La poética taurina de Miguel Hernández

Anuncio
Ensayo
La poética taurina de Miguel
Hernández
Por Patricio Peñalver
El mundo taurino es una de las temáticas que más se repite en toda la
obra de Miguel Hernández, como una obsesión metafórica que nunca
abandona, desde que ya por primera vez aparece en unos versos de su
etapa de juventud, como una certera iconografía, en el poema escrito en
tercetos Canto exaltado de amor a la naturaleza. La poética taurina
siempre se moverá oscilando en el péndulo entre la dicotomía del
carácter vitalista, alegre, erótico y sensualista que al ser frustrado
deviene en un sentido de lo trágico donde se reflexiona entonces en
torno al dolor, la pena y la muerte. El escritor y Patricio Peñalver analiza
en este ensayo la huella taurina que marca el legado literario de Miguel
Hernández.
La
temática del mundo taurino
es uno de los motivos que más
se repite, durante toda la obra
de Miguel Hernández, como una
obsesión metafórica que nunca
abandona, desde que ya por
primera vez aparecen en unos
versos de su etapa de juventud,
como una certera iconografía,
en el poema escrito en tercetos
Canto exaltado de amor a la
naturaleza:
En el toro de trágico cuerno;
en el susurro de las mies;
en el sutil ciprés eterno.
Esta simbología de lo taurino se repetirá en muchos de sus poemas, a
través de la búsqueda de sus muchos registros, con la excepción de su
último libro: Cancionero y romancero de ausencias, con sus últimos
versos dolientes y serenos, escrito en la cárcel. La poética taurina
siempre se moverá oscilando en el péndulo entre la dicotomía del
carácter vitalista, alegre, erótico y sensualista que al ser frustrado
deviene en un sentido de lo trágico donde se reflexiona entonces en
torno al dolor, la pena y la muerte.
La atención que presta Hernández a las corridas de los toros no es baladí
al poner su mirada en una de las fiestas más populares de entonces, en
las que los jóvenes de la Vega Baja jugaban al toro y muchos querían
llegar a ser figuras del toreo, entre ellos su gran amigo Carlos Fenoll, que
en algunas ocasiones saltó de espontáneo a la plaza de Orihuela, con el
que compartiría muchas risas.
El mundo de los toros, una fiesta que se arraiga curiosamente en
España, tiene para algunos mucho que ver con el rapto de Europa, ya
dice la leyenda mitológica que Europa era una joven bella, como la
mañana de piel blanca y aterciopelada, que un día estando jugando al
borde del mar con su compañeras, cuando Zeus la divisó se enamoró
rápidamente y para evitar los celos de Hera, se transformó en un toro
blanco, de cuernos dorados, en forma de luna creciente. Europa lo vio, lo
admiró, lo acarició y se atrevió a montar sobre él. Entonces el animal
divino se arrojó a las aguas y desapareció en altar mar. De ese modo
llegó a la costa de Creta. Muchos creen que de Creta pasó
definitivamente a España.
Muchos son lo poetas que han versado la fiesta de los toros desde
Quevedo, Lope de Vega o Góngora, después de un cierto olvido por parte
Taurologia.com 1 de la Generación del 98, hasta llegar la Generación del 27 que lo
retomaría con muchos bríos.
Precisamente la generación o grupo del 27 nació en el Ateneo de Sevilla,
en diciembre de ese mismo año, con motivo del homenaje que se le
tributó a Góngora en el tricentenario de su muerte, con la colaboración
económica del torero y escritor Ignacio Sánchez Mejías que pagó el viaje
a muchos de los poetas y los reunió en su finca. Miguel Hernández tenía
entonces 17 años y ya se estaba fogueando con la creación de sus
poemas sueltos que escribe en libretas, y otros, que darían paso a su
primer libro Perito en Luna, que vería la luz en enero de 1933 en la
colección Sudeste de Ediciones La Verdad, entonces el poeta ya tiene 22
años, en el que presenta 42 octavas reales de carácter neogongorinas
con la inspiración de de la fábula de Polifemo y Galatea, en un rotundo
homenaje a Góngora.
En este primer libro ya tenemos dos octavas con temática íntegramente
taurina, la titulada Toro:
¡A la gloria, a la gloria toreadores!
La hora es de mi luna menos cuarto.
Émulos imprudentes del lagarto,
magnificáos el lomo de colores.
Por el arco, contra los picadores,
del cuerno, flecha, a dispararme parto.
¡A la gloria, si yo antes no os ancoro,
-golfo de arena- en mis bigotes de oro!.
Y la titulada Torero:
Por el lugar mejor de tu persona,
donde capullo tórnase la seda,
fiel de tu peso alternativo queda,
y de liras el alma te corona.
¡Ya te lunaste! Y cuanto más se encona,
más. Y más te hace eje de la rueda
de arena, que desprecia mientras junta
todo tu oro desde punta a punta.
Asimismo podemos ver las referencias taurinas en otras tres octavas
excluidas por razones de espacio que conformaban Perito en Lunas, en la
primera de ellas leemos:
¡Qué a pulso os sube el toro, picaores!,
en el pozo a la luz de la alegría;
hasta el mismo brocal os subiría
si fueran más sus rabos anteriores….
Taurologia.com 2 En la segunda, dice:
La más húmeda mano te amamanta,
con un pecho aguador que al año es ciento,
por tu bocaza en círculo taurino,
si tumba de crista, tapa de pino….
Y en la tercera octava, escribe:
Hacia los rascacielos interiores,
donde baja la talla de la altura,
taurinos redondeles de frescura,
los de la mano se ahorcan en ascensores….
Más adelante podemos ver en el poema Toro escrito en verso corto,
cuyos últimos fragmentos dicen:
Elevando
toreros
a la gloria.
Realizando
con ellos
el mito
de Júpiter
y Europa.
O asimismo se puede leer en el final del poema Clavel-libre, en décimas:
Hasta que un impulso arquero,
saeta, lo pone en flujo;
para asesinar de lujo,
de perfume algún torero.
En el poema Carteles, escribe:
Una cornada miura,
si jamás se desenlaza
con una inminencia amenaza,
recién abierto el chiquero,
el arrojado sombrero,
por el pintor, por la plaza....
Así como los versos de Conjunciones:
Sobre un hombro el sol se dora
como un capote de lujo:
el toro en mí se produjo:
y a cariz desnuda su enojo,
Taurologia.com 3 marcha, sobre el cuerno cojo,
a combatir sus asaltos,
atraído por los altos
tallos de tu mejor rojo….
Especial mención merece la Elegía media del toro, que así comienza:
Aunque no amor, ni ciego, dios arquero,
te disparas de ti, si comunista,
vas al partido rojo del torero….
Con los contenidos de
Casino de Orihuela, así
Popular de Cartagena y
Alicante, acompañados
Francisco Díe.
este poema dará recitales y conferencias en el
como el 28 de enero de 1933 en la Universidad
el 29 de abril de ese mismo año en el Ateneo de
con cartelones pintados por Rafael González y
Analizando la abundante poética taurina hernandiana, podemos ver este
otro poema, Citación-fatal en el que dice en una estrofa:
Quisiera yo, Mejías,
a quien el hueso y el cuerno
ha hecho estatua, callado, paz, eterno,
esperar y mirar, cual tú solías,
a la muerte: ¡de cara!,
con un calor que era temor interno
de que no te matara.
Una elegía que dedicaría a Ignacio Sánchez Mejías, unos días después de
la muerte del torero tras la grave cornada en la plaza de Manzanares.
En el extenso poema Corrida-real, perteneciente al primitivo corpus de
poemas del Silbo Vulnerado, nos encontramos con unos hermosos versos
de una rotundidad total en el que Hernández plasma toda la estética que
rodea al mundo de los toros, al que dedica estrofas con los subtítulos de
cartel, plaza, toro, toro y caballos, toro y banderillero, toro y peón y toro
torero, que así termina:
Enterrador de acero,
sepulta en grana el arma de su gloria,
tan de una vez certero
que el toro, sin dudar en su agonía,
le da para señal de su victoria
el miembro que aventó moscas un día,
mientras su muerte arrastran cascabeles.
-¡Se ha realizado! el sol que prometía
el pintor, si la empresa, en los carteles.
Taurologia.com 4 También en los versos de este primitivo Silbo Vulnerado nos
encontramos con estrofas taurinas, una en el poema Diario de Juniointerrumpido que dice:
Se nutren los chiqueros de bravura,
los toreros de macho,
si las plazas de círculos y curvas,
si los cuernos de espacio.
Y la otra estrofa en el poema Égloba-nudista:
Con detalles canísimos de oro de inaprensibles cuernos, no de toro,
que apuntan cuando llueve en su manida….
Así hasta llegar a este poema amoroso que titula Primavera celosa, que
dedica a su querida Josefina: en cuyo párrafo escribe:
Vehementes frentes tremendas
de toros de amor vehementes
a volcanes me encomiendas
y me arrojas a torrentes.
En un ínterin sería por mi parte menester aclarar que es tan exuberante
y rica la temática taurina que abarca tanto la obra poética como la
teatral, así como todo lo que se refiere a su primer trabajo remunerado
como redactor en la Enciclopedia Los toros de José María Cossío, que
dicho material daría para llenar bastantes de las páginas de este diario, o
para escribir un ensayo, y ni es plan ni esta la razón ni el objetivo de
este artículo periodístico, motivos, pues, que no son otros que el mostrar
una perspectiva general de lo que hemos llamado poética taurina en la
poesía de Miguel Hernández.
De un Miguel Hernández, que después de su
primer fracasado viaje a Madrid en 1931,
siguen teniendo aún más claro que su única
manera de estar en el mundo, es la de ser
poeta. Después de tener ya publicado su primer
poemario Peritos en Lunas, y de tener un nuevo
corpus poético para otro libro, así como los
primeros capítulos de una obra teatral, volverá
de nuevo a la carga con ansias de triunfo a la
capital, a mediados de marzo de 1934, y esta
vez sí consigue la palabra de José Bergamín
para la publicación de su auto sacramental en la
revista Cruz y Raya. Miguel ahora regresa
contento a Orihuela con las doscientas pesetas
que le hado Bergamín para que concluyan los
actos tercero y cuarto del auto sacramental.
Taurologia.com 5 Más tarde, en julio, volverá a Madrid y después de ese viaje relámpago
regresará de nuevo a Madrid. Bergamín ha cumplido su palabra al
publicar la obra con el título Quién te ha visto y quién te ve y sombra de
lo eras en su revista Cruz y Raya.
De nuevo en Orihuela durante los meses del verano y del otoño del 34
escribirá su segunda obra de teatro, El torero más valiente (tragedia
española) inspirada en la muerte del torero Sánchez Mejías el 13 de
agosto de ese mismo año, en la que trata de abordar un tema popular y
de actualidad con la pretensión más de conseguir un sustento
económico, que la fama en sí mismo. Miguel sabía que de su auténtica y
determinante vocación de poeta no iba a comer, así que con ahínco
seguía escribiendo los versos del El silbo vulnerado y El rayo que no cesa
con los regresará a Madrid el 1 de diciembre de ese mimo año, aunque
tampoco tendrá suerte con su pretensión de que le estrenen su obra El
torero más valiente. Precisamente en la revista El gallo Crisis de Orihuela
publicará las escenas IV y V de esa obra tan taurina, en enero de 1935.
En febrero de ese mismo año de nuevo regresa a Madrid con la firme
convicción de instalarse ahí definitivamente. Y por fin consigue un
trabajo estable ganando cuarenta duros escribiendo biografías de toreros
en la enciclopedia de José María Cossío, a partir de esos momentos
conocerá a Pablo Neruda, a Vicente Aleixandre, a María Zambrano y a
otros que tanto le aportarían, sí, el poeta ya se codea con la
intelectualidad de la capital.
Los Reyes Magos de 1936 no le trajeron un buen regalo, ya ese 6 de
enero del 1936 lo detuvo la Guardia Civil en San Fernando del Jarama,
cuando iba de excursión a una ganadería para ver los toros. Al no llevar
la célula de identidad lo llevaron al calabozo y se sobrepasaron de lo
lindo, hasta tal punto que en el diario El Sol, apareció una nota de
protesta firmada por los granado de la intelectualidad española: García
Lorca, Alberti, Cernuda, Pedro Salinas y Neruda, entre otros.
El 24 de enero de 1936 salía de la imprenta de los Altolaguirre los
primeros ejemplares de El rayo que no cesa, en la que incluía la famosa
elegía a Ramón Sijé, que había fallecido el 24 de diciembre de año
anterior, 1935, en el que incluye 4 sonetos taurinos. En el soneto14,
dice:
Silencio de metal triste y sonoro,
espadas congregando con amores
en el final de huesos destructores
de la región volcánica del toro.
El soneto 17 así comienza:
El toro sabe al fin de la corrida,
donde prueba su chorro repentino,
Taurologia.com 6 que el sabor de la muerte es el de un vino
que el equilibrio impide la vida.
En el 23 escribe:
Como el toro he nacido para el luto
y el dolor, como el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costado
y por varón en la ingle con un fruto.
Que cada lector interprete estos y otros versos a su libre usanza. Y ya en
el último soneto 28, concluye:
La muerte, toda llena de agujeros
y cuernos de su mismo desenlace,
bajo una piel de toro pisa y pace
un luminoso prado de toreros.
Durante ese año, en sus poemas sueltos, utiliza en más de 10 poemas la
simbología taurinas, en algunos con alusión a la Nación: en España en
ausencia, escribe:
España, España: ¿quién te ha despoblado?
nación de toros y de caballeros,
témpano de guitarras y tambores….
En el poema Nacimiento de España, prosigue:
Como una piel de toro
peninsular, sonora,
como un radiante puño
que dilatara el tiempo,
dio sobre el mar y el agua
se sintió tan hermosa….
En 1937, ya en plena contienda de la Guerra Civil a la que Hernández se
había unido como un activo miliciano de izquierdas, se publicó su obra
Vientos del pueblo:
No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta…,
que dedicó a Vicente Aleixandre, bastantes de estos poemas ya habían
sido publicados en revistas de la época. También en otros 6 poemas de
Taurologia.com 7 este libro se puede ver la impronta de la poética taurina que no cesa.
Este libro, de apasionados versos épicos sobre la guerra, se inicia con
una hermosa elegía a Federico García Lorca, al que habían asesinado en
Granada. Hernández no le guardaba ningún tipo de rencor al poeta
granadino, del que dijo: Él solo era una nación de poesía.
Precisamente García Lorca había dejado escrito su versión de la España,
desde un punto de vista taurino: “Lagartijo con su duende romano,
Joselito con duende judío, Belmonte con su duende Barroco y Cagancho
con su duende gitano, enseñan, desde el crepúsculo del anillo, a poetas,
pintores, y músicos, cuatro caminos de la tradición española”.
Hasta llegar al libro El hombre acecha, que dedicó a Pablo Neruda y que
publicó en 1939 en Valencia, meses antes de concluir la guerra:
Alza, toro de España: levántate, despierta.
Despiértate del todo, toro de negra espuma,
que respiras la luz y rezumas la sombra,
y concentras los mares bajo tu piel cerrada
Despiértate.
Después vendría la cárcel, la muerte en vida, y los últimos poemas del
libro que conocemos como Cancionero y romancero de ausencias, en los
que la impronta taurina ya ha desaparecido. El poeta encerrado como un
ruiseñor en la prisión de la infamia, como un torero atrapado en el
laberinto por el minotauro, nunca renegaría de sus ideas: su honor y
manera de entender la ética no se lo permitían:
Como el toro me crezco en el castigo;
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro.
Muchos son los poetas y pintores y escultores que han inspirado sus
obras en el mundo de los toros, en este apartado sobresale de manera
sin igual, el poeta universal de Orihuela. La guerra, que Picasso en su
Gernika también representa con la figura central del toro, vino a truncar
el momento más dulce y prometedor de la obra de Miguel. Siempre nos
quedará la incógnita de lo que el poeta hubiera podido hacer, en el caso
de que hubiera sobrevivido después de la barbarie.
Cambiando de tercio, démosle a otro poeta el privilegio de concluir las
líneas de este artículo que ha querido glosar la extensa poética taurina
de Hernández, y sin más dilación vayamos al poema Historia conocida,
escrito en 1960, por José Agustín Goytisolo que dice así:
Hace tiempo hubo un hombre, entre nosotros,
alegre, iluminado,
que amó, vivió y cantaba hasta la muerte,
Taurologia.com 8 libre como los pájaros.
Es una historia conocida, amigos,
todos la recordamos;
-Vientos del pueblo, se perdió en el pueblopero no ha terminado.
¡Qué bonito sería! Nace, escribe,
muere desamparado.
Se estudian sus poemas, se le cita.
Pero su nombre continúa, sigue,
como nosotros, esperando,
el día que este asunto, y otros muchos,
se den por terminados.
© Patricio Peñalver
n La versión original de este ensayo se publicó en “Ababol”, semanario de literatura,
arte y ciencias del diario “La Verdad” y puede consultarse en la dirección:
http://servicios.laverdad.es/ababol/pg071221/
El autor:
Patricio Peñalver (Espinardo, Murcia, 1953) desde
muy pronto compaginó diversas ocupaciones laborales,
algunas variopintas, combinándolas con los estudios de
Graduado Social que terminó y de Filosofía y Letras que
abandonó.
Desde principios de la década de los ochenta se dedica al
periodismo, y como reportero y columnista estuvo cinco
años en Diario16. Más tarde, colaboró en distintos
medios de comunicación: en los periódicos regionales “La
Verdad” y “La Opinión” de Murcia y en la agencia EFE.
Asimismo ha realizado diversos programas radiofónicos
en las emisoras Onda Cero y Onda Regional de Murcia, o en la televisión
autonómica de Murcia.
En diciembre del 2000 publicó en la editorial Nausicaa de Murcia “Una novela
sin nombre” con una buena acogida de crítica y público. El jurado de la
Asociación de Amigos de la Lectura de la Región de Murcia le otorgó el premio
“Autor Revelación del año 2000. En Octubre de 2002 publicó una segunda
novela, “El murmullo de las Estaciones”. Actualmente colabora de manera
asidua en el diario “La Verdad” como columnista, realiza entrevistas de carácter
cultural, crítica literaria. También cubre la información del Festival Internacional
del Cante de las Minas de La Unión (Murcia) para la agencia EFE en edición
nacional.
Taurologia.com 9 
Descargar