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Orden natural y orden social:
ciencia y política en el semanario
del nuevo reyno de granada
Mauricio Nieto Olarte1
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
FACULTAD DE Ciencias Sociales - CESO
DEPARTAMENTO DE Historia
1
Mauricio Nieto Olarte. M.A., Ph.D. Historia de la ciencia, Universidad de Londres. Profesor
asociado y director de posgrados del Departamento de Historia de la Universidad de los
Andes.
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Nieto Olarte, Mauricio
Orden natural y social: ciencia y política en el semanario del Nuevo Reyno de Granada / Mauricio
Nieto Olarte. — Bogotá: Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de
Antropología, CESO, Ediciones Uniandes, 2008.
434 p.; 17 x 24 cm.
Incluye referencias bibliográficas.
ISBN 978-84-00-08507-0
1. Expediciones científicas — Colombia — Siglo XIX 2. Historia natural — Colombia — Siglo XIX
3. Geografía humana — Colombia — Siglo XIX I. Universidad de los Andes (Colombia). Facultad de
Ciencias Sociales. Departamento de Antropología II. Universidad de los Andes (Colombia). CESO III.
Tít.
CDD. 508.7287
SBUA
Primera edición: 2007
Primera reimpresión en Colombia: 2009
© Mauricio Nieto Olarte
© Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Historia,
Centro de Estudios Socioculturales e Internacionales – CESO
Dirección: Carrera 1ª No. 18A – 10 Edificio Franco P. 3
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http//:ediciones.uniandes.edu.co
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ISBN: 978-84-00-08507-0
Orden natural y orden social: ciencia y política en el Semanario del Nuevo Reyno de Granada de Mauricio
Nieto Olarte, edición cedida por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Diseño gráfico, preprensa y prensa:
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Teléfono: 4 255255
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medio sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electro-óptico, por fotocopia o cualquier otro, sin
el permiso previo por escrito de la editorial.
Contenido
Prospecto...................................................................................................... 1
1. La “letra de molde”, la república de las letras y la prensa en el Nuevo
Reyno de Granada............................................................................................ 13
.
1.1. La imprenta y el público ilustrado............................................................... 13
.
1.2. “Ese gigante de cien brazos y cien bocas”: la imprenta en el Nuevo Rei no de Granada.................................................................................................... 17
.
1.3. Publicaciones periódicas.............................................................................. 23
1.4. Publicaciones periódicas en el Nuevo Reyno de Granada.......................... 29
1.4.1. La Gazeta de Santafé de Bogotá...................................................... 31
1.4.2. El Papel Periódico de la Ciudad de Santafé de Bogotá................... 32
1.4.3. El Correo Curioso............................................................................ 35
1.4.4. El Redactor Americano y el Alternativo del Redactor Americano... 38
.
1.5. El Semanario del Nuevo Reyno de Granada............................................... 41
.
1.6. Autores y lectores del Semanario: ¿quiénes fueron los criollos letrados?.. 49
.
1.7. Contenidos.................................................................................................... 52
.
1.8. Algunas reflexiones iniciales...................................................................... 55
2. Francisco José de Caldas: en busca de una comunidad........................... 59
.
2.1. Centros y periferias en la ciencia colonial................................................... 59
2.1.1. ‘Descubrimientos’: Caldas y la historia de la ciencia...................... 62
2.1.2. Libros, instrumentos y los vínculos con la comunidad ilustrada... 68
.
2.2. Mecenazgo y redes científicas en la Nueva Granada................................. 77
.
2.3. De las cartas a la imprenta.......................................................................... 86
3. La geografía económica y la apropiación del Nuevo R eyno de Granada. 95
.
3.1. La geografía en el Semanario del Nuevo Reyno de Granada..................... .
3.2. Gobierno y geografía: el discurso sobre la utilidad política de la geografía.... 100
.
3.3. La geografía como política.......................................................................... 102
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Contenido
vi
3.3.1. Epistemología y política................................................................... 103
3.3.2. Un lugar en el mundo para los criollos............................................ 104
3.3.3. Del espacio al territorio: geografía y apropiación........................... 108
.
3.4. Economía política: los ilustrados y el orden económico............................. 113
.
3.5. Consideraciones finales............................................................................... 120
4. Cuerpos, mentes y almas.......................................................................... 125
.
4.1. ‘Nosotros’ y ‘ellos’: los criollos como agentes del orden social.................. 126
.
4.2. La salud del Nuevo Reyno de Granada....................................................... 132
4.2.1. “Ese enjambre de zánganos”: ignorantes, vagos y pobres............... 133
4.2.2. Enfermedad, higiene, alimentación y medio ambiente................... 136
.
4.3. La aritmética política: cuantificar y tabular la población.......................... 142
.
4.4. La educación................................................................................................ 147
4.4.1. Dios, la patria y la formación de ciudadanos.................................. 147
4.4.2. Las “escuelas de la patria”............................................................... 151
5. El imperio del hombre y el imperio del clima.......................................... 157
.
5.1. Europa y el Nuevo Mundo........................................................................... 159
.
5.2. El debate sobre el clima en el Semanario del Nuevo Reyno de Granada... 169
.
5.3. Redes y retórica en una querella científica sobre los efectos del clima...... 174
5.3.1. Experiencia, autoridad y “hechos seguros”..................................... 175
5.3.2. Erudición: los autores y sus aliados autores.................................... 177
5.3.3. Instrumentos: testigos precisos y seguros....................................... 181
5.3.4. La “voz” de la naturaleza................................................................. 184
5.3.5. El triunfo de la razón....................................................................... 189
.
5.4. Raza y clima................................................................................................ 191
.
5.5. Orden divino, orden natural y orden social................................................. 200
6. Humboldt y la búsqueda del orden global. ........................................... 203
.
6.1. En busca del orden....................................................................................... 205
.
6.2. El viaje......................................................................................................... 207
.
6.3. Humboldt y Caldas...................................................................................... 210
.
6.4. Redes robustas y tejidos truncados............................................................. 219
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Contenido
.
vii
6.5. América como laboratorio y “cuadro” de la naturaleza.............................. 226
6.5.1. Los laboratorios portátiles............................................................... 226
6.5.2. El “cuadro” y el orden de la naturaleza........................................... 229
.
6.6. Humboldt en el Semanario del Nuevo Reyno de Granada.......................... 235
.
6.7. Americanismo y eurocentrismo: naturaleza y cultura en la obra de Humboldt.................................................................................................................... 242
7. Ilustración y eurocentrismo en el Nuevo R eyno de Granada............... 249
.
7.1. La mirada del viajero naturalista................................................................. 252
.
7.2. Ignorantes, campesinos, zafios, charlatanes y curanderos; sus “fábulas”
y la “ciencia” de los ilustrados........................................................................... 264
.
7.2.1. De las “fábulas” al “conocimiento ilustrado”.................................. 266
7.2.2. Las reglas de la experiencia............................................................. 271
7.2.3. Nombrar, ordenar y controlar.......................................................... 275
7.3. Los artefactos y la disciplina de la observación.......................................... 279
.
7.3.1. El chromapicilo de Jorge Tadeo Lozano y el problema del color
en la periferia de la ilustración.................................................................. 282
7.4. Consideraciones finales............................................................................... 291
8. Pasado y futuro de la nueva granada: el criollo y su lugar en la
historia......................................................................................................... .
.
295
8.1. Historia......................................................................................................... 295
8.1.1. El pasado de las culturas americanas............................................... 296
8.1.2. Los criollos en la historia................................................................. 302
8.2. Ilustración: emancipación o dominación.................................................... 311
Anexo 1 índice descriptivo del SNRG........................................................ Anexo 2 listado de suscriptores del SNRG............................................... Bibliografía. ................................................................................................ Imágenes....................................................................................................... Orden natural y social 26-01-2009.indb 7
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Agradecimientos
Una de las tesis que recorre todo el libro es que el conocimiento es siempre un
proceso colectivo y este trabajo está muy lejos de ser una excepción. Así que las
deudas son muchas y de naturaleza muy distinta. Espero que las notas al pie y
las referencias permitan reconocer con justicia el uso que he hecho del trabajo de
otros. Sin embargo, los formalismos de la escritura académica no son suficientes
para dar un adecuado reconocimiento a todas las personas que hicieron parte de
la escritura de este libro.
La idea de trabajar sobre el Semanario del Nuevo Reyno de Granada se
maduró en el salón de clase, y fue el objeto de reflexión de varios seminarios
que bajo mi responsabilidad se ofrecieron en el Departamento de Historia de
la Universidad de los Andes en los distintos semestres del 2003 y el 2004. Los
debates con los estudiantes, sus preguntas, críticas y ensayos me estimularon e
influyeron de una manera que no sabría reconocer con justicia. Algunos de ellos
siguieron interesados en el tema y escribieron sus monografías de grado sobre
problemas afines. Sin embargo, por estos seminarios pasaron dos personas con
quienes tengo una deuda muy distinta: Paola Castaño y Diana Ojeda. Habiendo
dejado atrás – si es que realmente existió – la relación de profesor estudiante,
Diana, Paola y yo trabajamos en equipo con reuniones semanales por algo más de
un año. Durante todo este tiempo su participación en el proyecto fue entusiasta
y generosa, tanto en tiempo como en ideas y productos. Algunas de las nociones
centrales del libro ya aparecen en algunos artículos que escribimos conjuntamente
y cualquier mérito que pueda tener este trabajo debe ser compartido con ellas.
Además de su generosidad e interés, su ayuda fue posible gracias al apoyo del
Instituto Colombiano para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología ‘Francisco
José de Caldas’, Colciencias, entidad que financió la investigación a lo largo de
doce meses.
La escritura del texto tal y como aparece no hubiera sido posible sin el apoyo
que he recibido del Ministerio de Ciencia y Educación de España, el cual a través
de su programa para la movilización de investigadores extranjeros y gracias a
la invitación y el apoyo de Miguel Angel Puig-Samper del Instituto de Historia
del CSIC de Madrid, me permitieron dedicarme durante todo un año a redactar
el texto. En el 2005 tuve la suerte de trabajar en el Departamento de Historia de
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x
Agradecimientos
la Ciencia de este centro y allí compartí parte de mi trabajo con colegas como
Miguel Angel Puig-Samper, Antonio Lafuente, Leoncio López-Ocón, Juan
Pimentel, Nuria Valverde y Sandra Rebok.
Estos meses en Madrid fueron esenciales, no sólo por el privilegio que
implica el poder disponer de un año exclusivamente para la investigación, sino
por la riqueza de los Archivos y la generosidad de sus curadores. En especial
debo agradecer a Pilar San Pio y Piedad Rodríguez quienes son responsables del
Archivo y la biblioteca del Real Jardín Botánico de Madrid; Luis Magallanes
en el Archivo del Servicio Geográfico del Ejercito; María Luisa Martín-Merás
en el Archivo del Museo Naval y Juana Molina Nortes en el Archivo del Museo
Nacional de Ciencias Naturales, también me prestaron su apoyo.
El ejemplar del Semanario del Nuevo Reyno de Granada sobre el que se
realizó la mayor parte de la investigación reposa en el fondo de publicaciones
seriadas de la Biblioteca Nacional de Colombia y fue en este lugar y frente a los
originales del periódico que decidí llevar a cabo este trabajo. Quienes se dedican
a cuidar y permiten el acceso a estos documentos no deben olvidar la importancia
de su labor, que hace posible, entre otras cosas, que los historiadores sintamos un
extraño placer, similar al de la creación, cuando creemos poder recuperar algo
que nos parece debe ser parte del presente.
Durante todo este tiempo debo agradecer el apoyo de la Universidad de los
Andes y en particular del Departamento de Historia. La libertad para diseñar los
seminarios, el tiempo para el desarrollo del proyecto tanto en su fase financiada por
Colciencias como la estancia en Madrid, fueron posibles gracias a la Universidad
y a las personas a cargo de la Facultad de Ciencias Sociales y el Departamento
de Historia.
En la lectura del manuscrito final debo agradecer especialmente a Armando
García, Juan Pimentel, Olga Restrepo y Ursula Ablanque.
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Ursula sabe cuánto me gusta y cuánto me cuesta escribir; lo que no sabe es
la impaciencia con que lo hago esperando terminar algo para verlo impreso y
poderle decir una vez más: aquí está tu libro.
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Prospecto
El Semanario del Nuevo Reyno de Granada, editado por Francisco José de Caldas
entre 1808 y 1810, y las distintas memorias que aparecen en esta publicación, constituyen un material histórico de enorme valor. Su aparición tuvo lugar en un período
decisivo para la historia política de España y sus colonias; y resulta significativo que
en plena crisis del imperio español exista una publicación periódica que tiene como
propósito divulgar, entre un grupo de criollos, aquellos conocimientos considerados
útiles para el buen gobierno y la prosperidad de la Nueva Granada. Así, el Semanario es una rica fuente de investigación que nos permite entender mejor las relaciones
entre la Ilustración, la ciencia, la cultura y la política; entre el conocimiento científico y el poder en la América española a inicios del siglo XIX.
Como el Semanario muchos periódicos de la época iniciaron su publicación
con un ‘prospecto’ en el cual se esbozan sus propósitos y orientación general. De
manera similar, en esta introducción se presentan los objetivos generales del libro
y de cada uno de sus capítulos.
Si bien existe una amplia literatura acerca de los “ilustrados de la Nueva
Granada”1, son pocos los trabajos sobre el Semanario2, en su mayoría quienes
han estudiado el periódico lo han hecho de manera fragmentada ocupándose de
algunas de sus memorias, y no existe un análisis exhaustivo de los contenidos
del periódico. Esperamos que este libro sea una contribución en ese sentido. Sin
embargo, el propósito principal de este trabajo es más analítico que descriptivo
y por lo tanto no se ha pretendido compilar información detallada sino más bien
explorar formas que puedan enriquecer el análisis de la política en la Nueva Granada a comienzos del siglo XIX.
El estudio del Semanario que aquí se presenta fue concebido como una investigación en el campo de la historia de las ciencias con un supuesto teórico
1
En particular esta investigación se ha beneficiado del trabajo de Renán Silva, específicamente de
su reciente libro, Los Ilustrados de Nueva Granada, 1760-1808. Genealogía de una comunidad
de interpretación, Medellín, Banco de la República, EAFIT, 2002.
2
Un trabajo de análisis del Semanario que debemos destacar es la tesis de grado de Andrea Cadelo,
Hábito e ideología criolla en el Semanario del Nuevo Reino de granada, Pontificia Universidad
Javeriana, Comunicación Social, 2001.
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2
central: la inseparabilidad de los campos de la política y del conocimiento. Así,
uno de los propósitos principales del libro está en mostrar que las prácticas y los
discursos científicos –la geografía, la historia natural, la medicina, la agricultura,
el estudio de la población americana y del clima, entre otros temas – deben ser
entendidos como prácticas políticas. Las ciencias naturales que se desarrollaron
en Europa en el siglo XVIII y de las cuales nos ocuparemos a lo largo del libro,
tienen elementos comunes que nos permiten darle cierta unidad y sentido a todo
el texto. En primer lugar se trata de un conjunto de prácticas distintas pero todas
relacionadas con el ejercicio del poder y con una misma finalidad: controlar el
mundo natural y sus habitantes.
Poder, imperialismo, monarquía, Estado o nación; al igual que Ilustración
o conocimiento científico, son todas expresiones vacías si no se traducen en prácticas que hagan posible la domesticación del territorio, la clasificación y el ordenamiento de la naturaleza y la sociedad. Si no incluimos los discursos sobre
geografía, los sistemas de clasificación, los mapas o cartas de navegación, las
políticas de higiene y salud, la educación, los saberes médicos, los censos, las
concepciones históricas, los almanaques y calendarios, y otras formas de representación ‘científica’ de la naturaleza y de la sociedad como parte de la historia
política, nuestra descripción de los mecanismos de dominio y control resulta limitada. La consolidación del orden social y de la autoridad política debe ser explicada a través de prácticas de control y dominación concretas como las que se
acaban de mencionar. Prácticas científicas que revisten importancia en la medida
en que ayudaron a configurar una elite con autoridad y derecho para ordenar la
naturaleza y la sociedad.
El hecho de reconocer el profundo carácter político de las distintas memorias que aparecen en las páginas del Semanario permite abordar la pregunta sobre
la importancia histórica de las elites letradas de la Nueva Granada y entender
los efectos de la publicación y circulación de un periódico como el que publica
Francisco José de Caldas entre 1808 y 1810.3 En sus páginas se pueden reconocer
diferentes formas de construcción de un orden social estrechamente relacionadas
con la geografía, el territorio, los recursos naturales, la población, el comercio,
la industria, la salud, la educación, la religión y la moral. Pero el resultado más
3
La presente investigación se ha concentrado en el Semanario del Nuevo Reyno de Granada, pero
a finales del siglo XVIII y principios del XIX en Santafé de Bogotá se publicaron otros periódicos importantes para las elites criollas. Entre ellos podemos mencionar La Gazeta de Santafé
de Bogotá (1785), El Papel Periódico de la Ciudad de Santafé de Bogotá (1791-1797), El Correo
Curioso, Erudito, Económico y Mercantil de la Ciudad de Santafé de Bogotá (1801), El Redactor
Americano (1806-1809) y El Alternativo del Redactor Americano (1806-1809).
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Prospecto
3
visible, y posiblemente más importante de la aparición y circulación de textos y
memorias de carácter científico es la consolidación de un grupo social particular:
Los autores y, de alguna manera, los lectores del Semanario se presentan como
la elite de criollos letrados que hoy reconocemos como los ilustrados de la Nueva
Granada.
Así, la idea no es analizar el papel que jugó la ciencia en la historia política de la Nueva Granada, sino ver la historia de la ciencia como historia política.4 Si bien ésta no es una idea nueva para los historiadores de la ciencia y no
son pocos los autores que han mostrado las profundas relaciones entre poder y
conocimiento,5 en la mayoría de los casos la historia de las ciencias y en particular
la historia de la Ilustración en América, ha sido reducida a la historia de las ideas
y su difusión, como si se tratara de un ámbito autónomo, independiente de los intereses humanos y ajeno a todo lo mundano. Igualmente preocupante es el hecho
de que quienes se ocupan de la historia política suelen dejar de lado o le otorgan
un papel marginal a las prácticas científicas, y dificultan así el análisis, tanto de
la historia de las ciencias, como de la historia política.6 Una cabal comprensión
de la naturaleza de las prácticas científicas plasmadas en el Semanario, muestra
claramente que para hablar de ciencia y de política no estamos obligados a cambiar de campo de estudio ni de nivel de análisis.7 De esta manera, la noción de
4
Esta expresión es tomada de la afirmación de Macleod, “El punto no es el papel de la ciencia en la
historia imperial sino la ciencia misma como historia imperial” . MACLEOD, Roy, “On visiting
the ‘moving metropolis’: reflexions on the architecture of imperial science” , en: REINGOLD,
Nathan y ROTHEMBERG, Marc (eds.) Scientific colonialism: a cross-cultural comparison,
Washington, Smithsonian Institute Press, 1981, p. 219.
5
Entre los muchos autores que se han ocupado sobre las relaciones entre conocimiento y poder,
nos limitamos a mencionar algunos que han sido claves para el diseño de esta investigación:
HORKHEIMER, Max y ADORNO, Theodor W., Dialéctica de la Ilustración. Fragmentos
filosóficos, Madrid, Editorial Trotta, 2003; FOUCAULT, Michel, Power/Knowledge: Selected
interviews and other writings 1972-1977, Nueva York, Harvester Wheatsheaf, 1980; ROUSE, J.,
Knowledge and Power: toward a political philosophy of science, Londres, Cornell University
Press, 1987; BARNES, Barry, The Nature of power, Cambridge, Polity Press, 1988; LAW, John
(ed.), Power, action and belief: a new sociology of knowledge?, Londres, Routledge and Kegon
Paul, 1986; LATOUR , Bruno, La Esperanza de Pandora: ensayos sobre la realidad de los estudios sobre ciencia, Barcelona, Gedisa, 2001
6
Desde el frente de las reflexiones de carácter político, autores interesados en los procesos que
explican la construcción de naciones, como Benedict Anderson y Eric Hobsbawm han sabido
mostrar que el problema de la “cuestión nacional” está situado en el punto de intersección entre
política, formas de conocimiento, tecnología y transformación social. Estos autores, entre otros
confieren central importancia a los medios impresos como dispositivos de configuración del proyecto de orden social de la nación. Las publicaciones periódicas no solo expresan sino configuran
redes interpersonales de solidaridad política.
7
En este sentido, al no tratarse de dos esferas separadas, resulta innecesaria las frecuentes explicaciones sobre el tránsito de los ilustrados de la ciencia hacia la política. Ver por ejemplo SILVA,
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4
política que nos interesa no puede restringirse a las tradicionales esferas del Estado, del gobierno o las leyes. Este proyecto ha tomado como base una concepción
amplia de lo político a partir de la pregunta por el orden social. La constitución
de un orden supone la delimitación de un entorno, la generación de un límite de
inclusión y exclusión y una serie de prácticas clasificatorias que marcan jerarquías dominios y posesiones. Lo político se entiende en el marco de intereses por
el establecimiento de límites territoriales, naturales, históricos y entre grupos
humanos. Debemos pensar lo político como la lucha por determinar quién o qué
está, pertenece o no, a un lugar, es o no parte de la naturaleza o de la cultura,
forma o no parte de la historia; y cual es su lugar y su papel en un orden que es
tanto ‘natural’ como ‘fabricado’. Lo político debe ser explicado en términos de
la capacidad de constitución de sujetos y objetos estables en un orden jerarquizado. En esta medida, la preocupación clasificatoria del proyecto ilustrado no se
circunscribe al problema de la domesticación de la naturaleza, sino que está en
estrecha relación con el establecimiento de grupos sociales y diferentes categorías
de la población. El ejercicio del poder trae consigo un ejercicio de clasificación en
tanto éste supone poner aparte, separar, dar y darse un lugar en la sociedad y en
la naturaleza. Es en este sentido que, Orden natural y Orden social pretende ser
un libro tanto de historia de las ciencias como de historia política.
Para que estas ideas, nada nuevas pero tampoco obvias8, sean algo más que
un planteamiento retórico y sugestivo necesita ir de la mano de una cuidadosa
investigación empírica, de casos concretos que nos permitan ver de qué manera,
en qué lugar, cuándo y cómo es que la geografía, la historia natural, la astronomía
o la medicina son prácticas políticas.
La comprensión, apropiación o domesticación del Nuevo Mundo no es un
proceso mental que tiene lugar en los cerebros de Cristobal Colón, del Conde de
Buffon, Alexander von Humboldt, o Francisco José de Caldas. El proceso de
op.cit., p. 196; DÍAZ PIEDRAHÍTA, Santiago, Nueva aproximación a Francisco José de Caldas:
episodios de su vida y de su actividad científica, Bogotá, Academia Colombiana de Historia,
1997, p. 187.
8
Los señalamientos sobre el carácter político de la Ilustración tiene una ya larga tradición en la
cual podríamos destacar autores como Adorno y Horkheimer, y su conocida obra Dialéctica de la
Ilustración. La crítica de estos autores encontró un soporte empírico la obra de Michel Foucault
cuyas investigaciones sobre ciencia y poder nos permiten apreciar cómo de manera simultánea se
produce conocimiento y se ejerce control. En trabajos más recientes muchos referenciados en este
texto, han hecho eco de esas mismas ideas con cuidadosos estudios de caso y con sutilezas teóricas como las que encontramos en la obra de Bruno Latour. Pero además el análisis del discurso
Ilustrado en un contexto político ha sido también de gran interés en lo que podríamos llamar los
estudios poscoloniales y subalternos en los esfuerzos por entender las relaciones entre poder y
discurso en los contextos coloniales y poscoloniales.
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Prospecto
5
conocer no es una mera elaboración conceptual, es más bien algo que es a la vez
más concreto y más complejo, es una práctica social y colectiva en la cual operan
múltiples actores (humanos, naturales y fabricados). Se trata de procesos de movilización del mundo que sólo son posibles por medio de herramientas o instrumentos, conceptuales y materiales específicos. Para transformar lo desconocido
en algo familiar se requiere de dispositivos9 que crean vínculos, que interactúan
y constituyen tejidos que hacen del mundo natural algo móvil y que permiten su
apropiación. Vínculos que transforman lo salvaje en doméstico y lo ajeno en algo
propio. Domesticar, como lo explica el zorro de El Principito, es “crear lazos”,
establecer conexiones, construir una relación de dependencia.10
Orden Natural y Orden Social es también un ejercicio teórico, pero no por
eso ha dejado de ser una investigación empírica ni ha renunciado a ser parte del
campo de la historia. Los supuestos teóricos sobre los cuales se quiso escribir este
libro más que las conclusiones o el fin último de la investigación, son herramientas, instrumentos de trabajo; son de alguna manera un medio para explicar los
proyectos científicos de comienzos del siglo XIX.
A lo largo de todos y cada uno de los capítulos del libro se presentan problemas
de tipo teórico y para este fin nos hemos apoyado en autores de diversos campos,
sin embargo el cuerpo central de toda la investigación lo constituyen los casos específicos, las memorias y los autores del periódico. Nuestros objetos de estudio son
tanto los criollos de la Nueva Granada a comienzos del siglo XIX como las relaciones entre conocimiento y poder, pero las referencias teóricas y de autores contemporáneos, si bien conforman la los cimientos de toda la investigación, permanecen al
margen, en las notas al pie, más como un medio que como un fin del trabajo.
La Ilustración es un tema que, por varias razones, podemos considerar como
un problema contemporáneo. Muchos de los supuestos centrales de la Ilustración
forman parte también fundamental de nuestra cultura. Aun en algunas expresiones críticas del mundo académico de hoy, se reconocen ideales ilustrados. Tal y
como lo explica Dorinda Outram, ningún otro periodo de la historia ha sido definido en relación al nuestro con la misma intensidad que la Ilustración.11 Si bien
9
Al referirnos al término dispositivo vale la pena hacer referencia a la idea de disponer: poner,
ordenar, colocar, poner las cosas convenientemente. El término también se refiere a la acción de
tomar (como en disponer de lo que a uno le pertenece).
10
- Qu’est-ce que signifie apprivoiser ? - C’est une chose trop oubliée, dit le renard. Ça signifie
créer des liens... - Créer des liens ? Antoine de Saint- Exupéry, Le Petit Pince.
11
OUTRAM, Dorinda, “The Enlightenment Our Contemporary”, en CLARK, William, GOLINSKI, Jan y SCHAFFER, Simon (eds) The Sciences in Enlightened Europe, Chicago, The University of Chicago Press, 1999.
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nuestro objeto de estudio está en los inicios del siglo XIX, hace ya casi dos siglos,
las preguntas que nos hemos hecho no pueden ser otras que las preocupaciones
del presente. Sin olvidar estas aclaraciones, podemos decir que nuestro objeto
de estudio es el pasado y no hay ambigüedad al presentar este como un libro de
historia que enfrenta problemas contemporáneos.
Los capítulos
Los distintos capítulos se ocupan de temas que no podemos entender de manera
fragmentada y que necesariamente se cruzan y complementan. La geografía, la
población, el clima o la historia son todos aspectos del mundo del conocimiento
ilustrado que se mezclan hasta el punto en que es imposible describirlos por separado. Además, las preguntas por la naturaleza política de la ciencia a comienzos
del siglo XIX, sobre el problema del ‘eurocentrismo’, la retórica en la obra de los
hombres de letras o la constitución de sujetos a través de prácticas científicas, son
ejes transversales a todos los capítulos. Este es un esfuerzo por relacionar elementos aparentemente distintos, así que la división en capítulos o temas separados
es, en ocasiones, un mal necesario, pero que hace posible el análisis de ciertos
elementos claves para entender la Ilustración en el Nuevo Reino de Granada. Se
pretende que los distintos capítulos guarden una coherencia propia, incluso su
lectura por separado es posible, pero en aspectos centrales son complementarios
y permiten fortalecer ideas similares desde perspectivas distintas. Como es obvio
los ejes de análisis escogidos ofrecen una lectura particular del Semanario del
Nuevo Reyno de Granada, la cual, sobra decir, no es la única posible. De manera
que el libro no pretende reemplazar una lectura del Semanario. Todo lo contrario,
se espera que sea una invitación a leer sus distintas memorias y estudiar sus autores. Sin embargo, para orientar al lector y darle una mirada comprensiva de los
distintos textos publicados, se incluye un apéndice en el cual se describen brevemente todos y cada uno de los textos que hacen parte del periódico.
El primer capítulo, Letra de molde, la República de las letras y la prensa en
la Nueva Granada tiene una función introductoria en la cual se destaca el papel
primordial de los medios de comunicación, de la imprenta y de las publicaciones
periódicas en la construcción de conocimiento y de autores con autoridad científica, política y moral. Cualquier intento por explicar la historia de la ciencia que no
reconozca los medios de comunicación como un problema fundamental del conocimiento y que por ende ignore el carácter social y colectivo del conocimiento, se
verá destinado al fracaso. De manera que antes de internarnos en los contenidos,
las ideas y las nociones de las distintas memorias del Semanario, este capítulo
presenta, algunas reflexiones sobre el papel de la imprenta y de la prensa en la
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conformación de las nociones de ‘ciencia moderna’ e ‘Ilustración’; y aunque de
manera muy general, presenta las condiciones materiales y el contexto en el cual
tiene lugar la publicación, distribución y lectura del periódico.
La imprenta y la prensa hicieron posible que los hombres de letras abandonaran la esfera de lo privado y se convirtieran en autores. Las publicaciones periódicas
como el Semanario son el medio que permite la consolidación de comunidades
afines, la tribuna y el vehículo de comunicación que le dará visibilidad, reconocimiento y autoridad a Caldas y otros criollos interesados por las ciencias naturales.
Para tener una visión más amplia del papel de la prensa ilustrada de este
periodo resulta útil un recorrido general por las publicaciones de este mismo género que anteceden al Semanario en los contextos, europeos, hispanoamericanos
y en la misma Santafé de Bogotá. En este primer capítulo también se ofrece una
primera presentación del Semanario, los propósitos y orientación general que le
quiso dar su editor a la publicación.
Francisco José de Caldas juega un papel determinante y a todas luces protagónico en la historia del Semanario, y constituye una figura clave para estudiar
los principales rasgos de la ciencia ilustrada en el contexto colonial español. Su
condición de español-americano, de criollo letrado, y su interés y capacidad para
la astronomía, la geografía y la historia natural, lo hacen un personaje clave para
estudiar las prácticas científicas, tecnológicas y políticas en la Nueva Granada a
comienzos del siglo XIX. Caldas y sus biógrafos nos recuerdan una y otra vez
las dificultades para hacer ciencia en América: no tiene los instrumentos ni las
publicaciones necesarias, no cuenta con interlocutores ni acceso a los medios de
comunicación científica, todas estas condiciones necesarias para que el conocimiento científico sea posible. El capítulo 2, Francisco José de Caldas: en busca
de una comunidad, permite apreciar la importancia que tiene para Caldas o para
cualquier hombre de ciencia en este momento, el acceso a información, a la literatura europea y la obtención de instrumentos científicos. La familiaridad y la
adquisición de publicaciones científicas contemporáneas y de instrumentos de
reconocida precisión, son una ruta obligada para todo aquel que pretenda ser parte del mundo del conocimiento. Pero estas no son las únicas consecuencias de la
condición de relativo aislamiento en que se encuentra la Nueva Granada. La vida
de Caldas es un claro ejemplo de las dificultades de ser un hombre de ciencia sin
una comunidad científica ni un público adecuado. En este capitulo se describen
estas dificultades, las formas en que se enfrentan y hasta cierto punto las maneras
en que son superadas.
En el capítulo 3, Geografía económica y política, iniciamos nuestro análisis
del contenido del Semanario. La geografía, o mejor la geografía económica, debe
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entenderse en su relación con una amplia gama de ejes temáticos como el territorio, el clima, los recursos naturales, el comercio, las vías de comunicación y la
población entre otros. Todos estos fueron temas de interés científico y frentes de
atención para las elites criollas alrededor de los cuales se articulan los intereses
políticos de los letrados de la Nueva Granada. El territorio como objeto de conocimiento es un claro ejemplo de los mecanismos de apropiación y control de la
ciencia de los ilustrados. Estrechamente relacionado con la geografía está la preocupación por una adecuada explotación de los recursos naturales, por el cultivo
de la tierra, el comercio y la producción de riqueza. Buena parte del Semanario
está dedicado a la geografía económica y éste es un tópico que nos permite apreciar cómo se construye la conciencia criolla en términos geopolíticos.
El capítulo 4, Cuerpos, mentes y almas, se ocupa de la población de la Nueva
Granada como objeto de conocimiento. Al igual que sucede con el territorio la
población es dominada en la medida en que se transforma en objeto de racionalización, medición y clasificación, y la información que de ella se pueda reunir de
manera sistemática, constituye una clara capacidad política. Uno de los frentes
más notables en los cuales la población es objeto científico es el de la salud. En
primera instancia porque en términos económicos se requiere de una fuerza laboral fuerte; pero la salud es una preocupación mucho más amplia relacionada
con la higiene y las buenas costumbres, es decir con la educación física y moral
de los habitantes. De manera que con el fin de formar ciudadanos útiles, buenos
patriotas que compartan los valores sobre los que se quiere construir el futuro,
la población es objeto de atención por parte de los ilustrados en el campo de las
virtudes y las faltas humanas. Este problema nos conduce a examinar con cierto
cuidado el tema de la educación de la población.
A lo largo de los textos del Semanario es posible identificar el proceso de
conformación de un grupo de ‘hombres ilustrados’, que en la medida en que se
hacen portavoces y ponen en circulación un conocimiento legítimo, construyen
su propia identidad. En esta medida, podemos decir que uno de los más patentes,
y tal vez menos explicados, triunfos de la Ilustración es precisamente la emergencia del ilustrado, del hombre de luces y la construcción de una elite social y
política. Es decir, que los textos del Semanario son tanto formas de representación de la naturaleza, el territorio y la población como de sus propios autores. La
conformación de dicha comunidad se vigoriza en la medida en que cuenta con un
‘otro’, el ‘iletrado’, ‘ignorante’, ‘rústico’ o ‘salvaje’, frente al cual los ilustrados
forjan su propia identidad.
El capítulo 5, El imperio del hombre y el imperio de la naturaleza, se centra en el problema del clima y su influencia sobre los seres vivos, siendo éste un
debate en estrecha relación con uno de los rasgos fundamentales del pensamiento
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ilustrado: el triunfo del hombre sobre la naturaleza, de la razón sobre la barbarie y
de la civilización sobre lo salvaje. El capítulo ofrece una breve presentación de dicho debate entre los más conocidos naturalistas y escritores europeos y sigue con
cierto detalle los términos en que dicha discusión toma forma entre los autores del
Semanario. Aquí no solamente se presta atención a los contenidos y las posiciones
de los criollos frente al clima y la naturaleza americana, sino que se estudia la
‘retórica’, las estrategias de argumentación, la manera como se construye la confianza y la credibilidad científica, moral y política del discurso ilustrado.
Un punto de central importancia para los criollos frente al debate del Nuevo
Mundo en la perspectiva climática está en que si bien para ellos son evidentes
los efectos del clima sobre los seres organizados, éste no afecta de igual manera
a todos los habitantes en todas la regiones de América. Su punto de vista ‘local’,
sus intereses como españoles-americanos que habitan la cordillera de los Andes
está en mostrar la ligereza con que algunos autores hablan del Nuevo Mundo sin
reconocer las enormes diferencias que existen en América como resultado de sus
imponentes montañas, entre por ejemplo las planicies de los Andes y las selvas
del amazonas o la costa pacífica.
El tema del clima nos conduce una vez más al problema de la población americana, sus razas, castas y diferencias naturales y sociales. Los discursos sobre
clima, tanto en su forma como en su contenido, son poderosos instrumentos de
diferenciación y de consolidación de sujetos virtuosos, confiables y con autoridad
en los campos de por sí indiferenciables de la ciencia, la moral y la política.
El capitulo 6, Alexander von Humboldt y la búsqueda del orden, está dedicado al explorador prusiano, no sólo porque en el Semanario se publican tres
memorias de su autoría, sino porque se trata de una figura emblemática de la
ciencia Ilustrada, de los viajes de exploración y de cierto tipo de ‘americanismo’
que nos interesa estudiar con cuidado. La obra de Humboldt es un esfuerzo por
incorporar el continente americano dentro de un orden global, un propósito que
encontró resonancia entre los criollos. Además, la figura de Humboldt permite
volver sobre la relación entre centro y periferia en las prácticas científicas ya que
de manera patente refleja la importancia que tienen las alianzas, la erudición, la
posesión de instrumentos. En este sentido es interesante revisar la relación del
viajero europeo con Caldas y un paralelo entre los dos personajes puede ser útil
para estudiar las dinámicas de la ciencia en el contexto colonial.
En el capítulo 7, Ilustración y eurocentrismo en el Nuevo Reino de Granada,
nos ocupamos de tres aspectos clave de la ciencia ilustrada: La visión del viajero,
la relación de los discursos de los hombres de letras con la experiencia y el conocimiento de la población no ilustrada, y el papel de artefactos e instrumentos de
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observación. Todos estos son elementos que permiten una mejor apreciación de
los marcos de referencia desde los cuales se proclama la legitimidad del conocimiento.
Como veremos, es frecuente que los criollos en sus distintas memorias en
el Semanario asuman una posición de ‘viajeros’. La literatura de viajes, como
género literario y como forma de comprender el mundo natural, es un elemento
definitivo para entender la ciencia de los siglos XVIII y XIX y la relación de estos
hombres de letras con el continente americano. En este capítulo dirigimos también nuestra atención sobre los saberes locales y su relación con la ciencia erudita.
No es posible ocultar que los viajeros o criollos ilustrados en el curso de sus viajes
e investigaciones no solo se vieron acompañados por artefactos indispensables
como barómetros y termómetros, o por los libros, mapas y observaciones de otros
hombres de ciencia, sino que siempre estuvieron rodeados de personas, pocas
veces visibles en sus escritos, pero sin duda imprescindibles para sus labores científicas. Geógrafos, botánicos o médicos, todos tuvieron un permanente contacto
con guías, campesinos o indios; con la experiencia y el conocimiento propio de
tradiciones locales, que constituyeron una rica fuente de información. Teniendo
como ejemplo un texto de Jorge Tadeo Lozano, Memoria Sobre las Serpientes el
capítulo ofrece una reflexión sobre los procesos de traducción, uso y apropiación
de nociones vulgares dentro de un discurso científico ilustrado. Esta incorporación implica un proceso de traducción y tiene como consecuencia la negación de
la legitimidad de las acciones o experiencias de otros. Por último, está la relación entre exploración, instrumentos de medición y observación, la cual constituye uno de los rasgos centrales para entender la construcción y la expansión de
la ciencia moderna. Los instrumentos científicos son parte fundamental de las
prácticas científicas de la Ilustración, así como, en cierto sentido, su condición de
posibilidad y su fundamento. No se trata entonces de darle un lugar a los instrumentos en la historia de las ciencias reduciendo su papel a simples herramientas al
servicio de una ciencia ya constituida, o como la aplicación práctica de principios
teóricos12. Esto lo veremos claramente en la obra de Caldas y de Humboldt que
comentamos en los capítulos 2 y 6. Sin embargo en este capitulo retomamos el
tema para estudiar un intento criollo de poner en funcionamiento un artefacto que
permita la estandarización del color. Este es el caso de un instrumento llamado
Chromapicilo y que Jorge Tadeo Lozano propone para eliminar la ambigüedad
en la observación de los colores, traduciendo sus nombres y matices a una escala
numérica. Si bien la noción de ‘descubrimiento’ como un evento discreto y un
logro individual ya habrá sido cuestionada, éste acápite nos permite reflexionar
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Ver MEDINA, Manuel, “Tecnografía de la Ciencia”, Historia Crítica,10, (1995): 14-26.
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sobre las nociones de ‘invención’ o de ‘innovación tecnológica’ en el contexto
colonial neogranadino.
En el capítulo 8, Pasado y futuro: el lugar de los criollos en la historia, se
atienden dos aspectos que serán útiles para cerrar nuestra reflexión sobre ciencia
y política. La visión del pasado de América y el lugar de los criollos en la historia.
Dos elementos que nos ayudan a entender mejor la conciencia histórica que forjan
y expresan los mismos criollos en los escritos del Semanario y la visión que de
ellos han alimentado ya varias generaciones de historiadores. En la visión de los
criollos sobre el pasado y el futuro de la Nueva Granada se hace evidente su preocupación por mostrar que la Nueva Granada es parte de la historia europea, que
el futuro de América está en Europa, en perseguir los mismos logros culturales,
científicos y económicos del Viejo Continente. Estas reflexiones sobre el lugar
de los criollos en la historia nos conduce a un problema historiográfico mayor:
la relación entre la Ilustración, la independencia y la creación de las naciones
americanas.
Los mecanismos de orden, control y dominación que hacen parte de las prácticas científicas y tecnológicas modernas; encontrarán un nuevo tipo de agentes
en el contexto colonial. Las distintas formas de apropiación y legitimación, que
como veremos traen consigo los discursos y prácticas científicas, ya no serán propiedad exclusiva de viajeros europeos, de los españoles de la península o de los
naturalistas franceses, ingleses o prusianos; serán también parte de la cultura y
de las capacidades de españoles nacidos en América. La geografía, la historia natural o la medicina le otorgan a los criollos una posición social y política notable.
Sin embargo, hacer de éstos últimos los gestores de un proyecto político revolucionario y americano, es un supuesto que en este trabajo será objeto de revisión.
Por último, el libro incluye dos apéndices, uno sobre los contenidos del
periódico y otro con los nombres de los suscriptores. Como lo hemos señalado, la lectura de este libro no sustituye la del Semanario, pero el apéndice
o índice descriptivo juega un papel importante pues le ofrece al lector una
referencia ordenada de los textos y los autores que hicieron el periódico y
dan una idea general de los contenidos y autores que lo conforman.
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1. La “letra de molde”, la República
de las Letras y la prensa en el
Nuevo Reino de Granada
1.1 La imprenta y el público ilustrado
La comunicación y la producción del conocimiento son una y la misma cosa y podemos asegurar que no existe conocimiento sin público. De manera que la idea de
‘descubrimiento’ o ‘invención’ como el producto de mentes solitarias resulta artificial e impide reconocer el verdadero carácter social de las prácticas científicas.1
De hecho, es en la interacción social de múltiples actores que el conocimiento
adquiere sentido. Éste es una cuestión de organización colectiva cuya práctica exige
la habilidad para crear y combinar recursos conceptuales, materiales, económicos y
humanos.2 Es entonces evidente que la vida de un texto científico, de un libro o de
un periódico, lejos de terminar, comienza con su publicación, y su importancia se
determina en la medida en que circula y cuenta con un público lector.
En este orden de ideas, es necesario tomar distancia frente a dos supuestos
frecuentes entre los historiadores de las ideas: que el conocimiento se construye
de manera independiente de la sociedad en que circula y que su significado y
validez existen antes de su apropiación colectiva. Así, la producción de conocimiento es, de manera simultánea, la construcción de su público tanto como de sus
autores; ambos deben tener rasgos comunes, compartir reglas de conducta, ámbitos sociales, estéticos y morales, y sus intereses científicos y políticos deben ser
afines. De tal manera que el estudio de las formas y los medios de comunicación
1
Ver, por ejemplo, BRANNIGAN, Augustine, The Social Basis of Scientific Discoveries,
Cambridge, Cambridge University Press, 1981; KUHN, Thomas S., La tensión esencial: estudios
selectos sobre la tradición y el cambio en el ámbito de la ciencia, México, Fondo de Cultura
Económica, 1983, capítulo 7.
2
LAW, John, “Le laboratoire et ses réseaux”, en CALLON, Michel, La science et ses réseaux:
Genèse et circulation des faits scientifiques, París, Editions la Découvert, 1988; LATOUR, Bruno,
La Esperanza de Pandora. Ensayos sobre la realidad de los estudios de la ciencia, Barcelona,
Gedisa, 2001.
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son un tema de obligatoria atención en cualquier intento por entender la historia
social de las ciencias.3
La Ilustración en América adquiere un sentido concreto en los medios de
comunicación escritos y por lo tanto, para su estudio, es preciso abordar el problema de la impresión y circulación de textos. Antes de iniciar un debate sobre la
historia de las ideas, debemos tener presente que la imprenta, y en particular las
publicaciones periódicas, son logros técnicos de movilización y multiplicación de
información estable sin los cuales sería imposible obtener la credibilidad colectiva que permite proclamar la “universalidad” del conocimiento. De esta manera,
las publicaciones periódicas no pueden ser vistas estrictamente como “medios”
que permiten la circulación de ideas, ni tampoco se puede asumir que el público
es un simple receptor pasivo de conocimientos. Tanto las posibilidades de circulación de ideas que ofrece la prensa, como el hecho de contar con un público lector
son condiciones de posibilidad del conocimiento.
Así, para estudiar los contenidos de las distintas memorias y los debates que
nos presenta el Semanario del Nuevo Reyno de Granada, es oportuno que nos
ocupemos de la imprenta y sus productos: folios de papel con textos impresos
en “letra de molde” que circularon regularmente entre una grupo de lectores. Es
a partir de ahí que podemos preguntarnos por el objeto central de esta investigación: la configuración a través de prácticas científicas de sujetos con rasgos
comunes, de un grupo social diferenciado: los criollos ilustrados. La existencia
de autores y de un público lector no es posible entonces sin mecanismos de difusión eficientes.4 Un primer paso para entender la construcción del conocimiento
erudito es examinar las condiciones materiales que hicieron posible la producción
y circulación de textos e imágenes, es decir, la imprenta.
El impacto de la imprenta en la cultura moderna es un tema histórico de la
mayor trascendencia sobre el cual ya se han publicado importantes e influyentes
trabajos. Un destacado ejemplo es la obra de Elizabeth Einsenstein, quien ha sido
contundente a la hora de mostrar que la imprenta fue un factor definitivo, una
3
Sobre este punto ver BURKE, Peter, Historia social del conocimiento: de Gutenberg a Diderot,
Barcelona, Paidós, 2002, y BRIGGS, Asa y BURKE, Peter, De Gutenberg a Internet: Una
historia social de los medios de comunicación, Madrid, Taurus, 2002.
4
A pesar de notables esfuerzos por estudiar la lectura y circulación de textos en la Nueva Granada,
como son los trabajos de Renán Silva, nos enfrentamos aquí con una dificultad considerable:
un cubrimiento completo y satisfactorio de la lectura y circulación de la prensa de los siglos
XVIII y XIX resulta muy difícil y queda fuera de los objetivos de la presente investigación.
Adicionalmente, los lectores del Semanario, que hacen parte de los problemas que queremos
abordar, no se limitan a sus contemporáneos; sus ediciones posteriores, los historiadores de los
siglos XIX y XX, y nosotros mismos somos parte de su público.
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condición de posibilidad, para lo que hoy entendemos como ciencia moderna.5
Eisenstein muestra la importancia de la imprenta en procesos de estandarización,
preservación y acumulación del conocimiento frente a formas de comunicación
oral o manuscrita que resultaban mucho más fluidas e inestables. La imprenta
condujo a la estabilización del lenguaje, de la grafía, de la ortografía y de léxicos
que le dan forma al idioma. Dicha estabilidad es un elemento fundamental para
la construcción de confianza y credibilidad en un autor. Además, con la imprenta
fue posible el desarrollo de la lectura crítica, el acceso a diversas opiniones sobre
un mismo tema, la respuesta a un artículo en un periódico, el debate público y
las querellas académicas entre autores y lectores. Como lo veremos más adelante,
todos estos son elementos visibles en el marco del Semanario del Nuevo Reino
de Granada.
Estas ideas sobre el papel de la imprenta en la configuración de lo que se
ha llamado la ciencia moderna han sido claves para reconocer la importancia de
las condiciones materiales de la cultura moderna y que el conocimiento sólo es
posible en la medida en que el mundo natural o social es puesto en circulación y se
hace accesible a grupos sociales amplios. Para que esto sea posible, el mundo tiene que ser transformado en unidades móviles y estables como son las imágenes,
las tablas, los diagramas, los mapas y los textos. De manera que no sólo la imprenta, sino sus productos como libros y publicaciones regulares, son requisitos
para que exista confianza, consenso y conocimiento. Es en el estudio de dichas
prácticas comunicativas que podemos entender fenómenos como el nacimiento de
la idea de propiedad intelectual y de autor, ya que es a través de la escritura y la
reproducción impresa de textos idénticos que surge la posibilidad de adjudicarse
formalmente la autoría de un texto o la propiedad de una idea.
Otro de los aspectos más comentados acerca de la aparición de la imprenta
es su contribución a transformar una tradición oral a una visual mediante los procesos de formación y comunicación del conocimiento. Es evidente que la imprenta y el crecimiento de la información facilitaron la aparición y estandarización
de formas gráficas para la organización de la información, como son diagramas,
cuadros, tablas y referencias al pie o al final de los textos. La imprenta trajo consigo nuevos estilos de lectura ya que los libros adquieren un formato particular
con capítulos, párrafos, referencias bibliográficas e índices, y esto determina una
forma particular de leer y de conocer. Los resúmenes, las reseñas, las notas al pie
de página y las citas son elementos fundamentales en la idea moderna de conoci5
EISENSTEIN, Elizabeth, The Printing Revolution in Early Modern Europe, Cambridge,
Cambridge University Press, 1993.
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miento. No es trivial ni accidental el hecho de que la escritura de textos científicos
requiera de formatos específicos como el ensayo, la memoria o el artículo, cuya
estructura, longitud y estilo son parte de una compleja sumatoria de normas y
restricciones tanto técnicas como sociales.
El desarrollo de la historia natural, de los sistemas de clasificación, de la
botánica, de la geografía, la química o de cualquier otro campo de la ciencia moderna no habría sido posible sin sofisticadas técnicas de representación visual y
formas de impresión dinámicas. La anatomía, la ingeniería, la cartografía, la astronomía, la geología, al igual que muchas otras disciplinas modernas, sufrieron
notables transformaciones con el desarrollo de la imprenta.6 Con la imprenta fue
posible no sólo poner el mundo en papel sino ponerlo al alcance de un colectivo de
humanos con la educación y los recursos para acceder a estos productos impresos.
La representación gráfica del mundo tiene la enorme ventaja de acumular tiempo
y espacio de manera eficiente y estable, y si dicha estabilidad se ve acompañada
por el efecto multiplicador de la imprenta, podemos explicar entonces el poder
que tiene la representación visual, textual o gráfica en la empresa humana de
comprender el mundo.7
Si bien lo dicho hasta aquí resulta innegable, tampoco es posible otorgarle a
la imprenta un papel determinante por fuera de los contextos culturales y sociales
que hicieron posible su desarrollo e impacto. La imprenta tiene historias muy
distintas en China y en Italia, y no podemos igualar la cultura de la impresión en
Londres y en Santafé de Bogotá. Como lo trataremos de mostrar en este trabajo,
el determinismo tecnológico que supone que la imprenta fue en sí misma el único
agente que desencadenó grandes cambios sociales o epistemológicos, resultaría
insuficiente. La posibilidad de fijar y acumular el conocimiento y de cuestionar
posiciones de autoridad son prácticas que sólo son posibles entre colectivos que
comparten referentes sociales dentro de determinadas condiciones materiales.
Como veremos en los capítulos siguientes, el problema de la legitimidad no
es un asunto exclusivamente técnico de reproducción. Otra obra importante sobre
la cultura de la imprenta, The Nature of the Book, de Adrian Johns, nos señala las
limitaciones de reducir la construcción de conocimiento confiable a las técnicas
de impresión y a la movilidad y estabilidad física de los productos impresos. La
6
BRIGGS y BURKE, op. cit., p. 33.
7
LATOUR, Bruno, “Drawing Things Together”, en LYNCH, Michael y WOOLGAR, Steve
Representation in Scientific Practice, Cambridge, MIT Press, 1990, pp. 19-68. LATOUR, Bruno,
“Visualization and cognition: Thinking with Eyes and Hands”, Knowledge and Society: Studies
in the Sociology of Culture, Past and Present, 6 (1986) : 1-40.
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“veracidad –nos dice Johns– es extrínseca a la imprenta misma”.8 Es decir que
la veracidad y la credibilidad no son el resultado directo de la imprenta por sí
sola. La confianza, colectiva o inter-subjetiva, es un elemento fundamental en la
construcción del conocimiento; para entender su naturaleza debemos hacernos
preguntas básicas sobre quién, por qué y en qué circunstancias podemos confiar
en determinado tipo de saberes y de autores. Estas preguntas son una misma, ya
que la reputación de los autores y la veracidad del conocimiento no se pueden
disociar.
Tampoco puede decirse que con la imprenta se pasó de manera absoluta o
repentina de la ignorancia al saber, o de las tinieblas a la luz. La implementación de la imprenta tuvo consecuencias políticas diversas y su impacto social fue
altamente diferenciado. Para entender el fenómeno de la imprenta es entonces
necesario examinar no solamente qué se imprime, sino quién lo hace y cuál es
su público. Sólo así podemos explicar el papel que tuvo en las transformaciones
sociales, en la política y en la historia del conocimiento.
1.2 “Ese gigante de cien brazos y cien bocas”: La imprenta
en el Nuevo Reino de Granada
La historia de la introducción de la imprenta en Hispanoamérica está estrechamente vinculada con el desarrollo político-administrativo de los diferentes reinos que la conformaban. La imprenta se introdujo a comienzos del siglo XVI a
Nueva España y Perú como parte de las disposiciones de la Monarquía española
y mientras que para este siglo se establecieron en la ciudad de México más de
una decena de imprentas, las primeras noticias acerca de la imprenta en el Nuevo Reino de Granada son posteriores a 1730.9 La llegada tardía de la imprenta
–considerada como emblema de progreso y civilización– a la Nueva Granada
alimentó el sentimiento de atraso y aislamiento de la región frente a Europa y
otros territorios de América. Así, su implementación fue justificada con argumentos sobre la premura de la imprenta como un instrumento indispensable
para llevar a feliz término los procesos de civilización, orden moral y político
que requería el imperio.
8
“Veracity is extrinsic to the press itself, and has to be grafted onto it”. JOHNS, Adrian, The
Nature of the Book: Print and Knowledge in the Making, Chicago University Press, 1998,
p. 2.
9
MORALES PADRÓN, Francisco, “La Imprenta en América”, en Atlas Histórico Cultural de
América, Tomo II, Las Palmas de Gran Canaria, Comisión de Canarias para la Conmemoración
del V Centenario del Descubrimiento de América, 1988, p. 542.
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José María Vergara y Vergara en su Historia de la Literatura (1867) ofrece
una vívida descripción del fenómeno, manifestando la importancia de la imprenta
y el sentimiento de atraso de la Nueva Granada en comparación con otros territorios americanos: “… [la imprenta] ya estaba introducida en el Perú, y en México
desde muchos años atrás, y nosotros carecíamos de ese gigante de cien brazos y
cien bocas, el más poderoso auxiliar del pensamiento, complemento humano de
una obra divina, la palabra”.10
A mediados del año 1737 llegaron, por la vía de Cartagena, “tres cajones
de letra de imprenta” dirigidos al Colegio Máximo de Santa Fé. El permiso de
funcionamiento le fue otorgado a la Compañía de Jesús el 10 de diciembre del
mismo año. De este primer taller de impresión salieron novenas, hojas volantes,
catecismos y otros textos religiosos. A partir de entonces comenzaron a circular
peticiones a España para el establecimiento de una imprenta en Santafé que sirviera a los propósitos del gobierno. Así, Francisco Antonio Moreno y Escandón,
Visitador de las provincias del Distrito de la Real Audiencia de Santafé y Fiscal
de Crimen de la misma, dirige por intermedio del virrey Manuel Antonio Flórez
una carta al ministro don José de Gálvez, pidiéndole “su favor” para que Santafé
fuera dotada de una imprenta. El texto de la petición dice:
“Excmo. Señor: Después del más prolijo trabajo se ha logrado beneficiar al público de esta capital proveyéndole de una biblioteca, donde
podrán satisfacerse los literatos que por falta de buenos libros no pocas veces privan al común de los sazonados frutos de sus tareas; pero
todavía resta, para llenar los deseos de los amantes de las letras, que
se facilita una imprenta y algunos instrumentos que son indispensables
para perfeccionar las observaciones, demostrar verdades y enriquecer
al público con sus producciones …”.11
En enero de 1777 el Virrey Manuel Antonio Flórez ratifica esta petición y
coincide con Moreno y Escandón sobre la utilidad de la imprenta dejando claro
cuáles son sus beneficios para el establecimiento del orden y el buen gobierno:
“… para el mejor gobierno de este reino, fijando reglas para cada una de sus
provincias, tanto para la dirección de sus ayuntamientos, como para el manejo y
10
VERGARA y VERGARA, José María, Historia de la literatura en Nueva Granada, Bogotá,
Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango, 1867, p. 164. (Disponible en línea en la
Biblioteca Virtual del Banco de la República: http://www.lablaa.org/blaavirtual/letra-h/histolit/
indice1.htm).
11
Citado por CACUA PRADA, Antonio, Historia del Periodismo Colombiano, Bogotá, Fondo
Rotatorio Policía Nacional, 1968, p. 40-41.
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la recaudación de las rentas de tabaco, aguardiente, alcabalas y demás que hasta aquí han estado sujetas a la práctica, estilo y a los abusos introducidos…”.12
La impresión de libros aparecía como una herramienta importante para el
fomento de las letras, para “contribuir al fomento de la instrucción de la juventud
de este reino” y como “incentivo de los doctos”. Sin embargo, más importante
parece ser la divulgación de las instrucciones sobre el orden administrativo del
virreinato y la difusión de la fé católica, de manera que sin la imprenta el proyecto
de control y “civilización” de la población que supone un gobierno central habría
resultado impracticable.13 Como lo veremos a lo largo de este trabajo, las nociones
de orden y educación guardan una estrecha relación que será fundamental para
entender el proyecto de los ilustrados.
En la primera parte del siglo XVIII, y en comparación con otros centros de
la América española, en la Nueva Granada los productos impresos son escasos
y en su mayoría de carácter religioso.14 Sin embargo, en las últimas décadas del
siglo XVIII en Santafé la imprenta comienza a tener una importancia social y
política notable. Entre otras publicaciones aparecen periódicos como la Gazeta
de Santafé y el Papel Periódico de la ciudad de Santafé. Es posible constatar
también una relación indisoluble con instancias de poder en el Nuevo Reino de
Granada, específicamente, con el gobierno colonial y la Iglesia católica. Además
de los periódicos se publicaron varios textos de carácter religioso, almanaques y
carteles que anunciaban las nuevas medidas administrativas, algunas celebraciones cívicas, académicas y, por supuesto, religiosas.15
A la hora de evaluar el impacto educativo y cultural de la imprenta es claro que tanto el analfabetismo, como los costos de los materiales impresos, son
elementos que no pueden dejarse de lado. Sin embargo, es necesario señalar que
estos no son obstáculos definitivos ya que los mensajes escritos circularon entre
el público a través de otros medios que no están restringidos a los lectores directos, como es el caso de los carteles, de la lectura colectiva y de las tertulias en las
cuales las publicaciones son objeto de debate.16
12
Idem.
13
SILVA, Renán, El Periodismo y la prensa a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX en
Colombia, Documento de trabajo núm. 63, Cali, Universidad del Valle, mayo de 2003, p. 16.
14
Ibidem, p. 15.
15
Ver MEDINA, Toribio, La imprenta en Bogotá (1739-1821) e historia del Tribunal del Santo
Oficio de la Inquisición de Cartagena de Indias, Bogotá, Biblioteca Nacional de Colombia,
1952.
16
SILVA, El Periodismo y la prensa…, op. cit., p. 17.
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El oficio de la impresión en la Nueva Granada estuvo ligado a la familia
Espinosa de los Monteros; Antonio y sus hijos, Bruno y Diego, fueron los impresores de las principales publicaciones de este periodo. Antonio Espinosa de
los Monteros quien estuvo a cargo de la Imprenta Real hasta su muerte en 1799,
heredó el taller a su hijo Bruno quien continuó con la labor de impresión hasta
los inicios de la República, siempre bajo el apelativo de Imprenta Real.17 Fue en
la imprenta de Bruno Espinosa de los Monteros se imprimió el Semanario del
Nuevo Reyno de Granada desde 1808. La publicación del Semanario se suspendió
cuando el gobierno tomó el taller para fines oficiales, pero continuó con la publicación de once Memorias en el año de 1810.18
La otra imprenta que funcionó en la Nueva Granada fue la de Antonio Nariño, más tarde conocida como la Imprenta Patriótica, y que comenzó a funcionar en 1793. El ayudante de esta imprenta fue Diego Espinosa de los Monteros,
hermano de Bruno. En su primer año de funcionamiento se editó la traducción
de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, motivo por el cual la Audiencia
sumarió a Nariño por desacato a las autoridades españolas, se confiscaron sus
bienes y fue apresado junto a su ayudante. En la imprenta de Nariño, además de
los Derechos del Hombre, se publicó una oración laudatoria a Fray Cristóbal de
Torres, algunos números del Papel Periódico de Santafé de Bogotá y una copia
de un tratado de paz celebrado entre España y Francia. Algunos años después,
en 1797, la imprenta fue comprada al gobierno por Nicolás Calvo y Quijano y a
partir de ahí se encuentran las siguientes impresiones: una cartilla de las cuatro
reglas de aritmética (texto para las escuelas), los calendarios para 1798 y 1800, el
primer número del Correo Curioso, dirigido por Jorge Tadeo Lozano y José Luis
de Azuola, y la traducción del acta constitucional de los Estados Unidos publicada por Miguel Pombo en 1811. Es de esta imprenta que sale el primer documento
político después de la proclama de independencia: el “Bando de la Junta Suprema
señalando los nueve puntos principales del nuevo gobierno”.19
En cuanto a las descripciones técnicas de estas imprentas, encontramos limitaciones que en otros lugares ya habían sido superadas. Se trata del uso de
imprentas de tipos móviles y de carácter mecánico, lo cual requería de un peón
u oficial que manejara la prensa. Además, cabe señalar que subsistían para ese
entonces algunos tipos de madera ya en desuso en la mayoría de las imprentas
17
Esta imprenta fue tomada después por Francisco Javier García de Miranda, quien dejó el taller
para trabajar en la Imprenta del Estado. Le sucede Nicomedes Lora, quien trabajó con los
revolucionarios hasta el regreso de los españoles en 1816. CACUA PRADA, op. cit., p. 58.
18
Ver anexo 1.
19
CACUA PRADA, op. cit., p. 58.
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modernas. En las distintas descripciones sobre la historia de la imprenta en Europa se insiste en que los tipos de madera se abandonaron de forma temprana debido
a que se gastaban rápidamente y producían manchas. Por esta razón se impuso el
uso de tipos de metal (en aleación de plomo y zinc, estaño o cobre) que eran más
resistentes y suponían una expansión potencial casi ilimitada del impreso. Por sus
características técnicas, Aníbal Currea Restrepo, en su estudio sobre los orígenes
de la imprenta en América Latina, describe a la Imprenta de Antonio Espinosa como “mediocre” y “primitiva” en comparación con sus contemporáneas de
México y Perú:
“Muy mediocre y primitivo debió ser este taller en sus comienzos, a pesar de la compra que hizo Espinosa de los elementos que compusieron
el arrinconado de la Compañía de Jesús, y magna obra de paciencia la
confección de los impresos que de él salieron, pues el maestro contaba
solamente con una mala prensa, reemplazada luego por otra manufactura colonial, gracias a la habilidad de los industriales Narciso Gutiérrez y Mariano Millán, carpintero el uno y herrero el otro”.20
Más allá de las limitaciones técnicas y de la dificultad que se encuentra para determinar el alcance y difusión de los materiales impresos en una
sociedad mayoritariamente analfabeta, es evidente la función política de las
publicaciones como instrumento del gobierno y como un medio muy importante para la construcción del orden en la sociedad colonial, para el proyecto de
“civilización” de la población ya bien sea en nombre de la Corona española, de
la Iglesia católica o de las elites criollas.21 De este modo, siempre con “Licencia
del Superior Gobierno”, circularon en Santafé almanaques, edictos, permisos,
sentencias de causas criminales, novenas, noticias e instrucciones públicas en
materia administrativa o tributaria, así como los periódicos que comentaremos
más adelante.
Si bien la imprenta ha sido con frecuencia vista como un eficiente vehículo
de educación y de emancipación, no podemos olvidar que se trata de un poderoso
instrumento de control. La etimología de la palabra misma apunta en esta dirección: Imprimatur es una palabra de origen latino tomada de la literatura eclesiástica, significa “permiso de publicar”.22 En el caso de la corona Española, ya desde el
20
CURREA RESTREPO, Aníbal, “La imprenta en Santa Fe y Bogotá”, Boletín de Historia y
Antigüedades, 24, 270 (1937) p. 56.
21
SILVA, Los Ilustrados de Nueva Granada, op. cit., p. 273.
22
Los medios de comunicación han sido descritos por algunos autores como el sistema nervioso de
los gobiernos y como uno de sus mecanismos de control más efectivos. Ver DEUTSCH, Karl, The
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22
siglo XVI se encuentra una abundante legislación sobre la impresión y circulación
de libros en América, y sobre los procedimientos para velar por su cumplimiento.23 A lo largo de todo el periodo colonial es difícil encontrar una publicación
sin censura del gobierno y de la Iglesia; las pocas imprentas en funcionamiento
tenían un control oficial absoluto, la censura tuvo el carácter de organización permanente y el Tribunal de la Santa Inquisición intervenía en el otorgamiento de las
licencias de impresión. Como se mencionó, todos los periódicos del periodo del
que nos ocupamos llevan como colofón: “Con licencia del Superior Gobierno”. En
este contexto, la única causa seguida por asuntos de prensa en la Nueva Granada
es la adelantada contra Antonio Nariño, propietario de la Imprenta Patriótica, por
la publicación de la traducción de los Derechos del Hombre.
Tres de los cinco periódicos que hasta el año de 1810 se publicaron en Santafé tienen un origen oficial. Solamente el Correo Curioso y el Semanario nacieron de las iniciativas particulares de Jorge Tadeo Lozano y Francisco José de
Caldas, respectivamente; lo cual no quiere decir que estos periódicos no hayan
sido objeto de control. Incluso podemos afirmar que, para entonces, sus editores
fueron defensores convencidos de los objetivos educativos, religiosos y políticos
de la Corona. Así, si tenemos en cuenta que las publicaciones que circularon en
el Nuevo Reino de Granada no solamente fueron objeto de control oficial, sino
que constituyeron empresas costosas que requerían una tecnología escasa a la
cual no tenía acceso cualquier ciudadano, es posible entender el número limitado
de publicaciones y al mismo tiempo valorar el destacado papel que jugaron en el
periodo que estudiaremos.
Nerves of Government. Models of Political Communication and Control, Nueva York, The Free
Press, 1966, y BRIGGS y BURKE, op. cit.
23
Los Reyes Católicos se preocuparon por reglamentar los usos de la imprenta y hacer explícitas las
“precauciones que deben tomarse para imprimir libros”. En el título XVI de la pragmática del 8 de
julio de 1502 se habla “De los libros y sus impresiones, licencia y otros requisitos para su introducción
y curso” (p. 14): “Mandamos y defendemos, que ningún librero ni impresor de molde, ni mercaderes,
ni factor de los susodichos, no sea osado de hacer imprimir de molde de aquí adelante por vía
directa ni indirecta, ningún libro de ninguna facultad o lectura o obra, que sea pequeña o grande,
en latín ni en romance, sin que primeramente tenga para ello nuestra licencia y especial mando o de
las personas siguientes: en Valladolid o Granada los Presidentes que residen o residieren en cada
una de las nuestras Audiencias que allí residen; y en la ciudad de Toledo el Arzobispo de Toledo;
y en la ciudad de Sevilla el Arzobispo de Sevilla…”. Citado por CACUA PRADA, op. cit., p. 15.
La impresión de libros en América estaba sujeta a normas tales como poseer la licencia del Rey y
de su Consejo, un trámite que exigía la presentación del manuscrito ya censurado al Escribano del
Consejo quien rubricaba todas sus páginas. En hoja aparte se salvaban las correcciones, erratas y lo
tachado en el original, y sólo después de eso podía remitirse el original a la imprenta para su tirada.
Una vez impresa la obra, se entregaban dos ejemplares al Consejo para su cotejo con el original. Ahí
se otorgaba la licencia, la tasa de venta de los pliegos y la cédula de privilegio.
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23
1.3 Publicaciones periódicas
La prensa ha sido una de las fuentes documentales más exploradas por los historiadores; la historia social, cultural, política, económica, entre muchos otros campos de la investigación histórica, se han apoyado en la prensa para reconstruir y
entender el pasado. En particular para el periodo del cual nos ocupamos, la prensa
ha sido el centro de atención de autores interesados por la historia política y por la
historia de la consolidación de las nuevas naciones americanas.24 La aparición de
nuevos medios de comunicación se ha vinculado con procesos de emancipación,
pero como lo veremos para el caso de la Nueva Granada, a través de publicaciones periódicas como el Semanario del Nuevo Reyno de Granada se crearon
monopolios de conocimiento, se fortalecieron ciertas instancias de control de la
monarquía española sobre la sociedad y se formalizaron las posiciones sociales
de las elites criollas.
Como la imprenta, los periódicos merecen una atención aguda de parte de
los historiadores de la ciencia. Las publicaciones periódicas fueron el vehículo
por excelencia de construcción y comunicación del conocimiento científico del
mundo moderno occidental. Esto se explica, en parte, por la agilidad y velocidad
con que se movilizó la información a través de este tipo de publicaciones, lo cual
tuvo como resultado la acelerada consolidación de públicos con intereses compartidos y un lenguaje común. Una publicación periódica, regular y en un mismo formato, bajo parámetros estables de forma, políticas editoriales constantes y
contenidos controlados por expertos, trae consigo un alto grado de estabilidad y
confiabilidad, siendo éstas condiciones básicas de cualquier tipo de saber con pretensiones de objetividad. Específicamente, los periódicos constituyen un género
editorial donde los procedimientos retóricos para proyectar autenticidad son más
notorios, en parte por la veracidad que exige su función informativa, pero sobre
todo por el papel que estas publicaciones jugaron en la difusión del conocimiento
científico certificado.
Los periódicos eruditos que buscaron difundir conocimientos de tipo más
académico surgieron a partir de la década de 1660 con la aparición del Journal des
Savants en Paris (1665), de las Philosophical Transactions de la Real Sociedad de
24
Los trabajos de Benedict Anderson, entre otros, han llamado la atención sobre el papel de la
prensa en la historia política: ANDERSON, Benedict, Imagined Communities: Reflections on
the Origin and Spread of Nationalism, Nueva York, Verso, 1983. Para el caso de Hispanoamérica
ver GLAVE, Luis Miguel, “Del pliego al periódico. Prensa, espacios públicos y construcción
nacional en Iberoamérica”, Debate y perspectivas: Cuadernos de Historia y Ciencias Sociales, 3
(2003): 7-30
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24
Londres (1665), del Giornale de Letterati de Roma (1668), de las Acta Eruditorum
en Liebzig (1682) y de las Nouvelles de la République des Lettres en Rotterdam
(1684); todas publicaciones que contribuyeron a crear una nueva identidad en sus
autores y lectores, a la consolidación y cohesión de una comunidad imaginada
de la República de las Letras, la cual siguió creciendo a lo largo de todo el siglo
XVIII.25 En el periodo de 1600 a 1789 se fundaron más de 1200 diarios en francés,
la gran mayoría en el siglo XVIII.26 En la segunda mitad de éste último siglo hay
un visible incremento de publicaciones periódicas científicas; entre 1750 y 1790
se fundaron cerca de 900.27
El Semanario será abordado como un fenómeno cultural y político local,
sin embargo, no podemos desconocer que está lejos de ser un periódico único en su género y que guarda en sus propósitos, e incluso en sus contenidos,
una evidente cercanía con muchas publicaciones europeas, españolas e hispanoamericanas. Es inevitable que el Semanario nos recuerde las publicaciones
periódicas típicas de la ilustración europea y española. No debemos olvidar que
desde 1765 en adelante, aparecen en España sociedades patrióticas con apoyo
del Estado con el fin de difundir en España los avances europeos en tecnología
y agricultura. Una de las metas del gobierno de Carlos III era estimular a la
burguesía española para que buscara la producción de ganancias privadas y las
Sociedades Españolas de Amigos del País pretendían crear una elite educada
que promoviera la prosperidad regional por medio del desarrollo de la agricultura, la industria y el comercio.
El medio más eficiente para la diseminación del pensamiento contemporáneo fue una serie de publicaciones periódicas que, para el caso español, en su
mayoría aparecieron en Madrid durante los últimos años del gobierno de Carlos
III. El resto de las publicaciones españolas estaban dominadas por temas religiosos. Solamente un 7% se ocuparon de las ciencias, un 3% a la industria y un 9%
a la medicina.28 Las revistas, por el contrario, representaron un importante canal
para la difusión del pensamiento extranjero. Por ejemplo, El Correo de Madrid,
que hizo su mayor contribución con una serie de artículos de carácter biográfico
sobre filósofos modernos; El Pensador, fundado por José Clavijo y Fajardo en
25
BURKE, Historia social del conocimiento, op. cit., p. 46.
26
Ibidem, p.71.
27
SALADINO GARCÍA, Alberto, Ciencia y prensa durante la Ilustración latinoamericana,
Toluca, Universidad del Estado de México, 1996, p. 21.
28
HERR, Richard, The Eighteenth century revolutions in Spain, New York, Princeton University
Press, 1985, p. 194.
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1761 quien más tarde tradujo a Buffon; y El Censor, fundado por Luis Cañuelo en
1781 también un decidido crítico de la actitud reaccionaria española frente a autores como Descartes o Newton.29 Otras publicaciones similares son El Duende de
Madrid, El Apologista Universal, El Semanario Erudito, el Correo Mercantil de
España y sus Indias, el Diario de los Literatos de España, el Diario de Valencia,
la Gazeta de Madrid, la Gazeta de Sevilla, el Mercurio de España, el Semanario
de Madrid y el Semanario Patriótico de España.30 Algunas de estas revistas buscaron difundir los conocimientos en diversas áreas del conocimiento y tienen lo
que podríamos llamar un carácter científico.
Una de las más notables publicaciones periódicas españolas es sin duda los
Anales de Historia Natural (1799-1804), dedicada, como lo indica su nombre,
exclusivamente a las ciencias naturales. El propósito de esta publicación se puede
leer en el decreto del gobierno de Carlos IV que anuncia su aparición y que deja
ver la preocupación de España por tener, al igual que otras “naciones cultas”, medios de comunicación y promoción de las ciencias naturales.
“... de que a exemplo de otras naciones cultas, se publique en sus estados un Periódico, que no sólo presente a los nacionales los descubrimientos hechos y que vayan haciendo los extrangeros, sino tambien los
que sucesivamente se hacen en España en la Mineralogía, Química,
Botánica y otros ramos de Historia Natural...” .31
Si bien entre sus editores encontramos dos extranjeros, se trata de una publicación que busca difundir y promover la obra de autores españoles, notoriamente
la de uno de sus editores, el botánico Antonio José Cavanilles (1745-1804).32 Cavanilles jugó un papel determinante en la revista, ninguno de sus enemigos fue
invitado a publicar en las páginas de los Anales y él mismo fue el autor del mayor
número de artículos (48, un 25% del total). Los otros editores son el mineralogista
Cristiano Herrgen (?-1816) y los químicos Louis Proust (1754-1826) y Domingo
García Fernández (1759-1829). Entre ellos, Herrgen tuvo un número significativo
29
Ibidem, p. 113.
30
SALADINO GARCÍA, Alberto, op. cit., p. 66.
31
FERNÁNDEZ PÉREZ, Joaquín (ed.), Anales de Historia Natural (1799-1804), Aranjuez,
Ediciones Doce Calles, 1993, Tomo I, Estudio preliminar, p. 15.
32
Cavanilles, tal vez sea oportuno recordar, quiso contestar al artículo “Espagne” de Masson de
Morvilliers publicado en París en 1784 en el cual se cuestionaba el aporte de los españoles a
las ciencias. Cavanilles escribió Observations de M. Lábbé Cavanilles sur l’Árticle Espagne
de la Nouvelle Encyclopedie en 1784 con el propósito de mostrar el mérito de algunos autores
españoles.
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26
de textos propios (26) lo cual lo convierte en el segundo autor con más textos
después de Cavanilles.33 El tercero en productividad, resulta significativo, fue el
prusiano Alexander von Humboldt. La publicación de los Anales coincidió con el
viaje de Humboldt por América y sus editores presentaron partes de su correspondencia y algunos textos. No siendo pocos los naturalistas españoles que viajaron
al Nuevo Mundo, llama la atención que en la publicación española más importante en ciencias naturales la mayoría de textos sobre América sean de Humboldt.
Los Anales constituyen una revista hecha a la medida de Cavanilles y sin duda
operaron como un vehículo de promoción de la obra y reputación de sus editores.
La botánica es, como es de esperarse, una de las principales preocupaciones de
los Anales, seguida por la química y la mineralogía. También están muy presentes
los textos sobre instrumentos y observaciones astronómicas.
El Semanario del Nuevo Reyno de Granada, que aparece ocho años más
tarde, al igual que muchas de las publicaciones de carácter científico en Hispanoamérica de este momento, presenta características, preocupaciones y propósitos
muy similares. Del mismo modo que los Anales de Ciencias Naturales, el Semanario refleja el interés de un grupo de hombres de letras por tener un medio
redifusión de sus escritos. Como veremos, Caldas también hizo del Semanario
una tribuna para exponer sus ideas, y fue él mismo el autor con mayor número de
textos en el periódico.
Otra similitud entre ambas publicaciones es la manifestación del sentimiento de abandono y aislamiento en relación con la actividad científica de otras naciones europeas. El problema de una ciencia en la periferia no fue exclusivo de
la Nueva Granada y estuvo presente en el resto de los centros importantes del
territorio español, incluyendo la península e incluso Madrid. Ésta, entre otras razones, nos muestra que es imposible pensar el problema de la ciencia colonial en
un esquema simple de un centro y sus periferias. Como veremos más adelante, las
nociones de centro y periferia son el resultado de las mismas prácticas científicas
y deben ser entendidas como categorías sociales más que geográficas.
En los Anales aparecen lamentos y quejas como las que veremos entre los
criollos:
“Demostrado se halla por larga y triste experiencia cómo notables
trabajos de acreditados naturalistas, cuyos nombres traspasaron los
confines de la Península se hicieron infructuosos, no llegando a terminarse, desvanecida la esperanza de que fuesen conocidos, o habién33
FERNÁNDEZ PÉREZ, Joaquín (ed.), op. cit., p. 30.
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27
dose terminado, perdieron su novedad e importancia científica por el
transcurso de los años”.34
Desde siglos anteriores ya existen algunas publicaciones periódicas en la
América española, pero en la segunda mitad del siglo XVIII aparecieron más de
cuarenta nuevos periódicos35 en todas las ciudades importantes del territorio hispanoamericano –Buenos Aires, Caracas, Guatemala, La Habana, Lima, Madrid,
México, Montevideo, Puerto Rico, Quito, Río de Janeiro, Santafé de Bogotá, Santiago de Cuba y Veracruz– que abordaron temas de astronomía, física, química,
historia natural y geografía.36 La importancia de todos estos periódicos en castellano y portugués como prácticas culturales, científicas y políticas resulta difícil
de ponderar; pero sin duda se trata de fenómenos culturales con un impacto visible sobre la historia de América y de España. Explicar su importancia y sentido
será el propósito de nuestro estudio del Semanario del Nuevo Reyno de Granada.
Si bien hay diferencias notables que nos impiden hacer generalizaciones fáciles,
podríamos mencionar algunos elementos comunes que nos serán útiles antes de
sumergirnos en las memorias del Semanario.
Los periódicos publicados en América durante la segunda mitad del siglo
XVIII y comienzos del XIX otorgaron amplios espacios a temas científicos, incluso algunos de ellos quisieron ofrecer un contenido explícitamente científico.
Como ejemplos destacados podemos mencionar: la Gazeta de Literatura de México, editada por José Antonio Alzate, y el Mercurio Peruano, papel periódico de
Historia, Literatura y noticias, publicado por Jacinto Calero y Moreira en Lima,
y, como veremos en detalle, el Semanario del Nuevo Reyno de Granada editado
por Francisco José de Caldas.37
Es común a todos estos proyectos el marcado interés por la geografía, por los
temas de economía, astronomía, la historia natural, la agricultura, la minería, la
química y en general todos los conocimientos que según sus promotores resultan
útiles e indispensables para “la prosperidad de cualquier civilización” y, en particular, para el único futuro posible y “feliz” de los habitantes del territorio americano. Si bien muchas de estas publicaciones contaron con el apoyo oficial, se
trata de productos comerciales con altos costos de producción y cuya subsistencia
depende de sus suscriptores y compradores. Sin embargo, no parece ser este un
34
Ibidem, p. 130.
35
Para una lista completa de estas publicaciones periódicas, sus fechas y directores ver SALADINO
GARCÍA, op. cit., pp. 69-71.
36
Idem.
37
Ibidem, p. 75.
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oficio rentable y son comunes las dificultades de financiamiento, como sin duda
fue el caso de los periódicos de la Nueva Granada.
El número de suscriptores fue variable: mientras la Gazeta de México tuvo
cerca de 400; el Diario de Lima, 340; el Mercurio Peruano, 377; la Gazeta de
Guatemala, 204; el Telégrafo Mercantil, 248; el Redactor Americano, 398; el
Diario de México, 671; el Jornal Económico y Mercantil de Veracruz, 233;38 el
Semanario del Nuevo Reyno de Granada no tuvo más de ochenta suscriptores
permanentes39. Estos son apenas algunos ejemplos y, como hemos dicho, la segunda mitad del siglo XVIII vio nacer y morir más de cuarenta publicaciones
periódicas en la América española. De cualquier manera, resulta interesante
que en el continente americano y en España de esta época existe un número
significativo de autores y lectores que escriben y leen en castellano y comparten
las mismas preocupaciones. Encontramos entonces que a lo largo y ancho del
imperio español existe un grupo social que se interesa por la ciencia cuyos integrantes tienen ciertas características comunes –hombres blancos, españoles y
españoles americanos, terratenientes, comerciantes y funcionarios del Estado–
lo cual los hace parte de las elites económicas y políticas del imperio español.
A pesar de que podemos ver algún grado de comunicación entre estos periódicos y que algunas de estas publicaciones tiene una circulación relativamente
amplia, con suscriptores de otras ciudades e incluso cierta solidaridad entre los
periódicos, se trata de grupos dispersos en un territorio geográfico enorme y,
para un observador moderno, con visibles obstáculos para la comunicación y la
interacción entre ellos.
Existió, al parecer, entre los editores y escritores de dichos periódicos, una
profunda conciencia histórica, que se expresa en su interés y lo que parece ser el
derecho ‘natural’ para asumir el control de estas tierras, de sus recursos y de sus
habitantes. Como se verá más adelante en el Semanario, este parece ser un rasgo
clave para entender la elite criolla de la Nueva Granada.
Una publicación análoga y punto de referencia útil para nuestro análisis de
Semanario es el Mercurio Peruano.40 Los nómbres de estos periódicos, como es
el caso de los Semanarios, Correos, Gazetas, Anales, Jornales y Mercurios, se
38
Ibidem, p. 72.
39
Ver anexo 2. Para tener un referente de comparación en la Ilustración europea, la Enciclopedia
de Diderot y D´Alambert contó con 25.000 suscriptores, buena parte de ellos fuera de Francia.
MOSCOSO, Javier, Ciencia y Técnica en la Enciclopedia, Diderot y D´Alambert, Madrid, Nivola
Libros y Ediciones, 2005, p. 164.
40
Para un estudio detallado sobre el Mercurio Peruano veáse CLÉMENT, Jean-Pierre, El Mercurio
Peruano 1790-1795, Vol. I, Madrid, Vervuert-Frankfurt-Iberoamerica, 1997.
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29
repiten con ciertas variaciones. El título de Mercurio Peruano no es original, ya
existen otras publicaciones con el mismo nombre como es el caso del Mercurio
de España, pero la elección no deja de ser interesante. Mercurio es un mensajero
de los dioses, portador de conocimientos divinos y universales; pero en este caso
con un sentido claramente local, se trata de un mensajero de los dioses peruano.
En relación a su contenido, Clément nos ofrece un interesante análisis del cual
queremos destacar que entre las distintas ramas del conocimiento que este autor
encuentra en el periódico, la geografía ocupa el primer lugar con 42 artículos y el
25% de la superficie impresa. La geografía junto con la historia, lo que Clément
llama “conocimiento del país”, cubren el 33,8% del Mercurio. Le siguen los temas
económicos y sobre otras ciencias naturales.41 Como veremos más adelante, en el
Semanario del Nuevo Reyno de Granada encontramos intereses y problemáticas
muy similares.
1.4 Publicaciones periódicas en el Nuevo Reino de Granada
La elección de concentrar nuestro trabajo en el Semanario del Nuevo Reyno de
Granada tiene motivaciones claras, se trata de una publicación que aparece en
un momento de particular importancia en la historia política de la Nueva Granada, pero además su carácter ‘científico’ ofrece rasgos únicos para explicar
el sentido político de la ciencia ilustrada. Esto no quiere decir que algunos de
los argumentos que aquí se desarrollan no sean igualmente válidos, por ejemplo, para el Correo Curioso o el Papel Periódico de Santafé. Es decir que los
problemas que aborda este libro deben ser pensados como estudios de caso que
permitan hacer comparaciones y estimular el análisis de muchos otros textos y
autores.
Al Semanario del Nuevo Reyno de Granada lo anteceden otras publicaciones periódicas en Santafé de Bogotá que vale la pena comentar brevemente. Entre ellas están la Gazeta de Santafé de Bogotá (1785), El Papel Periódico de la
ciudad Santafé de Bogotá (1791-1797), El Correo Curioso, Erudito, Económico y
Mercantil de la ciudad de Santafé de Bogotá (1801), el Redactor Americano y el
Alternativo de Redactor Americano (1806-1809). Todos estos periódicos tuvieron
características comunes: Las ideas que circularon por sus páginas y los ideales
desde los que se legitimaron estos proyectos editoriales son similares, sus autores
y suscriptores son parte de la misma comunidad de criollos letrados, los medios
materiales para su impresión, las limitaciones técnicas de las dos imprentas que
41
Ibidem, p. 98.
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existieron hasta 1810 en el Nuevo Reino de Granada, así como las dificultades
financieras que tuvieron para su sostenimiento, son todos rasgos habituales de la
prensa de este periodo.
La imprenta, y en particular los periódicos, han estado relacionados con lo
que algunos autores llaman el surgimiento de la esfera pública y con la idea de
cultura política, es decir, con la consolidación de actitudes y valores compartidos
entre grupos sociales particulares.42 Desde esta óptica, y como se verá en el siguiente capítulo, resulta de gran interés comparar el medio de comunicación privado de los manuscritos y la correspondencia, bastante prolífica entre los criollos
ilustrados, y el carácter público del periódico en dónde ya no se escribe sólo para
un amigo o un grupo de amigos.
En las distintas cartas enviadas por los lectores y que se publican en los periódicos que se revisarán a continuación, lo que se encuentra siempre es el gran
respeto que se manifiesta por el hecho de verse en “letra de molde”. Por ejemplo,
en el número 20 de junio 30 de 1801 del Correo Curioso se publica una Carta a los
Editores firmada por “El pensador preguntón” que se inicia con estas palabras:
“¡Qué terrible tentacion es para un hombre el ver sus obras de letra de
molde! Qué atractivo tan irresistible tiene el nombre de autor! Que deleyte tan inexplicable el de eternizar los propios pensamientos, haciendolos pasar con la mayor facilidad hasta la mas remota posteridad, que
tendrá noticia del modo con que se discurría en estos tiempos! Desde
que lei su Prospecto, ó mas bien la papeleta de convite, con que Vds.
Nos exîtan à todos, para que nos comuniquemos mutuamente nuestros
pensamientos, idéas, descubrimientos, reflecciones, noticias, &c. he
pasado mis malas noches, y no me ha dexado sosegar un instante el
infatigable deseo de hacerme corresponsal de Vds. ¿Pero como conseguirlo? Como forjar una producción digna de insertarse en el Correo
Curioso? Estas preguntas sueltas me desmayaban, y me habrían hecho
creer, que era mejor partido mantenerme en la inaccion y obscuridad,
si por otra parte, no hubiera reflexionado, que el haber Vds. dado tanta extensión à su plan, sin duda, ha sido para que à ninguno le quede
la disculpa de inaptitud…”.43
42
Ver BRIGGS y BURKE, op. cit. y SILVA, Los ilustrados de Nueva Granada, op. cit.
43
Correo Curioso, op.cit., núm. 20, junio 30 de 1801, p. 99. Como veremos en el próximo capítulo,
en la correspondencia de Caldas encontramos la misma idea en términos similares. Por la fecha
de dicha carta es posible que “El pensador preguntón” sea el mismo Caldas.
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Así, en un medio social como el de Santafé de Bogotá a finales del siglo
XVIII, en donde la circulación de textos impresos es limitada y donde las noticias o los sucesos circulan de manera epistolar u oral, las publicaciones impresas
aparecen como una gran novedad y, sobre todo, como un espacio donde es posible
formalizar el lugar social de las elites ilustradas.
Los ideales desde los cuales se realizaron estos periódicos pueden verse claramente en sus prospectos. Una idea frecuente en todos ellos es la del conocimiento, no sólo como un asunto de bienestar material sino como una virtud moral
y política. En sus páginas se reconoce un ideal de orden social, una serie de referentes normativos asociados con los criterios de “patriotismo”, “interés general”,
“bien común”, “virtud”; la constitución de unos sujetos particulares encargados
de agenciar este proyecto –los criollos ilustrados– y una apuesta por insertarse en
los códigos universales del conocimiento. Con base en estos elementos es posible
dar una breve mirada a algunas de las más importantes publicaciones anteriores
y contemporáneas al Semanario.
1.4.1 La Gazeta de Santafé de Bogotá (1785)
Un primer proyecto por establecer un periódico en la capital es la Gazeta de Santafé de Bogotá, Capital del Nuevo Reino de Granada. Esta publicación aparece el
31 de agosto de 1785, “Con Licencia del Superior Gobierno en la Imprenta Real
de Don Antonio Espinosa de los Monteros”, y se inicia con una edición de cuatro
páginas (de 20 por 14 centímetros de tamaño) en la cual se aclaran sus objetivos.44
La Gazeta parece nacer de la necesidad de comunicar una noticia de interés público, “Las desgracias que causó en esta capital el Terremoto del día 12 de julio
de 1785”, y de manera explícita se presenta como un medio para la transmisión de
noticias, “una carta común por la cual a todos se les avista de lo que sucede”.45
Sólo se conocen tres números de la Gazeta. En ellos se incluyen noticias de
distinto tipo: sobre una donación hecha por el Arzobispo Virrey con motivo del
terremoto, la muerte de un Sargento Mayor auxiliar, un huracán en Mompox, un
milagro ocurrido en un parto en Ubaté, una noticia sobre el Convento de la Enseñanza con la lista de religiosas y alumnas, una recopilación de datos estadísticos
de Mompox y el reporte de una epidemia de sarampión en Quito. La publicación
44
Estas dimensiones son las mismas del Semanario, difieren de lo que un lector moderno supone para
un periódico y pone de manifiesto las condiciones materiales y técnicas de estas publicaciones.
45
Gazeta de Santafé de Bogotá, Capital del Nuevo Reino de Granada, Imprenta Real de Don
Antonio Espinosa de los Monteros, Santafé de Bogotá, núm. 1, agosto 31 de 1785, p. 1.
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se caracteriza por su finalidad informativa sobre sucesos recientes, tal y como se
anunció en su número inaugural. Además de su propósito de medio informativo,
la Gazeta insiste en los beneficios que trae consigo la impresión y difusión de
material impreso, lo que sin duda será un referente compartido por todas las publicaciones de esta época.
“Nadie duda de las singulares ventajas que reporta al genero humano el uso de la escritura y de lo mucho que se ha acrecentado con el
bien de la imprenta... ¡Quantos descubrimientos utilisimos estuvieran
sepultados en el olvido, ó no se huvieran adelantado si no se huvieran
publicado en las gacetas; Por ellos sabemos en Yndias lo que nos comunican de Europa…”.46
1.4.2 El Papel Periódico de la ciudad de Santafé de Bogotá (1791-1797)
El 9 de febrero de 1791 apareció el primer número del Papel Periódico de la ciudad de Santafé de Bogotá, dirigido por Manuel del Socorro Rodríguez, bibliotecario real de la capital del virreinato. Esta publicación duró hasta el 6 de enero de
1797 y, con algunas suspensiones, llegó a un total de 265 números.47
En la Imprenta Real de don Antonio Espinosa de los Monteros, se editaron
los primeros 85 números de numeración continua, de ocho páginas cada uno, que
aparecen todos los viernes. A partir del número 86 de abril de 1793 comienza a
imprimirse en la Imprenta Patriótica de Antonio Nariño, cambio que su editor
celebra pues supone que con la nueva imprenta se evitarían dificultades técnicas y “ya no habrá motivo para quejarse de las muchas erratas”, prometiendo
ahora una impresión limpia y agradable.48 Esta referencia resulta de interés, ya
que estas dificultades son de la imprenta que unos años más tarde va a heredar
Bruno Espinosa de los Monteros y en la que se va a imprimir el Semanario del
Nuevo Reyno de Granada. Como ya se dijo, la imprenta de Antonio Nariño fue
clausurada en agosto de 1794 por el episodio de la traducción castellana de la
declaración francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, razón por la
cual el Papel Periódico vuelve a ser editado en la “defectuosa” imprenta de don
Antonio Espinosa.
46
Ibidem, p. 2.
47
Papel Periódico de la ciudad de Santafé de Bogotá, Edición en siete volúmenes, Bogotá, Banco
de la República, 1978.
48
Ibidem, Vol. 3, núm. 86, octubre 5 de 1792.
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En el Preliminar del Papel Periódico se plantea de manera clara la relación
entre prensa y civilización y se exalta la importancia de este tipo de publicaciones
en la historia de la cultura europea.
“A pocas reflexiones que haga el hombre sobre sí mismo, conocerá
que éste predicado de racional le obliga á vivir según la razon. El
vera que todas sus acciones deben ser ilustradas y dirigidas por ese
rayo celestial con que ha sido ennoblecida su naturaleza… He aquí el
motivo principal y originario de los papeles periódicos. La invencion
de ésta espécie de escritos fué tan feliz, y tan aplaudida de los hombres
de buen gusto que prontamente se adoptó con general aprobación de
todas las Cortes y Ciudades mas cultas de la Europa”.49
En el primer número se señalan los asuntos que serían objeto principal del
periódico: la filosofía política, “que nos conduce al conocimiento gubernativo
de los pueblos”; la moral, “que influye acerca de la regularidad de nuestras
costumbres”; y la economía, “que nos inspira un sólido método en orden a nuestras familias”.50 Los problemas de la agricultura y la minería, así como el de la
higiene pública tuvieron un lugar central en sus ediciones. El periódico contó con
corresponsales en distintas ciudades y pueblos que enviaron sus noticias. A su
vez, dio un lugar central a las referencias de las gacetas publicadas en España y
en otros reinos de las cuales se tomaban informaciones y en ocasiones se incluía
el registro de publicaciones extranjeras, especialmente en los últimos números.
También se publicaban registros de noticias sobre las Reales Órdenes y al final
de las ediciones se insertaba una sección de “noticias particulares” sobre cargos
públicos o asuntos del gobierno.51
Además de su director, Manuel del Socorro Rodríguez, entre sus colaboradores se encuentran: Francisco Antonio Zea, José Celestino Mutis, Francisco
Javier Matiz, Miguel Silvestre de Luna, Luis Astigarra, Luis Eduardo Azuola,
Francisco Antonio Ulloa, Francisco Martínez, Fray Vicente Gil de Tejada y
Fray José María Valdés. Vale la pena notar que muchas de estas personas se
encuentran entre los autores y suscriptores del Semanario del Nuevo Reyno de
Granada.
49
Ibidem, Vol. 1, núm. 1, febrero 9 de 1791, p. 1.
50
Idem.
51
Por ejemplo: “El Exmo Señor Virrey ha promovido por Decréto de 1 del corriente à D. Juan
Zerezo Contador de la Renta de Aguardientes de Honda, à igual destino en la de Tabacos de
Cartagenta” Ibidem, Vol. 1, núm. 5, marzo 11 de 1791, p. 38.
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Un rasgo constante del Papel Periódico a lo largo de sus distintas ediciones
son las exhortaciones al patriotismo y el llamado a consolidar una comunidad con
un fin común: la “felicidad” y “prosperidad” del Nuevo Reino de Granada.
“¡Oh patriotismo! ¿Cuándo comenzará tu época para que empiece la
felicidad del Nuevo Reyno de Granada? Si yo no creo que pueda ser
floreciente una República, si no reyna en ella la Sociedad y el interés
comun. Unos Vecinos que solo estudian sobre los planes de su propia
conveniencia, estan muy lexos de merecer el honroso titulo de Ciudadanos. Bien sé que no faltan algunos dignos de llamarse tales; pero
¿qué harán estos por sí solos? Lo mismo que una mano sin dedos. Es
necesaria la union para que ayudandose unos á otros recíprocamente,
puedan tener efecto las gloriosas ideas de amor de la Patria”.52
El Papel Periódico constituye un interesante ejemplo de la prensa como una
poderosa forma de conformación de un público y un colectivo con ideales comunes. Al abordar esta publicación también podemos reconocer de qué manera la
lectura no es un acto necesariamente privado ni individual. Un espacio privilegiado para su lectura y discusión fue la llamada Tertulia Europélica o Asamblea
del Buen Gusto, que en el mismo periódico se describe como conformada por
“varios sujetos instruídos, de ambos sexos, bajo el amistoso pacto de concurrir
todas las noches a pasar tres horas de honesto entretenimiento discurriendo sobre todo género de materias útiles y agradables…”.53
En el número 5 del Papel Periódico se publican las primeras críticas por el
incumplimiento de la continuidad de un texto. Este tipo de intervenciones continuaron, lo cual, según Renán Silva, habla del alcance que tuvo la publicación al
ser potenciada por el lugar que ocupaba en estas tertulias, de manera que se había
generado una dinámica de lectura compartida y de seguimiento de las noticias
y de las preocupaciones de la comunidad letrada de Santafé y otras ciudades del
Reino.54 Sin embargo, el número de suscriptores nunca fue suficiente para garantizar su sostenimiento. Sobre la financiación del periódico Manuel del Socorro
Rodriguez decía: “dejándome sólo el costo de la imprenta, no me deja más utilidad que la de derramar sobre las provincias unas ideas ilustrativas”.55
52
Ibidem, Vol. 1, núm. 10, abril 15 de 1791, p. 70.
53
Ibidem, Vol. 1, núm. 84, septiembre 21 de 1792.
54
SILVA, Los ilustrados de Nueva Granada, op. cit.
55
Papel Periódico de la ciudad de Santafé de Bogotá, op. cit., Vol. 1, núm. 10, abril 15 de 1791,
p. 76.
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1.4.3 El Correo Curioso (1801)
A los diez años de la aparición del Papel Periódico y a los cuatro de su terminación, el 17 de febrero de 1801 se puso a la venta una nueva gaceta: El Correo Curioso, Erudito, Económico y Mercantil de la ciudad de Santafé de Bogotá dirigido
por Jorge Tadeo Lozano y su primo el presbítero José Luis de Azuola y Lozano56.
Su objetivo era “ fomentar en cuanto sea posible la industria agrícola, artes y
ciencias en que se va a reportar al Reino y al Estado indecibles ventajas...”.57 El
Correo se editaba en la Imprenta Patriótica de Antonio Nariño, cada número, que
aparecía los martes, consta de cuatro páginas en un formato de 16 por 21 centímetros. Su estructura estaba conformada por un artículo central, “noticias sueltas”
y algunos avisos.58
tulo:
En el prospecto de 1801 del Correo Curioso se especifica el sentido del tí“…en lo Curioso daremos al público rasgos de historias, anecdotas,
hechos particulares, pensamientos ocurridos, invenciones ingeniosas,
etc, en lo Erudito, discursos sobre las artes, y ciencias, discertaciones
sobre todas las materias, poesías castellanas, reflecciones morales;
y quando llegue a nuestra noticia alguna acción virtuosa y noble, la
preconizaremos para excitar à su imitación. En lo Económico se tendrá presente sobre todo la utilidad popular y así procurando hacernos
comprehender aun de los mas rudos, discurriremos sobre mejoràr el
cultivo de los frutos de la tierra; y trataremos de Agricultura en todas
sus partes: procuraremos el fomento y perfeccion de la industria, dando arbitrios, y recetas, para simplificar las operaciones mecanícas; y
de otros varios puntos que conciernen à este fin. Ultimamente en lo
Mercantil, daremos la idea mas sencilla del Comercio, sus calculos,
sus problemas sus recíprocas obligaciones, sus utilidades fixas y las
eventuales, la necesidad de dinero corriente, y la inutilidad del dinero guardado; y de tiempo en tiempo, publicaremos noticia exacta de
los precios en varias Provincias, tanto de los generos de exportacion,
como de importación. Tal es el conjunto de objetos, que intentaos tratar, y hemos especificado por mayor…”.59
56
Ibidem, Vol. 1, núm. 2, febrero 17 de 1801, pp. 21-22.
57
Correo Curioso, op.cit., Prospecto 1801, p. 9.
58
Ibidem, núm. 2, febrero 24 de 1801, p. 29.
59
Ibidem, Prospecto 1801, p. 9.
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El prospecto recoge así las expectativas que sus editores depositan en los periódicos como vehículos para que la población abandone el estado de “barbarie”
en que se encuentra.
“Como nos hallamos en la dura necesidad de enseñar ignorantes no
tenemos que trabajar en la destrucción del imperio del idiotismo; antes
bien ¡que halagüeñas son las ideas, que con los colores mas vivos nos
representan el actual aspecto de esta ilustre Ciudad!... Es bien conocida la utilidad de los medios, que facilitan la mutua comunicación de
las ideas para la consecucion de la ilustracion de los hombres, y del
engrandecimiento de un estado. No tubo otro origen la opulencia de
Athenas, que las freqüentes discusiones públicas que cada uno se hacía oir por sus conciudadanos: comunicabanse sus producciones con
franqueza; y a ese grado iban las artes, y ciencias caminando acia
su perfeccion”. “Comenzemos, pues, por un papel periódico, que sin
contradicciones es una de las invenciones más útiles; porque por lo
poco costoso de su adquisición, además de cultivar la inclinación a la
lectura, y a producirse por escrito, facilita la circulación en el público
de muchas producciones estimables, que, sin este auxilio, quedarían
sepultadas en un perpetuo olvido; y sus autores se verían privados del
delicioso placer de servir a sus compatriotas con el fruto de sus meditaciones; y del justo elogio, y fama, que la publicación de sus escritos
les proporcione”.60
Así, el periódico fue el medio que hizo posible la circulación de conocimientos “útiles” dentro del público letrado y, por lo tanto, reforzó el reconocimiento
colectivo de sus autores que ahora se convertían en personajes dignos de admiración por su labor “civilizadora”, como portavoces de una civilización que se
define en términos no solamente cristianos sino de la antigüedad clásica. Las referencias a Atenas y a Roma, al igual que a autores clásicos, son frecuentes entre
las elites americanas, que parecen identificarse con una historia europea que ve
en Grecia y Roma sus raíces culturales.
Entre los colaboradores del Correo Curioso se cuentan, por ejemplo, José
Celestino Mutis, Francisco José de Caldas, Manuel del Socorro Rodríguez, José
Tiburcio Lineros, Severo Cortés y otros que figuran con seudónimos como El
Ermitaño, Juan Chiquero y El Pensador Progenitor. La mayoría de cartas enviadas al periódico aparecen firmadas con estos nombres. Por ejemplo, Jorge Tadeo
60
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Lozano comenta: “Damos como es justo, muchas gracias à los sujetos, que baxo
los nombres del Duende Filósofo, el ‘Hermitaño’, el Estudiante bartola, y otros
nos han honrado con su correspondencia; y publicarémos con la posible brebedad sus respectivas cartas, siempre que no ocurra algun justo motivo que lo
impida”.61
En buena medida se trataba de defensores de la publicación como el caso del
“Hermitaño” quien en el número 26 del 11 de agosto de 1801, comenta:
“Nuestra decantada ilustración sólo se manifiesta por la impresión de
una Novena cada dos, o tres años; y si se establece un papel público
para facilitar un medio poco costoso de comunicarnos nuestras ideas,
en lugar de protegerlo y coadyuvar a su adelantamiento, se le ataca,
se le convate y se le procura destruirlo siendo lo más gracioso, que se
toma por pretesto el honor del Reyno”.62
El primer texto publicado en los números 2 y 3 del Correo Curioso es una
“Exhortación a la patria” donde se enaltecen los referentes centrales del orden
social: la religión católica, apostólica, romana y el Estado, el “vivir baxo la dirección de unas leyes tan sabias, tan faciles y tan suaves como las del Imperio
Español”.63 Se publicó una conversación imaginaria entre los cerros de Monserrate y Guadalupe como una forma de referirse a lo que pasaba en la ciudad de
Santafé,64 y el “Padrón General de la Ciudad de Santafé de Bogotá, conforme al
estado en que se hallaba a fines del año de 1800”, datos sobre la población de
utilidad para el gobierno –parroquias, conventos, colegios y ramos de la Real
Hacienda–.
A partir del número 2 el Correo trae una sección de avisos referidos, entre
otras cosas, a la fundación de la lotería pública, a la organización de la Sociedad
Económica de Amigos del País, al fomento del comercio, a la topografía del Cerro de Guadalupe y a la agricultura. Al final, en las “Noticias Sueltas”, aparecen
avisos de fiestas, actos literarios, vacantes, empleos, compras y ventas, arrendamientos, y pérdidas y hallazgos. Se trata de un espacio interesante en el marco de
esta publicación ya que estos avisos dan cuenta de las actividades vinculadas a
la vida cotidiana de las elites, como venta de cuadros, muebles, libros europeos,
61
Ibidem, núm. 5, marzo 17 de 1801, p. 40.
62
Ibidem, núm. 26, agosto 11 de 1801, p. 66.
63
Ibidem, núm. 2, febrero 24 de 1801, p. 26.
64
Ibidem, núm. 4, marzo 19 de 1801, p. 36.
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etc.65 La agricultura, la salud y la economía aparecen entre las preocupaciones
más frecuentes de los autores que publicaron en el periódico.
En la prensa de este periodo no sólo son frecuentes los llamados al patriotismo y su relación con las nociones de honor y gloria, sino que los periódicos hacen
invitaciones específicas para resolver asuntos “útiles al Reino”, que son estimulados con premios y remuneraciones concretas. En el número 9 del 14 de abril de
1801 en las “Noticias Sueltas” se anunció que “un sugeto que quiere que no se
publique su nombre”, puso en manos de los directores del Correo “tres onzas de
oro, para que se repartan en tres premios”: uno, para quien proponga cómo “extinguir en este Reyno los vagos y mendigos voluntarios”; otro, para quien encuentre el “medio más fácil para fomentar el comercio activo de nuestro Reyno, sin
perjuicio del de España”; y el tercero, para la persona que trabaje un “calendario
rural, adecuado a estos territorios”.66 Como veremos, en el Semanario se hacen
invitaciones similares a resolver problemas de interés local.
Como ya se mencionó, los costos de funcionamiento de los periódicos dependen en buena medida de sus suscriptores. Por ello, el Correo Curioso “no
alcanzó sino a un año de vida. El descalabro económico, los altos costos del
papel, y la falta de suscriptores obligaron su suspensión”.67 El 1 de diciembre de
1801 los editores previnieron a sus lectores que se suspendería la publicación el 22
de diciembre si para esa fecha no habían reunido 250 suscriptores y, en efecto, el
Correo Curioso se suspendió en el número 46 con menos de 40 suscriptores.
1.4.4 El Redactor Americano y el Alternativo del Redactor Americano
(1806-1809)
El 6 de diciembre de 1806 apareció el Redactor Americano, una publicación oficial editada por la Imprenta Real a cargo de Manuel del Socorro Rodríguez. El
65
“Quien quisiere comprar un telescopio de buena construccion, y un excelente Lente-Ustorio,
corra al despacho de este Correo”; “El que quiera comprar un Quitrín o Cabriolé Inglés sin
fuelle montado en doble resorte…”;“En la RL Casa del Hospicio se halla un Esclavo mozo de
buen servicio, aparente, para trabajo recio: es casado con una Yndia, también moza… Se vende
a beneficio de los pobres”; “Ventas, quien quisiere comprar una negrita e edad de diez a doce
años, hable con Joaquín Vargas, que tiene tienda frente a la Torre de San Francisco”; “Quien
quisiere comprar un mulato de edad de veinte años, que sabe cocinar regularmente, ocurra a
verlo y tratar de ajuste a casa de don Ignacio Álvarez…”. Ibidem, “Noticias Sueltas”, núm. 2,
febrero 24 de 1801, p. 29.
66
Ibidem, núm. 9, abril 14 de 1801, p. 58. En los números 33 al 35 se publica una respuesta a esta
convocatoria, el “Discurso sobre el calendario rural del Nuevo Reyno”, ganadora del premio.
67
Ibidem, núm. 1, febrero 17 de 1801, p. 17.
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preámbulo a la primera edición está encabezado de la siguiente forma, revelando
el carácter oficial y monárquico del periódico:
“Designado don Antonio Amar y Borbón, caballero profeso de la Orden de Santiago y Teniente General de los Reales Ejércitos, virrey gobernador y capitán general del Nuevo Reino de Granada, se interesa
en promover cuantos ramos fueran conducentes a la utilidad pública,
dispone la publicación de un periódico, y encarga a don Manuel del
Socorro Rodríguez de su dirección”. “Si el exórdio de este discurso
tuviera por objeto ponderar las utilidades que producen al público los
papeles de esta clase, sería repetir lo que ya han dicho todos los hombres sensatos, y que quizá lo saben de memoria hasta las personas
menos instruidas”.68
Según el prospecto, el Redactor llenaría sus páginas con noticias instructivas y útiles que ocurriesen en el Virreinato o fuera de él. El fin principal era que
“circularan por el Reyno” las noticias consideradas de máxima importancia, y
se agrega: “propenderá muy poco el plan de este papel a los objetos científicos
y literarios”.69 Esta publicación se dedicó básicamente a trasmitir noticias de la
Corona y en particular se ocupó de de las campañas militares españolas en el Río
de la Plata ante la invasión inglesa o al movimiento nacionalista de España para
expulsar de su territorio a los franceses.70 Manuel del Socorro Rodríguez, dado su
oficio como encargado de la Real Biblioteca, estaba en contacto permanente con
las gacetas periodísticas de Europa, Norteamérica y México. Éstas constituyeron
la materia prima del periódico que en su mayor parte está compuesto por noticias
extraídas de estas gacetas, con excepción de las cartas dirigidas al editor firmadas
siempre con seudónimos. Sin ser “un periódico literario” y siendo su objetivo el
de un “redactor de noticias”, en el prospecto del Redactor, al igual que en las otras
68
El Redactor Americano: periódico del Nuevo Reyno de Granada, Imprenta Real, Santafé de
Bogotá, número 1, diciembre 6 de 1806, p. 1.
69
Idem.
70
Un ejemplo de las noticias locales que publicó el Alternativo en su número 6 del 17 de julio de
1807 es la siguiente: “El 19 desde la hora de alzar en la misa conventual de esta santa iglesia
metropolitana, se anunció con sala fúnebre de artillería la infausta nueva del fallecimiento de
la serenísima señora Princesa de Asturias, doña María Antonia de Borbón. Con este motivo
concurrieron después de las once al Palacio del Excelentísimo señor Virrey, la Real Audiencia,
Real Tribunal de Cuentas, ilustre ciudad, venerable Cabildo Diocesano, Reales Colegios,
comunidades religiosas y Estado militar, a manifestar el duelo correspondiente a una pérdida
tan lamentable. El luto respectivo a la milicia, Tribunales, Cuerpos municipales, empleados y
Estado General, es rigoroso en los tres meses primeros, y de alivio en los tres últimos”. Ibidem,
p. 49.
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publicaciones, se hace un llamado al patriotismo y se señala que el periódico está
dirigido a un público ilustrado, católico y de buena educación.
Paralelamente a la edición del Redactor Americano se publicó el Alternativo
del Redactor Americano que apareció por primera vez el 27 de enero de 1807 a
cargo del mismo editor y elaborado también en la Imprenta Real. Fue pensado
como una separata mensual, pero se terminó publicando tres veces al mes. Del
Redactor Americano circularon 71 números, el último fechado con el 4 de noviembre de 1809, mientras que del Alternativo circularon 47. Sobre la duración y
sostenimiento de estos periódicos, dice Cacua Prada: “Estas gacetas, tal vez por
su carácter oficial, tienen durante sus tres años de existencia más suscriptores
que ‘El Correo’”.71 Sin embargo, al igual que el Correo Curioso, el periódico
expresa su imposibilidad de continuar por falta de suscriptores que cubran su
financiación.
Una de las novedades del Redactor Americano y del Alternativo en su parte
tipográfica es la inserción de grabados en la página de presentación del número,
el primero de fabricación en la Nueva Granada.
En el número 21 del Redactor, correspondiente a octubre 4 de 1807, se publica el siguiente aviso:
“El Redactor Americano considera muy digno de su plan y objeto dar
al público la siguiente noticia. Varios vecinos dotados de talento y patriotismo han proyectado un nuevo Periódico que tratará de ciencias,
artes, agricultura, literatura, etc. Y se publicará en esta capital todos
los Domingos. Si es cierto que se desea sinceramente la ilustración
y felicidad de estas Provincias, ya llegó el tiempo de acreditarlo del
modo mas ilustre, cooperando al establecimiento y perpetuidad del
citado papel. Aunque el establecido por el Superior Gobierno el año de
1791 (que llegó a 270 números) procuró su Autor darle tan vasta extensión, que no se le quedase ninguno punto elemental por lo respectivo a
dichas materias… sin embargo no se debe dudar que en este que ahora
se proyecta saldrán otros asuntos no menos interesantes al honor político y literario de todo el Reyno. Con este motivo se avisa al Público
dicha subscripción, advirtiendo que es diferente de las del Redactor; y
de la Miscelánea selecta”.72
71
CACUA PRADA, op.cit., p. 66.
72
El Redactor Americano, op.cit., núm. 21, octubre 4 de 1807, p. 170.
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Este “nuevo periódico” que se anuncia aquí es el Semanario del Nuevo Reyno de Granada que comenzó a circular el 3 de enero de 1808.
1.5 El Semanario del Nuevo Reyno de Granada (1808-1810)
1.5.1 Prospectos y objetivos
Los primeros documentos que podemos considerar como parte del Semanario del
Nuevo Reyno de Granada son el permiso del gobierno para su impresión, el prospecto para el año de 1808 y una breve noticia sobre una observación astronómica
realizada por Francisco José de Caldas.73 El permiso de impresión dice:
“A solicitud de D. Bruno Espinósa de los Monteros impresor Real de
esta Ciudad ha concedido licencia el Superior Gobierno para que se
imprima un nuevo papel periodico, cuyo plan, y aviso se me ha entregado por Secretaria con orden de que lo publique en los terminos siguientes. Empeñado el Superior Gobierno de este Reyno en promover
incesantemente, y de quantos modos le son asequibles, la ilustracion y
felicidad de sus Pueblos; y considerando que uno de los medios conducentes al logro de estos conexôs è importantes objetos, es la publicacion de papeles periodicos, con que se transfunden á la comprehension
y aprovechamiento comun los inventos y discursos particulares, cuya
utilidad, de lo contrario, tal vez permaneceria ceñida lastimosamente á
limites muy estrechos; ha tenido à bien conceder su permiso, para que
se imprima uno en esta Capitál, con el titulo de Semanario del Nuevo
Reyno de Granada, en que tratará de las ciencias, artes, agricultura,
comercio, industria, caminos, canales, descubrimientos, economia politica, y literatura en general”.74
Esta autorización nos recuerda el carácter oficial de la publicación, cuyos
propósitos coinciden con los del gobierno. De modo claro y explícito se presenta
al Gobierno Real como el primer referente de legitimidad. De esta manera, la
publicación es concebida como la expresión casi “natural” de los ideales del Su73
“Paresiéndole al Editor interesante y curiosa la siguiente noticia ha querido públicarla antes
de dar principio á su Semanario”. Se trata de una observación astronómica de un cometa: “D.
Francisco Joseph de Caldas se propone seguirle hasta su desaparicion, é informár al público
del resultado de sus trabajos”. CALDAS, Francisco José, permiso de impresión, Semanario del
Nuevo Reyno de Granada, octubre 4 de 1807, p. 4.
74
Ibidem, p. 1 .
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perior Gobierno que se centran en la búsqueda de la “ilustración” y “felicidad” de
sus súbditos. Para el logro de estos fines es necesaria la difusión de conocimientos útiles y la publicación de un periódico el medio más idóneo.
Era una práctica común que, antes de la primera entrega de una publicación
periódica, se divulgara un ‘prospecto’, un número especial en el que se daba a conocer la orientación general y se explicaban los propósitos de la publicación.75 Estos son documentos de gran interés donde se exponen las premisas fundamentales
desde las que se plantea el Semanario, y que vale la pena citar aquí en extenso.
En este primer prospecto, escrito en octubre de 1807, se define el propósito de la
publicación y lo que podríamos llamar sus principios rectores.
El Semanario es una iniciativa en la que el protagonismo de Caldas es evidente. Sin embargo, se trata de un ideal necesariamente colectivo que precisa del
compromiso de otros “hombres de luces” y por lo tanto es una invocación a un
grupo humano delimitado que comparte principios e intereses políticos, morales
y científicos. La existencia de dicho grupo es más un deseo que una realidad,
pero sin éste los objetivos de la publicación no serían viables. Es por esta razón
que desde un comienzo se señalan con claridad quiénes son los llamados a participar:
“Si para llenar este plan se contase unicamente con las fuerzas ò talentos de un hombre solo, pareceria con alguna razon, la tacha de muy
vasto, y no hubiera lugar à una confianza bien prudente de su cabal y
digno desempeño; pero hallandose ya comprometidos formalmente á
contribuir á él con sus luces y conocimientos varios sugetos amantes
de la patria, y esperandose no sin fundamento, que lo mismo executarán todos los literatos del Reyno, todos los que saben y encienden
las obligaciones de un buen Ciudadano, todos aquellos en fin, que desean como es debido, el honor, la prosperidad y ventajas del pais en
que habitan; por eso es que las materias que se proponen son de una
extension tan asombrosa que casi forman una Enciclopedia sin que
prevalezca el rezelo de un exîto incompetente”.76
La selección de textos y de autores, se afirma, sería el resultado de un cotejo
“imparcial” y “diligente”, y ya desde un comienzo aparece la muy recurrente idea
de supuesta neutralidad que debe acompañar este periódico. Encontramos ade75
CLÉMENT, Jean-Pierre, op.cit., p. 13.
76
CALDAS, Francisco José, permiso de impresión, op. cit., pp. 1-2.
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más otro criterio de gran interés: sin descartar los asuntos extranjeros, tendrán
prioridad aquellos escritos que se ocupen de temas relacionados con la “felicidad
y prosperidad del Reyno”.
A parte de esto, si sucediere como es posible, que concurran varias
piezas sobre un mismo asunto, en tal caso, precediendo un imparcial
y diligente cotejo de todas, será préferida la que pareciere mejor, lo
que se advierte así para que tampoco haya márgen por aqui à resentimientos, ni á imputaciones siniestras de los autores, cuyos escritos no
lleguen à publicarse; como tambien que siendo el principal objeto de
la obra la felicidad y honòr y los aumentos del Reyno, aquellos papeles o memorias que mas lo promuevan, y se limiten precisamente à èl,
tendrán el primer lugar, sin que se crea por esto, que se quieren excluir
los asuntos extrangeros, lo bello y lo brillante, encargandose tan solamente que se procure mezclar lo útil con lo deleitable”.77
Aquí se describe el proceso de publicación de los textos en el Semanario y
el examen al que debían ser sometidos sus contenidos por parte de las autoridades
del Virreinato para autorizar su publicación. Esto, para contar con la licencia y
permiso de publicación que se hacía explícito al final de cada número con la inscripción “Con licencia del Superior Gobierno”.
“Para concluir, pues, el mejor que fuere dable y mas proporcionado á
los sinceros deseos del beneficio publico que han inspirado la empresa, y à las justas y sabias miras de la Superioridad en condescender
à ellas, cada uno segun su genio, caràcter y profesion podrá escribir
sobre el punto ô puntos que mas le acomoden, y remitir sus producciones, francas de porte, á D. Bruno Espinosa de los Monteros, impresor
en esta Ciudad, quien las pasarà inmediatamente al Señor Oydor D.
Josph Bazo y Berri, que es el Ministro autorizado por la misma Superioridad para su exâmen y aprobacion, la qual obtenida, se darán á luz
succesivamente, y de ningun modo sin ella, sobre lo que nadie podrá
formar quexa ni reconvencion alguna”.78
Y, finalmente, se hace un llamado a la suscripción como condición de posibilidad para el sostenimiento material del Semanario. Además de la descripción sobre los precios y el lugar de expendio, este tipo de llamados conforman el
77
Ibidem, p.3.
78
Ibidem, p. 2.
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principal rasgo que se encontrará a lo largo de todos los “avisos al público” que
aparecen en esta publicación y que reflejan el clamor del editor para que aumenten los suscriptores. Como es el caso de muchas otras publicaciones periódicas su
viabilidad depende del compromiso e intereses de sus lectores y del número de
suscriptores.
“Por ultimo, necesitándose ademas de todo lo antecedente, fondos
considerables para los gastos del proyecto, los quales no pueden esperarse de otra mano que de la de los Señores Subscriptores, en cuyo
conjunto viene á hacerse como insensible la erogacion que de otra
suerte seria insoportable, se concluye haciendo las prevenciones siguientes. Queda abierta desde hoy una Subscripcion anual y voluntaria en todas las Administraciones de Correos del Reyno: los vecinos
de esta Capital pagarán seis pesos: ocho los de fuera de ella; y los de
fuera del Reyno diez: estos precios no parecerán excesivos si se atiende a las circunstancias del tiempo, y á que todos los Domingos del año
se dará un pliego de papel impreso, con el mismo carácter de letra que
lleva este aviso, en su Casa los que residan á quí, y franco de porte á
los ausentes qualquiera que sea su destino. Si hasta fines de Diciembre
proxîmo se hubieren realizado Subscripciones bastantes para subvenir
à los costes que indispensablemente deben causarse, se principiará la
publicación (desde el) primer Domingo de Enero siguiente: de lo contrario quedando frustrado el designio, se devolverán á sus respectivos
dueños en las mismas Administraciones de Correos las cantidades que
hasta entónces se hayan consignado”.79
La primera memoria es un texto de Caldas que se titula “Estado de la Geografia del Vireynato de Santafé de Bogotá con relacion à la economia y el comercio, por Don Francisco Joseph de Caldas, individuo meritorio de la Expedición
Botánica del Reyno, y encargado del Observatorio Astronómico de esta Capital”.
Esta memoria servirá como modelo del tipo de preocupaciones dignas del periódico y como un paradigma de retórica, forma y estilo.
A mediados de 1808 Caldas redacta un nuevo prospecto para el año de 1809,
en el cual se insiste sobre algunos puntos del primero y se exponen rasgos novedosos que vale la pena notar. El rol individual de Caldas como editor del Semanario se hace más explícito. Más que señalar a esta publicación como parte de la
voluntad del Superior Gobierno y de sus propósitos para sus súbditos, como se
79
Ibidem, p. 4.
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hizo en 1808, lo que se hace en este prospecto es situar a Caldas como el eje central alrededor del cual gira el Semanario. Así, los señalamientos sobre lo que es
pertinente o no, y sobre la estructura de la publicación en función de un conjunto
particular de intereses, están subordinados a la acción del editor. Él es quien colecta, ordena y corrige para evitar que el Semanario se convierta en una mezcla
desordenada de temas.
“El proyecto de publicar un papel periódico con el título de Semanario
del Nuevo Reyno de Granada concebido y executado por muchos individuos ilustrados de ésta Capital, ha hecho ver que necesita de una
mano que colecte, ordene y corrija las producciones que deben publicarse. Sin esto, cada uno escribe segun su gusto y sus inclinaciones, y
el Semanario consagrado principalmente à la utilidad del Reyno, y á
manifestar el estado de nuestro territorio se convierte insensiblemente
en una perfecta miscelánea”.80
El Semanario es un proyecto editorial que buscó establecer una diferencia
con los periódicos anteriores como el Papel Periódico de Santafé y el Correo
Curioso, y persiguió una identidad y un prestigio en la seriedad de sus escritos,
más de corte científico que literario o periodístico.81 Caldas enfatiza la demarcación entre lo útil frente a lo superfluo e insiste en que el carácter instrumental
y pragmático del conocimiento no cesará a lo largo de todo el periódico. Así, el
objeto de atención de la publicación debe ser, según este texto, los problemas de
“primera necesidad”, aquello que reporte consecuencias prácticas para las “necesidades de la patria”. En últimas, lo que tenga un efecto transformador de cara a
la “prosperidad del Reino”.
“Las circunstancias en que nos hallamos pide que dirijamos nuestras
miras àcia aquellos objetos de primera necesidad antes de pensar en
los de luxo. Un Pueblo que no tiene caminos, que su agricultura, su industria, su comercio casi agonizan ¿como puede ocuparse en proyectos
brillantes, y las mas veces imaginarios? El cultivo de una planta, un
camino còmodo y mas pronto, el plano de un departamento, la latitud y
la temperatura de un lugar, el reconocimiento de un rio etc. son asun80
CALDAS, Francisco José, “Prospecto del Semanario del Nuevo Reyno de Granada para el año de
1809”, Semanario del Nuevo Reyno de Granada, 8 de agosto de 1808, p. 1.
81
Estas diferencias entre lo ‘científico’ y lo ‘literario’ no pueden ser entendidas como obvias ni
naturales, nuestro trabajo tiene justamente como objetivo mostrar su construcción a través de
prácticas como la publicación del Semanario.
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tos mas importantes que todas aquellas questiones ruidosas en que
pueden lucir el génio, la erudicion, y la elocuencia. Despues de haber
impreso y publicado muchos centenares de pàginas sobre estos objetos
brillantes ¿no quedamos tan pobres y tan miserables como antes? Que
otros agiten con calor el origen de los pueblos del nuevo continente,
que los antiqüarios se desvelen por saber quien inventò la Brúxula,
nosotros mas cuerdos indaguemos las causas de los cotos que nos afligen, y estimulemos á nuestros profesores á que busquen el remedio de
esta enfermedad terrible. Demos á conocer nuestras provincias, calculemos su extension, sus tierras de labor, sus selvas, sus pastos, y sus
peñascos. Describamos sus plantas, y sus minerales: distingamos las
producciones útiles de las que no lo son hasta el dia: comparemos lo
que tenemos con lo que nos falta: perfeccionemos aquellos objetos y
hagamos exfuerzos par adquirir estos: apreciemos los productos de
nuetra agricultura y de nuestra industria: meditemos detenidamente
nuestras costas, nuestros puertos, los rios navegables que atraviesan
esta inmensa Colonia, la direccion de nuestras montañas, la temperatura, la elevacion sobre el Ocèano, las ventajas, los obstaculos que
cada departamento tiene para hacer su comercio con sus vecinos ó
con los demas pueblos: calculemos con la mayor freqüencia y con toda
la exactitud posible el nùmero de habitantes de cada provincia y de
cada pueblo: la constitución física, el caracter, las virtudes, los vicios,
las ocupaciones del hombre que habita baxo de climas tan diferentes
y aun opuestos: la educacion física y moral que se dà actualmente, y
la que mas convenga à cada punto: las enfermedades mas freqüentes,
las epidemias, las tablas necrológicas y quanto puede mejorar y hacer
feliz al hombre”.82
Es también notorio el ímpetu en las palabras iniciales de Caldas sobre la necesidad de conocer lo local, lo “nuestro”. Este es un elemento clave para entender
los escritos de los criollos letrados, quienes encontraron en las prácticas científicas un claro mecanismo de apropiación y control del territorio y los recursos
americanos. El Semanario tendrá un carácter local en parte por necesidad, pero
también como política de su editor. No es un órgano de divulgación de textos
extranjeros, de autores europeos o de los filósofos franceses, como lo fueron los
Anales de Ciencias Naturales y muchas otras de las publicaciones de la Ilustra82
CALDAS, Francisco José, “Prospecto del Semanario del Nuevo Reyno de Granada para el año de
1809”, op. cit., pp.1-2.
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ción española, sino que está dirigido a quienes habitan el Reino y se ocupa de
problemáticas que, en este sentido, podríamos considerar locales. Es interesante
recordar que, con la notable excepción de Alexander von Humboldt, las memorias
del Semanario son en su gran mayoría de autores criollos.83
Los editores del Mercurio Peruano, en su respectivo prospecto manifiestan
un interés similar por lo propio:
“La escasez de noticias que tenemos del país mismo que habitamos y
del interno, y los ningunos vehículos que se proporcionan para hacer
cundir en el orbe literario nuestras nociones, son las causas de dónde
nace que un reino como el peruano, tan favorecido de la naturaleza en
la benignidad del clima y en la opulencia del suelo, apenas ocupe un
lugar muy reducido en el cuadro del Universo que nos trazan los historiadores. El reparo de esta falta es el objeto primitivo del Mercurio,
a cuya publicación me dispongo”.84
Caldas, al igual que los editores del Mercurio Peruano, a la hora de determinar el tipo de conocimiento que puede formar parte de sus publicaciones,
plantean no sólo unos objetos “dignos de interés”, sino que los criterios técnicos
asociados con su utilidad son inseparables de unos ideales de virtud que examinaremos más adelante con detenimiento. Uno de los aspectos más visibles de
los textos publicados, tal y como veremos a lo largo de todo el Semanario, es la
definición de quiénes son los legítimos agentes de la Ilustración y la prosperidad
en América.
“... Los hombres de luces, aquellos genios privilegiados, que sin viages
y sin maestros, y solo por una obstinada aplicacion, se han elevado
sobre el comun de sus paisanos: los Xefes de las Provincias que por
necesidad las visitan y conocen: los Curas, estos Pastores respetados
de sus pueblos, y que penetran hasta lo mas profundo de nuestros corazones; en fin todo Ciudadano aplicado y reflexîvo debe concurrir
con sus luces, y con sus observaciones à perfeccionar la grande obra
de manifestar lo que es el Virreynato de Santafé de Bogotá en todas sus
partes. Sí, nosotros esperamos que todos hagan esfuerzos generosos
para ponernos en estado de hablar con exâctitud y verdad de cada
Provincia, de cada Curato, de cada rio, de cada montaña, de cada
83
Ver anexo 1.
84
CLEMENT, Jean Pierre (ed.) El Mercurio, op. cit., p. 13.
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planta etc. A ninguno se le privarà del honor que debe resultarle por
sus trabajos y por su aplicacion. En el Semanario se perpetuarán los
nombres de todos los que contribuyan á sostenerlo, y merezcán nuestros elogios y nuestro reconocimiento... Si algunos papeles remitidos al
encargado no saliesen á luz en el Semanario, sus autores no deberàn
formar queja alguna, por que deben suponer que hay motivos poderosos para suprimirlos. Sinó llenan el plan del Semanario, sinò respetan
las leyes, el culto, el gobierno, si en lugar de enseñarnos alguna cosa
del Reyno se divierten en vagatelas de ingenio etc., entonces quedaràn
sepultados sus escritos en el olvido. El Semanario es un papel serio, y
está consagrado à memorias solidas sobre los puntos que mas nos interesan. Todo asunto frívolo no tiene lugar en su plan, y no lo estrañarán
los espiritus ligeros que solo leen por divertir algunos momentos de
tedio. No obstante se publicaràn por suplementos separados algunos
razgos de eloqüencia y poesía que sean originales y muy buenos”.85
Pero no solamente se definen con claridad quiénes serán o son sus autores,
sino que de igual manera se alude a sus lectores. En el número 51 de diciembre de
1808 se hace un recuento de los textos presentados en el Semanario y se especifica que no se trata de una publicación para cualquier tipo de lector, por el contrario
se deja muy claro que se trata de textos para los “hombres de letras” y que posean
las “luces suficientes” para su entendimiento.86 De este modo, en el periódico se
percibe una constante práctica de reconocimiento mutuo entre los miembros de
una comunidad que, como primera muestra de unidad, debe compartir los criterios de diferenciación.
Si bien en los periódicos que preceden al Semanario prevalece la figura del
seudónimo y de textos anónimos, las memorias suelen ir firmadas con presentaciones detalladas de los autores. Los encabezados de la mayoría de memorias
incluyen los títulos y cargos de quien firma, de tal manera que la idea de autor
es mucho más fuerte en el Semanario que en otras publicaciones periódicas de la
Nueva Granada.
85
CALDAS, “Prospecto del Semanario del Nuevo Reyno de Granada para el año de 1809”, op. cit.,
pp. 4-5.
86
Las frecuentes defensas de la prensa que se publicaron en los mismos periódicos hacen visible un
grupo de lectores insatisfechos. Si bien sus opiniones no se publican, las frecuentes aclaraciones
y respuestas de los editores hacen evidente que no hay un consenso absoluto entre los lectores.
Ver capítulo IV, cita 6.
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1.6 Autores y lectores del Semanario: ¿Quienes fueron los criollos
letrados?
Uno de los propósitos de este libro es ayudar a comprender mejor las elites criollas y su lugar en la historia de la Nueva Granada, pero no podemos asumir como
punto de partida la idea de un grupo social homogéneo y conformado de antemano. La prensa ilustrada y las prácticas científicas son un eficiente mecanismo para
la construcción de la identidad de las elites americanas y será a través del análisis
del Semanario que podemos hacer algún aporte sobre el tema. Además contamos
ya con notables esfuerzos por comprender la sociedad criolla de comienzos del
siglo XIX cuyos resultados no tiene sentido repetir aquí.87 Sin embargo, antes
de examinar sus escritos será útil tener presentes algunos elementos generales y
comunes a los autores y lectores de la prensa ilustrada.
El grupo de los criollos letrados al que nos referimos a lo largo de estos
textos está circunscrito a los autores y suscriptores del Semanario.88 Mediante un
seguimiento de sus biografías personales, es posible identificar elementos generales que nos permiten hablar de un grupo social con rasgos comunes, y al mismo
tiempo apreciar las diferencias que hacen de éste un grupo heterogéneo.
Entre los aspectos comunes más obvios, no por eso triviales, podemos mencionar su condición de hombres blancos que comparten la religión católica, el
idioma castellano y que de una u otra manera tuvieron una posición privilegiada
en la sociedad colonial.
El linaje fue un factor importante; así, es bastante común encontrar alianzas
entre las familias prominentes por medio de matrimonios. Hijos ‘legítimos’ de
matrimonios entre peninsulares de arribo reciente y mujeres de ricas y antiguas
familias neogranadinas es un rasgo frecuente. En algunos casos encontramos incluso descendientes de familias nobles. Se trata, por lo general, de individuos que
contaban con un acceso privilegiado al capital, siendo algunos de ellos grandes
hacendados. Dentro de los más ricos se destaca Jorge Tadeo Lozano (1771-1816),
familiar del Marqués de San Jorge. Además de contar con una inmensa fortuna es
miembro de una de las pocas familias que ostenta títulos nobiliarios en la Nueva
Granada. Estudió en el Colegio mayor de Nuestra Señora del Rosario, viajó a
Europa y fue uno de los fundadores del Correo Curioso. Como Caldas, murió
fusilado a manos del ejercito ‘pacificador’. Otra fortuna considerable es la de José
87
Un autor cuya obra es de gran utilidad en este sentido es Renán Silva, notablemente su libro Los
Ilustrados de la Nueva Granada, op. cit.
88
Para un listado completo de autores ver el anexo 1. La lista de suscriptores en el anexo 2.
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Manuel Restrepo (1817-1863), sus padres eran provenientes de familias antiguas
y distinguidas de agricultores y dueños de minas de oro en Antioquia. Hizo sus
estudios de derecho en Santafé y tuvo una relación cercana con Mutis y Caldas.
Los Arboleda, los Cabal, los Torres, son algunas de las familias dueñas de tierra y
con cargos influyentes en Popayán. La riqueza es un elemento determinante, sin
embargo es variable y existen otros factores importantes que les hace parte de un
grupo social definido. Caldas, por ejemplo, sin ser de una familia particularmente
pudiente, comparte con sus paisanos y parientes círculos sociales y los privilegios
de una educación universitaria.
Nos encontramos con un grupo particular de individuos que compartían por
encima de todo un nivel semejante de educación. Buena parte de estos criollos
viajó a Santafé a realizar sus estudios en el Colegio San Bartolomé o en el Colegio
Mayor de Nuestra Señora del Rosario. En términos generales, la educación aparece como un rasgo definitivo para su determinación como grupo social diferenciado, siendo ésta un mecanismo evidente de distinción y de creación de vínculos y
redes sociales. La nutrida correspondencia entre algunos de los criollos es un claro elemento a considerar a la hora de entender sus intereses comunes, pero están
también otros espacios de encuentro como las tertulias. Por ejemplo, José María
Cabal, José Joaquín Camacho, Sinforoso Mutis y Antonio Nariño pertenecían a
la Tertulia del Arcano de la Filantropía. José Luis Fernández de Madrid, Frutos
Joaquín y José María Gutiérrez de Caviedes, José Manuel Restrepo, José María
Salazar y Francisco Antonio Ulloa pertenecían a la tertulia del Buen Gusto. Éstas
se convirtieron en un ámbito importante de intercambio de libros y de ideas.89
Manuel del Socorro Rodríguez, por su parte, estuvo al frente de la tertulia Eutropélica. Se podría pensar que Rodríguez es un caso particular; este cubano, hijo de
artesanos, pobre, llega a la Nueva Granada como parte del equipo virreinal. Aunque no contaba con propiedades ni títulos académicos, forma parte importante de
este grupo de criollos letrados.
En su gran mayoría, los hombres de letras criollos fueron abogados. Entre
los colaboradores del Semanario este es el oficio más frecuente: José María Cabal, José Joaquín Camacho, Francisco José de Caldas, Ignacio Cavero y Cárdenas, José Luis Fernández Madrid (también médico), Frutos Joaquín y José María
Gutiérrez, Nicolás de Omaña, José Manuel Restrepo, José María Salazar, Eloy
Valenzuela y Francisco Antonio Ulloa. Es decir, son pocos los autores del Semanario que no tienen estudios en jurisprudencia. Muchos de ellos, tanto antes como
después de la declaración de independencia ocuparon cargos públicos importan89
Ver SILVA, Los Ilustrados de la Nueva Granada, op. cit., pp. 312-334.
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tes y contaron con poder político y reconocimiento social. Corregidores, alcaldes, gobernadores de provincia, administradores de la Real Hacienda, jueces, o
miembros de la Iglesia, entre otras posiciones. José de Casamayor fue secretario
del Virrey Manuel Antonio Flórez; Ignacio Cavero, administrador de la aduana
de Cartagena; Nicolás Tanco, administrador de correos en Bogotá y secretario de
hacienda. José Joaquín Camacho tuvo entre otros cargos el de alcalde de Tocaima,
gobernador de la provincia de Pamplona y corregidor de El Socorro; José María
Gutiérrez, rector de la Real Universidad de San Pedro Apóstol en Monpós; el
mismo cargo lo ocupó José María Salazar. Algunos siendo sacerdotes ocuparon
cargos eclesiásticos, tal es el caso de José Joaquín Camacho, Nicolás de Omaña,
Eloy Valenzuela y el mismo Mutis.
Los suscriptores guardan perfiles sociales similares a los de los autores.90
Los hermanos Antonio y Manuel Arboleda, miembros de una de las familias más
reputadas de Popayán, abogado y cura respectivamente, resultarían representativos de este grupo de suscriptores. Ambos ocuparon cargos importantes y contaban con el reconocimiento de la sociedad neogranadina. Lo mismo podría decirse
del abogado Francisco Javier García, quien era administrador de tabaco y juez
general de diezmos. O de José María García de Toledo, abogado, comerciante y
miembro del tribunal del Consulado de Cartagena.
Otro caso para destacar es el de José Ignacio Pombo, nacido en Popayán de
padre español y vecino de Cartagena de Indias, llegó a ser connotado abogado y
comerciante con un marcado interés por temas científicos y comerciales91. Pombo
sería un apoyo económico importante para Mutis y para Caldas. A este último le
costeó libros, viajes e instrumentos.
Algunas diferencias incluyen el lugar de origen, su nivel de riqueza y los oficios a los que se dedicaban –abogados, clérigos, comerciantes, agricultores, naturalistas, médicos, o funcionarios del gobierno –. Su procedencia está concentrada
en Santafé, Popayán y Cartagena, pero algunos de ellos nacieron en la península
o son de otras ciudades como Bucaramanga, Cali, Medellín, Cucuta, Rionegro,
Tunja, Envigado o Panamá. Muy pocas memorias fueron escritas por autores de
fuera de la Nueva Granada, como excepciones sobresalen las traducciones de textos Oronzio de Bernardi y especialmente de Alexander von Humboldt92
90
Para una lista completa de éstos ver el apendice 2
91
En el ARJBM reposa una amplia correspondencia con Mutis sobre comercialización de quinas y
otros temas científicos y comerciales.
92
Manuel del Socorro Rodríguez y Nicolás Tanco, eran de origen cubano pero estaban radicados en
la Nueva Granada.
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Casi en su totalidad, este grupo de criollos letrados intervinieron en los esfuerzos de reconfiguración del poder en las primeras décadas del siglo XIX. Participan en la lucha por la independencia, motivo por el cual algunos son apresados, desterrados o mueren fusilados y pronto convertidos en mártires de la patria.
Los sobrevivientes estuvieron luego al mando de los proyectos y disputas por
organizar un nuevo gobierno. Involucrados en la firma de actas de independencia
y en la redacción de nuevas constituciones, muchos llegaron a ser figuras públicas
reconocidas. Por ejemplo, Jorge Tadeo Lozano fue presidente de Cundinamarca
en 1811; Francisco Antonio Ulloa secretario de la junta patriótica de Popayán en
1811; Ignacio Cavero y Cárdenas presidente del Estado Soberano de Cartagena en
1811; José Luís Fernández de Madrid fue presidente de las Provincias Unidas de
la Nueva Granada en 1816; Vicente Arboleda fue miembro de la primera municipalidad republicana de Popayán en 1821; José María Salazar ocupó altos cargos en
la Colombia de Bolivar y fue enviado como ministro a Washington y a París; José
Manuel Restrepo ocupó numerosos cargos políticos importantes y como historiador dejó una obra que ha sido fuente básica para entender las primeras décadas
del siglo XIX en la Nueva Granada.
1.7 Contenidos
El análisis de los contenidos del periódico es el objeto de los capítulos siguientes, y en el anexo 1 se ofrece un índice completo de la publicación con una corta
descripción de cada uno de los textos, la cual servirá de referencia al lector. Sin
embargo, algunos comentarios sobre las características generales y sobre los cambios más visibles serán útiles para tener un panorama amplio de los materiales del
periódico.
El primer año del Semanario se caracteriza por la presencia de memorias
de extensión considerable (en total se publicaron seis durante este año), las cuales
aparecen en partes de ocho páginas y de manera semanal. Así, la finalización de
una memoria podía tomar seis números, es decir, un período de tiempo de seis
semanas. Los lapsos de tiempo comprendidos entre el inicio de la publicación
de una memoria y su conclusión demuestran que la característica material del
Semanario, de ocho páginas por edición, no podía ser producto del deseo de su
editor, sino resultado de las limitaciones técnicas de la imprenta y de los costos
del proceso de impresión que, como en repetidas ocasiones lo señala Caldas, no
alcanzan a ser compensados por el número de suscriptores.
En el año de 1809 se percibe un cambio interesante respecto al año anterior y
a 1810, no está compuesto únicamente de memorias, sino que en él se encuentran
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más contribuciones cortas enviadas a Caldas por distintos individuos desde diferentes zonas del territorio y se publican más cartas de lectores. En cierta medida,
podría decirse que los lectores adquieren mayor visibilidad en las páginas del
periódico y que en este año el ideal que se propuso Caldas en el primer año del
Semanario de encontrar una comunicación y un intercambio de información con
sus lectores es más notorio.
Por su parte, el año de 1810 – Continuación del Semanario del Nuevo Reyno
de Granada – marca una serie de cambios significativos en la publicación. El
primero y más notable de ellos es el nuevo formato; a partir de este año dejan de
aparecer números semanales para comenzar a publicarse memorias completas.
“Hemos variado el método, tiempo de entregas, el carácter, y el tamaño de la impresion. Las memorias que hasta aquí han salido pliego por
pliego cada Domingo del año, se presentarán enteras, compuestas de
tres, quatro ò mas pliegos, segun lo pidan las materias. Es demasiado
fastidioso interrumpir la lectura, el orden, y el encadenamiento de las
ideas á cada pliego, para volverlo á tomar á los ocho dias de distancia.
Esto nos obliga á suspender la publicacion hasta que se haya impreso
enteramente una Memoria. En esta inteligencia los SS. Subscriptores
recibiran las entregas cada quatro ò cinco semanas, y á ese tiempo se
avisarà por las Administraciones de Correos para que los que quieran
ocurran á comprarlas”.93
Incluso el nombre del periódico cambia y de ahora en adelante llevará el
título de “Continuación del Semanario del Nuevo Reyno de Granada” pero sus
objetivos, en términos generales, serán los mismos.
“Los objetos serán la Agricultura, Industria, Comercio, Economía, Caminos, Rios navegables, Montañas, Producciones de nuestro suelo, las
Ciencias exâctas en todos sus ramos, la Física, la Eloqüencia, Poesia,
Historia, y todo quanto pueda contribuir al mejoramiento, ilustracion,
y cultura del Nuevo Reyno de Granada. Los elogios de los hombres de
mérito por su saber, y por sus virtudes, y las traducciones interesantes en sí mismas, y con relacion à nosotros, tambien tendrán lugar en
nuestro Semanario”.94
93
CALDAS, Francisco José, “Nuevo Plan del Semanario para el año de 1810”, Semanario del Nuevo
Reyno de Granada, núm. 51, diciembre 24 de 1809, p. 372.
94
Ibidem, p. 374.
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También cambia el estilo y la presentación del Semanario; cada memoria se
presenta en una página separada con letras de diferentes tipos y tamaños, con el
título de la publicación, de la memoria, la presentación del autor y la autorización
Real para la impresión.95 Igualmente, en este año se constatan algunas novedades
en cuanto a ciertos recursos tipográficos como los corchetes, el tamaño de letra e
incluso algunos dibujos en los Calendarios que se publicaron al final del año. En
promedio, cada memoria consta de veinte páginas.
En cuanto a sus contenidos, para este año puede constatarse que el Semanario se centra aún más en la figura de Caldas, no sólo por el número de memorias
que son de su autoría, sino por el amplio espacio que dedica a su correspondencia
y sus debates con otros criollos de la Nueva Granada frente a la publicación. Este
año aparecen dos traducciones de textos de Humboldt con amplias y detalladas
notas y comentarios del editor.
El Semanario publica en este año además de las memorias, varias secciones;
se encuentran unas tablas de observaciones sobre la luna, una sección de botánica donde se presentan algunos géneros de la Flora de Bogotá y apartes donde se
describen las especies encontradas en las expediciones botánicas realizadas en
la Nueva Granada. Es significativo que los nombres de estas plantas –Lozania,
Valenzuelia, Consuegria, Pombea– son adjudicados para honrar a hombres de
ciencia, criollos, y no únicamente a miembros del gobierno español o botánicos
europeos, como era lo usual hasta el momento.96 Aparecen también secciones de
astronomía reportando algunos “hallazgos” de Caldas en el Observatorio y otras
secciones, que bajo los títulos de “Noticia literaria”, “Patriotismo” o “Aviso al
público”, le son útiles al editor para comunicarse con sus lectores.
Los cambios políticos que se vivieron en España y en América en estos años,
sobre todo la proclamación de un nuevo gobierno para la Nueva Granada que
desconoce la autoridad de la Corona española, se verán reflejados con claridad en
las páginas del Semanario. Ahora el editor del periódico expresará su inconformidad con el gobierno peninsular con el que hasta entonces se había identificado.
95
La presentación del autor se hace en largas descripciones, por ejemplo: “Por D. Francisco Josef de
Caldas y Tenorio, encargado del Real Observatorio astronómico de Santafé de Bogotá, Individuo
de esta Real Expedición Botánica, y Catedrático de Matemáticas en el Colegio Real Mayo de Nra.
Sra. Del Rosario de esta Capital”. La Inscripción “En la Imprenta Real de Santafé de Bogotá. Con
lic. del Sup.Gob” aparece hasta la Memoria número 10 en 1811 donde aparece por primera vez:
“En Santafé de Bogotá Capital de Cundinamarca. En la Imprenta Patriótica de D. Nicolas Calvo,
y Quijano. Año de 1811”.
96
Ver NIETO, Mauricio, Remedios para el Imperio: Historia Natural y apropiación del Nuevo
Mundo, Bogotá, ICANH, 2000.
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Siempre fiel a los ideales ilustrados, en las notas que acompañan los textos de
Humboldt, Caldas arremete contra el gobierno español acusándole de opresor y de
haber adoptado “el bárbaro sistema de embrutecernos para dominarnos”97.
1.8 Algunas reflexiones iniciales
En la introducción que hemos hecho del Semanario ya aparecen una serie de temas que intentaremos estudiar con más cuidado en los próximos capítulos.
Es evidente una estrecha relación entre los periódicos y la consolidación de
comunidades con intereses comunes y ya podemos reconocer algunos vínculos
entre la prensa y la conformación de formas de conocimiento y ‘sujetos ilustrados’. Las publicaciones periódicas jugaron un papel determinante en la configuración de formas de comunicación escrita relacionadas con un conocimiento
considerado confiable, útil y legítimo por parte de ciertos grupos sociales que
compartieron formas de escribir y leer. La Ilustración sería irreconocible sin un
estudio de las publicaciones periódicas y, como lo hemos señalado para el caso
de España y de la América española, los periódicos constituyeron el medio más
importante para la configuración y divulgación de los ideales ilustrados, y, así
mismo, fueron determinantes en la conformación de “hombres de letras” que se
hicieron portavoces de un proyecto político y científico que hoy reconocemos
como la Ilustración.
Las dificultades técnicas para la impresión son una queja constante por parte
de los editores de las distintas publicaciones dada la escasez de imprentas y sus
limitaciones como la falta de tipos, la “notable descomposición ocurrida en los
moldes y piezas”, el desgaste de los tipos de madera y la inexperiencia de los
encargados de manejarlas.98 A pesar de que el arribo y la implementación de la
imprenta y la aparición de publicaciones periódicas en la Nueva Granada son procesos tardíos, con resultados limitados y con dificultades técnicas visibles, no por
esto dejan de ser fenómenos de enorme importancia histórica.
Si dejamos de lado las cifras y las fechas que parecen mostrar un atraso relativo en la puesta en marcha de una industria editorial en Santafé, podemos señalar
otros elementos tal vez más interesantes. La implementación de la imprenta estuvo motivada por cometidos políticos, una y otra vez se exaltó la necesidad de me97
CALDAS, Francisco José, Semanario del Nuevo Reyno de Granada, Notas al pie de la Memoria
10, pp. 16-21. Ver también las notas de Caldas a las memorias 8 y 9, también de Humboldt.
98
Papel Periódico de la ciudad de Santafé de Bogotá, op.cit., Vol. 3, núm. 87, abril 19 de 1793,
p. 56
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dios de comunicación impresos para el buen funcionamiento del gobierno. Dicho
propósito va mucho más allá de la divulgación de normas, edictos y noticias de
carácter oficial, ya que el carácter educativo de los materiales impresos es igualmente importante para entender la prensa como un instrumento de orden social.
La prensa fue un proyecto educativo, un medio de divulgación de los ideales de
orden y civilización sobre los cuales se fundamenta el ideal de una sociedad próspera bajo las leyes de Dios y del Rey. Ésta fue un vehículo para la consolidación
de ideales comunes “cristianos” y “patrióticos” que reconocen la autoridad tanto
de la Iglesia como de la Corona. Sólo hasta 1810 se percibe en el periódico algún
tipo de manifestaciones contra España.
Una rápida mirada a los distintos prospectos de estas publicaciones nos deja
ver una fuerte convicción, por parte de autores y editores, de la necesidad de un
futuro mejor, de un único futuro posible guiado por la antorcha del conocimiento
y regido por un orden moral de carácter universal y absoluto. Es en este sentido
que debemos entender la promoción de conocimientos “útiles”, de valores y de
principios morales “civilizados”, y el cuidado de la fe católica como los cimientos
de un proyecto de orden cuyas raíces están clara y profundamente arraigadas a la
historia de Europa. Todos estos son rasgos que le confieren al criollo letrado una
marcada conciencia política.
Tal y como se expresa en la edición del 11 de agosto de 1801 del Correo Curioso, la labor de los editores y autores, parece tener un claro sentido histórico:
“Y aunque muchos dicen que estamos perdiendo el tiempo, y nosotros
vemos que estamos perdiendo el dinero, con todo, hemos determinado
seguir haciendo el glorioso sacrificio de nuestro trabajo e intereses,
porque aunque no se expenda un ejemplar, los montones de ellos que
quedan rezagados, serán para la posteridad monumentos irrefragables de nuestro patriotismo y prueba convincente del egoísmo actual
que es la leche inficionada que está mamando el infeliz recien nacido
siglo decimo nono”.99
De manera que los periódicos fueron un medio de configuración y expresión
de un grupo social que se percibe a sí mismo como responsable y legítimo vocero
de un nuevo orden social, del futuro del Nuevo Mundo.
Estos son todos aspectos que requieren de un examen más cuidadoso, y serán objeto de los capítulos siguientes. Más que una descripción exhaustiva de la
99
Correo Curioso, op.cit., núm. 26, agosto 11 de 1801, p. 64.
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prensa que se ha llamado ‘ilustrada’ el Semanario nos servirá de ejemplo para
examinar y revisar algunos de los supuestos más frecuentes entre los historiadores de la Ilustración en España y en América. La prensa en la América española
de este periodo suele ser vista como un vehículo de difusión de la Ilustración europea y como una manifestación de sus ideales en la Nueva Granada. Esta idea es
fácil de alimentar, ya que en la prensa hispanoamericana se encuentran frecuentes
expresiones sobre el conocimiento científico como la base de la prosperidad y
sobre la educación como el medio para la construcción de una sociedad civilizada
y feliz; al igual que numerosas referencias e incluso publicaciones de autores que
podríamos ver como genuinos representantes de la Ilustración europea como por
ejemplo Descartes, Boyle, Newton, Linneo, Buffon o Humboldt.
Este objetivo de identificar la presencia del pensamiento ‘moderno’ e ‘ilustrado’ entre los criollos americanos en lugares muy distantes de los centros culturales de Europa no sólo es una apreciación común, sino problemática porque
supone la difusión del conocimiento como el desplazamiento de algo acabado,
que se moviliza en el espacio y en el tiempo, de un grupo social o de una cultura a
otra sin modificaciones; lo cual se presenta como un proceso natural de difusión
y expansión de un conocimiento de carácter universal desde un centro hacia el
resto del mundo. La pasividad de la ‘periferia’ en los procesos de recepción de conocimientos y prácticas tecnológicas, ya ha sido suficientemente debatida y para
nuestro trabajo es fundamental entender que los procesos de comunicación del
conocimiento son inseparables de su legitimación.100 Preferimos entonces hablar
de apropiación, traducción o construcción de conocimiento y no de su mera difusión. Es más, defendemos la idea de que es su capacidad de movilización lo que
le otorga al conocimiento su legitimidad y no lo contrario, a saber, que su legitimidad (universalidad) le permite movilizarse sin resistencias ni modificaciones.
Si Francisco José de Caldas o Alexander von Humboldt son los autores de una
obra científica, es porque han cumplido con una compleja y dispendiosa labor de
comunicación, de apropiación o construcción de un lenguaje común a un público
interesado, y no porque estos autores sean los voceros de ‘verdades de hecho’.
El carácter universal y progresivo que se le ha otorgado tradicionalmente a
la ciencia moderna occidental ha sido también de utilidad para reiterar un tercer
lugar común: el carácter revolucionario y liberador de las ciencias y de la Ilustración. Estos supuestos han hecho posible una lectura de ciertos autores americanos
100 Desde la publicación de George Basalla, “La Difusión de la Ciencia Occidental”, Science, 156,
(1967) pp. 611-22, el debate sobre la difusión de la ciencia moderna ha sido objeto de amplios
debates. En el contexto hispanoamericano es útil la publicación de A. Lafuente, A. Elena y M.L.
Ortega, (eds) Mundialización de la ciencia y cultura nacional, Madrid, Doce Calles, 1992.
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como promotores y padres de movimientos de independencia nacional y, por ende,
a las publicaciones periódicas como los instrumentos básicos de una revolución
política en la cual éstas suelen ser vistas como parte de las estrategias que condujeron a la independencia americana.101 Por tal motivo, una mirada al Semanario
no puede desconocer el potencial explicativo de esas perspectivas de análisis, ni
su influencia en la historiografía nacional, pero tampoco sus limitaciones a la
hora de explicar las prácticas científicas como formas de orden y control, y como
mecanismos de diferenciación social.
101
Ver por ejemplo SILVA, Prensa y Revolución, op.cit.
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2. Francisco José de Caldas:
en busca de una comunidad
En el mundo están ocurriendo cosas increíbles…
Ahí mismo, al otro lado del río, hay toda clase de aparatos mágicos,
mientras nosotros seguimos viviendo como los burros
José Arcadio Buendía
If someone says he knows something,
It must be something that, by general consent,
He is in a position to know.1
Ludwig Wittgestein
2.1 Centros y periferias en la ciencia colonial
El sentido de este capítulo es hacer una presentación general del editor del Semanario, pero más que ofrecer una biografía completa de Francisco José de Caldas,
sobre quien ya existen varios y notables esfuerzos;2 el objetivo de estudiar su
figura es iniciar la discusión acerca de algunos de los problemas que presenta el
análisis histórico de la ciencia colonial. Caldas será útil para entender muchos
de los intereses relacionados con las prácticas científicas de los criollos en la
América Española a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, y es en ese
sentido que el estudio de su vida y obra nos permite apreciar el carácter político
1
WITTGENSTEIN, Ludwig, On certainty, Oxford, Basil Blackwell. 1979, p. 105.
2
APPEL, John Wilton, Francisco José de Caldas: a scientist at work in Nueva Granada,
Philadelphia, American Philosophical Society, 1994; ARIAS DE GREIFF, Jorge, “Caldas:
inquietudes, proyectos y tragedias”, en Francisco José de Caldas, Bogotá, Colciencias, 1994;
BATEMAN, Alfredo, Francisco José de Caldas, el hombre y el sabio, Bogotá, Planeta, 1998;
CHENU, Jeanne, Francisco José de Caldas, Un peregrino de las ciencias, Madrid, Historia
16, 1992; DÍAZ PIEDRAHÍTA, Santiago, Nueva aproximación a Francisco José de Caldas:
episodios de su vida y de su actividad científica, Bogotá, Academia Colombiana de Historia, 1997;
y SCHUMACHER, Hermann Albert, Biografía cultural del sabio Caldas, Bogotá, Guadalupe,
1976.
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de las prácticas científicas de los criollos. Como veremos, su vida constituye un
interesante caso para estudiar las dificultades que supone hacer ciencia y formar
parte de la comunidad científica europea desde lugares como Popayán o Santafé
de Bogotá. Además, nos permite entender algunos aspectos centrales del Semanario del Nuevo Reyno de Granada, una publicación que fue diseñada y dirigida
en función de los intereses de su editor.
En lo que sigue intentamos enfrentar algunos problemas recurrentes en el
tratamiento histórico de personajes tradicionalmente vistos como periféricos en
la historia de las ciencias. Nos ocuparemos con cierto cuidado de la condición de
aislamiento que caracteriza la figura de Caldas y analizaremos la problemática
de centro-periferia en el contexto de la ciencia colonial; abordaremos algunos
aspectos centrales de la sociedad criolla de la cual Caldas forma parte y haremos
visible la importancia de la conformación de redes y de un público. La vida y la
obra de Caldas no se pueden reducir a la mera vocación de un sabio enamorado
del conocimiento. Sus actividades y sus intereses deben ser explicados de manera
simultánea en los terrenos, de por sí inseparables, de la ciencia y la política. En
particular veremos el papel que jugó el Semanario del Nuevo Reyno de Granada
en la consolidación de Francisco José de Caldas como autor con credibilidad científica y política. Su vida es un continuo esfuerzo por formar parte del mundo de la
ciencia europea, es la permanente búsqueda de una comunidad, de referentes, de
interlocutores, de instrumentos y de medios de comunicación, de vínculos que le
permitan ingresar al mundo del saber. Veamos entonces algunos elementos clave
en la construcción de su identidad como hombre de letras.
Francisco José de Caldas proviene de una familia típica de la elite criolla,
una mezcla de españoles nacidos en América que defienden la pureza de su linaje
europeo y peninsulares miembros del gobierno. El padre de Caldas era español
y ocupó una serie de cargos administrativos en la ciudad de Popayán. Su madre
pertenecía a la elite colonial, era americana de ascendencia castellana. Debido a
su privilegiada posición, Caldas fue uno de los pocos nacidos en América con
acceso a la universidad. El Colegio de Nuestra Señora del Rosario donde Caldas
adelantó sus estudios de jurisprudencia, fue una institución diseñada para la educación exclusiva de españoles en la Nueva Granada.
A lo largo de su vida, Caldas buscó su identidad en la cultura europea y
sólo hasta 1810 encontramos expresiones de hostilidad frente al gobierno español.
Toda su obra se enmarca dentro de un proyecto de desarrollo imperial e incluso al
final de su vida reiteró su fidelidad y dedicación por el bien de la Corona. Como
veremos, esto ocurre en circunstancias que dificultan tener claridad sobre el sentido patriótico de Caldas, pero sus expresiones de lealtad y de identificación con
el imperio y con Europa son una constante en su vida. Su necesidad de formar
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parte de la cultura europea trasciende sus manifestaciones de simpatía o antipatía
por el gobierno peninsular y el marcado eurocentrismo que descubriremos entre
los criollos ilustrados no puede ser explicado, o mejor, ocultado, en términos de
su participación en un proyecto político de independencia americana.
Como Caldas, algunos criollos serían puestos en prisión o ejecutados por las
autoridades españolas debido a sus vínculos con la lucha por establecer un gobierno independiente de España en la Nueva Granada y más tarde fueron convertidos
en mártires, modelos de orgullo nacional, en héroes de las clases dominantes de
las nuevas naciones americanas. Una duradera tradición historiográfica ha buscado presentar a los criollos como americanos e incluso como colombianos, como
legítimos padres de la patria, de una nación que nunca conocieron. El hecho de
que Caldas fuera fusilado en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario
en Santafé de Bogotá resulta paradójico y lamentable, pero el hecho adquiere un
enorme poder simbólico muy útil para cierta historiografía apologética y nacionalista. Hoy Caldas es uno de los más venerados héroes en la historia de una nación
que él nunca imaginó. Un departamento, varios municipios, revistas científicas,
una importante universidad, plazoletas, parques, un colegio militar, géneros taxonómicos y, más significativo de todo, el Instituto Colombiano para el desarrollo
de la Ciencia y la Tecnología “Francisco José de Caldas” cuyo emblema fue por
muchos años el curioso símbolo θ de “¡Oh, larga y negra partida!”.3
Un lugar común que encontramos en la literatura sobre Caldas y sobre los
ilustrados de la Nueva Granada, es una marcada diferenciación entre los campos
de la política y los del conocimiento. En el caso de Caldas son frecuentes las referencias a una transición de la ciencia a la política. Tenemos entonces un Caldas
que nació con vocación científica y que de manera accidental y obligada por las
circunstancias (es decir por factores externos a la ciencia) se vio forzado a participar en política.4
Esta distinción, como veremos a lo largo de este trabajo, es central para el
discurso ilustrado y la defienden tanto los actores de quienes nos vamos a ocupar
como los historiadores de los siglos XIX y XX. En medio de la más activa mo3
El fusilamiento de Caldas está acompañado de la curiosa historia que narra cómo ‘el sabio americano’ en su camino al paredón de fusilamiento tomó un trozo de carbón y dibujó en la pared una
“θ” partida, que en forma de jeroglífico quiso decir “¡Oh, larga y negra partida!”.
4
Santiago Díaz Piedrahita, por ejemplo, cuando se refiere a la última etapa de la vida de Caldas
después de 1810 comenta: “... la ciencia sería relegada por la política… la vocación científica
se había tronchado en 1810 cuando los asuntos políticos primaron sobre las ansias de saber.”
DÍAZ PIEDRAHITA, op. cit., p. 187. Renán Silva, por su parte, se refiere al tránsito de la ciencia
a la política. SILVA, Los Ilustrados de Nueva Granada, op. cit., p. 196.
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vilización política Caldas se lamenta: “Pero en medio de esta crisis yo observo,
yo calculo y yo pinto, y solo el flujo político me hace decir cosas que no son de
geografía y astronomía”.5 Sin embargo, dicha transición y cambio de nivel de
análisis, en nuestra opinión, más que ventajas genera dificultades a la hora de
explicar el periodo de la Ilustración en la Nueva Granada. En primer lugar, la
separación de las prácticas científicas del mundo político y social nos conduce
a crear dos Caldas distintos: por una parte el geógrafo y astrónomo y, por otra,
el político.
Las biografías de Caldas, incluso sus propios testimonios, nos muestran una
vida llena de obstáculos y sacrificios en aras de la ciencia y sus intereses han sido
presentados como una vocación casi sacerdotal por el conocimiento. No se trata
de negar su pasión por las ciencias, pero cuando dicha imagen se presenta como
explicación de sus acciones e intereses, enrarece y dificulta la comprensión del
sentido histórico, social y político de las actividades y los oficios en que se ve involucrado. Este perfil del hombre de ciencia, explorador incansable y enamorado
del conocimiento y de la verdad, no sólo ha sido alimentada por sus biógrafos y
por historiadores de la ciencia y de la patria; sino que el mismo Caldas se encargó
con empeño y convencimiento de forjar dicha imagen. Tampoco se trata de asumir el papel de jueces de sus méritos científicos; para este trabajo resulta mucho
más interesante tratar de entender el contexto y las razones por las cuales Caldas
encuentra en la astronomía, en la geografía, en la botánica, en el periodismo o
en la ingeniería militar oficios de interés y reconocimiento social, económico y
político.
2.1.1 “Descubrimientos”: Caldas y la historia de la ciencia
Con el ánimo de otorgarle a Caldas un lugar digno en la historia nacional y en la
historia de la ciencia, se ha escrito mucho sobre sus logros científicos en términos
de ‘descubrimientos’ o ‘invenciones’, lo cual, como veremos, resulta problemático. Sus biógrafos, en su gran mayoría colombianos, han sido tímidos en liberarse
de una historiografía de la ciencia que tiende a reducir las prácticas científicas a
las ideas de individuos geniales. Como consecuencia, han buscado afanosamente y sin mucho éxito aclarar cuáles fueron los logros de José Celestino Mutis,
Francisco Antonio Zea, Jorge Tadeo Lozano o Francisco José de Caldas; y buena
5
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Benedicto Domínguez y Francisco Urquinaona,
Sogamoso, abril 28 de 1812, en BATEMAN, Alfredo y ARIAS DE GREIFF, Jorge (eds.), Cartas
de Caldas, Bogotá, Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 1978, p. 327.
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parte de la literatura sobre la obra científica de los criollos ilustrados ha generado
debates muchas veces sin sentido acerca de la prioridad de descubrimiento, la
originalidad o la propiedad de nuestros ilustres hombres de ciencia sobre ideas o
invenciones específicas. Tenemos, por ejemplo, el conocido drama de Mutis y el
descubrimiento de las quinas de Santafé, o del Caldas inventor de un sistema para
medir la altura por medio de la temperatura en que el agua alcanzaba su punto de
ebullición. Tenemos al Caldas geógrafo y botánico que se anticipó a Humboldt en
ideas fundamentales sobre la geografía de las plantas, el astrónomo, Caldas como
precursor de la ecología e inclusive del darwinismo.6
Para una cabal comprensión histórica de las prácticas científicas es necesario revisar el sentido tradicional de la idea de ‘descubrimiento’. Es claro que la
tradicional separación de los filósofos de la ciencia entre el ‘contexto de descubrimiento’ y el ‘contexto de justificación’ es artificial y más bien resulta necesario
entender, tal y como se ha sugerido en el capitulo anterior, que todo descubrimiento o logro científico sólo tiene sentido como proceso de comunicación colectiva. ¿Qué sentido tiene para la historia de las ciencias decir que Caldas, Mutis
o cualquier otro individuo descubrió algo pero careció de los adecuados medios
para su comunicación, que fueron grandes genios pero el mundo los ignoró? El
conocimiento, insistimos, es un problema de comunicación y autoridad que sólo
puede ser explicado en términos de redes, medios de comunicación y alianzas que
hacen posible la consolidación de un público idóneo.7
Uno de los temas que más atención ha generado por parte de quienes han
buscado esclarecer el mérito de sus descubrimientos son los trabajos de Caldas
sobre un sistema para medir la altura con un termómetro. Este, entre otros casos,
nos puede enseñar sobre el problema de la propiedad de los descubrimientos científicos en el contexto colonial. El ‘descubrimiento’ incluso con su historia de un
accidente afortunado (bastante frecuente en las narraciones de grandes descubrimientos) ha llamado la atención de no pocos historiadores.8
6
Algunas de estas descripciones de Caldas han sido reseñadas por DIAZ-PIEDRAHITA,
Santiago, “Las ciencias, la medicina y la tecnología vistas desde el Boletín”, Boletín de Historia y
Antigüedades, 818 (2002):553-563. La idea de Caldas como una posible influencia sobre Humboldt
la encontramos en CAÑIZARES E., Jorge, “How Derivative Was Humboldt? Microsmic Nature
Narratives in Early Modern Spanish America and the (Other) Origins of Humboldt´s Ecological
Sensibilities”, en SCHIEBINGER, Londa y SWAN, Claudia (eds.), Colonial Botany, Science,
Commerce, and Politics in the Early Modern World, Filadelfia, University of Pensylvania Press,
2005, pp. 148-165.
7
BRANNIGAN, op. cit.; KUHN, op. cit.
8
Los detalles del proceso son examinados por APPEL, op. cit.; ARIAS DE GREIFF, “Caldas:
inquietudes, proyectos y tragedias”, op. cit.; y DÍAZ PIEDRAHÍTA, Nueva aproximación a
Francisco José de Caldas…, op. cit., entre otros.
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Conocemos entonces la historia de cómo Caldas al reparar un termómetro
que debe calibrar en relación con las temperaturas de congelación (0ºc) y del agua
en ebullición (80ºc) se da cuenta de que el punto de ebullición varía con la presión
atmosférica y que en sus manos tiene lo que podría ser un instrumento –distinto
del barómetro– pero igualmente preciso para determinar la altura de cualquier
lugar: un hipsómetro. Sus reflexiones y experimentos sobre lo que podría ser un
novedoso método para medir la altitud, es expuesto en detalle a su amigo Santiago
Arroyo en junio de 1801, a quien en sus cartas le da instrucciones precisas para
poder repetir y corroborar sus observaciones.“He hallado, amigo querido, el medio de hallar la altura de todos los lugares con solo el termómetro y con tal grado
de precisión, que no difiere de las indicaciones del barómetro ni en media línea,
precisión que no me habría osado esperar si el suceso no hubiera confirmado
mis ideas”.9
Sus ideas, de ser corroboradas, pensó Caldas, podrían tener consecuencias
significativas, “puedo asegurar a usted, que aun cuando no se inutilice el barómetro, perderá seguramente la mitad de su mérito para los viajeros”.10 Esperanzado, Caldas le solicita colaboración a su amigo con la idea de completar sus
observaciones y le promete la redacción de una memoria completa sobre el asunto
ya que “no puedo en los estrechos límites de una carta manifestar mis ideas, y he
resuelto formar una memoria con el fin de remitirla a usted en el venidero correo,
para que entrando en mis ideas me ayude a obrar, que partiremos la gloria”.11
Caldas se pregunta: “¿No es cosa asombrosa que una idea tan clara, tan
sencilla, tan segura, no se haya presentado todavía a los físicos europeos?”,12 y
sin embargo guarda la esperanza de que sus ideas sobre la medición de las alturas con el termómetro puedan constituir un descubrimiento original que le daría
fama, honor y reconocimiento, y por lo tanto teme que le sea usurpado. “Si esta
idea, a mi parecer nueva, nos puede atraer algún honor a los del mundo americano, no quiero que ceda en honor de los europeos, sino en el de nuestros paisanos;
quiero que reserve usted hasta la sombra de esta teoría, y que madurada que
sea, la presentemos en el Correo Curioso”.13 Al mismo tiempo sospecha que su
entusiasmo no sea más que el producto de su ignorancia y que sus ideas ya sean
9
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, mayo 20 de 1801, en
BATEMAN y ARIAS DE GREIFF, (eds.), op. cit., p. 71.
10
Idem.
11
Idem.
12
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, junio 5 de 1801, ibidem,
p. 75.
13
Idem.
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comunes a hombres de ciencia que él no ha podido leer. Si bien piensa que podría
publicarse, hasta ahora sólo puede comentarle su entusiasmo, de manera privada,
a un amigo.
La carta es un medio “estrecho” y requiere de una memoria para poder comunicar sus conocimientos, pero la limitación de la carta no está en su forma o tamaño,
realmente es estrecha en términos de audiencia. Para proclamar un descubrimiento
se requiere que una comunidad lo reconozca como tal antes de ser proclamado
individualmente. ¿Cómo dar crédito de la originalidad de Caldas tan lejos de las
grandes academias y autoridades europeas? Sus pocos libros no le son suficientes
y, como en reiteradas ocasiones lo recuerda, en América, debido a su aislamiento,
es imposible saber si en realidad se sabe algo nuevo. Sin embargo, en América se
encuentra de paso una gran autoridad científica, Alexander von Humboldt, en quien
Caldas buscará afanosamente reconocimiento y aprobación. Humboldt, la mayor
autoridad científica en América, podría avalar o desconocer la originalidad y el mérito del sistema concebido por Caldas. En agosto de 1801 Arroyo le escribe a Caldas
y le comenta que Humboldt sumerge en el agua hirviendo el termómetro y rectifica
con él la altura del barómetro. Al respecto Caldas le comenta:
“... me hace pensar con fundamento que le es conocida la ley de las
elevaciones del licor del termómetro en el agua, y que sabe aplicarla
al cálculo de las elevaciones de los lugares. ¡Qué cierto es que nosotros vamos dos siglos atrás de la Europa! Cuando se nos presenta una
idea feliz, que no la hemos visto en los pocos y viejos libros que llegan
a nuestras manos, nos parece que hacemos algo nuevo, y ya hace doscientos años que se puso en práctica entre las naciones cultas”.14
Sin embargo, más adelante, en marzo de 1802, y una vez ha compartido con
Humboldt sus teorías, Caldas le remite a Santiago Arroyo en un tono menos pesimista lo que ha podido aclarar sobre este tema con el Barón de Humboldt:
“Saussure me ha precedido en la teoría; pero yo soy original en la fórmula, y tengo la gloria de haber resuelto este problema físico de modo
elegante, y lo que es más, que mi método, absolutamente diferente del
de Saussure, es tan exacto... Ahora sí debe usted felicitarme; ya sé lo
que Europa sabe en otra materia, y si yo por mis libros miserables
adiviné la teoría fundamental, he llevado el cálculo por un camino bien
14
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Quito, octubre 6 de 1801, en
BATEMAN y ARIAS DE GREIFF, (eds.), op. cit., pp. 106-107.
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diferente, y he dado un grado de perfección al método, no conseguido
en Europa”.15
Al respecto, Díaz Piedrahita nos explica que el primer termómetro hipsométrico ya había sido construido por Fahrenheit en 1734 y que a finales del siglo
XVIII el fenómeno era tan bien conocido que existían debates sobre el tema en
la Real Sociedad de Londres; sin embargo, concluye que el descubrimiento de
Caldas fue original y se logró de forma independiente, motivo por el cual amerita
que se le reconozca como tal.16
Su método para la medición de alturas y la construcción o reparación de sus
instrumentos requirió de un innegable talento, nadie pondrá en duda su capacidad
para la astronomía, la geografía o la botánica, pero Caldas nunca estuvo en posición para proclamar la propiedad de un descubrimiento o para recibir un apropiado reconocimiento, y todos sus sueños de ser alguien en el mundo de la ciencia
europea están destinados al fracaso. En el campo de la botánica podríamos tener
un problema similar. Al respecto Santiago Díaz Piedrahita comenta:
“Infortunadamente la mayoría de esas nuevas especies –como ocurrió con los materiales de Mutis y de sus demás colaboradores– quedó
oculta entre los apuntes, los esquemas y el herbario, no difundiéndose
con la debida oportunidad, motivo por el cual se perdió el carácter de
novedad, perdiéndose también en este caso los esfuerzos y las fatigas
de Caldas”.17
Más adelante, Díaz Piedrahita agrega: “Lo más decepcionarte para Caldas
fue poder consultar la Flora del Perú y Chile de Ruiz y Pavón y constatar que
muchas de sus novedades ya no lo eran…”.18
Otra polémica sobre la autoría y originalidad científica de nuestro autor que
comentaremos más adelante, se ha dado en torno a su relación con Humboldt y las
ideas sobre fitogeografía. El punto es que la pregunta sobre prioridad de descubrimientos individuales requiere ser planteada en otros términos. Para que Caldas
o cualquier otro hombre de ciencia, en cualquier lugar de la tierra, pueda proclamar como suyo un descubrimiento requiere que colectivamente se le reconozca
como tal. La distancia de Caldas con el mundo de la ciencia europea no es tan
15
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Quito, marzo 21 de 1802, ibidem, p. 159.
16
DÍAZ-PIEDRAHITA, Nueva aproximación de Francisco José de Caldas, op.cit., p. 139.
17
DIAZ-PIEDRAHITA, Nueva aproximación de Francisco José de Caldas, op.cit., pp. 118-119.
18
Idem.
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dramática como él mismo parece creerlo, pero no hay duda en que sus vínculos
con ésta son endebles, sus redes quebradizas e inestables.
Numerosos testimonios de Caldas son contundentes y dramáticos en señalar
su sentimiento de aislamiento, soledad y frustración. Refiriéndose al tema de la
medición de altura con el termómetro dice: “¡Que suerte tan triste la de un americano! Después de muchos trabajos, si llega a encontrar alguna cosa nueva, lo
más que puede decir es: no está en mis libros”;19
En su correspondencia este es un lamento frecuente:
“Las cadenas, la más fuerte de todas, la pobreza, me ata a este suelo
desgraciado para las ciencias...” 20 Porqué me ha dado la Naturaleza este amor a la sabiduría, si me había de privar de los medios de
conseguirla?”;21 “Yo, prescindiendo de todo, no tratando sino con los
amigos y con mis libros, observando el cielo y calculando... he podido
hacer mis observaciones, que pueden resultar útiles para reformar la
geografía de estos países abandonados de los sabios y desconocidos
de la Europa... Yo me aflijo cuando veo tan poca astronomía en toda la
extensión de la Nueva Granada, y que no hay uno a quien se le pueda
encargar observe una latitud”.22
Son muchas las ocasiones en que Caldas se ve a sí mismo ignorado e ignorante, viviendo en la oscuridad, sin libros y sin posibilidades de servir a su
patria.23 De esta manera, los esfuerzos del payanés por ser parte del mundo del
conocimiento nos enseñan mucho sobre la naturaleza social, colectiva, institucional e incluso empresarial de la ciencia, y por lo tanto es un tema que debemos
estudiar con cierto cuidado.
19
CALDAS, Francisco José, “Ensayo de una memoria sobre un nuevo método de medir la altura
de las montañas por medio del termómetro y el agua hirviendo, seguida de un apéndice”, en
ARIAS DE GREIFF, Jorge, BATEMAN, Alfredo, FERNÁNDEZ PÉREZ, Álvaro y SORIANO
LLERAS, Andrés (eds.), Obras Completas de Francisco José de Caldas, Bogotá, Imprenta
Nacional, 1966, p. 158.
20
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Antonio Arboleda, Quito, marzo 21 de 1802, en
BATEMAN y ARIAS DE GREIFF, (eds.), op. cit., p. 161.
21
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José Celestino Mutis, Quito, abril 6 de 1802, ibidem,
p. 168.
22
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, diciembre 5 de 1798,
ibidem, p. 42.
23
APPEL, op. cit., p. 41. Si por su patria entendemos el Nuevo Reino de Granada e incluso Popayán,
no podemos perder de vista que para entonces estos lugares hacen parte de España.
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Se trata entonces, como lo presenta John Wilton Appel24, de un científico en
busca de una comunidad que pronto se dará cuenta de que cualquier aporte a la
ciencia debe hacer referencia a lo que ya se sabe y sobre temas que la comunidad
científica encuentra relevantes, pero ante todo dentro de un lenguaje y códigos
adecuados, normalizados y por consiguiente con instrumentos calibrados y familiares entre la comunidad de las ciencias naturales.
Para ser parte del mundo del conocimiento es necesario interactuar con
múltiples actores y tener acceso a los dispositivos que hacen posible la comunicación entre las comunidades de mayor reconocimiento y credibilidad. La carencia de recursos financieros, de apoyo institucional, de libros e información,
de instrumentos adecuados y de un público idóneo es una queja común entre las
comunidades académicas en países de un desarrollo relativo menor. En el caso
particular del siglo XIX y de Francisco José de Caldas, no podemos dejar pasar
por alto que nos enfrentamos con una problemática, que más allá de su carácter
dramático y real, tiene consecuencias y respuestas nada triviales. El conocimiento científico, de validez “universal”, sólo es posible en centros de acopio
activos y en el marco de prácticas comunicativas que garantizan la estabilidad
de un público fiel. Como veremos, una de las respuestas más significativas de
Caldas y los criollos frente a esta dificultad es la creación de una publicación
periódica local.
2.1.2 Libros, instrumentos y los vínculos con la comunidad ilustrada
Los libros
Son muchos y constantes los esfuerzos de Caldas por poseer libros y por familiarizarse con la literatura que le permita compartir el lenguaje y los marcos de referencia de quienes son reconocidos autores y miembros de una comunidad letrada.
Textos clásicos y paradigmáticos en historia natural, botánica o astronomía como
los de Buffon, Linneo y Lalande, entre muchos otros, son parte de los referentes
de autoridad que requieren los hombres de letras de la Nueva Granada para hablar
de estos temas con propiedad.
La carencia de libros es una preocupación constante en la correspondencia
de Caldas y sería imposible recoger aquí los innumerables lamentos y las muchas
24
Ibidem., p. 37.
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solicitudes que Caldas hace de libros.25 Sin embargo, un par de ejemplos nos permiten apreciar la dimensión del problema:
“En el pasado escribí a usted con pretensiones de encargos de libros,
y sobre todo, sobre aquellos tomos del Conde de Buffon, que sospecho
sea la Historia de las Aves, de ese genio original y profundo. ¡Que
no pueda conseguir un ejemplar de completo de su Historia Natural!
Vivimos, amigo, en un país en que se nos ha cerrado el camino a la
sabiduría… y casi desesperamos de poder algún día saber lo que un
niño europeo”.26
Para reconocer la importancia del tema, tomemos como ejemplo la urgencia
que Caldas manifiesta por obtener La Filosofía Botánica de Linneo, lo cual es
entendible ya que se trata de un texto de referencia esencial para hacer botánica
a finales del siglo XVIII. En noviembre de 1800 Caldas le escribe a Santiago
Arroyo:
“Sin libros, sin maestros, todo se ha de sacar de los pocos que ha fuerza
de fatigas he podido conseguir. No tengo a mi disposición, ni hay más
en Popayán, que el Curso escaso de Ortega, la Parte Práctica de Linneo, las Instituciones de Tournefort y el Quer. Estos forman mi biblioteca: y ya ve usted lo poco que hay en esto, y cuánto falta por tener lo
más necesario. Vivimos, mi Santiago, en un país casi bárbaro, a 3,000
leguas de las naciones cultas y de la Ilustración. Si en Roma, París,
Londres, Madrid, se dijera que el último año del siglo XVIII, de este
siglo de las luces, no se ha hallado en toda la extensión del Virreinato
un ejemplar de la Filosofía Botánica de Linneo, se pondría en duda.
Pero debemos confesarlo con rubor, que en Cartagena, Quito, Santafé
y Popayán, no se ha hallado este libro clásico y fundamental. Todo el
25
Ver por ejemplo CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, noviembre
20 de 1800, en BATEMAN y ARIAS DE GREIFF, (eds.), op. cit.; Carta dirigida a Santiago
Arroyo, Popayán, enero 20 de 1801 en ibidem; Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, febrero
5 de 1801, en ibidem; Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, marzo 5 de 1801, ibidem;
Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, marzo 20 de 1801, ibidem; Carta dirigida a Santiago
Arroyo, Popayán, junio 5 de 1801, ibidem; Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, agosto 5
de 1801, ibidem; Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, agosto 11 de 1801, ibidem; Carta
dirigida a José Celestino Mutis, Ibarra, octubre 6 de 1803, ibidem; Carta dirigida a José Celestino
Mutis, Popayán, mayo 20 de 1805, ibidem; Carta dirigida al Virrey Juan Antonio Amar y Borbón,
Santafé, julio 1 de 1809, ibidem, etc.
26
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, marzo 20 de 1810, ibidem,
p. 59.
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que no haya leído esta producción del botánico del Norte, esté seguro
de hallarse muy atrasado. Yo desespero y deliro por encontrarlo...”.27
Diez meses más tarde, en agosto de 1801, Caldas recibe un ejemplar de tan
apetecido texto que José Celestino Mutis le remite desde Santafé:
“De repente, cuando menos lo pensaba, me hallo con este libro precioso entre las manos, remitido por el primer botánico de la Nación como
su primera carta. A usted dejo la consideración de lo que pasaría en
mi alma cuando leí las cartas de mis amigos y vi la Filosofía Botánica.
Toda mi vida le conservaré como el más bello monumento de su generosidad, y como el mejor título de honor que pueda adquirir... Sí, jamás
olvidaré el 3 de agosto de 1801, día en que he recibido este presente,
presente digno de un sabio”.28
Además de textos clásicos de referencia que le permiten entrar al juego de
la botánica ilustrada y hacer aportes en este campo, Caldas requiere también de
la literatura existente sobre la flora americana. Caldas le escribe a su entonces
“protector” en julio de 1803:
“Si usted desea poseer una colección completa de todos los vegetales
que produce el Nuevo Reino desde el término de la nieve hasta el mar,
es indispensable que usted me provea de una Flora peruana, sea del
modo que se fuese, y de un Schreber [Juan Cristian Daniel von Schreber]. Este auxilio me dispensará de un trabajo indefenso, con utilidad
notoria de la expedición, pues no agotaré mis fuerzas en diseñar y en
describir lo que está bien diseñado y descrito, empleando este tiempo
en las que lo merecen”. Y más adelante explica: “Veo una planta, la
busco en los pocos libros que tengo, no la hallo, y entro en la duda de
si se incluirá en la Flora peruana...” .29
Como veremos, el caso de la astronomía y la cartografía presentan obstáculos similares, ya que sin adecuadas tablas astronómicas o sin mapas no es posible
hacer contribuciones en estos campos. Los descubrimientos nuevos no ocurren
27
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, noviembre 20 de 1800,
ibidem., pp. 52-3.
28
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José Celestino Mutis, Popayán, agosto 5 de 1801,
ibidem, p. 101.
29
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José Celestino Mutis, Ibarra, octubre 6 de 1803,
ibidem, p. 226.
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en solitario, en el campo, ni tienen sentido en privado. Los descubrimientos son
novedades, no para el mundo natural ni para el observador particular, sino dentro
del cuerpo de conocimientos que una comunidad considera válidos. Cuando Caldas descubre algo “nuevo”, entonces sólo puede decir: “No está en mis libros”.
A pesar de su gusto por las ciencias, no hay duda que la educación de Caldas
tiene limitaciones que forman parte de su inseguridad y de sus temores.
“Ya sabe usted que los astrónomos señalan las estrellas con caracteres
griegos, desde su inventor Bayeno: yo conozco la figura de estos caracteres, y no sé el nombre de ellos para poderlos enunciar. Espero me
remita usted un alfabeto griego, bien formado, trayendo cada letra su
nombre al lado y su correspondiente en nuestro alfabeto”.30
El “sabio” Caldas parece creer que carece de los conocimientos básicos de
cualquier europeo culto. Esta es una percepción exagerada y dramatizada por el
mismo Caldas, pero es significativo que él mismo no esté en capacidad de reconocer su propia erudición poco común incluso entre los hombres de letras europeos.
Instrumentos y medidas
El acceso al mundo de la ciencia no está restringido a la literatura, en el siglo
XVIII éste ya depende en buena medida de la posesión y uso de artefactos. La
comprensión del mundo, más que un problema conceptual, es un problema técnico, y los instrumentos científicos son tan necesarios para poder formar parte de
la comunidad de las ciencias naturales, como los interlocutores y las referencias
bibliográficas. Es a través de los instrumentos que se consolida un lenguaje común y se determinan aquellos aspectos de la realidad que son dignos de atención
científica. En la obra de Caldas, y a lo largo del Semanario, encontramos numerosos ejemplos que hacen evidente la importancia de las mediciones y de los instrumentos confiables como parte de la retórica ilustrada. Como veremos, la actividad científica de Caldas, su reconocimiento como geógrafo, astrónomo e incluso
botánico, sería inconcebible sin sus instrumentos; sin su barómetro, termómetros,
cuartos de círculo ni telescopio, Caldas enmudecería, quedaría incomunicado y
sin una comunidad científica en la cual hacerse visible.
No podemos olvidar que su primer escrito firmado, su iniciación como autor
y como miembro del mundo de las letras, es su texto sobre la verdadera altura del
30
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, sin ciudad, sin fecha, ibidem, p. 41.
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cerro de Guadalupe, que consiste fundamentalmente en la determinación de varias medidas barométricas. Este texto y el uso de instrumentos como el barómetro
le abrirán las puertas a Caldas para formar parte de una comunidad letrada y le
permitirán contar con un público particular y selecto.
Veamos algunos fragmentos de su correspondencia que ilustran su sentida
necesidad de artefactos de medición.
“He meditado mucho sobre los instrumentos que exige mi plan, y hallo
que para las refracciones y posiciones de las estrellas australes es necesario un cuarto de círculo de un diámetro considerable, y de un cronómetro… el sabio Mutis posee estos instrumentos… con el mérito de
haber aumentado la gloria de su dueño; no tendrá este sabio embarazo
de confiarnos estas alhajas por el tiempo de nuestra expedición…”.31
“¿Pero qué podía hacer en un país en que se ignoran hasta los nombres
de cuarto de círculo, telescopio y péndola? Cuatro libros que una feliz
casualidad arrojó a esta ciudad, me daban nociones de esta ciencia
y de sus instrumentos; mis deseos, mi furor por la astronomía me sugerían recursos”.32 “...si tuviéramos los instrumentos más necesarios,
haríamos mucho; trabajamos en un terreno virgen, en que podemos
ser originales...” .33“¡Qué seguridad, qué ventajas las que ofrecen estos instrumentos para perfeccionar las refracciones astronómicas en
todos los niveles!”34
Caldas sin duda tiene habilidad para ajustar, reparar o incluso construir instrumentos que no posee; “comencé a trabajar en rectificar la posición del anteojo de mi pequeño cuarto de círculo, a arreglar la marcha de mi péndola, y
sobre todo, a idear un telescopio astronómico, capaz de alcanzar a percibir las
inmersiones y emersiones de los satélites de Júpiter”.35 Aquí Caldas explica con
lujo de detalles cómo, aplicando los principios de la dióptrica, logra ensamblar un
buen telescopio y recuerda con enorme placer lo que pudo observar.
31
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José Celestino Mutis, Quito, abril 21 de 1802, en
BATEMAN, y ARIAS DE GREIFF, (eds.), op. cit., pp. 172-173.
32
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José Celestino Mutis, Popayán, agosto 5 de 1801,
ibidem, p. 99.
33
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, julio 5 de 1801, ibidem, p. 84.
34
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José Celestino Mutis, Quito, mayo 6 de 1802, ibidem,
p. 176.
35
Ibidem, p. 45.
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Sin tener acceso a los instrumentos que poseen viajeros como Humboldt,
pero en ocasiones utilizando partes de péndolas de relojes para hacer funcionar
un gnomon o fabricando instrumentos que no requieren tecnología demasiado
complicada, el astrónomo payanés se las arregla para poder hacer observaciones
y mediciones en un lenguaje común a los escritores europeos que tanto venera. Es
decir que de cierta manera vence su aislamiento y logra crear los vínculos necesarios para participar de una forma de ver la naturaleza con los ojos de muchos, con
el rigor de la ciencia. Esta es sin duda una preocupación central de Caldas y de
sus biógrafos para quienes la carencia de instrumentos o el ingenio para fabricar
o reparar algunos de ellos constituyen parte de su dramático sentido de soledad y,
al mismo tiempo, de sus extraordinarios méritos.
Los artefactos científicos son una necesidad y una verdadera pasión para el
geógrafo payanés.
“Cuando usted me trate de aquellos objetos que hacen mi delirio y me
arrebatan, como son instrumentos, no se contente con cuatro palabras:
explane y cuénteme todo: la línea de su carta que dice: “y si puede ser
una cajita con tubos de barómetro, su escala o tabla graduada propia
para caminos, no sé si me la darán”, me ha dado mucho qué pensar, y
ardo en deseos de saber qué conquista habrá hecho usted en beneficio
de las ciencias y de su amigo”.36
Para poder hacer trabajos astronómicos, Caldas tiene que estar en contacto
no solamente con el cielo, sino sobre todo con la astronomía y para la elaboración
de mapas debe estar más familiarizado con la cartografía que con el territorio.
Una carta geográfica con cierta precisión, requiere comparar sus observaciones
con las ya establecidas en otros lugares de la tierra. Para determinar la latitud y
la longitud precisas de un lugar, por ejemplo la posición de Popayán en el globo,
Caldas tiene como referencia el Almanaque de Cádiz en el cual aparecen calcu36
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, julio 20 de 1801, en ibidem
p. 87. Ver tambien CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Pital, octubre
31 de 1795, ibidem; Carta dirigida a Santiago Arroyo, Somos, abril 27 de 1797, ibidem; Carta
dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, mayo 5 de 1797, ibidem; Carta dirigida a José Celestino
Mutis, Quito, abril 21 de 1802, en ibidem; Carta dirigida a José Celestino Mutis, Quito, mayo 6
de 1802, ibidem; Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, marzo 20 de 1801, ibidem; Carta
dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, mayo 5 de 1801, ibidem; Carta dirigida a Santiago Arroyo,
Popayán, julio 5 de 1801, ibidem; Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, julio 20 de 1801,
ibidem; Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, julio 5 de 1801, en ibidem. Sobre el “...el
amor a la exactitud…” CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán,
julio 20 de 1801, ibidem.
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lados para esta ciudad los instantes de inmersiones y emersiones de los satélites
de Júpiter, y con las respectivas observaciones de los mismos fenómenos desde
Popayán, podrá entonces calcular su posición dentro de coordenadas globales.
“Al fin de este año le daré a usted cuenta de todos mis resultados, y
quizá tendré la satisfacción de presentarle a Popayán bien determinado astronómicamente en longitud y latitud. Actualmente me preparo a
observar diez y seis eclipses de los satélites de Júpiter, que hay en este
mes, calculados para el meridiano del Observatorio Real de Cádiz y
reducidos al de Popayán. Lo que me había impedido observar estos
eclipses era la falta de un buen telescopio, y ya la tengo casi vencida
a fuerza de trabajo, de conbinaciones y del estudio de catóptrica. He
llegado a formar uno con que veo con toda perfección el anillo de Saturno, los satélites de Júpiter y las zonas oscuras de este planeta; pero
no me doy por victorioso hasta que el buen suceso corone mis trabajos.
Solicite usted en cúyas manos cayó el telescopio del Padre López...
Con esto se haría un gran servicio a la geografía, a la astronomía y a
la patria...”.37
Como nos recuerda Caldas, “Es preciso observar, es necesario levantar al
cielo los ojos para poder ver la tierra”;38 pero para poder ver la tierra en el cielo
es necesario bajar la vista a tablas y medidas y, más importante aún, realizar una
observación del cielo a través de instrumentos que hagan de la ya disciplinada
mirada de Caldas, una mirada de la mayor precisión posible.
“¡Qué dolor para mí ver salir a Júpiter rodeado de sus lunas rodar
sobre mi cabeza, tener todo lo necesario, y no poder observar un
solo eclipse por falta de unas tablas astronómicas!... ya tengo a usted para que sacrifique cualquiera cosa por conseguirme las tablas
astronómicas por que suspiro y de que tánto necesito39... están en el
37
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, diciembre 5 de 1798,
ibidem, p. 43.
38
Idem.
39
“La diferencia entre la hora de observación del eclipse de un satélite de Júpiter y la que aparece
en el Amanaque Naútico calculada para Cádiz, es la diferencia de longitud entre el lugar de
observación y Cádiz. Si, además dispusiera Caldas con una “tablas” para predecir directamente
el tiempo de ocurrencia de los eclipses en Popayán, no estaría sujeto a las contingencias de los
correos ni limitarse a aquellos eclipses visibles simultaneamente en Cádiz y en Popayán; de
ahí su empeño en conseguir las ‘tablas’”. CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santaigo
Arroyo, Popayán, enero 5 de 1799, ibidem, p. 44. Nota al pie de los editores.
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segundo tomo de la Astronomía de M. de Lalande, que posee Fernando
Vergara...”.40
Observar, como podemos apreciar, no es un acto solitario, es una práctica
compleja que involucra la participación de muchos otros observadores, y toda
observación científica es siempre y necesariamente una actividad colectiva. El
proceso de colectivización en el marco de la ciencia del siglo XIX depende fundamentalmente de artefactos calibrados, y por lo tanto es un problema mayor para
las aspiraciones de Caldas.
En su memoria sobre la geografía del Virreinato, Caldas reconoce que para
la construcción de una carta completa del territorio de la Nueva Granada es necesario contar con las observaciones y experiencias de otros. Tal y como lo podemos
apreciar en la “Carta esférica del Vireynato de Santafé de Bogotá” que Caldas
elabora a partir de los trabajos de D´Anville, (Figuras 1 y 2) el geógrafo americano
está en capacidad de construir un mapa de la Nueva Granada, no porque conozca
la totalidad del territorio, sino porque cuenta con otros mapas, con una suma de
datos, y con los instrumentos que le permiten asegurar un grado de precisión
como ningún otro.
La geografía y la cartografía, como cualquier otro campo del conocimiento,
se construyen sobre los saberes de muchos, de la capacidad de sumar conocimientos locales, de hacer uso de una tradición cartográfica que precede a Caldas
y sus observaciones. Su capacidad de producir mapas no depende únicamente de
su conocimiento del territorio sino de los datos, mediciones, mapas y escritos de
otros geógrafos. Un buen mapa es entonces aquel que puede transitar, que puede
ser leído, copiado y utilizado por muchas personas, el Rey, el gobernador o el
viajero sin importar el lugar en que se encuentren.
Resulta significativo que en sus escritos sea frecuente el uso de un lenguaje
‘instrumental’, “los conocimientos geográficos – escribe Caldas – son el termómetro con que se mide la ilustración…”,41 o cuando se refiere a la recopilación de datos
sobre la población leemos: “Este es el verdadero termómetro político…”42 Esta insistencia tiene una razón evidente: el siglo de Caldas es el siglo de los instrumentos,
de la precisión. La ciencia de la segunda mitad del siglo XVIII trae consigo una nue40
Idem.
41
CALDAS, Francisco José, “Estado de la Geografía del Vireynato de Santafé de Bogotá...”, en op.
cit., pp. 1-2.
42
MOSQUERA, Francisco, “Noticia política. Razon de los nacidos, casados, y muertos en la
Ciudad de Popayan...”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, op. cit., pp. 152-153.
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va ética de la exactitud que contribuyó a transformar la sensibilidad, a modelar la
percepción e incluso a redefinir las relaciones entre el hombre y la naturaleza.43 Así,
la medición y la cuantificación son el camino obligado para que el conocimiento se
expanda. Esto lo vemos con claridad en el contexto de los viajes de exploración, ya
que estos hacen necesario que las observaciones hechas en lugares distintos, por observadores diferentes, se puedan agrupar en un mismo marco de referencia. Ese es
precisamente el poder de los instrumentos portátiles y bien calibrados; constituyen
la única manera de que Caldas haga parte del ‘juego’ de la ciencia ilustrada.
Los hombres de ciencia y sus instrumentos están imbricados en un sentido
profundo, se constituyen mutuamente; se trata de híbridos en los que el geógrafo
con su barómetro se transforma en un sofisticado instrumento y sus instrumentos
en poderosos actores. 44
Los méritos y logros de los viajeros quedan registrados por sus instrumentos, lo importante no es tanto ser el primero en visitar un lugar o escalar una
montaña, sino el primero en hacerlo con el barómetro y el termómetro adecuados,
y casi que, como nos lo sugiere Caldas en esta carta a Antonio Arboleda, sus méritos son medidos instrumentalmente:
“Condamine se gloriaba de haber estado en una altura a que ningún
mortal había llegado; su barómetro en ella se sostuvo en 15 pulgadas,
10 líneas, y el de Humboldt en 14 pulgadas, 11 lineas más bajo que el
de aquél; por consiguiente, este sabio y valeroso viajero excedió al astrónomo de París [M. de la Condamine] en cerca de 200 toesas o 470
varas; hoy es el mortal que se ha elevado más sobre el nivel del mar,
¿será acaso el que se haya también elevado más en las especulaciones
científicas? ¿Será el genio primero de nuestro siglo?”.45
A pesar de lo dicho hasta ahora, no todo son obstáculos para la ciencia en
la Nueva Granada e incluso algunas de las dificultades mencionadas son superadas con cierto éxito. La existencia de un observatorio cerca del Ecuador (cuya
construcción finalizó en agosto de 1803) ofrecía ventajas enormes, hecho que
Caldas destacará en repetidas ocasiones exaltando las ventajas geográficas de la
43
Ver BOURGUET, Marie-Noëlle, LICOPPE, Christian y SIBUM, H. Otto (eds.), Instruments,
Travel and Science. Itineraries of precision from the seventeenth to the twentieth century,
Londres, Routledge Studies in the History of Science, Technology and Medicine, 2002.
44
CAPIL, Raj, “When Human travelers become instruments. The Indo-British exploration of central
Asia in the nineteenth century”, en BOURGUET, LICOPPE y SIBUM, (eds.) op.cit., pp. 156-188.
45
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Antonio Arboleda, Quito, marzo 21 de 1802, en
BATEMAN y ARIAS DE GREIFF, (eds.), op. cit., p. 162.
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Nueva Granada.46 Para entonces, Caldas había logrado reunir un equipo completo
de astronomía moderna –no precisamente de su invención o fabricación– : un
telescopio Dolland, un cuadrante de John Bird, un péndulo Graham, un octante
de Hadly, un termómetro y un barómetro. Cuando llegó a Santafé para asumir su
cargo como geógrafo y astrónomo del Virreinato, Caldas tenía suficientes instrumentos y un completo dominio de las técnicas de la astronomía europea.47 Al
planear su expedición al servicio de Mutis, Caldas le comenta: “Está ya en mi
poder el cuarto de círculo del señor Barón, y estoy trabajando con él. Con este
bello instrumento, con mi octante y con dos más instrumentos que voy a decir,
tengo cuanto necesito para hacer con honor mi expedición”.48 No se puede decir,
por lo menos de aquí en adelante, que Caldas carecía de instrumentos adecuados
o que trabajó con aparatos de su propia manufactura.49
2.2 Mecenazgo y redes científicas en la Nueva Granada
La pasión de Caldas por la ciencias naturales, su visión romántica y casi mística
del conocimiento de la naturaleza está presente en toda su correspondencia y en
su obra. Para recordar solo un ejemplo, cuando Caldas logra afinar su telescopio y
observar con claridad a Saturno y su anillo, comparte la experiencia con Santiago
Arroyo y dice:
“Juzgue usted cual sería mi contento, cual mi arrebatamiento. ... La
una de la mañana era y no podía dejar el cielo ni mi telescopio. Saturno y Júpiter volvían y revolvían en mi imaginación; sus zonas o fajas,
el anillo, los satélites, todo llenaba mi alma de placer y de contento.
¡Ah! créamelo usted, no me habría trocado en la noche del último de
noviembre por César después de la batalla de Farsalia. ¡Qué pueriles se me hacían los gustos y los placeres de los poderosos! Sólo el
contento de la virtud superan al que proporcionan las ciencias a un
aficionado, y ¿cuánto sirven éstas para elevar nuestra alma al que las
ha creado todas?”.50
46
Ver capítulo 3 nota [29]
47
ARIAS DE GREIFF, Jorge, Historia de la astronomía en Colombia, Bogotá, Academia
Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 1993.
48
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José Celestino Mutis, Quito, junio 21 de 1802, en
BATEMAN, y ARIAS DE GREIFF, (eds.), op. cit., p. 185.
49
Idem, comentario de los editores en la nota al pie núm. 10.
50
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, enero de 1799, ibidem, p. 46.
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Sin embargo, el oficio de la ciencia no puede reducirse al puro impulso romántico o al amor por el conocimiento. Para Caldas, como para muchos hombres
de letras, prácticas científicas como la geografía o la historia natural son poderosos medios de reconocimiento social y son estos campos de estudio los que
precisamente constituyen los límites sociales entre ‘el hombre de luces virtuoso’
del ‘ciudadano común’.51 El honor y la gloria de Caldas y de sus compatriotas, de
su ciudad e incluso de la Nueva Granada, podrían ser el resultado de un reconocimiento en el campo de la ciencias; pero no es sólo un asunto de honor, la ciencia
también es para Caldas un medio de subsistencia. Este no es el caso de varios de
sus compañeros ilustrados como Lozano o Restrepo; Caldas se diferencia en esto
de un aristócrata aficionado a las ciencias y tiene por ello una dependencia mayor
del mecenazgo Real.52
Es claro, y desde todo punto de vista comprensible, que Caldas busque reconocimiento social y económico por sus labores como geógrafo y naturalista. Los
libros y los instrumentos son necesarios, pero no suficientes para hacer de él un
hombre de ciencia. Para formar parte del mundo del conocimiento científico se
requieren interlocutores legítimos, respaldo oficial, e interacción con reconocidos
voceros de la Ilustración europea.
Las relaciones personales, científicas y oficiales de Caldas con funcionarios
del gobierno y con personalidades tales como José Ignacio Pombo, José Celestino Mutis o Humboldt, al igual que con sus amigos y parientes Santiago Arroyo
y Camilo Torres, entre otros, son fundamentales para entender el círculo de los
letrados de la Nueva Granada. Sus relaciones sociales y científicas son visibles,
en parte, en su correspondencia, pero además debemos tener en cuenta que en el
Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, Caldas contaba con un grupo de
conocidos de su natal Popayán e incluso parientes. Su tío Tomás Tenorio, responsable de la cátedra de derecho canónico, y su primo Camilo Torres, estudiante
avanzado que trabajó como pasante en la cátedra de Cánones.53 Además, Caldas
fue seguramente introducido a los círculos letrados de Bogotá por sus paisanos
51
Al respecto, Silva señala:“A través de la publicación de sus trabajos, Caldas no buscaba solamente
establecer una conexión con otros letrados, con el círculo de animación de un periódico o con
la representación abstracta del público. A través del saber, a través de su escritura, buscando
figurar en la “república de las letras”, Caldas intentaba dotarse... de una conexión con el poder,
lograr participar del mecenazgo prometido por el modelo cultural del absolutismo (la protección
de las ciencias por el príncipe)”. Silva, Los Ilustrados de Nueva Granada, op. cit., p. 374.
52
APPEL, op. cit., pp. 78-79.
53
DÍAZ PIEDRAHITA, Nueva aproximación a Francisco José de Caldas, op. cit., pp. 33-34. Silva
señala cómo los vínculos entre los ilustrados se daban en el universo familiar y regional, pero
sobre todo en el colegio y la universidad para los casos de Santafé y Popayán. Ver SILVA, op. cit.,
pp. 575-590.
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Camilo Torres y Francisco Antonio Ulloa, y debió hacer parte de las tertulias que
tuvieron lugar en la casa de doña Manuela Santamaría de Manrique en Bogotá.54
Todos estos son vínculos importantes, pero la ciencia de los ilustrados adquiere sentido una vez participa de un propósito de ordenamiento mayor. La geografía, la historia natural o la medicina son todas responsabilidades del Estado,
éstas constituyen parte de sus funciones, las cuales, en el contexto colonial americano, corresponden claramente a la Corona española; y finalmente quienes se
dedican a la ciencia requieren de su apoyo de manera más o menos directa. En
1801, Caldas reconoce esta necesidad al referirse al proyecto más ambicioso de su
carrera, el de elaborar una carta de la Nueva Granada:
“¡Qué gloria para mí si llegara a entusiasmar al Gobierno sobre este
paricular! ¡Qué honor para mí si se me encargare una parte de este
negocio importante! Si llegara el Gobierno a sostenerme y ayudarme,
quizá hiciéramos algo que mereciera la aprobación de Europa. ¿Qué
costaba al Gobierno darme un corto salario que me bastase para desempeñar esta empresa?”55
Caldas sabe que sus posibilidades como astrónomo o geógrafo están en el
servicio al gobierno y la institución más idónea para acoger sus proyectos es la
Real Expedición Botánica dirigida por Mutis. A la espera de una respuesta sobre
su proyecto de viaje con Humboldt, Caldas le comenta a Arroyo:
“Con inquietud imponderable espero la respuesta sobre mi proyecto
de recorrer una parte de la América; pero cuando esto no fuera posible, ¿no hará usted los últimos esfuerzos para llevarme a Santafé? ¿No
acalorará usted a Mutis, en Sociedad con Miguel [Pombo], para ir a
ese templo de la botánica?... Sí, mi Santiago, promueva usted este proyecto, acaloren a ese sabio botánico. Bonpland, el amable Bonpland,
me ha dicho que ese hombre sabio necesita de un buen hombre que le
ayude en la parte científica; Zea está destinado a París, y el sobrino
[Sinforoso Mutis] quiere seguirlo; ¿no es ésta la ocasión para que yo
me ocupe dignamente en un lugar en que puedo distinguirme e inmortalizar a mis amigos? En las manos de ustedes está el asunto...” 56
54
DÍAZ PIEDRAHITA, Nueva aproximación a Francisco José de Caldas, op. cit., p. 63.
55
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, junio 20 de 1801, en
BATEMAN y ARIAS DE GREIFF, (eds.), op. cit., p. 80.
56
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Quito, marzo 6 de 1802, ibidem, pp.
148-149.
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La cabeza visible de los proyectos científicos de la corona en la Nueva
Granada era José Celestino Mutis. Vale la pena entonces recordar algunos aspectos de la relación entre Caldas y el director de la Real Expedición Botánica
de Santafé. En términos similares a lo descrito sobre la figura de Caldas, la
historiografía nacional, tanto en España como en Colombia, ha hecho de Mutis
una figura, en ocasiones idealizada. Tanto así que se habla de Mutis como quien
trajo la Ilustración a la Nueva Granada y como maestro de muchos criollos,
incluyendo a Caldas.
Cuando Caldas llega a Santafé en 1788 la Expedición Botánica era una institución activa y, curiosamente, no existe evidencia de que aquél se haya interesado
en contactar a Mutis; lo cual es contradictorio si asumimos que a Caldas sentía
curiosidad por las ciencias naturales desde antes y que nunca se interesó demasiado por la jurisprudencia. Sólo hasta 1796 parece haber visto a Mutis y esto en los
oficios religiosos de la catedral,57 que Caldas recuerda en una carta de 1802 con
declaraciones de profunda admiración y respeto:
“Cuando estuve en esa ciudad [Santafé] en 796, que vi a usted en muchas concurrencias sagradas, olvidando la santidad de los lugares fijaba mis ojos, meditaba sobre el exterior del sabio Mutis: un secreto
placer me arrebataba y no me cansaba de mirar al padre de nuestros
conocimientos. Si fuera estatuario o pintor, creo formaría en Quito el
retrato del ilustre Mutis”.58
Sin embargo, su relación con el médico español se inició mucho más tarde,
cuando Caldas necesitó el apoyo de Mutis para poder realizar su sueño de acompañar a Humboldt en parte de sus itinerarios. Mutis era el representante de la Corona en la exploración científica de la Nueva Granada y, por lo tanto, quien podía
ayudar a Caldas. De hecho, aprobó la idea de que Caldas acompañara a Humboldt
y le ofreció como auxilio una libranza. El que Mutis se interesara por Caldas es
explicable, éste no sólo poseía conocimientos útiles en geografía y astronomía,
sino que se encontraba en un lugar estratégico que Mutis no había visitado cerca
de la región de Loja, dónde crecen la mayoría las quinas, los árboles que mayor
interés despertaron en los botánicos europeos del siglo XVIII.
De igual manera es comprensible el interés de Caldas por establecer una conexión con el director de la Expedición Botánica. La correspondencia y la comu57
DÍAZ PIEDRAHÍTA, Nueva aproximación a Francisco José de Caldas, op.cit., p. 43.
58
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José Celestino Mutis, Quito, abril 21 de 1802, en
BATEMAN, Alfredo y ARIAS DE GREIFF, Jorge (eds.), op. cit., p. 169.
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nicación entre Caldas y Mutis se inició en agosto de 1801, y en estas cartas Caldas
trata de informar a Mutis de su trabajo en astronomía e historia natural y se pone
“a sus pies” en una actitud reverencial, subordinada y de antemano agradecida
por cualquier apoyo que Mutis le pueda ofrecer.
“¡Qué contraste no hay entre los dos! Usted sabio, conocido de la Europa entera, elogiado en el Norte por el digno hijo de Linneo, apreciado de la Nación, que ha merecido la confianza de nuestro augusto
Soberano, jefe de una brillante expedición cuyos frutos preciosos espera con impaciencia el mundo sabio; yo, ignorante, desconocido de mis
paisanos mismos, pasando en un rincón de la América una vida oscura
y a veces miserable, sin libros, sin instrumentos, sin medios de saber y
sin poder servir en alguna cosa a mi Patria. Esta espantosa diferencia
de fortuna y de luces me acobarda...”.59
En 1802 el tono es adulador y sumiso: “Mi protector, mi padre: no hallo un
epíteto que corresponda a la bondad, a la virtud del alma grande y generosa del
ilustre Mutis. ¡Oh Dios! ¡qué presente tan grande hicisteis a la América cuando arrojasteis a nuestro continente al generoso Mutis!”60 Caldas, en su carta
siguiente, dice: “Son tantos los beneficios que he recibido de sus manos, que exceden a los que pudiera haber recibido del más tierno padre. Mi alma está abrasada con el más vivo reconocimiento; no puedo separar un instante al generoso
Mutis de mi memoria. ¡Qué fiel es mi corazón!”61
Ese tono reverencial, el hecho de que en estos años Caldas se refiera a Mutis
como su “padre”, “maestro”, “benefactor” y “protector”, y que se presente como
su humilde discípulo, ha facilitado que Mutis sea descrito, entre otras cosas, como
el maestro de Caldas, lo cual es una exageración. La relación de Mutis y Caldas,
quienes compartieron no más de tres años (1806-1809) en la misma ciudad, nunca
fue de maestro-discípulo, ni en botánica ni en ninguna otra rama de las ciencias.
Para entonces Mutis es un hombre senil y cansado y Caldas un astrónomo y un
59
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José Celestino Mutis, Popayán, agosto 5 de 1801,
ibidem, p. 98.
60
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José Celestino Mutis, Quito, abril 6 de 1802, en
ibidem, p. 164.
61
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José Celestino Mutis, Quito, abril 21 de 1802, ibidem,
p. 169. Ver también CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José Celestino Mutis, Quito, junio
21 de 1802, ibidem; Carta dirigida a José Celestino Mutis, julio 21 de 1802, ibidem; Carta dirigida
a José Celestino Mutis, Otavalo, noviembre 7 de 1802, ibidem; Carta dirigida a Antonio Arboleda,
Real Observatorio de San Carlos, febrero 28 de 1806, ibidem.
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naturalista formado que, como él dirá más adelante, poco tendría que aprender
de Mutis.
Además de sus vínculos con Mutis y de los apoyos recibidos de José Ignacio
Pombo, Caldas tuvo varios encargos de carácter oficial. Por ejemplo, en agosto
de1806 fue comisionado por el consulado de Cartagena para estudiar vías que comunicaran con el río Magdalena; la comisión fue cancelada más tarde.62 En 1807,
cuando Caldas ya es un astrónomo competente y bien equipado, defiende el valor
de su trabajo y se queja de que el gobierno no lo reconozca de esa manera:
“España quiere arrancar las ciencias de las cabezas miserables de
los Corregidores y Jefes, y usted ve que esto es como el delirio y pedir peras al espino. Por otra parte, mis trabajos geográficos, fruto de
tantas fatigas y gastos, hacen mi patrimonio y mis riquezas, y no sería
justo que los entregase para que se confundan con la escoria y con los
absurdos que han de venir de todos los puntos del Virreinato... Mis
trabajos se publicarán a su tiempo y de un modo que me aseguren mi
subsistencia....”63
Unos meses más tarde, al respecto de una solicitud del Obispado de Popayán, Caldas hace evidente una vez más la necesidad de reconocimiento por sus
labores:
“Si ese Obispo [Ángel Velarde y Bustamante], si esos Canónigos, quieren carta, la haré exacta; pero tendrán que pagar al astrónomo que
ha sacrificado su salud, que ha sufrido las censuras y aun los insultos
de esos mismos que ahora me necesitan, que mil veces me trataron de
fanático y demente porque no me dedicaba a sembrar y a mercader.
En suma, si no me dan esos señores pendientes mil pesos por carta del
obispado, no la doy. Este es mi patrimonio y mis riquezas”.64
Así, las relaciones de Caldas con los gobiernos locales no parecen ser muy
estables y fructíferas y será en Santafé de Bogotá y frente a los proyectos cien62
Ver CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Señores de la Junta del Real Consulado de
Cartagena, Santafé, diciembre 9 de 1806, ibidem, p. 261. Ver ARJBM, Div. III, 2, 1, 38 y Div. III,
2,3,55.
63
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Santafé, diciembre 6 de 1807,
ibidem, p. 266.
64
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Santafé, febrero 6 de 1808, ibidem,
p. 268.
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tíficos de la corona que Caldas encontrará, aunque no por mucho tiempo, una
aparente estabilidad como hombre de ciencias. Volvamos entonces a su relación
con la Expedición botánica y su director: una vez Caldas se vinculó a la Expedición y se estableció en Santafé, parece haber sido considerado por Mutis como
su sucesor para dirigir los proyectos de la Expedición. En una carta a Antonio
Arboleda, de febrero de 1806, Caldas narra en detalle esta decisión de Mutis y la
manera como le fue comunicada en presencia de Caldas al Virrey Antonio Amar
y Borbón. En dicha carta Caldas reconstruye las palabras de Mutis:
“Mutis, recobrando aquel aire severo y en tono majestuoso dijo: “He
cumplido setenta y cinco años gastados en el progreso de las ciencias,
mis fuerzas siento que se debilitan y mis trabajos se aumentan. Para
poner a cubierto al Soberano, a la Nación y a mi honor me he procurado un apoyo, un báculo en mi ancianidad, un hombre en quien pueda depositar mis descubrimientos y mis luces, un hombre que sea mi
confidente, mi consuelo y mi apoyo, y el heredero de mis tales cuales
conocimientos. Este es don F. J. de Caldas, que tiene Vuestra Excelencia presente”...”.65
Como es bien sabido, la decisión final de Mutis es otra y dejará sus responsabilidades de manera compartida entre Caldas y su sobrino Sinforoso Mutis.
Después de la muerte de Mutis, el Virrey establece un plan para darle continuidad a la Expedición Botánica y sobre este punto Caldas le comenta a Santiago
Arroyo:
“A mí me deja Jefe independiente en el Observatorio, y me asocia a
la continuación de la Flora de Bogotá, con mil pesos. También me dio
con elogio la cátedra de matemáticas, que hoy tiene doscientos pesos
de renta. De este modo, mi Santiago, he asegurado el pan a los treinta
y nueve años de trabajos. ¡Con qué lentitud y con qué miseria se pagan
los conocimientos!”.66
Al fin la situación de Caldas en 1809 es en apariencia estable; es director del
Observatorio y está asociado a la continuación de la Flora de Bogotá por un salario de mil pesos. Además tiene la cátedra de matemáticas con doscientos pesos de
65
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Antonio Arboleda, Real Observatorio de San Carlos,
febrero 28 de 1806, ibidem, p. 254.
66
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Santafé, marzo 6 de 1809, ibidem, p.
286.
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renta. Hasta entonces su salario era de cuatrocientos pesos. Sin embargo, la visión
que Caldas tiene de Mutis cambiará radicalmente y será una muy distinta de la
que le escuchamos en 1802. Veamos algunas de sus expresiones acerca de quien
consideró su mayor benefactor y maestro. Tan solo unos días después de publicar
la nota necrológica sobre Mutis en el Semanario, la cual es una expresiva suma
de elogios, y una vez sabe que no heredó el liderazgo de la Expedición arremete
contra el botánico español. En su Memorial al Señor Secretario del Virreinato y
Juez Comisionado para los asuntos de la Expedición Botánica de Santafé, José
Ramón Leyva, y luego de exponer en detalle sus contribuciones a la Expedición
Botánica de Mutis, Caldas afirma:
“ Este sabio siempre me alimentó con esperanzas y ofertas que no supo
cumplir mientras vivió. Yo no pude conseguir que pusiese un solo oficio a mi favor, que cumpliese con lo que solemnemente ofreció en mi
presencia al Excelentísimo señor que hoy nos manda [el Virrey Antonio Amar y Borbón]; ni que diera el menor paso para mi colocación. Muchas veces le insté para que siquiera me asegurase la plaza
vacante que había ocupado don Francisco Antonio Zea, y no lo pude
conseguir. En fin, murió y me dejó sin ninguna recompensa de tantos
trabajos hechos con el mayor celo y honor, y en su última voluntad
me separó con la mayor ingratitud e injusticia de la parte botánica en
que había hecho tanto mérito. Muchas veces me dijo, de palabra y por
escrito, que yo sería su digno sucesor; que yo sería su confesor político
y el depositario de todos sus conocimientos, de todos sus manuscritos,
de todos sus libros y de todas sus riquezas. ¡Cuántas veces me lisonjeó llamándome el afortunado Caldas! Pero su carácter misterioso y
desconfiado, de que no podía prescindir, lo mantuvieron siempre en
silencio y en su retiro. Jamás comenzó la confesión prometida, jamás
levantó el velo, ni me introdujo en su santuario. Siempre me mantuvo
en la ignorancia del estado de sus cosas, y solo las he venido a conocer
superficialmente después de su muerte”.67
Adicionalmente, en la misma comunicación, Caldas afirma: “Mutis ni todos
sus dependientes podrán negar que este modo general y filosófico de mirar la
vegetación no lo he aprendido en su casa, en donde jamás se ha pensado en salir
del camino común y trillado”.68 A la Flora de Bogotá, la obra más importante de
67
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José Ramón Leyva, Santafé, septiembre 30 de 1808,
ibidem, p. 281.
68
Ibidem, p. 275.
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la Expedición, la describe como una obra incompleta, desordenada, inconclusa, y
de dudoso mérito científico.69 Tanto así que afirma:
“No quiero confundir mis trabajos con los de Mutis, ni tener la parte
menor en los que ha dejado este botánico. Este me separó de ellos en
su última voluntad, y me hizo un servicio... Gracias infinitas doy a la
Providencia por haberme libertado de este laberinto, y de sacrificar lo
más precioso de mis años a ordenar borrones, y a llenar los grandes
vacíos que comienzo a ver en la Flora de Bogotá”.70
De cualquier manera, Mutis representó para Caldas una oportunidad de ingresar al mundo de las ciencias como miembro de la Real Expedición Botánica.
Su nombramiento de miembro honorario y de parte de una institución científica
como la Expedición es un paso importante para su reconocimiento dentro de la
comunidad letrada. Por primera vez, Caldas se puede sentir parte de una institución y de un colectivo que se reconoce como científico al servicio del gobierno. La
firma de sus memorias publicadas en el Semanario siempre incluye su condición
de “individuo meritorio de la Expedición Botánica”. Con el amparo de Mutis, Caldas puede concebir un programa de investigación que cuenta con el apoyo oficial
que éste representa. Como colaborador de la Expedición, a partir de 1802, Caldas
recibió dinero de Mutis y de José Ignacio Pombo para sus gastos personales y de
viaje y para la adquisición de instrumentos. También es cierto que Mutis le facilita
algunos artefactos como tubos de barómetro y algunos textos de Linneo.71
En medio de las revueltas políticas de 1810, de esa “revolución terrible”,
Caldas tiene una preocupación definida y principal, el destino del Observatorio y
el de la Expedición, es decir, su propio futuro.72
Con la declaración de independencia se dio inicio a una última etapa de Caldas como geógrafo, esta vez al servicio del ejército del nuevo gobierno. Caldas
elaboró cartas con un claro propósito militar, y estos materiales, una vez fueron
decomisados por el ejercito ‘pacificador’, pudieron servir de justificación para
el fusilamiento de Caldas por su participación en la lucha contra España. Algu69
Ibidem, pp. 281-282.
70
Ibidem, p. 282. Ver Historia documental de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de
Granada después de la muerte de su director Don José Celestino Mutis, 1808-1952, Bogotá,
Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1986.
71
DÍAZ PIEDRAHITA, Nueva aproximación a Francisco José de Caldas, op. cit., p. 83.
72
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a María Manuela Barahona, Santafé, agosto 6 de 1810,
ibidem, pp. 314-315.
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nos de sus trabajos cartográficos de carácter militar se conservan en el archivo
del Servicio Geográfico del Ejército en Madrid.73 Como ejemplo de sus trabajos
geográficos militares podemos ver su planos de fuertes para la protección del alto
Magdalena. (Figuras 3 y 4)
2.3 De las cartas a la imprenta
Como ya se ha sugerido, una de las condiciones básicas para que el conocimiento
tenga lugar es la existencia de un público idóneo y la vida de Caldas es un claro
ejemplo de las dificultades de ser un hombre de ciencia sin una comunidad científica. En un comienzo, su ‘público’ se limitaba a un grupo reducido de amigos a
quienes les narraba sus experiencias y con quienes compartía sus intereses.
La amplia obra epistolar de Caldas constituye un material de enorme interés
que, de hecho, ha sido la base de la mayoría de trabajos biográficos que se han publicado, pues allí se consignan sus preocupaciones, proyectos y buena parte de su
trabajo científico. Nos interesa por ahora hacer algunos comentarios sobre la importancia de sus cartas, y de la correspondencia en general, para la comunidad de
criollos letrados. Entre sus más frecuentes corresponsales están: Santiago Arroyo
(64 cartas), José Celestino Mutis (32), María Manuela Barahona (20), Antonio Arboleda (13) y Camilo Torres (5).74 También encontramos algunas comunicaciones
con Miguel Pombo, Antonio Nariño, Toribio Montes, Juan del Corral, Benedicto
Domínguez y Alexander von Humboldt75 entre otros.
Algunas de sus cartas son verdaderamente fraternales y constituyen expresiones de un profundo sentido de la amistad. Resulta muy interesante explorar el
tipo de vínculos y de relaciones que se crean a través de las cartas; en su mayoría
73
En el Archivo del Servicio Geográfico del Ejercito se conservan, entre otros, los siguientes mapas
firmados por Caldas: Carta del camino de Malbucho, Sig. X.SG – C-/ III-N.1; Carta esférica del
Vireynato de Santafe, M. D´Anville; corregido por Caldas, 1800-1810?, Sig. X.SG- J-7-1-; Corte
de los Andes Occidentales, sig. X. SG – J-8-3ª- (bis); Fuerte avanzado de Arquía en el territorio
de Popayán, sig. X.SG-J-7-3-129-1b; Mapa de la jurisdicción de la ciudad de Pamplona, sig. X.SGJ-7-3-111; Mapa del río Cauca a su paso por el Departamento de Caldas, sig. X. SG- J-7-3-128
; Panorámica de la Cordillera de los Andes en Ecuador, sig X.SG-J-·a-11; Plano militar de las
fronteras del Sur del Estado soberano de Antioquia, sig. X.SG-J-7-3-106; Polígono irregular para
cubrir y flanquear su frente en Bufú, Medellín Nov. 30 de 1813. Sig. X.SG-J-7-3-129-4; Revellin á
la dra del fuerte de Bufú, sig. X.SG-J-7-3-129-2ª ; Semi-Exágono saliente para flanquear y cubrir
su frente y costados en Bufú, sig. X.SG –J-7-3-129-3.
74
BATEMAN y ARIAS DE GREIFF, (eds.), op. cit.
75
Ver CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Alexander von Humboldt, Otavalo, noviembre 17
de 1802, ibidem, pp. 207-211.
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Francisco José de Caldas: en busca de una comunidad
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se trata de cartas entre hombres, amigos que comparten intereses dentro de un
sentido de respeto y camaradería que llaman la atención al lector moderno. El
tono adulador, las expresivas manifestaciones de respeto y amistad, en ocasiones el papel de confidente y consejero de algunos de sus corresponsales y, desde
luego, los temas e intereses que comparten, son aspectos que nos permiten ver el
tipo de vínculos que se crearon entre los criollos letrados. La correspondencia es
entonces un poderoso mecanismo para construirse como grupo y para consolidar
proyectos comunes.
Entre los amigos más cercanos de Caldas se destaca Santiago Arroyo por
el número de cartas que se cruzan entre ellos y por la intima amistad que se
profesan.76 Para tener una idea del tono de sus cartas y el tipo de vínculos que
estas generan veamos un fragmento de una de las múltiples cartas de Caldas a su
querido amigo:
“Mi amadísimo Santiago: Ya estamos separados por doscientas leguas, y la preciosa contestación de usted retardada; hace mes y medio
que no se del amigo más querido. Si usted penetrara lo que le amo, si
usted supiera hasta qué punto ha llegado mi entusiasmo en esta parte, comprendería la incomodidad en que vivo. Pero, ¿qué nos impide
ver nuestras letras con la frecuencia que antes? No necesito sino que
usted corresponda a mi afecto, de que tome el mismo interés por mis
cartas que yo de las suyas. En Popayán existe Arboleda, don Antonio
[Arboleda]; ama a usted, me ama a mí, sirve de centro de nuestra correspondencia; a él dirijo yo mis cartas y debe remitirlas a usted: haga
usted lo mismo, y no prive a su mayor amigo, a este hombre abrasado
en afecto de un amigo que existe en Santafé”.77
La exaltación de la amistad es uno de los aspectos recurrentes en la correspondencia de Caldas:
“... si hay acá sobre la tierra alguna felicidad es el amor de nuestros
buenos amigos, ya sabe usted el significado de esta voz sagrada amigo,
76
Santiago Arroyo, al igual que Caldas, es de Popayán y llegó a ser vicerrector del Rosario. Durante
la República ocupó cargos políticos en su ciudad natal. Es el más asiduo corresponsal de Caldas:
de las 195 cartas recopiladas por Bateman y Arias de Greiff, 80 fueron dirigidas a él.
77
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Quito, septiembre 21 de 1801, en
BATEMAN, y ARIAS DE GREIFF, (eds.), op. cit., pp. 102-103. Ver también CALDAS, Francisco
José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Quito, enero 6 de 1803, ibidem, pp. 214-215; CALDAS,
Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Quito, noviembre 6 de 1801, ibidem; y Carta
dirigida a Santiago Arroyo, Quito, marzo 21 de 1802, ibidem.
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vilmente prostituida hoy a hombres que no merecen el de prójimo. ¡Ah!
el amor dulce y tranquilo de un amigo, nada tiene de común con aquel
fuego turbulento y deborador de las almas prostitutas y carnales: éstas
son víctimas de una loca pasión, y no pueden existir largo tiempo sin
consumir las fuerzas del espíritu y del cuerpo: nosotros nos amamos
con pureza, con tranquilidad y con nobleza: nuestros corazones se vivifican con la memoria de un amigo, jamás nos turba, jamás nos sacia
y siempre somos felices”.78
Más allá del moralismo y la intensidad con que Caldas asume sus relaciones
personales, resulta interesante insistir sobre la enorme necesidad de reconocimiento mutuo, de la permanente reafirmación de aquellos aspectos que unen a
Caldas y sus corresponsales. Lo que les hace parte de un grupo de amigos no es
un amor carnal, insiste Caldas, es la virtud. Una virtud que se traduce en amor a
las ciencias y a la patria: “... veo que tres amigos [Camilo Torres, Santiago Arroyo y Miguel Pombo] virtuosos, inflamados por el amor de las ciencias y de la
patria, proyectan, acaloran, escriben y conmueven los fundamentos de Popayán,
de Santafé y de Cartagena”.79 Un grupo de hombres que comparten un lugar en
el mundo y unos ideales comunes que, como veremos a lo largo de este trabajo, se
expresan en el deseo de conocer su país y de transformarlo en un mundo próspero
y civilizado. La ciencia se presenta como un asunto de honor y gloria en la medida
en que su sentido está en servir a estos intereses comunes.
La correspondencia de Caldas no sólo tiene como fin el cultivo de sus
amistades, es un medio básico de comunicación con sus benefactores y con
aquellos que están en capacidad de compartir sus conocimientos y conseguir
libros o instrumentos. El proyecto del Semanario, como lo explicaremos más
adelante, es una forma de romper con dicho círculo privado, pero conserva mucho la idea de un grupo de amigos que comparten sus pasiones, sus principios
y sus modales. El trato, incluso en los debates científicos, tiene una reglas de
cordialidad y mutuo respeto que resultan importantes a la hora de conformar
una colectividad.80
78
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Antonio Arboleda, Quito, octubre 28 de 1801, en
ibidem, pp. 118-119. Ver también Carta dirigida a Antonio Arboleda, Quito, diciembre 6 de 1801,
ibidem; y Carta dirigida a Juan José Hurtado y Antonio Arboleda, Quito, junio 3 de 1802, en
ibidem.
79
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Camilo Torres, Quito, marzo 28 de 1802, ibidem,
p 163.
80
Ver capítulo 5.
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Francisco José de Caldas: en busca de una comunidad
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Un aspecto de la vida de Caldas que no podemos ignorar es la importancia, y
los temores que para él implica el hecho de ver su trabajo publicado; esto supone
el paso de la escritura epistolar para su círculo de amigos, esas estrechas y privadas redes con cuyos miembros Caldas comparte sus proyectos, sus experiencias
y sus intereses, a la búsqueda de un público abierto frente al cual sus opiniones
adquieren el carácter de conocimiento.
El año de 1801 es importante para Caldas; conocerá a Humboldt, iniciará
su relación con Mutis y aparecerá su primera publicación. Es este el año en
que Santiago Arroyo incita a Caldas a publicar en el recién fundado Correo
Curioso. Caldas, visiblemente interesado, es claro sobre el significado y la trascendencia de esta oportunidad. Como es evidente en su correspondencia, ver
sus ideas en “letra de molde” y tener un público parece ser un reto de la mayor
importancia.81
“El amor y gana de ser autores, de verse en letra de molde, precipita
a muchos y los hace delirar; por fortuna presto se desengañan, pero a
expensas de su reputación y del honor de la patria. Si no hemos de producir cosas nuevas, útiles e interesantes, ¿no es mejor estarse quedo
en su agujero? Por lo que mira a mí me veré mucho en ello, lo pensaré
despacio, trabajaré con lentitud, consultaré a mis amigos imparciales, no olvidaré el nonumque prematurin annum de Horacio, con otras
precauciones que dicta la prudencia. Confieso a usted que El Correo
Curioso me ha hecho rever mis cartapacios antiguos y empolvados.
Las observaciones de más de seis años… dan material inmenso; pero
es preciso ordenar, digerir, rectificar y muchas veces volver a consultar a las personas ilustradas y capaces de repetirlas, que se hallen en
los mismos lugares de que se piensa hablar. Para no ocultar nada a
un amigo que merece toda mi confianza, estoy dando a mis trabajos la
forma de viaje, con este título: Viajes de Caldas hechos en diferentes
tiempos...”.82
En una carta a Santiago Arroyo de marzo de 1801, Caldas comenta sobre el
prospecto del Correo Curioso, el cual lo ha “llenado de gusto y complacencia” y
lo considera un proyecto sublime y patriótico; pero al mismo tiempo se refiere a
la prudencia necesaria que se debe tener antes de apresurarse a publicar dejándose
81
SILVA, Los Ilustrados de Nueva Granada, op. cit., p. 372.
82
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, marzo 20 de 1801, en
BATEMAN y ARIAS DE GREIFF, (eds.), ibidem, pp. 60-61.
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llevar por el afán de reconocimiento. Refiriéndose a la posibilidad de aparecer
públicamente como escritor comenta:
“Por lo que mira a mí, me considero el último de todos, y siento en mi
alma cierto temor, cierta desconfianza... El público es inexorable, y le
tiemblo... En fin, si algo bueno ocurriese y llegase a producir algún
rasgo, lo remitiré a usted para que, más inexorable que el público, lo
juzgue y lo sentencie a las llamas o a la luz pública, pues este público
no puede sufrir sino cosas dignas de él”. 83
Unos meses después, en una carta dirigida a Arroyo, Caldas dice:
“Ya usted, en compañía de mis otros amigos, me quiere echar al público: yo aprecio su afecto y la estimación que hacen de mis cosas; pero
no era tiempo de quitarme la máscara y aparecer en el mundo literario. Mejor habría sido mantenerme algunos años más a la sombra de
un nombre griego o de unas iniciales, hasta haberme formado y representar en el país de las letras mi papel con alguna dignidad” .84
El apelativo de inexorable, sobre el cual insiste Caldas, es interesante ya que
supone un público que no se convence con meras súplicas, que no se deja influenciar; un público que Caldas parece idealizar y cuyo poder y exigencias parece
exagerar como si se tratara de un juez absoluto y neutro, que es precisamente lo
que un autor necesita para que su obra adquiera credibilidad.
Tal y como lo ha señalado Renán Silva para el caso de Caldas, en la obra
epistolar de los naturalistas encontramos el material de su obra científica que no
ha sido publicada.
“Mis cartas serán un compendio, un resumen de nuestras operaciones,
que usted solo merecerá ver anticipadamente, no puedo reservar nada
al mejor de mis amigos”.85 “Usted es el depositario de mis ideas y de
mis trabajos científicos...”.86 “Si usted tiene cuidado de unir mis cartas,
83
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, marzo 5 de 1801, ibidem,
p. 57.
84
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, junio 20 de 1801, ibidem,
p. 76.
85
Ibidem, pp. 78-79. Muy posiblemente Caldas ya ha publicado algún escrito con el uso de
seudónimos.
86
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, agosto 5 de 1801, ibidem,
p. 89.
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Francisco José de Caldas: en busca de una comunidad
91
y leerlas después de seguido, tendrá un compendio abreviado de mi
viaje a Quito; o hablando con más precisión, tendrá el material de este
viaje, porque bien sabe usted qué diferencia hay entre el material de
un libro y un libro digno de aparecer en público. La amistad, este deseo de agradar a usted, me precipita y me hace producir sin digestión;
pero esta misma amistad sabrá ocultar a los otros unas cosas que aún
no pueden publicarse sin que se mediten con atención. Yo me reservo
el derecho de añadir, de alterar, y aun de suprimir hechos y observaciones que ahora diga, sin que conceda a usted el de reconvenirme
por ellas. Yo no publicaré nada hasta que no me restituya a Popayán,
reitere las observaciones que he hecho de venida, y una tranquila meditación me ponga en estado de digerir este inmenso material”.87
Sus apuntes, su diario y sus cartas conforman los materiales básicos de la
obra de Caldas en construcción, pero ésta carece de lo más importante y básico
para que sea una obra científica: un público lector. El paso de la carta manuscrita
de un solo ejemplar al texto impreso de un centenar de copias es enorme, es su ingreso a la República de las Letras. Los públicos de estas dos formas de escritura,
del manuscrito y de la memoria impresa –de las cartas y de la prensa– presentan
diferencias importantes. Con los textos publicados se abandona la seguridad del
ámbito personal e íntimo de una carta y se abre paso a una comunidad de lectores
que parece abierta y anónima, pero que hace del autor parte de una red de interlocutores mucho más amplia.
Caldas, como vimos, inicialmente tiene la idea de publicar un texto que tendría el título de Viajes de Caldas hechos en diferentes tiempos, y así formar parte
de aquellos viajeros europeos que Caldas lee con admiración y han ganado reconocimiento en el mundo literario con la circulación de sus diarios de viaje.88 Sin
embargo, el texto que envía al Correo para su publicación después de muchas
dudas se titula “Observaciones sobre la verdadera altura del Cerro de Guadalupe
que domina esta ciudad”. La memoria aparece a finales de julio en los números
23, 24 y 25 del Correo y parece ser un tema que le da cierta seguridad y que de
hecho le servirá de carta de presentación frente a Mutis como un observador cuidadoso y hábil en el manejo de instrumentos de medición como el barómetro. Este
texto, que podríamos calificar de “técnico” le servirá a Caldas como credencial
87
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Quito, septiembre 21 de 1801,
ibidem, p. 103.
88
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, marzo 20 de 1801, ibidem,
p. 60.
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para formar parte de Expedición Botánica y, de cierta manera, es su boleto de
ingreso al mundo de la ciencia.
Este temor al público, la exagerada modestia que con frecuencia lo acompaña y su aparente deseo de permanecer anónimo se modificarán gradualmente.
Este proceso lo podríamos ver en la evolución de su firma: desde el uso de seudónimos o su primera publicación en el Correo Curioso donde sólo pone las siglas
F.J.C, pasará a firmar como Don Francisco José de Caldas, luego como Don
Francisco José de Caldas individuo meritorio de la Expedición Botánica, y más
tarde le agregaría Director del Real jardín Botánico y Catedrático de matemáticas del Colegio Mayor del Rosario.89
A pesar de todas las limitaciones que hemos mencionado, Caldas llegaría a
ser una figura notable en la Nueva Granada. Como colaborador de la Real Expedición Botánica, catedrático, director del nuevo Observatorio Astronómico y
editor del Semanario no sólo se reconocerá como un autor prolífico, sino también
como un personaje de clara influencia sobre las elites criollas neogranadinas.
Cuando Caldas regresa a Santafé en 1806 ya tiene un trabajo geográfico considerable, basado en observaciones astronómicas y mediciones barométricas con
las cuales elaboraba planos que le servirían para su proyecto de un gran Atlas del
Nuevo Reino de Granada. Con los conocimientos e intereses propios de un hombre de ciencia del siglo XVIII, Caldas se estableció en Santafé, donde continuaría
y emprendería varios proyectos científicos y políticos. Entre estos se destaca su
plan de elaborar un gran Atlas del Virreinato y la publicación del Semanario del
Nuevo Reino de Granada. El Semanario, tal vez el logro más visible de Caldas,
es un medio para la promoción de su propia obra y para su consolidación y reconocimiento como autor científico. Si bien un proyecto como este no puede ser un
proyecto individual, dado que requiere de una comunidad de interlocutores y de
lectores, el Semanario fue concebido con la indeleble marca personal de Caldas
que le permitiría asumir cierto liderazgo en Santafé y consolidar su identidad,
aunque sea localmente, como un reconocido hombre de ciencias.
Para Caldas ha sido dolorosamente evidente que la ciencia es un problema
de comunicación, que requiere estar en sintonía con la ciencia europea, el apoyo
económico y social de una comunidad de lectores y de colegas y formar parte de
una esfera pública convencida de su utilidad. En la Nueva Granada todo esto está
por construirse y el medio más eficaz para lograrlo es la prensa.
89
SILVA, Los Ilustrados de Nueva Granada, op. cit., p. 597. Ver ARIAS DE GREIFF, BATEMAN,
FERNÁNDEZ PÉREZ y SORIANO LLERAS, (eds.), op. cit.
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Francisco José de Caldas: en busca de una comunidad
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Si miramos el prospecto del Semanario y, más precisamente, las memorias
que en efecto se publicaron es evidente el protagonismo de Caldas en el periódico,
en cierta medida se trata de un instrumento de divulgación de sus intereses y de
sus conocimientos. El Semanario tiene, por un lado, un alto porcentaje de escritos del mismo editor,90 y los temas tratados por los otros autores, la mayoría de
ellos sus amigos cercanos, giran alrededor de tópicos geográficos, económicos,
astronómicos, sobre el clima, sobre la educación y todos los temas que vemos en
la obra de Caldas. Si bien la botánica y la salud son temas importantes que están
presentes en el Semanario, no son la gran fortaleza del periódico. Si tenemos en
cuenta la importancia que se le ha dado a Mutis y a la Real Expedición Botánica
en la Nueva Granada de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, llama la
atención que la botánica y la medicina no sean una preocupación dominante y que
el periódico no se hubiera convertido en el órgano difusor de los trabajos inéditos
de la Expedición.
No debemos olvidar que, cuando aparece el Semanario Mutis estaba vivo, y
el trabajo de la Expedición estaba sin publicar. Se podría suponer que una publicación periódica de esta naturaleza y en este momento en Santafé, sería el medio
de comunicación de los miembros de la Expedición Botánica y de Mutis. Hasta
cierto punto esto tuvo lugar, se publicaron textos de Lozano y otros miembros de
la Expedición al igual que algunas notas botánicas que presentan géneros nuevos;
pero tal vez, como el mismo Caldas sugiere, no existió una obra terminada que
pudiera aparecer en las páginas del Semanario. Los resultados más importantes
de Mutis y sus colaboradores son su enorme obra iconográfica, cuya publicación
era imposible con las capacidades técnicas y recursos con los que se cuenta en
Santafé. También es cierto que el Semanario publicó trabajos de los colaboradores de la Expedición, pero el periódico fue fundamentalmente un medio de difusión de los proyectos y de las ideas de Caldas. Su relación con el público a través
del Semanario no sólo lo afianzará como autor, sino como el centro de acopio y el
articulador de un grupo de criollos con similares intereses políticos y científicos.
90
Ver anexo 1.
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3. La geografía económica y la apropiación
del Nuevo R eyno de Granada1
3.1 La geografía en el Semanario del Nuevo Reyno de Granada
Nuestro primer eje de análisis de los contenidos del Semanario se desarrolla en
torno a la geografía, ya que ésta ocupa un lugar central dentro de los intereses de
los autores del periódico. La geografía, tal y como se entiende a comienzos del
siglo XIX y de manera particular para los criollos ilustrados, es un campo amplio
del conocimiento que incluye preocupaciones sobre la economía, la población, el
clima y los recursos naturales. De hecho la expresión “geografía económica” es
utilizada por Caldas para justificar la amplitud y pertinencia de esta ciencia:
“…ella dá la extension del pais sobre que se quiere obrar, enseña las
relaciones que tiene con los demas pueblos de la tierra, la bondad de
sus costas, los rios navegables, las montañas que le atraviesan, los
valles que forman, las distancias recíprocas de las poblaciones, los
caminos establecidos, los que se pueden establecer, el clima, la temperatura, la elevacion sobre el mar de todos los puntos, el genio, las
costumbres de sus habitantes, sus producciones espontaneas, y las que
puede domiciliar con el arte. Este es el grande objeto de la Geografía
econòmica”.2
La geografía reúne un conjunto amplio de preocupaciones que tienen en común su carácter utilitario e incluso indispensable para “obrar sobre la naturaleza”,
para el “buen gobierno”, el “orden” y la “prosperidad” de los pueblos, en este caso,
1
Algunas de las ideas centrales de este capítulo fueron previamente publicadas en CASTAÑO,
Paola; NIETO, Mauricio y OJEDA, Diana, “Política, ciencia y geografía en el Semanario del
Nuevo Reyno de Granada”, Nómadas, 22 (2005): 114-123.
2
CALDAS, Francisco José, “Estado de la Geografía del Vireynato de Santafé de Bogotá con
relación á la economía y ál comercio, por Don Francisco Joseph de Caldas, individuo meritorio de
la Expedición Botánica del Reyno, y encargado del Observatorio Astronómico de esta Capital”,
en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, núm. 1-6, enero 3 a febrero 7 de 1808, pp. 1-2.
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del Nuevo Reino de Granada. De esta manera, el estudio de la geografía debe ser
entendido en el marco de un interés político mayor de apropiación y control del
espacio y de la naturaleza. No se trata de una mera descripción de la tierra, sino
de la comprensión de ésta como morada del hombre y del aprovechamiento de los
recursos naturales para su beneficio.
Tal y como podemos leer en el Prospecto redactado por Francisco José de
Caldas en 1808, el Semanario tendría como principio fundamental la divulgación
de conocimientos útiles para el desarrollo de la Nueva Granada entre los cuales
la “geografía económica” ocuparía un lugar central. “Demos á conocer nuestras
provincias, calculemos su extension, sus tierras de labor, sus selvas, sus pastos,
y sus peñascos”.3
El gran proyecto de Caldas, su mayor sueño, sobre el cual insistirá a lo largo
de su vida es la construcción de una carta del Nuevo Reino de Granada. Desde
mucho antes de la publicación del Semanario, Caldas ha hecho de la geografía
su mayor preocupación, lo cual es justificado por la importancia que esta reviste
para la política, pero además porque en su opinión, el conocimiento geográfico de
la Nueva Granada se encuentra en un estado lamentable. En una carta a Santiago
Arroyo de 1801, el autor comenta:
“...con preferencia a todas mis obritas, voy a remitir a usted una sobre
el estado de nuestra geografía, lo poco que tenemos y lo mucho que nos
falta, con un proyecto de una carta soberbia y muestra de una pequeña
parte de los alrededores de Popayán. Aquí hago ver la importancia de
este proyecto; su influjo sobre el comercio, caminos, gobierno, agricultura, y en una palabra, su importancia en la política...”.4
Desde el siglo XVI, la Corona española se preocupó por tener un conocimiento geográfico y un cubrimiento cartográfico de sus posesiones americanas.
Uno de los fines de la Casa de Contratación era el de regular la navegación y
supervisar el levantamiento de mapas de todo nuevo descubrimiento. En 1508
se creó una sección cosmográfica a partir de la cual se ordenó la compilación
del Padrón Real con el fin de acumular y unificar conocimientos y facilitar la
navegación de todas las naves españolas. Adicionalmente, se estableció que todo
piloto que desembarcara en España estaba obligado a entregar sus cartas de viaje.
3
CALDAS, Francisco José, “Prospecto del Semanario del Nuevo Reyno de Granada para el año de
1809”, op. cit., p. 2. Ver cita completa, capítulo 1, n. 82
4
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, junio 20 de 1801, en
BATEMAN y ARIAS DE GREIFF (eds.), Cartas de Caldas, op. cit., p. 79.
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La geografía económica y la apropiación del Nuevo Reyno de Granada
97
No se permitía la impresión de mapas y sólo circulaba un número limitado de
copias entre los capitanes de mayor confianza de la Real Armada.5 Esto resulta
comprensible si tenemos en cuenta la constante lucha de España por la conservación del control de su imperio frente a los conquistadores portugueses y los
comerciantes ingleses, franceses, holandeses o italianos, lo cual implicó que la
información geográfica fuera guardada con celo, muchas veces con el carácter
de secreto militar.6 Debido a esto, para Caldas y sus contemporáneos criollos no
resultaba fácil tener acceso a la cartografía original del Nuevo Reino de Granada
de los siglos XVI y XVII.
Con un acceso limitado a la información existente y con la necesidad de un
conocimiento mejor del territorio de la Nueva Granada, es claro que la geografía
y la cartografía se convirtieron en una necesidad para los habitantes españoles de
América y ocuparon un lugar central dentro de las preocupaciones del editor y
otros autores del Semanario. Cuando Caldas se refiere a una “carta” del Nuevo
Reino de Granada tiene en mente mucho más que una representación cartográfica, ésta implica la suma de conocimientos sobre vías de comunicación, recursos
naturales, los pueblos que componen su población, el comercio y, desde luego, la
representación exacta del espacio y de la posición geográfica del Nuevo Reino y
de sus principales lugares. Este es un proyecto sobre el que Caldas venía trabajando desde hace años y que verá la luz pública como la primera de las memorias del
Semanario bajo su dirección.7
En lo que sigue nos ocuparemos de la geografía como lenguaje escrito, como
textos impresos construidos para un público definido.8 De hecho, a pesar del lugar central que ocupa la geografía en el Semanario, a lo largo de la publicación no
aparecen mapas. La explicación es clara, la publicación y reproducción de mapas
5
MARTÍN MERÁS, Luisa, Cartografía Maritima Hispana: la imagen de América, Madrid,
CSIC, 1993, pp. 69-159.
6
SÁNCHEZ, Efraín, Gobierno y Geografía, Agustín Codazzi y la Comisión Corográfica de la
Nueva Granada, Bogotá, Banco de la República, El Áncora Editores, 1999, p. 44.
7
En julio de 1801, Caldas ya tenía un trabajo avanzado que consideraba que podría ser publicado en
el Correo Curioso. “Mi memoria sobre la carta del Reino, sobre el estado de nuestra geografía,
sobre lo que nos falta en este género, abraza algo: ella saldrá un poco larga, y dudo la quieran
insertar en su papel nuestros editores de su Correo”. CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a
Santiago Arroyo, Popayán, julio 5 de 1801, en BATEMAN y ARIAS DE GREIFF, (eds.), op. cit.,
p. 84.
8
En este punto es útil recordar la etimología del término. La geografía supone una forma de
conocimiento escrito y la cartografía es una herramienta de éste. Los mapas, como imágenes
visuales de descripciones verbales, no son una forma independiente y autónoma del discurso
geográfico, sino un complemento o parte de éste. ZAMORA, Margarita (1993). Reading
Columbus. Berkeley, University of California Press, p. 102.
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exige una capacidad técnica con la cual no se cuenta en Santafé. Sin embargo, esto
no impidió que buena parte del Semanario se ocupara de asuntos geográficos.
Adicionalmente, como es preciso señalar, las limitaciones técnicas para la impresión de mapas no suponen la ausencia de la capacidad técnica para su elaboración.
Los conocimientos astronómicos y los instrumentos que posee Caldas lo hacen
un geógrafo competente, en capacidad de corregir y elaborar mapas con todos los
requerimientos técnicos de su momento. La mayoría de éstos no fueron publicados y por lo tanto tuvieron una circulación restringida, sin embargo algunos de
ellos, que comentaremos más adelante, se conservan en su versión manuscrita y
constituyen documentos de interés para nuestras reflexiones sobre la geografía y
los criollos de la Nueva Granada.
Además de la memoria de Caldas sobre el virreinato con que se abre el periódico9, son varios los textos del Semanario que tienen como eje central la geografía. Sin temor a exagerar, podríamos decir que todas las memorias incluyen
reflexiones relacionadas con el tema. Entre otros textos dedicados a los territorios de la Nueva Granada podemos mencionar los siguientes: “Ensayo sobre la
Geografía, producciones, industria y poblacion de la Provincia de Antioquia...”,
escrita por José Manuel Restrepo;10 “Relación territorial de la Provincia de Pamplona...”, por Joaquín Camacho;11 “Memoria descriptiva del país de Santa Fe de
Bogotá...”, por José María Salazar;12 “El influxo del clima sobre los seres organizados…”, por Francisco José de Caldas,13 y “Geografía de las plantas, o Quadro
físico de los Andes Equinoxîales, y de los países vecinos...”, por Alejandro de
Humboldt”.14 Las otras memorias, tablas, cuadros, noticias y documentos que se
9
CALDAS, Francisco José, “Estado de la Geografía del Vireynato...”, op. cit.
10
RESTREPO, José Manuel, “Ensayo sobre la Geografía, producciones, industria y poblacion de
la Provincia de Antioquia en el Nuevo Reyno de Granada, por el D.D. José Manuel Restrepo,
Abogado de la Real Audiencia de Santafé de Bogotá”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada,
núm. 6-12, febrero 12 a marzo 26 de 1809.
11
CAMACHO, Joaquín, “Relacion territorial de la Provincia de Pamplona, formada por el D.D.
Joaquín Camacho, Abogado de la Real Audiencia de Santafé, y Corregidor Interino de la Villa
del Socorro”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, núm. 13-15, abril 1 a 16 de 1809.
12
SALAZAR, José María, “Memoria descriptiva del pais de Santafé de Bogotá, en que se impugnan
varios erróres de la que escribió Leblond sobre el mismo objeto leida en la Academia Real de las
Ciencias; por Don José María Salazar, Abogado de esta Ciudad”, en Semanario del Nuevo Reyno
de Granada, núm. 27-31, julio 9 a agosto 6 de 1809.
13
CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres organizados, por Don Francisco
Joseph de Caldas, individuo meritorio de la Expedición Botánica de Santafé de Bogotá, y
encargado del Observatorio Astronómico de esta Capital”, en Semanario del Nuevo Reyno de
Granada, núm. 22-30, mayo 29 a julio 24 de 1808.
14
HUMBOLDT, Alejandro, “Geografía de las plantas o Quadro físico de los Andes Equinoxîales,
y de los países vecinos; levantado sobre las observaciones y medidas hechas sobre los mismos
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publicaron en el periódico, de una u otra manera se ocuparon de temas relacionados con la geografía económica.15
Esta no es una preocupación exclusiva de Caldas o de los criollos de la Nueva Granada y, como hemos señalado, la geografía es un tema prioritario para las
publicaciones periódicas de este periodo en la América española.16 De manera
muy similar a lo que observamos en el Semanario, el primer texto que aparece en
el Mercurio Peruano el 2 de enero de 1791 es un escrito José Rossi y Rubí que se
se titula “Idea General del Perú”. Con este texto los editores del Mercurio ofrecen
una presentación general de ese país, donde además se enuncian los temas que
serán tratados más adelante en la publicación como son el territorio, la población,
la economía, el clima y la educación. El caso del criollo José Alzate en México es
similar al de Caldas en más de un sentido, su interés por el conocimiento científico del territorio de la Nueva España será central en su obra.17
En lo que sigue, abordaremos distintos aspectos que nos permiten ilustrar
la inseparabilidad entre política y geografía. En primer lugar, será necesario recordar, tal y como lo hacen los mismos autores del Semanario, que la geografía
se presenta como una ciencia útil para la política pero distinta de ésta. Es decir
lugares desde 1799 hasta 1803, y dedicado, con los sentimientos del mas profundo reconocimiento,
al ilustre Patriarca de los Botánicos Don Joseph Celestino Mutis por Federico Alexandro Barón
de Humboldt”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, núm. 16-25, abril 23 a junio 25 de
1809.
15
Para consultar un listado completo de los contenidos del Semanario ver anexo 1.
16
Según la clasificación que hace Clemént de los contenidos del Mercurio Peruano, la geografía
ocupa una cuarta parte del periódico. CLÉMENT, Jean-Pierre, El Mercurio Peruano 1790-1795,
op. cit. El Diario Literario de México del 12 de marzo de 1768, en su prospecto, se refiere a la
importancia y necesidad de esta ciencia: “La geografía de esta América, que por su extensión
y reciente conquista, se halla tan ignorada, se tratará en muchos de mis jornales”. SALADINO
GARCÍA, Alberto, Ciencia y prensa durante la Ilustración Latinoamericana, op. cit., p. 283. En
la Gazeta de México, en 28 de junio de 1816, aparece un artículo titulado “Geografía Crítica”;
su autor, Manuel Antonio Valdés, dice: “Siendo como es, la geografía uno de los estudios
más interesantes... hay por lo común mucha ignorancia... Son pocos los que se dedican a los
rudimentos y nociones de tan erudita rama, y muchos menos los que la profundizan y penetran”.
SALADINO, Alberto, op. cit., p. 285. Ver, Gazeta de México, T. XIII, núm. 52, junio 28 de 1806,
p. 416. y Gazeta de Guatemala, T. I, núm. 24, julio 17 de 1797, p. 187.
17
Ver ALZATE, José, “Estado de la Geografía de la Nueva España, y modo de perfeccionarla”,
Obras, I. Periódicos, pp. 105-106. De Alzate también el artículo “Geografía”, Gacetas de
literatura de Mexico, T. III, p. 59, citado por SALADINO, Alberto, op. cit., p. 59. En Gazetas
de literatura de Mexico, expresiones sobre la privilegiada situación de México, similar a la de
Caldas y la Nueva Granada... Artículo “Descripción topográfica de Mexico” T.II, p. 309. Citado
por SALADINO, Alberto, op. cit., p. 303 Sobre la utilidad de los conocimientos geográficos ver
ALZATE, José, Gacetas de Literatura de México, T. II, p. 41, citado por SALADINO, Alberto,
op. cit., p. 310.
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que de manera reiterativa se habla de sus usos para el ejercicio del gobierno. Más
interesante que la mera señalización de la retórica utilitaria de la Ilustración ya
suficientemente comentada por historiadores en el pasado, nos parece oportuno
mostrar cómo a través del discurso geográfico se está construyendo no solamente
un territorio para la “civilización”, la “prosperidad” y la “felicidad”, sino también
un sujeto: el legítimo conocedor y ordenador del espacio. La geografía, tal y como
se encuentra en las memorias que estudiaremos, es un mecanismo poderoso de
apropiación y un efectivo instrumento del orden, así como una manera de darle un
lugar en el espacio y en el tiempo al territorio de la Nueva Granada y a quienes se
están proclamando como sus legítimos dueños.
3.2 Gobierno y geografía: el discurso sobre la utilidad política de la
geografía
Desde las primeras líneas de la memoria que inaugura el Semanario ya podemos
reconocer el sentido instrumental del conocimiento, quiénes son sus portavoces
y cuáles sus propósitos :
“El Semanario del Nuevo Reyno de Granada và à comenzar por el estado en que se halla su Geografía. Los conocimientos geogràficos son
el termómetro con que se mide la ilustracion, el comercio, la agricultura, y la prosperidad de un pueblo. Su estupidez y su barbarie siempre
es proporcionada á su ignorancia en este punto: La Geografía es la
basa fundamental de toda especulacion política... y el Semanario consagrado principalmente á la felicidad de esta Colonia, no puede abrirse de una manera mas digna que presentando el quadro de nuestros
conocimientos geográficos”.18
En 1809, en un informe de Caldas como director del Observatorio Astronómico de Santafé de Bogotá al Virrey, podemos apreciar con mayor claridad los
argumentos de aquél sobre la relación entre geografía y gobierno:
“No son teorías inútiles o curiosas, Excelentísimo señor, las que llenan
este grueso volumen. La posición geográfica de un gran número de
puntos del Virreinato de Vuestra Excelencia, la de las ciudades principales, la longitud de Quito sobre que tanto se ha dudado, las distancias
18
CALDAS, Francisco José, “Estado de la Geografía del Vireynato de Santafé de Bogotá...”, op.
cit., pp. 1-2.
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recíprocas, etc, son los objetos importantes de esta obra. Vuestra excelencia sabe mejor que yo cuanto valen estas cosas ¡Qué gloria para mí
hablar con un Jefe que posee y conoce estas materias! Con otro menos
ilustrado que Vuestra Excelencia, hablando con un Jefe geógrafo que
protege, que ama, que cultiva las ciencias, que obra por sí mismo, no
tengo sino enunciar los hechos para ser comprendido… Vuestra Excelencia sabe mejor que ninguno que una buena geografía es la base de
una buena política y de la felicidad de un pueblo. Me lisonjeo de hablar
con un Virrey geógrafo; con un Virrey que ha trazado con su propia
mano los países que manda con tanta gloria… ¡Dichoso yo si merezco
la protección de Vuestra Excelencia, y dichoso si tengo la gloria de
presentar al mejor de los Jefes la carta entera y correcta del Virreinato
de Santafé de Bogotá”.19
Más allá del tono reverencial de estas palabras, explicable en términos de
su carácter subordinado y de la petición de recursos al Virrey que seguiría a esta
introducción, es clara la idea de utilidad del conocimiento en la tarea de gobernar.
De ahí que Caldas se refiera al Virrey como el “Jefe geógrafo”, quien con su propia mano puede configurar los países que gobierna.
Como ya lo hemos hecho evidente, estamos frente a un proyecto político
ambicioso. Cuando Caldas se refiere al proyecto de un gran mapa de la Nueva
Granada explica:
“No se trata ya de una Carta comun: escalas reducidas y todo lo que
tenga apariencias de pequeñez y economía debe desaparecer del espíritu de nuestros compatriotas… Aqui vendran el Político, el Magistrado, el Filósofo, el Negociante a beber luces para el desempeño de
sus oficios… Todas las clases del estado vendran á tomar aqui la parte
que les toca”.20
La propuesta de una representación cartográfica del territorio, la idea de hacer del espacio algo manipulable y controlable en aras del “buen gobierno” no es
sólo un asunto de utilidad frente al dominio de la naturaleza, sino que se entiende
19
CALDAS, Francisco José, “Informe al Virrey. Colección de observaciones astronómicas hechas
en el Virreinato de Santafé de Bogotá desde 1797 hasta 1805, con todas las que se han verificado
en el real observatorio de esta capital…”, en ARIAS DE GREIFF, BATEMAN, FERNÁNDEZ
PÉREZ, y SORIANO LLERAS, (eds.), op. cit., pp. 216-217.
20
CALDAS, Francisco José, “Estado de la Geografía del Vireynato de Santafé de Bogotá…”, op.
cit., pp. 45-46.
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como la expresión de unos ideales de “civilización” y orden social en términos políticos y económicos. Tal y como lo presenta Caldas, el conocimiento geográfico
es la condición de posibilidad de toda “civilización”, es un requisito para alcanzar
la “prosperidad” , ya que ésta no es posible si no como el resultado de un estudio
sistemático del territorio, de sus recursos, limitaciones y posibilidades. La prosperidad se alcanza –como dice Caldas– no “en la necesidad” o “en el acaso”, sino
en el control y la planeación.21
3.3 La geografía como política
El discurso utilitario e instrumental, que hemos descrito en la sección anterior no
sólo es frecuente sino emblemático de la Ilustración; insiste sobre la relación entre geografía y política y, sin embargo, esta relación siempre está acompañada de
las precauciones necesarias para no confundir la política y el ejercicio del poder
con el conocimiento científico. Como ya lo hemos sugerido, dicha diferenciación
resulta problemática. En primer lugar, esta perspectiva instrumental no parece
decir mucho sobre la producción de conocimiento, como si éste se diera por fuera
de los funcionamientos del poder y, sólo una vez ha sido constituido, pudiera ser
utilizado, instrumentalizado desde la política. Sin embargo, medir, cuantificar,
conocer y gobernar no pueden ser vistas como actividades separadas: el conocimiento no es algo accesorio a los marcos de organización definidos por el Estado,
sino que es constitutivo de los mismos.22 No es posible ejercer poder o dominio
si no se controla información, si no se produce conocimiento, y un mapa hecho
con precisión es una expresión de dominio sobre el espacio.23 El Estado moderno
se construye a través del proceso mismo de acumular datos, concentrar números,
saberes y representaciones.24 Es decir que el agente, institución o colectivo –ese
supuesto actor político que debe hacer uso de la ciencia– no puede darse por sentado, como previamente constituido y, de alguna manera, como poseedor de una
estrategia. En lo que sigue se hará tangible el carácter político de la geografía;
veremos cómo en su dimensión epistemológica el discurso geográfico es una forma de diferenciación que le otorga autoridad a sus portavoces y que tiene como
21
Ibidem, p. 41.
22
CASTRO, Santiago, “Fin de la modernidad nacional y transformaciones de la cultura en tiempos
de globalización”, en BARBERO, Jesús Martín, LÓPEZ DE LA ROCHE, Fabio y JARAMILLO,
Jaime Eduardo (eds.), Cultura y Globalización, Bogotá, CES-Universidad Nacional, 1999, p. 83.
23
BIGGS, Michael, “Putting the State on the Map: Cartography, Territory and European State
Formation”, Comparative Studies in Society and History, 41, 2, (1999): 388.
24
Ver ANDERSON, Perry, El Estado Absolutista, Siglo XXI Editores, México, 1982.
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fin la consolidación de un orden, mediante el establecimiento de mecanismos de
control y apropiación.
3.3.1 Epistemología y política
Un primer elemento que nos conduce a reconocer el carácter político del conocimiento geográfico está precisamente en la retórica que lo presenta como un
saber experto, objetivo, neutro y, por lo tanto, ‘ajeno’ a la política. La mirada
utilitaria que hemos descrito supone que, el saber geográfico, si bien le es útil, no
está determinado por intereses particulares y se presenta como un conocimiento
universal. Dicha neutralidad es precisamente la que le otorga a los Ilustrados su
mayor fuerza política. En últimas, lo que nos interesa ver aquí es cómo a través
de la invocación de un ‘conocimiento universal’, los intereses y posiciones particulares son presentados como los intereses de todos bajo los supuestos generales
de prosperidad material y del buen gobierno.
Como se señaló previamente, en la descripción de los distintos lugares y los
habitantes de la Nueva Granada que aparecen en la Memoria, se insiste sobre las
tinieblas en que se encuentra la población, su lamentable ignorancia y su desconocimiento sobre las limitaciones, posibilidades y riquezas del territorio. Es decir
que la ignorancia se traduce en desorden, en un “abandono a las contingencias de
la naturaleza”. En esta medida, traer la “luz del conocimiento” implica nombrar,
medir, poner orden, dotar al espacio de límites, controlar sus probabilidades y
eliminar la arbitrariedad de los acontecimientos.
Un adecuado conocimiento de la geografía les otorgaría a los Ilustrados la
autoridad –política y moral– y el poder necesario para convertirse en los dueños
y gobernantes de las colonias españolas; de modo que a lo largo de los discursos
sobre la geografía es posible identificar el proceso de conformación de la elite
criolla, de un grupo de ‘hombres ilustrados’ que crean comunidad mediante la
prensa, pero que de igual manera, al compartir un espacio, al convertirlo en su
territorio, afianzan su socialización política.
La retórica y las formas de argumentación de los textos del Semanario serán
objeto de análisis detallado más adelante. (Capítulos 5 y 7) Sin embargo, podemos
mencionar aquí algunos de los rasgos propios del discurso geográfico y que definen su estatus de conocimiento fidedigno, guiado por la razón y la experiencia.
En su dimensión cartográfica, la geografía tiene un carácter técnico que depende
de la exactitud de instrumentos astronómicos y meteorológicos, de la capacidad
de hacer mediciones precisas y, por lo tanto, del adecuado manejo de un lenguaje
técnico y cuantitativo. Como es el caso de la mayoría de autores del Semanario,
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el geógrafo no solamente es un ‘hombre de letras’ sino también un ‘hombre de
artefactos’.
Estas convenciones numéricas y el carácter matemático de las nociones geográficas y meteorológicas globales como son la longitud, la latitud, la altitud, la
presión atmosférica o la temperatura, son el resultado de un conjunto de instrumentos portátiles de alta precisión. Los barómetros, termómetros, cronómetros,
péndolas, cuadrantes y telescopios hacen posible insertar las observaciones de
Caldas (o cualquier observador entrenado y en posesión de los instrumentos adecuados) en un conjunto de estándares y parámetros que permiten cotejar la posición y las características físicas y humanas de la Nueva Granada respecto a otros
lugares. Esto permite, a través de proyecciones geométricas precisas y de escala
global, insertar y reconocer a la Nueva Granada sobre un mapa del mundo. Las
mediciones técnicas implican una unidad de códigos, no sólo para hacer comparables las informaciones obtenidas, sino para configurar una comunidad científica
que comparte un mismo lenguaje de observación.
Las características técnicas y eruditas de las memorias que se ocupan de la
geografía en el Semanario van acompañadas de ciertos principios y objetivos que
justifican el carácter absoluto del conocimiento ilustrado. Por un lado, tenemos
la ética de la precisión y de la verdad como fin último del hombre de ciencia y,
por otro, está el supuesto de que el único resultado posible del conocimiento es
el “bien común”, la “prosperidad” y la “felicidad de todos”. Auque paradójico, el
primer rasgo político del discurso ilustrado que hemos querido destacar, es precisamente su pretendida neutralidad. No hay un discurso o un sujeto más poderoso
que aquel que presenta sus métodos y sus fines como absolutos y universales.
3.3.2 Un lugar en el mundo para los criollos
Ya se han explicado las ventajas del conocimiento geográfico para el buen gobierno, y una vez se ha definido el carácter técnico de sus métodos. Volvamos sobre
su contenido: el punto de partida de la memoria de Caldas es la localización de la
Nueva Granada en el globo. Por medio del lenguaje, de códigos y convenciones
astronómicas y geográficas, y con el uso de coordenadas ya estandarizadas para
ordenar el globo terráqueo como son la latitud y la longitud, Caldas le otorga un
lugar en el mundo al territorio del Nuevo Reino, pone el Virreinato sobre el globo
con un firme referente en el Real Observatorio de Cadiz:
“... llamo Nueva Granada á todos los paises sujetos al Vireynato de
Santafé, y baxo de esta denominacion comprendo el Nuevo Reyno, La
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Tierra Firme, y la Provincia de Quito. Este bello y rico pais está situado en el corazon de la Zona Tòrrida en la Amèrica Meridional. Se
extiende de Norte á Sur desde los 12 grad. de latitud boreal, hasta 5
grad. 30 minut. de latitud austral, y de Oriente á Poniente desde los 60
grad. hasta los 76 grad. 50 minut. al Occidente del Observatorio Real
de Cadiz”.25
Una vez se ha presentado un cuadro geográfico del Nuevo Reino, donde se
incluye todo el potencial productivo y comercial del territorio, el autor exalta la
privilegiada posición de la Nueva Granada. No sólo se refiere a su importancia en
sí misma y como parte de América, “en esta América, ¡cuántos objetos nuevos,
grandes e importantes!”,26 sino que le da un lugar propio y privilegiado en el
mundo:
“La posicion geográfica de la Nueva Granada parece que la destina
al comercio del Universo. Situada baxo de la Linea á iguales distancias del Mèxico y California por el Norte, como del Chile, y Patagonia
por el Sur, ocupa el centro del nuevo Continente. A la derecha tiene
todas las riquezas Septentrio­nales, á la izquierda todas las producciones del Mediodia de la América. Con puertos sobre el Pacífico, y
puertos sobre el Atlàntico… Mejor situada que Tiro y que Alexandría
puede acumular en su seno los perfumes del Asia, el marfil Africano,
la industria Europea, las pieles del Norte, la Ballena del Mediodia,
y quanto produce la superficie de nuestro globo… Convengamos,
nada hay mejor situado en el viejo ni el nuevo Mundo que la Nueva
Granada”.27
Si bien esto le confiere un carácter particular y superlativo, incluso con respecto a otros virreinatos, el afortunado lugar que ocupa la Nueva Granada en el
Mundo adquiere sentido sólo en la medida en que exista una organización social
y una actividad comercial articuladas con el resto del mundo, todas las ventajas
naturales requieren de la mediación de un conocimiento ilustrado y de agentes
políticos como la Corona, el Virreinato o, tal y como lo veremos, los criollos, que
25
CALDAS, Francisco José, “Estado de la Geografia del Vireynato de Santafé de Bogotá...”, op.
cit., pp. 2-3.
26
CALDAS, Francisco José, “Memoria sobre el origen del sistema de medir las montañas y sobre
el proyecto de una expedición científica”, en ARIAS DE GREIFF, BATEMAN, FERNÁNDEZ
PÉREZ y SORIANO LLERAS (eds.), op. cit., p. 56.
27
CALDAS, Francisco José, “Estado de la Geografia del Vireynato de Santafé de Bogotá...”, op.
cit., pp. 11-12.
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buscan con ansiedad ser reconocidos como legítimos voceros de estas instancias
de control.
La situación geográfica de Santafé de Bogotá es incluso un lugar privilegiado para la ciencia, y en este caso particular para la observación astronómica.
Conocemos muchos lamentos del mismo Caldas por verse obligado a vivir en un
lugar lleno de obstáculos para la civilización y para la ciencia,28 y sin embargo
en el Semanario señala el privilegio del punto de vista local, tanto para el reconocimiento de la propia naturaleza y geografía, como para hacer observaciones
científicas novedosas en una escala mundial. Refiriéndose al lugar estratégico del
observatorio de Santafé, Caldas comenta:
“Si los Observatorios de la Europa hacen ventajas á este naciente
por la coleccion de instrumentos, y por lo suntuoso del edificio, el de
Santafé de Bogotá no cede á ninguno por la situacion importante que
ocupa sobre el globo. Dueño de ambos hemisferios, todos los dias se le
presenta el Cielo con todas sus riquezas”.29
Con estas palabras y una meticulosa argumentación sobre las ventajas de un
observatorio en los Andes ecuatoriales, cierra Caldas su memoria sobre la geografía del Nuevo Reino de Granada, de manera que afirma su posición y visión
privilegiada, además de contar con los conocimientos e instrumentos de la ciencia
europea, se encuentra en un lugar favorecido para la astronomía y la geografía.
En el texto del “Estado de la Geografía...” se destaca el uso indistinto de
varios apelativos para nombrar a la Nueva Granada: virreinato, colonia, reino y
país. Esto, más que una inconsistencia por parte de Caldas, constituye una materialización de las tensiones propias de este momento histórico y resulta determinante en sus planteamientos sobre la geografía del territorio. El concepto de
reino fue adoptado de forma temprana en América, no sólo entre los españoles,
sino entre los mestizos y los indios.30 Esta idea supuso una concepción de la
Monarquía como formada por dos pilares iguales: uno europeo y otro americano,
bajo una autoridad común, el Rey de España. La palabra colonia aparece en la
28
Ver citas capítulo 2, nota 22.
29
CALDAS, Francisco José, “Notas y explicacion de la Tabla antecedente”, en Semanario del
Nuevo Reyno de Granada, núm. 7, febrero 14 de 1808, p. 58.
30
GUERRA, Francois-Xavier, “Identidad y Soberanía: una relación compleja”, en GUERRA,
Francois-Xavier (dir.), Las Revoluciones Hispánicas: Independencias Americanas y Liberalismo
Español, Madrid, Editorial Complutense, 1995, p. 212. La expresión “este reyno” o “estos reynos”
es constante en la obra de Guamán Poma de Ayala, por ejemplo. Incluso las mismas leyes hacen
referencia a ella: “Recopilación de Leyes de los Reynos de las Indias”.
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segunda mitad del siglo XVIII, como una nueva forma de referirse a los “reinos
y provincias americanos” en términos de territorios que no existen más que para
beneficio económico de su metrópoli y que, implícitamente, carecen de derechos
políticos propios. Sin embargo, en el texto de Caldas, las palabras colonia y reino
son usadas como sinónimos para nombrar a la Nueva Granada, lo cual revela
en cierta medida la continuidad de la representación de América como parte de
España. A lo largo del Semanario encontramos un marcado interés por integrar
la Nueva Granada al orden mundial, por establecer vínculos con Europa. Esto
se hace visible en relación con su delimitación geográfica, pero también, como
veremos más adelante, en las reflexiones de tipo económico y comercial, y en las
consideraciones culturales, raciales, sobre el clima o sobre la historia.
Este proceso de comprensión del Nuevo Mundo dentro de un orden eurocéntrico, podríamos suponer que se inicia con los viajes de Colón y demás viajeros y
geógrafos del siglo XVI.31 Es una historia que está lejos de terminar con los mapas y textos de los cronistas que por primera vez describieron el Nuevo Mundo. Se
trata de un proceso que se vigorizó con la Ilustración cuando la incorporación de
América en el nuevo orden mundial se hizo más profunda. El interés científico no
se limitó a las rutas de acceso, el oro y la plata, a problemas de limites o a las rarezas del continente americano, en el siglo XVIII el explorador fijó su atención en
cada uno de sus provincias, plantas, animales, ríos y montañas. La comprensión
y la domesticación de la variedad del Nuevo Mundo en los siglos XVIII y XIX
dispuso de instrumentos conceptuales y materiales de mayor efectividad. Poner a
América en un mapa europeo (global), no es simplemente representar el mundo
con exactitud, tiene que ver con el control de los territorios y con la eliminación
de otras formas de entender el espacio y la naturaleza, difundiendo la tecnología
y los conocimientos geográficos europeos, colonizando sujetos, reclutando más y
más aliados naturalistas, astrónomos y geógrafos. Las prácticas científicas fueron
entonces parte fundamental de la consolidación de un nuevo orden mundial, que
tal y como vemos en este caso, contó con agentes que ni nacieron ni vivieron en
Europa.
En las actividades intelectuales y culturales de los españoles americanos
de la Nueva Granada apreciamos más que un esfuerzo por romper los lazos con
Europa, un marcado interés de integración y un afán de reconocimiento de los
criollos como legítimos miembros de una comunidad civilizada, dominante y europea. Su afán de distinción y separación será claro y contundente, pero no frente
31
NIETO, Mauricio, “La comprensión del Nuevo Mundo: Geografía e Historia Natural en el siglo
XVI”, en; Bonnett, Diana y Castañeda, Felipe, (eds.) El Nuevo Mundo Problemas y
Debates. Bogotá: Universidad de los Andes, 2004.
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a Europa, sino frente a todo lo que parece no-europeo, frente a lo nativo o lo
africano (ver capítulo 4).
3.3.3 Del espacio al territorio: geografía y apropiación
Vale la pena recordar el epígrafe con que se inicia la primera memoria del Semanario: “... La Geografia... es... tan necesaria al estado, como lo puede ser á un
propietario el conocimiento perfecto de sus heredades”.32 De esta manera, en la
misma presentación del periódico se hacen explícitas las categorías de gobierno
y propiedad del territorio neogranadino. A partir de esta primera afirmación es
posible identificar no sólo la intención de Caldas de explorar y conocer el territorio, de inventariarlo, sino justamente la necesidad que hay de ordenar lo que la
naturaleza ofrece para hacerlo suyo. Los criollos, como veremos, harán de la geografía un medio que les permite proclamarse “herederos” del Nuevo Reino. En un
sentido muy concreto, los conocimientos geográficos, su capacidad de “levantar
cartas” de un terreno con los instrumentos y mediciones adecuados le son útiles
a Caldas en disputas jurídicas en las cuales debe defender intereses familiares
sobre la propiedad de tierras. En una carta a Santiago Arroyo de 1801 describe
su tarea:
“... mañana parto a mi hacienda Paispamba [al oriente de Popayán] a
pasar unos días con mis padres, armado de mi barómetro, termómetro,
agua destilada, brújula y gnomon, con algunos reactivos químicos;
voy a reconocer este trozo de terreno, a levantar la carta de él para
llevarla a Quito, y que me sirva en el ruidoso pleito que sostiene mi
padre con Tomás Quijano”.33
Sin embargo, la relación entre geografía y propiedad que se ve en el Semanario debe ser entendida en un sentido más amplio. Más que el dominio de sus
propiedades familiares, se está creando un sentido de control de los criollos sobre
la totalidad de la Nueva Granada. En la geografía y en el elogio que allí se hace
sobre su importancia y utilidad, se revelan los objetivos geopolíticos de la elite
criolla. No podemos olvidar que la publicación está dirigida a quienes se recono32
ARRIQUIBAR, Nicolás de, citado por CALDAS, Francisco José, “Estado de la Geografia del
Vireynato de Santafé de Bogotá...”, op. cit., p. 1. Se trata de un texto de Nicolás Arriquibar,
escritor y comerciante español titulado “Recreación política. Del uso de la aritmética política de
Charles Davenant”.
33
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, julio 20 de 1801, en
BATEMAN y ARIAS DE GREIFF, (eds.), op. cit., p. 86.
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cían como “la nobleza del Nuevo Continente” y como los legítimos dueños de las
colonias españolas.
Sin dificultad reconocemos que la geografía económica es una condición
necesaria para la apropiación y control del territorio.34 Apropiación entendida en
términos de inventariar, reconocer, dominar, administrar y explotar el territorio,
así como en lo que se refiere a su socialización, a la conformación de un ‘sentido
de lugar’ y de un sentimiento de pertenencia.
La propuesta de Caldas de una comisión geográfico-económica que debía
cubrir todo el territorio con el objeto de construir esta carta, debía estar conformada por un astrónomo, un botánico, un mineralogista, un encargado de la parte
zoológica y un economista, con dos o más diseñadores. La necesidad de dichos
saberes no requiere de mayores explicaciones en el marco de lo que se ha definido
como geografía económica, pero la necesidad de contar con “dos o más diseñadores” merece un comentario adicional. Caldas sabía que conocer es representar
y que el único medio de conservar la información es la reproducción gráfica.35
Esta es una idea que es igualmente válida en el campo de la botánica como en la
geografía, tanto las láminas de plantas como los mapas de ciudades, ríos o reinos,
son eficientes formas de dominar y organizar el mundo natural.
Las descripciones geográficas, los atlas y los mapas hacen de la tierra un
objeto transportable, de fácil estudio y reproducción. Las representaciones geográficas acumulan tiempo y espacio de una manera tan eficaz, que podríamos decir que Caldas, a través de sus mapas y publicaciones, está poniendo el territorio
americano en las manos de los criollos. La carta del Reino nos permite poner la
inmensidad del territorio sobre una mesa de trabajo.36 Tal y como nos lo recuerda
Jorge Luis Borges en su texto Del rigor de la ciencia, un mapa tan preciso como el
que quisieron los cartógrafos de su relato, tan grande como el imperio mismo que
34
Un interesante trabajo sobre la importancia política y social de la forma como se percibe el
espacio y el territorio es el libro de Marta Herrera: HERRERA, Marta, Ordenar para controlar.
Ordenamiento espacial y control político en las Llanuras del Caribe y en los Andes Centrales
Neogranadinos. Siglo XVIII, Bogotá, ICANH, Academia Colombiana de Historia, 2002.
35
“El único medio de conservar la información acopiada, es la reproducción gráfica No reclamo
que mi obra sea dibujada con tanta magnificencia como la Flora de Bogotá. Resultan de poca
utilidad el esplendor; y si se me permite la expresión, el lujo literario, si lo único que hacen
es retardar el avance de la ciencia…”. Varios autores, Francisco José de Caldas, Bogotá,
Colciencias, 1994, p. 79.
36
Siguiendo con este propósito de apropiación, el afán de Caldas por hacer un mapa del Nuevo
Reino trae a la memoria la idea de Bruno Latour de referencia circulante, del móvil inmutable.
Ver LATOUR, Bruno, La Esperanza de Pandora. Ensayos sobre la realidad de los estudios de la
ciencia, Barcelona, Gedisa, 2001, capítulo 2.
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quiere representar es claramente inútil. El poder, la eficacia y la precisión de un
mapa están precisamente en su cambio de escala, en poder poner el territorio de
todo un reino a escala humana. Como el mismo Caldas lo presenta, en “disponer
de una legua de territorio en dos pulgadas cuadradas”.37 Como lo expresa en la
inscripción de su mapa del Nuevo Reyno de Granada (Figura 1) “… para que de
una sola ojeada se presente el todo de esta colonia.”38
La representación geográfica, y los mapas en particular, se presentan como
productos de complejas técnicas de abstracción, pero sugieren la idea de un retrato, una copia de la realidad en la cual el geógrafo y sus mapas representan lo que
existe, el mundo tal y como es.
“Una Carta juiciosa que entrase en todos los pormenores que hemos
indicado, una topografía de los pasos difíciles sería un servicio señalado y un tesoro inestimable para la Nueva Granada”.39 “ ... aqui se
han de notar las colinas, las Montañas, los pastos, las selvas, los rastrojos, lagos, pantanos, valles, rios, sus vueltas y velocidad, estrechos,
cataratas… Reunidos estos quadrados produciran una Carta soberbia
y digna de la Nueva Granada”.40
Sin embargo, también podemos argumentar que la geografía anticipa la
realidad, no es simplemente una pintura o un modelo de, sino un modelo para,
un poderoso instrumento para la realización de proyectos. Más que pinturas
fieles de lo que hay afuera, la geografía y la cartografía son formas de administración. La geografía es la base de una clasificación totalizadora que permite
la comprensión de la naturaleza y la sociedad en un mismo dominio.41 De ahí
el imperativo de obtener el plano de los distintos lugares, de conocer su latitud,
temperatura, sus ríos, y la necesidad de hacer de la realidad algo manipulable
y controlable.
Si bien en el Semanario no aparecen mapas, en este punto nos será útil
examinar brevemente algunas ‘cartas’ del mismo Caldas que facilitan apreciar
37
CALDAS, Francisco José, “Estado de la Geografía del Vireynato de Santafé de Bogotá…”, op.
cit., pp. 45.
38
Carta esférica del Vireynato de Santafe, M. D´Anville; corregido por Caldas, 1800-1810 ? , Sig.
X.SG- J-7-1-13
39
CALDAS, Francisco José, “Estado de la Geografia del Vireynato de Santafé de Bogotá...”, op.
cit., p. 36.
40
Ibidem, pp. 45-46.
41
Sobre este particular ver ANDERSON, Benedict, Imagined Communities: Reflections on the
Origin and Spread of Nationalism, Nueva York, Verso, 1983, capítulo 10.
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la función política de la geografía en su dimensión cartográfica. Si observamos
la Carta esférica del Vireynato de Santafe de D´Anville copiada y corregida por
Caldas42 (Figura 1), es evidente el efecto ordenador de las técnicas geográficas
de representación visual. En esta carta se dispone de la totalidad del territorio
sobre una cuadrícula que reduce y traduce la compleja y casi indomable geografía
Americana en un artefacto de dos dimensiones y a una escala de fácil manipulación. En este caso particular la cuadrícula numerada permite calcular el área
cubierta y su fragmentación precisa da una clara sensación de orden. El texto que
acompaña el mapa es una interesante explicación sobre la utilidad de éste y sobre
las correcciones hechas sobre el mapa de D´Anville. Como lo explica en la nota
inserta en el mapa Caldas ha querido seleccionar la información de mayor utilidad, las grandes cadenas de los Andes, los ríos que son navegables , las ciudades
y los puntos importantes para que de una ojeada se presente el todo de esta colonia y puedan nacer ideas interesantes43 en aquellos que puedan disponer de esta
carta. El resultado es una representación limpia, útil y de fácil reconocimiento
que hace del espacio algo homogéneo, mensurable y delimitado, en otras palabras, una “base lisa” para el ejercicio de la autoridad política.44 Adicionalmente,
otro rasgo de los mapas que forma parte del sentido de posesión que implica su
elaboración es el acto de nombrar y marcar sobre el papel los lugares. En este caso
Caldas se limita a ubicar aquellos lugares que considera más importantes, eliminando el detalle de la información que ofrece el mapa de D´Anville. (Figura 2) De
este mapa también es importante destacar, la autoridad de Caldas para corregir al
cartógrafo francés, redefinir los límites del virreinato y decidir qué información
es pertinente y cuál no.
Otro tipo de cartas en las que trabajará Caldas y en las que se combinan sus
intereses geográficos y botánicos son sus “nivelaciones de plantas”. Éstas tiene
todas las ventajas de una representación cartográfica, pero en este caso el interés
no está en la representación del territorio sobre un plano sino en los relieves geográficos, las montañas y la distribución de los recursos naturales, de las plantas
útiles en relación con la altura. La riqueza y la inmensidad de las montañas, “estas eminencias de nuestro globo”45, se exhiben sobre una vista panorámica de la
cordillera y con la ayuda de sus instrumentos y mediciones, su grandeza se trans42
Carta esférica del Vireynato de Santafe, M. D´Anville; corregida por Caldas, 1800-1810?.
43
Ibidem, texto en la figura 1.
44
“Un poder eficaz supone una superficie lisa donde ejercerse”, CHARTIER, Roger, “Science
sociale et d´coupage régional. Note sur deux débats, 1820­1920”, Actes de la Recherche e Sciences
Sociales, 35 (1980) : 30.
45
CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres organizados…” op. cit., p . 258.
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forma en un cuadro, en datos y mediciones: en conocimiento científico. (Figuras
5 y 6) Como el mismo Caldas lo expresa:
“En este momento, ¡qué bello, qué interesante sería poner al frente de
la flora de Bogotá una carta botánica del Reino, que así quiero llamar
una carta en que, suprimiendo tánto pueblo obscuro, tántos arroyos de
ninguna consideración, se substituyeran en su lugar las plantas útiles
a las artes, al comercio, á la salud. ¡Qué placer ver de una ojeada
la patria del cacao, del té, de la nuez moscada, del almendrón, de la
quina, etc.!”.46
Sobre este tipo de cartas volveremos en el capítulo sobre Humboldt, pero
es oportuno destacar el protagonismo que tienen las montañas, la cordillera de
los Andes, su altitud y por ende las mediciones barométricas. Los Andes son
claves para entender la geografía de la Nueva Granada, serán definitivos en la
mirada de los criollos sobre el continente americano. Los mapas de la superficie
parecen ser insuficientes para representar la riqueza de los Andes y de ahí la
necesidad de preparar cortes de las cordilleras y nivelaciones barométricas de
sus plantas. Con estos dos recursos, la cartografía de Caldas permite representar el territorio sobre el papel en múltiples dimensiones. Por un lado están las
cartas de la superficie del Reino, que nos muestran su área, sus límites, ríos,
vías de comunicación y poblaciones (Figura 1); y por otro, los perfiles de las
montañas que representan la altitud y la diversidad de sus recursos naturales
(Figuras 5 y 6) .
El Nuevo Reino de Granada puede ser dominio de los criollos haciendo uso
de la geografía en la medida en que el espacio es transformado en territorio,
y en la medida en que el territorio, sus riquezas, caminos, ríos y montañas son
convertidos en conocimiento, es decir, en textos, tablas, cuadros y mapas.47 La
noción de territorio supone la propiedad del espacio y del uso que se hace de
éste. El concepto implica una extensión terrestre delimitada que incluye una
relación de poder o posesión, que contiene límites de soberanía, propiedad,
46
CALDAS, Francisco José, “Memoria sobre el plan de un viaje proyectado de Quito á la América
Septentrional, presentada al célebre director de la Expedición Botánica de la Nueva Granada Don
José Celestino Mutis, por F.J. de Caldas”, en ARIAS DE GREIFF, BATEMAN, FERNÁNDEZ
PÉREZ, y SORIANO LLERAS, (eds.), op. cit., p. 68.
47
“El concepto de territorio hace referencia a un espacio social delimitado, ocupado y usado por
diferentes grupos sociales como resultado de su práctica de territorialidad, o al campo de poder
ejercido sobre el espacio por instituciones dominantes”. AGNEW, John, citado por HERRERA,
Marta, op. cit., p. 27, nota al pie. Ver también: LECHNER, Norbert, La Conflictiva y Nunca
acabada construcción del orden deseado, Madrid, Siglo XXI, 1986.
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La geografía económica y la apropiación del Nuevo Reyno de Granada
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apropiación, disciplina, vigilancia y jurisdicción, y transmite la idea de algo
cerrado.48
En síntesis, las nociones de territorialidad y apropiación están íntimamente
relacionadas, pero su asociación no se limita al campo de lo jurídico. Es interesante ver cómo la demarcación geográfica, ‘científica’, naturaliza la soberanía jurídica sobre el territorio, lo convierte en datos o coordenadas, y presenta con todas las
apariencias de lo natural aquello que es un proceso histórico de configuración de
una entidad territorial (bien sea la Nueva Granada o una Provincia en su interior),
como si siempre hubiesen estado ahí.
Así, medido y nombrado, el espacio se convierte en algo familiar, y las cartas
geográficas con sus inscripciones, símbolos, coordenadas y nombres son dispositivos gráficos y literarios que crean y naturalizan un vínculo entre la población y
el territorio. De tal manera que “El Nuevo Reyno de Granada”, la “Provincia de
Antioquia”, el “Imperio español” o lo que más adelante se entenderá por nuevas
naciones americanas como “Colombia” deben ser entendidas como el producto de
una amplia cadena de prácticas, convenciones y acuerdos construidos de manera
colectiva; como el resultado de alianzas entre instituciones, instrumentos y seres
humanos con fines comunes.
3.4 Economía política: los ilustrados y el orden económico
El carácter instrumental de la geografía se aprecia con mayor claridad en la medida en que entendemos su relación con la economía, con la organización social en
términos productivos. Así, la geografía es indispensable para el adecuado uso de
los recursos naturales, para la agricultura, la ganadería y el comercio, y es en este
sentido que la expresión geografía económica adquiere un claro significado a lo
largo del Semanario. La preocupación por la adecuada explotación de los recursos
naturales, por encontrar los medios de incrementar la producción, por entender los
procesos de formación de riqueza y señalar el camino de la prosperidad de los criollos, son todas preocupaciones recurrentes en las memorias del Semanario y la economía constituye uno de los ejes que articulan las preocupaciones de sus autores.
En el prospecto del Semanario redactado por Caldas ya es claro que uno de
los propósitos del periódico es el problema de la economía y de la tierra.49 Tal y
48
ALONSO, Ana María, “The Politics of Space, Time and Substance: State Formation, Nationalism
and Ethnicity”, Annual Review of Anthropology, 23, (1994): 32.
49
Ver nota capítulo 1, [82].
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como lo presenta José María Salazar en su memoria sobre Bogotá, la geografía y
la economía aparecen aquí como inseparables:
“El primer estudio de un pueblo naciente es el de conocerse à si mismo, comprender la naturaleza del suelo en donde va à multiplicarse,
perfeccionar sus minas, su industria, su comercio, y su agricultura,
abrir los caminos para aproxîmar los lugares, adelantar las artes de
primera necesidad con preferencia á las de luxo etc.”.50
Así, el conocimiento sobre la naturaleza y el dominio de las artes, de la
agricultura y la industria posibilitan el aumento de la producción. En palabras de
Salazar:
“Si la agricultúra, y el comercio, estos dos pechos... que crian, y alimentan al estado estuviesen entre nosotros en un pie mas brillante, y
se atendiesen con mayór esmero: si no se limitasen los Labradòres à
seguir ciegamente la rutina que les han trazado los antiguos, y se excitara con el estimulo de los premios á la invención de nuevos medios
para promover el cultivo, adelantar la cria de ga[na]dos, entablar pastos artificiales y connaturalizar aquellos frutos, cuya exportacion fuese ventajosa. Si criado un fondo generàl para perfeccionar este ramo
se conduxesen de la Europa todas las maquinas, instrumentos, y libros
necesarios, y se estudiase por principios un arte que no carece de ellos,
y á quien el hombre debe dedicarse con preferencia; muy en breve se
verìan florecer nuestras posesiones, y difundido por todas partes el
material de la riqueza”.51
Desde esta lógica, la riqueza de una sociedad está relacionada con el progreso que ésta alcance en las artes y en las letras; la economía política es una forma
de racionalización y constituye una práctica que afirma el lugar de los ilustrados
como dirigentes de un proyecto social, siendo éstos los encargados de garantizar
la riqueza material y la “prosperidad” que sustenta la “felicidad pública”.52 La
50
SALAZAR, José María, “Memoria descriptiva del pais de Santafé de Bogotá, en que se impugnan
varios erróres de la que escribió Leblond sobre el mismo objeto leida en la Academia Real de las
Ciencias; por Don José María Salazar, Abogado de esta Ciudad”, en Semanario del Nuevo Reyno
de Granada, núm. 27-31, julio 9 a agosto 6 de 1809, p. 225.
51
SALAZAR, José María, “Memoria descriptiva del pais de Santafé de Bogotá...”, op. cit., pp. 216-217.
52
El término economía política hace referencia al arte de gobernar en función de la producción
ampliada de riqueza. El término surge en contraposición de economía doméstica, dando cuenta
del carácter público de la producción. Así, la generación de riqueza pasa a ser un asunto que
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La geografía económica y la apropiación del Nuevo Reyno de Granada
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agricultura, las artes y el comercio son “ los verdadéros manantiales de la prosperidad: y estas los que deben cultivar las Naciones que pretenden figurar en el
sistema polìtico del Mundo”.53 En resumen, una y otra vez, se repite la idea de que
“somos pobres porque no conocemos nuestros bienes”.54
Estas ideas nos recuerdan los proyectos políticos de la Corona y en particular
el pensamiento económico de los ministros de Carlos III. No se trata de un pensamiento económico nuevo y tanto las doctrinas de los fisiócratas como las mercantilistas se encuentran en los discursos políticos de los gobernantes europeos del
periodo de la Ilustración.55 Lo interesante de Restrepo, Salazar, Camacho, Ulloa
y otros autores criollos es el carácter particular y regional de sus preocupaciones
económicas. No podemos olvidar que entre los autores del Semanario se encuentran grandes hacendados, agricultores, dueños de minas y comerciantes. Si bien
consideramos problemático identificar el pensamiento de las elites criollas que
encontramos en el Semanario con ideales de independencia nacional, son estas
expresiones de intereses particulares, propios de los grupos sociales a la que pertenecen sus autores, que en ocasiones se distancian e incluso entran en conflicto
con los proyectos políticos y comerciales de la península.56
El conocimiento, insiste el editor del Semanario, debe contribuir a
resolver,“problemas importantes a la economía política, al comercio y a la salud
del hombre”.57 Un llamado que en el Semanario tiene un sentido local, pues la
utilidad del conocimiento está referida a problemas específicos de la Nueva Granada. En palabras del mismo Caldas: “Pero no nos parescamos al viagero que
despues de haber recorrido al mundo entero no conocía los departamentos de su
compete al Estado, dejan de ser asuntos privados para convertirse en problemas públicos. Ver
SCREPANTI, Ernesto y ZAMAGNI, Stefano, “The Brith of Political Economy”, en An Outline
of the History of Economic Thought, Oxford, Clarendon Press, 1995, pp. 16-42.
53
RESTREPO, José Manuel, “Ensayo sobre la Geografía, producciones, industria y poblacion de la
Provincia de Antioquia, op. cit., p. 69.
54
“Rodeados de la Esmeralda, del Ametisto, del Cinabrio, de la Platina, del Hierro, Cobre, Plomo,
pisando el Oro y la Plata, y en el seno de las riquezas somos pobres por que no conocemos
nuestros bienes”, “Aviso al público”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, núm. 35,
septiembre 3 de 1809, p. 255.
55
Ver por ejemplo, SCOTT, H.M. (ed.) Enlightened absolutism: reform and reformers in later
eighteenth century Europe, Hong Kong, MaCmillan, 1992.
56
Ver RODRÍGUEZ, Óscar, “El pensamiento económico en la formación del Estado granadino.
(Primera parte)”, Historia Crítica, 2 (1990): 93.
57
Caldas aquí hace referencia a problemas centrales como los propuestos en los concursos publicados
en los números 21 y 32 de 1808. CALDAS, Francisco José, “Nota del Editor”, en Semanario del
Nuevo Reyno de Granada, abril 8 de 1809, p. 119.
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propia casa: volvamos los ojos sobre la Nueva Granada”.58 Algunos ejemplos de
estas preocupaciones locales se reconocen en preguntas concretas que el Semanario postula a manera de concursos públicos. Tal es el caso de la pregunta formulada en el número 21 de 1808 “¿Cuál es la producción propia de nuestro clima
que se deba cultivar con preferencia a las demás, y cuál la producción extranjera
que nos interesa connaturalizar en nuestro suelo?” La respuesta que mereció el
premio sería de la autoría del mismo Caldas. La memoria ganadora y publicada
en diciembre de 1809, se titula: “Sobre la importancia del cultivo de la Cochinilla
que produce el Reyno y la de trasportar a él la canela, clavo, nuez moscada y
demás especies de Asia…” La idea de tener en América productos asiáticos y el
interés por “connaturalizar”59 los productos naturales de otros lugares que respondan a las condiciones climáticas de la Nueva Granada es un rasgo importante
del pensamiento criollo. Esta no fue una idea ajena a los ministros de Carlos III
preocupados por los costos de las importaciones de productos orientales bajo el
control comercial de otros países, pero la preocupación de la Corona suponía un
proceso de extracción de materias primas de América para el fomento de la industria y el control del comercio desde la península. El interés de los criollos, por
el contrario está en la consolidación de una industria y un comercio propios, con
un balance positivo entre lo que se puede exportar y lo que se tiene que importar
en América.
Todos los textos que se ocupan de la agricultura están referidos a problemas
locales. Algunos ejemplos pueden ser: la “Noticia de una grama útil para potreros
o prados artificiales” (enero 8 de 1809), la “Noticia de la caña solera” (enero 15 de
1809) y las “Observaciones sobre el cultivo del trigo” (agosto 27 de 1809), todas
reflexiones sobre problemas de la región, de interés para los negocios locales y de
utilidad para posibles empresas americanas.60
La riqueza y la prosperidad de la Nueva Granada son un objetivo común de
los criollos y de la Corona, pero es evidente que el criollo tiene intereses en el
desarrollo local que difieren con los de los peninsulares. La preocupación de Restrepo por la agricultura es un claro reflejo de los intereses familiares, pero no deja
de ser interesante que no vea en la minería y en una economía extractiva el futuro
de la región. “Las [riquezas] que producen las minas no deslumbran al Ciudadano juicioso. Ningun Pueblo hà conseguido con la explotacion de los metales sino
58
CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres organizados”, op. cit., p. 226.
59
Este es también el caso de la memoria 5 de 1810 “Sobre la importancia de connnaturalizar en el
Reyno la vicuña del Perú y Chile, por D. Francisco José de Caldas”
60
Ver anexo 1.
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es una efímera prosperidad”.61 Su preocupación está más en el desarrollo de una
producción agrícola estable a largo plazo y sostenible en el futuro.
Teniendo presente este marcado sentido regional, las propuestas de orden
económico que encontramos en el Semanario se enfrentan con tres problemas
básicos: la adecuada explotación de los recursos naturales, es decir la transformación de la naturaleza en riqueza; el comercio, la integración de la Nueva Granada
dentro de un orden económico mundial (europeo) y la necesidad de transformar la
población en una colectividad productiva y organizada.62
Una primera condición para la prosperidad económica está en un conocimiento adecuado de la naturaleza y sus riquezas:
“Por todas partes la mas rica vegetacion anuncia la fertilidad de un
suelo digno de ser recorrido por algun sabio naturalista. En efecto, si
la Zoología, la Botánica, y Mineralogía llegasen à esos lugares solitarios, donde jamas han penetrado las Ciencias hallarian mil preciosos
generos y especies, hasta el presente desconocidas”.63
La riqueza de la naturaleza es entendida como el resultado del orden natural
y divino, como una muestra de la perfección, grandeza y sabiduría del Creador.
Las artes y el conocimiento tienen como fin último el reconocimiento de dicho
orden natural y el aprovechamiento de los recursos que el creador dispuso, en este
caso, en el territorio de la Nueva Granada. Esta visión teológica y teleológica del
mundo natural está en la base del proyecto económico de la Ilustración y contribuye a justificar y naturalizar la acción humana.
El uso efectivo de los recursos naturales es entonces una preocupación
común y sobre la cual insisten la mayoría de los autores del Semanario. Refiriéndose a Pamplona, Joaquín Camacho escribe: “Todo anuncia que estos paises son ricos en metales, de que podriamos sacar gran partido, si supiesemos
beneficiarlos”.64 La naturaleza es fuente de riqueza y prosperidad, pero única61
RESTREPO, José Manuel, “Ensayo sobre la Geografía, producciones, industria y poblacion de la
Provincia de Antioquia...”, op. cit, p. 69.
62
Sobre este último aspecto ver capítulo 4.5.
63
RESTREPO, José Manuel, “Ensayo sobre la Geografía, producciones, industria y poblacion de la
Provincia de Antioquia...”, op. cit., pp. 53-54.
64
CAMACHO, Joaquín, “Relacion territorial de la Província de Pamplona, formada por el D.D.
Joaquin Camacho, Abogado de la Real Audiencia de Santafé, y Corregidor interino de la Villa
del Socorro”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, núm. 13-15, abril 2 a abril 16 de 1809,
p. 103.
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mente en la medida en que una “mano sabia” esté en capacidad de reconocerla
y hacer uso de ella.
“El Nuevo Reyno, esta porcion preciosa de la Monarquía, llena de
minas abundantes de todos los metales, de todas las producciones mas
interesantes en el reyno vegetal, y de casi todos los tesoros de la tierra,
no le falta para ser el primer pueblo de la América sinò una mano sabia
que sepa distinguir, y conocer el mérito y las ventajas que podemos sacar de los bienes de que colmò la naturaleza estos paises afortunados...
El hombre que nos enseñe á distinguir, y á extraer del seno de la tierra
estos tesoros merece seguramente todos nuestros elogios, y nuestro
reconocimiento,...”.65
Pero la producción de bienes no es suficiente para la prosperidad de un pueblo,
y es en el comercio dónde parece estar la clave de la generación de riqueza. Se trata
entonces de ordenar la producción para que exista una balanza comercial positiva:
exportaciones deben exceder importaciones para que haya posibilidades de riqueza.
“Ya se sabe, y es principio indudable entre los Economistas, que un
Pueblo es mas rico quanto mas exceden sus exportaciones á las introducciones, y que es pobre quando las entradas son mayores que las
salidas. Este principio ha de ser la basa sobre la qual ha de cimentar
la Provincia de Antioquia las reformas de su agricultura: aumentar la
extracciones, y disminuir las introducciones, tales deben ser los designios de todos los ciudadanos verdaderamente Patriotas”.66
Esta idea es frecuente, Camacho por ejemplo escribe: “Se dexa ver que no
puede haber grandes riquezas en unos lugares donde no hay sobrantes que exportar, y que consumen en sí mismos casi todo el fruto de sus trabajos”.67 Es
mediante el intercambio, el comercio que se genera la riqueza y la prosperidad,
según nota Restrepo: “Si la industria de Antioquia solo consistiera en los frutos
mencionados, y careciese absolutamente de comercio activo, serìa la mas pobre
del Virreynato de Santafé...”.68
65
CALDAS, Francisco José, “Aviso al Publico”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, núm.
35, septiembre 3 de 1809, p. 255, (cursiva nuestra).
66
RESTREPO, José Manuel, “Ensayo sobre la Geografía, producciones, industria y poblacion de la
Provincia de Antioquia...”, op. cit. , p. 71.
67
CAMACHO, Joaquín, “Relacion territorial de la Província de Pamplona”, op. cit., p. 105.
68
RESTREPO, José Manuel, “Ensayo sobre la Geografía, producciones, industria y poblacion de la
Provincia de Antioquia...”, op. cit., p. 66.
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La geografía económica y la apropiación del Nuevo Reyno de Granada
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El problema del comercio como los demás frentes para garantizar la prosperidad es un objeto de conocimiento, que no se puede dejar en manos de ignorantes
o personas sin educación:
“Exigiendo este [el comercio] profundas nociones, mucho conocimiento del Mundo para dirigir oportunamente las especulaciones mercantiles, luces en el cálculo, inteligencia de las fabricas extrangeras, y
nacionales, y siendo finalmente un arte practico, que por medio de
reglas, y de combinaciones obtiene el aumento de las riquezas, entre
nosotros apenas exîste su sombra, y su idea llega á confundirse con la
de trafico miserable”.69
Como ya se dijo, un aspecto característico del proyecto económico de los criollos Ilustrados está en su propósito de que la Nueva Granada sea parte de un orden
social y económico europeo. La reflexión sobre el comercio trae consigo la necesidad de integración de la Nueva Granada tanto de sus distintas regiones y provincias, como de la región en su conjunto con el mundo. La interdependencia de todos
los pueblos según sus recursos naturales, explica la tendencia natural al comercio.
Recordemos aquí la ya citada afirmación de Caldas sobre la posicion geografica
privilegiada de la Nueva Granada “que la destina al comercio del Universo.”70
Un punto clave en la relación entre economía y geografía es la importancia
que toman las vías de comunicación. La compleja geografía de los Andes refuerza
la sensación de aislamiento y la necesidad de integración por parte de los criollos; ésta se manifiesta en la importancia que tiene el hecho de incrementar las
posibilidades de transporte y de comunicación, tanto de bienes como de personas.
El comercio, y la integración comercial requieren de caminos y medios para la
circulación y, por su parte, la articulación de los mercados internos y externos
depende de la capacidad de movilización y transporte. Esta es una limitación que
Caldas vivió en carne propia cuando tenía que llevar a lomo de mula mercancías,
“Yo no atribuyo la culpa tanto al arriero cuanto al maldito camino y al descuido
del comisionado del Cabildo de Popayán para componerle...”.71
Caldas presenta las ventajas y los enormes retos que ofrecen las condiciones
naturales del Nuevo Reino de Granada, siempre con la firme creencia de que en
69
SALAZAR, José María, “Memoria descriptiva del pais de Santafé de Bogotá...”, op. cit., p. 217.
70
CALDAS, Francisco José, “Estado de la Geografia del Vireynato de Santafé de Bogotá...”, op. cit.,
pp. 11-12.
71
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Camilo Torres, Plata, julio 24 de 1795, en BATEMAN
y ARIAS DE GREIFF (eds.), op. cit., p. 21.
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un conocimiento adecuado se encuentran las respuestas a todos los obstáculos de
la prosperidad y siempre con un llamado al cambio para un futuro mejor. Cuando
se refiere a las difíciles condiciones de navegación que ofrece el río Cauca, el
geógrafo se pregunta:
“Pero ¿serán invencibles estos obstáculos? ¿El arte no tendrà medios
para superarlos? Esto es lo que ignoramos, y esto lo que nos interesa
saber... Cali, Buga, Cartago, Supía, y toda la Provincia de Antioquia
deben reunir sus fuerzas y agotar sus recursos para poner corriente
la navegacion del Cauca, que deben mirar como la fuente de su felicidad. Que sus campos sean fecundos, que sus ganados sean numerosos,
que todas sus producciones sean preciosas, si no pueden recibir lo
que les falta, veran que su labranza se disminuye, que la población
no se aumenta, y que las familias empobrecen en el seno mismo de la
abundancia”.72
La naturaleza puede y debe ser dominada por el arte, la ignorancia, por el
contrario nos hace sus esclavos. “Convengo en que los Andes son escarpados;
pero la aspereza de los caminos mas se debe a la ignorancia y à la preocupacion
que à la desigualdad del terreno”.73
3.5 Consideraciones finales
Algunos de los criollos que participaron en el Semanario ocuparon cargos administrativos dentro del gobierno, fueron propietarios de tierra y se vieron involucrados en disputas legales sobre la posesión de territorios. Pero aún si olvidamos
los derechos legales de propiedad y administración, aquí es claro que la geografía, en un sentido más amplio, constituye una forma de dominio sobre el espacio
y los recursos.74
72
CALDAS, Francisco José, “Estado de la Geografia del Vireynato de Santafé de Bogotá...”, op.
cit., pp. 31-32.
73
Ibidem, p. 33.
74
Sobre el carácter político del espacio ver, por ejemplo: LEFEBVRE, Henri, La production de
l’espace, Anthropos, París, 1974, OSLENDER, Ulrich, “Espacializando resistencia: Perspectivas de “espacio” y “lugar” en las investigaciones de movimientos sociales”, en Cuadernos de
Geografía, Vol. VIII, núm. 1 (1999), pp. 1-35, y HARTSHORNE, Richard, “Recent Developments in Political Geography”, en JACKSON, Douglas y SAMUELS, Marwyn S. (eds.), Politics and Geographic Relationships. Toward a New Focus, Prentice-Hall, Englewood Cliffs, NJ,
1971, p. 50.
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La geografía económica y la apropiación del Nuevo Reyno de Granada
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La geografía económica, tal y como la entiende Caldas, es inseparable de
la geografía humana, es decir, del estudio de las relaciones entre el hombre y el
espacio. No olvidemos que es en este texto sobre la geografía del Nuevo Reino
de Granada en que Caldas presenta una clasificación de sus habitantes, de las
regiones y sus climas.75
Caldas insiste en las formas de control del espacio y la naturaleza por parte
de la población. Para que la tierra sea el lugar de la civilización debe ser cultivada,
debe transformarse en cultura. Sobre esto último, se destacan las observaciones
acerca de los animales y la forma en que parecen dominar ciertos lugares más que
los hombres, cuyo desconocimiento del territorio y su ignorancia los subyugan a
ser dominados por la naturaleza y no al contrario.76 Es decir que el propósito del
conocimiento no es simplemente representar, se trata de ordenar y configurar el
Reino. Una de las condiciones de posibilidad para el control es la segmentación de
la realidad en unidades, el establecimiento de distinciones y categorizaciones. La
memoria de Caldas, al igual que la de Restrepo, Salazar o Camacho constituyen
catálogos, inventarios y clasificaciones de lo que hay en la Nueva Granada: gente,
animales, plantas, montañas, ríos, etc.
Poco a poco empezamos a reconocer con mayor claridad el carácter político
de las prácticas científicas y de los Ilustrados de la Nueva Granada, la progresiva
conformación de la elite criolla a partir de la definición, reconocimiento y apropiación de un espacio y una naturaleza que empiezan a percibir como suyos, es
decir, de un espacio hecho territorio y de unos recursos naturales transformados
en riqueza.
Nuestra investigación se ha concentrado en el Semanario, pero la relación
entre geografía y política en la historia de la Nueva Granada y de Colombia será
evidente a lo largo de todo el siglo XIX. Tanto para los líderes de las nuevas
naciones como para las autoridades españolas, la adquisición de conocimiento y
las prácticas científicas constituyeron rutas esenciales para proclamar soberanía
sobre el continente americano. Pascual Enrile, el general a cargo de la armada
española para recobrar la Nueva Granada le escribe con preocupación al secretario de Estado que “Los insurgentes se ocuparon mucho de la geografía del
país y después quisieron enterarse de la topografía. Sacaron de los archivos del
75
Ver cita capitulo 4 [8]
76
“… y el enorme Cocodrilo (Cayman) exerce sin rival un imperio tan ilimitado como cruel... El
Ciervo, la Danta (Tapirus L.)… pueblan los lugares adonde no ha llegado el imperio del hombre”.
CALDAS, Francisco José, “Estado de la Geografia del Vireynato de Santafé de Bogotá...”, op. cit.,
pp. 7-8.
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Virrey, Audiencia, monasterios y cuanto había lo vendieron a los encargados
de la Botánica y teniendo a la vista las muchas observaciones de Caldas, las de
Humboldt, las de los marinos y el mapa de Talledo, emprendieron la grande obra
de un mapa del Virreinato”.77
Para recuperar el control de las colonias era esencial la recuperación del
conocimiento de sus recursos y de su territorio. Los materiales de la expedición
botánica y del Observatorio fueron enviados a Madrid como símbolo de posesión
de las colonias.
A pesar de las súplicas en que reitera su fidelidad a la Corona española, junto
con otros miembros de las elites criollas, Caldas fue fusilado. Sin duda se trata de
un actor político notorio, pero no por haber sido paladín o vocero de un proyecto
revolucionario y tampoco primordialmente por haber formado parte del ejército
que luchó contra España, sino más bien por sus habilidades técnicas y por su participación en proyectos relacionados con la geografía de América. Tener un mapa
o el conocimiento para su construcción es sinónimo de control, muestra de la capacidad de contar con la información sobre la cual la Corona española pretendía
articular su dominio en América.
Podemos ver cómo, más adelante, los proyectos de construcción de las nuevas naciones americanas y de consolidación del Estado no pueden ser entendidas sin la geografía. Desde 1850 y por varias décadas del siglo XIX el gobierno
quiso con la Comisión Corográfica, llevar a cabo en el territorio colombiano un
proyecto con fines similares a los de Caldas cincuenta años antes para la Nueva
Granada. Una empresa que sin duda encuentra similitudes y antecedentes en los
proyectos geográficos de los criollos de comienzos de siglo y que constituyó un
factor central en la legitimación del Estado y de la nación.78 En un sentido general, la idea misma del Estado se realiza a partir de la idea de territorialidad, de
control de un espacio determinado, y del aprovechamiento de sus recursos.
Se ha hecho evidente que el problema del orden refleja una tensión entre
el orden natural –divino– y el humano –construido o por construir–. El éxito
del proyecto ilustrado está en resolver esta tensión, en mostrar como natural el
77
ENRILE, Pascual, “El general Pascual Enrile, jefe del estado mayor del ejército pacificador, da
cuenta al secretario de estado.. 1817” en: HERNÁNDEZ DE ALBA, (ed.) Historia documental
de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada después de la muerte de su director
don José Celestino Mutis, 1808-1952, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1986,
p. 353.
78
Ver SÁNCHEZ, Efraín, op. cit. RESTREPO, Olga, “La comisión Corográfica: permanente
actualidad”, en DÍAZ-PIEDRAHÍTA, Santiago (ed.) José Triana, su vida, su obra y su época,
Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1991.
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La geografía económica y la apropiación del Nuevo Reyno de Granada
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imperio del hombre. Para esto es necesario no solamente operar sobre la naturaleza, sobre el territorio y sobre los recursos naturales, sino que la sociedad y la
población sean también objeto de organización. Sobre este aspecto en particular
nos ocuparemos en el próximo capítulo.
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4. Cuerpos, mentes y almas1
No podríamos reconocer el carácter político del conocimiento ilustrado sin hacer
referencia al más evidente y directo de los objetos políticos: la población. El cuerpo, los cuerpos y lo que podría llamarse el cuerpo social en su conjunto, son el
centro de atención científica en términos demográficos, médicos y económicos.
Al mismo tiempo, los cuerpos o, si se quiere, las mentes y las almas de los habitantes del Nuevo Reino de Granada son objeto de vigilancia, moral y pedagógica.
La suma de estas prácticas de conocimiento, clasificación, educación y cuidado
de la población son entendidas como una labor de civilización y constituyen poderosos instrumentos de orden social.
La administración y el control del territorio, los recursos naturales y los
habitantes del Reino incluyó la tarea de formar individuos ‘productivos’, ‘sanos’
y ‘civilizados’. Todos estos objetivos se ponen de manifiesto de manera insistente
en los distintos prospectos para cada año del Semanario. Por ejemplo, en el prospecto de 1809 Caldas señala con claridad el sentido de la publicación y la manera
en que se articulan estos elementos:
“...calculemos con la mayor frecuencia y con toda la exactitud posible
el número de habitantes de cada provincia y de cada pueblo: la constitución física, el carácter, las virtudes, los vicios, las ocupaciones del
hombre que habita baxo de climas tan diferentes y aun opuestos: la
educación física y moral que se dá actualmente, y la que mas convenga
á cada punto: las enfermedades más freqüentes, las epidemias, las tablas necrológicas y quanto puede mejorar y hacer feliz al hombre”.2
Es decir que la población americana, en términos de grupos humanos diferenciados, es objeto de conocimiento y, por lo tanto, objeto del orden y de la
1
Algunas de las ideas centrales de este capítulo fueron previamente expuestas en CASTAÑO,
Paola, NIETO, Mauricio y OJEDA, Diana, “Ilustración y orden social: El problema de la
población en el Semanario del Nuevo Reyno de Granada (1808-18110)”, Revista de Indias, LXV,
235 (2005): 685-710.
2
CALDAS, Francisco José, “Prospecto del Semanario del Nuevo Reyno de Granada para el año de
1809”, op. cit., p. 2. Cita completa capítulo 1 [84]
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acción política. A continuación se analizan diferentes memorias del Semanario
a través de las cuales es posible explorar cómo la preocupación por la población
de la Nueva Granada contó con la economía política, la medicina, la higiene y la
educación como poderosos mecanismos para formar individuos ‘útiles al Reyno’.
Los europeos nacidos en América, los criollos, forman parte de la población pero
su posición en la sociedad está claramente diferenciada: nuestro primer objetivo
es explicar los términos en que dicho grupo social se define.
4.1. ‘Nosotros’ y ‘ellos’: los criollos como agentes del orden social
Una de las preocupaciones más evidentes de las elites criollas y de sus escritos
científicos es la urgencia de distinción, la búsqueda de aquellas características
que los separan del resto de la población y que marcan unas diferencias naturales
y jerárquicas entre los criollos ilustrados y los demás habitantes del virreinato.
En este sentido, los prospectos de esta publicación para 1808, 1809 y el Nuevo
plan del Semanario para 1810 no sólo permiten conocer su propósito y políticas
editoriales, sino que se establece quiénes son los legítimos voceros y agentes del
orden social: “Los hombres de luces, aquellos genios privilegiados… que se han
elevado sobre el comun de sus paisanos”.3
Términos como “hombres de luces”, “buenos patriotas”, “amantes de la patria”, y “buenos ciudadanos”, son apelativos frecuentes en la caracterización de
los llamados a participar en esta publicación. Sin embargo, más que la descripción
de una realidad ya constituida, se trata de alusiones a un grupo de individuos letrados con el cual se desea contar. Es en este sentido que a través del Semanario
no sólo se expresa, sino que se construye una comunidad y un público que se
espera sea promotor y cimiento de un proyecto social y científico, cuyos fines y
principios deben ser compartidos por todos. Es entonces claro el sentido que tiene
el llamado de Caldas a “los hombres de luces” del Reino para que contribuyan en
el Semanario. A través del Semanario se están constituyendo aquellos encargados
de guiar a la Nueva Granada en su camino hacia la prosperidad: los criollos letrados. Como veremos más adelante, en las distintas memorias sus autores afianzan
su propia identidad en la medida en que generan formas de distinción frente a los
otros.
En el Nuevo Plan del Semanario para el año de 1810 se insiste en los mismos
objetos de estudio, útiles para la futura organización del Nuevo Reino de Granada
3
CALDAS, Francisco José, “Prospecto del Semanario del Nuevo Reyno de Granada para el año de
1809 “, op. cit., p. 4. Cita completa capítulo 1 [80]
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y se hacen otras aclaraciones sobre los criterios de selección de los autores y sus
trabajos que serán tenidos en cuenta:
“Los sabios del Reyno tendrán en el Semanario un papel público en
donde depositar sus trabajos, dirigiendolos al Editor del Semanario.
En él se insertarán siempre que sean útiles al Reyno, que el estilo sea
correcto, proporcionado á la materia, y sobre todo, que se respete la
Religión, el Gobierno, las Leyes, y las costumbres. Si el objeto es frívolo, si no promete una venta segura, si se ofende el culto, la moral…
jamás verán la luz pública. En esta inteligencia, y la de que nosotros
vamos á emprender la publicación del Semanario sin esperar los productos de la subscripcion, ninguno tendrá derecho de reconvenirnos
por que no se hayan publicado sus Memorias. Los hombres de luces
que nos remitan escritos en quienes se hallen las condiciones expresadas, verán publicados sus trabajos verán su nombre con honor, y el
Editor del Semanario, les ofrece, no como una recompensa, sinó como
un signo de su reconocimiento 25 exemplares de sus Memorias”.4
El Semanario constituye entonces una importante tribuna para la exposición
de autoridad, científica y moral; quienes publican reciben el reconocimiento de
pertenecer a un grupo definido y poseedor de la autoridad que le corresponde a
quien es educado sobre el ignorante. Por el contrario, quienes no satisfacen estas
condiciones serán ignorados y alejados de la luz pública. Tal y como lo han mostrado autores como Renán Silva, la Ilustración en la Nueva Granada es un sostenido esfuerzo de distinción, “la cultura a la que se accedía se constituía como una
forma nueva de separación social que se sumará de manera compleja a las formas de división y clasificación sociales dominantes en la sociedad tradicional: la
nobleza, el honor, la propiedad, y la superioridad de la raza blanca”.5
Otro aspecto central aquí, y que se pone de relieve con la forma en que se
describe la ‘barbarie’ o ‘ignorancia’ de la población, es que la labor de conocer y
por lo tanto de ‘irradiar luz’ resulta algo heroico, un símbolo de honor y de virtud.
Así, el conocimiento no es sólo un medio para acceder al mundo y hacerlo útil
para el hombre, sino un poderoso mecanismo de reconocimiento y de distinción
social para sus portavoces. Esto se manifiesta de manera explícita en el ya citado
prospecto de 1810 para el Semanario aludiendo al ‘público lector’:
4
CALDAS, Francisco José, “Nuevo Plan del Semanario para el año de 1810”, en Semanario del
Nuevo Reyno de Granada, núm. 51, diciembre 24 de 1809, p. 373.
5
SILVA, Los ilustrados de la Nueva Granada, op.cit., p. 209.
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“Como el Semanario es un papel serio, compuesto de Memorias sobre diversos objetos que están fuera del alcance del común, es preciso
que no haya sido entendido de todos. De aquí el disgusto de muchos
subscriptores, de aquí su disminucion, de aquí las críticas amargas
é injustas, y de aquí la ruina que amenaza al Semanario. Para evitar
estos inconvenientes, y que ninguno pueda llamarse engañado, declaramos que el Semanario contendrá tratados económicos, agricultores,
científicos, literarios. El que no tenga luces suficientes para entender
estas materias, debe evitar la subscripción, y dispensarnos el disgusto
de las críticas y de las declaraciones que tanto nos han molestado en
el discurso de este año. Pero exhôrtamos á los hombres de letras, y á
los buenos patriotas á que contribuyan á sostener este papel con sus
escritos, y con la subscripción”.6
Para entender este proceso de construcción de sujetos dotados de autoridad
científica y política es necesario que de manera simultánea aparezcan en escena
‘los otros’, aquellos que están vetados como agentes del orden y que serán objetos
del mismo. Esta preocupación de distinción es particular de los criollos y les resulta útil a la hora de explicar de manera natural la separación de las sociedades
dominadas de las dominantes, la diferenciación entre ‘ellos’ y ‘nosotros’.7 La
diferenciación de esta comunidad de criollos ilustrados encuentra un escenario
fundamental en la distinción básica entre ‘civilizados’ y ‘salvajes’ que de manera
explícita encontramos en la memoria inaugural del Semanario sobre la Geografía
del Nuevo Reino de Granada. Aquí Caldas se ocupa de la población y nos ofrece
una clasificación de sus habitantes en los siguientes términos:
“Todos los habitantes (cerca de tres millones incluso los barbaros)
de esta bella porcion de la América se pueden dividir en salvages, y
en hombres civilizados. Los primeros son aquellas tribus errantes sin
mas artes que la caza y que la pesca, sin otras leyes que sus usos, que
mantienen su independencia con su barbarie, y en quienes no se hallan
otras virtudes que carecer de algunos vicios de los pueblos civiliza6
CALDAS, Francisco José, “Nuevo Plan del Semanario para el año de 1810”, op. cit., pp. 371-372.
7
Sobre la ‘conciencia criolla’ son sugerentes las reflexiones de Walter Mignolo : “La conciencia
criolla en su relación con Europa se forjó como conciencia geo-política más que como conciencia
racial. Y la conciencia criolla, como conciencia racial, se forjó internamente en la diferencia con
la población afro-americana y amerindia.” MIGNOLO, Walter, “La colonialidad a lo largo y
a lo ancho: el hemisferio occidental en el horizonte colonial de la modernidad”, en: LANDER,
Edgardo (Compilador) La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas
latinoamericanas, Buenos Aires, CLACSO, 2000, p. 68.
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dos… Los segundos son los que unidos en sociedad viven baxo las leyes suaves y humanas del Monarca Español. Entre estos se distinguen
tres razas de origen diferente: el Indio indígena del pais, el Europeo
su conquistador, y el Africano introducido despues del descubrimiento
del Nuevo Mundo”.8
Y respecto a la posición de los criollos en esta clasificación, no podemos pasar por alto que Caldas es categórico y explícito en identificar, sin matices, al criollo con la raza blanca europea y en atribuirle a éstos la condición de “nobleza”.
“Entiendo por Europeos, no solo los que han nacido en esa parte de la
tierra, sino tambien sus hijos, que conservando la pureza de su origen
jamas se han mezclado con las demas castas. Á estos se conoce en
Amèrica con el nombre de Criollos, y constituyen la nobleza del nuevo
Continente quando sus padres la han tenido en su pais natal”.9
Otra interesante clasificación de los habitantes de la Nueva Granada que
encontramos en el Semanario es la que ofrece Jorge Tadeo Lozano en su memoria
sobre la Fauna Cundinamarquesa, aquí el autor presenta en detalle las distintas
razas y sus principales características. La primera es la raza del “El Indio aborigeno de estas regiones” cuya “pasión dominante es la embriaguez”, su carácter
moral es “tìmido, malicioso y floxo”. Pero el indio a su vez se divide en dos
categorías: “Indio reducido, sugeto al yugo español, ha adoptado la religión, y
algunos de los usos de esta nacion, mejorando su suerte con la industria y con las
herramientas que se le han proporcionado, y le facilitan el trabajo” y el “Indio
barbaro, poco distinto de las fieras, pasa tristemente su vida en las más espesas
selvas, sin idea de religión, gobierno, industria ni comercio; subsiste de la caza,
y pesca de los frutos, que voluntariamente le presenta la naturaleza.”10 La segunda categoría (raza) a la cual se refiere Lozano es “El Europeo por lo general
oriundo de las España” cuya “pasion dominante es la codicia, y la ambicion”.
Su carácter moral: “atrevido, pausado, é ingenioso”; y sin embargo lo describe
como “apoltronado por la abundancia… y por la prepotencia que exerce sobre
8
CALDAS, Francisco José, “Estado de la Geografía”, op. cit., pp. 10-11 (cursiva nuestra).
9
Idem.
10
LOZANO, Jorge Tadeo, “Fragmento de una obra titulada Fauna Cundinamarquesa, o descripción
de los animales del Nuevo Reyno de Granada; su autor D Jorge Tadeo Lozano Maldonado de
Mendoza, Individuo de la Real Expedición Botánica y encargado con Real aprobación de su parte
Zoológica”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, núm. 48, diciembre 3 de 1809, p. 376
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las otras razas, à las cuales ocupa en su servicio.” Dentro de la raza europea se
diferencian las siguientes categorías: el español europeo que en nada varía de lo
que era en su país natal; y el español Americano (Criollo). Frente a este último
aclara que es “falsa la degeneración que se atribuye a su naturaleza, é industria;
y la influencia, que sobre èl ejerce el Clima es superficial, y poco sensible” 11
Está una tercera raza, la del africano: “Negros reducidos à la esclavitud, y
trasplantados à estas regiones, donde han procreado”, su pasión dominante es la
lujuria y la vanidad, y su carácter moral: “ fuerte, terco, soberbio y tonto”; explica
además que “sufre con facilidad la dureza del trabajo”. 12 Pero entre estos también establece diferentes categorías: el “negro bozal nacido en África”; el “negro
ladino, nacido en América”. Curiosamente, éste, a diferencia del europeo, “por
las influencias de estos climas pierde, junto con mucha parte de su robustez, y
fortaleza, algo de su terquedad, y torpeza; quedando por esta modificación mejor
dispuesto para el servicio doméstico, y aplicación a la industria.” 13 Finalmente
Lozano se refiere a una cuarta categoría: “El mixto de las anteriore, las cuales son
el “mulato hijo de europeo y negro” definidos como “traidores”; el “mestizo hijo
de europeo é indio: característicamente es floxo, y holgazan; muy fiel y amante
de quien lo sostiene”; el “zambo hijo de Indio y Negro”. Siendo para Lozano
ésta la peor de las castas, la cual tiene todos los defectos físicos y morales de sus
padres. 14
Uno de los lugares comunes en las apreciaciones que un grupo hegemónico
hace sobre otro subordinado es encontrar en ‘ellos’ rasgos opuestos a las propias
virtudes y por lo tanto hacer de la descripción del ‘otro’ una reafirmación de lo
propio, o mejor del ideal de lo propio.15 Además, la dicotomía entre un ‘nosotros’
y un ‘ellos’ trae consigo un ejercicio de clasificación de la población. Clasificar es
ordenar y en cierto sentido subordinar, supone poner aparte, separar, localizarse
socialmente de forma diferenciada y, sobre todo, asumir que se tiene la autoridad
para dar a cada cosa el lugar que le corresponde.
La diferenciación entre ‘el vulgo’ y los ilustrados es permanente a lo largo
de todas sus publicaciones. Como vemos, el afán de diferenciación no sólo se da
11
Ibidem, p. 377.
12
Ibidem.
13
Ibidem, p. 378.
14
Ibidem, p. 378.
15
Acerca de la mirada de ‘el otro’ ver BURKE, Peter, “Estereotipos de los otros”, en Visto y no
visto. El uso de la imagen como documento histórico, Barcelona, Editorial Crítica, 2001, capítulo VII.
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frente a los indios, negros o mestizos, sino frente al ‘vulgo iletrado’, el cual es presentado como un obstáculo político mayor. Por ejemplo, José María Salazar en su
“Memoria descriptiva del país de Santafé de Bogotá...” cuando habla de los más
graves obstáculos para la prosperidad y la Ilustración, hace una explícita y clara
diferenciación entre grupos humanos, categorías sociales diferenciables.
“El baxo pueblo de Santafé es el mas abatido del Reyno, aborrece el
trabajo, no gusta del asèo, y casi toca en la estupidez”.16 “Una triste
experiencia ha manifestado que el vulgo oprime a los hombres de mérito, y que quando ellos deberían ser el objeto de su amor, son el blanco de su maledicencia. El es aquí lo mismo que en los demas paises,
inconstante, y precipitado en sus juicios, ligero en todas sus acciones,
y sin tener jamas otra regla de su conducta que el necio capricho á
que se entrega… no habiendose dedicado á ningun estudio, y sin estar
siquiera iniciados en los Elementos de la Literatura, osan hablar en
todo…”.17
Así, los agentes de la prosperidad del reino debían ser los miembros de la
comunidad de ilustrados que con sus conocimientos e instrumentos, con sus mediciones precisas y su ‘celo patriótico’ debían llevar ‘la luz’ a un ambiente ‘hostil
para la ciencia’, a unos países abandonados de los sabios y desconocidos de la Europa. La presencia y la acción de los hombres de letras constituye el único rumbo
posible del Nuevo Mundo. En palabras de José Manuel Restrepo: “Miéntras no
haya en Antioquia un Gefe pensador que funde nuevas poblaciones, y llene de
habitantes los caminos, que giran al Magdalena, no hay que pensar que este bello
pais tenga comercio, y agricultura”.18
El Semanario no es solamente un medio para la difusión de conocimientos
útiles, más interesante aún es el hecho de que en sus páginas reconocemos el posicionamiento de los criollos letrados como dirigentes de un proyecto social; es ‘su
mano sabia’ la responsable de garantizar la riqueza material, la prosperidad que
sustenta la ‘felicidad pública’.
16
SALAZAR, José María, “Memoria descriptiva del pais de Santafé de Bogotá, en que se impugnan
varios erróres de la que escribió Leblond sobre el mismo objeto leida en la Academia Real de las
Ciencias; por Don José María Salazar, Abogado de esta Ciudad”, en Semanario del Nuevo Reyno
de Granada, núm. 27-31, julio 9 a agosto 6 de 1809, pp. 215-216.
17
Ibidem, p. 227.
18
RESTREPO, José Manuel, “Ensayo sobre la Geografía, producciones, industria y poblacion de la
Provincia de Antioquia “ op. cit., p. 91.
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4.2. La salud del Nuevo Reino de Granada
Si bien entre los colaboradores del Semanario no encontramos muchos médicos
–José Celestino Mutis y José Luis Fernández de Madrid– y los temas medicinales
no tienen una presencia tan destacada como la geografía, el comercio, la agricultura o el clima (seguramente como resultado de los intereses y la formación de su
editor) éste es, sin lugar a dudas, uno de los temas importantes dentro de las estrategias de ordenamiento social que encontramos en el proyecto de los ilustrados y
que resulta central para la felicidad y la prosperidad de la Nueva Granada.
La Ilustración en general, y más específicamente la Ilustración española y su
expresión política en América, no podría entenderse a cabalidad sin explorar las
relaciones entre salud e imperio, y sin examinar el papel político que adquieren
los médicos en los proyectos políticos que implican el establecimiento de un orden
social que se asume como natural y se materializa en políticas sobre el cuerpo de
los individuos.19 De esta manera, la salud, como tema médico y científico, es una
preocupación por excelencia de la Ilustración y no se refiere únicamente a la cura
de enfermos, sino que en un sentido más amplio se relaciona con múltiples formas
de comportamiento y orden social en el campo de la higiene, de la alimentación,
del vestido, del diseño y construcción de viviendas y ciudades, y en general en
todo lo relacionado con el cuidado del cuerpo, tanto en términos individuales
como en términos colectivos.
19
Existe una buena cantidad de literatura sobre las relaciones entre medicina y política e importantes
historiadores y pensadores recientes nos han hecho ver el papel que han jugado las prácticas
médicas y las políticas de salud en la conformación de un orden social, en el ejercicio del poder y
la consolidación de los imperios y de los estados. Ver, por ejemplo, FOUCAULT, Michel, Historia
de la sexualidad, Vol. 1, México, Siglo Veintiuno Editores, 1981. Hoy es frecuente entonces que
se hable de un campo de la investigación social y política relacionada con el control del cuerpo y
de la vida, de la bio-política. Esta idea resulta esencial a la hora de entender la dimensión política
de la intervención sobre el cuerpo y la vida de los individuos. El concepto se refiere a la capacidad
del Estado de convertirse en un agente de transformación de la vida humana y de sus condiciones;
siguiendo a Foucault: “[a] partir del siglo XVII, el poder se ha organizado en torno a la vida,
bajo dos formas principales que no son antitéticas, sino que están atravesadas por un plexo de
relaciones: por un lado, las disciplinas (una anatomo-política del cuerpo humano), que tienen
como objeto el cuerpo individual, considerado como una máquina; por otro lado, a partir de
mediados del siglo XVIII, una biopolítica de la población, del cuerpo-especie, cuyo objeto será el
cuerpo viviente, soporte de los procesos biológicos (nacimiento, mortalidad, salud, duración de
la vida)”. FOUCAULT, Michel, Historia de la sexualidad, op. cit., p. 183. Así, gobernar consiste
en disponer de la vida y de los cuerpos de los ciudadanos; “... son los hombres en sus relaciones
con los usos, costumbres, modos de hacer y de pensar”. Ibidem, p. 15. Se trata, en últimas, de
“[generar] transformaciones de los sistemas implícitos que, sin que seamos conscientes de ellos,
determinan nuestras conductas, gobiernan nuestra manera de pensar, rigen, en suma, nuestras
propias vidas”. Ibidem, p. 19.
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La salud puede ser vista como una preocupación política en varios sentidos: en primer lugar, la salud de los individuos y de la población en general es
un tema que se presenta como una de las principales responsabilidades de los
gobernantes para con sus súbditos. Esto se relaciona estrechamente con preocupaciones económicas; en la medida que se requiere de una fuerza laboral
capaz de generar riqueza, se hace necesario contar con individuos sanos, fuertes
y productivos. Por otra parte, la salud es también una preocupación de orden
moral e incluso estético; una población sana y bella es una población de buenas
costumbres y hábitos civilizados. 20 Es en ese sentido amplio de sanidad que el
vigor y la estabilidad de la monarquía, la salud del imperio se corresponden con
la salud de sus vasallos.21 De este modo, el tema de la salud se encuentra íntimamente relacionado con proyectos pedagógicos, con la educación física y moral
de los ciudadanos.
4.2.1 “Ese enjambre de zánganos”: ignorantes, vagos y pobres.
Como lo hemos visto, el afán por explorar e inventariar los recursos del Nuevo
Reino de Granada es recurrente a lo largo de las distintas memorias que conforman el Semanario. El lugar que ocupan los recursos naturales dentro de la publicación se debe sin duda a su potencial de transformarse en riqueza a través del
trabajo.22 En la medida en que su explotación depende de la capacidad de transformar y organizar el mundo natural dentro de un sistema productivo fundado en
la ‘razón’ y el ‘conocimiento ilustrado’, las ventajas con las que cuenta el territorio neogranadino constituyen una fuente de prosperidad sólo a través de acciones
humanas deliberadas. Así, el incremento de la población es necesario para lograr
un dominio humano de la naturaleza mediante la acción humana y para alcanzar
20
Aunque no forma parte de esta investigación, otro rasgo de las fuertes relaciones entre medicina
e imperio está en la importancia comercial de los medicamentos, en particular en el contexto de
la colonias americanas que desde la conquista fueros descritas como un gran jardín de productos
farmacéuticos. El tema de las quinas, por ejemplo, es un reflejo de las preocupaciones de los
ilustrados en el tema de la salud. Ver NIETO, Mauricio, Remedios para el Imperio. Historia
natural y la apropiación del Nuevo Mundo, Bogotá, ICANH, 2000.
21
LAFUENTE, Antonio y VALVERDE, Nuria, Los mundos de la ciencia en la Ilustración
española, Fundación Española de Ciencia y Tecnología, Madrid, 2003, p. 167.
22
Esto se muestra de manera clara en la memoria de José Manuel Restrepo sobre la provincia de
Antioquia: “Compatriotas, estos campos os convidan con su feracidad: salid de la inaccion en la
que os hallais... Arad vuestros campos, sembrad el trigo en vuestro suelo, y bien pronto doradas
mieses llenaràn vuestros graneros de abundantes cosechas. Ya van à duplicarse vuestras
riquezas”. RESTREPO, José Manuel, “Ensayo sobre la Geografía, producciones, industria y
poblacion de la Provincia de Antioquia...”, op. cit., pp. 73-74.
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un mayor volumen de producción es necesaria una mayor cantidad de población
con capacidad de trabajo.
Entre otros, éste es el caso de las minas de oro y los cultivos de la provincia
de Pamplona cuya explotación requiere de un número considerable de mineros y
agricultores y donde “la despoblación y la falta de brazos”, es lo que impide el
aumento de la producción.23
Pero una población numerosa no es suficiente, igualmente indispensables
para el efectivo aprovechamiento y dominio de la naturaleza es que dicho trabajo se haga bajo la conducción de una ‘mano sabia’. La idea de que el ‘abandono
a la naturaleza’ debe ser contrarrestado con la promoción del trabajo fundado
en el conocimiento racional es otra forma de afirmar el posicionamiento de los
ilustrados como los dirigentes de un proyecto social de renovación. Un proyecto
en el cual el trabajo es el mecanismo principal de generación de riqueza y el afán
por constituir individuos productivos para el Reino se convierte en un problema
esencial. Sin embargo, como es posible identificar en diferentes memorias, la
necesidad de trasformar la sociedad en una colectividad productiva trasciende su
dimensión propiamente económica y se inscribe dentro de un proyecto de civilización dentro del cual lo moral y lo material aparecen como esferas difícilmente
separables. Lo que apreciamos es un propósito por regir la vida de los individuos
en función del uso adecuado del tiempo:
“Los hombres tenemos obligaciones generales que nos comprenden à
todos, como la Religion, y la Patria; y obligaciones individuales segun
el estado, y profesion de cada uno. La perfectibilidad moral consiste,
pues, en emplear todas las horas del dia haciendo todo lo mas posible,
y lo mas grande posible en estos quatro puntos, que son la suma total
de los deberes del hombre en sociedad”.24
De este modo, la idea de aprovechar el tiempo de manera útil y laboriosa
se postula incluso como un deber moral, cuya justificación última aduce a los
23
Joaquín Camacho se refiere aquí al caso específico de la población de Salazar de las Palmas:
“Salazar tiene harinas de la mejor calidad, pero se siembra poco, á pesar de la facilidad de
exportar este género... y consumo que tiene en las citadas Villas de Cúcuta. Tal vez consiste
esto en la despoblacion, y falta de brazos...”. CAMACHO, Joaquín, “Relacion territorial de la
Província de Pamplona, formada por el D.D. Joaquin Camacho, Abogado de la Real Audiencia
de Santafé, y Corregidor interino de la Villa del Socorro”, en Semanario del Nuevo Reyno de
Granada, núm. 15, abril 16 de 1809, p. 115.
24
Sin autor, “Mis horas”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, núm. 52, diciembre 31 de
1809, p. 380.
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designios divinos. Se trata finalmente de “sacar todo el partido posible de los
bienes con que el Criador enriqueció nuestro pais, cultivarlos, mejorarlos con el
trabajo, con la reflexion, y con el estudio”.25
La pobreza, por su parte, es percibida como consecuencia de la ignorancia,
el abandono y la falta de orden. Un orden terrenal cuyos referentes se encuentran
en un orden superior divino. Según señala el autor del “Discurso sobre la Educación” publicado en febrero de 1808:
“... si la mucha pobreza de esta Ciudad no tiene su orígen en aquella
virtud que desprecia lo terreno para correr mas libre á la perfeccion,
sin duda proviene la de tantos infelices, de la inaccion perezosa, del
fastidio al trabajo, de una insensibilidad extravagante por las comodidades de la vida; en una palabra, de la ignorancia criminal de aquella
Ley divina que condenó al hombre á mantenerse de su trabajo y á costa
del sudor de su rostro”.26
De esta manera, el ocio aparece ligado a una cadena de vicios constituida
por la ignorancia, la pereza y la pobreza. Ulloa en la memoria sobre el influjo del
clima, dice: “Abandonados á la pereza y al descanso, sumidos en la ignorancia y
en la estupidez, no viven en los pueblos sino para ser vexados por aquellos mismos que debian protegerlos... De aqui provienen su falta de industria, su escasez
de moral, sus negras supersticiones, y todos los vicios que brota de sí un pueblo
indolente, perezoso y sin agricultura”.27
Debido a su capacidad de fomentar el ‘bien moral’, el trabajo se refuerza
entonces como una efectiva herramienta para incorporar a ‘pobres’, ‘vagos’ y
‘ociosos’ al orden que se quiere construir. Como la producción de riqueza no
se entiende como un problema aislado de los hábitos y las costumbres, de la
moral ni de lo religioso, el ocio se concibe como una amenaza para el orden
social.
25
CALDAS, Francisco José, “Memoria 1ª Sobre la importancia del cultivo de la Cochinilla que
produce el Reyno, y la de transplantar á él la Canela, Clavo, Nuez-moscada y demas especias del
Asia, y que ganò el premio propuesto en el No. 21 (año de 1808) de este Periòdico”, en Semanario
del Nuevo Reyno de Granada, 1810, p. 3.
26
EL AMIGO DE LOS NIÑOS, “Discurso sobre la Educacion”, en Semanario del Nuevo Reyno de
Granada, núm. 9, febrero 28 de 1808, pp. 71-72. “El Amigo de los Niños” es un seudónimo usado
por Diego Martín Tanco.
27
ULLOA, Francisco Antonio, “Ensayo sobre el influxo del clima en la educacion física y moral del
hombre del Nuevo Reyno de Granada”, op. cit., p. 287.
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“... esos mendigos voluntarios, ese enjambre de zanganos... viven sumidos en la mas vergonzosa ociosidad, y en todos los vicios, esa plaga,
esa cruz de la Sociedad hallarìa en el cultivo de la Cochinilla una ocupacion, un alimento sano, un vestido, un ayre libre y puro, exercicio
moderado, costumbres, virtud... ¡Con que placer veria yo arrancar del
seno de la sociedad a estos seres desgraciados, y que... dexasen esos
andrajos asquerosos, y con ellos el piojo, el mugre, ese tono lamentable, ese paso vacilante, esa muleta, ese ocio funesto, esos vicios detestables! ¡Con qué placer vería que recobraban el contanto, la salud, y
las costumbres!”.28
De allí la idea de que sumida en la inacción y la ignorancia, la población
del Nuevo Reino se halla abandonada a su suerte, vulnerable frente a las contingencias de la naturaleza, expuesta a la miseria, la enfermedad y la corrupción
moral.
4.2.2 Enfermedad, higiene, alimentación y medio ambiente
La salud se perfila en las diferentes memorias como un ideal social indiscutible
y, por lo tanto, la higiene ocupa un lugar privilegiado dentro de las estrategias
de ordenamiento social que encontramos en el proyecto ilustrado. La relación
que se establece entre salud y prosperidad, entendida esta última en términos de
civilización y riqueza, explica la manera en que el sostenimiento de una población
sana y en aumento se percibe como un problema público. De allí que la tarea de
los ilustrados –propiamente de los médicos- no se limita a sanar a los individuos,
sino que consiste en velar por la salud del reino.
La preocupación recurrente por la enfermedad del coto29 permite explorar
el alcance que tienen las nociones de salud y enfermedad en un proyecto de ordenamiento social.
“El coto, la mas terrible de las enfermedades, que atacando la garganta, ataca tambien el cerebro y las potencias, que sus efectos destructores llegan hasta los productos de la generacion, que el padre no se
reproduce sinó en un estúpido ò en un insensato que va à perpetuar
28
CALDAS, Francisco José, “Memoria 3ª sobre el modo de cultivar la Cochinilla”, op. cit., pp. 16-17.
29
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (2001) la palabra coto hace
referencia a koto en quechua. Se trata de la enfermedad del bocio y consiste en un aumento de la
glándula tiroidea.
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una raza degenerada y miserable, en quien casi se ha extinguido la
razon... Nosotros vemos con el mayor dolor que los jóvenes en quienes
la patria habia puesto sus esperanzas, que la belleza misma se carga
mas y mas de esta mole que la deforma y la degrada, y que los frutos
de sus matrimonios son unos seres desgraciados, unos seres inútiles y
una carga para el estado”.30
Las causas de una enfermedad tan perjudicial para la prosperidad del Reino
involucran diferentes formas de regir la vida y el cuerpo de los habitantes del Reino. Por ejemplo, en lo que tiene que ver propiamente con la vivienda, tal y como
Joaquín Camacho lo presenta:
“Las Casas de Palma, Paja y otros vegetales pueden no sér saludables,
principalmente en las tierras cálidas, donde con las lluvias y calor se
pudren las cubiertas, exhalando vapores carbonosos, que condensan y
fixan el ayre... El ayre puro, vuelvo á decir, puede por si solo curar los
cotos, y viciado por las causas referidas es capáz de producirlos”.31
En este sentido, se agrega páginas más adelante: “Se debe respirar un ayre
sano, dormir en piezas bien ventiladas y espaciosas... En las tierras calientes
valdrìa mas dormir á puertas y ventanas abiertas, que sin respiracion, baxo un
techo de plantas podridas, que exhalan vapores mortíferos”.32 En la misma memoria el autor hace recomendaciones específicas sobre las ventajas de llevar un
régimen adecuado de ejercicio y alimentación. “(…) [dicha enfermedad] acomete
frequentemente á las personas que viven mas recogidas, en lugares faltos de ventilacion, y que hacen poco exercicio”.33 Además, el autor indica que el consumo
excesivo de ‘alimentos harinosos’, maíz, yuca, papa, dulces, mantequilla y carnes
saladas podría estar asociado a la enfermedad:
“Si a los alimentos de esta clase se une el mal régimen, la falta de
exercicio, las aguas crudas y poco digestivas, el ayre impuro, que no
puede robar al cuerpo por una transpiracion reglada y uniforme las
30
CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres organizados”, op. cit., p. 262,
(cursiva nuestra).
31
CAMACHO, Joaquín, “Memoria 2ª sobre las causas, y curacion de los cotos que ganó el premio
propuesto en la N.30 (año de 1808) de este Periódico”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada,
1810, p. 9.
32
Ibidem, p. 14.
33
Ibidem, p. 7.
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superfluidades de que se carga por la mala nutricion, es infalible la
produccion de los Cotos, y de otras enfermedades que afligen á los que
incurren en semejantes errores”.34
De igual modo, en una memoria posterior dedicada también a la enfermedad, José Luis Fernández de Madrid plantea una clara relación entre los vicios y
la enfermedad. Esto se aprecia no sólo en lo que se refiere a las explicaciones de
sus causas: “de lo expuesto infiero que el Coto es una de aquellas enfermedades
que son el triste pero justo patrimonio de una vida Sibarita y Regalada”;35 sino
en cuanto a las posibilidades de cura: “... el remedio que se debe emplear interiormente, ha de ser sostenido por un regimen exâcto, en el que se evitarà... la pereza,
la suciedad, el frio excesivo, los alimentos groseros, etc.”.36
Los nexos entre moral, higiene, salud y productividad permiten establecer
una relación directa entre el bienestar individual y el bien común. De este modo,
decisiones que podrían entenderse como privadas –entre ellas cómo vivir y cómo
cuidar de sí– ingresan al ámbito de lo público en tanto guardan una relación directa con el bienestar de la sociedad y, en este sentido, constituyen un problema
de carácter político. Como resultado, el cuerpo de los individuos que componen la
sociedad se convierte en un objeto de regulación, no sólo en un asunto de interés
científico, sino en un objeto político. Dicha intervención se manifiesta en diversos
aspectos que incluyen el tratamiento de enfermedades, recomendaciones e instrucciones sobre el tipo de alimentación más apropiado, el vestido, el ejercicio físico, la
reproducción y el cuidado de los niños, el lugar donde se vive, la construcción de
viviendas y el lugar adecuado para ubicar los cementerios, entre otros.37
Como se ha mencionado, los encargados de cuidar a la población e implementar este orden no son otros que aquellos que poseen los conocimientos necesarios, en este caso particular, los médicos. Según nota Fernández de Madrid:
34
Ibidem, p. 13.
35
FERNÁNDEZ DE MADRID, José Luis, “Memoria 6ª sobre la naturaleza, causas y curacion del
Coto”, op. cit., p. 7.
36
Ibidem, p. 11.
37
Un buen ejemplo de la necesidad de controlar el manejo de la higiene es la memoria de Frutos
Joaquín Gutiérrez en relación con la localización de los cementerios: “En un tiempo en que
casi todos los Pueblos del Universo tratan de reformar los abusos y de cortar de raiz las
preocupaciones que retardan los progresos de la felicidad comun, es imposible mirar sino con
dolor establecidas, fomentadas y respetadas en medio de nosotros, ciertas prácticas que tienen
nada menos que contra sí la voz augusta de la naturaleza y de la razón. Tal es entre otras la
de sepultar los cadáveres dentro de las iglesias y de las poblaciones”. GUTIÉRREZ, Frutos
Joaquín, “Discurso sobre los Cementerios”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, núm.
44, noviembre 5 de 1809, p. 318.
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“Quando consideramos los progresos rápidos que hace en el Reyno
esta terrible enfermedad, quando vemos que deforma la majestad del
hombre, y la belleza de la muger, que los productos de la generacion
son unos seres degradados, y en quienes casi se ha pagado la razon,
que muchos perecen sufocados ò arrastran una vida miserable, inútiles
à la patria y á sí mismos, creèmos que todos los esfuerzos que se hagan
por nuestros mèdicos deben consígnarse en un papel consagrado á la
felicidad pública”.38
El conocimiento se traduce en acciones concretas que mantienen a la población bajo control, que la conducen a la ‘prosperidad’. Esto se ve de manera clara
en el interés por prácticas médicas como la vacunación. Las vacunas son una
poderosa expresión del papel estatal frente a la salud y una práctica que muestra
con claridad la capacidad de control que ejercen los agentes de la salud sobre la
población.
El control de la viruela, por ejemplo, es un problema de particular interés
que se refleja en una serie de noticias y comentarios sobre el tema. Este es el caso
de la “Noticia del nùmero de personas que se han vacunado en esta Capital desde
1 de Marzo de 1805...”, presentada por Miguel de Pombo. Allí se recoge el número
de vacunados por año (1806, 1807 y 1808), para un total de 1.532 y se enumeran
los beneficios de estas prácticas médicas para el Estado y para la salud económica
del Nuevo Reino de Granada:
“He aquí una nueva generacion de hombres que dentro de pocos años
ofrecerán à la Patria y al Estado unos brazos robustos y útiles, que sin
el socorro de la vacuna habrian sido tristes objetos de terror y compasión”. 39 “Se ha visto alguna vez que sugetos debiles y enfermos se han
curado, se ha fortalecido y mejorado su constitucion despues de la inoculacion de la vacuna. Se han visto vicios herpèticos (sarnas, granos,
etc) y otros de la piel curados por medio de la vacunacion”.40
38
FERNÁNDEZ DE MADRID, José Luis, “Prefación”, “Memoria 6ª sobre la naturaleza, causas y
curacion del Coto”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, 1810, s.p.
39
POMBO, Miguel, “Noticia del nùmero de personas que se han vacunado en esta Capital desde
1 de Marzo de 1805 en que por efecto de la bondad del Soberano se dio principio á las primeras
vacunaciones, hasta 29 de Mayo de 1808 en que se continùan, observandose en el fluido la misma
frescura, vigor y actividad que manifesto entonces. La publica el D.D. Miguel de Pombo, Abogado
de esta Real Audiencia y Secretario de la Junta Principal de Vacuna, con un breve elogio del Dr.
Eduardo Jenner”, “Suplemento al Semanario del Nuevo Reyno de Granada”, en Semanario del
Nuevo Reyno de Granada, núm. 30, julio 24 de 1808, s.p.
40
Idem.
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La noticia de Pombo incluye “un breve elogio del Dr. Eduardo Jenner”, a
quien compara con Colón, Galileo, Harvey y Newton, con lo cual se hace evidente que este es un problema médico, es decir científico.41 De esta manera,
las prácticas de salud se revisten de la autoridad de un conocimiento fidedigno,
fundado en el rigor de la ciencia. Pero al mismo tiempo, la salud y la educación
son presentadas como obligaciones del Estado, del Rey, el cual es descrito como
el padre que cuida y vigila a sus hijos. Las esferas de lo científico, lo moral y lo
político se confunden y se constituyen mutuamente. Es decir que el gobierno es
un asunto científico y la ciencia un asunto de gobierno.
“... este zelo de aquellos Principes por la salud pública jamás podrán
compararse al espíritu heroico y à la ternura paterna con que el piadoso Cárlos IIII conmovido de los estragos que causaban en sus Colonias
las viruelas... medita y executa una costosa expedicion, cuyo destino
ha sido fixar entre nosotros la Vacuna, y extenderla despues hasta los
últimos confines del Asia”.42
Otro de los elementos claves en las reflexiones sobre salud está en su relación con el medio ambiente, los alimentos y el clima, es decir con el control humano de la naturaleza (capítulo 5). Ulloa, en su memoria sobre el influjo del clima,
insiste en que el conocimiento del medio natural es indispensable para cualquier
proyecto de civilización y cualquier proyecto educativo debe incluir el estudio de
la influencia del clima y de los alimentos sobre la salud y el temperamento de las
personas. Según el autor, los alimentos tienen un influjo poderoso sobre el alma
de los niños y para el desarrollo de sus potencias intelectuales es necesario vigilar
sus dietas. La papa y la chicha, de frecuente consumo por el ‘baxo pueblo’ producen espíritus groseros. El autor nos presenta recomendaciones precisas sobre que
tipo de alimentos se deben consumir: “Yo convengo en que el regimen vegetal los
hace bellos, modera el fuego de las pasiones, y les evita ciertas enfermedades á
que les expone el uso de la carne”.43
Así mismo, las diferencias entre los climas fríos y cálidos que, como veremos es un tema de gran interés para los criollos de la Nueva Granada, son para
Ulloa factores determinantes en el cuidado del cuerpo: “En los climas calientes
es el fluido nérveo demasiado volátil y espirituoso y las fibras del sensorio muy
41
Idem.
42
Idem.
43
ULLOA, Francisco Antonio, “Sobre el influxo del clima en la educacion física y moral”, op. cit.,
p. 335.
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laxâs à causa del calor. Los alimentos podrian corregir en parte este defecto del
clima”.44 Sin embargo, un adecuado conocimiento nos permite atenuar los efectos
negativos del clima; la alimentación, el vestido y ciertos hábitos, pueden liberar al
hombre del “imperio del clima”. Dentro de sus recomendaciones incluye indicaciones sobre hábitos como el uso de la hamaca o de la cuna, analizados mediante
la mecánica de fluidos;45 el efecto del ruido sobre el oído de los niños, incluyendo
lo dañinas que pueden ser “aquellas cantinelas desentonadas de que usan las
amas”,46 y recomendaciones sobre la forma de vida que deben tener las mujeres
para ser madres sanas y vigorosas.47
Ulloa, refiriéndose a la leche, alimento básico y natural de los recién nacidos, dice:
“... como la [leche] de las mugeres de los pueblos calientes no baste
para robustecerlos, á causa de estar dèbiles y extenuadas por el calor,
y ser la leche de estas menos suculenta y menos densa que la de las
mugeres de los paises frios, parece que deben adaptarse medios enteramente distintos para remediar estos inconvenientes”.48
El autor recomienda entonces que se les dé leche de animales como la cabra, la
burra o la vaca, lo cual puede ser practicado por todas las madres, pero en particular
por aquellas que viven en climas ardientes “para corregir en esta parte el rigor
de su Cielo”.49 Ésta es una práctica que Ulloa, siguiendo al italiano Berlinghieri,50
considera más adecuada que la de alimentar los recién nacidos con la leche de otras
mujeres: “Estas observaciones deducidas del fondo de la naturaleza, pueden servir
de consejo á las madres de nuestro pais, para que temerariamente no confíen la
lactacion de sus hijos á unas mugeres sin pudor, sin costumbres y sin moral”.51
Sobre los correctos hábitos de higiene y alimentación, Ulloa agrega:
“Las mugeres todas, tienen necesidad de bañarse, pero las de los climas calientes, deben hacerlo periódicamente. Este es el único medio de
44
Ibidem, p. 334.
45
Ibidem, p. 315.
46
Ibidem, p. 317.
47
Ibidem, p. 322.
48
Ibidem, p. 312.
49
Idem.
50
Seguramente se refiere al médico italiano Andrea Vacca Berlinghieri (1732-1812)
51
Ibidem, p. 313.
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preservarse en parte de los tiros poderosos de un Cielo encendido, que
continuamente hace transpirar, y extenúa. El uso de alimentos sòlidos,
nutritivos, y que condensen su flúido nérveo muy volátil, el vestido sencillo y ligero, son tambien precausiones contra el influxo del calór”.52
También los padres son objeto de recomendaciones morales. “Los padres
deben igualmente tener una buena constitucion, y que reyne el amor entre estos
y sus esposas para producir una generacion feliz. La robustez, y las buenas costumbres contribuyen á los progresos de la poblacion”.53 De esta manera, el tema
de la salud, el aseo y las buenas costumbres nos permite reconocer un conjunto
de políticas sobre el cuerpo sin las cuales el proyecto ilustrado no sería posible.
El desaseo y el abandono se ubican dentro de las principales causas de la enfermedad y la pobreza.54 En la medida en que el buen ciudadano no solamente es
un individuo productivo en términos económicos, sino que es un individuo de
buenas costumbres, la salud física y la correcta formación moral no son asuntos
independientes. Un individuo “útil al Reyno” es aquel que lleva una vida ordenada en un sentido amplio, lo cual incluye el cuidado de su cuerpo y la vigilancia
de sus costumbres.
4.3 La aritmética política: cuantificar y tabular la población
Distintas memorias, noticias y tablas publicadas en el Semanario del Nuevo Reyno de Granada hacen referencia a la necesidad de conocer la cantidad de los
habitantes del reino y de clasificarlos.55 En la publicación se revela la importancia
52
Ibidem, p. 233 [323].
53
Idem.
54
“... seria muy facil disminuir las tres quartas partes de accidentes desgraciados, que ocaciona su
veneno [el de las serpientes] con sola la precaucion de tenér las casa ò chozas aseadas y limpias,
tanto en lo interior, como en lo exterior... La mayor parte de las desgracias ocacionadas por las
Culebras son justo castigo del desaseo y abandono”. LOZANO, Jorge Tadeo, “Memoria Sobre
las Serpientes, y plan de observaciones para aclarar la historia natural de las que habitan en el
Nuevo Reyno de Granadad y para cerciorarse de los verdaderos remedios capaces de favorecer
á los que han sido mordidos por las venenosas. Por Don Jorge Tadeo Lozano Maldonado de
Mendoza, Individuo de la Real Expedicion Botánica de Santafé de Bogotá, y encargado, con Real
aprobacion, de su parte Zoológica”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, núm. 15-20,
abril 10 a mayo 15 de 1808, pp. 181-182, (cursiva nuestra).
55
Por ejemplo, Restrepo, en su memoria sobre Antioquia, nos presenta datos sobre el número de
habitantes, hombres y mujeres, españoles criollos, esclavos e indios; Camacho también ofrece
datos sobre la población de Pamplona en su memoria; y Salazar, por su parte, ofrece diferentes
datos estadísticos en la suya sobre Santafé de Bogotá.
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de registrar la población no sólo en términos cuantitativos, sino de conocer su distribución en términos de género y estado civil, contabilizar el número de nacidos
y muertos, sanos y enfermos, y calcular la distribución entre españoles, mestizos,
mulatos, indios y esclavos.
En la medida en que la ‘despoblación’ y ‘la falta de brazos’ se identifican
como una de las principales causas del atraso en el que se encuentra el Nuevo
Reino de Granada, y debido a que la riqueza del Reino es la que pueden generar
sus habitantes, es indispensable conocer el tamaño de la población, su estado de
salud y su capacidad productiva. Se trata de contar con exactitud los brazos de los
que se dispone para trabajar la tierra y su potencial para reproducirse. Esto se ve,
por ejemplo, en una de las cartas dirigidas a Caldas que es publicada en el primer
año del Semanario:
“... la utilidad de las Tablas Necrológicas siempre ha sido generalmente reconocida. Ellas nos subministran datos precisos para calcular sobre el aumento o decremento de la población: nos proveen del conocimiento de las enfermedades que azotan más o menos en sus respectivos
paises á la humanidad desgraciada, y con su auxilio podemos determinar el influxo que en ellas tienen las causas locales para removerlas, y
proporcionar de algún modo el alivio a nuestro semejantes”.56
De este modo, la contabilidad y descripción de la población forman parte
del problema de ordenamiento y control que enfrentan los ilustrados. La producción de riqueza, la salud y la evangelización, como parte de un proyecto mayor
de orden, requieren de información confiable que ofrezca los datos necesarios
para identificar las causas de los problemas que aquejan al Reino, qué aspectos
merecen mayor atención y cuáles pueden ser las soluciones. Dicha información
permite comprender ciertas dinámicas sociales y por lo tanto el diseño adecuado
de políticas y formas de conducir la población por el camino de la prosperidad. Un
ejemplo del tipo de estadísticas que se recopilan y publican en el Semanario es la
noticia política presentada por Francisco Mosquera:
“Estos son los resultados principales del Estado circunstanciado que
hemos recibido. Esta poblacion á pesar de aumentarse considerablemente cada quinquenio, pues hemos visto que desde 1800 hasta 1804
crecieron sus habitantes en el número de 849, y en un año común 179,
56
Carta anónima dirigida á D. Francisco Joseph de Caldas (firmada en Cartagena con fecha junio 20
de 1808), en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, núm. 41, octubre 9 de 1808, pp. 360-361.
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la suma total 7074 es muy corta. Observamos también que los matrimonios son pocos, y que las mujeres casi son dobles de los hombres. ¿Que causas politicas, ò físicas influirán en esta monstruosa
desproporción?”.57
De igual forma, en los números 34 y 35 de 1809 se publica en el Semanario
una noticia sobre el hospital de Popayán. Frente a esta información el editor del
Semanario comenta:
“¡Quanto deseamos que el Hospital de esta Capital forme unos estados
como el de Popayán! Nosotros podriamos deducir preciosos resultados á nuestra salud: reuniendo los datos de las enfermedades á las
observaciones meteorológicas que se verifican en este Real Observatorio. Esto sería mas interesante si los SS Curas á imitación del Doctor Omaña, nos comunicasen el número de muertos de sus Parroquias
respectivas. Esta materia la creo tan digna de nuestras especulaciones, que no dudamos que el Gobierno y los Xefes Eclesiasticos del
Reyno no tomen las providencias necesarias para recoger y consignar
en el Semanario unos datos que les asegurarian el reconosimiento de
la posteridad”.58
Pero Caldas quiere ir más lejos y darle a estas observaciones mayor utilidad
y precisión, siendo deseable que estén acompañadas de mediciones sistemáticas
de las condiciones metereológicas:
“Deseamos que cada Hospital lleve una serie de observaciones meteorológicas reducidas á las variaciones del Barómetro, á la temperatura
de este instrumento, á la del ayre exterior, la sequedad y la humedad
de nuestra atmósfera por medio del Girómetro de cabello de Saussure,
y principalmente á las corrientes de ayre, y á los diferentes vientos
observados por medio del Anemómetro. ¿No merecen bien estos conocimientos, que se destinase un individuo en cada Hospital á llevar un
diario metódico de las indicaciones de estos instrumentos? ¿No sería
bien interesante que se añadiese á estas listas el número de enfermos,
57
MOSQUERA, Francisco, “Noticia política. Razon de los nacidos, casados, y muertos en la Ciudad
de Popayan en el quinquenio que se expresa: tomado de los libros parroquiales”, en Semanario
del Nuevo Reyno de Granada, núm. 26, julio 2 de 1809, pp. 153-154.
58
CALDAS, Francisco José, “Estado del hospital real de la ciudad de Popayán, al cuidado de los
R.R. P.P. Belemitas, para el quinquenio que se expresa”, en Semanario del Nuevo Reyno de
Granada, núm. 35, septiembre 3 de 1809, p. 253.
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con nota de las enfermedades, y de la que principalmente reynaba?
¿Qué todos los años se publicasen los resultados con el número de
muertos?”.59
Éste, como los demás propósitos que se describen en el Semanario, no puede
ser la tarea de un individuo. La tarea de construir tablas estadísticas o censos del
Nuevo Reino de Granada se concibe como una labor colectiva que requiere de
algún tipo de centro de acopio y Caldas hace un llamado a que quien esté en capacidad de hacerlo - por ejemplo los miembros del clero que tienen acceso a este
tipo de información - remita los datos a los editores del Semanario.
“Si todos los Pàrrocos estubiesen animados del zelo del de Popayan
harían al estado el servicio mas importante dandole luces sobre la poblacion. Este es el verdadero Termòmetro político, por aquí se conoce
la salubridad del clima, la facilidad de la subsistencia, la fecundidad
de los matrimonios, y cien otras nociones preciosas á los que tienen
el cuidado de governarnos, y á los que meditan sobre la economia y
felicidad de su patria”.60
Caldas no sólo publica los datos remitidos sino que convoca a que otros
hagan lo mismo.“Esperamos que los S.S. Curas, así de la Capital, como de fuera
nos comuniquen unos estados semejantes al que acabamos de presentar, comensando en 1800, hasta hoy”.61 De este modo, Santafé, el Semanario y el mismo
Caldas se presentan como un “centro de cálculo”, como el centro de acopio de la
información en dónde se podría recopilar, organizar y, por lo tanto, producir conocimiento sobre la población del reino.62 Estas prácticas harían del Semanario
un “depósito precioso de conocimientos”, fáciles de recopilar y de gran utilidad
para futuras generaciones responsables del gobierno. 63
El problema de la cuantificación de la población se aborda también en los
Almanaques que Caldas publica en el Semanario. En el Almanaque de 1811 se
presentan cálculos acerca del número de muertos sobre la tierra cada año, cada
día, cada hora, cada minuto, cada segundo. Dicho Almanaque también ofrece
59
Ibidem, pp. 253-254.
60
MOSQUERA, Francisco, “Noticia política. Razon de los nacidos, casados, y muertos en la
Ciudad de Popayan...”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, op. cit., pp. 152-153.
61
Ibidem, p. 152.
62
Ver LATOUR, Bruno, Science in action: how to follow scientists and engineers trhough society,
Londres, Open University Press, 1987.
63
Ibidem, p. 254.
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datos estadísticos sobre las causas de muerte, sobre enfermedades, esperanza de
vida, matrimonios, fecundidad y morbilidad infantil.64
Los censos, las estadísticas, las tablas sobre la población que están presentes en las páginas del Semanario deben ser entendidos como instrumentos de
gobierno que operan como eficientes medios de organización.65 Dentro de esta
reflexión resulta útil el concepto de aritmética política. El término es definido
por Davenant en 1668 “como el arte de razonar con cifras sobre las materias
que se refieren al gobierno”.66 Así, la administración de la población no sólo
incluye la tarea de contar a los individuos, sino la necesidad de atribuirle formas
de comportamiento explicadas por la probabilidad; en otras palabras, se trata
de controlar y predecir sus procesos, reduciendo el marco de lo inesperado a
partir de las herramientas que, como las matemáticas, parecen conferir mayor
certeza.67 Tal como se hace en diferentes textos que aparecen en el Semanario,
es importante contar a los nacidos, muertos y casados; disponer de datos estadísticos de moradores, vagos, mendigos y transeúntes; poder hacer cálculos de
población también en función de volumen de tributarios y contar con exactitud
los brazos disponibles para trabajar la tierra. Es necesario conocer así mismo el
estado de los individuos, cuántos de ellos se encuentran enfermos y cuántos ya
han sido vacunados.
Sobre la base de lo dicho hasta aquí queda claro cómo las referencias a la
población participan de una lógica en la que todo debe estar puesto bajo observación para que nada escape a las reglas del ‘orden social’ ideal. De manera similar
a la disposición del territorio en mapas, poner a los individuos en tablas y cuadros
equivale a transformarlos en sujetos del orden, objetos del conocimiento y de la
64
CALDAS, Francisco José, “Almanaque para el año de 1811 calculado para el Nuevo Reyno de
Granada por D. Francisco Josef de Caldas y Tenorio, Director del Observatorio astronómico de
Santafé de Bogotá, Individuo de la Expedicion botánica del Reyno, y Catedrático de Matemáticas
del Colegio R.M. de Nra. Sra. del Rosario de esta Capital”, en Semanario del Nuevo Reyno de
Granada, pp. 22-24.
65
Siguiendo a Giddens, el control administrativo del Estado moderno es inseparable del control
rutinario de los “datos oficiales”. GIDDENS, Anthony, Consecuencias de la Modernidad, Alianza
Editorial, Madrid, 1990, p. 49.
66
Ver RUSNOCK, Andrea A., “Biopolitic: Political Arithmetic in the Enlightenment”, en CLARK,
William, GOLINSKY, Jan y SCHAFFER, Simon (eds.), The Sciences in Enlightened Europe,
The University of Chicago Press, Chicago, 1999, pp. 49-68, (traducción nuestra).
67
El debate de la aritmética política se gesta en el marco de los procesos modernización y
centralización de los Estados absolutistas europeos. Esta denominación fue ampliamente utilizada
hasta que en el siglo XIX se reemplazó por el término estadística. Estos saberes se constituyen
así en los medios privilegiados del Estado para operar con pretensiones de precisión sobre su
población y su territorio.
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política. Esto implica traducir los problemas a síntomas – signos y cifras – de
manera que, al igual que los recursos naturales, los individuos puedan ser inventariados y controlados. Se trata de un ejercicio político sobre el que los criollos de
la Nueva Granada reclaman autoridad. El editor y los colaboradores del Semanario reclaman el derecho sobre funciones que ellos mismos consideran propias del
Estado de tal manera que a través de sus conocimientos afirman su legitimidad
como voceros del orden y, por ende como fidedignos gobernantes.
4.4 La educación
4.4.1 Dios, la patria y la formación de ciudadanos
El punto de partida para entender el papel de la educación en el Semanario es la
convicción de sus autores de que ésta es la ‘causa’ de los bienes o desgracias de
los pueblos. De igual manera, no deja de ser interesante que estas afirmaciones
siempre se postulen a partir de una serie de principios universales que resultan
incuestionables, como son la monarquía, los intereses de la patria y la religión
católica. Estas palabras, que se encuentran al comienzo de la memoria titulada
“Discurso sobre la Educación”, así lo revelan:
“... recorranse las historias y se hallará que á proporcion que la educacion primera entre las naciones há sido màs ó menos cuidada, mas
ò menos ilustrada, más ó menos bien dirigida, segun la religion y los
intereses de la patria que son inseparables, así han florecido las virtudes ó descollado los vicios que, al fin ò han trastornado los Imperios,
ò mantenido la barbarie; pues si la religion arregla las costumbres,
la patria impone obligaciones que no pueden desempeñarse sino por
medio de estas”.68
La idea de educación en la publicación y los planteamientos sobre sus poderes transformadores se fundamenta en una idea básica, pero muy poderosa, que
nos ayuda a entender el sentido del proyecto ilustrado: el mundo, la naturaleza,
la sociedad, los individuos deben ser administrados e incorporados dentro de
una organización racional. El objetivo de la educación es entonces conducir la
sociedad por el camino del orden. Esta idea de la educación como instrumento de
transformación es expresado con claridad por Lozano:
68
EL AMIGO DE LOS NIÑOS, “Discurso Sobre la Educación”, op. cit., p. 69.
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“Yo querria que se les obligase á vivir inmediatos unos de otros, para
que se estrechasen con los vinculos del amor y de la amistad. Que se
les hiciese abrazar la vida pastoril, vida laboriosa y sencilla, que les
proporcionaria la agilidad, el libre desarrollo de sus organos, y cierta
dulzura de costumbres que carecen. Que se los inclinase á la caza, á la
pesca; al juego de pelota, á la lucha, à la carrera, á la musica, y á las
danzas en que se entretuvieron sus abuelos; para adquirir el contento,
la ligereza y el vigor. El arte precioso de la Agricultura, por donde han
marchado á su prosperidad los pueblos de Roma y de la Grecia, tomaria entonces un incremento poderoso... La Religion, que tiene tanto
imperio para hacer obrar al hombre; seria un resorte poderoso para
hacerles abrazar con placer los trabajos campestres”.69
Como en los casos de la geografía y la economía o de la salud, la situación
de la Nueva Granada en términos de educación es lamentable y es más lo que está
por hacerse que lo que existe. En el “Discurso sobre la Educación” el diagnóstico
se presenta en los siguientes términos:
“... luego esta multitud de pueblo que veo entregada á la holgazaneria, y envuelta en los horrores de la ignorancia, no tiene ni ha tenido
educacion ni pública ni privada: luego es forzoso que faltandole esta,
carezca de costumbres: luego ès preciso que sea perjudicial al Estado
y à sí misma por sus vicios y malos exemplos”.70
En esta memoria el asunto se plantea de forma clara a partir de la distinción
entre unos ‘infelices’ que viven en los horrores de la oscuridad, frente a los beneficios indudables de la educación:
“¡Oh compatriotas mios! reflexîonàd un poco sobre los incalculables
bienes que resultan en lo espiritual y temporal que tántos infelices que
por falta de enseñanza, se quedan en los horrores de la obscuridad,
con toda la corrupcion de la naturaleza, y graduad despues, si es posible, las consequencias funestas que deben resultar à la Sociedad en
general”.71
69
LOZANO, Jorge Tadeo, “Fragmento de una obra titulada: Fauna cundinamarquesa”, op. cit.,, pp.
290-291.
70
EL AMIGO DE LOS NIÑOS, “Discurso sobre la Educación”, op. cit., pp. 72-73.
71
Ibidem, pp. 73-74.
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Una característica que recorre todos los planteamientos sobre la población
es precisamente aquella a la que antes se hizo referencia, a esa distinción entre
‘nosotros’ y ‘ellos’. Sin embargo, en el marco de este problema, dicha distinción
adquiere unos matices particulares: la idea de ‘irradiar’ luz sobre una población
que está en la oscuridad aparece como una “obra de piedad”, como una “obra laudable”, y, lo que es más importante, que se hace por “el bien de la patria”, sobre
valores que se asumen como ‘universales’ y ‘absolutos’.72
La metáfora de la luz aquí se articula a partir de una idea común entre los
hombres de letras y los hombres de fe, la del “ fuego sagrado de las Ciencias”,73
la de ser portadores de verdades absolutas. Además, esta misión de ‘iluminar’, de
difundir los valores y los conocimientos de la civilización cristiana, es sinónimo
del cumplimiento de los deberes de un buen ciudadano y de fidelidad con la ley
sagrada. Así, la idea de educar aparece con un fuerte sentido político y moral para
los criollos ilustrados.74 Además de la importancia que tienen la escuela y los
temas pedagógicos en el Semanario podríamos afirmar que esta publicación en sí
misma es un proyecto de educación física y moral.
Un elemento central del proyecto civilizador está en la evangelización y el
dogma cristiano es un elemento central de la misión de ‘iluminar’ el destino del
Nuevo Mundo. En el Semanario se publica un interesante texto sobre la importancia de erección de obispados en la Nueva Granada. La memoria nos recuerda
la centralidad del tema religioso entre los Ilustrados americanos y españoles. El
texto es una suma de argumentos para justificar la instauración de obispados en la
Nueva Granada “que en ninguna parte del mundo son ni pueden ser tan urgentes
como en la América, por lo vasto y dilatado de sus territorios, por la fragosidad
de sus caminos, por el aumento de rentas eclesiàstica, y por la multiplicacion de
sus habitantes”.75
72
“¡Oh! quiera la Providencia que yo sepa inspirar en aquellos que pueden concurrir à tan laudable
obra, los deseos de que está penetrado el corazon de= El Amigo de los niños. Quando me propuse
extender estas reflexîones para el publico aunque no tienen otro objeto que promover el bien de
la patria, no se me ocultaba, que era necesario decir verdades...”. Ibidem, p. 74-75.
73
CALDAS, Francisco José, “Aviso al Publico”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, núm.
35, septiembre 3 de 1809, pp. 254-255.
74
“¿Y quien es el estupido ó insensible, que notando estos rasgos inmortales, que caracterizan la
ciencia, para cuyo estudio parece que hemos recibido la razon, no se compromete solemnemente
con migo mismo, á consagrar en su obsequio los momentos mas preciosos de su vida?”.
GUTIÉRREZ, José María, “Discurso que Don Joseph Maria Gutierrez pronuncio en el Colegio y
Universidad de San Pedro de Mompox, como Catedrático de Filosofía”, en Semanario del Nuevo
Reyno de Granada, núm. 40, noviembre 19 de 1809, pp. 336-337.
75
GUTIÉRREZ, José María, “Discurso en que siguiendo las piadosas intenciones de nuestros
Catolicos Monarcas, y consultando á la necesidad y utilidad de la Religion, del Estado, y de los
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El control de la población, su educación religiosa y su inclusión en un orden
social “civilizado”, requiere de su incorporación en las prácticas cristianas y, por lo
tanto la Iglesia, como un organismo del Estado, tiene una responsabilidad mayor.
“Los Indios del centro, y algunos de las costas de los dos mares; aunque subordinadas à la civil autoridad del Gobernador y sus Tenientes
y Corregidores, viven por lo demas muy poco distantes de su primitiva
barbarie y extremadamente necesitados de toda enseñanza y de todos los socorros espirituales y temporales”.76 “... entonces la Metrópoli brillaria rodeada del explendor de tantas cátedras episcopales,
sobresaliendo como un astro de primera magnitud el de la dignidad
Metropolitana: entonces distribuido el interminable espacio de nuestras costas, montes, llanuras entre diez y seis Obispos se comenzaria la
grande obra de ilustrar y santificar los tres millones de almas que las
habitan. De otro modo es imposible que tan vastos y fertiles territorios
dén todo su fruto, q selvas tan ricas y deliciosas se vean pobladas, y q
mil hordes desconocidas de Indios errantes reciban las luces necesarias para salir del càos en que se hallan sumergidas”.77
Los obispos son presentados como portadores de la luz que libera a los americanos del encierro y de la oscuridad del paganismo, así que éstos son responsables de la unidad moral y política del Estado, ya que encarnan tanto la voluntad
de Dios como la del rey.78 De esta manera, los obispados y la tarea de difundir
el dogma cristiano se justifican no sólo como una misión de salvar las almas de
la población americana sino de controlar sus cuerpos, lo cual es un deber y una
expresión de bondad y piedad del Rey.79
El concepto de educación en el Semanario nunca aparece desligado de los
dos referentes más poderosos del orden social: el gobierno monárquico y la Iglesia
y religión católicas. La religión y los intereses de la patria resultan de esta forma
inseparables. Y, de hecho, es en esta unión entre el orden político y moral que se
articula la idea de que la educación tiene como finalidad la formación de “buenos
Pueblos, se propone la ereccion de Obispados en este Nuevo Reyno de Grananda; por el D.D.
Frutos Joaquin Gutierrez de Caviedes, Abogado de la Real Audiencia, Catedràtico de Derecho
Canonico en el Colegio R.M. y S. y Agente Fiscal de lo criminal en esta Capital”, en Semanario
del Nuevo Reyno de Granada, núm. 42-53, octubre 16 de 1808 a enero 1 de 1809, pp. 413-414.
76
Ibidem, pp. 430-431.
77
Ibidem, pp. 459-460.
78
Ibidem, p. 460.
79
Ibidem, pp. 460-461.
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ciudadanos” y de allí el sentido de una educación “pública, gratuita e igual”. 80 Esto
no sólo se explica por el papel determinante del clero en la enseñanza, sino también
porque el poder de la corona tiene una fuerte justificación religiosa. La misión de la
educación es la de inculcar dichos referentes de autoridad en los jóvenes del reino:
“… solo se les debe inspirar el amor reciproco: instruirles en las esenciales obligaciones del hombre respecto á Dios, respecto á la Patria
y al Soberano, y respecto á si mismos; pues saliendo todos iguales en
estos principios, la Providencia cuidará de que cada uno ocupe en la
República el puesto ò empleo que le corresponda”.81
4.4.2 Las “Escuelas de la Patria”
La educación es parte fundamental de cualquier proyecto de orden social y para
los criollos, además de ser el mecanismo de distinción por excelencia, constituye la base sobre la cual se fundamentan sus proyectos políticos. De manera que
algunos criollos harán un llamado por una educación pública, gratuita, bajo la
inspección y vigilancia del gobierno en las Escuelas de la Patria. Esto, con el fin
de que los niños “aprendan los elementos de las virtudes christianas y civiles
que los conduzcan después à ser unos hombres útiles à la Patria, benèficos á sus
semejantes, provechosos para sí mismos, y al fin que honren con sus acciones la
santa religion que profesan”.82
La argumentación a favor de la educación pública en el caso de “El Discurso
sobre la Educación” se basa en dos señalamientos: el primero, está referido a los
ejemplos de Roma y Grecia que produjeron ‘grandes ciudadanos’ precisamente
porque la educación estaba controlada por el Estado y, el segundo, que es un planteamiento que cruza todo el Semanario, alude al papel del Rey como un buen padre que se hace cargo de sus hijos, a la “ilustrada piedad de nuestro soberano”.83
80
“Sin pretender yo entrar en esta disputa, que solo pertenece á la filosofía política, me atrevo afirmar
que (sean las que fueren y denominense aquellos como quieran, Monárquicos Democraticos,
Aristocraticos, ò Despotas) en todos es necesario que tengan los jovenes de ambos sexôs, para el
logro de los fines que se proponen los Gobiernos, una educacion pùblica, gratuita, igual, sabia y
sostenida”. EL AMIGO DE LOS NIÑOS, “Discurso sobre la Educacion”, op. cit., pp. 68-69.
81
GUTIÉRREZ, José María, “Discurso sobre los obispados”, op. cit., pp. 81-82.
82
Ibidem, p. 88.
83
El superior gobierno, “como un verdadero representante de padre de la patria, será el patrono y
el único que cuidará del cumplimiento de las intenciones de los establecedores y donatarios…”.
EL AMIGO DE LOS NIÑOS, “Discurso sobre la Educacion”, op. cit., p. 85.
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“Yo no he hallado un rasgo más tierno y expresivo que éste para manifestar un soberano a su pueblo la legítima autoridad con que pone
bajo de su mando e inspección la educación de todos los niños, el
amor y cuidado que le merece la nación que gobierna, y que sirva al
mismo tiempo de enseñanza a los directores de escuelas para dirigir
la que deben dar a sus niños”.84
Pero a pesar del marcado sentido realista y monárquico de los autores del
Semanario, la educación aparece como un deber moral del Rey o del Estado así
como de los “poderosos” y “pudientes”. El sostenimiento material de las escuelas, se presenta como una obligación no sólo por parte del Gobierno, sino que se
hace un llamado a los “ricos y poderosos” para que colaboren con una causa que
adquiere el sentido de obligación moral, de una obra de piedad y misericordia
que los enaltece sobre el resto de la sociedad.
“Es bastante reparable que entre los centenares, y aun millares de
sugetos que han fallecido en esta Capital dejando caudales de bastante consideracion; no haya habido uno que se acordase de la primera
obra de misericordia espiritual que nos recomienda tanto nuestra Santa Madre la Iglesia de enseñar al que no sabe...”.85
A partir de lo dicho hasta aquí es claro que todo el discurso sobre la educación está en función de inculcar el sentido del deber frente a la sociedad, el
gobierno y el Creador. La escuela, más que un lugar de instrucción de un conjunto
de contenidos, es un espacio en el cual se debe reproducir la correcta disposición
de las personas y las cosas, los ideales del orden:
“... Dios és Orden; y el hombre en sociedad debe imitarle en lo moral
y en lo físico; y así el Director de una escuela enseñará a sus niños,
no solo aquellas máximas que se dirigen a las buenas acciones, sino
también aquellas que tienen por objeto el aseo, la limpieza, la proporcion y el buen gusto”.86 “Parece que por este medio un niño al salir ó
concluir la escuela de la Patria, se hallará no solo afirmado en la fé
que profesa, capaz de dar razon de los fundamentos en que se apoya; si
no también lleno de respeto por los altos Misterios que contiene nues84
Ibidem, p. 86.
85
Ibidem, p. 73.
86
Ibidem, p. 91.
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tra Santa Religion, y por consiguiente iniciado ya en las principales
obligaciones del hombre en sociedad”.87
Más allá de estos planteamientos normativos, hay una serie de prácticas concretas que apuntan hacia el control del gobierno sobre la educación: la creación de
escuelas de la patria, el control de los maestros y la verificación de los contenidos
de la enseñanza.88 En los distintos señalamientos que se encuentran sobre este
tema en el Semanario un elemento común es la función de la educación como
dispositivo homogenizador. Esto, sobre la base de que la homogenización es condición de posibilidad del orden social. El autor del “Discurso sobre la Educación”
precisamente plantea que la diversidad es un problema que debe ser superado por
esta vía:
“En efecto, las distintas condiciones de los padres, sus diversas ocupaciones, la variedad de sus genios, de sus talentos, de sus costumbres,
de sus posibilidades, todas estas circunstancias presentan â la idea
de un filòsofo, el resultado mas desagradable, porque ve, como en un
quadro, la diversidad monstruosa de los efectos que ha de producir
una educacion tan caprichosa como desigual”.89
Desde este marco, se plantea el problema de las divisiones sociales dentro
de la escuela donde se logrará que el “hijo de un poderoso se siente junto al de un
pobre, el niño distinguido al lado del plebeyo”:
“Asi como queda abolida toda distincion de empleo, cargo, dignidad,
ó qualquiera otra que denote superioridad de un niño sobre otro; asi
tambien se prohibe que la escuela se divida en Bandas ó Bandos: alli
todo debe respirar igualdad, y fraternidad: no se conocerà otra autoridad que la del Director para mandar y corregìr...”.90 “Asi los compañeros de escuela, se auxiliaran mutuamente dentro de ella...”.91 “...
no se oirán jamas en la escuel de la Patria, llantos, sollozos, ni vo87
Ibidem, pp. 112-113.
88
“El Nuestro tan ilustrado [monarca], no podia haber olvidado en su sábia legislacion, un punto
tan importante; así ès que tiene dispuesto que los Maestros de primeras letras que quieran abrìr
escuelas públicas sean antes exâminados de lo que deben enseñar, visitados anualmente por las
autoridades públicas para indagar si observan la buena enseñanza, y si procuran conservar
puras las costumbres de los niños”. Ibidem, pp. 69-70.
89
Ibidem, p. 70.
90
Ibidem, p. 97.
91
Ibidem, p. 98.
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ces destempladas. La melodía del canto y la armonia, será lo que allí
resuene...”.92
Si bien el discurso se refiere a que en la escuela no debe haber distinciones
entre los niños, y a la homogeneidad como condición de posibilidad del orden,
ésta es también una forma de perpetuar y naturalizar las distinciones sociales propias del orden social existente. De esta manera, como señala Ulloa, “se
acostumbrarán desde tiernos á tratar á los inferiores con indulgencia, á palpar
las necesidades de la plebe; y dividiendo con ellos lo que lleven á la Escuela
para saciar su propio apetito, oirán siempre con sentimiento los clamores del
miserable”.93
Según se expone en el “Discurso sobre la Educación”, estos supuestos ideales de igualdad y homogeneidad no parecen contradictorios con la “natural” y
necesaria distinción entre la elite y el pueblo:
“... parece que debe desterrarse, de nuestras escuelas toda pràctica
que pueda introducir en el corazon de los niños la semilla de la ambición... Porque seria cosa bien ridicula el que un niño à quien la naturaleza dotò de una feliz memoria, ò de una gran facilidad para escribir
bien, pasase en un instante de los empleos de Emperador, Rey, Consul,
ó Capitan de escuela, à exercer tal vez un arte mecànico en su casa,
llevando grabadas en su idéa, las pomposas ocupaciones del mando y
predominio de su aparente grandeza...”.94
En cuanto a los maestros, se insiste en que siendo ellos los directos responsables de una tarea tan definitiva para la sociedad,95 deben ser escogidos con el
mayor cuidado, “... porque de su eleccion penden precisamente los buenos efectos que haya de producir el establecimiento”.96 De ahí la propuesta de que “sean
antes exâminados de lo que deben enseñar, visitádos annualmente por las au92
Ibidem, p. 100.
93
ULLOA, Francisco Antonio, “Ensayo sobre el influxo del clima en la educacion física y moral...”,
op. cit., p. 343.
94
EL AMIGO DE LOS NIÑOS, “Discurso sobre la Educacion”, op. cit., pp. 81-82.
95
“Las impresiones de la infancia se conservan toda la vida; si estas son buenas, los Niños serán
unos ciudadanos virtuosos, unos Magistrados incorruptibles, unos Ministros del Santuario
zelosos, puros, desinteresados, buenos padres, buenos esposos y la patria verá multiplicarse
el bien y las virtudes: si los primeros exemplos son depravados...”. CALDAS, Francisco José,
“Noticia patriotica”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, núm. 32, agosto 13 de 1809,
p. 230.
96
EL AMIGO DE LOS NIÑOS, “Discurso sobre la Educacion”, op. cit., p. 86.
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Cuerpos, mentes y almas
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toridades públicas para indagar si observan la buena enseñanza, y si procuran
conservar puras las costumbres de los niños”.97
Finalmente, en cuanto a los contenidos, los elementos básicos de enseñanza
de las Escuelas Patrióticas son la lectura, escritura, matemáticas y “doctrina por
principios”.98 En el Semanario también se encuentra una relación de las materias
que “los individuos de la Escuela patriótica de la Ciudad de Popayán proponen
para el público examen”: Historia Sagrada, utilidad de la escritura, principios de
escritura, la proporción necesaria para la perfección de la letra, su inclinación y el
modo de hallarla, el corte de la pluma, el modo de cogerla, y manejarla, el modo
de colocar el papel y el cuerpo para escribir con perfección, ortografía, uso de los
signos, el modo de dividir las palabras al fin del renglón, en qué casos se deben
usar las letras mayores, la definición y utilidad de la Aritmética, el modo de leer
con facilidad una serie de números por dilatada que sea; las cuatro principales
reglas de la aritmética. Frente a todas estas materias se reconoce una clara preocupación por el buen uso de la lengua castellana.99
La escuela no es simplemente un lugar para la instrucción de materias específicas, es el espacio para el adiestramiento en el cual se inculcan una serie de
posturas y refinamientos para ser un ‘buen ciudadano’ –limpieza, buen gusto y
aseo, entre otros–. En este sentido la finalidad de la educación, más allá de los conocimientos que busca transmitir, es de ‘enseñar a obedecer’. La disciplina aparece como la vía a través de la cual los individuos contribuyen al mantenimiento del
orden social. Es el camino y el único medio posible para construir una sociedad
controlada y en control de la naturaleza.
Si retomamos los distintos aspectos tratados en este capítulo, podemos hacer
algunas consideraciones generales: las referencias a la población en las memorias
revisadas y los planteamientos sobre la necesidad de transformar las condiciones
97
Ibidem, pp. 69-70.
98
Ibidem, p. 97. “Niños de 7, de 8 años leen, escriben, executan las quatro primeras reglas de la
Aritmètica, y dan noticia de lo esencial de la Historia Santa desde la creacion hasta nosotros;
saben distinguir las épocas, y jamas confunden los tiempos de la ley natural, los de la escrita, y
los de la gracia, los tiempos de los Patriarcas, Moyses, y la plenitud de Jesu-Christo”. CALDAS,
Francisco José, “Noticia patriotica”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, op. cit., p. 229.
99
Ver por ejemplo el texto “Materias, que los individuos de la escuela patriótica de la ciudad de
Popayán proponen para el público examen que se hará el día 15 del corriente a las 10 de la mañana
en la Capilla del Colegio Real, y Seminario de San Francisco de Asís...” Idem. El problema de la
educación también está presente en el número 21, del 22 de mayo de 1808, en el cual se publica
un “rasgo problemático” enviado por José María Gutiérrez. En este texto se hace un elogio de la
música, la pintura y la elocuencia como tres artes que tienen un enorme poder sobre el espíritu
humano y deben estar en la base de la educación de los jóvenes del reino.
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de ‘ignorancia’, ‘atraso’ y ‘barbarie’ en que se encuentra la Nueva Granada encuentran sus bases en una idea que resulta esencial para entender el sentido de
toda la empresa del Semanario: la naturaleza, la sociedad y los individuos tienen
que ser ordenados. Específicamente, la población aparece como un objeto a administrar, como una colección de distintos problemas a resolver como algo que
hay que ‘controlar’, ‘dominar’, ‘administrar’, ‘mejorar’ o ‘remodelar’, casi como
un objeto de la ingeniería social.100
El nuevo orden social que anhelan los criollos autores del Semanario requiere del conocimiento, racionalización y ordenamiento de los habitantes del reino.
El cuerpo social en su conjunto y los cuerpos individuales de los pobladores son
el centro de atención en términos económicos, médicos, demográficos, pedagógicos y religiosos. Para que estos dispositivos de control sean posibles es necesario
catalogar y contabilizar la población, mantenerla saludable, hacerla productiva
y educarla. Es claro que el proyecto ilustrado que se postula en las páginas del
Semanario se sostiene sobre un sistema de vicios y virtudes. En este sentido, la
educación aparece como la forma de trascender las condiciones de ignorancia y
miseria que los autores del Semanario consideran que impiden la ‘civilización’ y
la ‘prosperidad’ de la Nueva Granada.
100 Ver BAUMAN, Zygmunt, “Modernidad y Ambivalencia”, en BERIAIN, Josexto (comp.), Las
consecuencias perversas de la modernidad, Editorial Anthropos, Barcelona, 1996.
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5. El imperio del hombre
y el imperio del clima
El clima constituyó una de las preocupaciones centrales de los autores del Semanario del Nuevo Reyno de Granada. El impacto del medio sobre los seres vivos,
y sobre el hombre en particular, fue el objeto explícito de varias memorias del
periódico.1 Adicionalmente, la geografía, la botánica, la medicina o la educación
son todos temas que de una u otra manera se relacionan con el problema del clima.
El interés de los criollos por el tema es explicable por varias razones. En primer
lugar, porque el pensamiento ilustrado, y en particular los escritos del Semanario,
tienen como preocupación central el control humano del mundo natural y la tensión que se presenta entre las leyes de la naturaleza y la libertad humana, entre el
imperio de la naturaleza y el imperio del hombre.
Es precisamente en estos argumentos donde se marca la diferencia entre
la civilización y el orden, por un lado, y lo salvaje y lo caótico, por el otro. Además, las teorías sobre la diferenciación de las razas y las tesis sobre el influjo del
clima son inseparables y complementarias. En la exposición de dichas nociones
sobre la naturaleza y sobre los distintos grupos humanos del planeta se percibe
con claridad el esfuerzo por ratificar la idea del hombre de letras y su autoridad
para asumir el control de la naturaleza y la sociedad. De manera que cuando se
hace referencia al imperio del hombre deberíamos aclarar que se trata del imperio
del hombre ilustrado y europeo, del cual el resto de los seres humanos, como es
el caso de los nativos americanos o la población afro-americana, son objetos de
subordinación de manera similar a las plantas y los animales.
1
Entre las memorias que tratan sobre el clima en el Semanario vale la pena mencionar:
CALDAS, Francisco José, “Estado de la Geografia del Vireynato de Santafé”, op. cit.; CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres organizados”, op. cit.; ULLOA,
Francisco Antonio, “Ensayo sobre el influxo del clima en la educacion física y moral”, op. cit.;
RESTREPO, José Manuel, “Ensayo sobre la Geografía, producciones, industria y poblacion de
la Provincia de Antioquia”, op. cit.; CAMACHO, Joaquín, “Relación territorial de la Provincia
de Pamplona, op. cit; SALAZAR, José María, “Memoria descriptiva del país de Santafé de
Bogotá”, op. cit.; y LOZANO, Jorge Tadeo, “Fragmento de una obra titulada: Fauna Cundinamarquesa, op. cit.
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Cuando nos ocupamos del problema de la naturaleza americana, en particular del “influjo del clima sobre los seres organizados”, encontramos que los
habitantes de la Nueva Granada, los criollos mismos, son parte del problema. Si
el clima es determinante en el desarrollo físico, moral e intelectual de los seres
vivos, su naturaleza podría estar definida no sólo por su origen racial y por la
nobleza de sus antepasados, sino que podría verse afectada por el clima y la naturaleza del lugar en que nacen y viven. Tanto los nativos de América como los
africanos y europeos que se establecen en territorio americano, estarían física y
moralmente determinados por el clima del Nuevo Mundo. Se trata entonces de un
debate que ha convertido a los europeos que nacieron y habitan otras latitudes y
otros climas, en una preocupación científica no muy distinta a la pregunta por la
naturaleza de otras razas o grupos humanos. Por estas razones, el debate sobre
el clima resulta fundamental en una investigación sobre ciencia y política en el
contexto colonial hispanoamericano.
En este capítulo será necesario tener presentes algunos elementos generales
del debate sobre la naturaleza del Nuevo Mundo que encontramos en la Ilustración
europea y que nos enseña acerca de la concepción que algunos autores europeos
tienen tanto de América como de Europa. Debemos recapitular con cierto detalle
el tratamiento que tiene el clima en el Semanario y exponer los rasgos fundamentales del discurso de los criollos letrados. Este ejercicio nos permitirá apreciar
de qué manera el contenido y la forma del discurso ilustrado son indisolubles. El
triunfo de la Ilustración, del imperio del hombre sobre el imperio de la naturaleza,
sólo será comprensible en la medida en que describimos cómo se constituye un
‘sujeto ilustrado’ con la autoridad para hacerse portavoz de un conocimiento que
reclama legitimidad absoluta, que presenta ‘verdades’, no opiniones, y ‘hechos’
corroborados por la experiencia y la razón.
Las polémicas acerca de la naturaleza y la población del Nuevo Mundo giraron en torno a las distintas maneras de entender la influencia del clima en la
vida, y es en dichos debates que podemos reconocer los argumentos centrales de
lo que Antonello Gerbi ha llamado “La disputa del Nuevo Mundo”.2 Si vemos el
problema del clima a la luz de la historia de las ideas, la influencia del medio sobre los seres vivos fue un tema de central importancia para los naturalistas de los
siglos XVIII y XIX, estrechamente ligado a la historia de las ciencias de la vida,
y para los posteriores debates en torno a el origen de las especies. Sin embargo,
nuestra investigación pretende tomar distancia de ciertas formas tradicionales de
2
GERBI, Antonello, La disputa del Nuevo Mundo. Historia de una polémica 1750-1900, México,
Fondo de Cultura Económica, 1993, p. 52.
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escribir la historia de la ideas y no busca señalar una vez más las influencia de
pensadores europeos sobre los criollos letrados, ni escribir un capitulo más de lo
que para algunos ha sido la difusión de la Ilustración europea.3 No se trata entonces de evaluar hasta qué punto los criollos son o no legítimos portavoces de algo
ya constituido, que viene de fuera: la Ilustración. Tampoco es este el lugar para
recapitular el debate europeo sobre el Nuevo Mundo, ni pretendemos hacer una
presentación exhaustiva de las tesis europeas sobre la naturaleza americana.4 Sin
embargo, sería una necedad pretender aislar los debates de los criollos de la literatura europea la cual, de hecho, constituye la base de su erudición y de sus puntos
de vista. Es frente a dicha literatura que sus publicaciones, debates y credibilidad
como hombres de ciencia tienen sentido. De manera que para este capítulo y los
siguientes será de gran ayuda tener presentes quiénes son los autores y cuáles son
los puntos de vista que sobre la naturaleza americana van a interesar a los criollos.
Así, en las próximas páginas trataremos de presentar los autores más citados por
los criollos y los puntos de vista que mayor interés despertaron entre los autores
del Semanario.
5.1 Europa y el Nuevo Mundo
El clima, y su influencia sobre los seres vivos, es un tópico del cual se ocuparon
autores clásicos desde la Antigüedad. El tema cobró aún mayor importancia en el
siglo XVI al convertirse en uno de los ejes centrales de la literatura europea sobre
el Nuevo Mundo y sobre la naturaleza americana.5
3
La noción de difusión es problemática en tanto supone que aquello que se difunde (en este caso
la ciencia europea) tiene unas características definidas y mantiene el mismo carácter en el nuevo
lugar, desplazando todo aquello que la antecede. Así, el emisor (que difunde, propaga, esparce,
divulga y extiende) aparece como la parte activa, y el receptor tiene un carácter pasivo. En el
caso de las prácticas científicas, resulta más interesante pensar en la configuración recíproca de
formas de conocimiento, en el proceso de construcción de la ciencia europea como el referente del
conocimiento legítimo y del proceso de socialización de los diferentes actores dentro de marcos
europeos.
4
Sobre este tema ya existen numerosos trabajos que serán útiles referentes en este capítulo, entre
otros debemos mencionar el trabajo ya citado de GERBI, op. cit. y GLACKEN, Clarence, Huellas
en la playa de Rodas. Naturaleza y cultura en el pensamiento occidental desde la antigüedad al
siglo XVIII, trad. J.C. García Borrón, Barcelona, Ediciones del Serbal, 1996.
5
Para los antiguos la relación entre el clima y las capacidades humanas es un lugar común. Este
tipo de argumentos los encontramos por ejemplo en Aristóteles en La política, libro VII. Para el
filósofo griego la condición de salvajes hace a estos seres humanos objetos legítimos de la caza,
e incluso se explica la esclavitud como algo natural. Ideas similares aparecen en autores latinos
como Tito Livio o Cicerón. Así mismo, acerca de la relación entre las características del entorno
y los vicios y virtudes del hombre, refiriéndose a América, la reina Isabel la Católica comenta:
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Las distintas concepciones de América y su naturaleza, desde el ‘descubrimiento’ y los primeros cronistas hasta los viajeros del siglo XIX, han presentado
visiones del Nuevo Mundo que algunos historiadores han clasificado en dos bandos con perspectivas encontradas. Por un lado, están aquellos que han visto en el
Nuevo Mundo una forma de ilustrar la superioridad de la naturaleza y la cultura
europeas, presentando al Nuevo Continente como la cuna de una naturaleza débil,
degenerada y joven. Por otro lado, están los que han procurado ofrecer una idea de
América más positiva y que han querido otorgarle a lo americano un digno lugar
en la historia y en la naturaleza. Autores como Antonello Gerbi han marcado esta
división entre detractores y defensores del Nuevo Mundo, lo que muchas veces
se confunde con posiciones eurocéntricas y visiones americanistas, respectivamente.
Esta caracterización de las distintas concepciones de América como puntos
de vista ‘más amables’ (americanistas) y concepciones ‘antipáticas’ (eurocentristas) presenta limitaciones y dificultades. En primer lugar, no podemos olvidar que
en la descripción y construcción del Nuevo Mundo se definen los rasgos del Viejo
Mundo y, de manera simultánea, se configura una idea de Europa que se reconoce
en sus diferencias con América. Además, como lo mostraremos más adelante,
en el supuesto americanismo de autores como Humboldt y de algunos criollos
como Caldas, en su afán por darle un lugar a América en el mundo, reconocemos
formas muy eficaces de incorporación del Nuevo Mundo a marcos de referencia europeos. Algunas formas de ‘americanismo’, incluso de autores americanos
que celebran la belleza, riqueza y grandeza del Nuevo Continente, son formas de
conocimiento que facilitan el ordenamiento y la apropiación de América, y del
planeta entero, por parte de algunas naciones europeas.
La idea de un Nuevo Mundo degenerado tuvo, entre muchos expositores,
uno particularmente poderoso: Georges-Louis Leclerc, Conde de Buffon (17071788) quien además fue un referente imprescindible para los criollos. A mediados
del siglo XVIII Buffon jugó un papel protagónico en el mundo de la Historia
Natural europea y americana. Desde 1739 ocupó el cargo de intendant y estuvo
al mando del Jardin du Roi de París, institución que alcanzó su mayor esplendor
bajo su dirección. El Jardin du Roi, al igual que los reales jardines botánicos de
Madrid o Londres, más que bellas parcelas para la exhibición de plantas vivas o
almacenes de colecciones de especimenes disecados, son los centros de poderosas
redes internacionales. Los jardines botánicos y los museos de historia natural no
“En esa tierra donde los árboles no se arraigan, poca verdad y menos constançia habrá en los
hombres”. Citado por GERBI, op. cit., p. 52.
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se limitan a los confines de las capitales europeas, sino que incorporan dentro de
sus posesiones naturales especimenes del mundo entero.
Como director de una institución como ésta, Buffon tuvo amplio acceso a información sobre el mundo natural, como muy pocos hombres en la tierra habrían
podido tener. Viajeros, naturalistas y otras instituciones francesas y extranjeras
mantenían una amplia comunicación con el Jardin du Roi. Luis XV le otorgó a
Buffon el título de conde, quien posteriormente sería miembro de la Académie
Royale des Sciences, de la Academie Francaise, de la Royal Society of London y
de las academias de Berlín y San Petersburgo.6 Todos estos son factores que permiten explicar la magnitud de su obra y su enorme reputación como autor.
La Historia Natural de Buffon es una obra monumental de 36 volúmenes.
Ésta lo convertiría en un reputado autor en Europa y América. En el siglo XIX
aparecen más de diez ediciones de sus obras, así como traducciones al inglés, alemán, italiano y español, siendo sus libros ejemplares imprescindibles en cualquier
biblioteca pública o privada. Buffon es entonces una de las grandes figuras de la
literatura francesa del siglo XVIII y se trata de uno de los científicos más leídos
del siglo XVIII. 7
El continente americano será un claro interés de Buffon y sus opiniones
sobre la naturaleza americana son un referente inevitable para los naturalistas del
mundo entero. Se trata claramente de uno de los autores europeos más comentados por los criollos letrados de la Nueva Granada.8 Buffon recopila toda clase
de evidencia para mostrar que América del Sur tiene una fauna distinta de la de
Europa, Asia y América del Norte. Uno de los temas centrales de su obra es precisamente las diferencias que existen entre las especies del continente americano
y las del Viejo Mundo. Las criaturas americanas son definitivamente distintas y
en muchos casos inferiores, siendo ésta una consecuencia de su clima húmedo
que tiene como efecto su degeneración; es decir que para el naturalista francés, la
humedad del clima resta vigor y empequeñece a los seres vivos.
6
Para una biografía completa de Buffon ver ROGER, Jaques, Buffon: un philosophe au Jardin du
Roi, Paris, Fayard, 1989.
7
LAFUENTE, Antonio y MOSCOSO, Javier (eds.), Georges-Louis Leclerc Conde de Buffon
(1707-1788), Madrid, CSIC, 1999. Al respecto, ver ROUSSEAU, G.S., “Los libros científicos y
sus lectores en el siglo XVIII”, en ELENA, A. y ORDÓÑEZ, J. (eds.), La ciencia y sus públicos,
Madrid, CSIC, 1988, pp. 147-224.
8
Vimos la obsesión de Caldas por tener su obra y encontramos en sus escritos publicados en el
Semanario múltiples referencias a Buffon; sin embargo, es muy probable que haya conocido la
obra del naturalista francés sólo parcialmente. El hecho de que Caldas cite a Buffon repetidamente
no quiere decir que conozca su obra o comparta sus ideas.
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De esta manera se explican las diferencias entre la fauna y la flora de los
distintos continentes. Los animales del Nuevo Mundo son claramente inferiores,
lo cual se hace visible en su tamaño, entre otras características. Los “leones del
Nuevo Mundo” no son de ninguna manera el mismo rey de los animales conocido en el Viejo Mundo.9 No hay elefantes en América y no se encuentra ningún
animal similar en su tamaño ni en su forma; el único que se le podría comparar
lejanamente es el tapir brasileño que con ironía Buffon llama el “elefante del Nuevo Mundo” y que, según su descripción, no llega al tamaño de un ternero de seis
meses o de una mula muy pequeña. Así mismo, no existen jirafas, camellos, hipopótamos ni rinocerontes en América y sus bestias más grandes son más pequeñas
que las europeas. En la obra de Buffon se reconoce una admiración por animales
corpulentos como el extinto Mamut.10 Él mismo era un hombre robusto y parece
haber encontrado en el tamaño una clara señal de superioridad y de estabilidad.
Adicionalmente, también el número de animales cuadrúpedos es inferior en el
Nuevo Mundo con respecto a Europa, de manera que la naturaleza es vista como
si fuera menos rica, menos activa y menos fuerte.11
El apelativo de inmadurez o decadencia para referirse a la naturaleza americana equivale a proclamar la madurez y perfección del Viejo Mundo, y éste se
presenta como canon y punto de referencia para observar el planeta entero. Tal y
como lo presenta Gerbi, la obra de Buffon es una clara afirmación del eurocentrismo en las ciencias de la naturaleza. No es una coincidencia que esto ocurra en
el momento en que la idea de Europa se está consolidando como centro y como
punto de referencia en el conocimiento del globo entero. En la misma medida
en que en el campo de lo político y lo cultural Europa se define como civilizada
frente a África, Asia y América, en la física también se muestra como superior.12
No debe extrañarnos que la afirmación se haga desde el Jardin du Roi, una institución que logra acumular y centralizar información sobre los animales y las
plantas del mundo entero como ningún otro lugar del planeta. De hecho podemos
argumentar que la fortaleza de Europa y sus imperios es proporcional a la de sus
instituciones y empresas científicas.
La debilidad de la naturaleza del Nuevo Mundo y la influencia del clima
sobre los seres vivos es también visible en el decaimiento de los animales domésticos llevados a América por los europeos. Caballos, burros, bueyes, ovejas, ca9
GERBI, op. cit., p.7.
10
Ibidem, p. 22.
11
Ibidem, p. 8.
12
Ibidem, p. 43.
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bras, cerdos, perros, y los que llegaron por sus propios medios se han ‘encogido’
y ‘atrofiado’; y los que se encuentran en América y Europa como lobos, zorros,
ciervos o cabras, son también mas pequeños en América que en Europa.13 Este
supuesto de que el clima americano ha contribuido a la degeneración de animales
traídos de Europa, si lo transferimos al caso de los seres humanos, es una tesis de
difícil aceptación para los criollos que han nacido y vivido en dichos climas. De
allí, como veremos más adelante, su insistencia en señalar las enormes diferencias climáticas dentro del territorio americano, no siendo comparables los climas
“malsanos” y los efectos de las selvas calurosas con los de las montañas de climas
frescos y “saludables”.
Lo que sí se observa en el territorio americano es una proliferación de insectos y de reptiles, lo cual es explicado en los siguientes términos:
“Veamos entonces por qué se encuentran grandes insectos y reptiles y
pequeños cuadrúpedos, y hombres frígidos en este Nuevo Mundo. La
razón está en la calidad de la tierra, en las condiciones del cielo, en los
grados de calor, en la humedad, en la ubicación, en la elevación de las
montañas, en la cantidad de aguas que corren o están estancadas, en
la extensión de los bosques, y sobre todo en el estado bruto en el cual
se encuentra la naturaleza”.14
La humedad del ambiente y la podredumbre causan esta generación de insectos y reptiles. Estas tesis sobre la generación espontánea en materia putrefacta, que Buffon adoptaría para evitar explicaciones creacionistas, es asimilada a
la idea de una América “inmadura” y “decadente”.15 Se asume que América es
un mundo “nuevo”, no sólo en el sentido de su descubrimiento por parte de los
europeos, sino en cuanto a su aparición sobre la Tierra. América, para Buffon,
permaneció más tiempo bajo las aguas del mar y, por ello, aún conserva esa humedad primigenia que mantiene al nuevo continente en estado de inmadurez e
inestabilidad.
La variedad de las especies es entonces un proceso de degeneración y la
inestabilidad y diversidad de la naturaleza del Nuevo Mundo, específicamente de
13
Ibidem, p. 9.
14
BUFFON, citado por Gerbi, Ibidem, p. 11 (traducción nuestra).
15
El debate en torno a la generación espontánea a partir de materias orgánicas y en la humedad,
y las tesis que al respecto encontramos en Aristóteles, Plinio y otros autores modernos no será
resuelta de manera más o menos concluyente hasta la publicación de los trabajos de Louis Pasteur
(1822-1895).
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América del Sur, son consecuencia de su “juventud”. Las especies que no cambian son superiores a las que se transforman y las variedades de una especie se
explican como degeneraciones de la forma original. Las opiniones del naturalista
francés sobre los seres humanos, sobre los nativos americanos, son el resultado
de reflexiones similares.
“El salvaje es dócil y sus órganos reproductivos son pequeños, no tiene bello ni barba, no tiene deseos por su hembra: aunque más ligero
que el Europeo por su costumbre de correr, es sin embargo menos
fuerte; es también menos sensible y sin embargo más miedoso y más
perezoso. No presenta vivacidad alguna, ninguna actividad del alma;
la actividad corporal no es un movimiento voluntario, una mera respuesta a la necesidad; si le quitamos el hambre y la sed, se destruirá
el motivo de sus movimiento, y se mantendría en reposo durante días
enteros”.16
Dicha caracterización del “salvaje” nos permite entender mejor la dicotomía
ilustrada entre el imperio del hombre y el imperio de la naturaleza. El hombre,
para Buffon, es el maestro de la naturaleza la única criatura que puede proclamar
su dominio, ya que por la senda del conocimiento la supremacía humana puede
ser absoluta. Sin embargo, no todos los hombres están en capacidad de controlar
la naturaleza de la misma manera. El “salvaje” ha permanecido bajo el dominio de
la naturaleza, no tiene la capacidad de dominarla y hace parte de ella como cualquier animal; carece del poder de la razón y de las artes, aquellos rasgos que le ha
permitido a los hombres “civilizados” comprender y liberarse de la naturaleza.
Desde el punto de vista de la emancipación humana, América es vista como
un continente casi virgen, del cual el hombre no ha tomado posesión y por lo
tanto permanece hostil e insalubre para la civilización.17 Estas reflexiones sobre
la juventud de América serán de gran interés a la hora de examinar la visión del
pasado americano por parte de europeos y criollos, para quienes en ocasiones
el viaje a América es un viaje al pasado de Europa y por lo tanto, dentro de una
16
BUFFON, citado por GERBI ibidem, p.10.
17
“Tout semble donc que les Américains étoient des hommes novuveaux, ou, pour mieux dire, des
hommes si anciennement dépaysés, qu´ils avoient perdu toute notion, toute idée de ce monde
dont ils étoient issus. Tout semble s´accorder aussi pour prouver que la plus grande partie de
l´Amérique étoit une terre nouvelle, encore hors de la main de l´homme, et dans laquelle la nature
n´avoit pas eu le temps d´établir tous ses plans, ni celui de se développer dans toute son étendu;
que les hommes y sont froids et les animaux petits;…” BUFFON, Oeuvres complétes, vol. XV, pp.
455-456, citado por GERBI ibidem, p. 21.
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concepción de la historia lineal y centrada en la civilización europea, el futuro de
América está en Europa. (Capítulo 8)
Otro de los autores que serán conocidos y comentados por escritores criollos
es Corneille De Pauw. La idea entonces de una América impúber y de sus decrépitos habitantes la comparten comentaristas de diversa índole, pero las tesis de la
inferioridad del hombre americano tendrá su más ferviente y conocido expositor
en De Pauw. Mientras Buffon se había referido a la naturaleza en su conjunto y a
la fauna en particular, el centro de las reflexiones de De Pauw está en los nativos
“salvajes” que para él son criaturas degeneradas. En sus Recherches philosophiques sur les Américains, ou Mémoires intéressants pour servir a l´histoire de
l´espece humaine, publicada en Berlín en 1768, vemos con claridad la concepción
de una América decadente que tiene el autor.
De Pauw, como buen enciclopedista, es un defensor de la idea de progreso
en términos de alcanzar niveles de civilización como los que han logrado algunos
pueblos de Europa. Para De Pauw, el hombre no se perfecciona sino en sociedad;
por sí mismo, en “estado natural”, es incapaz de progresar. Esta mirada de De
Pauw contrasta con las idealizaciones del Nuevo Mundo y con la noción del “buen
salvaje” alimentadas por autores como Pedro Mártir de Angleria (1457-1526),
Michel de Montaigne (1523-1592) o Jean-Jacques Rousseau (1792-1778). No hay
entonces hombres virtuosos en estado natural como podrían ser personajes de
la literatura de viajes como Robinson Crusoe (1719), de Daniel Defoe, o Paulo
y Virginia (1788), de Bernardin de Saint Pierre. En palabras de De Pauw: “… el
más grande metafísico, el más grande filósofo, abandonado por diez años en la
isla de Fernández, volvería embrutecido, mudo, imbécil y no conocería nada en
absoluto de la naturaleza”.18
Así, en el clima americano, los animales pierden la cola, los perros no ladran,
la carne de vaca se deteriora y los órganos sexuales de animales como los camellos
sencillamente dejan de funcionar. La ausencia de vello en los nativos, por ejemplo,
es interpretada como una muestra de su debilidad e impotencia.19 Dichas concepciones sobre el clima hacen parte del tipo de relaciones sociales y políticas de los
hombres blancos frente a los nativos de América. El argumento de la servidumbre
natural se vio fortalecido o justificado con tesis sobre la influencia del clima.
Una de las posiciones más interesantes desarrolladas por De Pauw, ya esbozada por Gonzalo Fernández de Oviedo, presente en la obra de Buffon y aplicada
18
DE PAUW, Corneille, citado por GERBI, ibidem, p. 67.
19
Ibidem, p. 72.
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por Hume al continente americano, es la posibilidad de atenuar o evitar estas
nefastas consecuencias del clima sobre la vida. Es decir que el hombre, con su
arte y su conocimiento de la naturaleza, puede imponer su dominio sobre ésta. El
cultivo de la tierra, la regulación de los ríos, la cría de los animales, la desecación
de las aguas estancadas, entre otras acciones humanas, modifica lentamente las
condiciones de salubridad transformando incluso el clima de una zona determinada. De Pauw sostiene que el clima americano degenera a los europeos, pero
admite que se trata de un efecto reversible, la naturaleza puede ser controlada y en
América algún día florecerán las artes y las ciencias, primero en el Norte y más
tarde en el Sur, porque los colonos ingleses se han dedicado a cultivar la tierra,
mientras que los españoles y portugueses, que poseen las mejores provincias del
continente, se han contagiado de la pereza de los nativos.20
Buffon y De Paw no fueron los primeros ni los únicos en promulgar estas
ideas, son muchos los autores que durante la Ilustración comparten tesis sobre la
inferioridad de los habitantes de otras latitudes. Una de las explicaciones filosóficas
e históricas más contundentes sobre la superioridad europea la encontramos en la
obra de Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831). Hegel no se incluye dentro de
las referencias de los criollos sobre estos debates, pero parece importante recordar
aquí sus puntos de vista que son parte de la concepción europea de América y sobre
la cual, como veremos más adelante, reaccionará Humboldt. En el capítulo sobre
los fundamentos geográficos de la historia universal y en el acápite sobre el Nuevo
Mundo de las Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal, Hegel es enfático en su concepción de América como un continente inferior, débil e inmaduro:
“América se ha revelado siempre y sigue revelándose impotente en lo
físico como en lo espiritual. Los indígenas, desde el desembarco de los
europeos, han ido pereciendo al soplo de la actividad europea. En los
animales mismos se advierte igual inferioridad que en los hombres. La
fauna tiene leones, tigres, cocodrilos, etc.; pero estas fieras, aunque
poseen parecido notable con las formas del viejo mundo, son sin embargo, en todos los sentidos más pequeñas, más débiles, más impotentes. Aseguran que los animales comestibles no son en el Nuevo Mundo
tan nutritivos como los del viejo. Hay en América grandes rebaños de
vacunos; pero la carne de vaca europea es allá considerada un bocado
exquisito”.21
20
Ibidem, p. 117.
21
HEGEL, G.W.F., Lecciones sobre la filosofía de la historia universal, Madrid, Alianza Editorial,
2004, p. 171
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Para este autor los americanos “viven como niños, que se limitan a existir,
lejos de todo lo que signifique pensamientos y fines elevados”;22 carecen de cultura y viven bajo el dominio de la naturaleza, son pueblos “que perecen cuando
entran en contacto con pueblos de cultura superior”.23 Una primera apreciación
de este autor sobre los salvajes tiene un sentido rousseauniano en tanto supone
que el hombre que vive en un contacto íntimo con la naturaleza percibe en ella el
espíritu de Dios. Como los organismos más elementales viven en una simbiosis
más estrecha con el medio, los pueblos más primitivos, menos evolucionados en
la libertad espiritual, mantienen una comunión más estrecha con la naturaleza.
Al igual que para Buffon o De Paw, para Hegel la existencia de distintas
razas tiene una explicación en relación con el medio en que existen y los americanos tienen un destino que corresponde a la naturaleza de su continente. La
libertad es una propiedad del europeo, así que cualquier manifestación de ideales
de libertad en América tendrá que provenir de Europa, de los criollos.24 Por su
lado, los aborígenes americanos son una raza débil en proceso de desaparición.
Esto quiere decir que América no es parte de la historia y sólo podría serlo en la
medida en que tenga contacto con la cultura europea, hasta el extremo de estar
convencido de que todo lo que sucede, o está por suceder en América, tendrá su
origen en Europa.
Con opiniones afines podríamos citar páginas de referencias similares de
otros autores del siglo XVIII.25 Sin embargo, para los propósitos de este trabajo
nos interesa tener presentes aquellos escritores de mayor visibilidad entre los letrados de la Nueva Granada como lo fueron Buffon o De Paw.
En lo que se ha presentado como la otra cara de la moneda, la mirada amable
de América, encontramos autores que parecen tener una visión positiva y en algunos casos idealizada de la naturaleza y de los nativos americanos. Este es el caso
de Jacques-Henri Bernardin de Saint Pierre (1737-1814), un escritor reconocido
por los criollos que, como veremos, será parte de los debates sobre el influjo del
clima en el Semanario. Saint Pierre, viajero y escritor de relatos de viaje, ingresa
al mundo literario sin mucho éxito, con Voyage à l´île de France (1773). Este libro, escrito de forma epistolar, está dedicado a la descripción geográfica y natural
de la Isla Mauricio en la cual se recrean los temas tradicionales de la literatura de
22
Ibidem., p. 172.
23
Ibidem., p. 171.
24
Ibidem., p. 173.
25
Par una discusión amplia sobre lavisión europea de América en la Ilustración ver Glaken, op.
cit., capítulos 11, 12 y 13.
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viajes: las riquezas naturales, los habitantes y sus costumbres, la geografía y algo
de historia. Los dos textos más importantes de Saint Pierre en el ámbito de las
ciencias naturales son los Études de la Nature (1784), cuya edición final de 1788
incluye Paul et Virginie, una fábula moral, y las Harmonies de la Nature, su obra
póstuma publicada por Aimé-Martin en 1815. 26
El mérito de Saint Pierre no puede buscarse en la actualidad de sus conocimientos. Como el mismo Caldas señala, Saint Pierre parece haber desconocido
nociones básicas de la física moderna y contradecía las predicciones de Newton
sobre la forma de la tierra; tenía, por así decirlo, “ideas obsoletas”.27 Así, durante
casi quince años que trascurrieron entre su regreso de Mauricio y la publicación
de los Études, Saint Pierre tuvo poca aceptación en los círculos literarios parisinos.28 Sin embargo, recibió apoyo de Rousseau, de quien fue su secretario y
acompañante de paseos botánicos y años más tarde, en medio de la Revolución
Francesa, la suerte de Saint Pierre cambió. En 1792, Luis XVI lo nombró intendente del Jardin des Plantes, cargo ocupado por Buffon hasta 1788 en el entonces
Jardin du Roi. En su breve estancia en el cargo quiso fundar un ménagerie (casa
de fieras) que le permitiera a los parisinos ver las especies naturales del mundo
con vida y no solamente disecadas.
La obra que le dará fama a Saint Pierre como escritor es Paul et Virginie, la
cual en diez años ya contaba con ediciones en varios idiomas: inglés (1789), italiano (1791) y español (1798). Es interesante recordar que esta obra llegó a las manos
de Humboldt, quien la calificó con superlativos elogios y resaltó “la maravillosa
verdad con que pinta el poder de la naturaleza en la zona tropical”.29
El triunfo de la civilización frente a la naturaleza presenta en la obra de Saint
Pierre otros matices, e incluso posiciones opuestas a las de Buffon o De Pauw,
pero éstas nunca abandonan la celebración del triunfo de la virtud, de la moral
y del orden sobre el caos, el triunfo del imperio del hombre sobre la naturaleza.
Como lo hemos sugerido anteriormente, esta literatura sobre América y sus habitantes representa con claridad la concepción de una época y nos enseña más sobre
la mentalidad europea que sobre la cultura y la naturaleza americanas. El estereotipo del otro como ‘salvaje’, ‘degenerado’, ‘impúber’, ‘afeminado’ y ‘pusilánime’
26
PIMENTEL, Juan, Testigos del Mundo: Ciencia, Literatura y viajes en la Ilustración, Madrid,
Marcial Pons Historia, 2003. Capítulo 8 “La naturaleza novelada: Bernardin de Saint Pierre”, pp.
291- 328.
27
Ibidem p. 308.
28
Ibidem, p. 309.
29
HUMBOLDT, Alexander von, citado por Pimentel, ibidem, p. 316.
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es posible en la medida en que existe su contrario y su observador, un nosotros
que se caracteriza por ser ‘civilizado’, ‘puro’, ‘maduro’, ‘masculino’ y ‘valeroso’.
El autor de mayor importancia en la reivindicación del Nuevo Mundo, el más
notable de los ‘defensores’ europeos de América en el siglo XIX, es Alexander
von Humboldt, de quien nos ocuparemos en detalle en el próximo capítulo.
5.2 El debate sobre el clima en el Semanario del Nuevo Reyno
de Granada
Como en la mayoría de los temas del periódico, Francisco José de Caldas tuvo un
papel protagónico en el estudio del clima y sus efectos sobre los seres vivos. En
el primer número del Semanario, en su memoria sobre el “Estado de la Geografía
del Vireynato de Santafé...”, el editor de la publicación expone y se identifica con
los puntos de vista sobre el influjo del clima que han sido defendidos por autores
europeos como el conde de Buffon.
“Esta asombrosa variedad de producciones, de temperaturas, y de
presion en lugares tan poco distantes es preciso que haya influido sobre el caràcter y las costumbres de los Pueblos que habitan la basa,
y sobre la Cordillera. En efecto ¡què rasgos tan diferentes y decisivos
no se advierten entre el hombre de la costa y el de la cima de los Andes! El ojo menos penetrante y observador distingue al Mompoxîno del
Pamplonès, al que respira el ayre abrasador de Guayaquil del que vive
en la dulce temperatura de Cuenca; y el salvage del Orinoco en nada
se parece al rústico de Quito. Hay pocos puntos sobre la superficie
del globo mas ventajosos para observar, y se puede decir, para tocar
el influxo del clima y de los alimentos sobre la constitucion física del
hombre, sobre su carácter, sus virtudes y sus vicios”.30
Como reacción a las afirmaciones de Caldas en esta memoria, y con el propósito de que fuera publicada en el Semanario, Diego Martín Tanco dirige una
carta al periódico en la cual expresa su desacuerdo con las teorías sobre el influjo
del clima defendidas por Caldas.31 Recordando las afirmaciones de éste, Tanco
comenta:
30
CALDAS, Francisco José, “Estado de la Geografia del Vireynato de Santafé”, op. cit., p. 10.
31
TANCO, Diego Martín, Carta dirigida a Don Francisco José de Caldas, en Semanario del Nuevo
Reyno de Granada, núm. 8-9, febrero 21 al 28 de 1808.
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“Parece no queda duda, que por esta aserción crée Vmd. que el Clima
y los alimentos influyen directamente sobre las virtudes y sobre los
vicios de los hombres; y esta opinion es la que pienso combatir, porque la mia no conoce otro princípio para obrar el hombre el bien ô el
mal, que su misma constitucion, los buenos ò malos exemplos que se le
presenten, y la buena ò mala educacion que reciba; siendo por consequencia indiferente para lo uno y para lo otro la influencia del Clima
y de los alimentos”.32
Según Tanco, el clima “no puede alterar la moral de los hombres que es la
razon por esencia”, pero reconoce que podría tener alguna influencia sobre las
“pasiones” comparando los efectos del calor o del frío con los del vino que “nos
da un grande impulso; pero indiferente hácia el bien ò hácia el mal”.33 El equilibrio necesario para el imperio de la virtud se puede quebrantar cuando la pasión
domina nuestras otras facultades, “pero èsta falta, mas debe atribuirse, como se
vé, á la Sociedad que à la naturaleza: y si la educacion es la principal causa de
aquel desórden, por ella puede corregirse…”.34
Así, el autor de la carta parece tomar distancia y diferir con las afirmaciones
de Caldas:
“Concluyo pues, asegurando mi opinion: ‘que no es el Clíma el que
forma la moral de los hombres, sinó la opinión y la educacion’; y es
tal su poder, que ellas triunfarán siempre de las Latitudes, y aún del
temperamento de cada indivíduo... En una palabra: el Clíma, los álimentos, la nacion, la familia, el temperamento, no determinan absolutamente al hombre à abrazar el vicio ò la virtud; todos y en todas
partes son libres en hacer la eleccion”.35
Las preocupaciones de Tanco revelan de este modo un problema científico,
moral y religioso mayor. Para los cristianos, la libertad para elegir entre el bien y
el mal no puede estar determinada por la naturaleza, “porque dándole al Clíma
y á les alimentos, una influencia tan absoluta como poderosa; ni el vicio ni la
virtud serían en el hombre unas acciones por las quales merecería castigo ni
32
Ibidem, p. 60.
33
Ibidem, pp. 60-61.
34
Ibidem, p. 61.
35
Ibidem, pp. 67-68.
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premio”.36 Los comentarios de Tanco son motivo suficiente para que Caldas publique en los números 22 al 30 del Semanario una extensa memoria titulada “El
influxo del clima sobre los seres organizados...”,37 y que su autor presenta como
una respuesta a su amigo Diego Martín Tanco con la siguiente nota: “La Memoria
adjunta impondrá a V. de los fundamentos que tuve para decir en mi Discurso
sobre el Estado de la Geografía etc. que se podia observar, y aun tocar, el influxo
del clima y de los alimentos sobre la constitucion física del hombre, sobre su caracter, sus virtudes y sus vicios”.38
El texto de “El influxo del clima...” es una cuidadosa defensa y exposición de
distintas tesis sobre el dominio del clima con aseveraciones tales como:
“Que se recorra el globo, que se suba á las cimas, o se baxe a los valles, que se exâminen los bosques y se pase revista á todos los animales: que el hombre mismo se sujete á este exâmen; en todas partes, en
todos los seres se halla profundamente gravado el sello del calor y del
frío: no hay especie, no hay individuo en toda la extencion de la tierra
que pueda substraerse al imperio ilimitado de estos elementos: ellos
los alteran, los modifican, los circunscriben: ellos varian sus gustos,
sus inclinaciones, sus virtudes y sus vicios. Se puede pues decir que se
observa y se toca el influxo del clima sobre la constitucion y sobre la
moral del hombre”.39
Al parecer, Tanco tuvo la intención de ampliar sus argumentos y continuar
el debate, pero como editor del periódico, Caldas tiene un visible control sobre
lo que se publica y lo que no. La idea de que el Semanario sea un espacio abierto
para la discusión tiene claros límites. En una carta a Santiago Arroyo, escrita en
julio 21 de 1808, Caldas explica:
“Mi Santiago... Las quejas de usted sobre El Semanario son muy justas; pero es mal sin remedio. Es verdad que hay paja, y paja que no se
puede quitar; a lo menos, no está en mi arbitrio. Si yo no estuviera al
frente, creo que ya hubiera dado al traste este bello establecimiento.
¡Cuántas tonterías he quitado! Ahora quiere Tanco publicar una dúplica, en estilo forense, del Influjo del clima sobre los, etc. He aquí un de36
Ibidem, p. 68.
37
CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres organizados...”, op. cit.
38
Ibidem, p. 200.
39
Ibidem, pp. 245-246. (cursiva nuestra).
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lirio. Yo he amenizado, en cuanto ha estado de mi parte, esta memoria,
que ya veo es de la desaprobación de usted. Pero ¡cómo ha de ser! Es
preciso que se toleren bobadas para coger algún fruto”.40
Alrededor de la misma fecha de esta carta, aparece en el Semanario un extenso texto de Francisco Antonio Ulloa sobre el influxo del clima en la educacion
física y moral de los habitantes del Nuevo Reino de Granada 41 y, por lo tanto, este
trabajo reviste un interés particular en nuestras reflexiones sobre raza y clima, y
sobre la problemática de la dicotomía entre la naturaleza y el hombre, dos temas
de los cuales nos ocuparemos más adelante.
Tal y como lo expresa Ulloa: “Sin embargo de que otra pluma há trazado ya
cuadros valientes sobre el influjo del clima en los seres organizados de nuestro
Reyno, yo voy a tirar mis pinceladas sobre estos mismos objetos… –pero en este
caso, con el fin específico de– ... averiguar los remedios que se deben emplear en
corregir ciertos vicios provenientes del imperio de ciertos climas opuestos á la
perfección física y moral del hombre que habita en esta parte de los Andes…”.42
El texto de Ulloa, como es frecuente en las distintas memorias del Semanario, es presentado con un epígrafe: “L´homme doit commencer par observer ses
semblables, et puis il observe les choses, s il en a le temps ?”.43 Con esta frase,
Ulloa nos aclara que su interés en el clima está en un mejor entendimiento de la
sociedad y que sus reflexiones se centrarán no sobre “los seres organizados”, sino
sobre los humanos, la moral y la educación de los ciudadanos.
“El más bello y más interesante de los conocimientos humanos, es el
hombre. La política y la moral son tan imprescindibles de este objeto
sublime, que en vano se habrian empeñado los Legisladores y los Moralistas en decretar leyes é imponer preceptos á los pueblos, sin un
examen juicioso de las pasiones, de los vicios y aún del Cielo baxo de
quien viven los habitantes de nuestro globo…”.44
40
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Santafé, julio 21 de 1808, en
BATEMAN, y ARIAS DE GREIFF, (eds.), op.cit., p. 273.
41
ULLOA, Francisco Antonio, “Ensayo sobre el influxo del clima en la educacion física y moral del
hombre del Nuevo Reyno de Granada...”, op. cit.
42
Ibidem, p. 293.
43
“El hombre debe comenzar por observar a sus semejantes y luego observar las cosas, si tiene
tiempo.” (C. Hwas. Voyag. Sentien. en Suisse), ibidem, p. 274.
44
Idem.
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El punto de partida de su ensayo y de sus reflexiones sobre los habitantes del
Nuevo Reino de Granada es el supuesto de que las diferencias entre los distintos
tipos de seres humanos son causadas por el clima y que, por lo tanto, para entender al hombre, es necesario entender el medio natural en que vive.
“La correspondencia que hay entre la parte física y moral del hombre; la variedad de los climas baxo de los cuales se desarrollan sus
organos; el método de vida, las costumbres, y la distinta energía que
adquieren sus pasiones, quando se desplegan bajo la serenidad de un
Cielo templado, ó los influjos de un clima tempestuoso y abrasado; son
las verdaderas causas que han impedido hacer una pintura general,
que incluya a un mismo tiempo al salvaje y al hombre civilizado; al
que habita en un temperamento encendido, y al que vive cercado de
yelos”.45
El ensayo de Ulloa, como muchas otras memorias del Semanario, es presentado como un proyecto por desarrollar y es claro en señalar cuál sería la utilidad
de estudiar las relaciones entre los distintos climas y los seres humanos:
“Fixada, pues, la influencia del clima sobre la parte física y moral del
hombre del N. R. de Granada, bien podrian establecerse métodos de
educacion, distintos para cada pais, sobre los quales decidirian mas
bien el Termómetro y las presiones de la atmosfera, que las especulaciones metafísicas de nuestros institutores. De este modo examinariamos qual es la educacion física que conviene dar al hombre: quales son
los defectos de las prácticas actuales; y que medios deben emplearse
para formarles una buena constitucion, hacerlos virtuosos, literatos y
ùtiles a la patria”.46
Podríamos llenar varias páginas de citas y referencias a textos en los cuales
se trata el tema del influjo del clima en el Semanario, pero más que recapitular
la totalidad de estas opiniones, nos interesa profundizar sobre la manera como se
construyen los argumentos y se constituye la credibilidad para abordar el tema
desde la Nueva Granada. El triunfo del hombre sobre la naturaleza es un logro de
aquellos que poseen el conocimiento. Para vencer la naturaleza, los criollos tienen
que asegurar su autoridad como agentes de la civilización. Para que nuestra idea
inicial de mostrar que el conocimiento es comunicación tenga mayor sentido, será
45
Ibidem, p. 275.
46
Ibidem, pp. 277-278.
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de gran ayuda examinar con detenimiento la estructura del discurso y así reconocer la profunda relación entre forma y contenido propia de la retórica ilustrada.
5.3 Redes y retórica en una querella científica sobre los efectos
del clima47
Para el editor y varios de los colaboradores del Semanario el clima fue objeto de
lo que podríamos denominar una querella o un debate científico entre los criollos,
y entre los criollos y algunos autores europeos. De manera que, los distintos textos, reacciones y argumentos que aparecen en el periódico sobre el tema ofrecen
información valiosa, tanto sobre los intereses de los americanos españoles de la
Nueva Granada, como sobre las formas de argumentación y las prácticas discursivas de la elite criolla. Es precisamente en la oposición de ideas y de argumentos
que podemos comprender la estructura y la conformación de los conocimientos
ilustrados, es decir, la construcción de autoridad. El enfrentamiento de puntos de
vista disímiles, ‘verdaderos’ contra ‘falsos’, es un recurso común en la retórica.
Este es un recurso permanente de diferenciación entre una mera opinión y el
conocimiento ilustrado, racional y universal del cual los criollos se proclaman
voceros.
No es este el único tema que será presentado en forma de debate, pero será
útil describir con cierto detalle la forma como se argumentan y se construyen los
puntos de vista de los criollos en esta polémica sobre el influjo del clima. Los textos y autores que comentaremos en esta sección no son los únicos que se ocuparon
del problema en el Semanario del Nuevo Reyno de Granada. Sin embargo, para
examinar las formas de argumentación de los autores de las diferentes memorias,
nos concentraremos aquí en los textos de Caldas y de Tanco.
Como hemos señalado en el capítulo 1, un elemento esencial para entender
la naturaleza de un debate científico y explicar los recursos argumentativos de
una querella ilustrada es la existencia de un instrumento de comunicación como
la imprenta y de una publicación regular que hace posible la participación de
testigos idóneos e imparciales en quienes se supone que reposa la autoridad de
determinar quién tiene razón y quién no. El público lector, “filosófico”, ese “juez
inexorable” de los “hechos seguros”, resulta esencial para que el conocimiento
sea certificado.
47
Las ideas centrales de esta sección han sido expuestas por CASTAÑO, Paola, NIETO, Mauricio
y OJEDA, Diana, “‘El influjo del clima sobre los seres organizados’ y la retórica ilustrada en el
Semanario del Nuevo Reyno de Granada”, en Historia Crítica, 30 (2005): 91-114.
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A partir de un conocimiento confiable, y únicamente de la mano de la ciencia, es posible proclamar el triunfo de la razón sobre la naturaleza. El dominio
del orden natural no es un asunto de meras opiniones, es el resultado de una
comprensión absoluta de la naturaleza bajo marcos de referencia que den garantía
de precisión y universalidad. Es por esta razón que en este capítulo nos debemos
ocupar no solamente de los contenidos de los discursos sobre el clima, sino de sus
fundamentos, de las estrategias para construir confianza y autoridad.
5.3.1 Experiencia, autoridad y “hechos seguros”
En primer lugar, debemos aclarar cuáles son los supuestos de objetividad que
promulgan los mismos protagonistas de la querella científica a la que nos hemos
referido. Tanto Caldas como Tanco hacen del privilegio de la observación y la
experiencia directa, su mayor fortaleza argumentativa. El debate se funda sobre
los mismos ideales de un conocimiento racional y fundado en el carácter absoluto
y neutral de las observaciones: “Deponiendo todo espíritu de partido y toda autoridad exâminaremos con la sonda en la mano, y siempre guiados por la antorcha
de la observacion, qual es el poder del clima, y hasta donde llega su imperio
sobre los seres organizados”.48 Para nuestros autores, el ideal de la imparcialidad
no podría descansar en argumentos de autoridad, y sólo es posible hablar de conocimiento en la medida en que éste es corroborado mediante un examen directo
de la naturaleza.
Tanco y Caldas manifiestan por igual que no quieren buscar su fundamento en
argumentos de autoridad. En las primeras líneas de su memoria “El influxo del clima sobre los seres organizados...”, encontramos la siguiente afirmación de Caldas:
“La autoridad, la simple autoridad desnuda de apoyos, no tiene ninguna fuerza en esta materia. Mis rodillas no se doblan delante de ningún
Filòsofo. Que hable Newton ò el Caribe; que Saint Pierre halle harmonias en todas las producciones de la Naturaleza; que Buffon saque à la
Tierra de la masa del Sol; que Montesquieu no vea sinó el clima en las
virtudes, en las leyes, en la Religion, y en el gobierno; poco importa
si la razon y la experiencia no lo confirman. Estas son mi luz, estas mi
apoyo en materias naturales, como el Còdigo sagrado lo es de mi fe y
de mis esperanzas”.49
48
CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres organizados...”, op. cit., p. 202.
49
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El reclamo por el fundamento en la experiencia es una constante en este
intercambio entre Tanco y Caldas. Cuando el primero se refiere a los filósofos
franceses, compara a Caldas con ellos preguntando qué observó y en qué fundó
sus planteamientos:
“Esta misma question podría yo hacer a Vmd. Señor Don Francisco,
sobre los diversos Clímas que ha corrido y observado: pues en su florido y bello Discurso pasa con tanta rapidèz sobre el fundamento de su
opinion, que no nos define siquiera por un rasgo, què efectos observó
en lo físico y moral del hombre, en tanta variedad de temperamentos,
que le determinasen à decir ‘que se tocaba como con la mano la influencia del Clíma y de los alimentos, sobre su carácter, sus virtudes
y sus vicios’”.50
Si bien los principios de un debate científico quedan enunciados con claridad en términos de ‘razón’ y ‘experiencia’, el sentido de dichas nociones es el
resultado y no el punto de partida de los discursos científicos. Con el propósito
de explicar de qué manera se constituyen dichos principios de legitimidad, que
veremos con cierto detalle, la manera como los autores letrados, en particular
Francisco José de Caldas, conforman redes y alianzas que les permiten traducir
–hacerse portavoces– del orden natural y social.
Los actores que conforman estas redes incluyen autores de amplio reconocimiento, instrumentos científicos precisos y confiables, y factores climáticos que
como la altura, la temperatura, la presión atmosférica, los vientos y la humedad,
influyen sobre las plantas, los animales y los seres humanos. En apariencia nos
estamos enfrentando a un conglomerado de entidades de distinta naturaleza: redes sociales, artefactos fabricados por el hombre y una naturaleza independiente,
autónoma, que estará representada por el clima y su influencia sobre los seres
vivos como el verdadero objeto del debate que aquí presentamos. A pesar de que
nos ocuparemos de estos tres grupos de entidades por separado, nuestro propósito
es mostrar que se trata de tres niveles que interactúan y se constituyen mutuamente. Caldas el geógrafo, su barómetro y la presión atmosférica de la Nueva Granada
son entidades que no podemos entender por separado. Las tradicionales diferenciaciones entre los ámbitos de lo social (lo humano), lo fabricado (artefactos) y el
mundo natural (el clima y los seres vivos) entorpecen e idealizan los procesos de
construcción de conocimiento científico. La noción de conocimiento científico
como la pintura fiel de una realidad exterior e independiente de lo social y de lo
50
TANCO, Diego Martín, Carta dirigida a Don Francisco José de Caldas, op. cit., p. 65.
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fabricado ha sido bastante cuestionada. Sin embargo, no menos controvertida y
problemática es la solución constructivista que supone que el mundo es una mera
fabricación social.51 En este sentido, nos parece oportuno aclarar que las redes sobre las cuales se construye el conocimiento sobre la naturaleza involucran actores
que no pueden reducirse al nivel de lo ‘social’.52
5.3.2 Erudición: los autores y sus aliados autores
En los textos sobre el clima de los cuales nos ocupamos es claro que la credibilidad de las observaciones y de los puntos de vista que allí se expresan no dependen
tanto de lo que los autores hayan observado en solitario - finalmente sus observaciones particulares podrían ser cuestionadas como interpretaciones individuales
y subjetivas - sino que, por el contrario, su autoridad se construye en la medida en
que entran en escena más y más aliados confiables y, por lo tanto, sus puntos de
vista se presentan de manera colectiva.53
Los autores a los que aquí nos referimos nunca están solos y forman parte de
las opiniones de otros hombres de luces. En su comunicación publicada en febrero
de 1808, Tanco insiste en que el fundamento de sus opiniones es la “experiencia
y la historia” pero al mismo tiempo señala el hecho de que si bien Caldas sigue
a reputados filósofos, él también cuenta “en su séquito” muchos otros autores no
menos respetables:
“Bien sé que Vmd. en su opinion sigue la de muchos Escritores reputados por buenos filósofos; y como la mia tampoco es tan síngular que
no tenga en su séquito otros muchos de igual reputacion, la expondré
fundándola en la experiencia y en la historia, que son las bases sobre
51
No hay problema en reconocer el carácter constructivista de este libro, el problema está en
el adjetivo ‘social’ y la dificultad que surge al otorgarle a la sociedad un poder explicativo
absoluto.
52
LATOUR, Bruno, La Esperanza de Pandora: ensayos sobre la realidad de los estudios sobre
ciencia, Barcelona, Gedisa, 2001. Al respecto, ver capítulos 1 y 6.
53
Cuando nos referimos a aliados, nos parece útil hacer referencia a la teoría de Redes de Actores,
en particular a la noción de redes de traducción de Michel Callon. Dicho autor señala la manera
como el conocimiento se hace realidad a través de operaciones que relacionan instrumentos
o aparatos, proposiciones, actores humanos y la naturaleza. Se trata de explicar una realidad
compleja en la cual inscripciones (statements), aparatos y actores humanos se suman e interactúan
entre sí, de modo que se consolidan mutuamente en la misma interacción. Ver CALLON, Michel,
“Four Models for the Dynamics of Science”, en JASANOFF, S. et al., Handbook of Science and
Technology Studies, Londres, Sage, 1995.
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que pretendo persuadir al Lector imparcial, y las únicas que deben
decidir en la matéria”.54
En el primer párrafo de la memoria sobre el clima, Caldas, al igual que su
rival, quiere mostrar las redes de autoridad sobre las que se sostienen sus ideas y
dejar claro que “... tenia bien presentes la razones en que se fundan Saint Pierre...
y los filòsofos que no quieren reconocer el influxo del clima sobre el hombre.
Habia tambien reflexîonado maduramente los fundamentos sobre que se apoya
el sentimiento contrario”.55
En este debate, Caldas ha hecho de Buffon su aliado y lo cita repetidamente. En “El influxo del clima sobre los seres organizados...”, por ejemplo, Caldas
se apoya en las siguientes palabras del naturalista francés: “El lobo, que, en
nuestra zona templada, es quizá el animal más feroz, no es, ni con mucho, tan
cruel como el tigre, la pantera y el león de la zona tórrida, ni como el oso blanco, el lobo cerval (Lince) y la hiena de la zona helada”. 56 Los aliados de Caldas,
tal y como él los presenta, son más confiables. “Buffon, que seguramente sabía
mas Historia Natural que Saint Pierre, asegura que el Oso blanco del Norte es
feroz; pero no saca la consequencia de que el clima no influye”.57 Líneas más
adelante, agrega:
“Este modo sòlido, filosòfico y profundo de ver y de apreciar las producciones de la Naturaleza es digno del Plinio de la francia [Buffon],
y bien diferente del de Saint-Pierre. ¿Quien le ha dicho à este literato
que el frio extingue el furor?… Oxala que contenido entre los limites
que prescribían sus luces y su profesion, no hubiera llevado su hoz a
devastar el fecundo campo de las Ciencias… Saint-Pierre quiere hacer
poemas, hallar harmonias, crear systemas y trastornar los principios
de las severas Ciencias. Siempre singular, siempre seductor por los
encantos del estilo, siempre amigo de lo raro asienta proposiciones
falsas, extravagantes y atrevidas”.58
54
TANCO, Diego Martín, Carta dirigida a Don Francisco José de Caldas, Semanario del Nuevo
Reyno de Granada, op. cit., p. 60.
55
CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres organizados...”, op. cit., pp.
200-201.
56
BUFFON, citado por Caldas, ibidem, p. 150.
57
Ibidem, p. 218, nota al pie núm. 2.
58
Idem.
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Mediante este comentario, Caldas pretende mostrar la incompetencia y la
falta de rigor de Saint Pierre en los debates científicos, debilitando así los aliados
de su contendor y no propiamente sus argumentos. En otro ejemplo, el autor se
refiere a la equivocada opinión de Saint Pierre sobre la forma de la tierra en contra
de las predicciones de Newton, las observaciones de La Condamine y “las Academiás y la Europa entera...”.59
“Que se lea la sabia Memoria del Abate Nauton (Diario de Física.
sept. 1781), que se lea á Buffon (Hist. Nat, t. 5.), que se consulte a su
ilustre continuador Mr. de la Cepede (en todas sus obras y en especial
el Discurso sobre las diferentes razas) que se profundisen estos escritos, y que despues se pronuncie”.60 “Yo convido á los enemigos del
clima á que consulten los monumentos inmortales que acabo de citar
[Buffon, Lacepede, Daubenton, Nauton]...”.61
Es interesante la manera en que Caldas califica y clasifica a estos autores:
mientras que Buffon tiene un modo de ver “sólido, filosófico y profundo”, Saint
Pierre es un mero “literato”, “seducido por los encantos del estilo”. Así, Buffon,
como científico legítimo, se convierte en el más poderoso de sus aliados, a la vez
que Saint Pierre pasa a ser un novato explorando un terreno que no le corresponde. Caldas nos quiere mostrar que quienes están de su lado no sólo son más, sino
mucho más poderosos que los aliados de Tanco. De tal manera, la experiencia en
la que basa sus argumentos adquiere sentido solamente en la medida en que es la
experiencia de muchos otros. Poner en duda sus afirmaciones, es poner en duda
las afirmaciones de los más reputados hombres de ciencia.
Caldas, el individuo americano, no podría hablar del influjo del clima sobre los seres organizados en el planeta teniendo como sustento sus propias observaciones; tiene que hacer propias las observaciones de testigos confiables y
hacerlas coincidir con las suyas.62 En últimas, quien está hablando no es él, sino
Buffon, Lacepede, Bouguer, Daubenton, “los hombres privilegiados a quienes
59
Ibidem, p. 219.
60
Ibidem, p. 223, nota al pie núm. 1.
61
Ibidem, p. 225.
62
Un análisis similar podríamos hacer sobre la memoria de Ulloa, quien a lo largo de su escrito se
esfuerza por dar muestras de erudición atiborrando su texto de referencias a diversos autores clásicos
como Virgilio, Séneca, Horacio, Plutarco, Plinio, Homero, Orfeo, etc., y a otros como Montesquieu,
Hume, Locke, Chatteubiand, Valmont y Berlinghieri. Incluso esto es algo que se repite a lo largo de
todo el Semanario; en las diferentes memorias encontramos referencias a Linneo, Fourcroy, Buffon,
Tournefort, Cuvier, Jussieu, Feijoo, Brisson, Mollet y Pluche, entre muchos otros.
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se han abierto las puertas del santuario”, “genios extraordinarios”, “monumentos
inmortales”.63
Así, para escribir y hacer parte de un debate científico es necesario poseer
cierto manejo del lenguaje y cierta erudición. La carencia de éstas es un fatal
signo de incompetencia.64 De hecho, si algo hay en común entre los autores y
lectores del Semanario es precisamente su educación, la cual se expresa, entre
otras maneras, en la capacidad de compartir una serie de referentes de la literatura europea.
En la base de estos planteamientos de nuevo está la idea de que el ‘verdadero conocimiento’ no recurre a argumentos de autoridad, sino a los “hechos” de
la observación. Sin embargo, como hemos visto, es precisamente ese conjunto
de referencias reconocidas lo que nos permite situar este debate en el terreno
de la ciencia. Muchos de los ejemplos en los que se fundan tanto Caldas como
Tanco están muy lejos de ser el resultado de sus propias observaciones o de una
‘experiencia directa’, pues se trata de señalamientos que provienen de lugares
que nunca han visitado como Europa o África. “Estas enormes diferencias, estos
caracteres distintivos de los pueblos que habitan las extremidades de nuestro
globo, no son sinó los productos del calor y del frio; productos reconocidos por
los Filòsofos de todas las edades, y confirmados por la experiencia...”.65
Estas experiencias a las que se refiere Caldas son las de diferentes viajeros,
se trata de los testimonios de visitantes de otros lugares y, en la mayoría de los casos, de autores que a su vez han seleccionado y compilado los testimonios de otros
viajeros. Caldas comparte con ellos, no tanto las experiencias, sino el lenguaje, la
visión disciplinada que le da su formación y la precisión de sus instrumentos.
63
Sobre las lecturas comunes y el conjunto de referencias compartidas más eficaces en el proceso de
consolidar la unidad de una minoría “por encima de los demás”, encontramos valiosa información
en el trabajo de Silva. SILVA, Renán, Los ilustrados de Nueva Granada, op. cit., capítulos 4 y 5.
Éstas permiten crear un lenguaje y un espacio común entre un colectivo que se consolida debido
a esas referencias que comparte: “... parece pertinente definir a los ilustrados como un grupo
cultural, con orígenes sociales diferenciados, que sobre la base de la lectura, la conversación,
la correspondencia, y de su actividad teórica y práctica en el campo de la investigación de la
naturaleza, encontró un conjunto de referencias comunes que constituyen el punto básico que
define su identidad en tanto grupo”. Ibidem, p. 583.
64
Ver SHAPIN, Steven, “Pump and circumstances. Robert Boyle’s literary theory”,Social Studies
of Science, 14 (1984): 481-520. Para el caso particular de la Nueva Granada, Silva comenta cómo:
“… disponer de un grupo unificador de referencias, que luego funcionarán como principios
organizadores de nuevas formas de identidad social y cultural, es una de las condiciones básicas
en el proceso de formación de una nueva categoría intelectual…”. SILVA, Los Ilustrados de
Nueva Granada, op. cit., p. 55.
65
CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres organizados...”, op. cit., p. 212.
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Asumiendo el papel de vocero de otros viajeros y reputados observadores
de la naturaleza, el editor del Semanario hace un recorrido por el mundo entero
observando los más distantes rincones de la tierra, pero esto no es suficiente. La
suma de observaciones de ilustres viajeros le permite imaginarlos a todos juntos
en un escenario donde recrea la experiencia, lo que no es posible sino en palabras
sobre el papel, un poco a modo de un experimento mental:
“Si un Monarca poderoso reuniese en su Corte un Negro, un Lapon,
un Quimio, un Persa, un Chino, un Parisiense; un Hotentote, un Patagon, y un Calmuko, y que todos obrasen con la libertad de sus paises
originarios, ¡que variedad en el talle, en la estatura y en el color! ¡Qué
diferentes los gustos, las inclinaciones, las virtudes y los vicios! Yo tomarìa por la mano á estos espíritus rebeldes, les mostraría estos hombre y les diría: Aquí teneis la obra del calor y dél frio: ved los productos
de la temperatura y de la latitud”.66
El autor, a través de este recurso, ha logrado movilizar el mundo y presentarlo en una contundente escena. Le ofrece al lector una eficiente suma de experiencias ‘reales’, confiables e incluso más convincentes que cualquiera de sus
observaciones en algún rincón de la Nueva Granada. Una vez Caldas ha dejado
claro que no está solo, y de este modo, ha consolidado los argumentos de autoridad que lo respaldan, se ubica en una posición privilegiada que le permite hablar
sobre la Nueva Granada.
5.3.3 Instrumentos: testigos precisos y seguros
Como parte de su argumentación, Caldas da un lugar privilegiado a su experiencia como viajero, y a la hora de estudiar las características de los moradores de la
Nueva Granada, debe recurrir a su propia experiencia: “¿Quales son las pasiones,
quales las virtudes, qual el caracter del hombre que habita estas regiones? He
aquí lo que he recogido en mis viajes”.67 Así mismo, cuando se ocupa del influjo
del clima sobre las plantas, dice: “Para esto he observado los Andes de las cercanìas del Equador, desde su basa hasta la mansion de los hielos eternos; he visitado las plantas bañadas por las ondas del Océano, y subido con el mismo objeto,
y siempre con el Baròmetro en la mano, à las cimas de Pichincha…”.68
66
Ibidem, pp. 225-226.
67
Ibidem, p. 230.
68
Ibidem, p. 242.
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Pero no es un viajero como cualquier otro, Caldas parece tener un doble
privilegio epistemológico, además de las condiciones de un explorador posee las
ventajas de estar en ‘su propia casa’, ser un observador local. Al respecto, resulta
oportuno recordar la insistencia de Caldas de volver los ojos sobre la Nueva Granada.69 Aunque el autor y editor del Semanario enuncia aquí explícitamente que
pretende tomar distancia de aquellos que no han visto con sus propios ojos la geografía de la Nueva Granada, sus observaciones conservan la mirada del viajero,
en lo que podemos observar la tensión existente entre un punto de vista local y el
del explorador de tierras extrañas.
Un rasgo esencial de la ciencia de los siglos XVIII y XIX es el sofisticado
instrumental con que cuentan los exploradores. La mirada del viajero científico
está necesariamente mediada por artefactos que garantizan precisión en las observaciones.70 Veamos entonces, como dichos artefactos hacen parte del debate
sobre el clima.
Los testimonios de Caldas sobre América y el Nuevo Reino de Granada a
partir de sus propias observaciones tampoco pueden ser vistos como experiencias
directas o logros de un individuo en solitario. Aquí aparece otro tipo de actores
–artefactos en este caso– sin los cuales el autor no podría contar con un público
científico ni presentarse como traductor y legítimo intérprete de la naturaleza.
Aunque el primer y más poderoso aparato con que dispone Caldas es sin
lugar a dudas la imprenta, gracias a su capacidad de transformar las opiniones
privadas en conocimiento público, nos ocuparemos en esta sección del papel que
jugaron otro tipo de artefactos: los instrumentos científicos. Caldas no sólo cuenta con el apoyo de ilustres viajeros en el territorio americano y naturalistas de la
mayor reputación en Europa, sino también, y no menos convincente, con el ‘testimonio’ de confiables instrumentos.
Como lo vimos en el capítulo 2, los instrumentos científicos son tan necesarios para poder formar parte de la comunidad de las ciencias naturales, como
los interlocutores y las referencias bibliográficas. Las meticulosas descripciones
de la historia natural de los siglos XVI y XVII encontraron en la Ilustración un
nuevo lenguaje de mediciones y cifras. Este tipo de inscripciones son disponibles
gracias a la aparición de instrumentos de medición que traducen el orden natural
en cantidades y relaciones tales como la temperatura, la altitud, la presión atmosférica, la carga eléctrica o la intensidad del color. Todo esto constituye un marco
69
Ibidem, p. 226.
70
Acerca de los instrumentos ver capítulo 7.3.
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de referencia común que le permite a Caldas formar parte del colectivo de las
ciencias naturales.
En la segunda parte de la memoria sobre el influjo del clima, cuando Caldas
define “el término superior a donde ha llevado el hombre la cultura y los ganados” en 4.900 varas castellanas sobre el mar, aclara:
“Este nivel està sólidamente establecido por las observaciones de
Humboldt y por las mias. Quando escalé las mas célebres montañas
de los Andes de Quito en solicitud de la vegetacion extrema de nuestro
globo, lo hice siempre con el Barómetro en la mano. Los hatos, las
cabañas de los pastores llamaron mi atencion, y despues de muchas
observaciones me fixé en el nùmero expresado. Es, pues, un hecho
seguro, que el hombre no ha subido de este nivel sobre los Andes de la
vecindad del Equador”.71
A favor de las observaciones de Caldas no sólo está su experiencia directa
de los fenómenos que le otorga su condición de explorador y viajero, sino que se
acompaña de poderosos ‘testigos’ y ‘aliados’ que hacen de sus afirmaciones “hechos seguros”; por un lado cuenta con un poderoso cómplice humano, Alexander
von Humboldt y, por el otro, con un fiel y casi infalible aliado: el barómetro.
Refiriéndose al uso del barómetro en el estudio de la Nueva Granada, Caldas
afirma:
“La altura sobre el Oceano, la columna mercurial en el Baròmetro
decide de su vegetacion, de sus animales, de su calor, de su agricultura
y de sus hombres. El Baròmetro, este importante instrumento, es el que
principalmente debe consultar el Fisico de nuestros paises, si quiere
tener ideas exâctas de nuestras cosas, y de lo mas interesante en la
agricultura, en el comercio, en los meteoros, en la medicina, y en la
moral misma. Registremos baxo de este aspecto á nuestra patria”.72
Las grandes montañas y la altura como variables fundamentales del clima
serán un factor crucial en la posición de los americanos neogranadinos frente al
problema del influjo del clima. Si bien éste determina la naturaleza de los seres
vivos, en América y en la Nueva Granada las cordilleras y la variación de la al71
CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres organizados...”, op. cit., p. 227
(cursiva nuestra).
72
Ibidem, pp. 229-230, (subrayado nuestro).
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titud ofrecen una amplia variedad de climas que no dependen únicamente de la
latitud y, por lo tanto, no es posible hacer generalizaciones sobre el determinismo
climático de esta zona del planeta. Es la altura, “la columna mercurial en el barómetro”, y no la latitud, el factor que determina el calor, la variedad en la vegetación, la agricultura, los animales y los hombres en el trópico. “Yo veo que el calor
y el frio son los que han repartido a todos los animales sobre la tierra; que los
grados del Termómetro deciden de su destino y de su patria, y haciendo parecer
á unos, y vivificando à otros, han señalado límites que nadie puede alterar”.73
Es interesante ver los términos en que se presentan las conclusiones, el termómetro y el barómetro son “quienes deciden” sobre la existencia y el destino
de plantas, animales y personas. Es el instrumento - o mejor, las complejas redes
de traducción e interacción entre humanos, artefactos y fenómenos naturales - lo
que permite establecer de manera inequívoca los límites de la naturaleza, cuyo
conocimiento y control, resulta inconcebible sin esta alianza entre los naturalistas
y sus instrumentos de medición.
El poder del barómetro o del termómetro no está únicamente en decirle al
viajero a qué altura o a qué temperatura se encuentra algún lugar del planeta, sino
en que traen consigo consenso, una tradición, una serie de prácticas y de acuerdos tácitos, así como un lenguaje común y estable. Tan estable que logra reunir
múltiples observaciones y configurar redes tan amplias y firmes que pierden su
localidad y aparecen como ‘universales’. Así, los instrumentos son sólidos interlocutores que garantizan precisión, es decir estabilidad en la movilización de los
datos y las mediciones.74
5.3.4 La ‘voz’ de la naturaleza
Como hemos visto, Caldas tiene de su lado a un selecto grupo de autores acreditados y la precisión y la objetividad de los instrumentos; pero aún nos falta explicar la aparición en escena de los actores protagónicos de este debate: los seres
organizados y el clima –la presión atmosférica, la carga eléctrica, las montañas,
los vientos, los ríos, las selvas, las lluvias y los alimentos–, es decir que aún nos
hace falta explicar de qué maneras se hacen visibles los efectos del clima sobre
los seres vivos.
73
Ibidem, p. 215, (cursive nuestra).
74
LAW, John, “On the Methods of Long Distance Control: Vessels, Navigation, and the Portuguese
Route to India”, en LAW, John (ed.), Power, Action and Belief: A New Sociology of Knowledge?,
Sociological Review Monograph 32, Routledge, Henley, 1986, pp. 234-263.
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En su memoria sobre el influjo del clima, Caldas define con precisión cuáles
son los objetos de estudio, limitando así el territorio semántico en el cual tendrá
lugar la disputa y por lo tanto adquiriendo control sobre los términos de la disputa: “Fixemos nuestras ideas por definiciones exâctas antes de internar en materia
tan importante... Explicar el sentido en que se toman las palabras, determinar
bien su significado, es ir por el atajo á la verdad...”.75
Líneas después añade:
“Por clima... entiendo no solamente el grado de calor y frio de cada
region, sinò tambien la carga elèctrica, la cantidad de oxîgeno, la presion atmosferica, la mayor ó menor densidad del ayre, la abundancia
de ríos y de lagos, la disposicion de las montañas, las selvas y los
pastos, el grado de poblacion, ò los desiertos, los vientos, las lluvias,
el trueno, las nieblas, la humedad &c. La fuerza de todos estos agentes
poderosos de la Naturaleza sobre los seres vivientes, combinados de
todos modos y en proporciones diferentes, es lo que llamo influxo del
clima”.76
Más adelante, al presentar las conclusiones de su memoria, entran en escena
los protagonistas y últimos responsables de definir esta querella. Ya no solamente
tenemos aliados humanos y sus artefactos, sino que, en su interacción con los anteriores, Caldas cuenta ahora con los testimonios de lo que parece ser ‘la misma
naturaleza’, a través de los cuales es posible ‘tocar el influjo del clima. El calor y
el frío, la presión atmosférica, la altura, la humedad, la carga eléctrica, son todos
factores ponderables y visibles en tanto se expresan a través del termómetro, del
barómetro y de otros aparatos que permiten medir su grado de intensidad. Recordemos además que estos factores son reales sólo en la medida en que son nociones
compartidas sobre las que existe consenso y un lenguaje común entre quienes se
ocupan del clima y de la geografía desde una perspectiva científica.
La última parte de la memoria se divide en acápites que presentan uno a uno
los factores climáticos que actúan sobre los seres vivos: carga eléctrica, montañas, vientos, ríos, selvas, lluvias y alimentos. Cada uno de estos factores y su
influjo sobre los organismos vivos es presentado en un lenguaje técnico propio
de la química, la fisiología, la física y otras áreas de las ciencias naturales. En
estas secciones son frecuentes las expresiones numéricas y las mediciones hechas
75
CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres organizados...”, op. cit., p. 202.
76
Ibidem, p. 203.
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con distintos instrumentos. Para incorporar estos nuevos actores, Caldas hace
una presentación de ellos definiendo sus características y el papel que ocupan en
su argumentación. Sobre la presión atmosférica, por ejemplo, el autor dice: “Un
fluido elástico, compresible y diáfano rodea nuestro globo. A esta capa ambiente
llamamos Atmòsfera, y al fluido que la constituye Ayre”.77 Su acción es omnipresente:
“La gravedad del ayre unida á su elasticidad lo comprime y lo hace
mas ó menos denso, simpre en razon del peso que lo oprime. En las
costas sostiene todo el peso de la atmósfera, y por consiguiente su
densidad aqui es la mayor que puede tener. Disminuye en razon directa de la altura, y la columna mercurial en el Baròmetro es simpre
proporcionada á ella”.78
Los efectos de la presión atmósferica se ven sobre los organismos vivos. “De
estos principios solidamente establecidos por Mr. de Lavoisier, deducimos que en
los lugáres en que el ayre es mas denso hay mas descomposicion de oxîgeno, mas
carbono, mas hidrógeno arrebatado á la sangre, y enfin, mas calórico depuesto
en ella”.79 A lo que el autor agrega: “¡Que efectos, que variaciones en las fuerzas,
en los humores, en las inclinaciones, en el ingenio, en los gustos, en las virtudes
y en los vicios! Yo lo dexo á la consideracion de los Físicos”.80
Como vemos, la presión atmosférica entra en escena y forma parte de los argumentos de Caldas en la medida en que interactúa con el barómetro y con quienes lo usan. En este punto Caldas se acompaña no solamente de sus instrumentos
sino de las experiencias y de la autoridad de otros como Saussure81 y Lavoisier82.
De manera similar, la carga eléctrica hace evidente su realidad y sus efectos en la medida en que es transformada en objeto científico y tecnológico. “La
electricidad, este agente poderoso de la Naturaleza, este fluido que en las manos
de Plinio era un jugete, y en las de Fránklin el rayo, obra poderosamente sobre
nuestro ser, sobre los animales y sobre las plantas. Sabemos que acelera la circulacion, la secrecion de los humores, y tambien la transpiracion”.83 Una vez más,
77
Ibidem, p. 246.
78
Ibidem, pp. 246-247.
79
Ibidem, p. 249.
80
Ibidem, p. 250.
81
Horace-Bénédict Saussure (1740-1799).
82
Antoine-Laurent Lavoisier (1743-1794).
83
CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres organizados...”, op. cit.,, p. 254.
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el autor y editor del Semanario recurre a los testimonios de reconocidos autores;
en este punto cita a Sassure:
“¿Y los animales no gozan de la influencia inmediata de este fluido?...
Despues de las experiencias hechas con mi conductor portatil han
probado que la electricidad atmosferica se hace sentir tan cerca de
la superficie de la tierra, no se puede dudar que la dulce y continua
electrizacion que experimenta un hombre que se pasea al ayre libre en
un lugar elevado, y descubierto, no influya sobre sus órganos, sobre la
circulacion de la sangre, sobre la secreción de los humores y sobre la
transpiracion”.84
Una vez más, este nuevo agente no puede actuar sólo, viene acompañado y
certificado por referencias específicas a Saussure, Messier85 y Lacepede86, entre
otros. Es así como, la presión atmosférica, la carga eléctrica, la altura y otros
efectos del clima dejan ver e incluso “tocar” sus consecuencias sobre los seres
vivos.
Además del uso de un lenguaje técnico y erudito, y del empleo de instrumentos y mediciones, a la hora de referirse a fenómenos naturales encontramos en
los escritos de Caldas un lenguaje cargado de romanticismo que le permite hacer
del lector un testigo más del poder de la naturaleza. De este modo, las montañas,
los vientos, las lluvias, las selvas, los ríos y los alimentos son, entre otros, agentes
que se suman a la causa del autor: demostrar la influencia del clima sobre los
seres vivos. Veamos otros ejemplos de cómo Caldas presenta a sus más fuertes
y definitivos aliados. La acción de las montañas en la Nueva Granada resulta
imposible de ignorar:
“...estas eminencias de nuestro globo, que variando nuestra morada
nos llenan de presentes preciosos y de todas las comodidades de la
vida, varían nuestra termperatura y nuestro clima. Ellas son la causa
y dan origen á las fuentes y á los ríos: ellas acumulan las nieblas, dan
direccion à los vientos y aumentan ó disminuyen las lluvias”.87
Los vientos, por su parte, son actores igualmente contundentes:
84
Ibidem, p. 255.
85
Charles Messier (1730-1817).
86
Bernard Germain Étiene de la Ville, Comte de Lacépede (1756-1825).
87
Ibidem, p. 258.
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“...aseguramos que entre todos los meteoros ninguno tiene mas influencia sobre nuestro ser. Ellos desecan ò humedecen nuestra piel,
ellos purifican la atmòsfera, ellos traen de las extremidades de la tierra exhalaciones venenosas que derraman sobre la tierra a desolacion
y la muerte: Ellos producen los uracanes espantosos, arrancan los
arboles y los edificios, ellos enfurecen el Océano, estrellan sobre las
rocas ó sepultan en los abismos las Esquadras: Ellos nos llevan nuestras producciones al Polo, y nos ligan con todas las naciones: Ellos
sacuden nuestras selvas y nuestras mieses, ellos consuelan ó arrojan
en la desesperacion al labrador; ellos nos traen las lluvias, las nieblas,
las negras tempestades, y tambien la desolacion”.88
En palabras de Caldas, la naturaleza toma vida, se expresa con la fuerza
necesaria para que el lector padezca sus efectos. En estos pasajes narrados en
primera persona plural, ‘nosotros’ podemos tocar el influjo del clima. Aquí los
instrumentos y las autoridades científicas pasan a un segundo plano y es la naturaleza misma la que nos muestra su poder.
Como hemos señalado, el tejido de actores y cosas que toman parte en este
debate, se fortalecen mutuamente y el proceso de traducción que intentamos describir, parece cerrarse.89 Ahora sí, Caldas puede hablar con autoridad, porque no es él
quien habla, son sus similares en el mundo entero; son los viajeros naturalistas, sus
instrumentos y la misma naturaleza los que nos muestra “hechos seguros”:
“Que se reunan los efectos del calor y del frio, de la presion atmosférica, de la electricidad, de las montañas, de los vientos, de los rios, de
las selvas, de las lluvias, y de los alimentos... en fin, que su imperio se
perpetuè y pase de generacion en generacion. Los productos variaràn
como las causas. El hombre adquirirá el color negro, blanco, aceytunado y todas las tintas: su estatura irá desde la gigantesca hasta el
pigmeo: sus facciones desde la deformidad hasta la belleza: su moral
desde las virtudes hasta los vicios, y en una palabra, el hombre se modificará en todas sus partes, y cederá à la potencia activa y enèrgica
del clìma”.90
88
Ibidem, p. 259.
89
CALLON, Michel, “Some elements of a sociology of translation: domestication of the scallops and
fishermen of St Brieuc Bay”, en LAW, John (ed.), Power, action and belief, Londres, Routledge
and Kegan Paul, 1986, pp. 196-233.
90
CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres organizados...”, op. cit., p. 271.
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De este modo, parece que ya no es Caldas quien decide ni tampoco los filósofos reputados y sus instrumentos. La última palabra corresponde a los ‘hechos’.
Y sin embargo, como lo hemos visto, éstos “hechos seguros”, la naturaleza, el
clima, la temperatura, etc., son el resultado de la articulación de esta variedad de
elementos sociales, técnicos, literarios y naturales.
5.3.5 El ‘triunfo de la razón’
Caldas como editor del periódico tiene mayor control sobre el debate, lo que se
publica o no en el periódico finalmente está en sus manos y es evidente que las
opiniones de Tanco son desestimadas por el editor. Pero más que un ganador en
esta disputa sobre el clima, la cual parece cerrarse en términos muy conciliadores
entre las dos posiciones, lo que se ha manifestado con toda claridad son las reglas
del juego y la identidad de los autores que pueden formar parte del mundo del
conocimiento.
Tanco encabeza su comunicación y abre el debate sobre el clima en el Semanario con las siguientes palabras: “La verdad se descubre por medio de la lucha
de las opiniones entre sí”.91 Para los autores del Semanario la libre exposición de
las opiniones y la posibilidad de controversia parece ser una característica fundamental en la búsqueda de la verdad, sin embargo, la libertad de expresión filosófica o científica debe ser cuidadosamente reglamentada y para que sea reconocida
como tal, debe someterse a ciertas convenciones, normas e incluso principios y
modales. Éstos son esenciales para una polémica entre sabios, como se puede ver
en parte de la carta que Tanco dirige a Caldas, en donde se justifica su comunicación con las siguientes palabras:
“Sin embargo de que no serè yo el menor apreciador de su bello Discurso-geográfico, ni el que menos lo haya elogiado; leyendo en él una
opinion opuesta ó contradictoria á la que sigo, en la materia de que
Vmd. como por incidente tocó en el segundo núm. del Semanario; he
creido interesante al Público (al menos al filosófico) la discusion sobre
ella...”.92
En el epígrafe y en estas primeras líneas, se asume que una publicación
periódica como el Semanario es un espacio propicio para el debate científico, se
91
TANCO, Diego Martín, Carta dirigida a Don Francisco José de Caldas, op. cit., p. 59.
92
Idem.
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deja en claro el respeto que siente Tanco por Caldas y su obra, y se manifiesta al
público lector “filosófico” que, en cualquiera de los casos, no se trata de la defensa de creencias o meras opiniones. El autor de la memoria considera que vale la
pena publicar sus comentarios, no tanto porque Caldas se haya equivocado, sino
porque el público podría malinterpretar lo escrito por su compañero y “tal vez
inducir un error moral... en aquellos que se detengan à inculcar ò examinar el
sentido de su expresión”93 en lo que se refiere a las consecuencias del determinismo climático.
Caldas, en tono conciliador y similar al de su compañero contrincante, advierte que estas disputas conducen a sus partidarios a extremos que no son apropiados para una discusión entre hombres de bien. “Nosotros –explica– huyendo
de estas extremidades que condena la razon, nos guardaremos bien de decir con
los primeros: que son indiferentes el clima y los alimentos para el hombre… y con
los segundos, que el primero de todos los imperios es el imperio del clima…”.94
Si bien esta suma de argumentos y de agentes que Caldas ha presentado parecen implacables contra sus opositores, él, al igual que Tanco, hace de la querella
una forma legítima de buscar la verdad y el bien de todos. A pesar de haber sido
malinterpretado, se encuentra de acuerdo con su detractor en ciertos aspectos
fundamentales. “¿En que lugar de mi Discurso he dicho que el clima tiene tanto
influxo sobre el hombre que le quite la libertad en sus acciones?”.95 Este es un
punto central sobre el cual insisten de manera obsesiva Caldas y Tanco:
“El clima influye, es verdad, pero aumentando ó disminuyendo solamente los estímulos de la máquina, quedando siempre nuestra voluntad libre para abrazar el bien ò el mal. La virtud ó el vicio siempre
seràn el resultádo de nuestra eleccion en todas las temperaturas y en
todas las latitudes”.96
De esta forma, más que una disputa entre opiniones opuestas e irreconciliables, el debate parece diluirse en una serie de aclaraciones de parte y parte
que fortalecen argumentos centrales sobre el poder de la razón humana y que
reafirman la credibilidad y autoridad de sus voceros. A fin de cuentas, lo que más
importa no son las opiniones de Caldas ni las de Tanco; el verdadero triunfo es de
93
Idem.
94
CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres organizados...”, op. cit., p. 201.
95
Ibidem, p. 205.
96
Idem.
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la ciencia, de la razón y de la verdad; y por ende de sus portavoces ilustrados.97
La retórica98 científica es una manera de construir credibilidad, de este modo, los
marcos de veracidad de las afirmaciones son una forma de elevar el costo de disentir ya que oponerse a los contenidos de un trabajo bien documentado es entrar
en una discusión con todas las autoridades que cita, pero al mismo tiempo, una
querella científica entre pares es una forma de mutuo reconocimiento.
El debate sobre el influjo del clima nos ha permitido comprender algunos
de los recursos centrales en la construcción de los argumentos y, más importante
aún, en la constitución de sujetos con autoridad, la aparición de legítimos voceros
del orden. Si bien resulta interesante examinar las posiciones de Caldas y Tanco
en torno al impacto del clima sobre los seres vivos o sus implicaciones en la concepción de la naturaleza del Nuevo Mundo, nos hemos concentrado en explorar
las formas en que se presentan y construyen los argumentos. Reflexionar sobre
los discursos de los hombres de ciencia y sus recursos retóricos nos permite una
mejor apreciación del sentido social y político de las ciencias naturales durante la
Ilustración.
En esta reflexión sobre las reglas del juego del conocimiento ilustrado hemos podido mostrar mejor uno de los argumentos centrales de este libro, a saber,
que el Semanario es un espacio en el cual no sólo se describe un cierto orden natural sino que, de manera simultánea, emergen los agentes de dicho orden. Es en
este sentido que nos atrevemos a afirmar que la forma y el contenido del discurso
resultan aquí indisolubles. El imperio del hombre es posible cuando de manera
simultanea se construyen una naturaleza ordenada y a quienes están en capacidad
de comprender dicho orden.
5.4 Raza y clima
En los debates sobre el influjo del clima surge un tema que merece mayor atención: las relaciones entre el clima, el medio natural y las distintas razas humanas.
Como lo hemos visto en diferentes textos del Semanario, Caldas y otros autores
recurren a los testimonios de escritores europeos como Buffon para hacer una
descripción de las distintas razas de la tierra, desde los habitantes de los hielos
97
Vale la pena notar que el sentido de la discusión se postula incluso en términos del “interés
general” y el “bien común”, o de ideales como orden, bienestar y moralidad.
98
El término ‘retórica’ lo entendemos en su sentido clásico, como el arte de argumentar, de dar al
lenguaje eficacia para persuadir o deleitar y que no supone necesariamente engaños o argumentos
que carecen de veracidad.
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polares hasta los pobladores del trópico africano.99 Como ya se dijo, sus opiniones sobre las razas y culturas distintas a la europea es similar a la de cualquier
europeo del siglo XVIII que hace de su propia cultura el punto de referencia para
describir al ‘otro’. Citando a Buffon, Caldas describe a los esquimales, por ejemplo, como un pueblo abyecto, sin más costumbres que las suficientes para hacerle
digno del menosprecio, sin religión, sin principios y sin moral; como un pueblo
supersticioso, grosero y sin pudor, como una raza degenerada y sin otra posible
morada que los hielos polares.100 Así mismo, sobre los africanos presenta un estereotipo familiar en la literatura sobre la raza negra: “El Africano de la vecindad
del Equador, sano, bien proporcionado, vive desnudo bajo chozas miserables.
Simple, sin talentos, solo se ocupa con los objetos presentes. Las imperiosas necesidades de la Naturaleza son seguidas sin moderación y sin freno. Lacivo hasta
la brutalidad…”.101
Pero la preocupación central no es tanto describir los distintos grupos humanos de la tierra, sino exponer las causas de tales diferencias. Esa es entonces la
pregunta central de la memoria de Caldas sobre el clima: “¿Por qué ninguna señal
de Religión en el Norte y algunas semillas en el Equador?”.102 Como lo hemos ya
señalado, el texto tiene el propósito de mostrar que las diferencias son una clara
consecuencia de los efectos del medio ambiente y que en el territorio de la Nueva
Granada estos factores son contundentes.
Los ejemplos y las comparaciones con otros continentes adquieren sentido en la medida en que las mismas diferencias se aprecian en el territorio de
la Nueva Granada. En América se encuentran todos los climas, desde los más
inóspitos hasta los ideales para la civilización, lo cual se refleja en la variedad
de razas y de costumbres de sus habitantes. “Si hacemos notar la diferencia en
el caracter, en los gustos, en las pasiones del habitante de los climas ardientes
y del que vive sobre los Andes; si formamos en general el quadro de estas diferentes temperaturas, y del hombre que las habita, habremos llenado nuestro
objeto”.103
99
Las memorias sobre la geografía del Virreinato y sobre el influjo del clima, son un ejemplo de
ello. CALDAS, Francisco José, “Estado de la Geografia del Vireynato de Santafé de Bogotá...”,
op. cit.; CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres organizados...”, op. cit., y
ULLOA, Francisco Antonio, “Ensayo sobre el influxo del clima en la educacion física y moral del
hombre...”, op. cit.
100 CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres organizados...”, op. cit., pp. 210-213.
101
Ibidem, p. 213.
102 Ibidem, p. 214.
103 Ibidem, p. 230.
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Tal y como lo quiere mostrar Caldas, todas las castas han cedido a la influencia del clima, y el habitante de la costa se diferencia fácilmente del de la
cordillera. Sobre el primero nos dice: “Nada desea: contento con su destino y
con su pais mira con indiferencia al resto de la tierra. Vive sin inquietudes y sin
remordimientos: la muerte misma no le turba: la ve acercarse con ojos serenos, y
expira con tranquilidad. Este es el Indio de las costas del Sur”.104 Es frecuente entre los ilustrados la idea de pueblos o grupos humanos sin conciencia de su lugar
en el mundo y en la historia, de pueblos pasivos, dominados por la naturaleza, sin
voluntad y privados de la libertad propia del hombre civilizado. (Capítulo 8)
Por su parte, regiones menos cálidas de los Andes presentan pueblos con diferencia notables. Los habitantes de la cordillera, como resultado de las bondades
del clima, viven en sociedad de forma pacífica.
“Si comparamos á estos con el Indio y las demas castas que viven en
la Cordillera, veremos que aquel es menos bronceado… Estos son mas
blancos y de caracter mas dulce... Los campos, las mieses, los rebaños,
la dulce paz, los frutos de la tierra, los bienes de una vida sedentaria
y laboriosa estan derramados sobre los Andes. Un culto reglado, unos
principios de moral y de justicia, una sociedad bien formada, y cuyo
yugo no se puede sacudir impunemente, un cielo despejado y sereno,
un ayre suave, una temperatura benigna han producido costumbres
moderadas y ocupaciones tranquilas. El amor, esta Zona tórrida del
corazon humano, no tiene esos furores, esas crueldades, ese caracter
sanguinario y feroz del mulato de la costa”.105
Entre muchas otras diferencias que se señalan entre los habitantes de la costa
y los habitantes de zonas más altas y menos calientes, nos llama la atención la
descripción que hace Caldas de las mujeres. Refiriéndose a los indígenas de la
costa pacífica nos dice:
“Sus mugeres en poco se distinguen de los hombres. La belleza, los
rasgos delicados, que distinguen su sexô en los demas pueblos de la
tierra, aquí parece que faltan. Los pechos, la voz, y un trozo de lienzo envuelto à la cintura son los únicos caracteres exteriores que las
distinguen. Si los rasgos varoniles de su fisonomía las acercan à los
hombres, sus exercicios las confunden con ellos. Carga, recorre, nada,
104 Ibidem, p. 233.
105 Ibidem, pp. 236-237.
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navega con la misma intrepidez y valentìa: vá á la pezca y sigue al
marido à la caza... Es verdad que hila, lava, texe, adereza el alimento,
asea la casa y su familia; pero con un ayre de nobleza y dignidad, con
no sè qué de feroz que parece indicar que obra por necesidad mas bien
que por inclinacion”.106
Sin embargo, cuando Caldas describe la mujer indígena de las cordilleras, lo
hace en términos muy distintos: “Las mugeres tienen belleza, y se vuelven á ver
los rasgos y los perfiles delicados de este sexô. El pudor, el recato, el vestido, las
ocupaciones domesticas recobran todos sus derechos”.107 “Despues de esto –se
pregunta Caldas– ¿se dirá que no tiene ninguna influencia sobre nuestro sér el
clima y la temperatura?”.108
Caldas sigue a Buffon en sus argumentos sobre el clima y su influencia sobre
los seres vivos y, sin embargo, su visión del continente americano no puede ser tan
negativa ni mucho menos estar de acuerdo con los puntos de vista de De Pauw:
“No queremos inferir de aquí con Paw [De Pauw], con este obstinado
enemigo de quanto bueno tiene la América, que el frio de este vasto
continente es extraordinario, que él ha extinguido las grandes especies
de los animales, que ha debilitado al hombre hasta perder la barba
y todos los estìmulos por su propagacion, que la lactacion dura diez
años, y en fin, que el indigena de estas regiones siempre estúpido, en
todas partes insensible, no derrama una lágrima, no exhala un suspiro
en medio de los mas crueles tormentos. Nosotros no suscribiremos jamas à estos delirios del Filòsofo de Prusia”.109
Pero el problema con los puntos de vista de autores como Corneille De Pauw
no es su desprecio por lo nativos; su limitación está en desconocer las diferencias
geográficas y por lo tanto la diversidad de tipos humanos que habitan el Nuevo
Mundo. “Lo que mas distingue al continente americano es la prodigiosa elevacion del terreno. En Europa las altas porciones de terreno cultivado apenas se
elevan à 730 varas sobre el mar...”.110 Las regiones elevadas de la América ofre106 Ibidem, p. 231.
107 Ibidem, p. 236.
108 Ibidem, pp. 237-238.
109 Ibidem, p. 228.
110
CALDAS, Francisco José, anotación en “Quadro Fícico de las Regiones Equatoriales, por
Federico Alexandro Baron de Humboldt. Traducido del Frances, y anotado por D. Francisco
Josef de Caldas, Director del Observatorio astronómico de Santafé de Bogotá, Individuo de la
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cen todas las temperaturas posibles y desde las costas del Atlántico hasta la cima
de los Andes se puede apreciar el orden de la variación de las especies.111
“... Nosotros hemos dicho en varios lugares del Semanario: que la vecindad de la Linea la latitud no tiéne ningun influxo sobre la vegetación, y que la distribución de las plantas depende únicamente de la
altura, y por consiguiente de la presion atmosférica, temperatura, etc.
Esta es una verdad tan notoria que basta tener ojos para percibirla.
No ignoramos que algunos de nuestros literatos tienen dudas; pero nos
proponemos aclarar este punto interesante en una Memoria que tiene
por título: Nivelacion de las plantas de la vecindad del Equador”.112
De manera similar, para Francisco Antonio de Ulloa el clima es la razón
de las diferencias entre los diferentes tipos de seres humanos, lo cual explica las
diferencias naturales entre los habitantes del Nuevo Reyno de Granada.
“El hombre de las alturas de los Andes, es tan distinto del que respira en
sus pies, como lo es la vegetación de estos extremos... ¿quien no advierte la diversidad de ìndole y de caracter que hay entre el hombre lìvido, descarnado y
lánguido que habita los valles, y cuya fibra demasiado laxâ por el calor, no tiene
la bastante vibratilidad para esa bellas concepciones de la imaginacion; y el que
vive baxo de climas mas templados, y cuyos organos há destinado la naturaleza
para las obras del genio?”.113
Según Ulloa, sobre los habitantes de las tierras bajas el influjo del clima ha
sido y es implacable:
“Sus miembros faltos de accion y de elasticidad, su acento moribundo,
y que carece del fuego de la persuasion; todo anuncia que en los pies
de los Andes està confinada la debilidad, y que jamas saldrán de esas
regiones de fuego, un Poeta, un Orador, un Musico, un Pintor, ni ningun genio atrevido, capaz de honrar á su pais. El calor excesivo que
respiran aquellas llanuras, há enervado el cuerpo de sus habitantes,
y los hà hecho débiles y lánguidos... Alli no se encuentran la mezcla
Expedicion botánica, y Catedrático de Matemáticas en el Colegio R. M. de N. S. del Rosario de
esta Capital”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, Memoria 9ª, 1810, pp. 13-16.
111
Ibidem, p. 21.
112
Ibidem, p. 22.
113
ULLOA, Francisco Antonio, “Ensayo sobre el influxo del clima en la educacion física y moral del
hombre...”, op. cit., pp. 275-276.
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de blanco y rosado, que adorna el semblante de los que nacen en los
climas frios, ni esos ojos expresivos y eloquentes que tanto explican
los sentimientos del alma. El que quiera dar un paso en las ciencias,
es preciso que desde muy tierno huya de ese clima funesto, y vaya à
respirar baxo de otro Cielo”.114 Incluso llegando a concluir que: “… las
ciencias profundas y sublimes no florecerán baxo los Cielos inflamados de nuestros valles”.115
En el debate sobre el clima, las montañas jugarán un papel primordial y por
supuesto que en el caso de la Nueva Granada los Andes son un referente central
y una clara muestra de las riquezas naturales del Nuevo Mundo. Caldas, en su
memoria sobre el influjo del clima, anota:
“Nuestros Andes son el origen de bienes incalculables, nuestros Andes nos proporcionan todas las delicias, nuestros Andes nos templan,
nos varían, y presentan el espectàculo magestuoso de reunir las extremidades del globo, de mantener en su frente los hielos boreales, y
en la basa las llamas del Equador. Estas montañas, las mas célebres
del Universo, sostienen pueblos numerosos à niveles extremadamente
diferentes”.116
Desde las cimas de los Andes hasta las llanuras que se extienden a sus pies,
todo varía y se modifica en relación con el grado de frío o calor. Es en el marco
de estas reflexiones que los cortes de los Andes y los trabajos de Caldas sobre
nivelaciones de plantas tienen mayor sentido (Figuras 5 y 6) Las plantas, los animales, las virtudes, y hasta los talentos del hombre se definen en los grados del
termómetro. Pero el punto de los textos de Caldas y de Ulloa es señalar las diferencias que este fenómeno tiene dentro del continente Americano y el error de
algunos autores, que han afirmado sin las debidas distinciones que los habitantes
que respiran en la zona tórrida son pequeños y débiles.
Al igual que Caldas, Ulloa considera equivocada la concepción del “visionario” De Pauw al haber calificado de “pusilanimes, cobardes y debiles á los originarios de este Nuevo Mundo”.117 Frente a esto, Ulloa reacciona con una descripción
114
Ibidem, pp. 294-295.
115
Ibidem, p. 340.
116
CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres organizados...”, op. cit., p. 258.
117
ULLOA, Francisco Antonio, “Ensayo sobre el influxo del clima en la educacion física y moral del
hombre...”, op. cit., p. 282.
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muy distinta de los pueblos que alguna vez habitaron Cundinamarca, quienes, debido a las contingencias de la naturaleza, “se hicieron valerosos è intrepidos, de
una talla gigantesca y robusta; triunfando muchas veces... de la terrible influencia
de ciertos climas opuestos á la perfeccion física del hombre… La naturaleza obró
con ellos…: hizo fuertes á los que eran bien constituidos, y quitò del medio á los
restantes”.118 Sin embargo, esa raza intrépida y valerosa ya no existe, sólo quedan
los descendientes “degenerados” de estos “habitantes antiguos”.
De este modo, los argumentos sobre la influencia del clima y las ideas de
naturalistas como Buffon parecen herramientas de doble filo, el clima puede explicar como natural ciertas diferencias, pero no puede convertirse en un factor tan
determinante que permita suponer que los europeos que habitan latitudes distintas a las del viejo continente se conviertan en culturas degeneradas y pierdan así
sus privilegios de superioridad racial.
Cuando Jorge Tadeo Lozano describe a la raza europea, es interesante su ya
comentada opinión acerca de los efectos casi imperceptibles del clima sobre este
grupo humano en particular. De los europeos que viven en América dice:
“En su nuevo domicilio ha conservado su gobierno, su religion, su
industria, y su comercio; y à excepcion de algunas modificaciones casi
insensibles que en ella han producido las diversas temperaturas y alturas de la Atmósfera, se mantienen del mismo modo que en España…
Por tanto deben mirarse como infundadas y falsas las aserciones de
que los Españoles Americanos han degenerado, y están degradados en
sus facultades físicas, é intelectuales…”.119
Al explicar que este tipo de opiniones es el fruto de la ignorancia nos asegura que “Por el contrario parece que el transplante à estas regiones les ha
dado cierto grado de perfeccion tanto en lo material de los órganos, como en
las facultades intelectuales, cuya perspicacia no se les podria negar sin notoria
injusticia”.120 Lozano reconoce que no son muchos los españoles americanos que
han sobresalido en el mundo de las letras, pero esto se explica por el tiempo en
que han tenido que dedicar al levantamiento de ciudades y caminos, y a la preparación de la tierra, “criando, por decirlo así, de la nada un vasto imperio, que en
pocos siglos será émulo de los mas poderosos de Europa”.121
118
Ibidem, p. 283.
119
LOZANO, Jorge Tadeo, “Fragmento de una obra titulada: Fauna Cundinamarquesa, op. cit., p. 361.
120 Idem.
121 Ibidem, p. 362.
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No solamente las montañas y la diversidad climática libera a la Nueva Granada del destino que sugieren autores europeos. Parte del interés de los escritores
criollos en el tema del clima está precisamente en mostrar que el conocimiento y
una vida civilizada y regida por costumbres sanas puede combatir los efectos de
la naturaleza, tal y como lo ha hecho en la historia de las grandes civilizaciones
del mundo. La tarea del hombre de luces es difundir los remedios para atenuar los
efectos del clima sobre la sociedad.
Un lugar común en la visión criolla del nativo americano es que la pusilanimidad e inacción de los actuales habitantes de estas tierras, contrasta con
los pueblos valerosos e intrépidos que alguna vez las habitaron. Este deterioro
debe tener una explicación y Ulloa encuentra en el clima una explicación “natural”, pero que puede ser combatida o al menos atenuada por el conocimiento
y por la educación. Como él mismo señala: “Prescindiendo, pues, de las causas
politicas que pueden haber variado mucho al Indigena actual; exâminaré si la
educación física, si el método de vida y el mismo clima, han contribuido à causar esta transformacion”.122 La naturaleza y la educación son entonces la causa
y el remedio de la degeneración de los nativos. “Yo no ignoro que hay algunos
que estudiando muy poco la naturaleza y los efectos de la educacion física, atribuyen exclusivamente a nuestra Legislacion la metamórfosis asombrosa de los
Indios”.123
Las causas del lamentable estado del indio parecen claras, es el medio natural y social en que han vivido. El clima es parte de la explicación, pero la superioridad del europeo y la violencia de los conquistadores también han tenido su
efecto:
“Nació en medio del fango y de la humedad; se alimentò con escasez, y
con manjares que no pudieron robustecer sus organos; vió en su rededòr muchos infelices degradados, que sumidos en una choza obscura
y sin ventilacion, se mantenian temblando al menor ruido que hacian
sus Curas y sus Corregidores. Siempre se le hizo hablar en un lenguaje
abatido: èl mismo vió azotar a sus padres publicamente; y por las menores faltas. Hè aqui las verdaderas causas de la pusilanimidad, de la
cobardia, y de la insensatéz de aquel infeliz”.124
122 ULLOA, Francisco Antonio, “Ensayo sobre el influxo del clima en la educacion física y moral del
hombre...”, op. cit., p. 279.
123 Ibidem, p. 286.
124 Ibidem, p. 289.
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Estas razones que nos pueden parecer contradictorias o ambiguas, hacen
evidente la tensión entre el imperio del hombre y el imperio de la naturaleza, pero
tienen un claro propósito: por un lado, se trata de establecer las diferencias entre
regiones y climas muy diversos en la Nueva Granada y así entre sus distintos
habitantes y, por otro, señalar de qué maneras la civilización, de la mano del conocimiento y la razón, triunfa sobre la naturaleza incluso frente a las condiciones
más difíciles. “Varios son los remedios físicos que concurririan à despertar á
estos Indios actuales del letargo profundo en que permanecen, á fomentar su
poblacion moribunda, y à darles energia para que concurriesen à la prosperidad
comun”.125
Las posiciones de los criollos no son siempre consecuentes y vale la pena que
veamos algunos cambios en los puntos de vista sobre estos temas. Vimos como
Caldas se identificó con las tesis sobre la influencia del clima y se presenta como
enemigo de Saint Pierre a la vez que combate las opiniones de Tanco sobre el
papel de la sociedad en la determinación de la moral de los hombres. En el Semanario se publican otras memorias como la de Ulloa, que dejan poco espacio para
una explicación ‘social’ al estado de ‘inferioridad’ de los nativos. Sin embargo,
más tarde en 1810, cuando la crisis del imperio español ha cambiado el panorama
político de la Nueva Granada, Caldas parece tener una opinión muy distinta que
contradice sus argumentos de 1808 y 1809. En el marco de los comentarios que
hace Caldas a la memoria de Humboldt, la causa de la degeneración de los nativos
parece haber sido claramente social: el mal gobierno:
“La degradacion del Indio hasta el punto en que la vemos es obra
del Gobierno opresor que nos ha embrutecido por el espacio de tres
siglos consecutivos. El Indio era hombre en México, en el Perú, y en la
Cundinamarca: tenia artes, edificios, leyes, vivia en sociedad, conocia
el arte de la agricultura, y conocian tambien su dignidad. Hoy embrutecido no sabe sino temer à sus tiranos y satisfacer groseramente las
mas urgentes necesidades de la vida. Estas escenas vergonzosas para
la humanidad se han repetido muchas veces. El Pueblo que produxo
á Platon, Archimedes, à Demóstenes y á Homero no puede presentar
hoy sino estúpidos y esclavos baxo la opresión del Turco. Es necesario descender un espacio infinito para llegar desde los héroes de
Maratón y Salamina á los imbeciles y voluptuosos Baxaes. El Indio de
México, del Perú, y de Cundinamarca todavia à médio civilizar pasó
ràpidamente á la opresion que ha sufrido por tres siglos. ¿Que hay
125 Ibidem, p. 288.
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que admirar si lo hallamos mas estúpido que el Africano? El genio es
como el Elefante no produce en la esclavitud. Quiera el Cielo mejorar
la suerte desgraciada del Indio baxo de la libertad que nos ha ayudado
á conquistar”.126
Llama la atención que ahora el nativo no solamente es víctima de los abusos
del gobierno imperial, sino que comparte con los criollos la razón de sus males y,
por lo tanto tienen una misma causa y un enemigo común. A pesar de su cambio
en la explicación sobre las causas del estado actual de los pueblos americanos,
en dónde ya el clima parece tener un papel menor, y a pesar de que ahora Caldas
parece reconocer cierto grado de afinidad con los americanos, víctimas de tres
siglos de opresión, algunos supuestos se mantienen idénticos. Los nativos contemporáneos de Caldas son, aunque unos más que otros, razas degeneradas y el
papel civilizador del hombre de letras y del hombre de fe siguen intactas:
“Quiera el Cielo que se mejore la parte física, intelectual y moral de
esta raza envilecida y degradada. Quiera el Cielo que nosotros mismos nos ilustremos, y que con buenos establecimientos, con un buen
Plan de Educacion, con un amor indefenso al estudio venguemos 300
años de tinieblas y de ignorancia. Sin Educacion física no hay constituciones robustas, ni energia en las razas diferentes que componen
el estado. Sin Educacion literaria no hay Políticos que nos ilustren,
no hay Magistrados que administren la Justicia a los pueblos, no hay
Marinos que hagan respetar nuestro pabellon, no hay Metemàticos,
Astrónomos, Geografos, Químicos, Físicos, Botanicos,… que lleven a
todas partes la antorcha del càlculo y de la observación; no hay tampoco prosperidad ni gloria. Sin Educacion moral, no hay costumbres,
y sin costumbres no hay leyes. ¿Quid leges sine moribus?”127
5.5 Orden divino, orden natural y orden social
Al inicio de éste capítulo señalábamos como los debates sobre el clima nos conducen a un problema central de la Ilustración: la tensión entre el orden naturaldivino y el orden social-humano; entre naturaleza y civilización. El mundo cris126 CALDAS, Francisco José, anotación en “Quadro Fícico de las Regiones Equatoriales, por
Federico Alexandro Baron de Humboldt...”, op. cit., pp. 25-27.
127 Ibidem, pp. 27-30.
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El imperio del hombre y el imperio del clima
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tiano y la Ilustración europea comparten la idea de una naturaleza que obedece a
un orden racional, a un diseño y un propósito en el cual el hombre ocupa un lugar
central. Esta mirada claramente antropocéntrica y teleológica es clave para entender los proyectos ilustrados. El imperio del hombre, el dominio humano sobre la
naturaleza, tiene un fundamento religioso que es a su vez político en la medida
en que legitima el dominio del hombre cristiano sobre dicha naturaleza y sobre
otros seres humanos. Como lo expresa Caldas: “Todo tiene leyes eternas, todo
esta trazado baxo de un plan sabio y profundo…Una mano bien hechora y sabia
lo ha ordenado todo, todo lo ha organizado”.128
En dicho orden natural y divino, el hombre tiene un lugar favorecido, es la
otra “mano sabia”, la criatura para la cual el resto de la creación ha sido dispuesta.
La naturaleza ha sido creada para el hombre, el cual tiene el deber moral y la capacidad racional de dominar. Como afirma Jorge Tadeo Lozano en su introducción a
la memoria sobre la fauna de Cundinamarca: “El hombre sabio, tyrano de los tres
reynos…”129“El hombre... por la riqueza de su organizacion es el mas perfecto de
los animales; y por su racionalidad el Soberano de todas las cosas naturales... él
solo goza de esta sublime facultad...”.130
Tal y como lo expresa también Caldas:
“Solo el hombre, esta criatura afortunada, se ha multiplicado maravillosamente y ha llevado su imperio à todos los angulos de la tierra.
En el Equador y en el Polo, en la Zona inflamada y en la glacial, en el
antiguo, como en el nuevo mundo, ha hecho sentir la superioridad de
su ser á todos los vivientes. Libre, Señor, independiente todo lo ha subyugado, todo lo ha hecho servir à la propagacion de su especie”.131
Es así que los aparentes límites de la libertad humana, es decir, el imperio
del clima, puede ser superado por la razón. Pero si bien es necesaria la intervención humana para hacer de la naturaleza una fuente de riqueza, en las concepcio128 CALDAS, Francisco José, “Almanaque para el año de 1811. Calculado para el Nuevo Reyno de
Granada, por D. Francisco Josef de Caldas y Tenorio, Director del Observatorio astronómico de
Santafé de Bogotá, Individuo de la Expedicion botánica del Reyno, y Catedrático de Matemáticas
del Colegio R.M. de Nra. Sra. del Rosario de esta Capital”, en Semanario del Nuevo Reyno de
Granada, 1810, pp. 11-12.
129 LOZANO, Jorge Tadeo, “Fragmento de una obra titulada: Fauna Cundinamarquesa, op. cit., p.
275.
130 Ibidem., p. 347.
131
CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres organizados...”, op. cit., pp. 221222.
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nes de la naturaleza que exponen los ilustrados es evidente la visión religiosa y
teleológica de una naturaleza creada bajo un diseño inteligente y al servicio del
hombre.
Con raras excepciones como puede ser el caso de Tanco, los autores del
Semanario son defensores de tesis que atribuyen al clima efectos determinantes
sobre los seres vivos. Sin embargo, hay dos aspectos que se destacan en sus argumentos y que de alguna manera liberan a los habitantes de América del imperio
del clima. En primer lugar, la geografía se convierte en su aliado. Las montañas,
o mejor la temperatura y su variación en el continente Americano y en particular
en los Andes, hace que en esta región de la tierra se encuentren todos los climas
posibles, lugares con climas similares o incluso más saludables que los de muchas
regiones de Europa. “Nosotros tenemos sobre nuestros Andes climas todavia mas
felices que los de la Grecia”, escribe Ulloa.132 En la prefación a una de las memorias de Humboldt, refiriéndose a los grandes nevados y volcanes del Viejo Mundo,
Caldas escribe “… aparecen aquì como unos pigmeos despreciables al lado de
nuestras montañas”.133
Pero además de las montañas y la naturaleza misma, los criollos cuentan con
un aliado más poderoso frente a la naturaleza: el conocimiento. La educación, la
medicina, la higiene, la economía política y las buenas costumbres transforman
la naturaleza y la sociedad. Son estas prácticas las que hacen de lo salvaje lo civilizado, y que transforman el caos en orden.
Tanto en la forma como se construyen los argumentos como en sus contenidos, el debate sobre la naturaleza americana es un medio de distinción. El imperio
del hombre es el imperio de la razón, de los ilustrados.
132 ULLOA, Francisco Antonio, “Ensayo sobre el influxo del clima en la educacion física y moral del
hombre...”, op. cit., pp. 352-353.
133
CALDAS, Francisco José, prefación a la “Geografía de las Plantas ó Quadro físico de los Andes
Equinoxîales, y de los paises vecinos; levantado sobre las observaciones y medidas hechas sobre los
mismos lugares desde 1799 hasta 1803, y dedicado, con los sentimientos del mas profundo reconocimiento, al ilustre Patriarca de los Botánicos Don Joseph Celestino Mutis. Por Federico Alexandro
Barón de Humboldt. Traducido del Frances por D. Jorge Tadeo Lozano, individuo de la Real Expedicion Botánica de Santafé de Bogotà: con una prefacion, y algunas notas por D. Francisco Joseph
de Caldas, individuo de la misma Expedicicon, Catedràtico de Matemáticas del Colegio Real Mayor
de Nra. Sra. del Rosario, y encargado del Observatorio Astronómico de esta Capital”, en Semanario
del Nuevo Reyno de Granada, núm. 16-25, abril 23 a junio 25 de 1809, p. 123.
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6. Humboldt y la búsqueda del orden global
Alexander von Humboldt es una figura emblemática de los viajes de exploración
en el periodo de la Ilustración, sus escritos sobre América se convirtieron en el
paradigma de una nueva mirada sobre el Nuevo Mundo y en ocasiones ha sido
presentado como el “segundo descubridor de América”.1 Su presencia en los
territorios de la Nueva Granada a comienzos del siglo XIX, sus relaciones con las
elites letradas españolas y americanas, su amplia obra sobre América y el hecho
de que algunos de sus trabajos sean traducidos, publicados y discutidos en un
periódico local como lo fue el Semanario del Nuevo Reyno de Granada son todos
elementos de interés para nuestras reflexiones sobre la Ilustración en territorio
americano.
Toneladas de tinta y papel han sido invertidas en la figura de Humboldt y
se ha convertido en un referente clave para muchos historiadores interesados en
la historia política y cultural de América en el siglo XIX. Su obra, para algunos,
es una muestra de un aclamado ‘americanismo’ e incluso se ha argumentado que
influyó sobre los movimientos de emancipación americana.2 Se ha convertido
en un icono, en un emblema de cultura y modernización que resulta muy conveniente a la hora de legitimar el triunfo de las elites criollas y de los ideales ilustrados que han sido considerados como fundamentales en la construcción de las
naciones modernas.3
1
Ver MINGUET, Charles, Humboldt: El otro Descubrimiento, México, Fondo de Cultura Económica, 2000, y MINGUET, Charles, Alejandro de Humboldt, historiador y geógrafo de la América
española (1799-1804), México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1985.
2
Una interesante colección de textos sobre Humboldt y su papel en la modernidad y la independencia americana se encuentra en Debate y perspectivas: Alejandro de Humboldt y el Mundo
hispánico, Cuadernos de Historia y Ciencias Sociales, Madrid, Fundación Histórica Tavera,
1(2000). Sobre su papel en la independencia veáse ZEUSKE, Michael “¿Padre de la independencia? Humboldt y la transformación a la modernidad en la América española”, ibidem, pp.
67-100.
3
Tal y como lo señala Jorge Arias De Greiff, Humbolt forma parte del “mito de origen de Colombia”,
en donde las ideas de próceres iluminados por el conocimiento científico se fortalece. ARIAS
DE GREIFF, Jorge, “Encuentro de Humboldt con la ciencia en la España americana: Dialogos
inesperados”, en Dialogos Científicos, 8, 2 (1999): 25-35, citado por PUIG-SAMPER, Miguel
Angel, “Alejandro de Humboldt en el mundo hispánico: las polémicas abiertas”, en Debate y
perspectivas, op. cit., p. 20.
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Humboldt es símbolo de liberalismo y de libertad, su carácter romántico y
su ‘independencia’ política, económica y científica, nos hacen pensar en el ideal
del intelectual puro.4 Frank Holl, un estudioso de su obra lo presenta en los siguientes términos:
“La influencia de Humboldt, sobre todo en América, se explica por
el papel que desempeñó como explorador y científico que no se sentía obligado hacia nación alguna. Colón había descubierto América
para Europa, con las consecuencias que aquello trajo para las culturas de allí. Humboldt descubrió América de otra manera: como
científico independiente, que sentía un fuerte compromiso por el progreso y la defensa de los derechos fundamentales de todos los seres
humanos”.5
El carácter hagiográfico de algunas de estas opiniones no corresponde con el
propósito de nuestro análisis y dichas idealizaciones poco contribuyen a explicar
su importancia histórica.
La manera como proponemos entender aquí el carácter político de las prácticas científicas va más allá del servicio que Humboldt pudo o no prestar a la Corona española, a Francia o a Prusia y trasciende sus conexiones u obligaciones con
gobiernos específicos. Su obra, como nos proponemos demostrar, en la medida
en que busca el establecimiento del orden natural, es una obra de carácter político
en un sentido amplio y profundo. No podemos limitar nuestro análisis político
de la obra de Humboldt a las opiniones (que muchas veces varían dependiendo
de a quien se dirige) de simpatía o antipatía por un movimiento político o por un
gobierno y es oportuno recordar que sus manifestaciones de solidaridad con la
emancipación americana no dejan de ser ambiguas y en ocasiones encontramos
que se muestra escéptico sobre el sentido de una lucha sangrienta.6
Nuestro objeto de estudio son las elites americanas, pero para entender la
importancia que reviste Humboldt para los criollos letrados de la Nueva Granada
y para la ciencia del siglo XIX en general, es oportuno recordar algunos aspectos
generales de su vida y de su obra.
4
Sobre el papel de Humboldt en el proceso de formación de una cultura y una conciencia nacionales
ver PESET, José Luis, “Alejandro de Humboldt, héroe y científico en la independencia americana”,
en Debate y perspectivas, op. cit., pp. 55-66.
5
HOLL, Frank, “El científico independiente y su crítica al colonialismo”, en ibidem, p. 123.
6
ZEUSKE, Michael, op. cit.
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6.1 En busca del orden
Ya es habitual en nuestros argumentos el señalamiento de la relación entre la
noción de orden y los grandes objetivos políticos de la Ilustración, y es en este
sentido que será interesante examinar el viaje y la obra de Humboldt, ya que estos
tuvieron un fin primordial: la comprensión del orden natural.
Las preocupaciones geográficas de Humboldt tienen sus antecedentes en autores alemanes de la segunda mitad del siglo XVIII, quienes lideraron el estudio
académico de la geografía. Immanuel Kant (1724-1804), además de ser uno de los
autores más representativos de la Ilustración, es uno de los más influyentes autores alemanes interesados por la geografía física y sus planteamientos en este tema
pueden ser una apropiada introducción a los propósitos científicos de Humboldt.
Para Kant resulta artificial la organización de objetos en taxonomías de acuerdo
con algunas características particulares, como puede ser el caso del sistema de
clasificación de plantas y animales de Linneo. Estas clasificaciones carecen de la
idea de un todo y, por lo mismo, la geografía física es determinante para tener una
noción de conjunto en términos de lugar. Un sistema de la naturaleza satisfactorio
sólo es posible una vez se tiene una visión geográfica general que dé cuenta de
los fenómenos y no de listados o secuencias que no permiten apreciar la unidad
de la naturaleza.7 De manera que, siguiendo a Kant, los geógrafos alemanes asumieron la existencia de una interrelación entre todos los fenómenos individuales
de la superficie de la tierra, una unidad de la naturaleza que no es visible en su
totalidad a través de las características físicas de los individuos observados independientemente. Así, las nociones de unidad y orden son principios de carácter
tanto epistemológico como estético.
Para Kant, este ideal del conocimiento tiene bases filosóficas profundas. El
filósofo de Königsberg quiso mostrar cómo la mente humana no es un recipiente
pasivo de experiencias sensoriales. El mundo es inteligible porque existen marcos
de comprensión, categorías que preceden a la experiencia. La llamada ‘revolución
copernicana’ en Kant está en reconocer el papel activo de la razón humana en
la experiencia del mundo exterior, otorgándole al sujeto un papel determinante
frente al problema del conocimiento.
La geografía de principios del siglo XIX manifiesta una oposición a las teorías mecanicistas de la naturaleza. En Alemania, Karl Ritter (1779-1859) produjo
7
NICOLSON, Malcom, “Alexander von Humboldt and the geography of vegetation”, en
CUNNINHAM, Andrew y JARDINE, Nicholas (eds.), Romanticism and the sciences, Cambridge,
Cambridge University press, 1990, p. 169.
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una síntesis del conocimiento geográfico basado en el supuesto de que la tierra
era un sistema creado por Dios con un plan y orden coherentes. De esta manera,
la teología natural aparece como un espacio que permitiría reconocer el verdadero orden de la naturaleza y de la geografía del globo. Aunque este elemento
explícitamente religioso es menos evidente en Humboldt, es claro el interés del
explorador prusiano por construir una ciencia que permita conocer el orden del
mundo en su totalidad.8 La búsqueda de la armonía y la unidad entre lo natural
y lo humano es también una preocupación del romanticismo en el campo del arte
y no podemos reducir el problema del conocimiento, de la comprensión de la naturaleza a los campos de la ciencia o la filosofía, sino que también es un problema
estético, presente en escritores y artistas del siglo XVIII.9
Si bien en la obra de Humboldt encontramos claros elementos románticos
y una evidente preocupación estética, esto no se opone a su afán por el uso de
instrumentos, la recolección de datos precisos y la urgencia de fundamentar la
ciencia en cuidadosas observaciones. Por el contrario, se trata de elementos complementarios e inseparables de su obra y de las ciencias naturales de su tiempo.
De hecho es la precisión y la suma de observaciones cuantitativas lo que permite
representar el orden y apreciar la unidad de la naturaleza. Su obra, como veremos,
no sería posible sin una amplia acumulación de mediciones y datos recopilados
en su viaje, en buena parte hechos por él mismo con sofisticados instrumentos. El
barómetro, el termómetro y los distintos instrumentos con que cuenta un hombre
de ciencia de comienzos del siglo XIX son esenciales para la empresa humboldtiana de comprender la naturaleza dentro de marcos de referencia ‘universales’
que forman parte de una nueva manera de observar, de una sensibilidad y una
estética propia de las ciencias naturales de la Ilustración.
Humboldt relaciona su propuesta con lo que está ocurriendo en otros campos, en particular en la geología con los trabajos de su maestro Abraham Gottlob
Werner (1749-1817), director de la Escuela de Minas de Friburgo. Werner buscó trascender la clásica mineralogía –concentrada en el estudio de minerales de
manera individual– , queriendo producir una teoría unificada de la tierra.10 La
empresa de la exploración y de la investigación de la naturaleza requiere un adecuado conocimiento de la geografía de la tierra y de las características de los sue8
Ver BOWLER, Peter, Historia Fontana de las ciencias ambientales, México, Fondo de Cultura
Económico, 1998, pp.148-151
9
Ver CUNNINHAM, Andrew y JARDINE, Nicholas (eds.), op. cit., y POGGI, Stefano y BOSS,
Maurizio (eds.), Romanticism in science: science in Europe, 1790-1840, Boston Studies in the
Philosophy of Science: 152, Dordrecht, Kluwer Academic Publishers, 1994.
10
BOWLER, Peter, op. cit.
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Humboldt y la búsqueda del orden global
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los y de los climas del globo. Atendiendo las propuestas de su maestro, Humboldt
buscó relacionar la botánica y la geología desde 1730, y esto será central en la
consolidación de lo que podríamos llamar una nueva disciplina, la fitogeografía,
cuyos planteamientos básicos se exponen en su “Geografía de las Plantas...”, que
discutiremos más adelante.11
Esta visión de una geografía histórica de la tierra es un tema central del
trabajo tardío de Humboldt, lo que el llamó la Physique génerale, una ciencia
universal y sintética que permitiera la comprensión de la naturaleza, tanto en
su unidad como en su diversidad. La obra de Humboldt refleja con claridad la
influencia intelectual de sus contemporáneos europeos; pero tampoco podemos
desconocer que su travesía americana, sus encuentros con españoles y criollos
y sus experiencias de viaje por los Andes ayudaron a perfilar su visión de la
naturaleza.
6.2 El viaje
No es de extrañarse que un caballero de la aristocracia europea se interese por
los viajes de exploración, por la geografía o por la Historia Natural. Es bien sabido que en el siglo XVIII éstos son temas de gran interés público, económico y
político, y que la literatura de viajes está en boga entre las elites europeas. Como
veremos en el capítulo siguiente, los viajes y los escritos de exploradores como el
inglés James Cook (1728-1779), entre muchos otros, tuvieron un visible impacto
sobre la ciencia y la cultura del siglo XVIII. Los viajes del capitán Cook , quien
bajo las ordenes y con el auspicio de la corona británica recorrió buena parte del
globo en compañía de naturalistas como Joseph Banks, Georg Forster y Daniel
Solander, son un claro ejemplo del gran propósito europeo de exploración trasatlántica.
Humboldt conocía bastante bien los viajes de estos importantes naturalistas,
tanto así, que serían un modelo para su expedición a América. Desde muy pronto
11
HUMBOLDT, Alexander von, “Geografía de las Plantas ó Quadro físico de los Andes
Equinoxîales, y de los paises vecinos; levantado sobre las observaciones y medidas hechas sobre
los mismos lugares desde 1799 hasta 1803, y dedicado, con los sentimientos del mas profundo
reconocimiento, al ilustre Patriarca de los Botánicos Don Joseph Celestino Mutis. Por Federico
Alexandro Barón de Humboldt. Traducido del Frances por D. Jorge Tadeo Lozano, individuo de
la Real Expedicion Botánica de Santafé de Bogotà: con una prefacion, y algunas notas por D.
Francisco Joseph de Caldas, individuo de la misma Expedicicon, Catedràtico de Matemáticas
del Colegio Real Mayor de Nra. Sra. del Rosario, y encargado del Observatorio Astronómico de
esta Capital”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, núm. 16-25, abril 23 a junio 25 de
1809, p. 123.
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en su formación intelectual, Humboldt fue seducido por la exploración y los viajes
científicos de la mano de un experimentado explorador, Georg Forster. La obra
de Forster, A voyage round the world, publicado en Londres en 1777, tuvo una
influencia directa sobre el joven Humboldt. Estos dos hombres hicieron un viaje
juntos a lo largo del Rhin, y en 1790 viajaron de Alemania a Francia e Inglaterra
a través de los Países Bajos. A su regreso, Forster publicó un recuento del viaje
el cual fue reconocido como un logro literario por personalidades como Johann
Wolfgang von Goethe, Friedrich von Schiller y Wilhelm von Humboldt, el hermano de Alexander.
Pero el viaje que aquí nos interesa es su travesía americana. Para él, el Nuevo Mundo, y en particular los Andes cercanos al Ecuador, son el lugar de la tierra
donde la naturaleza muestra su mayor riqueza y diversidad. Dentro de todos los
lugares visitados en América del Sur, su visita y su descripción del Chimborazo ocupa un lugar especial. Aquí Humboldt y Bonpland hacen un recorrido
–en parte imaginario- desde la base de los Andes hasta las nieves perpetuas,
pasando por una amplia variedad de climas y diversidad natural. En las grandes
cordilleras, tal y como veremos, se hace visible la riqueza del continente y sus
montañas le permiten al viajero reconocer tanto la unidad como la diversidad de
la naturaleza.
En 1799, Humboldt obtiene el permiso para visitar las colonias españolas.
En junio del mismo año, y en compañía de Aimé Bonpland, partirá a bordo de
la fragata Pizarro. Una primera meta era confirmar la hipótesis del francés La
Condamine sobre la confluencia entre las cuencas de los ríos Orinoco y Amazonas. En canoa navegó sobre el Orinoco durante treinta y seis días hasta llegar la
corriente de Pichimín, del Río Negro, afluente del Amazonas. De igual manera,
el regreso lo hicieron por vía fluvial recolectando muestras de plantas y haciendo
anotaciones sobre la geografía, el clima tropical y los habitantes de la región. De
Cumaná, Humboldt y Bonpland partieron hacia Cuba, donde pasaron tres meses;
allí, entre otras cosas, visitaron cultivos de caña de azúcar e hicieron observaciones sobre los abusos y explotación de la población afroamericana. Estando
en Cuba, Humboldt planeaba viajar a México cuando recibió información que le
hizo creer que el capitán Nicolás Baudín iba a desembarcar en Lima.12 Humboldt
decide ir al encuentro de los expedicionarios franceses con quienes, desde mucho
antes, tenía interés en trabajar y con este cambio de planes parte hacia Cartagena
de Indias. Allí se embarcó en un viaje por el río Magdalena, haciendo anotacio12
Thomas Nicolas Baudin (1754-1803) a quien Humboldt conoció en 1798, fue un capitán francés
a cargo de una expedición al Océano Índico en 1792, de un viaje de exploración a las indias
Occidentales en 1796 y de una expedición cartográfica en Australia en los años 1800-1803.
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nes sobre la corriente y estudiando su vegetación. Como uno de sus resultados
tenemos un detallado mapa de dicho río desde su nacimiento a desembocadura.
(Figura 7, ver sección 6.3.)
Humboldt y Bonpland llegaron a Santafé de Bogotá en julio de 1801, allí conocieron a José Celestino Mutis, ya con setenta años y mucho trabajo acumulado
en botánica. Mutis le regala a Humboldt un centenar de dibujos y le recomienda
visitar a Francisco José de Caldas en Popayán. Los exploradores siguieron su
viaje por los Andes hacia el sur hasta Ibarra y Quito en donde Humboldt preparó
el ascenso a los volcanes y nevados de Antisana, Cotopaxi, Tungurahua y Chimborazo. Su expedición al Chimborazo –la cual consideró entonces la más alta
cima del globo– fue un episodio central en su obra y éste fue un lugar ideal para
el desarrollo de sus ideas sobre la geografía de las plantas, haciendo evidentes
las relaciones entre geografía e historia natural. Las montañas de los Andes son
entonces el laboratorio perfecto en que el explorador puede observar y medir las
relaciones entre altura, temperatura, humedad, presión atmosférica, composición
química del suelo, luminosidad y diversidad vegetal y animal. Se pueden establecer entonces líneas isométricas que permiten la clasificación de la vegetación en
“pisos”, o niveles determinados por el barómetro.
Durante su estancia en Quito, Humboldt recibe una comunicación del Instituto de Francia en la que se informaba que el capitán Baudin se encaminaba hacia
Nueva Holanda vía el cabo de la Buena Esperanza y que se detendría en Lima,
ciudad a la que se dirigieron Humboldt y Bonpland con la idea de realizar allí la
observación del paso del planeta Mercurio sobre el sol. En el camino visitaron
la región de Loja y estudiaron los árboles de quina. Visitaron la ciudad de Guayaquil y se embarcaron hacia Nueva España. En México hicieron contacto con
naturalistas al servicio de la Corona española como Fausto D’Elhuyar.13 Luego,
los viajeros regresan a la Habana a recoger los materiales que habían dejado en
1800 y después de dos meses se dirigen a Estados Unidos y de Filadelfia parten a
Europa en marzo de 1804. Desembarcan en Burdeos con un nutrido cargamento
de materiales recolectados, notas y dibujos.
La expedición americana será para Humboldt la base de su gran obra y
le dará los elementos para sustentar las ideas centrales de su “Geografía de las
Plantas”. Llevó consigo más de 60.000 muestras de plantas pertenecientes a más
13
Fausto D’Elhuyar (1755-1833), químico y minerologista, fue enviado a Mexico y Perú. Su hermano
Juan José trabajó en la Nueva Granada. Fausto conoció a Humboldt quien en su ensayo sobre la
Nueva España escribió: “Ninguna ciudad en el Nuevo continente, ni siquiera en los Estados
Unidos, cuenta con un establecimiento científico tan vasto y sólido como la capital de Mexico. Es
suficiente con citar la Escuela de Minas, de la cual es director D’Elhuyar”.
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de 6.200 especies, envió colecciones de piedras a Berlín y a Madrid, semillas y
plantas al Museo de Historia Natural de París y, lo más importante, publicó una
nutrida obra de estudios sobre América que incluye un detallado conocimiento
geográfico, botánico, histórico, observaciones astronómicas y estudios de carácter social y antropológico sobre los habitantes de América y sobre algunas culturas precolombinas.
Después de su regreso en 1804, Humboldt pasó veinte años en París dedicado a la publicación de sus trabajos, estudios que finalmente fueron publicados en
treinta volúmenes en una amplia variedad de temas. La edición de su obra consumiría la totalidad de su fortuna, pero el resultado fue la impresión y circulación
de una monumental obra que cubriría todos los aspectos posibles de estudio de
la naturaleza. Escribió también su Narrativa Personal del viaje que motivaría
a muchos naturalistas del siglo XIX a visitar y estudiar los trópicos, entre ellos
podemos destacar la influencia que tendría sobre Charles Darwin. Después de su
regreso a Berlín, Humboldt concibió el plan de escribir una gran obra que unificara todo el conocimiento de la naturaleza, obra que se titularía Cosmos y que nos
dice mucho de esa gran empresa filosófica humboldtiana de comprender el orden
de la naturaleza en su totalidad.
6.3 Humboldt y Caldas
El encuentro de Caldas con Alexander von Humboldt ha sido objeto de no pocos
comentarios, y la presencia de Humboldt y Bonpland en la Nueva Granada fue
un episodio notorio y en ocasiones determinante para los criollos letrados. El
encuentro se ha prestado para que surjan preguntas sobre la influencia mutua de
estos naturalistas e incluso debates en torno a la autoría o propiedad de ciertas
nociones relacionadas con la geografía de las plantas. El tema, aunque recreado
en muchas ocasiones, merece nuestra atención; si bien las disputas de prioridad
de descubrimiento no son nuestro eje de análisis, la relación entre estos dos naturalistas es un fascinante caso de estudio del cual podemos aprender sobre las dinámicas de la ciencia colonial, y las relaciones centro y periferia en las prácticas
científicas durante la Ilustración en el contexto colonial.
Caldas viajó a Ibarra en diciembre de 1801 con el propósito de conocer a
los exploradores europeos, y tuvo la oportunidad de compartir sus trabajos con
Humboldt y Bonpland por más de tres meses, lo que se convertiría en un acontecimiento de capital importancia en su vida. Se trata de un episodio con visos dramáticos, motivo de una euforia desmedida y, más tarde, la causa de una profunda
frustración y resentimiento por parte de Caldas.
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La idea de que la visita y las investigaciones de Humboldt y Bonpland fueran aprovechadas por naturalistas españoles o americanos es una preocupación
de Caldas, quien ve una oportunidad similar a la que se dio con el viaje de los
franceses Godin, Bouguer y de La Condamine al Ecuador, en que dos jóvenes
oficiales españoles, Jorge Juan y Antonio de Ulloa formaron parte de la expedición y después de su viaje “volvieron a Europa dignos de ocupar un lugar en la
Academia de las Ciencias”.14 La idea de tener estos beneficios le será muy atractiva, casi una obsesión, pues ve en esta oportunidad la posibilidad de cambiar su
vida y cumplir todos su sueños de ser un “digno ciudadano” de la República de las
Letras: “... ¡qué placer, qué gloria para mi verme al lado de un astrónomo, de un
botánico, de un minero ilustrado!... un par de años de esta escuela me formaría,
y pudiera quedar en estado de servir al Gobierno Soberano y al Reino...”.15 Sin
embargo, esto parece ser un sueño que, para mayo de 1801, duda se pueda cumplir, “yo creo que nada de esto habrá”.16
Caldas no oculta su condición de subordinado frente a los viajeros europeos
de quienes, como dirá en muchas ocasiones, sólo pretende aprender algo. “Espero
con impaciencia que llegue el Barón17 de Humboldt, no para contribuir en nada
a este sabio, sino para aprovecharme de sus luces”.18 En otra ocasión, Caldas
señala: “Estoy resuelto a seguir al Barón a Guayaquil y esperarlo en Ibarra,
procurando instruirme y chupar cuanto me sea posible a este sabio viajero, para
ilustrarnos alguna cosita y salir de la barbarie”.19 Caldas ve en Humboldt la posibilidad de tener reconocimiento y aprobación, el hecho de que sus observaciones y mediciones en el cerro de Guadalupe coincidieran con las de éste es motivo
14
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, mayo 20 de 1801, en
BATEMAN y ARIAS DE GREIFF, (eds.), op.cit., p. 70.
15
Idem.
16
Idem.
17
Humboldt nunca llegó a tener el título de Barón y sin embargo hacerse conocer como tal le resulta
conveniente y será común que entre los criollos y muchos historiadores se le conozca como ‘el
Barón de Humboldt’.
18
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, junio 20 de 1801, en
BATEMAN y ARIAS DE GREIFF, (eds.), p. 77.
19
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Quito, septiembre 21 de 1801,
en BATEMAN y ARIAS DE GREIFF, (eds.), op. cit., p. 106. Es posible encontrar en Caldas
declaraciones similares, por ejemplo: “El último extracto de las observaciones de Humboldt ha
conmovido mi alma, de tal modo, que creo ya formarme al lado de este sabio en los géneros en
que he adquirido algunos conocimientos. La astronomía, la geografía, la botánica, la química,
serán mis objetos favoritos, y beberé con ansia cuanto se digne enseñarme este hombre célebre”.
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Quito, octubre 21 de 1801, ibidem,
p. 114.
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de regocijo. Al ver que sus mediciones son las mismas o muy similares a las de
Humboldt le comenta a Antonio Arboleda: “... ya ve usted que hemos pasado por
el examen de Mutis y de Humboldt con nuestro Guadalupe sin este bochorno literario; yo me alegro no por mí sino por Popayán, que me ha dado nacimiento”.20
Sin embargo, no deja de ser interesante que, incluso antes de conocer a Humboldt, Caldas se pregunta sobre la utilidad y la confiabilidad de los resultados de
un viaje tan rápido en un continente tan vasto. “... ¿podemos esperar algo útil
y sabio de un hombre que va a atravesar el Reino con la mayor velocidad? ¿Es
de creer que haga buenas observaciones astronómicas, físicas, mineralógicas y
botánicas en tres o cuatro meses? Quién sabe si va a llenar de preocupaciones
y de falsas noticias a la Europa, como lo han hecho casi todos los viajeros”.21
Como veremos más adelante, en 1809 y 1810, cuando Caldas publicó los textos de
Humboldt en el Semanario, aprovechó para corregir inexactitudes, comentar y en
ocasiones criticar sus trabajos.
Caldas tiene mucho que ofrecer y, como veremos, estará en posición para
asumir una actitud crítica frente algunos datos u opiniones del explorador prusiano. Un ejemplo concreto de cooperación está en la información que Caldas le
da a Humboldt sobre el río Magdalena, le entrega un mapa que él había elaborado
sobre este río, desde su nacimiento hasta Tocaima, que complementaría las observaciones hechas por Humboldt, pudiendo así tener una carta completa del río
Magdalena22 (Figura 7). Como hemos confirmado, Caldas agradece y celebra el
hecho de poder ser parte la obra de los viajeros europeos.
A pesar de esta colaboración y reconocimiento es innegable que Caldas ve
en Humboldt un símbolo de la Ilustración, el medio para salir del encierro y de la
oscuridad. “¡Qué honor para mí el ver mis primeros trabajos al lado de los de un
hombre grande! Estos pequeños ensayos, condenados a permanecer en los autos
sobre límites de Timaná, y en mi cuarto, van a ver la luz pública”.23 En otra carta,
dirigida a Antonio Arboleda, Caldas afirma:“Yo, que soy el más oscuro de sus
20
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Antonio Arboleda, Quito, octubre 6 de 1801, ibidem,
p. 111.
21
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, julio 20 de 1801, ibidem,
p. 87.
22
“Le enseñé mi carta de Timaná y otro trozo que levanté en 1796 de Tocaima a Neiva; de modo
que unidos estos materiales a los del Barón, tenemos ya una carta de todo el Magdalena. Este
sabio me ha pedido un ejemplar de todo, y lo ha añadido a la gran carta del Reino”. CALDAS,
Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Quito, enero 21 de 1802, ibidem, p. 131.
23
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Quito, enero 21 de 1802, ibidem,
p. 131.
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hijos [de Popayán], estoy ya inmortalizado por la pluma de Humboldt”.24 Viajar
en compañía de Humboldt es su pasaporte al mundo de las ciencias y haberle conocido parece alimentar su admiración.
“Confieso a usted que cuanto se ha dicho de este hombre grande es
muy inferior a lo que es en realidad. Yo ensancho los límites de mi
pobre imaginación, y a pesar de mis últimos esfuerzos no cabe en mi
cabeza el mártir voluntario del galbanismo. ¡Qué astrónomo tan delicado y tan sagaz! He visto gran parte de sus bellos instrumentos, se
ha dignado enseñarme su uso y he tenido el honor de ser su coobservador. ¡Cuánto he crecido en esta ciencia predilecta en los pocos días
que ha trato a este Newton, a este Casini de nuestra edad! Apenas me
conozco. En lugar de 120 estrellas que tenía en mi catálogo, soy dueño de 560... este precioso tesoro me lo ha franqueado el Barón... Mis
trabajos astronómicos han sido coronados de gloria con el aprecio y
aprobación de Humboldt”.25
Los comentarios de Caldas sobre el viajero prusiano tienen siempre esa contraposición entre la luz y el conocimiento que viene de Europa, encarnados en
Humboldt, y la oscuridad y la ignorancia de América, en la cual el mismo Caldas
se incluye.
“El uso y la forma de todos sus instrumentos; las experiencias, y sobre todo sus discursos, me arrebatan – y como si presintiera el curso
de los acontecimientos, agrega - y me hacen sentir anticipadamente el
dolor mortal de perderlo. ¡Ah! mi amigo, esta es una luz efímera que se
nos escapa casi sin disfrutar de su influjo y beneficios. ¡Quién sabe si
semejante al relámpago nos ilumina fuertemente en un instante, para
dejarnos caer en las tinieblas más espesas!”.26
Además de las desmedidas expresiones de admiración, Caldas es muy meticuloso en reconstruir lo que el viajero alemán piensa de él y transmite sus
palabras con orgullo a sus amigos. Antonio Arboleda, por recomendaciones del
mismo Caldas, le había enseñado a los viajeros europeos en Popayán algunos
24
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Antonio Arboleda, Chillo, marzo 6 de 1802, ibidem,
p. 150.
25
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Antonio Arboleda, Quito, enero 21 de 1802, ibidem,
pp. 135-136.
26
Ibidem, p. 132.
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de los trabajos de éste, sobre los que Humboldt hizo comentarios positivos.27
Los elogios de Humboldt son recreados con precisión por el mismo Caldas en
su correspondencia, palabras que sus biógrafos con frecuencia citan y que transcribimos aquí, ya que expresan con claridad la visión que Caldas quiere formar
de sí mismo:
“Este Mr. Caldas es un prodigio en astronomía. Nacido en las tinieblas
de Popayán ha sabido elevarse, formar barómetros, sectores, cuartos
de círculo; medir latitudes con gnomones de quince a veinte pies: yo
he visto alturas correspondientes tomadas con estos instrumentos, que
apenas difieren de cuatro a cinco líneas. ¡Qué habría hecho este genio en medio de un pueblo culto, y qué no debíamos esperar de él en
un país en que no se necesitase hacer todo por sí mismo! El genio no
puede extinguirse: él se abre las puertas para seguir la gloriosa carrera de los Bouguer y los La Condamines han abierto. La Audiencia de
Quito ha podido destruir las pirámides, pero no sofocar el genio que
parece propio de este suelo. He aquí, mi amigo, una corona superior
a mi mérito...”.28
Los comentarios de Humboldt, si bien son elogios que Caldas agradece una
y otra vez, no dejan de marcar una distancia entre ellos. El viajero prusiano se
maravilla de que en estas tierras , “en las tinieblas de Popayán”, exista alguien
interesado por las ciencias, y los méritos culturales que se destacan no son otra
cosa que los esfuerzos de un americano por acercarse a la ciencia europea, a la
cultura de la cual Humboldt es un digno representante.
Es en medio de esta fascinación por Humboldt y lo que representa, que Caldas ve la necesidad de acudir a Mutis para solicitarle su apoyo y poder acompañar
a los viajeros europeos en lo que resta de su jornada camino a Europa. Mutis decide apoyarlo, pero condicionado a la aprobación de Humbodlt. Éste, por razones
que el mismo Caldas cree conocer y que citaremos más adelante, decide viajar sin
él, lo cual será para el astrónomo payanés una decepción de grandes proporcio27
“Así que llegamos a Ibarra comí con él, y publicamente se volvió a mí y me dijo: He visto los
preciosos trabajos de usted en astronomía y geografía. Me los han enseñado en Popayán. He visto
alturas correspondientes tomadas con tal precisión, que la mayor diferencia no pasa de cuatro
segundos”. Ibidem, p. 130.
28
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Quito, marzo 6 de 1802, ibidem, p.
148. Este mismo texto, citado en francés y español por Caldas varias veces, está consignado en
el “Diario Inédito” de Humboldt, libro VII, p. 206. Ver nota al pie núm. 4, BATEMAN y ARIAS
DE GREIFF, (eds.), op. cit., p. 130.
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nes. “¡Qué rayo, qué golpe tan terrible sufre mi corazón! Del colmo de mi gloria
en un momento paso a la melancolía más profunda y a la desesperación. ¡Qué
reflexiones tan espantosas me oprimen! Todo el vasto edificio de mis proyectos
se desploma; todo desaparece como el humo”.29
La decepción solo podrá superarla embarcándose en trabajos al servicio de
Mutis, volcando su agradecimiento y admiración hacia éste y dando ahora una
imagen de Humboldt muy distinta de la expresada en sus cartas anteriores. En
primer lugar, Caldas reconoce una clara diferencia de carácter entre los dos y
todo parece indicar que Humboldt encuentra tediosa la personalidad de Caldas,30
posiblemente demasiado severo, piadoso y conservador.
“El carácter de Humboldt y el de Caldas son muy diferentes. El primero... amante de la diversión y de la sociedad; el segundo, con un fondo
de actividad, conserva un cierto grado de lentitud en sus operaciones,
taciturno, de una vida un poco austera y amante del retiro;su semblante frecuentemente tranquilo; rara vez risueño... Este es el origen, diga
lo que quiera el Barón de Humboldt de su negativa...”.31
En otra comunicación a Mutis, Caldas explica:“El señor Barón me juzga
severo, inflexible, triste”.32 Este es un periodo en que Caldas registra en su correspondencia expresiones en que juzga a Humboldt y cuestiona sus cualidades
morales acusándole de tener “... una vida oscura y afeminada en medio de los
placeres”.33
Sin duda, este episodio marcó la vida de Caldas quien abandona su sueño
de Europa y se ve obligado a ser un hombre de ciencia en América, en esa tierra
“enemiga de las ciencias”. No tendrá acceso a las grandes academias científicas
ni será conocido en el Viejo Mundo. Sus conocimientos tendrán que encontrar
sentido y un público en la Nueva Granada, trabajando bajo la tutela de la Expedición Botánica y al lado de otros criollos que, como él, deben construir un futuro
en América. Su necesidad de reconocimiento debe entonces volcarse sobre Mutis
29
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José Celestino Mutis, Quito, abril 6 de 1802, ibidem,
p. 166.
30
“... hoy mismo entró un amigo en mi casa, y me dice: “No se confíe usted del Barón: yo he oído
que decía a N. a N. (jóvenes ignorantes y los mismos de que he hablado) Caldas es un tonto y
otras cosas de esta especie”. No quiero creerlo por ahora...”. Ibidem, p. 168.
31
Ibidem, p. 166.
32
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José Celestino Mutis, Quito, abril 21 de 1802, ibidem,
p. 170.
33
Idem.
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y refiriéndose a su propio plan de viaje al servicio del naturalista español dice:
“... formado una memoria sobre un nuevo plan de viaje, que ofrecí a usted en
mi anterior, y ahora remito, con otra sobre un pequeño descubrimiento que me
parece haber hecho en el termómetro. Si merece la aprobación del sabio Mutis,
no apetezco la de Europa”.34
Caldas convive algunos meses con Humboldt y Bonpland trabajando a su
lado y su encuentro tiene desde luego resultados interesantes e incluso positivos
en la dirección que Caldas tanto añoraba, la de absorber conocimientos. Con los
naturalistas europeos Caldas tuvo acceso a literatura para él desconocida como
el Systema Naturae de Lineo y el Species plantarum de Willdenow,35 conocerá sus instrumentos e incluso pudo comprarle a Humboldt un cuarto de círculo
del fabricante inglés John Bird por 400 pesos. “El señor barón de Humboldt me
propuso compra de su excelente cuarto de círculo que mantiene en Guayaquil.
El corazón me palpitó al oír esta oferta ventajosa... ¿Llegaré a poseer esta obra
maestra de Bird? He aquí un instrumento necesario a mi plan, ya no se necesita
que el sabio Mutis se deshaga del que posee...”.36 Se trata de un cuarto de círculo
pesado y aparatoso para las rutinas de viaje, lo cual puede explicar que Humboldt
no lamentara dejarle a Caldas un instrumento tan valioso.37
Ya para noviembre de 1802, Caldas parece dejar de lado su dolor y seguirá
refiriéndose a Humboldt en tono reverencial: “Conozco demasiado la desproporción de luces y de mérito que hay entre los dos...”.38
El encuentro de Humboldt y Caldas, su posible rivalidad y, sobre todo, este
melodrama de celos, admiración y despecho, tienen un interés menor dentro de los
argumentos de este libro. Como veremos, los trabajos de Caldas y de Humboldt
presentan similitudes en ciertos aspectos, pero tampoco consideramos oportuno
34
Ibidem, p. 171.
35
Karl Ludwig Willdenow (1765- 1847), botánico alemán, maestro, amigo y corresponsal de
Humboldt.
36
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José Celestino Mutis, Quito, mayo 6 de 1802, en
BATEMAN y ARIAS DE GREIFF, (eds.), op. cit., p.174. En una carta posterior, Caldas dice:
“Está ya en mi poder el cuarto de círculo del señor Barón, y estoy trabajando con él. Con este
bello instrumento, con mi octante y con dos más instrumentos que voy a decir, tengo cuanto
necesito para hacer con honor mi expedición”. CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José
Celestino Mutis, Quito, junio 21 de 1802, en BATEMAN y ARIAS DE GREIFF, (eds.), op. cit.,
p. 185.
37
MONCADA, J. Omar, “Humboldt y el desarrollo de la cartografía mexicana”, en: HOLL, Frank,
(ed.) Alejandro de Humboldt en México, Mexico D.F., Instituto Goethe, 1997, p. 71.
38
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Alexander von Humboldt, Otavalo, noviembre 17 de
1802, ibidem, p. 208.
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alimentar la polémica que algunos historiadores han fabricado sobre la propiedad
de las ideas sobre la distribución geográfica de las plantas. Sin embargo, sus actividades de algún modo paralelas en el campo de las ciencias naturales podrían
ser objeto de una reflexión diferente y útil.
Jorge Cañizares argumenta con razón que la historia de la Ilustración ha sido
escrita de manera unidireccional, como si ésta hubiese sido llevada de Europa a
América sin sufrir cambios y refiriéndose a este caso de Caldas, quiere mostrar
de que manera Humboldt fue influenciado por el pensamiento criollo.39 Cañizares
también tiene razón en señalar algo que parece obvio pero pocas veces comentado,
que Humboldt, como cualquier otro viajero de territorios extraños para él pero habitado por otros hombres, no se encuentra solo. Sus observaciones de la naturaleza no
ocurren de manera directa ni en un contexto social vacío. Sin duda su obra se enriquece, se nutre y hasta cierto punto se define por los contextos en que Humboldt se
relaciona con la naturaleza y las culturas americanas, lo que sus guías le muestran,
lo que otros viajeros ya han descrito o lo que naturalistas locales, como es de manera destacada el caso de Caldas, pueden informarle sobre la naturaleza americana.
Sin embargo, insistimos que si este tipo de argumentos nos lleva a un debate sobre
propiedad individual de los descubrimientos, la pregunta resulta inadecuada.
Como lo hemos señalado antes, para poder abordar temas como la prioridad
de ‘descubrimiento’ y de propiedad de las ideas, es preciso tener presente que el
conocimiento y los descubrimientos no se puedan explicar como productos mentales de individuos en solitario, sino que necesariamente el conocimiento es un
problema de comunicación y por lo tanto, una práctica social colectiva. Es en este
sentido que un paralelo entre dos naturalistas contemporáneos y con evidentes
intereses comunes, pero enmarcados en contextos sociales, científicos y geográficos tan distintos, se hace interesante. Este es un ejemplo claro de la importancia
de comprender los contextos, los lugares desde los cuales se expone el conocimiento, y cómo las redes y los círculos de credibilidad son fundamentales para
entender la historia social de las ciencias.
Como es obvio, a lo largo de su viaje por el Nuevo Mundo y a la hora de publicar sus escritos, Humboldt y Bonpland utilizaron los datos y observaciones de
muchos otros exploradores y de naturalistas en América que poseían información
valiosa y desconocida para los viajeros europeos. 40 Humboldt utilizó informa39
CAÑIZARES E., Jorge, “How Derivative Was Humboldt?, op.cit., pp. 148-165.
40
Sobre la influencia de naturalistas españoles y criollos en la obra de Humboldt ya se ha escrito
bastante. Ver, por ejemplo, PUIG-SAMPER, Miguel Ángel, “Humboldt, un prusiano en la corte
del rey Carlos IV”, en: Revista de Indias, LIX, 216 (1999): 329-355; PUIG-SAMPER, Miguel
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ción botánica y geográfica de Mutis, Caldas y muchos otros naturalistas, dándoles
el respectivo crédito; sin embargo, esta información, dentro de protocolos teóricos
diferentes y con un público obviamente distinto, tendrá un reconocimiento más
amplio, otros fines y otro sentido.
En nuestro esfuerzo por escapar del eurocentrismo de la historia de la ciencia no podemos simplemente invertir el proceso. En este caso no tiene sentido que
hagamos de las ideas centrales de la obra del viajero europeo, de toda la influencia de la filosofía romántica y de toda la capacidad técnica, retórica y empírica
de la obra de Alexander von Humboldt un reflejo del pensamiento criollo. No
se trata de negar la originalidad de un personaje tan interesante como Caldas, el
problema está en pretender encontrar dueños de las ideas y hacer de éstas propiedad exclusiva de un individuo. Es precisamente en el público y en la capacidad
de divulgación donde radica la diferencia con Humboldt, lo que hace de éste un
autor tan visible y reputado es, sin duda, su capacidad de hablar en nombre de una
colectividad mayor, es decir que su trabajo no es sólo suyo, será de toda una comunidad científica. Es muy posible que los trabajos de Caldas le hayan sido útiles
a Humboldt; menos probable es que el naturalista europeo sintiera amenazados
sus logros científicos y viera en Caldas un rival.
El geógrafo payanés, como resultado de sus intereses y de su propia formación, encontró útil establecer relaciones entre geografía y botánica y sin necesidad de copiar a Humboldt, y desde un comienzo quiso combinar sus conocimientos geográficos y meteorológicos para estudiar las plantas. Después de la partida
de Humboldt, Caldas se interesará más por la botánica y ahora, al servicio de la
Real Expedición Botánica a cargo de Mutis, se concentrará en sus investigaciones
botánicas y en particular sobre la quina desde una perspectiva que podríamos
llamar humboldtiana. Sin embargo, no podemos perder de vista que su interés por
establecer relaciones entre altura y distribución de las especies no es algo extraño
a Caldas antes de su encuentro con Humboldt.
Las diversas nivelaciones de plantas elaboradas por Caldas guardan similitudes con el propósito y los métodos de la “Geografía de las Plantas” del naturalista prusiano, y es muy probable que los dos vieran similitudes en sus métodos de
trabajo, pero la obra de estos dos hombres presenta también diferencias evidentes.
Una diferencia notable es que mientras que Humboldt está trabajando sobre el
orden del mundo vegetal y natural del globo, Caldas está más preocupado por la
utilidad de algunas plantas del Nuevo Reino de Granada.
Ángel y MALDONADO, Luis, “Dos cartas inéditas de Lagasca a Humboldt en torno al legado de
Mutis”, Asclepio, 50 (2004): 65-86, p. 65.
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Si comparamos, por ejemplo, los cortes y nivelaciones de Caldas hechos sólo
algunos meses después de la partida de Humboldt en los Andes ecuatorianos41 y
las ya inmortalizadas imágenes de los Andes y del Chimborazo publicadas por
Humboldt, vemos elementos comunes en la forma de representación geográfica,
pero también una clara diferencia en sus objetivos finales. Caldas, busca aportar
conocimientos que encuentra útiles para el progreso del Nuevo Reino de Granada,
mientras Humboldt quiere comprender el mundo entero y recrear el orden natural
teniendo como muestra los Andes americanos. (Figuras 5, 6, 8, 9 y 10)
Esta misma diferencia es apreciable en los textos que presentan sus obras:
por un lado tenemos la idea de “Geografía de la plantas” de Humboldt, y por
otro lo que Caldas entiende por “Geografía económica”. El primero insiste en el
propósito holístico de la geografía de las plantas que “pinta con rasgos majestuosos la inmensa extensión que ocupan los vegetales desde la región de la nieves
perpetuas hasta el fondo del océano y el interior del globo” 42; mientras que el
segundo enfatiza el carácter instrumental de la ‘geografía económica’, “que da la
extensión del país sobre el que se quiere obrar”.43
Sin embargo, las diferencias de estos dos autores no las podemos reducir a
la esfera de lo conceptual, son más bien de orden práctico. El carácter global y
aglutinador de la obra de Humboldt no es el simple resultado de sus influencias
filosóficas o de su romanticismo, está más bien en su capacidad de movilizar
recursos, datos e información en una escala a la que un criollo en América jamás
tendría acceso.
6.4 Redes robustas y tejidos truncados
En esta sección explicaremos las enormes diferencias que existen entre un noble
y pudiente explorador educado en reconocidas instituciones académicas del viejo
continente, discípulo y amigo personal de muy afamados hombres de letras, en
41
Nivelación de 30 especies de plantas puestas sobre la vista occidental de Imbabura, montaña de
las cercanías de Ibarra (ARJBM, M00529); su “Nivelación de las quinas en general y en particular
de la de Loxa ó de la Cinchona officinalis por Francisco Joseph de Caldas” (ARJBM, M00514 y
M00525); “Nivelación de algunas plantas que cultivamos en las cercanías del Equador, conforme
a las observaciones hechas desde 1796 hasta 1802 por F.J.de C. quien la dedica, con todos los
sentimientos del más vivo reconocimiento, a sus ilustres protectors Don Joseph Celestino Mutis y
Don Joseph Ignacio Pombo. Quito y Abril 6 de 1803” (ARJBM, M00515-16-17-18-19); “Nivelación
de plantas de Caldas”, AGI, MP-PANAMA, 229, Sig. De procedencia, Santa Fe, 925.
42
Ver capítulo 6, nota [76]
43
Ver capítulo 3, nota [2]
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posesión de los más confiables instrumentos, corresponsal de reconocidas instituciones científicas de la época, con el apoyo político y científico como pocos; y un
payanés solitario, con estudios inacabados en jurisprudencia en una universidad
en Santafé de Bogotá y autodidacta en las ciencias naturales. Mientras Humboldt,
después de haber recorrido medio mundo, puede dedicar varias décadas de su
vida madura en París y Berlín a cultivar vínculos con las academias e instituciones científicas y a escribir y editar su obra, Caldas permanece en América para
ser fusilado a los 48 años con buena parte de sus proyectos interrumpidos.
Las diferencias entre estos dos hombres son tan marcadas y evidentes que
el paralelo podría parecer inocuo; sin embargo, resulta interesante desde una
perspectiva sociológica despojada de nacionalismos y alejada de las tradicionales
historias de las ideas que suponen que el conocimiento es un producto mental
de individuos geniales. Este no es un dilema de capacidades intelectuales, ni de
buena fortuna, es un problema que nos ilustra con toda claridad la naturaleza social y política de las prácticas científicas; nos muestra la realidad de las complejas
urdimbres sociales sobre las que se legitima el conocimiento científico y el papel
fundamental que juegan la tecnología, los instrumentos y los medios de comunicación en la comprensión del mundo natural.
Algunos autores han visto a Humboldt como un hombre de ciencia sin ataduras políticas, el hecho de haber financiado sus proyectos científicos con una fortuna personal ha permitido suponer su independencia y, por lo tanto, el carácter puramente científico de su obra. Al respecto, parece ser cierto que Humboldt aprecia
su libertad y la defiende: “Cada vez quiero más mi independencia, y ésta es la
razón por la cual no he aceptado ni el menor auxilio de ningún gobierno...”.44
De hecho, para la realización de su viaje, Humboldt parece suspender sus obligaciones oficiales con el Rey: “Hice el propósito de dejar por algunos años el
servicio del rey y sacrificar una parte de mi pequeña fortuna al progreso de las
ciencias”.45 Sin embargo, a pesar de que el viajero prusiano contaba con su propia
fortuna para cubrir los costos de la expedición, y debido a que gozaba de algunas
prerrogativas especiales por parte de la Corona española, de su propio gobierno
y de un buen número de instituciones científicas en Madrid, París y Berlín, tenía
también ciertos compromisos frente a éstos.
44
HUMBOLDT, Alexander von, Carta dirigida a Karl Willdenow, enero 21 de 1801, en Cartas
Americanas, Compilación, prólogo, notas y cronología de Charles Minguet, Caracas, Biblioteca
Ayacucho, 1989, p. 218.
45
Autobiografía de A.de Alejandro de Humboldt, ibidem, p. 218.
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En el caso de España46, el pasaporte otorgado a Humboldt por la Corona es
un interesante documento en el que, tal y como él lo había solicitado, incluía los
mismos derechos para su compañero Bonpland: el permiso para transitar libremente y ser asistido en Puerto Rico, Cuba, el Nuevo Reino de Granada, Perú,
Chile, Buenos Aires y Filipinas. El documento señala también que los viajeros
tendrían libertad de movilizar instrumentos de física y astronomía, autorización
para la recolección de especímenes de historia natural y que serían recibidos en
los edificios de Su Majestad Católica. El texto del pasaporte, expedido y firmado
por Mariano Luis Urquijo, incluye todos estos privilegios, pero al mismo tiempo
permite ver las obligaciones que tiene Humboldt con la Corona.47 El gobierno
español, por su parte, tenía también interés en que este científico aumentara el
conocimiento sobre los recursos naturales de América y en que, como consejero
sobre asuntos de minas en Prusia, contribuyera a una más eficiente explotación
de las minas americanas.48
“... y además ordena S. M. á todas las personas, á quienes correspondiere por razón de sus oficios que reciban, y hagan embarcar para
Europa, con dirección a esta Primera Secretaría de Estado y del Despacho, y con destino al Real gabinete de Historia Natural, todos los
caxones que contengan objetos naturales pertenecientes á esta Historia, y que fueren entregados por dicho Dn Alexandro Federico Baron
de Humboldt, á quien se ha encargado que recoja y colecte las expresadas producciones, para enriquecer el Rl Gabinete de Historia Natural, y los Jardines Reales, que así es voluntad de S. M. De Aranjuez á
7 de Mayo de 1799”.49
De hecho, para su viaje, Humboldt contará con todo el apoyo político y técnico posible:
“Aquí he encontrado la acogida más deseable y más agradable, gracias
a la venevolencia de sus majestades el Rey y la Reina de España que
46
Para una descripción detallada de las relaciones de Humboldt con las autoridades e instituciones
científicas en España, ver PUIG-SAMPER, “Humboldt, un prusiano en la corte del rey Carlos
IV”, op. cit.
47
URQUIJO, Mariano Luis de, “Texto del pasaporte entregado a Humboldt y Bompland por la
corona española en 1799” en: HUMBOLDT, Alejandro de, Cartas Americanas, op. cit., p. 220.
Mariano Luis de Urquijo (1768-1817) era el encargado del Despacho de la Primera Secretaría de
Estado.
48
Ver HOLL, Frank, op. cit.
49
URQUIJO, op. cit.
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me han recibido de la manera más gentil en Madrid. La solicitud del
Ministro don Mariano de Urquijo me procura el apoyo más eficaz para
la protección y el avance de mis trabajos. La mayoría de mis instrumentos astronómicos, relojes, barómetros, termómetros, hidrómetros,
electrómetros, eudiómetros, magnetómetros, cianómetros, brújulas,
agujas paralácticas y de inclinación, etc., han llegado sin problema y
están en permanente actividad”.50
Humboldt mismo reconoce que “nunca un extranjero ha gozado con las
prerrogativas que el Rey de España se ha dignado concederme”.51 En algunos
casos, las recepciones son pomposas: “Nuestra llegada a Santa Fe semejó una
marcha triunfal. El arzobispo nos había enviado su carroza, en la cual llegaron
los notables de la ciudad y entramos con un séquito de más de 60 personas a
caballo...”.52
Una obvia virtud del viajero prusiano es su habilidad diplomática y es claro
que tiene que operar en el marco de los intereses de la Corona española. Camino
a Mexico Humboldt se dirige al virrey José de Iturrigaray en los siguientes términos: “Acercándome ya a los vastos dominios que gozan de la felicidad de estar
bajo el mando de Vuestra Excelencia, creo deber cumplir cuanto antes con mi
obligación, poniéndome a las ordenes de Vuestra excelencia y ofreciéndole las
expresiones de profunda veneración y respeto...”.53
Como es natural, Humboldt también le debe rendir cuentas al rey de Prusia
Federico Guillermo III a quien le escribe en 1804: “Despues de una ausencia de
ocho años de mi patria, a salvo de los peligros, que en los Trópicos amenazan
la salud de los europeos, creo que es mi primer y más sagrado deber depositar
a los pies de Vuestra Majestad mi devoción más profunda”.54 Más adelante, el
50
HUMBOLDT, Alexander von, Carta dirigida al Barón de Zach, Cumaná, septiembre 1 de 1799,
ibidem, p. 19. Humboldt tiene múltiples instrumentos que además tienen el sello de fabricantes
reconocidos: Cuadrante inglés de Bird, balanza Dollond, sextante de reflexión de Halley,
sextante de ocho pulgadas de Ramsden, sextante de Troughton, cronómetro de Louis Berthoud,
etc.
51
HUMBOLDT, Alexander von, Carta dirigida a François Fourcroy, enero 25 de 1800, ibidem, p.
35.
52
HUMBOLDT, Alexander von, Carta dirigida a A.G. de Humboldt, Ibagué, septiembre 21 de
1801, ibidem, p. 74.
53
HUMBOLDT, Alexander von, Carta dirigida al Virrey José de Iturrigaray, Acapulco, marzo 28
de 1803, ibidem, p.93
54
HUMBOLDT, Alexander von, Carta dirigida a Federico Guillermo III, Paris, septiembre 3 de
1804, ibidem, p.121.
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explorador prusiano explica que sus viajes por los Andes americanos lo han
hecho poseedor de objetos que no se encuentran en ninguna colección europea
y ofrece sus colecciones de minerales: “Indiferente de toda posesión personal y
convencido de que tales rarezas no estarán situadas en ningún lugar mejor que
en el excelente museo mineralógico de Vuestra Majestad, comienzo en seguida
a clasificarlas cuidadosamente y a remitirlas, en cajas bien instaladas al ministro de estado Luchesini”.55 En la misma carta Humboldt pide permiso para
pasar el invierno en Italia y posponer su regreso a Berlín.56
Además de los compromisos y apoyo de Madrid y Berlín, Humboldt mantuvo relaciones con instituciones como el Jardín de las Plantas y el Museo de
Historia Natural de París.57 En otra comunicación al Museo de Historia Natural
de París, Humboldt y Bonpland expresan su voluntad de “depositar un herbario
de más de 6.000 muestras, que son otras tantas especies diferentes, contenidas en
cuarenta y cinco cajas, entre las riquezas que conservais en vuestro museo....”.58
Desde México, Humboldt y Bonpland dirigen una comunicación al Instituto
Nacional de Francia en que explican: “... desde el comienzo de la expedición que
hemos emprendido para el progreso de las ciencias físicas, no hemos cesado de
buscar los medios para hacerles llegar objetos dignos de ser conservados en el
Museo Nacional. Sin contar las numerosas colecciones de granos dirigidas al
Jardin des Plantes de Paris...”.59 Como podemos ver, Humboldt tiene una serie
de obligaciones con gobiernos e instituciones que muestran que su ‘independencia’ no solamente es relativa, sino que sus vínculos y obligaciones oficiales y
académicas explican parte del éxito de su obra.
Además de sus nexos diplomáticos, Humboldt cuenta con contactos académicos notables; en la preparación del viaje adquiere no sólo permisos y compromisos, sino una cantidad considerable de información.
Los historiadores españoles e hispanoamericanos se han preocupado por esclarecer la posible influencia sobre Humboldt de la ciencia española y en particular de las expediciones que antes de él, o simultáneamente, recorrían el continente. Sin duda, Humboldt se documentó de la manera más precisa posible; estableció
relaciones con los químicos Louis Proust y Domingo García Fernández, quienes
55
Ibid.
56
Ibid.
57
HUMBOLDT, Alexander von, Carta dirigida a François Fourcroy, ibidem, p. 36.
58
HUMBOLDT, Alexander von, Carta dirigida a los señores administradores del Museo de Historia
Natural de Paris, diciembre 18 de 1804, ibidem, p.123.
59
HUMBOLDT, Alexander von, Carta dirigida al Instituto Nacional de Francia, ibidem, p. 99.
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con el botánico Cavanilles y con Christian Herrgen estaban a punto de publicar
los Anales de Historia Natural.60
De España recibe una voluminosa información y una suma de conocimientos que nos permiten argumentar que, en buena parte, su obra es una síntesis del
conocimiento acumulado por años entre viajeros, cartógrafos e historiadores del
Nuevo Mundo.61 Antes de partir, Humboldt ya se ha familiarizado con una vasta
cantidad de información sobre América. Los círculos científicos madrileños le
brindarán una acogida extraordinaria, Casimiro Gómez Ortega, entonces director
del Real Jardín Botánico y el más tarde director, José Cavanilles, le darían acceso
a información sobre las diferentes expediciones a América, así como los trabajos
de Ruiz y Pavón, y los de Martín Sessé, Luis Mariano Monciño y José Longinos
sobre la Nueva España. En Madrid, Humboldt se encontraría con Juan Bautista
Muñoz, quien estaba preparando su Historia de América y puso su biblioteca a
disposición de los viajeros. Humboldt también visitó el Depósito Hidrográfico, la
colección cartográfica más importante de España y mantuvo correspondencia con
sus directores José Espinosa y Tello y Felipe Bauzá.62
Adicionalmente, este viaje no hubiera sido posible sin una amplia red de
colaboradores, empezando por la ayuda local de numerosos acompañantes indios
que sirvieron de intérpretes, guías, remeros, cargueros. Humboldt lleva consigo
un equipaje considerable: “... ha sido necesario, para el transporte de plantas e
instrumentos , un grupo de 24 indios durante meses, en los ríos, y a menudo en
el interior, 14 mulas”.63 Si bien no parece hacer uso de cargueros y dice que prefiere ir caminando, siempre se verá acompañado de criados. Sin embargo, estas
personas permanecen casi anónimas en sus publicaciones. Más visibles son sus
colaboradores o acompañantes temporales de las elites criollas.64
En América, el viajero prusiano podrá intercambiar impresiones y datos con
destacados hombres de ciencia como D’Elhuyar, Mutis y Caldas, entre muchos
otros. En Europa sus conexiones son también numerosas y posiblemente más sig60
PUIG-SAMPER y MALDONADO, op. cit., pp. 66-67. Ver también REBOK, Sandra, “La
percepción de las ideas de Alejandro de Humboldt en la prensa española durante la primera mitad
del siglo XIX”, en Debate y perspectivas, op. cit., pp. 125-150.
61
“El viaje de Alejandro de Humboldt a la América española (1799-1804) constituyó para la
ciencia europea la gran síntesis de los conocimientos que por entonces se tenía del Nuevo
Mundo”. PUIG-SAMPER, Miguel A., “Alexander von Humboldt y la Nueva Imagen científica de
América”, Asclepio LVI-2 (2004): 3.
62
MONCADA, op. cit.; PUIG-SAMPER, “Humboldt, un prusiano en la corte del rey Carlos IV”,
op.cit.
63
HUMBOLDT, Alexander von, Carta dirigida a Willdenow, La Habana, febrero 21 de 1801, p. 67.
64
Ver HOLL, op. cit., p. 105.
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nificativas. En un texto titulado “Mis Confesiones”, Humboldt deja ver con claridad las relaciones con reputados hombres de ciencia entre quienes destaca como
amigos cercanos a Cuvier, Delambre, Laplace, Desfontaines, Vaquelin, Fourcroy,
Guitton y Jussieu; pero la lista de corresponsales, colaboradores y amigos es mucho más amplia.65 El volumen de la correspondencia de Humboldt quien, según
Charles Minguet, escribió en su vida más de 35.000 cartas y seguramente recibió
un número mayor, nos da una buena idea de la robustez y complejidad de sus
conexiones y de las redes de las cuales es miembro.66 De 1799 a 1804 Humboldt
escribe mas de 150 cartas, éstas y los contactos con sus corresponsales, eran parte
de su labor como naturalista y fueron indispensables para el logro de sus objetivos
científicos. Durante el viaje se preocupa por mantener dichos vínculos y una de
las pocas quejas que tiene Humboldt sobre las condiciones del viaje es la lentitud
y las frecuentes pérdidas del correo.67
Humboldt cuenta con relaciones en todos los campos del conocimiento que
le competen, tal y como se puede ver en una carta a el botánico Willdenow escrita
desde la Habana en 1801: “Si me muero, Delambre editará mis manuscritos astronómicos; V. Scheerer, los manuscritos físicos y químicos; Freiesleben o Buch,
mis trabajos geonósticos; Blumenbach, los que tratan de zoología, y tu mi querido (al menos eso espero), mis estudios botánicos...”.68
Otra manera de ver la amplitud de sus redes es en la referencias que acompañan a sus textos. Sólo en la memoria sobre la “Geografía de las Plantas”, publicada en el Semanario, encontramos 258 referencias; de manera que no nos debe
sorprender que Humboldt sea reconocido como uno de los más importantes hombres de ciencia del siglo XIX. Sus vínculos con el mundo científico europeo,
sus recursos económicos, las facilidades de publicación y circulación, son todos
elementos a considerar si queremos explicar su importancia. El éxito de un autor
no se reduce a su genialidad ni a la originalidad de sus ideas, es más bien un problema de comunicación, de cómo circula el conocimiento y cómo se construye
credibilidad dentro de la cultura de la Ilustración europea.
65
HUMBOLDT, Alexander von, “Mis Confesiones” en Cartas Americanas, op.cit., p. 232. Para la
lista de colaboradores ver el anexo de la misma publicación, pp. 249-263.
66
Como él mismo anota: “Agotado bajo el peso de una correspondencia siempre creciente de un
promedio anual de aproximadamente 1600 a 2000 piezas...”. HUMBOLDT, Alexander von,
citado por MINGUET, Charles, ibidem, p. ix. op.cit.
67
HUMBOLDT, Alexander von, Carta dirigida a A. G. Humboldt, Ibagué, septiembre 21 de 1801,
ibidem, p. 71.
68
HUMBOLDT, Alexander von, Carta dirigida a Karl Willdenow, La Habana, febrero 21 de 1801,
ibidem, p. 64.
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Si por un momento retomamos la figura de Caldas, los múltiples obstáculos
de comunicación que éste debe enfrentar para ingresar al mundo de la ciencia
ilustrada, más que redes sólidas lo que encontramos son frágiles y quebradizos
tejidos en construcción. No hay fortuna personal, títulos de nobleza ni vínculos
institucionales estables. Una rápida mirada a su correspondencia sugiere un mapa
de relaciones personales y científicas circunscrito a unas pocas ciudades de la
Nueva Granada. Su afán por acceder a la literatura y a los instrumentos básicos
para la geografía y la historia natural del siglo XVIII, nos deja ver un Caldas en
permanente lucha por salir del aislamiento. (capítulo 2)
6.5 América como laboratorio y “cuadro” de la naturaleza
Sin duda el viaje de Humboldt tiene un carácter político claramente distinto a las
expediciones financiadas por la Corona española, pero, como ya se ha dicho, nuestro objetivo más allá de señalar los ‘nexos’ de la ciencia con la política, consiste en
mostrar las prácticas científicas como prácticas políticas en sí mismas. Su pasaporte
del Consejo de Estado de Su Majestad, sus relaciones de cooperación con instituciones como los Jardines Botánicos o los Museos de Historia Natural de España,
Francia y Prusia son indispensables para entender la importancia de Humboldt,
pero el sentido político de su obra no se agota en este tipo de vínculos y es también
necesario explicar los objetivos y logros de su trabajo. En lo que sigue, más que de
sus obligaciones oficiales o de sus apreciaciones ‘políticas’, nos ocuparemos de sus
cometidos científicos, de otro tipo de actores y vínculos que hacen posible su trabajo y que nos permiten entender mejor las consecuencias de su obra.
6.5.1. Los laboratorios portátiles
Los instrumentos materiales y las herramientas conceptuales que posee Humboldt le permiten hacer de su viaje por los Andes un medio para la colección de
experiencias sistemáticas y ordenadas de tal manera que las cordilleras americanas se transforman en un gran laboratorio en el cual es posible combinar una
cantidad de información y de experiencias que el naturalista en su gabinete de
historia natural, el químico en su laboratorio o el astrónomo en su observatorio,
no podrían tener. Si bien hemos argumentado que la historia natural en el periodo
de la Ilustración requiere de complejas redes y asociaciones y señalamos la importancia que tienen los centros europeos en la acumulación de información, y la
autoridad que encarnan lugares como el Jardin du Roi en París o los museos de
historia natural y los jardines botánicos de las capitales europeas, el explorador
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bien equipado, como veremos, constituye una mirada, una experiencia y una forma de conocimiento privilegiadas.
El viaje de Humboldt es una muestra de lo que podríamos llamar los ‘laboratorios móviles’ que, con sofisticados instrumentos y formas de observación y medición, transportan la ciencia europea a América. En la Geografía de las Plantas
de Humboldt es evidente el papel de los instrumentos de medición: “Esta escala de
temperatura cuya construcción es muy dificil, se ha formado teniendo á la vista muchos millares de observaciones del barómetro, Termómetro, Girómetro, Eudiómetro, Electrómetro, Cyanómetro… hechas de hora en hora por espacio de 4 años” 69
El mismo Humboldt nos recuerda la idea de laboratorio: “... en las montañas
de Turimiquire, he tenido mi laboratorio montado como si estuviese en la calle
Du Colombier, hotel Boston”, su última dirección en París.70 Claro, pero no se
trata de un laboratorio cualquiera y en nada se parece a un gabinete parisino. En
una carta a Delambre, Humboldt nos ofrece una vívida descripción de las particularidades de hacer ciencia en medio de la selva, con todos sus privilegios y
dificultades. Se refiere a esta experiencia como heroica, única e inaccesible para
los naturalistas de gabinete.
“Usted se hubiera reído viéndome entre los indios Ydapaminaros (en
los bosques del casiquiare), con los instrumentos, colocados en cajas
y cofres, usando caparazones de tortuga para sentarnos, con ocho o
nueve monos que llevábamos con nosotros y que querían a toda costa
manejar también mis higrómetros, mis barómetros, mis electrómetros.
Alrededor de todo esto, diez o doce indios extendidos en sus hamacas, y fogatas por todas partes para ahuyentar a los tigres, que son
aquí tan feroces como en África. La falta de comida, los mosquitos,
las hormigas, los aradores, un pequeño ácaro que se mete dentro de la
piel y la ara como un campo, el deseo de refrescarse con un baño, y la
imposibilidad de bañarse por la ferocidad de los caimanes, la picadura
de las rayas y la mordedura de los pequeños peces caribes; es preciso
juventud y mucha resignación para aguantar todo eso.”71
Para un naturalista del siglo XIX las crónicas de viajeros como Gonzalo Fernández de Oviedo o Francisco Hernández resultan insuficientes, desordenadas y
69
Manuscrito de la traducción de Lozano ARJBM, Div. III, 4, 11, 44, p. 155.
70
HUMBOLDT, Alexandre von, Carta a Delambre, Nueva Barcelona, noviembre 24 de 1800,
ibidem, p. 55
71
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carentes de precisión. Los méritos de Humboldt no son necesariamente haber sido
el primero en escalar una montaña o navegar un río, su verdadero logro está en
haberlo hecho con instrumentos astronómicos y metereológicos, con sus “relojes,
barómetros, termómetros, hidrómetros, electrómetros, eudiómetros, cianómetros,
brújulas, agujas paralácticas, y de inclinación, etc., han llegado sin problema y
están en permanente actividad”.72 Humboldt puede proclamar nuevos conocimientos sobre la naturaleza americana por la disciplina y precisión de sus observaciones
que, en parte, son un resultado de la calidad de los instrumentos que le permiten
comprender la naturaleza a una escala hasta ahora inédita. Las frecuentes comparaciones, muchas de ellas posibles en términos cuantitativos y bajo estándares
comunes, no sólo permiten ver las semejanzas y las diferencias, sino que hacen
del Viejo y del Nuevo Mundo partes del mismo universo. Como lo expresa Juan
Pimentel, “era también la propia naturaleza americana la que viajaba con el sabio
prusiano”,73 pero esto sólo es posible en la medida en que los hombres de ciencia
pueden operar a distancia, entre las selvas o en las cimas de los Andes.
Un problema esencial para un explorador ilustrado es el de la calibración y
coordinación de instrumentos similares para que puedan ‘hablar’ el mismo lenguaje, compartir las mismas normas de observación y así poder comunicarse a
distancia.74 El orden natural sólo es visible en la estabilidad y homogeneidad que
ofrecen observaciones hechas con instrumentos que son al mismo tiempo portátiles y estables. Los instrumentos movilizan el mundo, transforman cualquier lugar
del planeta en laboratorio y hacen de la experiencia y la observación un experimento controlado. (Capítulo 7.3)
En su “Quadro físico de las regiones equatoriales...”, Humboldt incluye numerosas tablas y mediciones; el “cuadro de la naturaleza” debe contemplar no
solamente plantas, sino todas las cosas que pueden variar con la altura. “... esta
consideración me ha decidido a reunir en catorce escalas muchos números…
las que indican la temperatura, el estado higroscópico y la tensión eléctrica del
aire, el color azul del cielo, la geología, la cultura de la tierra y la diversidad de
los animales según las alturas que habitan…”.75 De hecho, el texto incluye una
72
HUMBOLDT, Alexandre von, Carta al Barón de Zach, Cumaná, septiembre 1 de 1799, ibidem,
p.19.
73
PIMENTEL, Juan, “Cuadros y escritura de la Naturaleza”, Asclepio, 50(2004): 7-23.
74
Ver LAW, John, “On the Methods of Long Distance Control”, op. cit., pp. 234-263 y BOURGUET,
Marie-Noëlle, LICOPPE, Christian y SIBUM, H. Otto (eds.), Instruments, Travel and Science”,
op. cit.
75
HUMBOLDT, Alexander von, “Quadro físico de las regiones equatoriales” en, CALDAS,
Francisco José, Semanario del Nuevo Reino de Granada, Bogotá, Biblioteca Popular de Cultura
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explicación detallada sobre el uso de cada una de las escalas: temperatura, escala
barométrica, higrométrica y electrométrica, el color del cielo, el decremento de la
luz, las refracciones horizontales, la composición química de la atmósfera, la disminución de la gravedad, el grado del calor del agua hirviente a diversas alturas,
las consideraciones geológicas, los límites de la nieve perpetua y la diversidad de
los animales según la altura del suelo que habitan. Estas escalas y las vastas colecciones de datos con las cuales se hace gala de la tecnología y de los instrumentos
disponibles son frecuentes a lo largo de toda la obra de Humboldt.
Otro rasgo característico es la inclusión de tablas que permite comparar a
América con Asia, África y Europa. Humboldt, una vez ha presentado el cuadro físico de las regiones ecuatoriales, llama la atención sobre la necesidad y la
conveniencia de contar con uno semejante para Europa, con el cual se podrían
aprovechar los datos que ya ofrecen autores y naturalistas europeos como Pallas,
Jacquin, Wulfen, Lapérouse, Schranck, Villars, Host y otros, y en el que, a diferencia del Chimborazo, en el centro se vería el Monte-Blanco, la cima más elevada del antiguo continente. De manera que un punto clave del trabajo de Humboldt
es la posibilidad de comparación de lo observado en América con el resto del
globo y así el Nuevo Mundo forma parte de un orden mundial.
En este sentido, se combinan en Humboldt un experimentalismo y un empirismo riguroso mediado por instrumentos, con un holismo e idealismo que le permiten
producir una visión de la naturaleza completa. Una visión que satisface las exigencias de orden y la precisión, tanto desde el punto de vista estético, como científico.
El celeste azul del cielo, por ejemplo, no solamente es admirado desde un punto
de vista estético, debe ser medido. Cualquier cosa susceptible de ser medida debe
encontrar su expresión cuantitativa de manera que los datos pudieran ser tabulados
y comparados. Es así como se logra no solamente una visión de conjunto, sino la
autoridad y credibilidad dentro del mundo de saber de la Ilustración europea.
6.5.2. El “cuadro” y el orden de la naturaleza
El primer texto de Humboldt que aparece publicado en el Semanario entre abril y
junio de 1809, es la “Geografía de las Plantas...”. Se trata de la primera publicación
en castellano de esta obra, traducida de un manuscrito dedicado a Mutis que el
autor dejó en la Nueva Granada en 1803. En este texto publicado en el Semanario
Colombiana, 1942, tomo II, pp. 80-81. Los textos publicados en esta edición de 1942 como en
otras posteriores, no siempre coinciden con los del Semanario, sin embargo son útiles para el
propósito de este capítulo sobre la obra de Humboldt.
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podemos reconocer los principios generales de la obra de Humboldt. Las primeras
líneas del prospecto ya anuncian las ambiciones científicas del autor:
“Las indagaciones de los Botànicos se han dirigido por lo general hácia los objetos que solo abrazan una parte muy pequeña de la Botánica. Casi exclusivamente se ocupan aquellos en el descubrimiento de
nuevas especies de plantas, y en su diagnosis fundada en la estructura
externa de los caracteres que las distínguen, y de las analogías que las
unen en clases, ó familias. Si este conocimiento de las formas en que
se presentan los entes organizados es en extremo importante para la
Historia Natural descriptiba; si es la base indispensable de todas las
ciencias que tratan de la utilidad medical ó téchnica [de] los vegetales:
si es suceptible de considerarse baxo de puntos de vista muy filosòficos, no es menos importante el fixar la atencion en la Geografía de las
Plantas, ciencia sublime, de la qual apenas conocemos hasta ahora
el nombre, sin embargo de ser una parte integrante de la fìsica del
mundo. Ella es la que considera las plantas baxo la relación de su asociacion local en todos lo climas. Tan basta como el objeto que abraza,
pinta con rasgos magestuosos la inmensa extencion que ocupan los
vegetales desde la region de las nieves perpetuas hasta el fondo del
Océano y el interior del globo…”.76
Pero la geografía de las plantas tiene un sentido holístico que va mucho más
allá de las relaciones entre botánica y geografía, incluye elementos climáticos,
físicos, políticos, morales y estéticos.
“La extencion de la Agricultura, sus objetos diversificados segun el
caracter, según las costumbres, y frequentemente segun las imaginaciones supersticiosas de los pueblos, la influencia del alimento mas ó
menos estimulante sobre la energia de las paciones, las navegaciones
y las guerras emprendidas para conseguir producciones del reyno vegetal, son otras tantas consideraciones que ligan la Geografía de las
Plantas con la historia política y moral del hombre. Estas relaciones
bastarìan sin duda para probar la importancia y extencion de la ciencia cuyos vastos lìmites describo. Pero el hombre sensible à las obras
de la imaginacion se complace en hermanar la Geografía de las plantas
76
HUMBOLDT, Alexander von, “Prospecto. Geografía de las Plantas...”, Archivo del Real Jardín
Botánico de Madrid, Div. III, 4, 11, 44, folio 1. Con algunas diferencias de traducción este es el
mismo texto publicado por Caldas en el Semanario, op. cit., pp. 127-128.
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con las producciones de la fantasía. La contemplacion de la Naturaleza, la vista de los campos y de los bosques, causa una dulce sensacion,
muy diferente de la imprecion que hace el estudio particular de la extructura de un ente organizado”.77
Humboldt no negará la importancia del estudio de plantas individuales y de
las especies en la botánica, pero es obvia la preponderancia que toman las relaciones geográficas sobre el estudio de plantas aisladas.78
El texto va acompañado de una ilustración (Figura 8) que es un primer esbozo del cuadro de la “Geografía de la Plantas” que será emblemático del pensamiento humboldtiano: Tableau Physique des Andes et pays voisins. El ensayo
es una explicación de dicho cuadro que en sus primeras líneas dice: “La lámina
que acompaña à esta obra manifiesta la Geografia de las plantas de la Amèrica
Meridional desde los 10 grados de lat. Boreal, hasta los 12 grados de latitud
austral. Representa a esta parte del globo en un corte vertical, cuya direccion và
de Oriente à Occidente”. 79 En ella se reconocen las costas del Océano Atlántico,
las inmensas llanuras entre los ríos Orinoco, Marañón y Meta, la cordillera de los
Andes representada por el Chimborazo, y las costas del Océano Pacífico. Tal y
como lo lamenta Caldas, no es posible incluir la lámina en la publicación del Semanario y sin embargo se ofrecen para los interesados copias exactas elaboradas
por Antonio García, las cuales se venden a un precio moderado de dos pesos.80
El texto recoge lo fundamental de las apreciaciones científicas y estéticas
de Humboldt sobre el trópico. La idea de la naturaleza como una unidad holística
está claramente representada en este escrito y recreada en una representación
77
Ibidem, folio 5; Semanario, p. 134.
78
“He amado apasionadamente la botánica y algunas partes de la zoología. He podido
enorgullecerme del hecho que nuestras investigaciones añadirían nuevas especies a aquellas ya
descritas. Pero prefiriendo al conocimiento de hechos aislados, aunque nuevos, el encadenamiento
de hechos observados después de mucho tiempo, el descubrimiento de un género desconocido
me ha parecido mucho menos interesante que una observación sobre las relaciones geográficas
de los vegetales”, HUMBOLDT, Alexander von, Voyages aux régions équinoxiales du Noveau
Contienent, Paris, F. Schoëll, 1814, vol. 1, p. 3, Citado por: CASTRILLÓN, Alberto, Alejandro de
Humboldt, del catálogo al paisaje, Medellín, Editorial Universidad de Antioquia, 2000. p. 19.
79
HUMBOLDT, Alexander von, “Geografía de las plantas”, op. cit., p. 139.
80
“Sentimos no poder acompañar á esta traduccion la lámina interesante, y luminosa que formó
el Autor para la inteligencia de esta obra. La falta de planchas y de Gravadores nos obligan a
suprimirla. Pero conociendo la necesidad que tienen de ella esta sabia produccion, hemos
entregado un exemplar al Mro. D. Antonio Garcia para que calcandolo forme copias exâctas. Los
que quièran sacar todo el fruto que promete la Geografía de las Plantas, pueden ocurrir al dicho
Garcia, quien ofrece dar un exemplar, en papel de marca, por el moderado precio de 2 pesos
fuertes”. CALDAS, Francisco José, prefación, “Geografía de las Plantas…”, op.cit.,, p. 126.
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gráfica del Chimborazo. De hecho, este trabajo fue pensado como la introducción
a la totalidad de sus viajes en el Nuevo Mundo. Aquí, presenta su teoría general
de cómo comprender la naturaleza en su unidad, insistiendo en que el verdadero
sentido de la historia natural está en entender las relaciones entre el medio, la
geografía y las distintas especies que hacen parte del orden natural.
Como lo habíamos señalado antes, la comprensión de la naturaleza es posible en la medida en que ésta es incorporada en un marco de referencia preciso y
limitado; de manera que la idea de cuadro de la naturaleza que encontramos en
los escritos de Humboldt es un poderoso dispositivo que nos permite condensar la
inmensa variedad de la naturaleza, las experiencias de largos viajes en una representación sobre el papel. “Puede mirarse este cuadro como resumen de todas las
cuestiones que he estudiado en el curso de mis viajes en los trópicos...”.81
La idea de “cuadro” de la naturaleza también invita a pensar en una obra de
arte. Cuando Humboldt explica su dibujo y las dificultades técnicas que presenta,
hace evidente que se trata de una estética particular: “La ejecución de esta pintura exîge muchas precauciones para reunir la exactitud de la proyeccion, con la
claridad y efecto pintoresco”.82
De esta manera, a través del cuadro se ordena la naturaleza, se le da un sentido de lectura y se enmarca nuestra percepción de la naturaleza. En la “Prefación”
al texto de Humboldt, Caldas comenta: “Cada planta, cada ser organizado, ocupa
aquì el lugar que le señaló la naturaleza. ¡Quantos objetos aquí reunidos en un
espacio tan corto! ¡Quantas ideas, quantos conocimientos se amontonan en este
quadro verdaderamente filosófico”.83 Líneas más adelante, agrega: ... De una
sola ojeada conoce el observaádor los lugares que producen estos árboles...”.84
Es entonces a través de la tecnología, la ciencia y el arte que se puede apreciar
el orden natural. Y este orden del mundo como una unidad sólo es apreciable en
la medida en que existan relaciones, semejanzas y diferencias con lo conocido, y
bajo estándares comunes que puedan ser leídos como “universales”. En otras palabras, el mundo en su totalidad sólo es comprensible en la medida en que se traduce en términos familiares a la cultura europea. Esta muestra de la distribución
geográfica constituye un poderoso instrumento de representación, un dispositivo
81
HUMBOLDT, Alexander von, “Geografía de las Plantas” en, CALDAS, Francisco José,
Semanario del Nuevo Reino de Granada, Bogotá, Biblioteca Popular de Cultura Colombiana,
1942, tomo II, p. 49.
82
HUMBOLDT, Alexander von, “Geografía de las plantas…” Archivo del Real Jardín Botánico de
Madrid, Div. III, 4, 11, 44, folio 12; Semanario, op. cit., p. 144.
83
CALDAS, Francisco José, “Prefación, “Geografía de las Plantas...”, Semanario, op. cit., p. 122.
84
Ibidem, p. 124.
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233
que hace posible poner en un solo “lugar” la diversidad de los Andes y de cierta
manera del mundo natural en su totalidad.
La publicación francesa de 1807 incluye un grabado de Schonberger, en el
cual se retoman las ideas generales del dibujo de 1803 y se incluye información
más detallada. Fue impreso a color, en formato grande, representando un corte
que cubre desde la costa al nivel del mar hasta la cima del Chimborazo, y desde
las riberas del mar del sur hasta las de Brasil. Sobre este mapa se puede encontrar
las plantas que crecen desde la selva tropical hasta las nieves perpetuas. El nombre
de cada especie está inscrito a la altura en que se encuentra, y otras mediciones
hechas por Humboldt. La composición química del aire, la temperatura, el estado
higroscópico (grado de humedad) y cianométrico (color del cielo), los fenómenos
eléctricos, la refracción de la luz solar, la disminución de la gravedad terrestre,
etc., que figuran en catorce escalas a lado y lado del cuadro. (Figura 9)
Tal vez vale la pena recordar que esta manera de ver la naturaleza a través
de sus instrumentos y procurando integrar la información geográfica y meteorológica la ha puesto en práctica desde antes. Un claro ejemplo de esta misma idea
está en un trabajo anterior, la “Nivelación barométrica de Cartagena a Santafé”
en la cual Humboldt nos presenta una imagen y un cuadro en los que se recogen
las mediciones hechas en su recorrido desde Cartagena y su ascenso a Santafé. Es
interesante notar que este gráfico incluye las mediciones de altitud de montañas
como el Chimborazo, el Monte Blanco y el Tibet, que si bien no forman parte de
este recorrido, sirven a modo de referencia. Esta nivelación tiene fecha de 1801,
cuando Humboldt hizo esta travesía, pero al parecer fue copiado en 1816, fecha en
la que Humboldt ya conoce la altura del Tibet y se ha desengañado sobre su idea
de que el Chimborazo es el pico más alto del mundo. Lo que nos interesa mostrar
es que los marcos de referencia y las formas de representación con las cuales se
mencionan los Andes, los Alpes y el Himalaya, son los mismos. (Figura 10) Una
vez más se hacen visibles las diferencias entre una publicación hecha en París y
un manuscrito que circula entre algunos criollos en la Nueva Granada. Las ideas
que expresan estos textos y dibujos son muy similares, pero sus medios de difusión y sus públicos son muy distintos.
En el momento de su arribo a Europa, Humboldt lleva consigo “treinta y
cinco cajones, cargados de tesoros botánicos, astronómicos y geológicos”, por
lo que comenta con razón: “me harán falta muchos años para publicar mi gran
obra...”.85 Entre sus posesiones más valiosas están los dibujos, los cuadros y las
85
HUMBOLDT, Alexander von, Carta dirigida a Carl Sigismund Kunth, Burdeos, agosto 3 de
1804, en Cartas Americanas, op. cit., p. 119.
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mediciones. A Carl Freiesleben le dice: “Te atraerán especialmente los dibujos
de las capas de los Andes, fundados en 1.100 mediciones hechas por mí mismo,
un atlas botánico y una Pasigrafía geognóstica (de nuevos signos para todas las
formaciones)”.86 Para llevar los Andes a Europa, para transportar la naturaleza
americana no son suficientes las grandes colecciones de pequeñas muestras, es
necesario poner su grandeza y su diversidad en una sola escena, es decir, en cuadros, tablas y textos que puedan transportarse de un lugar a otro. Sin embargo,
esto requiere que los laboratorios y los centros se hagan móviles, y es posible en la
medida en que se llevan los laboratorios a la selva para que ésta llegue a las manos
de grabadores, impresores y lectores.
Como lo ha señalado Alberto Castrillón, resulta interesante la analogía entre
paisaje, jardín y catálogo que traen las propuestas de Humboldt.87 Las tres nociones tienen una marca clara de cultura, es decir, de un sentido fabricado y de un
cuerpo de normas de representación que hacen de la naturaleza algo racional. El
jardín, como el catálogo, es la expresión de una naturaleza dominada y moldeada
por el hombre. El paisaje, de manera similar, puede ser visto como un artificio
que organiza y ordena la diversidad, y que tiene un propósito claro: el dominio y
la organización del territorio. La mirada del romántico, el rigor del taxónomo y la
precisión del cartógrafo se suman para comprender la variedad del mundo natural
en una única representación. Son estas prácticas concretas las que permiten la
comprensión del mundo, es lo que hace posible transformar lo desconocido en
algo familiar, es decir domesticar lo salvaje:
“a pesar de los mil fenómenos e imágenes que ocupan mis sentidos, lo
nuevo se tornaba en seguida familiar y lo que parecía exteriormente
desconocido se adaptaba fácilmente a las antiguas imágenes y he reconocido que en los bosques del Amazonas, y sobre los contrafuertes de
los Andes, que el mismo soplo anima la misma vida de un polo a otro
en las piedras, en las plantas, en los animales y en el dilatado pecho
del hombre. El sentimiento de la gran influencia de Jena me persigue
por todas partes, ya que las ideas de Goethe respecto a la naturaleza me habían transportado y, por así decir, me dotaron de nuevos
organos”.88
86
Idem. Una lista detallada de los productos con que llegan Humboldt y Bonpland es presentado en
la carta 57 a Pictet, ibidem, p. 126.
87
CASTRILLÓN, Alberto, op. cit.
88
HUMBOLDT, Alexander von, Carta dirigida a Karoline von Wolzogen, Berlín, 14 de mayo,
1806, en Cartas Americanas, op. cit., p.. 143.
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Un lugar privilegiado para esbozar un cuadro que comprenda la totalidad de
la naturaleza es la montaña, allí se reúne la mayor diversidad y variedad geográfica, climática y vegetal. La montaña es a su vez donde se reúne la mayor belleza
y se muestran todos los cuadros posibles. El Chimborazo en la cordillera de los
Andes, tal y como la dibuja Humboldt, resume en un espacio limitado todos los
cambios climáticos que se aprecian en el globo, desde el Ecuador hasta los polos
y permite recrear una pintura del mundo entero.
América no puede ser transportada a Europa, el Nuevo Mundo tiene que ser
comprimido en una imagen, en una narración que nos permita comprender los
órganos de una flor, una hoja, una planta, un bosque, el clima, el territorio, las
montaña y sus diversos climas en un solo cuadro, en una sola pintura. El viaje de
Humboldt, sus instrumentos y vínculos, le permiten hacer de las montañas un laboratorio en el cual se tiene el control necesario para poner la naturaleza en orden,
en forma de ‘cuadro’, en una lámina de dos dimensiones en donde se representa
la naturaleza del mundo entero.
6.6 Humboldt en el Semanario del Nuevo Reyno de Granada
El Semanario fue un proyecto hecho por y para los criollos de la Nueva Granada y
la gran mayoría de los autores que allí publicaron sus memorias nacieron en territorio americano. Sin embargo, dentro de los colaboradores del periódico sobresale
la figura de Alexander von Humboldt. Caldas publicó tres textos escritos por el
naturalista europeo: el ya comentado ensayo sobre la Geografía de las plantas...,
“Quadro físico de las regiones equatoriales...” y “Estatistica de Mexico...”.89
Es muy significativo que el trabajo de uno de los más visibles símbolos de
la cultura y la ciencia europea sea presentado como parte del mismo colectivo
en el cual se suscriben los autores del Semanario. Como lo hemos señalado en
varias ocasiones, quienes publican en este periódico deben cumplir con una serie
de requisitos científicos, culturales, morales y políticos. En varios sentidos la pu89
HUMBOLDT, Alexander von, “Geografía de las Plantas ó Quadro físico de los Andes
Equinoxîales...”, op. cit.; “Quadro físico de las regiones equatoriales por Federico Alexandro
Baron de Humboldt Traducido del Frances, y anotado por D. Francisco Josef de Caldas Director
del Observatorio astronómico de Santafé de Bogotá, Individuo de la Expedición Botánica,
y Catedrático de Matemáricas en el Colegio R. M. de N. S. del Rosario de esta Capital”, en
Semanario del Nuevo Reyno de Granada, Memoria 8ª y 9ª, 1810; y “Estatistica de Mexico por
Federico Alexadro Baron de Humboldt Extractada del Español, y anotada por Don Francisco
Josef de Caldas, Director del Observatorio astronómico de Santafé de Bogotá, Individuo de la
Expedicion botánica, y Catedrático de Matemáticas en el Colegio R. M. de N. S. del Rosario de
esta Capital”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, Memoria 10ª, 1810.
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blicación de un texto de Humboldt sobre geografía y en términos muy familiares
para Caldas le da al Semanario un carácter de legitimidad particular. Tener en sus
páginas, como autor a uno de los más prestigiosos naturalistas de Europa, no sólo
le da reconocimiento al Semanario, sino que pone a los criollos y a Caldas a su
mismo nivel. Para Caldas, incorporar a Humboldt como parte de la publicación
es una forma de afirmar su propia pertenencia a la comunidad científica europea,
de manera más clara aún, cuando las traducciones, los comentarios e incluso algunas correcciones o críticas que acompañan estas publicaciones son hechas por
el propio Caldas. Por otra parte, las opiniones de Humboldt sobre los criollos que
el mismo Caldas publica y comenta en las páginas del periódico, son un pretexto
para que su editor exprese con claridad y autoridad su percepción de la sociedad
criolla. Finalmente, ya en 1810, las opiniones de Humboldt serán útiles a la hora
de justificar el descontento de los criollos y del mismo Caldas con el gobierno
español.
Sobre el trabajo científico de Humboldt ya hemos hecho algunas reflexiones,
volvamos sobre el Semanario y el uso que hace Caldas de los textos del naturalista
prusiano. En el archivo del Real Jardín Botánico de Madrid se encuentra un manuscrito de veinticuatro folios en castellano traducidos del francés por Jorge Tadeo Lozano que se titula Geografía de las Plantas que nacen á la inmediación del
Equador. Pintura física de los Andes, y países inmediatos, formada con arreglo a
las observaciones hechas en los mismos lugares por los años de 1799 asta 1803.
El manuscrito incluye un prospecto de ocho folios fechado en Guayaquil, enero de
1803. El documento completo está fechado en la misma ciudad, febrero de 1803. La
traducción “hecha por orden del Sr. Dr. Dn. José Celestino Mutis, Director de la
Expedición Botánica de Santafé de Bogotá, se concluyó en esta ciudad el día 14 de
junio de 1803”.90 Como lo podemos ver, según testimonios de Caldas:
“El señor Barón de Humboldt, que partió ha dos meses de Guayaquil,
remitió a manos del señor Marqués de Selva Alegre un cañón de lata,
que contenía una memoria sobre la geografía de las plantas. Este no sé
por qué motivo la retuvo en su poder mucho tiempo, y no me la entregó
para su remisión por mi mano, según la voluntad del mismo Barón.
Yo la he detenido quince días para tomar una copia, y la remito ahora
acompañada de una friolera mía, casi en el mismo género, que espero
la reciba usted con bondad”.91
90
Archivo Real Jardín Botánico de Madrid, Div. III, 4, 11, 44, folio 24.
91
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José Celestino Mutis, Quito, abril 21 de 1803, en
BATEMAN y ARIAS DE GREIFF, (eds.), op. cit., p. 219.
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Esta es la memoria publicada en el Semanario en abril de 1809 con un prefacio de Caldas. La “friolera” de Caldas “en el mismo género” es la “Memoria sobre
la nivelación de las Plantas que se cultivan en la vecindad del Ecuador”, fechada
en Quito el 6 de abril.92
Como ya hemos comentado, se trata de un manuscrito interesante porque representa una temprana aparición del trabajo de Humboldt sobre la Geografía de las
plantas en castellano y en la Nueva Granada, y porque este trabajo no será conocido
en Europa sino hasta 1807 con su publicación francesa en París. Caldas publica la
“Geografía de las Plantas...” incluyendo el prospecto traducido por Lozano y numerosas notas en las cuales comenta el trabajo de Humboldt. 93 Presenta el texto como
una obra original, sobre la que hace numerosos comentarios puntuales e incluso
comparaciones con sus propias mediciones, pero no encontramos ninguna expresión que permita pensar que Caldas ve que sus ideas han sido objeto de plagio o utilizadas sin el debido reconocimiento por parte de Humboldt. Por el contrario, la presentación de Caldas no escatima en elogios a Humboldt y a su trabajo: “Es preciso
no confundir esta obra sabia con ese montón de escritos que innundan la repùblica
de las letras, que no contienen sino ideas comunes y trilladas, escritos miserables
que perecen en el momento mismo de su nacimiento, y que no dejan tras de sí, sinó
el oprobio de sus autores”.94 La memoria, tal y como fue publicada, tiene 36 páginas de notas del mismo Caldas. Al respecto de estas notas Caldas señala: “Nuestras
notas han crecido mas de lo que pensabamos, y hemos visto que interrumpen à
cada paso la lectura. Para evitar este inconveniente las colocamos al fin de esta
obra con los nùmeros marginales que se ven en el texto entre parentesis”.95
Las notas de Caldas no sólo se ocupan de las mediciones, se trata de textos
complementarios en que se incluyen sus aportes o los de otros personajes como
Mutis o Restrepo sobre los objetos tocados por Humboldt, en algunos casos siendo
92
Idem, nota al pie núm. 2.
93
Además del prefacio y las notas de Caldas, el texto publicado en el Semanario presenta visibles
diferencias con la traducción de Lozano que reposa en el Real jardín Botánico de Madrid.
94
CALDAS, Francisco José, “Prefacio a la Geografía de las Plantas...”, op. cit., pp. 121-122. Así
mismo, en la presentación de la memoria 8a, “Quadro físico de las regiones equatoriales...”,
Caldas se refiere a Humboldt con las siguientes palabras: “Ningun hombre hay mas célebre
que el de Humboldt entre los sabios que cultivan las Ciencias físicas y geográficas. Visitando
este Viajero ilustrado las regiones del Nuevo Mundo que están situadas dentro de los Trópicos
ha manifestado un valor y una constancia à que jamas ha llegado ninguno de los que le han
precedido”. Más adelante agrega, “Humboldt ha derramado nuevas luces sobre la historia de
nuestra especie, ensanchando los límites de la Geografía matemática y ha añadido una infinidad
de objetos nuevos à los tesoros de la Botánica, de la Zoología y de la Mineralogía”. HUMBOLDT,
Alexander von, “Quadro físico de las regiones equatoriales...”, op. cit., pp. 4 y 5.
95
CALDAS, Francisco José, nota al pie a la “Geografía de las Plantas...”, op. cit., p. 145.
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necesario aclarar o incluso corregir algunas apreciaciones del autor consideradas
imprecisas. Es también significativo que Caldas haga la conversión de “toesas” a
“varas de Burgos” argumentando que la primera es una medida extranjera que no
sería familiar a los lectores.96
Es decir que la memoria de Humboldt es un pretexto de Caldas para presentar sus propios y amplios conocimientos, observaciones y mediciones. La traducción en este caso es una forma de apropiación, en la cual Caldas y los criollos se
hacen portavoces del conocimiento sobre la geografía de la Nueva Granada. De
este modo, no solamente estamos frente a un gran autor con el cual se puede enaltecer la publicación de los criollos, sino una obra en la cual se reconoce de manera
explícita a Francisco José de Caldas como un hombre de ciencia.
En las memorias 8 y 9 de 1810, se publica la traducción de Caldas del “Quadro físico de las regiones equatoriales...”. Caldas introduce el texto con una prefación y las siguientes palabras:
“Mr. Peltier en el N.262 del Ambigú que publica en Londres ha insertado
un extracto del Quadro físico de las regiones ecuatoriales del célebre
Humboldt. El objeto de esta obra son nuestras cosas, somos nosotros
mismos. El interez es grande, y tanto mayor quanto pasarán muchos
años antes que podamos ver los originales. Esperamos que nuestros
subscriptores leeran con placer de los juicios que formó de nuestros paises, de nuestras producciones, y de nuestra ilustracion ese Viagero”.97
Una vez más, el autor es presentado con excesivos elogios y de manera similar a lo ya comentado sobre la memoria acerca de la “Geografía de las Plantas...”,
no se trata simplemente de una tarea de traducción y difusión de un escrito del naturalista prusiano, el texto le sirve a Caldas para ofrecer sus propias observaciones y mediciones, e incluso mostrar su autoridad para corregir al sabio europeo.
Caldas hace correcciones de las observaciones al pie, por ejemplo:
“Yo también tuve la felicidad de observar las salida de Mercurio en el
paso del 9 de Noviembre de 1802... Tenia un Péndulo astronómico bien
reglado por alturas correspondientes, un acromático de 2 pies, y un
96
Toesas es una medida francesa que equivale a unos siete pies castellanos (1 metro y 946
milímetros). “Con este fin hemos convertido las toesas en varas de Burgos, según la relación
establecida por el ilustre D. Jorge Juan” (Manuscrito de la traducción de Lozano, ARJBM, Div.
III, 4, 11, 44, p. 1).
97
HUMBOLDT, Alexander von, “Quadro físico de las regiones equatoriales”, op. cit., memoria 8ª,
p. 3.
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Humboldt y la búsqueda del orden global
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quarto de circulo de J. Bird con estos instrumentos observaba alturas
meridianas del Sol, y estrellas para las latitudes, las inmersiones, y
emersiones de los Satélites de Júpiter para las longitudes”.98
Cuando Humboldt se ocupa del “grado de calor del agua hirviente a diversas
alturas” y presenta algunas tablas con datos, hace referencia a los trabajos de Caldas: “En el curso de mis viajes hice muchas experiencias sobre el hervor del agua
en las cimas de los andes. Me propongo publicarlas, y con ellas otras ejecutadas
por Mr. Caldas, natural de Popayán, físico distinguido, que se ha consagrado con
ardor sin ejemplo, a la astronomía y a muchos ramos de la historia natural”.99 Pero
más significativo que el reconocimiento de los aportes de un autor criollo (lo cual
es bastante frecuente en la obra de Humboldt, quien ha recopilado observaciones
de muchos otros naturalistas entre los cuales se encuentran varios americanos) está
el hecho de que los conocimientos del viajero prusiano son susceptibles a ser corregidos por el mismo Caldas: “Respetando las luces, los vastos conocimientos, y los
grandes talentos de este viagero extraordinario, mas respetamos la verdad”.100
Buena parte de las notas de Caldas se ocupa de las mediciones hechas por
distintos viajeros sobre la altura del Salto de Tequendama:
“Algunos han medido la altura de esta cascada. El primero que yo
sepa, fue el célebre Mutis… Por los años de 1790 D. Domingo Ezquiaqui Comandante de Artilleria hizo medidas mas sérias por orden del
Virrey Ezpeleta. Esta medida se publicó en el número 88 del antiguo
Papel periódico de Santafé de Bogota. Se dice que fue hecha con zondaleza, y por consiguiente de la mayor confianza… En 1808 el Baron
de Humboldt que visitó estas regiones midió tambien la cascada de Tequendama. Este Viagero usó del descenso de los graves y deduxo que
tenía 212 varas de altura perpendicular… En 1807 quise yo tambien
hacer mis tentativas con esta célebre catarata. Usé, como Humboldt,
de descenso de los graves, y hallé constantemente que estos gastaban
ó instantes de tiempo en baxar. De aquí deduxe que la cascada, tenía
219.9 varas de altura”.101
98
Ibidem, pp. 31-32.
99
HUMBOLDT, Alexander von, “Quadro físico de las regiones equatoriales”, en CALDAS,
Francisco José, Semanario del Nuevo Reino de Granada, Bogotá, Biblioteca Popular de Cultura
colombiana, 1942, tomo II, p. 109.
100 CALDAS, Francisco José, Prefación a la Geografía de las Pantas, op. cit., p. 126.
101
HUMBOLDT, Alexander von, “Quadro físico de las regiones equatoriales”, op. cit., memoria 8ª,
p. 19.
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Las medidas reunidas son:
Mutis...................................155,0 var.
Esquiaqui............................264,5
Humboldt. MSS...................212, 0
Humboldt; Ambigú..............110,0
Caldas.................................219, 9102
Como vemos, con los textos de Humboldt, Caldas puede hacer gala de su capacidad técnica, de su conocimiento sobre el manejo y la posesión de instrumentos, y
de su competencia en los mismos campos de que se ocupa el viajero prusiano.
Un segundo uso que hace Caldas de estos textos tiene que ver con una crítica
del editor a la sociedad americana a la que pertenece. En esta misma memoria,
Caldas se extiende en comentarios acerca de las opiniones de Humboldt sobre
los criollos, las cuales vale la pena recordar aquí, ya que el editor del Semanario
aprovecha las opiniones del viajero prusiano para hacer su propia reflexión sobre
los criollos y las responsabilidades de éstos como hombres de ciencia.
“En Carta dirigida al Sr. Mutis con fecha 20 de Noviembre de 1808
dice Humboldt lo siguiente. ‘La situacion de Popayan es deliciosa...
Los habitantes de esta Ciudad tienen una cultura mucho mayor de lo
que se podía esperar; pero mucho menor de lo que ellos se imaginan,
Aquí todos recetan por que han leìdo al Tissot, todos saben Física y
Química por que han visto al Espectáculo de la Naturaleza. ... Por lo
demas el amor de las ciencias, de que tanto se lisongéan estos habitantes, es muy debil. Ninguno ha querido acompañarnos en nuestras
excurciones difíciles, ni nos ha preguntado el nombre de una planta,
ni de una piedra. Ninguno ha exâminado las maravillas que tiene alrededor de sí, tales como las bocas del Volcan, su altura, su situación...
Por lo demás, la Física, las Ciencias que faltan à todos los Américanos
no pueden hechar raíces profundas sinó en una generacion robusta y
enérgica. ¿Qué se puede esperar de unos jovenes rodeados y servidos
de esclavos, que temen los rayos del Sol y las gotas del rosío, que huyen
del trabajo, que cuentan siempre con el dia de mañana y que la mas
ligera incomodidad los aterra? Estos jóvenes no pueden dar sino una
raza afeminada è incapaz de los sacrificios que piden las Ciencias y la
Sociedad’...”.103
102 Ibidem, memoria 8ª, p. 20.
103 Ibidem, memoria 8ª, pp. 21-23, nota al pie.
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Humboldt y la búsqueda del orden global
241
En un primer momento Caldas se muestra de acuerdo con Humboldt y comparte sus opiniones: “¡Quantas verdades interesantes en tan pocas lineas! ¡Oxala
mi Patria y la América ábra los ojos, y oyga estas reprenciones desinterezadas
y sabias! En todo esto hay un fondo de verdad que nos humilla. No lo podemos
negar: nuestra educación física y literaria es mala en todos sus puntos. ¿Quando
pensarémos en mejorarla?”.104 Y sin embargo, debe hacer aclaraciones, ya que
estas descripciones de los criollos según Caldas, no se pueden generalizar; esto
para mostrar que finalmente el juicio de Humboldt no era del todo justo y hacer
de ésta una oportunidad para realizar un llamado a los criollos para que tengan la
confianza necesaria al asumir el deber que les corresponde en la conducción de
“un pueblo al colmo de su gloria”.
“Solo añado que la reprension que hace Humboldt à los habitantes de
Popayán por no haber exâminado las bocas de su volcan, altura, situación etc no es justa. El ignoraba entonces que D. Antonio Arboleda, D.
Juan Josef Hurtado, y yó habiamos escalado el año anterior esta montaña, que habiamos subido instrumentos, analisado sus aguas minerales, y
recogido y descrito lo mas bello de su vegetación. Quando él vio nuestros
MSS se arrepintió de haber hechado en cara à Popayan su pereza y su
debilidad. Pero à pezar de esto, tres individuos no hacen ley, y nosotros
creemos demaciado justa la censura de Humboldt. ¿Quien ha recorrido
este bello pais que nos ha tocado en suerte? ¿Quién ha levantado su Carta? Pero que!!! no conocemos ni aun el plano de la explanada preciosa
sobre que vivimos! Verdades grandes y humilladoras. Anticipémonos a
reprendernos antes que nos reprenda otro Europeo ilustrado que nos
visite. Si Humboldt hubiera conocido nuestro Observatorio astronomico
habría hecho seguramente mas felices agüeros; pero ¿quantas censuras
habrían partido de su pluma filosófica contra nuestra ignorancia si hubiera sabido que se mira este establecimiento con tédio, que se murmuran los designios de su sabio fundador, y que se desea su demolición?
¿Quantas veces se habría burlado de nostros, de nosotros que no conscemos ni las fuentes de la gloria, ni las de la utilidad? Pero nos consolamos: no faltan entre nosotros hombres que penetren la importancia
de un Observatorio, y todas sus relaciones con la Táctica, Economía,
Política, Navegación, caminos etc no faltan quienes, mas elevados que
el comun, vean objetos mas sublimes, dignos de filósofo y los únicos que
conducen à un pueblo al colmo de su gloria”.105
104 Ibidem, memoria 8ª, p. 23, nota al pie.
105 Ibidem, memoria 8ª , pp. 24-25, nota al pie.
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En la memoria 10ª de 1810 del Semanario se publica el tercer texto de Humboldt traducido y comentado por Caldas, bajo el título de “Estatistica de México...” y presentado con las siguientes palabras: “El N. [?] del periódico que se
publíca en Londres titulado el Español hemos visto un extracto de la estadística
de México por el célebre Humboldt. Este trozo nos ha parecido tan interesante al
estado presente de la América que hemos resuelto insertarlo en el Semanario”.106
El propósito de la publicación era poner como ejemplo el caso de la Nueva España y proponer un modelo americano de prosperidad que pueda ser aplicado
en la Nueva Granada.107 Este texto nos permite comentar un tercer elemento de
los usos que el editor hace de los escritos de Humboldt. Aquí por primera vez, el
Semanario sirve de portavoz de un criollo convencido de la necesidad de liberar
el reino de la torpeza y los abusos del gobierno peninsular. Como hemos visto,
hasta entonces Caldas se ha identificado con España y ha manifestado su lealtad
a la Corona, pero ahora encuentra en un gobierno déspota y opresor las causas de
los males americanos y no tiene reparo alguno en justificar y celebrar la lucha por
la independencia.108
En los tres casos, e independientemente del contexto político en que se publican estos textos, su aparición en el Semanario resulta útil para afirmar la capacidad, el deber y el derecho de los criollos para conducir el destino del lugar en que
nacieron, con o sin el respaldo de la Corona.
6.7 Americanismo y eurocentrismo: naturaleza y cultura en la obra
de Humboldt
A pesar de algunos detractores de la idea de un Nuevo Mundo débil y degenerado,
como podrían ser autores como Bernardin Saint Pierre o algunos de los criollos
letrados, el autor de mayor visibilidad e importancia y con suficiente autoridad
para controvertir con autores del reconocimiento de Buffon o Hegel, es Alexander von Humboldt. Son varias las razones que han permitido ver en Humboldt un
‘americanista’, y su obra como “el otro descubrimiento de América”.109 En primer
106 HUMBOLDT, Alexander von, “Estatistica de Mexico...”, op. cit.
107 “Esperamos que nuestros subcriptores vean con placer el estado de la poblacion, rentas, minas,
artes, ciencias... del opulento y vasto imperio de México. No es la simple admiracion la que
procuramos exîtar en nuestros lectores, el fin es proponer un modelo américano, para que
pensemos en realizar todos los medios que han llevado á la N. españa al estado de opulencia en
que la vemos”. CALDAS, Francisco José, introducción de la memoria, ibidem, p. 3.
108 Ver cita 132, p. 199 capítulo 5.
109 MINGUET, Charles, Humboldt: El otro Descubrimiento, op. cit.
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lugar, desde su arribo, Humboldt manifestó su fascinación por la naturaleza del
continente; lejos de encontrarse en un clima hostil, Humboldt se siente a gusto con
el clima, se maravilla con la vegetación y con sus habitantes. “No puedo repetirte
lo bastante cuan feliz me siento en esta parte del mundo: me he acostumbrado ya
de tal manera al clima, que siento como si nunca hubiera vivido en Europa”.110
Líneas más adelante agrega:“Creo que es aquí donde el cielo ofrece el espectáculo más hermoso”.111 En términos del debate sobre la naturaleza americana y sobre
el influjo del clima vemos como Humboldt mantendrá una posición claramente
distinta de la de Buffon, Pauw o Hegel.
“Muchos europeos han exagerado la influencia de estos climas sobre
el espíritu y afirmando que aquí es imposible de soportar un trabajo
intelectual; pero nosotros debemos afirmar lo contrario y, de acuerdo
con nuestra experiencia propia, proclamar que jamás hemos tenido
más fuerza que cuando contemplabamos las bellezas y la magnificencia que ofrece aquí la naturaleza. Su grandeza, sus producciones
infinitas y nuevas, por así decirlo nos electrizaban, nos llenaban de
alegría y nos tornaban invulnerables...”.112
Humboldt arremete también contra Hegel cuando en sus Lecciones sobre
la Filosofía de la Historia Universal encuentra tantas “afirmaciones abstractas y juicios completamente falsos... sin conocimiento y sin experiencias”: “De
buena gana renunciaría a esa carne de vaca europea que Hegel nos quiere
hacer pasar como muy superior a la vaca americana, y me gustaría vivir al
lado de esos cocodrilos suyos, débiles e inofensivos, pero que desgraciadamente tienen 25 pies de longitud”.113 El jaguar por ejemplo, no puede ser visto
como un tigre menor, sino como una especie con sus propias virtudes. Dice
haber visto uno más grande que todos los tigres de Bengala vistos en las casas
de fieras en Europa. No sólo encuentra caimanes sino verdaderos cocodrilos
que, como vimos en la cita anterior, son de un tamaño considerable.“Los naturalistas saben hoy que Buffon desconoció completamente el gato más grande de
América. Lo que el célebre escritor dice de la cobardía de los tigres del Nuevo
Continente se refiere a los pequeños ocelotes... en el Orinoco, el verdadero
110
A.G. Humboldt, Cumaná, 17 de octubre de 1800, en Cartas Americanas, op. cit., p. 51-2.
111
Idem.
112
HUMBOLDT, Alexander von, Carta dirigida al Abate Cavanilles, México, abril 22 de 1803, en
Cartas Americanas, op. cit., p. 95.
113
HUMBOLDT, Alexander von, citado por GERBI, Antonello, La disputa del Nuevo Mundo.
Historia de una polémica 1750-1900, México, Fondo de Cultura Económico, 1993, p. 527.
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tigre jaguar de América se tira muchas veces al agua para atacar a los indios
en sus piraguas”.114
En relación con el estudio de los distintos tipos humanos vale la pena destacar la afirmación de Humboldt de una humanidad común. Para Humboldt resulta arbitrario acusar a la naturaleza de haber creado razas irremediablemente
innobles, de haber partido al género humano en dos especies que se hallan en las
antípodas en cuanto al aspecto físico, las dotes intelectuales y el sentimiento moral115:“... la desagradable suposición de razas humanas superiores e inferiores.
Hay razas más educadas, de mayor instrucción, ennoblecidas por una cultura
espiritual, pero no hay razas más nobles que otras”.116
La edad del Nuevo Mundo también será un tema de debate de Humboldt
frente a otros autores que lo consideran un continente visiblemente más joven
que Europa. En este sentido Humboldt no encuentra justificación para suponer
que los continentes tienen un origen en tiempos distintos y utiliza sus hallazgos
de fósiles para argumentar la contemporaneidad del Viejo y el Nuevo Mundo. “...
es probable que las montañas del Peru... Hayan nacido en las mismas épocas
que las rocas análogas de los Alpes y de Suiza...”.117 Los fósiles serán centrales
en el establecimiento de una cronología de la vida en la tierra. Cuando en 1801 se
encontraron esqueletos fósiles de Mamut, se convirtió en un gran hallazgo que se
publicitaba en Londres como el “Great American Incognitum”, “a non-descript
carnivorous Animal of inmense size”.118 Un acontecimiento que sería útil para
cuestionar la idea de América como un continente recién emergido del fondo del
mar y morada de criaturas pequeñas.119
114
HUMBOLDT, Alexander von, Vues des cordilléres et monuments des Peoples Indigènes de
l´Amérique, Paris, La Découvert, 1980, p. 40, citado por CASTRILLÓN, op. cit., p. 144.
115
GERBI, Antonello, op. cit., p. 524.
116
Ibidem, p. 525. Si bien Humboldt es un claro detractor de Buffon, habría que aclarar que en cierto
sentido hay temas y nociones comunes. Su visión de los nativos americanos es muy distinta,
pero tiende a corroborar las tesis degenerativas buffonianas, al suponer que los nativos son
descendientes de culturas de una mayor civilización, y hablar de una decadencia que explica el
estado de barbarie de algunas tribus.
117
HUMBOLDT, Alexander von, Vues des cordilléres, op. cit., citado por CASTRILLÓN, Alberto,
op. cit., p. 143.
118
GERBI, Antonello, op. cit., p. 508.
119
Frente a los hallazgos de “mastodontes americanos” Caldas ofrece una curiosa explicación. En su
argumentación climista y siguiendo a Buffon sostiene que en los trópicos no hay grandes especies,
pero sobre la presencia de fósiles de elefantes como las evidencias del mastodonte al que hace
referencia Humboldt, Caldas explica en una nota al pie de su argumentación: “Los despojos de los
animales que hallamos sepultados en todas las Zonas de nuestro globo no tienen ninguna relacion
con el clima, ni con la latitud”. CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres
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En carta a su hermano, Humboldt comenta sobre el hallazgo de los fósiles
de elefante:
“Cerca de Santa Fe se encuentra en el campo de Gigante, a 1370 toesas de altura, una inmensidad de huesos fósiles de elefante, tanto de la
especie de África como de los carnívoros que se descubrieron en Ohio.
También he recibido huesos de un lugar de los Andes situado a 2 grados
de latitud, de Quito y de Chile, de manera que puedo probar la existencia
y la destrucción de esos elefantes gigantescos, desde Ohio hasta la Patagonia. Llevo una bella colección de Huesos para Cuvier...”.120
Para Humboldt la antigüedad de América, el otorgarle al Nuevo Mundo un
pasado análogo al de Europa es esencial en su obra, ya que pone en equilibrio, en
orden, la naturaleza y le permite entender el globo entero como una unidad.121 De
esta manera, encontramos en la obra de Humboldt una serie de argumentos que
relativizan las diferencias entre los continentes, que los hacen parte de un todo. En
palabras de Antonello Gerbi: “Sin cometer ninguna injusticia con sus innumerables
predecesores, desde Oviedo hasta La Condamine, puede decirse que con Humboldt
el pensamiento de Occidente completa por fin la pacífica conquista y anexa idealmente a su mundo, esas regiones que hasta entonces casi sólo habían sido objeto de
curiosidad, de estupor o de mofa”.122 Estas ideas, que suelen despertar simpatía entre
pensadores de corte liberal, permiten reconocer el afán humboldtiano por integrar y
unificar la diversidad de la naturaleza y de la humanidad en un mismo cosmos.
organizados”, op. cit., p. 215, nota al pie. Seguidamente, Caldas presenta una serie de extraños
hallazgos como los del esqueleto de una danta americana en Francia, que si bien esta podría ser una
evidencia de que el clima del planeta ha cambiado. El autor de la memoria sobre el influjo del clima
prefiere atribuir estos fenómenos a la directa intervención divina:“¿Estas reliquias seràn, como lo
ha pensado un sabio y piadoso naturalista (Mr. Puche)... como un efecto de la diestra vengadora
del criador contra los crímenes espantosos de los Hombres? Esta es mi opinion...”. Ibidem, p. 217.
120 HUMBOLDT, Alexander von, Carta dirigida a A.G. Humboldt, Lima, noviembre 24 de 1802, en
Cartas Americanas, op. cit., p. 87. Ver también ibidem, p. 90.
121 Es interesante una carta que Humboldt dirige al entonces presidente de los Estados Unidos
en la que, con una elegante diplomacia, se presenta con intereses comunes a los de Jefferson:
“J´aimerais Vous parler encore d’un objet que Vous avez si ingénieusement traité dans Votre
ouvrage sur la Virginie (Jefferson 1783 y 1788), des dents de Mammot que nous avons découvert
dans les Andes de L´Hemisphère austral à 1700 toieses de hauteur sur l’Océan Pacifique. Mon
ami le Comte Cuvier en donnera la description anatomique. Ce serait abuser de Vos bontés
que vous entretenir plus longtems et je me borne à Vous répéter les assurances de la profunde
vénération avec laquelle je serai toute ma vie”. HUMBOLDT, Alexander von, Carta dirigida a
Thomas Jefferson, Filadelfia, mayo 24 de 1804, en Alexander von Humboldt Briefe aus Amerika
1799-1804, Akademie Verlag, Berlín, 1993, pp. 292-293.
122 GERBI, op. cit., p. 514.
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Como lo hemos visto, Humboldt se presenta como un defensor de la naturaleza americana y de sus habitantes, pero llama la atención que las diferencias entre el Viejo y el Nuevo Mundo se sigan presentando en términos de la tradicional
dicotomía entre cultura y naturaleza. Además de estos planteamientos generales
de su obra, en el prospecto a la Geografía de las plantas se leen opiniones claves
de la visión de Humboldt frente a la naturaleza americana y la cultura europea. A
pesar del ‘americanismo’ en sus descripciones del Nuevo Mundo, el autor deja ver
con claridad el contraste entre cultura y naturaleza, una vez más, la tensión entre
el imperio del hombre y el imperio de la naturaleza toma una forma particular en
lo que se refiere a la geografía de las plantas:
“Los pueblos del Norte no disfrutan de esta ventaja, por que los individuos enfermos que el amor de la ciencia, ó del luxo refinado hace
que se cultiven en estufas, solo les presentan una devil forma de la
magestad de las plantas equinoxîales; pero la cultura y riqueza de sus
idiomas, la imaginacion y sensibilidad de sus Poetas, y Pintores les
ofrecen un manantial inagotable de conpensasiones. El Autor de Virginia, les presentò la pintura de la vegetacion de las Indias: el pinsel
de Hodges les copió los bosques antiguos de las riveras del Ganges; y
estas producciones del arte imitador, estas pinturas de la Naturaleza
se multiplicaràn mucho mas quando la Geografia de las Plantas haya
manifestado con toda claridad el contraste de formas que presentan
los vegetales en las diferentes regiones del globo”.123
En una de las cartas que ya comentamos, una vez ha descrito el continente
con términos paradisíacos, Humboldt señala: “Quizá no exista en todo el universo
un país donde se pueda vivir de modo más agradable...”. Pero, a sus ojos, la ausencia de civilización es evidente: “Los habitantes son dulces, buenos y conversadores, en verdad despreocupados e ignorantes, pero sencillos y sin pretención...
la única cosa que se podría lamentar en esta soledad es permanecer ajeno al progreso de la civilización y de la ciencia en Europa y estar privado de las ventajas
que resultan del intercambio de ideas”.124 En otra carta, el viajero prusiano nota:
“Aquí se está completamente separado del mundo...como en la luna”.125
123 HUMBOLDT, Alexander von, “Prospecto. Geografía de las Plantas.”, Archivo del Real Jardín
Botánico de Madrid, op. cit., folio 8; Semanario, op. cit., p. 138.
124 HUMBOLDT, Alexander von, Carta dirigida a A. G. de Humboldt, op. cit., pp. 51-52.
125 HUMBOLDT, Alexander von, Carta dirigida a Willdenow, México, abril 29 de 1803, op. cit.,
p. 98.
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Es a través de la ciencia y el arte que los hombres adquieren la libertad, en la
medida en que se conoce el orden de la naturaleza los hombres de luces pueden,
al mismo tiempo, disfrutar de su belleza y proclamar dominio sobre ella. Si bien
los europeos no siempre cuentan con las ventajas naturales de América, tienen
algo fundamental y sin lo cual incluso las riquezas naturales pierden sentido. Es a
través de la cultura, que es posible la comprensión y apropiación de la naturaleza,
y esto en la medida en que el explorador puede recorrer el mundo y construir una
imagen ordenada del mismo bajo formas de representación que dominen el tiempo y el espacio. “De esta manera es que las luces influyen sobre nuestra dicha
individual, haciéndonos vivir a un tiempo en lo presente y en lo pasado, reuniendo en torno de nosotros cuanto ha producido la naturaleza en los climas más
diversos, e iniciando nuestras relaciones con todos los pueblos de la tierra”.126
Una vez más, vemos como la ciencia que propone Humboldt es en esencia
integradora y busca un único orden para la naturaleza entera. Si Buffon se concentra en las diferencias, Humboldt quiere ver las similitudes. Semejanza y diferencia, estos parecen conceptos fundamentales para entender los debates sobre
el Nuevo Mundo y es en ese marco que podemos explicar el “americanismo” de
Humboldt.
La obra de Humboldt es un gran esfuerzo por comprender el Nuevo Mundo
como parte de un único universo y de un orden mundial, tanto en términos de su
geografía y naturaleza, como de su historia. Se ha dicho en repetidas ocasiones
que Humboldt es una especie de padre del americanismo y se le agradece el haberle otorgado al Nuevo Mundo un lugar digno en el orden mundial, pero no debemos pasar por alto que este proceso de incorporación requiere de una traducción
del Nuevo Mundo a marcos de referencia europeos, ‘universales’, y que esta es
una forma de eurocentrismo en cierta forma más efectiva que las tesis excluyentes
de autores como Hegel.
126 HUMBOLDT, Alexander von, “Geografía de las Plantas”, en CALDAS, Francisco José,
Semanario del Nuevo Reino de Granada, op .cit., 1942 , tomo II, p. 45.
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7. Ilustración y eurocentrismo
en el Nuevo R eino de Granada
La conquista y el dominio del Nuevo Mundo fueron determinantes en la consolidación de Europa como centro cultural, histórico y político del mundo moderno.
La geografía, la medicina, la historia natural, el estudio de los distintos habitantes
de América, son todas prácticas que han facilitado la consolidación de un orden
europeo del mundo; proceso que se extiende desde el ‘descubrimiento’ hasta el
siglo XIX.
El uso del término eurocentrismo podría ser problemático si se supone que
Europa es un actor discreto y homogéneo, pues resulta evidente que dentro de lo
que se entiende por Europa nos encontramos con una diversidad cultural notable
y con centros y periferias geográficas, culturales y económicas. Sin embargo,
de lo que se trata es precisamente de aprender sobre el proceso de construcción
de la idea de una Europa homogénea, de consolidación de ‘Occidente’ como una
entidad geográfica y cultural, lo cual es sólo posible en la medida en que se enfrenta con algo distinto, y se crea el referente de un ‘otro’ común a todo al mundo
cristiano. De esta manera, se trata de un proceso claramente relacionado con la
exploración del resto del mundo y que hace que Italia, España y Portugal y más
tarde Inglaterra, Francia, Holanda y Alemania, a pesar de sus enormes diferencias incluso dentro de dichas naciones, se puedan ver como una comunidad con
intereses comunes y rasgos familiares que se enfatizan en la medida en que se
conquista el Nuevo Mundo.
Tanto ‘Occidente’ como ‘Europa’ son categorías que deben ser explicadas
históricamente1 y podemos decir que su sentido más frecuente en la actualidad,
es el resultado de una forma de entender la historia como una secuencia lineal e
ininterrumpida que va de lo que se ha llamado la antigüedad clásica a la Ilustración europea. La idea de una historia del mundo en la cual el mundo griego, el
mundo latino y cristiano y el Renacimiento Italiano se presentan como precurso1
Ver DUSSEL, Enrique, “Europa, modernidad y eurocentrismo”, en LANDER, Edgardo (Compilador) La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. perspectivas latinoamericanas, Buenos Aires, CLACSO, 2000, pp. 41-53.
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res de la Ilustración europea es falsa y excluyente,2 pero como lo hemos visto,
resulta natural para los Ilustrados y muy familiar entre nosotros.
En un sentido general, el eurocentrismo se refiere a creencias ampliamente
compartidas por pueblos europeos y euro-americanos y que adquieren un grado de formalización mayor en el siglo XIX, de que sus tierras habían sido los
sitios del “genuino desarrollo histórico” y, por lo tanto, de que sus experiencias
constituían un estándar frente al cual era posible medir el desarrollo de otras
sociedades. Así, Europa y los supuestos culturales europeos son construidos y
asumidos como sinónimo de lo normal, lo natural o lo universal.3 Una perspectiva interesante alrededor de este problema es la que ofrece Arif Dirlik, quien
nos recuerda que el verdadero poder de una mirada eurocéntrica no está en la
exclusión de “los otros”, sino por el contrario en su inclusión, en la inscripción
del mundo entero dentro de un orden y un único sistema.4 El eurocentrismo no
se puede reducir a un problema de ‘prejuicios’ europeos, y no es un asunto falta
de simpatía con otros lugares u otras culturas, no es un problema de ‘buenos’
o ‘malos sentimientos’ para con los demás. De tal manera que será interesante
examinar cómo las prácticas científicas en la periferia de los imperios europeos
y los proyectos de las elites americanas del siglo XIX, muchas veces relacionadas con el fortalecimiento de la autonomía e independencia de las nuevas
naciones, forman parte de la consolidación de un orden mundial eurocéntrico.
El Semanario nos ofrece un valioso material para examinar este problema en
la Nueva Granada de comienzos del siglo XIX. Los intereses científicos de sus
autores, así como la geografía, la naturaleza y la población de América, tienen
como referente fundamental la literatura europea sobre dichos temas. Los criollos, para formar parte del mundo del conocimiento e ingresar a la ‘República
de las Letras’ deben incorporarse a una tradición científica y literaria propia de
los hombres de ciencia, viajeros y naturalistas europeos. De modo que es necesario describir las formas en que la mirada de las elites criollas se identifica
o se diferencia con la del viajero o el escritor europeo, y de qué maneras estas
prácticas son formas de construcción del criollo como agente del orden y de la
organización social en la Nueva Granada.
2
Realmente el término más adecuado sería ‘incluyente’ ya que su éxito está en haber incorporado
como propias muchas otras culturas.
3
ASHCROFT, Bill, GRIFFITHS, Gareth y TIFFIN, Helen, Key concepts in post-colonial studies,
Londres, Routledge, 1998, pp. 90-91. Para una perspectiva latinoamericana sobre el tema del
eurocentrismo veáse LANDER, Edgardo, (comp.), La colonialidad del saber, op. cit.
4
DIRLIK, Arif, “History without a center? Reflections on Eurocentrism”, en FUCHS, Eckhardt y
STUCHTEY, Benedikt (eds.), Across Cultural Borders: Historiography in Global Perspective,
Lanham, MD, Rowman and Littlefield, 2002, p. 252.
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De este modo, será posible revisar algunas nociones idealizadas de autores que suelen ser presentados como redentores de lo americano y cuyos puntos
de vista han sido celebrados por combatir la tradicional mirada eurocéntrica del
Nuevo Continente. Nos interesa mostrar de qué manera el euro-americano, si bien
reaccionó frente a autores que presentaron a América en términos peyorativos y, a
su juicio, sin fundamento, asumió como propios los marcos de referencia y autoridad de tradiciones europeas, hizo uso de las mismas estrategias e instrumentos de
dominación, y nunca abandonó la ‘mirada del viajero’. En este sentido, el criollo
juega un papel vital en el proceso que hizo de América, su naturaleza y sus habitantes parte de la cultura europea.
Una cuidadosa revisión del ‘americanismo’ criollo nos permitirá repensar
algunas ideas tradicionales sobre las nociones de patriotismo y nacionalismo que
han formado parte de la historiografía de la independencia americana, bajo la cual
los criollos ilustrados suelen presentarse como agentes centrales y protagonistas
de un proceso revolucionario, y promotores de ideales de libertad e independencia
nacional.
Para abordar esta problemática del eurocentrismo es oportuno recordar que
a lo largo del Semanario encontramos un marcado interés por integrar la Nueva
Granada dentro del orden mundial. Esto se hace visible en relación con su ubicación en el espacio –en un sistema de referencias y coordenadas europeas–, y en
el tiempo –en una línea de continuidad desde la cual se comparte un pasado y un
futuro con Europa–. (Capítulos 3.3.2 y 8.1) Tal y como hemos podido apreciar a lo
largo de los temas tratados en este libro, el eurocentrismo adquiere mayor vigor
en la medida en que se establecen ciertas formas de conocimiento, de educación
y de organización social y económica que se proclaman como universales y absolutas y por lo tanto son la negación de cualquier otra forma de actuar. Como
vimos en el caso de Humboldt, quien fue reconocido por combatir ciertas ideas
despectivas sobre el clima, la naturaleza y la historia de América, fue al mismo
tiempo un poderoso vocero de un orden mundial cuyo claro eje de referencia es
indiscutiblemente europeo. Así, más que un esfuerzo por romper los lazos con
Europa, lo que apreciamos en las actividades intelectuales y culturales de los
españoles americanos de la Nueva Granada es un marcado interés de integración
y un afán de reconocimiento como legítimos miembros de una comunidad civilizada, cristiana, dominante y expansiva.
El afán criollo por darle un lugar a América dentro de la historia y la geografía del mundo, del Viejo Mundo, su necesidad de mantener vínculos y de pertenecer a la cultura europea, hace de los españoles-americanos de comienzos del siglo
XIX partícipes y beneficiarios de la consolidación de un orden mundial europeo.
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7.1 La mirada del viajero naturalista
En la discusión sobre la constitución de sujetos, en el estudio de las relaciones
entre política y epistemología y en el intento por caracterizar el eurocentrismo
de la Ilustración americana, debemos indagar sobre el “lugar”5 desde el cual
se construye la mirada de los autores del Semanario, y explicar en qué marcos
de referencia se ubican los criollos letrados al describir las distintas regiones,
los recursos y los habitantes de la Nueva Granada. Dicho problema ya ha sido
abordado a lo largo de este trabajo en la medida en que comentamos los distintos
rasgos de los discursos letrados, sus intereses, sus marcos de referencia, el uso
de instrumentos y medidas, y la retórica de la precisión y la objetividad, pero es
necesario describir con mayor claridad algunos elementos de la visión criolla de
América que está directamente relacionada con la mirada de lo viajeros y exploradores europeos.
Los criollos encuentran ventajosa su posición, tanto frente a la mirada superficial del explorador pasajero, como ante la falta de rigor y método del nativo
sin educación. En ocasiones enaltecen la autoridad de una perspectiva local y al
mismo tiempo parecen hacer propias las formas de observar y narrar, los instrumentos, y en general la mirada del explorador y la distancia que éste toma frente
a un mundo desconocido. En las distintas memorias del Semanario es común que
los autores asuman como propia la perspectiva del viajero que proclama una experiencia de primera mano de la naturaleza, una visión directa, circunstanciada y
confiable; pero que al mismo tiempo toma distancia y se diferencia de su objeto
de estudio. Es en este sentido que el criollo se identifica con los naturalistas que
han visitado el Nuevo Mundo haciendo uso de los mismos marcos de referencia
propios de la conquista europea.
No sería posible comprender a cabalidad la cultura ilustrada sin explicar el
papel que jugaron los viajes de exploración; estos son un componente imprescindible del proceso cultural a través del cual Europa consolida su dominio sobre el
mundo. Es a través de los escritos de los exploradores que el mundo entero llega a
Europa. La domesticación de la tierra y todas sus criaturas en buena parte recaen
sobre el trabajo de los exploradores y se hace realidad en sus obras. Los libros
sobre viajes y exploración “le permitieron a los habitantes de Londres, París o
5
La expresión “locus de enunciación” es utilizada por MIGNOLO, Walter, “Herencias coloniales
y teorías poscoloniales”, en GONZÁLEZ STEPHAN, Beatriz (comp.), Cultura y Tercer Mundo.
Cambios en el saber Académico, Caracas, Nueva Sociedad, 1996. Este autor se refiere al locus de
enunciación que en nombre de la racionalidad, la ciencia y la filosofía afirmó su propio privilegio
sobre otras formas de racionalidad.” Ibidem, p. 121.
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Ilustración y eurocentrismo en el Nuevo Reino de Granada
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Madrid convertirse en ciudadanos del mundo en la medida en que fueron sus
testigos virtuales”.6
Desde Marco Polo hasta Humboldt, pasando por una amplia variedad de estilos, géneros y autores, el mundo sería puesto literalmente en las manos del público
letrado de Europa.7 El género de la literatura de viajes, si bien no es exclusivo de la
Ilustración, tuvo un notorio crecimiento en el siglo XVIII y adquirió un espectro
geográfico cada vez más amplio que pretendía cubrir la totalidad del globo terrestre, desde los polos norte y sur, cubriendo todos los continentes, todos los océanos,
ríos, montañas y volcanes, todos y cada uno de los objetos y criaturas de la tierra.
Se trata del cometido europeo por comprender, abrazar, y rodear la totalidad de la
tierra. Los grandes viajes de exploración, son una práctica de gran interés público,
político y científico en el siglo XVIII. Además de Humboldt, entre los viajeros
más destacados debemos mencionar los viajes de John Byron, (1723-1786); Jean
Francoise de Galaup Lapérouse, (1741-1788); Samuel Wallis, (1728-1795); Louis
Antoine de Bougainville, (1729-1811); y James Cook, (1728-1779) .
Algunos títulos de publicaciones del siglo XVIII nos dan una idea del propósito europeo de comprender y cubrir el mundo entero: A New Voyage round
the World (1697) de William Dampier; A journal of a voyage round the World in
H.M.S. endevour (1768-1771), de James Cook; A voyage round the World performed in the years 1785, 1786, 1787 y 1788 by the Boussole and Ast, de Jean F. G.
de Lapérouse; Voyage around the world (1790-1792) de Charles Fleurieu, A view
of the universe (1777) de Georg Forster, Voyage outour du monde (1771) de Louis
Antoine Bouganville, A Voyage around the World in the years MDCCXL (1748) de
George Anson; Voyage round the World in the years 1803, 1804, 1805 and 1806,
de Urey Lisiansky y Cosmos (1834-1859) de Humboldt.8 El viajero ilustrado, el
naturalista explorador, a diferencia de los marineros, los soldados e incluso de los
conquistadores es un autor de gran reconocimiento. El explorador científico del
siglo XVIII es un hombre de letras, muy probablemente aristócrata, miembro de
las elites sociales y científicas de Europa. Equipados con un arsenal de instrumentos diseñados para la recolección de información sobre la geografía, sobre los
recursos naturales, el clima y los habitantes de cualquier lugar del planeta, estos
personajes y sus aparatos encarnan el poder de la ‘civilización’, de la ciencia y la
tecnología europeas.
6
PIMENTEL, Juan, Testigos del Mundo, op. cit., p. 218.
7
Sobre la proliferación del género desde el renacimiento hasta el siglo XIX, ver PIMENTEL, Juan,
Testigos del Mundo, op. cit., capítulo 6: “Los libros del Mundo: las colecciones de viaje como
género de la Ilustración”, pp. 215-249.
8
Ver ibidem, pp. 218-230.
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España no es la excepción y cuenta con una tradición importante en la exploración del continente americano. Los viajes de exploración científica al continente americano desde el ‘descubrimiento’, pero particularmente durante la
Ilustración, constituyen episodios de central importancia en la historia de las
ciencias y de la cultura, tanto en España como en América, y tuvieron un visible impacto sobre los proyectos culturales y políticos de las élites de las nuevas
naciones americanas. En este sentido vale la pena recordar los proyectos francoespañoles, y la expedición geodésica para medir un arco de meridiano en latitudes boreales y ecuatoriales auspiciadas por la Académie Royale des Sciences
para resolver la polémica sobre la forma de la tierra. Además del equipo francés
en este proyecto tomaron parte los españoles Jorge Juan y Antonio de Ulloa. Las
políticas de la corona bajo el reinado de Carlos III tenían como uno de sus ejes
centrales grandes proyectos de exploración del territorio y los recursos naturales
americanos.9 En este periodo se destacan: la expedición a Perú y Chile de Hipólito Ruiz y José Pavón, quienes viajaron en compañía del francés Joseph Dombey
entre 1777 y 1788; los viajes a la parte norte de la América española hechos por
Martín de Sesse y Alessandro Malaspina (1789-1794) y la ya comentada Real
Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada (1783-1815), al mando de José
Celestino Mutis.
Mucho se ha escrito sobre el papel que jugaron los intereses políticos, las
instituciones académicas, los museos y jardines en Europa en la exploración científica del mundo.10 Sin embargo, igualmente importante es explicar – tal y como
lo hemos hecho para el caso de Humboldt - cómo el viaje y los trópicos son transformados en laboratorios móviles que permitieron combinar una gran cantidad
de información y de experiencias fuera del alcance del naturalista en su gabinete
de historia natural.
Como hemos visto, la colonización y la conquista del Nuevo Mundo no se
pueden reducir a un asunto de dominación militar, o comercial. Los conquistadores del Nuevo Mundo no se restringen a sanguinarios militares, corsarios o
funcionarios de la administración colonial; de manera muy efectiva, la conquista
europea del mundo estará en manos de naturalistas, geógrafos, cronistas, botánicos, químicos y médicos. Tampoco se trata simplemente de intereses comerciales,
de ambiciosos cazadores de oro y plata o de nuevos recursos naturales para Euro9
Ver PUIG-SAMPER, Miguel Ángel. Las expediciones científicas durante el siglo XVIII, Madrid,
Akal, 1991; o NIETO, Mauricio, Remedios para el Imperio: Historia Natural y apropiación del
Nuevo Mundo, Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2000.
10
MILLER, David Philip y REIL, Peter Hanns, (eds.) Visions of Empire: Voyages, Botany and
Representations of Nature, Cambridge, Cambridge University Press, 1996. Ver NIETO, op. cit.
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pa (como el melón de agua, café, coco, piña, cacao, maíz, azúcar, algodón, índigo,
quina, etc.). Se trata de un proceso de consolidación de un nuevo orden social y
natural del mundo entero.
El viaje es una legítima actividad científica y el medio para un gran cambio
en la visión del mundo y de la naturaleza, así como en una transformación de la
visión del hombre, en particular del hombre europeo, que en su encuentro con
otras culturas reafirma y construye su identidad como paradigma de cultura y
civilización. Esto, como ya lo hemos comentado para el caso de Humboldt y Caldas, es posible gracias al conjunto de instrumentos materiales y conceptuales con
que cuenta el explorador ilustrado. El viaje es entonces un elemento central en la
nueva visión de la naturaleza, ya que permite nuevas asociaciones y relaciones
entre la diversidad y variedad geográfica del planeta. El libro de viaje narra la
lucha del hombre con la naturaleza y las más de las veces es una celebración del
triunfo del hombre europeo sobre lo salvaje, de la civilización sobre la barbarie,
del orden sobre el caos. La historia de la exploración europea del Nuevo Mundo
constituye una prolongada y penosa configuración del orden de la naturaleza,
un orden que para el europeo de la Ilustración obedece a la disposición divina
del mundo y que está a su vez al servicio del hombre que esté en capacidad de
comprenderlo. El impacto cultural y el interés publico en la literatura de viajes
tiene que ver también con que éstos combinan el conocimiento, la precisión de las
observaciones, con la aventura y el entretenimiento; se trata, en muchos casos, de
narraciones épicas y heroicas.
Al mismo tiempo, los testimonios de los viajeros se convirtieron en fuentes
para muchos otros autores que, sin salir de Europa, recrearon el mundo entero
alimentados por estos escritos. Este es el caso de autoridades que escribieron
sobre América desde el siglo XVI, como Pedro Mártir de Anglería y reputados
naturalistas, historiadores y filósofos de la Ilustración como Buffon, Robertson,
Kant o Hegel. Los grandes hombres de ciencia que permanecieron en Europa se
vieron obligados a leer y referirse a los exploradores. De este modo, el proyecto
ilustrado de las grandes enciclopedias era en gran parte la recreación de la exploración del planeta.
Como ya se dijo, todos estos son elementos de central importancia para entender la obra de los naturalistas neogranadinos del siglo XIX. Caldas y otros autores del Semanario se vieron a sí mismos y escribieron como viajeros que no sólo
se sorprenden y gozan la belleza de lo exótico y la exuberancia de una naturaleza,
sino que asumen el papel de descubridores. Así, el viaje es parte de los elementos
comunes y de distinción de los letrados tanto europeos como americanos. Sin embargo, el viaje, como la geografía o la historia natural, tiene un sentido particular
para los criollos. Por un lado, está el viaje de exploración del territorio americano,
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sus excursiones y travesías en un territorio vasto y en gran parte desconocido,
pero que reclaman como propio. Por otro, e igualmente importante para los criollos, es el viaje desde América a Europa, que como veremos tiene un profundo
sentido de fortalecimiento de lazos y de pertenencia a Europa. Las grandes travesías a Europa, los viajes trasatlánticos al Viejo Continente no tienen el sentido
tradicional de la literatura europea de viajes a lo ‘salvaje’, a lo ‘exótico’ o a lo
‘primitivo’; no es un viaje al pasado sino, por el contrario, a la cuna de la cultura, a
la ‘civilización’, a la ‘madre patria’ para algunos y, en cierto sentido, al futuro. Se
trata de un viaje en el que se adquieren conocimientos pero no del examen directo
de la naturaleza, sino del mundo de las artes y las letras. Estos viajes fortalecen
su sentido de pertenencia a campos científicos y culturales de una Europa que no
se limita a España y crean vínculos con las comunidades letradas europeas, con
la sociedad a la que los criollos siempre quisieron pertenecer.11 En el número 35
del Semanario se publica un “Aviso al Público” que nos permite apreciar la conciencia de los criollos ilustrados sobre la importancia de los viajes a la metrópoli
como una forma de educación. Al reseñar la llegada a la Nueva Granada de José
María Cabal, Caldas comenta:
“D. José Maria Cabal acaba de llegar de Europa. Este joven lleno del
fuego sagrado de las Ciencias, y de aquella sed inextinguible de saber,
se consagró con todas sus fuerzas al estudio de la Chîmica y de sus ramos auxiliares en Cadiz, en Madrid, y últimamente en Paris. Al lado de
los hombres mas grandes, oyendo las lecciones de Vauquelin, Proust,
Berthollet por el espacio de siete años, familiarizado con Laplace... ha
recogido un cúmulo de conocimientos que le honran. Buen ciudadano,
abandonó la Europa y toda su pompa por traer al seno de su patria las
luces de que tanto necesita... El desea entregarse enteramente á este
trabajo interesante à su patria y à sus conciudadanos…”.12
Es en este sentido que el mismo José María Cabal insiste sobre la importancia de viajar como forma de educación: “… Todo hombre debería viajar aunque
la necesidad no lo obligara, solo por abrir los ojos a tantas cosas nuevas que hay
en el mundo. Es increíble lo que instruye el trato con distintas gentes, se ven sus
usos, sus costumbres… Del modo en que me es posible yo no dejo de aprovecharme de estas costumbres”.13
11
Al respecto, ver SILVA, Los ilustrados de Nueva Granada op. cit., pp. 130-149.
12
CALDAS, Francisco José “Aviso al Publico”, Semanario del Nuevo Reyno de Granada, núm. 35,
septiembre 3 de 1809, pp. 254-256.
13
CABAL, José María, citado por SILVA, op. cit., p. 124.
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Juan Eloy Valenzuela, refiriéndose a la importancia de visitar Europa para
la educación de los jóvenes y proponiendo un sistema de ayudas para este fin, comenta: “Sabido es el espíritu de viajar que se ha difundido por la Europa, sabido
es que éste es el medio por el que se adquieren más fácilmente los conocimientos
políticos, económicos y literarios, con que se crían las ciencias y las artes y los
grandes establecimientos en los países incultos”.14
Además de los viajes a Europa, también podríamos mencionar los viajes
que hacen algunos jóvenes de provincia a Santafé para educarse. Tal es el caso de
Caldas y muchos otros criollos de la Nueva Granada que deben dejar su provincia
de origen para poder acceder a una educación y a círculos sociales que ofrece la
capital del virreinato. Sin negar la importancia que revisten estos viajes para las
elites criollas y su necesidad de educación universitaria, nos ocuparemos aquí con
cierto detalle de los viajes como una forma de ver el territorio americano, el viaje
a través de un mundo que es a la vez propio y extraño. Entre los neogranadinos
el viaje es una forma de narrar, una forma de ver y de dominar y apropiarse de lo
extraño que al mismo tiempo les permite tomar distancia, separarse de los nativos
y ver el Nuevo Mundo ‘desde Europa’.
Las memorias del Semanario no son exactamente crónicas de viaje y, sin
embargo, es común que sus autores hagan uso del ‘viaje’ como una forma de
narración, un modo de conocimiento que les permite presentar sus observaciones
sobre América y escribir sobre su propio continente. En parte, esto se explica
porque muchos de ellos, como Caldas, recorrieron distancias y visitaron lugares
relativamente apartados; también, y no menos importante, por la obvia influencia
de la literatura de viajeros. Veamos algunos ejemplos. A pesar de no ser este un
diario de viaje ni de narrarlo como en otros casos en primera persona, José María
Salazar que presenta la Sabana de Bogotá como la vería un viajero que viene de
la costa, presumiblemente de Europa:
“Entre las llanuras inmensas de la América Meridional obtiene Bogotá
un lugár distinguido, y es de las mas hermosas que pueden presentarse
al viagero: Quando este abandona los lugàres bajos de la costa... y
sube esta altura prodigiosa que le separaba de nosotros, de repente
se ofrece à sus ojos el mas agradable espectáculo, y un nuevo orden
de objetos recrea deliciosamente su imaginación... aquí se ofrese un
sobervio quadro muy propio para encantar la vista”.15
14
VALENZUELA, Juan Eloy, citado por SILVA, ibidem, p. 133.
15
SALAZAR, José María, “Memoria descriptiva del pais de Santafé de Bogotá”, op. cit., pp.
161-162.
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Páginas más adelante, el autor agrega: “El canto de las aves, el ruido ò susurro de las hojas anima este risueño aspecto, que a cada paso mueve la atencion
del viagero excitando su curiosidad”.16
De manera similar, José Manuel Restrepo en su texto sobre la Provincia de
Antioquia, también su lugar de nacimiento, narra sus observaciones y experiencias al estilo de un explorador, de un visitante de paso por tierras desconocidas:
“De la agradable temperatura de este valle se eleva el viagero poco á poco a la
cima de la gran cordillera...”.17 Líneas después, agrega: “Cansado de sufrir este
clima abrasadór me dirijo al Este, y en seis horas de camino respiro el aire fresco, y agradable del Valle de Osos... Su pobre, y triste vejetacion solo se compone de robles melancólicos...”18 “Dejemos estos desiertos, avancémonos un poco
ácia el Oriente y recorramos el valle de Medellín”.19
La identificación del narrador con el viajero es frecuente entre los autores del
Semanario y Caldas, desde luego, no es la excepción; al encontrarse en medio de
una tempestad describe sus impresiones y marca la diferencia con el lugareño:
“En medio de este conflicto el viagero empalidece cuando el habitante
del Chocò duerme tranquilo en el seno de su familia. Una larga experiencia le ha enseñado, que las resultas de estas convulsiones de la naturaleza son pocas veces funestas, que todo se reduce á luz, agua, ruido, y
que dentro de pocas horas se restablece el equilibrio y la serenidad”.20
La figura de Caldas nos permite profundizar este rasgo del hombre de letras
americano. Caldas regresa a su ciudad natal, Popayán, sin terminar sus estudios y
se dedica a actividades comerciales, las cuales lo obligan a viajar a través del reino
por variados climas. Como buhonero tuvo que cargar sus mulas con mercancía para
vender, pero su equipaje pronto debió incluir otras piezas esenciales: sus instrumentos científicos que como hemos visto, para él se convirtieron en una pasión y en una
necesidad casi vital. No menos importante y determinante para el astrónomo de
Popayán, fue su fascinación por los escritos de los hombres de ciencia que visitaron
16
Ibidem, p. 208.
17
RESTREPO, José Manuel, “Ensayo sobre la Geografía, producciones, industria y poblacion de
la Provincia de Antioquia en el Nuevo Reyno de Granada, por el D.D. José Manuel Restrepo,
Abogado de la Real Audiencia de Santafé de Bogotá”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada,
núm. 6-12, febrero 12 a marzo 26 de 1809, p. 85.
18
Ibidem, p. 87.
19
Ibidem, p. 89.
20
CALDAS, Francisco José, “Estado de la Geografía del Vireynato de Santafé”, op. cit., p. 18.
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América y que publicaron sus diarios y crónicas en Europa. Leyendo los libros disponibles entre el círculo de sus amistades y parientes, Caldas, como lo explicamos
en el capítulo 2, desarrolló una apasionada afición por la historia natural, la geografía y la astronomía. Estimulado por la lectura de viajeros, Caldas se convierte en un
atento observador de la naturaleza y sus viajes de negocios tienen un sentido que va
mucho más allá de vender mercancías. Entre las reiteradas pesquisas y solicitudes
de libros y lecturas de Caldas, no son pocas las que se refieren a la literatura de viajes. “Si usted sabe de algunos autores que traten de este Nuevo Reino, de América
o de las cosas que nos pertenecen, no deje usted de avisarme. De esto me nació una
idea que le comunico, y que estoy haciendo mis apuntamientos, y quisiera tener
guía por lo perteneciente a la parte botánica”.21
Aprovechando sus frecuentes viajes, realizó mediciones de altitud, temperatura, y determinó la posición astronómica de los diferentes lugares que visitó.
Recopiló así una significativa colección de datos topográficos y astronómicos.
Ya en 1795, en una de sus primeras comunicaciones con Santiago Arroyo, Caldas
deja ver sus intereses por los temas científicos, los cuales son inseparables de la
exploración y el viaje:
“Para llenar estos días vacíos de negocios, y separado de las conversaciones de los ciudadanos, me ha llamado la naturaleza: ella me
encanta, me arrebata, y ya estoy hecho un observador común: todo
me llama la atención y mueve mi curiosidad... La multitud de plantas
nuevas para mí y verdaderamente raras me han llenado muchas horas;
los peces, animales, ríos, colinas, genios, usos, costumbres, comercio,
población, vicios y virtudes de sus habitantes llenan todos mis momentos. Una cadena de observaciones y discursos me divierten mis flatos,
de que estoy bien mejor. Ojalá hubiera hallado este medio diez años
antes. De esto ha renacido en mi corazón el deseo de ver los autores que hayan escrito de nuestras Provincias. Aunque hay algunos de
poca crítica y de estilo poco agradable, me divierten porque esparcen
muchas luces en el asunto. Tengo al P. Gumilla, al P. Julián y a M. La
Condamine en su viaje hecho de Quito por el Marañon. Deseo tener el
que hizo este académico desde Europa hasta Quito”.22
21
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Jagua, diciembre 9 de 1795, en
BATEMAN y ARIAS DE GREIFF (eds.), Cartas de Caldas, op. cit., p. 25.
22
Idem. Según los editores, Caldas se refiere al Padre José Gumilla, autor de El Orinoco Ilustrado
y al Padre Julián, autor de La Perla de la América, descripción de la provincia de Santa Marta.
Idem, notas al pie núm. 6 y 7.
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Caldas escribirá diarios de viaje como los exploradores que ha leído, en los
que consigna datos de temperatura, altura, latitud, entre otros datos de interés sobre el territorio, la naturaleza, e incluso las personas. Es oportuno recordar que el
primer escrito que Caldas piensa publicar es un diario de viajes, según le escribe a
Arroyo años después. “Para no ocultar nada a un amigo que merece mi confianza, estoy dando a mis trabajos la forma de viaje, con este título: Viajes de Caldas
hechos en diferentes tiempos...”.23 Caldas insiste en su objetivo de recoger sus
observaciones en forma de “narración de viaje”: “Yo sigo con tesón en digerir mis
observaciones y darles forma de viaje...”.24 Pero para esto necesita “mil cosas”
que, como bien sabemos por sus constantes solicitudes, consisten básicamente en
instrumentos y libros.
Para escribir como explorador no es suficiente con visitar algún lugar remoto, se requiere de un entrenamiento especial, y tan importantes como sus propias
observaciones son los escritos de aquellos que le han precedido en visitar el mismo lugar (o lugares parecidos) o de quienes simplemente han recorrido el mundo
con preocupaciones, preguntas e instrumentos similares. Un viajero tiene que ser
un ‘hombre de mundo’ y, como tal, tiene que estar en capacitado para hacer comparaciones con otros lugares, de ahí la necesidad de conocer los escritos de otros
exploradores.25 Si recordamos el caso de Humboldt, vemos con claridad que lo
que primero hace es hacerse a una amplia literatura sobre América y afanosamente busca todas las narraciones de anteriores exploradores. (Capitulo 6)
Entre las lecturas que son significativas para Caldas encontramos los escritos de viajeros europeos en América como Gumilla, La Condamine, Jussieu,
Humboldt, Ruiz, Pavón, Juan y Ulloa, a quienes tendrá como referentes frecuentes en su trabajo y a quienes quiso emular en sus escritos. Un referente importante
para Caldas será la expedición comandada por Charles Marie de La Condamine
a quien acompañaron los naturalistas franceses Louis Godin, Pierre Bouger, Joseph de Jussieu y los españoles Jorge Juan y Antonio de Ulloa.26 Esta expedición
23
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, marzo 20 de 1801, ibidem,
p. 61.
24
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, abril 5 de 1801, ibidem, p.
64.
25
La carta que dirige Caldas a Mutis en septiembre 28 de 1804 resulta interesante para ilustrar la
importancia de establecer estas comparaciones. Allí, el autor confronta sus observaciones con
aquellas de La Condamine, Ruiz y Pavón, Bonpland y Humboldt. CALDAS, Francisco José,
Carta dirigida a José Celestino Mutis, Cuenca, septiembre 28 de 1804, en ibidem, pp. 245-247.
26
Sobre esta expedición ver LAFUENTE, Antonio y MAZUECOS, Antonio, Los caballeros del
punto fijo: ciencia, política y aventura en la expedición geodésica hispanofrancesa al virreinato
del Perú en el siglo XVIII, Barcelona, Serbal, CSIC, 1987.
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tomará para Caldas un significado especial por el sentido que reviste el proyecto
para los grandes debates científicos sobre las predicciones newtonianas en torno
a la forma de la tierra y su carácter astronómico y geodésico, pasiones que acompañarán a Caldas toda su vida. Además, esta expedición reviste una importancia
particular para el astrónomo americano por la presencia y por los escritos de Jorge
Juan, quien siendo español y habiéndose ocupado del territorio americano, Caldas
lo siente cercano y, de alguna manera, lo ve como modelo de orgullo patriótico
(español) y ejemplo a seguir. Los trabajos de estos expedicionarios españoles serán importantes para Caldas, quien quiso con avidez seguir sus pasos y conocer
sus escritos.27 Para calcular la altitud con mediciones barométricas Caldas usaría
el método de Bouger y Jorge Juan.
Sus notas de viaje y su correspondencia nos dan una idea del tipo de viajero y observador que es Caldas; con sus instrumentos va recogiendo todo lo que
puede ser objeto de medición y todos los objetos de la historia natural lo cautivan.
Esto lo podemos ver en su correspondencia, en sus publicaciones que aparecen en
el Semanario y en sus manuscritos. Sus relatos de viaje se conocen parcialmente;
en las ediciones de su correspondencia y en sus obras se publicaron cuatro textos
que nos muestran la importancia del género para Caldas: “Viaje al corazón de
Barnuevo”, “Viaje al norte de Santafé de Bogotá”, “Viaje de Quito a las costas del
Océano pacífico, por Malbucho”, (Figura 11) y “Viaje de Quito a Popayán”.28
A partir de estos escritos podemos afirmar que Caldas tenía proyectos de
viajes, con o sin Humboldt, y que no entendía el trabajo científico sin éstos.29 Sus
crónicas de viaje, además de mediciones y observaciones metódicas, son, como
en cualquier diario de viajes, la narración de aventuras, peligros y de esfuerzos
27
Caldas leyó La Figure de la Terre, de De Bouger; Introducción Historique y Mens de trois
degres, de La Condamine; y Observaciones Astronómicas, de Jorge Juan. Sobre la influencia de
esta expedición sobre Caldas veáse Díaz Piedrahita, op. cit., pp. 53-54.
28
Otras referencias al tema en CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a Santiago Arroyo, sin
lugar, sin fecha, en BATEMAN y ARIAS DE GREIFF, op. cit.; Carta dirigida a Santiago Arroyo,
Popayán, marzo 20 de 1797, ibidem; Carta dirigida a Santiago Arroyo, Popayán, abril 5 de 1801,
ibidem; Carta dirigida a José Celestino Mutis, Ibarra, agosto 8 de 1802, ibidem; y Carta dirigida
a José Celestino Mutis, Ibarra, septiembre 23 de 1802, ibidem.
29
Respecto a la imposibilidad de acompañar a Humboldt a México, Caldas le escribe a Mutis: “Ya
habrá visto usted a la fecha mis modos de pensar sobre el viaje proyectado, y que no se hará
de otro modo, sino como agrade y prescriba usted. No veré a Méjico, pero tendré un inmenso
material que poner en manos de usted, recogidos en esta Provincia, en Guayaquil, Barbacoas,
San Buenaventura, Panamá, Portobelo, Cartagena y Santafé, y esto me parece un gran círculo
para ensayo de mis observaciones”. CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José Celestino
Mutis, Quito, julio 21 de 1802, en BATEMAN y ARIAS DE GREIFF, op. cit., p. 190. Al respecto,
Bateman y Arias de Greiff señalan que este viaje tampoco habría de realizarse en su totalidad,
veáse idem, nota al pie.
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heroicos que exigen fortaleza y valentía. En una carta a Mutis de 1802, Caldas incluye un aparte de sus diarios de viaje con el objeto de compartir con su entonces
benefactor, los detalles de la aventura y las observaciones hechas en el volcán de
Imbabura, montaña que según Caldas no fue explorada antes, ni por La Condamine ni por Humboldt.30 Veamos algunos apartes de esta narración:
“El 14 de septiembre de 1802 fue el destinado para un viaje que me
tocaba tanto y me llenaba de entusiasmo. Armado de mi barómetro,
termómetro, octante y brújula, partimos con mis indios prácticos de
la montaña. Gastamos cinco horas en montar hasta nuestras cabañas
que estaban a 17 grados 11 líneas. Era ya medio día, y no pudimos emprender la subida, y resolvimos dejarla para el día siguiente. Envueltos
en nubes y penetrados de frío pasamos la tarde, y yo la ocupé en describir y diseñar algunas plantas. Mi termómetro no subió de 4½ grados
sobre la congelación. Las cabañas no tenían toda la capacidad para
mantenerse un hombre en pie, y estaban muy mal cubiertas por los
indios... Yo esperaba con impaciencia la venida de la luz, en el instante
que la percibí estaba en pie y comencé a disponerme para un viaje que
tanto deseaba. Con un báculo en la mano, y precedido de tres indios,
cargados ligeramente de mis instrumentos, partí de nuestras cabañas
con una alegría y entusiasmo extraordinarios”.31
El romanticismo de la prosa de Caldas que comentamos en el capítulo 5
adquiere su más depurada expresión en la narración de sus experiencias como
explorador. En este mismo texto describe en detalle el penoso camino hacia la
cumbre que le permite apreciar un conmovedor espectáculo:
“Yo deseaba con ardor ver este cráter desconocido, y desprecié todos
los peligros. De precipicio en precipicio llegamos a las nueve de la
mañana a la orilla del cráter, agotado de sudor y cansancio. ¡Qué espectáculo! El horror, y un secreto placer se apoderaron de mi alma. No
me cansaba de ver y de admirar de cerca a esta naturaleza espantosa.
Bocas quemadas y destrozadas, puntas, pómez, arena, azufre, nieve,
greda, precipicios y confusión eran los objetos que se presentaban a
mis ojos”.32
30
Esta carta sugiere que Caldas llevó diarios de viaje que no conocemos en su totalidad.
31
CALDAS, Francisco José, Carta dirigida a José Celestino Mutis, Ibarra, septiembre 23 de 1802,
en BATEMAN y ARIAS DE GREIFF, op. cit., p. 196.
32
Ibidem, p. 197.
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Las dificultades y peligros no vencen la pasión del explorador, aún arriesgando su vida, Caldas lleva sus instrumentos hasta lugares que nadie lo ha hecho
antes:
“Nosotros íbamos al punto más peligroso y en que iban a parar todas
las materias desprendidas de la circunferencia; yo lo veía, pero el deseo de medir su profundidad, y de tocar de cerca este lugar de horror,
me resolvió a arriesgarlo todo, y comenzamos a bajar por el lugar que
nos pareció menos rápido y peligroso. Me precedía un indio práctico
de la montaña cargado con mi barómetro, y yo le seguía a tres o cuatro
pasos de distancia... Yo temí, pero la facilidad con que había pasado
mi guía me animó y entré en el peligro. Apenas había dado tres pasos
sobre la pómez cuando veo que todo se remueve, y no pudiendo sostenerme en pie me siento, y aun en esta situación comienzo a precipitarme hacia el fondo de este espantoso cráter; creo llegado el fin de mi
vida, y doy una voz a mi guía. Este indio generoso vuelve la vista, me
ve perdido, se avanza hacia mi con una intrepidez inaudita, se arroja
al mismo peligro en que me veía, me ase del brazo derecho, me arroja a
dos varas del precipicio, y me da la vida. Mi alma pasó en este momento de todos los horrores de la muerte a los sentimientos del más dulce y
vivo reconocimiento. ¡Ah! transportado, beso la mano de mi libertador
y le testifico de todos modos mi agradecimiento. Este indio se llama,
porque es justo nombrarle, Salvador Chuquín”.33
Esta historia hace evidente esa combinación de amor por el conocimiento,
observación meticulosa y aventura que en muchos casos caracteriza la exploración científica; pero también es interesante por la no muy frecuente referencia a
los acompañantes y colaboradores de un viajero letrado. Aunque no muy comunes
y generalmente relegadas a un segundo plano, las referencias a guías, cargueros,
ayudantes o informantes locales que forman parte del apoyo con que cuentan los
viajeros, son claves para reconocer la presencia de estos colaboradores muchas veces ignorada o silenciada en la misma literatura de viajes y por sus historiadores.
La exploración científica y la literatura de viajes alimenta la idea romántica
de empresas solitarias y, por lo tanto, sus logros científicos y humanos son narrados como hazañas individuales y heroicas. Viajar por el continente americano a
finales del siglo XVIII requiere de una infraestructura amplia, de personas (guías,
cargueros, asistentes, etc.), animales de carga, instrumentos y alimentación. Si
33
Ibidem, p. 198.
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bien es obvio que Caldas, Humboldt o cualquier naturalista no puede pasearse
en solitario por la selvas o por las montañas americanas y que sus observaciones
están en gran parte mediadas por la experiencia de otros, éstos no han sido objeto de mayor interés para los historiadores de la ciencia. Los esclavos, nativos y
campesinos poseen un conocimiento sobre el territorio, sobre las plantas, sobre el
clima, sobre los habitantes de estas regiones que queda silenciado por el discurso
ilustrado. En la sección siguiente nos ocuparemos en detalle de las relaciones que
establece con los saberes locales.
7.2 Ignorantes, campesinos, zafios, charlatanes y curanderos; sus
‘fábulas’ y la ‘ciencia’ de los Ilustrados
En los distintos capítulos de esta investigación hemos descrito las prácticas científicas como mecanismos de apropiación; la geografía, la historia natural, la medicina, los estudios sobre el clima y la raza, han sido presentados como formas
de comprensión, dominio y control del espacio, de los recursos naturales y de la
población. Sin embargo, no podemos suponer una relación del explorador, naturalista, botánico, geógrafo o zoólogo, con una naturaleza desconectada de ámbitos
sociales, de los conocimientos de las culturas nativas, de los saberes y de las experiencias de la población no letrada.
Para entender a cabalidad la naturaleza del conocimiento ilustrado es necesario explicar las dinámicas que operan entre los conocimientos de los Ilustrados
y los saberes de los habitantes de la Nueva Granada, hacer visible la relación
que existe entre la ciencia y las tradiciones y culturas locales. Es preciso que
nos ocupemos de un elemento más de la comprensión del Nuevo Mundo otra
forma de apropiación, movilización y traducción; ya no únicamente en términos
de la naturaleza, sino de los conocimientos locales.34 Debemos reconocer que la
producción de conocimiento científico no es el resultado de una relación directa
entre el hombre de ciencia y la naturaleza, sino que éste se desarrolla en el marco
de tradiciones culturales en las cuales ya existen complejas relaciones entre la
naturaleza y la sociedad.
34
Según afirma Michel Callon, “traducir es desplazar... Traducir es también expresar en un
lenguaje propio lo que otros dicen o hacen, es hacer de uno mismo el portavoz...”. De este modo,
toda traducción implica remover algo de una persona o cultura, llevar, transportar algo de un
lugar a otro. El resultado, diría Callon, “es una situación en la cual ciertas personas controlan
a otras”. CALLON, Michel, “Some elements of a sociology of translation: domestication of the
scallops and fishermen of St Brieuc Bay”, en LAW, John (ed.), Power, action and belief, Londres,
Routledge and Kegan Paul, 1986, pp. 196-233, (traducción nuestra).
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Como veremos, las tradiciones locales juegan un papel determinante en la
construcción de los discursos científicos. En primer lugar, porque su caracterización como meras opiniones o fábulas es el punto de partida para de la demarcación, diferenciación y afirmación de un conocimiento más racional y legítimo;
pero también, aunque parece paradójico, porque dichas experiencias locales suelen
ser incorporadas dentro de los discursos letrados. Así, el proceso de construcción
de conocimiento y de los sujetos que se proclaman portavoces del orden natural,
no puede explicarse sin tener en cuenta los procesos de traducción y apropiación
de experiencias particulares de carácter local. Debemos entonces estudiar de qué
manera las tradiciones ‘no ilustradas’ y los conocimientos sobre la naturaleza
de los habitantes del territorio americano son incorporados dentro de marcos de
referencia eruditos que niegan su localidad y se proclaman como ‘universales’.
Estos saberes al ser expuestos en otro lenguaje, bajo códigos familiares para los
europeos letrados, se transforman en conocimiento científico y, por lo tanto, son
susceptibles de ser denominados como descubrimientos propios de los hombres
de ciencia. Este proceso nos ayuda a entender cómo se construye y acumula un
vasto conocimiento como propiedad de unos pocos, y cómo en el proceso se silencian las tradiciones y se invalida la autoridad de los demás.
Cuando nos hemos referido a la retórica de los Ilustrados, a las formas de
construcción de discursos científicos y de sujetos con autoridad, nos concentramos en la importancia del tipo de alianzas y redes que son necesarias para darle
legitimidad al conocimiento: mostramos cómo las referencias a autores reconocidos resulta esencial para proclamar un conocimiento confiable; y hemos descrito
el papel de los instrumentos científicos en la elaboración de un lenguaje estandarizado y ‘universal’. (Capítulo 5) De este modo, hicimos visibles los mecanismos
con que cuenta el hombre de ciencia para hacerse intérprete de la naturaleza, pero
hemos dejado fuera un aspecto no menos esencial para comprender este proceso
de consolidación de autoridad: la apropiación y traducción de experiencias locales,
y la consecuente negación del valor de otras formas de conocer y de representar
la naturaleza. Aquí nos encontramos con una dificultad mayor y mal haríamos en
pretender recuperar la verdadera voz de esos ‘otros’ que forman parte del discurso
ilustrado. No es el propósito de este acápite rescatar los conocimientos nativos,
nos tenemos que limitar a mostrar el uso de estos conocimientos una vez han sido
incorporados en un discurso ilustrado.35
35
Sobre la dificultad histórica de recuperar la voz o la conciencia de grupos sociales o individuos
relegados o subalternos veáse: SPIVAK, Gayatri Chakravorty, “Can the Subaltern Speak?”
en NELSON, Cary y GROSSBERG, Larry, (eds.) Marxism and the interpretation of culture,
Chicago, University of Illinois Press, 1988, pp. 271-313.
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En lo que sigue, examinaremos un escrito de Jorge Tadeo Lozano sobre las
serpientes de la Nueva Granada.36 En el texto podemos observar con claridad la
permanente relación de viajeros y naturalistas criollos con las tradiciones locales,
si bien descalificadas como “vulgares”, “irracionales”, “fábulas”, “patrañas”, son
el punto de partida obligado para el conocimiento. No es posible suponer que los
habitantes del Nuevo Reino de Granada, incluyendo campesinos, indígenas, africanos, mestizos carecen de conocimientos sobre la geografía, sobre los animales
o sobre las plantas de las regiones en que habitan, como tampoco tiene fundamento suponer que los naturalistas y geógrafos ilustrados van por los bosques,
montañas, ríos, selvas y poblaciones adquiriendo conocimiento de la naturaleza
y solamente de ella. Es obvio que un solo individuo no puede examinar cada una
de las plantas y probar sus virtudes medicinales o industriales, conocer todos los
animales y sus posibles usos alimenticios, recorrer todos los caminos, padecer
todas las enfermedades, reconocer todas las serpientes y los venenos de todo el
territorio americano. Su contacto con la naturaleza está mediado, casi siempre,
por las costumbres de otros y ocurre en el marco de relaciones preexistentes entre la naturaleza y otros seres humanos; por los usos, clasificaciones, denominaciones y concepciones que existen entre los habitantes de la Nueva Granada. Si
nuestro propósito es explicar la capacidad de la ciencia europea de proclamar su
propiedad sobre cualquier conocimiento legítimo y entender cómo se incorpora el
mundo entero dentro de sus propios marcos de referencia, es necesario entender
las relaciones y procesos de traducción de las “creencias” de los demás.37
7.2.1 De las “fábulas” al “conocimiento ilustrado”
Como hemos señalado a lo largo de este trabajo, las ideas de Ilustración y conocimiento, adquieren sentido sólo en la medida en que se oponen y diferencian de
las nociones de barbarie e ignorancia. De tal manera, las categorías de “sabio”
e “ignorante”, de “conocimiento” y “creencia” se constituyen mutuamente y de
manera simultánea. El posicionamiento como portavoz del conocimiento requiere
36
LOZANO, Jorge Tadeo, “Memoria Sobre las Serpientes, y plan de observaciones para aclarar
la historia natural de las que habitan en el Nuevo Reyno de Granada y para cerciorarse de los
verdaderos remedios capaces de favorecer á los que han sido mordidos por las venenosas. Por
Don Jorge Tadeo Lozano Maldonado de Mendoza, Individuo de la Real Expedicion Botánica de
Santafé de Bogotá, y encargado, con Real aprobacion, de su parte Zoológica”, en Semanario del
Nuevo Reyno de Granada, núm. 15-20, abril 10 a mayo 15 de 1808, pp. 161-191.
37
Ver NIETO, Mauricio, “Remedios para el imperio: de las creencias locales al conocimiento
ilustrado en la botánica del siglo XVIII”, en OBREGÓN, Diana (ed.), Culturas científicas y
saberes locales, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2000.
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diferenciar con claridad entre “creencias irracionales” y “conocimiento” certificado como tal. Como hemos visto, esta delimitación es parte fundamental de la
retórica de las memorias que se publican en el Semanario.
En la presentación de la memoria de Lozano sobre las serpientes y en la justificación de su importancia ya es evidente la necesidad de separar con claridad lo
que sería la verdadera ciencia de la “Herpetología”38, de lo que “el vulgo” puede
experimentar u opinar sobre culebras.
“Entre las varias y amenas partes de que se compone la Zoología, no
hay quizas otra mas bella é importante que la Ezpetología ó estudio
de los reptiles, y entre estos el de las Serpientes, pues en tal orden de
animales, que el vulgo no contempla sino con el mayor espanto y horror, el naturalista admira la profusion con que la naturaleza acumulò
portentos sobre portentos, y reuniò las cosas mas contradictorias en
la apariencia”.39
El “vulgo”, según Lozano, debido a su ignorancia, ve con espanto y horror
las serpientes, “...que es tanto el terror que les infunden las Culebras que ni aun
despues de muertas se atreven á tocarlas, y muchas veces ignoran de qué especie
fue la que hizo el daño... sin mas exâmen la condenan á muerte, y acaso se privan
de mil ventajas que pudieran sacar de aquel reptil”.40 Mientras que a través de
la razón es posible apreciar las bondades y el orden de la naturaleza, controlar
sus efectos negativos y perder el temor. El miedo a la naturaleza es el resultado
de la ignorancia, y, una vez más, resulta evidente la idea del conocimiento como
domesticación de lo salvaje y dominio de lo extraño.41 Incluso un adecuado conocimiento de los venenos, puede hacer de ellos algo benéfico para el hombre.42
“Pero si por este veneno se hacen acreedoras al odio del hombre, tambien merecen su estimacion por el objeto à que parece las destino la
naturaleza. En efecto, estos reptiles se alimentan principalmente de
insectos y sabandijas perjudiciales, cuya numerosa y pronta propa38
El término que se lee en la memoria de Lozano es “Ezpetología.”
39
LOZANO, Jorge Tadeo, “Memoria Sobre las Serpientes...”, op. cit., p. 147.
40
Ibidem, p. 153.
41
Tal y como lo expresan Adorno y Horkheimer, la Ilustración nace bajo el signo del dominio,
su objetivo fue desde un comienzo liberar a los hombres del miedo y constituirlos en señores y
su programa el desencantamiento del mundo. HORKHEIMER, Max y ADORNO, Theodor W.,
Dialéctica de la Ilustración. Fragmentos filosóficos, Madrid, Editorial Trotta, 2003, p. 59.
42
Ibidem, p. 164.
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gacion haría quizas inhabitables los climas templados y calientes de
la Amèrica meridional... ¿Cómo nos defenderemos de los exércitos de
diversisimas langostas que el vulgo conoce con los nombres de Saltagatos, Caballitos del diablo, etc. sino fuera por las Serpientes que las
destruyen?”.43
La idea de orden natural, como ya lo hemos señalado, está relacionada con
la idea de orden divino, con una visión teleológica y antropocéntrica del mundo y
este es el principio que hace de la naturaleza algo comprensible. El ignorante, para
los Ilustrados, no está en capacidad de reconocer dicho orden y siente temor, que
sólo se puede vencer a través de la razón. La razón y el orden del mundo natural
se hacen visibles sólo en la medida en que se cuenta con un lenguaje igualmente
racional y regulado. De manera una visible diferencia entre el conocimiento y la
ignorancia radica en el lenguaje.
Jorge Tadeo Lozano reconoce que los campesinos cuentan con una vasta
experiencia sobre serpientes, “saben más y tienen más experiencia que los hombres instruídos”,44 tanto así que su proyecto depende de ellos. Pero ese saber del
campesino carece de credibilidad porque, a diferencia de los hombres instruidos,
el vulgo no puede “hablar con facilidad y discernimiento”.
“Tales son los pocos hechos que hé podido averiguar con certeza entresacandolos de mil fabulas, patrañas y preocupaciones, que los disfrazaban en las relaciones de todos aquellos que hé examinado sobre
la materia; pero á pesar de su corto número pueden deducirse de ellos
algunas consequencias muy importantes, tanto para descubrir la naturaleza de los venenos de cada especie de Serpientes, como para discernir los remedios mas adequados para curar sus efectos”.45
La experiencia y la observación directa son siempre elementos centrales de
un conocimiento certificado y, sin embargo, Lozano debe “preguntar” (lo cual
no lo puede hacer a las serpientes ni a la naturaleza misma) y recurrir a aquellos
que han tenido la experiencia que él carece. La experiencia de los otros puede
serle útil, pero desde un comienzo ha sido vista como una experiencia sin control
ni fundamento, como “fábulas” o “patrañas”. Los testimonios de los campesinos
podrían ser valiosos, pero no son confiables: “…esta importante parte de la me43
Ibidem, pp. 148-149.
44
Ibidem, pp. 149-150.
45
Ibidem, p. 155.
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dicina está entregada al capricho è ignorancia de los charlatanes curanderos
que se gobiernan por una simple rutina, y que en qualquier caso hechan mano
de un exército de remedios que aplican en pocion, ó en apocito ó de entrambos
modos”.46
A pesar de la ignorancia de los charlatanes, del carácter desarticulado de sus
experiencias, éstas se transforman en conocimientos útiles en la medida en que
se expresan de manera ordenada en un lenguaje normalizado. La validez de estos
saberes sólo es posible a través de un proceso de traducción. De modo que encontramos en el texto detalladas descripciones de prácticas que Lozano ha observado
o que le han contado y que tienen lugar en distintas provincias del reino. “He tenido particular cuidado de preguntar tanto à los que han sido picados de Culebras
y tubieron la fortuna de escapar, como á los que asistieron y cuidaron á aquellos
que fueron víctimas de tan desgraciado accidente, y por unanime deposicion de
los muchos que he examinado resultan comprobados los hechos siguientes...”.47
Lozano narra algunas de “las creencias de curanderos y gentes sin educación”: “En algunas partes en lugar de ligadura sepultan en un hoyo que hacen
en la tierra, el miembro lastimado, y un sugeto fidedigno me asegurò que en el
paso de Fusagasugá habia visto curar de este modo à una muger herida por una
taya, y que habia escapado felizmente con solo la molestia de tener el brazo sepultado por espacio de 7 u 8 horas”.48 Y así parece estar sumando testimonios,
“fidedignos”. Como éstas, el autor hace muchas otras referencias a experiencias
del “vulgo”,49 pero sin excepción, su descripción de éstas es al mismo tiempo su
descalificación.
“Quando no se hallan á la mano estos remedios, los suple con su propia
boca el Curandero. Con este nombre se conocen algunos charlatanes
que sin la menor instrucción y por puro capricho se dedican á medicos
de esta especie de accidentes, y se creen en posesion de los verdaderos
antidotos de la ponzoña. En lo que mas brilla su temeridad es en la
operación asquerosa de chupar el veneno, para la qual se preparan
mazcando algunas yerbas, que suponen sirven de auxîlio para esta
operacion en que no preveen el riesgo que corren al ser ellos mismos
envenenados, bien sea por que sangrandoles los dientes con los es46
Ibidem, p. 159.
47
Ibidem, pp. 151-152.
48
Ibidem, p. 156.
49
Idem, p. 156.
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fuerzos de chupar, halle el veneno este conducto para introducirse en
la masa de la sangre, ó bien por que tragandose inadvertidamente una
porcion se envenenen de este modo pues según el Abate Fontana en su
obra de los venenos, los de las Serpientes producen funestos efectos si
se toman interiormente”.50
El trabajo de Lozano es una investigación sobre serpientes pero su estudio
debe incluir a las personas y su tarea no se puede limitar a describir serpientes,
sus venenos y las curas, sino que se debe ocupar de las relaciones entre los humanos y las serpientes. El resultado de su trabajo debe explicar las maneras como los
campesinos se relacionan con la naturaleza. Como hemos dicho, esto parece tener
un doble fin. Por un lado, hacer evidente la naturaleza irracional y desordenada
de dichas experiencias; y, al mismo tiempo, darle orden y reconformar estas experiencias en forma de un conocimiento racional. Con la desautorización de estas
prácticas aparece la idea de un conocimiento “más racional”: el uso de un lenguaje erudito que incorpora el léxico de la medicina y de la química del siglo XVIII,
ofreciéndole así al lector la seguridad y la confianza que encarnan los autores y
las tradiciones que si bien no han tenido relación con esta parte del mundo y con
estos animales, son presentados como testigos de mayor credibilidad que la de los
campesinos o nativos americanos.
“Los que obran chîmicamente deben ser de tal naturaleza, que ó convinandose con la ponzoña la desorganicen, y neutralicen su actividad,
ó que sean capaces de reponer la irritabilidad del systema nervioso,
que es la que principalmente parece ofendida, que tengan bastante astringencia para dificultar el curso del veneno en los vasos internos,
que cambatan valerosamente la inflamacion que parece sobre viene
que resistan con la mayor vehemencia á la putrefaccion que amenaza,
que por qualquier via evacuen el humor viroso, y ultimamente que tengan virtudes opuestas à los diferentes efectos que produce el veneno
de diversas especies de Serpientes. El Abate Fontana en su excelente
obra sobre el veneno de la vivora Europea aununcia, fundado en experimentos directos, que la potasa caustica, conocida en las boticas con
el nombre de piedra de cauterio es un poderoso antidoto que obrar
desorganizando aquel veneno si pudieramos asegurar que este mortal
licor [la potasa caústica] fuese de qualquier Serpiente que fuese, tenia
la misma afinidad chîmica con aquel alkali, podriamos mirarlo como
50
Ibidem, pp. 157-158.
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un remedio universal, y el primero que deba aplicarse en tales accidentes, pero la obscuridad que nos rodea acerca de la naturaleza del
veneno de diversas Serpientes impide generalizar su aplicación”.51
Citamos este párrafo porque aquí es evidente el tipo de lenguaje y referencias a otros autores que marcan la diferencia entre Lozano y los campesinos. Expresiones como “químicamente”, “astringente”, “humor viroso”, “potasa caustica”, “álcali”, entre otras, poco tienen que ver con la experiencias y conocimientos
populares, pero enmarcan el discurso sobre las serpientes dentro de una tradición
médica y química ilustrada; cambian de nivel y le otorgan a Lozano reconocimiento como hombre de ciencia. Aquí aparece otra distinción que no podemos
pasar por alto entre “experiencia” y “experimento”. Los campesinos tienen experiencia, pero carecen de la disciplina para hacer “experimentos” bajo los controles
y protocolos necesarios.
7.2.2 Las reglas de la experiencia
Es claro que el conocimiento es una tarea colectiva y en ésta, como en otras
memorias del Semanario, se hace un llamado a los patriotas del reino para que
envíen sus observaciones. Para que esto sea posible es necesario educar a sus
“colaboradores”, disciplinar su mirada para que “haya alguna uniformidad en el
orden de observar”, para formalizar, “arreglar metódicamente”, sistematizar, y
estandarizar la experiencia y las observaciones de todos bajo un único lenguaje.
Es evidente que la compilación del conocimiento sobre las serpientes de la Nueva
Granada no es una tarea posible de desarrollar en solitario; cuando Lozano explica el propósito de su memoria es innegable que requiere de una red de colaboradores que de manera sistematizada y controlada le permita acumular y recopilar
la experiencia de muchos.
“El presente papel se dirige à exîtar la curiosidad de estos sobre un
punto tan interesante de nuestra historia natural para que cada uno en
la respectiva Provincia de su residencia, haga un cúmulo de observaciones sobre las Serpientes, sus venenos y contras, con lo qual logre
la doble ventaja de proporcionarse un honesto recreo, y de contribuir
al beneficio é ilustracion de la patria, bien sea publicandolas por si
mismos, ò bien dirigiendolas a mi poder para el efecto, y en este caso
51
Ibidem, p. 162. (cursiva nuestra)
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desde luego protexto que no quedarán sus autores defraudados del justo tributo de elogios que merezcan, ni yo tendre la osadia de publicar
trabajos agenos sin indicar la benefica mano que los hà subministrado
y para que por todas partes haya alguna uniformidad en el orden de
observar despues de compendiar lo que he podido averiguar à cerca
de los venenos y de decir algo de las contras que comunmente se usan
á las inmediaciones de Santafé de Bogotá, expondré mis conjeturas sobre esta materia, formalizaré el plan de observaciones que creo deben
hacerse y yo pienso practicar; y últimamente á favor de los curiosos
que deseen instruirse en esta parte de la Ezpetología y determinar por
si mismos el género de qualquier Serpiente, y arreglar metódicamente sus descripciones, daré un extrácto sucinto del mejor sistema que
siguen los naturalistas para aquel efecto y de los caractéres que han
adoptado para distinguir las especies”.52
La diversidad, el desorden de estas prácticas y testimonios debe ser homogenizado y, de esta manera, se deshace su carácter particular. Se requiere entonces
que todos estén en capacidad de discernir y de compartir un “plan de observación”. Lozano se enfrenta con la necesidad de un público que observe y reconozca
bajo los mismos marcos de referencia. El texto nos ofrece una descripción minuciosa de cómo se debe recoger información al respecto: recolectar, observar,
examinar, calcular, medir, etc. Para proceder de manera segura y eliminar la incertidumbre, todos deben observar lo mismo, “guardando cierta uniformidad en
el orden de observar” es que es posible que el conocimiento crezca, que se puedan
sumar observaciones.53
“Aquellos que quieran trabajar con fruto en el estudio de estos animales, deben en cada individuo que se les presente, despues de expresar
el nombre vulgar, que se le da en la Provincia de su residencia, anotar
escrupulosamente el nùmero y figura de las cubiertas escamosas, que
tiene debajo del cuerpo y cola; el tamaño de la cabeza, cuerpo y cola
por separado; la presencia o ausencia de los colmillos venenosos, y la
figura y disposicion de las escamas capitales, maxîlares y dorsales; y
el colorido y demas particularidades de la conformacion externa, para
52
Ibidem, pp. 150-151 (cursiva nuestra).
53
“Para salir de tanta duda y poder dar un socorro seguro á los desgraciados, que sean mordidos
de Culebra, parece que á los menos en cada una de las especies mas conocidas y comúnes, deben
hacerse las observaciones siguientes”. Ibidem, p. 166.
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que por estos caracteres se pueda venir en conocimiento del genero y
especie de aquel individuo”.54
La disciplina en la observación implica reglas no solo para el reconocimiento
y la denominación, sino también para la representación visual. “Nada dexará que
desear sobre la materia el que á todas las noticias, que acabamos de expresar,
agregue un fiel dibujo, que manifieste la figura y colorido de la Sierpe, ò que mas
bien diseque un individuo para que su esqueleto acompañe à la descripcion”.55
El método, la disciplina de la observación, disección y representación de la naturaleza se justifica con el apoyo de autores reputados, “hombres veraces”, cuyo
testimonio es claramente más confiable que el de los campesinos, curanderos o
víctimas de las serpientes.
“Este es el método que practican los naturalistas para la diseccion de
las Serpientes, y con él concluye esta memoria en que sin excenderme
demaciado, he procurado recoger todo lo concerniente al estudio de
aquellos reptiles; y hé propuesto el plan de observaciones, que deben
seguirse, para exâminar sus venenos, asegurarse de sus verdaderos
antídotos, y aclarar su historia natural. En todo ello hè tenido por
guia los autores de mejor nota, que escribieron sobre la materia, y lo
poco que doy de mi propio caudal, ó está apoyado en la experiencia, ó
autorizado con la deposicion unanime de muchos hombres veraces, ó
ultimanete anunciado como simple conjetura”.56
Lozano pretende establecer la correcta manera de leer la naturaleza y para
este fin recurre a la autoridad de autores europeos. La memoria incluye un apéndice, un texto del naturalista francés Antoine Françoise de Fourcroy que a manera
de ejemplo, de paradigma, sirve de guía para los demás.57
“Creyendo facilitar las indagaciones sobre las Serpientes de nuestro
territorio, me há parecido oporutno transcribir en Castellano lo que
dice Fourcroy (Syst. des Connaiss. Chim. Tom. 10. p. 319) á cerca del
veneno de la víbora Europea (Coluber berus), pues aqui hallarà el lector en un sucinto extracto todos los experimentos hechos por las mas
54
Ibidem, p. 177.
55
Ibidem, p. 178.
56
Ibidem, p. 181.
57
Antoine Francoise de Fourcroy (1755-1809), médico francés con una amplia obra sobre las
relaciones entre Historia Natural y Química y sus aplicaciones médicas.
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distinguidos naturalistas, y los resultados que han obtenido, los quales
podrán servir de norma y guia para ulteriores observaciones sobre la
materia, y de termino de comparacion para resolver, si el veneno de
nuestras Serpientes es, o no, análogo al de la vivora Europea”.58
Los textos del Semanario nunca abandonan la idea del conocimiento como
un “bien común”. Los campesinos, si bien tienen mayor experiencia con serpientes que el autor de la memoria no poseen su misma capacidad de comprensión y
es el propio Lozano quien está en una posición de indicarles como deben relacionarse con estos animales.
“Pero no dexaré la pluma de la mano sin hacer una saludable advertencia á nuestros Campesinos, y es, que está experimentado que las
Serpientes rarisima vez acometen al hombre, si no han sido provocadas por alguna voluntaria ò impensada enjuria; por otro lado naturalmente escogen para su residencia los lugares fangósos, cubiertos y
sombríos: asi pues seria muy facil disminuir las tres quartas partes de
accidentes desgraciados, que ocaciona su veneno con sola la precaucion de tenér las casa ò chozas aseadas y limpias, tanto en lo interior,
como en lo exterior, en donde se deben quitar los arbustos yerbas y
piedras que pueden servir de guarida a las Serpientes, y dando corriente á las aguas, evitar que se hagan lodasales. (...) ¿Quien creerá
que siendo tan inminente el riesgo y tan sencillas las precauciones,
sean poquisimos los que las practican?”.59
En este sentido, la legitimidad del conocimiento no es un problema que podamos reducir a su metodología, es también un asunto moral, el conocimiento
genuino debe ser útil y un instrumento de civilización. El llamado a una participación colectiva se realiza en nombre de sentimientos patrióticos y la normalización hace de la ciencia un bien colectivo, 60 “para que asi disminuya el número
de victimas... para que qualquier hombre sensato se crea recompensado de sus
tareas, por haber hecho este distinguido servicio á la patria”.61
58
LOZANO, Jorge Tadeo, “Memoria Sobre las Serpientes...”, op. cit., p. 182.
59
Ibidem, pp. 181-182.
60
La idea de “patriotismo científico” es utilizada por Garrido, se entiende como la virtud mayor,
“definida ésta como la pasión por la búsqueda del bien común antes que de los intereses
particulares”. GARRIDO, Margarita, Reclamos y representaciones. Variaciones sobre la
política en el Nuevo Reino de Granada, 1770-1815, Bogotá, Banco de la República, 1993, p. 47.
61
LOZANO, Jorge Tadeo, “Memoria sobre las Serpientes”, op. cit., pp. 162 y 171.
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7.2.3 Nombrar, ordenar y controlar
Como hemos mencionado, el lenguaje constituye un fuerte criterio de demarcación entre el “ilustrado” y el “ignorante”. José María Salazar, en su memoria sobre
Santafé lo expresa con claridad:“La clase ilustre de los Ciudadanos, con especialidad la clase literaria, habla un lenguage que es sin duda el mas puro del Reyno,
no está adulterado con la mezcla de voces indianas, como sucede en otros países,
y la distingue de los demas Pueblos cierto acento particular”.62
Lozano, por su parte, nos explica que una de las dificultades para conocer
la totalidad de las serpientes es precisamente que los campesinos y el vulgo “ignoran el modo de expresarse”, lo cual hace imposible recoger sus experiencias de
manera sistemática y ordenada.
“ ...pero el exîto de mis indagaciones no há correspondido à lo que de
ellas me prometía, tanto por la dificultad casi insuperable de aclarar
muchos hechos relativos à la historia de nuestras Serpientes, y hacer
por mi mismo una infinidad de observaciones en cada especie, quanto
por que como es natural los campesino sáfios que ignoran el modo de
explicarse y carecen de criterio para despreciar patrañas y preocupaciones en que quedan como anegadas sus noticias, saben mas y tienen
mas experiencia en esta materia que los hombres instruidos que pudieran hablar con facilidad y discernimiento”.63
Encontramos aquí una preocupación similar a la expresada en la memoria
sobre el chromapicilo de la cual nos ocuparemos en la sección siguiente, el problema de una denominación unívoca y estable. La diversidad y la variedad de
las observaciones y de los saberes locales, los lenguajes particulares deben ser
eliminados para que triunfe el orden.
“Pero de nada servirian todos estos trabajos reunidos, si nos contentaramos con denominar los objetos con aquellos nombres que se les
dan en cada Provincia, y no indicaramos los caracteres distintivos de
cada especie de Serpiente. Este sería el modo de confundir y embrollar
todas nuestras observaciones, y que sucediera con ellas lo que ha sucedido con las de los historiadores, que nos han precedido, tales como
Gumilla, Acosta etc. en los quales se hallan noticias muy curiosas so62
SALAZAR, José María, “Memoria descriptiva del pais de Santafé de Bogotá”, op. cit., p. 227.
63
LOZANO, Jorge Tadeo, “Memoria Sobre las Serpientes...”, op. cit., pp. 149-150 (cursiva nuestra)
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bre varios objetos de nuestra historia natural, pero en muchos casos
es poco menos que imposible adivinar los objetos que trataron, por
que en lugar de dar señas capaces de distinguirlos, se contentaron con
indicarlos con el nombre provincial, el qual unas veces representa diversas cosas en distintos lugares, y otras sirve de expresion generica,
que abraza muchas cosas diversisimas, y ùltimamente otras vemos que
se dan muchos nombres distintos á una misma cosa”.64
Para evitar este obstáculo el recurso mas seguro es el de clasificar y nombrar
los animales conforme a un método ya familiar a los naturalistas. Este método
y Linneo se convierten en el hilo de Ariadna que nos guía en el laberinto del
inmenso número de producciones naturales, repartiéndolas en grupos bien determinados. La diversidad resulta contraria al conocimiento, de nada sirve la acumulación de información sin acuerdos sobre las reglas de una denominación común;
y estas reglas comunes, para los Ilustrados, no pueden ser otras que las que ya
existen dentro de las instituciones y publicaciones de los naturalistas europeos.
Específicamente, Lozano hace referencia a la obra de Linneo y de Cuvier, por lo
tanto, el mundo debe ser ordenado en categorías tales como “orden”, “familia”,
“género” y “especie”, y los objetos naturales deben ser denominados en latín.65
Los nombres locales carecen de utilidad y deben ser eliminados. De hecho, esta
es una recomendación que el mismo Linneo hace en su Crítica Botánica, “El lugar ni canoniza ni cambia a nadie; como dice el proverbio, ni siquiera un cerdo
cambia al ser llevado a Roma”.66 El lugar de procedencia no es una característica
determinante para establecer el orden natural y por lo tanto la diversidad y los
nombres locales son un obstáculo que debe ser eliminado.
Cualquier criatura de la naturaleza, extraña o familiar debe hacer parte de
un único sistema en el cual todas las plantas y los animales del planeta tienen un
‘lugar’ que, como hemos dicho, no tiene nada que ver con su origen geográfico.
Se trata entonces de un proceso de incorporación de lo desconocido dentro de
marcos de referencia, juegos de lenguaje, reglas de observación comunes a los
hombres de ciencia. Éste, desde luego, no es un problema nuevo para las ciencias
naturales y la comprensión del mundo natural siempre ha dependido de su denominación en un lenguaje familiar y estable. El castellano como lengua vulgar
64
Ibidem, pp. 171-172.
65
El latín es la lengua franca de la ciencia, de las leyes, de la religión y del poder.
66
LINNEO, Carl, Crítica Botánica (1737), art. 264, Locus natalis species distinctas non tradit.,
“Locus neminem beat, nec ullum immutat, ne quidem Suem, si vel Romam duceretur, ut
proverbium sonat”, p. 165.
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no es suficiente. Este es un tema de central importancia en el Semanario, sus
lectores, al menos algunos de ellos, tal y como Caldas lo deja ver en sus respuestas, manifiestan su descontento y la dificultad para entender cierta terminología
erudita y extraña.67
Así, nos explica Lozano: “Este orden ó familia que Cuvier distingue dando
à sus individuos el nombre de Ophidianos se distribuye en ocho generos (Coluber, Boa, Crotalus, Anguis, Amphisbena, Cecilia, Acrocordon, Angaba ) bien
caracterisados por la figura de las escamas que cubren la parte inferior del
cuerpo”.68 De manera que se definen los géneros en que se divide el orden de los
ofidianos y se determinan las características que permiten diferenciar las distintas especies, “cuya sencillez y uniformidad facilitan en estremo la observacion y
el discernimiento de qualquier Serpiente que se examine”.69 La estandarización
no sólo homogeniza la naturaleza sino igualmente al público científico y le otorga
un lenguaje que se presenta como universal y, por lo tanto, como una superación
de lo local.
Jorge Tadeo Lozano no es el único interesado en incorporar las experiencias
de otros como parte de la ciencia ilustrada y este es un objetivo que vemos a lo
largo del Semanario.70 Para cerrar este acápite podemos volver sobre algunas
opiniones del editor del Semanario sobre los conocimientos de los nativos en esta
misma materia. Caldas expresa sus juicios al respecto en una extensa nota al pie
al texto sobre el influjo del clima:
“En 1803 recorrí las selvas dilatadas de Mira, Bogotá, Santiago, Cayapas, etc., por colectar las plantas de estos países feraces y ardientes.
Me acompañaba un indio noanama, célebre en el arte de curar a los
mordidos de serpientes, de que abundan estos lugares. Cuando yo me
estremecía a la vista de alguna y manifestaba mis temores, el noanama se sosegaba y me decía: ´No temas, blanco, yo te curaré si te
pica´. Procuré de todos modos merecerme su amistad y halagaba su
pasión por la bebida, le hacía presentes, y cuando creí que poseía su
67
Ver capítulo 4, cita[6]
68
LOZANO, Jorge Tadeo, “Memoria Sobre las Serpientes...”, op. cit., p. 172.
69
Ibidem, p. 176.
70
En la primera memoria del periódico sobre el Estado de la Geografía del Nuevo Reino de
Granada, Caldas escribe: “Aunque la mayor parte de las noticias que contiene este papel hayan
pasado por mis propios ojos en los diferentes viajes que he verificado dentro del Virreynato, no
obstante, como no lo hemos recorrido todo, hay muchas de que no soy testigo y que se me han
comunicado por diferentes sujetos…” Nota al pie p. 49.
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confianza, le pedí me manifestase sus secretos y sus yerbas. Convino
pero con reservas, y siempre ocultándose de los demás compañeros
de nuestras expediciones botánicas. De repente se desviaba, cogía un
ramo, y a solas me decía: ´Esta es buena contra´. Yo observaba, fijaba el género, diseñaba y describía la especie. varias veces repitió
esta operación y yo conocí muchas contras, usando del lenguaje de mi
compañero. Pero lo que me admiró y llamó toda mi atención fue que
todas las plantas que me presentó como eficaces en las mordeduras
de las serpientes eran de un sólo género: todas eran beslerias. ¿Cómo
este rústico jamás equivocaba el género, este género tan vario y caprichoso? La experiencia, un uso dilatado, una casualidad feliz, han
enseñado a los moradores de los países en que abundan las serpientes ,
que tal planta es un remedio poderoso. la necesidad, la más imperiosa
de todas las leyes, habrá obligado a buscar un sucedáneo en caso de
faltar la yerba conocida. Las formas, el hábito, algunos caracteres más
notables, los habrán guiado en la comparación de las especies; el suceso habrá correspondido a sus esperanzas, y la ciencia médica de los
salvajes ha admirado a los filósofos. Un hombre que no ha oído jamás
los nombres de Linneo, de familias, de géneros, de especies; un hombre
que no ha oído otras lecciones que las de la necesidad y el siceso, no
podía reunir nueve o diez especies bajo un género, que el llama contra
y los botánicos besleria, sin que tuviese un fondo de conocimientos y de
experimentos felices en la curación de los desgraciados a quienes habían mordido las serpientes. No pretendo que se crea sobre su palabra;
pero estos hechos deben llamar nuestra atención y estimularnos a que
hagamos experimentos con todas las beslerias. Por fortuna el género
está abundantemente esparcido en los países ardientes y templados, y
no falta en los frios. Si corresponde el suceso, ¡qué conquista para la
Humanidad!”.71
Citamos esta historia en su totalidad porque reúne todos los elementos de
la traducción de saberes locales que nos interesa describir. En primer lugar, el
reconocimiento a la experiencia de los salvajes, la cual sin embargo debe diferenciarse de la observación disciplinada, del “experimento” y del conocimiento;
es más bien el fruto de la necesidad y del accidente que de una observación ordenada. El ilustrado se niega a reconocer conocimiento en lo que dice este “salvaje
71
CALDAS, Francisco José, “El influxo del clima sobre los seres organizados”, op.cit., pp. 234235.
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comprado por su gusto a bebida”, y no quiere confundir sus experiencias con la
ciencia, pero tampoco encuentra mayores dificultades para usar sus testimonios y
así hacer “descubrimientos” y conquistas para la humanidad. Caldas, de manera
casi inmediata e imperceptible traduce esos saberes a un lenguaje linneano y hace
del accidente, ciencia.
La disciplina de la observación es inseparable de las reglas para la denominación. El punto clave de diferenciación entre el conocimiento y la fábula parece
radicar en el lenguaje. Una condición básica y necesaria para hacer ciencia es
estar familiarizado con las convenciones y con los sistemas de clasificación aceptados dentro de la historia natural en Francia y Europa. Para reconocerse como
‘ilustrados’ es necesaria la continua afirmación de la diferencia, de la distancia
existente entre sus conocimientos y cualquier forma de saber popular. La ignorancia es entendida entonces como la incapacidad de comunicación. Se alude a ellos
para decir que deben ser superados, mejorados o eliminados. Si bien estas experiencias son el punto de partida del conocimiento, y son objeto de la curiosidad y
del interés de los hombres de letras, tienen un reconocimiento relativo ya que lo
que realmente importa es un conocimiento que está por construirse y que requiere
de una guía inteligente como la de los autores de estas memorias.
Si bien encontramos explícitas afirmaciones de la diferencia entre los criollos y los indios, mestizos o negros, que ya hemos citado, resulta más interesante
explicar cómo se delimitan las fronteras, cómo se establecen las diferencias a
través de prácticas como la zoología, la botánica o la geografía. Es entonces a
través de estas prácticas que se configura un espacio propio de saber, un territorio
de legitimidad y una identidad como ‘letrados’.72 El punto importante aquí, no es
entonces la exclusión de otros saberes, sino su incorporación dentro de sistemas
y marcos de referencia ilustrados. Más efectiva que la descalificación de saberes
populares, es su comprensión.
7.3 Los artefactos y la disciplina de la observación
La ciencia tal y como la entendemos hoy, más que en la mente de intelectuales se
hace realidad en las manos de quienes fabrican y operan instrumentos y resulta
difícil exagerar la importancia de las máquinas y los sistemas tecnológicos en
la historia del mundo moderno. Sin embargo, las ciencias sociales y la historia
tradicional de las ideas científicas o la ‘historia social’ de las ciencias, incluso en
72
Ver SILVA, Los Ilustrados de Nueva Granada, op. cit., p. 507.
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algunas de sus vertientes ‘constructivistas’, suelen ignorar y en algunos casos encubrir el papel de los artefactos en la historia de las ciencias, en la historia política
y cultural del mundo moderno. Como si el mundo de lo inanimado perteneciera a
una dimensión particular cuya explicación supone marcos de referencia distintos
al que se ocupa de lo humano, es poco frecuente que los estudiosos de la sociedad
presten la atención que merecen los artefactos y los objetos naturales.
En los capítulos precedentes hemos insistido que en el siglo XVIII las practicas observacionales encuentran una nueva y mucho más poderosa expresión en el
uso de instrumentos calibrados que jugarán un papel central en la contraposición
entre una naturaleza salvaje y una arreglada convenientemente por el hombre.73
El rigor de la experiencia controlada del laboratorio es llevada a cualquier lugar y
es parte de los viajeros que cuentan con instrumentos portátiles, y lo que hemos
llamado ‘laboratorios móviles’. Los datos científicos se consideran válidos en la
medida en que pueden traspasar las fronteras del laboratorio o del lugar en que
se hace la observación. El conocimiento, ya lo hemos dicho, es comunicación,
y por lo tanto sus mayores obstáculos son la distancia y la inestabilidad. Los
instrumentos son dispositivos útiles en la medida en que son capaces de actuar a
distancia como recolectores y portadores de una información firme y constante.
Para su recolección, organización y comparación, los ‘datos’ deben ser el resultado de observaciones controladas con la firmeza y estabilidad que garantizan
los instrumentos bien calibrados,74 pues la finalidad de las observaciones hechas
bajo escalas comunes y de forma disciplinada es precisamente la eliminación de
las interpretaciones individuales y subjetivas.
Los testimonios humanos no son tan confiables como los testimonios humanos con instrumentos calibrados, éstos deshacen lo local y lo circunstancial. Esta
despersonalización no sólo afecta la arbitrariedad de las sensaciones sino que
forja un discurso homogéneo que facilita la suma de experiencias en lugares y por
personas distintas. Esto requiere tanto de instrumentos iguales, como de observadores disciplinados bajo reglas comunes. De ahí la insistencia de las academias
en dar instrucciones sobre el modo en que dichas observaciones debían ser realizadas, del uso de manuales, del entrenamiento científico y del establecimiento
de unidades de medida comunes.75 La expresión ‘racionalidad instrumental’ nos
sirve para describir el carácter ‘instrumental’ y utilitario del conocimiento, pero
73
VALVERDE, Nuria, Instrumentos científicos, opinión pública y economía moral en la Ilustración
española, Tesis Doctoral, Madrid Universidad Autónoma de Madrid, 2003, p. 2-3 y 11.
74
Ver BOURGUET, Marie; LICOPPE, Christian y SIBUM, H. Otto (eds), Instruments, travel and
Science. op. cit..
75
VALVERDE, op.cit., pp. 42-43.
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es igualmente útil para entender que la idea de ‘racional’ en la Ilustración es el
resultado de instrumentos en acción y nos acerca a otros elementos claves de las
ciencias en este periodo.
Son muchos los artefactos sin los cuales la historia de las ciencias y la historia política de la Ilustración no tendría sentido. Para comenzar, el actor más poderoso que ha sido parte de esta investigación es la imprenta; pero podríamos sumar una larga lista de artefactos que son igualmente indispensables para nuestra
comprensión de la política y la ciencia en los siglos XVIII y XIX: el Observatorio
Astronómico de Santafé, los barómetros, cronómetros, termómetros, telescopios,
y cuadrantes entre otros. Sin esta colección de artefactos, los autores y las páginas
del Semanario quedarían confinados al silencio y a la oscuridad de la cual tratan
de salir. La ciencia, tanto en el centro como en la periferia, depende de la adquisición de instrumentos adecuados, los cuales en su mayoría deben ser adquiridos
en Europa, Inglaterra y Francia particularmente.
En este orden de ideas es indispensable redefinir la noción de ‘actor’ que en
su versión más tradicional ha sido pensado como un agente social y humano. Los
productos de las redes en acción incluyen artefactos, objetos naturales y seres humanos, objetos y sujetos del conocimiento sin una real posibilidad de disociación.
Para entender las prácticas científicas y su sentido político es necesario reconocer
el papel de agentes ‘inanimados’, como la imprenta, el periódico mismo y su
circulación, los instrumentos científicos, el clima, o las serpientes de la Nueva
Granada.
Estas reflexiones sobre el papel de los artefactos en la comprensión del mundo adquieren una relevancia mayor cuando pensamos en relaciones de dependencia, en las formas de control y dominación que encarna el conocimiento en
el contexto colonial. En primer lugar, si el instrumental científico condiciona la
estructura cognoscitiva de la ciencia misma, tal acercamiento tiene relevancia
particular en el estudio de las relaciones centro-periferia ya que las prácticas científicas fueron dependientes de la metrópoli para la provisión, mantenimiento y
operación de instrumentos.76 Esta es una dependencia no sólo de América frente
a la metrópoli, sino también de España frente a otras naciones europeas. Como lo
explica Thomas Glick, existió una visible dependencia del resto de Europa frente
a Inglaterra, y se podría decir que la instrumentalización inglesa fue básica para
la consolidación de una cultura científica común con respecto a los instrumentos
76
GLICK, Thomas F., “Imperio y dependencia científica en el XVIII español e inglés: la provisión
de los instrumentos científicos”, en Peset, José Luis Ciencia, vida y espacio en Iberoamérica,
Madrid, CSIC, 1989, pp. 49-63.
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llamados matemáticos, los cuales hacen posible la comunicación entre sus privilegiados usuarios y facilita relaciones de dependencia entre usuarios y productores de tecnología. 77
La importancia de los instrumentos en las ciencias naturales y en la exploración científica ya ha sido suficientemente comentada, lo vimos en la obra
de Humboldt y de Caldas, pero hasta ahora nos hemos referido a instrumentos
fabricados y comercializados con éxito desde algunas capitales europeas. Más
interesante que esta evidente dependencia tecnológica, es estudiar los esfuerzos,
fallidos en muchos casos, para vencer estos obstáculos. La necesidad y en parte
la imposibilidad de adquirir libros e instrumentos adecuados condujeron a que
los criollos buscaran respuestas relativamente aisladas que nos enseñan sobre las
dinámicas de la ciencia colonial. En algunos casos encontramos que los criollos
copian y fabrican instrumentos, los reparan y ajustan a sus necesidades y en ocasiones los diseñan.
7.3.1 El chromapicilo de Jorge Tadeo Lozano y los colores en la periferia de la Ilustración
Para profundizar sobre el papel de los instrumentos en el contexto de la ciencia
colonial nos ocuparemos de una propuesta de Jorge Tadeo Lozano de fabricar un
instrumento para la codificación de los colores. Esta idea de Lozano será desarrollada en la memoria 4 del Semanario, publicada en 1810 bajo el título “Idea
de un instrumento llamado Chromapicilo que manifiesta la degradación de los
colores”.78 En palabras del autor, se trata de un instrumento:
“... que manifestando la degradacion de los colores, sirva no solamente
para que los naturalistas puedan valerse de ellos como de un carácter
distintivo de las producciones naturales; sino tambien para que los fabricantes sepan distinguir los tintes, que emplean en sus manufacturas,
los comerciantes pedir los generos el colorido que mas les acomode; y
todo el mundo valerse de este instrumento para expresar con exactitud
qualquier matiz que se les presente á la vista”.79
77
Ibidem, p. 49.
78
LOZANO, Jorge Tadeo, “Idea de un instrumento llamado Chromapicilo que manifiesta la
degradación de los colores. Por D. Jorge Tadeo Lozano Maldonado de Mendoza, Individuo de la
Real Expedicion Botánica de este Nuevo Reyno de Granada”, en Semanario del Nuevo Reyno de
Granada, memoria 4ª, 1810.
79
Ibidem, p. 2.
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El objetivo de este artefacto coincide plenamente con la empresa de la Ilustración europea. Su servicio no es únicamente científica, se trata de un valioso
instrumento para el comercio y la industria. “Ni solo las ciencias naturales deben
esperar utilizarse del Chromapicilo, también el comerciante, el fabricante pueden usarlo con mucha ventaja para el buen éxito de sus empresas”.80 Es decir
que participa del carácter utilitario del conocimiento y su propósito es el de poner
en orden el mundo natural, de eliminar la variedad, los “matices” y de establecer
un único método, un sistema que permita acabar con la subjetividad, en este caso,
en la denominación de los colores. Para que esto sea posible es necesario reducir
la amplia gama de colores y matices a una escala única, exacta y comparable con
otras.81 Se trata entonces de un dispositivo que permita estabilizar la experiencia de muchos, que haga posible disciplinar la observación y que esta pueda ser
expresada en un lenguaje numérico y preciso. Para Lozano el fin último del conocimiento está en clasificar y ordenar la naturaleza bajo un único sistema y es en
estos términos que presenta el problema de la observación del color:
“... todos los profesores se han dedicado con fatigable ardor á examinar las producciones naturales y deducir de ellas las señales que las
distinguen entre si, y las que pudieran por su mayor ó menor universalidad y constancia servir para agruparlas en varias divisiones mas,
ó menos numerosas conocidas con los nombres de clases, ordenes, generos, y especies, cuya confeccion, aunque siempre artificial é imperfecta es util para aliviar la memoria, y facilitar el estudio, y se llama
metodo ó systema”.82
Ni el problema ni la solución son nuevos, de hecho, Lozano sabe de la existencia de un instrumento análogo, el cyanómetro de Saussure que se ocupa de
un problema similar con el azul del cielo. Cuando comparte su idea con Mutis,
Lozano se entera de intentos similares por resolver el mismo problema. Pronto
Lozano parece ser conciente de su aislamiento y reconoce sus límites para realizar su proyecto:
“Tal es la idea que desde el año de 1802 me ocurrio de construir un
Chromapicilo, que facilitase la descripcion de los colores, que con tanta variedad, y profusion adornan al Reyno animal, que es el objeto de
mi estudio. Luego que reduxe al papel mi pensamiento lo comunique
80
Ibidem, p. 5.
81
Ibidem, p. 4.
82
Ibidem, pp. 1-2.
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con mi Maestro y amigo el D.D. Josef Celestino Mutis; y ya lo ibamos
á realizar valiendonos el sobresaliente talento y práctica en la pintura
del primer pintor de la espedicion botanica D. Salvador Rizo, quando
avisaron al Dr. Mutis que Lamark en Paris habia executado un pensamiento semejante. Esta noticia nos hizo desear tener á la vista aquel
nuevo invento para compararlo con mis ideas antes de reducirlas a la
practica. No perdonè gasto alguno; dispuse quantiosos fondos para
este y otros encargos; me aproveche del viage à Europa de mi íntimo amigo D. Enrique Umaña para darle esta comision; y quando en
virtud de tales precauciones (¿?) logrados mis deseos, las criticas circunstancias del tiempo, y la guerra que sostenemos contra la Francia,
frustraron mi esperanza, haciendome perder los fondos que destiné á
la empresa”.83
El uso de tablas para codificar el color no es una invención de Lozano, pero
esa no es nuestra preocupación. Se conocen tablas de color desde los tiempos
de Alberto Durero y en el campo de la botánica la idea de codificar los colores
ya había sido practicada por Nicolaus J.F. Jaquin en Viena cerca de 1780 y fue
perfeccionada por Ferdinand Bauer, quien elaboró una tabla con colores numerados de 1 a 140.84 Esta misma tabla será utilizada por Haenke y más tarde se
producirán otras de mayor complejidad. En el Archivo del Real Jardín Botánico
de Madrid encontramos un cuaderno de notas y varios borradores de tablas.
En la Figura 12 es posible apreciar una de ellas. En la parte central se puede
apreciar un cuadrado perfecto de 118 por 118 milímetros y contiene siete filas
de rectángulos de colores y siete filas de números, cada una de 20 colores.85
Sin tener una fecha precisa, se asume que el artefacto ya estaba en uso antes de
1779 a manos de Haenke, uno de los naturalistas que formó parte de la Expedición de Malaspina (1789-1794). De cualquier manera, varias décadas antes de
la publicación de Lozano ya existen varios esfuerzos por usar tablas similares
y ni Lozano ni sus biógrafos podrían proclamar la prioridad de descubrimiento
83
Ibidem, p. 14.
84
LACK, H.W. e IBÁÑEZ, V.,“Recording colour in late eighteenth-century botanical drawings:
Sydney Parkison, Ferdinand Bauer and Thaddaeus Haenke”, Curtis´s Botanical Magazine, 14,
(1997). Los manuscritos se encuentran en el Archivo del Real Jardín Botánico de Madrid, Div.
VI, 3, 2.
85
Tabla de colores que hace parte de un cuaderno de notas titulado Systema Colorum tabulare
atque comparativum pro expeditione in itinere cum hispanis navibus circa Globum Terraqueum
annis 1780-1793. ARJBM, Fondo Documental Thaddäus Haenke, Div. VI, 3, 2, f. 278-285.
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o de invención. Se trata entonces de un problema patente para los exploradores
naturalistas. Colectar una planta y disecarla no es una tarea que tome mayor
tiempo, pero la elaboración de un dibujo con todos sus detalles es mucho más
dispendiosa. La necesidad de códigos es un requerimiento de los exploradores
con poco tiempo para dibujar los detalles de muchas especies y una tabla de
colores numerados ahorra tiempo y garantiza la estabilidad necesaria para una
exitosa movilización de la naturaleza.86
De hecho, el problema de Lozano es una cuestión filosófica y científica mayor. El asunto de la certeza y de la objetividad en las referencias sobre el color ha sido objeto de importantes debates en la filosofía analítica del siglo XX.
Entre otros, este es un punto del que se ocupan los últimos escritos de Ludwig
Wittgestein (1889-1951) quien lo plantea en los siguientes términos: “A todas
luces, la cuestión es:¿Cómo comparamos objetos físicos? ¿Cómo comparamos
experiencias?”.87 En un contexto completamente distinto y con preocupaciones
de otro orden, las preguntas de Wittgestein no son muy distintas a las de Lozano:
“¿Qué pasaría si alguien me pidiera que indicara el matiz exacto de color que
veo aquí? ¿Cómo se determinaría y cómo habría de describírselo? ¿Cómo hacer
una muestra de color?”88
El filósofo vienés en sus reflexiones sobre el color parece llevarnos por
un camino que nos puede dilucidar el problema de los criollos y su necesidad
de formar parte de la ciencia europea. Para Wittgestein el asunto de la comunicación y del conocimiento son entendidos como juegos del lenguaje, como
prácticas. “Es la praxis lo que da a las palabras su sentido”.89 Pero, ¿qué tipo
de praxis es ésta de las ciencias naturales en el periodo de la Ilustración? Esa
es la pregunta que nos incumbe y que este esfuerzo de Lozano nos ayuda a
comprender.
Nuestro objetivo no es resolver los problemas filosóficos de la comunicación ni tampoco entrar en una polémica de prioridad de descubrimiento, sino ver
cómo se enfrentan los retos de la comunicación y codificación en una propuesta
de Jorge Tadeo Lozano y que se publica en el Semanario del Nuevo Reyno de
Granada, en lo que podríamos llamar la periferia del mundo de la Ilustración. El
uso generalizado de escalas, como pueden ser las de Reamour o Farenheit para la
temperatura, unidades de medida como las Toesas, Varas de Burgos o metros, o
86
LACK e IBÁÑEZ, op. cit.
87
WITTGESTEIN, Ludwig, Observaciones sobre los colores, Barcelona, Paidós, 1994, p. 58.
88
Idem.
89
Ibidem, p. 59.
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el uso del lenguaje linneano, de las técnicas de representación geográfica, etc. son
todos procesos que se han tomado mucho tiempo y trabajo, el resultado de complejas redes cuyos focos es posible reconocer en capitales culturales y poderosas
instituciones científicas.
La propuesta de Lozano puede carecer de importancia para las historias de
los grandes éxitos de la ciencia moderna, ni siquiera es mencionada por los historiadores españoles o colombianos tan amigos de celebrar los logros de sus antepasados letrados. Sin embargo, esta curiosa empresa tecnológica de un miembro de
las elites criollas resulta de gran interés a la hora de examinar la naturaleza de la
ciencia en América a comienzos del siglo XIX y, en algunos aspectos, la historia
de la ciencia en países como Colombia hasta el presente.
Lozano no carece de genio o de originalidad, mucho menos de interés por
la ciencia, tampoco podemos decir que de educación, pero se enfrenta con un
obstáculo mayor: el aislamiento. Como cualquier otro autor en la Nueva Granada,
Lozano cuenta con un público limitado y el colectivo con el que puede establecer
vínculos se limita a los lectores de la prensa ilustrada de la Nueva Granada. Las
dificultades para construir dicho artefacto son enormes, no sólo para Lozano,
sino para cualquier hombre de ciencia, en Santafé, París o Londres. Sin embargo,
los obstáculos que debe vencer cualquier práctica científica como la distancia,
el desorden, la variedad se presentan con mayor fuerza. Lozano se encuentra en
un lugar en donde lo heterogéneo, la diversidad, el imperio de la naturaleza y lo
salvaje parecen imponerse. Lo que está en juego no es en grado alguno trivial, se
trata de los códigos básicos para observar y representar la naturaleza. La capacidad de diferenciar las cosas por su color parece una facultad básica de cualquier
ser humano, es una característica y una propiedad patente en todos los objetos y
sin embargo, para los propósitos de construir un orden único, su denominación
parece arbitraria y desordenada. Este desorden lo perciben los naturalistas en
su oficio, quienes encuentran serias dificultades para transportar el color de las
selvas, de las aves y de las plantas a los gabinetes de historia natural, a los textos
y a los dibujos de manera estable, pero es aún más evidente en el encuentro con
observadores locales.
“... el color es la primer cosa que nos afecta, el presentársenos qualquier ente; que aun los mas rusticos campesinos distinguen á largas
distancias muchos vegetales sin otro indice mas que la inspeccion
del colorido de su hojarasca; que los mismos naturalistas, á pesar de
la estudiada atencion con que han huido de valerse del color como
de un caracter distintivo, se han visto como forzados á recurrir á el,
para establecer las diferencias específicas de muchos objetos, prin-
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cipalmente de aquellos cuyo estudio pertenece a la Ornitología, y
Entomología...”.90
La preocupación central es que la observación de cualquiera, incluso de
aquellos sin educación, pueda ser traducida a un lenguaje colectivo para que así la
experiencia particular ceda su carácter local, y de esta manera fluya la información sin modificarse de boca en boca, de texto a texto y de un dibujo a otro. “Los
autores que escriban sobre historia natural podran por el mismo medio dar una
idea clara del colorido de cada objeto, expresandolo por medio de una simple
expresion numerica, sin verse, como ahora obligados á unos de voces vagas, y
comparaciones poco exâctas”.91
El chromapicilo es un claro ejemplo de un dispositivo que permite movilizar
el mundo natural para traducirlo y domesticarlo, para poner la naturaleza en textos, tablas y cifras, y acumular de manera eficiente la información que recogen
las múltiples experiencias de seres humanos en el mundo entero. Como bien lo
sabe Lozano, el éxito de su idea depende de que exista acuerdo, consenso en la
forma de operar. La fabricación del instrumento debe obedecer a un sistema de
referencias y de calibración que pueda ‘viajar’ y ser compartido por personas en
cualquier parte. Esto quiere decir que su funcionamiento también depende de la
existencia de muchos instrumentos idénticos. El valor de un instrumento científico no radica en su particularidad ni en su uso privado, por el contrario depende
de su multiplicidad y uso colectivo.
“La mayor dificultad que á primera vista se presenta para su execucion parece que es la de fixar un término de comparacion, que sin ser
arbitrario pueda observarse facilmente en qualquier parte de la tierra,
en que se quiera construir un Chromapicilo; de tal modo que muchos
de estos instrumentos hechos en distintas partes tengan sin embargo
igualdad en las tintas de cada grado”.92
El inventor solitario es un personaje de ficción y si Lozano aspira a tener reconocimiento y hacer algún aporte científico o tecnológico debe inscribirse en una tradición de referentes familiares. Lozano no podría inventar o imaginar un código inédito
de observación, está obligado a recurrir a autoridades ya establecidas, y en este caso
un importante referente en las teorías del color son los trabajos de Isaac Newton:
90
LOZANO, Jorge Tadeo, “Idea de un instrumento llamado Chromapicilo...”, op. cit., p. 3.
91
Ibidem, p. 5.
92
Ibidem, pp. 5-6.
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“La solucion de este problema parece que con seguridad puede confiarse a un prisma de cristal. Bien sabido es el experimento del cèlebre
Newton... Como los colores primitivos que el prisma pone en descubireto son solamente siete, y es mucho mayor el numero de los matices
que se observan en las cosas naturales, es preciso completarlos, estudiando la mezcla de que se forman, y aplicando para su composicion
las clases de colores primitivos, que los constituyen; por exemplo, si el
pardo resulta de la mezcla del amarillo primitivo, y del negro tomaré
su escala tomando para el efecto otra ya tinturada de amarillo, y la
bañarè de negro por el metodo, que abaxo se dira. De este modo no
solo se pueden imitar todos los colores existentes, sino tambien todos
los matices posibles como que necesariamente provienen de la mezcla
de las siete tinturas primitivas”.93
La manufactura del instrumento debe regirse por normas teóricas y prácticas muy precisas. La precisión es la esencia misma del instrumento y ésta sólo es
posible en la medida en que exista homogeneidad y, por ende, claros parámetros
de comparación. Para esto, nos explica el autor:
“las circunstancias que deben tener las materias coloreantes... son; 1.
constancia en su formacion è intensidad de colorido para que las tintas
que den no varien arbitrariamente, sino que presenten la mas exâcta
uniformidad de su matiz; 2. Permanencia en el tinte para que con el
transcurso del tiempo no se degrade ú obscurezca; 3. disolubilidad
completa en el agua, para que se puedan dar los baños, que en adelante se diran, y esto según su mayor ò menor numero den un tinte mas ò
menos subido: 4. Finalmente exâcta analogía con uno de los colores
primitivos que dà el prisma”.94
De este modo, la memoria incluye instrucciones detalladas sobre la manufactura del chromapicilo: “Ultimamente sin otro objeto mas que el de aclarar la
anterior explicacion, para que qualquiera la entienda, y con el fin de manifestar
como debe graduarse el Chromapicilo...”.95 (Figura 13) Se trata de una tabla plana
que permite en una sola mirada reconocer de manera ordenada y cuantitativa el
espectro cromático:
93
Ibidem, pp. 6-7.
94
Ibidem, p. 8.
95
Idem.
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“Una simple mirada sobre el diseño dá á conocer que tiene dos escalas,
la primera ascendente ò de degradacion, y la segunda descendiente ò
de intensidad, y que el centro esta ocupado por los colores prismaticos
ò primitivos, y sus compuestos; pero de tal modo colocados que no
alteran el orden de degradacion, de suerte que en cada columna, se va
obscurecendo su tinte gradualmente desde la primera, hasta la última
casilla. Esta disposicion proporciona el que tambien puede graduarse
el instrumento de alto á baxo en una escala seguda; y como ambos
modos de graduar tienen su respectiva utilidad en diversos casos, deben anotarse, cada uno á un lado del instrumento como se vé en la
figura”.96
El chromapicilo debe traer instrucciones precisas no sólo para su fabricación, sino para su uso, y como lo hemos explicado, su valor radica precisamente
en que otros lo puedan fabricar y utilizar; como un artefacto de uso privado sería completamente inútil y no resolvería ninguno de los problemas que pretende
enfrentar. Así, es necesario disciplinar al usuario, convertirlo a él mismo en un
“instrumento calibrado” de observación. En su memoria el autor explica:
“Para usar el Chromapicilo, se paseará por encima de él aquel objeto,
cuyo color se desea determinar, y vista la casilla que le corresponde,
se podra expresar de dos modos: supongamos por exemplo que sea la
tercera del azul, en este caso se podra decir que aquel objeto es azul
3, ò azul XX si la casilla es la décima tercia se expresará su color por
azul por azul 13, ó azul xx +2. De este modo el número solo denota la
escala seguida, y aquel cuyo guarismo vá acompañado de los signos +
ó – representa la escala de intensidad y degradacion”.97
Es en este punto que la necesidad de acuerdos colectivos y de redes ya es
evidente. De hecho, la idea parece imposible de llevar a cabo desde la Nueva Granada. La concepción de la idea, la minuciosa descripción del aparato, las instrucciones para su uso, e incluso un esquema del mismo que circula entre los lectores
del Semanario, no lo convierte en una invención tecnológica. Los aparatos, las
teorías o los sistemas tecnológicos, como hemos insistido a lo largo de este trabajo, son el resultado de prácticas colectivas cuyo éxito depende de su capacidad de
vincular múltiples actores que comparten intereses y están en capacidad de hacer
96
Ibidem, p. 12.
97
Ibidem, p. 12.
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uso del mismo lenguaje. Estas son el tipo de ‘negociaciones’ que difícilmente se
pueden realizar desde la Nueva Granada. La objetividad, podemos mostrar con
este ejemplo, no se construye por decreto, ni es un simple problema de autoridad,
es el resultado de un arduo trabajo, de costuras, uniones, alianzas, acuerdos y
meticulosos protocolos.
Para resolver la dificultad, la manufactura del chromapicilo se presenta a
concurso. Si Lozano, con la educación y posición que posee, con la colaboración
de Mutis y los pintores de la Expedición se enfrenta con dificultades al parecer insuperables, no parece probable que un lector del Semanario tuviera mejor suerte.
Sin embargo, así como en la publicación se hicieron convocatorias para premiar
el mejor escrito sobre problemas específicos, aquí se quiere recompensar a quien
esté en capacidad de fabricar el instrumento.
“Asi pues, no creyendo que se me facilite la execucion de mi Cromapicilo, he resuelto publicarlo á la aventura de que algun inteligente en la
pintura se anime a realizar mis ideas; y á fin de que el premio estimule
á esta empresa, ofrezco cincuenta pesos de gratificacion al que mejor
haga un Chromapicilo arreglado á los principios propuestos en este
papel, y cuyas casillas sean del tamaño de una pulgada en quadro á lo
menos. Los que aspiren à este premio han de acompañar una exacta
razon de las drogas coloreantes, que han empleado en cada columna.
En Diciembre de este año deberán presentar su trabajo, para que se
haga la adjudicacion de este premio; y nombro por Jueces de ella á
los Xefes de la Real Expedicion Botánica, que lo somos D. Sinforoso
Mutis, D. Francisco Caldas, D. Salvador Rizo, y yo”.98
Así como no tiene sentido hablar de ‘descubrimientos’ en términos de ideas
concebidas en la mente de individuos, tampoco podemos hablar de ‘invenciones’
o construcción de aparatos o sistemas tecnológicos fuera de prácticas y colectivos
que comparten intereses y ciertas reglas de juego que permiten que un instrumento o un sistema tecnológico entre en operación.99 De manera similar al hipsómetro de Caldas, el chromapicilo de Lozano es un claro ejemplo de las dificultades que conlleva proclamar la autoría y el éxito de una innovación tecnológica
o científica sin el consentimiento de una comunidad amplia. Una comunidad que
98
Ibidem, pp. 14-15.
99
Ver BIJKER, Wiebe, HUGHES, Thomas, y PINCH, Trevor (eds.), The Social Construction of
Technological Systems: New Directions in the Sociology and History of Technology, Cambridge,
MA y Londres, The MIT Press, 1987.
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en el campo de las ciencias naturales del siglo XIX ya cuenta con una tradición,
con activos centros de autoridad por fuera de los cuales no hay posibilidad de un
conocimiento certificado.
Retomando algunas reflexiones de Ludwig Wittgestein sobre la imposibilidad de que un individuo pueda proclamar el conocimiento de algo, sin que exista
consenso100, de la misma manera la invención y puesta en práctica de un instrumento no es un problema de diseño, sino de comunicación. Los instrumentos,
son actores poderosos y definitivos, pero no son entes autónomos, al igual que
los humanos no operan en solitario y no se reducen a trozos de madera, metal o
vidrio, para que éstos operen deben interactuar con humanos y con la naturaleza
en una relación indisoluble. Tanto así que los instrumentos en acción son híbridos,
y es en este sentido que podemos entender que un cuerpo humano disciplinado,
funcione como un instrumento.101 Tanto los artefactos, como los humanos y la
naturaleza adquieren su poder en la medida en que interactúan entre sí. El observador sin barómetro, termómetro y cronómetro no es nada más que un transeúnte
anónimo y mudo, sin norte, sin lugar; el más sofisticado de los barómetros sin
un cuerpo humano entrenado no es más que un trozo de madera, metal y vidrio,
y la naturaleza, sin los dos anteriores - seres humanos disciplinados y artefactos
calibrados - es desorden, oscuridad e ignorancia.
7.4 Consideraciones finales
En este capitulo hemos querido reunir tres aspectos centrales de la ciencia ilustrada que promueven los criollos de la Nueva Granada. Como hemos visto, en muchos de sus escritos, los americanos adoptan la posición de los viajeros europeos.
Esto los hace partícipes de un momento histórico y de una cultura que celebra
su conquista del mundo, siendo el criollo un actor activo en dicho propósito. La
posesión del mundo por parte de la Europa moderna es el mismo proceso que dio
como resultado la idea de la ciencia moderna y que se manifiesta con toda su potencia en el periodo de la Ilustración. Su éxito no podría ser explicado sin atender
el conjunto de instrumentos conceptuales y materiales que hicieron posible comprender el mundo en un marco de referencia colectivo. Así como Europa es un
referente clave en la consolidación de la identidad criolla y en la legitimación de
los proyectos políticos de los americanos del siglo XIX, es igualmente cierto que
desde el siglo XV hasta el siglo XIX podemos reconocer un proceso continuo de
100 WITTGESTEIN, On Certainty, op. cit. Ver capítulo 2, cita [1]
101
KAPIL, Raj, op.cit., pp. 156-188.
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comprensión del mundo dentro de un marco de referencia común. La Ilustración,
tanto en sus versiones europeas como americanas, es una manifestación clara y
contundente del deseo de construir un único orden global europeo. Un elemento
clave en este proceso y que suele pasar inadvertido, y del cual nos hemos ocupado
en este libro, es que el ‘eurocentrismo’ se convierte en un verdadero fenómeno
global y adquiere su máximo vigor en la medida en que el propósito de comprender y civilizar el mundo encuentra agentes fuera de Europa y se suman a su causa
grupos humanos que nacen y viven en otros continentes. La ciencia de finales del
siglo XVIII deja de ser una destreza exclusiva de caballeros y viajeros europeos
y se convierte en la práctica de un grupo de hombres, nacidos en América, que
actúan como poderosos agentes de en la construcción de un orden euro-céntrico.
Dicho orden es el resultado de un complejo tejido de prácticas retóricas y técnicas asociadas con la exploración científica del mundo, con el uso de aparatos y
sistemas tecnológicos y que tiene como uno de sus resultados más efectivos la
apropiación y negación de otras formas de conocer y representar la naturaleza y
la sociedad.
Tal vez sea innegable que todas las culturas sean etnocéntricas, y estamos
condenados a ver el mundo desde un lugar y con marcos de referencia limitados,
pero el etnocentrismo de los europeos modernos adquiere unas características y
un éxito sin precedentes. Su rasgo fundamental no es tanto su proclamación de
superioridad o su violencia sino el hecho y la manera como la cultura europea se
auto-comprende como universal. Es decir que lo interesante sería poder entender
la justificación y los mecanismos a través de los cuales se proclama el derecho y
el dominio sobre los demás. Su firmeza parece descansar sobre las ideas de una
civilización, una razón y un cuerpo de creencias religiosas que se asumen como
absolutas y que por lo tanto legitiman el cometido de dominar o eliminar a todo
aquel que se presente como un obstáculo para la expansión de dichas verdades sin
importar los medios. Su violencia e ‘irracionalidad’ son encubiertos bajo el manto
de la autoridad absoluta de la verdad y por lo tanto la hegemonía se presenta como
un proceso de liberación. No sólo como un derecho sino como un deber, como
algo natural e inevitable.
“Lo que los hombres quieren de la naturaleza – escriben Adorno y Horkheimer en su libro sobre la Ilustración – es servirse de ella para dominarla por
completo, a ella y a los hombres.”102 Esta es una idea que hemos querido ilustrar
a lo largo de todo el libro. Pero más que el mero reconocimiento del principio baconiano de la ciencia como dominio de la naturaleza entre los criollos ilustrados,
102 HORKHEIMER, Max y ADORNO, Theodor W., Dialéctica de la Ilustración. op. cit., p. 60.
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hemos querido explicar cómo y al servicio de quién es que la dominación de la
naturaleza y de las personas tiene lugar.
Hoy podemos negar la inocencia del cometido ‘civilizatorio’ y señalar la
injusticia y brutalidad de sus acciones. Sin embargo más oportuno que la mera
denuncia es la explicación de los mecanismos que hacen esto posible y es en ese
sentido que hemos querido abordar el problema de las prácticas científicas de la
Ilustración europea en América.
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8. Pasado y futuro de la Nueva Granada:
el criollo y su lugar en la historia
8.1 Historia
Una característica notable del grupo de escritores que estudiamos es que sus textos manifiestan y construyen una clara conciencia histórica como los forjadores
de un orden social en América. Cómo hemos visto, los autores del Semanario se
esfuerzan por consolidar una visión de sí mismos como los gestores y responsables del futuro de la Nueva Granada. Esta conciencia de sí mismos se encuentra
íntimamente relacionada con la idea de un proceso histórico de expansión europea.
En su concepción del pasado y el futuro de la Nueva Granada se hace evidente su
preocupación por mostrar que ésta es parte de la historia europea. Esto quiere decir
que no solamente su pasado y las raíces de su cultura se hallan en el Viejo Mundo,
sino que el porvenir de América está determinado por el proyecto de dominio y
civilización de los conquistadores. Así, la obligación de los hombres de letras está
en encaminar al Nuevo Mundo y sus habitantes para que estén en capacidad de
alcanzar las mismas metas culturales y económicas del Viejo Continente.
Nos interesa también ver cómo a través de sus concepciones históricas los
criollos marcan una vez más la diferencia entre ‘ellos’ y ‘el resto’ de los habitantes
de la Nueva Granada. De hecho, la separación entre ‘nosotros’ y ‘ellos’, la podemos leer en términos de un ‘nosotros’ que con toda legitimidad forma parte de la
historia y un ‘ellos’ que está por fuera, abandonado, al margen de la civilización.
Es en este sentido que entendemos el afán de integración de los criollos con
el mundo europeo en términos geográficos, económicos, culturales y, como lo
veremos más adelante, también lo podemos apreciar en su manera de entender
y escribir sobre el pasado. Nos ocuparemos entonces de las nociones que encontramos en el Semanario sobre el pasado de América, la historia de sus pueblos
nativos y, principalmente, del lugar que los criollos se construyen para sí mismos
en la historia del mundo.
Cuando se revisa la visión europea de América desde el ‘descubrimiento’
parece que el Nuevo Mundo está marcado por su falta de madurez y no sólo
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está lejos de Europa en el espacio sino también en el tiempo. Desde Colón hasta
Darwin se pueden reconocer este tipo de aproximaciones que muestran lo americano, su naturaleza y sus culturas como primitivas y, en este sentido, América
puede servir como un espejo del pasado europeo y, así, los viajes de exploración
pueden ser concebidos como viajes en el tiempo. De esta manera, el propósito de
integración y los esfuerzos por formar parte del mundo europeo podrían ser vistos
en términos de acercamiento temporal. Se trata de un afán por ser contemporáneos, compartir una historia, un pasado y un futuro comunes.
Uno de los temas centrales en el debate sobre la naturaleza y la población
americana, se dio en torno a la antigüedad de América. Cómo lo hemos señalado,
la idea misma de ‘Nuevo’ Mundo trae consigo la connotación de juventud. Como
sabemos, autores como Buffon suponían que el continente americano tiene un origen reciente, lo cual se hace evidente en su clima, su intensa humedad y su estado
de putrefacción. En Buffon, como en muchos otros autores europeos, encontramos una gran brecha histórica entre los mundos, una distancia que parece insuperable; argumento que, como vimos en el capítulo 6, es debatido por Humboldt
y hace parte de las preocupaciones de los escritores criollos. Este contraste entre
la ‘madurez’ del viejo continente y la ‘infancia’ del Nuevo Mundo acarrea consecuencias no sólo sobre el pasado sino sobre el futuro de América. La historia debe
ser un proceso de maduración en que América debe llegar a ser como Europa.
8.1.1 El pasado de las culturas americanas
El editor del Semanario, en el prospecto de 1809, hace una afirmación que llama
la atención sobre la poca importancia que tiene la pregunta sobre el pasado de las
culturas americanas: “Que otros agiten con calor el origen de los pueblos del
nuevo continente…, nosotros mas cuerdos indaguemos las causas de los cotus
que nos afigen, y estimulemos á nuestros profesores á que busquen el remedio de
esta enfermedad terrible”.1
A juzgar por este llamado a ocuparse de temas ‘serios’ y ‘útiles’, el pasado
de América antes de la llegada de los europeos, antes de la llegada de ‘la historia’, parece carecer de interés. La preocupación de los criollos letrados está en el
futuro, en un porvenir sobre el que reclaman control. Sin embargo, el pasado de
las culturas americanas es un tema del cual se ocuparon varios de los autores del
Semanario e incluso el mismo Caldas. No es posible concebir un futuro sin el so1
Ver nota capítulo 1, [82].
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porte de un pasado; un pasado que justifique el proyecto de un nuevo orden social
y que muestre la cadena de hechos que conducen al presente y señalan el futuro.
En este orden de ideas, la historia del continente americano y el pasado de sus
pueblos nativos resulta importante. Para empezar, su misma negación es de por
sí significativa en la medida en que supone un vacío de cultura y civilización que
ha ocupado el conquistador y cuya misión la deben continuar sus herederos: los
criollos. La historia siempre ha sido un poderoso instrumento político, tanto de
legitimación como de cambio del orden social. En este caso, para la Ilustración el
pasado es fundamental a la hora de contraponer la ‘barbarie’ en decadencia frente
a una ‘civilización’ próspera, y, en esta medida, se reafirma el que conciben como
único camino deseable y posible del devenir histórico.
En el capítulo 4 vimos las complejas relaciones entre los criollos y el resto
de la población en términos económicos, médicos y como sujetos de la educación, pero aún nos falta profundizar en las concepciones históricas que tienen
los criollos de las culturas americanas en relación con la historia de Europa. Un
primer elemento que llama la atención es la visión que comparten los criollos de
un pasado glorioso, pero perdido de las culturas nativas.
Al igual que Humboldt, algunos criollos han sido vistos como defensores de
los nativos, ya que en algunos casos reaccionaron contra las opiniones de autores
europeos que, como De Pauw, describieron a los habitantes de América como pueblos degenerados. Sin embargo, como podemos constatar en el Semanario, la opinión de los criollos sobre la población indígena comparte supuestos fundamentales
con los europeos y, en la gran mayoría de sus reflexiones sobre este tema, se señala
que lo valioso de los pueblos americanos ya se ha perdido en un pasado remoto.
De hecho, la preocupación está más en explicar la razones de su degeneramiento
y abandono, y en buscar las formas de cambiar esta situación, que en reconocer la
existencia de otros valores culturales o denunciar su aniquilamiento.
José María Salazar, Francisco Antonio de Ulloa, Jorge Tadeo Lozano, José
Manuel Restrepo y Francisco José de Caldas, entre otros, escribieron sobre el
pasado de América en sus memorias. Restrepo, por ejemplo, en su memoria sobre la provincia de Antioquia se refiere a los nativos con los siguientes términos:
“Todos los antiguos moradores de Antioquia andaban desnudos, eran antropòfagos, y sacrificaban hombres á sus dioses: tenian poca, ò ninguna agricultura;
alimentandose de la caza, de la pesca, y de la guerra que mutuamente se hacian,
y donde devoraban á sus mismos semejantes”.2
2
RESTREPO, José Manuel, “Ensayo sobre la Geografía, producciones, industria y poblacion de la
Provincia de Antioquia” op. cit.,, p. 45.
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Sin embargo, en la literatura criolla se lee cierta ambigüedad y en ocasiones
se describe un pasado memorable para los nativos americanos. José María Salazar, en su memoria sobre Santafé de Bogotá, y refiriéndose a las opiniones de Leblond dice: “Se empeña el Escritor francès en degradar esta comarca antes del
arribo de los Españoles, y forma una triste pintura de la infelicidad en que yacía
hasta aquella época memorable”.3 Reconociendo que los nativos de Cundinamarca fueron inferiores a los Incas y otras culturas americanas, Salazar parece
ofrecer una visión distinta y menos despreciable:
“... estando habitados los climas limítrofes, y habiendo diversidad de
frutos según la diferencia de temperaturas debió originarse el comercio, comunicándose reciprocamente las producciones. Tambien su
lengua era harmoniosa, bastante dulce y expreciva; y ella misma es
un monumento de los hechos antiguos, cuyo conocimiento alcanzamos
por la significacion de sus voces”.4
En sus reflexiones sobre la historia, llama la atención que José María Salazar haga referencia a versiones ‘nativas’ para entender el pasado de los pueblos
americanos, pero más interesante aún el uso o la traducción que hace el criollo
de tales ‘leyendas’. “Si hubiésemos de creer una tradición recibida desde la antigüedad más remota”, escribe Salazar para presentar la historia de Bochica5 y la
explicación nativa de la creación del Salto de Tequendama para liberar la sabana
de Bogotá de una gran inundación. La interpretación de Salazar de esta “ antigua
fàbula consagrada por la supersticion de los pueblos, y recibida como un dogma
de los mas respetables en la Religion Mozca”6 es ilustrativa de su propia concepción del pasado. El autor ve como supersticiosas las creencias nativas, pero busca
una explicación para el origen de esta historia. Según Salazar, es posible que se
trate de una versión americana del diluvio universal de las Sagradas Escrituras,
y se pregunta si este Bochica podría ser “uno de los enviados de Jesuchristo que
venía à iluminar estas Regiones con la predicacion de la ley de la gracia”.7
3
SALAZAR, José María, “Memoria descriptiva del pais de Santafé de Bogotá” op. cit.,, p. 193.
4
Ibidem, pp. 195-196.
5
Bochica es el dios protector, organizador y bienechor en la mitologia Chibcha. La leyenda cuenta
que la deidad Chibchacun Indignado por la corrupción de los habitantes de Bacatá, desbordó
los ríos y produjo el diluvio, los sobrevivientes invocan a Bochica y éste apareció sobre el
arco iris, arrojó su cetro de oro y abrió el cauce a las aguas represadas creando así el Salto de
Tequendama.
6
Ibidem, p. 192.
7
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Una primera pregunta que deberíamos hacer es: ¿qué tan indígena es este
mito y cuál es el origen de la fábula? La idea de una deidad precolombina representada por un hombre blanco de barba dorada que enseña a los nativos cómo
vivir en armonía y cómo cultivar la tierra, portador de un cetro de oro y que
castiga sus ‘pecados’ con una gran inundación, es una historia llena de elementos sospechosamente familiares al mundo cristiano. Pero cualquiera que sea su
origen o su versión original, el relato es presentado como una historia propia
de los nativos, una invención al parecer del pueblo ‘Mozca’, pero que en caso
de ser cierta tiene una explicación alternativa que hace del dios precolombino
“uno de los enviados de Jesucristo”. Nos enfrentamos aquí con un ejercicio de
traducción en el que el criollo se hace portavoz del nativo, cristianiza sus creencias y explica su pasado y, por lo tanto, lo hace parte de la historia sagrada y
europea.
Para sustentar sus argumentos contra Leblond, Salazar recurre a autoridades
no solamente bíblicas sino también ilustradas. Para refutar al escritor francés recurre a los testimonios de William Robertson, Alexander von Humboldt o incluso
el Conde de Buffon. “Este era el modo de pensar de un Autor ilustre muy versado
en las antiguedades de la America [Robertson], mas digno que Leblond de nuestro respeto, mas amigo que él de la verdad: ‘En Bogotà, dice, hoy una Provincia
del Nuevo Reyno de Granada, habìa una Nacion mas numeròsa y culta en diversas artes que otro Pueblo de América, exceptos México y Perú...’”.8
Si el lector encuentra en los argumentos de Salazar un tono reivindicador de
lo americano, es oportuno recordar que se trata de la defensa de una civilización
perdida, de la cual sólo quedan restos y “reliquias”, nos está hablando de “de una
Nacion que ya no exîste, y que por una desgracia funesta al aumento de la poblacion, ò por estar confundida su raza con la de sus propios Conquistadóres, van
desapareciendo cada dia de nuestro suelo”.9
Como lo vimos en el acápite sobre raza y clima (capítulo 5.4), Francisco
Antonio de Ulloa considera que para estudiar los habitantes del Nuevo Reino de
Granada debemos “averiguar en la Historia de este Reyno y en las costumbres
de sus primitivos pobladores, si el hombre ha variado de constitución física y
moral, ò si el descendiente de aquellos ha perfeccionado su educación.”10 En
8
SALAZAR, José María, “Memoria descriptiva del pais de Santafé de Bogotá ...”, en op. cit.,
p. 196.
9
Ibidem, p. 160.
10
ULLOA, Francisco Antonio, “Ensayo sobre el influxo del clima en la educacion física y moral del
hombre”, op. cit.
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su respuesta a esta pregunta Ulloa se imagina una raza salvaje pero valiente y
luchadora:
“Supongamos unas hordas de aventureros intrèpidos... La sucesion de
los tiempos, el amor, este vínculo sagrado de toda sociedad, los impelió
por fin à sacar el pie de sus bosques sombrìos, y à componer imágenes
de republicas, sin embargo de que la historia nos presenta varios pueblos mas amigos de la independencia, como los Pijaos, los Payaneses,
los Panches y otra multitud de bárbaros, viviendo todavia al tiempo de
la conquista entre las asperezas de las selvas y sobre las copas de los
árboles, como supone Rousseau al hombre original... debieron tener
una constitucion atlética y robusta, y una intrepidez tan valiente, como
la que le atribuye Hobbes à todo hombre salvage...”.11
Tras este ejercicio literario y una imaginación estimulada por Buffon,
Rousseau y Hobbes, Ulloa concluye con total contundencia: “La pintura de esos
hombres en nada conviene con la de sus descendientes. A estos parece que les
ha sucedido lo mismo que al caballo y al asno, que educados baxo de nuestros
techos, tienen menos talla, una constitución menos robusta, y padecen mas enfermedades que en las selvas”.12 Como vimos en el capítulo sobre el clima, a
los ojos de los criollos, el salvaje está sumido en el imperio de la naturaleza y su
liberación, como es obvio, está en la civilización. Se trata de explicar la historia
de los pueblos americanos y entender las causas de su “lamentable” estado actual.
Para el autor es evidente un proceso de degeneración, y cualquier virtud de los
americanos parece haberse perdido en el tiempo.
“Si comparamos al Indígena de la antigua Cundinamarca con esas
miserables reliquias que van desapareciendo como la sombra, no podremos dejar de hallar una enorme diferencia que constantemente los
aleja de sus padres; como si los siglos que se han interpuesto entre
estos y aquellos fueran la verdadera causa de su degeneración. El
paralelo del Indio que otro dia vivió tan orgulloso sobre estas montañas elevadas… con el del descendiente de este mismo, pusilánime,
desconfiado y tímido, siempre sumido en la más profunda inacción, a
pesar del recurso de las artes casi destruye la idea de identidad…[¿?]
cuando la historia nos presenta esos hombres robustos, peleando por
11
Ibidem, pp. 279-280.
12
Ibidem, p.282.
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su libertad, sufriendo el hambre, la sed, y todos los rigores del clima
solo por conservarla, y no cediendo sino a la espada victoriosa de los
Conquistadores, no podemos dejar de medir la enorme distancia que
los separa de sus hijos”.13
Lozano parece coincidir con Ulloa, Caldas, Salazar, y otros colaboradores
del Semanario, en imaginar un pasado remoto y memorable: “siglos antes de la
conquista de América, hubo en ella una gran población, que supo cultivar algunas artes y ciencias...”;14 pero de las cuales los conquistadores no encontraron
sino vestigios y de la que sólo sobreviven algunos bárbaros miserables. Para este
autor la pregunta sobre el origen y el pasado de las culturas americanas tiene
sentido en la medida en que nos enseña el medio más fácil para “reducir a la vida
social a estos infelices”.
Otro supuesto de la mayor trascendencia de esta perspectiva del pasado y
del futuro americano es la idea de que los pueblos americanos son pueblos abandonados, sin historia. Caldas emplea distintos calificativos para referirse a estos
pueblos que están “abandonados” al imperio de la naturaleza. Una clara muestra
de este punto es su mención de los pobladores de la zona de volcanes entre Loja
y Popayán: “El hombre se acostumbra à todo, este ser miserable y mortal se
familiariza con todos los horrores”.15 De igual forma, sobre la población del Pacífico, dice: “Confinados en un rincon de estos bosques inmensos, entregados sin
reserva á enriquecer a su dueño, separados del resto de los hombres, ignoran...
todas las vicisitudes y todas las revoluciones del género humano”.16 Lo último
que quisiera un historiador americanista es que uno de los escritores criollos más
interesantes del siglo XIX le recuerde las Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal de Hegel, pero aquí parece inevitable. El Nuevo Mundo ingresa
a la historia una vez arribaron los conquistadores. La historia del Nuevo Mundo
se inicia con su encuentro con los europeos. Si estos pueblos poseen un pasado
de algún valor, se trata de un pasado perdido sobre el que no es posible volver.
Así, los criollos, como resulta evidente, no pueden buscar sus raíces en el Nuevo
Mundo, y sus antepasados son los conquistadores, idealmente la nobleza española. De manera que resulta interesante la visión que estos tienen de sus “padres” los
conquistadores de América. El texto de Restrepo sobre la provincia de Antioquia
13
Ibidem, p. 278, (cursiva nuestra).
14
Ibidem, p.359.
15
CALDAS, Francisco José, “Estado de la Geografía del Vireynato de Santafé de Bogotá...”, op.
cit., p. 22.
16
Ibidem, p. 16. Reflexiones similares en los textos ya citados en el capitulo 5.4
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se narra su historia, su descubrimiento y conquista en la que se enaltece la labor
de los conquistadores, antepasados de los criollos.17
El pasado de América, así no se postule como tal en los prospectos del Semanario, es un tema útil, le permite al hombre de luces marcar la diferencia entre
‘civilización’ y ‘barbarie’, y señalar las causas del deterioro de un pueblo y así
poner remedio a su triste condición. Los nativos americanos son entonces algo del
pasado, no del presente y menos del futuro.
8.1.2 Los criollos y su lugar en la historia
La historia de América antes de la llegada de los europeos tiene varios supuestos
que reafirman el papel histórico de los criollos. Si bien las civilizaciones americanas perdieron todos sus valores, es claro que América puede ser la cuna de
grandes culturas.
Un rasgo común de la mayoría de textos del Semanario es su carácter programático; la presentación de un proyecto para un futuro mejor que nos muestra
la conciencia de sus autores de estar embarcándose en una nueva era, de estar
formando una sociedad nueva, educando un hombre nuevo y fundando un nuevo
orden social. Como hemos visto, los obstáculos no son pocos ni triviales, se trata
de una empresa que requiere del empeño de todos, de una legislación y un orden
común, y de una “mano sabia” que la lidere. Lo que se vive y lo que está por venir
se presentan como procesos naturales de cierta manera inevitables.
Esta visión del papel de los criollos en la historia de la Nueva Granada se podría resumir en el epígrafe con que Joaquín Camacho presenta en su escrito sobre
Pamplona: “Ninguna cosa es grande al nacer”.18 Y más adelante explica:
“No nos debemos admirar de estas vicisitudes ni de que en poco más
de doscientos años, no se hayan llevado á su perfeccion nuestros establecimientos. ¡Quantos siglos hubieron de pasar para que las Ciudades de Europa fuesen lo que son en el dia! Nosotros encontramos una
tierra inculta, cubierta de malezas, insectos venenosos, rocas escarpadas, terrenos inundados, los rios fuera de madre, selvas impenetrables,
Naciones ferozes, que ha sido preciso humanizar, y hemos tenido que
17
RESTREPO, José Manuel, “Ensayo sobre la Geografía, producciones, industria y poblacion de la
Provincia de Antioquia...”, op. cit., p. 43.
18
CAMACHO, Joaquín, “Relacion territorial de la Província de Pamplona”, op. cit., p. 97.
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luchar contra el desenfreno de la naturaleza. Sin embargo, todo ha ido
mejorando baxo una legislación sabia, la tierra obedece à las manos
de quien la cultiva, y muchas de nuestras poblaciones compiten ya con
las antiguas Ciudades de Europa. ¿Llegará el dia en que la América
sea el pais mas delicioso del mundo?”.19
En estas afirmaciones vemos con claridad el convencimiento de estar en un
mundo nuevo, joven, que está por construirse y esta empresa está acompañada
de ansias y promesas de un mundo mejor, esto es, un mundo como la Europa del
imaginario criollo.
Restrepo, en su memoria sobre Antioquia, expresa anhelos semejantes, no
sin dejar de manifestar sus temores: “Ya parece que me transporto à tan felices
tiempos, y que veo realizados estos sueños lisongeros…”.20 “Mas el amor de
la Patria me extravia. Yo deliro con proyectos deliciosos, que acaso jamas se
realizaràn”.21 De manera similar, para Salazar, América, y más específicamente Santafé, es un “pueblo naciente” que por medio del conocimiento de su
naturaleza, del perfeccionamiento de su industria y su comercio, y de la educación, será un país que no tendrá nada que envidiarle a los más sofisticados de
Europa. Parte del sentido histórico de los criollos se reafirma en el recurrente
supuesto de un presente inacabado, en ocasiones lamentable y oscuro, que se
contrapone a la claridad que ofrece la Ilustración la cual ya ha dado sus frutos
en otras naciones.
“El punto que ocupamos sobre el Globo es en la actualidad poco favorable
para acabar de poseerla [la Ilustración], pues alexados por un mar inmenso de la
culta Europa, debemos exîstir en la obscuridad... No es esto adoptar la paradoxa
del prusiano Paw que nos hace incapaces de razòn no hallando entre nosotros
quien pueda componer un libro”.22
Como lo hemos visto en el capítulo 5, la idea de. ‘Nuevo Mundo’ conduce
a pensar en América como una Europa incipiente, cuya maduración depende del
triunfo de la civilización cristiana y del florecimiento de las artes que, como lo
explica Salazar, apenas inician su desarrollo.
19
Ibidem, p. 116.
20
RESTREPO, José Manuel, “Ensayo sobre la Geografía, producciones, industria y poblacion de la
Provincia de Antioquia...”, op. cit., p. 76.
21
Ibidem, p. 84.
22
SALAZAR, José María, “Memoria descriptiva del pais de Santafé de Bogotá”, op. cit., p. 224.
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“ …esto no podia ser de otro modo en un pueblo que aun no cuenta tres
siglos de existencia, y que ha carecido hasta aqui de aquellos medios
necesarios para progresar en ellas, y perfeccionarlas ... no hay que
pensar que nos hallamos todavia en aquel grado de esplendor á que
en la época actual debe aspirarse. No salen tan ràpidamente las Naciones de su primer estado de abatimiento para colocarse al nivel de
aquellas que están en posesion de ilustrarlas, y solo toca a la accion
del tiempo disipar sus tinieblas quando es ayudada por el influxo de
las circunstancias. La sociedad, lo mismo que el hombre, tiene sus
edades respectivas, los pueblos mas sábios del universo han pasado
por ellas, y la sucesion de los siglos, capaz de obrar los mayores prodigios, ha podido únicamente elevarlos al grado de gloria en que los
vemos. Santafé es actualmente un exemplo de esta verdad funesta, y si
la auróra de la Filosofía ha rayado sobre su horizonte, aun no acaban
de disiparse la tinieblas que nos rodean”.23
“Pero separèmos la vista de esta pintúra que verdaderamente es lisongéra, por que ella nos ofrece un Pueblo capaz de mejorar su destino,
para ver quales son los obstáculos que retardan nuestros progresos, y
llegar al suspirado término de una completa ilustracion”.24
América está lejos de ser como Europa, “... volved la vista a las naciones
de Europa, comparaos con ellas y reconoced vuestra nada”,25 y sin embargo la
Nueva Granada parece abocada al cambio. Dicha transformación sólo será posible en la medida en que su destino esté en las manos de ‘hombres de luces’ que
se han enfrentado a la naturaleza, a un mundo que carece de cultura y que con
sus esfuerzos han logrado domesticar lo salvaje, cultivar la tierra y hacerla propia. Sólo hay un futuro posible: el destino del Nuevo Mundo es el de completar
su proceso de integración a la civilización. Es decir que la inevitable historia de
América es su civilización, y el sentido que aquí nos interesa del término, está
asociado con el acto de educar e ilustrar: “sacar del estado salvaje a pueblos o
personas”.26 Se trata de una noción que en absoluto resulta comprensible si no es
a partir de su posicionamiento con respecto a su contrario, en este caso la ‘barbarie’ o el ‘salvajismo’. El recurso a esta idea ha consistido en formar dos grandes
23
Ibidem, p. 220-221
24
Ibidem, pp. 223-224.
25
Ibidem, p. 228.
26
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, 2001, “civilización”.
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familias de palabras antagónicas que se aplicaron para calificar pueblos, procesos y situaciones según se las quisiera exaltar o estigmatizar. Así, por un lado,
‘civilización’ fue el concepto líder que sirvió para englobar en torno a él toda una
familia de términos considerados positivos tales como Ilustración, luz, racionalidad, sabiduría, cristianismo, blanco, bueno, sano, limpio, prosperidad. Por su
parte, ‘barbarie’ fue su contrario, el concepto que a su vez englobó otra familia
de términos considerados negativos: barbarie, superstición, oscuridad, instinto, ignorancia, tinieblas, paganismo, negro, malo, enfermo, desaseado, atraso.
Además, la idea de civilización, así como sus resignificaciones posteriores de
‘progreso’ y ‘desarrollo’,27 tiene como base una noción temporal particular: el
tiempo lineal y ascendente. De alguna forma, esta noción implica que la historia es un desenvolvimiento natural e inevitable hacia los ideales de civilización
europeos.
Por su parte, en su memoria sobre la fauna de Cundinamarca, en el acápite
sobre el hombre, Lozano concluye con algunas reflexiones sobre el futuro del
hombre americano que reafirman el destino europeo del Nuevo Mundo:
“... con el transcurso de los Siglos llegará el caso de que solo se vea
una raza mixta, y un caracter nacional compuesto de cada una de las
razas primitivas; pero siempre prevalescera algo la Arabe-Europea,
por que continuamente están pasando del antiguo continente á este
nuevos colonos que junto con sus propiedades naturales nos traen
usos, modas, é Ilustracion Europea, con lo qual se fortalece el vínculo,
que nos une con la Metrópoli; y jamas nos diferenciaremos mucho de
ella en usos, costumbres, y lenguáge”.28
Una mirada más amplia y profunda de la incorporación de América y de los
criollos dentro de una ‘historia universal’ la encontramos en los almanaques elaborados por Caldas. Estos merecen una mirada más cuidadosa. Los últimos documentos que publicó Caldas en el marco del Semanario son los Almanaques para
1811 y 1812.29 Se trata de cronologías en las cuales se destacan los grandes hitos
27
SANTANA, Joaquín, “El problema de la modernidad en América Latina; una aproximación
histórico-sociológica”, en Revista Filosofía y Cultura, (disponible en línea en http://www.
28
LOZANO, Jorge Tadeo, “Fragmento de una obra titulada: Fauna Cundinamarquesa”, op. cit., pp.
368-369.
29
CALDAS, Francisco José, “Almanaque para el año de 1811. Calculado para el Nuevo Reyno de
Granada. Por D. Franciso Josef de Caldas y Tenorio, Director del Observatorio astronómico de
Santafé de Bogotá, Individuo de la Expedición botanica del Reyno, y Catedrático de Matemáticas
filosofia.cu/contemp/joaquin002.htm).
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de una historia del mundo a“imitación de las Guias, Almanaques, Calendarios
etc. que publican las naciones civilizadas”,30 y que constituyen una expresión
contundente del papel del conocimiento, en este caso astronómico e histórico,
como potentes mecanismos de orden social.
En primer lugar, podemos ver de qué manera entiende Caldas su función
social como astrónomo y el carácter práctico de este campo del conocimiento:
“Observar el Cielo por observarlo, seria una ocupación honesta; pero
no pasaria de una curiosidad esteril que llenase los momentos del
hombre ocioso y acomodado. Este observador seria inútil, y la Patria lo miraria como un consumidor de quien no esperaba nada. Nosotros no queremos representar ese papel en la Sociedad: queremos que
nuestros trabajos astronómicos mejoren nuestra Geografia, nuestros
Caminos, y nuestro Comercio”.31
Si nuestro interés a lo largo de todo el libro ha estado en mostrar el carácter
político de las ciencias de la Ilustración, nos falta comentar este aspecto en la
astronomía. Por tratarse de una ciencia matemática que se ocupa de los astros,
podría ser un ejemplo de una ciencia ‘pura’ que nada tiene que ver con la política.
En este punto el mismo Caldas quiere demostrar que no se trata de una ciencia
contemplativa y mucho menos inútil.
“...queremos que el comun entrevea las relaciones tan grandes como
ocultas que tiene la Astronomía con la Sociedad y con las necesidades
del hombre”.32 “El Labrador, el Caminante, y el Médico que consultan
el lugar de este [?], no necesitan saber el instante preciso de la conjunción, de la oposición, y de los quartos con rigor astronómico. Para
estos es suficiente saber el dia, y nosotros les indicamos las horas, y
los quartos con que suceden”.33
del Colegio R.M. de N. Sra. del Rosario de ésta Capital”, en Semanario del Nuevo Reyno de
Granada, año de 1810; y “Almanaque de las Provincias del N.R. de Granada para el año bisiesto
de 1812 tercero de nuestra libertad. Calculado por Don Francisco Josef de Caldas y Tenorio
Director del Observatorio astronómico de Santafé de Bogotá”, en Semanario del Nuevo Reyno de
Granada, año de 1811, pp. 1-31.
30
CALDAS, Francisco José, “Alamanaque para el año de 1811...”, op. cit., p. 6.
31
Ibidem, p. 7.
32
Ibidem, p. 14.
33
Ibidem, pp. 17-18. Sobre la importancia de darle un lugar en el espacio a la Nueva Granada, ver
capítulo 3.
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Los almanaques son presentados como productos técnicos, muestra del rigor
y precisión de la astronomía. Se publican con la idea de que sean usados por el
mayor número de ciudadanos posible y se imprimen de manera que se puedan
fijar en las paredes o llevar consigo.
“Le damos una forma mas cómoda para su uso. Dos pliegos de papel
impresos por una cara solo son propios para fixarlos á las paredes.
El Literato, el Abogado, el que trabaja en papeles tiene que ocurrir
frecuentemente de su mesa al lugar donde ha clavado su Almanaque.
Al viajero, al que hace salidas al campo casi le es insoportable el uso
del Almanaque en la forma que hoy tiene. Nosotros hemos consultado
á las comodidades de todos, y le hemos dado la forma de un libro
pequeño”.34
Estos calendarios ofrecen la información necesaria para vivir de manera civilizada y piadosa, “La serie de los Santos, ayunos, festividades, etc. la presentamos en la forma ordinaria a que se hallan ya acostumbrados los Pueblos”.35
Además de todos estos rasgos de carácter práctico y cotidiano, el calendario es
una muestra de orden natural en un sentido más profundo. Su carácter político no
se explica solamente por su utilidad para el gobierno, para la navegación, la agricultura o la cartografía; sino que es una expresión de la “aritmética política”, el
arte de gobernar con números, de control técnico de la naturaleza y de la sociedad
tanto en términos espaciales (mapas) como temporales (almanaques).
Los almanaques son así mismo un emblema de rigor y precisión sobre el que
Caldas insiste: “Nos resta advertir que el tiempo de las lunaciones, eclipses, etc
es el verdadero, y que para formar juicio de la exactitud de nuestras predicciones
astronómicas, es preciso no gobernarse por las horas arbitrarias y caprichosas
de los Sacristanes, sino por las que indique una exacta meridiana”.36 De este
modo,“las Lunas de Jupiter, el Sol, y toda la Astronomia mejoran, perfeccionan,
y aseguran nuestro comercio, y nuestra navegacion”.37 “He aquí los motivos que
tenemos para ir insertando las observaciones que hemos verificado en el Reyno
desde 1796 hasta hoy. Este artículo, será tal vez el mas preciso de nuestro almanaque, y el que le hará mirar con aprecio por los observadores europeos”.38
34
Ibidem, p. 10.
35
Ibidem, p. 9.
36
CALDAS, Francisco José, “Almanaque... para el año de 1812...”, op. cit., p. 7.
37
CALDAS, Francisco José, “Almanaque para el año de 1811...”, op. cit., p. 17.
38
Ibidem, pp. 17-18.
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La representación precisa del tiempo y su racionalización permiten suponer
un mundo en sincronía, de tal manera que los calendarios son una condición básica del orden, tanto en la esfera histórica de larga duración frente a un pasado
remoto e incluso cosmológico, como en el ámbito de lo cotidiano e inmediato. El
almanaque es entonces una eficiente forma de comprensión de la naturaleza y la
sociedad, una manera de poner las cosas en su lugar y en su momento preciso.
Esta tarea que le corresponde al astrónomo, quien en la elaboración de calendarios muestra su capacidad de control no solamente sobre el pasado y el presente,
sino sobre el futuro.“Hemos creido que no hay cosa mas propia de un profesor
de Astronomia, que anunciar al Público los fenómenos que deben acaecer en los
años venideros, presentar sus observaciones y los resultados. Así comenzará la
Capital á recoger el fruto de un Observatorio que fundó el celebre Mutis, y que
hoy sostiene el Estado”.39
Es en este sentido que podemos entender mejor la trascendencia política del
Observatorio astronómico de Santafé. Este fue el punto de encuentro de actores
importantes de la vida política en Santafé y del virreinato en medio de la crisis
de comienzos de siglo, pero no podemos subestimar el hecho de que allí trabajan
competentes astrónomos y geógrafos y que allí se elaboran mapas y calendarios,
dispositivos fundamentales para hacer del orden social algo natural.
Veamos las tablas cronológicas que constituyen el centro de los almanaques,
por ejemplo las “Épocas” que trae el almanaque de 1811:
ALMANAQUE PARA 1811
ÉPOCAS
Del nacimiento de N.S. Jesu-Christo....................... 1811
De la Creación..........................................................7010
Del Diluvio Universal...............................................4768
Del Periodo Juliano..................................................6524
De la primera Olimpiada de Iphito..........................2585
De la fundacion de Roma.........................................2564
De la Era de Nabonazar...........................................2558
De la Égira ó época Mahometana...........................1190
Del descubrimiento de la América.............................320
De la fundacion de Santafé........................................273
39
Ibidem, p. 9.
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Del Pontificado de Pio VII........................................... 12
Del Reynado de Fernando VII.......................................4
DE LA INSTALACION DE LA JUNTA SUPREMA.......2
Los almanaques son una representación de un tiempo lineal en el cual podemos reconocer los grandes hitos de una historia universal. Sobre una misma
línea se ordenan ‘hechos’ de naturaleza distinta pero que se muestran encadenados en una sucesión temporal en la que el punto de partida es el nacimiento
de Jesucristo hace 1811 años, pero que se remonta hasta la creación 7.010 años
atrás. En el almanaque se señalan grandes eventos históricos y bíblicos, los cuales conducen a un último evento de carácter local: “LA INSTALACIÓN DE LA
JUNTA SUPREMA”, hecho que al ser presentado al mismo nivel que el Descubrimiento de América o el Diluvio Universal, adquiere un sentido histórico
de la mayor trascendencia. El transcurso de la historia es representado como
un proceso coherente de eventos en el que los criollos se inscriben y así entran
a formar parte de la historia del mundo con toda propiedad y derecho. Todo el
pasado y su implacable legado cae sobre los criollos, sobre la Nueva Granada y
sobre el Nuevo Mundo.
“Si se cuenta tres generaciones por siglo, suponiendo que el mundo
existe desde ahora 5800 años, no ha habido sino 180 generaciones
desde la creación hasta nosotros: 127 después del diluvio; 150 despues
de la guerra cristiana; y como ninguna casa puede probar un origen
cierto desde Carlo Magno, se sigue, que las casas mas antiguas no
puede contar quando mas, sino 33 generaciones. Por otra parte, son
muy pocas las que pueden subir tanto sin dar en la fabula. Pero ¿qué
son mil años de ilustracion comparados con 4800 de obscuridad? Nobleza, reconoce su vanidad”.40
El almanaque para 1812 trae elementos novedosos, tal y como lo presenta
Caldas en la prefación. Vale la pena transcribir aquí el sentido de estos calendarios en palabras del mismo Caldas:
“Hemos mejorado considerablemente todas las partes del Almanaque,
y hemos dado una nueva forma á muchos de sus artículos. Las Epocas,
estos puntos de reposo en que el tiempo parece que se detiene en su carrera, estos puntos, por decirlo así, de apoyo sobre que descansan los
siglos, y todas las revoluciones del genero humano, se han aumentado
40
Ibidem, p. 22-23.
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y dividido en epocas de la Historia Santa, y Eclesiastica, de la Historia
profana, y de la Historia de las Ciencias”.41
Aquí se unen tres frentes importantes del proyecto ilustrado. La historia
eclesiástica (las Sagradas Escrituras) que es la fuente de una verdad absoluta,
“ la única antorcha que nos alumbra en medio de la oscuridad de los primeros
tiempos”. La historia profana, que si bien se presta para confusiones con fábulas,
es necesaria “para ordenar los hechos dispersos de los diferentes pueblos” y
presenta una cronología con referentes tales como:
Del descubrimiento de la América.
De la independencia de los Estados-Unidos de la América del Norte.
Del Reynado de Fernando VII.
De los asesinatos de Quito, en que perecieron los ilustres Americanos; y
mártires de la libertad. Morales, Salinas, Quiroga y 300 mas.
De la caida de Amar, y LIBERTAD de Santafé
De la publicacion de la Constitucion de la Provincia de Cundinamarca.
De la derrota de Tacón, por los ilustres Baray y Cabal en Palacé, y principio
de la libertad en Popayan.
Finalmente, la historia de las ciencias, que resulta útil como marco de referencia para narrar el ascenso del hombre. Ésta, según Caldas, puede interesar más
a los filósofos, “pero siempre gustamos ver la antigüedad de las invenciones útiles, y de aquellos descubrimientos asombrosos que honran al ingenio humano”.42
Entre los eventos aparecen:
De la publicacion de la Iliada de Homero
De la invencion de la Imprenta
De la aplicación del Telescopio á la Astronomía por Galileo
Del descubrimiento capital de las leyes planetarias por el inmortal Kepler
De la invencion del cálculo infinitesimal, por Newton, y por Leibniz
De la fundacion del Observatorio astronómico de Santafé por D. Josef Celestino Mutis
41
CALDAS, Francisco José, “Almanaque... para el año de 1812...”, op. cit., p. 4.
42
Ibidem, p. 4.
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Así mismo, los almanaques no son solamente una expresión del poder de
la ciencia sobre la naturaleza, sino que en 1811, cuando el gobierno ya no se reconoce en la Corona española, aparece en ellos un llamado a formar parte de un
proyecto político americano que debe liberarse de sus maestros europeos porque,
al parecer, ya cuenta con autoridades competentes y locales.
“¡Oxala que nuestros esfuerzos en este ramo espinoso de la Astronomía
no sean infructuosos! ¡Oxalá que los hombres ilustrados se apliquen á
executar estas observaciones! ¡Oxala que los Gobiernos de Cartagena y de Caracas las hagan verificar por los pilostos ó ingenieros que
tengan en sus puertos! Este es el único camino que tenemos para sacar
á nuestra Geografía de las tinieblas en que yace... Ya es tiempo de
despertar del letargo y de formar nuestra Carta sobre nuestras propias
observaciones. ¿Hemos de esperar que el Europeo venga á medir, y á
descubrir nuestros paises? ¿No es vergonzoso al nombre Americano
tener que mendigar su propia Geografia de las manos de los Bonnes,
de los Metelles, de los Cruces, Danvilles, y Rochettes? Si hemos sacudido el yugo político de Europa, sacudamos tambien esta dependencia
científica que nos degrada, y que nos mantiene en una infancia literaria mas ignominiosa que la esclavitud misma”.43
Los almanaques son una forma de vincular la historia y la cosmología, una
historia que se edifica sobre los grandes hitos de la historia cristiana, que tiene sus
raíces en los griegos y en los logros científicos y culturales de la Europa moderna.
La conjunción de cosmología, astronomía, religión e historia hace posible mostrar
como natural un devenir histórico que va desde la Europa de los antiguos y el pensamiento clásico, y que culmina en 1810 con la declaración de independencia en la
Nueva Granada. La crisis política de 1810, se refleja en un cambio de tono y de los
referentes políticos de los criollos que comentaremos en la próxima sección.
8.2 Ilustración: Emancipación o dominación
A lo largo de todo este trabajo hemos insistido hasta el cansancio en la indisoluble
relación entre conocimiento y poder, y la tesis central de esta investigación ha sido
mostrar las prácticas científicas como prácticas políticas. Además, nos hemos
ocupado de uno de los periodos que mayor interés tienen para la historia política
de América y, si se quiere, de Colombia (no sin dejar de advertir el anacronismo
43
Ibidem, pp. 5-6.
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Mauricio Nieto Olarte
312
que implica hablar de ‘Colombia’ en las primeras décadas del siglo XIX). Las
fechas de la publicación del Semanario coinciden con aquellas en que celebramos la independencia nacional. Sobre el carácter crucial de este momento para
entender la historia de las nuevas naciones americanas parecen estar de acuerdo
la gran mayoría, si no todos, sus comentaristas. Francois-Xavier Guerra se refiere
a 1808 como una fecha que marca nuevos procesos, “una época de profundas
transformaciones” que para los historiadores del siglo XIX y muchos del XX se
explican como el inicio de un proceso de constitución de las nuevas “naciones”
hispanoamericanas a través de las “revoluciones de independencia”.44
En particular, los años de 1808 y 1811 son fechas claves para la historia de
la Nueva Granada según los historiadores del periodo.45 De esta manera, el problema de la emancipación política de los criollos frente al gobierno peninsular no
puede ser ignorada y, si bien es un tema complejo que no pretendemos resolver
aquí, será oportuno dirigir nuestras reflexiones sobre los Ilustrados hacia el problema de la ‘independencia’. Nuestro propósito no es reseñar el estado del arte
sobre el tema ni escribir una crítica a la literatura sobre la Independencia, esa es
una tarea que desborda con creces los objetivos de este análisis del Semanario.
Sin embargo, lejos de darle la espalda, en todos y cada uno de los capítulos de este
libro nos hemos ocupado del campo de la política. Nuestro objetivo ha sido precisamente evadir la contraposición entre la ciencia y la política, como si se tratara
de dos ámbitos distintos. Si hemos tenido algún éxito en este empeño, como resultado deberíamos ser capaces de ofrecer elementos para una mejor comprensión
de la historia política del siglo XIX en la América española. Cuando entendemos
la ciencia como política, la búsqueda de relaciones de causa-efecto entre una esfera y la otra dejan de ser procedentes. Si por ‘política’ entendemos algo más allá
de lo meramente jurídico y vemos las prácticas sociales a través de las cuales se
construye la autoridad y subsecuentemente se ejerce el control, como es el caso de
las prácticas científicas, podremos hacer algunos aportes a las reflexiones sobre
este periodo. La tarea que nos falta es aclarar las implicaciones que tiene este tipo
44
Guerra, Francois-Xavier, Modernidad e independencia, México, Fondo de Cultura Económica,
1997. p.11.
45
“El proceso de preparación del Semanario coincide, por entero, con la apertura de la crisis
española de 1808, y con la irrupción con toda su fuerza de la política moderna en Nueva
Granada. Las monografías finales fueron publicadas en medio de la crisis misma, y cuando la
mayor parte del pequeño grupo hacía su tránsito hacia la política”. SILVA, Los ilustrados de
Nueva Granada, op.cit., p. 196. Silva afirma al concluir su libro cosas como “… la irrupción de
la política moderna transformará a la casi totalidad de los ilustrados, a partir de 1809-1812, en
políticos…”. Está bien claro al momento histórico que describe Silva, pero para ser consecuentes
con la tesis central de este trabajo, y como se verá más adelante, preferimos no hablar de una
transición hacia la política.
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26/01/2009 08:15:36 a.m.
Pasado y futuro de la Nueva Granada: el criollo y su lugar en la historia
313
de análisis en la historiografía de la Independencia, en particular sobre el papel
de los criollos letrados en la historia política de la Nueva Granada en los albores
del siglo XIX.
Un lugar común en las explicaciones históricas de la Independencia y de
la construcción de las nuevas naciones americanas, ha sido el papel central y
positivo que se le ha otorgado a la Ilustración. En primer lugar, debemos evitar
la ilusión de convertir a la Ilustración en un actor histórico y mal haríamos en
atribuirle a una noción tan abstracta y difusa algún tipo de agencia o causalidad.
Si nos hemos referido al “periodo de la Ilustración” es por una simple convención
que nos ayuda a ubicarnos cronológicamente en la segunda mitad del siglo XVIII
y comienzos del XIX, pero no porque nuestro objeto de estudio sea algún tipo de
entidad, substrato o esencia que defina el ‘espíritu’ de una época o de una cultura.
En este sentido, la idea de que la “Ilustración es una causa de la independencia”,
en cualquiera de sus múltiples formulaciones, carece de sentido. Nuestro objeto
de trabajo preferimos buscarlo en un conjunto de prácticas y de actores concretos que han sido descritos y en ocasiones se han presentado ellos mismos como
“ilustrados”.
La relación entre Ilustración y Revolución, la tradicional idea de la Ilustración como móvil de la Independencia y el sentido liberador de la filosofía y de
la ciencia europeas, más que una hipótesis de trabajo que nos ilumina el camino,
es un supuesto que debe ser explicado. La separación de las colonias españolas
del gobierno peninsular fue posible, en parte, como consecuencia de la ruina del
estado español y porque los mecanismos europeos de control ya habían sido instituidos en América. Sin embargo, la afirmación de que la Ilustración –con abanderados como José Celestino Mutis, Francisco José de Caldas, Jorge Tadeo Lozano,
José María Salazar, Francisco Antonio Ulloa o José Manuel Restrepo– contribuyó a la liberación americana, merece una mirada cuidadosa, pues estas ideas ya
familiares entre nosotros oscurecen e idealizan tanto el papel de las elites en la
historia de naciones como Colombia, como la noción misma de ‘independencia’.
Esto nos confronta con una historiografía que podemos calificar de teleológica
y nacionalista, en la cual la historia política parece estar restringida a las esferas
de lo ideológico, lo legal o gubernamental, y que, al mismo tiempo, ha trasladado
de manera libre una historia de la ideas al terreno más amplio y complejo de la
historia política y social.46
46
Ver textos sobre la independencia como OCAMPO LÓPEZ, Javier, El proceso ideológico de la
emancipación en Colombia. Las ideas de génesis, independencia, futuro e integración en los
orígenes de Colombia, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1980.
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Mauricio Nieto Olarte
314
Nos parece oportuno recordar el llamado de atención de historiadores como
Anthony McFarlane al respecto:
“... si una alternativa al gobierno español se imaginó primero entre la
pequeña intelectualidad criolla, la prescindencia del orden colonial
sólo se hizo posible cuando el poder metropolitano se desmoronó en
su centro. Al final fue la crisis imperial, más que las reacciones contra
el absolutismo de los borbones o la clarividencia de precursores iluminados, la que creó las condiciones para la emancipación política en
Colombia”.47
Y bien hace John Lynch en recordarnos que la independencia no es la puesta en marcha de una ideología liberal. “Las revoluciones hispanoaméricanas
respondieron primero a intereses, y éstos invocan ideas”.48 Así mismo, se hace
necesario examinar con cautela expresiones como “americanismo criollo”, “patriotismo científico” y “protonacionalismo”, todas nociones con un riesgo teleológico que nos invitan a suponer que en este momento se proyectaba entre los
americanos-españoles la formación de las futuras naciones americanas.
Desde sus orígenes, la historia de las ciencias en la Nueva Granada está
marcada por esta extraña relación entre conocimiento y libertad. Florentino
Vezga, es para algunos el primer historiador de la Expedición Botánica, el primer historiador de la ciencia en Colombia, y se podría decir que el hilo conductor de su presentación de la Expedición Botánica y la mayoría de personajes
vinculados a ella, es el proceso de la Independencia. Pero esta idea, con algunos
matices, parece sobrevivir hasta nuestros días y sigue presente en análisis más
recientes.49
La noción de ‘independencia’ es un concepto tan central en la historia nacional; de hecho representa el nacimiento y mito de origen de la nación, el cual se
47
MCFARLANE, Anthony, Colombia antes de la independencia. Economía, sociedad y política
bajo el dominio borbón, Bogotá, Banco de la República, Áncora, 1997, p. 22.
48
LYNCH, John, América Latina: entre colonia y nación, Barcelona, Crítica, 2001, p. 152.
49
Trabajos como el de José Luis Peset encuentran una relación casi directa entre ciencia e
independencia. Ver PESET, José Luis, Ciencia y libertad. El papel del científico ante la
Independencia americana, Madrid, CSIC, 1987. En la misma línea, Thomas Glick señala que
la relación entre ciencia e independencia se da en tanto que los criollos, al crear redes de ciencia
y consolidar un movimiento científico propio, fortalecen sus ideas independentistas y caen
en cuenta del potencial económico de la Nueva Granada. Ver GLICK, Thomas F., “Imperio y
dependencia científica en el XVIII español e inglés: la provisión de los instrumentos científicos”,
en Peset, José Luis, Ciencia, vida y espacio en Iberoamérica, Madrid, CSIC, 1989, pp. 49-63.
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Pasado y futuro de la Nueva Granada: el criollo y su lugar en la historia
315
convierte en una especie de ‘agujero negro’ que absorbe y la da sentido histórico
a una cantidad de prácticas, intereses y actores muy distintos, entre ellos, los
hombres de ciencia y la ciencia misma. Sobre el tema de Ilustración y su relación
con la construcción de naciones libres, podemos reconocer la importancia de las
afirmaciones de Anderson, Glick, Peset o Cañizares, entre otros, que ven en los
periódicos y en la ciencia una semilla de una nueva conciencia del espacio y de la
naturaleza con efectos liberadores. Lo que no podemos olvidar es que esa identidad y esa nueva conciencia, esa nueva percepción del espacio, se construye en
marcos de referencia claramente europeos y que son manifestaciones no solamente de territorios ‘autónomos’ o de procesos de separación, sino procesos de integración; así, el afán de formar parte de un mundo europeo es un claro y poderoso
motor de dichas prácticas ilustradas, o mejor, las prácticas ilustradas son formas
de integración a un orden ‘global’ europeo.
Esta aparente ambigüedad entre una ciencia que podría ser leída como imperial pero que también permite lecturas nacionalistas o “proto-nacionalistas”, y
que realmente no es ninguna de las dos cosas, se ha resuelto con el argumento de
que estamos en una momento de transición; panorama en el cual la noción de un
movimiento “revolucionario” encaja perfectamente. Pero allí hay un riesgo enorme que es el que hemos estado tratando de evitar, se trata del falso supuesto de
que, de un momento a otro, América pasó de la dominación a la libertad.
El tradicional divorcio entre política y ciencia ha sido mantenido cuando interesa defender el carácter absoluto de la ciencia moderna, pero paradójicamente
y sin explicación aparente, se rompe cuando se han querido vigorizar las ideas
de la ciencia y la Ilustración como agentes, factores necesariamente progresivos
y entonces sin reservas, “políticos”. En la historia de este periodo parece haber
subsistido una contradicción: por un lado la revolución política interrumpió los
proyectos científicos de la Expedición Botánica, pero, por otro, aparecen los intelectuales y colaboradores en estos proyectos científicos como las mentes que
preparan la revolución política.
La coincidencia entre hombres de ciencia y revolucionarios, o entre miembros de la Expedición Botánica y la revolución, o entre tertulias o publicaciones
ilustradas y la independencia, no debe leerse como que la ciencia es una actividad
liberal o libertaria que alimentó ideas revolucionarias. Esto podría explicarse,
más bien, en tanto se trata de actores cuyas acciones como terratenientes, gobernantes, geógrafos, naturalistas o médicos les confieren un claro papel político
como agentes de dominio y control. En el momento en que se escribe este libro y
teniendo presentes los lugares comunes sobre los que se ha narrado la historia del
surgimiento de las naciones americanas y que es parte de la historiografía del siglo XX, nos parece oportuno mostrar lo que podríamos llamar ‘el lado oscuro de
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Mauricio Nieto Olarte
316
la Ilustración’: a la ciencia como una poderosa forma de control, orden y autoridad
que ejercen ciertos grupos sociales sobre otros.
En el siglo XIX, la soberanía de la Corona española –de por sí en ruinas–
fue negada, pero sus mecanismos de control encontraron nuevos agentes y beneficiarios en la elite de americanos-españoles. Si bien después de 1810 aparecen
algunas expresiones contra el gobierno peninsular,50 los llamados a asumir la
administración y el control de la Nueva Granada son los mismos actores que
defendían la soberanía europea sobre América. Tanto antes como después de
1810, los textos publicados en el Semanario expresan un esfuerzo sostenido por
consolidar un orden social y presentar los agentes de dicho orden, y el conjunto
de referentes que lo legitiman –el “bien común”, “la prosperidad”, “el bienestar”,
“la civilización” y “el orden”– se mantienen firmes. Si este es un periodo de
grandes revoluciones, tenemos que explicar los supuestos sobre los cuales los
criollos conciben ese nuevo orden social y mostrar las complejas relaciones que
se dieron entre los criollos letrados y el resto de la población. En este ejercicio la
Ilustración nos muestra otra cara menos luminosa, sus renovadores emblemas de
libertad se confunden con los poco revolucionarios ideales de distinción, orden,
control y dominación.
Las aspiraciones de la Ilustración europea en América no habrían sido posibles sin la colaboración de la elite local con la cual los propósitos de apropiación
dejaron de ser una tarea de viajeros para convertirse en la empresa de un grupo
de americanos-españoles que compartían con los exploradores europeos la educación y el interés por ordenar y controlar la naturaleza, el territorio americano y
su población. El proyecto de exploración del Nuevo Mundo que se desarrolló durante el gobierno de Carlos III, comenzó a perder el control directo de la Corona
Española y a convertirse en un propósito con cierto carácter americano.51 Sin embargo, no podemos olvidar que los criollos difícilmente dejaron de ser europeos
y que, más que víctimas, fueron agentes y beneficiarios del dominio español en
América52. Heredaron tierras, cargos públicos, autoridad, defendieron su linaje
y se reconocieron como legítimos portavoces de la Corona española, la religión
católica y la ciencia europea.
50
Ver capitulo 6, cita [¿?]
51
Ver NIETO, Mauricio, Remedios para el imperio, op. cit.
52
Como lo explica Walter Mignolo: “ La negación de Europa… no fue la negación de la “Europeidad”
puesto que se trataba de ser americanos sin dejar de ser europeos; de ser americanos pero distintos
a los amerindios y a la población afro-americana.” MIGNOLO, Walter, “La colonialidad a lo largo
y a lo ancho: el hemisferio occidental en el horizonte colonial de la modernidad”, en LANDER,
Edgardo, (Compilador) La colonialidad del saber, op. cit., p. 69.
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Pasado y futuro de la Nueva Granada: el criollo y su lugar en la historia
317
A pesar de la clara identificación de los criollos con la cultura europea, algunos factores debilitaron la relación entre los criollos y el gobierno peninsular:
la crisis del imperio español, los fallidos intentos de los Borbones por crear un
gobierno centralizado y la consolidación de las elites locales son algunos de ellos.
El hecho de haber nacido y vivido en América le otorgó a estos criollos un doble
sentido de pertenencia y el derecho sobre la tierra.53 Sin embargo, esto no es suficiente para entender su posición en la sociedad, su autoridad y su poder. Como
muchos autores lo han señalado, el poder no es algo que simplemente se otorga o
se hereda,54 y como lo hemos tratado de ilustrar en los capítulos precedentes, la
relación entre conocimiento y poder es un elemento clave para entender el papel
que jugaron las elites criollas en la historia de la Nueva Granada a comienzos del
siglo XIX.
La elite criolla, en la medida en que fue parte de la “República de las letras”
adquirió un nuevo sentido de identidad como grupo y afianzó su posición política
en las colonias teniendo un efecto importante en la creación de las nuevas naciones, pero más en su esfuerzo por consolidar tradiciones europeas en América que
en darle libertad y autonomía a la población americana.55 Mas aún, la implantación de dichas prácticas e instituciones en lugares como Santafé tiene como resultado la negación de la capacidad de los demás para controlar sus propias vidas.
La constitución de este grupo social, de los criollos Ilustrados de la Nueva Granada, refuerza círculos de autoridad alrededor de los españoles americanos que no
tuvieron ningún interés en identificarse o igualarse con los nativos americanos,
indios, mulatos o negros. Como es evidente, parte del problema de la celebración
de una revolución que libera a un continente o a una nación tiene que ver con la
población que suponemos fue beneficiaria del proceso, y no podemos olvidar que
a comienzos del siglo XIX la mayoría de la población de la Nueva Granada la
constituían indios, negros o personas de raza mixta.
En los capítulos anteriores hemos hecho evidente el sostenido esfuerzo criollo de distinción frente al resto de la población americana y, al mismo tiempo, hemos mostrado el afán de los criollos por ser reconocidos como europeos. Resulta
53
Ver GARRIDO, Margarita, Reclamos y representaciones. Variaciones sobre la política en el
Nuevo Reino de Granada, 1770-1815, Bogotá, Banco de la República, 1993, cap. I.
54
Ver por ejemplo FOUCAULT, Michel, Power/Knowledge: Selected interviews and other writings
1972-1977, Nueva York, Harvester Wheatsheaf, 1980; y ROUSE, J., Knowledge and Power:
toward a political philosophy of science, Londres, Cornell University Press, 1987.
55
Sobre este punto será interesante tener en cuenta autores como ANDERSON, Benedict, Imagined
Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism, Nueva York, Verso, 1983;
HOBSBAWN, Eric, Naciones y nacionalismo, Crítica, Barcelona, 1991; y para el caso específico
de la Nueva Granada, SILVA, Los Ilustrados de Nueva Granada, op. cit.
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entonces sugestivo que al estudiar actores considerados clave para entender el
nacimiento de las nuevas naciones, y al revisar un momento que supone una ruptura o una separación, se reconozca una clara voluntad de integración con Europa.
No solamente porque lo podemos apreciar en las frecuentes expresiones realistas,
sino principalmente en las prácticas que asumieron los criollos como propias: la
geografía, la historia natural, la economía política, la medicina o la historia.
Hay algo oscuro y a veces paradójico en las nociones tradicionales sobre la
ilustración. Sin ningún rubor, sin la menor sospecha de contradicción se convive
con dos ideas que resultan contradictorias: por un lado la idea de ciencia universal
y neutra, inmune a los intereses particulares y a la política; pero por otro, la misma ciencia parece encarnar un ‘espíritu’ progresivo y liberador, y en este sentido
abiertamente político. Este trabajo nos conduce a ver el problema bajo perspectivas distintas. En primer lugar, no hay ninguna idea más política, ni ninguna práctica social con mayor autoridad, que poder hacer de lo particular algo universal
y absoluto. Lo universal es por principio neutro e inmune a la política. Esto es la
negación de la política, el absolutismo. Así, podemos ver con toda claridad que
el conocimiento científico es siempre político, pero no necesariamente, ni para
todos los seres humanos por igual, un mecanismo de liberación.
El carácter político del conocimiento no excluye la historia y tampoco a los
historiadores del siglo XXI y mucho menos este trabajo. No es nuestro objetivo
combatir algún tipo de ‘historia oficial’ ya que el término carece de un referente
claro y del cual la mayoría de historiadores creeríamos no formar parte. Sin embargo, de lo que no hay duda es que haber convertido en “padres de la patria” a
algunos miembros de la elite criolla de la Nueva Granada y el haberle otorgado
un efecto fundacional de la nación a un grupo de hombres blancos, católicos y
letrados, ha sido útil y conveniente a la hora de legitimar cierto orden social, que
en el siglo XXI conserva con toda su vigor, similares mecanismos de diferenciación y exclusión.
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Anexos
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Número
snrg
1
Fecha de
Publicación
Enero
3/1808
Fin
Inicio
Parte
Título
Autor
“A solicitud de Don Bruno Espino- 1 Sin paginación
sa de los Monteros impresor Real
de esta Ciudad ha concedido licencia el Superior Gobierno para
que se imprima un nuevo papel
periódico, cuyo plan y aviso se me
ha entregado por Secretaría con
orden de que lo publique en los
términos siguientes…”
Francisco José “Noticia: Pareciéndole al editor 1 Sin paginación
de Caldas
interesante y curiosa la siguiente
noticia ha querido publicarla antes
de dar principio a su Semanario”
Francisco José “Estado de la Geografía del Virre- 1 1
8
de Caldas
ynato de Santafé de Bogotá con
relación a la economía y al comercio, por Don Francisco José de
Caldas, individuo meritorio de la
Expedición Botánica del Reyno, y
encargado del Observatorio Astronómico de la Capital”
8
Noticia sobre un Cometa. Descripción Octubre
de una observación Astronómica de 4/1807
Caldas en el Real Observatorio Astronómico de Santafé de Bogotá.
A partir de esta memoria inaugural del Diciembre
Semanario, escrita por su editor, es po- 8/1807
sible identificar los temas fundamentales que caracterizan a esta publicación: el conocimiento del territorio, el
clima, la explotación de sus recursos,
la población, el fomento del comercio
y la industria.
Así, esta primera memoria sirve de
introducción al periódico y en ella se
reconocen algunas ideas centrales de
todo el Semanario; sobre el papel del
conocimiento y de los criollos en la
transformación de la Nueva Granada
en un reino próspero y civilizado.
Octubre
4/1807
1
Descripción
Permiso formal para la impresión del
Semanario del Nuevo Reyno de Granada. Descripción sobre los contenidos y los temas a los que se dedicará
el Semanario: ciencias, artes, agricultura, comercio, industria, caminos
canales, descubrimientos, economía
política y literatura en general.
Fecha de
elaboración
4
Número de
páginas
Anexo 1. Indice descriptivo del Semanario del Nuevo Reyno de Granada, 1808.
Anexo 1
321
26/01/2009 08:15:36 a.m.
Número
snrg
Orden natural y social 26-01-2009.indb 322
6
5
4
3
2
Autor
Francisco José
de Caldas
Francisco José
de Caldas
Francisco José
de Caldas
Francisco José
de Caldas
Francisco José
de Caldas
Febrero Francisco José
7/1808 de Caldas
Enero
10/1808
Enero
17/1808
Enero
24/1808
Enero
31/1808
Fecha de
Publicación
(continuación)
Título
6 41
“Estado de la Geografía…”
“Observaciones meteorológicas 1 50
para el mes de Enero de 1808 hechas en el Observatorio Astronómico de Santafé de Bogotá por D.
Francisco José de Caldas”
5 33
4 25
3 17
2 9
Parte
“Estado de la Geografía…”
“Estado de la Geografía…”
“Estado de la Geografía…”
“Estado de la Geografía…”
Fin
50
49
40
32
24
16
Número de
páginas
1
8
8
8
8
8
Descripción
A lo largo del primer año del Semanario se publicaron una serie de
tablas con Observaciones meteorológicas hechas por Caldas en el Observatorio Astronómico de Santafé
de Bogotá. Estas observaciones se
basan en mediciones barométricas
registradas en los distintos días del
mes. En total se publican seis, una
para cada mes comprendido entre
enero y junio de 1808, se encuentran
al final de las ediciones y sin numeración de página. Estas tablas se
caracterizan por el lenguaje técnico
y preciso propio de las mediciones
hechas con instrumentos astronómicos.
322
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Fecha de
elaboración
Inicio
Orden natural y social 26-01-2009.indb 323
Número
snrg
9
8
7
Parte
Título
Autor
Febrero Francisco José “Notas y explicación de la tabla 1 51
14/1808 de Caldas
antecedente”
Descripción del Observatorio as55-7
tronómico de Santafé de Bogotá
Febrero Diego Martín
Carta dirigida a Don Francisco 1 59
21/1808 Tanco
José de Caldas
Febrero Diego Martín
“Conclusión del número anterior” 2 67
28/1808 Tanco
(Continuación - Carta dirigida a
Don Francisco José de Caldas)
Fecha de
Publicación
(continuación)
Fin
68
66
58
Número de
páginas
2
8
8
Descripción
En esta carta se formula una crítica a
las posiciones climistas asumidas por
Caldas en su “Estado de la Geografía”.
Su autor controvierte la afirmación de
Caldas sobre la influencia directa del
clima y los alimentos sobre las virtudes y sobre los vicios de los hombres,
y señala que, más que el clima, la educación, los ejemplos recibidos por los
individuos en su vida, así como sus libres elecciones son la base del obrar
humano. Los comentarios de Tanco
son motivo suficiente para que Caldas
publique entre los números 22 al 30
del Semanario, una extensa memoria
titulada “El influxo del clima sobre los
seres organizados”.
Fecha de
elaboración
Febrero
10/1808
Anexo 1
323
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Inicio
Número
snrg
Orden natural y social 26-01-2009.indb 324
13
12
11
10
Autor
“El amigo de
los niños”
“Discurso sobre la Educación”
Título
“El amigo de
“Discurso sobre la Educación”
los niños”
Francisco José “Observaciones meteorológicas
de Caldas
para el mes de Febrero de 1808
hechas en el Observatorio Astronómico de Santafé de Bogotá por
D. Francisco José de Caldas”
Marzo “El amigo de
“Discurso sobre la Educación”
13/1808 los niños”
Marzo “El amigo de
“Discurso sobre la Educación”
20/1808 los niños”
Marzo “El amigo de
“Discurso sobre la Educación”
27/1808 los niños”
Marzo
6/1808
Fecha de
Publicación
(continuación)
Parte
Inicio
5 99
4 91
3 83
1 Sin paginación
2 75
1 68
Fin
106
98
90
82
74
Número de
páginas
8
8
8
1
8
7
Descripción
Este texto es una defensa de la educación pública, gratuita, igual, cristiana
y patriótica y la propuesta de un plan
de una “Escuela Patriótica” a cargo del
Superior Gobierno en la Nueva Granada. Para su autor, la educación aparece como el espacio por excelencia
para formar a los ‘buenos ciudadanos’
del reino en los referentes del orden
social (Dios y la patria). A lo largo de la
memoria se caracterizan las prácticas
pedagógicas, los contenidos, las obligaciones y métodos para la enseñanza adecuada según estos fines.
324
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:36 a.m.
Fecha de
elaboración
Orden natural y social 26-01-2009.indb 325
Abril
Jorge Tadeo
10/1808 Lozano
Fin
Inicio
Parte
Título
“Memoria sobre las serpientes y 1 147
plan de observaciones para aclarar
la historia natural de las que habitan en el Nuevo Reino de Granada
y para cerciorarse de los verdaderos remedios capaces de favorecer
a los que han sido mordidos por las
venenosas. Por Don Jorge Tadeo
Lozano Maldonado de Mendoza,
Individuo de la Real Expedición
Botánica de Santafé de Bogotá, y
encargado, con Real aprobación,
de su parte Zoológica”
152
“El amigo de
“Discurso sobre la Educación”
6 107
114
los niños”
Francisco José “Observaciones meteorológicas 1 Sin paginación
para el mes de Marzo de 1808 hede Caldas
chas en el Observatorio Astronómico de Santafé de Bogotá por D.
Francisco José de Caldas”
“El amigo de
“Discurso sobre la Educación”
7 145 (Salto de la 146
los niños”
numeración en
las páginas)
15
Número
snrg
Abril
3/1808
Autor
14
Fecha de
Publicación
(continuación)
Número de
páginas
6
2
1
8
Descripción
Esta Memoria es una recopilación de
descripciones de prácticas que el autor
ha observado o le han sido reportadas
en distintas provincias del Reino con
respecto a la curación de las mordeduras de las serpientes. Su objetivo no
es sólo el de describir a las serpientes,
sus venenos y las curas, sino también
hacer un llamado a recopilar informaciones en distintos puntos del Nuevo
Reino de Granada. Esto, a través de
unos criterios específicos de observación que el autor describe de manera
detallada con la finalidad de diferenciar
entre la verdadera ciencia de la herpetología de las experiencias muchas veces ‘irracionales’ y ‘desordenadas’ que
el ‘vulgo’ tiene sobre el tema.
Anexo 1
325
26/01/2009 08:15:36 a.m.
Fecha de
elaboración
Orden natural y social 26-01-2009.indb 326
20
19
Jorge Tadeo
Lozano
Jorge Tadeo
Lozano
Jorge Tadeo
Lozano
Jorge Tadeo
Lozano
Autor
Jorge Tadeo
Lozano
Mayo Diego Martín
15/1808 Tanco
Abril
24/1808
Mayo
1/1808
Mayo
8/1808
17
18
Abril
17/1808
Número
snrg
16
Fecha de
Publicación
(continuación)
Título
“Memoria sobre las serpientes..” Continúa del número anterior
“Erratas notables de los números
anteriores”
“Memoria sobre las serpientes...”
- Continúa del número anterior
“Memoria sobre las serpientes…”
- Continuación del discurso
“Memoria sobre las serpientes…”
- Conclusión del discurso - Apéndice
“Memoria sobre las serpientes” Conclusión del apéndice
Anuncio al Público
Parte
191
192
191
184
5 177
6 185
176
4 169
Inicio
168
160
Fin
3 161
1 160
2
Número de
páginas
2
7
8
8
7
1
Descripción
Este aviso, enviado al Semanario por Diego Martín Tanco y calificado por él como
de ‘interés general’ para su publicación, es
un comunicado recibido por orden del Virrey del Nuevo Reino de Granada en el que
se anuncian las disposiciones para el establecimiento de Escuelas gratuitas y Patrióticas en Santafé de Bogotá. Se informa
acerca de la orden del Superior Gobierno
de hacerse cargo de estos establecimientos, su organización y dirección a través
del Cabildo, y se hace un llamado a los
‘vecinos-pudientes’ para que contribuyan
con su sostenimiento a este noble fin por
medio de sus ‘donaciones patrióticas’.
326
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:36 a.m.
Fecha de
elaboración
Orden natural y social 26-01-2009.indb 327
Número
snrg
21
Título
Autor
Diego Martín
Tanco – Francisco José de
Caldas
“Por la carta antecedente…”
José Casamayor Carta a los “Señores redactores
del semanario”
Francisco José “Observaciones meteorológicas
de Caldas
para el mes de Abril de 1808 hechas en el Observatorio Astronómico de Santafé de Bogotá por D.
Francisco José de Caldas”
Mayo José María
“Razgo problemático por D. José
22/1808 Gutiérrez
María Gutiérrez”
Fecha de
Publicación
(continuación)
Inicio
198
197
192
Sin paginación
Fin
199
198
197
Número de
páginas
2
2
6
1
Descripción
En este texto se hace un elogio de
la música, la pintura y la elocuencia
como tres artes que tienen un enorme
poder sobre el espíritu humano y deben estar en la base de la educación
de los jóvenes del reino.
Carta enviada por José Casamayor,
secretario del Virrey Manuel Antonio
Flórez, desde Cartagena donde expresa a Caldas su intención de contribuir al
sostenimiento material del Semanario.
A partir de la oferta de cien pesos de
José Casamayor, Caldas anuncia la
convocatoria de un concurso en el que
se premiaría a la memoria que diera
la mejor respuesta a la siguiente pregunta: “¿Qual es la producción propia
de nuestro clima que se deba cultivar
con preferencia a los demás; y qual la
producción extrangera que nos intereza
connaturalizar en nuestro suelo?”. En el
comunicado de Caldas se especifican
los plazos, formas y criterios de estilo
para la recepción de las memorias.
Fecha de
elaboración
Mayo
13/1808
Enero
30/1808
Anexo 1
327
26/01/2009 08:15:36 a.m.
Parte
Orden natural y social 26-01-2009.indb 328
Número
snrg
23
22
Parte
Título
Autor
Junio
5/1808
Francisco José “El influjo del clima sobre los se- 2 208
de Caldas
res organizados...” - Continuación
del Discurso (Calor y Frío)
Francisco José “Observación del eclipse total de
199
de Caldas
luna del 9 de Mayo de 1808, hecha en el Observatorio Astronómico de Santafé de Bogotá, por
D. Francisco Joseph de Caldas”
Mayo Francisco José “El influjo del clima sobre los seres 1 200
29/1808 de Caldas
organizados. Por Don Francisco
José de Caldas. Individuo meritorio de la Expedición Botánica de
Santafé de Bogotá y encargado
del Observatorio Astronómico de
esta capital”
Fecha de
Publicación
(continuación)
Fin
215
207
199
Número de
páginas
8
8
Descripción
Esta memoria es la respuesta de Caldas a la Carta de Diego Martín Tanco
publicada en los números 8 y 9 del
Semanario. El encabezado de la memoria está dirigida a Tanco y señala
como su finalidad la de aclarar y defender los fundamentos de las tesis
sobre el influjo del clima que fueron
controvertidas. Caldas define y examina los componentes del clima y las
distintas variables que intervienen en
su influencia sobre los seres humanos, fundamenta sus planteamientos
en la tradición de pensamiento climista en Europa, y en sus observaciones
y mediciones sobre la altura como
factor determinante del clima.
Descripción de las condiciones de
observación del Eclipse, mediciones
y descripción de los instrumentos con
los que fueron tomadas dichas mediciones.
Fecha de
elaboración
Mayo
10/1808
328
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:37 a.m.
Inicio
Orden natural y social 26-01-2009.indb 329
Junio
12/1808
Junio
19/1808
Junio
26/1808
Julio
3/1808
Julio
10/1808
Julio
17/1808
25
26
27
28
29
Número
snrg
24
Fecha de
Publicación
(continuación)
Título
Autor
Francisco José “Observaciones
meteorológicas
de Caldas
para el mes de Mayo de 1808 hechas en el Observatorio Astronómico de Santafé de Bogotá por D.
Francisco José de Caldas” - Tabla 5
Francisco José “El influjo del clima sobre los sede Caldas
res organizados...” - Continuación
del discurso
Francisco José “El influjo del clima sobre los sede Caldas
res organizados...” - Continuación
del discurso
Francisco José “El influjo del clima sobre los sede Caldas
res organizados…” - Continuación del discurso
Francisco José “El influjo del clima sobre los sede Caldas
res organizados...” - Continuación
del discurso
Francisco José “El influjo del clima sobre los sede Caldas
res organizados...” - Continuación
del discurso
Francisco José “El influjo del clima sobre los sede Caldas
res organizados...” - Continuación
del discurso
Francisco José “El influjo del clima sobre los sede Caldas
res organizados...” - Conclusión
del Discurso
Inicio
263
271
9 264
255
247
239
8 256
7 248
6 240
5 232
231
4 224
Parte
223
Fin
3 216
Sin paginación
Número de
páginas
8
8
6
8
8
8
8
1
Anexo 1
329
26/01/2009 08:15:37 a.m.
Fecha de
elaboración
Descripción
Julio
24/1808
Julio
31/1808
Agosto
7/1808
31
32
Número
snrg
30
Fecha de
Publicación
(continuación)
Autor
Orden natural y social 26-01-2009.indb 330
Parte
Inicio
Sin paginación
“Sobre el influjo del clima en la edu- 1 274
cación física y moral del hombre
del Nuevo Reyno de Granada por
Don Francisco Antonio de Ulloa”
“Sobre el influjo del clima en la 2 282
educación física y moral del hombre del Nuevo Reyno de Granada
por Don Francisco Antonio de
Ulloa” - Continuación del discurso
Francisco José Tabla 7 Observaciones meteorolóde Caldas
gicas para el Julio de 1808, hechas
en el observatorio astronómico de
Santafé de Bogotá por Don Francisco Joseph de Caldas.
Francisco
Antonio de
Ulloa
Francisco
Antonio de
Ulloa
Título
“Suplemento al Semanario del
Nuevo Reino de Granada”
Número de
páginas
8
8
289
Fin
281
4
Descripción
Noticia enviada por Miguel de Pombo,
abogado de la Real Audiencia y secretario de la Junta Principal de Vacuna
sobre el número de personas que se
han vacunado en Santafé de Bogotá
desde 1 de Marzo de 1805. Se presenta
el número de vacunados por año, 1806,
1807 y 1808, para un total de 1532 personas. Esta información se publica un
elogio del Doctor Eduardo Jenner y se
insiste en que gracias a la vacuna se
formará una nueva generación de hombres “que ofrecerán a la patria y al Estado unos brazos robustos y útiles”.
En esta memoria se aborda el problema del clima en función de la educación y crianza de los niños. El autor
señala que el estudio y el registro cuidadoso de los efectos del clima sobre los seres humanos es lo que va a
permitir perfeccionar los métodos de
educación; en otras palabras, corregir
mediante la educación “los defectos
inducidos por el clima”. Ulloa describe en detalle lo que para el son las
diferencias en los niños que nacen en
climas fríos y calientes y los cuidados
que son necesarios con unos y otros.
330
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:37 a.m.
Fecha de
elaboración
Orden natural y social 26-01-2009.indb 331
Agosto Francisco
28/1808 Antonio de
Ulloa
Septiembre
4/1808
Septiembre
11/1808
35
36
37
Francisco
Antonio de
Ulloa
Francisco
Antonio de
Ulloa
Agosto Francisco
21/1808 Antonio de
Ulloa
34
Número
snrg
Agosto Francisco
14/1808 Antonio de
Ulloa
Autor
33
Fecha de
Publicación
(continuación)
Título
“Sobre el influjo del clima en la
educación física y moral del hombre del Nuevo Reyno de Granada
por Don Francisco Antonio de
Ulloa” - Continuación del discurso
“Sobre el influjo del clima en la
educación física y moral del hombre del Nuevo Reyno de Granada
por Don Francisco Antonio de
Ulloa” - Continuación del discurso
“Sobre el influjo del clima en la
educación física y moral del hombre del Nuevo Reyno de Granada
por Don Francisco Antonio de
Ulloa” - Continuación del discurso
“Sobre el influjo del clima en la
educación física y moral del hombre del Nuevo Reyno de Granada
por Don Francisco Antonio de
Ulloa” - Continuación del discurso
“Sobre el influjo del clima en la
educación física y moral del hombre del Nuevo Reyno de Granada
por Don Francisco Antonio de
Ulloa” - Continuación del discurso
Parte
329
7 322
Inicio
321
313
305
297
Fin
6 314
5 306
4 298
3 290
Número de
páginas
8
8
8
8
8
Anexo 1
331
26/01/2009 08:15:37 a.m.
Fecha de
elaboración
Descripción
SepFrancisco
tiembre Antonio de
25/1808 Ulloa
Octubre Francisco
2/1808 Antonio de
Ulloa
Octubre Francisco
9/1808 Antonio de
Ulloa
39
40
41
Número
snrg
SepFrancisco
tiembre Antonio de
18/1808 Ulloa
Autor
38
Fecha de
Publicación
(continuación)
Título
“Sobre el influjo del clima en la
educación física y moral del hombre del Nuevo Reyno de Granada
por Don Francisco Antonio de
Ulloa” - Continuación del discurso
“Sobre el influjo del clima en la
educación física y moral del hombre del Nuevo Reyno de Granada
por Don Francisco Antonio de
Ulloa” - Continuación del discurso
“Sobre el influjo del clima en la
educación física y moral del hombre del Nuevo Reyno de Granada
por Don Francisco Antonio de
Ulloa” - Continuación del discurso
“Sobre el influjo del clima en la
educación física y moral del hombre del Nuevo Reyno de Granada
por Don Francisco Antonio de
Ulloa” - Conclusión del discurso
Parte
Orden natural y social 26-01-2009.indb 332
11 354
360
353
10 346
Inicio
345
337
Fin
9 338
8 330
Número de
páginas
7
8
8
8
332
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:37 a.m.
Fecha de
elaboración
Descripción
Orden natural y social 26-01-2009.indb 333
Número
snrg
42
Autor
Octubre D.D.Frutos
16/1808 Joaquín
Gutiérrez de
Caviedes
Fecha de
Publicación
(continuación)
“Discurso en que siguiendo las 1 362
piadosas intenciones de nuestros
Católicos Monarcas y consultando a la necesidad y utilidad de la
Religión, del Estado y de los Pueblos, se propone la erección de
obispados en este Nuevo Reyno
de Granada; por el D.D...”
Sin paginación
Título
“Suplemento al Semanario”
Parte
360
Inicio
“Carta anónima dirigida a Don
Francisco José de Caldas” - Cartagena, Junio 20 de 1808
Fin
369
361
Número de
páginas
8
4
2
Descripción
En esta carta se hace un llamado al Editor del Semanario para que se publiquen
mensualmente tablas necrológicas. Su
autor subraya la utilidad de contar con
información precisa sobre el aumento o
decrecimiento de la población y sobre
las enfermedades más comunes. Se
hace un llamado a los párrocos, las comunidades religiosas y a los médicos
para que ofrezcan esa información y se
realicen las listas funerarias.
Noticia de la muerte de José Celestino Mutis la cual incluye un elogio a su
figura y se lamenta su muerte como
una enorme pérdida para “las ciencias, para la patria y para la virtud”.
En esta extensa memoria el autor
propone la necesidad de que se erijan sillas Episcopales en los pueblos
del virreinato que fueran “dignos de
esta prerrogativa y capaces de sostenerla”. A partir de una mirada a la
historia de la Iglesia Católica, de los
Papas y del cristianismo en general,
se postula la necesidad de tener una
correspondencia clara entre el orden
político y el orden religioso.
Fecha de
elaboración
Octubre
9/1808
Anexo 1
333
26/01/2009 08:15:37 a.m.
Número
snrg
Orden natural y social 26-01-2009.indb 334
50
49
48
47
46
45
44
43
Autor
Octubre D.D.Frutos Joa23/1808 quín Gutiérrez
de Caviedes
Octubre D.D.Frutos Joa30/1808 quín Gutiérrez
de Caviedes
NoD.D.Frutos Joaviembre quín Gutiérrez
6/1808 de Caviedes
D.D.Frutos JoaNoviembre quín Gutiérrez
13/1808 de Caviedes
D.D.Frutos JoaNoviembre quín Gutiérrez
20/1808 de Caviedes
NoD.D.Frutos Joaviembre quín Gutiérrez
27/1808 de Caviedes
Diciem- D.D.Frutos Joabre
quín Gutiérrez
4/1808 de Caviedes
Diciem- D.D.Frutos Joabre
quín Gutiérrez
11/1808 de Caviedes
Fecha de
Publicación
(continuación)
Título
“Discurso en que siguiendo las piadosas intenciones de nuestros Católicos Monarcas …” Continuación
“Discurso en que siguiendo las piadosas intenciones de nuestros Católicos Monarcas …” Continuación
“Discurso en que siguiendo las piadosas intenciones de nuestros Católicos Monarcas …” Continuación
“Discurso en que siguiendo las piadosas intenciones de nuestros Católicos Monarcas …” Continuación
“Discurso en que siguiendo las piadosas intenciones de nuestros Católicos Monarcas …” Continuación
“Discurso en que siguiendo las piadosas intenciones de nuestros Católicos Monarcas …” Continuación
“Discurso en que siguiendo las piadosas intenciones de nuestros Católicos Monarcas …” Continuación
“Discurso en que siguiendo las piadosas intenciones de nuestros Católicos Monarcas …” Continuación
409
402
426
418
433
425
417
401
394
410
393
386
Inicio
385
377
Fin
378
370
Número de
páginas
8
8
8
8
8
8
8
8
334
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:37 a.m.
Fecha de
elaboración
Descripción
Parte
Orden natural y social 26-01-2009.indb 335
Autor
Diciembre D.D.Frutos Joa18/1808 quín Gutiérrez
de Caviedes
Francisco José
de Caldas
Título
“Discurso en que siguiendo las piadosas intenciones de nuestros Católicos Monarcas …” Continuación
“Observaciones meteorológicas
para el mes de junio de 1808 hechas en el Observatorio Astronómico de Santafé de Bogotá por Francisco José de Caldas” - Tabla 6
52 Diciembre D.D.Frutos Joa- “Discurso en que siguiendo las pia25/1808 quín Gutiérrez dosas intenciones de nuestros Cade Caviedes
tólicos Monarcas …” Continuación
Año 2
Enero D.D.Frutos Joa- “Discurso en que siguiendo las
53
1/1809 quín Gutiérrez piadosas intenciones de nuestros
de Caviedes
Católicos Monarcas …"
Número
snrg
51
Fecha de
Publicación
(continuación)
Fin
461
450
12
8
449
8
442
Inicio
1
441
Número de
páginas
Sin paginación
434
Anexo 1
335
26/01/2009 08:15:37 a.m.
Fecha de
elaboración
Descripción
Parte
Orden natural y social 26-01-2009.indb 336
Número
snrg
1
Fecha de
Publicación
Enero
8/1809
Título
Autor
Parte
Francisco José Introducción del Editor (Tres 1
de Caldas
rasgos)
Francisco José Prospecto del Semanario del
de Caldas
Nuevo Reyno de Granada para
el año de 1809
1
Fin
2
2
4
Número de
páginas
Inicio
Anexo 1. Indice descriptivo del Semanario del Nuevo Reyno de Granada, 1809.
Fecha de
elaboración
Descripción
Descripción de la finalidad del Se- Agosto
manario como una publicación con- 8/1808
sagrada a las ciencias útiles. Caldas
subraya que sus ejes son los temas
de primera necesidad para el Reino:
agricultura, industria, comercio, conocimiento del territorio, de sus características productivas, caminos, costas,
ríos navegables, características físicas
y morales de la población, enfermedades más frecuentes y educación. Se
convoca a los jefes de las Provincias, a
los curas y a los ‘buenos ciudadanos’
a que acudan con sus informes para
mejorar el conocimiento de la Nueva
Granada. En este prospecto también
se hacen explícitas las normas para la
publicación de materiales enviados al
Semanario, y se encuentra un mayor
énfasis que se hace en el rol individual
de Caldas como su editor.
Introducción de Caldas a los tres tex- Noviembre
tos del Cura de Bucaramanga Eloy 12/1808
Valenzuela. Se señala su importancia
en el área económica y su carácter
ejemplar por la virtud de su autor y su
interés en contribuir al bienestar de la
Nueva Granada.
336
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:37 a.m.
Orden natural y social 26-01-2009.indb 337
Número
snrg
3
2
Autor
Eloy
Valenzuela
Parte
18
23
“Resumen de las quinas que 7
se han extrahido del puerto de
Cartagena para otros de América y Europa en el discurso de
los seis útlimos años remitido
por D.D. Eloy Valenzuela”
17
13
23
23
18
16
12
9
Inicio
8
Fin
2
6
Observaciones - Reflexiones
5
3
“Noticia de una grama útil para 2
protreros o prados artificiales”
“Noticia de una grama útil para 3
potreros o prados artificiales”
(Continuación)
Título
Enero Eloy Valenzuela “Noticia de la Caña solera”
15/1809
Enero Eloy Valenzuela “Noticia de la Caña solera”
22/1809
Fecha de
Publicación
(continuación)
Número de
páginas
1
5
2
4
Fecha de
elaboración
Descripción
Ante la escasez de carne en la Nueva
Granada el autor propone que una forma para mejorar la calidad de los ganados es producir mejores céspedes
para su alimentación. Se describen los
experimentos con distintos géneros de
grama, cálculos sobre sus dimensiones y costos económicos.
El autor hace una descripción sobre
una especie de caña de azúcar, denominada caña solera y señala sus mayores utilidades y sus beneficios productivos, económicos sobre la base
de experimentos con ella realizados
en su parroquia en comparación con
otras especies de caña.
Descripción de experimentos sobre el Noviembre
modo de conservar las carnes, el pesca- 10/1808
do y los huevos con el uso de la miel y no
con sal. Esto, como una forma de reducir
los costos de la conservación de los alimentos dado el alto precio de la sal.
Tabla con especificaciones entre los
años 1802 y 1807 por arrobas y libras
de quina extraídas del puerto de Cartagena.
Anexo 1
337
26/01/2009 08:15:37 a.m.
Número
snrg
Orden natural y social 26-01-2009.indb 338
5
4
Febrero
2/1809
Joseph Manuel
Campos y Coto
Joseph Manuel
Campos y Coto
“Noticia Meteorológica”
“Memoria sobre el río de Pra- 1
do”
“Memoria sobre el río de Pra- 2
do” - Continuación
37
40
37
33
Inicio
32
25
24
Fin
27
25
Autor
Continuación del estado ante- 2
rior - “Balansa del comercio de
Veracruz en los mismos tres”
Título
24
Parte
Enero Ignacio Cavero “Balansa del comercio de Car- 1
29/1809
tagena en los tres años útiles
que antecedieron a esta guerra, a saber”
Fecha de
Publicación
(continuación)
Número de
páginas
4
5
6
1
1
Descripción
Tabla descriptiva de importaciones y
exportaciones por libra de quina desde y hacia España entre 1802 y 1804.
Cavero señala la desestimación del
precio (en reales) del género por los
descuidos con los acopios.
Tabla descriptiva de importaciones y
exportaciones de España y de América
en el puerto de Veracruz entre 1802 y
1804, y comparación con las exportaciones de Cartagena. El autor estima
una proporción de 10 a 1 entre las exportaciones de Veracruz y las de Cartagena. Al final de la tabla Caldas hace un
comentario sobre la utilidad del reporte
de Cavero y la necesidad de contar con
más informes de este tipo.
Informe enviado por el Cura de Prado
en el que se describen las características de los ríos navegables de su parroquia, en especial el río Prado. Se caracterizan las costas con prospectos
para el comercio en la zona, así como
a sus pobladores.
Fenómeno solar observado en distintas partes del Reino consistente en la
refracción de la luz al entrar en la atmósfera, y que se manifiesta en cambios en la coloración de la luz del sol.
338
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:37 a.m.
Fecha de
elaboración
Orden natural y social 26-01-2009.indb 339
Febrero José Manuel
26/1809 Restrepo
Marzo
5/1809
Marzo
12/1809
Marzo
19/1809
8
9
10
11
José Manuel
Restrepo
José Manuel
Restrepo
José Manuel
Restrepo
Febrero
19/1809
José Manuel
Restrepo
7
Número
snrg
Febrero
12/1809
Autor
6
Fecha de
Publicación
(continuación)
Título
“Ensayo sobre la Geografía, producciones, industria y poblaciones de la Provincia de Antioquia
en el Nuevo Reino de Granada
por el D.D. José Manuel Restrepo, Abogado de la Real Audiencia de Santafé de Bogotá”
“Ensayo sobre la Geografía,
producciones, industria y poblaciones de la Provincia de Antioquia…” Continuación
“Ensayo sobre la Geografía,
producciones, industria y poblaciones de la Provincia de Antioquia…” Continuación
“Ensayo sobre la Geografía,
producciones, industria y poblaciones de la Provincia de Antioquia…” Continuación
“Ensayo sobre la Geografía,
producciones, industria y poblaciones de la Provincia de Antioquia…” Continuación
“Ensayo sobre la Geografía,
producciones, industria y poblaciones de la Provincia de Antioquia…” Continuación
Parte
6
81
73
65
4
5
57
49
41
3
2
1
Fin
88
80
72
64
56
48
Número de
páginas
8
8
8
8
8
8
Descripción
Caracterización de la provincia de Antioquia a partir de su historia desde la
conquista española y su proceso de poblamiento. El autor, a partir de sus viajes
por este territorio, describe su ubicación
geográfica, extensión, límites, división
política, topografía, vegetación, fauna,
productos, minería, ríos y caminos y población. Sus preocupaciones se centran
en la falta de agricultura por la dedicación desmedida a la explotación del oro
y la carencia de un comercio activo en
la provincia. La población es descrita
como sumida en la pobreza, la ignorancia y la ‘inacción’. Un aspecto central del
texto radica en el señalamiento de que
la industria y la agricultura son las fuentes de prosperidad y riqueza, pero que
se requiere de individuos industriosos y
activos para lograr esos fines.
Al final de la memoria se inserta una “Tabla en que se manifiesta la población de
la Provincia de Antioquia, las longitudes
y latitudes de sus principales puntos, su
altura barométrica y elevación sobre el
mar; finalmente, su calor, tomando un
medio entre los extremos y usando la
escala de Reaumur”.
Anexo 1
339
26/01/2009 08:15:37 a.m.
Fecha de
elaboración
Inicio
Orden natural y social 26-01-2009.indb 340
15
Abril
9/1809
Abril
16/1809
14
Joaquín
Camacho
Joaquín
Camacho
Joaquín
Camacho
Abril
2/1809
13
Número
snrg
Marzo José Manuel
26/1809 Restrepo
Autor
12
Fecha de
Publicación
(continuación)
Parte
Título
“Ensayo sobre la Geografía, 7
producciones, industria y poblaciones de la Provincia de Antioquia…” Conclusión del discurso
“Relación territorial de la pro- 1
vincia de Pamplona, formada
por el D.D. Joaquín Camacho,
Abogado de la Real Audiencia
de Santafé, y Corregidor interino de la villa del Socorro”
“Relación territorial de la pro- 2
vincia de Pamplona…”
“Relación territorial de la pro- 3
vincia de Pamplona…”
113
105
116
112
104
97
Inicio
96
Fin
89
Número de
páginas
4
8
8
8
Descripción
Esta memoria presenta un panorama
minucioso de la provincia de Pamplona. El autor describe la ubicación
geográfica de la provincia y de sus
ciudades y villas más importantes, las
características naturales de sus distintos puntos, las riquezas minerales, los
tipos de animales que se encuentran
y las particularidades de sus pobladores. Todo esto, en función de identificar los rasgos que puedan hacer más
productivos a los terrenos para determinados cultivos, las posibles mejoras
en las condiciones de producción,
de explotación de los animales, en el
asentamiento de los pobladores y en
la navegación y comercio. Camacho
concluye que el terreno es fértil para
la prosperidad, pero falta la industria
para ‘hacer valer’ estas condiciones
naturales.
340
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:37 a.m.
Fecha de
elaboración
Orden natural y social 26-01-2009.indb 341
Número
snrg
16
Autor
José Braximo
Título
Carta
“Nota del Editor”
Parte
Abril
Francisco José “Geografía de las Plantas o Quadro 1
físico de los Andes Equinoxiales, y
23/1809 de Caldas
de los países vecinos; levantado
sobre las observaciones y medidas hechas sobre los mismos
lugares desde 1799 hasta 1803,
y dedicado, con los sentimientos
Fecha de
Publicación
(continuación)
121
119
117
Fin
126
120
119
Número de
páginas
6
2
4
Descripción
Caldas realiza un balance exhaustivo de
las dificultades y posibilidades del Semanario hasta ese momento haciendo
una relación de los temas tratados hasta el momento, de su enorme utilidad
para la Nueva Granada, y hace un llamado para que aumente la suscripción
del Semanario en tanto que el número
de suscriptores es insuficiente para su
sostenimiento. Se lamenta el hecho de
que no se hayan presentado propuestas para la convocatoria planteada en
el número 21, se prolongan los plazos
hasta diciembre de 1809 y se promete
elogiar a quienes contribuyan en él.
Carta enviada por este vecino de Panamá
en noviembre de 1808 en la que propone
premiar con 86 pesos de su donación a
la mejor memoria sobre José Celestino
Mutis. En la carta se plantea la necesidad
de contar con un elogio sobre su vida, carrera, descubrimientos y obras.
Presentación de Caldas de la memoria de
Humboldt, donde se elogian sus observaciones, su estilo y se le da un lugar privilegiado en el Semanario. Caldas celebra la
traducción de este texto para su publicación, la majestad de contar con un cuadro
grandioso de los Andes equinocciales
Anexo 1
341
26/01/2009 08:15:37 a.m.
Fecha de
elaboración
Inicio
Orden natural y social 26-01-2009.indb 342
Número
snrg
20
19
18
17
Autor
Federico Alexandro Barón de
Humboldt
Federico AlexanAbril
30/1809 dro Barón de
Humboldt
Mayo Federico Alexan7/1809 dro Barón de
Humboldt
Mayo Federico Alexan14/1809 dro Barón de
Humboldt
Mayo Federico Alexan21/1809 dro Barón de
Humboldt
Fecha de
Publicación
(continuación)
Título
127
129
137
145
153
“Geografía de las Plantas o Quadro 2
físico de los Andes equinocciales…”
“Geografía de las Plantas o Quadro 3
físico de los Andes equinocciales…”
“Geografía de las Plantas o Quadro 4
físico de los Andes equinocciales…”
“Geografía de las Plantas o Quadro 5
físico de los Andes equinocciales…”
Parte
Prospecto
“Geografía de las Plantas o Quadro
físico de los Andes equinocciales…”
del más profundo reconocimiento
dedicado, con los sentimientos
del más profundo reconocimiento
al Ilustre partriarca de los Botánicos Don José Celestino Mutis
por Federico Alexandro Barón de
Humboldt" - Traducido del francés
por D. Jorge Tadeo Lozano. Con
una prefación y algunas notas por
Caldas
Fin
160
152
144
136
128
Número de
páginas
8
8
8
8
2
Descripción
como el que presenta Humboldt, y plantea
que esta obra “nos toca muy de cerca, son
nuestras producciones, somos nosotros
mismos los objetos de que trata. Merece,
pues, un lugar distinguido en nuestro Semanario, y que nuestros compatriotas la
tengan en su lengua propia”.
Caldas lamenta “no poder acompañar á
esta traducción la lámina interesante y luminosa que formó el autor par la inteligencia de esta obra. La falta de planchas y de
Gravadores nos obligan a suprimirla.” (p.
126) Sin embargo se ofrecen copias a los
interesados por dos pesos.
En este escrito Humboldt presenta su teoría general de cómo comprender la naturaleza en su unidad, según la cual las plantas
responden a una organización determinada por la altitud sobre el nivel del mar. De
este modo, presentó a América como una
región natural donde el tipo de vegetación
estaba supeditada a las características de
la zona en la cual surgía, señalando que el
conocimiento quedaría incompleto al aislar
un objeto de su medio natural.
El texto cuenta con extensas notas al pie
escritas por Caldas donde se relacionan
sus propias observaciones de las especies vegetales que describe Humboldt e,
incluso, se hacen algunas correcciones
de mediciones barométricas.
342
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:37 a.m.
Fecha de
elaboración
Inicio
Orden natural y social 26-01-2009.indb 343
26
25
24
23
“Noticias Meteorológicas”
“Geografía de las Plantas o Quadro 10
físico de los Andes equinocciales…”
“Geografía de las Plantas o Quadro 9
físico de los Andes equinocciales…”
“Geografía de las Plantas o Quadro 8
físico de los Andes equinocciales…”
“Geografía de las Plantas o Quadro 7
físico de los Andes equinocciales…”
192
184
176
168
Fin
Inicio
177 (Se pierde 184
la secuencia de
la numeración)
149
152
185
177
169
Junio
4/4809
Federico Alexandro Barón de
Humboldt
Junio Federico Alexan11/1809 dro Barón de
Humboldt
Junio Federico Alexan18/1809 dro Barón de
Humboldt
Junio Federico Alexan25/1809 dro Barón de
Humboldt
Julio
Francisco José
2/1809 de Caldas
Número
snrg
22
Autor
161
Título
Mayo Federico Alexan- “Geografía de las Plantas o Qua- 6
dro físico de los Andes equinoc28/1809 dro Barón de
Humboldt
ciales…”
Parte
21
Fecha de
Publicación
(continuación)
Número de
páginas
3
8
8
8
8
8
Descripción
Caldas reseña tres observaciones recibidas sobre la cantidad de lluvia registrada en tres puntos de la Nueva Granada.
Son enviadas de Cartagena por Manuel
Rodríguez Torises, de Popayán por Antonio Arboleda y Santiago Pérez Valencia
y de Cali por Mariano del Campo Larrandondo. Estos reportes, para los meses
de Agosto a Diciembre de 1808 revelan,
según Caldas, que la lluvia decrece en
razón de la altura en la Cordillera.
En la página 163 termina el texto de
Humboldt traducido por Lozano, en la
página 163 se inician las “Notas del Editor”, 26 en total. En la p. 189 se incluye
una traducción de D. Miguel Pombo de
un catálogo de las obras de Humboldt.
Anexo 1
343
26/01/2009 08:15:38 a.m.
Fecha de
elaboración
Título
“Noticia Política”
“Noticia sobre los Cotos”
“Carta sobre los cotos”
Autor
Fecha de
Publicación
Número
snrg
(continuación)
Francisco
Mosquera
Francisco
Varela
Orden natural y social 26-01-2009.indb 344
Nicolás Tanco
155
154
152
Fin
157
155
154
Número de
páginas
3
2
3
Descripción
Tabla descriptiva de los nacidos, casados y muertos en la Ciudad de Popayán
tomado de los libros parroquiales, por
el cura Rector de su catedral para los
años comprendidos entre 1801 y 1804.
Tabla con el estado de la población
de Popayán para 1807 en términos de
casados, viudos, solteros, hombres,
mujeres, nobles, mestizos, indios, mulatos, negros libres, esclavos.
Carta enviada a Caldas desde Buga
con de tres libras de sal como muestra de un remedio para curar el coto.
Su autor describe las instrucciones
para su uso y los resultados registrados en la cura de la enfermedad en su
ciudad.
Carta enviada a Caldas desde Honda
donde su autor manifiesta el pesar por
la falta de respuestas a la convocatoria
del Semanario para recibir textos acerca de la curación de los cotos. Se describen casos de curación de los cotos
gracias a una sal extraída de la Vega
de Supía y se somete esto a evaluación de Caldas para que la presente al
público en lenguaje científico.
Fecha de
elaboración
Mayo
25/1809
Marzo
1/1809
344
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:38 a.m.
Inicio
Parte
Orden natural y social 26-01-2009.indb 345
Julio
16/1809
Julio
23/1809
Julio
30/1809
Agosto
6/1809
28
31
30
29
Julio
9/1809
Número
snrg
27
Fecha de
Publicación
(continuación)
Título
Autor
José María
Salazar
José María
Salazar
José María
Salazar
José María
Salazar
José María
Salazar
“Aviso al público”
“Memoria descriptiva del país
de Santafé de Bogotá, en que
se impugan varios errores de la
que escribió Leblond sobre el
mismo objeto leída en la Academia Real de las Ciencias;
por Don José María Salazar,
Abogado de esta ciudad”
“Memoria descriptiva del país
de Santafé de Bogotá…”
“Memoria descriptiva del país
de Santafé de Bogotá…”
“Memoria descriptiva del país
de Santafé de Bogotá…”
“Memoria descriptiva del país
de Santafé de Bogotá…”
Francisco José “Nota del Editor”
de Caldas
Parte
5
4
3
2
1
221
213
205
197
158
159
157
Fin
228
220
212
204
158
196
158
Número de
páginas
8
8
8
8
1
2
Descripción
Descripción del territorio que comprende la ciudad de Bogotá. El autor hace
énfasis en el período prehispánico con
el fin de refutar la perspectiva de Leblond sobre el atraso y barbarie de los
indígenas que habitaron este territorio
antes de la llegada de los españoles.
Salazar sostiene que si bien fueron inferiores a otros imperios indígenas, estos
habitantes constituyeron una población
numerosa, que formó sus leyes, su gobierno, sus reglamentos económicos y
establecieron una forma de vida ordenada. El autor describe las condiciones físicas del territorio, las ventajas del
suelo, sus producciones y condiciones
atmosféricas. También se refiere al aspecto de la ciudad y a las costumbres
de sus pobladores y, en particular, se
hace énfasis en la problemática de los
individuos catalogados como vagos y
mendigos señalados como un problema para el bienestar del Reino.
Caldas plantea la posibilidad de que
las dos sales a las que se refieren los
textos anteriores sean la misma.
Anexo 1
345
26/01/2009 08:15:38 a.m.
Fecha de
elaboración
Inicio
“Noticia Patriótica”
Agosto Francisco José Respuesta a dos críticas recibi20/1809 de Caldas
das por el Semanario
Número
snrg
33
Autor
Agosto
13/1809
Título
32
Fecha de
Publicación
(continuación)
8
Inicio
237 (Se de- 244
vuelve la paginación)
Fin
8
Número de
páginas
306
229
Descripción
Elogio a los logros de la Escuela de primeras letras de Popayán, donde se señala su
importancia para la Nueva Granada y sus
resultados positivos en la educación de
los niños. Se hace una relación de las materias que se proponen para un examen
público que tendría lugar en la Capilla del
Colegio Real, y Seminario de San Francisco de Asís y se cita por extenso la oración
que pronunció Vicente Arboleda y Valencia, uno de los alumnos de la Escuela.
En esta larga carta de Caldas entra en
discusión con dos críticas que fueron recibidas por el Semanario. La primera es
un folleto denominado ‘Manifiesto’ donde
se critica la publicación del texto de Humboldt en el Semanario y, según Caldas, se
contradicen ‘verdades’ irrefutables de las
Ciencias. La segunda está firmada con
el seudónimo de ‘El Inflamado’ y su autor
hace una objeción frente a unos cálculos
publicados sobre la temperatura de ebullición de las aguas termales de Tabio y unas
consideraciones sobre los gases inflamables. Las respuestas de Caldas son categóricas y permanentemente giran en torno
a la descalificación de sus críticos por su
falta de conocimiento y, sobre todo, por lo
que considera como el carácter calumnioso, infame y ofensivo de sus cartas.
346
Mauricio Nieto Olarte
Orden natural y social 26-01-2009.indb 346
26/01/2009 08:15:38 a.m.
Fecha de
elaboración
Parte
Orden natural y social 26-01-2009.indb 347
Número
snrg
34
Fecha de
Publicación
Agosto
27/1809
248
Francisco José (Comentario sobre el texto ande Caldas
terior)
244
245
Nicolás Mauricio Omaña
Parte
“Observaciones sobre el cultivo del trigo”
“Estado de los nacidos, muertos y casados en el curato de
esta catedral desde 1800 hasta
1808 completos…”
Autor
Juan Agustín
de la Farra y
Cano
Título
(continuación)
Fin
251
248
244
Número de
páginas
1
Descripción
Tabla enviada por el cura de la Iglesia Metropolitana de Ocaña, donde
se muestra una relación de nacidos,
muertos y casados entre los años de
1800 y 1808 en su parroquia y señala el
aumento de la población por cada año
y en los nueve años en total.
Observaciones enviadas por el cura de
la Matanza en la jurisdicción de Pamplona sobre posibles mejoras en el cultivo
del trigo. Se plantea la necesidad de que
los labradores cambien el método usual
de siembra con el fin de obtener un trigo
de mejor calidad y se muestran cálculos
sobre las ganancias que implicaría el
cambio en las formas de cultivo.
Al final del escrito, Caldas continúa haciendo lo que ha caracterizado a todo
este año del Semanario: escribe unas
líneas haciendo un elogioso reconocimiento de los reportes del cura y lo sitúa
como ejemplo para todo el reino; además, señala que sus consejos están bien
fundamentados con sus experimentaciones y en los principios de la agricultura.
Fecha de
elaboración
Julio
1/1809
Anexo 1
347
26/01/2009 08:15:38 a.m.
Inicio
Orden natural y social 26-01-2009.indb 348
Septiembre
3/1809
Septiembre
10/1809
36
Número
snrg
35
Fecha de
Publicación
(continuación)
Título
“Aviso al Público”
“Aviso al Público” - Continuación
“Estado del hospital real de la
ciudad de Popayán, al cuidado
de los R.R. P.P. Belemitas, para
el quinquenio que se expresa”
“Estado del hospital real de la
ciudad de Popayán, al cuidado
de los R.R. P.P. Belemitas, para
el quinquenio que se expresa Continuación
254
261
260
263
254
253
Inicio
252
Fin
251
Número de
páginas
7
3
2
Descripción
Tablas de la relación de ingresos y gastos del Hospital y de enfermos, muertos y curados entre los años de 1802 y
1807.
En su conclusión, en el número 35 del
3 de septiembre, nuevamente aparece
la palabra de Caldas elogiando a este
aporte, situándolo como ejemplo y exhortando a que los Hospitales lleven
observaciones metereológicas para
relacionarlas con la proliferación de
ciertas condiciones de salud.
Anuncio sobre la llegada de Europa de
José María Cabal a la Nueva Granada
después de realizar sus estudios en
Química en Cádiz, Madrid y París. Cabal es exaltado como un joven “lleno
del fuego sagrado de las Ciencias” que
como “buen ciudadano, abandonó la
Europa y toda su pompa por traer al
seno de su patria las luces de que tanto
necesita” para el estudio de las minas y
el análisis de las producciones del territorio. Se describen cuatro plantas que
Cabal llevó desde Jamaica (Árbol del
pan, El Jaca, y especies de aguacate y
nuez) y Caldas inserta sus propias observaciones sobre estas especies.
Fecha de
elaboración
35
348
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:38 a.m.
Parte
Autor
Fecha de
Publicación
Número
snrg
(continuación)
Orden natural y social 26-01-2009.indb 349
Título
“Respuesta al Aprendiz”
263
Fin
264
Número de
páginas
2
Descripción
Nuevamente se refiere a una carta
enviada al Semanario por ‘El inflamado’ - esta vez bajo el pseudónimo de
‘El Aprendiz’ - sobre el análisis de las
aguas térmales de Tabio. El autor remite unas muestras de esa agua diciendo que éstas no contienen sal marina.
Caldas dice que la carta no se publica por constar de insultos y promete
que las muestras serán estudiadas por
José María Cabal. Aquí el Editor del
Semanario subraya que el estudio y
la observación son los únicos medios
con los que se cuenta para comprobar
estas cosas y aconseja a su crítico
que “piense con más madurez, que no
aventure proposiciones temerarias y
absurdas”.
Anexo 1
349
26/01/2009 08:15:38 a.m.
Fecha de
elaboración
Inicio
Parte
Autor
Orden natural y social 26-01-2009.indb 350
Número
snrg
44
43
42
41
40
39
38
37
Autor
Octubre
1/1809
Octubre
8/1809
Octubre
15/1809
Octubre
22/1809
Octubre
29/1809
Noviembre
5/1809
Oronzio de
Bernardi
Oronzio de
Bernardi
Oronzio de
Bernardi
Oronzio de
Bernardi
Oronzio de
Bernardi
Oronzio de
Bernardi
José María
Durán
Oronzio de
Bernardi
Septiembre Oronzio de
17/1809 Bernardi
Septiembre Oronzio de
24/1809 Bernardi
Fecha de
Publicación
(continuación)
Título
1
Parte
9
“Concluye el arte de nadar”
“Don Jose Maria Duran, Administrador de Aguardientes de
Puente-Real nos ha remitido el
estado siguiente”
8
7
6
5
4
“El arte de nadar” – Continuación
“El arte de nadar” – Continuación
“El arte de nadar” - Continuación
“El arte de nadar” – Continuación
“El arte de nadar” - Conclusión
“El arte de nadar” - Continua- 2
ción
“El arte de nadar” – Continua- 3
ción
“El Arte de Nadar”
266
Fin
Inicio
317
315
307
296
291
283
317
317
314
306
298
290
269 (Error pa- 276
ginación)
277
274
Error
pagin.
275
282
264
Número de
páginas
1
3
8
8
8
8
8
8
8
3
Descripción
Tabla con la relación de nacidos y
muertos en Punte-Real entre los años
de 1800 y 1808. Se señala el aumento
de la población por cada año y en los
nueve años en total.
Traducción de un extracto de los dos
tomos publicados por este canónigo
de Nápoles en el Semanario de Agricultura y artes dirigido a los Párrocos
que se publicó en Madrid entre 1797 y
1808. Caldas introduce el texto señalando la importancia de “este Arte que
salva la vida al hombre, que ensancha
su imperio, y sus nobles qualidades”.
El autor de la memoria describe, a través de quince lecciones, reglas y maniobras prácticas – fundamentadas en
principios físicos y mecánicos – cómo
mantenerse en equilibro en el agua,
flotar, conservar posturas, nadar de
distintas formas y cómo se libra de la
muerte quien cae en el agua y no sabe
nadar. El texto se cierra con un elogio
al arte de nadar subrayando su utilidad
desde los griegos.
350
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:38 a.m.
Fecha de
elaboración
Orden natural y social 26-01-2009.indb 351
Número
snrg
45
Título
325
“Noticia de una Tenia o lombriz
solitaria”
318
318
Parte
Estado general del comercio
en el puerto de la Guaira
Frutos Joaquín “Discurso sobre los cementeGutiérrez
rios”
Autor
Noviembre Gerardo Pa12/1809 trullo
Fecha de
Publicación
(continuación)
Fin
330
322
322
Número de
páginas
6
2
5
Descripción
Este texto se dedica a exponer los problemas sanitarios y morales que implica la sepultura de cadáveres en los
templos. El autor señala la necesidad
de que los cementerios se ubiquen en
lugares aislados para “precaver las enfermedades que pudiesen exhalar” los
cadáveres y para preservar los lugares
sagrados y monumentos a la Religión.
Tabla detallada del puerto de la Guayra para el primer semestre de 1809:
descripción de las entradas y salidas
de distintas clases de buques desde y
hacia España, América y el Extranjero; y tipos y cantidades de productos
entrados y salidos para esos mismos
destinos.
Caracterización de la tenia con su
nombre científico y descripción las
cuatro especies definidas por Linneo.
Se hace referencia a la curación de un
niño gracias al consumo de agua de
apio. Se convoca a los médicos a que
realicen observaciones sobre la planta
y verifiquen si posee dicha propiedad
curativa.
Anexo 1
351
26/01/2009 08:15:38 a.m.
Fecha de
elaboración
Inicio
Noviembre
26/1809
47
Número
snrg
Noviembre Joseph María
19/1809 Gutiérrez
Autor
46
Fecha de
Publicación
(continuación)
Orden natural y social 26-01-2009.indb 352
339
337
“Elevación del pavimento del
salón principal del observatorio
de Santafé de Bogotá”
“Concluye la descripción de la
elevación del salón principal
del observatorio”
Título
331
Parte
“Discurso que Don Joseph María Gutiérrez pronunció en el
Colegio y Universidad de San
Pedro de Monpox, como Catedrático de Filosofía”
Fin
344
338
337
Número de
páginas
6
2
7
Descripción
Esta intervención, que tiene un carácter de exhortación moral, plantea que
la Ilustración y la filosofía son la base
de la prosperidad de la patria, y que los
pueblos ignorantes caen en la miseria.
Es por ello que expresa la necesidad de
despertar la pasión por el conocimiento
y la importancia de la enseñanza de la
filosofía que permite adquirir ‘principios
infalibles’, conocimientos útiles, desarrollar el arte de razonar y cultivar el espíritu por el bien de la patria.
Caldas describe la aplicación de una
nueva fórmula para la determinación de
la altura del Observatorio astronómico
de la Capital. Se plantean los criterios
de esta fórmula tomada de Laplace y
se muestran los cálculos para llegar a
determinar la ‘altura verdadera’ del Observatorio. El cálculo se muestra, dice
Caldas, con el fin de que ese método
sea aplicado para establecer la altura
de los distintos puntos del Reino.
352
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:38 a.m.
Fecha de
elaboración
Inicio
Fecha de
Publicación
Número
snrg
(continuación)
Orden natural y social 26-01-2009.indb 353
346
“Advertencia sobre la curación
de la Tenia de la que se habló
en el número 45”
Título
344
Parte
(Comunicado de Caldas)
Fin
346
346
Número de
páginas
1
2
Descripción
Caldas se refiere nuevamente al problema de los suscriptores del Semanario y hace énfasis en algunas
críticas que le han llegado acerca de
la finalidad de esta publicación. Se
hace un balance de lo presentado
hasta este punto, se subraya su utilidad para el bienestar del Reino y enfrenta a quienes buscan desacreditar
al Semanario haciendo “sospechosa
nuestra fe, nuestro culto, nuestra moral y nuestra fidelidad”
Aclaración sobre la fecha en que el
niño del informe anterior sobre la tenia
había consumido el agua de apio, señalando que tomó el remedio durante
doce días y que el poder curativo del
mismo no está relacionado con el ciclo
lunar.
Anexo 1
353
26/01/2009 08:15:39 a.m.
Fecha de
elaboración
Inicio
Autor
Orden natural y social 26-01-2009.indb 354
Diciembre Jorge Tadeo
17/1809 Lozano
50
“Fragmento de una obra titulada Fauna Cundinamarquesa,
o descripción de los animales
del Nuevo Reyno de Granada;
su autor D Jorge Tadeo Lozano Maldonado de Mendoza,
Individuo de la Real Expedición
Botánica y encargado con Real
aprobación de su parte Zoológica”
“Fragmento de una obra titulada Fauna Cundinamarquesa…”
“Fragmento de una obra titulada Fauna Cundinamarquesa…”
Título
Francisco José “Nota del editor”
de Caldas
Diciembre Jorge Tadeo
10/1809 Lozano
49
Número
snrg
Diciembre Jorge Tadeo
3/1809 Lozano
Autor
48
Fecha de
Publicación
(continuación)
370
363
355
347
Fin
370
369
362
354
Número de
páginas
1
7
8
8
Descripción
Descripción fisiológica y anatómica
del hombre como especie, sus facultades y su lugar como soberano de
“todas las cosas naturales”. Según el
autor, a partir de las diferencias en la
temperatura, la regiones que habita,
el género de vida que sigue, los alimentos y las grandes catástrofes de la
naturaleza la especie se ha dividido en
razas. Las tres razas que conforman el
Nuevo Reyno de Granada (aborígenes,
árabe europea y africana) son descritas en términos de sus rasgos físicos,
su carácter moral y sus facultades. Y
se alude a una cuarta raza que resulta
de la mezcla entre las anteriores y que
se constituye en una ‘degradación’
de cada una de ellas (mestizos, mulatos, zambos). Para el autor los rasgos
constantes de cada raza que también
se ven sujetos a modificaciones por
efecto de la temperatura.
Preámbulo al nuevo plan del Semanario para 1810 y de los temas que se tratarán en las memorias de ese año.
354
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:39 a.m.
Fecha de
elaboración
Inicio
Parte
Orden natural y social 26-01-2009.indb 355
Número
snrg
51
Título
Autor
Jorge Tadeo
Lozano
“Recapituación del fragmento
publicado en el número 49, El
Hombre”
Diciembre Francisco José “Nuevo plan del Semanario
24/1809 de Caldas
para el año de 1810”
Fecha de
Publicación
(continuación)
375
371
Fin
378
375
Número de
páginas
4
5
Descripción
Balance sobre el sentido del Semanario, donde se hace referencia a las dificultades para su sostenimiento a partir
del número insuficiente de suscriptores
y su disminución con el paso del tiempo. Caldas menciona lo que considera
como críticas injustas contra el Semanario e insta a que “el que no tenga
luces suficientes para entender estas
materias, debe evitar la subscripción”.
También se anuncian los cambios que
va a sufrir la publicación en el año siguiente con la aparición de memorias
completas y no de números semanales para no interrumpir la lectura, los
nuevos costos de la publicación y los
requisitos formales para participar en
el Semanario.
Conclusión del fragmento tomado
de la “Fauna Cundinamarquesa” del
número 48 al 50, donde se hace una
descripción sintética por numerales de
las características adjudicadas a cada
raza y a sus subtipos: indio (reducido
y bárbaro); europeo (español europeo
y español americano); africano (negro
bozal, negro ladino), y los mixtos (mulato, mestizo, zambo).
Anexo 1
355
26/01/2009 08:15:39 a.m.
Fecha de
elaboración
Inicio
Parte
Número
snrg
52
Diciembre
31/1809
Fecha de
Publicación
(continuación)
Orden natural y social 26-01-2009.indb 356
Título
Autor
Don Joseph
“Oda a la Noche”
Luis Madrid
Francisco José Epílogo
de Caldas
“Mis Horas”
386
384
Inicio
383
380
Fin
381
379
Número de
páginas
3
3
2
Descripción
Fecha de
elaboración
Recuento de los temas tratados por el Diciembre
Semanario durante el año, con un elo- 31/1809
gio a todos los autores y a sus aportes,
como ejemplares y necesarios para
la prosperidad y bienestar del Reino,
para la Religión, la moral, las leyes, el
Gobierno, el público y los sabios. También hace referencia a los detractores
del Semanario diciendo que con esta
recapitulación podrán así convencerse de que “hemos hecho quanto ha
estado de nuestra parte para difundir
las luces, y los conocimientos útiles á
nuestros conciudadanos”
Texto de autor anónimo, que Caldas
publica argumentando la relevancia
de su discurso sobre la economía del
tiempo. Su autor se refiere a la necesidad de distribuir las ocupaciones en
el día y hacer un examen sobre cómo
se aprovechó el tiempo durante cada
jornada.
Poema enviado al Semanario
356
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:39 a.m.
Parte
Orden natural y social 26-01-2009.indb 357
Número
snrg
1
Fecha de
Publicación
Enero
12/1810
Título
Autor
Memoria 1: “Sobre la importancia del cultivo de la Cochinilla
que produce el Reyno, y la de
transplantar á él la Canela, Clavo, Nuez-moscada y demas especias del Asia, y que ganò el
premio propuesto en el No. 21
(año de 1808) de este Periòdico. Por D. Francisco Josef de
Caldas y Tenorio, encargado
del Real Observatorio astronómico de Santafé de Bogotá,
Individuo de esta Real Expedicion Botánica, y Catedrático de
Matemáticas en el Colegio Real
Mayor de Nra. Sra. del Rosario
de esta Capital”
Francisco José “Continuación del Semanario
de Caldas
del Nuevo Reino de Granada”
- Cartas A.D.José Casamayor,
Francisco José de Caldas, Diego Martín Tanco, Manuel del
Socorro Rodríguez
1
Fin
29
Fecha de
elaboración
Descripción
Sin
Intercambio de cartas referidas al
Enero
pági- concurso que Caldas propuso dos 12/1810
nas años atrás a partir de la donación recibida por José Casamayor. En principio
se cambió el plazo de la convocatoria
y, al cabo de éste, al no recibir textos,
Caldas publica su memoria con el
acuerdo de Rodríguez y Casamayor.
Se dedica la memoria a este último.
28
Respuesta de Caldas al problema Diciembre
propuesto en 1808 en el Semanario 15/1809
sobre “¿Cuál es la producción propia de nuestro clima que se deba
cultivar con preferencia a las demás; y cuál la producción extranjera
que nos interesa connaturalizar en
nuestro suelo”. A partir de un panorama de las producciones propias
de distintas partes del mundo y de
la Nueva Granada, Caldas dice que
pretender connaturalizar productos autóctonos de un lugar en otro,
sin conocer sus particularidades es
romper el equilibrio de la naturaleza.
Por el contrario, pasar frutos y plantas conservando su latitud, su temperatura, presión, humedad, es sacar buen provecho de la naturaleza.
El autor defiende que la cochinilla
Número de
páginas
Inicio
Parte
Anexo 1. Indice descriptivo del Semanario del Nuevo Reyno de Granada, 1810.
Anexo 1
357
26/01/2009 08:15:39 a.m.
Fecha de
Publicación
Número
snrg
(continuación)
Orden natural y social 26-01-2009.indb 358
Título
“Observaciones Meteorológicas” (Enero 1810)
29
Fin
30
Número de
páginas
2
Descripción
es la producción que debe cultivarse por encima de las demás por su
capacidad de prosperar en distintas condiciones y por su apetencia
en Europa. También se insiste en
que el esfuerzo de cultivar especies
locales con miras a su comercio o
de connaturalizar otras provenientes de lugares distintos exige conocimientos. De ahí la necesidad
de contar con un cuerpo público
de patriotas, una Sociedad de amigos de la N. Granada que ilustre y
ayude a establecer el cultivo de la
cochinilla.
Caldas señala que, a diferencia del
año 1808, en que estas observaciones se presentaron por meses,
resulta de gran utilidad presentarlas
en función de las revoluciones de la
luna. Hasta la quinta memoria de
este año se publicarán estas tablas
de constitución boreal y austral de
la Luna.
358
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:39 a.m.
Fecha de
elaboración
Inicio
Parte
Autor
Orden natural y social 26-01-2009.indb 359
Número
snrg
2
Autor
No hay Joaquín
fechas de Camacho
publicación
Fecha de
Publicación
(continuación)
Título
Memoria 2: Presentación de la
Memoria - “Sobre las causas y
curación de los cotos que ganó
el premio propuesto en el número 30 (año de 1808) de este
periódico por D.D. Joaquín
Camacho, abogado de esta
Real Audiencia y Catedrático
interino de derecho civil en el
Colegio de Nuestra Señora del
Rosario en esta Capital”
“Lista de los señores que únicamente han subscrito al Semanario del Nuevo Reyno de
Granada, hasta el último de
enero de 1810”
1
31
Fin
15
32
Número de
páginas
2
Descripción
Precisamente debido a que en este
año el problema del sostenimiento
de la publicación se agudiza, Caldas
opta por hacer un reconocimiento
explícito a los “patriotas” y “ciudadanos ilustrados” que son suscriptores
del Semanario, ya no sólo a los autores. Así, se publican una serie de
listas de suscriptores, acompañadas de su ubicación geográfica y, en
algunos casos, antecedidas por elogios, como es el caso particular de
los suscriptores del Real consulado
de Cartagena. (ver anexo 2)
Al igual que con la primera memoria,
Caldas hace referencia a la ausencia
de participaciones frente a las convocatorias realizadas por el Semanario,
en este caso sobre el problema de
los cotos. Por tal motivo, se publica y
se premia a la única memoria presentada sobre el tema. El autor describe
la enfermedad a partir de su relación
con el fluido de los humores dentro
del cuerpo. A partir de allí la memoria
se dedica a caracterizar una serie de
cuidados referidos a precauciones
con el ‘aire viciado’ y formula sugerencias en términos de la ventilación,
vivienda, alimentación, ejercicio físico
para curarla o atenuar sus efectos.
Anexo 1
359
26/01/2009 08:15:39 a.m.
Fecha de
elaboración
Inicio
Parte
Fecha de
Publicación
Número
snrg
(continuación)
22
28
“Botánica”
“Noticia Literaria”
Autor
Sinforoso
Mutis
Título
16
Parte
Francisco José “Botánica”
de Caldas
Fin
Orden natural y social 26-01-2009.indb 360
28
27
21
Número de
páginas
1
6
6
Descripción
En la sección de “Botánica” se presentan las especies encontradas en
las expediciones botánicas realizadas
en la Nueva Granada por el “bien del
rey y de la nación”. Se anuncia que
al final de cada memoria aparecerán
tres o mas géneros. Esto tiene lugar
para las memorias 2, 3 y 5 de este
año. Las especies aparecen insertas
en el sistema de clasificación Linneano y sus nombres son una forma de
reconocimiento y consagración de los
llamados “hombres de luces”:
Presentación de tres nuevas especies: Monadelphia Decandria Amaria
(dedicada a Antonio Amar y Borbón), Monoesia Syngenesia Caldasia
(dedicada por Mutis a Caldas), Pentandria Monoginia Pombea (a José
Ignacio Pombo),
Anuncio sobre un periódico publicado en Carácas (El Lucero).
Se elogia la existencia de publicaciones que aspiran a los mismos
fines que el Semanario. Y también
se subraya el apoyo que tiene esta
publicación, algo que Caldas constantemente está reclamando para el
Semanario.
Fecha de
elaboración
Febrero
26/1810
Febrero
25/1810
360
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:39 a.m.
Inicio
Orden natural y social 26-01-2009.indb 361
Número
snrg
3
Fecha de
Publicación
(continuación)
Título
Autor
“Constitución Boreal de la
Luna” (Tabla)
“Continuación de la lista de los
Señores subscriptores al Semanario del Nuevo Reyno de
Granada, hasta el 28 de Febrero de 1810”
Francisco José Memoria 3: “Sobre el modo
de Caldas
de cultivar la cochinilla por D.
Francisco Joseph de Caldas
y Tenorio, encargado del Real
Observatorio Astronómico de
Santafé de Bogotá, individuo
de esta Real Expedición Botánica y Catedrático de Matemáticas en el Colegio real de
Nuestra Señora del Rosario en
esta capital”
“Aviso al público”
28
Fin
Inicio
1
18
30 (Salta una 30
página)
31
31
28
Número de
páginas
18
1
1
Descripción
Esta es otra parte de la respuesta
de Caldas al mencionado concurso,
propuesto en 1808. En esta memoria
se hace una descripción minuciosa
sobre las características de la cochinilla, la necesidad de contar con una
nomenclatura clara para identificarla, los procedimientos para su cultivo, los cuidados y recomendaciones
frente a los peligros que pueden
afectar a estos insectos, los métodos para matarlos y la higiene que
debe rodear su manipulación.
Aviso sobre Santiago Perry, “Fabricante Ingles de Sombreros Finos,
Superfinos y Entrefinos, Lisos de
pelo para muger, para hombres”. Es
el único, a lo largo de toda la publicación, que podría calificarse como
‘comercial’.
Anexo 1
361
26/01/2009 08:15:39 a.m.
Fecha de
elaboración
Parte
Fecha de
Publicación
Número
snrg
(continuación)
Orden natural y social 26-01-2009.indb 362
27
28
29
31
27
28
29
29
26
22
“Constitución Austral de la
luna” (Tabla)
“Constitución Boreal de la
luna” (Tabla)
“Constitución Austral”
“Continuación de la lista de los
Señores subscriptores al Semanario del Nuevo Reyno de
Granada”
Título
23
Parte
“Astronomía”
Inicio
18
Fin
“Botánica” -
Número de
páginas
1
3
1
1
4
5
Descripción
Continuación de la publicación de
géneros de la Flora de Bogotá y de la
Colección de Quito. Al mencionar los
nombres a quienes están dedicados
los géneros, se hacen elogios sobre
estas figuras: Monandria Monogynia
Lozania (Dedicada por Sinforoso Mutis
a Jorge Tadeo Lozano); Dioecia Pentandria Valenzuelia (Dedicada por Mutis al cura Eloy Valenzuela); e Icosandra
Monogynia Consuegria (a la memoria
de Sinforoso Mutis y Consuegra).
Noticia sobre un eclipse de sol que
tendría lugar en septiembre de 1810
emitida desde el Observatorio Astronómico de Santafé de Bogotá.
Al final se inserta una tabla con los
cálculos sobre este eclipse.
Fecha de
elaboración
Septiembre
28/1810
362
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:39 a.m.
Autor
Orden natural y social 26-01-2009.indb 363
Número
snrg
4
Fecha de
Publicación
(continuación)
Autor
Jorge Tadeo
Lozano
Título
Memoria 4: “Idea de un instrumento llamado Chromapicillo
que manifiesta la degradación
de los colores. Por D. Jorge
Tadeo Lozano Maldonado de
Mendoza, individuo de la Real
Expedición Botánica de este
Nuevo Reyno de Granada”
1
Fin
15
Número de
páginas
15
Descripción
Esta memoria consiste en la descripción del Chromapicilo, un instrumento creado por su autor que revela la degradación de los colores. Se
señala su utilidad para que los naturalistas puedan identificar y fijar las
diferencias entre las producciones
naturales eliminando la imprecisión
y variabilidad en las descripciones
de los colores y fijando criterios de
comparación estables. También se
hace referencia a sus beneficios
para que los fabricantes distingan
los tintes que emplean, y para que el
público en general pueda definir los
matices de los colores. La memoria incluye explicaciones detalladas
sobre la manufactura y graduación
del Chromapicilo a partir de una escala de degradación e intensidad,
así como instrucciones de su uso
para determinar con exactitud los
colores de cualquier objeto. Por último, se ofrecen cincuenta pesos de
premio para quien pueda fabricar un
Chromapicilo según los principios
expuestos en esta memoria.
Anexo 1
363
26/01/2009 08:15:39 a.m.
Fecha de
elaboración
Inicio
Parte
Fecha de
Publicación
Número
snrg
(continuación)
17
18
Francisco José (Respuesta de Caldas a la carde Caldas
ta de José Casamayor)
15
“Programa”
Autor
Joseph Casamayor
Título
“Vacuna”
Parte
Joseph María
Cabal
Fin
Orden natural y social 26-01-2009.indb 364
19
18
17
Número de
páginas
2
2
3
Descripción
Se publica una comunicación enviada desde Buga por parte de José
Maria Cabal referida a sus observaciones sobre una Vacuna y sus posibilidades de conservación e inoculación en vacas.
Caldas cita una carta enviada por
José Casamayor donde decide donar cien pesos para promover que
en el Semanario se “ventilen questiones importantes a su prosperidad
excitando á nuestros literatos por el
estimulo de premios”. Deja a elección de Caldas los términos en que
se ejecutará su propuesta.
Caldas propone el premio de Casamayor para quien mejor resuelva la
pregunta: “Si atendidas las circunstancias geográficas y políticas del Nuevo
Reyno de Granada le conviene mas
atenerse à los productos de su Agricultura y de sus Minas, renunciando à
las Artes”. Se convoca a los ‘hombres
de luces’ a que contribuyan a la resolución de este “Programa” como un
deber patriótico, y se define el plazo
y formato en que deben enviarse los
escritos, así como el procedimiento
de selección del ganador.
Fecha de
elaboración
Marzo
10/1810
Marzo
27/1810
364
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:39 a.m.
Inicio
Fecha de
Publicación
Número
snrg
(continuación)
Orden natural y social 26-01-2009.indb 365
21
25
26
27
“Patriotismo”
“Constitución Austral de la Luna”
“Constitución Boreal de la Luna”
(Erratas de las memorias)
Título
20
Parte
“Comercio”
Fin
25
26
30
24
20
Número de
páginas
1
1
4
4
1
Descripción
Se publican las erratas de las primeras tres memorias de 1810, y se
inserta una aclaración sobre el retraso en la publicación de la cuarta memoria debido a la escasez de papel
traído del puerto de Cartagena.
Continuación del estado del comercio
para el año completo de 1809 de la
Provincia de Caracas por el Puerto de
la Guayra que se comenzó a publicar
en el número 45 de 1809. Descripción
de las entradas y salidas de distintas
clases de buques desde y hacia España, América y el Extranjero; y tipos
y cantidades de productos entrados y
salidos para esos mismos destinos.
Caldas escribe un elogio a los miembros del Real Consulado de Cartagena quienes al suscribirse al Semanario
manifestaron “su amor á la ilustración
pública, y su patriotismo de un modo
que debe servir de modelo á los demas
Cuerpos del Reyno, y que al mismo
tiempo llena de reconocimiento al Editor del Semanario”. Se publica la lista
de los suscriptores de ese Consulado.
Anexo 1
365
26/01/2009 08:15:40 a.m.
Fecha de
elaboración
Inicio
Autor
Número
snrg
5
Fecha de
Publicación
(continuación)
Título
Autor
Francisco José Memoria 5: “Sobre la imporde Caldas
tancia de connaturalizar en el
Reyno la Vicuña del Perú y Chile por D. Franciso Joseph de
Caldas y Tenorio, encargado
del Real Observatorio de Santafé de Bogotá, Individuo de
esta Real expedición Botánica
y catedrático de Matemáticas
en el Colegio Real Mayor de
Nuestra Señora del Rosario de
esta capital”.
1
Fin
18
Número de
páginas
18
Descripción
Este texto está antecedido por una
carta que Caldas dirige “A los Señores
Prior y Consules del Real Consulado
de Comercio de Cartagena”, a quienes insta a ejecutar el proyecto que
propone en la memoria. Este proyecto
consiste en hacer trasmigrar la Vicuña
de Perú a Santa Marta, a los Andes de
Santafé, a Pamplona, Quindío, Popayán, Pasto, Quito y Cuenca. Caldas
describe la utilidad de este animal por
los distintos productos de extracción
que facilita, por el valor de su lana, por
los ramos de la industria que fomenta
y, principalmente, por las posibilidades de comercio con Europa y el resto de América. Se figuran los gastos
y dificultades que implica el proyecto de tomar, alimentar, transportar y
conducir a mil vicuñas a través de un
largo trayecto que se describe en sus
distintos tramos. Se propone que esta
empresa, calificada como patriótica,
cuente con el patrocinio y conducción
del ‘Ilustre Xefe del Reyno’, del Presidente de Quito y de los Gobernadores
de Popayán y Cuenca. La memoria se
cierra con un listado de los lugares de
la Nueva Granada en los que podría
prosperar la vicuña
Fecha de
elaboración
Mayo
12/1810
366
Mauricio Nieto Olarte
Orden natural y social 26-01-2009.indb 366
26/01/2009 08:15:40 a.m.
Inicio
Parte
Fecha de
Publicación
Número
snrg
(continuación)
Orden natural y social 26-01-2009.indb 367
26
Josepf Celestino “Botánica” (Continuación de
Mutis
los géneros nuevos de la flora
de Bogotá)
Título
18
Parte
“Medicina. Específico contra la
disentería”
Autor
Sinforoso
Mutis
Fin
29
25
Número de
páginas
4
8
Descripción
Publicación de un texto escrito por
José Celestino Mutis y dirigido al
virrey Antonio Amar y Borbón en
1803, donde informa acerca de su
hallazgo de un remedio para la curación de la disenteria, así como las
instrucciones y dosis para su suministro. Esta comunicación es enviada por Sinforoso Mutis al Semanario, y en ella también se revelan
las plantas de las que está hecho
el remedio y las cantidades que lo
componen. Caldas señala que este
texto, aunque inserto en el Semanario, se vende por separado en la
administración de Correos, con el
objeto de que todos los Médicos,
Boticarios, Cirujanos, Hacendados
que no están suscritos, puedan acceder a él.
Continuación de los géneros de la
Flora de Bogotá: Buchnera Grandiflora descripción y observaciones
sobre sus usos.
Anexo 1
367
26/01/2009 08:15:40 a.m.
Fecha de
elaboración
Inicio
Fecha de
Publicación
Número
snrg
(continuación)
31
32
“Sabios del Perú que han subscripto al Semanario del Nuevo
Reyno de Granada”
“Nota del Editor”
Título
30
Parte
“Patriotismo”
Fin
Orden natural y social 26-01-2009.indb 368
32
32
31
Número de
páginas
1
1
2
Descripción
La sección “Patriotismo” está dedicada a una larga discusión que va a
tener como protagonistas a Caldas
y a Eloy Valenzuela por un reclamo de este último sobre 50 pesos
que entregó al Semanario. Caldas
menciona que es vergonzoso que
un compatriota trate de esta forma
a las producciones literarias de su
patria, mientras que, según informa,
un peruano – Pedro Abadía – elogia
a la publicación e incluso donó 200
pesos.
Además de los nombres de los
suscriptores, se inserta una breve reseña biográfica sobre cada
uno de ellos con su ocupación,
su campo de trabajo y sus publicaciones.
368
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:40 a.m.
Fecha de
elaboración
Inicio
Autor
Orden natural y social 26-01-2009.indb 369
Número
snrg
6
Fecha de
Publicación
(continuación)
Autor
Josepf Luis
Fernández de
Madrid
Título
Memoria 6: “Sobre la naturaleza, causas y curación del
coto por el D.D. Josepf Luis
Fernández de Madrid, quien la
consagra, en testimonio de su
afecto, al D.D. Eloy de Valenzuela, Cura de Bucaramanga”
- Prefación de Francisco José
de Caldas
1
Fin
17
Descripción
Respuesta a la convocatoria formulada por Nicolás Tanco en 1808 para
“los médicos instruidos y amigos de
la humanidad para que comunicasen
sus luces y observaciones a fin de
destruir los cotos”. Caldas introduce
la memoria señalando que llegó dos
meses después de la adjudicación
del premio - que se publicó en la tercera memoria de 1810 – pero que se
incluye en el Semanario por sus méritos. Madrid hace una descripción
de la enfermedad, de sus diferentes
tipos, efectos, causas, así como del
régimen y medicinas necesarios
para su curación. Su explicación de
la enfermedad se enfoca en el nivel
fisiológico en especial relación con
el sistema linfático, pero relaciona
esto con las malas costumbres ‘sibaritas y regaladas’ de quienes la
sufren. Se exhorta a los médicos
del Reino a experimentar con estas
posibles curas, y a las prácticas de
higiene como la mejor forma para
prevenir y cuidar de la enfermedad.
Anexo 1
369
26/01/2009 08:15:40 a.m.
Fecha de
elaboración
Número de
páginas
Inicio
Parte
Fecha de
Publicación
Número
snrg
(continuación)
Orden natural y social 26-01-2009.indb 370
Autor
Eloy
Valenzuela
Título
Doctor Valenzuela. Descripción
de una Turma Silvestre, tan últil
como las que se cultivan; pero
enteramente desconocida de
las gentes, y tal vez ignorada
de los Botánicos”
“Contestación a un folleto que
el D.D. Eloy Valenzuela ha lanzado contra el honor y pureza
del editor del Semanario”
19
18
Fin
28
18
Número de
páginas
19
1
Descripción
En la memoria 6 se publica en su extensión la contestación de Caldas a
“un folleto que el D.D. Eloy Valenzuela ha lanzado contra el honor y pureza del Editor del Semanario”. Caldas
dice que debe ser el “público imparcial” el que juzgue sobre la situación,
razón por la cual cita dicho folleto.
Folleto titulado “Descripción de una
Turma Silvestre tan útil como las que
se cultivan; pero enteramente desconocida de las gentes, y tal vez ignorada
de los Botánicos”. Este texto, de diez
páginas de extensión, se inicia con una
serie de críticas a los botánicos por sus
complicadas y poco útiles nomenclaturas. El autor propone llevar a cabo una
publicación de la Flora de Bucaramanga que espera contar con permiso de
impresión y un cuerpo de suscriptores.
Es a propósito de esto que señala que
si bien él ha contribuido al Semanario
en varias ocasiones, Caldas no ha contestado sus cartas ni le ha devuelto un
dinero que él dio para esta publicación
– “Tal es Caldas; tal el Semanario de
Santafé, y no es mucho de estrañar su
decadencia y proxima ruina que pudiera
dilatarse ó evitarse con menos parcialidad, y algo mas de eficacia y cortezia”.
370
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:40 a.m.
Fecha de
elaboración
Inicio
Parte
Fecha de
Publicación
Número
snrg
(continuación)
Orden natural y social 26-01-2009.indb 371
Francisco José “Advertencia”
de Caldas
“Defensa del redactor americano a varias calumnias publicadas contra el Artículo remitido
al Autor del Semanario, con
una Carta que se omite”
39
40
38
Autor
35
Título
Manuel
del Socorro
Rodríguez
Parte
35
Inicio
28
Fin
Francisco José (Respuesta)
de Caldas
Número de
páginas
2
4
7
Descripción
En su respuesta, Caldas insta a que
“el público imparcial juzgue si el Dr.
Valenzuela donó al Semanario los
cincuenta pesos que refiere y si me
hizo dueño de disponer de ellos” y
narra el episodio del dinero de Valenzuela, así como su relación con él
a través de sus contribuciones al Semanario. Refuta las expresiones que
Valenzuela dirige contra él y dice
que, en lugar de entrar en una disputa con este sacerdote, “es preciso
pagar las injurias con beneficios”.
Manuel del Socorro Rodríguez, editor del Redactor Americano – término que usa en este caso como su
seudónimo –se defiende de aquello
que considera como las ofensas que
recibió en el folleto de Valenzuela.
Aclaración de Caldas sobre los fundamentos desde los que él realizó
su contestación a Valenzuela. Dice
que no tuvo acceso al texto original del folleto de este último, sino a
una copia manuscrita, razón por la
cual no lo pudo reproducir en su totalidad en el Semanario. Caldas se
disculpa por las posibles erratas e
imprecisiones.
Fecha de
elaboración
Agosto
24/1810
Junio
30/1810
Julio
16/1810
Anexo 1
371
26/01/2009 08:15:40 a.m.
Número
snrg
7
Fecha de
Publicación
(continuación)
11
14
“Astronomía”
Autor
“Meteorología”
Título
1
Parte
Francisco José Memoria 7: Prefación - “Almade Caldas
naque para el año de 1811 calculado para el Nuevo Reino de
Granada por (M) D. Francisco
Josef de Caldas y Tenorio” Meteorología - Tabla Metereológica - Astronomía - Observaciones - Geografía del Reino
- Economía Política
Fin
Orden natural y social 26-01-2009.indb 372
18
14
10
Número de
páginas
5
4
10
Descripción
En el prefacio del Almanaque de 1811
se insiste en la utilidad de la astronomía para el mejoramiento de la geografía, comercio, caminos, agricultura; así como en la importancia de
criterios especializados en la meteorología y la astronomía para la determinación precisa de esta información
de primera utilidad. Se presentan los
contenidos de todas las secciones
que componen esta memoria.
Caldas señala la importancia de registrar las regularidades de los meteoros.
La posibilidad de conocer esto se
basa en que todo en la naturaleza forma parte de un ‘plan sabio’. Al final se
inserta una tabla meteorológica para
1807 con las medidas máximas y mínimas del Barómetro y el Termómetro
para cada mes del año; la cantidad de
lluvias y el número de días secos y lluviosos de cada mes.
Descripción de las relaciones de la
astronomía con la sociedad y las
necesidades del hombre a partir de
la construcción de calendarios, las
mediciones de tiempo y distancia.
372
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:40 a.m.
Fecha de
elaboración
Inicio
Fecha de
Publicación
Número
snrg
(continuación)
Orden natural y social 26-01-2009.indb 373
29
26
“Específico para las afecciones del pulmón, comunicado
al Editor del Semanario por el
Señor Prior del Real Consulado de Cartagena D. Josef Ignacio Pombo”
21
29
Título
21
Parte
“Economía Política”
Inicio
18
Fin
“Observaciones”
Número de
páginas
4
9
4
Descripción
“De las inmersiones y emersiones del
primero y segundo Satélite de Júpiter
verificadas en la ciudad de Quito en el
discurso de 1803”. Para cada mes del
año se describen las características
de la impresión o emersión de estos
satélites, así como su duración.
“Aritmética política, artículo tomado
del Almanaque Gotha para 1802”.
Se publican cálculos acerca del número de muertos en el planeta cada
año, día, hora, minuto y segundo; la
relación con los nacidos; las diferencias de población entre los distintos
puntos de la tierra; los aumentos de
la mortalidad en el siglo XIX; y las
causas de la mayor o menor longevidad dadas ciertas circunstancias.
Traducción de una noticia publicada
en la Gaceta de Martinica en Julio
de 1810 sobre un remedio que se
asegura ser infalible para las enfermedades del pulmón. El remedio es
fabricado con base en el árbol de
Alcornoque, se describen los métodos para su uso y se propone que
esta planta sea buscada en distintas
partes de América con la finalidad
de curar estas afecciones.
Anexo 1
373
26/01/2009 08:15:40 a.m.
Fecha de
elaboración
Autor
Número
snrg
8
Federico
Alexandro
Barón de
Humboldt
Fecha de
Publicación
(continuación)
34
“Patriotismo”
Título
1
Parte
Memoria 8: “Quadro físico de
las regiones ecuatoriales por
Federico Alexandro Baron de
Humboldt. Traducido del francés y anotado por D.Francisco
José de Caldas, director del
Observatorio Astronómico de
Santafé de Bogotá, Individuo
de la Expedición botánica y
Catedrático de Matemáticas en
el Colegio R.M.de N.S.del Rosario en esta capital”
Fin
Orden natural y social 26-01-2009.indb 374
36
33
Número de
páginas
3
33
Descripción
Caldas introduce esta memoria señalando que e trata de un extracto
tomado del número 262 del Ambigú
que se publica en Londres. Por su
extensión su publicación se continuará en el siguiente número del Semanario correspondiente a la novena memoria. Además, Caldas aclara
que se insertarán sus propias notas
y observaciones en paralelo con las
de Humboldt.
El texto es escrito por Mr. Peltier, razón por la cual se refiere a Humbodlt
en tercera persona. En este primer
extracto se describe su viaje desde
la salida de Francia hasta Lima. Su
paso por la Nueva Granada está
marcado por sus descripciones geográficas, pero también por su mirada
sobre los pobladores de las distintas
zonas que recorre.
Caldas reseña la propuesta del Real
Consulado de Cartagena sobre un
premio de dos mil pesos para quien
introduzca de su propia cuenta en
1811 (e incluso hasta 1812) un número de 400 Vicuñas
Fecha de
elaboración
8
374
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:40 a.m.
Inicio
Autor
Orden natural y social 26-01-2009.indb 375
Número
snrg
9
Federico
Alexandro
Barón de
Humbold
Fecha de
Publicación
(continuación)
32
“Prospecto del almanaque del
Nuevo Reino de Granada para
1812”
Título
1
Parte
Memoria 9: “Quadro físico de
las regiones ecuatoriales por
Federico Alexandro Barón de
Humboldt. Traducido del francés y anotado por D.Francisco
Josef de Caldas, director del
Observatorio Astronómico de
Santafé de Bogotá, Individuo
de la Expedición botánica...” -
Fin
36
32
Número de
páginas
5
32
Descripción
Continuación del extracto de la memoria anterior donde se describe el
tramo del viaje de Humboldt desde
Lima hasta su regreso a Europa.
A lo largo de las dos memorias dedicadas a Humboldt, las notas de
Caldas son recurrentes. Estas afirmaciones le abren la posibilidad
para que plantee sus reflexiones sobre el territorio y la población de la
Nueva Granada, interpele algunas
visiones de Humboldt sobre América, y también las use como forma
de exhortar a un mayor ímpetu por
la ‘ilustración’ de estos territorios; y
para que inserte sus críticas al gobierno español en una coyuntura
política de ruptura frente a la cual
Caldas toma partido por primera
vez contra España.
En este prospecto Caldas anuncia
que la elaboración de ese almanaque fue el resultado de una planificación más cuidadosa que el año
anterior. Identifica las partes que
van a componerlo: Prefaciones y Almanaque
Fecha de
elaboración
9
Anexo 1
375
26/01/2009 08:15:40 a.m.
Inicio
Autor
Número
snrg
Orden natural y social 26-01-2009.indb 376
11
10
Federico
Alexandro
Barón de
Humboldt
Fecha de
Publicación
(continuación)
Título
Autor
Francisco José Memoria 11: “Elogio histórico
de Caldas
del Dr.D. Miguel Cabal. Director
del observatorio astronómico
de Santafé de Bogotá, Individuo de la Expedición botánica
y catedrático de Matemáticas
en el Colegio R.M.de N.S. del
Rosario de esta Capital”
Memoria 10: “Estadística de
México” Extractada del Español, y anotada por Don Francisco Josef de Caldas, Director
del Observatorio astronómico
de Santafé de Bogotá, Individuo de la Expedición botánica
y catedrático de Matemáticas
en el Colegio R.M.de N.S. del
Rosario de esta Capital”
23
1
Inicio
28
Fin
1
Número de
páginas
23
28
Descripción
Extracto que apareció en el número 6
de un periódico publicado en Londres
titulado El Español. Caldas nuevamente
introduce el texto señalando su interés
para el “estado presente de la América”.
Una vez se afirma el interés que tendría
para la Nueva Granada el elaborar una
Estadística semejante a la que Humboldt había hecho para México, Caldas señala que los obstáculos para realizarla
provienen del gobierno español que
obstruye el progreso: “Las centellas del
genio no las puede apagar el despotismo. En vano se ha empeñado el Gobierno español en atajar los progresos
rápidos de los talentos americanos en
vano adoptó España el bárbaro sistema
de embrutecernos para dominarnos”.
En esta memoria se narran episodios
de la vida de Miguel Cabal quien
contribuyó en el Semanario, y murió
en la batalla de Palacé. Caldas habla de Cabal como un ‘alma hecha
para la libertad’ que se opuso a la
opresión, ignorancia y esclavitud del
Gobierno Español y “fue envuelto en
las desgracias que excitaron los tiranos contra estos jóvenes ilustrados”.
Caldas propone hacer un monumento para él con un elogio grabado
Fecha de
elaboración
11
10
376
Mauricio Nieto Olarte
26/01/2009 08:15:40 a.m.
Parte
Fecha de
Publicación
Número
snrg
(continuación)
Orden natural y social 26-01-2009.indb 377
Título
“Observaciones sobre los Cotos. Advertencia del Editor
24
Fin
34
Número de
páginas
10
Descripción
Observaciones enviadas al Semanario desde la ciudad de Varinas,
de autor anónimo, donde se hacen
planteamientos sobre el coto a partir de los preceptos de la higiene, el
ejercicio, la alimentación y el temperamento sano.
Anexo 1
377
26/01/2009 08:15:40 a.m.
Fecha de
elaboración
Inicio
Parte
Autor
49
1
Francisco José “Almanaque de las Provincias
de Caldas
Unidas del N.R.de Granada
para el Año Bisiesto de 1812.
Tercero de Nuestra Libertad.
Calcuado por Francisco Josef
de Caldas y Tenorio Director
del Observatorio astronómico
de Santafé de Bogotá”
Autor
31
Título
Inicio
1
Parte
Fin
Francisco José “Almanaque para el año de
de Caldas
1811. Calculado para el Nuevo Reyno de Granada Por D.
Franciso Josef de Caldas y
Tenorio, Director del Observatorio astronómico de Santafé
de Bogotá, Individuo de la Expedición botanica del Reyno,
y Catedrático de Matemáticas
del Colegio R.M. de N. Sra. del
Rosario de ésta Capital”
La primera parte del Almanaque fue publicada en la memoria 7 de 1810 y se
dedicó a los acápites sobre meteorología, astronomía y economía política. Este
almanaque, además de su prefacio, está
compuesto por una división de épocas
basadas en cómputos eclesiásticos, y
tablas con cálculos de eclipses de sol y
de luna. El recorrido por los días del mes
está definido en función de los ciclos lunares y de las efemérides religiosas correspondientes a cada uno de los días.
Este almanaque está compuesto por
dos partes: Prefaciones y Almanaque.
La primera parte se dedica a remarcar
los fundamentos de la elaboración del
almanaque y su utilidad. El Almanaque
se divide en las épocas de Historia santa
y eclesiástica, de la Historia profana, y
de la Historia de las Ciencias.
En este almanaque también se publican
tablas con ‘cómputos eclesiásticos’, festividades religiosas, cálculos astronómicos sobre la oblicuidad aparente de la
Elíptica y eclipses de Sol y de Luna. A
partir de ahí, al igual que con el almanaque anterior, se señalan los ciclos lunares y las efemérides religiosas.
Descripción
Número de
páginas
Fecha de
Publicación
Número
snrg
Anexo 1. Indice descriptivo del Semanario del Nuevo Reyno de Granada. Almanaques para 1811 y 1812.
378
Mauricio Nieto Olarte
Orden natural y social 26-01-2009.indb 378
26/01/2009 08:15:40 a.m.
Fecha de
elaboración
Anexo 2
379
Anexo 2. Lista de suscriptores del Semanario del Nuevo Reyno de Granada
Nombre
Acero, Narciso
Administrador de Aduana
Administrador de Correos de Vélez
Ciudad
Meza
Cartagena
Vélez
Amar y Borbón, Antonio
Santafé
Arboleda, Antonio
Popayán
Arboleda, Manuel María
Popayán
Barros, Rufino
Santafé
Benito, Luis
Benjumea, Fernando
Bobadilla, Remigio
Camacho, Domingo
Zipaquirá
Santafé
Pore
Ibagué
Campo Valencia, Manuel del
Popayán
Cerezo, Francisco María
Cartago
Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario
Santafé
Colegio Seminario de Popayán
Popayán
Contaduría General de Aguardientes
Santafé
Cuervo, Nicolás
Santafé
Domínguez del Castillo, Francisco
Domínguez, Pío
Durán, Josef María
Meza
Santafé
Puente Real
Durán, Pedro
Enciso
Escobar, Nepomuceno
Málaga
Espada, Carlos
Espinel, Inocencio
Estengo, Manuel
Santafé
San Bartolomé
Santafé
Fernández, Francisco
Meza
Fernández, Sebastián
Mompox
Gallardo, Ignacio Antonio
Santafé
García, Francisco Xavier
Santafé
García, Juan Bernardo
Gil de Texada, Antonio
Bayladores
Popayán
Gobernador de Cartagena
Cartagena
González, Primo
Zipaquirá
González,Valentino Josef
Guerrero, Isidro
Gutiérrez, Justiniano
Herrera, Felipe Antonio
Orden natural y social 26-01-2009.indb 379
Grica
Grica
Guaduas
Santa Rosa
26/01/2009 08:15:41 a.m.
Mauricio Nieto Olarte
380
(continuación)
Nombre
Jover, Josef
León, Josef Gabriel de
Ciudad
Tunja
Popayán
Lesmes, Mariano
Santafé
Longas, Manuel
Carnecerias
López, Josef Joaquín
Neyba
Lozano, Jorge Tadeo
Santafé
Lozano, Josef Maria
Santafé
M.R.P.Prov. de S. Domingo (2 ejemplares)
Santafé
Manzano, Gabriel
Santafé
Mariño, Ignacio
Chire
Medina, Lorenzo
Tunja
Meléndez, Sebastián
Sátiba
Mexía, Josef Felix
Antioquia
Mosquera, Francisco
Popayán
Mosquera, Josef María
Popayán
Mutis, Sinforoso
Santafé
Obispo de Mérida
Mérida
Omaña, Nicolás Mauricio
Santafé
Ordóñez, Andrés
Plata
Otero, Francisco
San Gil
Pabón, Fernando
Santa Rosa
Páez Pinzón, Agustín
Pardo, Manuel
Pazos, Narciso de
Neyba
Santafé
Puente Real
Pérez Valencia, Marcelino
Popayán
Pérez Valencia, Santiago
Popayán
Pérez, Josef Antonio
Popayán
Perry, Santiago
Santafé
Plata, Pablo
Santafé
Pombo, Josef Ignacio
Quintero, Josef Agustín
Cartagena
Ibagué
Real Consulado (2 ejemplares)
Veracruz
Real Consulado (4 ejemplares)
Cartagena
Rector de la Universidad
Ricaurte, Gerónimo
Rodríguez Torices, Manuel
Salas, Fernando
Orden natural y social 26-01-2009.indb 380
Santafé
Caracas
Cartagena
Neyba
26/01/2009 08:15:41 a.m.
Anexo 2
381
(continuación)
Nombre
Ciudad
Santos Escobar, Manuel
Popayán
Sarmiento, Pablo Joaquín
Socorro
Talavera, Matiano
Mérida
Tamariz, Juan
Santafé
Tello, Francisco
Purificación
Tenorio, Martín
Popayán
Tobar y Serrate, Miguel
Santafé
Torres, Camilo
Santafé
Torres, Manuel
Peñas
Valdés, Mariano
Popayán
Valenzuela, Eloy
Vega, Silvestre
Ximénez Rodríguez, Manuel
Orden natural y social 26-01-2009.indb 381
Girón
Ibagué
Sapatoca
26/01/2009 08:15:41 a.m.
Orden natural y social 26-01-2009.indb 382
26/01/2009 08:15:41 a.m.
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Orden natural y social 26-01-2009.indb 383
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Mauricio Nieto Olarte
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Imágenes
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Figura 1.
Carta esférica del Vireynato de Santafe, M. D´Anville; corregido por Caldas, 1800-1810?,
Archivo Cartográfico, Servicio Geográfico del Ejército, Madrid, sig. X.SG- J-7-1-13.
La nota en la parte inferior del mapa dice: “El primer meridiano se ha tirado por santafé,
y las longitudes se comiensan á contra desde él así para el oriente como para el
occidente;el curso del Orinoco se ha colocado por los trabajos y observaciones de los
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SS Solano, Doz y Guerrero; el origen del Magdalena se ha conseguido por mis propias
medidas y determinaciones en 1797. Aunque los resultados de un numero considerable
de inmerciones y emerciones de los satellites de júpiter hechas en la provincia de Quito
y en el observatorio de esta capital se separan considerablemente de las posiciones de
los pueblos principales del Virreynato, no los hemos sacado de los lugares que les dio
D´Anville porque nada influye sobre el objeto pribsipal de esta carta. Se han resumido
todas las poblaciones menores, los arroyos, las pequeñas cordilleras y solo se han
colocado las grandes cadenas de los Andes, los ríos que son navegables o que pueden
serlo. Las ciudades o los puntos importantes para que de una ojeada se presente el todo
de esta colonia y puedan nacer ideas interesantes en el que la considera. La area esta
dividida por lineas de puntos de grado y numerados. Se notará que los de los confines
tienen el mismo numero algunos, lo que se ha hecho para completyar las cuadriculas y
poder calcular la area del virreynato. El resultado ha sido que tiene 161 grados cuadrados
que multiplicados por 400 dá 64.400 leguas de superficie”
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Figura 2.
“Carta del Vireynato de Santafe de Bogotá, copia de la de Mr. D´Anville con fecha de
agosto de 1796”. Archivo Cartográfico, Servicio Geográfico del Ejército, Madrid, sig. X.
SG-J-7-1-9.
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“Topografía de la confluencia del Nare y Magdalena, de la de Samaná y Río Negro, y la angostura de Carare con el plano de los fuertes
que deben formarse, para cubrir el alto Magdalena; por Francisco José de Caldas, Coronel de Ingenieros, Santafé, noviembre de
1815”, Archivo Cartográfico, Servicio Geográfico del Ejército, Madrid, sig. X SG-J-7-3-148.
Figura 3.
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“Revellin á la drá [derecha] del fuerte de Bufú, Medellín, noviembre de 1813”, Archivo Cartográfico, Servicio Geográfico del Ejército,
Madrid, sig. X SG –J-7-3-129.
Figura 4.
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“Nivelación de 30 especies de plantas, puestas sobre la vista occidental de Imbabura, montaña de las cercanías de Ibarra, por F.J. de
Caldas” , Archivo del Real Jardín Botánico de Madrid, sig. M00529.
Figura 5.
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“Panorámica de la costa y cordillera de los Andes”, Archivo Cartográfico, Servicio Geográfico del Ejército, Madrid, sig. X.SG-J-11.
Lámina número siete de una serie de diez que componen un perfil de los Andes en las cercanías del Ecuador (300x30cm.)
Figura 6.
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HUMBOLDT, Alexander von, Carta del curso del río Magdalena desde Honda hasta el Dique de Mahares formada sobre las observaciones
hechas en abril, Mayo, Junio de 1801 por el Sr. Baron F. A. Humboldt. Fragmento. Atlas Geographique et physique des regions
equinocciales du Noveau Continent, publicado en Paris en 1814. Dicho mapa incluye textos en los que se da crédito a los aportes de
José Manuel Restrepo y Caldas y se refiere a un mapa manuscrito del mismo río entre Honda y el Espinal que le facilitó Caldas y se
incluye en la parte inferior izquierda.
Figura 7.
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HUMBOLDT, Alexander von, “Geografía de las plantas del Ecuador”, ca. 1803. Museo Nacional de Colombia.
Figura 8.
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Géographie des plantes équinoxiales. Tableau physique des Andes et pays voisins. Dressé d’ après des Observations et des Mesures
prises sur le Lieux depuis le 10e degree de latitude boréale jusqu’ au 10e de latitude australe en 1799, 1800, 1801, 1802 et 1803 par
Alexandre de Humboldt et Aimé Bompland. Esquissé et rédigé par M. de Humboldt , dessiné par Schonberger et Turpin a Paris en 1805,
grave par Bouquet, la letter par Beaublé, imprimé par Langlois.
Figura 9.
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HUMBOLDT, “Nivelamiento barométrico desde Cartagena hasta Sta. Fe, 1801, copiado en 1816”. Archivo del Museo Naval de Madrid,
Sig. X. MN-27-B-6.
Figura 10.
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“Carta del camino de Malbucho desde Ybarra hasta la embocadura del río de Santiago en el Océano Pacífico y bahía de Sanlorenzo:
levantado en Julio y Agosto de 1803 por Francisco José de Caldas”. Archivo Cartográfico, Servicio Geográfico del Ejército, Madrid, sig.
X.SG – C-/ III-N.1.
Figura 11.
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Figura 12.
Tabla de colores que hace parte de un cuaderno de notas titulado Systema Colorum
tabulare atque comparativum pro expeditione in itinere cum hispanis navibus circa
Globum Terraqueum annis 1780-1793. Archivo del Real Jardín Botánico de Madrid, Fondo
Documental Thaddäus Haenke, Div. VI, 3, 2, f. 278-285.
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Esquema del Cromapicilo, en: LOZANO, Jorge Tadeo, “Idea de un instrumento llamado Chromapicilo que manifiesta la degradación
de los colores. Por D. Jorge Tadeo Lozano Maldonado de Mendoza, Individuo de la Real Expedicion Botánica de este Nuevo Reyno de
Granada”, en Semanario del Nuevo Reyno de Granada, memoria 4ª, 1810.
Figura 13.
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Este libro se terminó de imprimir
en febrero de 2009,
en la planta industrial de Legis S. A.
Av. Calle 26 Nº 82-70 Teléfono: 4 25 52 55
Apartado Aéreo 98888
Bogotá, D. C. - Colombia
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