CIRCULAR Nº E34/2009 ASUNTO: Nota técnica sobre aspectos de

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CIRCULAR Nº E34/2009
ASUNTO:
Nota técnica sobre aspectos de auditoría relacionados con los trabajos
solicitados en el ámbito de un expediente de regulación de empleo.
EXTENSIÓN: Miembros ejercientes del Instituto.
FECHA:
22 de julio de 2009 (Actualizada en febrero de 2011 en relación con las
modificaciones introducidas en la LAC por la Ley 12/2010)
En estos tiempos de crisis económico financiera generalizada, es muy frecuente que las empresas tomen
medidas de ajuste de su actividad, entre las que se encuentran los expedientes de regulación de empleo
(ERE), que son los procedimientos por los que se solicita a la Autoridad Laboral la suspensión o extinción
definitiva de las relaciones laborales entre una empresa y sus empleados garantizando los derechos de los
trabajadores.
El ERE debe acompañarse de una memoria de las causas que lo justifican, documentación económica de
la empresa y, en compañías de 50 o más trabajadores, un plan de viabilidad.
Como parte de la documentación que debe entregarse al inicio del procedimiento, si la causa o motivo del
proyecto de despido colectivo es de índole económica, se encuentra “la documentación debidamente
auditada acreditativa del estado y evolución de su situación económica, financiera y patrimonial en los tres
últimos años…”, lo que implica la intervención de un profesional de la auditoría de cuentas.
La Comisión Técnica y de Control de Calidad del ICJCE, ante las dudas que plantea la ejecución de los
encargos relacionados con los ERE, ha estimado conveniente emitir la nota adjunta, en la que se hacen
consideraciones sobre el alcance de los trabajos que puede hacer el auditor y se llama la atención sobre las
particularidades de la aceptación de este tipo de encargos.
Este documento se encuentra disponible en la página web del Instituto, www.icjce.es (área privada,
apartados “Normativa - Guías de actuación” y “Circulares”).
Para cualquier tipo de aclaración no dudéis en dirigir vuestra consulta al Departamento Técnico, utilizando
el e-mail y facilitando un número de teléfono de contacto, y se intentará daros respuesta lo antes posible.
José María López Mestres
Presidente de la Comisión Técnica y de Control de Calidad
Nota sobre aspectos de auditoría relacionados con los trabajos solicitados en el ámbito de un
expediente de regulación de empleo.
Marco jurídico
La regulación del despido colectivo de los trabajadores se encuentra en la actualidad recogida básicamente
en las siguientes disposiciones:
-
Artículo 51 del Texto Refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, aprobado por el Real
Decreto Legislativo 1/1995, de 27 de marzo, y
Reglamento de los Procedimientos de Regulación de Empleo y de Actuación Administrativa en
materia de Traslados Colectivos, aprobado por el Real Decreto 43/1996, de 19 de enero.
En particular, por lo que se refiere al despido por causas económicas, conforme al artículo 51 del Estatuto
de los Trabajadores,
“1. A efectos de lo dispuesto en la presente Ley se entenderá por despido colectivo la extinción de contratos de trabajo
fundada en causas económicas, técnicas, organizativas o de producción, cuando, en un período de noventa días, la extinción
afecte al menos a:
a) Diez trabajadores, en las empresas que ocupen menos de cien trabajadores.
b) El 10% del número de trabajadores de la empresa en aquéllas que ocupen entre cien y trescientos trabajadores.
c) Treinta trabajadores en las empresas que ocupen trescientos o más trabajadores.
Se entenderá que concurren las causas a que se refiere el presente artículo cuando la adopción de las medidas
propuestas contribuya, si las aducidas son económicas, a superar una situación económica negativa de la empresa o, si son
técnicas, organizativas o de producción, a garantizar la viabilidad futura de la empresa y del empleo en la misma a través de
una más adecuada organización de los recursos.
(…)
2. El empresario que tenga la intención de efectuar un despido colectivo deberá solicitar autorización para la
extinción de los contratos de trabajo conforme al procedimiento de regulación de empleo previsto en esta Ley y en sus normas de
desarrollo reglamentario. El procedimiento se iniciará mediante la solicitud a la autoridad laboral competente y la apertura
simultánea de un período de consultas con los representantes legales de los trabajadores.
La comunicación a la autoridad laboral y a los representantes legales de los trabajadores deberá ir acompañada de
toda la documentación necesaria para acreditar las causas motivadoras del expediente y la justificación de las medidas a
adoptar, en los términos que reglamentariamente se determinen.
(…)
3. Recibida la solicitud, la autoridad laboral comprobará que la misma reúne los requisitos exigidos, requiriendo, en
caso contrario, su subsanación por el empresario en un plazo de diez días, con advertencia de que, si así no lo hiciere, se le
tendrá por desistido de su petición, con archivo de las actuaciones.
(…)”
El Estatuto de los Trabajadores no contiene precisión alguna acerca de cuál ha de ser esa “documentación
necesaria para acreditar las causas motivadoras del expediente”, por lo que ha de acudirse al Reglamento
de 1996.
En particular, su artículo 5 prevé que “el procedimiento de regulación de empleo se iniciará mediante solicitud del
empresario dirigida a la autoridad laboral competente, procediendo simultáneamente mediante comunicación escrita, a la
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apertura de un período de consultas con los representantes de los trabajadores conforme a los términos del artículo 3 de este
Reglamento, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 7”.
A continuación, su artículo 6, dedicado a la “Iniciación” del procedimiento, prevé en su primer apartado
que “la solicitud de iniciación se formalizará con el contenido mínimo siguiente:
“a) Memoria explicativa de las causas o motivos del proyecto de despido colectivo, acompañando a estos efectos toda
la documentación que a su derecho convenga y particularmente, si la causa aducida por la empresa es
de índole económica, la documentación debidamente auditada acreditativa del estado y
evolución de su situación económica, financiera y patrimonial en los tres últimos años, y si
son de índole técnica, organizativa o de producción, los planes, proyectos e informes técnicos justificativos de la causa o
causas alegadas como motivadoras del despido, medidas a adoptar y sus expectativas de repercusión en cuanto a la
viabilidad futura de la empresa.
(…)”.
En su segundo apartado, añade que, “a los efectos del artículo 51.3 del texto refundido del Estatuto de los
Trabajadores, si la solicitud de iniciación del expediente de regulación de empleo por causas económicas, técnicas, organizativas
o de producción no reuniese los requisitos exigidos, la autoridad laboral, en el término de diez días, se dirigirá al peticionario
para que subsane el defecto observado en el término de otros diez días, con la advertencia de que, si así no lo hiciere, se le
tendrá por desistido de su petición, con archivo de las actuaciones; una vez subsanado, comenzarán a computar los plazos a
que se refiere el artículo 51.4 de la referida Ley. Copia de la subsanación que se lleva a efecto habrá de remitirse en igual
plazo a la representación legal de los trabajadores”.
Alcance de los trabajos que puede realizar el auditor
La cuestión que se plantea es determinar el alcance de la mencionada cláusula del artículo 6.1.a) del
Reglamento de 1996 que exige que el empresario, entre la documentación que acompañe a su solicitud de
inicio de un expediente de regulación de empleo, presente “la documentación debidamente auditada
acreditativa del estado y evolución de su situación económica, financiera y patrimonial en los tres
últimos años”.
Ante todo, ha de advertirse que esta cuestión no plantea especiales problemas desde la perspectiva de
aquellas entidades que están obligadas a auditar sus cuentas anuales (artículos 25, 34 y 37 del Código de
Comercio; artículos 171 y siguientes de la Ley de Sociedades Anónimas; disposición adicional 1ª de la LAC
y disposición adicional 6ª de su Reglamento de desarrollo, entre otras disposiciones).
El problema surge en relación con las entidades o empresas que, por no alcanzar los mínimos previstos en
la legislación (artículo 175 de la LSA) o pertenecer a alguna categoría excluida de esa obligación legal, no
tienen la obligación de auditar sus cuentas anuales (artículo 203.2 de la LSA).
Se plantea entonces cuál es el alcance de esa llamada a la “auditoría debida”, previstos en el art. 6.1 del Real
Decreto 43/1996, acreditativa del estado y evolución de la situación de la sociedad en los tres últimos
años.
Los términos “documentación” y “…acreditativa del estado y evolución de la situación económica…”
están sujetos a interpretación. Cabe preguntarse si por documentación se entienden las cuentas anuales u
otros documentos contables, pues nos podemos encontrar ante dos tipos de trabajos y, por tanto, de
informes. Entendemos que la referencia es a las cuentas anuales. Y respecto a la expresión “acreditativa del
estado y evolución de la situación económica”, el auditor emite su opinión, en su caso, sobre las cuentas
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anuales de los tres últimos años, pero no podrá ver la evolución que tendrá en el futuro, pues de acuerdo
con las normas técnicas de auditoría, este aspecto está fuera de su responsabilidad.
Por tanto, en relación con las entidades que no tienen la obligación de auditar sus cuentas anuales pueden
surgir dudas en cuanto al trabajo que se debe/puede desarrollar. Desde el punto de vista jurídico, cabe
entender que el Real Decreto 43/1996 no impone una obligación de auditar sus cuentas anuales a aquellas
sociedades que legalmente no venían obligadas a ello, sino que únicamente considera la necesidad de
obtener, por medio de un instrumento cualificado como es el informe de auditoría de cuentas, la
constancia de la existencia de las causas económicas del despido colectivo alegadas por el empresario. Se
trata, por consiguiente, de un mecanismo de garantía para la administración que ha de autorizar el
expediente, no de un supuesto en el que una norma reglamentaria imponga a ciertas entidades el
sometimiento a auditoría de cuentas.
Así, en entidades no obligadas a auditar sus cuentas anuales, el auditor debería auditar el último ejercicio y
podría recibir otros encargos distintos al de auditoría de cuentas para los dos ejercicios anteriores, tal como
un informe sobre datos financieros históricos de la entidad. Este trabajo debe enfocarse como un trabajo
de revisión de estados financieros (normativa internacional de referencia, emitida por IFAC: ISRE 2400 y
2410 - Véase Guía de actuación nº 18 del ICJCE).
Cualquier otro tipo de encargo que se pudiera solicitar al auditor (asesoramiento en la elaboración de la
memoria explicativa, colaboración en la preparación de un plan de viabilidad, etc) no entra dentro del
ámbito de la auditoría, sino que son trabajos de asesoramiento, por lo que no deberían incluir en ningún
caso un pronunciamiento profesional sobre la razonabilidad, integridad o suficiencia de su contenido.
Consideraciones en relación con la aceptación del encargo
En caso de que el trabajo a realizar fuese una auditoría de cuentas, la aceptación del encargo debe
realizarse atendiendo a lo establecido en las Normas Técnicas de Auditoría (considerando a su vez las
recomendaciones de la Guía de Actuación nº 16 del ICJCE), si bien debe resaltarse la necesidad de evaluar
previamente las circunstancias específicas del cliente y del encargo (entre otras, la posibilidad de
colaboración del personal administrativo que puede estar afectado por el expediente, los plazos de entrega
requeridos, etc).
En caso de que el trabajo a realizar fuese distinto del de una auditoría de cuentas, una vez delimitado el
alcance del trabajo requerido, el auditor, antes de aceptar el encargo, debe considerar especialmente los
siguientes aspectos:
ƒ
Posibilidad de cobro de honorarios.
ƒ
Las circunstancias específicas del cliente y del encargo (las indicadas anteriormente, así como el
hecho de no someter la entidad a auditoría sus cuentas anuales,)
ƒ
El riesgo asociado al encargo.
ƒ
La propia capacidad técnica del auditor para llevar a cabo el encargo.
Por tanto, la CTCC recomienda que se tengan en cuenta las consideraciones anteriores y se efectúe un
análisis riguroso de los riesgos antes de aceptar el encargo.
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