Cli-57-Patologías emergentes Dengue y Hantavirus_v0-07

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Patologías Emergentes Dengue y
Hantavirus.
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PRIMERA PARTE: INFECCIÓN POR HANTAVIRUS
AGENTE ETIOLÓGICO
El primer miembro de este grupo de virus fue aislado en Corea, en la década del 70, y se
denominó virus Hantaan. Desde entonces a todos los virus relacionados se los conoce como
hantavirus.
Hasta 1993 todas las enfermedades causadas por estos virus se agrupaban con el nombre de
«fiebre hemorrágica con síndrome renal». En ese mismo año se diagnosticó en Estados Unidos
un brote causado por hantavirus, pero con características de enfermedad febril asociada con
dificultad respiratoria, el cual fue definido con el nombre de síndrome pulmonar por hantavirus
(SPH).
Estos virus pertenecen a la familia Bunyaviridae, la cual incluye los géneros:
• Bunyavirus (encefalitis de La Crosse)
• Phlebovirus (fiebre del Valle de Rift)
• Naivirus (fiebre de Crimea)
• Hantavirus (fiebre hemorrágica con síndrome renal)
Son virus de tipo ARN, esféricos, de 90–100 nm de diámetro. El género Hantavirus incluye
varios serotipos, que difieren antigénicamente del prototipo Hantaan. La envoltura del virión tiene
dos glicoproteínas, específicas para cada serotipo. Cada uno de los serotipos tiene una especie
diferente de roedor como reservorio principal y difieren también en su efecto clínico–patológico
en el hombre.
La característica principal de los Hantavirus, por ende, es que requieren de un roedor como
reservorio. Los artrópodos y vectores NO están implicados en la cadena de transmisión. Los
principales virus, antigénicamente diferentes que se han identificado son:
Copia N° :
Nombre
Representante de la Dirección:
Fecha:
Revisó
Dr. Leonardo Gilardi
Aprobó
Dra. Inés Morend
14/06
26/06
Firma
Fecha
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Virus
Reservorio
Síndrome
Distribución
Hantaan
Apodemus agrario
Renal
Rusia – Balcanes
Dobrava
Apodemus flavicolis
Renal
Balcanes
Seúl
Ratus norvegicus
Renal
Mundial
Puumal
Clethrionomys glareolus
Renal
Europa
Muerto Canyon (virus
Sin Nombre)
Peromyscus maniculatus
Pulmonar
Estados Unidos
Prospect Hill
Microtus pennsylvanicus
Sin información
Estados Unidos
Pulmonar
Río Negro
Andes
DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA (MUNDIAL)
El virus Hantaan y los relacionados están ampliamente distribuidos por gran parte del mundo.
La fiebre hemorrágica con síndrome renal (FHSR), conocida también bajo el nombre de fiebre
coreana, está distribuida en gran parte de Asia, incluyendo el Este de Rusia; su variante Seúl
origina una enfermedad menos grave y es el único género que tiene su reservorio en una de las
ratas domésticas (Ratus norvegicus). A raíz del hallazgo de ratas infectadas en el puerto
internacional de Inchon (Corea del Sur), se pensó que el virus Seúl pudo haber sido diseminado
por el mundo a través de las comunicaciones navieras. Esa posibilidad tiene fundamento:
actualmente el virus está bien establecido en muchas partes del mundo y las ratas infectadas no
se limitan a los puertos, sino que están presentes en muchos hábitats y en focos
correspondientes a sus colonias.
De hecho, en muchas partes del mundo se han identificado anticuerpos específicos para el virus
Seúl. Por otro lado, anticuerpos asociados al género Hantaan, si bien con poca frecuencia y sin
haberse diagnosticado casos humanos de FHSR, fueron detectados en sitios tan distantes como
Alaska, Bolivia, India, Irán, Gabón y Republica Centroafricana, como así también en ratas
capturadas en algunas ciudades de EEUU y en pobladores y roedores urbanos de la Amazonia.
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Por otro lado, la nefropatía epidémica por el virus Puumala está distribuida por muchos países
europeos. La fiebre hemorrágica de los Balcanes (ex Yugoslavia y Grecia) es debida al virus
Dobrava / Belgrado.
La fiebre hemorrágica con síndrome pulmonar por el virus Muerto Canyon fue descrita por
primera vez en 1993 especialmente en Arizona, colorado y Nuevo México, pero nuevos casos de
la enfermedad fueron reconocidos luego en 14 estados de EEUU.
DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA (ARGENTINA)
A partir de 1959, se reconoció una nueva enfermedad en la región de la Pampa Húmeda, que
rápidamente se extendió por el noroeste de la Provincia de Buenos Aires, el sur de Córdoba y
Santa Fe, adquiriendo carácter endemoepidémico: la denominada fiebre hemorrágica argentina
(FHA). Pese a algunas similitudes clínicas y al papel de los roedores como reservorios, esta
enfermedad es producida por el Virus Junin de la familia Arenaviridae.
A comienzos de la década de 1980, los médicos del Hospital San Vicente de Paul de Orán, en el
Chaco Salteño, comenzaron a observar con regularidad la aparición de pacientes con severa
insuficiencia respiratoria seguida de shock y muerte en más del 50% de los casos. Como inicio
de la enfermedad referían un cuadro de tipo gripal. En algunos casos se comprobaba agresión
hepática y renal. Estos profesionales asociaron los hallazgos clínicos y epidemiológicos en lo
que denominaron síndrome de Orán, que permanecería varios años sin causa reconocida.
El
síndrome
se
caracterizó
con:
hipertermia
de
inicio
brusco,
mialgias,
síntomas
gastrointestinales y en algunos casos cefalea retroorbitaria e hiperemia conjuntival. Entre el
segundo y el octavo día, los pacientes presentaban taquipnea, taquicardia, signos de hipoxia,
hipotensión y un cuadro respiratorio (clínico y radiológico) de afectación pulmonar bilateral
alveolointersticial, hipovolemia y shock. Las manifestaciones hemorrágicas eran variables; desde
petequias a hemorragia alveolar. El laboratorio revelaba leucocitosis con neutrofilia,
plaquetopenia y aumento del hematocrito como expresión de hipovolemia.
Los pacientes eran varones jóvenes que, como antecedentes epidemiológicos, realizaban tareas
relacionadas con la agricultura o bien actividades recreativas como caza y pesca, en donde
permanecían en lugares con presencia de roedores. Una primera aproximación a la etiología del
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«síndrome de Orán» fue el hecho de encontrar en un estudio retrospectivo evidencias
serológicas de leptospirosis. Con posterioridad se diagnosticaron 9 pacientes con leptospirosis
con severa insuficiencia respiratoria. Esta forma clínica de leptospirosis es conocida desde hace
muchos años, particularmente en el Sudeste Asiático y China, y posteriormente en Nicaragua
(1995), donde se afectaron más de 2500 personas, 40 de las cuales fallecieron por insuficiencia
respiratoria aguda por hemorragia alveolar extensa.
Un estudio colaborativo entre el Hospitales Muñiz de Buenos Aires y el Instituto Maiztegui de
Pergamino, permitió avanzar en el diagnóstico; el estudio retrospectivo y prospectivo permitió
definir que sobre 22 pacientes observados con este síndrome en el periodo entre noviembre de
1991 a abril de 1995, nueve correspondieron a leptospirosis y trece a hantavirus. Por relatos de
médicos que trabajan desde hace tiempo en la zona, es probable que dicho síndrome se
manifestara desde la década del 1960. Ocurre que, al igual que en la FHSR observada por los
rusos en los años 30, y la fiebre hemorrágica argentina en los 50, existe una similitud clínica y
epidemiológica entre estos virus y la leptospirosis. Conocida la epidemia en EEUU y los
hallazgos de Orán, donde se puede considerar como un problema endémico, fueron
apareciendo casos similares en otras regiones de la Argentina.
Desde la descripción de los primeros casos de SPH caracterizados en 1995, Argentina es el
país de Sudamérica con mayor número de casos notificados. Esta enfermedad se distribuye en
varias provincias del país en las zonas Norte, Sur y Centro, siendo Buenos Aires la provincia
más afectada. En un estudio publicado en la revista Medicina, se presentó la distribución
geográfica y estacional de casos de SPH, su asociación a los diversos linajes virales presentes y
características serológicas de la infección por hantavirus en la provincia de Buenos Aires entre
1997 y el primer semestre de 2000. Se observó un aumento del número de casos de SPH hasta
1999 y un gradual descenso de la mortalidad en todo el período. Los casos ocurrieron entre
primavera y otoño, con el máximo en verano, estudiándose la respuesta serológica en 58 casos
confirmados de SPH a distintos tiempos después del inicio de la enfermedad. Los casos se
distribuyeron entre 27 partidos, principalmente en dos direcciones desde la Ciudad de Buenos
Aires: sur–suroeste y nor–nordeste. El principal foco se localizó en La Plata y los partidos
colindantes donde ocurrieron más del 52% de los casos.
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Los genomas virales provenientes de 39 casos fueron caracterizados como virus Andes (AND):
AND Cent Plata (16%); AND Cent Lec (21%) y AND Cent Bs.As (60%). La Plata fue el único
partido donde cocircularon linajes. Estos resultados contribuirán a establecer un mapa de riesgo
que permita optimizar las estrategias de prevención.
En la ciudad de Buenos Aires existen asentamientos humanos precarios con abundancia de
R.norvegicus, señalados como reservorios de otras enfermedades. Se efectuó en 2003 un
trabajo para determinar la infección por hantavirus en un grupo humano y en roedores
capturados en el peridomicilio de los mismos, en un área de la ciudad de Buenos Aires con las
características señaladas. Se detectaron anticuerpos anti-hantavirus en 9 (31%) de los roedores
con antígeno de virus Seoul; 7 (22.6%), de éstos presentaron también resultado positivo con
antígeno de virus Sin Nombre. En todos los resultados positivos para ambos antígenos, las
densidades ópticas fueron mayores con antígeno de Seoul. En los roedores positivos la relación
macho/hembra fue de 3/6 y adultos/juveniles de 8/1. Todos los sueros humanos (n = 141),
fueron negativos.
Por otra parte, en otro articulo publicado en 2004, se describió un caso de un paciente residente
en Buenos Aires, que desarrolló una infección por hantavirus sin haber tenido ningún otro riesgo
epidemiológico más que el contacto con un caso previo en un viaje al sur de Argentina;
posteriormente se reportó un tercer caso, residente de la provincia de Buenos Aires, que
desarrolló un SPH teniendo como antecedente de riesgo varios encuentros con el primero. La
confirmación de la enfermedad en los 3 pacientes se realizó mediante diagnóstico serológico y
caracterización genética viral. El linaje viral en los tres casos fue el AND Sout, siendo idéntica la
cepa viral. Entre los hallazgos clínicos del primer caso es destacable el gran compromiso
general, con síntomas gastrointestinales pero sin evidencia clínica de daño pulmonar. En dicho
trabajo se presenta una nueva evidencia para el mecanismo de transmisión interhumana del
linaje AND Sout, con las características particulares de haber ocurrido por un contacto ocasional,
no repetido, pero prolongado como un viaje en ómnibus de larga distancia y fuera del área
endémica.
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Los síndromes producidos por Hantavirus superan el marco de la medicina asistencial
para convertirlo en un problema de salud pública relacionados con un nuevo enfoque: el
de la ecología médica. Como toda enfermedad de carácter zoonótico, las alteraciones de los
ecosistemas modifican profundamente los ciclos biológicos que se operan entre los
microorganismos y sus hospederos, una de cuyas consecuencias es la aparición de mayor o
menor intensidad de la enfermedad en humanos. Este es el sustrato en que se apoya la
comprensión actual de la mayoría de las enfermedades emergentes.
ECOLOGÍA DE LOS HANTAVIRUS
Los hantavirus infectan a los hospederos en forma crónica, sin producirles la enfermedad. Los
virus se alojan en los roedores en pulmón, riñón, etc. A partir de dichos órganos se eliminan por
distintas secreciones: orina, heces, saliva. La transmisión en la población de los hospedadores
es horizontal, con un mecanismo semejante a la transmisión humana (aerosoles). Las
excoriaciones producidas entre los animales por peleas, cortejos, etc. han sido propuestas en
algunas especies como otra posible forma de transmisión.
FUENTES DE INFECCIÓN Y MODO DE TRANSMISIÓN
Los roedores silvestres son los reservorios de la enfermedad. El ratón doméstico (Mus
musculus) no está involucrado en la transmisión del virus. La transmisión entre ellos, como se ha
mencionado, es horizontal. El virus deja el cuerpo del roedor a través de sus exudados, orina y
saliva principalmente, aunque también puede estar involucrada la materia fecal. Se desconoce el
tiempo de duración de la transmisión a partir del momento de la infección. Los roedores
producen así la contaminación del ambiente, especialmente por aerozolización de sus
exudados. Esta contaminación aumenta en los períodos de celo al existir mayor transmisión
horizontal por heridas provocadas por peleas; por el contrario, la contaminación disminuye en
invierno en consonancia con la disminución de las poblaciones de roedores.
Se supone que el agente ingresa al hombre por inhalación, por vía conjuntival o mordedura de
roedor. No existe evidencia de infección por vía alimentaría, hecho que además sería
improbable debido a la inactivación del virus por los ácidos gástricos y la labilidad del virus en el
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ambiente. Desde el punto de vista de seguridad, la actividad con hantavirus está catalogada
como riesgo TRES –se han reportado casos de brotes de FHSR entre trabajadores de
laboratorios expuestos a roedores infectados, aunque no en nuestro país–. El hombre contrae la
infección al penetrar en el hábitat de los roedores o, a la inversa, cuando los roedores invaden
las viviendas y depósitos de alimentos del hombre. Existen reportes de la ex–URSS en que las
mayores epidemias se originaron durante los meses de otoño e invierno, como consecuencia de
la invasión de viviendas y jardines por roedores.
La enfermedad predomina entre varones adultos cuando la infección es contraída en bosques o
campos de cultivo, mientras que durante las epidemias urbanas no hay mayor diferencia en la
incidencia por sexo o edad. Los reservorios del mantenimiento del virus en la naturaleza son los
roedores. Como hemos señalado, cada tipo de hantavirus tiene su propio roedor reservorio. La
viremia en los roedores dura unos 7 a 10 días, pero el agente persiste en los tejidos por lo
menos 100 días sin presentar síntomas clínicos. La larga persistencia del virus en los tejidos
pareciera indicar que estos animales pueden contaminar el ambiente durante mucho tiempo en
sus excreciones y secreciones. La detección del virus en la grasa parda de ciertos roedores,
indicaría que este tejido puede significar un mecanismo de la persistencia del agente durante el
invierno.
Actualmente no se atribuye a los artrópodos ningún papel en la transmisión de la infección y se
considera que los roedores actúan a la vez como reservorios y fuente de infección para el
hombre.
En marzo de 1995 se notificó el primer caso de un brote familiar de SPH en El Bolsón. En
relación al contagio interhumano se ha informado que, durante 1996, de los 19 casos en El
Bolsón, tres fueron médicos de la zona, una de las cuales en los pródromos de su enfermedad
viajó a Buenos Aires para ser atendida. Entre los médicos en contacto con ella en el hospital,
dos desarrollaron SPH a los 27 y 28 días del primer contacto. De esta manera, por primera vez
se presentan evidencias de contagio interhumano por el hantavirus que induce el síndrome
pulmonar.
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LA ENFERMEDAD EN EL HOMBRE
¾ Fiebre Hemorrágica con Síndrome Renal
Como su nombre lo indica, se caracteriza por el compromiso renal. Luego de una incubación de
2 a 4 semanas, se inicia con una etapa febril seguida de shock; aparece luego oliguria con
hipertensión, finalizando con una fase de convalecencia prolongada con hipostenuria. La
letalidad fluctúa entre el 1% al 15%
¾ Síndrome Pulmonar por Hantavirus
Reconocido por primera vez en Estados Unidos en 1993, a principios de 1995 el SPH había sido
responsable de más de 100 casos locales. Luego de una incubación de entre 5 y 45 días, el
SPH cursa como patología predominantemente pulmonar que se inicia con fiebre de 3 a 6 días
de duración que incluye náuseas, vómitos y mialgias, en ausencia de síntomas respiratorios (por
lo cual el diagnóstico diferencial precoz con influenza y meningitis es dificultoso); sobrevienen
luego tos progresiva y dificultad respiratoria, seguidos de shock y edema pulmonar. La
convalecencia, en quienes superan la fase cardiopulmonar se caracteriza por una mejoría
notable y completa.
La letalidad es del 62%, aunque debe considerarse que, por ser una patología emergente, existe
poco conocimiento acabado sobre la historia natural de la enfermedad. La duración de los
síntomas, previa a la hospitalización, ronda alrededor de los 4 días. Los pacientes se deterioran
rápidamente y, una vez internados, fallecen en un plazo de aproximadamente 3 ó 4 días. En el
brote de El Bolsón, entre el comienzo de los síntomas y la muerte transcurrieron un promedio de
8 días, pero entre la internación y la muerte sólo dos. En general están más expuestos a riesgo
los trabajadores y residentes rurales.
La enfermedad del virus Seoul, cuyo reservorio son las ratas urbanas y de laboratorio, es
generalmente más leve pero algunos casos pueden ser graves. Las características clínicas son:
fiebre alta, fatiga, anorexia, vómitos, dorsalgia, mialgia, dolor abdominal, petequias en el paladar
blando, hepatomegalia, proteinuria, trombocitopenia, linfocitosis; hay leve disfunción renal y
hepática.
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En la enfermedad por virus Puumala, la disfunción renal predomina y las hemorragias son
mucho menos frecuentes. El 90% de los casos son leves. La letalidad en la nefropatía epidémica
es alrededor del 0.2%. Los síntomas principales son: inicio súbito, cefalea, fiebre, aumento de la
creatinina sérica, proteinuria o hematuria. También se observan algunas diferencias clínicas
entre distintas áreas geográficas y países.
LA ENFERMEDAD EN LOS ANIMALES
Los roedores involucrados como reservorios presentan infección crónica, fundamentalmente
asintomática. En nuestro país, hasta la fecha, el virus fue aislado en un grupo de roedores
(Oligorizomis longicaudatus, el ratón colilargo), capturados en Lago Puelo.
DIAGNÓSTICO
La confirmación del diagnóstico de las infecciones por hantavirus se realiza por pruebas
serológicas que detectan anticuerpos IgM en suero, o seroconversión para anticuerpos IgG (en
fase aguda los sueros son negativos para IgG). En la Argentina esto sólo puede ser efectuado
en el Instituto Nacional de Enfermedades Virales de Pergamino, que recibe los antígenos
necesarios directamente desde el CDC de los EEUU.
La detección de antígenos puede efectuarse en tejidos de autopsia por métodos histoquímicos y
mediante amplificación de las secuencias de nucleótidos por técnicas de PCR. Esta técnicas,
mucho más específicas que las anteriores, son efectuadas en el Instituto Malbrán.
El diagnóstico diferencial debe ser efectuado con leptospirosis, Mycoplasma pneumoniae,
Chlamydia psitacci, neumonía neumocóccica grave, neumonía por peste, legionelosis, fiebre Q
(grave), rickettsiosis, histoplasmosis y otras micosis pulmonares diseminadas, influenza y distrés
respiratorio por otras etiologías. El diagnóstico original es solamente clínico, en base a
sintomatología y evolución.
DEFINICIÓN DE CASO
Paciente previamente sano, que presenta síndrome febril (mayor a 38 ºC), mialgias y/o cefalea,
seguido de:
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• Distrés respiratorio de etiología no determinada, y/o
• Radiografía de tórax con infiltrados pulmonares bilaterales
La notificación debe ser obligatoria e inmediata a la autoridad sanitaria local o regional,
remitiendo la ficha epidemiológica del caso clínico sospechoso debidamente conformada.
ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS
• Laboratorio general: hemograma con plaquetas, VSG, urea, orina completa con
sedimento, bilirrubina total y directa, TGO, TGP, FAL, Quick, gasometría arterial,
ionograma, LDH, CPK
• Radiografía de tórax («seriada»)
• Diagnóstico etiológico:
- Hemocultivo por 3 muestras
- Urocultivo
- Coágulo y/o sangre fresca para PCR –hantavirus–
- Serología para hantavirus (considerar estudios para otras causa referidas de
neumonitis intersticial – distrés)
La muestra para PCR debe tomarse lo antes posible si se sospecha infección por hantavirus
(dentro de la primera semana de iniciado el periodo agudo). Se extrae sangre en condiciones
asépticas y se coloca en tubos de plástico con tapa a rosca estéril (5 mL en cada uno):
• Tubo UNO: sangre entera rotulada con nombre y apellido y fecha de extracción
• Tubos DOS y TRES: coagulo también rotulado
Los tres tubos se tapan en el recipiente de telgopor (o metálico chico) y éste se coloca dentro de
uno grande provisto por el Malbrán. En lo posible se colocarán estos envases dentro de un
tercero con sachets refrigerantes. Se dispondrán las muestras en el freezer hasta su envío.
En cuanto a la serología, la primera muestra se toma al ingreso del paciente y la segunda a los
20 días de evolución. Para cada muestra deben extraerse 30 mL de sangre SIN anticoagulante,
repartidas en 3 tubos rotulados con fecha de extracción y conservación en freezer. Un primer par
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se destinará al Instituto Maiztegui, un segundo par para otras patologías y un tercero para
guardar en freezer del establecimiento de salud como reserva para otros estudios.
En caso de fallecimiento, en lo posible se realizará autopsia; en su defecto, se recomienda tomar
biopsia postmortem de pulmón e hígado, colocando las muestras en frasco de formol bufferado,
además se tomarán muestras para PCR.
En todos los casos de fallecimiento por causa dudosa en pacientes con sintomatología
sospechosa que proviene de zonas endémicas, realizar estudios para descartar infección por
hantavirus en suero y tejidos
Para el estudio de caracterización genética por PCR para identificación viral de
hantavirus: coágulo y/o sangre fresca, o necropsias:
INSTITUTO NACIONAL DE MICROBIOLOGIA DR C MALBRAN
Laboratorio de Biología Molecular
Av Vélez Sarsfield 553 – Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Tel: 011 4303 1806
Para el diagnóstico de infección por hantavirus: serología (enviar la primera muestra de sueros
para IgM e IgG; si el paciente sobrevive, remitir la segunda muestra a posteriori, SIEMPRE
REFRIGERADA), o imunohistoquimica (enviar tejidos con formol bufferado a emperatura
ambiente):
Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas Dr Maiztegui (INEV)
Laboratorio para Hantavirus
Casilla de Correo 195, (2700), Pergamino, Pcia de Bs As
Tel: 0477 29712 al 14
TRATAMIENTO
No existe tratamiento antibiótico específico. Considerando que la lesión capilar tendría un rol
fundamental, la hidratación parenteral debe realizarse en forma cautelosa siendo preferible una
ligera deshidratación a sobrehidratación.
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Se utilizarán según necesidad inotrópicos y vasopresores. El uso de corticoides no debe ser
descartado, aunque existen resultados contradictorios en su aplicación.
En la literatura la mortalidad por SPH oscila entre el 40 y 60%, de acuerdo las distintas fuentes.
El tratamiento de pacientes con fiebre hemorrágica con síndrome renal es de apoyo. Durante la
fase febril el paciente tiene que guardar reposo y el manejo hemodinámico es fundamental.
Para el síndrome pulmonar por Hantavirus, se recomienda la ventilación pulmonar temprana y
un cuidadoso monitoreo hemodinámico.
NORMAS DE BIOSEGURIDAD
1) Precauciones Universales
2) Aislamiento respiratorio
• Lavado de manos antes y después de contacto con el paciente
• Habitación individual
• Uso de barbijo
• Doble bolsa para descartar material sucio
• Uso de guantes para los procedimientos.
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Manejo de paciente con sospecha de Hantavirus
Diagnóstico diferencial en base a parámetros clínicos y de laboratorio de rutina
(Adaptado de Clinical Infectious Diseases 1995;21:643-9)
-
-
Dos o más de:
Taquipnea > 20 / min
Fiebre
Mialgias
Sí
Dos ó más de:
Ausencia de tos
Odinofagia.
Respiración entrecortada
Nàuseas o Vómitos.
Sí:
¿Infiltrados lobares
radiológicos?
No:
¿influenza?
Sí:
¿neumonía?
No:
Bicarbonato < 20 mEq/L
Hematocrito > 50%
Plaquetopenia
(sobre todo si < 100 000 / mm3)
Potencial
SPH
No:
excluir del diagnóstico
diferencial
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Î Bibliografía
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Southwestern United States. JID 1995;171;864-870.
Clinical features that differentiate Hantavirus Pulmonary Syndrome from other Acute
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Padula P. Síndrome pulmonar por hantavirus en la Provincia de Buenos Aires. Laboratorio
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de Hantavirus – ANLIS Dr. Carlos G. Malbrán, Buenos Aires; Ministerio de Salud de la
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Pinna DM, Martinez VP, Bellomo CM, López C, Padula P. Nueva evidencia
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hantavirus Andes. Servicio de Clínica Médica, Hospital Privado de Comunidad, Mar del
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Buenos Aires; Área Epidemiología, Subsecretaría de Salud de la Provincia del Neuquén.
MEDICINA (Buenos Aires) 2004; 64: 43-46
Seijo A, Pini N, Levis S, Coto H, Deodato B, Cernigoi B, De Bassadoni D, Enria D. Estudio
de hantavirus Seoul en una población humana y de roedores en un asentamiento precario
de la Ciudad de Buenos Aires. Servicio de Zoonosis, Hospital FJ Muñiz, Buenos Aires;
Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas, INEVH, Dr. Julio I. Maiztegui,
Pergamino; Fundación Mundo Sano; Centro de Salud Nº 18, Buenos Aires. ARTICULO
ORIGINAL MEDICINA (Buenos Aires) 2003; 63: 193-196
SEGUNDA PARTE: DENGUE
Î Notas históricas
•
Si bien se hace mención de la enfermedad desde antaño –Enciclopedia China de
la Dinastía Chin (265-420 de nuestra era)–, el término "dengue" se originó en
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América entre 1827 y 1828, a raíz de una epidemia en el Caribe que cursaba con
fiebre, artralgias y exantema. Los esclavos provenientes de África identificaron a
esta entidad patológica como dinga o dyenga, derivado de la voz swahili «Ki denga
pepo» que significa ataque repentino (calambre o estremecimiento) provocado por
un «espíritu malo» (Halstead, 1982.)
•
Brancoft (1906) identificó por primera vez al mosquito Aedes aegypti como vector
del dengue; actualmente es el principal vector de esta enfermedad en América
•
En 1943 y 1944, Kimura y Hotta aislaron por primera vez al virus del dengue en
laboratorio, adaptando dos cepas de este virus a tejido neuronal de ratón
•
En el siglo XX la primera epidemia de dengue clásico en América, comprobada por
laboratorio, ocurrió en la región del Caribe y en Venezuela en 1963-64; el virus
dengue 3 fue el serotipo circulante.
•
En 1953-54 en Trinidad se aisló por primera vez el serotipo 2; en 1977 el serotipo
den-1 fue introducido en América desde Jamaica, para diseminarse por la mayoría
de las islas del Caribe causando epidemias
•
Finalmente, el serotipo Den–4 fue introducido en 1981 y desde entonces los tipos
1, 2 y 4 han sido transmitidos simultáneamente en muchos países donde existe
presencia de A.aegypti. El serotipo Den–3 reaparece desde 1994 en Nicaragua:
este serotipo constituye un riesgo importante ya que ha sido asociado a la forma
hemorrágica de la enfermedad (Uzcategui y col., 2003).
Î Definición
El dengue es una enfermedad infecciosa aguda, producida por un flavivirus y transmitida
por el mosquito A.aegypti. Su presentación clínica va desde una infección sin enfermedad
manifiesta (conversión serológica), síndrome febril indiferenciado, dengue clásico, hasta el
dengue hemorrágico (DH) o dengue shock. En la actualidad el dengue está
considerado el mayor problema de salud pública del continente americano.
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Î Etiología
El virus del dengue pertenece a la familia Flaviviridae, así como otros virus de importancia
actual en patología humana, como los virus de la fiebre amarilla y de la encefalitis de San
Luis, y otros de distribución regional en distintas áreas del mundo.
En la transmisión de los flavivirus (antes arbovirus) intervienen como vectores ciertos
mosquitos o garrapatas que pueden mantener por transmisión vertical un ciclo
enzoonótico en la naturaleza, además de los reservorios animales que convierten a la
mayoría de las enfermedades por flavivirus en zoonosis. Una de las excepciones es el
dengue, donde el único hospedador conocido es el hombre.
Existen cuatro tipos de virus del dengue: tipo I (DEN 1), tipo II (DEN 2), tipo III (DEN 3) y
tipo IV (DEN 4). La infección por los distintos serotipos no produce inmunidad protectora
cruzada, por lo cual la reinfección es posible y además condicionaría la aparición del
dengue hemorrágico. Las cepas aisladas no muestran un comportamiento homogéneo en
cuanto a la virulencia y a ciertas características epidemiológicas. Algunos subtipos del
serotipo DEN3 se han asociado con mayor frecuencia al dengue hemorrágico.
La proteína estructural de la envoltura, denominada –E–, induce inmunidad protectora
(anticuerpos neutralizantes) y condiciona la capacidad infectiva del virus. Algunos
epitopes de la misma determinan la especificidad de serotipo. La glicoproteína no
estructural NS1 también se relaciona con la respuesta inmune específica de serotipo.
Ambas son objeto de estudio para el desarrollo de una vacuna eficaz.
Î Epidemiología
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La OMS considera al dengue como la segunda infección re–emergente más importante
entre las enfermedades tropicales y como una de las principales enfermedades virales
transmitidas al hombre por artrópodos. La FHD es la principal causa de hospitalización y
muerte de niños de los países del Sudeste Asiático.
El virus se multiplica en el epitelio intestinal, en los ganglios nerviosos, cuerpo graso,
cerebro, esófago y glándulas salivales del mosquito hembra, el que permanece infectado
y asintomático toda su vida. Luego de 7 a 14 días de incubación, el mosquito puede
infectar al hombre por nueva picadura. El ciclo endémico y epidémico del virus dengue es
mantenido por el vector a través de la transmisión mosquito–hombre–mosquito, siendo el
humano el huésped definitivo y reservorio del virus, pero se ha demostrado la transmisión
transovárica del virus, por lo que puede mantenerse la infección en la población de
mosquitos sin necesidad de la participación humana. Este ciclo enzoonótico es un actor
de primer orden en el mantenimiento de la endemia. Si las condiciones no son aptas
(desecación), los huevos depositados pueden permanecer viables por un año. La
intensidad y tiempo de la transmisión dependen de la abundancia del vector y la presencia
de humanos infectados con títulos altos de viremia, la cual comienza un día antes de la
fiebre y se extiende hasta 6 ú 8 días después del inicio de la enfermedad. La severidad de
la enfermedad esta asociada a la edad, raza, nutrición, características genéticas y estado
inmunológico del humano, al movimiento de viajeros de áreas endémicas, a la virulencia y
circulación de múltiples serotipos del virus.
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Î Expansión del dengue en las Américas
•
Extensiva infestación, con una disminución del control del vector
•
Sistemas de abastecimiento de agua poco confiables
•
Mayor producción de recipientes descartables
•
Deficiente manejo de los residuos sólidos
•
Aumento de los viajes aéreos y migraciones
•
Aumento de la densidad de población en áreas urbanas
Î Reemergencia del dengue – Urbanización no controlada
•
En 1950, el 40% de la población de América Latina vivía en zonas urbanas; en
2000, alcanzaba el 75%.
•
Los asentamientos informales proliferan debido a la pobreza.
•
Carencia de servicios básicos: electricidad, agua corriente, alcantarillado, recogida
de basura.
•
Alta densidad poblacional.
Î Problemas para el futuro
•
2500 millones de personas en riesgo en todo el mundo
•
En las Américas ha habido un aumento de 50 veces en casos notificados de
dengue hemorrágico (1989-1993 en comparación con 1984-1988)*
•
Abundancia de A.aegypti en las zonas a riesgo
La magnitud de la epidemia de dengue en el mundo está estrechamente relacionada con
las condiciones que favorecen la procreación y sobrevida de A.aegypti. En América, con
excepción de Canadá y Chile, todos los países tienen niveles en general altos de
infestación por el mosquito, desde el sur de los EEUU hasta la región pampeana de
nuestro país. En ciudades como Bs As y sus alrededores, la actividad del vector aumenta
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a partir de los meses de octubre y noviembre, alcanza su pico en los meses de verano y
permanecen niveles detectables hasta el mes de junio. Para complicar el panorama
exhibido, se conoce desde 1985 la presencia de otras especies del género Aedes («tigre
asiático») en el sur de los EEUU, en Brasil y Centro América. Estas especies, importadas
probablemente desde Japón, se han dispersado compitiendo con A.aegypti y sus efectos
a largo plazo en la transmisión del dengue, fiebre amarilla y otros arbovirus son difíciles
de precisar.
El alto nivel de infestación por Aedes y la aparición en forma epidémica del dengue
hemorrágico con shock, más una notificación de cientos de miles de casos anuales y una
creciente población expuesta al riesgo de contraer la enfermedad, son las características
sobresalientes del dengue al finalizar el siglo XX. Es una enfermedad cada vez más
importante entre los viajeros.
Î Patogenia
Una de las condiciones necesarias para la aparición del DH es la reinfección con otro
serotipo distinto al del primer episodio. Se considera que la inmunidad heterotípica no es
protectora y que los anticuerpos se comportarían como no neutralizantes, pero se
sensibilizan a las partículas virales para su posterior fagocitosis por los macrófagos
mononucleados. Este «refuerzo» implica mayor cantidad de células inmunes reclutadas, y
resultaría en la liberación de citoquinas con capacidad para alterar la permeabilidad
capilar merced a mediadores químicos como el factor activador de plaquetas y el
complemento. Como resultado de estos eventos se produce una diátesis hemorrágica, en
la que probablemente intervendrían también las proteínas virales sobre el plasminógeno.
Sin embargo los efectos más deletéreos se producen por el escape capilar que trasvasa
importantes cantidades de líquido del compartimiento vascular hacia el peritoneo, espacio
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pleural y alvéolos. La resultante es shock hipovolémico con hemoconcentración por
pérdida de plasma hacia el tercer espacio.
Además de la reinfección heterotípica, se han señalado otros factores de riesgo para la
adquisición de DH, algunos de ellos propios del virus y otros del paciente: raza, edad,
nutrición, comorbilidades, etc.
Î Manifestaciones clínicas
Se reconocen la infección asintomática, el síndrome febril indiferenciado, el dengue
clásico, el dengue hemorrágico y el síndrome de shock del dengue.
Æ Infección sin enfermedad manifiesta:
¾ Sólo detectable por el estudio de la respuesta inmune. Una gran proporción de
infectados serían asintomáticos en el curso de una epidemia.
Æ Síndrome febril indiferenciado:
¾ Cursa con fiebre y escasa repercusión general. Es de corta duración y sin
complicaciones.
Æ Dengue clásico:
¾ El período de incubación es de 6–8 días. El comienzo es brusco, con hipertermia
que a veces responde poco a los antitérmicos. La cefalea retroorbitaria es muy
intensa, acompañada de fotofobia y mialgias en miembros y raquis conducen a
una intensa postración con adinamia y astenia marcadas.
¾ Las artralgias son frecuentes. La denominación de “quebrantahuesos” define bien
la sintomatología. Este síndrome gripal carece de afectación de la vía aérea, dato
negativo importante que lo diferencia de la infección de virus respiratorios. En este
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período, que coincide con al viremia, el enfermo presenta un exantema congestivo
y generalizado que puede ser muy fugaz.
¾ Algunos puede presentar manifestaciones digestivas como náuseas, vómitos y
dolor abdominal de carácter leve que ceden aproximadamente al quinto día
(CUIDADO: si persiste o empeora, es un signo de alarma ya que el paciente
puede evolucionar a DH). La fiebre cede aproximadamente a los cinco días de
comenzado el cuadro.
¾ Un 50% de los enfermos presenta luego un exantema morbiliforme pruriginoso,
que afecta el tronco y miembros respetando palmas y plantas. Con ese exantema,
suele recrudecer la temperatura y pueden comprobarse pequeñas adenomegalias
de distribución universal. La hepatoesplenomegalia es infrecuente.
¾ Esta doble curva febril, también se observa en enfermedades con las cuales hay
que hacer diagnóstico diferencial: leptospirosis, fiebre amarilla, influenza. El
exantema morbiliforme y la adenomegalias pueden hacer sospechar el diagnostico
de enfermedades eruptivas tales como sarampión y rubéola. El exantema dura
pocos días al igual que la fiebre. Algunos enfermos tienen escasas petequias y
episodios de epistaxis y/o gingivorragia que no revisten importancia clínica. Se
atribuyen a una vasculitis limitada.
¾ Puede inclusive producirse plaquetopenia transitoria y leve. Este descenso de
plaquetas no debe confundirse con el dengue hemorrágico. El hemograma en el
dengue clásico es variable: leucopenia con linfomonocitosis o neutrofilia y a veces
formas maduras de mielocitos.
¾ Las complicaciones son la excepción. EL paciente entra en una convalecencia
prolongada caracterizada por astenia, cefalea y mialgias residuales que pueden
durar meses.
Æ Dengue hemorrágico:
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¾ Se asume que estos pacientes han padecido previamente (más de 6 meses o
incluso años antes) una infección por un serotipo de virus distinto. Sin embargo, no
siempre se recoge este antecedente.
¾ Los primeros días de enfermedad son indistinguibles del dengue clásico. Al quinto
día, el paciente refiere dolor abdominal intenso, nauseas, vómitos y se percibe un
deterioro progresivo del sensorio que en sus comienzos puede ser apenas
detectable o mostrar al paciente en estado de agitación. Este es el síndrome de
alarma que indica la necesidad de solicitar un recuento de plaquetas y valorar la
integridad de la pared vascular a través del tensiómetro, colocado en posición
habitual e insuflado a valor intermedio entre la tensión arterial sistólica y diastólica,
entre 3 a 5 minutos. Se mide el número de petequias que aparecen en la región
del antebrazo adyacente al manguito. En un sector delimitado de 1 cm2 que se
dibuja sobre la piel no deben aparece mas de tres lesiones. Esta «prueba del
lazo» positiva y un recuento de plaquetas menor a 100.000/mm3, junto con el
síndrome de alarma, obligan al atento seguimiento del enfermo en un medio
hospitalario.
¾ En estos casos, se repite periódicamente el hematocrito para valorar la pérdida de
plasma por extravasación a niveles de los capilares. Un aumento del hematocrito
indica hemoconcentración por la pérdida de plasma y es signo de suma gravedad
que preanuncia el shock hipovolémico.
¾ Aparecerán hemorragias con forma de púrpura, equimosis, epistaxis, etc.
¾ La hipovolemia se manifiesta por disminución de la tensión diferencial, descenso
de la tensión sistólica, pulso débil, depresión del sensorio, descenso de la
temperatura de la piel y sudoración fría. La profundización de los síntomas
circulatorios y neurológicos indican shock irreversible. En los estadios finales
recién se produce CID. Son frecuentes la aparición de ascitis, derrame pleural e
hipoalbuminemia y en los niños hepatomegalia.
¾ La extravasación de plasma con hipovolemia grave no se produce en todos los
pacientes con dengue hemorrágico. Las complicaciones del dengue hemorrágico
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se relacionan con sobreinfección bacteriana del aparato respiratorio y sepsis. La
causa más frecuente de muerte se deben al shock, hemorragias masivas y a las
sobreinfecciones. La tasa de letalidad del dengue hemorrágico es 30%
¾ Grados de dengue hemorrágico:
•
Grado 1: prueba del torniquete positiva
•
Grado 2: sangrado espontáneo, derrame pleural, ascitis, hepatomegalia
•
Grado 3 (SSD): insuficiencia circulatoria (taquicardia con pulso débil, tensión
diferencial < 20 mmHg, hipotensión, piel fría,livideces, letargo o inquietud)
•
Grado 4 (SSD): shock profundo (pulso y presión arterial no detectables,
acidosis metabólica, hemorragias graves)
Definición de caso (OMS): Cuatro criterios necesarios
•
Fiebre o historia reciente de fiebre aguda
•
Manifestaciones hemorrágicas
•
Bajo recuento de plaquetas (100.000 / mm3 ó menos)
•
Evidencia objetiva de aumento en la permeabilidad capilar: hematocrito
elevado (20% ó más sobre lo usual), albúmina baja, derrame pleural u otras
efusiones
Î Diagnóstico de laboratorio
•
Aislamiento del virus para determinar del serotipo del virus infectante
•
Prueba de IgM ó cuadruplicación del titulo de IgG por ELISA para el diagnóstico
serológico
•
PCR
•
Inmunohistoquímica en material de autopsia
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Î Tratamiento
En el dengue clásico se administra paracetamol para disminuir la fiebre y las mialgias. No
se recomienda el uso de AAS. Se pueden utilizar sales de rehidratación oral en casos de
vómitos o sudor importante relacionado con hipertermia marcada. Se alertará sobre los
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signos y síntomas de mala evolución. Los casos que se clasifican como dengue
hemorrágico deben internarse. No existe tratamiento específico para controlar la
replicación viral.
Î Bibliografía
•
Organización Panamericana de la Salud: Dengue y dengue hemorrágico en las
Américas: Guías para su Prevención y Control. OPS: Washington, DC, 1995 (Pub.
Científica No. 548): 12.
•
Kuno G. Review of the factors modulating dengue transmition. Epidemiol Rev;17
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•
Dengue. Informe técnico: Secretaria do Salude da Minas Gerais. Abril 1995. Brasil
•
Dengue Hemorragic Fever. Rosen L; Bull Soc OTA Ex. 89, 1996:91-94
•
Early Clinical And Laboratory Indicators of Acute Dengue illness. Jour Inf Dis;
176:313-321.1997
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