COMUNICADO DE RAMIRO BEJARANO GUZMAN Con ocasión de

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COMUNICADO DE RAMIRO BEJARANO GUZMAN
Con ocasión de mi retiro de las páginas editoriales de EL PAIS, diario en el que estuve colaborando por
cuatro años, informo a la opinión pública:
1.- El pasado 23 de noviembre el columnista Alfredo Carvajal Sinisterra en su columna habitual a
propósito de comentar la publicación de Enrique Gómez Hurtado “Por qué lo mataron” sobre la muerte
de Álvaro Gómez Hurtado (http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/alfredo-carvajal-sinisterra/por-mataron),
recogió y dio por ciertas aseveraciones sobre un encuentro que sostuve con Santiago Medina, en julio
de 1995, cuando estuvo detenido una noche en las instalaciones del DAS, institución que entonces era
dirigida por el suscrito.
2.- Frente a esa nota de Carvajal envié una carta al periódico pronunciándome sobre la misma, pero me
solicitaron que usara mi columna para dar respuesta, lo cual hice el miércoles 30 de noviembre, con una
nota intitulada “Respuesta a un momio” (http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/ramirobejarano-g/respuesta-momio). En esa columna, además de negar las afirmaciones en mi contra, hice
mención sobre la necesidad de que Carvajal explicara su papel en una denuncia que hice en febrero de
2000 en EL ESPECTADOR, sobre la petición de unos empresarios caleños a Simón Trinidad para que en
vez de industriales, secuestrara políticos, y el hecho de que su organización empresarial hubiese
publicado la única biografía de Mancuso, justamente por los días en el que el paramilitarismo se
pavoneaba por el Valle del cauca.
3.- El viernes siguiente 2 de diciembre, Diego Martínez Lloreda, en una columna que denominó
“Bejarano Hizo las Cosas Mal” (http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/diego-martinez-lloreda/bejarano-hizocosas-mal) salió en defensa de Alfredo Carvajal y apoyó las afirmaciones ofensivas en mi contra. Lo mismo
ocurrió con otros columnistas de la misma línea, como Aura Lucía Mera y Mario Fernando Prado, estos
últimos en sus columnas del 6 de diciembre.
4.- El 7 de diciembre Alfredo Carvajal se ocupó nuevamente del tema para responder mi columna
(http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/alfredo-carvajal-sinisterra/en-respuesta), y en ella insistió en sus
afirmaciones en mi contra, sin responder íntegramente las aseveraciones del suscrito, como lo
relacionado con eventuales apoyos al paramilitarismo.
5.- El mismo 7 de diciembre de diciembre, se publicó la que resultó siendo mi última columna, en cuyo
apéndice
respondí
las
aseveraciones
de
Diego
Martínez
Lloreda
(http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/ramiro-bejarano-g/tragedia-vallecaucana) y en uno de los apartes
mencioné que el citado columnista nada sabía de funciones públicas, pues su especialidad eran las
“reacciones violentas por cuenta de las cuales se hizo judicialmente notorio”. Esta aseveración, que en
modo alguno menciona específicamente un proceso judicial, la hice en virtud de que conozco desde
hace muchos años, críticas públicas a Martínez Lloreda por su carácter explosivo y violento.
6.- Publicada mi última columna, recibí una carta privada de Diego Martínez Lloreda en la que me
reclamaba por supuestamente haber utilizado en mi columna información que él afirma me entregó
como abogado, porque un día me visitó en mi oficina a explorar la posibilidad de denunciar penalmente
a HUMBERTO PAVA CAMELO, por el delito de calumnia, porque este venía difundiendo en un programa
radial la información sobre una condena penal impuesta en su contra, a lo cual muy rápidamente
informé que si en verdad él había sido condenado, no podía enjuiciar a quien le dijera eso, porque
lamentablemente el hecho no era falso. Apenas recibí la carta de Martínez quejándose, inmediatamente
la respondí, negando esa acusación y demostrándole que mentía. En efecto, nunca vi un papel sobre ese
asunto, tampoco fui abogado de Martínez, no recibí emolumento alguno, y entendí que su paso por mi
oficina obedeció a conocer más mi experiencia personal, que es de público conocimiento, en varias
denuncias penales que he instaurado, que en contratarme o consultarme como abogado, pues el
eventual litigio sería en Cali, plaza donde no suelo litigar. En mi comunicación a Martínez, de la cual fue
enviada copia a la Directora del periódico, le recordé que cuando se hizo presente en mi oficina,
claramente le informé que estaba previamente enterado de los insultos de que era víctima, porque
además de que todo el mundo lo sabía, en alguna ocasión había oído uno de los programas de
HUMBERTO PAVA en su contra. Era claro, además, que si Martínez andaba averiguando sobre
experiencias para enjuiciar a PAVA CAMELO, no era porque el asunto fuese secreto, sino todo lo
contrario, porque era abiertamente conocido y discutido en todos los salones mediáticos y por los
comunicadores del Valle del Cauca. Es decir, lo que Martínez ahora dice me informó, lo sabía
previamente antes del único encuentro que he tenido con él, porque era un hecho publicitado y notorio,
tanto que él andaba preocupado por encontrar un camino legal para que cesaran esos comentarios, que
aun hoy lo siguen fustigando. Por lo demás, en mi columna de EL PAIS, jamás hice referencia específica a
asunto judicial alguno en contra de Martínez, sino a sus reacciones violentas, que son conocidas y
temidas.
7.- Posteriormente, la noche misma del 7 de diciembre, la gerente y directora de EL PAIS, María Elvira
Domínguez, me comunicó que terminaba mi colaboración en EL PAIS, recogiendo la afirmación
malintencionada de Martínez Lloreda, sobre el supuesto uso de información comunicada como
abogado, no obstante haberle aclarado ampliamente el tema en una carta que le remití. Como se lo
expresé en la comunicación final que tuve a bien remitirle, en la que le agradecí por los años de
vinculación a EL PAIS, la verdadera y única causa de mi retiro de las páginas editoriales de EL PAIS, fue
que me atreví a no dejarme calumniar de Alfredo Carvajal Sinisterra, ni de la gavilla de columnistas de
esa poderosa casta caleña, que pretendió lincharme en público. El haberme separado de las páginas de
EL PAIS, me impidió responder la última columna de Alfredo Carvajal y de insistir en que la justicia
investigue unos hechos que todavía no han prescrito y que son de interés nacional, pero hay otros
espacios y sobre todo justicia dispuesta a oir y a investigar.
Bogotá, 7 de diciembre de 2011.
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