PRIMERA PARTE Género en imágenes y palabras U CATEGORÍA ANALÍTICA DE GÉNERO: UNA INTRODUCCIÓN LA CATEGORÍA ANALÍTICA DE GÉNERO: UNA INTRODUCCIÓN1 Marco Alejandro Meló Moreno2 "Oye, palanquero fino: ¿en que pueblo es que las mujeres convierten a los maridos en burros?" Charles Tower (Carlos Torres) El palenquero fino Para quienes estamos inmersos en el lenguaje "esotérico" de las ciencias sociales, nos resulta difícil, con algunas notables excepciones, explicar de manera sencilla y precisa los conceptos que utilizamos en nuestro trabajo cotidiano. El género es una construcción conceptual, una herramienta analítica que nos permite aproximarnos de un modo particular a la realidad social; pero, al mismo tiempo, cuando utilizamos dicha categoría, también efectuamos un "recorte" analítico de dicha realidad. Por esta razón, el uso de la categoría de género nos hace ver y pensar la vida social de una manera particular. Pero es importante entender que nadie tiene un género. No es una cualidad sustantiva de las personas. Nombrar a alguien como "mujer" u "hombre" no significa lo mismo en todos los contextos histórico-culturales ni en distintos grupos sociales. El alcance del género como herramienta analítica se encuentra, precisamente, en que pone de relieve las diferencias y especificidades sociales y culturales de los procesos por los cuales se llegan a nombrar y a organizar dichas "categorías sexuadas" de acuerdo con las relaciones de poder que estructuran la existencia social de los sujetos. La categoría analítica de género nos ayuda a entender una multiplicidad de procesos sociales y simbólicos mediante los cuales incorporamos determinados esquemas y formas de pensamiento (Bourdieu, 2000); también nos permite conocer cómo está organizado el mundo social a partir de un sistema de diferenciaciones "sexuadas" (ibid.). 1 Antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia. Quisiera dedicar este artículo mi madre, Gloria Mercedes Moreno Espinosa, a mi maestra, Mará Viveros Vigoya. y a mi compañera, Carmen Cecilia Vásquez González, de quienes espero haber aprendido todo lo que me han enseñado respecto del género y, sobre todo, de la vida. 2 Agradezco a la profesora Mará Viveros Vigoya y a mi colega y compañero del Gessam, Franklin Gil Hernández, por sus comentarios y sugerencias. 33 MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO Pero con ei concepto de género tenemos una complicación adicional: nuestra comprensión de las diferencias existentes entre hombres y mujeres podría realizarse a partir del reconocimiento de la más "natural" e "innegable" condición: mujeres y hombres son diferentes; este es un "hecho" que nos parecería evidente, si seguimos el acto simple de observación de nuestros cuerpos. Así, la "evidencia corporal" podría parecernos suficiente para comprender las jerarquías y desigualdades asociadas con el género. Desligándose del modo de explicación que nombramos antes, la teoría de género busca, como ya enunciaba, explicaciones de orden sociocultural para la existencia de las diferencias entre hombres y mujeres. Los estudios de género se anclan en la variabilidad cultural e histórica existente en las prácticas y los sistemas de representación que configuran la existencia de diferencias socialmente relevantes entre mujeres y hombres. Así, las relaciones sociales de dominación basadas en el género deben ser explicadas en ese marco, puesto que la existencia de dichas diferencias culturales y sociales "dificulta" la posibilidad de seguir explicando el género a través de un modelo de correspondencia necesaria entre el orden biológico y las formas de organización cultural. Para algunas corrientes de las ciencias biológicas contemporáneas, dicha respuesta es todavía válida y suficiente (Haraway, 1995). Las diferencias biológicas serían suficientes para explicar el comportamiento diferencial de mujeres y hombres en la sociedad. Lo que pone en cuestión el anterior modo de argumentación no se fundamenta en una deficiencia de orden empírico. Evidentemente, dichas diferencias biológicas existen, pero las características que permiten diferenciar entre una categoría y otra que debiera ser nombrada de manera distinta, no provienen del orden biológico. Es necesario considerar aquí que las taxonomías y los sistemas de clasificación de los cuerpos y los organismos vivos que nos ofrecen las ciencias biológicas, son producto de una práctica científica particular que "impone" sus propios criterios de similitud y contigüidad para inscribir dichos objetos en conjuntos diferenciados entre sí. Esto significa que, en principio, los sistemas que nos permiten organizar el mundo en distintas categorías "sexuadas" también son producidos por una serie de arreglos institucionales en los cuales descansan los criterios que se aplican en la práctica de las ciencias naturales a los objetos para asignarles su cualidad y el lugar, lejano o próximo, que deben ocupar en relación a otros. 34 LA CATEGORÍA ANALÍTICA DE GÉNERO: UNA INTRODUCCIÓN En las primeras décadas del siglo XX, la antropóloga estadounidense Margaret Mead (1982), quien hizo un estudio comparativo en tres grupos humanos en Melanesia, nos mostró la imposibilidad lógica de una explicación basada exc/us/Vameníe en determinantes de tipo biológico. En su investigación, Mead encontró que los significados y las características asociadas a lo "femenino" o a lo "masculino" eran distintas en las tres sociedades estudiadas. En uno de los grupos en cuestión, características como la "agresividad" y la "iniciativa" sexual -atributos culturales asociados en Occidente a lo masculino- eran propios de las "mujeres". Trabajos antropológicos subsiguientes aportaron múltiples evidencias de la variabilidad cultural en la organización social de la "diferenciación sexual". Desde esta perspectiva consideramos que la construcción de las diferencias sexuales es un proceso social y cultural, pues éstas, en última instancia, descansan en la configuración de las relaciones de poder existentes en una determinada sociedad y no en su "irreductibilidad biológica". Tomemos, por ejemplo, el caso de las leyes. Aunque sabemos que en la práctica no es así, podemos afirmar, desde lo meramente normativo, que la diferencia de género no importa a la hora de sujetarse a las leyes de un país que, como el nuestro, proclama la igualdad formal de género. Si un hombre o una mujer cometen un asesinato, esa diferencia no tendría ninguna importancia 3 , la ley no consigna un tratamiento diferencial basado en el género a la hora de juzgar el crimen. Con el ejemplo, lo único que pretendo mostrar es que la diferencia de género importa cuando se considera socialmente legítimo invocarla. La especificidad de la construcción social de las normas de género, se nos devela en el siguiente ejemplo: mientras que las diferencias basadas en ei género pueden ser expuestas cómo una posible explicación para las supuestas "deficiencias" de las mujeres para la conducción de automóviles, las mismas significan poco o nada a la hora de pagar una deuda contraída con un banco. A pesar de la fuerza para organizar y jerarquizar ia vida social que tienen las relaciones sociales de género, en algunos campos sociales éstas son explícitamente denegadas. Pensemos, ahora, que la idea de la distinción social y simbólica entre lo "masculino" y lo "femenino", no constituye el único dispositivo importante en el sistema de "regulaciones" socioculturales producidas por el sistema de género. Como Ortner y Whitehead (1996) proponen, debe3 Esto es así sólo desde lo "puramente" normativo. La práctica del derecho, por el contrario, evidencia estar profundamente estructurada por el sistema de género. 35 MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO mos considerar que el género opera como una estructura de prestigio. Esto quiere decir que el género es un sistema determinante en la distribución social asimétrica de los bienes y beneficios -simbólicos y materiales- entre las categorías (de género) existentes. Las desigualdades presentes en la distribución social del poder y del prestigio están en la base de la reproducción de las relaciones de dominación y dependencia existentes entre "hombres" y "mujeres". Históricamente, las mujeres han ocupado posiciones subordinadas y devaluadas en el sistema de género. A su vez, la acción política ejercida por los diferentes proyectos y movimientos feministas ha resultado fundamental en las transformaciones acaecidas en la organización general de dicho sistema. Gracias a lo anterior podemos, en este punto, afirmar que los significados de lo "femenino" y "lo masculino" no son universales, que el sentido que le asignamos socialmente a la práctica y las conductas de "hombres" o de "mujeres" está determinado por una situación cultural e histórica específica. Volvamos al sentido común para entender mejor la ¡dea anterior. Nuestro mundo está lleno de referencias múltiples sobre lo que significa ser "mujer" o ser "hombre", pues para poder ser clasificados dentro de una u otra categoría generizada (hombre o mujer) debemos cumplir con una serie de "requisitos" inscritos en las expectativas colectivas de un grupo. Cuando escuchamos cómo se clasifica a un "sujeto" como un nohombre, porque ha renunciado, por negligencia o por voluntad propia, ai ejercicio de la paternidad, estamos evidenciando que la condición de género es algo que se "llega a obtener", no un don "natural". Se llega a ser "mujer" u "hombre" -tal como fue expuesto por Simone de Beauvoirgracias al "cumplimiento" de las trayectorias sociales determinadas por unas normas y expectativas de género socialmente legitimadas, que asociamos a la "feminidad" o la "masculinidad". Todo se hace más claro si pensamos que los significados que asociamos a cada una de las categorías de género varían también con el tiempo histórico colectivo y con el tiempo "biográfico" de cada una/o de las/los sujetas/os. Podemos hacer un pequeño ejercicio retrospectivo: pensemos en nuestras/os abuelas y abuelos, recordemos cuáles eran los "lugares" que ocupaban en la casa y en la calle y las expectativas que tenían para sus hijas e hijos. ¿Son las mismas que tenemos ahora? Evidentemente no. ¿Significaba lo mismo ser "mujeres" u "hombres" cuando teníamos 7 años que en este momento biográfico? Seguro que no. Esto se debe a que el género, como sistema de organización de la sociedad, se transforma y se reestructura a través de la lucha política y social, que en 36 LA CATEGORÍA ANALÍTICA DE GÉNERO: UNA INTRODUCCIÓN este caso han sostenido los movimientos sociales feministas y otros grupos dominados por la transformación de los arreglos de género vigentes. Así mismo, esas expectativas colectivas de género de que tanto hemos hablado se modifican dependiendo de la condición de clase, el periodo del ciclo de vida y el lugar que ocupen los sujetos sociales en el sistema de ordenamiento socio-racial. Por ejemplo, la maternidad sigue siendo uno de los significantes propios de una feminidad "verdadera" pero, en sectores con volúmenes de capital económico y cultural considerables, la "maternidad" es una "realización" lejana que se aplaza en el tiempo debido a que se deben "realizar" otros "objetivos de vida" antes de llegar a ella. Este esbozo de explicación se vuelve más difuso si consideramos que el género no sólo abarca la dimensión puramente empírica, observable, sino que el género estructura también los marcos de significación de la experiencia social y subjetiva. Las relaciones sociales -en este caso nos ocupan las que están basadas en el género, pero lo mismo es válido para otros "tipos" de relaciones- sólo se aprenden y aprehenden a través de sistemas de representación, sistemas que se configuran sobre un conjunto de convenciones y consensos acerca del significado colectivamente aceptado del mundo social, pues éstos determinan lo que es posible o no en la comunicación entre quienes habitan este mundo. Resumiendo lo anterior, diríamos que el género es un sistema simbólico que permite comunicar y organizar otros modos de ordenamiento y jerarquización social, aún trascendiendo su función primordial de organizar las relaciones basadas en él; es decir, el "lenguaje de género" funciona como un sistema de "intermediación", el cual puede ser entendido, en palabras de Joan Scott, como "el significante primario del poder" a través del cual se organizan las relaciones sociales constitutivas de diversas instituciones como la política, la economía y los intercambios simbólicos que c o n s t i t u y e n la c o m u n i c a c i ó n entre seres h u m a n o s (Ortner y Whitehead, 1996; Scott, 1996). 37 MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO BIBLIOGRAFÍA. Bourdieu, Pierre (2000), La dominación masculina, Barcelona, editorial Anagrama. Bourdieu, Pierre y Lóic, Waquant (1995), Respuestas para una antropología reflexiva, México, editorial Grijalbo. Douglas, Mary (1973), Pureza y peligro, Madrid, Siglo XXi editores. Douglas, Mary (1998), Estilos de pensar. Ensayos de teoría cultural, Barcelona, editorial Gedisa. Haraway, Donna (1995), Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, Madrid, ediciones Cátedra / Universidad de Valencia. Mead, Margaret (1982), Sexo y temperamento, Barcelona, editorial Paidós. Ortner, Sherry y Whitehead, Harriet (1996 [1981]), "Indagaciones sobre el significado cultural del género y la sexualidad", en: Lamas, Marta (1996), El género. La construcción cultural de la diferencia sexual, México, editorial Porrúa / Unam. Scott, Joan, "La categoría de género como herramienta útil para el análisis histórico", en: Lamas, Marta (1996), El género. La construcción cultural de la diferencia sexual, México, editorial Porrúa / Unam. 38 ¿QUÉ ES LA REPRESENTACIÓN Y CUÁL ES SU IMPORTANCIA PARA LOS ESTUDIOS SOCIALES?1 Manuel Alejandro Rodríguez Rondón2 Introducción En la actualidad es común encontrar diversos estudios sobre la representación que la abordan en ámbitos como ei arte, la literatura y ios medios de comunicación, entre otros, desde disciplinas tales como la antropología, ia psicología, ia crítica literaria y la crítica de arte, sólo por mencionar algunas. Con frecuencia se señala que la proliferación de estos trabajos responde a una moda que se ha venido imponiendo en los estudios sociales y que cualquier problemática social está siendo abordada desde enfoques interpretativistas carentes de rigor académico. Si bien es cierto que cierto número de investigaciones sobre la representación es prolífico en afirmaciones infundadas, se debe tener en cuenta que, primero, interpretación no es sinónimo de asociación libre; y segundo, que formalizar ios conceptos y categorías empleadas, tanto en el análisis interpretativo como en cualquier otro, es una labor indispensable para el ejercicio juicioso del mismo. El uso superficial, excesivo y poco cuidadoso que algunas personas han hecho del término 'representación', lo ha convertido en una palabra con un sentido pobre, que en ocasiones nos dice muy poco acerca dei mundo en el que vivimos. Debido a que este concepto es bastante útil al ejercicio académico que pretende identificar las "tramas de significación'^ en las que se encuentran insertos objetos, sujetos y prácticas al interior de una cultura, pienso que es importante preguntarnos qué queremos decir cuando hablamos de 'representación', así como cuál es la importancia que puede revestir su análisis. La representación cultural y su importancia En primer lugar, es necesario diferenciar dos sentidos distintos que tiene el término 'representación'. Siguiendo a Gayatri Chakravorty Spivak 1 2 ; Agradezco los comentarios y sugerencias que Claudia Rivera y Marco Meló hicieron a este texto. Antropólogo de ia Universidad Nacional de Colombia. La expresión es de Clifford Geertz (2001). 39 MANUEL ALEJANDRO RODRÍGUEZ RONDÓN (1993), quien retoma la obra de Marx titulada El dieciocho brumario de Luis Bonaparte (1852), este término se inscribe tanto en la teoría del sujeto como en los ámbitos del "Estado" y la economía política. En ei primer caso, 'representación' tiene que ver con el retrato que de un sujeto se hace y con el significado que su existencia adquiere, mientras que en el segundo se refiere al papel ejercido por una persona que asume los intereses de otros y habla en nombre de ellos ante el "Estado" (Spivak, 1993). Para el propósito de este libro, nos interesa abordar ei primer sentido de 'representación'. Según Stuart Hall "(Hall,1997b)", la representación "es una parte esencial del proceso por el cual el significado es producido e intercambiado entre miembros de una cultura" (Hall, 1997b: 15. La traducción es mía). El significado nos proporciona un sentido de nuestra propia identidad, de quiénes somos y a qué pertenecemos; por lo tanto "está relacionado con las cuestiones de cómo es usada la cultura para demarcar y mantener la identidad dentro de un grupo y con relación a otros" (Hall, 1997a: 3. La traducción es mía). Las representaciones son algo más que un conjunto de ideas que tenemos acerca de las otras personas; son conceptos históricos constitutivos de las mismas que se dirigen hacia nosotros y nos interpelan para fundar (véase Barthes, 1997) tipos de sujetos A como 'gay', 'negro', 'árabe', 'pobre', entre muchos otros; son imágenes motivadas que soportan verdades y se valen de estrategias que las hacen creíbles para decirme cómo es la gente y cómo no es; de ahí que desempeñen un papel importante en la forma como me relaciono con las demás personas. En palabras de Viveros (1993): Las representaciones sociales, como sistemas de interpretación que rigen nuestra relación en el mundo y con los otros, orientan y organizan las conductas y las comunicaciones sociales. También intervienen en procesos tan variados como la difusión y asimilación de conocimientos, la definición de identidades personales y sociales y las transformaciones sociales (Viveros, 1993: 241. Las cursivas son mías). Las representaciones no son individuales sino que son socialmente compartidas por los miembros de un grupo o una sociedad. Si bien es cierto que no todos compartimos las mismas ideas sobre las demás per4 Cuando empleo el término 'tipos de sujetos' lo hago para referirme a aquellas grandes categorías en las que solemos clasificar a la gente y a las que nos referimos a través de un nombre que nos evoca un conjunto de características y atributos que suelen estar asociados a las mismas. 40 ¿QUÉ ES LA REPRESENTACIÓN Y CUAL ES SU IMPORTANCIA PARA LOS ESTUDIOS SOCIALES? sonas, también lo es el hecho de que nadie genera sus propias representaciones aisladamente, puesto que la producción de significado es práctica social. Si se quieren entender mejor los efectos que tienen las representaciones que, sobre un determinado grupo de personas, circulan en una sociedad, el investigador o investigadora no debe calificarlas según los valores de falso o verdadero, aun si para las personas representadas adquieren dichos valores; lo que importa es que éstas se hacen verdaderas en un contexto histórico-culíural determinado. Un ejemplo de ello lo desarrollo en Usos y representaciones culturales de la nominación 'gay' en Bogotá (1997-2004), en donde indago por los significados constitutivos del nombre 'gay', por el uso que se ha dado a dicho vocablo y por las motivaciones presentes en los discursos que hablan sobre la homosexualidad en nuestro país, particularmente en Bogotá. En esta investigación, que llevé a cabo para mi trabajo de grado, afirmo que distintos agentes han hablado en nuestro país sobre lo gay, intentando definir cómo es un hombre homosexual y cómo es la sexualidad que éste encarna. Algunos dicen que la homosexualidad es un peligro, que atenta contra la vida, ia familia, la sociedad y la cultura, que los homosexuales "le han dado la espalda a Dios" y que tienen una inclinación "objetivamente desordenada" 5 . En contraposición a ello, otros agentes afirman que las y los homosexuales son personas normales, que constituyen una minoría discriminada a ia que se le viola sus derechos fundamentales y humanos, y que como grupo de ciudadanos tiene derecho a reclamarlos 6 (Rodríguez, 2004). Como vemos, cada uno de estos agentes representó de distinta manera a los hombres gays: como peligros latentes o como víctimas de un odio infundado. Ambos pusieron a circular diversas representaciones que les permitieran imponer su propia verdad sobre este grupo de personas, y para ello acudieron a distintas estrategias dentro de las cuales se cuenta el intento de deslegitimar las representaciones de sus opositores califi5 Véase Fundación Unidos a Dios salvaremos a Colombia (2002a),¿Matrimonio de homosexuales?, en El Espectador, noviembre 10, p. 7-A y Ratzinger, Joseph y Amato, Angelo (2003), "Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales", en El Catolicismo (publicación electrónica), Colombia (www.elcatolicismo.com.co/content.php? menu=6500&pageJd=1661&PHPSESSID=bf8592290a4176d29cc417413c5d4c86), (consultado el 18 de agosto de 2003). 6 Véase revista Acento y Sector Lgbt (2003), "Informe de derechos humanos del sector Lgbt en Colombia para el año 2 0 0 2 " (publicación electrónica), Colombia-, en: (www.igihrc.org/files/iglhrc/ program_docs/ DDHH_Colombia_2002-2003.doc). (consultado el 13 de septiembre de 2003), entre otros. 41 MANUEL ALEJANDRO RODRÍGUEZ RONDÓN candólas de falsas. Si bien para estos agentes buena parte del problema radicaba en la veracidad o falsedad de ias imágenes que circulaban, la persona que indague por las representaciones culturales no debe hacer tales distinciones en su análisis, puesto que lo que consideramos por 'verdad' no es lo mismo para todos los individuos de una sociedad, de un grupo o de una época. En otras palabras, no existe una única verdad ya que ésta no es una entidad inmutable sino una construcción que se redefine y se encuentra en continuo movimiento; de ahí que podamos afirmar que cambia según el contexto y ei grupo de personas que se aborden. Las representaciones llegan a mí no sólo como imágenes sino como una vía para conocer a las personas sin importar si dicho conocimiento se da gracias a la experiencia empírica de 'conocer en persona', puesto que las representaciones cumplen ia función de suplir "regularmente ia presencia" de algo o alguien (Derrida, 1998: 354), En diversas ocasiones creemos saber cómo son cierto tipo de personas aún sin conocerlas. Esto se debe a que no es necesario que ellas estén presentes para que nosotros podamos saber cómo son puesto que poseemos su representación, ¡a cual aparece como camino directo a la presencia del ausente, quien -merced a la representacióndeja de serlo -siendo esta la razón por la cual podemos afirmar que la representación opera como una forma de conocimiento anticipado de la presencia-. Lo anterior no quiere decir que la representación reemplace a ¡a experiencia en el proceso de conocer el mundo; antes bien, si queremos entender mejor el papel que desempeñan los significados en ia vida cotidiana, es preciso romper con todo razonamiento que plantee de antemano la relación entre lo simbólico y lo empírico como dicotómica, en donde uno y otro términos aparecen definidos como opuestos y mutuamente excluyentes. No existen experiencias desprovistas totalmente de significado, así como tampoco existen significados ajenos a una experiencia, un ejercicio o una acción. Pensar el mundo a través de esta dicotomía equivaldría a pensar que ia experiencia de 'conocer en persona' a algo o a alguien es la única forma posible en que los sujetos pueden experimentar el mundo y que ta! ejercicio es posible sin la mediación del sentido. Otra característica de la representación es que aparece ante nosotros no como una construcción sino como algo natura! y neutro. Tal apariencia es producto del proceso descrito por Roland Barthes (1997), 42 ¿QUÉ ES LA REPRESENTACIÓN Y CUAL ES su IMPORTANCIA PARA LOS ESTUDIOS SOCIALES? en donde la historia se transforma en naturaleza. Este proceso genera un efecto de verdad a la vez que se cuida de exponer su artificialidad, presentando tal ficción como una naturalidad que, en diversas ocasiones, ayuda a reforzar "lineamientos de poder, dominancia y autoridad" (Richard, 1993: 11). Si observamos las motivaciones presentes en las representaciones dei sujeto gay descritas más atrás, podemos ver que aquellas que lo retratan como un ser desviado y peligroso defienden y reafirman el orden sexual vigente según el cual la heterosexualidad es normal e incuestionable mientras que la homosexualidad encarna un extravío respecto de lo bueno y aceptable. En este sentido, estas representaciones apuntarían a mantener las relaciones de poder entre estos dos términos así como entre las personas heterosexuales y homosexuales, mientras que el otro grupo de representaciones -aquellas que los retratan como sujetos normales y discriminados- buscaría replantear dicha jerarquía. En suma, la representación es un medio de conocimiento del mundo y de los sujetos, a la vez que un medio de significación constitutiva de los mismos, de ahí que pueda ser entendida como contenido y como proceso 7 . Para finalizar, podríamos señalar que la importancia del enfoque de la representación radica en la posibilidad que nos brinda de aproximarnos, desde una perspectiva semiótica, a aquellos significados culturales que edifican identidades y alteridades, que sustentan órdenes raciales, sociales, étnicos y sexuales -entre otros- por medio de los cuales múltiples otros y nosotros son construidos y posicionados dentro de distintas relaciones de poder que tienen lugar en una sociedad o en una cultura. Esto hace del estudio de la representación una herramienta útil para la investigación antropológica y social en general, así como un medio importante de análisis que nos permite comprender, en buena medida, lo que significa ser hombre, mujer, homosexual, heterosexual, pedófilo, niño, anciano, cristiano, judío, indigente, loco, negro o blanco en un contexto determinado, así como las posiciones y jerarquías que cada uno de estos tipos de sujeto ocupa en dicho contexto. Por ello, más que meros significados que se encuentran aislados en algún lugar de nuestras cabezas, las representaciones son, como afirma Paul Rabinow (1991), hechos sociales y, por lo tanto, tienen consecuencias visibles en la cotidianidad de los miembros de una sociedad o de una cultura. Mientras una sociedad o un grupo considere peligrosas e indeseables a aquellas personas que se alejan de la norma heterosexual, 7 Al respecto véase también: Viveros, 1993. 43 MANUEL ALEJANDRO RODRÍGUEZ RONDÓN que no son 'blancas', hombres ni conciudadanas, difícilmente se resolverán los problemas sociales -presentes tanto en América Latina como en otros lugares del mundo- vinculados estrechamente con la discriminación (la homofobia, el racismo, el sexismo y la xenofobia, entre otros). Con lo anterior no pretendo sobredimensionar las posibilidades que nos ofrece el análisis de la representación, ni señalar que sólo a través de este tipo de estudios lograremos comprender el mundo en el que vivimos. Pienso que es una posibilidad, entre muchas, de aproximarnos a distintos problemas sociales pero no a todos. Por ello debemos tener en cuenta que, como cualquier otro enfoque, tiene límites y limitaciones. Como señalé páginas atrás, el estudio de las representaciones nos brinda un acercamiento semiótico al mundo, lo que lo hace útil para abordar los significados, la construcción de sentido y de tramas de significación propias de un grupo social, así como los efectos que éstas tienen en la cotidianidad de las personas. Debido a esta especificidad, su uso es inútil si se quieren considerar otros objetos de análisis y otras problemáticas sociales. 44 ¿QUÉ ES LA REPRESENTACIÓN Y CUAL ES su IMPORTANCIA PARA LOS ESTUDIOS SOCIALES? BIBLIOGRAFÍA Barthes, Roland (1997 [1957]), "El mito, hoy", en Mitologías, México, Siglo Veintiuno, pp. 199-257. Derrida, Jacques ( 1 9 9 8 [1971]), "Firma, acontecimiento, contexto", en Márgenes de la filosofía, Madrid, Cátedra, pp. 347-372. 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La política de los espacios; crítica cultural y debate feminista", en: Masculino/Femenino: prácticas de la diferencia y cultura democrática, Santiago, Francisco Zegers, pp. 1 1 29. Rodríguez, Manuel (2004), Usos y representaciones culturales de la nominación 'gay' en Bogotá (1997-2004), tesis de grado para optar por el título de antropólogo, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia. Spivak, Gayatri Chakravorty (1993), "Can the subaltern speak?", en: Williams, Patrick and Laura Chrisman (eds.), Colonia! discourse and post colonial theory: a reader, Nueva York, Columbia University Press, pp. 6 6 - 1 1 1 . Viveros, Mará (1993), "La noción de representación social y su utilización en los estudios sobre salud y enfermedad", en: Revista Colombia na de Antropología (vol. XXX), Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología, pp. 239-260. 45 OTRAS LECTURAS DEL ARTE BARROCO DE SANTA F E DE BOGOTÁ: LA PERSPECTIVA DEL GÉNERO. María Himelda Ramírez1 Introducción. Este texto sugiere el compromiso del arte barroco santafereño con la propagación de un paradigma de familia entre las generaciones que participaron de la etapa de asentamiento de la ciudad de Santa Fe de Bogotá, cuando la redefinición del género se hizo necesaria como condición requerida para un modelo nuevo de sociedad. Los ideales de la masculinidad representada en los exploradores, conquistadores e invasores de los territorios físicos y de los simbólicos del pueblo ocupado, alejados del mundo femenino y del hogar, dieron paso a otros, los de los colonizadores. Estos personajes requerían de un hogar para asentarse y recrear su cultura. Se emprendió así el proyecto de formación de ideales que incluyeron la vida de hogar, la vida doméstica y las estrategias que las hacían posible. Las ¡deas expuestas en este escrito, se basan en la interpretación de un fragmento de la iconografía religiosa que se instaló en los imaginarios de las habitantes de la ciudad y que reposa en la Iglesia Convento de Santa Clara de Bogotá, la cual, como lenguaje visual privilegiado en los procesos de adoctrinamiento y castellanización, complementó las prescripciones normativas sobre la diferencia sexual, incentivó el culto mariano, la veneración al Niño Jesús y, la exaltación de la Sagrada Familia, paradigmas de las relaciones sociales y de género constitutivas de modelos ideales para las generaciones que conformarían la cultura urbana en Santa Fe de Bogotá 2 . En la sociedad blanca esas imágenes reforzaron los valores y principios transmitidos por otras vías. Entre los muiscas ia invasión de imágenes no ocurrió en el vacío sino que se superpuso a los cultos ancestrales, se asimiló en sus expresiones exteriores y se reelaboró en nuevas construcciones. 1 Profesora Asociada del departamento de Trabajo Social y de la Escuela de Estudios de Género, Universidad Nacional de Colombia 2 El texto se basa en uno de los capítulos de la tesis titulada "Las diferencias sociales y el género en la asistencia social de la Capital del Nuevo Reino de Granada, siglos XVII y XVIII". Este estudio sustenta el compromiso de la asistencia social con la construcción de las diferencias de clase, etnia y género 47 MARÍA HIMELDA RAMÍREZ 1 . El poder de las imágenes. Las aproximaciones críticas a la historia del arte y en particular la crítica feminista, han subrayado que las perspectivas androcéntricas suelen predominar en la historia del arte en los territorios de influencia de la cultura occidental. Otras miradas, permiten la apertura hacia las múltiples lecturas de las condiciones de producción del arte, sus usos y las relaciones entre el arte y las sociedades 3 ; es decir, el reconocimiento de las intenciones subyacentes en la producción de una obra, sus sesgos de género y su compromiso con la reproducción de un determinado orden social. El caso de los pintores y escultores del siglo XVI español, cuyas producciones fueron condicionadas por los clérigos abanderados de la Contrarreforma, es emblemático. Los jesuítas y los franciscanos, empeñados en contrarrestar los efectos laicizantes del luteranismo y en particular, las actitudes iconoclastas y el desconocimiento a la devoción a la Virgen, reforzaron la producción de imágenes marianas con el fin de acompañar la evangelización en América cuando se emprendió la colonización 4 . Desde el Concilio de Trento (1545-1563), se vio la utilidad y el poder de las imágenes en los procesos de evangelización en Hispanoamérica, motivo por el cual, la Iglesia fue la encargada de velar por los contenidos de las obras y de la coherencia de éstas con los mensajes de las Sagradas Escrituras. El uso de la palabra escrita, era inviable en una sociedad en la que buena parte de los primitivos colonizadores eran analfabetas y en la que los pobladores de los territorios ocupados se comunicaban en diversas lenguas, por lo cual ia imagen constituyó, entonces, en un recurso privilegiado para la cristianización, la enseñanza de la doctrina y la formación de valores que garantizarían la recreación de la sociedad hispana. Por ese motivo, el encargo a los pintores y escultores de los siglos XVI al XVIII por parte del clero, fue la promoción del culto mariano, la veneración del Niño Jesús y la exaltación de la Sagrada Familia que tendrían una imperen Santa Fe de Bogotá, en los contextos históricos barroco e ilustrado La orientación académica estuvo a cargo de la profesora titular Lola G. Luna y se elaboró, para optar al título de doctorado en Historia de América que otorga la Universidad de Barcelona, España, a través del programa de la Facultad de Geografía e Historia Continuidad y Cambio en la Historía de América. La versión electrónica se puede consultaren: http://www.tdx.cesca.es/TDX-0131105-111004/ 3 Natalia Vega, "La Mujer en la Historia del Arte", en: Arte Internacional, No. 17. Museo de Arte Moderno, octubre - diciembre de 1993, Santafé de Bogotá, pp. 44 - 49. " Juan Manuel Pacheco, S. J. Historia Eclesiástica. Tomo II, La Consolidación de la Iglesia, en: Academia Colombiana de Historia, Historia Extensa de Colombia, Bogotá, Lerner, 1975. Osear Hernando Guarín Martínez, "Los talleres de pintores de Santafé de Bogotá durante el siglo XVII", en: Archivo General de la Nación, Memoria, Bogotá, primer semestre de 1997. 28 OTRAS LECTURAS DEL ARTE BARROCO DE SANTA FE DE BOGOTÁ; LA PERSPECTIVA DEL GÉNERO, tancia decisiva en la formación cultural y en particular en la resignificación de la diferencia sexual 5 . Las representaciones de los santos y las santas mediadores, también fue relevante para proyectar los modelos que contribuyesen a la formación de las identidades de género. La formación cultural de la ciudad de Santa Fe de Bogotá se produjo en un contexto discursivo barroco en el cual los impulsos fundacionales fueron influenciados de manera decisiva por el protagonismo de la Iglesia, dedicada a la evangelización y casteiianización del pueblo muisca y a la formación de la moral y las pautas de convivencia tanto en ios ámbitos de las relaciones interpersonales más íntimas como en los demás ámbitos de ia vida social. Las estrategias para la difusión de los modelos de organización social que se privilegiaron, fueron aquellas que estimulaban ante todo las sensibilidades, por lo cual se usaron con profusión las imágenes, ia música y ias artes en general. En la iglesia Museo de Santa Clara de Bogotá, reposa una colección conformada por ciento cuarenta y ocho piezas clasificadas así: ciento doce pinturas de caballete, veinticuatro esculturas de bulto redondo, nueve retablos y pintura mural 6 . Ciento veintinueve obras seleccionadas se clasificaron atendiendo ias siguientes temáticas: el cuito mariano, plasmado en diez y seis representaciones de la Virgen, la Sagrada Familia motivo de nueve obras, varias escenas alusivas a ia vida de Jesús desde su infancia hasta ia muerte, dibujadas en once piezas, numerosas santas, imaginadas en treinta piezas dos obras dedicadas a María Magdalena. Los santos varones están plasmados en cincuenta y ocho piezas y la colección cuenta con tres retratos. Ciento quince obras son de autor anónimo, treinta de autor atribuido y tres figuran firmadas y fechadas. La mayoría corresponden ai siglo XVI! y unas pocas ai siglo XVII!. Se exciuye- 5 Alba Ibero, "Imágenes de maternidad en ia pintura Barroca", en, WAA, Las Mujeres en el Antiguo Régimen, Icaria, Barcelona, 1994, pp. 91 - 119. 6 instituto Colombiano de Cultura, Iglesia Museo Santa Clara. 1647, Estudio Iconográfico y texto de Jaime Gutiérrez Vallejo, Santafé de Bogotá, 1995. Las interpretaciones de Constanza Toquica que figuran en diversos textos y que he tenido la oportunidad de escuchar en distintas comunicaciones orales, me han sido de gran utilidad Ver, "La religiosidad femenina y la vida cotidiana del Convento de Santa Clara de Santafé, siglos XVII y XVIII", en, Universidad de Santo Tomás IX Congreso Internacional de Filosofía Latinoamericana, Bogotá, D.C, junio 29 y 30 y julio 1-2 de 2001, Bogotá, 2003, pp. 343 a 369, "Religiosidad femenina y vida cotidiana en el Convento de Santa Clara de Santafé. siglos XVII y XVIII. Una mirada detrás del velo de Johana de San Estevan", en, Revista Colombiana de Antropología, Vol. 37, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, ICANH, 2001, ver también, Jaime Humberto Borja Gómez y Constanza Toquica, Las representaciones del cuerpo barroco neogranadlno en el siglo XVII, Museo de Arte Colonial, catálogo sin fecha. Ver también, Iglesia Museo Santa Clara, En olor de santidad. Aspectos del Convento colonia 1680-1830, Santa Fe de Bogotá, 1992. Investigación, textos y curaduría, Pilar Jaramülo de Zuleta. 49 MARÍA HIMELDA RAMÍREZ ron ias piezas que datan de los siglos XIX y XX y otras que no se lograron correlacionar de manera directa con las temáticas identificadas. Se excluyó también la colección de ángeles por considerar que estas piezas, merecen un análisis diferente al propuesto en este trabajo. Las imágenes plasmadas en las obras, circularon por diversos ambientes de ia sociedad santafereña, cumpliendo diferentes funciones: objeto de culto, propuesta estética, materiales para el adoctrinamiento, recursos que proporcionaron modelos de identificación social y de género. En ios inventarios de los bienes consignados en los testamentos o de los bienes incautados a las personas de diferentes rangos sociales por la justicia penal, figuran como una parte de los patrimonios desde ios más solventes a los más modestos, láminas o cuadros que representan imágenes de las historias sagradas cristianas, con notoria predilección por ia iconografía mariana Esto revela los alcances de ia devoción en la intimidad de las gentes, en una sociedad sacraiizada y ritualista 7 . Estas imágenes no sólo ornamentaron los templos sino ios muros de ios hogares e inclusive, acompañaron a los viajeros. La interpretación de las piezas analizadas se inspiró en ias consideraciones siguientes: • El arte religioso que se propagó en la ciudad de Santa Fe de Bogotá se inscribió en ias disposiciones tridentinas, cuyos objetivos se orientaron como reacción contra ia Reforma protestante y como apoyo a ia campaña de "extirpación de las idolatrías" entre los pueblos indígenas 8 . •El culto mariano formó parte de la propaganda de la Iglesia Católica en la perspectiva de restaurar el culto a ios iconos y el lugar prominen7 Veamos una ilustración de interés sobre el tema. El diez y nueve de mayo de 1636, el escribano que redactó el codioillo de Ana Coro, india Yanocana residente en Santa Fe de Bogotá, declaró:"[...] que la susodicha hizo por su devoción un lienzo de Nuestra señora del Socorro, a su costa, que sola la pintura le costó cuarenta patacones, que ios pagó a Gaspar de Figueroa, y la guarnición trece patacones, de oro y dorarla otros trece, que son sesenta y seis patacones, y ei lienzo está en iglesia de Señora Santa Bárbara, pegado al arco toral al lado de la epístola y el doctor Bernardino de Castillo, arcediano cura de dicha iglesia, dio el altar para que pusiese en él la dicha imagen[...]". Ana Coro aspiraba ser sepultada en aquel lugar, en, Pablo Rodríguez, Testamentos indígenas de Santafé de Bogotá, siglos XV! y XVII, Bogotá, Alcaldía Mayor de Bogotá D.C, Instituto Distrital Cultura y Turismo, Observatorio de cultura urbana, 2002, p. 235 Sin el paréntesis 8 El desarrollo de estas ideas, se basó en los siguientes textos; Serge Gruzinki, La guerra de las imágenes. De Cristóbal Colón a "Blade Runer" 1492 -2019, Fondo de Cultura Económica, México, 1994, Serge Gruzinki, "Las repercusiones de la conquista: La experiencia novohispana", en, Carmen Bernand, Descubrimiento, conquista y colonización de América... pp. 148 - 171. Así mismo, Jorge Humberto Borja G. "El discurso visual dei cuerpo barroco neogranadino", en, Desde el jardín de Freud, Revista de Psicoanálisis, Universidad Nacional de Colombia, 2002, Jaime Humberto Borja Gómez y Constanza Toquica, Las representaciones del cuerpo barroco neogranadino..., pp. 168 181. 50 OTRAS LECTURAS DEL ARTE BARROCO DE SANTA FE DE BOGOTÁ; LA PERSPECTIVA DEL GÉNERO. te de María q u e el p r o t e s t a n t i s m o Íes había n e g a d o . Su acogida f u e pro- picia entre los pobladores originales del territorio muisca, en cuya cosmovisión las diosas madres tenían un lugar relevante, gracias a lo cual se favoreció el sincretismo. •Los pintores y escultores santafereños, copiaron los modelos de los enviados por la Corona española para la evangelización. A ia vez que se recreó la cultura religiosa castellana, se realizaron algunas adaptaciones con base en la proscripción de las cosmovisiones locales, lo cual se percibe de manera atenuada en las obras de la colección del convento de Santa Clara en donde apenas se encuentra una virgen morena, Nuestra Señora de Guadalupe y una virgen local, Nuestra Señora de Chiquinquirá 3 • Los pintores y escultores reeditaron los modelos de la belleza europeos y, por extensión, ios dispositivos corporales: teatralidad, gestualidad, atuendos. • Las escenas representadas, reflejan la condensación de tiempos, espacios y preocupaciones vitales. La espiritualidad barroca convivía con referencias a los tiempos bíblicos, al cristianismo de los primeros tiempos y a las angustias de la Edad Media europea: ios estragos de las guerras, las epidemias y las hambrunas. Tal es el caso de la representación de San Nicolás de Bari que rememora casos de canibalismo durante las hambrunas. La obra hace referencia al milagro atribuido al obispo de Myra en el Asia Menor, quien hizo resucitar tres niños que fueron sacrificados para alimentar a los huéspedes de un mesón en donde pernoctó durante una hambruna. • El arte católico de la Contrarreforma y de la cristianización en Hispanoamérica promovió un modelo familiar paradigmático, conformado con base en el matrimonio sacramental, la unidad de las parejas hasta la muerte y la concepción de los hijos como dádiva divina que coadyuvaría a la redefinición de los sentimientos hacia la infancia. Este es uno de ios motivos por el cual el amor materno se convirtió en un imperativo. 2. La imaginería mañana, del divino infante y de la Sagrada Familia, La imaginería mariana se expresó en varias vertientes. Una de las más difundidas es la figura de la Virgen con el Niño, representativa de los sentimientos del amor materno. Esta imagen se propagó en contextos de revalorización de los sentimientos hacia la infancia, documentada entre 3 En el catálogo no figura la reproducción de la Virgen de Chiquinquirá. aunque se informa de la existencia de una copia de pintor anónimo del siglo XVII del original de Alonso de Narvaez quien la pintó el año 1556. 51 MARÍA HIMELDA RAMÍREZ otros por autores contemporáneos como Philipe Aries 10 y Elizabeth Badinter quienes sustentan que la indiferencia y la negligencia en la crianza, fueron comunes hasta bien entrada la modernidad 1 1 . Por aquella época surgieron varios discursos sobre el cuestionamiento a! abandono de los recién nacidos. Uno de tales discursos es posible apreciarlo en el libro escrito por Luis Brochero en ei año 1627 dedicado al presidente de la Real Audiencia del Nuevo Reino, obra que constituye una reflexión sobre la función social de la maternidad 1 2 . Con base en la condena a las madres que abandonan a las criaturas recién nacidas, Brochero formuló unos principios que ambientaron una política de protección a la infancia a cargo del Estado, como emblema de civilización, según los modelos peninsulares. En efecto, años más tarde, el presidente Juan de Saavedra y Guzmán, denunció ante el Rey la frecuencia del abandono de recién nacidos en la ciudad, no sólo por parte de los indios y negros sino por los blancos y mencionó el dramatismo con ei que concluían esos hechos ya que algunas criaturas morían víctimas de los perros y de otros animales. Fue así como una Cédula Real de 1639 procedente de la Corte, autorizó la fundación de la Casa de los niños expósitos y mujeres recogidas de Santa Fe de Bogotá que abrió sus puertas el año 1 6 4 1 1 3 . El presidente y el arzobispo acordaron que, para el sostenimiento de la Casa se le aplicaría ia séptima parte de los diezmos que pagaban los indios para sus iglesias y hospitales 1 4 . El presidente Saavedra redactó las Constituciones y un oidor sería el superintendente de la Obra. Como se observa, el culto mariano era una invitación a la exaltación y sacralización de la maternidad que anunciaba un nuevo modelo de feminidad centrado en el papel de ia mujer en el recogimiento del hogar y dedicada a la crianza. Las representaciones de la escena de la Anunciación son complementarias de la construcción de los significa- ' Philipe Aries, El Niño y la Vida familiar en el Antiguo Régimen. Taurus, Madrid, 1987. Elizabeth Badinter, ¿Existe el amor maternal? Historía del Amor maternal. Siglos XVII al XX, Paidós. Pomaire. Barcelona, 1981. 12 Luis Brochero, Discurso breve del uso de exponer los niños en que se propone lo que observo la antigüedad, dispone el derecho y importa a las repúblicas. A don Juan de Borja. Caballero del Avito de Santiago, del Consejo de Su Magostad, Governador y Capitán General del Nuevo Reyno de Granada, en Indias y Presidente de la Real Cancillería de Santa Fe, Sevilla, Febrero 20 de 1627. 13 Ver, María Himelda Ramírez, Op. Cit. pp 204 a 236 11 14 Pilar Jaramillo de Zuleta destaca en su artículo sobre el tema la inversión privada. Ver, "La casa de recogidas de Santa Fe. Custodia de virtudes. Castigo de maldades. Origen de la Cárcel del Divorcio", Academia Colombiana de Historia, Boletín de Historia de Antigüedades, No. 790, Julio, agosto, septiembre, Bogotá, 1995, p. 635. 52 OTRAS LECTURAS DEL ARTE BARROCO DE SANTA FE DE BOGOTÁ: LA PERSPECTIVA DEL GÉNERO. dos de la maternidad 15 . En el museo hay dos obras sobre el tema. Esta es una escena popularizada desde la Edad Media por los Evangelios Apócrifos y la obra de Santiago Vorágine, La leyenda Dorada. María es situada en su habitación o en un porche en el jardín de su casa con un libro de oraciones abierto, el Ángel Gabriel le anuncia que gesta al hijo de Dios y el Espíritu Santo, desde ia parte superior del cuadro, testifica la escena. Esta representación gozó de gran popularidad, y fue objeto de la predilección de diversos artistas europeos y americanos. Es de subrayar que la noticia de la gestación del primer hijo para las mujeres en ias culturas occidentales, es un motivo trascendente, ya que por lo regular, constituye un cambio radical en sus vidas que puede interpretarse como un rito de paso en el ciclo vital femenino: de virgen a madre. La anunciación, anónimo, siglo XVII, óleo sobre tela. La Inmaculada Concepción está plasmada en tres obras que aluden al dogma franciscano según el cual, la Virgen María fue escogida desde ei comienzo de los tiempos para ser la Madre de Dios y por lo tanto fue concebida sin pecado. En Santa Fe de Bogotá tal dogma fue debatido por ios Dominicos, formándose dos bandos que suscitaron tensiones en distintos círculos de la sociedad capitalina a finales dei siglo XVI y comienzos del sigio XVII 16 . 15 La Anundación, Anónimo, Siglo XVII, Óleo sobre tela, La Anunciación, Anónimo, Siglo XVII (fechado en 1631). Se presume que este es el cuadro más antiguo de la colección, 42.56, La Anunciación, Anónimo, Siglo XVII, Óleo sobre tela, 17.30. 16 Ver, La Inmaculada Concepción, Anónimo, Sigio XVII, Óleo sobre tela, 26.38, La Inmaculada Concepción y los cuatro padres de la Iglesia, Anónimo, Siglo XVII (Fechado en 1675) Óleo sobre tela, 41.55, Virgen Inmaculada Alada, Anónimo, Sigio XVIII, Madera tallada y policromada, 136.120. 53 MARÍA HIMELDA RAMÍREZ Las escenas dei nacimiento en Belén17 forman parte de la ornamentación de las festividades navideñas, evento de filiación franciscana y que se popularizó en Hispanoamérica, dando lugar a lo que se afirmaría como la fiesta familiar por excelencia. En Santa Fe de Bogotá ei desarrollo musical estuvo muy ligado a esta celebración con ia propagación dei Villancico, en homenaje al Niño Jesús18. En esa línea, se encuentra una nueva propuesta iconográfica de José rejuvenecido que lo distanció de la imagen de varón anciano del arte anterior, construyéndose de esta forma una representación más cercana a la vida familiar que se pretendían instaurar. La imagen paterna representada en un hombre más joven, sugiere un compromiso afectivo y un modelo distinto de ia masculinidad en el que ia laboriosidad se erige en un valor y que sugiere el ascenso del padre providente19. Otras dos escenas20, amplían el cuadro familiar a! incluir a Juan Bautista, hijo de Isabel, la prima de María. San José con el Niño, Gaspar de Figueroa (atribuido), siglo XVII, óleo sobre tela. 17 La adoración de los pastores, Baltasar de Figueroa (atribuido), Sigio XVII, Oleo sobre tela, 35.47, La Adoración de los Reyes Magos, Anónimo, Siglo XVII, Óleo sobre tela, 70.72. 18 Egberto Bermúdez conceptúa el villancico como canto popular de ios habitantes de las villas que en La Nueva Granada adquirió gran popularidad, ver, Historia de la música en Santafé y Bogotá 1538 - 1938, Fvndaciónde Mvsica, Bogotá. 2000 y "Villanos y canciones", en UN Periódico, No. 53, Bogotá, D.C, diciembre 21 de 2003. 19 San José con eí Niño, Anónimo, Siglo XVII, Óleo sobre tela, 33.45, y San José con el Niño Dios, Gaspar de Figueroa (Atribuido), Siglo XVII, Óleo sobre tela, 73.75. 20 La Sagrada Familia y San Juan Bautista, Baltasar de Figueroa (atribuido), Siglo XVII, óleo sobre tela, 30.42 y La Virgen con el Niño, San Juan Bautista y Santa Bárbara, anónimo, Siglo XVII, óleo sóbretela, 76.77. OTRAS LECTURAS DEL ARTE BARROCO DE SANTA FE DE BOGOTÁ; LA PERSPECTIVA DEL GÉNERO. La anunciación, anónimo, siglo XVII, óleo sobre tela. La devoción al Niño, fue popularizada por ei arte religioso español y americano, ia cual se propagó en ia fundación de numerosas cofradías ¡as cuales fueron organizaciones sociales acogidas por sectores de indígenas en sus procesos de integración a la nueva sociedad deviniendo a la vez en instrumentos para canalizar los recursos económicos procedentes de las mandas testamentarias. La difusión de las escenas de ios primeros años de vida de Jesús, reforzó la revaloración de los sentimientos hacia la infancia, de tal forma que ia niñez se hizo más visible en las nuevas propuestas iconográficas 21 . La imaginería de ¡a Sagrada Familia (que incluye a María, San José y el Niño, lo mismo que a Santa Ana, San Joaquín y la Virgen niña), adquirió el compromiso social de contribuir a sacralizar la familia nuclear, monógama, instituida a partir de! matrimonio sacramental. La figura paterna laboriosa y proveedora dei hogar, emergió haciéndose más visible. Las escenas que dibujaron a ¡a Sagrada Familia, sugerían la tibieza y el calor de hogar. La huida a Egipto 22 , una variante de ia representación de la Sagrada Familia, sugiere el éxodo, ei destierro, ei desarraigo que alude a una situación muy común entre quienes fueron despojados de sus tierras, o, expulsados de ellas por diferentes motivos: expropiaciones, deportaciones, huidas o la búsqueda de otras condiciones de vida. Esta escena recrea las angustias de las migraciones forzadas e inclusive interpreta los sentimientos de desarraigo de los inmigrantes europeos. 21 £/ Salvador Niño, Baltasar de Figueroa (atribuido), Siglo XVII, óleo sobre tela, 80.80. El Niño de la Espina. Anónimo, Siglo XVII, óleo sobre tela, 20.32, El Niño de la Espina, Santa Rosa de Lima y Santa Rosa de Viterbo, Gaspar de Figueroa (atribuido). Sigio XVII, óleo sobre tela, 58.66, 22 Descanso en la huida a Egipto, Siglo XVII, óleo sobre tela, 9.22 y Ei Descanso en la huida a Egipto, Baltasar de Figueroa (atribuido), óleo sobre tela, 14.27. 55 MARÍA HIMELDA RAMÍREZ La devoción mariana también proveyó un modelo de identificación de las mujeres con el dolor de la Virgen, modelo que ha sido destacado por las autoras que iniciaron los estudios sobre ¡a construcción de las identidades de género en América Latina quienes sustentaron el marianismo como arquetipo 2 3 . Desde esta perspectiva, se construyó la asociación entre la maternidad, el sufrimiento y la resignación ante el dolor de ser mujer y en particular por la pérdida de los hijos. A la vez que aumentaba la idea de la superioridad espiritual y moral de las mujeres, en virtud de la presunción de que el sufrimiento obra como elemento de expiación. La Maíer Dolorosa o La Piedad, representación de ia Virgen con ei cuerpo de Cristo inerte que yace en su regazo, es ¡a propuesta iconográfica emblemática de estas ideas24 3. Más allá de la familia. Otra de las vertientes de la imaginería mariana se inscribe en ios atributos mediadores de la Virgen. Olga Isabel Acosta plantea esa mediación en dos sentidos: entre Dios y la humanidad como un papel asignado también por el Concilio de Trento a María, que adquirió en ia devoción local a ia Virgen de! Campo, una expresión elocuente, impulsada por el miedo de la feligresía al infierno; además, y la dimensión terrenal de esa mediación en su compromiso con la atenuación dei dolor humano 25 . Por ese motivo, las obras pías se erigieron en su nombre, ta! como se observa en las Constituciones que fundaron la Casa de los Niños Expósitos y Mujeres Recogidas de Santa Fe de Bogotá "[...] Diligenciada con título de ia Caridad de Nuestra Señora de la Concepción". Esta devoción se reitera en la sección sobre la tutela y el patronato de los Hospicios reales de la ciudad, de lo que se ocupa el capítulo segundo de ias Constituciones de 1777, en ei cual se plantea en el título primero "Que la patrona debe ser la Virgen baxo la advocación de la Concepción, cuya fiesta se debe celebrar con todo cuidado". 23 Ver, Milagros Palma, coordinadora. Simbólica de ¡a femineidad. La mujer en el Imaginario mítico religioso de las sociedades indias y mestizas, Abya - Yaia, Quito, 1990. 24 Juanita Barreto y Yolanda Puyana en su estudio sobre las mujeres de los sectores populares urbanos, observaron la pervivencia de la socialización para el sufrimiento, sustentada en los testimonios de las mujeres que entrevistaron. Ver, "Sentíque se desprendía e alma. Análisis de tos procesos y práticas de socialización", Programa de Estudios Género, mujer y desarrollo, Universidad Nacional de Colombia e INDEPAZ, Bogotá, 1996. 25 Olga Isabel Acosta, "Nuestra Señora del Campo. Historia de un objeto en Santa Fe de Bogotá, siglos XVI al XX", en Anuario de Historia Social y de ia Cultura No. 29, Departamento de Historia, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia, 2002, p. 89 y 90. 56 OTRAS LECTURAS DEL ARTE BARROCO DE SANTA FE DE BOGOTÁ: LA PERSPECTIVA DEL GÉNERO. Entre las diez y seis piezas dedicadas a la Virgen cuatro hacen referencia a las devociones locales que extienden los atributos protectores al ámbito de la ciudad. Un cuadro corresponde a Santa María de Atocha26, el cual reproduce la imagen de bulto del mismo nombre que se venera en un santuario de la ciudad de Madrid. Esta virgen comparte el patronazgo de la ciudad con Nuestra Señora de la Almudena y la Virgen de la Paloma. Otro de los cuadros corresponde a Nuestra Señora de Guadalupe27 cuyo culto procede de la Extremadura, España, de donde eran oriundos algunos de los conquistadores quienes lo trasladaron a América. Esta imagen se distingue por la tez morena y es venerada con gran devoción en México. En Bogotá el santuario dedicado a la Virgen de Guadalupe rememora esta advocación, opacada por la relevancia adquirida por el Señor Caído de Monserrate. La Virgen de la Misericordia 28 , forma parte de la muestra del museo de Santa Clara. El comentarista del catálogo señala que en la inscripción de la parte inferior del cuadro, figura una anotación en la cual la Virgen sudó y lloró en una iglesia del Callao, en el Perú. Nuestra Señora de Chiquinquirá29 está plasmada en una copia del original que reposa en ia basílica de esa ciudad que fue pintado en 1556 por Alonso de Narvaez30. El clero católico colombiano en ei siglo XIX, instituyó esta virgen en la patrona del país. La basílica en la que reposa el cuadro, se erigió sobre un santuario muisca en el proceso de adoctrinamiento que se conoció como la campaña de extirpación de las idolatrías. La composición de la obra incluye en el centro a la Virgen del Rosario con el Niño en los brazos, al lado izquierdo está San Andrés y a ia derecha San Antonio de Padua. Esta obra recrea un prodigio que dio origen al santuario de ia Virgen, según el cual María Ramos, la protagonista fue una mujer española emparentada con un encomendero de la región, quien según el mito, testificó la renovación del lienzo que se encontraba en estado deplorable, y en ese momento la acompañaba una india y su hijito31. Estos personajes representan a quienes pueden ser considerados los actores rea26 Ver, Santa María de Atocha, anónimo, siglo XVII, óleo sobre tela, página 1.17 (el primer dígito corresponde al número de la ilustración del catálogo y el segundo al número de la página). 27 Ver, Nuestra Señora de Guadalupe, anónimo, siglo XVII. óleo sobre tela, siglo XVII, 2.18. 28 La Virgen de la Misericordia, anónimo, siglo XVII, óleo sobre tela, 21.32. (En el catálogo no figura la reproducción). 29 Nuestra Señora de Chiquinquirá, Anónimo, siglo XVII, Óleo sobre tela, 65.70, (En el catálogo no figura la reproducción). 30 Nacido en Alcalá de Guadaira (España), figuraba como pintor y platero. Francisco Gil Tovar, "Las artes plásticas durante el periodo colonial", en Jaime Jaramillo Uribe, director científico,Nueva Historia de Colombia, Vol. I Colombia Indígena, Conquista y Colonia, Planeta, Bogotá D.E., 1989, p. 242. 31 Ver: "Relación de ias cosas notables que hay en el Distrito de esta Audiencia de el Nuevo Reyno de Granada", en, Tovar Pinzón, Hermes, Relaciones y Visitas a los Andes. Siglo XVI región centro oriente. Coicultura, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, Tomo III, Santafé de Bogotá, 1995, p. 487. 57 MARÍA HIMELDA RAMÍREZ les. Desafortunadamente en las réplicas producidas para la circulación popular estos tres personajes están ausentes. Otra de ias figuras de la muestra es la de Nuestra Señora del Rosario 3 2 a quien le fue atribuido el triunfo en la Batalla de Lepanto por el papa en el año 1571 y cuyo culto se popularizó desde entonces en España y se trasladó América, quizás como metáfora del triunfo sobre los "infieles". En uno de los cuadros de la Asunción de la Virgen 33 , los apóstoles y las santas mujeres presencian el milagro de la subida al cielo de María; el hijo quien la espera en las alturas la recibe en cuerpo y alma. La Virgen de la contemplación 34 es una réplica de la Virgo Modestísima de Sassoferrato, inspirada en la de Durero. Según Jaime Gutiérrez Vallejo, esta imagen fue de gran preferencia de los santafereños por lo cual los pintores coloniales en particular, Gregorio Vázquez de Arce y Ceballos 35 , la reprodujeron en numerosas ocasiones. El cuadro sugiere el ascenso de la mujer objeto, del ideal femenino de pasividad, uno de los sustentos de la diferencia sexual en contextos barrocos. Michael Foucault a propósito de su lectura sobre las Meninas de Velásquez 36 sugiere que el espectador se instala en la escena representada, de tal forma que se hace partícipe de lo que en ella acontece. Desde esa perspectiva es posible suponer la impresión causada en los feligreses y las feligresas neogranadinos de las diversas condiciones sociales por las obras de carácter religioso que adornaron los templos y los hogares. La introducción en los cuadros que representan a la Virgen Orante, invita a participar de un estado de recogimiento místico el cual puede resultar aliviador ante las tensiones cotidianas. De la misma manera que, adentrarse en el de la Divina Pastora - o, Virgen del Campo -, a la que los santafereños eran muy afectos, representada con frecuencia en un apacible ambiente pastoril. La instalación en las obras que dibujan las advocaciones de la Virgen del Socorro, la Misericordia, contribuyen a ali32 Nuestra Señora del Rosario. Baltasar de Figueroa, (Atribuido), Siglo XVII. Oleo sobre tela, 12.25 y La Virgen con el Niño, Santa Bárbara y San isidro, Baltasar de Figueroa (Atribuido), Siglo XVII, Óleo sóbretela, 71.73, (el comentarista presume que se trata de la Virgen del Rosario). 33 Ver, La Asunción de ia Virgen María, Anónimo, siglo XVII, Óleo sobre tela, 74.76 y La Asunción de la Virgen María, Anónimo, siglo XVII, (copia de una obra de Pedro Pablo Rubens). 95.93. 34 La Virgen de la Contemplación, Anónimo, siglo XVII, Óleo sobre tela, 8.21, (No figura ia reproducción), La Virgen María, anónimo, siglo XVII, Grabado coloreado sobre papel, 137.121, (no figura la reproducción). 35 Este pintor nació en Bogotá en 1638 donde tuvo un taller familiar durante las últimas décadas de este siglo. Se conocen más de 500 cuadros, la mayoría para cumplir los encargos de devotos. Su especialidad fue el dibujo, Ver, Francisco Gil Tovar, "Las artes plásticas ...", p. 244. 36 Michael Foucault, Las palabras y las cosas una arqueología de las ciencias humanas, Siglo XXI Veintiuno Editores, Madrid, 1993, pp. 13 - 25. 58 OTRAS LECTURAS DEL ARTE BARROCO DE SANTA FE DE BOGOTÁ: LA PERSPECTIVA DEL GENERO. viar ia sensación de desamparo, soledad y sufrimiento, que con seguridad fue muy común entre ias gentes de la Nueva Granada y por supuesto, entre los más pobres y entre quienes atravesaban por momentos críticos de su existencia. En el sigio XVII en Santa Fe de Bogotá, el retrato de la gente común no fue no fue usual, auque existe una colección de retratos de los cadáveres de las abadesas del convento de Santa Clara, los cuales testifican la solemnidad del momento expresada en el lujo del atuendo que se propusieron lucir aquellas religiosas próximas al encuentro con el Divino Esposo 37 . La colección cuenta además con otros tres que figuran en el catálogo estudiado: el de la niña Antonia Pastrana y Cabrera quien ingresó a temprana edad al convento y aparece con el atuendo de Santa Rosa de Lima, este cuadro tiene el mérito de ser una de las escasas representaciones de una niña de la época 3 8 . Otro de los retratos corresponde al arzobispo Hernando Arias de Ugarte 39 , personaje de la élite santafereña, quien contribuyó a moldear la cultura urbana de la ciudad desde su posición de alto jerarca y apoyó ia fundación del convento con un aporte económico sustancia! y el del clérigo Juan de Cetrina y Valero, quien fundó la iglesia de las Aguas en honor a la Virgen del Rosario, en el cual se observa a Cetrina y Valero inclinado en el regazo de la Virgen quien a su vez lo acaricia, reproduciéndose así el gesto materno de ternura 40 . En síntesis, los múltiples significados que se sugieren en la muestra, remiten a ia recreación de la sociedad castellana a través de la expansión de las devociones y a la suplantación de los cultos locales. Serge Gruzinki advierte que los indígenas americanos no asimilaron de manera pasiva la invasión de imágenes sino que, las recrearon e, inclusive se apropiaron de los dioses de los extranjeros compitiendo con ellos en las devociones 4 1 . No obstante, la transposición de modelos culturales de belleza y de comportamiento con la instalación del culto a la virginidad expresado en la Inmaculada Concepción y en la Anunciación y la exaltación del modelo de la Sagrada Familia, irrumpieron en los imaginarios de los pueblos nativos, con la pretensión de fortalecer las diferencias étnicas. 37 Ver, iglesia Museo Santa Clara. En olor de santidad. Aspectos del Convento colonia 1680-1830. Santa Fe de Bogotá, 1992. Investigación, textos y curaduría, Pilar Jaramillo de Zuleta. 38 Retrato de Antonia Pastrana y Cabrera, anónimo, siglo XVII, óleo sobre tela, 23.34. 39 Retrato del Arzobispo Hernando Arias de Ugarte. Gaspar de Figueroa (atribuido), siglo XVII, óleo sóbretela, 38.50y51. 40 El sueño del bachiller Cotrína, Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos (firmado), siglo XVII (fechado en 1668), óleo sobre tela, 84.82 y 83. 41 Serge Gruzinki, "Las representaciones de la conquista..." 59 «Es QUE PEDRO NEL ES HOMBRE» DÉBORA ARANGO Y LAS MUJERES EN EL ARTE COLOMBIANO1 Franklin Gil Hernández2 Introducción Dos aspectos introductorios competen a ia comprensión de este escrito. Uno de ellos tiene que ver con la aclaración del tema del cual trata. Más que hablar de un tipo de arte femenino o feminista, quiero hacer una lectura de género y, por qué no, feminista, del contexto histórico de la producción artística de una mujer, haciendo la precisión de que ia producción de un hombre es susceptible de una lectura similar. El segundo aspecto está relacionado con una cuestión estética más compleja, en la cual no voy a profundizar, pero que es una referencia obligada: la discusión sobre las finalidades y usos del arte, y en especia! ei debate que ¡o ubica en relación con asuntos políticos e ideológicos o le otorga algún tipo de neutralidad o independencia. Siguiendo a Eli Bartra (1994) sólo podemos hablar de femenino o masculino ubicados en un tiempo y lugar señalados. En ese sentido, podemos entender el "arte femenino" -si podemos nombrar algún tipo de arte de este modo- no como ei conjunto de características esenciales y universales de la feminidad que puedan producir en las mujeres algún tipo de expresión artística particular -lo cual se reflejaría en los temas, los materiales, los colores, etc.- sino como aquel arte que producen algunas mujeres, respondiendo a determinados procesos de socialización que pudieran generar el desarrollo de algún tipo de habilidades o algunas formas específicas de expresión. También podríamos entenderlo como aquel arte que se espera hagan las mujeres en una cultura y un tiempo "'Las primeras versiones de este escrito, así como el trabajo inicial de revisión de fuentes primarias y secundarias, fueron realizadas por mí en el marco de un seminario de antropología histórica, coordinado por la profesora Marta Zambrano; a ella agradezco el acompañamiento juicioso de ese proceso, al igual que a Carmen Vásquez, Loma Ramírez, Paola Figueroa, Carolina Ardila y Santiago Gaivis por sus sugerencias y aportes. Agradezco también a Manuel Rodríguez por ia lectura de esta versión y sus sugerencias para mejorarla. 2 Antropólogo, miembro del Grupo de Estudios de Género. Sexualidad y Salud en América Latina, de la Escuela de estudios de género, y del Centro de estudios sociales. Universidad Nacional de Colombia. 61 FRANKLIN GIL HERNÁNDEZ determinados; en ese sentido, si para algunos el arte de Débora podría definirse como masculino, esa calificación puede entenderse sólo históricamente, y obedeció quizá a la sanción social impuesta a una mujer cuya producción artística no correspondía con lo esperado desde una estructura particular de género. Ante la discusión sobre el carácter político del arte, hay posiciones diversas en torno de si el arte se basta a sí mismo y agota su posibilidad de ser en el ámbito estético o si obedece a otras motivaciones: si es legítimo usarlo ideológicamente, si es neutral, íntimo o público, si es social o totalmente individual y subjetivo, etc. inicio la cuestión con unas palabras de la propia artista. Cuando Débora, en 1 9 3 9 , fue interrogada por el carácter inmoral de su arte, ella se defendió diciendo que "el arte no es amoral ni inmoral; sencillamente su órbita no intercepta ningún postulado ético". No concluyo, pero aporto tres ¡deas para la discusión, teniendo en cuenta que trato diversos niveles de realización de lo político: a) Hay obras pictóricas que claramente se suscriben a proyectos políticos, como es el caso del muralismo mexicano y sus relaciones con la revolución mexicana y la exaltación de lo popular; del aporte del muralismo de Pedro Nel Gómez a la glorificación de la "raza" antioqueña, la exaltación de la modernidad y los procesos nacionalistas de mitad del siglo XX. Hay que decir que, en 1944, los "artistas independientes", grupo del cual hacía parte Débora Arango, publicaron su "manifiesto" de trece puntos en el que declaran, entre otras cosas; la instauración de una identidad americana, la descolonización del arte y su independencia de Europa y el necesario papel social y político del arte al servicio del pueblo. Si estos no son postulados políticos... b) Stuart Hall, en su artículo "Identidad cultural y diáspora" (1999), dice que "todos escribimos y hablamos desde un lugar y un momento determinado, desde una historia y una cultura que son específicas". Esta localización histórica puede ser aplicada también a la producción artística, pues dicho lugar social es también una posición de poder y, de alguna manera, lo que se hace desde esa posición es un acto político, se quiera o no, se busque o no. Con lo anterior no pretendo decir que todo es político, pero sí pienso que lo político no es reducible a lo que convencionalmente se ha entendido por "la política". En cuanto al género, Joan Scott (1986) dice que el género es una forma primaria de ias relaciones de poder, lo cual implicaría, entonces, que el género es la célula de lo político o que, en una comprensión compleja de lo político, el género es una de sus dimensiones fundamentales. 6o «Es QUE PEDRO NEL ES HOMBRE» DÉBORA ARANGO Y LAS MUJERES EN EL ARTE COLOMBIANO c) Existe también ia posibilidad de que a una obra artística le sea atribuido un carácter político "a pesar" dei artista; es decir, como obra pública, ésta es susceptible de ser usada en proyectos políticos, en procesos reivindicativos o en procesos de construcción identitaria, Jo que implicaría que la obra artística está expuesta a la interpretación y hasta la sobreinterpretación; igual, el hecho es que puede ser convertida en un elemento discursivo que refuerce el poder autoritario de un gobierno de turno, en el promotor de sentimientos chauvinistas o en consignas de un proyecto reivindicativo. Es así como, en una conferencia para la equidad de la mujer, "La mística" aparece en el afiche promocional, a pesar de que Débora Arango, su autora, jamás se declaró como feminista, y que sólo en un sentido demasiado amplio de esta palabra se podría sostener que lo era. DÉBORA ARANGO LA JUSTICIA 63 (1944) FRANKLIN GIL HERNÁNDEZ Contexto histórico Las mujeres en el arte colombiano Las mujeres en el arte colombiano pueden ser ubicadas como motivo de representación y como autoras. En lo que atañe a su papel como motivo pictórico, es evidente que aparecen reiteradamente en la historia de la pintura en Colombia. A este respecto, Santiago Londoño (1995) expone cómo han sido representadas las mujeres en el arte colombiano y cómo esas representaciones se relacionan con modelos morales, estéticos y políticos de los momentos históricos en las que se produjeron; describe cómo las mujeres representadas refuerzan las identidades nacionales y cómo los pintores exploran las asociaciones de las mujeres con la maternidad, la tierra y la vida y destaca cómo Débora Arango y Carlos Correa "llevaron adelante, de manera intuitiva y no programática, aunque con mayor contundencia y eficacia, la desmitificación de la idealización femenina" (Londoño, 1995:297). La presencia de las mujeres como autoras en la historia de la pintura colombiana no es menos problemática, pues, como en muchos otros campos, existe una gran cantidad de vacíos documentales sobre las obras de diversas pintoras, especialmente esposas e hijas de reconocidos pintores, como es el caso de "Feliciana Vásquez, hija de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, la primera pintora nacida en Colombia de que se tenga noticia" (Serrano, 1995:256). Mas esto no significa poner la cuestión sólo en la invisibiiidad de la producción de las mujeres, ya que existía una evidente subordinación en la producción artística que ponía a las mujeres en los márgenes del ejercicio "profesional" de la pintura y las condenó por mucho tiempo a la producción de motivos florales. En todo caso pintar, para las mujeres de las élites (principalmente), lejos de entenderse como una habilidad artística, era una actividad que se constituía, durante el siglo XIX y avanzado el XX, en un "adorno" similar a bordar y administrar la casa, lo que añadía en su favor cualidades para ser una buena esposa. "Aprender a pintar era como aprender a tocar piano, un talento que agraciaba a las damas de la clase pudiente, que hablaba de su delicadeza y elevados sentimientos, pero sin que nadie pensara nunca seriamente en que pudieran llegar a ser grandes pintoras o consagradas pianistas" (Serrano, 1995:267), (sin embargo, cabe mencionar que las exposiciones de la moral y de la industria, que empezaron a realizarse en el siglo XIX, reunieron una importante producción artística de mujeres. Eduardo Serrano (ibid.) incluso señala que las mujeres fueron "quienes introdujeron dos de los grandes géneros 64 «Es QUE PEDRO NEL ES HOMBRE» DÉBORA ARANGO Y LAS MUJERES EN EL ARTE COLOMBIANO pictóricos en el país: la naturaleza muerta y el desnudo, inaugurando así nuevas modalidades creativas, y dando un paso que resultaría fundamental en el advenimiento de la modernidad artística" [1995:260]). Después de estos apuntes sobre la producción artística de las mujeres a finales del siglo XIX y principios del XX, historia en la que omito una serie de grandes desarrollos desde esa época hasta el mundo contemporáneo, consideremos algunos datos históricos sobre el contexto de la pintora Débora Arango. Débora Elisa Arango Pérez3 Débora Elisa Arango Pérez, fue la octava de catorce hijos de una familia de clase media. Sus padres, Elvira Pérez y Castor Arango, provenían de pueblos antioqueños (Londoño, 1997; Uribe, 1996). Cuando nació, en 1907, Medellín contaba con 65.000 habitantes. Esta ciudad, durante ia primera mitad del siglo XX, presenció un importante desarrollo fabril en el que la mano de obra femenina desempeñó un papel determinante y mayoritario, asociado a una ideología bastante conservadora, moralista y católica (Arango, 1996; Saavedra, 1996; Archila, 1996, Valencia, 1996); además, era una ciudad contradictoria, en la que abundaban los bares, las cantinas y los prostíbulos, había altísimos niveles de alcoholismo, proliferaban las enfermedades venéreas y había, durante la década de 1940, una prostituta por cada 40 hombres (Reyes,1996). Por el anquilosamiento y tradicionalismo de esta ciudad, Pedro Nel Ospina, en el prólogo de Frutos de mi tierra, del paisa Tomás Carrasquilla, escribió: «la vida social es aquí de una monotonía desesperante, una verdadera vegetación; puede llamarse con justicia a Medellín la patria del bostezo y del racionamiento triste» (citado por Londoño, 1997:15). En contraste, grupos como los pánidas (Jaramillo, 1996) y los artistas independientes ostentaron en el momento las ¡deas más progresistas, liberales y chocantes dei país. Su producción artística se encontró en una época políticamente turbulenta. Aún se vivían las consecuencias de la guerra de los Mil Días y la violencia bipartidista de los años 40 y 50 acompañó su obra como tema de reflexión y de denuncia. Como lo refiere Londoño, «mientras artistas jóvenes de avanzada se esforzaban en adecuar y adaptar la abstracción al medio colombiano [...], muy pocos pintores, entre ellos Débora Arango, 3 Este escrito tiene una gran deuda con el trabajo del historiador y crítico de arte antioqueño Santiago Londoño Vélez, en especial con su libro Débora Arango: vida de pintora. Este valioso y único trabajo biográfico e histórico sobre la artista me dio importantes claves para comprender el contexto histórico y los datos biográficos, así como sugestivos análisis que motivaron varias de las reflexiones que propongo aquí. 65 FRANKLIN GIL HERNÁNDEZ optaron por interpretar la situación y expresar ese momento histórico, en lugar de evadirlo con bellas manchas de color o geometrismos de buen recibo en el arte internacional» (1997:210). DÉBORA ARANGO LA AMIGA :..-j'.if'.j.-':.--.V«tfWiK'W»fttórttlMa« 'ii'!&&¿¿*:^^ DÉBORA ARANGO BAILARINA EN DESCANSO (1944) ., .. ; - - . — —-.--. - — •- — — -•:•..:•...-...,'.-•-,-,. „ . I,..l-,l,.,•l,,:i.-Ulillli.\^l!^hlllihlUlÍUhÍáUiH!i¡!l¡lllñüÚH^Ílli (1944) • - DÉBORA ARANGO MADONA DEL SILENCIO (1930-40) 66 «Es QUE PEDRO NEL ES HOMBRE» DÉBORA ARANGO Y LAS MUJERES EN EL ARTE COLOMBIANO Aunque Débora se declara «apolítica» (Caracol, 1995) y dice que no es «liberal, sino muy metida» (Londoño, 1997:209), se puede detectar en ella un perfil político: su mayor influencia, el maestro Pedro Nel Gómez, declaraba que «los murales deben hablar al pueblo, denunciar la explotación del hombre, clamar por la propiedad nacional de los recursos y exaltar el progreso y la industrialización» (Londoño, 1996: 616), ¡deas que materializó en sus frescos, como ios del Palacio Municipal, por los cuales fue acusado de comunista. El Manifiesto de los artistas independientes a los artistas de América 4 que firmó Débora Arango, desarrollado en trece puntos, propone, entre otras cosas: la instauración de una identidad americana, ia descolonización del arte, su independencia de Europa y el necesario papel social y político de éste al servicio del pueblo. Este contexto ideológico -que influenció fuertemente el trabajo de la pintora, pero al que también ella contribuyó (los temas de sus cuadros, ia visualización que hizo de grupos devaluados socialmente, la denuncia de la injusticia y su propuesta de desmoralizar el arte)-, hace que la obra de Débora sea realmente política e intelectualmente fundamentada, por lo cual resultan inaceptables las proposiciones sobre su insularidad, su aislamiento social, su visión cristiana casi rural, su civilismo, etc., pues éstas devalúan su seria y profunda propuesta (esto en el caso de visiones como las de Carlos Arturo Hernández -2001- u Ovidio Rincón -El Colombiano, mayo 3 de 1957, p. 4; otros, como Gómez y Sierra -1996-, en su afán de encasillar a la artista en alguna escuela europea, renuncian a abordar una reflexión social del arte de Débora). «Es que Pedro Nei es hombre» Las fuentes primarias para la redacción de este escrito han sido artículos de periódico 5 . La prensa «normalmente ha ejercido la vocería de los intereses, opiniones e ideas de diversos grupos y entidades como el gobierno, los partidos políticos y la iglesia» (Cano, 1996:739) y se ha comportado como aparato ideológico que no sólo describe, opina e informa, sino que se erige como productora de opinión y constructora de discursos de verdad. En Antioquia -y esta característica se hace extensible al resto del país-, la prensa fue fundada con una función formativa «y se gestó en la 4 Dado a conocer en febrero de 1944, en el marco de la Exposición Nacional de Medellín. El texto aparece completo en: Londoño, 1997. 5 Entre 1937 y 1995, Marta Calderón (1996) reseñó 75 artículos sobre Débora Arango aparecidos en diarios y periódicos, y unos 33 artículos publicados en revistas, boletines y semanarios: 108 referencias en total, número que aumenta con ios artículos escritos después de 1995 y los que no tuvo en cuenta (en mi limitada revisión, encontré tres artículos que no están incluidos en esa revisión ni tampoco están referenciados en el trabajo de Santiago Londoño -1997-). 67 FRANKLIN GIL HERNÁNDEZ necesidad de divulgar las nuevas ideas políticas, ilustradas y republicanas» (Cano, 1996: 739), convirtiéndose en un escenario privilegiado de la contienda intelectual entre las ideas conservadoras y liberales. En dicha contienda pueden ser contextualizados los artículos que se escribieron sobre Débora, así como en la disputa entre eladistas y pedronelistas6. Pero lo que quise abordar en este trabajo fue la dimensión de género de la contienda. La cantidad de artículos que tratan sobre Débora Arango podrían parecer a algunos una señal dei reconocimiento y de la valoración de la obra de una mujer pintora7, pero habría que considerar no sólo el contexto y los pretextos que llevan a diversos hombres8 a escribir sobre ella, sino la manera como fue representada Débora y como fueron representadas las mujeres en general a través de ella. Podemos rastrear un discurso regulador e institucionalizado del género, en la medida en que en estos escritos pueden hallarse ideas sobre la «inferioridad» de la mujer, la creación, aceptación y difusión de estereotipos de género y la sanción pública de los comportamientos de las mujeres. La frase que encabeza este escrito: «es que Pedro Nel es hombre», es clave en la comprensión del problema, ya que en el contexto regional y nacional no era la primera vez que se pintaban y exponían desnudos. En la exposición del Club Unión (1939), lugar donde se iniciaría el escándalo, hubo otros desnudos, y ya Francisco Antonio Cano, Pedro Nel Gómez y hasta el mismo Eladio Vélez habían pintado desnudos, por mencionar sólo a los antioqueños. El escándalo ante los desnudos de Débora Arango se debe en especial a dos cosas: a que no eran hechos por hombres9 y a que no estaban construidos a la manera de éstos. Con referencia a estos aspectos puede rastrearse en los artículos varios procedimientos: 6 Disputa basada en la defensa del academicismo europeo y del arte por el arte, en el caso de unos, y de la posibilidad de un arte al servicio del pueblo que buscase una identidad americana que descoionizara ei arte, en ei caso de los otros. 7 Cabe mencionar que, prácticamente, la mayoría de los artículos, entrevistas y trabajos sobre Débora Arango se ubican en la fase, bastante tardía, de revaloración de su obra (como la llama Santiago Londoño, 1997), o que algunos exageradamente llaman resurrección (González, 1996; varios artículos de diarios en los 80), pues muchos de ellos fueron escritos en las décadas de los años ochenta y noventa del sigio XX, y están impregnados por la fascinación del «descubrimiento». 8 Exceptuando el caso de Letras y Encajes, y de uno de los artículos de El Espectador, todos los demás artículos fueron escritos por hombres. 9 Eduardo Serrano (1995) cuenta que en la Exposición de la Moral y la Industria de 1848 presentaron desnudos Blandiría, Petra y Olaya González. Sobre esto se puede decir que, si bien el desnudo fue uno de los temas de la "pintura femenina", la manera en que Débora Arango pintaba desnudos era ciertamente distinta a esos ejercicios academicistas, que encontraban en el desnudo la posibilidad de la perfección de los trazos, dei manejo de la sombra y de la figura humana, pero jamás, como en la propuesta de Débora, ir más allá de la técnica y pintar cuerpos de mujeres deseantes. 68 «Es QUE PEDRO NEL ES HOMBRE» DÉBORA ARANGO Y u s MUJERES EN EL ARTE COLOMBIANO 3.1. El reordenamiento de los comportamientos femeninos En octubre de 1939, la Sociedad de Amigos del Arte invitó a Débora Arango y a Jaime Muñoz a hacer una exposición en las salas del Club Unión de Medellín, a quienes se sumarían trece expositores de ia ciudad, entre los que estaban Eladio Vélez, Luis Eduardo Vieco e Ignacio Gómez Jaramillo (Londoño, 1997). Débora Arango ganó el primer premio con el cuadro Hermanas de la caridad, fallo que suscitó gran polémica, no sólo por superar a "vacas sagradas" del arte antioqueño10, sino por su condición de mujer, de discípula, de «aficionada» y de pintora de desnudos. Fueron sus desnudos Cantarína de la rosa y La amiga, los que, a la vez que causaron gran escándalo, le dieron el premio, como se lo confesó posteriormente uno de los jurados, refiriéndole que se le dio el primer premio a su cuadro Hermanas de la caridad para no aumentar el escándalo (Londoño, 1997). Con motivo de la exposición el diario local La Defensa publicó: «Hay otros cuadros con una negación de valor que hace pensar que la artista [...] quiso dar a su obra los brochazos lúbricos que encierra la llamada Cantarína de la rosa, obra impúdica que firma una dama y que ni siquiera un hombre debería exhibir, pero ni aún pintar, porque si la mujer ha sido fuente de inspiraciones artísticas, en este cuadro hubo un total olvido del grito del arte para dar paso a la exhibición voluptuosa» (La Defensa, noviembre 27 de 1939). En 1948 salió a relucir la frase que preside este escrito: "Después de seis meses en México, Débora regresó a Medellín y expuso nuevamente en el museo de Zea (1948). Pero cual no sería el escándalo que desató su obra bautizada Ado/escenc/a, una muchacha en pose erótica y arrebatada por el delirio de su juventud" (El Espectador, octubre 28 de 1975, p. 3B). Las señoras de la liga de la decencia, escandalizadas, fueron adonde el arzobispo García Benítez, quien interrogó a la pintora acerca de las modelos de sus cuadros. Débora respondió irónicamente: «son las hijas de las señoras de la Liga de la Decencia» y agregó después «las veo en la piscina del club». El prelado le prohibió, con amenaza de excomunión, seguir pintando esos temas pecaminosos, por lo que Débora le preguntó: «¿Acaso no ha visto los desnudos de Pedro Nel?», «es que Pedro Nel es hombre», le respondió el obispo, a lo que Débora replicó: «yo no sabía que las mujeres eran pecadoras y los hombres no» (Londoño, 1997; Ministerio de Cultura, 1997; Caracol, 1995). 10 Gómez Jaramillo y Eladio Vélez escribieron resentidos artículos en El Colombiano y La Defensa, respectivamente, en el mes de diciembre de 1939, a propósito de su derrota. Gómez Jaramillo señaló a Débora como «pintora doméstica» y Eladio Vélez se dedicó a juzgar sus desnudos. 69 FRANKLIN GIL HERNÁNDEZ El rechazo que despertó en eclesiásticos, mojigatos, ultraconservadores y reaccionarios, como los que escribían en La Defensa, se debió a que Débora Arango se convirtió en un signo subversivo y peligroso, que no sólo se refleja, en la fuerza (característica culturalmente atribuida a lo masculino) de sus trazos, en la violencia de sus colores y en el atrevimiento de sus temas, sino en una vida de no-casada, no-madre, conduciendo un auto, llevando pantalones o montando a horcajadas en un caballo (Londoño, 1997; Caracol, 1995; Jaramillo, 1997). Es una mujer que debe ser reubicada en el lugar que le corresponde, antes de que otras sigan su mal ejemplo.ii • i . » • La reubicación requerida se refleja en las recomendaciones que le hicieron en torno de su arte: que se dedique ai hermoso tema de ía maternidad, que le baje el tono a sus bruscos colores, que se dedique al paisaje (Revista de ias Indias No 21, septiembre de 1940). Belisario Betancur, al escribir acerca de ia Exposición Nacional de Medellín de 1944, año en el DÉBORA ARANGO SALOMÉ (1940-50) . 11 Las mujeres tenían espacios de expresión, incluso en periódicos como La Defensa, en los que los sábados había una página para ias damas. En ia publicación de! 14 de enero de 1944, se leen los siguientes títulos en dicha sección: "Escasean los grandes amores", "El lápiz labial debe aplicarse con cuidado". "Guía práctica de las madres", "Conquiste usted también a su marido". 70 «Es QUE PEDRO NEL ES HOMBRE» DÉBORA ARANGO Y US MUJERES EN EL ARTE COLOMBIANO que los artistas independientes hicieron su propia exposición y dieron a conocer su manifiesto, se mostró muy complacido por ei triunfo de la moral en la exposición y por el hecho de que Débora Arango no hubiera exhibido sus característicos desnudos (La Defensa, enero 14 de 1944, p. 8). La a c e p t a c i ó n , c r e a c i ó n y d i f u s i ó n de e s t e r e o t i p o s g e n é r i c o s y la masculinización como aprobación social Una señorita decente no tenía por qué pintar desnudos de esa manera, ni hacer uso de permisos varoniles. De aquí que su estilo causara sorpresa ante las estereotipadas imágenes que de las mujeres se producían y se siguen produciendo. Elisa Mujica, en la revista femenina Letras y Encajes (No 34, marzo de 1955, p. 3959) escribió sobre la exposición que Débora realizó en Madrid en 1955: «Los visitantes quedaron estupefactos ante una pintura distinta a la que por lo general hacen las mujeres [...], no había en ella convencionalismos, ni líneas suaves e indecisas, nubes azules, flores rosadas y sauces cerca del agua». De una pintora, pues, se esperaban motivos que emanaran de su propia «naturaleza» débil, sensible, romántica y delicada. Así también, en 1975, la periodista Amparo Hurtado fue sorprendida cuando, al entrevistar a la pintora, salió a su encuentro "una delicada mujer, de fina figura, baja estatura y conversación agradable y pausada» (El Espectador, octubre 28 de 1975, p. 3B). Para dar un estatus profesional y competente a su arte, Débora Arango es descrita como una mujer masculinizada, como si sólo renunciando a su lugar como mujer adquiriera el adjetivo de artista profesional. No se encuentran palabras en el glosario femenino de la época para describir a una mujer exitosa, pública o intelectual. En la Revista de las Indias, con motivo de su exposición en el teatro Colón, es descrita así: «Débora Arango, de masculina potencialidad en el modelado y audacia en el trazo». Incluso en aquellos comentarios favorables a su obra se percibe una contienda entre hombres humillando a otros hombres, pues se pone énfasis en el hecho de que la derrota sufrida por éstos ocurrió ante un ser «inferior»: una mujer. Ignacio Jaramillo escribió, en un artículo sobre el arte antioqueño que era imposible no admirarse «frente a una mujer - a fuer de su recato e impecable vida de h o g a r - , plantea complejos problemas del sexo y la sociedad, con un valor y una convicción tales que ya se lo quisieran muchos de sus colegas masculinos en el oficio pictórico» (Batalla, 3 de agosto de 1 9 4 5 ) . La obra de Débora t a m b i é n fue juzgada por medio de las referencias a la naturaleza en contraposición a la cultura, o de la intuición en contraposición a la inteligencia 71 FRANKLIN GIL HERNÁNDEZ (Batalla, agosto 3 de 1945), mientras que otros no le conceden independencia y la presentan siempre a la sombra de sus maestros. En su reseña del primer Salón nacional de artistas (1940), la Revista de las Indias ni la menciona, y un artículo que escribiera Enrique Uribe White en El Tiempo sólo la nombra como «la débil discípula» de Pedro Nel (El Tiempo, noviembre 10 de 1 9 4 0 , p.3). Después de la exposición del Club Unión, surgió también una discusión sobre el profesionalismo de la artista. En el resentido artículo que escribió en El Colombiano (en diciembre de 1939), el pintor Ignacio Jaramillo se refirió a Débora Arango como a la pintora doméstica. El adjetivo 'doméstico' no sólo denuncia la inferioridad del supuesto autodidactismo de la artista -tesis insostenible 1 2 -, sino que reafirma la concepción de su sexo reducido al espacio privado de la casa. Conclusión. Una representación prohibida La manera como Débora pintaba el cuerpo femenino evidentemente implicaba una especie de amenaza. Hay un comentario aparecido en el diario El Siglo refiriéndose a una publicación de la Revista Municipal de Medellín a finales de 1942: «No es el desnudo en sí materia discutible como base artística. Pero los desnudos de doña Débora Arango no son artísticos ni mucho menos. Están hechos ex profeso para representar las más viles de las pasiones lujuriosas. No es alboroto de la gazmoñería, como dice ia jactanciosa pretención de la artista. Es la simple y llana verdad de un arte que se dedica, como (os afiches cinematográficos, a halagar perturbadores instintos sexuales» (El Siglo enerolS de 1943, sección Alusiones). La amenaza parece provenir del hecho de que una mujer instaure una nueva mirada del cuerpo femenino, pues los desnudos femeninos acostumbrados mostraban cuerpos angelicales en los que los genitales apenas aparecían insinuados o como meros ejercicios académicos -el destacado vello púbico, ei detalle de los pezones, las posiciones despreocupadas, la ausencia de culpa en las miradas y la posibilidad del erotismo para la mujer incomodaban en gran manera, pues eran mujeres "tratadas con un agresivo teísmo que ignoró la belleza tradicional asignada al cuerpo y al rostro femenino" (Londoño, 1995:298)-; es decir, las representaciones habituales mostraban mujeres sólo deseadas, 12 Débora recibió clases de Eladio Vélez y Pedro Nel Gómez cuando estos eran profesores de bellas artes en Medellín, Si bien la mayoría de sus trabajos los hizo en casa, posteriormente Débora hizo cursos en Londres. Nueva York y México (cf. Londoño, 1997). 72 «Es QUE PEDRO NEL ES HOMBRE» DÉBORA ARANGO Y LAS MUJERES EN EL ARTE COLOMBIANO jamás deseantes. Para agravar las cosas, hay que señalar que Débora representó no a damas prestantes o madres paseando a sus niños en ei parque sino a «mujerzuelas», «gentes de baja condición», «tipos humanos de la más baja extracción» (Ei Siglo, enero 15 de 1 9 4 3 , sección Alusiones). Para los grupos dominantes, en este caso ios hombres, es peligroso que los grupos dominados se representen a sí mismos y erijan la posibilidad de construir sus propios referentes de interpretación y sus propias historias, desdeñando así las clasificaciones y símbolos que ios mantienen en lugares subordinados. Definitivamente esta dimensión simbólica es una columna fundamental en el mantenimiento del orden estructural, en este caso dei género; y aunque esa lógica que justifica la dominación no es algo que se impone sin contradicciones, la posibilidad de representaciones heterogéneas provoca importantes fisuras en la coherencia de tai estructura. La propuesta artística de Débora Arango, en especial sus desnudos 1 3 , se suscribe a la empresa de multiplicación de representaciones de las mujeres -iconoclasia por la cual tuvo que pagar un alto precio-. La multiplicación de las representaciones es uno de los caminos que los grupos d o m i n a d o s t i e n e n no sólo para c u e s t i o n a r e s t e r e o t i p o s y esencializaciones, sino para intervenir en una relación de poder que no les permite narrarse, nombrarse o pintarse a sí mismos, así como ganarse un lugar de producción protagonice, en un espacio en el que ellos siempre son receptores, nunca emisores: temas, nunca autores, objetos, nunca sujetos. 13 Cabría referirse a un gran número de cuadros sobre la violencia política bipartidista de los años cuarenta y cincuenta, a las sátiras sobre la iglesia católica y ios personajes públicos, pero estos son temas que desbordan los objetivos de este escrito. Estas series de cuadros son fuertemente críticas y elaboradas, pero no suscitaron tanta polémica como sus desnudos. 73 FRANKLIN GIL HERNÁNDEZ BIBLIOGRAFÍA ARTÍCULOS DE PRENSA CONSULTADOS. Batalla, 3 de agosto de 1945, "La pintura en Antioquia...", Ignacio Gómez Jaramillo. 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REPRESENTACIONES MÉDICAS DE LAS MUJERES EN BOGOTÁ A COMIENZOS DEL SIGLO VEINTE* Ángela Facundo1 Resumen Este artículo se propone abordar la relación que existió entre los médicos higienistas y ias mujeres de Bogotá a principios del siglo XX. Explorando el contexto en que se dio este vínculo, se expondrá cómo ia relación estuvo marcada por un proyecto político basado, en gran medida, en una representación que nos compete; la de! "nacional colombiano". También explorará cómo ios médicos abanderados de este proyecto validaron su poder para representar a ios demás, tanto en el positivismo atribuido a las disciplinas científicas como en su condición de varones letrados. Recorriendo algunas de las maneras en que se llevaron a cabo dichas representaciones, se abordará nuestra historia cercana, esa que nos construyó silenciosamente y de ia cual somos exponentes muchas veces desinformados; esa misma que nos ha señalado un punto de partida para percibir y representar a los demás y a nosotros mismos. El contexto: la patria Durante ias primeras décadas del siglo XX, resurgió en nuestro país una preocupación decimonónica por la consolidación de un Estado nación, a (a que se sumó un proyecto de modernización nacional. Convencidos de que el progreso de un país requería de la participación de todos los nacionales, y basados en un discurso biológico que le atribuía ciertas características "raciales" a ios mismos, ios políticos y médicos dei país se propusieron reformar a los individuos y, por extensión, a ia "raza colombiana". ' Con el apoyo del Programa Alban, programa de becas de alto nivel de la Unión Europea para América Latina, beca No. E04M046696C0ydel programa Ecos Nord, 1 Antropóloga Universidad Nacional de Colombia. 77 ÁNGELA FACUNDO Retomando ciertas corrientes de pensamiento decimonónicas provenientes de Europa occidental, los pensadores colombianos que estuvieron a ia cabeza dei proyecto modernizador del Estado hicieron aparecer en ia esfera nacional ¡a noción de raza como una forma de clasificación de la población. Durante esta época se caracterizaron ciertos grupos poblacionales, asignándoles características biológicas a sus prácticas sociales; así "los indios", "los negros" y ios "mestizos" aparecieron en la escena nacional como grupos raciales posicionados en una escala evolutiva en la cual ia cercanía con lo blanco se entendió como la proximidad a ia civilización y el progreso. La construcción de la identidad nacional se basó en un proyecto de mestizaje definido como ia progresiva desaparición de ias diferencias étnico-raciales de la población. Los grupos indígenas y negros se ubicaban, además, en la base de la pirámide social de clases, heredada desde la época colonial, hecho que permitió a los promotores de esta ideología nacional hacer una correspondencia entre clase social y raza y, por ende, racializar las clases sociales, viendo en las clases populares signos biológicos de degeneración que hicieron de ellas un objetivo urgente de la acción higienista civilizadora por parte de las élites blanco-mestizas (Guillaumin, 2 0 0 2 ; Viveros, 2002) A partir de los años treinta, ¡a incursión de las ciencias biológicas en el país propició ei análisis de los aspectos poblacionales e individuales de ia nación y se nutrió de diferentes corrientes de pensamiento y disciplinas científicas para lograr ia pretendida reforma. Entre estos saberes, la higiene mostró dos características especiales, que en mi opinión la hacen merecedora de una atención especial. Por un lado está el carácter "englobante" que tuvo en el país, a diferencia de otras disciplinas adoptadas, ya que las circunscribió a todas en su producción de saber y aplicación y a la vez se incluyó dentro de la práctica de las demás, valiéndose de ellas para justificarse, con lo que se revistió del carácter positivista que le dio la marca de saber-verdad de la ciencia moderna. Por otro lado, la higiene operó en ios dos campos establecidos para emprender el ideal progresista: el remedia! y ei de formación (Sáenz, Saldarriaga y Ospina, 1997, vol.l). Lo remedia! estuvo claramente orientado a detener y revertir lo que muchos médicos consideraron una degeneración progresiva de la raza, y aunque algunos representantes de este gremio no estuvieron de acuerdo con la idea de que los colombianos se encontraban en un proceso degenerativo racial, la mayoría de los higienistas coincidieron en desconfiar de los sujetos y de la población más pobre. La desconfianza en el sujeto estaba basada en su consideración como un sujeto pasional que, 78 Los PADRES Y LAS MADRES DE LA PATRIA. REPRESENTACIONES MÉDICAS DE LAS MUJERES EN BOGOTÁ A COMIENZOS DEL SIGLO VEINTE en el desenvolvimiento de sus emociones, podría hacer peligrar el orden social, partiendo de estos argumentos, la formulación de ios postulados para construir un nuevo cuerpo individual y social estuvo orientada, por un lado, a remediar los signos de enfermedad y degeneración y, por otro, a dar el paso definitivo hacia io moderno y hacia la creación de un sujeto autónomo productivo pero sin posibilidades de autorreflexividad (Sáenz, Saldarriaga y Ospina, 1997:5-6, vol. 2). La formación se orientó principalmente hacia la niñez; a modificar los hábitos y costumbres desde el nacimiento, la crianza, la educación y el comportamiento en general. Junto con ios niños, fueron incluidas específicamente las madres, quienes fueron encargadas de velar por ei cumplimiento de los preceptos modernos sobre estos asuntos. Los dos campos de acción, aunque tuvieron caracteres diferenciados, no mostraron límites claramente establecidos y se dio más bien una mezcla de esperanzas y pesimismos compartidos por los dos, i o s doctores Para que la higiene pudiera cumplir con sus presupuestos de progreso, fue necesario investir a sus agentes -los médicos higienistas- del poder suficiente para que lograran intervenir y establecer las medidas de control que se consideraban indispensables. Los mismos médicos procuraron ¡a consolidación de su poder, relacionando su práctica con ios intereses de la nación y haciendo de ella una medicina nacional que sirviera a las necesidades precisas de Colombia. Esto, según lo señala Obregón, sumado a ia medicaiización de enfermedades como la lepra, y a que su tratamiento y estudio se circunscribió al saber de ios médicos, sirvió como una estrategia para consolidar ia autoridad gremial de los médicos (Obregón 1992, 1996, 1997). En Colombia, especialmente en su capital, los higienistas incidieron sobre el espacio urbano y sus habitantes, haciendo de la ciudad un objeto de la medicaiización y estableciendo la prioridad de ias zonas que debían ser saneadas (cfr. Foucault, 1991b: 99) Desde comienzos del siglo XX, los higienistas empezaron a influir con más fuerza en ia vida política del país y crearon las entidades necesarias para que el ejercicio de su poder fuera efectivo y regularizado. En 1914 se reinauguró la Junta Central de Higiene, que había sido creada en 1890; en 1918 se creó ¡a Dirección Nacional de Higiene (Hernández, 2000); en 1 9 2 8 se inauguró la carrera de higiene; en 1929 se reglamentó ia carrera de medicina; en 1 9 3 1 se creó el Departamento Nacional de Higiene, en 1933 se creó el 79 ÁNGELA FACUMDO Instituto de Higiene Social, en 1934 nació la Academia Nacional de Medicina, en 1938 se creó el Ministerio de Trabajo, Higiene y Previsión Social y en 1940 el Ministerio de Educación Nacional publicó ei programa de salud e higiene para las escuelas primarias (Pedraza, 1999). Desde estas entidades, que Íes otorgaron legitimidad y espacios precisos para su práctica, los higienistas pudieron actuar directamente sobre ia población. Pero los higienistas abanderados del proyecto de reconstrucción nacional no sólo influyeron en la vida política de! país desde las entidades estrictamente médicas, sino también lo hicieron desde cargos políticos, pues muchos de ellos fueron senadores, ministros y gobernadores. Su legitimidad como hombres letrados, de ciencia y con una formación escolarizada superior a ia de la mayoría de ia población, les permitió colocarse en la cumbre de la escala social y, desde allí, señalar tanto ios problemas de la patria como las soluciones que consideraron adecuadas para resolverlos. Además de esta clara influencia en la vida pública, los médicos entraron también en el espacio privado de los hogares y ias familias, reglamentando actividades cotidianas como ia alimentación, el uso dei tiempo y la sexualidad, y volviendo asunto médico y de interés público acontecimientos que hasta entonces estaban circunscritos al ámbito familiar como el parto, ia crianza y ei crecimiento de los niños y, en general el tipo de relaciones que debía tener cada miembro de la familia con su entorno social. El mismo Migue! Jiménez López, un prestigioso médico de la época, reconoció esa introducción del médico en todas las etapas de la vida como parte de su misión y su mérito, describiéndola de ia siguiente forma: ...la misión dei profesional médico ha tomado otra dirección más abiertamente enderezada a la vida social. Él es un obrero de la biología y un centinela contra los elementos de la destrucción de la especie. Su tarea es dura y agotadora, y está tocada de ese trágico cotidiano que la vincula a los momentos más dulces y a los más acerbos de sus semejantes. Ya lo dijo la sabiduría eterna para todos los pueblos y para todos ios tiempos honora medicum propter necesitatem "Honrad al médico porque io necesitáis... (en: Camargo 1999, Jiménez López, 1948:175). Así, el discurso médico se institucionalizó dentro de la familia y se valió de ésta para su consolidación como discurso moralizante. En nuestra incuria oficial y en nuestra educación, falta de nociones que protejan al individuo contra la agresión de los gérme- 80 LOS PADRES Y LAS MADRES DE LA PATRIA. REPRESENTACIONES MEDICAS DE LAS MUJERES EN BOGOTÁ A COMIENZOS DEL SIGLO VEINTE nes patógenos, reside esa letalidad de este país. Que lejos de mostrarnos como razas inferiores, deja entrever una vigorosa constitución, ya que en realidad nuestra mortalidad por alta que sea no corresponde a nuestra absoluta e insuperable falta de higiene. Pero hágase labor de saneamiento; de educación general; dígase a las madres cómo deben alimentar a sus hijos, y véase entonces si la mortalidad puede ser signo de imaginada degeneración (Bejarano, 1920:206). Siendo la familia el foco de las dos estrategias emprendidas para ia reforma dei pueblo colombiano: la remedial y la de formación; ia mujer, vista por los higienistas como "madre" de ios colombianos, recibió la responsabilidad de reformar a los hijos de la patria y, de esta manera, ayudar a la creación de la nueva nación. Las mujeres A partir de la tercera década del siglo XX, la situación de las mujeres en la capital colombiana se vio influida por los nuevos saberes científicos adoptados en el país, pero esto no significó una ruptura definitiva con los antiguos requerimientos de comportamiento. Por un lado, durante las primeras décadas, se les exigió afianzar su labor de procreadoras biológicas y morales de ios nacionales y, por otro, sin abandonar esta tarea, los nuevos conceptos de urbanidad les exigieron un comportamiento acorde con los nacientes mecanismos urbanos de producción. La demanda de adopción de los parámetros de la estética moderna llegó de la mano de la definición de criterios para "lo saludable", por lo que el cuerpo de la mujer se convirtió en un objetivo tanto médico como comercial. Los medios de comunicación de la época y el naciente mercado del aseo impusieron diferentes cánones de salud y de belleza, e introdujeron nuevos accesorios y productos para el "cuidado femenino" mientras que, a su vez, los médicos establecieron la conveniencia o no del uso de estos productos en nombre de la anhelada higiene corporal (Pedraza, 1999). A pesar de que la preocupación por la estética corporal y por las prácticas individuales -a veces íntimas- trajo consigo una nueva forma de intromisión en su vida privada, los asuntos personales de la mujer continuaron abordándose, en la esfera pública, con respecto de su condición de reproductoras biológicas y sociales. La experiencia sensorial derivada de la adopción de nuevas prácticas higiénicas, y en general toda expresión de sensualidad, fue desligada de los fenómenos reproductivos, pues 81 ÁNGELA FACUNDO estos últimos siguieron tratándose como asuntos políticos y médico-científicos y, por ende, de dominio exclusivo de los varones letrados de la nación (cfr. Manarelli, 1999). La generalización de las normas higiénicas y de los requerimientos de comportamiento no se transformó, sin embargo, en prácticas efectivas para todas las mujeres; más bien definió otra forma de distinción entre clases sociales: mientras para la mayoría de las damas pertenecientes a la clase alta el cumplimiento de los nuevos criterios corporales se convirtió en una obligación para demarcar su posición social, para la mayor parte de las mujeres de las clases más pobres, aunque concernidas también por estos asuntos, las exigencias se centraron más en su comportamiento que en su apariencia. Debido a la desconfianza expresa del discurso higiénico hacia las clases populares y su comportamiento, fue en ellas donde se focalizó el dispositivo. Mientras el criterio para el trato hacia las mujeres pobres fue el de modificar su comportamiento -para que ellas transformaran el de su familia y de ese modo lograr la reforma s o c i a l - , el criterio para las damas ricas fue el de que ellas sirvieran como ejemplo a seguir por las demás mujeres - c o m o miembros de la élite educada del país, las mujeres debían contribuir con ia caridad, ia enseñanza y la formación de las d e m á s - . Fue común la colaboración de las mujeres de la élite urbana en labores de enseñanza higiénica, bien fuera con donativos económicos o con su tiempo como instructoras en las salacunas, gotas de leche o dispensarios médicos, siendo la forma más común de su acción el participar en obras de beneficencia. En esta especie de alianza entre las damas comprometidas con las labores de beneficencia y los médicos higienistas para la reforma de las clases populares, desempeñó un papel fundamental ei hecho de que las mujeres de la élite bogotana habitualmente tuvieran acceso a la educación escolarizada. Su paso por la institución escolar representó no solamente la adquisición de conocimientos intelectuales sino, también, el aprendizaje de maneras y comportamientos acordes con los preceptos higiénicos (Pedraza, 1999; Viveros y Garay, 1999). Las labores cumplidas por estas mujeres, a pesar de que puedan ser consideradas actualmente como tareas públicas de gran importancia para el desarrollo del dispositivo higienista, fueron vistas en la época como inspiraciones individuales, en todo caso dignas de resaltar, en las que las mujeres pusieron al servicio del conocimiento científico su vocación " n a t u r a l " de cuidar a los demás. El doctor Jorge 82 Los PADRES Y LAS MADRES DE LA PATRIA. REPRESENTACIONES MÉDICAS DE LAS MUJERES EN BOGOTÁ A COMIENZOS DEL SIGLO VEINTE Bejarano, por ejemplo, en defensa de la educación universitaria para la mujer, reafirma el supuesto de que existen ciertas profesiones que se adecúan a sus "naturales aficiones": Si la medicina, el derecho y la ingeniería no la seducen todavía, en cambio la farmacia, la enfermería, la arquitectura, la odontología, las bellas artes, la preparación a la bacteriología y aún la misma veterinaria dentro de sus especialidades como inspección de alimentos, cultivo y enfermedades de las aves o animales de corral, sí pueden ser el principio de este ingreso y de esta colaboración femenina en la vida artística y científica del país. Ninguna de las profesiones y especialidades que aquí enumero, repugna a la condición de la mujer. Por el contrario, todas ellas están dentro de su temperamento y de sus naturales aficiones... (Bejarano, 1936:290). Una de las pocas críticas severas que los higienistas hicieron a ias élites bogotanas fue la del uso del espacio doméstico, pues, o bien no establecían separaciones tajantes entre sus lugares de habitación y el de los "criados", o bien subarrendaban habitaciones en sus casas produciendo confusión entre sus formas de vida y las de la ciase pobre. Según io muestran las denuncias hechas por los médicos higienistas de la época, se creyó que si los espacios privados eran compartidos por pobres y ricos, estos últimos asimilarían las costumbres de los primeros, cuestión que resulta paradójica dada la defensa que estos hombres hacían de las bondades de ia educación y del buen ejemplo que impartían las élites en ia reforma de las ciases populares. Con el discurso higiénico focalizado en las clases populares, y debido al uso racional de los espacios que propuso e impuso la industrialización al separar los lugares de socialización de los de habitación, la mujer fue recluida en el espacio privado. Antes de las luchas higiénicas contra los lugares de socialización popular como tiendas, chicherías y campos de tejo, éstos hacían parte del mismo lugar de habitación, por lo cual era obvio que las mujeres tenían acceso a ellos, pero con su separación, su condena y ia difusión de la idea de que sólo las prostitutas frecuentaban estos lugares, la mayoría de las mujeres perdió la posibilidad de visitarlos, por lo menos de manera abierta (Archila, 1994). Aunque la mano de obra femenina entró a ser parte importante del mercado laboral e, incluso, de los sindicatos de trabajadores a partir de la década del veinte, la literatura de manuales higiénicos y de urbanidad 83 ÁNGELA FACUNDO continuó centrándose en las labores y deberes femeninos como asuntos predominantemente domésticos. Así, la industrialización hizo que las mujeres pobres doblaran su jornada de trabajo, pero no necesariamente que ganaran espacios reales de reconocimiento en el ámbito público. En un trabajo sobre Inglaterra en los albores de ia industrialización, Davidoff y Hall explican cómo la identificación entre io doméstico y lo femenino fue un punto fijo en la situación de la clase media. La inclusión de las mujeres de clases populares en ia vida laboral extradoméstica no fue vista como una separación efectiva de estas dos categorías, ni tampoco significó una posibilidad de realización y engrandecimiento personal. La situación se convirtió ante todo en la muestra de que ios ingresos familiares eran precarios, de modo que la mujer tenía que aportar económicamente en el hogar, o en la evidencia de que las mujeres no tenían a su lado a un hombre que se hiciera cargo de ellas. Las mujeres fueron identificadas como las habitantes perpetuas del hogar, ¡o que, tal como lo escribieron Davidoff y Hall en el caso de la Inglaterra de los siglos XVII y XVIII, sucedió en las primeras décadas dei siglo XX en nuestro país: "El mercado de la mujer era el matrimonio, y su actividad económica constituía una sombra en el mundo de la empresa familiar" (cfr. Davidoff y Hall 1994:205). Los intentos modernizadores emprendidos por las élites políticas y médicas del país definieron a la familia conyugal como el núcleo de ia sociedad -esta familia debía, según sus ideales, corresponder a! modelo de las familias burguesas europeas o anglosajonas (Urrego, 1 9 9 7 ) - . La mujer fue nombrada la "reina del hogar", de modo que se le asignó la función de procurar a la familia, en la intimidad, todas las buenas y sanas costumbres que la llevarían a su regeneración y vigorización social; pero, ai tiempo que se ponía en sus manos a la familia y a la sociedad, se le acusaba de ser la culpable de los vicios de éstas debido a su ignorancia y apego a las costumbres bárbaras e incivilizadas. José Ignacio Barbieri, médico especialista en medicina infantil y fundador dei Hospital de la Misericordia, preocupado por la altísima mortalidad infantil, escribió en su manual de higiene y medicina infantil, a principios del siglo XX: Es un hecho evidente que la mitad de los niños que nacen, mueren antes de cumplir cinco años....Esta enorme mortalidad se hace todavía más espantosa si se considera que las enfermedades de que mueren son muchas de ellas evitables con poco esfuerzo y debidas únicamente a ignorancia y descuido de parte de las madres. Es cierto que el diario y terrible batallar de la vida 84 Los PADRES Y LAS MADRES DE LA PATRIA. REPRESENTACIONES MÉDICAS DE LAS MUJERES EN BOGOTÁ A COMIENZOS DEL SIGLO VEINTE impide a muchas madres atender debidamente a sus hijos, pero también io es que, a pesar de! más solicito cariño, ia crasa ignorancia en que están de estos hechos es tan funesta para la criatura como el infanticidio intencional (Barbieri, 1905:2). El remedio propuesto por los médicos para mejorar tai condición fue la obediencia por parte de ¡as mujeres de ias prescripciones hechas por ellos. El médico orientó explícitamente la forma en que debían ser concebidos, gestados, criados y cuidados ios hijos. La labor de estos varones letrados, portadores dei saber se convirtió no solamente en un asunto científico sino también moral al auto identificarse como "misioneros" en ¡a tarea de salvación del futuro de la nación, de manera que sólo el médico y el sacerdote podían traspasar ia intimidad dei hogar sin contaminarla (cfr. Manarelli, 1999). Esta relación jerárquica de supremacía masculina y letrada se extendió hasta las comadronas y nodrizas -quienes hasta entonces habían estado en contacto permanente con ias tareas relacionadas con la maternidad-, pues su labor fue vista como manifestación de atraso, por lo que la única manera en que podían ser aceptadas dentro de este dominio era mediante su supeditación a! ejercicio médico: En la cruzada que nuestro país debe emprender contra ia alarmante mortalidad en ios niños de primera edad, es indudable que el médico es el misionero indispensable. Las personas extrañas a la medicina pueden ejercer una acción benéfica. Cuando son un poco abnegadas e ilustradas pueden ser auxiliares de un inestimable valor. Pero la experiencia nos dice y nos enseña que nada ni nadie puede suplir la acción personal de un médico instruido y avisado en el particular (Bejarano, 1933:612). Emprendida la tarea de ilustración sobre el cuidado y la salvación de ios hijos, quedaba pendiente la tarea de formar ei espíritu de la mujer en la honradez y ia virtud. Por cuanto no se podía llegar a todas ellas por medio de instituciones e instrucciones médicas y escolares, se popularizaron los tratados de economía doméstica y ios manuales de buenas maneras como otra forma de sana intromisión en la privacidad dei hogar. Este tipo de literatura pretendió garantizar que, aunque ios ojos vigilantes de los higienistas no alcanzaran a verlo todo, las mujeres cumplieran con sus obligaciones sin incurrir en vicios y costumbres que dificultaran el progreso nacional. Los tratados y manuales fueron empleados desde finales dei siglo XIX, pero su uso también se aplicó como parte del dispositivo higiénico y muchos de ellos fueron reeditados hasta bien entrado ei 85 ÁNGELA FACUNDO sigio XX. Las instrucciones aparecidas en estos tratados pretendieron controiar cada instante del día: La mujer que se levanta al aclarar el día puede emplear sin afán las dos primeras horas en el arreglo de su cama, cuarto, tocador y aún la casa toda; otra hora en el aseo y adorno personal y media hora en su desayuno; y ya desembarazada de estos quehaceres, tiene delante de sí más de ocho horas de cuyo buen uso podrá sacar grande utilidad. Sea cual fuere su oficio, o profesión, le será ventajosísimo no emprenderle hasta que haya puesto orden en su casa, y que su persona esté con ei aseo y la compostura que permitan ias circunstancias (Acevedo, 1848:6). Las mujeres fueron vistas y representadas por el discurso médico no sólo como madres biológicas sino también como madres morales de los hijos, la familia, ia sociedad y la nación. Para ellas no sólo se delimitaron sus funciones como madres, también se estableció ia edad idea! a la que debían casarse y comenzar su vida sexual, tener hijos y administrar cada etapa de su vida. Esta economía doméstica estuvo en consonancia con las prédicas dei ahorro y la racionalidad de los recursos impuestas con ei proyecto modernizador, de modo que, según los higienistas, si una mujer era una buena administradora del hogar, haría de este un lugar acogedor para su esposo, quien entonces se alejaría de los vicios dei juego, ei alcohol y la prostitución, para convertirse en padre y marido ejemplar, en un trabajador incansable y en un miembro productivo de la sociedad. Las habitaciones Para el dispositivo higiénico, el espacio ocupado por la familia desempeñó también un papel fundamental; bajo un cierto tipo de determinismo geográfico, ios higienistas defendieron la idea de la importante influencia del medio en el comportamiento de ¡as personas, de modo que, reformando sus espacios de residencia y su forma de habitarlos, podrían también conseguir la reforma de su comportamiento (Noguera, 1998). Con esta convicción y en vista de que sus inspecciones de los barrios pobres de la ciudad en ias primeras dos décadas del siglo XX mostraron angustiantes escenas de hacinamiento y precarias condiciones sanitarias -cabe anotar que ios criterios utilizados en sus inspecciones incluyeron tanto condiciones materiales concretas de los lugares de habitación como hábitos y comportamientos proscritos por el discurso higienista-, ios higienistas, apoyados por el poder eclesiástico y ia élite gobernante 86 LOS PADRES Y LAS MADRES DE LA PATRIA. REPRESENTACIONES MÉDICAS DE LAS MUJERES EN BOGOTÁ A COMIENZOS DEL SIGLO VEINTE nacional, emprendieron la construcción de viviendas obreras, no sin antes abocarse a la tarea de destruir algunos barrios de la ciudad. Estas viviendas fueron otorgadas a las familias que cumplieran cierto tipo de requisitos de orden económico y moral, y que aceptaran someterse a un estricto control por parte de las autoridades sanitarias o eclesiásticas. Los barrios obreros modificaron la vida de muchas familias, sin embargo, el medio no pudo transformar instantáneamente las costumbres de sus habitantes, tal como lo denunció la Acción social católica en Colombia después de algunas inspecciones que realizó a las viviendas del barrio obrero San Francisco Javier (Noguera 2001): Se construyeron casas de tres piezas, con cocina y demás dependencias, que se arrendaban a dos pesos mensuales; pero a las familias obreras, por más numerosas que fuesen, les sobraban dos piezas, todos habían de vivir hacinados en una sola pieza. Otra para gallinas y conejos y la tercera para cualquier cosa, aunque fuera para oratorio, pero no para habitación humana. Cultivar el solar que se dejó a cada casa, ni por el pensamiento les pasaba; para basurero les servía. Pues hálleselas usted con las catorce primeras familias que allí entraron, trate de quitar la chicha, elimine la sirvienta, destierro los perros, desarraigue los malos hábitos, levante la dignidad y el decoro de las palabras, fomente la piedad, impida que se pongan tiendas, prohiba que se de alojamiento a toda la parentela y quizás a todos los vecinos del mismo pueblo, comience la limpia de lo que se ha metido a hurtadillas por ser contrario a la moral cristiana, y luche usted solo contra todos, pues se aunan y se respaldan contra ei reglamento y la autoridad (González Quintana, 1940. Citado en: Noguera, 1998:203-04). La vivienda obrera y, en general, los espacios de habitación familiar fueron convertidos en el cuartel desde donde la familia libraría su lucha pro higiénica. Con la "reina del hogar" recluida en su palacio, el otro flanco prioritario de la cruzada higienista: la niñez, debió también ser introducido en espacios precisos para su control. La descendencia La niñez fue otra de las categorías que introdujeron los denominados saberes modernos en la escena nacional; con pretensión universalista, éstos dividieron la vida de las personas en etapas, otorgándole una importancia especial a los primeros años de existencia del sujeto en cuanto fue considerada como la época en que se asientan las bases de su formación. Los portavoces de estos saberes subdividieron la etapa denomina- 87 ÁNGELA FACUNDO da 'niñez' en edades a las que le asignaron un cierto tipo de actividades que el individuo debía estar en capacidad de realizar, lo que sirvió de medida para establecer el grado de desarrollo de una nación. La protección y el bienestar de la infancia fueron identificados con el grado de civilidad del país, por lo que no se escatimaron esfuerzos en las campañas para su educación y de lucha contra la mortalidad infantil (Sáenz, Saldarriaga y Ospina 1997), pues los médicos higienistas que se dedicaron imperiosamente a la protección de la niñez, veían en ella la salvación o decadencia de toda ia sociedad: Así se comprende el que, desconocida la higiene de la infancia, víctimas de preocupaciones y de absurdas ¡deas y preceptos, nuestras generaciones llevan desde la cuna el germen de su destrucción y aniquilamiento. Agreguemos a las causas antes dichas los vicios orgánicos y hereditarios, cuya influencia, si no se siente en la primera edad, de seguro hará más tarde su obra en el ser moral y en el ser físico, y habremos hallado las verdaderas causas de nuestra decadencia: unas adquiridas -por la ignorancia o el descuidootras congenitales y frutos del legado que el hombre viciado (sifilítico o alcoholizado) ha dejado al ser que "que no le pidió la vida", y que a su turno se encargará de transmitir a otras generaciones (prólogo, Barbieri, 1905). Para el ideal urbano y nacional de Bogotá y de Colombia, la niñez fue la materia dócil en la que se implantó el dispositivo de carácter formativo que llevaría al engrandecimiento nacional. Los higienistas vieron la niñez como una etapa en la que el individuo es más débil y, por tanto, más imperiosa y fácil su protección. No en vano las clases populares y las mujeres recibieron el tratamiento de menores de edad o infantes por parte de las élites médicas y políticas (Noguera, 2001). El doctor Bejarano, en su tesis de doctorado en medicina, ilustró la importancia del cuidado de la niñez, señalándola como un momento proclive a los vicios: ...procurar por todos los medios posibles el mejoramiento de la raza cuyos destinos rige; mejoramiento y vigilancia que deben prodigar en todas las épocas de la vida, pero sobre todo en la edad escolar, porque es entonces cuando se acentúan los vicios o las herencias (Bejarano, 1913:14). Aunque los higienistas habían usado todas sus fuerzas y estrategias en pro de la reforma de las madres y de la familia, siguieron desconfian- Los PADRES Y LAS MADRES DE LA PATRIA. REPRESENTACIONES MÉDICAS DE LAS MUJERES EN BOGOTÁ A COMIENZOS DEL SIGLO VEINTE do de su capacidad para formar ciudadanos de "bien"; por lo tanto, la escuela se convirtió en el lugar en donde se daría forma a esas pequeñas criaturas y en arma de lucha contra la herencia bárbara de sus familias (Sáenz, Saldarriaga y Ospina 1997; Noguera, 2001). En las escuelas que se fundaron en esta época y que fueron manejadas por ei Estado o por ios departamentos, y en las que siguieron a cargo de la iglesia católica, los higienistas y pedagogos introdujeron el uso de las cartillas, muchas de ias cuales no solamente fueron usadas para la instrucción de !os niños sino que fueron empleadas como manuales para la orientación de los maestros (Noguera, 2001). La cartilla antialcohólica fue una de ias más evidentes muestras del intento emprendido por formar en los niños la conciencia dei repudio hacia los hábitos que los higienistas consideraban que podían llegar a adquirir a lo largo de su vida por medio de! contacto con sus familias. Esta cartilla hacía un parangón entre un individuo que no consume chicha, que tiene el buen hábito del ahorro y que se comporta por ende como un esposo, un padre y un ciudadano ejemplares, y otro que malgasta su dinero en chicha, se embrutece y degenera, arruina y maltrata a su familia (Calvo y Saade, 2002). Como ésta, las cartillas de urbanidad e higiene para el uso de las escuelas primarias hicieron comparaciones entre ei niño bien o mal educado, condenando al último a un fin trágico en el que sería repudiado por la sociedad (Edelvives, 1929, 1961). La confianza depositada en la escuela y en los conocimientos impartidos en ella satanizó el mundo extraescolar y recluyó la vida de un buen niño en su espacio institucional. Un niño no escoiarizado fue visto desde entonces como víctima potencial de todos ios peligros de la calle. En general, los libros que fueron usados en las escuelas presentaban i l u s t r a c i o n e s que ayudaron a r e a f i r m a r el carácter racista y eurocentrista impartido en los programas escolares. Los políticos, pedagogos e higienistas de comienzos del siglo XX calificaron a los niños como los futuros ciudadanos del país, pero su representación en las imágenes de los libros y cartillas escolares correspondió a la de "un pequeño adulto europeo" que estaba lejos de incluir en esa categoría de futuro ciudadano a las mujeres, a ios indígenas, a los negros o a ios campesinos, dejando de nuevo en evidencia ei carácter excluyente de ia nacionalidad en construcción (Osorio 2001:17). La introducción de los niños en la institución escolar significó también el continuo control de sus disposiciones corporales, de modo que la vida escolarizada se convirtió no sólo en una manera de adquirir conocimientos intelectuales sino también de asir los elementos de urbanidad, higiene y ÁNGELA FACUNDO uso racional de su propio cuerpo que establecerían la diferencia entre ser civilizado o ser bárbaro. Fue tal la distinción que logró definir el paso o no por ésta institución, que aún hoy se conserva la idea de que la escolarización es una manera efectiva de ascender en la escala social, de tener aceptación general y de "progresar en la vida", sin importar la inversión en este tipo de educación, sea o no retribuida a lo largo de la vida mediante la aplicación de los conocimientos adquiridos (Sthepan, 1994). La incorporación La escuela y la familia son buenos ejemplos de la institucionalización del proyecto nacional de comienzos de siglo XX; sin embargo, más allá de estos lugares precisos, el dispositivo desplegó una red de discursos y prácticas sobre la población (Noguera, 1998), logrando la incorporación individual y colectiva de las tecnologías "modernas" de vida, así como su naturalización a través del paso del tiempo. El modelo representativo de "nacional colombiano", a pesar de estar basado en ei proyecto de la modernidad, se sentó sobre viejas estructuras sociales de tipo jerárquico presentes desde la Colonia. En éstas sólo hubo espacio para un modelo de nacional ideal: un hombre, blanco, urbano, con costumbres "civilizadas", católico, de habia castellana, con alta educación escolarizada y alto estatus social, llamado además a dirigir los destinos nacionales y, mediante con sus acciones ejemplarizantes, a lograr la desaparición de las manifestaciones de atraso, pobreza y comportamiento vicioso atribuidas a ia mayoría de ia población nacional (Facundo, 2003). La correspondencia de ios médicos higienistas con este modelo de nacional no fue gratuita, pues fueron ellos quienes tuvieron el poder para formular e institucionalizar esta representación que, al mismo tiempo, les permitió reafirmar su supremacía jerárquica sobre los demás; supremacía de varones sobre ias mujeres, de ilustrados sobre los iletrados, de blancos sobre los indios y los negros. Los médicos, en su condición de portavoces ia ciencia, entendida y percibida en la época como el único conocimiento del saber-verdad, como un ejercicio positivo y neutra que busca el bienestar universa!, excluyeron cualquier otro tipo de práctica posible ante las necesidades reales de estrategias para iograr ia disminución de la mortalidad infantil, ei mejoramiento de las condiciones de precariedad de ia mayoría de la población o el control de enfermedades y epidemias. Ante la exclusión de otro tipo de soluciones, los médicos fueron vistos como los únicos que podían donar una solución a los problemas con- go Los PADRES Y LAS MADRES DE LA PATRIA. REPRESENTACIONES MÉDICAS DE LAS MUJERES EN BOGOTÁ A COMIENZOS DEL SIGLO VEINTE cretos y se convirtieron en los misioneros indispensables de las cruzadas por el progreso individual y social. Si sólo ellos sabían qué hacer y cómo hacerlo, su ausencia se convertiría en una especie de fatalidad nacional, de modo que finalmente aceptamos sus intervenciones, nos convencimos de la condición de verdad universal de sus supuestos y aceptamos la medicaiización de las etapas de nuestra vida como la única forma posible de vivir saludablemente. Así, la visión de un grupo limitado y limitante de varones se convirtió en el modelo de representación de toda la nación. 91 Los PADRES Y US MADRES DE LA PATRIA. REPRESENTACIONES MÉDICAS DE LAS MUJERES EN BOGOTÁ A COMIENZOS DEL SIGLO VEINTE BIBLIOGRAFÍA Acevedo de Gomes, María Josefa (1848), Tratado sobre economía doméstica para el uso de las madres de familia y de las amas de casa, Bogotá, Imprenta de Cualla. Archila, Mauricio (1991), Cultura e identidad obrera, Cinep, Bogotá, ediciones Antropos. 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La "masificación" de la producción cultural, desde la aparición del cinematógrafo, pasando por la ampliación de las redes de transmisión de radio y televisión, hasta la relativa expansión de Internet, han traído profundos cambios en las formas de producción y reproducción de la comunicación como proceso básico en la estructuración de la sociedad. Como anota Jesús Martín-Barbero (2000), las industrias culturales 2 hacen parte fundamental de la construcción de la identidad y de los distintos estilos de vida de quienes vivimos en Latinoamérica. Para este autor, la "identidad latinoamericana", - es decir, el conjunto de representaciones y prácticas culturales que constituyen la idea de lo "latinoamericano"- es impensable por fuera de ciertas narrativas contenidas en las industrias culturales. Así, estas narrativas, que se construyen a partir de un acervo cultural común -del cual hacen parte las músicas populares, el melodrama, la literatura y otras expresiones culturales-, son constitutivas de las diversas subjetividades y los estilos de vida de lo "latinoamericano" en su singularidad sociocultural. La mayoría de los sujetos que habitamos las ciudades -y también los sectores rurales- en "Latinoamérica", tenemos una serie de relaciones particulares con las mercancías producidas por la industria cultural. Dichas relaciones nos sirven para constituirnos como sujetos y para distin1 Antropólogo, de la Universidad Nacional de Colombia, y miembro del Gessam. Agradezco las sugerencias y comentarios de dos colegas y compañeros del Gessam: Manuel Rodríguez y Franklin Gil Hernández. 2 El modo de producción cultural bajo la forma mercantil específica de las sociedades capitalistas. 97 MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO güimos de otros modos de vida o concepciones del mundo que consideramos diferentes, superiores o inferiores a los nuestros, pues de las personas y de su forma de pensar y actuar en el espacio social dice mucho la relación que guardan con las distintas industrias culturales. Para comprender esto, pensemos en cómo clasificamos a las personas según la música que escuchan, el periódico o las revistas que leen, o los deportes que practican o siguen. Escuchar ópera o música ranchera, leer El Espacio o El Tiempo, o el magazín Voz, relacionan a los usuarios con determinados estilos de vida y con las posiciones que se ocupan dentro del espacio social. Algunas veces se demarcan fronteras comunicacionales muy poderosas a través del efecto de distinción, que se produce en razón de las diferencias sociales y subjetivas relacionadas con consumos culturales diferenciados. Éste efecto se expresa a través del establecimiento de fronteras simbólicas, como las existentes entre "las jóvenes" que son lectoras y usuarias de las revistas femeninas juveniles, preocupadas por el vestuario, la seducción, la modelación del cuerpo y el maquillaje; y las "jóvenes" pertenecientes a otro tipo de "culturas juveniles" asociadas a tendencias musicales como el metal o el rap. Estas últimas, aunque también están preocupadas por la estilización del cuerpo y del vestuario, expresan unos valores y unas visiones distintas del mundo, que resultan muchas veces conflictivas con respecto de los principios de visión y división de la sociedad (Bourdieu, 2000) que tienen las lectoras de las revistas que nos ocupan. Los determinantes sociales de la producción discursiva. Debemos reconocer que la producción y el consumo de ias mercancías culturales se encuentran configuradas por determinantes sociales asociados a particulares posiciones relativas dentro de campos sociales determinados (Bourdieu, 1999). Estudios en el campo de la comunicación y de los estudios culturales muestran que los usos y las interpretaciones de los códigos y los mensajes propuestos en la televisión, la prensa y las revistas están determinadas por el volumen del capital cultural, económico y las orientaciones políticas que tienen los diferentes "receptores". En el estudio que realicé, y en concordancia con otros estudios realizados, sostengo que el género, en cuanto sistema organizador de las prácticas sociales y simbólicas, es un operador estructural en el proceso de producción y uso social de los productos culturales de "masas". 98 EMBARRADAS IMPERDONABLES. LA CONSTRUCCIÓN DE LA FEMINIDAD JUVENIL EN REVISTAS "BANALES". El sistema de género. La organización simbólica de las diferencias y las desigualdades sociales Con lo anterior quiero mostrar cómo el género determina los modos en que ciertas prácticas de significación 3 se utilizan en la producción y consumo de ios textos propuestos dentro de las industrias culturales. En el caso de las revistas femeninas juveniles, es claro que la "justificación" de su existencia se realiza a través de un dispositivo fundamental del sistema de género: lo "femenino" se constituye como el espacio de la alteridad y de la diferencia. Este uso de la diferencia, para delimitar e identificar la especificidad de lo "femenino" como forma de distinción cultural, tiene un carácter evidentemente político. En este caso, sostengo que ésta sirve para reproducir las narrativas de ia subordinación y la dominación ejercida sobre las "mujeres adolescentes"; pero, igualmente, algunas corrientes del pensamiento político feminista pueden asignarle un significado distinto a la idea de la diferencia, y la consideran como el lugar central para la constitución de su proyecto emancipatorio. Lo "femenino" se representa, en dichas revistas, como un atributo fundamental de las sujetas, que, por medio de un conjunto de operaciones culturales, establece una relación casi necesaria (y naturalizada) entre determinadas prácticas sociales y estilos de vida y ciertos "sujetos generizados" -en este caso las "mujeres adolescentes"-. Las "revistas para mujeres jóvenes" existen porque, en su particularidad como sujetos culturales, ellas no alcanzan a ser interpeladas, o no se reflejan en los códigos interpretativos y los mensajes provenientes de otros productos culturales "neutrales" que supuestamente no poseen una marca de género o edad especifica, como los programas informativos o arguméntales de la radio o la televisión. Contra esta idea de lo femenino como un campo semántico cerrado, debemos entender que lo "femenino", la "feminidad", o la "mujer" son significantes "vacíos" que encuentran significado dentro de estructuras sociales e históricas mucho más amplías. Es así como, por ejemplo, la idea de "feminidad" que expresan los manuales de comportamiento y urbanidad en el siglo XVIII es muy distinta al conjunto de representaciones e ideas que se concretan en los discursos de las actuales revistas para mujeres adolescentes. Hoy en día, a ninguna escritora de estas revistas 3 Entiendo "practicas de significación", o prácticas significantes, como conjuntos de costumbres o acciones sociales que "regulan" (y son, simultáneamente, regulados por) las formas en que usamos el lenguaje (u otros sistemas simbólicos) para intervenir en el mundo social (Meló, 2004). MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO se le ocurriría hacer recomendaciones para los quehaceres domésticos, o sobre lo que antiguamente se denominaba "continente" emocional (el control público de las emociones por parte de las mujeres), así como tampoco formularía consejos sobre el cuidado de los hijos. Las caracterizaciones de "la mujer adolescente" que presentan estas revistas están asociadas con unas ciertas condiciones económicas y sociales que les permiten aplazar su entrada al mundo del "trabajo" y de la "necesidad", y no están relacionadas ni con la maternidad, ni con el trabajo doméstico. Por el contrario, dichas mujeres jóvenes están definidas, en estas producciones culturales, por la capacidad de acceso a unos mercados de bienes económicos y simbólicos bien particulares, como la carrera académica, el vestuario o los cosméticos. Muchos estudios realizados en América Latina muestran cómo entre sectores de bajos ingresos económicos y una precaria inserción a los sistemas escolares, la maternidad y el establecimiento de una familia separada de los padres demarcan la transición hacia la realización del proyecto de una identidad femenina "acabada" (Arango, 1992). Así, realizando una comparación entre las representaciones de la identidad femenina entre mujeres jóvenes pequeño-burguesas y mujeres jóvenes de sectores populares en Colombia4, podemos ver que, mientras las "mujeres jóvenes" provenientes de clases poseedoras de un volumen relativamente importante de capital cultural y económico "aprenden" a ser mujeres a través de la estilización de su cuerpo y de la independencia adquirida a través de la carrera académica y profesional. Mientras que las mujeres jóvenes de sectores populares, aunque también están inmersas en las formas culturales de modelamiento e incardinación de su condición de género a través de sus cuerpos, la consolidación de un estatus femenino "acabado" se concreta a través del ejercicio de la maternidad y la conyugalidad (Arango,1992). Lo anterior nos permite afirmar que lo "femenino", como dispositivo de distinción cultural, no es natural. Por el contrario, se configura de múltiples maneras de acuerdo con la forma específica en la que el género se articula con otros modos de dominación social como la clase, la "raza", la "etnia" o la edad. El estudio que hice sobre las revistas femeninas juveniles sigue la idea propuesta por muchas teóricas feministas y por las corrientes contemporáneas de la teoría de género: no existe ninguna esencia natural detrás de la formación de la identidad de género. 1 Analizadas a partir de los discursos puestos en juego por las revistas femeninas juveniles. 100 EMBARRADAS IMPERDONABLES. LA CONSTRUCCIÓN DE LA FEMINIDAD JUVENIL EN REVISTAS "BANALES". Disciplinas corporales. De cómo llega un cuerpo a representar un género La especificidad de este material muestra cómo, a través de una serie de técnicas y estrategias de estilización corporal y de corrección emocional, ias "adolescentes" van aprendiendo a "convertirse en mujeres". Ese conjunto de técnicas y estrategias de corrección y estilización corporal se basa en formas de sujeción específicas, que el historiador francés Michel Foucault denomina como las formas disciplinarias del poder. Se trata, entonces, dei establecimiento de una economía del cuerpo a partir de la cual las disposiciones y ios usos "legítimos" de éste se imponen basándose en una serie de técnicas que buscan "modelar", hasta en su más mínima expresión, los movimientos, las disposiciones y las propias formas corporales. Si seguimos el sentido común 5 podríamos pensar -la mayoría de ias veces- ia forma bajo la cual el sistema de género organiza nuestra experiencia como sujetos sociales como una consecuencia directa de unas determinadas "realidades" corporales que se nos presentan como naturales. En mi investigación de las revistas femeninas juveniles, encontré que esas "realidades" corporales se constituyen por efecto de múltiples inversiones realizadas en ias formas de expresión y modelamiento corporal. Lo que se hace posible, a través de las múltiples prácticas de estilización corporal -como el maquillaje, la dieta, el ejercicio o ei vestuario-, es producir un cuerpo "femenino verdadero" que en ningún modo es exterior a ios modos y técnicas de la producción material de los cuerpos que acabamos de nombrar. A través de ese régimen disciplinar, sugiero, sin querer molestar a los psicólogos y psicoanalistas, que, por medio de los discursos que se ponen en juego en estas revistas, las "mujeres adolescentes" pasan por un proceso pedagógico mediante el cual aprenden el significado de la matriz heterosexual. Tal como se expresaría en alguna edición de Luna, estas mujeres jóvenes transforman sus relaciones de amistad y camaradería entre "mujeres", en una relación competitiva por los beneficios del mercado existente por el establecimiento de relaciones erótico-afectivas heterosexuales. 5 Entiendo el "sentido común" como el conjunto de dispositivos y prácticas cognitivas que ponemos enjuego para conocer y reconocer, muchas veces prereflexivamente, las relaciones sociales y el funcionamiento del mundo sensible. 101 MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO Feminidades y masculínidades, diacríticos poco naturales La "feminidad" o ia "masculinidad" son tan poco naturales, que el género no opera de manera automática, sino que, constantemente, debemos recordar, ya sea voluntariamente o por ia fuerza, la posición que ocupamos en la estructura de poder y posibilidad que el sistema de género determina. Si la posición dentro de éste sistema fuera algo tan evidente y natural, las diferencias sociales entre "hombres" y "mujeres" -a veces supremamente represivas con las dos categorías generizadas- no tendrían que "actuarse" (Butler, 1999) y recordarse todos los días, pues ya sea en las actividades dei cuidado corpora!, en los encuentros casuales con extraños o en la práctica de los deportes, estamos "actualizando" diariamente lo que significa ser "hombre" o "mujer" a través de la aceptación o ei rechazo de la norma de género. "En cuerpo ajeno". La enajenación de lo encarnado Otra de las narrativas de la dominación sobre ias "mujeres jóvenes" que está presente en ei material que estudiamos está relacionada con ia dicotomía entre cuerpo y mente, la cual es un dispositivo de pensamiento fundamental en el pensamiento Occidental desde la Ilustración. A lo largo de tres siglos, la oposición entre cuerpo y mente ha sido uno de los dispositivos estructurales en la organización del género, sosteniéndose que dicha oposición es el soporte de una relación asimétrica que reduce lo "femenino" ai cuerpo, a su existencia encarnada, mientras que io "masculino" puede trascender su realidad corpora! para acceder a! universo de la razón, de la contemplación reflexiva del mundo. Sin embargo, ios discursos contenidos en las revistas femeninas juveniles nos abren la puerta para mirar otra clase de temas problemáticos: ¿qué pasaría -como lo sostengo- si, además de reducir a ias mujeres a su mera existencia corpora!, los poderes disciplinares demarcasen una relación de exterioridad entre ei cuerpo "sujetado" y la subjetividad de la mujer? En estos discursos encontramos, efectivamente, al cuerpo como lugar central en la definición de la "feminidad", de ia experiencia de "ser mujer", aunque, en realidad, ese cuerpo es, en cierto sentido, un cuerpo heteronómico y extrañado. En otras palabras, si lo femenino es reducido a su "existencia encarnada", la producción de dicho cuerpo es producto de múltiples formas y técnicas de control disciplinar cuyo mayor efecto se inscribe en la condición de un cuerpo extrañado, ya que "llega a ser" a partir de dichas formas disciplinares del poder, y no se corresponde con una "subjetividad soberana"; es un "cuerpo femenino" que se pro- 102 EMBARRADAS IMPERDONABLES. LA CONSTRUCCIÓN DE LA FEMINIDAD JUVENIL EN REVISTAS "BANALES". duce y se materializa a través de una serie de saberes y prácticas disciplinarias que provienen de distintos campos discursivos como la medicina, la psicología o la nutrición, por nombrar sólo algunos. Veamos el siguiente ejemplo: aun cuando los "cuerpos de las mujeres adolescentes" son representados en las revistas como cuerpos sexuados y sexuallzados, no se reconocen los usos y las prácticas que estas mujeres mantengan por fuera de los discursos autorizados. La sexualidad femenina adolescente, tal como se aborda en las revistas femeninas juveniles, es un problema de la medicina, de la psicología, de las políticas públicas, pero nunca se deriva de la experiencia de un sujeto, de la subjetividad expresada a través de un "ejercicio autónomo" del deseo y del erotismo. Estas mujeres adolescentes, sujetos de discurso de dichas revistas, no tienen voz para expresar las formas en que se relacionan con sus cuerpos ni las maneras bajo las cuales viven sus propias experiencias eróticas. Las narrativas del amor. La reproducción simbóUca de la dominación de género La académica estadounidense Deborah Tolman (1994) realizó, en Estados Unidos, una investigación entre mujeres "adolescentes" de distintas clases sociales y orígenes "étnico- raciales". Contra la ¡dea que circula a través del sentido común según la cual las "mujeres" son más "emocionales" y buscan una relación afectiva antes que el contacto erótico, Tolman sostiene que esta idea es el soporte de una "inhabilidad" cultural para expresar el deseo, y que tiene una función regulatoria de la sexualidad femenina. Muchas veces, dice la autora, este "dispositivo emocional" previene y controla la expresión del deseo sexual en los casos en los que esas mujeres jóvenes desean explorar múltiples usos eróticos de sus propios cuerpos. Así, diríamos que las adolescentes no son más emocionales por definición, sino que la repetición de las normas culturales del género y la sexualidad se instituyen en lo más profundo de los cuerpos y las cabezas de las mujeres jóvenes, resultando en la "imperiosa necesidad de lo arbitrario". Canon. Género y sexualidad. Pequeño recordatorio No existe una forma más sencilla de evidenciar el carácter socialmente construido de los sistemas de género y sexualidad que la de observar atentamente los materiales que ia prensa popular ha ofrecido duran- 103 MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO te este siglo en Colombia. Empecemos hablando de los discursos sobre la sexualidad. Se creía en el siglo XIX (Pedraza, 1999), de acuerdo con las premisas constitutivas del discurso médico de la época, que el sexo era una fuerza que debilitaba la salud y la integridad física de los seres humanos. El discurso medico de la época prolongaba, aunque usando otros argumentos, la idea más antigua del sexo como una potencia corporal limitada, cuya "utilización" excesiva acarrearía problemas médicos de primer orden. El sexo era considerado como una fuerza negativa, que había que controlar, ya que atentaba no sólo contra un orden moral sino que disminuía la fuerza y la salud corporal y emocional. Después de los años 70, en Colombia, la sexualidad es incorporada ai discurso médico en forma positiva. Desde entonces, la "sexualidad" ya no era pensada como la causante de la enfermedad, sino que los problemas de salud y la falta de bienestar físico y emocional se relacionaban con su ausencia (la de actividad sexual) o su práctica "incorrecta" (Pedraza, 1999.). "La salud plena" sólo se logra a través del ejercicio de una sexualidad "verdadera", aquella que trae placer y bienestar y que, practicándola correctamente, también disminuye los riesgos inherentes a su ejercicio desviado o "anormal". La normalidad de la sexualidad "femenina" se establecía a partir del patrón del matrimonio heterosexual y, según este sistema de clasificación, aquellas mujeres que no cabían en este patrón eran consideradas "enfermas" o "peligrosas". La persistencia de esta forma de clasificar a las "mujeres" de acuerdo con sus comportamientos sexuales era evidente en algunos productos culturales hasta décadas recientes. Durante los años ochenta, en Colombia se producían fotonovelas, en el formato de folletín, en donde el ejercicio de la sexualidad por parte de "las mujeres" era reducido a las relaciones conyugales. En dichas historias, las "mujeres" que tenían relaciones sexuales extramatrimoniales se sentían culpables "eternamente", hasta que encontraban la redención moral en el amor verdadero y el matrimonio. Las representaciones de las "feminidades transgresoras", por ser sexualmente activas, eran generalmente identificadas con el ejercicio de la prostitución ( Thomas, 1984). La sexualidad en las revistas femeninas juveniles En el análisis de las revistas femeninas juveniles hemos encontrado cambios fundamentales en las formas discursivas que abarcan el tópico de la sexualidad. La mayor parte de los textos que abordan dicho tema en estas revistas parten del hecho de que las "mujeres adolescentes" en- 104 EMBARRADAS IMPERDONABLES. LA CONSTRUCCIÓN DE LA FEMINIDAD JUVENIL EN REVISTAS "BANALES". cuentran en las prácticas y usos eróticos de sus cuerpos una fuente de sentido y de definición de sus subjetividades; por esto, en las revistas se reconoce que las experiencias y prácticas sexuales ocupan un lugar importante de sus preocupaciones e inquietudes cotidianas. Ahora bien, a pesar de que se parte de un conjunto de representaciones de las "adolescentes" como sujetos deseantes y con vidas eróticas propias, existen múltiples estrategias discursivas que nos permiten elucidar la manera en que las formas de organización sociales y culturales del género actúan como principios organizadores de la sexualidad y viceversa. Sexualidad y género. Diferencias y articulaciones Se ha insistido en la importancia de una distinción analítica entre el género y la sexualidad. Bien vale la pena, aunque corte un poco el hilo de la argumentación, recordar en qué radica dicha distinción. El género es un sistema estructurante que organiza la sociedad de acuerdo con unos principios de distinción y jerarquización basados en "categorías sociales sexuadas" (masculino-femenino). Hay autora(e)s que consideran que el género produce estas categorías a través de dispositivos discursivos (es decir, estos significados se construyen a partir de procesos exclusivamente culturales), mientras otra(o)s consideran que los dispositivos culturales de género se constituyen sobre la base del dimorfismo biológico o de diferencias psíquicas fundamentales. La sexualidad es un dispositivo que organiza los deseos y las prácticas eróticas dentro de la cultura. La perspectiva de la sexualidad como un conjunto de discursos, ideas, prácticas y valores cuyo significado se establece en el marco de la acción humana y de las diferentes experiencias históricas, se conoce como una perspectiva constructivista de la sexualidad. Esto quiere decir que los significados y ias formas en que la sexualidad es vivida y experimentada por distintos grupos e individuos están estructurados por una serie de determinantes culturales y sociales específicos; por ejemplo, un estudio en Argentina mostraba cómo entre adolescentes de distintas clases sociales existían diferentes actitudes y prácticas respecto de la utilización de métodos anticonceptivos - esta es la perspectiva utilizada actualmente en las ciencias sociales-. Existen otras corrientes, teóricas y terapéuticas, que se inclinan por otro tipo de explicaciones acerca de la sexualidad como un hecho derivado de la organización puramente biológica de mujeres y hombres. ¿Para qué volver a recalcar esta distinción analítica? Si bien género y sexualidad son dos categorías analíticas distintas, esto no significa que 105 MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO no estén articuladas; más bien, los dos sistemas interactúan en formas específicas que ei género puede ser un elemento determinante en la organización dei deseo y !as prácticas eróticas y que ia sexualidad puede ser un condicionante de la organización social del género. De "sexys" y "gatas". La constitución de un estigma "No puedes vivir encerrada pensando... que lo único que quieren los hombres es rumbearse a ias mujeres. Eso no es cierto. Unos sí y otros no, eso depende de ti, como también de ti [sic], depende que los reconozcas, sepas defenderte de ellos con sutileza e inteligencia. No se trata de espantarlos, sino de que entiendan que contigo las cosas no son por el camino fácil del besito y el toque-toque. En cambio, si andas con precaución, pero andas, aprenderás a defenderte para que nadie te haga daño. Y con seguridad encontraras el tipo ideal para ti", (fragmento de "No seas presa fácil", en: revista Luna #13, marzo de 2000, pp. 22-23. Los subrayados son míos). La determinación recíproca existente entre estos dos sistemas se hace visible en ei análisis que hice de estas revistas. En éstas, particularmente en ia revista Luna, es r e c u r r e n t e ia a p a r i c i ó n de una o p o s i c i ó n estructurante del discurso entre dos modelos de "feminidad" propuestos: "sexy"/"gata". Las dos categorías corresponden a dos modos distintos de vivir la "feminidad". Sólo uno de los modelos representa la "verdadera feminidad" (sexy), mientras que "el otro" es el término negativo, el que define una "feminidad" deteriorada e indeseable (gata). Uno de los principales elementos que opera en dicha distinción es el de la sexualidad y el uso (erótico) dei cuerpo. La joven "sexy" sabe calcular cada movimiento, conoce el verdadero arte de estilizar el cuerpo para ser "insinuante" sin ser vulgar, es prudente y sabe mantener distancia de los "hombres"; la "gata", por ei contrario, es desmedida al maquillarse y al vestirse, no sabe controlar sus "impulsos sexuales", es, en una palabra, una mujer "vulgar". La violencia física y simbólica contra las feminidades contra-normativas. Los usos de la sexualidad muestran aquí los dos modelos propuestos para "vivir el género". La expresión o no de! deseo sexual y la utilización correcta de eufemismos para la expresión de los mensajes eróticos señalan ia frontera entre una manera verdadera de ser "femenina" y una manera "estigmatizada" y "perversa" de vivir esa feminidad. Las diferencias en las prácticas o actitudes acerca del ejercicio de la sexualidad distin- 106 EMBARRADAS IMPERDONABLES. LA CONSTRUCCIÓN DE LA FEMINIDAD JUVENIL EN REVISTAS "BANALES". guen y separan las formas legítimas de vivir el género de aquellas que están estigmatizadas, que no son verdaderas y vulneran a los sujetos que las practican. Parecería obvio que existen múltiples formas de vivir la "feminidad", pero ¿por qué algunas resultan más "verdaderas" que otras?, ¿por qué algunas formas "contra- hegemónicas" de vivir la "feminidad" tienen efectos perversos en quienes las practican? Volvamos a pensar ahora cómo las formas normativas de género se encargan de reproducir formas de violencia simbólica y física contra las mujeres. Con el siguiente ejemplo pretendo explicar mejor esta idea. Existe un conjunto de representaciones que se encargan de establecer una asociación muy poderosa entre la estilización del cuerpo y el uso de ciertos tipos de vestido. Como múltiples testimonios, formales e informales, que he escuchado o leído, muchos "hombres" y "mujeres" asocian dichas formas de estilizar el cuerpo y la presentación del vestuario cotidiano de las mujeres con ciertos indicadores empíricos de su "disponibilidad sexual". La clasificación de la "disponibilidad sexual" a partir de sus modos de vestir y de su estilística del cuerpo es un criterio de clasificación social que sólo abarca a las "mujeres", pues ningún "hombre" es agredido por la aparente incitación sexual que esta implícita en su forma de vestir. Por ejemplo, si algún hombre deja al descubierto gran parte de su cuerpo, utilizando prendas como bermudas, guayabera sin abotonar y pantuflas, lo más probable es que se lo califique como falto de gusto o como un simple "provocador", entendido esto como una posible oposición a una norma o un estilo hegemónico de vestuario; por el contrario, si una "mujer" se viste con ropa muy ceñida al cuerpo, con el abdomen descubierto o con falda muy corta, inmediatamente es clasificada con arreglo a una "escala sexual", haciéndose "vulnerable", en la mayoría de los casos, a "benignos" comentarios sexuales, aunque también, en casos no tan raros, a ser víctima directa de violencia o acoso sexuales. La oposición estructural entre "sexy" y "gata" no hace más que reproducir las formas de violencia simbólica y sexual contra el ejercicio de aquellas "feminidades", logrando que persista una perversa asociación entre ia estilística del cuerpo y el uso libre del vestido con una pirámide de disponibilidad sexual. Sólo una serie de dispositivos persistentes en ei sistema de género logran que dichas revistas reproduzcan la idea que existe una identidad entre la falta de corrección en la estética y la estilística corporal y la disponibilidad sexual de las "mujeres" que se apartan de dicha idea de corrección. 107 MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO BIBLIOGRAFÍA Arango, Luz Gabriela (1992), «Estatus adolescente y valores asociados con la maternidad y la sexualidad en sectores populares urbanos de Bogotá», en: Defossez, A.C., Fassin, D. y Viveros, M., Mujeres de los Andes. Condiciones de vida, instituto Francés de Estudios Andinos (Ifea), Universidad Externado de Colombia, pp. 263-287. 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ÜN PERSISTENTE MALENTENDIDO1 Mará Viveros Vigoya2 Si yo quisiera, podría cortarle las alas y sería mía, pero no podría volar y lo que yo amo es el pájaro Canción vasca Introducción Hasta cierto punto, una película filmada en 1983 por Tomás Gutiérrez Alea, uno de ios cineastas más reputados dei cine cubano 3 , narra la historia de un director y un guionista que preparan una película sobre el machismo en Cuba, en los años ochenta, con el objetivo de "elevar el nivel de conciencia de los obreros". Para tal fin, escogen como escenario el puerto de La Habana que, en opinión de ambos personajes, es un ámbito impregnado de machismo. Ellos, como intelectuales pertenecientes a las élites cubanas, creen estar lejos de esta lógica de construcción de la masculinidad, propia de ias clases subalternas. Osear, el guionista, busca realizar entrevistas con los trabajadores portuarios, y en este proceso conoce a una obrera del puerto habanero -madre soltera y aferrada a su libertad- con quien inicia un romance. Esta relación amorosa revela la distancia que separa los ideales que Osear pregona en el ámbito público de su aplicación en el mundo privado, pues su vida matrimonial resulta ser bastante convencional y sus acuerdos ideológicos con su amigo y director de la película, cuyas motivaciones para filmar son muy distintas a las suyas, bastante débiles. Sus ideales igualitaristas no encuentran eco en sus propias prácticas: intentando mostrar ei machismo que pervive 1 Agradezco a Marco Alejandro Meló sus valiosos y perspicaces comentarios sobre este artículo. Profesora asociada del departamento de antropología y de la maestría en estudios de género de la Universidad Nacional de Colombia; investigadora dei CES de la Universidad Nacional de Colombia. 3 Algunas de las películas más populares de Gutiérrez Alea son Memorias del subdesarrollo, filmada en 1970, y Fresa y Chocolate, que fue nominada en 1993 ai premio Osear como la mejor película extranjera y despertó mucho interés en el ámbito internacional. 2 111 MARÁ VIVEROS VIGOYA en los obreros portuarios, pese a los cambios que ha traído la revolución, termina por descubrir los límites de estas transformaciones y su propio machismo. Los versos del epígrafe de este artículo son los de una canción vasca que suena tanto al comienzo como casi al final de la película. Resumen con agudeza una de las contradicciones planteadas por esta cinta: la de una relación amorosa que se debate frente ai riesgo de ahogar el soplo que la anima. Haciendo una analogía entre las relaciones amorosas y las revoluciones, podríamos decir que unas y otras enfrentan constantemente ei riesgo de perder el impulso del viento libertario que las empuja en sus inicios. Pero Hasta cierto punto no sólo hace un planteamiento crítico sobre las relaciones de posesión implícitas en las relaciones amorosas, sino también intenta mostrar que el machismo es una actitud atravesada por factores diversos, relacionados muchas veces con el contexto histórico en el cual se produce -en este caso en una sociedad sometida a un cambio radical que pretende trastocar los valores heredados-. TEXTO EN LA POSTAL:"Grasicntos". Soldados de Carranza cocinando tortillas en Agua Prieta, México. En este artículo deseo explorar las especificidades de ia dominación masculina en América Latina a partir de las reflexiones que me suscitó, como espectadora, esta película. Examinar el tema dei machismo a partir del abordaje que hace de él una producción fílmica4 resulta interesante porque permite distintos niveles de lectura de este fenómeno que posibiEste filme, aunque no es reciente, conserva gran actualidad y pertinencia analítica. 112 EL MACHISMO LATINOAMERICANO. UN PERSISTENTE MALENTENDIDO litan comprenderlo como una construcción sociocultural e histórica diversa y compleja. La película Hasta cierto punto entrelaza la ficción de una película que nunca logra filmarse con los reportajes a los estibadores del puerto de la Habana en torno de sus realidades cotidianas, laborales y familiares. Esta mezcla de situaciones traduce en imágenes las tensiones que construyen tanto ia película como ei proceso social que se describe en ella (relacionado con la construcción de una revolución que debería implicar una transformación en ei orden de género): tensiones entre ideales y prácticas, entre trabajadores intelectuales y manuales, entre hombres y mujeres, entre ficción y realidad, entre deseos y compromisos y entre obra didáctica y abierta. Los significados del machismo y su inscripción en América Latina Ei machismo ha sido definido como la obsesión masculina con el predominio y la virilidad que se expresa en posesividad respecto de la propia mujer y en actos de agresión y jactancia en relación con otros hombres (Stevens, 1973; Fulier, 1998). Este término, utilizado inicialmente pero ambiguamente en relación con ias representaciones de hombría de ios varones mexicanos (Gutmann, 1996; Monsíváis, 2004) se ha convertido, en el lenguaje corriente, en un sinónimo de la masculinidad latinoamericana. Por tai razón, vale la pena examinar las aproximaciones que se han hecho a lo que se ha denominado machismo latinoamericano en el ámbito académico y sus relaciones con ia masculinidad. Una de las vertientes de estudio de este fenómeno es ia representada por autores como Octavio Paz -en su ensayo Ei laberinto de la soledad (1959)-, y retomada más tarde por Milagros Palma (1993), Norman Palma y Sonia Monteclno (1993 y 1 9 9 1 , respectivamente). Paz afirma que la exageración y la arbitrariedad del predominio masculino en ias sociedades coloniales ibéricas se deben a su nacimiento -real y simbólico- signado por la ilegitimidad. Para este autor, ia figura de la Malinche 5 -que traiciona a su pueblo y es humillada por un hombre que desprecia su descendencia- constituye un mito fundador del orden social latinoamericano. En este contexto, io masculino se percibe como una construcción signada por la imagen de un padre que reniega de sus hijos y se rehusa a respetar y proteger a ia madre. El macho sería, pues, la encarnación de este principio masculino, arbitrario, brutal y sin control, pero poderoso y admirado, que encuentra sus raíces en el trauma de la conquista. 5 La Malinche fue una indígena mexicana, hija de un cacique de lengua náhuatl, que sirvió de intérprete de las lenguas náhuatl y maya a Hernán Cortés, su amante español, y quien fue conquistador del imperio azteca. 113 MARÁ VIVEROS VIGOYA Los trabajos de Milagros Palma, Norman Palma y Sonia Monteclno señalan, en concordancia con los postulados de Paz, que el mundo latinoamericano mestizo es una organización social fruto de la violación en la que se perpetúa y legitima constantemente la superioridad masculina y europea. La exacerbación del machismo en América Latina estaría asociada, según Norman Palma, con su fuerte composición mestiza, y según Montecino, al pobre desarrollo de la figura paterna como centro y foco de autoridad. Aunque esta p e r s p e c t i v a t i e n e la ventaja de c o n s i d e r a r las especificidades históricas de ias sociedades iberoamericanas para explicar la dinámica de las relaciones de género, presenta una imagen de la región como si de una totalidad homogénea, continua y estática en el tiempo se tratase, ignorando las particularidades históricas y culturales de cada una de estas sociedades y los cambios que se han producido I en ellas. La antropóloga peruana Norma Fulier recuerda en su artículo "Reflexiones sobre el machismo en América Latina" que las sociedades coloniales ibéricas eran sociedades jerárquicas donde las relaciones no se regían por principios universales sino contextúales, lo cual significaba que cada grupo étnico-raciai instituía diferentes códigos éticos y podía establecer diferentes modalidades de relaciones entre hombres y mujeres dentro y fuera de su grupo étnico-raciai. La existencia de estas jerarquías étnico-raciaies propició una amplia circulación de los varones de los grupos dominantes entre ias mujeres de ios distintos grupos dominados, así como un fuerte control de la sexualidad de las mujeres de los grupos dominantes. Otra de las vertientes de estudio del machismo latinoamericano se ha interesado más por su relación con la producción de imágenes nacionales que por su pasado colonial. En esa corriente podríamos ubicar trabajos como el del antropólogo norteamericano Matthew Gutmann (1996, 114 EL MACHISMO LATINOAMERICANO. UN PERSISTENTE MALENTENDIDO 1998), quien analiza el machismo en México y concluye que éste ha sido construido en medio de unas relaciones conflictivas entre los Estados Unidos y México. Para ios Estados Unidos, el término machismo "tiene una historia racista bastante explícita" y ha sido asociado con rasgos negativos de carácter, no entre los hombres en general, sino específicamente entre ios hombres latinoamericanos, y la figura del macho coincide con la del emigrante mexicano al cual se le adjudica una violencia y una sexualidad incontrolables -es una imagen que sirve para clasificar -y descalificar- a los hombres de acuerdo con su supuesto carácter nacional y racial inherente-. Este término permite actualmente a los estadounidenses hacer generalizaciones peyorativas sobre rasgos supuestamente culturales de ios hombres mexicanos -y por extensión latinoamericanos-, convertidos de esta manera en encarnaciones de la alteridad 6 ; además, posibilita hacer gradaciones entre io superior y lo inferior en las cuales se superponen colores de piel y comportamientos sexuales. Ahora, en el caso de México, esta noción se populariza en ias décadas de los cuarenta y cincuenta, período en que se busca la consolidación del Estado nación a través de la construcción de una identidad nacional única. La figura del guerrero revolucionario, personificada en ei charro 7 , sintetizaría los valores que se le atribuyen al héroe fundador de la nueva nación: estoicismo, valentía, generosidad y capacidad de seducción. Esta representación, difundida en toda América Latina a través de la radio y el cine, ha contribuido a entrelazar fuertemente los símbolos de la identidad nacional con los símbolos de ia identidad masculina (Monsiváis, 2004). También es importante señalar que, en América Latina, el surgimiento del nacionalismo enfrentó un dilema entre la naturaleza manifiestamente mezclada de su población y las connotaciones claramente blancas del progreso y la modernidad (Wade, 1998). Este dilema se resolvió acogiendo los modelos de modernidad y progreso provenientes de Europa y Estados Unidos, y agregándole, de distintas formas, el ingrediente de la mezcla racial. Mientras en unos países el nacionalismo adoptó la forma de la idealización del mestizaje y ia afirmación de la ideología democrática general de que "todos somos mestizos", en otros prevaleció ia ideolo6 Podríamos también hacer una aproximación entre el lugar que ocupa Latinoamérica en el imaginario de muchos norteamericanos y europeos, y ei lugar que ha ocupado Oriente para Occidente, como una de las imágenes más profundas y recurrentes del Otro y como un contraste en cuanto imagen, ¡dea, personalidad y experiencia, tal como lo muestra la obra de Edward Said, Orientalism. 7 No obstante, se debe considerar que ia imagen del "charro" es ambigua, no sólo como mito de ia identidad nacional mexicana, sino como imagen primigenia al interior de las industrias culturales. En éstas se lo muestra muchas veces como un hombre vulnerable y "amenazado" en su condición viril por el enamoramiento. 115 MARÁ VIVEROS VIGOYA gía discriminatoria que asoció la consolidación nacional con el proceso de blanqueamiento. En ei caso de México y de otros países que le asignaron un lugar importante a su componente poblacional mestizo, esta mayoría mestiza fue ia encargada de mantener en alto el blasón de la identidad nacional mediante actos heroicos de valor y entrega a la patria. De esta manera, durante la álgida etapa de la revolución mexicana, se multiplicaron los acontecimientos que requirieron, de hombres y mujeres, coraje y "agallas" y dieron nacimiento al elogio de los compromisos de hombría en los corridos, género musical de ia epopeya revolucionaria en la que se equipara, como lo señala Carlos Monsiváis, "el afán revolucionario con la indiferencia ante ia tragedia p e r s o n a l " (2004.93). No obstante, como lo plantea con perspicacia este mismo autor, "mientras es una conducta inevitable por muy extendida (y a la inversa), el machismo no es objeto de la crítica" ( 2 0 0 4 : 9 4 ) ; sólo al separar sus aspectos más folclóricos y "negativos" se lo identifica como una conducta específica y se lo comienza a asociar con ei comportamiento de las clases o grupos sociales subalternos 8 . El machismo en un contexto jerarquizado sodo-racialmente El punto que no contempla el trabajo de Norma Fulier, y que permite tender el puente entre las distintas vertientes académicas interesadas en el estudio del machismo latinoamericano, es el de la persistencia de un patrón de dominación organizado y establecido sobre ¡a ¡dea de raza proveniente dei período colonial- en los proyectos de construcción nacional de los nuevos países latinoamericanos (Quijano, 2000). Fulier señala que en ias s o c i e d a d e s l a t i n o a m e r i c a n a s c o h a b i t a n d i f e r e n t e s temporalidades y culturas que determinan que algunos aspectos de ¡a vida social (los de la familia, el parentesco, los interétnicos y de género) sigan regidos en gran parte por los modelos tradicionales, mientras otros (asociados con lo jurídico, lo educativo, los medios de comunicación y algunos sectores económicos) estén más integrados con los circuitos 8 La figura del macho guerrero no sólo está presente en los géneros musicales populares -como el corrido. También lo está, como me lo señala Manuel Rodríguez R. (coautor de este libro), en las producciones literarias, refiriéndose a algunas obras citadas por Renato Rosaido en su importante iibro Cultura y verdad. Rosaido se detiene particularmente en una de ellas, With His Fistol in His Hand, escrita por Américo Paredes en la década de 1950, período en que el prejuicio antimexicano era muy virulento y en el que "se requería valor para desafiar la ideología dominante de la superioridad racial anglotexana" (Rosaido 1991. 141). El héroe guerrero descrito en el trabajo de Paredes me parece emblemático de esta búsqueda de construir un personaje de resistencia cuya virilidad permitiría desafiar la supremacía cultural anglotexana 116 EL MACHISMO LATINOAMERICANO. U N PERSISTENTE MALENTENDIDO modernos y hayan hecho cuestionamientos al orden jerárquico tradicional. Sin embargo, es preciso subrayar que en las sociedades latinoamericanas no sólo coexisten distintas temporalidades sino que, hasta hoy, no ha sido posible -salvo de modo parcial y muy precario- formar un espacio común de identidad y de sentido para toda su población tanto dentro de los diferentes Estados nación como en torno de una idea de "unidad" latinoamericana (Quijano, op. cit., García Canclini, 1999). La persistencia de la ¡dea de raza como instrumento de dominación social ha sido un factor muy limitante para un real proceso de democratización en todos ios ámbitos de la vida social, incluidas las relaciones de género. La película de Gutiérrez Alea permite situar ei machismo en un contexto social donde se visibilizan las dimensiones étnico-raciaies de este fenómeno. El machismo puede ser pensado como un comportamiento que no sólo hace referencia a una dominación de género sino también a jerarquías entre sociedades, culturas y grupos étnico-raciaies. Matthew Gutmann comenta que uno de los primeros trabajos mexicanos en que se critica el machismo mexicano asocia las cualidades masculinas negativas con la clase obrera urbana y que, desde entonces, éste ha sido uno de los temas predominantes en los escritos sobre ¡a masculinidad latinoamericana y el machismo (Gutmann, 1998). Por otra parte, como io señala Robert Connell (1998), la "raza" ha sido concebida en gran medida como una j e r a r q u í a de c u e r p o s , hecho que ha q u e d a d o inextricablemente mezclado con las jerarquías existentes entre las distintas formas de masculinidad. Mientras en algunos casos esto ha implicado la feminización de los hombres de ios grupos raciaiizados, en otros ha significado, por ei contrario, la atribución de rasgos de hipervirilidad estimada negativamente desde el modelo de la masculinidad hegemónica. 117 MARÁ VIVEROS VIGOYA En Hasta cierto punto, el ordenamiento socio-racial se combina con ias jerarquías entre mascuiinidades. ¿Quiénes son los personajes masculinos negros de esta cinta y en qué secuencias fíimicas aparecen? Son los trabajadores portuarios, los mozos de los restaurantes y bares, ios bailarines y músicos de las discotecas, los hombres a quienes se imputan actos de violencia con sus cónyuges e irresponsabilidad con su prole; es decir, son personajes que ocupan posiciones sociales subalternas, que están en ios márgenes de la alta cultura y que encarnan las actitudes masculinas indeseables. La película ilustra con agudeza las dinámicas que generan las interacciones del género con otras estructuras como la clase social y la "raza", lo que muestra el modo en que ias relaciones de clase y étnico-raciaies operan para establecer rangos entre varones y mascuiinidades en función de sus comportamientos en ei ámbito familiar y sexual, por io que, en consecuencia, se supondría que los varones cubanos, trabajadores intelectuales comprometidos con ia revolución y con un alto nivel de conciencia ideológica, mayoritariamente blanco-mestizos, deberían ser los "proveedores responsables", los "padres presentes" y los esposos monógamos, y que sus adecuadas conductas de género deberían servir como modelo para los demás varones cubanos y como precepto al cual se les enseña a aspirar. El machismo es definido inicialmente en Hasta cierto punto como una exacerbación de las conductas viriles propias de ias clases trabajadoras, poco educadas y conformadas en su gran mayoría por ios grupos étnico-raciaies menos europeos; sin embargo, a medida que avanza la narración de la película, se hace evidente que esta división entre grupos sociales inherentemente machistas y no machistas no existe. Uno de ios elementos interesantes de esta filmación es la puesta en escena de las contradicciones experimentadas por sus personajes masculinos intelectuales -el guionista y el director de cine- cuando, pretendiendo denunciar el machismo imperante en los obreros portuarios, descubren (aunque rehusen aceptarlo) que sus propias existencias están llenas de "eso" que pretenden transformar. La relación amorosa entre el guionista y la combativa trabajadora del puerto, tenaz defensora de su autonomía, sirve como catalizadora de esta mirada reflexiva y crítica de los privilegios masculinos, de clase y etnia/"raza". El resultado del ejercicio de reflexividad que sugiere la película es que ni los trabajadores portuarios corresponden al estereotipo que existe sobre eilos, ni los intelectuales revolucionarios tienen conductas muy diferentes de las de los obreros. Las licencias que el guionista y el director de cine se permiten en sus relaciones conyugales, el reconocimiento so- 118 EL MACHISMO LATINOAMERICANO. U N PERSISTENTE MALENTENDIDO cial del que gozan por su trabajo intelectual y las atenciones que reciben de parte de sus esposas no están disociadas de sus prerrogativas de género y de clase; sin embargo, no les es fácil reconocerse como parte del problema que buscan resolver (elevar el nivel de conciencia de los obreros y transformar sus supuestos comportamientos machistas). La revolución y la democratización de la intimidad Ei título de la película, Hasta cierto punto, señala también los límites de los logros de la revolución cubana en la democratización de la intimidad. Teniendo en cuenta la perspectiva igualitaria de la revolución cubana, habría podido esperarse que las conductas "machistas", en tanto perpetúan el viejo orden social, hubieran ocupado un lugar central en las críticas a los valores que apuntalaban este orden; sin embargo, Hasta cierto punto muestra que lo que en realidad sucede es un desplazamiento de ia crítica de género -como vector de construcción de una sociedad igualitaria- hacia la búsqueda de una explicación de los denominados comportamientos machistas originados en la supuesta falta de conciencia revolucionaria propia de las clases con menor capital cultural. Si bien se supone que la ampliación de las posibilidades democráticas en el orden político global puede tener como efecto la democratización de la vida personal (Giddens, 1997), la película muestra que no existe una simetría entre uno y otro nivel, que las mediaciones entre i a esfera íntima y la esfera pública no son automáticas y que la democratización en las relaciones de género no tiende a consolidarse por sisóla. Volviendo a la analogía enunciada al inicio, vale la pena detenerse un momento en el paralelo que se puede establecer entre la revoución y el sentimiento amo- 119 MARÁ VIVEROS VIGOYA roso. Para Bourdieu (1998), la experiencia del amor o de la amistad sería un momento de excepción respecto de la ley de la dominación masculina, una suspensión de ia violencia simbólica o, por el contrario, una forma suprema, más sutil e invisible de esta violencia. Siguiendo a este autor, podríamos decir que durante este período de tregua milagrosa, en que la violencia viril se apacigua, las mujeres "civilizan" las relaciones sociales, despojándolas de su brutalidad, instaurando relaciones basadas en la reciprocidad y el desinterés, y en las que los varones deben renunciar a su intención de dominar si quieren preservar la magia del enamoramiento -tal como acontece en la canción vasca... No obstante, como lo señala Bourdieu, este "amor puro" es intrínsecamente frágil y está incesantemente amenazado por el retorno de las relaciones de dominación o por el simple efecto de su rutinización, aunque, pese a su carácter efímero, persiste como ¡deal práctico que amerita ser alcanzado por la excepcional vivencia que suscita. Con palabras similares podríamos describir la experiencia revolucionaria como un momento único que permite imaginar la reconstrucción de una sociedad a partir de ideales igualitarios y de reciprocidad y como el derrumbamiento de un orden basado en relaciones de opresión y subordinación; de igual forma, pese a las dificultades que constantemente la acechan, también podemos decir que ha perdurado como una utopía y como un ideal digno de ser buscado. El machismo y las redefíniciones de la masculinidad Mientras en los años anteriores a la década del sesenta sólo se criticaba excepcionalmente al machismo por sus excesos, a partir de entonces empiezan a proliferar los textos, películas, programas de televisión, informes y encuestas que censuran al machismo como a una "'mala palabra' delatora de actitudes vandálicas y señal de anacronismo sin remedio" (Monsiváis, op. cit, pp. 95); sin embargo, la mayor parte de estas censuras, que a veces se reproduce en los medios masivos de comunicación, tienden a circunscribir al "machismo" al ámbito de las relaciones interpersonales, centrándose en la falta de "civilidad" de los hombres en sus relaciones con otros hombres y, en particular, con las mujeres. No se cuestionan con el mismo ímpetu los nexos entre estos comportamientos y el ideario de algunos partidos políticos que "elevan las tradiciones de interiorización femenina al rango de esencias nacionales" (Monsiváis, op. cit, pp. 92). En las dos últimas décadas, un número cada vez más mayor de trabajos académicos latinoamericanos ha abordado el tema de la masculini- 120 EL MACHISMO LATINOAMERICANO. UN PERSISTENTE MALENTENDIDO dad, intentando examinarla a la luz de los debates contemporáneos en la teoría social y teniendo en cuenta las transformaciones económicas, políticas y culturales que viven los distintos países de la región. Este análisis ha pasado en muchas ocasiones por la referencia al machismo, en relación con el orgullo nacional, ias relaciones intrafamiliares o los problemas de violencia de diversa índole. En estos nuevos estudios, la masculinidad ya no es entendida como una cualidad esencial y estática sino como una manifestación histórica, una construcción social y una creación cultural. Se acepta que la masculinidad tiene una variedad de significados según las personas, las culturas y los momentos históricos, y que su articulación con las diferencias étnico-raciaies o de clase crea dinámicas más amplias entre las mascuiinidades. En las sociedades latinoamericanas, caracterizadas y reconocidas en la última década no sólo como policlasistas sino también como pluriétnicas y multiculturales 9 , se ha vuelto necesario, además, pensar en las distintas formas en que se construyen las identidades masculinas en los diferentes grupos étnicos y complejos socioculturales y en las relaciones que sostienen esas mascuiinidades entre ellas. Uno de los riesgos que comporta el reconocimiento de múltiples mascuiinidades, producto de la combinación de los efectos de la clase, la raza, la etnia y el género, es su simplificación, afirmando, por ejemplo, la existencia de una masculinidad negra, gaucha o de la clase trabajadora. Desde este punto de vista, no sólo es substancial reconocer las múltiples mascuiinidades sino que es necesario identificar las relaciones de género que se operan dentro de ellas (Connell, 1998). También es importante subrayar que las identidades de género y las identidades de clase o étnico-raciaies se adquieren al mismo tiempo y generan prácticas sociales marcadas simultáneamente por estas múltiples identidades (García de León, 1994). Las representaciones del machismo en las producciones fílmicas latinoamericanas como Hasta cierto punto lo han descrito como un comportamiento defensivo e intransigente que pretende resistir a los cambios en el lugar de las mujeres en la sociedad y a su incursión en los espacios tradicionalmente masculinos. La cinta de Gutiérrez Alea denuncia el machismo como una pervivencia del pasado y como una tentativa de resguardar las prerrogativas masculinas que han perdido legitimidad en este nuevo contexto político. En este sentido, el machismo se convierte, a los ojos del espectador o espectadora, en una conducta negativa que ningún hombre debería ni querría asumir. 9 En este momento, la mayor parte de estados latinoamericanos (Nicaragua, Brasil, Colombia, México, Paraguay, Perú, Bolivia, Ecuador y Venezuela) han reformado o adoptado nuevas constituciones en las cuales se reconocen como naciones pluriétnicas y multiculturales. 121 MARÁ VIVEROS VIGOYA Las nuevas producciones fílmicas y literarias de la región han mostrado las tensiones que caracterizan las construcciones de ias identidades masculinas en América Latina y las contradicciones que están experimentando los varones latinoamericanos en relación con los sentidos y significados de ser hombres. Hasta cierto punto permite ilustrar, además, la forma en que se entrelaza la definición del machismo con las jerarquías socio-raciales que ordenan las relaciones sociales en las sociedades latinoamericanas. De este modo, la referencia al machismo se convierte en un recurso discursivo disponible socialmente para descalificar y retratar al otro como menos desarrollado -y en el caso de la película de Alea, con un menor nivel de conciencia "revolucionaria"-. La tenacidad de la dominación masculina (en América Latina, pero no solamente) Antes de finalizar este artículo, me parece necesario recordar que, pese a los cambios que se están produciendo en las relaciones de género en las sociedades latinoamericanas -y que varios de los estudios sobre masculinidad enfatizan-, las desigualdades de género y los efectos de las construcciones más "ortodoxas" de la masculinidad persisten. A modo de ejemplo, voy a hacer alusión a algunas de sus expresiones en el ámbito colombiano, no muy distintas de las que se reportan en otros países de la región. En la política, por más candidatas a la presidencia de la República que hayan existido, por más gobernadoras, alcaldesas, senadoras y diputadas que se hayan acumulado en los últimos años, los hombres continúan ocupando más de 93% de las alcaldías del país y más de 85% de los escaños en el Congreso. En 1998, el porcentaje de mujeres en puestos gubernamentales en Colombia era de 2 6 , 1 % -discriminado por niveles, en el nivel ministerial (ministros, secretarios de estado y jefes de bancos centrales y organismos representados en el gabinete) el porcentaje alcanzó 17,6%, mientras que en el nivel subministerial (viceministros, secretarios permanentes, directores y asesores) era de 28% 10 -. Si bien las mujeres constituyen un poco más de 40% de la nómina de servidores públicos, los hombres ocupan 8 1 % de los puestos directivos y 74% de los cargos en el nivel ejecutivo". ' Fuente: Informe sobre desarrollo humano, 2000, Pnud. Fuente: "Mujeres de palabra", Fondo de Población de las Naciones Unidas, Bogotá, marzo de 2001. 11 122 EL MACHISMO LATINOAMERICANO. UN PERSISTENTE MALENTENDIDO No obstante los importantes logros educativos de ias mujeres colombianas en las últimas décadas, la brecha de ingresos entre hombres y mujeres se ubica en 28%, demostrando que el sexismb en el ámbito laboral conserva su fortaleza. Según ios mismos datos de Unicef ( 2 0 0 2 p , la discriminación contra ias mujeres se intensifica entre las trabajadoras rurales ya que son las principales víctimas dei conflicto armado y el desplazamiento forzado. En relación con el desempleo, los indicadores básicos de la situación de salud en Colombia señalan que el desempleo afecta a las mujeres casi dos veces más que a los hombres. Cifras del año 2 0 0 0 1 3 indican que, mientras 1 2 , 1 % de los hombres está desocupado, en ias mujeres este porcentaje se eleva a 23%. En Colombia, los hombres suelen ser protagonistas en los distintos escenarios de conflicto armado y de las más diversas formas de violencia tanto pública como familiar, con todo lo que esto implica sobre su bienestar, así como el de otros hombres, mujeres, niños y niñas. Algunas de las investigaciones realizadas con jóvenes desvinculados del conflicto señalan que muchos de ellos se afiliaron a los grupos armados ilegales de manera voluntaria y que, de éstos, 52% afirmó haberlo hecho por el sentido de pertenencia que brinda el uniforme y el inmenso poder que genera tener un arma en ias manos 14 . Los altísimos índices de violencia intrafamiliar y de violencia en la pareja, los delitos sexuales contra mujeres, el alto porcentaje de mujeres que ha vivido en unión y ha sido violada por su esposo o compañero señalan que la violencia sigue siendo el lenguaje al que muchos hombres colombianos acuden en primer lugar para imponer y proclamar su supremacía. Estas cifras manifiestan también que ¡os derechos humanos de las mujeres, particularmente sus derechos sexuales y reproductivos, siguen siendo poco respetados. Otra de las expresiones de esta violencia de género es la inasistencia alimentaria del padre, infracción que ocupa ei segundo lugar entre los delitos más frecuentes en ei nivel nacional. En el año 2 0 0 1 se reportaron 59.000 denuncias 15 . La situación es aún más dramática si se tiene en cuenta, además, que un gran porcentaje de ios casos de violencia intrafamiliar y sexual y de inasistencia alimentaria no es reportado por las mujeres víctimas por causa del miedo, la dependencia económica o afectiva y la naturalización social de la violencia masculina. -' Fuente; www.unicef.org/colombia. : Fuente: Situación de salud en Colombia, Indicadores básicos 2002, Ministerio de Salud. 1 Fuente: Informe sobre ios derechos humanos de la niñez en Colombia 2001, www.defensoria.gov.co. ' Fuente: Informe sobre los derechos humanos de la niñez en Colombia 2001, www.defensoria.gov.co. 123 MARÁ VIVEROS VIGOYA Por último, deseo mencionar dos situaciones que ilustran con particular perspicacia la tenacidad de la dominación masculina y la permanencia de algunos rasgos asociados con el machismo, como el linchamiento social de los varones que se alejan del estereotipo de lo "viril". Estas situaciones son las atinentes a la profunda resistencia que genera en Colombia la sola mención de la despenalización del aborto y la homofobia que expresan gran parte de quienes se oponen a la concesión de derechos patrimoniales y otras garantías sociales a las parejas del mismo sexo. Pese a las altas tasas que han sido documentadas de morbilidad y mortalidad femeninas asociadas al aborto realizado en clínicas clandestinas y en condiciones precarias (que afectan fundamentalmente a las mujeres de sectores populares y a las adolescentes), desde 1936 la ley colombiana considera de manera absoluta que esta interrupción es un delito "contra la vida y la integridad personal". Las modificaciones que la legislación ha recibido no consideran sino aspectos secundarios como la duración de las penas y la atribución de circunstancias atenuantes o agravantes en relación con las sanciones a que da lugar. En varias ocasiones, el poder legislativo ha examinado propuestas de ley presentadas desde el Senado y la Cámara de Representantes que intentaron, sin éxito alguno, despenalizar el aborto bajo ciertas condiciones. La religión católica ha sido particularmente severa en la valoración moral del aborto y ha impuesto su criterio para archivar los distintos proyectos de ley. Todo ha sucedido como si los partidos políticos prefiriesen una aplicación flexible de la ley que su modificación 1 6 . Estas reacciones muestran el peso que siguen teniendo en nuestro país los valores morales defendidos por la Iglesia católica y su influencia en los asuntos del Estado. Es útil recordar también, como lo hace Carlos Monsiváis, que desde la Conferencia mundial de las mujeres en Pekín, el clero católico rechazó el uso del término género porque traicionaba "la división natural del mundo entre hombres y mujeres" (2004: 97). Uno de los mecanismos corrientemente utilizados por los varones para establecer jerarquías de la masculinidad, y para mantener, reforzar y reproducir la masculinidad hegemónica (que legitima, o se usa para legitimar la posición dominante de los hombres y la subordinación de las 16 Como me hizo caer en cuenta Marco Alejandro Meló, esta situación parece estar cambiando con las recientes reformas al sistema penal acusatorio colombiano. Gracias a que hoyen día losjuicios se hacen de manera "sumaria", las y los trabajadores de salud que tienen contacto con las mujeres que interrumpen voluntariamente su embarazo guardan expectativas más favorables de imponer sus propias valoraciones morales sobre dichas mujeres. 124 EL MACHISMO LATINOAMERICANO. U N PERSISTENTE MALENTENDIDO mujeres) es el de recurrir a la homofobia, presente en muchas de las ironías, burlas y críticas que se hacen para descalificar a los hombres menos ajustados al modelo imperante de virilidad (Viveros, 2002). Pero esta homofobia no alude únicamente a las antipatías que suscitan los hombres "afeminados" sino, y fundamentalmente, a "la movilización activa del prejuicio, la beligerancia que cancela derechos y procede a partir de la negación radical de la humanidad de los disidentes sexuales" (Monsiváis, op. cit., p. 107). Una de sus expresiones más fuertes en Colombia ha sido la de quienes se unieron en torno a la fundación Unidos a Dios salvaremos a Colombia (FUDSC) para oponerse con vigor al proyecto de ley por el cual se intentó, en el año 2002, reconocer algunos derechos patrimoniales a las parejas homosexuales. Los argumentos utilizados por estas instituciones e individuos mencionaron la ley "moral natural" y calificaron la homosexualidad como un delito "contra-natura" que vulnera el "orden natural" señalado por la religión católica. Las uniones de parejas del mismo sexo fueron descritas como un "remedo de sociedad doméstica, que ataca y compite con ella como comunidad de amor" (FUDSC, 2002: 7a) y como una amenaza tanto para la especie humana como para la sociedad y la cultura. A través de las a r g u m e n t a c i o n e s que se e n f r e n t a n t a n t o a la despenalización del aborto como a la concesión de derechos a las uniones del mismo sexo, se perfila un orden de género que separa, como dos principios opuestos, la heterosexualidad y la homosexualidad, la defensa de la vida y los derechos de las mujeres, lo natural y lo antinatural, la conservación de la especie y la disolución de la sociedad. No es casualidad que quienes se oponen a uno y otro proyecto sean los mismos que garantizan, reproducen y consolidan las jerarquías que sostienen el andamiaje de la masculinidad "natural", cuya versión más estridente corresponde con lo que se ha denominado machismo. Para concluir, quisiera, en primer lugar, invitar al lector o lectora event u a l de este texto a que m o d i f i c a s e esa imagen esencializante y homogeneizadora que se ha tenido de la masculinidad latinoamericana y a pensar el machismo latinoamericano como el resultado de prejuicios etnocéntricos y de la fabricación de imágenes nacionales difundidas a través de los medios de comunicación (Fulier, 1998). Las identidades masculinas latinoamericanas son múltiples y diversas, tal y como lo muestran numerosos trabajos realizados en la región (Archetti, 1998; Fachel Leal, 1992; Fulier, 1997; Gutmann, 1998; De Keijzer, 1997; Lerner, 1998; Viveros, 2 0 0 1 y 2002, entre otros), y no pueden ser reducidas a generalizaciones reificadas y esencializantes sobre los varones latinoamericanos. 125 MARÁ VIVEROS VIGOYA En segundo lugar, espero haber contribuido a aclarar el persistente malentendido que ha existido en torno de lo que se ha denominado, fundamentalmente por parte de los medios de comunicación, el machismo latinoamericano; por una parte porque, como lo he mostrado a lo largo de este artículo, es una noción con muy corto alcance analítico y explicativo para dar cuenta de los fundamentos simbólicos y sociales de la dominación masculina en América latina, por otra, porque constituye un término mistificador que permite naturalizar el comportamiento de los varones de los grupos sociales subalternos (ya sea por su clase o su origen étnicoraciai) y calificarlo como poco civilizado e incapaz de adoptar los comportamientos y valores propios de una ética moderna y modernizante, propia de los hombres de los grupos sociales dominantes. 126 EL MACHISMO LATINOAMERICANO. 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La sala está únicamente decorada con algunos carteles sobre anticoncepción, enfermedades sexualmente transmisibles (EST) y planificación familiar. En un cartel producido por la entidad que auna a las instituciones de planificación familiar brasileñas, vemos un nido donde muchos pequeños pájaros esperan la comida con el pico abierto. La leyenda dice: "Tener un hijo está bien. En el momento justo es aun mejor, ¿no es verdad?" 2 . En otro cartel, publicado por el Gapa, ONG que trabaja en la prevención de las EST, una mujer joven, "negra", nos mira con un aire serio. Leamos: "¡Basta con el sexo frágil. Una mujer que se ama exige el preservativo!" 3 . * La publicación de este artículo se hace en el marco de intercambios académicos propiciados por el Proyecto ECOS NORD: "L as nuevas configuraciones de las desigualdades sociales. Discriminaciones raciales y recomposiciones identitarias en Colombia y en Francia" (ood. C05H01), propuesta de movilidad entre Francia y Colombia aprobada en la 5a Convocatoria para intercambios Científicos y Tecnológicos, del Programa Ecos-Nord 1 La cuestión de la clasificación por color y/o "raza" es muy compleja en Brasil: en este parágrafo introductivo utilizo mis propias clasificaciones y categorías. Considero las categorías de "raza" como "categorías operacionales de acción", siguiendo la definición de Cunin (2003, p.23), en la construcción de las cuales la apariencia física y su significación pueden cambiar radicalmente de un contexto al otro. Para denotar esta flexibilidad y polisemia utilizaré las comillas a lo largo del texto; sin embargo, también indicaré cuándo las categorías "raciales" fueron elegidas por las mujeres y hombres que encontré en mi investigación de campo. Profundizaré esta cuestión en los próximos parágrafos. 2 "Filho é bom, sim. No momento certo malhor ainda, nao?". "Chega de sexo frágil. Mulher que se ama exige camisinha". 129 SILVIA DE ZORDO Justo al lado, una joven mujer "blanca" y bonita nos sonreía; ei siguiente poema está consagrado a ella: "Encanto, magia, belleza que contagia. Sensibilidad, inteligencia, creatividad. No existe, de verdad, un universo de palabras que traduzca a ia mujer en toda su plenitud. Musa inspiradora de los poemas más lindos y de ia esencia de vivir, de ser mujer" 4 . Abajo podemos leer: "Ginocanesten". Una imagen parecida está colgada no muy lejos: siempre una mujer bonita, esta vez fotografiada en el momento en que se despierta, con una expresión de felicidad: "Todas las mujeres tienen el derecho a la libertad de expresión", está escrito bajo la imagen5. Entra la auxiliar de enfermería que dicta la lección: es una mujer "negra", de mediana edad. Ei curso inicia: el primer cartel exhibido por ella se refiere a la pildora. Vemos la imagen de una mujer "blanca", que está yendo a dormir y toma un comprimido: la luna ilumina un paquete de pildoras abajo de ella, en primer plano. La auxiliar de enfermería explica rápidamente cuáles y cuántos tipos de pildoras existen, y cómo y cuándo se debe tomarlas. Las preguntas que siguen son habitualmente las mismas: que si es necesario hacer una pausa, que si la mujer continúa menstruando normalmente y que si durante la pausa es fértil. En efecto, la acción de las hormonas no siempre es ciara, y en estas aulas raramente se explica el ciclo de la ovulación para no perder tiempo; en consecuencia, ias mujeres acaban tomando las pildoras como cualquier otro "remedio" contra el embarazo, por ejemplo, como me dijeron muchas, antes o justo después de la relación sexual. En el aula, ia auxiliar de enfermería continúa exhibiendo nuevas imágenes, nuevos pedazos de cuerpos que enseñan un mundo interior insospechado. Se agacha para coger otro cartel que versa sobre ias inyecciones hormonales: "Las inyecciones pueden durar un mes o tres meses. Si no se hace otra inyección después los tres meses, aunque no haya menstruaciones, que es un posible efecto de las inyecciones, la mujer puede quedar embarazada. Es posible, con ¡as de tres meses, que las menstruaciones sean irregulares y que se engorde un poco...". Una mujer de edad media la interrumpe: "Muchas mujeres que utilizan estas inyecciones tienen problemas de salud graves", dice. "Eso es porque es importante ser controladas por un medico", responde la auxiliar. Pero ia mujer 4 "Encanto, magia, beieza que contagia. Sensibiiidade, inteligencia, creatividade. Nao existe, na verdade, universo de palavras que traduza a mulher em toda sua plenitude. Musa inspiradora dos poemas mais lindos e da essencia de viver, de ser mulher". 5 "Toda a mulher tem direito a liberdade de opiniáo e de expressáo". 130 LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO: ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA continúa: "Seria necesario hacer los debidos controles antes y no después". Silencio. La auxiliar recoge el cartel siguiente, este habla sobre el DIU: vemos el cuerpo de una mujer desde los senos hasta los muslos, con la vagina y el útero expuestos. El cuerpo es "naturalmente" blanco... Durante mi investigación en algunas clínicas de planificación familiar de Salvador de Bahía y en los barrios populares de donde las/los pacientes provenían, pude observar cómo frecuentemente las pacientes viven y visualizan sus cuerpos de una forma que no siempre coincide con la imagen ofrecida en ios cursos de planificación familiar, que muestra pedazos de un cuerpo blanco seccionado. En primer lugar, entre las pacientes prevalece frecuentemente una percepción táctil e interna del cuerpo en lugar de la percepción geométrica, visual y externa (ver: Duden B., 1994) ofrecida por los médicos. Por ejemplo, en lugar de los invisibles ciclos hormonales que regularían nuestro cuerpo como un reloj mediante misteriosos flujos que se pueden entender a través de curvas y diagramas, y que se pueden controlar y programar, las mujeres pacientes hablan del cuerpo que sienten, ven y tocan. Los flujos que ellas conocen son la sangre y el esperma. Además, el trabajo, la vida afectiva, la danza, el mal de ojo de los vecinos, los malos espíritus, todo esto puede cambiar su salud. Ahora, las hormonas también influyen, aunque la mayoría de la gente no sabe muy bien cómo funcionan; sin embargo, hay hormonas femeninas y masculinas, como dicen los médicos, por esto provocan efectos diferentes, que son interpretados frecuentemente a la luz de las diferencias de género. En un extraño juego vemos seres humanos, mujeres y hombres, médicos y pacientes y seres inanimados - como las hormonas - disputándose el puesto de actor principal: entre el ir y venir de los discursos científicos y las tentativas de traducción de los profanos, las hormonas parecen adquirir, al final, un cuerpo y una personalidad propia. Estamos en el reino de la magia, donde seres invisibles adquieren un poder y una fuerza misteriosa que nos hace actuar a veces contra nuestra propia voluntad y razón, hasta identificarse con nosotros como aquella fuerza que incita al juego sexual, volviendo peligrosamente atractivas a las mujeres, y ardientes y, al mismo tiempo, víctimas del sortilegio femenino a los hombres. Es una magia "hormonal" que todavía sigue reglas muy conocidas y que se conjuga frecuentemente de manera bastante previsible, sea en el discurso médico (ver Coutinho, E., 1998), sea en el discurso de las/os pacientes, quienes atribuyen sus diferentes comportamientos sexuales a la acción de ias hormonas "sexualizadas", femeninas y masculinas... Sin em- 131 SILVIA DE ZORDO bargo, las hormonas permanecen en el reino de lo invisible, mientras que el vientre femenino, la sangre menstrual y el esperma continúan siendo las principales referencias para mujeres y hombres en la vida cotidiana. Salimos por un momento de la clase: estamos en la sala de espera del Ceparh. Hay algunas jóvenes mujeres que esperan su turno para la visita médica. Me siento cerca de ellas: hablando de sus amores y de sus preferencias anticonceptivas, dicen que ellas prefieren las inyecciones porque quieren engordar un poco. Tengo curiosidad de saber por qué, dado que la mayoría, al contrario, deja de usar los métodos hormonales por ese mismo motivo. Ante mi pregunta, la más joven responde, tocándose los cabellos: "Tú lo ves: ya tengo estos cabellos feos (eran crespos): es necesario por lo menos que tenga un culo lindo". En efecto, ella es muy delgada, y ias dimensiones del culo son importantes en Brasil. Pero hablando con ella y con sus amigas aparecieron otras cuestiones: la imposibilidad de continuar los estudios por falta de dinero y la dificultad de encontrar trabajo en una ciudad donde el comercio y el turismo son las principales fuentes de empleo, no siempre accesibles para quien no responde a los criterios de la "boa apariencia" (buena presentación personal). Otra mujer, joven y "negra", me explicó que ella, "como todas ias mujeres", deseaba un "hijo lindo, perfecto". Cuando le pregunté lo que eso significaba para ella, me respondió: "pues claro: ¡lindo con los ojos azules!". Ese mismo día asistí a una entrevista de una paciente que deseaba someterse a una operación de ligadura de trompas. Hacia el final de la consulta, la asistente social dijo: "Es claro, señora, que si hubiese la perspectiva de tener una hija linda como esta bonita mujer de ojos azules, valdría la pena esperar un poco, ¿verdad?"... En este contexto emergen diversas cuestiones que voy a intentar analizar en este artículo. En primer lugar: la mirada cruzada que, respecto de sus cuerpos, existe entre enfermeras, asistentes sociales, médicas, pacientes e investigadoras, la cual tiene efectos notables respecto de las "elecciones" reproductivas y anticonceptivas. Vemos emerger aquí, puestas en escena y vehiculadas, no solamente a través de las imágenes exhibidas en la clase de planificación familiar sino también a través de los discursos del personal médico y de las mujeres pacientes, las desigualdades sociales y el racismo que marcan a la sociedad brasileña, a lo que hay que añadir la cuestión estética, que es un asunto de índole tanto social como política. 132 LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO: ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA Las políticas de planificación familiar vistas desde la periferia Durante mi primer viaje a Brasil, estudié la historia de las políticas de planificación familiar y de la introducción de la anticoncepción moderna; después, durante mi trabajo de campo, intenté entender cuáles factores sociales, políticos y culturales entran en juego en el proceso de construcción de la "elección" contraceptiva. Para ello, trabajé particularmente con mujeres, pues son quienes están directamente implicadas en los programas de planificación familiar y constituyen la mayoría casi absoluta del número de pacientes de los centros que ofrecen este servicio; además, intenté comprender cuál era su percepción acerca del cuerpo y su noción de "mismidad" si ellas se ven y se definen como sujetos de acción, de decisión y también de derechos, o como pacientes, objetos de investigación, victimas de decisiones y acciones ajenas. Las percepciones y nociones de cuerpo, salud, placer y de "sí" como sujeto se construyen en la vida y en la experiencia cotidiana, la cual se desarrolla en una continua tensión entre el espacio domestico, la clínica y la dudad, y está marcada, como intentaré mostrar en este articulo, por las relaciones de género, aunque también por la clase social y por la "racialización" de los cuerpos y de las relaciones sociales. Mostraré además cómo un cierto discurso político sobre la pobreza y la necesidad dei control de los nacimientos en las clases pobres aparece hoy en las palabras, las prácticas y los cuerpos de las pacientes de los centros de planificación familiar públicos de Salvador de Bahía, así como en las palabras y practicas médicas. Los postulados que aquí aparecen se inscriben en la perspectiva de una "antropología política del cuerpo" (Fassin, D., 1996), por lo cual intentaremos analizar el proceso de incorporación de las desigualdades de género, clase y "raza" en el contexto de la aplicación de las políticas de planificación familiar. Si el género, como escribe Joan Scott, es no solamente "un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias percibidas entre los sexos" sino también "una forma primaria de significar relaciones de poder" (Scott, J. W., 1999, p. 42. La traducción es mía), se hace necesario, para responder a estas cuestiones, entrar en los centros de planificación familiar y en los barrios de donde estas mujeres provienen para, al final, lograr llegar hasta sus casas. Al m i s m o t i e m p o , es i m p o r t a n t e i n t e n t a r e n t e n d e r cómo parafraseando a Nancy Scheper-Hughes y Margareth Lock - "el cuerpo individual, el cuerpo social y el cuerpo político" 6 se articulan. 6 "The individual body, the social body and the body politics", en: Scheper-Hughes, Nancy y Lock, Margareth, 1987, p. 7. 133 SILVIA DE ZORDO Para hacerlo, elegí la ciudad de Bahía - situada en el nordeste del Brasil -, región pobre, "periférica" y "marginal" (desde el punto de vista económico) y, al mismo tiempo, esencial en la articulación y desarrollo de los primeros programas de planificación familiar. Escogí en particular la clínica del dr. Coutinho, pues ésta es conocida por la población loca! como un óptimo centro de planificación familiar en el que este servicio es cotidiano y gratuito, e, internacionalmente, como centro de investigación de referencia en el campo de la contracepción - en particular la hormonal, tanto femenina como masculina -. Elegí también un Hospital periférico, situado en el Suburbio ferroviario. Es un área de la ciudad que ha crecido de forma bastante caótica a partir de los años 70, cuando ¡a "Suburbana", una nueva arteria de comunicación, y un centro industrial, que no ha conocido un verdadero y durable desarrollo, fueran construidos en tai zona. Desde esta época se establecieron en él inmigrantes provenientes del interior del Estado y, a veces, de aquellas partes de ia ciudad que estaban destinadas a la clase media, pues eran desplazados por ¡a policía hacia ia periferia. Aquí los políticos locales aparecían -y aparecensobretodo en los períodos electorales para ofrecer "mejorías": obras de infraestructura, prescripciones de tratamientos de salud en clínicas privadas y ligaduras de trompas7. Todo el nordeste, donde se sitúa Bahía, fue, en los últimos decenios, junto al centro-oeste y el norte, una de las regiones más pobres del país, dato confirmado también en el último censo8. Es una región que vive de la industria agropecuaria y del turismo, especialmente en las zonas costeras, mientras que en la región semiárida del interior se lucha cotidianamente contra las sequías y por la supervivencia. Durante la edad de oro de ia Colonia fue una zona productora de azúcar y, después, de cacao y tabaco, así como puerto de llegada de ios navios de esclavos que llegaban de la costa occidental de África. Pero esta región está hace mucho tiempo marginada de la vida económica y política del país; sin embargo, aunque por otras razones - como veremos más adelante - el nordeste y en particular Bahia desempeñan hoy un papel muy importante tanto a nivel nacional como internacionai. 7 La práctica del cambio de votos por ligaduras gratuitas ya fue denunciada al principio de los años noventa a la comisión parlamentaria que investigó sobre la difusión de la esterilización femenina en el Brasil (Congresso Nacional, Relatório n. 2, 1993 - CN, Relatório final da Comissáo parlamentar mista de inquérito destinada a examinar a incidencia da esterílizagao em massa de mulheres no Brasil); sin embargo, en los barrios donde yo hice mi investigación, esta práctica continúa siendo común (vale decir que, de acuerdo con los relatos de algunas mujeres, no todas, a la hora de votar, son fieles a la promesa hecha). 8 Ver los datos IBGE 2000. 134 LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO: ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA Bahía, "África negra brasileña": entre mitos y nuevos desafíos Bahía ha sido elegida, a lo largo del proceso de constitución de la moderna nación brasileña en ei siglo XX, como ia cuna de la cultura afrobrasileña, y es actualmente uno de los destinos turísticos preferidos no solamente por "gringos" en busca de aventuras eróticas tropicales sino también por artistas, músicos, bailarines y antropólogos fascinados por la "samba", la "capoeira" y los rituales religiosos del "candomblé". A pesar de que la población "negra" está presente también en otras capitales y en las regiones del sudeste, es Bahía la que encarna actualmente, en el imaginario nacional, ia historia y la verdadera "alma negra" brasileñas. Salvador es hoy una ciudad donde el turismo y el comercio son las principales fuentes de riqueza, a la cual, sin embargo, la mayoría de la población no puede aspirar porque la educación publica y profesional es muy deficiente y, sobre todo, porque la regia de la "boa aparencia" excluye de ios mejores empleos a las personas "negras" y pobres 9 . Fuera de las raras ocasiones que la celebración de la "cultura negra" reserva a los pocos que consiguen entrar en el circuito artístico "negro" nacional y, sobre todo, internacional, la mayoría de los bahianos no saca ningún beneficio de la riqueza cultural de su tierra 10 . "Hoy todo es concurso" -me decía una joven mujer "morena" que encontré un día en el Ceparh, la clínica del dr. Coutinho. "Pero si no tienes el dinero para tomar un curso de preparación especial, no pasaras el concurso", lo que significa no poder tener acceso a un buen empleo. "¿Lo que te enseñan en la escuela secundaria hoy?", me inquiría en tono polémico Ivana, otra joven "negra" (según su definición) que vive en los barrios periféricos donde hice mi trabajo de campo, a lo cual ella respondía: "cultura general, ¿y para qué?... ¡para nada!". Como muchos otros jóvenes que encontré durante mi investigación de campo, quienes se definían como "morenos" y - sobre todo los más jóvenes - como "negros", ellas también se quejaban de la escasa calidad de la instrucción pública y de las escasas expectativas de un futuro mejor. La primera mujer que citamos, Maria, tiene 23 años y vive en un barrio popular, Ribeira - no muy lejos del puerto - con su marido, quien trabaja como guardián, y su hija de un año y nueve meses. Ella se ocupa casi exclusivamente de la casa, de la niña y de su marido, pero no está satisfe9 Sobre el tema de la "boa aparencia" léanse: Damasceno, C M., "Em casa de enforcado no se fala em corda", en: Guimaraes, A. A. (2000), pp. 165-198. El articulo discute la utilización de esta categoría hasta lo años 50 en la región metropolitana de Río de Janeiro; sin embargo, todavía la discusión de esta categoría me parece relevante para entender un contexto diferente como el de la Bahía actual. 10 Veían BACELAR J., 2 0 0 1 , en particular: "Modernizacáo e a cultura dos negros en Salvador", pp. 187-201. 135 SILVIA DE ZORDO cha con esto y necesita trabajar para llegar ai final del mes. Sin embargo, a ella le gustaría, algún día, tener otro hijo, pero, como dijo, ahora "no temos condigoes" (no estamos en condición de poder tenerlo). Por esta razón llegó al Ceparh, buscando una alternativa segura a la pildora, que no le gustaba porque la hacia engordar, por lo cual tenía en mente implantarse un DIU, que es dificil de encontrar en los centros públicos de salud, mientras que en el Ceparh es ofrecido gratuitamente. La segunda mujer, Ivana, de 22 años, vive sola, cerca de su madre y de su hermana, no tiene hijos y trabajaba como empleada doméstica. En el pasado participó en un grupo de danza afro, pero no continuó porque el cura australiano que había fundado y financiado el grupo cambió de barrio, y como ella tenia que estudiar y trabajar, no había mucho tiempo para consagrarse a otras actividades. Su madre también es empleada doméstica, como muchas otras mujeres de su edad que encontré, quienes habían vivido la experiencia de la migración del campo hacia la ciudad durante los años setenta y ochenta, y consiguió, al final, con mucha fatiga, construir su casa y, lo que no es tan común, regalarle una a cada una de sus hijas. En las idas y vueltas entre Salvador y la casa de sus padres -a donde ella volvía a veces cuando necesitaba la ayuda de su madre, por ejemplo, para cuidar a sus hijas (otro fenómeno común entre las mujeres emigrantes de esta generación)- la madre de Ivana había tenido diversos compañeros, pero al final había decidido vivir sola con sus hijas, sin renunciar a tener de vez en cuando algunos amantes. Sus hijas estudiaron más que ella, que es casi analfabeta, lo que es un fenómeno auténticamente generacional puesto que, en los últimos veinte años, se registró un aumento importante de la alfabetización de las nuevas generaciones - incluso en las regiones donde el analfabetismo continúa teniendo las tasas más altas de Brasil, como es el caso del nordeste 11 -. Sin embargo, haciendo eco de las quejas de las jóvenes, no siempre está muy claro el para qué pueda servir estudiar más: lograr ingresar a la Universidad Federal - que es la mejor y es gratuita - realmente incrementa ias posibilidades de ascender socialmente porque da opciones efectivas de tener un mejor empleo; sin embargo, esta universidad termina estando reservada para aquellos que salen de ias mejores esn Ver Pnad/lbge, 2000, y Pnad, 2003: las tasas generales de alfabetización son más elevadas que hace diez años, aunque todavía las diferencias regionales y de raza/color son notorias: en 2003, en el nordeste, 30% de los estudiantes de IV grado eran analfabetos, contra una tasa de 11,6% en el sur y sureste; entre ios niños de 7 a 14 años, los indígenas representaban 7,9% de aquellos que no frecuentaban la escuela, seguidos por los "negros" -3.6%-, los "amarillos" -2,7%- y los "blancos" 1,9%- (estos datos no incluyen las regiones rurales del norte). Datos citados en: Unicef, "Situacáo mundial da infancia 2005: Brasil", www.unicef.org/brasil/cadernobr. 136 LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO: ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA cuelas - que son privadas - pues para ingresar a ella se requiere aprobar un examen muy difícil. Habrá que ver si con la introducción del sistema de cuotas para "negros" la situación mejorará... Pero, ¿quién es "negro" en Brasil y en Bahía? Definir quién es "negro" en Brasil y en Bahía es difícil, y los antropólogos llamados a decidir quién puede ser considerado como tal y, por lo tanto, quién puede ingresar en las universidades lo saben muy bien 12 . La clasificación por raza y/o color en Brasil -muy compleja e históricamente variable- es difícil de traducir y explicar en otros contextos lingüísticos y culturales. Hoy, en el debate político, se utiliza frecuentemente el término "negro" para nombrar tanto a los "pretos" (negros) como a los "pardos" (mulatos, morenos), o bien a todos los que no son ni blancos, ni "amarelos" - d e origen asiático-, ni indígenas (categorías que son utilizadas en las estadísticas). Sin embargo, los criterios de clasificación adoptados por los estudios demográficos cambiaron varias veces durante el último siglo: en 19001920 y en 1970, por ejemplo, la cuestión del color no fue incluida en el censo nacional. En 1950, las categorías utilizadas fueron: "branco" (blanco), "preto" (negro), "pardo" (moreno) y "amarelo" (amarillo); en 1960, en la categoría de "morenos", fueron incluidos los indígenas; y en 1976, finalmente, fue introducida la autoclasificación, lo que dio como resultado 136 colores diferentes, a pesar de que 57% de las personas respondió utilizando las categorías habituales 1 3 . Finalmente, el vocabulario utilizado en la vida cotidiana para referirse al color de la piel y, en general, a las características fenotípicas de las personas, es mucho más rico y variable, dependiendo del contexto social y de la posición subjetiva de los actores implicados. Se utilizan, por ejemplo, expresiones como "morenáo" y "negráo" con un sentido afectivo y positivo; a la vez, se observa una tendencia al blanqueamiento en contextos en los cuales se expresa una clara aspiración de ascensión social. Por fin, la utilización de la categoría "negro/a" está cargada frecuentemente de connotaciones políticas y es utilizada más por las últimas generaciones 14 , aunque, sin embargo, en ciertos contextos, esta misma palabra puede asumir una connotación peyorativa. ' El debate aún está abierto, y la literatura al respecto es extensa (véase: Fry, P. y Maggie, I., 2004). Piza, Edith y Rosenberg, Fulvia. "Color in the brazilian census", en: Reichmann, Rebecca (editora), 1999. pp. 37-52; Schwartz Moritz, Lilia. "Nem preto nem branco, muito pelo contrario: core raga na intimidade", 1998, pp. 175-244. 14 Ver: Agier, Michel (1995) y Sansone, Livio (1993). Sobre el debate en torno de la raza, del racismo y de su utilización política actual, ver: Bacelar, J. (2001), Bacelar, J. y Caroso, C (organizadores). (1999). Da Matta, R. (1987) (en particular el capitulo: "Digressáo: a fábula das tres ragas, ou o problema do racismo á brasileira", pp. 58-86) y Guimaráes, A. A. (1999. 2000, 2002). 13 137 SILVIA DE ZORDO En mi investigación, la mayoría de mujeres que encontré en las clínicas y en los barrios en los que trabajé se definían como "morenas", mas entre las jóvenes muchas también se clasificaban como "negras" también (hay que decir que observé la misma diferencia generacional entre los hombres); por otra parte, la mayoría de los médicos y médicas que encontré se clasificaban como "blancos" y/o "de origen europeo", aunque, cuando hablaban de sus historias familiares, a veces acababan reconociendo una ascendencia menos "pura"; y en lo que se refiere a las enfermeras, éstas constituyen un punto intermedio entre médicos y pacientes, pues la mayoría se clasificaba como "morena"; sin embargo, como no siempre hablé directamente de estas cuestiones, y como el número de pacientes que entrevisté fue mucho más alto que el de los médicos y las enfermeras, no sería pertinente sacar conclusiones en este momento de la investigación. Ahora, lo que si me parecía ver emerger con claridad en las clínicas de planificación familiar era ia jerarquía de los colores, en la que, desde las pacientes hasta los médicos, siempre tendían a tornarse más claros. Las clasificaciones de "raza/color" entran en juego en el contexto de la aplicación de las políticas de planificación familiar, aunándose, como veremos, con otras cuestiones fundamentales como la clase social y las relaciones de género. Explosión demográfica, pobreza y planificación familiar: ¿qué "género" de cuestión? "Tem filho que nasce para ser artista, tem filho que nasce para ser advogado..., in felizmente tem filho que nasce já marginal"15 Inspiradas en O gurí, canción de Chico Buarque, estas palabras acompañaban un cartel producido en 1986 por el Ceparh de Salvador de Bahía, en donde hice una parte de mi investigación de campo. El cartel, titulado "Defeito de fabricagáo" (defecto de fabricación), retrataba a un joven asaltante "negro" con un cuchillo en la mano y una venda negra sobre los ojos, y fue publicado en la prensa bahiana durante una campaña de promoción del programa gratuito de planificación familiar ofrecido por el Centro. 15 Coutinho E., "Defecto de fabricación", en: A Tarde (18 VI 1992), publicado en: Coutinho E., O descontrole da natalidade, Salvador, Memorial das Letras, 1998, p. 70: "Hay un hijo que nace para ser artista, hay un hijo que nace para ser abogado..., infelizmente, hay un hijo que nace ya marginal". 138 LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO: ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA El cartel provocó un amplio debate: el director del Centro, el dr. Elsimar Coutinho, muy conocido en Brasil y en el exterior por sus investigaciones en el campo de la contracepción - especialmente hormonal -, y por haber sido durante los últimos treinta años un defensor de la planificación familiar y estar en favor de la liberalización del aborto, fue acusado en esta ocasión de lombrosianismo y de racismo. Él se defendió de las acusaciones diciendo que poner en un cartel dirigido a la población de Bahía a un "blanco", rubio, en una ciudad predominantemente "negra", no tenia ningún sentido, y acusó a sus críticos de ser opositores de la planificación familiar libre y gratuita dirigida a la población más pobre y que él promovía (Coutinho, E., 1998), En efecto, la imagen y las palabras usadas en este cartel no asocian simplemente el color del actor con ia marginalidad, la violencia y el crimen, sino también con la pobreza que este color simboliza. La primera vez que conversé con el dr. Coutinho en el Ceparh, él me dijo, señalando la ciudad desde la ventana: "Mire, en Salvador hay muchos pobres. Ahora, los pobres no pueden tener una buena educación, un buen empleo, una casa grande, mas siempre pueden tener hijos, como los otros animales, este es el problema". Recién llegada, pensé que no había entendido bien, pero leyendo después los artículos publicados por el científico en la prensa bahiana, encontré numerosas afirmaciones semejantes, como esta, aparecida en 1992: No existe desgracia que nos aflija hoy que no sea de algún modo asociada a la rapidez del crecimiento de la población, resultado de la falta de un programa comprehensivo de planificación familiar. Las escuelas desbordadas de estudiantes y mal equipadas, los hospitales congestionados, sin equipamiento, con pacientes desasistidos, prisiones con exceso de presidiarios viviendo en celdas inmundas, filas inmensas de candidatos a escasos empleos, la falta de transporte, la falta de recursos, la falta de policía, los salarios infames y el descrédito de los gobernantes. En realidad no tenemos menos escuelas, hospitales, fabricas y presidios, lo que tenemos, sin duda, son demasiados niños abandonados, enfermos, desempleados y marginales (Coutinho, E., op. cit. p. 26. La traducción es mía). En la visión del científico - y, como veremos, en la de muchos otros colegas y políticos -, la prevención del "nacimiento inoportuno" (ibid., p. 70) de los más pobres - q u e , como indican hoy las estadísticas, son de 139 SILVIA DE ZORDO hecho, en un gran porcentaje, "negros" 1 6 -seria la solución de muchos problemas a ia vez. En esta perspectiva, la pobreza y la marginalidad están ligadas al nacimiento, como si de enfermedades hereditarias se trat a s e - aunque parecieran ser peores, puesto que son causas de conflicto y de desorden social-. Perversamente, ios destinatarios del cartel no parecen ser simplemente los empresarios y posibles financiadores del Centro, sino también los padres y, sobre todo, las madres de estos "marginales", potenciales pacientes del Ceparh, llamadas a adherir a una campaña de inspiración neo-malthusiana y racista. En efecto, no se puede negar que la población de Salvador es mayoritariamente "negra" y pobre, pero también se hace necesario decir que esta población es, más que marginal, "marginal-/zada" o, peor aún, segregada en una "periferia" que ocupa más de la mitad del territorio urbano (Souza Gordilho, A., 2000). Los barrios pobres, muchas veces sin infraestructura básica - como acueducto y alcantarillado -, ocupan buena parte del área urbana, siendo el suburbio en el que desarrollé mi investigación una de las áreas más deprimidas. Sin embargo, legítimamente podemos preguntarnos, siguiendo ei hilo del razonamiento de Coutinho, si hay un problema de superpoblación en el Brasil y la Bahía de hoy, y si - como sucede con otros fenómenos como la pobreza y la criminalidad -, éste está ligado a la historia demográfica del país. En efecto, el dr. Coutinho no fue el único en Brasil que se preocupó por el crecimiento de la población pobre y promocionó campañas de control de la natalidad. Para entender el significado de su diagnóstico, es necesario recordar que, en los años 60 y 70, ios economistas prescribían el control de la natalidad como clave para garantizar el desarrollo económico de los países del "tercer mundo", y que el Banco Mundial condicionaba sus ayudas a la aplicación de políticas poblacionales. Coutinho, como otros científicos, es fruto de esta época (ver: Fonseca, D., 1993). En un libro publicado en 1980 en Río de Janeiro por la Bemfam, una de las principales instituciones dedicadas a la planificación familiar, el dr. Veloso escribía, hablando de los políticos que se oponían a los programas de control de la natalidad: "Los opositores de este punto de vista argumentan que necesitamos llenar los espacios vacíos, porque el área 16 Véanse los últimos datos del censo del año 2000: Pnad/lbge (2000). El IDH, en 2001, de ios negros brasileños estaba 42 puestos abajo de la media nacional brasileña, mientras que el IDH de ¡os blancos se encontraba 19 puestos arriba, siendo ia peor condición la de los negros nordestinos. Estos y otros datos son discutidos en: Paixáo, Marcelo, "IDH de negros e brancos no Brasil em 2001: e a desigualdade continua!" (www.comciencia.br/reportagnes/negrosll2.shymi), 10/11/2003. 140 L A PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO: ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA ocupada no despierta interés, por el contrario, aleja pretensiones de dominio. Pero poblarla con desnutridos, con personas no alfabetizadas, no ayuda, ni en el sentido estratégico ni mucho menos en los aspectos sociales y políticos. Por esto se impone disciplinar nuestro crecimiento demográfico, incluso en el campo"17. El autor cita, en la misma obra, algunos ejemplos de países modelo - como Japón, India y China Popular - por sus políticas de control de natalidad18. Los problemas sociales surgen aquí como problemas de salud pública de los cuales el cuerpo médico debe ocuparse, antes de que ciertas patologías del cuerpo social se tornen crónicas. Afortunadamente, afirma el dr. Veioso, en Brasil también hay científicos que hacen investigaciones importantes en este sector, como es el caso del dr. Coutihno, quien estaba estudiando, en esa época, la posibilidad de desarrollar una vacuna mixta que evitaría, durante periodos de dos años, el tétano y el embarazo a ia vez -"si fuera aprobada, sería ei arma más fuerte en la lucha contra la explosión demográfica", comentaba el dr. Veioso19-. Dos cuestiones aparecen en estas páginas: la primera es la concepción del embarazo como "patología", y la segunda es la ¡dea de una presunta "explosión demográfica" directamente ligada con la primera. En este contexto, el embarazo se vuelve patológico cuando no es planificado y no es medicaüzado, aunque ia utilización de la expresión "explosión demográfica" nos habia de algo más. Cuando los primeros programas de planificación familiar fueran implantados en las áreas más pobres del país, Brasil estaba pasando por uno de ios periodos más duros de represión poiítica interna en la historia de la dictadura militar (1964-1984). El profesor Delcio Fonseca, jefe del departamento de medicina comunitaria de ia Universidad Federal de Minas Gerais, analiza20 la retórica política de estos años en torno de la planificación familiar, y nos muestra cómo la expresión "explosión demográfica" estaba frecuentemente acompañada por la expresión "explosión popular". En efecto, la retórica dei régimen militar sobre el enemigo interno coincidía bastante bien con ios discursos alarmistas sobre la "expio17 "Os opositores a esse ponto-de-vista argumentara que necessitamos preencher os espacos vazios, pois área ocupada nao desperta cobiga; pelo contrario, afasta pretensóes de dominio. Mas povoalas come desnutridos, com pessoas mal alfabetizadas, adianta pouco, no sentido estratégico, e multo menos nos aspectos sociais e políticos. Por isso se impoe disciplinar nosso crescimento demográfico, mesmo no campo", Veioso Costa, 1980 (ia traducción es mia). 18 íbid., p. 38. ' "Se aprovada será mais urna grande arma na luta contra a explosáo demográfica",íbid., p. 45. 20 Fonseca da Sobrinho, Delcio, Estado e populacáo: urna historia do planejamento familiar no Brasil, op. cit. 141 SILVIA DE ZORDO sión demográfica", razón por la cual ei crecimiento demográfico de las clases populares, que en esta época comenzaron a "invadir" las periferias de ¡as grandes ciudades, era el que debía ser controlado y, de ser posible, detenido. Aunque la vacuna del dr. Coutinho nunca llegó a los servicios de salud ni al mercado, otras Investigaciones fueron hechas después: una, ¡levada a cabo por su equipo, que buscaba un anticonceptivo masculino hormona! -ei cual nunca ha ¡legado a convertirse en un producto para el mercado-, y otra dedicada a desarrollar el norplaní, un ¡mpiante contraceptivo hormonal femenino (esta última investigación fue interrumpida porque no se respetaron los principios éticos a los cuales tenían que ceñirse ¡os científicos21). En este contexto, e! cuerpo de las mujeres -pacientes, cobayas, madres y trabajadoras-, aunque nunca aparezca explícitamente en los discursos e imágenes utilizadas por los promotores de la planificación familiar, emerge como ei lugar privilegiado de inscripción materia! y simbóüca de la acción y dei saber biomédico, así como de un poder político que, desde los años 60 y 70, se concentraba en ia obra de modernización del Brasil, lo cual era un verdadero desafío, sobre todo en ¡as regiones más pobres (como es el caso del nordeste, donde se sitúa Bahía). Estudiando la literatura y la propaganda de la planificación familiar, se observa cómo ya, a partir de los años sesenta, se había impuesto un discurso dominante. En efecto, se hacía indispensable no "deixar vir" (dejar llegar)22 a ¡os hijos como antes sino, por el contrario, era imperativo planear ¡os nacimientos de acuerdo con las posibilidades materiales para garantizarles un futuro mejor y, al mismo tiempo, asegurar ei progreso de la nación. Así pues, no era tanto ia cantidad como ia "calidad" de los futuros ciudadanos lo que más interesaba a ia clase dirigente, por lo que ios médicos fueron llamados en este momento a colaborar con la modernización del país. Asistimos, así, a la consolidación de una forma de poder que podríamos llamar, como Foucault, una "biopoh'tica de ia población" (Foucault, M., 1976, p. 183), que podría actuar solamente a través del "saber-poder" de ¡a biomedicina. Esta nueva biopolítica no fue asumida abiertamente por ei gobierno militar - tradicionalmente pro-natalista y aliado de la Iglesia católica - pero fue apoyada y bien vista por una parte de la clase dirigente más moderna 21 Ver: Israel, G y Dacach, S., "As rotas do Norplant; desvies da contracepgáo", Rio de Janeiro. Redeh, 1993. 22 Ver: Adeodato de Souza, Guaraci, "Sucessáo das geragoes na Bahía", tesis de doctorado, Universidad Estatal de Campiñas, 1996. 142 LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO: ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA y progresista, comprometida en seguir las recetas del Banco Mundial para el desarrollo del país, y fue financiada por agencias internacionales. Al final de los años sesenta, la posición de una parte de la Iglesia y del Estado en relación con la planificación familiar comenzó a cambiar. En efecto, después de la publicación de la encíclica papal "Humanae vitae" en 1968, la práctica de los clérigos se tornó mas liberal, mostrándose favorable a la utilización de los métodos "naturales" y, en ciertos casos, de los métodos artificiales, sobre todo en los casos de aquellos que vivían en condiciones de gran pobreza 23 . Ya desde 1965, diversas instituciones nacionales privadas (como la Bemfam -Sociedade pelo Bem Estar Familiar) - financiadas por fundaciones extranjeras (como la IPPF) - habían abierto los primeros centros de planificación familiar y comenzado a adiestrar a los profesionales de salud locales. Dos métodos contraceptivos en particular fueron ofrecidos, teniendo inicialmente éxito: la pildora y la esterilización femenina (la ligadura de trompas era un procedimiento clandestino e ilegal 24 que podía ser justificado exclusivamente en casos de embarazo de alto riesgo, como por ejemplo después de repetidas cesáreas, siendo esta la razón por la cual la cirugía era efectuada habitualmente durante la cesárea, asunto no siempre justificado desde el punto de vista médico: la práctica cesárealigadura fue, así, poco a poco "normalizada" y "naturalizada" -Berquó, E., 1993-1999; Cecatti et al., 1999). La noción de reproducción que encontramos en la literatura sobre planificación familiar de esta época nos habla de un cuerpo que debe ser controlado y reglamentado según las exigencias políticas y sociales dominantes, puesto que a través de él pueden reproducirse todos los defectos físicos, psíquicos, morales y sociales de la nación, de tai manera que el cuerpo de la mujer y el cuerpo de la nación se confunden y se funden, en este escenario, en un cuerpo único. Ahora bien, puesto que la pobreza ataca de forma más lenta a la "población no blanca" del país - tal como se ve en último censo -, entonces es el cuerpo de las mujeres y de pobres y "negros" el que encontramos en ei centro de esta 23 amplia y violos datos del los hombres escena. Esto Ver Camargo de Ferreira, Candido Procopio, "Política populacional no Brasil", en: Anais do Terceiro encontró nacional de la CBEP (Associagáo brasileira de estudos populacionais). 24 El código penal brasilero -en el capítulo dedicado a las lesiones corporales (artículo 129)- penaliza la esterilización al señalarla como una ofensa "a la integridad corporal o la salud de otro [...], o si resulta en debilidad permanente de un miembro, un sentido o una función; en este caso una función reproductora". Congreso Nacional, relatório n. 2, 1993, Relatório final da Comissáo parlamentar mista de inquérito destinada a examinar a incidencia da esterílizacáo em massa de mulheres no Brasil, (presidente: diputada Benedita da Silva, relator: senador Carlos Patrocinio), p. 9. 143 SILVIA DE ZORDO es claro cuando miramos algunas imágenes utilizadas por las campanas de planificación familiar, como aquella que describí al principio y que fue publicada en los años ochenta. Esta década estuvo marcada por una grave crisis económica en el Brasil, y fue en este momento cuando la esterilización femenina se convirtió en el método anticonceptivo más utilizado en el país. En efecto, en los últimos treinta años, la anticoncepción moderna hizo su ingreso en el mercado brasileño y en la vida de las últimas dos generaciones - primero la esterilización f e m e n i n a , después la pildora y los otros métodos anticonceptivos -, transformando radicalmente la configuración poblacional del país. Una rápida transición demográfica, que era ya iniciada, se aceleró y afectó, aunque con tiempos diferentes, a todo Brasil25-. Es por esto que, lo que podía ser temido en ios años sesenta (la "explosión demográfica"), dejaría de ser objeto de preocupación veinte años más tarde. En este contexto nos parece difícil definir quién es "responsable", quién decide en el campo reproductivo, si el médico, los demógrafos, los políticos o la paciente embarazada y su compañero. ¿Podemos hablar de "libre elección" reproductiva y anticonceptiva? ¿De quién? ¿Del individuo, de la pareja, ae la sociedad? Violencia y discriminación en los servicios de salud: dos generaciones en comparación Ivana, la mujer "negra" sobre quien hice referencia unos párrafos atrás, conocía el Ceparh no solamente por la televisión, donde el dr. Coutihno se presenta frecuentemente para hablar de planificación familiar y de su centro de investigación, sino también por haber participado, cuando tenía 19 años, en una investigación sobre contraceptivos hormonales inyectables llevada a cabo por el equipo del dr. Coutinho. Lo hizo justo después de haber perdido a su primera hija durante el parto en un hospital público por causa, en su opinión, del descuido y de la ausencia de atención por parte del equipo médico. Después de este "accidente" comenzó a aplicarse inyecciones hormonales para estar segura de no quedar embarazada otra vez, previniendo así los eventuales olvidos que se pueden dar en el caso de la pildora anticonceptiva. Las inyecciones son elegidas frecuentemente por las mujeres jóvenes por este motivo; sin embargo, en el contexto de su participación en la 25 Ver: Bozon, Michel y Enoch, Etheline, "Brésil: la transition démographique d'un pays hétérogéne" en : Population et Sociétés, No. 345. abril de 1999. 144 LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO: ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA investigación, el incentivo también era otro: ella recibía la inyección regularmente cada mes, sin el miedo que tienen las mujeres que frecuentan los centros de salud públicos de no encontrar el método deseado porque siempre hay problemas de recursos y de distribución de anticonceptivos (además, recibía un poco de dinero para al transporte y el almuerzo). Después de algunos meses esta investigación fue interrumpida porque, según le dijeron, algunas de las adolescentes participantes quedaron embarazadas -"yo no, ¡afortunadamente!", me dijo ivana con un suspiro de alivio-. La madre de Ivana también fue paciente del Ceparh, en donde se implantó el DIU. Después de algunos años ella quiso hacerse una ligadura de trompas, pero en esta clínica no era permitido porque, según los criterios adoptados internamente, ella era demasiado joven (26 años) y porque, al no ser casada ni tener un compañero fijo, ella era una potencial víctima del arrepentimiento. Es por esto que buscó a un médico independiente a quien tuvo que pagarle la cirugía, pero lo hizo igualmente porque quería estar tranquila y no embarazarse nunca más, pues también había pasado por un aborto, que se practicó mediante la ingestión de un té de pétalos de rosas, el cual no le produjo mayores complicaciones, pese a lo cual no quería repetir la experiencia. Durante la cirugía ocurrió un "accidente": el médico olvidó extraerle el DIU, aun a pesar de que ella oportunamente le habia informado de su presencia y de su deseo de que se lo extrajese antes de proceder a la ligadura de las trompas (éste sólo fue retirado varios meses después). Me contó este episodio riendo mucho, a diferencia de su hija, que, cuando me contó su historia, tenía un tono mas grave y usaba palabras duras de crítica y condena en contra de los médicos, quienes habían actuado de forma poco respetuosa e irresponsable. Esta diferencia de actitud puede deberse a la disimilitud de edad y de carácter, aunque también a una noción más enraizada del "si" como sujeto de derechos y no solamente de deberes en las nuevas generaciones. Todavía no he encontrado a una mujer, joven o vieja, que haya intentado denunciar a un médico o a un hospital por una falla o por discriminación; al contrario, escuché varias historias de discusiones, muchas veces violentas, en los puestos de salud y en los hospitales, las cuales acontecen sobre todo cuando los médicos niegan el acceso a las/los pacientes por falta de lugar o de tiempo, lo que es frecuente (los médicos y asistentes sociales se quejan mucho de la falta de recursos y de espacio para trabajar). Por otro lado las/los pacientes reaccionan frecuentemente ante una respuesta negativa de los profesionales de salud como si de una fal- 145 SILVIA DE ZORDO ta de respeto personal se tratase y no como una falta de respeto a los derechos que tienen. En la mayoría de ios relatos que escuché, el problema de la falta de lugar surgió en el momento del parto, aunque también durante el internamiento para practicarse un aborto, ocasión en la cual varias pacientes fueron maltratadas por parte de ¡os médicos. En Bahía sólo hay un hospital que, desde hace dos años, ofrece a las mujeres la posibilidad de abortar cuando se trate de los dos únicos casos previstos por la ley: violencia sexual y riesgo de muerte de la mujer. Pero eso no es suficiente... El aborto iiegai -y, por extensión, clandestino- es aun una de las principales causas de muerte materna en Bahía, y en Salvador es la primera causa aislada (Menezes, G.M.S. y Aquino, E.M.L., 2001), razón por la cual esta cuestión sigue siendo parte esencial de ia agenda politica de militantes, médicas e investigadoras feministas, aunque sin mucho éxito hasta ahora. La mayoría de mujeres que encontré describieron a ios médicos como benefactores que, por generosidad, prescriben un remedio o un tratamiento, incluida una ligadura de trompas gratuita por fuera de los puestos de salud, fenómeno bastante frecuente, sobre todo durante ios periodos electorales, "¿Y qué quieren a cambio?", preguntaba yo a ias mujeres que me hablaban de estos "benefactores". "Nada", era siempre la primera respuesta, un poco escandalizada. Sin embargo, como yo insistía, muchas terminaban por confesarme: "Bueno, un voto para eilos" (incluso si algunas afirmaban que no votaban siempre por ellos, es evidente que en estos barrios conseguir la ayuda y el apoyo de un político puede significar muchas cosas: una carretera asfaltada, dinero para ias asociaciones de barrio - que casi siempre ofrecen un servicio de guardería - o, a veces, la consecución de mejoras para su propia casa). Viendo esto, resulta difícil, en este contexto, percibir ia intervención política y médica como una forma de opresión o de violencia. En lo que se refiere a los jóvenes, quienes están más inclinados a usar el vocabulario de la "ciudadanía" y de los "derechos", así como expresiones como "discriminación racial", era notorio que nunca las utilizaban cuando se referían a! contexto médico; más bien solían hablarme de experiencias de discriminación vividas en el centro o en los barrios ricos y turísticos, en particular en tiendas, bares y centros comerciales. Es evidente que la "rumba" y ei consumo son muy importantes para los jóvenes, y esto puede ayudar a explicar el acento puesto sobre la discriminación en estos sitios; sin embargo, me parecía extraño que no hubiese ninguna percepción sobre cómo la posición social y su "raza" influyen en las estadísticas de salud. Si miramos, por ejemplo, ios índices de morta- 146 LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO: ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA lidad materna, las diferencias entre mujeres "blancas", "pardas" (mulatas) y "pretas" (negras) son muy marcadas: en 2 0 0 2 , en las capitales brasileñas, la tasa de mortalidad materna (mortalidad debida a las complicaciones en el embarazo, el parto o el posparto), era de 4 8 , 7 3 / 1 0 0 mil n.v, entre las mujeres "blancas", contra 7 2 , 6 1 / 1 0 0 mil. n.v. entre las "negras" (la RMM para todas las razas fue de 5 6 , 0 7 / 1 0 0 mil. n.v.26); y podemos decir lo mismo en relación con las tasas de mortalidad por muerte violenta en jóvenes habitantes de áreas urbanas (que en todo Brasil implican particularmente a jóvenes "negros" 2 7 ). Sin embargo, la cuestión de la discriminación racial no hace parte de los discursos de las/los pacientes de los hospitales y clínicas donde trabajé, aunque recién empieza a hacer parte del debate político. En cuanto a las políticas de salud en el campo de la planificación familiar, es importante anotar que, desde el retorno de la democracia en los años ochenta, y como consecuencia de las luchas de las militantes feministas y del movimiento negro, el panorama político cambió, pues se empezó a hablar no solamente de derechos civiles sino también del derecho a la salud y, en últimas, de derechos reproductivos y sexuales 28 . En 1984 fue elaborado el Paism (Programa de Assisténcia Integrada á Saúde da Mulher) 2 9 , gracias al cual se abrieron centros públicos de planificación familiar que deberían garantizar el libre acceso a una variedad mayor de métodos anticonceptivos. Sin embargo -excluido el breve paréntesis que se dio a comienzos de los años noventa, cuando agencias internacionales como Pathfinder financiaron estos nuevos servicios públicos-, los problemas de f i n a n c i a m i e n t o y de distribución de los métodos anticonceptivos 30 han sido persistentes, como también lo ha sido la opo26 RMM es la razón de mortalidad materna : expresa las defunciones maternas por 100 000 nacidos vivos Ver: Rede nacional feminista da saúde, "Directos sexuais e reproductivos". 28 V 2004, en: "Prevencáo da mortalidade materna", www.redesaude.org.br/html/ body_folhetointerior28maio04.html; Schwartz, M. L, op. cit; Roland, E., "The soda cracker dilemma. Reproductive rights and racism in Brazil", en: Reichmann, R. (editor), op. cit. 27 Investigaciones recientes muestran un aumento significativo de las muertes violentas en los últimos veinte años en aquellas regiones metropolitanas más urbanizadas como Río de Janeiro, esto entre la población más joven (15-24 años), mayoritariamente masculina y no blanca (ver: Ramos, Silvia, "Criminalidade, seguranga publica e respostas brasileiras á violencia", publicado en inglés, junto con Julieta Lengruber, con el titulo: "Urban violence, public safety politics and responsos from civil society" en: Socialwatch report 2004: "Fear and want", pp.136-138. www.socialwatch.org/en/ informeimpreso. 28 Ver: Ardaillon, D. (1997), Avila Betania, M. y Correa, S. (1999), Goldberg-Salinas, A. (1999) y Pintaguy, J.(1999). 29 Ver: Fe Ferreira Nobre, F. F. J.," Políticas de saúde reprodutiva no Brasil: urna analise do Paism", en: Galvao, Loren y Diaz, Juan (1999), Saúde sexual e reprodutiva no Brasil, pp. 151-162. 30 En el estado de Bahía este tema es aún hoy muy debatido (ver; Cresar, 2004). 147 SILVIA DE ZORDO sición política al libre acceso a la anticoncepción por parte de aquellos políticos conservadores más próximos a la Iglesia católica, razón por ia cual la esterilización femenina continuó siendo el principal método anticonceptivo utilizado en el país. Se llegó asía la creación de la comisión parlamentaria de 1992, a la que se encomendó la investigación de la difusión de la esterilización femenina en ei país (Congreso Nacional, relatório No. 2, 1993) y, por fin, a la ley de 1997, con la que se pretendía reglamentar la planificación familiar mediante la imposición de ciertos límites a la práctica de la esterilización -que seguía siendo el método más utilizado por las mujeres casadas en 1996, seguido por el método de la pildora (Bemfam, Pnad, 1991;1996). La ley establecía un limite de 25 años y/o dos hijos vivos - como se puede apreciar, hay ambigüedades en el texto - y prohibía la esterilización al momento del parto cesáreo. Las ultimas estadísticas y las investigaciones demográficas de 1996 no muestran una diferencia relevante entre mujeres "blancas" y "negras" en lo que se refiere a la utilización de la esterilización femenina; sin embargo, muestran grandes diferencias regionales, pues centro-oeste-norte y norte-este - las regiones más rurales y menos industrializadas - ocupan las primeras posiciones (Berquó, E., 1999). Hoy la difusión de la esterilización femenina resulta bastante problemática en un momento en ei cual se discuten nuevas políticas de prevención de la transmisión de las EST que incluyan más a las mujeres heterosexuales casadas, quienes comenzaron a aparecer en las estadísticas como victimas de dichas enfermedades - en particular del sida - a partir de la mitad de los años 90. Entre necesidades primarias, paternalismo y dientelismo, los hospitales y centros de salud continúan siendo vistos, en este contexto, de una manera ambivalente, pues, por un lado, son percibidos como lugares de maltrato y de violencia en los que el individuo se pierde y donde se considera a todos los pacientes como cuerpos neutros (enfermos) que tienen que ser cuidados de acuerdo con las lógicas médicas y no según los deseos y las exigencias de los/las pacientes, y, por otro, como la materialización de un derecho. Para entender mejor cómo se construye - en este contexto - el proceso de "elección" anticonceptiva en la clínica, la casa y la calle, me parece necesario hablar de los barrios en donde hice mi investigación para, luego, volver a dar un vistazo a las clínicas de planificación familiar y, finalmente, tratar de sacar algunas conclusiones. 148 LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO; ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA La planificación familiar en la casa, la calle y la clínica en la periferia de Bahía La mayoría de mujeres y hombres con menos de treinta años que entrevisté me decían que no querían tener más de dos hijos -preferiblemente un niño y una n i ñ a - (de hecho encontré pocas jóvenes con un número mayor de hijos). Me parecía que las mujeres jóvenes se sentían muy responsables por su vida reproductiva, y la mayoría condenaba el aborto como un "pecado o un "crimen", a pesar de que ésta es una práctica muy frecuente porque, según las palabras de muchas, "hoy una mujer queda embarazada sólo si ella io quiere, por 'safadeza' [desvergonzada]". En el campo anticonceptivo, con excepción del aborto, no encontré diferencias relevantes relacionadas con las diversas confesiones religiosas en lo que se refiere a la actitud y a las elecciones de los diversos métodos de c o n t r a c e p c i ó n , aunque hay algunas iglesias, como la "Assembleia de Deus", que predican el valor sagrado de la maternidad y de la fidelidad conyugal más que otras. Sin embargo, todas las iglesias, tanto católicas como protestantes, asi como los "terreiros" de Candomblé, han sido convocados en los últimos diez años - de alguna forma - por las campañas de prevención de las EST promovidas por el Estado y por algunas ONG muy activas (como el Gapa, en Bahia). A pesar de esto, las organizaciones o instituciones más citadas por mis informantes, en lo referente a los planes de anticoncepción y de lucha contra las enfermedades, son ia escuela y las a s o c i a c i o n e s de barrio, las cuales han sido involucradas gracias a la acción de las ONG y del Estado en los últimos diez años. La transmisión de saberes de madre a hija también es importante: Ivana, por ejemplo, al igual que otras jóvenes, utilizaba a veces los métodos que su madre le recomendaba - como agua y sal después de la relación -, aunque prefería y confiaba más en los métodos modernos. En lo que se refiere ai aborto, cuando pueden (porque es muy costoso), las mujeres suelen recurrir al Cytotech, que hoy se encuentra sólo en el mercado negro puesto que su venta fue prohibida cuando se descubrió el uso que las mujeres le daban a esta medicina; también se usan yerbas amargas como la "arruda", la "allumá" y el "tapete de oxalá", las cuales, tomadas en infusión, provocan - según la explicación que ellas me dieron - el "rechazo del nene" y la expulsión de todo el contenido del útero. Algunas jóvenes, me decían desaprobadoramente las mujeres más viejas, utilizan también la coca-cola, a veces mezclada con algún remedio y puesta en la vagina. "Las mujeres llegan aquí con toda una farmacia abajo..." me dijo un día con una sonrisa amarga la asistente social del Hospital. 149 SILVIA DE ZORDO Entre las acciones y elecciones reproductivas condenadas por las mujeres con quienes hablé - aparte del aborto -, se encuentran el abandono y la falta de cuidado de los propios hijos: "usted ve en la TV muchos niños abandonados en la calle, o abandonados después del parto en el basurero... ¿por qué llegar a eso?", me decía un día una mujer de 20 años, sin hijos, que buscaba en el Ceparh la posibilidad de someterse a una ligadura de trompas. Este dato me parece interesante, pues, en efecto, se hace necesario recordar que aquí, en Bahía, la figura de la madre de "criagao" (crianza) es muy importante, y que la circulación de los niños entre los hogares de los parientes (aunque también entre la familia de origen y la familia donde la mujer trabaja como empleada doméstica) es un fenómeno históricamente relevante y continúa existiendo, aunque no tanto como en el pasado. La condena de esta práctica por parte de muchas mujeres jóvenes nos habla de la difusión de un nuevo modelo de maternidad y de familia nuclear, modelo que parece haber ganado importancia y valor en las últimas décadas. Sin embargo, ¿cómo puede una mujer - que trabaja todos los días y todo el día - ocuparse sola de sus hijos careciendo de la ayuda de instituciones públicas (como las guarderías, que son muy escasas) y del apoyo de su compañero, quien, cuando existe, raramente participa en los trabajos domésticos? Las redes de solidaridad femeninas que se crean entre madre e hija, hermanas, nuera y suegra, son muy importantes, aunque también son fuente de conflictos - a veces violentos - en lo que se refiere ai cuidado de ios niños y a otras cuestiones como, por ejemplo, decidir si interrumpen el embarazo o no. Al mismo tiempo, en los barrios periféricos encontré también muchas mujeres que habían empezado a trabajar y a ganar un poco de dinero desde los doce años cuidando a los hijos de sus vecinas, lo que hacía que, frecuentemente, interrumpieran los estudios. En efecto, la urbanización significó muchas veces la desintegración de los antiguos lazos de solidaridad, cambiando parcialmente ios hábitos y las referencias de las nuevas generaciones. El dinero entra así en un circuito en el cual antes no estaba presente. Pero, ¿dónde están los varones, en este escenario que parece ocupado sólo por mujeres?: trabajando en la calle, como albañiles, herreros, vendedores ambulantes, guardias privados o como músicos, aunque sólo en época de fiestas populares . Muchos otros pasan el tiempo en busca de trabajo, eso cuando no se quedan en la calle con los amigos para tomar un vaso de "cachaga" (aguardiente) o para jugar dominó. Pocos se quedan en casa, a menos que sea para dormir o para mirar la TV, pues no 150 LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO: ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA es hombre quien no sale a la calle para enfrentar al mundo. En efecto, desde la infancia, los niños son empujados a salir de casa, no sólo para jugar sino, sobre todo, para trabajar: ei reino masculino es la "calle" mucho más que ia casa. Sólo si no hay hijas mujeres, o en casos especiales - de enfermedad, por ejemplo -, los varones son llamados a colaborar en ios trabajos domésticos. Sin embargo, los hombres también se ven implicados, como padres y como maridos, en las elecciones anticonceptivas de las mujeres, particularmente cuando ellas no consiguen guardar sus secretos femeninos o cuando piden ayuda para comprar un anticonceptivo o practicarse un aborto. Aun así, estos temas todavía son femeninos: fue muy difícil para mí abordarlos con hombres, a pesar de que fuesen jóvenes. Los que encontré en la única clínica donde pueden ser atendidos todos ios dias y donde la vasectomía está siempre disponible (el Ceparh), tenían un promedio de edad que fluctuaba entre los 30 y los 4 0 años, habían tenido hijos con más de una mujer y querían esterilizarse fundamentalmente por razones económicas, aunque, a veces, también para hacer un "regalo" a sus mujeres, quienes sueien quejarse de los efectos secundarios que sufren después de años de utilización de métodos hormonales. Muchas de ias mujeres que encontré abandonaron ios métodos hormonales, aunque no solamente por razones de salud sino por cuestiones estéticas, pues, evidentemente, las hormonas engordan -algo que todas las mujeres saben -y la belleza es muy importante, no sólo en ei mercado de las relaciones de género sino también en el de las raciales y sociales: ejemplo clásico de esto es ia noción de "boa aparencia", requisito fundamenta! para obtener un buen empleo. Para trabajar como empleada doméstica, por el contrario, la belleza no es tan importante, ya que es más importante no estar enfermas ni ser lentas y débiles, así que el DIU o las inyecciones hormonales, que pueden aumentar mucho la cantidad de flujo menstrual, no siempre son una buena solución (recuerdo a varias mujeres que lloraban porque casi habían perdido su trabajo por este motivo). Este último punto muestra cómo ias elecciones sobre anticoncepción pueden definir ias relaciones entre empleada y empleador, lo cual, amén de las vicisitudes a ias que se ven sometidas las mujeres en sus relaciones familiares y de pareja, así como en su interrelación con médicas y enfermeras, nos comprueba cuan difícil es el trayecto que recorren desde el momento en que toman la decisión personal de buscar un método anticonceptivo hasta cuando consiguen lo que desean. 151 SILVIA DE ZORDO Pero, ¿qué buscan las mujeres cuando llegan solas a la clínica? Las más jóvenes buscan frecuentemente un método que sea invisible y que puedan esconder fácilmente (las inyecciones hormonales son para ellas un método perfecto, siempre y cuando no las haga engordar o no provoque irregularidades menstruales); mientras que las mayores buscan algo que les de tranquilidad y seguridad, pero que no perjudique su salud, por lo cual, para ellas, la esterilización parece ser el método ideal, sobre todo porque implica el fin del miedo a ios embarazos no deseados y el fin de la negociación respecto de la anticoncepción y de la dependencia de los servicios públicos de salud. Sin embargo, ia esterilización puede provocar un aumento del flujo y otros efectos secundarios poco estudiados y nunca discutidos por los médicos y las enfermeras (hasta el día de hoy no he encontrado a ninguna mujer esterilizada que se quejase de este método, con excepción de una, quien declaró que dicho método había provocado un aumento del flujo menstrual). Me parece interesante decir que encontré a muchas mujeres que pensaban que había una diferencia entre un método reversible - la "ligadura" (solían suponer que si se puede ligar también se puede, lógicamente, desligar) y uno irreversible - el "estrangulamiento"-, y esto no es asi. El poder de las palabras invoca una especie de magia que médicos y enfermeras a veces utilizan al emplear expresiones muy complicadas y no prestar atención a lo que las personan opinan después del final de sus discursos. Si las palabras no se asocian a una imagen interiorizada de sí y del propio cuerpo, pueden ser conducidas al juego de la polisemia y de las múltiples interpretaciones. Así, cuando ios médicos hablan de laparotomía y laparoscopia - dos palabras incomprensibles para los profanos -, las pacientes las traducen de forma diferente y la interpretación del discurso cambia radicalmente. Estas dos palabras se refieren a dos procedimientos quirúrgicos que se distinguen solamente por la técnica el punto de entrada -, pero no por el resultado, que casi siempre es definitivo. Sin embargo, hay una explicación científica de la interpretación que hacen las pacientes, pues es verdad que la laparoscopia tiene más posibilidades de fracaso que la laparotomía, lo que, por cierto, es sabido por estas mujeres. Visto esto, ¿podemos hablar de "libre elección", de "derechos reproductivos"? 152 LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO: ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA Conclusiones En el espacio de la clínica emergen conflictos y tensiones que no se pueden resolver fácilmente, y que son causados tanto por la falta de atención como por ios p r e j u i c i o s del e q u i p o m é d i c o . La " e l e c c i ó n " anticonceptiva se construye a través de intercambios de prácticas y discursos - y también de dones - en la pareja, la familia y la clínica. En el microcosmos de ia clínica - particularmente en el sector de la planificación familiar - encontramos los grandes conflictos y contrastes de una sociedad marcada por la desigualdad social y de género, así como por una jerarquía racial muy rígida. A lo largo de la investigación pude ver cómo las desigualdades sociales, el racismo y las relaciones de género provocan efectos que habitualmente se convierten en graves problemas para la vida de mujeres y hombres. Las imágenes de la "mala" madre negra y dei hombre negro como padre irresponsable e hijo margina! nacen de la intersección, a veces conflictiva, existente entre un cierto discurso médico sobre la fertilidad, el embarazo y ia anticoncepción, un discurso político sobre la superpoblación y ia pobreza, y un discurso social racista y sexista sobre la belleza y el papel de ias mujeres en ei campo sexual y reproductivo. Aunque las políticas antirracistas del gobierno brasileño cambiaron parcialmente este cuadro en los últimos años, la planificación familiar permanece aun hoy en un ámbito distinto, ámbito en el que la guerra de imágenes se lleva a cabo siguiendo regias diversas, ya que constatamos cómo ia imagen de la mujer blanca asume el poder de un icono, pues ella encarna, - como podemos comprobar si miramos ias imágenes utilizadas en los centros de planificación familiar - no solamente los ideales dominantes de belleza, modernidad y libertad, sino también ios de una maternidad "ideal" y "pura" de la cuai las mujeres pobres - "negras" - son rechazadas. Sin embargo, ias mujeres pobres y "negras" que encontramos en nuestra investigación no comparten totalmente esta visión de ellas mismas, así que no podemos pretender mostrarlas como víctimas ¡nocentes; por el contrario, a io largo de este texto tratamos de mostrar cómo ellas construyen sus "elecciones" anticonceptivas de forma diferente de acuerdo con ¡a edad, las perspectivas de ascensión soda! y ios deseos y exigencias individuales de cada una, y no simplemente acatando la opinión del médico o del marido, o utilizando cualquier método que ellas encuentren en ei centro de planificación familiar. Por ejemplo, si dejan de utilizar un método hormonal no es solamente porque no quieran engordar sino, también, porque sufren sus efectos secundarios; además, no todas comparten el ¡deal de belleza dominante que asocia al color "blanco" y a una 153 SILVIA DE ZORDO cierta delgadez del cuerpo el valor y el prestigio más alto: el trabajo hecho en los últimos veinte años por las asociaciones militantes "negras" en pro de valorizar y rescatar la historia y la auto-imagen de la población "negra" brasileña y bahiana parece haber tenido éxito entre muchos/as jóvenes (Ivana, como muchas otras jóvenes que encontré, me decía siempre que ella era "fiera de ser negra", y que le gustaban más ¡os hombres negros que los blancos). Ahora, si muchas de eüas no utilizaban, o dejaban de utiüzar, cuaiquier método, no era solamente porque los servicios de salud públicos no funcionen bien, sino porque ellas querían tener un hijo, a pesar de que las condiciones económicas no siempre sean las mejores (Ivana, por ejemplo, hubiera sido una madre adolescente - como muchas otras que encontré - porque, a los 17 años, ella querfa tener un hijo con su compañero). Respecto de ia prevención de las EST, hay que decir que muchas mujeres no utilizan siempre preservativo en sus relaciones, no solamente porque sus compañeros no quieren, o porque no tienen la información suficiente sobre ias EST, sino también porque a muchas de ellas no les agrada este método puesto que interrumpe el juego sexual y lo torna menos agradable. Está claro que los hombres no están muy presentes en las clínicas, pues, hasta hoy, ellos han sido relegados a un segundo plano por parte de la investigación científica en el sector anticonceptivo, así como por las políticas de planificación familiar, las cuales están dirigidas principalmente a las mujeres desde el inicio de ia medicaiización de la anticoncepción. Además, los varones son tratados y descritos por muchas médicas y pacientes como seres sexuales irracionales, irresponsables y, a veces, agresivos. No obstante, hablando con varios hombres y estudiando la vida cotidiana en los barrios, yo no pude corroborar tal impresión: los jóvenes están desorientados, se debaten entre la necesidad de trabajar para ayudar a su familia, ei deseo de emerger como músicos o artistas, de "curtir" ia vida (divertirse) y tener muchas mujeres, y el miedo a los embarazos no deseados y a las enfermedades (el sida es otro de los enemigos, en contraste con ios policías y sus balas "perdidas" y el hambre, que son el pan de cada día: ¿quién mata más?... difícil responder). ¿Podemos hablar, en este contexto, y siguiendo a Foucault, de "resistencia"? Pienso que es mejor hablar de "tácticas cotidianas" - adoptadas por las mujeres y los hombres bahianos de los sectores pobres - para comprender las prácticas y los discursos normativos en torno de sus cuerpos. Como escribe Michel de Certeau31, actuamos siguiendo una "tácti31 De Certeau, M., L'invention du quotidien. 1. Art de faire, op. cit. 154 LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO: ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA ca" cuando no tenemos la posibilidad de "construir un proyecto global ni de totalizar el adversario en un espacio distinto, visible y que podamos objetivar" 3 2 . La "táctica", explica De Certeau, se "aprovecha de las ocasiones y depende de ellas" 3 3 . En efecto, las mujeres y los hombres que presentamos aquí deben, necesariamente, aprovechar las ocasiones que la vida les ofrece - en el caso de ellas, un experimento clínico o un periodo electora! - para poder acceder a un beneficio - la anticoncepción - que es más un privilegio para poca/os que un derecho de toda/os. En un país donde las desigualdades sociales y la pobreza golpean principalmente a la población no blanca -que en ias grandes ciudades brasileñas es ia víctima habitual de la violencia policial-, resultan difíciles de admitir la diagnosis y el tratamiento propuestos por el dr. Coutinho y los políticos que apoyaron sus campañas de promoción del control de la natalidad en ios decenios pasados. La mujer a quien el dr. Coutinho dirigió su cartel recibió el mensaje, pero no vio que sus condiciones de vida y las de sus hijos mejoraran como dicho cartel prometía, pues las teorías neo-malthusianas fracasaron frente al embate de las doctrinas neoliberales. En una sociedad históricamente desigual y racista, ¿de qué elección disponen hoy los habitantes de los barrios populares de Salvador y qué futuro pueden vislumbrar? Entre constricciones y nuevas libertades, las mujeres y los hombres jóvenes de Bahía tienen las respuestas en sus manos, y es por eso que dicho interrogante permanece abierto para el futuro. '- Ibid., p. 6 1 . ! íbid. 155 LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR EN BLANCO Y NEGRO; ALGUNAS IMÁGENES DE BAHÍA BIBLIOGRAFÍA Agier, M. (1995), "Racism, culture, and black identity in Brazi!", en: Bulletin of Latin American Research, 14 (3), pp. 245-264. Ardaillon, D. 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Entre nosotros se le conoce por su trabajo en la película Fresa y chocolate, que aborda el tema de las orientaciones sexuales contra-hegemónicas en la isla, o por otro clásico como su Memorias del subdesarrollo, filmada en la década de los sesenta. Me tomaré la libertad de analizar el filme como pretexto para enumerar algunos aspectos importantes de la compleja relación existente entre las transformaciones en las relaciones sociales de género y los cambios estructurales que sufre la sociedad cubana a partir de! año 1961 -recordemos que es en ese año cuando Cuba definitivamente adopta el socialismo como modo de producción económico y modelo de gestión de! Estado para las cubanas y los cubanos-. Las preguntas básicas que intento formular, sin pretender resolverlas, son: ¿hasta qué punto la revolución cubana ha provocado transformaciones del régimen de género vigente en Cuba?; y ¿cuáles serían las diferencias, en lo que respecta a ias trasformación de las relaciones de género, entre ia trayectoria de "modernización" socialista y el proyecto modernizante democrático libera!, con largos interludios autoritarios, de casi todo el resto de Latinoamérica? Ei proyecto socialista suponía la destrucción de todas las formas de dominación social existentes en el marco de una sociedad capitalista. La 1 Antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia y miembro dei grupo Gessam. Agradezco ias sugerencias y comentarios de Manuel Rodríguez Rondón y de ia profesora Mará Viveros Vigoya. 161 MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO desaparición de ias sociedades organizadas en clases, en el sentido marxista del término, traería una serie de "añadidos automáticos", entre los cuales estaría la desaparición de! régimen de dominación basado en el género o, por decirlo de otra manera, ei desmanteiamiento de un sistema de relaciones sociales de sexo basado en los principios patriarcales; además, el orden opresivo basado en modos de dominación "étnico-raciaies" - a menudo estructurados en sistemas de castas- también desaparecería como consecuencia del triunfo definitivo de la "dictadura dei proletariado". Gracias a io anterior, los movimientos políticos y sociales organizados en torno de programas socialistas-marxistas fueron "poco" productivos a ia hora de reconocer y constituir estrategias políticas particulares que permitieran socavar ios sistemas de opresión y dominación que, aparte de la clase, organizaban las sociedades proto- capitalistas o capitalistas. En Cuba, por ejemplo, hasta hace poco tiempo se consideraba que el feminismo era una ideología liberal-burguesa que nada tenía que ofrecer o decir para la concreción y expansión de los ideales y prácticas emancipatorias propias de esa "nación revolucionaria" (Leites-Lear, 1996). Sin embargo, el proyecto revolucionario logró transformaciones fundamentales en ei régimen de género que, paradójicamente, se perpetuaron en el tiempo, más allá de los cambios en las estructuras económicas que aparecían como fundamentales en ei anhelo de una sociedad socialista. Estos últimos han menguado notablemente en los últimos quince años por culpa de la deliberada estrategia estadounidense de "desligar a Cuba" de los circuitos dei mercado mundial y de penalizar a los agentes económicos que quieran establecer negocios en y con esta nación. En ei camino de la revolución, las mujeres se encontraron con situaciones completamente nuevas: la "socialización de ios medios de producción" traía consigo un nuevo compromiso de toda la sociedad -sin distingo de género o raza- con ia economía planificada. Como todas y todos estaban llamados a participar y a "disfrutar" dei proceso de producción y explotación de ios recursos económicos disponibles, ias mujeres salieron masivamente del "hogar" y se incorporaron a la "fuerza laboral remunerada", llegando a tasas que sobrepasan a muchos países de América Latina y aún del capitalismo central; además, hace veinte años, representaban el 52,9% del total de trabajadores con estudios técnicos (Reca et al., 1990: 105), ocupaban el 8 2 , 1 % dei total de los cargos ofrecidos en el sector de administración y, a mitad de la década pasada, obtenían tasas de participación considerables en io que se refiere al acceso y permanencia en los aparatos de educación superior, así como una considerable presencia como docentes e investigadoras. Según ia académica cubano- 162 HASTA CIERTO PUNTO. HISTORIAS NO CONTADAS SOBRE GÉNERO EN LA CUBA POSREVOLUCIONARIA estadounidense Marisela Leites-Lear (1996:143), "en 1 9 9 4 - 1 9 9 5 las mujeres constituyen el 57,7% de las graduadas universitarias, el 62% de los técnicos de nivel medio y superior y el 42% de los investigadores científicos". La propia Leites-Lear, citando el informe de desarrollo humano correspondiente, nos dice que "el 48% de los médicos cubanos son mujeres, así como el 47% de los directores de hospitales". Ahora bien, resultó importantísima la transformación del espacio "intimo" provocada por la efectiva "socialización" del trabajo y la aparición del discurso sobre la "responsabilidad" colectiva en la reproducción de la sociedad. Esa politización de la "esfera íntima" llevó a la creación de guarderías públicas para el cuidado de los hijos de las madres trabajadoras y a la "declaración formal" de una división sexual del trabajo doméstico equitativa, en la que los hombres compartirían en condiciones de "igualdad" las actividades de cuidado y reproducción de la unidad doméstica (Leites- Lear, 1996). La falta de un movimiento feminista autónomo, y la persistencia de prácticas hegemónicas de socialización masculina, dieron al traste con la declaración formal de esa nueva "división democrática del trabajo doméstico" (Leites- Lear, 1996). El declive máximo en la socialización dei trabajo de producción y reproducción familiar se puede atribuir, nuevamente, a la precarización y aniquilación de las mínimas condiciones materiales necesarias para darle continuidad a los proyectos públicos orientados a descargar a las mujeres de gran parte de sus dobles jornadas no remuneradas. La baja participación de las mujeres en las instancias de decisión y control del Estado cubano, así como en los órganos de representación popular, constituía un problema endémico de todos los países del antiguo campo socialista (Moore, 1991). La estructura de partido único y la cooptación y sumisión de los movimientos sindicales y de mujeres por parte de los partidos comunistas significaban la exclusión de gran parte de la población de dichos países -no sólo de las mujeres- en lo que a las decisiones políticas y económicas del Estado se refiere, a lo que se suma la imposibilidad para formular demandas sociales por fuera de la lógica propiamente burocrática del partido; sin embargo, la participación del 23% en el parlamento elegido en 1993 por parte de las mujeres cubanas (LeitesLear, 1996) muestra un porcentaje que está por encima de todos los países de Latinoamérica (Cepal, 2003), por lo menos durante la década pasada. En la presente década, sólo Argentina y Costa Rica han podido superar la tasa cubana de participación de la mujer en los aparatos legislativos gracias a políticas afirmativas y cambios en las leyes que crean cuotas obligatorias para las mujeres. 163 MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO Cuba es el único país de Latinoamérica que despenalizó completamente la interrupción voluntaria del embarazo. El Estado cubano ofrece la intervención y los cuidados médicos necesarios en todos los hospitales como parte de la cobertura estándar en salud, lo cual implica que éste no interviene limitando negativamente las decisiones reproductivas de las mujeres; por el contrario, el estado cubano provee todos los medios y las libertades necesarias para la efectiva libertad de decisión respecto del número de hijos y del calendario que elijan las propias mujeres para ejercer su maternidad. Al ser un verdadero estado secular, Cuba regula y normaliza las uniones de pareja como un asunto meramente burocrático, no poniendo ningún tipo de barreras al divorcio y al reconocimiento legal de las uniones consensuadas de hecho (Leites-Lear, 1996). Comparemos la legislación cubana con la de los demás países de Latinoamérica en io que al aborto se refiere: en Colombia, ei apego del Estado a los preceptos de la moral católica, a pesar de la declaración formal de la libertad de cultos, no ha permitido siquiera la legalización de la interrupción del embarazo por razones terapéuticas o en casos de violación; en Cuba, por el contrario, el estado secular "socialista" ha avanzado al máximo en las garantías al respeto de la autonomía reproductiva de las mujeres. En este escenario, el proyecto "revolucionario" lleva años luz respecto de las luchas del m o v i m i e n t o f e m i n i s t a en el resto de Latinoamérica, las cuales, como sucede en nuestro país, se encuentran estancadas hace un buen tiempo en lo que respecta a las libertades en las decisiones reproductivas. La película es un retrato poderoso sobre los límites del "proyecto revolucionario" en Cuba. Nos muestra lo poco que se avanza en la transformación de las estructuras simbólicas, en las formas de representar e intervenir politicamente en el mundo social a través del lenguaje. Los "intelectuales", sobre todo el director del documental inconcluso, no cesan de presentarse a sí mismos como los jueces de "la conciencia revolucionaria" de los trabajadores dei puerto. Detentadores del "monopolio" de la representación, quieren ver en las trabajadoras y trabajadores los atributos y valores negativos, aquellos que contradicen las características "morales" del "hombre nuevo revolucionario". El nuevo dualismo que crea la estructura política de partido entre los acumuladores plenos de capital burocrático -como expresara Bourdieu (1997) refiriéndose a la antigua República Democrática Alemana- y los carentes e indigentes de esta forma de capital, es una de las metáforas con las cuales podríamos pensar ese "hasta cierto punto". Esa destruc- 164 HASTA CIERTO PUNTO. HISTORIAS NO CONTADAS SOBRE GÉNERO EN LA CUBA POSREVOLUCIONARIA ción incompleta de ia sociedad de ciases configuró nuevas formas de desigualdad económica y política en la que los antiguos grupos sociales dominados -como es el caso de las propias mujeres- fueron llevados a cargar con ei peso la "socialización" de la gestión de la crisis. No en vano, esa imagen del ultraje imperialista, representado en la presencia del trabajo sexual, volvió a aparecer una vez que se "dolarizó" la economía cubana. La reaparición del "fetichismo de la mercancía" trajo como consecuencia la exacerbación del trabajo sexual, una de las estrategias posibles para enfrentar la "duaiización" de la sociedad cubana desde abajo. La tenencia de divisas resulta ser ei único mecanismo que logra "igualar" nuevamente a la población cubana, dividida entre quienes manejan la crisis pero no llevan la peor parte: el grueso de ia población. Dicha duaiización de la sociedad cubana no se estructura únicamente a partir de las desigualdades existentes entre poseedores del capital "burocrático" y los privilegios económicos que han sido inherentes al monopolio de la representación política en los países del "socialismo realmente existente". E! ordenamiento socio-racial, donde las y los afrocubanas siguen ocupando las posiciones más degradadas en ei espacio social, es un fenómeno constitutivo de esas "nuevas" viejas formas de dominación social. Sin conocer profundamente esta problemática, es necesario decir que esta dominación no está basada en formas de invisibilización cultural. Por el contrario, durante la revolución, ias prácticas culturales y los aportes de ios afrodescendientes a la "nación" cubana han sido largamente reconocidos y respetados. No se debe olvidar, además, que las posibilidades sociales abiertas por el "régimen revolucionario" liquidaron la asociación entre lo "blanco" y ciertas categorías profesionales, ayudando a socavar ia ideología racista que establece asociaciones absolutas entre io "negro" y su capacidad de trabajo, así sea artístico, que reside unívocamente en su mera existencia corporal. Aún así, la estructura dual de la sociedad cubana contemporánea se muestra hasta en la propia división racial del trabajo en ei sector turístico: mientras las y los "blancos" son empleados en los lugares y puestos que más contacto tienen con el público, los "negros" trabajan, en muchos casos, en puestos que tienen poco contacto con el público y, por lo tanto, no son "visibles" (esto io dice un músico citado por De la Fuente, 2000). Una vez más, la economía política y sus demonios determinaron ia destrucción parcial de las transformaciones acaecidas en el régimen de género vigente, minando la efectiva posibilidad de socializar y politizar la "esfera íntima", lo que impide entender, de una vez por todas, que en una sociedad realmente igualitaria no hay tareas que correspondan a un gru- 165 MARCO ALEJANDRO MELÓ MORENO po social dominado, pues, por el contrario, cualquier proyecto emancipatorio debe afrontar la producción y reproducción cotidiana de la sociedad como una tarea ineludible de todas y todos. Nos queda pensar ahora, en tiempos de esa especie de romance conflíctivo entre feminismo y democracia liberal 2 , cómo las transformaciones en el régimen de género en Cuba fueron socavadas por las restricciones económicas impuestas por el actual juego de fuerzas geopolíticas. También debemos entender que dichas transformaciones sólo son posibles en nuestros países si logramos una redistribución radical de ios recursos y las capacidades productivas que tenemos disponibles en la actualidad; de lo contrario nos veremos abocados a seguir, tal como lo expresa Bell Hooks, "[...] ayudando a consolidar la sociedad de clases dándole camuflaje a sus contradicciones internas" (Hooks, citada en LeitesLear, 1996:51). 2 Ese "romance" se basa en la creencia y la convicción política que el "nuevo feminismo liberal" -no neoliberal- tiene sobre el hecho de que gran parte de los problemas tienen solución dentro de la ideología de los derechos humanos. Así, muchos debates pretenden resolverse como si viviéramos en una era de expansión ilimitada de los "derechos" y titularidades, cuando resulta evidente que no es así. 166 HASTA CIERTO PUNTO. HISTORIAS NO CONTADAS SOBRE GÉNERO EN LA CUBA POSREVOLUCIONARIA BIBLIOGRAFÍA Bourdieu, Pierre (1997), Razones prácticas. 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Este filme presenta un episodio de ia vida de Ana, una joven chicana de Los Ángeles, quien vive con su padre Raúl, su madre Carmen, su abuelo y su hermana Estela. Ana tiene dieciocho años, acaba de terminar sus estudios de secundaria y se debate entre ir a la Universidad (de Coiumbia) o ayudar a su familia para mantener ia economía del hogar trabajando en el taller de costura de Estela. La trama devela que las aspiraciones de Ana están condicionadas por las reglas que existen en su familia de origen mexicano y en la sociedad mayoritaria: el contexto estadounidense, lo que evidencia tensiones entre ias ¡deas de tradición, modernidad, justicia, honor, progreso, bienestar y el modelo de género propio de "¡o latinoamericano", que en ei contexto estadounidense se revela como atributo étnico de la hispanidad. En este texto analizo esta producción siguiendo dos coordenadas. Por un lado, la manera en que el género es representado a través de ¡os hilos conductores que la historia propone -como ei antagonismo entre lo anticuado y lo moderno, la experiencia y ia juventud o lo latinoamericano y io "gringo"-, que reflejan distintos modelos de ser mujer y las presiones que ello conlleva dentro de una sociedad que se e n t i e n d e como 1 Agradezco a Andrés Góngora sus comentarios y colaboración para redactar parte de este texto. 2 Antropólogo e investigador asociado del Centro de Estudios Sociales de ia Universidad Nacional de Colombia. 169 MARCO MARTÍNEZ multicuiturai y que valora la diferencia. Por el otro, los fenómenos culturales en territorios de frontera -el sur de California en este caso- que generan nuevas dinámicas sociales donde, más allá de un desplazamiento de una cultura sobre otra, podemos apreciar la coexistencia de varias maneras de interpretar el mundo, separadas por nociones como civilización, atraso, tradición y beüeza. La cinta muestra un contexto económico y cultural bastante preciso, pues se centra en ia denominada "cultura chicana" -lo que me recuerda la obra My family (1995), dirigida por Gregory Nava-. Esto me plantea una pregunta; ¿qué se necesita para mostrar auténticos chicanos?, o mejor, ¿qué hizo la directora de la película para proveer un contexto chicano? Para empezar, poner énfasis en el intercambio, adaptación y transformación de las tradiciones culturales de los migrantes mexicanos y sus descendientes en ¡os Estados Unidos y su relación con la sociedad que los recibe; además, subrayar la manera estratégica en que ellos utilizan ei inglés y el castellano. Pese a esto, en Real women have curves es evidente el uso aleatorio de los acentos mexicano y colombiano para representar chicanos. En la trama, Estela brinda empleo a algunas mujeres de origen mexicano en su pequeño taller de confección de ropa, quienes trabajan sin descanso para grandes intermediarios que distribuyen las prendas en las grandes tiendas. Llama la atención que una de ellas, con evidente acento colombiano, tenga que viajar a contraer matrimonio en "su amada tierra México", lo que recuerda algunas telenovelas colombianas actuales (v. gr.: Pasión de gavilanes, 2004) en donde varios personajes aparecen con diferentes acentos integrando una misma familia; además, estos seres se diferencian "fenotípicamente": unos blancos con ojos azules, otros morenos, oíros mestizos... sin que se provea algún tipo de justificación para tai hecho. En otras palabras, las acciones de estas novelas pueden suceder en cualquier lugar de América Latina. Esta concepción crea una forma de ser latinoamericano desde ei Rio Grande hasta ia Paíagonia. También se recurrió a la grabación de exteriores en barrios "mexicanos" de ia ciudad de Los Ángeles para otorgarle a la película toda la "hisp a n i d a d " necesaria. No f a l t a r o n imágenes de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de México, del Sagrado Corazón de Jesús, ni de San Antonio; así como una multiplicidad de avisos en castellano que en su mayoría anuncian la diversidad de ¡a comida chicana y, por extensión, hispanoamericana: tacos y tortillas. Ser proveniente de un país de América Latina deviene en "hispanidad" en los Estados Unidos, noción consolidada en la condensación de 170 REAL WOMEN HAVE CURVES las múltiples nacionalidades de estos países (Portes, 2005), por lo cual se crea una identidad supranacional que, en el contexto específico de los Estados Unidos, termina por convertirse en una nueva conformación étnica, llegando a ser oficial cuando es enunciada por la sociedad mayorilaria por ejemplo, cuando la categoría "hispano" aparece en el censo estadounidense o cuando se consagra el voto étnico (Alejandro Portes, comunicación personal, 2005)-. La hispanidad es descriía como una categoría que aglutina "lo común" a todas las personas latinoamericanas, configurando una nueva identidad homogénea que se lee a través de la raza (blancos, negros, asiáíicos e hispanos) con los valores y íradiciones asociados a ella, lo que hace que estas personas sean ubicadas en la jerarquía socio-racial de la sociedad nacional estaudinense. Así, las personas provenientes de los países de América Latina aprehenden esta clasificación para circular en esta sociedad y reconocerse como otros en tal contexto3 . Por otra parte, la caracterización de los personajes muestra a una familia que podríamos llamar "tradicional" o, mejor, representante de las tradiciones hispanas, aunque la figura machista y menos liberal no es encarnada por el padre sino por la madre: Carmen: "Yo no sé qué hacer. [Ana] no limpia su cuarto, no lava la ropa, no hace de comer. Puros problemas me da". Raúl: "Carmencita. Ana no le da tantos problemas. Mira, su maestro está bien contento con ella. Si hacemos un esfuerzo, creo que podemos ayudarla a ir a la universidad para que se eduque". C: "Yo la puedo educar. Yo le enseño a coser, le enseño a criar a sus hijos, a atender a su marido. Esas cosas no le van a enseñar ahí en el colegio". R: "Está bien, se puede casar después". C: "¿Que no me estás oyendo, Raúl? Es cuestión de principios. No es justo. Yo trabajo desde la edad de trece años y Ana tiene dieciocho años. Ahora le toca a ella... que írabaje". La relación conflicliva entre Carmen y su hija establece el hilo conductor de la película, pues representa las tensiones que se crean enlre un modelo de género denominado conservador, laíinoamericano, anlicuado, calólico y que apunta a la procreación, y otro llamado liberal, 3 Téngase en cuenta que en los Estados Unidos muchos de los estereotipos con que son calificados los latinos provienen de la forma en que son representados los mexicanos en los medios de comunicación, especialmente en el cine. 171 MARCO MARTÍNEZ modernizante e individualista. Estos dos modelos entran en choque al juzgar los valores de la familia y el valor de las mujeres en ésla desde una racionalidad económica. Aunado a lo anterior, es interesante observar el contraste entre las generaciones que mueslran lal choque de valores, a propósito del embarazo inesperado de Norma, una de las trabajadoras de Estela en el taller de costura. Carmen comento a sus compañeras de írabajo: Carmen: "Escuché un chisme en el mercado de Chápala [...] Nueslra Normita se comió el pastel antes de la boda. Oí que el novio la convenció de tener relaciones la noche antes. Y después de haber probado... había cien personas en la iglesia, el cura estaba esperando y él nunca apareció en la ceremonia. [...] la madre de Norma nunca lo quiso, pero Norma insistió. Una madre sabe cuál es el hombre indicado para su hija". Ana: "Mamá: eres tan anlicuada". C: "Pueden creerle [comentando a las otras empleadas], las chicas de hoy en día creen saberlo todo, por eso terminan panzonas". A: "No. La razón porque terminan embarazadas es porque no saben usar anticonceptivos". Compañera de trabajo: "Miren a la señorita sabelotodo." C: "A tu marido no le gustará que sepas tanto". A: "¿Por qué?". C: "Los hombres quieren mujeres vírgenes". A: "¿Por qué la virginidad es lo único que importa? Una mujer íiene pensamientos, ¡deas, una mente propia". C: "¿Una mente y pensamientos?". El valor de la virginidad hace que el honor de la familia hispana se vea comprometido, al igual que el de la madre, ya que es ella quien educa a las mujeres. Hay una ruptura entre la madre y la hija porque tienen proyectos de vida diferentes; decidir si casarse o no, si tener hijos, atender a un marido y las necesidades de la casa o formar una vida independiente, no necesariamente con hijos, preocupada por una carrera y procurándose mejores oportunidades económicas y sociales (lo úllimo teniendo en cuenta el contexto presenlado por Palricia Cardoso: un barrio hispano en el oeste de la ciudad de Los Ángeles). Las tensiones entre el papel "tradicional" y ei nuevo modelo de mujer que se manifiestan en Ana y Carmen señalan una serie de dilemas morales y éticos, puesto que se habla de la unidad familiar de "los hispanos" y el papel que desempe- 172 REAL WOMEN HAVE CURVES ña la mujer para sostener esía institución. Aquí, por oposición, debe ser observado el papel del hombre en la familia y las formas que adquiere el machismo, además de las maneras como se reproduce. Para finalizar, Real women have curves hace manifiestas las dificultades por ias que deben pasar muchas mujeres "hispanas" en los Esíados Unidos. Para empezar, Ana no es una mujer delgada y esbelto, su cuerpo no encaja en los vestidos que ella ayuda a hacer. Al igual que ios del resto de empleadas del lailer, Ana es gorda, de corta estatura y su piel no es blanca; Ana no tiene el dinero suficiente para costearse una carrera universitaria, pero pudo estudiar en una escuela de Beverly Hills, donde escuchó a sus compañeros hablar acerca del rumbo que tomarían sus vidas a! ingresar a la universidad. Ella quiere una carrera pero su madre tiene planes distintos para ella, pues cree que Ana debe formar una familia, para lo cual se vale de la vergüenza, el sacrificio y la abnegación con ei propósito de convencerla de ello. Al contrario del padre y el abuelo -quienes en teoria deberían comportarse como típicos "machos latinoamericanos"-, Carmen no comparte la idea de que Ana estudie ya que su preocupación principal es conseguirle marido o, en su defecto, írabajo. Ahora bien, es evidente que Carmen ama a su hija, y precisamente por esto es que le preocupa que se quede soltera y no conforme una familia; es decir, que no cumpla con el modelo de mujer que ella vivió, el cual cree correcto. Así pues, las expresiones de la dominación masculina no están encarnadas por los patriarcas de la familia sino por la madre, quien no acepta el estilo de vida que su hija quiere seguir. No obstante, esta es una mirada unilateral del problema, pues lo que se plantea en el fondo no pude analizarse desde un punto de visto moral que descalifique la aclitud de Carmen, pues al hacerlo estaríamos desvirtuando su sistema de valores, su cultura, su sentido común y la forma en que cree que debe ser y actuar una mujer. PELÍCULAS REFERENCIADAS Real women have curves, Partricia Cardoso, directora, HBO Home Video, productora. My family, Gregory Nava, director, Francis Ford Coppola, productor. 173 MARCO MARTÍNEZ BIBLIOGRAFÍA López, Josefina. 1996. 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