Semana Santa 2010 VIA CRUCIS ‘ 10 Parroquia de Santa María Micaela | PRIMERA ESTACIÓN Jesús es condenado a muerte. Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa Resurrección alabamos y glorificamos. Por el madero ha venido la alegría al mundo entero. VIA CRUCIS LECTURA BÍBLICA “Sin defensa, sin justicia se lo llevaron, y nadie se preocupó de su suerte. Lo arrancaron de la tierra de los vivos, lo hirieron por los pecados de mi pueblo; aunque no cometió crimen alguno, ni hubo ningún engaño en su boca.” (Is 53,8 ss.) El Juez del mundo, que un día volverá a juzgarnos, está allí, humillado, deshonrado e indefenso delante del juez terreno. Pilatos sabe que este condenado es inocente y busca el modo de liberarlo. Pero prefiere su posición personal, su propio interés, al derecho y la justicia. Los hombres que gritan y piden la muerte de Jesús, están sometidos a la influencia de la muchedumbre. Gritan porque gritan los demás y como gritan los demás. Y así, la justicia es pisoteada por la cobardía, por no contradecir la mentalidad dominante. La sutil voz de la conciencia, es sofocada por el grito de la muchedumbre. La indecisión, el respeto humano dan fuerza al mal. ORACIÓN: Señor, has sido condenado a muerte porque el miedo al «qué dirán» ha sofocado la voz de la conciencia. Cuántas veces hemos preferido también nosotros el éxito a la verdad, nuestra reputación a la justicia. Da fuerza en nuestra vida a tu voz. Padrenuestro…. SEGUNDA ESTACIÓN Jesús carga con la cruz Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa Resurrección alabamos y glorificamos. Por el madero ha venido la alegría al mundo entero. LECTURA BÍBLICA VIA CRUCIS “Y con todo eran nuestras dolencias las que Él llevaba y nuestros sufrimientos los que soportaba. Aunque nosotros lo creíamos castigado, herido por Dios y humillado, eran nuestras rebeliones las que lo traspasaban, y nuestras culpas las que lo trituraban. Sufrió el castigo para nuestro bien. sus heridas nos curaron. ” (Is 53,4 ss.) Jesús, condenado por declararse rey, es escarnecido, pero precisamente en la burla aparece la verdad. ¡Cuántas veces los signos de poder de los poderosos de este mundo son un insulto a la verdad, a la justicia y a la dignidad del hombre! Cuántas veces sus ceremonias y sus palabras grandilocuentes, en realidad, no son más que mentiras pomposas, una caricatura de la tarea a la que se deben por su oficio, que es ponerse al servicio del bien. Jesús, precisamente por ser escarnecido y llevar la corona del sufrimiento, es el verdadero rey. Su cetro es la justicia y el precio de la justicia es el sufrimiento en este mundo: él, el verdadero rey, no reina por medio de la violencia, sino a través del amor que sufre por nosotros y con nosotros. Lleva sobre sí la cruz, nuestra cruz, el peso de ser hombres, el peso del mundo. Así es como nos muestra cómo encontrar el camino para la vida eterna. ORACIÓN: Señor, te has dejado escarnecer y ultrajar. Ayúdanos a no unirnos a los que se burlan de quienes sufren o son débiles. Ayúdanos a reconocer tu rostro en los humillados y marginados. Danos fuerza para aceptar la cruz, sin rechazarla; para no lamentarnos ni desanimarnos ante las dificultades de la vida. Anímanos a recorrer el camino del amor, aceptando sus exigencias, para alcanzar la verdadera alegría. Padrenuestro… TERCERA ESTACIÓN Jesús cae por primera vez Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa Resurrección alabamos y glorificamos. Por el madero ha venido la alegría al mundo entero. LECTURA BÍBLICA “De tanto caminar te cansaste, pero sin decir: “ me rindo.” (Is. 57,10) VIA CRUCIS El Jesús que cae bajo la cruz no es sólo un hombre extenuado por la flagelación. El episodio resalta algo más profundo, como dice Pablo en la carta a los Filipenses: «Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; … se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz» (Flp 2, 6-8). En su caída bajo el peso de la cruz refleja lo que ha sido su vida: una humillación voluntaria para liberarnos de nuestro egoísmo. Nuestra soberbia nos lleva a querer prescindir de Dios, aspirando a ser los únicos artífices de nuestra vida. La consecuencia inmediata de este intento de hacernos dioses, de convertirnos en nuestros propios creadores y jueces, es cerrarnos al hermano y no reconocer su dignidad. Así terminamos por hundirnos y por autodestruirnos. La humillación de Jesús es la superación de nuestra soberbia: con su humillación nos ensalza. Dejemos que nos ensalce. Despojémonos de nuestra autosuficiencia, de nuestro engañoso afán de autonomía y aprendamos de él, del que siendo fiel a la voluntad del Padre, nos muestra verdadera grandeza y nos abre a Dios y a los hermanos oprimidos. ORACIÓN: Señor Jesús, el peso de la cruz te ha hecho caer, el peso de nuestra soberbia, te derriba. Has querido venir a socorrernos porque a causa de nuestra egoísmo yacemos en tierra. La soberbia de pensar que podemos forjarnos a nosotros mismos, que nos lleva a transformar al hombre en una especie de mercancía, que puede ser comprada y vendida. Señor, ayúdanos a aprender de tu humildad y a levantarnos de nuevo. Padrenuestro CUARTA ESTACIÓN Jesús encuentra a su madre Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa Resurrección alabamos y glorificamos. Por el madero ha venido la alegría al mundo entero. LECTURA BÍBLICA VIA CRUCIS "Vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante al dolor que me atormenta" (Lm 1,12). “A quién te asemejaré, Hija de Jerusalén? ¿quién te podrá salvar y consolar, oh virgen hija de Sión? Porque grande como el mar es tu quebranto: ¿Quién te podrá curar?” (Lm 2,13) En el Vía crucis de Jesús está también María, su Madre. El viejo Simeón le había dicho: «y a ti, una espada te traspasará el alma» (Lc 2, 35). Ahora se hace realidad. En su corazón había guardado siempre aquellas palabras del ángel «No temas, María» (Lc 1, 30). Los discípulos han huido, ella no. Está allí, con el valor de la madre, con la fidelidad de la madre, con la bondad de la madre, y con su fe, que resiste en la oscuridad: «Bendita tú que has creído» (Lc 1, 45). «Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?» (Lc 18, 8). Sí, ahora ya lo sabe: encontrará fe. Éste es su gran consuelo en aquellos momentos. ORACIÓN: Santa María, Madre del Señor, has permanecido fiel cuando los discípulos huyeron. Al igual que creíste cuando el ángel te anunció lo que parecía increíble, también has creído en el momento de su mayor humillación. Por eso, en la hora de la cruz, en la hora de la noche más oscura del mundo, te han convertido en la Madre de los creyentes, Madre de la Iglesia. Te rogamos que nos enseñes a creer, de manera que la fe nos impulse a servir y a dar muestras de un amor que “Quien socorre y sabe compartir el sufrimiento. Padrenuestro… QUINTA ESTACIÓN El cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa Resurrección alabamos y glorificamos. Por el madero ha venido la alegría al mundo entero. LECTURA BÍBLICA VIA CRUCIS “Quien no toma su cruz y me sigue no es digno de mi” Mt 10,38 Simón de Cirene, precisamente un inmigrante africano, de camino hacia casa volviendo del trabajo, se encuentra casualmente con aquella triste comitiva de condenados. Los soldados usan su derecho de coacción y cargan al robusto campesino con la cruz. ¡Qué enojo debe haber sentido al verse improvisamente implicado en el destino de aquellos condenados! Hace lo que debe hacer, con mucha repugnancia. El evangelista Marcos menciona también a sus hijos, seguramente conocidos como cristianos, como miembros de aquella comunidad (Mc 15, 21). Del encuentro involuntario ha brotado la fe. Acompañando a Jesús y compartiendo el peso de la cruz, el Cirineo comprendió que era una gracia poder caminar junto a este Crucificado y socorrerlo. El misterio de Jesús sufriente y mudo le llegaron al corazón. Cada vez que nos acercamos con bondad a quien sufre, a quien es perseguido o está indefenso, compartiendo su sufrimiento, ayudamos a llevar la misma cruz de Jesús. ORACIÓN: Señor, a Simón de Cirene le has abierto los ojos y el corazón, dándole, al compartir la cruz, la gracia de la fe. Ayúdanos a socorrer a nuestro prójimo que sufre. Danos la gracia de reconocer como un don el poder a aliviar tantas cruces injustas, a ser buenos samaritanos de tantos apaleados por la vida. y experimentar que así caminamos contigo. Padrenuestro… SEXTA ESTACIÓN La Verónica enjuga el rostro de Jesús Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa Resurrección alabamos y glorificamos. Por el madero ha venido la alegría al mundo entero. LECTURA BÍBLICA VIA CRUCIS "Desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano; así asombrará a muchos pueblos: ante Él los reyes cerraran la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito.” (Is 52,13) «Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro » (Sal 26, 8-9). Verónica encarna este anhelo de todos los creyentes de ver el rostro de Dios. Ella, no hace más que prestar un servicio de bondad femenina: ofrece un paño a Jesús. No se deja contagiar ni por la brutalidad de los soldados, ni inmovilizar por el miedo de los discípulos. Es la imagen de la mujer buena que, en la turbación y en la oscuridad del corazón, mantiene el brío de la bondad, sin permitir que su corazón se oscurezca. «Bienaventurados los limpios de corazón –había dicho el Señor en el Sermón de la montaña–, porque verán a Dios». Al principio, Verónica ve solamente un rostro maltratado y marcado por el dolor. Pero el acto de amor imprime en su corazón la verdadera imagen de Jesús: en el rostro humano, lleno de sangre y heridas, ella ve el rostro de Dios y de su bondad, que nos acompaña también en el dolor más profundo. Sólo el amor nos permite reconocer a Dios, que es el amor mismo. ORACIÓN: Danos, Señor, la inquietud de corazón del que busca tu rostro. Protégenos de la oscuridad del corazón que ve solamente la superficie de las cosas. Graba tu rostro en nuestros corazones, para que así podamos encontrarte y mostrar al mundo tu imagen. Padrenuestro… SÉPTIMA ESTACIÓN Jesús cae por segunda vez Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa Resurrección alabamos y glorificamos. Por el madero ha venido la alegría al mundo entero. LECTURA BÍBLICA VIA CRUCIS “yo gusano, que no hombre, vergüenza del vulgo, asco del pueblo” (Salmo 22) En el polvo de la tierra está el Condenado. Aplastado por el peso de su cruz. Cada vez más le fallan sus fuerzas. Pero, aunque con gran esfuerzo, se levanta para seguir el camino. Jesús, ha querido hacer suyo el dolor de toda la humanidad. Identificarse con tantos que cada día caen bajo el peso de su culpas, o por la injusticia y la insolidaridad de este mundo. Lo ha hecho para, que ya nunca más nos sintamos solos con nuestras cruces, ni abandonados de Dios. Lo hace para que viéndole a nuestro lado, sepamos levantarnos una y otra vez. Cristo, en el camino del Calvario, encuentra a cada hombre y, cayendo bajo el peso de la cruz, nos mira para que despierte nuestro corazón; cae para levantarnos. Desde que él resucitó de la cruz, ya ninguna cruz aplastará para siempre al ser humano, porque él se levantó por nosotros. ORACIÓN: Señor Jesucristo, es nuestra carga la que te hace caer. Levántanos para poder levantar a los demás. Danos esperanza en medio de toda esta oscuridad, para que seamos portadores de esperanza para el mundo.. Padrenuestro… OCTAVA ESTACIÓN Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa Resurrección alabamos y glorificamos. Por el madero ha venido la alegría al mundo entero. LECTURA BÍBLICA VIA CRUCIS “yo estoy con el abatido y humillado para avivar el espíritu de los abatidos, para reanimar a los humillados” (Is 57,15) "No lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos". Entonces era verdaderamente difícil entender el sentido de estas palabras. Contenían una profecía que pronto habría de cumplirse. Poco antes, Jesús había llorado por Jerusalén, anunciando la horrenda suerte que le iba a tocar. Ahora, Él parece remitirse a esa predicción: "Llorad por vuestros hijos..." Llorad, porque ellos, precisamente ellos, serán testigos y partícipes de la destrucción de Jerusalén, de esa Jerusalén que "no ha sabido reconocer el tiempo de mi visita" (Lc 19,44). Tampoco nosotros podemos olvidar esta advertencia: "Si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?" Es la hora de reconocer la venida del Señor, en cada inmigrante, en cada mujer maltratada, en cada parado, en cada anciano abandonado, en cada hombre sin fe ni esperanza. Cristo dirige a cada uno de nosotros estas palabras del Apocalipsis: "Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo. ORACIÓN: Señor, a las mujeres que lloran les has hablado de llorar más bien por la maldad del mundo que no reconoce tu venida. Haz que caminemos junto a ti sin limitarnos a ofrecerte sólo palabras de compasión. Conviértenos y danos una vida nueva, para que sepamos llorar y aliviar tu dolor en nuestros hermanos. Padrenuestro… NOVENA ESTACIÓN Jesús cae por tercera vez. Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa Resurrección alabamos y glorificamos. Por el madero ha venido la alegría al mundo entero. VIA CRUCIS LECTURA BÍBLICA “Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca” (Is 53,7) Cada vez está más exhausto y, Cristo se desploma de nuevo en tierra bajo el peso de la cruz a los pies de sus verdugos que no le ahorran humillaciones ni ultrajes. La muchedumbre que observa, está curiosa por saber si aún tendrá fuerza para levantarse. Toda su vida ha sido un completo rebajarse a nuestra altura. Él mismo había dicho a sus discípulos que había venido no para ser servido, sino para servir y en el Cenáculo, se lo demostró, inclinándose en tierra y lavándoles los pies, parece como si hubiera querido habituarlos a esta humillación suya. Ahora lleva este despojo hasta el extremo, como nos recuerda S. Pablo: “se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y en su condición de hombre se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte de cruz" . Cayendo a tierra por tercera vez en el camino de la cruz, de nuevo está proclamando a gritos su misterio de amor hasta el extremo, sin límites. ¡Escuchemos su voz! Este condenado, en tierra, bajo el peso de la cruz, ya en las cercanías del lugar del suplicio, nos dice: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14, 6). "El que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8, 12). Que no nos asuste la vista de un condenado que cae a tierra extenuado bajo la cruz.Esta manifestación externa de la muerte, que ya se acerca, esconde en sí misma la luz de la vida. ORACIÓN: Señor Jesús, tú has gustado la amargura de los que están tirados por tierra para cambiar su gemido del dolor en canto de júbilo, ayúdanos a saber levantar a tantos humillados, a tantos postrados por el dolor y la falta de sentido en su vida. Padrenuestro… DÉCIMA ESTACIÓN Jesús es despojado de sus vestiduras Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa Resurrección alabamos y glorificamos. Por el madero ha venido la alegría al mundo entero. LECTURA BÍBLICA VIA CRUCIS “Se reparten mis ropas, echan a suerte mi túnica, pero tú, Señor no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.” (Salmo 22) El momento de despojarlo de sus vestiduras nos recuerda la expulsión del paraíso: cuando el ser humano habiendo perdido el esplendor de Dios descubre que está desnudo y al descubierto, y se avergüenza. Jesús asume una vez más la situación del hombre pecador. Nos recuerda que el pecado nos ha despojado a todos nosotros del esplendor de Dios, de la capacidad de amar, vivir en paz y justicia. Al pie de la cruz los soldados echan a suerte sus míseras pertenencias, sus vestidos. El Señor experimenta todas las fases y grados de la perdición de los hombres, y cada uno de ellos, a pesar de su amargura, son un paso de la redención: así devuelve él a casa la oveja perdida. Así nos devuelve nuevamente, como el Padre en la parábola del Hijo pródigo, el “mejor traje” el de Hijos de Dios. ORACIÓN: Señor Jesús, has sido despojado de tus vestiduras, expuesto a la deshonra. Te has cargado de la deshonra de Adán, sanándolo. Te has cargado con los sufrimientos y necesidades de los pobres, aquellos que están excluidos del mundo. Pero es exactamente así como cumples la palabra de los profetas. Es así como nos haces reconocer que tu Padre te tiene en sus manos, a ti, a nosotros y al mundo. Concédenos un profundo respeto hacia el hombre. Padrenuestro… UNDÉCIMA ESTACIÓN Jesús es clavado en la cruz Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa Resurrección alabamos y glorificamos. Por el madero ha venido la alegría al mundo entero. LECTURA BÍBLICA VIA CRUCIS “Al verme se burlan de mi, hacen visajes, menean la cabeza: “acudió al Señor, que lo ponga a salvo, que lo libre si tanto lo quiere”. Me acorrala una jauría de mastines, me rodea una banda de malhechores, me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos” (Salmo 22) Aquellas manos que habían bendecido a todos ahora están clavadas en la cruz, aquellos pies que habían caminado tanto anunciando la justicia y la paz del Reino de Dios, sembrando esperanza y amor, ahora están clavados al patíbulo. Se han cumplido las palabras del Salmo: «Yo soy un gusano, no un hombre, vergüenza de la gente, desprecio del pueblo» Tiene que soportar además, las burlas y las provocaciones de las autoridades y de los que pasaban por allí: “¡que baje de la cruz para que lo veamos y creamos!” Pero es precisamente permaneciendo en la cruz como demuestra su poder, el del amor que vence a la violencia y a la injusticia, que ya nunca más serán las dueñas del mundo. Nos da así la mayor prueba para ver y creer: sólo el amor es digno de fe. Sólo el amor puede cambiar el mundo. ORACIÓN: Señor Jesucristo, te has dejado clavar en la cruz, ayúdanos a creer en ti, que no te bajas de la cruz de tantos hermanos tuyos que sufre, ayúdanos a no clavar a nadie en ninguna cruz y a desclavar a los crucificados por otros. Padrenuestro… DUODÉCIMA ESTACIÓN Jesús muere en la cruz Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa Resurrección alabamos y glorificamos. Por el madero ha venido la alegría al mundo entero. LECTURA BÍBLICA VIA CRUCIS “ Aquel día, preparará el Señor de los ejércitos en este monte, un festín de manjares suculentos y de vinos de solera. Manjares enjundiosos, vinos generosos. romperá en este monte el velo que cubre los pueblos y la tiniebla que cubre a todas las naciones; destruirá la muerte para siempre. Enjugará las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de su pueblo por toda la tierra, porque el Señor ha hablado” (IS 25, 6-9) Pilato, el juez injusto, ha sido profeta a su pesar. Ante la opinión pública mundial se proclama la realeza de Jesús. Efectivamente, él es verdaderamente el rey del mundo. Ahora ha sido realmente «ensalzado». En su descendimiento, ascendió. Ahora ha cumplido radicalmente el mandamiento del amor, ha cumplido el ofrecimiento de sí mismo y, de este modo, manifiesta al verdadero Dios, al Dios que es amor. Amor hasta el extremo de hacer suyo el grito de todos aquellos que se sienten abandonados de Dios: «Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» Así nos muestra como Dios está, allí donde parecía que estaba ausente y vencido. Y junto a la cruz nace la Iglesia, en aquellos que estaban lejos de la fe, en los paganos. El centurión romano reconoce, al ver como muere, que Jesús es el Hijo de Dios. Su entrega da fruto de conversión. ORACIÓN: Señor Jesucristo, por el gran sufrimiento, y por la maldad de los hombres, el rostro de Dios, tu rostro, aparece difuminado, irreconocible. Pero en la cruz te has hecho reconocer. Porque eres el que sufre y el que ama, eres el que ha sido ensalzado. Precisamente desde allí has triunfado. En esta hora de oscuridad y turbación, ayúdanos a reconocer tu rostro. A creer en ti y a seguirte. Padrenuestro… DÉCIMO TERCERA ESTACIÓN Jesús es bajado de la cruz Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa Resurrección alabamos y glorificamos. Por el madero ha venido la alegría al mundo entero. VIA CRUCIS LECTURA BÍBLICA “ fue arrancado de la tierra de los vivos; por las rebeldías de su pueblo fue herido; puso su sepultura con los malhechores y con los ricos su tumba” (Is 53,8-9) Han devuelto a las manos de la Madre el cuerpo sin vida del Hijo. Los Evangelios no hablan de lo que ella experimentó en aquel instante. Es como si los Evangelistas, con el silencio, quisieran mostrar su incapacidad para de expresarlo. Sólo la devoción multisecular ha conservado la imagen de la Virgen de las Angustias, grabando de ese modo en la memoria del pueblo cristiano la expresión más dolorosa de aquel inefable vínculo de amor nacido en el corazón de la Madre el día de la anunciación y madurado en la espera del nacimiento de su divino Hijo. Ese amor se reveló en la gruta de Belén, fue sometido a prueba ya durante la presentación en el Templo, se profundizó con los acontecimientos conservados y meditados en su corazón. (cfr. Lc 2, 51). Ahora este íntimo vínculo de amor hace que un mismo sufrimiento y dolor abraza a la madre y al Hijo. Pero el dolor ya no es desesperado, ya nunca jamás lo será, porque Dios ha venido a sufrir con nosotros y su muerte ha matado para siempre la amargura del dolor. Con Dios, ¿cómo se puede desesperar? ORACIÓN: María, en el Hijo abrazas a cada hijo y sientes el desgarro de todas las madres del mundo. María, tus lágrimas pasan de siglo en siglo y riegan los rostros y lloran el llanto de todos. María, tú conoces el dolor... pero crees. Crees que las nubes no apagan el sol, crees que la noche prepara la aurora. Padrenuestro… DÉCIMO CUARTA ESTACIÓN Jesús es sepultado Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa Resurrección alabamos y glorificamos. Por el madero ha venido la alegría al mundo entero. LECTURA BÍBLICA VIA CRUCIS "Si el grano de trigo no cae en tierra y muere no da fruto, pero si muere, da mucho fruto. (Jn 12,23) El que era luz del mundo baja al reino de las tinieblas. El cuerpo de Jesús es tragado por la tierra, y con él es tragada toda esperanza. Pero su descendimiento al lugar de los muertos no es para la muerte sino para la vida. Resuenan más vivas que nunca las palabras del Maestro. “si el grano de trigo no muere no da fruto, pero si muere da mucho fruto.” Con su muerte y sepultura, Jesús siembra en el corazón de la tumba la vida de Dios. El Evangelio nos recuerda también que José de Arimatea entierra a Jesús en su tumba aún nueva, excavada en un jardín, que recuerda el jardín del que había sido expulsado Adán. El evangelista da así a entender que la muerte de Jesús no es el final, sino el comienzo de algo nuevo. Cuando todo parece haber terminado, cuando parece que otra vez ganan los mismos malvados y poderosos, cuando parece que otra vez el mal ha sido más fuerte que el bien, Se empieza a vislumbrar la luz de un nuevo día, de una nueva creación, donde la última palabra la tiene Dios, solamente Dios. La historia, pues, no termina en el sepulcro, sino que brota en el sepulcro: ORACIÓN: Señor Jesucristo, desde el sepulcro iluminas para siempre la promesa del grano de trigo del que procede el verdadero maná, el pan de vida en el cual te ofreces a ti mismo. Te das a ti mismo para que también nosotros tengamos el valor de perder nuestra vida para encontrarla. Como el grano, tampoco tú podías permanecer en el sepulcro: has resucitado. Haz también que podamos alegrarnos de esta esperanza y llevarla gozosamente al mundo. Padrenuestro… EJERCICIO DEL VIA CRUCIS Introducción. Sacerdote: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. R./ Amén. Sacerdote: Hermanos y hermanas, ha caído la tarde y se ha hecho de noche, como en aquella tarde sobre las casas y sobre los huertos de Jerusalén. También nosotros ahora nos acercaremos a los olivos de Getsemaní y comenzaremos a seguir los pasos de Jesús de Nazaret en las últimas horas de su vida terrena. Será un viaje en el dolor, en la soledad, en la crueldad en el mal y en la muerte. Pero también será un recorrido en la fe, en la esperanza y en el amor, porque el sepulcro de la última etapa de nuestro camino no quedará sellado para siempre. Pasada la tiniebla, en el alba de Pascua despuntará la luz de la alegría, en medio del silencio resonará la palabra de vida, a la muerte sucederá la gloria de la resurrección. Oremos: Señor Jesús, también a nosotros nos repites, esta tarde, las palabras que dijiste un día a Pedro: «Sígueme». Obedeciendo a tu invitación queremos seguirte, paso a paso, por el camino de tu Pasión, para aprender también nosotros a pensar según Dios y no según los hombres. Amén.