edición especial: el vino en egipto

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EDICIÓN ESPECIAL: EL VINO EN EGIPTO
B o l e t í n
d e
l a
F u n d a c i ó n
p a r a
l a
C u l t u r a
d e l
V i n o
sumario
el vino en Egipto
4
Terruños. Edición especial: El vino en Egipto
Edita FUNDACIÓN PARA LA CULTURA DEL VINO
Plaza del Perú, 1.- Esc. Izda. 1ºA. - 28016 Madrid
Tel.: 91 343 07 08 - Fax: 34 91 343 07 09
e-mail: [email protected]
www.culturadelvino.org
Presidente
Magín Raventós
Vicepresidente
Guillermo de Aranzabal
Gerente
Emilio Castro Medina
Redacción y coordinación
Sandra García, María Rodríguez
Colaboradores
Lorenzo Martínez-Dueñas, Alberto Coronado,
Abraham García, Augusto Berutich, Jésus Álvarez Yraola
Imágenes
Fundación para la Cultura del Vino, Griffith Institute (Oxford)
Ilustración de portada
Alberto Coronado (Magic Circus)
Diseño y maquetación
Magic Circus
el origen de la vinicultura
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estudio: el vino en el antiguo Egipto
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la presentación del estudio
en Londres
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entrevista con
María Rosa Guasch
30
ICEX
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Entrevista con Juan Calabozo
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Universidad de Barcelona
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Terruños no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores
SIT
Patronato de la Fundación para la Cultura del Vino:
• Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación
• Bodegas Codorníu
• Bodegas Julián Chivite
• Bodegas La Rioja Alta, S.A.
• Bodegas Vega Sicilia
• Vinos de los Herederos del Marqués de Riscal
Fundación para la Cultura del Vino
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Más allá del vino
Desde que en el 2002 la Fundación comenzase a financiar el trabajo de investigación “El vino en el antiguo Egipto”, los que hemos
tenido el privilegio de seguir su desarrollo hemos sentido una gran impaciencia por conocer las conclusiones del mismo. Los
objetivos del trabajo se centraban en la realización de un estudio bibliográfico sobre la vitivinicultura, la verificación analítica de
la presencia de vino en determinadas ánforas, la determinación del vino que se elaboraba, blanco o tinto, y la materia prima a
partir de la cual se elaboraba un producto especial conocido como shedeh.
En el afán de la Fundación por acercar el arte y la ciencia de la elaboración y consumo del vino a la sociedad se hacía evidente la
participación de esta entidad en tan singular proyecto. El trabajo de la Dra. Guasch, más allá de corroborar la gran relevancia que
tenía el vino en la sociedad de la época, aporta, como valor diferencial, tres elementos que la comunidad científica podrá emplear
para aumentar sus conocimientos: un marcador específico para el vino tinto, un método de análisis de alta sensibilidad y una
ventana al estudio de la simbología egipcia.
Magín
Raventós
Presidente de la
Fundación para la
Cultura del Vino
El desarrollo del trabajo se ha realizado con muestras procedentes del Museo Egipcio del Cairo y del Museo Británico de Londres,
todo su análisis se ha realizado en los laboratorios de la Universidad de Barcelona y la presentación de las conclusiones no hubiera
sido posible sin la participación del Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación y del Instituto de Comercio Exterior, a todos
ellos muchas gracias por su valiosísima colaboración.
Desde que la Dra. Guasch fijase sus objetivos y comenzase a pedir los permisos necesarios para tomar las muestras para su trabajo,
lo que en ocasiones era una situación inédita, hasta la multitud de reseñas aparecidas en medios de comunicación de todo el
mundo han pasado una infinidad de horas de esfuerzo y trabajo. Hoy, una vez finalizado el proyecto y presentadas las conclusiones
es nuestra obligación expresarle nuestro más sincero agradecimiento por hacer mayor el conocimiento humano.
MUCHAS GRACIAS
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edición especial: el vino en Egipto
edición especial: el vino en Egipto
El vino en Egipto
El vino es una bebida que forma parte de la cultura mediterránea. De
oriente a occidente del mar Mediterráneo, el estudio de los orígenes del
vino demuestran que la vid estaba presente desde la antigüedad en
numerosos pueblos, como en el egipcio. Prueba de ello es la extensa
documentación encontrada sobre la viticultura y la elaboración del vino en
el antiguo Egipto.
La primera evidencia de la presencia de uva en Egipto son
las semillas halladas en los yacimientos predinásticos
(4000-3050 a.C.) de Tell Ibrahim Awad y Tell el Farain, situados uno al este y el otro al oeste del delta del Nilo.
Desde el predinástico, la vid era cultivada en Egipto
sobre todo en el delta, en los oasis occidentales y el en
valle del Nilo. Los antiguos egipcios sabían que la tierra
situada detrás de los límites de la inundación era la más
adecuada para plantar viñas, por eso, la viña se plantaba cerca del río en una zona no inundable, donde el
suelo era principalmente grava, y cerca del depósito
aluvial libre del barro del valle.
Uno de estos lugares era la zona del lago Mariut, situado al suroeste de la actual ciudad de Alejandría. Según
la documentación encontrada en centenares de inscripciones de ánforas de vino, como las encontradas en la
Fundación para la Cultura del Vino
tumba del faraón Tutankamón, la región vinícola más
conocida durante el Reino Nuevo (1543-1078 a.C.) era
el “Río Occidental”, en la antigua rama Canópica del
Nilo en el delta Occidental, situada al suroeste de
Alejandría.
La calidad de sus vinos fue elogiada por varios autores
clásicos griegos y romanos, que como Ateneo de
Naucratis, Estrabón y Plinio dejaron constancia en sus
escritos del buen sabor de los vinos de Egipto. Ateneo
(170-230 d.C.), un griego de Naucratis (Egipto) que
vivía en Roma, habla de la abundancia de la viña en la
zona del lago Mariut y de la excelente calidad del vino
de Mariut [Mareótico], también llamado Alejandriótico
por la proximidad con la ciudad de Alejandría, y de los
vinos Taeniótico y de Antilla de la zona de Alejandría;
Ateneo también habla de los vinos del valle, destacando los de la Tebaida y de Coptos.
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terruños
edición especial: el vino en Egipto
El vino en la sociedad egipcia
El consumo de vino (yrp) en el antiguo Egipto está constatado desde los comienzos de su civilización (3.000
a.C.), las uvas pasas encontradas en el yacimiento de El
Omari, situado al sudoeste de la actual ciudad de El
Cairo, y habitado desde inicios del Predinástico de
Nagada, dan fe de que la Vitis vinifera fue una de las primeras plantas cultivada en Egipto; y los hallazgos en las
tumbas de los primeros faraones de figuras de cerámica,
destinadas a contener vino para su utilización en la otra
vida, manifiestan su consumo.
A lo largo de la civilización faraónica, el vino fue un producto demandado por las clases altas políticas y religiosas, considerándose un artículo de lujo, al tiempo que
estaba vinculado a ceremonias religiosas, dándose frecuentemente a los dioses como una ofrenda especial,
acorde con su importancia. Desde principios del período
dinástico (3150 a.C.) se colocaba en las tumbas de los
reyes el ajuar y los regalos, ofrecidos al difunto para su
nueva vida; entre los productos que se depositaban en la
tumba –algunos de los cuales quizá sólo los más privilegiados podían consumir-, había gran cantidad de jarras
de cerámica con vino.
A partir del Reino Antiguo (2.700 – 2.200 a.C.) las tumbas de los nobles se decoran con pinturas en las que se
representan escenas de la vida cotidiana, entre las que
encontramos la viticultura y el proceso de elaboración
del vino.
Durante el período comprendido entre finales de la XVIII
y la XX dinastías (1.350 – 1.250 años a.C.), considerado
el de máximo esplendor y refinamiento de la historia de
Egipto, se representa en las pinturas de las tumbas a
gente de elevada posición social participando en banquetes acompañados de danzas y música. Escenas que
muestran que el vino era un producto de prestigio.
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edición especial: el vino en Egipto
edición especial: el vino en Egipto
En las tumbas egipcias pueden encontrarse numerosas
escenas que describen las distintas fases que tenían
lugar en la obtención y producción de alimentos y bebidas, escenas muy realistas que representan todo el proceso de vendimia y producción, con técnicas muy similares a las que hoy conocemos como “tradicionales”, y que
todavía se practican.
La importancia política, social y religiosa del vino en el
antiguo Egipto era bien conocida y está documentada en
multitud de inscripciones, pinturas murales y representaciones iconográficas. Bebían vino los faraones, sus familiares, sus ministros, sus generales, los sacerdotes, las
clases acomodadas y también el pueblo llano. Una consideración social y económica, que situaba al vino entre
las bebidas más preciadas, muy por delante de la cerveza, cuyo coste era diez veces menor.
Al margen de su uso como ofrenda funeraria y como bebida, el vino tenía un uso religioso. Los sacerdotes ofrecían vino a los dioses diariamente en los templos; y el faraón lo ofrecía en las ceremonias anuales de
rejuvenecimiento y renovación de su poder político y religioso. En la mitología egipcia el ciclo de la vid se relacionaba con el renacimiento de Osiris, el dios de los
muertos, porque después de recoger la uva, las hojas
caen y la vid parece muerta, para renacer al cabo de unos
meses; igual que Osiris, el principal dios egipcio, que renacía cada año con la inundación del río Nilo para fertilizar la tierra y dar vida, haciendo crecer las plantas y
llenando de peces y aves el valle y el delta del Nilo.
Viticultura en
el antiguo Egipto
Se ha constatado que en el antiguo Egipto existían tanto
viñas silvestres como cultivadas, las cuales se desarrollaban en pérgolas de arco. La vid era cultivada en Egipto
ya desde la época predinástica (antes del 3.000 a.C.),
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edición especial: el vino en Egipto
principalmente en el delta del Nilo y en los oasis occidentales, se elegían las zonas más alejadas de la inundación del Nilo y se buscaban las tierras más pedregosas,
cercanas al desierto, que aportaban mayor calidad. Se
practicaba el multicultivo, es decir, las viñas se cultivaban junto a otros frutales.
La vendimia coincidía con el inicio de la inundación
anual del río Nilo, cuyas aguas adquirían un color rojizo
durante la crecida debido al caudal procedente de las
montañas del norte de Etiopía. Por esa razón, se relacionaba el vino con las aguas fertilizantes del Nilo.
La vendimia se realizaba en cestas de mimbre para que el
mosto que surgiese al romperse las uvas se pudiera escapar y no comenzase a fermentar con el resto de los racimos. Se procuraba que el transporte, desde el viñedo
hasta el lagar, fuera lo más corto posible y se realizaba
un control de la vendimia por el jefe de los vendimiadores, quien cataba las uvas y apuntaba la fecha de la vendimia y la cantidad de uva recogida en cada finca.
La uva se pisaba en lagares de poca profundidad por varias personas –normalmente entre 4 y 6 hombres–, que,
con el fin de realizar mejor la operación del pisado y no
caerse por efecto de los gases, se sujetaban con unos arneses a una viga transversal que estaba colocada encima del lagar, apoyada sobre dos columnas.
Una vez se había pisado la uva, se separaba el mosto del
resto de la pasta (pieles, pulpa, pepitas y tal vez raspones) y esta pasta se prensaba en una prensa aparte, generalmente en prensas de saco que, mediante un sistema de torniquete, terminaban de extraer el mosto
restante.
El mosto-vino se colocaba en ánforas donde terminaba
de fermentar, ánforas que eran abanicadas para evitar
que su precioso contenido sufriese por las altas tempe-
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edición especial: el vino en Egipto
edición especial: el vino en Egipto
raturas. Una vez fermentado, las ánforas se sellaban con
una tapa de junco o cerámica –aunque en algunas ocasiones también se utilizaba barro para esta función–, y
se les colocaba una cápsula o tapón de arcilla.
vino. En estos datos, sin embargo, no se menciona el color
del vino, uno de los enigmas que más han atraído a los investigadores, aunque la mayoría de ellos ha coincido en la
amplia probabilidad de que predominase el vino tinto.
El etiquetado
La primera mención del vino blanco en Egipto procede de
la época Greco-Romana (siglo 332 a.C.- s. 395 d.C.)
cuando Ateneo de Naucratis (s. II-III d.C.) escribe sobre
el vino de Mareotis –proveniente de la zona del lago
Mariut cerca de Alejandría– del que dice que es “excelente, blanco y agradable, aromático, fácil de asimilar, fino
y que no sube a la cabeza y, además, es diurético”.
En todas las ánforas, mientras se mantenía blanda la
cápsula de arcilla, se colocaba un sello en el que se grababa: el nombre del producto, el nombre de su propietario y la calidad que tenía.
Las ánforas que contenían vino de gran calidad podían
ser enviadas a otras zonas de Egipto para su consumo.
Estas ánforas, además de llevar el sello en la cápsula,
eran etiquetadas con una inscripción que proporcionaba
información sobre el producto que contenía, la inscripción definía: el año de la cosecha, identificado con el año
de reinado de faraón; el producto que contenía –la palabra que definía el vino era “yrp”, pudiendo ser seco o
dulce “yrp nedjem”-; la calidad, definida por tres niveles: Bueno “nfr”/ Muy bueno “nfr nfr”/ Excelente “nfr nfr
nfr”; la zona de procedencia; el propietario; y el nombre
del elaborador, quien, además de elaborar el vino, era el
encargado de escribir todos estos datos a mano una vez
cerrada el ánfora.
Muchas de estas inscripciones se han conservado en fragmentos de cerámica, aunque se han encontrado también
ánforas completas, como en la tumba del joven faraón
Tutankamón (quien reinó entre 1332 y 1322 a.C.), que fue
enterrado con los productos más selectos y valiosos de su
época, entre ellos, veintiséis ánforas de vino.
El color
Como expone María Rosa Guasch en su trabajo “El vino en
el antiguo Egipto”, las inscripciones en las ánforas del
Reino Nuevo permiten conocer que, para los egipcios, era
muy importante disponer de datos acerca de la vendimia:
el año, la zona de origen, etc. para poder seleccionar el
El poeta latino Virgilio (s. I a.C.) en su libro “Geórgicas”, escrito justo antes de que Egipto pasara a formar parte del
Imperio Romano, dedicó el segundo capítulo a la viticultura, dónde enumera una serie de viñas destacando las viñas
de Tasos y la uva blanca de Mariut. Por lo que se puede deducir que en Egipto también existía vino blanco, hipótesis
ratificada por María Rosa Guasch con su investigación.
El Shedeh
Además de vino, en el antiguo Egipto existía otro tipo de
bebida, el Shedeh, de la que no existe traducción ni comparación, pero que era una bebida muy conocida y apreciada por los antiguos egipcios. Según el Worterbuch der
Ägyptischen Sprache, el Shedeh era “una bebida parecida al vino, dulce y fuerte”. Al no conocerse el significado de la palabra Shedeh, antes del estudio realizado por
María Rosa Guasch, no se podía deducir de qué estaba
hecha esta bebida, aunque se pensaba que estaba elaborada a partir de frutos como la granada. Hoy, el estudio elaborado por la investigadora catalana y financiado por la Fundación para la Cultura del Vino permite
afirmar que el Shedeh se elaboraba a partir de la uva.
La mención más antigua de Shedeh es una inscripción en
un fragmento de ánfora que se encontró en El Amarna,
perteneciente al reinado de Akhenatón, de finales de la
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edición especial: el vino en Egipto
XVIII Dinastía. La inscripción de Shedeh más tardía encontrada en un ánfora, proviene de la tumba de Maya en
Saqqara, y corresponde al reinado de Horemheb (13191292 a.C.), Maya, jefe del tesoro durante el reinado de
Tutankamón y sus sucesores en el trono, Ay y Horemheb;
Maya ostentaba un cargo de gran prestigio, ya que tenía
contacto diario con el Faraón y la capacidad de influir en
las decisiones políticas. La inscripción de su tumba indica: “Shedeh nedjem”, es decir, Shedeh dulce.
Sin embargo, el Shedeh era un producto menos corriente
que el vino, según las inscripciones de varias ánforas encontradas. En un recuento de frutas y productos elaborados en una propiedad durante la época Ramésida, documentado en el papiro Anastasi IV (6, 10 - 7, 9), se
menciona un total de 1.500 ánforas de vino y tan sólo 50
de Shedeh.
El Shedeh también tenía una gran importancia simbólica,
esta bebida se menciona tanto en textos literarios, como
preceptos morales y poemas de amor; como en escritos
jurídicos (Papiro Harris I), textos religiosos y se incluye
también en las ofrendas representadas en los muros de
los templos, sobre todo durante el Períodos Ramésida y
el Período Ptolemaico.
El Shedeh se menciona frecuentemente en la poesía amorosa, y existe abundante documentación sobre la utilización de este elaborado en el ámbito religioso, durante el
Período Ptolemaico, en textos que hablan sobre embalsamamientos. Existen además, referencias al Shedeh en
el libro de los muertos, donde sería escogido para ser colocado cerca de los difuntos.
* Fuente: “El vino en el antiguo Egipto”, de Mª Rosa Guasch
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edición especial: el vino en Egipto
edición especial: el vino en Egipto
El origen de la vinicultura
Patrick E. McGovern, Museo de la Universidad de Pensilvania
Para trabajar con los últimos avances de la técnica científica no hay un material arqueológico mejor que las ánforas de vino encontradas en la tumba
de Tutankamón. Para asombro de la humanidad esta tumba fue descubierta
hace 80 años, en 1922, por Howard Carter; un hallazgo en el que el Museo
Británico de Londres jugó un papel principal en el estudio de su contenido.
Sin embargo, hay que tener en cuenta los descubrimientos arqueológicos y
químicos anteriores que han permitido que hoy podamos investigar las ánforas de vino del rey Tut.
Durante los últimos 15 años, he investigado ávidamente
el tema del vino antiguo, la mayor parte de la información reunida durante ese tiempo se ha resumido en Vino
Antiguo1 , mi libro recientemente publicado, en el que he
intentado demostrar que cada vez estamos más cerca de
entender los orígenes de la vinicultura, gracias a los últimos descubrimientos arqueológicos, a un minucioso
trabajo como detective químico y del ADN, y, al mismo
tiempo, gracias a una revisión de las herramientas tradicionales: el arte y los textos antiguos.
Los bebedores de vino saben apreciar de inmediato las
ventajas de combinar lo viejo con lo nuevo, saben que el
vino generalmente mejora cuando envejece en barrica de
roble. Yo mismo tuve aún más conciencia de este hecho
durante un reciente viaje a Portugal, a la remota región
del río Duero, en la que se elabora el vino de Oporto–el
tramo del Duero portugués es una continuación del Duero
1
Princeton University Press, 2003
Fundación para la Cultura del Vino
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edición especial: el vino en Egipto
español, donde hoy en día también se produce un gran
vino–. Allí presencié la tradicional escena del pisado de
la uva, e incluso llegué a meterme yo mismo dentro del
lagar y usé mis pies para producir la última añada, que
promete ser una de las mejores de este siglo. El pie humano está perfectamente pensado para extraer el jugo
de la uva sin romper las pepitas -que añadirían un amargor tánico- ya que durante la pisa las pepitas flotan a la
superficie.
La revolución en las técnicas científicas de los últimos 40
años ha permitido hacer una revisión y, en mucho casos,
rescribir la historia del vino. Estamos sólo al principio del
proceso, que promete muchos más descubrimientos y tal
vez incluso alguna nueva aportación al sentido del gusto.
Mi investigación sobre vino antiguo realmente empezó
cuando organicé la conferencia sobre “Los orígenes y la
historia antigua del vino” en la bodega Robert Mondavi
en la primavera de 1991. Esto me permitió ponerme en
contacto con auténticos eruditos del vino de todas partes del mundo y organizó mi agenda para la siguiente década puesto que me lancé a la búsqueda de ejemplos de
vino cada vez más antiguos. El participante estrella en la
conferencia de 1991 en Mondavi fue un discreto tarro de
cerámica de Godin Tepe, Irán, fechado aproximadamente en 3500 a.C., en ese momento, era el ejemplo de vino
más antiguo del mundo confirmado químicamente.
Nuestros análisis químicos probaron que el frasco había
contenido en origen un vino resinoso, con un sabor muy
particular y similar al retsina griego.
Vino neolítico
Como tener la suerte de encontrar y analizar un recipiente del Paleolítico –probablemente en cuero o madera–
que hubiese contenido vino habría sido pedir demasiado
(aunque seguramente algunos de nuestros ancestros ho-
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edición especial: el vino en Egipto
edición especial: el vino en Egipto
mínidos disfrutarían de algún tipo de Beaujolais
Nouveau de la Edad de Piedra de cuando en
cuando), después de la conferencia pensé que
lo mejor sería concentrarme en un período más
tardío: el Neolítico. El período entre los años
8500 a.C. y 4000 a.C. parecía una época en que
el vino podría haberse producido por primera vez
a gran escala, especialmente porque la viña eurásica ya había sido domesticada, una innovación
trascendental que necesitó de otros muchos factores
para poder darse.
Los pueblos neolíticos fueron de los primeros en
establecerse durante todo el año en un mismo
asentamiento de forma permanente. Estos pueblos nacieron en el momento en que los humanos
fueron capaces de controlar sus propios recursos
alimentarios mediante la domesticación de plantas y animales. La invención de la cerámica alrededor de 6000 a.C impulsó aún más el proceso, puesto
que ahora podían fabricarse de manera sencilla recipientes especiales para preparar y conservar el vino, y
tarros con tapa para alimentos y otras bebidas. Nació lo
que podría llamarse una gastronomía neolítica. Se desarrollaron diferentes técnicas para procesar los alimentos –fermentación, remojo, calentamiento, especiado– y
a las gentes del Neolítico se les atribuye el mérito de
haber sido los primeros en producir pan, cerveza y una indudable cantidad de primeros platos a base de cereales
y carne que seguimos disfrutando hoy en día.
El frasco de Godin Tepe me inspiró para buscar muestras
todavía más antiguas de vino, y qué mejor sitio para buscar ejemplos de vino que se remontasen al Neolítico que
mi base, el Museo de la Universidad de Pensilvania, que
tiene una de las mejores colecciones del mundo de utensilios bien catalogados fruto de excavaciones arqueológicas. Después de la conferencia, le pregunté a una arqueóloga experta en el Neolítico, Mary Voigt, si alguna
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edición especial: el vino en Egipto
vez había notado residuos curiosos en alguna de las cerámicas neolíticas recuperadas. En 1968 ella había dirigido la excavación en Hajji Firuz -en los montes Zagros
iraníes-, y me dijo que recordaba haber descubierto unos
residuos amarillentos en el fondo de un recipiente de
cuello estrecho. En dicha excavación se encontraron varios frascos que estaban sobre el suelo de arcilla de la
cocina, alineados contra la pared, junto a un horno y a
otros recipientes culinarios. Cada uno de ellos tenía una
capacidad aproximada de nueve litros si se llenaban por
completo. En su momento, Voigt pensó que los residuos
podrían haber sido leche, yogurt o algún otro producto
lácteo, pero un análisis químico hecho en el momento,
dio negativo; las técnicas de entonces no eran lo suficientemente sensibles. En consecuencia, estos restos de
cerámica estuvieron aparcados durante 25 años en el almacén de Oriente Próximo en el sótano del Museo.
Una vez sacados los restos de cerámica del almacén, utilizamos métodos de trabajo más modernos para resolver
el rompecabezas arqueológico del contenido original de los tarros. Por medio de análisis de infrarrojos, del
uso del cromatógrafo
de líquidos y gases, y
de la espectrometría
de masas –todos
ellos métodos fácilmente accesibles hoy
en día para un aspirante
a arqueólogo químico–,
examinamos el depósito
amarillo en los restos de
Hajji Firuz. Uno de los compuestos orgánicos descubiertos es
característico del vino y sólo puede encontrarse en grandes cantidades en la uva: el ácido tartárico. Este ácido y sus todavía más insolubles sales de po-
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tasio y calcio, enseguida se precipitan de la solución y
conforman la mayor parte de los posos que se observan
en un vino sin filtrar. Como el ácido tartárico en grandes
cantidades se da sólo en la uva de Oriente Medio, su
presencia dominante en los restos de cristal y los residuos de Hajji Firuz indican que se trata de un producto
de la uva.
Para determinar que este producto de la uva era en efecto vino, entraron en juego algunas consideraciones arqueológicas, relacionadas con las características del recipiente y su procedencia, se determinó así que el
recipiente, de cuello estrecho y relativamente largo, era
ideal para verter líquidos; y que el residuo se encontraba en la mitad inferior del frasco, donde se acumulan los
residuos que precipitan de los líquidos. Lo más probable,
entonces, es que el recipiente contuviera zumo de uva.
Un clima cálido y métodos de prensa lentos hicieron que
el zumo de uva –con el contenido justo de agua y nutrientes– rápidamente fermentase en vino, dado que la
piel de la uva posee en algunos casos un tipo de levadura natural.
La célula de levadura era demasiado microscópica para
ser vista por los antiguos humanos, pero es la responsable de que el mosto se convierta en vino en lo que parece
un proceso realmente milagroso. Los primeros bodegueros tuvieron que quedarse perplejos ante el dióxido de
carbono que emanaba de la fermentación y arrugaba la
superficie del mosto en pleno proceso de fermentación.
Como el mosto se embotellaba antes de que hubiese acabado por completo de fermentar, podemos imaginarnos
los frascos balanceándose solos, lo cual seguramente
añadió aún más mística y encanto a la bebida.
Cuando bebieron el vino tuvieron que asombrarse todavía más, habían encontrado una bebida que alteraba la
mente, tenía propiedades medicinales, era un símbolo
religioso y un lubricante social, todo en uno.
edición especial: el vino en Egipto
edición especial: el vino en Egipto
Claro está que, mientras haya oxígeno la fermentación
continúa y, en un determinado momento, la bacteria del
ácido acético convertirá el vino en vinagre, la llamada
“enfermedad del vino” que todo bodeguero –incluso el
del Neolítico– quiere evitar. Aunque el corcho todavía no
estaba disponible, se utilizaban tapones de arcilla que
funcionaban de forma similar, absorbiendo líquido y expandiéndose hasta sellar la boca del frasco. Este tipo de
tapones se encontraron cerca de los recipientes de vino
en Hajji Firuz.
Otro elemento químico encontrado en los residuos de
Hajji Firuz y que sirve para prevenir la enfermedad del
vino, confirmó que, en origen, el frasco contuvo vino.
Identificamos resina de terebinto, derivada de la savia
de un árbol que crece en todo Oriente Medio y que produce grandes cantidades de resina en otoño, cuando las
uvas están madurando. Plinio el Viejo, el famoso enciclopedista romano del primer siglo a.C., dedicó buena
parte del tomo 14 de su “Historia Natural” a la cuestión
de evitar que el vino se convirtiese en vinagre. Para evitar este problema los romanos añadieron a sus vinos la
resina de árboles como el pino, el cedro, incienso, mirra
y, muy a menudo, terebinto, la que se conocía como la
reina de las resinas. Plinio llegó al extremo de decir que
“no hay apartado de la vida humana al que se le dedique
más esfuerzo”.
Evidentemente, este método de conservar el vino es anterior a la época de Plinio y nuestros análisis químicos de
los últimos diez años han demostrado que el vino resinoso, que era también una de las medicinas de uso más
común en la antigüedad, fue el favorito absoluto durante miles de años. Sorprendentemente, hoy en día sólo se
produce en Grecia.
La resina de árbol más famosa y cara que se añadía a los
vinos romanos era la mirra, originaria de la Península
Arábica y del Cuerno de África. Esta resina tiene incluso
efectos analgésicos, por lo que si fallaba al evitar que el
vino se convirtiese en vinagre, al menos impedía que quien
lo bebiera se diera cuenta, aturdiendo sus sentidos.
El desarrollo de
la vinicultura en Egipto
La vinicultura y la cultura del vino se desarrollaron desde
sus orígenes neolíticos en las zonas montañosas de
Oriente Próximo –avanzando por las montañas Taurus, al
este de Turquía, hasta el norte de los montes Zagros en
Irán– para convertirse en una fuerza económica y social
en toda la región y en toda Europa con el paso de los milenios. En Egipto la producción de vino empezó de forma
especialmente curiosa, allí, la uva salvaje nunca llegó a
crecer, pero hace unos 5000 años, la vid domesticada se
trasplantó al delta del Nilo dando comienzo una boyante
industria del vino para disfrute de la realeza.
El avance inevitable de la cultura del vino se dirige primero al sur, hacia la valle del Jordán, hacia 4000 a.C..
Tampoco allí había crecido nunca la viña salvaje, pero
durante las excavaciones se encontraron pepitas de uva
e incluso pasas, por lo que en algún momento la vid domesticada tuvo que ser trasplantada a esa zona. El éxito
de éste experimento de viticultura y producción vinícola
pasó a la historia con el episodio de los espías israelíes
trayendo de Tierra Santa un gigantesco racimo de deliciosas uvas, podríamos también señalar que el vino se
convirtió en el símbolo de la sangre en todas las religiones de la zona, lo que explica que en la Biblia se mencione la palabra “vino” 140 veces, pero nunca “cerveza”.
La cultura del vino salpicó entonces también a Egipto
donde la industria vinícola estaba establecida en el delta
del Nilo desde al menos la Primera Dinastía, aproximadamente 3000 a.C.. Las pinturas funerarias de una tumba no
lejana a la del rey Tut, se suceden una y otra vez, ilustran-
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edición especial: el vino en Egipto
do todo el proceso de la vinicultura: desde la recogida de
las uvas desde parras bien guiadas, hasta imágenes del
exprimido por medio de pequeñas prensas; o el trasvase
del preciado líquido rojo a los frascos para su fermentación, tras la que los frascos se sellaban con arcilla.
¿Es posible averiguar cuándo se trasplantaron las primeras vides al delta del Nilo y cómo empezó en esta zona la
industria vinícola para la realeza? Nuestro conocimiento
de los antecedentes prehistóricos de la industria del
delta avanzó enormemente con el descubrimiento de una
tumba real en Abydos, unas 400 millas Nilo arriba, cerca
del cementerio donde los faraones de dinastías posteriores, Primera y Segunda, fueron enterrados. Uno de los
primeros reyes egipcios, Scorpion I, fue enterrado aquí
durante la Dinastía 0, alrededor de 3150 a.C., unos 100
años antes de que se plantaran las primeras viñas en el
delta del Nilo.
En el cementerio de las primeras dinastías en Abydos,
una expedición alemana descubrió la tumba de Scorpion
en todo su esplendor, con un cetro de marfil y suficientes reservas de comida y bebida para llevarse a la otra
vida. Lo más sorprendente fue que tres habitaciones de
la tumba se encontraron también 700 frascos con unos
4500 litros de vino resinoso, según nuestros análisis químicos. Las salas fueron después cubiertas con un techado y cúmulos de tierra, por eso los frascos estaban llenos
de arena cuando se encontraron. Una vez que se vaciaron
de arena se descubrió un residuo incrustado y amarillento en el interior de los recipientes; los anillos o marcas
de marea estaban sobre el plano horizontal y podrían explicarse como los restos de un líquido que se hubiese
evaporado gradualmente: los materiales que se encontrasen en la superficie del líquido se habrían acumulado
formando anillos. Algunos de los frascos también contenían algo inusual que no se había nunca visto antes:
higos que habían sido atravesados con una cuerda para
que colgasen desde la boca de los recipientes hasta el lí-
15
edición especial: el vino en Egipto
edición especial: el vino en Egipto
quido en su interior. El estado de conservación de los
higos, con más de 5000 años, era bastante sorprendente.
Esto no se ha dado en ningún otro vino antiguo, pero los
higos sirvieron probablemente como endulzantes, como
agentes para la fermentación o para dar un sabor especial; al cortar el higo en segmentos y colgarlos con cuerdas se conseguía que más vino entrase en contacto con
la fruta.
También esta vez el contenido de los frascos era vino resinoso, pero había más, pudimos probar que el mosto había fermentado hasta convertirse en vino gracias a la levadura natural presente en la piel de las uvas. El análisis del ADN
practicado a los residuos de las marcas de marea reveló
fragmentos del ADN de la levadura del vino, Saccharomyces
cerevisiae, la más antigua jamás encontrada y una probable
precursora de las levaduras del pan y la cerveza.
¿De dónde procedía una cantidad de vino tan enorme
–unos 4.500 litros– que se preparó para el viaje eterno de
Scorpion? El terreno extremadamente árido de Abydos no
era un lugar muy apropiado para trasplantar la vid domesticada, y todavía no se habían plantado viñas en el
delta del Nilo.
Nuestros análisis de los tarros por activación neutrónica
nos dan la respuesta, las pruebas demostraron que estaban hechos de arcilla originaria de la valle del Jordán y
de la zona sureña de colinas -al oeste del valle-, y
Transjordania situada al este. Si los tarros se fabricaron
en los mismos lugares donde se produjo el vino, queda
claro que el vino depositado en la tumba de un regente
de la Dinastía 0 en Abydos, fue transportado unas 500 ó
700 millas, por tierra con caravanas de asnos, atravesando la franja de Sinaí (el llamado Camino de Orus), y
probablemente en barco Nilo arriba. Esta explicación
tiene bastante sentido si tenemos en cuenta que la industria vinícola levantina existía desde hacía un millar
de años.
Lo que probablemente sucedió en los primeros períodos
de la historia egipcia es que los mandatarios y clases
altas importaban vino como un bien costoso y de prestigio, de forma similar a como hoy en día servimos esa botella especial a nuestros amigos.
Aunque probablemente era como importar oro líquido,
los dirigentes egipcios no tuvieron más opciones que
procurarse la bebida desde el vecino Levante donde
había una sólida industria vinícola. Lo que impulsó
todo el proceso es lo que se conoce como “emulación de
la élite”, el vino y los recipientes especiales pensados
para beberlo eran regalos de reyes y clase alta, los faraones sabían que en Oriente próximo los dirigentes celebraban sus victorias con ceremonias especiales en las
que se bebía vino; sabían que, en calidad de grandes
sacerdotes, hacían ofrendas de vino a los dioses como
símbolo evocativo de la sangre; y que abastecían sus
tumbas con este elixir. Imitando este consumo llamativo, todos los reyes, uno tras otro, adoptaron la cultura
del vino.
Una vez que la bebida se hizo con un sólido punto de
apoyo en la economía, además de incorporarse a los rituales religiosos y a las costumbres sociales, el siguiente paso lógico fue transplantar la vid y empezar una producción local propia que asegurase un suministro
continuo, con menores costes, y a la medida de los gustos locales. El delta del Nilo con sus extensos trechos de
tierra regada, sus días soleados y una estación de lluvias
corta, era ideal y se convirtió en el centro de una industria vinícola pensada para la realeza de las dos primeras
Dinastías.
La transición desde los vinos del Imperio Antiguo a los del
rey Tut es obvia. Las 26 ánforas de vino que se enterraron
junto al rey-niño Tutankamón en su famosa tumba en
1330 a.C., en el cenit del Imperio Nuevo, se produjeron en
las bodegas del delta del Nilo.
Fundación para la Cultura del Vino
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edición especial: el vino en Egipto
Estudio
“El vino en el antiguo Egipto”
En su viaje al más allá, Tutankamón quiso ir acompañado
de los mejores vinos de sus bodegas, elaborados con
técnicas prácticamente idénticas a las actuales. Al
descubrir su tumba en 1922, Howard Carter encontró
numerosas ánforas de vino con inscripciones relativas a
su calidad, cosecha, procedencia y elaborador. Lo que no
se sabía hasta ahora, era si se trataba de vinos tintos o
blancos.
Tampoco se conocía si el Shedeh, una bebida a la que se hace
referencia en multitud de documentos, era propiamente vino
o estaba elaborada a partir de otros frutos como la granada. Todas estas dudas han quedado resueltas ahora por la
investigadora catalana María Rosa Guasch Jané, en conjunto con el Departamento de Nutrición y Ciencias de la
Alimentación de la Facultad de Farmacia de la Universidad
de Barcelona, quienes tras realizar una investigación financiada por la Fundación para la Cultura del Vino, en la que han
estudiado residuos sólidos encontrados en el interior de las
ánforas provenientes de la tumba de Tutankamón, han confirmado que en el antiguo Egipto se bebían vinos blancos y
tintos y que el Shedeh estaba elaborado a partir de uvas.
Después de constatar las carencias de la investigación analítica de residuos antiguos procedentes de vinificación, y con
el fin de mejorar y completar las técnicas de análisis, se puso
17
en marcha una investigación basada en el estudio de residuos de vino de ánforas del antiguo Egipto. Iniciada en abril
de 2001, esta investigación constituye la tesis doctoral de
María Rosa Guasch Jané, licenciada en Farmacia por la
Universidad de Barcelona (UB) y master en Egiptología por la
Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), realizada bajo la
dirección de la Doctora Rosa M. Lamuela en el Departamento
de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia de la
Universidad de Barcelona.
María Rosa Guasch escogió como tema de su tesis doctoral
de Farmacia, estudiar el vino del antiguo Egipto considerando para ello dos puntos de vista: histórico y analítico. Para
ello se fijó 4 objetivos: realizar un estudio bibliográfico sobre
la viticultura y la enología en el antiguo Egipto, que le ayudaría en posteriores investigaciones científicas; verificar
analíticamente la presencia de vino en muestras proceden-
edición especial: el vino en Egipto
edición especial: el vino en Egipto
tes de ánforas egipcias de entre tres y cinco mil años de antigüedad, pertenecientes a las colecciones del Museo Egipcio
de El Cairo y del Departamento del Antiguo Egipto y Sudán del
Museo Británico de Londres; y, a través de ellas, averiguar
mediante un nuevo método, qué tipo de vino se elaboraba en
Egipto; y finalmente conocer cual era la materia prima del
producto que los antiguos egipcios guardaban en ánforas y
llamaban Shedeh.
Para ello, Guasch, ha trabajado con residuos extraídos de las
ánforas encontradas por Howard Carter en la tumba de
Tutankamón, conservadas hoy en el Museo Británico y en el
Museo del Cairo. Su investigación ha confirmado la presencia de vino en todas las ánforas y que se trataba de vino
blanco en alguno de los casos. Después de contrastar sus
descubrimientos científicos con la investigación bibliográfica se ha determinado que, en el antiguo Egipto además, durante la Dinastía XVIII (1.543-1.292 a.C.), se elaboraba vino
blanco y vino tinto bajo la misma denominación: Yrp.
Esta misma investigación, en la que se han analizado diferentes ánforas, ha revelado que el Shedeh, que se guardaba
en recipientes etiquetados como los de vino, se elaboraba a
partir de la uva tinta, como materia prima.
En las tumbas egipcias se ve claramente el proceso de elaboración del vino en murales que muestran cómo se regaba
la viña, cómo se recogía la uva y cómo se prensaba bien manualmente o con una prensa de saco. Sorprendentemente,
3.000 años antes de Cristo, los egipcios sabían que prensando la uva dos veces obtenían distintas calidades de vino.
Igualmente sorprendente es el mural pintado 1.500 años
antes de Cristo en el que se aprecia el hecho de que el viñedo estaba situado muy cerca de la prensa y como los mismos
egipcios, utilizaban abanicos de plumas para enfriar el vino
una vez dentro de las ánforas, las cuales incluso, estaban
debidamente identificadas con el nombre del producto (Yrp
o Shedeh), el año de elaboración, a quién pertenecía el vino,
el origen, la calidad y el nombre del enólogo, tal como los
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edición especial: el vino en Egipto
vinos de calidad hacen hoy en día. Lo que nunca identificaban era el color del vino ¿era tinto o era blanco?.
Para descubrir la verdad, María Rosa Guasch, gracias al
Consejo Supremo de Antigüedades Egipcias y al Museo
Egipcio de El Cairo, pudo analizar el residuo de un ánfora
procedente de la tumba de Tutankamón. Primero averiguó si
existía ácido tartárico ya que éste sólo está presente, en
cierta cantidad, en las uvas y en el árbol baobab, una especie africana que no crece en Egipto. Encontró el ácido buscado y estableció que el ánfora contenía vino.
Para conocer su color, la investigadora catalana utilizó una
técnica nunca usada antes en este tipo de investigación:
Cromatografía Líquida junto con Espectrometría Masiva en
Tándem (LC-MS/MS), una técnica muy selectiva y altamente
sensible.
La segunda parte de la investigación se centró en definir qué
producto era el denominado Shedeh. Hasta hace poco, los
científicos creían que el Shedeh podía ser un vino elaborado
a partir del granado. Guasch explica que había varias razones para pensar así, en el diccionario de la lengua egipcia, la
palabra “Yrp” se traduce directamente como vino y la palabra “shedeh”, se traduce como “una bebida hermana del
vino”; y en la enciclopedia de egiptología, en la sección
sobre bebidas, se dice que el Shedeh podría ser un vino extraído del granado. Además de estos datos, en 1812, un afamado egiptólogo llamado Loret, tras estudiar un texto del
Período Ramésida, el Papiro Anastasi IV, 6-7, que describe el
jardín de Ramsés II, en el que cultivaban dos tipos de frutas,
las uvas y las granadas, y tres tipos de bebidas: vino, zumo
de uva y Shedeh, concluyó que el Shedeh tenía que estar elaborado a partir de la granada.
No obstante, María Rosa Guasch, se interesó por el único papiro que habla de la elaboración del Shedeh, el Papiro SALT
825 (BM 10051), proveniente del período tardío (712-332
d.C), en el que se habla de la elaboración del Shedeh, cuyo
19
principio ha desparecido, y en el que consta que durante la
elaboración de esta bebida se repetía el filtrado una segunda vez, calentando el líquido. Esto le hizo pensar que
quizás, la diferencia entre las denominaciones Yrp y Shedeh
era la forma de elaboración, no su materia prima.
Sólo existen 15 ánforas en las que está escrita la palabra
shedeh, once de ellas provenientes de El Amarna, tres de la
tumba de Tutankamón y la última fue encontrada en la
tumba de Maia. La investigadora catalana pudo examinar
una de las ánforas perteneciente a la cámara mortuoria del
faraón niño, y tras someter el recipiente al proceso de análisis, descubrió que, efectivamente, en él había ácido tartárico, lo que confirma que el Shedeh es vino. Y que, además, este Shedeh en particular, estaba elaborado con uva
tinta.
Las fases de la investigación
La primera fase de la investigación de “El vino en el antiguo Egipto” se centró en la recopilación bibliográfica de
la documentación existente sobre el vino en el antiguo
Egipto en bibliotecas especializadas en Londres (Egypt
Exploration Society), Oxford (Sackler Library) y El Cairo
(Institut Français d’Archéologie Orientale, American
University in Cairo).
En una segunda fase se realizó el muestreo, para el que
debido a las especiales características de las muestras
arqueológicas y al hecho de que son únicas, fueron requeridas autorizaciones especiales de los museos en los
cuáles se realizaría. La obtención de los distintos permisos para el estudio de las ánforas fue una tarea lenta y
complicada. Así, y con el objetivo de estudiar los residuos
de las ánforas en el Museo Egipcio de El Cairo, que posee
la colección más importante del mundo en antigüedades
egipcias, en primer lugar se solicitaron autorizaciones
especiales al Consejo Supremo de las Antigüedades de
edición especial: el vino en Egipto
edición especial: el vino en Egipto
Egipto y posteriormente al Museo Egipcio de El Cairo.
Asimismo, se solicitó autorización para el estudio de las
ánforas egipcias en el Departamento de Antiguo Egipto y
Sudán del Museo Británico de Londres. Una vez se seleccionaron las ánforas se solicitaron nuevamente permisos
para llevar a cabo la recogida de muestras, que fue realizada personalmente por la investigadora Maria Rosa
Guasch bajo la supervisión de los conservadores de
ambos museos, y para el posterior traslado de las muestras para su análisis en la Universidad de Barcelona.
Este novedoso método de análisis, que utiliza la técnica
de la cromatografía líquida acoplada a la espectrometría
de masas (LC/MS/MS), ha permitido constatar la existencia de dos compuestos que son marcadores de vino en arqueología. Estos marcadores son el ácido tartárico, que
es característico de la uva, y el ácido siríngico procedente de la malvidina. Así, por primera vez se ha podido verificar el color de la uva utilizada en la elaboración del
vino mediante la identificación del ácido siríngico procedente de la malvidina, el antociano responsable del color
de los vinos tintos jóvenes que con el tiempo, durante el
envejecimiento del vino, polimeriza con otros compuestos hasta formar estructuras más complejas. En el caso
de muestras arqueológicas estas estructuras complejas
resultan de difícil análisis, pero resultan más estables.
Así pues, se han fragmentado las estructuras poliméricas
de malvidina, mediante una reacción alcalina realizada
al residuo.
Copyright: Griffith Institute, Oxford
En la tercera fase del proyecto se ideó un método para el
análisis de muestras arqueológicas, llevado a cabo en
colaboración con los Servicios Científico-Técnicos de la
UB. Hasta el momento no existía un método que fuera altamente selectivo para los residuos arqueológicos de
vino y que asimismo permitiera trabajar con muy poca
cantidad de muestra, puesto que de la mayor parte de
muestras arqueológicas se conservan restos ínfimos y
todas son muestras únicas.
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edición especial: el vino en Egipto
La tumba de Tutankamón
En el antiguo Egipto la muerte era considerada un paso
hacia otra vida, por lo que la preparación del cuerpo
era una de las máximas preocupaciones de todo egipcio. En esta civilización, se realizaba la momificación
para preservar el cuerpo para la otra vida. Así pues, la
momia se depositaba en una tumba decorada con escenas y textos relativos a lo que fue su vida y se le rodeaba de sus objetos personales, además de alimentos para la otra vida. Aunque sólo las personas de más
alto rango, entre ellos el faraón, podían permitirse
todos estos preparativos. El faraón era considerado
un dios que vivía en la tierra, y para él se construía la
tumba más inexpugnable y se realizaban las ofrendas
más valiosas que garantizaran su paso al “más allá”,
del cual dependía el buen funcionamiento de la vida y
la naturaleza.
A pesar de lo inexpugnable de estas construcciones,
pocas tumbas han sido encontradas con todo su ajuar
intacto, puesto que la mayoría fueron saqueadas en la
antigüedad. La tumba de Tutankamón, en cambio, y a
pesar de sufrir dos intentos de saqueo al cabo de poco
tiempo de ser cerrada, fue excepcionalmente preservada durante más de 3.300 años en el Valle de los
Reyes en Tebas Oeste, hasta su famoso descubrimiento por el arqueólogo inglés Howard Carter en 1922.
Tutankamón, el faraón niño
Nacido en Akhetatón (actual El Amarna, situada en el Egipto Medio) con el nombre de Tut-ankh-Atón (“imagen viviente de Atón”), durante la segunda mitad del reinado de Akhenatón (1353-1336 a.C) a finales de la Dinastía XVIII;
Tutankatón subió al trono de Egipto a los ocho años.
Tres años después de acceder al Trono, el nuevo faraón restableció el culto tradicional y, consiguientemente, el poderío de los sacerdotes de Amón, seriamente debilitado en el reinado anterior; al mismo tiempo, devolvió la capitalidad a
Tebas, abandonando la capital creada por Akenatón en Amarna. Para simbolizar estos cambios, Tutankatón sustituyó
su propio nombre por el de Tutankamón (“la viva imagen de Amón”).
El reinado de Tutankamón no tuvo otro significado que este restablecimiento del orden tradicional del Egipto faraónico, bajo la influencia de los sacerdotes y generales conservadores. Tutankamón murió cuando sólo contaba 18 años y
llevaba diez de reinado. Las causas de su muerte siguen siendo un misterio hoy día, algunos investigadores piensan que
el joven faraón falleció de un golpe en la cabeza, durante un motín palaciego; mientras que otras fuentes manifiestan
que Tutankamón pudo haber fallecido como consecuencia de una complicación en una pierna fracturada.
A pesar de su corto reinado, Tutankamón es uno de los faraones más conocidos en la actualidad, esta fama se debe a
que su tumba fue la única sepultura del Valle de los Reyes que llegó sin saquear hasta la edad contemporánea. Además,
su descubrimiento por Howard Carter en 1922 constituyó un acontecimiento arqueológico mundial, mostrando el esplendor y la riqueza de las tumbas reales y sacando a la luz valiosas informaciones sobre la época.
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edición especial: el vino en Egipto
edición especial: el vino en Egipto
En la tumba de Tutankamón se hallaron numerosas piezas, en las
que predomina el oro; destaca la máscara protectora del faraón,
hecha de oro macizo con incrustaciones de lapislázuli y pasta de
vidrio. Gran parte de los objetos encontrados son de finalidad ritual, como la barca de madera dorada, situada sobre una carreta y protegida por las estatuas de cuatro diosas, o el cofre de
alabastro, protegido con una caja de madera dorada, que contenía los vasos canopes en forma de estatuas de las divinidades
protectoras de las vísceras que contenían. Cuatro grandes catafalcos de madera dorada, encajados uno sobre otro, protegían
el sarcófago del faraón, de cuarcita, dentro del cual había tres
ataúdes antropomorfos también encajados uno en otro; el tercero, de oro macizo, conserva todavía la momia de Tutankamón.
El conjunto incluye también una gran cantidad de joyas, vasos
de alabastro y estatuillas, armas, efigies del faraón, sillas y
tronos, carros de combate, etc.
El joven faraón Tutankamón fue enterrado con los productos más selectos y valiosos de su época, entre los cuales
cabe destacar las ánforas de vino, que fueron colocadas
perfectamente identificadas. Particularmente durante el Reino
Nuevo (1550-1070 a.C.), época a la que pertenece
Tutankamón, las ánforas contenían una información exhaustiva de las características del vino: el año de la cosecha, la
zona de origen y el nombre de la propiedad, además del nombre del elaborador. Curiosamente no se indicaba el tipo de
vino, es decir, si era blanco o tinto, aunque sí se mencionaba cuando el vino era dulce así como si era de buena o muy
buena calidad.
Carter calculó que en la tumba de Tutankamón había unas
tres docenas de ánforas de vino, encontradas principalmente en la cámara Anexa. También constató que los vinos que
contenían “se habían secado hacía tiempo”. Tres de las ánforas fueron encontradas en la cámara sepulcral entre el sepulcro
y las paredes sur, oeste y este, respectivamente.
Aunque varias de las ánforas de la cámara Anexa se encontraron
rotas no parecía que los vinos hubieran sido robados sino que la
Fundación para la Cultura del Vino
22
edición especial: el vino en Egipto
rotura se produjo al mover los vasos de piedra adyacentes, muy
pesados, que contenían aceites y grasas y que sí fueron objeto
de robo. El descubridor del sepulcro, constató el interés histórico de las ánforas gracias a las inscripciones que contenían;
según estas, los vinos encontrados dentro de la tumba pertenecían a los años 4,5 y 9 del reinado de Tutankamón.
El vino en el antiguo Egipto era un producto de prestigio, que consumían principalmente el faraón y los nobles, pero también el pueblo durante las grandes fiestas. Además era la bebida que ofrecían los sacerdotes en los rituales de los templos egipcios, ya que el
vino se relacionaba con la sangre de Osiris, Dios de la resurrección.
Además, las tumbas de los nobles, ya desde el Reino Antiguo
(2575-2134 a.C.), se decoraban con escenas de la vida cotidiana, entre las que aparecen la viticultura y la elaboración de vino,
que han permitido conocer cómo se realizaba la recogida de la
uva y la vinificación en Egipto. Estas escenas representadas en
las tumbas, permiten constatar que en Egipto la vid se emparraba en pérgola. En ellas se puede ver también cómo se recogía la
uva a mano, se colocaba en cestos que se trasladaban a la prensa, donde la uva era pisada por un grupo de cinco o seis hombres.
En estas pinturas, las ánforas donde se depositaba el vino también están representadas, ánforas que se tapaban con tapones
de arcilla y finalmente se etiquetaban para colocarlas en la bodega. A partir de estas pinturas se ha deducido que podían existir diversos tipos de vino pero la existencia de vino tinto en el antiguo Egipto no estaba demostrada científicamente.
La realidad es que los antiguos egipcios no mencionaban el color
del vino en los textos ni en las inscripciones de las ánforas. Se
pensaba que quizá no daban importancia al color del vino o bien
sólo elaboraban un tipo de vino, por lo que, hasta ahora todo
hacía pensar que se trataba de vino tinto; ya que los antiguos
egipcios no sólo relacionaban el vino con la sangre de Osiris, el
dios de la resurrección, sino que, en las pinturas de las tumbas,
la uva aparece pintada de color oscuro. Asimismo, el hecho de
que los diversos métodos analíticos publicados hasta la fecha
23
identificaran únicamente el ácido tartárico como marcador de
vino en muestras arqueológicas, no aportaba más información
sobre el color del vino.
El trabajo de María Rosa Guasch y su equipo, unido a investigaciones recientes, viene a demostrar que, por ejemplo, la
Saccharomyces cerevisiae, la principal levadura utilizada en la
actualidad en la fermentación del vino, está presente en cerámicas que contuvieron vino en el antiguo Egipto. Pero, sin lugar
a dudas, uno de los principales méritos de la investigación realizada es constatar la modernidad de técnicas y hábitos vinculados al mundo del vino.
Por otra parte, este estudio se ha centrado en el análisis de las
cerámicas que contenían vino en el interior de la tumba del faraón Tutankamón poniendo de relieve cómo el disponer de vino
para la otra vida era una de las aspiraciones de los faraones, posiblemente para gozar del mismo en compañía de los dioses, simbolizándose de esa forma la buena vida que aguardaba a las personas que habían actuado correctamente.
Suele considerarse que fue en el mundo griego donde esta bebida disfrutó de una mayor consideración, estando presente en los
Symposia (los banquetes griegos), de donde pasó al mundo
etrusco y romano, pero sin embargo la vinculación de esta bebida con una posición social, el disfrute de una buena comida, el
entablar conversaciones o disfrutar de los bailes mientras se disfruta del vino eran prácticas normales en el mundo faraónico.
Un estudio que también permite vincular aún más el mundo del
vino con la cultura mediterránea, encontrando evidencias de su
consumo e importancia en la primera de las grandes civilizaciones que se desarrolló en torno al mar Mediterráneo. Realidades
que también se constatan en el mundo de Siria-Palestina a lo
largo de toda la antigüedad, no debiendo olvidar que fueron
griegos y fenicios los que introdujeron formas de vida y de cultura que marcan los comienzos de una tradición, tanto histórica como cultural, que aún sigue vigente en la actualidad en muchos de los países de nuestro entorno.
edición especial: el vino en Egipto
edición especial: el vino en Egipto
El método
Una de las claves de la investigación ha sido la puesta en
marcha de un método de análisis inédito, basado en la
cromatografía de líquidos acoplada a la espectrometría
de masas en tándem (LC/MS/MS). Un método que ofrece
una alta sensibilidad y gran selectividad para el estudio
de muestras arqueológicas, ya que requiere cantidades
mínimas para su análisis; y que, por primera vez, permite la identificación de dos compuestos marcadores de
vino en arqueología: el ácido tartárico y el ácido siríngico procedente de la malvidina.
El estudio ha resuelto también la incógnita de la procedencia del Shedeh y pone de manifiesto una especialización enológica que se ha transmitido desde otras culturas mediterráneas hasta la actualidad. “Hemos podido
identificar –explica la investigadora- que en Egipto
había tres tipos de bebidas derivadas de la uva: vino
blanco, vino tinto y otro tipo de vino tinto más elaborado, que los egipcios llamaban Shedeh”.
María Rosa Guasch sugiere también la posibilidad de estudiar el simbolismo relacionado con el color del vino
“una puerta abierta para historiadores y arqueólogos
para investigar cual sería el papel del vino blanco”. En
este sentido, recuerda que en el antiguo Egipto se asociaba simbólicamente al racimo de uvas, por su forma,
con el corazón, y al vino tinto con la sangre.
Los marcadores
El método de análisis empleado, permite identificar dos
compuestos como marcadores de vino y de vino tinto: el
ácido tartárico y el siríngico procedente de la maldivina,
respectivamente. El ácido tartárico es un ácido orgánico
que se encuentra en la naturaleza en cantidades elevadas (ppm) pero en la zona Mediterránea y de Oriente
Medio sólo se halla en la uva. El ácido tartárico está establecido como marcador de vino en arqueología y se
preserva en contacto con la cerámica, ya que es absor-
bido por los silicatos con los cuales forma enlaces de
puentes de hidrógeno. Por eso se puede trabajar con
muestras tanto si son residuos depósitos como si proceden de rascar cerámica, aunque en este último caso se
trataría de muestras con cantidades muy bajas de este
tipo de ácido.
Sin embargo, el ácido tartárico no da ninguna información sobre el color de la uva. Por ello, para estudiar el
color hace falta otro compuesto como marcador de vino
tinto, el ácido siríngico, un ácido orgánico que en forma
libre se encuentra presente en muchas plantas y, por lo
tanto, no es característico de la uva, por eso Guasch ha
utilizado el ácido siríngico obtenido a partir de la malvidina, presente en la uva tinta. La maldivina forma parte
del grupo de los antocianos que dan color a la uva tinta,
y que no están presentes en la blanca.
Así se ha demostrado por primera vez en muestras arqueológicas que, mediante una oxidación alcalina, el
ácido siríngico procedente de la maldivina, presente en
la uva y tintos jóvenes, se libera del polímero complejo
formado a lo largo del tiempo y se puede establecer como
marcador de uva tinta en residuos arqueológicos
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edición especial: el vino en Egipto
El descubrimiento de un mito
La única tumba faraónica que los arqueólogos pudieron
encontrar intacta, sin que los ladrones la hubieran saqueado previamente, fue la de Tutankamón. Descubierta
en 1922 en el Valle de los Reyes. Este hallazgo emocionó
y apasionó a todo el mundo más que ningún otro descubrimiento arqueológico desde que Heinrich Schliemann
encontró Troya. Hoy sus tesoros que, además de su valor
artístico tienen un valor material incalculable, son el orgullo del Museo de El Cairo. Howard Carter fue el arqueólogo que dirigió las excavaciones subvencionadas por
lord Carnavon. Después de seis años de esfuerzos infructuosos, los excavadores descubrieron la entrada de la
tumba y despejaron la escalera. Allí estaba la puerta de
piedra con sus sellos intactos. Carter mandó un telegrama a Londres y tuvo la paciencia increíble de aguardar
más de quince días la llegada de lord Carnavon y su hija.
Por fin, el 24 de noviembre de 1922, la puerta fue derribada, pero al otro lado se encontró una galería invadida
de escombros. Después de varios días de trabajo, los exploradores alcanzaron una segunda puerta. Las manos de
Carter temblaban de tal manera, que apenas podía sostener la herramienta; finalmente, logró practicar un
agujero por el que introdujo una vela encendida. Al principio no veía nada, pero cuando sus ojos se acostumbraron a la penumbra, según escribió el mismo “empezaron
a surgir detalles de la habitación, animales extraños, es-
tatuas y oro, “¡el brillo del oro por todas partes!”.
Incapaz de soportar la duda, lord Carnavon preguntó
“¿Ve usted algo?” Howard Carter se volvió lentamente y
al fin pudo articular “¡Sí, cosas asombrosas!”. Habían
encontrado la antecámara del sepulcro de Tutankamón.
Los meses siguientes terminaron la exploración, que les
fue proporcionando sorpresas cada vez más extraordinarias: el anexo de la antecámara, la cámara funeraria y la
cámara del tesoro.
«El oro brillaba como si acabaran de traerlo del taller. La
cabeza y las manos ofrecían formas perfectas y el cuerpo
estaba trabajando en un relieve plano. En las manos cruzadas, tenía las insignias reales: la vara curvada y el abanico de cerámica azul con incrustaciones. La cara era de
oro puro; los ojos, la aragonita y de obsidiana; las cejas y
los párpados, de cristal de color lapislázuli. Esta cara, de
variadas tonalidades, semejaba una máscara y producía
una impresión rígida y al mismo tiempo, sin embargo,
daba la sensación de hallarse viva. Pero lo que más impresionó a Carter y a los demás presentes fue como él describe, “...aquella pequeña corona de flores, emocionante
despedida de la joven viuda. Todo el esplendor regio, toda
la magnificencia, todo el brillo del oro palidecía ante
aquellas flores marchitas que aún conservaban el brillo
mate de sus colores originales. Ellas nos decían más claro
que ninguna otra cosa que los milenios pasan1”»
1
Ceram, C.W.: Dioses, tumbas y sabios. Barcelona, 1975.
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edición especial: el vino en Egipto
edición especial: el vino en Egipto
La presentación
del estudio en Londres
El pasado 26 de octubre se presentaban en el
Museo Británico de Londres, la cuna de la
egiptología por excelencia, las conclusiones
del estudio “El vino en el antiguo Egipto”, una
investigación de más de tres años que ha
supuesto un importante hallazgo para el
estudio y comprensión de la historia del vino.
El estudio ha sido elaborado por María Rosa Guasch Jané
y un equipo de investigadoras, compuesto por Maite
Ibern Gómez, Cristina Andrés Lacueva y Rosa María
Lamuela Raventós, del grupo de investigación de
Antioxidantes Naturales del Departamento de Nutrición y
Bromatología de la Facultad de Farmacia, y Olga
Jáuregui, de los Servicios Cientificotécnicos de la
Universidad de Barcelona (UB). El análisis químico es,
según la UB, el primero llevado a cabo de manera extensiva sobre el contenido de un ánfora de la ofrenda funeraria del faraón Tutankamón.
En la presentación de “El vino en el antiguo Egipto”, se dieron cita todos los medios de comunicación expertos en
Fundación para la Cultura del Vino
vino del Reino Unido, además de numerosos corresponsales de publicaciones españolas y de otros países. En el
evento estuvieron presentes Julián Chivite en representación de Bodegas Julián Chivite y presidente de turno de la
Fundación, Pablo Álvarez de Vega Sicilia, Guillermo de
Aranzábal de La Rioja Alta, Luis Miguel Beneyto de Vinos
Herederos de Marqués de Riscal y Magín Raventós de Grupo
Codorníu, máximos exponentes de las cinco bodegas que
forman el Patronato de la Fundación para la Cultura del
Vino. Así como Paloma Martínez, del Ministerio de
Agricultura, Pesca y Alimentación, también perteneciente
al Patronato y Rocío Alberdi, en representación del
Instituto de Comercio Exterior (ICEX), instituciones que
apoyaron la realización de este acontecimiento.
26
edición especial: el vino en Egipto
Una copa de cava dio la bienvenida a todos los asistentes. Tras ella, Julián Chivite explicó a los presentes que
uno de los objetivos de la Fundación para la Cultura del
Vino es “divulgar y ahondar en el conocimiento de las
técnicas de cultivo de la vid, de la elaboración del vino y
de las formas de degustarlo y de disfrutarlo”. Para
transmitir todo lo que el mundo del vino enriquece y
aporta a la cultura, es importante apoyar la investigación, por eso, declaró Chivite, “la Fundación quiso apoyar la realización del estudio ‘El vino en el antiguo
Egipto’, y así ayudar a comprender de donde venimos
pero, sobre todo, a vislumbrar hacia donde vamos”. Un
futuro en el que, según el presidente de la Fundación, “la
más alta tecnología se pone a disposición de la más absoluta tradición con el único fin de hacernos disfrutar,
más si cabe, de un vaso de vino”.
El vino, más allá de un producto de consumo, se constituye en un hecho cultural bien diferenciado que ha
acompañado al hombre desde tiempos ancestrales, por
eso, expuso Julián Chivite “en este momento en el que el
vino está alcanzando el posicionamiento que tuvo en su
día y que nunca debió perder es necesario mirar al pasado para comprender el futuro”.
Después de la intervención del presidente de la Fundación,
tomó la palabra el arqueólogo molecular estadounidense
Patrick McGovern, del Museo de Arqueología y
Antropología de la Universidad de Pensilvania, uno de los
mayores expertos en bebidas antiguas, que viajó a Londres
para participar en la presentación, en la que habló de la
importancia y el interés que tiene investigar los orígenes
de la vinicultura, tanto para la cultura del vino como para
la ciencia. McGovern, el descubridor de los restos más antiguos de vino, encontrados en recipientes del año 5.400
a.C. en un yacimiento arqueológico de Irán; y autor de un
libro sobre el origen de la vinicultura explicó que “el hombre ha preferido las bebidas fermentadas al agua a lo largo
de los años”.
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edición especial: el vino en Egipto
edición especial: el vino en Egipto
Según éste arqueólogo molecular, los científicos creen
que el hombre tuvo la idea de hacer vino al observar a los
pájaros comiendo frutos que habían fermentado naturalmente. Después, el vino se transformó en un símbolo de
prestigio y clase social clave para la religión y las economías locales. Además, según McGovern, la producción de
vino requiere una “base de operaciones relativamente
estable”, por lo que sugiere que en las comunidades del
antiguo Egipto y del Cercano Oriente había más culturas
permanentes con un abastecimiento de alimentos estable, y animales y plantas domesticadas, unas conclusiones importantísimas para el estudio de la viticultura.
Tras la presentación de Patrick McGovern, la Doctora
María Rosa Guasch expuso de forma colorista y amena su
investigación. Gracias a una presentación compuesta de
pinturas murales, reproducidas de las antiguas tumbas
egipcias, que representaban distintas escenas relacionadas con la vitivinicultura, Guasch condujo a los presentes
a través de la historia, situándolos en la tumba de
Tutankamón, de donde provienen algunas de las ánforas
que ha analizado para realizar su estudio.
En su discurso de presentación explicó su pasión por la
egiptología y el largo proceso por el que pasó para completar su estudio, realizado bajo la dirección de la
Doctora Rosa María Lamuela, del Departamento de
Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia de
la Universidad de Barcelona. Al explicar el método utilizado para su investigación, Guasch aseguró que había inventado un proceso que permite a los arqueólogos “descubrir el color del vino antiguo”.
En su presentación analizó la importancia que tenía el
vino en la sociedad egipcia, tanto por su valor de consumo, como por su valor simbólico “ya que se asociaba a la
sangre del Dios egipcio Osiris”. En cuanto al color, según
la doctora, “el vino tinto era considerado superior, ya
que era el que se utilizaba para las ofrendas”. Además,
Fundación para la Cultura del Vino
28
edición especial: el vino en Egipto
al preguntarle sobre los gustos del joven faraón, Guasch
declaró que las ánforas descubiertas en su tumba, la
mayoría de vino blanco “fueron probablemente seleccionadas por el propio faraón de las existencias que había
en palacio”.
Así, explicaba la doctora María Rosa Guasch, “tras analizar las conclusiones de la investigación, que ha durado
más de tres años, se puede desprender que el faraón consumía vinos elaborados con técnicas muy similares a las
actuales, y que además de vino tinto, se consumía y elaboraba también vino blanco”.
El trabajo de la joven doctora catalana y su equipo supone un paso de gigante en el conocimiento de la cultura del
vino en el antiguo Egipto, y abre nuevas puertas a las investigaciones arqueológicas basadas en el análisis de residuos sólidos de líquidos.
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edición especial: el vino en Egipto
edición especial: el vino en Egipto
Entrevista con
María Rosa Guasch
Investigadora del Departamento de Nutrición
y Ciencia Alimentaria de la Universidad de Barcelona
Fundación para la Cultura del Vino
30
“E
el
m
edición especial: el vino en Egipto
En el antiguo Egipto
vino era un bien
muy apreciado”
María Rosa Guasch, una joven investigadora catalana
apasionada por la egiptología, presentaba el pasado mes
de octubre en Londres las conclusiones del estudio que ha
dirigido a lo largo de estos tres últimos años, “El vino en
el antiguo Egipto”, co-financiado por la Fundación para
la Cultura del Vino, que además es su tesis doctoral de
Farmacia. En este estudio Guasch conjuga dos de sus
grandes pasiones: la historia del antiguo Egipto y la
enología. El resultado de esta exhaustiva investigación
científica ha sido determinar el tipo de vino que bebía
Tutankamón, el faraón niño.
Terruños - ¿Cómo surgió la idea de realizar tu tesis doctoral
sobre el vino en el antiguo Egipto?
Maria Rosa Guasch - Desde que era pequeña me ha fascinado todo lo relacionado con el antiguo Egipto. Yo hubiera querido, incluso, estudiar su historia pero en España todavía no
existe la licenciatura de Egiptología, como sí ocurre en muchos otros países europeos como Francia, Italia, Alemania o
Inglaterra..., así que decidí estudiar Farmacia, con el propósito de, al acabar, hacer Historia. En 1996, cuando terminé
la licenciatura de Farmacia, empecé un master de dos años
en el que analizaba el resveratrol en vinos tintos españoles,
mientras lo cursaba me enteré de que en la Universidad
Autónoma de Barcelona se daban cursos de doctorado en
Egiptología. Me apunté inmediatamente y estudié allí 3
años, hasta obtener el master en Egiptología en el año 2000.
Al terminarlo, me planteé hacer la tesis, yo conocía la existencia de ánforas depositadas en las tumbas egipcias, y mi
profesor de egiptología me sugirió unir los dos campos para
la tesis. Así, surgió la idea de investigar qué tipo de vino se
elaboraba en el antiguo Egipto.
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edición especial: el vino en Egipto
edición especial: el vino en Egipto
T - ¿Cuál era el objetivo u objetivos del estudio?
M. R. G.- Nunca se ha sabido el tipo de vino que se elaboraba en Egipto, no se conocía si el vino era tinto o blanco, los
egipcios nunca lo mencionaron, y es un tema muy interesante que, en primer lugar quisimos investigar de forma científica. Para ello fue necesario poner a punto un método para el
análisis de residuos de vino, que permitiera identificar primero que procedía de la uva, y en segundo lugar si la uva era
tinta o no. Para poder realizar esta investigación, lo más importante, sin duda, era disponer de muestras arqueológicas
(residuos) de vino, para ello se solicitaron permisos al
Consejo Supremo de las Antigüedades de Egipto y al Museo
Egipcio de El Cairo, donde pudimos acceder a las ánforas encontradas en la tumba de Tutankamón, que permaneció intacta más de 3.300 años, hasta que fue encontrada en 1922
por el arqueólogo inglés Howard Carter. En ocho de ellas se
halló residuo en su interior.
Además de las ánforas del Museo de El Cairo, solicitamos permiso para estudiar las ánforas del Museo Británico de
Londres, en las que no se encontró residuo, ya que estaban
vacías, por lo que, aunque se confirmó que habían contenido
vino, no se pudo determinar su color.
T – Como has explicado, gran parte de esa investigación consistió en analizar las ánforas encontradas en la tumba de
Tutankamón, mediante un método analítico novedoso para
determinar su contenido y las características del mismo,
¿cómo fue llevada a cabo la investigación? ¿en qué consiste
dicho método?
M. R. G.- Hasta ahora, los métodos de análisis de residuos arqueológicos de vino que existían, no permitían estudiar el
color de los vinos, sólo confirmar que era vino y además eran
poco precisos en esta confirmación.
Nuestro método de análisis permite identificar los compuestos que son característicos no sólo del vino, sino también del
vino tinto. Para ello se utiliza la combinación de dos técnicas, como son la cromatografía líquida acoplada a la espectrometría de masas. Esta combinación permite trabajar con
muy poca cantidad de muestra y tener una máxima certeza de
que se identifica el compuesto o compuestos buscados. En
este caso, se identificó el ácido tartárico como compuesto
característico de la uva, y el ácido siríngico derivado de la
malvidina, que es el compuesto mayoritario responsable del
color de los vinos tintos jóvenes.
T - ¿Qué otros usos puede tener el método?
M. R. G.- Desde el punto de vista arqueológico este método
se puede utilizar para trabajar con muestras de otros períodos, prehistoria, antigua Grecia y Roma, para analizarlos y
así conocer que tipo de vino se elaboraba en aquella época.
En cuanto a otros usos, fuera de la arqueología, se puede
decir que el ácido siríngico podría ser utilizado como marcador de malvidina en polímeros formados en vinos envejecidos. Esto nos serviría para conocer el nivel de malvidina
Fundación para la Cultura del Vino
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edición especial: el vino en Egipto
que tiene un vino, el cuál varia en función de la variedad de
uva utilizada.
T - ¿Cómo era el vino en el antiguo Egipto?
M. R. G.- El vino era un bien muy apreciado. Y prueba de ello
es que sabemos que los antiguos egipcios no lo mezclaban
con plantas, etc. como hacían los romanos, y conocemos, por
los datos escritos en las ánforas que se han encontrado, que
los egipcios tenían muy en cuenta de dónde procedía, quién
lo había elaborado. Además se indicaba su calidad, que suponemos venía determinada por su elaboración y materia
prima. No hay datos sobre los aromas, aunque sí se indicaba
si el vino era dulce.
T - Gracias al estudio que has realizado se ha determinado
que, además de vino tinto, en el antiguo Egipto se elaboraba
vino blanco ¿no es cierto?
M. R. G.- No había datos sobre el vino blanco en el antiguo
Egipto, puesto que los egipcios sólo hablaban de vino, nunca
de si era tinto o blanco; hasta que en el siglo III el autor griego Ateneo de Naukratis (Egipto) escribió sobre el vino blanco
de Mariut, una zona del Delta del Nilo cercana a la actual ciudad de Alejandría en Egipto.
Este estudio ha permitido conocer la existencia de vino blanco y tinto en Egipto durante el Reino Nuevo (siglo XIV a.C.),
almacenado en ánforas con toda una serie de datos sobre la
cosecha, la zona de origen del vino, la calidad, el propietario
e incluso el nombre del viticultor responsable. Sin embargo, a
pesar de todos estos datos, sólo se indicaba que el contenido de las ánforas era vino, no su color.
T - ¿Qué importancia y simbología tenía el color del vino para
los antiguos egipcios?
M. R. G.- No hay datos sobre el tipo de vino (blanco o tinto)
puesto que ellos nunca mencionan su color. Sin embargo, en
33
la mitología, el vino era siempre comparado con la sangre de
Osiris, el dios de la resurrección, y con la inundación anual
del Nilo –ya que cuando ésta se producía, sus aguas adquirían un color rojizo-, que proporcionaba fertilidad a la tierra
y simbolizaba la renovación anual, es por ello por lo que se
suponía que todo el vino debía ser tinto.
T - Una de las revelaciones de tu investigación ha sido determinar que el Shedeh, una bebida que se pensaba que se elaboraba a partir de granada, se obtenía de las uvas. ¿Qué diferencias hay entre el Shedeh y el vino?
M. R. G.- El Shedeh era una bebida muy selecta, más dulce y
embriagadora; como se menciona en la literatura amorosa
egipcia. Ahora, después de la investigación, sabemos que el
Shedeh era un tipo de vino elaborado a partir de la uva pero
que, tal y como se explica en un papiro de la época, se filtraba y se calentaba para darle sus características particulares.
T - Se dice que el vino era normalmente para las clases altas,
y que era usado como ofrendas a los dioses; sin embargo
¿existían distintos tipos y calidades de vino, dependiendo del
público al que iban destinados?
M. R. G.- Sí, había diferentes calidades, el vino se etiquetaba (se escribían unos datos en tinta directamente en el ánfora) y se indicaba si era bueno, muy bueno o excelente.
Había ánforas que no se etiquetaban, lo cual cabe suponer
que era para el consumo inmediato. En cuanto a las costumbres de consumo, el pueblo bebía vino en ocasiones especiales, como en las fiestas, y cerveza a diario, ya que ésta era
mucho más barata.
T - ¿Cuáles son tus planes de futuro? ¿Piensas seguir
investigando?
M. R. G.- Por supuesto, me gustaría mucho seguir investigando, y a ser posible sobre el antiguo Egipto ya que aún nos
faltan muchas cosas por conocer de esta civilización.
edición especial: el vino en Egipto
edición especial: el vino en Egipto
ICEX
Instituto Español de Comercio Exterior
ICEX.
Objetivos y estrategias básicas.
El Instituto Español de Comercio Exterior es un organismo de servicios adscrito a la Secretaría de Turismo
y Comercio, que presta su asistencia a las empresas
españolas con el fin de impulsar y facilitar su proyección internacional. Con este objetivo elabora y difunde información sobre la oferta española y los mercados internacionales, diseña, ejecuta y coordina
programas de promoción e inversión y promueve la capacitación técnica de los cuadros de las empresas y la
formación de profesionales en comercio exterior.
Vinos de España.
Objetivos y estrategias básicas.
El ICEX, desde su creación en 1982, ha considerado al
Sector del Vino como prioritario, tanto por su importancia económica como por su contribución a la creación de imagen-país. En aquel año comenzó la promoción de los Vinos españoles, combinando acciones de
un entonces reducido número de Denominaciones de
Origen con otras genéricas de Vinos de España.
La realidad actual es que en el mercado internacional
del Vino la competencia es mayor que nunca y la irrup-
ción de nuevos países productores ha endurecido la
lucha de nuestras bodegas por mantenerse y crecer en
los mercados internacionales. Por otra parte, con el
paso de los años, el incremento del número de
Denominaciones de Origen y regiones protegidas de
Vinos, no sólo en España, sino en todos los productores de nuestro Continente, ha hecho que los vinos europeos sean cada vez más difíciles de entender por el
consumidor internacional y sobre todo para los nuevos
consumidores jóvenes.
Con el objetivo de mejorar nuestra competitividad y la
eficacia de nuestra actividad promocional, en 2004
consolidamos una nueva estrategia que en el año 2005
ha alcanzado su madurez. Con ella buscamos ese aumento de eficacia mediante la racionalización de
nuestras propuestas, adaptándolas a lo que los profesionales y consumidores internacionales exigen.
La nueva estrategia de promoción de Vinos de España
está basada en:
1. Integración de toda la actividad promocional bajo
el paraguas de imagen de Vinos de España.
2. Concentración en los segmentos de vinos de calidad, por ser estos los de mayor crecimiento presente y potencial que generan un efecto arrastre-ima-
Fundación para la Cultura del Vino
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edición especial: el vino en Egipto
gen que beneficia a la totalidad del sector.
3. Concentración en una serie de mercados prioritarios, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Países
Bajos, Suiza y Suecia, y realización de acciones de
oportunidad en una serie de mercados de segunda
prioridad.
4. Lanzamiento de una campaña con una imagen integrada a nivel mundial con el objetivo de que muchos
esfuerzos promocionales hasta ahora dispersos se
concentren y sean percibidos como la gran campaña
de promoción internacional de Vinos de España.
5. Principio de consenso y cofinanciación creciente
del máximo posible de actividades por parte del
sector
(bodegas,
importadores,
canales,
Denominaciones de Origen ...)
6. Adecuación de las actividades promocionales al
nivel de internacionalización de las bodegas.X
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edición especial: el vino en Egipto
edición especial: el vino en Egipto
Entrevista con
Juan Calabozo
Director División Productos Agroalimentarios. ICEX.
Terruños - Parece que la exportación se manifiesta como
una oportunidad para el incremento de las ventas de vino.
¿Cómo ha evolucionado la exportación en los últimos años
y cómo cree que lo hará en el marco de los próximos cinco?
Tanto en volumen como en calidad.
T -¿Cuál es el posicionamiento que tenemos y el que debemos buscar con el vino para ser competitivos en el mercado internacional? ¿Cuál cree Vd. que debería ser el elemento diferenciador con respecto a los otros
competidores internacionales?.
Juan Calabozo - En general observamos cómo aumentan
las ventas en el exterior de los vinos de calidad y descienden las ventas de vino a granel. Todo ello repercute
en el aumento del precio medio de nuestros vinos en el
exterior.
J. C. - El posicionamiento lo deben definir las bodegas, en
respuesta a las estrategias que se marquen cada mercado, pero a nivel general queremos consolidar nuestra posición en el segmento medio/alto de los vinos de calidad,
porque además nos sentimos preparados para competir
en este segmento con los vinos de los principales productores mundiales. Nosotros, aparte de ofrecer lo que otros
países: variedades al gusto del consumidor, precios
acordes con el producto, tecnificación en los procesos de
elaboración etc. podemos ofrecer una gama de variedades autóctonas que otros países no tienes y que junto a
la gran diferenciación de suelos, climas y horas de sol
producimos sin ninguna duda vinos diferentes al resto del
mundo.
Comparando el periodo Ene-Nov. 2005 con el mismo periodo de 2004, las exportaciones de vino español han crecido casi un 2% en términos de valor. Los vinos con denominación de origen crecieron un 3%, y el mejor
crecimiento lo han llevado a cabo las ventas de vinos de
mesa envasados y vinos de la tierra con un 9%. En cambio en términos de volumen se produce un descenso del
2,7 % en nuestras exportaciones, debida sobre todo al
descenso de las exportaciones de vino de mesa a granel,
que disminuyen un 11% respecto al año anterior.
Teniendo en cuenta la evolución del mercado y el análisis
de los gustos de los consumidores internacionales, es
previsible que la tendencia sea la continuación de este
proceso. Exportar cada vez vinos de mayor calidad y precio medio mayor; y reducir progresivamente la venta de
graneles.
T - Atendiendo a las exportaciones de vino de otros productores parece existir una concentración importante en
los mercados de destino de manera que un reducido número de mercados absorbe un gran porcentaje de las ventas ¿Es esta una estrategia válida en nuestro caso? De ser
así, ¿en qué países deberíamos focalizar nuestros esfuerzos comerciales y por qué?
Fundación para la Cultura del Vino
36
edición especial: el vino en Egipto
J. C. - Nuestro comportamiento en las ventas es parecido
al del resto de los países productores: nos guiamos por el
nivel de consumo y capacidad de compra de estos mercados. Esta estrategia es válida y en ella centramos la mayoría de nuestros recursos promocionales, pero somos
conscientes de que están surgiendo mercados nuevos,
con un tipo de consumidor de alto poder adquisitivo a los
que no se puede dejar de lado y las bodegas lo saben y
buscan fórmulas.
T - Dentro de la actividad de ICEX el programa Vinos de
España defiende los intereses del sector vitivinícola en el
mercado internacional ¿Cómo es la relación de ICEX con el
sector y en qué consisten las acciones o campañas que se
desarrollan conjuntamente?
Desde el ICEX, estamos poniendo en marcha un conjunto
de acciones (actos de búsqueda de distribución, colaboraciones con importadores, seminarios etc.) que apoyen
la iniciativa de las empresas.
J. C. - Para nosotros es fundamental consensuar con el
sector exportador no sólo la estrategia, sino también las
actividades de promoción concretas y que las bodegas y
sus distribuidores se involucren en la cofinanciación de
todas aquellas acciones con presencia de marcas. Además
estamos diseñando las acciones de promoción a la medida de los diferentes mercados y en función del nivel de internacionalización de las empresas participantes.
T - Es muy común escuchar, a quien viaja, que la presencia de vinos españoles en los lineales o restaurantes extranjeros se centra en un número muy reducido de marcas o bodegas ¿Cuál es el volumen de bodegas con
capacidad exportadora y cuáles son las condiciones básicas que debe cumplir una bodega para abordar el comercio internacional?
Las negociaciones y acuerdos con el sector se están realizando a través de un Grupo de Expertos compuesto por
personas de renombrada experiencia en los mercados internacionales y que indirectamente representan a una
gran parte del sector exportador (pequeños bodegueros,
grandes marcas, bodegas cooperativas, Asociaciones y
Denominaciones de Origen).
J. C. - Es cierto que todavía la presencia de marcas españolas en los lineales y restaurantes no es la que corresponde al nivel de nuestros vinos. El escenario en algunos
mercados está cambiando. La evolución de las ventas en
el sector de la restauración está evolucionando positivamente en países como Reino Unido y EEUU. Las bodegas,
aparte de insistir en aspectos que venimos mencionando
como calidad, presentación, etc. saben que, antes de
lanzarse a los mercados tienen que realizar un trabajo
previo: formación, análisis y búsqueda de fuentes de información de los mercados objetivo, elección del canal
de distribución al que dirigirse según su producto, conocimiento del consumidor etc. El Icex insiste en la importancia de este proceso y para ello ofrece herramientas a
las empresas para que salgan al exterior con las mejores
garantías.
Como he comentado, la adaptación de nuestras actividades promocionales a las bodegas españolas y a los operadores en destino es crítica para el éxito de las mismas.
Estas actividades son por ej: Programa de Ferias de
Bodegas Españolas en Búsqueda de Distribución, Ferias
de Importadores o Días del Vino Español para bodegas
que ya tienen distribución en colaboración con sus importadores; Promociones Punto de Venta y degustaciones
en cadenas, restauración y hostelería; Guías de Compras
de vinos españoles presentes en el mercado en las que se
informa al consumidor de las características de los Vinos,
las valoraciones de la crítica, los puntos de venta donde
adquirirlos y precio orientativo; Acciones de Relaciones
Públicas y otras dirigidas a la prensa internacional como
son las visitas a las zonas de producción y a las bodegas
españolas etc.
37
edición especial: el vino en Egipto
edición especial: el vino en Egipto
T - ¿En qué ha mejorado la estrategia de Vinos de España
con respecto a los planes anteriores y cómo cree que van
a incidir esas mejoras en el sector?.
J. C. - Hasta hace 2 años, nuestra estrategia se centraba
más en la promoción de las principales zonas de producción vitivinícola española. Esto fue válido durante años,
(el ICEX viene realizando promoción de los vinos españoles desde su creación en 1982) y más cuando eran pocas
las zonas que se atrevían a salir al exterior. Con el paso
de los años fue aumentando significativamente el número de D.O. que ofrecían sus productos en los principales
mercados. Pero al mismo tiempo, con el aumento de la
competencia internacional y los cambios en los gustos de
los consumidores, fuimos conscientes de que debíamos
adaptarnos a ello y cambiar nuestra estrategia hacia una
simplificación de los mensajes y basar nuestro valor
frente a otros en una idea general de los Vinos de España:
su variedad y su calidad.
Por supuesto, no nos olvidamos de la procedencia de esos
vinos. Rioja, Rías Baíxas, Ribera del Duero, otras zonas
de producción de reconocido prestigio, acompañan
nuestros mensajes. El papel de las marcas es fundamental en esta estrategia. Marcas que son garantía de la calidad que queremos transmitir y que sirven para dar una
imagen que beneficia sin duda alguna al conjunto del
sector vitivinícola.
DATOS ACADÉMICOS
Licenciado en Ciencias Económicas (Universidad de Madrid).
DATOS PROFESIONALES
1975
Técnico Comercial y Economista del Estado.
1975-1977
Delegado Regional de Comercio en Asturias y León.
1977-1979
Subdirector del Centro de Información de Comercio Exterior (CEDIN).
1980-1982
Dirección General de Política Comercial. Servicio de Países de Economía
Centralizada.
1982-1986
Consejero Comercial Embajada de España en París.
1986-1988
Director del Gabinete del Secretario de Estado de Economía.
1988-1993
Consejero Económico y Comercial. Embajada de España en Londres.
1994-1996
Director General de Información. ICEX.
1997-2002
Consejero Económico y Comercial. Embajada de España en Londres.
2002-2003
Vocal Asesor Dirección General de Comercio e Inversiones.
2003
Director División Productos Agroalimentarios. ICE
Fundación para la Cultura del Vino
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edición especial: el vino en Egipto
La Universidad de Barcelona (UB) es una de la primeras instituciones en productividad científica en el país y tiene una destacada presencia en los ranking internacionales sobre universidades y centros de investigación, que ratifican su posición líder en
el ámbito de ciencia y la investigación en el país. Demostrando
su compromiso con la ciencia y la tecnología española, la UB ha
sido una de las grandes colaboradoras en el estudio “El vino en
Egipto” de María Rosa Guasch y su equipo, prestándole todo su
apoyo y material técnico para su investigación. Gracias a proyectos como el de apoyar a jóvenes investigadores, esta
Universidad se ha convertido en una de las instituciones de investigación universitaria más prestigiosas de Europa, tanto por
el número de programas de investigación como por la excelencia conseguida en este campo.
U
UNIVERSITAT DE BARCELONA
La Universidad de Barcelona ha llevado a cabo un conjunto de
actuaciones para responder a las necesidades de la sociedad:
promover una enseñanza de calidad, crear nuevas titulaciones,
impulsar los estudios de formación continuada, consolidar la investigación competitiva, internacionalizar su actividad investigadora y estrechar los vínculos con el sector productivo y empresarial, adecuando sus infraestructuras, modernizando los
sistemas de gestión y planificación y potenciando la difusión del
uso de las tecnologías de la información. Para una mejor realización de su función social como institución de enseñanza superior, la UB ha creado durante los últimos años un conjunto de
instituciones, aglutinadas bajo el concepto de Grup UB, que incluyen la Fundación Bosch i Gimpera, la Fundación Parc Científic
de Barcelona, UB Virtual, Punt UB, Fundació Solidaritat UB,
Fundació Josep Finestres, con la participación destacada del
Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) y el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge.
39
B
edición especial: el vino en Egipto
XXII Semana Universitaria del Vino
La 22 Semana Universitaria del Vino se celebrará, como en las anteriores ediciones, en la Escuela de Ingenieros Técnicos
Agrícolas de Madrid a lo largo de la semana del 27 de Marzo al 1 de abril.
Para más información dirigirse a:
Asociación Cultural La Carrasca 91 336 54 42
Programa de actividades.
Lunes 27 de Marzo
11:30
Conferencia: “El Vino en el antiguo Egipto”.
Dra. Mª Rosa Guasch Jané.
13:00
Cata comentada de vinos blancos.
Dª. Marina García. Licenciada en ciencias
biológicas y diplomada en marketing
y dirección comercial.
Martes 28 de Marzo
11:30
Conferencia: “La incorporación de la mujer
al negocio de vino”.
Dª. Kasia Romanska. Sumiller y Directora
de bodegas Cyrano.
13:00
Cata comentada de vinos rosados y tintos jóvenes.
Dª. Lola Nuñez Pinto. Profesora de cata.
Miércoles 29 de Marzo
11:30
Conferencia: “Los nuevos VIPS en el mundo
del vino”
D. Sergio Sauca. Comentarista deportivo de TVE.
13:00
Cata comentada de vinos tintos de crianza
D. Manuel Ventura. Técnico del MAPA.
Jueves 30 de Marzo
11:30
Conferencia: “Proyectar una bodega.
Un caso práctico”
D. Justo Banegas Banegas.
Director General de ALFATEC Ingeniería.
Fundación para la Cultura del Vino
13:00
Cata comentada de vinos tintos de reserva
y gran reserva.
D. Antonio Moscoso Sánchez. Vicepresidente UEC
y técnico del MAPA.
Viernes 31 de Marzo
11:30
Conferencia: “El palo cortado”
D. Pedro Tienda. Profesor de la Escuela Museo de
la vid y del vino de Madrid.
13:00
Cata comentada de vinos generosos y generosos
de licor.
D. Pedro Tienda. Profesor de la Escuela Museo de
la vid y del vino de Madrid.
Sábado 1 de Abril
11:30
Clausura y cata comentada de vinos espumosos.
Dra. Josefina Vila Crespo. Fac. de enología
de Valladolid.
EUIT Agrícolas
Ciudad Universitaria
Madrid - 28040 (España)
Autobuses: 62 - 82 - 83 - 132 - 133 - G
Metro: Ciudad Universitaria (línea 6)
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edición especial: el vino en Egipto
El próximo 29 de marzo de 2006,
a las 19.30 horas, en el Hotel Westin Palace
tendrá lugar la cata de vinos anual que se
organiza en beneficio de la Fundación
Privada Madrid contra la Esclerósis Multiple.
Donativo: 100 euros
Teléfono de información: 91 399 32 45
VINOS
Rueda
Vinos de los Herederos del Marqués de Riscal Sauvignon Blanc. 2005
Rías Baixas
Lagar de Fornelos Lagar de Cervera. 2004
Costers del Segre
Raimat Raimat Chardonnay Selección Especial. 2004
Tokaj
Oremus Furmint Seco. 2002
CATADORAS
Paz Ivison
Periodista especializada
Lola Núñez Pinto
Profesora de cata
Kasia Romanska
Directora de Bodegas Cyrano
Mayte Santa Cecilia
Propietaria y Directora de compras
de Bodega Santa Cecilia
Gema Vela
Directora Rte. Castellana 179
Navarra
Julián Chivite 125 Aniversario Chardonnay 2003
Rioja
Bodegas Bilbaínas Vicuana. 2003
Rioja
Vinos de los Herederos del Marqués de Riscal Barón de Chirel. 2001
Navarra
Julián Chivite 125 Aniversario Reserva 2000
Ribera del Duero
Bodegas y Viñedos Áster Áster. 2000
Ribera del Duero
Bodegas y Viñedos Alión Alión. 2002
Fundación para la Cultura del Vino
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Programa
08:30 - 09:00
09:00 - 09:10
09:10 - 10:00
10:00 - 11:00
11:00 - 11:30
11:30 - 12:30
12:30 - 14:00
14:00 - 15:30
15:30 - 16:30
16:30 - 17:30
17:30 - 18:00
18:00 - 19:00
Recepción de asistentes
Presentación del encuentro
Introducción a la FML, bacterias lácticas
Aline Lonvaud Funel
Faculté d´Oenologie de Bordeaux (FR)
Contaminantes microbiológicos y Seguridad
Alimentaria durante la FML
Jürg Gafner
Swiss Federal Research Station for
Fruit-Growing,Viticulture & Horticulture (SW)
CAFÉ DESCANSO
Incidencias Organolépticas y Armonización
del Color en los Vinos Tintos con la FML
Vincent Gerbaux
Institut Technique de la Vigne et du Vin,
Beaune (FR)
Taller de Análisis Sensorial
Antonio Palacios
Universidad de La Rioja (ES)
ALMUERZO
Microoxigenación
Stephan Yerle
Oenodev (FR)
Momento Óptimo para hacer la FML
Sybille Krieger
Directora I+D Lallemand (GR)
CAFÉ DESCANSO
Diferencias entre FML en depósito y en barrica
José Hidalgo
Director Técnico Bodegas Bilbaínas (ES)
PLAZAS LIMITADAS · Cuota de inscripción: 300 euros · Precio especial a los asistentes al II Encuentro: 250 euros · Estudiantes con acreditación (Almuerzo no incluido): Gratuito
Información e inscripciones:
Fundación para la Cultura del Vino
Charo Martín Álvaro
Pza. del Perú, 1-Esc. Izda. 1ºA • 28016 Madrid
Tel. 91 343 07 08 • Fax 91 343 07 09
[email protected] • www.culturadelvino.org
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