UNIVERSIDAD A U T ~ N O M AMETROPOLITANA UNIDAD IZTAPALAPA DNISIÓN CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES Ate m. LETRAS HISPÁNICAS GINÉS DE PASAMONTE Y su REELABORACI~N ESTÉTICA EN DOS OBRAS DE M M Ó N DEL VALLE-INCLÁN (FARSA ITALIANA DE LA ENAMORADA DELREY Y DIVINAS PALABRAS) ASESOR: PROFRA. LAUlRA CAZARES H. LECTORES: PROFR. SERGIO RE& LIRA CORONADO. PROFR.SERAFIN GONZÁLEZG. INTRODUCCI~N La imagen de la vida humana es, como indica el filósofo Julián Marías’,producto inevitable de elementos imaginativos, es decir, la vida tiene que inventarse, representarse, para hacerla manejable. La ficción literaria particular de cadaépoca presente, dotando a sus contemporáneos interpreta su de una identidad, de un rostro. Por eso, enla idea de vida que subyace en un relato u obra teatral, no precisamente lo que sus autores opinan, sino lo que de hecho suponen y utilizan, es posible encontrar la imagen de la vida humana -usando el término de Marías-- que t.lvo la época en que fberon escritos. A m i parecer este hecho representa una herramienta muy valiosa, pues constituye lo humano particular de cada época que viaja en forma de tradición literaria e influye en todas la manifestaciones culturales, de época en época, en forma de slbtextos siempre presentes que contribuirán tarde o temprano en la creación de nuevas obras. Cuando una obra literaria se encuentra plena de valiosas indagaciones, de interpretación verdadera de su tiempo, de los hombres que capturó con sus valores y defectos, resulta dificil que tal obra guarde silencio en lo sucesivo; porque el ser humano, en cada época de la historia, se ve a sí mismo y se compara con esos hombres ficticios que viven en el arte, para luego asimilar en su propio proyecto de vida los elementos que considera más valiosos, cerrando de este modo un círculo de comunicación entre vida y literatura. La magia literaria de El Quijote lo ha elevado al estatus de paradigma universal; su fábula, sus personajesy la vida extraliteraria queéstos han alcanzado, ratifican su posición como uno de los más importantes mitos modernos. No es extraño, por eso, que sus modelos hayan sido trasplantados un gran número de veces a otras obras escritas y, de ahí, se vuelvan a filtrar en el pensamiento y la vida común de los pueblos. Cervantes, iniciador de la novela moderna, nos proporciona uno de los instrumentos más efectivos de investigación humana; sus lectores de todos los tiempos, valorándolo más o menos, han sentido inevitablemente la influencia de su genio, y su escuela pareciera ser ineludible, como alguna vez lo anotara Rene Girard: “No hay una idea de la novela occidental que no esté en germen en Cervantes”.’ Desde la novela anglo-cervantista del siglo XVIII, Fielding, Sterne, pasando porlosgrandes novelistas del XIX (Dickens, Balzac, Dostoievski, Melville, Twain), su evidente regreso a España en Galdós, hasta el siglo XX conJoyce, Kaka, Navokov, Kundera, GarciaMárquez,Carlos Fuentes, Torrente Ballester, André Gide, Thomas Mann, Borges, etc.’; la lista de escritores, novelistas o no,que han redescubierto enel artedeCervantes el modelo de escritura ideal, es inagotable En España, la historia de El Quijote ha tenido sin embargo matices especiales, y ha pasado de ser un libro esencialmente cómico (que lo era entre sus contemporáneos)’ a ser una especie de volumen didáctico en el XVIII; incluso, posteriormente, llegó a convertirse en el ideario de un proyecto de renovación moral para el pueblo español: el proyecto político intelectual de una generación, la del 98.‘ Precisamente la importancia que el libro de Cervantestuvo para los hombres de esta generación ilustre, vuelve interesante estudiar cómo esaimagen de la vida humana propia de El @@te, la literatura de los escritores de ese tiempo, impactó en en particular en la obra de don Ramón del Valle Inclán. 1 Citado por Angel Basanta, “Cervantesy el Quijote en algunasnovelas españolas de nuestro tiempo”.en Coloquio Inlernacional de l a .4sociacicin de Cenwntistas. Anthropos. Barcelona. 1990. p.38. /dent,pp.37-38. 3 Jesús G. Maestro se pregunta en su artículo. “El Quijote desde la experiencia de la estética de la recepción de 1898”.‘‘¿Qué ha sucedido en el mundo para que la risa provocada por Don Quijote y Sancho, en el siglo XVII, se haya tornado en llanto ocllocentista de admiración y lástima que desemboca inescusable~nente enamor y piedad hacia el caballero,ingeniosísi~nohidalgo, de la Triste Figura‘?”.En Actas del Primer (’oloquio Internacional de la Asociacicin de Cervantistas, Anthropos. Barcelona, 1990. p. 252. Los noventayochistas veían el idealisnio y demás valores que el hidalgo olanchego encarna con10 una solución al desaliento de la \,oluntad individual. a la falta de idcales y a a l crisis que aflijía al pais. Carlos Jerel-Farrán. “Séptinlo Miau y Ginés de Pasamonte: u n caso de duplicidad biogrifíca ccmantina cn Di\~im.spalabras de Valle-Inclán”, Re\ista Ilivphnica Moorlerna. Hispanic Institute. Columbia. vol. XLI. lliJ111.2, dic. 1988. p. 99. .4ctas del Primer ’ En España, en los inicios del siglo XX, la cercana conmemoración de los 300 años de la aparición de El Qzrljote atrajo nuevamente la atención de los españoles sobreeste clásico, se convirtió en un tema común y constante para la reflexión.’ Sin embargo, este nuevo acercamiento a la obra de Cervantes propició la caída en una postura extrema: la creación de un nuevo tipo de dogma, el “quijotismo”2, como pretendida religión nacional. Perteneciente esta a generación, y, por lo tanto, impregnado de las mismas preocupaciones, Valle-Inclán representa un hito aparte, no sólo dentro de su generación sino en toda la literatura española. En su obra resulta primordial y evidente la crítica al estado de degradación de la sociedad; todas sus estéticas han denunciado los atrasos y vicios de la época; el espejo cóncavoque vuelve grotesca laimagen de los héroes clásicos, transforma la idea ancestral tiela España gloriosp y dominante. la España imperial, en las realidades descarnadas de los esperpentos. La España de Cervantes, la que quecló plasmada enel Qtrtjote, h e por su parte otra época problemática. La posición de los miembros de la generación del 98 representa la oficialización de los ideales quijotescos (¿medievales?), como el regreso a un esplendor supuestamente conquistado por el mismo Don Quijote. Pero Les ésta la misma postura de Valle-Inclán? ¿Quépudo haberle dicho a Valle-Inclán su particular lectura dellibro clásico español? ¿De qué manera se ve éstereflejado en sus obras‘? A diferencia de Miguel de Unamuno, quien elaboró a lo largo de su vida treinta estudios distintos sobre El Quzjote y Cervantes, Valle-Inclán no dejó sobre el tema más que algunos comentarios aislados en diferentes entrevistas y conferencias, pues es sabido que no gustaba tanto de exteriorizar sus opiniones: “Don Ramón del Valle-lnclán es el menosideológico de la generación del 98, rara vez opina, casi nunca reflexiona abiertamente sobre las cosas [. . . , I mira, describe, narra. Al hacerlo va deslindando su ’ En 1905 el hispanismo universal, y cn concreto los escritores espalioles de l a restauración y dc l a generación dcl 98. cncontraron ocasión favorable para dirigir su mirada :I las grandcs crcacioncs litcrarias ccnlantinas, cspccialmcntc cl Quijote Idetn, p.257. El prilncr libro. de lreinta quc Miguel de Unainuno publicara con cl tenia de E/ Qu//ote. l h a cl nonlbre precisanlentc dc Qu/ptisnro ( 1x95). ’ interpretación de las cosas, mostrándolas a una luz determinada, haciendo que sus rayos la hieran en postura tal que descubran su sentido, su misterio”.’ Por lo tanto, si hemos de encontraraCervantes en Valle-lnclán, habrá que ir directamentea su trabajo,a sus estéticas. Una oportunidad de hacerlo se presenta al detectar la presencia de un personaje típicamente cervantino, el titiritero Maese Pedro, transmutado en Séptimo Miau, figura de Divinaspulabras de Valle-Inclán. Otra ocasión se da cuando el mismo Maese Pedro toma el papel de otro personaje vallleinclaniano: Maese Lotario, titiritero y poeta de la Farsa Italianade Iu enamorada del Rey. Erl cada una deestasobrasteatrales, la apropiación de Maese Pedro, personaje de la tradición, cumple un propósito definido de acuerdo a lo que cada historia en particular requiere, y con el sentido que Valle-Inclán busca ofrecer en cada una de ellas. No obstante las patentes diferencias entre Maese Lotario y Séptimo-Miau, el hecho de compartir un ancestro común -por entre ellos, haciéndolos compartir decirlo de este modo- los une, iniciando un diálogo algunas características y provocando que sus diferencias sean una especie de marcas que ayudan enla comprensión de cada obra en particular. A partir de aquí, también se podría establecer cuál es la participación indirecta de Cervantes en la conformación de estas dos creaciones provenientes de lapluma de Valle-Inclán. En el caso de Maese Lotarioy la Farm italiana de la enamorada delRey, la presencia de El Quijote se hace bastante evidente y ha sido señalada por la crítica en repetidas ocasiones: “Corto: Maese Lotario es el Maese Pedro del retablo de Don Quijote”.’ ParaSéptimo-Miau, sin embargo, dicha relaciónno resulta tan clara, por lo que, a reserva de lo que posteriormente se exponga enla tercera parte de este trabajo, señalo rápidamente los puntos que en el texto hacen coincidir a ambos personajes: tanto Maese Pedro como Séptimo tendrán más de u11 nombre y más de una apariencia; “Maese no es ’ Julián Marías, op. cif.. p. 1x2. ’Guillermo Diaz-Plnja, LAS estéticas de l/’dle-lnc/hn.Gredos. Madrid, 1965, p.223 otro que Ginés de Pasamonte, el galeote, quien bajo el disfraz de napolitano esconde su identidad con un parche verde enel ojo”.’ Séptimo será también llamado de varias formas, Lucero y compadre Miau; del mismo modo, ensu segunda aparición tendrá un ojocubiertocon un tafetán del mismo color. A Ginés de Pasamonte lo reconocemos comoa un truhán,preso,fkgado y buscado;de Séptimo se sabe, por éI mismo, que también tiene antecedentes penales: “de allá soy escapado”2dice, cuando le preguntan por la plaza de Ceuta, célebre prisión La nuevaprofesión de ambos consiste en sacar dinero a los incautos, utilizando animales con poderes adivinatorios, el mono adivino y Coimbra, respectivamente, ambos con título de endemoniados, como sus dueños. Tanto a Séptimo como a Ginés, su nuevo trabajo les confiere personalidad de hombres de mundc les da prestigio y figura, tanto en la aldea como en la venta. Un aspecto más de unión se ce en el oficio de titiriteros, pues apesar de que en ningún momento veirnosel retablo de Skptimo, ni en escena ni en acotaciones, sí encontramos algunas merlciones aisladas en boca de los personajes: “LA TATULA.El condado de Séptimo es sacar dinero con sus títeres” (p. 1 1S). Ante las pruebas de la presencia de un motivo cervantino, aplicado al cuerpo mismo de una pieza de Valle-Inclán, resulta interesante cuestionarnos sobre la hnción que juega una apropiación de este tipo enel sentido de Divinaspalabras (o en el de la fi¿rr.su italiana de la enamorada del Rey); o por el mecanismo mediante el cual introdujo Valle- Inclán dicho motivo en el universo peculiar de estas dos obras; ligadas incluso por el año de su publicación, 1920. Fecha significativa en el desarrollo de su obra,contituye un parteaguas, a partir del cual Valle se entrega nuevamente a publicar sus trabajos (después de un periodo de relativa oscuridad), los cuales correspondena un modode escribir ’ Miguel de Ccrvanles, fil ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Planeta, Madrid. 1989. p.8 14. Todas las citas y comentarios dcl trabajo se llariln con base en csta edición. por lo que en adcl;tntc sólo indicart. dentro de 1111 paréntcsis. la rcferencia abrcviada correspondicnte c11 cada caso. - Ramón dcl Valle-lnclin, /)isinns palahms, Espasa-Calpe.Madrid. 1987. p.27. Esta scri l a cdicióI1 referida en las citas y cotnentarios de cste trabajo. por lo cual me linlito cn los casos postcriorcs 21 anol;lr solanwlte el nitnlero dc la página. 7 renovado, mucho más agresivo en el tono de sus denuncias y más arriesgado en cuanto a la experimentación formal.’ Como ejemplos de esta renovación tenemos la inauguración del esperpento, publicado este mismo año dentro de Luces de bohemia, y que compartió su nacimiento con farsas escritas para marionetas, y Elpasajero, para mi gusto, el mejor libro de versos del autor. I “La importancia del año 1920 en la evolución estética de Valle-Inclán ha sido valorada especialmente por J.L. Brooks, en su trabajo Valalle Inclan and the ctEsperpento)),publicado en Bulletin offlispanrc Estudies, XXXIII, july 1956, p.20. en el cual seiiala la concidencia en este año de El pasajero, Divinas palabras, Farzav [sic] de la enamorada del Rey. ‘Tablado de nrarionetas en aparición editorial en libro. mientras Luces de bohemia cmpieza a publicarse cn la revista Espalia y la Farsa licencia de la rcrtro castiza, en Ln pluma”. Guillermo Diaz-Plaja, Los estéticas de Valle-lnclhn. Credos. Madrid, 1965. p. 131. 8 LG~ESTÉTICA DE ALQUILER”, UN PROCESO BIEN CONOCIDO El título de este apartado surge del enunciado “escobas hechas, estética de alquiler”, con que el crítico Julio Casares se refirió., en 1915, a la tendencia de Ramón del ValleInclan de incluir en sus propiasobras,ideas, ambientes o incluso pasajes enteros y personajes de otros autores. Esta peculiaridad, que a Casares le pareció un escáncialo al encontrarla en Sonata de invierno, ya se había dado antes en otros trabajos de ValleInclán y continuaría sucediendo alo largo de casi toda la producción del autor. La crítica, desdeentonces, noha dejado de señalar las coincidencias de la obra de Valle-Inclán con la deotros escritores o corrientes literarias: BenitoPérez Galdós, Nietzche, D’Anunzio, Stendhal, Calderón.,Rubén Darío obviamente, entre otros.’ Dichos acercamientos de la crítica hacen notar la naturaleza de estos préstamos, los cuales a simple vista podrían conhndirse :sencillamente con plagios, pero que, en realidad, constituyen unatécnica de reelaboracicm estéticaque persigue fines bien definidos, aunque en algunos casos no tan fácilmente identificables. Entre los críticos que han señalado y t,eorizado sobre este recurso se puede seguir una línea de estudios importante. Empezando porla diatriba de Casares (191 S); más tarde un comentario de Alfonso Reyes (1921) y otro de Alonso Zamora Vicente (1 966); luego los comentariosque, al respecto, hiciera Greenfield ensu prohlematico (1 972); y los de hlireya Servodidio (1983) e libro Anatomia de un featrro Iris M.Zavala (1984); un nuevo estudio de Sumner M.Greenfield (1 987); y los de Carlos Jerez Farrán (1988) John P.Gabriel (1990).’ ’ . Ver en bibliografia final los trabajos de E. Smith. Luis Iglesias Feijoó, J. Sarrailh como ejemplo de estudios sobre relaciones intertestualcs en Valle-Inclán. Ver referencias completas de estos estudios cn la bibliografía final. y Iris M. Zavala, en su estudio“Transgresionese infracciones literarias y procesos intertextuales en Valle-Inclán.”’, cita un comentario que hiciera Baroja sobre lo natural y esencial que para don Ramón era el incluir en su obra elementos de otras lecturas: ValleInclán -mencionaBaroja- concebía la lectura anterior como “el mejor sistema para producir otra obra literaria”; “lectura y escritura son partes de un mismo proceso”, añade Iris M. Zavala, quien, bajo estesupuesto, realiza un acercamiento bajtiniano a ValleInclán, buscando explicar este tipo de préstamos en fbnción de la representación enel textodediscursosencontrados (palabra autoritaria VS palabra de convicción interna), cuyo diálogo se hace expresivo por diversos medios, como la ironía. El proceso de lectura de Valle-Inclán, explica Iris M. Zavala, está nutrido no sólo por la lectura en sí, sino por una gran cantidad de subtextos sociales y culturales que propician una intertextualidad cultural. Valle-Inclán no desprecia las ideas de la literatura oral y satírica ni los subtextos visuales, como las pinturas de Goya, por ejemplo; también echa mano de crónicas y libros de historia, y con desenfado cita pasajes de la tradición cultural sin revelar su procedencia. Zavala reconoce la presencia de dichos códigos culturales actuando en Valle-Inch, pero destaca la importancia de los códigos literarios en particular, textos literarios ajenos que sirven a veces como un tipo de verificación estéticapara el propiotexto de Valle. Un ejemplo famosodeestoscasoses la transcripción de un fragmento extraído de un relato italiano de Casanova, insertado tal cual en Sonata de primavera; como famosa es también la justificación de Valle-Inclán a este respecto: “Cuando el relato me da ocasión de colocar una frase, unos versos, o un escrito de la época de la acción, me convenzo que todo va bien. Cuando escribía S‘onatcr de primavera, cuya acción pasa en Italia, incrusté un episodio romano de Casanova para convencerme de que mi obra estaba bien ambientada e iba por buen camino”.2 Iris M. I Iris M. Zavala, “Transgresiones e infracciones literarias y procesos intertestuales en Valle-Inclan”. CII Clara L. Barbcito (ed.) Cálle-Inclhn nuevo vnlorncitit? de su obro. (/?studios críticos en e l cincuentenorlo de su muerte), Promociones y publicaciones universitarias, Barcelona, 1988, pp. 153-67. Luis Calvo, “El día de Don Ramón del Valle-Inclán”, AB(’. Madrid. 3 dc agosto de 1930, p. 14. ‘ Zavala denomina Casos sirnilarcs a éste con el nombre de “textos metonimicos”, pues el lector tiene entonces la tarea de saber reconocerlos dentro de la obra de Valle-Inclán. Este tipo de textos, nos dicel a investigadora, cumplen la fknción de ser textos deapoyo. Otra de las maneras en que actúan los “textos ajenos’’ en la literatura de nuestro autor, es sirviendo Como “punto de partida”: a partir de una problemática o una idea planteada en otra obra, el texto de Valle-lnclán construye el cuerpo de la propia; el subtexto es el que estimula la creación. N O se trata en este caso de un texto metonimico (su presencia, al serenvuelta por otra materia narrativa se mezcla y se vuelve dihsa), sino que representa un ‘‘texto diálogo”, cuyas características serán por lo tanto un manejo intencionado de la tradición, clue propicia polémica entreambostextos.Este tipo de función “activa ;a pasión dcscili-adora del lector” y hace posible, por ejemplo, que significados antiguos entren en pugna con sustratos nuevos. De entre los textos elegidos para ser polémicos, Valle-Inclán discrimina, según acepta o rechaza el contenido ideológico que cada uno de 10s subtextos presenta. De este modo, si Valle identifica en un texto lo mismo que éI quiere decir o el modo en que quiere decirlo en cualquier exponente de la tradición, lo toma, lo asimila o lo integra al particular modo de construir sus universos; un ejemplo de esto nos 10 da Iris M. Zavala señalando que de la admiración de Valle-lnclán por la literatura anti-nobiliaria y anti-clerical española, a la que pertenecen subgéneroscomo la sátira romántica de folletín y el periodismo satírico burlesco, surgendirectamente las caricaturesco-brutales figuras de poder utilizadas por VaIIe-IncIkn en sus historias, muchas veces sin importarle revelar la fkente de su inspiración, citando los nombres verdaderos de alguno de esos periodicaturistas, escritores del pueblo. Entre los casos que explica Iris Zavala resulta interesante el de Don Friolera, al que ella bautiza como un “trasvestido cultural”, es decir, un personaje trasladado talcual a una época totalmentedistinta, con la finalidad de “indicar que los mitos oficiales son ilusiones y apariencias”; en /,os ~ “ Y I I ~ Sde I ~ Friokru, H se expone el ridículo de un hombre y de una sociedad (la española) que aún pretenden mantener valores caducos ya expresados en Calderón, en los dramones románticos sobre el amor, en los aún peores dramonesneorománticos, en losromances de ciego,etc. Zavala aseguraque “sólo a través del signo distanciado se logra la desmitificación social”, y es su opinión, en cuanto al uso que Valle da a este recurso, que el interés profbndo del autor es la crítica de la sociedad de su tiempo. su Sumner M. Greenfield, en estudio llamado “El teatrode Valle-Inclán y la manipulación de la tradición literaria.”’, enfatiza la constancia de Valle en el uso de este tipo de intertextualidades: “Como tantas otras características de Valle-lnclán, la manipulación de la literatura aparece y reaparece en múltiples encarnaciones y encasi todas sus obras, incluso en las novelas. A decirlo simplemente, don Ramón h e adicto a la manipulación literaria.”’ Greenfield hace un recorrido cronológico por las obras de teatro escritas por Valle- Inclán, señalando el carácter específico que en cada etapa tiene este tipo de manipulación. Tanto en sus trabajos de influencia modernista, como en sus comedias bárbaras, Valle utiliza la manipulación a manera de “pastiche”, principio estético proveniente de la “tendencia sintetizante modernista de mezclar artes, y en general incorporar a la obra un sinfin de elemtntos que provienen de fuentes ajenas: recuerdos de la literatura, de las bellas artes y lugarescomunes de la tradición histórico cultural. Dichos elementos se combinan de unmodoorgánico para dar más autenticidad al mundo quese va e v ~ c a n d o ”Es ~ . el caso ya citado de Sonata de primavera, donde el relato de Casanova sirve para verificar la “ambientación”. Otro caso, en el que se encuentra aún más integrado el subtexto, son las obras de teatro de preguerra, donde es propósito principal la evocación del pasado.Unode los ejemplos explicadospor Greenfield es el de las 17 comedias bárbaras, en las que Valle-Inclán se valió, para crear el ambiente primitivo de Galicia, de manifestaciones como la epopeya antigua de tradición tanto clásica como medieval. El pastiche utilizado en la Marquesa Rosalinda es una mezcla de elementos grotescos provenientes de la comedia del arte, del sensualismo neoclásico de Darío, de los dibujos de Goya, de los versosextravagantesdeTheodore tradición picaresca española; ‘‘O de Banville y de la sea una mezcla de teatro, poesía y leyenda destinada a crear la evocación multiforme de un siglo XVIII que existe no en la historia auténtica, sino más bien enla literatura,las bellas artes y los lugares comunes de la tradición cultural’”. La imagen de la vida humana que una época proyecta. Universos recreados con los solos materiales de la tradición. Estetipode manejos, nosdice convencional, así comolosvaloresde Greenfield, de algún modo“sabotean la literatura la sociedad que la engendra”.Despuésde la guerra, la manipulación sobrepasa el límite del mero sabotaje para convertirse en un acto abierto de agresión literaria. Valle abandona el pastiche (evocación estética del pasado) y se dirige a “la manipulación de la literatura, principalmente la española, para subvertir sus tradiciones y convencionalismos y al mismo tiempo iniciar nuevas aventuras artísticas”:. Al decir esto, Greenfield se refiere a los directos ataques española, la cual enarbola y hace triunfadores a de Valle a la vida intelectual los mediocres escritores por entregas, carentes de talento y ricos en mañas, como vemos que sucede en Luces de Bohemia. De igual modo los ataques también van dirigidos a los modelos culturales y sociales que el pueblo español atesora y con quienes se identifica, como el Don Juan o el Héroe Militar, subvertidosgrotescamente en Las p l u s del dfimto. Los czmnos de 1)on Frzolera presentan, por su parte, una sátira directa de la literatura tradicional: Calderón, versiones imitativas de los romances de ciegos y “los anacronismos pundorosos del teatro burgués, neorromántico, de Echegaray y su escuela”. Greenfield centra su interpretación de estas “manipulaciones” en el carácter de crítica social inmediata que Valle-Inclán quiso que expresaran. Crítica de las ideas manejadas en su tiempo a través de una particular revisión de la tradición (literaria-cultural) que las ha sustentado; y una valoración, por medio de la ironía, de su adecuación o inadecuación a lo que debería ser España a esas alturas:los años posteriores al 98. 2. MAESE LOTARIO Y LA FARS’A ITALIANA DE LA ENAMORADA DELREY La Farsa italiarla de la enamorada del He.y aparece el día I O de abril de 1920 en la ilnprenta Artes de la Ilustración; más tarde, Rivadeneyra la volvería a publicar como l<ilrsaitaliarla de la ermmrada del Rey, junto a Farsa infantil de la cabeza del d r a g h y l;arsay licerzcia de la reina castiza, en un libro que lleva desde entonces el nombre de 7irblado de marioneta.^ y como subtítulo el lema “Para educación de príncipes”.’ La extensión de esta pieza. es excepcionalmente breve y se divide en tres actos que presentan una absoluta continuidad de tiempo representado. Está ambientada en Castilla (una muy peculiar, como veremos), enel siglo XVIII,pero no se tratade una 1-econstrucciónhistórica o realista de la época, sino de un siglo XVIII intencionalmente ticticio’ (podríamos decir estilizado), construido a base de ideas extraídas de la literatura y de lugares comunes de la tradición. La Farsa italiana de la enamorada del Rey es, sin duda, la pieza de Valle-Inclán más abiertamente relacionada con El Quijote3. Por eso me parece importante hacer algunos comentarios sobre diversos aspectos dela obra en general, para luego enfocarme a Maese Lotario y su relación con Maese Pedro. El argumento de la Farsa italiana, incluye una reinterpretación dramatizada de uno de los pasajes más populares de la novela de Cervantes, la historia de la liberación de los galeotes a manos del hidalgo manchego. Cuidándose muy poco de ocultarlo, Valle-Inclán busca, por el contrario, mantener siempre presente y a la vista el modelo original cervantino; por ejemplo en la decoración: ‘ El estreno en teatro de l a Farsa italiana de la ennnrorcrdn del Rey tuvo que esperar hasta el año de I967 .’César Oliva, en su introducción a la Farsa italiana de In enanzorada del Rey, reflexiona sobre las rcfcrencias históricas proporcionadas por el texto (“Rey carlino, “narices de Borbón”, “pelucasy casacones de los tiempos dc Godoy”, etc.), concluyendoque tal combinación de épocas “anacroniza toda posibilidad real temporal”. César Oliva introducción a Valle-Inclán, Tablado cle nrarionetns (para cpciucacitin de príncipes),Espasa-Calpe. Madrid, 199l . p. 12. ‘ ”Seiialemos cómo el rastro ccrvantino permanece enla obra [la de Valle-Inclán] como temática muy frccucntc: algunas veces. tan visible y sostenida como en l a farsa de Lo enantorotla del Key, toda ella lnq~regnadade una sutil anlbicntación cervantma”. GuillcrmoDíaz-Plaja. Las cstkticas de [’oiie-/d&. Grcdos. Madrid, 1965, p.32. DESCORACION El patio de la venta es. humanista y picaresco, con sabor de aulas y sabor popular de los caminos. Tiene un vaho de letras del “Quijote”. El cielo azul, las bardas amarillas y el.hablar refranero: lasCastillas. ’ Esta acotación en verso inaugura el texto de la obra de teatro indicándonos, antes que cualquier otra cosa, la palabra DECORACIóN. Esta circunstancia me lleva a pensar que el propósito del autor no es sugerir o crear un ambiente, sino de inmediato remitirnos a un aspecto plástico-teatral: la escenografia; al lector se le pide que visualice de entrada no un sitio real. sino un escenario, cuyas características no se dan en la forma común en las que se describiría un paisaje, sino pidiendo del lector un ejercicio de evocación de su acervo de lugares comunes, propiciando la visualización de imágenes confüsas aunque simpáticamente plásticas, por ejemplo, dequémodopodríamos imaginar un lugar “humanista y picaresco” que conjuntara en su naturaleza “el sabor de las aulas” con el de los caminos que atraviesan el campo abierto. Se nos habla también de una “venta clásica” y pensamos en alguna de las que aparecen en El Quijote, resecas como sus alrededor,s, solitarias en el altiplano, cuando de repente, en el centro del patio Valle-Inclán nos coloca a la ventera como una caricatura desconcertante: Los azules estambres de sus medias y el gallo llamear de su justillo traen una visión de serranía a la sed de los pagos castellanos. (p. 13) Valle-lnclin. Tablado de nrnriol~etas(para etlucacicitl de principes) .v Retablo de nvaricicr, Iujuricr ,v muerte. Aguilar. Madrid. 1970. p. 13. Todas las cihs del presente trabajo haa sido extraídas de c m cdición, por lo cual en 10 succsi\po mc lilnitaré a indicar el número de pigina corrcspondicntc c11cada caso. I Io Y por supuesto, si estamos en la Mancha, se tiene que hablar con refranes, como habla SanchoPanzaen El Qzrijote. Todoesteconglomeradocaótico, que constituye el ambiente de nuestra farsa, es también una burla al “castellanismo” reinante de la época. “Las Castillas”, concepto enaltecido, casi idolatrado por los miembros de la Generación del 98, sufre deestemodo un revés por parte de Valle, quien, utilizando el mismo lenguaje pretensiosamentepoético, lo lleva a los extremos, consiguiendo volverlo ridículo. Ésta es una constante en la Farsa ittrliam de la enamorada del Rey, ridiculizar las posturas arcaicas españolas sustentadas en una tradición (principalmente literaria) mal interpretada, valiéndose para ello de ese mismo discurso. 2.1. En el país de lo literario. Laliteraturaconstituye la materia primordial con la queestáconstruida la h’ursu italiana de la enamorada del Rey, o por decirlo de otro modo, la obra está construida en tornoa lo literario,a la literatura, principalmente la española, la cual constituye el sustrato cultural subyacente ”para usar los términos de Iris M. Zavala- que dirige el desarrollo de la obra, ordena las acciones, crea las situaciones y los personajes. En primer lugar hay que señalar comosubtexto principal El Quijote: “Una farsa situada en el siglo XVIII. La enamorada de1 Rey es una manipulación poco disimulada del Quijote y del tema quijotesco de la locura ideal.”’ La novela de Cervantesproporcionó los perfiles de los dos personajes principales: Mari-Justina en el papel de Don Quijote y Maese Lotario como el titiritero Maese Pedro, también algunos incidentales, como El caballero del verde gabán, la ventera, que no es otra que el ama de don Quijote; ellos representan papeles de personajes de la historia de Cervantes, pero además, El Quijote y sus historias están constantemente en la mente de los personajes y sale a colación bajo cualquier pretexto, por ejemplo, cuando el Rey se impacienta porque nadie puede terminar de leerle una carta: ’Smnner M.Grccnlicld, op. cit., p.28. 17 ELR E Y . Pero ,eres Clavileño! No sales del principio, y me está dando sueño.” (p.55) O cuando Maese Lotario pone un ejemplo del modo de ser de los españoles: “Sólo ama realidades esta genteespañola; Sancho Panza medita tumbado a la bartola.” (p.44) No- es solamente El Quzjote elÚnico texto utilizado, en parecidas circunstancias se encuentra el Romancero. Son los romances, la poesía, y no los libros de caballería, los que embrujaron a Mari-Justina, pero no sólo eso, sino que paulatinamente los personajes se contagian y ensusexpresiones habituales incluyen el tonode dichos romances, situación de la que ellos mismos a veces se percatan: El,REY. ,Qué blancura! las manos, pulidas por la muerte, marfiles son ahora. DONFACUNDO. Así reza una copla que canta Altisidora. (p.66.) En el casode los romances, Valle-Inclán adopta una posturade aprobación, utilizándolos como textos de apoyo en la construcción de su obra, debido principalmente a su origen popular, lo que, a los ojos de Maese Lotario, loshace más auténticos, además de que,portratarse de poesía, concuerdan perfectamente con el idealazul de Mari- Justina y de Valle-Inclán mismo, como explicaremos posteriormente. El ejemplo perfecto para el caso contrario, es decir, un subtexto literario con el que Don Ramón no está de acuerdo, lo encontramos en Las mocedades del Cid , a partir del cual, Valle introdujo un nuevo personaje a escena, “La Dama del Manto”, quien aparece ’ ”En la enamorada del Rey son específicos los blancos de la burla: El autor es Guillén de Castro v l a figura clásica no es u11héroc, sino la heroína dc /,as moceciudes del CTjd, la joven Jimena.” /dem. p.29 de la nada reclamando una cuenta de honor a Maese Lotario que en ese momento se encuentra ante el Rey: LA DAMA DEL MANT( ). Ese hombre quieras darme pormarido pues mofó de mi honor, y en soltería tal vez por é1me veG. EL R E Y . Concedido LA DAMADELMANIX 1. Pues de tu espadala sangrienta punta la orfandad que me dio por bodas trueca, y en vida, nuestras vidas junta, Jimena sabré ser. Se tú... MAESE LOTARIO. Babieca. (p.57) Sumner M.Greenfield observa en esta escena esperpento más fecundo para un ejemplo del uso del “elemento del la manipulación maliciosa de la literatura: el sabotaje de ((héroes clásicos)) e ((imágenes bellas)) de la tradición literaria española.”’Conesta alusión, que termina en una broma de Maese Lotario, Valle-Inclán se burla del texto en cuestión, al tiempo que hace ver ridícula la seriedad que entrañan los dramas de honor. Pero sin lugar a dudas el texto más discutido en la obra es El Qzrljote. Los consejeros del Rey son Don Bartolo, un cura caricaturizado, cuya miopía no le quita lo adulador, y Don Facundo, quien por su parte es un literato y salvaguarda de las buenas costumbres, guardián de la gramática y la tradición al escribir. Ellos representan algunas instituciones de España tanto en la obra, ambientada en el siglo XVIII, como en la vida cotidiana tal como la veía Valle-lnclán; de sus opiniones se desprende, por la vía irónica, el estado de I Idetn, p.28. salud de la literatura y de la vida intelectual española; por ejemplo, paraDon Bartolo, uno delosmáximosexponentes de esa vida intelectualera un cierto ,Don SantosSantos, Santos de las Heras!, autor del inigualable Centón erudito, el cual registra el número de veces que en letras de E/ Quijote puede leerse la palabra “venta” (p.40), a lo que Don Facundo le responde que sus propios méritos no son menos, pues aspira a un lugar en la Real Academia hablando también del mismo libro: DONFACUNDO. Pues mentáis el Quijote en su alabanza, sabed que en esa octava maravilla los regüeldos conté de Sancho Panza y los saqué a la luz con bastardilla.(p.40) Contraesteestadodecosas, Valle-Inclán propone en la obradossoluciones: encarnada en Mari-Justina, verdadera portadora una de la esencia de E/ (Lufjote, y otra en Maese Lotario, quien opondrá a la estética tradicional y esclerótica, una nueva poética que conserve la autenticidady frescura de la literatura popular. El segundo acto está casi exclusivamente dedicado a presentar el enfrentamiento en el que Don Facundo y Don Bartolo pretenden encarcelar a Maese Lotario porque la carta, la en que están escritas las razones de amor de Mari-Justina, les parece imperdonablemente mal escrita. MAESE. Quedábamos entre gente arriera. DONBARTOLO. Y el metro no consiente tal expresión. DONFACUNDO. Dijera: Filis, linda zagala, sus endechas al Rey le envía, de cabreros ante la inculta grey. Y dijera mentira DONBARTOLO La verdad del parnaso no’es la verdad corriente. Como soy un payaso prefiero, a la retórica manera, la del vulgo. Y mis coplas compongo como Mingo Revulgo. (pp.53-54) En estas discusiones entre Maese Lotario y Don Facundo, la crítica ha podido ver tambien algunos paralelismos con las circunstancias que rodeaban a Valle-Inclán: Así se establece un ilustrativo paralelo entre la lucha de afrancesados y puristas en el siglo XVIII, con la que en parecidos términos se llevó a caborespecto del modernismo. De ahí las invectivas de Rubén Dario y de sus discípulos contra las academias. El propio Valle-Inclán h e perseguido de no muy diferente manera que Maese Lotario porJulio Casares y demás gente de su cuerda.”’ Un aspectointeresante de observarescómo,a MaeseLotariopor partir dequesepretende crímenes literarios (excesoabsurdo), juzgar a la literatura en general y la poesía en particular van ganando importancia en las relaciones de los personajes; después de la correcta lectura de la carta de amor escrita por Lotario en nombre de Mari-Justina, el Rev puede percatarse, por medio de los versos sencillos, que sí es posible que una joven haya caído enamorada de él. Se inaugura entonces una relación entre la poesía de Lotario y la verdad’, lo que convierte al Rey en ser “poético” y to acerca a la experiencia de convivir con su pueblo, esto culmina con la decisión del Rey de despedir a sus ‘ Antonio hsco, El Detniurgo su mundo, Gredos, Madrid. 1977, p. 40. ’“La lcctura de su canción sobre el imposible amor de Mari-Jnstina es una de las Inis inlcrcsantes JJ diatribas contra la mentira literaria apoyada por los académicos, frente a la llaneza del romancero. del rctablo del Condc don Gaiferos y Mclisendra, el de Gerineldos y Blanca Flor, y hasta cl de M x s c Pedro Cenantino”. César Oliva, op.ccit., p. 23. antiguos consejeros y nombrar en su lugar a Maese Lotario por el simple hecho de ser más auténtica su poesía: EL R E Y . Alza Lotario. Tu mi consejero has de ser. DON FACUNDO. ¡Le pondremos un regente! EL R E Y . ¿Tu eres capaz de hacer un romancero? MAESE LOTARIO. Y un héroe para él. ELR E Y . ¡Perfectamente! Por tu canción, Lotario, en mi reinado, una flor ideal dio su perfume. voló una mariposa del legado glorioso, que en polilla se consume. Quiero trocar por normas depoesía los chabacanos ritos leguleyos, sólo es buena a reinar la fantasía, y está mi reino en manos de plebevos. (p.86) Deesta manera, en una primera interpretación, la tramase resuelve de un modo inocente y feliz, planteando una metáfora de cómo la literatura es capaz de conseguir cambios sociales, o por lo menos así es como sucede en este país de la literatura. Para don Facundo, aferrado a una tradición obsoleta, la justicia poética le reserva un final a su gusto: una solución casamentera al modo de la comedia de los Siglos de Oro con el c personaje de otro delos subtextos rechazados por Valle, la Dama del Manto. 22 2.2. Mari-Justina. La culpa de que todas las cosasen la obra hubieran terminado de este modo la tiene el personaje más pasivo enla obra: Mari-Justina, la nieta de la ventera, quien se forjó un amor ideal, perfecto y azul como se creeque es la poesía. Como ya he señalado anteriormente, Mari-Justina guarda hidalgo de la Mancha, y estoesporque una gran identidad con el h e creada ex profeso,siguiendo el modelo cervantino a lo largo de varios momentos de la novela para mimetizarlo, todo esto con la finalidad detransplantara don Quijote, tal como Valle-Inclán lo concibe, a las circunstancias particulares de la Farsa italiana de la enamorada del Rey. Mari-Justina es el Quijote que Valle-Inclán hubiera deseado crear. A diferencia de Don Quijote, Mari-Justina pierde la cordura debido a su afición a los romances y canciones, o al menos esa es la razón que su abuela la ventera nos da para explicar su conducta extremadamente melancólica: MARI-JUSTINA. Si otra le viera, le amara igual. Iba de caza, y en su manopla abría las alas un blanco azor. ¡Partió volando! MAESELOTARIO ,Como en la copla de Gerineldosy Blanca-Flor! LA VENTERA. Remeda al lego de San Francisco, cuenta las vayas de los gorrones, finge la doma del basilisco, pero no acuerdes esas canciones. Tienen las niñas perdido el seso por esos cuentos deenamorados Tales Romances, en un proceso, debieran todos de ser quemados. (p.25) En esta cita encontramos también una alusión al pasaje del escrutinio a la biblioteca de don Quijote, pues para la ventera, los romances actúan igualmente por encantamiento. Es el hechizo de la luna: EI, REY. Parece que acabase denacer c que &era muerta de miles de años. DONFACUNDO. Le ha dado su quimera la luna. (p.66) L a luna representa, junto con el color azul, el alma de la poesía: “MAESE LCY~ARIC). Mari-Justina tus sueños viste el azul triste del ideal.” (p.25). Maese Lotario, como artista que es, comparte esta condición: enamorado siempre del rostro de la luna conduzco en mi retablo su claridad divina que juega de.sus juegos sobremimandolina. (p.43) L a crítica coincide en identificar estos símbolos con la voluntad de belleza característica de la poesía modernista a la que Valle rindió culto y a la cual no trató nunca con ironía;’ deestemodotoma un nuevo sentido la batalla de Lotariocontra don Facundo. Valle-Inclán representa la lucha de su propia manera deentender la poesía contra los usos y normas del gusto conservador. L a locura de Mari-Justina es una locura de la estética, es la poesía llevada al grado de convertirla en la única realidad posible, ése es su ideal; y comotodo buenQuijote (o como buen caballero andante)debe tener también un enamorado, casualmente escogió a un rey viejo y feo como su Dulcinea. ‘ “La farsa es, a mi parecer, un homenaje a dos ideales hispinicos, el cervantino. por una parte, y el poético del nlodernismo, por otra. un ideal cstc ílltimo. valc notar. que don Ramón nunca parodia. aun cuando lo abandona”. Grcenfícl. art. cit.. p.28. Al igual que don Quijote en su última hora, Mari-Justina se topa de improviso con la realidad de un modo tan contundente que hace tambalear su mundo, esto sucede cuando por fin conoce al verdadero Rey en persona: LA VENTERA. ¡Santo Dios, que es el Rey! Un.connotado yo le sacaba con las peluconas. Así pidió del vino regalado y del pernil. iA bien, tales personas! R/ZARI-JUSTINA. ¡La triste luz de la razón me llega! LA VENTERA. ¡Esto alcanza tu sueño de alunada! , ¿Lloras? MARI-JUSTINA. ¡De pena de perder mi sueño! (p.77) No obstante el desengaño, el ideal de Mari-Justina no muere (como tampoco Don Quijote), su bondad le gana el de la simpatía del Rey, quien piensa en recompensarla, favor al cual ella renuncia con tal de darle libertad a Maese Lotario, al que han prendido los soldados del Rzy; para mí, ésta es la contraparte del famoso gesto de don Quijote en el pasaje de laliberación de los galeotes: MARI-JUSTINA. Señor Rey, una gracia te demando, y renuncio por ella al casamiento. LAVENTERA. ¡ A h í están los maridos! Pero ¿cuándo vas a tenerun cuerdo pensamiento? MARI-JIJSTINA. .- ¡Señor el Rey, magnánimo liberta al mensajero que aún está en prisiones! (p.84) 25 Más tarde el propio personaje Lotario ratifica la analogía: LMAESE L~YI‘ARIO. Liberta a un alma de su purgatorio, y abre el destino, como las estrellas. Mari-Justina, sobre tu alba frente la locura ideal de Don Quijote permíteme besar. (p.84) El final de la Farsa italiana de laenamorada del Rey, tan estrambóticamente feliz, debió significar para Valle-Inclán -es mi modo de entenderlo- el cobro de una cuenta que la historia de Miguel de Cervantesdejó sin saldar; no por culpa de Cervantes, ValleInclán debió reconocer al genio creador de quien éI mismo aprendió tanto; no por culpa de don Quijote, quien a los ojosde don Ramón supo llevar hasta el paroxismo su convicción; la culpa es del pueblo español, de las gentes que detuvieron y golpearon a don Quijote, de las que lo burlaron, toda esa caterva de duques, curas, pillos, que lo dejaron pasar simplemente así, como si de verdad hubiera estado loco. Para Valle-Inclán, Cervarites pintó aestos personajes porquees haberse encontrado Don Quijote de el tipo degenteque en realidad pudo haber existido, y sabe que ante esto era imposible vencer: “El Quijote es un admirable ejemplo de la reacción del pueblo, de la gente ante un hecho, ante las divinas locuras del ‘señor de los tristes’; es una reacción de burla y de desdén, de engaño y de risa. Es una reacción de pícaros. Apenas hay en el librouna compensación, una ternura para el idealismo del caballero.”’ Con la Farsa italiana de la enamorada del Rey, posiblemente Valle haya intentado saldar la cuenta de El Quijote para con su personaje; ser más flexible de lo que Cervantes 2.3. Maese Lotario. I;xiste en la Farsa italiarrtr de la enamorada del Rey un personaje de naturaleza más (;(,mpleja.encargadodedotara la obra con particularidades que lahacen ,(:lacicin con el teatro convencional que en esos momentos se producía 1I ;It especial en en España2, se a de Maese Lotario. I,a obra pertenece, junto con La hfarylresa hsalinda, a un grupo de piezas (ambas Ilfincipales, uno es el énfasis por hacer evidente el. teatro,junto con todos Irlccanismos,dentrode la intención de la obra misma. Comosegundofactortenemos SUS c:xpIotar al máximo el aspecto lúdico, estopara implantar de un modo permanente la i,(,nja, pero también la libertad de desbocar el lirismo si así se desea.3 Dicha ecuación ,,,-ccisaba de un personajequelograra aglutinarla, y, revisando en su acervo literario, 77 Valle-Inclán encontróque ComediadelArte, dichas características se daban ya de ciertomodo dedonde en L a sin tardanza extrajo a Arlequín, empleándolo como protagonista de La Marquesa Rosalinda; un bufón o un payaso, pero, sobre todo. un actor.' En el caso de La farsa italiana de la enamorada del Rey, el traslado no podía ser tan directo, me parece, debido a la temática cervantina que Valle había elegido, así que debió buscar entre los personajes de El Quijote, y encontró no sólo al maestro de las caracterizaciones, sino también a un consumado director de escena, sin importar que el escenario fuera un tablado de marionetas. 2.3.1. Identidad y apariencia. Maese Lotario representa en la obra las dos personalidades que caracterizan a Ginés de Pasxmonte en El Quijote, por un lado, como ya vimos, desempeña el papel de galeote liberado, pero sin olvidar tampoco su rol de titiritero y artista. De aquel Gin& bandido, Lotario conserva su condición de condenado y próíkgo: ELR E Y . ¡Decid a quién buscáis! EL CABO. A un reo de galera. (p.78) Al igual que Maese Pedro,los crímenes de Lotario lo obligan a estar continuamente en movimiento, a seguir una vida de aventurero y, sobre todo, a adoptar una apariencia y una identidad distinta, procurando conservar su pasado como un misterio: AL'rISIDOFW. ,Elfarandul estudia sus papeles! Dicen, ya lo sabréis, que en Salamanca fue sopón, que se pica de poeta, ' Antonio Risco en su obra ya citada (p.43) dedica u n apartado a co~nerltarlas razones por las que Vallcinclin se sintió tan atraidopor la figura de Arlequín así como por el arte y sirnbolisrno del farandul. que encubre el nombre y que la vida franca corre, por ser su condición inquieta. (p.43) Completando todas lascaracterísticas faltarle aMaeseLotario unanimal clásicas del farandul tradicional, no podía adivino para estafara la gente,como el mono propiedad de Maese Pedro, y, a pesar de que nunca vemos actuar al animal en la obra, su sola mención sirve muybien para caracterizaraLotariocomo una figura con sabor literario: LA VENTERA. ¡Ya le tenemosprebendado! Y tú ¿dejaste el hábito de estudiante? MAESE LOTARIO. Se ha quedado en las zarzas del camino hecho girones. Ahora soy atlante de ese mono Merlín. LA VENTERA. ¡Mono adivino! Llevas buen compañero de la tuna para sacar provecho en las Castillas. (p. 18) El ambiente italiano que se vive en el pasaje de la llegada de Maese Pedro a la venta, es reproducido en la obra e incluso ampliado con dos personajes italianos en escena, con diálogos completamente en italiano, además del propio Maese Lotario, de quien se dice: “EL DEL VERDE GARÁN. [...I y Maese Lotario es buon comptrño, como era el Maese Pedro del Quijote. ” (p.20). La historia de Valle-Inclán varía, con respecto al modelo original,- en que se dan a i conocerlascausasque motivaron elcrimen teatro, ya en el segundoacto, del personaje disfrazado. En la obra de se sabe queMaeseLotarioencubre su verdadera personalidad por huir de un crimen, un asesinato en defensa propia, y que, por eso mismo, tornó la carreradevagabundo poetarespetable. titiritero, siendo antesdeesto un estudiante y Esta voluntad de justificar o aclarar el pasado misterioso de su personaje (lo cual no sucede con Ginés de Pasamonte), puede sugerir que posiblemente Valle-inclán pensara que tras las apariencias existen razones que invierten el valor de los acontecimientos que en una primera instancia juzgamos negativos. Incluso se sugiere en la obraque aquel incidente contribuyó al mejoramiento deLotario, ya quefueeste cambio de vida lo que le permitió ponerse en contacto con el sentimiento lírico popular, al que encontró muchomás rico y profbndo por venir del alma misma del pueblo: DON FACUNDO. ((Señor Rey: Una niña nieta de una ventera, os escribe estas letras entre gente arriera.)) DONBARTOLO. ¿Por qué sacas a cuento oficio tan villano? MAESE LOTARIO. Por no decir mentira. Yo soy un puritano. (p.52) Esta idea de identificar al sentimiento popular con lo “verdadero” me lleva a sugerir que posiblemente el disfraz posea en esta obra un valor positivo en cuanto a que hnciona como un vehículo de conocimiento, es decir, un medio para conocer la verdad detrás de las apariencias, encubrirse para descubrir lo esencial; así lo demuestran el Rey y el propio Don Facundo quienes, para poder dar crédito a los sentimientos de Mari-Justina, tienen a su vez que disfrazarse y encubrir su identidad: “Y llegan con disfraz de labradores “recios tabardos, varas y monterasDon Facundo y el Rey. La luz del arco por oscuro destaca las figuras.” (p.65) Como en la corte de los duques en E / QuZ/o(e, como el señor cura y el barbero de la aldea dedonQuijote, aquí, Rey y lacayo pretenden ingresar disfrazados al mundo encantado de Mari-Justina; la diferencia radica en que mientras Don Facundo y elRey intentan comprender, los otros sólo pretenden burlarse a sus anchas; la triste reacción del pueblo como la ha llamado don Ramón. Se debe señalar también que, a diferencia de Maese Pedro, Lotario auténticamente italiano, y las connotaciones queesta sí es circunstancia tiene para la interpretación de la obra: “Ya hemos visto que son las farsas dieciochescas las que de modo más evidente se colocan en esta situación estética [el plano irónico]. Recordemos el elemento <<extranjero>> ”provenzal francés o italiano- que actúa como antítesis de la hirsuta realidad española.”’ De este modo podemos apreciar cómo cada característica del modelo original, Maese Pedro (sus disfraces, su retablo de títeres, su pasado criminal y suvida de aventurero, incluso su aire italiano), guio a Valle-Inclán para crear un personajeque antagonistaauna sociedad un tanto absurda, lacual sirviera de es una caricatura del estado de atraso de la sociedad española en manos de un grupo social insensible, incompetente y ridículo: la España de la Restauración, encantada con los espejismos burgueses de los artistas oficiales como Echegaray, Muñoz Seca o los Quintero;quienes nunca se interesaron por el pueblo como una parte real del mundo que, con tanto detalle, creían describir.’ 2.3.2. Maese titiritero. Sin duda alguna, la faceta más sofisticada de Gin& de Pasamonte es la que pasa en su oficio de titiritero, pues involucra, además del juego de identidades, una oportunidad para ’ Díaz-Plaja,op.cit., p. 130. ’Para los escritores reconocidos de la época, “la visión de la ((otra))sociedad española suele dctcncrsc cn los criados y los choferes. Se cntiende, pues, por auténtico, lo que la burguesía vive y lo que a l burguesía ve. I...] Nucstro tcntro es social y realista en la medida que se adscribc a la realidad dc una clase social que carccc dc perspectiva para situarse en u11nlarco superior y I U ~ Samplio. Menos de 1111 millón de espafioles dicen lo quc es Espafia. lo que convicne a Espafia. l o que debe y no debe tolcrarsc.” José Monlcón, op.cit.. pp. 92-93. que Cervantes, por medio de la presentacion de su retablo, nos dé una muestra de toda su capacidad narrativa: El retablo deMaesePedro es, pues, una analogía de la novela vista ensu totalidad, y no sólo por el hecho de que la leyenda burlesca recreada por Maese Pedroen su retablosea una reductio ad absurdum de los mismos materiales caballerescos que Cervantes satiriza por medio de sus personajes, sino también porquereproduce en miniatura las relaciones fbndamentales que se dan entre narrador, historia y público, según se aprecian en el esquema general de la obra.’ En el Quijote, entre los personajes de la venta, se puede observar cómo la expectativa por la presentación del retablo causa verdaderamenteuna de lascosasde se gran alborozo, y cómo le considera más ver, auténtico muestrario de maravillas que entretiene y suspende el ánimo con su invención y su artificio, y deja sin palabras tanto a tirios como a troyanos. Maese Pedro es un artista; responsable de la representación de un pequeño universo, dirige los destinos de sus marionetas que son sus criaturas y está pendiente de cómo el desenvolvimiento deéstas afecta al público que las observa.En resumen, es el responsable completo de toda su obra. Esta idea del director de teatro de como un demiurgo, para usar marionetas el término de Haley,’ debió haber entusiasmado sobremanera a Cervantes, quien pudo ver compactado en un tablado, toda la aventura de la creación. Sin embargo, el teatro de marionetas y los titiriteros, además de ser una forma de arte, también constituían, en la época de Cervantes, una realidad social, sobre la que algunos de los personajescervantinosse Berganza: “que esto de ganar de expresan en términos no muy halagüeños; como comer holgando tiene muchos aficionados y golosos; I George Haley, “El narrador en Do17 Quijote: el retablo de Maese Pedro”. en C. Haley (ed.), E l Quijote. Taurus, Madrid, 1989, p.285. “Los rn~~tilados títeres son, después de todo. y aunq1.c por motivos mercenarios. otros tantos cuerpos de Maese Pedro. otros C1 [...]Ellosson las criaturas utilizadas por este demiurgo codicioso para producir sus falaces ilusionismos.”George Haley, idem, p.281. ’ 32 poresto hay tantos titiriteros en España, tantos que muestran retablos”.’ Así mismo ocurre con la opinión del licenciado Vidriera, “((De los titiriteros decía mil males: decía que eran gente vagabunda y que trataban con indecencia las cosas divinas, porque con las figuras que mostraban en sus retablos volvían la devoción en risa”.’ La encarnación misma deesta dualidad la constituye MaesePedro,por quien, al parecer, el narrador no puede perdonarse el declarar su verdadera identidad: aquel truhán Ginesillo. La mejor definición global de Ginés de Pasamonte es quizás la acuñada por Haley, cuando afirma: “Ginés de Pasamonte es un literato en la misma medida que es un criminal.”3 Es posible que Valle-Inclán se sintiera atraído también por esta doble naturaleza del titiritero cervantino y la utilizara como un apoyo en sus creaciones. En la F n ~ s ~ ifalrmn r de In enamorada del rey, es observable dicha peculiaridad, Maese Lotario es un gran poeta, mérito que al final le es premiado con un puesto de gobierno, pues, según el Rey, un hombre capaz de componer una creación artística, es capaz de gobernar un estado asfixiado en la observancia severa (hasta lo ridículo) denormasimpuestas tradición; a pesar de esto, por la en Lotario nunca deja de estar presepte la otra cara, la del criminal, lo que impide un alejamiento total con la doble naturaleza de su antecesor: EL R E Y Tienes una cuenta atrasada en Italia. Eres un tufillas que con la punta de la espada pones estrambote a tusletrillas. Con ese genio subitáneo, aquí entraste como un guapo, me pusiste al aire el cráneo. (p.81). Miguel de Cenmtes, “El coloquio de los perros”, 12’r)velnsejemplares III, edición de Juan Bautista Avalle-Arce, Castalia, Madrid, 1982. p.287. Miguel de Cenmtes. “El licenciado Vidricra”, Novelas ejenrplnres I/, edición de Juan Bautist;) AvallcArce. C:istalia, Madrid, 1982, p. 113. ’ George Haley, op.cit.,p.281. ’ 33 Toda la Farsa de la enamorada del rey hace pensar en un retablo de marionetas; Valle-Inclán, como autor, maneja la totalidad de los hilos y expresa desde el título del libro en el cual habría de recopilar esta farsa, su género y su finalidad: Tablado de marionetas (para educación de príncipeby). En el interior de la obra, el autor se coloca detrás del escenario y comonarradorse hace presente en las acotaciones rimadas. dirigidas a un público con el cual incluso se disculpa, aclarando lo que pudiera parecer un yerro en la confección de la obra: Se acerca alfarandul el italiano --ojos negros y talla de gigante-”, en el hombro le toca con la mano, y el otro vuelve un cuarto de semblante. (No yensiis que el consonante filerza a decir tallegigante. Parece un ripio y no lo es. Casanova, en algún capítulo de las “memorias”,hace título, de su estatura de seis pies. (p.3 1) Acotación que no tiene sentido pensando en una obra de teatro convencional’. Entre otras curiosidades esta obra absorbe, como hemos venido señalando, a GinésMaesePedro en la figura de MaeseLotario, quien, siendo personaje de una obra de marionetas, va a montar dentro de la historia de esa misma obra, su retablo, pero, y ahí radica el matiz de Valle-Inclán, los muiíecos de Lotario serán otros personajes iguales a é1: ’ “Para Valle es un elemento ccteatralizable))cualquier acotación, y la decoración sine igual. expresa algo mis que la simple indicación técnica I...] al lograr una determinada expresión lingüística. parece valorar mis aim la camd7ada voz del autor, que, sin duda, se esconde tras esos versos corno especial derninrgo. Por tales motivos, la mostración escénica que aveces suelen encontrar estas acotaciones se aprosinla a formas corales, mhs o menos evidentes”. César Oliva, op.cir.. p.20. MAESELOTARIO. Para alegrar las fiestas fui llamado, y espero que celebren mi ingenio como titiritero las damas de la corte; con ellas una danza ensayo de pastores... Cintas en los cayados y rosas en los talles son otras marionetas que nunca vio Versalles. (p.44). Maese Lotario es el farandul, muchas veces lo llaman bululú, es también de algún modo el que mueve los hilos en la historia, ese es su oficio, dirigir destinos al igual que el autor-demiurgo del que a su vez es criatura. En la Farsa italiana de la enamorada del Rey, al final todo redunda en su beneficio, y ahora, en su nuevo puesto de consejero de un rey muy anciano, que además se ha despojado de todos sus hombres, sin duda el titiritero tendrá a su disposición más hilos que pulsar; para bien o para mal, el término de la obra nos impide saberlo. Es probable entonces que el oficio de titiritero haya significado para Valle-Inclán una posturadepoder,podercreativo, pero también poder manipulatorio, manejo de las circunstancias y de las apariencias; sobre este aspecto trataré más adelante al comentar la personalidad oscura de SéptimoMiau. 3. SÉPTIMO MIAU A diferencia de lo que pasa con la Farsa italiana de la enamorada del Hey en la cual la influencia de Cervantes y principalmente de El Quzjote es omnipresente y ampliamente comentada por la crítica, en el caso de DivinasPalabras (obra publicada en el mismo año, 1920), dicha presencia se reduce tan sólo a un personaje y a unos pocos rasgos aislados. Séptimo Miau constituye sin duda la continuación o un proyecto paralelo del experimento realizado sobre Maese Lotario al darle las características del Ginés-Maese Pedro de Cervantes. Sin embargo, las radicales diferencias entre una obra y otra exigieron de Valle-lnclán que la reinterpretación en este caso obedeciera o fiera coherente con el tipo de universo presentado en Divinaspalabras, el cual quizás esté más alejado aún del mundo de El Quijote que la caricatura dieciochesca de ía Farsa itnliam. En esta ocasión, Ginés tuvo que pasar por las deformaciones producto de las bajas pasiones y el alma supersticiosa para obtener su carta de naturalización en la obra. Sin embargo no deja de tener muchos puntos de contacto conGinés, por lo que es interesante comentar el sentido que tienen estas similitudes dentro de Divinaspalabras y en relación con lo ya dicho sobre Maese Lotario. 3.1 El “quijotismo” y la picaresca, un blanco ideal para la ironía. El tema de la relación entre Ginés y Séptimo ha sido estudiada principalmente por CarlosJerez-Farrán en su artículo“Séptimo Miau y Ginés de Pasamonte: un caso de duplicidad biográfica cervantina en Divinas palabras de Valle-Inclán.”’ enelcual atribuye el sentidode dicha duplicidad a una actitud anti-quijotista porparte de Don Ramón, quien veía en este “quijotismo” una postura absurda que propiciaba el atraso en el pueblo español. 3.1.1.Pícaros contra quijotes. En su estudio, Carlos Jerez-Farrán aquilata las semejanzas existentes entre Séptimo Miau, personaje de Divinaspalabras, y Ginés de Pasamonte, modelo cervantino del que debió derivar en parte la figura de Séptimo. La enumeración de dichas semejanzas corre paralela a una caracterización de ambos personajes; con ello se muestra cómo los dos encajan con las características de un modelo literario común: el pícaro. De acuerdo con esto, Jerez-Farrán hará la comparación con base en criterios de adaptación social, utilizando adjetivos como “desadaptados” o “en franca oposición al trabajo”, para denominar tanto a uno como a otro. Jerez-Farrán hace énfasis en dos delos rasgos comunes a ambos personajes; el primero se refiere a su “anonimato”, la personalidad escondida y mantenida como un enigma; el otro rasgose refiere a la “marginalidad autoimpuesta”.Este último aspecto significa, según el investigador, un anhelo de libertad y afirmación de la individualidad: para cualquiera de los dos personajes resulta preferible “cualquier cosa antes de vivir sujeto a las convenciones sociales y valores éticos que desde su postura marginada muestra como falsos’”. Estos dos aspectos son desarrollados hasta llegar a dos posibles explicaciones de por qué Valle-Inclán decidió integrar el modelo de Ginés a Divinas palabras. Una de las explicaciones proviene directamente de las teorías expresadas por Valle en Lalámpara maravillosa, en donde está presente la preocupación constante sobre las máscaras, los distintos rostros que revelan la naturaleza ambigua del ser humano; piensa Jerez-Farrán que esta inquietud pudo leerla Valle-Inclán en Cervantes, quien también manifestara en sus obras el interés por “la evanescencia de la personalidad humana”: 37 No es de extrañar, pues, dado el interés que Valle-Inclán muestra por la ambigüedad de la persona, que sintiera cierta atracción por el personaje de Ginés, pues en é1 pudo muy fácilmente ver ejemplificada esa realidad humana que consiste en la permutabilidad e inestabilidad de la imagen que la persona presenta habilidad para manipular los cambios y las de si misma al mundo y la circunstancias que los provocan.’ La segunda explicación posee el carácter de una investigación histórica y tiene algunas coincidencias con los métodospropuestos por algunas de teorías literarias de la recepción. Jerez-Farrán señala que lo esencial para explicarse este fenómeno es tomar en cuenta “el clima cultural” que se vivíaen España enla épocade Valle-Inclán y. por supuesto, “el concepto que Valle tenía del español” de su tiempo. Según Jauss,teóricode la recepción, para saber cuál es el tipo de lecturaque un particular pudo hacer de una obra de otro escritor,anterior en el tiempo, primero hay que determinar los “horizontes de expectativas” (reconstrucciones históricas de los tiempos respectivos de autor y lector) y cubrir la distancia con testimonios, opiniones del autor o de sus coetáneos, sobre la Cpoca del primer autor y sobre su propia época; consiguiendo, así, una idea aproximada de la lectura social que Valle-Inclán, por ejemplo, pudo hacer de Cervantes. Jerez-Farrán recurre a su vez a consultar cuál era el clima cultural de la época en la que Valle-Inclán escribe, la cual -nos dice- está dominada por el “espíritu de malestar nacional que sienten los intelectuales” respecto a una innegable decadencia nacional, al aislamiento y crisis cultural e ideológica de la cual urgía salvar a España; una forma de lograrlo era el rescate de los valores de la tradición, y uno de esos valores íüe EZ @/@te. El resultado, al que ya se hizo referencia en la introducción, h e una quijotización de España, que llegó a profbndizar enla mente y sentimientos delos españoles. Se identificaron a tal grado con los supuestos ideales (ya muy esquematizados) del personaje cervantinoque, I /dctrr. pp.98-99. incluso, llegaron a sentirse amenazados por la nueva literatura que revalorizaba temas o personajes picarescos: quijotes VS pícaros. Jerez-Farrán obtiene el testimonio de un articulista de la época, donde esto parece sermuy evidente: No es posible sentir seducción por un arte de esta especie, que tanto ha dañado y daña la sociedad española en lo más profundo de su alma ¿No es de creer que una travesía por la vida de la picaresca no conduce a nada sino, antes bien, deshace en mi!lones de partículas la imagen quijotesca del español e incluso el sentido de nuestra mística.’ Sin embargo, la España de principio de siglo y los hombres que la habitaron se encontraban enun estado tal, que una identificación con la “nobleza”, “el valor”, “el heroísmo” de don Quijoteera, más que una idealización, un enmascaramiento, el falseamiento de una situación real. Jerez-Farrán interpreta de este modo el pensamiento de Valle-Inclán al respecto: La vida miserable de España no puede ser interpretada de otra manera sino como lo que es, como una deformación grotesca de los mitos tradicionales del honor, del don juanismo, del sentimiento trágico de la vida y, cómo no, de Don Quijote, ya que, si existe, según éI [Valle-Incfán], un carácter nacional que la literatura debe reflejar tal cual es y no como creían que era, este carácter español, según lo muestran las circunstancias, debería venir representándose con mayor fidelidad con el pícaro, con el antihéroe, con el rufián y no con Don Quijote, porque lo que éste representa está diametralmente opuesto a las ideas dominantes del momento sobre política y moralidad.* Esta interpretación de Jerez-Farrán sigue la línea de los estudios críticos que, sobre la manipulación literaria en Valle-Inclán, hemos venido comentando.Concuerdan en lo relativo a que aquí también se pone al descubierto cómo la mecánica de Valle tiene el fin de atacar los rezagos de la sociedad de su tiempo. Así mismo está relacionado con otro grupo de trabajos que demuestran la actitud “anti-generación del 98” quea manifestaba Valle-Inclán. veces En lo relativo a que Valle-Inclán quiso entablar una relación entre la decadencia de su época y la decadenciaespañola observable enla imagen de lavida humana que nos presenta Cervantes, censurando el engaño que enmascaraba la verdadera naturaleza de su pueblo, Jerez-Farrán encuentra una prueba quizás inapelable en el testimonio del mismo Valle-Inclán: “España no es un país de quijotes, porque Don quijote fue derrotado. No puede ser ese país porque en é1 -sobre su tierra, entre sus gentes- no logró ser planta el anhelo de justicia y amor que hubo enelhidalgo de la Mancha. El español no es Don Quijote, ni siquiera Sancho [...I El español es Ginesillo de Pasamonte, eslos galeotes...‘” De estemodo, Valle-Inclán fue capaz de utilizar el propiotexto del Quijote para ridiculizar una postura absurda. Ya que para éI, en el pasaje de los galeotes, don Quijote es una figura deexcepción; y se le ve luchando sólo contra todo el pueblo español, hasta que es derrotado y humillado. Por lo tanto, una lectura atenta del pasaje de los galeotes demuestra lo absurdo que debió de parecerle a Valle-Inclán la idea de simbolizar con don Quijote al pueblo español, aquel pueblo que, a lo largo de la novela, nunca pudo comprenderlo, y que en este pasaje en particular se atrevió a apedrear a quien por nobles motivos (que ellos juzgaron locura) les dio la libertad. Jerez-farrán propone que, en respuesta a esta postura, Valle-Inclán postula un nuevo símbolo o modelo del español. Igualmente extraído del libro de don Quijote, Séptimo Miau es el reflejo fiel -como máscaras, de los españoles de lo ve Jerez-Farrán-, ya sin principios de siglo. Es decir, si enla fórmula pícaros VS quijotes los intelectuales del noventiocho pugnaron por colocar el espíritu español como equivalente a los ideales de don Quijote;paranuestro crítico, Valle-Inclán quiso inclinarla contrario, como parte de su modo especial de decir la verdad. I Citado por Jerez-Farrán, Idem. p. 100. balanza hacia el lado 3.1.2. Pícaros en Cervantes. pícaros en Valle-Inclán. Sin embargo,Carlos Jerez-Farrán pasa poralto, ensu afán de hacer coincidir a Séptimo Miau y a Ginés con el modelo literario del pícaro (afán que considero innecesario aun para su propio planteamiento), aspectosimportantes de las obras que relaciona; comenzando por el detalle de laya conocida atipicidad delos personajes apicarados que aparecen en la obra de Cervantes: “Danse en la obra cervantina, parcial y externamente, ciertos elementos de la novela picaresca. Por lo pronto hay pícaros [... ] Pero esos pícaros son siempre objeto de las manipulaciones artísticas del autor. que los maneja como figuras de retablo [...I El pícaro es, pues, un objeto en manos de Cervantes, subordinado a su compleja visión del mundo”.’ Juan Bautista Avalle-Arce Arce opina de un modo similar: “la novela picaresca, género que é1 [Cervantes] no quiso ensayar nunca, de al menos en su forma canónica, tal como la definió Mateo Alemánen su G~,zmdr~ Avara~he.”~ El modelo de pícaro de Cervantes es, pues, como ha dado enllamarlola crítica, esa oposición conceptual que significa hablar de un “pícaro virtuoso”: “Y en todo el Coloquio, lo mismo que en Rinconete, el autor no nos abandona nunca en manos de ningún pícaro; Cipión y Berganza dominan los seres que tratan, moral y artisti~amente”~. Ahora bien, resultaextraño pensar que si Valle-Inclán necesitaba a un ser con características de pícaro literario lo extrajera precisamente de unlibro de Cervantes, sobre todo, tomando en cuenta su cultura literaria y su especial cercania con Quevedo, por ejemplo. Impugnar una lectura errónea y manipuladora de E/ Quzjote, o de cualquier otra obra de la tradición, presupone siempre una rectificación en algún grado; si Valle-Inclán reconoció perniciosa la lectura esquemática de un aspecto del libro de Cervantes, qué sentido pudo entonces tener para é1 la exaltación de otro esquema, el del pícaro, con el ’ Alncrico Castro. El pettsatniet~to(le (‘ervantes, Noguer, Barcelona, 1972, pp. 232-233. ’ Juan Bautista Avalle-Arce, pról. a Miguel de (hvantes. Novelas ejemplores Ill, Castalia. Madrid. 19x2. p . 7 Américo Castro. op.cit.. p. 233. JI mismo descuido e incomprensión de lo que un personaje como Ginés significa dentro de su libro; la crítica en esos casos corre el peligro deextraviarse, de confundirse en el mismo juego que intenta ridiculizar. Jerez-Farrán procura caracterizar a Ginés, primero, como un pícaro típico, es decir, más o menos de acuerdo con los preceptos de Alfarache, y luego quiso ver a Séptimo como“untrasunto histórico del pícaro español”.Enestasconcepciones media, me parece, una confbsión entre el pícaro como personaje que da vida a un género literario y lo que podríamos denominar simplemente como gente baja, vagabundos, delincuentes y estafadores que han existido desde siempre en España y en todas partes del mundo y que pueden recibir el adjetivo de“seresapicarados”, al mismo tiempo que al clima de abyección moral que los rodea se le llama “ambiente apicarado”, como un reflejo de la comunicación de vida y literatura; sin embargo, una vez consolidado el género de la picaresca, la identificación no puededarsetan realidad a la literatura,porque fácilmente en sentido contrario, de la no cualquier vago es un pícaro literario, por ser éste evidentemente mucho más complejo. Hablar de pícaros es hablar de un género literario, el mismo Jerez Farrán lo comprende así, pues en la caracterización tanto de Séptimo como de Ginés, enumera lasmismas características de los protagonistas clásicos de obras picarescas, teniendo cuidado de no mencionar aquellas en las que Ginés, precisamente por no corresponder al tipo convencional de pícaro, no encaja. Por eso, comprendera Ginés como un modelo de pícaro, resaltando únicamente lo inmoral de su forma de vida, representa una violencia interpretativa al texto original, en la que difícilmente pudo haber incurrido Valle-lnclán. Hay un aspecto típico de los pícaros cervantinos, señalado por Blanco Aguinaga,’ que en efecto hace coincidir a Séptimo y Ginés con estos seres, y que los aparta al mismo tiempo del pícaro tradicional; me refiero a que sus historias no son historias cerradas, en Carlos Blanco Apinaga, “Cervanfes y la picaresca. Notas sobre dos tipos de rcalismo“. !LW7/. COLMEX, México, lrol XI. 1957. p33 I . I las que el personaje protagonista-narrador desde su atalaya de moralidad presenta su vida comoalgo ya concluido, un mundo cerradosobre el que pueden juzgar sin temor a equivocarse señalando abiertamente el engaño de la vida. Tanto a Ginés como a Séptimo los conocemos enun momento indeterminado de su vida; no senosda genealogía (base del determinismo), como sucede con noticia de su los verdaderos pícaros, ni de su destino. Tras su última aparición, no volvemos a saber nada de ellos. Los pícaros de Cervantes son así;.tienen como característica esencial, nos dice Blanco Aguinaga, que no llegan nunca a ser dogmáticos.En ellos, la cuna no importa o es cómicamente imprecisa, y el porvenir s610 se vislumbra como un continuar. Si se desconocenestos dos extremosde la ecuación ética enla literatura picaresca, es imposible cerrar el círculo que tradicionalmente rige su estructura. Cuando. .esto sucede no podemos hablar más de picaresca convencional, y toma su lugar el juego cervantino de enfrentarse directamente al acontecer inmediato, reino enel que no puede establecerse ningún absoluto. Por eso, Cipión yBerganza tal vez tengan otra noche para seguir dialogando; por eso, Rincón sabe que a su corta edad aún no está en posición de decir su última palabra, por eso, Ginés no ha publicado aún la novela de su vida; y es que la vida apenas se estáhaciendo para ellos. Séptimo, al igual que estos personajes, no se detiene a moralizar, solamente escapa; no obstanteesterasgo en común, aún resulta dificil relacionar aLucerocon los jóvenes protagonistas de La ilustre fregona, por ejemplo, esos a quien Avalle-Arce ha llamado “pícaros ilustrados”, y que,teniendo un origen noble, decidieron (invirtiendo todo el determinismo que define la vida del pícaro) tener una vida de aventura; al lado de ellos, vemos a Séptimo inmerso en un mundo de instintos básicos, en donde el ejercicio de la libertad puedeseralgo en realidad bien cuestionable, y que se parece más a ese determinismo de la picaresca tradicional que Cervantes rehúsa. Sin embargo, este acercamiento es también discutible, porque, volviendo a la discusión inicial, si Valle-Inclán hubiera decidido identificar a Séptimo con el universo bajo tipico -1 3 de la picaresca clásica, ¿por qué no const~uyóun pícaro completo y no solamente la parte inmoral, el aspecto más superficial del género, olvidando que, además de un delincuente, el pícaro es también un tremendo moralista y un dogmático que conoce toda la verdad que hay en el mundo, porque todo lo ha vivido?. Teniendo todo esto en mente, podemos releer la declaración de Valle-Inclán respecto a la verdadera identidad literaria de los españoles, apreciando mejor cómo el concepto de “pícaro” no asoma ni hace falta para expresar que, a ojos de Don Ramón, el español tiene más dedelincuente y bribón, como sabemos que eran losgaleotes,que delanhelo auténtico de justicia y amor que caracteriza a Don Quijote en la novela. Esta declaracibn. sin duda desesperanzada y amarga para el mismo Valle-Inclán, nos muestra su compromiso y su nula complacencia por las falsas salidas y fórmulas. La misma frase tan directa: “El español es Ginesillo de Pasamonte, es los galeotes..,”, nos deja entrever cuál es el orden de ideas que organizó su mensaje; ya que, al identificar al español con el personaje que nos interesa en particular, lo hace con la primera versión de éste, el Ginés de la primera parte, cuando aún el personaje no ha alcanzado ninguna de las complejidades que lo revestirán en las posteriores apariciones, y solamente es “el más bellaco de una cadena de iguales a él”; incluso Valle-Inclán utiliza el nombre despreciativo de “Ginesillo”, usado anteriormente por Don Quijote. Porque el español se identifica con Ginesillo pero también con todos los galeotes; lo cual nos deja ver que Valle-Inclán tuvo en mente, al hacer esta declaración, señalar lo rufianesco que aún había en su pueblo. 3.2. Identidad y apariencia En todo El Quijote nohayun personaje cuya personalidad esté tan poco ... establecida como la de Ginés de Pasamonte. No quiero decir con esto que se trate de un carácterimperfecto, sino todo lo contrario; su especialidad es el cambio y la adaptación. Este personaje es exactamente como ha de ser la máscara que elija para y aparentar, Valle-Inclán encuentramotivos salir aescena. En esterecursodeser suficientes para jugar con el cinismo de su personaje Séptimo, para quién los disfraces expresan más de lo que ocultan. 3.2.1 Nombres múltiples. A diferencia de la historia deMaeseLotario, en cuya figura se combinan el argumento de la liberación de los galeotescon la apariencia adoptadapor cuandosepresentacomo el titiriteroMaesePedro, Miau, Valle-Inclán enfoca se a enla confección deSéptimo- emular únicamente este asegundo (estrictamente en el episodio deMaesePedro Ginés Ginés llegando a la venta con su mono adivino). Esta delimitación nos habla ya de una voluntad de circunscribir la semejanza de estasdosfigurasaaspectos del personaje Ginés que sólo se muestran en este segundo pasaje. Uno deesosaspectos elegidos, el relativo ai cambio de nombre y al disfraz, proporciona a Ginés y luego a Séptimo obradeteatrode una nueva apariencia. Aun antes de que la Valle-Inclán dé inicio, en el “Dramatis personae” seapunta: “Lucero, que otras veces se llama Séptimo Miau y Compadre Miau” (p.9). Lucero,un mismo personaje en el transcurso de la pieza va cambiando su nombre, delmismo modo en que lo hace Maese Pedro, cuyo verdadero nombre es Ginés y su alcurnia Pasamonte, como éI mismo lo expresa, aunque no pueda evitar que lo llamen de otros modos, como Ginesillo de parapilla o paropillo. Estamos familiarizados con el procedimiento cervantino de hacer reaparecer a algunos personajes de El Quijote para que actúen por segunda vez; dicho recurso responde a las necesidades planteadas por el propio texto, que busca siempre presentar una verosimilitud aceptable; en Divinas palabras, sin embargo, todos los nombres de Séptimo son apodosque encubrir su identidad, puestoque no logran los personajes lo nombran indistintamente por cualquiera de ellos. A diferencia de Maese Lotario o el propio Conde Polaco, cuyo cambio de nombreresponde Lucero,Séptimo realmente a encubrir su identidad, todos saben que o el Compadre Miau son el mismo. Estos múltiples apelativos, herencia de su predecesor literario, tendrán enla obra de Valle-Inclán una función extra, bastante alejada de la original. Lucero es el nombre de un personaje de Valle-Inclán aparecido anteriormente en Farsay licencia de la Reina castiza; representa al criminal y hombre sin escrúpulos, carácter que al parecer el autor quiso conservar (ejemplo de relaciones intratextuales en Valle), trasladándolo a Divinasyalabras para darle nombre (y quizás un pasado) al bribón local. Sin embargo el nombre de Lucero, al igual que los otros dos, cumple la función de caracterizar al personaje como un enviado o la encarnación misma de las berzas del mal; en una batalla irónica, señalada por John Crispin’, contra las otras fuerzas representantes del bien y la religión. De este modo, Lucero simboliza un eufemismo de Lucifer, como lo era también en algunas piezas de Calderón: “Como hemos visto, la estructura superficial de esta obra [Divznas palabras]apunta en su argumento hacia un arquetipo luciferino”,’ esto parece indicar la rebeldía de Lucero ante lo tradicionalmente sagrado, aunque en su desafio resulte también graciosa su jactancia de no haber pisado la iglesia en veinte años. Su segundo nombre surge raíz a de la declaración de sus amistades: PEDRO-GAILO.¿Te titulas amigo del diablo? LUCERO.-Somos compadres. (p. 15) Compadre de Satanás, como se declara el muy pretensioso Compadre Miau, es una forma más de decirlo: “Favorito de Valle-Inclán cuando necesita encarnar al diablo en una forma animal, el gato parece haber sido revestimiento predilecto del demonio”.’ .. . I John Crispin, “La batalla maniquea irónica en Divinas palahva.~”,en Ricardo Donlénech (cd.), /<urrrcin del Cblle-Inclun. Taurus, Madrid, 1988. - Idem. p. 197. ’ EInnla Susana Spcratti-Piñcro. El ocultismo en Chile-lnclcin,Talncsis Books Limited, Londrcs, 1974. p.59, Por último, Séptimo es la alusión a un número cabalístico, adoptado en la última parte de la obra en cuantose vuelve profeta y ejecutorde la desgracia de Mari-Gaila: “RILNII-GAILA, en la puerta de la garita, se agacha y levanta un naipe caído en la nrena. MARI-GAILA-¡Lassieteespadas!” formas de escapartiene (p.74). Siete vidas tiene el gato; siete el despreciable criminal; y es precisamente enla séptima de la obra, en la queocurre escena el sacrificio del cordero: “en una noche de luceros”, como indica la acotación; como también será una noche de luceros cuando aparezca el trasgo cabrío demostrando su podersobre el tiempo;como el primer nombre de Séptimo, Lucero, con resonancias de estrella, de luz bella, de ángel. 3.2.2. El parche de verde tafetán. Para su presentación como Maese Pedro, Ginés hace algunas modificaciones a su apariencia: “Olvidábaseme decir cómo eltal MaesePedro traía cubierto el ojo izquierdo y casi medio carrillo con un parche de tafetánverde, señal de que todo aquel lado debía estarenfermo ...”(11, CAP.25, p.814). Del mismo modo en su segunda intervención, Luceroaparece con un añadido: “...el pájaro mago aparece sobre los hombros del farandul, que ahora se cubre el ojo izquierdo con un tafetán verde” (p.61). Tanto en El Quijote como en Divinas palabras, la incógnita del parche se da a conocer; en el caso de El Qzrljote ante los lectores de la historia, aunque no a los personajes:“Este Ginés, pues, temerosode no ser hallado de la justicia, que le buscaba para castigarle en sus infinitas bellaquerías y delitos [...I determinó pasarse al reino de Aragón, y cubrirse el ojo izquierdo, acomodándose al oficio de titiritero.” ([I, CAP.27, p.830). Ahora bien, pensemos en el parche como un símbolo que divide la personalidad en dos partes, el lado que se muestra y el lado que se oculta. El lado cubierto es la mitad siniestra, la que esconde el pasado en cuyo fondo anida el crimen, es, como nos dice el narrador del @rijote, “señal de que todo aquel lado debía estar enfermo”, el lado que encarna el misterio con todas sus connotaciones negativas, el lado oscuro sobre el cual pusoDios su estigma, como bien lo sabe Simoniña: ‘‘,Por bueno está usted señalado en la cara!”(p. 123). Por otra parte, el lado descubierto de la cara representa l a ntitad iluminada, la que muestra un sernblante agradable, de horl conynko, la que, no obstante ser un producto del misterio que guarda la otra mitad, es la apariencia del hombre que realiza trabajos, si no nobles, al menos tolerables. Sin embargo, para estos personajes., el lado quecubre el parcheesconde la verdadera naturaleza del hombre, mientras que la mitad descubierta resulta en realidad la verdadera máscara. Si vemos las cosas de este modo, el recurso del parche puede significar una crítica a la sociedad cuyos valores están afincados, precisamente, en las apariencias; y no me resulta dificil pensar que Valle-Inclán, quien siempre se esmeró en la denuncia de los vicios de la sociedad autocomplaciente de su época’, haya abrazado el motivo del parche en el ojo como un subtexto siempre presente en la figura de su reinterpretación. A diferencia de Séptimo-Miau, Maese Lotario, primer trasunto literario de Ginés de Pasamonte, no lleva sobre el ojo el parche correspondiente a su linaje; esto puede deberse a que la historia que éI oculta no conlleva la carga negativa que pudieran tener tanto la de Ginés como la de Séptimo; por decirlo de otro modo, éI no tiene un lado enfermo que ocultar; por el contrario, el desenlace feliz de la obra casi depende su de que su pasado, su misterio, se aclare, porque en caso las apariencias enmascaraban razones y no solamente más misterio. En el caso de Séptimo, el parche representa, de algún modo, el extremo opuesto de .j MaeseLotario,aunque coincide que, en amboscasos, la máscara resulta algo casi innecesario: en el caso de Maese Lotario porqueno esconde culpa alguna, en el caso ’ “Valle-lnclih, que como critico literario estaba tan dispuestoa demoler cuantos mitos desusados vcia representarse cn la literatura con10 lo estaba en cuanto escritora demoler lo que veía de fíllso CII la sociedad espaiiola”, Carlos Jercz-F:lrrrin. nvt.cif.. p.99. de Séptimo porque todos a su alrededor son culpables. En un mundo de realidades descarnadas, donde reina una moral primitiva, portar una máscara de la virtud pierde todo sentido. Al igual quesucedecon los nombres, el parche es para Séptimo un accesorio simbólico, vestigio de su ancestro literario: “SIMONIÑA.-¡Por bueno está ustedsei-ialado en la cara! SÉPTIMOMIAU.-¿Cree usted joven? Séptimo Miazr escupe. la colilla, alza el parche cor1 los dedos, desc~rbrierzdoel ojo que lleva tapado,y con un guiño lo recata de nuevohgjo el verde tafetár~.” (p. 123) Conestacontestación, Séptimo demuestra no sólo lo pocoimportantede ser conocido, sino que también patentiza su postura de burla desacralizante, dandoa entender que para éI está antes su industria que los signos patentes de la voluntad divina sobre la tierra. Más adelante confirma: “MIGUEL&.-¿Qué representa el ojo que lleva usted cubierto Compadre Miau? EL COMPADREMIAU.- Quecon uno me bastaparaconocerlea usted las intenciones comadre maricuela.” (p.63) A diferencia de la explicación lógica que nos proporciona el narrador de El Quijote sobre el misterio del parche, la explicación de Séptimonosarrastra en sentido opuesto; pues, además de la más obvia intención de mofa hacia el padronés, subyace una nueva afirmación blasfema, en la que Séptimo pretende igualarse a Dios enlo relativo a su omnipotencia representada en el ojo que todo lo ve. Esta pretensión, originalmente satánica, colabora, en el nivel mítico señalado por Crispin, a la caracterización de Séptimo como el representante de la herzas del mal, siendo é1 un pobre diablo. 3.3. Oficios y artificios. Los medios de los que se vale el farandul para subsistir son parte de su propia esencia. La estafa es el común denominador para estas actividades, pero también son comunes el despojo (recordemos al rucio de Sancho) y la violencia; sin embargo, hay entreestasactividadesalgunascomo la adivinación o la dirección detíteres resultan de especial interés al estudiar la reelaboración deMaesePedro que en Maese Lotario o en Séptimo Miau. 3.3.1. Maese titiritero. La forma en que se gana la vida Maese Pedro en El Qzrzjote es más o menos la misma que la del Compadre Miau: la lengua, el animal adivino y el retablo de títeres; pues a pesar de que en ningún momento vemos el retablo de Lucero en escena ni descrito en acotaciones, sí encontramos algunas menciones aisladas en boca de los personajes: “LATATULA.-El condado de Séptimoes sacar dinero con sus títeres.”(p.1 IS). “UNAVoz.- ¿Con quién fornicaba? OTRAvoz.- ,Con el titiritero!” (p. 128). Casi dichas comopor descuidoestas únicas alusiones al oficio detitiritero de Séptimo confirman su filiación tanto con Maese Pedro como con Maese Lotario. Sin embargo, qué podemos decir sobre la función que, dentro de la historia de Divinas palabras, cumple el saber que Séptimo además de ser un estafador dirige un tablado de títeres. En el presenteapartadoobservaremos las asociaciones posibles entre la personalidad de Séptimo Miau con el oficio legado de sus modelos antecesores. .. . 3.3. I. I. Pl4lsattdo los hilos del destino. AI comentar la personalidad de MaeseLotario en la Fcrrstr itcrlimu de lu etmmoradcr del Rey, me he detenido un poco en hacer evidente cómo el hecho de que Lotario se dedicase, entreotras personaje nosólo cosas, a la dirección escénica, proporciona al un punto de comparación con MaesePedro, titiritero, sino que,montandoespectáculos verdaderas marionetas quien también es en los que la gente de palacio sirve de animadas, consigue liberar la imaginación del lector expandiendo un tanto la noción inicial que se tiene de un espectáculo teatral, sea con títeres,seaconpersonas,dejándonos como una proyección -en pensar en cómo el teatro, si queremos verlo ficción, por supuesto- de la vida, muestraa fin de cuentas los hilos ocultos detrás del movimiento más sutil en escena, y por lo tanto nos hace conscientes de los posibles hilos sobre nosotros y nuestros actos, hilos de amor, de avaricia, de temor, etc.; y por último quizás también pensemos en la persona o el ser que pulsa esos hilos para que, en escena o en nuestras vidas, todo salga a su gusto. Dicho ser en el teatro es el director de escena, y cuando hablamos de un espectáculo detíteresesta idea seaclara un poco más, pues sabemos quecada movimiento de las marionetas responde pequeño ;a un movimiento de la mano o la voz del titiritero. En la Farsa italiana de la enamorada del Rey, Valle-Inclán introdujo a un director de teatro, a un demiurgo pequeño, quien prepara un espectáculo de teatro dentro de otra obra de teatro, demostrando “poder” sobre sus criaturas y haciendo patente al mismo tiempo el poder que el autor de la Farsa italiana ejerce a su vez sobre éI y sus compañeros’. Además de simbolizar el poder creativo inherente a todo autor, la figura del director de teatro para títeres conlleva en las obras de Valle-Inclán el sentido de que dichopoder se extiendea manejar el destino de los demás personajes, una metáforaen sí de lo que es estar controlado por una voluntad ajena; Lotario, por ejemplo quien a pesar de no tener consigo todos los hilos de la obra, consigue, como ’ De un modo semejante a1 poder que Maese Pedro tenía sobre las figuras de su retablo y In voluntad creadora del propio auior de El Quijote cuyo ped31 se deja notar bastante en este pasaje; como lo ha señalado George Haley, nrf.cit..p.270. ya lo hemos comentado, manipular las circunstancias para procurarse unfinal a su total conveniencia. Al revisar lo que paraMaeseLotariorepresenta el oficio detitiritero, nos encontramos ante la perspectiva de enfocar la actividad de éste como un ejercicio de poder, descubriendo la manera en que pueden volverse cuestionables las intenciones de un personaje al que en primera instancia tomamos por el honesto y noble rey de los poetas. No obstante que abrigar sospechas acerca de los mezquinos móviles del poeta Lotario sería forzar demasiado la interpretación de una obra gozosa como lo es la Farm italiana de la enamorada del rey; las circunstancias en que. se desarrolla la trama de Divinas-palabras,sin embargo, son muy distintas, y su titiritero merece se le observe más detenidamente desde este ángulo. CarlosJerez-Farrán señala algunos ejemplos, en los trabajos de Valle-Inclán, acerca de este modode entender el juego de las marionetas: “Más tarde en esta misma novela [La curte de los milagros] el Barón de Bonifaz admite estar dominado por el juego, ((¡y el vino, y las mujeres, y el cante, y el baile, y las trampas)) y añade, ({pues bien, prefiero hundirme con todo esoa que me mueva por un hilo Maese Pedro))”’ El miedo aser manipulado es de cierto modo una defensa de la libertad, un afirmarse en creerquecada quien tiene su destino enlas manos. En la sociedad cristiana tradicional, que es la que sirve de marco a Divirlas palabras, la libertad no es completa pues los hilos los lleva Dios: PEDROGAILO-Para toda conductahay un premio o castigo, enseña la doctrina de nuestra santa madre iglesia. (p. 16). Es decir, todas las cosas suceden, al menos en teoría, por voluntad o permisión divina; Dios conserva el equilibrio en el que se puede confiar, pues se trata del camino que conduce a la salvación eterna. En Divinas Palabras, sin embargo, corno señala ‘ Carlos lerez-Farrrin, art.cit., p.IO/. 52 SCafin González,] la moral y las tradiciones de la iglesia cristiana, es decir, el aspecto de la religión, constituye sólo una máscara que cubre apenas un mundo de r>:+:onal ilr:lulsos primordiales y por lo tanto más auténticos. Séptimo Miau da cuenta de esto .a primera escena de la obra: ‘‘LUCERCI- Dios no mira lo que hacemos: Tiene la cara tf~. <, --.-:m“ :S (p. 15); por lo que se proclama a si mismo compadre del diablo, y se atribuye Lzpacidad de manipular los hilos del destino de los demks personajes, se inviste a sí con la capa demiúrgica. y se llena la boca con predicciones y profecías sobre el x . 3 ~ 0 :?YYIO. En este sentido, es posible interpretar sus actos de adivinación como dictados c- voluntad más que como reales predicciones; así, el destino de Pedro-Gailo =: :I’L:~~sde que le fuera pronosticada l a infidelidad de su mujer, de la que el propio .;sr-_mo procura ser artífice. Divinas palabras, Séptimo, a pesar de no serprotagonista,representa 1 : un -:=-s.-naje dominante, elrey de los vagabundos; comoLucero lo vemos dirigir los ~ : ? Y - ~ O de S Poca . - .. .-...> .. - Penay de suhijo, a quienes literalmente retira de escena; como adre Miau, lo vemos manejando a su gusto a Miguelín el Padronés, porejemplo. :.>m0Séptimo, tras su parche de Verde Tafetán, pretende, como su pájaro colorín, F - _-._.toda la ciencia del porvenir” y desde su alcázar decidir el destino de ”AT L- --_-J el cadaquien. de Mari-Gaila: Venus y Ceres. Con su disfraz, Séptimo logra atraer a Mari- C. “-.,--: - lo que utiliza para manipularla con misterios y juegos de adivinación hasta el , = :renta de la seducción en la garita, cumpliéndose así el pronóstico hecho a Pedro- y la primera parte del de Mari-Gaila: licencias; la segundapartede - ” - I ”aa, ” - dicha las sieteespadas, ya lo dijo Mari-Gaila: “son desgracias”, por llamar de modo más trágicoalas consecuencias. - 3 el caso de Séptimo Miau, como hemos visto, el transporte de Ginés no es sólo e. =-estamo de un modelo tomado talcual de otra época a manera del “travestido cultural” definido por Iris Zavala, sino que en eseprocesodetraslado media una degradación amplia que transforma la figura de Maese Pedro despojándola de algunas de sus características y enfatizando otras. El retablo de marionetas, por ejemplo, se reduce físicamente hasta ser sólo dos menciones aisladas dentro de la obra, casise pierde de vista; pero, por el contrario, la manipulación que éI representa sigue patente en la personalidad de Séptimo, cuya única actividad dentro de la obra es desencadenar las acciones. Adivinar el destino de cada personaje, “tener un ojo en cada sin fin”, tales son los anhelos del vagabundoLucero, el titiritero diabólico de 1 ) i v h c ~ ~ palahaas. 3.3.1.2. IJna nota acerca de los títeres en el esperpento. El interés que las posibilidades expresivas de los títeres despertaron en Don Ramón del Valle-Inclán heron asimiladas por sus propias estéticas y plasmadas en sus obras con características como las que han sido sugeridas en este capítulo. No obstante, la inquietud no termina ahí, sino que es probable que el arte de las marionetas siguiera acompañando al autor en la elaboración de la teoríaquedio origen a la siguiente generación de obras deteatro; Evelio Echeverríarescata una dedaraciónque Valle-Inclán hiciera en una entrevista cuando visitó México en 1921, en la cual parece muy clara la mencionada fuente de inspiración: - ¿Y de teatro? -Estoy haciendo algonuevo distinto a mis obrasanteriores. Ahora escribo teatro para muñecos. Es algo nuevo que he creado y que titulo “Esperpentos.” Este teatro no es representable para actores, sino para muñecos, a la manera del teatro “Di Piccoli” en Italia. De este género, he publicado “Luces de Bohemia”, que apareció en la revista . . España, y “Los cuernos de DonFriolera” que se publicó en Laplz~ma. Esta modalidad consiste en buscar lo cómico en lo trágico de la vida misma. ¿Imagina Ud. a un marido que rinera con su mujer, diciéndole parlamentos por el estilo de los del teatro de Echegaray? Porque hay que apropiar la literatura a ellos.¿Supone U.(sic) esa escena? Pues bien, para ellos sería una escena . dolorosa acaso brutal.. Para el espectador una sencilla farsa grotesca. Esto es algo que no existe en la literatura española. Só10 Cervantes vislumbró un poco de esto. Porque en el Qzrzjote, lo vemos continuamente. Don Quijote no reacciona nunca como un hombre, sino como un muñeco; por eso provoca la hilaridad de los demás, aun cuando éI esté en momentos de pena. En las figuras de Goya hay también rasgos del que observa el lado trágicocómico. ‘ 3.3.2 La ciencia del porvenir. En contraparte al mono de Maese Pedro, Valle-Inclán dota a Séptimo Miau con dos animales adivinos: Colorín, un ave vestida de colores que utiliza el pico para sacar boletoscon mensajes enigmáticos, y Coímbra, el perro adivino. Sobre Coímbra, Carlos Jerez-Farrán apunta: Coímbra [...I parece ser un puro remedo del ((perro sabio)) de muchos oficios que Berganza, bajo el nombre de Gavilán, dice haber desempeñado enel Coloquio de los perros de Cervantes. Pues según cuenta Berganza a Cipih, en ciertaocasióntuvocomo amo a un atamborque((portener con qué mostrar más su chocarrerías, comenzó a enseñarme a bailar a son del atambor y a hacer otras monerías)) [...] Es como si Valle-Inclán hubiera sometido a un experimento simbiótico la extraña habilidad profetizadora del mono de Ginés y las cualidades circenses de Gavilán para crear a este perrito bailarín que se llama Coímbra’. Tanto el mono sabio como Coímbra han aprendido que al ser interrogados deben de interpretar unritual de mímica, muy similar en ambos: Y dando con la mano derecha dos golpes sobre el hombro izquierdo, en un brinco se le puso el mono en él., y llegando la boca al oído, daba diente con diente muy apriesa; y habiendo hecho este ademán por espacio de un credo, de poner de otro brinco se puso enel suelo, y al punto se fue Maese Pedro a rodillas ante don Quijote. (TI, CAP.25, pp.815-816). LUCERO.-,Ven acá, Coímbra! y mira mucho como respondes a una pregunta. Mano derecha para el sí, mano siniestra para el no. El rabo te queda para El Qué Se Yo. Y ahora responde sin mentira: A este amigo ¿su señora lo hace ’ Evelio Echeverría, “El esperpento y el teatro de niarionetas italiano”. fIl.vpmlc, I h . l e w , Uniwrsity or Pennsylvania. ~01.43.nCm.3, 1975, pp.3 11-3 12. Jcrcz-Farrin, ort..cit., p.97. ’ don Cornelio? Coímbra, siempre en dos pies, reflexiona moviendo la cabeza manchada de negro y azafrán, con cascabeles en la y14nta de las orejas. Poco a poco, poseídode un espíritu projitico qlreda inmdvil mirando a su dzlefio, J tras un momentode vacilar, temblantes los cascabeles en las orejas, comienza a mover furiosamente el hrazuelo izquierdo. (p. 18). Es interesanteobservar el modo en queambosautores hacen reaccionar a sus personajes ante el espectáculo de unos animales adivinos. En Cervantes contamos con el perspectivismo, gracias al cual de un mismo suceso tenemos varias opiniones; como por ejemplo la del ventero, que representa al pueblo: “Trae asimismo un mono de la más rara habilidad que se vio entre monos, ni se imaginó entre hombres [. .] y de las , cosas pasadas dice más de las que están por venir; y aunque no todas las veces acierta en todas, en las más no yerra, de modo que nos hace creer que tiene el diablo en el cuerpo”(I1, CAP.25, p.814). La supersticiónproduce credulidad en el pueblo, pero en general la actitud es relajada, como la de Sancho, quien aprovecha este poder sobrenatural en cuestiones domésticas: “pero, pues sabe las cosas presentes, he aquí mis dos reales, y dígame el señor monísimo qué hace ahora mi mujer Teresa Panza y en qué se entretiene.” (11, CAP.25, p.815). Por el contrario, el. pueblo de Divinus palabras adopta una actitud distinta. El sentimiento que define las relaciones interpersonales en la obra es la envidia, y en tanto el perro produzca bienes, conforme eso a será juzgada su habilidad: “MIGUELÍN.El compadre, de un perro con pulgas, hizo el sacadineros de Coímbra” (p.84). No obstante dicha envidia, nacida de la lucha por el sustento diario, la mayoría de los personajes concede un gran prestigio a la palabra mágica, y a pesar de estar enterados de la estafa (a diferencia de los personajes en la venta), ante tal poder, o su .- posibilidad, exponen su credulidad o su temor. El punto de vista de los dueñosde los animales parece muy encontrado en lo relativo al alcance de los poderes de éstos; nos dice Maese Pedro: “Señor, este animal no responde ni da noticias de las cosas que están por venir; de las pasadas sabe algo, y de las presentes algún tanto”(I1, CAP.25,p.815). Por otro lado, desde el principio declara: “LUCERO.-Este animal tienepacto el Compadre Miau con el compadre Satanás.” (p.17) Lo que darásentido a estas dos afirmaciones es el punto de vista de la pareja restante de personajes,los de mayor cultura ensu respectiva circunstancia, Don Quijote y Pedro-Gailo. La conclusión a la que llegan ambos por el camino de sus distintos caracteres es la misma: “Mira Sancho, yo he considerado bien la estraña habilidad de este mono, y hallo por mi cuenta que sin duda este Maese Pedro, su amo, debe tener hecho un pacto, tácito o expreso, con el demonio” (11, CAP.25, p.817). SÉPTIMO MIAU.-Pídale usted la pata, compadre. PEDROGAILO.-No soy de vuestro arte SÉPTIMO“U.- ¿Qué arte es el nuestro? PEDROGALO.-¡Arte del diablo!. (p. 123). La manera en que cada uno de estos hombres entiende la facultad adivinatoria en un primer nivel, y en un nivel más prohndo, la naturaleza delmal encarnada enel “diablo”’ que ambos reconocen, nos puede ayudar a comprender la diferencia esencial entre los dos universos de estas obras. Don Quijote dice a Sancho: “Y háceme creer esto al ver que el mono no responde sino alascosaspasados o presentes, y la sabiduría del diablo no se puede estender a más; que las por venir no las sabe sino por conjeturas, y no todas las veces; que a sólo Dios está reservado conocer los tiempos y los momentos,ypara ÉI no hay pasado ni porvenir; que todo es presente.” (!I,CAP.25,p.817). ’ “Cervantes considera queel demonio es el origen del mal en el mundo y la fucntc de todas estas aberraciones supersticiosas. Haya o no pacto explícito coa el demonio. en cl fondo de todos cstos fenómenos aparece siemprecomo denominador corntín, la presencia dc una fuerza diabólica.”. Francisco Garrote, La nnturalezn en el pensnmiento de C’ervantes, Ediciones de la Universidad de Salalnanca. Salamanca, 1979, p. 128. 57 Los límites de las habilidades del mono están claros y los espectadores saben qué esperar del espectáculo, como el Ventero: ‘‘y de las cosas pasadas dice más de las que están por venir”, el propio Maese Pedro no tiene otras pretensiones al respecto: “este animal no responde ni da noticias de las cosas que están por venir, de las pasadas sabe algo, y de las presentes algún tanto.” Esto para reafirmar el hecho de que en el suceso que todos presenciaron, el “arte del diablo” permanece en su sitio y “no se estiende a más”. Don Quijote reconoce al Diablo porqueestácircunscrito en sus límites. El Diablo es parte de lareligión cristiana, y eso se sabía mejor enla épocadeCervantesque ahora mismo;’ sin embargo, “el universal enemigo”, como lo llama Don Quijote, no es capaz de romper el orden del cosmos dirigido por una voluntad perfecta, a salvo del tiempo En un universo dirigido, todas las cosas tiran al orden, y los acontecimientos todos tienen una explicación natural. Como sucede en otras aventuras de El Qzrt/ote,’ lo que empieza por ser un acontecimiento fantástico o extraño, termina por ofrecer al lector una explicación racional: Sucedió, pues, que de unos cristianos ya libres que venían de Berbería compró aquel mono a quien enseñó que en haciéndole una señal, se le subiese enel hombro, y le murmurase o lo pareciese, al oído. Hecho esto, antes que entrase en el.lugar donde entraba consu retablo y mono, se informaba en el lugar más cercano, o de quien el mejor podía, qué cosas particulares hubiesen sucedido en tal lugar, y a qué personas.(II,CAP.27,p.830) 1 “Por un lado, lo natural dirigido por la razón, las leyes naturales y lo determinado. cuyos efectos son previsibles en cada momento y, por otro lado, las fucrzas ocultas de indole irracional, sin leyes e imprevisibles. Ahora bien. como este mundo de las fuerzas ocultas es algo desordenadoy fuera de la acción natural, la cual depende de Dios, IÓgicaInente se IC atribuye al demonio. principio del desorden en el mundo, y su única relación con lo divino es el aparecer como permisión de Dios. AI menos así lo entiende Cervantes”, Idem, p. 142. El Quijote “contienc una gran cantidad de misterios y sucesos cstraiios, pero mhs tarde o nlhs temprano. de todos ellos, a excepción dc trcs. se da al lector una explicación racional.” Eduard C. Rile!. Teoría de la novela en (‘ervantcs. Taurus. Madrid. I97 1, p.289. ’ AI igual que en su antecedente literario, los animales adivinos en Divitlasyalabrz~.s resultan ser un fraude,perole funcionan a don Ramón para la construcción del ambiente de la obra, para la caracterización de Séptimo como el paradigma del mal; además de que la idea de responsabilizar al demonio por los pronósticos, es una idea que fascina a Valle-Inclán, al grado que reelabora en el texto de Divinas palabras la reflexión que don Quijote hace sobrelos dominios temporales del diablo: PEDROGAII,O.-El demonio se rebeló por querer ver demasiado. SÉPTIMO M I A ~ JEl . - demonio se rebeló por querer saber. PEDRO GAIL().-Ver y saber son frutos de la misma rama. El demonio quiso tener un ojo en cada sin fin, ver el pasado y el no logrado. SÉPTIMOMIAU.-Pues se salió con la suya. PEDROGAIL<).-La suya era ser tanto como Dios, y cegó ante la hora que nunca pasa. ¡Con las tres miradas ya era Dios! (pp. 123-124) Este breve fragmento, al que John Crispin ha dado el nombre de “disquisiciones satánicas”, representa el clímax de la batalla irónica (trágico-cómica) entre las fuerzas del bien, representadas por el fantochesco sacristán Pedro Gailo, y las del mal, por el pretencioso héroe local de los pordioseros, Séptimo Miau. Es dificil sabera ciencia cierta cuál es el significado cabal de dicho pasaje, las palabras de Pedro Gailo me parecen confusas; por un momento pareciera que, por el tono irónico de Séptimo, pudieran presagiar su triunfo (el del diablo), que consigue “provocar” el pecado por segunda vez en Mari-Gaila. Por otra parte, el categórico “y cegó ante la hora que nunca pasa”, es la confirmación de la eterna victoria del bien supremo: la readmisión de Mari-Gaila en el templo; o barruntos de la destrucción del retablo de Maese Pedro dentro dela obra: Séptimo Miau corrido a pedradas por entre los maizales; o las dos cosas, acompañadas por la carcajada del gran demiurgo de ese universo, Valle-Inclán; para quien, al igual que Cervantes, la única norma absoluta es negar lo esquemático, lo dogmático. 3.4. Séptimo Miau a la luz de La lámpara maravillosa En su libro poética del ser creador, La Iúmpara maravillosa, Valle-Inclán declara su apego al quietismo, doctrina proveniente de. raíces gnósticas, platónicas y místicas, el cual hace derivar hacia un quietismo estético, guía espiritual que permite el acceso a la belleza trascendente y a la creación. En este fantástico libro (1916) encontramos un antecedente del interés que en Valle Inclán pudo haber producido el encontrar el pasaje enel que don Quijote elabora su discurso sobre los dominios temporales del diablo: Los círculos dantescos son la más trigica representación de la soberbia estéril. Satanás, estéril y soberbio, anhela ser presente en todo. Satanás gira eternamente en el Horus de Pleroma, con el ansia y la congojade hacer desaparecer el antes y el después. Consumirse en el vértigo del vuelo sin detenerse nunca, es la terrible sentencia que cumple el ángel Lucifer. El giro de los círculos infernales hasta lo infinito haría desaparecer lo pasado y lo veniderotrocando en suprema quietud el movimiento. La aspiración a la quietud es la aspiración a ser divino, porque la cifra de lo inmutable tiene el rostro de Dios.' Despojado de cualquiercarga moral, el fragmentoanteriorda cuenta, de modo metafórico, de la batalla del hombre (poeta), en cuya naturaleza tiene morada el espíritu de perturbación (demonio, mundo, carne),2 para alcanzar la paz, aquella inmutabilidad, requisito para la creación poética. En Divinas palabras está presente esta inquietud antigua y vital; ironizada o no, podrían responderlo los propios personajes: PEDROGAILO.-La suya era ser tanto como Dios y cegó ante la hora que nunca pasa. ,Con las tres miradas ya era Dios! S ~ P T I MMIAU.G Tiene usted mucho saber, compadre PEDROGAIL().-Estudio en los libros. SI~PTIMO MIAU-Eso hace falta. (p.124). ' RTmÓn del Valle-Inclán, La lánrpora t)~oravillosa,Es'pasa-Calpe. Buenos Aires, 1948, p. 32. ' "El demonio encarna en nosotros la culpa angélica, por eso libertados dcl hilo de las horas. y desnudos de la tierra, perduramos en éI: nexo en tantos dolorcs y mudanzas como padecemos, no nos deja janlls. y está del lado de la vida con10 del lado de la muerte." Idenr, p.92. Es posible que lasnumerosas alusiones a la naturaleza diabólica de Séptimo, tengan el propósito de hacerlo parte de esta final alegoría sobre la imposibilidad de la creación; ser en la obra la representación simbólica del poeta; recordemos que en el oficio de titiriteroestá implícitauna doble naturaleza criminal-artista, herencia del modelo original Ginés de Pasamonte, quien por cierto también era escritor. En la búsqueda de la “cifra inmutable”, del rostro de Dios, el demonio (a causa de la caída),a quien sólo pertenece el transcurrir del tiempo,estácondenado al movimiento eterno, a la mudanza; al hombre, identificado con éI (pecado original), le toca una suerte paralela: “El hombre está. sujeto al tiempo y, por ello mismo, al ciclo de reencarnaciones, debe buscar un camino de perfección, una ascesis purificadora que lo conduzca a la conquista de la armonía perdida”’. De esto podemos deducir la razón de los disfraces y cambios de identidad de Lucero-Compadre-Séptimo Miau, escondido símbolo dentro del texto de esa lucha estéril hacia una purificación final; camino sembrado de todaslas caras del vicio: Llevo sobre mi rostro cien máscaras de ficción que se suceden bajo el imperio mezquino de una fatalidad sin trascendencia. Acaso mi verdadero gesto no se hareveladotodavía,acaso no pueda revelarse nunca bajo tantos velos me acumulados, día tras día tejidos portodas mis horas. Yo mismo desconozco y estoy condenado a desconocerme siempre. Muchas veces me pregunto cuál entre todos los pecados es el mío, e interrogo a las máscaras de1 vicio: Soberbia, Lujuria, Vanidad, Envidia, han dejado una huella en mi rostro carnal y en mi rostro espiritual, pero yo sé que todas han de borrarse un día y que sólo una quedará inmóvil sobre mis facciones cuando llegue la muerte’ Hay que señalar que un esquema similar aldel Pleroma enel que el demonio gira incesante en su vano intento por alcanzar el centro inmutable que representa a Dios y por lo tanto la bondad, no sólo está patente en Divinaspalabras con Séptimo hipermutable e hiperactivo (él es el responsable de que se desencadenen las acciones en la obra) girando I Serafin González C., “La perspectiva romAntica en /,o Ihmpnrn ttm-nvifloscr dc Valle-lncliln”. .-1ccro/7c’s Textuales, UAM-1, núm.3, enero-junio 1991. pp.130-131. Valle-Inclan, LO lumpara.... p. 120. ’ alrededor de una figura estática e indefensa que es Laureano(la única criatura inocente en toda la obra la cual es sacrificada); sino que estos mismos roles los hallamos representados en la Farsa italiana de la enamorada del Rey en donde Maese Lotario, dinámico saltimbanqui, se mueve en torno de Mari-Justina, otra figura estática, símbolo de nobleza en la obra, quien porañadidura y como signo de que Valle-Inclán quiso hacerlo evidente, sevepostrada en un dornajo parecido a aquel en que muriera Laureaniño. De este modo somos testigos del paso por el mundo y por el tiempo de un mismo ente, cuya primera encarnación sea acaso Ginés dePasamonte, quien legó a sus descendientes, siempre en movimiento vagabundo y cada vez con una apariencia distinta, otra máscara, sea la de Lotario, sea la de Séptimo, que vuelve gemelas dos obras de teatro aparentemente disimiles. 62 CONCLUSION. Sucede con frecuencia que, a raíz de un fenómeno literario particular, surjanen torno a éI gran cantidad de puntos de vista, de juicios sobre su naturaleza y sentido, e incluso relaciones inesperadas que lo conectanconotras diversas manifestaciones culturales o esquemas de pensamiento, los cuales quizás nunca pasaron por la conciencia del autor original, pero que: comprueban su validez demostrando la interrelación inevitable queexisteentretodas las manifestaciones del pensamiento humano, así como el carácter abierto de muchas obras que se nos presentan como inagotables. Porotro lado, todo o casi todo puede ser temade literatura, lo cotidiano, lo extraordinario, los libros mismos y, por supL;esto, también la tradición literaria. ValleInclán ha demostrado cómo el gran acervo de la tradición literaria, tanto española como universal (junto con las ideas y conceptos surgidos de ellas), es susceptible de ser empleada comoobjeto de nuevascreaciones literarias, paraque continúen su camino ayudando a expresar nuevos significados. A lo largo de este trabajo hemos observado un hecho de esta naturaleza: el empleo de un personaje proveniente de El Quzjote para que, una vez reelaborado por ValleInclán, sirviera asus particulares interesesexpresivos.Entrelosresultados de esta observación se cuentan los expuestos a continuación. La investigación rebeló que esta apropiación de personajes no constituye un caso Único, sino que por el contrario se trata de un procedimiento común a lo largo de toda la obra del autor; también sabemos que dichos préstamosno deben de confundirse con el simple plagio, sino que suponen todo u.n sistema de reelaboración estética que los convierte en personajesautónomosaunque siempre en continuo diálogo con sus modelos originales. La crítica literaria al estudiar casos de este tipo ha propuesto que el fin principal de estas manipulaciones de la tradición literaria apunta siempre a la crítica social, dado que, al poner en entredicho un producto cultural como una obra literaria o el modo en que unasociedad laha interpretado y asirrilado a su formade vida, realiza indirectamente una crítica a las estructuras o convenciones de dicha sociedad. De este modo todos los préstamos intertextuales de Valle-Inclán, se trate de un ambiente, de un pasaje o de un personaje serán ridiculizados o exaltados en el nuevo texto hasta que permitan conocer la opini6n del autor al respecto. L a observación de los puntos de contacto entreEl Quijote y la Farsa italiana de la enamorada del Rey, me reveló un punto que considero elemental para la elaboración de mi trabajo, el hecho de que en esta obra se muestra muy claro que para I n c h la virtud principal deDonQuijotees Valie- la justicia (al grado de nombrar a su reelaboración Mari-Justina). Esta toma de postura resulta importante debido al papel que el libro de Cervantestuvo en la generación del 98, pues mientras pensadores comoMiguel de Unamunojuzgaban identidad condonQuijote, conveniente el crear en los españoles una Valle-Inclán fuecategórico al negarseaalentar dicha semejanza, alegando que por el contrario, el español era el antagonista de cualquier quijote. Con Mari-Justina, Valle-Inclán reafirma cómo el que quiera pasar por quijote no necesita ser un caballero andante, sino esencialmente justo y noble. Del mismo modo, mediante las burlas a don Facundo y don Bartolo, nos deja ver cómo para é1 la clase intelectual española está muy lejos, a pesar de su erudición, de comprender el mensaje que encierra el gran libro. La lucha de Mari-Justina y los consejeros del rey en la obra, recuerda la manera en que, en la España del 98, los artistas oficiales obstaculizaban cualquier otro tipo de expresión; tal como le pasó a Valle-Inclán y su obraantepuristas y dramaturgosnoerronlánticos.Este mecanismo clásico de las manipulaciones de don Ramón: es el la crítica se realiza enel terreno de la ficción a la obra de la tradición elegida, para que el nuevo texto, a su vez, refleje una crítica a las costumbres que Valle-Inclán juzga nocivas. El triunfo de Mari-Justina demuestracómo, para Valle-Inclán, la literatura, la poesía, pueden ser medios de conseguir cambios sociales. En lo que respecta a Maese Lotario, Valle-Inclán no se conformó tampoco con sólo transplantar al galeote Ginés, sino que supo apreciarlo en la complejidad que le diera Cervantes, utilizando en su reelaboración sus dos facetas, tanto la de bandido como la de artista. Sabemos por la Farsa italiana que el autor valoró positivamente a Ginés, pues Lotario, a quien le correspondía ser un galeote, resulta mejor librado de la crítica que los dos consejeros del rey, s8ímbolode la clase intelectual en España; y esto a pesar de que explícitamente Valle identificó el atraso del pueblo español con Ginesillo y con los galeotes. La razón es que Don Ramón encontró en el personaje de Cervantes la combinación perfecta. De Ginés, el autor obtuvo al agente dinámico (con toda su utilería: cambio de nombre, pasado misterioso, aire extranjero, etc.), lo necesario para ser el vehículo de Mari-Justina y del ideal poético. De Maese Pedro, haciendo a un lado su mono adivino (a pesar de que sí se menciona el mono de Lotario en la obra), el aspecto que más interesa a Valle-Inclán es su retablo, pues éste retablo a ojos de don Ramón (así comoa los de los cervantistasmodernos),conviertea creador y, por lo tanto, en un-en términosde Ginés en un artista, en un Haley- demiurgo de sus propios mundos creados. Esta idea encantaa Valle, quien conviertea su reelaboración en director de marionetas humanas, así como también en poeta. Dramaturgo y poeta,Lotariopasaaser la simbolización del propioautor en el texto, y su lucha cómica contra don Bartolo representa la lucha de Valle-Znclán por oponer a la estética tradicional y esclerótica su personal forma de escribir. De este modo se entiende mejor por qué, a diferencia de Ginesillo, Lotario es absuelto de su crimen y nombrado nuevo consejero del reino, en una España ficticia en donde el que tiene la capacidad de crear y de escuchar los sentimientos del pueblo, debe gobernar. La tercera parte del trabajo estuvo dedicada por completo a establecer ¿cuál es el sentido de la reelaboración de Ginés-Maese Pedro en la obra Divinas palabras?. Primero que nada, resulta muy probable que la decisión de-incluir rasgos cervantinos en Séptimo hayan sido productode un primer ejercicio con Maese Lotario; recordemos que ambas obras heron publicadas en el mismo año, 1920, y que por lo mismo pudieron compartir el mismo impulso creador; otro motivo para creerlo es el hecho de que a diferencia de la Farsa italiana, cuyo tema es quijotesco, la presencia de un motivo cervantino enel ambiente enrarecido de Divinas pahbras resulta desconcertante. Así que por lo menos debemos conceder, sino esta continuidad, al menos el que ambas obras de teatro experimentaran en forma paralela con las nuevas formas de Ginés. 66 La explicación más completasobre el caso de Séptimonos la brinda el crítico Car!os Jerez-Farrán. Alentado por la ya lnulticitada entrevista en la que Valle-Inclán compara la forma de ser del español con Ginesillo y los galeotes, el crítico JerezFarrán propone que la causa de la duplicidad biográfica de Séptimo es la voluntad de Don Ramón de ridiculizar la postura quijotizante de los intelectuales del 98, para lo cual propone a Séptimo (el antiquijote) como el símbolo auténtico, sin máscaras, del estado decadente de la sociedad española. Esta afirmación, sin embargo, equivale a aceptarque Valle-Inclán entrara en el mismo absurdo juegode “pícaros contra quijotes”. Según lo expuesto en mi trabajo, un problema en la teoría de Jerez-Farrán reside en que propone como modelo literario comtin al “pícaro”, sin tomar en cuenta aspectos tan importantes como la atipicidad de los pícaros cervantinos, además de ignorar otras posibles valoraciones de Ginés que no heran la simple afición al crimen. Por ejemplo, sabemos que para Valle-Inclán, Ginés no corresponde automáticamente al antiquijote, esto lo vemos muy claro en la Farsa italiana, en donde Lotario es el portavoz y el aliado de la locura de Mari-Quijote; o también, por la misma obra, sabemos que aquellos galeotesa los que sí condenadon actitudesde un pícarovagabundoparaoponersea Ramón no necesitan la forma ni las la virtud, incluso pueden pertenecer a la clase intelectual y buscar una silla en la Real Academia. Ampliando un poco la investigación de Jerez-Farrán, mi trabajo propone como más probable que Valle-Inclán viera en Gínes-Maese Pedro un modelo mucho más complejo de la tradición, un artista-criminal, un.demiurgo que fuera al mismo tiempo 67 un espíritu de perturbación, la unión de dos Ilaluralezas buscadas por Valle y halladas felizmente en la obra de Cervantes. En Séptimo Miau, los rasgos propios de Ginés-Maese Pedro colaboran ;I caracterizarlo como el paradigma del mal dcn1t.o del esquema de batalla maniquea clllc se lleva a cabo a un nivel simbólico dentro tlc la obra. Así, por ejemplo. los caml~io:~ de nombre de Gin& corresponden auna seric (le apodos de Séptimo, todos alusivos d i tema demoniaco. El parche de verde tafetin lo lleva Séptimo sólo para dar lugar a wlit blasfemia pues dado que vive entre bandicl(~sno teme ser reconocidc por nadic l0;1 mismo usode IC animales adivinos (vestigios del mono sabio dehfzesePedro) proporciona la oportunidad de proclamarse arr~igodel diablo y profeta. El retablo de títeres vuelve a aparecer cr) J)ivims pofnhras aunque no de tnancra fisica, sino como la materialización del podcr de manipulación que este represenla Recordemos para esto como, danzaconmarionetas en la Far.w ( w k u r n , Lotario montaba en escena humanas, sugiriendo que 11 podía manipular I su antojc, 1 0 % hilos de sus voluntades, esta idea se reafirma cuando el Rey da a e n t a d e r que qtlicll es capaz de hacer un romancero es capaz de gobernar en él. En Diviras palahrcrs, ci autor encamina a su personaje al arquetipo luciferino para poderponerlo en la situación de rebeldía y orillarlo a que por soberbia trate de gobernarer, ;os destinos (le 10s personajescomo un titiritero siniestro fide sucedeporque para :a sociedad tlc Divinaspalabras, la superstición ha tomado el lugar de la piedad, Dil?s tiene la c m vuelta, como dijo el propio Séptimo, y el cordero ha sido sacrificado luceros; el orden divino ha perdido los hilos de SUS manejarlos con falsas profecías, con engaños y lujuria. I ‘I criaturas. t una nochc de zhoraes f’ilcil Valle-Inclán obtienea su demiurgode un modeleantiguo y extrapolasus características hasta cumplir sus expectativas estéticas, verdaderamente lo reelabora para transmitir su propio mensaje. Con la reelaboración de Ginés-Maese Pedro, Valle-Inclán consigue para sus obras un catalizador en dos personajes, pues cadauno en su respectiva obra es el encargado de hacer que la trama entre en movimiento, que las cosas sucedan y se enreden. Así, por ejemplo, ante la impávida Mari-Justina es Lotario quien pone marcha su mensaje; así también Séptimo, quien a pesar de no ser el personaje principal de la obra es quien prepara el pecado que desencadenará el desenlace. Esta característica movilidad es también herencia de Ginés de Pasamonte:, el más metamórfico de los personajes del Quijote. Por supuesto que no es lo mismo decir Ginés de Pasamonte que Séptimo Miau, y de eso se trata. Como he intentado mostrar a lo largo de este trabajo y como han demostrado destacados críticos valleinclanistas, las apropiaciones literarias de ValleInclán no constituyen un simple plagio, sino una compleja reelaboración estética, una verdadera interiorización de los subtextos elegidos. Porque para Valle-Inclán cualquier obra en el tiempo no es un monumento estático, sino verdadero significado en movimiento. La imagen de la vida humana inscrita en una obra literaria de una época cualquiera, es un mensaje susceptible de ser comprendido, debido a que éI también participa del cambio. Muchos de los rasgos característicos de Séptimo son impensables en Ginés, en la superficie; pero para Valle, según m i punto de vista, todos estos nuevos rasgos estuvierondesdesiempre ensu esencia.Este modo decomprender la tradición se hndamenta en su propia búsqueda espiritual de la belleza, y ha quedado registrada en La lánlpara maravillosa: “La obra debelleza, creación de poetas y profetas, se acerca a la creación de Dios: Ha tenidouna significación en lo pasado y lleva a lo futuro otra distinta, como el universo. El alma demiurga está en nosotros, y el verso y el ritmo vuelven a ser creados”. Por último quiero expresar mi emoción por formar parte, aunque sea de un modo tan modesto y errático, de la vitalidad trascendente de la obradedosgrandes escritoresCervantes y Valle-Inclán de quien no es posible dejar de admirarse, así como tampoco dejar de aprender. BIBLIOGRAFíA Actas del Primer Coloquio Internacional de la Asociación de Cervantistas, Alcala de Henares 29-30 Nov., 1-2 Dic. 1988, Anthropos, Barcelona, 1990 (Hispanistas, Creación, Pensamiento, Sociedad / Serie Cervantina de la A.C. Actas, I). y la picaresca.Notassobre BlancoAguinaga,Carlos,“Cervantes dos tipos de realismo”, N W H , COLMEX, Mkxico, vol. XI, núm. 1957, pp. 313-342. Castro, Américo, El pensamiento de Cervantes, Noguer, Barcelona, 1972. Cervantes Saavedra, Miguel de, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, ed. de Martin de Riquer, Planeta, Madrid, 1989. -”““- Novelas ejemplares III, ed. de .Juan Bautista Avalle-Arce, Castalia, Madrid, 1982. 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