DE GÜ.eyoLiiC'ton Autor de LA ^\iópoüito-tADm-efL la Geografía. icaí kr Universal. l'histoire serait inutile aux autres hommes , il faudrait la faire lire auv Princes. II n'y a pas de meilleur Quand moyen de leur découvrír ce que peuvent les et les les tems et les passions intéréts, conjectures, les bons et les raauvais conseils. Bossuet, Avant prnpos á PHist. Univ. MADRID: ln j.a. Imprenta de U. 1829. Lkoh A m ahita. 543 CAPITULO XXVI. BUENOS- AIRES! .8,3 Instalación de la asamblea nacional. Abolición de los emble mas reales. Falsas secución contra los plaza filantrópicas. Furiosa per españoles. Refuerzos recibidos en la medidas de Montevideo. Union de los sitiadorts. Acción de San Lorenzo. Preponderancia de la plaza por rada situación de dicha marina española. Apu la parte de tierra. 1-íos negocios públicos se presentaban del modo mas hala güeño para los insurgentes de Buenos -Aires. Las victorias del Tucumán, i las ventajas obtenidas contra la plaza de Monte video en el ano anterior los habian constituido i firmeza en un estado á sus mismos cálculos i , superior espe Para dar mayor solidez á su gobierno habian ins talado una asamblea nacional, que principió sus sesiones en 3 1 de enero bajo la presidencia de Alvear i de los secre tarios Vieites i Gómez , quedando confiado el poder ejecutivo de vigor ranzas. . á los mismos que ya ,1o desempeñaban , escepto Pasos que fue reemplazado por Pérez. Dicha asamblea tomo el título de Congreso Soberano Desde que Constituyente. esta nueva forma de gobierno quedó" proscrito de sus actas el nombre de Fernando i se dirigieron todos sus pasos á establecer una independencia ab soluta de la metrópoli. Se cambiaron las banderas i las divi sas reales; se acuñd moneda con los emblemas de aquella re pública ; i siendo uno de los principales intentos de sus cori feos ganarse el aura popular para dar vigor á su empresa, hicieron alarde de una filantropía i generosidad que desmense instituyó1 , 344 tian 181 3. buenos-aires: mismas acciones , decretando la libertad de los que sus naciesen de padres esclavos desde aquella ¿poca, i la supre sión de la mita i del tributo. No dudaban de que por este medio podrían contar con la fidelidad de la raza africana , i la firme adhesión de los indios con , con cuya causa trataron de identificarlos. Mientras que los revolucionarios decantaban su afectada se , entregaban á una horrible persecución contra humanidad los que habian tenido la ñol. Empeñados porque no en de otro modo creian fraguaron conspiraciones é inmolarlos á bierto una desgracia de nacer en esterminar á estos con el tener objeto el suelo espa desventurados, asegurado su triunfo, seres de envolverlos en ellas, saña i venganza. Se supuso haberse descu combinación entre los defensores de Montevideo i su los pocos españoles residentes en Buenos- Aires para der el sistema de la revolución; pero la apurada situación que se hallaban aquellos , i el desamparo i horfandad de entre rocar en estos, fueron los mejores comprobantes de la inocencia con que sufrieron el último suplicio cinco infelices sacrificados á la conveniencia de depravados designios. del ingenio i con otras inven ciones de no menor inmoralidad se iban arraigando en la ca pital los principios democráticos i en igual proporción se estendian los medios de consolidar la independencia. Se habian he cho venir de Londres varios armeros con las máquinas é ins trumentos necesarios para establecer una fábrica de fusiles; civiles i se habia separado de todos los empleos eclesiásticos la prudencia i militares, aun á aquellos españoles que por circunspección de su conducta se consideraban como exentos de toda sospecha; fueron anuladas las pensiones que ellos ó sus viudas percibian de los fondos públicos ; i se les confino por último á distancia de 40 leguas de la capital, permitién doles únicamente estraer para su precaria subsistencia la Con estos sus odiosos recursos , , , cantidad de 500 pesos. Ya á este tiempo habian concurrido infinitas familias frangeras á establecerse sólidamente en el país : los es- ingleses en habian abierto varias particular l8l3. : BÜEXOS-AIRES casas 345 de comercio, cons i anunciado recreo, algunas en el campo para en la duración del tenian la tales disposiciones seguridad que este juicio la formar á gobierno rebelde. Tal vez contribuyó" el gabinete de San gran protección que parece dispensaba su truido James indirectamente á los tos inundados de nuevos aventureros , i estados aun se oficiales de algunos ejércitos de tierra, sostenía Montevideo la que habia recibido de repetía vieron és se i á marina de que carecian. una En el entretanto ción asi de mérito, que pasaron á organizar los formarles : con sus estrellaban las vigorosas de las mas península salidas ; i los refuerzos aquella digna guarni contra veces en con los sitiadores que los indomables Soler, Villarino, Terrada, Cruz, Ortiguera habia restablecido la pechos se de i French. En el perfecta unión campo de estos se con las tropas orientales desde la retirada de don Manuel Sarratea , que habia sido el mas origen emponzoñado de funestas discordias. Aunque dicha guarnición después de los últimos refuer i entre habia llegado á reunir un total de 68 hombres ellos 4® veteranos, padecía sin embargo muchas enfermeda des i escaseces i no podía por lo tanto adelantar un paso por la parte de tierra que no fuera marcado con pérdidas i que brantos. Seguía la marina ejerciendo una decidida superiori dad i era la única fuerza que podía hostigar con fruto á los rebeldes. Valiéndose de esta ventaja, no habia punto de la costa que pudiera sustraerse á su poder, i el número de sus zos , , , triunfos se contaba por el de biera tenido hombres', mas verificado ciones de San con un contraste gefe en el sus empresas, sin que hu el desembarco de 250 que en mes de febrero en las inmedia pues que habiendo debido chocar afortunado i valiente como San Martin, Lorenzo, tan hubo de cederle el honor de la victoria; i desde tomó" este caudillo multí á lanzarse á nesta nombradía. entonces aquella arrogancia militar, que lo nuevas empresas para adquirir una esti- fu 346 buenos-aires: 181 3. Los realistas, pues, iban perdiendo con sus repetidos ata ques el nervio de sus fuerzas terrestres , i aquel aire de con fianza i seguridad, que les habia hecho mirar hasta entonces con desprecio al enemigo. Creciendo en igual proporción la osadía de este, bieran á su no deberá fatal destino sorprendernos en el año que siguiente. aquellos sucum