COVERS / BEATLES | Juan Manuel Granja

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COVERS / BEATLES | Juan Manuel Granja
COVERS / BEATLES
Juan Manuel Granja
Desde 1963 existe un mandamiento musical universal: hacer covers de los Beatles. El cover
puede ser visto como un territorio teatral, el escenario en el cual las voces y los instrumentos
revelan el ritmo que se regenera incesante: el pasado como un futuro virtual que se vuelve
presente. Si, como dice Borges, al final todos inventamos a nuestros precursores, varias de
estas regrabaciones siguen intentando trazar la rama genealógica que emparenta cada nueva
época del rock con la nobleza sesentera, con los cuatro portadores de aquella línea sanguínea
que salió de la posguerra gris de Liverpool -por la vía eléctrica- para asentarse en el templo
psicodélico de los estudios Abbey Road. La imposibilidad de reinventar el pasado no ha sido un
obstáculo para inventarlo y cada uno ve en los Beatles -como en el cine de Hitchcock o como
en la tragedia griega- lo que quiere y lo que puede.
Los Rolling Stones (aún Jones, Jagger y Richards) grabaron I Wanna Be Your Man antes de
atreverse a componer canciones propias. Las majestades satánicas leyeron bien el subtexto, lo
tradujeron a su sonido (su primer sonido: desigual y encantador) y candidatizaron a la voz de
Ringo Starr (que canta I Wanna.. en el disco With the Beatles) al country y a las canciones
infantiles.
Bob Dylan (bueno, una de sus encarnaciones) grabó Yesterday en alguno de sus famosos
bootlegs. La rivalidad con Lennon lo mantuvo del lado de McCartney -al menos cuando habla
de su admiración por su capacidad melódica y su voz- y quizá evitó que, luego de haber
compuesto 4th Time Around como un guiño paródico a Norwegian Wood (canción del Lennon
para el disco Rubber Soul), se acerque de nuevo al universo beatle (por supuesto, su propio
universo es más rico y laberíntico).
El mismísimo Elvis (para McCartney es todo un triunfo) grabó una versión de Yesterday. Frank
Sinatra -tragándose sus palabras despectivas sobre el inicio del rock- también cantó Yesterday
y, claro, su canción favorita de "Lennon y McCartney": Something. El equívoco de Sinatra, sin
embargo, señala una verdad: ¿no es el Harrison-beatle un péndulo entre la acidez de Lennon y
el romanticismo de McCartney?
Ray Charles, (dejemos Yesterday en el ayer de una vez por todas) grabó una excelente versión
de Eleanor Rigby. Logró reimaginar la melodía de Paul olvidándose del punzante cuarteto de
cuerdas que una película de Truffaut (Fahrenheit 451) le inspiró a George Martin, productor de
toda la discografía de los Beatles. La Eleanor Rigby de Charles -que aprovecha el contrapunto
vocal cortesía de Martin-McCartney dentro de una atmósfera de soul con hermosos vientos y
voces femeninas- a veces me gusta más que la original. Como diría Rodrigo Fresán: los negros
envejecen mucho mejor que los blancos.
Aerosmith hizo un cover de Come Together. También Michael Jackson. Jackson tuvo un oído
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preciso para acentuar las pausas funk del tema de Lennon y para hacer del juego de palabras
-y de esa melodía medio robada a You Can't Catch Me de Chuck Berry- una oportunidad para
que su voz se escuche cortante y sintética. En cuanto a Aerosmith creo que son mucho
mejores cuando suenan como predecesores -insuperables para sus vástagos, desde luego- de
Guns n' Roses y compañía. Aquí -y en algunas otros temas- suenan como criaturas ansiosas
por ganar un título nobiliario en el rock. Su ánimo retro siempre fue fértil cuando no fue literal.
La lista es infinita. Los Carpenters le sacaron lo hipnótico y le aumentaron lo lánguido a Ticket
to Ride, David Bowie cantó Across the Universe con pereza (las versiones de Roger Waters y
Fiona Apple se atrasan al tren en la misma estación que Bowie), U2 -tan políticamente
aburridos- le metieron mano a Helter Skelter y a un Help-suspiro (la versión de I am the Walrus
de Bono, para la película Across the Universe, simplemente no cuenta), Nick Cave hizo de Let
it Be una tautología arrebatadora y Los Fabulosos Cadillacs -con la ayuda de Debbie Harry en
la voz y dos miembros de Talking Heads en la producción- tradujeron Strawberry Fields Forever
a las trompetas de un ska neopsicodélico. El caso de Beatallica -los humoristas de Milwaukee
que funden melodías beatle con el asalto trash de Metallica- o de The Beats -la banda
argentina que clona cada gesto del cuarteto en vivo- señala todo un fenómeno escénico de la
nostalgia posmoderna.
No hay que olvidar a los héroes olvidados del rock alternativo: Pixies. Su rendición de Wild
Honey Pie es lo más cercano al descubrimiento del antepasado perdido de una de las bandas
más brillantes de los años 80 (algún miembro de Radiohead asegura que cada vez usan
menos guitarras para dejar de plagiar las canciones bizarras de Black Francis). Por otra parte, y
20 años antes, la tocada en vivo de Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band en las manos
asombrosas de Jimi Hendrix declara el parentesco de Hendrix con el espíritu circenseexperimental y la idea de un punto de enunciación performático -la creación de una "persona"
se diría en inglés- que los Beatles despertaron en el disco más trascendental de 1967.(Y, sin
embargo, Sgt. Pepper es el álbum beatle que menos vuelvo a escuchar: los vicios del escucha,
por lo general, le dan la espalda a la historia de la música).
Ni la impostura metalera es ajena a los Beatles. Alice Cooper, Steve Vai, Duff McKagan (Guns
n' Roses), Billy Gibbons (ZZ Top) Vivi Campbell (Def Leppard) y Mickie Dee (Motörhead) son
algunos de los headbangers que grabaron Butchering the Beatles. El tributo entretiene y le
aumenta esteroides a las guitarras y los cambios de ritmo de Lennon, McCartney y compañía.
Sin embargo, hace lo mejor que puede hacer un álbum de homenaje: encender las ganas de
volver al original luego de sacar el disco.
Las innumerables versiones jazzísticas, instrumentales, orquestales o de ascensor (el Blackbird
en bajo de Jaco Pastorius o el Strawberry Fields de Miles Davis, por ejemplo) nunca me fueron
simpáticas. Para mí, la letra y la voz -las voces- son inseparables de una canción de los
Beatles (incluso sus pocos temas instrumentales -o sus snippets- están enmarcados por
canciones: un collage sonoro con la voz siempre como protagonista).
Hay muchas más versiones de canciones compuestas por McCartney que las que existen de
Lennon. Las melodías exquisitas y las letras casi siempre amables hacen del repertorio de
McCartney un eterno territorio del cover, el target de Paul va de la A a la A (de abuelitas a
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adolescentes). Se puede decir que las canciones de Lennon tienen más personalidad, son
quizá menos universales, pero, al ser tan particulares, permiten la identificación de cierto tipo
de oyente. Se dice que es una visión más sarcástica y, a la vez, más vulnerable y menos teatral
que la de McCartney (por supuesto, para quien escucha a fondo, Lennon es más teatral que
McCartney pues Paul es más impersonal que John).
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