CUADERNOS DEL CURIHAM (Revista de Estudios sobre la Cuestión Hidroambiental) Volumen Nro. 16 – Año 2010 CURIHAM : Centro Universitario Rosario de Investigaciones Hidroambientales Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura. Universidad Nacional de Rosario Director: Dr. Ing. Gerardo Adrián Riccardi Riobamba 245 bis, 2000 Rosario (Santa Fe), Argentina. Telefax 54 (0341) 480 8541 E_mail: [email protected]. Sitio web: http://www.fceia.unr.edu.ar/curiham CONSEJO EDITORIAL Dr. Ing. Pedro Abel Basile: Editor responsable revista Cuadernos del CURIHAM. Msc. Ing. Adelma Mancinelli: Editora asociada. Dr. Ing. Hernán Stenta: Jefe de edición. Msc. Ing. Carlos Scuderi; Msc. Inga. Marina García: Asistentes de Edición CONSEJO REVISOR Gabriel Caamaño Nelli, Centro de Investigaciones Hídricas Región Semiárida, Conicet, Villa Carlos Paz, Córdoba. caamañ[email protected] Alfredo Trento, Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas, Ciudad Universitaria, Universidad Nacional del Litoral. [email protected] José Vargas, Universidad de Concepción, Chile. [email protected] Virginia Pacini , Centro de Ing. Sanitaria, Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura, Universidad Nacional de Rosario. [email protected] José Rodríguez, Departamento de Hidráulica, Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura, Universidad Nacional de Rosario. [email protected] Victor Lallana, Facultad de Ciencias Agropecuarias, Universidad Nacional de Entre Ríos. [email protected] Javier Heredia, Instituto Geológico y Minero de España, Madrid. [email protected] Luis Vives, Instituto de Hidrología de Llanura, UNCPBA. [email protected] Alicia Ronco, Centro de Investigaciones del Medio Ambiente, Facultad de Ciencias Exactas, Universidad Nacional de La Plata. [email protected] Erik Zimmermann, CURIHAM, Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura, Universidad Nacional de Rosario. [email protected] Armando Brizuela, Facultad de Ciencias Agropecuarias, Universidad Nacional de Entre Ríos. [email protected] Mónica Blarasín, Depto. de Geología, Facultad de Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales, Universidad Nacional de Río Cuarto. [email protected] Leticia Rodríguez, Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas, Universidad Nacional del Litoral. [email protected] Pablo Miguel Jacovkis, Instituto de Cálculo, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires. [email protected] Leopoldo Génova, Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, Universidad Nacional de La Plata. [email protected] Objetivos de la Revista El Cuaderno del CURIHAM es una publicación semestral del Centro Universitario Rosario de Investigaciones Hidroambientales, Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura, Universidad Nacional de Rosario. La revista está dedicada a la divulgación de trabajos de investigación básica y aplicada, como así también innovaciones tecnológicas en el campo concerniente a la disciplina hidroambiental. Asimismo, esta publicación puede incluir resultados de investigaciones de campo, estudios interdisciplinarios como así también trabajos acerca de estado del arte en la temática. El CURIHAM invita a la contribución de trabajos para ser incluidos en próximas publicaciones. Las temáticas comprendidas son: Hidráulica Fundamental, Fluvial e Hidrodinámica; Hidrología Superficial y Subterránea; Hidrología Urbana; Estocástica; Planeamiento y Manejo de Recursos Hídricos; Evaluación Ambiental; Contaminación y Calidad de aguas; Política y Legislación de Aguas; Gerenciamiento Hidroambiental Regional; Obras Hidráulicas, Métodos y Técnicas Constructivas; y todos aquellos temas relacionados con las ciencias hidroambientales. Los artículos estarán sujetos a revisión a cargo del Consejo Revisor. Se solicita que los trabajos publicados no hayan sido enviados para publicación ni publicados en otras revistas científicas y/o tecnológicas. Copyright Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación podrá ser reimpresa, reproducida o utilizada de cualquier forma o por medio electrónico, mecánico u otro medio conocido o por inventarse, sin expresa autorización del Consejo Editorial. ISSN 1514-2906 Catálogo LATINDEX Nº 1715 INDICE PUBLICACIONES Efectos de la Base Cartográfica en la Simulación Hidráulica de las Inundaciones Fluviales. Caso de Estudio: Río Baconao. Anders Pérez Brugal, Juan F. Weber y Yaismil R. Castellanos………………...…………………… 01 Análisis de Pendientes Hidrométricas en Grandes Crecidas sobre Tramo del Río Paraná. Marina L. Garcia, Pedro A. Basile y Gerardo A. Riccardi…………………….........……………….. 13 Tratamiento del Frente Abrupto de Infiltración para el Caso de Profundidad de Inundación Variable. Soluciones implícita y explicita. Sergio Masuelli y Daniel Barrera…………………………...………………...……………………… 33 Estudio de Columnas Reactivas para la Remoción de Arsénico mediante el empleo de la Técnica ZVI. Juan M. Triszcz, Luciana Chippano, Andrés Gordon, Andrés Porta y Fernando García Einschlag…. 43 Integración de Cuencas de Drenaje en Áreas de Llanura durante la última Centuria. El Caso del Arroyo Las Lajas, Córdoba, Argentina. Nelso Doffo, Susana Degiovanni y Mónica Villegas……………………..………………………….. 49 NOTA TÉCNICA Desempeño de un Microsimulador de Lluvia Portátil para Estudios Hidrológicos. Juan F. Weber, Héctor I. Paoli y Laureana Apestegui…………………………...…………………… 59 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 EFECTOS DE LA BASE CARTOGRÁFICA EN LA SIMULACIÓN HIDRÁULICA DE LAS INUNDACIONES FLUVIALES. CASO DE ESTUDIO: RÍO BACONAO Anders Pérez Brugal(1), Juan F. Weber(2), Yaismil R. Castellanos3 (1) Universidad de Oriente. Facultad de Construcciones. Sede Mella. Departamento de Ingeniería Hidráulica. Ave. Las Américas, s/n, CP 90900, Santiago de Cuba. e-mail: [email protected] (2) Laboratorio de Hidráulica, Departamento de Ingeniería Civil, Facultad Regional Córdoba, Universidad Tecnológica Nacional. Maestro M. López esq. Cruz Roja Argentina. Ciudad Universitaria - CP (X5016ZAA). Córdoba. Argentina. e-mail: [email protected] (3) GeoCuba Oriente Sur, agencia Catastro, Santiago de Cuba RESUMEN En la investigación se analizó el efecto de la cartografía en los resultados de la simulación hidráulica de inundaciones con HEC-RAS. Se crearon cinco Modelos Digitales del Terreno derivados de fuentes diferentes: cuatro, a partir de cartografía vectorial de curvas de nivel a varias escalas, y uno, obtenido de un levantamiento con GPS en conjunto con una Estación Total. Este último se estableció como punto de comparación para determinar los errores que impone el uso de dichos planos en la representación del cauce y las llanuras de inundación y revelar su influencia en los resultados de la simulación. Finalmente, en dependencia del plano utilizado, se obtuvieron divergencias de 2.88 hasta 18.82 m de altura al representar un mismo punto en el terreno, lo que influyó de manera significativa en el cálculo de altura de la lámina de agua y en la estimación del área inundada, ya que se encontraron errores de 1.6 hasta 2.6 m y de 0.039 hasta 0.283 Km2 respectivamente, lo que demuestra que la cartografía con que se modela el terreno determina en gran medida los resultados de la simulación. Palabras clave: HEC-RAS, Simulación Hidráulica, Inundaciones, Modelos Digitales del Terreno, SIG. ABSTRACT This research examines the effect of mapping in the results of hydraulic simulation with HEC-RAS software. Five Digital Terrain Models were created from different sources: four from vector mapping contours at various scales, and one obtained from a survey with GPS in conjunction with a Total Station. The latter was established as a baseline to determine the errors imposed by the use of such cartography in the representation of the main channel and floodplains and reveal their influence on the results of the simulation. Finally, depending on the map used, the differences to represent the same point on the ground were from 2.88 to 18.82 m in height, which significantly influence the calculation of water surface elevation and flooded area, with errors founded 1.6 to 2.6 m and 0.039-0.283 km2 respectively. It shows that mapping largely determines the outcome of the simulation. Keywords: HEC-RAS, Hydraulic Simulation, Floods, Digital Terrain Models, GIS. 1 Efectos de la base Cartográfica en la Simulación Hidráulica de las Inundaciones Fluviales variado para flujo permanente e impermanente en una red completa de canales abiertos, ya sean naturales o artificiales. En el caso de trabajar con el régimen permanente, el perfil de flujo es calculado de una sección a otra por la aplicación iterativa de la ecuación de energía mediante el denominado método del paso estándar. Pero si el estudio que se va a realizar necesita modelar flujo en régimen impermanente, el programa resuelve las ecuaciones de Saint-Venant completas mediante el método de diferencias finitas implícitas. Para ello utiliza el esquema de Preissmann. Dicha solución se resuelve iterativamente con el uso de la técnica de NewtonRaphson (Brunner, 2008). INTRODUCCIÓN Las inundaciones, eventos naturales y recurrentes para un río, se producen cuando lluvias intensas o continuas sobrepasan la capacidad de retención e infiltración del suelo, el volumen máximo de transporte del río es superado y el cauce principal se desborda e inunda los terrenos cercanos a los propios cursos de agua. Para la implementación de medidas que permitan mitigar sus devastadores efectos es necesario calcular los niveles de agua, los caudales y velocidades del flujo en cada una de las secciones de cálculo definidas a lo largo de los cauces considerados. Se pueden distinguir diversos métodos de cálculo que pueden ir desde el uso de ecuaciones del régimen uniforme hasta las ecuaciones del régimen variado. Para llevarlos a cabo, se presentan dos situaciones: si se conoce la cota de la superficie libre del agua, se determina el caudal; o viceversa dado el caudal se determina el tirante real del flujo. Por otra parte, muchos de estos modelos se han desarrollado con el apoyo en algunos Sistemas de Información Geográfica (SIG) debido a la gran potencia que poseen los Modelos Digitales del Terreno (MDT) para representar el relieve. Esta posibilidad abrió el camino para la modificación de los modelos matemáticos de simulación hidráulica en la incorporación de nuevas capacidades estrechamente relacionadas con la información espacial. Como parte de este esfuerzo surge la aplicación HEC–GeoRAS implementada sobre el popular SIG ArcView. Su utilización permite el cálculo automatizado de buena parte de los parámetros necesarios para la operación del modelo matemático HEC–RAS; así se gana una mayor precisión al trabajar con una resolución espacial mucho más elevada que la que podría obtenerse mediante la introducción manual de los datos del terreno. La Hidráulica de Canales clásica desde sus inicios se basó en la aproximación unidimensional al problema del flujo en conducciones libres, lo cual es bastante razonable en la medida en que las dimensiones transversales a la dirección del flujo sean despreciables frente a la escala longitudinal. León (2000), Chow (2004) y Weber (2003) coinciden en que para muchas aplicaciones prácticas las variaciones espaciales de la velocidad pueden resolverse simplificando el campo de velocidades a un campo unidireccional y en otros casos bidimensional, lo cual permite que se empleen formas más simples de las ecuaciones básicas del flujo con acierto. No obstante, Weber (2003) asevera que en el caso de canales con planicies de inundación, la aproximación unidimensional se puede ver seriamente limitada debido a que normalmente estas zonas presentan mayor resistencia al flujo por tener profundidades bajas, presencia de vegetación, etc. De todos modos, numerosos modelos matemáticos unidimensionales han surgido intentando representar el flujo en estas condiciones, y en la gran mayoría de los proyectos de simulaciones fluviales que se llevan a cabo hoy día en todo el mundo, se utiliza este tipo de modelos. El registro de la información referente a elevaciones de una zona se ha realizado frecuentemente mediante el uso de modelos analógicos tales como los mapas y planos, situación que en los últimos tiempos ha variado con la introducción de modelos de naturaleza digital y en particular los MDT. En estos, el almacenamiento de la información es de tipo puramente numérico, lo que hace posible el desarrollo de un análisis más detallado y profundo del relieve en cada ámbito de estudio. Históricamente, según Fernández y Geler (2004), Felicísimo (1994) y Olaya (2004), estos modelos se han dividido básicamente en dos grupos en función de la concepción básica de la representación de los datos: vectoriales y raster. La principal característica del modelo vectorial es el almacenamiento de coordenadas en dos o tres dimensiones con un Entre los más utilizados en la práctica a nivel internacional están: Mike-11, Sobek, WES, Dambrk, HEC-RAS, etc. Este último probablemente sea el más empleado en la actualidad. Con este sistema se puede calcular el perfil de la superficie de agua en régimen gradualmente variado o rápidamente 2 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 formato de números decimales de alta precisión. Estas coordenadas son la base para tipos de datos más complejos como son: puntos, líneas, polígonos, etc. Dicha estructura permite una gran flexibilidad en el manejo de la información debido a que esta puede tener distintas formas y características con menores limitaciones que en el caso raster. admite datos adicionales como puntos de máxima cota o de depresiones y líneas de ruptura que permiten representar los elementos característicos del terreno como márgenes, cauces, afluentes, además de construcciones como carreteras y diques que influyen de forma decisiva en el comportamiento hidráulico del río modelado. El modelo raster representa los datos por medio de una matriz de celdas que conforman una malla en dos direcciones, en la que cada celda contiene un atributo. Los datos en formato raster son muy simples y su consumo de memoria es proporcional solo al tamaño de la matriz y no a la diversidad y distribución de los datos dentro de ella, lo que los hace adecuados para representar características que varían suavemente en el espacio. La captura de la información hipsométrica constituye el paso inicial para transformar la realidad geográfica en una estructura digital de datos a través de la construcción de un MDT. Este proceso involucra diferentes métodos: directos e indirectos. En Cuba y en los países del tercer mundo o en vías de desarrollo se trabaja, por lo general, a través de la digitalización directa debido a los elevados precios de las tecnologías más avanzadas que suponen los restantes métodos. De la misma forma, en la realidad cubana, los planos utilizados en la modelación de inundaciones están sujetos al uso de cartografía vectorial de curvas de nivel a escalas 1:10000, 1:25000, 1:50000 y 1:100000 ya que estas son las más comunes en el país. Por otro lado, Olaya (2004) plantea que el inconveniente principal del modelo raster reside en la discretización del espacio a la que da lugar, responsable directa de una pérdida de precisión, la cual debe ser asumida desde un primer momento a la hora de trabajar bajo este modelo de almacenamiento. En los trabajos desarrollados por Chavarri (2004), Oleagordia et. al. (2005), Carrasco et. al. (2004), Etxeberria (2004), Rodríguez y González (2008), Etxeberria et. al. (2002) y Cárdenas (2000) se evidencia la utilización a nivel internacional de otras escalas; de ellas, las más usadas son: 1:100, 1:1000, 1:2000 y 1:5000. No obstante en las publicaciones de Oleagordia et. al. (2001), Cruz et. al. (2005) y Treviño y Ortiz (2004) se emplean planos 1: 10000. La amplia búsqueda bibliográfica realizada en relación con el tema, indica que es muy poco frecuente el uso de escalas más pequeñas que la anterior en trabajos que requieran llegar a resultados con un alto nivel de precisión. Esto se debe, principalmente, a que la exactitud y precisión de los MDT están determinadas por el modo en que han sido obtenidos los datos; así pues, a mayor escala, mayor precisión del modelo del terreno. Ambos tipos de modelos presentan variantes que permitieron la evolución a nuevas estructuras de organización de los datos, donde las más utilizadas son las mallas de celdas regulares (GRID) y la Red Irregular de Triángulos (TIN), (Fernández y Geler, 2004). Numerosos estudios han demostrado que la descripción vectorial es más apropiada para representar variables discretas que, por su naturaleza, están limitadas por fronteras lineales claras, mientras las descripciones raster se adaptan mejor a la representación espacial de variables continuas, así como para otras con una naturaleza estadística o probabilística. En este sentido, Casa et. al. (2005) revelan a partir del trabajo realizado por Bonham-Carter en 1996, que el uso de mallas regulares para la representación de un modelo del terreno no es el adecuado para el análisis hidráulico de conducciones naturales debido a que este modo de representación del terreno no permite definir con detalle áreas con relieve complicado al no poder variar la resolución. Diversas investigaciones abordan el efecto de la resolución espacial en modelos de simulación de inundación como los de Werner (2001), Bates y De Roo (2000), Marks y Bates (2000), Hardy et. al. (1999), Horritt y Bates (2001), Omer et. al. (2003) y Horritt (2000); pero sin dudas el que mejor caracteriza el efecto de la resolución espacial en modelos de inundación es el realizado por Casa et. al. (2005). En él se manifiesta que la influencia de la topografía, tanto del cauce como de la llanura de inundación, constituye el factor limitante más importante en la De este modo, los TIN resultan más acertados dado que consiguen una mejor representación de la geometría del río al permitir el ajuste de la densidad de la red a la cantidad de variación de los datos según Bates et. al. (1996). Igualmente un TIN 3 Efectos de la base Cartográfica en la Simulación Hidráulica de las Inundaciones Fluviales modelación hidráulica y su representación como variable de entrada al modelo determina en gran medida la hidráulica de la crecida modelada y la extensión del área inundada. Es, por tanto, necesario, llevar a cabo un análisis de la influencia de diversas bases cartográficas en la simulación hidráulica de inundaciones a partir del uso de las escalas de trabajo más frecuentes en Cuba. MATERIALES Y MÉTODOS Descripción del área de estudio La investigación se desarrolló en el tramo del río Baconao comprendido entre el afluente el Indio y la estación hidrométrica Trucucú. La cuenca que tributa al río, se localiza al este de la ciudad de Santiago de Cuba, en la vertiente norte de la Sierra de la Gran Piedra. Limita al norte y al este con la cuenca del río Guantánamo; al noroeste, con la cuenca del río Guaninicún; al oeste, con la cuenca del río San Juan y al sur, con el río La Anita, afluente del propio Baconao (Figura 1). Figura 1. Ubicación del tramo de río en estudio. Se escogió esta zona, por la disponibilidad de información hidrometeorológica y física con que cuenta, al poseer una de las dos estaciones hidrométricas que existen en la provincia Santiago de Cuba. La información extraída, a partir de dicha estación, garantiza el sistema de datos necesarios para una adecuada simulación de la inundación, pues facilita, entre otras cosas, conocer valores reales de caudales y niveles del agua que circulan por el río. Toda esta información, necesaria para los propósitos académicos del presente estudio, fue suministrada por el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH). Figura 2. Nivel máximo del agua en la estación hidrométrica Trucucú, durante el paso del ciclón Flora. Modelación y exportación del terreno El tramo de río en estudio, presenta una longitud de 642 m con una pendiente media del cauce de 0.0018 m/m. El cierre de la estación se encuentra ubicado en las coordenadas Norte: 152.1 y Este: 637.7; hasta este punto la cuenca presenta una superficie de 167.8 km2, perímetro de 84.68 km y una pendiente media de 343 ‰. El tramo de río exhibe una topografía empinada, donde se define, a simple vista, el límite entre el cauce principal y las llanuras de inundación. El caudal máximo registrado en dicha estación, ocurrió el 4 de julio de 1963, durante el paso del ciclón Flora, con un valor de 1109 m3/s, y elevó el nivel del agua a una altura de 6.7 m como se muestra en la Figura 2. En el análisis del flujo en conducciones libres, el primer paso a dar está encaminado a obtener con precisión la geometría del río y las llanuras de inundación a partir de un TIN. Para facilitar el trabajo se generó con ArcView 3.3 y su extensión 3d Analyst un total de cuatro TIN de la zona de estudio. Para ello se utilizaron como fuente de datos las escalas: 1:100000, 1:50000, 1:25000 y 1:10000 (Figuras 3, 4, 5 y 6). Estas se obtuvieron en la empresa GeoCuba Oriente Sur a través de la agencia Catastro. 4 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 Para establecer la precisión de los cuatro modelos del terreno y determinar su influencia en los resultados de la simulación, se construyó un quinto TIN a partir de los puntos obtenidos con un levantamiento de alta resolución por posicionamiento global (GPS) en conjunto con una Estación Total del tramo de río en estudio (Figura 7). Figura 3. Curvas de nivel del plano 1:10000 y MDT. Figura 7. Puntos medidos con el GPS y la Estación Total, y Modelo Digital del Terreno construido a partir de ellos. La captura de los puntos se basó en el levantamiento sistemático de los perfiles transversales de interés, espaciados en función de los cambios en la geomorfología del río. Figura 4. Curvas de nivel del plano 1: 25000 y MDT. Se tomaron los puntos de fuerte cambio de pendiente, los bancos de arena encontrados en el cauce, los cambios en la forma de la sección transversal del cauce, etc. El fondo del río fue medido de manera directa debido a que se realizó la medición en el período seco y este presentaba un nivel de agua muy bajo. En algunas zonas el levantamiento se vio afectado por las dificultades del terreno, la vegetación que impedía la visibilidad de los satélites y la gran inversión de tiempo que se necesitó. Como alternativa se complementó el levantamiento con la ayuda de una Estación Total Leyca tps 805, con un alcance de 1500/2000 m y una precisión 10 mm ppm + 2 mm. Figura 5. Curvas de nivel del plano 1:50000 y MDT. Simulación y representación de la inundación Luego de delimitar las secciones transversales del río se determinó el perfil de la superficie de agua a lo largo del río a través de la simulación hidráulica con el HEC-RAS. Una de las cuestiones transcendentales para obtener una buena estimación del mismo es el establecimiento de condiciones de contorno apropiadas, ya que la localización de estas está gobernada por el estado del flujo y su inadecuada colocación impondrá un estado del flujo incorrecto. Figura 6. Curvas de nivel del plano 1:100000 y MDT. 5 Efectos de la base Cartográfica en la Simulación Hidráulica de las Inundaciones Fluviales El HEC-RAS admite tres zonas para establecer las condiciones de contorno: 1) Aguas arriba, cuando se prevé la existencia de un flujo supercrítico. En este tipo de flujo las fuerzas inerciales predominan sobre las de gravedad y se describe usualmente como rápido o torrencial. 2) Aguas abajo, cuando se prevé la existencia de un flujo subcrítico. En este estado del flujo el papel desempeñado por las fuerzas gravitacionales es más pronunciado, por tanto el flujo tiene una velocidad baja y a menudo se describe como de corriente lenta. 3) En los extremos aguas arriba y aguas abajo, si se prevén cambios de régimen, es decir, si el canal o río a estudiar tiene tramos en régimen subcrítico y otros en supercrítico. poseer una elevada precisión. El error de cada MDT se calculó hallando la diferencia entre los valores tomados como puntos de control y los interpolados en los TIN construidos con ArcView que se muestran en las Figuras 3, 4, 5 y 6. En total se compararon 467 puntos, cuyos resultados se exhiben en la Tabla 2. En el río se cuenta con una estación hidrométrica, a través de la cual se obtuvo la relación de los caudales máximos y altura de la lámina del agua al 1%, 5% y 20% de probabilidad (Tabla 1). Con estos datos se estableció en esa sección del río la condición de contorno correspondiente a nivel de agua conocido (Known W.S.) y se simuló el perfil de la superficie del agua en régimen permanente. Figura 8. Gráfico de la zona inundada y la altura del agua, para un caudal correspondiente al 20% de probabilidad, empleando el TIN del levantamiento con GPS y Estación Total. Tabla 1. Relación de los caudales máximos y altura de la lámina del agua. Probabilidad Caudal Nivel p (%) 1 5 20 Q (m3/s) 1025 714 436 y (m) 6.45 5.52 4.06 Una vez determinado el perfil del flujo en las secciones transversales, se delimitaron las zonas inundadas con ArcView. Este realiza una superposición de la altura que alcanza la superficie del agua sobre el terreno y una operación de resta de alturas que tiene como finalidad delimitar la extensión de la mancha de inundación. A continuación se muestran gráficamente algunos resultados de la simulación, en los que se evidencia las diferencias existentes en los resultados con tan solo variar el TIN (Figuras 8 a 12). Figura 9. Gráfico de la zona inundada y la altura del agua, para un caudal correspondiente al 20% de probabilidad, empleando el TIN del plano 1:10000. ANÁLISIS Y DISCUSIÓN DE RESULTADOS Para evaluar la precisión de los modelos cartográficos construidos a partir de la cartografía vectorial de curvas de nivel, se utilizaron como puntos de control los medidos a través del levantamiento con GPS en conjunto con una Estación Total porque, como se explicó anteriormente, este se considera el más representativo de la geometría del cauce y las llanuras de inundación, al encontrarse adecuadamente distribuidos los puntos por toda la zona de estudio y Figura 10. Gráfico de la zona inundada y la altura del agua, para un caudal correspondiente al 20% de probabilidad, empleando el TIN del plano 1:25000. 6 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 próxima al río tiene valor de altura (zmín = 140 m), menor que la encontrada en planos más precisos como el 1:10000 y 1:25000, en los que los valores de z mínimos fueron 145 y 150 m respectivamente. La presencia de esta curva deja muchas dudas acerca de la calidad de la información que contiene el plano 1:50000, no solo por tener un valor de z inferior al de otros planos más precisos, sino también, porque es el único plano que contiene en el tramo de río analizado una curva que corta al río y es precisamente la que se está analizando, todo lo cual rompe con la semejanza que presentan los otros planos en el trazado de sus curvas, lo que puede estar dado, entre otras causas, por un error cometido en la construcción de dicha cartografía. Estos aspectos influyeron de manera significativa en que el TIN del plano 1:50000 alcanzara errores en z inferiores a los que podrían esperarse. Figura 11. Gráfico de la zona inundada y la altura del agua, para un caudal correspondiente al 20% de probabilidad, empleando el TIN del plano 1:50000. Llama la atención que, al calcular el EMC, en cada uno de los planos se obtuvo una apreciable desigualdad de precisión en relación con la establecida por GeoCuba como norma. Ante esta situación imprevista se consideró necesario obtener la diferencia de precisión que deberían mostrar los planos con respecto a la real (Tabla 3). Tabla 3. Comparación de la precisión en z. Escala Figura 12. Gráfico de la zona inundada y la altura del agua, para un caudal correspondiente al 20% de probabilidad, empleando el TIN del plano 1:100000. 1: 10 000 1: 25 000 1: 50 000 1: 100 000 Tabla 2. Estadísticos de los errores (m) de los diferentes Modelos Digitales del Terreno. GeoCuba 1.67 m 3.33 m 6.67 m 13.3 m Precisión en z calculada 5.46 m 9.22 m 2.88 m 18.82 m diferencia +3.79 m +5.89 m -3.79 m +5.52 m Cartográficos 10 000 25 000 Puntos de control Error Máximo Error Mínimo Error Medio 467 10.63 0.11 5.20 467 12.77 0.02 8.75 50000 467 10.73 0.01 2.10 100 000 467 22.77 0.11 18.46 Error Medio Cuadrático 5.46 9.22 2.88 18.82 En la comparación anterior se observa claramente que ninguno de los mapas presenta la precisión que deberían poseer, y que alcanza la mayor desigualdad al utilizar los planos 1:25000 y 1:100000, pues con ellos se lograron valores de 5.89 y 5.52 m respectivamente. Sin embargo, al recurrir a los planos 1:10000 y 1:50000 se obtuvo coincidentemente la misma diferencia de precisión, con un valor de 3.79 m. Una vez más se corrobora el hecho de que la utilización del 1:50000 conduce a resultados ilógicos, pues es en el único caso en el que se obtiene mayor precisión que la establecida por GeoCuba (3.79 m por encima). Como consecuencia se obtuvo la precisión en z de todos los planos y, como era de esperarse, esta fue disminuyendo a medida que lo hizo la escala. Resalta el hecho de que al emplearse el plano 1:50000 no se cumple esta tendencia, si se tiene en cuenta que con este se obtuvo un error medio cuadrático (EMC) de 2.88 m, mientras que con la utilización de los otros planos de mayor precisión (1:10000 y 1:25000) se alcanzaron valores de 5.46 y 9.22 m respectivamente. Esta desigualdad se debe a que en el plano 1:50000 la curva de nivel más En sentido general se evidenció la manifestación de grandes diferencias entre los TIN como consecuencia del cambio de escala. Esto se debe a que están compuestos por una serie de puntos con 7 Efectos de la base Cartográfica en la Simulación Hidráulica de las Inundaciones Fluviales valores x, y, z y un conjunto de arcos que los unen para formar los triángulos, por lo que a medida que disminuye la escala, aumenta la equidistancia y la distancia entre las curvas de nivel. Toda esta situación conlleva a un aumento significativo de la distancia entre los puntos así como de sus valores de altura, de esta manera queda cada vez menos detallada la topografía del cauce y las llanuras, lo que se pone en evidencia principalmente, en un aumento significativo del ancho del cauce y de la altura con respecto a la real. La Figura 13 resulta representativa para mostrar el efecto de los diferentes modelos en una sección transversal cualquiera del tramo, y pone de manifiesto que las desigualdades entre las superficies van a influir de manera significativa en los resultados de la simulación hidráulica. adecuado entre todos para representar el terreno en proyectos que no requieran tanta precisión. Influencia de la precisión de los planos en el cálculo de la altura del agua y el área de inundación Para determinar la influencia que ejerce la pérdida de precisión de los planos en el cálculo de la altura del agua y del área de inundación, se tomó como patrón de comparación el TIN construido con los puntos tomados en el terreno y, como consecuencia, se obtuvieron los valores de elevación de la lámina de agua con respecto al nivel medio del mar y al fondo del río, los perfiles de la altura del agua y los gráficos de las zonas inundadas en cada plano. Con estos valores se calcularon las desigualdades al emplear la cartografía vectorial de curvas de nivel para representar el terreno (Figuras 14 y 15). 163 161 159 157 155 153 151 149 147 145 GPS 143 10 000 141 25 000 139 50 000 137 100 000 135 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110 120 130 Figura 13. Geometría de la sección transversal 1.299 representada por los distintos planos. Figura 14. Error Medio Cuadrático (m) en la determinación de la altura del agua con respecto al nivel medio del Mar. Teniendo en cuenta esta situación, se pone de manifiesto que las desigualdades entre las superficies del terreno van a influir de manera significativa en los resultados de la simulación hidráulica, por lo que los autores consideran que los errores que impone el uso de dichas cartografías en los resultados de la simulación, no pueden admitirse en proyectos que necesiten un alto nivel de precisión, pues aunque estaría trabajándose del lado de la seguridad, al sobreestimarse los resultados, se incurriría en grandes gastos si se fuera a proyectar una obra o en la movilización innecesaria de recursos humanos y materiales que se verían afectados. Todo ello evidentemente descarta esos planos como base cartográfica para realizar proyectos a nivel de ingeniería de detalle. Se considera, además, que el 1:10000 es el único Figura 15. Error Medio Cuadrático (m) en la determinación de la altura del agua con respecto al fondo del río. 8 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 Como puede observarse, al recurrir al MDT del plano 1:10000 se alcanzó un EMC de 6.96 m en la altura de la lámina de agua con respecto al nivel medio del mar. Este se incrementa considerablemente a medida que se trabaja con planos de menor escala hasta obtener un valor máximo de 22.1 m con el empleo del plano 1:100000. Una vez más esta tendencia no se manifestó al utilizar el cartográfico 1:50000, pues se obtuvo un EMC igual a 2.18 m, resultado que los autores consideran inconcebible puesto que es menor al alcanzado con el empleo del plano 1:10000, lo cual puede deberse a los errores cometidos en la construcción del plano 1:50000 como se explicó anteriormente. Finalmente, con el objetivo de hallar el error que se comete en el cálculo del área inundada al utilizar cualquiera de los planos provenientes de la cartografía vectorial de curvas de nivel, se tomó como muestra un total de 467 puntos. De esta manera se procedió a establecer una comparación entre las zonas inundadas calculadas con el empleo del TIN construido a partir del levantamiento con GPS y Estación Total con las obtenidas a partir del empleo de los planos 1:10000, 1:25000, 1:50000 y 1:100000. Una vez más se pone de manifiesto que el 1:10000 es el más adecuado de todos (1:25000, 1:50000 y 1:100000) para representar el terreno, pues con su uso la diferencia del área inundada con respecto al valor real fue la menor, se alcanzó un valor de 0.016 Km2, mientras que con la utilización de las restantes cartografías, incluyendo el 1:50000, estas desigualdades aumentaron considerablemente hasta llegar a un valor máximo de 0.230 Km2, en el caso del MDT menos preciso (Figura 16). Por otro lado, si se analiza el error en la altura que alcanza el agua sin tener en cuenta el que introduce la cota del terreno se llega a resultados muy interesantes, pues aproximadamente se introduce el mismo error a pesar de utilizarse planos diferentes, pues se obtuvieron diferencias que oscilan entre 1.6 y 2.6 m; lo que revela que cuando se trabaje con uno de estos planos se estará introduciendo, como promedio, dichos errores en la simulación y por tanto, se puede afirmar que sus resultados dependen en gran medida de la cartografía de partida con que se modela el terreno. No obstante, es necesario resaltar que la menor diferencia obtenida se produjo, como en las demás ocasiones, al emplear el cartográfico 1:10000. Una vez efectuado el cálculo de la elevación de la lámina de agua se crea de manera automática con ArcView un mapa del área inundada. Como resultado del cálculo del área de inundación se puede apreciar que a medida que disminuye la precisión del MDT ocurre un aumento significativo del área inundada debido a que con la disminución de la escala del plano aumenta el ancho del cauce. Es por esta razón que la menor área inundada se obtuvo al utilizar el levantamiento con GPS y Estación Total y la mayor al emplear el plano 1:100000 como se muestra en la Tabla 4. Figura 16. Error Medio (Km2) en el cálculo del área de inundación. No obstante, es importante señalar que a pesar de que la menor diferencia obtenida en el cálculo del área inundada se haya alcanzado con el uso del cartográfico 1:10000, resalta el hecho de que la desigualdad es considerable, sobre todo si se tiene en cuenta que el tramo de río en estudio es bastante corto pues sólo es de 642 m. Por otro lado es importante aclarar que este tramo presenta una topografía muy abrupta, aspecto que favorece el aumento de las diferencias debido a que en este tipo de planos el cauce y las llanuras de inundación quedan apenas representados en profundidad y extensión, y por tanto, el agua ocupa desproporcionadamente más espacio de la llanura de inundación como se puede apreciar en las Figuras 7, 8, 9, 10 y 11. Tabla 4. Área de inundación (Km2) para caudales con probabilidades al 20, 5 y 1%. Q (m3/s) 436 714 1022 GPS 0.039 0.048 0.053 10 000 0.056 0.065 0.070 Cartografía 25 000 50 000 0.098 0.087 0.109 0.100 0.116 0.108 100 000 0.269 0.277 0.283 9 Efectos de la base Cartográfica en la Simulación Hidráulica de las Inundaciones Fluviales con el empleo de TIN a menores escalas, se observa que aumentan las desigualdades a medida que disminuye la escala, sin importar el caudal que se emplee. Se encontraron divergencias de 0.017 Km2 al utilizar el modelo cartográfico 1:10000 mientras que con las cartografías elaboradas a partir de escalas más pequeñas, estas desigualdades aumentaron considerablemente hasta llegar a un valor máximo de 0.21 Km2 en el caso del 1:100000. CONCLUSIONES Se calculó la diferencia existente entre los valores de altura de cada uno de los obtenidos a partir de los planos: 1:10000, 1:25000, 1:50000 y 1:100000, y el levantamiento hecho con GPS y Estación Total. Se obtuvo un EMC de 5.46 m cuando se empleó el 1:10000. Dicha desigualdad fue aumentando simultáneamente con la utilización de planos de menor escala hasta llegar a un máximo de 18.82 m de altura con el 1:100000. Esta tendencia no se evidenció con el 1:50000 pues se alcanzó el menor EMC (2.88 m). REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Bates, P.B., Anderson, D.A, Price, D.A., Hardy, R.J., Smith, C.N. 1996. Análisis and Development of Hydraulic Models for Floodplain Flows. 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Esto se debe a que la curva de nivel más próxima al río tiene valor de altura menor a la encontrada en planos con mayor precisión como el 1:10000 y 1:25000, lo que puede estar dado por un error cometido en la construcción de dicha cartografía y/o de cambios en la topografía de la zona con el paso del tiempo, todo lo cual influye de manera significativa en los resultados mostrados, al alcanzarse errores inferiores a los que podrían esperarse con el uso de ese plano. Los resultados de la modelación hidráulica dependen en gran medida de la cartografía de partida con que se modela el terreno, pues se ha obtenido un EMC de 6.96 m en la determinación de la altura de la lámina de agua con respecto al nivel medio del mar al recurrir al modelo cartográfico 1:10000, el cual se incrementa a 7.29 m al aumentar el caudal en la simulación. Por otro lado se evidencia que dicho error aumentó considerablemente cuando se trabajó con los planos de menor escala, hasta llegar a un EMC máximo de 22.1 m con el uso del 1:100000. Una vez más esta tendencia no se manifestó con el uso del 1:50000 al alcanzar un valor de 2.16 m. Al analizar el error en la altura que alcanza el agua sin tener en cuenta el que introduce la cota del terreno, se evidencia que aproximadamente se produce el mismo error en la simulación a pesar de utilizarse planos diferentes, pues se alcanzaron valores que oscilan entre 1.6 y 2.6 m de diferencia, lo que revela que cuando se trabaje con uno de estos planos se estará introduciendo, como promedio, dichos errores en la simulación. Al comparar el área inundada obtenida con el TIN creado a partir del levantamiento con GPS y Estación Total, con las áreas inundadas alcanzadas 10 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 Oleagordia, I., Rodríguez, R., Navarro, J. 2005. Estudio Hidrologico del río Arlanzón a su paso por el Término Municipal de Burgos. Inédito (9 páginas). Omer, C.R., Nelson, E.J. y Zundel, A.K. 2003. Impact of varied data resolution on Hydraulic Modeling and Floodplain Delineation. Journal of the American Water Resources Association, pp. 467-475. Rodríguez, E. A., González, R. A. 2008. Propuesta metodológica para la generación de mapas de inundación y clasificación de zonas de amenaza. Caso de estudio en la parte baja del río Las Ceibas. Inédito (25 páginas). Treviño, A., Ortiz, S. 2004. Metodología para la modelación distribuida de la Escorrentía Superficial y la delimitación de zonas inundables en ramblas y ríos-rambla mediterráneos. Inédito (18 páginas). Weber, J. F. 2003. Modelación integrada uni y bidimensional de flujo en planicies de inundación. Maestría en Ciencias de la Ingeniería – Mención en Recursos Hídricos, Universidad Nacional de Córdoba, Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Werner, M.G.F. 2001. 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Hidráulica y Centro Universitario Rosario de Investigaciones Hidroambientales, Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura, Universidad Nacional de Rosario, (2) Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Rosario Riobamba 245 bis, (2000) Rosario, Santa Fe, Argentina. E-mail: [email protected] RESUMEN En este trabajo se presenta un estudio sobre el comportamiento hidráulico de un tramo del sistema cauceplanicie aluvial del Río Paraná, desde Diamante hasta Ramallo, involucrando una longitud de 200 km aproximadamente. En el tramo se observa que el flujo encauzado en el curso principal, sobre margen derecha, es separado del escurrimiento en el valle de inundación mediante albardones naturales hasta aguas abajo de Rosario. El objetivo del trabajo es analizar el comportamiento del río en grandes crecidas a partir de registros de niveles hidrométricos y caudales sobre el cauce principal. Los resultados son importantes para la realización de calibraciones de modelos aplicados en este tramo, y como antecedente para ríos con configuraciones similares. Se calcularon pendientes longitudinales de la superficie libre por tramos y se contrastaron gráficas de pendientes-caudales-alturas. Cuando los caudales aumentan, manteniéndose menores a 25000 m³/s (flujo encauzado), se incrementan niveles hidrométricos y pendientes en todo el tramo. En cambio, al superar 25000 m³/s (anegamiento en el valle), el nivel hidrométrico en Rosario crece, pero más rápidamente se incrementa en San Nicolás por el retorno de flujo al cauce principal desde el valle, causando pendientes menores. Con caudales máximos, esta situación es más evidente. Se observa que en la interacción cauceplanicie el aumento del caudal no necesariamente implica un incremento de la pendiente hidráulica en el cauce, sino que depende de la configuración integral cauce-planicie y de la situación hídrica antecedente aguas abajo. Palabras clave: Río Paraná, grandes ríos de llanura, registros en grandes crecidas. ABSTRACT In this work a study on the hydraulic behavior of a river-floodplain reach of the Paraná River, from Diamante to Ramallo is presented. The studied reach has a length of 200 Km approximately. In the reach it is observed that the stream flow channeled into the main course is separated from the runoff in the floodplain by natural levees up to downstream of Rosario. The study aims to analyze the hydraulic behavior of the river during large floods from water levels and discharge measurements performed in the main stream. The results are important for the calibration of mathematical models used in the reach, and as background for rivers with similar configurations. Longitudinal water surface slopes were calculated and slope-discharge-water level relationships were analyzed. It is observed that when the discharge is increased, keeping less than 25000 m³/s (channeled flow), the water level and slopes are correspondingly augmented in the entire river reach. In contrast, exceeding 25000 m³/s (inundated floodplain), the water level in Rosario grows, but increases faster in San Nicolás due to the return of flow from the valley to the main channel, causing a lowering in water surface slopes between Rosario and San Nicolás. That behaviour is much more evident for maximum discharges during very large floods. It is observed that, in the channel-floodplain interaction, increasing the discharge does not necessarily imply an increase in water surface slopes in the main channel, but depends on the integral morphological configuration of channel-floodplain system and the state of the system downstream previous to the incoming floods flows. Keywords: Paraná River, large lowland rivers, large flood records. 13 Análisis de Pendientes Hidrométricas en Grandes Crecidas sobre tramo del Río Paraná las escalas existentes de los puertos del tramo mencionado. La configuración del río es tal que, aguas arriba de Diamante, el cauce principal se presenta recostado netamente sobre la margen izquierda y valle de inundación con cursos y espejos de agua interiores, y a partir de esta localidad hacia aguas abajo cruza el cauce principal todo el valle y se recuesta sobre la margen santafesina a la altura de las ciudades de Maciel y Oliveros. A partir de esa zona, la planicie aluvial se desarrolla sobre la margen izquierda del río y el ancho del mismo varía entre 40-60 Km, mientras que, el ancho del cauce principal varía entre 0,5-3 Km aproximadamente. En la Figura 1 se puede visualizar el área en estudio y los cursos de aguas principales. INTRODUCCIÓN El estudio de procesos hidrodinámicos en crecidas de grandes ríos de llanura, de conformación tipo cauce-planicie, es importante para evaluar el anegamiento en sus valles, consecuencias y problemas hidroambientales asociados. El Río Paraná es uno de los principales cursos de agua en el territorio argentino, formado en su tramo inferior por un cauce principal y valle de inundación lateral. Aquí se analiza el comportamiento hidrodinámico del mismo en grandes crecidas ocurridas, desde la ciudad de Diamante (Km 533 de la vía navegable) aguas arriba a Ramallo (Km 325) aguas abajo; a partir de los registros de alturas limnimétricas en Figura 1. Área en estudio del Río Paraná, desde Diamante a Ramallo. 14 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 principal, especialmente, para la zona en estudio, cuando éste cruza toda la planicie hacia la margen santafecina. Según Zapata (1999), el desborde de margen izquierda se produce en varias ubicaciones a lo largo del albardón, el agua desborda lateralmente en una especie de vertedero que se presenta en la depresión o ausencia del albardón, y así ingresa al valle, adquiriendo una dirección definida de penetración. Las ubicaciones de esos desbordes se corresponden con nacientes de arroyos y riachos de existencia permanente: Espinillo, Paranacito-Victoria, Barrancoso, Careaga, San Lorenzo, ParanacitoRosario. Las trayectorias líquidas, en su mayor parte, se alinean con las direcciones medias de los cursos permanentes, aunque se producen algunas desviaciones bien definidas que no tienen contrapartida en aguas bajas: desde el Barrancoso hacia los Timbó (afluentes del Paranacito-Victoria), desde los Timbó hacia el área de drenaje que confluye a La Camiseta, desde el San Lorenzo al Barrancoso, etc. La mayor concentración de corrientes, a la altura de Rosario, se da en la zona comprendida entre el ParanacitoVictoria y la barranca entrerriana. Estos cursos más –en menor medida– las precipitaciones en la zona, son los que alimentan las lagunas. El régimen del Paraná es principalmente gobernado por los aportes provenientes de aguas arriba, los afluentes laterales incrementan en poco porcentaje el caudal total. La principal entrada de volumen de agua en la zona en estudio, es a través del cauce principal del río, y es éste el que recoge y distribuye el fluido en todo lo que conforma el valle de inundación. En el tramo en estudio, el agua que ingresa a la planicie, lo hace a través de cursos de agua menores originarios en el cruce del cauce principal, presentándose dos principales escurrimientos: encauzado sobre la margen derecha y sobre el valle (a través de cursos, bajos y lagunas interconectados). Éstos se presentan separados por crestas angostas –denominadas albardones– que existen hasta aguas abajo de Rosario. Interiormente por el valle, existe una red de cursos, de menores magnitudes que el cauce principal, pero de distintas y variadas jerarquías. Los mismos pueden ser permanentes o transitorios, tienen trazas zigzagueantes que se van moldeando y modificando a través del tiempo según la dinámica hídrica que se presente. La planicie en el tramo en estudio, cuenta por lo menos con una decena de cursos de agua interiores importantes, con escurrimiento predominantemente NO-SE, que son los que alimentan principalmente de flujo al valle. También aquí se pueden presentar en las márgenes de los mismos albardones menores, producto de las deposiciones de sedimentos en los desbordes. Algunos de los cursos de agua en sus recorridos unen sus trazas y forman uno nuevo aguas abajo, o por lo contrario, pueden presentarse bifurcaciones y dar origen a nuevos cursos. La mayoría de ellos, sobre aguas abajo del tramo estudiado, descargan sus aguas sobre el Río Pavón, curso de importancia que atraviesa el valle desde la margen santafecina a la entrerriana. Algunos otros cursos comienzan en el cauce principal para luego de un corto recorrido retornar al de origen, desarrollándose éstos en la zona cercana a los albardones divisorios de los dos escurrimientos generales antes citados. El aporte del sistema del río Coronda, que penetra desde la margen derecha del cauce principal del Paraná, se concentra a la altura de Oliveros, y aguas abajo de Diamante se produce un desborde del cauce principal del Paraná, sobre margen derecha, que se reencauza antes de alcanzar Oliveros. Durante las crecidas, los ingresos entre los albardones a los cursos se incrementan considerablemente, y –según sea la magnitud de la creciente– pueden llegar a desbordar los mismos, situación que da hasta aguas abajo de Rosario, en que ya los mismos no se presentan. Los cursos de agua aumentan su carga y también desbordan, comienzan a incrementar el volumen de agua de lagunas cercanas aledañas a los cursos y a interconectarse las depresiones, que al aumentar la cota del pelo de agua presente en ellas, pueden iniciar un escurrimiento interlagunar. Las que podían haber estado inicialmente aisladas, con la crecida, usualmente quedan formando parte de la red de escurrimiento a través del valle. A su vez el valle contiene grandes y variadas depresiones lagunares, así como bajos que surgen de cauces y curvas o meandros abandonados por sus cursos al moldear los mismos otros nuevos en su recorrido dinámico. Algunos pueden ser aislados, o ser el origen de cursos de agua menores. Al presentarse una crecida, el río sale de su cauce principal y pierde capacidad de transporte, formando en ambas márgenes los albardones. Los sedimentos del flujo que ingresa a la planicie aluvial, con el tiempo tienden a reducir el relieve local, ya que decantan al bajar la velocidad y por la vegetación En épocas de aguas bajas, el flujo es encauzado y se identifican lagunas que pueden conectarse con los mismos. El valle se “carga” de agua principalmente a través de los cursos que tienen origen en el cauce 15 Análisis de Pendientes Hidrométricas en Grandes Crecidas sobre tramo del Río Paraná fundamentalmente en grandes crecidas, que son las que provocan cambios morfológicos importantes en los valles aluviales. presente que los fija, así es como rellenan lagunas y pantanos, y también se depositan en albardones y otros relieves (Rocca et. al., 1973). El estudio de las crecidas es importante, ya que la magnitud de éstas y la permanencia están vinculadas a las modificaciones topográficas que se producen en el valle, al generarse cambios en los procesos de sedimentación (Asselman et. al., 1995). MATERIALES Y MÉTODOS Se recopilaron registros limnimétricos de las escalas de los puertos de: San Nicolás (SN) en el Km 353 de la vía navegable, Rosario (R) en el Km 416, Puerto San Martín (PSM) en el Km 448 y Diamante (D) en el Km 533, y caudales en Puerto San Martín (informados –ley H-Q– y aforados). Para ordenar el estudio de los registros, se plantean los siguientes tramos, que pueden visualizarse en la Figura 2 siguiente: Respecto a la vegetación que se presenta en el valle y su relación con la morfología y escurrimiento, la trama de lechos permanentes y temporarios, que divaga con niveles energéticos bajos, crea espacios donde se generan ecosistemas de evolución dependiente e influenciada por la dinámica que tiene la planicie. Sobre los albardones laterales del cauce principal, constituidos de granulometría más gruesa, se desarrolla vegetación arbórea y arbustiva. En cambio en el valle, donde se depositan los sedimentos más finos en las áreas más alejadas de los cauces, se generan ecosistemas más simples, de vegetación arbustiva, pajonales y pastizales. Los gradientes de vegetación que se presentan, entonces, tienen directa relación con la disposición sedimentaria, así como también con la permanencia del agua sobre estos terrenos aluvionales (Zapata, 1999). Diamante-Puerto San Martín (D-PSM): es en donde el cauce principal cruza todo el valle de inundación, desde el comienzo en la costa entrerriana a la santafecina a la altura de Oliveros. El tramo es de 85 Km de longitud aproximadamente con orientación leve NE-SO, la planicie aluvial pasa de estar en la margen derecha aguas arriba de Diamante, a la izquierda aguas abajo de este tramo. Aquí se originan la mayoría de los cursos de agua interiores a la planicie. En todo el tramo existen albardones costeros de la margen izquierda, y la margen derecha está constituida también por albardones hasta que el cauce principal encuentra la costa santafecina, en donde pasa a ser barranca de gran altura. Durante las crecidas, en el cauce principal, el nivel del pelo de agua lógicamente se eleva a lo largo de todo el tramo en cuestión, pudiendo anegar parte o por completo las islas y zonas bajas que forman parte del mismo. Según los desbordes que se presenten –en función de la situación– y el caudal que fluya, el pelo de agua va a tener distintas pendientes longitudinales. Puerto San Martín-Rosario (PSM-R): este tramo conserva las características anteriores, el cauce principal tiene sobre la margen izquierda albardones que lo separan del valle de inundación, donde además se originan varios cursos interiores a éste, y la margen derecha constituida por barranca. La longitud es de aproximadamente 32 Km, con orientación leve NO-SE. El objeto del presente trabajo es analizar el comportamiento del río en grandes crecidas, a partir de registros limnimétricos y caudales sobre el cauce principal. Los que serán tenidos en cuenta, son aquellos anteriores a la Conexión física RosarioVictoria, para independizar los resultados de esta obra significativa en el tramo estudiado. Se podrá vislumbrar sobre el comportamiento no uniforme del río, e intentar establecer dependencias de los registros de distintos factores que afectan a su comportamiento. Los resultados serán importantes para calibraciones de modelos aplicados en este tramo –como el de simulación de escurrimiento hidrodinámico cuasi-2D implementado y aplicado en Garcia et al (2008)–, así como también de antecedente para ríos con configuraciones similares, Rosario-San Nicolás (R-SN): el cauce principal sobre la margen derecha sigue siendo con barrancas, pero en dos oportunidades, la barranca no se presenta tan neta como lo hacía aguas arriba, a la altura de Villa Constitución y de San Nicolás se encuentra distante del mismo a través de isletas. La margen izquierda ya no cuenta con los albardones que dividían el cauce principal con la planicie y hay una interconexión de flujos más directa. El tramo es de 63 Km aproximadamente, sigue con orientación NO-SE. 16 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 Figura 2. Tramos en estudio del cauce principal del Río Paraná. - Puerto San Martín (PSM): frente a la ciudad del mismo nombre, sobre el cauce principal. Existen aforos realizados entre el 14/05/1980 y el 10/12/2009 (no se cuenta con aforos de los años 1990; 1991 y 1992). Los datos oficiales de los valores de caudales, los otorga la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación (SSRH), que se obtienen a partir de una ley H-Q propia. La misma está evaluada a partir de los registros existentes de alturas locales, y responde a una ley definida hasta el 31/08/2000, a partir de allí se evidencia la aplicación de otra ley H-Q para calcular los caudales en la sección de PSM. La relación entre alturas registradas y caudales utilizada se puede visualizar en la Figura 3 inferior, conjuntamente con los valores de los aforos realizados. Éstos últimos tienen dispersión respecto a las curvas de las leyes H-Q, difieren en aproximadamente un metro de los que podría llegar a ser el caudal; o para una misma lectura de la escala, el caudal podría variar en Caudales Los aforos de caudales sobre este tramo del Río Paraná no son habituales, de hecho, aunque la importancia del río probablemente lo justifique, no existe una sección de aforo permanente. Se han realizado aforos esporádicos en el cauce principal y muy ocasionalmente en el valle aluvial, sobre la transecta Rosario-Victoria. Los aforos para los que se cuentan con datos son los siguientes: - Diamante: frente a la ciudad, se supone que sobre el cauce principal, de fechas 02/07/1920 (aguas medias) y 22/08/1925 (aguas bajas). Por la fecha de estos aforos no son considerados, ya que posiblemente la configuración del río en este lugar haya cambiado. Además son anteriores a los comienzos de la década del ‘70, donde se construyeron las grandes presas en el tramo superior del Paraná, que hacen a la serie de datos anteriores no homogénea. 17 Análisis de Pendientes Hidrométricas en Grandes Crecidas sobre tramo del Río Paraná aproximadamente 5000 m³/s, pero si se traza una línea de tendencia logarítmica, ésta se aproxima bastante bien a la curva H-Q utilizada hasta septiembre del 2000. Figura 3. Gráfica H-Q de la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación y Aforos, en el cauce principal frente a Puerto San Martín. A partir de los registros de alturas y los caudales aforados entre 14/05/1980 y 22/04/1997, se puede obtener una ecuación polinómica de 6º grado para vincular las alturas locales de Puerto San Martín y el caudal del cauce principal frente a esa misma localidad: Q = 0,296 H − 5,502 H + 42,969 H 6 5 y otra debida a las crecidas desfasadas del río Paraguay (repunte del pejerrey por la presencia del Pantanal) y/o a las crecidas cortas y abruptas del río Iguazú, que se dan a partir de julio. El rango de caudales registrado, para el cauce principal del Río Paraná frente a Puerto San Martín, es de 7000 a 32500 m³/s aproximadamente. El módulo del río se considera de aproximadamente 17500 m³/s (para el período 1970-2008, el módulo resulta de 17586 m³/s). Particularmente, cuando se presenta la situación de caudales mayores a 25000 m³/s se evidencia anegamiento de gran parte del valle, ya que en varios lugares desde Diamante a Rosario se superan las cotas de los albardones costeros que separan el cauce principal de la planicie. Por lo tanto, la presencia de agua en el valle ya no sólo es a través de los cursos interiores, que pueden llegar incluso a tener desbordes al aumentar sus tirantes, sino que además, hay ingreso de agua en forma de desborde del cauce principal. A partir de este valor singular de caudales, la dinámica general de la zona en estudio tiene modificaciones. La misma se puede apreciar esquemáticamente en la Figura 4 a continuación. 4 − 159,417 H 3 + 421,176 H 2 + 2512,421H + 4730,817 (1) Siendo: Q: caudal en la sección del cauce principal frente a Puerto San Martín, en m³/s, H: altura local en PSM, en m. Para los posteriores análisis se tomarán los caudales que se informan oficialmente, ya que la curva H-Q presenta un ajuste aceptable de los valores aforados. El régimen hidrológico del río en este tramo del Paraná Inferior se presenta usualmente con dos crecidas anuales, una que corresponde a los aportes del Alto Paraná entre los meses de marzo, abril y mayo, 18 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 Figura 4. Esquema de la dinámica general de escurrimiento de la zona en estudio. Desde la zona aguas abajo de Rosario, el cauce principal ya deja de tener la presencia de albardones que encaucen netamente el agua en éste, y puede haber un intercambio más franco de flujo entre aquél y el valle aluvial. Dependiendo de los niveles de agua presente según la situación, la planicie puede descargar sobre el cauce principal recargándolo y aumentado su tirante, o bien suceder exactamente lo contrario. mienzo de la década del ‘70, ya que se presenta un cambio en la tendencia central de las series (Paoli et. al., 2000), período éste, en el que la cuenca Del Plata experimentó marcados cambios en el uso del suelo, en especial deforestación, y que además comenzaron a operar una serie de presas en el propio Río Paraná, que podrían formar parte de las causas de mayores escurrimientos, que hacen que la serie homogénea a analizar a partir de dicha fecha. Con los caudales considerados (los que otorga la SSRH) y los registros limnimétricos para cada año hidrológico analizado, se van a exponer las pendientes longitudinales de los distintos tramos. A priori, se puede esperar que las pendientes tengan similares variaciones, con respecto al caudal sobre el cauce principal. Los resultados esperables son que las pendientes sean cada vez menores hacia aguas abajo, contemporáneamente en los tramos analizados. Se verá más adelante que no se puede asegurar esta suposición, ya que para diferentes crecidas, el río tiene distintos comportamientos, especialmente en el tramo aguas abajo, por la particularidad de la configuración topográfica presente. Adicionalmente, se analiza el tramo en el período anterior al 2003, en que finaliza la construcción de la Conexión física Rosario-Victoria, para independizar los resultados de esta obra significativa en el tramo estudiado. La presencia de la misma podría traer aparejado una serie de cambios en los procesos morfológicos naturales del río, que podrían provocar una redistribución de los caudales en una zona de influencia aguas arriba y aguas abajo de ella (FICH, 2004). Es de importancia si aquí existiesen cambios, ya que hacia aguas abajo es donde se puede presentar intercambio de flujo entre valle y cauce principal. Las crecidas analizadas fueron las de los años 19821983; 1992; 1997-1998, que fueron tres eventos extraordinarios (aquellas en que los máximos anuales superaron los 30000 m³/s), siendo las de mayor relevancia en el período a analizar. Para éste, se tomaron en cuenta aquellos años posteriores al co- En la Figura 5 se grafican los caudales obtenidos de la SSRH para las crecidas a considerar. Se indica allí mismo los períodos en que los aumentos y/o disminución de caudales fueron de consideración, para asociarlos posteriormente a los registros de alturas limnimétricas. 19 Análisis de Pendientes Hidrométricas en Grandes Crecidas sobre tramo del Río Paraná Figura 5. Hidrogramas anuales en la sección del cauce principal frente a PSM, correspondiente a las crecidas de 1982-1983; 1992 y 1997-1998. Los años hidrológicos 1982-1983 se los puede analizar en conjunto, ambos conforman la crecida del Río Paraná que tuvo mayor permanencia de agua altas. Lo particular de ésta es el cambio considerable de la rugosidad frente al escurrimiento, ya que la vegetación presente muere o se ve afectada luego de un cierto tiempo con presencia de agua. En 1982, si bien los caudales registrados están por encima del módulo del río (17500 m³/s), al final del primer año se experimenta un descenso rápido (casi 4000 m³/s en 14 días) e inmediatamente se produce un incremento considerable (aumento de casi 13300 m³/s en menos de 3 meses, tasa promedio de 229,25 m³/s/día), que hace que más de la primera mitad de 1983 tenga caudales por encima de los 25000 m³/s, implicando el anegamiento de la mayoría del valle, para luego disminuir en la segunda mitad de dicho año, manteniendo los caudales superiores al módulo. medio, tasa de crecimiento de 148,4 m³/s/día), para luego volver a disminuir en aproximadamente igual proporción (100,6 m³/s/día) a los mismos valores cercanos al módulo. El período en que se superan los 25000 m³/s y vuelve a disminuir, es de casi 2 meses, que comprándolo con el tiempo que permanece el agua encima de ese valor en 198283 (8 meses aproximadamente), la crecida es denominada de tipo rápida. Nuevamente casi al final del año se produce un leve aumento del caudal, pero no llega a ser significante. Los años continuos hidrológicos 1997-1998 se caracterizaron por ser de aguas altas, en particular el ’97 fue de aguas medias-altas al principio, con una crecida rápida que llega a los 27200 m³/s y con marcados crecimiento (7700 m³/s en 2 meses, tasa de 120,3 m³/s/día) y descenso (13500 m³/s en 2,5 meses, tasa de 179,7 m³/s/día) de caudales. Luego se da la mayor crecida en registros históricos de niveles de agua del Paraná en el ’98, cuando el caudal sobre el cauce principal fue de 32283 m³/s. El escenario para el comienzo de este año particular fue con bastante presencia de agua, que ha influenciado en gran medida a que se registren los máximos niveles. Los caudales en esta crecida se En 1992 lo que sucede en el río puede denominarse como crecida rápida. En el principio del año los caudales que se computaban estaban dentro del rango de aguas medias, pero cerca de mitad de año se produce una crecida con un rápido incremento de caudales (casi 12000 m³/s en 2 meses y 20 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 mantuvieron por encima de los 25000 m³/s algo más de 6 meses, pero siendo éstos de importancia, el período fue menor a 2 meses. El descenso que se produce luego del pico de la crecida es muy marcado, ya que desciende en 100 días (3,3 meses) aproximadamente 14000 m³/s, tasa de decrecimiento de 133,6 m³/s/día. Alturas limnimétricas En la Figura 6 siguiente se pueden visualizar los registros limnimétricos en cada escala estudiada (todas las cotas del pelo de agua fueron llevadas a cotas del IGN para su comparación), para los años de las crecidas citadas. Figura 6. Registros limnimétricos y caudales del cauce principal del Río Paraná, en las escalas de: Diamante, Pto. San Martín, Rosario y San Nicolás; para las crecidas de 1982-83; 1992 y 1997-98. Como puede apreciarse, los rangos de variación del pelo de agua para cada escala, en forma aproximada fue de 4 metros, que en cada caso fueron los siguientes: - cos; no obstante, los caudales fluviales no han sido tan extremos como en crecidas anteriores. Esto se evidencia, por ejemplo, en que los niveles máximos registrados durante la crecida de 1998 en Diamante no son los máximos históricos, como sucede en Rosario, sino que se ubican en el cuarto lugar en la serie, detrás de las crecidas de 1992, 1983 y 1905. Estas diferencias se asignan al diferente desarrollo de la vegetación sobre el valle de inundación y al albardón del cauce principal del Paraná, que producen una resistencia hidráulica distinta (Serman & asociados S.A., 1999). Diamante: de cota 9,53 mIGN a 13,56m IGN Pto. San Martín: de cota 6,46 mIGN a 10,43 mIGN Rosario: de cota 5,66 mIGN a 9,48 mIGN San Nicolás: de cota 3,99 mIGN a 8,22 mIGN Se observa que las máximas alturas se producen en general en el año 1998, y las segundas en 1992. Si bien el valor de 1992 es el segundo ocurrido en la historia registrada, su permanencia y volumen es mucho menor de los que se producen en la crecida de 1983, que es lo que le da relevancia a la misma. En el caso de 1998, hay un prolongado período de crecida moderada estacionaria, seguidas de un pico cuya magnitud excede varios de los registros históri- El área en estudio forma parte del Paraná Inferior, donde suele citarse que aguas abajo de Ramallo hay influencia de la marea del Océano Atlántico. Para estimar si la misma afecta a nuestra zona, se contrastan las distintas alturas limnimétricas registradas, las cuales se representan en la Figura 7. 21 Análisis de Pendientes Hidrométricas en Grandes Crecidas sobre tramo del Río Paraná Figura 7. Registros limnimétricos confrontados de a pares contiguos, de las escalas de Diamante, Pto. San Martín, Rosario y San Nicolás, de los años 1982-1983-1992-1997-1998. aguas arriba de PSM y de 3,6x10-5 para aguas abajo de Rosario (Rentería et. al., 2009), cuyos rangos quedan contenidos en el que aquí resulta, siendo los extremos cercanos a los valores citados. Las gráficas tienen tendencia mayoritariamente recta, representan las relaciones cuasi lineales entre los distintos registros contiguos. El contraste entre las alturas de San Nicolás y Rosario es el que presenta mayor divergencia de la recta, con dispersión menor a un metro. Por las relaciones que aquí se muestran, no habría influencia notable de la marea. La correlación entre las alturas de Diamante y Pto. San Martín, a partir de determinado valor, comienza a tener mayor dispersión, que puede vincularse con el hecho que para aguas altas del Paraná, el aporte del Río Coronda, que tiene lugar aguas arriba de Pto. San Martín en el Km 460 de la vía navegable, puede incrementarse. A continuación se presenta en la Figura 8 las gráficas de las pendientes calculadas en cada tramo (DPSM, PSM-R y R-SN), para las distintas crecidas. Para el tramo D-PSM, las pendientes han variado en el entorno de 2,96 a 4,33 x10-5, estando la mayoría de los registros dentro de los 3,25 a 4,00x10-5. Se han registrado algunas pendientes que escapan de dicho rango más acotado, pero son valores puntualizados para los cuales los caudales tuvieron ascensos y/o descensos abruptos en un corto tiempo. No se evidencian grandes variaciones de la pendiente con los cambios de caudales en crecidas, y usualmente tienen la misma tendencia de crecimiento/descenso que éstos. Pendientes limnimétricas A partir de los registros en las escalas de los puertos mencionados y para los años de las crecidas citadas, se calculan las pendientes limnimétricas de los tramos definidos con las longitudes que indican la ubicación de cada escala en la vía navegable. Las pendientes, en general, se encuentran en el rango de 1,6x10-5 a 4,3x10-5 aproximadamente. Dentro de la zona en estudio, para la definición de cotas de obras de toma sobre el cauce principal del río (frente a Timbúes y a Fighiera), se han indicado como referentes pendientes longitudinales mínimas de 2,0x10-5 y máximas del orden 4,0x10-5 para el tramo En el tramo PSM-R, las pendientes registradas varían dentro de un rango más amplio que el anterior, de 2,19 a 4,19 x10-5, siendo la mayor densidad de registros ubicados entre los valores 2,60 a 3,60x10-5. Aquí las pendientes que escapan por fuera de este rango más limitado son de mayor frecuencia, pero nuevamente coinciden con caudales muy bajos o aumento repentino de los mismos. 22 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 Figura 8. Gráficas de pendientes longitudinales en los tramos D-PSM, PSM-R y R-SN y caudales en PSM, para las crecidas de 1982-1983; 1992 y 1997-1998. En el tramo R-SN, las pendientes longitudinales registradas varían de 1,56 a 3,75x10-5, siendo un rango más estrecho –con la mayoría de los registros– de 1,75 a 3,50x10-5, que al no ser mucho menor se pone de manifiesto mayor variabilidad de los valores. Casi no hay registros por fuera de los rangos definidos, únicamente en casos extremos de las crecidas (picos y final del ’83). Análisis por Crecidas A partir de las pendientes limnimétricas calculadas, se analizará cada crecida por separado, para evaluar las singularidades presentes. Crecida 1982-1983 La misma se caracterizó por aguas altas en el Río Paraná y de una importante permanencia. Se puede apreciar en detalle en la Figura 9 a continuación. Ésta es singular por el período en que reside el agua en el valle, produciendo un cambio considerable en la rugosidad frente al escurrimiento, ya que la vegetación presente muere o se ve afectada luego de un tiempo considerable de estar sumergida, como fueron los casi 8 meses que duraron los caudales sobre 25000 m³/s. Por los rangos expresados anteriormente, se cumple con lo previsto que hacia aguas abajo en el curso principal, las pendientes longitudinales son cada vez menores. Se evidencia también mayor variabilidad en el mismo sentido, manifestando hacia aguas arriba que el curso es mucho más definido; hacia aguas abajo, hay mayor cantidad de factores que afectan el nivel del agua sobre el cauce principal, lo que podría provocar los rangos más amplios en las pendientes. 23 Análisis de Pendientes Hidrométricas en Grandes Crecidas sobre tramo del Río Paraná En cuanto a las pendientes, se ve una relativa estabilidad aguas arriba (D-PSM), y que acompañan las variaciones de caudales, especialmente en 1982. En primera mitad de 1983, es notable la dispersión entre las tres pendientes analizadas, existe una fuerte disminución de la de aguas abajo (R-SN), y que se refleja –en menor medida– en la pendiente de PSM-R. Esto puede deberse a que al estar el valle con importante volumen de agua –que ingresó desde finales de 1982–, se produce un regreso desde la planicie al cauce principal, aguas abajo de Rosario, cuando los bordos ya no condicionan la interconexión hidráulica entre cauce principal y valle aluvial. Figura 9. Gráficas de pendientes longitudinales en los tramos D-PSM, PSM-R y R-SN y caudales en PSM, para la crecida de 1982-1983. Así, aguas abajo de Rosario, los niveles se incrementan en la escala de San Nicolás por tener una doble concurrencia de agua –desde el valle y cauce principal– y dan como resultado pendientes longitudinales muy bajas para esta situación, la cual se esquematiza en la Figura 10. Al finalizar la crecida y cuando disminuyen los caudales sobre comienzos de agosto del ‘83, se tienden a reestablecer las pendientes habituales, siendo notable la recuperación de la de R-SN cuando el caudal baja de los 25000 m³/s. variación de los caudales presentes. Con el leve ascenso de los mismos sobre fin de año también aumentan estas pendientes, pero no de forma considerable. Es de destacar el comportamiento disímil de la pendiente R-SN, ya que antes del pico de la crecida, al superar el caudal los 25000 m³/s, ésta cae en forma abrupta, a valores muy bajos durante el pico, luego presenta oscilación y al descender los caudales –en especial de 25000 m³/s– asciende hasta igualar a las de los otros tramos. Esta disparidad entre las pendientes puede llegar a responder a que al aumentar los caudales, el tramo aguas abajo no responda rápidamente en el sistema y tenga una inercia hídrica al escurrimiento que hace que se acumule agua en este tramo, hasta tanto se logre una adecuada evacuación aguas abajo del lugar estudiado. Puede ser además que se repita lo supuesto durante la crecida de 1982-83, que al existir una interconexión franca entre el valle y curso principal aguas abajo de Rosario, parte del flujo retorne desde la planicie, incrementando considerablemente los registros de niveles de agua en esta zona. Crecida 1992 En cuanto a esta crecida, ver Figura 11, las pendientes de D-PSM no tienen mayores variaciones, elevándose ligeramente durante la crecida y nuevamente al final del año con el aumento leve de caudales. Las pendientes PSM-R responden a la crecida primero con aumento y luego un rápido descenso a partir de superar los caudales el valor singular de 25000 m³/s; posteriormente ya pasado el pico de la crecida y con caudales en descenso lento, se presenta una elevación puntual de las pendientes que parece no responder a la 24 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 Figura 10. Esquemas de la dinámica general de la zona en estudio a) escurrimientos en aguas medias, b) escurrimientos en crecida importante. Figura 11. Gráficas de pendientes longitudinales en los tramos D-PSM, PSM-R y R-SN y caudales en PSM, para la crecida de 1992. 25 Análisis de Pendientes Hidrométricas en Grandes Crecidas sobre tramo del Río Paraná de aguas medias-altas, con la clásica crecida en marzo y luego al año siguiente se da la mayor crecida en registros de niveles de agua históricos del Paraná en Rosario. Crecida 1997-1998 Los años hidrológicos 1997-1998 se caracterizaron por ser de aguas altas, ver Figura 12, en particular el ’97 fue Figura 12. Gráficas de pendientes longitudinales en los tramos D-PSM, PSM-R y R-SN y caudales en PSM, para la crecida de 1997-1998. En 1997 las pendientes de los tramos estudiados acompañan bastante bien las variaciones de caudales registrados, notando como singular que la pendiente de R-SN resulta levemente por encima de la de PSM-R. Hacia fines de 1997 el caudal comienza su crecimiento y llega a mantenerse casi por 4 meses en el valor de 25000 m³/s, donde se manifiesta un decrecimiento en las pendientes de los tramos aguas abajo PSM-R y R-SN; posteriormente comienza un nuevo incremento hasta el pico de la crecida, donde se superan ampliamente los 25000 m³/s y las pendientes caen abruptamente, especialmente la de R-SN. de los caudales), pero no tan significativas. Una vez pasado el pico, al bajar el caudal hasta valores cercanos al módulo del río, las pendientes se restituyen a las usuales; y en la crecida tardía en ese mismo año al final, se tiende a repetir la situación anterior, pero con la particularidad que la pendiente de PSM-R tiene un mayor descenso, y la de D-PSM se eleva casi al final del año (aún cuando los caudales siguieron disminuyendo). A modo de ilustración, se presentan en la Figura 13 siguiente, combinaciones de imágenes satelitales (obtenidas de la página del U. S. Geological Survey), inmediatamente posteriores a las crecidas que se analizan, donde se refleja la gran proporción de zona anegada sobre el valle. Las distintas calidades en las imágenes responden a la evolución en el correr de los años de las imágenes multiespectrales que brindan los satélites. Se vuelve a repetir lo visto para las crecidas anteriores, las pendientes hacia aguas abajo decaen, más pronunciadamente cuando el gradiente de caudales se incrementa en forma notable. La pendiente de DPSM tiene variaciones (siempre acompañando a las 26 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 Figura 13. Imágenes Landsat TM combinadas, bandas 4-3-2. Superior Izquierda: 226-083 (22/07/1983) y 227-082 (29/07/1983); Superior Derecha: 226-083 (23/08/1992) y 227-082 (14/08/1992); Inferior: 226-083 (08/08/1998) y 227-082 (30/07/1998). caudales. Las pendientes presentes en el tramo DPSM son medianamente uniformes, no parece haber una fuerte dependencia entre las mismas y los caudales, con una dispersión un tanto más amplia en aguas medias-altas. RESULTADOS Para analizar algún tipo de vinculación entre las pendientes limnimétricas que se presentan en los distintos tramos y los caudales sobre el cauce principal, se realiza una gráfica integral que contraste ambos parámetros, Figura 14 siguiente. Las pendientes PSM-R tienen una variación similar a las de R-SN respecto a los caudales, hasta el módulo del río acompañan la tendencia de crecimiento, pero disminuyen cuando se presentan caudales elevados –en especial mayores de 25000 Se puede observar que en aguas medias, las pendientes limnimétricas sobre el cauce principal siguen la misma tendencia de crecimiento que los 27 Análisis de Pendientes Hidrométricas en Grandes Crecidas sobre tramo del Río Paraná m³/s–, dando una variación en forma de V, con pico cercano al módulo. Este comportamiento es más pronunciado para el tramo R-SN, registrándose para caudales altos valores muy bajos de pendientes longitudinales (con bastante diferencia de los del tramo aguas arriba). Figura 14. Gráficas de pendientes longitudinales en los tramos D-PSM, PSM-R y R-SN versus caudales en PSM, para las crecidas de 1982-83; 1992 y 1997-98. Las pendientes longitudinales dependen principalmente de la configuración integral cauce principal-planicie. Cuando los caudales aumentan y son menores a 25000 m³/s (flujo encauzado), se incrementan los tirantes y pendientes en el cauce. En cambio, cuando el caudal aumenta superando dicho valor, el tirante en Rosario crece, pero más rápidamente se incrementa en San Nicolás por el retorno de flujo al cauce principal desde el valle, donde ya no se presenta la separación física neta (albardones) del flujo, causando pendientes longi- tudinales menores. Con caudales máximos, esta situación es más evidente. Un esquema de lo recientemente expresado se presenta en la Tabla 1. Debajo en la Figura 15 se muestra la combinación de dos imágenes satelitales Landsat procesadas digitalmente, para la crecida de 1998, que reflejan las líneas generales de escurrimiento, especialmente sobre el valle, junto a un zoom de la posible zona donde se produce el retorno del flujo desde el valle al cauce principal. Tabla 1. Variaciones en los parámetros más significativos durante una crecida, en la zona de estudio del Río Paraná. Condición de Tirantes Condición de Pendientes longitudinales Q en Cauce Principal en PSM Características del Flujo sobre CP Intercambio de Flujo CP-PI Pto. San Martín Rosario San Nicolás D-PSM PSM-R R-SN < 25000m³/s encauzado NO ↑ ↑ ↑ --- ↑ ↑ > 25000m³/s retorno de flujo desde PI SI ↑ ↑ ↑↑ ↑ ↓ ↓↓ Referencias: CP: Cauce Principal PI: Planicie de Inundación ↑: aumento ↑↑: aumento de mayor incremento ↓: disminución ↓↓: disminución de mayor intensidad ---: sin variación significativa 28 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 Figura 15.- Combinación de Imágenes Landsat TM 227-082 (05/06/1998) y 226-083 (04/05/1998) procesadas digitalmente, para visualización de trayectorias líquidas. Para visualizar en conjunto la relación presente entre caudales, cotas del pelo de agua y pendientes longitudinales sobre el cauce principal, se estudian estos valores de la serie 1970-2007 y se presenta la Figura 16. En la misma se contrastan las pendientes longitudinales PSM-R y los caudales informados por la SSRH en PSM, en función de las cotas del pelo de agua presentes en cada día, en la escala de PSM. Se exponen conjuntamente los valores de aforos disponibles (períodos 1980-1989 y 1993-2007) frente a PSM. cuando las alturas son mayores, la variación llega a ser de 1,5x10-5. De esta comparación se puede concluir que al intentar considerar un caudal sobre el cauce principal, con cierto valor de rugosidad y un tirante, la pendiente longitudinal consecuente –teniendo en cuenta flujo uniforme– sería de un valor determinado, no habiendo en la realidad una relación biunívoca. Esto hace suponer que los cálculos que puedan llegar a realizarse utilizando la ecuación de continuidad y de flujo uniforme, que muy a menudo se supone en corrientes naturales (Chow, 1959), son simplemente estimativas. De acuerdo a lo anteriormente expresado y de lo expuesto en esta gráfica, no se presenta una pendiente claramente definida para un mismo tirante y caudal, de los cuales se ha visto que los aforos responden con bastante aproximación al valor que surge de la curva H-Q definida. Para un valor determinado de altura de agua, las pendientes que se presentan están dentro de un rango aproximado de 1,00x10-5; y En resumen, no puede establecerse una vinculación directa entre caudales y pendientes registradas, dada la dependencia de las condiciones topográficas locales y de la situación hídrica sobre el valle de inundación, que condicionan la descarga del sistema. Además la topografía dependerá del momento en que se 29 Análisis de Pendientes Hidrométricas en Grandes Crecidas sobre tramo del Río Paraná la analice, pues las condiciones antecedentes de ésta influyen en la misma y en el escurrimiento del flujo. se cuenta con mayor cantidad de datos, en el tramo estudiado. No existen registros –ni de lectura de escalas, ni de caudales– fidedignos y de una cantidad significativa sobre los cursos interiores y/o lagunas del valle de inundación. Hay que recordar que este análisis se realiza con los registros existentes sobre el cauce principal, del que Figura 16. Gráficas de pendientes longitudinales en el tramo PSM-R, caudales registrados y aforados en PSM versus cotas del pelo de agua en PSM, período 1970-2007. tiene encauzado en el cauce principal y no establece intercambios francos con el volumen que escurre por el valle, las pendientes mantienen igual tendencia de variación que el caudal, y se aproximan a las pendientes del fondo del curso de agua. CONCLUSIONES Se han analizado los registros de alturas limnimétricas y caudales de un tramo importante del Río Paraná, desde el Km 325 al 533 de la vía navegable. Los registros de las escalas analizadas fueron los de los puertos de: Diamante, Puerto San Martín, Rosario y San Nicolás. Los caudales calculados y aforados corresponden al cauce principal a la altura de Puerto San Martín. Si en cambio, el caudal supera los 25000 m³/s, aguas abajo de Rosario se pueden producir retornos importantes desde el valle al cauce principal, elevando el pelo de agua en mayor proporción aguas abajo, ocasionando pendientes menores que aguas arriba por la situación local en la configuración presente. Cuando los caudales son elevados y de alta permanencia, esta situación es más evidente. Se han contrastado los caudales aforados y los calculados a través de una relación H-Q establecida en el PSM por la SSRH, dando resultados satisfactorios la curva planteada. Las pendientes longitudinales sobre el cauce principal, a partir de los registros en las escalas de los puertos, se encuentran en el rango de 1,60x10-5 a 4,30x10-5 aproximadamente, según el tramo y fecha considerados. De lo analizado se ha visto que las pendientes longitudinales dependen en gran medida de la configuración topográfica integral cauce-planicie y del caudal presente en las crecidas, ya que si éste es en aumento, pero inferior a 25000 m³/s, el flujo se man- Se concluye que los aumentos de caudales no producen necesariamente incremento de tirantes, según sean las pendientes presentes, dependientes de la topográfica y la situación hídrica aguas abajo que condiciona la descarga del sistema, y según también de las condiciones antecedentes. Este estudio es importante para establecer el tipo de relaciones entre alturas y caudales que puede llegar a 30 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 Paraná para el diseño de obra de toma de acueductos”. Congreso Nacional del Agua 2009, Trelew, Chubut, Argentina. Rocca, E.; Vasallo, M. R.; Lopresti, A. (1973) Referencias hidrogeológica del Río Paraná frente a Rosario y su relación con la historia del pótamo. 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(2009) “Estudio estadístico de niveles en el sistema Río Artículo recibido el 10/2010 y aprobado para su publicación el 12/2010. 31 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 TRATAMIENTO DEL FRENTE ABRUPTO DE INFILTRACIÓN PARA EL CASO DE PROFUNDIDAD DE INUNDACIÓN VARIABLE. SOLUCIONES IMPLÍCITA Y EXPLÍCITA Sergio Masuelli(1) y Daniel Barrera(2) (1) Instituto de Altos Estudios Espaciales “Mario Gulich”, CETT/CONAE Ruta C45, Km 8, CP 5187. Falda del Carmen. Córdoba (2) CONICET/Departamento de Ingeniería Agrícola y Uso de la Tierra. Facultad de Agronomía. UBA e-mail: [email protected] RESUMEN La formulación teórica del proceso de infiltración según el modelo de frente abrupto (Green-Ampt) se ha extendido a condiciones de profundidad de anegamiento decreciente en un sistema aislado. Las ecuaciones implícitas obtenidas relacionan la tasa de infiltración y el espesor del anegamiento al tiempo. Mediante la definición de variables adimensionales de profundidad de inundación s y tiempo x se obtuvo la ecuación ds/dx, la cual es función de un único parámetro descriptivo γ, en el cual se combinan todas las variables que caracterizan las condiciones dinámicas iniciales del proceso de infiltración; éste parámetro define la forma de la curva de infiltración dada por la ecuación adimensional hallada. Luego se obtuvo una función paramétrica explícita s(x), la cual depende de un único parámetro a, el cual a su vez es función de γ. Dicho parámetro posee cuatro coeficientes constantes válidos para un rango amplio de propiedades y condiciones del suelo que se observan en la naturaleza. Mediante simulaciones numéricas se demostró que la función paramétrica propuesta genera tasas de infiltración y volúmenes infiltrados similares a los que se obtienen partiendo de la ecuación de Darcy en el esquema de Green-Ampt. Palabras clave: Frente de mojado de Green-Ampt, profundidad de anegamiento variable, variables adimensionales. ABSTRACT The “sharp wetting front” infiltration model has been developed for conditions of decreasing ponding depth in an isolated system. The implicit dimensionless equations obtained relate the infiltration rate and the flooding depth to time. By defining dimensionless variables of flooding depth s and time x the equation ds/dx was obtained, which is a function of only one descriptive parameter γ; in it, all the variables describing the initial dynamic conditions are included. This parameter determines the shape of the curve given by the dimensionless infiltration equation combining the variables s and x. Afterwards a parametric explicit expression s(x) depending on one parameter a has been obtained; a in turn depends on γ and has four generic constant coefficients valid for a wide range of physical soil properties and conditions occurring in nature. By means of numeric simulations using a wide range of values for the soil parameters and different initial flooding depths, it is proved that the proposed explicit parametric function generates similar infiltration rates and cumulative storages to those that are obtained starting from Darcy’s equation in the extended GreenAmpt scheme. Keywords: Green-Ampt wetting front scheme, variable ponding depth, dimensionless variables. 33 Tratamiento del Frente Abrupto de Infiltración para el caso de profundidad de inundación variable cumple sólo si la capa inundante es menor que 1cm. Con estas suposiciones obtuvieron una ecuación implícita del volumen total infiltrado F en función del tiempo; esta ecuación es no lineal en F y debe ser resuelta por aproximaciones sucesivas o por métodos iterativos. En el caso especial de intensidad de lluvia constante, conocida y menor que la tasa potencial de infiltración, lo cual implica que no se ha producido el encharcamiento, se obtiene una ecuación explícita para F que permite calcularla directamente (Smith y Parlange, 1978). INTRODUCCIÓN Las experiencias en laboratorio han comprobado que la infiltración en un suelo no saturado es alta al principio del proceso y luego declina gradualmente con el tiempo. Hay excepciones a este patrón general debidas, por ejemplo, a la rotura de costras en la superficie del terreno o a la disminución de la hidrofobia en algunas clases de suelos; estas situaciones especiales no son tratadas en este trabajo. La tasa de infiltración expresa la velocidad de penetración del agua a través de la superficie del suelo; si ésta se encharca, la infiltración ocurre a su tasa potencial o máxima posible. La mayoría de las ecuaciones de infiltración describen la evolución temporal de dicha tasa. El modelo de Green-Ampt ha sido objeto de gran desarrollo en física del suelo e hidrología debido a su simplicidad y buen desempeño en gran variedad de problemas. Su solución está de acuerdo con el modelo más general de difusión de Richards (1931). Las ecuaciones implícitas en el tiempo para la tasa de infiltración f y su valor acumulado F deben resolverse con un método iterativo, pues las funciones requeridas f(t) y F(t) no están disponibles (Warrick et al., 2005). Salvucci y Entekhabi (1994) obtuvieron, por integración de la ecuación de Darcy y un posterior desarrollo en serie de tiempo y truncado, expresiones explícitas para estas dos variables. Green y Ampt (1911) propusieron un modelo simplificado del proceso de infiltración que contiene una física realista y a la vez permite obtener una solución analítica. Proveyeron así la primera ecuación basada físicamente que describe la infiltración del agua en el suelo. Introdujeron el concepto de “frente abrupto de mojado” como una superficie frontal horizontal que avanza hacia abajo dejando tras de sí una franja de suelo ya mojada, con tenor de humedad uniforme en la vertical y constante en el tiempo, a saturación o a un valor muy cercano a ésta; por debajo del frente el suelo permanece con un tenor volumétrico de humedad uniforme e igual a la humedad inicial θi ; esta El objetivo de este trabajo es obtener una parametrización de la infiltración en el suelo sujeto a anegamiento, que permita generalizar la ecuación de Darcy en el esquema de Green y Ampt para el decrecimiento de la altura de inundación a medida que se infiltra, a partir de cualquier valor inicial. Se trata de obtener una expresión simple y explícita del volumen infiltrado y de la tasa de infiltración en cualquier instante de tiempo, en función del déficit de saturación ∆θ y la conductividad hidráulica del suelo mojado Ke (Van Genuchten, 1980) para distintas condiciones iniciales de anegamiento y humedad y potencial capilar en el suelo. Se profundiza el desarrollo hecho anteriormente (Masuelli y Barrera, 2010). suposición implica que no existe difusión de humedad (Philip, 1957). El frente de mojado es una frontera plana y abrupta donde existe una discontinuidad en el perfil vertical de humedad y de la succión capilar; ésta también permanece constante en el frente de mojado, independientemente de la posición del mismo y del tiempo transcurrido; este esquema da resultados satisfactorios cuando el suelo está inicialmente seco, y en particular en los suelos de textura gruesa, los cuales exhiben un frente de mojado abrupto (Hillel, 1971). Se asume además que en todo el perfil de suelo la porosidad y la conductividad hidráulica son uniformes (MorelSeytoux y Khanji, 1974). DESCRIPCIÓN TEÓRICA DEL PROCESO DE INFILTRACIÓN EN EL ESQUEMA PROPUESTO La cantidad ∆θ, dada por la diferencia (η-θi) entre la porosidad efectiva η y la humedad volumétrica inicial θi, expresa el volumen relativo de poros a ser llenado por agua tras el paso del frente de mojado, a menos de una fracción despreciable correspondiente al volumen remanente de aire, pues el frente de A fin de simplificar el desarrollo teórico, Green y Ampt limitaron su análisis al caso en que la contribución del potencial hidrostático puede despreciarse (Eagleson, 1970); esto ocurre si la capa de anegamiento es mucho menor en valor absoluto que el nivel de potencial capilar, lo cual se 34 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 mojado deja tras de sí pequeñas burbujas de aire atrapadas en la matriz porosa. La conductividad efectiva del suelo mojado Ke también llamada “conductividad hidráulica a re-saturación”, es una fracción de la conductividad K del suelo saturado, debido a que la presencia de tales burbujas retrasa el movimiento del agua. Según Vieux (2004) usualmente se toma Ke=1/2K. Al nivel del potencial capilar en el frente de mojado la denominamos ψf y lo expresamos en cm ya que se trata de unidades de energía por unidad de peso. A su valor con signo positivo lo denominamos nivel de succión. Éste favorece el movimiento del agua hacia abajo, hacia la región del suelo con mayor succión debido a su menor contenido de humedad. 1. Suelo incompresible y homogéneo, lo cual implica que η es constante en el tiempo y uniforme en el perfil. 2. Humedad volumétrica inicial θi uniforme en todo el perfil. El déficit de saturación ∆θ es constante y uniforme. 3. Potencial capilar en el frente de mojado ψf uniforme en todo el perfil y constante en el tiempo. 4. Conductividad hidráulica efectiva del suelo mojado Ke uniforme en la vertical y constante en el tiempo. 5. Al comienzo de la infiltración existen una capa acuosa de altura h0 anegando la superficie y una lámina de suelo mojado contigua a la superficie de espesor infinitesimal, en la cual es válida la ecuación de Darcy, seguida de una franja profunda de suelo no saturado. El esquema también admite la preexistencia de una franja de suelo mojado contigua a la superficie, como si el proceso se hubiera iniciado con anterioridad al instante considerado como inicial. Por simplicidad en la notación, en adelante se utiliza K en lugar de Ke. Se parte del esquema de Green y Ampt para infiltración (Figura 1) en el que se asume que se trata de un suelo inicialmente subsaturado, con las siguientes características: Figura 1. Frente de mojado de Green-Ampt. Partimos de la ecuación de Darcy en forma similar al desarrollo mostrado por Chow et al. (1994) para el cálculo del movimiento dentro de la aproximación de Green-Ampt, considerando los potenciales de presión hidrostática, de gravedad y de capilaridad. Denominamos L al espesor de la capa de suelo saturado detrás del frente de mojado, el cual aumenta hacia abajo, y hacemos el cambio de variable zf = -L. Asimismo, denominamos ψ = -ψf de tal modo que ψ es positivo. De esta manera, la caída de potencial al pasar del nivel z=0 (superficie) al nivel z=-zf (en el frente de mojado) es: ∆h = h + L +ψ Consideramos además que: L(0) = 0, h(0) = h0 ⇒ L = (3) En este último paso hemos asumido, al igual que Green y Ampt, que la profundidad de agua infiltrada (h0 – h) resulta en que una franja de suelo de profundidad L ha incrementado su humedad en la cantidad ∆θ, lo cual implica suponer que no existe escurrimiento lateral (ya sea superficial o subsuperficial) ni evapotranspiración. (1) Si definimos α = 1-∆θ > 0 y reemplazamos en (2) se tiene: Entonces la ecuación de Darcy se expresa: dh ∂h h + L +ψ = −K = −K dt ∂z L h0 − h ∆θ h − α h + (1 − α )ψ dh = −K 0 dt h0 − h (2) 35 (4) Tratamiento del Frente Abrupto de Infiltración para el caso de profundidad de inundación variable Hemos presentado hasta aquí el desarrollo de GreenAmpt que expresa el proceso de infiltración para un frente de mojado abrupto. A continuación proponemos un nuevo tratamiento de la ecuación (4) que a diferencia del método de Green-Ampt no desprecia la capa acuosa. Por el contrario, permite considerar el proceso con una capa inundante decreciente a medida que se infiltra en un sistema aislado, es decir, sin entradas o salidas laterales ni verticales (sin precipitación ni evapotranspiración); ésta es la innovación principal en el esquema que proponemos. h / h0 ∫ 1 x=− x= x= γ= α 1 − ∆θ = χ ∆θ ⋅ψ 1 + h0 t (7) γ −1 γ 1 γ x0 = ∫ 1 ds − 1−γ s h / h0 ∫ 1 ds h / h0 ∫ 1 ds 1 − 1−γ s γ h / h0 ∫ ds 1 2 h / h0 ( (γ − 1) ln (1 − γ s ) − γ s ) 1 γ −1 1− γ s 1− s ln + γ 2 1 − γ γ (9) 1− γ γ 2 ln (1 − γ ) + 1 γ (10) En la Figura 2 se muestran los valores de x0 para todos los valores posibles de γ, es decir entre 0 y 1. Según la ecuación (10) el límite inferior de γ, que corresponde a un suelo inicialmente seco, se corresponde con un valor de x0 igual a 0.5, que es el mínimo tiempo posible en que puede completarse la infiltración. Este valor es igual a la mitad del correspondiente al caso de suelo inicialmente saturado (γ=1). Al combinar las ecuaciones (5), (6) y (7) obtenemos: 1− s ds 1−γ s = − ⇔ dx = −ds dx 1− s 1−γ s h / h0 Esta es la ecuación que se buscaba, pero observamos que no es posible obtener una expresión de s(x) mediante despejes. Antes de buscar una forma paramétrica para dicha expresión, podemos calcular el x para el cual s=0, que corresponde al instante en el cual se acaba el agua en superficie pues toda se ha infiltrado. Llamamos a este valor x0: (6) 1 ds 1 1 −1 = γ 1 − γ s γ h / h0 1 γ −1 h/h ln (1 − γ s ) 1 − s 1 0 γ γ x= Definimos ahora la variable x para adimensionalizar el tiempo, y la variable γ: 1 ∆θ ⋅ψ K ⋅χ ⋅t = K + h h0 h02 0 ∫ Obtenemos finalmente: (5) x= h / h0 Por lo tanto tenemos: Definimos la variable adimensional s=h/h0 que expresa la profundidad de anegamiento h relativa a su valor inicial. De modo similar hacemos β=K / h0 y χ=1+ψ ∆θ / h0 y obtenemos: ds χ −αs = −β dt 1− s s ds = 1−γ s (8) En la ecuación diferencial obtenida, toda la información referida al tipo de suelo y su condición inicial está condensada en la variable γ y en el reescalamiento temporal en x. La variable γ puede tomar valores entre 0 (cuando el potencial capilar es mucho mayor que los otros) y 1 (cuando el suelo está completamente saturado). Integrando la ecuación (8) obtenemos: x=− h / h0 ∫ 1 ds 1− s =− 1−γ s h / h0 ∫ 1 ds + 1−γ s h / h0 ∫ 1 s ds 1−γ s Figura 2. Duración adimensional del proceso de infiltración en función de γ. Resolvemos la segunda integral: 36 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 Analicemos ahora las características funcionales y el significado físico del parámetro γ (ecuación 7). Es conveniente tratar a γ como función de ∆θ y del cociente de potenciales ψ/h0, ya que si éste permanece constante γ es solo función del ∆θ inicial, independientemente de los valores de h0 y ψ. La Figura 3 muestra las isolíneas de γ en el plano h0 vs ψ para dos condiciones iniciales de humedad: un suelo inicialmente muy seco y otro medianamente húmedo; dichas isolíneas son rectas cuya pendiente es función de ∆θ. Cuanto más seco está el suelo más altos son los valores de γ. variación en el valor de γ, es más uniforme en todo el rango de alturas iniciales de la capa inundante cuanto mayor es el valor de succión en el frente de mojado, o sea cuanto más fina es la textura del suelo. Ambas curvas tienden asintóticamente al límite superior (1-∆θ) cuando la profundidad h0 tiende a infinito. En el ejemplo de la Figura 5 dicho valor umbral es igual a 0.58. Figura 4. Isolíneas de γ en el plano ψ/h0 vs ∆θ. Figura 3. Isolíneas de γ en el plano h0 vs ψ para dos condiciones iniciales de humedad: un suelo inicialmente muy seco y otro medianamente húmedo. En la Figura 4 se muestran las isolíneas de γ en el plano ψ/h0 vs ∆θ. Se puede observar que para suelos casi saturados el valor de γ es alto, independientemente del cociente ψ/h0 excepto para valores muy pequeños de éste. En cambio, para suelos secos el valor de γ depende fuertemente de dicho cociente, y solo toma valores mayores que 0.6 para valores del cociente entre potenciales cercanos a la unidad o aún menores, lo cual implica que la capa inicial de inundación debe tener una profundidad apreciable, al menos unos 5 cm en el caso de suelos arenosos y diez veces superior en el caso de arcillas. Figura 5. γ(h0) para un suelo inicialmente muy seco y dos valores de succión típicos de suelos de textura gruesa y fina. Para comprender mejor el significado físico de γ es conveniente modificar la ecuación (7) y escribir: En la Figura 5 se muestra la función γ(h0) para un suelo inicialmente muy seco (∆θ=0.42) y en donde el potencial de succión frontal ψ actúa como parámetro, para dos valores típicos (5 cm y 50 cm) que a ese déficit de saturación tienen los suelos limo-arenoso y arcilloso respectivamente. La γ = 37 h0 (1 − ∆θ ) h0 + ∆θ ⋅ψ = α h0 h0 + ∆θ ⋅ψ (11) Tratamiento del Frente Abrupto de Infiltración para el caso de profundidad de inundación variable En el miembro de la derecha, el numerador es el producto de α –la fracción de volumen de suelo no disponible para infiltración– por h0 –la capa de agua a ser infiltrada–. O sea, el numerador expresa el grado de dificultad para que el proceso se complete. A su vez, el denominador contiene en dos términos las condiciones iniciales que favorecen el movimiento del agua hacia abajo: h0 y psi, los potenciales que junto con el gravitatorio aceleran la infiltración, y la fracción de volumen poroso disponible dt. Cuanto mayores son estos términos, más rápidamente se completa el proceso. En la expresión de γ, tanto un mayor numerador como un menor denominador causan un retardo en completar la infiltración de la capa de agua inundante. Vemos que γ es un número fundamental adimensional que contiene todas las condiciones iniciales extrínsecas que afectan la dinámica del proceso. Es interesante notar que la conductividad hidráulica, condición intrínseca por ser una propiedad del suelo y el agua y que es el otro factor que afecta el proceso, solo está contenido en el tiempo adimensional x. Otro caso de interés es γ ≈ 0, lo cual se verifica cuando el suelo está muy seco y ψ es mucho mayor que h0. Desarrollando la ecuación (9) en el límite para γ tendiendo a cero tenemos: 2 s = 1− 2 x (12) x s( x) = 1 − b Por otra parte, para γ ≈ 1 lo cual corresponde a la saturación, desarrollando el primer término de (9) y tomando de la teoría de límites que el límite cuando x tiende a 0 de (x ln x) es 0, tenemos: x = 1− s ⇔ s = 1− x γ −1 1− γ s 1 ln + (1 − s ) − x γ2 1−γ γ (15) a (16) Es de observar que tanto a como b, los cuales dependerán de γ, son iguales a x0 para sus valores extremos. De este análisis surge como natural que el parámetro b sea directamente igual a x0 que es la raíz de s y por lo tanto proponemos la función de ajuste: (13) x s ( x) = 1 − x0 Para obtener s(x) dado x podemos pensar al problema como uno de optimización; la función y su derivada a las cuales hay que hallarle las raíces para cada x son, a partir de (9): f ( s) = s −1 1−γ s El ajuste más obvio sería usar una combinación lineal de las expresiones (12) y (13), que expresan los comportamientos para valores extremos de γ, asignando a ambos términos coeficientes de peso complementarios; pero hemos preferido la siguiente expresión por una cuestión de simplicidad funcional: 2 ⇔ f '( s ) = Figura 6. s vs x para distintos valores de γ. La recta corresponde a γ =1 (suelo saturado) y la curva de la izquierda a γ =0 (suelo seco). Obtención de una función paramétrica s(x) (1 − s ) γ −1 1 1 γ −1+1−γ s ( −γ ) − = − γ 2 1−γ s γ γ (1 − γ s ) Se ve que para f(s) = 0 los valores en los extremos son (x = 0, s = 1) y (x = x0 , s = 0). Por lo tanto, si se generan N puntos distribuidos convenientemente, podemos para cada punto xi hallar las raíces si de la ecuación (14) mediante iteraciones. Mediante el método de Newton-Raphson se obtuvieron las curvas s(x) para distintos valores de γ (de 0,1 a 1 en intervalos de 0,1) que se muestran en la Figura 6; la recta de pendiente unitaria corresponde a la saturación, o sea γ = 1. SOLUCIÓN EXPLÍCITA DE LA ECUACIÓN DE INFILTRACIÓN x= f '( s ) = a (17) Hemos comprobado que los ajustes son similares a los obtenidos con la combinación lineal mencionada. El parámetro a fue calculado para distintos valores de γ (21 valores entre 0 y 1) y se verificó que, en (14) 38 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 todos los casos y para cualquier valor de x, el error entre la función original derivada de la ecuación (9) y el ajuste propuesto (ecuación 17) fue de un 7% como máximo. Las mayores discrepancias se hallan para los x más grandes, lo que habla muy bien de la calidad del ajuste teniendo en cuenta que para esos valores la función está tendiendo a cero y por lo tanto el error relativo para cualquier ajuste en general es muy difícil de controlar. de h y de su derivada, obtenidas a partir de la ecuación implícita y por la parametrización. Previamente se calcularon los valores de γ según (7), para 3 alturas iniciales distintas y 3 tipos de suelo diferentes. Para los déficit de saturación ∆θ se eligieron los valores dados por Chow et. al. (1994) como porosidad efectiva y la mitad de tal valor para: arena magrosa, marga limosa y arcilla limosa. Los resultados mostraron que γ puede tomar cualquier valor entre 0 y 1 para todos los tipos de suelo dependiendo de sus condiciones iniciales. Dado que, como fuera mencionado, x0 tiene los mismos valores que a en los extremos el ajuste el ajuste se realizó para x0-a para minimizar los errores. Así, el ajuste de a versus γ resulta: a γ + a2 γ 2 a(γ ) = x0 − 1 2 1 + a3 γ + a4 γ En la Tabla 1 se muestran para 5 de los casos anteriores (que notamos con la letra N) y 3 tiempos distintos los valores de h y de su derivada respecto del tiempo, es decir la tasa de infiltración, obtenidos por cálculo directo (ecuación 4) y por la parametrización propuesta. (18) con: a1= 0,05339671 a2=-0,05339299 a3=-1,32447855 a4= 0,34984288 Llamamos cálculo directo a la resolución numérica de la ecuación (9). Los tiempos fueron elegidos de modo de cubrir las tres regiones de s(x), es decir cercano a 0, cercano a x0 e intermedio. Como puede observarse en la Tabla 1 la función paramétrica es muy satisfactoria para suelos y condiciones iniciales tan diversas. Tal como ya se mencionara anteriormente las mayores discrepancias relativas se observan para tiempos grandes, lo cual implica que el espesor de agua remanente sobre la superficie es muy baja. (19) En la Figura 7 se muestra cómo ajusta la parametrización obtenida a los valores de s(x) calculados a partir de (9). El caso que se muestra corresponde a un valor de γ = 0,3029, correspondiente a un suelo tipo arena margosa según la tabla 4.3.1 de Chow et al. (1994), con ∆θ = 0,4; ψ = 6,13cm; y h0 = 2,5cm. Todo el cálculo precedente sirve para calcular la función h(t) para todo tipo de situaciones, pero partiendo de la condición de que no hay una franja saturada en el subsuelo contigua a la superficie. Si éste fuera el caso habría que calcular primero h0, luego s y x correspondientes al tiempo inicial usando la ecuación (9). CONCLUSIONES En el marco del estudio de las transferencias de masa implicadas en el balance hidrológico en la superficie del suelo, se avanzó en la formulación teórica del proceso de infiltración. Se ha logrado extender la formulación teórica del proceso de infiltración en el suelo según el modelo de “frente abrupto de mojado” de Green-Ampt, al caso de profundidad decreciente de la capa de agua que anega el suelo. Esta situación ocurre con cierta frecuencia en las depresiones del terreno luego de una lluvia intensa. En las grandes llanuras, como en el caso de las llanuras pampeana y chaqueña, las depresiones inundadas suelen ser de Figura 7. Descenso de la altura de inundación en función del tiempo hasta que la infiltración se completa, expresado en la forma adimensional s(x). Ajuste para γ=0,3029. Los puntos son valores de s calculados a partir de (9); en línea llena valores obtenidos mediante la función paramétrica. Validación para hidrodinámicas diferentes condiciones Para verificar la bondad de la función propuesta se han comparado para distintas situaciones los valores 39 Tratamiento del Frente Abrupto de Infiltración para el caso de profundidad de inundación variable gran extensión debido a la baja pendiente general del terreno. En estas condiciones, la capa inundante va disminuyendo su profundidad o altura a medida que el agua se infiltra. Tabla 1. Comparación entre las alturas h y la tasa de infiltración para distintos casos (N) según el cálculo directo aplicando Darcy (ecuación 3) y a partir de la parametrización obtenida. Caso 1 1 1 5 5 5 9 9 9 13 13 13 18 18 18 Tiempo [h] 0,00013 0,00065 0,00120 0,01500 0,07500 0,13500 0,84970 4,24840 7,64710 0,00160 0,00800 0,01440 12,3609 61,8046 111,248 h Darcy [mm] 0,69 0,29 0,05 7,15 3,23 0,58 70,7 31,6 5,67 0,68 0,29 0,05 73,0 33,8 6,20 h Param [mm] 0,69 0,29 0,05 7,19 3,18 0,56 71,1 31,2 5,52 0,68 0,29 0,05 73,7 33,1 5,92 Error % 0,04 -0,11 -0,22 0,64 -1,59 -3,36 0,49 -1,28 -2,68 0,01 -0,02 -0,04 0,93 -2,10 -4,47 dh/dt Darcy [mm/h] -2394,7 -1076,3 -805,5 -176,3 -86,6 -69,2 -32,5 -15,6 -12,3 -196,6 -88,0 -65,7 -2,0 -1,0 -0,8 dh/dt Param [mm/h] -2397,9 -1077,0 -804,0 -180,0 -87,5 -67,2 -33,0 -15,7 -12,0 -196,7 -88,0 -65,6 -2,0 -1,0 -0,8 Error % 0,13 0,07 -0,19 2,09 1,07 -2,83 1,64 0,85 -2,26 0,03 0,01 -0,04 2,88 1,47 -3,80 Adicionalmente, la ecuación implícita obtenida x (s) permite derivar el tiempo transcurrido xο hasta que la capa de agua sobre el suelo se infiltra totalmente; en esta ecuación, xο depende sólo del parámetro γ, mostrando la funcionalidad que relaciona ambas variables. Philip (1992) obtuvo una ecuación equivalente pero más compleja en la cual el tiempo que corresponde a xο depende de los cuatro parámetros incluidos en γ y x. El desarrollo teórico presentado constituye un avance significativo con respecto a la ecuación derivada por Philip (1992), la cual está expresada en forma dimensional y depende de los cuatro parámetros trabajados aquí: conductividad hidráulica; succión capilar en el frente de mojado; déficit de humedad volumétrica inicial; y profundidad de anegamiento. En nuestra formulación se describe el mismo proceso con una ecuación adimensional en espacio y tiempo, la cual contiene un único parámetro descriptivo γ que engloba las condiciones dinámicas iniciales. Por otra parte, hemos propuesto una solución paramétrica explícita s(x) para aproximar la solución de la ecuación implícita obtenida que describe el proceso de infiltración. Se ha mostrado que la solución propuesta se ajusta bien a la solución de la ecuación implícita que se obtiene por métodos numéricos, para una gama amplia de valores de los parámetros K, ψ, ∆θ y h0 que cubren las condiciones presentes en la naturaleza. La ecuación obtenida s(x) depende únicamente del parámetro descriptivo γ. Proponemos denominar a γ “parámetro de retardo de la infiltración”. En él se combinan todos los parámetros que caracterizan las condiciones dinámicas iniciales del proceso de infiltración; éste parámetro expresa el grado de dificultad que el proceso de infiltración tendrá para un suelo dado en función de las condiciones iniciales, y define la forma de la curva de infiltración. Además, se ha mostrado el papel clave de las relaciones K/h0 y (ψ ∆θ/h0) para expresar el tiempo como una variable adimensional. A su vez, la conductividad hidráulica K, que caracteriza las propiedades hidráulicas intrínsecas del suelo y el fluido, aparece solamente en la expresión adimensional del tiempo, como un parámetro que caracteriza la expansión o contracción del tiempo adimensionalizado x. De esta forma se demostró que la conductividad hidráulica no tiene influencia en la forma de la curva de infiltración, la cual queda determinada por el parámetro γ. AGRADECIMIENTOS El presente trabajo tuvo el apoyo institucional de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Universidad 40 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 Philip, J.R. 1992. Falling head ponded infiltration. Water Resources Research, 28, 2147-2148. Richards, L. A. 1931. Capillary conduction of liquids through porous mediums. Physics, 1, 318-333. Salvucci, G.D. y Entekhabi, D. 1994. 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Triszcz(1), Luciana Chippano(1), Andrés Gordon(1), Andrés Porta (1-2) y Fernando García Einschlag(3) (1) Laboratorio de Ingeniería Sanitaria, Dpto. de Hidráulica, Facultad de Ingeniería (UNLP). Calle 115 Nº 742 La Plata, Buenos Aires, Argentina. (2) División Química Analítica, Dpto. de Química, Facultad de Ciencias Exactas (UNLP). 47 y 115 La Plata, Buenos Aires, Argentina. (3) Instituto de Investigaciones Fisicoquímica Teóricas y Aplicadas (INIFTA), Dpto. de Química, Facultad de Ciencias Exactas (UNLP). Calle 64 Diag. 113 La Plata, Buenos Aires, Argentina. e-mail: [email protected] RESUMEN La remoción de As en agua puede lograrse mediante el empleo de la técnica hierro cero Valente o ZVI (zero valent iron). El proceso se basa en la oxidación de hierro metálico a especies insolubles de Fe(II) y/o Fe(III), que dependiendo de las condiciones del medio, generan rápidamente mezclas de oxi/hidróxidos de hierro. Estas partículas juegan un papel fundamental en el secuestro del contaminante mediante mecanismos de adsorción y/o co-precipitación. Posteriormente las partículas producidas deben ser removidas de la fase acuosa para restablecer las características higiénico-sanitarias de las aguas. En el presente trabajo se muestran los estudios realizados sobre columnas reactivas destinadas a la remoción del contaminante en forma continua. Palabras clave: ZVI, arsénico, saneamiento ambiental. ABSTRACT Arsenic removal can be achieved by using the zero-valent iron methodology (ZVI). This simple technique is based on the oxidation of metallic iron that yields insoluble species containing Fe(II) and/or Fe(III), mainly oxi/hydroxides. The formed particles play a fundamental role since irreversibly uptake arsenic species through adsorption and/or co-precipitation processes. In order to restore the physicochemical and potability features of the treated water, the formed particles have to be removed from the aqueous phase. The present work shows the results obtained with ZVI-permeable reactive barriers for the removal of the pollutant in continuous systems. Key words: ZVI, arsenic, environmental clean-up. 43 Estudio de Columnas Reactivas para la Remoción de Arsénico Mediante el Empleo de la Técnica ZVI INTRODUCCIÓN El arsénico (As) es un contaminante presente en aguas subterráneas ampliamente distribuido en muchas regiones de nuestro país (Castro de Esperanza y Wong, 2004) donde los niveles superan significativamente los valores recomendables por el Código Alimentario Argentino (CAA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). En particular en la provincia de Buenos Aires varias localidades presentan índices de contaminación de As superiores a los tolerados (Nicolli et al., 1989). Su origen se atribuye principalmente a la presencia de cenizas volcánicas, que fueron transportadas antiguamente desde diferentes zonas por acción eólica hasta su depósito en los suelos. En los últimos años, la técnica denominada “Hierro Cero-Valente” (ZVI, Zero-Valent Iron) ha recibido especial atención como una de las tecnologías innovadoras para la remoción de contaminantes (Matheson y Tratnyek, 1994; Agrawal et al., 2002). Recientemente, se ha encontrado que esta técnica es capaz de remover compuestos arsenicales en aguas (Lackovic et al., 2000; Melitas et al., 2002). Este procedimiento se basa en complejos mecanismos fisicoquímicos de adsorción y/o coprecipitación, íntimamente relacionados con los productos de corrosión generados por la oxidación del hierro metálico (Hug y Leupin, 2003). En las primeras etapas ocurre la oxidación del hierro metálico a Fe(II). Este paso puede ocurrir por las reacciones 1 y 2 que se muestran mas adelante. En presencia de oxígeno disuelto (OD), el hierro en estado ferroso es rápidamente oxidado a la especie Fe(III) mediante la reacción 4. Posteriormente, el Fe(III) generado puede reaccionar con la superficie de ZVI originando Fe(II) mediante la reacción 3 (ésta reacción reviste particular importancia en medios con bajas concentraciones de oxígeno disuelto) o bien formar lentamente fases coloidales debido a la insolubilidad de las especies de Fe(III) para valores de pH entre 5 y 9 típicos de aguas naturales, reacciones 5 y 6. Las especies formadas en las reacciones relevantes mencionadas conllevan a la captación del arsénico mediante la reacción 7. En particular, se ha encontrado que la metodología ZVI es capaz de remover compuestos arseni- 44 cales y presenta una relación eficiencia/costo muy favorable para su empleo en la remediación de aguas de consumo. Estudios previos realizados en condiciones batch han mostrado que la presencia de OD, la superficie de Fe-metálico expuesta y la presencia de sales en la matriz acuosa son las variables que mayor influencia presentan en la cinética de producción del agente precipitante (Triszcz et al., 2009). Fe(0) + 2 H2O → Fe(II) + H2 + 2 HO- (1) Fe(0) + H2O + ½ O2 → Fe(II) + 2 HO- (2) Fe(0) + 2 Fe(III) → 3 Fe(II) (3) Fe(II) + ½ H2O + ¼ O2 → Fe(III) + HO- (4) Fe(III) + 3 H2O → Fe(HO)3 + 3 H+ (5) Fe(II) + CO32-/HO- → Pptados ferrosos (6) As(III/V) + ≡FeOH → ≡FeOH.As(III/V) (7) Teniendo en cuenta que en el rango de valores de pH estudiados la oxidación de Fe(II) a Fe(III) mediada por OD es relativamente rápida para las escalas de tiempo analizadas, puede considerarse que la etapa limitante del proceso de formación del agente precipitante es la representada por las reacciones 1 y 2. Por lo tanto, las dependencias observadas para la velocidad de oxidación, con la superficie de contacto de Fe0 y con la conductividad de las aguas empleadas, estarían directamente relacionadas con el proceso heterogéneo inicial de corrosión electroquímica. Sin embargo, la gran mayoría de los estudios realizados en sistemas continuos se ha enfocado solamente en el análisis de las concentraciones de As en el efluente de las columnas sin mencionar el efecto de su presencia cuando se evalúa el desempeño de las mismas. El objetivo del presente trabajo ha sido mostrar que la presencia de diferentes especies de As (As(III) o As(V)) influyen sobre la tasa de corrosión del material de ZVI. Desde el punto de vista operacional (prototipo, planta de tratamiento) es un factor que debe tenerse en cuenta cuando se evalúen parámetros de diseño. CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 METODOLOGIA Materiales Las aguas empleadas en los diferentes ensayos fueron caracterizadas según medidas de pH, conductividad, turbidez, cloruros, dureza, alcalinidad, sulfatos, fluoruros, amonio, nitratos, nitritos, hierro, arsénico, sodio y potasio (datos no mostrados). Como material de ZVI de partida se ha seleccionado lana de acero comercial (área específica = 2.02 ± 0.09 m2/g), sin tratamiento previo. Soluciones stock de As(V) y As(III) de 1 mg/ml fueron preparadas, respectivamente, por disolución directa de Na2HAsO4 (Merck) y As2O3 (Fluka) en medio alcalino. Evaluación en escala de laboratorio de la actividad de las barreras permeables activas Estos experimentos se realizaron a 17±1 ºC usando tubos de vidrios rellenos con lana de acero. Los parámetros monitoreados fueron: pH, OD y potencial de oxido-reducción (ORP). En todos los casos la lectura de los parámetros se realizó para diferentes caudales de alimentación y luego de la estabilización del sistema de monitoreo. Análisis de las etapas de remoción de As en un prototipo a escala piloto Estos ensayos fueron realizados empleando la columna descripta anteriormente y acoplando a la salida de la misma un dispositivo de filtración para eliminar partículas en suspensión (Figura 1) (Triszcz et al., 2008a). Las medidas se extendieron por espacio de 3 semanas realizando 2 muestreos diarios para la cuantificación de pH de salida, Fe(III)-Total y As-Total. Se realizaron ajustes periódicos del caudal mediante operaciones de purga una vez por día. Con el objeto de evaluar la eficiencia del proceso se realizaron análisis fisicoquímicos completos sobre el agua del tanque de alimentación y el agua tratada colectada en el tanque de almacenamiento. Análisis La metodología empleada consistió en analizar los perfiles de Fe(III)-Total y As-Total mediante determinaciones colorimétricas. Los perfiles de Fe(III)-Total fueron cuantificados empleando KSCN (6M) en medio ácido y midiendo absorción a λ = 540 nm (Oliveros et al., 2004) mediante el empleo de un espectrofotómetro (ChromTech UV-1800). Para la determinación de As-Total se utilizó el método espectrofotométrico 45 de Gutzeit (Standard Methods for the Examination of Waste and Wastewater, 1998) basado en la reducción de As(V/III) a un compuesto volátil: arsina (AsH3), que posteriormente reacciona con el compuesto dietilditiocarbamato de plata (DDC) formando un producto coloreado que se cuantifica por fotometría a λ = 530 nm. Asimismo, se utilizaron tiras reactivas (Merckoquant®) para monitorear la carga de As en las distintas etapas del proceso. Los parámetros pH, conductividad, ORP y OD se obtuvieron por potenciometría. Agua a tratar Material Activo (ZVI = Fe0) Corrosión Generación [Fe(III)] Sedimentación Filtración Agua Tratada Adsorción & Co-precipitación Figura 1. Esquema del montaje empleado para el tratamiento de aguas arsenicales. RESULTADOS Estudios preliminares, realizados en nuestro laboratorio y en condiciones batch, mostraron que en presencia de aire se obtienen velocidades de corrosión y porcentajes de remoción del contaminante significativamente mayores que en su ausencia (Triszcz et al., 2007a y 2007b). Este hecho puede justificarse debido a que la presencia de OD aumenta las velocidades asociadas a las reacciones (2, 4, 5 y 7). Asimismo, los perfiles de pH, ORP y Fe(III)Total evaluados en ausencia o en presencia de (As(III) o As(V)) muestran una disminución del ORP y un aumento del pH asociados a la formación de Fe(II) y HO-. Por otra parte se observó que el incremento en las concentraciones iniciales de As(III) o As(V) incide sobre la velocidad de corrosión del ZVI (Triszcz et al., 2008b). Debido a la complejidad de las dependencias encontradas en estos ensayos, actualmente se están realizando estudios complementarios con el objeto de esclarecer el efecto de la concentración inicial de arsénico sobre el desempeño de la técnica. Estudio de Columnas Reactivas para la Remoción de Arsénico Mediante el Empleo de la Técnica ZVI Puede observarse que, para bajos caudales, la concentración de oxígeno disuelto a la salida de la columna es despreciable. Asimismo se observan altos valores de pH y bajos potenciales redox. Este comportamiento está relacionado con la formación de cantidades importantes de iones Fe(II) y HO- debidos a la corrosión del ZVI que permanecen en solución debido a la baja tasa de producción de Fe(III) en ausencia de oxígeno disuelto. 4 Oxígeno Disuelto (ppm) Con el fin de evaluar el impacto del contaminante, empleando As(III) o As(V) ambos de concentración 700 ppb, sobre el comportamiento de las barreras reactivas se realizaron ensayos en ausencia de As y en presencia. En estos ensayos se analizó la evolución de los parámetros pH, OD y ORP para diferentes caudales de trabajo. Los perfiles obtenidos, empleando una masa de ZVI de 20 g, se muestran en las Figuras 3a, 3b y 3c, respectivamente. Por otro lado, a medida que se incrementa el caudal de trabajo, está claro que la concentración de OD, el pH y el ORP tienden a sus valores de entrada. Sin embargo, se observan diferencias significativas en los perfiles obtenidos en presencia de As. En particular, los perfiles obtenidos en presencia de As(III) evidencian una inhibición importante de la actividad de las columnas respecto a lo observado en ausencia del contaminante. 3 2 1 0 0 50 100 150 200 250 300 350 Q (mL/min) Figura 3a. Monitoreo del OD para diferentes caudales. (●) Sin arsénico, (▼) As(III) = 700 ppb, (■) As(V) = 700 ppb. 8.5 Libre de Arsénico Presencia de As(III) Presencia de As(V) 8.0 pH Estudios de actividad de las barreras permeables reactivas El análisis del comportamiento de las columnas rellenas con ZVI muestran claramente que la masa de hierro metálico empleada y el caudal de trabajo son variables que influyen notablemente en la concentración de OD en el efluente (Figura 2). Puede observarse una clara disminución del oxígeno disuelto a la salida de la columna a medida que se reincrementa la carga de material activo en la columna. Asimismo, el análisis de las curvas obtenidas para diferentes caudales de trabajo muestra una dependencia más pronunciada de la concentración de oxígeno disuelto en el efluente para bajos tiempos de residencia en la columna (altos caudales de trabajo). 7.5 6 Q= 10 mL/min Q= 25 mL/min Q= 100 mL/min Q= 330 mL/min 5 7.0 O D (ppm ) 4 0 3 50 100 150 200 250 300 350 Q (ml/min) Figura 3b. Monitoreo del pH para diferentes caudales. (●) Sin arsénico, (▼) As(III) = 700 ppb, (■) As(V) = 700 ppb. 2 1 0 10 15 20 25 30 35 40 ZVI (g) Figura 2. Oxígeno disuelto en el efluente en función de la masa de ZVI para diferentes caudales de trabajo. 46 Asimismo, puede observarse (Figuras 3b y 3c) un caudal crítico cercano a 50 mL/min donde existe un drástico comportamiento cuando se analiza el pH y ORP hecho directamente relacionado con la presencia de las diferentes especies del contaminante. CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 total en el efluente del sistema. -100 Cabe destacar que durante los ensayos realizados se encontraron variaciones en el caudal debidas a la obstrucción parcial de la salida de la columna como consecuencia la acumulación de partículas de óxidos de hierro. Por este motivo, se realizaron ajustes regulares del caudal para estandarizar el monitoreo del sistema. ORP (mV) -200 -300 -400 -500 0 50 100 150 200 250 300 350 Q (mL/min) Figura 3c. Monitoreo del ORP para diferentes caudales. (●) Sin arsénico, (▼) As(III) = 700 ppb, (■) As(V) = 700 ppb. 100 Los resultados de las Figuras 4a y 4b muestran que pequeñas fluctuaciones en las concentraciones de hierro a la salida de la columna no afectan la eficiencia de remoción del contaminante por parte del prototipo completo ya que las concentraciones totales de As en el tanque de almacenamiento siempre se mantuvieron debajo del límite máximo recomendado por la OMS y el CAA (10 ppb). Caudales Cabe destacar que las concentraciones de As-Total encontradas en el efluentes guardan relación inversa con las concentraciones de Fe(III)-Total a la salida de la columna. Sin embargo, mediante estos estudios pudo verificarse que el contaminante presente en fase acuosa pudo ser removido exitosamente a pesar de las complicaciones operativas por taponamiento de la columna. Caudal (L/día) 80 60 40 20 0 0 5 10 15 CONCLUSIONES 20 Tiempo (días) Figura 4a. Fluctuaciones del caudal en función del tiempo de operación, (caudal medio aprox. 40 L/día). 7.5 25 [As]Total (Efluente) 6.0 20 4.5 15 3.0 10 1.5 5 0.0 [As]Total (ppb) [Fe(III)] Total (ppm) [Fe(III)]T Salida de la Columna Los estudios realizados en nuestro laboratorio sobre sistemas continuos muestran una buena correlación con resultados previos realizados en sistemas batch y confirman que la presencia de oxígeno disuelto, la superficie de Fe-metálico expuesta y la conductividad de la matriz acuosa son las variables que mayor influencia presentan en la cinética de producción del agente precipitante (Triszcz et al., 2009). En el presente trabajo hemos verificado que las velocidades de corrosión del hierro cero valente en sistemas continuos dependen significativamente de la presencia de As en las aguas a tratar. 0 0 5 10 15 20 Tiempo (días) Fig. 4b. Perfiles de [Fe(III)-Total] a la salida de la columna y de [As-Total] en el efluente. Pruebas de remoción de As En la etapa final del trabajo se evaluó el desempeño de un prototipo completo para la remoción de As mediante el análisis del contenido de Fe(III)Total a la salida de la columna y de la concentración de As- 47 En condiciones de déficit relativo de oxígeno en el interior de la columna la proporción de Fe(III) en el efluente disminuye debido a una menor contribución de la reacción 4 y a una mayor contribución de la reacción 3. Por otra parte, aunque el mecanismo de inhibición de la corrosión por la presencia de especies de As aun no ha sido esclarecido, los resultados muestran una fuerte interacción entre especies de hierro y de arsénico cuyos efectos sobre la corrosión Estudio de Columnas Reactivas para la Remoción de Arsénico Mediante el Empleo de la Técnica ZVI del ZVI y la remoción de As deben ser considerados en el diseño de técnicas de tratamiento eficientes. Los resultados obtenidos en las pruebas de remoción a mediano plazo sugieren la factibilidad de implementación de sistemas continuos basados en ZVI para la remediación de aguas contaminadas con As. En particular, la lana de acero comercial presenta ventajas respecto de otras fuentes de hierro metálico debido a su bajo costo, amplia disponibilidad y a su importante relación área/volumen. AGRADECIMIENTOS Los autores agradecen a la Universidad Nacional de La Plata, quien financió la presente investigación. FSGE y AP son miembros de la carrera de investigador del CONICET y CIC PBA, respectivamente. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Agrawal, A.; Ferguson, W. J. y Gardner, B. O. 2002. Effect of carbonate species on the kinetics of dechlorination of 1,1,1-trichloroethane by zero-valent iron. Environ. Sci. Technol. (36): 4326-4333. Castro de Esperanza, M. L. y Wong, M. 2004. Remoción de arsénico a nivel domiciliario, HDT – CEPISNO74:http://www.cepis.opsoms.org/bvsair/ e/hdt/hdt74.pdf. Hug, S. 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S. 2008b. Corrosión de hierro cerovalente en presencia de concentraciones crecientes de As. XXVII Congreso Argentino de Química, Tucumán, Argentina. Triszcz, J. M.; Porta, A. y García Einschlag, F. S. 2009. Effect of operating conditions on iron corrosion rates in zero-valent iron systems for arsenic removal. Chem. Eng. J., (150):431-439. Articulo recibido el 12/2010 y aprobado para su publicación el 03/2011. CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 INTEGRACIÓN DE CUENCAS DE DRENAJE EN ÁREAS DE LLANURA DURANTE LA ÚLTIMA CENTURIA. EL CASO DEL ARROYO LAS LAJAS, CÓRDOBA, ARGENTINA Nelso Doffo; Susana Degiovanni y Mónica Villegas Dpto. de Geología - Fac. Cs. Exac. Fco.-Qcas. y Nat. - Universidad Nacional de Río Cuarto - Ruta Nac. 36 Km. 601 / (CP X5804BYA). Río Cuarto, Córdoba, Argentina. [email protected] RESUMEN En la última centuria, la integración de cuencas serranas con otras de llanura tuvo fuertes implicancias ambientales. En este trabajo se analiza la evolución morfohidrológica del arroyo Las Lajas (procesos-causastendencias), utilizando indicadores morfológicos-morfométricos del canal y valle, extraídos de cartografía de diferentes años y relevamiento actual. A principios del siglo XX, el arroyo, con nacientes serrana, semipermanente, descargaba en una depresión periserrana, integrándose al arroyo Santa Catalina durante la década del 50. Por retroceso y coalescencia de cabeceras de canales efímeros y discontinuos, evolucionó de régimen semipermanente-endorreico, con predominio de inundación-sedimentación, a permanente-exorreico (régimen dominante) donde prevalece la erosión-transporte. La migración de cabeceras se asocia a ciclos húmedos (1953-1968, 1972-actualidad) y canalizaciones. La longitud de canal, profundidad del valle, desbordes y cabeceras de retroceso, resultaron indicadores sensibles de los procesos de ajuste. Las obras de mitigación controlan los procesos naturales, reduciendo el peligro de erosión y estabilizando el canal. Palabras clave: arroyos, integración, evolución. ABSTRACT Integration between mountain and plain basins had strong environmental consequences in the last century. This paper analyses morphohydrological evolution of Las Lajas stream (processes-cause-tendency) by using morphological and morphometric indicators for channel and valley obtained from old cartography and present surveys. In early XX century, the stream began in the mountains, was semipermanent, and ended in a depressed area. In 50´s decade, it joined Santa Catalina stream, by backward erosion and coalescence of multiple headcuts of ephemeral and discontinuous courses. The stream evolved from semipermanent and endoreic regime with flooding-sedimentation processes to permanent-exoreic regime with transport processes. Headcuts migrations are related to humid periods (1953-1968, 1972- present time) and channelizations. Channel length, valley depth, flooding, and backward headcuts were most sensitive indicators. Control structures control adjustment process by stabilizing the stream and reducing erosion hazard. Keywords: stream, integration, evolution. 49 Integración de Cuencas de Drenaje en Áreas de Llanura durante la Última Centuria. El Caso del Arroyo Las Lajas, Córdoba, Argentina (540 km2), afluente del arroyo Santa Catalina, que desagua en los Bañados del Tigre Muerto (Figura 1). INTRODUCCIÓN Es conocida la respuesta que manifiestan los sistemas naturales a cambios ambientales, ya sean naturales o antrópicos. Entre ellos, los sistemas fluviales, principalmente los canales aluviales, suelen experimentar diferentes procesos de ajuste debido a modificaciones en sus variables de control, como caudal, cantidad y tipo de sedimentos y gradiente. Estas alteraciones inciden sobre la geometría de la sección transversal, perfil longitudinal y patrón del canal, por lo que estos parámetros morfológicos resultan diagnósticos de cambios en la dinámica del canal (erosión o agradación). El modo con que un canal responde a cambios en sus variables de control no es uniforme y depende de su sensibilidad, concebida por Downs y Gregory (1993) como la relación entre fuerzas de perturbación versus fuerzas de resistencia. Así, se pueden diferenciar tramos con distinto comportamiento morfodinámico y consecuentemente diferentes grados de estabilidad. (Schumm, 1969, 1977, 2005; Gregory, 2006; Macklin y Lewin, 2008). El clima de la región es Mesotermal SubhúmedoHúmedo, con temperaturas medias del orden de 16,5 ºC y precipitaciones medias anuales que varían desde 939,4 mm, en proximidades de las sierras a 856,3 mm hacia el SE, en todos los casos concentradas en primavera-verano (75-80 %). Las precipitaciones muestran una tendencia lineal de carácter ascendente desde el año 1972, muy marcada a partir de 1998 (hasta 200 mm de incremento - Doffo, 2007) y una alternancia de ciclos húmedos y secos temporalmente coincidentes en varias series (Vollenwaider – Moldes - Ea. Las Rosas – Tomaselli - Meinero). Entre los húmedos se destacan los períodos comprendidos entre los años 1912-1933, 1953-1968, 1972-actualidad y, entre los secos, 18961911, 1934-1954 y 1969-1971 (Doffo y Bonorino, 2008; Degiovanni et al, 2009). El arroyo Las Lajas (Figura 1) desarrolla su cuenca alta sobre rocas de basamento ígneo-metamórfico precámbrico a paleozoico inferior del extremo meridional de las Sierras de Comechingones (Sas. Pampeanas), mientras que en su cuenca media y baja drena secuencias cuaternarias de la Llanura Pampeana, con diferente grado de diagénesis. En el sector pedemontano, el relieve es fuertemente ondulado debido a la presencia de bloques de basamento cercanos a la superficie apenas cubiertos por depósitos de antiguas bajadas y materiales loessoides. Hacia el Este, se reconoce una llanura fluvio-eólica, con paleocanales cubiertos por depósitos eólicos holocenos que, transicionalmente, se interdigita con la planicie eólica pampeana, caracterizada por mantos loéssicos y formas medanosas con distinto grado de disipación y actividad (Doffo, 2007). El área presenta una tectónica de bloques asociados a fallas regionales, entre los que se destacan la depresión del arroyo Chico y el alto Santa Catalina-Golf, los cuales controlan la morfodinámica de este curso (Figura 1) y la depresión de La Olla con menor expresión topográfica. Varias de estas estructuras tienen probada actividad neotectónica y sísmica reciente, como la falla de las Lagunas (Sagripanti, 2006), que se reconoce en el tramo medio de la cuenca. En el Sur de la provincia de Córdoba son numerosas las contribuciones que abordan distintos aspectos morfodinámicos de los cursos de la región, todos ellos en vías de ajuste, y los problemas ambientales que de ellos se derivan (Blarasin et al., 1994; Degiovanni et. al., 2005; Degiovanni, 2008). En particular, los ajustes experimentados por el arroyo Las Lajas, durante la segunda mitad del siglo XX, han traído consecuencias nocivas para la infraestructura instalada, al destruir dos puentes carreteros y uno ferroviario, aislar importantes sectores rurales, sepultar con sedimentos suelos productivos en su cuenca baja y contribuir a la colmatación de la depresión de Tigre Muerto, área receptora de carácter regional (Doffo, 2007). Los cambios operados presentan una marcada variabilidad en espacio y tiempo, dependiendo no sólo de la posición en la cuenca, sino del contexto geológicogeomorfológico, régimen climático y actividades humanas. En este trabajo se trata de reconstruir la evolución morfohidrológica y la integración de la red de drenaje de la cuenca del arroyo Las Lajas durante la última centuria y caracterizar los procesos de ajuste, sus causas y tendencias. En su recorrido (aproximadamente 100 km) este curso salva un desnivel de 850 m (cota 1250-400 m.s.n.m), de los cuales, 400 m corresponden al tramo extraserrano (60 km) donde exhibe un gradiente promedio de 0,6% e importantes variantes morfológicas en su faja fluvial extraserrana. Características generales del área de estudio El área de estudio se sitúa en el Dpto. Río Cuarto, al Sudeste de la provincia de Córdoba, y comprende el tramo extraserrano de la cuenca del arroyo Las Lajas 50 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 Figura 1. Mapas de ubicación y geomorfológico de la cuenca del Aº Las Lajas, Provincia de Córdoba. Doffo (2007) describe un canal sinuoso, areno gravoso, con tendencia a la agradación hasta el salto La Carolina (14 m), frente de retroceso que señala el inicio de un tramo muy incidido (hasta 20 m), con un nivel de terraza, canal de variada sinuosidad y sección transversal que desarrolla una importante llanura de inundación en un valle profundo, donde son muy relevantes los procesos de evolución de laderas, gravitatorios e hídricos. Aguas abajo, en la depresión del arroyo Chico, la faja fluvial se estrecha y se reduce sólo al canal exhibiendo un único frente de retroceso activo (2 m). El último tramo (sector bloque Santa Catalina-Golf) corresponde a un canal meándriforme que divaga en un valle evolucionado con 3 niveles de terrazas presumiblemente sintectónicas (Doffo y Bonorino, 2006). Hidrología superficial El arroyo Las Lajas, de orden 5, es el único colector y sólo recibe al arroyo Chico en la depresión homónima. Posee régimen permanente en cuenca alta, temporario en la zona periserrana y nuevamente permanente en cuenca media y baja. El sector serrano comprende solamente el 8% del área drenada, no obstante define el carácter torrencial que caracteriza a este curso, que evacua caudales mínimos de 0,2-1 m3 /s y alcanza, en crecidas estivales extraordinarias, valores superiores a los 150 m3 /s. Los eventos de mayor efectividad geomorfológica fueron las crecidas de 1912, 1918, 1928, 1979, 1983, 1985, (Degiovanni, 2008). 51 Integración de Cuencas de Drenaje en Áreas de Llanura durante la Última Centuria. El Caso del Arroyo Las Lajas, Córdoba, Argentina mapa hidrográfico y mapa catastral de la provincia de Córdoba elaborados por Brackebusch (1883), Ríos y Achaval (1906) y Dirección Provincial de Catastro (1924), respectivamente; hojas topográficas del Instituto Geográfico Militar escala 1:250.000 (1953) y 1:50.000 (1963); fotografías aéreas a diversas escalas correspondientes a los años 1963, 1970, 1989 e imágenes satelitales en soporte digital de diferentes años. Intervenciones humanas Todo el sector extraserrano forma parte del agroecosistema pampeano el cual, en los pasados 50 años, ha experimentado importantes cambios en el uso del suelo (mecanización-monocultivo-siembra directa) cuya consecuencia es el aumento en la escorrentía superficial (Becker, 2006), con marcada incidencia en el régimen hidrológico del arroyo. Siguiendo la expansión de la frontera agrícola e incremento del cultivo de soja, se realizaron intervenciones directas en el curso que alteraron su morfología (longitud de canal, pendiente, sección transversal), sedimentológicos (disponibilidad de material) e hidrológicos (caudal por trasvases). Entre las de mayor impacto se destacan: Los parámetros seleccionados son medidos, utilizando metodología convencional, en 4 tramos de canal, los cuales fueron definidos con criterio geológico y morfohidrológico tomando como punto de partida la cartografía de fines de siglo XIX. Las características de los mismos se detallan más adelante. 1- Canalización del área de desbordes del arroyo Las Lajas en la depresión del arroyo Chico, a mediados de la década del ’50, hacia el arroyo homónimo y finalmente hacia el Santa Catalina. Para la misma época y por razones similares comenzó el drenaje artificial de los Bañados del Tigre Muerto, nivel de base regional. La profundización del canal surgió de la comparación de las cotas del canal extraídas de las hojas topográficas (escala 1:50.000, IGM, 1963) con las obtenidas con GPS referencial en 2003 (Doffo, 2007). El análisis de los mecanismos de extensión e integración de canales se apoyó en los criterios de Bull (1997) para canales efímeros y discontinuos, análogos a cursos profundos y perennes de Packard (1974). 2- Canalización del arroyo Chico hacia el arroyo Las Lajas, en sector puente ruta Nac. 35, por la obstrucción que se generara por la crecida de este último en 1979 y recanalización 4 km aguas arriba en el 2005, por severos problemas erosivos. EVOLUCIÓN MORFOHIDROLÓGICA 3- Control de cabecera de retroceso en salto La Carolina obra inaugurada en 2008, esta intervención no se efectuó en el frente natural, sino en una traza de bypass al curso original. Análisis de los procesos involucrados Se definieron 4 sectores de la actual cuenca (Figura 2) para efectuar el seguimiento de los indicadores seleccionados (Tabla 1). 4- La puesta en funcionamiento (2007) de la Presa Las Lajas situada en el sector serrano, regula los caudales provenientes de la cuenca alta. 1) Sector planicie fluvio eólica, entre el sector serrano y la depresión tectónica de La Olla (antigua zona de descarga). Régimen semipermanente dominante. 2) Tramos de canal discontinuos, localizados en paleocanales de la planicie fluvio-eólica, que se extienden desde la depresión de la Olla hasta la del Chico. Régimen efímero. 3) El sistema de drenaje en la depresión del arroyo Chico. Régimen permanente. 4) Tramo que discurre por el bloque de Santa Catalina-Golf, de régimen permanente. METODOLOGIA Para alcanzar los objetivos propuestos se analiza la variabilidad de diferentes aspectos del canal, como: longitud, diseño en planta, sinuosidad, ancho, profundidad, presencia de cabeceras de retroceso y algunos rasgos del valle, entre ellos, dimensiones, desbordes, áreas sedimentadas, llanura de inundación, niveles de terrazas, etc., a partir de documentación cartográfica y fotografías aéreas de diferentes años, complementando con relevamiento de campo en los últimos años. Se utilizaron: el plano general, Finalmente se relacionan los cambios morfológicos e hidrológicos observados con las variables de control (naturales y antrópicas) y se establecen las tendencias de cambios. 52 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 Figura 2. Comparación de distintos estadios evolutivos para los cuatro tramos definidos en el Arroyo Las Lajas entre 1883 y 2010. Tabla 1. Variabilidad de los indicadores morfohidrológicos entre 1883-2010, para cada tramo de canal. Sector de la cuenca Indicadores morfohidrológicos Longitud (km) Años 1883-1924 1963 1970 1989 2010 18 15 Variable 2-7 Poco profundo 15 Variable 2-7 Más profundo 1 - tramo final 14,2 Variable 2-7 Más profundo 1 - tramo final 14,2 Variable 2-7 Más profundo S =1,10 S = 1,10 S = 1,17 S = 1,13 1-Tercio superior Importantes, finales del tramo Permanentetemporario 1-Tercio superior Moderados sector medio Permanentetemporario 1-Tramo completo Confinados a espiras de meandros Permanentetemporario 1-Tramo completo Confinados a espiras de meandros Permanentetemporario Cuenca serrana –media alta Ancho (m) Profundidad de valle (m) Cabeceras de retroceso Diseño de canalSinuosidad (S) Terrazas Desbordes-derrames Régimen Canal bien definido (Cañada de la Paja, Cañada de Las Lajas) con zona de descarga en la depresión de La Olla Permanentetemporario - 53 - Integración de Cuencas de Drenaje en Áreas de Llanura durante la Última Centuria. El Caso del Arroyo Las Lajas, Córdoba, Argentina Tabla 1. Variabilidad de los indicadores morfohidrológicos entre 1883-2010, para cada tramo de canal (continuación). Sector de la cuenca Indicadores morfohidrológicos Años 1883-1924 Longitud (km) Sector medio Ancho medio canal (m) Profundidad de valle (m) Cabeceras de retroceso Diseño de canal Terrazas Desbordes-derrames Bajos inundables, parcialmente conectados, que desaguaban en eventos importantes en la depresión del Chico Sector Alto Estructural Santa Catalina Sector Depresión del arroyo Chico Régimen Dominante 1963 1970 1989 2010 13 (tramo con canal) 15,5 (tramo con canal) 36,30 (tramo casi completo) 37,30 (tramo completo) 8 -12 8 -16 7 -16 8 -16 6 extremos 3 centro 7 extremos 3 centro 5 4 15-22 (tramo completo) 1 (16 m) S = 1,18 1 15-22 (tramo completo) 1 (16 m) S = 1,20 1 - - Secuencia frentes retroceso-canal recto-derrames entrelazado Efímerotemporario Secuencia de tramos agradacióndegradación Efímerotemporario Permanente Permanente 14 (incremento por canalización) 18 (extensión aguas arriba) 18 (desconexión Aº Chico, 1979) 18 (conexión artificial Aº Chico, 2007) Ancho medio canal (m) 5-7 5-7 5-7 5-7 Profund. de valle (m) 3-5 6 6 - No 1,01 - Permanente 8,6 6 -7 profundo 1,01 Moderada área Permanente 8,6 6 -7 > profund 1-(2,5 m), tramo final 1,05 Sólo en 1979 Permanente 8,6 6 -7 > profund - - - - 1,40 2 en espiras de meandro Permanente 1,40 2 en espiras de meandro Permanente 1,40 2 en espiras de meandro Permanente 1,38 2 en espiras de meandro Permanente Longitud (km) Cabeceras de retroceso Sinuosidad (S) Terrazas Desbordes–derrames Régimen Longitud (km) Ancho med canal (m) Profun de valle Cabeceras de retroceso Diseño de canal (S) Terrazas 11 (estimado de cartografía antigua) Aº Corralito (ant. a Las Lajas) que confluye en el arroyo Santa Catalina Desbordes–derrames Régimen Permanente Extensa área En el primer sector los cambios fueron mínimos (Figura 2) tanto en el diseño en planta como sección transversal del canal y sólo se ha registrado un proceso de incisión moderado a partir de mediados de la década del ’60, que implicó la progresiva desaparición de los sectores de desbordes (Figura 2c). El régimen hidrológico se mantiene semipermanente por lo que el tramo preserva su 15 (tercio sup. e inferior) 1 - desplazó 1,5 km ag.arr. 1,08 Permanente 8,5 6 -7 > profund carácter agradacional, sólo algo más confinado al canal y llanura de inundación, ambientes estabilizados por una abundante vegetación ribereña. La longitud de canal con estas características se redujo a expensas de la migración de ondas de erosión remontante, desde la depresión de la Olla hasta el frente de retroceso del salto La Carolina (Figuras 2c y d). 54 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 El sector intermedio es el de mayor variabilidad. La sucesión de canales discontinuos y efímeros precedidos por cinco frentes de retroceso de altura intermedia (Figura 2b), evolucionó por medio de coalescencia de estas cabeceras (Bull, 1997; Figura 3), a un único canal profundizado (10 a 15 m) y sinuoso (1,20), donde desaparecieron, a excepción de un reducido sector, los canales someros y las áreas de derrames asociadas. Este proceso de incisión, muy marcado ya en las fotografías de 1989 (Figura 2c), generó un valle profundo, con barrancas de hasta 22 m, cuya evolución (caídas, vuelcos, sufusión y erosión hídrica), constituyen una nueva e importante fuente de sedimentos y promueven procesos de agradación y posterior estabilización de las márgenes del valle. Otra consecuencia relevante de la profundización es la extensión aguas arriba del régimen permanente por aporte freático (Figuras 2c y d), lo cual promueve el desarrollo de vegetación en márgenes y llanura de inundación, aumentando la rugosidad hidráulica y promoviendo la agradación en la llanura de inundación. Tras el paso de la onda de retroceso mayor el canal incrementó su sinuosidad levemente, se generó un nivel de terraza y en la actualidad discurre en un valle ensanchado con marcada estabilidad morfológica. ceso, con algunos cambios de ritmo, continúa en la actualidad, ya que la desconexión por aluvionamiento con el arroyo Chico en 1979 y posterior canalización, nunca implicó cambios en el nivel de referencia del arroyo Santa Catalina. La sinuosidad se mantiene baja (1,01; 1,05 y 1,08) y el segmento de canal cambió de somero, dominado por desbordes y sedimentación, a un canal moderadamente profundizado, confinando los episodios de crecidas a la faja fluvial (Figuras 2c y d). ANÁLISIS DE LAS CAUSAS Confrontando la magnitud y distribución espaciotemporal de los procesos de integración analizados, con las variaciones climáticas registradas en el siglo pasado y las intervenciones humanas en la red de drenaje que se llevaron a cabo durante ese período, revela notoriamente que los cambios morfohidrológicos descriptos se vinculan fundamentalmente a modificaciones del perfil longitudinal (conexiones por canalizaciones), como el incremento de caudal. Las intervenciones antrópicas en las áreas de interfluvios y, fundamentalmente, las directas en el curso han iniciado y/o potenciado los procesos de ajuste en el sistema fluvial. Las sucesivas alteraciones de la cota del lecho y del nivel de base en la depresión del arroyo Chico y Tigre Muerto, sumadas a conexiones menores en la antigua Cañada de la Paja, han incrementado el gradiente del perfil longitudinal y disparado ondas de erosión retrocedente. Relaciones entre potencia y resistencia de canal Pendien te prom ed io de fondo El aumento del caudal está marcadamente relacionado a ciclos húmedos donde las precipitaciones, muy superiores a la media, generan importantes excesos hídricos y un marcado ascenso del nivel freático. Los períodos húmedos 1953-1968 y 1972actualidad son los más relevantes por la magnitud de los cambios asociados. El primero de ellos, debido a la magnitud de las áreas afectadas por desbordes, motivó la conexión artificial con el arroyo Chico-Santa Catalina y el segundo, especialmente las crecidas de 1979, 1983 y 1985, ocasionó la máxima tasa de incisión y erosión retrocedente de la centuria, provocando los mayores cambios morfo-hidrológicos. de v alle Puntos de intersección Figura 3. Diagrama en planta y perfil longitudinal de secuencia de patrones de canal efímeros y discontinuos (Bull, 1997). En la depresión del arroyo Chico, la dinámica del canal manifiesta cambios muy importantes, ya que este sector pasó de ambiente receptor de sedimentos a uno con dominio de transporte. Los sucesivos ciclos de desbordes y sedimentación provenientes de la integración hidrológica en eventos de tormentas importantes de la cuenca de Las Lajas (naciente serrana) con la Cañada de la Paja (Figura 2a) y posterior canalización (década del 50) con el arroyo Chico-Santa Catalina, aceleró la migración de una onda de erosión retrocedente (Figura 2b). Este pro- A pesar que la región registra actividad tectónica cuaternaria (Sagripanti, 2006), esta no resulta relevante para explicar los procesos de ajuste detectados, no obstante condiciona el carácter y localización de los procesos fluviales (depresión del arroyo Chico y bloque Santa Catalina-Golf). 55 Integración de Cuencas de Drenaje en Áreas de Llanura durante la Última Centuria. El Caso del Arroyo Las Lajas, Córdoba, Argentina longitud de canal, caudal líquido y sólido y morfología del canal. Tendencias de cambio Si bien el arroyo Las Lajas es un curso en vías de ajuste, con dos cabeceras de retroceso activas localizadas en cuenca media y baja, es posible señalar diferentes grados de peligro de incisión, inestabilidad de laderas y posterior divagación. No obstante, dos obras mitigan esta tendencia. La más importante es la presa Las Lajas, que actúa como reguladora de caudales de crecida y disminuye marcadamente la amenaza, ya que los eventos de mayor peligrosidad se asocian a crecidas generadas por lluvias serranas. En segundo término, la realización de una obra de control de erosión en la cabecera de retroceso mayor, situada próxima al paraje La Carolina, también disminuye la susceptibilidad del sitio y por lo tanto la peligrosidad. La efectividad de esta obra está reforzada por la construcción de la presa Las Lajas, ya que la cabecera natural (15 m) está desprotegida y si la derivación del canal fuera superada en un evento de crecida importante ésta se activaría. No se esperan mayores cambios en el Sector 1. La extensión del canal se efectuó por crecimiento aguas abajo y erosión retrocedente de canales discontinuos localizados en bajos, correspondientes a paleocanales del Pleistoceno. Las tasas de retroceso son variables, no sólo en función del caudal, sino de la litología. Los indicadores morfométricos que mejor describen el proceso son la profundidad del valle, los rasgos de desbordes y las cabeceras de retroceso, mientras que la sinuosidad exhibe una escasa variabilidad, en algunos tramos por variaciones mínimas en los factores de control (Sector 1) y en otros, por permanecer los canales aún desajustados (Sector 3). El proceso de ajuste natural está controlado por obras de mitigación por lo que el peligro de erosión está muy atenuado y se observa una tendencia a la estabilización de las condiciones actuales. Se supone que el frente de retroceso situado aguas arriba de la Ruta 35, continúe activo ya que el arroyo Las Lajas tiene un área de aporte considerable en la zona de llanura, pero por su escasa magnitud (2 m) se le asigna baja peligrosidad (Sector 3). Por su parte, no son esperables nuevas ondas de incisión a partir del arroyo Santa Catalina, ya que desde 2004, está en operación la Presa Tigre Muerto en su zona de descarga, por lo que en el Sector 4 no se prevén mayores cambios. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Brackebuch, L. 1883. Plano general de la provincia de Córdoba. Ed. Dpto. Topográfico de la provincia de Córdoba. Becker, A. 2006. 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Degiovanni, S., Villegas M. y Doffo N. 2005. Monitoreo del comportamiento del río Cuarto en un tramo del curso medio sometido a fuerte presión antrópica. Aguas superficiales y subterráneas en el Los sectores de valle ya ajustados del Sector 2, presentan un grado de estabilidad elevado, los taludes están evolucionados y se ha desarrollado una extensa llanura de inundación. CONCLUSIONES Aunque no fueron analizados en este trabajo, hay antecedentes (Doffo, 2007) que indican que la red serrana no presenta mayores cambios, a pesar de existir registros de incisión en la última centuria. En contraposición, para el mismo período, las modificaciones son muy notorias en el área de llanura, en respuesta principalmente a variaciones en el régimen de precipitaciones y actividad humana. Como resultado dos cuencas de drenaje (Las Lajas-Cañada de la Paja y Corralito-Arroyo Chico) se integraron en una cuenca única, incrementando área drenada, 56 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 Gregory, K.J. 2006. The human role in changing river channels. Geomorphology, 79(3-4): 172-191. Macklin, M. y Lewin, J. 2008. Alluvial responses to the changing Earth system. Journal of Earth surface processes and landforms. (p 1374-1395) Published Online: Jul 25 2008 5:24AM. Packard, F. 1974. The Hidraulic Geometry of a Discontiuous Ephemral Stream on a Bajada near Tucson, Arizona. Univ. Arizona, Ph.D. Thesis. En Komar, 1989. Floods: Hydrological, Sedimentological and Geomorphogical Implications. Edited by Beven and P. Carling. John Wiley & Sons. Ríos, J. y Achaval, F. 1906. Mapa Hidrográfico, cuenca superior de los ríos Tercero y Cuarto. En Geografía de la provincia de Córdoba. Gobierno de la provincia de Córdoba. Sagripanti, G. 2006. 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Artículo recibido el 12/2010 y aprobado para su publicación el 03/2011. 57 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 DESEMPEÑO DE UN MICROSIMULADOR DE LLUVIA PORTÁTIL PARA ESTUDIOS HIDROLÓGICOS Juan F. Weber, Héctor I. Paoli, Laureana Apestegui Laboratorio de Hidráulica, Departamento de Ingeniería Civil, Facultad Regional Córdoba, Universidad Tecnológica Nacional. Maestro M. López esq. Cruz Roja Argentina. Ciudad Universitaria-CP(X5016ZAA). Córdoba – Argentina. e-mail: [email protected] RESUMEN En este trabajo se presenta un microsimulador de lluvia portátil íntegramente diseñado, construido y calibrado en el Laboratorio de Hidráulica (UTN Facultad Regional Córdoba). Este equipo, que es completamente desarmable y define una parcela de ensayo de 1 m², tiene como finalidad la medición in situ de diversos parámetros hidrológicos. El conjunto de formadores de gotas, construido con 289 agujas hipodérmicas (diámetro 0.8 mm), se alimenta de una batea con carga variable (entre 10 y 20 cm), que permite intensidades entre los 65 y 120 mm/h, la altura de caída es de 1.85 m y su diámetro medio de 5.2 mm. Si bien se contaba con una estimación inicial de la relación buscada, fue necesario una calibración sobre el prototipo para tener en cuenta las condiciones reales de operación. Las mediciones fueron realizadas utilizando 5 pluviómetros distribuidos en la parcela de estudio, con 10 observaciones por carga, para un total de 7 cargas, lo que totalizó un universo de 350 datos experimentales. Luego de un cuidadoso análisis estadístico, fue posible ajustar una curva potencial entre carga e intensidad, con una incertidumbre de ±3 mm/h, aproximándose en un 86% los valores teóricos esperados. Los primeros ensayos de campo realizados muestran resultados satisfactorios, en comparación con la técnica del infiltrómetro de doble anillo utilizada hasta el presente en este Laboratorio. Palabras clave: infiltración, mediciones hidrologicas, simuladores de lluvia. ABSTRACT This work presents a portable rainfall micro-simulator entirely designed, constructed and calibrated in the Hydraulics Laboratory (UTN Facultad Regional Córdoba). This apparatus is completely disassembled and defines a test plot of 1 m². It aims at the in situ measurement of various hydrological parameters. All the drop-formers, built with 289 needles (diameter 0.8 mm), feeding on a tray with variable hydraulic head h (10 to 20 cm), which allows intensities i between 65 and 120 mm/h. Fall height of drops is 1.85 m, and its average diameter of 5.2 mm. Although there were initial estimates of the i-h relationship, a calibration was needed on the prototype to reflect actual operating conditions. Measurements were made using 5 raingauges distributed in the test plot, with 10 observations per hydraulic head, for a total of 7 heads, which amounted 350 experimental data. After careful statistical analysis it was possible to fit a potential curve between head and intensity, with an uncertainty of ±3 mm/hour, about 86% to the theoretical values expected. First in-situ experimental observations were successful, compared with double-ring infiltrometer technique widely used in this Laboratory. Keywords: infiltration, hydrologic measurements, rainfall simulators. 59 Desempeño de un Microsimulador de Lluvia Portátil para Estudios Hidrológicos que tratan de simular la lluvia natural (Pla Sentis, 1981; Rostagno y Garayzar, 1995). El mayor de estos problemas recae sobre la reproducción de gotas que se asemejen a las de una lluvia natural. INTRODUCCION Uno de los procesos hidrológicos de importancia en la modelación de eventos hidrológicos es la infiltración. La determinación in situ de los parámetros de un modelo de infiltración, se puede realizar a través de dos tipos de mediciones: las globales, que plantean un balance a nivel de cuenca, lo cual exige disponer de instrumental espacialmente distribuido en la misma y las puntuales, en las cuales se estiman parámetros en sitios específicos. Entre estas últimas se cuentan los ensayos del infiltrómetro de doble anillo y los microsimuladores de lluvia. Los simuladores de lluvia son instrumentos de investigación diseñados para aplicar agua de forma similar a los episodios tormentosos naturales. Son útiles para obtener datos de erosión, infiltración, escorrentía superficial y transporte de sedimentos. No obstante, las características de la lluvia natural deben ser simuladas de forma adecuada, los datos obtenidos deben ser analizados cuidadosamente y se debe efectuar una buena interpretación de los resultados para obtener información fiable en las condiciones para las que ha sido aplicable la lluvia (Benito et al., 2001). En el ámbito del Laboratorio de Hidráulica, Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional Córdoba (UTN-FRC), se han llevado a cabo numerosas mediciones a través del dispositivo conocido como infiltrómetro de doble anillo (Weber et al., 2005). En este trabajo se presentan las características del microsimulador de lluvia desarrollado en el ámbito del Laboratorio de Hidráulica, UTN-FRC, en el marco de un Proyecto de Investigación y Desarrollo. Est equipo servirá para la determinación in situ de parámetros hidrológicos tales como infiltración, intercepción vegetal, producción de sedimentos, etc. Este ensayo tiene la ventaja de ser de fácil implementación, pero presenta tres limitaciones importantes, a saber: i) el ensayo es de carácter puntual, esto es, el área involucrada es muy pequeña y por lo tanto los errores en la extrapolación a superficies del orden de magnitud de una cuenca son muy importantes; ii) el ensayo está limitado a la condición de encharcamiento superficial permanente, lo cual limita la aplicabilidad de los parámetros a calibrar y iii) el dispositivo no representa fielmente la entrada hidrológica del sistema, esto es, la precipitación, dado que lo que se hace es mantener una lámina de agua constante en la superficie del suelo. EL SIMULADOR DE LLUVIA Se describe a continuación el proceso seguido en el diseño y construcción del equipo bajo análisis. Para mayor detalle, se puede consultar la referencia (Weber et al., 2009). Antecedentes locales Uno de los antecedentes que más se consideró a la hora de diseñar el simulador de lluvia fue el precedente local de un instrumento diseñado por Irurtia y Mon (1994); a partir de un modelo de Kamphorst (1987). El microsimulador de lluvia tiene la ventaja de reproducir con más fidelidad el fenómeno de la precipitación. Numerosos autores (Marelli, 1989) muestran la importancia del impacto de las gotas en la microcapa superior del suelo en el balance hídrico, además del efecto evidente sobre la erosión superficial. Este microsimulador de lluvia fue luego modificado por Aoki y Sereno (1999) y se encuentra actualmente en uso en la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Córdoba. En su forma básica el microsimulador es un prisma cuadrado de 1.5 m de altura y de 0.25 m de base. La estructura es de hierro en ángulo, que sostiene las paredes de acrílico transparente que actúan como rompeviento. El peso total del aparato es de 8 kg. En la parte superior se apoya sobre una caja porta gotero de acrílico, en cuya base se encuentran 49 tubos plásticos formadores de gotas. Esta caja tiene una Por otra parte, en este tipo de dispositivos es posible simular una precipitación de intensidad variable en el tiempo, incluso una precipitación discontinua. La necesidad de reproducir bajo condiciones controladas los efectos de la precipitación, y en especial el impacto de las gotas de lluvia sobre las propiedades físicas del suelo superficial, y las consecuencias que ello provoca en la infiltración, escorrentía y erosión, condujeron desde hace años al desarrollo de diferentes mecanismos e instrumentos 60 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 alimentación de agua, proveniente de un reservorio colocado en una de las aristas de la estructura. El reservorio está graduado en milímetros de lámina de agua aplicados en la microparcela, para simplificar la lectura durante la medición. excesivos en relación a los objetivos para los cuales fue diseñado el simulador. i (mm/h) Formadores de gotas El formador utilizado se compone de una aguja hipodérmica introducida en tubo rígido, el cual se obtiene de cortar su propio estuche, al ras de dicha aguja (Figura 1). Los formadores ensayados correspondieron a un mismo diámetro de la aguja, 0.8 mm y tres longitudes diferentes: 25.4 mm, 38.1 mm, 50.8 mm, las que corresponden a 1, 1 ½ y 2 pulgadas respectivamente. 2 1,8 1,6 1,4 1,2 1 0,8 0,6 0,4 0,2 0 F1 F2 F3 1 10 h (cm) 100 Figura 2. Intensidad de lluvia por formador – resultados experimentales. El simulador de lluvia El equipo (Figuras 3 y 4) consta básicamente de una estructura metálica, de caño de acero de sección cuadrada, formando un prisma cuadrado de 2 m de altura y 1 m de lado. Este prisma se forma a través de cuatro columnas y cerrado por medio de cortinas rompevientos. Las columnas sostienen el sistema de alimentación de agua que esta compuesto por dos tanques, uno de alimentación solamente y el otro de alimentación y regulación de intensidad. Figura 1. Formadores de gotas analizados. Se realizó una serie de mediciones de laboratorio para determinar el comportamiento hidráulico de estos formadores (Paoli y Rojas, 2006). En base a esta información se decidió colocar un total de 289 formadores, distribuidos en 17 filas por 17 columnas y separados a una distancia de 5.30 cm entre ejes, cubriendo de esta manera cada formador un área aproximada de 28.10 cm² sobre la base de una batea de 96 cm x 96 cm de lado. El tipo de formador seleccionado fue el Nº 3, correspondiente a la aguja de 2 pulgadas, ya que fue el que presentó las menores intensidades (Figura 2). Esta elección se basó en que las intensidades logradas con los formadores más cortos y con un número de 289 formadores alcanzaron, para el formador Nº 1, i = 167 mm/h y para el formador Nº 2, i = 149 mm/h, valores que se consideraron Figura 3. Simulador de lluvia – vista axonométrica. La regulación de la intensidad se produce a través de un flotante (Achutegui et al., 1996). Debajo del sistema de alimentación de agua se encuentra la 61 Desempeño de un Microsimulador de Lluvia Portátil para Estudios Hidrológicos batea con los 289 formadores de gota, que producen la lluvia simulada. La base de este prisma esta constituida por un marco cuadrado de hierro, de 1 m de lado y 0.10 m de altura, con vertederos en sus cuatro lados y canales para el transporte del agua escurrida. Este marco de hierro, en su posición de trabajo es clavado en el suelo, constituyendo así las paredes límites de la parcela de medición (Figura 4). El peso total del equipo armado es de 110.60 Kg, el peso del fluido puede llegar hasta los 100 Kg. - el sistema de lluvia simulada: consta de la batea con los 289 formadores de gota, los cuales pueden ser reemplazados inmediatamente ante cualquier desperfecto en campaña. - el sistema de puesta en régimen: conformado por una bandeja intermedia, cuya finalidad es evitar que durante el periodo de puesta en régimen del sistema (del orden de 15 minutos) se altere el contenido de humedad inicial del suelo (Figura 5). - la parcela de medición y sistema de recolección del escurrimiento superficial: la parcela de medición queda definida por el marco de hierro hincado (Figura 6), que posee salidas laterales por donde fluye el escurrimiento superficial, que es capturado por canales y conducido finalmente a los vasos de medición. Las partes componentes del microsimulador de lluvia son: - la estructura metálica: constituida por columnas, vigas tipo 1 (rigidización estructural) y tipo 2 (soporte para los tanques de alimentación), conjunto tensor y mamparas rompeviento. Las partes metálicas se hallan unidas entre sí por bulones y tuercas permitiendo así el rápido montaje y desmontaje de la estructura. Montaje y desmontaje del equipo Una vez finalizada la construcción del simulador, se realizó una experiencia de campo (denominada Ensayo 0) con el objeto de poner a punto el armado, operación y desarmado del equipo. En este Ensayo 0 se detectaron algunas deficiencias en el equipo que fueron subsanadas y además se midieron los tiempos de armado, puesta en régimen y desarmado, como así también el consumo de agua, valores de fundamental importancia para la planificación de futuras mediciones en campaña. - el sistema de alimentación: conformado por los tanques alimentador 1 (reserva) y alimentador 2 (generación de carga), filtro de agua y conjunto flotante. Figura 5. Puesta en régimen del simulador de lluvia. Se indican a continuación en forma sucinta los pasos necesarios para el montaje y desmontaje del simulador de lluvia: Figura 4. Simulador de lluvia en campaña. 62 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 Montaje: − Preparación del Terreno − Instalación de la parcela de medición y nivelación de la misma (Figura 6). − Sellado de los bordes de la parcela de medición − Colocación de columnas − Instalación de batea con formadores de gota (Figura 7). − Colocación de vigas tipo Nº1 y tipo Nº2 − Ajuste de bulones y fijación de la estructura − Colocación de ángulos guías y de bandeja intermedia − Instalación de tanques alimentadores Nº1 y Nº2 − Conexión de mangueras y accesorios − Conexión del filtro de agua (Figura 8). − Colocación de los canales de transporte de agua − Colocación de los puntos de medición − Colocación de mamparas rompevientos y tensores (Figura 4). Desmontaje: − Desconexión de mangueras y sacado del filtro − Remoción de tensores, mamparas rompevientos, y ángulos guías − Desajuste parcial de los bulones de la estructura − Retiro de vigas tipo Nº1 y tipo Nº2 − Retiro de la batea con formadores de gotas − Retiro de columnas − Extracción de la parcela de medición Figura 7. Estructura armada, con batea y bandeja instaladas. Figura 8. Tanques de alimentación y filtro de agua. Funcionamiento Una vez montado el equipo en el terreno se está en condiciones de comenzar el ensayo, lo cual se realizará en los siguientes pasos. Figura 6. Parcela de medición instalada en campaña. 63 Desempeño de un Microsimulador de Lluvia Portátil para Estudios Hidrológicos Tareas Preliminares Tareas de Medición − Llenado de tanques: en primer lugar, se debe llenar con agua el tanque alimentador Nº1, habiendo controlado antes que todas las válvulas de conexión se encuentren cerradas. − Posicionamiento del flotante: se tendrá en cuenta con qué intensidad de lluvia se quiere realizar el ensayo y luego se posicionará la regla graduada con la que cuenta el conjunto flotante. − Apertura de válvula de conexión entre tanques alimentadores: se abre la válvula que conecta los tanques alimentadores y se espera a que el flotante cierre el paso de agua. Con esto, se asegura un volumen de agua suficiente como para abrir las válvulas de conexión entre tanque alimentador Nº2 y batea, lo que facilitará la purga completa del sistema. Cabe destacar que durante este proceso se irá recargando el tanque alimentador Nº1. Será necesario contar con por lo menos dos probetas graduadas en cada punto de medición. En la planilla correspondiente se escribirán las sucesivas hora inicial y final que tarda en llenarse un volumen fijo seleccionado para los vasos graduados. Acumulando los volúmenes en ambos vasos se obtiene el escurrimiento superficial acumulado, por diferenciación con respecto al tiempo se obtiene la tasa de escurrimiento superficial, por diferencia con la intensidad simulada, finalmente, la tasa de infiltración. − − − − TAREAS DE CALIBRACIÓN La calibración del simulador de lluvia tuvo los siguientes objetivos principales (Paoli, 2009): Apertura de válvulas entre tanque alimentador Nº2 y batea: se comienza con la apertura de las válvulas que conectan estas dos partes componentes del simulador de lluvia. Regulación de la carga: mientras la batea se va cargando de agua se controla el piezómetro de ésta, el cual se encuentra graduado con una escala en centímetros. Cuando se llegue a la carga elegida se regula el paso de agua a través del conjunto flotante, con la regla deslizable dispuesta para tal fin, hasta obtener que la misma no sufra variaciones importantes. Verificación de funcionamiento de los formadores de gota: antes de extraer la bandeja y dar por comenzado el ensayo se debe verificar que todos los goteros se encuentren funcionando correctamente, siendo los problemas típicos las obstrucciones debido a burbujas y la formación de gotas de pequeño tamaño. − Verificar que la intensidad de lluvia sea homogénea en toda el área precipitada. − Estudiar el comportamiento general del equipo. − Determinar una curva de intensidad de lluvia para cada altura de carga sobre los formadores de gotas, junto a un intervalo de incerteza y su probabilidad de ocurrencia. − Determinar la escala de apreciación del instrumento. − Comparar las intensidades de lluvia reales obtenidas con el simulador de lluvia, con las estimadas para los 289 goteros que componen el equipo. Materiales Para determinar la homogeneidad e intensidad media de lluvia se utilizaron cinco probetas graduadas de 1000 ml, con divisiones de 10 ml cada una. En su parte superior se añadió un embudo de 32 cm de diámetro exterior y 31 cm de diámetro interior (Figura 9). Extracción de bandeja intermedia: por último, si la carga en el piezómetro se mantuvo constante durante 10 o 15 minutos y si se han verificado y corregido todos los formadores de gotas, ya se puede proceder a retirar la bandeja intermedia. Este conjunto probeta–embudo, al que de ahora en más se denominará pluviómetro, justifica sus características en la capacidad de captar un número 64 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 representativo de gotas, con un área pequeña para la medición del volumen de agua precipitada, reduciendo de ese modo el error de apreciación en los volúmenes. datos para cada carga analizada. Esto representa un total de 350 datos obtenidos. Procedimiento de ensayo Los cinco pluviómetros se ubicaron dispuestos como lo indica la Figura 10, uno en cada esquina y el último en el centro, para lograr cubrir la mayor parte del área precipitada. Esta posición teórica se replanteó en laboratorio por medio de una plomada. Los pluviómetros recibieron las denominaciones AB, BC, CD, DA y el último de éstos correspondiente a la posición central fue llamado CENTRO. Figura 10. Distribución de pluviómetros Se midió el tiempo que tardó en llenarse un volumen fijo de 850 ml en cada pluviómetro para las diferentes cargas sobre formadores estudiadas. Estas fueron 11 cm, 13 cm, 15 cm, 17.5 cm, 20 cm, 22.5 cm y 25 cm. Es importante destacar que durante los ensayos también se filmó la variación de la presión dentro de la batea con formadores de gotas. Para ello, se utilizó una cámara digital que registró la variación de nivel en el piezómetro. Análisis preliminar de la información Con el volumen fijo en las probetas (V = 850 ml), el diámetro del embudo (D = 31 cm) y el tiempo de llenado, se calculó la intensidad de la precipitación: i= V At (1) siendo A el área de la boca del embudo. Se analizó la estacionariedad de la intensidad generada para carga constante, obteniéndose gráficas como la de la Figura 12 (en el ejemplo para h = 25 cm), graficando la intensidad de lluvia registrada en función del tiempo acumulado de ensayo. Se puede apreciar que en el pluviómetro BC se obtuvieron intensidades levemente superiores a las medidas en los restantes, presentándose este comportamiento para todas las cargas excepto la de 13 cm en donde las intensidades son similares para todos los pluviómetros y la de 15 cm en donde el pluviómetro AB produjo intensidades menores al resto. Figura 9. Pluviómetro utilizado para la calibración. Por otro lado, se graficaron los histogramas de intensidades obtenidas para cada carga, obteniéndose representaciones como la Figura 13 (nuevamente como ejemplo, para h = 25 cm). Puede observarse un sesgo importante que impide asumir una distribución de probabilidades normal. Este Cada uno de los puntos fue medido simultáneamente durante un funcionamiento continuo del simulador de lluvia de aproximadamente 2 hs por ensayo (Figura 11), obteniéndose de esta manera diez datos por pluviómetro y una muestra total de cincuenta 65 Desempeño de un Microsimulador de Lluvia Portátil para Estudios Hidrológicos comportamiento se repitió para todas las cargas, con coeficientes de asimetría entre -0.68 y 0.81. Si bien en principio podría suponerse que el pluviómetro BC está produciendo resultados anómalos y por tanto no debería considerarse parte de una muestra homogénea de datos, se puede demostrar estadísticamente que la eliminación sin más de los datos recogidos en el pluviómetro BC no puede corregir la dispersión producida por el ingreso de alguna porción de formador (por más o por menos) en el área de captación de los pluviómetros cuando se consideran la totalidad de los datos. En efecto, se realizó una comparación entre los datos obtenidos para cada carga considerando el pluviómetro BC y prescindiendo del mismo. Se utilizó la prueba t de Student aplicada a dos muestras independientes. De esta forma fue posible comprobar si existen o no diferencias entre ambos tratamientos de datos. La hipótesis nula (H0), se formuló tomando a la media como parámetro de comparación para ambos casos considerados. Así, si el p-valor obtenido es menor a 0.05 se concluye que existen diferencias entre los datos con el pluviómetro BC y sin tener en cuenta los valores del mismo. Figura 11. Simulador de lluvia durante la calibración. Intensidad por Pluviómetro vs Tiempo Carga 25 cm 135 En primer lugar se obtuvieron los p-valor para cada carga en particular y se encontraron diferencias solamente en los casos correspondientes a las cargas 25 cm y 22.5 cm (Tabla 1). Intensidad (mm/h) 130 Tabla 1. Resultados prueba t de Student. 125 120 115 AB BC CD DA CENTRO 110 carga (cm) p-valor 105 25.0 0.0251 100 22.5 0.0376 20.0 0.0559 17.5 0.1338 15.0 0.7107 13.0 0.3375 11.0 0.1742 0 500 1000 1500 2000 2500 3000 3500 Tiempo (seg) Figura 12. Intensidad en los pluviómetros – h = 25 cm. Incluso, se adimensionalizaron los valores de cada serie en función de su media, generando de ese modo una única serie adimensional de 350 valores, para la cual también el histograma generado presentó una asimetría de 0.21 (Figura 14). Luego tomando la totalidad de los datos (350) y comparándolos con los 280 finales (después de la eliminación de los datos de BC) se obtuvo un pvalor igual a 0.5024, con lo que se podría inferir que ambos tratamientos pueden considerarse equivalentes ya que no es estadísticamente discernible la diferencia. A partir de estos resultados se pudo establecer un intervalo de incerteza (alrededor de los valores medios) del orden de ±9 mm/h. Surgió entonces la necesidad de conocer qué fracción de esta incerteza fue debida al error asociado al propio simulador y cuál debida al procedimiento de medición utilizado. 66 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 del nivel en el piezómetro), las cuales provocan (a partir de la aplicación de la relación teórica de la Figura 2) los valores y rangos de intensidad indicados en la Tabla 2, los que caen por debajo de ±3 mm/h. Estas oscilaciones tendrían como principal causa el sistema de alimentación discontinuo a través de flotante. Histograma Carga 25 cm 18 16 14 Frecuencia 12 10 8 6 4 131 - 134 128 - 131 125 - 128 122 - 125 119 - 122 116 - 119 113 - 116 110 - 113 0 Diferencia esperada en la medicicón 2 Intensidades (mm/h) Figura 13. Histograma de intensidades – h = 25 cm. 19 17 15 13 11 9 7 5 5 7 9 11 13 15 17 19 Rango de datos medidos Figura 15. Errores de posicionamiento y rangos observados. En base a lo anterior, se asumió que el intervalo ± 3 mm/h es un rango adecuado de incerteza y por tanto los errores que cayeron por fuera de él deben ser asociados a los errores propios de los instrumentos y procedimientos de calibración utilizados y no al propio simulador. Por tanto, se procedió a eliminar de la serie aquellos valores atípicos fuera del intervalo de incerteza indicado, reduciendo de este modo el conjunto de 350 a 323 datos. Se considera que dicha reducción no es significativa y que aún se conserva una cantidad suficiente de información experimental que respalda el ajuste de una curva de calibración. Figura 14. Histograma de intensidades adimensionales. Análisis final de la información Pudo detectarse que un error en el posicionamiento de los pluviómetros (Figura 10) de ±5 mm provoca una variación en el número de formadores de gota captados entre 23 y 25 (Paoli, 2009). A partir de las intensidades teóricas sobre un formador (Figura 2) se obtuvieron diferencias de intensidad entre 7 mm/h (para h = 11 cm) y 13 mm/h (para h = 25 cm) de considerar 23 a 25 formadores. Si se analizan los rangos de intensidades medidas para las mismas cargas, de 8.3 mm/h y 19.2 mm/h respectivamente, puede detectarse la correlación representada en la Figura 15. En éstas puede observarse que el punto correspondiente a una carga h = 25 cm es un valor anómalo en la serie ya que cae fuera del intervalo de incerteza asumido en ±3 mm/h (graficado con líneas de trazos en la Figura 15). Tabla 2. Variación en intensidad (mm/h) debida a oscilaciones de carga. Variación de carga h (mm) - 5 mm + 5 mm Este intervalo de incertidumbre puede justificarse además, considerando una variación hipotética de la carga en la batea de ±5 mm (compatible con las observaciones realizadas a través de filmaciones 11.0 -2.54 2.53 13.0 -2.50 2.49 15.0 -2.46 2.45 17.5 -2.40 2.39 20.0 -2.35 2.34 22.5 -2.30 2.29 25.0 -2.25 2.24 Realizada esta eliminación de datos atípicos, se volvió a representar un histograma de intensidades 67 Desempeño de un Microsimulador de Lluvia Portátil para Estudios Hidrológicos estandarizadas (equivalente al de la Figura 14) obteniéndose la Figura 16. 122 Intensidad (mm/h) 120 Puede apreciarse que la distribución de probabilidades se acerca mucho más a la distribución normal (coeficiente de asimetría 0.13). Incluso, si se vuelve a representar la información de la Figura 15, se observa que ahora todos los valores caen dentro del intervalo de incerteza establecido (Figura 17). 118 AB BC CD DA CENTRO 3 mm/h -3 mm/h 116 114 112 110 0 500 2000 2500 3000 3500 Tiempo (seg) Como ejemplo, se muestra la intensidad registrada en los pluviómetros en función el tiempo, para la carga h = 25 cm, generada a partir de la serie reducida (Figura 18). En esta gráfica, equivalente a la Figura 12, ya no se observa un comportamiento diferenciado de algún pluviómetro en particular (todos los valores están dentro del intervalo de incerteza de ±3 mm/h alrededor de la media), lo cual indica que la reducción de la serie habría eliminado los errores sistemáticos introducidos por el procedimiento de medición implementado. Figura 18. Intensidad en los pluviómetros – h = 25 cm – serie reducida. RESULTADOS Finalmente, con la intensidad media para cada carga estudiada y su error asociado se puede obtener una línea de tendencias sobre estos puntos que determinará la curva de calibración del simulador de lluvia. En la Figura 19 se puede observar la curva intensidad de lluvia – altura de carga, que responde a una regresión potencial (línea continua). Como envolventes de la curva media, se observan dos curvas límites de intervalos de confianza del 99.07 % y el 90.71 % de probabilidad, lo cual surge de aplicar una distribución normal estándar a partir de la serie reducida (para la cual se asumió válida la hipótesis de normalidad). Estos valores se traducen en ±3 mm/h y 2.11 mm/h, respectivamente. La función empírica así obtenida fue: Figura 16. Histograma de intensidades adimensionales – serie reducida. i = 15,15h 0,63 Diferencia esperada en la medicicón 1000 1500 (2) 19 en donde i es la intensidad en mm/h y h es la carga sobre el formador en cm. Siendo posible medir fácilmente esta carga en el piezómetro instalado sobre la batea, la ecuación (2) en conjunto con la Figura 19 representan una herramienta muy valiosa para la estimación in situ de la intensidad de lluvia producida por el simulador sin necesidad de realizar mediciones directas de la misma. 17 15 13 11 9 Si se comparan las intensidades obtenidas sobre el equipo completo en funcionamiento, con aquéllas esperadas a partir del estudio de laboratorio de los formadores de gotas, se aprecia una leve disminución de las intensidades producidas, que aproximadamente mantienen una relación lineal, con 7 5 5 7 9 11 13 15 17 19 Rango de datos corregidos Figura 17. Errores de posicionamiento y rangos observados – serie reducida. 68 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 un factor de proporcionalidad de 0.86, según se aprecia en la Figura 20. prefiriéndose determinar a posteriori la relación empírica hallada (ecuación 2). 130 APLICACIÓN 120 El equipo fue utilizado en dos ensayos in situ, de carácter preliminar, realizados en la zona de Ciudad Universitaria, Córdoba. En estos ensayos se fijó como objetivo la medición (indirecta) de la capacidad de infiltración del suelo, a través de la cuantificación del escurrimiento superficial. El registro de los volúmenes erogados fue manual, a través de dos operadores. i (mm/h) 110 100 90 80 70 60 10 12 14 16 18 20 22 24 26 Los ensayos se relizaron bajo dos intensidades extremas: 69 mm/h y 117 mm/h. La curva de escurrimiento superficial se obtuvo por superposición de las obtenidas en cada punto de descarga. A partir de éstas y por diferencia con las intensidades generadas, se obtiene la curva de infiltración y finalmente, por diferenciación de esta última, la tasa de infiltración en función del tiempo. Las curvas obtenidas corresponden a la Figura 21 (i = 69 mm/h) y Figura 22 (i = 117 mm/h). h (cm) Figura 19. Relación carga – intensidad obtenida. 145 i exp. (mm/h) 135 125 115 105 95 85 A partir de esta información, se ajustaron los parámetros del modelo de infiltración de Horton: 75 65 65 75 85 95 105 115 125 135 145 f (t ) = f b + ( f 0 − f b )e − kt i teórica (mm/h) Figura 20. Intensidades reales versus teóricas. (3) en la cual f(t) es la tasa de infiltración variable en el tiempo, fb es la tasa de infiltración base, f0 la tasa de infiltración inicial (estas tres medidas en mm/h) y k es un factor de forma (en h-1). El rango de incertidumbre así obtenido (±3 mm/h) y el efecto de grupo anteriormente descripto podrían explicarse en base a una combinación de las siguientes causas: 100 tasa de infiltración ( mm/h) - son inevitables las obstrucciones parciales o totales de las agujas que conforman los formadores, debido principalmente a la aparición de burbujas que quedan alojadas en el interior de las agujas. - la carga h actuante no se mantiene perfectamente constante, debido a que la alimentación del tanque inferior se produce por pulsos (sistema de flotantes), dando origen a una variación periódica de la carga. Incluso, es posible interpretar el error sistemático por defecto debido a que el flotante establece una cota superior para la carga. Si bien hubiera sido posible desarrollar un sistema de alimentación continua y desborde que hubiera permitido ajustar la carga generada, la complicación operativa que esto hubiera implicado en campaña hizo desistir de esa idea, 80 60 40 20 0 0 0,25 0,5 0,75 1 1,25 1,5 1,75 2 Tiempo (h) Figura 21. Tasa de infiltración – intensidad 69 mm/h. En la Tabla 3 se muestran los valores calibrados de los parámetros del modelo de Horton (ecuación 3) 69 Desempeño de un Microsimulador de Lluvia Portátil para Estudios Hidrológicos ajustados por un procedimiento de optimización no lineal. En las Figuras 21 y 22 pueden verse superpuestas a los puntos experimentales las curvas del modelo de Horton (ecuación 3) para los parámetros calibrados de la Tabla 3. Estos valores coinciden, en líneas generales, con los obtenidos previamente en la zona con el infiltrómetro de doble anillo (Weber et al., 2005). series observadas, y en base a un criterio heurístico que ha mostrado su verosimilitud, corregir los valores afectados por errores sistemáticos en las mediciones realizadas. - La normalidad de la distribución de valores así obtenidos mostraría en principio la ausencia de errores sistemáticos propios en el simulador de lluvia. - Como valor agregado, ha sido posible estimar un intervalo de confianza de ±3 mm/h con una probabilidad asociada del 99%, lo cual permite acotar la incidencia de la incertidumbre en la lluvia simulada sobre los resultados experimentales a obtener. tasa deinfiltración ( mm/h) 250 200 150 - Las pruebas preliminares realizadas en campaña han permitido por un lado, ajustar la metodología de montaje y desmontaje del equipo y por otro, generaron información experimental a la cual fue ajustada el modelo de Horton, obteniéndose valores razonables para sus parámetros. 100 50 0 0 0,25 0,5 0,75 1 1,25 1,5 1,75 Tiempo (h) Figura 22. Tasa de infiltración – intensidad 117 mm/h. - Futuras mejoras del equipo actualmente en marcha (adquisición electrónica de mediciones, aleatoriedad en la posición de impacto de las gotas, ampliación del rango de intensidades a generar) contribuirán a aumentar la calidad de las observaciones a realizar. Tabla 3. Parámetros ajustados del modelo de Horton. parámetro i = 69 mm/h i = 117 mm/h f0 (mm/h) 90.8 225.5 fb (mm/h) 33.3 40.1 k (1/h) 6.5 47.3 AGRADECIMIENTOS Los autores del presente trabajo quieren manifestar su agradecimiento a la Secretaría de Ciencia y Tecnología, Universidad Tecnológica Nacional por el financiamiento recibido a través del proyecto de I+D consolidado 25E117. CONCLUSIONES Se han presentado los resultados de las tareas de calibración realizadas sobre el simulador de lluvia portátil diseñado y construido en el Laboratorio de Hidráulica, Facultad Regional Córdoba, Universidad Tecnológica Nacional. Se destacan las siguientes conclusiones: REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Achutegui A., Abreu X., Páez M.L. 1996. Diseño y Evaluación de un Simulador de Lluvias Tipo Gotero con Efecto Vibratorio. Venesuelos , 4:24-28. Aoki A.M. y Sereno R. 1999. Modificaciones de un Microsimulador de Lluvia. Investigación Agrícola, vol 19 Nº 1 y 2, 47-51. Benito E.; de Blas, E.; Santiago, J.L. y Varela, M.E 2001. Descripción y Puesta a Punto de un Simulador de Lluvia de Campo para Estudios de Escorrentía Superficial y Erosión del Suelo. Cuadernos Laboratorio Xeolóxico de Laxe nº 26. Irurtia C.B., Mon R. 1994. Microsimulador de Lluvia para Determinar Infiltración a Campo. Publicación Nº 176. Instituto de Suelos, Castelar, Bue- - Ha sido posible a través de un procedimiento relativamente sencillo y de bajo costo la determinación de una relación funcional entre la carga hidráulica sobre los formadores y la intensidad de lluvia producida. - La relación así determinada tiene gran valor práctico en la actividad del experimentalista, ya que le permite definir en campo la intensidad requerida a la lluvia simulada. - En base a un análisis estadístico ha sido posible detectar los valores anómalos (outliers) de las 70 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 Rostagno, C.M., Garayzar, D. 1995. Diseño de un Simulador de Lluvia para Estudios de Infiltración y Erosión de Suelos. Ciencia del Suelo, 13, 41 - 43. Weber J., Urbano J., Stuyck E., Azelart D., Martinez N. 2005. Caracterización de los Parámetros del Modelo de Infiltración de Horton en Suelos de la Ciudad de Córdoba. Cuadernos del Curiham, vol 11 Nº 1, 29-38. Weber, J. F., Paoli, H., Apestegui, L. 2009. 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Simuladores de Lluvia Para el Estudio de Relaciones Suelo Agua Bajo Agricultura de Secano en los Trópicos. Rev. Fac. Agron. 12 (1-2): 81-93. Maracay, Venezuela. Articulo recibido el 03/2010 y aprobado para su publicación el 06/2010. 71 CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 tablas, fotos, mapas, etc deberán estar en Times New Roman 8 PT, en negrita y centrado. Los gráficos deben estar pegados en el texto como imagen de metarchivo mejorado. Las tablas deben estar con bordes delimitados con línea continua. INSTRUCCIONES PARA AUTORES 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. Los artículos serán sometidos a arbitraje por un Consejo Revisor. Los artículos publicados no serán devueltos y aquellos no publicados estarán a disposición del autor. El artículo deberá ser escrito preferentemente en su forma definitiva en español, portugués o inglés. Primera Página: Resumen no mayor a 200 palabras, en su forma definitiva y en ingles. Palabras claves en ambos idiomas Máximo 54 líneas por Columna. Ultima Página: Bibliografía citada, ordenada alfabéticamente, ver instrucciones abajo. No utilizar pie de página, las referencias pueden ser colocadas al final del artículo, antes de la bibliografía. Microsoft Word del paquete de Office 97, a espacio simple, y doble cuando intervengan fórmulas. Cada artículo no deberá exceder de 25 páginas, incluyendo fotos, figuras, mapas, tablas, gráficos, etc. Los originales deben enviarse de acuerdo a las siguientes instrucciones de presentación: a. - - Formato de página Tamaño del papel: A4 (210 mm x 297 mm). Márgenes: Superior: 4 cm; Inferior: 3.7 cm ; Izquierdo: 3 cm; Derecho: 2.5 cm; Encabezado 3 cm; Pie de Página: 2.3 cm. 2 Columnas de ancho: 7,5 cm con espacio de 0,5 cm. b. - Formato del texto Fuente: Times New Roman Estilo: Normal Tamaño: 10 PT. c. - Estructura del texto Como norma general, el artículo estará encabezado por su título, representativo del contenido en Mayúsculas y negrita con alineación centrada. Los párrafos del texto deberán contar con alineación justificada y comenzarán sin tabulado o sangrado. los títulos del texto se ajustarán al siguiente formato: - Titulo primario, deberá escribirse en mayúsculas y negrita dejando dos líneas en blanco por arriba y una por debajo. Título Secundario, deberá escribirse en minúsculas y negrita dejando una línea en blanco por arriba y una por debajo. Título Terciario y sucesivos, deberán escribirse en minúsculas y negrita dejando una línea en blanco por arriba y ninguna por debajo. e. Formato de las ecuaciones: - Las ecuaciones deben numerarse consecutivamente tal como sean citadas en el texto, con números arábigos y deben ser referenciadas mediante su número solamente, ej. (3). Deben dejarse espacios arriba y debajo de cada ecuación. f. Referencias bibliográficas: - Las referencias deben incluirse en el siguiente orden: apellido de autor, iniciales, fecha, titulo del artículo con primera letra en mayúscula, nombre de la publicación o journal en itálica, volumen (Numero), rango de páginas. Si es un libro, editorial y lugar de publicación. Se dan ejemplos a continuación. - Artículo de Journal: Otto R. 2001. Estimating groundwater recharge rates in southeastern Holstein region, northern Germany. Hydrogeology Journal, 9(5), 498-511. - Capítulo de libro: Berner R. 1981. Kinetics of weathering and diagenesis. In: Lasaga A and Kirkpatrick R. (eds.) Kinetics of Geochemical Processes, Reviews in Mineralogy, Vol. 8, BookCrafters, Inc., Chelsea, Michigan, 111-134. - Libro: Draper NR, and Smith H. 1981. Applied Regression Analysis, 2nd. edn. John Wiley & Sons, New York. - Artículos de Congresos o Simposios: Atwood DF, and Barker C. 1989. The effect of Perth´s perturbation on groundwater quality: A comparison with case histories in the USA. In: Proc. Swan Coastal Plain Groundwater Management Conference, 177-190. - Las referencias deben ser listadas en orden alfabético por nombre de autor y con crecientes fechas de publicación, con la adición de una “a” o “b” a la fecha cuando sea necesario. En el texto, la referencia se hará con el apellido del autor seguido por la fecha de publicación, ej. Smith y Rodriguez (1928a)… Cuando en la referencia participen más de dos autores debería citarse en el texto como: Jones et al. (1994). d. - - - Formato de Gráficos , Tablas, Fotos, Mapas, etc Los gráficos, tablas, fotos y mapas deberán adaptarse al espacio disponible respetando 1 ó 2 columnas en su ancho. Deben estar en blanco y negro o Escala de Grises con contrastes bien definidos. Enumerar las figuras en el orden en cual se hacen referencias en el texto, ej. Figura 1, Figura 2, etc. Las tablas, al igual que los gráficos deben estar sujetas y respetando tamaños a 1 ó 2 columnas en su ancho. Tipografía de las tablas Times New Roman 9 PT. Deben estar en blanco y negro o Escala de Grises con contrastes bien definidos. Los enunciados, nombres y numeración de los gráficos, 10. Impresión de la totalidad del artículo (1 copia A4). 11. Los autores deben remitir un (1) original de sus contribuciones, además de una copia del archivo de texto en diskette de 3,5" (Microsoft Word del paquete de Office 97). 12. Ante cualquier consulta comuníquese a [email protected] CUADERNOS del CURIHAM, Vol. 16, Año 2010 13. Los trabajos y toda correspondencia mediante correo postal y/o electrónico deberán ser remitidos a: Editor Responsable Cuadernos del CURIHAM Dr. Ing. Pedro Abel Basile CURIHAM (Centro Universitario Rosario de Investigaciones Hidroambientales.) Facultad de Cs. Exactas, Ingenieria y Agrimensura. 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CBU: 2850338530000000403916 Se ruega para cualquiera de las modalidades de suscripción completar la correspondiente ficha. La misma deberá ser enviada por duplicado a: Sede de la Fundación Facultad de Ingeniería Rosario y a Sede del CURIHAM mediante envío postal o envío electrónico. 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