NousDretsHumansIV.qxd 2/1/2009 11:20 PÆgina 51 DEMOCRACIA, IDEOLOGÍAS TOTALITARIAS Y DERECHOS HUMANOS Renaud Dély Periodista, miembro de la redacción de Libération Buenas tardes. He venido aquí a hablar del Frente Nacional. Soy periodista y he cubierto las actividades del Frente Nacional durante varios años. He venido a hablarles de lo que sucede en mi país desde hace ya algunos años. Ustedes han visto, en la campaña presidencial, la gran cantidad de votos que se ha llevado Jean-Marie Le Pen. Es cierto que los franceses tienen a menudo la mala reputación de ser, un poco, corredores de fondo. Pero estamos en un campo donde Francia no puede dar lecciones. Al contrario, la situación política y la potencia de la extrema derecha en Francia hoy en día es alarmante. Francia se ha convertido en uno de los pocos países de Europa, junto con Austria e Italia, en materia de presencia e influencia de la extrema derecha que están en esta línea de urgencia. El Frente Nacional ha crecido de forma espectacular en este último año, pero tiene ya una vieja historia en Francia. Hace muchos años que recibe un respaldo importante. En 1984, Le Pen ya obtuvo grandes resultados, es una historia antigua. Cuando en 1984 obtuvo su primer éxito, se habló de seísmo, de shock, y los periodistas y observadores evocaban este caso. Veinte años más tarde, Francia ha sufrido un nuevo shock. Esta vez Le Pen surgió de repente en la elección presidencial (la principal en Francia) y se llevó casi el 17% de los votos. Ha sorprendido de nuevo. Lionel Jospin, el candidato socialista, era el gran favorito para las elecciones presidenciales y sufrió un fracaso estrepitoso. Existen razones estructurales que lo explican y también circunstancias coyunturales. Los sondeos, una vez más, se han equivocado. Parece que Lionel Jospin iba por delante de Le Pen y luego que tenía que enfrentarse a Chirac. Todos estaban convencidos de que Le Pen no se llevaría más del 13 o el 14%, pero jamás un 17%. Debo recordar, con un cierto pesimismo, que este hecho provocó un verdadero electroshock en la sociedad francesa y que, a partir del día siguiente de las elecciones, vimos en la calle a millones de personas, a la juventud despolitizada, que jamás se había interesado por la vida política y que hacían una especie de huelga. Hemos visto manifestaciones gigantescas, y no solamente en París sino en todas partes. Es un resurgimiento democrático de los ciudadanos, y en la segunda vuelta de las elecciones vimos que Jacques Chirac —que había sufrido una especie de descrédito, que tenia un futuro mediocre y que había sido perseguido por culpa de ciertos asuntos— consiguió un éxito digno de una democracia y pasó en las dos vueltas. Por lo menos, Le Pen no progresó. Gracias a la movilización ciudadana y al despertar democrático, la población reaccionó (un poco tarde) y fue capaz de hacer algo. A partir de esta constatación de la situación de la extrema derecha y de los resultados de las elecciones presidenciales, intenten ustedes analizar la influencia de la extrema derecha en Francia hoy. Por una parte, abordemos el estado de salud electoral de la extrema derecha. Debemos averiguar quién vota hoy al Frente Nacional en Francia y por qué razones. Vamos a descubrir algo muy importante. La historia del Frente Nacional ha CICLE Nous Drets Humans IV 51 NousDretsHumansIV.qxd RENAUD DÉLY 2/1/2009 11:20 PÆgina 52 Democràcia, ideologies totalitàries i drets humans ido cambiando porque existe desde hace muchos años y ha evolucionado. Las gentes que se han unido a Le Pen tienen un perfil muy diferente. ¿Quién vota a la extrema derecha? Estamos en una vieja democracia, de un país rico, favorecido si lo comparamos con otros en el mundo. Es un país donde se vive bien y donde más de cinco millones de personas votan por un partido de extrema derecha. ¿Cuáles son las causas que generan este éxito de la extrema derecha, una cuestión coyuntural que reposa claramente sobre la influencia en la sociedad del Frente Nacional, sobre la forma como poco a poco ha ido atacando unas capas sociales? Desde el 2002, la izquierda se dividió en un gran número de candidatos y, finalmente, se presentó Jospin. Le Pen ha sido, desde siempre, un especialista de la provocación, de la creación de tabúes, de banalizar lo que no se puede banalizar. Le Pen rompió con este estilo provocador lanzando una campaña muy blanda y parecía (y decía) que era inofensivo, y provocó una fractura en la sociedad francesa para obtener lo que obtuvo. La perspectiva de futuro en Francia pasa por saber en qué puede convertirse esta extrema derecha en Francia, en qué puede convertirse Le Pen y sus partidarios. Hay que analizar el Frente Nacional humano, sus ideas y cómo es posible que hoy, más allá del partido político (que no es grande en número de militantes), deje sentir su influencia, que es muy fuerte en la vida política de Francia y lo vemos claramente en la acción de la derecha desde hace seis meses. ¿Cómo es posible que el Frente Nacional extienda su influencia más allá de su realidad electoral? Hablemos un poco del electorado de Le Pen. Si analizamos la encuesta que se hizo después del shock que causó Le Pen… El centro de estudios de la vida política francesa (un instituto universitario muy reputado) encuestó a cinco mil electores, que fueron interrogados en varios momentos (justo antes de las elecciones, justo después, después de las legislativas del mes de junio) para intentar saber los motivos, y constatamos un cierto número de cosas. Primero, en la crisis política que atraviesa Francia desde hace ya varios años, hay un factor cada vez más inquietante que es la abstención. La gente vota cada vez menos. Desde hace diez años este factor se acrecienta y en las últimas presidenciales el 30% de votantes no acudió a las urnas. Esto es muy importante, ya que en Francia, hace veinte años, apenas había el 10% de abstención. Cuando hablamos del electorado del Frente Nacional, vemos que es el que vota más y el que menos se abstiene. Son personas que tienen un mensaje nítido y tanta indignación que van a votar, y constatamos que, en las presidenciales, el 30% de los franceses no votaron, pero solamente el 18% de los simpatizantes de le Pen se abstuvo de hacerlo. El electorado de Le Pen es mayoritariamente masculino, las mujeres se le resisten. Las mujeres votan menos a la extrema derecha. Le Pen, que sacó el 17% en el 2002, sacó el 20% entre los hombres. El 20% de los hombres votó a Le Pen, mientras que sólo le votó el 14% de mujeres. El discurso del Frente Nacional es machista (la mujer debe estar en casa, se menosprecia su futuro profesional y no se la pone en primera línea). El primer rasgo de la extrema derecha en Francia es que es un electorado muy popular. Desde hace catorce años, Le Pen se ha convertido en el primero que encabeza el primer partido obrero. No porque él tenga un discurso que defienda los valores de los 52 NousDretsHumansIV.qxd 2/1/2009 11:20 PÆgina 53 Democràcia, ideologies totalitàries i drets humans RENAUD DÉLY obreros sino porque seduce a más empleados y obreros que los partidos de la izquierda. En las presidenciales ha obtenido el 25% entre los empleados, el 25% entre los trabajadores y el 30% entre los parados. En Francia, esto se produce desde hace quince años. Es un electorado muy popular que, comparado con los otros, tiene un nivel de estudios más bajo. Constatamos que Le Pen recoge el 25% de votos entre la gente sin estudios o que sólo tienen un diploma profesional, mientras que solamente saca el 5% de votos entre los que tienen estudios superiores. Existe una gran fractura entre la Francia con estudios superiores y la de los de abajo, que tienen salarios bajos o que están en el paro. Le Pen se aprovecha de esta fractura y es ésta la que le da votos. Hay un último criterio que es bastante paradójico. Constatamos que el electorado católico practicante vota menos a Le Pen que otros colectivos. Es decir, que la práctica religiosa no favorece a Le Pen. En España no ocurrió lo mismo con el franquismo. La práctica regular de la religión en Francia es un freno que impide votar a Le Pen, al que sólo vota el 12% de los católicos practicantes, mientras que recibe el 20% del voto de las personas que se declaran católicas no practicantes. Esta especificidad de la ley francesa y la laicidad hace que la separación entre la práctica religiosa y la política sea gigantesca. Si una Iglesia diera consentimiento del voto se volvería contra el propio beneficiario. El Frente Nacional es un partido poco religioso: Le Pen no es practicante y no le interesa la religión. Sólo hay una pequeña franja de la extrema derecha que es católica integrista. La posición de las Iglesias en Francia está clara desde hace veinte años: condenan a la extrema derecha, y el Frente Nacional es claramente de extrema derecha. Constatamos, además, que el electorado de Le Pen es de clase popular, de pequeños empleados, obreros, y estos rasgos se refuerzan así que pasan los años. A partir de estas características sociológicas, tenemos las variables que hacen que se vote el Frente Nacional. En un sondeo se preguntó a cien mil personas que revelaran en qué pensaron cuando votaron a Le Pen y se constató una clara diferencia entre los que votaron a Le Pen, Chirac y Jospin. El elector de Le Pen pensaba en dos temas únicamente: la inmigración y la seguridad. El 68% de los que votaron a Le Pen dijeron que en el momento de votar pensaron en la inmigración y en la seguridad. Según la lógica del electorado de la extrema derecha, son dos temas que van estrechamente ligados. Para el elector de Le Pen, uno explica el otro y viceversa. El tema del paro retrocede, el 52% de los electores de Le Pen pensaban en ello, y sólo el 3-4% pensaron en el medio ambiente y en la construcción de Europa a la hora de votar. Respecto a los votantes de otras opciones, esta cadena de valores no tiene nada que ver. La preocupación principal de los franceses era el paro. Más del 60% de los franceses votaron con cierta inquietud sobre el paro, el 70% de Jospin y el 60% de Chirac. La jubilación, la seguridad y los salarios venían después. La inmigración era una cuestión que no preocupaba nada; sólo el 20% del electorado estaba preocupado por ello, y se fueron con Le Pen. Hay una fractura muy grande entre los que ven a Le Pen como el paladín de la seguridad en Francia y los que no, y los primeros tienden a leer estos temas a través del CICLE Nous Drets Humans IV 53 NousDretsHumansIV.qxd RENAUD DÉLY 2/1/2009 11:20 PÆgina 54 Democràcia, ideologies totalitàries i drets humans prisma de la inmigración. Las personas que expresan su indignación votando a Le Pen buscan a un responsable de su desgracia y hacen responsable al inmigrante. En todos los estudios sobre el electorado que se han hecho desde hace años siempre se señala al inmigrante como responsable. Por el contrario, el resto de la ciudadanía francesa no se preocupa por la inmigración. Quizás les inquietaba en los años ochenta, pero hoy en día la inquietud ha disminuido, salvo para el electorado del Frente Nacional. Esta fractura es muy clara, y es el segundo aspecto sobre el que quiero poner el acento. Esta especificidad de un electorado muy popular, ultraconservador, de extrema derecha, son rasgos que se ponen de manifiesto en este estudio. Se ha preguntado a los electores si estaban o no de acuerdo con unas frases que se les planteaban. A todos los votantes les preocupan cuestiones similares: cuestiones sociales. El electorado de izquierda se preocupa más por las cuestiones sociales, por la seguridad. Los únicos que son radicalmente diferentes son los de Le Pen. Les preocupa la defensa nacional. Se les preguntó: ¿Es importante para usted contar con una defensa nacional que proteja a Francia de ataques extranjeros? Es una pregunta que no moviliza en absoluto al electorado en general, pero sí al de Le Pen. El 45% de sus electores creen que es extraordinariamente importante contar con una defensa nacional eficaz para protegerse de los extranjeros. Hay otro tema que manifiesta la angustia del electorado de Le Pen, y es la pena de muerte. La pena de muerte fue abolida en Francia en 1981, y la idea de restablecerla es minoritaria. Sólo el 40% de franceses desearían volver a la pena de muerte, frente al 60% que no lo desean. Sin embargo, el 80 % de los electores de Le Pen piden la pena de muerte, una proporción muy superior. Otra pregunta que se les formuló fue: «Hay demasiados inmigrantes en Francia. ¿Está de acuerdo o no?». El 86% de los electores de Le Pen están de acuerdo con esta frase. Evidentemente, es una cifra que no tiene nada que ver con el resto de la sociedad francesa. Constatamos que se trata de un electorado que está radicalmente diferenciado del resto y que se moviliza en torno a angustias y miedos que no son en absoluto los mismos que los del resto de la sociedad francesa. En definitiva, el Frente Nacional es un partido de extrema derecha que es populista en el sentido plebeyo del término. Es un partido que intenta restablecer los lazos sociales entre el electorado y el jefe, que se dirige directamente a su base, pasando por todos los lazos sociales y por todas las estructuras democráticas que, esencialmente, sirven para mantener la democracia: partidos, asociaciones, etc., como categoría autoritaria de un grupo social a la que se dirige Le Pen, para arengar a sus partidarios. Voy a explicar cómo funciona la extrema derecha en Francia. Todos los años, Le Pen organiza una fiesta en memoria de Juana de Arco. Era una heroína francesa del siglo XIV que, en aquella época, echó a los ingleses del territorio francés. Le Pen organiza cada año esta conmemoración y la presenta como modelo de lo que Francia debe hacer: defenderse del invasor extranjero. Al principio, Juana de Arco era una heroína republicana y en el siglo XIX se recuperó su simbolismo para convertirla en una especie de heroína diferente. Es interesante decir que la fiesta de Juana de Arco es el 8 de mayo. Cada 54 NousDretsHumansIV.qxd 2/1/2009 11:20 PÆgina 55 Democràcia, ideologies totalitàries i drets humans RENAUD DÉLY año, Jean-Marie Le Pen cambia la fecha y hace que coincida con el primero de mayo. Ese día organiza un gran desfile. ¿Por qué el primero de mayo? Porque es la fiesta del trabajo y esto permite a la extrema derecha ensalzar a la vez la identidad francesa a través de un símbolo viejo y pasado de moda, un símbolo de la lucha contra el invasor, y, al mismo tiempo, celebrar la fiesta del trabajo. Así combinan las dos cosas: Juana de Arco y la fiesta del trabajo. Eso es algo típico de quien defiende la idea mítica del pasado, hablando de algo que quizá nunca fue así del todo y, por otra parte, defiende el pueblo de sus angustias. Es significativo ver cómo funciona el Frente Nacional. Si ha podido hacerse un hueco y llevarse un 20% de los votos en Francia… Le Pen tiene 74 años ya, una carrera muy larga, y al hilo de esta carrera ha agrupado multitud de capillas de la extrema derecha que estaban divididas. Detrás de Le Pen encontramos toda una serie de tendencias. Por ejemplo, la iglesia católica integrista, los nacionalistas revolucionarios, los escapados de la liberación, de las guerras coloniales de los sesenta. Hay gente que ha luchado en la guerra en Argel. Se encuentran todos allí. Ha reunido en sedimentación capas diferentes de la historia de la extrema derecha y de la historia de las derrotas de la extrema derecha. En Francia, y desde hace un siglo, la extrema derecha no ha hecho más que sufrir derrotas después de la liberación de 1945. Ha sido siempre un corpúsculo minoritario, siempre en la oposición. La situación en Francia, con la crisis económica, favoreció el auge de la extrema derecha (la subida del paro…). La derecha conservadora se ha vuelto más dura, insistiendo en la seguridad, y la extrema derecha se fue preparando con el fin de beneficiarse de esta coyuntura para instalarse. En la campaña presidencial del 2002 hemos visto un cierto número de factores que han favorecido la entrada de Le Pen. Por una parte, la izquierda, que como en muchos países europeos tiene un problema: hay una ruptura entre la izquierda socialdemócrata y el pueblo. El gobierno de Jospin propuso la famosa semana de 35 horas y se hizo una reforma laboral para conseguirla. Se sentían muy satisfechos. Esta reforma parecía muy popular entre los mandos, los profesionales liberales… La gente tenía más tiempo libre para dedicar a la familia, para irse de vacaciones, etc. Sin embargo, el pequeño empleado, el asalariado, lo consideraba nefasto, porque él, con esa reducción de trabajo, iba a perder poder adquisitivo, puesto que también se reduciría su salario. La izquierda no estaba en contacto con la auténtica izquierda; pensaba que lo hacía muy bien, pero en realidad estaba favoreciendo a las capas ya favorecidas y dañando a las capas de la izquierda que ya sufrían bastante. Estos se fueron a la extrema derecha. La izquierda estaba dividida, con cinco candidatos, que explotaron y se dividieron: había un verde, un comunista, un radical de izquierda, un republicano y un candidato socialista. Jospin se sintió apartado y permitió que Chirac le avanzara. La izquierda plural, que había sido tan eficaz para que la izquierda ganara, se giró en contra del gobierno de Jospin. Cuando los cinco partidos estaban haciendo campaña electoral, esta situación de ruptura favoreció a Le Pen, que llevó a cabo una campaña completamente diferente de la que había llevado hasta entonces. Había tenido una larga historia de provocador; toda su CICLE Nous Drets Humans IV 55 NousDretsHumansIV.qxd RENAUD DÉLY 2/1/2009 11:20 PÆgina 56 Democràcia, ideologies totalitàries i drets humans historia política ha sido una provocación. Hace ya más de quince años lanzó aquella famosa frase según la cual la izquierda había perdido en la historia. Hizo declaraciones de carácter antisemita para intentar banalizar y revisar la historia. En el 2002 todo era suave, inofensivo, blando, y presentaba un perfil de viejo sabio. Incluso la prensa se preocupó mucho por la forma en que Le Pen lanzaba su campaña. La extrema derecha no ha necesitado hacer grandes esfuerzos en materia de provocación ya que se ha beneficiado de un clima muy especial y se ha centrado en la inseguridad. Después del 14 de julio del 2001, Le Pen lanzó una asalto al gobierno sobre este tema, diciendo que la izquierda estaba demasiado cerca de los criminales. Toda la derecha llevó así la campaña y no tuvo necesidad de hacer mucho. Recogió una gran parte de los beneficios en las elecciones. Le Pen es un líder de grandes gestos populares; le gustan mucho las máximas, los adagios, las citas clásicas. Siempre se ha dicho que los electores prefieren el original a la copia. La derecha, durante un año, ha llevado una campaña rigurosa contra la izquierda, acusándola de no dar seguridad y, al final, el elector ha preferido el original a la copia y ha escogido a Le Pen, porque Chirac, naturalmente, en la primera vuelta sacó la mayor cantidad de votos. Chirac obtuvo el 40%; Le Pen avanza, aunque muy por detrás. Debemos hacer una breve alusión a un episodio que me parece sintomático de la forma como Le Pen ha llevado su campaña en estas presidenciales. Para ser candidato en las presidenciales en Francia hay que presentar 105 padrinos, que aportan su firma. Deben dar su firma para validar al candidato. Durante quince días, tres semanas, un mes, Le Pen creó un clima de suspense diciendo que él no tendría estas firmas. Se quejaba de que era un escándalo, que no le daban las firmas para evitar que se presentara. En Francia hay 35.000 ayuntamientos y este suspense hizo que la gente se preguntara constantemente si Le Pen podría ser candidato o no. Los periodistas, observadores y comentaristas políticos se preguntaban: «¿Encontrarían ustedes normal que Le Pen, con un partido legal y una larga trayectoria, no pudiera presentarse a las presidenciales?». Todos, poco a poco, dijeron que no, que no sería normal, que en democracia tiene el derecho a presentarse. Le Pen, muy hábilmente, había adquirido una especie de legitimidad, en vez de decir: «¡Cuidado, peligro!, es un candidato no democrático». Ha sido su manera de hacer campaña y ha obtenido sus frutos. Para lanzarme brevemente sobre el futuro, ¿en qué puede convertirse hoy la extrema derecha francesa? ¿Puede llegar al poder algún día? ¿Qué influencia pueden tener sus ideas en el futuro? No debemos fantasear con que Le Pen llegue al poder. Hemos visto las manifestaciones gigantescas que se han producido después de la primera ronda de las presidenciales. El 80% de los votantes se inclinó por Chirac, y el Frente Nacional es un mundo aparte, estigmatizado. En el sistema electoral francés, Le Pen no tiene aliados para alcanzar el poder. Esta es la versión optimista. La más pesimista es otra. Hace tiempo que hablamos de un voto de protesta, de la cólera que manifiestan los electores. Hay que estar atento. El voto de protesta en la primera ronda se convirtió en voto de adhesión en la segunda. Un voto de adhesión a un hombre, a unos valores. 56 NousDretsHumansIV.qxd 2/1/2009 11:20 PÆgina 57 Democràcia, ideologies totalitàries i drets humans RENAUD DÉLY Queda muy claro que los cinco millones y medio de franceses que votaron a Le Pen en la segunda ronda lo hicieron para que éste fuera presidente de la república. No podemos decir que sólo fuera un voto de protesta, fue de adhesión, y este voto se sostiene sobre un sistema de valores determinado para lograr que Le Pen se haga con el poder. Esta es la visión pesimista. Los que han favorecido a Le Pen han visto la desaparición del clima de la extrema izquierda. ¿Cuál es la diferencia entre la derecha y la izquierda? Francia ha vivido alternancias repetidas desde hace 24 años. El partido que está en el poder pierde las elecciones siguientes: ha decepcionado a mucha gente y eso favorece a otros partidos. La cohabitación hace vivir juntos al presidente de la República y al primer ministro, que es de otro color político: Chirac (de la derecha) y Jospin (de izquierda). Esta cohabitación ha hecho mucho daño a la vida política francesa, porque perturba las diferencias y la gente ya no percibe quién es responsable de qué. El resultado es que todo se mezcla, lo que genera confusión y favorece el voto a Le Pen. Este es otro elemento que se ha repetido sucesivamente. ¿En qué puede convertirse el Frente Nacional? Difícilmente hubiéramos podido imaginar que llegaría al poder, porque, hoy en día, la sociedad francesa tiene un aire de vigilancia ante el peligro Le Pen. Pero quizá seria el momento de un relevo para el mismo Le Pen. Es una cuestión que ya se plantea la propia extrema derecha. Hasta ahora cuentan con el «carisma» de Le Pen, pero ¿tiene un sucesor? Es la pregunta que se formula también la extrema derecha. Hemos visto que hubo una escisión sobre esta cuestión porque alguien había osado pensar en la sucesión. ¿El Frente Nacional podrá sobrevivir a su jefe? Parece ser que Le Pen quiere presentar a su hija como su sucesora. Presenta una ventaja considerable: que lleva el apellido Le Pen, que es una especie de talismán mágico que podría asegurar la supervivencia del Frente Nacional. El gran peligro no es que el Frente Nacional llegue al poder mañana, sino más bien la influencia de sus ideas hoy en la vida política francesa y en la sociedad francesa. Tenemos una fórmula en Francia desde hace varios años que sigue lo que había dicho Robert Badinter, antiguo ministro de Justicia en la era Mitterrand. Decía que el peligro de la lepenización de los espíritus es «hacer Le Pen sin Le Pen», que todos nos convirtamos en Le Pen. Sus ideas se han convertido en unos valores tales en la sociedad francesa que pudren la vida política. Todos los partidos y responsables políticos convierten a Le Pen en un referente (con Le Pen, contra Le Pen). Repiten lo que dice, rebaten sus ideas. Esta lepenización de la vida francesa es una amenaza para el funcionamiento de la democracia en Francia, y esta situación se ha acentuado en los últimos meses. Parece que Jacques Chirac ha ganado las elecciones presidenciales de este año en la segunda vuelta parando el golpe de la extrema derecha, pero no se ha visto que Francia se levantara para luchar. Desde hace seis meses, Francia tiene un gobierno que practica la lepenización con la nueva ley presentada por el ministro del interior, Nicolas Sarkozy. Es una ley que habla de categorías y trata de la seguridad cotidiana y matiza que hay categorías (gente que viaja, etc.) contra las cuales existen nuevos delitos como la prostitución, la forma de hablar y presentarse agresivamente en las reu- CICLE Nous Drets Humans IV 57 NousDretsHumansIV.qxd RENAUD DÉLY 2/1/2009 11:20 PÆgina 58 Democràcia, ideologies totalitàries i drets humans niones de jóvenes… Todo esto no estaba prohibido por la ley, pero ahora sí, con esta nueva norma de Sarkozy. Se habla de responsables del desorden, del miedo, de la angustia... Es una forma de ceder a esta lepenización de las mentes y de los espíritus. Los sondeos han mostrado que el 70% de los franceses aprobarían esta ley y, por otro lado, una gran parte de sondeos ha mostrado que Sarkozy se ha convertido en el político de derechas más popular del país. Los egoísmos y las fracturas que siembran la sociedad francesa, la forma en que se hacen distinciones entre la gente, estigmatiza y alimenta el voto a Le Pen. 58