I. Factores externos - Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio

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TERCERA PARTE
CONSIDERACION,ES SUGERIDAS DE LAS EXPERiENC1AS Y
OBSERVACfONES HECHAS DURANTE EL QUINQUENIO 1939-44
Desde qué se siembra hasta que se recoge y prepara el órgano de ella
utilizado, toda planta medicinal está sometida a la acción de numerosos
factores que influyen en su valor terapéutico y en su categoría comercial,
adquirida eon frecuencia por el aspecto externo, con total olvido de aquel
fin primordial de toda droga, hasta el punto de que, tal como suelen realizarse hoy día las transaeciones de vegetales oficinales, en tanto que al
productor sólo interesa conseguir el mayor peso de planta por unidad
de superficie, el comprador busca la más alta riqueza en principios activos
por kilogramó de droga. A1 interés nacional le conviene conjugar ambas
tendencias, con la consecución de la máxima cantidad por hectárea de alcaloide, glucósido o esencia. Por tanto, hay que enfocar la obtención de
plantas medicinales desde el doble punto de vista de producción cuantitativa por hectárea y riqueza del vegetal en principios activos, sin olvidar, pero subordinadas a estos finea esenciales, las condiciones de presentación y aspecto, cuya repercusión en la demanda es notoria. Bajo estas
normas hemos estudiado los principalea de aquellos factores : de los externos : los climáticos, edáficoa y culturales; de los intrínsecos a la planta : los ciclos de desarrollo que experimenta su biología-vital, anual y
diario-y la variabilidad específica de los vegetales respecto a la riqueza
en aquellas sustancias que les dan su valor terapéutico.
.-FACTORES EXTERNOS.
1: CLIMATICOS.
La descomposición del complejo ecológico en diferentes factores se
ha hecho para ordenar el examen de las diversas cuestiones, pero ello no
quiere decir que actúen con independencia unos de otros. Así, no sólo el
terreno es, en buena parte, función del clima, como después veremos,
sino que también depende de éste la actitud de la planta con relación al
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suelo. Por ejemplo, la virgaza (Glematis ^ Vitalba L.), de trepadores pecíolos, se muestra como especie indiferente en el centro de su área vegetativa, en tanto que, conforme pasamos al límite septentrional de ésia,
aparece con insistencia en terrenos calizos, más calíentea. Pero aun dentro de los mismos factorea climáticos, un número determinado de mílimetros de Iluvia tiene distinto valor en la satiafacción de las necesidades
de la planta, según las circunatancias de temperatura, viento e iluminación. Esta interdependencia posee gran valor en la aclimatación de especíea exóticas, pues Ia acción compensadora o la combinación favorable de
ciertos factorea puede anular las adversas condiciones que, para otro dc
éstos, ae presenten en la nueva zona.
Dicha correlación de factores elimáticos-variable periódicamente durante el año, pero constante en largos períodos de tiempo--conatituye
el clima de una región. Pero para la planta no tiene toda la importancia
este concepto general de uclimau, sino el llamado corrientemente cctiempo»,
que es la resultante, en cada momento, de los elementos meteorológicos,
de intensidad variable, dentro de los límites impuestos por el clima de
que se trata, resultante que es la que puede provocar la fortuita helada
del ricino en Andalucía o impedir, por fuertes temperaturas a fiues de
primavera, el cuajado del fruto de la adormidera en Madrid, climas, éste
y aqu^l, perfectamente adecuados a las respectivas eapecies. Gon un símil
estadístico podemos decir que el tiempo ea al clima lo que la curva de variabilidad, con sua altibajos, a la línea de teudencia, Pues bien, en ecología interesa el tiempo y no el clima. De aquí 1a conveniencia de medir
con la mayor frecuencia posible loa factores climáticos.
Si continuamos el examen del clima desde el punto de vista agronómieo, vemos que, si era una abstraceión en el tiempo, no lo es menos en
el eapacio. En efecto, el clima de una región es como el panorama general, que comprende, al examinarse con más detalle, numerosas variaciones topográfieas locales a las que se da el nombre de «microclimau. Lo que
interesa para el estudío de una planta son las circunstancias microclimáticas a que se encuentra sometida. Surge, pues, la neceaidad de estudiar
estas condiciones en la menor superficie posible, mediante un tupida red
de observatorios.
Más aún. La forma corriente de efectuarse las observaciones meteorológicas-al menos en lo que reapecta a la temperatura-traduce muy imperfectamente las condiciones agroclimáticas de la región, ya que los gradog que da el termómetro, dentro de la garita y a metro y medio de altura, son muy distintos de los que soporta la planta. Geiger ha demostrado que es precisamente el estrato atmosférico por debajo de dicha altura (al que da el nombre de zona excitante) el que mayor importancia
tiene para la vida del vegetal, sobre todo en los primeros estadios de su
desarrollo. En cuanto a las informaciones sobre humedad, son obtenidas
de modo más aprovechable para su aplicaeión ecológica, si bien la cantidad total de precípítación está muy lejos de reflejar el agua que aprovecha la planta y no quedan suficíentemente definidos ni la saturación
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clel aire en ^^ajtor ac•uo,it ni el clí•ficit de hunrc•c^acl r^ue crttitrihu^^e a t1r^tcrtninar la intYttSidad de la tran5^^iracirín.
7•urla^ esta^ rou^ideraciune^ brutati dr• nue^^tr^ pluuta a c•u ^^ ,e^c•ur• ^ tc•ia
de l05 nu ^^^eroso, f^•acasos t^ue hc^ ^no^ obtc•nido al intentar esiudiar r^^tr•
irnpor/antí^irno far•tor ecolcí^íco c^ue r•^ c•t eti ^ua, inec3itint<^ el em^^lr•rr
cle lo. datu5 ^neter ^ rolcí^ic•o^ existPUte^. Creemos del macnr ínlr^rr^^ c^ur•
nue,tro^ ulto^ ce ^^trcn agronúmico5 ^il^u^earan lá organizaoir'^n rlr• itn ,rr^^icio agroineteor•ol^^^ico quc, mediante tuia vasta rc°d dr• rth^re•^^alcirir^^.
t•ecogi^t•a lus c^uioti c^ur' i ^i!t're•,^xn a la rc•r31o!^ía a^rír•r^l: ^ .
P/rmta rlr• .tialuia hisprirticn l.. (Foto 5. P. M.)
Vistos los fracasos indic•aclo5 y no contando nn4otro• run los in,trunu^ntos e instalacionr^ indis^tcn..ultlc>> para tott ^ ar nc^ue•llu.. rlatos por
nur^stra c+ne ^ita, nos li ^ uitatnr^s a haLlar a c•ontinuxc•iúti dc al^;iiuas ohac^rvaciunes Ite^has, en Por ^na ru ^ ^toai ^ml^ íríca, en ruauto a la acr•iún c^e la
allilud, calor c ilumit^ acirín sobrc^ c•5p^r,ies medicinales, ^tara oc•u^tarnos
cle..^tur^,, c•on ^ nás detalle, dc^ la Illllllf^dticl.
I)c^ lati c^ b,^rvacioncti ^^relimin.uv•5 her•ha, en divc^rhas zr» ^ a: (Múla;^a,
Madrirl, Palenr•ia y Lc^ón) cr^n ^r!/iltuú^s cjuc^ oscilaa•on cntrc lus O y IrtS
1.:.^51 ^ r^ tr^trc^5 ^rrltrc• c•I ni^^cl del mar, c•un e5trarnonio, bc•Ilaclc^na, u!c•urat^ea, ntiit•nrunta y ^ ite•nta ^ci^terila, ^tarec•c• cic•rinc•irse, c•on r•uráeter.• ^rnr•- ^^:i ---
ral, que los rendimientos cuantitativos son siempre mayores en las Lajas altitudes. En cuanto a la riqueza en principios activos, en el estramonio se observó un descenso con la altitud; en la belladona, un aumento, y en cuanto a la alcaravea, milenrama y menta piperita, se eleva
el pórcentaje hasta loa 1.000 metros, aproximadamente, pero luego desciende. Hacemos constar que a eatas manifestaciones ae les debe dar un
carácter de aimple orientación, pues ni el tiempo transcurrido ni las
condiciones en que se han hecho las ^observaeiones sobre auelos no todo
lo semejantes que hubiera sido de desear, permiten hacer la menor afirmación.
Pero sí es curioso destacar que así como los resultados cuantitativos
obtenidos confirman la opinión corrientemente austentada aobre la acción
de la altitud, en cambio queda en tela de juicio el parecer de que a mayor altura aumentaba el porcentaje en principios activos, al menos en
lo que a alcaloides y esencias se refiere.
Si se consideran los primeros--^ompuestos nitrogenados de reacción
básica-como productos de la degradación celular, tal vez relaciouadoa
con el metabolismo del nitrógeno, ae comprende que en au formación
tendrá muy directa acción la temperatura, Por otra parte, como los climas de montaña se diferencian de los de poca altitud por sus más bajaa
temperaturas, ea probable que sea debido a esto el decrecimiento en alcaloides observado en el estramonio cultivado a mayores alturas. No obstante, como se ha deducido lo contrario en la belladona, creemos muy
interesante insistir en estoa ensayos y tomar aquella opinión como hipótesis de trabajo si a dichas conclusiones añadimos el hecho de que con
drogas de glucósidos hayan conseguido Meyer, Bánninger y Meier resultados contrarios a los observadoa en el estramonio. En efecto, si el clima
de montaña posee más intensa luminosidad, lo fotosíntesis es más enérgica y la formación de hidratoa de carbono también mayor; luego se
concibe que la parte azucarada de los glucósidos puede estar en razón
directa de la altitud, Respecto a los aglicones de éstos, sobre todo los
no nitrogenados, igual que ocurre con las esenciae, las opiniones que
justifiquen su origen son muy diversas y no permiten, hasta ahora, una
interpretación clara, si bien parecen también orientarse las investigaciones hacia el metabolismo del nitrógeno.
En cuanto a la acción del calor y de la ilurninación, se ha observado
en el estramonio que, después de una aerie de díae despejados y de fuertes ealores, baja la riqueza en alcaloidea; en cambio, en la belladona,
la recolección de hoja hecha después de un período nublado, diaminuye
el porcentaje de atropina. Por fin, en menta piperita y melisa, después
de días lluviosos y fríos, parece mayor la cantidad de esencia cncontrada en sus sumidades.
Es indudable que la distribución sobre la tierra de los tipos tundamentales de vegetación-desierto, predesierto, sábana, estepa, pradera
o bosque-depende más de la hume^lad que de la temperatura, factor éste
sl que el hombre puede alterar más difícilmente que aquél.
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h:l r+^^itu+•n dc h+uu ^•dad de la j^ lanta es 1^ ruducido por una corri+^nte
^•ontinua a trar-é^ d^•1 or^anismo y determinada, de un lado, Pot• Ix ^r^neh•a+•iún del a^ua dcl suelo cn las raíce^, ^-, de otru. l+c+t• la tr^u ^ ^lriración dt' la^ partt^s a^re^as del ve^etal, especialnient+• las ho•j.+^. IT.ay,
1^ue5, que considerar ia humedz+d d^l terreno y la humed^td del ambi^^nte, f+u•tores que actúan con ind^•pcnde•n^•ia v qur^ al in(luir sobm ^ ^ h^ur+•i+ín y tran^l+ira+•i+ín, l+rudu+•c•n el IIAIlatlO balun^•c dc^l a^tta, dcl +Ttte
+1+•^++•n+l+^ la ^ i+la lrr^í.^+^ra ^i ad^+•rsa de la l+lanta.
La I+umr+lu^l +Irl t^•rrc•no d+•1++•n+l+•. ^n se+^ano, dr la ^•antida+l ^+^a-
I'nn nuuu d^• 6e•Irñ^^. +nri^•iluJ n ^u^nl. (l^ulu ti. p. M.)
rx^•t^•r•í.^ti^•c+ +Ir Ic+• Iltn ia^ ^•aídas y de las irro^ ^ ie^lades fí^icas de aquél_
Así, lar 1 ^ rv•+•i^+ita+•ion+•n iná, +•un^^+•nientes s+rn las de intensidad ^u+•dia,
^ dentru de +•Ilu. ,u +•fi+•a+•iu +li^ ^uinuye a mcdida que Ps mtís +•I+^va+la lu
te• ^ nlrf•ratura rlr^l aire. l+u+•^ al lunu•ntar ^on c^sta la eval+ ^+ración +^s ^urnur
+•I a^ua ahsorl ^ ídu ^ror ^,I ^urlo. Tamhi+^n influ^^c^ subre f•I efect+^ lnodu+•i+lo l++^r las Ilu^^ia^ la +^lru+•a en qn+^ tuvi+•run lu^ar y la clase de r^e^ctu+•i+ír+ ^+il ^ rc^ la ^^u+^ cayt^run; hor c•,tu, ^•n la; l+l++nta; hc•rl+úcea5 ^•,I+^^r^+1'IN^
^(Iltnl^lll. 1'^1111C^0^ OrC^RllO^ ,^,,iinlFll"l.a^ P^t'dCa^ CtC.^ 111'nl' ❑
^ril[1 llil-
l+urtau+•i+t la^ Il++vias dc hritna^era, en tanto tYue en lus dc ti^ru I+•riu5++
(arra+•lí+++. ma_jnelo, t•u^.al .ilvestre, +•tc•.) son rnás i ^tter^•,^tnt^^, la., in^+•rn:+l^•..
^^ ^ ^
Ke^l^e^•Iu a la, propiedade^ fí^ica5 del terreno, es ^rancle su efecto
sobre la eantidad de agua que éste puede retener. 'I'al proporción depeude dcl diámetro de las partículas del suelo, así como de su rique^za
eu sales y humu^, lnego la humedad efectiva que^ el suelo pone a disposición de la planta difiere de la humedad íísica de aquél. De aquí la denominacióh de suelos c<ftsiológicamente áridosn que da Schimper a los
terrenos salinos o muy humíferos, porque aunque tengan bastante burnedad, la fuerte presión osmótica de sus disoluciones impide que dicha
'
arlla pase a la planta.
Por tanto, sólo en plan relativo-y conste que en pocos casos puede
hacersc una comparación equitativa-sirve el dato del número de milimexros caídns en determinadu zona y nunca puede emplearse en absoluto, i^ual que la sutna de temperaturas acaecidas durante el período
^e^etutivo taru^ruco es indicio cierto de las exigencias térmicas de la espec•ic• de qur ^e trate.
h:n auanto a la humedad del ambiente, está íntimarnente relacionada con la transpiración, ya que la evaporación del agua de las mernbranas cehrlares se realiza según las leyes físicas ordinarias, es decir,
proporcionalmente, para una temperatura dada, a la diferencia entre el
puuto de saturación y la tensión de vapor del aire^ ambiente.
Es crPeneia bu,tante generaaizada la necesidad de la transpiración
para crear la corriente que eleva los alimentos desde la raíz a las hojas.
También se supone que para formarse un gramo d'e materia seca es preciso cirrta cantidad de agua, tanto menor cuanto más fértil el terreno.
Pero, como ya hemos indicado antes, asimilación y transpiracicín actúan
con total independencia, obedeciendo cada una a leyes especiales, de
tal modo que si la atmósfera es favorable a la evaporación, la transpiración aumenta, mientras que no varía la asimilación; es decir, que con
cantidades diferentes de líquido transpirado se puede producir la misma de materia seea. Si aumenta la humedad del terreno, sr hac+e mayor
la turgencia de las células foliares y entonces experirnenta un incremento la asimilación, mas también la transpiración, por unidad de superficie fo3iar. Esto explica lo observado en el estramonio, de. que vegeta
tanto mejor cuanto menos favorable es el ambiente para la transpiración
y más apto el terreno para ]a absorción radical de] agua.
Ahora bien, al elevarse la fertilidad del suelo y aumentar, por tanto, la concentración molecular de las soluciones endocelulares, el potó•
metro acusa rma li^era subida de la transpiración por unidad de superficie foliar, pero como el incremento de la asimilación es mucho mayor,
la transl.^iración por gramo de tnateria scca 1'ormada disminuye y parece, a primera vista, que hay una ec,onomía en agua. Esta conclusícín ea
también errónca, pues al habcr más asimilación aumenta la superficie
foliar de la planta y con ella la transpiración total, luego el agotamiento de la humedad del suelo es más rápido. F.n consecuencia, la riqueza
del terreno, en lugar de economizar el consumo del agua, extrema la scquíu del terreno, conforme hemos comprobado repetidamente al com-
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^/arar 1•ulli^o, cle cr.^tralnoniu rn ^ecano, fuertetnente altonados y siu abon.u•. ubtrni^udo5r 365 ^;ra ^ nu., dl• 5nllerfic•ic loliar llur ^Ilanta, en el prit111`1' 1'ar^U, ^ •^^^t) r;Yalll(Iti 1•Il 1.•^ ^CC,Ul111U.
I)1• lo ilil+hu .^c Ilhduce• lluc• todos los Iactores que iu(layc^tl sobre la
Iran.,^liru/'iún } la ah^orc•ión : telnl/eratura del aire, ^eloeidall /lc^ rl•nu^al•iún 111•I mi^mu, 1•uncentrac•iúu Ilc las ,uluciunc•s ^Ililncntil•iua, ril^ueza
Ill•I a^uuhic•ntl• 1•n anllíllril•u 1•arblíuil•él, 1•xutidad Ile a^uu cli^}^onible, trnl^11•ratlu•a clel tc•rrl•nu, dh^arl•ullu 111'I ^i.tcma radic•ulur y dc• lu5 tc.lidu.^
1•unllul•torr•,. rt/•.. de^tc• ^-^uiuan, t^n -u 1•1•/•/•tu inth^ral, ^I h.^ lance dcal anua
I'l^u+ta ^lr /'asruliu ulanrn. Il'ulo S. 1'. M.1
v la al'1•iún Ilc` ^^•^,ta suln•e la cilla 111• lu ^Iltlnta Ilc•^ICnl^h, 1 ^ aru un Ilc>tertnin^111u ^ICríollu ^r•^I•tatil^^u Ill• la lui^uta, no .olanlente clr Ia, 1•uullil•illnrs
Ill^ rl^uilihrin lúlh•il•u Illn•antl• dic•Ilu ^IC^ríull^i, ,inu laulhiru 111• Ia.• 1•ir1•un,taul•ia^ 111• ml`Iliu altleriorr,, Ilalc llan llroducitlo el Ile^^^trrullu de I.1
^Ilanta y la actu^ll rillueza clel r;uelu eu a^ua.
I^atal ^ lu, Ilulll.utllu, Ila^ta ahuru, Ilc•I rr•rilnhn /ll• Ilunll•dall 111• uoa ^Il:ulta dc^de c•I ^lunlu Ilc ^^i,ta Illli ^tullil^rluno, llanlar rx11•rnu, ^x•ru nu tuIlu, lu^ venl•tall•, tihuhn iruull•^ 1•xiril•nria^ a c•^tr tv•^^rl•1•tu. h;^Inclialla^ la,
-i^lnu.l ^r.^ t^ uui.lr.tllr^lr. r^.l,i_^t^l r.t,a .tul!
, o ^-It
^
^^,^^lrui.^l^l.lltt ^^r.tur.^ll ^.Itn,^.l.lrr^l
ciones de 1 ^ umedad, quedan distribuídas como sigue enire los tres grupos
eeolcígicos comúnmente admitidos : hidrófitas, mesófitas y xerófitas.
Las plantas hidrófitas necesitan gran cantidad de agua y sólo soportan pequeñas variseiones de su contenido en ella. Poseen una presión
osmótica endocelular baja. Pertenecer a este ^urupo la bistorta, la pimienta de agua, el llantén, la cicuta, etc.
Hay otro grupo de vegetales que, viviendo a la sombra, permiten
escasas variaciones en su riqueza acuosa. Pueden considerarae como un
grupo intermedio entre las hidrófitas y las mesófitas y se la da el nombre de eseiáfitas : el acanto, la nueza negra, el Hidrastis, la hierba de San
Benito, la hiedra terrestre, etc.
Las plantas mesófitas, propias de las solanas de suelos frescos, resisten
mayores oscilaciones en su contenido acuoso. Son numerosas y citaremos, entre otras, el agerato, el malvavisco, la bellorita, la cinoglosa,
la coloquíntida, el estramonio, la belladona, el regaliz, la sanguisorba,
la valeriana, etc.
Finalmente, las plantas que precisan pequeñas cantidades de agua
y viven en ambientes secos son las xerófitas. Abundantísimas en nuestros
secanos, pertenecen a este grupo las manzanillas, la bardana, 1a gayuba, el ajenjo, el armuelle, el marrubio, la hierba gatera, el cardo santo,
el té pazote, el beleño, la fumaria, la lechuga virosa, el espliego, la gamarza, el cardo de María, el sauzgatíllo, etc.
En estas plantas xerófitas-y empleamos e^ta calificación en su sentido más estricto, al preseindir de las suculentas y de las halófitas-, por
su earácter extremo de adaptación a la sequía, es donde el agua actúa
como potente factor ecológico, produciendo gran variedad de adaptaciones morfológicas y biológicas, muchas de ellas fijadas posteriormente
por la herencia. Entre las primeras citaremos la gran redueción de la
superficie foliar al hacerse espinoso el margen (acebo) o las hojas o estípulas (agracejo); transformarse las hojas (brionia) o las estípulas (zarzaparrilla del país) en zarcillos; el mayor grosor de la cutícula (hierba
callera); la presencia de pelos para reducir la transpiración que, llenos
de aire, dan el característico color grisáceo de muchas de estas plantas
(Artemisia, Stachys sp., etc.). En cuanto a las adaptaciones de carácter
bínlógíco, cítaremos : la caída invernal de las hojas que, en muchos casos, no se debe, como vulgarmente se cree, a las condiciones térmicas de
la atmósfera, sino que se trata de una reacción de la planta para reducir
la transpiración, cuando es imposible la abaorción del agua del suelo,
por la baja temperatura de éste; el gran desarrollo de los órganos ^ubterráneos con relación a los epigeos, razón por la cual la ve,getación xerófita
suele ser discontinua ; y el acortamiento del ciclo vital en algunas plantas
anuales-llamadas por esto efímeras (adonis, fumaria}---adaptadas de tal
modo al breve período de humedad de las zonas áridas, que durante él
tienen tiempo de c ^implir todas las fases de su desarrollo.
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2:
P 1l:"1'(It{E•:^ I^:U 11• I(:Ilti,
F;I suelo actúa sobre la planta por sus propie^lu^l^•; físi^^as y quími^^as,
^, ^ ^ro como éstas no sólo de^ir^nden de la coinj^osi^•idn de la roea madre,
mas también y en mayor escala del réóinr^^n r•lituático dc la inna y ilr^
la vegetación que soporta, ocurre que clima, suelo y planta furman r ^ n
romr^le•j^ de íntima ligazón, al que corresponde el ^alor fur ^ damental a9
primero de los tres factore^ citai3os. Hecbas ya al^nnas considerxc•iune:ob ^•e él, vaxnos a examinar, desde e] punt^ de vi5ta edáfico, las r^x^ ^ ^•rir^n^•ias y r^hse ^•ca^•ir^ne^^ rea1izadas. Establr^ceremu; Irr^s a^rnpacionr^^
1!ua rnma rle ti1u. Íh'otu S. P. 1Vi.)
-oaci ;i r..^ ni.^ llilsa atu.iu^ ^ ^^^ .^adsa `^r..tssi^ sap^lrardoad srl B: sa^ua ^ uaaarro, ^
fnudidad; a las características químicas, ri•l•cridas al cuntenido c•n cristancias biogénicas, es decir, a la fcrtilidad dr^l strelo, y, ^lor ítlli ^ uo, a un
factor dc gran si^;niGcaciún, tat ^ lu i• ^ t el rt^nrlinti ^ •ntu PUAilllliitlVU de la
^•o^ec•hu cornr^ rn ^n riqucza cn prinr^i^^i^s activos y qtre pucde con5i^lr^rársele en una posicirín intermedia entn+ las propiedades iísicas y r^trúui^^us; nos referitn^s a li^ rrurcirín il^•I tr^l•rr^nrt.
a)
Psurll•:i^nur:^ r'íst(:.A^ ur.r, tiul^;l.o.
Elparte dcl efecio que Ia r^stt•uctut•^t ilr• la ti^^rra ^ ^ ro^lui•^• ^•u su r•r^ntr•nido en uct ^ a, r^n ^u uirrar•i^"^u r, in^lirri^tatnr^nt^^, cu lu jtr^^^iurr•iú ^^ rle
- 2R I ---
elementus fertilizantes que ^:Iberga, e, prol,able que uyuélla ten^;a in•
fluencia más directa sobre la vida de la planta, al menos en lo que afecta
aI desarrollo de sus partes subterráneas, En el ruibarbo, Hydrastis, va•
leriana, malvavisco, rábano rusticano y saponaria, todas especies medicinales utilizadas por sus rizomas o sus raíces, hemos observado el
mayor desarrollo de estos órganos en terrenos sueltos. Además, en eI ruíbarbo tambíén se ha comprobado mayor porcentaje en principios activos en dicha claee de suelos. En cambio, en la hierba del moro y bar•
dana no se han observado diferencias de importancia en las cosechas
obtenidas en tierras ligeras y compactas.
En c.uanto a la profundúlad se ha deducidu que siempre es beneficiosa para la vegetación de la planta, sea cual fuere el tipo de raíces
de ésta. Es decir, que aunque el ve^etal disponga de un volumen sufi•
ciente de tierra, cou alimentos y humedad convenientes, se observa más
lozanía en los ejemplares colocados en cajas de vegetación de mayor tamaño. Esto ae ha comprobado en plautas de sistema radicular tau dispar como
la hierba buena y el regaliz. Todo, pues, hace pensar que las raíces necesitan expansión, aunque dispongan de sustancias fertilizantes y arua
suficientes. Tal vez esté ello rclacionado con la experiencia de Picquering,
que demostró que las toxinas segre^adas por una raíz son pei judiciale^
para el desarrollo de las inmediatas.
b^
FERTILIDAD DEL TERRENO.
Es bien sabido que cada' elemento biogenésico que el suelo pone a
disposición de la planta, para ser inmediatamente utilizable, actúa en el
desarrollo de ésta, de acuerdo con la ley de Mitscherlich, según la cual
los inerementos de producción originados por dosis crecientes de dicho
elemento son índependientes de los demás factores y proporcionales a
la cantidad que queda por añadir para lograr el máximo rendimientu.
Si prescindimos de la acción de presencia, o catalítica, cjercida pur
algunas de aquellas sustancias, la riqueza de la tierra, en lu mayoría
de ellas es tal, que una nueva incorporación no se refleja de modo sensible en el attmento del rendimiento. Sólo en tres-nitrógeno, fósforo ,y
potasio-aquella proporción es, en general, lo suficiente baja para que
al añadir un suplemento se produzca una sensible elevación de la cosecha. Ello explica la convenicncia económica del empleo de estos fertilizantes y que a elloa hayamos dedicado preferentemente las experiencias sobre abonado de plantas medicinales efectuadas durante el período 1939--14.
Sobre los resultados, ya reserlados, obtenidos con cada especie, vamos a hacer algunas consideraciones desde e1 punto de vista de los rendimientos cuantitativos y cualitativos.
^^)
Consideracio^ zes sobrc^ los rr,ndintiientos cu^antitativos obtenidos.
En las plantas en que se utiliza toda su parte aérea c,omo droga o en
aquellas en que es aprovechan las hójas o sumidades floridas (estramo- 282 --
nio, belladuna, ajenju, albuhaca, art^•mi^ia, ^•ar^lu ^^u^to, ^•elidnnia, cu^•It•ri:^ . r•* ^ ,li ^•ro, ^ nc•li^a, ^a•r^^au ^ ^. ruda. ;alvi^, etc.), a^í i•umu en las
prodtictoras ^le l.rttx (u^lurtuiil^•ru ^ , lu. a{^nnu.: nitro^^nado, .on los dP
ma^-or tu• ^ •iún :nbrr el auin^•nto ^le co;eclia, H:u lu; ^Iro^as de flor (manznnilla, li^•litrr•, ^ nalva. rt^•.) r^, n ^ cnur el E•fe^rtu d^•I niU•únrno, y auu e ❑
^•I r•a.,u de la ^n^nzanilla ro ^ nr^na IrarF^•^^ ^^ t^•ur•r ^ nú^ efe^•tu ot ^•o, f^•rtiJizantes. Po ^• filtinto, en la.^ i•^Irrcie, ^•uv^^ cat•^í^•trr ti•ral^F^iiticu r•^ ^lado
por sus frutoa, semilla.^ u brg^nu> >ul,trrráueos (rii ^ ^ ^ ua., raí^•r.. l^^ilbo^l,
el ^nl^^•rfo>fato ^1^• ^•al ^ la, .. ^ I^•^ lootá^i^•u. zii•túan ^1^^ mo^lu ni^í< 1^^^•itieu
!'l^^iun ^i^• runurwu.
^I^^^^I^i ^. I'. ^^11.^
sobre {a protlucci^'^u c•uautitati^u ^I^• ilru^a (al^•:u•a^^•:^. ^•il^uitro, liiuoju,
uní., ^ uua.^za, ruihurho. a ^ ^iu ^l^• iuottta ^ia, :ui^,f^lic•a, ^uleriant^, hierba
del moro, etc.). De to ^l^„ u^^^^lo^. lo, incri•iu ^•nto; lo^r^^lu, ^o ^x los abouo, fo^f^"^ri^•o., ^ ^^ut^í.i^•u.; ,un ,i^•nilir^^ ^lt^ ^ nu^•I^a menor ^^i^antíu ^luc^ los
^•^^ii..^•^ni^lo, ro ^^ el nitrato ,ú^li^^•^i u c^l ,^ilfato am^íni^•o, lu ^ju^• alrilii ^ í-
n^os a^jac> cl nitr6^;eno existía eu i•1 t^•rrcnu lrrimilívu ^•n i•anti^la^l ^^r^^l^ur.
ciuuuhu^•^ ^ t ^ • ^ ní^ , r^ •arin^;id^i ^lu^• el f^í,frrru v ^ •I Ir^rla,io.
Se ha oh,^^^t•va^lu, no oh^lanl^•, ilu^• lu^ alrouo, ^ nit ^ cralc^. ^^lrulru ^l^•
^+Ilos rná^ eslrecial ^nente los nitro^ena^los, súlo ^^j^•rc•en .u•^•iún sobr^• i•I
r^•n^lin^irnlii ^1^•I ^•nllito ^^ I ^•iial ^i• lia al^li^•ado: ^^^•ru ^i ^ in^•a ^•I^•^an l:^
fcrtili^lail lrrol^iaun^•nt^• ^li^•liu ^l^•1 ,u^•li^. ^Inr• l^u^•^I^• ^•ai^uar^i•. ^•^rm^^ ^^•- "_}l3 -
r^•mo^, un ^rrohlema ^1^^ nitrú^e ^^ o nr^ánico, sobre t^.ido si se tiene en
cuenta que la acciGn de aqueJl^,, f^•rtilizuntes es ^iempre más 1,At^•nt^•
en los suelos con euficiente materia urgáníca.
_^hora bien, las célebre, experiencias dc Russell demostraron ^ ^ue,
aea cual f^^ ere la ^ompo^iciún y for ^na ^l^• ^^^ta quc s^• incorj^,ora al tcrrcn^ (rai^^rcol, mantillo, hoj^tF, ctc.), el 1 ^ umu^ (inal tí^•nc ^iFUiprP idéuticas constitución y- l,ropi^dades, y la canli ^lad de carb„uu ^^xi,t^•ntE• ^>n
^•nalqui ^^ra suclo es, término medio, ima^ dicz veces mayor quc la ^Ir
uitrúgeni,.
H:n l^, ^^arv•rla d,• la (;.^ ^a rli° C^u ^ i^^n este valor era de 1(1,^I9. ^Ir,^,n^^.
Planta de mejurnn^^ . (Pbto S. P. M.)
de eatar tres a ^ios eban,lonado t•1 terreuo. En el anúli^i, que i^ ^^ira en la
parte cuarta de este voluinen, corrc•^^,o^idienie a la zona ^ dedi^•ada .^ ^un^^slrario, ey ^nús elevado c^ste ^^alur por las iiztensas estercoladur. ^ ^^ cl<• yu^^
fué ohjeto ^^licho terreno, jiarte ^li• ,•u^a w:^teria or^ánica ^^a^ín ^nín sin
^le.^•wn^,uner.
I,ueno la f^rtilidad ^1P uua tierra de^^ende, en tíltima instancia, de sn
^ •ontcuido en I ^ uu ^ u,.
Esta riqueza tic•ne un carríct,^r din^n ^ ico, ya ^^uc del,enrle ^lrl ^,unto
para el c•nal s^ ^•st. ^ blece el equilibrio entre la in^+or^,oracieín ^lc• ^uaan^•ix ornúnica al ^i ^ r•lo y su desconi^^osición. F.n el caso de nn terre^no
- 2t3<1 -
incultu, diclro e(Iuililn•io depende, en pritner lu^ar, de la humedad y
la temlteratura, auutlue tacubién infln^^en sobre él la t•lase de vegctación
'1°t' ~OPorta, la air(•a,•iúu y el l,li. Pero si este suelo se rotura y l,one
en eulti^o, ^e alt(:ra aquel c(luilibrio, ya que la descomposiciún contiuúa, v, aun en ciertos casos, aUIUellta ^satlr'aT271P.llt0, Pn('ala(10, riegos, et(•étera), mientras que la tuateria orgánica l,rodtu+ida es exportada bajo
forma de ^usechas. F+:,la di^minu(•i^ín de la fertilidad, es decir, de^f cont(•uido hún,ico, no (^^ ^^ertnan^•ntc, pnes el equilibrio roto se restable^•e
de ruodo automátit•o, tlesde <•I momento eu que al disminuir el humtr
tau^bir^u ^(• antinora la rlr•s^•un,^,o=i^•i^ín, hasta •qne^lar cotnheusadx ^•^,ir
Hujn y/rulu dNl faLsn alque^que•n•je I,Nrrnndrn physnluidPS Crerttt).
(Foto S. P. M.)
la, su5tancias or^;ríuicas (^ur^ ,e iinett al terreno l,or (iiversas causas (r('stos de los úrl;anos, tanto aéreos (•AIIlO subterrtíncos, de las lllanLas ctllti^adas; malas hier•bas; acci^ín ^le los rnicroorganisntos, etc.)•
FI (•ontenirlo en hunnts ltara el cual tic restal,lecc tlit•ho equilibrio,
y el nútnero de a ^ o, quc ,c tarda en ello, ilrlieuden, coluo e., natural, del
si.,lewu dc eultivo schuido, y a(luel niv^^l ^^•rú Inás ele^u^lo si se trata il^•
especies (lue dejan en el suelu ntucltoti r,•.,i,luu^; y, tlrntro (l^• r^stas, ^,ur
ejetnl,lo, utFí, ru la arlemisia, estrarún, .u•i•ilera o luna,•^•lo, loila5 vivat•e5,
(^ue r•n lu tualva silvcstre o lu cal(^n^lulu, la l,ritncra hi^auual v anual
_ ^^};.i -
ln últitna. 'I•al inc•rementu, en los casos dc• fuerte, abonaclu^ orgánieos,
cou^o ocurre c•on frecnc•nc•ia en huerta5 ^•jardinc^, ltucdr^ llc^^ar a ori^inar utta ri^ueia en lnuuu, superior a la del tea•reno liritniti^o,
F.n cambio, en planta^ c^otuo la ^al ^ onaria, bardana o rábano ru^ticano, ^ •u^o aln•u^r• ^•ltamicuto e^ jior *u.^ raíce^, rlebido a lo cual sólo dejan en c•I terrr•no la materia or^ánica corre,lrondicnte a los órganos aéreos
desprc:nllido^ a!u largo de ^u tege•taciú^t, o e•n r.arr•cics c^ue, atw utiliza^la. ^rur al ^una^ de ^t^s parte^ rlrí^e•a5, aban^lunan al tet•ret^o Iroc•u re^iduo (anír, verbrua, etc.), o en la; clue adurilen culti^^u asociado (alc•ara^r•a r•un a^lur ^nitlrra, ruíharho c•un c^^ir^c•ír^, 1 ^ urtícola.;, etc•.l, rr r•u las
t nrr plruun dr Jirulnr•n u IrFe•rbn rnrruír^ , (Fntu S, P. EV9.1
clue Irrc^c•i,an ntuueru,a^ r:cat•das (Kok-Sa^l ^ yz, lulirlia, c•tc.), el eynilibrio en Iiutuu^ tarda ^ uuc•hu má^ en rr•;Iablc•c+r•r^ ^^. Mr•rrc•e clestacar^e c•I
hec•Ito ^ • ^u•ioso tlc que c•uantu u ^ á. Irerf!•c•tu c•n Iaóore^ e, el !•ulti^o dr
nna hlattta, tauto m^5 lrer•lu ^lic•ial r•s a ^juc^l I ^ ara la fc•rlilidarl tlr^l tcrrenu. Y.^tl^^crtin•mos ^ luc• una gran Irartc tL• la, c•slx^t•ies ntedit•iualc•^ Iruc.
den inr•I ^^ir^r c•n cl ^rul>n d^ c•ullivos de I ^ r•i^navcra, ]lamarlo: vulhar-
metrte clr c•^c•arcl.c. ,AI <•fc^ctu clc^lrritnc^ntr• cle• r•.vtu.^ c•ultitn:; .,r ulrunr^ I^ ^
ar• ^ •iún !l^• (a• urafr•ri^u rrr^áuic•a^. ri ^ •u. ^•u nitrú^t•nu, ^lur• ^r• iurorlruran
al I ^ •rrr•nrr, t,intu rr^:, ^r•utajc^x ^í ^r r•rrn^i^ir•ra rlnr• r•u la^ clc•vi•!•c•ionr^
.u^ imalr^. rr•^trr^. ^Ir Itleu ^ ta.•, c•te•.. I^t rr•I^ ^ ri^ru (:^ V r,^, r•n ^!•nrr^rl, ntayor
- ?R(i -
que 111, que es, como ya hemos visto, la proporción constante que entre
ambos elementos existe en el humus de la tierra. Luego el valor de los
abonos orgánicos como formadores de éste depende de su nitrógeno más
que del carbono,
Es conveniente subrayar que no se debe sentar con carácter general
que el suelo se empobrece en razón directa de la exportación de las sustancias fertilizantes que cada cosecha supone. Si ello fuera verdad, no
se explicaría cómo se restablece el equilibrio, lo mísmo para un cultivo
poco exigente (vulneraria), que para otro francamente esquilmante (ricino) o cuando se abandona el suélo a su vegetación espontánea.
En dos series de parcelas cultivadas de belladona, de idéntica composición, una sin abonar y otra eon un abonado completo (NPK), se obtuvieron medias de 1.262 y 1.983 kgs. por hectárea, respectivamente. Era
11P esperar que el terreno correspoadiente a esta segunda serie quedara
n*ás empobrecido que el primero; no obstante, poseía el 0,010 por 100
más de nitrógeno, tal vez debido a la mayor cantidad de residuos dejados por la mejor cosecha.
No se puede tratar de este tema sin citar las elásicas experiencias que
Russell realizó durante cincuenta años en Rothamsted y de las que obtuvo los siguientes e interesantes resultados:
Suelo
ein abouer
Suelo
eatercoledo
Fuelo abone•
do con P. A.
00
/
^
Kgs./Ha.
N añadido en Kgs. por año, (Abono més ocho Kgs. in-
0,114
0,196
5,432
0,113
corporadoe con lae aguas de las lluvias)... .... .... .
8
19
0,088
`1.766
O,Oq^,
2.878
231
56
0,333
14.103
0,236
6.261
160
104
52
0,213
6.376
0,120
3.39 i
57
BALANCF, DE NITROGENO
Riqueza en N al empezar la experiencia..
N exportado anualmente por los cultivos, en KgR./He. ,
N que debía contener el euelo nl terminar )
^/o
la experiencia e loe 50 años. ... ... .. . j Kge.^Ha.
N que había realmente . . . .. .. . . . . . ... . ^
o^"
Kgs.lt^a.
Pérdida por año en Kge ............................
3.315
y N.
3.797
En el mismo período de *.iempo, en un terreno inculto y mantenido
limpio de vegetación espontánea, hubo una pérdida de 0,049 por 100
de nitrógeno (1.313 kgs, por hectárea).
De lo expuesto se deduce que cada año se descompone una parte del
humus deI terreno y el nitrógeno correspondiente se pierde, bien absorbido por las plantas o eliminado por las aguas, e incluso bajo forma gaseosa, pero siempre con independencia de la cantidad exportada con las
cosechas, ya que incluso en tierras improductivas tiene lugar dicha
pérdida.
En consecuencia, la llamada «fatiga del suelon no es debida al nitrógeiYlo que de él extraen las plantas objeto del cultivo, sino al hecho de
que mientra^ Pn un terreno virgen la materia orgánica producida vuelve
- 287 -
a él, cuando éste se eulti^a no se e[ectúa dicho returno, lo que sulrone
uua disminttción en las reservas del suelo en la.^ m^n^•iuna(la, •u^tancia^,
eu tanto cgue e] gasto, es decir, la descompo^ir•iún de ia, misnta^, e,
i^ual o t ^ asta mayor. Pero quedc t(ien aclaraclo que un renclirniento má^
elevado, dc^bido al cn^plt^^^ dc al^ut ^ u, o de ^ariedades de alta selección,
no (+celera dicha fati;a, antc•^ al ^ontrario, la retarda, por dc^jar e ❑ el
lr•rrcnu má^ rv•,iduos orFánicu,.
AI ^ ura Li^ n, este a^utautientu d^^l ^uclu se acentúa si el inererneuti(
en la 1(rudacción ^^bc^dr^•r a otra^ r;tu^as, co ^nu lncl ^ a enérgica cuutru
la^ ruala^ 1 ^ ierha^, saucarnirntu. ^•nmi^•n^la u irri^a(•i^í ❑ tl^•I t^^rreno ^^, ^•n
!'Inrua d^ anuunll^•. IPutu ti. 1'. MJ
defiuiliva, todo aquello quc int<^u.,itiilu^• lu ^lr.•cuut^,usiciúu clel Itumus o,
lo quc es i^uul, que facilitc ia acciún niu•i(icantc. N:aa, eunsideracrones
se Lac<^n sol ^ rc la base de i^ualdad de cir•cunstancias climíáticas, ya que
la icmheratura y humedad, unidas a las restantes condiciune^ ed^íficas
de aireaciún, reacción, etc., tienen l;rau infiuencia subre la niirificacíúu. 1'atu exl(Iíca las gran(]c^s fluctuacíones que exherinu•nta, tlc un a ^ o
a otro, la c•anti ^lud de nitratos ^ue un tui,n^o suelu pone a disl,u.^i(•irín
dt^ los ^^c^;i•trtlc5. Se ha observado en cultivos de ltelitre y amaro ^ lue,
cn lus ar5o, ^le invicrno lluvioso, cs rnuyur cl efccto de lus ubonus nitruncna^lu.,, ^ulire tudo en 1'orma níU•ica, ^l^•bitlu tal v^•r u(^lue, urra^Ira^Ios
- 288 -
los nitratos del suelo por las aguas invernalcs, en primavera sufren la^
plantas una penuria de nitrógeno.
H:^^,ccic, cotnu lu digitul l,urpúrea u el beleñu, arnbas en su primer
aito de vcgetación, dejan un terreno eu mejores cwtdiciones yue la adormidera o la mostaza. Ello nu es debido a que consumun menos nitrúgeno; lu clue ocurre es que, por permanccer todo el verano «in sitw,, contier^an mú5 la bucnedad del ,uelo rlue las citadas en scruudo lugar, ctrya
recolecciún tcrmina los prirneros días de jttliu, agotándose después las
reservas bídricas del terreno. Mas provi^tus de hurnedud, lus suelos cul-
r.e
3{q__^.
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V,
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Lna plantrt rle Lr^onu^us rvu^rlínc•n L. (^'oto S. P. M.)
tivados con ltlantas de vcrauu que l ^ recisen tuucl^as c^cardas, nitri(ican
ntucl^o mcjur-
La misma razón justifica tanrbién el beneficio que implicau la^ laborc, dc vcrano cn la^ zonas de estío seco; de no darse aquéllas, la tierra se cubt•e de vegetaciúu e^l^outánea, se deseca y nu nitrific•a.
Se ba observado, lgllallllcnte, que eonvicne eml^ezar la^ lul^ores dr^
primavera lo antcs posible, precisamcntc^ lrara r•vitar esa acciún desecantc
dc la vegetación e^puntánea, cjuc rerlundaría en mia nu•nur ^^roducción
de nitratos. En ctutibio, no se han sacado c•unclusiunes claras con la^
laborr^ dadas inmcdiatamc^ntc dc;lltle9 de efectuada la recolección prcccdr•utc, ctt ,cl^licntltn• u uctubre.
- 289 i9
h:n euanto a lus eulti^os de otoño ((:ulra, llrac•creepl ^ alunt), .r' ! ^ a tii,1^r
que depende ^u 4egetación rle la r•.uttidud de nitrato5 ac•untttl: ^ dos dura ^^ te el verano anterior, Época cn que la nitrí(icací^ín es mú, iuten^a, ^i 1. ^
I ^ un ^ r^a ^1 d ^^I te ^•r^^n^r ^^^ ^ufic•iente, para lo cual eonviene tener éste Lien
1.^ Uradu y lim^ ^ io ilr tualas hierbas.
^:n con.,r•cur^nria, ^rrrdetnrt, rlerir yur rl renrlimiettto logrado con tu ^
^•ftltivo r^n ut ^ aiiu r•uul^j ^^ i<•ru, en r•uttrlíriune^ f•litnáticas determiuadas,
^ •^ rlebiil^ ^ , en much ^ ^^ c•tr^^^., no sól^^ a la arción di ^•ceta de lu, ^•oudi^•iunes tuetcorolbgicas soUre cl desarrollt ^ ^egetati^o, sino al c:fci^tn lo^r.idu
F'nifu dr snúcn. (I^olu ti. P. M.)
j^^ or ésta^ en la ^ ^ n•tnaci6n di•I nítt•ú^eno níU•i ^ •o r^u^• íba a ^ luedar a disJ ^ u^ición fle la ^^^lt^ nta.
Rc,tfntiendu : a^lc ^u:í^ ^I ^ • lu fertilirlad del terreno, ^n•opiamet^te dicha, que dehet^de dc ^n ^^^^uililn•io Li•imi^• ^ ^, ^^xiste utra inn ^ e^liata, con
(lu^•tua^•iunr, ^rfioalr^. ^e^^ín !u^ r•irv• ^ f ^^ stancias meteorológicas, en funriún dc la riqueza ^lel sue^lo ett ttitrato^, etito indr^)t^t ^ dic•nte del t^l'ec^trr
^+irr•tutst.uu•i^i9 tlue ^ohre diel ^ a tierra ej^^rza la itteur^ ^ orac•icín ^le los ahc^ nn5 ^ninr^ralf•.v,
t,^
Cr^rr.•i^l^•rrrriunr^s snbr^• lr^s rr^nrii ^nir^ntos cuulifnfiru, rrbt^^nirl^r.c.
Si cs:niiina ^ uu, ^•1 i•frr•tu ^lc• lu.^ tli^-eraos xhouu, ,ulrr^• I.r Fot•mai•iúit
-- •>qU -
de los lrrinc•i^^ios acti^^u, de las plantas aualizadas, observutnos que en
)^rs jrrodtacloru^ de alcaloides hay e^l^recies en las que los abunos nitro^en^do^ r:le^-au el porcettt^je de ^rjur^lltr^ (e^tramonio. lobc•lia) }' utra^
^•n la^ que, ^i bicn no esiú clara atín -u infiuen^•ia, lrarc•c^• ^ iauu ^ Irrarse
tatnhién una ar.ción lro^íti^a ^lc di^•6a ^la^e de 1óonos (belladona, beleño),
en tuntu qur• ,obre un terr•cr ^rupo (adurruidera, cieuta) e^ más lrrublem:ítir•a .^u <rr^•i ^ín. \o t•rc•etuus ace•ntura ^ lo rr•lacionar la eficacia de clicho4
fertilizuulc^ cun cl II1P.tA1)OLalllO del nitrúgeno, dado f I carrícter nitro^euudu dc lur ul^•alni^lr-.
[)r la^ dro^a^ ^^rodu^•toras ^le e.,^° ^ r^•i^r^, Pntre !a; ^n^rtene•^•i^•nt^°^^ a la
Pl^mr^r dr rviLuno ru.+ti^•rnrn. (Folu ti. P. MJ
fauiilia úe las Lubíndas, vemos ^uc cu nnas (menta jtij^crita, orr hano,
r•spliF•no) lu^ ahuno, niU•o^enados aumr•rrt^tn tiu riquc•za; eu ott•as (meli^^u, ^alvia, ttj^^dn•u), lo^ resultado^ ^r1rt^•ni^lo, no 1'urrun t^ur ^•on^•Inyente^.
Ue las ntanzztnillaa-entre las Cmnlruc^ta,-la común no ele^va 5u ^^orcentaje eu lrr•inc•ipios ar•tito:, r•on i•I uiU•^ ^ to sódico, en i<rnto c;uc la manzanilla ruu ^ uuu ^ •^^r ^ •riu ^ c•nta un ligcro uumr^nto ^on el .;ulfato atnónir•o;
en cambio, el ajenjo, ^ •on ^l mismo fertilizuntc, ^nl•rF tnt li^era irdu ^•ciGn. lli•nU•o dr^ lu^ ITtnlx•líl' ^ •ras, la^ de ^r^ruo, nnas tuejuran ^ n r•^^ lid.rd
eon los abonos nitru^r•n^ ^ dos (1nís, I ^ inujr,), olra, aumentan su i•ontc^nido ^•n r^^^nc•i1 con un al.ronadu fo^f^írii•o.^ruttí^i^•o (^•il:^nlro) y, c•n i•suu-
-<?ql-
bio, un tercer prul^o desmerece cun la in^•orlturaciúu de fertilizaute, (alc•aravea). En i•uantu a las Ltnbelífet•a^ de raíce^, lturer•c ^^ue el abouudo cou sul^erl'o^fatu tle cal y^ ,ulfatu ltotá^ico jiruduce m^ís cseucia (angrlica, al^iu de moutai^a). Se ve r^uc son tan confu^os los resultadus ubtenirlu^ ^tl estudiar cl efecto de lus ubonu; minrrale^ ^obrr la fortna^•ión
^le e^ettt•ias, cuino e1 ori^en de. e^tas ^ecreciones (i ^Ual quc cl de la^ re^inu^ del tipo de la (^riudr•lía rubusta), l^ue^ tttientras unos tttantieneu
la ol^iuión, ^^ada vez tneuos ceneralizada, de ^juc hroceden del inetaboli.•mu rle lus gltícídos, otros las n•laeionun cun el del nitrrí^cuo.
En ju^tificación de lu intl^urtantc utni^iún tfue encuntrar^í el Irctur,
UP^nI(e dc un rnrno Jloridu dN cnpuiiariu. (Foto S. P. M.)
al no vcr nin^tíu estudio sohre las diversas diritales, hemos d^^ dt•cir
tjue, si bien pus^•t^mus 1 ^ astaul^^s dutus sobt•e dichas escrofulariár•eas, uo
li^•tnu, yuerido lntblic^^trlus Itasla poder contrastar la calidatl dc las hojas ubteui^las mediantc los en.tiayus hiulógiciis imltreat^indil^les en tuda
dro^a ^lr rlnctíyidos. Sohr^•h^tsadas la, difr•itltucle.^ lrar..t ctti^nntrar los anímalc^ nw^c•sarios y hara efectuar ^li^•liu5 ^^alorui•iutu^s, este aito va hcinus
iniciado un trabajo, ^•n colabot•aciúu c•un cl I)t•. Soto Moralc^, tlr•I Iustitutu ^de I^'artnacogno,ía Jo^é Ci•I^^,tino Mu1is.
}+.studiada la acción de los abonus eomcrcial^^s ^obrc la formar^iún de
l^rini•ilriu^ activos-cuús i•lara liura los alr•aloidcs ^juc cn rl i•it^o dr^ la^
- ?9'? -
e^^•nr•ius-^• nu uh^t:rntr• la contrarlir•^•iún entre algunu^ rle los resultadu^
lorrarlu,, heino^ llc^adu a uua r•^^nr•Ir^.irín rlr r•arúr•tr•r rr^neral, ^- e, ^lue
en inn_v l^oco, r•u^os este efectu fué lierjurlir•ial, nrir•ntra; rlur•, ^rur el r•untrario, cuanilu lo. f^^rtilirantr^ti :ruinentabau la riducier, lus inerenieutu^
lo^:raduti r^ran ^ie^nlrrc• rl^• lrur•a r•uanlía. La ^•onaecuencia l^ráctica que dr:
todu c•-tu deri^amos, cun cl car:ír•tr•r jrnr^i^iunal clur rlamos a lurla^ nrir•.^trit^ dednccioue^, es qne el ^rrohlrma ^lel abunailu dc las l^lanta^ merlicin:+les se si^n^rlifir•a, de murlu estruorrlinario, al no tenernos que oculiar
má^ que ^lel c,tudio de ]as fúruiula, r•onvenientes lrara elevar econúinicanu^nlr• la l^ri.irlurv•iún ^ly dro^;as pur unidarl de^ sulrerfic•ir, ^^a alr:rc :rini
U^tnl(r dr lroja y frvuu d^• l^uluru M1lvfi^l 1.. ÍI^u1u ti. P. bT.)
en cl caso, poco frecuente, de que sc^ l^rurlujr•ra un de,eentiu rle la rirlur.
za en ln•incirio, aGivo^, r•;la ^nr^rnru, ,icu ^ lrre lrr•rluciui, vr^ndría ^ulrrarl:rurentr• r•umjirn^arlu cun el uumcutu r,lr^ r•o.^r•r•ha ubtr^nirlu.
1• ^
I^EAf.CICíN llEL SUELO.
La rear•r•iún dcl ,ue•lu rjerre r•fr•r•tu ,ulrrr• la lrlantu, al iu(lirir ,obre lu
nitrifir•ación, e^ rlr^•r•ir, ,ulrrr• la r•untirlarl ^' furn ^ a rl^•I nitrríhr'nu rlue. aqur^l
liuue u rli^^ro^ir•irín rlr•l ^rnr•tul. 'I'un^Lir^n ^iurr^r•e ar•tuar en la .rb ^ orciún
rlc los difcrrute5 iu^u•, lrur lu. raí^•r•., u^^•u c•n los fenrín^r•no^ rlr^ la nutrir•irín. Lo^ ^,uc•lu^ íu•idu^, ul soluhiliz<u• lu al^ímit^a, lrucden ut•i^inar, en
- •_'y3 -
determinacias ^•^rcunstancias, ^ntox^caciunes en lo^ culttvos, ru tantu ync
los alc•alinus, con ltredomíníu ^lc•1 iún \u. diaper,an los cotuides, por lo
qae adquieren una cum}racidad ^;rande. Pero, adeniás de^ toda5 estas accione, in^lirectas, es muy }^robable que dicha reacciún posea otra, más clirceta subre la ve^etaciún,
Aparte de la inflnencia que IanrbiPn ejc>rce e1 elima sobre el }iH dc>I
snelo-a mayor itunredacl, nrá. acide^-en casos cle terrenos puco prui'nndu^, cnando ]a roca m^adre es subyacenle es blanda y tie rnezela fácilmente con aquéllos, su compo^icicín quírnica tiene rran inlluencia sobrc
la r'e:rPC10 ❑ de la calia ve^etal. Así, la; roeas eru}iti^^as ori^;inan suelo;
Pl^urrn <íe lnula. (Nbto S. P. M.)
.ícidus, mientras clue las sedimentarius determinan una reacciún hásica
atribuíblc al ralcio para nn }rH hasta 8,^; nna mavur alcaliuidad es de}riila a,ales clc rna^nc5io o rle aoclio, sobre todu cn furma de carbonatos.
I'r:ro si ]a reacciún ^Ir•I ^rrreno actúa sobre la lrlanta, a su ve^ la vegetacicín esl^unt^nea tiene in(lui^nria sobre el 1^H, ya que estos vegetales
al^surlieu de los estratus },rofunclos drl snelo las sales que aumentaban su
alcaiiniclad, }iara dclr^,itarJa, en 1as capa, st^heriores, r.ouro parte iulegrantc de lo^ re;icluos dcja^lu, lror las plautas, más o rn^•nu; ácidus scgún lu especic. Así, hor ejenr}^lu, el brezu fornra un htuuns de 1^rH ha^ta
dc> 3,:^ y c•I dcl i•nehru e,lá cont}n•^>ndidu r^ntre 4 y 6.
-`294-
En esta inHuencia de la reaccián del suelo sobre la distribuciún de
las especies y sus características ^-e^etativas existe cieria du^•tibilidad por
harte de éstas, si bir:n todas poseen un pH úl^titno. Tai ocurre con lu
adelfa, ciiya acidez f^rcferente oscila alrededur dr 6,5, en tanto ^Iuc ^•I
^rll es de 4 l^ara la hierba cana, sensiblernente n^•utro en el caso de la uña
de caballo y, en t•antbio, a las crucíferas y legutninusas con^ienen los
,uelos alcalinos. A1^Una9 especies i^ucden ser^ ir de indicadoras de la reacción de! ierreno, c•unto el lirio de los tialli•.,, para tni !tH de 3,8 a 4,5,
o cl ar^índano ^^ara el coml^rt•n^lido entrt^ 3,^i v 3,9,
l^nial tJue octu•rr con lo, demíis factores ecolóricos, taml^oco dehE• es-
F'lores dv Ilierb« dP 5nritingn. 1['otu S. P. M.^
tudiarse cl f^H con independeucia de aqiiéllos y de las otras l^rol^ieda^lc^
rlcl terrc^no, ltueti wt ntisnio valor jrucdc. r^^,nltar dc diversas combina^•ionee t,uan^ilutivas de las sales del terreno, soLre todo si éste cs dc l^od^^r
«tatnf^ún^^ hajo. Fn cou^^^^•u^^ncia, terrenos d^^ idéntico pH pttedcn ^^j^•r^•^^r
tnny diferente acción sobre una l^lanta dcterminada.
F;IIo no, imlu^•c x^•ousiderar las sales ntinerales que, en detet•minudas dosis, pucdc•u s^•r tú^i^•as ^^ara los vegetales. A e^te resj^ecto sin•^^^
la du^la de si ]a adal^ta^•iúu de uuu especie a un terreno detert7iinado sr^
^l^^bida a una mayor ^•xi^cncia ^^n sales o que solantente se trat^• de una
tolerancia tnayor que la de otroa vt^^c^talr^, !irn• lo yue result^ut al^lua
- ^9;'t -
para terreuu. inutfli^ables l^ur ^°,ta^ I^lauta^. Atií sur^e el conc•elitu dc
especies 1^ ulúlitas fai•ultati^^a^ u hal^ífita, ul ^ ligadas. Tal uciu•n• cou la
1 ^ ar^lana, la lecl ^ nga ^^iroaa, el cardu ^le María. ^^1 abroju u rl té l^azote,
entre las primeras, y de las ^íltima^, la hirrba ^atera, el ajenju, la ortiba, cl n ^ arruhio, la coloquintiilu u lu urtemisia marítin ^ a.
De tuda. la^ ^u^tuncias que hueden influir sobre la tuxi^^idad ^1^• un
terreuo, la quc ticnc mayor i ^nl^urtancia, ^lesde cl puntu dc ^^iste ^ a^rí^•ula e; la ^^al -uluhle, ^ ^^ e I ^ur encima rl<• ^•irrto^ !í ^ ni1<^, ^ aríables se^;ún
Cna iuuta de di^;ihd purp(treu e ^t plrnu Jlornción. IFuto S. P. M.I
la lilanta-imliid^^, .^oht•e todu, la absorción de ciertos iune^, I ^ articular•
^ ueute lo de I ^ icrru, ^Ic tanta i ^nl^ urtaiicia en los fen^ímenos dc u^i^lació ^i
cclular. )ia co^nj^ urt.uuí^• ^rio de los vc^etalt•, cun n•la ^ •i^íu al i•unt^•ui ^ Íu
rn cal dcl suclo es inny diverso y sc^ 1^ ucd ^•n distinguír tres ^rul ^ os d ^ •
e^p^^•ir; : ealc•ícolas obliáadas, cal^•ículas fa^•ultativa5 v^•ulcífugus.
IÁ ^ tre la, 1^ rimeras l^odemos ^•itar ^^I ar^^ruto, lu ^ota ^le san^re, el
^nal^a^i^co, la vulncraria, lu gayuba, la bellu ^lona, lu Lullota u ortiga
uuicrta, el boj, cl ulazor, cl I^i^ol^u, el esl^ liego, la sah-ia, cl .^n ^ aro, !a
- 29G -
ajedrea, la retaroa tuacl ^ u u óayuu ^ lia, la ^erma ^tdrina, etc. Máti r ^ • ^3ucido es el númcro de 1 ^ lantas tíl^icamr ^tte ^ •al ^ •ífapus :]a cscorodonia, el brezo, la retan ^ a neera, el agracejo, la ^3i^ital fiurf ^ tírea, ía Listorta, el seriiol, el azulejo, cl castaúo, etc. La infíucncia noci^a de la cal sobrc cyta.^
e^pecie, es un<t ^•eces debida a la razún ya al ^ uutuila ^le hacerse el lrla5ma in ^ 1 ^ ^•netrable a los c•otnhuestos ^l ^ ^ hierru, 1 ^ ur lu ^fue cun frec•r^ euci.^
sf^ 1 ^ rodu^ •e la ^•lor^ ^ .is ^le la l^lanta; utras, ee eausada 1 ^ or la ^ lificnltu^l en
:^ l ^^orber las ,ale^ í^utásicas, con lo cfue ^e es^li ^^a quc el castañu, a l^c^ar
^Ir ^n caráeter ealcífugo, vegete bien et ^ te ^•renu, t ^^ uy riro, e^3 1 ^ ota^iu.
I'^^r último, I ^ ut•c^•e cle^l ^ i ^ •ir^r ^^ur, eu la ^ ua^uríu ^ 1 ^ • lu^ ^•a^o;, el ^•G•^•1u
U ^e^^ plarua de drg^^mnne• nirxic^t ^ta.
lierjudiciul nu es originario directatnente l^or lu•cal, sino I^ ^ or la rea^•^•iú ^^
.^ 1^•alina ^fue 1 ^ ro ^luce.
h^•^l^ectu al grnlto de calcículas lacultativas, es eí n ^ ^^ s n ^nucru^ ^^ y a
^^•I I ^ ^• ^•tc ^^ cc•cr^, entre ou•as, la }^úgt ^ la, o eu ^^ Sn ^ ^I ^ lu ^nr diu, <^I ^•^ ^ tei ^lu, I. ^
^ul ^teru ^ •iu, la arten ^ i,ia, cl urinuf•ll ^^, ^^l rúhanu ru^linano, lu Di^itali^
lanat.^ , el col ^ uml ^rillu amar ^ U, la hic^lra t ^•rn•atrc, el eal^atorio, la hierlia
cartníu, cl iárlahu, la tnu^taza, el Iwr ^ uiuu .ilvicetre, lu urti^a I ^ ^•iliu ^^ ila,
la r^ •iuu de lo, 1 ^ radus, el tunaceto, cl tuu ^ illu, la ^•aleriana, el .uuz^;atiIlu, ctc. La tnayor o n^ cno ^• adal ^ Ia^•iún a los terreuos calizoa ^lr I.^ ;
_ •^ ^^ 7 -
plantas incluídas en este grupo depende, especialmente, de que estén en
los límites o en el centra de sus respectivas áreas vegetativas. '
En conclusión, el comportamiento de las plantas en relación con la
riqueza caliza del terreno es muy complejo y depende de la influencia
múltiple del calcio sobre éste, más que del efecto directo que el valor
nutritivo de sus sales ejerza sobre el vegetal.
No obstante tener todas las plantas un óptimo en cuanto a reaceión
del suelo, hay gran número de ellas bastante indiferentea a este respecto,
sobre todo en terrenos de poder utampón» poco elevado ; citaremos,
entre muchas : la angélica, la caléndula, la alcaravea, 1a hierba de San
Guillermo, la betóníca, la virgaza, el cilaniro, el majuelo, el hinojo,
la hiedra, el hipericón, la hierba del moro, la adormidera, la parietaria, el alquequenje, el anís, el ricino, la saponaria, la dulcamara, etc.
Naturalmente que las especies citadas se han agrupado por su comportamiento en cuanto al pH del terreno, pero podrían hacerae otras divisiones según ]as exigencias de otra índole que cada una precisa. Así, las
hay que requieren, auelos húmedos, como la eicuta, la coloquíntida,
el llantén de agua, el meruéndano o fresa silvestre, la verbena, la pimpinela, etc. ; otras eapecies vegetan mejor en tierras secas, como la hardana, Ia hierba gatera, el pazote, la lechuga virosa, el cardo de María, etc., o
prefieren la vegetación en los bosques, como la brionia, la hierba de
San Benito, el rusco o acebo menor, la nueza negra, etc.
3 : FACTOHES CULTURaLF,S. '
En cualquier tratado clásico de agronomía se lee que las labores tienen
por objeto ufavorecer la penetración de las raír.es en el suelo, facilitar
la del agua, conservar ésta y evitar su evaporación; airear y meteorizar
las tierras y destruir las malas hierbas». Si Chesterton, con su fina ironía, afirma que los errores populares son siempre verdaderos, también podría decirse, si bien de modo menos rotundo, que las aseveracionea científicas a veces son falencias. Así, vamos a repassr aqueilas conclusiones, no
a la luz sola de nuestras experiencias, que poca claridad arrojarían, sino
enfocadas desde los puntos de vista mantenidoa modernamente por sutorizados investigadorea y veremos que, por lo menos, desaparece la mtangibilidad de algunas de dichas teorías.
En primer lugar, se cree que cuanto más profundas son las labores,
utilizan las raíces mayor volumen de tierra, lo que debiera redundar en
un aumento de la cosecha. Hemos hecho experiencias con melisa, cilantro y rábano rusticano, en dos aeries de seis eras puestas el año anterior
de adormidera y a las que se preparó : a una de ellas, con dos labores
cruzadas, de más de treinta centímetros de profundidad, y a la otra, con
dos labores superficiales. Deapués se tuvieron ambas constantemente
limpias de malas hierbas. Los resultadoa medios obtenidos fueron loa eiguíentea, en kilogramos por área :
,
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Labor pro^unda
69r•li^a ( lu•imer año) ...
l:ilunt ^•o ...
_
_..
96 ^
8__
R.íhanu rusti ^ •ano (se^uuclu a ^^o)
15-1 _^
Labor euperucral
1,68
1,^'3
91 ± 2,31
9± 0,(íl.
l'.'.,37
1^9 ± 11,0^
VeI1111^ quc: en la inelisa (tran^^ ^ lante ^lc 1 ^ lantitas ubtenidas eu semiIlero, re^adíu) l05 re^ultados lu^ruclo,, en kilugratnu,, de ;tc ^^tidades íli^i•idas snn iut ^ ^ Setuejat ^ tc^; en el cilantro (^iembra directa tiubre. el tt•rre ^^ u, ^^^car^ u) Ia5 era, labradas ,u^rerfic•ial ^^ iente lrrodujc:ru ^^ ^ensibleme^ve c•I mi^mo frutu ^lue la5 otra.^, y en ^•I rábano rusticano (multil^li^•^u•iún ^ ^ or raí^•P^, re^arlíu) la, cusecha, fuero ❑ tat ^ilrirti n^uy ^ ^ arr• ^ •idu.,.
1'nrr.. plnnra.+ rle úrnicn ru la.+ ^uun ^ rmus de l,cón. Il^oto Guinra.l
Se cleduc•e, ]ntes, de e^tas experiencias quc los ren ^limientos lo^ra^1u^ san ba^taute ^cmc^jantcs, tanxo en el caeo de labures prufnndas cunw
^•na ^^ r;o Faas 1'ueron ,np^^rliciale>s.
OU•u obsc^rvac•icíu hecha es que, cuu freeueneia (en las especies citadas, cle^il<• luego), el si^tetua radictilxr ]rrufuudiza más dr lo que se cree,
hasta el ^runto de que en mucl ^ o, casos (u ^ al^^avi,eu, tnanu de Santa Murí:^ , acc•dcra, saponaria, lúl^ulu, ete.) f^urde cstimarse quc una l ^ ucna
^ ^ artc clc ^u inaya-cu o^•a,iune, tnús de un tercio-queda hor deba•ju ^le
la 'LOllA c^ fectada l^ur la^ labores currientr•^, lur•^u cun éstas nu queda naá^
tie ^•ra a disl^osición de dichas raíce.s.
Eu la, exl ^ ^•ri ^^n ^ •ia^ Le ^ •has eu Anst ^•alia lror 'Chotnas, Seniur y Gitihuhl ^ • tie ubtnvicrun ^rarct•i ^lus rc^ultados con labore^^s dc prof ^cu ^li ^lades de 5,
- '^yq --
lll ^- 15 c•m^.; en lu^ E^ludu^. l^ni^lu.^, V^'illiau^^ rec•ugiú °.'?3U kilugran ^ u^ I^or hectárea en un ra ^nl ^ u cle tr^bol, c•u ❑ un,^ lahor de 19 c•m^. ;
•_'.'?511, ^•un la ^ lc^ a8 ctn^., ^ ut ^•a ^^•x 2.'?311 cou clcsfunde l^revio; Hill nu
r'ncontró dif^ •r^ •nc•ias al ^ re^^iabl^•^^ c•ou 1 ^ arcc^las trabxjadas a 12, 2(1 y 3(1
^•Fatí^ nr^h•u^: 5al ^ uun y 7'ruc•kwurton, l.i$i kilorrau ^ o; dc U•i^o con laL^^n•; ile ^,^ i•n ^ ... I.^$I) ron c ^ tras dc• 17,5 c•m^. y 1.;13 ^•un la, d^• 311; cn
Ru^ia. [il ^ t•c•nnikur }^ Hotmi^tro£ llcran a la c•um•lu^i^^ ❑ il^^ que c•on lirufun^liclades superiures a 18 ^• ^ns. no se con^iguen au ^u^•nlus irnl ^ urtantc.,
en la c•osrcl ^ a, v, por últintu, (:illis, en Italia, obtieue rc^ndintic•ntos ^enu•jantr^, c•un labore; cle• :311, ;,^:^ y 30 cros.
(:uuiu. 1 ^ ur uU•a liartc^, hemuc ^i^to que la Inrofundidad d^^l tcrreno ^,
^ietnl^r•c brnr(ii•iu•u Irara la ve^c^tación ^lr• lu I ^ lanta, la e•^I ^ licación quc,
a nue^tru jui^•i^,, cumparina la^ dos (•OllCIU^IOnPS. allill'f'ntPlllfntQ conh•a-
Izqui^•rvla: Plnnta dN ,eurdufuL^^. Der^^rhn: D^ynl(e de flor y
Jrufu de e•s^•nbiosn. IFu1o ^. P. M.)
dic•toriuy, e^ clue la estructura del terrenu ^ irden nunca e^ lugruda en el
rulti^^ci, l^or lic•rfec^ta^ que seau la.^ luhorrs, razúrt 1 ^ ur IH cual la l^ro[unclidad natural clc•I U•rrruu rel ^ rrc•ute c•^^ c•I rru ^ limi ^^nto y la uri^in^^ ^la I ^ ur
el arudo o la azacla, nu.
Esto cle ^nuc^.cU•a yue la Ix•nc•Ira^•iúu del a^u^t di• Ilu^^ia 1 ^ or la5 iuhor^•;
no es d^^ c•on,iclera^ •iún, liur^5 en tal cx^u liubirr^uuu, trnicíu c•uu c•I c•il:u ^ U•o, ^ •ulti^aalo ^ ^n ^ec;^no, mayore, reudinti^•ntus c•n las 1 ^ arc•c•lus labradas
I ^ rufundamc•utc•, c•uau ^ln lo sucedido fu<^ todu lo cuntrario. Adc^má^, c^n lu,
I ^ túsc^ il^^ i ^ acic^rnu llu^io^u, c•1 labureu dc•I F ^^ elo I ^ ura al ^ ua„^^nar i•,tu^ ]luvia; y utilírarlas rn ^ ^ •ranu claríu c•^I^I^^nili^lu5 ri•^uitaclo^; nu ui ^ stantc•, ia^
F^I ^ <^ri ^ •nc•ia^ ilr Mc•. t:ull ^ Wau.•rr, ^ •n ^Va^hinrtun, }' l:arclun, ^ •u Utul ^ ,
rcgion ^ •^ ^ luc runil^l ^ •n acluc^llos re•yuisito5, Lun d ^^mustrado ^ lue la parte de
- 31111 -
un eaul}ro, al que ^c hahí:r ❑ dado lahores otoñalc•s dtu•:rnte tieis afius, cun^ertu rl '?G lror• I1111 nrruu, de Iiunledad yuc aquélla ^jue había krermanec•ido ^in lubrar. 'Cumbién ^uu ^nuy .i^niGcati^•as 1u; csl ^ erieu^•ia; dr Hill,
c}tre deI11(ltitrarun qtte en un rastrojo de c•ereales d^•jadu sin }e^•antar h:r^t^r
la ^rrirna^era, l^r^ Iluvias in^ernale^ } ^ enetraron a la uri,ma ]rrofundidad
(9.i c•In^.) ^frre en utro lecant:ulo 1n111P(betalllenie de.^^uE's de la recolc^c•^•iúu y lahrado en ❑ ovic^mbre, con la ventaja a favor dc I]rrirucro dc• clu^•
.n cuntcnidu ^•n lirrrnedad eru ruayor.
En tIn en^ayc^ heeho con ^alvia, en ,crcano y en ,u ,e^undo uño cl^•
^ ida, se dejarou enatro 1 ^ alrelas totalmc^nte abandunadas; a utras enaU•u
C'n ejeruplur d^• S^^Icin ^rlnren L. (I^iitu ti. P. M.1
se las bincí con lu 1•recuc•nc•ia necesariu para tener ^iemk^rc^ c•I tc•rreno }im]rio dc• nrala. bi^•rba; ^, (inalmcntc, cn cuatro má; se r.^•anl^í tumbi<^n
continuanre•ntc•. Lo, rcndinrieutus ruedios olrtenido; ftterou lu, ;iguientes,
en lcilogramo, de ,umidades ]rur árca, reco^idas en el mes de agosto :
Parac•las aban^l^^rraila.
1'3 -^ 1,''^
38 -I :3, kR
34 -I •',^^
Parcelas hinudu^
I':u•c•cla^ e^c•:n•^Ia^l:^^ ..
llu^•^lu nuurifie^,tu ^}ur en la ^^rirucra serie de ]rareela^, i•ubic•rttr de rna- 3111 -
lu.^ hierbus, e! rc^ndimienlo e^ nzuc•ho ^ nrnor qu<• en la^ uU•^^ : du^, lim1,i:^
unx ^ uediuute lal ^oreo y la otra l^or la cxtirpac•idn a ntano ^!c !o, ^^•eetale^
e,l^untáncu.• ^o.^,^ trus no 1 ^ emus d ^ •tF^rn ^ inado ri cunle^nidu cn agua dei
tr:rreno, ^^cro en experíencias hecl ^ as 1 ^ ur H:u-rí^ y- .1une,, en lo^ EStados
l.nidue (•r.una d^° L'tah, de Iluvia^ invernal^^^), en terrenos lal ^radu5 y otros
no, 1 ^ cro exentu^ ^le mala^ hic^rba;, ❑ o l ^ an eu ^•u ^^ tra^lo ^rand ^^•, ^lil'crcnci^^ ; r^n la l^éri3ida dc lnuv ^^d,ul ^ lurantc F^1 1 ^^ ^ríodo esti^^al. '1'antu ^^ut• ^^^tx^
c•unclu^iotte.^ conto de las obtenida^ por nne^tros t^n.5ayos, se dciluce ^juc
uo e^ ^^I tin 1 ^ rintordial de las biua5, al rutuper lo^ t•anales cal ^ il:^ rc:^ d^>I
^ ^rf^lo v fur ^nar una ral^a sn]^^rfi^•ial hieu ^iul^c^rirada, ^•on>^^r^ar I:^ huui^•-
t'r^ dr^Inl/^^ dr ln in/lorescc^ncia ^Ie mileiiranu^. (Folu 5. P. M.j
dad de la tierra. M:l agua del tesrt•eno se l^ierde l^ur la trau^j^iraciún de
la^ 1 ^ lunta5 cjue 1^^ ^•ubren, ^ ^ o ^• lu ^^nal cl efectu i^enc(icioso de lan hinas
^^s indir^^^•tu, al radicur ^^n la ^le^i ^•ui+ciún d^^ laa tnula^ I ^ ierl ^ u^• (:ouíirnia
esta uhir^ ión los resnliado^ lu^;rado4 con las expericuci: ^ ^ reuliradas por
'1'l^u^na^ y Gishuhl, en el o^•ste de Ac^ ^tralia-xona ^le taL au^eu^•ia de hre^^il^ita^•iunf•^ ete ve^runo, qui^ ^lurante r;1a él ^ oc:^ nu na^•en rnal:is hi^rbas -,
r^^tiultar^o^ quc drr^un ^ ^^trau ^It ^ c° .^ Ilí son i ^^^ílil^^., las labr^res e,tivali•r.
Rcshecto a la ol^iui^iu de ^ lue ^^on lan lal ^^^rc, Se airc^<^ n ^ ás el ^u^^lu, ^ •uu
In qtte se heneficí:^ u las raí^ •eh y fa nitrifica ^ •i^ín, txn ^ hir^u : ^ ^1mih• ^•icrta^
objeciout^,, Si ^^^ta tu^•iera la in ^ l ^ urtau^•ia ^lu^• ^^• lr ^^1a, (a 1 ^ r^^^ ^ ara^•iún
- ;fl•3 -
rlc cualrluicr cultivo sería tantu n ^ cjor cuantas más Iahores se tliet•:ui, lu
yuc c, cunlrariu a la^ oh^cr^aciune. hechas ,le fluc lo interesante c. cu ^ Ircrar las Linas dc l^riruavcra cuanto alltP^, liara c^ itar la na^ceucia dc n ^ alas hicrlrati. ' I'an ^ lrucu lrodría ^•i^•ir cl arhularlu dc las ciudadr^.,. Irlantadu
c^i uu ^nelo nunca Iahrado y cuhict•to de asfalto, eXCC1rtU en la Irequcfia
Irucetu alredc,lur dc lus trunco^, sin quc cm•riPntemcute f1CnOte.n dicl ^ o^
,^j,•u ^ Irl.^rc^ ^íntu ^ nas de intuxi^ación carluSnica ^ fxlta de nitrví^rno.
Ilav rluicu ulrinu que lu^ lahurc. ilan .^ I terrenu una mcjor caruc.tw•a.
^ cllu r, ihu^,ln ^ cnlc rli,cutihlc. \u I ^ alrlcu^os de lu; ca^u. frecuentc^ cn
rlnc rnucha, ^^cccc l,or nc,•c^irlarl, ulra^ I,ur incuria, ;c rcalizan ,lich:,, la-
Plunm r/r• .Ischpias rurnufi U. (;. il^utu 1. 1'. ^I.i
hurc^ cn ^ nalas condicione^ ^lc tcnilicro. Ann cuaudo éste sea el con^r•nicntc y Ia té•cnica Ircrfccta, nunca fjucrla cl terrcnu cun la contcxtfu•a
quc Iru.rc el flc una Irrudcra ^ir^cn u ul rlc un bu„luc nu ^•uttu•aflu. 1^:^
ntá^, basta ahan,lonar iur ,uclu a^n ^c^etaciún csl,untánca Irara rlue arlrluicru .^ lus lrucus a ^io, ^ u ^ uslrcctu uuifurme que lrocas ^ccc, ^c ,•ons ^ ^ni,i
cuan,lu ,c lahraha.
^ cuiu.^, Irues, rluc nu e,tú claru la efecti^irlurl rlc u ^ ucl,us de lu, ohjctivu^ ,luc sc atribuyen a la^ lahurc,, cuyu lin Irrin ^ urdiul, rle ntayur importancia ,luc lo yue. atttes se creía, nu c^ utru ^ino la r/r^.arurcirirt rlc lrrs
nrrrlrr.ti lricrhrr.,, untc, rlc la sic ^ nhra, Irur,luc flesccau la tiet•ra, y, eu cl
- 3tt3 -
verano, impiden la acumulación de nitratos, y después, porque hacen
la eompetencia a los cultivos, en cuanto a su abasto en agua y aliinentos.
Il.-FACTORES INTERNOS.
1: CICLOS BIOLOGICOS DE D^5ARROLLO.
En la biología vegetal hay que considerar la planta en sus tres ciclos :
diario, anual y vital, si bien en el caso de especies anuales coinciden los
dos últimos.
En lo relativo a la formación de principios activos, se ha observado
influencia del ciclo diario, sobre todo en aquellas sustancias cuyo origen
parece estar relacionado con el metabolismo del nitrógeno o del carbono. Así, en las plantas productoras de alcaloides, hemoa comprobado con
el estramonio que las hojas recogidas por la mañana poseen del 3,7 al 12
por 100 más de principios activos que las cortadas a última hora de la
tarde. Puesto que la producción de compuestos nitrogenados orgánicos no
es un fenómeno fotosintético, sino de síntesis química, posterior a la formación de los compuestos del carbono, es probable que el metabolismu
del nitrógeno se efectúe principalmente por la noche. Con esto concuerdan los resixltados obtenidos por Dafert, al encontrar que las hojas de
digital purpúrea tenían por la tarde más actividad que por la mañana.
ya que la formación^ de los glucósidos-relacionada con el metabohsmo
de los hidratos de carbono, al menos en lo referente a su componente azucarado-depende de la iluminación.
Entre las plantas productoras de esencia, las experiencias hechas con
salvia demostraron que las sumidades segadas por la mañana temprano
dieron más riqueza que las recogidas a mediodía. Es probable que ello
obedezca más bien a variaciones de humedad e incluso evaporación de
esencia en las hora ^ de máxima insolación.
En las drogas de mucílago, los experimentos con malvavisco no dieron
conclusíones claras, lo que puede ser debido a mala ejecución de aquéllas, pero también a que el metabolismo diario no ejerza influencia sobre
la producción de dicha s^^tancia, dado su papel de reserva. No se han
hecho ensayos aobre plantas productoras de otras clases de' principios
activos (saponina, tanino, etc.).
Distintamente a la que ocurre con el diario, que sólo ejerce acción sobre la formación de los principios activos, el ciclo anual actúa sobre el
desarrollo del órgano utilizado como droga y sobre su riqueza. Así se
ve que en las especies cuyas hojas se recogen antes de la floración (belladana, estramonio) las primeras formadas son las mayores, lo que se traduce en los rendimientos ponderales de los diversos cortes. También en
la menta piperita, salvia, hierbabuena, sándalo de jardín, etc., las hojas de mayor tamaño sou las desarrolladas al principio, pero en el
caso de Ia menta piperita ello no se refleja en el peso de los sucesívoa
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