1 “Sé que puedo estar en desacuerdo con una mujer en todo: En política, moral, moda, en la comida... Pero nada de eso tiene importancia. En todo caso, no la importancia que la música sí que tiene. No creo que pueda sentir una atracción profunda por una mujer a la que no le gusta la música que me gusta a mi”. Éric Rohmer, Trio en Mi Bemol 2 Sinopsis. Finalmente, Simón y Béré lo han dejado. Por lo que parece, tal vez angustiado a causa de la ruptura, él no sale de casa ni siquiera para ir a comprar, ya que contrata un vecino indio, Shahrukh, para que lo haga por él. En cambio, ella aprovecha su recuperada independencia para salir al mundo, viajar y experimentar con amantes de ambos sexos. Además, encuentra tiempo para visitar a Simón de vez en cuando, preocupada por su progresivo aislamiento. Pasan los meses y Simón no parece decidirse a salir al exterior. A pesar de encontrarse en lugares vitales totalmente antagónicos, los dos personajes intentan mantener algún tipo de relación más allá de su fracasada historia de amor, una pretensión puede que contra-natura. O puede que no. 3 Imágenes del espectáculo. 4 5 6 Equipo. SÉ DE UN LUGAR. Reparto: Anna Alarcón, Xavier Sàez. Texto y dirección: Iván Morales. Ayudante de dirección: Lali Àlvarez. Asesoramiento físico: Joana Rañé. Ilustradora: Nuri Téllez Bravo. 2.0: Juanjo Maria Tarrasón. Diseño web i soporte audiovisual: Marina Raurell. 7 Luces: Marc Lleixà. Distribución: Eva Velilla, 636003369, [email protected] Una producción CALDERA. PRODUCCIONES PRISAMATA en residencia a LA Estrenado el 21 de febrer de 2011 en Barcelona, “La Caldera”. Temporada en Barcelona, La Seca ESPAI BROSSA, del 11 de enero de 2012 al 26 de febrero de 2012. 8 Ficha técnica. CONTACTO Responsable técnico Cia. Prisamata: Lali Álvarez, 622258151 Responsable gestión Cia. Prisamata: Eva Velilla, 636003369 ESPACIO Espacio no convencional de 60 m2 aprox. El público se sitúa dentro del espacio escénico. Por ejemplo: bar, foyer, vestíbulos, sala de exposiciones, almacén, taller, etc... Como escenografía se utilizan los elementos de mobiliario del espacio. NECESIDADES TÉCNICAS ELEMENTOS ESCENOGRÁFICOS 2 mesas 1 mueble/cajonera SONIDO Equipo de sonido con CD y entrada para IPHONE ILUMINACIÓN 10 enchufes 220 voltios 6-10 alargo 10-20 metros (según situación de enchufes) 3-6 lámparas de sobre-mesa o de pie. AFORO Según espacio, un mínimo de 40 personas y un máximo de 120 DURACIÓN 1 hora y 15 minutos TIEMPO DE MONTAJE 1 hora para montaje 4 horas de ensayo en el espacio TIEMPO DE DESMONTAJE 1 hora IDIOMA DEL ESPECTÁCULO 9 Castellano Currículums destacados. IVÁN MORALES (AUTOR Y DIRECTOR) Involucrado en el movimiento de Radios Libres de los 80 y editor de fanzines en la década de los 90, con más de 20 años trabajando como actor en teatro, televisión y cine, ha ha tenido la suerte de aprender al lado de maestros tan heterodoxos como Dario Argento, Silvia Munt, Ulises Dumont, los Hermanos Calatrava, Manuel Morón, Marcel Borras, Lydia Zimmermann, Daniel Monzón, Roger Gual, Marc Martínez, Jordi Vilches, David Trueba o Miquel Cors, entre muchos otros. Ha escrito los guiones de largometrajes como “Mi dulce” o “El truco del manco”, y ha dirigido unos cuantos cortos, siendo “Dibujo de David” el último, por el cual ha recibido unos cuantos premios de gran valor sentimental y decorativo. 10 “Sé de un lugar” teatral.ANNA ALARCÓN es su debut como autor i director (ACTRIZ) Debutó en el teatro en 1999 con un montaje de Elsa Schneider dirigido por Alfred Sanahuja. Desde entonces ha participado en prácticamente una treintena de espectáculos a las órdenes de muchos de los directores jóvenes más importantes de Cataluña: Pau Miró, Raimon Molins, Jordi Prat i Coll, Marta Buchaca, Pau Carrió, Jordi Oriol... Por su composición en PUPUTYTTÖ de Saara Turunen, dirigida por Alicia Gorina, ganó el Premio a la Mejor Actriz en la Mostra de Teatre Alternatiu del 2008. También ganó el Premio a la Mejor Actriz en el festival de cine Salenti Finibus Terrae por el cortometraje 360º, dirigido por Maja Djokic. Otros de sus trabajos en cine son los telefilmes ULL PER ULL (Mar Targarona), AUTOMÀTICS (Ivan Domínguez), VIDA DE FAMILIA (Llorenç Soler), LA OTRA CIUDAD (Sílvia Quer) o RHESUS (Carles Torrents). Tiene por estrenar en cine la película “Insensibles” Además de participar en teleseries como LA RIERA, EL COR DE LA CIUTAT o GAVILANES, Anna encuentra tiempo de vez en cuando para practicar un poco de Yoga Bikram. 11 XAVI SÁEZ (ACTOR) La trayectoria de Xavi es tan diversa que, aunque pretendamos hacer un pequeño resumen, seguro que nos dejamos alguna de sus múltiples facetas. Como actor de cine ha protagonizado películas independientes como ÉS QUAN DORMO (Marcel Juan i Sergi Silvestre) o LA CICATRIZ DE LA MUÑECA (J.J. Wilson). Además es el actor recurrente de las piezas del director underground Armand Rovira. Ha formado parte de diversas compañías estables de teatro, entre ellas AD LIVITUM, ATOLLADERO, LA CUBANA i CIA. MARTA CARRASCO. En esta última compañía, por su interpretación en J’ARRIVE, fue nominado al Premio al Mejor Intérprete en un Espectáculo de Danza en los Premios Max. También ha hecho su incursión en la dirección teatral, codirigiendo, junto con Hugo del Pozo e Iván Morales, una revisión punk de EL ESTADO DE SITIO, de Albert Camus. Como músico, ha pisado escenarios con sus bandas LA CAJITA AMARILLA y JERUNDIOS, grupos de un estilo que amigos y enemigos han acabado definiendo como Psico-Rumba. Además, Xavi ejerce de profesor de interpretación, celador, dibujante de comics y, si la amistad es suficientemente estrecha, te echa un cable y te transporta los muebles con su furgoneta comprada en Alemania. 12 Nota de prensa. SÉ DE UN LUGAR es una obra escrita y dirigida por Iván Morales, con Anna Alarcón y Xavi Sáez. Una producción de PRODUCCIONES PRISAMATA, con residencia en LA CALDERA. SÉ DE UN LUGAR es una obra de texto, la primera incursión teatral del actor, director y guionista cinematográfico Iván Morales. Es una tragicomedia sobre el amor después del amor, sobre la necesidad de encontrar un ancla en un mundo totalmente líquido, y sobre la música como vínculo entre las personas. En el montaje que proponemos pretendemos volver a los elementos básicos del teatro: El actor, el texto y el público. La obra se representará en un espacio no convencional, ya sea el hall de un teatro, un bar, o incluso un piso privado, ya que la situación tiene lugar precisamente en un piso del cual el personaje principal, Simón, no sale nunca. Los actores y el público convivirán en el mismo espacio, sin la separación escenario/platea, buscando una relación íntima entre ellos. El público podrá beber y comer mientras la escena se desarrolla a su lado, recuperando el placer de los cafés-teatro. SÉ DE UN LUGAR no deja de ser una locura entre amigos, una aventura hecha por amor al teatro, desde la necesidad de ofrecer y compartir nuestra mirada más allá de las convenciones formales con las que nos encontramos a menudo; una fiesta donde queremos regalar al público aquello que más nos apasiona: Una obra de teatro sobre el amor y la vida. 13 Memoria. “Sé de un lugar” es, básicamente, una pequeña historia de amor sobre dos personas que se necesitan pero ni pueden ni quieren estar juntas. Hay muchas obras sobre el mundo de la pareja, pero creo que hablar de la ex-pareja es pertinente, sobre todo en un momento sociológico en el que estamos cada vez más solos pero también nos necesitamos más que nunca(las ya conocidas relaciones líquidas de las que habla Zygmunt Baumann). Simón y Bérénice, como todos nosotros, no quieren renunciar a hacer su propio viaje personal, por mucho que eso les lleve a la soledad, pero tampoco quieren romper los vínculos mas íntimos, no quieren dejar de amar. Este conflicto interno es el que vertebra el texto. Por otro lado, también me gustaría que “Sé de un lugar” se pudiera leer como el enfrentamiento entre dos posturas diametralmente opuestas ante el desencanto. Simón y Béré son dos caras de la misma moneda, incluso podrían entenderse como la encarnación de un debate interno, las dos voces de un mismo conflicto. Son dos jóvenes adultos lúcidos(aunque esta pudiera ser una lucidez intermitente) que se sienten profundamente decepcionados por el mundo que les rodea, y en consecuencia por ellos mismos. Ante este dolor, los dos toman decisiones antagónicas: Simón, ante la incapacidad de dominar el mundo de fuera decide crearse un refugio interior donde no puedan entrar esas decepciones exteriores. Bérénice, en cambio, busca respuestas tan lejos como le sea posible, viajando a países exóticos(y posiblemente encontrando más muros dentro suyo que fuera). Este conflicto de contrastes entre introversión y extroversión tiene lugar en un espacio geográfico y generacional muy determinado, convirtiéndose así en un retrato social muy concreto. Los personajes de la pareja protagonista forman parte de la pequeña burguesía de una capital de provincias como es Barcelona. Su economía puede llegar a ser precaria, pero no creo que la clase social se defina tanto por el dinero que tienes en el banco como por tu cotidianeidad. Simón y Béré no sólo son perfectamente conscientes de esto, sino que además reniegan de esa herencia, como mínimo a nivel de discurso. Como casi todo el mundo a día de hoy, sobreviven económicamente como pueden, pero sus costumbres y su manera de mirar el mundo está teñida de los valores de la clase privilegiada: Todos somos modernos, todos estamos conectados, todos estamos informados. Nuestros protagonistas son personas con inquietudes culturales y políticas pero no dejan de tener 14 tiempo para ver telebasura(e incluso para comentarla). Conocen sus contradicciones y no las esconden. Sufren de mala conciencia primermundista pero tampoco saben de qué manera liberar su culpa y su confusión. Saben que no quieren formar parte del problema, pero tampoco tienen la confianza suficiente como para señalar la solución. Ya han cruzado la treintena y aún buscan su propia libertad, aún les cuesta desprenderse de sus condicionantes sociales y familiares y lanzarse a vivir su propia vida; tal vez por eso se sientan más cómodos en los márgenes sin arriesgarse a perder el confort que les otorga su posición social. Su crisis de identidad es la misma que sufre la clase media-baja del primer mundo, y lo peor es que lo saben perfectamente. Me interesa mucho indagar en este grupo social porque formo parte de él, porque no lo encuentro reflejado con fidelidad en la escena teatral y porque creo que una gran parte del público de teatro forma parte de él. El referente más claro con el que he jugado es el de Su capacidad de retratar personajes cotidianos e ir desplegando por medio de diálogos y más diálogos, ante nuestros ojos, como quien no quiere la cosa, sus contradicciones hasta terminar encontrando una épica minimalista(al fin y al cabo, la épica más común, y la más cercana a muchos de nosotros) me ha fascinado tanto como para querer explorar un terreno similar. Pero la realidad doméstica del extracto social de los personajes que Rohmer se ha dedicado a retratar ha cambiado en veinte años, y el reto con el que me he encontrado es ser fiel a estas circunstancias contemporáneas sin perder esa esencia. Por eso he querido confrontar la serenidad que me inspira Rohmer, y otros compañeros suyos de la nouvelle vague como Jean Eustache(director de "La maman et la putan") con la ebriedad nómada de un Jack Kerouac. Por último, en esta historia de amor, he querido hacer un sincero homenaje a la música. A riesgo de sonar cursi, es la música, como catalizador para compartir emociones, la que rompe las barreras en esta extraña relación que viven Simón y Bérénice. Gracias a la música ellos pueden estar unos minutos en silencio y, sencillamente, compartir. Iván Morales 15 Dicen de nosotros... PURO TEATRO/Marcos Ordóñez Ni contigo ni sin tí Estoy de suerte: he visto dos comedias estupendas estos días en Barcelona. Les hablaré pronto de Nada volverá a ser como antes, en la Villarroel, una función escrita y montada con férrea ligereza, con unos efervescentes Andrés Herrera y Dolo Beltrán, y un feliz retorno de Carol López a la buena forma tras el artificio de Boulevard. Estará en cartel hasta el 11 de marzo, pero vayan sacando entradas porque se perfila como uno de los éxitos de la temporada. Sé de un lugar, de Iván Morales, ya lo es: un éxito sorpresa y una revelación. Puntos en común: son historias de amor y desamor, de ahora mismísimo, que conectan fabulosamente con un público de todas las edades porque rebosan verdad y gracia. Iván Morales dialoga y dirige de maravilla. Debuta como autor y director, aunque lleva muchos años ganándose la vida como actor en cine, teatro y televisión. Ha escrito los guiones de Mi dulce y El truco del manco, ha dirigido varios cortos, y le honra reconocer su deuda con maestros tan diversos como Darío Argento, Ulises Dumont, Manuel Morón, Roger Gual, Daniel Monzón y los hermanos Calatrava. He de preguntarle en qué trabajó con los Calatrava. Sé de un lugar se presentó hará unos meses en La Caldera, uno de los bastiones off del barrio de Gracia, y ahora ha llegado a La Seca, la nueva y flamante sede del Espai Brossa, en el Borne. Las funciones se dan en un salón del primer piso: asistimos, a escasos centímetros de distancia, a los encuentros y desencuentros de Simó y Bere, una pareja que se quiere y se necesita pero no puede vivir bajo el mismo techo; un poco en la línea de aquel Confort doméstico que presentó Roger Bernat en un palacio modernista de Sitges a finales de los noventa. Sensación inmediata de estar en un teatro porteño, en Timbre 4 o El Camarín de las musas: por el espacio reinventado con cuatro trastos, por la proximidad, por la fuerza de Xavi Sáez y Anna Alarcón, los magníficos actores, para mí desconocidos. 16 Voy a leerles el pensamiento. Ustedes están pensando: “Oh, no, otra obra sobre una pareja en crisis”. ¡Destierren sus temores! Sé de un lugar esquiva todos los tópicos del género. Su estrategia es un devenir imprevisible pero sin el menor efectismo; tiene humor, poesía, complejidad y pegada. A su manera es una relectura del Trío en mi bemol de Rohmer, del que toma la partitura de encuentros espaciados en el tiempo, la pasión por la palabra y la anécdota central: en ambas, el protagonista afirma no poder querer plenamente a quien no ame la música que a él le emociona. En Rohmer era Mozart; aquí es el inmortal tema de Triana que da título a la obra. También comparte con Rohmer la mirada, aguda y perceptiva: ironiza pero nunca caricaturiza, aunque a ratos parezca deslizarse hacia la sátira de diversas panaceas modernas. Relativamente modernas: antes he dicho que es una comedia “de ahorísima mismo”, pero le quitas los móviles y podría pasar perfectamente a finales de los sesenta, lo que nos lleva a la obvia conclusión de que cambiamos más bien poco. Morales deja que lleguemos a nuestras propias conclusiones pintando a sus personajes con capas sucesivas. No es complaciente, pero tampoco los denigra, nunca. Estás y no estás con ellos, como debe ser. Los muestra en todas sus torpezas, obsesiones y mentiras, y también con todo su ingenio y toda su honestidad. Simó y Bere son un poco como el Narciso y el Goldmundo de Hesse: una da la vuelta al mundo, el otro viaja alrededor de su habitación. Hablan un lenguaje mestizo, una gloriosa mezcla de catalán y castellano (la adaptación al catalán corre a cargo de Joan Roselló), que parece naturalista y resulta mucho más estilizada de lo que parece: diálogos y monólogos vivos, arborescentes, aparentemente despeinados pero pautados con metrónomo, que recuerdan (con mucha más luminosidad) a los ritmos de Wallace Shawn en Marie & Bruce. Iván Morales sabe lo que se hace. Se toma su tiempo sin perder nunca el compás ni el hilo de la puntada. En Sé de un lugar no hay una sola escena que circule por caminos trillados. Véase el arranque, en el que Simó comienza hablando de su racismo, gira hacia la historia de su padre, los gitanos y el cassete de Triana (esencial, como se verá) y se corta muy hábilmente para presentar a Bere in media 17 res, en plena discusión sobre los programas basura, a gran velocidad. Es un comienzo perfecto, definitorio. Todo parece casual pero todo es estructura, todo es acción y es personaje, y las transiciones que marcan el paso del tiempo van a entrar, igual que ésta, como cuchillos en manteca. Simó es guionista y dibujante de comics. Un buen (o mal) día decide no salir de casa ni para ir a comprar: de esa cuestión va a ocuparse Sharukh, un viejo hindú bastante invisible. Simó es ciclotímico, verborreico, intolerante, apasionado: podría ser un cruce entre el Alexandre de La maman et la putain y el Matías de Ópera prima. Por cierto, esta función les gustaría mucho a los tres Trueba: Fernando, David y Jonás. Bere es una montaña rusa, dura y frágil, acelerada por las pastillas o extasiada por sucesivas epifanías espirituales. Viaja a países lejanos, tiene amantes de ambos sexos, pero regresa siempre para contarle sus aventuras a Simó y echarle un ojo. Parece insegura y es extraordinariamente firme: firme en su voluntad de cambio y firme en su amor. Por eso mi escena favorita es la escena de los chupitos, tan bien graduada y tan bien interpretada, porque ahí ella es el motor absoluto, ella que se niega a irse de nuevo, que quiere rescatar a Simó en la doble acepción del término: para no perderle y no permitir que se pierda. Precioso personaje: tiene mucha razón su excompañero cuando sentencia que “Berenice is very nice”. Xavi Saez, Anna Alarcón. Retengan esos nombres. Grandes interpretaciones, un doble tour de force. Qué regalo, descubrir de repente dos actores como ellos, completos, rotundos, desnudándose emocionalmente con el público a dos pasos y sin caer jamás en grandilocuencias ni chantajes. Como esta función, tan viva, tan intensa, tan divertida, que, o mucho me equivoco, o va a hincharse a girar. César López Rosell (El Periódico) 14/02/12 Sorpresa y de las grandes. El boca‐oreja ha hecho el milagro y se agotan las entradas para ver este fresco sobre una pareja condenada a la dependencia de un vínculo indestructible, a pesar de sus acuerdos y desacuerdos. Sé de un lugar, obra 18 escrita y dirigida por Iván Morales y que coge el título de una canción de Triana utilizada como epílogo, ilumina La Seca‐ Espai Brossa. “Bienvenidos a casa de Simó”, te dicen al acceder al salón de un piso donde vive casi sin relación con el exterior un guionista y autor de cómics y confesado racista. La estancia no puede ser más sencilla: sillas, mesas, un sofá y los espectadores, cerca, utilizados como punto de soporte en la acción. Esto le pasa a quién le toca hacer de Sharuk, un inmigrante hindú suministrador de comida y porros al protagonista. Simó recibe de vez en cuando la visita de Beré, una mujer inquieta que cambia continuamente de amantes y que tan pronto ejerce de urbanita como vive en una casa de payés o viaja al Nepal para practicar una de sus purificaciones espirituales. Acelerada por el consumo de pastillas y en continuado estado de desequilibrio emocional pero permanentemente atenta a la evolución del que en realidad es su árbol fuerte, siempre termina volviendo después de sus “bifurcaciones” para ver si él continua allí, pendiente de ella. IDEAL SIN CORRESPONDENCIA “ Quiero dejar de querer, pero no puedo y como más te quiero más daño me hago”, dice Simó cerrado en un ideal que no tiene correspondencia: no puede querer a alguien a quien no le guste la música que le enciende la pasión. No se puede ser más directo e incisivo y, a la vez, más entrañable y poético. Morales, actor y guionista de cine, se acerca a Éric Rohmer pero lo hace de una forma rabiosamente actual y con unas notables dosis de humor. La magnífica interpretación de Xavi Sàez y Anna Alarcón es de las que van directamente al corazón. Pocas veces hemos visto en un teatro un equilibrio tan perfecto entre una obra y sus intérpretes. Hay mucho ingenio en los diálogos, las situaciones y la música como elemento de conexión con el estado anímico. Toda una maravilla. 19 Santi Fondevila (Time Out) **** 9/2/12 Uno de los espectáculos más interesantes que hay en Barcelona se titula Sé de un lugar y se representa donde tendría que estar la cafetería de La Seca. Sé de un lugar es una obra directa, muy bien escrita, brillantemente interpretada y dirigida con una fluidez y verdad sorprendente tratándose del debut como autor y director de teatro del guionista y actor de cine Iván Morales. Sé de un lugar es una historia de amor contemporánea. La historia de Simó y Bérénice que se conocieron, se enamoraron y conectaron un día mientras hacían el amor bajo las notas de una canción de Triana. Los espectadores se integran en medio del piso de Simó que, después de romper con Beré, decide no salir de casa. Pero ella lo visita de vez en cuando para explicarle la vida y para saber qué hace, como se encuentra. Xavi Sàez (Simó) y Anna Alarcón (Bérénice) se mueven entre el sofá, la mesa y los espectadores. Beben tequila o té y hablan como si todo fuera de verdad. No hay representación sino acción y en sus palabras se descubre el alma de dos seres un poco perdidos en el mundo. Él, recluido y ella, queriendo devorar la vida. Siempre se va, pero siempre vuelve. Y lo encuentra. Simó y Beré hablan mirando a los ojos de los espectadores, cruzan miradas en diagonal de un extremo al otro del piso. Los espectadores somos voyeurs privilegiados de sus encuentros y ellos son conscientes de esta presencia para, al mismo tiempo, poder estar bien solos. Al buen texto y al lenguaje cotidiano de una extrema sinceridad se le añade una estructura dinámica, inteligente y con un final muy bien encontrado que no resuelve los problemas de la relación pero que hace realidad eso de que un momento de conexión es el máximo a lo que podemos aspirar, que no es poco. Magnífico. 20 Andreu Gomila (BrutusTimeOut) 17/2/12 • Alguna vez, cuando menos te lo esperas, la catarsis te salta al cuello. Vas a un teatro predispuesto, porque te han dicho que aquel espectáculo es bueno, pero, malpensado como soy, pienso que no será para tanto. Con la música pasa más a menudo. Con el teatro, que es un arte más complejo, es mucho más difícil. La palabra bien dicha, una historia interesante, no son suficiente. Hace falta un click que te levante sutilmente de la silla. • Ya que nos ponemos blandos, les diré que el segundo acto del 2666 de Rigola, El Rei Lear de Bieito, el Macbeth de Jürgen Gosch, El Coral romput d’Ollé o La casa de la fuerza de Angélica Lidell, me provocaron un temblor de piernas extático. El mismo que me han transmitido, oh milagro, el Sé de un lugar que ha construido Iván Morales en La Seca con la complicidad de dos actores de traca y pañuelo, Anna Alarcón y Xavi Sáez. • Morales se mete en la piel dos ‘jóvenes’ en la treintena, uno de los cuales, él, ha decidido no salir de casa. Ella le visita a menudo. Se cuentan la vida, aventuras y frustraciones, éxitos y fracasos. Qué pasa? Pues nada. Y mucho. Ya que lo que nos narran Simó y Bérénice es nuestra vida, con una verdad que habíamos olvidado que existiera en un teatro barcelonés. Termina el 26 de febrero, corran a verla y pidan a la Seca que no la saquen. • Este Sé de un lugar es un buen síntoma. Quiere decir que, aunque los nefastos tiempos que corren, hay autores, directores y actores dispuestos a abrirnos horizontes, a creerse un proyecto a ciegas y tirarlo hacia adelante. Y aún más cuando un pajarillo me cuenta que la obra cayó en La Seca después de ser rechazada por otros teatros. Pobres tontos, los apoltronados rechazadores. • Un apunte: el público, el día que fui a ver la obra, era tremendamente joven y guapo, precisamente aquel público que normalmente no va al teatro. 21 Albert Lladó (La Vanguardia) 23/1/12 Éric Rohmer nos dice en Trío en mi bemol que no cree que pueda sentir "una atracción profunda" por una mujer a quien no le guste la música que a él le emociona. Más allá de compartir o no las ideas, la visión política, la forma de vida incluso, ha de existir un hilo invisible que una a las personas, a determinadas personas. El mundo puede ser líquido, pero debe haber lazos indestructibles por descubrir. A partir de esta concepción de la realidad, el actor y guionista Iván Morales ha tejido Sé de un lugar, una pieza que se puede ver en el Espai La Seca, gracias a la magnífica interpretación de Xavi Sàez y Anna Alarcón. Un espacio no convencional. Los protagonistas se mueven por un piso antes de que el espectador entre en el juego. Una tetera, discos, un sofá rojo. Simó, un escritor frustrado, no sale de casa. Una especie de agorafobia, y la necesidad de incomunicarse, le ha encerrado entre las cuatro paredes donde permanece el público. Su ex novia, Béré, le visita constantemente sin avisar, para saber cómo está, pero también para explicarle de qué manera sobrevive ella. No es una comedia más sobre el mundo de la pareja. Ni una tragedia lacrimosa. Se trata del "amor después del amor", de la auto‐exigencia de relacionarnos más allá de los discursos hechos, de lo trazado de antemano. El protagonista comienza admitiendo que es racista, xenófobo, y que está trabajando para superarlo. Es el miedo al extraño, al de fuera, pero también al que todos tenemos dentro. El ambiente es un mundo burgués, donde el esnobismo se concentra en garantizar la estabilidad. No pocas veces nos viene a la cabeza el Gregorio Samsa de La metamorfosis. Su soledad, pero también su incapacidad para reconocerse en sus propios cambios. Otra vez el espanto a que no exista lo sagrado, aunque poco tenga que ver con lo religioso (tal y como lo entendemos habitualmente). La muerte de Dios nos ha dejado huérfanos de creencias, y ese abismo es desde el que se mueve Simó. El texto de Morales está inteligentemente trabajado, hablándonos de múltiples 22 conflictos al mismo tiempo, con hábiles réplicas, y la escenografía ayuda a que la obra sea rítmica, pero sin abandonar la sensación de unicidad. Tan sólo al final, cuando el clímax debería aumentar, intensificarse, hay una recaída, una insistencia en lo que el público ya ha entendido y digerido. Pero la investigación de ambos actores es espléndida, y Anna Alarcón nos sorprende ‐ ya lo hizo en la trilogía de Pau Miró – con una maravillosa facilidad para los cambios de registro. Sé de un lugar es, en realidad, una canción del grupo andaluz Triana, que publicó en 1975, dentro del álbum El Patio. Y este tema es el vínculo, el secreto nexo, que existe entre ambos. Los protagonistas buscan, fuera, una tierra prometida, un sitio "donde pronto amanece/ donde juegan los peces/ junto a ti". Una piscina en la que seguimos nadando, rastreando signos. Señales. Ramon Oliver ( Què fem, El Periódico) 10/02/12 Ahora que no nos escucha nadie os puedo hacer la pregunta: habéis visto alguna vez ‘Mujeres y hombres y viceversa’? Si, ya sé que asumir en voz alta la respuesta afirmativa y reconocer que este pico absoluto del artificio erótico sentimental y de la cultura “poligonera” y de su estética (y que me perdone el “ poligonero” sensible que pueda estar leyendo esto) os provoca un cierto placer prohibido del todo vergonzoso, puede resultar muy duro; hay placeres ocultos que manchan como si nada la reputación más sólida. Pero ahora tenéis la excusa perfecta para proclamar vuestro pecado televisivo mientras gozáis de un placer teatral nada pecaminoso. Y gracia o de la intención contenida en el primer diálogo que tienen el Simó y la Beré en la estupenda comedia sentimental de Iván Morales; tampoco el adjetivo sentimental tiene que provocar ninguna vergüenza, en un caso como este. Una vez visto el programa os doy un segundo consejo: si no habéis oído hablar nunca del rock aflamencado y hecho un poco al estilo de Pink Floyd o King Crimson del grupo Triana, ya podéis poneros a buscar donde sea una grabación de su disco El patio. Esto, mientras os preguntáis si seríais capaces de amar a alguien que tuviera unos 23 gustos musicales diametralmente diferentes de los vuestros. Y si la pregunta os parece banal, deberíais recordar que la vida y las relaciones sentimentales se sustentan en gran medida en la banalidad. A lo mejor, por eso mismo, muchos espectadores cinéfilos han reconocido en la sombra de Morales la sombra del cine de Éric Rohmer. Y aunque yo no lo veo así ‐no soy capaz de imaginarme una película de Rohmer que empiece con un monólogo íntimo sobre el racismo como el que nos ofrece Simo‐, entiendo perfectamente la asociación. Rohmer dejó bien demostrado película tras película que a menudo sólo en la banalidad se puede encontrar la trascendencia. Y Simó y Beré son una emotiva y divertida prueba. Morales nos los presenta dentro del que había sido su entorno doméstico ( el piso de Simó) hasta que la pareja se separó; un entorno en el que nosotros nos integramos por completo de una forma tan coloquial y cómplice (aquí, además de un excelente autor y director, hay dos intérpretes fantásticos que acabas viendo como amigos tuyos) que bien pronto parece que estemos en nuestra casa. Y es en ésta casa de la que Simó se niega a salir donde vemos como la pareja va cambiando sus roles aparentes –de la Beré a las puertas de un ataque de nervios y Simó aparentemente camino del nirvana de la primera escena, al final no queda nadamientras nosotros sufrimos, reímos y nos identificamos con alguna cosa de las que ellos dicen o hacen. Y todo, porque detrás hay un autor que sabe trascender la banalidad cotidiana con talento, frescura y originalidad. Y sabe crear contigo esta cálida complicidad teatral que, aunque no lo parezca, no tiene nada de banal ni de casual. Juan Carlos Olivares (Ara) El teatro casi nunca habla del presente. No se puede confundir con la actualidad o lo que es contemporáneo. Se trata de lo que es inmediato. Un teatro que estructura como los 24 fotogramas por minuto que crean la ilusión de la imagen en movimiento. Sé de un lugar de Iván Morales te seduce porque te obliga a 24 comprometerte con el presente de dos personajes, con cada uno de sus presentes. Al final habrá un silencio musical –todos los minutos del tema Sé de un lugar del grupo Triana‐ para que tengas tiempo de digerir la revelación que dos personas sienten que se necesitan para seguir siendo “ dos maravillosas personas de mierda”. Una historia de pareja contada desde su rotura y su huida sin control. Simó, decidido a perderse en un viaje interior que lo convierte en un eremita urbano que levanta muros entre el mundo y su complejo de Peter Pan para poder soportar su agorafobia emocional. Bérénice decidida a perderse en viajes, substancias y relaciones exóticas para olvidarse de su claustrofobia emocional. Y como Tamino y Pamina, o Orfeo y Eurídice con final feliz después de pasar todas las pruebas de sus (des)encuentros y malentendidos, serán recompensados con un retorno más sabio, aunque sigan sin respuestas. Morales ha creado un texto ingeniosamente vivo, contaminado, culto y popular a la vez, irónico, tierno, ágil. Un nuevo romanticismo como el que gastan Kevin Smith o Nick Hornby en sus películas. Y lo sitúa en un escenario abierto, con los límites entre el público y los intérpretes borrado. Ni rastro de la cuarta pared, teatro que incorpora al público en su sentido dramático. Y un valor añadido más: las convincentes interpretaciones de Anna Alarcón (Bérénice) y Xavi Sáez (Simó), magníficos equilibrios entre el naturalismo y el antinaturalismo. Una pasada. J.B (El PuntAvui) 10/2/11 Sé de un lugar juega a situar el espectador en medio de la acción, habitando el mismo loft del protagonista. Él es un chico(Xavi Sáez) que el hecho de romper con su pareja lo lleva a no salir nunca de casa. A aislarse de casi toda forma social. Sólo recibe la visita de ella, la ex (Anna Alarcón), que sigue confiándole su trayectoria amorosa incesante y a la deriva, y la visita de un vecino hindú que le hace las compras para poder subsistir. Los espectadores, convertidos en una planta 25 interior, pueden encontrarse que el protagonista les habla a la cara. O les convierte en aquel vecino que le consigue la materia primera para su subsistencia. Con un trasfondo devastador, el texto de Iván Morales tiene una presentación de comedia ágil, brillante. El papel de los actores luce mucho des de la proximidad. El público, a veces se encuentra que lo mueven, como si fuera una planta. Otras, lamenta estar en la esquina y no poder ver la acción emotiva del sofá. Muy recomendable. Andreu Sotorra (Clip de teatro) 10/02/12 Estrenado inicialmente en La Caldera, este espectáculo de factura “casera” – no por su aparente sencillez si no porque se ambienta en “casa” de uno de los dos protagonistas‐ ha tenido que ampliar horarios y días de funciones en la reposición que ha hecho ahora en La Seca Espai Brossa porque, afortunadamente, el bocaoreja continua siendo la mejor garantía y, en el caso de Sé de un lugar, el montaje es una de las dos gratas sorpresas que ha dado hasta ahora la temporada: el musical “La vampira del Raval”, de otra dimensión, al Teatro del Raval, ha sido una; y este tour de force de una pareja atemporal, aunque se ubique en el momento presente, no hoy sino mañana mismo, y que se plantea el por qué de su norelación, ha sido otra. En piezas de cámara como ésta no siempre coinciden un discurso de primer orden y dos intérpretes que le hagan los honores y que estén a su altura. A veces, un texto memorable no encuentra los actores adecuados. Y aquí, autor, director e intérpretes forman un todo, hasta el punto que se crea la sospecha sobre que hay de autoria personal y que hay de aportación colectiva o personal de los dos intérpretes. La propuesta, en primer lugar, estaba pensada para unos treinta espectadores, pero ahora, en la sala Tallers, en la primera planta de La Seca, entran casi el doble, en una situación informal, ocupando sillas de sala, sillas de boga, mesas y rincones que hasta permiten que los espectadores que quieran se levanten. En el espacio 26 central, un sofá que contrariamente a lo que podría parecer, la pareja no hará servir demasiado porque su accion‐reacción se mueve en diferentes puntos de la sala que representan, como decía al principio, el piso donde vive y desde donde hace tiempo que no sale, él, Simó, un guionista y autor de cómics que recibe de vez en cuando la visita de ella, Bérénice ‐ que él dice irónicamente que es ‘very nice’‐ y que, con sus incertidumbres y sus empujes hacia el futuro, mantiene a Simó en el aliento de continuar existiendo. Des de la primera frase contundente de Simó: “Soy un racista” hasta una de las frases sentenciadoras del final: “quiero dejar de querer, pero no puedo y como más te quiero, más dolor me hace”, la historia de rotura y de acercamiento de la pareja mantiene un perfecto equilibrio entre un discurso que, sin ser elitista, se caracteriza por su riqueza interior y una actuación rozando a todos los espectadores‐ más bien convertidos en invitados a casa de Simo‐ que viven casi en propia piel las subidas y bajadas de ambos personajes y el tobogán de su relación. Una tetera, te, tequila a golpes de “xupitos “, agua embotellada, panteras rosas, una radio‐cd, un perchero de pie, el sofá en cuestión, una alfombrilla, luces de pie y de techo que los dos personajes encienden para marcar las diferentes escenas o situaciones temporales, una mecedora, la puerta que da a la azotea, los ruidos mortecinos de la calle, los bullicios del vecindario, la presencia absente de Sharuk, un inmigrante indio que se encarga de comprar la subsistencia de mercado de Simó, los cigarrillos pseudo‐porros‐ por obligación legislativa en los sitios de trabajo como el escenario‐ un original de guión, un esbozo de cómic… Todo está al alcance de los espectadores, casi como los mismos personajes que tan pronto se hablan de tú a tú, a veces en la distancia de punta a punta de la sala, como hablan mirando fijamente a los ojos de los espectadores que tienen delante. El mismo autor no esconde que hay influencia d’Éric Rohmer de fondo, pero con la mirada de una generación que ha vivido otro tiempo. No es de extrañar, teniendo en cuenta que Iván Morales se ha movido en el mundo del cine y la televisión, como guionista, por ejemplo del film ‘El truco del manco’. El actor Xavi Sàez (Simó) ha 27 trabajado en compañías tan diferentes como La Cubana o la de Marta Carrasco, con quién interpretó un celebrado papel en el montaje ‘J’arrive’. Y Anna Alarcón se ha movido en espectáculos contemporáneos, como por ejemplo, la sugerente obra ‘Lleons’ de Pau Miró, dentro del programa T6 del TNC, donde hacia el papel adolescente de una hija, en silla de ruedas, de una familia que tenia una lavanderia al Raval de Barcelona. ‘Sé de un lugar’ hace referencia a una canción que forma parte del disco ‘El patio’, el primero del grupo Triana, popularizada en 1975 – aunque recuperada por ellos mismos hace unos seis anos‐, y que es el nexo de unión de la pareja Simó y Bérénice, con una pellizcada de humor que es un hallazgo y que no desvelaré. Quizá puede sorprender que una pareja, como he dicho, no de hoy sino de mañana mismo, tenga como referente un grupo y una canción de hace más de treinta y cinco años. Pero esto confirma la atemporalidad de la obra y su capacidad de moverse en diferentes épocas con el mismo discurso sin que se resienta el contenido y la identificación de los espectadores. De penumbra a oscuro final, un largo rato de miradas sin palabras de la pareja, sentados en el sofá. Y en la radio‐cd la canción de Triana entera de epílogo, como si pasaran unos títulos de crédito imaginarios en una pantalla de cine donde el guión de ‘Sé de un lugar’ podría llegar tranquilamente sin que el cineasta le hiciera demasiados retoques. Bloc d’en Kbrota Las historias de amor, en el teatro y en el cine, son peligrosas, pues no es nada fácil evitar caer en mariconadas como amar es no tener que decir nunca lo siento (Love Story). Después de esta declaración de principios vayamos al espectáculo que nos ocupa hoy. En La Seca se nos está ofreciendo una de las mejores obras teatrales que hoy hay en la cartelera barcelonesa: Sé de un lugar, una historia de amor entre Bérénice y Simó, dos jóvenes de este siglo XXI que no terminan de encontrar su lugar en este mundo. No son dos colgados, pero tampoco están lejos de serlo. 28 Después de un encuentro y una noche de amor amparados por la canción Sé de un lugar, del grupo de flamenco‐rock Triana, la relación no avanza, Simó se cierra en casa y Bérénice lo va a ver periódicamente. Los malentendidos lo terminan de estropear todo… La puesta en escena es muy buena, simulando el piso de Simó entre medio de los espectadores, pues la obra se hace en el espacio que será el futuro bar de La Seca, en el segundo piso, donde no hay escenario, ni patio de butacas, ni… La cuarta pared es inexistente. Hay un momento que la pareja sale afuera a discutir y los espectadores nos quedamos solos en la sala, sin ver nada, sólo oímos el follón que hacen cagándose el uno con el otro fuera en el patio; genial! Muy buena dirección del mismo Iván Morales y extraordinarias interpretaciones de Anna Alarcón y Xavi Sáez. Hay pequeños detalles de interacción con el público que es mejor no revelar, pero que son antológicos. También muy bien la utilización del bilingüismo y un catalán nada normativo que dibuja muy bien este personal urbano que casi ya no sabe ni en que lengua habla. Una noche para recordar. Nos hemos roto las manos aplaudiendo. Una consideración: La Seca se está convirtiendo en un espacio cultural imprescindible. Enhorabuena! T. Dalmau (La Mono) 14/2/12 El actor y dramaturgo Iván Morales toma como referencia el argumento de la película Le trio en si bémol ( 1993), del desaparecido Éric Rohmer, para escribir su Sé de un Lugar y dirigirlo en un espacio escénico que enaltece al Born de Barcelona, después de su estreno en La Caldera de Gràcia. La obra está acorde con el lugar y, en efecto, se tiñe del ambiente propio de la nouvelle vague, en versión catalana pero afortunadamente universal, y bilingüe como la vida misma. No podía haberse elegido mejor sitio y tampoco mejor puesta en escena. Dos únicos actores dignos de elogio, Anna Alarcón y Xavier Sáez, nos 29 conmueven interpretando la intimidad de Veré y Simó en un contexto cultural y socialmente cosmopolita, ayudados por un tercer personaje sacado del público. Un público que se adentrará en el apartamento de aquél, convirtiéndose en un mueble más que tendrá el privilegio de conocer a fondo una historia muy personal, pero de la que nadie puede sentirse ajeno. La pareja se desnuda y nos expone sus contradicciones e inseguridades, que son las de todos, en el indescifrable mundo de los afectos y de los proyectos que se asumen. El hartazgo, la depresión y ansiedad que a veces empañan a los personajes, no impiden que estos trasluzcan un ánimo claramente vitalista y que, imprimiendo un ritmo que a medida que transcurre la función deviene trepidante, den muestras de un sentido del humor que provocará sonrisas, e incluso carcajadas, entre los presentes. Hasta sus discusiones no dejan mal sabor de boca sino que, al contrario, les hacen aún más entrañables. Ni los silencios sobran. En los encuentros entre Veré y Simó se reflexiona sobre la amistad y el yugo y a su vez salvavidas que supone aquello de lo que uno no se desprenderá jamás, la familia. Se caricaturizan las drogas, el yoga, las terapias alternativas y las huidas hacia adelante, la xenofobia y el snobismo social, efectuándose continuas referencias multiculturales. Se plasma su voluntad, atormentada e inquebrantable, de no someterse, en una vida que consiste en inicios, abandonos y vueltas a empezar. Estos dos amigos y amantes se hallan tan perdidos y confusos como el común de los mortales, pero esa sensación podría cicatrizar si, después de múltiples malentendidos propios de una comedia, uno encontrara su lugar en el otro, si identificaran su canción en común: “Sé de un lugar”, de Triana. El patio de su recreo, que diría Antonio Vega. Conseguir que una sala repleta de espectadores interpuestos en el camino se convierta en el hogar de un soltero de treintaitantos sin dejar ninguna duda, que en una hora el espectador conozca perfectamente a los protagonistas y que estos le enternezcan hasta el punto de llorar, es un logro que se debe a una muy buena labor actoral y a un texto y dirección excelentes, fruto sin duda del rigor con el que 30 se ha trabajado y el respeto a la profesión. Si bien es cierto que esa cercanía que se ha alcanzado entre público y personajes no empieza con tan buen pie, la obra va in crescendo y finalmente la conexión es total, tanto como para permitir afirmar que es una de las mejores piezas de teatro que se han visto en lo que va de año en la ciudad. Una obra preciosa, calida, austera y cautivadora que debería tener, si los programadores lo permiten, un largo recorrido. LA BUTACA DE PAULA. Una silla del salón de Simó. 17/2/ 12 Se de un lugar, buen título para una obra que ha conseguido el éxito de crítica y público sin utilizar megáfonos. Algunos vieron su estreno en La Caldera y poco a poco la gente sabía de un lugar donde estaba pasando algo. Y, por fin, pude ir a ver este provocativo secreto a voces que es Se de un lugar. Borré de mi cabeza críticas, comentarios y expectativa, y entré en casa de Simó a ver que se pasaba por allí. “Benvinguts a casa de Simó, podeu seure on vulgueu”, y allí que nos metimos. Pero ni eso es casa de Simó, ni lo que allí acontece es verdad. Tampoco tienes esa sensación de verismo que tanto gusta del teatro argentino. Lo que sí es verdad es que has entrado en el universo de Simó y Berenice y que, por más que pueden verse manierismos actorales, allí hay dos personas hablándose, generando un lenguaje propio –más o menos verosímil, más o menos teatral– que convierten en auténtico y verdadero a los pocos minutos de función. Iván Morales ha encontrado un lenguaje autóctono para Simó y Beré. Y Simó (Xavi Sáez) y Beré (Anna Alarcón) encarnan la cultura mestiza de una Barcelona ravalera dando una lección de teatro catalán, que no a la catalana. Un catalán mezclado de castellanismos, una cultura que ya no quiere ser ilustrada sino mancharse de vida, una “épica minimalista” dice Morales. Épica, por la intensidad con la que se sumergen en uno de los grandes temas de la literatura y de la vida: el amor; y minimalista porque lo hacen con gafas de bucear y esnórquel, nada de grandes vestidos! 31 Anoche vi una película de Eric Rohomer y entonces entendí que hay piezas en que lo único que de verdad importa es que los actores que están interpretando estén conectados. Rohmer lo consigue y Morales también lo ha conseguido. No creo que el Rohmer que hay en Se de un lugar sea el de la importancia de las palabras –como parece ser que pretendía su autor y director–, pues Simó y Beré, en ese sentido, tienen una especie de verborrea pinteriana (si es que eso existiera). Pues hablan sin llegar a decirse lo único que realmente quieren decirse: te quiero. En sus ojos se ve Amor, no necesidad o dependencia, pero no logran quererse. Juzgan la vida del otro, creyendo tener razón y sin embargo allí están, pensando en el otro, deseando al otro. Atrapados en un loop imposible en el que el deseo hace olvidar el rechazo pero el rechazo mata el deseo. Son dos seres que juntos no han sabido ser felices pero separados tampoco lo logran y siguen conectados, enganchados. ¿Es posible que haya amores que van más allá del quererse? ¿Es posible que haya las parejas que se quieren y Los Compañeros? Yo digo que sí. Yo lo he visto y no sé si Iván Morales pretende hablar de eso, pero yo sí lo pretendo. Pretendo hablar de por qué ni siquiera los Compañeros logran la eternidad como pareja. Lo que debería ser inquebrantable, termina con la globalizada ruptura. ¿Por qué? ¿Nos creemos eso de que es la naturaleza del ser humano o de la pareja en sí, y así nos quedamos tranquilos? Podemos comprar esa explicación, o podemos pensar que, quizás, el mundo dedica muchos esfuerzos a enseñarnos que el individuo es lo más importante, que solo nosotros tenemos razón y que de esta manera consiguen que hasta compañeros como Simó y Beré traten de seguir caminos diferentes por cuestiones tan importantes como una divergencia en los gustos musicales. Para todos los enamorados del Amor: Pasen y vean! Vean el amor de Simó por Beré, el de Beré por Simó, el de Morales por el teatro, el del texto por el público, el del público por las historias auténticas y honestas y, también, –aprovechando la coyuntura– el de la Seca por la cultura. 32 Martí Figueras Martínez (Masteatro) 23/1/12 Béré y Simó son dos ex bien avenidos, no terminaron mal y aún se ven y se preocupan uno por el otro. Bueno de hecho es más Béré quien se preocupa por Simó pues este guionista, a quien le acaban de estrenar su primera película, ha decidido, des de ya hace unos días, de encerrarse en su piso con su sofá, su póster de cine, su música, sus revistas de El Jueves y su autosuficiencia enfermiza. Pero uno, que ve todo lo que ocurre des de su salón de estar, sabe que Béré tampoco es un ejemplo de persona amueblada, con sus viajes, sus amantes, sus cambios de piso. Pero no nos engañemos: jóvenes veinteañeros y algunos treintañeros, ¿alguien sabe realmente que es lo que quiere? ¿que es lo que realmente necesita? ¿es que no coqueteamos con la noche más salvaje? es que no aborrecemos la telebasura, pero la comentamos como auténticos expertos? ¿es que todos no somos un poco cobardes para decir te quiero? Sé de un lugar es una tragicomedia sobre el amor después del amor. Iván Morales, actor y guionista cinematográfico (en su haber está el guión de la galardonada El truco del manco) ha vertido su propio universo en el guión de esta obra. Se nota que es el primer texto que escribe para teatro pues sus personajes están formados por retazos de su propia vida y probablemente de la de sus dos actores, Anna Alarcón y Xavier Sáez, miembros de la compañía Produccions Prisamata. Este detalle es sin duda el que le da un plus de autenticidad en las situaciones que viven o recuerdan sus personajes. Probablemente la obra representada estos días en La Seca‐Espai Brossa es lo más indie que hay en la cartelera de Barcelona y también, la obra más generacional. Resiguiendo el currículum del director y dramaturgo se le intuye una cultura popular y al mismo tiempo una manera de pensar y reflexionar muy propia que se muestra en los diálogos de estos dos personajes que aún se quieren pero no encuentran la manera de decirlo. Y eso que se da más de un momento para hacerlo, provocando al espectador una impaciencia para que finalmente lo digan, junten los rostros y sellen el beso. Aunque al final, cansado de 33 tanto autoindulgencia, Simó opta por un plan, el último plan para demostrar su sentimiento ala chica. Un plan en el que necesitará la ayuda de Shahrukh, el vecino indio que tiene contratado para que le traiga comida (algo tendrá que comer si no sale de casa). Y si este plan no funciona… Este texto es ágil, directo, de diálogo entrecortado, con sus palabras justas, definiendo el carácter de cada uno, con expresiones más malsonantes en ella y las más pulcras de él. Pero lo que le da el verdadero sello indie es el espacio donde sucede y donde se nos sitúa a nosotros los espectadores. ¡Fuera cuarta pared otra vez! Todos los asistentes nos sentamos en las sillas, y sillones distribuidos a lo largo y ancho de una habitación que actúa de comedor, salón de estar y cocina del piso de Simó. Así en un momento tengo a Béré dirigiéndose a un servidor, mientras al rato es Simó quien des de mi nuca discute con Béré sobre sus constantes cambios de novio. No sólo eso, sino que además otros asistentes jugaron su pequeño rol al transportar una serie de coordenadas apuntadas en papelitos al supuesto encargado indio que le hace las compras a Simó (otro miembro del público, sorprendido pero buen colaborador). Y entre nosotros al fondo como uno más del público se funde el propio Iván Morales quien sigue las cometidas de sus actores con avidez. Eso es lo que yo llamo un director implicado. Otra parte del currículum del director y dramaturgo está en sus orígenes almerienses y en su pasión por cierta música salida de las entrañas de Andalucía como es el caso de la banda de flamenco‐rock psicodélico Triana. Precisamente es una de sus canciones más celebradas la que da título al espectáculo. Y no es gratuito, pues la música siempre es algo que define una relación, siempre hay una o varias canciones en una relación. Y en este texto Ivan Morales usa esta canción como Macguffin para marcar el desarrollo y desenlace de esta compleja relación. Y en lo que se refiere al apartado interpretativo los dos actores suman fuerza, carácter y verismo en cada una de sus líneas de diálogo. Asusta ver a Anna Alarcón escupir su texto con tanta rapidez cuando su personaje va puesto de coca hasta las cejas, pero Xavi Sáez no se queda corto en sus momentos más dramáticos, 34 explicando a su amada Béré la incomodidad que siente estando a su lado. Pero luego, el autor sorprende con un giro final, que por obvio y por lo que tiene de chiste te hace reír y pensar, ¡que torpe es el ser humano cuando tiene que mostrar sus sentimientos! Buen debut así del guionista y actor Iván Morales. un espectáculo con su ternura, con su trasfondo trágico, pero con su cara cómica y ridícula Una obra producto de la mente inquieta de un hombre joven que ya tiene suficiente bagaje en la vida como para hilvanar una serie de encuentros y desencuentros entre dos personajes reflejo de cierta juventud, de tu y de yo. Hernán Migoya, Blog ComicSario, Febrero 2011 ¡Cielos, mi ex-novia! En la novela En algún lugar del tiempo de Richard Matheson, el protagonista viajaba en el tiempo simplemente tendiéndose y realizando un ejercicio de concentración sublime, casi de autosugestión: una vez situado mentalmente en la época deseada, se situaba también FÍSICAMENTE. La máquina del tiempo era su propio convencimiento. De corte similar es también la fórmula mágica que Iván Morales propone a los espectadores de Sé de un lugar, la obra de teatro que ha escrito y dirigido y que, protagonizada por Xavi Sáez y Anna Alarcón, estrena este lunes en el espacio La Caldera de Barcelona. Ayer tuve la oportunidad de asistir a un ensayo general y me gustó mucho lo que vi. Morales, que es una de las personas más raras y sugestivas que conozco (lo único que se me ocurre para definirle es que a veces tengo la impresión de que aloja su cerebro en las vísceras y lo visceral en su cráneo…), le pide precisamente al espectador que haga ese ejercicio mental de salto en el tiempo: las butacas del público son en realidad sillas y sillones integrados en el espacio escénico -de ahí su aforo limitado a 33 personas-, es decir, el espectador ESTÁ también sobre el escenario y los dos actores que integran la obra están con ellos y actúan entre ellos, a través de varios encuentros y desencuentros a lo largo de diferentes períodos que el propio espectador se encargará de acotar en su cabeza, rellenando los huecos elípticos igual que un lector de cómic rellena en su mente los espacios interviñetales… para que todo adquiera un rítmico y logrado sentido. Lo que en principio puede resultar un poco incómodo para las personas tímidas (yo me cuento entre ese tipo de espectadores que se caga en la interacción teatral cuando me siento agredido por la injerencia de un actor contra mi bonita burbuja de testigo neutro), termina por constituir el gran aliciente de la obra: uno acaba RESPIRANDO con los personajes, totalmente involucrado en el desarrollo del espectáculo, cuya 35 progresión dramática es constante. Uno puede pasar, pues, de ser ese testigo neutro a testigo EXCEPCIONAL y captar de primera mano la levadura dramatúrgica con que la obra adquiere a cada minuto transcurrido más y más volumen… involucrando por tanto más y más a su público. La historia planteada es sencilla: abarca las sucesivas visitas de la joven Béré al piso de su ex novio, el guionista de cine Simó, preocupada porque el tipo parece haber loqueado y se niega a salir a la calle, obsesivo con una supuesta dieta vital que le hará sobrevivir a este mezquino mundo. O sea, crisis sentimental, crisis de ego y crisis vital. Punto. Los dos personajes rondan la treintena y simbolizan lo mejor y peor del no tan joven urbanita burgués capitalino: su egocentrismo e infantilismo mezclados con su ingenio y ganas de vivir. Simó, por ejemplo, está convencido de que alguien que le ame de veras tiene que tener sus mismos gustos musicales (concepto tan absurdo y pueril provocaría que los aficionados al fútbol vivieran cada domingo en el estadio una orgía perpetua). Así, seguro que durante la obra os vienen ganas de abofetear varias veces a los dos, como también querréis abrazarles y sollozar con ellos. Pero, sobre todo, vais a reír mucho. Iván Morales es, ante todo, un dialoguista brutal: sus diálogos son asombrosamente naturalistas y, por tanto, perfectos para el medio teatral, necesitado de más calle. Tanto Sáez como Alarcón encuentran su mayor reto y victoria en el control de las pausas, interrupciones, reiteraciones, incisos sin venir a cuento, huidas por los cerros de Úbeda, olvidos premeditados… toda esa suerte de accidentes con los que realmente hablamos y que Morales sabe recolectar a la perfección para trufar su obra de sonido a verdad. En ese sentido, Anna Alarcón me ha deslumbrado: el dominio de sus energías masculina y femenina, de su yo agresivo y su yo vulnerable, es excepcional y os dejará con la boca abierta. Xavi Sáez lo tiene más complicado, al haber de lidiar con un personaje que pasa de la depresión a cierta artificiosa euforia, pero se agradece muchísimo la verdad personal que sabe comunicar y el que no emperifolle su Simó de artista sofisticado y cool, el camino fácil que hubiesen escogido otros muchos en su lugar. Él mismo actor (ha rodado a las órdenes de tres nombres que admiro: Dario Argento, Daniel Monzón y Ricardo Bofill), cuando pienso en Iván Morales siempre me acuerdo de cómo Peter Bagge me contaba que a finales de los años 80 un chico rubio y aparentemente ingenuo, recadero del barrio y fan suyo, siempre iba a visitarle para chafardear en su estudio y admirar su proceso creativo. Ese chico era Leonardo Dicaprio. Pues cada vez que yo pienso en Morales y cómo apareció un día en una reunión coleguil de bar, con su cara de niño bueno malo y su afición a Daniel Clowes y sus comentarios irritantemente lúcidos, pienso lo mismo que a buen seguro debe pensar Bagge: “¡La puta que lo parió!”. Si estáis en Barcelona, no os perdáis Sé de un lugar: sólo habrá diez representaciones (hasta el 9 de marzo), sólo cuesta cinco euros y merece mucho la pena. 36