monográfico Terapias naturales para recuperar el tono vital La homeopatía es la única teoría terapéutica del siglo XVIII que sigue vigente. Hoy en día, ya se puede considerar como una realidad en la práctica médica habitual. Cada vez más pacientes y profesionales sanitarios la utilizan de forma rutinaria como un tratamiento eficaz, tanto como tratamiento único como complementándose con otros medicamentos. E | n el siglo XVIII la homeopatía fue muy bien acogida por numerosos médicos y pacientes, que vieron en ella una alternativa a la medicina agresiva y tradicional que se practicaba en la época. Fue concebida por Samuel Hahnemann como una forma de mejorar el espíritu vital del cuerpo, ya que “sólo la fuerza vital desarmonizada es la que produce las enfermedades, y por lo mismo la curación tiene por condición y supone necesariamente que la fuerza vital esté restablecida en su integridad y que el organismo entero haya vuelto al estado de salud”. La homeopatía partía con cierta ventaja: sus medicamentos eran inofensivos y ya sólo por eso podían competir con los remedios oficiales, ineficaces pero además dañinos. La homeopatía sostiene que los síntomas que provoca una sustancia tóxica en una persona sana pueden ser curados por un remedio preparado con la misma sustancia tóxica, siguiendo el principio similia similibus curantur (“lo similar se cura con lo similar”). Hay que tener en cuenta que el concepto homeopático de enfermedad difiere del de la medicina convencional. Sostiene que la raíz 72 del mal es espiritual en vez de física, y que el malestar se manifiesta primero con síntomas emocionales, como ansiedad y aversiones, pasando a ser, si no se tratan adecuadamente, síntomas mentales, desórdenes de conducta y, por último, trastornos físicos. Así, una infección no es debida a una invasión microbiana, sino al debilitamiento de la fuerza vital que ha hecho posible que el cuerpo sucumbiese ante el microbio patógeno. La medicina oficial ha lanzado contra los homeópatas todo tipo de descalificaciones, sin que la homeopatía se haya resentido. Antes al contrario, los medicamentos homeopáticos han ganado prestigio y reconocimiento, la homeopatía se introduce lentamente en las instituciones universitarias y profesionales, la Unión Europea concede a los remedios homeopáticos la consideración de medicamentos legales y ha diseñado para ellos una normativa específica, a la medida de sus características. Popularización La población ha cambiado mucho en los últimos años debido especialmente a los efectos que han provocado las nuevas tecnologías. El acceso a una mayor información sobre la salud, además de numerosas campañas de educación sanitaria han hecho que la relación paternalista tradicional entre médico y paciente haya evolucionado hacia un diálogo de igual a igual. Los pacientes reclaman una medicina más personalizada y que les atienda de manera más global e inocua, que no se centre sólo en los síntomas sino también en las causas y no produzca efectos indeseables en el organismo. En este contexto, la homeopatía se integra actualmente de forma armónica con las herramientas terapéuticas convencionales que abarcan desde el consejo que puede obtener el paciente en la oficina de farmacia de manera puntual hasta el ámbito de la prescripción médica que pueda llevarse a cabo en las consultas de médicos homeópatas, incluso en las de aquellos que, a pesar de carecer de formación especializada, han constatado los buenos resultados obtenidos cuando se han usado los medicamentos homeopáticos para cubrir lagunas terapéuticas cotidianas, como sucede en el caso de dolores de la dentición, los cólicos del lactante o las diarreas en pediatría. La homeopatía es, por lo tanto, un método terapéutico que cada vez está más asentado en la realidad sanitaria en España. De hecho, cada año son más los profesionales que muestran interés en conocer la homeopatía con mayor detalle, inscribiéndose para ello en cursos y seminarios especializados, con el objetivo de ofrecer una solución adaptada a las necesidades de ciertos pacientes, sobre todo los más vulnerables como bebés, embarazadas, personas con afecciones crónicas, e incluso en tratamiento con radioterapia o quimioterapia. En los últimos años, además, han sido diversas las universidades españolas que han integrado conocimientos de homeopatía en su seno, como por ejemplo sucede en Zaragoza bajo el auspicio de la Cátedra de Farmacología de Medicina. Preparación Los medicamentos homeopáticos se utilizan actualmente en más de 80 países del mundo, principalmente en Europa. Así, en una reciente encuesta realizada en Bélgica por IPSOS en mayo de 2011, el 78,3% de la población entrevistada conocía la homeopatía y, de ellos, el 39,5% la utilizaba y el 5,1% la había utilizado anteriormente. En el caso de Francia, país de referencia en homeopatía, el 74% de los pacientes franceses afirma “estar dispuesto a aceptar tratamientos homeopáticos si su médico se los propone”. El 69% de los médicos considera que la homeopatía es una terapia eficaz. Cada vez hay más franceses que eligen este tratamiento, alcanzando el 56% de la población. El 66% de las madres de familia utiliza la homeopatía para sus hijos, tanto de forma preventiva como curativa, sobre todo en patologías otorrinolaringológicas, salida de dientes, nerviosismo y traumatismos leves. La preparación de los remedios homeopáticos, conocida como dinamización o potenciación, consiste en una serie de diluciones seguidas de agitaciones. Se cree que la vigorosa agitación que sigue a cada dilución transfiere parte de la esencia espiritual de la sustancia al agua. El factor de dilución de cada etapa es de 1:10 o de 1:100, aunque recientemente se han realizado potencias DM (factor de dilución de 1:50.000 en cada etapa). La elección de la potencia prescrita depende de si la enfermedad diagnosticada está muy asentada, siendo 12 el punto de partida para males agudos y 30 para los crónicos. El factor de dilución se considera mucho menos importante que el número de diluciones sucesivas. La homeopatía sostiene que la raíz del mal es espiritual en vez de física, y que el malestar se manifiesta primero con síntomas emocionales La homeopatía considera que sus remedios son más potentes cuanto más diluidos están. La potencia se define como un número, de modo que cuanto más alto sea el número, la dilución es mayor. Es una afirmación que se opone a la bioquímica, para la cual cuanto más ingrediente activo hay en un medicamento mayor es su efecto, positivo o negativo. Los detractores de la homeopatía afirman que las sustancias homeopáticas están tan diluidas que no contienen la sustancia diluida, que no hay moléculas del fármaco en las diluciones más potentes. Los defensores de la homeopatía dicen que el mecanismo es irrelevante, porque funciona. Fitoterapia Las plantas medicinales fueron durante mucho tiempo nuestra principal fuente de productos terapéuticos. Con la aparición de la industria farmacéutica y los avances de farmacología, las plantas pasaron a ser fuente de principios activos de medicamentos de síntesis, y más tarde, ha sido desplazadas por éstos. Ahora hay una “vuelta a la naturaleza” con el consiguiente aumento de consumo de productos a base de plantas medicinales. Definiremos fitoterapia como la ciencia que estudia los productos vegetales con una finalidad terapéutica, ya sea para prevenir, curar o paliar enfermedades. Su ámbito de actuación lo podemos centrar en enfermedades leves o moderadas y como tratamiento coadyuvante de enfermedades crónicas. La terapia con plantas medicinales es menos agresiva, tiene menos efectos secundarios, contraindicaciones e interacciones y es mejor tolerada. Según la encuesta realizada por la Fundación Salud y Naturaleza a los consumidores, distintas especialidades de nutrición y fitoterapia son las especialidades más conocidas por los mismos. Éstos afirman su conocimiento en un monográfico 29% para las especialidades de nutrición y dietética, y en un 14% sobre la fitoterapia y plantas medicinales. Otras especialidades sobre las que los encuestados apuntan un buen conocimiento son los masajes terapéuticos (13%), la homeopatía (9%) y la acupuntura (8%). El perfil del consumidor de fitoterapia se define mayoritariamente como el de una mujer (74,6%), de clase media (media:42,8% media alta: 22,8% media baja: 34,4%) y de edad madura (36 a 50 años: 32,9%, > de 50 años: 45,4%). En cuanto a la tradición de uso, 1 de cada 4 consumidores (25%) reconoce tradición de uso familiar o en su entorno, y entre los consumidores, 1 de cada 3 (29%) tiene consumo diario, dándose la mayor frecuencia de consumo diario entre las mujeres y a medida que avanza la edad. Asimismo es interesante constatar que, al contrario de lo que ocurre en otros países de Europa, el lugar de adquisición de productos de plantas medicinales más citado es el herbolario (75%) y aunque muchos consumidores adquieren estos productos indistintamente en diferentes canales, la herboristería destaca en cuanto a fidelización, ya que un 61,3% dicen comprar siempre en herboristerías, frente a un 38,7% de fidelización a la farmacia. A la farmacia acude en mayor medida la mujer (42%) y los consultados de más edad (43%). Los pacientes reclaman una medicina más personalizada, que les atienda de manera más global y no se centre sólo en los síntomas sino también en las causas Con todo, la importancia de Internet como medio de información aumentará en los próximos años, por lo que habrá que prevenir una mayor protección de los consumidores sobre la calidad de la información suministrada, algo que se ha llevado a cabo de forma insuficiente en la Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios. El consumidor final está muy desprotegido ante la generalización del uso de Internet, que propicia el consumo sin tener en cuenta las características específicas de cada persona, por lo que resulta imprescindible que los profesionales cualificados actúen en este campo de la información al consumidor como asesores para el buen uso de los productos y control de riesgos potenciales. | 74 Administración Las plantas medicinales las podemos administrar de varias maneras: en tisanas o bien en otras formas galénicas. Dependiendo de la indicación terapéutica de cada momento, necesitaremos una u otra forma. Dentro de las tisanas, que es la forma más tradicional de administrar las plantas medicinales, tenemos infusiones, maceraciones y decocciones. - Infusión. La droga vegetal se pone en contacto con agua hirviendo, dejándola entre 5 y 10 minutos. La utilizaremos, en general, para las partes blandas de la planta como hojas o flores. - Maceración. Dejamos la droga vegetal en contacto con agua a temperatura ambiente durante un tiempo establecido. Se usa en aquellos casos en los que los principios activos se pueden destruir con el calor. - Decocción. La droga se hierve un tiempo determinado, por lo general, entre 10 y 15 minutos. Se utiliza en aquellos casos en los que la droga es más dura, como es el caso de raíces o cortezas. Otros preparados a base de plantas medicinales y de sus productos extractivos son: cápsulas, comprimidos, jarabes, gotas, geles, lociones, emulsiones, pomadas, cremas, colirios, supositorios, óvulos, pulverizaciones o lápices labiales, entre otros. La gran mayoría de ellos están hechos a partir de extractos de la droga vegetal. En algunos de éstos se establece una equivalencia entre el producto original y el producto extractivo final, ya sea en tintura, extracto seco o en extracto fluido, que son las formas más comunes que podemos hallar en el mercado. Los principios activos de la droga original son análogos a los encontrados en el producto extractivo. Estos extractos son: - Tintura. Normalmente, la droga entra en contacto con un disolvente, generalmente alcohol, y se deja en maceración. La concentración más habitual de una tinturas es de 1:5 (1 g de droga equivale a 5 g de tintura). En el mercado podemos hallar también otras concentraciones (1:7, 1:10, etc.). - Extracto fluido. La relación entre droga y extracto es la misma, es decir, 1:1. (1 g de droga equivale a 1 g de extracto fluido). - Extracto seco. La relación entre droga y extracto de 5:1 es la manera más habitual que podemos hallar del extracto seco (5 g de droga equivalen a 1 g de extracto seco). En el mercado podemos encontrar concentraciones superiores (7:1, e incluso 50:1, etc.). Otros productos extractivos pueden ser obtenidos por destilación, como es el caso de los aceites esenciales. Hoy en día, la tendencia en fitoterapia es recomendar o prescribir productos estandarizados, es decir, que nos aseguren cierta cantidad de principios activos y, por tanto, su efectividad. De nada nos sirve prescribir una droga sin saber si está correctamente cuantificada en aquellas sustancias que terapéuticamente son efectivas. + Hay una “vuelta a la naturaleza” con el consiguiente aumento de consumo de productos a base de plantas medicinales