Las imágenes bélicas en el Tratado de la Oración y Meditación de

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Revista de Estudios Extremeños, 2012, Tomo LXVIII, Número I, pp. 101-112
Las imágenes bélicas en el
Tratado de la Oración y Meditación
de san Pedro de Alcántara
RAQUEL E. LÓPEZ RUANO
Universidad de Huelva
RESUMEN
A lo largo de este artículo se analizarán todas las imágenes bélicas
localizadas en El Tratado de la Oración y meditación de san Pedro de Alcántara.
Muchas palabras y conceptos del campo semántico bélico adquieren
valor simbólico al repetirse en las obras de místicos y espirituales españoles
de los siglos de Oro. Se convierten, así, en tópicos o lugares comunes. S.
Pedro de Alcántara es uno de los autores de esta tradición, junto con san
Juan, santa Teresa, fray Luis de Granada, y otros muchos, que comparten un
mismo léxico, en este caso, el de las imágenes bélicas.
PALABRAS CLAVE: Imágenes bélicas, místicos, espirituales, siglo de Oro.
ABSTRACT
Along this article there will be analyzed all the warlike images located
in El Tratado de la Oración y meditación of san Pedro de Alcántara.
Many words and concepts of the semantic warlike field acquire symbolic
value on having repeated itself in the works of mystical and spiritual Spanish
of the golden centuries. So, the become, in topics or common places. San
Perdro de Alcántara is one of the authors of this tradicion, as long as san
Juan, s. Teresa, fray Luis de Granada, and many others, who share a same
lexicom, in this case, war metaphores.
KEY WORDS: Warlike images, mystical, spiritual, golden centurie.
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INTRODUCCIÓN
Los autores espirituales del siglo de Oro, debido a la dificultad de expresar la inefabilidad mística, manejaron un lenguaje tópico, bastante metafórico
en ocasiones, procedente de varios campos semánticos (el bélico, el náutico, el
zoológico y vegetal, el del vino y los alimentos, el metálico, el ígneo-luminoso, el erótico y el del camino1), que se inserta en una sólida tradición occidental procedente del mundo clásico, de los Padres de la Iglesia, de textos bíblicos
o de fuentes de la literatura medieval, renacentista y barroca.
Concretamente en El Tratado de la Oración y meditación, el campo
semántico bélico2 es el segundo más productivo, con un porcentaje de aparición del 17,14%, después del erótico (con un 36,15%). Le siguen: el ígneoluminoso (10,74%), el del camino (8,74%), el zoológico y vegetal3 (8,47%), el
de los alimentos (7,78%), el de la riqueza (7,50%) y, en último lugar, el náutico4, con un 3,44%.
EL CAMPO SEMÁNTICO DE LAS IMÁGENES BÉLICAS
Las imágenes bélicas se emplean, en palabras de Jesús Rubio, “para oponer razón y sentimiento, alegría y tristeza, amor y odio, bien y mal, vida y
muerte” 5 y han sido ampliamente utilizadas tanto en los escritos misticos como
en la poesía amorosa para representar estados emocionales contradictorios. A
partir del campo semántico bélico se puede observar, mejor que con otro tipo
1
Para esta clasificación se ha seguido la establecida por Felipe Gómez Solís en su Tesis doctoral
Índice de metáforas y de imágenes de la literatura espiritual española (ss. XVI-XVII). A los
siete campos semánticos que establece este autor, se ha añadido el del camino.
2
Este texto, revisado y adaptado, está extraído de uno de los apartados del capítulo VIII de la
Tesis doctoral Edición crítica de El Tratado de la Oración y meditación de san Pedro de
Alcántara, que obtuvo la calificación de sobresaliente cum laude por unanimidad y se defendió
en la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad de Extremadura el día 17 de diciembre
de 2009, bajo la dirección de los doctores D. Antonio Salvador Plans y D. Francisco Javier
Grande Quejigo.
3
V. LÓPEZ RUANO, R. E.: “Las imágenes zoológicas y vegetales de El Tratado de la Oración
de san Pedro de Alcántara”, en Cauriensia, Vol. 5, UEx, 2010.
4
V. LÓPEZ RUANO, R. E.: “Las imágenes náuticas en El Tratado de la Oración de san Pedro
de Alcántara”, en Nebrija digital, Revista de Lengua y literatura españolas, AAPEEAN, 2011.
5
RUBIO JIMÉNEZ, J.: El teatro en el siglo XIX, Madrid, Editorial Playor, 1983, p. 84.
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de imágenes, la división dual de la realidad según la tradición cristiana: bien/
mal, correcto/incorrecto, pecaminoso/virtuoso.
En el grupo de las imágenes bélicas se incluyen palabras relacionadas
con actividades propias del mundo de las armas: guerra, batalla, pelea, combate, ejércitos, soldados, pelear, batallar, combatir... También se alude particularmente a las armas, tanto ofensivas como defensivas: escudo, espada, balas, cuchillo...
En relación con la actividad bélica está el léxico del castigo, campo
semántico más restringido que se incluye dentro del hipercampo de lo bélico:
cárcel, cautiverio, destierro, prisión, preso... El destierro es la privación de
Dios “a que se ve sometida el alma en el interior del cuerpo”6.
VALORES DE LOS DIFERENTES TÉRMINOS BÉLICOS
A continuación se van a catalogar todos los términos de El Tratado7
relacionados con el mundo bélico y, en cada caso concreto, se explicará su
valor contextual:
La primera en aparecer es la palabra captiuo, con la que se expresa la
natural inclinación del hombre al pecado por su flaca voluntad y debilidad para
hacerle frente. “Por lo qual dixo el Apostol: Huelgome con la ley de Dios,
~
segun el hombre interior, pero siento otra ley e inclinacion en mis miebros,
que
contradize a la ley de mi espiritu, y me lleua tras si captiuo a la ley del peccado...”
(r.A9).
En los siguientes ejemplos, se halla un uso real de la palabra captiuo,
para hablar de las vicisitudes de la vida y el reparto desigual de suertes entre
los humanos: “vnos se ahogã en la mar: otros son lleuados captiuos” (v.B12),
“Roguemos tambien por todos los pobres enfermos encarcelados, captiuos,
&c.” (v.I3).
6
GÓMEZ SOLIS, F.: Índice, p. 400. Sobre las imágenes bélicas véase también el libro de este
autor Imágenes eróticas y bélicas de la literatura espiritual española (Siglos XVI - XVII).
7
El Tratado será la abreviatura de la obra de san Pedro de Alcántara El Tratado de la Oración
y meditación. Para este trabajo se ha manejado la edición de Medina del Campo de 1587
(editor: Francisco del Canto).
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Más adelante, se recomienda la devoción como ejercicio con que se combate caer en el pecado: “Si quieres alcançar virtud y fortaleza, para vencer las
tentaciones del enemigo, seas hombre de oracion” (r.A11).
Las palabras en cursiva pertenecen al campo semántico bélico, como
ocurre en los siguientes ejemplos, en los que se sigue haciendo apología de la
oración: “Si quieres conocer las astucias de Sathanas, y defenderte de sus engaños, seas hombre de oracion” (v.A11).
Asimismo, Jesucristo representa la mejor defensa para el hombre, como
reza la siguiente alusión bíblica: “quien me defendera de los phariseos” (r.Gl0).
Otros ejemplos: “fortalecese la esperança... pacificase el coraçon,... vencese la
tentacion...” (v.A12).
Una de las características fundamentales del alma es la de estar continuamente en contienda, peleando o batallando, según el tópico agustiniano del
“miles Christi” (o Iglesia militante):
~ es la que alli padece los mayores trabajos: porque alli esta
“el aia
batallando y agonizando” (v.C5). Este ejemplo concreto alude a lo que le
acontece al alma tras la muerte: su estado de inseguridad.
Jesucristo tiene que librar una batalla en el proceso de su pasión: “fue el
Señor con sus discipulos al monte Oliuete, a hazer oracion antes q~ entrasse en
la batalla de su passion” (v.E9).
La consigna de la oración es que el alma llegue a Dios y, para ello, el
contemplativo ha de luchar, pelear, combatir (y lo que quepa en este campo
semántico) contra lo mundano, los malos pensamientos y todas las dificultades
(sueño, cansancio,...) que puedan perturbar el estado de oración y meditación.
Esto puede comprobarse en la siguiente tanda de ejemplos:
“vn socorro y visitacion de Dios alcançado por la oracion, cuya
cõdicion es pelear contra esta difficultad y pesadibre...” (r.L3).
“la guerra de los pensamientos importunos” (r.L11-v.L11).
“Contra la tentacion de los pensamientos importunos que nos suelen combatir en la oracion, el remedio es pelear varonilmente y
perseuerantemente contra ellos. Aunque esta resistencia no ha de ser con
demasiada fatiga...” (r.M2).
“Aunque mejor seria pelear en desechar los pensamientos, y
perseuerar y luchar (como otro Iacob toda la noche) en el trabajo de la
oracion. Porque al fin acabada la batalla, se alcança la victoria, dando
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nuestro Señor la deuocion o otra gracia mayor, la qual batalla nunca se
niega a los que fielmente pelean” (r.H9).
“y site pareciere que no viene, humillate delante del, y conoce que
no mereces lo que te dieron, y contentate con auer alli hecho sacrificio de
ti mismo, y entregado tu propria voluntad, y crucificado su apetito, y luchado con el demonio y contigo mismo, y hecho alomenos esso que era de
tu parte” (r.K4).
“Porque huyendo crece el temor, y peleando la osadia” (r.M5).
El cristiano no debe cejar en su empeño por combatir el pecado, para lo
que ha de tener presente en todo momento los sufrimientos de Cristo, que murió para redimirnos: “De manera que el que assi padeciere y peleare, tanto sera
mayor imitador de Christo” (r.M2).
Hay ocasiones en las que la batalla es desigual, los malos pensamientos
perseveran y el cristiano no puede combatirlos activamente, de manera que
solo le queda resistir:
“Y si toda via te inquietaren los pensamientos y tu toda via perseuerantemente los resistieres, y hizieres lo que es en ti, deues tener por
cierto que mucha mas tierra ganas en esta resistencia” (r.M3).
Aparecen palabras relacionadas con el vasallaje y el mundo feudal, como
Señor (majestad) o siervo (esclavo): “alli el desseo de agradar y amar a vn
Señor tan bueno y tan dulce...” (r.A10), “aquel soberano Señor” (r.D4), “que
todas las gentes y naciones del mundo le conozcan, alaben y adoren como a su
vnico y verdadero Dios y Señor” (v.I2).
El siguiente ruego u oración responde al modelo de las fórmulas de
vasallaje, un tópico de la tradición de la lírica amorosa procedente de la poesía
provenzal8: “para que solo a este Señor ame, a el solo busque, en el solo repose
y more en los siglos de los siglos. Amen” (v.I10). Si se compara este ejemplo
con el siguiente, las palabras que Calisto le dedica a Melibea, se podrá comprobar fácilmente la existencia de un lugar común para ambos: “Melibeo só, y
a Melibea adoro, y en Melibea creo, y a Melibea amo”9.
8
V. la edición de La Celestina en cátedra de Dorothi S. Severin, nota 24, p. 93.
9
Ib., p. 93.
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El resto de los ejemplos de este subcampo del vasallaje son: “O dulce
Iesu porque tanto se humilla tu magestad!” (r.E5), “assi como los ojos de los
sieruos estan puestos en las manos de sus Señores, y como los ojos de la sierua
en las manos de su Señora, assi estan nuestros ojos en nuestro Señor, esperando que aya misericordia de nosotros”10 (r.H7).
Ya en los Salmos bíblicos aparece la comparación entre siervos y cristianos y entre Señor y Dios. Esta cita es una muestra clara de esa tradición de
fuerte raigambre en los textos sagrados. Los cristianos, y en concreto los
contemplativos, son siervos de Dios, y así se encuentra esta metáfora en los
ejemplos que vienen a continuación: “Y por esta causa los sieruos de Dios...”
(v. L4), “el sieruo de Dios ha de trabajar por tener sus tiempos señalados para
vacar a Dios...” (v. N1), “el sieruo de Dios deue poner los ojos no en vna virtud
sola” (r.N4), “que el sieruo de Dios no se contente con qualquier gustillo que
halla en su oracion...” (r. K5), “primeramente deue offrecer a si mismo por
perpetuo esclauo suyo” (v.I1).
Centrémonos, ahora, en palabras relacionadas con el sistema defensivo
de las fortalezas: “O si pudiessemos (dize S. Hieronymo) subirnos a alguna
atalaya, que dende ella pudiessemos ver toda la tierra debaxo de nuestros pies”
(v.B12), “lugar de refugio torre de fortaleza...” (v.G7), “Encierrese dentro
de si mismo en el centro de su anima, donde esta la ymage~ de Dios, y alli este
atento el, como quien escucha al q~ habla de alguna torre alta” (v. K10),
“O fortaleza mia” (v.I7).
Veamos una alusión ejemplificadora sobre el pensamiento que de la fugacidad de la vida hace Asuero, un rey persa, que aparece en el libro de Esther,
y que fue traducido por S. Jerónimo: “como se subiesse a vn monte alto a ver
dende alli vn exercito (que tenia ayuntado de infinitas gentes)” (v.B12), “Y
finalmente verias no solamente el exercito de Xerxes: sino a todos los hombres
del mundo que agora son” (r.Cl).
La idea del destierro se desarrolla en diferentes ocasiones. Por ejemplo,
la muerte supone una separación dolorosa de la vida, que es infinitamente mayor
a la que genera el destierro de la patria: “Si se tiene por grande mal el destierro
de la patria... pudiendo el desterrado lleuar consigo todo lo que ama, quanto
10
Este útimo ejemplo es una cita que san Pedro hace del salmo 122.
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mayor sera el destierro vniuersal...” (v.C2), “Sino que es como vn destierro
preciso” (v. D2).
A la vida terrenal se la considera un destierro y vivir, una contienda: “en
este valle de lagrimas y lugar de destierro” (r. D4), “O si se acabasse ya esta
contienda. O si se concluyessen los dias de mi destierro, quando llegara este
dia? quando vendre y parescere, ante la cara de mi Dios!” (v.D7-r.D8).
Frente a la lucha que supone la vida, se presenta el cielo como un lugar
de paz: “Alli sera verdadera la paz” (r.D7), lo que hace permanente su anhelo.
Hemos localizado una expresión de paz con tintes contrarios: “lo vendio con
beso de falsa paz” (v.E11).
En esta otra formulación se usa destierro para expresar el tiempo indefinidamente largo de estancia en el limbo: “Pues si esto haze la nauegacion y
destierro de vn año, o de dos años, que haria el destierro de tres o quatro mil
años...” (v.G11).
Destierro puede significar ausencia de Dios: “Pues aquellos seran herederos del espiritu de Christo, a quien el amor hiziere sentir la partida de Christo,
los que sintieren su ausencia, y quedaren en este destierro sospirãdo siempre
por su presencia” (v.H2).
En esta invocación a María, desterrado tiene el significado de ser humano, de mortal: “ruega por este pobre desterrado y peregrino” (r.I10).
El concepto de enemigo es profuso en apariciones y puede tener diversos significados. Enemigo puede ser sinónimo de pecado: “Alli pues se le representan al hombre todos los peccados de la vida passada como vn esquadron
de enemigos q~ vienen a dar sobre el” (v.C3), “dar te gracia para no boluer al
peccado, y vencer al enemigo...” (v.D10) El pecado es el enemigo al que hay
que vencer. Al enemigo se le puede vencer con aliados, como puede ser el
Ángel de la Guarda: “y defendernos del enemigo...” (r.M5). Sinónimo de enemigo es el término contrario: “quando estara muerto todo lo ~q ay contrario a ti
en mi?” (v.I6).
El enemigo por antonomasia es el demonio: “Ven aca hombre malo, que
viste en mi porque assi me despreciaste, y te passaste al vando de mi enemigo?”
(r.C9), “O generacion loca y adultera, porque quesiste mas seruir a esse enemigo
tuyo con trabajo: que a mi tu Redemptor, y criador con alegria?” (v.C11), “Quantos
males y ocasiones de males aura preuenido el Señor con su prouidencia,
deshaziendo las redes del enemigo y acortãdo le los passos” (r.D11), “la paciencia es armadura contra los golpes y encuentros del enemigo” (r.I5).
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Judas es un enemigo que traiciona: “llego aquel falso amigo... lo vendio
con beso de falsa paz” (v.E11).
Son enemigos de Cristo todos los que participaron en el proceso de su
pasión y muerte, y representan al género humano: “Dexo a tu vnigenito hijo y
mi Señor en manos de sus enemigos” (r.F11), “Los enemigos te dan grita”
(v.G3), “Con quanta charidad, en estas palabras encomendo sus enemigos al
padre” (v.G6), “En la primera se nos recomienda la charidad para con los enemigos” (r.G6), “cumplidose el desseo de aquellos crueles enemigos...” (v.G6),
“acompañado de sus enemigos...” (r.F1), “el juez creyo que bastaua la figura q~
alli traya, para quebrantar el coraçon de tales enemigos” (v.F9), “para amãçar
el furor de sus enemigos...” (v.F9), “añaden los enemigos vna crueldad a otra...”
(r.F10).
Reunamos ahora todos los ejemplos relacionados con las armas, tanto defensivas como ofensivas. La mayoría de ellos se refieren a la pasión de Cristo:
“Oye dende lexos el ruydo de las armas...” (v.F11), “tu dulcissimo
esposo esta puesto como blanco a las saetas de tantos golpes” (v.F3),
“Hiere Señor lo mas intimo de mi anima con las saetas de tu amor” (v.I6),
“Ya estaua a las puertas aparejada la cruz, ya assomaua por lo alto aquella temerosa vandera” (v.F9-r.F10) (aquí temerosa vandera es la metáfora
elegida para aludir a la cruz, el instrumento de tormento para dar muerte
a Cristo), “quando veyas aquel piadoso coraçon traspassado y atrauessado
con cuchillo de dolor!” (r.G5), “este dia se ha de contemplar la lançada q
se dio al Saluador” (v.G6), “con vna lança cruel, o crueles ministros, o
coraçones de hierro” (r.G7), “Llega pues el ministro con la lança en la
mano, y atrauiessalo con gran fuerça...” (v.G7), “o llaga del costado precioso hecha mas con el amor de los hombres, que con el hierro de la lança
cruel!” (v.G7), “Vee luego resplandecer los hierros de las lanças y alabardas”11 (v.F11), “En aquella hora dixo el Señor a los q le venian a prender.
Assi como a ladron salistes a mi con espadas y lãças” (v.E11).
11
El término alabardas es un anacronismo. El uso de dicha arma, de origen escandinavo,
comienza a extenderse en la Edad Media. Recordemos que el pasaje en el que aparece inserta
dicha palabra se habla de la pasión de Cristo.
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La acción y el reposo, los dos movimientos complementarios y necesarios para el guerrero, aparecen en El Tratado con sendas metonimias que expresan la disciplina constante del “miles Christi” para concentrarse y la paciencia de la que debe disponer cuando está en pleno ejercicio de meditación:
“Y assi como no es menos mio lo dado de gracia que lo adquirido
por mi lança...” (r.I2) (mi lança significa esfuerzo personal), “la paciencia es armadura contra los golpes y encuentros del enemigo” (r.I5).
En los dos casos siguientes, la palabra armas muestra significados diametralmente opuestos, antagónicos:
“los malos offendierõ a Dios con todos sus miembros y sentidos, y
de todos hizierõ armas para seruir al peccado, assi ordena el, que cada
vno de ellos pene con su proprio tormento y pague su merecido” (v.C11r.C12).
“y le dio el sagrado baptismo y en el le dio su gracia y prometio su
gloria y le recibio por hijo adptiuo, y porque le dio armas para pelear
contra el demonio, el mundo y la carne en el Sacramento de la cõfirmacion”
(r.H1).
Otros términos como: vencer, victoria, valor, esfuerzo... son afines a la
acción de pelear y, por tanto, su aparición, en momentos puntuales, es muy
coherente:
~ que alli se tiene de dar, la qual es tal que hace temblar aun
“la cueta
a los muy esforçados” (v.C3), “turbados los sentidos pierde~ su valor y su
virtud” (v.C5), “y porque tan gran victoria...” (r.M10), “ni tampoco deue
dexarse del todo venzer...” (v.M5) Aquí se habla del sueño que sobreviene
a causa de la enfermedad con una expresión que apunta al mundo bélico.
Los castigos corporales y tormentos son propinados por los vencedores
y padecidos por los vencidos o condenados.
En el plano del infierno, los demonios atormentan al alma pecadora como
muestran los siguientes ejemplos: “gemidos de atormentadores, y atormenta~
dos” (v.C11), “no aura alli sentido alguno detro ni fuera
del anima, que no este
penando con su proprio tormento” (v.C11), “alli se hallarã en vno todos los
males y tormetos que~ se pueden pensar” (v.C12), “açotes de atormentadores”
(v.C12), “Estas son las penas que generalmente competen a todos los cõdenados”
(v.D1).
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Con respecto a Jesucristo no faltan las continuas alusiones a la crueldad
de los verdugos en el proceso de su prisión, pasión y muerte: “Este dia pensaras en la oracion del huerto, y en la prision del Saluador” (v.E9),
“representandose le alli todos los tormentos q~ auia de padecer...” (r.E11), “Que
cosa de mayor espanto que ver al hijo de Dios tomar ymage~ no solamente de
peccador, sino tambie~ de condenado!” (r.E12), “por medio de sus ministros
executassen en el todos los tormentos y crueldades q~ quisiessen.” (r.E12); “tan
sin turbacion en aquella affrenta...” (r.F2), “para boluer la otra mexilla si el
verdugo lo demandara” (r.F2), “los soldados que lo guardauan, escarnecian
del...” (r.F3), “escarnecido de los soldados” (v.F8), “Mira qã solo estaua el
~ tã crueles verdugos, sin tener de su parte ni padrinos
Señor de los angeles etre
ni valedores...” (r.F6).
Se le recomienda al contemplativo que imite el ejemplo de la humildad
de Jesucristo: “ponga se en la presencia de Dios como reo y culpado” (r.L12),
“No es este negocio tanto de fuerça quanto de gracia y humildad” (v.M2).
También se le recuerdan los padecimientos de Jesucristo: “y aquellos açotes y
bofetadas que se rescibierõ por ti?” (v.B6).
Hay ejemplos que constituyen la contrapartida del tema del castigo: el
refugio, el descanso, la liberación... “O toda mi esperança, toda mi gloria,
todo mi refugio y alegria” (r.I6), “descãso alegre de mi espiritu” (r.I6) (nos
recuerda al descanso del guerrero), “y presencia de su libertador” (r.G11).
Para terminar, en el siguiente ejemplo, que abarca prácticamente la página
r. M1 y parte de v. M1, se relacionan entre sí muchas palabras del campo bélico:
“que se te han caydo los muros, que te defendian. Y por esso toda la esperança de
salud esta en las armas, pues ya no te ha de defender el muro, sino la espada, y la
destreza en el pelear. O quãta es la gloria del anima, que desta manera batalla
que sin escudo se defiende y que sin armas pelea, y sin fortaleza es fuerte, y
hallando se en la batalla sola, toma el esfuerço y animo por compañia!”.
CONCLUSIÓN
A lo largo de este artículo se ha analizado el significado de todos los
términos relacionados con el mundo bélico que aparecen en El Tratado, muchos de ellos de gran valor metafórico, como este: “el aia es la que alli padece
los mayores trabajos: porque alli esta batallando y agonizando”.
El Tratado comparte lugares comunes del campo semántico bélico con
otras obras religiosas de los siglos de Oro, por lo que se adapta perfectamente
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a los cánones de la literatura espiritual de su época. Uno de los tópicos más
utilizados por los autores místicos es el “miles Christi”, como se aprecia en el
siguiente ejemplo de El Tratado: “Contra la tentacion de los pensamientos
importunos que nos suelen combatir en la oracion, ~el remedio es pelear
varonilmente y perseuerantemente contra ellos. Aunque esta resistencia no ha
de ser con demasiada fatiga...” (r.M2).
Finalmente, se ha comprobado que los términos bélicos sirven para representar estados emocionales contradictorios, como se puede apreciar en el
siguiente ejemplo:
“Por lo qual dixo el Apostol: Huelgome con la ley de Dios, segun el
hombre interior, pero siento otra ley e inclinacion en mis miebros, que
contradize a la ley de mi espiritu, y me lleua tras si captiuo a la ley del
peccado...” (r.A9).
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Revista de Estudios Extremeños, 2012, Tomo LXVIII, N.º I
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