Emblemes heráldicos de dos abades de Poblet

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MFM. Emblemes_MFM. Quatrimestral 06/05/10 11:31 Página 4
El uso de azulejos cerámicos decorativos en los pavimentos de palacios y casas nobles
es muy frecuente en los reinos de la Corona de Aragón en época bajomedieval. Sin
embargo, esta práctica no es exclusiva de dichos edificios, del mismo
modo que tampoco podemos limitarla cronológicamente a la Edad
Media, puesto que también la encontramos en espacios de culto y
en otros edificios civiles –como lonjas, hospitales, etc.–, y existen numerosas muestras aún en el siglo XVI. El éxito de esta
fórmula es conocido, más allá de los ejemplos conservados, por la abundante documentación y por la pintura
de retablos (fig. 1).
Estos azulejos de tradición medieval son generalmente de
forma cuadrada y de unos 15 x 15 cm, aunque también los hay rectangulares, hexagonales y octogonales. En su mayoría son de
color azul sobre fondo blanco y fueron elaborados en Manises,
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en el Reino de Valencia, un centro cerámico relevante sobre todo
durante los siglos XIV y XV, desde donde se exportaban a los demás territorios de la Corona y más allá de sus fronteras.
Los azulejos decorativos casi nunca ocupaban todo el espacio
pavimentado y normalmente dibujaban cenefas, franjas o
dameros sobre un fondo de baldosa de barro cocido. Entre
los motivos representados, además de los meramente
decorativos con proliferación de animales y motivos
vegetales, sobresalen los heráldicos.
Se conservan azulejos heráldicos reales y nobiliarios, pero sobre
todo de monasterios, conventos y parroquias, entre los que destacan los que contienen escudos abaciales. Así, se conocen azulejos
de abades y abadesas de Montserrat, de Sant Pere de les Puelles o
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de Santes Creus, entre otros. De la abadía cisterciense de Santa
Maria de Poblet, uno de los monasterios más ricos y poderosos de
la Corona de Aragón, se conocen azulejos con el emblema del abad Payo Coello
(1480-1498), que inició esta tradición a finales del siglo XV, así como también de los
abades Domènec Porta (1502-1526), Pere Queixal (1526-1531), Ferran de Lerín
(1531-1545) y Joan de Guimerà (1564-1583). La conservación in situ de estos mate-
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riales es a menudo un elemento que hay que tener en cuenta a la hora de establecer la
cronología constructiva de los edificios que los acogen. En el caso de Poblet, dado que
el monasterio poseía un pródigo patrimonio por todo el país, es posible encontrar azulejos de estos abades en edificios de municipios alejados del recinto monástico.
La colección de cerámica del museo conserva una treintena de azulejos heráldicos
entre los cuales hay una docena de abades u otras dignidades eclesiásticas: cuatro son de origen pobletano, tres, del
abad Domènec Porta y uno, de Pere
Queixal; por lo tanto, todos pertenecen
al primer tercio del siglo XVI.
Fig. 1. Vicent Macip, Santos Cosme y
Durante el largo abadiato de Porta debió
Damián (detalle). Colección particular
de producirse una cantidad importante
de azulejos decorativos, dada la cantidad
considerable de piezas conservadas en museos, colecciones particulares y en el propio monasterio, y pueden diferenciarse cuatro modelos. Todos ellos presentan el
dibujo central de una puerta adovelada coronada por un báculo y enmarcada por
unas ínfulas –bandas de tela blanca que las dignidades eclesiásticas se adaptaban
sobre la cabeza como símbolo de su inviolabilidad. Tres modelos están pensados
para ser presentados de modo aislado en combinación con azulejos hexagonales
más grandes, colocados en falsa escuadra. De estos tres, en el primero las dovelas
son en blanco y el contorno del escudo está exento de decoración (MFM S-8795 y
S-8796). En el segundo, se alternan las dovelas blancas y azules y el contorno presenta motivos vegetales, y el tercero es igual al primero, pero con una doble cenefa
de triángulos con tres lóbulos en su interior. El cuarto modelo está concebido para
compartir, con otros azulejos iguales, un amplio espacio de pavimento. En el centro
se repite el tema heráldico y en el contorno figuran motivos marginales que adquieren sentido al agrupar un conjunto de azulejos (MFM S-8797).
El museo también conserva un azulejo heráldico del abad Pere Queixal, sucesor de
Porta. No se conocen variantes de su escudo y presenta un cordero atacado por un
lobo que, a su vez, es atacado por un perro. La parte superior muestra las iniciales
P y O de Poblet y los pertinentes báculo e ínfulas (MFM S-8799).
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