Para él las barreras son aún más altas

18 INTERES GENERAL
La Plata, domingo 2 de mayo de 1999
RECORRE LA PROVINCIA EN UNA PIERNA EN BUSCA DE TRABAJO
Para él las barreras son aún más altas
Un discapacitado deambula
entre la indiferencia y la burocracia
en La Plata. Se llama Gustavo
Daniel Lezama (36), y cuando
tenía 18 años perdió su pierna
izquierda a raíz de un accidente.
Desde entonces reclama en todos
los organismos oficiales por una
sola cosa: trabajo. Tiene cuatro
hijos -uno discapacitado- y su
mujer, que sostiene con apenas
120 pesos mensuales de una pensión graciable. La situación es
dramática y se le dibuja en el rostro, por el que la desesperación
hace correr otra lágrima.
Desde hace dos días arrastra sus
penurias por nuestra ciudad y las
soluciones no llegan. Una y otra
vez se le quiebra la voz, pero sigue
adelante con su relato. Cuenta
entonces que llegó desde su Mar
del Plata natal al Policlínico San
Martín, donde -si el IOMA lo permite- le colocarán una pierna
ortopédica. Mientras tanto,
duerme en la Terminal de
Omnibus, en el mismo nosocomio
o bajo el despiadado rocío de una
plaza, porque las monedas que
puede conseguir sin trabajo las
envía para su familia que se
encuentra en la costa.
Mientras tanto, continúa con su
rutina: golpear a la puerta de los
funcionarios y legisladores de
turno y escuchar disculpas,
excusas y pretextos de quienes,
según dice, “ni siquiera son
capaces de conseguirme un trabajo
para ganarme unos pesos”.
Relatando su historia, le contó a
este medio que “en el año ´81 un
auto que iba en contramano me
atropelló y levantó por el aire. A
partir de allí soporté 29 operaciones en mis dos piernas. Con el
correr del tiempo se me formó
una ofteomelitis crónica en la
izquierda, por lo que me la
amputaron, mientras que en la
otra me colocaron tornillos”.
Ingresando en la parte más
penosa de su vida (la que se refiere
a la falta de trabajo), se pone serio,
sus ojos se humedecen y explica
que ya le escribió muchísimas cartas a organismos estatales, funcionarios y legisladores pidiéndoles trabajo, no limosna o un
subsidio, “pero parece que nadie
me necesita para ninguna tarea”.
Se lamenta y vuelve a pedir disculpas para agregar que “encima
tengo una familia compuesta por
mi mujer y cuatro chicos. Ellos
están en Mar del Plata y los tengo
que mantener”, porque para ellos
la vida es tan dura como para él.
Indicó además que conseguir
un trabajo se le complica aún mas
debido a que “tenía herramientas
para cortar el pasto casa por casa
pero las tuve que devolver y por
eso me encuentro literalmente en
la calle. En La Plata duermo en la
Terminal de Omnibus o en el
Policlínico San Martín, porque los
pesos que saco de donde puedo se
los mando a mi familia en Mar del
Plata”, señaló.
Explicando que se encuentra en
una situación desesperante, le dijo
a “Hoy”, que “me siento totalmente discriminado por mi discapacidad, no sólo de parte del
Gobierno Provincial y Nacional,
sino también de la gente que en
general ni siquiera te da trabajo”.
Frente al interrogante de qué le
diría a un funcionario si estuviera
a su alcance, el hombre respondió:
“si me encontrara con (Carlos)
Menem o con (Eduardo) Duhalde
frente a mí les pediría simplemente
que me ayuden a conseguir trabajo, porque francamente estoy
desesperado. Yo sé que no soy el
único que sufre en este país, pero
es que realmente estoy atravesando
una situación extremadamente
difícil y ya no aguanto más”. Sin
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Se llama Gustavo Lezama. Tiene 36 años y desde los 18 es discapacitado porque lo atropelló un auto. Debe mantener a su
mujer y cuatro hijos con una pensión de 120 pesos. Está en La Plata pero no quiere limosnas. Dice que sólo pretende trabajar
Burocracia. El joven se siente vencido, a raíz de la falta de respuestas oficiales
embargo no es rencoroso y cree
que algún día alguien le tenderá
una mano, sólo que muchas veces
las fuerzas se debilitan.
Lo más impactante del caso no
sólo es el testimonio de un hombre
joven que se siente vencido, sino la
serie de papeles que ha ido juntando en su largo peregrinar y que
lleva prolijamente en su bolso; cartas de excusas, de derivaciones, de
“pase de pelota” entre funcionarios
de diferentes Municipios, la
Provincia y la Nación. El mismo
reconoce, y no está equivocado,
que el suyo no es el único caso del
país. “Hay mucha gente que solamente pide una oportunidad para
hacer lo que le gusta y recibir una
paga que le permita vivir dignamente a cambio de sus servicios”,
expresa mientras mira al piso en
busca de una respuesta.
Sólo una oportunidad
Daniel Gustavo Lezama no
solamente se queja de la falta de
trabajo y de la supuesta insensibilidad de algunos funcionarios
públicos. El hombre está muy
cansado de recorrer oficinas y
edificios con sus muletas, sin que
alguien se tome unos minutos
para escuchar sus problemas o
-lo que en realidad busca- atender sus propuestas, ya que -dice-:
“puedo demostrarles que soy un
buen trabajador si es que me dan
la oportunidad”.
El muchacho sufrió muchos
golpes a lo largo de su vida pero
la difícil situación actual y los
problemas económicos por los
que atraviesa una buena parte de
la sociedad -incluidos quienes lo
ayudan habitualmente- han cercado aún más sus caminos. Por
esto se toma unos minutos para
reflexionar y asegura que “el
Estado tendría que ocuparse de
los discapacitados y, como
corresponde, les tendría que dar
trabajo en las oficinas públicas,
porque si no se preocupan
los que llegan con el voto de la
gente entonces quién se va a
preocupar”.
Dice que su caso no es el
único y reclama soluciones una y
otra vez. Es que ahora necesita
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INTERES GENERAL
La Plata, domingo 2 de mayo de 1999
19
A 17 AÑOS DEL HUNDIMIENTO DEL GENERAL BELGRANO
Héroes anónimos de aquella guerra
El 2 de mayo de 1982 un submarino británico impactó sus torpedos en la gigantesca embarcación argentina. Unos 400
tripulantes murieron y 770 fueron rescatados, en uno de los más dramáticos capítulos en la historia de la navegación
Características
l En la Armada Argentina, el
Crucero navegó más de 120 mil
millas (220.000 kilómetros).
l Cubiertas: ocupaban una
superficie de 10 mil metros
cuadrados.
l Para llegar hasta el puente
de comando (arriba de la timonera, desde donde se emitían las
órdenes del comandante) desde
las salas de máquinas había que
subir más de 150 escalones.
l Desde la quilla (últimas
plataformas de la embarcación)
hasta la cubierta principal se
contabilizaban 350 compartimientos, a los que se deben
sumar 130 tanques de combustible y dobles fondos distribuidos a lo largo del casco.
l Torres: poseían 3 cañones
de 152mm de calibre y 7,15m de
longitud. Constituían la mayor
fuerza para el combate. Tenían
un alcance de 20 kilómetros y la
exactitud de su puntería era el
poder más importante.
l Batería secundaria: 8
cañones de 127 mm de calibre y
longitud de 3,12m. En las
acciones antiaéreas la complementaban las baterías de
cañones de 40 y 20mm.
l Hangar: Era un compartimiento que transportaba 4
helicópteros. Una grúa desde la
cubierta principal para
moverlos.
l Rampas de lanzamiento:
contaba con dos; cada una podía
lanzar 4 misiles en sucesión y
tenían un alcance de 5.000m.
l Este fue el último crucero
ligero de este tipo en actividad
en todo el mundo.
El clima se encontraba enrarecido; nubarrones cubrían el cielo y
un fuerte viento acosaba a las
embarcaciones. Los buques seguían
su camino e intentaban aproximarse a sus destinos, pero aún estaban lejos del campo de batalla y
fuera de la zona de exclusión. El
pronóstico meteorológico era
desalentador, pero los valientes
continuaban firmes y alertas en sus
puestos de combate.
Los bruscos movimientos del
agua sacudían al Grupo de Tareas
79.3, -conformado por el Crucero
ARA General Belgrano y los
destructores ARA Bouchard y ARA
Piedra Buena-, pero no lograban
arruinar la merienda y el descanso
de muchos soldados, cuando
repentinamente las órdenes cambiaron el rumbo haciéndolos retroceder. Allí comenzó la tragedia que
ningún argentino imaginaba.
La estructura del barco se
sacudió bruscamente, los ingleses
acababan de atacar de manera ilegal
y violando los tratados internacionales. Una poderosa explosión,
seguida por el inmediato cese de la
energía e iluminación paralizó a los
más de 1000 tripulantes. La nave se
sacudía cuando una segunda
explosión los alcanzó y la muerte
rozó los músculos tensos de
los soldados.
Desde el puente de comando las
imágenes eran desgarradoras: el
griterío de los soldados, las caras de
desesperación y dolor eran indescriptibles. El horror de la guerra
alcanzaba a las fuerzas argentinas y
jugueteaba con ellas sin ningún
indicio de piedad.
Quienes se encontraban en el
comedor -a diez metros de la
primera explosión- no pudieron
reaccionar: Por los agujeros del
Crucero las bolas de fuego avanzaban y los grandes mástiles de la
embarcación caían como si estu-
Trayectoria
El General Belgrano, fue inesperadamente atacado por el enemigo
vieran construidos de papel.
Inmediatamente, el buque se
inclinó y todos comprendieron lo
que pasaría. Cesó la fuerza motriz y
se apagaron las luces... la
desesperación anclaba en el
gigante argentino.
Los duros impactos de un submarino británico habían producido
la pérdida de más de unos 400
hombres y habían provocado el
hundimiento de una embarcación,
que a 17 años de este hecho, aún
duerme en el fondo del Océano
Atlántico Sur.
En una conmovedora muestra
de valentía y heroísmo, los tripulantes de los dos destructores se
arrojaron a las frías aguas para
socorrer a sus compatriotas. En
pequeñas balsas navegaron y
lograron rescatar a los 770 sobrevivientes, en medio del
combate en defensa de las Islas
Malvinas Argentinas.
El temor a morir siempre estuvo
presente, un enemigo mejor equipado era un dato real, pero nuestros
héroes anónimos defendieron lo
que sabían suyo.
“Todos teníamos miedo por lo
desconocido y angustia por los
momentos que se vivían. Pero no
recuerdo haber visto a nadie que
lo demostrara ni que eludiera el
enfrentamiento. Estábamos dispuestos a pelear por la Bandera,
allí nos dimos cuenta de cuál era
el significado de ser Argentino”.
Emocionado en un nuevo aniversario del inesperado hundimiento
del Belgrano, con la voz nerviosa al
recordar la cara o características de
sus compañeros fallecidos, Ramón
Manuel Segura (38 años) muestra
orgulloso sus recuerdos y los comparte con “Hoy”.
Hay recuerdos imborrables que
dormirán junto a él por el resto de
su vida, reviviendo cada una de sus
intervenciones cuando se desempeñaba como enfermero en el
destructor Bouchard.
“Con un buque y tres soldados o
con todo un ejército volvería a
luchar por mi país, a recuperar esas
islas que son nuestras para defender
nuestros colores, nuestra Bandera...
nuestra soberanía”, concluyó
Segura en diálogo con este medio.
l El Crucero General
Belgrano nació en los Estados
Unidos para dotar a ese país de
unidades ágiles y poderosas.
l El 12 de marzo de 1938
fue botado y bautizado con el
nombre de Phoenix como
homenaje a la ciudad donde
fue creado.
l El 3 de octubre de 1938,
inició su primera travesía
hacia la Base Naval de
Filadelfia.
l El 7 de diciembre de
1941, los aviones torpederos
japoneses atacaron la base
Pearl Harbor donde se encontraba el crucero. La embarcación abrió fuego sobre los
aviones, zarpó hacia fuera de
la bahía y pasó frente a
poderosos acorazados envueltos en humo y fuego.
l De allí en más el
crucero participó en varios
enfrentamientos militares
hasta que en 1946 fue desafectado del servicio y en 1950 se
ofreció su venta a la República
Argentina.
l El 12 de abril de 1951 se
realizó en la Base Naval de
Filadelfia la afirmación del
Pabellón Argentino, pasando a
llamarse de USS Phoenix a
ARA 17 de Octubre.
l Para el 18 de septiembre
de 1955 se decidió cambiar su
nombre por ARA General
Belgrano.
l El 2 de abril de 1982, la
embarcación junto a demás
fuerzas argentinas tomaron
posiciones en el sur con el
objetivo de reivindicar la
soberanía de nuestro país
sobre las Islas Malvinas.
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