Repaso de tres videos sobre “El nuevo nacimiento”

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REPASO DE LA OBRA “EL NUEVO NACIMIENTO”
Repaso de tres videos sobre “El nuevo nacimiento”
Expuestos y publicados en la Internet por el hermano
Jaime Restrepo
La traducción correcta, ¿cuál es? ¿"espermatozoide" o “semilla”, “simiente”?
¿”Nacidos” o solamente “Engendrados”?
¿"Renacidos" o solamente "Reengendrados"?
¿La versión Reina-Valera está totalmente equivocada en la traducción frente a
otras?
Introducción
El hermano Jaime Restrepo (Manizales, Colombia), ha publicado en su sitio Web una
exposición de tres partes sobre lo que él denomina “El nuevo nacimiento”. Estos tres videos
se encuentran tanto en su sitio Web, como en YouTube, han sido expuestos públicamente
por el propio hermano y vistos por muchos.
En dichas disertaciones, el hermano Restrepo define siempre la “semilla” de la
palabra del evangelio de Cristo como “espermatozoide” de Dios, haciendo referencias el
gameto masculino destinado a la fecundación del óvulo, afirmando que el evangelio es el
“espermatozoide de Dios” para el nuevo nacimiento. Además, el hermano hace una errada
separación entre el “engendramiento” y el “dar a luz” o “nuevo nacimiento”, afirmando que
alguno será engendrado cuando oiga y crea, recibiendo en éste momento la potestad de ser
en el futuro un hijo de Dios, para luego “renacer” o “nacer de nuevo” si se completa el
proceso iniciado por el espermatozoide de Dios. La consecuencia de esta doctrina, es que
los sectarios que hicieron la oración del pecador han sido engendrados por Dios y ya están
en el proceso de llegar a ser hijos de Dios, según la doctrina del hermano.
Pero, debemos hablar “conforme a las palabras de Dios” (1 Ped. 4:11) y “no pensar
más allá de lo que está escrito” (1 Cor. 4:6). No es del Nuevo Testamento de Cristo, el
definir el evangelio salvador como “espermatozoide” del semen de Dios. No hay
consecuencia entre el contexto bíblico de los pasajes empleados, y las definiciones y
afirmaciones del hermano Restrepo en su doctrina. Ni Cristo, si sus apóstoles, se refirieron
al evangelio como el espermatozoide de Dios. Por ejemplo, Pablo lo definió como “poder de
Dios para salvación a todo aquel que cree” (Rom. 1:16), y Pedro lo definió como “simiente”
(que no diga, “semen”) “incorruptible” (1 Ped. 1:23-25).
Según Larousse, “espermatozoide” (o también, espermatozoo) es la “célula sexual
masculina, formada habitualmente por una cabeza, ocupada por el núcleo haploide, y un
flagelo que asegura su desplazamiento”. Por su parte, el “semen”, es la “esperma” del
varón, definida más exactamente como el “conjunto de espermatozoides y sustancias fluidas
que se producen en el aparato genital masculino de los animales y de la especie humana”
(RAE).
Sin embargo, Dios es Espíritu (Jn. 4:24), no es un hombre (Num. 23:19). El hombre
está hecho a la imagen de Dios (Gen. 1:26-27), pero Dios no es imagen y semejanza del
hombre. Dios no es conforme a nuestra imaginación (Hech. 17:29). Dios es eterno (Sal.
90:2), y debemos asumir que no necesita de semen para reproducirse por medio de mujer
como nosotros los mortales (Os. 11:9). La sexualidad es propia de nosotros los mortales en
esta vida (Luc. 20:34-36).
***
Por Josué I. Hernández
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REPASO DE LA OBRA “EL NUEVO NACIMIENTO”
Contexto
Cristo dijo, “El sembrador salió a sembrar su semilla…” (Luc. 8:5), y luego afirmó,
“Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios” (Luc. 8:11). El sustantivo
griego “sporos” (sementera, simiente, semilla), es traducido correctamente por “semilla” en
nuestras versiones, por ejemplo, en la versión Reina-Valera. No conocemos una buena
versión (traducción) que vierta el texto griego diciendo algo así como “el sembrador salió a
lanzar su semen”. Sin embargo, varias veces en sus diapositivas el hermano Jaime Restrepo
representa ésta “semilla” (citando Lucas 8:11) como un “espermatozoide” fecundando un
óvulo.
No se traza bien la palabra de verdad (2 Tim. 2:15) al asociar la “semilla” de Lucas
8:11 con un espermatozoide del semen del varón fecundando, por acción sexual, un óvulo
femenino. Esto es torcer las sagradas Escrituras, torturándolas para que afirmen lo que
alguno quiera que digan (2 Ped. 3:16). Un espermatozoide fecundando un óvulo no puede
representar el engendramiento del nuevo nacimiento, y menos en el contexto de Lucas
8:11.
Ciertamente Nicodemo vino a Cristo de noche, y Cristo le habló del nuevo nacimiento
para entrar en el reino de los cielos y disfrutar de las bendiciones en él (Jn. 3:1-9). Pero,
este es un contexto (entorno lingüístico) diferente al de Lucas 8:11. El sentido y valor de las
palabras, frases y fragmentos considerados, deben sujetarse al contexto, pero el hermano
Jaime Restrepo hace caso omiso de esta regla de hermenéutica.
Usted mismo, hermano Jaime, ha citado Juan 7:50,51 para condenar el juzgar
conforme a las apariencias. Sin embargo, usted ha juzgado pasajes bíblicos de esta manera,
jugando con entornos lingüísticos diferentes, creando una apariencia diferente de lo que es
el nuevo nacimiento, y sacando una aplicación diferente de lo que Cristo habló a Nicodemo,
y registró Juan en el cuarto relato del evangelio (Jn. 3:1-9).
El reino de Dios y el nuevo nacimiento
Ciertamente el “reino de Dios” (Jn. 3:3,5) es la iglesia de Cristo (Jn. 18:36; Mat.
16:18,19) la cual fue establecida en el día de Pentecostés de Hechos 2, donde se cumplen
las profecías de Isaías 2, Daniel 2 y Joel 2 (cf. Is. 2:1-4; Dan. 2:35,44; Jl. 2:28-32). Los
discípulos del primer siglo vieron el reino venir con poder (Mar. 9:1) recibieron el reino (Heb.
12:28) y estaban en el reino de Cristo (Col. 1:13) siendo copartícipes de él (Apoc. 1:9) y
participando de la mesa del Señor en él (cf. Luc. 22:30; 1 Cor. 10:21). Esta iglesia está
constituida de todos aquellas nuevas criaturas (2 Cor. 5:17) que son nacidos de Dios por la
palabra de verdad (Sant. 1:18), es decir, renacidos por el evangelio (1 Ped. 1:23).
El nuevo nacimiento, es una regeneración simbólica, un volver a nacer por el poder
del evangelio de Dios (Jn. 1:11-13; Sant. 1:18; 1 Ped. 1:23-25). Dicho evangelio, nunca es
señalado o asociado como un “espermatozoide” del semen de Dios.
La manera más fácil de explicar y entender el nuevo nacimiento, es por observar los
casos bíblicos de conversión del libro de los Hechos. Dichos ejemplos de conversión, explican
lo que es nacer del agua y del Espíritu de manera sumamente práctica (Los como tres mil,
2:37-47; Los samaritanos, 8:4-25; El eunuco etíope, 8:26-40; Saulo, 9:17,18; 22:14-16;
Cornelio y su casa, 10:1-48; 11:14; Lidia y su familia, 16:13-15; El carcelero de Filipos,
16:25-34; Los corintios, 18:4-8; Los efesios, 19:1-7).
Nadie puede entrar en el reino (iglesia) de Cristo sin haber nacido nuevamente (Jn.
3:3,5). Para ver el reino y entrar en él, la condición de Cristo es el nuevo nacimiento. Un
judío se convertía en hijo de Dios por nacimiento físico (ej. Ex. 13:2,12; Num. 3:13; Deut.
14:1; Heb. 8:11), pero no es así en el reino de Cristo (Gal. 3:26-29).
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REPASO DE LA OBRA “EL NUEVO NACIMIENTO”
El nuevo nacimiento es la puerta de entrada al reino de los cielos, donde Cristo
demanda un carácter (Mat. 5:1-12). Y, ciertamente, nacer de nuevo es un proceso a través
del cual un inconverso se convierte en un cristiano, y según el simbolismo en Isaías, una
bestia en un animal domesticado (Is. 11:1-10), una nueva criatura para la cual las cosas
viejas pasaron (2 Cor. 5:17).
Pero, Cristo nunca habló a Nicodemo de un embarazo previo, una gestación
subsecuente y un parto o alumbramiento. Cristo nunca hizo diferencia entre
“engendramiento” y “alumbramiento”. Es más, estos conceptos así como son descritos por el
hermano Restrepo, Jesús nunca los usó. Se requiere mucha imaginación para afirmar algo
así. Obviamente, los cambios que se producen desde la gestación física al nacimiento físico
no son los mismos en el nacimiento espiritual como veremos.
Hermano Jaime, usted dice que para que se produzca un nacimiento espiritual dos
cosas son necesarias, y usted afirma que estas dos cosas son un previo “engendramiento” y
un posterior “dar a luz” o “alumbramiento”, pero no cita la Escritura para ello, sino que se
contenta con una extensa comparación entre todo lo que se requiere para que se produzca
un embarazo físico como patrón de interpretación del nuevo nacimiento del cual habló Cristo
a Nicodemo en Juan 3:1-9.
El apóstol Juan dijo, “los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de
carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Jn. 1:13). Con esta explicación, el apóstol
Juan excluyó cualquier aspecto del proceso de la procreación humana para entrar en la
familia de Dios (cf. Ef. 2:11-22), aunque bajo la ley mosaica los judíos llegaban a ser hijos
de Dios por nacimiento físico (cf. Mat. 3:8-10; Jn. 8:31-44) en el cual sí intervenía “semen”
y “óvulo” en la procreación natural.
Juan 1:11-13 y 3:3-5
“A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los
que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son
engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Jn.
1:11-13).
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de
nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer
siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu,
no puede entrar en el reino de Dios” (Jn. 3:3-5).
Hermano Restrepo, usted aún no ha comprendido el hecho de que no hay diferencia
en el Nuevo Testamento de Cristo entre ser “engendrado” y ser “nacido”. No hay en el
Nuevo Testamento la idea de un previo “engendramiento” y un posterior “alumbramiento”
para el nuevo nacimiento. Su problema, mi hermano, no es de conocimiento, sino de
comprensión. La supuesta diferencia que usted ve, no procede del Nuevo Testamento de
Cristo, sino de imaginar que la enseñanza de Cristo debe ajustarse a la experiencia de
procreación humana.
Juan 1:11-13 no trata de una previa fecundación que será completada en algún
supuesto alumbramiento de Juan 3:3-5. El hecho de que Juan 1:13 diga “engendrados”
(Reina-Valera), y luego leamos que Juan 3:3,5 dice “naciere” (Reina-Valera), no debe
tomarse como la descripción de un proceso de fecundación y alumbramiento. Hay buenas
versiones que traducen un nacimiento en ambos pasajes, ¿se equivocaron todos los
traductores de estas versiones al traducir “nacer” en lugar de “engendrar”?
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Por Josué I. Hernández
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REPASO DE LA OBRA “EL NUEVO NACIMIENTO”
Sin duda, los eruditos traductores que anotaron “nacimiento” en los dos pasajes en
cuestión, no cometieron el error suyo de representar estos pasajes según el proceso de
fecundación humano.
“A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Pero a todos los que le recibieron, les dio
el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, que no
nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de
Dios” (Jn. 1:11-13, Biblia de Las Américas). “Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en
verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios… Jesús respondió:
En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en
el reino de Dios” (Jn. 3:3,5, Ibíd).
Hermano Jaime, no hay “proceso” en el registro bíblico como el descrito en su
exposición sobre estos dos pasajes. Se requiere algo más que la Biblia para llegar a una
conclusión diferente. No está bien hacer una diferencia artificial entre “engendramiento” y
un posterior “alumbramiento” porque el Espíritu Santo jamás reveló que dicho proceso por
algún espermatozoide exista.
Juan, inspirado por el Espíritu Santo, afirma respecto a Cristo que “los que le
recibieron” (Jn. 1:12) son los mismos “que creen en su nombre” (1:12) en contraste con los
que no le recibieron (1:11), porque el “creer” de ésta pasaje es “recibir”. En su obediencia
(recepción) estos creyentes reciben la “potestad de ser hechos hijos de Dios”, es decir, estos
creyentes son “engendrados de Dios” porque experimentaron un nuevo nacimiento (Jn. 3:35) por creer en aquel que fue levantado en crucifixión (Jn. 3:16). Por lo tanto, los “que le
recibieron” (Jn. 1:12), es decir, los “que creen en su nombre” (1:12), son los mismos que
reciben la “potestad de ser hijos de Dios” (1:12) pues son “engendrados de Dios” con “el
derecho de llegar a ser hijos de Dios” (LBLA), éstos son todos los obedientes al evangelio de
Cristo.
Juan no está hablando de creyentes con fe sola (aceptación mental), sino que define
la clase de fe de éstos creyentes salvos. Esta fe en el “nombre” de Cristo es una recepción,
una aceptación, un apego (“recibieron”), en lugar de rechazar Cristo. Hermano Jaime,
recuerde que hay creyentes no salvos (Jn. 12:42,43), a los cuales Juan jamás los describió
como ya “engendrados” en el supuesto proceso de nacer de nuevo algún día.
Más específicamente, Juan 1:12 no dice que la potestad (“derecho”) de ser hijos de
Dios sea una etapa previa a un supuesto “alumbramiento” posterior. El apóstol Juan no
habla de inconversos “engendrados” que en el futuro serán “hijos de Dios”. Juan no hace
diferencia entre “engendramiento” (por espermatozoide) y “alumbramiento” (desde el
vientre materno) en el nuevo nacimiento. Juan está hablando de creyentes obedientes al
evangelio que han recibido a Cristo creyendo en su nombre y que son hijos de Dios en
contraste con los inconversos desobedientes (Jn. 1:10,11).
La fe de Juan 1:11-13 es “fe” en el sentido comprensivo, como en Juan 3:16 (“para
que todo aquél que en él cree no se pierda”). Esta “fe” es la que recibe (obedece) a Cristo.
Lucas nos informa que “recibir” es “obedecer” por fe: “Así que, los que recibieron su palabra
fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas” (Hech. 2:41; cf.
13:48), esta es “la fe que obra por el amor” (Gal. 5:6), porque “la fe sin obras está muerta”
(Sant. 2:26). Hermano Jaime, usted dice que uno es engendrado por la palabra de Dios
cuando uno oye y cree el evangelio. Pero, la Biblia dice que uno es engendrado por la
palabra de Dios cuando obedece el evangelio.
Nicodemo dijo, “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar
por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?” (Jn. 3:4). Jesús explicó que en el
nuevo nacimiento no es la carne la que necesita volver a nacer, sino el espíritu el que debe
ser regenerado (Jn. 3:6), y para esto no se requiere de semen, ni de un óvulo, ni de un
engendramiento, ni de un posterior alumbramiento, sino “del Espíritu Santo” (Tito 3:5, texto
griego) por la palabra de Dios (1 Ped. 1:23), la palabra de verdad (Sant. 1:18), y de un
corazón bueno y recto que reciba y retenga la palabra (Luc. 8:15).
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Por Josué I. Hernández
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El nuevo nacimiento en el libro de los Hechos
Ciertamente, los casos bíblicos de conversión en el libro de los Hechos nos explican
en qué sentido Juan dijo “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre,
les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Jn. 1:12).
El carcelero de Filipos dijo a Pablo y Silas, “Señores, ¿qué debo hacer para ser
salvo?” (Hech. 16:30). Entonces, “Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo,
tú y tu casa” (Hech. 16:31). El apóstol Pablo no dijo, “Cree en el Señor Jesucristo y serás
engendrado para luego nacer por alumbramiento”. Debemos poner atención aquí. Debemos
leer bien lo que Pablo y Silas respondieron al carcelero, porque ellos nos ilustran
gráficamente lo que debemos entender del nuevo nacimiento.
“y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree
en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a
todos los que estaban en su casa. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les
lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. Y llevándolos a su casa, les
puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios” (Hech. 16:30-34).
La respuesta que Pablo y Silas dieron al carcelero fue acorde a la pregunta de él. El
carcelero necesitaba la salvación que el Mesías ha hecho posible, y Pablo y Silas sabían que
esa salvación requiere un nuevo nacimiento para entrar en el reino (cf. Jn. 3:3,5; Hech.
2:47; Col. 1:13). En su acertada respuesta, Pablo y Silas usaron el verbo “creer” en el
mismo sentido en que el apóstol Juan lo usó (Jn. 1:11-13). Juan escribió por el Espíritu,
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser
hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni
de voluntad de varón, sino de Dios” (Jn. 1:12,13).
El carcelero creyó a Dios (Hech. 16:34), porque Pablo y Silas le dijeron que esto era
necesario para alcanzar salvación (Hech. 16:31). Todo esto llegó a suceder por la
predicación y recepción del evangelio (Hech. 16:32), con lo cual ellos recibieron a Cristo
llegando a nacer de nuevo (Hech. 16:33,34; Jn. 1:12; 3:3,5).
¿Cómo debemos interpretar el verbo “creer” cuando se designa con él a los salvos?
Los salvos son los que han creído. Al haber creído han recibido (Jn. 1:11,12). Al haber
recibido han llegado a ser hijos de Dios (Jn. 1:12,13; 3:3,5). Considérense los siguientes
ejemplos en el libro de los Hechos:
 “Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía
ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común”
(4:32).
 “Esto fue notorio en toda Jope, y muchos creyeron en el Señor” (9:42).
 “De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren,
recibirán perdón de pecados por su nombre” (10:43).
 “y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él
es justificado todo aquel que cree” (13:39).
 “Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y
creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna” (13:48).
 “Aconteció en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de
tal manera que creyó una gran multitud de judíos, y asimismo de griegos” (14:1).
 “Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos
piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas” (17:4).
 “Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el
areopagita, una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos” (17:34).
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REPASO DE LA OBRA “EL NUEVO NACIMIENTO”
Hermano Jaime, todos los anteriores casos bíblicos de conversión, tratan de
creyentes engendrados ya salvos, y nacidos de nuevo. Ninguno de ellos estaba en algún
proceso de concepción para nacimiento futuro.
Engendrar, Nacer, Semen
Es verdad que nosotros los varones, usando el buen español, “engendramos” con
semen y sólo la mujer concibe en su vientre, y luego da a luz en el “alumbramiento”, y no al
revés. Pero, en el griego (que es el idioma en el cual fue escrito el Nuevo Testamento) se
expresa con una sola palabra (verbo “gennáo”) lo que en español se expresa con dos
términos distintos (“engendrar” del hombre, y el “dar a luz” o “alumbramiento” de la mujer).
Gennáo se aplica a hombres engendrando (Thayer p. 113):
 “engendró”, Mat. 1:2-16.
 “engendró”, Hech. 7:8,29.
Hermano Jaime, ¿es debido a esto que hemos de considerar a Dios a semejanza
humana usando de semen para engendrar? ¿Sólo debe traducirse “engendrar” el verbo
“gennáo” en el caso de Dios? ¿Está seguro de esto?
Gennáo también se aplica a mujeres dando a luz a hijos (Thayer p. 113):
 “de la cual nació Jesús”, Mat. 1:16.
 “dará a luz”, Luc. 1:13.
 “dio a luz”, Luc. 1:57.
 “concibieron”, Luc. 23:29.
 “haya nacido”, Jn. 16:21.
 “nacido”, Rom. 9:11.
 “nació”, Heb. 11:23.
 “nacido”, Gál. 4:29-31.
Entonces, hermano Jaime, ¿por qué “gennáo” siempre debe significar un
engendramiento con espermatozoide del semen según su interpretación? ¿Por qué siempre
habría equivocación en traducir gennáo como un “nacer”? ¿Por qué gennáo siempre debe
significar engendrado con espermatozoide?
Dios engendra (gennáo) simbólicamente, es decir, imparte vida espiritual (Thayer
p. 113):
 “nacieron”, Jn. 1:13 (Biblia de las Américas).
 “naciera”, Jn. 3:3,5.
 “nacido del Espíritu”, Jn. 3:6.
 “nacido de Dios”, 1 Jn. 3:9.
Hermano Jaime, ¿por qué en Juan 3:3,5 debemos asociar el concepto de
“espermatozoide” cuando la palabra “spérma” (griego para semen) no está presente en el
pasaje? ¿Por qué Juan 1:13 debe traducirse siempre como engendrados con espermatozoide
cuando no hay semen de varón involucrado en el contexto? ¿Qué conexión ve usted entre
Juan 1:13, Juan 3:3,5 y Lucas 8:11 respecto al “semen” de varón?
Según nuestra lengua, sólo nosotros los varones tenemos “semen” (esperma, del
griego “spérma”), y no las mujeres. Pero, en el griego las mujeres también tienen “spérma”.
Según Apoc. 12:17 la iglesia (presentada como una mujer; véase Gal. 4:26) ¡tiene esperma
(texto griego)! Ahora bien, hermano Jaime, ¿cuál versión emplea la palabra “semen” en
casos no de aplicación literal al líquido de reproducción masculina? ¿Están mal todas las
versiones que no dicen “semen” en esos casos? ¿Usa Lucas la palabra “semen” para
describir la semilla de la palabra de Dios (Luc. 8:11)?
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Sobre “Ginomai”, que se traduce según el contexto: Llegar a ser, suceder, surgir,
realizar. (“Gennao” es “yo (hombre o mujer) engendro”. “Ginomai” es ser hecho, llegar a
ser, suceder, acontecer, nacer (Rom. 1:3; Jn. 8:58, “fuese”, pero en el texto griego,
“ginomai” = “llegó a ser” o “nacido”).
 “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer
y nacido bajo la ley” (Gal. 4:4). Cristo llegó a ser, nacer (ginomai) de mujer.
 “Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino
hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera”
(Mat. 21:19). Al maldecir la higuera, Cristo dijo “Nunca jamás nazca (ginomai) de ti
fruto”. ¿La higuera engendra con espermatozoide? Ciertamente no, así como
tampoco Dios usó de espermatozoide para hacer el mundo: “En el mundo estaba, y el
mundo por él fue hecho (ginomai); pero el mundo no le conoció” (Jn. 1:10).
 “Y la multitud que estaba allí, y había oído la voz, decía que había sido un trueno.
Otros decían: Un ángel le ha hablado” (Jn. 12:29). El trueno aconteció, fue hecho
(ginomai). ¿El trueno engendró o dio nacimiento? El trueno no da nacimiento o
engendra, pero el texto griego dice “ginomai”.
Otras preguntas. Hermano Restrepo, respecto al acto de engendrar, ¿usó de semen
el Padre celestial para engendrar a Cristo? Porque la Escritura dice, “Mi Hijo eres tú, yo te he
engendrado hoy” (Heb. 1:5). Entonces, ¿cómo explica usted el engendramiento de Cristo sin
espermatozoide? Hermano Jaime, si usted cree que en este caso también hubo
engendramiento con semen, ¿cuál fue aquél semen? ¿Cuál fue el óvulo fecundado? Y, ¿cuál
fue el alumbramiento? ¿No cree usted que el Espíritu Santo usó respecto a Cristo el verbo
“engendrar” en un sentido figurado, diferente al proceso de procreación humano? Ahora
bien, si en el caso de Cristo no hubo semen, engendramiento, concepción y alumbramiento
¿por qué debe existir tales cosas en el nuevo nacimiento de que habló Cristo a Nicodemo?
Por la resurrección de entre los muertos, Jesucristo fue declarado públicamente por el
Padre como el Hijo de Dios (cf. Rom. 1:4). Jesucristo había dicho que era el Hijo de Dios (ej.
Jn. 5:17,18), pero los hombres le rechazaron y le crucificaron (Sal. 2:2,3). Sin embargo, el
Padre le resucitó, engendrándole (gr. “gennáo”), es decir, constituyéndole públicamente,
declarándole formalmente, como su Hijo por excelencia, conforme a la profecía, para
sentarlo a su diestra en gloria (cf. Fil. 2:9-11).
Pablo lo explicó así, “Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella
promesa hecha a nuestros padres, la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros,
resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te
he engendrado hoy” (Hech. 13:32,33).
Según el apóstol Pablo, en este engendramiento no hubo semen involucrado, pues
fue un engendramiento figurado. No todo engendramiento mencionado en las Escrituras
involucra semen de un padre, ¿verdad?
La manera en que se usa el sustantivo spérma, Thayer p. 583:
1) Simiente de que crece la planta
 “semillas”, Mat. 13:32.
 “semilla”, 1 Cor. 15:38.
 “semilla”, 2 Cor. 9:10.
2) Figuradamente, Por metonimia
 “simiente”, 1 Jn.3:9.
 “descendencia”, Gén. 38:9.
 “descendencia”, Mat. 22:24.
 “descendencia”, Luc. 1:55.
 “linaje”, Jn. 7:42.
 “descendientes”, 2 Cor. 11:22.
3. Literalmente, el líquido de reproducción (semen) Lev. 15:16.
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REPASO DE LA OBRA “EL NUEVO NACIMIENTO”
Según las Escrituras, hermano Jaime, nosotros sí nacemos de Dios (1 Jn. 3:9; 4:7;
5:1; 5:4; 5:18). El Padre nos imparte vida espiritual por su palabra cuando obedecemos el
evangelio de su Hijo (Ef. 2:4-10), evangelio que ha sido revelado por el Espíritu Santo (1
Ped. 1:22; Tito 3:5).
Hermano Jaime, usted dice que el padre humano engendra con espermatozoide, y
esto es verdad, pero esto no quiere decir que el Padre celestial tenga que usar semen para
que podamos ser engendrados, y completado el proceso, podamos nacer de nuevo. Si no es
así, díganos, ¿cuál es el óvulo engendrado por el Padre celestial con su semen? ¿Cuál es el
vientre que contiene al bebé en gestación hasta que nazca de nuevo? Porque si el bebé
engendrado no está en la iglesia, entonces está afuera (Col. 4:5), y si no está en el camino
angosto, está en el ancho (Mat. 7:13,14). Hermano, usted tiene a engendrados perdidos, y
muertos en delitos y pecados (cf. 1 Cor. 5:13; 2 Cor. 6:14-18).
Si el Padre solamente engendra, según su interpretación, hermano Restrepo, ¿cuál es
la madre de la cual nace la nueva criatura en Cristo? Recuerde, mi hermano, Cristo dijo a
Nicodemo, “el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Jn. 3:3). Entonces,
si el Padre celestial sólo engendra, y no nacemos de él, ¿de quién hemos nacido? ¿Cuál es la
mamá?
Otras preguntas. Si ahora mismo hay varios seres “engendrados” que no han nacido
de nuevo, ¿cómo les llamaremos a ellos? ¿Son hermanos en Cristo? ¿Son hermanos en
proceso? ¿Son hermanos no nacidos? ¿Tienen vida espiritual de Dios estos seres
engendrados? Si no tienen vida espiritual de Dios, ¿cómo es que han sido engendrados por
él? ¿Puede Dios engendrar a seres muertos? ¿No engendra Dios solamente a vivos? Una
“persona” es un individuo dotado de razón, consciente de sí mismo y poseedor de una
identidad propia. Pero, jamás llamamos “persona” a un ser muerto, inconsciente y sin vida.
El hijo en el vientre de la madre tiene vida, y a pesar de no haber nacido, ya es una persona
con vida y derechos, ¿sucede lo mismo con los “engendrados” de su doctrina?
Hermano Restrepo, ¿por qué los sectarios que hicieron la “oración del pecador”, y
supuestamente han sido engendrados por Dios estando en el proceso de llegar a ser hijos
del Padre celestial, están a la vez muertos y sin derechos (cf. Gen. 25:22; Luc. 1:15,44)?
El Padre celestial “da a luz” a los cristianos por medio del evangelio
Dice la Escritura, “El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para
que seamos primicias de sus criaturas” (Sant. 1:18). Santiago, nos informa que el Padre
celestial (v.17,18) de su voluntad nos HIZO NACER. El verbo griego “apokueo” es usado aquí
(APO = “de”. KUEO = “estar en cinta”).
Según Thayer, este verbo significa, “traer de la matriz, dar a luz”. Lacueva, en su
interlineal, dice “hizo nacer” con la nota “Lit. dio a luz”.
Lo que sucede aquí es que Santiago usó el mismo verbo griego tanto en el versículo
15 (“da a luz”) como en el versículo 18. Entonces, no es conforme a las Escrituras el afirmar
que el Padre celestial solamente implanta semen, pues Santiago afirma que el Padre da a
luz.
Obviamente, el renacimiento, o nuevo nacimiento, del cual Jesús habló a Nicodemo
(Jn.3:3-5) no sigue el proceso físico del nacimiento humano en el cual participan un hombre
y una mujer.
Cristo, sus apóstoles y los hombres inspirados en el Nuevo Testamento, no
distinguieron entre los dos papeles en que funcionan el hombre y la mujer para traer a vida
a una nueva criatura, como patrón de interpretación del “nuevo nacimiento”. Recordemos,
Santiago dice que ¡el Padre da a luz!
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Por Josué I. Hernández
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REPASO DE LA OBRA “EL NUEVO NACIMIENTO”
Fe, para tener vida al ser regenerado (engendrado, nacido) por Dios
En el relato del evangelio según Juan, el verbo “creer” varias veces se ocupa para
indicar la recepción obediente de la palabra de Cristo, como antes lo explicamos. Todos los
que hoy creen así, llegan a ser hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús (Gal. 3:26-29) cuando
obedecen el plan de salvación del evangelio de Cristo. Ejemplos:
 “Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos
creyesen por él” (Jn. 1:7).
 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de
ser hechos hijos de Dios” (1:12).
 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que
todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (3:16).
 “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”
(7:38).
 “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y
para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (20:31).
A su vez, la Escritura señala a creyentes no salvos, creyentes que sólo oyeron y
asintieron mentalmente al mensaje del Señor, pero que no le recibieron ni se identificaron
con él. Entonces, si se puede demostrar que alguien creyó en Cristo pero que no se salvó, se
demostrará también que el “creer en Cristo” no es todo lo que el pecador ha de hacer para
ser “engendrado” por Dios. Tres ejemplos:
1. “Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los
fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban
más la gloria de los hombres que la gloria de Dios” (Jn. 12:42,43).
- Estos creyentes no confesaban a Cristo. Amaban más la gloria de los hombres
que la gloria de Dios. No quisieron perder su membresía en la sinagoga.
Entonces, ¿fueron engendrados? El Espíritu Santo no dice tal cosa.
2. “Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:
Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno
de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el
don del Espíritu Santo” (Hech. 2:37,38).
- Estos oyentes preguntaron porque creyeron el evangelio que se les predicó de
que habían crucificado al Mesías; y en el momento de creer, no tenían el perdón
de sus pecados, no habían sido engendrados por Dios. Todavía estaban muertos y
perdidos en sus pecados. ¿Qué sucedió? Los obedientes que recibieron la palabra
del evangelio fueron engendrados ése mismo día por Dios, “Así que, los que
recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil
personas” (Hech. 2:41).
3. “y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa
te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué
quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá
lo que debes hacer” (Hech. 9:4-6).
- Saulo creyó y fue a Damasco. Pasó tres días en ayuno y oración (pero, no hubo
alguna llamada “oración del pecador” que lo engendrara). ¿Fue salvo este
creyente sin que tuviera lavados sus pecados? ¿Fue engendrado al momento de la
fe? ¿Engendró Dios un pecador muerto en delitos y pecados? Saulo de Tarso no
pudo ser engendrado hasta que obedeciera el evangelio de Cristo, “…Levántate y
bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hech. 22:16).
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Por Josué I. Hernández
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REPASO DE LA OBRA “EL NUEVO NACIMIENTO”
Conclusión
La vida nueva sigue al bautismo en la muerte de Cristo (Rom. 6:4), no la precede.
Pero, el hermano Restrepo ubica el engendramiento antes del bautismo en Cristo, y Dios no
engendra a los no-bautizados-muertos. Desde el momento de la concepción la criatura tiene
vida y consciencia por Dios (Zac. 12:1; Sal. 139:13-16), pero en el “nuevo nacimiento” del
hermano Restrepo, Dios engendra con semen a muertos que más podrían llegar a vivir.
Líderes religiosos afirman que según Efesios 2:8,9 somos salvos y engendrados por la
fe sola, y que no se menciona el bautismo en el pasaje pues la regeneración ya se ha
efectuado. De igual manera podemos decir que tampoco se menciona el arrepentimiento, la
confesión de fe en Cristo, el negarse a sí mismo, el amar a Dios, etc. Preguntamos, ¿todas
estas cosas están excluidas juntamente con el bautismo para ser engendrados por Dios?
En Hechos 11:18 la Biblia dice, “Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a
Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para
vida!”. ¿Entonces este pasaje excluye la fe y la confesión de Cristo como Señor para que se
efectúe el nuevo nacimiento?
Sin embargo, las Escrituras revelan que la clase de fe que salva es una fe obediente,
como la descrita en Juan 1:11-13; 3:16; 7:38, etc. Entonces, la obediencia al evangelio, es
decir, la recepción de Cristo (Jn. 1:11,12) hace posible el llegar a nacer de Dios (Jn. 3:3,5; 1
Jn. 3:1), es decir, ser engendrados por él (Jn. 1:12-13).
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Por Josué I. Hernández
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