Algo sobre el contexto y el origen del Origen de las especies Olga Restrepo Forero Departamento de Sociología Universidad Nacional de Colombia Son muchos los elementos que inciden en la producción de una obra tan compleja y tan influyente como la obra de Darwin. Aquí sólo presento una lista, de los elementos que considero más importantes. 1. Los viajes de exploración asociados a la expansión del Imperio Británico y sus necesidades de dominio de tan amplios territorios. Dentro de éstos, obviamente se cuenta también el viaje del propio Darwin a bordo del Beagle. 2. La “fiebre naturalista” de aficionados y profesionales, facilitada precisamente porque el aparato técnico y conceptual que se requiere para hacerse naturalista está al alcance de la mano y del conocimiento de personas sin mucho entrenamiento, a diferencia de lo que se necesita, por ejemplo, para contribuir en física, química o matemáticas. 3. Esta fiebre en parte también se relaciona con la creencia en que la observación de la naturaleza es una tarea piadosa, que acerca al Creador. La obra del teólogo William Paley, llamada con el cristiano nombre de Teología Natural; o evidencia de la existencia y atributos de la deidad, escrita en 1802, había mostrado la perfecta adaptación que existe en los seres vivos como una cualidad que se desprende de la naturaleza sublime de su creador. Otra obra en esta misma vena es la obra de Robert Chambers, conocida como Vestigios de la Historia Natural de la Creación (1844), obra que se convierte en un éxito editorial, alcanzando la décima primera edición en 1858, lo cual muestra también el interés del público por esta clase de producciones. 4. El lenguaje de Darwin está cargado con metáforas que son harto familiares para los artífices de una floreciente “revolución” agropecuaria que precedió a la revolución industrial: criadores de ovejas, caballos, vacas, cabras, cerdos, productores de trigo, cebada, y otras actividades no menos lucrativas como la cría y producción de variedades de perros y palomas, que tanto divierten a la aristocracia y que se miden en el mercado por la capacidad de producir variaciones lucrativas. La terminología de los criadores le permite a Darwin hacer una metáfora crucial, señalando la continuidad entre el constante surgimiento de nuevas variedades domésticas y lo que ocurre en la naturaleza, infinitamente más sabia que los criadores. Esto porque una de las principales objeciones a la teoría de la evolución o la transmutación de las especies, como es más apropiado llamarla --porque evolución en la época significaba más bien lo que después vino a llamarse desarrollo--, proviene de la dificultad, más aún la imposibilidad, para observar tales fenómenos en la naturaleza. 5. También son importantes los cambios que se han producido, gracias al desarrollo de la geología, en las concepciones sobre el tiempo de existencia de la tierra. Este se ha extendido enormemente desde finales del siglo XVIII, cuando se pasó de los 9.000 años a los 75.315 que le calculó a la edad de la tierra Buffon, a millones de años, gracias a la obra de Charles Lyell que finalmente le dio el triunfo a los uniformistas sobre los catastrofistas. Pero además del cambio en la concepción geológica del tiempo, están los cambios en las ideas filosóficas y sociales acerca del tiempo y los cambios que trae. Primero con las visiones del progreso que se dieron a finales del siglo dieciocho, en pleno fragor de Revolución Francesa, que hicieron posible la obra optimista de Lamarck, su Filosofía Zoológica, en la cual no hay extinción, ni lucha entre iguales sino sólo entre grandes y chicos, una lucha entre diferentes especies de la cual ninguna sale maltrecha, puesto que la adaptación ocurre igual para todas en una vía de perfeccionamiento asegurada de antemano. Pero también inciden las visiones más pesimistas sobre el porvenir, como la de Thomas Malthus, quien había escrito su libro Sobre los Principios de la población (1798) en parte para oponerse al optimismo de Condorcet y William Godwin y en parte para oponerse a las “leyes de pobres” que ordenaban distribuir raciones mínimas de comida y proporcionar alojamiento a los menesterosos que atestaban las ciudades, a medida que el desarrollo capitalista, por ejemplo en forma de cercamientos, llegaba al campo. Al calor de la revolución industrial, la “lucha por la supervivencia”, la “supervivencia de los más aptos” se había convertido en una realidad de la que se hablaba constantemente. Las obras de Herbert Spencer le habían dado carta de ciudadanía a estas expresiones en la comprensión del desarrollo de las sociedades. “La naturaleza roja en garras y dientes” será la expresión usada por Darwin para hablar de una naturaleza que se parecía mucho a la sociedad de su tiempo. Las palabras empleadas en la obra de Darwin son de este tenor y claramente le recuerdan a los británicos el tiempo en el que viven: lucha, competencia, batalla, ataque, guerra, exterminar, colonizar, derrotar, civilizado, incivilizado, la lista es larga. 6. Por último, la obra de Darwin expresa la extensión de su red de colaboradores, informantes, corresponsales en diferentes lugares del mundo, que le permiten escribir un trabajo en el que presenta un cúmulo enorme de datos examinados cuidadosamente. Sin los tantos hechos discutidos en minuciosamente en su obra, sin las citas, sin las múltiples referencias a personas dispersas en diferentes partes del mundo, sin los 30 años de trabajo de observación que él mismo había hecho y podía documentar discursivamente en su obra, ésta no hubiera alcanzado el impacto que tuvo. Sin el apoyo de su red de colegas y amigos que lo mantenían conectado al mundo académico, por medio de la innumerable cantidad de cartas que recibía y escribía, aunque él personalmente poco atendiera reuniones científicas, su obra no hubiese logrado el impacto que alcanzó. Sin su posición social, como miembro de la elite social y científica, tampoco hubiera encontrado respaldo suficiente para que su obra revolucionaria alcanzara la visibilidad que llegó a tener. Gracias también a esta posición de privilegio y a su enorme red de corresponsales la obra de Darwin se fue expandiendo a través de las fronteras culturales. Paradójicamente, las polémicas que provocó su obra convirtieron a Charles Darwin en uno de los científicos más emblemáticos en la historia de la ciencia. Y su posición en el firmamento científico crecerá durante el 2009, cuando la mundialización de su legado científico se actualice nuevamente.