VIA CRUCIS * 10 - Twitter Parroquia Santa María Micaela

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Semana Santa 2010
VIA CRUCIS ‘ 10
Parroquia de Santa María Micaela |
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PRIMERA ESTACIÓN
Jesús es condenado a muerte.
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Tu cruz adoramos, Señor, y tu
santa Resurrección alabamos y
glorificamos. Por el madero ha
venido la alegría al mundo entero.
VIA CRUCIS
LECTURA BÍBLICA
“Sin defensa, sin justicia se lo llevaron, y nadie se preocupó de su suerte. Lo
arrancaron de la tierra de los vivos, lo hirieron por los pecados de mi pueblo;
aunque no cometió crimen alguno, ni hubo ningún engaño en su boca.” (Is 53,8
ss.)
El Juez del mundo, que un día volverá a juzgarnos, está allí, humillado, deshonrado
e indefenso delante del juez terreno. Pilatos sabe que este condenado es inocente y
busca el modo de liberarlo. Pero prefiere su posición personal, su propio interés, al
derecho y la justicia. Los hombres que gritan y piden la muerte de Jesús, están sometidos
a la influencia de la muchedumbre. Gritan porque gritan los demás y como gritan los
demás. Y así, la justicia es pisoteada por la cobardía, por no contradecir la mentalidad
dominante. La sutil voz de la conciencia, es sofocada por el grito de la muchedumbre. La
indecisión, el respeto humano dan fuerza al mal.
ORACIÓN: Señor, has sido condenado a muerte porque el miedo al
«qué dirán» ha sofocado la voz de la conciencia. Cuántas veces
hemos preferido también nosotros el éxito a la verdad, nuestra
reputación a la justicia. Da fuerza en nuestra vida a tu voz.
Padrenuestro….
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SEGUNDA ESTACIÓN
Jesús carga con la cruz
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Tu cruz adoramos, Señor, y tu
santa Resurrección alabamos y
glorificamos. Por el madero ha
venido la alegría al mundo entero.
LECTURA BÍBLICA
VIA CRUCIS
“Y con todo eran nuestras dolencias las que Él llevaba y nuestros sufrimientos
los que soportaba. Aunque nosotros lo creíamos castigado, herido por Dios y
humillado, eran nuestras rebeliones las que lo traspasaban, y nuestras culpas
las que lo trituraban. Sufrió el castigo para nuestro bien. sus heridas nos
curaron. ” (Is 53,4 ss.)
Jesús, condenado por declararse rey, es escarnecido, pero precisamente en la burla
aparece la verdad. ¡Cuántas veces los signos de poder de los poderosos de este mundo son
un insulto a la verdad, a la justicia y a la dignidad del hombre! Cuántas veces sus ceremonias
y sus palabras grandilocuentes, en realidad, no son más que mentiras pomposas, una
caricatura de la tarea a la que se deben por su oficio, que es ponerse al servicio del bien.
Jesús, precisamente por ser escarnecido y llevar la corona del sufrimiento, es el
verdadero rey. Su cetro es la justicia y el precio de la justicia es el sufrimiento en este
mundo: él, el verdadero rey, no reina por medio de la violencia, sino a través del amor que
sufre por nosotros y con nosotros. Lleva sobre sí la cruz, nuestra cruz, el peso de ser
hombres, el peso del mundo. Así es como nos muestra cómo encontrar el camino para la
vida eterna.
ORACIÓN: Señor, te has dejado escarnecer y ultrajar. Ayúdanos a
no unirnos a los que se burlan de quienes sufren o son débiles.
Ayúdanos a reconocer tu rostro en los humillados y marginados.
Danos fuerza para aceptar la cruz, sin rechazarla; para no
lamentarnos ni desanimarnos ante las dificultades de la vida.
Anímanos a recorrer el camino del amor, aceptando sus
exigencias, para alcanzar la verdadera alegría.
Padrenuestro…
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TERCERA ESTACIÓN
Jesús cae por primera vez
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Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa
Resurrección alabamos y glorificamos.
Por el madero ha venido la alegría al
mundo entero.
LECTURA BÍBLICA
“De tanto caminar te cansaste, pero sin decir: “ me rindo.” (Is. 57,10)
VIA CRUCIS
El Jesús que cae bajo la cruz no es sólo un hombre extenuado por la flagelación. El episodio
resalta algo más profundo, como dice Pablo en la carta a los Filipenses: «Él, a pesar de su condición
divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; … se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una
muerte de cruz» (Flp 2, 6-8). En su caída bajo el peso de la cruz refleja lo que ha sido su vida: una
humillación voluntaria para liberarnos de nuestro egoísmo. Nuestra soberbia nos lleva a querer
prescindir de Dios, aspirando a ser los únicos artífices de nuestra vida. La consecuencia inmediata de
este intento de hacernos dioses, de convertirnos en nuestros propios creadores y jueces, es
cerrarnos al hermano y no reconocer su dignidad. Así terminamos por hundirnos y por
autodestruirnos. La humillación de Jesús es la superación de nuestra soberbia: con su humillación
nos ensalza. Dejemos que nos ensalce. Despojémonos de nuestra autosuficiencia, de nuestro
engañoso afán de autonomía y aprendamos de él, del que siendo fiel a la voluntad del Padre, nos
muestra verdadera grandeza y nos abre a Dios y a los hermanos oprimidos.
ORACIÓN: Señor Jesús, el peso de la cruz te ha hecho caer, el peso de
nuestra soberbia, te derriba. Has querido venir a socorrernos porque a
causa de nuestra egoísmo yacemos en tierra. La soberbia de pensar
que podemos forjarnos a nosotros mismos, que nos lleva a transformar
al hombre en una especie de mercancía, que puede ser comprada y
vendida. Señor, ayúdanos a aprender de tu humildad y a levantarnos
de nuevo.
Padrenuestro
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CUARTA ESTACIÓN
Jesús encuentra a su madre
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Tu cruz adoramos, Señor, y tu
santa Resurrección alabamos y
glorificamos. Por el madero ha
venido la alegría al mundo entero.
LECTURA BÍBLICA
VIA CRUCIS
"Vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante
al dolor que me atormenta" (Lm 1,12). “A quién te asemejaré, Hija de Jerusalén?
¿quién te podrá salvar y consolar, oh virgen hija de Sión? Porque grande como el
mar es tu quebranto: ¿Quién te podrá curar?” (Lm 2,13)
En el Vía crucis de Jesús está también María, su Madre. El viejo Simeón le había
dicho: «y a ti, una espada te traspasará el alma» (Lc 2, 35). Ahora se hace realidad. En su
corazón había guardado siempre aquellas palabras del ángel «No temas, María» (Lc 1, 30).
Los discípulos han huido, ella no. Está allí, con el valor de la madre, con la fidelidad de la
madre, con la bondad de la madre, y con su fe, que resiste en la oscuridad: «Bendita tú que
has creído» (Lc 1, 45). «Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la
tierra?» (Lc 18, 8). Sí, ahora ya lo sabe: encontrará fe. Éste es su gran consuelo en aquellos
momentos.
ORACIÓN: Santa María, Madre del Señor, has permanecido fiel cuando
los discípulos huyeron. Al igual que creíste cuando el ángel te anunció
lo que parecía increíble, también has creído en el momento de su
mayor humillación. Por eso, en la hora de la cruz, en la hora de la
noche más oscura del mundo, te han convertido en la Madre de los
creyentes, Madre de la Iglesia. Te rogamos que nos enseñes a creer, de
manera que la fe nos impulse a servir y a dar muestras de un amor que
“Quien
socorre y sabe compartir el sufrimiento.
Padrenuestro…
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QUINTA ESTACIÓN
El cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz
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Tu cruz adoramos, Señor, y tu
santa Resurrección alabamos y
glorificamos. Por el madero ha
venido la alegría al mundo entero.
LECTURA BÍBLICA
VIA CRUCIS
“Quien no toma su cruz y me sigue no es digno de mi” Mt 10,38
Simón de Cirene, precisamente un inmigrante africano, de camino hacia casa
volviendo del trabajo, se encuentra casualmente con aquella triste comitiva de
condenados. Los soldados usan su derecho de coacción y cargan al robusto campesino con
la cruz. ¡Qué enojo debe haber sentido al verse improvisamente implicado en el destino de
aquellos condenados! Hace lo que debe hacer, con mucha repugnancia. El evangelista
Marcos menciona también a sus hijos, seguramente conocidos como cristianos, como
miembros de aquella comunidad (Mc 15, 21). Del encuentro involuntario ha brotado la fe.
Acompañando a Jesús y compartiendo el peso de la cruz, el Cirineo comprendió que era
una gracia poder caminar junto a este Crucificado y socorrerlo. El misterio de Jesús
sufriente y mudo le llegaron al corazón. Cada vez que nos acercamos con bondad a quien
sufre, a quien es perseguido o está indefenso, compartiendo su sufrimiento, ayudamos a
llevar la misma cruz de Jesús.
ORACIÓN: Señor, a Simón de Cirene le has abierto los ojos y el corazón,
dándole, al compartir la cruz, la gracia de la fe. Ayúdanos a socorrer a
nuestro prójimo que sufre. Danos la gracia de reconocer como un don
el poder a aliviar tantas cruces injustas, a ser buenos samaritanos de
tantos apaleados por la vida. y experimentar que así caminamos
contigo.
Padrenuestro…
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SEXTA ESTACIÓN
La Verónica enjuga el rostro de Jesús
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Tu cruz adoramos, Señor, y tu
santa Resurrección alabamos y
glorificamos. Por el madero ha
venido la alegría al mundo entero.
LECTURA BÍBLICA
VIA CRUCIS
"Desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano; así asombrará a
muchos pueblos: ante Él los reyes cerraran la boca, al ver algo inenarrable y
contemplar algo inaudito.” (Is 52,13)
«Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro » (Sal 26, 8-9). Verónica encarna
este anhelo de todos los creyentes de ver el rostro de Dios. Ella, no hace más que prestar
un servicio de bondad femenina: ofrece un paño a Jesús. No se deja contagiar ni por la
brutalidad de los soldados, ni inmovilizar por el miedo de los discípulos. Es la imagen de la
mujer buena que, en la turbación y en la oscuridad del corazón, mantiene el brío de la
bondad, sin permitir que su corazón se oscurezca. «Bienaventurados los limpios de
corazón –había dicho el Señor en el Sermón de la montaña–, porque verán a Dios». Al
principio, Verónica ve solamente un rostro maltratado y marcado por el dolor. Pero el
acto de amor imprime en su corazón la verdadera imagen de Jesús: en el rostro humano,
lleno de sangre y heridas, ella ve el rostro de Dios y de su bondad, que nos acompaña
también en el dolor más profundo. Sólo el amor nos permite reconocer a Dios, que es el
amor mismo.
ORACIÓN: Danos, Señor, la inquietud de corazón del que busca tu
rostro. Protégenos de la oscuridad del corazón que ve solamente la
superficie de las cosas. Graba tu rostro en nuestros corazones, para
que así podamos encontrarte y mostrar al mundo tu imagen.
Padrenuestro…
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SÉPTIMA ESTACIÓN
Jesús cae por segunda vez
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Tu cruz adoramos, Señor, 
y tu santa
Resurrección alabamos y glorificamos.
Por el madero ha venido la alegría al
mundo entero.
LECTURA BÍBLICA
VIA CRUCIS
“yo gusano, que no hombre, vergüenza del vulgo, asco del pueblo” (Salmo 22)
En el polvo de la tierra está el Condenado. Aplastado por el peso de su cruz. Cada vez
más le fallan sus fuerzas. Pero, aunque con gran esfuerzo, se levanta para seguir el camino.
Jesús, ha querido hacer suyo el dolor de toda la humanidad. Identificarse con tantos
que cada día caen bajo el peso de su culpas, o por la injusticia y la insolidaridad de este
mundo. Lo ha hecho para, que ya nunca más nos sintamos solos con nuestras cruces, ni
abandonados de Dios. Lo hace para que viéndole a nuestro lado, sepamos levantarnos una y
otra vez.
Cristo, en el camino del Calvario, encuentra a cada hombre y, cayendo bajo el peso
de la cruz, nos mira para que despierte nuestro corazón; cae para levantarnos. Desde que él
resucitó de la cruz, ya ninguna cruz aplastará para siempre al ser humano, porque él se
levantó por nosotros.
ORACIÓN: Señor Jesucristo, es nuestra carga la que te hace caer.
Levántanos para poder levantar a los demás. Danos esperanza en medio
de toda esta oscuridad, para que seamos portadores de esperanza para el
mundo..
Padrenuestro…
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OCTAVA ESTACIÓN
Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén
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Tu cruz adoramos, Señor, y tu
santa Resurrección alabamos y
glorificamos. Por el madero ha
venido la alegría al mundo entero.
LECTURA BÍBLICA
VIA CRUCIS
“yo estoy con el abatido y humillado para avivar el espíritu de los abatidos,
para reanimar a los humillados” (Is 57,15)
"No lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos". Entonces era
verdaderamente difícil entender el sentido de estas palabras. Contenían una profecía que
pronto habría de cumplirse. Poco antes, Jesús había llorado por Jerusalén, anunciando la
horrenda suerte que le iba a tocar. Ahora, Él parece remitirse a esa predicción: "Llorad por
vuestros hijos..." Llorad, porque ellos, precisamente ellos, serán testigos y partícipes de la
destrucción de Jerusalén, de esa Jerusalén que "no ha sabido reconocer el tiempo de mi
visita" (Lc 19,44).
Tampoco nosotros podemos olvidar esta advertencia: "Si en el leño verde hacen
esto, en el seco ¿qué se hará?" Es la hora de reconocer la venida del Señor, en cada
inmigrante, en cada mujer maltratada, en cada parado, en cada anciano abandonado, en
cada hombre sin fe ni esperanza.
Cristo dirige a cada uno de nosotros estas palabras del Apocalipsis: "Mira que estoy a
la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con
él y él conmigo.
ORACIÓN: Señor, a las mujeres que lloran les has hablado de llorar más bien
por la maldad del mundo que no reconoce tu venida. Haz que caminemos
junto a ti sin limitarnos a ofrecerte sólo palabras de compasión. Conviértenos
y danos una vida nueva, para que sepamos llorar y aliviar tu dolor en
nuestros hermanos.
Padrenuestro…
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NOVENA ESTACIÓN
Jesús cae por tercera vez.
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Tu cruz adoramos, Señor, y tu
santa Resurrección alabamos y
glorificamos. Por el madero ha
venido la alegría al mundo entero.
VIA CRUCIS
LECTURA BÍBLICA
“Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó
sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no
abría la boca; como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador,
enmudecía y no abría la boca” (Is 53,7)
Cada vez está más exhausto y, Cristo se desploma de nuevo en tierra bajo el peso de
la cruz a los pies de sus verdugos que no le ahorran humillaciones ni ultrajes. La muchedumbre
que observa, está curiosa por saber si aún tendrá fuerza para levantarse.
Toda su vida ha sido un completo rebajarse a nuestra altura. Él mismo había dicho a
sus discípulos que había venido no para ser servido, sino para servir y en el Cenáculo, se lo
demostró, inclinándose en tierra y lavándoles los pies, parece como si hubiera querido
habituarlos a esta humillación suya. Ahora lleva este despojo hasta el extremo, como nos
recuerda S. Pablo: “se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose
semejante a los hombres y en su condición de hombre se humilló a sí mismo haciéndose
obediente hasta la muerte y una muerte de cruz" .
Cayendo a tierra por tercera vez en el camino de la cruz, de nuevo está proclamando
a gritos su misterio de amor hasta el extremo, sin límites. ¡Escuchemos su voz! Este
condenado, en tierra, bajo el peso de la cruz, ya en las cercanías del lugar del suplicio, nos
dice: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14, 6). "El que me siga no caminará en la
oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8, 12). Que no nos asuste la vista de un
condenado que cae a tierra extenuado bajo la cruz.Esta manifestación externa de la muerte,
que ya se acerca, esconde en sí misma la luz de la vida.
ORACIÓN: Señor Jesús, tú has gustado la amargura de los que
están tirados por tierra para cambiar su gemido del dolor en canto
de júbilo, ayúdanos a saber levantar a tantos humillados, a tantos
postrados por el dolor y la falta de sentido en su vida.
Padrenuestro…
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DÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es despojado de sus vestiduras
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Tu cruz adoramos, Señor, y tu
santa Resurrección alabamos y
glorificamos. Por el madero ha
venido la alegría al mundo entero.
LECTURA BÍBLICA
VIA CRUCIS
“Se reparten mis ropas, echan a suerte mi túnica, pero tú, Señor no te quedes
lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.” (Salmo 22)
El momento de despojarlo de sus vestiduras nos recuerda la expulsión del paraíso:
cuando el ser humano habiendo perdido el esplendor de Dios descubre que está desnudo y
al descubierto, y se avergüenza. Jesús asume una vez más la situación del hombre pecador.
Nos recuerda que el pecado nos ha despojado a todos nosotros del esplendor de Dios, de
la capacidad de amar, vivir en paz y justicia.
Al pie de la cruz los soldados echan a suerte sus míseras pertenencias, sus vestidos. El
Señor experimenta todas las fases y grados de la perdición de los hombres, y cada uno de
ellos, a pesar de su amargura, son un paso de la redención: así devuelve él a casa la oveja
perdida. Así nos devuelve nuevamente, como el Padre en la parábola del Hijo pródigo, el
“mejor traje” el de Hijos de Dios.
ORACIÓN: Señor Jesús, has sido despojado de tus vestiduras, expuesto a la
deshonra. Te has cargado de la deshonra de Adán, sanándolo. Te has
cargado con los sufrimientos y necesidades de los pobres, aquellos que están
excluidos del mundo. Pero es exactamente así como cumples la palabra de
los profetas. Es así como nos haces reconocer que tu Padre te tiene en sus
manos, a ti, a nosotros y al mundo. Concédenos un profundo respeto hacia el
hombre.
Padrenuestro…
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UNDÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es clavado en la cruz
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Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa
Resurrección alabamos y glorificamos.
Por el madero ha venido la alegría al
mundo entero.
LECTURA BÍBLICA
VIA CRUCIS
“Al verme se burlan de mi, hacen visajes, menean la cabeza: “acudió al Señor, que lo
ponga a salvo, que lo libre si tanto lo quiere”. Me acorrala una jauría de mastines, me
rodea una banda de malhechores, me taladran las manos y los pies, puedo contar mis
huesos” (Salmo 22)
Aquellas manos que habían bendecido a todos ahora están clavadas en la cruz,
aquellos pies que habían caminado tanto anunciando la justicia y la paz del Reino de Dios,
sembrando esperanza y amor, ahora están clavados al patíbulo. Se han cumplido las
palabras del Salmo: «Yo soy un gusano, no un hombre, vergüenza de la gente, desprecio del
pueblo»
Tiene que soportar además, las burlas y las provocaciones de las autoridades y de los
que pasaban por allí: “¡que baje de la cruz para que lo veamos y creamos!” Pero es
precisamente permaneciendo en la cruz como demuestra su poder, el del amor que vence a
la violencia y a la injusticia, que ya nunca más serán las dueñas del mundo. Nos da así la
mayor prueba para ver y creer: sólo el amor es digno de fe. Sólo el amor puede cambiar el
mundo.
ORACIÓN: Señor Jesucristo, te has dejado clavar en la cruz,
ayúdanos a creer en ti, que no te bajas de la cruz de tantos
hermanos tuyos que sufre, ayúdanos a no clavar a nadie en
ninguna cruz y a desclavar a los crucificados por otros.
Padrenuestro…
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DUODÉCIMA ESTACIÓN
Jesús muere en la cruz
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Tu cruz adoramos, Señor, y tu
santa Resurrección alabamos y
glorificamos. Por el madero ha
venido la alegría al mundo entero.
LECTURA BÍBLICA
VIA CRUCIS
“ Aquel día, preparará el Señor de los ejércitos en este monte, un festín de manjares
suculentos y de vinos de solera. Manjares enjundiosos, vinos generosos. romperá en
este monte el velo que cubre los pueblos y la tiniebla que cubre a todas las naciones;
destruirá la muerte para siempre. Enjugará las lágrimas de todos los rostros, y quitará
el oprobio de su pueblo por toda la tierra, porque el Señor ha hablado” (IS 25, 6-9)
Pilato, el juez injusto, ha sido profeta a su pesar. Ante la opinión pública mundial se
proclama la realeza de Jesús. Efectivamente, él es verdaderamente el rey del mundo. Ahora
ha sido realmente «ensalzado». En su descendimiento, ascendió. Ahora ha cumplido
radicalmente el mandamiento del amor, ha cumplido el ofrecimiento de sí mismo y, de este
modo, manifiesta al verdadero Dios, al Dios que es amor. Amor hasta el extremo de hacer
suyo el grito de todos aquellos que se sienten abandonados de Dios: «Dios mío, ¿por qué me
has abandonado?» Así nos muestra como Dios está, allí donde parecía que estaba ausente y
vencido.
Y junto a la cruz nace la Iglesia, en aquellos que estaban lejos de la fe, en los paganos.
El centurión romano reconoce, al ver como muere, que Jesús es el Hijo de Dios. Su entrega
da fruto de conversión.
ORACIÓN: Señor Jesucristo, por el gran sufrimiento, y por la
maldad de los hombres, el rostro de Dios, tu rostro, aparece
difuminado, irreconocible. Pero en la cruz te has hecho reconocer.
Porque eres el que sufre y el que ama, eres el que ha sido
ensalzado. Precisamente desde allí has triunfado. En esta hora de
oscuridad y turbación, ayúdanos a reconocer tu rostro. A creer en
ti y a seguirte.
Padrenuestro…
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DÉCIMO TERCERA ESTACIÓN
Jesús es bajado de la cruz
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Tu cruz adoramos, Señor, y tu
santa Resurrección alabamos y
glorificamos. Por el madero ha
venido la alegría al mundo entero.
VIA CRUCIS
LECTURA BÍBLICA
“ fue arrancado de la tierra de los vivos; por las rebeldías de su pueblo fue herido; puso
su sepultura con los malhechores y con los ricos su tumba” (Is 53,8-9)
Han devuelto a las manos de la Madre el cuerpo sin vida del Hijo. Los Evangelios no
hablan de lo que ella experimentó en aquel instante. Es como si los Evangelistas, con el
silencio, quisieran mostrar su incapacidad para de expresarlo.
Sólo la devoción multisecular ha conservado la imagen de la Virgen de las Angustias,
grabando de ese modo en la memoria del pueblo cristiano la expresión más dolorosa de
aquel inefable vínculo de amor nacido en el corazón de la Madre el día de la anunciación y
madurado en la espera del nacimiento de su divino Hijo. Ese amor se reveló en la gruta de
Belén, fue sometido a prueba ya durante la presentación en el Templo, se profundizó con los
acontecimientos conservados y meditados en su corazón. (cfr. Lc 2, 51). Ahora este íntimo
vínculo de amor hace que un mismo sufrimiento y dolor abraza a la madre y al Hijo. Pero el
dolor ya no es desesperado, ya nunca jamás lo será, porque Dios ha venido a sufrir con
nosotros y su muerte ha matado para siempre la amargura del dolor. Con Dios, ¿cómo se
puede desesperar?
ORACIÓN: María, en el Hijo abrazas a cada hijo y sientes el desgarro de todas las
madres del mundo. María, tus lágrimas pasan de siglo en siglo y riegan los rostros
y lloran el llanto de todos. María, tú conoces el dolor... pero crees. Crees que las
nubes no apagan el sol, crees que la noche prepara la aurora.
Padrenuestro…
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DÉCIMO CUARTA ESTACIÓN
Jesús es sepultado
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Tu cruz adoramos, Señor, y tu
santa Resurrección alabamos y
glorificamos. Por el madero ha
venido la alegría al mundo entero.
LECTURA BÍBLICA
VIA CRUCIS
"Si el grano de trigo no cae en tierra y muere no da fruto, pero si muere, da
mucho fruto. (Jn 12,23)
El que era luz del mundo baja al reino de las tinieblas. El cuerpo de Jesús es tragado
por la tierra, y con él es tragada toda esperanza. Pero su descendimiento al lugar de los
muertos no es para la muerte sino para la vida. Resuenan más vivas que nunca las palabras
del Maestro. “si el grano de trigo no muere no da fruto, pero si muere da mucho fruto.” Con
su muerte y sepultura, Jesús siembra en el corazón de la tumba la vida de Dios.
El Evangelio nos recuerda también que José de Arimatea entierra a Jesús en su
tumba aún nueva, excavada en un jardín, que recuerda el jardín del que había sido
expulsado Adán. El evangelista da así a entender que la muerte de Jesús no es el final, sino el
comienzo de algo nuevo. Cuando todo parece haber terminado, cuando parece que otra vez
ganan los mismos malvados y poderosos, cuando parece que otra vez el mal ha sido más
fuerte que el bien, Se empieza a vislumbrar la luz de un nuevo día, de una nueva creación,
donde la última palabra la tiene Dios, solamente Dios. La historia, pues, no termina en el
sepulcro, sino que brota en el sepulcro:
ORACIÓN: Señor Jesucristo, desde el sepulcro iluminas para siempre la promesa del
grano de trigo del que procede el verdadero maná, el pan de vida en el cual te
ofreces a ti mismo. Te das a ti mismo para que también nosotros tengamos el
valor de perder nuestra vida para encontrarla. Como el grano, tampoco tú podías
permanecer en el sepulcro: has resucitado. Haz también que podamos alegrarnos
de esta esperanza y llevarla gozosamente al mundo.
Padrenuestro…
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EJERCICIO DEL VIA CRUCIS
Introducción.
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Sacerdote:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
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Amén.
Sacerdote:
Hermanos y hermanas, ha caído la tarde y se ha hecho de noche, como en aquella tarde sobre las
casas y sobre los huertos de Jerusalén. También nosotros ahora nos acercaremos a los olivos de Getsemaní
y comenzaremos a seguir los pasos de Jesús de Nazaret en las últimas horas de su vida terrena.
Será un viaje en el dolor, en la soledad, en la crueldad en el mal y en la muerte. Pero también será
un recorrido en la fe, en la esperanza y en el amor, porque el sepulcro de la última etapa de nuestro
camino no quedará sellado para siempre. Pasada la tiniebla, en el alba de Pascua despuntará la luz de la
alegría, en medio del silencio resonará la palabra de vida, a la muerte sucederá la gloria de la resurrección.
Oremos: Señor Jesús, también a nosotros nos repites, esta tarde, las palabras que dijiste un día a
Pedro: «Sígueme». Obedeciendo a tu invitación queremos seguirte, paso a paso, por el camino de tu
Pasión, para aprender también nosotros a pensar según Dios y no según los hombres. Amén.
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