de las familias burguesas europeas o anglosajonas (Urrego, 1 9 9 7 ) - . La
mujer fue nombrada la "reina del hogar", de modo que se le asignó la
función de procurar a la familia, en la intimidad, todas las buenas y sanas
costumbres que la llevarían a su regeneración y vigorización social; pero,
ai tiempo que se ponía en sus manos a la familia y a la sociedad, se le
acusaba de ser la culpable de los vicios de éstas debido a su ignorancia y
apego a las costumbres bárbaras e incivilizadas. José Ignacio Barbieri,
médico especialista en medicina infantil y fundador dei Hospital de la
Misericordia, preocupado por la altísima mortalidad infantil, escribió en
su manual de higiene y medicina infantil, a principios del siglo XX:
Es un hecho evidente que la mitad de los niños que nacen, mueren antes de cumplir cinco años....Esta enorme mortalidad se
hace todavía más espantosa si se considera que las enfermedades de que mueren son muchas de ellas evitables con poco esfuerzo y debidas únicamente a ignorancia y descuido de parte
de las madres. Es cierto que el diario y terrible batallar de la vida
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Los PADRES Y LAS MADRES DE LA PATRIA.
REPRESENTACIONES MÉDICAS DE LAS MUJERES EN BOGOTÁ
A COMIENZOS DEL SIGLO VEINTE
impide a muchas madres atender debidamente a sus hijos, pero
también io es que, a pesar de! más solicito cariño, ia crasa ignorancia en que están de estos hechos es tan funesta para la criatura como el infanticidio intencional (Barbieri, 1905:2).
El remedio propuesto por los médicos para mejorar tai condición fue
la obediencia por parte de ¡as mujeres de ias prescripciones hechas por
ellos. El médico orientó explícitamente la forma en que debían ser concebidos, gestados, criados y cuidados ios hijos. La labor de estos varones
letrados, portadores dei saber se convirtió no solamente en un asunto
científico sino también moral al auto identificarse como "misioneros" en
¡a tarea de salvación del futuro de la nación, de manera que sólo el médico y el sacerdote podían traspasar ia intimidad dei hogar sin contaminarla (cfr. Manarelli, 1999). Esta relación jerárquica de supremacía masculina y letrada se extendió hasta las comadronas y nodrizas -quienes hasta
entonces habían estado en contacto permanente con ias tareas relacionadas con la maternidad-, pues su labor fue vista como manifestación
de atraso, por lo que la única manera en que podían ser aceptadas dentro de este dominio era mediante su supeditación a! ejercicio médico:
En la cruzada que nuestro país debe emprender contra ia alarmante mortalidad en ios niños de primera edad, es indudable
que el médico es el misionero indispensable. Las personas extrañas a la medicina pueden ejercer una acción benéfica. Cuando son un poco abnegadas e ilustradas pueden ser auxiliares de
un inestimable valor. Pero la experiencia nos dice y nos enseña
que nada ni nadie puede suplir la acción personal de un médico
instruido y avisado en el particular (Bejarano, 1933:612).
Emprendida la tarea de ilustración sobre el cuidado y la salvación de
ios hijos, quedaba pendiente la tarea de formar ei espíritu de la mujer en
la honradez y ia virtud. Por cuanto no se podía llegar a todas ellas por
medio de instituciones e instrucciones médicas y escolares, se popularizaron los tratados de economía doméstica y ios manuales de buenas
maneras como otra forma de sana intromisión en la privacidad dei hogar.
Este tipo de literatura pretendió garantizar que, aunque ios ojos vigilantes de los higienistas no alcanzaran a verlo todo, las mujeres cumplieran
con sus obligaciones sin incurrir en vicios y costumbres que dificultaran
el progreso nacional. Los tratados y manuales fueron empleados desde
finales dei siglo XIX, pero su uso también se aplicó como parte del dispositivo higiénico y muchos de ellos fueron reeditados hasta bien entrado ei
85
ÁNGELA FACUNDO
sigio XX. Las instrucciones aparecidas en estos tratados pretendieron
controiar cada instante del día:
La mujer que se levanta al aclarar el día puede emplear sin afán
las dos primeras horas en el arreglo de su cama, cuarto, tocador
y aún la casa toda; otra hora en el aseo y adorno personal y
media hora en su desayuno; y ya desembarazada de estos quehaceres, tiene delante de sí más de ocho horas de cuyo buen
uso podrá sacar grande utilidad. Sea cual fuere su oficio, o profesión, le será ventajosísimo no emprenderle hasta que haya
puesto orden en su casa, y que su persona esté con ei aseo y la
compostura que permitan ias circunstancias (Acevedo, 1848:6).
Las mujeres fueron vistas y representadas por el discurso médico no
sólo como madres biológicas sino también como madres morales de los
hijos, la familia, ia sociedad y la nación. Para ellas no sólo se delimitaron
sus funciones como madres, también se estableció ia edad idea! a la que
debían casarse y comenzar su vida sexual, tener hijos y administrar cada
etapa de su vida. Esta economía doméstica estuvo en consonancia con
las prédicas dei ahorro y la racionalidad de los recursos impuestas con ei
proyecto modernizador, de modo que, según los higienistas, si una mujer
era una buena administradora del hogar, haría de este un lugar acogedor
para su esposo, quien entonces se alejaría de los vicios dei juego, ei alcohol y la prostitución, para convertirse en padre y marido ejemplar, en un
trabajador incansable y en un miembro productivo de la sociedad.
Las habitaciones
Para el dispositivo higiénico, el espacio ocupado por la familia desempeñó también un papel fundamental; bajo un cierto tipo de determinismo
geográfico, ios higienistas defendieron la idea de la importante influencia
del medio en el comportamiento de ¡as personas, de modo que, reformando sus espacios de residencia y su forma de habitarlos, podrían también
conseguir la reforma de su comportamiento (Noguera, 1998).
Con esta convicción y en vista de que sus inspecciones de los barrios
pobres de la ciudad en ias primeras dos décadas del siglo XX mostraron
angustiantes escenas de hacinamiento y precarias condiciones sanitarias -cabe anotar que ios criterios utilizados en sus inspecciones incluyeron tanto condiciones materiales concretas de los lugares de habitación
como hábitos y comportamientos proscritos por el discurso higienista-,
ios higienistas, apoyados por el poder eclesiástico y ia élite gobernante
86
LOS PADRES Y LAS MADRES DE LA PATRIA.
REPRESENTACIONES MÉDICAS DE LAS MUJERES EN BOGOTÁ
A COMIENZOS DEL SIGLO VEINTE
nacional, emprendieron la construcción de viviendas obreras, no sin antes abocarse a la tarea de destruir algunos barrios de la ciudad.
Estas viviendas fueron otorgadas a las familias que cumplieran cierto tipo de requisitos de orden económico y moral, y que aceptaran someterse a un estricto control por parte de las autoridades sanitarias o eclesiásticas. Los barrios obreros modificaron la vida de muchas familias, sin
embargo, el medio no pudo transformar instantáneamente las costumbres de sus habitantes, tal como lo denunció la Acción social católica en
Colombia después de algunas inspecciones que realizó a las viviendas
del barrio obrero San Francisco Javier (Noguera 2001):
Se construyeron casas de tres piezas, con cocina y demás dependencias, que se arrendaban a dos pesos mensuales; pero a las familias obreras, por más numerosas que fuesen, les sobraban dos piezas, todos habían de vivir hacinados en una sola pieza. Otra para gallinas y conejos y la
tercera para cualquier cosa, aunque fuera para oratorio, pero no para
habitación humana. Cultivar el solar que se dejó a cada casa, ni por el
pensamiento les pasaba; para basurero les servía.
Pues hálleselas usted con las catorce primeras familias que allí entraron, trate de quitar la chicha, elimine la sirvienta, destierro los perros,
desarraigue los malos hábitos, levante la dignidad y el decoro de las palabras, fomente la piedad, impida que se pongan tiendas, prohiba que se
de alojamiento a toda la parentela y quizás a todos los vecinos del mismo
pueblo, comience la limpia de lo que se ha metido a hurtadillas por ser
contrario a la moral cristiana, y luche usted solo contra todos, pues se
aunan y se respaldan contra ei reglamento y la autoridad (González Quintana, 1940. Citado en: Noguera, 1998:203-04).
La vivienda obrera y, en general, los espacios de habitación familiar
fueron convertidos en el cuartel desde donde la familia libraría su lucha
pro higiénica. Con la "reina del hogar" recluida en su palacio, el otro flanco prioritario de la cruzada higienista: la niñez, debió también ser introducido en espacios precisos para su control.
La descendencia
La niñez fue otra de las categorías que introdujeron los denominados
saberes modernos en la escena nacional; con pretensión universalista,
éstos dividieron la vida de las personas en etapas, otorgándole una importancia especial a los primeros años de existencia del sujeto en cuanto
fue considerada como la época en que se asientan las bases de su formación. Los portavoces de estos saberes subdividieron la etapa denomina-
87
ÁNGELA FACUNDO
da 'niñez' en edades a las que le asignaron un cierto tipo de actividades
que el individuo debía estar en capacidad de realizar, lo que sirvió de
medida para establecer el grado de desarrollo de una nación. La protección y el bienestar de la infancia fueron identificados con el grado de
civilidad del país, por lo que no se escatimaron esfuerzos en las campañas para su educación y de lucha contra la mortalidad infantil (Sáenz,
Saldarriaga y Ospina 1997), pues los médicos higienistas que se dedicaron imperiosamente a la protección de la niñez, veían en ella la salvación
o decadencia de toda ia sociedad:
Así se comprende el que, desconocida la higiene de la infancia,
víctimas de preocupaciones y de absurdas ¡deas y preceptos,
nuestras generaciones llevan desde la cuna el germen de su
destrucción y aniquilamiento.
Agreguemos a las causas antes dichas los vicios orgánicos y
hereditarios, cuya influencia, si no se siente en la primera edad,
de seguro hará más tarde su obra en el ser moral y en el ser
físico, y habremos hallado las verdaderas causas de nuestra
decadencia: unas adquiridas -por la ignorancia o el descuidootras congenitales y frutos del legado que el hombre viciado
(sifilítico o alcoholizado) ha dejado al ser que "que no le pidió la
vida", y que a su turno se encargará de transmitir a otras generaciones (prólogo, Barbieri, 1905).
Para el ideal urbano y nacional de Bogotá y de Colombia, la niñez fue
la materia dócil en la que se implantó el dispositivo de carácter formativo
que llevaría al engrandecimiento nacional. Los higienistas vieron la niñez
como una etapa en la que el individuo es más débil y, por tanto, más
imperiosa y fácil su protección. No en vano las clases populares y las
mujeres recibieron el tratamiento de menores de edad o infantes por parte de las élites médicas y políticas (Noguera, 2001). El doctor Bejarano,
en su tesis de doctorado en medicina, ilustró la importancia del cuidado
de la niñez, señalándola como un momento proclive a los vicios:
...procurar por todos los medios posibles el mejoramiento de la
raza cuyos destinos rige; mejoramiento y vigilancia que deben
prodigar en todas las épocas de la vida, pero sobre todo en la
edad escolar, porque es entonces cuando se acentúan los vicios
o las herencias (Bejarano, 1913:14).
Aunque los higienistas habían usado todas sus fuerzas y estrategias
en pro de la reforma de las madres y de la familia, siguieron desconfian-
Los PADRES Y LAS MADRES DE LA PATRIA.
REPRESENTACIONES MÉDICAS DE LAS MUJERES EN BOGOTÁ
A COMIENZOS DEL SIGLO VEINTE
do de su capacidad para formar ciudadanos de "bien"; por lo tanto, la
escuela se convirtió en el lugar en donde se daría forma a esas pequeñas
criaturas y en arma de lucha contra la herencia bárbara de sus familias
(Sáenz, Saldarriaga y Ospina 1997; Noguera, 2001).
En las escuelas que se fundaron en esta época y que fueron manejadas por ei Estado o por ios departamentos, y en las que siguieron a cargo
de la iglesia católica, los higienistas y pedagogos introdujeron el uso de
las cartillas, muchas de ias cuales no solamente fueron usadas para la
instrucción de !os niños sino que fueron empleadas como manuales para
la orientación de los maestros (Noguera, 2001). La cartilla antialcohólica
fue una de ias más evidentes muestras del intento emprendido por formar en los niños la conciencia dei repudio hacia los hábitos que los
higienistas consideraban que podían llegar a adquirir a lo largo de su
vida por medio de! contacto con sus familias. Esta cartilla hacía un parangón entre un individuo que no consume chicha, que tiene el buen hábito
del ahorro y que se comporta por ende como un esposo, un padre y un
ciudadano ejemplares, y otro que malgasta su dinero en chicha, se embrutece y degenera, arruina y maltrata a su familia (Calvo y Saade, 2002).
Como ésta, las cartillas de urbanidad e higiene para el uso de las escuelas primarias hicieron comparaciones entre ei niño bien o mal educado,
condenando al último a un fin trágico en el que sería repudiado por la
sociedad (Edelvives, 1929, 1961). La confianza depositada en la escuela
y en los conocimientos impartidos en ella satanizó el mundo extraescolar
y recluyó la vida de un buen niño en su espacio institucional. Un niño no
escoiarizado fue visto desde entonces como víctima potencial de todos
ios peligros de la calle.
En general, los libros que fueron usados en las escuelas presentaban i l u s t r a c i o n e s que ayudaron a r e a f i r m a r el carácter racista y
eurocentrista impartido en los programas escolares. Los políticos, pedagogos e higienistas de comienzos del siglo XX calificaron a los niños como
los futuros ciudadanos del país, pero su representación en las imágenes
de los libros y cartillas escolares correspondió a la de "un pequeño adulto
europeo" que estaba lejos de incluir en esa categoría de futuro ciudadano a las mujeres, a ios indígenas, a los negros o a ios campesinos, dejando de nuevo en evidencia ei carácter excluyente de ia nacionalidad en
construcción (Osorio 2001:17).
La introducción de los niños en la institución escolar significó también
el continuo control de sus disposiciones corporales, de modo que la vida
escolarizada se convirtió no sólo en una manera de adquirir conocimientos
intelectuales sino también de asir los elementos de urbanidad, higiene y
ÁNGELA FACUNDO
uso racional de su propio cuerpo que establecerían la diferencia entre ser
civilizado o ser bárbaro. Fue tal la distinción que logró definir el paso o no
por ésta institución, que aún hoy se conserva la idea de que la escolarización
es una manera efectiva de ascender en la escala social, de tener aceptación general y de "progresar en la vida", sin importar la inversión en este
tipo de educación, sea o no retribuida a lo largo de la vida mediante la
aplicación de los conocimientos adquiridos (Sthepan, 1994).
La incorporación
La escuela y la familia son buenos ejemplos de la institucionalización
del proyecto nacional de comienzos de siglo XX; sin embargo, más allá de
estos lugares precisos, el dispositivo desplegó una red de discursos y
prácticas sobre la población (Noguera, 1998), logrando la incorporación
individual y colectiva de las tecnologías "modernas" de vida, así como su
naturalización a través del paso del tiempo.
El modelo representativo de "nacional colombiano", a pesar de estar
basado en ei proyecto de la modernidad, se sentó sobre viejas estructuras sociales de tipo jerárquico presentes desde la Colonia. En éstas sólo
hubo espacio para un modelo de nacional ideal: un hombre, blanco, urbano, con costumbres "civilizadas", católico, de habia castellana, con alta
educación escolarizada y alto estatus social, llamado además a dirigir los
destinos nacionales y, mediante con sus acciones ejemplarizantes, a lograr la desaparición de las manifestaciones de atraso, pobreza y comportamiento vicioso atribuidas a ia mayoría de ia población nacional (Facundo, 2003). La correspondencia de ios médicos higienistas con este modelo de nacional no fue gratuita, pues fueron ellos quienes tuvieron el
poder para formular e institucionalizar esta representación que, al mismo
tiempo, les permitió reafirmar su supremacía jerárquica sobre los demás;
supremacía de varones sobre ias mujeres, de ilustrados sobre los iletrados,
de blancos sobre los indios y los negros. Los médicos, en su condición de
portavoces ia ciencia, entendida y percibida en la época como el único
conocimiento del saber-verdad, como un ejercicio positivo y neutra que
busca el bienestar universa!, excluyeron cualquier otro tipo de práctica
posible ante las necesidades reales de estrategias para iograr ia disminución de la mortalidad infantil, ei mejoramiento de las condiciones de precariedad de ia mayoría de la población o el control de enfermedades y
epidemias.
Ante la exclusión de otro tipo de soluciones, los médicos fueron vistos como los únicos que podían donar una solución a los problemas con-
go
Los PADRES Y LAS MADRES DE LA PATRIA.
REPRESENTACIONES MÉDICAS DE LAS MUJERES EN BOGOTÁ
A COMIENZOS DEL SIGLO VEINTE
cretos y se convirtieron en los misioneros indispensables de las cruzadas
por el progreso individual y social. Si sólo ellos sabían qué hacer y cómo
hacerlo, su ausencia se convertiría en una especie de fatalidad nacional,
de modo que finalmente aceptamos sus intervenciones, nos convencimos de la condición de verdad universal de sus supuestos y aceptamos la
medicaiización de las etapas de nuestra vida como la única forma posible
de vivir saludablemente. Así, la visión de un grupo limitado y limitante de
varones se convirtió en el modelo de representación de toda la nación.
91
Los PADRES Y US MADRES DE LA PATRIA.
REPRESENTACIONES MÉDICAS DE LAS MUJERES EN BOGOTÁ
A COMIENZOS DEL SIGLO VEINTE
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Los PADRES Y LAS MADRES DE LA PATRIA.
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97
EMBARRADAS IMPERDONABLES.
LA CONSTRUCCIÓN DE LA FEMINIDAD JUVENIL
EN REVISTAS "BANALES".
Marco Alejandro Meló Moreno1
Industrias culturales y los mapas de significado en Latinoamérica
Las formas de producción y consumo cultural han tenido múltiples
transformaciones durante los últimos sesenta años. La "masificación" de
la producción cultural, desde la aparición del cinematógrafo, pasando por
la ampliación de las redes de transmisión de radio y televisión, hasta la
relativa expansión de Internet, han traído profundos cambios en las formas de producción y reproducción de la comunicación como proceso básico en la estructuración de la sociedad.
Como anota Jesús Martín-Barbero (2000), las industrias culturales 2
hacen parte fundamental de la construcción de la identidad y de los distintos estilos de vida de quienes vivimos en Latinoamérica. Para este autor, la "identidad latinoamericana", - es decir, el conjunto de representaciones y prácticas culturales que constituyen la idea de lo "latinoamericano"- es impensable por fuera de ciertas narrativas contenidas en las industrias culturales. Así, estas narrativas, que se construyen a partir de un
acervo cultural común -del cual hacen parte las músicas populares, el
melodrama, la literatura y otras expresiones culturales-, son constitutivas
de las diversas subjetividades y los estilos de vida de lo "latinoamericano" en su singularidad sociocultural.
La mayoría de los sujetos que habitamos las ciudades -y también los
sectores rurales- en "Latinoamérica", tenemos una serie de relaciones
particulares con las mercancías producidas por la industria cultural. Dichas relaciones nos sirven para constituirnos como sujetos y para distin1
Antropólogo, de la Universidad Nacional de Colombia, y miembro del Gessam. Agradezco las
sugerencias y comentarios de dos colegas y compañeros del Gessam: Manuel Rodríguez y Franklin
Gil Hernández.
2
El modo de producción cultural bajo la forma mercantil específica de las sociedades capitalistas.
97
MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO
güimos de otros modos de vida o concepciones del mundo que consideramos diferentes, superiores o inferiores a los nuestros, pues de las personas y de su forma de pensar y actuar en el espacio social dice mucho la
relación que guardan con las distintas industrias culturales.
Para comprender esto, pensemos en cómo clasificamos a las personas según la música que escuchan, el periódico o las revistas que leen, o
los deportes que practican o siguen. Escuchar ópera o música ranchera,
leer El Espacio o El Tiempo, o el magazín Voz, relacionan a los usuarios
con determinados estilos de vida y con las posiciones que se ocupan dentro del espacio social.
Algunas veces se demarcan fronteras comunicacionales muy poderosas a través del efecto de distinción, que se produce en razón de las
diferencias sociales y subjetivas relacionadas con consumos culturales
diferenciados. Éste efecto se expresa a través del establecimiento de fronteras simbólicas, como las existentes entre "las jóvenes" que son lectoras y usuarias de las revistas femeninas juveniles, preocupadas por el
vestuario, la seducción, la modelación del cuerpo y el maquillaje; y las
"jóvenes" pertenecientes a otro tipo de "culturas juveniles" asociadas a
tendencias musicales como el metal o el rap. Estas últimas, aunque también están preocupadas por la estilización del cuerpo y del vestuario, expresan unos valores y unas visiones distintas del mundo, que resultan
muchas veces conflictivas con respecto de los principios de visión y división de la sociedad (Bourdieu, 2000) que tienen las lectoras de las revistas que nos ocupan.
Los determinantes sociales de la producción discursiva.
Debemos reconocer que la producción y el consumo de ias mercancías culturales se encuentran configuradas por determinantes sociales
asociados a particulares posiciones relativas dentro de campos sociales
determinados (Bourdieu, 1999). Estudios en el campo de la comunicación y de los estudios culturales muestran que los usos y las interpretaciones de los códigos y los mensajes propuestos en la televisión, la prensa y las revistas están determinadas por el volumen del capital cultural,
económico y las orientaciones políticas que tienen los diferentes "receptores".
En el estudio que realicé, y en concordancia con otros estudios realizados, sostengo que el género, en cuanto sistema organizador de las prácticas sociales y simbólicas, es un operador estructural en el proceso de
producción y uso social de los productos culturales de "masas".
98
EMBARRADAS IMPERDONABLES.
LA CONSTRUCCIÓN DE LA FEMINIDAD JUVENIL EN REVISTAS "BANALES".
El sistema de género. La organización simbólica de las diferencias y las
desigualdades sociales
Con lo anterior quiero mostrar cómo el género determina los modos
en que ciertas prácticas de significación 3 se utilizan en la producción y
consumo de ios textos propuestos dentro de las industrias culturales.
En el caso de las revistas femeninas juveniles, es claro que la "justificación" de su existencia se realiza a través de un dispositivo fundamental del sistema de género: lo "femenino" se constituye como el espacio de
la alteridad y de la diferencia.
Este uso de la diferencia, para delimitar e identificar la especificidad
de lo "femenino" como forma de distinción cultural, tiene un carácter
evidentemente político. En este caso, sostengo que ésta sirve para reproducir las narrativas de ia subordinación y la dominación ejercida sobre
las "mujeres adolescentes"; pero, igualmente, algunas corrientes del pensamiento político feminista pueden asignarle un significado distinto a la
idea de la diferencia, y la consideran como el lugar central para la constitución de su proyecto emancipatorio.
Lo "femenino" se representa, en dichas revistas, como un atributo
fundamental de las sujetas, que, por medio de un conjunto de operaciones culturales, establece una relación casi necesaria (y naturalizada) entre determinadas prácticas sociales y estilos de vida y ciertos "sujetos
generizados" -en este caso las "mujeres adolescentes"-. Las "revistas para
mujeres jóvenes" existen porque, en su particularidad como sujetos culturales, ellas no alcanzan a ser interpeladas, o no se reflejan en los códigos interpretativos y los mensajes provenientes de otros productos culturales "neutrales" que supuestamente no poseen una marca de género o
edad especifica, como los programas informativos o arguméntales de la
radio o la televisión.
Contra esta idea de lo femenino como un campo semántico cerrado,
debemos entender que lo "femenino", la "feminidad", o la "mujer" son
significantes "vacíos" que encuentran significado dentro de estructuras
sociales e históricas mucho más amplías. Es así como, por ejemplo, la
idea de "feminidad" que expresan los manuales de comportamiento y urbanidad en el siglo XVIII es muy distinta al conjunto de representaciones
e ideas que se concretan en los discursos de las actuales revistas para
mujeres adolescentes. Hoy en día, a ninguna escritora de estas revistas
3
Entiendo "practicas de significación", o prácticas significantes, como conjuntos de costumbres o
acciones sociales que "regulan" (y son, simultáneamente, regulados por) las formas en que usamos
el lenguaje (u otros sistemas simbólicos) para intervenir en el mundo social (Meló, 2004).
MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO
se le ocurriría hacer recomendaciones para los quehaceres domésticos,
o sobre lo que antiguamente se denominaba "continente" emocional (el
control público de las emociones por parte de las mujeres), así como tampoco formularía consejos sobre el cuidado de los hijos. Las caracterizaciones de "la mujer adolescente" que presentan estas revistas están asociadas con unas ciertas condiciones económicas y sociales que les permiten aplazar su entrada al mundo del "trabajo" y de la "necesidad", y no
están relacionadas ni con la maternidad, ni con el trabajo doméstico. Por
el contrario, dichas mujeres jóvenes están definidas, en estas producciones culturales, por la capacidad de acceso a unos mercados de bienes económicos y simbólicos bien particulares, como la carrera académica, el
vestuario o los cosméticos.
Muchos estudios realizados en América Latina muestran cómo entre sectores de bajos ingresos económicos y una precaria inserción a
los sistemas escolares, la maternidad y el establecimiento de una familia separada de los padres demarcan la transición hacia la realización del proyecto de una identidad femenina "acabada" (Arango, 1992).
Así, realizando una comparación entre las representaciones de la identidad femenina entre mujeres jóvenes pequeño-burguesas y mujeres
jóvenes de sectores populares en Colombia4, podemos ver que, mientras las "mujeres jóvenes" provenientes de clases poseedoras de un
volumen relativamente importante de capital cultural y económico
"aprenden" a ser mujeres a través de la estilización de su cuerpo y de
la independencia adquirida a través de la carrera académica y profesional. Mientras que las mujeres jóvenes de sectores populares, aunque también están inmersas en las formas culturales de modelamiento
e incardinación de su condición de género a través de sus cuerpos, la
consolidación de un estatus femenino "acabado" se concreta a través
del ejercicio de la maternidad y la conyugalidad (Arango,1992). Lo
anterior nos permite afirmar que lo "femenino", como dispositivo de
distinción cultural, no es natural. Por el contrario, se configura de
múltiples maneras de acuerdo con la forma específica en la que el
género se articula con otros modos de dominación social como la clase, la "raza", la "etnia" o la edad.
El estudio que hice sobre las revistas femeninas juveniles sigue la
idea propuesta por muchas teóricas feministas y por las corrientes contemporáneas de la teoría de género: no existe ninguna esencia natural
detrás de la formación de la identidad de género.
1
Analizadas a partir de los discursos puestos en juego por las revistas femeninas juveniles.
100
EMBARRADAS IMPERDONABLES.
LA CONSTRUCCIÓN DE LA FEMINIDAD JUVENIL EN REVISTAS "BANALES".
Disciplinas corporales. De cómo llega un cuerpo a representar un género
La especificidad de este material muestra cómo, a través de una serie de técnicas y estrategias de estilización corporal y de corrección emocional, ias "adolescentes" van aprendiendo a "convertirse en mujeres".
Ese conjunto de técnicas y estrategias de corrección y estilización corporal se basa en formas de sujeción específicas, que el historiador francés
Michel Foucault denomina como las formas disciplinarias del poder. Se
trata, entonces, dei establecimiento de una economía del cuerpo a partir
de la cual las disposiciones y ios usos "legítimos" de éste se imponen
basándose en una serie de técnicas que buscan "modelar", hasta en su
más mínima expresión, los movimientos, las disposiciones y las propias
formas corporales.
Si seguimos el sentido común 5 podríamos pensar -la mayoría de ias
veces- ia forma bajo la cual el sistema de género organiza nuestra experiencia como sujetos sociales como una consecuencia directa de unas
determinadas "realidades" corporales que se nos presentan como naturales. En mi investigación de las revistas femeninas juveniles, encontré
que esas "realidades" corporales se constituyen por efecto de múltiples
inversiones realizadas en ias formas de expresión y modelamiento corporal. Lo que se hace posible, a través de las múltiples prácticas de estilización corporal -como el maquillaje, la dieta, el ejercicio o ei vestuario-, es
producir un cuerpo "femenino verdadero" que en ningún modo es exterior a ios modos y técnicas de la producción material de los cuerpos que
acabamos de nombrar.
A través de ese régimen disciplinar, sugiero, sin querer molestar a
los psicólogos y psicoanalistas, que, por medio de los discursos que se
ponen en juego en estas revistas, las "mujeres adolescentes" pasan por
un proceso pedagógico mediante el cual aprenden el significado de la
matriz heterosexual. Tal como se expresaría en alguna edición de Luna,
estas mujeres jóvenes transforman sus relaciones de amistad y camaradería entre "mujeres", en una relación competitiva por los beneficios del
mercado existente por el establecimiento de relaciones erótico-afectivas
heterosexuales.
5
Entiendo el "sentido común" como el conjunto de dispositivos y prácticas cognitivas que ponemos
enjuego para conocer y reconocer, muchas veces prereflexivamente, las relaciones sociales y el
funcionamiento del mundo sensible.
101
MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO
Feminidades y masculínidades, diacríticos poco naturales
La "feminidad" o ia "masculinidad" son tan poco naturales, que el
género no opera de manera automática, sino que, constantemente, debemos recordar, ya sea voluntariamente o por ia fuerza, la posición que
ocupamos en la estructura de poder y posibilidad que el sistema de género determina. Si la posición dentro de éste sistema fuera algo tan evidente y natural, las diferencias sociales entre "hombres" y "mujeres" -a veces supremamente represivas con las dos categorías generizadas- no tendrían que "actuarse" (Butler, 1999) y recordarse todos los días, pues ya
sea en las actividades dei cuidado corpora!, en los encuentros casuales
con extraños o en la práctica de los deportes, estamos "actualizando"
diariamente lo que significa ser "hombre" o "mujer" a través de la aceptación o ei rechazo de la norma de género.
"En cuerpo ajeno". La enajenación de lo encarnado
Otra de las narrativas de la dominación sobre ias "mujeres jóvenes"
que está presente en ei material que estudiamos está relacionada con ia
dicotomía entre cuerpo y mente, la cual es un dispositivo de pensamiento
fundamental en el pensamiento Occidental desde la Ilustración. A lo largo de tres siglos, la oposición entre cuerpo y mente ha sido uno de los
dispositivos estructurales en la organización del género, sosteniéndose
que dicha oposición es el soporte de una relación asimétrica que reduce
lo "femenino" ai cuerpo, a su existencia encarnada, mientras que io "masculino" puede trascender su realidad corpora! para acceder a! universo
de la razón, de la contemplación reflexiva del mundo.
Sin embargo, ios discursos contenidos en las revistas femeninas juveniles nos abren la puerta para mirar otra clase de temas problemáticos: ¿qué pasaría -como lo sostengo- si, además de reducir a ias mujeres a su mera existencia corpora!, los poderes disciplinares demarcasen
una relación de exterioridad entre ei cuerpo "sujetado" y la subjetividad
de la mujer? En estos discursos encontramos, efectivamente, al cuerpo
como lugar central en la definición de la "feminidad", de ia experiencia
de "ser mujer", aunque, en realidad, ese cuerpo es, en cierto sentido, un
cuerpo heteronómico y extrañado. En otras palabras, si lo femenino es
reducido a su "existencia encarnada", la producción de dicho cuerpo es
producto de múltiples formas y técnicas de control disciplinar cuyo mayor
efecto se inscribe en la condición de un cuerpo extrañado, ya que "llega a
ser" a partir de dichas formas disciplinares del poder, y no se corresponde con una "subjetividad soberana"; es un "cuerpo femenino" que se pro-
102
EMBARRADAS IMPERDONABLES.
LA CONSTRUCCIÓN DE LA FEMINIDAD JUVENIL EN REVISTAS "BANALES".
duce y se materializa a través de una serie de saberes y prácticas disciplinarias que provienen de distintos campos discursivos como la medicina,
la psicología o la nutrición, por nombrar sólo algunos.
Veamos el siguiente ejemplo: aun cuando los "cuerpos de las mujeres adolescentes" son representados en las revistas como cuerpos
sexuados y sexuallzados, no se reconocen los usos y las prácticas que
estas mujeres mantengan por fuera de los discursos autorizados.
La sexualidad femenina adolescente, tal como se aborda en las revistas femeninas juveniles, es un problema de la medicina, de la psicología, de las políticas públicas, pero nunca se deriva de la experiencia de
un sujeto, de la subjetividad expresada a través de un "ejercicio autónomo" del deseo y del erotismo. Estas mujeres adolescentes, sujetos de
discurso de dichas revistas, no tienen voz para expresar las formas en
que se relacionan con sus cuerpos ni las maneras bajo las cuales viven
sus propias experiencias eróticas.
Las narrativas del amor. La reproducción simbóUca de la dominación de
género
La académica estadounidense Deborah Tolman (1994) realizó, en
Estados Unidos, una investigación entre mujeres "adolescentes" de distintas clases sociales y orígenes "étnico- raciales". Contra la ¡dea que
circula a través del sentido común según la cual las "mujeres" son más
"emocionales" y buscan una relación afectiva antes que el contacto erótico, Tolman sostiene que esta idea es el soporte de una "inhabilidad" cultural para expresar el deseo, y que tiene una función regulatoria de la
sexualidad femenina. Muchas veces, dice la autora, este "dispositivo
emocional" previene y controla la expresión del deseo sexual en los casos
en los que esas mujeres jóvenes desean explorar múltiples usos eróticos
de sus propios cuerpos. Así, diríamos que las adolescentes no son más
emocionales por definición, sino que la repetición de las normas culturales del género y la sexualidad se instituyen en lo más profundo de los
cuerpos y las cabezas de las mujeres jóvenes, resultando en la "imperiosa necesidad de lo arbitrario".
Canon. Género y sexualidad. Pequeño recordatorio
No existe una forma más sencilla de evidenciar el carácter socialmente construido de los sistemas de género y sexualidad que la de observar atentamente los materiales que ia prensa popular ha ofrecido duran-
103
MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO
te este siglo en Colombia. Empecemos hablando de los discursos sobre la
sexualidad.
Se creía en el siglo XIX (Pedraza, 1999), de acuerdo con las premisas
constitutivas del discurso médico de la época, que el sexo era una fuerza
que debilitaba la salud y la integridad física de los seres humanos. El
discurso medico de la época prolongaba, aunque usando otros argumentos, la idea más antigua del sexo como una potencia corporal limitada,
cuya "utilización" excesiva acarrearía problemas médicos de primer orden. El sexo era considerado como una fuerza negativa, que había que
controlar, ya que atentaba no sólo contra un orden moral sino que disminuía la fuerza y la salud corporal y emocional.
Después de los años 70, en Colombia, la sexualidad es incorporada
ai discurso médico en forma positiva. Desde entonces, la "sexualidad" ya
no era pensada como la causante de la enfermedad, sino que los problemas de salud y la falta de bienestar físico y emocional se relacionaban
con su ausencia (la de actividad sexual) o su práctica "incorrecta" (Pedraza,
1999.). "La salud plena" sólo se logra a través del ejercicio de una sexualidad "verdadera", aquella que trae placer y bienestar y que, practicándola correctamente, también disminuye los riesgos inherentes a su ejercicio desviado o "anormal". La normalidad de la sexualidad "femenina" se
establecía a partir del patrón del matrimonio heterosexual y, según este
sistema de clasificación, aquellas mujeres que no cabían en este patrón
eran consideradas "enfermas" o "peligrosas". La persistencia de esta forma de clasificar a las "mujeres" de acuerdo con sus comportamientos
sexuales era evidente en algunos productos culturales hasta décadas recientes. Durante los años ochenta, en Colombia se producían fotonovelas,
en el formato de folletín, en donde el ejercicio de la sexualidad por parte
de "las mujeres" era reducido a las relaciones conyugales. En dichas historias, las "mujeres" que tenían relaciones sexuales extramatrimoniales
se sentían culpables "eternamente", hasta que encontraban la redención
moral en el amor verdadero y el matrimonio. Las representaciones de las
"feminidades transgresoras", por ser sexualmente activas, eran generalmente identificadas con el ejercicio de la prostitución ( Thomas, 1984).
La sexualidad en las revistas femeninas juveniles
En el análisis de las revistas femeninas juveniles hemos encontrado
cambios fundamentales en las formas discursivas que abarcan el tópico
de la sexualidad. La mayor parte de los textos que abordan dicho tema en
estas revistas parten del hecho de que las "mujeres adolescentes" en-
104
EMBARRADAS IMPERDONABLES.
LA CONSTRUCCIÓN DE LA FEMINIDAD JUVENIL EN REVISTAS "BANALES".
cuentran en las prácticas y usos eróticos de sus cuerpos una fuente de
sentido y de definición de sus subjetividades; por esto, en las revistas se
reconoce que las experiencias y prácticas sexuales ocupan un lugar importante de sus preocupaciones e inquietudes cotidianas. Ahora bien, a
pesar de que se parte de un conjunto de representaciones de las "adolescentes" como sujetos deseantes y con vidas eróticas propias, existen
múltiples estrategias discursivas que nos permiten elucidar la manera en
que las formas de organización sociales y culturales del género actúan
como principios organizadores de la sexualidad y viceversa.
Sexualidad y género. Diferencias y articulaciones
Se ha insistido en la importancia de una distinción analítica entre el
género y la sexualidad. Bien vale la pena, aunque corte un poco el hilo de
la argumentación, recordar en qué radica dicha distinción.
El género es un sistema estructurante que organiza la sociedad de
acuerdo con unos principios de distinción y jerarquización basados en
"categorías sociales sexuadas" (masculino-femenino). Hay autora(e)s que
consideran que el género produce estas categorías a través de dispositivos discursivos (es decir, estos significados se construyen a partir de procesos exclusivamente culturales), mientras otra(o)s consideran que los
dispositivos culturales de género se constituyen sobre la base del dimorfismo biológico o de diferencias psíquicas fundamentales.
La sexualidad es un dispositivo que organiza los deseos y las prácticas eróticas dentro de la cultura. La perspectiva de la sexualidad como
un conjunto de discursos, ideas, prácticas y valores cuyo significado se
establece en el marco de la acción humana y de las diferentes experiencias históricas, se conoce como una perspectiva constructivista de la
sexualidad. Esto quiere decir que los significados y ias formas en que la
sexualidad es vivida y experimentada por distintos grupos e individuos
están estructurados por una serie de determinantes culturales y sociales
específicos; por ejemplo, un estudio en Argentina mostraba cómo entre
adolescentes de distintas clases sociales existían diferentes actitudes y
prácticas respecto de la utilización de métodos anticonceptivos - esta es
la perspectiva utilizada actualmente en las ciencias sociales-. Existen otras
corrientes, teóricas y terapéuticas, que se inclinan por otro tipo de explicaciones acerca de la sexualidad como un hecho derivado de la organización puramente biológica de mujeres y hombres.
¿Para qué volver a recalcar esta distinción analítica? Si bien género y
sexualidad son dos categorías analíticas distintas, esto no significa que
105
MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO
no estén articuladas; más bien, los dos sistemas interactúan en formas
específicas que ei género puede ser un elemento determinante en la organización dei deseo y !as prácticas eróticas y que ia sexualidad puede
ser un condicionante de la organización social del género.
De "sexys" y "gatas". La constitución de un estigma
"No puedes vivir encerrada pensando... que lo único que quieren los
hombres es rumbearse a ias mujeres. Eso no es cierto. Unos sí y otros no,
eso depende de ti, como también de ti [sic], depende que los reconozcas,
sepas defenderte de ellos con sutileza e inteligencia. No se trata de espantarlos, sino de que entiendan que contigo las cosas no son por el
camino fácil del besito y el toque-toque. En cambio, si andas con precaución, pero andas, aprenderás a defenderte para que nadie te haga daño.
Y con seguridad encontraras el tipo ideal para ti", (fragmento de "No seas
presa fácil", en: revista Luna #13, marzo de 2000, pp. 22-23. Los subrayados son míos).
La determinación recíproca existente entre estos dos sistemas se hace
visible en ei análisis que hice de estas revistas. En éstas, particularmente
en ia revista Luna, es r e c u r r e n t e ia a p a r i c i ó n de una o p o s i c i ó n
estructurante del discurso entre dos modelos de "feminidad" propuestos:
"sexy"/"gata". Las dos categorías corresponden a dos modos distintos de
vivir la "feminidad". Sólo uno de los modelos representa la "verdadera
feminidad" (sexy), mientras que "el otro" es el término negativo, el que
define una "feminidad" deteriorada e indeseable (gata). Uno de los principales elementos que opera en dicha distinción es el de la sexualidad y
el uso (erótico) dei cuerpo. La joven "sexy" sabe calcular cada movimiento, conoce el verdadero arte de estilizar el cuerpo para ser "insinuante"
sin ser vulgar, es prudente y sabe mantener distancia de los "hombres";
la "gata", por ei contrario, es desmedida al maquillarse y al vestirse, no
sabe controlar sus "impulsos sexuales", es, en una palabra, una mujer
"vulgar".
La violencia física y simbólica contra las feminidades contra-normativas.
Los usos de la sexualidad muestran aquí los dos modelos propuestos
para "vivir el género". La expresión o no de! deseo sexual y la utilización
correcta de eufemismos para la expresión de los mensajes eróticos señalan ia frontera entre una manera verdadera de ser "femenina" y una manera "estigmatizada" y "perversa" de vivir esa feminidad. Las diferencias
en las prácticas o actitudes acerca del ejercicio de la sexualidad distin-
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EMBARRADAS IMPERDONABLES.
LA CONSTRUCCIÓN DE LA FEMINIDAD JUVENIL EN REVISTAS "BANALES".
guen y separan las formas legítimas de vivir el género de aquellas que
están estigmatizadas, que no son verdaderas y vulneran a los sujetos que
las practican. Parecería obvio que existen múltiples formas de vivir la "feminidad", pero ¿por qué algunas resultan más "verdaderas" que otras?,
¿por qué algunas formas "contra- hegemónicas" de vivir la "feminidad"
tienen efectos perversos en quienes las practican? Volvamos a pensar
ahora cómo las formas normativas de género se encargan de reproducir
formas de violencia simbólica y física contra las mujeres. Con el siguiente
ejemplo pretendo explicar mejor esta idea.
Existe un conjunto de representaciones que se encargan de establecer una asociación muy poderosa entre la estilización del cuerpo y el uso
de ciertos tipos de vestido. Como múltiples testimonios, formales e informales, que he escuchado o leído, muchos "hombres" y "mujeres" asocian dichas formas de estilizar el cuerpo y la presentación del vestuario
cotidiano de las mujeres con ciertos indicadores empíricos de su "disponibilidad sexual". La clasificación de la "disponibilidad sexual" a partir de
sus modos de vestir y de su estilística del cuerpo es un criterio de clasificación social que sólo abarca a las "mujeres", pues ningún "hombre" es
agredido por la aparente incitación sexual que esta implícita en su forma
de vestir. Por ejemplo, si algún hombre deja al descubierto gran parte de
su cuerpo, utilizando prendas como bermudas, guayabera sin abotonar y
pantuflas, lo más probable es que se lo califique como falto de gusto o
como un simple "provocador", entendido esto como una posible oposición a una norma o un estilo hegemónico de vestuario; por el contrario, si
una "mujer" se viste con ropa muy ceñida al cuerpo, con el abdomen
descubierto o con falda muy corta, inmediatamente es clasificada con
arreglo a una "escala sexual", haciéndose "vulnerable", en la mayoría de
los casos, a "benignos" comentarios sexuales, aunque también, en casos
no tan raros, a ser víctima directa de violencia o acoso sexuales. La oposición estructural entre "sexy" y "gata" no hace más que reproducir las
formas de violencia simbólica y sexual contra el ejercicio de aquellas
"feminidades", logrando que persista una perversa asociación entre ia
estilística del cuerpo y el uso libre del vestido con una pirámide de disponibilidad sexual. Sólo una serie de dispositivos persistentes en ei sistema
de género logran que dichas revistas reproduzcan la idea que existe una
identidad entre la falta de corrección en la estética y la estilística corporal y la disponibilidad sexual de las "mujeres" que se apartan de dicha
idea de corrección.
107
MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO
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108
EL MACHISMO LATINOAMERICANO.
ÜN PERSISTENTE MALENTENDIDO1
Mará Viveros Vigoya2
Si yo quisiera, podría cortarle las alas y sería mía,
pero no podría volar y lo que yo amo es el pájaro
Canción vasca
Introducción
Hasta cierto punto, una película filmada en 1983 por Tomás Gutiérrez
Alea, uno de ios cineastas más reputados dei cine cubano 3 , narra la historia de un director y un guionista que preparan una película sobre el
machismo en Cuba, en los años ochenta, con el objetivo de "elevar el
nivel de conciencia de los obreros". Para tal fin, escogen como escenario
el puerto de La Habana que, en opinión de ambos personajes, es un ámbito impregnado de machismo. Ellos, como intelectuales pertenecientes
a las élites cubanas, creen estar lejos de esta lógica de construcción de
la masculinidad, propia de ias clases subalternas. Osear, el guionista,
busca realizar entrevistas con los trabajadores portuarios, y en este proceso conoce a una obrera del puerto habanero -madre soltera y aferrada
a su libertad- con quien inicia un romance. Esta relación amorosa revela
la distancia que separa los ideales que Osear pregona en el ámbito público de su aplicación en el mundo privado, pues su vida matrimonial resulta ser bastante convencional y sus acuerdos ideológicos con su amigo y
director de la película, cuyas motivaciones para filmar son muy distintas
a las suyas, bastante débiles. Sus ideales igualitaristas no encuentran
eco en sus propias prácticas: intentando mostrar ei machismo que pervive
1
Agradezco a Marco Alejandro Meló sus valiosos y perspicaces comentarios sobre este artículo.
Profesora asociada del departamento de antropología y de la maestría en estudios de género de la
Universidad Nacional de Colombia; investigadora dei CES de la Universidad Nacional de Colombia.
3
Algunas de las películas más populares de Gutiérrez Alea son Memorias del subdesarrollo, filmada
en 1970, y Fresa y Chocolate, que fue nominada en 1993 ai premio Osear como la mejor película
extranjera y despertó mucho interés en el ámbito internacional.
2
111
MARÁ VIVEROS VIGOYA
en los obreros portuarios, pese a los cambios que ha traído la revolución,
termina por descubrir los límites de estas transformaciones y su propio
machismo.
Los versos del epígrafe de este artículo son los de una canción vasca
que suena tanto al comienzo como casi al final de la película. Resumen
con agudeza una de las contradicciones planteadas por esta cinta: la de
una relación amorosa que se debate frente ai riesgo de ahogar el soplo
que la anima. Haciendo una analogía entre las relaciones amorosas y las
revoluciones, podríamos decir que unas y otras enfrentan constantemente ei riesgo de perder el impulso del viento libertario que las empuja en
sus inicios. Pero Hasta cierto punto no sólo hace un planteamiento crítico
sobre las relaciones de posesión implícitas en las relaciones amorosas,
sino también intenta mostrar que el machismo es una actitud atravesada
por factores diversos, relacionados muchas veces con el contexto histórico en el cual se produce -en este caso en una sociedad sometida a un
cambio radical que pretende trastocar los valores heredados-.
TEXTO EN LA POSTAL:"Grasicntos". Soldados de Carranza cocinando
tortillas en Agua Prieta, México.
En este artículo deseo explorar las especificidades de ia dominación
masculina en América Latina a partir de las reflexiones que me suscitó,
como espectadora, esta película. Examinar el tema dei machismo a partir
del abordaje que hace de él una producción fílmica4 resulta interesante
porque permite distintos niveles de lectura de este fenómeno que posibiEste filme, aunque no es reciente, conserva gran actualidad y pertinencia analítica.
112
EL MACHISMO LATINOAMERICANO. UN PERSISTENTE MALENTENDIDO
litan comprenderlo como una construcción sociocultural e histórica diversa y compleja. La película Hasta cierto punto entrelaza la ficción de una
película que nunca logra filmarse con los reportajes a los estibadores del
puerto de la Habana en torno de sus realidades cotidianas, laborales y
familiares. Esta mezcla de situaciones traduce en imágenes las tensiones
que construyen tanto ia película como ei proceso social que se describe
en ella (relacionado con la construcción de una revolución que debería
implicar una transformación en ei orden de género): tensiones entre ideales y prácticas, entre trabajadores intelectuales y manuales, entre hombres y mujeres, entre ficción y realidad, entre deseos y compromisos y
entre obra didáctica y abierta.
Los significados del machismo y su inscripción en América Latina
Ei machismo ha sido definido como la obsesión masculina con el
predominio y la virilidad que se expresa en posesividad respecto de la
propia mujer y en actos de agresión y jactancia en relación con otros hombres (Stevens, 1973; Fulier, 1998). Este término, utilizado inicialmente
pero ambiguamente en relación con ias representaciones de hombría de
ios varones mexicanos (Gutmann, 1996; Monsíváis, 2004) se ha convertido, en el lenguaje corriente, en un sinónimo de la masculinidad latinoamericana. Por tai razón, vale la pena examinar las aproximaciones que se
han hecho a lo que se ha denominado machismo latinoamericano en el
ámbito académico y sus relaciones con ia masculinidad.
Una de las vertientes de estudio de este fenómeno es ia representada por autores como Octavio Paz -en su ensayo Ei laberinto de la soledad
(1959)-, y retomada más tarde por Milagros Palma (1993), Norman Palma y Sonia Monteclno (1993 y 1 9 9 1 , respectivamente). Paz afirma que la
exageración y la arbitrariedad del predominio masculino en ias sociedades coloniales ibéricas se deben a su nacimiento -real y simbólico- signado
por la ilegitimidad. Para este autor, ia figura de la Malinche 5 -que traiciona a su pueblo y es humillada por un hombre que desprecia su descendencia- constituye un mito fundador del orden social latinoamericano. En
este contexto, io masculino se percibe como una construcción signada
por la imagen de un padre que reniega de sus hijos y se rehusa a respetar
y proteger a ia madre. El macho sería, pues, la encarnación de este principio masculino, arbitrario, brutal y sin control, pero poderoso y admirado, que encuentra sus raíces en el trauma de la conquista.
5
La Malinche fue una indígena mexicana, hija de un cacique de lengua náhuatl, que sirvió de
intérprete de las lenguas náhuatl y maya a Hernán Cortés, su amante español, y quien fue conquistador
del imperio azteca.
113
MARÁ VIVEROS VIGOYA
Los trabajos de Milagros Palma, Norman Palma y Sonia Monteclno
señalan, en concordancia con los postulados de Paz, que el mundo latinoamericano mestizo es una organización social fruto de la violación en
la que se perpetúa y legitima constantemente la superioridad masculina y
europea. La exacerbación del machismo en América Latina estaría asociada, según Norman Palma, con su fuerte composición mestiza, y según
Montecino, al pobre desarrollo de la figura paterna como centro y foco de
autoridad.
Aunque esta p e r s p e c t i v a t i e n e la ventaja de c o n s i d e r a r las
especificidades históricas de ias sociedades iberoamericanas para explicar la dinámica de las relaciones de género, presenta una imagen de la
región como si de una totalidad homogénea, continua y estática en el
tiempo se tratase, ignorando las particularidades históricas y culturales
de cada una de estas sociedades y
los cambios que se han producido I
en ellas. La antropóloga peruana
Norma Fulier recuerda en su artículo "Reflexiones sobre el machismo en América Latina" que las sociedades coloniales ibéricas eran
sociedades jerárquicas donde las
relaciones no se regían por principios universales sino contextúales,
lo cual significaba que cada grupo
étnico-raciai instituía diferentes
códigos éticos y podía establecer
diferentes modalidades de relaciones entre hombres y mujeres dentro y fuera de su grupo étnico-raciai.
La existencia de estas jerarquías
étnico-raciaies propició una amplia
circulación de los varones de los
grupos dominantes entre ias mujeres de ios distintos grupos dominados, así como un fuerte control de la sexualidad de las mujeres de los
grupos dominantes.
Otra de las vertientes de estudio del machismo latinoamericano se
ha interesado más por su relación con la producción de imágenes nacionales que por su pasado colonial. En esa corriente podríamos ubicar trabajos como el del antropólogo norteamericano Matthew Gutmann (1996,
114
EL MACHISMO LATINOAMERICANO. UN PERSISTENTE MALENTENDIDO
1998), quien analiza el machismo en México y concluye que éste ha sido
construido en medio de unas relaciones conflictivas entre los Estados
Unidos y México. Para ios Estados Unidos, el término machismo "tiene
una historia racista bastante explícita" y ha sido asociado con rasgos negativos de carácter, no entre los hombres en general, sino específicamente
entre ios hombres latinoamericanos, y la figura del macho coincide con la
del emigrante mexicano al cual se le adjudica una violencia y una sexualidad incontrolables -es una imagen que sirve para clasificar -y descalificar- a los hombres de acuerdo con su supuesto carácter nacional y racial
inherente-. Este término permite actualmente a los estadounidenses hacer generalizaciones peyorativas sobre rasgos supuestamente culturales
de ios hombres mexicanos -y por extensión latinoamericanos-, convertidos de esta manera en encarnaciones de la alteridad 6 ; además, posibilita hacer gradaciones entre io superior y lo inferior en las cuales se superponen colores de piel y comportamientos sexuales. Ahora, en el caso de
México, esta noción se populariza en ias décadas de los cuarenta y cincuenta, período en que se busca la consolidación del Estado nación a
través de la construcción de una identidad nacional única. La figura del
guerrero revolucionario, personificada en ei charro 7 , sintetizaría los valores que se le atribuyen al héroe fundador de la nueva nación: estoicismo,
valentía, generosidad y capacidad de seducción. Esta representación, difundida en toda América Latina a través de la radio y el cine, ha contribuido a entrelazar fuertemente los símbolos de la identidad nacional con los
símbolos de ia identidad masculina (Monsiváis, 2004).
También es importante señalar que, en América Latina, el surgimiento del nacionalismo enfrentó un dilema entre la naturaleza manifiestamente mezclada de su población y las connotaciones claramente blancas
del progreso y la modernidad (Wade, 1998). Este dilema se resolvió acogiendo los modelos de modernidad y progreso provenientes de Europa y
Estados Unidos, y agregándole, de distintas formas, el ingrediente de la
mezcla racial. Mientras en unos países el nacionalismo adoptó la forma
de la idealización del mestizaje y ia afirmación de la ideología democrática general de que "todos somos mestizos", en otros prevaleció ia ideolo6
Podríamos también hacer una aproximación entre el lugar que ocupa Latinoamérica en el imaginario
de muchos norteamericanos y europeos, y ei lugar que ha ocupado Oriente para Occidente, como
una de las imágenes más profundas y recurrentes del Otro y como un contraste en cuanto imagen,
¡dea, personalidad y experiencia, tal como lo muestra la obra de Edward Said, Orientalism.
7
No obstante, se debe considerar que ia imagen del "charro" es ambigua, no sólo como mito de ia
identidad nacional mexicana, sino como imagen primigenia al interior de las industrias culturales.
En éstas se lo muestra muchas veces como un hombre vulnerable y "amenazado" en su condición
viril por el enamoramiento.
115
MARÁ VIVEROS VIGOYA
gía discriminatoria que asoció la consolidación nacional con el proceso
de blanqueamiento.
En ei caso de México y de otros países que le asignaron un lugar
importante a su componente poblacional mestizo, esta mayoría mestiza fue ia encargada de mantener en alto el blasón de la identidad
nacional mediante actos heroicos de valor y entrega a la patria. De
esta manera, durante la álgida etapa de la revolución mexicana, se
multiplicaron los acontecimientos que requirieron, de hombres y mujeres, coraje y "agallas" y dieron nacimiento al elogio de los compromisos de hombría en los corridos, género musical de ia epopeya revolucionaria en la que se equipara, como lo señala Carlos Monsiváis, "el
afán revolucionario con la indiferencia ante ia tragedia p e r s o n a l "
(2004.93). No obstante, como lo plantea con perspicacia este mismo
autor, "mientras es una conducta inevitable por muy extendida (y a la
inversa), el machismo no es objeto de la crítica" ( 2 0 0 4 : 9 4 ) ; sólo al
separar sus aspectos más folclóricos y "negativos" se lo identifica como
una conducta específica y se lo comienza a asociar con ei comportamiento de las clases o grupos sociales subalternos 8 .
El machismo en un contexto jerarquizado sodo-racialmente
El punto que no contempla el trabajo de Norma Fulier, y que permite
tender el puente entre las distintas vertientes académicas interesadas
en el estudio del machismo latinoamericano, es el de la persistencia de
un patrón de dominación organizado y establecido sobre ¡a ¡dea de raza proveniente dei período colonial- en los proyectos de construcción nacional de los nuevos países latinoamericanos (Quijano, 2000). Fulier señala
que en ias s o c i e d a d e s l a t i n o a m e r i c a n a s c o h a b i t a n d i f e r e n t e s
temporalidades y culturas que determinan que algunos aspectos de ¡a
vida social (los de la familia, el parentesco, los interétnicos y de género)
sigan regidos en gran parte por los modelos tradicionales, mientras otros
(asociados con lo jurídico, lo educativo, los medios de comunicación y
algunos sectores económicos) estén más integrados con los circuitos
8
La figura del macho guerrero no sólo está presente en los géneros musicales populares -como el
corrido. También lo está, como me lo señala Manuel Rodríguez R. (coautor de este libro), en las
producciones literarias, refiriéndose a algunas obras citadas por Renato Rosaido en su importante
iibro Cultura y verdad. Rosaido se detiene particularmente en una de ellas, With His Fistol in His
Hand, escrita por Américo Paredes en la década de 1950, período en que el prejuicio antimexicano
era muy virulento y en el que "se requería valor para desafiar la ideología dominante de la superioridad
racial anglotexana" (Rosaido 1991. 141). El héroe guerrero descrito en el trabajo de Paredes me
parece emblemático de esta búsqueda de construir un personaje de resistencia cuya virilidad
permitiría desafiar la supremacía cultural anglotexana
116
EL MACHISMO LATINOAMERICANO. U N PERSISTENTE MALENTENDIDO
modernos y hayan hecho cuestionamientos al orden jerárquico tradicional. Sin embargo, es preciso subrayar que en las sociedades latinoamericanas no sólo coexisten distintas temporalidades sino que, hasta hoy, no
ha sido posible -salvo de modo parcial y muy precario- formar un espacio
común de identidad y de sentido para toda su población tanto dentro de
los diferentes Estados nación como en torno de una idea de "unidad"
latinoamericana (Quijano, op. cit., García Canclini, 1999). La persistencia
de la ¡dea de raza como instrumento de dominación social ha sido un
factor muy limitante para un real proceso de democratización en todos
ios ámbitos de la vida social, incluidas las relaciones de género.
La película de Gutiérrez Alea permite situar ei machismo en un contexto social donde se visibilizan las dimensiones étnico-raciaies de este
fenómeno. El machismo puede ser pensado como un comportamiento que
no sólo hace referencia a una dominación de género sino también a jerarquías entre sociedades, culturas y grupos étnico-raciaies. Matthew
Gutmann comenta que uno de los primeros trabajos mexicanos en que se
critica el machismo mexicano asocia las cualidades masculinas negativas con la clase obrera urbana y que, desde entonces, éste ha sido uno
de los temas predominantes en los escritos sobre ¡a masculinidad latinoamericana y el machismo (Gutmann, 1998). Por otra parte, como io
señala Robert Connell (1998), la "raza" ha sido concebida en gran medida como una j e r a r q u í a de c u e r p o s , hecho que ha q u e d a d o
inextricablemente mezclado con las jerarquías existentes entre las distintas formas de masculinidad. Mientras en algunos casos esto ha implicado la feminización de los hombres de ios grupos raciaiizados, en otros ha
significado, por ei contrario, la atribución de rasgos de hipervirilidad estimada negativamente desde el modelo de la masculinidad hegemónica.
117
MARÁ VIVEROS VIGOYA
En Hasta cierto punto, el ordenamiento socio-racial se combina con
ias jerarquías entre mascuiinidades. ¿Quiénes son los personajes masculinos negros de esta cinta y en qué secuencias fíimicas aparecen? Son
los trabajadores portuarios, los mozos de los restaurantes y bares, ios
bailarines y músicos de las discotecas, los hombres a quienes se imputan
actos de violencia con sus cónyuges e irresponsabilidad con su prole; es
decir, son personajes que ocupan posiciones sociales subalternas, que
están en ios márgenes de la alta cultura y que encarnan las actitudes
masculinas indeseables. La película ilustra con agudeza las dinámicas
que generan las interacciones del género con otras estructuras como la
clase social y la "raza", lo que muestra el modo en que ias relaciones de
clase y étnico-raciaies operan para establecer rangos entre varones y
mascuiinidades en función de sus comportamientos en ei ámbito familiar
y sexual, por io que, en consecuencia, se supondría que los varones cubanos, trabajadores intelectuales comprometidos con ia revolución y con
un alto nivel de conciencia ideológica, mayoritariamente blanco-mestizos, deberían ser los "proveedores responsables", los "padres presentes"
y los esposos monógamos, y que sus adecuadas conductas de género
deberían servir como modelo para los demás varones cubanos y como
precepto al cual se les enseña a aspirar.
El machismo es definido inicialmente en Hasta cierto punto como
una exacerbación de las conductas viriles propias de ias clases trabajadoras, poco educadas y conformadas en su gran mayoría por ios grupos
étnico-raciaies menos europeos; sin embargo, a medida que avanza la
narración de la película, se hace evidente que esta división entre grupos
sociales inherentemente machistas y no machistas no existe. Uno de ios
elementos interesantes de esta filmación es la puesta en escena de las
contradicciones experimentadas por sus personajes masculinos intelectuales -el guionista y el director de cine- cuando, pretendiendo denunciar
el machismo imperante en los obreros portuarios, descubren (aunque
rehusen aceptarlo) que sus propias existencias están llenas de "eso" que
pretenden transformar. La relación amorosa entre el guionista y la
combativa trabajadora del puerto, tenaz defensora de su autonomía, sirve como catalizadora de esta mirada reflexiva y crítica de los privilegios
masculinos, de clase y etnia/"raza".
El resultado del ejercicio de reflexividad que sugiere la película es
que ni los trabajadores portuarios corresponden al estereotipo que existe
sobre eilos, ni los intelectuales revolucionarios tienen conductas muy diferentes de las de los obreros. Las licencias que el guionista y el director
de cine se permiten en sus relaciones conyugales, el reconocimiento so-
118
EL MACHISMO LATINOAMERICANO. U N PERSISTENTE MALENTENDIDO
cial del que gozan por su trabajo intelectual y las atenciones que reciben
de parte de sus esposas no están disociadas de sus prerrogativas de género y de clase; sin embargo, no les es fácil reconocerse como parte del
problema que buscan resolver (elevar el nivel de conciencia de los obreros y transformar sus supuestos comportamientos machistas).
La revolución y la democratización de la intimidad
Ei título de la película, Hasta cierto punto, señala también los límites
de los logros de la revolución cubana en la democratización de la intimidad. Teniendo en cuenta la perspectiva igualitaria de la revolución cubana, habría podido esperarse que las conductas "machistas", en tanto perpetúan el viejo orden social, hubieran ocupado un lugar central en las
críticas a los valores que apuntalaban este orden; sin embargo, Hasta
cierto punto muestra que lo que en realidad sucede es un desplazamiento de ia crítica de género -como vector de construcción de una sociedad
igualitaria- hacia la búsqueda de una explicación de los denominados
comportamientos machistas originados en la supuesta falta de conciencia revolucionaria propia de las clases con menor capital cultural.
Si bien se supone que la
ampliación de las posibilidades democráticas en el orden
político global puede tener
como efecto la democratización de la vida personal
(Giddens, 1997), la película
muestra que no existe una
simetría entre uno y otro nivel, que las mediaciones entre i a esfera íntima y la esfera pública no son automáticas y que la democratización
en las relaciones de género
no tiende a consolidarse por
sisóla. Volviendo a la analogía enunciada al inicio, vale
la pena detenerse un momento en el paralelo que se puede establecer entre la revoución y el sentimiento amo-
119
MARÁ VIVEROS VIGOYA
roso. Para Bourdieu (1998), la experiencia del amor o de la amistad sería
un momento de excepción respecto de la ley de la dominación masculina,
una suspensión de ia violencia simbólica o, por el contrario, una forma
suprema, más sutil e invisible de esta violencia. Siguiendo a este autor,
podríamos decir que durante este período de tregua milagrosa, en que la
violencia viril se apacigua, las mujeres "civilizan" las relaciones sociales,
despojándolas de su brutalidad, instaurando relaciones basadas en la
reciprocidad y el desinterés, y en las que los varones deben renunciar a
su intención de dominar si quieren preservar la magia del enamoramiento -tal como acontece en la canción vasca...
No obstante, como lo señala Bourdieu, este "amor puro" es intrínsecamente frágil y está incesantemente amenazado por el retorno de las relaciones de dominación o por el simple efecto de su rutinización, aunque,
pese a su carácter efímero, persiste como ¡deal práctico que amerita ser
alcanzado por la excepcional vivencia que suscita. Con palabras similares
podríamos describir la experiencia revolucionaria como un momento único
que permite imaginar la reconstrucción de una sociedad a partir de ideales
igualitarios y de reciprocidad y como el derrumbamiento de un orden basado en relaciones de opresión y subordinación; de igual forma, pese a las
dificultades que constantemente la acechan, también podemos decir que
ha perdurado como una utopía y como un ideal digno de ser buscado.
El machismo y las redefíniciones de la masculinidad
Mientras en los años anteriores a la década del sesenta sólo se criticaba excepcionalmente al machismo por sus excesos, a partir de entonces
empiezan a proliferar los textos, películas, programas de televisión, informes y encuestas que censuran al machismo como a una "'mala palabra'
delatora de actitudes vandálicas y señal de anacronismo sin remedio"
(Monsiváis, op. cit, pp. 95); sin embargo, la mayor parte de estas censuras, que a veces se reproduce en los medios masivos de comunicación,
tienden a circunscribir al "machismo" al ámbito de las relaciones
interpersonales, centrándose en la falta de "civilidad" de los hombres en
sus relaciones con otros hombres y, en particular, con las mujeres. No se
cuestionan con el mismo ímpetu los nexos entre estos comportamientos y
el ideario de algunos partidos políticos que "elevan las tradiciones de
interiorización femenina al rango de esencias nacionales" (Monsiváis, op.
cit, pp. 92).
En las dos últimas décadas, un número cada vez más mayor de trabajos académicos latinoamericanos ha abordado el tema de la masculini-
120
EL MACHISMO LATINOAMERICANO. UN PERSISTENTE MALENTENDIDO
dad, intentando examinarla a la luz de los debates contemporáneos en la
teoría social y teniendo en cuenta las transformaciones económicas, políticas y culturales que viven los distintos países de la región. Este análisis ha
pasado en muchas ocasiones por la referencia al machismo, en relación
con el orgullo nacional, ias relaciones intrafamiliares o los problemas de
violencia de diversa índole. En estos nuevos estudios, la masculinidad ya
no es entendida como una cualidad esencial y estática sino como una manifestación histórica, una construcción social y una creación cultural. Se
acepta que la masculinidad tiene una variedad de significados según las
personas, las culturas y los momentos históricos, y que su articulación con
las diferencias étnico-raciaies o de clase crea dinámicas más amplias entre las mascuiinidades. En las sociedades latinoamericanas, caracterizadas y reconocidas en la última década no sólo como policlasistas sino también como pluriétnicas y multiculturales 9 , se ha vuelto necesario, además,
pensar en las distintas formas en que se construyen las identidades masculinas en los diferentes grupos étnicos y complejos socioculturales y en
las relaciones que sostienen esas mascuiinidades entre ellas.
Uno de los riesgos que comporta el reconocimiento de múltiples mascuiinidades, producto de la combinación de los efectos de la clase, la raza,
la etnia y el género, es su simplificación, afirmando, por ejemplo, la existencia de una masculinidad negra, gaucha o de la clase trabajadora. Desde
este punto de vista, no sólo es substancial reconocer las múltiples mascuiinidades sino que es necesario identificar las relaciones de género que se
operan dentro de ellas (Connell, 1998). También es importante subrayar
que las identidades de género y las identidades de clase o étnico-raciaies
se adquieren al mismo tiempo y generan prácticas sociales marcadas simultáneamente por estas múltiples identidades (García de León, 1994).
Las representaciones del machismo en las producciones fílmicas latinoamericanas como Hasta cierto punto lo han descrito como un comportamiento defensivo e intransigente que pretende resistir a los cambios en el lugar de las mujeres en la sociedad y a su incursión en los
espacios tradicionalmente masculinos. La cinta de Gutiérrez Alea denuncia el machismo como una pervivencia del pasado y como una tentativa
de resguardar las prerrogativas masculinas que han perdido legitimidad
en este nuevo contexto político. En este sentido, el machismo se convierte, a los ojos del espectador o espectadora, en una conducta negativa
que ningún hombre debería ni querría asumir.
9
En este momento, la mayor parte de estados latinoamericanos (Nicaragua, Brasil, Colombia, México,
Paraguay, Perú, Bolivia, Ecuador y Venezuela) han reformado o adoptado nuevas constituciones en
las cuales se reconocen como naciones pluriétnicas y multiculturales.
121
MARÁ VIVEROS VIGOYA
Las nuevas producciones fílmicas y literarias de la región han mostrado las tensiones que caracterizan las construcciones de ias identidades masculinas en América Latina y las contradicciones que están experimentando los varones latinoamericanos en relación con los sentidos y
significados de ser hombres. Hasta cierto punto permite ilustrar, además,
la forma en que se entrelaza la definición del machismo con las jerarquías socio-raciales que ordenan las relaciones sociales en las sociedades latinoamericanas. De este modo, la referencia al machismo se convierte en un recurso discursivo disponible socialmente para descalificar y
retratar al otro como menos desarrollado -y en el caso de la película de
Alea, con un menor nivel de conciencia "revolucionaria"-.
La tenacidad de la dominación masculina (en América Latina, pero no
solamente)
Antes de finalizar este artículo, me parece necesario recordar que,
pese a los cambios que se están produciendo en las relaciones de género
en las sociedades latinoamericanas -y que varios de los estudios sobre
masculinidad enfatizan-, las desigualdades de género y los efectos de las
construcciones más "ortodoxas" de la masculinidad persisten. A modo de
ejemplo, voy a hacer alusión a algunas de sus expresiones en el ámbito
colombiano, no muy distintas de las que se reportan en otros países de la
región.
En la política, por más candidatas a la presidencia de la República
que hayan existido, por más gobernadoras, alcaldesas, senadoras y diputadas que se hayan acumulado en los últimos años, los hombres continúan ocupando más de 93% de las alcaldías del país y más de 85% de los
escaños en el Congreso. En 1998, el porcentaje de mujeres en puestos
gubernamentales en Colombia era de 2 6 , 1 % -discriminado por niveles,
en el nivel ministerial (ministros, secretarios de estado y jefes de bancos
centrales y organismos representados en el gabinete) el porcentaje alcanzó 17,6%, mientras que en el nivel subministerial (viceministros, secretarios permanentes, directores y asesores) era de 28% 10 -. Si bien las
mujeres constituyen un poco más de 40% de la nómina de servidores
públicos, los hombres ocupan 8 1 % de los puestos directivos y 74% de los
cargos en el nivel ejecutivo".
' Fuente: Informe sobre desarrollo humano, 2000, Pnud.
Fuente: "Mujeres de palabra", Fondo de Población de las Naciones Unidas, Bogotá, marzo de
2001.
11
122
EL MACHISMO LATINOAMERICANO. UN PERSISTENTE MALENTENDIDO
No obstante los importantes logros educativos de ias mujeres colombianas en las últimas décadas, la brecha de ingresos entre hombres y
mujeres se ubica en 28%, demostrando que el sexismb en el ámbito laboral conserva su fortaleza. Según ios mismos datos de Unicef ( 2 0 0 2 p , la
discriminación contra ias mujeres se intensifica entre las trabajadoras
rurales ya que son las principales víctimas dei conflicto armado y el desplazamiento forzado. En relación con el desempleo, los indicadores básicos de la situación de salud en Colombia señalan que el desempleo afecta a las mujeres casi dos veces más que a los hombres. Cifras del año
2 0 0 0 1 3 indican que, mientras 1 2 , 1 % de los hombres está desocupado,
en ias mujeres este porcentaje se eleva a 23%.
En Colombia, los hombres suelen ser protagonistas en los distintos
escenarios de conflicto armado y de las más diversas formas de violencia
tanto pública como familiar, con todo lo que esto implica sobre su bienestar, así como el de otros hombres, mujeres, niños y niñas. Algunas de las
investigaciones realizadas con jóvenes desvinculados del conflicto señalan que muchos de ellos se afiliaron a los grupos armados ilegales de
manera voluntaria y que, de éstos, 52% afirmó haberlo hecho por el sentido de pertenencia que brinda el uniforme y el inmenso poder que genera tener un arma en ias manos 14 .
Los altísimos índices de violencia intrafamiliar y de violencia en la pareja, los delitos sexuales contra mujeres, el alto porcentaje de mujeres que
ha vivido en unión y ha sido violada por su esposo o compañero señalan
que la violencia sigue siendo el lenguaje al que muchos hombres colombianos acuden en primer lugar para imponer y proclamar su supremacía.
Estas cifras manifiestan también que ¡os derechos humanos de las mujeres, particularmente sus derechos sexuales y reproductivos, siguen siendo
poco respetados. Otra de las expresiones de esta violencia de género es la
inasistencia alimentaria del padre, infracción que ocupa ei segundo lugar
entre los delitos más frecuentes en ei nivel nacional. En el año 2 0 0 1 se
reportaron 59.000 denuncias 15 . La situación es aún más dramática si se
tiene en cuenta, además, que un gran porcentaje de ios casos de violencia
intrafamiliar y sexual y de inasistencia alimentaria no es reportado por las
mujeres víctimas por causa del miedo, la dependencia económica o afectiva
y la naturalización social de la violencia masculina.
-' Fuente; www.unicef.org/colombia.
:
Fuente: Situación de salud en Colombia, Indicadores básicos 2002, Ministerio de Salud.
1
Fuente: Informe sobre ios derechos humanos de la niñez en Colombia 2001, www.defensoria.gov.co.
' Fuente: Informe sobre los derechos humanos de la niñez en Colombia 2001, www.defensoria.gov.co.
123
MARÁ VIVEROS VIGOYA
Por último, deseo mencionar dos situaciones que ilustran con particular perspicacia la tenacidad de la dominación masculina y la permanencia de algunos rasgos asociados con el machismo, como el linchamiento social de los varones que se alejan del estereotipo de lo "viril".
Estas situaciones son las atinentes a la profunda resistencia que genera
en Colombia la sola mención de la despenalización del aborto y la
homofobia que expresan gran parte de quienes se oponen a la concesión
de derechos patrimoniales y otras garantías sociales a las parejas del
mismo sexo.
Pese a las altas tasas que han sido documentadas de morbilidad y
mortalidad femeninas asociadas al aborto realizado en clínicas clandestinas y en condiciones precarias (que afectan fundamentalmente a las
mujeres de sectores populares y a las adolescentes), desde 1936 la ley
colombiana considera de manera absoluta que esta interrupción es un
delito "contra la vida y la integridad personal". Las modificaciones que la
legislación ha recibido no consideran sino aspectos secundarios como la
duración de las penas y la atribución de circunstancias atenuantes o
agravantes en relación con las sanciones a que da lugar. En varias ocasiones, el poder legislativo ha examinado propuestas de ley presentadas
desde el Senado y la Cámara de Representantes que intentaron, sin éxito
alguno, despenalizar el aborto bajo ciertas condiciones. La religión católica ha sido particularmente severa en la valoración moral del aborto y ha
impuesto su criterio para archivar los distintos proyectos de ley. Todo ha
sucedido como si los partidos políticos prefiriesen una aplicación flexible
de la ley que su modificación 1 6 . Estas reacciones muestran el peso que
siguen teniendo en nuestro país los valores morales defendidos por la
Iglesia católica y su influencia en los asuntos del Estado. Es útil recordar
también, como lo hace Carlos Monsiváis, que desde la Conferencia mundial de las mujeres en Pekín, el clero católico rechazó el uso del término
género porque traicionaba "la división natural del mundo entre hombres
y mujeres" (2004: 97).
Uno de los mecanismos corrientemente utilizados por los varones
para establecer jerarquías de la masculinidad, y para mantener, reforzar
y reproducir la masculinidad hegemónica (que legitima, o se usa para
legitimar la posición dominante de los hombres y la subordinación de las
16
Como me hizo caer en cuenta Marco Alejandro Meló, esta situación parece estar cambiando con
las recientes reformas al sistema penal acusatorio colombiano. Gracias a que hoyen día losjuicios
se hacen de manera "sumaria", las y los trabajadores de salud que tienen contacto con las mujeres
que interrumpen voluntariamente su embarazo guardan expectativas más favorables de imponer
sus propias valoraciones morales sobre dichas mujeres.
124
EL MACHISMO LATINOAMERICANO. U N PERSISTENTE MALENTENDIDO
mujeres) es el de recurrir a la homofobia, presente en muchas de las
ironías, burlas y críticas que se hacen para descalificar a los hombres
menos ajustados al modelo imperante de virilidad (Viveros, 2002). Pero
esta homofobia no alude únicamente a las antipatías que suscitan los
hombres "afeminados" sino, y fundamentalmente, a "la movilización activa del prejuicio, la beligerancia que cancela derechos y procede a partir
de la negación radical de la humanidad de los disidentes sexuales"
(Monsiváis, op. cit., p. 107).
Una de sus expresiones más fuertes en Colombia ha sido la de quienes
se unieron en torno a la fundación Unidos a Dios salvaremos a Colombia
(FUDSC) para oponerse con vigor al proyecto de ley por el cual se intentó,
en el año 2002, reconocer algunos derechos patrimoniales a las parejas
homosexuales. Los argumentos utilizados por estas instituciones e individuos mencionaron la ley "moral natural" y calificaron la homosexualidad
como un delito "contra-natura" que vulnera el "orden natural" señalado
por la religión católica. Las uniones de parejas del mismo sexo fueron descritas como un "remedo de sociedad doméstica, que ataca y compite con
ella como comunidad de amor" (FUDSC, 2002: 7a) y como una amenaza
tanto para la especie humana como para la sociedad y la cultura.
A través de las a r g u m e n t a c i o n e s que se e n f r e n t a n t a n t o a la
despenalización del aborto como a la concesión de derechos a las uniones del mismo sexo, se perfila un orden de género que separa, como dos
principios opuestos, la heterosexualidad y la homosexualidad, la defensa
de la vida y los derechos de las mujeres, lo natural y lo antinatural, la
conservación de la especie y la disolución de la sociedad. No es casualidad que quienes se oponen a uno y otro proyecto sean los mismos que
garantizan, reproducen y consolidan las jerarquías que sostienen el andamiaje de la masculinidad "natural", cuya versión más estridente corresponde con lo que se ha denominado machismo.
Para concluir, quisiera, en primer lugar, invitar al lector o lectora event u a l de este texto a que m o d i f i c a s e esa imagen esencializante y
homogeneizadora que se ha tenido de la masculinidad latinoamericana y
a pensar el machismo latinoamericano como el resultado de prejuicios
etnocéntricos y de la fabricación de imágenes nacionales difundidas a
través de los medios de comunicación (Fulier, 1998). Las identidades
masculinas latinoamericanas son múltiples y diversas, tal y como lo muestran numerosos trabajos realizados en la región (Archetti, 1998; Fachel
Leal, 1992; Fulier, 1997; Gutmann, 1998; De Keijzer, 1997; Lerner, 1998;
Viveros, 2 0 0 1 y 2002, entre otros), y no pueden ser reducidas a generalizaciones reificadas y esencializantes sobre los varones latinoamericanos.
125
MARÁ VIVEROS VIGOYA
En segundo lugar, espero haber contribuido a aclarar el persistente
malentendido que ha existido en torno de lo que se ha denominado, fundamentalmente por parte de los medios de comunicación, el machismo
latinoamericano; por una parte porque, como lo he mostrado a lo largo de
este artículo, es una noción con muy corto alcance analítico y explicativo
para dar cuenta de los fundamentos simbólicos y sociales de la dominación masculina en América latina, por otra, porque constituye un término
mistificador que permite naturalizar el comportamiento de los varones de
los grupos sociales subalternos (ya sea por su clase o su origen étnicoraciai) y calificarlo como poco civilizado e incapaz de adoptar los comportamientos y valores propios de una ética moderna y modernizante, propia
de los hombres de los grupos sociales dominantes.
126
EL MACHISMO LATINOAMERICANO. UN PERSISTENTE MALENTENDIDO
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128
LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO:
ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA*
Silvia de Zordo
Miradas cruzadas: ¡a construcción del género y de la "raza" en el espacio
de la clínica
Son las 7.45 de la mañana. Hoy participo en la clase sobre planificación familiar, a la cual las nuevas y nuevos pacientes del Ceparh (Centro
de planificación familiar de Salvador de Bahía) deben asistir. Estamos en
el salón donde se dicta el curso: veintitrés personas, ocho hombres y
quince mujeres, "negras" y "mulatas" 1 , están esperando sentadas, algunas durmiendo. Los hombres son más silenciosos que las mujeres, que
hablan en voz baja entre ellas. Ellos tienen ya en las manos el folleto
clínico: son los candidatos a la vasectomfa.
La sala está únicamente decorada con algunos carteles sobre
anticoncepción, enfermedades sexualmente transmisibles (EST) y planificación familiar. En un cartel producido por la entidad que auna a las instituciones de planificación familiar brasileñas, vemos un nido donde muchos pequeños pájaros esperan la comida con el pico abierto. La leyenda
dice: "Tener un hijo está bien. En el momento justo es aun mejor, ¿no es
verdad?" 2 . En otro cartel, publicado por el Gapa, ONG que trabaja en la
prevención de las EST, una mujer joven, "negra", nos mira con un aire
serio. Leamos: "¡Basta con el sexo frágil. Una mujer que se ama exige el
preservativo!" 3 .
* La publicación de este artículo se hace en el marco de intercambios académicos propiciados por el
Proyecto ECOS NORD: "L as nuevas configuraciones de las desigualdades sociales. Discriminaciones
raciales y recomposiciones identitarias en Colombia y en Francia" (ood. C05H01), propuesta de
movilidad entre Francia y Colombia aprobada en la 5a Convocatoria para intercambios Científicos y
Tecnológicos, del Programa Ecos-Nord
1
La cuestión de la clasificación por color y/o "raza" es muy compleja en Brasil: en este parágrafo
introductivo utilizo mis propias clasificaciones y categorías. Considero las categorías de "raza" como
"categorías operacionales de acción", siguiendo la definición de Cunin (2003, p.23), en la construcción
de las cuales la apariencia física y su significación pueden cambiar radicalmente de un contexto al
otro. Para denotar esta flexibilidad y polisemia utilizaré las comillas a lo largo del texto; sin embargo,
también indicaré cuándo las categorías "raciales" fueron elegidas por las mujeres y hombres que
encontré en mi investigación de campo. Profundizaré esta cuestión en los próximos parágrafos.
2
"Filho é bom, sim. No momento certo malhor ainda, nao?".
"Chega de sexo frágil. Mulher que se ama exige camisinha".
129
SILVIA DE ZORDO
Justo al lado, una joven mujer "blanca" y bonita nos sonreía; ei siguiente poema está consagrado a ella: "Encanto, magia, belleza que contagia. Sensibilidad, inteligencia, creatividad. No existe, de verdad, un
universo de palabras que traduzca a ia mujer en toda su plenitud. Musa
inspiradora de los poemas más lindos y de ia esencia de vivir, de ser
mujer" 4 . Abajo podemos leer: "Ginocanesten". Una imagen parecida está
colgada no muy lejos: siempre una mujer bonita, esta vez fotografiada en
el momento en que se despierta, con una expresión de felicidad: "Todas
las mujeres tienen el derecho a la libertad de expresión", está escrito
bajo la imagen5.
Entra la auxiliar de enfermería que dicta la lección: es una mujer
"negra", de mediana edad.
Ei curso inicia: el primer cartel exhibido por ella se refiere a la pildora. Vemos la imagen de una mujer "blanca", que está yendo a dormir y
toma un comprimido: la luna ilumina un paquete de pildoras abajo de
ella, en primer plano. La auxiliar de enfermería explica rápidamente cuáles y cuántos tipos de pildoras existen, y cómo y cuándo se debe tomarlas. Las preguntas que siguen son habitualmente las mismas: que si es
necesario hacer una pausa, que si la mujer continúa menstruando normalmente y que si durante la pausa es fértil. En efecto, la acción de las
hormonas no siempre es ciara, y en estas aulas raramente se explica el
ciclo de la ovulación para no perder tiempo; en consecuencia, ias mujeres acaban tomando las pildoras como cualquier otro "remedio" contra el
embarazo, por ejemplo, como me dijeron muchas, antes o justo después
de la relación sexual.
En el aula, ia auxiliar de enfermería continúa exhibiendo nuevas imágenes, nuevos pedazos de cuerpos que enseñan un mundo interior insospechado. Se agacha para coger otro cartel que versa sobre ias inyecciones hormonales: "Las inyecciones pueden durar un mes o tres meses. Si
no se hace otra inyección después los tres meses, aunque no haya
menstruaciones, que es un posible efecto de las inyecciones, la mujer
puede quedar embarazada. Es posible, con ¡as de tres meses, que las
menstruaciones sean irregulares y que se engorde un poco...". Una mujer
de edad media la interrumpe: "Muchas mujeres que utilizan estas inyecciones tienen problemas de salud graves", dice. "Eso es porque es importante ser controladas por un medico", responde la auxiliar. Pero ia mujer
4
"Encanto, magia, beieza que contagia. Sensibiiidade, inteligencia, creatividade. Nao existe, na
verdade, universo de palavras que traduza a mulher em toda sua plenitude. Musa inspiradora dos
poemas mais lindos e da essencia de viver, de ser mulher".
5
"Toda a mulher tem direito a liberdade de opiniáo e de expressáo".
130
LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO:
ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA
continúa: "Seria necesario hacer los debidos controles antes y no después". Silencio.
La auxiliar recoge el cartel siguiente, este habla sobre el DIU: vemos
el cuerpo de una mujer desde los senos hasta los muslos, con la vagina y
el útero expuestos. El cuerpo es "naturalmente" blanco...
Durante mi investigación en algunas clínicas de planificación familiar de Salvador de Bahía y en los barrios populares de donde las/los
pacientes provenían, pude observar cómo frecuentemente las pacientes viven y visualizan sus cuerpos de una forma que no siempre coincide con la imagen ofrecida en ios cursos de planificación familiar, que
muestra pedazos de un cuerpo blanco seccionado. En primer lugar, entre las pacientes prevalece frecuentemente una percepción táctil e interna del cuerpo en lugar de la percepción geométrica, visual y externa
(ver: Duden B., 1994) ofrecida por los médicos. Por ejemplo, en lugar
de los invisibles ciclos hormonales que regularían nuestro cuerpo como
un reloj mediante misteriosos flujos que se pueden entender a través
de curvas y diagramas, y que se pueden controlar y programar, las mujeres pacientes hablan del cuerpo que sienten, ven y tocan. Los flujos que
ellas conocen son la sangre y el esperma. Además, el trabajo, la vida
afectiva, la danza, el mal de ojo de los vecinos, los malos espíritus, todo
esto puede cambiar su salud. Ahora, las hormonas también influyen,
aunque la mayoría de la gente no sabe muy bien cómo funcionan; sin
embargo, hay hormonas femeninas y masculinas, como dicen los médicos, por esto provocan efectos diferentes, que son interpretados frecuentemente a la luz de las diferencias de género.
En un extraño juego vemos seres humanos, mujeres y hombres, médicos y pacientes y seres inanimados - como las hormonas - disputándose
el puesto de actor principal: entre el ir y venir de los discursos científicos
y las tentativas de traducción de los profanos, las hormonas parecen adquirir, al final, un cuerpo y una personalidad propia. Estamos en el reino
de la magia, donde seres invisibles adquieren un poder y una fuerza misteriosa que nos hace actuar a veces contra nuestra propia voluntad y razón, hasta identificarse con nosotros como aquella fuerza que incita al
juego sexual, volviendo peligrosamente atractivas a las mujeres, y ardientes y, al mismo tiempo, víctimas del sortilegio femenino a los hombres. Es
una magia "hormonal" que todavía sigue reglas muy conocidas y que se
conjuga frecuentemente de manera bastante previsible, sea en el discurso médico (ver Coutinho, E., 1998), sea en el discurso de las/os pacientes, quienes atribuyen sus diferentes comportamientos sexuales a la acción de ias hormonas "sexualizadas", femeninas y masculinas... Sin em-
131
SILVIA DE ZORDO
bargo, las hormonas permanecen en el reino de lo invisible, mientras que
el vientre femenino, la sangre menstrual y el esperma continúan siendo las principales referencias para mujeres y hombres en la vida cotidiana.
Salimos por un momento de la clase: estamos en la sala de espera del Ceparh.
Hay algunas jóvenes mujeres que esperan su turno para la visita
médica. Me siento cerca de ellas: hablando de sus amores y de sus
preferencias anticonceptivas, dicen que ellas prefieren las inyecciones porque quieren engordar un poco. Tengo curiosidad de saber por
qué, dado que la mayoría, al contrario, deja de usar los métodos hormonales por ese mismo motivo. Ante mi pregunta, la más joven responde, tocándose los cabellos: "Tú lo ves: ya tengo estos cabellos feos
(eran crespos): es necesario por lo menos que tenga un culo lindo". En
efecto, ella es muy delgada, y ias dimensiones del culo son importantes en Brasil. Pero hablando con ella y con sus amigas aparecieron
otras cuestiones: la imposibilidad de continuar los estudios por falta
de dinero y la dificultad de encontrar trabajo en una ciudad donde el
comercio y el turismo son las principales fuentes de empleo, no siempre accesibles para quien no responde a los criterios de la "boa apariencia" (buena presentación personal). Otra mujer, joven y "negra",
me explicó que ella, "como todas ias mujeres", deseaba un "hijo lindo,
perfecto". Cuando le pregunté lo que eso significaba para ella, me respondió: "pues claro: ¡lindo con los ojos azules!".
Ese mismo día asistí a una entrevista de una paciente que deseaba someterse a una operación de ligadura de trompas. Hacia el final
de la consulta, la asistente social dijo: "Es claro, señora, que si hubiese la perspectiva de tener una hija linda como esta bonita mujer de
ojos azules, valdría la pena esperar un poco, ¿verdad?"...
En este contexto emergen diversas cuestiones que voy a intentar
analizar en este artículo. En primer lugar: la mirada cruzada que, respecto de sus cuerpos, existe entre enfermeras, asistentes sociales, médicas, pacientes e investigadoras, la cual tiene efectos notables respecto de las "elecciones" reproductivas y anticonceptivas. Vemos emerger aquí, puestas en escena y vehiculadas, no solamente a través de
las imágenes exhibidas en la clase de planificación familiar sino también a través de los discursos del personal médico y de las mujeres
pacientes, las desigualdades sociales y el racismo que marcan a la
sociedad brasileña, a lo que hay que añadir la cuestión estética, que
es un asunto de índole tanto social como política.
132
LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO:
ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA
Las políticas de planificación familiar vistas desde la periferia
Durante mi primer viaje a Brasil, estudié la historia de las políticas de
planificación familiar y de la introducción de la anticoncepción moderna;
después, durante mi trabajo de campo, intenté entender cuáles factores
sociales, políticos y culturales entran en juego en el proceso de construcción de la "elección" contraceptiva. Para ello, trabajé particularmente con
mujeres, pues son quienes están directamente implicadas en los programas de planificación familiar y constituyen la mayoría casi absoluta del
número de pacientes de los centros que ofrecen este servicio; además,
intenté comprender cuál era su percepción acerca del cuerpo y su noción
de "mismidad" si ellas se ven y se definen como sujetos de acción, de
decisión y también de derechos, o como pacientes, objetos de investigación, victimas de decisiones y acciones ajenas.
Las percepciones y nociones de cuerpo, salud, placer y de "sí" como
sujeto se construyen en la vida y en la experiencia cotidiana, la cual se desarrolla en una continua tensión entre el espacio domestico, la clínica y la dudad, y está marcada, como intentaré mostrar en este articulo, por las relaciones de género, aunque también por la clase social y por la "racialización" de
los cuerpos y de las relaciones sociales. Mostraré además cómo un cierto
discurso político sobre la pobreza y la necesidad dei control de los nacimientos en las clases pobres aparece hoy en las palabras, las prácticas y los cuerpos de las pacientes de los centros de planificación familiar públicos de Salvador de Bahía, así como en las palabras y practicas médicas.
Los postulados que aquí aparecen se inscriben en la perspectiva de
una "antropología política del cuerpo" (Fassin, D., 1996), por lo cual intentaremos analizar el proceso de incorporación de las desigualdades de
género, clase y "raza" en el contexto de la aplicación de las políticas de
planificación familiar. Si el género, como escribe Joan Scott, es no solamente "un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en
las diferencias percibidas entre los sexos" sino también "una forma primaria de significar relaciones de poder" (Scott, J. W., 1999, p. 42. La
traducción es mía), se hace necesario, para responder a estas cuestiones, entrar en los centros de planificación familiar y en los barrios de
donde estas mujeres provienen para, al final, lograr llegar hasta sus casas. Al m i s m o t i e m p o , es i m p o r t a n t e i n t e n t a r e n t e n d e r cómo parafraseando a Nancy Scheper-Hughes y Margareth Lock - "el cuerpo
individual, el cuerpo social y el cuerpo político" 6 se articulan.
6
"The individual body, the social body and the body politics", en: Scheper-Hughes, Nancy y Lock,
Margareth, 1987, p. 7.
133
SILVIA DE ZORDO
Para hacerlo, elegí la ciudad de Bahía - situada en el nordeste del
Brasil -, región pobre, "periférica" y "marginal" (desde el punto de vista
económico) y, al mismo tiempo, esencial en la articulación y desarrollo de
los primeros programas de planificación familiar. Escogí en particular la
clínica del dr. Coutinho, pues ésta es conocida por la población loca! como
un óptimo centro de planificación familiar en el que este servicio es cotidiano y gratuito, e, internacionalmente, como centro de investigación de
referencia en el campo de la contracepción - en particular la hormonal,
tanto femenina como masculina -. Elegí también un Hospital periférico,
situado en el Suburbio ferroviario. Es un área de la ciudad que ha crecido
de forma bastante caótica a partir de los años 70, cuando ¡a "Suburbana", una nueva arteria de comunicación, y un centro industrial, que no ha
conocido un verdadero y durable desarrollo, fueran construidos en tai
zona. Desde esta época se establecieron en él inmigrantes provenientes
del interior del Estado y, a veces, de aquellas partes de ia ciudad que
estaban destinadas a la clase media, pues eran desplazados por ¡a policía hacia ia periferia. Aquí los políticos locales aparecían -y aparecensobretodo en los períodos electorales para ofrecer "mejorías": obras de
infraestructura, prescripciones de tratamientos de salud en clínicas privadas y ligaduras de trompas7.
Todo el nordeste, donde se sitúa Bahía, fue, en los últimos decenios,
junto al centro-oeste y el norte, una de las regiones más pobres del país,
dato confirmado también en el último censo8. Es una región que vive de
la industria agropecuaria y del turismo, especialmente en las zonas
costeras, mientras que en la región semiárida del interior se lucha
cotidianamente contra las sequías y por la supervivencia. Durante la edad
de oro de ia Colonia fue una zona productora de azúcar y, después, de
cacao y tabaco, así como puerto de llegada de ios navios de esclavos que
llegaban de la costa occidental de África. Pero esta región está hace mucho tiempo marginada de la vida económica y política del país; sin embargo, aunque por otras razones - como veremos más adelante - el nordeste
y en particular Bahia desempeñan hoy un papel muy importante tanto a
nivel nacional como internacionai.
7
La práctica del cambio de votos por ligaduras gratuitas ya fue denunciada al principio de los años
noventa a la comisión parlamentaria que investigó sobre la difusión de la esterilización femenina en
el Brasil (Congresso Nacional, Relatório n. 2, 1993 - CN, Relatório final da Comissáo parlamentar
mista de inquérito destinada a examinar a incidencia da esterílizagao em massa de mulheres no
Brasil); sin embargo, en los barrios donde yo hice mi investigación, esta práctica continúa siendo
común (vale decir que, de acuerdo con los relatos de algunas mujeres, no todas, a la hora de votar,
son fieles a la promesa hecha).
8
Ver los datos IBGE 2000.
134
LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO:
ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA
Bahía, "África negra brasileña": entre mitos y nuevos desafíos
Bahía ha sido elegida, a lo largo del proceso de constitución de la
moderna nación brasileña en ei siglo XX, como ia cuna de la cultura
afrobrasileña, y es actualmente uno de los destinos turísticos preferidos
no solamente por "gringos" en busca de aventuras eróticas tropicales sino
también por artistas, músicos, bailarines y antropólogos fascinados por la
"samba", la "capoeira" y los rituales religiosos del "candomblé". A pesar
de que la población "negra" está presente también en otras capitales y
en las regiones del sudeste, es Bahía la que encarna actualmente, en el
imaginario nacional, ia historia y la verdadera "alma negra" brasileñas.
Salvador es hoy una ciudad donde el turismo y el comercio son las
principales fuentes de riqueza, a la cual, sin embargo, la mayoría de la
población no puede aspirar porque la educación publica y profesional es
muy deficiente y, sobre todo, porque la regia de la "boa aparencia" excluye de ios mejores empleos a las personas "negras" y pobres 9 .
Fuera de las raras ocasiones que la celebración de la "cultura negra"
reserva a los pocos que consiguen entrar en el circuito artístico "negro"
nacional y, sobre todo, internacional, la mayoría de los bahianos no saca
ningún beneficio de la riqueza cultural de su tierra 10 . "Hoy todo es concurso" -me decía una joven mujer "morena" que encontré un día en el Ceparh,
la clínica del dr. Coutinho. "Pero si no tienes el dinero para tomar un curso
de preparación especial, no pasaras el concurso", lo que significa no poder
tener acceso a un buen empleo. "¿Lo que te enseñan en la escuela secundaria hoy?", me inquiría en tono polémico Ivana, otra joven "negra" (según
su definición) que vive en los barrios periféricos donde hice mi trabajo de
campo, a lo cual ella respondía: "cultura general, ¿y para qué?... ¡para nada!".
Como muchos otros jóvenes que encontré durante mi investigación
de campo, quienes se definían como "morenos" y - sobre todo los más
jóvenes - como "negros", ellas también se quejaban de la escasa calidad
de la instrucción pública y de las escasas expectativas de un futuro mejor. La primera mujer que citamos, Maria, tiene 23 años y vive en un barrio popular, Ribeira - no muy lejos del puerto - con su marido, quien trabaja como guardián, y su hija de un año y nueve meses. Ella se ocupa casi
exclusivamente de la casa, de la niña y de su marido, pero no está satisfe9
Sobre el tema de la "boa aparencia" léanse: Damasceno, C M., "Em casa de enforcado no se fala
em corda", en: Guimaraes, A. A. (2000), pp. 165-198. El articulo discute la utilización de esta categoría
hasta lo años 50 en la región metropolitana de Río de Janeiro; sin embargo, todavía la discusión de
esta categoría me parece relevante para entender un contexto diferente como el de la Bahía actual.
10
Veían BACELAR J., 2 0 0 1 , en particular: "Modernizacáo e a cultura dos negros en Salvador", pp.
187-201.
135
SILVIA DE ZORDO
cha con esto y necesita trabajar para llegar ai final del mes. Sin embargo,
a ella le gustaría, algún día, tener otro hijo, pero, como dijo, ahora "no
temos condigoes" (no estamos en condición de poder tenerlo). Por esta
razón llegó al Ceparh, buscando una alternativa segura a la pildora, que
no le gustaba porque la hacia engordar, por lo cual tenía en mente implantarse un DIU, que es dificil de encontrar en los centros públicos de
salud, mientras que en el Ceparh es ofrecido gratuitamente.
La segunda mujer, Ivana, de 22 años, vive sola, cerca de su madre y
de su hermana, no tiene hijos y trabajaba como empleada doméstica. En
el pasado participó en un grupo de danza afro, pero no continuó porque
el cura australiano que había fundado y financiado el grupo cambió de
barrio, y como ella tenia que estudiar y trabajar, no había mucho tiempo
para consagrarse a otras actividades. Su madre también es empleada
doméstica, como muchas otras mujeres de su edad que encontré, quienes habían vivido la experiencia de la migración del campo hacia la ciudad durante los años setenta y ochenta, y consiguió, al final, con mucha
fatiga, construir su casa y, lo que no es tan común, regalarle una a cada
una de sus hijas. En las idas y vueltas entre Salvador y la casa de sus
padres -a donde ella volvía a veces cuando necesitaba la ayuda de su
madre, por ejemplo, para cuidar a sus hijas (otro fenómeno común entre
las mujeres emigrantes de esta generación)- la madre de Ivana había
tenido diversos compañeros, pero al final había decidido vivir sola con
sus hijas, sin renunciar a tener de vez en cuando algunos amantes.
Sus hijas estudiaron más que ella, que es casi analfabeta, lo que es
un fenómeno auténticamente generacional puesto que, en los últimos
veinte años, se registró un aumento importante de la alfabetización de
las nuevas generaciones - incluso en las regiones donde el analfabetismo
continúa teniendo las tasas más altas de Brasil, como es el caso del nordeste 11 -. Sin embargo, haciendo eco de las quejas de las jóvenes, no
siempre está muy claro el para qué pueda servir estudiar más: lograr ingresar a la Universidad Federal - que es la mejor y es gratuita - realmente
incrementa ias posibilidades de ascender socialmente porque da opciones efectivas de tener un mejor empleo; sin embargo, esta universidad
termina estando reservada para aquellos que salen de ias mejores esn
Ver Pnad/lbge, 2000, y Pnad, 2003: las tasas generales de alfabetización son más elevadas que
hace diez años, aunque todavía las diferencias regionales y de raza/color son notorias: en 2003, en
el nordeste, 30% de los estudiantes de IV grado eran analfabetos, contra una tasa de 11,6% en el
sur y sureste; entre ios niños de 7 a 14 años, los indígenas representaban 7,9% de aquellos que no
frecuentaban la escuela, seguidos por los "negros" -3.6%-, los "amarillos" -2,7%- y los "blancos" 1,9%- (estos datos no incluyen las regiones rurales del norte). Datos citados en: Unicef, "Situacáo
mundial da infancia 2005: Brasil", www.unicef.org/brasil/cadernobr.
136
LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO:
ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA
cuelas - que son privadas - pues para ingresar a ella se requiere aprobar
un examen muy difícil.
Habrá que ver si con la introducción del sistema de cuotas para "negros" la situación mejorará...
Pero, ¿quién es "negro" en Brasil y en Bahía?
Definir quién es "negro" en Brasil y en Bahía es difícil, y los antropólogos
llamados a decidir quién puede ser considerado como tal y, por lo tanto,
quién puede ingresar en las universidades lo saben muy bien 12 . La clasificación por raza y/o color en Brasil -muy compleja e históricamente variable- es difícil de traducir y explicar en otros contextos lingüísticos y culturales. Hoy, en el debate político, se utiliza frecuentemente el término "negro"
para nombrar tanto a los "pretos" (negros) como a los "pardos" (mulatos,
morenos), o bien a todos los que no son ni blancos, ni "amarelos" - d e
origen asiático-, ni indígenas (categorías que son utilizadas en las estadísticas). Sin embargo, los criterios de clasificación adoptados por los estudios demográficos cambiaron varias veces durante el último siglo: en 19001920 y en 1970, por ejemplo, la cuestión del color no fue incluida en el
censo nacional. En 1950, las categorías utilizadas fueron: "branco" (blanco), "preto" (negro), "pardo" (moreno) y "amarelo" (amarillo); en 1960, en
la categoría de "morenos", fueron incluidos los indígenas; y en 1976, finalmente, fue introducida la autoclasificación, lo que dio como resultado 136
colores diferentes, a pesar de que 57% de las personas respondió utilizando las categorías habituales 1 3 . Finalmente, el vocabulario utilizado en la
vida cotidiana para referirse al color de la piel y, en general, a las características fenotípicas de las personas, es mucho más rico y variable, dependiendo del contexto social y de la posición subjetiva de los actores implicados. Se utilizan, por ejemplo, expresiones como "morenáo" y "negráo" con
un sentido afectivo y positivo; a la vez, se observa una tendencia al blanqueamiento en contextos en los cuales se expresa una clara aspiración de
ascensión social. Por fin, la utilización de la categoría "negro/a" está cargada frecuentemente de connotaciones políticas y es utilizada más por las
últimas generaciones 14 , aunque, sin embargo, en ciertos contextos, esta
misma palabra puede asumir una connotación peyorativa.
' El debate aún está abierto, y la literatura al respecto es extensa (véase: Fry, P. y Maggie, I., 2004).
Piza, Edith y Rosenberg, Fulvia. "Color in the brazilian census", en: Reichmann, Rebecca (editora),
1999. pp. 37-52; Schwartz Moritz, Lilia. "Nem preto nem branco, muito pelo contrario: core raga na
intimidade", 1998, pp. 175-244.
14
Ver: Agier, Michel (1995) y Sansone, Livio (1993). Sobre el debate en torno de la raza, del racismo
y de su utilización política actual, ver: Bacelar, J. (2001), Bacelar, J. y Caroso, C (organizadores).
(1999). Da Matta, R. (1987) (en particular el capitulo: "Digressáo: a fábula das tres ragas, ou o
problema do racismo á brasileira", pp. 58-86) y Guimaráes, A. A. (1999. 2000, 2002).
13
137
SILVIA DE ZORDO
En mi investigación, la mayoría de mujeres que encontré en las clínicas y en los barrios en los que trabajé se definían como "morenas", mas
entre las jóvenes muchas también se clasificaban como "negras" también (hay que decir que observé la misma diferencia generacional entre
los hombres); por otra parte, la mayoría de los médicos y médicas que
encontré se clasificaban como "blancos" y/o "de origen europeo", aunque, cuando hablaban de sus historias familiares, a veces acababan reconociendo una ascendencia menos "pura"; y en lo que se refiere a las
enfermeras, éstas constituyen un punto intermedio entre médicos y pacientes, pues la mayoría se clasificaba como "morena"; sin embargo, como
no siempre hablé directamente de estas cuestiones, y como el número de
pacientes que entrevisté fue mucho más alto que el de los médicos y las
enfermeras, no sería pertinente sacar conclusiones en este momento de
la investigación.
Ahora, lo que si me parecía ver emerger con claridad en las clínicas
de planificación familiar era ia jerarquía de los colores, en la que, desde
las pacientes hasta los médicos, siempre tendían a tornarse más claros.
Las clasificaciones de "raza/color" entran en juego en el contexto de
la aplicación de las políticas de planificación familiar, aunándose, como
veremos, con otras cuestiones fundamentales como la clase social y las
relaciones de género.
Explosión demográfica, pobreza y planificación familiar: ¿qué "género" de
cuestión?
"Tem filho que nasce para ser artista, tem
filho que nasce para ser advogado..., in
felizmente tem filho que nasce já marginal"15
Inspiradas en O gurí, canción de Chico Buarque, estas palabras acompañaban un cartel producido en 1986 por el Ceparh de Salvador de Bahía, en donde hice una parte de mi investigación de campo. El cartel,
titulado "Defeito de fabricagáo" (defecto de fabricación), retrataba a un
joven asaltante "negro" con un cuchillo en la mano y una venda negra
sobre los ojos, y fue publicado en la prensa bahiana durante una campaña de promoción del programa gratuito de planificación familiar ofrecido
por el Centro.
15
Coutinho E., "Defecto de fabricación", en: A Tarde (18 VI 1992), publicado en: Coutinho E., O
descontrole da natalidade, Salvador, Memorial das Letras, 1998, p. 70: "Hay un hijo que nace para
ser artista, hay un hijo que nace para ser abogado..., infelizmente, hay un hijo que nace ya marginal".
138
LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO:
ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA
El cartel provocó un amplio debate: el director del Centro, el dr. Elsimar
Coutinho, muy conocido en Brasil y en el exterior por sus investigaciones
en el campo de la contracepción - especialmente hormonal -, y por haber
sido durante los últimos treinta años un defensor de la planificación familiar y estar en favor de la liberalización del aborto, fue acusado en esta
ocasión de lombrosianismo y de racismo. Él se defendió de las acusaciones diciendo que poner en un cartel dirigido a la población de Bahía a un
"blanco", rubio, en una ciudad predominantemente "negra", no tenia ningún sentido, y acusó a sus críticos de ser opositores de la planificación
familiar libre y gratuita dirigida a la población más pobre y que él promovía (Coutinho, E., 1998),
En efecto, la imagen y las palabras usadas en este cartel no asocian
simplemente el color del actor con ia marginalidad, la violencia y el crimen, sino también con la pobreza que este color simboliza.
La primera vez que conversé con el dr. Coutinho en el Ceparh, él me
dijo, señalando la ciudad desde la ventana: "Mire, en Salvador hay muchos pobres. Ahora, los pobres no pueden tener una buena educación, un
buen empleo, una casa grande, mas siempre pueden tener hijos, como
los otros animales, este es el problema". Recién llegada, pensé que no
había entendido bien, pero leyendo después los artículos publicados por
el científico en la prensa bahiana, encontré numerosas afirmaciones semejantes, como esta, aparecida en 1992:
No existe desgracia que nos aflija hoy que no sea de algún modo
asociada a la rapidez del crecimiento de la población, resultado
de la falta de un programa comprehensivo de planificación familiar. Las escuelas desbordadas de estudiantes y mal equipadas,
los hospitales congestionados, sin equipamiento, con pacientes
desasistidos, prisiones con exceso de presidiarios viviendo en
celdas inmundas, filas inmensas de candidatos a escasos empleos, la falta de transporte, la falta de recursos, la falta de policía, los salarios infames y el descrédito de los gobernantes. En
realidad no tenemos menos escuelas, hospitales, fabricas y presidios, lo que tenemos, sin duda, son demasiados niños abandonados, enfermos, desempleados y marginales (Coutinho, E.,
op. cit. p. 26. La traducción es mía).
En la visión del científico - y, como veremos, en la de muchos otros
colegas y políticos -, la prevención del "nacimiento inoportuno" (ibid., p.
70) de los más pobres - q u e , como indican hoy las estadísticas, son de
139
SILVIA DE ZORDO
hecho, en un gran porcentaje, "negros" 1 6 -seria la solución de muchos
problemas a ia vez. En esta perspectiva, la pobreza y la marginalidad están ligadas al nacimiento, como si de enfermedades hereditarias se trat a s e - aunque parecieran ser peores, puesto que son causas de conflicto
y de desorden social-. Perversamente, ios destinatarios del cartel no parecen ser simplemente los empresarios y posibles financiadores del Centro, sino también los padres y, sobre todo, las madres de estos "marginales", potenciales pacientes del Ceparh, llamadas a adherir a una campaña de inspiración neo-malthusiana y racista.
En efecto, no se puede negar que la población de Salvador es
mayoritariamente "negra" y pobre, pero también se hace necesario decir
que esta población es, más que marginal, "marginal-/zada" o, peor aún,
segregada en una "periferia" que ocupa más de la mitad del territorio
urbano (Souza Gordilho, A., 2000). Los barrios pobres, muchas veces sin
infraestructura básica - como acueducto y alcantarillado -, ocupan buena
parte del área urbana, siendo el suburbio en el que desarrollé mi investigación una de las áreas más deprimidas.
Sin embargo, legítimamente podemos preguntarnos, siguiendo ei hilo
del razonamiento de Coutinho, si hay un problema de superpoblación en
el Brasil y la Bahía de hoy, y si - como sucede con otros fenómenos como
la pobreza y la criminalidad -, éste está ligado a la historia demográfica
del país.
En efecto, el dr. Coutinho no fue el único en Brasil que se preocupó
por el crecimiento de la población pobre y promocionó campañas de control de la natalidad. Para entender el significado de su diagnóstico, es
necesario recordar que, en los años 60 y 70, ios economistas prescribían
el control de la natalidad como clave para garantizar el desarrollo económico de los países del "tercer mundo", y que el Banco Mundial condicionaba sus ayudas a la aplicación de políticas poblacionales.
Coutinho, como otros científicos, es fruto de esta época (ver: Fonseca,
D., 1993). En un libro publicado en 1980 en Río de Janeiro por la Bemfam,
una de las principales instituciones dedicadas a la planificación familiar,
el dr. Veloso escribía, hablando de los políticos que se oponían a los programas de control de la natalidad: "Los opositores de este punto de vista
argumentan que necesitamos llenar los espacios vacíos, porque el área
16
Véanse los últimos datos del censo del año 2000: Pnad/lbge (2000). El IDH, en 2001, de ios
negros brasileños estaba 42 puestos abajo de la media nacional brasileña, mientras que el IDH de
¡os blancos se encontraba 19 puestos arriba, siendo ia peor condición la de los negros nordestinos.
Estos y otros datos son discutidos en: Paixáo, Marcelo, "IDH de negros e brancos no Brasil em 2001:
e a desigualdade continua!" (www.comciencia.br/reportagnes/negrosll2.shymi), 10/11/2003.
140
L A PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO:
ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA
ocupada no despierta interés, por el contrario, aleja pretensiones de dominio. Pero poblarla con desnutridos, con personas no alfabetizadas, no
ayuda, ni en el sentido estratégico ni mucho menos en los aspectos sociales y políticos. Por esto se impone disciplinar nuestro crecimiento demográfico, incluso en el campo"17. El autor cita, en la misma obra, algunos ejemplos de países modelo - como Japón, India y China Popular - por
sus políticas de control de natalidad18.
Los problemas sociales surgen aquí como problemas de salud pública de los cuales el cuerpo médico debe ocuparse, antes de que ciertas
patologías del cuerpo social se tornen crónicas. Afortunadamente, afirma
el dr. Veioso, en Brasil también hay científicos que hacen investigaciones
importantes en este sector, como es el caso del dr. Coutihno, quien estaba estudiando, en esa época, la posibilidad de desarrollar una vacuna
mixta que evitaría, durante periodos de dos años, el tétano y el embarazo
a ia vez -"si fuera aprobada, sería ei arma más fuerte en la lucha contra la
explosión demográfica", comentaba el dr. Veioso19-.
Dos cuestiones aparecen en estas páginas: la primera es la concepción del embarazo como "patología", y la segunda es la ¡dea de una presunta "explosión demográfica" directamente ligada con la primera. En
este contexto, el embarazo se vuelve patológico cuando no es planificado
y no es medicaüzado, aunque ia utilización de la expresión "explosión
demográfica" nos habia de algo más.
Cuando los primeros programas de planificación familiar fueran implantados en las áreas más pobres del país, Brasil estaba pasando por
uno de ios periodos más duros de represión poiítica interna en la historia
de la dictadura militar (1964-1984). El profesor Delcio Fonseca, jefe del
departamento de medicina comunitaria de ia Universidad Federal de Minas Gerais, analiza20 la retórica política de estos años en torno de la planificación familiar, y nos muestra cómo la expresión "explosión demográfica" estaba frecuentemente acompañada por la expresión "explosión
popular". En efecto, la retórica dei régimen militar sobre el enemigo interno coincidía bastante bien con ios discursos alarmistas sobre la "expio17
"Os opositores a esse ponto-de-vista argumentara que necessitamos preencher os espacos vazios,
pois área ocupada nao desperta cobiga; pelo contrario, afasta pretensóes de dominio. Mas povoalas come desnutridos, com pessoas mal alfabetizadas, adianta pouco, no sentido estratégico, e
multo menos nos aspectos sociais e políticos. Por isso se impoe disciplinar nosso crescimento
demográfico, mesmo no campo", Veioso Costa, 1980 (ia traducción es mia).
18
íbid., p. 38.
' "Se aprovada será mais urna grande arma na luta contra a explosáo demográfica",íbid., p. 45.
20
Fonseca da Sobrinho, Delcio, Estado e populacáo: urna historia do planejamento familiar no
Brasil, op. cit.
141
SILVIA DE ZORDO
sión demográfica", razón por la cual ei crecimiento demográfico de las
clases populares, que en esta época comenzaron a "invadir" las periferias de ¡as grandes ciudades, era el que debía ser controlado y, de ser
posible, detenido.
Aunque la vacuna del dr. Coutinho nunca llegó a los servicios de salud ni al mercado, otras Investigaciones fueron hechas después: una, ¡levada a cabo por su equipo, que buscaba un anticonceptivo masculino
hormona! -ei cual nunca ha ¡legado a convertirse en un producto para el
mercado-, y otra dedicada a desarrollar el norplaní, un ¡mpiante contraceptivo hormonal femenino (esta última investigación fue interrumpida
porque no se respetaron los principios éticos a los cuales tenían que ceñirse ¡os científicos21).
En este contexto, e! cuerpo de las mujeres -pacientes, cobayas, madres y trabajadoras-, aunque nunca aparezca explícitamente en los discursos e imágenes utilizadas por los promotores de la planificación familiar, emerge como ei lugar privilegiado de inscripción materia! y simbóüca
de la acción y dei saber biomédico, así como de un poder político que,
desde los años 60 y 70, se concentraba en ia obra de modernización del
Brasil, lo cual era un verdadero desafío, sobre todo en ¡as regiones más
pobres (como es el caso del nordeste, donde se sitúa Bahía).
Estudiando la literatura y la propaganda de la planificación familiar,
se observa cómo ya, a partir de los años sesenta, se había impuesto un
discurso dominante. En efecto, se hacía indispensable no "deixar vir" (dejar
llegar)22 a ¡os hijos como antes sino, por el contrario, era imperativo planear ¡os nacimientos de acuerdo con las posibilidades materiales para
garantizarles un futuro mejor y, al mismo tiempo, asegurar ei progreso de
la nación. Así pues, no era tanto ia cantidad como ia "calidad" de los
futuros ciudadanos lo que más interesaba a ia clase dirigente, por lo que
ios médicos fueron llamados en este momento a colaborar con la modernización del país. Asistimos, así, a la consolidación de una forma de poder que podríamos llamar, como Foucault, una "biopoh'tica de ia población" (Foucault, M., 1976, p. 183), que podría actuar solamente a través
del "saber-poder" de ¡a biomedicina.
Esta nueva biopolítica no fue asumida abiertamente por ei gobierno
militar - tradicionalmente pro-natalista y aliado de la Iglesia católica - pero
fue apoyada y bien vista por una parte de la clase dirigente más moderna
21
Ver: Israel, G y Dacach, S., "As rotas do Norplant; desvies da contracepgáo", Rio de Janeiro. Redeh,
1993.
22
Ver: Adeodato de Souza, Guaraci, "Sucessáo das geragoes na Bahía", tesis de doctorado,
Universidad Estatal de Campiñas, 1996.
142
LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO:
ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA
y progresista, comprometida en seguir las recetas del Banco Mundial para
el desarrollo del país, y fue financiada por agencias internacionales.
Al final de los años sesenta, la posición de una parte de la Iglesia y
del Estado en relación con la planificación familiar comenzó a cambiar.
En efecto, después de la publicación de la encíclica papal "Humanae vitae" en 1968, la práctica de los clérigos se tornó mas liberal, mostrándose favorable a la utilización de los métodos "naturales" y, en ciertos casos, de los métodos artificiales, sobre todo en los casos de aquellos que
vivían en condiciones de gran pobreza 23 .
Ya desde 1965, diversas instituciones nacionales privadas (como la
Bemfam -Sociedade pelo Bem Estar Familiar) - financiadas por fundaciones extranjeras (como la IPPF) - habían abierto los primeros centros de
planificación familiar y comenzado a adiestrar a los profesionales de salud locales. Dos métodos contraceptivos en particular fueron ofrecidos,
teniendo inicialmente éxito: la pildora y la esterilización femenina (la ligadura de trompas era un procedimiento clandestino e ilegal 24 que podía
ser justificado exclusivamente en casos de embarazo de alto riesgo, como
por ejemplo después de repetidas cesáreas, siendo esta la razón por la
cual la cirugía era efectuada habitualmente durante la cesárea, asunto
no siempre justificado desde el punto de vista médico: la práctica cesárealigadura fue, así, poco a poco "normalizada" y "naturalizada" -Berquó, E.,
1993-1999; Cecatti et al., 1999).
La noción de reproducción que encontramos en la literatura sobre
planificación familiar de esta época nos habla de un cuerpo que debe ser
controlado y reglamentado según las exigencias políticas y sociales dominantes, puesto que a través de él pueden reproducirse todos los defectos
físicos, psíquicos, morales y sociales de la nación, de tai manera que el
cuerpo de la mujer y el cuerpo de la nación se confunden y se funden, en
este escenario, en un cuerpo único.
Ahora bien, puesto que la pobreza ataca de forma más
lenta a la "población no blanca" del país - tal como se ve en
último censo -, entonces es el cuerpo de las mujeres y de
pobres y "negros" el que encontramos en ei centro de esta
23
amplia y violos datos del
los hombres
escena. Esto
Ver Camargo de Ferreira, Candido Procopio, "Política populacional no Brasil", en: Anais do Terceiro
encontró nacional de la CBEP (Associagáo brasileira de estudos populacionais).
24
El código penal brasilero -en el capítulo dedicado a las lesiones corporales (artículo 129)- penaliza
la esterilización al señalarla como una ofensa "a la integridad corporal o la salud de otro [...], o si
resulta en debilidad permanente de un miembro, un sentido o una función; en este caso una función
reproductora". Congreso Nacional, relatório n. 2, 1993, Relatório final da Comissáo parlamentar
mista de inquérito destinada a examinar a incidencia da esterílizacáo em massa de mulheres no
Brasil, (presidente: diputada Benedita da Silva, relator: senador Carlos Patrocinio), p. 9.
143
SILVIA DE ZORDO
es claro cuando miramos algunas imágenes utilizadas por las campanas
de planificación familiar, como aquella que describí al principio y que fue
publicada en los años ochenta.
Esta década estuvo marcada por una grave crisis económica en el Brasil, y fue en este momento cuando la esterilización femenina se convirtió
en el método anticonceptivo más utilizado en el país. En efecto, en los
últimos treinta años, la anticoncepción moderna hizo su ingreso en el mercado brasileño y en la vida de las últimas dos generaciones - primero la
esterilización f e m e n i n a , después la pildora y los otros métodos
anticonceptivos -, transformando radicalmente la configuración poblacional
del país. Una rápida transición demográfica, que era ya iniciada, se aceleró
y afectó, aunque con tiempos diferentes, a todo Brasil25-.
Es por esto que, lo que podía ser temido en ios años sesenta (la "explosión demográfica"), dejaría de ser objeto de preocupación veinte años
más tarde.
En este contexto nos parece difícil definir quién es "responsable",
quién decide en el campo reproductivo, si el médico, los demógrafos, los
políticos o la paciente embarazada y su compañero. ¿Podemos hablar de
"libre elección" reproductiva y anticonceptiva? ¿De quién? ¿Del individuo, de la pareja, ae la sociedad?
Violencia y discriminación en los servicios de salud: dos generaciones en
comparación
Ivana, la mujer "negra" sobre quien hice referencia unos párrafos
atrás, conocía el Ceparh no solamente por la televisión, donde el dr.
Coutihno se presenta frecuentemente para hablar de planificación familiar y de su centro de investigación, sino también por haber participado,
cuando tenía 19 años, en una investigación sobre contraceptivos hormonales inyectables llevada a cabo por el equipo del dr. Coutinho. Lo hizo
justo después de haber perdido a su primera hija durante el parto en un
hospital público por causa, en su opinión, del descuido y de la ausencia
de atención por parte del equipo médico. Después de este "accidente"
comenzó a aplicarse inyecciones hormonales para estar segura de no
quedar embarazada otra vez, previniendo así los eventuales olvidos que
se pueden dar en el caso de la pildora anticonceptiva.
Las inyecciones son elegidas frecuentemente por las mujeres jóvenes por este motivo; sin embargo, en el contexto de su participación en la
25
Ver: Bozon, Michel y Enoch, Etheline, "Brésil: la transition démographique d'un pays hétérogéne"
en : Population et Sociétés, No. 345. abril de 1999.
144
LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO:
ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA
investigación, el incentivo también era otro: ella recibía la inyección regularmente cada mes, sin el miedo que tienen las mujeres que frecuentan
los centros de salud públicos de no encontrar el método deseado porque
siempre hay problemas de recursos y de distribución de anticonceptivos
(además, recibía un poco de dinero para al transporte y el almuerzo).
Después de algunos meses esta investigación fue interrumpida porque,
según le dijeron, algunas de las adolescentes participantes quedaron
embarazadas -"yo no, ¡afortunadamente!", me dijo ivana con un suspiro
de alivio-.
La madre de Ivana también fue paciente del Ceparh, en donde se
implantó el DIU. Después de algunos años ella quiso hacerse una ligadura de trompas, pero en esta clínica no era permitido porque, según los
criterios adoptados internamente, ella era demasiado joven (26 años) y
porque, al no ser casada ni tener un compañero fijo, ella era una potencial víctima del arrepentimiento. Es por esto que buscó a un médico independiente a quien tuvo que pagarle la cirugía, pero lo hizo igualmente
porque quería estar tranquila y no embarazarse nunca más, pues también había pasado por un aborto, que se practicó mediante la ingestión
de un té de pétalos de rosas, el cual no le produjo mayores complicaciones, pese a lo cual no quería repetir la experiencia. Durante la cirugía
ocurrió un "accidente": el médico olvidó extraerle el DIU, aun a pesar de
que ella oportunamente le habia informado de su presencia y de su deseo de que se lo extrajese antes de proceder a la ligadura de las trompas
(éste sólo fue retirado varios meses después). Me contó este episodio
riendo mucho, a diferencia de su hija, que, cuando me contó su historia,
tenía un tono mas grave y usaba palabras duras de crítica y condena en
contra de los médicos, quienes habían actuado de forma poco respetuosa e irresponsable.
Esta diferencia de actitud puede deberse a la disimilitud de edad y
de carácter, aunque también a una noción más enraizada del "si" como
sujeto de derechos y no solamente de deberes en las nuevas generaciones. Todavía no he encontrado a una mujer, joven o vieja, que haya intentado denunciar a un médico o a un hospital por una falla o por discriminación; al contrario, escuché varias historias de discusiones, muchas veces
violentas, en los puestos de salud y en los hospitales, las cuales acontecen sobre todo cuando los médicos niegan el acceso a las/los pacientes
por falta de lugar o de tiempo, lo que es frecuente (los médicos y asistentes sociales se quejan mucho de la falta de recursos y de espacio para
trabajar). Por otro lado las/los pacientes reaccionan frecuentemente ante
una respuesta negativa de los profesionales de salud como si de una fal-
145
SILVIA DE ZORDO
ta de respeto personal se tratase y no como una falta de respeto a los
derechos que tienen. En la mayoría de ios relatos que escuché, el problema de la falta de lugar surgió en el momento del parto, aunque también
durante el internamiento para practicarse un aborto, ocasión en la cual
varias pacientes fueron maltratadas por parte de ¡os médicos.
En Bahía sólo hay un hospital que, desde hace dos años, ofrece a las
mujeres la posibilidad de abortar cuando se trate de los dos únicos casos
previstos por la ley: violencia sexual y riesgo de muerte de la mujer. Pero
eso no es suficiente... El aborto iiegai -y, por extensión, clandestino- es
aun una de las principales causas de muerte materna en Bahía, y en Salvador es la primera causa aislada (Menezes, G.M.S. y Aquino, E.M.L.,
2001), razón por la cual esta cuestión sigue siendo parte esencial de ia
agenda politica de militantes, médicas e investigadoras feministas, aunque sin mucho éxito hasta ahora.
La mayoría de mujeres que encontré describieron a ios médicos como
benefactores que, por generosidad, prescriben un remedio o un tratamiento, incluida una ligadura de trompas gratuita por fuera de los puestos de salud, fenómeno bastante frecuente, sobre todo durante ios periodos electorales, "¿Y qué quieren a cambio?", preguntaba yo a ias mujeres
que me hablaban de estos "benefactores". "Nada", era siempre la primera respuesta, un poco escandalizada. Sin embargo, como yo insistía, muchas terminaban por confesarme: "Bueno, un voto para eilos" (incluso si
algunas afirmaban que no votaban siempre por ellos, es evidente que en
estos barrios conseguir la ayuda y el apoyo de un político puede significar
muchas cosas: una carretera asfaltada, dinero para ias asociaciones de
barrio - que casi siempre ofrecen un servicio de guardería - o, a veces, la
consecución de mejoras para su propia casa). Viendo esto, resulta difícil,
en este contexto, percibir ia intervención política y médica como una forma de opresión o de violencia.
En lo que se refiere a los jóvenes, quienes están más inclinados a
usar el vocabulario de la "ciudadanía" y de los "derechos", así como expresiones como "discriminación racial", era notorio que nunca las utilizaban cuando se referían a! contexto médico; más bien solían hablarme de
experiencias de discriminación vividas en el centro o en los barrios ricos
y turísticos, en particular en tiendas, bares y centros comerciales. Es evidente que la "rumba" y ei consumo son muy importantes para los jóvenes, y esto puede ayudar a explicar el acento puesto sobre la discriminación en estos sitios; sin embargo, me parecía extraño que no hubiese
ninguna percepción sobre cómo la posición social y su "raza" influyen en
las estadísticas de salud. Si miramos, por ejemplo, ios índices de morta-
146
LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO:
ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA
lidad materna, las diferencias entre mujeres "blancas", "pardas" (mulatas) y "pretas" (negras) son muy marcadas: en 2 0 0 2 , en las capitales
brasileñas, la tasa de mortalidad materna (mortalidad debida a las complicaciones en el embarazo, el parto o el posparto), era de 4 8 , 7 3 / 1 0 0 mil
n.v, entre las mujeres "blancas", contra 7 2 , 6 1 / 1 0 0 mil. n.v. entre las "negras" (la RMM para todas las razas fue de 5 6 , 0 7 / 1 0 0 mil. n.v.26); y podemos decir lo mismo en relación con las tasas de mortalidad por muerte
violenta en jóvenes habitantes de áreas urbanas (que en todo Brasil implican particularmente a jóvenes "negros" 2 7 ). Sin embargo, la cuestión
de la discriminación racial no hace parte de los discursos de las/los pacientes de los hospitales y clínicas donde trabajé, aunque recién empieza
a hacer parte del debate político.
En cuanto a las políticas de salud en el campo de la planificación
familiar, es importante anotar que, desde el retorno de la democracia en
los años ochenta, y como consecuencia de las luchas de las militantes
feministas y del movimiento negro, el panorama político cambió, pues se
empezó a hablar no solamente de derechos civiles sino también del derecho a la salud y, en últimas, de derechos reproductivos y sexuales 28 . En
1984 fue elaborado el Paism (Programa de Assisténcia Integrada á Saúde
da Mulher) 2 9 , gracias al cual se abrieron centros públicos de planificación familiar que deberían garantizar el libre acceso a una variedad mayor de métodos anticonceptivos. Sin embargo -excluido el breve paréntesis que se dio a comienzos de los años noventa, cuando agencias internacionales como Pathfinder financiaron estos nuevos servicios públicos-,
los problemas de f i n a n c i a m i e n t o y de distribución de los métodos
anticonceptivos 30 han sido persistentes, como también lo ha sido la opo26
RMM es la razón de mortalidad materna : expresa las defunciones maternas por 100 000 nacidos vivos Ver: Rede nacional feminista da saúde, "Directos sexuais e reproductivos". 28 V 2004, en:
"Prevencáo
da
mortalidade
materna",
www.redesaude.org.br/html/
body_folhetointerior28maio04.html; Schwartz, M. L, op. cit; Roland, E., "The soda cracker dilemma.
Reproductive rights and racism in Brazil", en: Reichmann, R. (editor), op. cit.
27
Investigaciones recientes muestran un aumento significativo de las muertes violentas en los últimos
veinte años en aquellas regiones metropolitanas más urbanizadas como Río de Janeiro, esto entre
la población más joven (15-24 años), mayoritariamente masculina y no blanca (ver: Ramos, Silvia,
"Criminalidade, seguranga publica e respostas brasileiras á violencia", publicado en inglés, junto
con Julieta Lengruber, con el titulo: "Urban violence, public safety politics and responsos from civil
society" en: Socialwatch report 2004: "Fear and want", pp.136-138. www.socialwatch.org/en/
informeimpreso.
28
Ver: Ardaillon, D. (1997), Avila Betania, M. y Correa, S. (1999), Goldberg-Salinas, A. (1999) y Pintaguy,
J.(1999).
29
Ver: Fe Ferreira Nobre, F. F. J.," Políticas de saúde reprodutiva no Brasil: urna analise do Paism",
en: Galvao, Loren y Diaz, Juan (1999), Saúde sexual e reprodutiva no Brasil, pp. 151-162.
30
En el estado de Bahía este tema es aún hoy muy debatido (ver; Cresar, 2004).
147
SILVIA DE ZORDO
sición política al libre acceso a la anticoncepción por parte de aquellos
políticos conservadores más próximos a la Iglesia católica, razón por ia
cual la esterilización femenina continuó siendo el principal método anticonceptivo utilizado en el país.
Se llegó asía la creación de la comisión parlamentaria de 1992, a la
que se encomendó la investigación de la difusión de la esterilización femenina en ei país (Congreso Nacional, relatório No. 2, 1993) y, por fin, a
la ley de 1997, con la que se pretendía reglamentar la planificación familiar mediante la imposición de ciertos límites a la práctica de la esterilización -que seguía siendo el método más utilizado por las mujeres casadas
en 1996, seguido por el método de la pildora (Bemfam, Pnad, 1991;1996). La ley establecía un limite de 25 años y/o dos hijos vivos - como se
puede apreciar, hay ambigüedades en el texto - y prohibía la esterilización al momento del parto cesáreo. Las ultimas estadísticas y las investigaciones demográficas de 1996 no muestran una diferencia relevante
entre mujeres "blancas" y "negras" en lo que se refiere a la utilización de
la esterilización femenina; sin embargo, muestran grandes diferencias
regionales, pues centro-oeste-norte y norte-este - las regiones más rurales y menos industrializadas - ocupan las primeras posiciones (Berquó,
E., 1999).
Hoy la difusión de la esterilización femenina resulta bastante problemática en un momento en ei cual se discuten nuevas políticas de prevención de la transmisión de las EST que incluyan más a las mujeres
heterosexuales casadas, quienes comenzaron a aparecer en las estadísticas como victimas de dichas enfermedades - en particular del sida - a
partir de la mitad de los años 90.
Entre necesidades primarias, paternalismo y dientelismo, los hospitales y centros de salud continúan siendo vistos, en este contexto, de una
manera ambivalente, pues, por un lado, son percibidos como lugares de
maltrato y de violencia en los que el individuo se pierde y donde se considera a todos los pacientes como cuerpos neutros (enfermos) que tienen
que ser cuidados de acuerdo con las lógicas médicas y no según los deseos y las exigencias de los/las pacientes, y, por otro, como la materialización de un derecho.
Para entender mejor cómo se construye - en este contexto - el proceso de "elección" anticonceptiva en la clínica, la casa y la calle, me parece
necesario hablar de los barrios en donde hice mi investigación para, luego, volver a dar un vistazo a las clínicas de planificación familiar y, finalmente, tratar de sacar algunas conclusiones.
148
LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO;
ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA
La planificación familiar en la casa, la calle y la clínica en la periferia de
Bahía
La mayoría de mujeres y hombres con menos de treinta años que entrevisté me decían que no querían tener más de dos hijos -preferiblemente
un niño y una n i ñ a - (de hecho encontré pocas jóvenes con un número
mayor de hijos). Me parecía que las mujeres jóvenes se sentían muy responsables por su vida reproductiva, y la mayoría condenaba el aborto como
un "pecado o un "crimen", a pesar de que ésta es una práctica muy frecuente porque, según las palabras de muchas, "hoy una mujer queda embarazada sólo si ella io quiere, por 'safadeza' [desvergonzada]".
En el campo anticonceptivo, con excepción del aborto, no encontré
diferencias relevantes relacionadas con las diversas confesiones religiosas en lo que se refiere a la actitud y a las elecciones de los diversos
métodos de c o n t r a c e p c i ó n , aunque hay algunas iglesias, como la
"Assembleia de Deus", que predican el valor sagrado de la maternidad y
de la fidelidad conyugal más que otras. Sin embargo, todas las iglesias,
tanto católicas como protestantes, asi como los "terreiros" de Candomblé,
han sido convocados en los últimos diez años - de alguna forma - por las
campañas de prevención de las EST promovidas por el Estado y por algunas ONG muy activas (como el Gapa, en Bahia). A pesar de esto, las organizaciones o instituciones más citadas por mis informantes, en lo referente a los planes de anticoncepción y de lucha contra las enfermedades,
son ia escuela y las a s o c i a c i o n e s de barrio, las cuales han sido
involucradas gracias a la acción de las ONG y del Estado en los últimos
diez años.
La transmisión de saberes de madre a hija también es importante:
Ivana, por ejemplo, al igual que otras jóvenes, utilizaba a veces los métodos que su madre le recomendaba - como agua y sal después de la relación -, aunque prefería y confiaba más en los métodos modernos. En lo
que se refiere ai aborto, cuando pueden (porque es muy costoso), las
mujeres suelen recurrir al Cytotech, que hoy se encuentra sólo en el mercado negro puesto que su venta fue prohibida cuando se descubrió el uso
que las mujeres le daban a esta medicina; también se usan yerbas amargas como la "arruda", la "allumá" y el "tapete de oxalá", las cuales, tomadas en infusión, provocan - según la explicación que ellas me dieron - el
"rechazo del nene" y la expulsión de todo el contenido del útero. Algunas
jóvenes, me decían desaprobadoramente las mujeres más viejas, utilizan
también la coca-cola, a veces mezclada con algún remedio y puesta en la
vagina. "Las mujeres llegan aquí con toda una farmacia abajo..." me dijo
un día con una sonrisa amarga la asistente social del Hospital.
149
SILVIA DE ZORDO
Entre las acciones y elecciones reproductivas condenadas por las
mujeres con quienes hablé - aparte del aborto -, se encuentran el abandono y la falta de cuidado de los propios hijos: "usted ve en la TV muchos
niños abandonados en la calle, o abandonados después del parto en el
basurero... ¿por qué llegar a eso?", me decía un día una mujer de 20
años, sin hijos, que buscaba en el Ceparh la posibilidad de someterse a
una ligadura de trompas. Este dato me parece interesante, pues, en
efecto, se hace necesario recordar que aquí, en Bahía, la figura de la
madre de "criagao" (crianza) es muy importante, y que la circulación
de los niños entre los hogares de los parientes (aunque también entre
la familia de origen y la familia donde la mujer trabaja como empleada
doméstica) es un fenómeno históricamente relevante y continúa existiendo, aunque no tanto como en el pasado. La condena de esta práctica por parte de muchas mujeres jóvenes nos habla de la difusión de
un nuevo modelo de maternidad y de familia nuclear, modelo que parece haber ganado importancia y valor en las últimas décadas. Sin
embargo, ¿cómo puede una mujer - que trabaja todos los días y todo
el día - ocuparse sola de sus hijos careciendo de la ayuda de instituciones públicas (como las guarderías, que son muy escasas) y del apoyo de su compañero, quien, cuando existe, raramente participa en los
trabajos domésticos?
Las redes de solidaridad femeninas que se crean entre madre e
hija, hermanas, nuera y suegra, son muy importantes, aunque también
son fuente de conflictos - a veces violentos - en lo que se refiere ai
cuidado de ios niños y a otras cuestiones como, por ejemplo, decidir si
interrumpen el embarazo o no. Al mismo tiempo, en los barrios periféricos
encontré también muchas mujeres que habían empezado a trabajar y a
ganar un poco de dinero desde los doce años cuidando a los hijos de
sus vecinas, lo que hacía que, frecuentemente, interrumpieran los estudios. En efecto, la urbanización significó muchas veces la desintegración de los antiguos lazos de solidaridad, cambiando parcialmente ios
hábitos y las referencias de las nuevas generaciones. El dinero entra así
en un circuito en el cual antes no estaba presente.
Pero, ¿dónde están los varones, en este escenario que parece ocupado sólo por mujeres?: trabajando en la calle, como albañiles, herreros,
vendedores ambulantes, guardias privados o como músicos, aunque sólo
en época de fiestas populares . Muchos otros pasan el tiempo en busca
de trabajo, eso cuando no se quedan en la calle con los amigos para
tomar un vaso de "cachaga" (aguardiente) o para jugar dominó. Pocos se
quedan en casa, a menos que sea para dormir o para mirar la TV, pues no
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LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO:
ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA
es hombre quien no sale a la calle para enfrentar al mundo. En efecto,
desde la infancia, los niños son empujados a salir de casa, no sólo para
jugar sino, sobre todo, para trabajar: ei reino masculino es la "calle" mucho más que ia casa. Sólo si no hay hijas mujeres, o en casos especiales
- de enfermedad, por ejemplo -, los varones son llamados a colaborar en
ios trabajos domésticos.
Sin embargo, los hombres también se ven implicados, como padres y como maridos, en las elecciones anticonceptivas de las mujeres, particularmente cuando ellas no consiguen guardar sus secretos
femeninos o cuando piden ayuda para comprar un anticonceptivo o
practicarse un aborto. Aun así, estos temas todavía son femeninos:
fue muy difícil para mí abordarlos con hombres, a pesar de que fuesen
jóvenes. Los que encontré en la única clínica donde pueden ser atendidos todos ios dias y donde la vasectomía está siempre disponible (el
Ceparh), tenían un promedio de edad que fluctuaba entre los 30 y los
4 0 años, habían tenido hijos con más de una mujer y querían esterilizarse fundamentalmente por razones económicas, aunque, a veces,
también para hacer un "regalo" a sus mujeres, quienes sueien quejarse de los efectos secundarios que sufren después de años de utilización de métodos hormonales.
Muchas de ias mujeres que encontré abandonaron ios métodos
hormonales, aunque no solamente por razones de salud sino por cuestiones estéticas, pues, evidentemente, las hormonas engordan -algo
que todas las mujeres saben -y la belleza es muy importante, no sólo
en ei mercado de las relaciones de género sino también en el de las
raciales y sociales: ejemplo clásico de esto es ia noción de "boa aparencia", requisito fundamenta! para obtener un buen empleo.
Para trabajar como empleada doméstica, por el contrario, la belleza
no es tan importante, ya que es más importante no estar enfermas ni ser
lentas y débiles, así que el DIU o las inyecciones hormonales, que pueden
aumentar mucho la cantidad de flujo menstrual, no siempre son una buena solución (recuerdo a varias mujeres que lloraban porque casi habían
perdido su trabajo por este motivo).
Este último punto muestra cómo ias elecciones sobre anticoncepción
pueden definir ias relaciones entre empleada y empleador, lo cual, amén
de las vicisitudes a ias que se ven sometidas las mujeres en sus relaciones familiares y de pareja, así como en su interrelación con médicas y
enfermeras, nos comprueba cuan difícil es el trayecto que recorren desde
el momento en que toman la decisión personal de buscar un método anticonceptivo hasta cuando consiguen lo que desean.
151
SILVIA DE ZORDO
Pero, ¿qué buscan las mujeres cuando llegan solas a la clínica?
Las más jóvenes buscan frecuentemente un método que sea invisible y que puedan esconder fácilmente (las inyecciones hormonales son
para ellas un método perfecto, siempre y cuando no las haga engordar o
no provoque irregularidades menstruales); mientras que las mayores buscan algo que les de tranquilidad y seguridad, pero que no perjudique su
salud, por lo cual, para ellas, la esterilización parece ser el método ideal,
sobre todo porque implica el fin del miedo a ios embarazos no deseados
y el fin de la negociación respecto de la anticoncepción y de la dependencia de los servicios públicos de salud. Sin embargo, ia esterilización puede provocar un aumento del flujo y otros efectos secundarios poco estudiados y nunca discutidos por los médicos y las enfermeras (hasta el día
de hoy no he encontrado a ninguna mujer esterilizada que se quejase de
este método, con excepción de una, quien declaró que dicho método había provocado un aumento del flujo menstrual).
Me parece interesante decir que encontré a muchas mujeres que pensaban que había una diferencia entre un método reversible - la "ligadura" (solían suponer que si se puede ligar también se puede, lógicamente, desligar) y uno irreversible - el "estrangulamiento"-, y esto no es asi.
El poder de las palabras invoca una especie de magia que médicos y
enfermeras a veces utilizan al emplear expresiones muy complicadas y no
prestar atención a lo que las personan opinan después del final de sus
discursos. Si las palabras no se asocian a una imagen interiorizada de sí
y del propio cuerpo, pueden ser conducidas al juego de la polisemia y de
las múltiples interpretaciones. Así, cuando ios médicos hablan de
laparotomía y laparoscopia - dos palabras incomprensibles para los profanos -, las pacientes las traducen de forma diferente y la interpretación
del discurso cambia radicalmente. Estas dos palabras se refieren a dos
procedimientos quirúrgicos que se distinguen solamente por la técnica el punto de entrada -, pero no por el resultado, que casi siempre es definitivo. Sin embargo, hay una explicación científica de la interpretación
que hacen las pacientes, pues es verdad que la laparoscopia tiene más
posibilidades de fracaso que la laparotomía, lo que, por cierto, es sabido
por estas mujeres. Visto esto, ¿podemos hablar de "libre elección", de
"derechos reproductivos"?
152
LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO:
ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA
Conclusiones
En el espacio de la clínica emergen conflictos y tensiones que no se
pueden resolver fácilmente, y que son causados tanto por la falta de atención como por ios p r e j u i c i o s del e q u i p o m é d i c o . La " e l e c c i ó n "
anticonceptiva se construye a través de intercambios de prácticas y discursos - y también de dones - en la pareja, la familia y la clínica. En el
microcosmos de ia clínica - particularmente en el sector de la planificación familiar - encontramos los grandes conflictos y contrastes de una
sociedad marcada por la desigualdad social y de género, así como por
una jerarquía racial muy rígida. A lo largo de la investigación pude ver
cómo las desigualdades sociales, el racismo y las relaciones de género
provocan efectos que habitualmente se convierten en graves problemas
para la vida de mujeres y hombres.
Las imágenes de la "mala" madre negra y dei hombre negro como
padre irresponsable e hijo margina! nacen de la intersección, a veces conflictiva, existente entre un cierto discurso médico sobre la fertilidad, el
embarazo y ia anticoncepción, un discurso político sobre la superpoblación
y ia pobreza, y un discurso social racista y sexista sobre la belleza y el
papel de ias mujeres en ei campo sexual y reproductivo. Aunque las políticas antirracistas del gobierno brasileño cambiaron parcialmente este
cuadro en los últimos años, la planificación familiar permanece aun hoy
en un ámbito distinto, ámbito en el que la guerra de imágenes se lleva a
cabo siguiendo regias diversas, ya que constatamos cómo ia imagen de
la mujer blanca asume el poder de un icono, pues ella encarna, - como
podemos comprobar si miramos ias imágenes utilizadas en los centros de
planificación familiar - no solamente los ideales dominantes de belleza,
modernidad y libertad, sino también ios de una maternidad "ideal" y "pura"
de la cuai las mujeres pobres - "negras" - son rechazadas.
Sin embargo, ias mujeres pobres y "negras" que encontramos en
nuestra investigación no comparten totalmente esta visión de ellas mismas, así que no podemos pretender mostrarlas como víctimas ¡nocentes;
por el contrario, a io largo de este texto tratamos de mostrar cómo ellas
construyen sus "elecciones" anticonceptivas de forma diferente de acuerdo
con ¡a edad, las perspectivas de ascensión soda! y ios deseos y exigencias individuales de cada una, y no simplemente acatando la opinión del
médico o del marido, o utilizando cualquier método que ellas encuentren
en ei centro de planificación familiar. Por ejemplo, si dejan de utilizar un
método hormonal no es solamente porque no quieran engordar sino, también, porque sufren sus efectos secundarios; además, no todas comparten el ¡deal de belleza dominante que asocia al color "blanco" y a una
153
SILVIA DE ZORDO
cierta delgadez del cuerpo el valor y el prestigio más alto: el trabajo hecho en los últimos veinte años por las asociaciones militantes "negras"
en pro de valorizar y rescatar la historia y la auto-imagen de la población
"negra" brasileña y bahiana parece haber tenido éxito entre muchos/as
jóvenes (Ivana, como muchas otras jóvenes que encontré, me decía siempre que ella era "fiera de ser negra", y que le gustaban más ¡os hombres
negros que los blancos). Ahora, si muchas de eüas no utilizaban, o dejaban de utiüzar, cuaiquier método, no era solamente porque los servicios
de salud públicos no funcionen bien, sino porque ellas querían tener un hijo,
a pesar de que las condiciones económicas no siempre sean las mejores
(Ivana, por ejemplo, hubiera sido una madre adolescente - como muchas
otras que encontré - porque, a los 17 años, ella querfa tener un hijo con su
compañero).
Respecto de ia prevención de las EST, hay que decir que muchas mujeres no utilizan siempre preservativo en sus relaciones, no solamente porque
sus compañeros no quieren, o porque no tienen la información suficiente
sobre ias EST, sino también porque a muchas de ellas no les agrada este
método puesto que interrumpe el juego sexual y lo torna menos agradable.
Está claro que los hombres no están muy presentes en las clínicas, pues,
hasta hoy, ellos han sido relegados a un segundo plano por parte de la investigación científica en el sector anticonceptivo, así como por las políticas de
planificación familiar, las cuales están dirigidas principalmente a las mujeres desde el inicio de ia medicaiización de la anticoncepción. Además, los
varones son tratados y descritos por muchas médicas y pacientes como seres sexuales irracionales, irresponsables y, a veces, agresivos. No obstante,
hablando con varios hombres y estudiando la vida cotidiana en los barrios,
yo no pude corroborar tal impresión: los jóvenes están desorientados, se
debaten entre la necesidad de trabajar para ayudar a su familia, ei deseo de
emerger como músicos o artistas, de "curtir" ia vida (divertirse) y tener muchas mujeres, y el miedo a los embarazos no deseados y a las enfermedades
(el sida es otro de los enemigos, en contraste con ios policías y sus balas
"perdidas" y el hambre, que son el pan de cada día: ¿quién mata más?...
difícil responder).
¿Podemos hablar, en este contexto, y siguiendo a Foucault, de "resistencia"? Pienso que es mejor hablar de "tácticas cotidianas" - adoptadas
por las mujeres y los hombres bahianos de los sectores pobres - para
comprender las prácticas y los discursos normativos en torno de sus cuerpos. Como escribe Michel de Certeau31, actuamos siguiendo una "tácti31
De Certeau, M., L'invention du quotidien. 1. Art de faire, op. cit.
154
LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO:
ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA
ca" cuando no tenemos la posibilidad de "construir un proyecto global ni
de totalizar el adversario en un espacio distinto, visible y que podamos
objetivar" 3 2 . La "táctica", explica De Certeau, se "aprovecha de las ocasiones y depende de ellas" 3 3 . En efecto, las mujeres y los hombres que
presentamos aquí deben, necesariamente, aprovechar las ocasiones que
la vida les ofrece - en el caso de ellas, un experimento clínico o un periodo electora! - para poder acceder a un beneficio - la anticoncepción - que
es más un privilegio para poca/os que un derecho de toda/os.
En un país donde las desigualdades sociales y la pobreza golpean
principalmente a la población no blanca -que en ias grandes ciudades
brasileñas es ia víctima habitual de la violencia policial-, resultan difíciles
de admitir la diagnosis y el tratamiento propuestos por el dr. Coutinho y
los políticos que apoyaron sus campañas de promoción del control de la
natalidad en ios decenios pasados.
La mujer a quien el dr. Coutinho dirigió su cartel recibió el mensaje,
pero no vio que sus condiciones de vida y las de sus hijos mejoraran como
dicho cartel prometía, pues las teorías neo-malthusianas fracasaron frente al embate de las doctrinas neoliberales. En una sociedad históricamente desigual y racista, ¿de qué elección disponen hoy los habitantes
de los barrios populares de Salvador y qué futuro pueden vislumbrar?
Entre constricciones y nuevas libertades, las mujeres y los hombres jóvenes de Bahía tienen las respuestas en sus manos, y es por eso que dicho
interrogante permanece abierto para el futuro.
'- Ibid., p. 6 1 .
!
íbid.
155
LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO;
ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA
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HASTA CIERTO PUNTO. HISTORIAS NO CONTADAS SOBRE GÉNERO EN
LA CUBA POSREVOLUCIONARIA
Marco Alejandro Meló Moreno1
Hasía cierto punto fue filmada en 1983 por Tomás Gutiérrez Alea,
uno de los realizadores más conocidos en Latinoamérica de la prolífica
cinematografía cubana del siglo XX. Entre nosotros se le conoce por su
trabajo en la película Fresa y chocolate, que aborda el tema de las orientaciones sexuales contra-hegemónicas en la isla, o por otro clásico como
su Memorias del subdesarrollo, filmada en la década de los sesenta.
Me tomaré la libertad de analizar el filme como pretexto para enumerar algunos aspectos importantes de la compleja relación existente entre
las transformaciones en las relaciones sociales de género y los cambios
estructurales que sufre la sociedad cubana a partir de! año 1961 -recordemos que es en ese año cuando Cuba definitivamente adopta el socialismo como modo de producción económico y modelo de gestión de! Estado para las cubanas y los cubanos-.
Las preguntas básicas que intento formular, sin pretender resolverlas, son: ¿hasta qué punto la revolución cubana ha provocado transformaciones del régimen de género vigente en Cuba?; y ¿cuáles serían las
diferencias, en lo que respecta a ias trasformación de las relaciones de
género, entre ia trayectoria de "modernización" socialista y el proyecto
modernizante democrático libera!, con largos interludios autoritarios, de
casi todo el resto de Latinoamérica?
Ei proyecto socialista suponía la destrucción de todas las formas de
dominación social existentes en el marco de una sociedad capitalista. La
1
Antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia y miembro dei grupo Gessam. Agradezco ias
sugerencias y comentarios de Manuel Rodríguez Rondón y de ia profesora Mará Viveros Vigoya.
161
MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO
desaparición de ias sociedades organizadas en clases, en el sentido marxista del término, traería una serie de "añadidos automáticos", entre los
cuales estaría la desaparición de! régimen de dominación basado en el
género o, por decirlo de otra manera, ei desmanteiamiento de un sistema de
relaciones sociales de sexo basado en los principios patriarcales; además, el
orden opresivo basado en modos de dominación "étnico-raciaies" - a menudo estructurados en sistemas de castas- también desaparecería como consecuencia del triunfo definitivo de la "dictadura dei proletariado".
Gracias a io anterior, los movimientos políticos y sociales organizados en torno de programas socialistas-marxistas fueron "poco" productivos a ia hora de reconocer y constituir estrategias políticas particulares
que permitieran socavar ios sistemas de opresión y dominación que, aparte
de la clase, organizaban las sociedades proto- capitalistas o capitalistas.
En Cuba, por ejemplo, hasta hace poco tiempo se consideraba que el
feminismo era una ideología liberal-burguesa que nada tenía que ofrecer
o decir para la concreción y expansión de los ideales y prácticas
emancipatorias propias de esa "nación revolucionaria" (Leites-Lear, 1996).
Sin embargo, el proyecto revolucionario logró transformaciones fundamentales en ei régimen de género que, paradójicamente, se perpetuaron en
el tiempo, más allá de los cambios en las estructuras económicas que
aparecían como fundamentales en ei anhelo de una sociedad socialista.
Estos últimos han menguado notablemente en los últimos quince años
por culpa de la deliberada estrategia estadounidense de "desligar a Cuba"
de los circuitos dei mercado mundial y de penalizar a los agentes económicos que quieran establecer negocios en y con esta nación.
En ei camino de la revolución, las mujeres se encontraron con situaciones completamente nuevas: la "socialización de ios medios de producción" traía consigo un nuevo compromiso de toda la sociedad -sin distingo de género o raza- con ia economía planificada. Como todas y todos
estaban llamados a participar y a "disfrutar" dei proceso de producción y
explotación de ios recursos económicos disponibles, ias mujeres salieron
masivamente del "hogar" y se incorporaron a la "fuerza laboral remunerada", llegando a tasas que sobrepasan a muchos países de América Latina y aún del capitalismo central; además, hace veinte años, representaban el 52,9% del total de trabajadores con estudios técnicos (Reca et al.,
1990: 105), ocupaban el 8 2 , 1 % dei total de los cargos ofrecidos en el
sector de administración y, a mitad de la década pasada, obtenían tasas
de participación considerables en io que se refiere al acceso y permanencia en los aparatos de educación superior, así como una considerable
presencia como docentes e investigadoras. Según ia académica cubano-
162
HASTA CIERTO PUNTO. HISTORIAS NO CONTADAS SOBRE GÉNERO EN LA CUBA POSREVOLUCIONARIA
estadounidense Marisela Leites-Lear (1996:143), "en 1 9 9 4 - 1 9 9 5 las
mujeres constituyen el 57,7% de las graduadas universitarias, el 62% de
los técnicos de nivel medio y superior y el 42% de los investigadores científicos". La propia Leites-Lear, citando el informe de desarrollo humano
correspondiente, nos dice que "el 48% de los médicos cubanos son mujeres, así como el 47% de los directores de hospitales".
Ahora bien, resultó importantísima la transformación del espacio "intimo" provocada por la efectiva "socialización" del trabajo y la aparición
del discurso sobre la "responsabilidad" colectiva en la reproducción de la
sociedad. Esa politización de la "esfera íntima" llevó a la creación de
guarderías públicas para el cuidado de los hijos de las madres trabajadoras y a la "declaración formal" de una división sexual del trabajo doméstico equitativa, en la que los hombres compartirían en condiciones de "igualdad" las actividades de cuidado y reproducción de la unidad doméstica
(Leites- Lear, 1996). La falta de un movimiento feminista autónomo, y la
persistencia de prácticas hegemónicas de socialización masculina, dieron al traste con la declaración formal de esa nueva "división democrática del trabajo doméstico" (Leites- Lear, 1996). El declive máximo en la
socialización dei trabajo de producción y reproducción familiar se puede
atribuir, nuevamente, a la precarización y aniquilación de las mínimas
condiciones materiales necesarias para darle continuidad a los proyectos
públicos orientados a descargar a las mujeres de gran parte de sus dobles jornadas no remuneradas.
La baja participación de las mujeres en las instancias de decisión y
control del Estado cubano, así como en los órganos de representación
popular, constituía un problema endémico de todos los países del antiguo
campo socialista (Moore, 1991). La estructura de partido único y la cooptación y sumisión de los movimientos sindicales y de mujeres por parte
de los partidos comunistas significaban la exclusión de gran parte de la
población de dichos países -no sólo de las mujeres- en lo que a las decisiones políticas y económicas del Estado se refiere, a lo que se suma la
imposibilidad para formular demandas sociales por fuera de la lógica propiamente burocrática del partido; sin embargo, la participación del 23%
en el parlamento elegido en 1993 por parte de las mujeres cubanas (LeitesLear, 1996) muestra un porcentaje que está por encima de todos los países de Latinoamérica (Cepal, 2003), por lo menos durante la década pasada. En la presente década, sólo Argentina y Costa Rica han podido superar la tasa cubana de participación de la mujer en los aparatos legislativos gracias a políticas afirmativas y cambios en las leyes que crean cuotas obligatorias para las mujeres.
163
MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO
Cuba es el único país de Latinoamérica que despenalizó completamente la interrupción voluntaria del embarazo. El Estado cubano ofrece
la intervención y los cuidados médicos necesarios en todos los hospitales
como parte de la cobertura estándar en salud, lo cual implica que éste no
interviene limitando negativamente las decisiones reproductivas de las
mujeres; por el contrario, el estado cubano provee todos los medios y las
libertades necesarias para la efectiva libertad de decisión respecto del
número de hijos y del calendario que elijan las propias mujeres para ejercer su maternidad.
Al ser un verdadero estado secular, Cuba regula y normaliza las uniones de pareja como un asunto meramente burocrático, no poniendo ningún tipo de barreras al divorcio y al reconocimiento legal de las uniones
consensuadas de hecho (Leites-Lear, 1996).
Comparemos la legislación cubana con la de los demás países de
Latinoamérica en io que al aborto se refiere: en Colombia, ei apego del
Estado a los preceptos de la moral católica, a pesar de la declaración
formal de la libertad de cultos, no ha permitido siquiera la legalización de
la interrupción del embarazo por razones terapéuticas o en casos de violación; en Cuba, por el contrario, el estado secular "socialista" ha avanzado al máximo en las garantías al respeto de la autonomía reproductiva de
las mujeres. En este escenario, el proyecto "revolucionario" lleva años luz
respecto de las luchas del m o v i m i e n t o f e m i n i s t a en el resto de
Latinoamérica, las cuales, como sucede en nuestro país, se encuentran
estancadas hace un buen tiempo en lo que respecta a las libertades en
las decisiones reproductivas.
La película es un retrato poderoso sobre los límites del "proyecto revolucionario" en Cuba. Nos muestra lo poco que se avanza en la transformación de las estructuras simbólicas, en las formas de representar e intervenir politicamente en el mundo social a través del lenguaje. Los "intelectuales", sobre todo el director del documental inconcluso, no cesan de
presentarse a sí mismos como los jueces de "la conciencia revolucionaria" de los trabajadores dei puerto. Detentadores del "monopolio" de la
representación, quieren ver en las trabajadoras y trabajadores los atributos y valores negativos, aquellos que contradicen las características "morales" del "hombre nuevo revolucionario".
El nuevo dualismo que crea la estructura política de partido entre los
acumuladores plenos de capital burocrático -como expresara Bourdieu
(1997) refiriéndose a la antigua República Democrática Alemana- y los
carentes e indigentes de esta forma de capital, es una de las metáforas
con las cuales podríamos pensar ese "hasta cierto punto". Esa destruc-
164
HASTA CIERTO PUNTO. HISTORIAS NO CONTADAS SOBRE GÉNERO EN LA CUBA POSREVOLUCIONARIA
ción incompleta de ia sociedad de ciases configuró nuevas formas de
desigualdad económica y política en la que los antiguos grupos sociales
dominados -como es el caso de las propias mujeres- fueron llevados a
cargar con ei peso la "socialización" de la gestión de la crisis. No en vano,
esa imagen del ultraje imperialista, representado en la presencia del trabajo sexual, volvió a aparecer una vez que se "dolarizó" la economía cubana. La reaparición del "fetichismo de la mercancía" trajo como consecuencia la exacerbación del trabajo sexual, una de las estrategias posibles para enfrentar la "duaiización" de la sociedad cubana desde abajo.
La tenencia de divisas resulta ser ei único mecanismo que logra "igualar"
nuevamente a la población cubana, dividida entre quienes manejan la
crisis pero no llevan la peor parte: el grueso de ia población.
Dicha duaiización de la sociedad cubana no se estructura únicamente a partir de las desigualdades existentes entre poseedores del capital
"burocrático" y los privilegios económicos que han sido inherentes al
monopolio de la representación política en los países del "socialismo realmente existente". E! ordenamiento socio-racial, donde las y los afrocubanas
siguen ocupando las posiciones más degradadas en ei espacio social, es
un fenómeno constitutivo de esas "nuevas" viejas formas de dominación
social. Sin conocer profundamente esta problemática, es necesario decir
que esta dominación no está basada en formas de invisibilización cultural. Por el contrario, durante la revolución, ias prácticas culturales y los
aportes de ios afrodescendientes a la "nación" cubana han sido largamente reconocidos y respetados. No se debe olvidar, además, que las
posibilidades sociales abiertas por el "régimen revolucionario" liquidaron
la asociación entre lo "blanco" y ciertas categorías profesionales, ayudando a socavar ia ideología racista que establece asociaciones absolutas entre io "negro" y su capacidad de trabajo, así sea artístico, que reside unívocamente en su mera existencia corporal. Aún así, la estructura
dual de la sociedad cubana contemporánea se muestra hasta en la propia división racial del trabajo en ei sector turístico: mientras las y los "blancos" son empleados en los lugares y puestos que más contacto tienen
con el público, los "negros" trabajan, en muchos casos, en puestos que
tienen poco contacto con el público y, por lo tanto, no son "visibles" (esto
io dice un músico citado por De la Fuente, 2000).
Una vez más, la economía política y sus demonios determinaron ia
destrucción parcial de las transformaciones acaecidas en el régimen de
género vigente, minando la efectiva posibilidad de socializar y politizar la
"esfera íntima", lo que impide entender, de una vez por todas, que en una
sociedad realmente igualitaria no hay tareas que correspondan a un gru-
165
MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO
po social dominado, pues, por el contrario, cualquier proyecto
emancipatorio debe afrontar la producción y reproducción cotidiana de la
sociedad como una tarea ineludible de todas y todos.
Nos queda pensar ahora, en tiempos de esa especie de romance conflíctivo entre feminismo y democracia liberal 2 , cómo las transformaciones en el régimen de género en Cuba fueron socavadas por las restricciones económicas impuestas por el actual juego de fuerzas geopolíticas.
También debemos entender que dichas transformaciones sólo son posibles en nuestros países si logramos una redistribución radical de ios recursos y las capacidades productivas que tenemos disponibles en la actualidad; de lo contrario nos veremos abocados a seguir, tal como lo expresa Bell Hooks, "[...] ayudando a consolidar la sociedad de clases dándole camuflaje a sus contradicciones internas" (Hooks, citada en LeitesLear, 1996:51).
2
Ese "romance" se basa en la creencia y la convicción política que el "nuevo feminismo liberal" -no
neoliberal- tiene sobre el hecho de que gran parte de los problemas tienen solución dentro de la
ideología de los derechos humanos. Así, muchos debates pretenden resolverse como si viviéramos
en una era de expansión ilimitada de los "derechos" y titularidades, cuando resulta evidente que no
es así.
166
HASTA CIERTO PUNTO. HISTORIAS NO CONTADAS SOBRE GÉNERO EN LA CUBA POSREVOLUCIONARIA
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167
• I I M i n V I H I l
REAL WOMEN HAVE CURVES1
Marco Martínez2
Real women have curves (Las mujeres reales tienen curvas) es una
película estadounidense de la realizadora colombiana Patricia Cardoso,
hecha en el año 2002. La cinta está basada en la obra de teatro de Josefina
López (1996), escrita a partir de sus experiencias como trabajadora
indocumentada en la ciudad de Los Ángeles (California). Este filme presenta un episodio de ia vida de Ana, una joven chicana de Los Ángeles,
quien vive con su padre Raúl, su madre Carmen, su abuelo y su hermana
Estela. Ana tiene dieciocho años, acaba de terminar sus estudios de secundaria y se debate entre ir a la Universidad (de Coiumbia) o ayudar a su
familia para mantener ia economía del hogar trabajando en el taller de
costura de Estela. La trama devela que las aspiraciones de Ana están
condicionadas por las reglas que existen en su familia de origen mexicano y en la sociedad mayoritaria: el contexto estadounidense, lo que evidencia tensiones entre ias ¡deas de tradición, modernidad, justicia, honor, progreso, bienestar y el modelo de género propio de "¡o latinoamericano", que en ei contexto estadounidense se revela como atributo étnico
de la hispanidad.
En este texto analizo esta producción siguiendo dos coordenadas.
Por un lado, la manera en que el género es representado a través de ¡os
hilos conductores que la historia propone -como ei antagonismo entre lo
anticuado y lo moderno, la experiencia y ia juventud o lo latinoamericano
y io "gringo"-, que reflejan distintos modelos de ser mujer y las presiones
que ello conlleva dentro de una sociedad que se e n t i e n d e como
1
Agradezco a Andrés Góngora sus comentarios y colaboración para redactar parte de este texto.
2
Antropólogo e investigador asociado del Centro de Estudios Sociales de ia Universidad Nacional
de Colombia.
169
MARCO MARTÍNEZ
multicuiturai y que valora la diferencia. Por el otro, los fenómenos culturales en territorios de frontera -el sur de California en este caso- que generan nuevas dinámicas sociales donde, más allá de un desplazamiento
de una cultura sobre otra, podemos apreciar la coexistencia de varias
maneras de interpretar el mundo, separadas por nociones como civilización, atraso, tradición y beüeza.
La cinta muestra un contexto económico y cultural bastante preciso, pues se centra en ia denominada "cultura chicana" -lo que me recuerda la obra My family (1995), dirigida por Gregory Nava-. Esto me plantea
una pregunta; ¿qué se necesita para mostrar auténticos chicanos?, o
mejor, ¿qué hizo la directora de la película para proveer un contexto
chicano? Para empezar, poner énfasis en el intercambio, adaptación y
transformación de las tradiciones culturales de los migrantes mexicanos
y sus descendientes en ¡os Estados Unidos y su relación con la sociedad
que los recibe; además, subrayar la manera estratégica en que ellos utilizan ei inglés y el castellano. Pese a esto, en Real women have curves es
evidente el uso aleatorio de los acentos mexicano y colombiano para representar chicanos. En la trama, Estela brinda empleo a algunas mujeres
de origen mexicano en su pequeño taller de confección de ropa, quienes
trabajan sin descanso para grandes intermediarios que distribuyen las
prendas en las grandes tiendas. Llama la atención que una de ellas, con
evidente acento colombiano, tenga que viajar a contraer matrimonio en
"su amada tierra México", lo que recuerda algunas telenovelas colombianas actuales (v. gr.: Pasión de gavilanes, 2004) en donde varios personajes aparecen con diferentes acentos integrando una misma familia; además, estos seres se diferencian "fenotípicamente": unos blancos con ojos
azules, otros morenos, oíros mestizos... sin que se provea algún tipo de
justificación para tai hecho. En otras palabras, las acciones de estas novelas pueden suceder en cualquier lugar de América Latina. Esta concepción crea una forma de ser latinoamericano desde ei Rio Grande hasta ia
Paíagonia.
También se recurrió a la grabación de exteriores en barrios "mexicanos" de ia ciudad de Los Ángeles para otorgarle a la película toda la "hisp a n i d a d " necesaria. No f a l t a r o n imágenes de Nuestra Señora de
Guadalupe, patrona de México, del Sagrado Corazón de Jesús, ni de San
Antonio; así como una multiplicidad de avisos en castellano que en su
mayoría anuncian la diversidad de ¡a comida chicana y, por extensión,
hispanoamericana: tacos y tortillas.
Ser proveniente de un país de América Latina deviene en "hispanidad" en los Estados Unidos, noción consolidada en la condensación de
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REAL WOMEN HAVE CURVES
las múltiples nacionalidades de estos países (Portes, 2005), por lo cual
se crea una identidad supranacional que, en el contexto específico de los
Estados Unidos, termina por convertirse en una nueva conformación étnica,
llegando a ser oficial cuando es enunciada por la sociedad mayorilaria por ejemplo, cuando la categoría "hispano" aparece en el censo estadounidense o cuando se consagra el voto étnico (Alejandro Portes, comunicación personal, 2005)-. La hispanidad es descriía como una categoría
que aglutina "lo común" a todas las personas latinoamericanas, configurando una nueva identidad homogénea que se lee a través de la raza
(blancos, negros, asiáíicos e hispanos) con los valores y íradiciones asociados a ella, lo que hace que estas personas sean ubicadas en la jerarquía socio-racial de la sociedad nacional estaudinense. Así, las personas
provenientes de los países de América Latina aprehenden esta clasificación para circular en esta sociedad y reconocerse como otros en tal contexto3 .
Por otra parte, la caracterización de los personajes muestra a una
familia que podríamos llamar "tradicional" o, mejor, representante de las
tradiciones hispanas, aunque la figura machista y menos liberal no es
encarnada por el padre sino por la madre:
Carmen: "Yo no sé qué hacer. [Ana] no limpia su cuarto, no lava
la ropa, no hace de comer. Puros problemas me da".
Raúl: "Carmencita. Ana no le da tantos problemas. Mira, su maestro está bien contento con ella. Si hacemos un esfuerzo, creo
que podemos ayudarla a ir a la universidad para que se eduque".
C: "Yo la puedo educar. Yo le enseño a coser, le enseño a criar a
sus hijos, a atender a su marido. Esas cosas no le van a enseñar
ahí en el colegio".
R: "Está bien, se puede casar después".
C: "¿Que no me estás oyendo, Raúl? Es cuestión de principios.
No es justo. Yo trabajo desde la edad de trece años y Ana tiene
dieciocho años. Ahora le toca a ella... que írabaje".
La relación conflicliva entre Carmen y su hija establece el hilo conductor de la película, pues representa las tensiones que se crean enlre
un modelo de género denominado conservador, laíinoamericano, anlicuado, calólico y que apunta a la procreación, y otro llamado liberal,
3
Téngase en cuenta que en los Estados Unidos muchos de los estereotipos con que son calificados
los latinos provienen de la forma en que son representados los mexicanos en los medios de
comunicación, especialmente en el cine.
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MARCO MARTÍNEZ
modernizante e individualista. Estos dos modelos entran en choque al
juzgar los valores de la familia y el valor de las mujeres en ésla desde
una racionalidad económica. Aunado a lo anterior, es interesante observar el contraste entre las generaciones que mueslran lal choque de valores, a propósito del embarazo inesperado de Norma, una de las trabajadoras de Estela en el taller de costura. Carmen comento a sus compañeras de írabajo:
Carmen: "Escuché un chisme en el mercado de Chápala [...]
Nueslra Normita se comió el pastel antes de la boda. Oí que el
novio la convenció de tener relaciones la noche antes. Y después de haber probado... había cien personas en la iglesia, el
cura estaba esperando y él nunca apareció en la ceremonia. [...]
la madre de Norma nunca lo quiso, pero Norma insistió. Una
madre sabe cuál es el hombre indicado para su hija".
Ana: "Mamá: eres tan anlicuada".
C: "Pueden creerle [comentando a las otras empleadas], las chicas de hoy en día creen saberlo todo, por eso terminan panzonas".
A: "No. La razón porque terminan embarazadas es porque no
saben usar anticonceptivos".
Compañera de trabajo: "Miren a la señorita sabelotodo."
C: "A tu marido no le gustará que sepas tanto".
A: "¿Por qué?".
C: "Los hombres quieren mujeres vírgenes".
A: "¿Por qué la virginidad es lo único que importa? Una mujer
íiene pensamientos, ¡deas, una mente propia".
C: "¿Una mente y pensamientos?".
El valor de la virginidad hace que el honor de la familia hispana se
vea comprometido, al igual que el de la madre, ya que es ella quien educa a las mujeres. Hay una ruptura entre la madre y la hija porque tienen
proyectos de vida diferentes; decidir si casarse o no, si tener hijos, atender a un marido y las necesidades de la casa o formar una vida independiente, no necesariamente con hijos, preocupada por una carrera y
procurándose mejores oportunidades económicas y sociales (lo úllimo
teniendo en cuenta el contexto presenlado por Palricia Cardoso: un barrio hispano en el oeste de la ciudad de Los Ángeles). Las tensiones entre
el papel "tradicional" y ei nuevo modelo de mujer que se manifiestan en
Ana y Carmen señalan una serie de dilemas morales y éticos, puesto que
se habla de la unidad familiar de "los hispanos" y el papel que desempe-
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REAL WOMEN HAVE CURVES
ña la mujer para sostener esía institución. Aquí, por oposición, debe ser
observado el papel del hombre en la familia y las formas que adquiere el
machismo, además de las maneras como se reproduce.
Para finalizar, Real women have curves hace manifiestas las dificultades por ias que deben pasar muchas mujeres "hispanas" en los Esíados
Unidos. Para empezar, Ana no es una mujer delgada y esbelto, su cuerpo
no encaja en los vestidos que ella ayuda a hacer. Al igual que ios del resto
de empleadas del lailer, Ana es gorda, de corta estatura y su piel no es
blanca; Ana no tiene el dinero suficiente para costearse una carrera universitaria, pero pudo estudiar en una escuela de Beverly Hills, donde escuchó
a sus compañeros hablar acerca del rumbo que tomarían sus vidas a! ingresar a la universidad. Ella quiere una carrera pero su madre tiene planes
distintos para ella, pues cree que Ana debe formar una familia, para lo cual
se vale de la vergüenza, el sacrificio y la abnegación con ei propósito de
convencerla de ello. Al contrario del padre y el abuelo -quienes en teoria
deberían comportarse como típicos "machos latinoamericanos"-, Carmen
no comparte la idea de que Ana estudie ya que su preocupación principal
es conseguirle marido o, en su defecto, írabajo. Ahora bien, es evidente
que Carmen ama a su hija, y precisamente por esto es que le preocupa que
se quede soltera y no conforme una familia; es decir, que no cumpla con el
modelo de mujer que ella vivió, el cual cree correcto.
Así pues, las expresiones de la dominación masculina no están encarnadas por los patriarcas de la familia sino por la madre, quien no acepta
el estilo de vida que su hija quiere seguir. No obstante, esta es una mirada unilateral del problema, pues lo que se plantea en el fondo no pude
analizarse desde un punto de visto moral que descalifique la aclitud de
Carmen, pues al hacerlo estaríamos desvirtuando su sistema de valores,
su cultura, su sentido común y la forma en que cree que debe ser y actuar
una mujer.
PELÍCULAS REFERENCIADAS
Real women have curves, Partricia Cardoso, directora, HBO Home Video, productora.
My family, Gregory Nava, director, Francis Ford Coppola, productor.
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BIBLIOGRAFÍA
López, Josefina. 1996. Real women have curves, Dramatic Pub.
Portes, Alejandro. 2005. Un diálogo trasatlántico: el progreso de la investigación y la teoría en el estudio de la migración internacional, CMD
Working Paper No. 04-06, Princeton, Universidad de Princeton.
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