Título: DESCRIPCION de las funciones reales celebradas en la capital de Huelva con motivo del nacimiento de S.A.R. la princesa heredera, y del feliz restablecimiento de la salud de S.M. la Reina Doña Isabel II Publicación: Huelva : [s.n.] Descripción: 22 p. ; 21 cm Datos locales: 02231 FL H-AM/DDH , 1852 (Imp. de D. Francisco Gálvez y Palacios) ■ ■ ,v.M 1 I m ir la m ie n to r tu je V » . >o;.Municipal", DESCRIPCION DE LA S F U N C IO N E S R E A L E S celebradas GUhX|>l N535SS Nsssií con motivo aaa sj^Qasaaasi^j) ©□ ©» o» a» la i l r f ” 2 ÍjcI f e l t j rcstab U cin m n to b e la sa lu írír* J 5 . ffl. la lüdwas (Q. D. G .) HUELVA: 1852. Im p r e n ta de D . Francisco de G a lv e z y P alacios, ealle A r iz a n ú m , 5. iiiiiiiiiiiiiiiliiiiiiiiiiii iiiiiiiiiiittiii L a S distinguidas muestras de profundo amor y adhesión que las Autoridades, Ayuntamiento, Clero, Empleados, Mi­ litares y Yecinos de esta Capital han dado á su R e i n a al solemnizar por medio de funciones públicas y actos bené­ ficos el natalicio de S, A. R. la P r i n c e s a heredera y el feliz restablecimiento de la interesante salud de S. M., merecen una especial mención, ya para que se conserve eterna la memoria de la suntuosidad y lujo con que han sido ejecutadas, ya para que sirva de testimonio perpéluo de la lealtad de un pueblo idólatra de sus reyes. Por eso nos liemos decidido á consignar en estas pá­ ginas todos los festejos y regocijos públicos, debidos en su mayor parle al patriotismo y espontáneo desprendi­ miento de cada una de las corporaciones que forman las dependencias del Estado, y á tributarlas el merecido elogio á que se han hecho acreedoras en esta tan memorable ocasion. Desde el instante mismo en que se tuvo conocimien­ to de la proximidad del parto de S. M., el Sr. Goberna­ dor D. Mariano Alonso y Castillo, penetrado de la alta im­ portancia de suceso tan interesante, se apresuró á indicar i con anticipación suficiente las medidas que pensaba adop­ tar cuando llegase á esta capital el portador extraordina­ rio de tan deseada noticia: para este efecto consignó en el boletín oficial una série de disposiciones las mas acer­ tadas á iin de que, tanto estos habitantes como los de los demas pueblos de la provincia, se enterasen con la mayor celeridad de un acontecimiento que á todos había de serles en estremo grato: asi es que cuando en la mañana del 21 de Diciembre recibió S. S. tan felice nueva, la deto­ nación de grandes cohetes, los repiques de campanas, y el enarbolainiento de la bandera provincial en el torreon derecho del palacio donde se hallan las oficinas del Esta­ do, demostraron al pueblo que la Providencia se habia dignado concederle ya una sucesora directa á la corona de Castilla. Desde momento tan suspirado, y que llenaba del mas acendrado júbilo á todos los españoles, este ve­ cindario ofreció durante tres dias consecutivos un aspecto mágico, viéndose repentinamente lleno de la mayor ani­ mación y entregado con el mas puro entusiasmo al grato sentimiento que le inspiraba la nueva recibida, y al goce de las funciones y festejos que como por encanto se dispu­ sieron acto continuo. Corridas de toros enmaromados por las calles, repiques de campanas, cucañas, repartimien­ tos de abundantes limosnas, músicas, colgaduras y bri­ llantes iluminaciones, tales fueron las primeras demostra­ ciones de alegría que dieron solaz á esta poblacion, con­ forme á sus gustos y costumbres, terminando con un so­ lemne Te Deum, al que asistieron todas las autoridades,, corporaciones, empleados y personas notables de la capital. Transcurridos los días de la cuarentena de S. M., llegado felizmente el término de esta, y cuando el pueblo ya tranquilo por la salud de su Reina podia entregarse con toda efusión á los goces que reclamaba tan interesante estado, el Sr. Gobernador determinó se celebrasen las fiestas que habia concebido con anterioridad para tan oportuna ocasion. Principiaron estas en la noche del 30 de Enero por un magnífico baile de etiqueta, que se dió en los salones del palacio que ocupan las dependencias del gobierno, y en el que brilló el mejor orden, animación y buen gusto. Desde el anochecer los balcones, patios y escaleras del edificio aparecieron profusamente iluminados, y á las diez un piquete del regimiento infantería de León se cons­ tituyó en servicio para sostener el orden en el esterior de este local. La Guardia Civil de gala ocupaba las escaleras, que adornadas con macetas de delicadas flores, ofrecían un tránsito agradable á una antesala, en la que se hallaba una comision de caballeros destinada á acompañar á las señoras al salón principal del baile. Una pintoresca gruta servia de habitación intermedia para llegar á él, y este capricho, formado con el mas primoroso arte de hojas de naranjo y arrayan y salpicada de multitud de variadas y fragantes flores, debilitando por su color verde el reflejo de las luces de las bujías, ofrecía un grato contraste con el brillo que aparecía mas lejos en los demas salones resplandecientes como ascuas de fuego. Ofrecíase á la vista desde la entrada del primero el re­ trato de S. M. la Reina debajo de un dosel de damaseo, sirviéndole de base las banderas real y nacional cruzadas y formando pabellones. A los lados del retrato veíanse los armas reales y las de la provincia, y á su continuación en las paredes laterales se ostentaban trofeos compues­ tos de.banderas de todas las provincias marítimas del rei­ no; grandes medallones primorosamente pintados al tem­ ple que representaban alegóricamente las ciencias, las ar­ mas, la agricultura, el comercio y las bellas ai tes; brillan­ tes espejos y elegantes colgaduras de damasco grana con ricos frisos dorados: una vistosa alfombra de vivos colores cubría el pa-vimíento; por último, tres arañas del mas de­ licado gu^ío de3p'ul¡eivjq> hices vivísimas daban á este sa- Ion un aspecto tan espléndido como suntuoso Los demas salones se hallaban adornados con el mismo exquisito gusto, y en el de la orquesta se veia una coieccion de preciosos cuadros pintados a! oleo, los cuales por la severidad del dibujo, sencillez y buen gusto de la composición y frescura del colorido, merecían ciertamente ocupar un lugar entre los de nuestros buenos pintores. A las once de la noche tocó la orquesta la marcha Real, y por los S. S. Gobernador y Comandante General de la provincia se descorrieron las colgaduras que cu­ brían el retrato de S. M. la Reina, rompiéndose en seguida el baile por dichas autoridades alternativamente con sus respectivas Señoras, y continuó con la severidad y fina compostura propias do la escogida sociedad que lo com­ ponía. En él se veían las Señoras de la capital y algunas de las poblaciones inmediatas, compitiendo en elegancia y buen gusto en sus tragos y prendidos, todas las autori­ dades, miembros de todas las corporaciones provinciales, empleados y personas distinguidas que habían sido con­ vidadas á tan encantadora fiesta. El Sr. Gobernador, su amable Señora y sus intere*santes hijas parecía se habian propuesto rivalizar en ob­ sequiosa amabilidad hacia los concurrentes, quienes que­ daron sumamente prendados de las delicadas atenciones de que habian sido objeto. En los intermedios de descanso recorrían los salones multidud de criados sirviendo delicados dulces y re­ frescos, y en las altas horas de la noche se presentaron fiambres y ponches de diferentes clases. No concluiremos esta ligera reseña sin hacer una es­ pecial mención y tributar un justo elogio á la Sra. D.‘ Mariana de Valverde, esposa del Sr. Gobernador, á cu­ yo exquisito gusto y elegancia fué debida la dirección de los adornos de los salones, el fantástico pensamiento de la gruta de qne hemos hecho mérito, y hasta de los mas pequeños detalles de todo lo relativo á esta noche, que tan gratos recuerdos ha dejado en todas las personas que de ella disfrutaron. El siguiente dra, destinado á solaces de otro género, se consagró exclusivamente al alivio de la clase desvali­ da: para este tan piadoso objeto el Sr. Gobernador, ani­ mado de los sentimientos filantrópicos que forman el mas bello timbre de su generoso carácter, se constituyó á las 12 de la mañana en la plaza de la Constitución, acom­ pañado de los señores Consejeros, Comanda!.te de la Guar­ dia Civil y empleados de Gobernación, y por su propia mano repartió una limosna de pan y dos reales á cuan­ tos pobres se presentaron. En seguida dispuso se lleva­ se á efecto la celebración del sorteo que se habia anun­ ciado de dos dotes de á 500 reales cada uno entre las don­ cellas huérfanas y pobres de este vecindario, finalizando este acto con escogidas piezas de música y repetidos vi­ vas á S. M., que fueron contestados con entusiasmo por la multitud. El dia último se dedicó como el anterior al sorteo de tres lotes de á doscientos reales cada uno entre viudas pobres en el despacho del Sr. Gobernador, el cual fué practicado con las mismas formalidades que el precedente. Durante todos tres dias se pusieron colgaduras en los balcones, hubo toros con cuerdas por las calles, que fueron distribuidos á Ies pobres, iluminación general y mú­ sica en los sitios mas públicos de la poblacion. Así concluyeron los festejos con que el Sr. Gober­ nador quiso solemnizar el acontecimiento fausto de ha­ llarse ya afianzada la sucesión directa de la corona de España. Pero cuando el país acababa de significar con mues­ tras tan acendradas su afecto á la mejor de las Reinas, la noticia del criminal suceso del 2 de Febrero, hiriendo el — 6— corazon de todos los españoles vino á afligir el ánimo de los habitantes de esta capital, yá llenarlos de indignación hacia el malvado que osó atentar contra tan preciosa vi­ da. Desde esta época de amargo duelo, este vecindario ofreció el aspecto mas melancólico, dando sus autoridades y vecinos mil muestras del profundo sentimiento que se habia apoderado de todos. Pero cuando llegó el tan ansia­ do momento en que se publicara oficialmente el restable­ cimiento completo de la salud de S. M., entonces la ale­ gría de esta poblacion rayó en el mas loco frenesí. No pudiendo, pues, contener sus espontáneos movi­ mientos, que todos propendían á la animación y á los go­ ces, á la menor indicación que hizo el Sr Gobernador á las demas autoridades y. corporaciones para que unidas acordasen las funciones que debían ejecutarse, vfóse que á porfía todas con sus naturales dependencias se apresu­ raron á trazar los programas respectivos de las que pen­ saban verificar. Enumerar los ofrecimientos individuales, calificar el carácter del entusiasmo que se ha notado en esta ocasion en todos, y describir con la propiedad debi­ da el júbilo y contento que ha reinado, es empresa su­ perior al poder de la inteligencia humana. Preciso fuera haberse hallado en esta sociedad y haber corrido todas las casas desde las de las mas elevadas autoridades hasta las del mas pobre mendigo para conocer toda la estension del amor de este pueblo por su Reina. Con tales precedentes las funciones que se prepara­ ron no podían menos de ser suntuosas. Durante siete dias consecutivos la poblacion entera se entregó de lleno á los placeres ofreciendo la notable singularidad de no haber ocurrido el mas leve desorden ni la mas pequeña incomodidad. ¡Tan cierto es que cuan­ do una idea obra potentemente en .Jas masas, éstas, á pesar del número infinito de personas que las componen, se agi­ tan, mueven y funcionan como pudiera hacerlo un indivi- — 7— dúo solo animado de un solo pensamiento! Y Huelva vo tenia en estos momentos otro que el de tributarle un homenage de adoracion á su Reina. Comencemos en fin á su descripción, estableciendo el orden rigoroso con que se han sucedido. Comenzó la primera el dia 23 de Febrero por un toro enmaromado que recorrió las calles, entreteniendo alegremente á la poblacion durante algunas horas, y que fue repartido despues á la tropa que forma esta guar­ nición. A las seis de la tarde tuvo lugar un espectáculo sorprendente, por que jamás se habia presenciado aquí ninguno de su género: tenia por objeto el asalto y toma de una ciudadela, su destrucion y la presentación del retrato de S. M. Para la ejecución de este pensamiento se escojió el parage mas al propósito que presenta este pueblo: en la mayor de sus plazas, que se halla por algunos lados circundada de sitios bastante elevados, y que comprende en uno de sus frentes el convento de la Merced, hoy cuartel, se construyó ante el mismo una estensa y alta muralla que terminaba en sus estreñios laterales por dos torreones En el lado izquierdo de la misma plaza se hallaba colocada una gran tienda de campaña, destinada á las autoridades y personas distinguidas de la poblacion, para que desde ella pudieran disfrutar del simulacro con la mayor co­ modidad. Poco antes de que este comenzase ya se habian distribuido Jas tropas que, habian de maniobrar de la ma­ nera siguiente. En el interior de la ciudadela un desta­ camento, dos cornetas y tres oficiales: á corta distancia de este edificio y en cada una de las avenidas de la plaza que corresponden al frente del cuartel dos abanzadas al mando de sus respectivos gefes, y en la altura de! cerro llamado el Castillo, otra con menor número de soldados: todas estas tropas estaban destinadas á la defensa del fuer­ — 8— te. Del ejército invasor ocupaba la vanguardia el sitio de­ nominado Piedra del Moro, y el grueso de la tropa, la ca­ ballería montada, dos cornetas, un clarín y los distintos gefes que las mandaban se hallaban apostados en diversas é inmediatas alturas algo mas distantes del teatro princi­ pal de las operaciones. Ordenadas así las fuerzas, teniendo las armas en for­ ma de pabellones, ondeando una bandera negra en el torreon derecho de la ciudadela y muy poco antes que las campanas diesen el toque de las oraciones, ante un vecin­ dario de mas de nueve mil almas que habia acudido en masa á disfrutar de esta función, comenzó el simulacro to­ cándose la retreta en los dos ejércitos: concluido este to­ que; las centinelas que custodiaban el fuerte se retiraron á sus torreones y puerta, y empezó á correrse la palabra: durante esta operacion las tropas sitiadoras se entretuvie­ ron en encender fogatas, cuyo luminoso resplandor, visto en las alturas que ocupaban, ofrecía un agradable contras­ te con las sombras de la noche que ya próxima se iba acercando, A la media hora de haberse tocado la retreta y precedido el toque de atención y misa por la corneta de la ciudadela, el comandante de la vanguardia invasora dio el ¿quién vive? á la pequeña avanzada de los sitiados, cons­ tituida-en el parage llamado el Castillo, y entonces co­ menzó una serie no interrumpida de escaramuzas, toques de cajas y clarines, nutridas descargas de fuegos de colo­ res, bombas de iluminación, choques, encuentros y mani­ obras de caballería, dirigido todo con la mas severa su­ jeción al arte militar, y estrechándose cada vez mas las distancias entre los combatientes, exaltados por el toque á degüello de los instrumentos bélicos, hicieron cada vez mas encarnizado el combato, hasta que los soldados de la Reina al grito de ¡viva ISABEL 11! acometen con mayor ímpetu, escalan las murallas, derriban la ciudadela, y de­ jan ver en el frente del cuartel ti retrato de.S. M. la Rei- — o— na en un trono circundado de una brillantísima ilumina­ ción y de vivos fuegos de Bengala. Acto continuo se iluminó también toda la fachada del cuartel, ofreciendo la particularidad de que por una com­ binación de las luces dispuestas en forma de grandes letras se leia, VIVA LA REINA D.‘ ISABEL II. Por último: despues de haber formado toda la fuerza militar, y la música empezado á tocar la marcha Real, el Sr. Comandante de la reserva dio un VIVA á la REINA y otro á la PRINCESA, que fué repetido por la tropa y el pueblo con grande entusiasmo. Esta función ha dejado un grato recuerdo por el es­ mero y exactitud con que ha sido desempeñada. La noche del 2 i se destinó á un elegante baile de más­ caras, que debia darse en el piso alto del café de la calle del Hospital. Este local, perfectamente cuadrado y de gran­ des dimensiones, estaba adornado con sencillez y buen gus­ to, ofreciendo en sus cuatro frentes trofeos militares, espe­ jes de subido mérito, primorosas guirnaldas de flores y multitud de luces, colocado todo con la mayor elegancia y simetría. A las once de la noche comenzó ya á sentirse la animación y movimiento que siempre preceden á las funciones de este género, viéndose á los señores oficiales que con la amabilidad que les es propia acompañaban á las señoras, prodigándolas las mas delicadas muestras de una lina atención: pocos momentos después la orquesta hizo sentir sus armoniosos acentos, y entonces una socie­ dad compuesta de las mos distinguidas personas, con tra­ gos de etiqueta unas y con el de caprichosas y estrañas máscaras otras, se lanzó llena de contento al baile que se sostuvo placentero y ordenado hasta las tres de la noche: á esta hora los señores militares acompañaron á las seño­ ras al café, en donde se hallaba dispuesto un expléndido ambigú, del que las hicieron disfrutar obsequiándolas con la mas atenta galantería. Terminado este agasajo volvió 2 — 10 — á continuarse el baile, que con la misma animación duró hasta las cinco de la mañana, retirándose en seguida to­ dos satisfechos y complacidos de las alegres horas que les había proporcionado tan deliciosa noche. El siguiente dia 23 sostuvieron la alegría en el pue­ blo algunos entretenimientos de mucho atractivo para cier­ ta clase de personas, tales como corridas de gallos y oíros tan graciosos como burlescos, inventados en el mo­ mento por las personas encargadas de su dirección. Así terminaron las funciones de estes tres dias, dis­ puestas y costeadas por el Sr. Comandante general, geíes y oficiales de la reserva que se hallan en esta, Co­ mandante de la guardia civil, Comandante y oficiales do carabineros y varios militares retirados vecinos de la po­ blación. Las del dia 2G fueron esclusivamcnte ordenadas por el clero de esta capital, y presentaron bastante Ínteres. En uno de los frentes de la primera parroquia se no­ taba una iluminación de bastante mérito, y en su centro se mostraban dos grandes medallones que en gruesas le­ tras decían: EL CLERO DE HUELVA Á Sü MUY AMADA REINA. En la torre de este antiguo templo ondeaban ban­ deras de distintos colores; dos bandas de música toca­ ban escojidas piezas alternativamente, y numerosos cohe­ tes disparados y continuos repiques de campanas daban á este acto un carácter de alegría y atractivo, que hizo concurrir á él á casi toda la poblacion durante un largo espacio de la noche. Esta función costeada por el clero era precursora de otra mas solemne que debia celebrar al otro día con el mismo desinteres. Apareció el dia 27 destinado para la celebración del acto Solemne de dar gracias á su Divina Magestad por los beneficios recibidos, el cual debia verificarse en la parroquia mas antigua de esta villa por medio de una sun- — 11— íuosa función religiosa: el clero había invitado de ante­ mano á todas las autoridades, corporaciones, dependen­ cias del Estado y á multitud de personas notables para que concurrieran á ella. A las diez de la mañana el Sr. Gobernador, vestido de gala y ostentando entre las diversas condecoracior.es que tanto le honran la faja con que los empleados de lientas y Gobernación le habian significado el aprecio que la profesan, regalándosela con ocasion del natalicio de su Alteza Real, y acompañado de todos los miembros del Consejo provincial, gefes de hacienda y demás emplea­ dos dependientes de su autoridad, se dirigió, como es de costumbre en casos análogos, á las casas capitulares para que desde ellas se le asociasen los individuos del Ayun­ tamiento; y entonces pudimos admirar el aspecto agrada­ ble que presentaba este edificio. Abierto el centro de su piso principal por tres grandes arcos sostenidos sobre co­ lumnas, dejaba ver un espacio en donde estaba colo­ cado el retrato de la Reina bajo un solio formado de te­ la de seda carmesí y cubierto de una .gran corona de flo­ res: á los lados se habian puesto colgaduras, banderas y otros adornos, y del centro pendían varias arañas de cristal: las columnas y arcos estaban vestidos de verde ramage salpicado de multitud de vasos de colores, y en el de cmnedio se habia situado un segundo arco transparen­ te con las armas reales enlazadas con los de la capital y una inscripción que decía: LA VILLA DE HUELVA A SÜ REINA DOÑA ISABEL II. Despues de haber disfrutado de esta bella perspec­ tiva ó incorporado ya el Ayuntamiento, llegó toda la co­ mitiva al templo, en el que se encontraban el Sr. Co­ mandante general con todos los gefes y oficiales de las distintas armas que se hallan en esta y un numeroso con­ curso. Pocos momentos despues principió la función por una misa solemne acompañada de una lucida orquesta: — 12— en el tiempo oportuno subió al pulpito el Sr. Vicario de la ciudad de Maguer, y con el fervor religioso, con la unción evangélica que distingue todos sus discursos, hizo conmover á un auditorio que, Heno del mas cristiano re­ cogimiento, estaba pendiente de sus labios: el cuadro que ofrecía el templo entonces era altamente magestuoso: ver á un pueblo postrado ante el Omnipotente, dándole gra­ cias por la protección que habia dispensado á su Reina salvándola de una muerte cierta, es un espectáculo subli­ me y que demuestra de la manera mas patente que posee en el fondo de su corazon la mas preciosa, la mas santa de todas las creencias, porque el pueblo que cree en Dios y se halla poseído de fó cristiana, es feliz en tanto que siempre encuentra consuelo y alivio aun en sus mas ad­ versas vicisitudes. Después del sermón y concluida la misa se cantó un Te Dcum, y acto continuo los Sres. Goberna­ dor y Comandante general seguidos de las respectivas .corporaciones que los acompañaban salieron del templo. A sil regreso el Sr. Gobernador volvió otra vez á las casas capitulares, y quedando fuera de este edificio la comitiva y multitud de personas del pueblo, subió so­ lo con los individuos del Ayuntamiento á la galería don­ de estaba colocado el retrato, y allí por su Señoría y el Sr. Alealde se descorrieron las cortinas que lo cubrían, dando el Sr. Gobernador un viva áS. M., que fué repe­ tido por todos: inmediatamente una banda de música co­ menzó á tocar diversas piezas, que duraron largo tiempo. Terminado este acto se repartieron entre los pobres mil libras de pan costeadas por el Ayuntamiento. A la una del dia por orden de la misma corporacion se hizo correr por las calles del pueblo un toro enmaro­ mado, que despues de haberlo entretenido algunas horas, fue muerto y repartido á los pobres. A- las siete de la noche se elevó en la plaza de la Constitución un magnífico globo aereostático de grandes — 13— dimensiones, iluminado con vistosos transparentes, y que presentó en su ascenso sorprendentes fuegos artificiales: para que este espectáculo ofreciese á la curiosidad del público un incentivo mas poderoso, la expresada plaza, á pesar que de suyo presenta condiciones tales que la ha­ cen ser considerada por su situación, sus regulares pro­ porciones y sus adornos de asientos y árboles ei paseo mas frecuentado en todo tiempo, no obstante se habia her­ moseado para la función de esta noche: altos pinos colo­ cados entre los árboles y en la circunferencia de la fuen­ te que ocupa su centro, formaban estrechas calles en los paseos laterales y una preciosa glorieta: encima de todos estos árboles se habian puesto en píalos ordinarios ma­ terias inflamables que encendidas arrojaban gruesas y vi­ vas luces. Todos los frentes de la plaza oslaban ilumi­ nados, y una banda de música con tocatas variadas au­ mentaba el atractivo de este sitio, que el anuncio de la función referida lo habia convertido en centro de una con­ currencia animadísima. Todo lo respectivo á esta noche fué costeado por los empleados y Ayuntamiento. En el dia 28 se distribuyó á los pobres matriculados de mar otro toro después de haber divertido al público desde las diez de la mañana. A las once se dieron por el Ayuntamiento otras mil libras de pan á los pobres. A la una de la larde tuvo lugar en la ría frente al muelle una regata de lanchas, en la que se adjudicaron dos premios de á cien reales cada uno á las dos prime­ ras que llegaron al término que de antemano les fué mar­ cado por la autoridad de marina. Concluido este acto se dió otro premio de cien rea­ les al que logró llegar también primero al estremo de una cucaña de mar que se colocó en el mismo sitio de la ría sobre la proa de un buqte. — 14— Este espectáculo fué sumamente agradable y atrajo un numeroso concurso: no parece sino que la Providen­ cia, previendo el alto objeto á que se dirigía la función, quiso ser la primera en embellecerla proporcionándonos un dia claro y sereno. La mar en calma, un sol brillante, el horizonte despejado y el esmero y primor que se ad­ vertía en los buques aparejados de la mejor manera, ofreciendo cómodas localidades, todo convidaba plácida­ mente á gozar de esta fiesta. La goleta Cruz y otros buques de alto porte que ac­ cidentalmente se hallaban en este puerto contribuyeron también á hermosear tan risueño paisage, no tanto por sus grandes dimensiones como por sus estrañas arboladuras comparadas con las de las embarcaciones propias de esta matrícula. Todas estaban empabesadas lujosamente y ocupadas por un número infinito de personas. Las que no habian alcanzado un lugar en los barcos paseaban por el muelle, viéndose una banda de músien su estremo mas ancho y mas próximo al teatro del festejo. Mucho antes que este principiase ya el rio presen­ taba un aspecto animadísimo, notándose multitud de lan­ chas y de otros barcos menores que, poblados de las lin­ das y encantadoras hijas de este pais ajiladas del mas inefable gozo, cruzaban la ria en encontradas direcciones; por otros lados se escuchaban ias disputas acaloradas de los que se preparaban á la lucha; mas allá en los buques anclados se percibía la risa y alegría que reinaba en las familias reunidas para presenciar la función; por último, los ecos de la sonora música que no cesaba de tocar aires alegres, mezclados con el bullicio, la algazara y el murmullo de las o!as que el choque de los remos pro­ ducía, todo daba á esta reunión un carácter de conten­ to inesplicable. Cuando comenzó la competencia y vimos puesta á — 15 — prueba la agilidad y destreza de estos marinos, surcan­ do en sus ligeras lanchas con la velocidad del ra\o las olas de este memorable rio, y alborozados victorear á I>\ ISABEL II, no pudimos menos que recordar las antiguas proezas de sus padres, que desde estas mismas aguas partieron llenos de valor á buscarle el mas-rico de los imperios á la augusta D\ ISABEL I. Todo es hon­ ra para la valiente marinería de este puerto, que desde tiempo inmemorial ha sabido grangearse por sus hechos el renombre de la mas intrépida en las mares. Las funciones de este dia estuvieron á cargo de la comandancia de marina, esceptuando la limosna del pan que se costeó por el Ayuntamiento Las del dia 29, que fueron indudablemente las mas costosas y señaladas, se debieron á los empleados civiles, quq en ellas desplegaron lodos los recursos de que es ca­ paz una voluntad decidida, y en lucha con las circunstan­ cias de un pueblo que carece de los elementos que en ca­ pitales de otro orden hacen fácil la realización de cual­ quier pensamiento de este género. Despues de haberse repartido á los pobres mil y cien libras de pan por la comandancia de marina, se dió principio á una de esas fiestas tan llenas de gratos re­ cuerdos históricos, tanto por la hidalguía de su origen, la grandeza de los hechos (pie las motivaban, como por el lujo y esplendor con que eran ejecutadas. Consistía en una imitación de esos juegos con que los antiguos caballeros solían solazarse mostrando su des­ treza en el manejo de las armas y caballos, en el tiro de la flecha y en la carrera de las cintas: para este efecto la plaza de los toros se habia constituido en palenque, y desde la una de la larde ya se veia llena de concurren­ tes ávidos de ver entrar á los justadores. l*or una galan­ tería de la comision de empleados encargada del convite se habían colocado todas las señoras en la primera tila de — 16— los palcos delanteros. El contento que expresaban todos en sus fisonomías, el bullicio y movimiento tan propio de las funciones populares, las bandas de música dando al aire sus armoniosos sones, el lugar, la hora y la hermosura del dia, todo daba á aquella escena el aire mas encantador. Veinte y cuatro eran los caballeros que debían lucir en la arena la gallardía de sus personas, la agilidad de su brazo y la buena escuela de sus caballos. A las dos en punto de la tarde, al son de una guer­ rera marcha y entre los aplausos de los espectadores, en­ traron en el circo, y despues de un magestuoso paseo ásu alrededor, se dividieron en cuatro mitades de á seis ginetes cada una, vestidos respectivamente con ricos tra­ gos de española antigua, antigua francesa, sarracenos y bretones de la edad media. Asi dispuesto empezaron las evoluciones demasiado difíciles y complicadas para que podamos dar á nuestros lectores una idea cabal de ellas; pero desde luego pode­ mos asegurar que jamás hemos presenciado nada mas or­ denado, preciso y Heno de regularidad. Los caballos como movidos por resortes obedecían á la voluntad de los ginetes de una manera admirable, y en bis vueltas encontradas, pasos en hilera, en secciones, en batalla, y en las muchas figuras y evoluciones que ejecutaron, nada dejaron que desear. Despues, tomando cada caballero una lanza, empe­ zaron sucesivamente las carreras de las cintas, en las cua­ les los mas afortunados gozaron la inefable satisfacción de ofrecérselas á las damas como trofeos de amor, de res­ peto ó de galantería. En el manejo de la flecha para el tiro del blanco demostraron el mismo tino, denuedo v gentileza como en todo lo (Jemas .concerniente á la fiesta d< esta tarde, que por su novedad y feliz desempeño dejó á todos tan com­ placidos como satisfechos. — 17— A las siete de la noche un gentío inmenso acudía presuroso á !a plaza de San Pedro para ver el magnífico castillo de fuego, que debia quemarse bajo la dirección de su autor el célebre pirotécnico sevillano Sr. Muñoz: co­ mo introduciou á este espectáculo, dicho señor distrajo la atención de todos disparando alternativamente cohetes de diversas clases, ruedas volantes, centellas y otros juguetes propios de su arte. No cansaremos á nuestros lectores haciéndoles una descripción minuciosa de la forma, proporciones y ador­ nos de este delicadísimo trabajo que tanto acredita á su autor; solo diremos que se componía de cuatro grandes cuerpos cubiertos de transparentes, alegorías, inscrip­ ciones y pirámides. Despues de quemado el barandage que le circundaba, empezó á arder luciendo ruedas de brillantes fuegos en revoluciones encontradas, iluminaciones en forma de ar­ pa giratoria, ramilletes de dibujos calados, fuegos rojos, celestes, blancos y amarillos, rompimientos de baterías con abundantes erupciones de grupos de estrellas, bom­ bas de luz, concluyendo todo con una iluminación general en sus cuatros frentes y en los. que aparecían, en unos las armas reales y las de esta capital, y en otros los si­ guientes versos. Los empleados de ¡a provincia de Huelva á su REINA. Cese el dolor, y el Pueblo castellano Su júbilo difunda en la ancha esfera, Que Dios le guarda con piadosa mano.... ¡Aun se asienta en el solio soberano La nieta augusla de ISABEL primera! 3 — 18— Salve, REINA feliz, por quién sufrían Ayer tus pueblos llantos y dolores, Que hoy se tornan en plácida alegría.... Recibe grata el voto que te envían De amor y de lealtad tus servidores. Una gran corona real compuesta de luces vivas de Bengala y colocada sobre el último cuerpo del castillo, le daba la conclusión mas propia y agradable que cabe en obras de esta especie. Escusamos decir que durante las tres horas que se invirtieron en esta función, las bandas de música no dejaron de amenizarla del modo mas grato. Despues de este tan entretenido pasatiempo, que cau­ só grande sorpresa á la gente sencilla de este pueblo y á la de los inmediatos que acudió en escesivo número á presenciarlo, sin dar tregua ni descanso porque la rápida sucesión de las fiestas no lo permitía, las personas esco­ gidas de esta sociedad se dispusieron á concurrir al bai­ le de máscaras que estaba anunciado para aquella misma noche en la casa que ocupan laS oficinas de provincia en la calle del Puerto. Este edificio se adornó al efecto por una comision de empleados con un esmero, primor y lujo inusitados en este pais. La brillante iluminación que presentaba su esterior y la ajitacion que'se advertía en él desde gran distancia, indicaba que estaba destinado en aquella noche para ser­ vir de morada á los placeres y á la alegría. Cuando nos acercamos á él y pudimos observar la iluminación que profusa y elegantemente se ostentaba en sus escaleras y corredores altos, dejándonos ver en sus paredes estrañas guirnaldas, cuadros escojidos y otros mas delicados ornamentos colocados con el mas acertado órden, gusto y simetría, adivinamos todp el esplendor y — 19— magnificencia que habían de presidir en los salones desti­ nados para el baile; y en efecto no nos equivocamos, por que cuando entramos en ellos nos sentimos transportados á una de esas mansiones creadas por la rica fantasía do Hoffman ó del célebre autor de las Mil y una Noches: las sedas, el dorado, el cristal, las luces y las flores combi­ nadas de la manera mas bella y graciosa, producían un efecto májico y encantador, que no está sujeto al dominio de la descripción. Las paredes cubiertas de telas de damasco carmesí en forma de grandes pabellones; caprichosas grecas de mirto y laureola dividiendo la línea que las separan de los te ­ chos; radiantes espejos, lucidos candelabros y mil y mil mas adornos engalanaban estos sitios con la mayor pompa. La sala de descanso, la de juego y el tocador para las señoras corrospondian dignamente en su compos­ tura al mismo pensamiento que habia dominado en la di­ rección de lo demas. Cuando los plácidos acentos déla orquesta se hicie­ ron sentir y vimos puesta en acción y movimiento tan numerosa concurrencia, entonces nos sentimos fascinados dejándonos arrebatar de la mágia y embeleso que ofrecía cuadro tan interesante; y al recorrer los salones tantas y tan estrañas máscaras figurando tipos de diversos pueblos y naciones y personages de tan distintas edades, creimos encontrarnos con la realización de uno de esos sueños agitados que por resortes maravillosos nos llevan á la ima­ ginación el conjunto de las diversas gentes y costumbres que se han sucedido en una dilatada serie de siglos. Asi nos lanzábamos á los placeres, vagando delicio­ samente en aquel encanta Jo laberinto, y las horas se des­ lizaban fugaces como la sonrisa de las bellas, como loa acordes de la orquesta y como el placer mismo en su efímera existencia. De cortos en cortos intervalos multitud de criados procedidos de galantes caballeros ofrcciaa á los convida­ dos abundantes y delicados dulces, pastas, ponches y sorbetes Nada faltó en aquella noche de cuanto puede fin­ gir el deseo para amenizar un sarao del mejor tono. En el conjunto, en los detalles y en los mas insignificantes accidentes se revelaba la mas exquisita previsión, el mayor acierto v buen gu^to. Enumerar individualmente las hermosas que nos arrebataron por la donosura de sus tragos, por la elegan­ cia de sis maneras y por el conjunto de sus seductores é indefinibles atractivos, seria harto difícil y siempre dejaría el vacío que ofrece un pálido bosquejo comparado con la verdad de la naturaleza. Concluyamos pues esta ligera reseña manifestando, que no concebíamos cómo en un pueblo de tan limitados recursos pudieran combinarse los elementos necesarios pa­ ra la realización de tan sublime concepto. ¡Loor eterno al patriotismo y generoso desprendi­ miento de cuantos han contribuido á tan solemnes demos­ traciones! Acabada ya la narración que nos propusimos hacer, faltaríamos á un deber sagrado si no consignáramos tam­ bién en este opúsculo las pruebas de lealtad que todos los pueblos de esta provincia han dado á S. M. la REINA en esta misma ocasion. Sabemos de un modo cierto que los Alcaldes han di­ rigido al Sr. Gobernador noticias mas ó menos circuns­ tanciadas de los festejos que han celebrado; y aun cuando por el alto objeto á que deben su origen son muy dignas de describirse, creemos dispensarnos de trabajo tan pro­ lijo, asegurando que en todos los pueblos se ha sentido el mismo innato sentimiento de ardiente y acendrado ca­ riño por la REINA que el que ha animado los corazones de b’s habitantes de la capital. Como su expresión mas caracterizada no podemos — S í ­ menos de estampar en seguida la muy elococnle v muy sentida exposición áS. M , que lanío honra á su autor el Sr. D. Mariano Alonso, primera autoridad de la provincia. SEÑORA: Cuando el Pueblo español ofrecía al mundo un sin­ gular ejemplo de amor á sus augustos reyes, pues que festejaba con profunda alegría el venturoso natalicio de la excelsa PRINCESA de Asturias, heredera del trono; cuan­ do V. M. se disponía como católica á visitar el templo de nuestra santa religión para ofrecer al pié de los alta­ res el precioso fruto de su tierna maternidad; en fin, en aquellos mismos instantes que un pueblo entusiasta espe­ raba ansioso por saludar con Víctores vehementes el feliz restablecimiento de su amada Soberana, he aquí que la sa­ crilega mano de un asesino vil levantada y descargando su golpe atroz y rejicida, ofrece la perpetración de un cri­ men sin ejemplo en los anales de nuestra historia........ ¡Profundo sentimiento, Si ñora!..... nuestras lágrimas io dicen...... Indignación universal contra el monstruo que asi conmoviera la sociedad ibérica, buscando el luto y el espanto á doce millones de habitantes, cuyos ojos están fi­ jos en la corona de España, en la candorosa REINA que la ciñe, y en el preclaro vastago con que el cielo nos aca­ ba de regalar, cual otro iris que aparece en el firmamen­ to y asegura la calma y tranquilo porvenir. Aquí, Señora, llegó el triste parle que decía el gra­ ve peligro en que Y. M. se encontró ese fatal dia 2 de este memorable mes, y los habitantes de h provincia de mi mando como yo se asombraron, como yo se vieren apoderados de un profundo dolor, como yo levantaron los ojos al Omnipotente para rogarle en ferviente plega­ ria por el pronto restablecimiento de V. M. Y esto lo han hecho con espíritu abatido y contrito; pero en cambio 11c- J J 'if T 0 — 22— nos do arrogante entusiasmo, piden venganza y reclaman la satisfacción de la vindicta pública, y ¡ ojalá con ella para siempre jam is se borrara la memoria de un aconte­ cimiento tan espantoso! Mas ya que los hechos consuma­ dos no es dado á los mortales borrarlos de las páginas de la historia, esa misma historia dirá á nuestros descendientes que el delirio de un solo criminal fue anatematizado por todos los leales españoles sin distinción de edades, sexos ni gerarquías. Yo hubiera querido, Señora, que V. M. vie­ se el semblante de mis administrados, y observaría el fiel retrato de sus corazones: un silencio respetuoso en toda la capital era la mas elocuente demostración de la triste­ za de que estaban poseídos, á la vez que me veia rodea­ do do todas las demas autoridades, gefes y empleados exclamando el mas patético pesar. liste ligero bosquejo de nuestra situación lo expone­ mos reverente á V. M. para que se digne acoger esa muestra inequívoca de la lealtad de que estamos anima­ dos, reiterándole como siempre la fidelidad de nuestros servicios, y asegurándole, que si como súbditos de nuestra Reina sentimos el acontecimiento nunca bastantemente de­ plorado, como caballeros brindamos con nuestras vidas ú la Señora ofendida, y por eso nuestros pechos al lado del de vuestro augusto Esposo, la resguardarán como á su angelical augusta Hija llamada á empuñar un dia el cetro qu ) dirija los destinos de esta magnánima Nación; y en tanto que V. M. se restablece completamente de su gra­ ve mal, rogaremos al cielo que así se cumpla para vol­ ver despues á nuestra calma, viéndola con su radiante hermosura vivificar cuanto hoy existe marchito mientras duren sus amargos padecimientos. Dios nuestro Señor guarde la interesante vida de Y. M. tantos años como necesita España para llegar á su grandeza — Huelva 5 de Febrero de 1851.