La microficción en Buenos Aires l La ópera del siglo XX, Roberto Bañuelas García Márquez visto por Miguel Ángel Sánchez de Armas Homenaje a Julio Cortázar l La culta polaca l Colaboraciones de Martha Chapa, Jorge Meléndez, Daniel Dueñas, Carlos Bracho y Ulises Paniagua Visita el Es único en el mundo a pesar de su pequeñez física. Actualmente tiene bastante más de lo exhibido. Cuenta con alrededor de 200 fotografías, caricaturas, grabados de escritores famosos, principalmente mexicanos. Tiene más de 100 primeras ediciones firmadas por sus autores, entre ella están libros de Gabriel García Márquez, José Saramago, Mario Vargas Llosa, Edgar Allan Poe, Carlos Fuentes, Alejo Carpentier, Evtushenko, Isidro Fabela, Juan Rulfo, Juan José Arreola, Rafael Solana, Fernando Vallejo, José Revueltas, José Emilio Pacheco, Carlos Mosiváis, Elena Poniatowska y muchos más. Cuenta también con objetos pertenecientes a escritores relevantes como plumas, máquinas de escribir, lentes, cartas documentos diversos... Faro del Saber Bicentenario Av. Parque Lira No. 94 Col. Observatorio Tel 5276.7700 www.museodelescritor.org.mx Consejo editorial: José Agustín Griselda Álvarez (>) Raúl Anguiano (>) Carlos Bracho José Luis Cuevas Martha Chapa Alí Chumacero(>) Alberto Dallal Beatriz Espejo Gelsen Gas David Gutiérrez Fuentes Andrés Henestrosa (>) Luis Herrera de la Fuente Dionicio Morales Armando Prida Huerta Carlos Ramírez Ignacio Retes (>) Bernardo Ruiz Sebastián Fernando Sánchez Mayans (>) Leticia Tarragó Betty Luisa Zanolli Fabila l l l l l l l l l l l l l l l l l l l Max Sánchez López Director: René Avilés Fabila Subdirectora: Rosario Casco Montoya Coordinación de arte: Félix Acevedo Diseño: Osam Malja García Colaboradores: Manuel Aceves Pulido(>) Eugenio Aguirre Héctor Anaya Hugo Argüelles (>) Roberto Bañuelas Martha Bátiz Roberto Bravo Salvador Bretón Rodolfo Bucio Salvador Camelo(>) Elsa Cano Emmanuel Carballo Marco Aurelio Carballo Antonio Castañeda (>) Jesús A. Castañeda Joaquín Armando Chacón Leonardo Compañ Jasso Marcela del Río Adán Echeverría Javier Esteinou Sergio Fernández Citlali Ferrer Martha Figueroa de Dueñas Silvia Fong Robles Luz García Sandra García Enrique Gastélum Eve Gil Otto-Raúl González (>) Francisco Javier Guerrero José Antonio Gurrea Humberto Guzmán Saúl Ibargoyen Josu Iturbe Marco Aurelio Ángel Lara Daniel Leyva Roberto López Moreno Froylán M. López Narvaéz Andrés de Luna Ramón I. Martínez María Eugenia Merino Mayté Noriega Carmen Nozal Juan Luis Nutte Anabel Ochoa(>) José Luis Ontiveros Gregorio Ortega Federico Ortiz Quesada Francisco Prieto Jorge Ruiz Dueñas Rafael Ruiz Harrel (>) Hugo Enrique Sáez Alejandro Sandoval Perla Schwartz Ignacio Solares Ignacio Trejo Fuentes Francisco Turón Roberto Vallarino (>) Liborio Villalobos Calderón Marcos Winocur Patricia Zama Silvio Zavala l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l Artistas plásticos: Gilberto Aceves Navarro Juan Alarcón Iris Aldegani Luis René Alva José Anaya Javier Anzures Irene Arias Sergio Ángel Beltrán María Emilia Benavides Ángel Boligán Philip Bragar Alejandro Caballero Alberto Calzada Alfredo Cardona Chacón Estrella Carmona Jesús Castruita Guillermo Ceniceros Edgar Clement Felipe de la Torre Luis de la Torre Juan Román del Prado Lourdes Domínguez Aída Emart Francisco Eppens (>) Francisco Espino José Fernández Carmen Flores Olivia Fuentes Héctor García (>) Joaquín García Quintana Luis Roberto García Luis Garzón Jaime Goded Esther González Gabriel Gómez Pizano Renato González Juan José Gurrola Víctor M. Hernández Rigel Herrera Jazzamoart José Juárez Fernando Leal Audirac Antonio Ledesma Miguel Ángel Ledesma Jorge López Luckie Leonel Maciel Elsa Madrigal Ángel Mauro(>) Pepe Maya Mel Raúl Méndez Adolfo Mexiac Arturo Miranda Jesús Miranda Ofloc Soid Pastrana Carlos Pérez Bucio Alejandro Pérez Cruz Felipe Posadas Laura Quintanilla Ma. del Carmen Razo Carlos Reyes Alejandra Ríos Vicente Rojo Javier Roldán Gregorio Rosas Guadalupe Rosas Rruizte Oswaldo Sagástegui Peter Saxer Fernado Silva Luciano Spano Antonio Tadeo Raúl Tame Leticia Tarragó M. Tarbados Mauro Terán Miguel Ángel Toledo Mauricio Vega Roger Von Gunten Daniel Zamitiz e-mail para envío de colaboraciones:[email protected] l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l Instituto Verificador de Medios l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l Nació en Oaxaca en 1992. Es egresado del Bachillerato en Artes y Humanidades de la Escuela CEDART “Miguel Cabrera” y estudiante en la Universidad Bauhaus de la ciudad de Puebla. Ha tomado varios talleres, dentro de los cuales destacan: el de punta seca impartido por el Maestro Fernando Sandoval, el Taller crítico de producción de pintura impartido por el Maestro Francisco Castro Leñero y el de Escultura de pequeño y mediano formatos efectuado por la Maestra María José Lavín, todos celebrados en el Centro de las Artes de San Agustín. Ha participado en casi 20 exposiciones colectivas y en más de 15 individuales. Ha sido becario de la Secretaría de Cultura de Oaxaca y ha tenido varios reconocimientos. l [email protected] [email protected] Circulación certificada por el Instituto Verificador de Medios Registro No. 285 / 01 El Búho. Año 15. Abril 2014. Número 1589 Es una publicación mensual. Publicado por María del Rosario Casco Montoya. Calle Yácatas 242. Col. Narvarte. CP. 03020, Delegación Benito Juárez. Teléfono y fax: 56395910 y 56393266. Celular: 04455 20959228. www.revistaelbuho.com. [email protected]. Editora responsable: María del Rosario Casco Montoya. Reserva de Derechos al uso exclusivo: 04-2013-050811215600-203. ISSN: en trámite. Ambos realizados en el Instituto Nacional de Derechos de Autor. Responsable de la última actualización de este Número, Dra. María del Rosario Casco Montoya, Yácatas 242, Colonia Narvarte, Delegación Benito Juárez, CP. 03020, fecha de la última modificación, 24 de junio de 2013. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de la editora. Contenido Editorial Cortázar, feliz centenario El Búho 4 l De nuestra portada Rumbo a Macondo Miguel Ángel Sánchez de Armas 6 ¿Qué es la microficción? Vi jornada ferial Feria del libro de Buenos Aires Raúl Brasca 10 Muere Emmanuel Carballo y con él la gran crítica literaria Daniel Dueñas 31 Diurno a Rosario Castellanos Roberto López Moreno 33 Cuentos Herminio Martínez 36 La ópera del siglo XX (3/3) Roberto Bañuelas 42 Derecho de autor frente a dominio público Manú de Ordoñana 54 l l l l l l Confabulario Instinto suicida Jesús Yáñez Orozco 58 Siéntate a mi lado Ulises Velázquez Gil 69 Prosas frías Yurazzy 70 El maestro Roberto Bravo 72 Bitácora de una navegación efímera Ulises Paniagua 75 Cuentos Ileana Garma 83 Poemas regionales y campestres Edwin Lugo 91 Poemas Benjamín Torres Uballe 97 Aviario Poesia Haiku Elías Dávila Silva 99 Matando el tiempo Gerardo Ugalde 101 Mira José N. Méndez 104 La Habitación Harel Farfán Mejía 106 Mujer con cabello verde Fabiola Morales 107 Cabellos en el agua Juan Luis Nutte 110 Ejercicio de un hombre común Juan Mirelese 113 Cuentos brevísimos Roberto Abad 115 l l l l l l l l l l l l l l l l Letras, libros y revistas La Biblioteca de David recomienda… David Figueroa 118 La rueda de la fortuna de Helena Paz Garro Carmen Julia Holguín Chaparro 120 Gabriel García Márquez: El maestro de las letras Rafael Martínez de la Borbolla 122 Octavio Paz: La construcción del mito Jorge Daniel Ferrera Montalvo 127 El pecado más vehemente Yolitzin Jaimes Rendón 130 La única posibilidad de salvación… Karla Galarce Sosa 132 l l l l l l Apantallados Breviario sobre dos obras teatrales Dalia María Teresa De León Adam 135 l Arca de Noé Fragmentos diarios 6 Hugo Enrique Sáez A. 137 Los nuevos santos de la globalidad Martha Chapa 141 Criterios de verdad y subjetividad del informador Cirilo Recio Dávila 144 La culta polaca Héctor Anaya 154 De premios y cultura Jorge Meléndez Preciado 162 Los trancos Carlos Bracho 165 l l l l l l Para la memoria histórica (archivo coleccionable) Centenario de Julio Cortázar l Páginas centrales editorial ...Cortázar, feliz centenario J ulio Cortázar era un mago de las letras. Nació en 1914, en Bruselas y pasó su niñez y adolescencia en Buenos Aires, allí, como es normal, siguió siendo europeo, con acento porteño, usaba el lunfardo, sentía placer por el tango, los bifes, el vino tinto y admiración por Jorge Luis Borges. Ya mayor, bajo presiones políticas, Cortázar sale de su apreciada Argentina, para radicar en París y casi al final de su vida, adquiere la nacionalidad francesa sin dejar de ser profundamente argentino, como Ernesto Guevara. Cortázar comenzó escribiendo cuentos breves que pronto se alargaron hasta convertirse en novelas ambiciosas y deslumbrantes. Fue al mismo tiempo un traductor de altos vuelos que puso en magnífico castellano a Edgar Allan Poe, a quien Charles Baudelaire había dado a conocer en París en memorables traducciones al francés. Su fama como escritor se consolidó internacionalmente cuando Antonioni hizo una película extraordinaria, Blow Up, con David Hemings y Vanesa Reedgrave, basándose en un cuento suyo: “Las babas del diablo”. Con su celebridad mundial Guillermo Ceniceros El Búho a cuestas, Cortázar nunca asumió las actitudes arrogan- prioritario. Lo maravilloso es sumergirse en ese mundo tes que conceden la fama y el éxito; fue sabio y discreto. cortazariano tan coherente y lleno de posibilidades. Políticamente vivió su época y en ella, cómo no amar Julio Cortázar, como pocos escritores en la segun- a la naciente Revolución Cubana y su ambicioso proyecto da mitad del siglo XX, fue un artista que hurgaba en la de transformar al llamado Tercer Mundo: incendiar con mente humana y en la fantasía. Tampoco dejó de explorar llamas socialistas a toda América Latina, África y Asia. las estructuras literarias y llegó hasta donde otros no Aquellos momentos fueron de confusión, resultado de la se hubieran atrevido. Los resultados son portentosos Guerra Fría. Había muerto el Che Guevara y en Vietnam e inagotables. Lo que sí se manifiesta son los aires de los bombardeos norteamericanos se acentuaban. El mayo soledad y nostalgia que se pasean por toda su obra, aún 68 de París –y luego las rebeliones juveniles en Praga, en las páginas más llenas de buen humor: en un hombre EU y México–, vaticinaba una amplia revuelta contra trasterrado, la tristeza permanece y no desaparece por la sociedad de consumo. Los partidos comunistas tradi- más que las posibilidades de retorno sean una realidad. cionales mostraban resquebrajaduras y el rock and roll Julio Cortázar dejó más de una clave para ingresar se sumaba a los aires de subversión planetaria. Dentro de en su literatura, instrucciones para leerlo y una de ellas este mundo que se globalizaba alrededor de un proyecto es el libre albedrío para que el lector haga lo que le venga socialista ante la histeria anticomunista norteamericana, en gana. Por tal razón es improbable que uno se ponga los intelectuales latinoamericanos, debido a la revolu- en total armonía con otro que ha leído atentamente su ción Cubana, discutían el papel del compromiso político. obra. Si alguien del siglo XX ha de sobrevivir por siem- Las posiciones más obvias eran aquéllas que convertían pre, ése es exactamente Julio Cortázar, no importa si los al escritor en autor de panfletos al servicio del partido premios llegaron o no en la cantidad necesaria, si José o de la Unión Soviética. Cortázar mostraba una tenaz Saramago era capaz de cederle su premio Nobel o si su rebeldía ante esta postura que hoy se antoja extraña y amistad con la Cuba de Fidel Castro perjudicó su aspecto servil, pero que tenía raíces complejas. de crítico político. Fue un hombre de absoluta honestidad Es natural que uno cite Rayuela como ejemplo de ética y estética. Dominó el reino de la creación pura, por experimentación literaria, de una intensa búsqueda más que Julio Cortázar haya contado sus experiencias formal, pero asimismo en el collage La vuelta al día en personales como la pelea donde Firpo Segura derribó ochenta mundos, Cortázar inventa y recurre a la literatura a Jack Dempsey o la emoción que le producía escuchar fantástica y le da un nuevo sentido, se apoya en la escri- a Thelonius Monk, Louis Armstrong y Charlie Parker, tura automática y, desde luego, en sus recuerdos. traducir a Poe o el bello arte de caminar París, sitio que Para muchos, Rayuela es una contranovela o una antinovela, si se prefiere. En realidad definirla no es eligió para producir una literatura prodigiosa. El Búho Editorial de nuestra portada Miguel Ángel Sánchez de Armas E l jueves santo a media tarde se apagó la vida de García Márquez y comenzó el lento proceso de su canonización literaria. Eterno periodista, Gabo tuvo el gesto de morir a una hora apropiada para las ediciones del día siguiente, como lo hicieran Marcel Proust y Walt Whitman, aunque supongo que hubiera preferido evaporarse y transformarse en una neblina amnésica para no transitar el camino de Cortázar, de quien escribió que “si los muertos se mueren, debe estarse muriendo otra vez de vergüenza por la consternación mundial que ha causado su muerte. Nadie le temía más que él, ni en la vida real ni en los libros, a los honores póstumos y a los fastos funerarios”. Creo que al escribir esto sobre el Cronopio García Márquez pensaba en sí mismo. Pero como nadie tiene control de lo que pasa cuando ya no está, el viernes santo aparecieron los diarios con extensas crónicas -algunas bastante buenas- en El Búho Max Sanz reseña de la vida y obra del macondense mientras que la Editora de la Universidad Veracruzana, cuando era lo en la radio y la tevé los críticos y analistas se disputaban que fue, tuvo el honor de sacar a luz el libro… cuyos el espacio para compartir experiencias, anécdotas y vi- derechos perdió años después. vencias al lado de quien ya no podía defenderse. Desde Ya famoso el colombiano, coincidió con Valadés en luego se anunció con la prontitud del caso el indispen- una comida en Cuernavaca, creo que en casa de Garibay. sable homenaje en Bellas Artes que, imagino, su familia Al saludar al de Guaymas le dijo muy serio: “Veo que ha no tuvo más remedio que aceptar. Hasta mi casa medio publicado usted uno texto mío en El Cuento y Carmen derruida por el temblor llegaron los rumores de los de- lo anda buscando por aquello de los derechos”. Valadés clarantes profesionales pergeñando la sentencia que se sintió la muerte chiquita. ¡La feroz Balcells lo tenía en convertirá en el encabezado o el bite más recordado. la mira! Estaba a punto de perder el sentido cuando se Vaya, hasta yo mismo, que desde enero no doy golpe dio cuenta de que García Márquez estaba chanceando. por motivos existenciales, estoy aquí para reclamar mi Siempre se tuvieron aprecio. cachito de Gabo, como si se tratase de un muro de Berlín literario. Resulta que alguna noche compartí mesa con él y con Fuentes y que tengo fotos para probarlo. Resulta Ésta es mi aportación al tsunami memorioso que ya nos arrastra. La completo con lo que escribí hace justo un año, en ocasión del cumple de Gabo. Cierro el capítulo y me pongo a releer Cien años de soledad. Vale. que le mandé ejemplares de mis libros. Resulta que su “Dicen los diarios capitalinos, con La Jornada a la secretaria se comunicó conmigo para decirme, palabras cabeza, que muy temprano en la mañana el Gabo salió más, palabras menos, que o iba por ellos o serían re- a la puerta de su casa el día de su 84vo cumpleaños galados (no dijo a quién). Resulta que esto me encabritó, y juguetonamente preguntó: ‘¿Por qué tanto alboroto?’, pero resulta también que rápidamente recordé que a los chanza que puso a danzar de gusto a los admiradores, autores hay que leerlos, no tratarlos, pues si quisieran quienes cubrieron de flores al célebre aracatecano y ser populares se dedicarían a las telenovelas. además le cantaron las mañanitas. En una de mis conversaciones con Edmundo Valadés “Supongo que es obligado unirse a los fastos, me confesó con gran remordimiento que cuando García aunque debo confesar que si bien Cien años de sole- Márquez era un total desconocido quiso publicar en El dad fue un hito en mi vida libresca poco más hay en la Cuento fragmentos de Los funerales de la Mamá Grande obra de García Márquez que me mueva, salvo su trabajo y Edmundo no aceptó, pues pensaba que de alguna periodístico. Así que mis lectores perdonarán si en vez manera ofendían el sentimiento religioso del pueblo. de fraguar ingeniosos parabienes conmemorativos, re- “¡Imagínate!”, exclamó entre güisquis, “¡yo hubiera sido cuerdo lo que escribí hace exactamente 14 años sobre el el primero en publicarlo en México!” Pero no fue así y mismo autor. Vale. de nuestra portada “Gabriel García Márquez detesta las entrevistas, emplea 72 de las 411 páginas, el 17.5% del texto en letra según sé. Hace bien. Su oficio es escribir. Más libros y de 9 puntos, para llegar a conclusiones tan asombrosas menos declaraciones, eso es lo que queremos sus lecto- como que don Gabriel fue en realidad muy mal crítico res en todo el mundo. de cine, o que en numerosísimos textos anónimos en “Viene a cuento lo anterior por los borbotones de El Espectador de Bogotá y El Heraldo de Barranquilla tinta que hizo brotar el triple aniversario del escritor. pueden detectarse indicios que eventualmente llevarían Cincuenta años de periodista, setenta de edad y treinta a suponer que habría altas probabilidades de que el de Cien años de soledad, no son poca cosa para críticos joven Gabriel hubiese intervenido en su redacción. y analistas. Son fechas mágicas. O joyas como ésta (p. 53): ‘Está claro que la práctica del “Confieso que al ver en las secciones culturales reportaje le sirvió (a García Márquez) como una forma de de los diarios espacios conmemorativos brotar como preparación antes de emprender la redacción de obras hongos y escuchar en una estación sí y otra también literarias’. ¡Oh! programas dedicados al trianiversario, me apenó no es- “Algún oscuro placer debe entrañar, supongo, el tar sumado al homenaje. Después de todo don Gabriel ejercicio de rastrear y recuperar textos reconocidamente nació al mundo de las letras en pañales de reportero, menores y llegar a la conclusión de que fueron justo 67 igualito que yo. en el periodo analizado, número que crecería a 70 ‘si “Decidí pues subsanar la omisión y dedicar ‘JdO’ al se tienen en cuenta dos reportajes anónimos pero atri- tema. Busqué en mi archivo, pedí libros y ensayos, hablé buibles a García Márquez’. Que me maten si sé cómo tal con expertos e intelectuales, medité, reflexioné... y recu- muestra de cuestionable erudición beneficie a la obra. peré un sentimiento que creía olvidado desde mi paso “Leo en ‘El Ángel’ de Reforma (9 de marzo) el en- por las aulas: así como don Gabriel no simpatiza con las sayo de Carlos Rubio Rosell titulado ‘Volver a la semi- entrevistas yo no tengo maldito gusto por la hermenéu- lla: ¿Dónde nace el mundo de Gabriel García Márquez, tica literaria. por qué, de qué manera y cómo se amamantó la imagi- “¿Qué es lo que realmente interesa? ¿Leer y disfru- nación del autor de Cien años de soledad, dónde es- tar una obra o descubrir las verídicas o supuestas moti- tán las claves que engendraron esa narrativa poderosa, vaciones del autor ante la página en blanco? desbordante, alucinada, del hombre?’, y me pregunto: “Con la generosidad que le es característica, Omar ¿tener conciencia de todo eso me haría vivir y disfrutar Raúl Martínez puso en mis manos una joya de su biblio- mejor la obra? Como diría el indeciso, quizá sí, quizá no. teca para ilustrarme: Entre cachacos-1, volumen III de En todo caso, ¿importa? Puedo citar de memoria pasajes no sé cuantos editados en 1983 para analizar la obra del enteros de Cien años de soledad, obra que conocí en la aracataqueño (¿así se dice?). En el libro, Jacques Gilard primera edición que llegó a México, la de Sudamericana, El Búho con la portada azul de las carabelas. El libro me man- no podía venir de otra cosa sino de ahí, de esos años que tuvo sin dormir durante meses. Lo leí y releí como creo fueron decisivos para que surgiera el escritor que (GGM) ninguno otro desde entonces. Me enamoró fatalmente, es, dice Dasso Saldívar ’, quien, nos informa un poco al extremo de que no ha habido otro de don Gabriel que más adelante Rubio Rosell en el artículo citado, invirtió me haya provocado ni un pensamiento de infidelidad. nada menos que 20 años de su vida en una biografía ¡Al carajo las oscuras motivaciones del escribidor frente de don Gabriel. Lástima que nadie le haya informado a la hoja en blanco! Choquemos las copas por la existen- al señor Dasso que no sólo García Márquez, sino todos cia de la obra entre nosotros y todo lo que ella nos dio. los humanos, tenemos el germen de nuestro humus (?) “El mismo Rubio Rosell nos convida con otro esplén- en ese periodo crítico de la vida. En fin. Yo regreso a leer dido ejemplo de cómo se puede retroalimentar y enredar Cien años... y me vale que el mentado humus haya sur- hasta que la materia del análisis quede irreconocible in- gido en los diez, veinte o treinta primeros años de GGM. cluso para el autor que la parió: ‘El germen, el humus El libro, la obra, ya es mía.” de todo ese portento (García Márquez, of course) está Tuit: @sanchezdearmas Blog: www.sanchezdearmas.mx Si desea recibir Juego de ojos en su correo, envíe un mensaje a: [email protected] en sus primeros diez años de vida. Y su mundo literario Luis Garzón de nuestra portada B Raúl Brasca revísima, sin vueltas, precisa, infalible, demandante, algunas veces conmove- dora, en la mayor parte de los casos irónica, oportunamente cáustica y aspirante siempre a la poesía, la microficción es cada vez más la forma adecuada de expresión de la contemporaneidad. Nunca en la literatura se concentró tanta intención en tan poco espacio. Es un modo que en pocas palabras esconde un silencio enorme, tanto o más significativo que ellas: el silencio de lo que no se puede o no conviene decir. Hablo del silencio Gelsen Gas provocativo que obliga al lector a involucrarse con sus conocimientos y a asumir, mucho más que en otros géneros, el sentido que le da a lo que acaba de leer. Ya está instalada en la literatura, se han hecho siete congresos internacionales sobre ella y, sin embargo, no pudo ser domesticada. Se propaga 10 El Búho como un virus, sobre todo en los medios electróni- Persistencia cos y, también como un virus, muta de una forma Lo soñé de espaldas y de costado, me soñó encor- a otra. Algunos dicen que es un híbrido, otros que vada, enmascarada. Lo soñé distinto, me soñó es- ella sabe perfectamente su identidad pero que tiene condida. En el último sueño quedamos en encon- habilidades camaleónicas. Lo cierto es que parece trarnos, despiertos, en un bar de la calle Anchorena. contar una historia y termina en una reflexión, Fue difícil reconocernos, hacía frío, nos aburrimos, parece un microensayo y resulta una humorada, pa- no nos gustamos y de común acuerdo decidimos no rece desatar una ambigüedad y la hace mayor. Es volver a encontrarnos. Y sin embargo, ya ves. hija del humor sin atenuantes, de la impertinencia, del espíritu combativo y, también, del alto sentido Criadero de la belleza latinoamericanos. Esta descripción re- De día me ocupan los roperos, de noche se pelean sulta de la imposibilidad de definirla. con los mosquitos. Lárguelos, pobres bichos, me dice la portera. Los vecinos se quejan a la administración. Imposible tenerlos en mi departamento: MICROFICCIONES LEÍDAS EN LA VI JORNADA FERIAL DE MICROFICCIÓN para darse el lujo de criar vampiros se necesita una casa con jardín. Feria de Libro de Buenos Aires, 8 de mayo de 2014. Los confabulados y los otros Ana María Shua Los amantes se confabularon. Ya no habría obstáculos para su amor. Una inteligente dosis de veneno Contar Estrellas de cobra puede confundirse en sus efectos con Para ayudarme a conciliar el sueño, cuento las es- los de un escape de gas. Después vino la lectura trellas. Faltan cuatro, entre ellas un lucero de los de los testamentos. Los amantes, repentinamente más valiosos que me vi obligada a empeñar para enriquecidos, dejaron pasar un lapso prudencial comprar esos ineficaces somníferos. antes de decidirse a vivir juntos. Los esposos infieles, en cambio, fueron enterrados inmediata- Mirada mente en la misma fosa. Antes de irme a dormir, miro siempre debajo de la cama para constatar la presencia de esos tres ojos rojizos y familiares que me devuelven, tranquilizadores, la mirada. Cuerpos nada más Peter pan intenta vanamente pegarse su sombra con jabón. Wendy la cose a sus pies. En infinidad de de nuestra portada 11 René Avilés Fabila fábulas menores, los personajes pierden su sombra o luchan contra ella. Con la tranquila certeza de que los cuerpos no son más que un efecto del interjuego No nos olvidemos mutuamente entre la oscuridad y una fuente lumínica, hasta las Nunca olvidaré los ojos fríos del hombre que con- sombras chicas se mofan de tan ridículas historias. ducía a toda velocidad e irresponsablemente su automóvil: fue un impacto brutal y mi cuerpo quedó destrozado, del mismo modo espero que él jamás olvide los míos, abiertos por la angustia, el dolor y la desesperación de la muerte. El hombre infeliz Siempre detesté la felicidad. No hubo día en que no batallara contra su estúpida sonrisa y sus manifestaciones rudimentarias y prosaicas. Hoy al fin logré eliminarla de mi vida mediante un pistoletazo muy preciso en la sien. Precisión Miró con atención el reloj: las tres de la mañana. Poco después, vio que seguían siendo las tres. Finalmente, el sol brillaba, pero seguía mirando que eran las tres. No cabía la menor duda: fue la hora en que murió. El náufrago Desesperado, con la historia más soberbia posible en su haber, el náufrago, desde su isla solitaria en el Pacífico, arrojó la botella Leticia Ocharán 12 El Búho al mar: alguien la encontraría y al fin se sabría su prodigiosa y larga odisea en busca de las sirenas. “Pero ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?” Sonriendo satisfecho, se acomodó lo mejor posible Cuando Dios recibió los resultados del censo celes- para esperar la muerte en soledad absoluta. Fue afor- tial, entre asombrado e indignado, preguntó: ¿Nin- tunado, jamás se percató de que había que poner- guna virgen, teníamos once mil? Sí, señor, repuso le tapón a la botella. tímido el arcángel que llevaba los datos, pero eso fue antes de que llegara Casanova. Juramento Lo juro, nunca me acosté con él. Siempre hicimos Los fantasmas y yo el amor de pie. Siempre estuve acosado por el temor a los fantasmas, hasta que distraídamente pasé de una habi- Perversiones tación a otra sin utilizar los medios comunes. La correspondencia y las autobiografías son como el espejo: un invento perverso para desatar la vanidad. Débora Benacot* La pareja ideal Los simuladores Era una pareja de varones homosexuales, realmente Con el propósito de ocultar a la ciudadanía que la dispareja: Jorge, joven y guapo, Marcos, feo y viejo. teletransportación ya es un hecho, se ha montado Esa noche decidieron asistir a una fiesta de dis- un sofisticado mecanismo de realidad virtual en fraces. Ambos optaron por ir como Dorian Gray: el todos los aeropuertos. En la pista, los despegues primero era el personaje, el segundo su retrato. y aterrizajes son puro despliegue hollywoodense. Hay proyecciones holográficas alrededor de las Crimen o suicidio aeronaves, los vuelos se fingen como en un parque Nos guste o no, Jesús -que sabía perfectamente su de diversiones, pilotos y azafatas son actores entre- destino- optó por el suicidio. nados que han firmado confidencialidad absoluta. La torre de control orquesta la farsa. Los pasajeros El criador de cuervos llegan a destino por efecto de la teletransportación Aquel buen hombre nunca le halló nada de negativo sin sospechar el engaño. Muy pocos conocen este a criar cuervos: era ciego. secreto de Estado. Y muchos menos saben que, finalmente, todo es una artimaña para ocultar a la de nuestra portada 13 población que lo que todavía no se ha logrado in- Los que aguardan ventar son los aviones. Godot llega a los diez minutos de comenzado el primer acto, pero como Estragón y Vladimir nunca Ciclo natural lo han visto, son incapaces de reconocerlo y siguen Nació, creció, se reprodujo y murió. No hizo nada esperando. emocionante ni original con su vida ese robot. *Débora Benacot. Los textos pertenecen a Escrito Buenos vecinos en un grano de arroz (Fundíbulo Ediciones, 2014), La del departamento de abajo viene a reclamar por excepto “Los que aguardan”, extraído de Con la lite- ruidos molestos. Es que tengo dos niños pequeños ratura no se juega (Macedonia Ediciones, 2012). e inquietos que están en la edad de descubrir todo, de andar por la casa moviendo muebles, tropezan- David Slodky do, tirando juguetes al piso, mis angelitos. Entiendo su queja, señora, pero qué pretende, ¿que vuelen? Dibujitos Después de prometerle que haremos lo imposible Escuchan nuevamente los gritos. por disminuir el bochinche, la vecina se retira. Miro Se miran, calladamente. a mis hijos y les digo que para no tener más pro- Vuelven la vista a la pantalla. Jerry sigue esca- blemas con la señora del 4to A, siempre y cuando pando alegremente de Tom. las cortinas estén cerradas, y sobre todo en horas Un portazo. Escuchan llorar a mamá. de la siesta, haremos una excepción y podrán usar Se ensimisman ahora en el correcaminos que sus alitas. hace beep beep. Se abre la puerta. 20 de Julio Hoy quedé en juntarme en la peatonal con un amigo invisible y otro imaginario. Espero que aparezcan. —Chicos -dice papá-: mamá y yo tenemos que hablar con ustedes. Levantan la vista. Mamá tiene los ojos hinchados. Por conveniencia —Y tú, Balsámico: ¿Aceptas a Oliva por esposa, para —¿Puede ser después que terminen los dibujitos? —dice el menor. amarla y respetarla durante toda la vida? —Sí, “aceto”. —Responde el novio, convencido de La valija que no cualquiera llega extra virgen al matrimonio. Se fue al atardecer, con el alma en un puño. 14 El Búho Al día siguiente, pasada la noche mitad insom- y n-n-no voy a s-s-s-salir hasta q-q-que dej-j-je de nio y mitad pesadilla, volvió. Temblando, buscó tarta-tarta-tartamudear. Y d-d-de hacerme p-p-pis la nota donde seguramente ella le diría que no se en la c-c-cama. la preparó, que no se fuera, que la esperara, que Ya no tartamudeo. Mamá me dejó salir. Ojalá esta tenían que hablar, que no podían tirar así años noche no me haga la pis. de devoción. -¡P-p-p-pero n-n-no m-m-ma-má! ¡No me de-j-j-jés Miró absorto su ropa, cuidadosamente doblada en la valija. Se sintió desfallecer. Ella estaría en su en la casa d-d-del t-t-tío! ¡P-p-porque n-n-no q-qq-quiero! trabajo, allí, donde conoció al otro. Ya sin alma se fue, con la valija en un puño. La vida Ella pensaba: “Ya va a cambiar”. Él pensaba “Ya se Ceremonias le va a pasar”. Es terrible, sí, pero siento alivio… Su locura me Cuando las Bodas de Oro, ella pensó: “Ya es exasperaba. Lavarse las manos 80 veces por día, tiempo de que cambie”, y él pensó: “Ya es tiempo levantarse 6 veces cada noche para asegurarse que se le pase”. que la puerta esté con llave, sus extrañas ceremonias con los fósforos antes de encender la cocina… ¡Me era insoportable ya! Ayer se fue. Por un mes voy a dar dos vueltas a la silla antes de sentarme, para asegurarme que no vuelva… El tío ¡Ma-ma-má se enojó mumu-mucho conmigo! P-pporque tarta-tarta- tartamudeo. Me-me-me encerró en mi mi-mi- cuar-cuar-cuarto Peter Saxer de nuestra portada 15 ¡Ay, pena..! un segundo después deja su despacho y parte dis- Apenas despierto, a penas despierto. parado a la calle. Imposible detenerlo, siquiera con la policía. Roberto Perinelli Provisto de la agilidad de los felinos y de la fuerza de los gorilas, trepa árboles, escala muros y repta Actos que crean hábito 1 subrepticio por techos altísimos. Cuando entra en Las noches de luna llena el doctor se convierte en las viviendas, metiéndose por las ventanas, viola a bestia: el cuerpo se le cubre de un vello oscuro y cuanta mujer encuentra a su paso. las uñas le crecen tanto como los colmillos. Apenas Las noches de luna menguante el doctor no padece de ese mal y encuentra dificultades. Le cuesta encaramarse a las paredes, se fatiga con solo correr unos pocos metros y ya sin fuerzas para someter a las mujeres, se cuela en las casas para ser fácilmente molido a palos por los maridos. Adulterio 2 El hombre, desconfiado, decidió vigilar más de cerca al gallo de su vecino. Le pareció que lograba resultados, que como consecuencia de esta actitud el ave se llamó a sosiego. Empero fue engañado otra vez, apenas habían pasado tres días de estrecho control cuando la esposa del hombre volvió a poner un huevo. Óscar Dave 16 El Búho Prudencia Un grupo de destacados intelectuales, se distra- La señora confundió el vinagre con el arsénico, y jo de la tarea de salvar con el pensamiento un país mató a su marido. Desde entonces pone más cuida- en ruinas, para dedicarse a convencer a los gallos, do en la cocina, no sea que alguna otra distracción que, si acaso lo leyeron, rechazaron el documento le traiga problemas importantes. elaborado. La noche seguía, las usinas colapsaron ante la Placebo necesidad de iluminar durante veinticuatro horas El león sufría de caries. Cuando el dolor de muelas tantas casas y tantas ciudades, se agotaron las pi- lo atormentaba, tomaba cita en el consultorio de al- las, las baterías y los faroles de kerosén. gún odontólogo, y se devoraba al dentista. Un simple ciudadano de un país que no quedó registrado, desprovisto de saberes científicos pero Erudición que había leído Lisistrata, habló con las gallinas y A Catalina Wainerman terminó con el conflicto. Shakespeare le hace decir a Hamlet que el gallo es la trompeta de la mañana. Y desde el siglo XVII hasta Pregunta ahora fue así, hasta que los gallos, todos los gallos, (Actos que crean hábito, 2014). declararon la huelga, se callaron y, claro, dejó de Actores: Burzomi y Muente amanecer. En medio de la noche eterna, tomaron inter- MUCAMA: ¿Qué desayuna el señor embajador? vención, sin éxito, los institutos bromatológicos y EMBAJADOR: ¿Cómo…? Ah, sí. Todas las mañanas las cátedras de zoología de varias universidades las comienzo tomándome un buen vaso de leche europeas. descremada. La uso para tomar los remedios. Así, Luego fue la UN la que quiso conciliar, pero su gestión de persuasión terminó en fracaso. de un sorbo. Con ese líquido me tengo que tragar cinco píldoras. También quiero tres huevos fritos, si Cientos de primeros ministros, presidentes, es posible de yema grande. No sé si en este país reyes y hasta un emperador asiático que, petróleo existe esa clase de huevos, pero si usted los con- mediante, ofreció una recompensa de millones de sigue, mucho mejor. Si son de yema pequeña me dólares, se sumaron al diálogo para terminar con fríe cuatro, tres sería muy poco. También quiero el asunto. Los gallos desoyeron a tanto mandatario un tazón de fruta cortadas en trozos, bien bañados y también a las súplicas que desde un oscurecido con yogurt. Prefiero el de vainilla o el de durazno. San Pedro les envió el Papa. Odio ese yogurt que se hace con frutas del bosque. de nuestra portada 17 La verdad es que ignoro si existe en este país, pero nada más que un poco, eh. ¿Jugo de naranja? Bue- ni se le ocurra servírmelo, no me gusta. En ese caso no, si usted tiene unas naranjas a mano y las quiere prefiero la fruta sola. Ah, por favor, nada de fruta exprimir… Solo un vasito. ¿Le pedí agua? No, no le enlatada. Fruta fresca, arrancada del árbol, corta- pedí. Una jarra llena, con hielo. En este país hace das en trozos, lo más chicos posible. Me fastidia calor desde la mañana, así que el hielo es obligato- eso de masticarme pedazotes de manzanas de este rio. ¿Tiene usted algo que aportar, algo rico para el tamaño. Se lo digo porque alguna vez lo tuve que desayuno? Propóngame señora, a lo mejor en este sufrir, por eso. Puede suspender los tres huevos fri- país se cultiva algo que yo no conozco y… ¿Qué de- tos cuando le parezca, pero, por favor, me los reem- sayunaba mi antecesor? plaza por cuatro rebanadas de tocino bien grueso, MUCAMA: Una taza de té con dos gotas de leche. fritas en aceite de… Bueno, en el aceite que se le Eduardo Gotthelf ocurra, el que tenga a mano. Quiero que me sirva tres o cuatro rebanadas bien gruesas, señora, más o menos de este espesor. Suelo comer panqueques Equivalencia de chocolate, dos, tres, cuatro. Aquí viene mi parte Desconsolado por la temprana muerte de su espo- golosa. Por eso también me gustan las mermeladas. sa, a los seis meses de casados, recorrió el mun- Me unta con una buena mermelada algunas rebana- do en busca de mujeres de similar aspecto, edad, das de pan de molde. Puede prescindir de la man- educación y carácter. Eligió a la más parecida, la teca, no me enloquece, pero que nunca me falte la enamoró y se casó con ella. Seis meses más tarde, miel, por favor, miel untada en el pan o bien cho- la nueva esposa también se suicidó. rreada en algunos de los panqueques. Sin exagerar, señora, chorritos de miel aquí y allá, pero la miel Profecías no me debe faltar. Desde ya que me tiene que traer “El sábado habrá una gran fiesta en casa de los una cafetera de café negro bien llena. Soy capaz González”. Lo dijo y repitió por todo el pueblo. Na- de tomarme hasta cinco tazas. Con edulcorante, die sabía de ese festejo, ni siquiera los González, es el único caso en que no uso azúcar. Con el café pero todos se prepararon, incluso los González. La no uso azúcar, edulcorante. Ah, me estaba olvidan- fiesta fue un éxito. “El domingo, Bernal será elegido do. Le pido que el pan de molde no esté gomoso. alcalde por amplia mayoría”. Lo dijo y repitió por Si usted lo siente gomoso, así, que se aplasta con todo el pueblo. Como nadie quería votar un perde- los dedos como si fuera de goma, le da un pequeño dor, Bernal arrasó en las urnas. “El martes, en la golpecito de horno, de modo de tostarlo un poco, plaza, habrá una balacera entre bernalistas y anti- 18 El Búho (ganadora del concurso Paréntesis) bernalistas”. Lo dijo y repitió por todo el pueblo. tos la representa. Es la demostración matemática Al amanecer de ese día, oficialistas y opositores, del notorio avance de la nada. con insignias cosidas en las mangas, comenzaron a llenar la plaza en silencio. Todos llevaban armas. Eterna juventud (Paraísos paralelos, 2013) Números binarios 2 Actores: Burzomi y Muente En el sistema arábigo o decimal, los dígitos del 1 al 9 representan algo, y uno solo, el cero, representa la —Mi papá se volvió a casar a los sesenta, y me dijo nada. En los números binarios, en cambio, un dígito que si uno quiere mantenerse en forma, tiene que representa algo (el uno), y otro representa la nada acostarse con una mujer veinte años más joven. (el cero). Es decir que antes sólo el 10% de los dígi- Yo no hice más que seguir al pie de la letra su con- tos representaba la nada, y ahora el 50% de los dígi- sejo. ¿Por qué me trajeron esposado? Alonso de nuestra portada 19 Guillermo Bustamante Zamudio —Acá las preguntas las hago yo. ¿Nombre? —Fabián Quiroga. —¿Edad? Continuidad de “la continuidad de los —Veintiocho. parques” En el cuento «Continuidad de los parques», de Cortázar, un hombre retoma la lectura de una novela y se deja interesar lentamente por la trama. Se acomoda en su sitio preferido: el estudio que mira hacia el parque de los robles, de espaldas a las posibles interrupciones que entrarían por la puerta; los cigarrillos, a la mano; el si¬llón es de terciopelo verde y alto respaldo. En la novela, unos amantes planean matar a alguien; ella sigue la senda que va al norte, él sigue los puntos de un plan estrictamente establecido que, paso a paso, lo llevan al cuarto donde está su víctima: un hombre que lee en un sillón alto de terciopelo verde, de espaldas a él, que entra por la puerta. Hasta ahí se contó. Pero la cosa continúa. El hombre que lee esa descripción no tiene más remedio que sentirse aludido. Levanta los ojos. Piensa: «¡Pero si es una ficción! Esto es una coincidencia». No obstante, una incomodidad que no pasa por la razón lo hace girar para comprobar que nadie más hay en el lugar. Algo triunfante, vuelve al texto. Allí dice que la víctima detuvo la lectura un momento, Aída Emart 20 El Búho y que volvió la cabeza para exclamar con tranquili- gárrulo! ¿Acaso hay necesidad de decir “cuando dad: «No hay nadie». El amante avanza hacia la víc- despertó”? Con sólo expresar “Despertó”, queda tima, puñal en mano. implicada la circunstancia temporal, inútilmente Ahora, el hombre que lee está razonablemente repetida por el adverbio. De manera que sería me- seguro de que es una situa¬ción idéntica. Mira de jor: “Despertó. El dinosaurio todavía estaba ahí”. manera intempestiva hacia atrás, pero nada ve. El Aunque preferible, esta frase sigue malgastando temblor del humo del cigarrillo que prende es im- vocablos. Por ejemplo: “todavía estaba”, ¿no es lo perceptible. El pequeño temor crece, pero no de- mismo que “permanecía”? Así, el famoso relato que tiene la curiosidad: ¿qué pasará con los amantes? hace gala de su falsa brevedad quedaría mejor es- Entonces, lee. Lee que la víctima nuevamente se crito si sólo fuera así: “Despertó. El dinosaurio per- ha girado hacia la puerta, ha encendido un ciga- manecía ahí”. Ahora bien, si permanecía, se supone rrillo y, tras un corto titubeo, ha retomado la lectura; que es en un sitio; es preciso no subestimar al lec- que el amante avanza en silencio y está a un paso de tor. Esta vez es la circunstancia espacial en la que consumar el asesinato. El hombre que lee se pone ociosamente redunda el adverbio, dilapidando los de pie, busca en el estudio, mira hacia los robles, recursos lingüísticos. Así, el relato quedaría mejor no entiende. Duda en seguir le¬yendo. Pero, ¿por si dijera: “Despertó. El dinosaurio permanecía”. qué dudar? ¡La situación es ridícula! Se sienta y Ahora bien, que un dinosaurio permanezca es una continúa. La novela cuenta que el hombre que lee situación trascendental, como para subordinarla ha deambulado por el cuarto, como buscando algo al sueño del personaje. Ése es el hecho destacable, y, finalmente, se ha sentado de nuevo. El amante le- así no hubiera estado dormido (igual habría dado si vanta la mano armada. El hombre deja de leer, sien- indicara “Cuando regresó, el dinosaurio todavía es- te un peso inconmensurable; vuelve a las páginas. taba ahí”). De manera que basta con “El dinosaurio En la novela dice: «El hombre deja de leer, siente un permanecía”, que es la esencia del cuento, en tres peso inconmensurable; vuelve a las páginas». Cierra palabras y no en esas derrochadoras siete de las los ojos; retoma el texto: cada palabra, cada letra, que tanto se ufana la tradición micro-cuentística. aproxima más el arma, que se detiene sólo cuando No obstante, para expresar lo justo, todavía sobran levanta la cabeza para comprobar que no hay nada. voces. Cuando algo se enuncia, se le supone permanencia —no otra cosa es el signo—, y sobre todo Verdadera brevedad cuando cuenta con el peso otorgado por el sustan- “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba tivo. De tal manera, cuando se dice “El dinosau- ahí”… ¡qué desperdicio de términos, qué autor tan rio”, se afirma que permanece. Y, finalmente, para de nuestra portada 21 qué especificar con ese artículo definido algo que Ventura ii se impone como un universal. En lugar de agregar, Mirando su mano con ojo experto, en unos segun- tal elemento le resta importancia al acontecimiento. dos la gitana dedujo: Suficiente sería, entonces, decir “Dinosaurio”, que es todo un micro-relato de ficción. —Vivirás vicisitudes próximas a la muerte y, sin embargo, tendrás una larga vida. Alguien podría pensar que en él sobra “saurio” A él le molestaba que, frente a las contingencias y que “Dino” sería suficiente, pero no hay que ser de la vida, alguien pudiera ubicarse con semejante exagerado en estos temas y es bueno dar ciertas li- certeza. ¿Valía la pena una vida cuyo sentido y du- bertades al creador. ración estuvieran predeterminados? Para demostrar que tales augurios eran puras habladurías, resolvió quitarse la vida, ahí mismo, frente a la gitana. Se lanzó por la ventana, pero cayó como si sólo hubiera dado un paso. Entonces, recorrió, uno a uno, los expedientes de quienes se propinan la muerte, pero siempre salió ileso, sin un rasguño. Y así, intento tras intento en vano, vivió una larga vida. Martín Gardella El show debe continuar Lo crucificaron diez veces. Y él resucitó otras tantas. Pero un día el gobierno decidió suspender esas ejecuciones inútiles, alegando problemas de presupuesto. Ante semejante decepción, el resucitado debió buscar nuevos Enrique Zavala 22 El Búho métodos que extendieran su calvario. Desde hace naba el pequeño cartel colgante sobre la parrilla, en años, solicita que lo claven en la cruz hasta morir, homenaje a los sabios versos del Martín Fierro. para volver a la vida algunos días después. Sus seguidores todavía se sorprenden con el Y el cocinero obediente, sin darse cuenta de la transformación, arrojó sobre las brasas a Gregorio Samsa. milagro. Es la atracción más aplaudida en el circo itinerante. En la cancha se ven los pingos El partido definitorio se jugaría en nuestra ciudad, Tal para cual y especulábamos que eso nos daría una importante Aquel monstruo era un tipo romántico. No le gusta- ventaja deportiva, ya que el equipo contrario venía ba asustar a las mujeres, pero tampoco podía evi- de muy lejos. tarlo. Era tan feo que no lograba acercarse a una Nos equivocamos al pensar que, por su aspecto, dama, sin que ella huyera por el espanto. Pero en- los rivales serían unos burros en el juego. Las dos contró el amor en una mujer ciega. Ella no sabe de piernas extras que poseía cada jugador de la visita, su fealdad porque jamás lo ha visto. Pasa las noches dotadas de una velocidad y habilidad muy pocas besando sus dos bocas, mientras lo estruja contra veces vista, resultaron ser un atributo demasiado su redonda anatomía, con la fuerza insoportable de ventajoso para este tipo de competencias. sus seis bracitos. Aquella tarde triste, sin que pudiéramos hacer nada para evitar la derrota, el equipo de “Centauro’s El último pasajero Football Club” nos mandó al descenso. Las primeras gotas comenzaban a golpear el recepJuan José Pano táculo y la lista aún tenía un casillero sin tildar. Antes que fuera demasiado tarde, el hombre descendió Mesa sobre futbol la improvisada escalera hasta la extensa llanura y Partido internacional jugado en la Feria abandonó la nave en búsqueda del viajero rezaga- del libro do. Tras unos minutos que parecieron horas, ante la Mueve Maupassant, pisa Pizarnik, amaga Sara- atónita mirada del resto de las especies, Noé volvió mago, amasa Dal Masetto, saca Sacomanno, pone al arca empapado y blasfemando, cargando a la tor- Poniatowska, se viene Benedetti, amasa Macedo- tuga por el cogote. nio, embala Valadés, saca Saki, corta Cortázar, baja Bajarlía, escapa Caparrós, gira Girondo, emboca El asadito Boccanera, sale Salinger, esquiva Esquivel, marca “Todo bicho que camina va a parar al asador”, orde- Márquez, pita P.I.T. Final. de nuestra portada 23 Menage a trois elude al arquero rival y toca suavemente a la red... Metió el gol, se sacó la camiseta y dejó al descu- ¡gooool! ¡gooool! bierto una musculosa blanca blanca con letras ne- Perdón: regresemos a lo nuestro. El juego (para gras que decían: te amo, Alelí y se sacó la musculosa cerrar la comparación) lo reinicia el rival. A ver usted, blanca y mostró una camiseta roja con letras ama- agarre la pelota y escriba algo... rillas que decían te amo Linda y se sacó la camiseta roja y le mostró a las cámaras de la televisión la Anillo camiseta azul con letras blancas que decían mono- Apenas comenzado el partido tuvimos el primer gamia las pelotas. encontronazo. Ahí le vi el anillo. Sobre el final del primer tiempo convirtió un gol, de penal, y vi que se Juan Romagnoli lo besaba. En el segundo tiempo volvimos a chocar, sin consecuencias. Faltando pocos minutos me en- Futbol y microficción frentó con pelota dominada: Lo crucé fuerte, mal, Se puede empezar escribiendo una frase que nos y ambos caímos. Yo me levanté y seguí. Ni se dio guste, presentando la acción de un personaje, plan- cuenta de que le faltaba el anillo. Pero ella sí lo no- teando una situación concreta; en fin, las posibili- taría, estaba seguro. dades son innumerables. Para mayor claridad bien Laura Nicastro vale una comparación: Escribir ficciones es como el futbol: una novela se asemeja a un torneo; un cuento es como un partido especial, digamos un clásico; El braian una microficción se corresponde con la breve se- La cosa es que de unos meses a esta parte el Braian cuencia de un gol. Y podríamos agregar que la poe- ya no está tan contento como bien al principio. ¡Que sía podría tener que ver con un gol logrado tras una no me vaya a salir como el padre! Casi, casi, lo tengo bella jugada colectiva o de inspiración individual. que empujar para que entrene en el potrero con to- El relato comenzará ortodoxamente en la de- dos colgados del alambrado, mirándolo; ahora dice fensa. Un marcador lateral recibe la pelota de su que le da vergüenza. Cambió desde la vez aquella arquero y prolijamente la entrega a un centrocam- que perdieron, ¿sabe? cuando no pudo parar los pista. La pelota circula por el centro del campo para goles. Fue justo la noche que me trajo un montón distracción del rival. En un momento inesperado es de billetes arrugados y los puso sobre la mesa. Me entregada con maestría a un delantero, quien rápi- contó que le debían de los otros partidos. Mire, damente burla a la sorprendida defensa contraria, si usté me vuelve a decir que le pagan para perder, 24 El Búho no le hablo más porque el Kiri, el dueño del clú, no ¿qué quiere que le diga?, quiero verlo contento de es esa clase de gente. No le voy a decir cuánto trajo nuevo, que vaya a entrenar silbando, como antes. el Braian, pero si sigue así, por ahí podemos irnos Si justamente el Kiri me lo vino a buscar porque dijo de la villa. Con lo que traiga él más lo que yo venda que tenía talento, que no importaba que fuera chi- de sánguches en la cementera, salimos (una pre- quito y flaco, que podía ganar mucha plata. Y el otro fabricada en Varela me alcanza y sobra) y por ahí día, ¿se imagina?, me dice el Braian que cuando vuelven la Yénifer, el Matías Orlando -que quién no cumpla los once se va a ir a trabajar a la cementera, le dice lo encarrilamos entre todos-, y la Yeraldín que ya arregló con el capataz. (cuando sepa dónde anda) y podamos tomar mate y comer torta frita todos juntos. Pero esa noche, la del Paravalancha montoncito de billetes, ¡qué raro! lo escuché llorar Él, ejecutivo en una multinacional, batía el bombo al Braian -llorar con ganas- hasta que aclaró. Y yo en medio de la hinchada. Regresaba a casa traspi- Jesùs Anaya de nuestra portada 25 rado, ronco de gritar, la ropa desgarrada. A Eva, su con sus amigos, pero platea. El bombo sonaba ague- mujer, le gustaban la ópera, las conferencias, los rrido. Sintió nostalgia. Quien lo batía, en medio de la desfiles de moda y el sushi. Se divorciaron. hinchada, tenía una gran vincha roja, blanca y negra Él dejó de ir a los partidos. Acostumbrado a que que le tapaba media cara. De a ratos, el sonido ca- los enfrentamientos con su cónyuge le inflamaran llaba y su dueño se subía al paravalancha, vocife- la adrenalina y llegara al tablón enardecido, ahora rando floridos insultos contra las madres, herma- le faltaba estímulo. Pasó un año y fue a la cancha nas, hijas y cuñadas de los adversarios. Lo bajaban a manguerazo limpio. El bombo volvía a sonar. El hombre pidió un largavista. ¡Era Eva! Esta vez ya no le importó el resultado de la contienda. La buscó a la salida. Se abrió paso a codazos hasta llegar a ella y rogó, trémulo como un niño de jardín frente a su maestra: volvé a casa. Eva lo midió con el ojo derecho (se le había deslizado la vincha y le tapaba el ojo izquierdo), escupió por el costado (él registró un incisivo ausente sin aviso) y graznó: salí de áhi, esto es más divertido que jugar a las visitas con vo’. ¡Vamo’ muchachos! Se alejó, balanceo de pato, sudorosa, en medio de la hinchada que subía a un colectivo destartalado cubierto con los trapos del equipo. Marco Denevi Microteatro No hay que complicar la felicidad (Falsificaciones, 1961) Actores: Burzomi y Mitidieri Un parque. Sentados bajo los árboles, ella y él se besan. Octavio Ocampo 26 El Búho EL: Te amo. EL: ¿Dónde? ELLA: Te amo. ELLA: Allí, detrás de aquellos árboles. Vuelven a besarse. EL: ¿Qué hace? EL: Te amo ELLA: Nos espía. También él es celoso. ELLA: Te amo. EL: Iré en su busca. Él se pone violentamente de pie. ELLA: Cuidado, quiere matarte. EL: ¡Basta!, ¿Siempre lo mismo? ¿Por qué cuando te EL: No le tengo miedo. digo que te amo no contestas que amas a otro? Él desaparece entre los árboles. Al quedar sola, ella ELLA: ¿A qué otro? ríe. EL: A nadie. Pero lo dices para que tenga celos. Los ELLA: ¡Qué niños son los hombres! Para ellos, hasta celos alimentan el amor. Despojado de ese estímulo, el amor es un juego. el amor languidece. Nuestra felicidad es demasiado Se oye el disparo de un revólver. Ella deja de reír. simple, demasiado monótona. Hay que complicarla ELLA: Juan. un poco. ¿Comprendes? Silencio. ELLA: No quería contártelo porque pensé que su- ELLA: (más alto) Juan. frirías. Pero lo has adivinado. Silencio. EL: ¿Qué es lo que adiviné? ELLA: (grita) ¡Juan! Ella se levanta, se aleja unos pasos. Silencio. Ella corre y desaparece entre los árboles. ELLA: Que amo a otro. Al cabo de unos instantes se oye el grito desgarra- EL: Lo dices para complacerme. Porque yo te lo dor de ella. pedí. ELLA: ¡Juan! ELLA: No, amo a otro. Silencio. Después desciende el telón. EL: ¿A qué otro? ELLA: No lo conoces. JURAMENTOS DE UNA PERJURA - Acto VII Un silencio. Él tiene una expresión sombría. (Parque de diversiones II, 1979) EL: Entonces ¿es verdad? Actores: Muente y Mitidieri ELLA: (dulcemente) Sí, es verdad. Él se pasea haciendo ademanes de furor. En Cornualles, a orillas del mar. Entran por distintos EL: Siento celos. No finjo, créeme. Siento celos. laterales el Rey MARKE e ISOLDA. Quiero matar a ese otro. MARKE: Isolda la rubia. Bienvenida otra vez a Cor- ELLA: (dulcemente) Está allí. nualles. de nuestra portada 27 ISOLDA: Rey Marke, señor y esposo mío. Bienveni- ISOLDA: Claro que… ahora que me acuerdo… Sí, do otra vez a mis brazos. hubo otro hombre. Se abrazan. El rey MARKE deshace rápidamente el abrazo. MARKE: No es que vuelva a las andadas. Pero ¿estás MARKE: ¡En qué quedamos! ¿Abrazaste a otro hom- segura de que nunca abrazaste a otros hombres? bre? ISOLDA: Jamás. ¿Quieres que lo jure? ISOLDA: ¿Acaso no lo viste con tus propios ojos? MARKE: Conste que la idea fue tuya. Hace un momento, cuando bajé el navío que me ISOLDA: Ningún inconveniente: ¡Lo juro! trajo de vuelta a Cornualles, un marinero me tomó MARKE: De todos modos me sacas un peso de en sus brazos para que yo no me mojara los pies. encima. ¿Lo viste o no lo viste? Se abrazan, El rey MARKE ríe, la abraza. MARKE: ¿Un marinero? ¡Inocente criatura! ¡Mujer angelical! ¡Dulce prenda mía! Permanecen abrazados. ISOLDA mira al público y se sonríe. Javier Tomeo Molinos o gigantes (Según el CAPÍTULO XXIV, del libro Historias mínimas) Actores: Burzomi y Mitidieri Aldea y páramo. Sol de ocaso. PADRE e HIJO están sentados en la linde del camino que conduce al cementerio. Sobre la tierra húmeda, los gusanos avanzan gracias a las contracciones de una capa muscular subcutánea. María Emilia Benavides 28 El Búho HIJO: Padre. Una buena afeitada PADRE: Dime. (Según el CAPÍTULO XVI, del libro Historias míni- HIJO: (Alargando el brazo y señalando el horizonte). mas) Mira aquel molino. Actores: Burzomi y Muente PADRE: ¿Dónde tú ves un molino? HIJO: Allí. Barbería de barrio. CLIENTE enjabonado y BARBE- PADRE: Aquello no es un molino, hijo. RO de nariz aquilina y mirada ávida. HIJO: ¿Qué es entonces? BARBERO. (Afilando concienzudamente la navaja en PADRE: Un gigante. el asentador). Es la primera vez que le veo a usted HIJO: ¿Un gigante? por aquí. PADRE: No hay duda. Fíjate bien. Ahora está quieto CLIENTE. Sí, es la primera vez. oteando el paisaje. Pero dentro de un momento se BARBERO. ¿Y eso? pondrá a caminar y a cada zancada avanzará una CLIENTE. No suelo pasar por esta calle. Vivo exacta- legua. mente al otro lado de la ciudad. HIJO: (Tras un intervalo de silencio). Padre. BARBERO. Ya. PADRE: Dime. CLIENTE. Esta mañana salí de casa sin afeitarme. HIJO: (Con voz compungida). Yo no veo que sea un Pasé por delante de esta barbería y pensé que usted gigante. podía ser el barbero que ando buscando. PADRE: Pues lo es. BARBERO. ¿Acostumbra usted a depositar su con- HIJO: ¿Un gigante con puertas y ventanas? ¿Un gi- fianza en barberos desconocidos? gante con tejas y aspas? CLIENTE. Sí, aunque luego suelan defraudarme. PADRE: Un gigante. BARBERO. (Inclinándose sobre el rostro del CLIEN- HIJO: (Tras una pausa). Padre. TE). Tiene usted, sin embargo, algunos granitos. PADRE: Dime. CLIENTE. Tal vez, no le diré que no. HIJO: Yo sólo veo un molino. BARBERO. (Llevándose el primer grano por delante, PADRE: ¿Cómo? ¿Un molino? que empieza a sangrar). No es de extrañar. A cierta HIJO: Sí, un molino, el mismo de siempre. edad la piel se convulsiona. PADRE: (Con voz grave). Tomás. CLIENTE. Eso dicen. Aunque, para mí, pasó la edad HIJO: ¿Qué? de las convulsiones. PADRE: (Volviendo lentamente la cabeza y mirando BARBERO. (Cortando el segundo grano). ¡Cáspita! en derechura a los ojos del hijo). Me preocupas. ¿Le hice daño? de nuestra portada 29 CLIENTE. No demasiado. CLIENTE. No, no, por supuesto. Puede usted acabar BARBERO. (Agrandando la herida). ¿Podría usted lo que empezó. creerme si le digo que no puedo resistir la visión de Pausa. El BARBERO se tapa los ojos con la mano la sangre? izquierda y cercena limpiamente la fatigada cabecita CLIENTE. Desde luego. ¿Por qué no iba a creerle? del CLIENTE, que muere sin proferir un grito. BARBERO. ¿Qué le parece, entonces, si acabamos de una vez? Cus rompidos CLIENTE. Creo que los dos tendríamos una buena Ariel Cuch excusa. BARBERO. ¿No me guardaría rencor? El día que ganamos el Mundial de Brasil 2014 lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Ellos vivían tiempos agitados. Mucho descontento social. Y encima, ese gol con la mano… El caos. Tomaron la embajada, pesquisaron hoteles, cerraron fronteras. Yo salí del estadio y me disimulé en la multitud. No sé si me deschavó algo de mi fisonomía, acaso la sonrisa empecinada, pero advertí que unos cuantos grandotes me seguían. Corrí. Corrieron. Me metí en un baño. Voltearon la puerta. Sentado en el inodoro, exclamé: “¡Brasil é o mais grande. Argentinos cus rompidos!”. Me invitaron al grupo. Ahora estoy casado. Tengo un pibe, Jorginho, aunque en la intimidad le digo “Lío”. Vivo en Leblon, no me quejo. Pero se extraña, che. Roger von Gunten 30 El Búho Daniel Dueñas U na vez más, para mi desgracia y pena, muere un amigo y con él se va, sí, parte de uno mismo, tal es el triste deceso de Emmanuel Carballo, dolor que compartimos Martha, Daniela y Yo, ya que con Emmanuel y Beatriz Espejo, su esposa y compañera de cuatro décadas, escritora de los mejores cuentos de nuestros días, así como con Francisco, su hijo y ahijado de Martha, nuestro trato fue familiar, de amor, respeto y lealtad, ventura que muy raras veces se obtiene, porque qué difícil es contar con amigos generosos en el cariño y, repito, la lealtad como la nuestra con los Carballo. A Emmanuel lo conocimos recién desempacado de su natal Guadalajara, joven apuesto, de inteligencia desbordada, ávido de saber, simpático con gran sentido del humor, dicho siempre con el tono de hablar Mauricio Vega de nuestra portada 31 jalisquillo que, pese al chorral de años que vivió es como muere. en la Cuidad de Mexico, nunca perdió, simpatía Nuestra amistad, retorno a ella, tuvo mo- y buena traza que, amén de su habla culta, le mentos de franca confianza, como la “entrega” abrieron las puertas a los cenáculos culturales que Martha hizo de Emmanuel a Beatriz el día y a los alones de esa sociedad emergente a la de su boda, llevándolo como su madre del bra- mundanidad de los años cincuenta, años que zo al altar, en este caso la mesa que presidía dieron a luz al mexicano que salía, dijera Oc- el juez del Registro Civil, provocando en Em- tavio, de su laberinto solitario, esos cincuenta manuel decirle mamá a Martha a pesar de los del nacimiento de México y lo mexicano, en- años de diferencia, ceremonia en la Casa de los sayos filosóficos inspirados por el republicano Espejos, propiedad de la madre de la novia, la español, José Gáos, desde su aula en Masca- bella Beatriz, musa del Dante, escritora, ensa- rones, a sus discípulos Leopoldo Zea, Emilio yista y catedrática mexicana, maestra de varias Uranga, Jorge Portilla, sumergidos en el intrín- generaciones de literatos, conferencista, difu- gulis del existencialismo Heighdegeriano y los sora de las letras en todo lo que éstas tienen, balbuceos geniales de Samuel Ramos. dan y valen, con Beatriz y Emmanuel nos une A ese mundo llegó un engrane que faltaba, el compadrazgo pues Martha junto con el poeta pues si bien ahí estaban los filósofos, los histo- Carlos Pellicer, atestiguaron el registro oficial riadores, los artistas plasticos, los músicos, y de Francisco, el hijo amado de ambos. los coreógrafos de ese retorno al nacionalismo, Emmanuel murió en la vida, sí, pero nos a ser mexicano, se requería del crítico literario deja el respeto a su memoria, donde se en- que, primero, nos ubicara en nuestra literatura cuentre ahora seguramente estará propinando a partir primordialmente del siglo XIX, época a quienes lo rodean, los palmetazos críticos, a cuando nace México como país independiente, Beatriz, calma, pero sobre todo, que siga fiel cuando se funda la primera República, cuando a su Espejo diario, a Francisco, el ejemplo de nos llega la literatura francesa y europea en honradez de su padre, reciban el amor y el res- general, ese engrane, ese eslabón que faltaba peto de Martha, Daniela y quien también llora en la cadena, lo fue, lo es para la literatura de al amigo. los siglos XX y XXI, Carballo, el crítico a fuer severo, el crítico, el Aretino, quizás odiado por los creadores, pero, como lo decía el propio Emmanuel, odiado pero respetado y respetado 32 El Búho Publicado en La Jornada Morelos. Jueves 24 de Abril de 2014. Roberto López Moreno S iempre lo he sostenido contra viento, y mar sea, que el más grande poeta de Chiapas de todos los tiempos, es una mujer, o sea, una poeta, Rosario Castellanos, o sea, es, ha estado siendo, dolor intimísimo de una región del planeta que de herida se vuelve luz, de cadena viento, de invierno, variaciones para el canto, esto sobre evocaciones verbales de Juan Bautista Villaseca que aquí me presta su elocuencia titular, y titulo tales diurnos como Diurno a Rosario Castellanos, título del tiempo. Filo al concepto, óptica develadora, sujeción de lo expresado aéreo hacia la realidad de las veras dimensiones. Si la poesía a lo hondo también el triunfo de la gala forma y en ello tenemos escritora. En Rosario Castellanos suena el metal del verbo a entraña palpitante. Del barro Martha Chapa de nuestra portada 33 adolorido viene al orden universal que asume en sabiduría, reflexión, sin caer en la llaneza de los su palabra y obliga a nombradíos. La poesía no parcos discursos, de la expresión impactante es sólo la intuición, el peso de las sensualidades por populachera. Su producto es producto del y ya, expresado con cargas de emoción que se que siente, sí, pero del que siente sabio, expresa- colocan por encima de desaliños métricos, no es do en verso docto sin márgenes posibles para la sólo cojos versos emotivos, existe una sapiencia cojera versal. Entonces sí, sí y así, poesía mayor de fondo, una profunda y sólida base intelectual, la que habla sin la disculpa de que la emoción no emoción tan sólo; emoción y raciocinio sí, en descoyunta el verso, sin la disculpa de la emo- el perfecto equilibrio para los decires. La más ción manejada como bárbaro machismo. Tampo- grande poeta de Chiapas, de todos los tiempos, co es la sensualidad de la selva por la sensuali- la más grande, la de la información integral, la dad misma; es, sí, el barro convertido en verdad que semilla poderosa, sembrada en los fértiles adolorida, amanecido en el centro de su sol predios de la cultura vasta. La de Rosario no sólo oscuro; es las lavanderas del Grijalva; la tuber- es poesía como expresión sino como cognición: culosis de la adolescencia de su gente repetida 34 El Búho Javier Anzures en ella; su “faltaba mucho para que amaneciera”, en el barro, antiguo pensamiento de los indios, sus nueve estrellas ardiendo, clavadas en el tem- de los que antes de nosotros... y el asombro; de blor de la conciencia; es su palabra por el hom- los que hicieron que la piedra hablara de memo- bre, y en todo esto, es la sabiduría de su sabi- ria, antiguo enlazamiento de la gris sustancia duría; es la poesía y el poema verdadero. Mayor con su aéreo sueño florecido en corola de azules grandeza de la inteligencia es difícil encontrar en desde el verde. En el cielo y en el barro, nudo cualquier parte, parte de esto lo comparto con perfecto y una pluma de escritora, de la que ler- su verso, siempre tan nuestro en cualquier es- mamos la permanencia de lo eterno, a sorbos de quina del rielar sureste. Parto de esto para mis infinitud, tinta escribiendo. Hay dos compases en asombros ante el parto de imaginación perenne. el tiempo que establecen su existencia de arco. El La escala es la siguiente: en Rosario Castellanos primero, se desprende de aquel deslumbramiento hay un verbo, luego, hay un verso; luego, un uni- de eco asbaje, triunfo total de la su inteligencia verso; luego, un más allá del universo si lo hu- ardiendo, femenino relámpago, vibración sep- biera por facultad del verbo mismo, ábrara de las tentrional, tea de las Américas naciendo de las desmesuras y las domeñaciones. Y a la inversa aguas alimentadas por el fuego. La otra -y aquí de un mendelismo cósmico en viaje hacia la cé- me atengo peatonal a un verso mío- “une dos lula, citología geográfica, en Rosario Castellanos estaciones: Aurora-Rosario,/ de norte a sur, abra- hay un Chiapas celular, que por ser de su cultura zo de espinas/ entre reyes y castellanos en las es muchos Chiapas y en alguno de esos verbos se horas heroicas/ de la savia y el granito”. Cierro halla nuestra breve era biológica, ovillada, espe- el verso, pero queda abierto el encuentro de dos rando ser dada a luz por el poema. Y ya lo había- polos, de norte a sur, de sur a norte, del dolor a mos sido; la poetisa sabia sabía y a través de su la rabia, del alma del cuerpo al alma de la piedra, sed seguimos sabiéndonos, aprendiéndonos y cátodo y ánodo inventándonos el voltio nueva- aprehendiéndonos, sabios también nosotros por mente, balastros definidos en balastras. Un Ro- su savia, por su sangre de luz que nos sustenta. sario de auroras y una Aurora de rosarios, pero Así es como estamos escritos de universo, conju- aquí no de untos religiosos, ¡qué va!, aquí es tan gados por la poligrafía que un solo ser multiplicó sólo sucesión de cumplidas maravillas. Y vuelto a en nosotros, en la respiración, en el latido, en la poetisa de este sur tan nuestro más lo eterno, el ir y venir de cada uno que la lleva, citoplasma quiero decirles... es chica mi palabra para decir lilial, de la esquina del barrio enmarimbado a Rosario. Para decir Rosario Castellanos. Aquí en- las esquinas de las constelaciones. En el cielo y mudezco. de nuestra portada 35 Herminio Martínez A Los aires Enedina, la primera palabra se le clavó como una flecha en el costado izquierdo. -¡Excelente! -le dijo el sacerdote, saltando como una vieja cabra, convencido de que sus necesidades no fueran a resolverse nunca. Había ido a ver el señor cura para que le escuchara una canción, y él ya la esperaba, porque desde que terminó la misa de las diez ella le preguntó que si, después de comer, podía ir a hacerle una consulta. -No de pecados -le dijo-, sino de las tonadas que compongo. Nada más termino mi quehacer. Al viejo lágrimas de cuervo le impresionó la voz... La felicitó con una mano seca y aun Rigel Herrera 36 El Búho le pidió que repitiera el canto. Ella lo hizo y aunque en subo al cielo. Realmente ando en las nubes. Sólo dame otras circunstancias aquel antiguo director de coros, un instante, voy por un tequilita. Se va a necesitar. ¿O con olor a tabaco y humedad, habría dicho que la tesi- prefieres rompope? También tengo cervezas. tura de Enedina no era sino una carcajada rebuznante, -Yo no bebo. Nada más agua y algún jugo. con palabras de pato le anticipó: -De todos modos se va a necesitar. Ahora vuelvo. -¡Qué bello cantas, Enedina! ¡Excelente! ¡Me gustas! Enedina, inocente, repitió la tonada hasta conver- Al otro lado de la calle un hombre barría hojas. tirse en aire y ascender al cielo, dejando al hombre con Nerviosas damas lo veían y, arrugando la nariz, cambia- el deseo de poseerla una vez que, cansada, le acep- ban de banqueta. Adentro, la retórica de la ternura de tara beber y descansar un poco en el salón de al lado, su párroco era otra música, con sonidos más ásperos, donde los fines de semana tres o cuatro mujeres da- que, como ovejas, en la ventisca se juntaban. ban el catecismos, mientras él las miraba y, desnudas, Hombre sudado y maldecido por más de un pa- se las metía en la mente, esperando la noche, cuando rroquiano y otros con quienes desde el principio, en lo visitaran para rendirle cuentas. Pero con Enedina le sus cabales o aquellas borracheras de órdago, jamás falló, porque, con la fatiga y tanta magia, ella se fue tuvieron nada que decirse. desintegrando poco a poco, como si un extraño poder La volvió a saludar, mirándola como quien contempla la llanura: la disolviera con la música de aquellos Aires tristes, que al pervertido tanto ilusionara. -¡Qué hermosa melodía! ¿Ya tienes algún título? -Los aires… -respondió ella. María De La Paz -¿Los aires? -se sorprendió él- ¿Por qué los aires? -Porque la compuse ayer, cuando soplaba el vien- Con este nombre, cualquiera hubiera pensado que to... Sentí que Dios Nuestro Señor me la inspiraba para aquella mujer era una santa. Después se supo que protegerme de todos los malditos. Usted sabe cómo hablar con ella era como ir contra una sierra eléctrica. andan por ahí esos lobos y una es mujer sola, viuda, Las esquirlas de su carácter, más la pedacería de los huérfana, sin nadie… La música me cuida. rumores sobre las malas artes con las que trabajaba, “¿Y a eso le llamas música? -pensó el malsano-. impedían acercársele, aun para darle el pésame, como Tu voz supera ¡en mucho! a los gruñidos de los cerdos. cuando por la carretera de Guanímaro los policías mu- Pero lo que sea de cada quién: eres muy bella y eso nicipales asesinaron a su padre, una felicitación por su merece un trago… Los aires han perdido la cabeza”. cumpleaños o un saludo. -¡Vaya, pues, con los aires! -insistió. Al principio, cuando todos la veían reír y pasear- -¿Quiere que se la cante nuevamente? se del brazo de Espiridión Aréchiga, con su vestido de -Por favor; me haces estremecer e imaginar que cretona floreada, unos botines rojos, abanico azul, de nuestra portada 37 peinado con caireles, ambos esbeltos y en plena ju- -Brebajes. ventud, algunos susurraban: -Maleficios. -María de la Paz, pese a su vestido decolorado por el sol, es una gran señora, acaso más hermosa que una reina. -Malas artes. -Cuando alguien te trata como a la chica con la que vas en serio, pero enseguida cambia, entonces so- -Una señora dama. ñarás que un gran pájaro amarillo te conduce al cielo. -¡Qué mujer! Así anda Espiridión, véanlo: deprimido, hecho un topo, -Elegante. sin voluntad y grueso como si su existencia sólo tuvie- -Única. se un propósito: engordar. En cambio, ella, María de la -Pura luz. Paz, se ve muy flaca, es cierto, pero no por la mala vida Según es la costumbre, las tardes de los domin- que dicen que él le da, sino por otras causas. gos las personas vienen a esta plaza a caminar. Los -Eso de que hablan los decires. altos fresnos dan una sombra que a todos enaltece. Todo lo que María de la Paz llevaba encima eran Son nuestro orgullo natural. los huesos. Al mirarla, cualquiera pensaría: “Ahí viene -Y un ejemplo. María de la Paz, drogándose de sol, como una lagartija -Un cofre de bondad -continuaban quienes to- a la hora de la siesta”. Y Espiridión, cuadrado como un das las tardes se reunían en el portalito de don Pedro elefante, iba detrás de ella, fatigado, ahogándose. Murias a beber cervezas y a comentar las cosas según Los traficantes de chismes comentaban: fuesen llegando. -La curiosidad, dijiste; sólo la curiosidad lo llevó a -Virtudes, nada más virtudes. la aventura de casarse. -Más esa educación. -Tal vez realmente la ama. Hasta que comenzaron los rumores. Aplausos y -Es muy hermosa, pero en su mirada se asoma la esplendor pasaron a la historia. Espiridión Aréchiga era otro. María de la Paz, también. Hinchado como un sapo, el hombre no saludaba a nadie. Y ella, huesuda maldad. Comenzaba el verano. Sus días limpios eran un acontecimiento venturoso. como el esqueleto de la muerte, parecía más una som- -¿De dónde habrá traído Espiridión a esta mujer? bra fría que la antigua cónyuge. -Dicen que de la Noria. -Espiridión es aguzado como quien sigue las huellas de los lobos y sin embargo... -No, del Toro, ese ranchito que se halla más allá de la Bóveda, entre Huapango y Tarimoro, de donde viene -¡Qué gordo está! el viento que, por las noches, a muchos nos llena de -Abotagado. presagios. -Algo le habrá hecho esta mujer. Obsérvenlo. 38 El Búho Siguió rodando el tiempo. Un día, al pasar por la plaza, algunos escucharon que María de la Paz hizo sin aliento, me preguntaste que si me gustaba el fut- este anuncio: bol y yo te respondí que con toda el alma. “Entonces, -¡Señoras y señores, mañana habrá carnitas! ¡Y iremos el próximo domingo; vendré por ti y te llevaré chicharrón! ¡Y también manteca! Si alguien quiere, al estadio; avísale a tu madre”, dijiste, acariciándome desde las ocho tendré abierta la casa. Jamás hubo en el cabello. Tu ser, clarísimo como el agua de beber; el la tierra mejor precio… Ya lo verán. Y si hay negocio, mío lleno de rocas. Mi mamá. ¿Cómo iban a descon- ¡volveré a casarme! -recalcó. fiar de un diácono, ya casi un consagrado? Pero no Muy pocos o tal vez nadie le entendió. Pero esa fuimos al futbol; en lugar del juego me llevaste a una noche se oyó llorar un animal; y antes del alba el úl- casa. Ya no recuerdo qué pasó allí, pero sí me asusté timo chillido que da el cerdo. María de la Paz amane- mucho y tú, para callarme, me compraste unos tenis y ció atareada, haciendo cortes, moviendo el caso, una camisa roja. A veces, siento que Dios es una fresca despachando pedidos, lavándose las manos, secán- nube pasando sobre aquellos luminosos trigales de mi doselas en un pedazo de periódico, cantando, yendo vida. Y tú vagarás, escondiéndote entre los muertos, y viniendo, pesando kilos, cobrando, demasiado feliz Nicolás…, la oscurecida plaza de la tuya. Es como un por el negocio que, en Arreguín de Abajo, apenas comenzaba. Lo único que había desperdiciado era el chillido que da el cerdo a la hora de morir. Dolores ¿Por qué ya no me arrullas, Nicolás, como cuando sólo tenía catorce años y tú ya predicabas -en el nombre de Dios el padre, de Dios el hijo y de Dios el espíritu santo- el violento rumor de aquel ruido lodoso? Tendidos en la fría oscuridad nos arrullábamos. Te acostaste conmigo porque, según tú, era tu forma de quererme. Cuando te conocí eras seminarista; habías llegado al pueblo a practicar tu apostolado, a conocer la viña. Esa primera noche, mojado, pegajoso, Leticia Tarragò de nuestra portada 39 bosque de torres amarillas. Algo que ambos deseamos car a una persona para demostrarle cuánto se le quie- olvidar. Todo ocurrió en el templo de san Juan Bautis- re y hasta me ofreciste una cerveza y un cigarro. Lo ta, cerca del Hospital Civil; es lo que entre relámpagos peor fue cuando te arrodillaste para orar… Otra vez me llega a la memoria, entre gritos, afanes, llanto y cedí, cerré los ojos, lloré por el dolor... Un infame do- aquella respiración que me quemaba. lor que me partía los huesos. Algo murmurabas acerca “El próximo domingo iremos al futbol, doña Ber- de los señores arzobispos y de los cardenales que, al- narda -hablaste con mi madre-; hoy no hemos podido; guna vez, por evangelización, tuvieron que tocar seres fuimos a conocer el templo donde será mi cantamisa”. humanos. Y que hasta Pío IX con Edgardo Mortara, Ella, feliz: “Cuando guste, padre; a que ande con ocio- un apuesto chico judío al que mandó secuestrar -me sos, mejor que vaya con usted, así, al menos, conocerá decías-, había tenido relaciones… y fue beatificado. buenos caminos y escuchará consejos.”, sonaron sus En este pensamiento me pedirás que ya no eche leña palabras. Por eso, puntual, el siguiente domingo regre- al fuego, para que la caldera ya no siga ardiendo... Que saste en tu auto. Mi cabeza iba pensando muchas co- no sea delincuente, depredador, abominable, esperma sas y ni siquiera disfruté los goles, ni escuché la grite- fétido… Tres días después le pedí a mi mamá que me ría, temeroso y confuso por lo que pudiese suceder, dejara ir con mi abuela a San Sebastián de los Arroyos, mientras tú te levantabas del asiento para mandarle pero hasta allá fuiste a buscarme; ibas con el pretexto porras a tu equipo. Al final, de nueva cuenta me lle- de saludar al párroco, pero lo hacías por mí, lleván- vaste a la recámara, advirtiéndome que no era malo to- dome regalos y dinero para que “a mi abuelita no le faltara nada”. Mis padres estaban separados, lo sabías, manipulador de la conciencia. Tal vez por esto actuaste con confianza. Te gustaban mis ojos aguamarina y mi piel blanca; susurrabas, arrullándome como a tu Cristo Nene. No comprendo por qué ahora lo niegas, Nicolás; por más que te cambien de parroquia, todo es cierto. No faltará quien diga. “El demonio que estuvo aquí de párroco se llama Nicolás y es pederasta”. Podrás asombrar a más de un elegante, hombres de carne Carmen Parra 40 El Búho fofa, mujeres resignadas, pero a otros no. En tu fa- deseo que te mueras, ni que te lleven a la cárcel. Con milia me conocen; muchas veces dormí contigo allí todo y que me presentabas como el “sobrino malo” en tu cama y hasta tu mamá y tus hermanas nos veían. o el “ahijado inquieto”, pese a que tu familia nos veía en ¿Las convenciste de que yo era un alma descarriada? la cama cuando me llevabas de vacaciones a La Mocha ¿El velo estival de tus colinas aún cubre las catedrales y abusaste de mí durante tantas sangres ciegas, tantas del placer? ¿Qué ganas con negarlo? mugres solas, sudores, lágrimas, lunas, noches espan- No vine a pedirte que me pagues, Nicolás; después tosas. Sencillamente busco saber por qué. Que el día de tantos años el dinero se vuelve más maldito. Cuan- no pase sin descifrar los hechos. “Nunca fue mi inten- do te ordenaste te mandaron a la Congregación de los ción. Era una manera de ayudarte -pensarás-. Y si hubo Rivera y quisiste terminar la relación, exigiéndome falta, también habrá perdón. Me equivoqué”. respeto por lo que ya representabas. “Cristo Nene, ¿Te equivocaste? Cinco años no se curan con dis- tienes que ir con el psicólogo -comentaste-; aún estás culpas. Tus intenciones serían estupideces. Es cierto, a tiempo. Todo tiene remedio. Probablemente cometí ya estoy grande; alguna vez también yo fui agua jo- un error, mas Dios es generoso y ya me ha perdonado. ven. Habrás pescado un par de ricachonas para tu Toma este dinero para tu mamá y tu abuelita. Vete. Yo chocolate y el respeto. A mí me da vergüenza ¿igual también me voy”. a ti? Quién sabe a tu familia. ¿Aún vive tu mamá? ¿Por Jamás te he vuelto a ver. Pasé tiempo buscándote, qué con niños, Nicolás? Ni siquiera me importa saber vagando por las calles. Mis encontradas sensaciones si ya eres rico. ¿Alcanzaste las glorias de esas cuentas? de tensión, alivio, rabia, odio y nada de perdón, me De poco le servirían al sacerdocio las fortunas, si los encaminaban de una ciudad a otra. Iba al seminario “amores” que lo sostienen están hechos de lágrimas. a preguntar por ti, a la catedral, a muchos templos. Así es; no puedo llamarte “padre”, porque, para Hasta que vi tu nombre en una manta de la peregri- mí, en ningún momento fuiste consagrado… Acuér- nación que iba a Zapopan. Me enteré que te habías date que esa noche estuvimos juntos y hubo luna llena mudado a La Minilla, donde ejerces de director es- y mucho terror y sangre, y otra vez la expresión de: piritual de un internado. Te escribo para saludarte, no “Cristo Nene, mañana me besarás las manos; después para pedirte un par de tenis, boletos, una camisa nue- de mi mamá y mis dos hermanas eres el primero”. va, pantalones. Lo hago por curiosidad y acaso para Flotaban los arpegios en el aire. Y tú, nadando entre saber si sigues acostándote con jóvenes, llamándolos ángeles, perfumes, flores, rezos. ahijados, sobrinos, primos, Cristos Nenes. Te burlaste Me acaricia el suicidio…, ala de viento triste, de mí al enviarme a un médico. ¿Cuál hiperactividad? urraca, buitre, tiniebla y pájaro, cálidas islas del de- Tu Cristo Nene nunca estuvo loco, nada más muy solo, seo de huir. Lo haré por ti y por mí. Tal vez mañana, con la desgracia de haberte conocido aquel verano. No el miércoles. de nuestra portada 41 Roberto Bañuelas He llegado al mundo demasiado joven en un tiempo “ demasiado viejo”, declara el rebelde y controvertido Eric Satie (1866-1925). Músico inquieto de polémica cotidiana, prefigura en sus piezas para piano la búsqueda tímbrica y armónica que culmina en Debussy. Animador del “Grupo de los seis”, paradójicamente adentro y afuera, no forma parte de él. Su contribución al teatro es breve y categórica: Geneviève de Brabante, fantasía operística para marionetas y recitante en tres actos, cada uno de los cuales dura menos de cinco minutos, anticipándose en 1899 a lo que serían las “Operas-minutes” de Darius Milhaud. Como afirmación de objetivismo intelectual, que anticipa también al neoclasicismo de Stravinsky, Eric Satie compone, dentro de un rigor formal de personal poética musical, la cantata Socrate (1918), para cuatro sopranos y orquesta de cámara. Corresponde a Darius Milhaud (1892-1974) el honor de ser el autor de la producción lírica más importante de Francia en el siglo XX. Músico notablemente Carlos Pérez Bucio 42 El Búho dotado para todos los géneros musicales, se presenta dial. Esta magna obra integra, como un gran fresco de como un organizador sabio de la disonancia y de la poli- la música y del teatro, la multiplicidad del espectáculo tonalidad. Además de sus contactos intencionados con en una volumetría de orquesta, coro, canto de solistas, las producciones del Music-hall, circo, Jazz y folklore, narración, iluminación en juego de personajes, proyec- maneja con profunda naturalidad la expresión trágica, ción de una película y ampliación del espacio sonoro llevándola en ópera a una gran diversidad. para revelar en planos sobrepuestos las dimensiones De 1913 a 1922, Milhaud compone la música para psicológicas, históricas y dramáticas de una conjunción “La Orestiada” de Esquilo. En Agamenón y en Las Coéfo- arcaica y moderna de oratorio y ópera en la más alta po- ras, el canto no se presenta ni las palabras se unen a la tencia de la comunicación del mundo escénico. música en sentido melódico; en ambas obras el ritual de Maximilien (1932), Médée (1939) y Bolívar (1943), Da- la tragedia se desarrolla en la corriente de la declamación vid (1952) y La Mère ocupable (La madre culpable, 1966), ritmada y acompañada por una batería de percusiones. completan el aporte, intenso y extenso, de uno de los Sólo Las Euménides se manifiesta como una ópera can- creadores más prolíficos de Francia que sostuvo, al nivel tada y para cantantes. de una legítima vocación, el compromiso de renovarse en Les Malheurs d’Orphée (Las desdichas de Orfeo, 1924), una vastísima y original producción. es realizada por Milhaud como la transposición del mito De 1926 es la ópera bíblica Judith, de Arthur Honegger a la realidad presente. Tres actos, de quince minutos cada 1892-1955). La declamación intensa es acompañada de uno, conforman la duración de esta ópera en la que Orfeo ritmos vivamente acentuados y pasajes de insistente con- sueña con morir para volver a encontrar a Eurídice. trapunto. El autor se identifica y decide, a partir de esta Sobre un hecho real, Jean Cocteau elabora un libreto obra, por la forma de la cantata o el oratorio escénicos. de corte verista y de gran concisión. La tragedia de Le Al año siguiente, gracias a la estructura esencialmente Pauvre Matelot (El pobre marinero, 1927) da base y curso teatral, con Antigone (Sófocles- Cocteau), logra Honegger a la expresión trágica de la música de Milhaud. su más definida creación operística con un lenguaje que De lo mítico al miniaturismo pasa Milhaud en sus se articula en ritmos intensos, disonancias en el proceso “Operas-minute”. En 1928, en una velada que apenas al- armónico y asperezas en la sonoridad tímbrica en torno a canza a media hora de espectáculo (oposición casi bur- una vibrante declamación. lesca a las cuatro jornadas de la Tetralogía wagneriana), Concebida por Paul Claudel como un misterio medie- son estrenadas El rapto de Europa, La liberación de Teseo val, Jean d’Arc au bûcher (Juana de Arco en la hoguera, y El abandono de Ariadna. 1938) da a Honegger la suprema motivación para crear la Con la ópera Cristophe Colombe (Cristóbal Colón, gran ópera-oratorio, donde se alternan lo sacro y lo pro- 1930), Milhaud llega a un punto culminante de su pro- fano, la declamación, la danza, el dinamismo en el coro ducción y de la experimentación del teatro lírico mun- y sonoridad de situaciones en la orquesta, todo en un de nuestra portada 43 ritmo escénico de impulso cinematográfico. Honegger, terio artístico se había dado en Italia hasta el barroco. compositor de amplia formación, de fuerte imaginación Los compositores de la generación del ochenta, Pizzetti y ejemplar disciplina de trabajo, fusiona la sensibilidad y Malipiero se dirigen a las fuentes del gregoriano y de la poética francesa con un sinfonismo germano para lograr pollifonía. una de las más valiosas propuestas al teatro musical contemporáneo. Exponente de la música suiza, autor de canciones y Lieder, Othmar Schoeck (1886-1957), compone y da a Los intentos y logros de la renovación de la música italiana de vanguardia, se debe a los compositores Franco Alfano, Ottorino Respighi, Ildebrando Pizzetti, Gian Francesco Malipiero y Alfredo Casella. conocer la ópera Pentesilea (1927) que se desenvuelve en- Nacido en 1882, Gian Francesco Malipiero se instala tre cierta espontaneidad de folclor y un intento de moder- en el siglo XX como un compositor que une valores de nismo que se exalta en una vigorosa expresión orquestal. la música antigua con personales innovaciones, corres- En Estados Unidos, quien fuera considerado como pondientes a lo mejor de la vanguardia. Si copiosa es su l’enfant terrible de la música norteamericana, George producción sinfónica e instrumental, en el campo de la Antheil (1900-1959), da a conocer su burlesca y jazzística ópera es importante la contribución que hace con diver- ópera Trasatlantic (1930), con el tema de la corrupción sas e interesantísimas obras para la escena. La música de política en una campaña presidencial. Malipiero, fundamentada sobre los elementos del canto Como acontecimiento histórico, debe consignarse gregoriano y la monodía italiana renacentista -que se ex- que en 1906 se estrena la primera ópera japonesa: presa más en un ámbito modal que tonal-, se incorpora Hagoromo (Los vestidos mágicos de un ángel), de Kosuke desde su sensibilidad anti-romántica a un lenguaje del si- Komatsu. glo. Libertad rítmica y estructural, con rechazo al empleo En Italia se dan casos de autores que se inclinan res- de recitativos y desarrollos convencionales, se integra petuosamente ante la tradición, o, al contrario, optan por a la formación de episodios de un fluir rapsódico que, en una categórica ruptura con ella. Suelen darse, por evolu- yuxtaposiciones de escenas, conducen al resultado que ción y confrontación, realizaciones con nexos líricos ha- el autor define como “Paneles”, los cuales constituyen cia el pasado y el compromiso de situarse con obras que lo esencial de su teatro lírico y de su poética musical. testimonien la creatividad del tiempo presente y corres- Pantea (1919) es el drama para una bailarina, barítono, pondiente al autor. coro y orquesta. Al año siguiente de haber estrenado esta Tanto el belcantismo del siglo XVIII como el meto- obra que lo define como un compositor de aportes nove- dismo romántico del XIX, afirman una tradición operísti- dosos, presenta Le sette canzoni. Esta obra, la más carac- ca -incluyendo la técnica vocal- a costa de interrumpir terística del teatro musical de Malipiero, es al mismo la instrumental. Los triunfos y la gloria de la música tiempo una de las más fuertes piezas de oposición al ve- teatral rompen la continuidad que con supremo magis- rismo dominante que suscita, por novedad, fuerza, auda- 44 El Búho cia y sapiencia, polémica y escándalo. De una lucha entre quema estático-alegórico, nutrido en un desfile de visio- la atracción por el teatro, la fascinación por la música nes fantásticas, pero presentado el contexto en un ámbito vocal es una flexibilidad de recitar cantando frente a la de mayor expresividad vocal. Después de Tre commedie saciedad de manierismos operísticos desgastados, sur- goldoniane (1922), Malipiero trabaja sobre esquemas gen las Sette canzoni, basadas en antiguos poemas italia- y proyectos más o menos tradicionales en óperas como nos que determinan el ritmo de una música identificada La favola del figlio cambiato (1933), Giulio Cesare (1935), en una vital síntesis de drama y sonoridad que nutren Antonio e Cleopatra (1938), Ecuba (1940) y retorna, a la de rica alegoría el juego de símbolos escénicos. La sette concepción victoriosa de su teatro de “Paneles” con la canzoni es la segunda obra de una trilogía que consta, en ópera I capricci di Callot. su primera parte, de La morte delle maschere; la tercera Ottorino Respighi (1879-1936) también cultiva el gé- obra o La ottava canzone, lleva por título y símbolo la nero de la ópera. Autor notable y celebrado por sus poe- figura de Orfeo. Torneo nocturno se desarrolla en un es- mas sinfónicos Las fuentes de Roma, Los pinos de Roma, Pedro Bayona de nuestra portada 45 Trittico Botticelliano y Fiestas Romanas, partituras de so- compuesta su ópera La Favola d’Orfeo (1932), retorno y berbia fantasía, brillante paleta orquestal, evidente do- homenaje a la música vocal post-renacentista. Il Deserto minio compositivo y definida identidad expresiva, entra tentado complementa su producción operística. con paso seguro en la producción lírica. Belfagor (1922) Contemporáneo de Casella, Giorgio Federico Ghedini es la suma de una comedia ágil con deslumbrantes y re- es autor de Maria d’Alessandria (1937), Baccanti (1948) finados efectos orquestales. También de sorprendente or- y Billy Budd, oratorio escénico, todas animadas de un questación y refinamientos armónicos con ambientación lenguaje fluido con referencias estructurales del barroco, impresionista como marco a un metodismo gregoriano, La campana somersa (La campana sumergida, 1927) es representativa de riqueza musical y expresividad vocal. Maria Egiziaca (1932), ópera mítica, creada con la idea central de presentar un misterio en tres episodios, importante en su producción, le conduce a la composición de La fiamma (La flama, 1934), la cual constituye su más elevado testimonio artísticoteatral, mezclando la suntuosidad de la orquesta con una escritura vocal tensa y ardiente en la caracterización de los personajes. Representante del italianismo intelectual, Alfredo Casella (1883-1947) es el lazo de unión de modernismo europeo con las corrientes musicales de vanguardia. Autor de música instrumental y sinfónica, hacia los cincuenta años de edad se decide a componer óperas. En 1932 estrena, con éxito y reconocimiento, La Donna serpente, obra que se separa del verismo y del drama musical para concretar en una moderna continuación del Falstaff verdiano, modelo que constituye uno de los fenómenos músico-teatrales más importantes de nuestro tiempo. Con más depuración y refinamiento estilístico está 46 El Búho Pepe Maya así como una armonía modulatoria para una interesante creación. Una marcha, el más famoso de los pasajes de gama melódica. esta ópera, nos da un ejemplo original del juego orquestal Del mismo período, Ludovico Rocca (1895-1986) es un autor de fácil y expresivo metodismo que le hace lle- con un pertinaz ritmo armónico o con una picante armonía de ritmo vigoroso y obstinado. gar sin titubeos a plasmar hermosos poemas sinfónicos El ángel de fuego (1925), post-romántica y expresio- y óperas fascinantes entre el realismo y lo mítico como nista, está compuesta sobre un libreto del propio Prokofiev, Il Dibuk (1934) y L’uragano (El huracán, 1952). Rocca, extraído de la novela de Brioussov. La trama, de carácter inspirado y bien informado de procedimientos técnicos, demoníaco, se combina con un potencial dramático que sabe conmover con sus realizaciones donde campea un lleva a un renovado suspense, sin dejar de alternar la magisterio de recursos compositivos al servicio de la ex- escena de un Mephisto tenor y un Fausto con voz de bajo. presión dramática. En el tumulto expresionista de esta obra, la vocalidad, Serguei Prokofiev (1891-1953), compositor entre los verdaderamente grandes del siglo, escribe a los nueve intensamente lírica, fluye en una densidad sinfónica vivaz y plástica. años de edad su primera ópera, El gigante, para la cual El jugador, compuesta en 1917, fue revisada y redu- realiza el libreto, la partitura para canto y piano y las dis- cida en su extensión en 1928. También con un libreto ela- posiciones escenográficas. borado por el propio compositor, tomando como base la Virtuoso como pianista, al mismo tiempo, en su novela de F. Dostoyevsky, El jugador es, como ópera, una época de estudiante, un rebelde de preceptos y maestros de las obras mejor estructuradas y fluidas, con un meto- tradicionalistas. Desde sus primeras y juveniles composi- dismo que se renueva constantemente hasta culminar en ciones muestra ya las características rítmicas y armóni- un cuarto acto que describe con vigor e imaginación el cas de sus obras instrumentales. Con una carrera brillan- frenesí alrededor del grupo y la locura del jugador. Con- te como pianista internacional y director de orquesta, se secuentemente, todo el virtuosismo de la composición da tiempo y se apasiona para componer extraordinarias desemboca en una fiel y profunda caracterización de los óperas en las que se muestra y demuestra como un maes- personajes. tro dueño de todos los recursos expresivos. El amor por La más ambiciosa de las óperas de Prokofiev es Voïna tres naranjas (1921), con libreto propio sobre una fábula y mir (La guerra y la paz, 1946) que, también para esta de C. Gozzi, es una ópera en que el autor, en plenitud magna creación, el compositor escribe el libreto. La obra de inventiva, crea una música siempre adecuada para el de Leon Tolstoi, novela múltiple que constituye un am- carácter de fábula, divertimento y parodia a contraco- plio mural del pueblo ruso, así como de deslumbrantes rriente de la ópera tradicional. Las bufonadas, el absurdo, y aciagos destinos individuales, proporciona el material el claunismo, alternando con pasajes líricos de impulso y literario de gran dimensión dramática y épica a una ópera espontaneidad, son los componentes vitales de esta gran que, por su extensión, debe ser presentada en dos vela- de nuestra portada 47 das. En esta ópera, comprometido con el gran contenido e integraba las tendencias de vanguardia europea. Co- literario, el compositor da vida a una epopeya que in- media satírica contra el mundo cultural y burocrático del tegra los grandes medios escénicos, corales, partes vo- régimen autoritario de Nicolás I, esta ópera, que coin- cales de solistas y, como un río donde fluye la historia, la cide con el estreno de Wozzeck, no se queda atrás en el sonoridad de una orquesta que subraya, describe y exalta tratamiento instrumental, llevado a excesos que afirman la existencia a través del arte. el humor y la caricatura con ritmos obsesivos y efectos Después de haber compuesto Alexander Nevsky e Iván el terrible, obras con las que J. Stalin se sentía alu- de timbre con fresco puntillismo en una musicalización plena de vida e imaginación. dido, Prokofiev no dejó de ser vigilado por esbirros al ser- En 1934 se estrena Ledi Makbet Meenskogonezda vicio de la causa en contra de la libertad de expresión. No (Lady Macbeth de Mtzensk), dos años después de haberse obstante, con la inspiración y el sentimiento de cumplir decretado el “realismo socialista”, lapso suficiente para con una misión histórica, Prokofiev se entregó a la crea- que los críticos del sistema justificaran su empleo en la ción de la que él consideró su obra maestra. La guerra y realización de una obra destructiva. En 1936 Stalin asistió la paz, estrenada en su primera parte en Leningrado en a una representación de esta ópera y salió furioso, rumbo 1946, la obra completa se estrenó, en forma póstuma, en a la residencia oficial, donde se tranquilizó con la proyec- el Teatro Bolshoi de Moscú en 1959. ción de un Western aniquilador. Días después, “Pravda” Serguei Prokofiev murió el mismo día que José Stalin, criticaba la ópera Ledy Makbet como confusa, obscena y razón por la que la sombra gigantesca del gran extermi- decadente. Inadmisibles los temas de crimen y adulterio, nador y representación de todos los zares hizo pasar des- como si estos no formasen la materia prima y habitual de apercibida la desaparición del luminoso compositor. la mayoría de las óperas del repertorio tradicional, de las Afirman, los que saben chino sin serlo, que en la Enciclopedia China (equivalente a la Británica) aparecen prácticas del régimen operante, de las novelas y de obras de teatro. los nombres de Stalin y Kruschev como referencia a dos Aunque condecorado y distinguido por el régimen, críticos decadentes de arte soviético de la Dinastía Mao. pero vigilado y asediado por los críticos guardianes del En 1932, el Comité del Partido Comunista establece que sacro realismo socialista, Schostakovitch fue cediendo el “realismo socialista” es la única tendencia aceptable y adaptándose a las exigencias de hacer un arte funcio- en el arte. Desaparecían así, por órdenes superiores, nal y accesible para el pueblo, como si éste compren- todo intento de “formalismo” o de arte “experimental”. diera menos que los jerarcas dogmáticos. A partir de Ledi Con dos años de anticipación a la demencial disposición Makbet y de la IV sinfonía, el compositor fue invitado a burocrática se estrena Nos (La nariz, 1030), de Dimitri realizar su autocrítica y a orientar su arte dentro de la rea- Schostakovitch (1906-1975), con la que se revela cómo lidad del pueblo ruso. Afortunadamente, Schostakovitch un sorprendente y avanzado compositor que asimilaba era capaz de hacer arte musical a pesar de las limitacio- 48 El Búho nes, sin perder nada de originalidad y fuerza expresiva. tantes, imaginariamente capaces de dominar las sutilezas Con el nombre de Katyerina Ismailovna, la ópera fue (música ficción) de los sextos de tono. Aunque Alosi Hába reestrenada en 1963 después de que la partitura sufrió ha sido un extraordinario compositor y teórico de lo más cortes, alteraciones, ablandamientos y fue expurgada de avanzado, sus óperas han sufrido el exilio de los teatros durezas armónicas y dificultades vocales, elementos que por derecho propio de insalvables dificultades para or- originalmente le habían dado su clima trágico. La origi- questa e intérpretes. nal versión de Ledi Makbet queda como la obra genial Para Bohuslav Martinú (1890-1959), también com- de un compositor de veintiocho años de edad, y como positor checo, confluye la más variada combinación de una de las grandes obras líricas del siglo XX que cada día influencias, aprovechando desde la música de raíz na- se afirma más en los grandes teatros europeos. cional al impresionismo francés y el neoclasicismo de Entre los compositores checos destaca, por origi- impronta stravinskiana, sin faltar los elementos del Jazz. nalidad y búsqueda, Alosi Hába (1893-1973). Insatisfecho Su lenguaje denso, vigoroso y contrapuntístico, resulta con las posibilidades que proclamaba la vanguardia ecléctico y a veces convencional. Autor de seis sinfonías, europea, a partir de 1920 se dedica con criterio científico música para ballet e instrumental, deja una docena de a explorar las relaciones y alcances de la música micro- óperas entre las que destacan, por la intensidad del dis- tonal, elaborando una teoría: “Nuevas reglas armónicas curso musical y la coherencia del desarrollo dramático, del sistema diatónico y cromático sobre cuartos, tercios, Vaselhora na mostê (Comedia desde el puente, 1937), sextos y doceavos de tono”. Como complemento para su sistema de composición, mandó construir instrumentos destinados a la ejecución de sus partituras. En su producción (sinfónica, teatral, y vocal) se distinguen por su audacia y matemática construcción las óperas Matka (La madre, 1931), compuesta en cuartos de tono; Nová zemé (Tierra nueva, 1936), obra escrita sólo en semitonos. Prijd’Králoustuí Tué (Venga el tu reino, 1934). Esta ópera, en especial demanda un nivel de maestría inexistente de músicos y can- Carlos Bazán de nuestra portada 49 Julietta (1938), Recké pasíje (Pasión griega, 1961) y Zen- de la música de ese país. El libreto de OEdipe, elaborado tiba (El matrimonio (1964). en lengua francesa por Edmond Fleg, cubre los sucesos Virtuoso como violinista y famoso como maestro, que van del nacimiento a la muerte de Edipo. Aunque el George Enescu (1881-1955) es también fundador de una tratamiento musical es básicamente tonal, hace referen- escuela musical rumana de fuente nacionalista. Con la cia a modos griegos y a cuartos de tono (estos ad libi- ópera OEdipe (Edipo, 1936), que le ocupó un cuarto de siglo tum), lo cual contribuye a desarrollar un clima propio de como proyecto y realización, representa, finalmente, la tragedia que, por su lirismo y originalidad, OEdipe de el logro de una obra notable para el teatro lírico con- Enescu expresa con poder y viva sugerencia el sentido temporáneo. Con una formación y larga permanencia profundo del mito. en Francia, Enescu estudió con J. Massenet y Fauré, por De las repúblicas soviéticas surgen compositores que, lo que su producción muestra la influencia y la estilística sin pretender la creación de un segundo nacionalismo, la música y la temática sí derivan de una fuente popular. Iván Dzerzhinskij (1909-1978) con El apacible Don (1935), de ambiente cosaco, logra éxito y el consenso oficial, mientras era criticada y demolida Ledi Makbet de Schostakovitch. Poseedor de la facilidad de crear fluidas melodías, fácilmente y con ventajas, casa con la doctrina del realismo socia- lista y expresa con vena lírica sus siguientes óperas: La tempestad, La sangre del pueblo, NadejdaSvetlova y El destino del hombre. Dimitrij Kabalewski (1904-1987), que se caracteriza por la facilidad y riqueza melódica de su producción instrumental, en la que se alternan y combinan las largas líneas melódicas vivificadas por una pulsación rítmica, establece esas cualidades en la elaboración de cinco óperas: Colas Breugnon (1938). S. Vasilenko da a la escena su ópera Buran (1939). T. Khrannikov es el autor de una ópera con canciones. Con La tempestad Roberto Bañuelas 50 El Búho (1939), Veno Muradeli logra la atención del público, y de Acts (Cuatro santos en tres actos, 1934). Compuesta e in- la censura con su ópera La gran amistad (1947). tegrada a base de rituales, himnos y baladas, la ópera, Los conflictos políticos y las persecuciones raciales, sin ser negra, desde su estreno fue interpretada por can- antes y durante la Segunda Guerra Mundial, provocaron tantes de color. En posteriores reposiciones, como una un éxodo de artistas, intelectuales y creadores que en- tradición y sin que el tema lo exija, los cantantes respon- contraron su refugio y campo de creación en Nortea- sables han sido siempre afro-americanos. mérica. Aunque trasplantados de técnicas y estilos eu- Hacia 1908 Scott Joplin (1868-1917) era conocido ropeos, al contacto con una realidad política y cultural en como “el rey del ragtime”; sus piezas para piano, la mayo- que el optimismo supera a lo solemne, los compositores ría bailables, le hicieron famoso dentro de ese estilo que a europeos establecen una pedagogía y una vanguardia todos divertía sin que, en su tiempo, se le considerara algo (Varesse, Hindemith). más que un músico negro ingeniosos y divertido. Cuan- El compositor bielo-ruso Louis Gruenberg (1864- do se trasladó a New York, lo hizo con el proyecto ideal 1964), basándose en la obra de E. O’Neill, compone una de hacer publicar y representar su ópera Treemonisha. interesante y vigorosa ópera con The Emperor Jones. La respuesta que recibía era siempre la misma: ‘¿A quién La obra, que describe el poder, la ambición y el de- le iba a interesar representar o producir una ópera con rrumbe de un dictador negro, evoluciona hacia el te- una historia de negros?’ Por esos años, tan parecidos a rror, señalado éste con el empleo de percusiones que los que corren, la democracia se entendía como la igual- llega a un clímax de hipnotismo. El lenguaje armónico dad y el derecho de los blancos en el poder. va de lo politonal a lo cromático; en el plano orquestal, Scout Joplin, angustiado por la incomprensión y re- los instrumentos, por secciones, vibran en lo esencial chazo contra su obra, la editó por su cuenta en 1911 y de cada situación, logrando en forma admirable una sín- la hizo representar con acompañamiento al piano, una tesis músico-teatral. La parte del barítono es de un cate- sola vez en 1915. El autor murió sin haber conocido górico protagonismo de actor-cantante. El intérprete que el triunfo de la que es casi una obra maestra. Treemonisha estrenó esta ópera en 1933, fue el eminente cantante es la primera obra que aborda la vida, los problemas y las Lawrence Tibbett limitaciones impuestas al negro de los Estados Unidos. Entre los autores norteamericanos destacan también El tema está dirigido contra la superstición y la ignoran- Howard Hanson (1896-1981) y Virgil Thomson (1896- cia; busca, a través de la educación, la identidad de los 1989), autor el primero de la ópera Ferry Mount (1934), propios valores y la salvación como grupo. Scout Joplin basada en un cuento de Hawthorne. Con un libreto lle- acomete una tarea que simboliza la libertad y la fe para no de abstracciones y juegos fonéticos, elaborado por su gente. La ópera de Joplin reúne todos los requisitos Gertrude Stein (coautora del título de La generación per- estructurales, en libreto y música, de lo que eran en su dida), V. Thomson compuso la ópera Tour Saints in Three tiempo las obras conocidas del género. de nuestra portada 51 George Gershwin (1898-1937), compositor de can- aparece en el campo operístico el ítalo-americano Gian ciones y revistas musicales, evolucionó hacia las grandes Carlo Menotti (1911-2007), que con su primera ópera, formas musicales a partir de su afortunado experimen- Amelia al ballo (1937), presenta con espontaneidad y ofi- to de Rhapsody in Blue (1924), orquestada por F. Grofé. cio un lenguaje que encuentra sus modelos en el Puccini La Segunda Rapsodia, el Concierto en fa y, como culmi- del Trittico, en Wolf Ferrari y en la continuidad melódica nación de autor de canciones en el tratamiento expresivo del Falstaff de Verdi. En Menotti coinciden el composi- y sentimental del instrumento vocal, la creación de la que tor de fácil inventiva melódica, el autor de sus propios ha sido la insuperable ópera en Estados Unidos: Porgy libretos y el hombre de teatro que se desempeña como and Bess. acertado director de escena de sus propias obras y de las Para esta ópera, cuyo autor era de origen judío ruso de otros autores, modernos o del repertorio estable. (Gershovitz), y los intérpretes debían ser negros por exi- Conocedor de los recursos expresivos de la voz can- gencia del tema, encontró en su estreno las dentelladas tada, logra imprimir veracidad al manejo de la mayoría del racismo y la posición despectiva de los críticos (eu- de sus personajes. Como en el caso de Puccini, filtra el nucos del arte que saben cómo se hace pero sin poder eclecticismo en una oportuna adaptación a los temas hacerlo). Como en el caso de Treemonisha (de la que y personajes en su tarea compositiva, complementada en Gershwin no conoció la partitura), Porgy and Bess tuvo el uso de una armonía de apoyo a la sugerencia ambien- que esperar algún tiempo para ser reconocida como una tal y de una orquestación que oscila entre los efectos im- gran obra y, lo más importante, como ópera original- presionistas y la violencia para las situaciones de fuerza mente americana. Resulta paradójico que con el tema dramática. y la vida azarosa de los marginados se haya escrito, en Norteamérica, la obra más señera de ‘su’ arte musical. Su siguiente trabajo, conservando la vena alegre e irónica, es The Old Maid and the Thies (El ladrón y la Porgy and Bess es proletaria y grandiosa, melódi- solterona, 1939). En un intento de cambiar su registro ca y conmovedora, americana y negra. Las canciones, expresivo, a través del tema de los problemas de la exis- los blues y los corales procedentes del culto religioso, tencia de Dios y de la fe, compone The Island God (El dan forma y contenido a esta obra magnífica. A partir de Dios de la isla, 1942). Resultado de un encargo de la Uni- una gira internacional, de la realización de la película versidad de Columbia, escribe The Médium (La médium, con magníficos actores y cantantes, y de grabaciones dis- 1946), la cual fue acogida con entusiasmo por un público cográficas a cargo de directores conocedores del estilo que celebraba las novedades en complicidad con lo com- Gershwin, Porgy and Bess ha logrado situarse, como una prensible. Al año siguiente, para completar la duración de las óperas más genuinas en el repertorio de este siglo del espectáculo, Menotti compuso la ópera cómica The torturado por las vanguardias obsoletas. Telephone que, representada junto con The Médium -lo Dos años después del estreno de Porgy and Bess, 52 El Búho trágico y lo cómico en la misma función- alcanzaron el insólito número de 211 representaciones en el Barrymore alcanzó un éxito que sumó más de cien representaciones Theater de Broadway, acontecimiento lírico-teatral que consecutivas en el teatro de su estreno. consagró definitivamente al autor. El catálogo de Menotti se enriquece con las óperas Aunque adolece de un evidente neo-verismo, The Maria Golovin (1958), The Last Savage (El último salvaje, Cónsul (El cónsul, 1950) se nutre dramáticamente de 1963), The Most Important Man (El hombre más impor- seres angustiados que luchan contra un muro burocráti- tante, 1971) y Juana la loca (1981). co, hostil y persecutorio, para alcanzar la libertad. Con Su producción, además de operística, alcanza un al- esta obra, enfocada como un reto en diversos sentidos, tísimo nivel artístico en obras instrumentales y sinfónicas Menotti logra un avance y una mayor afirmación como como el ballet Sebastián (1944), la suite sinfónica Apoca- creador significativo y actual. La obra permanece en el lypse (1951), un concierto para piano (1945) y uno para vio- mismo teatro durante ocho meses; traducida a una doce- lín y orquesta (1952), de audaz inventiva e intenso lirismo. na de idiomas, se representa en más de veinte países. Amahl and the Night Visitors (Amahl y los visitantes nocturnos, 1953), se ha convertido en la ópera de cada Navidad, especialmente en teatros universitarios de Norteamérica y en teatros profesionales europeos. Como The Cónsul o The Médium, The Saint of Bleecker Street (La santa de Bleecker street, 1954) tiene hondas raíces en la realidad. El tema es arrancado a los conflictos y pasiones de una colonia de inmigrantes italianos que a través de sus luchas y supersticiones forman una crónica diaria de violenta contradicción entre la afirmación de su origen y el deseo de asimilación en el nuevo país. También esta ópera, por la coherencia dramática musical y de un fuerte y personal metodismo vocal, Roberto Bañuelas de nuestra portada 53 Manú de Ordoñana D erecho de autor y dominio público son dos derechos contrapuestos que a menudo colisionan: • El autor, a percibir una recompensa por el esfuerzo realizado para producir su obra, el tiempo utilizado, además del reconocimiento moral que le otorga el público que la disfruta. • La sociedad, para acercar el conocimiento al mayor número posible de personas, fomentar el nacimiento de nuevos creadores y contribuir al desarrollo social de Alfredo Cardona los países. Este conflicto de intereses se complica todavía más cuando aparecen los intermediarios entre el escritor y el lector, que 54 El Búho acaparan la producción y la comercialización del objeto Al principio, el Estado fue capaz de controlar esa creado, lo que les arrastra a destinar enormes cantidades competencia desleal, pero con el tiempo, las prácticas pi- de recursos en promoción y publicidad, para recuperar ratas terminaron por imponerse hasta que no tuvo más con rapidez la inversión y retribuir a sus propietarios. La remedio que ceder y cambiar la legislación. El estatuto lógica del beneficio pervierte el objetivo del saber y se de la Reina Ana en Inglaterra (1710) fue el primer intento convierte en el verdadero meollo de la cuestión. Antes, de legislar sobre derechos de autor, si bien su intención las cosas no iban por ahí. era proteger al editor más que al autor. A partir de ahí, los países de Occidente siguieron su ejemplo y adoptaron En la Edad Media, la mayoría de las creaciones literarias eran anónimas, no sólo por la falta de documentos medidas más o menos estrictas para proteger la creación literaria. acreditativos, sino por el papel que se atribuía a los au- Todos contentos… hasta que irrumpió la tecnología tores, sometidos a la voluntad de las clases privilegiadas digital. Primero fue la música la que sufrió la dentellada que, como financiadores de la obra, preferían silenciar la de la piratería con la reproducción de copias ilegales fuera autoría, por ser información irrelevante. Lo mismo ocur- de todo control, luego le llegó el turno al sector audio- ría con la música, por la fidelidad del trovador a su señor visual: películas y series televisivas se bajan de Internet feudal y la mala imagen que tenían los juglares. sin obstáculo. Y finalmente es el libro el que ha entrado El Renacimiento alumbró una clase media que se enriqueció con la industria y el comercio, surgiendo así en ese tráfico clandestino, aunque no a los niveles que nos quieren hacer creer los medios de comunicación. un consumo de bienes culturales que antes no existía. Pero las nuevas tecnologías no trajeron sólo la pi- El mercado del libro adquirió volumen y la figura del autor ratería, también impulsaron nuevas recetas de gestión tomó relieve. Las imprentas empezaron a protegerse de la empresarial que primero se aplicaron en la industria competencia y la Iglesia -con la venia de la monarquía de manufacturera, luego se extendieron a los servicios, y turno- hizo todo lo posible para controlar la circulación más tarde alcanzaron al mundo del libro. Así surgieron de textos, propiciando la concentración de la producción nuevos editores de ámbito multinacional, que ensayaron editorial en torno al poder dominante. con éxito nuevas formas de producción para adecuar las Ese monopolio provocó la aparición de impresores tiradas a la demanda y reducir la cadena de distribución aforados que se atrevieron a burlar la censura estatal y hasta el punto de llegar sin eslabones hasta el cliente fi- sufrir la hostilidad de los gremios privilegiados. Ubicaron nal. Eso les ha permitido reducir los precios, ajustar las su actividad en la periferia -Escocia e Irlanda para el mer- existencias y ofrecer un catálogo que difícilmente se en- cado inglés; Holanda y Suiza para el francés- y, ampara- cuentra en una librería. dos por la lejanía, empezaron a publicar textos censurados y ediciones baratas de los bestsellers del momento. Éste es el verdadero enemigo de la industria tradicional, no la piratería (que, al final, se limita al libro digi- de nuestra portada 55 tal cuyas ventas en España son todavía reducidas), una cercenando ese espacio casi olvidado en el que los ciu- competencia a la que inútilmente se le ponen trabas, con dadanos comparten el conocimiento de manera solidaria, la débil excusa de proteger la producción nacional para sin pagar royalties y que se llama dominio público. Pero salvar unos puestos de trabajo que tarde o temprano esto no es nuevo… siempre ha sido así. Ya a principios terminarán por desparecer, en lugar de encarar el prob- del siglo pasado, Baroja se lamentaba en sus memorias lema y propiciar la modernización de aquellas empresas de lo poco que ganaban los escritores y de lo bien que les que tengan alguna viabilidad. Pero no, es más fácil echar iba a los artistas, sobre todo a los pintores. la culpa al mercado, al extranjero, o a la madre que lo parió. Es verdad que, en los últimos tiempos, algunas estrellas que iluminan el firmamento literario se han con- Mientras tanto, el Gobierno Español titubea y no vertido en figuras rutilantes de la vida pública, pero son sabe cómo guardar la cara. Ahora que el Consejo de Min- excepciones. Aunque sea legítimo aspirar a la riqueza, no istros ha presentado al Congreso el anteproyecto de re- concibo el imaginario de un poeta viciado con propósitos forma de la ley de Propiedad Intelectual, las críticas a su utilitaristas. El escritor comprometido con la mejora de la contenido han arreciado de todos los agentes implicados. condición humana ha de estar vacunado contra la codicia Las entidades de gestión se quejan de que sus opiniones y ordenar su vida en torno a unos ingresos que le propor- no han sido escuchadas y que el Gobierno sólo aspira a cionen un clima sosegado para ejercer su profesión, mas poner un parche para frenar la amenaza estadunidense no dejarse llevar por el dinero y la gloria. La literatura ha de incluir a España en la llamada Lista 301, una relación de seguir siendo el adalid de la libertad y luchar contra de países acusados de permitir la piratería digital, aunque el avance de un capitalismo contumaz que pretende in- su lectura apunta a que el objetivo sigue siendo proteger stalarse en el poder y dominar la sociedad. Malo sería la industria nacional. que llegara a contagiarse de esa dictadura del beneficio Los partidarios del sistema garantista sostienen que, para estimular la producción literaria, es preciso premiar que pulula alrededor y perdiera su sagrada misión de defender la dignidad humana. el esfuerzo creativo. Con ese argumento tan simple, han La legislación que se aplica hoy en Occidente es una convencido al poder político para legislar en su beneficio, aliada del sistema, ya que se asienta en el principio de protegidos como están por contratos leoninos en los que preservar los intereses de la industria. Con el falso ar- el autor les ha cedido para un largo periodo -si no para gumento de defender los derechos de autor y combatir siempre- la exclusividad en la explotación de su obra. la piratería, los grandes sellos editoriales están adqui- Ha sido la industria la que se ha apoderado de los riendo a un coste muy bajo la propiedad de la cultura, derechos de autor, a cambia de alguna migaja. Ella es la en menoscabo de los contenidos que corresponden al que hace el verdadero negocio, al amparo de una norma- dominio público. Sería bueno que, al menos, el mundo tiva que propicia el monopolio. Y al mismo tiempo, ha ido intelectual se percatara de este hecho y dejara de tutelar 56 El Búho la reforma de la ley que en este momento se discute en “El libro, como libro, pertenece al autor, pero como pens- el Congreso. amiento, pertenece al género humano. Todas las inteli- No hay que olvidar que el derecho de autor es gencias tienen su derecho. Si uno de los dos derechos, de carácter temporal y no de propiedad indefinida, el derecho del escritor y el derecho del espíritu humano, ya que su objeto es asegurar el sustento del escritor y, tendría que ser sacrificado, ciertamente, el derecho del una vez cumplida su función, prescribe, para convertirse escritor sería el sacrificado, ya que el interés público en patrimonio cultural de la Humanidad. En la mayoría es nuestra preocupación única, y todos, yo declaro, tienen de los países, la protección se alarga hasta setenta años la prioridad antes que nosotros”. después de la muerte del creador, plazo que muchos consideran excesivo, habida cuenta de que su talento no es un bien infuso. El artista ha recibido un legado intelectual de sus antepasados que le ha servido para producir su obra. Las creaciones del ser humano no salen de la nada, incorporan, en mayor o menor medida, piezas preexistentes. En ese sentido, el dominio público impone unos límites a los derechos de autor. Éste no es propietario exclusivo de su obra, sólo una parte; la otra pertenece a la sociedad. Pero ¿en qué proporción? La polémica está servida. La respuesta, en torno al baricentro del triángulo formado por los tres vértices: • El autor, que precisa el derecho a explotar en exclusiva su obra durante un tiempo limitado, el necesario para vivir con holgura y seguir creando. • El usuario, al que se le reconoce un derecho de acceso al conocimiento a un precio razonable, si no gratuito, para reforzar el patrimonio colectivo y fomentar así el arribo de nuevos creadores. • El intermediario, para operar en un terreno en el que se reconozca su labor como inversor que asume riesgos, invierte dinero y percibe un rendimiento. He aquí lo que dijo Víctor Hugo en su discurso de apertura del Congreso Literario Internacional de 1878: Ángel Boligán de nuestra portada 57 confabulario Jesús Yáñez Orozco A rrastra lento sus necias piernas adheridas a una telaraña invisible. Mueve su cuerpo contrahecho, como si trajera encima el peso de todo el dolor del mundo: no más de 40 kilogramos y 1.50 de estatura. Sostenida su irremediable masa de carne y huesos de un famélico bastón metálico plateado bañado de óxido. Padece agudas secuelas de polio. Treintañero. Es criatura de Dios. Hace descender su cuerpo de plomo de la banqueta. Cruza con desesperada lentitud su pesada humanidad al otro lado de la acera, dirigiéndose a la camioneta del transporte colectivo donde me encuentro. Tarda casi 40 segundos en cruzar 10 metros. “Regáleme un peso, mi hermano, no he comido”, suplica con acento costeño –que se acentúa en su moreno rostro– al chofer de la unidad, una Van blanca para 20 pasajeros, aquí en el laberíntico paradero de Cuatro Caminos. Gelsen Gas 58 El Búho “¡No tengo!”, escupe el conductor con desprecio, suposiciones y, sobre todo, miedos fundados e infun- mientras en su marimba se encuentran desmayadas dados de la sesión. Suelo hacer seis horas de trayec- monedas de todas denominaciones. Las observé al to, ida y vuelta, de la zona conurbada a la capital del momento de subir. país. La escena, a metro y medio de distancia de donde No pierdo el tiempo: siempre leo. O casi siempre. me encuentro: exactamente a espalda del chofer, unos A veces se me alborotan los demonios internos y ten- 20 centímetros nos dividen. go que aplacarlos. Es mi pasión la literatura. Descu- El inválido permanece un minuto al pie de la unidad, a la espera de que el conductor se conduela de él, como quien espera el milagro ante un santo. brí que cada que abro un libro es como hacer el amor. Con la garantía de que en ellos no hay infidelidad. Me entristece mirar cómo la gente ve pasar la vida Indiferencia como respuesta humana inhumana. en blanco durante los prolongados y mortales trayec- Ni una sonrisa de regalo. tos, asesinos del tiempo y del pensamiento. Da media vuelta como si su cuerpo fuera una pesada esfera de metal. Viste pantalón negro de gabardina, zapatos negros, playera del mismo color a su espalda una extraña leyenda que recuerda a un grupo de rock de finales de los años 60: Más cuando supe una descorazonadora estadística que escucho por la radio del vehículo donde vamos, al parecer la voz es de Fernanda Tapia: Sólo dos por ciento de los 120 millones de habitantes tiene el hábito de la lectura en México. En contraste, Japón: 91 por ciento. The house of the rasin sun –la casa del sol na- Pero también, reflexionó: un libro cuesta, en pro- ciente– en letras bermejas. La correa de una desgas- medio, entre 150 y 300 pesos. El salario mínimo es de tada mochila oscura cruza su torso, como carrillera. poco más de 65 pesos. Dentro, en lugar de balas, lleva su cotidiana carga de Alcanza sólo para comparar miseria. desesperanza. --------------- Su fantasmal figura se pierde lenta sobre el ne- Hace seis años entré en depresión y me separé de mi gro asfalto que hace más oscuro el sol de una tarde familia. Fueron más de cinco años de vacaciones en invernal. el infierno que a nadie deseo. Lo que más me dolió La unidad arranca. Ruge silencioso el motor. Como fue la lejanía de mis hijos. Vivo con mi madre. un suspiro mecánico. Vamos 15 pasajeros a bordo. “Gracias a Dios que saliste del sarcófago”, co- Entre ellos una pareja con un bebé de casi un año. mentó un día ella, en referencia a que siempre estaba Vengo de la ciudad donde tomo terapia sicoana- en cama, fundidos en mi todos los anhelos frustrados lítica cada 15 días. Pienso en los lapsus, obsesiones, de la humanidad. confabulario 59 Hasta que un día, cuando cumplí mil en el simbólico féretro, pensé: “¡Ya basta de vivir paralizado por el dolor que duele!”. A partir de entonces comencé a superar eso que llamo “locura light”. Ella, mi hija, práctica un ejemplar deporte. Ultimate, se llama. Es una actividad atlética casi marginal. Es poco conocido. Porque rompe con los estereotipos de lo que significa la victoria. Es una mezcla de futbol americano y basquetbol que se juega al aire libre en una cancha de pasto. Porque además, es la enfermedad más común. Y Y digo ejemplar porque en este juego no hay ár- de tan común se hace “normal”. Y no lo es tanto cuan- bitro. Todas las jugadas polémicas se dirimen entre do el pensamiento recurrentemente necio es quitarse los mismos actores, hombres o mujeres, o en partidos la vida. Reflexiono que la obesidad también es una mixtos. variante de la depresión. Suicidio como un anestésico contra el dolor cotidiano de ser nada, pensamiento cotidiano cuando uno no quiere saber de uno. Durante ese tiempo, que no fue perdido como dicen amistades y familiares, miré pasar mi vida cientos de veces, miles quizá, en mi pensamiento lleno de oscuridad. -----------Iba yo absorto en mis elucubraciones. Es la antítesis del futbol soccer donde lo único que importa es ganar. Cueste lo que cueste. Si se permitiera, por lo que se mira en la cancha a través del telexcremento, matar al rival, los jugadores lo harían sin grima alguna. El espíritu de Ulama de basa en algo que los seres humanos hemos perdido: honestidad. Se práctica con un frisbee o plato volador de plástico. Los botines deportivos estaban prácticamente destartalados. En fase terminal. Casi inservibles. Llevé Recordaba a mi hija. a curarlos a la reparadora de calzado. Cuarenta pesos “Belleza”, suelo decirle, aunque siempre se rubo- me cobraron por coser las suelas y hacer el milagro: rizan sus mejillas de luna llena. soñar con volverlos a usar con infantil ilusión. En días pasado me había devuelto mis zapatos de Iba ensimismado con los zapatos deportivos roji- futbol soccer Reebok, de material sintético, que ha- blancos en mis manos. A cada uno retiré el sarro ad- bía comprado ocho años atrás para los partidos que herido durante casi tres años. Me costó trabajo qui- anualmente, todos los sábados santos, solemos jugar tarle una masa viscosa, especie de chicle que, pese al padres contra hijos en un equipo que 40 años atrás tiempo, aún tenía un tenue olor a menta. resultó campeón de futbol de la liga del barrio, en la Utilicé la filosa hoja principal de una navaja suiza. colonia Pensil: el famoso Cuautla. Vino a mi memoria, un destello, cómo boleaba Algo parecido al Atlético San Pancho de la película. 60 El Búho mis zapatos de gruesa piel durante mi infancia y ado- lescencia cuando practicaba futbol, dos y hasta tres tella de ron cubano, Glorias de Cuba, se llama. Me re- veces por semana. cuerda mi estancia de tres meses en La Habana, casi Siempre ha sido mi pasión jugarlo que no verlo, mucho menos por la telemierda, Televisa, y sus adláteres balompédicos. Siempre los lustraba con amorosa pasión. Era 30 años atrás, cuando recibí una beca del Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Su sabor me remite a qué sabe La Isla, una curiosa mezcla: tabaco, caña de azúcar y mujer. como besar a la novia. Aún en época de lluvias. No En el mercado de Coyoacán adquirí dos kilos de importaba que al primer puntapié al balón se man- la fruta de temporada que más disfruto en invierno y charan de lodo o tierra. que ya está a punto de terminar: limón real. ¿Costo?: ------------- 25 pesos. Había pasado al centro de la ciudad, entre el bullicio Me devolvió a mi realidad percatarme que viajába- de la gente, a comprar a la tienda la Europea una bo- mos a unos 110 kilómetros por hora en un extremo de Max Sanz confabulario 61 los carriles de alta velocidad del Periférico. Suele ser Insisto: no fue el caso. una velocidad peligrosa con casi 15 pasajeros a bordo. Volvimos a los carriles laterales. Comenzó el des- Pero como iba de espalda nunca me percaté del censo paulatino de usuarios. Su manejo se hizo más riesgo que corríamos. Miraba fugaz de qué manera brusco de lo que suele suceder con los conductores los edificios danzaban, huían, a nuestro paso por los que manejan unidades del transporte colectivo en el laterales de la vía rápida. Estado de México. Cuando suele ser así, irse por los carriles centra- Supuse, erróneamente, que era normal. les, el conductor pregunta a los pasajeros si alguno Siempre traen al pasaje como pollo descabezado. baja antes de las Torres de Satélite. No era así. Quedábamos cuatro hombres a bordo. Al extremo de mí, en el mismo asiento, iba un hombre cuarentón, pegado a la puerta. Algo extraño miró en el chofer de la unidad que llamó mi atención, sobre todo por su tono de voz. “¿Estás bien? ¿Necesitas un dulce? ¿Eres diabético? ¿Se te bajó la presión?”, “¿tomaste tu medicamento?”, interrogó con alarmada serenidad. “Estoy bien”, balbuceó casi inaudible. Más delante descendió la pareja con su bebé. Los focos amarillos se encendieron en mi pensamiento. Nunca sentí que hubiera zigzagueo alguno de la unidad que me hiciera sospechar alguna irregularidad. Comencé a escuchar un leve quejido apagado del conductor, de mujer parturienta. Cuando dejamos la lateral de Periférico y nos incorporamos a una de las colonias del municipio de Atizapán de Zaragoza había embotellamiento. Habían pasado unos 40 minu- Carlos Reyes 62 El Búho tos desde que dejamos el paradero del metro Cuatro Caminos. Mi vecino, que tenía de frente al conductor, insistió: “¿Te sientes bien?”. “¿Te tomaste tu medicina? Lo miré con más atención un par de segundos y me percaté que se convulsionaba. Como si recibiera una descarga de mil voltios. “¡Yo manejo!”, exclame bajándome de la unidad, Seguía la retahíla de preguntas. mientras indicaba con ademanes a los conductores Para entonces, y con la intención de calmar mis de la serpiente ferrosa que teníamos un problema, nervios e incertidumbre, extraje de mi mochila el li- pero que enseguida arrancábamos. Quedábamos tres bro de Ray Bradbury, Farenheit 451, que hacía 35 años pasajeros. había leído. “Bajo en la siguiente”, ordenó el personaje que iba a mi lado. Caminamos unos 20 metros entre la lenta sierpe metálica. Extrañamente al auto comenzó a apagársele el motor cada vez que nos deteníamos. Pensé en que la camioneta se había averiado o que el chofer lo hacía así para ahorrar gasolina, pues estaba a punto de terminársele. Uno de ellos, Carlos –supe después que así se llamaba– me ayudó a mover al chofer, quien se mantenía reacio a usar el asiento del copiloto, paralizado ante el volante. Sus pies se atoraron en la palanca de velocidades cuando lo levantamos casi en vilo. Ya para entonces su cetrino rostro, de rasgos indígenas, estaba perlado de sudor. En su boca había una especie de flema amarillenta. No era espuma. Si uno supone generalmente yerra. Estaba en la inconciencia total. Cuando se percató de que el conductor no se ori- Con una pátina de inseguridad tomé el volante. llaba, el pasajero descendió, huyó, cuando hizo alto Hacía cinco años que no manejaba, debido al con- total, sobre el carril de alta velocidad, hasta el otro sumo de la antidepresiva fluoxetina. Cuando se toma extremo de la acera. esa sustancia se recomienda no manejar. Pero hacía Caminamos menos de 20 metros y cada alto el carro se apagaba una y otra vez. Mi semáforo mental encendió el último foco que quedaba apagado: el rojo. Se puso más intenso el tono bermejo cuando el chofer no arrancaba. siete meses que la había dejado. Me armé de valor. Encendí la unidad y a los pocos metros me volví a sentir como pez en el agua al volante. Comencé a hacer los cambios de velocidades Después de unos segundos voltee a mirarlo. Ob- como me había enseñado mi padre. Había sido taxista serve al conductor pegado al volante. Mi primera im- y luego chofer de camión foráneo de pasajeros, du- presión fue que se le había trabado y que intentaba rante 50 años: con suavidad, como quien acaricia a destrabarlo. una mujer. confabulario 63 “¿Es usted chofer?”, interrogó Carlos, con cara de En total fue una veintena de grupos que actuaron sorpresa, mientras intentaba tranquilizar al convul- durante dos días: 48 horas de pesado rock mexicano sionado conductor. pesado. Tinta Blanca, Peace and Love, Tequila, Three “No. Soy reportero, desempleado”, respondí con vergonzoso orgullo. “No se le nota. Parece jipi de los años 60 o 70, con su sombrero, tirantes, botas vaqueras y pantalón de mezclilla. Lo digo porque tengo un tío que tiene Souls in my mind (El Tri), Love Army, Dug-Dugs… Han pasado más de 40 años de esa historia y aún, grupos ultraconservadores, hacen escarnio de ese hecho en páginas de internet. ------------- un look parecido que presume de haber estado en un Carlos estaba familiarizado con ese tipo de cuadros festival de rock en Avándaro”, comentó. convulsivos. Comentaba, en el trayecto, que tenía un ------------- compañero en la oficina del banco donde trabajaba No le dije que yo también había estado ahí, junto con que seguido le daba “el patatús”. Y que él solía auxi- otros 250 mil jipiosos que en aquel entonces escanda- liarlo en esos trances. lizamos la moral de la sociedad mexicana, debido a la manipulación de los medios informativos. El conductor estaba fuera de sí. Como esos boxeadores que están noqueados de pie. O los toros de li- En el colmo se publicaron fotos donde se decía dia que se amorcillan –así se llama en términos tauri- que la neblina matinal era la humareda de quema de nos– muertos, sobre sus cuatro patas, adosados a las grifa. tablas, el burladero. Se decía que había sido una orgía de sexo y dro- Rojos los ojos, su piel parecía más oscura. Su gas. Sí, hubo uno que otro desnudo de hombres y mu- transpiración se hizo más copiosa. Parecía sufrir los jeres que se bañaban en un riachuelo cercano. efectos de un baño sauna. La imagen más conocida fue la de la encuerada Quisimos extraerle grueso suéter para evitar que de Avándaro, aquella adolescente, que no se supo si se fuera a deshidratar. Pero opuso resistencia. Quizá era de Monterrey o Guadalajara, que se quedó sólo en su inconsciente había la idea de que lo íbamos a en bragas, sobre el toldo de un camión, a un lado robar. A despojar de su unidad. del escenario. Exacto en ese momento yo miraba su figura extasiado a unos 30 metros de distancia, con unos prismáticos de esos que usan los espectadores en el teatro. Comenzamos a reflexionar sobre en qué momento el conductor había entrado en crisis. Y concluimos que desde que salimos del paradero todos los pasajeros estuvimos en riesgo. Pudimos ha- Mota sí hubo. Y a pasto. Incluso la vendían los bernos volcado o chocado. Se justifica esta idea por la mismos soldados, un puñado, que custodiaban orden. urgencia del conductor de llegar a la otra base, y por 64 El Búho eso ingresó a los carriles centrales de la vía rápida. Quién sabe cuándo perdió la conciencia. Pero estuvimos en riesgo mayúsculo. Todos. “Tiene instinto suicida”, coincidimos ambos. Daba grima mirarlo convulsionándose. Duró así casi 40 minutos. Temí por su vida. ------------ Obvio: a nada respondía el conductor. No supo –o Pero en mi inconsciente apareció prendido de un al- no pudo– decirnos si tenía celular, qué medicina to- filer el recuerdo de cuando yo también padecía ese maba, dónde vivía, cómo se llamaba, cómo podíamos instinto. Cuando inicié mi vida como reportero era co- localizar a un familiar, cómo contactar a un compañe- mún que llegara alcoholizado a mi casa paterna en las ro de su ruta… madrugadas, sin saber cómo lo lograba. Sólo nos miraba con la mirada perdida, tizones incandescentes, extraviada en la nada. Era una forma de contener la ansiosa ansiedad por ganar la nota. Remedio que se convierte en vicio y Jesús Anaya confabulario 65 que desemboca en alcoholismo y que, a su vez, lleva a la muerte. Esa costumbre se me quitó 10 años después, luego del nacimiento de mi hija. Algo hizo que me cayera Sólo una vez me accidenté. Destrocé un Dodge Dart 1977, azul eléctrico. Me quedé dormido unos 50 metros antes de un semáforo en rojo y me estampé contra un pickup. el veinte y dejé de tener ese instinto suicida. Me consolé porque sólo me ponía en riesgo yo, y no a los demás, como en este caso. --------------Después de 20 minutos y unos 15 kilómetros de camino se hizo el milagro: encontramos una patrulla sobre la calle Hidalgo, a la altura de la Fuente, así llamada popularmente, que nunca ha tenido agua. Como el claxon no servía hice ademanes y silbé al patrullero. Puso cara de what? Descendió de la unidad y preguntó qué pasaba. Expliqué. Pidió que me orillara. Busqué un sitio con sombra para que el conductor no estuviera más expuesto al calor y siguiera deshidratándose. “Ahorita pido auxilio”, dijo con la juvenil calma veinteañera. “Viene un paramédico”, añadió dos minutos después envuelto en la mortaja de su uniforme azul marino. Durante los 15 minutos que tardó en llegar el auxilio busqué en los compartimientos de la unidad en busca de alguna identificación del chofer, su celular o alguna medicina. Se llamaba Noé Saúl Rodríguez, 62 años, originario de Pachuca. Encontré un frasco blanco de plástico con medicamento, supe después, para diabéticos. Juan Román del Prado 66 El Búho Íbamos en el arca mortuoria de Noé. Al fin en la bruma de su pensamiento Noé comen- Carlos, solidario, por la experiencia de tratar con zó, lento, a volver en sí. Sacó su celular. Intentaron personas que les da el “soponcio”, no se despegó del localizar a algún familiar. Dieron con uno de sus her- conductor. manos que se encontraba a unos 100 kilómetros de A tirones y jalones logramos pasarlo a la parte posterior de la unidad. Quise recostarlo en un asiento. “Es más conveniente acostarlo en el piso”, aclaró Carlos. Así lo hizo. Le pasé una franela roja que encontré para colocársela bajo la cabeza. Las convulsiones no paraban. Parecía que viajaba en un carrito de la montaña rusa. distancia, en Texcoco, otro municipio del Estado de México. Interrogó si tenía algún tipo de servicio médico porque había que hospitalizarlo de urgencia. Tras la negativa, informó que habría que canalizarlo a un nosocomio del sector Salud, el Herrejón, a unos 20 kilómetros, sobre Periférico. Llegó el paramédico, de unos 33 años de edad. En la seminconsciencia, Noé miraba extrañado Venía envuelto en su coraza de piel azul con negro y dónde se encontraba, como boxeador noqueado so- botas y casco a bordo de una moto Suzuki de mil 200 bre la lona. centímetros cúbicos. Comenzó a hacerle preguntas al enfermo. Tampo- “¿Sabe dónde está?, volvió a preguntar el paramédico. Miró a su alrededor como niño desamparado en co hubo respuesta. Seguía inconsciente. Tras evaluar- medio de la muchedumbre. lo, y hablar a su centro de operaciones, explicando Negó con la cabeza. qué sucedía, comenzó a aplicarle una sonda. “Está en su unidad”, dijo Carlos. Primero suero y luego otra solución para estabilizarlo. Colocó el catéter en el dorso de su mano izquierda. “¿Cómo se siente, don?”. “¿No se tomó la medicina, verdad?”. “¿Dónde vive?”, “¿trae celular ”?... Seguía sin responder. Tenía una aguda descompensación diabética. Seguía abrazado a su inconsciencia. El paramédico pidió al policía que permanecía con el grupo que retirara la llave de su moto. “Es que le acaban de robar una a un compañero”, justificó. Volvió a negar. Seguía semiinconsciente. “Ésta no es la mía”, balbuceó mientras hacía caminar su pesada mirada por el interior de la unidad. Noé trató de quitarse la cinta adhesiva donde tenía la sonda. “¡No se la quite, porque se va a lastimar!, exclamé desde la puerta de la camioneta. “No don, porque si no lo estabilizo se va a poner peor ”, secundó el paramédico. La expectación de los vecinos hacía parecer más drama donde ya lo había. Una mujer, treintañera, piel morena, casi se quería meter a ver qué sucedía. confabulario 67 “Se le van a quemar los frijoles en su casa”, dije con ironía. La fémina me barrió con la mirada y sólo se hizo unos pasos atrás. Carlos descendió y nos despedimos con un “hasta luego”. Cuando pagué mi pasaje el chofer de la unidad, Cuando tomé conciencia que mi presencia de nada servía, más que de estorbo, y que la vida del chofer no corría peligro, decidí retirarme. sin pregunta de por medio comentó: “No pude evitar oír lo que decían. Ese chofer sabe que no puede manejar. Todos sabemos que está en- Carlos se sumó. Tomamos otra camioneta igual, de la misma ruta. fermo. Pero como la unidad es de él, nadie le marca un límite. Ha trabajado en varias rutas. Lo han echado Durante el trayecto, a nuestros respectivos des- porque puso en riesgo al pasaje”. tinos, que duró unos 15 minutos, comentábamos lo Y remató: sucedido de un extremo al otro de la camioneta que, “Hasta que no provoque un accidente, mate o se para no variar, venía repleta. Como lata de sardinas. mate, va a quedar en paz”. Los pasajeros parecían indiferentes pero ponían Como suele suceder en estos casos, no se dimen- oído a todo lo que decíamos. Más cuando me pregun- siona el riesgo en que uno estuvo, sino unas horas tó sobre mi oficio como reportero. después. Sentí coraje en contra de Noé y su sarcófago con ruedas. Y reflexioné qué hubiera pasado si nos accidentamos con la pareja y su bebé a bordo. Pasaron varios días, hasta que de nuevo viajé a la Ciudad de México. Me esperaba hora y media de trayecto, mínimo, en la hora pico. A veces hacía dos, cuando se cargaba el tráfico. Iba absorto en mi lectura, Sufrían por la Luz, de Tahar Ben Jelloum. Cerré el libro porque volvía a sentir la brusquedad en el manejo que se me hizo familiar. Entré en pánico cuando voltee a mirar al conductor… Carlos Bazán 68 El Búho Ulises Velázquez Gil A la vera de tus ojos, se traza un suspiro, arena de otras estancias; entre las manos que se derraman de tiempo, se presiente otro mar donde la víspera dibuja una esperanza denodada por un núbil deseo: siéntate a mi lado. Miro la lluvia y refrendo mi deseo de estrechar tus manos; me miras sin secreto en el vértigo de la primera sonrisa, preocupación adamantina de ojos soñadores. “Eres más bonita en persona…”; tus ojos, escondidos entre labios, suerte de canto no aprendido que mi pálida mano espera estrechar: placer distante de corazones encontrados. Intermitencia de otros lares sin pasado presente, ampárame hasta las últimas consecuencias y siéntate a mi lado. Ernesto Carreón confabulario 69 Yurazzy Prosa 1 E n el viento la iluminación, esta vez me hace regresar a la faltante descripción de los desobedientes diálogos. He impreso doscientos ejemplares de esa búsqueda. Conmigo han cruzado las páginas los lagos taciturnos, han caminado los pájaros toda calle a la luz del plenilunio, han gritado los veranos exclamando que llegue el verso al poema, que todas las aguas bellas se desborden al margen de cada camino que he de andar. Esta vez, ya he de ver cuando las luces de la montaña me guiñen el ojo y tienen sexo descontrolado para apartarse de mi destino. Ya he de aceptar que el diluvio viene desde los adentros de esta tierra que con gracia gusto de palmotear en la cocina cuando el café hierve en todo enojo y la amargura en trozos se guisa para mí y para todos nosotros. Prosa 2 Rebuscando las sombras me apropio del gran mensaje: -me he perdido en cuerpo-. Me oprimo el pasado con mis tres Francisco Del Castillo Lozano 70 El Búho manos y me detengo para chuparme las heridas. Hasta el Prosa 4 fondo, uno de los favoritos sonidos de este otoño, el grito La emoción congelada y yo pensando en que he de su- de una mariposa asesinada. birme aún en su barco y hemos de comenzar ancladas en El inmenso frío del día intentando vez tras vez enamorarme la hedionda primavera aunque no habiten flores ni ningún rocío diurno. El desfile de tal música de cámara me acapara el mie- otras playas, de otros mares, de otros océanos que nunca se han visitado. Maldije la presencia de la azúcar en su té de tila, una estupidez bordada para un viejo plan de cosmogonía. do, el todo principio de mi invento transgresor, el mejor Me regalaba yo, millón de esperanzas, todas de color rostro de mi soledad cuando desaparece en el clímax de pastel, de un sonido de vals, de aroma a maderas, de piel este baile que odio por ser baile y que amo por odiarlo. de pétalo de rosa. Renunciaba tan floja a toda dirección que sabía ya, me llevaría a la magia fresca de sacar los pies Prosa 3 para sentir las tierras del universo y decir “bienvenida rea- Invadida de ella. La noche. lidad” sin apagarme jamás la sonrisa célibe de la cara por Invadida de humos, pronunciando las palabras prohibidas ninguna razón y de ninguna manera. Fue por eso que me para todo pensamiento de encanto. Le vi. Tiraba de una descoloqué los brazos de sus pesadas melodías y me man- cuerda que salía de la boca una luna desconocida, una tuve echada en el ahogo de otra simple cabellera castaña. que no le rezaba a los campos ni al cristal donde sembró las semillas de una alegría rematada. Prosa 5 Lo supe, había sido condenada a matar todo indicio Una imagen incoherente le disparó sin angustia todas las de estrabismo en todos los pechos amanecidos con otros fantasías de adolescente. Un recuerdo tan frágil y fue con- pechos, encontrados, deslumbrados para un alucine de denado a desatarse de todo bien y de todo mal. desierto. No existían los finales ni ningún principio, a la vista de Las ráfagas de despertares mojaban la entrepierna fal- todo espectador todo asesinato era bello, un completo de- sa y extraviada después de ser llevada sobre los labios de signio traído de la providencia, ilustrado sólo para los cie- la gloria. gos que habitan hoy el mundo, fantasmas y mujeres con Tras sueños y gordas lecturas, iniciaba por hacerse una señal en el ombligo con el usado significado de una el colorete deslavado y agujas metidas en los amoratados cuerpos extraídos de una maniaca fantasía. flor encimándose en otra flor y de una estrella subiéndose Los paisajes, repletos de parapetos clandestinos. al lomo de otra estrella. Siempre se dibujó lo mismo desde Otros, calientes, en llamas, desbravecidos, sólo la aparien- que me miró libremente mirarle. cia de infernales, pero sé que ningún sujeto en aparecida arma cargada atravesó su propia maldición callejera. confabulario 71 Roberto Bravo M ., decidió hacer con su vida algo que lo explicase a él, a los demás y al todo. Pensó que había una esencia única que se repetía en sí como persona, después en los demás como grupo, y luego en el todo como universo. Esa esencia aunque irreductible, otros, antes que él, la habían intentado encontrar y cuando creyeron tenerla, le dieron un nombre y clasificaron sus posibles variantes. M. se dio a la tarea de conocer todas estas modalidades que la esencia había adoptado en el tiempo. Lo hizo con celo desde su juventud, y sus logros le valieron un reconocimiento precoz y autoridad en el tema. Situado en esa plataforma y sin concederle una comprensión total al asunto, continuó en su búsqueda hasta dar con el origen de esa nada simple que siendo vacío, era origen a su vez de sí mismo, los demás, y el universo: “Soy en Margarita Cardeña 72 El Búho mi trabajo lo que soy, desde lo que es que es to como corresponde a una persona de buenos en mi, y con los fenómenos que acaecen en lo modales, y aceptó un distintivo que pusieron creado”. Cuando exponía sus ideas al respec- en la solapa de su saco. Le pidieron también to, provocaba burlas y chistes de sus alumnos, que expusiera su teoría, y lo hizo haciéndoles los jóvenes tienden a rechazar lo que les atrae los guiños de simpatía de alguien poco acos- de esa manera. No obstante, cada vez tuvo tumbrado a condecoraciones y honores, sino más adeptos hasta que, aunque con reservas, con la timidez de quien se pasa el día frente su teoría terminó siendo aceptada, digamos a sesudas teorías, y se divierte caminando por generalizando, por todos; aunque los envidio- las tardes para pensar en lo que ha estado le- sos y egoístas del éxito ajeno murmuraron de- yendo, y en sus conclusiones. M. era lo que al- savenencias como sucede en estos casos. Cada gunos llaman un ratón de biblioteca, aunque vez eran más los inteligentes quienes acudían otros lo comparaban al sacristán de un iglesia, a escucharlo, no tanto para seguir auscultan- siempre apurado por mantenerla en orden. Los do en su descubrimiento, eso estaba hecho y actores que le festejaron, que se distinguían no admitía a ningún interesado que no fuera porque usaban el vestuario con el que salían quien lo había develado, sino para percatarse al escenario aún estando fuera de él, después cómo pensaba. Por supuesto que les interesa- de escucharlo, le pidieron que modificara cier- ba conocer cómo había tirado del telón sobre tas partes de su discurso con las que no esta- su asunto, pero sobre todo, acudían a sus pláti- ban de acuerdo. M., se mostró desconcertado, cas para aprehender a pensar. M. se dio cuenta lo que los actores tomaron como negativa, e de eso, y aprovechó para hablar de otros tópi- inmediatamente pidieron a otro que dijera lo cos que también le atraían y juzgaba no habían que M. no quiso decir. Los comediantes al pa- sido estudiados apropiadamente. Sin querer, en recer traían un guión hecho para aquella fiesta, estas pláticas, abrió caminos que sus alumnos y como el parlamento de M. no coincidía con el más inteligentes convirtieron en motivo de sus de ellos, lo sustituyeron como actor. Aún más estudios para el resto de sus vidas y con ello desconcertado, más bien conmocionado, M. emprendieron sus respectivas andanzas. dio las gracias y se retiró del evento. Después, Esa vez, M. fue invitado por los actores de tomó distancia del suceso y fue a la casa, que la una compañía de teatro a una fiesta que le di- leyenda dice que él mismo hizo en el bosque, a jeron era en su honor. Sucedió en aquella fiesta practicar lo que siempre le gustó hacer, pensar en su honor que dijo palabras de agradecimien- y escribir el producto de sus disquisiciones. Una confabulario 73 vez que pasó todo aquello y estuvo lejos del in- Aunque en público no se pronunció sobre fausto momento que duró la fiesta para él, M. el particular, muchos de los que le envidiaban, aceptó que su presencia en ella había sido un entre ellos, algunos de sus alumnos, y otros error. Encontró, en una de las secciones de su que sin conocerlo, igual que sus discípulos, obra que ese tipo de caídas en la vida de una torcieron la base de su pensamiento teórico, persona estaba contemplada en su teoría. para reprocharle llamándolo estúpido, acusándolo de comulgar con aquellos actores de pacotilla, que aunque se sabía que eran malditos, todavía no habían perpetrado el final de su representación. Hoy, la compañía que organiza las fiestas está formada por sus detractores. De sus alumnos, una mujer salió en su defensa, uno más, después, mostró arrepentimiento y se retractó de sus ataques. Los otros, conocidos y desconocidos para él, forzando la verdad siguen encasillando en el mismo lugar su persona y su trabajo. No hablan del significado de su obra, sólo de su yerro, y narran para desacreditarlo, una y otra vez su corta asistencia a la fiesta de la compañía de los malditos. [...]—Señor –exclamó, y todos los chacales aullaron; lejanamente, remotamente, me pareció una melodía–. Señor, tú debes poner fin a esta lucha, que divide el mundo en dos bandos. […]—Puede ser, puede ser –dije–, no quiero juzgar asuntos que están tan lejos de mi competencia; parece una enemistad muy antigua; debe estar en la sangre; tal vez sólo termine con la sangre. F. Kafka… La condena Luis Argudín 74 El Búho Ulises Paniagua De pieles y misterios 8 de noviembre, tierra firme L a mulata con la que dormí anoche tuvo un sueño extraño, inquietante: imaginó que entre su piel y su carne habitaba una energía, una especie de aura espiritual que impedía al interior del cuerpo contaminarse con la vulgaridad del mundo exterior, pero que servía de enlace para comprenderlo y contactarlo. ¿Qué media entre la cáscara y un fruto, entre el estirar una mano y rozar un jazmín?, me pregunto, influenciado por la mulata ¿Qué es ese umbral que impide que las aguas de dos o más mundos se encuentren, para intercambiar sus olas? Comprobé la imposibilidad de llegar al centro de las cosas; a la esencia, por ejemplo, de un buen soneto; o a la perfección de un paradigma armónico ejecutado por un hábil trovador. Carmen Parra confabulario 75 El hombre ya debería haber comprendido la ne- mo. Con la luz de esa energía no se puede iluminar cedad de perseguir sombras, de afanarse en la bús- fuera del ser ni dentro del mismo. La luz se origina queda de espejismos. Nos es imposible conseguir y se conserva sólo en el intercambio, en el puente; el corazón de lo que existe. Nos está negado, eso como una araña se mantiene viva gracias a los reco- es todo. Por ello a esta mujer sólo le es revelado en rridos que, de manera perpetua, realiza de un lado una forma onírica, como un simple atisbo, un aso- a otro de su tela. Sin embargo, en un arrebato de rebeldía mística, un cuestionamiento me viene a la mente: ¿y si fuera posible, por sólo unos momentos, dejar la telaraña y escalar una pared, un tronco? ¿Qué sucedería con la luz contenida entre nuestra piel y nuestra ánima? ¿Se marcharía; permanecería en su sitio?... Como acontece de manera regular, esta bitácora presenta más dudas que respuestas. Y en evidencia, las situaciones que planteo no deben convertirse en una obsesión, a riesgo de perder la cordura uno de estos días. Los sueños nunca deben destaparse. Se pueden interpretar, sospechar, narrar. Mas no se debe intentar una expedición a sus abismos. El costo de ello podría resultar demasiado alto. Levar anclas 9 de noviembre. Al fin dejamos tierra firme. Nos desprendemos de disertaciones, angustias, alegrías, borracheras: diversión fácil y frágil. Retornamos al misterio al que siempre hemos pertenecido, el océano. Hugo Navarro 76 El Búho En tierra firme, mientras levamos anclas, se van vertirse en un animal de carne y hueso. Las Furias, quedando las pieles abandonadas de aquellos que por supuesto, intentaron alertar a Júpiter. Pero éste, fuimos en un pretérito cercano. primitivo y rústico, no dejaba de roncar de manera A navegar de nuevo. A la caza de una nueva vida. estruendosa. Nuestro personaje, por su parte, subió a una pequeña barcaza y remó durante siete meses, El Estrecho de los espejos sin detenerse a dormir, comer o descansar -se tra- Mares remotos; dos meses después. taba sólo de un ente imaginado- para alejarse de la En el Estrecho que cruzamos vigilantes, atascados venganza que la deidad pudiera ejercer en cuanto en un tráfago de embarcaciones (que igual que no- despertara. Una vez que llegó al punto donde los sotros buscan franquearse paso de un hemisferio a dos hemisferios de la Tierra se interceptan; ideó otro), los espejos lo envuelven todo. construir este pasadizo de reflejos que, si se mira Se cuenta entre los navegantes que dicha mura- a la distancia, parece apenas una simple continua- lla de azogue, donde los barcos se multiplican por ción del oleaje. Alguien, asegura Fado, le comentó centenas -y que hace al capitán más experimenta- una vez al hierofante que de nada valía esconderse; do reconsiderar el rumbo cada trescientas varas- es que una vez que Júpiter abriera los ojos de nuevo, producto del trabajo paciente de un hierofante reti- para emprender una nueva jornada, ni siquiera este rado. Según el chismorreo de las sirenas pérfidas; muro de imágenes cristalinas podría garantizarle la el solitario sacerdote construyó el muro de espejos vida. El anacoreta se limitó a asentir, mansamente, para protegerse de un Dios soñante. Según dicta el reconociendo la sabiduría del comentario; pero de- rumor, el propio Zeus le dio vida al mago a través de jando entrever que esa posibilidad ya le había ron- una angustia nocturna; un sueño inquietante lleno dado la mente muchas veces, tan innúmeras como de espantosas Furias. El hierofante, usando conju- los barcos que se multiplicaban a nuestro silencioso ros y sacrificios de carneros barbudos fungía, en el paso por el Estrecho. episodio onírico, como un escudo protector del dios ante seres tan terribles. La leyenda, por supuesto, resulta fantasiosa y poco confiable en principio; pero la posibilidad de Pero algo salió mal, hubo una ruptura entre el que aquel viejo nos esté mirando por la ligera hen- mundo posible y la dimensión alterna; y cual si se didura de cualquier espejo, esperanzado en ocul- quebrara una esfera de cristal delicado, el mundo tarse hasta el día de su muerte natural, no deja de real quedó tan cercano al sacerdote, que éste no ser tan inquietante como la posibilidad de que el pudo evitar la tentación de salir a probar fortuna. El propio Júpiter, en el segundo menos pensado, deje hombre saltó; cruzó el umbral del sueño para con- de soñar al hechicero. confabulario 77 La fronda de los Narcisos marse. Por supuesto, no pude resistir el impulso. En Selvas del Caribe; víspera de Semana Santa. el reflejo que devolvía la corriente cristalina, surgió Estas tierras han sembrado en mí la congoja. Ape- de pronto un fenómeno curioso: no pude reconocer nas descendimos para tomar posesión de la ribera mi rostro. Podía distinguir mi sombra, el aura oscura a nombre de sus Altezas, fuimos atacados por una y medio colorida que me devolvía el espejo del agua, horda de indios que se desprendían de las ramas pero las facciones y mi expresión eran imprecisas. retorcidas de los árboles, o emergían desde el fon- Me asaltó el pánico. Comencé a manotear sobre do de pequeños pozos encubiertos por discretas la superficie. Ante mis golpeteos sobre el arroyo, mi hojarascas. imagen se decodificaba, se multiplicaba en una infi- Por lo imprevisto del asalto, mis hombres hu- nidad de figuras atemorizantes que eran yo y no lo yeron en desbandada, cubriendo de manera inútil eran al mismo tiempo. Por un momento comprendí sus cuerpos de las copiosas flechas que les atrave- que es así como nos sucede a diario; que no so- saron, inmisericordes, pulmones y corazón. Uno a mos sino las sombras múltiples de un mismo ser uno miré caer a los expedicionarios, entre gritos de que pretende agradar a los demás o controlarlos: triunfo de los salvajes caribes. unas veces verdugo; otras, monje. Yo no era un Al- En un acto instintivo, presintiendo mi muerte; mirante; sino muchos Almirantes que conformaban decidí arrojarme desde lo alto de una peña sin saber la imagen etérea de uno solo, a quien me era impo- qué me reservaba el fondo; pues pensé que menos sible acceder. dolorosa resultaba la caída que una larga agonía Me senté al pie de la fronda, exhausto pero entre los dientes de aquellos antropófagos. Corrí desesperado. Los hombres que me regresaron a la con suerte. Al final del salto, las aguas de un lago embarcación, dijeron que yo no dejaba de gimo- silencioso y solitario me acogieron. Durante segun- tear, de ocultarme de la mirada imaginaria de mis dos que parecieron eternos, me sumergí en la oscu- muchas sombras. La tripulación llegó a pensar que ridad; para salir, por gracia del empuje de las aguas, había perdido la razón. Afortunadamente, el reme- tragando bocanadas desesperadas de aire; hasta dio misterioso y profano de un hechicero judío que mantenerme a flote y nadar hasta la orilla. llevábamos a bordo; en el que pude reconocer, mo- Allí, en un claro solitario, ajena a la vecindad lidos con un mortero rústico, la presencia del opio, de cualquier otro árbol de la selva, reposaba una el sabor del trébol y la frescura del eucalipto miope, fronda enorme, cercana a los novecientos codos de permitieron que la crisis se detuviera en una tercia diámetro. A sus pies descansaba un manso arroyo, de horas. De esta manera yo -quiero decir mis múl- cristalino y transparente, al que se antojaba aso- tiples yo- continuaron surcando un océano -o debo 78 El Búho decir muchos océanos- de una realidad inmensa y un año de viaje, sucedió un encuentro inesperado: desconcertante. Aunque a estas alturas, ya no me justo con la puntualidad del mediodía, un trozo de ocupo de pensar en eso. mundo por demás extraño apareció ante nosotros; una isla de marcada firmeza, que bien podría con- Historia de caballerías “Escribo, por tanto, acerca de lo que ni vi, ni comprobé, ni supe por otros y, es más, acerca de lo que no existe en absoluto ni tiene fundamento para existir.” Luciano de Samosata fundirse con la boca de algún continente. Reconocimos, sobre una loma retorcida, el porte y desafío de un caballero que destacaba por los fulgores del sol en su armadura. Montaba un poderoso corcel, al que dosificaba el coraje median- Las sorpresas que nos brindan los puertos son in- te sutiles llamamientos de brida. Se trataba -según finitas. Hoy, día veintitrés de abril; poco después de apuntó un viejo que hace funciones de cartógrafo Alonso confabulario 79 en nuestro barco-, del mismísimo Amadís de Gaula, en vigilar una hilera de casas que descansaban en el de quien tanto se rumoraba en libros y folletines de valle; un pequeño villorrio de tejos remendados, de Occidente. paredes humedecidas por los contenidos de bacín Por un momento nos incomodamos ante la presencia del personaje; pero poco a poco, conforme que los habitantes acostumbraban arrojar por las estrechas ventanas. arrimábamos el esqueleto de la embarcación a la En el pueblo, mientras la fragata rozaba los peña; nos dimos cuenta de que el Amadís no parecía abrojos secos e indiscretos de un terraplén; emer- notarnos siquiera. Por el contrario, se concentraba gió de entre lo oscuro de las casuchas un desfile de personajes que no nos llevó mucho tiempo reconocer. Bajo el dintel de una sencilla biblioteca, -que disimulaba una fachada barroca- el malévolo encantador de Arcalús presumía el libro más reciente de la saga caballeresca. Mientras tanto, Urganda la Desconocida, hechicera y protectora de Amadís y su familia, cuyas profecías afectan las acciones de los demás; disfrutaba, a mitad de una plaza desierta, danzar sobre una pira de leña húmeda. Por Oriente, apostados como fortalezas incólumes, dos rudos gigantes dormitaban en espera de un desafío. Hacia el Sur, justo hacia donde se presume el fin del globo terráqueo; una curiosa cámara que sube y baja mediante un mecanismo semejante a una viga lagar, causaba el asombro de Tirante el blanco y Palmerín de Oliva. En el Norte de la villa, melancólico y lleno de angustia, Tristán cantaba, acompañado por José Juárez 80 El Búho un laúd plañidero, la terrible pérdida de su amada los repentinos vuelos de parvadas de pericos sal- Isolda, y los inmensos trabajos que le esperaban al vajes. Aparte de dichos detalles, una calma tediosa intentar recuperarla. dominaba el sitio. Nuestro navío pasó de largo. En un adormeci- Sin embargo, como es sabido por los marinos miento casi onírico, como si una escena del Teatro experimentados, las apariencias engañan. Nuestra de los sueños desfilara ante nuestros ojos, vimos sorpresa fue mayor una vez que Bo-lum, un indio desaparecer al Amadís y su villorrio, entre la confu- sociable que capturamos tras una segunda batalla sión de una niebla espesa… en la fronda de los Narcisos, nos reveló que estos Pensé entonces en un frágil caballero, de flaco territorios gozan de una fama, bien merecida, de rocín y adarga antigua, contemplando la escena bajo impredecibles. Las montañas que delimitan el hori- la mirada de un Alonso Quijano lleno de asombro. zonte, según cuenta el joven en un castellano atro- Seguramente un poco más allá, en los umbrales de pellado e impreciso, mantienen sus cimas níveas la creatividad y en la ineludible presencia de una y relucientes, entre el verdor y la humedad de las mazmorra triste y salitrosa, el manco de Lepanto tierras, gracias a un macabro secreto. No debe uno se daba a la tarea de crear mundos posibles; confundirse, según cuenta el indígena: la materia justo a la sombra de una presencia, quién sabe si que domina la cima de las montañas, que cualquier funesta o benevolente, quién sabe si de Cide Hame- extranjero juraría es hielo; funda su existencia en te Benengeli o de alguna existencia aún más miste- el apilamiento espantoso de osarios humanos. El riosa que las anteriores, que no dejaba de escribirlo, motivo: una raza de Grifos, que acostumbran raptar mientras llenaba con la tinta de su apremio y con- nativos para triturarlos a sus anchas, con poderosas centración, cientos y cientos y cientos de páginas zarpas de más de tres cuartas de longitud. inmortales. Aun cuando los pobladores escapan a los ataques de los Grifos; deben protegerse de los relam- Extraños grifos pueblan los campos pagueantes y sanguinarios asaltos de los caníbales Puerto Deseo, primer día de mayo del año de islas vecinas, sedientos de episodios de guerra y en curso sacrificios humanos. Levamos anclas, sin sobresaltos. En este lugar no Según Bo-lum; esta tierra perece ante la violen- encontramos cosa que despertara interés o exigiera cia engendrada, de manera sigilosa, en el precario entendimiento. Quizás llamara la atención un par transcurrir de su Historia. Yo, por mi parte, no dejo de columnillas de humo escapando inocentes desde de paralizarme ante la posibilidad de ser arrebatado las chozas, entre decenas de árboles y palmeras; o de cubierta, en un ataque furtivo, por una de esas confabulario 81 criaturas que asolan caseríos y campos. Aunque (tal de un pueblo ignorante y poderoso sobre una urbe vez) guardo en el fondo el deseo de ser llevado por humanista. Nunca se había exhibido tanta brutali- las garras de un Grifo justiciero, quien a través de su dad e ignorancia en una rabieta bélica; de eso doy vuelo breve pueda conducirme, durante un instan- testimonio. te, al acercamiento de una independencia absoluta, Impresionados, decidimos emprender un viaje implícita en el planear el cielo. Es una idea suicida, por nuestra cuenta y riesgo. Dimos inicio a la visita absurda; pero cercana a la libertad. de las otras cinco maravillas, sólo para comprobar que aún seguían allí, que se trataba de realidades La Séptima Maravilla del mundo físicas y no de quimeras insulsas. Fue así como ce- A estribor, entre la niebla de un día gélido, el nuevo dimos ante el embeleso de las Pirámides de Gizeh gaviero descubrió un hecho horrendo: una de las en Egipto; admiramos la belleza y proporción del Siete Maravillas del Mundo Antiguo había desapare- Templo de Diana en Éfeso y la Estatua del Júpiter cido. Fue un golpe terrible, pues apenas tres sema- Olímpico en la Grecia Antigua. Fuimos testigos de la nas antes habíamos navegado, justo a las plantas macabra fascinación que el Mausoleo del Halicar- del Coloso de Rodas, atemorizados ante la posibi- naso ejerce sobre los extranjeros; y del esplendor lidad de que la gigantesca estatua despertara de su sin límites de unos Jardines Colgantes de Babilonia letargo, para contemplarnos con la compasión con suspendidos en el Tiempo. que los dioses miran a los perros. Una vez que nos cercioramos, más serenos, de El sentimiento de desolación aquella mañana que el resto de las maravillas permanecía en pie; en Rodas fue grande; pero hoy el desconcierto abrió volvimos el velamen, para retornar al baldío donde paso a la alarma cuando, después de múltiples vis- alguna vez se asentara la ciudad de Alejandría. En tazos, tuvimos que aceptar que el Faro de Alejandría un acto simbólico y amoroso, asentamos sobre las no estaba en su puesto; y que la niebla que cubría su cenizas un libro grueso y pesado; un tratado excel- vista no era otra cosa que un humo espeso provo- so de Aristóteles sobre Ética y Arte, in memoriam cado por el incendio de la Gran Biblioteca. Imagina- de lo perdido. Después, aún con los ojos llorosos y mos, indignados, el derrumbe de la torre de mármol la ira reprimida, partimos de la Mar Pretérita en la albo, de más de ciento diez yardas, destrozándose que nos internamos al perder la ruta de nuestro as- piedra a piedra contra el suelo rocoso, ante la mi- trolabio; y de esta manera, dejando atrás la bruma, rada impotente de Tolomeo Filadelfo. Imaginamos regresamos a los mares cotidianos de los hombres, la crueldad de las teas y el crepitar del fuego sobre para continuar la travesía. los pergaminos llenos de conocimiento; el ataque 82 El Búho Centenario de Julio Cortázar (1914-2014) El También es el centenario de Julio Cortázar un escritor singular, acaso único. En sus obras, cuentos fantásticos, traducciones memorables, están las pruebas de su genio. Políticamente fue leal a su época y no dejó de lado la importancia de la Revolución Cubana o de la lucha del pueblo de Vietnam. Le gustaba el jazz, Buenos Aires y París. Pero sobre todo estaba enamorado de las fantasías literarias como hacer casas aterradoras y vomitar conejos, mirar fijamente a un ajolote para terminar siendo ese extraño ser. A manera de homenaje, nuestra revista toma dos de sus textos memorables partiendo de una frase hecha: el mejor reconocimiento a un autor es la lectura. Estamos seguros que la lectura o relectura de estos dos relatos de Cortázar, atraerá nuevos lectores o permitirá que los pasados se reencuentren con un escritor realmente talentoso e imaginativo. Felicidades, querido Julio, El Búho te saluda. (Archivo coleccionable) Julio Cortázar casa. Nos moriríamos allí algún día, vagos y esquivos primos se quedarían con la casa y la echarían al suelo para enriquecerse con el terreno y los ladrillos; o mejor, nosotros mismos la voltearíamos justicieramente antes de que fuese Cuentos demasiado tarde. Casa tomada N os gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia. Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura pues en esa casa podían vivir ocho personas sin estorbarse. Hacíamos la limpieza por la mañana, levantándonos a las siete, y a eso de las once yo le dejaba a Irene las últimas habitaciones por repasar y me iba a la cocina. Almorzábamos a mediodía, siempre puntuales; ya no quedaba nada por hacer fuera de unos pocos platos sucios. Nos resultaba grato almorzar pensando en la casa profunda y silenciosa y cómo nos bastábamos para mantenerla limpia. A veces llegamos a creer que era ella la que no nos dejó casarnos. Irene rechazó dos pretendientes sin mayor motivo, a mí se me murió María Esther antes que llegáramos a comprometernos. Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea de que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la genealogía asentada por los bisabuelos en nuestra José Juárez para la memoria histórica Irene era una chica nacida para no molestar a nadie. vechaba esas salidas para dar una vuelta por las librerías y Aparte de su actividad matinal se pasaba el resto del día preguntar vanamente si había novedades en literatura fran- tejiendo en el sofá de su dormitorio. No sé por qué tejía cesa. Desde 1939 no llegaba nada valioso a la Argentina. tanto, yo creo que las mujeres tejen cuando han encontra- Pero es de la casa que me interesa hablar, de la casa do en esa labor el gran pretexto para no hacer nada. Irene y de Irene, porque yo no tengo importancia. Me pregunto no era así, tejía cosas siempre necesarias, tricotas para el qué hubiera hecho Irene sin el tejido. Uno puede releer un invierno, medias para mí, mañanitas y chalecos para ella. A libro, pero cuando un pullover está terminado no se puede veces tejía un chaleco y después lo destejía en un momento repetirlo sin escándalo. Un día encontré el cajón de abajo de porque algo no le agradaba; era gracioso ver en la canas- la cómoda de alcanfor lleno de pañoletas blancas, verdes, tilla el montón de lana encrespada resistiéndose a perder lila. Estaban con naftalina, apiladas como en una mercería; su forma de algunas horas. Los sábados iba yo al centro no tuve valor de preguntarle a Irene qué pensaba hacer con a comprarle lana; Irene tenía fe en mi gusto, se complacía ellas. No necesitábamos ganarnos la vida, todos los meses con los colores y nunca tuve que devolver madejas. Yo apro- llegaba la plata de los campos y el dinero aumentaba. Pero Francisco Del Castillo Lozano II El Búho a Irene solamente la entretenía el tejido, mostraba una ocurrió poner al fuego la pavita del mate. Fui por el pasi- destreza maravillosa y a mí se me iban las horas viéndole llo hasta enfrentar la entornada puerta de roble, y daba la las manos como erizos plateados, agujas yendo y viniendo vuelta al codo que llevaba a la cocina cuando escuché algo y una o dos canastillas en el suelo donde se agitaban cons- en el comedor o la biblioteca. El sonido venía impreciso y tantemente los ovillos. Era hermoso. sordo, como un volcarse de silla sobre la alfombra o un ahogado susurro de conversación. También lo oí, al mismo Cómo no acordarme de la distribución de la casa. El tiempo o un segundo después, en el fondo del pasillo que comedor, una sala con gobelinos, la biblioteca y tres dor- traía desde aquellas piezas hasta la puerta. Me tiré contra mitorios grandes quedaban en la parte más retirada, la que la puerta antes de que fuera demasiado tarde, la cerré de mira hacia Rodríguez Peña. Solamente un pasillo con su golpe apoyando el cuerpo; felizmente la llave estaba puesta maciza puerta de roble aislaba esa parte del ala delante- de nuestro lado y además corrí el gran cerrojo para más ra donde había un baño, la cocina, nuestros dormitorios seguridad. y el living central, al cual comunicaban los dormitorios y el pasillo. Se entraba a la casa por un zaguán con mayólica, y la puerta cancel daba al living. De manera que uno entraba por el zaguán, abría la cancel y pasaba al living; tenía a los lados las puertas de nuestros dormitorios, y al frente el pasillo que conducía a la parte más retirada; avanzando Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando estuve de vuelta con la bandeja del mate le dije a Irene: —Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado la parte del fondo. Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos cansados. por el pasillo se franqueaba la puerta de roble y más allá —¿Estás seguro? empezaba el otro lado de la casa, o bien se podía girar Asentí. a la izquierda justamente antes de la puerta y seguir por —Entonces —dijo recogiendo las agujas— tendremos un pasillo más estrecho que llevaba a la cocina y el baño. que vivir en este lado. Cuando la puerta estaba abierta advertía uno que la casa Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero ella tardó era muy grande; si no, daba la impresión de un departa- un rato en reanudar su labor. Me acuerdo que tejía un cha- mento de los que se edifican ahora, apenas para moverse; leco gris; a mí me gustaba ese chaleco. Irene y yo vivíamos siempre en esta parte de la casa, casi nunca íbamos más allá de la puerta de roble, salvo para Los primeros días nos pareció penoso porque ambos hacer la limpieza, pues es increíble cómo se junta tierra en habíamos dejado en la parte tomada muchas cosas que los muebles. Buenos Aires será una ciudad limpia, pero eso queríamos. Mis libros de literatura francesa, por ejemplo, lo debe a sus habitantes y no a otra cosa. Hay demasiada estaban todos en la biblioteca. Irene extrañaba unas carpe- tierra en el aire, apenas sopla una ráfaga se palpa el polvo tas, un par de pantuflas que tanto la abrigaban en invierno. en los mármoles de las consolas y entre los rombos de las Yo sentía mi pipa de enebro y creo que Irene pensó en una carpetas de macramé; da trabajo sacarlo bien con plumero, botella de Hesperidina de muchos años. Con frecuencia vuela y se suspende en el aire, un momento después se (pero esto solamente sucedió los primeros días) cerrábamos deposita de nuevo en los muebles y los pianos. algún cajón de las cómodas y nos mirábamos con tristeza. —No está aquí. Lo recordaré siempre con claridad porque fue simple y sin circunstancias inútiles. Irene estaba tejiendo en su dormitorio, eran las ocho de la noche y de repente se me Y era una cosa más de todo lo que habíamos perdido al otro lado de la casa. Pero también tuvimos ventajas. La limpieza se sim- para la memoria histórica III plificó tanto que aun levantándose tardísimo, a las nueve canciones de cuna. En una cocina hay demasiado ruido de y media por ejemplo, no daban las once y ya estábamos loza y vidrios para que otros sonidos irrumpan en ella. Muy de brazos cruzados. Irene se acostumbró a ir conmigo a la pocas veces permitíamos allí el silencio, pero cuando tor- cocina y ayudarme a preparar el almuerzo. Lo pensamos nábamos a los dormitorios y al living, entonces la casa se bien, y se decidió esto: mientras yo preparaba el almuerzo, ponía callada y a media luz, hasta pisábamos más despacio Irene cocinaría platos para comer fríos de noche. Nos ale- para no molestarnos. Yo creo que era por eso que de noche, gramos porque siempre resulta molesto tener, que abando- cuando Irene empezaba a soñar en alta voz, me desvelaba nar los dormitorios al atardecer y ponerse a cocinar. Ahora en seguida.) nos bastaba con la mesa en el dormitorio de Irene y las fuentes de comida fiambre. Es casi repetir lo mismo salvo las consecuencias. De Irene estaba contenta porque le quedaba más tiempo noche siento sed, y antes de acostarnos le dije a Irene para tejer. Yo andaba un poco perdido a causa de los libros, que iba hasta la cocina a servirme un vaso de agua. Desde pero por no afligir a mi hermana me puse a revisar la colec- la puerta del dormitorio (ella tejía) oí ruido en la cocina; ción de estampillas de papá, y eso me sirvió para matar el tal vez en la cocina o tal vez en el baño porque el codo del tiempo. Nos divertíamos mucho, cada uno en sus cosas, pasillo apagaba el sonido. A Irene le llamó la atención mi casi siempre reunidos en el dormitorio de Irene que era más brusca manera de detenerme, y vino a mi lado sin decir cómodo. A veces Irene decía: palabra. Nos quedamos escuchando los ruidos, notando —Fíjate este punto que se me ha ocurrido. ¿No da un dibujo de trébol? Un rato después era yo el que le ponía ante los ojos un claramente que eran de este lado de la puerta de roble, en la cocina y el baño, o en el pasillo mismo donde empezaba el codo casi al lado nuestro. cuadradito de papel para que viese el mérito de algún sello No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y la de Eupen y Malmédy. Estábamos bien, y poco a poco empe- hice correr conmigo hasta la puerta cancel, sin volvernos zábamos a no pensar. Se puede vivir sin pensar. hacia atrás. Los ruidos se oían más fuertes pero siempre sordos, a espaldas nuestras. Cerré de un golpe la cancel y (Cuando Irene soñaba en alta voz yo me desvelaba nos quedamos en el zaguán. Ahora no se oía nada. en seguida. Nunca pude habituarme a esa voz de estatua —Han tomado esta parte —dijo Irene. El tejido le col- o papagayo, voz que viene de los sueños y no de la gar- gaba de las manos y las hebras iban hasta la cancel y se ganta. Irene decía que mis sueños consistían en grandes perdían debajo. Cuando vio que los ovillos habían quedado sacudones que a veces hacían caer el cobertor. Nuestros del otro lado, soltó el tejido sin mirarlo. dormitorios tenían el living de por medio, pero de noche se escuchaba cualquier cosa en la casa. Nos oíamos respirar, —¿Tuviste tiempo de traer alguna cosa? —le pregunté inútilmente. toser, presentíamos el ademán que conduce a la llave del —No, nada. velador, los mutuos y frecuentes insomnios. Estábamos con lo puesto. Me acordé de los quince mil Aparte de eso todo estaba callado en la casa. De día pesos en el armario de mi dormitorio. Ya era tarde ahora. eran, los rumores domésticos, el roce metálico de las agujas Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once de tejer, un crujido al pasar las hojas del álbum filatélico. de la noche. Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo creo La puerta de roble, creo haberlo dicho, era maciza. En la que ella estaba llorando) y salimos así a la calle. Antes de cocina y el baño, que quedaban tocando la parte tomada, alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré nos poníamos a hablar en voz más alta o Irene cantaba la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo IV El Búho se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con el alma entera de la casa y su habitante lejana. Y yo no con la casa tomada. puedo acercar los dedos a un libro, ceñir apenas el cono de luz de una lámpara, destapar la caja de música, sin que un sentimiento de ultraje y desafío me pase por los ojos Carta a una señorita en París como un bando de gorriones. Usted sabe por qué vine a su casa, a su quieto salón Andrée, yo no quería venirme a vivir a su departamento de solicitado de mediodía. Todo parece tan natural, como la calle Suipacha. No tanto por los conejitos, más bien por- siempre que no se sabe la verdad. Usted se ha ido a París, yo que me duele ingresar en un orden cerrado, construido ya me quedé con el departamento de la calle Suipacha, elabo- hasta en las más finas mallas del aire, ésas que en su casa ramos un simple y satisfactorio plan de mutua conveniencia preservan la música de la lavanda, el aletear de un cisne hasta que septiembre la traiga de nuevo a Buenos Aires y con polvos, el juego del violín y la viola en el cuarteto de me lance a mí a alguna otra casa donde quizá... Pero no le Rará. Me es amargo entrar en un ámbito donde alguien que escribo por eso, esta carta se la envío a causa de los cone- vive bellamente lo ha dispuesto todo como una reiteración visible de su alma, aquí los libros (de un lado en español, del otro en francés e inglés), allí los almohadones verdes, en este preciso sitio de la mesita el cenicero de cristal que parece el corte de una pompa de jabón, y siempre un perfume, un sonido, un crecer de plantas, una fotografía del amigo muerto, ritual de bandejas con té y tenacillas de azúcar... Ah, querida Andrée, qué difícil oponerse, aun aceptándolo con entera sumisión del propio ser, al orden minucioso que una mujer instaura en su liviana residencia. Cuán culpable tomar una tacita de metal y ponerla al otro extremo de la mesa, ponerla allí simplemente porque uno ha traído sus diccionarios ingleses y es de este lado, al alcance de la mano, donde habrán de estar. Mover esa tacita vale por un horrible rojo inesperado en medio de una modulación de Ozenfant, como si de golpe las cuerdas de todos los contrabajos se rompieran al mismo tiempo con el mismo espantoso chicotazo en el instante más callado de una sinfonía de Mozart. Mover esa tacita altera el juego de relaciones de toda la casa, de cada objeto con otro, de cada momento de su alma Margarita Cardeña para la memoria histórica jitos, me parece justo enterarla; y porque me gusta escribir pero naturalmente uno no va a ponerse a explicarle a la cartas, y tal vez porque llueve. gente que de cuando en cuando vomita un conejito. Como Me mudé el jueves pasado, a las cinco de la tarde, entre siempre me ha sucedido estando a solas, guardaba el hecho niebla y hastío. He cerrado tantas maletas en mi vida, me igual que se guardan tantas constancias de lo que acaece he pasado tantas horas haciendo equipajes que no llevaban (o hace uno acaecer) en la privada total. No me lo reproche, a ninguna parte, que el jueves fue un día lleno de sombras Andrée, no me lo reproche. De cuando en cuando me ocurre y correas, porque cuando yo veo las correas de las valijas vomitar un conejito. es como si viera sombras, elementos de un látigo que me No es razón para no vivir en cualquier casa, no es azota indirectamente, de la manera más sutil y más horri- razón para que uno tenga que avergonzarse y estar aislado ble. Pero hice las maletas, avisé a su mucama que vendría y andar callándose. a instalarme, y subí en el ascensor. Justo entre el primero Cuando siento que voy a vomitar un conejito, me y segundo piso sentí que iba a vomitar un conejito. Nunca pongo dos dedos en la boca como una pinza abierta, y se lo había explicado antes, no crea que por deslealtad, espero a sentir en la garganta la pelusa tibia que sube como Max Sanz VI El Búho una efervescencia de sal de frutas. Todo es veloz e higiénico, todo ese trébol y la señora de Molina. Hubiera sido prefe- transcurre en un brevísimo instante. Saco los dedos de la rible matar en seguida al conejito y... Ah, tendría usted que boca, y en ellos traigo sujeto por las orejas a un conejito vomitar tan sólo uno, tomarlo con dos dedos y ponérselo blanco. El conejito parece contento, es un conejito normal y en la mano abierta, adherido aún a usted por el acto mismo, perfecto, sólo que muy pequeño, pequeño como un conejito por el aura inefable de su proximidad apenas rota. Un mes de chocolate pero blanco y enteramente un conejito. Me lo distancia tanto; un mes es tamaño, largos pelos, saltos, ojos pongo en la palma de la mano, le alzo la pelusa con una salvajes, diferencia absoluta. Andrée, un mes es un conejo, caricia de los dedos, el conejito parece satisfecho de haber hace de veras a un conejo; pero el minuto inicial, cuando nacido y bulle y pega el hocico contra mi piel, moviéndolo el copo tibio y bullente encubre una presencia inajenable... con esa trituración silenciosa y cosquilleante del hocico Como un poema en los primeros minutos, el fruto de una de un conejo contra la piel de una mano. Busca de comer noche de Idumea: tan de uno que uno mismo... y después y entonces yo (hablo de cuando esto ocurría en mi casa de tan no uno, tan aislado y distante en su llano mundo blanco las afueras) lo saco conmigo al balcón y lo pongo en la gran tamaño carta. maceta donde crece el trébol que a propósito he sembrado. Me decidí, con todo, a matar al conejito apenas nacie- El conejito alza del todo sus orejas, envuelve un trébol ra. Yo viviría cuatro meses en su casa: cuatro —quizá, con tierno con un veloz molinete del hocico, y yo sé que puedo suerte, tres— cucharadas de alcohol en el hocico. (¿Sabe dejarlo e irme, continuar por un tiempo una vida no distinta usted que la misericordia permite matar instantáneamente a la de tantos que compran sus conejos en las granjas. a un conejito dándole a beber una cucharada de alcohol? Entre el primero y el segundo piso, Andrée, como un Su carne sabe luego mejor, dicen, aunque yo... Tres o cuatro anuncio de lo que sería mi vida en su casa, supe que iba a cucharadas de alcohol, luego el cuarto de baño o un paque- vomitar un conejito. En seguida tuve miedo (¿o era extrañe- te sumándose a los desechos.) za? No, miedo de la misma extrañeza, acaso) porque antes Al cruzar el tercer piso el conejito se movía en mi de dejar mi casa, sólo dos días antes, había vomitado un mano abierta. Sara esperaba arriba, para ayudarme a entrar conejito y estaba seguro por un mes, por cinco semanas, las valijas... ¿Cómo explicarle que un capricho, una tienda tal vez seis con un poco de suerte. Mire usted, yo tenía per- de animales? Envolví el conejito en mi pañuelo, lo puse en fectamente resuelto el problema de los conejitos. Sembraba el bolsillo del sobretodo dejando el sobretodo suelto para trébol en el balcón de mi otra casa, vomitaba un conejito, lo no oprimirlo. Apenas se movía. Su menuda conciencia debía ponía en el trébol y al cabo de un mes, cuando sospechaba estarle revelando hechos importantes: que la vida es un que de un momento a otro... entonces regalaba el conejo movimiento hacia arriba con un click final, y que es también ya crecido a la señora de Molina, que creía en un hobby un cielo bajo, blanco, envolvente y oliendo a lavanda, en el y se callaba. Ya en otra maceta venía creciendo un trébol fondo de un pozo tibio. tierno y propicio, yo aguardaba sin preocupación la maña- Sara no vio nada, la fascinaba demasiado el arduo na en que la cosquilla de una pelusa subiendo me cerraba problema de ajustar su sentido del orden a mi valija mis la garganta, y el nuevo conejito repetía desde esa hora la papeles y mi displicencia ante sus elaboradas explicaciones vida y las costumbres del anterior. Las costumbres, Andrée, donde abunda la expresión “por ejemplo”. Apenas pude me son formas concretas del ritmo, son la cuota de ritmo que encerré en el baño; matarlo ahora. Una fina zona de calor nos ayuda a vivir. No era tan terrible vomitar conejitos una rodeaba el pañuelo, el conejito era blanquísimo y creo que vez que se había entrado en el ciclo invariable, en el méto- más lindo que los otros. No me miraba, solamente bullía y do. Usted querrá saber por qué todo ese trabajo, por qué estaba contento, lo que era el más horrible modo de mirar- para la memoria histórica VII me. Lo encerré en el botiquín vacío y me volví para desem- hace en la alfombra efímeras puntillas que ellos alteran, pacar, desorientado pero no infeliz, no culpable, no jabo- remueven, acaban en un momento. Comen bien, callados y nándome las manos para quitarles una última convulsión. correctos, hasta ese instante nada tengo que decir, los miro Comprendía que no podía matarlo. Pero esa misma solamente desde el sofá, con un libro inútil en la mano —yo noche vomité un conejito negro. Y dos días después uno que quería leerme todos sus Giraudoux, Andrée, y la histo- blanco. Y a la cuarta noche un conejito gris. ria argentina de López que tiene usted en el anaquel más bajo—; y se comen el trébol. Usted ha de amar el bello armario de su dormitorio, Son diez. Casi todos blancos. Alzan la tibia cabeza con la gran puerta que se abre generosa, las tablas vacías hacia las lámparas del salón, los tres soles inmóviles de su a la espera de mi ropa. Ahora los tengo ahí. Ahí dentro. día, ellos que aman la luz porque su noche no tiene luna ni Verdad que parece imposible; ni Sara lo creería. Porque Sara estrellas ni faroles. Miran su triple sol y están contentos. nada sospecha, y el que no sospeche nada procede de mi Así es que saltan por la alfombra, a las sillas, diez manchas horrible tarea, una tarea que se lleva mis días y mis noches livianas se trasladan como una moviente constelación de en un solo golpe de rastrillo y me va calcinando por dentro una parte a otra, mientras yo quisiera verlos quietos, ver- y endureciendo como esa estrella de mar que ha puesto los a mis pies y quietos —un poco el sueño de todo dios, usted sobre la bañera y que a cada baño parece llenarle a Andrée, el sueño nunca cumplido de los dioses—, no así uno el cuerpo de sal y azotes de sol y grandes rumores de insinuándose detrás del retrato de Miguel de Unamuno, en la profundidad. torno al jarrón verde claro, por la negra cavidad del escri- De día duermen. Hay diez. De día duermen. Con la torio, siempre menos de diez, siempre seis u ocho y yo pre- puerta cerrada, el armario es una noche diurna solamente guntándome dónde andarán los dos que faltan, y si Sara se para ellos, allí duermen su noche con sosegada obediencia. levantara por cualquier cosa, y la presidencia de Rivadavia Me llevo las llaves del dormitorio al partir a mi empleo. Sara que yo quería leer en la historia de López. debe creer que desconfío de su honradez y me mira dubita- No sé cómo resisto, Andrée. Usted recuerda que vine a tiva, se le ve todas las mañanas que está por decirme algo, descansar a su casa. No es culpa mía si de cuando en cuan- pero al final se calla y yo estoy tan contento. (Cuando arre- do vomito un conejito, si esta mudanza me alteró también gla el dormitorio, de nueve a diez, hago ruido en el salón, por dentro —no es nominalismo, no es magia, solamente pongo un disco de Benny Carter que ocupa toda la atmós- que las cosas no se pueden variar así de pronto, a veces fera, y como Sara es también amiga de saetas y pasodobles, las cosas viran brutalmente y cuando usted esperaba la el armario parece silencioso y acaso lo esté, porque para los bofetada a la derecha—. Así, Andrée, o de otro modo, pero conejitos transcurre ya la noche y el descanso.) siempre así. Su día principia a esa hora que sigue a la cena, cuan- Le escribo de noche. Son las tres de la tarde, pero le do Sara se lleva la bandeja con un menudo tintinear de escribo en la noche de ellos. De día duermen. ¡Qué alivio tenacillas de azúcar, me desea buenas noches —si, me las esta oficina cubierta de gritos, órdenes, máquinas Royal, desea, Andrée, lo más amargo es que me desea las buenas vicepresidentes y mimeógrafos! ¡Qué alivio, qué paz, qué noches— y se encierra en su cuarto y de pronto estoy yo horror, Andrée! Ahora me llaman por teléfono, son los ami- solo, solo con el armario condenado, solo con mi deber y gos que se inquietan por mis noches recoletas, es Luis que mi tristeza. me invita a caminar o Jorge que me guarda un concierto. Los dejo salir, lanzarse ágiles al asalto del salón, olien- Casi no me atrevo a decirles que no, invento prolongadas do vivaces el trébol que ocultaban mis bolsillos y ahora e ineficaces historias de mala salud, de traducciones atra- VIII El Búho sadas, de evasión. Y cuando regreso y subo en el ascensor Andrée, querida Andrée, mi consuelo es que son diez —ese tramo, entre el primero y segundo piso— me formulo y ya no más. Hace quince días contuve en la palma de la noche a noche irremediablemente la yana esperanza de que mano un último conejito, después nada, solamente los diez no sea verdad. conmigo, su diurna noche y creciendo, ya feos y naciéndo- Hago lo que puedo para que no destrocen sus cosas. les el pelo largo, ya adolescentes y llenos de urgencias y Han roído un poco los libros del anaquel más bajo, usted caprichos, saltando sobre el busto de Antinoo (¿es Antinoo, los encontrará disimulados para que Sara no se dé cuenta. verdad, ese muchacho que mira ciegamente?) o perdiéndo- ¿Quería usted mucho su lámpara con el vientre de porcelana se en el living donde sus movimientos crean ruidos reso- lleno de mariposas y caballeros antiguos? El trizado apenas nantes, tanto que de allí debo echarlos por miedo a que los se advierte, toda la noche trabajé con un cemento especial oiga Sara y se me aparezca horripilada, tal vez en camisón que me vendieron en una casa inglesa —usted sabe que las —porque Sara ha de ser así, con camisón— y entonces... casas inglesas tienen los mejores cementos— y ahora me Solamente diez, piense usted esa pequeña alegría que tengo quedo al lado para que ninguno la alcance otra vez con las patas (es casi hermoso ver cómo les gusta pararse, nostalgia de lo humano distante, quizá imitación de su dios ambulando y mirándolos hosco; además usted habrá advertido —en su infancia, quizá— que se puede dejar a un conejito en penitencia contra la pared, parado, las patitas apoyadas y muy quieto horas y horas). A las cinco de la mañana (he dormido un poco, tirado en el sofá verde y despertándome a cada carrera afelpada, a cada tintineo) los pongo en el armario y hago la limpieza. Por eso Sara encuentra todo bien aunque a veces le he visto algún asombro contenido, un quedarse mirando un objeto, una leve decoloración de la alfombra, y de nuevo el deseo de preguntarme algo, pero yo silbando las variaciones sinfónicas de Franck, de manera que nones. Para qué contarle, Andrée, las minucias desventuradas de ese amanecer sordo y vegetal, en que camino entredormido levantando cabos de trébol, hojas sueltas, pelusas blancas dándome contra los muebles, loco de sueño, y mi Gide que se atrasa, Troyat que no he traducido, y mis respuestas a una señora lejana que estará preguntándose ya si… para qué seguir todo esto, para qué seguir esta carta que escribo entre teléfonos y entrevistas. Max Sanz para la memoria histórica IX en medio de todo, la creciente calma con que franqueo de la entregara alguna clara mañana de París. Anoche di vuel- vuelta los rígidos cielos del primero y el segundo piso. ta a los libros del segundo estante; alcanzaban ya a ellos, parándose o saltando, royeron los lomos para afilarse los Interrumpí esta carta porque debía asistir a una tarea dientes —no por hambre tienen todo el trébol que les com- de comisiones. La continúo aquí en su casa, Andrée, bajo pro y almaceno en los cajones del escritorio. Rompieron las una sorda grisalla de amanecer. ¿Es de veras el día siguien- cortinas, las telas de los sillones, el borde del autorretrato te, Andrée? Un trozo en blanco de la página será para usted de Augusto Torres, llenaron de pelos la alfombra y también el intervalo, apenas el puente que une mi letra de ayer a mi gritaron, estuvieron en círculo bajo la luz de la lámpara, en letra de hoy. Decirle que en ese intervalo todo se ha roto, círculo y como adorándome, y de pronto gritaban, gritaban donde mira usted el puente fácil oigo yo quebrarse la cintu- como yo no creo que griten los conejos. ra furiosa del agua, para mí este lado del papel, este lado de He querido en vano sacar los pelos que estropean la mi carta no continúa la calma con que venía yo escribiéndo- alfombra, alisar el borde de la tela roída, encerrarlos de le cuando la dejé para asistir a una tarea de comisiones. En nuevo en el armario. El día sube, tal vez Sara se levante su cúbica noche sin tristeza duermen once conejitos; acaso pronto. Es casi extraño que no me importe Sara. Es casi ahora mismo, pero no, no ahora. —En el ascensor, luego, extraño que no me importe verlos brincar en busca de o al entrar; ya no importa dónde, si el cuándo es ahora, si juguetes. No tuve tanta culpa, usted verá cuando llegue puede ser en cualquier ahora de los que me quedan. que muchos de los destrozos están bien reparados con el cemento que compré en una casa inglesa, yo hice lo que Basta ya, he escrito esto porque me importa probarle pude para evitarle un enojo... En cuanto a mí, del diez que no fui tan culpable en el destrozo insalvable de su casa. al once hay como un hueco insuperable. Usted ve: diez Dejaré esta carta esperándola, sería sórdido que el correo se estaba bien, con un armario, trébol y esperanza, cuántas cosas pueden construirse. No ya con once, porque decir once es seguramente doce, Andrée, doce que será trece. Entonces está el amanecer y una fría soledad en la que caben la alegría, los recuerdos, usted y acaso tantos más. Está este balcón sobre Suipacha lleno de alba, los primeros sonidos de la ciudad. No creo que les sea difícil juntar once conejitos salpicados sobre los adoquines, tal vez ni se fijen en ellos, atareados con el otro cuerpo que conviene llevarse pronto, antes de que pasen los primeros colegiales. *Tomados de: Julio Cortázar. Bestiario. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, Argentina. Octava edición, 1968. 165 Pp. El Búho Jaime Goded Ileana Garma E I ntonces tomé el tren sin despedirme de papá. Llegué al lugar donde impartiría clases a las niñas de primaria. Recuerdo al hombre que hablaba con tanta paciencia y que me ayudó a subirme a la yegua. Me explicó cómo llegaría a casa del Comisario, pues tenía que presentarme con él, antes que nada. Un día tomé un tren para alejarme de todo. El Comisario vivía en un rancho en medio de la selva. Los senderos estaban inundados de tábanos. Pensé que papá estaría leyendo la nota que le había dejado y que no creería que había partido para dar clases. Pensé en la tristeza de papá. A la pobre yegua la asaltaban los tábanos. Siempre había querido tener esos trazos de verde, de cielo perfecto. El Comisario no creía que yo estuviera decidido a quedarme en la selva. El Comisario era padre de cinco varones y tres mujeres. Sus cinco hijos un día habían tomado el tren. Las facciones del Comisario parecían haberse derretido sobre su rostro. La más pequeña de Leonel Maciel confabulario 83 sus hijas iba a la escuela. El Comisario no creía que yo Mamá no sabía que los caminos de la selva son oscuros, estuviera decidido a dar clases, pero me sirvió un plato que los insectos se pegan a la ropa, se mezclan con el de frijoles, y me llevó al lugar asignado para la escuela. sudor; que la escuela estaba bajando una pequeña co- Ahí esperamos a los otros padres de familia, que me lina; en un claro. El sol la aplastaba y la empequeñecía conocerían esa tarde y me ayudarían a limpiar el lugar. Un día abrí los ojos en un pequeño claro. Si papá Mamá no sabía que me encontraba en la selva. estuviera acá, me dije, se acostumbraría en un instante Imaginaba a papá diciéndole que su hijo vago había de- al calor, lo olvidaría todo. Junto a la escuela se encon- cidido vivir en la calle. Imaginaba a mamá buscándome traba la casa que yo ocuparía. La casa y la escuela eran en las plazas y en los parques, como a un vagabundo. dos construcciones idénticas, dos diminutas piezas Luis Garzón 84 El Búho llenas de ventanas y luz, y árboles de zaramullo alre- ba con sus tareas. Pensaba en la tristeza de papá al dedor de un pozo. No tenía nada más que pedir, pues encontrar mi nota. Un día descubrí una guitarra en el iría a comer al rancho del Comisario. Y aquel señor que rancho y comencé a enseñarle a Juanita a tocar aquel hablaba con tanta paciencia, me prestaría a la yegua instrumento. para que pudiera trasladarme por el pueblo, cuando fuera necesario. Por la tarde Juanita regresaba conmigo a la escuela. El Comisario jamás imaginó que fuera a quedarme a Un día desperté y tenía una yegua. La yegua era un dar clases a las niñas de aquella ranchería. Juanita can- animal oscuro con un triángulo blanco en la espalda. taba frente a mí y yo la acompañaba con la guitarra. Un día abrí los ojos y todo estaba inundado de sol. La Juanita se sentaba sobre mi pierna, sus pies permane- luz es como el agua. Escuché entonces el rumor de un cían flotando en el calor. Yo manipulaba sus manos y chapoteo, eran los pavos del Comisario que arrastra- ella aprendía con rapidez. ban sus alas en la cancha de la escuela, y al hacerlo, Su espalda permanecía pegada a mi pecho. No parecía en verdad que alguien chapoteaba. Nunca pude podía dormir recordando el olor de esa larga cabellera entender aquel efecto. Y la yegua oscura me esperaba intacta. debajo de un árbol. Un día tomé un tren para llegar a la selva. Una noche tomé al caballo para alejarme de la escuela. Empezaba a tener miedo de quedarme en aquel Cuatro niñas bajaban a la escuela. Cuatro niñas lugar. Pensaba en la histeria de mamá depositada en que me parecieron desnutridas y tontas, pero una de los parques, en las plazas. Pensaba en las vecinas con- esas niñas era Juanita. Juanita era hija del Comisario. solándola con idioteces. Pensaba en la furia de papá Juanita alumbraba el aula con sus ojos negros, con sus destruyendo mi nota. Pero esa noche las estrellas tam- puntiagudos hombros, con sus agudos omóplatos que poco supieron guiarme. Regresé a la escuela, a aquella parecían abrirse como alas. habitación atravesada por la claridad de la luna. Cerré Un día desperté detrás de una niña de nueve años. Esa niña iba delante de mí en su caballo. Yo cabalgaba una a una las posibilidades de perder. Aseguré cada ventana. lentamente, hipnotizado por el vaivén de aquella es- Por la tarde Juanita y yo estábamos practicando. palda brillante, y Juanita cantaba en esa lengua de los Sus piernas abiertas descansaban sobre mi pierna. Se indios, parecía invocar a un demonio en contra mía. Re- balanceaba, se acomodaba, reía cantando en su mara- cuerdo al hombre que me explicó con paciencia cómo villosa lengua incomprensible. Mis manos jugaron con llegar a casa del Comisario. sus rodillas y ella me suplicaba que no, pues la llenaba Todas las tardes Juanita me llevaba a casa de su padre, para tomar ahí la comida, y después yo la ayuda- de cosquillas y ella no podía dejar de reír. Le pedí que fuera por un lapicero a mi habitación. confabulario 85 Una tarde yo y una bruja infanta estábamos encerra- con lentitud sus abundantes alimentos, se iban forman- dos en un diminuto espacio, con las ventanas selladas. do gorritos, chaquetas, medias, guantes o bolsos. Sus Mamá seguro deseaba que regresara con ella. Juanita clientas iban a visitarla y le regalaban dulces, siempre y yo nos sentamos en la hamaca. Sus piernas abiertas. dulces. Como si yo los necesitara, como si yo quisiera Mis manos manipulaban las de ella. Juanita cantaba. tener alguna plática, como si fuera útil estar siempre Yo le dije, no dejes de cantar Juanita. Mi mano acarició con el vestido planchado, las zapatillas lustradas y el el interior de sus piernas. No dejes de cantar Juanita. cabello bien peinado. Ellas no saben nada, y además se Mi mano acarició el vértice de sus piernas. No dejes atreven a preguntar. de cantar Juanita. Y mis dedos rompieron el vértice. Le Llegaban las visitas de lunes a viernes, y bien sabía tapé la boca. Pensé en la furia de papá negando que que sin esas visitas no podría vivir, pues gracias a esto yo estuviera en la selva dando clases. Tiré la guitarra la casa se seguía manteniendo con la misma cantidad y senté a Juanita sobre mí. La niña pataleó, se estreme- de lujos que en otra época, con la misma criadita y los ció y sangró, derramándose en mí. Estaba seguro de dulces ingleses, los chocolates importados, los quesos que mamá no se había resignado de Holanda, las cortinas de seda, la porcelana, la plata, Una tarde tomé el tren sin despedirme de los po- todo como antes, cuando los niños entraban y salían bladores de aquella ranchería en la selva. Recuerdo a de casa, así iban y venían ahora mujeres embarazadas, Juanita llorando en el centro de la diminuta habitación. próximas abuelas, vecinas o extrañas, personas que Tuve que amarrarla a una pata de la mesa para que no habían escuchado de maravillosos tejidos. corriera con su padre. Recuerdo los insectos adheridos La muchacha de limpieza llegaba desde temprano a mi sudor. El dulce y pesado aroma de Juanita estará y se encargaba también de las comidas. No era una co- siempre en mis sueños. cinera experta, más bien había dominado el papel del perro que conoce a su amo y sabe qué trucos debe hacer para agradarle, aunque de la anciana no obtenía más II que un gracias, puedes irte. La calle estaba desierta ese mediodía lluvioso y una La señora se encontraba la mayor parte del día en la delgada claridad se arrastraba sobre las residencias. La sala, sobre uno de los sillones forrados en piel oscura; señora se acercó a la ventana, en uno de los sillones era como si juntos, ella y el mueble, decidieran lo que descansaba el estambre blanco y las agujas. No debería iba a tejerse; el color de las flores, la clase de pájaros, y estar tan mal el tiempo, qué injusto. todo el mundo que podía dibujarse, con reglas que sólo Ella tejía de lunes a viernes, todo el día, incluso du- ella y su sillón parecían establecer, hasta que tocaban la rante las comidas, entre bocado y bocado, masticando puerta y alguna vecina colocaba su risa en medio de las 86 El Búho nubes púrpuras que estaban naciendo, con sólo un par y rojo; un detalle que había visto en una revista de moda, de agujas y poco de hilo. en la hija de una princesa. El trabajo ya estaba listo y El diluvio no cesaba, de vez en vez un automóvil esperando a la dueña en una bolsa de regalo donde una pasaba a toda velocidad, como si más allá, muy lejos, mamá cargaba a una niña desnuda, con una flor ama- hubiera otro mundo, uno mucho más cálido, seco, sin rrada en la cabeza. También caía un aguacero, pero la huesos de estambre. Miro el reloj, miro los retratos, ahí vecina siempre era puntual, su esposo se encargaba de estaban los niños, solos, pequeños, nunca sonreían, llevarla hasta ahí o cualquiera de sus hijos. Miró el chu- pero luego ya con sus parejas, parecían dichosos. Y Ro- basco hasta que le empezaron a arder los labios y sintió berto, enojado como siempre. ¿Qué le he hecho yo a como si las manos se le hincharan. Su vecina era vieja y esos niños? Un trueno hizo vibrar la ventana. La llu- acababa de tener otra nieta, siempre estaba cargada de via blanqueaba la calle y oscurecía al viento. La vieja sintió frío pero apenas se movió. Vio la chambrita blanca que había comenzado y ahora dormía sobre el sofá como un gato perezoso. Ella no tocaría eso, ya no podía tejer más. La chambrita era para una de sus vecinas, la que más le compraba, la que más hablaba de hijos y nietos. Como si fuera una vieja gallina que quisiera seguir empollando por miedo al cocinero. No tiene derecho a venir a hablar de sus chiquillos, del cabello rubio de sus nietos, es una estúpida. A los hombres les gustan las mujeres estúpidas. Afuera la lluvia ablandaba la calle. Es injusto. Había estado a punto de vengarse. Su vecina acababa de ser abuela de nuevo, una niñita más, y quería un camisón blanco, con un cuello alto Jaime Goded confabulario 87 las anécdotas de sus niños, de lo traviesos que eran. Su timbre? Había sido ocurrencia de los niños y ellos ya no vecina era vieja y sus hijos se reunían con ella, la iban estaban ahí. ¿Qué les había hecho? Al final no dejó que a visitar, y además era tan amable que en cada reunión su vecina entrara. La hizo esperar y fue al baño a tirar le regalaba unos pastelitos de fresa que hacía con la co- su trabajo. Abrió la puerta a medias y dijo que tenía que cinera. A ella jamás se le hubiera ocurrido hacer pasteli- seguir tejiendo. La vecina le entregó los acostumbrados tos de fresa con su sirvienta, la muchacha estaba bien pastelitos de fresa. No parecía molesta, era feliz. como fregona, pero en la cocina apenas y se defendía. Un perro cruzó la calle y desapareció. Todos se van Aquel día la chica de servicio había picado habanero debajo de la lluvia. El temporal estaba hecho de rostros para acompañar la comida, así que ella fue hasta la co- que ya no podían recordarse, de muebles viejos que cina por uno de aquellos trozos de chile y lo restregó en había que volver a tapizar y de cuadros que era nece- el cuello del camisón. Se imaginó a la pequeña, tenía sario destruir. La lluvia no ablandaba a nadie, dejaba que ser blanca, regordeta, arrugada y estúpida como costras. Todos desaparecen. Había que comer y respirar su abuela. Escuchó cómo se detenía un motor bajo la y mantener los vestidos planchados y tomar el café con lluvia y los pasos de la vecina al subir por las escaleras las vecinas. Pero este tiempo no puede llevarse mi úni- del pórtico. ¿Por qué había dejado que le colocaran el co día. ¿Acaso hubiera podido resguardar a ese perro? Miró el estambre blanco sobre el sofá. Ya no le parecía un gato perezoso, sino algo trémulo, a punto de morir. Ya eran varios años que el domingo se convertía en una burbuja donde podía recostarse y sentirse llevada hacia la tranquilidad. Se levantaba tarde y se arreglaba tardando mucho; se bañaba en la tina y se daba difíciles masajes con crema. Después se ponía el vestido violeta que Roberto le había regalado y se perfumaba. No se encontraba sola, ahí estaba esa casa que había envejecido con ella y a la que Mauricio Vega 88 El Búho podía dejar un rato. Se imaginaba que su hogar debería No debe llover y no deben de cruzar perros sarno- extrañarla. Irse al buffet chino era vengarse del tiempo. sos sólo para alejarse, sólo para aumentar la espesura No era éste el primer domingo con accidentes. De del vendaval y de la casa que es vieja y se burla de uno. hecho, la primera vez que había llegado al buffet pensó Caminó de un lado a otro. Se sentó en el sillón y tomó el que jamás regresaría. Después de misa pasaba siempre estambre. Se levantó y volvió a caminar. ¿Acaso lloverá por aquel lugar pero sabía que nadie de la colonia en- todo el día? traba. No era tan elegante como exótico para ellos. Eso La comida del lugar era muy mala. Lo peor de todo fue lo que la incitó. Las lámparas rojas de papel y su es que en realidad no sabía qué era y cuando preguntó dragón en el pórtico, le mostraron un espejo en donde a un cocinero, le respondieron en chino. Terminó co- ella se vislumbró más joven, llena de voluntad. miendo arroz y papas. Cuando fue por el postre vio que Ocupó una mesa que se encontraba en el centro del en toda la barra sólo tenían fruta y gelatina. ¿Acaso salón. El lugar de pronto le pareció una cueva en la que era la gelatina un postre chino? Quiso reclamar pero se ya había estado antes, en sus días de campo. Una chica dio cuenta de que no tenía fuerzas, de que estaba sola, le dijo, con la voz alta y chillona, que esa mesa estaba de que el lugar era oscuro, semejante a una cueva, de ocupada, ¿Ah sí? Respondió. La joven sonrió y explicó nuevo la película comenzaba y ella quería verla. Tomó que ella y su pareja se acababan de levantar para ir por un plato de gelatina y regresó a su sitio. la comida, pero que ya los había atendido el mesero Ahora cada domingo no tenía que molestarse y ése era su lugar. La señora se cambió a una mesa por ir a la barra, la mesera le llevaba el jugo, el arroz, pegada a la pared y creyó que todo pasaba por algo. las papas y la gelatina. Dejó de ir a misa y pasaba ahí Ahora tenía la televisión frente a ella y comenzaba una el domingo entero, tomando jugo y viendo televisión. película norteamericana. El piso del lugar era de una La empleada le había contado sobre los problemas con madera oscura y el color de las paredes era también su hijo, sobre su casa en la periferia, sobre el trabajo. oscuro, rojo. Era un lugar perfecto, con poca gente, con Nunca parecía alegre y respondía a las preguntas como gente desconocida. se responde a alguien que no nos deja disfrutar de un La mesera que la atendió no era joven y no son- concierto que sabemos irrepetible. La señora disfrutaba rió al tomar la orden. La anciana quiso que le llevaran de esto más que nada en el mundo, el tener el poder de una jarra de jugo de naranja. Miró las manos de la ca- preguntar, el no tener que responder nada a nadie. Le marera, eran grandes. Su cuerpo sin embargo no era gustaba ver cómo la camarera se limpiaba las manos en tan grande, parecía hecha con un costal de papas, y sin el delantal y la manera en que manejaba los silencios embargo le había simpatizado. Dejó su bolso y fue por para alejarse, para que no le preguntaran más nada. la comida. Por un momento pareció que escamparía. Tomó su confabulario 89 bolso y sin darse cuenta también aquella bola de estam- cidió dejar la escuela. Cuando le llevaron la gelatina bre. Apenas dio un paso vio su imagen reflejada en la sugirió que le agregaran crema. En el noticiero una ventana. Una mano que no podía ser su mano, lle-vaba señora hablaba de perros de caza, dos perros saltaban el hilo; una mano blanda y temblorosa cargaba a aquel a su lado. Se levantó y cambió el canal. Una película ser inerte. Un estallido irrumpió en la sala. Uno de los norteamericana terminaba, el final era feliz. cuadros había caído, aquél donde los niños vestían Se levantó el vestido y corrió entre los charcos. Era de piratas. El agua volvió con más fuerza. Se dejó caer tan liviana como una hoja de otoño. Los chicos estaban en el sillón y comenzó a tejer con los ojos cerrados; llegando y parecía que habían logrado cazar. Todo era era como si las agujas fueran títeres entre los cuales un alboroto. Los perros ladraban y se oía el griterío de hubiera una lucha a muerte, luego lo arrojó todo junto los muchachos detrás del trote de los caballos, debajo a la ventana. Ya no se escuchaba la lluvia. Todo había de la madrugada. Sintió algo en el hombro y vio cómo terminado. una serpiente amarilla le bajaba por el brazo. Señora, Los caminos húmedos y solitarios le hicieron pen- señora... sar en el campo. En los días de campo donde ella era Despertó. La noche estaba afuera. La noche era de la reina y los niños, los pequeños niños eran príncipes. colmillos. El ruido de los autos la angustió. ¿Cuánto Dejó que el viento la despeinara. El aire frío le cortó tiempo me han dejado dormir? ¿Qué pensará la ca- los labios. Sintió la cara reseca. Había charcos de tan- marera y los demás? ¿Me tendrán lástima? Ya en la calle to en tanto. Pensó en el campo húmedo, en las ranas. tuvo miedo de caer, de los charcos, de los perros calleje- En la vez que ella y Roberto habían ido a enterrar con ros. La noche parecía girar alrededor con el zumbido de los muchachos una rana que encontraron camino a casa las abejas. Una cuadra antes de llegar a casa comenzó de la abuela. Se dio cuenta de que sus manos, como si de nuevo a llover. Era una garúa lenta y metódica, como fueran de otro, se estaban poniendo los guantes. Las una venganza. Se encontraba empapada cuando llegó a manos saben cosas, se entienden entre ellas, pudiera casa y cierto temblor dominaba su quijada haciéndola ser que además tuvieran compasión de la mujer que las castañear. Comenzó a tocar la puerta, primero suave- lleva a comer comida china. mente y luego a puñetazos, sus golpes se perdían en El restaurante tenía más gente de lo común pero la noche, en el canto de los automóviles que pasaban ahí estaba su mesa. Se prendió la televisión y comenzó a toda velocidad, en los perros que aullaban al hori- a ver el noticiero. Algunas partes de la ciudad se habían zonte, en el vacío de cada una de las habitaciones de su inundado. En un poblado tres niños habían sido arras- casa. Tocaba con todas sus fuerzas. Roberto, por favor, trados por un río. Cuando terminó su plato de arroz llueve. quiso comer otro. La mesera le contó que su hijo de- 90 El Búho Edwin Lugo Veracruz Con la nota timbrada del soneto con la púrpura gala del lenguaje labrando con tus alas un boceto se descubre tu esencia y tu linaje. Veracruz: Eres cuerno de abundancia y alegría, pródigo granero que compartes los frutos de tu tierra en demasía y tu virtud en las ciencias y en las artes. Hoy pregono tu valor y tu hidalguía, que tu lealtad Veracruz lleva mensaje: eres el bello estado que porfía asombrando por su fuerza y su coraje, el pueblo que al escribir su biografía ¡Transforma el verso en homenaje! Perla Estrada confabulario 91 Fortin tu famoso manantial para el sediento. Con el frescor de la lluvia te solazas, Cual despunte de un alba que inaugura y a San Andrés donde jade se evidencia la armonía de la camelia inmaculada, le imprimes la verdura en finas gasas la ciudad de Fortín es la estructura de tu gente laboriosa y ordenada. Por las manos de Dios acariciada, por las manos del hombre florecida la gardenia de marfil estremecida es la ofrenda de la tierra cultivada. Y en el ahínco tenaz del jardinero, que reverente ante la planta se arrodilla mientras trina el jilguero vocinglero se comprueba que en Fortín, botón preciso, en el tronco por el que resbalan las ardillas se ha quedado un rincón del paraíso. San Andres Tuxtla, Catemaco Agua verde con la luz de hechicería, en la piel tropical que da al boscaje la apariencia de un mar en lejanía, exaltando del trópico el follaje. Catemaco, ostentas el seráfico celaje, húmedo del calor que mengua el viento, y regala el más espléndido hospedaje Javier Anzures 92 El Búho ornándose con el matiz de tu linaje, Coatepec: eres ósculo del cielo, y no acierta a definir ninguna ciencia apoteosis de natura inmaculada la gracia insuperable del paisaje. en la copa de tus árboles revuelo de la fauna variopinta y emplumada. Xalapa En tus noches la luciérnaga se prende, Compendio del saber, ciudad preciada, en la comba del cielo ya estrellada que brillas por tus luces diamantina, que enmudece los labios de sorpresa y eres réplica de Atenas engarzada en el joyel de la letra salmantina. y en la aurora el disco que se enciende, madura en la planta despuntada Envueltos en mil velos nacarados, el néctar que paladeamos en la mesa. tus jardines se acurrucan y suspiran, y en la piedra ancestral de tus santuarios Orizaba arden siglos de fe que te iluminan. Xalapa: tus edificios asombran al esteta, A Orizaba le llaman pluviosilla la cultura es en ti presencia y fama hogar de una novia “La Calandria” .¡Qué en un banco de tu parque hoy el poeta y terruño de otra joven ¡Angelina” que en pluma de Delgado se estamparan comparta con tu juventud tan entregada, el libro que conduce hasta la meta del futuro de la patria mexicana! Orizaba la de las luchas obreriles, gloriosa en los pinceles de Velasco, es las manos callosas y fabriles de tus hijos entregados al trabajo. Coatepec Por la simas de tus cerros imponentes, En tus laderas teñidas de turquesa, por las crestas de tus montes atrevidos, allá donde los cafetales hacen nido, por tus ríos trastocados en torrentes se prodiga la feraz naturaleza Orizaba: ¡Por siempre bendecida! con fragancias que aroman los caminos. Eres lluvia escapada en la corriente que renueva el prodigio de la vida. confabulario 93 Puerto de Veracruz y el ingenio de la estrofa es alegría escurrida entre las risas del fandango. Bullanguera, indómita y bravía, sol y arena en playas de bonanza, Veracruz: tras el atardecer anaranjado eres cuna de patriótica porfía se hunde tu castillo entre las sombras, y eres puerto abierto a la esperanza. entonces el costeño endomingado En tu cálido carnaval hay fantasía, baila al son de las arpas y las coplas, desplegada en el ritmo del huapango, ¡Y el palique en La Parroquia renovado se refresca con la brisa de las olas! Minatitlán Río y mar, maridaje de centurias, se unen en una escena de proezas. allá donde el Dador dio con hartura una tierra rebosante de riquezas. En tu seno el petróleo se derrama, Minatitlán: de sol de fuego exhausto, en el pozo el penacho que se inflama es ofrenda de luz en holocausto. Así ejemplas con los logros de tu traje, nobilísima ciudad: sonrisa y llama, que en las metas no caben los virajes y el trabajo fecundo y sostenido, es la cuota que la patria te reclama ¡Y el deber con tu patria está cumplido! Francisco Tejeda Jaramillo 94 El Búho Córdoba y gozar de la noche cual una gema encantada. Embriaguez de follaje en desvarío, Ya los novios se aprestan al romance sabroso, en las hojas mecidas por el viento es la hora propicia de decirle a la amada, vegetal sonatina que el rocío un te quiero sincero que la llene de gozo regala su frescor y su contento. y que acceda a la boda largamente anunciada. Por tus calles de activo movimiento, Tardecita en Sahuayo, en tu plaza arbolada, por tu parque de exótico extravío, en sabroso palique cuando llegue el invierno, por el lenguaje gris del firmamento quiero irme una noche que luzca estrellada en Córdoba perdura el señorío. y hundirme en el sueño misterioso y eterno. En tus plazas serenas y tranquilas, Mañanita Sahuayense la provincia veracruzana se recuesta y parece que hasta entornan las pupilas Preciosa mañanita friolenta aquí en Sahuayo despuntas con la aurora detrás del monte azul, los balcones a la hora de la siesta y traes gratos aromas de algún verde sembrado y se estremecen de dulzor las clorofilas y vas venciendo sombras con tu rosada luz. en el naranjo cordobés que es una fiesta. Mañanita en que riega la angosta callejuela Tardecita en Sahuayo sonriente una muchacha que alegre madrugó, y que a la vaca pinta que gusta de ordeñarla Tardecita en Sahuayo que en oros de fiesta, le arrima con la mano la alfalfa con amor. pones fin a un día caluroso y ufano, traes perfumes y brisas de la verde floresta Y allá tras las paredes de adobes el colegio, mientras trinan las aves en alegre parvada. convoca a los infantes a la ciencia del saber, mientras el campesino previene su talego, La parroquia convoca ¡Cantarín campanario! el tractor o la yunta y un beso de mujer. a concluir en el campo laboriosa jornada, es la hora azulada de rezar el rosario Y el pueblo se levanta, con fe ansía el progreso, confabulario 95 el huerto da sus frutos, la abeja da su miel, orondos caminando tiesos, y el pájaro travieso, conspicuo carpintero, y gendarmes y milicos aguerridos en sus puestos. construyendo su nido, cumple con su deber, Sahuayo de la ciénega fecunda y generosa, Por la noche romería, tu campo es de la patria su plácido vergel. antojitos, golosinas, y dulces para los dulceros, Fiestas de la independencia y garbanzos y alegrías, charamuscas y buñuelos. Fiestas de la independencia hoy vienen a mis recuerdos, Más tarde venía el baile, gran alboroto en las calles, y las muchachas arreglos banderas, cohetes, desfiles, de trajes típicos lucen y cañonazos y truenos. portando charros sombreros. Los niños de las escuelas, ¡Oh, las fiestas septembrinas que me causaban desvelos, viendo bailar a mi novia dándome con otro celos! Y luego al siguiente día, regadas sobre las calles con las basuras dispersas que levantan barrenderos y el aguacero en la tarde, mas en la noche el encuentro, con dulces reconciliaciones y palabras de contento. 96 El Búho Guillermo Ceniceros Benjamín Torres Uballe Caracolas Estoy enamorado. Mis ojos me delatan. Son caracolas festivas en la noche. Mi corazón, perpetuo yo, llamándote. Mi voz es arco presto del guerrero; buscándote, flechándote. Estoy enamorado. La espera me delata. En el inacabado viaje de las nubes, cambio el cielo por tu nombre. En tu cabello ondulan fragmentadas, en ingenuidad, pausadas horas; son luciérnagas de abril, doncellas desposadas, las horas, las horas… Tus manos quietas en mi alma, la reposan, la apacientan. Estoy enamorado. Eres amor, eres preámbulo y epílogo. Tierra entera, libertad y ansiedad. Tu cuerpo escribo con mi espera. Estoy enamorado… me gustaría que lo supieras… Ixchel G. Télles Girón confabulario 97 Olas Enigmático, imperturbado, el universo es abanico meciendo Callada, imponente. Luminosa rompes la mañana. colores. Al igual que olas vencidas, en la tregua de tu mar, preciso Camino, mi tiempo sin prisa, sólo me importa ella… la vida. amarte. Los pájaros son mensajeros, las estrellas señoras; la luna cautiva. Serena descansas, me atrevo a tocarte con el alma en ristre. Mis besos devoran tu cuerpo, soy explosión, quiero vivirte. El sendero es mar, es agua de plata, caricia pronta, cauda, reproche. Es doncella virtuosa, a las doce, en el corazón de dos… yo y Laureles ciñen tulipanes del recuerdo; tus horas ciertas la noche. para siempre. El tibio aliento quiere besarme, ocurrente, en la frente, en los Todo es verde en este valle; reina aquí la placidez, no ojos. quiero ni marcharme. Mis manos son remolinos quietos, guerreros dormidos, soñando, de hinojos. Guardas mis ojos en los tuyos, soy lágrima olvidada. Soy aquí en tu morada. Deja en el crisol pausado, tiempo exacto a nuestras manos. Tiritan las luces, llegan los disfraces; de las luciérnagas, de las gladiolas. Cálido el aroma, envuelve en capullo el torrente que arrulla En tu cálido fulgor, converge el paso de los años. las horas. Tantas huellas de sol, de luz, de tardes, de las noches… Duermen tersas las letras nocturnas en el oído de las nubes estrelladas. curiosas. Sus piernas son llanuras geométricas, la noche y sus labios, Piel Nocturna Bajo la piel longeva de la noche, camino solo… furtivo. lírica, poética. Ángeles osados, encaramados en mis hombros; retozan, Mecen al viento los hijos del cielo, samaritano y preludio. hay tornaboda. En la espesura solemne del tiempo hay unos pasos cansados. Esparcen luceros prendidos y atrevidos, en mi taciturna Viajan luceros, cometas; mesura imponente, recuerdos boca. pausados. A espaldas de mañana, estoico, el porvenir me espera, sin amarras. Las farolas danzan, como fallidos fantasmas; en los albores. 98 El Búho Camino sonriente, tengo argumentos, vivo sereno, osado… liberado… Elías Dávila Silva 1 A medio día una lancha en soledad, sobre ella: un pescador. 2 Tenue amanecer suplen a las estrellas las golondrinas. 3 Muere el canario. Queda sin huésped la jaula nueva. 4 Mirlo cautivo: La pálida hojarasca Intenta volar. 5 El zopilote: Un grito de carbones en su gañote. Luis Argudín confabulario 99 6 8 Radiante faisán: Canta el ruiseñor: La copia del arcoíris Llegan flores y aromas en su cabeza. hasta la nube. 7 9 Alegre gorrión Flores y frutos: en su cresta de rojo Cazador de perfumes gorjea un clavel. el colibrí. 10 Cuarto creciente: Roble marchito hotel de cuervos. 11 En la montaña: La garza confundida entre las nubes. 12 Árboles secos. El petirrojo anuncia, que puede llover. 13 Desde otro pueblo, el tañer de campanas y una paloma. 14 Puesta de sol: Sobre barco a medio hundir, blanquean gaviotas. 15 El rompeolas: Espuma y cuerpo blanco de pelícanos. Leticia Tarragó 100 El Búho Gerardo Ugalde E l tío Jonás era un amante de la caza. Todos los inviernos solía preparar su camioneta, una vieja casa de campaña y un rifle igual de acabado que él. Un antiguo MC1. Su único amor en la vida. Ahora el viejo murió y nos dejó su maldito rifle y otras chucherías. No me hubiera molestado si no tuviera que ir yo por esas mierdas. La casa del tío Jonás se encontraba fuera de la ciudad. El olor de su sala de estar es horrendo: a ciénaga repleta de animales muertos en una mañana lluviosa. Recogí las cosas, el olor de la casa aún quedaba en mi nariz, tenía ganas de fumar un cigarrillo. Más adelante me detuve en una tienda, compré la cajetilla, me senté sobre el cofre del auto y encendí uno. El día iba a ser malo, como siempre; aburrido y largo. Llegué a la casa, bajé las dos cajas con las memorias del viejo; el rifle, unas cuantas revistas porno y de lucha libre; además de cartas amenazando a una dependencia del Estado. Subí las escaleras hasta llegar al penúltimo piso donde mi padre tenía su casa. Yo vivía con él hasta que consiguiera Rocco Almanza confabulario 101 un trabajo; mi padre no tenía el dinero para enviarme a la posición para alzar una plegaria al cielo, percibiendo el escuela y yo carecía del cerebro para asistir a una. vapor que emanaba de la olla se ponía de pie tomando Era tarde ya para comer pero muy temprano para la taza antes usada, le ponía café y azúcar llenándolo dormir, a veces nunca se hace algo realmente, el azar del posteriormente de agua hervida. Debía admitir que yo no destino que suele ser muy infructuoso para un ocioso podría llegar a esa edad. Me había deteriorado estos úl- se cruzó en mi camino. Coloqué un disco de Javier Bátiz, timos años. observé un rato las revistas sucias decepcionándome Siempre había soñado con ser el mejor tirador de continuamente. Entre las chucherías de tío Jonás hallé una división de infantería, lástima que la disciplina no era una foto de él y papá en épocas pasadas, de aspecto triste lo mío, más tarde lo demostré cuando realicé el servicio los dos, sin intención de mirar más allá de la foto para militar, me di de baja un mes después; odiaba el ejercicio recordar que no siempre fueron dos hijos de perra sin bajo el sol, sumado a las órdenes e incompetencia de los alma. presentes (instructores y conscriptos). El MC1 brillaba, lo tomé, apunté varias veces al re- Estando apoyado sobre la cornisa, buscando un ob- trato de mi madre. Reflexioné sobre lo que acababa de jetivo claro al cual dispararle, en una revolución o guerra hacer, de nuevo apunté e intenté disparar pero la cara- independendista, yo era un general bigotudo malo, que bina se había atascado. había quedado vivo después de un ataque kamikaze; no A través de la mira telescópica pude observar parte sé si japonés o cubano quien fuera nos acababan de me- del vecindario: las obras de remodelación (cuyo sonido y ter una recia paliza, todos mis hombres cayeron muertos ajetreo me tenían ansioso) o el vecindario de enfrente en después de que el avión se impactara contra la barranca; búsqueda de ventanas que den imágenes perturbadoras. los cuerpos incinerados, todos incompletos, miembros re- Nada, ninguna mujer desnuda o un hombre propinándole gados por todas las ruinas, brazos, cabezas, tripas, bazos, una tunda a su familia. Cada vez que observaba sentía etc.… Y yo ahí solo esperando la caballería, solo en un una repentina náusea, todo el mundo corrompido, en- nuevo cementerio de veteranos, a la mitad del desierto, en tregado al latrocinio de almas. Pero había una vida hu- un punto clave para ser tierra de ningún hombre. mana que me esperanzaba, un viejo lleno de belleza, sa- Agité la cabeza de nuevo dormido sobre el alfeizar, biduría y amor. Todos los días regaba sus delicadas rosas. me levanté para buscar un poco de buena y refrescante Tranquilo sin que nada lo afectara. Sus oídos eran sordos hierba, hacía dos semanas que no fumaba nada, busqué a los lamentos de este infierno. por mi habitación, no encontré lo suficiente para pasar Me gustaba observar el ritual que realizaba al pre- la tarde y reflexionar sobre mis planes a futuro. Encendí parar el café: llenaba una taza de agua vaciándola en una el diminuto canuto y puse un disco de Tom Waits; esa vos olla, colocándola luego a fuego lento, tomaba asiento rasposa y acabada de un oscuro poeta que le aúlla a la en una barra que se encontraba al centro de la cocina en luna para así seducirla y ser uno solo. Caminé por todo 102 El Búho el departamento con la paranoia que uno siente cuando modelación opacaron el sonido del rifle, por eso no sus pies son ligeros y no sientes el suelo que supones lo escuché. Esperaba que nadie recordara la existen- pisar. cia del decrépito, aun así debió tener una vida larga, Y ahí el viejo MC1, con su aspecto estoico, recargado no había razón para indagar más allá del caso. Así fue a en una esquina, lo tomé y lo coloqué sobre mi hombro a las dos semanas la noticia salió en los periódicos y en la usanza militar, realicé una marcha con el saludo corres- la televisión. No había familia que reclamara el cuerpo, pondiente, di otra calada a los dioses del bosque bus- y mi existencia era nula para las autoridades, no se en- cando piedad para mí mismo. contraron motivos para el asesinato, nunca los hubo. En mi delirio las bombas caían sobre Berlín, y yo era Sólo la mala suerte. el último nazi en la ciudad, todos los alemanes eran peca- Por la noche me levanté, tome el rifle, apunté hacia dores que huyeron de sus hogares: tembloroso por las ex- la ventana del viejo. Me sorprendió que hubiera una luz plosiones tomé mi posición para recibir a los aliados, en encendida y nadie dentro, observé las rosas, éstas morían las ventanas de los edificios de enfrente; fantasmas de velo lentamente; espero haberle dado en la cabeza al anciano gris se paseaban por los pasillos, apunté pero ninguno era y que no tuviera que soportar el suplicio de sus rosas. Al un tiro franco. De repente ahí estaba ella, la mujer del co- fondo en una pared de la cocina había un retrato de una llar de perlas, de piel blanca como la leche, cabello negro mujer hermosa, de cabello negro y piel como la leche, como la tierra y vestido azul. Yo la contemplé y había algo collar de perlas y un vestido azul, una mujer hermosa. en ella que no era de este mundo. Un fantasma se en- Por la que mataría cualquiera. contraba detrás de ella, no puede percibirlo, apunto y disparo, el fantasma muere y ella no se mueve para nada, los bombardeos la debieron dejar sorda. “Un olor a pólvora quemada me despierta de mi letargo, ya no estoy más en Guerra. Esto no es Berlín y este rifle no se acaba de disparar.” Cuando miro a través de la mira ésta da al departamento del anciano, observo durante un tiempo rezando que el anciano apareciera pero nunca salió éste. Lo había matado. Mi edificio debía encontrarse a quinientos metros del otro, los trabajos de re- Martha Chapa confabulario 103 José N. Méndez que no vengo a escupir sangre sobre la [frente de un ángel y piedra todo el sonido se fragmenta corremos y no queda espacio para recordar a los que nos ayudaron a levantarnos a los que nos escucharon a los que secaron nuestro llanto y si las balas, los cuerpos, los fantasmas, el odio se tornan llama y nos abarcan todos y quedamos a su merced ¿a quién acudiremos para refugiarnos de [la tormenta? ¿a quién le contaremos esos sueños de [cerezos en la luna, dragones y héroes? 104 El Búho Rruizte ¿a quién vamos a decirle TE QUIERO? volvernos a encontrar Así entonces desde el silencio bajo este mar de tinta esta zona en la que caben miles de seres caerá una pluma a ti: la levantaré como ahora hombre que sostiene sobre sí la ilusión de los sin miedo [que ama, te diré que no existen los fantasmas, mujer cuya mirada me dejó el alma desnuda, porque le di un vistazo al abismo niño con el que estuve jugando futbol en y supe [parque; te prometeré que a todos nos falta un abrazo. Rocco Almanza confabulario 105 Harel Farfán Mejía —Nadie… —Octavio, murmura delirante en una austera habitación. Lo acompaña una arrugada mesa en donde botellas, de polvo cubiertas, le aplauden bajo la mirada de óleos, pálidos, que cuelgan en una afligida pared. Empotrado en la viga, un augusto reloj anuncia las veintidós con treinta y cinco minutos, y de las manos del poeta afloran putas que dibujan a Marie José caminando por la calle comiendo naranjas. Él la sigue con la ceguera de la noche y el bostezo del ajenjo. La sigue mientras tropieza con piedras mudas y hojas secas. Todo está obscuro y sin salida. Pedro Bayona 106 El Búho Fabiola Morales “Desde que me cansé de buscar he aprendido a hallar “ Nietzsche L a mujer estaba ahí, sola en la playa. Se había levantado temprano para contemplar el amanecer y disfrutar los más be- llos tonos naranjas en primera fila. Zona VIP sobre la arena blanca. Los primeros en llegar fueron los deportistas, ansiosos de correr sobre sus tenis de llamativos colores sin importar el frío matutino. Después llegó un grupo de seis a diez jóvenes, uno de ellos, el maestro, se colocó al frente e inició la clase de yoga. Todo era demasiado bueno, espiritual y cargado de energía para ser real; dudó un segundo, se pellizcó, sí, todo era real. Claro, prefirió aplicar la ley del mínimo esfuerzo y fingió meditar. Después de un buen rato se dio cuenta que no necesitaba fingir, contemplar el mar era más que relajante. El sonido incesante de las olas la envolvía y el ver los tonos azules perdiénCarlos Pérez Bucio confabulario 107 dose con los tonos naranjas del Sol naciente sobre compraba un perro. Un perro no es mala compañía, esa maravillosa arena blanca era el cuadro ideal lo pensaría seriamente. A la hora, nueve y veinte para cualquier amante de la meditación. para ser exactos, un grupo de jóvenes colocaron El tiempo siguió transcurriendo, Helios movía una malla a los dos postes que se encontraban y ju- lento su carruaje; el grupo de yoga se fue, los corre- garon vóley. La gente llegaba y se iba, para el medio dores emprendieron retirada en busca de bebidas día, la playa estaba totalmenteanimada. isotónicas refrescantes y la playa quedó nuevamente Pasada la una de la tarde, la sombrilla era más sola. Una chica de short blanco llegó, una familia, que una bendición, los rayos de sol caían de forma luego un hombre con un perro chihuahua color ne- recta sin piedad. La arena blanca daba esos tonos gro y con ladridos agudos regresó el movimiento azules únicos al mar y algunas mujeres iban con a la playa. Caray, si estaba tan sola por qué no se niños cubiertos de bloqueadores solares de cabo a Lourdes Domínguez 108 El Búho rabo. Pieles blancas se tostaban bajo el fulminante la playa. Esta chica sí que supo imponer moda; sol. Ella estaba lista para un codiciado bronceado. y algo más allá de lo que se podía llamar envidia En ese bello escenario de arena blanca, notó se apropió de esta mujer sola ¿Qué se sentiría es- a la pareja que llegaba. Era lo que podía llamarse tar casi desnuda? ¿Cómo sentiría las miradas so- “una pareja explosiva”. Él, joven, de cuerpo muscu- bre sus senos eternamente cubiertos? Qué descaro loso, piel blanca, cabello negro, traje de baño azul; ¿Acaso se puede andar así mostrando el cuerpo, ella, de unos veintitrés o veinticinco años, de buen como si nada? ¿Dónde quedaba el pudor y la moral? cuerpo, cabello corto y pintado de un no discreto Las preguntas la empezaron a atormentar, tanto color verde y con un bikini azul !Qué envidia, cuánta así que ni siquiera se dio cuenta cuando la pareja perfección! El corte de la pieza de abajo no dejaba ¿de italianos? se había marchado, al igual que mu- casi nada para imaginar. Ambos colocaron sus toa- cha de la gente que ahí estaba. El anochecer se llas sobre la arena y después de ponerse bronceador aproximaba. mutuamente, saltaron como chiquillos a montar La mujer miró insaciable al mar, observó cómo inquietas olas. La mujer que estaba ahí, sola en la la gente se iba y cómo la playa iba quedando sola. playa, dedujo que la pareja era de Europa, tal vez Cuando se aseguró que no había ni una sola alma, italiana, tal vez asiática. La piel de ellos no era blan- se quitó la blusa y el brasier, se quitó el fresco pan- ca, más bien apiñonada y su cabello negro. Claro, talón de manta y echó a correr hacia el agua salada; el color verde del cabello aún no define bien alguna su café aréola se destacaba sobre la arena blanca. raza, total, para qué angustiarse sobre una nacio- Nadó y nadó, una ola la envolvió, la hizo girar y nalidad, entre tanto extranjero y pocos connaciona- ella se sintió libre como una fuerte sirena. La mujer les en esa playa celestial, el origen no importa. Lo que estaba ahí, sola en la playa, jamás en su vida que sí importó fue que la pareja regresó, acomodó se había sentido tan ligera; ya no tuvo miedos. Voces nuevamente sus cosas y la chica del cabello verde y de tritones de todos los océanos en ese momento bikini azul se quitó el top dejando ver sus blancos le declararon su amor. Supo entonces que la ropa senos para adquirir un bronceado parejo; después siempre le estorbó al nadar. Embelesada ante tantas de tomar un poco de agua, él la tomo de la mano declaraciones de amor, nadó de regreso, tomó su y regresaron al mar. No pasaron ni diez minutos toalla sintiendo en sus pies la textura de la arena; cuando al menos otras seis jóvenes de piel blanca y a lo lejos pudo distinguir la silueta de un hombre cabellos rubios, acostadas sobre toallas blancas, ya caminando hacia ella. Recordó que era una mujer mostraban los senos al sol. y no una sirena. Hoy viviría, mañana, mañana se ¡Vaya!, pensó la mujer que estaba ahí, sola en pintaría el cabello de color verde. confabulario 109 Juan Luis Nutte E l sol caía inmisericorde sobre el lomo de todo lo que podía calentar en el patio. El abuelo sentado en su silla de mimbre, abrigado con una cotorina a cuadros se empapaba de sol para calentar sus artríticos huesos. Yo, sentado en cuclillas, observaba con deleite a un puñado de lombrices que se retorcían en el ardiente piso de cemento, enredaban adelgazando y engrosando sus enrojecidas longitudes, buscando una grieta para huir de la superficie que las tostaba lentamente. Leticia Tarragó -¿Por qué se retuercen?, ¿por qué son así de flacas y largas?, ¿cómo nacen?, ¿de dónde salen? El abuelo, abrumado por tanta pregunta, mesaba su cabellera, ras- caba sus espinosas mejillas, sonreía y machacaba con la punta de su bastón a las insoladas lombrices. Se daba tiempo, meditando su respuesta. Cuando hizo una pasta con los gusanos aporreados, me ordenó: 110 El Búho -Al rato que se duerma tu abuelita vas y le arran- Todas las noches me iba a la cama, primero cas una greña negra, no le quites una cana, esas emocionado, luego desesperado, imaginando de no sirven para nada, luego le quitas un cabello a qué tamaño serían las lombrices que nacieran de tu mamá y otro a tu hermanito. Cuando los tengas, esos cabellos puestos a remojar en la bandeja, pues mañana me los traes y ya veremos, ya veremos ma- para eso los puse, como indicó el abuelo, si no para ñana lo que quieres saber. qué. Supuse que del larguísimo pelo de mi abuela Al siguiente día le mostré mi botín. Bastantes nacería una larga, flaca y plateada lombriz; podría cabellos, no sólo de la abuela y mi mamá, sino de amaestrarla, le enseñaría trucos, a saltar, a disfra- mi padre que todas las mañanas los dejaba desper- zarse como lápiz, a hacerse nudo, rollitos, hacer fi- digados en su cama, y varios de mi hermano y míos, guras, leones, árboles, caballitos, la enseñaría a es- de mis tías, hasta de un gato que sorprendí mien- cribir mi nombre igual que con las letras enredadas tras dormía. que me enseñó a garrapatear mi mamá… -¡Ah, muchacho…, pus qué quieres dejar pelo- Todas las mañanas de una semana me iba deba- nes a todos!- exclamó mi abuelo mientras trataba jo de la higuera. Los cabellos seguían allí, al fondo de arrancarse algunos pelos de la cabeza, luego de la bandeja, muertos, rodeados de sedimentos, abriendo la palma de su mano me ofreció varios el agua cada día se enturbiaba adoptando un color pelillos fui tomando de uno en uno, con timidez, lechoso primero, luego amarillento, oxidado, la su- con delicadeza, como para no asustarlos y los reuní perficie espesaba su nata de polvo e insectos aho- con los otros que ya estaban pegados al sudor de gados. Una profunda decepción quería brotar para una palma de mis manitas. reclamar mi abuelo por sus embustes. Estaba muy -¿Y ahora, qué hago? molesto con él, no lo auxiliaba si él lo requería, no -Ponlos en una bandeja con agua y los dejas le contestaba si él me decía algo, lo ignoré durante allí, debajo de las higueras, donde no les dé mucho todo el tiempo en que mi fe, mi ilusión por tener la resolana. Si no, no salen las lombrices, eh. Hay unas lombrices nacidas de cabellos, duró. Y cada que esperar una semana, ya luego veremos, ya lue- día, mi fe, lejos de quebrantarse se afianzaba más. go veremos. Y cada día el agua de la bandeja se espesaba, se pu- Me quedé pasmado, alelado, tratando de darle dría y se evaporaba. una lógica explicación a las instrucciones del abuelo. El último día de la semana, por la noche, ca- -Ándale, muchacho, ándale, haz lo que te digo, lló una borrasca. No pude dormir pensando que los luego vienes a sobarme los pies- y se descalzó las pelos tal vez a punto de ser lombrices, se perderían pantuflas, sus pies arrugados, pálidos como ratones por el torrencial aguacero. Aún llovía por la mañana. recién nacidos, se acurrucaron uno contra el otro, Mi madre me dejó salir al patio hasta que escampó amparados por el piso caliente. como a medio día. Mi abuelo ya estaba allí, bajo la confabulario 111 higuera, hurgaba con una varita en el fondo de la regordetes y viscosos de lodo fresco, con tierra bajo bandeja, se sobresaltó al descubrirme a su lado. las uñas, me causaron repulsión. -Mira, allí las tienes, están largas y gordas. Yo creo que el agua de lluvia les cayó más que bien, eh… -Tienes lodo, me ensucias, mi mamá me va… -Muchacho mamón, ¿no que querías lombrices?, ándale acércate… Yo, con esa capacidad que tenemos de niños, lo- Y yo, un poco molido por la presión de las ga- gré husmear cierta patraña en mi abuelo, no quería rras de mi abuelo, veía con azoro el fondo de la ban- acercarme para ver dentro del recipiente, temía una deja. Una lombriz, larga, larga, flaca y plateada se broma de su parte. retorcía mientras hacía esas letras enredadas, como -Ándale muchacho cabrón- urgió el abuelo, una de sus manos me atenazó de un brazo. Sus dedos las que escribía mi mamá. La lombriz garabateaba mi nombre. Carlos Pérez Bucio 112 El Búho Juan Mireles D irías que va más allá del entendimiento de la gente –que llamas común– el apartarte de ti mismo. Pero te digo que si esto se consuma sería un acto de abstracción total para al fin de cuentas regresar a ti –aunque quién sabe en qué nueva forma–; no hay manera de que evadas lo natural: tu existencia. Cae todo en la dificultad de ser, en este caso tú, un algo producido por la naturaleza. La naturaleza, dador de todas las formas y colores, te ha nombrado y bautizado, porque los nombres conocidos y no, siguen siendo una creación indirecta de la naturaleza; es decir, se originan desde la esencia de lo natural, y sin embargo, es recogido este nombre azaroso por una persona: tu madre o padre o el que haya puesto el nombre que llevas. Bueno, en ese momento en el que te han impuesto un nombre, empieza la memoria, tú. Porque ya siempre, incluso, durante tu gestación (si es que Adolfo Mexiac confabulario 113 tienes la capacidad y el don de recordar aquello), esos ojos llenos de tristeza e ira? Comprendo. No cuando recuerdes cualquier instante, irá ese recuer- fui del todo convincente. Quieres más, no estás do asociado con el nombre que te fue dado: tu del todo satisfecho con ese argumento. Está bien: eres tú desde antes de ti. ¿Ves?, eres natural y so- negar tu memoria, es negar tu identidad y pregun- cialmente alguien aun cuando eras nada más que to: ¿te niegas? ¿Niegas que algún día fuiste niño? una bolita de carne. Y sí, no hay más. Negarte sería ¿Niegas tus amores de la juventud? ¿Niegas cuando una contradicción a lo natural, vendría a ser una te atragantaste con un pedazo de bistec y tu padre acción un tanto ingenua si lo prefieres. –Tendrías tuvo que hacer de rescatista para evitar verte morir que negar a toda tu ascendencia de igual manera, de una asfixia patética? ¿Niegas tu primera erección que no se te olvide eso–. Pero ¿por qué me ves con y en ella el descubrimiento de un nuevo mundo de sensaciones plenas? ¿Niegas la más mínima acción de tu pasado? Sabes que es imposible. Además, si fueras un ninguno o una nada, no habría razón para estar aquí, en esta situación, ¿no crees? Es sentido común. Quieras o no, eres alguien. En todo caso lo que buscas hacer es terminar con lo que eres. Te pregunto: ¿no te gusta lo que eres? No, ¿verdad? Pero vamos, ¿qué eres? ¿Quién te crees tan importante como para pensar que le harías un favor al mundo, a la naturaleza y a ti mismo, con largarte de la manera que quieres hacerlo de este mundo? ¿Who cares, my friend? Por eso te repito –y ya esto me está cansando de ti y tus manías– que no hay razón para que en este momento estés, dubitativo, de pie, y la pistola metida en tu boca con intención de disparate frente a este espejo. Después de todo, el que tanto lo piensa es porque en realidad no quiere hacerlo. Así que será mejor que regresemos a la mesa; el café se enfría rápidamente. Ángel Boligán 114 El Búho Roberto Abad La vida fácil S e renta vieja musa, aliento fétido, piel arrugada, renca; sexo opaco. Ha pasado por innumerables autores que se dicen necesitados de creatividad, logrando en la mayoría de los casos un gran efecto. Hace sus visitas de noche. Sigilosa, entra en la cabeza como si procurara mantener el perfil bajo; algunos le piden que lo haga así. En el desorden de ideas que halla en cada cliente, existe en automático un avance sólo por su presencia. Aparece como un anónimo y hace lo suyo, y de qué manera. En la juventud acostumbraba ilusionarse con quienes la consideraban en los créditos, pero con el tiempo aprendió a separar el amor del oficio. La experiencia le ha enseñado dos cosas: el ego acaba con el arte, y jamás debe besar en la boca. Artistas, no teman, contraten sus servicios, trabaja sin mañas. No tiene otra ambición más que la de seguir viviendo. Aun así, garantiza la creación de una obra. Cobra poco porque sabe que su aspecto ya no es rentable. Y, sin embargo, inspira. Carlos Reyes confabulario 115 La primera vez chó bien, salvo que todas las noticias le resultaban Aquel precoz y virginal lector recordaría toda su vida antiguas. la primera vez que se entregó a un libro por amor. Estas palabras Futuro sabido Mi abuelo Alejandro era un gran músico. Tuvo once Sus poderes clarividentes le mostraron que mataría, hijos de los cuales ninguno aprendió el oficio. por eso huyó. También supo que irían a buscarlo, Siempre sentí que le quedó un mal sabor de boca por eso cambió de domicilio. Cuando se enteró de por no haber compartido sus conocimientos. Por que lo encontrarían, sustituyó su nombre. Al verse eso, ahora que me visita por las noches, trato de muerto, dejó de escapar. Consciente de su destino, no interrumpirlo cuando me enseña lo básico, a pe- optó por poner un puesto de periódicos. Y mar- sar de que ya lo sé. Y se esmera, realmente, en que Adolfo Mexiac 116 El Búho sea mejor. Paso a paso, me da cátedra de las notas: do piezas que van de lo experimental a lo clásico, “Éste es Sol Mayor, mira; éste es Re séptimo; si po- y luego de vuelta, ubicándome en lo minimalista. nes la mano así, es Fa menor”, explica con pacien- En efecto, quiere crear algo innovador. Me corrige cia. Sonrío porque me da nostalgia. Como no tengo en todo momento, me analiza, me considera bueno. inconveniente en desvelarme, dejo que se explaye. Finalmente, piensa que tal vez soy el definitivo, la Total, si va a gastar sus horas libres —ahora que tie- versión más lograda, la última; pero aunque quiera ne tantas— para venir conmigo y ser mi gran maes- aparentar otra cosa —lo sé muy bien—, en el fondo tro, estoy ansioso de aprenderlo todo, otra vez, no seguirá estando inconforme. importa que en cada lección repita lo mismo, y justo cuando intento abrazarlo se desvanezca como estas Mapamundi palabras, estas palabras, estas palabras, estas pala- Al abrir los ojos sintió una patadita por Alaska; lue- bras, estas palabras. go, un cosquilleo que le cimbró en la India, llegando hasta Europa Central. Pasaron unos minutos y Soñar con un Dalí una contracción le vino muy fuerte en México; en- Un reloj sueña con un Dalí que se derrite. Un ele- seguida, surgió un éter de humedad en Sudamérica, fante sueña con un Dalí de piernas gigantes, alarga- la fuente se había roto. Respiró hondo y se sobó das hasta el cielo. Una granada sueña con un Dalí el mundo. Lo que casi nunca, sucedía: estaba por que vomita a un pez dorado que, al mismo tiempo, dar a luz. Hizo un esfuerzo estridente y pujó hasta vomita a un tigre. En conjunto, cuando despiertan que un temblor en Francia, doloroso pero decisivo, y las luces del museo se prenden, las pinturas des- le dio la fuerza para terminar de dar vida. Enton- cubren que la realidad es otra. No obstante, cuando ces sintió que los ríos y los mares, las montañas termina el día y se quedan a oscuras nuevamen- y los campos, las flores y los árboles, los hombres te, sienten alivio porque al menos en sus horas de y los animales surgían con fuerza desde sus aden- siesta pueden vengar las desfiguraciones —ideadas tros, donde descansaba la matriz envuelta en mag- por un loco—, que los conocedores suelen llamar ma resplandeciente. No hubo llanto del recién na- arte. cido, tampoco estimulación de algún tipo. Pero el rumor furioso de los mares dio a entender que el es- Tallereándome fuerzo había valido la pena. El nuevo mundo, como Un cuento está a punto de terminarme. Antes de si estuviera aprendiendo a caminar, comenzó a girar mí, ha tirado varios intentos “fallidos”. Ha borrado sobre su propio eje, preparando lo que podría ser el gran parte de lo que en un inicio pude ser. Ha inclui- primero de sus amaneceres. confabulario 117 letras libros revistas David Figueroa E l silencio. Pocas veces nos enfrentamos a lecturas que nos hagan recapacitar sobre circunstancias que nos recuerdan que la vida en sí misma es simplemente hermosa y nos da la oportunidad de trascender ya sea en lo que hacemos o a quiénes podemos conocer. Esta historia, nos habla de una bella mujer, Umiko, quien se encuentra postrada, en coma, en la cama de un hospital debido a un cáncer de cerebro que la tiene ahí y que surgió sin un antecedente. Esta situación, ha hecho que dos amigos suyos, Pema y un conductor radiofónico, la acompañen todos los días, platiquen con ella (su estado es dormitabundo), y repasen algunas líneas que ella escribió en su diario. El joven conductor hace un recuento a través de la lectura, de las experiencias que vivió con Umiko, pero también, a manera de charla amistosa, platica con ella respecto a las diversas situaciones que la joven vivió Edgar Mendoza 118 El Búho antes de tan terrible enfermedad. Llega a la con- sis de su hermosa cara y de su cuerpo bien deli- clusión de que el cáncer “es un proceso biológico neado por curvas provocadoras, le permiten re- que el cuerpo pone en marcha cuando la persona crear un momento íntimo en el que el amor y la sufre un shock traumático inesperado”, y que en estética femenina resultan en un tema vital para el caso de Umiko, se presenta cuando ella adolece la existencia humana y un tema particular para su debido a la pérdida de su amado maestro. programa. La historia de Umiko es muy peculiar. Por un Por otra parte, la relación cordial que el locu- lado es una chica singular -como cualquiera de su tor mantiene con Pema, durante el estado conva- edad-, sale con diversos chicos, posee una amis- leciente de Umiko, llega a ser maravillosa, como tad sincera con sus amigas, pero además, tiene dos grandes amigos, que redescubren el mundo a una forma diferente de ver la vida. Esta situación través de su amiga en común. la lleva a un monasterio zen, donde conocerá la Aunado a la situación central de la novela, el vida simple, el sufrimiento, los laberintos de la autor nos adentra -a través de las experiencias mente, una visión más enriquecedora, además vividas por Umiko dentro del monasterio- a la de conocer la forma de vida de tan enigmáticos concepción de un mundo simple pero a la vez monjes que moran apartados de toda tecnología complejo en el que la mente, el respeto a la natu- y contacto con la civilización a no ser por los días raleza y a los seres vivientes, hacen de este mun- que salen del templo para buscar el sustento a do un tanto más enriquecedor pero que, debido través de la caridad. Todo ello, permeó en Umiko. a la vida moderna y apresurada, no nos percata- En este ambiente, la joven conoce a profundidad mos, en muchos casos, que existe algo más allá al gran maestro de quien aprende la paciencia y la de lo que vemos. paz interior; con el tiempo, se enamora del hombre sabio de una forma singular. Esta novela además de romper con la clásica historia en la que el final está sobreentendido, nos De esta manera, cuando el maestro zen muere, ayuda a reflexionar sobre nuestra vida, nuestro Umiko se entristece lo que a la postre, se convierte actuar, nuestros verdaderos amigos y resulta en en lo que su amigo identifica como el origen del una historia conmovedora, diferente y que surge cáncer de cerebro que ella padece. de la vida real. Muy recomendable, como todas las El joven conductor radiofónico, todos los días lecturas que la Editorial quinteto nos presenta. habla con Umiko como si estuviera al aire y sus pensamientos lo llevan a admirar la desnudez de aquella joven de manera particular. El análi- El silencio. Gaspar Hernández. Quinteto, España. 2010, 221 pp. [email protected] letras, libros y revistas 119 Carmen Julia Holguín Chaparro Tal vez… En el aire se balancean las alas del cielo, las esferas veteadas, un silencio de plumas Entre las sombras del jardín huyen peces lunares T al vez uno abre el libro entonces y se sube a La rueda de la fortuna. Desde lo alto, la vida impregna el aire que se respira: por aquí “la música de un organillo que se desliza en las fuentes de piedra”, más allá “el rumor de las estrellas y la forja de donde baja la noche”, leJesús Anaya jos “notas de música rebotaban en el aire” y cerca está “la presencia de todos nuestros dobles palpitando y riendo”. Hay alrededor, en el viaje de las páginas, en los espacios, las comas y los puntos, voces, gritos, carcajadas; reservas, nostalgias, un “aire llegado de los bosques de la infancia”, “hojas secas” que vuelan en viajes interminables y circulares. Hay una paz entre la algarabía de las palabras. Una paz en medio de la guerra de los otros, de la propia que se desgrana a versos, de la de aquellos que dan vuelta a la hoja con sus temores sosteniendo los dedos; de la nuestra que atormenta los ojos con lluvias de siglos. Hay 120 El Búho una paz quizá un tanto turbulenta que a una y mil acordes preliminares de la música, la escena oscu- voces estalla en mil colores mientras la rueda gira ra y repentinamente luminosa en la que giran seres y gira y gira… aparecen al ritmo de la rueda pere- mágicos cubiertos de hollín o lentejuelas”. Cuan- grina una “pequeña serpiente verde”, un “grano de do se acerca al fin de la aventura, uno se alegra de polvo amarillento”, unos “dragones rojos y anaran- haberse atrevido a subirse a La rueda de la fortuna jados”, unos “crisantemos ocres”, unas “túnicas de de una poesía que desde sus alturas y sus roces de azul”, un “cisne negro que despliega lentamente suelo es capaz de hacerte un nudo en el estómago sus alas”, un gato “blanco como el gato de Alicia”… y conmoverte el alma… Uno cierra el libro mien- A cada vuelta una mirada nueva, una sensación dis- tras “del aire surge una rama de lilas como nube tinta: el olor a mar que se adivina con sus “coronas olorosa” y “un gato huye por la ventana”; un suspiro de espuma fresca”, la visión de “hojas chorreantes escapa del pecho y uno piensa de lluvia, de jardines perdidos y de puertas de oro Tal vez hemos escapado que se abren sobre el cielo”, el recuerdo del amante a este día “cuyos brazos son ríos frescos de la noche”, la idea de trajes hechos en serie de que basta “extender las manos para tocar los y máquinas bien aceitadas. Luis Garzón letras, libros y revistas 121 Rafael Martínez de la Borbolla A l recibir el premio Nobel de literatura en 1982, Gabriel García Márquez señaló que “América latina no quiere ni tiene por qué ser un alfil sin albedrío, ni tiene nada de quimérico que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en una aspiración occidental. No obstante, los progresos de la navegación que han reducido tantas distancias entre nuestras Américas y Europa, parecen haber aumentado en cambio nuestra distancia cultural. ¿Por qué la originalidad que se nos admite sin reservas en la literatura se nos niega con toda clase de suspicacias en nuestras tentativas tan difíciles de cambio social? ¿Por qué pensar que la justicia social que los europeos de avanzada tratan de imponer en sus países no puede ser también un objetivo latinoamericano con métodos distintos en condiciones diferentes? No: la violencia y el dolor desmesurados de nuestra historia son el resultado de injusticias seculares y amarguras sin cuento, y no una confabulación urdida a 3 mil leguas de nuestra casa. Hugo Navarro 122 El Búho Pero muchos dirigentes y pensadores europeos lo han dio a luz a un niño, que cariñosamente sería conocido creído, con el infantilismo de los abuelos que olvida- como Gabito. ron las locuras fructíferas de su juventud, como si no El bebe nació con una vuelta de cordón alrededor fuera posible otro destino que vivir a merced de los dos del cuello -luego él mismo atribuiría su tendencia a grandes dueños del mundo. Este es, amigos, el tamaño la claustrofobia a aquel contratiempo temprano- y de nuestra soledad. pesó, según se dijo, cuatro kilos doscientos gramos. “Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el Su tía abuela, Francisca Cimodosea Mejía, propuso abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni los dilu- que lo frotaran con ron y le echaran agua bendita, por vios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos, si había algún otro percance”. Así rememora el biógrafo ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos inglés Gerald Martin, en Una vida, la llegada al mundo y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de Gabo. A juzgar por la épica vida del pequeño, el ex- de la vida sobre la muerte. Una ventaja que aumenta y traño menjurje de ron y agua bendita de la tía Francisca se acelera: cada año hay 74 millones más de nacimien- produjo en su querido sobrino el efecto contrario: le tos que de defunciones, una cantidad de vivos nuevos impuso sobre su destino la estrella luminosa del éxito. como para aumentar siete veces cada año la población El Universo y su genialidad conspirando a su favor. de Nueva York. La mayoría de ellos nacen en los países Los años de infancia en la casa de sus abuelos con menos recursos, y entre estos, por supuesto, los -Nicolás Márquez y Tranquilina Iguarán- fueron de- de América Latina. En cambio, los países más próspe- terminantes en la vida del pequeño, antes de ingresar ros han logrado acumular suficiente poder de destruc- al Colegio de San José, en Barranquilla, en 1936. Son ción como para aniquilar cien veces no sólo a todos las vísperas de su vida. Donde todo empieza, imaginé- los seres humanos que han existido hasta hoy, sino la moslo aprendiendo a leer y escribir. Quizá por intui- totalidad de los seres vivos que han pasado por este ción comprendió que “La vida no es lo que uno vivió, planeta de infortunios.” Con estas palabras recibió sino lo que uno recuerda, y como la recuerda para con- el premio Nobel. tarla”. En sus libros atrapa la belleza oculta, pero no El domingo 6 de marzo de 1927, en un pueblito de las dimensiones invisibles, sino de nuestra propia colombiano de nombre Aracataca, que en la mano de existencia mundana, encontrando desde entonces su Gabriel García Márquez puso a América Latina en el inspiración en el mundo en que vivimos, entremez- imaginario de millones de lectores con una palabra clando mito con realidad. Con sus luminosos relatos mágica: Macondo, alrededor de las nueve de la ma- el genio colombiano se identifica con un nosotros ñana, en medio de una tormenta poco habitual para incluyente y, al lograrlo, los mundos paralelos de su esa época del año, Doña Luisa de tan sólo 21 años, imaginación se convierten en referentes universales. letras, libros y revistas 123 Su obra fue fecunda, con títulos como El otoño del pa- En el origen de la genial novela está también el triarca (1975) y cuentos como “Isabel viendo llover en viaje que el escritor colombiano hizo en 1950 con su Macondo” (1968). En todos aparece el drama cotidia- madre a Aracataca, para vender la casa donde había no de la vida humana, convertido en empatía. Quizá pasado su infancia, como evoca García Márquez ese es su mayor logro. en sus memorias, Vivir para contarla. Don Gabriel En los años 40’s, influido por lecturas de libros de fue un observador de la memoria cotidiana, poseía escritores como Kafka, Camus y Joyce, comenzó a escri- un conocimiento innato de la conducta humana, en- bir una novela, titulada La casa, fundamento de lo que tendió sus luces y también sus sombras, adquiriendo más tarde fue su obra cumbre, Cien años de soledad. una sabiduría popular que trasmitió con una narrativa Su primera novela fue La hojarasca (1955) para la cual magistral en sus obras, llegando a conclusiones tan tardó un gran tiempo en hallar editor y, al publicarse, francas y directas como que “El Sexo es el consuelo el autor no obtuvo tantas regalías ni ganancias. Luego para los que ya no tienen amor”, en su libro Memorias vino El amor en tiempos del cólera (1985), donde narra de mis Putas Tristes. el romance entre dos parejas casadas. Vino después En lo personal descubrí al Maestro García Márquez una de su obras cumbres, Cien años de soledad, que en su libro Crónica de una Muerte Anunciada, donde el escribió en dieciocho meses. Fue traducida a 37 idio- drama y la tensión crecen a cada página. Como suele mas y vendió 25 millones de ejemplares alrededor del suceder en la vida real, todos saben lo que se pla- mundo. “He leído el ‘Quijote’ americano”, escribió nea, lo que acontece excepto el interesado. La virtud Carlos Fuentes tras leer el manuscrito de Cien años de esta crónica, consiste en que motiva a continuar de soledad. Así definía Fuentes -fallecido en 2012- en la lectura pese a conocerse de antemano la suerte una carta que le escribió a Julio Cortázar esta novela del protagonista, pues leemos en la primera línea: “El que después se convertiría en obra clave del realismo día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó mágico, y que al escritor mexicano le parecía “una a las 5:30 de la mañana”. Se cuenta qué ocurrió. De crónica exaltante y triste, una prosa sin desmayo, una cómo las circunstancias, omisiones o destino impiden imaginación liberadora”. Es “un Quijote capturado que el afectado conozca lo que ya saben todos en el entre las montañas y la selva, privado de llanuras, un pueblo de Manaure: su inminente asesinato por parte Quijote enclaustrado que por eso debe inventar al mun- de los hermanos Vicario. Del cómo de los sucesos nos do a partir de cuatro paredes derrumbadas”, le contaba enteramos en detalle sólo al final del relato, cuan- Fuentes a Cortázar y lo recordaba en el prólogo de la do los hilos del destino han sido vueltos a tejer, sin edición conmemorativa de Cien años de soledad (1967) resolver por completo, con la escritura, el misterio preparada por las Academias de la Lengua Española. de la trama, porque la duda permanece; ahora con una 124 El Búho fuerza lógica fundada en el prejuicio de lo supuesto timiento de sus semejantes, esa espera que asfixia y íntimo, y en el espejismo de verdades públicas apa- angustia por una nueva oportunidad, por un negocio, rentes. Nos recuerda que a veces el destino está de an- un amor, un acto de justicia, una reivindicación, que temano escrito. Pasará lo que tiene que pasar. la mayoría de las veces no llega, pero que de cierta En su obra El coronel no tiene quien le escriba, el manera nos hace permanecer vivos. Todo acontece a protagonista vive esperando eternamente una carta partir de esta espera y el autor da lujo a los simbolis- donde se le otorgara su pensión por haber participa- mos como el estar rodeado de objetos que le recuer- do en la guerra, una vez más este genio de las letras, dan su ubicación entre el pasado y el futuro, tiene que de forma paralela describe lo que acontece en el sen- vivir bajo esta tensión del tiempo. Especialmente la Juan Román del Prado letras, libros y revistas 125 existencia del reloj, al que el coronel da cuerda todos Necesito creer y quiero pensar que ahora mientras los días, le recuerda sin piedad el avance del tiempo. escribo estas líneas, un chiquillo en alguna parte de Este reloj, que nunca se vendiÛÏ a pesar de un inten- nuestra América Latina, esté leyendo sus libros, imagi- to realizado por el mismo coronel, no le permite es- nándose protagonista de esa historia, cuestionándose caparse de este presente angustioso y de una intermi- cómo podría haberse mejorado el argumento o inclu- nable espera. De manera por demás magistral el escri- so imaginándose otro final por uno más de su agrado, tor nos demuestra que en la vida la incertidumbre es nutriéndose de literatura, alimentándose de fantasías, el mayor de los males y la esperanza lo que nos hace escuchando cuentos o anécdotas de sus familiares, permane-cer vivos. absorto en inventar fantasías que anidan en su mente, La leyenda comenzó el 17 de abril: Gabriel García e inventando tramas y aventuras, soñando despierto, Márquez falleció en jueves Santo, igual que Úrsula forjándose a través de sus propias experiencias, para Iguarán, personaje que creó en su obra cumbre Cien que de pronto, se enfrente a su destino y enfrente a años de soledad. Úrsula amaneció muerta a los 115 la página en blanco para que a través de su pluma to- años. El premio Nobel de Literatura murió alrededor das sus ideas cobren vida y aún sin saberlo, cautiven de las 14 horas, a los 87 años de edad. al mundo, llevándonos a distintas latitudes y tiempos García Márquez nació en Colombia, pero eligió para así continuar haciendo brillar a la literatura latino- México, donde fue recibido como uno de los suyos, americana y quitándonos el aliento a cada párrafo que para vivir y morir. Sólo aquí se da un sentido festivo a leeremos, contribuyendo con sus escritos a la cultura la muerte, se despide al maestro con mariposas de pa- universal y para mantener a las letras hispanoameri- pel amarillo disparadas con cañones, se le reza y canta canas en el lugar que desde los tiempos de Cervantes con fervor. Un final digno entre la algarabía y la nos- de Saavedra merecidamente nos hemos ganado. talgia para el creador del realismo mágico latinoameri- Entre realidades, deseos, sueños, alegrías, agra- cano. Aunque desde hace tiempo lo sabíamos inmortal decimientos, imaginaciones y, sobre todo, por el paraí- por la genialidad y magia de sus letras, reconociendo so irrepetible de su lectura, Gabriel García Márquez que aunque el hombre muere queda su obra, se des- está ahora en el lugar que le corresponde; en el recono- pidió de nosotros otro de los grandes, se está cerrando cimiento de todos sus lectores, en la memoria colec- el círculo del Boom latinoamericano de monstruos tiva y permanente del ciudadano común, en la lectura de las letras; primero fue Octavio Paz, después Carlos imprescindible y obligada de su obra para las nuevas Fuentes, ahora Gabo, nos queda Vargas Llosa con esa generaciones, en fin: en la inmortalidad, rodeado de la capacidad de renovarse y abrir mundos a través de nostalgia, tristeza, alegría y en sí milagro de esto que sus letras. llamamos vida. 126 El Búho Jorge Daniel Ferrera Montalvo “Quizá, por eso, la medida de la lectura no debe ser el número de libros leídos, sino el estado en que nos dejan.” Gabriel Zaid: Los demasiados libros L a cuestión aparentemente es básica, incluso de tipo histórica: confundir la voz lírica, narrativa, con la mentalidad del autor; creer que lo que se escribe o está escrito es inseparable de su vida privada o pública, pero ¿acaso no existe una larga tradición de crítica y teoría literaria que abunda en análisis de estilo histórico y biográfico? ¿Acaso no contribuye esta clase de enfoques a la configuración del mito del autor? Pienso, por ejemplo, en las numerosas monografías sobre los poetas simbolistas o en las semblanzas acerca de los escritores malditos norteamericanos; teniendo como antecedentes más remotos la Poética y Retórica de Aristóteles, estas perspectivas son hoy el fruto del romanticismo del siglo XIX y del historicismo alemán. Sin embargo, en estos recientes días que se celebran los 100 años del nataliLeonel Maciel letras, libros y revistas 127 cio de Octavio Paz y que reviso nuevamente su El poema me parecía asombroso, dotado de obra, no puedo evitar incurrir en esta dirección: metáforas hermosas, escuchando y recogiendo profesando una especie de hartazgo y notable el espíritu de una generación, las voces de una cercanía hacia lo que representa su figura. ciudad desencantada. Tal vez, por misterios La primera vez que obtuve noticias de del destino o trivialidades de la casualidad, la Octavio Paz fue durante la transmisión de una vida quiso que me equivocara y que en vez de serie de documentales dirigido por su colega leer el aclamado poema, tomara El laberinto y amigo el historiador Enrique Krauze. Me ha- de la soledad. bía llamado la atención su intensa labor poé- Si pudiera definir a Octavio Paz en una sola tica, política, ensayística e intelectual, pero palabra, probablemente elegiría Paralelismo. sobre todo -y lo que más recuerdo- un dis- Tal vez, el Nobel de literatura, sea el mayor pro- paro de imágenes de milesdemexicanosleyen- sista hispanoamericano que utilizó con maes- docontinuamenteunfragmentodePiedradeSol. tría esta figura de pensamiento. Perteneciente Aída Emart 128 El Búho a una prolífica tradición de críticos y ensayistas Conocedor de la obra de Whitman y Esthefan -Alfonso Reyes, Julio Torri, Justo Sierra, Antonio Mallarmé, supo incorporar a su poesía, sus en- Caso, José Vasconcelos, Pedro Henríquez Ureña, sayos, la preocupación por el canto al poeta, la José Enrique Rodó- Octavio Paz siempre tuvo oda así mismo. De tal manera, motivos como la presente en sus textos, poemas, incluso dis- ciudad, la nieve, el viento, la memoria; fueron cursos políticos, el otro lado de la moneda, retomados en Vuelta, en Árbol adentro, para los contrastes de la vida. Cómo no acordarse, construir o desdibujar su imagen en el siglo. por ejemplo, de su magistral ensayo Máscaras Para Octavio Paz la ciudad fue esa masa defor- mexicanas en donde -entre otras cosas- po- me, ruidosa, que se elevaba invisible, siempre nía como imagen la celebración del año nue- asociada a la naturaleza; y el tiempo, era ese vo; año nuevo que empezaba, pero que tam- instante liviano que se perdía como inminen- bién era fin y paso natural al rito de la cosecha, cia de precipicio. Tal vez de ahí que Octavio Paz de la abundancia. Ésta, para mí, era una de las -como bien apuntó, en Letras Libres, José formas en que Octavio Paz argumentaba, nos Emilio Pacheco- revisara y corrigiera amplia- iba conduciendo a través del ritmo vertiginoso mente las ediciones críticas de su obra. Para de sus ideas. mí esta actitud no sólo revela su simpatía La presencia del Paralelismo no sólo fue re- por las contribuciones de la poesía simbolis- currente en sus ensayos, sino también en sus ta, sino también su enaltecida intención por poemas. La poesía de Octavio Paz puede verse desvanecer su imagen, por edificar su figura como una obra que se construye con metáfo- inasible. ras, analogías sin aparente relación, pero sobre De Octavio Paz preferiré acordarme del jo- todo como una poesía que nombra, que vuelve ven poeta que asistió a congresos antifascistas; a describir el ser de los objetos. En este senti- del editor incansable que impulsó a colegas y do, considero que sus poemas pierden fuerza. amigos; del ensayista disciplinado que abordó, Enamorado de la precisión intelectual y cons- en Corriente alterna y en El ogro filantrópico, la ciente de su erudición histórica, la poesía de democracia y el totalitarismo; pero sobre todo, Octavio se apoya en el adjetivo, en la utiliza- ahora que lo contemplo a distancia, del inmen- ción encadenante del verbo, supeditando en so legado que nos brindó su obra y no del hom- ocasiones la imagen al sentimiento. bre, el pensador, que escribió para elites inte- Octavio Paz no sólo fue un gran hombre de letras, sino también un lector de su tiempo. lectuales y volcó su mirada por la construcción de un mito, de una realidad fugaz letras, libros y revistas 129 Yolitzin Jaimes Rendón M Recorrer un cuerpo en su extensión de vela Es dar la vuelta al mundo Atravesar sin brújula la rosa de los vientos Islas golfos penínsulas diques de aguas embravecidas. GIOCONDA BELLI ara conduce a la nostalgia, no puedo evitarlo, pero también al más excelso erotismo, al pecado más vehemente, al sexo escurrido en la pequeña Perugia, de esa fusión de dos cuerpos, uno de 17 y el otro de 24, en un paraíso postergado y envuelto en la música clásica. La poesía se hace presente en cada uno de los encuentros, el amor libre del que nos habla Mara va más allá de estereotipos, son dos cuerpos calientes y almas en remanso de paz, abatidos por la presencia del amor en sus vidas. Concibo a Mara con la absoluta libertad y el vaivén de su empoderamiento mental, inclusive menciona la paráfrasis que Marx hace sobre Fourier, refiriéndose al grado de emancipación de la mujer como la medida natural de la emancipación universal. Deshacerse de la feroz palabra “propiedad” que aniquila todo, que acaba con la magia, Carlos Bazán 130 El Búho que pone dueño y deja indefenso al más noble amor no a la igualdad. Cuántas Maras no hacen falta ahora, total. Se reflejaban en ella la rebeldía de todas aquellas aquí en México, cuántas bastarían para que aquellas mujeres que desafiaron las teorías de los hombres por chicas que se pierden en la vanalidad y las etiquetas, alzar su propia voz. Recordar a Sor Juana y hablar de se atrevan a pensar y enamorar con el espíritu, a en- los “hombres necios que acusáis a la mujer sin razón”. tregar el alma antes que el cuerpo, a verse desnudos Mara seduce y atrapa la voluntad, se manifiesta con el por dentro, más que por fuera. A concebir el cambio control de las situaciones a su paso. en nosotros mismos y abonar a una sociedad mejor. Mara envuelve, representa a la chica idealista de Agradezco a Julio César Ocaña por invitar a su humilde esos años. Asumirse comunista no era moda, asu- servidora, sin duda Mara formará parte de nuestras vi- mirse comunista se lo exigía la época y la ungían das y habrá de disfrutarse con una taza humeante de como tal sus lecturas sobre el Capital y los textos, in- café atoyaquense, allá en ese terruño enclavado en la clusive, de Milan Kundera. La primavera del 85 se iría Sierra Madre del Sur. de las manos con la promesa de una tan esperada Reconstrucción. Me pregunto, hacia dónde realmente iba la Perestroika, y hacia dónde se dirigía la promesa de un amor por siempre. Aires de derrota llegaron a la URSS y al romance de nuestra protagonista, pero no derrota ante la vida que se le esfumaba, sino a la distancia interpuesta por un sistema que desconfiaba de todos y que separó al socialismo de la libertad de conciencia y de expresión. La libertad es el derecho universal por el que se ha luchado siempre, “El hombre ha nacido libre y por doquiera se encuentra sujeto con cadenas”, decía Rousseau. Los jóvenes de ahora necesitamos ir en esa búsqueda de libertad y no desistir, aferrarse a la educación como el medio para no ignorar nada y tratar de aportar al mundo de las ideas y abonar al pacto social, a cambiar los improperios por los argumentos y seguir soñando con un mundo más igual, entendamos pues que la equidad es el cami- Francisco Del Castillo Lozano letras, libros y revistas 131 Karla Galarce Sosa V i mi rostro frente al espejo y me sentí perdida. ¿Qué diré de la obra de un hombre que ha vivido tan intensa- mente su vida? ¿Quién soy yo para hablar sobre su concepto del amor, para opinar sobre el amor? Entiendo que se trata de compartir espacios, momentos, gustos, ideas, conceptos. Compartirse con el otro, con los otros, y andar un camino fortalecido, más decidido y más seguro que antes. Pero ¿qué hay de cuando se es diametralmente opuesto? ¿Qué ocurre cuando se es completamente diferente a quien se ama? ¿Qué sigue cuando sólo hay oposiciones? ¿Surgen el contrapeso o los complementos? El blanco y lo negro, ¿dónde queda la infinita gama de grises? En Mara, vivir por siempre, Julio César Ocaña nos ofrece una historia de amor entre dos jóvenes que se conocen en Berlín. Narrada en primera persona, nos lleva, a través de 120 páginas -organizadas en ocho capítulos-, por lo vivido en dos años que marcaron Max Sanz 132 El Búho de por vida a sus protagonistas (incluido él mismo), a sereno, indiferente… Inevitablemente le alcanzó la través de viajes por la Alemania Socialista y la Italia de premura. Intercambiamos direcciones. Nos despedi- 1984, año en que comenzó la historia que nos com- mos como amantes enajenados. Ofrecimos encontrar- parte, cinco años antes de la caída del muro de Berlín. nos otra vez y no dejar de encontrarnos nunca, encon- Sin importar hasta dónde llegó la fantasía que le trarnos siempre…” dejó la realidad, el autor nos advierte en los primeros Ocaña ofrece deliciosas intertextualidades de au- párrafos que decidió escribir la historia “en la contem- tores como Dante, Shakespeare, Cervantes, Johann plación de un bucólico paisaje entre Bolonia y la ciu- Wolfgang von Goethe, Schiller, Heine, Mann, Saramago, dad de Innsbruk en el verano del 87”, aunque aclara Kundera, Sor Juana…, e invita al lector a reflexionar que terminó por escribirla 25 años después de todo lo sobre la politeísta cultura romana, al describir a la que vivió, o imaginó. protagonista como una exquisita semidiosa italiana En las primeras páginas nos adelanta, breve y apa- que gusta del rock and roll y la música de Beethoven, sionadamente, cómo conoció a Mara “muy cerca del que habla perfecto español y que es una comunista muro de la ignominia”, en el corazón de la Alemania light, que es hija de un reportero gráfico un tanto orto- socialista, con el tridente de la efigie de Neptuno como doxo y que adora a los Beatles también. En diferentes testigo. partes de la historia, enriquece la lectura cuando hace “Charlamos, caminamos y hasta corrimos juntos… referencia a los nombres de distintas diosas de otras Avanzábamos, nos deteníamos y continuábamos; culturas originarias de diversas partes del mundo. mirábamos al frente, hacia abajo, hacia arriba, a los Nos muestra la riqueza de las religiones, los caminos tilos protectores y más alto, hasta el cielo. Nos veía- en los cuales confluyen al amor como su motor, como mos a los ojos, sonreíamos, reíamos a carcajadas, nos su camino, como su principio y final, como el Alfa y poníamos serios, seguíamos hablando y arrastrando el Omega. los pies passo dopo passo, como no queriendo llegar Dante Alighieri y Milan Kundera, La Divina Comedia al final del inicio de aquel romance apresurado, como y La insoportable levedad del ser, se muestran como no deseando que el tiempo pasase, como si fuésemos cómplices del abrazo que originó la eterna simbiosis orugas sin destino anunciado… Nos tomábamos de la que Ocaña desarrolla en las páginas siguientes. mano (sudaban nuestras palmas, nuestras almas ex- Entre los paseos que ofrece al lector, describe halaban ansiedad y añoranzas adelantadas) y, final- un escenario entre las calles de Berlín: el autor de- mente, nos abrazamos, nos acariciamos, nos dijimos fiende, en voz de la protagonista que “ser comunista un aventurado “te quiero” y un temerario “yo más”; no es cosa de moda ni de arrebatos sentimentaloides, y nos besamos a la orilla de un río Spree tranquilo, ni de afiches, como este –decía mientras tocaba con letras, libros y revistas 133 la yema de su índice izquierdo la hoz y el martillo de Desencadena una adictiva historia epistolar entre su boina–, es un asunto muy fuerte del pensamiento y los protagonistas que impide soltar el libro de prin- la razón, pero sobre todo de lo profundo del corazón: cipio a fin, pero que en su desarrollo intuye un parén- es una cuestión de amor”. A partir de eso, muestra que tesis que Julio César resuelve con un paréntesis de es- la ideología no sólo es una postura ante el sistema, pionaje, en el que adentra a quien lee a seguir con la sino también una forma de amar. historia cuyo final es inesperado. La Fontana Maggiore de Perugia, sus museos y Una carta póstuma es el preámbulo del desenlace calles, así como su intensa vida cultural, son el esce- que establecerá al lector en el retorno a la eternidad, nario de la más feroz batalla entre el conocimiento, la en cuyo camino, el amor le llevará de la mano hasta política y la pasión de sus protagonistas. Es una ciudad adentrarlo en una realidad alterna, que ofrece como de encuentro y de conocimiento entre los personajes, única posibilidad de salvación al amor mismo. pero también de promesas que el destino no tardaría Ahora pienso en lo complicado que era comu- en romper. Perugia se convierte también en un paseo nicarse con el ser amado cuando había tierra o mar arquitectónico por antiguos edificios, bellas esculturas de por medio. Vivo un romance con alguien lejos de y aromas, sabores, colores y texturas que casi se tocan aquí. Nos escribimos casi todos los días y nos habla- y se disfrutan en la lectura. mos por teléfono cuando lo deseamos. Nos encanta reír y revivir nuestros reflejos en los ojos; eso me hace pensar que nos conocemos desde hace años, aunque apenas han pasado unos cuantos. Le conté de Mara y quiso estar aquí, pero sus obligaciones laborales le impidieron atestiguar personalmente la presentación de la chica de Julio César. Me atrevo a decir que MI CÉSAR también está aquí y que en unos minutos verá quiénes son cómplices de este acontecimiento cobijado por el amor. Gelsen Gas 134 El Búho apantallados Dalia María Teresa De León Adam Próspero sueña a Julieta A Ausencio Cruz actúa y escribe esta dramaturgia, en donde Próspero, el personaje protagónico de la obra, piensa inicialmente estar dentro del sueño de Julieta, entrando posteriormente en la duda de que si realmente ésta, es quien lo sueña y obliga a ser parte de la realidad onírica de Julieta; personaje interesante que alude a la obra de Williams Shakespeare, evidentemente la de “Romeo y Julieta”. El apasionado Romeo, se encuentra explícito solamente de manera verbal, en el diálogo de su amada Julieta, quien mantiene con él en escena, un diálogo simulado, pues jamás aparece. La obra comprende inicialmente dos monólogos, es decir, Próspero, un científico medieval, pretende hablar con su hija, a la cual la ubica dentro del busto femenino de yeso, introducido en una vitrina de su casa, y con quien mantiene un diálogo interesante. Fotografía de Pili Pala apantallados 135 El segundo monólogo es presentado por el per- Ifigenia sonaje de Julieta a cargo de la actriz Daniela Zavala, Texto escrito en el año de 1923 por Alfonso Reyes, que quien cuenta algunos de los supuestos pormenores de presenta Juliana Faesler y Clarisa Malheiros. la muerte y su relación tanto amorosa, como familiar, en donde los reclamos son una constante. Es un arreglo en donde se juega con la temporalidad de la historia narrada, en el sentido en que los La puesta en escena es en un solo cuadro esce- personajes sacados de los mitos clásicos griegos, se nográfico, que muestra la casa de Próspero, en donde dirigen en ciertos momentos de la puesta en escena, las escaleras hacia un sótano, son el escenario en con personajes extemporáneos, como es el caso de la donde yacen Romeo y Julieta. introducción del personaje del presidente mexicano Si pudiéramos dividir el tiempo durante el cual transcurre la realización de esta puesta en escena, Madero. Personaje visto muy de cerca en su contexto histórico por el escritor Alfonso Reyes. diríamos que es en la segunda mitad, en que por fin, Dicha obra ha sido considerada como una de las Próspero y Julieta se enfrentan, ante un diálogo en el más bellas y complejas de la poesía hispanoameri- que ambos se encuentran molestos, ante la presencia cana, según la consideración del poeta mexicano y del otro. premio Nobel, Octavio Paz, y que Julieta Faesler dirige La producción se encuentra a cargo de CONACULTA y presenta de manera versificada, con un vestuario a y el INBA y se presenta en el teatro “El galeón” hasta la usanza griega y contemporáneo a la época posrevo- el 1ª de junio 2014. lucionaria, según el tratamiento del texto. En ella actúa la primera actriz Julieta Gurrola, estelarizando a Ifigenia, junto con Andrés Weiss, Marco García, Ana Isabel Esqueria, Jerónimo Best y David Calderón. La obra es en un solo acto con un cuadro escénico que es empleado para describir diversas escenas y lugares, según narra la dramaturgia, con gran histrionismo actoral. La obra se presentó en mayo en el teatro Jiménez Rueda, bajo la producción de la SEP, CONACULTA y el INBAteatro. Fotografía de Pili Pala 136 El Búho arca de Noé Hugo Enrique Sáez A. Violencia y justicia S ostiene Walter Benjamin que el origen de la ley es la violencia. Se supone, de acuerdo con la teoría del contrato social, que la constitución pone en manos del Estado el ejercicio legítimo de la violencia. Al mismo tiempo, la idea de justicia en el derecho viene a reemplazar la práctica de la venganza por parte de los particulares, subordinados ahora a la autoridad universal del Estado. Hasta aquí repito, palabras más palabras menos, el discurso de cualquier gobernante que desea presentarse como democrático. SIN EMBARGO, el problema es más complejo. Primero, la sociedad de ideas que surgió con la Revolución Francesa nos convirtió en adoradores de una nueva trinidad abstracta: igualdad, libertad, fraternidad. La encarnación de esos valores se manifestaría en las leyes que abarcarían a la comunidad entera. Y nos encargó que fuéramos el factótum de ese mundo transparente, nos hizo responsables de llevarlas a cabo con nuestra actividad, que terrenalizáramos esos valores. También Carlos Reyes arca de Noé 137 nos convirtió en culpables del fracaso. Inclusive explotar el tráfico de drogas, controlar la informa- el materialista Karl Marx llegó a pensar que si los ción) lo hace y se lo etiqueta como poder fáctico, obreros leían El capital se verían empujados a hacer corrupto aliado con segmentos del poder público. la revolución. Dicha sociedad de valores ideales Segundo, antes de que se instaurara la dictadura está en franca retirada y se la reemplaza por el militar en 1976, el gobierno constitucional argenti- predominio del pragmatismo más radical: quien no había aprobado severas leyes para perseguir tenga el capital económico y político para triunfar “subversivos” (eufemismo que abarcaba a cualquier en cualquier competencia (llegar a la presidencia, opositor). Basándose en el cumplimiento de esas disposiciones, los militares desaparecieron y mataron a miles de inermes ciudadanos, con el objetivo de lograr la “paz” y la “seguridad”. A la vuelta de la esquina, el gobernador del Estado de Puebla determinó que aprobaran una “ley bala” que autoriza a la policía usar armas de fuego en contra de manifestantes. Resuena el porfiriato por aquella comarca: “¡Mátenlos en caliente! Después virigüen…”. Tercero, la creación de nuevas leyes contribuye al fortalecimiento del Estado y favorece la corrupción de sus agentes, que tienen motivos mayores para extorsionar ciudadanos. En cambio, el gobierno de Lázaro Cárdenas se enfrentó a las empresas extranjeras que saqueaban el petróleo mexicano y por ley estableció que la propiedad de los hidrocarburos pertenecía a la “nación”. No se imaginó que este concepto abstracto se traduciría en los discursos de políticos corruptos como “propiedad de todos los mexicanos”, pese a que la explotación de este recurso sólo ha servido para enriquecer Juan Román del Prado 138 El Búho a la “familia revolucionaria”. Sin ningún problema, juicios de la “crítica” estúpida. Y sí, en la producción la actual administración de Enrique Peña Nieto de la película participa Televisa, cuyo nombre es lo modifica las leyes para que ingresen de nuevo primero que aparece en la pantalla. Sin embargo, las multinacionales explotadoras. La ley responde me parece que sus directivos están conscientes de a su origen violento, sigue siendo violencia, y no es que su público cautivo no mostrará mucho interés imparcial, se emplea como instrumento de poder en este auténtico documento sobre un líder ejem- de los funcionarios que se han apropiado de las plar de la lucha contra el despotismo, el racismo y instituciones. la efectiva explotación de los inmigrantes así como Como dice un personaje de Jean-Luc Godard: de los descendientes de mexicanos en los Estados “matar a un ser humano en función de defender Unidos. La taquilla se expande con la bazofia de un una idea no es defender una idea, es matar un ser Derbez, por ejemplo. humano”. La película tiene ritmo, actuaciones muy verosímiles, escenas de las masas que seguían a Chávez César Chávez, un líder de la no violencia filmadas con profesionalismo, acercamientos de la Hace ya algunos ayeres cuando la revista Proceso cámara en rostros muy vigorosos, que me recor- publicó una historia de México escrita, presunta- daron a Fellini y a Buñuel. El contenido está cap- mente, por un “chavo de la Ibero”. Aclaro que en tado muy bien. Chávez exhorta a no actuar como dicha universidad hay una multitud de personas víctimas, es decir, no tener una actitud reactiva diversas, como aquellos que iniciaron en contra de que sólo persigue la descarga sobre los símbolos Peña Nieto el movimiento #YoSoy132. Más bien la del poder sino de enfrentarlo con la no violencia. imagen de individuo elitista e ignorante se refiere En un momento rescata con vida a un individuo a cómo se los percibía aún en los años noventa. La que están masacrando porque atropelló a un com- “historia” comenzaba más o menos así: “los indí- pañero de la Unión campesina. La capacidad orga- genas eran unos seres que les gustaba vivir en las nizadora de este auténtico líder también se destaca, ruinas”. Valga la introducción para mostrar que la ya que lo hace con un bajo perfil del que deberían película de Diego Luna sobre César Chávez también de aprender los narcisistas que hoy se ofrecen para ha tenido una repercusión que no merece entre los encabezar movimientos sociales. Y no digo nom- frívolos merolicos de Televisa. “Un buen resumen bres. Por último, el apoyo que Robert Kennedy dio de la vida de César Chávez” “Es importante que par- al movimiento se hace explícito en varias escenas, ticipe Televisa porque Emilio Azcárraga Jean emite un poco antes de que lo asesinaran. Gramsci decía un mensaje con causa social”. Son algunos de los que la división de los dominadores ayuda a crear arca de Noé 139 un nuevo Estado. En el otro extremo, es repugnante y una blusita blanca a la que se le había despren- ver entrevistas a Reagan, gobernador de California, dido un botón a la altura del ombligo, lugar que además de la asunción de la presidencia por Richard cubría su recato con la libreta color café del trópico. Nixon. En suma, me gustó la película. Ondeaban las cabezas de los asistentes al ocupar sus lugares en el auditorio. Junto a ella advirtió que Puros cuentos un hombre de pelo y bigote canos la miró intriga- A la muerte de su abuela malvada, la cándida do. El conferencista se presentó: “Yo soy don Juan. Eréndira decidió estudiar filosofía. Con una libreta Soy un indio yaqui. No andamos por los mismos de apuntes y una pluma se presentó en la uni- caminos. Voy a desafiarlos. Hagan trizas su razón versidad el primer día de clases. Las flores de las y traten de sentir mi presencia sin explicaciones. jacarandas publicaban al mundo que en ese rincón Cierren los ojos y mediten. El universo les concede había llegado la primavera. Una bandada de mari- el tiempo previsto para mi conferencia”. posas amarillas le fue mostrando el camino hacia Durante una hora nadie pudo abrir los ojos. el aula magna donde se dictaría la conferencia Fue como un despertar de un sueño agradable. inaugural de los cursos. Vestía unos jeans sencillos En el estrado ya no estaba la figura del indio que por extraño designio había llegado vestido con un traje azul y una corbata roja. El anciano se dirigió a Eréndira: “Nunca sabremos si este instante existió o no. Ya no recuerdo muchas cosas. Todas las noches se aparece en mi habitación Remedios la bella. Flota entre los muebles y su mano me invita a seguirla en esta primavera del 2014. Pero he tenido una emoción muy fuerte, niña querida. Estás viva y de tu cuerpo se han borrado los abusos que sufriste. Es una hermosa alegría para despedirme.” Y lloró. Jesús Anaya 140 El Búho Martha Chapa L as dos canonizaciones que celebró con bombo y platillo la Iglesia católica el domingo 27 de abril tienen gran relevancia en el orden religioso, pero también llevan un contenido social y político vinculado a la globalidad de nuestros tiempos. Nunca antes, por ejemplo, se había elevado a la santidad a dos papas de manera simultánea. A esto se suma el hecho inédito de que en la ceremonia formal se haya contado con la presencia de dos pontífices: Francisco –el papa actual– y Benedicto XVI –papa emérito–, con lo que la canonización conjuntó a cuatro de las más grandes personalidades de la Iglesia católica en épocas recientes; es decir, cuatro papas –dos vivos y dos convertidos en santos– en una misma ceremonia. Toda esta difusión sobre los ritos católicos y sus protagonistas probablemente incidirá tanto en el reforzamiento de la jerarquía eclesiástica como en la revitalización del catolicismo en el mundo. José Juárez arca de Noé 141 Un dato sobre el que se ha hecho énfasis es Iglesia católica. De Juan XXIII se destaca su que Karol Wojtyła tuvo el proceso de canoniza- vocación reformadora de la iglesia, lo que ción más rápido que cualquier pontífice de la permitió que en su corto papado de menos historia moderna: apenas nueve años después de cinco años promoviera encíclicas trans- de su muerte, ocurrida en abril de 2005. En formadoras y convocara al Concilio Vaticano comparación, Angelo Giuseppe Roncalli –nom- II, que cambió el rostro del catolicismo. bre secular y muy poco conocido del papa Juan En cuanto a Juan Pablo II, en su largo pon- XXIII– tuvo que esperar más de 40 años luego tificado de 26 años (el más prolongado del de su muerte, ocurrida en 1963. siglo XX) no sólo fue un férreo combatiente del Se ha dicho que uno y otro de los ahora comunismo y tuvo una presencia activa y con- santos muestran dos caras opuestas de la tinua en las coordenadas del poder mundial, Martha Chapa 142 El Búho sino que también acercó a la iglesia romana religiones o iglesias, no sólo cristianas sino de a todos los confines del planeta. No en vano otras raíces, como el budismo. se le apodó el papa viajero: realizó más de Un capítulo aparte se escribirá en el caso 100 viajes fuera de Italia y hasta se cuenta de México, que sigue siendo un país con mayo- como anécdota que rebasó el récord del millón ría católica, donde Juan Pablo II fue querido y de kilómetros recorridos. venerado en vida –como si ya desde entonces El proceso de canonización de ambos pon- tuviera la jerarquía de santo– y ahora lo será tífices no estuvo exento de algunos cuestio- más, una vez canonizado. Nueva oportunidad namientos, en especial en lo que se refiere al para alentar tanto las vocaciones sacerdotales papa polaco, criticado por su posición tibia como la acción pastoral de la juventud o lograr –algunos la califican de solapadora o encubri- una mayor influencia no sólo en el campo espi- dora– respecto de la pederastia de un número ritual sino también en el terrenal, con mayor considerable de sacerdotes, y por su caute- presencia e injerencia en las cuestiones políti- la para enfrentar las corruptelas del aparato cas y de gobierno de la sociedad mexicana. financiero administrativo del Vaticano. Por cierto, hablando de política y religión, En todo caso, con la santidad de estos dos no podemos soslayar el hecho de que en la jerarcas la Iglesia católica renueva su vigencia, grandiosa ceremonia religiosa de canoniza- continuidad e influencia. Por otra parte, en el ción estuvo presente la señora Angélica Rivera, ámbito sociopolítico redefine su capacidad esposa del presidente de México, lo que de de cambio, aunque éste se muestre claramente seguro confirma acercamientos y pactos que acotado, además de que permite reactivar el ya conoceremos. proselitismo para allegarse nuevos creyentes, Hemos recibido, pues, dos mensajes de la sobre todo en Latinoamérica y África, mucho Iglesia católica, que apuntan tanto a la reno- más allá de la esfera de influencia de los papas vación como a la apertura y que ojalá hagan Italianos que encabezaran esa iglesia durante revivir y afianzarse a los que se supone son los cientos de años. principios centrales de esa religión, como la Otra consecuencia que podría catalogarse justicia, la tolerancia y la paz. como positiva es que las recientes canonizaciones podrían contribuir a mantener y, quizá, a engrosar la grey católica, que ha disminuido frente a la dinámica y modernidad de otras www.marthachapa.net.mx Facebook: Martha Chapa Benavides Twitter: @martha_chapa arca de Noé 143 Cirilo Recio Dávila U sualmente al darle seguimiento a lo que sucede y considerar los intereses de la empresa informativa a la que pertenece, el periodista pone en boca de sus fuentes de información la opinión de su propio medio de trabajo. Más aun, incorpora lo que en el fondo de sí mismo querría escuchar. Se trata de una condición propia de la subjetividad de la persona, que implica considerar en los demás lo que consideramos para nosotros mismos: una forma que anula la comunicación e impide la realización plena del lenguaje. Como sabemos, el lenguaje es la representación mental de la realidad a través de un conjunto de signos y símbolos que codifican la comunicación humana. Es decir, es un código entre personas, interpretable a través de expresiones con significados Aída Emart 144 El Búho convencionales, lo que resulta en la comunicación. propio ser como sujeto, la objetividad que se pide Cuando el periodista expresa lo que su fuente de en los medios es simplemente que su información información le da a conocer, amoldándolo como sea verificable, confiable, accesible, comprensible y si fuera la voz de su propio medio o lo que él completa”1. mismo quisiera que fuera, el cometido, la función Cuando el comunicador incorpora en su nota del lenguaje se anula. La información se vuelve informativa su propia opinión de lo que sucede, entonces distorsión de la realidad, involuntaria o cuando además de reseñar el acontecimiento lo deliberadamente. interpreta bajo su propia óptica de las cosas y Este hábito puede tener su origen en la relación emite juicios de valor sobre ello, es decir cuando explícita que el individuo establece con las realida- editorializa una noticia, puede considerarse que des que le rodean. Por esta razón, se trata de una la difusión por publicar sea inaceptable situación interior —del acervo ético personal, ínti- criterio definido sólo por los contenidos noticiosos mo—, que puede ser muy variable entre distintas mismos. Esto significa que no existe un sentido de personas. Esto que afirmamos es posible ejempli- congruencia entre los criterios de verdad, acerca ficarlo con el fenómeno de construcción ideológica de las respuestas que han de satisfacerse en una conocido como etnocentrismo que consiste en una información completa —los qué, cómo, cuán- transferencia de subjetividades y actitudes cultura- do, dónde y quién— y la subjetivación que el les propias, particulares a la persona, respecto de informador realiza sobre el contenido informativo. su interpretación de una cultura diferente. Se trata De acuerdo con Carlos Marín y Vicente Leñero en de una de las aportaciones recogidas de la antro- su Manual de periodismo2, las características que pología social y de las ciencias sociales que tiene definen la información son: veracidad, oportunidad entre sus exponentes a Margaret Mead, William G. y objetividad. Es decir, ha de ser verdadera, vigente Sumner y Claude Lévi-Strauss. Para el propósito de y actual, así como objetiva, sin distorsiones ni este tema, el concepto ilustra la influencia que tie- manipulación deliberada. nen las subjetividades sobre los criterios de verdad para dar a conocer una información. por un Pero como decíamos, citando a Guerrero, una subjetivación noticiosa es parte de la comunicación Una interpretación de acontecimientos e infor- humana. El gusto, color, matices e impresiones per- mación, con una tendencia excesivamente subjetiva, sonales forman parte de la individualidad y estimu- es también atendible en los medios. Como lo indica lan el interés de los auditorios. No puede pedirse a Manuel Guerrero “aunque la neutralidad del infor- un comunicador que anule esta riquísima faceta de mador es imposible, porque nadie puede anular su su trabajo. No obstante, una editorialización pre- arca de Noé 145 dominante en una nota, un uso excesivo de apre- Bajo este enfoque, veamos lo que en el libro ciaciones personales o la persistente propensión a Vertiginosa inmovilidad del catedrático Horst integrar porqués y paraqués dentro de los conteni- Kurnitzky, nos recuerda acerca de la mediación del dos informativos, nos hablan de una personalidad lenguaje en el ámbito comunicativo: con alto sentido de individualidad. En tal caso, tal […] El mundo percibido no consiste solamente vez sea preferible canalizar la actividad periodística en los objetos y su espacio circundante, con- hacia el análisis, la opinión, comentario, interpre- tiene todas las relaciones. Por ello, los objetos tación, juicio y/o reflexión sobre la noticia. Trabajar en el espacio y entre ellos, así como el pasado en el terreno de la mesa de redacción o en la jerar- y el futuro, están conectados con la forma de quización informativa. la percepción. La percepción está mediada por La actividad informativa y la comunicación la lengua. Y la lengua muestra que el mundo masiva, como hemos señalado, no son trabajos de percibido no es solamente “mi mundo”. Todos una total imparcialidad. De momento descartemos los otros participan y transmiten a través de la la manipulación deliberada de la noticia —que nos lengua sus experiencias, no hay ninguna expe- da abundantes casos en los cuales los intereses riencia sin lengua. Ella quiere articular la expe- en juego manifiestan por razones obvias, delibera- riencia y, trabajada en lengua, conservarla en damente, la ausencia de neutralidad en el trabajo la memoria para recurrir a ella. Como las artes, informativo— y veremos que también la subjetivi- la lengua es un medio para elaborar la memo- dad de las individualidades nos permite reconocer ria, que solamente es recordada como memoria que una imparcialidad pura es un requisito que no elaborada. puede pedirse dentro del oficio informativo. Sin embargo, también es claro que es factible defender Recuperamos aquí las palabras de Kurnitsky una causa legítimamente, un medio y un informa- para poner de relieve que en el terreno de la infor- dor individualmente puede hacer uso de su derecho mación existe un extensísimo horizonte de relacio- de expresión al dar a conocer claramente su posi- nes subjetivas conectadas a través del lenguaje. Sea ción sobre un determinado tema. En cambio, no es si consideramos al lenguaje como una estructura admisible que un medio haga uso de sus informa- del pensamiento para expresar la realidad a tra- dores para dar cobertura a los temas que son de su vés de signos representables, o si lo vemos como exclusivo interés en demérito del interés público, o la suma del habla y la lengua: como la capacidad que presione para modificar la información obteni- humana para comunicarse simbólicamente, en da para su conveniencia política o económica. cualquier caso, el lenguaje nos permite reconocer 146 El Búho la subjetividad, la singular manera de ser de cada Por eso podemos hablar ahora de los valores uno. Este reconocimiento de la subjetividad —que mencionados, a manera de ilustrar el modo en que contiene esa distorsión o matiz del individuo y la se coteja el acervo ético interior con las realidades tendencia que implican los intereses formados— de la actividad informativa: lealtad, honestidad, no debe hacernos ignorar los extremos que conlle- respeto, tolerancia, libertad, pundonor y convic- van posturas éticamente cuestionables de acuerdo ción, en función del grado en que estos atributos con una pauta de valores humanos reconocibles: de la conciencia de los informadores se encuentran lealtad, honestidad, respeto, tolerancia, libertad, en una expresión informativa. Si bien notamos que pundonor y convicción. estos valores se incluyen en un acervo subjetivo, Se trata desde luego de ejemplos que aquí se adoptan como una gama aleatoria de posibles posiciones éticamente definidas, puesto que corresponde a cada persona determinar sus criterios de conducta y relación ética. Como hemos dicho, nadie carece de esquema ético. “Nada humano me es ajeno”, señala la sentencia latina. Cada persona, por el sólo hecho de serlo, incluye en sus características un perfil ético propio que —conforme a la psicología general— proviene de una conciencia de sí mismo. En tanto que según la psicología particular —en el caso del periodismo— contiene una gama extensa de posiciones, actitudes y convicciones difíciles de graduar, estimar, definir y pormenorizar, porque forman parte de la interioridad de cada persona. Sin embargo, son actitudes y manifestaciones de un rápido y sencillo reconocimiento, cuando se expresan dentro del interesante ámbito de las relaciones humanas. Leonel Maciel arca de Noé 147 individual, son también principios morales expre- modo que podría hablarse de simpatía, confianza o sados en la actividad informativa y en la comuni- pulcritud, conceptos que por lo demás definen un cación. La intención de estas apreciaciones no es conjunto de valores reconocibles humanamente. de ningún modo moralizar o proponer una pauta Sigamos entonces con la forma en que puede de conducta determinada al informador, sino sola- enlazarse un actuar ético y el acervo interno del mente exponer la baraja de posibilidades que tiene informador. Así vemos que la extorsión o chantaje su actuar ético, toca a cada quien establecer su con base en determinada información, (las distor- propia valoración interior y su consecuente expre- siones noticiosas, el abuso de la libertad de expre- sión en su desempeño profesional. Así al hablar de sión cuando se recurre a la calumnia o la difama- honestidad, respeto, tolerancia, etcétera, se hace ción, por ejemplo,) manifiestan acciones éticamen- sólo para proponer un posible ejemplo, del mismo te negativas. Corresponden a un esquema ético que Carmen Parra 148 El Búho implica una inconsciencia sobre los parámetros de “[...] las responsabilidades del periodista abarcan valor mencionados. De esa manera, en el caso de la cinco categorías: con sus propias convicciones, extorsión, podemos observar: con los órganos de información a los que sirve, a) deslealtad hacia los fines del servicio público con la opinión pública y con la sociedad en su de la actividad informativa, b) ataque al respeto conjunto, las derivadas del respeto a la ley y con la a tercera persona, c) abuso de la libre expresión, comunidad internacional y el respeto a los valores d) pundonor sustituido por el cinismo y e) convic- universales”. ción errónea sobre las funciones del medio infor- Por su parte, Manuel Guerrero, en el cuadernillo mativo, que se han tergiversado por un propósito sobre transparencia del poder público, nos dice en chantajista, originado en la búsqueda de un interés el apartado titulado ¿Por qué los medios contribu- económico o de poder. Bajo estos valores éticos yen al bien público?: que prefiguramos anteriormente como un código Los medios de comunicación obedecen a dos de criterios para el informador, la extorsión, el premisas fundamentales: son empresas mediá- chantaje, que pudieran ejercerse sobre una infor- ticas que se rigen por criterios e intereses eco- mación determinada, implica también deshonesti- nómicos y mercantiles, pero también por una dad, puesto que desvirtúa las responsabilidades de lógica de servicio público. En este sentido las servicio al público, una de las bases de este oficio. razones por las que favorecen al bien público Además, es conocido y evidente que toda comu- como una ética de servicio a la sociedad, son: nicación, todo diálogo, requiere de una mínima a) que forman parte de un mercado competitivo tolerancia mutua entre quienes se comunican. Esta entre varios medios haciendo contrapeso entre reciprocidad esencial es la que nos vuelve capaces sí, b) el equilibrio que establecen entre la liber- de escuchar otros puntos de vista, de entender tad de expresión y el derecho a la información, posiciones y atender argumentos distintos de los c) el profesionalismo de los informadores y e) el propios, de refutar, replicar o aceptar otras ideas. uso que hacen de la tecnología. En el caso que comentamos de una extorsión con base en un condicionamiento informativo, la Como podemos ver, la ética profesional del premisa esencial de la tolerancia simplemente está informador requiere tanto de su acervo individual, ausente y por lo tanto sencillamente se pierde el así como de responsabilidades públicas asumidas objetivo, el propósito esencial del medio de infor- respecto de su propia empresa y de la sociedad en mar. Veamos ahora lo que nos dice Adrián García la que se desempeña. Por lo demás, como sucede Cortés en su Diccionario de comunicación social3: en otros casos donde hay una aplicación ética cues- arca de Noé 149 tionable, el ejemplo que planteamos tiene también información e ideas de cualquier naturaleza, significaciones legales prescritas por el derecho sin considerar fronteras, ya sean orales, escritas vigente. Escapa a los fines de este texto determi- o impresas, a través del arte, o de cualquier otro nar la conjugación entre aspectos éticos y terrenos medio de su preferencia. Este es un tratado, el legales, porque la propuesta de estos apuntes se cual es cubierto por cualquier Estado hasta que dirige a generar en el informador o en quien se es ratificado. halle interesado en los medios de comunicación masiva, una reflexión profunda sobre la impor- El campo ético corresponde a un acervo de tancia de los recursos de su propio esquema ético valoraciones interiores, innatas y adquiridas sobre las facultades y presencia de los medios y no de cada persona. El ámbito jurídico —por su a establecer un marco legal sobre la materia de los parte— se atiene a las normas que el conjunto cuales abundan en nuestro país. social establece como leyes. El acervo ético indica No obstante es necesario deslindar ambos esquemas de conducta ética. No es una tautología campos y profundizar en algunas consideraciones, decirlo si consideramos que el acervo interior es el en especial a la luz de los cambios legales que se conjunto de valoraciones que cada quien asume en han producido recientemente. El marco legal dentro su persona, en tanto que la conducta es la expre- del cual operan los medios de comunicación deriva, sión de ese acervo. También es necesario reflexio- en primera instancia, de la legislación internacional. nar sobre otra faceta de las realidades éticas que Tradicionalmente la Declaración Universal de los involucra la interioridad personal. Es decir, realida- Derechos Humanos (UDHR por sus siglas en inglés) des que se aplican en la forma particular de actuar es la ley internacional que nos permite conocer la y de expresarse de cada individuo. forma en que se interpretan las demás leyes. En su Con frecuencia, en el medio informativo des- Art. 19 la UDHR establece una garantía fundamental tacan profesionales con una gran capacidad, con del derecho de libertad de expresión. Los medios de una valiosa disposición para llevar a buen puerto comunicación masiva derivan sus libertades de este la actividad informativa o con cualidades particu- derecho. Este artículo tiene repercusión y efecto en lares reconocibles como la constancia, puntuali- el Art. 19 del Pacto Internacional sobre Derechos dad, el cumplimiento de compromisos adquiridos, Civiles y Políticos (ICCPR): etcétera. Tales valores personales se expresan en Cualquier persona deberá tener el derecho a la los resultados de la labor comunicativa, aunque libertad de expresión; este derecho debe incluir comúnmente no sean virtudes objeto de estimación la libertad para investigar, recibir y compartir suficiente debido a las presiones del oficio, son, 150 El Búho eso sí, características que hacen posible una mejor Durante el Tercer Foro de Radio Educación, rea- confiabilidad en el proceso de difusión, divulgación lizado entre el 26 y 30 de enero de 1998 en la ciudad e información. Es pertinente apuntar que estas de México, el comunicador Alejandro Aura presentó capacidades, actitudes o valoraciones de índole la ponencia “Una radio bien hablada”. Esta pro- personal, son singulares a cada individuo. puesta se estima valiosa para abundar sobre este Estas cualidades personales aparecen con refe- ángulo que abordamos ahora sobre la subjetividad rencia a una panoplia de actitudes individuales, en y los criterios de verdad que tienen mediación por las que tiene un papel protagónico —entre otras la palabra. El escritor y célebre locutor revaloraba cosas— la confianza en sí mismo y en los valo- así la expresión verbal en tanto vehículo exacto de res del espíritu humano. Podríamos caracterizar la comunicación. Respecto de la radiofonía reco- esa confianza como el estado interior por el que mienda en dicha ponencia: nos sentimos seguros, con certidumbre y libres de todo temor. Confianza que nace de una honda valoración de las propias capacidades y del reconocimiento de que nada amenaza la propia integridad. La fe y la convicción, la autoestima y el valor, así como el estado de la conciencia ética y moral, son factores y conceptos que, desde la propia individualidad, se vinculan con esa autoconfianza. Este conjunto de valoraciones individuales subjetivas, puesto que se producen a partir del sujeto, están estrechamente ligadas con el ejercicio profesional. De la relación entre este código interior y la práctica profesional se origina la pertinencia ética del comunicador. Es en este sentido que se cita a continuación una propuesta que hiciera el fallecido comunicador Alejandro Aura en el contexto de la radiofonía en México. Jazzamoart arca de Noé 151 [...] que se aplicara el uso del lenguaje pasado valer en un entorno informativo plagado de poses por la creatividad de quien lo emplea incluso eruditas, barbarismos imprecisos, vicios de lenguaje para las materias más comunes y frecuentes del —como tautologías y razonamientos incomple- radio: los noticieros, los programas deportivos, tos— y defectos de comunicación como suponer las informaciones del clima o de la contamina- en el otro respuestas que no ha establecido—, pero ción ambiental, y hasta los reportes del tráfico no es así. La palabra es el vehículo preciso de la de vehículos automotores y sus percances. comunicación humana. Por esto también es oportu- Podría emplearse, en lugar del lenguaje habitual no reflexionar en la expresión del reconocido publi- lleno de lugares comunes, de imprecisiones y cista español, radicado en México desde el exilio muletillas, un lenguaje vivo y comprometido de la Guerra Civil Española hasta su fallecimiento con la individualidad de los expositores y de en 2009, Eulalio Ferrer, quien durante un homenaje los radioescuchas, un lenguaje que al exponer a Jesús de Polanco, director del periódico español los movimientos espirituales de quien lo emite El País, en la Feria del Libro de Guadalajara, los se haga atender como una conversación cerca- últimos días de noviembre de 1998, afirmó: na, como una confesión, como un canto, como […] necesitamos convivir con las nuevas tec- algo personal, ante quien lo oye. nologías, pero a condición de que éstas sirvan al hombre, no que le sustituyan. El lenguaje El lenguaje es uno de los medios más signifi- mecánico de los dedos no debe desplazar el cativos para el desarrollo profesional del informa- lenguaje de la emoción, el de las manos abier- dor y del comunicador. En este sentido no es superfluo tomar en cuenta lo sugerido por Alejandro Aura. Son propósitos aparentemente secundarios en la responsabilidad de quien se dedica al periodismo: dar valor al propio lenguaje, dar a la palabra personal un contenido vivo —es decir, nacida de la propia convicción—, hacerla 152 El Búho Lourdes Domínguez tas y rendidas; ni el del efecto al del afecto, ni el Para el comunicador, los criterios de verdad de la máquina al del intelecto. pasan inicialmente por el filtro de su propia subje- Queremos que la luz de la imagen no sea oscu- tividad, de la manera en que comprende el mundo. recida por el aturdimiento de los excesos, que la Pero también en el contexto de la actividad infor- parálisis de la soledad no desplace a la cultura mativa existen pautas que confirman este primer de la convivencia y que el espacio virtual sea, tamiz: la información ha de ser verificable, com- antes que huida o dispersión, texto y lectura pleta, comprensible, confiable, sin distorsiones ni de la realidad, ámbito de la ciudadanía de las manipulación deliberada y ceñida a los derechos letras. de libertad de expresión y acceso a la información. También ha de superar el escamoteo o la distorsión En los temas que ahora tratamos, la subje- deliberada por los intereses en juego, que a veces tividad del informador y los criterios de realidad condicionan información valiosa para una comu- que pueden regir su oficio, el lugar de la palabra nidad. Por ejemplo, información que impediría que es fundamental. La palabra es plena expresión de un empresario constructor establezca un fracciona- la interioridad humana. Es cierto que a través de la miento en un lugar peligroso o carezca de condicio- palabra puede mentirse o que las palabras tienen nes adecuadas para la vivienda. Evidentemente la diversa interpretación y existen múltiples posibi- percepción de la noticia y su exposición está media- lidades de significación contextual, que son —de da por la lengua, por lo que su constante desarrollo igual modo— interpretadas a la luz de las capacida- y reconocimiento como vehículo de comunicación, des de cada persona. Pero por esas razones, quien es un valor importante en la formación de criterios participa de la actividad periodística requiere pres- de la realidad que se informa. Pero tanto las exigen- tar atención cuidadosa a la expresión verbal, escrita cias de la actividad profesional de la información, o hablada. Después de todo, comunicar significa así como las capacidades de percepción y de expre- poner en común, es decir, requiere comprensión sión del informador, han de estar en consonancia mutua, convención y acuerdo sobre el mensaje que con las responsabilidades profesionales que defi- la palabra representa como estructura mental de la nen este oficio. realidad. Por eso adquiere relevancia la expresión de don Eulalio Ferrer, justo en momentos como los actuales en que la información es una oferta inconmensurable, desmedida y de fácil acceso, pero de difícil asimilación y comprensión. Notas 1 Medios de comunicación y la función de transparencia, Guerrero, Manuel Alejandro. Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI), México, primera edición, noviembre, 2006. 2 Manual de periodismo. Leñero, Vicente y Marín, Carlos, Editorial Grijalbo, Colección Tratados y manuales, primera edición, México, 1986. 3 Diccionario de comunicación social, García Cortés, Adrián, Siglo Nuevo Editores, México, 1983. arca de Noé 153 S A manera de explicación i hay hijos pródigos, puede haber también –como suponía el ilustre filólogo Vicente Fox–, hijas pródigas. Y una de ellas es La Culta Polaca, que luego de un retiro de auto- reflexión, de monje cartujo, con todo y voto de silencio, y tras apreciar los beneficios de la edición digitalizada de El Búho, decidió regresar al hogar de sus preferencias, a la casa paterna. Y a partir de este número –si el tiempo y las circunstancias lo permiten–, con la venia de los santos patronos René y Rosario y la aquiescencia de los grupos de autodefensa (los lectores), reanudará su participación en este formato intangible de El Búho digital, cibernético. Y Por Supuesto también regresa, como real hijo pródigo. Max Sanz 154 El Búho Los otros centenarios Ya se sabe que en este país todo es para el triunfador. Clitoral y Alejandro Aura pretendía quedar a cargo de los Anales de la Sociedad. Y como aquí el escritor más mediático y mediatiza- Por Supuesto no recuerda si el poeta Arturo do fue Octavio Paz, su centenario ha recibido gran González Cosío o el mencionado Carlos Bracho eli- despliegue (que por cierto, como poeta y ensayista gieron estar al frente de la Comisión de Introducción merece, no tanto como ser humano), pero en cam- de Nuevas Afiliadas o en la Comisión de Examen Oral bio poco festejo se le ha hecho a los otros escritores y Prueba, pero los dos puestos estaban en disputa. centenarios: Efraín Huerta y José Revueltas, pero Esta institución, que en los años 70 del siglo menos aún a doña María del Carmen Millán, investi- pasado habría sido vanguardista, se quedó en pro- gadora de las letras mexicanas y a quien se le deben yecto. Pero si hay audaces que la quieran actualizar, estudios y rescates de glorias de la literatura que innovándola, de seguro se les permitirá que la lleven estaban por allí, escondiditas o arrinconadas por a cabo, siempre y cuando el peticionario del permiso los famas cortazarianas –y por cierto, Julio también no sea Cuauhtémoc Gutiérrez o cualquier otro apro- cumple en este año un siglo de haber nacido. vechado priista o clérigo. El querido Cocodrilo guanajuatense, Efraín El otro postergado es José Revueltas, que como Huerta, cumple en este inmediato junio cien años de su nombre lo indica, nació el 20 de noviembre de haber nacido, aunque murió dos veces: en 1968, por 1914, por lo que todavía hay tiempo para celebrar culpa de Porrúa que lo declaró muerto anticipada- debidamente su centenario. Se lo merece, no sólo mente en su Diccionario Histórico Biográfico y nunca por la elevada calidad literaria de sus relatos y la rectificó, pese a que Efraín lo reclamó con el mejor fuerza expresiva de sus narraciones, la congruen- argumento posible (“estoy vivo”), y luego, por des- cia de vida-obra y la posición crítica no sólo ante gracia, en 1982, cuando dejó a sus amigos y al país, la sociedad, sino ante su propio partido político, que sin su chispa, su inteligencia y su brillo poético. le valió la expulsión del Partido Comunista, al que se Aparte de ser el poeta de Todo el amor (“Ahora afilió desde muy joven. que me doy cuenta/ todas han sido el amor de Joven siempre, participó en el Movimiento mi vida”), el rapsoda de la ciudad a la que amó y Estudiantil de 1968 y tras ser aprehendido y acusado odió, también fue el autor (lo recordará el vecino de encabezar la protesta juvenil, aceptó la responsa- Carlos Bracho) de la iniciativa de crear la Sociedad bilidad, con el propósito de liberar a los estudiantes Pornocrática Mexicana, de la que él quería ser el de las acciones penales. A los 54 años, quien pasó en Secretario Genitoral, el heterónimo Héctor Anaya se la cárcel buena parte de su vida, volvió a asumir el apartó el puesto de Vocal Ejecutivo de Uno y Otro riesgo, a fin de evitarle el encierro a muchos jóvenes. arca de Noé 155 Su sacrificio fue en vano, ya que el rencor enfermizo nan en –el, conforme a las reglas gramaticales de de Díaz Ordaz no se iba a conformar con dejar libres esta Lengua. a los jóvenes que hicieron mofa de él, quien se con- No es el único barbarismo que cometen estos sideraba representación misma de la Nación y toda asaltantes del idioma –aunque vivan de él–, sino que ofensa a su persona la tomaba como agravio a las también sueltan cártel, pánel, nóvel, aunque no se instituciones, aunque era chiste gastado y común atreven a colocar la tilde, porque no son congruen- que fue López Mateos, al designarlo su sucesor, tes y no saben nada de acentuación, pues ignoran quien le hizo un feo a la Patria. que de acuerdo con las reglas gramaticales debieran El año de centenarios de literatos terminará en diciembre, con el siglo de la maestra María del llevar acento escrito, al convertirlas en graves, que terminan en consonante que no sea ni “n” ni “s”. Carmen Millán, investigadora y funcionaria cultural, La Culta Polaca les quiere hacer un favor, aunque directora incluso de Radio Educación y animadora obviamente no atenderán, ni agradecerán: les regala del primer Diccionario de Escritores Mexicanos. No la regla gramatical. tiene mucha fama pública, pero sí mucha eficacia En español, todas las palabras terminadas en intelectual, según la recuerdan con cariño los acadé- –el, son agudas. No sólo los nombres propios: Isabel, micos y los alumnos de la maestra, doctora en letras, Rafael, Miguel, Daniel, Ezequiel, Mabel, Samuel, cuyo centenario es casi seguro que pase inadvertido Anabel, Uriel y otros; sino también los sustantivos a los funcionarios culturales. Ojalá la Coordinadora comunes: cascabel, betabel, clavel, oropel, coronel, de Literatura del INBA, “La culta más bella”, Stassia papel. La excepción la constituyen cuatro palabras, de la Garza, le organice algún homenaje. A ella y a dos no muy castizas: túnel y níquel, pero las otras los otros centenarios autores. tienen más prosapia castellana: cárcel y ángel. ¿De dónde procede el necio afán de volver gra- Nobél, no Nóbel ves a Nobel, cartel, panel y otras? De la ignorancia, La muerte de Gabriel García Márquez puso de mani- por un lado y de la confusión. Tal vez la acentuación fiesto el empecinamiento de periodistas, comunica- de cártel, para referirse a la delincuencia organiza- dores, escritores, público en general, políticos opor- da provenga del alemán Kaartel, por el sentido de tunistas (¿hay de otros?), en cuanto a pronunciar corporación que encierra y que como tiene doble a Nóbel, cuando se refieren al Premio que instituyó el equivale a una acentuación, pues si en otros idiomas sueco Alfred y que ni siquiera en su idioma materno no hay tildes, tienen en cambio vocales largas que se pronuncia con acento grave, sino agudo, como prolongan el sonido, como ocurre en español cuan- deben ser en español todas las palabras que termi- do la tilde marca a una vocal. 156 El Búho Y dado que esas bandas de delincuentes (aun- que se le da a un escritor que comienza. Claro que que ahora se haya puesto de moda el adjetivo “deli- el pobre no sabía que uno se escribe con “b” y otro cuenciales”) se manejan como grandes empresas, a con “v”. algunos se les habrá ocurrido que eran verdaderos Kaarteles, con evidente olvido de que la palabra ¿Y cómo hacerles entender, si no tienen entendederas? cartel tiene una larga presencia prestigiosa de toreros y boxeadores, quienes resultaban “de gran cartel” cuando habían permanecido bastante tiempo en el interés del público, ya que sus presentaciones o de sus peleas se daban a conocer mediante aviso en grandes anuncios que se fijaban en las paredes. ¿Y lo de pánel? Es que no se les ocurre que deriva de panal, esa estructura vertical que construyen las abejas para depositar la miel, porque como lo toman de manera instantánea del inglés, no razonan que las dos palabras tienen la misma raíz etimológica latina. En inglés denomina a los foros de discusión, tal vez porque en los recintos académicos se separan los sitios de discusión con una especie de tablones, que darían la idea de un panal. En cuanto a Nóbel no hay justificación, ya que ni siquiera por su procedencia sueca es válido volver grave el apellido del inventor de la dinamita. El señor se llamó Alfred Nobél (de manera figurada, para que quede claro cómo debería acentuarse). Alguna vez un actorcito de esos de televisión se atrevió a “argumentar” que se acentúa grave para diferenciar el nombre del premio del calificativo Luis Argudín arca de Noé 157 El miedo a los robots Hubo reacciones en contra, se habló de temo- La aparición de los primeros robots, palabra que ori- res infundados, y no faltaron los defensores “de la ginalmente apareció en una novela de Karel Ĉapek modernidad” que tildaban a los demás de retrógra- (aunque él dice que la inventó su hermano Joseph), dos, enemigos de los avances y lindezas parecidas. hizo temer a muchas personas que estas máquinas Los acusaron de paranoicos que siempre suponían hechas para trabajar (ésa es su etimología en checo: lo peor y terminaron asegurando que eso no ocurri- robotnik), terminarían apoderándose de los seres ría (como si hubieran podido adivinar el futuro). humanos, que primero escaparían de su dominio y luego lo ejercerían contra las personas. La suspicacia fue aumentando, desde 1921 que nació el robot, e incluyó a la tecnología que se fue agregando, “para hacer la vida más cómoda”. Las máquinas derivadas de la tecnología fueron sucediéndose e incrementaron las sospechas de quienes creyeron que se podrían apoderar de su voluntad y hasta de las mentes de los humanos. Pero los primeros avances, parecían mostrar que –como diría años después Marshall McLuhan– eran simples extensiones del hombre, a las que no había que temer, sino aprovechar en beneficio de la Humanidad. La radio, la televisión, antes el cine y el automóvil, parecieron inocuos al principio y dieron un mentís a los catastrofistas que siempre ha habido. Sin embargo, hoy es evidente la robotización de la vida. Las máquinas, que originalmente iban a ayudar al hombre, para que trabajara menos y dispusiera de mayor tiempo para el ocio creativo, han terminado por arrebatarle el empleo, establecer el modelo de comportamiento humano que esperan los nuevos dueños de la existencia y modernos esclavistas, que se valen de esos Margarita Cardeña 158 El Búho esperpentos tecnológicos para regular la conducta hacer. Con aprender a apretar botones y saberse de los asalariados. La amenaza de usar robots, en de memoria los manuales y los instructivos (que en vez de contratar personas, es la nueva espada de eso hay que ocupar las escasas neuronas que aún Damocles: les quedan a algunos), es más que suficiente para –¡Fíjate: ellos no piensan, no reclaman, no se sindicalizan, no piden más dinero por trabajar horas ser contratados en una empresa que pague bien la docilidad y la robotización. extras, siempre están dispuestos, no critican al ¿Habrá tenido razón, al cabo de décadas, el patrón, ni le reclaman que se enriquezca con la plus- poeta uruguayo Herrera y Reissig?, que advertía valía! O le bajas a tus prestaciones y a tus conquistas en el siglo XIX: “Muchacho, amigo mío:/ si quieres sindicales o lleno mi fábrica de puros robots. Y ya ser feliz/ como me dices; no analices, no analices”. vienen los que sí piensan, pero en favor de su amo y señor. Y no me salgas con el cuento de que es inhu- Escritores Maestros mano trabajar tanto. Por eso son maravillosos los El INBA ha organizado, por medio de la Coordinación robots. No se cansan y a lo sumo requieren de vez de Literatura y más concretamente el Centro de en cuando un poco de aceite y una que otra revisión Creación Literaria Xavier Villaurrutia, cuyas siglas o mantenimiento. Tú, en cambio, estás malacostum- parecen cifra romana (CCLXV) un ciclo de conferen- brado a comer todos los días. cias denominado Escritores Maestros o Maestros La nueva educación, desde luego que se ajusta Escritores, autores que aparte de realizar su obra al modelo que demandan “los que generan riqueza”, se han dado tiempo de formar escritores, no de los dueños del capital. Y no es que Por Supuesto “enseñarles a escribir”, porque en realidad no hay quiera ver todo negro y no se percate del bien que quien pueda ufanarse de lograrlo, sino de ayudarles producen los inventos “luciferinos” (decía García a encontrar su propio camino en las letras, mediante Márquez, a quien ningún robot podrá sustituir), pero la aportación de recursos y herramientas y la revela- es que la verdad esa moderna tecnología no nos ha ción de algunas claves del oficio. hecho mejores humanos, sino menos. En tales condiciones, el primer jueves 5 de junio, No es casual que la disgenesia (el deterioro neu- a las 19 horas, en el mencionado Centro, que se ronal) haya aumentado al parejo de la producción encuentra en la colonia Condesa, Nuevo León 91, de aparatitos. Y no solamente en México, sino en los esquina con Fernando Montes de Oca, va a partici- países europeos, que siempre parecieron los mejor par en un diálogo público con la periodista y con- preparados. Pero es que –en apariencia– ya no hace ductora radiofónica, Blanca Lolbee, el heterónimo falta saber, porque las maquinitas todo lo pueden de esta sección, Héctor Anaya, para hablar de sus arca de Noé 159 libros y de su larga carrera de docente, que comenzó El paraguas a los 17 años, como profesor de teatro en escuelas Es tan común ver ahora a miles de personas desple- secundarias, donde algunos alumnos eran más altos gar sus paraguas en los días de intensos aguaceros, que él. de copiosas lluvias o bien traer su aditamento bajo La entrada es gratuita, pero el espacio limitado, el brazo o llevarlo a manera de bastón mientras así que si quieren asistir al interrogatorio animado no llueve, que difícilmente se podrá creer que este a que lo someterá Blanca, acudan temprano, para sencillo accesorio tuvo hace unos 250 años en el que encuentren lugar, en ring-side, donde podrán británico Jonas Hanway un arriesgado pionero, casi ver cómo se defiende y ataca el autor del libro El arte un «mártir del paraguas». de insultar y El patrimonio intangible, su más recien- Este hombre, que a los 40 años (hacia 1752) ya te creación, y de otras 24 obras de distinto género y se había hecho de una buena fortuna, se propuso estilo: cuento, novela, ensayo, teatro, guión de cine, introducir en Occidente el uso común del para- radio y televisión y obras de literatura para niños. guas que había observado en el Lejano Oriente. Y no es que se desconociera su utilidad para pro- Origen de las costumbres tegerse de la lluvia y del sol, sino que carecía de Y precisamente de El patrimonio intangible, hábi- prestigio la costumbre de usarlo, pues la gente tos, costumbres y expresiones populares, nombre rica se servía de los carros de alquiler durante los completo de la obra, en que Héctor Anaya advierte aguaceros. del riesgo de perder soberanía intelectual, con la Pero Hanway pensó que no había razón para que corrupción idiomática a que conduce la “servi- un hombre dejara de ser caballero por el solo hecho dumbre voluntaria” de la que hablaba hace 5 siglos de utilizar apropiadamente un paraguas y así fue que Étienne de la Boétie, pero en este caso ante el inglés con sobra de audacia se atrevió a pasear todas las de la nación dominante y la pereza mental de millo- tardes por las calles de Londres portando con grave nes de mexicanos que por comodidad toman de otra elegancia su paraguas, no obstante las múltiples lengua palabras que no necesita el español. burlas de que lo hicieron objeto sus coterráneos y a De ese libro, se presenta a continuación una pesar de las embestidas de los cocheros que lo sal- singular costumbre relacionada con el paraguas tan picaban de lodo haciendo pasar sus carruajes sobre conocido y tan aceptado socialmente, pero que hace los charcos, sino que incluso llegaron a la acción dos siglos y medio no era tan inocuo, pues quienes directa y le lanzaron piedras y palos. Ignorantes de se atrevían a usarlo se arriesgaban a ser objeto de los beneficios que a la larga les acarrearía la impo- burlas sociales y discriminación sexual. sición de esta costumbre, hacían mofa de Hanway 160 El Búho a quien le suponían vulgaridad sin límites y gustos Egipto y a Grecia, donde fueron modificados hasta homosexuales. el punto de hacerlos tan ligeros que hasta una dama Y aunque finalmente se generalizó en Inglaterra podía sostenerlos sin mayor esfuerzo. Servirse, sin el hábito de usar paraguas para protegerse de la embargo de alguien que sostuviera el paraguas o lluvia, lo mismo entre hombres que entre mujeres parasol, era prestigioso, lo mismo entre grupos tri- (gracias, a que otro elegante de la época, McDonald, bales de África, que en reinos exóticos como los de se adhirió a la campaña de Hanway), lo cierto es Asia Central o los aún más improbables del Nuevo que durante decenas de años muchos fueron los Continente. Los conquistadores españoles descu- hombres que se negaron a usar paraguas, temerosos brieron con asombro que a los tlatoanis aztecas los de que su masculinidad fuese puesta en entredicho protegían sus sirvientes con parasoles. (así como hoy no hay hombre que se atreva a usar una sombrilla para protegerse del sol). Al paso del tiempo las sombrillas y los paraguas perdieron su prestigio y dejaron de ser exclusivos de La mala fama de esta prenda no era nueva. los grandes señores, para transformarse en un arte- Aunque los historiadores han encontrado docu- facto popular, sobre todo cuando en el siglo XIX se mentos que prueban el uso del paraguas hace por inició la producción industrial de ellos en Inglaterra, lo menos tres mil años (los chinos ya lo usaban en gracias a que Henry Holland incorporó a los para- el siglo XI antes de Cristo), en la cultura occidental guas de seda las nuevas varillas de acero, en vez del no fue considerada prenda propia de los hombres. costillaje de caña, de bambú o de huesos de ballena, Los griegos y los romanos, por ejemplo, se oponían que hasta 1840 se utilizaba. a servirse de la sombrilla o del paraguas, por temor Hoy, con todas las modificaciones que se pueden a que se les considerase afeminados. No obstante, hacer en más de siglo y medio y hasta con las cri- entre los persas tenía una connotación de gran pres- ticadas aportaciones del plástico, los paraguas son tigio, hasta el punto de que uno de tantos jeques se prenda común que ha resistido hasta las creencias enorgullecía de firmar como «Rey de los elefantes que aconsejan no abrirlo en una habitación cerra- blancos y Señor de 24 sombrillas». da, a fin de no provocar la cólera del sol (según se No era en modo alguno despreciable ni mani- asegura fueron concebidos para resguardarse de festación de escasa fortuna tener 24 sombrillas, los rayos solares). Pero sobre todo hoy se pueden pues las que originalmente se fabricaban eran de utilizar al aire libre sin provocar la rechifla de los cuero y de recias varillas que demandaban el empleo transeúntes ni de los conductores de automóviles, de fuertes hombres portadores de las sombrillas. gracias a Hanway. De Persia pasaron estos parasoles, seguramente, a arca de Noé 161 Jorge Meléndez Preciado M éxico está siendo uno de los países más reconocidos, no por el impulso a la lectura, la Internet, la ampliación de su cultura, la reforma educativa o la de telecomunicaciones, sino más bien por sus políticos. ¡Sí! Aunque usted, no lo crea, como se decía en una serie que nos dejaba con el ojo cúbico, pues el cuadrado ya es casi propiedad del MUAC de la UNAM. En unos meses hemos visto que tres mexicanos -más los que se acumulen próximamente- han sido elogiados por publicaciones e instituciones del extranjero. Lo cual muestra que vamos muy bien, aunque algunos inconformes, los de siempre más unos jovencillos anarquistas y perdularios digan lo contrario. Veamos. La famosa revista Time, que está a tono con los tiempos ya que publica varias ediciones para Rigel Herrera 162 El Búho que el amplio público elija a su gusto, mostró en la pero en realidad los que hicieron el trabajo eran edición latinoamericana del 24 de febrero de este el Presidente de la República (¿es necesario poner año a Enrique Peña Nieto con el título “Salvando el nombre?) y su equipo de trabajo (x). (a) México”. En páginas interiores se podía ver al Antes la misma publicación había distinguido mexiquense y atrás a sus dos pilares, Miguel Ángel en 2008 a Agustín Carstens (Mr. Catarrito, que posi- Osorio Chong y Luis Videgaray, quienes se encargan bilitó que la economía cayera casi 7 por ciento en de la gobernación y la economía, respectivamente, 2008) y a Francisco Gil Díaz, en 2005, quien hoy está y ya se están peleando por llegar vivos al 2018 (pero involucrado en fraudes como el de Oceanografía no desviemos la atención). o el de Telefónica. Pero nunca, indicaron los que El texto firmado por Michael Crowley dice que hace cinco años estábamos al borde del colapso -algo que no sabíamos ya que ese tipo de publicacio- darán el galardón, alguien como en el caso de Videgaray recibirá una mención tan alta. ¡Bravo! La economía creció en 2013, uno nes jamás lo informaron-, pero las “alarmas sobre por ciento. Este año, si bien nos va, estaremos México están siendo reemplazadas por aplausos”. como en el 2.5 por ciento. Y en 2015, según pronós- Claro, la economía va boyante, la inseguridad ticos como los del meteorológico, arriba del 3 por decrece -algo que ha realizado Osorio Chong y ciento. Alfredo Castillo-, el empleo aumenta y la canas- ¿Eso será magnífico en el orbe? Chinos, vietna- ta básica ahora está rebosante. Por lo tanto, las mitas y hasta haitianos dirán, con razón, que ellos ovaciones a don Enrique no se hicieron esperar. nos ganan en esto del crecimiento, en la creación de Aunque una encuesta reciente de GEA-ISA muestra empleo, en innovaciones y en muchos otros rubros. que la aceptación de la población a esta admi- Por lo tanto, uno se rasca la cabeza al no entender nistración es la más baja en más de 15 años, 37 nada de los financieros y sus publicaciones. por ciento de consultados está de acuerdo con No queda allí la cosa. Hace unas cuantas la presente administración, 16 por ciento menos semanas, Emilio Lozoya Austin, que llegó a Pemex que hace un año. en diciembre de 2012, fue distinguido como el ¿En qué se equivocó Time? Ejecutivo del Petróleo del Año 2014. ¡Sopas! Después The Banker, una revista que es parte Quien hizo tal reconocimiento fue la firma del consorcio Financial Times (fundado en 1926) de Energia (sin acento) Intelligence. El mexicano reci- Londres, nos dio una grata nueva: Luis Videgaray birá el 29 de octubre su diploma, medalla, ovación fue escogido como Secretario de Finanzas 2014. y abrazos en Londres. Allá se encontrarán algunos Él, modesto, dijo que esta distinción la recibía de los representantes de las 100 mayores compa- arca de Noé 163 ñías petroleras, en la Conferencia Anual: Petróleo mayores ganancias en unos cuantos meses, claro, y Dinero. si la violencia amaina, lo cual está bien difícil por lo ¿No está pendiente saber que pasó en la explosión de una de las torres de Pemex? ¿Acaso ya que se ve en Tamaulipas, Guerrero, Michoacán y un robusto etcétera. abatimos la baja en la producción de crudo y en Grandes premiados, en tanto el discurso de la obtención de divisas por la venta de oro negro? Peña Nieto en el homenaje a Gabriel García ¿Ya se dictaminó la reforma energética en bien de Márquez fue de primaria mal terminada, la pieza la nación? oratoria de Rafael Tovar y de Teresa resultó para Preguntas bobas que no le importan a quie- salir del paso, las cenizas de Gabo eran acaparadas nes manejan la lana y saben que pueden venir por por Ángeles Mastretta para que su esposo Aguilar Camín le tomara una foto y el público en el Palacio de Bellas Artes, como siempre, fue quien sufrió los excesos del poder en todos los niveles. Por si algo faltara, por esos días supimos que la Cineteca se puede comparar a la Estela de Pus debido a sus innumerables fallas y su alto presupuesto, que los medios estatales no tendrán apoyo en la nueva legislación de Telecomunicaciones, que las universidades carecen de un presupuesto digno y que la lectura en el país es realmente deprimente. Gobernantes premiados por el círculo de hierro de la economía. País empobrecido y embrutecido con la patabola y otras adicciones, más las burocracias culturales doradas que viajan por el mundo sin recato y con gran derroche. Cultura y política. Política y cultura. [email protected] @jamelendez44 164 El Búho Max Sanz Carlos Bracho Tranco I A l leer este Tranco del maestro Bracho, las ganas por llegar a la cantina más cercana y tomarse un tequila o un mezcal y saborear unos taquitos de chicharrón en salsa verde y sobre todo contemplar las piernas de María, es un deseo que todos los siete miembros activos de este siete veces H. Consejo Editorial, va a cumplir en este instante. Sí, las cosas buenas de la vida no pueden dejarse para después o para mañana o para otro día. Todo lo bueno que se presenta a nuestros ojos debe ser consumido, visto, deleitado, comido, bebido, gozado a plenitud, sin pichicaterías, sin medida. Eso es saber vivir la vida. Huir, correr, alejarse de todo lo Light; sí, amigas no pripanistas, huyan de todo lo que esté contaminado de lo Light: refrescos Light, comida Light, amores Light, besos Light, caricias Light, amistades Light, romances Light, amistades Light… No practiquen eso nunca, no. Aléjense de lo Light como si se alejaran de un mal incurable. Denle la espalda a lo ligero. Sí, evidentemente, si va a beber algo, vino, cerveza, refresco, que sean enteros; si va a comer, si va a hacer el amor, si va a acariciar al ser amado, si Perla Estrada arca de Noé 165 va a iniciar una amistad, si va a tener un romance, Lo decimos porque, como Bracho lo hace, es lo que que sean de a de veras, que estos trances sean pro- hacemos nosotros en la vida diaria, y se lo podemos fundos, amplios, bastantes, bastos y llenos, tómelos, decir con certeza republicana: sí, es cierto, es verdad bébalos, hágalos sin medida, con la entrega total, con lo que aseveramos. toda la fuerza que salga de su ser, con toda la pasión Anotado esto dejemos que el señor Bracho nos que surja de sus entrañas. Es lo mejor, es la receta hable en su Tranco de estos asuntos tan delicados: para llegar a la felicidad. Es la forma más simple de María me pidió que fuera a la cocina de Mi Oficina arribar a la cumbre de lo bello. Es la mejor manera de porque un foco estaba fundido y no había nadie tener la sonrisa pegada al rostro. Y sobre todo podrá en ese momento que la ayudara a reponerlo. Era una soportar los cinismos y fraudes y robos y traiciones treta. El foco estaba perfecto. María sólo deseaba que de los políticos mexicas. Esto se lo recomendamos le diera un beso. No le di uno, sino varios. Tantos ampliamente. Lo decimos con conocimiento de causa. que yo creí que iba a morir de amor, que iba a caer al suelo, que el desmayo llegaría, o todo lo contrario, que esa manera que tiene María de entregarse, me daría fuerzas venidas de Baco y de Afrodita y que el beso luego me llevaría a las cumbres borrascosas de la pasión. Y no, no podíamos hacer lo que se debe hacer en estos casos, escuchamos los pasos de las cocineras y yo, raudo, me trepé a la escalera y fingí mi tarea: poner el foco. Bajé, saludé a Juanita y a Rosita. Me senté en la mesa que mira a la calle. Respiré cuatro o cinco veces y ese leve ejercicio me hizo entrar a la normalidad. Miré cómo los maestros marchaban nuevamente pidiendo, exigiendo el cese de las campañas contra ellos y gritándole a los gobernantes el tamaño de sus traiciones a la clase trabajadora. María me puso una ringlera de cuatro caballitos de tequila blanco, sí, amigas, del que me 166 El Búho Ernesto Carreón gusta, tequila no Light, ni mucho menos, tequila ente- democrático y de libertades plenas y de justicia rápi- ro, del que raspa, del que al tomarlo prende el fuego da y expedita y de reparto democrático y justo de la en nuestro corazón. Bueno, a decir verdad, María ya riqueza, sería el que tuviéramos. Y no el que ahora me había encendido y ni tardo ni perezoso, al dar las nos acaba, nos llena de vergüenza revolucionaria. doce de la noche, pasaría por ella y la llevaría a donde Pero bueno, los clásicos dicen que las penas con pan los amantes suelen llevar a sus amores. La llevaría a son buenas. Y sí, para no morir en el recuerdo de lo recorrer los caminos más sinuosos y más complejos que puede ser y no es, para no sucumbir a los gol- de mi cuerpo, yo la recorrería a ella de la boca a sus pes bajos de los polacos mexicas, para tratar de vivir manos, de sus manos a sus labios, de sus labios a un poco en paz, le pedí a María que en el molcajete de sus piernas, y cuando la luna entrara por su ventana, mi mesa, pusiera un guacamole, unos chilitos torea- yo iniciaría el acto mágico del amor. Tomé lentamente dos, unos pedazos de queso Cotija, y que del comal los cuatro caballitos, al cuarto ya me había calma- trajera unas tortillas de maíz morado, y que luego de do, ya había digerido el juego matutino de los besos los cacahuates con chilito piquín y los garbanzos asa- ardientes. Ya la aventura del foco descompuesto era dos, que me trajera un plato con una porción generosa historia pasada. Luego alcancé a ver unas mantas de chilaquiles con un huevo arriba, y unos dos taqui- con las protestas de los maestros impresas con tinta tos de barbacoa que olía a cielo y a estrellas vesper- roja. Mantas que leídas todas, narran las tristes peri- tinas, y que si me quedaba lugar en el estómago, de pecias de todas las maestras que han dejado a lo postre preparara unos chongos zamoranos y tuviera largo de su vida la entrega para darles a los alumnos listo en la estufa un café de olla. Todo este banquete algo de vida. Mantas que dicen la infamia de las que citadino lo consumí con el gusto no Light. Y sí, amigas son capaces todos los políticos que han traicionado insumisas, eso me dio fuerza suficiente para aguantar a la clase trabajadora. Mantas que resumen, no sólo los desmanes de los gobernantes, me dio fuerzas para las protestas de los maestros, sino las protestas de aguantar la impresión del mal sabor que me dejaba los estudiantes, de los obreros, de los indígenas, de la lectura de las mantas. A María le dije que pasaría las amas de casa, de los trabajadores de la ciudad, más noche por ella. Caminé varias calles y la rabia de los campesinos, de los pequeños comerciantes, se me había pasado un poco. Pensé en los besos de de los mineros, de los taxistas, de los ferrocarrileros, María. Pensé en los ojos de María. Pensé en esos de los cargadores. O sea, mantas que si fueran leídas brazos que me dan calor. Pensé en su voz. Pensé por los diputados o los senadores o por el presidente en su charla que está siempre cargada de amor, de en turno, y les hicieran caso y les prestaran la aten- ideas certeras, de palabras justas que me ayudan a ción debida y cesaran en sus políticas entreguistas, entender la maldad humana… sí, así de simple. otro México sería el que gozáramos. Otro México, Vale. Abur. arca de Noé 167