Es lástima que ahora, en la radio, estés en una

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FARO DE VIGO • Sábado, 21 de enero de 2006 • NÚMERO 445
Juan Antonio Cebrián, quince años al trote a veces duro y otras dulce, largo o
corto de las ondas en cabalgatas radiofónicas sucesivas desde que comenzó con La Red y, tras pasar por Azul y
Verde, Turno de Noche, llegó a La Rosa de los Vientos. De su pasión por la historia hablan sus libros.
“Es lástima que ahora, en la radio,
estés en una trinchera o en la otra”
“Escribo de Historia para divulgar, no para cuatro o cinco eruditos que me puedan seguir la pista”
Fernando Franco
ener un programa
nocturno –aunque
ha pasado por diversos avatares horarios– crea
un tipo de fieles que, en su
caso y por causa de La Rosa
de los Vientos, son legión
encendida. Miles de personas andan con ojeras por su
culpa, aunque ahora haya
conseguido en Onda Cero
reducir sus efectos concentrando el programa en los
fines de semana. Le puede
la radio, y le bulle también
un interés por el pasado que
le lleva a frecuentes zambullidas en la Historia. Diez libros en su haber, alguno de
autoría compartida, hablan
de ello.
–¿Creería usted hace 15
años a quien le dijera que
hoy iba a tener su firma en
diez libros?
–Creería que estaba loco
porque, aunque siempre
me atrajo la Historia y en la
radio tenía sección a ella
dedicada, nunca pensé en
escribirla. No le miento al
decirle que el primero, “Pasajes de la historia”, lo hice
como una especie de “souvenir” para los amigos...
–Pero no quedó en “souvenir”...
–Ya ve, está por la vigésima
edición. Así que luego vinieron
otros títulos como “La aventura
de los godos”, que vendió más de
100.000 ejemplares, “La cruzada
del sur”...
–Cien mil son muchos en España...
–En ensayo casi un milagro. Es
cierto que en los últimos años se
han publicado decenas de libros
sobre la guerra civil y se han vendido más o menos pero, claro,
vender sobre los godos es más difícil.
–No creo que los historiadores ortodoxos le consideren de
los suyos...
–Y hacen bien. Yo me considero, sobre todo, divulgador. No soy
un historiador ortodoxo; aunque
desde el rigor, me gusta ser ameno. No escribo para sorprender a
los cuatro o cinco eruditos que
me pueden seguir la pista sino para que el mayor número de gente
T
disfrute con la historia.
–Difícil jugar en esa línea delgada entre la rígida fidelidad a la
Historia y la recreación de la
misma...
–Es cierto. A mí me cuesta mucho espigar, diseccionar, escoger
entre el cúmulo de datos de que
dispones lo que es interesante y
contarlo de forma amena.
–Es usted un osado. Hoy los
historiadores se especializan por
etapas y no saben de las otras pero usted se atreve con todo...
–No exageremos, los planteamientos son diferentes. Sin embargo, he tenido que hacer esfuerzos
tremendos, por ejemplo cuando
quise contar los 780 años de la mal
llamada Reconquista española en
un libro de menos de 300 páginas.
–O sea, que se ha estudiado
bien a los moros invasores...
¿Cree usted en el choque de civilizaciones?
–Somos distintos pero estamos
alejados por el mismo Dios. En el
caso de España yo creo que de
aquellos años no quedan rescoldos
de enemistad salvo en unos cuantos iluminados integristas que aún
piensan en la reconquista de Al
Andalus porque aún creen que el
sur español es un territorio que les
hemos arrebatado.
Juan Antonio Cebrián, manchego cosecha del 65, lo tiene claro:
“Las guerras se libran por causas
más materiales, como el petróleo o
el agua, y ahí nada tiene que ver la
cruz o la media luna”.
–Y a usted, ¿qué le produce
tanta ansia de soberanismo y
discusión estatutaria dentro de
España?
–Tristeza, porque tenemos un
pasado bastante digno del que no
debemos nunca avergonzarnos.
Creo que hemos hecho juntos y
superado bastantes etapas difíciles, que llevamos más de 500 años
en este esfuerzo común llamado
España, que sería muy triste que
nuestro país se desgajase en separatismos estériles por cuestiones
casi tribales. Bien está reconocer
la identidad de cada pueblo, pero
en un contexto que nos una otros
Nos preocupábamos por
hacer las cosas bien pero
nos sentíamos del mismo lado los de unas u
otras emisoras e incluso
intercambiábamos expeJuan Antonio Cebrián
riencias. Ya no. Ahora o
intervino esta semana en el
estás en una trinchera o
Club FARO. / Foto: R. GROBAS
en otra. La política se ha
adueñado en exceso de
los medios y estamos
pendientes de gustar a
determinado público
que teóricamente nos toca. Antes no s e pensaba
en un público de derechas o izquierdas sino en
el oyente...
–Futuro habrá...
–Yo siempre auguro
larga vida a nuestra radio, pero no sé cuál será
el futuro. Sólo me preocupa esta situación de
frentes y trincheras. Por
fortuna, en contraste
con la televisión, todavía
no existe la radiobasura.
Concesiones siempre
hay que hacer pero yo, si
tuviera que hacer un
programa poco digno,
dejaría la radio con lágrimas en los ojos. Antes
de plegarme a intereses
groseros que vemos en
programas de la tele, yo abandotantos siglos.
–Pasemos de lo agrio a lo cáli- no.
–Usted, en La Rosa de los
do. ¿Y la radio, qué? ¿Cómo entró en su vida?
Vientos, tiene secciones que ro–Ya desde pequeño conservo zan lo creíble. Sin embargo, paen mi memoria momentos de la rece que ha evitado el naufragio
radio y otros más tarde como en esas aguas procelosas...
–He conseguido trabajar en
aquellos narradores del 23-F en
vivo y en directo. Sentí algo muy asuntos de misterio siendo el maespecial cuando por vez primera yor escéptico de todos. Desde que
me senté ante un micrófono, en empecé a incorporar esos temas,
una de esas radios libres por las en parte porque son horas de maque empezamos todos pagando drugada, siempre me propuse ser
más que cobrando y que llegan al un descreído. Hemos hecho incluedificio de enfrente y poco más.
so una guerra contra videntes o
–¿Y entiende ahora la vida sin echadores de cartas de pacotilla y
la radio?
otras gentes que viven del engaño.
–Hombre, se han incorporado Ahora el misterio que predomina
otras cosas a mi vida personal, no en nuestro programa es el histórisólo los libros sino alguna revista, co y mucho menos temas extratepero creo que la radio va a formar rrestres y similares.
siempre parte de mi vida, mientras
–Mucha noche lleva usted de
me dejen.
radio...
–Unos 15 años lleva usted an–Mi sueño está al borde de la
te el micrófono. ¿Ha cambiado hecatombe pero la pasada tempomucho el medio?
rada solicité a mis jefes pasarme al
–Ahora estamos muy desasose- fin de semana. Eso me permite resgados, sufrimos ansiedades que pirar un poco pero la madrugada,
cuando yo empecé no teníamos. aunque mágica, es devastadora.
FARO DE VIGO
ARO DE VIGO
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☛L I B R O S
SALVADOR RODRÍGUEZ
Vaya por delante que ésta no es una biografía
neutral. Alfonso S. Palomares es un buen amigo de Felipe, y
eso se nota. Pero Palomares también es un periodista de
raza, así que no esquiva los territorios de la crítica.
Una biografía
en positivo
Felipe González. El
hombre y el político
ALFONSO S. PALOMARES.
Ediciones B. 486 páginas.
adie puede dudar a estas
alturas –ni siquiera sus
más acérrimos rivalesenemigos– que Felipe González
ya ha entrado en la Historia de
España como una figura clave
de la Transición a la democracia. No es ésta la primera biografía que se edita del (todavía,
y pese a su “retiro”) líder socialista, pero posiblemente sea la
más completa y, sin ser neutral,
es tal vez la más honesta y, por
qué no decirlo, la que más nos
acerca a la verdad de “el hombre
y el político” como muy bien se
indica en el subtítulo.
El ourensano Alfonso S. Palomares, prestigioso periodista,
escritor, director de diversos
medios de comunicación y durante años presidente de la
agencia Efe aporta en este volumen datos directos e inéditos
por contar con material del primera mano, gracias precisamente a la proximidad política y a la
N
Alfonso S. Palomares.
estrecha vinculación mantenida
con González a lo largo de los
años. Palomares recoge con precisión los entornos familiares de
González y las soñadoras pasiones de juventud; podría haberse
quedado ahí y zanjado la cuestión sin entrar en lo que vino
después de Suresnes y, muy es-
pecialmente, después de
la apabullante victoria
electoral de 1982, pero
ya se ha dicho que estamos ante un periodista de
raza que en absoluto ha
eludido los “lados oscuros” del Felipe González
presidente del Gobierno,
ni siquiera del Felipe de
ahora, acaso convertido
en “guardián” de sus sucesores en el partido.
Claro que Palomares
lo tiene claro, y sin reparos de ninguna clase sale
al ruedo para sostener tesis como la que sigue:
“En 1993 consiguió su
cuarta victoria electoral.
Entre sus adversarios y
enemigos cundió la desesperación. No había
manera de ganarle en un
limpio juego democrático. Por eso un confuso frente de
políticos, banqueros delincuentes, periodistas y jueces articuló
una cacería infame contra Felipe González (...) Aprovecharon
para ello algunos casos de llamativa y escandalosa corrupción entre las filas socialistas y
utilizaron la lucha terrorista y
los oscuros crímenes del GAL
como arma política”.
¿Fuerte? Pues esto no es nada comparado con algunas de
las historias que se cuentan en
“Felipe González. El hombre y
el político” y que levantarán
más de una controversia por
permanecer sus protagonistas
todavía en la primera línea de la
actualidad informativa (habrá
que estar atento a lo que se comenta de esta obra en la Cope y
“El Mundo”). Porque Paloma-
res no generaliza: da nombres y
apellidos y apunta pelos y señales: “A lo largo de las páginas
de este libro –refiere su autor–
he procurado contar, en una amplia crónica, la historia y los
distintos afanes de su vida, así
como las circunstancias que le
llevaron al poder desde el cual
pudo cambiar realidad. Un objetivo que en muchos casos podía
parecer utópico, pero que en Felipe terminó convirtiéndose en
programático”.
Iniciación ao teatro
Asubío, Fina e Petra, xente
moi lareta
XOSÉ VÁZQUEZ PINTOR.
Everest Galicia. 40 páxinas.
Cuentos crueles
XAIME QUESSADA. Ronsel.
157 páginas.
Aunque extrañe a algunos, no
es la primera que el pintor Xaime
Quesada se sumerge en los vericuetos de la creación literaria.Ya lo
hizo con “La singular historia del
Recristo de Baraña”, “Lucenza” y
“El Olvido”. No es pues un neófito.
En “Cuentos crueles” el artista/escritor nos muestra su particular manera de entender la literatura a través de cinco relatos “alocados”:
“Una noche en el Museo de Prado”, “Luzdivina”, “El Hombre de la
Lluvia”, “El barquero” y “El Ataúdes”. “La prosa de Quessada –opina Darío Vilanueva en el prólogo
de est libro– rezuma pintura. Tanto
en un plano puramente estilístico
como en el semántico, por los temas y asuntos que toca”.
“Asubío, Fina e Petra, xente moi lareta” é unha peciña moi especial na
traxectoria como dramaturgo de Xosé
Vázquez Pintor. A súa recente reedición remóntanos á chegada do autor
de Agolada ao Morrazo a principios da
década dos 70, e nomeadamente ó
seu labor dinamizador do fenómeno
teatral da comarca que xurdiu vencellado ás actividades escolares que daquela foran o xerme da creación da
compañía “Ancoradouro”.
“O mar de Cangas foi unha descuberta interior, unha ardentía –conta
Vázquez Pintor–.Aquí soñei para o teatro de base, dende a infancia. Traía
comigo as palabras de Varela Buxán,
amigo dos meus pais, que me dixera:
se che gosta o teatro galego, non deixes nunca de intentalo, fásnos máis
falta nel que na poesía.”
Foi así que naceu esta peciña, nun
contexto escolar, de comarca, como
unha das propostas de viaxar coa súa
montaxe polos centros públicos de ensino: Coiro, Darbo, Hío, Aldán, Cangas, Bueu, Moaña....”Eran os anos
emerxentes do Día das Letras Galegas e fomos un ramallo de mestres e
mestras novos quen levamos nas carriñas un proxecto ben fermoso: folclore, teatro, poesía, palabra e obra da
nosa Cultura polos colexios integrados
nesta ensoñación. Así foi a estrea da
peciña que arestora ve a luz e da que
aparecen breves correccións no aspecto
da normativa, as mínimas, porque eu tentei non mancar a frescura dos versos, a
oralidade de entón”.
Estes tales Asubío, Fina e Petra son
tres persoaxes animados, entre os seis
que conforman esta
obra de teatro para
nenos. Eles son a referencia da vida que
alenta o espacio natural que é a hortaxardín dunha casa da
cidade acosada pola
urbanización depredadora, a industria
contaminante, os espacios para o negocio
(o nec-ocio: a negación do ocio, da liberdade). Simbolizan xa
que logo, en verbas
do seu creador, “o espacio no que eles son
convidados da Natureza, nos ciclos da
súa existencia: as migracións,. as primaveras, as idas e voltas que da a vida”.
Mención especial nesta edición
merecen as ilustracións, orixinais de
Xosé Vázquez Pintor.
Andrés Meixide. “Non coñezo persoalmente a Andrés Meixide –confesa
Vázquez Pintor– pero foi outra descuberta. El soubo interpretar o texto dun
xeito máxico: póndose dentro do Teatro, como espectador de plateas e de
trasbambalinas, coa cámara de artista,
esa creatividade que lle da forza, realismo, compostura ao libro: estás vendo a representación da obra,a interpretación dos personaxes, os seus
xestos, de impagable beleza”.
FARO DE VIGO
ARO DE VIGO
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PATRICIA ÁLVAREZ
☛L I B R O S
Con gran erudición y capacidad de análisis, Robert
O. Paxton aborda el fascismo en toda su complejidad,
centrándose más en sus acciones que en sus palabras.
El fascismo en acción
Anatomía del fascismo
ROBERT O. PAXTON.
Península. 366 páginas.
i siquiera hoy, ochenta y
cinco años después del
nacimiento oficial del
fascismo en una plaza de Milán,
se ha logrado una explicación
satisfactoria y universal de su
significado. El término es tan
impreciso que no va más allá de
ser una palabra ofensiva dirigida
contra todo el que ostenta autoridad.Ante la gran variedad de
fascismos y el carácter esquivo
de su esencia, hay investigadores que han renunciado a buscarle un significado. No es el caso
de Robert O. Paxton, para quien
el fascismo fue “la innovación
política más importante del siglo
XX y la fuente de gran parte de
sus padecimientos” y necesita,
por tanto, una definición. En
Anatomía del fascismo, se ha
propuesto una nueva forma de
enfocar el fascismo que permita
recuperar el concepto para un
uso significativo y explicar más
plenamente su atractivo, su
compleja trayectoria histórica y
el horror al que condujo.
Contra lo que suele ser la
práctica habitual en un ensayo
político, el libro de Paxton se
centra más detenidamente en las
acciones del fascismo que en sus
palabras y examina el recorrido
histórico de una serie de movimientos y régimenes considerados fascistas (los de Italia y Alemania, principalmente), dejando para el final el análisis
conceptual.
Para Paxton uno de los errores a la hora de interpretar el fascismo es considerarlo una ideología, entendida ésta como un
sistema de pensamiento incorporado a un proyecto de ordenación del mundo. A diferencia
del socialismo, del liberalismo y
de otros “ismos” clásicos, que se
N
L
O
S
M
apoyaban en sistemas filosóficos
coherentes, el fascismo fue una
invención nueva creada para la
era de la política de masas que
apelaba más a las emociones que
al debate razonado. No se apoyaba en la veracidad de su doctrina, sino en la unión mística del
caudillo con el destino histórico
de un pueblo,
al que convocaba en ceremonias rituales cuidadosam e n t e
orquestadas y
cargadas de
una intensa retórica.
Esto no significa, sin embargo, que Paxton desatienda las
raíces ideológicas que hicieron
posibles los movimientos fascistas. En la base de todos estuvo el
rechazo a los valores universales
de la Ilustración y, en cambio, su
consagración al éxito de un pueblo elegido en una lucha
darwiniana por la
supremacía. La comunidad va en ellos
por delante de la
humanidad, por eso
cada movimiento
fascista nacional
concreto da plena
expresión a su propio particularismo
cultural, haciendo
imposible que funcione algo parecido
a una “internacional
fascista”.
Una de las estrategias que emplea
Paxton para dilucidar la esencia del
fascismo es la comparación entre los
variados movimientos y régimenes a los
que dio lugar, pero
entre ellos no incluye
ni el de Francisco Franco ni el de
Oliveira Salazar.
Franco, dice Paxton, quería
orden y tranquilidad y el fascismo se adaptaba mal a su temperamento reservado. Utilizó a Falange, partido de inspiración
fascista, tomando prestado su
ceremonial, pero no le permitió
participar en la
elaboración de
la política ni en
la administración. Muerto
José Antonio,
Falange fue sumergida
en
una organización aglutinadora y amorfa
que incluía a
los monárquicos tradicionalistas
y se convirtió en un elemento
decorativo y plenamente domesticado del régimen. El franquismo no fue más que una simple
dictadura conservadora.
El fascismo
no es una
ideología,
según Paxton
Á
S
V
E
N
D
I
D
O
S
FICCIÓN
NO FICCIÓN
LINGUA GALEGA
Las crónicas de Narnia.
C.S. Lewis (Planeta).
El viaje a la felicidad.
Eduard Punset (Destino).
Herba Moura. Teresa Moure
(Xerais).
La historiadora. Elisabeth
Kostova (Umbriel).
Los fogones de José
Andrés. José Andrés (Planeta).
3 El curioso incidente el
perro a medianoche. Mark
Andron (Salamandra).
3 Felipe González. El
hombre y el político. Alfonso S.
Palomares (Ediciones B).
4 Tokio Blues. Haruki Murakami
(Tusquets).
4 El aprendiz de sabio.
Bernabé Tierno (Grijalbo).
La sombra del viento. Carlos
Ruiz Zafón (Planeta)
De la autoestima al
egoismo. Jorge Bucay (RBA).
6 Las intermitencias de la
muerte. José Saramago (Editorial
Alfaguara).
6 Diccionario panhispánico
de dudas. Real Academia Española
(Santillana).
1
2
5
1
2
5
1
A república dos soños.
Nélida Piñón (Galaxia).
2
Conversas con Xosé Luís
Méndez Ferrín. X.M Del Caño.
(Xerais).
3
CON LA COLABORACIÓN
DE LAS LIBRERÍAS:
VIGO: El Corte Inglés, Librouro y Casa
del Libro.
VILAGARCÍA: Limiar.
OURENSE: La Viuda.
Yo, eterno niño. Poemas
Inmenso estrecho
EGON SCHIELE. Maldoror.
72 páginas.
VARIOS AUTORES. Kailas.
293 páginas.
Si Egon Schiele (1890-1918) no
ha gozado de la misma popularidad
como poeta que como artista plástico ha sido debido a un triste malentendido: su obra poética fue editada
algunos años después de su muerte por su amigo Arthur Roessler,
que se creyó con derecho a transformarla estilísticamente con el resultado de desnaturalizarla y conferirle un aspecto plano y sin brillo
que le arrebató su carácter insólito
y sorprendente.
En la traducción al castellano de
su versión original, estos poemas ponen al desnudo los mecanismo del
insconsciente, mostrándonos las angustias y los horrores del artista.
Veinticinco autores, entre los que
se encuentran nombres tan señeros
de nuestro panorama literario como
Juan Madrid, Manuel Hidalgo, Manuel Rivas, Luis Mateo Díaz, Gustavo
Martín Garzo o Jordi Soler, abordan
en otros tantos relatos el drama de la
inmigración. Todos ellos han cedido
los derechos que se deriven de la comercialización de este libro a Red
Acoge, una ONG que lleva 15 años
defendiendo los derechos de la gente
de fuera que llega a España huyendo
del sida, la miseria, la guerra y un futuro sin esperanzas en el país donde
nacieron. Inmenso Estrecho es fruto
de una apuesta de Kailas en favor de
la comprensión y el entendimiento.
El testamento del último
cátaro
El caso Brown
ANTONI DALMAU. Temas
de Hoy. 294 páginas.
Ignorados durante siglos por el
común de los lectores, los cátaros
han vuelto a hacerse presentes gracias al descomunal éxito de El Código da Vinci y al protagonismo literario
que les han otorgado los autores de
best sellers y los gustos del público.
En la novela de Antoni Dalmau,
una arqueóloga y un periodista que
investigan el misterio de dos sarcófagos hallados en Toulouse se sumergen en los enigmas de la persecución de los cátaros por parte de la
Iglesia Católica.
WALTER MOSLEY. Roca. 317
páginas.
Walter Mosley es uno de los pesos pesados de la literatura policiaca
contemporánea y su saga del detective Easy Rawlins, una magnífica colección de novelas sobre la historia
social de los negros en Los Ángeles.
En esta última entrega, Mosley
vuelve con una trama rebosante de
violencia y amargura a los conflictos
raciales de los años sesenta. Easy
Rawlins busca a un chico que se ha
ido de casa para unirse a un grupo
político de radicales que postula una
revolución cuyo fin es liberar definitivamente a los negros del yugo blanco.
◆
☛ X.L.
MÉNDEZ
FERRÍN
4 ◆F
ARO DE VIGO
Sábado, 21 de enero de 2006
CONSULTORIO DOS NOMES
E DOS APELIDOS GALEGOS
Os falsos nomes
tendencia, sumamente extendida, a
darlle a outro ou a se dar a un mesmo
unha segunda identidade reina no Entroido, tempo, como cantaba Vinicio de Morais, de mudar a pobreza pola fantasía. Xa falamos dos alcuños, alcumes ou nomeadas,
pro nesta categoría non se esgota o segundo,
o terceiro ou o cuarto nome de alguén. Ou o
nome que fai desparecer finalmente o nome
marcado polos xenitores e, por veces, tamén
os apelidos que nos legaran os devanceiros.
En tempos de mudanza, revolución ou
guerra, moitas xentes coma Enrique Líster
(antes Liste) ou Tito (antes Josip Broz ou
mesmo Brozovich) ou Stalin (antes Josip
Vissarionovich Yugachvili), mudan tamén o
seu nome e apelidos. Poden adoptar un novo
cheo de sentido –como Louis Phillippe de
Orléans Égalité– ou poden simplesmente
afrancesar e decorsificar nome e apelido, como é o caso famoso de Napoleone Buonaparte. Os guerrilleiros e clandestinos galegos
de 1936 a 1975 usaron todos nomes de guerra ao tempo que, algúns, adoptaban de falsas identidades por razóns obvias. Así María Dolores, en homenaxe a Pasionaria
(Enriqueta Otero); Foucellas (Benigno
Andrade), en razón da aldea de orixe;
Piloto (Xosé Castro Veiga), por ter servido en Aviación: veleiquí algúns casos principais. Á Garda Civil e á BPS
gustoulle sempre moito insistir nestes nomes de guerra (para eles,
alias) porque tal uso puña o guerrilleiro ou o clandestino antifranquista á altura dos bandidos
e delincuentes comúns; lembren Tomé das Congostras, Venancio das Pitas ou Pepa a Loba, gavilleiros famosos en Galicia.
Sabemos que moitos artistas e xentes do espectáculo adoptan un nome artístico máis sonoro ou suxerente ca o herdado. Vexan
como Bob Dylan, por
exemplo, decidiu esquencerse de que se apelidaba de forma tan yiddisch como Zimmerman. Pois ben, resulta
curioso comprobar
que os artistas contemporáneos da
canción galega
non soen renunciar ao seu nome ou apelidos
(Miro Casabella, Amancio Prada,
Su-
A
so Vaamonde) ou, como moito, reducen o seu
nome artístico ao nome persoal: Bibiano,
Uxía, María Manuela. No pasado, o compositor Xosé Castro era famoso como Chané. Os
que moito usan do nome artístico, que pode
vir do capricho, dun alcuño ou do lugar de
procedencia, son os grupos musicais e os de
gaiteiros en especial: Muxicas, Penalta, Garceiras, Soutelo...
O nome de relixión foi moi recorrido.
Nalgunhas ordes parece que era de uso
obrigatorio e simbolizaba que o profeso
deixaba a tras, co nome e apelidos, o mundo e as súas pompas en canto o novo nome
significaba outra existencia espiritual. O
máis famoso frade dos que mudaran o nome ao entrar en relixión foi Pedro (Perucho) Xosé García Balboa, que se fixo inmortal como Frei
Martín
Sar-
miento. Sen embargo, o seu amigo maior e
Máximo Educador das Hespañas Borbónicas sempre mantivo os nomes do seu batismo e da súa castimonia: Bieito Xerome Feixóo Montenegro, que así cantarían no idioma galego cuxa autonomía defendeu con
argumentos históricos irrebatibeis o nome e
apelidos do benedictino docto.
Finalmente, deberiamos botar unha ollada á Francmasonaría ou Masonaría, organización que tanta importancia tivo na historia
de Galicia do século XIX e primeiro terzo do
XX. Os membros desta sociedade universal
usaron e usan internamente un nome diferente do seu civil, que eles chaman simbólico.
Xeralmente, estas identidades simbólicas están inspiradas en figuras do pasado que para
o usuario encarnaron virtudes ou valores do
tipo dos que a Masonaría defende: Liberdade, Xustiza, Harmonía, Razón. Sei eu de galegos do pasado (Valín pode iluminar sobre este tema os máis curiosos) cuxo nome simbólico era Catón, Igualdade ou mesmo Colón.
Non perturbaremos o sixilo masónico se
lembramos que o nome simbólico de Casares Quiroga era, nos días florecentes das loxias coruñesas, Saint-Just, e así se referen
a el sempre os personaxes da novela
Pensa Nao de Anxo Angueira. Non estou certo, mais penso que era Lugrís
Freire quen usaba, tamén na Coruña, o nome simbólico de Gutenberg, que, digámolo xa, era un
pseudónimo adoptado polo inventor da imprenta.
De pseudónimos literarios
escribirei eiquí outro día, atendendo a varias suxestións ou
suxerencias recibidas. Porque
o universo dos nomes falsos,
que poden ser tan verdadeiros como aqueles aos que
sustitúen, non se esgota,
nin moito menos, co que
se leva comentado neste
Consultorio.
Barra
Margarita Barra,
desde Nigrán, pregúntame polo seu
apelido, que ela
considera pouco
común e centrado en Baiona.
Debo decerlle que é de
difícil interpret a -
ción. Como nome común, barra é palabra
moi polisémica, ou sexa que pode ter moitos
e moi diferentes significados, desde unha
“barra de pan” á “barra de area” que se forma na foz dos ríos, o cal nos fai pensar en diversas procedencias etimolóxicas. Deste nome barra, o moi sabio etimoloxista Joan Corominas di que é “voz prerrománica común
a todas as linguas romances, salvo o rumano”, e déixanos como estabamos ao principio, aínda que cunha pista: é palabra anterior á romanización pero común a grandes
áreas europeas. Para min, o apelido Barra
ten que provir dalgunha das entidades de
poboación que en Galicia se chaman Barra
ou A Barra e que coñecemos en concellos
tan distantes como Cervantes, Coles, Ares,
Sobrado, Oza dos Ríos, etc. Tamén pode
provir, aínda que sería raro, dun topónimo,
como o areal de Barra, que non sexa lugar
poboado. Eu sospeito que estes lugares chamados Barra deben ter relación coa raíz indoeuropea *awer “auga, humidade, chover”.
Segundo deducimos dun estudo de Edelmiro Bascuas, de *awer sairía unha serie de verbos galegos que significa “chover miudiño,
poallar” e que son: barruñar, barroñar, barrallar, barrufar, barruzar, procedentes, na
nosa lingua, do sustrato paleoeuropeo
(SPR2) ou, se cadra, celta (SPR3). De maneira que os diversos topónimos Barra dos
que procede o apelido da nosa consultante,
case sen dúbida, foron nun principio todos
hidrónimos ou nomes relacionados coa
agua. E máis non lle sabería decer.
Simóns
Trátase dun apelido do grupo dos chamados patronímicos, que indicaban o nome do
pai. Así Simóns foi, no pasado, o “fillo de Simón”. O nome Simón procede inmediatamente do latín, aínda que a orixe remota sexa
hebrea. Simon Petrus, ou sexa San Pedro, o
sucesor de Cristo, fixo famoso este nome.
Constato que nos documentos medievais galegos hai moito Pedro, Pero, Petrus, mais
pouco Simón. Coa forma Simión aparece na
famosa Cántiga de Meendiño. En canto ao
apelido Simóns, temos que decer que é forma privativa galega que se corresponde coa
portuguesa Simões, de largo uso no país veciño (a súa semellanza co inglés Simons é puramente casual). En documentos galegos e
portugueses dos séculos XIII e XIV atopamos este apelido baixo diferentes formas que
marcan ou non a nasalidade: Simoiz, Simõis,
Symõoez. A miña consultante Margarita Barra interésase por Simóns pois este é apelido
que usa a súa nai. Pregúntame se o correcto é
escribilo Simóns, como facía a súa avoa, ou
Simons, á inglesa, tal como escribe unha pola da xeración seguinte. Naturalmente, os
usuarios poden escribir o seu apelido como
gusten, pero a forma correcta, histórica e etimolóxica é a que usaba a avoa e usa a nai de
Margarita: Simóns, con acento no o. Atopámonos, pois, diante dun dos varios casos de
alteración acentual que xa temos comentado
neste noso Consultorio.
☛
Todos os lectores e lectoras que
sintan curiosidade polas orixes do
seu nome de pía ou dos seus apelidos poden consultar esta sección. Escriban por
correo ordinario a X.L. Méndez Ferrín, FARO
DE VIGO, Rúa Uruguay, 10-A. Apartado de
Correos 91. VIGO. Sección: Consultorio dos
Nomes e dos Apelidos Galegos.
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