El Clarí-n de Chile Los profetas siempre llegan tarde a la cita con el poder autor Rafael Luis Gumucio Rivas 2005-11-14 21:02:06 León Trosky era el seguro heredero de Lenin, en 1924. Mucho más inteligente que Stalin, sin embargo, no poseía el aparato del Partido y terminó siendo el profeta desarmado y, finalmente, el caudillo desterrado. En la historia de Chile se han dado muchos casos de profetas que nunca llegan a la presidencia. Por ejemplo, no cabe duda que Antonio Varas era más liberal que Manuel Montt y más astuto que José Joaquín Pérez, pero la tribu de Judá, la aristocracia chilena, le puso la proa por ser pobrete. José Francisco Vergara, masón, radical y bombero, fue el brillante ministro que llevó al triunfo al ejército chileno, en Chorillos y Miraflores; en 1986 se peleó con el autoritario Domingo Santa María, obligándolo a ser candidato de la oposición contra José Manuel Balmaceda.   En 1910, el millonario y liberal Agustín Edwards M. C. estaba seguro de ser elegido candidato presidencial, sin embargo, el cómico octogenario, rey holgazán, Ramón Barros Luco, le arrebató la candidatura con toda facilidad. En 1927, ante el miedo frente a la posible dictadura del “caballo” Ibáñez, todos los partidos oligárquicos se unieron: de nuevo el nombre de Agustín Edwards aparecía como una posibilidad cierta de encabezar esta santa alianza, pero, en última instancia, los jerarcas se decidieron por el inadecuado dandy remolón , Emiliano Figueroa.  A mi modo de ver, Sebastián Popeye Piñera es uno de los profetas que siempre llegan tarde a la cita con el poder. Tatán Popeye Piñera no tiene nada que envidiarle al millonario Agustín Edwards M.C.: poseer un canal de televisión es tan importante como El Mercurio, ambos son liberales y simpáticos. Para muchos electores la riqueza personal es una garantía que el candidato no robará el dinero de todos los chilenos, por eso eligieron al más neurótico de los hijos del “león” de Tarapacá, don Jorge Alessandri, quien no tenía señora que comprara elegantes modas de París y sólo tomaba agua mineral Panimávida.  Algunos amigos demócrata cristianos están preocupados por el apoyo de Gabriel Tomic a la candidatura de Sebastián. Por cierto, Radomiro Tomic, su padre, jamás fue derechista, pero qué le vamos a hacer: los genes geniales se degeneran. Hasta el hijo de Pericles fue un desastre. Para no ser pesado, paso por alto al hijo de Eduardo Frei Montalva.  Radomiro Tomic era, en la Falange, un profeta indiscutido: recuerdo, cuando pequeño, estaba obligado a http://www.elclarin.cl _PDF_POWERED _PDF_GENERATED 1 December, 2016, 23:49 El Clarí-n de Chile asistir, con mi padre, a las proclamaciones de este magro grupo de idealistas. Siempre hablaban los mismos fundadores: Ignacio Palma, Rafael Agustín Gumucio, Bernardo Leighton, Eduardo Frei y terminaba Radomiro Tomic. No faltaba la genial frase del evangelio que, con altos y bajos de la voz, provocaba en los falangistas una sensación similar al orgasmo ininterrumpido.  Radomiro Tomic era lo contrario a un político pragmático: siempre soñaba con mundos imposibles. En el congreso de los peluqueros derrotó a Frei Montalva apoyando al médico de la vela, el iluminado Eduardo Cruz-Coke, cuando los fundadores estaban entusiasmados con el izquierdista Gabriel González Videla. Como los profetas nunca llegan al poder, don Radomiro tuvo que dejarle el paso a Eduardo Frei Montalva, con el mismo mal ojo de un seguro senador, por la décima Región, “de cuyo nombre no quiero acordarme”.  Tomic eligió la travesía del desierto, en la embajada chilena de Estados Unidos. Durante esta estadía lo pasó pésimo cuando tuvo que apoyar la leonina chilenización del cobre, que fue muy buen negocio para empresa norteamericana, Anaconda. Don Radomiro llegó tarde a Chile: la juventud demócrata cristiana y algunos fundadores estaban convencidos de que su partido era incapaz de realizar la revolución chilena. A Tomic sólo le quedaban los llamados “terceristas”: el gordito e inteligente Bosco Parra y el diputado Luis Maira. Nuestro profeta Tomic decía frases geniales, como cuando “se pacta con la derecha, es la derecha la que gana”, o “sin candidatura Tomic, no hay Unidad Popular”. Para su desgracia, los socialistas y comunistas estaban convencidos de poder tocar el cielo con las manos sin necesidad de ir a misa con nuestro profeta. Nadie entiende, hasta ahora, por qué don Radomiro aceptó ser el candidato del camino propio del partido Demócrata Cristiano, por suerte, para la izquierda, porque la división de la derecha posibilitó el triunfo de Allende. Sus amigos de la Izquierda Cristiana lo abandonaron en 1971, convirtiéndose en uno de los partidos más radicales de la UP; pero los profetas son porfiados y Tomic murió creyendo que la Democracia Cristiana podría ser una fuerza progresista.  Sebastián Piñera siempre ha soñado con ser un Radomiro Tomic y hoy le sería más útil que nunca, pues podría quitarle electores al colorín Zaldívar. Claro que la Democracia Cristiana de hoy tiene poco que ver con Mounier o Maritain: ya se han ido todos sus líderes idealistas. Actualmente, nadie apreciaría al Diógenes Jaime Castillo Velasco, un monje con los pantalones manchados y que sólo le interesaba soñar, pensar, boxear, a veces, ir a las carreras de caballos, y vivir de acuerdo con sus convicciones. Hoy todos son pragmáticos y su lema es el “pituto o muerte”. A Sebastián Popeye Piñera le encanta añorar su vida en el barrio el Golf, en casa de su padre, el empleado público, falangista de toda la vida, don Pepe Piñera, el más simpático y excéntrico de los caballeros de Chile que le gana, de lejos, al farandulero Miguel, su hijo. Por desgracia, toda familia http://www.elclarin.cl _PDF_POWERED _PDF_GENERATED 1 December, 2016, 23:49 El Clarí-n de Chile tiene una oveja negra: José Piñera, hijo, es nada menos que el inventor de las monopólicas Isapres y AFP.  Todo profeta tiene que sufrir y ser incomprendido: a Popeye siempre lo han odiado los pinochetistas, infiltrados en Renovación Nacional. Era el patito feo que votó por el NO, los poderes fácticos gravaban sus conversaciones telefónicas. Daniel López Pinochet no lo podía ver. Los conversos al capitalismo de la Concertación querían inventar una derecha republicana, al estilo de ese gran hombre que fue don Hugo Zepeda, pero la patrulla juvenil era muy débil e inconstante, por lo cual los acuerdos constitucionales siempre eran boicoteados por el negro Romero y el huaso Cardemil.  Popeye Piñera, al igual que don Radomiro, posee la virtud de la constancia: ni en los peores escenarios se da por derrotado. Cuando descubrió que el arcángel Joaquín Lavín estaba siendo derrotado por la diablita Michelle, logró que su partido, Renovación Nacional, humillado tantas veces por los legionarios de Cristo de la UDI, lo proclamó candidato a la presidencia, dividiendo el arca de la alianza. Para nada sirvieron los llamados de Jerry Lewis Lavín, en sentido de convocar una primaria: Popeye Piñera está firme y se entretiene en pellizcarle las uvas de la viña Ex Zaldívar. La verdad es que los pellizcos no les han hecho mucho daño a los muchachos de la flecha roja  En el desierto aparece el Cristo de Palo, Pablo Longueira, que, todas las tardes, cuando se pone el sol, predica contra el anticristo Piñera. Sus ojos se encienden de ira al visualizar la destrucción de la Alianza. La pobre Lily Pérez, una rubia floridana que se perdió en el desierto de la política, está atemorizada ante las catilinarias del Cristo de Palo.  ¡Amigos, no se asusten por los aparentes éxitos de nuestro nuevo profeta Piñera! Como lo hemos probado, en este artículo, esta suerte de seres extraordinarios pueden ser muy exitosos en los negocios, muy inteligentes en sus discursos, muy buenos comunicadores, sin embargo, no sé por qué, jamás logran llegar al poder. Siempre son vencidos por personas menos dotadas, pero más prácticas. Por lo demás, los electores están cada día más inteligentes y no se emborrachan con bellas promesas distinguiendo, muy claramente, la demagogia populista y los verdaderos intereses empresariales de nuestro profeta. http://www.elclarin.cl _PDF_POWERED _PDF_GENERATED 1 December, 2016, 23:49