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AftO \ I
MAÜKIÜ 1." ü t MARZO DE
DIRECTOR
etOSH d e
EIAEIZ&GUI
PROBLEMAS NAGIONULES MENORES
La locura en los nioos.
Horrible y cruelísima cosa es. A su vista, no
parece sino que un poder infernal y demoníaco
S-; revuelve, hoza y destroza en el cerebro infantil : en el centro mismo de la. inocencia y de la
alegría, de la pureza y de la gracia.
En la procesión de nerviosoj y enajenados por
nuestra consulta del hospital, el paso de los niños
kx:os, muy á menudo, hace temblar el alma. No
basta para impedirlo el hábito profesional de
convertir nuestras impresiones en esfuerzo útil
sin derrames ni explosiones de sensibilidad.
No se trata aquí de horripilar á nadie. Mas si
son relativamente pocos los que tienen la aesgra-cia, ocasión ú obligación de conocer la locura
infantil, ¿ por qué caminos puede afectarnos á
todos, herirnos á todos, interesarnos á todos, y
<aun al mismo cuerpo social ? H a y , pues, que asomarse á los hechos para percibir claramente este
problema, al cual llamamos menor porque los
hay mayores y porque forma parte de otro problema de primer orden : el general de la locura.
H e aquí, sin aparato doctrinal y sin literatu
ras, algo de lo que vería un curioso inteligente,
si recalase en nuestra consulta ó persiguiese do
quier estas observaciones.
Entra, ó mejor, resiste á entrar un niño de
unos siete años. Forcejea, grita y aulla como una
fierecilla. Su expresión verbal es escasa. A las
preguntas cariñosas responde con un «no» desgarrado, emocionante. Al mínimo y suave reconocimiento necesario resiste como si se le quisiera
degollar. Mirada, gesticulación, actitudes y movimientos revelan vivísimamente un alma presa
del espanto, dolorida, desesperada y. resuelta á
su propia destrucción. Representa en miniatura
el furor suicida; al hombre en el frenesí de la
ira y del ansia de morir. A través de la tempes
tad brilla la inteligencia en el rostro del niño.
Historia. L a abuela materna, extravagante
suele llevar un revólver, por delirar de persecución. El padre, modesto militar de oficina, fué
un melancólico con delirio «micromaníaco» (el
opuesto al de grandezas). El niño era inteligente,
afectuosísimo, con alternativas de taciturnidad
v de sobrexcitada alegría. El solo aprendió i
leer y á escribir, dibujando las letras impresas.
Un día se dio de cara cx>n el cadáver de su
padte, ahorcado dentro de su casa. Tras una
negra concentración, vino el furor suicida. En
períodos fuga'"°s de cansancio, más que de calma.
1916
Se publica el 1, 10 y 20 de cada mes.
en la calle, se escapaba de su madre para tirarse
bajo los tranvías y automóviles.
La medicación y el trato de atracción y amor
á todo trance han transformado la irritada alimaña en un niño despejado y afectuoso, todavíi
irritable y apasionadísimo siempre. Tiempo }•
trabajo costó fijar su atención y que nos alargara
la mano con cariño. En convalecencia, su amis
tad con nosotros es la de un hombrecito. Nos
trae sus muestras de escritura, el cuento de li
«rata y los ratones» y constantemente muestran
de afección.
• Como complemento, imagínese el hogar: !;«.
madre, con seis duros de pensión, y una tía cign
rrera defendieaa'o al vastago vínico de la locura
y de la muerte.
El cinematógrafo, que á tantos pequeños so
breexcita, fué, en este caso, á su tiempo, medio
de curación. Absorbía su espíritu y le sacaba de
sir pensar y sentir más excitante y doloroso.
El siguiente es un garullo (como se dice poi
Castilla) de unos trece años. Muy serióte, responde sin discordancias. Su madre lo describe
como el más ingobernable de los diablos ; pero
con una cantidad de inocencia que le salva hasta
en las travesuras perversas. El desarrollo de sus
facultades superiores no apareció. Tiene inteligencia y hasta ingenio; mas sólo la que basta al
servicio de su vida sensorial, refleja é instmtiva.
En cambio, sus instintos é impulsos inferiores
crecen como en los hombres, y hasta sobreexcita
dos; y no tiene más gobierno dv^ sí mismo que el
suficiente para 'r dando satisfacción á las inclinaciones y apetitos de cada momento. Así, su
historia es la sucesión de trastadas y aventuras
más ó menos coordinadas en sí, pero incongruentes, sin fin ni trabazón racional. Sobre esto tiene
excitaciones, y sus incomodidades son furores.
Aprendió á leer y á escribir; pero lo usa poco.
Ama á su madre, aimque la trae loca, pues no
descansa en reparar las averías. Un ejemplo : trajina mucho de noche, y, privado de luz, se alumbra con vértebras de merluza preparadas por él,
aprovechando su fosforescencia natural. Ausentes los vecinos de al lado, pasa de ventana á
"entana, por el patio, agarrándose al canalón:
gimnasia peligrosísima, pues el cuarto es alto.
Va dentro, todo lo revuelve : abre esto y lo otro,
descuelga lo de más allá y, al fin, se enamora de
un reloj que suena. Próximo el regreso de los
vecinos é imposible el escape, porque la maniobra del canalón le coge á izquierdas, resuelve
abrir un boquete en el tabique. Poco le faltaba
para hacerlo suficiente, cuando los vecinos vuelven y se arma el escándalo, gordo. El juez atendió á una certificación nuestra, viendo su prudencia en aquel asalto, la locura. Pero los caseros, dice la. madre, no entienden de 'Certificaciones, y sale á mudanza por mes. Cuando pue-
NÚMERO
184.
GEiíENTE
de, se escapa, y las historias son callejeras. E l
instinto genital, fuerte y mal gobernado, le conduce á trances extraordinarios, difíciles de imaginar, porque no hay comedia como la vida real
en la locura.
No es un salvaje, porque las razas inferiores
forman sistemas de creencias é instituciones y no
es posible sociedad coherente de imbéciles. N o
es un niño grande ; porque en los niños se hace
la ascensión constante á un tipo de vida superior, y hay comprensión creciente de la vida de
los mayores. Es un imbécil excitable, á conse
cuencia de una cerebritis tenue precoz.
Las medicinas, muy útiles, no bastan. Los
golpes y castigos contienen poco, exacerban, pervierten y empeoran. Ingobernable el enfermo en
el hogar sin recursos, ¿ dónde y cómo instituir ,1
tratamiento científico y humano ?
Corre hacia nosotros, gritando, un nene de
cuatro años. Nos tiende los brazos, pronuncia á
media lengua nuestro nombre y el suyo y se
queda absorto y sonriente mirando su maniía atacada de movimientos convulsivos, llamados «atetásicqs». Muchos afectos cerebrales dejan huellas,
espinas excitantes.
Por milagro sale ilesa el a l m a ; á menudo,
deformada en más ó en menos. En este niño la
vida mental es inferior á la del cachorro de cualquier cuadrúpedo, salvo el habla exigua. Quiere
á su madre, que no puede con él y tiene que
atarle por la cintura, dejándole un metro d e
cuerda libre. Así evita que se queme ó lesione
cuando ella va al trabajo; pero ya más persona,
no se deja.
Trazos fieles de otros enfermos: Una anda
lucita finísima, de nueve años. Lleva tres coii
ataques, hasta varios al día, y los síntomas histéricos de una mujer de treinta años. Caliriada
y reconstituida, se cura por sugestión é hipnosis.
Va á la maestra á ganar un real en la costura.
Un mócete estuporoso ; quedó mudo por emo
(ñon. A la tercera consulta prorrumpe en algunas
palabras, con lágrimas. Curará.
El pequeño «botones» de un Círculo sufre estat
obsesión angustiosa : cree que la persona con quie Í
habla sera asesinada, y él acusado de la muerte.
Es inteligente, y curará.
La aplicación excesiva al trabajo de la tiendíi
ha despertado la disposiíjión epiléptica de este
otro muchacho con delirio de grandezas, raro en
.su edad. Habla de «metalurgias» y presenta garabatos como muestra de sus facultades pictóricas.
Un jovenzuelo sufre accesos de terror y con'
vulsiones singularísimas desde que uno7 amigos
mayores le forzaron á entrar en sitio que no era
ciertamente centro de cultura.
Un idiota, con cráneo como un puño, orejas
siminas y debilidad de las manos, sólo pronuncí»
2
las dos primeras sílabas de las palabras nue tie
nen varias.
Siguen algún meningítico, epilépticos convulsivos ó delirantes, histéricos y los coreicos curables los casos genuínos. E n un niño ruso y en
una jovéncita los movimientos espiroideos impedían la permanencia en pie, la convulsión de l;i
lengua, retropulsándola, amenazaba asfiíia y el
corazón; revolviéndose loco, soplaba fuertemente
Y cerramos la procesión- con un caso demostración patente de cuan contra ciencia y humanidad
es la convivencia de niños locos con los locos
adultos. Entre ellos, fué este muchacho aoDméti
do de terribles accesos de «panofobia» (angustioso horror á todo), no obstante los cuidados
posibles. Se impuso la vuelta, al hogar, donde el
tratamiento hizo- tolerable su estancia.
Pero son éstas las especies gruesas. Tariibién
frecuentan níiestras consultas padres con la sospeíjha ó convicción de que sus hijos tienen algo
en ^la, cabeza. Son inteligentes y hasta pueden
tener disposiciones singulares. Refractarios á toda
vida; coordinada, se les tomaría por malvados ó
perversos si, no se les viese juguetes ó víctimas de
algo anormal dominante en sn constitución mental. Estas son las especies atenuadas, variadísi
mas y del mayor interés en lo familiar médico
y social.
,.
Este desfile continúa y se renueva en 'os días
y en los años sin fin. Si se considera, además, la
fecundidad de la Naturaleza, tan exuberante en
formas morbosas como lo es por doquiera en el
panorama universal, podrá imaginarse con alguna
aproximación el cuadro de la patología mental
en las primeras edades, no menos, rica en tipos,
variedades y matices que en la edad adulta. Porque si en la vida plena la inteligencia y la actividad se esfuerzan, las pasiones se desbocan y los
descaminos y las causas de perturbación se multiplican, á su vez el cerebro en formación, más
tierno y como indeciso en su estructura, es fácilmente moldeable en bien ó en mal por las influencias favorables ó adversas.
Si encajamos este cuadro dentro del patrio
solar, se desplegará ante nosotros un mal, una
plaga nacional. Un infierno en que vivimos, sin
saberlo.
Los enfermos son millares y millares. Están
en las ciudades y en el campo, en los palacios y
en las chozas ; sin clase ni genealogía, al abrigo
del azote. Y cada enfermo significa una familia
acibarada en su vida sentimental y menoscabada
ó destruida en su vida útil productiva.
Para que un mal particular constituya un mal
nacional basta que se multiplique en exceso. Pero
el mal de que tratamos nos afecta á todos, nos
hiere á todos, nos interesa á todos, y á la nación
como cuerpo, porque no se localiza, no se estanca,
no se remansa.
No todos los niños perturbados ó predispuestos mueren ó su influjo nefasto queda recluido
en el círculo familiar. La inmensa masa de estos
enfermos y predispuestos forma una perenne y
caudalosa corriente que desagua en la vida social
y por ella se difunde y la infecta y la corrompe.
L a infecta y la corrompe por la vía de la generación, por imitación, por sugestión y por su actividad maléfica de maneras infinitas. Y menos
mal si la locura es ruidosa y se delata á sí misma ;
la terrible es la desconocida, encubierta por la
lucidez ó por facultades parciales brillantes.
La locura todo lo envenena : familia, amoi,
amistad y todas las formas de relación en el
comercio entre los hombres, en la vida píivada y
en la pública. Armada con cualquier clase dfc
poder, la locura engendra horrores y perturba la
Historia.
Los sentimientos morales y sociales son el frut.j
más alto y exquisito de la evolución orgánica /
ESPAÑA
el primero que se daña en la retrogradación mental. En la soberana concepción del «Don Quijote» hay tanta realidad, que las cosas pasan
como si se vieran; es puro parto de la f antasta
la abnegada consagración del loco á una obra de
bondid, de justicia y moralidad infinita. No es
tesis para cuatro palabras.
Mujeres y hombres entreverados de locura han
hecho grandes cosas; pero, en los mejores, lo
malo es el remalazo de locura.
En lo íntimo de todos los fracasos, hasta en
los históricos, late la inferioridad cerebral por
enfeimedad, por incapaicidad ó por falta de
cultiTO.
La locura no es sólo un mal proteo, multiforme. Es el mal humano mismo, que campea
en la vida interior y se proyecta fuera.
Ningún egoísmo frío, cobarde ó malvado puede
creerse á cubierto de la locura ambiente; y el
más confiado lleva acaso dentro de sí el germen,
que sólo espera edad y condiciones propicias para
dar su fruto de maldición. Y como se conceptúe
y se trate al \<xo, tal será tratado cada cual ó lo
serán los suyos, si les llega el caso.
MEDÍÚA
ñana, y una de las indicaciones terapéuticas será
modificar y combatir esta expeotoración.
Nosotros formulamos el tratamiento, en estos
casos, del modo siguiente:
, Contra la tos, el acónito, el Pantapon (jarabe),
que reúne todas las propieoades del opio sin
ninguno de sus inconvenientes, y los bromuros.
Contra lá congestión, el acónito," los comprimidos ó cachet Roche de Thiocol dan los resultados más satisfactorios, y que se manifiestan
sobre todo triunfando de la expectoración ; la dosis debe ser de seis unidades por día, y se observa
rápidamente, la fluidificación de los esputos, su
expulsión más fácil y, en fin, la desaparición
total.
Hay que recordar que la traqueitis crónica se
presta á muchos errores de diagnóstico. La aus'
cultación no suministrará más que '"esultados
negativos, existiendo por ello una tendencia á
explicar la tos por una acción refleja y se parece
á la tos histérica, gástrica, iiteriná, etc. Es claro
que en estos casos la medicación precitada será
ineficaz, salvo, no obstante, el Pantopon, que es
un sedante general del sistema nervioso.
J. L. Bartel,
{Gasette des Hópitaux núm. 52, del 8 de
La necesidad, el impulso y el propósito de
Mayo de 1913.)
conocer la ibcura para dominarla en sus manantiales, en toda,s las especies infantiles, desenvuelven una actividad doctrinal y práctica universal. •
Y aumenta el número y la perfección de las instituciones correspondientes.
¿ A qué altura nos encontramos en España con
relación á este problema?
Todo honor á cuanto dentro y fuera de la profesión médica y de la Administración le consaQrave enfermedad.
gran su esfuerzo individual; mas lo cierto es que
estamos pocos puntos por encima del período
Perdón, Dr. Eleizegui,
primitivo, bárbaro. ¿ Cómo abrir camino al esque m e t a m i cuarto á espadas
fuerzo coordinado y colectivo? Y ello es neceen lo del miedo del niño
sario.
que usted sabiamente t r a t a
Por los niños, por las madres, en bien de todos
en «La visita del médico»
y el honor de España.
y oon razones que ajdastan.
Dr. Jaime Vera.
Galenos y pedagogos
deben cuidar de l a inian-cia.
Claro, que no h e de terciar,
sería soberbia insana
en mal romance, en, cuestión
t a n seria, difíoil y ardua.
También yo visito... á amigos;
como los chicos m e encantan,
Después que fué diferenciada la traqueitis crólos pájaros me enamoran
nica por Beau, fué estudiada por diversos autoy las flores me embriagan,
res y en particular por Lubet-Barbon y Nicaise.
me fijo con preferencia
Esta, afección no es, propiamente hablando,
en las macetas y jaulas
una transformación de la traqueitis aguda, catay en loe ojos de los niños
rro vulgar; se observa, principalmente, á contipor donde se asoma el aíma.
nuación de las afecciones de la nariz, de la faAunque es pocoi mi saber
ringe y de la laringe. Por consiguiente, es la relino es t a n pequeña mi práctica
quia de una bronquitis aguda ó crónica..
y he registrado en mi clínica
Los síntomas que se observan en ella son los
algunos casos, que pasan
siguientes :
por ser cosas de chiquillos
1," Ausencia de los fenómenos estetoscópicos.
y que son casos que espantan
2.° Tos persistente con un tiembre especial
al pedagogo y al módico
de olla.cascada.
cuando frente á ellos se hallan.
3." Dolor retrosternal, aumentado por la preE l rapaz precoz que cuenta
sión sobre los primeros anillos de la tráquea.
lo q u e h a oído ó no en su casa;
El examen laringoscópico es aquí necesario.
lo que trasnocha sti padre,
Permite constatar una. coloración intensa de la
que tiene novio su h e r m a n a ,
mucosa y tina vascularización más 6 menos proque es u n pelmazo el casero
nunciada de los anillos de la tráquea.
y sisona la criada,
y que por la noche cenan
Existe un síntoma, que llamamos secundario, y
carne con m u c h a s patatas.
sobre el cual, no obstante, se debe fijar la atención : -Esto es, las alteraciones de la voz, la dis.
Otro que, en cuanto se dice,
fonía. Aquélla quiere decir que en la emisión del
ha de m e t e r s u cuchara,
sonido se comprueban las faltas, las variaciones
é impertinente curioso
anormales; perfectamente se nota el defecto, y el
á preguntas nos abrasa.
tirhbre de la voz está modificado.
U n tercero que el bastón
de la m a n o os larrebata
Esta enfermedad se acompaña, en fin, de cay sobre vuestras rodillas
tarro. H a y esputos muy abundantes, viscosos, esel insolente cabalga.
pesos ; expectoraciones, .sobre todo por la ma-
( § ^ 5 DE
N0Ta euNiea
La traqueítís crónica.
ESPAÑA
MEDICA
os espolea las piernas
y os deshace la corbata,
, U n cuarto, pide borabones;
u n quinto os m a n c h a la eara.
en besuíjueo imprudente
oon> sus moeoB y sus babas.
ü n sexto os coge el bigote
ó hác© bridas de las b a r b a s ;
un séptimo, que incivil
el perrito de la- casa
os azuza, y él se, ríe
cuanto m á s el perro ladra.
U n octaivo, es u n hurón
que al acairieiarle escapa;
u n noveno, que os recita
de Samaniego u n a fábula,
y u n déc'mo que os aturde
con su sempiterna charla.
Y diez y cien m á s podría
á la lista presentada,
añadir, pero yo oreo
que con los citados basta
á presenciar el diagnóstico
de chiquillería t a n t a .
Son ineducados crónicos.
T r a t a m i e n t o : una, azotaina
al día y m u c h a escuela,
ui-banidad y g n a m á t c a ;
ejercicio al aire libre,
mandarlos pronto á la cama
y n o llevarlos al «cine»
con niñeras ó criadas,
ni con nadie, que allí sólo
se aprenden las cosas malas.
Disimulen si m e meto
en donde no m e llamaban.
'mjM(§'
n
ijí La medicina en el arte. <d
u §§©.
^
La visita al Hospital.—Caadro de Jiménez Aranda.
(Fot. Alfojiso.)
S. Olmedo y Estrada.
«»••
I
PHRH 1916.
E l oro de ley nunca se hace viejo. Mucho
tiempo hace que se pintó el cuadro que motivan estas líneas, original del artista español don
Luis Jiménez Aranda, y fué tal el acierto en el
asunto y t a n sentimentalmente expresado que
nada tiene de particular sea esta obra ima de
las notas culminantes en los anales de la Pintwra. española.
« L a visita al Hospital» fi=;uró en 1889 en la
Hemos comenzado el reparto de nuestra Guía
Agenda, que regalamos á nuestros amigos como
pequeño obsequio al favor y aceptación que nos
dispensa la clase médica española.
En la confección de la misma procuramos
compaginar la utilidad y ventaja con aquellos
otros aspectos inherentes á la índole de esta clase
de publicaciones, insertando, además de la parte
de Agenda para las apuntaciones diarias, programas de oposiciones, legislación, modelos de documentos oficiales, formulario, referencias de los
establecimientos médicos, lista de médicos de las
capitales de España, etc., etc.
En años sucesivos iremos introduciendo todas
aquellas ventajas y reformas que hagan de la
Guía-Agenda de ESPAÑA MÉDICA una publica-
ción de positiva utilidad para nuestros lectores.
FORMULARIO MODERNO
Para el acné
punteado.
Alcohol de colonia
150 gramos.
Resorcina
U. a.
5
Azufre lavado
í
Mézclese. P a r a una loción.
U n t a r los brotéis por la noche con la pomada
de Broek.
•^^™'
í a. a.
Alcanfor
. . .'
Resorcina. .
g_ ^
Jabón negro
Creta preparada.
Azufre precipitado.
Vaselina pura
.• • •
Mézclese.
0,15 gramos.
0,20
—
0,50
1,50
20,00
—
—
—
Jiménez Aranda.
Exposición Universal de París, donde obtuvo
medalla de honor; después fué expuesta en
Barcelona, en Munich y en Berlín, en este
último punto obtuvo otro diploma de honor.
Posteriormente figuró este cuadro en las Exposiciones de Susoia y Noruega, Madrid y Chiea<?o.
E l artista h a sorprendido u n a de las escenas
más interesantes de la vida médica. L a visita
del médico, del catedrático sabio, á u n a de las
Clínicas del Hospital.
L a escena representa el momento en que el
viejo doctor ausculta á una enferma ante la expectación de u n grupo de alumnos de la F a cultad que rodean el lecho de la paiciente, en
espera de las sabias j doctrinales palabras del
maestro y especialista.
L a composición de esta obra, digna de su
fama por todos conceptos, es de u n a excelente
disposición de términos. El espectador se siente sobrecogido al contemplarla: es obra que
atrae é interesa, y esto, que es t a n difícil de
obtener en las Artes plásticas, está resuelto en
«La visita al Hospital», de Jiménez Aranda,
con u n a sencillez maravillosa, sin preocupaciones de ejecución, sino obedeciendo á la interpretación honrada del natural, con el espíritu
sano del qu adora y se confía á la Naturaleza
cuando la inspiración ó la casualidad nos colocan delante de cualquiera de sus revelaciones
soberanamente poéticas.
Amplia, de ejecución y técnicamente rigurosa
en su desarrollo ofrecemos á nuestros lectores
u n a nota arraacadaí de la vida médica y trasladada al lienzo con el cariño y la veneración de
u n devoto de la verdad en la pintura.
Hijo de u n a familia modesta de Sevilla luchó Jiménez Aranda, al principio de su profesión artística, con graves inconvenientes. Sus
padres no pudieron subvenir á las atenciones de
una carrera t a n costosa.
L a suerte le deparó u n a pequeña pensión que
el artista aceptó como solución salvadora á sus
ideales y lleno de ilusiones en compañía de su
amigo el pintor Villegas salieron ambos de Sevilla p a r a R o m a en el año de 1867. Allí permaneció produciendo y estudiando á los grandes
maestros italianos hasta que en 1875 marchó á
Paris,^ donde en la actualidad vive, «ni envidiado ni envidioso», allá en im pintoresco rinconoito de Pontoise, trabajando, pintando siempre con el amor y ©1 entvisiasmo de u n anacoreta.
Siroc.
ESPAÑA
e la attiii imieii
FALTA DE LA A N E S T E S I A . ^ E n t r e los acciden-
tes observados en la raquianestesia, uno de los
más enojosos es la falta ó la insuficiencia de la
pérdida de la sensibilidad. Es debida, comúnmente, á errores de técnica cometidos al hacer la
Los accidentes de la atestesia raquídea, cada
inyección, y por los cuales el líquido anestésico
vez más raros con los progresos de la técnica,
no ha llegado á ponerse en contacto con los elehasta el punto de haberse reducido casi á O la
mortalidad, son de dos órdenes, inmediatos ó mentos nerviosos de la medula ó lo ha hecho de
dependientes de la acción tóxica del agente em- -un modo incompleto. Para que la inyección resulte eficaz es necesario que el líquido cerebropleado, y tardíos ó procedentes de la reacción
espinal salga por la aguja una vez llegada al saco
meníngea causada por los inyectables.
dural
y que con la jeringa de inyección enchuA ALTERACIONES EN EL PULSO.-—En el pulso
fada y cargada con los inyectables se pueda ashemos podido apreciar aceleración en unos y
¡retardos en otros. L a aceleración ,es la más co- pirar y reinyectar una .ó varias veces el líquido
mún, y se explica por la emoción gue el enfermo cerebro-espinal.
Otra de las causas á que se atribuye .el fracaso
experimenta ante el espectáculo del acto y las
sensaciones siempre molestas de la picadüía de j és que la inyeccióri haya penetrado sólo parcialla aguja v las exploraciones de la sensibilidad njente, repartiéndose el líquido anestésico entre
que con instrumentos punzantes suelen practi- el espacio epidural y el subdural. Esto sucede
carse antes de dar comienzo á la operación. E l cuando la aguja empleada' tiene im bisel largo,
retardo, si es moderadp, _^se debe al restableci- cuya luz' se halle en parte dentro y en parte fuera
del canal subaracnoideo. En este caso el líquido
mieníto de la calma en eL-enfermo ; si se exagera,
depende de la acción tóxica del anestésico sobre puede salir, haciéndonos creer que hemos alcanzado el saco espinal, pero al hacer la inyección
los centros bulbares ; por eso la bradicardia coincide casi siempre con las inyecciones altas ó me- el contenido de la jeringa tiene que vaciarse indulares y con las dosis superiores á 5 centigramos completamente en el último. Otros explican los
de estovaína. Nosotros hemos visto bajar á 24 fracasos por idiosincrasias individuales, por cuya
por minuto las pulsaciones en un joven de diez y virtud, y como ocurre con el cloroformo y con
cualquier otro medio terapéutico, las acciones
seis años algo anémico, al que se le inyectaron
7 centigramos de estovaína estricnina en el espa- fisiológicas del agente empleado no ^e manifiescio dorso-lumbar ; por lo regular el descenso ha tan ó lo hacen incompletamente.
fluctuado entre 40 y 50 por minuto, pero siempre
Nosotros admitimos todas estas causas, muy
ha ocurrido en los casos de inyección y dosis conformes con los hechos, pero, como decíamos
altas, en las bajas nunca lo hemos observado.
en el capítulo de la técnica, creemos que la perLIPOTIMIA.—Este accidente, limitado á la pa- sistencia del orificio meníngeo por donde penelidez, al sudor, á ligero desvanecimiento y á la,3 tró la aguja y se hizo la inyección ó la tardía
náuseas, es muy frecuente y achacable más bien oclusión del mismo por un exceso de presión del
á la pusilanimidad y á la impresión moral de líquido céfalo-raquídeo puede en ocasiones conlos preparativos de la operación que á la aneste- tribuir á que falte ó sea incompleta la anestesia,
por haberse evacuado parcial • ó totalimente el
sia ; sin embargo, como las alteraciones en el
líquido inyectado.
pulso, las lipotimias son á veces producidas por
\m exceso de dosis ó de altura de inyección ; con
las inyecciones bajas rara vez se producen ó, de
producirse, apenas se esbozan.
VÓMITOS.—Lo mismo que las lipotimias, á las
que á veces acompañan, los vómitos son la excepción en las anestesias bajas.
SÍNCOPE.—Los trastornos respiratorios y cardíacos, que tanto alarman siempre, los hemos
presenciado sólo cuatro veces con dosis de 3 á 5
centigramos de estovaína con un miligramo de
estricnina inyectados entre la primera y la segunda vértebras dorsales. Ya hemos dicho en el
transcurso de este trabajo las circunstancias que
concurrieron en los sujetos operados y la parte
que en su presentación tuvo la paresia de los
músculos respiratorios, causante de aquellos fenómenos de asfixia, y lo que influyó la altura de la
inyección. Ahora tenemos que añadir que estos
síncopes respiratorios no tienen, ni con mucho, la
importancia del síncope clorofórmico, en razón
á que éste es casi siempre efecto de la intoxicación del bulbo y, por tanto, de alta gravedad, y
aquél no lá la tiene tanto, por estar más bien
bajo la influencia de la paresia que de la intoxicación y por tanto más fácil de corregir con la
respiración artificial y con las inyecciones subcutáneas cardio-tónicas.
RELAJACIÓN
DE LOS ESFÍNTERES. — Algunas
veces, en plena analgesia y cuando ya se iba á
terminar la operación sin afercibirse los enfermos, sin duda por la anestesia del ano, expulsaron el contenido-del recto. L a incontinencia
de orina no la hemos visto nunca en nuestros
operados.
'
TRASTORNOS NERVIOSOS.—Al
principio de la
anestesia unas veces, y al final otras, algunos
enfermos son presa de temblores generales y de
escalofrío, que desaparecen espontáneamente á
los pocos minutos ; la emoción contribuye mucho
á ello.
MEDICA
dos anteriores pruebas. Para ello punzamos en
el cuarto espacio con Una aguja provista de mandril del calibre de la de Tuffier, dejamos salir
10 gotas é inyectamos la misma dosis de estovaína y estricnina que antes, pero esta vez diluyendo tres veces en el líquido cerebro-raquídeo
el anestésico; el resultado fué absolutamente
negativo también.
»
A los doce minutos, intrigados con caso tan
extraño, volvemos á inyectar la misma dosis en
el tercer espacio lumbar, dejando salir también
unas gotas y reinyectando el anestésico diluido
tres veces en el líquido espinal, y- tampoco obtuvimos resultado. E n vista de este cuarto fracaso
operamos el hidrocele con la anestesia por infiltración de Braun con novocaína adrenalina, de
la que consumirnos irnos 20 centigramos, sin
quedar muy satisfechos tampoco de sus resultados, pues el enfermo so quejaba al hacer ciertas maniobras en la vaginal.
¿ Qué motivos existían en este individuo para
ser refractario á cuatro inyecciones de estovaína
estricnina hechas con todo cuidado y apelando á
la aspiración y reinyección del líquido cerebroespinal, tan recomendado por todos para asegurar el éxito? Según nuestro humilde modo de
pensar, no cabe otra explicación que la de una
idiosincrasia especial ; pero si en este caso es
admisible la hipótesis, en la mayoría la idiosincrasia no es suficiente á explicar la falta absoluta de anestesia, sino, como decíamos antes, á
errores de técnica. E n nuestra estadística el
número total de anestesias fallidas sube á 15, lo
que hace un 9,20 por 100.
ANESTESIA INCOMPLETA ó
INSUFICIENTE.—La
anestesia resulta incompleta ó insuficiente ya por
ser larga la operación, ya por errores de técnica,
ya por idiosincrasias especiales del enfermo. Aquí
la cuestión de la idiosincrasia ya es más admisible para explicar la anestesia incompleta, porque
el más ó el menos en los efectos fisiológicos de
un
medicamento • se sabe puede depender de las
La influencia de la idiosincrasia, negada por
condiciones
de mayor ó menor impresionabilidad
algunos, no puede por menos de admitirse en
del individuo á quien se aplica. Como ejemplo
ciertos casos, y el siguiente lo comprueba :
en el caso particular de la anestesia todos sabeSe trataba de un soldado, cornetín de la banda
mos la dificultad de obtenerk con el cloroformo
de música de un regimiento de Infantería, afecto
en los sujetos aficionados al alcohol, pero la
de liidrocele, en quien se había hecho la anesteanestesia se consigue.
•
sia raquídea dos veces consecutivas sin resulLas causas más frecuentes de la insuficiencia
tado,en el servicio de Cirugía de nuestro distinde la raquianestesia son la parquedad en la
guido amigo el ilustrado Dr. Ulla, del Hospital
dosis ó los errores de técnica consignadas en el
militar de Carabanchel, y á cuyo enfermo hicicapítulo anterior y también la desproporción
mos nosotros una tercera y una cuarta inyección,
entre la duración de la anestesia y la de la opetarñbién sin resultado como la dos primeras.
La primera se hizo el día 80 de Marzo de ración. En estos casos Jonnesco aconseja se pro1915 por el Dr. Ulla en el cuarto espacio con ceda siempre á una segunda inyección de esto5 centigramos de estovaína y un miligramo de vaína. Nosotros pensamos es preferible la inhalación del éter ó del cloroformo, porque con peestricnina; se presentaron fenómenos lipotímicosí con palidez, náuseas y vómitos, pero nada queñísimas dosis de estos agentes basta para terde -arialgesia. En su vista, se le inhala cloro- minar sin peligro las operaciones con anestesia
formo, y ,á los pocos momentos sobreviene una insuficiente en los pocos minutos que suele necegran cianosis, acompañada de dilatación pupilar sitarse para terminarlas. Por lo general, nos
y bradicardia con 33 pulsaciones por minuto y otros no hemos consumido más que unos 4 ó 5
muy débiles, que obligan á aplazar la operación. gramos, con cuya dosis la anestesia se ha resta
blecido sin período de excitación y sin los acciLa segunda inyección de estovaína en la misma
dentes que suelen acompañar á las dosis ordinadosis y espacio la practicó- el Dr. Ulla á los
rias de cloroformo.
cuatro días., Esta vez dejó salir algunas gotas de
La anestesia insuficiente la hemos observado en
líquido meníngeo, las necesarias para comprobar
23
casos, es decir, en un 14,11 por 100.
la penetración en el saco d u r a l ; la inyección
CEFALEA.—La cefalea es el más frecuente de
también resultó fall'da y la operación fué nuevalos fenómenos post-anestésicos observados. En
mente aplazada por miedo á los fenómenos obsersu producción influyen la calidad del anestésico,
vados.i.en la ..anterior con el. cloroformo.
En estas circunstancias, con motivo de una la dbsis, la densidad del líquido inyectado y la
-v-isita que hicimos á nuestro distinguido compa- idiosincrasia individual. E n nuestras observacioñero el Dr. Ulla en el citado hospital, y de la nes la hemos encontrado en un 20 por 100 de
que conservamos gratísimos recuerdos, el día 10 los casos con dosis de 7 y 8 centigramos. Con
de Abril del mismo año, comentando caso tan las pequeñas de 3 á 5 centigramos ha sido nula
original, decidimos de común acuerdo intentar ó poco intensa. E n cuanto á su intensidad, las
una tercera anestesia, pero tomando todas las más veces ha sido tolerable y pasajera, otras ha
necesarias precauciones de pureza del medica- exigido el empleo de medios analgésicos con las
mento y de rigor en la técnica para saber á qué cuales se ha calmado y otros, una sola vez, ha
atenernos acerca de las causas del fracaso en las exigido la raqu icen tesis. Ordinariamente, en núes-
ESPAÑA
MEDIGA
tra clínica hacemos tomar á los enfermo? en quic ,
nes se inicia el dolor una papeleta del analgésico
siguiente::.
..
Aspirina y antipirina, aa. . 0,25 gramos.
Sulfato de quinina y fenacetina.
0,10 —¡
' C a f e í n a . ., . . . . . . . . .
0,02
~
Para un sello.
HiPERTERMiA.—Suele ser simultánea y para
lela á la cefalalgiai.;
Este accidente y la aceleración del pulso se
producen en las horas siguientes á la operación
para adquirir su máximum á , las seis ú ocho
horas, y decrecer en seguida rápidamente.
A v.^es, sin embargo, se prolonga uno ó dos
días.
RAQUIALGIA. — La raquialgia es algo menos
frecuente. La hemos observado en un 10 por 100
fqijrojámad'amente de los casos. A veces se acompaila, de fenómenos pare.stésicos irradiados á los
raiembros'inferiores,
pero éstos á su vez, como lo
hemos visto dos veces, pueden ser independientes
de aquélla; y suelen estar ligados á una lesión
mecánica producida por la aguja en el momento
de la punción. La raquialgia reconoce, .así como
los vómitos tardíos, la hipertermia y la cefalea
la misma causa. Estos accidentes son debidos,
según Guinard y sus discículos, á una reacción
meníngea vaso-motriz, acompiañada de la consiguiente irrupción de linfocitos, que en virtud de
las leyes de la-, isotonia ejercen los líquidos inyectados sobre la. píamadre cuando el punto de
congelación de estos es muy diferente al del líquido céfalo-raquídeo. Lo probaba con el ejempilo
de un enfermo al que inyectó 2 centímetros cúbi<'0S de::agua destilada estéril, con la que se pro<lujo una intensa cefalea xon hipertermia de 39"
y de 41,7' al día siguiente. En este, sujeto una
Inunción evacuadbra hecha veinticuatro horas más
tarde hizo desaparecer la cefalea y la fiebre, y
en el líquido extraído se vieron abundantes polinucleares,-.exudación fibrinosa y gran enturbiamiento, lo que venía á demostrar el proceso de
una meningitis aséptica, pues airó muy rápidamente con; dos ó tres punciones hccha.s' en los
(lías siguientes.
-¿Ha muerto?
-Todavía no. Se espera la llegada del médico.
Además de los leucocitos había escasos hematíes, células endoteliales tumefactas con degeneración vascular, filamentos de fibrina escasos y
pequeña cantidad de albúmina. Este análisis revelaba, pues, una meningitis aséptica que curó en
tres días con la raquicentesis y con nuestra fórmula analgésica antes expuesta, de la que tomó
(los papeletas el enfermo.
He aquí un , caso bien notable de meningitis
aséptica muy semejante al de Guinard, desde el
punto de vista de la sintomatología y la terapéutica, pero en el cual la hipótesis de la isotonia
no tiene.aplicación, si sé considera que el líquido
inyectado á nuestro enfermo era una soluciíSn de
tropococaína (clorhidrato) al 10 por 100 con 0,6
por 100 de cloruro sódico encerrada en ampollas
de 1,25,gramos de capacidad, p'erfectamente estéril y en condiciones de isotonia muy semejantes á
las del,líquido céfalo-raquídeo.
En uno de nuestros operados de hernia, cuando
En efecto, este caso, unido á otros en los cuasistemáticamente hacíamos punciones medulares,
les
la inyección de líquidos isotónicos h^ ido
tuvimos ocasión de jiresenciar un ataque de cefalea intensa con hipertermia de 38° presentadas á seguida de cefalea é hipertermia, echan por tierra
la teoría de Guinard ó por lo menos la quitan
las seis horas de la operación y que eran indudablemente • debidas á una meningitis aséptica cura- la importancia que este cirujano la quería.conceder, pues de ser cierta la influencia de la denble, pero dte gran intensidad..
. ¡ Se trataba de un joven- de diez y oclío años al sidad en la producción de los indicados accidenque operamos el día 5 de Diciembre de 1911 con tes dejarían de observarse con la frecuencia que
inyección en el primer espacio lumbar de 1 0 ' / , lo hacen con las inyecciones isotónicás de suero
fisiológico. A nuestro juicio, la influencia del
centigramos de tropococaína de Merk de la preagente y,; sobre todo, de la idiosincrasia, ocupan
parada, en esta casa en pequeñas ampollas esteel lugar más preferente entre las causas' producrilizadas cerradas á la lámpara. Una hora antes
toras de esos accidentes de meningismo, que si
le hicimos una inyección subcutánea de escopolano son graves, por lo menos originan molestias
mina morfina.
que obligan á recurrir á la medicación analgésica.
Al término de este plazo intentamos la punNosotros, con las papeletas analgésicas formución dorso-lumbar, que no se consiguió. Realiladas más arriba, defendemos á los enfermos en
zada en el primer espacio, se dejan salir 40 gotas
quienes se presentan dichos accidentes haciéndocon poca presión y se practica la inyección, que
les tomar á las cinco ó seis horas de la operación
determina una analgesia .perfecta de cuarenta
una papeleta, consiguiendo hacer desaparecer la
y cinco minutos de duración. Como la operación
cefalea á la segunda ó tercera dosis.
duró cincuenta y cinco minutos, hubo que termiVÓMITOS POST-ANESTÉsicos.—-Son muy raros,
narla con el cloroformo. A las seis horas se proy cuando se presentan lo hacen, por lo general,
duce la cefalea, y al día siguiente se hace tan
á las pocas horas de la operación.
intensa, que para calmarla nos obliga á extraer
PARAPLEGIA Y PARÁLISIS VESICAL.—La feemos
6_ centímetros cúbicos de líquido raquídeo, en el
observado una sola vez en una enferma de nuestra
cual el distinguido profesor de Anatomía patolóclínica, que por la curiosidad del caso merece
jjica de nuestra Facultad, Dr. D . Leopoldo Lótranscribirse.
pez García» encontró la siguiente leucocitaria :
Era una mujer de cuarenta años de edad con
Polinucleares
77 por 100.'
Un cáncer anular rectoanal, á quien operamos el
Mnnonucleares. . . . 20 por 100.
día 28 de Marzo de 1911 por el procedimiento
^ "Leucocitos. . . . . . .
2 por 100.
de Qüenu, con anestesia -perfecta, valiéndonos
Eoginófilos. . . . . . 1 por 100.
de la solución de estovaína estricnina de 7 por 2
inyectada en el espacio dorso-lumbar, dejando
salir 25 gotas y permitiéndonos terminar el acto
sin-dolor ninguno > sin consecuencias de cef aiea
ni hipertermia.
,
,
Pues bien, á esta enferma, nueve meses' después, tuvimos que operarla un bloque ganglionar canceroso en la ingle izquierda, valiéndonos
de la anestesia raquídea que vamos á referir y
que fué la que produjo los accidentes paralíticos.
La punción se hizo con aguja de bisel corto en el
espacio dorso-lumbar dejando salir 45 gotas. Al
penetrar la aguja en el saco sub-aracnóideo sintió
la enferma calambres y hormigueo en la pierna
derecha, seguidos inmediatamenta de paresia de
ambas extremidades inferiores, pero la analgesia
fué nula. L a substancia inyectada fué la tropococaína de Merk.
Hubo que recurrir al cloroformo. Al día siguiente nos encontramos con que la enferma no
podía mover sus piernas ni orinar. Después, ésta
paraplegia llegó á desaparecer al cabo de tres
meses con corrientes farádicas y amasamiento,
pero la parálisis vesical persistió hasta la muerte
de la enferma, ocurrida por caquexia cancero.sa
nueve meses después.
I Cuál fué el motivo de estas parálisis ? No pueden explicarse más que por la picadura de la
medula producida por la punta de la aguja al
penetrar en el saco sub-dural, pues inmediatamente d'e alcanzarlo, como hemos visto, se presentaron los calambres y hormigueo en la extremidad pelviana derecha.
PARÁLISIS DEL P I E DERECHO.^—La hemos visto
en un hombre de treinta y tres años operado de
fístula de ano con una inyección de tropococaína
de Merk en el espacio dorso-lumbar precedida
de la extracción dé 6 centímetros cúbicos de
líquido cerebro-espinal sanguinolento. E n el mom^ento de penetrar la aguja el enfermo sintió un
calambre doloroso en el pie derecho que duró
hasta terminar la inyección, volviendo despjiés
el accidente al recuperar la'sensibilidad. A.I^is
pocas horas de terminada, la operación nos hizo
notar el enfermo que no podía mover el pie. Esta
parálisis fué disminuyendo poco á pócó hasta, los
quince días, en que se recuperiS por: completo el
movimiento.
.
'
PARÁLISIS DEL MOTOR OCULAR EXTERNO.—rMen-
cionada por algtmos como fenórnenc) excepcional,
nosotros-lo hemos v).sto producirse en un com]>añero á quien operamos de hemorroides, con anestesia dorso-lumbar inyectando 6 centigramos de
ESPAÑA MEDICA
6
estovaína, que dieron un resultado admirable, sin
accidentes posteriores á la operación hasta quince
días después de la misma, en que se presentó un
extrabismo ligero que duró dos meses, desapareciendo al cabo de este tiempo después de haber
tomado los granulos de estricnina.
RETENCIÓN DE ORINA.—Los autores citan la
retención de orina como un accidente pasajero
observado en algunos casos. Su presencia, según
Jonnesco, es de 4 á 5 por 100. Nosotros lo hemos
\'isto en menor proporción todavía y nos cuesta
un poco de trabajo reconocerlo como dependiente
siempre de la anestesia raquídea, por haberlo
visto aparecer bastantes veces en operaciones con
anestesia general y aun en algunas sin anestesia.
El Dr. Lozano, ilustrado catedrático de la Facultad d'e Medicina de Zaragoza, ha visto sobrevenir este accidente cuatro veces en diez y seis
anestesias hechas en su clínica con estovaína combinada con la suprarrenina según la fórmula de
B i e r ; pero, como suele ocurrir fuera de la anestesia raquídea, estas cuatro parálisis vesicales se
presentaron con motivo de operaciones de hidrocele, hemorroides, fístula de ano y hernia inguinal, regiones muy cercanas al cuello vesical y que
explican los fenómenos de retención por contractura refleja del esfínter.
Dr. Vicente Sagarra.
Catedrático de Clínica quirúrgica
de Valladolid.
•
^
~
^ ' W ^
lunas de terapilutiGacm.
#
.
.
.
-
]
.
•
PEOiATRIA
Nortia ó gangrena de la boca.
Bs-ta enferiíiedadj muchoi más frecuente de
lo que pareoe, á pesaa* de que se dice que ha
desapaíeoido por eom-gleto', tiene necesidad de
mplearse en ella Tin teatamiento ráf ido y energieo> y lo qu© aaosotros empleamos en. loe casos
que se p r e s e n t a n en nuestro servicio del Hospital del. Niño J e s ú s es el siguiente: Destruirlos c o a bisturí ó termocauterio h a s t a un poco
m á s allá d e la zona infiltrada; una vez hecho esto hacemos lavar la' herida cinco ó seis
veces al día con disoluciones antisépticas tenues, agua oxigenada ó disolución de ácido
bórico al uno por mü,i además damos en los
días posteriores á la cauterización dos ó tres
toques cada, veinticuatro horas con u n a disolución de azul de metileno al 1 por 20, ó también con u n a de las fórmulas siguiente;
Naiftol... ,
••• •
10 gramos.
Sultorrioinatqi de sosa
... 90
— .
Disuélvase paira, tres toques por día en la
superficie ulcerada.
O esta otra:
Miel rosada
: ... ... ... ... ... 60 gramos.
Jarabe de violetas... ... . . . . . . . . . 30
—'
Acidó "clorhídrico.... ...
... 20 gotas.
, E n éstos últimos tiempos se considera que
el.suero antidiftérico tiene u n a acción casi espécíficta en ésta afección, y por lo t a n t o , ade
más de. inyectar diez ó veinte centímetros cú
bicos de este, suero, es conveniente dar toques
en la superñoie ulcerada con él naismo. suero.
Otra dé las cosas que h a y que tener en cuent a es vigilar, el estado general, para .lo cual
a;o.onsejamos la siguiente fórinulá :
Extracto blando d«. quina. ..,. ....
3 gramos
Fosfato sódico... ..... .-.. ... ... ..;.
.2
-.-^
í d e m amónico... . . . . . . ... ... ...
1
.—.
Vino'de Málaga.... .... ...
200 • , ^
Disuélvase, para .tomar, una c u c h a r a d a - p e queña cáela seis horas.
Extracto blando de quina.... ....
3 gramos,
Pocción gomosa.,..
.... 100
—
,Cqñao..», . . , . . . : . . . ' . » . . . . . . . . . . ; , .
80,, —r ,
Para tomar una cucharadita peqvieña cada
cinco horas.
No es infrecuente que los niños tornen mal
el alimento, y aun cuando lo tomen bien creemos conveniente poner rnia ó dos veces por
día un enema alimenticio de la siguiente fórmula :
Leche
TOO gi'amos.
Yema de huevo
Una.
Peptoua seca. ...
100 gra-moS.
Creemos inútil insistir en la necesidad de
los cuidados higiénicos miéntra-S dura la enfermedad y que las deetrucciones de tejidos no
tienen más que el tratamiento autoflásticoi.
Por último, diremos que esta enfermedad
suele presentarse como complicaciones de enfermedades graves, por lo que es indispensable
hacer que el enfermo que padezca infecciones
graives, tales como sarampión, tos ferina, tifoidea, escarlatina, etc., es necesario que liaga antisepsia bucal.
Dr. ArquéUada.
n d Hospital del Nifló Je5ll^;
OFTALMOLOQIA
IritiSv
• En la iritis, sea de la naturaleza que quiera,
el tratamiento local no varía en sus coiiiienzos,
y tiene gran importancia su pronta aplicación
para evitar las desagradables complicaciones y
secuelas que podrían hacer después necesaria la
intervención del especialista.
Es, por tanto, aconsejable c[Ue, como prim,era
medida, coinbatamos rápidamente la inflamación,
para impedir las adherencias de los exudados del
iris á la cjistaloides; y después, tan pronto como
hayamos averiguado la etiología, se instituirá el
tratamiento general apropiado al caso. Haremos
sólo excepción, en la iritis traumática ó por cuerpos extraños, como restos de cristalino, etc., en
l'i cual ya requiere un tratamiento especial ó qui
rúrgieo.
La atropina bien manejada es el medicamento
ideal de la iritis. Su acción fisiológica sobre el
ojo determina dos efectos en el iris, que aprovechamos como curativos : Un efecto mecánico, la
fíiidriasis 6 dilatación del esfínter pupilar, que
con él conseguimos alejar del iris la parte má.s
prominente ó central de) cristalino, disminuyendo
así las probabilidades de adhesión entre ambas
membranas por los exudados inflamatorios. El
segundo efecto de la atropina (derivado del primero) es la vaso-constricción al recogerse el iris
hacia la periferia, que se traduce en una isquemia
en la membrana antes muy congestionada (por
tratarse de un tejido puramente vascular).
Más tarde esta acción midríasica puede romper las sinequias anteriormente formadas si la
consolidación de ellas no es muy fuerte.
Se instilarán unas gotas dos veces al día de
una solución al I p o r 100. Mas yo prefiero que
esta solución sea oleosa, en aceite de oliva lavado,
pues la absorción es más eficaz, ó bien mezclada
con vaselina ó lanolina, segunda siguiente fórniula :
'-:ía*^„,.
[Esquema.
Síntoma más culminante de la iritis.—Congestión
periquerátiéa en forma de corona.
Irregularidad de la pupila.
Dpt
Sulfato neutro de atropina. . ;
l o centigramos.
V'aseüna
I -^
Lanolina;. . . . . ^ " ^ gramOs.
Hrá. pomada;
Mas suele odurrií cori müchá frecuencia, que,
á pesar de emplear este vehíciilo; lá absorción nti
Esquema.
Congestión váSculat- confundible con la de lá Iritis.
Congesttóti ten ta coi^ntivítis.
,se verifica totalmente; y v-eíüós en días SKCésivos
que la pupila rx) se dilata ó lo hdóe tan esca.amentéj qué rio sacamos todo él partido qwe Ú
medicamento tiene.
Para obviar este inccHJveniente es pr-eci» is(juemiar los vasos de la eunjuntiva p*»: medio de
1,1 adrenalina, asociáraidola á la cocaína, que al
mismo tiempo, refuerza la accióii rmdriásica. Por
tanto, antes dé aplicar lá p a n a d a de atropina
in tilaremos previamente ana ó dos gotas, de la
pomada (1) :
Dp:
^
De clorhidrato -de cocaína
10 centigramos.
Solución n o r m a l de
atlreiia¡lina. . . . . .
X gotas.
Agua deitilada
5 gramos.
Dse. colirio.
La medicación se continúa hasta^ (|ue haj'an
desaparecido los síwtomás que caracterizan la iri
lis, salvo casos excepcionales en los tjué sífi haber
terminado la enfermedad €s pifecisO suSpeñdéf la
a tropina y substituirla por otro midriásico, fút
la irritación que produce en la coBJuntiva {cOn¡nntivitis atro fínica).
En dichas circu.n.staneias apelaremos á la escol):)lamina, bom^tropina, duboisina, - d a t t r i n a ,
h-orciamiina, qiK tienen los mismos efectos' y no
s-)n irritantes para la conjuntiva.
Todos estos sucedáneos de la atrispifla se «tn|,ilean en la misma forma y casi á iguates dosis.
He aquí dos fórmulas que utilizo ctsfi ventajas :
A.
Dp:
De bromhidrato de homatropina
10 centigráMKiís.
Agua destilada,
M grafaos,
Dse.
colirio.
B.
_ ; '
Bromhidrato de esoopo¡amina
9© centigraHioS.
Clorhidrato de cocaína. 15
-^
Vaselina. .
'.
12 gratíios.
Hsa. pomada.
• Completan el tratamiento , local las comprfc.'ias
.'alientes ó duchas de vapor tres veces al día, y
las fricciones en la sien con pomada mercurial y
belladona, muy especialmente cuando existe notable edema del borde palpébral.
Este es el tratamiento común á todas las iritis,
1" que difieren son los tratamientos generales, por
b. diferente etiología con que suelen presentarse.
El mayor contingente le dan la sífilis y él reumati-smo'; por tanto, en las primeras el ftiercurio.
(1) La causa no es otra más qu€ la excesiva congestión (Je Jos vasos ciliares y conjimtivales,, que dificultan -lá osrnljsis:
ESPAÑA MEDICA
que yo utilizo de prefcrtiicia el cianuro en inyecciones intravenosas de un centigramo, ó el suUíimado Corrosivo al 1 por 500 cuatro gotas en iiiyax;iórl subconjuntival, cuando la iritis tiene intensa reacción.
Huelga hablar t t l salicilato en Li reumática.
Jin la tul>erci,Uosí^, diaUétijcat, abuminúvica, etc.,
requier.en el régijnen tíiet^éticOj y farmacológico
indicado en estas eofesmed^de^ generales, donde
la iritis no es más cjue lui síntoma.
En las iritis secujida,^ias el tratamiento es patrinnonio del especiajlis^ta, ya que sólo la intervención gij,irútgjcí>, ú OUQS conocimientos pueden curar la,' lesióini concomitante de la que ha lomado
su origen.
C>r,. J^naxq. Oiojiíález.
El otio día pasaba yo por la calle de Feíraz
cuando me encuentro con media docena de compañeros que salían de cierto Instituto que allí hay.
Su rostro era cadavérico; su boca, abierta desmesuradamente ; su andar, vacilante; en suma,
aspecto, completo de total estenuación. Unos se
dirigieron, presurosos, á, la tasca de enfrente,
otros compraron nn, panecillo en la tahona de la
esquina y en dos bocados desapareció el pan por
sus fauces.
—¿ Qué os pasa, amigos míos ? ¿ Sois acaso
émulos de Eapús y venís de estar encerrados en
una urna sometidos, 4 dieta rigiiirosa ?
—Algo hay, de ello. Eapmes precisamente i.o
somos, aunque lo parezcarnos. Venimos de actuar
en unas, oposiciones. Nos han tenido encerrados
seis; horas, precisamente, á las de comer, y no
hemos podido hacerlo.
—^¿Os prohibieron llevar la comida?
—Eso no, pero como el tiempo resultaba escasísimo para lo que de nosotios exigían, de aquí
que cualquiera perdía unos momentos en satisfacer éstas, y otras necesidades orgánicas.
—¿ Ni éstas, ni las otras ?
—Las otras con muchísima dificultad y en in
mundas GOndicion,es. No tragaríamos bocado, pero
l>ilis, la hemos tragado á kilos. Figúrese, usted
que, el ReglamiSntQ dige. se'formarían, grupos de
cinco, y fuimos ocho; que se podía sai'^r é ir á
nuestras casas, etc., etc., y el Tribunal acuerda
que el diagnóstico bacteriológico se haga de una
tirada y en" seis,.,horas.
—¿ En seis horas ? ¿ Fueron seis horas las que
emplearon para el diagp,óstico del cólera en Vendrell y de la t i f o i ^ a . e n Gijón y en Vigo? Yo
que creía quie e^as, cp^§.s de laboratorio exigían
largas manipulación;^^ y tiempo suficiente.
-^Así debía creerlo también el que redactó el
Reglaji^ií.to^ de las^oposjciones cuandp admite la
]io. ibiUdad de qiK el, ejercicio p-jráctico requiere
varÍ5¡,s jorjpiadas, desde, el momento que habla de
que los oppsit<^res pueden salir del local donde
aquel,se ceilebre. Pero el Tribunal actual lo entendió de, otro np,dp.
' —Vamos, os pedían diagnóstico de tiro rápido.
—Sí, sí, vaya una, rapidez. El proporcionar'no> material para las manipulaciones fué tare-i
iíizantina. Hubo pinza que llegó cuando íbamos
y.i á marchamos.
Y, así siguieron cantándome una de cosis, lar,
increíbles, tan absurdas, que yo las achaco á la
perturbación, mental que el ayuno obligado produjo á los Jó;v«nes opositores.
Porque hjiy cesas increíbles, y lo que ellos
cuentan del tal ejercicio están dentro de esta
categoría.
Dr. Cauterio.
La médium de Bru|as.
Ofrece la mediumnidad manifestaciones ta,n
diversas y óxtraordinamas, que se hace materialmente imposible no ya establecer una pauta, sino indicar t a n Siiquiera una orientae-ióa
por donde alcanzar el estudio de s.uis fases, á
fin de ofrecer al investigador un terreno de
base científica que lo llevara como d e la inano
por los breñales de la psiquis.
La miíima Sociedad de Investigac'ones psí-
,¡k'' .'
velarse como médium ai-ltlsta esjjonráuca en
el año de 1912,
E n la citada fecha, enoontráad.ose eu Brujas, su país natal, sufrió u n período de nerviosismo extira,ordina.rio que le produjo gi-ande;^
trastornos: padecía de insomnios, que le impedían acudir con regularidad al taller donde
trabajaba. Por las noches, cuando se entregaba al descanso, era proyectada, contra su voluiitad, con violencia fuera del lecho. A cada
m o m e n t o experimentaba el contacto de cuer-
'
..Si.-, yl„i uiulium belga Aune Timglet delantí. c^n una de sus últimas produceioncs artíbtie.is.
(juicas de Londres no ha podido hacer una cli^iticaeióu docta y razonada de todos aquellos
casos y expresiones del organismo humano, en
que, desde hace muchos añosi, viene entendiendo, y que han considerado ajenos al histerismo y completamente lindependienteg, de
la patología ordinaria y conocida.
La mediumnidad h u m a n a nos hace caminar
de sorpresa en sorpresa, sialtando de u n coafín á otro del m u n d o de s u s infinitas y variadas
producciones, dejándonos im vacio difícil, de
llenar con razonamientos.
:
E n el propósito de ilustrar á los no iniciados
en estos curiosos estudios, vamotí.. á exponer algunos casos típicos de mediumnidad, en los
que ,se pierde la lógica al t r a t a r d e desentrañar las causas y elementos que pudieran determinarlos científicamente.
De naturaleza inteligente y despierta, la señorita belga Aliñe Tonglet, de veintiocho años
de edad, costurera de profes'ón, comenzó á re(1)
pos fríos, así como reptiles, cuya insistencia
eran para Aliñe un suplicio inaguantable. Un
día fué arrastrada por una esca'lera y rodó m á s
De nuevo iiisisfcimos en que ESPAÑA , MÉDI-
CA acoge estas informacioucs respondiendo á su criterio de dar noticia de todas las novedades que de
un modo ó de otro se relacionan con, nuestra Ciencia. Recientemente se ocuparon la prensa extranjera
,y las Academias científicas de estos asuntos que,
aunque parecen novedad, son ya viejos en la medicina y nos pareció oportuno que el lector los conozca para que él juzgué, pues no'sotros, como es
natural, nos reservamos toda opinión.
il primer dibujo medianímico ejecutado con
ojos vendados por la señorita Tang.ot.
•ESPAÑA
%
('Dolor», bu&to modelado en barro en treinta y tres
•ráinutós"por'la "ínedium Aliñe Tánglel."
Cerré los ojos y sentí que mi m a n o comenzó á trazar febrilmente rayas y m á s rayas sobre el papel con gran asombro de mis a m i g a s ;
una de las "ualesi oí que decía:
—Chica, estás haeinndo una cara de mujer
muy bonita.
Y cuando cesó la agitación de que había
sido presa, abrí los ojos y pude contemplar eí
dibujo de una cabeza d é ' m u j e r extraña para
: m í , y. en,ima,;esquina idel papel, una firma, la
de B e r t h o l e t . . . .
Aquella,fué;ini,primera obra de artista, sin
tener la menor noción del dibujo.
Al día. siguiente, se repitió el, fe-nómeno y
ejecuté t r e s dibujas de^ una gran fuerza; y así
seguí dibujando hasta que la noche del 3 de
Abril del mismo año m e desperté bruscamente
al oir una voz, que m e dijo':
^ T o m a el lápiz y un papel y duerme.
- £!rer que soñaba y no hice caso, creyéndome
, •víctima de ima alucinación ; pero desde entonces) ya no pude reconciliar el sueño. La voz
no 86 hizo entender de nuevo, pero mi brazo
fué atacado d e dolor y de u n movimiento nervioso t a n intenso, que m e hizo pensar en que
•algo podía sobreveniírne si n o obedecía el m a n d a t o anterior, el de la voz. Mé; levanté, tomé
de veinte escalones sin hacerse el menor daño,
aparte del susto. Otros iba á salir de su cuarto y
no podía abrir la puerta, tenían que venir á sacarla, y tales y t a n frecuentes fueron las manifestaciones, que Aliñe decidió ponerse en
cura. Vio á algunos médioois, tomó medicamentos y reconstüjuyentes; pero los fenómenos no
cesaron por eso, y entonces, aconsejada por
Hus compañeras de taller, decidió acudir á los
e^piritistais.
Ella misma va á referimos su pequeña
odisea:
« Cuando yo asistí por primera vez á una sesión de espiritismo, oorlducCda por dos perso- •
ñas reepetable®, e n cuya casa m e hospedaba,
creía caer súbitamente en medio de un grupo
de desequilibradosi dignos"d©'compasión.
Sin embargo, no. t a r d é BB, reetificar m i s primeros juicios, m.al^ fundadas - sobre el movimiento de \^& mesasi y las óomunicaoiones por
escrito; p u e s habiéndome sentido enferma
quise-yo m i s m a acTÍdü e n busca de remedio á
aquello.mismo d-6 que .'me había reído, y aseguro^ que entonees ¿oj.jetreí que aquellas buenas
gentes."estaban fcansmal d e l a cabeza. ..
Con ellos recobré l a ' ' c a l m a : l o s letargos en
que m e sumía- el trance" "píovocado,'*"<ítrrantr
las sesiones, m e evita.ban los ataques de nervios durante algunas noches, y poco á poco
fui recobrando la calma, terminando por no
preocuparme de los fenómenos que, contra mi
voluntad, venía experimentando, hasta que
La médium de los cromos Linda Gaz/.era.
el 28 de Marzo de 1913, estando cosiendo en
casa de unas amigas, con las que conversaba
u n lápiz y una hoja de p a p e l ; me acosté de
de modas, sentí t a n fuerte dolor en el brazo
nuevo y m e quedé dormida.
derecho, que no tuve- m á s remedio que dejar
Al día siguiente, cuando me desperté, m e
la labor comenza-da". Mi m a n o entonces se diencontré con otro dibujo que seguramente harigió contra mi voluntad hacia una mesa donbía ejecutado durante el sueño. »
de había u n lápiz,; cogile, 'al pensamiento vino
E s t a s fueron las primerais manifestaciones
rápida la idea de tener p a p e l ; lo busqué y, code la señorita T a n g l e t ; pero las cosas no quelocándome sobre-fe mesa m e dejé, ó mejor didaron aquí, sino que habiendo entrado en recho, m e entregué--á lo que quisieran hacer d e
laoionesi con algunos miembros de la Federamí las fuerzas-.que continuamente me inquie
cióa espiritista de Brabante, fué presentada
t^ban.
r'
á Wibin, y éste tomó por su cuenta la iniciación y estudio de la joven médium, haciéndole practicar experiencias de escritura automática.
Estas comunicaciones las firmaba siempre
Bertholet. Y habiéndole inquirido sobre su
personalidad y propósitos, contestó, por m a n o
de la. miedium, que era un pintor francés muerto hacía algiín tiempo, y que la señorita Aliñe había de ejecutar en determinado espacio
de tiempo algunas pinturas al pastel, á cuyo
efecto había que procurarle una óaja de colores.
La caja fué adquirida y llevada á casa de la
médium, y á los pocos días, muy dé mañana,
la señorita Tonglet ejecutaba su primera obra
La médium Aliñe Tanglet modelando en presencia
al pastel.
dal público una de sus producciones de escultura,
^r
\u:i>¡r\
'•-^^.
uinda OazKora en el momento de producir una de
•
las imágenes cromísticas. •
•
É n - la actualidad la médium d e Brujas es
no solamente una excelente pintora que desarrolla composiciones de cuadros, sino.que, también m o d e l a , con. los ojos vendados.
Como en la generalidad de los médiums, un
trance espacial hipnótico es el anunciador de
la manifestación. Comienza por dejar .escapar
pequeños quejidos, después su. brazo- y., su
mano sie vuelven insensibles y fríos, una agita,c;ión nerviosa.se apodera de.ella y, traza..con
lo i ojos vendados ó cerrados un .dibujo que ilumina, retoca, acusa y esfuma, con Una; precisión y u n a r t e verdaderamente notables;.
Cuando estuvo e n París llarnó. t a n t o la atención, que por algunos artistas ,se abrió una información, de la que resultó que, la señorita
Tonglet no había podido adquirir', en su enseñanza de primeras letjrasi.ni. desjpués en ¡la
Academia de corte y oonfeociones las facultades de pintar y modelar con el g u s t o y la perfección de u n consumado profesional en su
arte.
La médium de los cromos.
La señorita Linda Gazzera, d e T o r i n o , tiene
veinticuatro a ñ o s ; es de estatuna. normal y
bien proporcionada en su registro anatómico.
Otro cromo fiuídico-pláslioo de la mediiim italiana
del doctor Imoda.
/;.s'/'.LV/l MEDICA
Sus cabellos sou iiegu», iitígrítümos»; un
poeo pálida la t e z ; sus ojo? gránelos, obscuro'!,
vivos y ebcrutadorcb. Si ^e la mira fijamente
f xperimenta el desmadejamiento característico
lie los sujetos Mpnótioos.
De carácter impulsivo, liabitualnieute alegre, ríe volúntóriaráente por cualquier pretexto, : pasando fácilmeinte d e tal estado de ánimo á la tristeza más:desoladora, de la ique bien
pronto se consuela: u n verdadero carácter infantil.
: . Esta notable médium e>a m u y singular en sus
oastum'bres.. Le gusta dormir durante el d í a ;
difícilmente, á no ser, por enfermedad, puede
conseguirse de ella que se vaya á la cama a n t e s
de las cuatro ó las cinco de la madrugada. Por
las noches lee y escribe novelas y cuentois bast a n t e sentimentales, que envía á la Prensa italiana. Posee, pues, una; disoreta cultura literar i a , / e s c a m a n t e de los idiomaiS extranjeros y
tiene disposición para el dibujo.
Doeilísima á la persuasión, su sueño medianímioo presenta, dos características: la de atormentarse con ima extraordinaria facilidad, y rap'dez, y la de n o poder soportar luz alguna en
la cámaxa de experiencias. Al final de las seütiii de las producciones ciia^teiísticas de Linda Giazzera.
oioues, pues de ellart uo se ha hecho el uiencí
análisis informativo. Inioda no se esfuerza,
fiomo otros experimentadores, en convencer á
nadie ; .es; más, no expresa cuáles fueron lomóviles que le impulsaron á penetrar en el laberinto del espiritismo; eiS'\m. notario, un juez
que expone lo que práctica y obtiene, y que v»
de buena fe tras un ideal científico, con la sobriedad y naturalidad de un estoico.
El resultado fotográfico de las:produccióne-^
'1© Linda Gazzera es tan serriejante á las fotografías corrientes, que pudieran obtenerse de
cuatro cromos bonitos, exornados eoñ cuatro
trapos, que se hace muy d'fícil la aceptación
sin reserva de aquellas soberbias reproducciones
fluídicas:medianímicas.
•
Por otra parte, si la .existencia" material de
dichos objetos, n a d a fáciles dé escamotear y
preparar, no se han oonfirrñado, pues - la rae(üum actuaba con traje especisil que se,le colocaba y registraba antes d e comenzar las sesiones; si el fraude intencionado ó involuntario no aparece por üinguna p a r t e ; si las coastataoiones no han registrado mácula ó combinación de la m é d i u m con otra persona, y las
operaciones han sido dirigidas por el .mismo
üotruto MíU'ía Ducondruit, produceióii de la mediuii.
•; española señora L.
siones sale del trance eou la misma desenvoltura-qué entró en: e l ; basta llamarla en voz natural ó soplarle;un poco en la frente, para hacerla volver en sí.
. Guando precisa encender la luz en las sesiones para comprobar algún fenómeno ó m e n saje escrito, hay necesidad de cubrirle la cabeza con un paño negro de los, que se emplean
en las cámaras fotográficas, á fin de evitarle
las grandes rhólestias que aquélla produce.
E s t a s son, á grandes rasgosi, las líneas del
retrato de la famosa médium turánesa, protegida y muy querida de una de lias damas más
linajudas de la aristocracia italiana, la marquesa de.R..,;, en cuyo palacio se celebraban las
sesiones, bajo. la dirección del doctor Enrioo
Imóda:
Sobre lo realizado por sus antecesores en esta
materia, las investigaoioiies diel doctor piamontés ofrecen una precisión y xma realidad
verdaderamente notables. Tanto, que, sin querer, la duda penetra e n la imaginación del más
propició á la conformidad en estes manifesta-
m
h k í í .:¿i£:Híw:ív:;t,i^
;<Sol¡tíi la CaBÍaiiefa»,. imagen gráfica obteiilua por
la señora L., española.
doctor Imoda, obedeciendo á las
que por boca.de la médium I j n d a
trance, dictaba el espíritu guía de
qué remedio queda sino agachar
disposición.; a
Gazzera, en
las sesione;-,
la cabeza y
1
W
Otra fotografía de la misma.
pensar en lo pequeño que somos y en nuestro
triste cerramiento de luoes, no ya a n t e lo sobrenatural y naaravilloso, sino ante la rarezfi
de fenómenos que n o e n c u e n t r a n sitio en n u e s tras facultedes dorijde cristalizar /
Y sucede que la curiosidad crece al calor de
estas manifestaci.on,e&, que, llevadas d e u n gran
interés científico y ejecutadas de buena fe, no
logran el ambiente, de realismo deseable para
exponerlas en el escaparate de las verdades tocadas, con los afeites que herrnosean t a n t a s
otras liviandades como í u e d a ñ por esos mundos
de Bios con aspecto d e obras indiscutibles.
E n los grabados que acompañan, estas líneas
pueden ver nuestros lectores la naturaleza y
aspecto de las producciones medianímicas de
la nueva mediurn italiana, que no solamente es
generadora: de formas fotografiables, sino también de a p a r t e s que realiza sin entrar en trance.
L a continuidad y repetición de estos fenómenos de la mediumnidad constituye un esta-
ESPAÑA
10
do apreciar que estag figui'as están al aire y,
á pespr d e su índole planimétrica y de inestabilidad, se mantienen eai sentido veritical el
tiempo suficiente á ser reproducidas.
Eli la sala donde se hacen las fotografías no
había ningún objeto aparente para engañar á
nadie ail alcance de la mano, ni el t a m a ñ o de
las imágenes fotográficas sie prestaba á las que
pudieran llevars.e escondidas en la ropa, pues
se celebraron sesiones en que se retrataron cinOtra médium
co esipíritus consecutivamente.
de fotografías.
Además, al terminar de impresionar, la m é De Ltí misma índole y carácter que las pro- dium entraba en catalepsiia profunda, y fácilmente pudiera haber sido sorprendida infraducciones medianímicas de Linda Gazzera teganti
e n su tarea.
nemos una dama española, esposa de un distinEstas placas se revelaban á presencia de los
guido oficial del Ejército, cuyo nombre estamcs
autorizados á revelar, pero que omitimos por concurrentes y de la médium.
Esta señora continúa suá investigaciones.
temoir á que su publicidad pudiera perturbar
de algún modo la tranquilidad y consideración Nuestras) relaciones con ella nos permiten ofreá que son acreedores todos los que trabajan en cer para m u y pronto verdaderos prodigios en
estos fenómenos de fotografías medianím'cas,
una causa por amor al arte.
Los nombres n o hacen al c a s o ; la honorabi- de las que no hace mucho tiempo creían lois
ingenuos operaciones maléficasi del mismísimo
lidad y posición de -esta familia colocan á la
señora y m é d i u m L . . . á buen recaudo de todo Satanás.
J< Blanco Coris.
sospecha de lucro, de fraude ó de intención de
hacer de la mediumnidad un pasatiempo más
ó menos agradable.
Las sesiones celebradas, donde se obtuvieron las fotografías cuyas reproducciones ofrecemos entre estas líneas, se llevaron á efecto
con la escrupulosidad y garantía posibles.
P a r a ello, cualquiera de los concurrentes inLa cólera del niño.
vitados escogía una caja de placas de un paque
te de doce, de los que se expenden precintados
—Es un carácter el de mi chico—dice la
en el comercio, y á presencia de los asistenteímadre
un día á alguna de sus amigas íntimas,
se cargaban los chaeisi en el cuarto obscuro, á
ó quizá por casualidad al módico—, que yo ni
la luz roja. Después, en los, fondos de distancia
focal de la sala donde se obtenían la,s fotogra- lo comprendo ni puedo dominarlo. Unos mofías Si6 colocaban señales para que, al impre- mentos es tranquilo, apacible, bueno, cariñosionarse las imágenes fluídicas, se impresiona- so, no hay queja de é l ; pero á veces, de repente, sin motivo, se excita, se pone colérico,
ran;';"también aquéllas en las placas, conipropega al perro, rompe los juguetes, insulta á
bándo&e con esto, no solamente que las placas
sus hermanos y no hay medio de calmarlo.
puestas en los chasis estaban sin impresionar,
Cuando
se tranquiliza, él mismo parece que
sino que, una vez reveladas, la presencia en
con sus actos quiere borrar lo pasado, se averellaa d© dichas señales atestiguaban que eran
las mismas placas depositadas en los chasis mo- güenza de lo qué hizo.
Claro que á esta confidencia responderá la
mentos antes de proceder' á las experiencias.
Sólo una Coyuntura quedaba ubre á la duda, amiga aconsejando el castigo ó la reclusión en
después de las precauciones tomadas, y era la algún colegio de los que en la localidad tengan
de que el médium tenía que quedarse absoluta- más fama de rígidos y severos. E l médico aconmonte sola para impresionar los
eotoplasmas. sejaría seguramente de otro m o d o ; pero ya he
dicho que por casualidad le contará la madre
P e r o tal cuestión quedaba á salvo d e toda
estas cosas de su hijo. E l médico no es comsospecha, porque la médium permanecía sola
contados segundos: los concurrentes'! se retira- prendido m á s que para curar u n a bronquitis ó
ban al aviso deil guía de la médium, que ésta vacunar al pequeño. E n gajes de educación,
anunciaba verbalmente, y quedaban próximos en modos de ser del carácter, on procederes de
á ella, en la habitación inmediata, desde don-, escuela, ¿qué saben ellos? ¿Verdad que así
de podían escucharse sus movimientos y pala- piensas tú, lectora m í a ?
—Ba, pues se ha equivocadc usted de medio
b r a s ; la mayor p a r t e del tiempo lo invertía en
impresionar, operación significada por los gol- á medio. Aquí está mi pequeño, que es. de esos
pes dados por el obturador; una vez hechas de carácter, que llora y ríe en un minuto, que
bracea y s© excita por cualquier cosa. ¿Qué
las fotografías, avisaba, quedando en trance
con frecuencia, unas veces j u n t o á la máqui- me dice usted de ello?
na, otras, en el fondo de colocación de losi mo—Pue-s nada menos que rne pide usted que
delos.
hablemos de la cólera en la infancia. Antes 11am á b i m o s & esos chicos mal genio, caprichoso,
H a y que rechazar razonablemente toda idea
mal carácter, etc., y hoy, sin dejar d© cuadrarde superchería en este caso,, pues de existir,
no aeriá otro que el d e la colocación de las les estos epítetos, hemos ahondado e n las causa.s y 8a.b6mos que el niño puede sufrir un acfiguras artificiales para que el objetivo actuara, y esto siería completamente absurdo, por- ceso" de cólera cuando su máquina nerviosa se
carga demasiado, cuando su cerebro se pone
que la m é d i u m , apenas se queda sola, se la
A muy alta presión y aquélla se -desborda y
siente abrir el obturador del aparato, y en el
tiempo de la impresión de la placa no puede ésta estalla en variadae y diversas formas. La
ocuparse del arreglo y colocación de objeto al- lotura de los juguetes, el bergajazo á los aniguno, pues de ser colgado ó sujeto, se hubiera males, el tirarse en el suck) pateando como un
notado en las fotografías por las arrugas d© la desesperado, el grito hasta quedarse ronco, es
la expresión colérica, una contrariedad, un retela ó el hilo de sujecióír;' .
Hemos visto ampliaciones d e los clisas del gaño, la palabra del preceptor, la discusión con
tamaño de hoja, entre ellos l a d e l que reprodu- sus hermanos, la chispa, la causa qu© determicimos con ei epígrafe d e María Ducondrait, el na el acceso. Usted lo habrá visto: no giiarda
giiía de. la médium en cuestión, y henaos podi- relación el motivo con el estallido^ colérico.
do de hechos dignos de la atención inii)urcial
de los que orientan sus. pasos y estudios por e!
camino de las Ciencias Médicas y Ntiturales,
á fin de no estar couipleta,inent6 ajenos al proceso" de estos frecuentes mo'vimientos, orgánicoi5
extraordinarios, que, provocados ó no, tanto
dan lugar á interpretaciones equívocas y censurables, ooino á las más desatentadas opiniones
fie juicio.
CHAilLAS DEL DOCTOR
MEDICA
¡ Cómo ha de guardar! E l motivo-es lo de menos-;: lo que hay que buscar ©s la caiisa primera, íntima, verdadera y única d© que-un hecho
baladí ponga en tal situación á nuestro pequeño. L a cólera es un ataque de nervios, concluyeron los fisiólogos después que desentrañaron
la m a d e j a . Que sobre ella tiene una acción
á la'-misma, es indudable. ¿ N o nOiS dicen los
especialistas de sistema nervioso que los días
de presión atmosférica alta, de próxima tormenta, de carga eléctrica en el aire, hallan á
sus clientes más molestos, con-nuevas manir
féstaoiones ó mayores inqujetüdes'.?-^ H a y tensión eléctrica en él aire y' tensión nerviosa en
los espíritus, dice Fleorry. Esos dos fluidos, el
nervioso y el eléctrico, t a n parecidos en sus
caracteres, parece que se influencian. L a electricidad llama por el nerviosismo, lo excita, lo
pincha y lo hac© estallar. E n tales días serán
m á s frecuentes los accesos coléricos de vuestro hijo, y como efecto de la misma causa está
usted también un poquitín nerviosiUa, chocar.»
más pronto con él, lo encontrará m á s insoportable, la m a n o se levantará m á s aprisa para
caer sobre las nalg is''del niño, y si usted se
apresura á decir «'Pero cómo estás hoy de desatinado», él pensará ; «Pero cómo está hoy de
genio».
[ L a primera tronada! H u y a , amiga nifa ;
huya de toda educación si el cielo tiene nubaitpnes preñados de electricidad. Quiero contarte con esto qu© hay multitud de causas y
motivos que agi'avan la situación de un tem|)eramento nei'vioso. Ahora lo he dicho todo.
La madre del cordero, el secreto de la cólera
infantil está en el temperamento. Y escudriñando en él llegóse, por los que estas cosa Í
estudiaron, á admitirse dos grupos: los coléri
'•oís momentáneos y los irascibles permanentes. E s t e es un pequeño del primer grupo, nerviosillo, delicado, con escas.o desarrollo muscular ; sus instintos no son malos, y es por lo retí ular dulce y cariñoso; sus accesos de cólera,
sus chispazos, tremendos al brotar, olvidados
cu seguida. Son niños neurasténicos, donde no
hay ese equilibrio orgánico^ que constituye la
salud y que reaccionan tumultuosa é injustificadamente á una causa cualquiera. Muchos son
víctimas de una educación desacertada. E n
este caso paréeenos la cólera una protesta del
(jrganismo contra quien lo guía mal y por torc;ido camino. Los otros, los del segundo grupo,
ya son harina de otro costal. Muchos entran
•m la categoría de niños anormales, y un buen
',Tupo lo forman esos chicos irascibles, violentos, que no hallan placer m á s que en la destrucción, qu© torturan á los animales, se pelean con sus amigos, trepan á los árboles, escalan los muros y están en constante acción
de travesura y de daño. Son en apariencia sanos y robustos, y merecen de los módicos el
nombre de hiperesténicos.
—Veo que s© complica lo de la cólera infantil.
—Y tanto, señora. Ya hemos llegado á que
los accesos de cólera de su hijo responden á
ima manifestación de su temperamento, y
. omo éste es susceptible de modificación y mejora por parte del módico, deduzca usted si no
es mejor qu© en manos de él ponga usted á su
hijo que no bajo las disciplinas de un dómine.
Este verá en el pequeño un potro que d o m a r ;
aquél, un perturbado á que atender.
—¿Y cómo?
— P o r muchas maneras. Pero la charla es
¡arga. L a lengua s© m e pega al paladar, y déjeme usted tomar resuello para seguir otro día.
Dr. Eleizegui.
-I^E*^-^^-l(^^(&- n-
ESPAÑA
MEDIGA
Más sobre la vacuna
estadlocócíca en oflalntología.
A Itjs casos de úlcera supurativa de la córnea
[írestíntados por el Dr. Ma.yoral á sus aluniiios
y que publiqué en mi primer artículo sobre vacunas, hay que añadir los que expuse en mi
segundo artículo sobre el mdfimo terna, y que
sumados á los 14 que hoy tengo el honor d .
presentai" dan urt total de 31 oa&o.
Eri todas estos casos se t í a t a de úlceras supura tivaci graves coil hipopión y en los que ha
fracasado la terapéutica local.
BStoe éxitos clínicos rtte determinan á publi: ár este tercer artículo, sólo moli'ido por el debei- ineludible qUe tiene todo profesional de diTundir cuanto de provechoso alcance con su
trabajo.
Cuando el estafilococo piógeno invade las lártíinas corneaíeís, produciendo la úíoeración supurativa dé la córnea, la ma¿?oría de las veces
él proceso revi&té tal imjDOi'tancia, que á pesar
de ios medioe m á s eriérgicos empleados localniente, concluye por triunfar el proceso, erttrañando la pérdida del órgano.
Por lo tanto, un agente terapéutioo como la
^•acuna estafilocóoica, cuyos resultados prácticos he Dodido comprobar en los precitados casos, á más de una absoluta inocuidad, hacen
de la vacuna un agente inestimable en el tratamiento de dicho proceso'.
A pesar de: ello y del tiempo transcurrido
desde mi primer artículo, asombra la presencia í>n las clínicas de ciertos enfermos que llegan afectos de úlcera supurativa en u n estado
de gravedad verdaderamente lamentable, y
asombra más todavía cuando al preguntarlee
si han sido tratados con vacuna su respuesta
es negativa... Pues b'-jn ; son muchos los enfermos que sometidos á la bacterioterapia en
aquel momento se han salvado todavía.
H a b r á quedado un leucoma m á s ó menoíí
grande; habrá habido necesidad d e practit ar
una iridectomía , pero se ha salvado la vista
del enfermo.
¿No se hubiera ahorrado todo ©sto aplicando
\i vacuna estafiiocócica á su debido tiempo?
Mejor dicho: ¿por qué no se les ha aplicado
la vacuna estafilocóoica? . ,
E s t e es precisamente el t«ma do esto artículo.
D e i d e luego tengo noticia de que» los más
distinguidos oftalmólogos, los que llevan el
portaestandarte del adelanto d e la oftialmología española, se percataron en seguida de la
importancia de este agente terapéutico, y lo
lian ensayado y s.e estudia, n o solamente en
España, sino también en Francia, Italia y
América, y h a s t a en A l e m a n i a ; pues á pesar
de las oireunstaneias actuales, hace pocos días
he tenido contestación de los Dres. Pflugk y
(}. J. Schoüte.
E n este artículo lo que únicamente me pro[lougo es acabar de difundir, con un fin única•neute humano, un procedimiento con el que
t m buenos resultados se alcanzan en el tratamiento de la úlcera estafilocóoica, que dada
su frecuencia y gravedad es la que mayor número de cegueras produce.
Y para disipar toda clase de dudas respecto
de su empleo, basta fijarse e n las dos premisas siguientes:
1." Que es un agente completamente inofensivo.
2.* Que no exciuye la medicación local; al
contrario, por su índole Coadytiva poderosaíuente á su eficacia.
11
CASOS
1.° Manuel Ontoria, de cinctienta y nueve años,
de Pegueiros (Avila). Ingresó el 17 de Octubre
de 191S.
Diagnóstico: Ulcera circular con hipopión. O. D.
ññ le aplicó la vacuna estafllocócica en los días 18.
•20, 22, 24, 26 y 28 del mismo,
2.° Carmelo Toledo, de veinticinco años, de Madridj calle de Oriente, 11. Ingresó el 28 de Octubre
do 1913,
,
Diagnóstico : Ulcera central con hipopión. Se le
aplicó la vacuna esta,filocócica en los días 29 y 31
de Octubre y 1." de Noviembre; el enfermo está
casi bien, por lo que se ie suspende la vacuna.
8.°, Angela Diez Montes, de treinta y cinco años,
de Ojena (Toledo). Ingresó el 28 de Octubre de 1916.
Diagnóstico : Ulcera que ocupa la parte izquierda
de media córnea. Se le aplica la vacuna estaflloéó
cica en lo® días 29 y 31 de Octubre y 2 y 4 de Noviembre,
4." María Juárez, de cincuenta y nueve años, de
Zarzalejo (Madrid). Ingresa el 81 de Octubre de
1.915.
Diagnóstico : Ulcera-central con hipopión. O. J.
Se le aplica la vacuna estafilocóoica en los días 3,
ó, 7, 9 y 11 de Noviembre.
5." Mariano Espada, de sesenta y nueve años,
de Paetrana (Guadalajara). Ingresó el 4 de Noviembre de 191S.
Diagnóstico: Ulcera supurativa de toda la córnea. O. D. Se le aplicó la vacuna estafilocóciea cu
los días ,6, 8, 10 y 12 del mismo.
6.° (ílbria Tajuelo, de diez y nueve años, de
Madrid, Jesús y María, 30. Ingresó el 18 de Noviembre.
Diagnóstico •. Ulceras supuradas en ambos ojos.
Se- le aplica la vacuna estafilocóciea ;en loa días 18,
20, 22 y 23 de dicho, mes,
7,9 David Sánchez, de cuarenta y seis años, de
Valdepeñas, Ingresó el 19 de Novierfibre de 1915,
Diagnóstico : Ulcera central ..con hipopión. O, I.
Se le. aplica la vacuna estafilocóciea en los días 20,
22, 25, 27 y 30 del mismo.
8." Agustina Nieto, de treinta y cinco años, de
Torrecilla de la Orden (Valladolid). Ingresó el 14 de
Diciembre de 1915,
Dagnósfcico : Traumatisixio del ojo derecho con supuración. Se le aplicó la vacuna estafilocóciea en
los días 14, 16 y 18 de Dieiembro,
9." Alfredo Delgado, de treinta y cinco años, di»
Madrid, Jesús, 14, Ingresó el 7 de Enero do 1616.
Diagnóstico : Ulcera supurada, O. I, Se le aplicó
l'i vacuna estafilocóciea en los días 8, 10, 12. 14, 10
y 18 de Enero.
10. Satui'nino Pascual,'de diez y seis años, do
Arenzana de Abajo (Logroño), Costanilla de San Pedro, 3, segundo. Ingresó el 9 de Enero de 1916.
Diagnóstico: Queratitis supurada. Se le aplicó la
vacuna estafilocóciea en los días 10, 12, 14, 16 \ 18
del mismo mes.
11. Fidela Tejado, de cuarenta años, de Escalona de Alberche (Toledo), Ingresó el 23 de Enero
de 1916.
Diagnóstico : Ulcera con hipopión. Se le aplicó la
vacuna estaülooócica e,n los días 24, 26, 28 y 30
del mismo mes,
12. Francisco Muñoz García, de Yangües (Seguvia). Ingresó el 24 de Enero do 1916.
Diagnóstico : Ulcera supurada, daoriocistitis ojo
. derecho. Se le aplicó la vacuna estafilocóciea en los
días 25, 27, 29 y 31 de dicho mes y 2 y 4 de Febrero.
13. Eugenio Herreros, de treinta y.un años, de
Alberite (Logroño), calle del Río, 18, primero. Ingresó el 24 de Enero de 1916.
Diagnóstico : Ulcera supurativa de la córnea que
ocupa la mitad de la misma.por la.parte interna, Se
le aplicó la vacuna estafilocóciea en los días 24, 26,
28 y 80 de Enero y 2 de Febrero.
..
14. Ramón Caballero López; de cincuenta y cinco años, de Muriel (Valladolid). Ingresó el 4 de Febrero de 1916.
Diagnóstico : TJIcera (!on hipopión. Se leaplicó la
vacuna estafilocó.cica en los días 6, 8, 10, 12 y 14
de Febrero.
Todos estos casos han sido dados -de alta á
los pooos días de la fecha-de-la última inyección.
Queda, pues, de manifiesto el importante
papel que representan las vacunas; polivalentes en el t r a t a m i e n t o d e las úlceras,supurativas de la córnea, debidas al estafilooooo,
Claro está que un proceso mierobiaiio .hay
que tratteiirlo micaobianamente: con- miorobinasi, oorno; dice nai querido maestro ei.doctor
Martínez;'V^aiigas. -. .;
No hay que entender que deba, excluirse lá
terapéutica local.; todo lo contrario; p u e s aum'
que en la mayoría d e loe.-casos sea insuficiente
de por sí (á-no-ser que-se t r a t e de úlceras no
supuratiryas), con el auxilio de las vacunas alcanza su acción lo que n o alcanzó ajites, pues
ia formación de loa anticuerpos que provoca,la
vacuna contribuye á la curación del proceso.
No me cansaré de repetir, como decía e n mi
primer artíci;do, que en oftalmología se'íttípóno
hoy el diagnóstico bacteriológico de los j)rocosos infectíyos:, y, sobre todo, los localizados ó
crónicos, pues la bacterioterapia h a ensanchado onormémonti el campo de los tratamientos
especíñcos; el i r a t a m i e n t o baoterioterápico es
compatible con los demás, locales ó generales,
que la experiencia h a demostrado ser los miejores y los ayuda, haciendo colaborar á la totalidad del organismo e n el proceso de curación
local.
Las vacunas polivalentes se emplearán con
Meferencia, por ser de m á s cómoda preparación y, por lo tanto, m á s económicas; pero
•uando el proceso es polimicrohiano; cuand'>
está causado por gérmenes contra los que n->
hay preparada vacuna polivalente ó de depó«'to, y cuando ha fracasado la vacuna polivalente, deberá recurrirsé á las autovacunas.
Dr. Rovirosa.
El Dr. Rosado, ilustro inspector provincial de Sanidad de Málaga, á quien k Real Academia de Medicina de Madrid otorgó el premio Salgado, en el último concurso, por su interesante libro Traiamienfn
t/f Trrnpéniica e-icoíar, sQciaJ y dontcnfica.
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Terapéutica, Gilbert, y- Carnot -.(jijntos. ó' separados) ; Tratado enqiclopédicQ 'de- Pediatría, de
Pfaunder ; Tratado! d,e.,'Pediatr.ia, . de Bendix ;
Fisiología, humana,, de .LueÍ£tni,;- Métodos de exploración clínica,. de'. Seifert-MuUer.,; Ginecología,-de-Fargas, y Obstetricia, de Campir.. De las condiciones de,venta informará D. Julio
Peláez, médico de yiHaverdi- de Arfnuña,., Sala
raanca,^'.. . . •,.,. ^ ,, „ . • . . , •
.-, •
ESPAÑA-MF.DIGA.
Í2
nxPhORRQwn RAoieGRnFieii
DE L©S HUESOS DEt éÜRP©
Posteriormente al descubrimento d e los rayos X se h a n estudiado lesiones de los huesos y
articulaciones del carpo, m u c h a s desconocidas
hasta ahora y m u c h a s m a l conocidas anteriormente. Sus fracturas, sobre todo, bien sean aisladas e n cada uno de sus huesos, bien asociadas con otras de la misma región ó de las regiones próximas, constituyen un t e m a de gran
actualidad entre las lesiones traumáticas de
los huesos.
E n E s p a ñ a no se publican los casos que debieran ya haberse publicado, sin duda debido á
que la generalidad de los médicos, por falta de
elementos de exploración, encuentran diñeulti'.des para hacer un buen diagnóstico. Me fundo para hacer semejante afirmación en que veo
algunos casos que han sido mal diagnosticados
y luego abandonados á pesar de que el médico,
poniendo de su parte cuanto pudo, que fué la
sospecha de que algo anormal existía que no
era fácil conocer, recurrió á u n radiógrafo, el
cual emitió un juicio equivocado.
Otras veces se presentan enfermos con una
antigua lesión de este género, acompañados de
una radiografía que se hizo á tiempo, pero en
la cual se aseguró que tal ó cual hueso aparecía
normal; y al mirarla nos e n c o n t r a m o s con que
la tal radiografía está hecha de una manera
que no es posible establecer semejante afirmación, porque en la actitud en que se colocó la
parte afecta, dada la superposición de unos
huesos sobre los otros, se t a p a n , borran ó confunden líneas que desvirtúan el dibujo'del hueso^ que se quiso explorar.
Por estas y otras razones be creído que era
conveniente vulgarizar la anatomía radiográfi-
ca d e los huesos del carpo, que es una de las
muchas cosas que se idan por sabidas sin saberse, convencionalismos que conducen á errores
peirjudicando no sólo á los enfermos, sino al
esclarecimiento de estos problemas, imposibilitando estudios clínicos de interés, pues se observan los pacientes e n las peores condiciones
de diagnóstico y tratamiento.
Éstas son las razones, por las que saltando
(ior dichos convencionalismos, me permito hoy
«xponer algunas ideas acerca de tan importante asunto.
"
•
.
Aparecen' los huesos del
carpo m u y confusos en ciert a s radiografías ' por la posición- adoptada para hacerla,
impidiendo su clara exploración. Así, por ejemplo, en la
posición m á s vulgar en que
so suele hacer la radiografía
del carpo colocando la mano
en pronaeión'sobre el chasis
que encierra, la placa, es cost u m b r e permitir que toda la
cara palmar de la m a n o y los
dedos estén en contacto con
la cubierta de dicho chasis,
. y en esta, posición la región
que nos ocupa se despega del
plano formando un arco que
la separa, de la placa, resultando la imagen de contornos
borrosos y confusos.
P u e s bien, si nosotros levantamos los dedos veremos
que ese arco desaparece al
llegar á cierto límite, en el
cual debemos fijar la mano
buscándole un punto de apoyo. Entonces los huesos del
carpo se habrán acercado lo
más pasible á la placa, y 1P
imagen que obtengamos será
m u c h o más pura de líneas.
E s t o es ley general para todas las proyecciones, puesto
que mientras más cerca está
el objeto del plano de proyección y más lejos del foco,
más limpia es la imagen proyectada.
Así se obtiene la figura 1.", en que se ve el
carpo de frente. Lo primero que observamos
es que siendo ocho los huesos de esta región-,
aquí sólo aparecen las sombras de seis, y es
que dos d e ellos están superpuestos y aparecen
confundidos en las sombras de dos de sus compañeros. E s t o se debe á que las dos filas de
huesos que aparecen como están, y nosotros las
conocemos en la anatomía descriptiva normal,
formando, como es sabido, un plano cóncavo
por delante y convexo por detrás. L a línea superior, y que pudiéramos llamar antibraquial,
que empieza por el escafoides en su extremo
m á s extemo, sigue formada por el semilunar y
el piramidal al llegar á su extremo más interno,; que lo forma el pisiforme. E s t e hueso se
sale de la línea y se coloca delante del piramidal, observándose en la sombra de éste un núcleo más obscuro y (.lifuminado que corresponde al pisiforrae.
Eii la línea inferior de huesos que pudiérarhos llamar metacarpiana, es al lado extremo
donde esto ocurre por la superposición del trapecio sobre él trapezoide;
Veamos en la, radiografía que pepre&enta la
figura 1.* lo que puede además explorarse de
los-distintotí hues-os por separado.. ^ -.- ..
El escafoides (fig. 1.", núm. 1).—Gomí»'et.
sabe tiene ti-es caras articulares, la supero-externa muy convexa, que se articula con el radio, y cuya articulación se ve bien clara en esta
radiografía ; la cara inferior, igualmente convexa, que se articula con los dos primeros huerio.í de la segunda línea, ó sea la metacarpiana,,
que sou el trapecio y el trapezoide, y que n o se
ve nada claramente, por lo que ahora diremos .
cómo se ha de explorar bien, y l a interna, que
está dividida en. dos caritas articulares, una superior para el semilunar (fig. 1.^, n ú m . 2) y otra
inferior, que aparece con: toda su excavación,
que es mucha, y en la cual, se aloja la parte externa de la cabeza del hueso grande (fig. 1-^,
número 7). Se ve de esta manera también con
bastante claridad la silueta de la cara extema
del escafoides con BU tubérculo, que tíene^ la
importancia de qup en él se inserta el ligamento lateral, e x t e m o de la articulación del carpo.
H e m o s dicho que la articulación de la cara
inferior del escafoides con el trapecio y el.trapezoides aparecían invisibles para explorarla en
esta radiografía, y, para verla es necesario hacer u n a en que, apoyando, el borde-radial sobre
la cubierta del chasis se proyecte sobre la placa
la región de perfil, como ocurre en la radiografía
que representa la figura 2.*, y entonces, veremos
con claridad cómo el ángulo interno de la,extremidad inferior de la sombra del escafoides (figura 2.^, n ú m . 1) se encaja en el ángulo entrante
que dejan la unión del trapecio (fig. 2.*, número 2) con el trapezoide (fig. 2.^, n ú m . 3).
E n caso de fractura de este hueso estas dos
radiografías se complementarán muy bien para
la exploración, bien resida la lesión en la extremidad superior, en su parte media ó eri su extremidad inferior, así como se podrá dar el cirujano exacta cuenta de la posición de los fragmentos por m u c h a dislocación que exista, siendo esto de suma importancia,para su buen tratamiento, y teniendo en cuenta que la fractura
de este hueso es de las m á s frecuentes del carpo, bien sea,aislada ó asociada á la de sus vecinos.
.,
E l semilunar (fig. !."•, núm. 2) n o s o f r e c e c u a tro caras articulares, una super'or convexa par;'.
Pig. 2.
/•;.sp.-?.v.i
13
Mi:i)iJA
el radio, otra inferior cóncava de delante á atrás
en la cual se articula la cabeza del hueso, grari•d3 (íig. 1.% n ú m . 7) y la extrem'dad suparior
del hueso ganchoso (fig. 1.", núm. 8 ) ; otra peq u e ñ a externa para el escafo'dss (fig. 1.'', número 1), y otra 'nterna bastante m á s grande
•que le, sirve para articularse rfion el piramidal
(figura!.", núm, 3).
- Coni'o s«. ve en la figura 1.", n ú m . 2, ej hueso
aparece, perfectamente delineado, s'n,embargo,
será conveniente para su oampleía exploración
hacer una rad'.ografía como la que representa la
figura 3 . ' , la cual se obtendrá colocando el bor
de cubital de la región inmediatamente sobre el
plano del chasis, y entonces veremos (fig. 3.%
iipmero 1) este hueso con su característica form a semilunar que le ha dado nombre, siendo en
esta posición donde podremos estudiar mejor
algunas de sus fracturas y dislocación de fragmentos, auí como sus luxaciones.
E l piramidal (fig. 1.*, n ú m . 3).—-Tiene este
hueso también cuatro caritas articalaras, una
superior que corresponde, sino preeisamento al
cubito, sí al ligamento triangular de la. articulación radio-cubital inferior. Otra inferior que sirve para articularse con el hueso ganchoso ; otra
Fig. 3.^
externa para el semilunar, y otra antero-interna
q u e . s e articula con el pisifórme.
Esta última es la que únicamente no se ve en
la figura 1.^ porque el pisifórme se proyecta en
ella debajo del piramidal superpon'óndose ; pero
«i nosotros hacemos una radiografía colocando
él borde cubital sobre el chasis y le damos al eje
transversal de la regió.i una inclinación de abajo á arriba y de dentro á fuera de manera que
forme con la superficie horizontal del chasis un
ángulo próximamente de 45 grados, se obtendrá la figura 4.*, que, como se ve, manifiesta en
todo su contomo ei hueso piriforme (núm. 1) y
su articulación con el piramidal (núm. 2)., E n
esta radiografía podemos observar peííectament e además 1 \s lesiones d e esta articulación y las
fracturas, del pisifórme, que a u n q u e 'son m u y
excepcionales aisladas, en canibio, son frecuent e s sus luxaciones asociadas & fracturas de la
extremidad articular del píramldali á l a s de la
apófisis estiloides del cvíbito y á. la luxación del
hueso grande.
Fi"
E l trapecio (fig. 2.^, n ú m . 2).—En la radiografía que muestra la figura 2.^ ee ve con toda
claridad. Está situado entre el escafoides por
arriba y el primer metaoarpiano por abajo, con
quienes se articula por sus caras superior ó inferior, c instituyendo la columna externa del
carpo, según Taton, para explicar la frecuencia
m.ayor de las fracturas, de estos huesos.
Tiene el trapecio otra cara articular interna
que se hace un poco exterior y cóncava en la
parte m á s alta para articularse con el trapezoide (fig. 2.^, núm. 3) y plana en su parte más inferior para articularse con el segundo metaoarpiano (fig.'2.*, n ú m . 5).
El trapezoide (fig. 2.^, n ú m . 3) se ve muy
bien en la radiografía de la figura 2.^, m a s no
t a n aislado como el trapecio por estar en sus extremos externo é internó superpuesto al trapecio y al hueso, grande, con quienes se articula.
E s t á , pues, enclavado entre el escafoides por
arriba, el segundo metacarpiano por abajo, el
trapecio por fuera y el hueso grande (fig. 2,",
número 4) por dentro, articulándose igualmente con todos ellos.
E l hueso grande (fig. 1.*, n ú m . 7) se ve muy
bien en la radiografía que muestra la figura I.''
E n su porción superior ó cabeza hay una cara
articular serniesférioa, cuya silueta se marea
muy bien, que corresponde á la concavidad que
existe en la cara inferior del semilunar, con
quien se articula.
E n la cara externa tiene una superficie articular convexa en su parte m á s superior que
corresponde á la concavidad grande que muesti'a en su cara interna y parte más inferior el escafoides, y otra -nás plana y más pequeña en su
parte inferior que sirve para articularse con el
trapezoide. Por su cara interna está articulado
en casi toda su extensión con el hueso ganchoso, y muestra en la cara inferior tres superficies
pequeñas articulares, la m á s e x t e m a y la media que sirven, respectivamente, para articularse con el segundo y tercero metacarpianos y la
m á s interna para el cuarto.
Cuando se quiere explorar este hueso bien
hay que hacer una radiografía como la que
muestra la figura 2." (fig. 2.^, n ú m . 4), y se ve
en ella, así como en la figura 1.*, n ú m . 7, la
cabeza, cuello y cuerpo, pero de perfil.
Las fracturas más frecuentes en este hueso
son las del cuello, que se pueden ver m u y bien
en la figura 1." y en la 2.", y las de la base y
las axiales, que se ven mejor en la figura 1.*,
aunque las dos son necesarias muchas veces en
todos los casos para ver la dislocación de loa
fragnaentos si hajr, fractura ó la posición anorm a l del hueso si existe luxación.
Hueso ganchoso (ñg. 1.*, n ú m . 8).—Tiene
este hueso una apófisis en la cara anterior llamada nucijorme, que le da nombre, en donde
se inserta el ligamento anterior del carpo. Su
extremidad superior se articula con el semilunar, su cara inerna con el piramidal,y su cara
externa con el hueso grande. La apófisis uniforme queda superpuesta en la figura. 1.* y nt.
se ve. Cuando la fractura del hueso es del.cuerpo se puede observar su línea en la radiografía (fig. ,1.^, n ú m . 8), pero cuando es de la apófis's se verá mejor e p la radiografía figura 4 / j
número 3.
.De todas maneras, los síntomas de estas Ib
s'ones que hay que estudiar, bien pueden He-,
vamos rectos á la elección de posición en que
hemos de hacer la radiografía para confirmar ol
diagnóstico, y en caso de duda hay que hacer
las radiografías en las cuatro posiciones que hemos indicado si queremos hacer una exploración bien completa d^ esta región.
, E s t a s figuras radiográficas, q u e pudiéramos
llamar clásicas, y que m u e s t r a n las siluetas
más exactas de los huesos d e i carpo, deben t e nerse en la memoria ó estudiarlas én cada caso
para poder juzgar con exactitud respecto á s u s
alteraciones en los distintos aspectos que p u e den ofrecer ó su cambio d e forma ó su cambio
de posición.
Dr. Decreí.
Bronconeiinionras y puimoflías
IV
Marchaba la. Medicina prudentemente' por
su camino básico; la clínica, auxiliada por los
perfeccionamientos de su técnica fisioquímica
do investigación, libre, por fin,' de, doctrinas y
de sistemas, gracias, á la nueva vía experimental á que la condujo el gran filósofo CláiUdio Bernard, cuando los descubrimientos dé' Pás'teur
vinieron á transformaría.
A la observación previa, minuciosa y detallada del enfermo substituyó íá obseirvaclón en
él laiboratorip como base diagnóstica fundamental y preponderante. Todos los esfuerzos s é encaminaron al descubrimiéntci y exterminio d e
los microbios. La clínica quedó olvidada, obscurecida, hasta menospreeiada. El enfermo se conceptuó en último término. E l diagnóstico d e las
enfermedades se estableció aplicando á los enfermos todo el bagaje obtenido de sus productos
en los laboratorios y en la prolífica y abrumadora bibliografía médica, en general n a d a práctica.
Se hizo tatola rasa de las medicaciones sencillas y út'les de las enfermedades infecciosas
y dé otras enfermedades reputadas hoy como infecciosas, sancionadas por la experiencia de
nuestros colegas antepasados, á las cuales sucedió u n a irrupción continuada de medicamentos jamás conocida, perturbadora de las enfermedades, hablo en general, aunque h a y pocas
excepciones, y del cerebro de los medióos, victimas del estudio de tal polifarmacía y del asedio diaxioide los encargados de propagar y ensalzar las virtudes curativas de sus drogas y de
las informaciones-reclamos, correspondientes,
asaz sugestivas, capaces de formar u n a biblioteca.
A la precisión terapéutica, ó sea á la .administración detallada y meditada de los medicamentos d© acción bien conocida por la experiencia de luengos años, con arreglo á las diversas
circunstancias individuales, siguió u n a tera-
ESPAÑA^
14
péutica de específioos igual para todos los. individuos.
Los enfermos d e pulmonía se trataban satisfíbctoriaiaente con rxiedios terípéuticos que,
después de las doctrinas microbianas, se abominó y se presei'n.dió de ellos por considerarlos
e n absoluto peligrosos, y so substituyeron i,or
otros medicamientos realmonte peligrosos y por
medicaciones cuyos resultados no han sido lo
lisonjeros,que creyeron sus autores y propagadores.
Digo que se t r a t a b a n satisfactoriamente los
enfermos d© pulmonía porque lo presencié muchas veces e n los hospitales y porque yo mism o usé y he empleado siempre esos medios
con buen éxito.
Sangrías, conia-aostimulantes, vejigatorios; he
aquí los tres principales medios con los cuales,
empleados oportunamente y con prudencia,
nuestros colegas de otro tiempo curaban la rnayor parte d e los pulmoníacos.
L a sangría, agente terapéutico que h a conocido todas las grandezas, hasta las más exageradlas, seguidas de todas las decadencias, también infimdadas (Grasset), v a adquiriendo en
otros países su impartanc)i ai relativa. Se recomienda en los pulmoníacos vigorosas, con pulso fuerte, cara encendida y que tienen gran fatiga, por m á s que esta clase de enfermos no
sea t a n frecuente como a n t a ñ o en Madrid, y
además en las enfermedades tóxicas é infecciosas, no sólo como agente eliminador de cierta
cantidad d e los productos tóxicos é infecciosos
de la sangre, si'no porque modifica las reacciones vitales ó de defensa contra los agentes morbosos.
Véase- lo que, refiriéndose á la sangría, escribió Walche, profesor de Patología y Clínica
del Colegio-Universidad de L o n d r e s : «Nosotros
t a n sólo nos levantamos contra las exageraciones de la teoría de Sangredo. H e m o s aprendido
de nuestros antecesores las fechorías de la sangría en excesa, y estamos en camino de aprender, á n u e s t r a costa, los peligros de la omisión
d e la sangría.»
L o m i s m o cabe decir de los medicaonentos
denominados contraestimulantes, que sin eva
cuación sanguínea producen algunas de los ef ec
tos de la sangría, y que, olvidados hoy por con
ceptuarlos depresores del sistema nervioso, deben figurar, según el gran físico-patólogo Grasset, en todas las obras de terapéutica, «á condición de separar de estos remedios su exageración práctica».
¡ Cuánto m á s peligrosos son los modernos medicamentos antitérmicos que se usan con fre
cuenoia en las pulmonías y bromeo-neumonías,
Los cuales deprimen el sistema nervioso y, lo
q u e es m á s grave, debüitan las funciones rsna
les, disminuyendo y h a s t a suprimiendo la e.\
creción de orina I
H a c e bastantes años que se emprendió una
c a m p a ñ a violenta contra las cantár'das, fundándose en hechos d e excepción. Por mi parte,
afirmo que en m i larga práctica médica, en la
que usé siempre esta clase de vejigatorios con
oportunidad y prudencia, n u n c a observé ninguno de los trastornos q u e se les atribuyen. Posteriormente sus mismos detractores depusieron
de su intransigencia y los emplearon de nuevo
en condiciones determinadas.
Ni las exageraciones de otros tiempos^ genera-
lizando dichos medios terapéuticos, ni las exageraciones modernas suprimiéndolos en absoluto.
'••'
Joüé Sáenz y Criado.
Un m k amiep ni» Í Ü I R A
¿Quién no habrá oído referir algún caso de
calalcJsiaV ¿Quién no sabrá d e alguno que
I taya sido enterrado vivo ó do otro qu© haya
resucitado con todo el aparato que el argumento de estos acontecimientos requieren?...
No hace mucho tiempo se publicaba en la
Preasa cubana que en la H a b a n a , al remover-ie los cadáveres de los nichos para hacer un
tiasludo de enterramientos de la necrópolis
\ ¡eju á la nueva de Colón, se pudo observar en
los restes do dos mujeres jóvenes las huellas
de la lucha horrible que tuvieran aquellas infelices para librarse d e la prisión espantosa de
aquellas bóvedas. U n a de ellas, en el paroxismo de la desesperación, terminó su agonía extrangraiándose con sus propias manos, según
denunciaba la posición del cadáver.
E m i n e n t e s tratadistas médicos a^seguran qui>
la catalepsia es una enfermedad rara, que se
encuentra en ciertas formas de la enajenación,
singularmente en la que s e conoce con el nombre de melancolía atónica, y á la que son propensos los niños y los jóvenes de sistema nervioso impresionable. E l ataque es repentino,
©1 paciente queda como petrificado en el lugar
donde le sorprende, con loe músculos en u n estado de rigidez que da exacta idea de la
muerte.
E l principal peligro de esta terrible enfermedad paroxística está e n que los movimientos
respiratorios se debilitan, h a s t a el pimto d e no
percibirse, sino por medio de una ausoultacióü
prolongada y cuidadosa, loe latidos del corazón.
E n algunos casos queda completamente aniquilada la actividad cerebral, pues concurre la
pérdida real del conocimiento; en otros casos,
el enfermo atacado percibe las sensaciones,
quiere, hablar, hacer u n gesto, moverse, porque tiene perfecto conocimiento de cuanto ocurre en su derredor; pero no puede moverse ni
ejecutar sus determinacitvnes; su cuerpo- es de
plomo; su lengua., muda, y sus ojos, inmóviles.
Léase la descripción del caso ocurrido al
chauffeur Eoberto Ames, de Chicago, con motivo del reciente huracán que devastó y causó
tantos daños en las poblaciones del Sur de los
Estados Unidos:;
«Caminaba por una de las calles South Rampart, d e . N u e v a Orleáns, impelido por la necesidad imperiosa de llegar á determinado l u g a r ;
pero arreció la lluvia y el viento, de tal modo,
que m e vi obligado á refugiarme en el edificio
que ocupaba el hospital veter'nar'o del doctor
Moore. A mi lado vino á colocarse un negro,
sirviente al parecer de la clínica y que salía á
ver la tormenta. Eugió el huracán, sonó un
trueno espantoso, y vi cómo los muros del portalón del hospital calan desmoronados sobre
nosotros, enterrándonos... ,
Yo garantizo—añade Ames—que nadie sabe
MED
10A
lo que es esa especie de m u e r t e fingida á la
que llaman catalepsia.
.
• Supue© que.estaba en el depósito de oa/dáveres ooHocado sobre una m e s a ; esto lo presentí
como un sueño, y poco después empecé á darm e cuenta do la realidad del hecho'. Quise abrir
los ojos, y no pude. Pretendí articular palabras,
y no m.e fué posible ; m e esforcé por moverme,
y con desesperación, m e di cuenta de que mi
cuerpo n o respondía á los mandatos d e la voluntad, i Oh, pero yo oía! S í ; escuchaba el ruido de las voces, sentía pasos que se acercaban
y á un individuo que hablaba con otro y le decía : «¡ Coroner 1 E s e negro y ese blanco murieron en el derrumbe de u n edificio.» ¿ Yo muert o ? ¿Pero qué clase de m u e r t e es ésta?, m e
preguntaba. ¿ E s acaso que uno fallece y puede
oir y se d a cuenta de las cosas? Se alejaron. Yo
sufría, padecía horriblemente. Comprendí que
m e suponían en el otro m u n d o y que me enterrarían. Y, sin embargo, yo estaba vivo, podía defenderme, tenía noción de la situación y
la impotencia de los músculos y el no pbder
hablar m e lo impedían..
Nuevamente sentí pasos, estando en esta inquietud, y oí la misma voz que antes hablara
al «coroner», que decía: «Jim, baña á esos
dos; e s t á n m u y sucios por la tierra que se les
ha inorusta^tfj.'y n o quiero que se les entierro
así.» Momentos después m e di cuenta que m e
trasladaban, y poco á poco sentí frío en el cuerpo: era la, primera sensación que experimentaba. Mi cerebro fúricionaba á maravilla: suplicaba, imploraba á Dios por mi suerte. ¿Morirla de asfixia y de inanición en cuanto m e ent e r r a r a n ? . . . Pero convencido de que mis esfuerzos por moverníe,-no daban el menor resultado, concluí por conformarme, quedando á la
expectativa.
Al cabo de algunos Imomentos oí á uno de
los que estaban ocupados en los trabajos de lim- .
pieza del salón e x c l a m á í ;
—¿Qué ha "sido eso? Alguien se¡ h a movido ;
¿ n o percibietes un ruido m e t á l i c o ? — l e decía
al compañero.
•„
E l ruido era cierto. Yo había movido ligeram e n t e mi brazo y la extremidad, al caer pesadamente sobre la mesa de cinc en que estaba
tendido, produjo el ruido. Un nuevo esfuerzo y
una convulsión recorrió todo mi cuerpeo.
— ¡ E l m u e r t o se mueve, J i m I—gritó angustiado el que diera el aviso a n t e s ; y oí que s©
alejaban, produciendo gran estrépito en la fuga.
Quería vivir, necesitaba-vivir; el cerebro m e
mandaba vivir, j E s t a b a aprisionado con fuertes ligaduras 1.,
— ¡ A romperlas!, me dije, y, en efecto, sentí como si toda mi fuerza se pusiera al servicio
del empeño de destruir el fuerte lazo que m e
ataba á la mesa. Moví los ojos y vi. S í ; vi una
lámpara eléctrica en el techo. Un techo de poco
puntual; que se extendía tan á lo largo, que n o
se abarcaba con la mirada.
Una blanca sábana cubría mi cuerpo desnu.
do. Me incorporé en la mesa. J i m y su compañero se habían aproximado nuevamente- hasta
donde yo estaba, después de propagar la alarina
á los funcionarios de la Morgue. Cuando me
vieron mover huyeron, á pesar de mis súplicas
y llamamientos, y tuve que reclinarme de nuevo a n t e el t mor de que dos agentes policíacos
que habían acudido á la puerta del salón, dis3^
OTO
Nuevas I [aguas minerales,
sulfatado * sódicas, sulfhí«
dricas y radioactivas de
UALDEZARZA
PDRGaiVTB Q U E NO
IRRim
Para las e n f e r m e d a d e s de laaro
piel, gota, o b e s i d a d , estreSii
miento, reumatismo, úlceras va
ricosas, etc., etc.
jtrenal 26. - DOli F.
ara
ESPAÑA
MEDICA
¡5
pararan sus revólveres, que ya enoañonaban
contra mí.
Supliqué, Aseguré q u e estaba vivo, que necesitaba tomar algo caliente, y que m e moría
•defrío.
Al fin u n módico se atrevió á Uegar hasta m í ,
y se convenció de que había resucitado. E l espanto de aquella gente ante el muerto vivo
íué superior á cuanto pueda narrarse. Me alimentaron y m e llevaron al hospital general.
Numerosos módicos, solícitos, -acudieron á
reconocerme, m á s por ouriosidad que por sentimiento humano. Todos decían que tenían que
operarme para serrucharme cinco costillas fracturadas. Pero aqueUa noche m e escapó del hospital y m e fui á una clínica d e la Cruz Eoja,
donde m e prometieron curar sin necesidad de
acuchillarme; preferí este sistema. ¡ Tanto t e mor tomé al cloroformo, que m e obligaba á morirme nuevamente, a u n q u e fuera sólo por u n
momento!
Los médicos h a n tenido ocasión de convencerse da que lo ocurrido á Ames es u n caso de
catalepsia original, rarísimo, único, quizá que
registra la historia médica.
La compresión q u e una de l a s costillas" fracturadas produjo sobre el corazón dio lugar al
ataque cataléptico. Sobre este extremo n o cabe
duda alguna. Se comprobó minuciosamente
que ninguna de las treinta contusiones y desgarraduras que presentaba Ames e n la cabeza,
piernas y brazos tuvieron influencia alguna á
• producir la catalepsia.
E n los Círculos norteamericanos será estudiado el caso d e t e n i d a m e n t e ; la Medicina legal actuará brillantemente, y del fallo de sapientísimos galenos surgirá el informe que
servirá de base á la sentencia que dé el Tribunal que haya de juzgar a l infeliz médico que,
en mala hora, extendió el certificado de defunción del resucitado Eoberto Ames.
•••<»-
GLOTONERÍA TÉCNICA
-Tiene... tiene... azúcar... albúmina. ¡Con un poco de vainilla se harían excelentes merengues!
Iníermezzo cómico.
España
Oftalmológica
pal, la excedencia en dicho cargo, por todo el
y, golpe final que tiene mucha gracia, la
tiempo d e desempeño d e concejal para el que
España
Médico-forense.
ha sido elegido, reservándole el derecho á ocuLa verdad es que si fué.'emos vanidosos, hace
¿ Tenemos ó no motivo de satisfacción ? ¿ Qué
par el destino que e n la actualidad desemuna temporada que hubiéramos reventado de sase imita? Lo bueno. A nosotros nos imitan, luego peña.
tisfacción. ¿ Habrá cosa que más halague que el
somos buenos. Por lo menos el nombre, que ya
—-Ascender á la plaza d e jefe facultativo de
ser imitado en sus obras ? ¿ Habrá mayor sanción
es algo.
.
la Beneficencia municipal, con el haber anual
de acierto que el ver reproducidas las propias
de 4.000 pesetas, vacante por haber pasado
ideas? Pues este acierto y este halago sentimos
D. Dionisio Gómez Herrero, al ascender en 11
nosotros.
del actual al escalafón especial de Puericultura,
. Hemos bautizado á nuestro periódico con el
á D . L u i s Lorenzo Martín Corral, que ocupa el
nombre de ESPAÑA MÉDICA, y realmente al dar
número 1 de la escala inferior inmediata.
con este titulito debimos descubrir un tesoro, pues
—Nombrar por el t u m o de antágüodad médide todas las provincias brotó la imitación. Desde
co tercero del Cuerpo facultativo de la Beneentonces nacieron
ficencia municipal, con el haber anual de 2.000
Galicia Médica.
Por el Ayuntamiento de Madrid se tomaron
Murcia Médica.
los siguientes acuerdos respecto á asuntos de la pesetas, á D . León Eáco Cuadrado, que ocupa el n ú m e r o 1 del escalafón de supernumeraBeneficencia municipal:
Segovia Médica.
Andalucía Médica.
Nombrar médicos •supernumerarios, de la Be- rios, en vacante por excedencia concedida á
D . Francisco H e r n á n d e z Manrique.
Jerez Médico.
neficencia rnunicipal á D . Carlos Prectel Page
—^Ascender á la plaza d e médico segundo del
Extremadura
Médica.
y D . Ángel Castellanos Eodríguez, con oaráieCuerpo facultativo d e la Beneficencia municiSevilla Médica,
ter interino y sin perjuicio de las disposiciones
y quizá alguno más que no recordemos.
que en lo sucesivo se adopten respecto al perpal que exist*. vacante por excedencia de don
En resumen, que hemos creado el (napa de sonal d e esta clase.
Alvaro de B l a s ó I t u r m e n d i , dotada con el h a España médica.
ber a n u a l d e 2.500 pesetas, á-D. E d u a r d o AldaVotaron en contra los Sres. Besteiro, García
Pero'aún hay más. También empezaron á pu- Cortés, Iglesias, Mora, Antón y Silvela.
ya Gronzález, y nombrar para ocupar la vacanblicarse la
—Conceder á D . Alvaro de B l a s é I t u r m e n - t e d e módico tercero, prbducida por el anterior
di, médico segundo de la Beneficencia niuniei- ascenso, á D . Franoisoo Javier Eincón LezeaEspaña
Farmacéutica.
es Yíiomar
(CON SULFATO HORDENINñ)
Precio de l a caj9 con diez dosis: 3
pesetas.
Cada papel contiene la cantidad necesaria para fermentar 250
gramos de leche colocada en condiciones de temperatura,
vasija, etc., etc , apropiadas.
ESPAÑA
/o
Ho, por el t u r n o de oposición á que corresponde
y con el haber anual de 2.000 pesetas., por OCÜT
p a r ambos el n ú m e r o 1 de las escalas inferiores
inínediatas..
- .
-—Admitir á D . Manuel Llórente Nafarro la
dimisión del cargo d e farmacéutico üiunicipal,
encargado del despachO' de medicamentos d© la
Sección tercera del distrito de la Inclusa, por
haber traspasado su farmacia.
—Anunciar concurso para proveer la plaza de
jefe farmacéutieo que cxiste vacante por defunción de D . José Conde Eincón, con arreglo á
las bases de preferencia, modificadas por acuerd o dé 19 de Febrero último, entre los farmacéuticos m u n i c i p a l e s del distrito del Hospital, por
término de diez días, contados, desde la publicación del anuncio en el Boletín del
Ayuntamiento de Madrid, debiendo los aspirantes soBoitarlo d e n t r o del plazo señalado en instancia
dirigida al excelentísimo señor alcalde, acomp a ñ a n d o los documentos, justificativos de sus
méritos y .servi.cio9.
—Ascender á las plazas de jefes facultativos
d e la Beneficencia municipal, con el haber de
5.000 pesetas anuales, consignadas en el presupuesto vigente, á los diez que á continuación se
expresan, por ser los jefes más antiguos que
figuran en el escalafón de su clase:
D. José Sáenz Criado, D. E d u a r d o González
y García, D . Mariano Herrera Carrascoso, don
Gustavo. Beboles y Campos, D . José Gallud y
Molina, D. Félix Grau y Agudo de Toro, don
J u a n José García y Ramos, D,. Manuel Novella
y Galve, D. Luis Ortega Morejón y D. Antonio
P a r d o Regidor.
—Se dio cuenta del dictamen propoaiiendo se
ascienda á las diez plazas de subjefes facultativos de la Beneficencia municipal, con el haber
anual d e 3.600 pesetas, consignadas en el presupuesto vigente, á los diez méd'cos primeros
m á s antiguos que figuran e n el escalafón de su
clase, D . Vicente Guerra Cortés, D . Carlos Soler Aulet, D . José Botella Martínez, D. Eduard o Moreno Gómez, D. Julián Navarro Gallego,
D. Emilio Loza Collado, D. J u a n H o r m a González, D. J u a n Rodolfo López Figueredo, don
J u a n Herrera Carrascoso y D. Hipólito Guíu
Gutiérrez.
— F u é aprobado, con la modificación propuesta por e! Sr. Süvela y aceptada por la Comisión, de que la denominación de «subjefes»
se substituya por la de módicos primeros.
, —Conceder á D. V'cente Rodríguez-Camuñas y Recio, médico supernumerario del Cuerpo facultativo de la Beneficencia municipal,
dos años de excedencia, debiendo ocupar á eu
reingreso el mimero 3 en el escalafón de su
oíase, y solicitar éste un mes antes, por lo menos, de terminar el plazo de la excedencia; entendiéndose que de no hacerlo renuncia á continuar formando parte del citado Cuerpo.
(TüSERgüLesis)
,—^Ascender á D. Federico León Couce y
L a n d a á la plaza de médico priínero de la, Beneficencia municipal que existe vacante por
ascenso de D. Luis Lorenzo Martín Corral, y
para la vacante de médico segundo, el de don
Pedro Mayoral y Carpintero, que continuará en
situación de e.teedenfce, y por esta causa debe
ascender el .médico segundo I). Aurelio Romero Lozano, que le sigue en el escalafón; pero
como este señor figura en el de la Institución
municipal de Puericultura., y el art. 19 del reglamento de la misma los considera implícitamente como excedentes, puesto que les faculta
para volver al Cuerpo siempre que previamente
renuncien los derechos que en la citada Institución hayan adquirido, y lo soliciten con arreglo á las bases aiprohadas por el Ayuntamiento
para los médicos excedentes del Cuerpo facultativo, se le concede el ascenso á médico segundó,, deelafándole excedente, y en su virtud, asciende á este cargo D. Ignacio Ramón Prieto
y Pulpeiro, que le sigue inmediata.mente en el
escalafón, y nombrar para ocupar la vacante
de médico tercero, dotada, con 2.000 pesetas
anuales, que resulta, de los anteriores ascensos
y que oorresp'Onde proveer por el turno de antigüedad á D . José Irafleta Rodríguez, núm. 1 del
escalafón de médicos supernumerarios, de confornidad con la regla tercera del art. 42 del
Reg]a.mento del Cuerpo facultativo, entendiéndose estos nombramientos con la antigüedad de
1.° de Enero, á efectos de la percepción de haberes.
—Ascender á la plaza, de médico segundo de
la Beneñcenoia municipal, que existe vaca.nte
por fallecimientoi de D. Francisco Gil Ventura,
al núm. 1 de la categoría' inferior inmediata,
D. Aurelio Martín Arquellada, y nombrar para
ocupar la de médico tercero que éste deja, con
el haber anual de 2.000 pesetas, á D. Fernando
Ptlo y Martín, por el turno de oposición á que
corresponde, de conformidad con lo que determina la regla tercera del art. 42 del Reglamento
del Cuerpo facultativo.
—Ascender á la plaza de médico segundo del
Cuerpo facultativo de la Beneficencia municipal, que' existe vacante, por haber pasado á
prestar sus servicios á la Institución municipal de Puericultura D. Manuel Vázquez Lefort, á D. Eloy Gómez Sánchez; y nombrar,
por el turno de antigüedad á que corresponde,
médico tercero, con el haber de 2.000 pesetas
pedidas por los médicos de guardia cuando intervengan en algún hecho justiciable, como
para que se pongan á disposición de las Casas
de Socorro correspondientes los que lleguen á
hacerse efectivos en cada caso concreto ó periódicamente, de conformidad con lo informado por los If trados consistoriales.
—^Desechar la proposición, tomada en consideración en 22 de Octubre último, relativa
Jarabe
radífero
MEDICA
á la creación d e , u n Cuerpo de matronas-ó comadronas para asistir á los partos naturales en
la Beneficencia municipal,, teiiierído en cuenta
que resultará u n a considerable carga p a r a el
presupuesto, y que no añadiría garantía alguna de acierto en la prestación del servicio, puesto que éste se verifica en la actualidad por u n
Cuerpo de tocólogos perfectamente organizado.
-—Proveer la plaza de médico del Colegio de
Nuestra Señora de la I aloma, como todas las
del Cuerpo facultativo, con arreglo á lo que determina el vigente Reglamento.
* «
— H a n sido elegidos para desempeñar los cargos de vocales y suplentes de la J u n t a de Gobierno y Patronato de Farmacéuticos titulares,
los siguientes señores :
Vocales: Excmo. Sr. D. Joaquín Ruiz J i m é nez (a.bogado y senador), Excmo. Sr. D. Ángel
Pulido y Fernández (médico y senador), D. A l fonso Medina Vera, I ) . , Rufino Escribano Ortega y D. José María Narbona Navarro (ex titular de Álava).—Suplentes : Excmo. Sr. D. J u a n
Ranero y Rivas (aibogado y senador), D. L u i s
de Vicente Romeo, D. Eulogio García. González (titular de Pinto), D. 'Francisco Garcerá
Castillo, D. Pedro Fraguas Pueyo (ex titular de
Colmenar Viejo) y D. Tarsioio Capitán Lozano
(ídem de Pasaron de la. Vera).
Los elegidos para formar con la J u n t a de
P a t r o n a t o el Consejo de Inspección de la Caja
de Socorro, son los siguientes: D. Francisco,
anuales, á D. Manuel Ubeda Sarachaga, por
ser dichos señores los que ocupan el núm. 1 de
las escalas inferiores inmediatas.
H a fallecido en Madrid el padre de nuestro
querido amigo el Dr. Mayoral, al que enviamos
nuestro sentido pésame.
*
* *
El Ayuntamiento de Madrid desestimó la
moción que había presentado el concejal señor
Sáiz Herráiz, proponiendo la substitución del
Cuerpo de tocólogos de la Beneficencia, municipal por las comadronas.
El acuerdo del Municipio fué u n á n i m e m e n t e
elogiado por la clase médica, á la que noi se le
alcanzaiban las razones que pudiera tener un
médico (pues el Sr. Sáiz Herráiz posee dicho
título) para proponer semejante substitución,
que pugna con los más rudimentarios principios
de la tocología moderna.
Lo único de lamentar es que hubiese dejado
de ser concejal el Sr. Sáiz, pues así no p u d o
defender la moción y nos dejó con la curioeidad
de saber en qué peregrinas razones fundaría su
proyecto.
i m p r e n t a df» Anfnnin Maryn. San HftrinpneaiMo. .13 duplicado
(BRONQUITIS)
MUESTRAS Y LITERATÜEA: LABORATORIO BUSTO, ESPAÑOLETO, 10, MADRID
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