LA MENTIRA DE SANGRE AZUL

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LA MENTIRA DE SANGRE AZUL
-En homenaje a los 9 miembros del Crucero ARA Gral
Belgrano, hundido el 2 de Mayo de 1982Por Ricardo Darío Primo
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Artículo del 2002
Al cumplirse 20 años de éste trágico suceso, quiero dar a
conocer una pequeña investigación que hice al respecto y que por
cuestiones que hacen al egoísmo humano, no forman parte del libro
titulado “Cuna de Heroicos Combatientes –Sepulcro de héroes de la
Patria” del cual fui coautor.
Arthur Gaushon y Desmond Rice realizaron una investigación
periodística, sobre el hundimiento del Belgrano, quizás una de las
primeras en las que se comenzaba a poner al descubierto las
verdaderas circunstancias del hecho.
En primer lugar, sostienen que el Crucero ARA General Belgrano
navegaba a una velocidad entre 10 y 13 nudos, sin intentar
maniobras evasivas, sin sonar, limitándose cada tanto a una
“perezosa” barrida de radar,
Esto coincidiría con lo sostenido por Sandy Woodard (LOS CIEN
DIAS, Sudamericana, Bs. As. 1992) que manifestaría además su
crítica a la formación en la que estaba situado el crucero; estimando
que en tales casos es necesario deslizarse más rápido, en forma de
zigzag con movimientos precisos y a distintas velocidades “con
cambios dramáticos, acelerando hasta 25 o más nudos. En otros
momentos hubiera desacelerado de golpe haciendo difícil que un
submarino que me siguiera pudiera oírme, pero también
permitiéndome oírlo a él, que avanzaba detrás de mí haciendo tanto
ruido como un tren expreso”.
Sin embargo, el Comandante del Crucero ARA General
Belgrano, sostiene (Bonzo Héctor, 1093 TRIPULANTES del Crucero
ARA General Belgrano, Sudamericana, Bs. As, 1992, Página 157) que
el día 2 de Mayo al mediodía se dispuso una verificación hidrofónica
por parte de los destructores donde se comprobaría tanto la “bondad
de trabajo” de los operadores de sonar, “la eficacia de los
procedimientos” y el “nivel de ruido de las hélices del Crucero”.
También manifiestan que en tales circunstancias se debería
probar distintas velocidades y “alternativas de enmascaramiento de
revoluciones de hélice”, los destructores harían “pasadas de escucha”
con esa finalidad y se comprobaría las distancias máximas en las
cuales podían recoger información submarina.
“Durante la ejecución de esas verificaciones el Bouchard
emitió un mensaje al C-4 que decía “Escucha hidrofónica limitada por
estado del mar. No lo escucho a esa distancia. Sugiero acercarme
hasta escucharlo y posteriormente prueba de enmascaramiento”. A
las 14:00 hs. el mismo destructor comunicó que a partir de las 4.000
yds se apreciaba en el sonar, un rumor suave de las hélices del
Crucero, sin cavitación.
La información provista por el destructor, ratificaba la escasa
capacidad de los sensores antisubmarinos aunque el blanco no era la
discreta hélice de un submarino, sino las 4 hélices del Crucero.
Estas mediciones se efectuaron desde proa, popa y través,
permitiendo mejorar las conclusiones sobre importantes elementos de
planeamiento para nuestro grupo de tareas”.
Una vez más, quedaría de manifiesto, las carencias de
tecnología de avanzada, ya que de poder contar con instrumentos
eficaces, modernos y por sobre todo, ultra sensibles, el destructor o
su escolta hubiesen podido detectar al Submarino Conqueror que
desde hacía muchas horas venía siguiéndolo.
Mientras tanto, en Gran Bretaña, se analizaba la situación y
Terence Lewin, Jefe del Servicio de defensa afirmaba que “era la
oportunidad para destruir una de las mayores unidades de la flota
argentina”.
De acuerdo a estos investigadores, el HMS Conqueror recibe la
orden de hundir al Belgrano, a las 14;00 hs local, 18:00 hs BST,
alrededor de 46 horas después de haber localizado al Crucero. Por su
parte la base de Northwood, de dónde recibían sus órdenes la flota
submarina del Atlántico Sur, sabia de su detectado objetivo, desde
hacía más de 25 horas.
Agregan que existe un paréntesis no explicado de 6 horas entre
el momento en que se tomó la decisión y el momento en que se la
trasmitió.
Según se manifestaría más tarde, problemas en la antena del
Conqueror, hacía que no se pudiese recibir la orden en su totalidad,
con suma claridad.
La investigación de ellos, coincide en el rumbo que llevaba el
Belgrano de fundamental importancia ya que demostraría que su
dirección cortaba a la Isla de los Estados a 100 millas de distancia.
Por otra parte, con ello se mantendría una distancia sumamente
considerada al sur de la zona de exclusión (35 a 40 millas) y no en el
límite, como posteriormente trataría de explicar Margaret Thatcher.
La profundidad del mar era superior a los 3000 metros y se
encontraba muy agitado, con olas de alrededor de 4 metros de altura
e intermitentes nieblas. Su temperatura era casi de congelamiento. El
viento soplaba a 15 m/s e intensificaba la sensación hipotérmica
producida por el mar.
Un hombre que cayera al mar, en cinco minutos quedaría
inconsciente, durmiéndose tranquilamente luego hasta morir.
De acuerdo a indicaciones del Conqueror, a las 15:57 hs, 16:00
según el Belgrano, aquél disparó tres torpedos Mark 8, a los cuarenta
y tres segundos después, se produciría la primera explosión.
Se verificaron dos impactos de tres torpedos disparados.
La nave estaba fuera de la denominada zona de exclusión
británica. Estaba regresando en su rumbo y no significaba amenaza
alguna para la flota británica.
Los británicos habían querido hundir al portaaviones argentino
25 de Mayo. El submarino encargado de esta misión lo perdió de
vista.
La operación de ataque de pinzas, había sido ya desestimada en
virtud de que un avión de reconocimiento británico había descubierto
a la flota argentina y por ello se perdía el factor sorpresa, algo
sumamente importante en esa operación. Por dichos motivos habían
cambiado las órdenes.
Es de interpretar, que la orden del hundimiento del Crucero
General Belgrano surge como consecuencia de la frustración inglesa
de no poder hundir al 25 de Mayo y como clara demostración de la
belicosidad imperante de su parte en siquiera esperar un posible
resultado en las negociaciones de paz que se venían desarrollando.
Por otro lado, después de 48 horas de localizado el Belgrano, se
ordenó hundirlo ¿Porqué nos e ordenó antes?.
Al respecto los británicos expresan que era necesario un cambio
en als “reglas de acción”, órdenes que establecían en forma clara y
precisa, cuándo debía utilizar la fuerza de las naves de guerra
inglesas. Que el submarino no pudo tomar completamente la
transmisión satelital en virtud de tener problemas con su antena.
Asimismo, manifiestan su temor en que el Belgrano ingresara al
Banco Burwood donde la profundidad de sus aguas posibilite que se
escapara el Belgrano. Pero lo curioso es que dicho banco, se
encontraba en dirección contraria al rumbo del Crucero.
¿a que se debe entonces realmente, el paréntesis de 6 horas
entre el momento en que se tomó la decisión y el momento en que se
trasmitió?.
El Almirante de la flota británica, Almirante Sandy Woodward en
su obra, LOS CIEN DIAS desarrolla unas consideraciones interesantes
acerca del conflicto en sí y del hundimiento del Crucero Belgrano en
particular.
En aquellos tiempos, el plan de desarme británico era conocido
por todos.
“Se había resuelto la venta del portaaviones Hermes (que luego
sería su nave insignia) a la India, el portaaviones Invincible a
Australia, el retiro del servicio de naves anfibias de asalto de 12.000
tn Fearless e Intrepid. El final de dos naves de desembarco logísticas,
el Sir Galahad o el Sir Tristam.
Se reducía la cantidad de personal entre ocho y diez mil
hombres, un 15% del total. Se cerraba el astillero naval de Chatham,
se reducía severamente los trabajos en el astillero de Potsmoutch.
Se realizarían reducciones en las bases y establecimientos
navales, de tierra firme, como así también de depósitos de
combustibles y otros almacenamientos.
Se había planificado deshacerse de 9 destructores y fragatas”.
Todo esto es lo que hace pensar, que si las islas se hubiesen
recuperado entre Julio y Octubre en todo caso, al entrar el nuevo
año, la flota británica se encontraría seriamente debilitada, el HMS
ENDURANCE habría regresado al comenzar el invierno para ser
desguazado.
No contarían con el Hermes ni con el Invincible lo que
significaba que habría ausencia de protección aérea con lo que no
podría pensare en la presencia de una flota de recuperación de las
islas, sin naves de superficie y sin naves de superficie evidentemente
no habría fuerzas de desembarco.
Su total ausencia, alejaría la idea de una batalla ya que Gran
Bretaña, sin contar con una fuerza suficientemente grande, no se
lanzaría a la tarea –además en invierno- de recuperar aquellas lejanas
islas.
Según Woodward, a las 8;10 hs zulú (código de horario de las
comunicaciones militares británicas, cuya diferencia con la hora local
es cercana a las tres horas), el Crucero ARA General Belgrano y sus
escoltas cambian de rumbo. Era evidente la orden de regreso, pero el
Almirante considera que también podía haber sido una orden de
esperar y regresar esa misma noche, cosa bastante difícil que por
otro lado carecería de significado ya que no podía enfrentarse así
porque sí a al flota británica.
Destaca que a las 11:30 hs zulú, mediante el satélite, el HMS
Conqueror, recibe el mensaje de su base en Nortwood cambiando sus
reglas de acción o compromiso ya que según ellos, hasta ese
momento solamente podían atacar en caso de defensa propia, al
portaaviones argentino y dentro de la zona de exclusión a otras naves
de combate. Estas nuevas reglas posibilitaban atacar fuera de la zona
de exclusión.
Sin embargo, su antena, no pudo tomar el mensaje en su
totalidad, hasta 6 horas después, a las 17:30.
Hay que aclarar también, que el mismo Almirante, había
ordenado en su momento al HMS Conqueror, atacar al Belgrano pero
su orden, según diría él mismo, fue “borrada” del satélite, por la base
de Nortwood haciendo que la misma se analice en el alto mando y
siendo tomada luego.
El temor de Woodward, era que las tres naves hicieran una
carrera atravesando el Banco Burwood para internarse en la zona de
exclusión, conscientes de la imposibilidad de ser perseguido a esa
escasa profundidad.
El Banco Burwood es una gran área de aguas bastantes poco
profundas. Sobre el mismo, el fondo se eleva a profundidades de
apenas 45 mts por debajo de la superficie. Un submarino no puede
permanecer cerca de una nave de guerra que viaja a más de 25
nudos ya que necesita por lo menos estar sumergido a 60 mts y
evitar ser detectado por su estela de agua.
Sin duda, para el Almirante Sandy Woodward, el Crucero ARA
General Belgrano, tenía que desaparecer.
Cabe preguntar, si constituía el Belgrano, un peligro real para la
flota británica. ¿A cuántas millas pudiera haberse acercado a la flota
antes de ser detectado?
Los ingleses venían interceptando y descifrando las
comunicaciones cursadas por la red fija y móvil del Servicio de
Comunicaciones Navales Argentino, por lo que existen pocas dudas
de que los británicos estaban al tanto de los movimientos de la flota
argentina. Por otra parte, la información suministrada por los
satélites norteamericanos les brindaban un excelente y porque no,
pormenorizado panorama.
Disponiendo de esa información, que mostraba el curso,
velocidad, destino e intenciones del Crucero ARA General Belgrano,
¿por qué decidieron hundirlo?
Sandy Woodward sabría sin lugar a dudas, que esto
demostraría “la efectividad” de la Royal Navy para defender los
territorios de su Graciosa Majestad.
Clive Ponting fue un empleado de la administración británica,
autor de un estudio considerado “Muy Confidencial” del Ministerio de
Defensa, que trata sobre los sucesos que rodearon al hundimiento del
General Belgrano, por el HMS Conqueror en Mayo de 1982.
Por su contenido, fue “bautizado” internamente con el nombre
“JOYAS DE LA CORONA” en el que ponía al descubierto el engaño al
Parlamento Británico, por parte de los Ministros del gobierno de
Margaret Thatcher.
Su difusión dio lugar a un proceso contra su autor por “revelar
secretos considerados de Estado”.
Su encarcelamiento, libertad y posterior proceso, abrió el
debate sobre los motivos del hundimiento del Crucero y las
informaciones dadas a conocer hasta entonces.
Finalmente fue absuelto y despedido de la administración
pública inglesa, escribiendo y publicando luego su obra en la que se
brindan algunos detalles interesantes (Ponting Clive, EL DERECHO A
SABER, Testimonios Atlántida, Bs. As, 1985).
Es cierto y real el temor del alto mando militar británico de que
las Armada volviera a puerto sin haber estado en combate. Por ello
debían mostrar su eficiencia e importancia.
La Royal Navy debía convencer a los políticos conservadores y
laboristas de su Parlamento, que podía y estaba en condiciones de
hacer lo necesario para poder salvar su gobierno.
Según las investigaciones de “Joyas de la Corona”, el día 30 de
Abril, el HMS Conqueror detecta al Belgrano alrededor de las 14,00 hs
británica.
Su hundimiento se produciría alrededor de las 18;30 hs
británica del 2 de Mayo, luego de que el submarino recibiera sus
respectivos cambios de órdenes.
La investigación arroja un dato que no es cierto según ellos, se
arrojan tres torpedos que producen tres blancos.
El Crucero ARA General Belgrano, recibe solamente dos
impactos.
Ese día 2 de Mayo, Francis Pym, Secretario de Estado de
Defensa, se reúne con el enviado norteamericano General Alexander
Haig donde analizaron el plan peruano. Eran horas de mañana en
Washington y las 1ra de la tarde en Londres.
Francis Pym dijo que no envió señal alguna ni mensaje a
Londres.
Por otra parte, en Lima, Belaunde Terry trabajaba en dicho plan
de paz.
El embajador británico en Perú, William Wallace manifestó no
haber sido consultado hasta la tarde (horas de Lima), luego de
haberse hundido el Belgrano.
Por su parte, los peruanos y Alexander Haig manifiestan que lo
mantenían en estrecho contacto, informándole de los avances en el
plan de paz.
El gobierno Británico insiste en que su embajador en Perú, no
hizo nada.
Según ellos, los “primeros indicios” de la posibles propuestas de
paz peruanas, llegaron a Londres a las 23:25 hs procedentes de
Washington y a las 02.00 hs procedentes de Lima, hora de Londres,
el día 3 de Mayo.
Por otra parte, la Primer Ministro británica, Margaret Thatcher,
ha negado haber sido informada del cambio del rumbo del Belgrano.
¿Cómo puede decir, una Primer Ministro, no haber sido
informada del cambio de rumbo del Crucero (que según ellos era una
temible amenaza a la flota) cuándo el submarino que le seguía
informó es aposición y mantuvo comunicación con su base?.
¿No existió una verdadera comunicación entre los negociantes
ingleses y Londres, que evitara el derramamiento en vano de
sangre?. Francis Pym y Wallace estaban informados al instante por
Haig y Belaúnde de los avances diplomáticos. ¿Estos dos funcionarios
verdaderamente no informaron a la Primer Ministro del rumbo que
tomaron las negociaciones?.
Por su parte, estos diplomáticos, ¿no fueron informados que era
“inminente” un hecho bélico que arruinaría su largo y fatigoso
trabajo?. Si es así, no hicieron nada para impedirlo.
Muchas preguntas, pocas respuestas. Surge evidentemente la
falsedad, el encubrimiento y el cinismo británico inalterable a través
del tiempo.
3 de Mayo del 2002.
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