NEUMANN 2001_Sistema Guastavino en su

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El sisteina Guastavino en su contexto
Dietrich Neuinann
recientemente ha habido una serie de publicaciones que
han rastreado sus orígenes, su difusión y sus líneas de
evolución.%ste articulo sitúa las bóvedas americanas
de Guastavino en el contexto más amplio de la aplicación de técnicas similares en otras zonas del mundo y
constituye la aportación más impoi-tante escrita hasta la
fecha acerca de su historia.
Aunque Rafael Guastavino denominaba su sistema
con10 construcción cohesiva o bóveda de panderete
[((tindorel vault)), en inglés], fuera de los EE.UU. esta
técnica se denomina a menudo volite r-o~rssillo~i
o bóveda
en referencia a estas dos regiones
pirenaicas
--.catalana
...
del sur de Francia y norte de España.' Sin embargo hay
abundantes muestras de su utilización en otras zonas geográficas por lo que el termino bóvedas tabicadas quizá
sea mas apropiado.
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T.m.
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C o N s T R i i cTxoN Wüs'vouTEB PLATEs
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Orígenes
En la antigua Roma parece haber existido precedentes
de esta técnica de abovedamiento en ciertas constixcciones con bóveda de cañón, que si bien no explotaron toda
sus posibilidades, sí revelan por parte de los constructores romanos un deseo de minimizar el espesor de sus
bóvedas de ladrillo y hormigón6 Documentos recientemente descubiertos demuestran que una técnica de bóvedas tabicadas más desarrollada se discutió y fue aplicada durante la baja Edad Media en España. En 1382 el
arquitecto Pierre le Ceremonieux informaba al Rey Merino acerca de su trabajo en el palacio real de Valencia.
La primera persona en analizar dicha técnica en un
tratado arquitectónico parece haber sido el monje español Fray Lorenzo de San Nicolás que publicó su Arte y
Uso de Arquitectzrra en Madrid en 1639.SA partir de entonces la técnica apareció explicada regularmente en
manuales franceses debido a su buen comportainiento
frente al fuego y a su buena calidad constructiva. Entre
otros destacados tratados en que se menciona el método
se encuentran Maniel-e de renclre tozltes sortes d'édífices
inco~~zbz~stibles
de 1754 escrito por el Conde d'Espie y
el Cozlis dlArchitectzlre de Jean-Francois Blondel y Piei-se Patte de 1777 (Fig. l).
Jean-Baptiste Rondelet (1 734-1 829) también expuso
la técnica de las bóvedas tabicadas en su Traité Tlzéorique etpratiqz~ede l'art de bbtir de 1802. Al ejercer éste
la docencia tanto en la Escuela Politécnica como en la
Escuela de Bellas Artes podemos imaginar una cierta difusión de la idea. Todas estas descripciones presentaban
el uso de la bóveda como un sistema intrínseco al edificio con poca influencia sobre su configuración espacial
o su lenguaje f o ~ m a lEl
. ~ rápido crecimiento de las ciudades durante la segunda mitad del siglo XIX incrementó la necesidad de una construcción resistente al fuego.
'
Figura 1.
Dos versiones de bóvedas tabicadas con ladrillos colocados de
Vol.6, lámina 94
plano. Pierre Patte, Cozlrs ~'AI-chitectzcr-e,
(1777)
En este contexto las delgadas bóvedas tabicadas se usaron nuevamente con f r e c ~ e n c i a .Resulta
'~
bastante plausible que su redescubrimiento y creciente estima se anticipase en el noreste de España al pensarse que se trataba
de una invención específicamente catalana. El creciente
movimiento en pro de la independencia fue de la mano
de esfuerzos por revivir tradiciones catalanas en todos
los aspectos de la vida cotidiana."
Bóvedas catalanas y Modernismo
Rafael Guastavino, antes de emigrar a los EE.UU, empleó
las bóvedas tabicadas con sobriedad y pragmatismo en
una serie de edificios industriales de Barcelona entre los
que destaca la fábrica para los hermanos Batllb -hoy conocido como Edificio del Reloj- de l 869-75.12 En 1876
exhibió la bóveda catalana en la Exposición Mundial de
Filadelfia. Estimulados por el éxito, llevó esta técnica
conshuctiva a los EEUU cinco años más tarde. Guastaviiio no peimaneció en Barcelona el tiempo suficiente como
para presenciar los cambios estilísticos que se producirían
cn la ciudad y sus alrededores a partir del decenio de
1880. La deliberada rareza y el carácter lúdico de la arquitectura presentada en la Exposición Mundial de Barcelona
de 1888 con su creativa y exuberante ornamentación y los
Ilainativos colores de los materiales preparó el camino
para el Modernismo catalán del cambio de siglo. Antonio
Gaudí y sus conteinporáneos Lluis Doménech i Montaner
y Josep Puig i Cadafalch estuvieron entre los muchos arquitectos que introd~jeronlas bóvedas catalanas en diversos tipos arquitectónicos y continuaron explorando sus
posibilidades. Es en estos edificios, considerados auténticamente catalanes, en los que el método de abovedamiento alcanza no solo su pleno potencial por primera vez sino
también simbolismo y significado político.
Lluis Doménech i Montaner (1 850-1923) fue una figura clave de los aspectos arquitectónicos del movimiento catalanista. Como arqueólogo buscó el carácter
típico catalán en la arquitectura medieval; como arquitecto se convirtió en adalid del uso de materiales nuevos
o inusuales, y desarrolló teorías de carácter determinista
acerca de aspectos funcionales o ambientales. En 1878
publicó En bziscn de lema Arq~litecturaNucioizal, obra
que resume los orígenes del Modernismo. Como director de la escuela de arquitectura de Barcelona
( 1900-1 9 19) tuvo una tremenda influencia en la siguiente generación de arquitectos catalanes. Su edificio
más significativo es el Palau de la Música Catalana
(1 905-1908), ejecutado para una institución coral que
resultaba clave para el renacimiento cultural de Cataluña. En él se utilizaron bóvedas catalanas con profusión y
de fosma ostentosa. Estas parecían encajar perfectamente con la rica ornamentación cerámica y con los eleinentos estructurales de hierro decorado los cuales a su vez
representaban una concepción estrictamente arquitectónica bajo la apasionada y exuberante decoración. En el
Hospital de San Paul (1902-1910), también de Montaner, se emplearon bóvedas tabicadas en sus pabellones y
vestíbulos de escalera.
Josep Puig i Cadafalch (1867-1957) fue probablemente el más importante de los discípulos de Montaner.
Viajero, arqueólogo y político, estaba profundamente
implicado con el movimiento independentista catalán.
Entre 1917 y 1924 fue presidente de la Mancomunitat,
el órgano político más importante de Cataluña. Entre
sus 161 publicaciones hay una historia inonumental del
arte románico catalán (1909-191 8). En sus obras arquitectónicas empleó con frecuencia delgadas bóvedas tabicadas explorando con habilidad sus cualidades formales
y estructurales. Puig i Cadafalch fue el arquitecto que
más claramente relacionó este método de construcción
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Figura 2.
Entre las más geniales obras de Puig i Cadafalch se encuentra
un conjunto de edificios para el fabricante de cava Codomíu
en Sant Sadurní d'hnoia (1901-1904). Foto del autor
directamente con el ansia de especifidad e independencia catalanas. Justificó esta relación a través del origen
medieval catalán del método, su honestidad estructural y
el hecho de que las piezas cerámicas procediesen de la
tierra catalana. En el Congreso Internacional de Arquitectos de 1920 en Madrid, Puig dio una conferencia
acerca de los métodos de abovedamiento catalanes. Simultáneamente, sobre el escenario, un grupo de obreros
de la región constiuía una estructura de este tipo a una
velocidad asombrosa.13 En la fabrica textil Casimir Casarramona de Barcelona (1909-1 9 l l), Puig i Cadafalch
lleva las finas bóvedas de los techos a través de la fachada para formar unos cuerpos salientes que resguardan las ventanas. Mucho más llamativo, y con certeza
uno de los logros más sobresalientes de Puig i Cadafalch, es el conjunto de edificios que realizó para el productor de cava Codorníu en Sant Sadurilí d'Anoia
(1901-1904) (Fig. 2).14 Puig i Cadafalch utilizó la curva
atena aria'^ o arco parabólico como su motivo principal y
con ella abovedó la sala principal, las alas laterales que
eran más pequeñas y las ventanas. Estos arcos parabóli-
150
Dietrich Neuinann
cos están constiuidos por hojas de rasillas que se inanifiestan con claridad al exterior. Junto con el gótico este
es uno de los ejemplos más puros de arquitectura en que
el principio estructural da forma a todo el edificio. Las
bóvedas fueron empleadas también en las partes menos
importantes de la bodega, utilizándose también cuando
en la década de 1950 Lluis Bonet i Garí agrandó algunas
naves de alma~enamiento.'~
Estos primeros edificios influyeron profundamente
al discípulo y biógrafo de Gaudí César Martinell
(1 888-1973) quien diseñó más de treinta cooperativas
agrícolas en Cataluña de 1913 a 1919. Entre éstas quizá
la más importante sea la de Gandesa (1919) (Fig. 3). Las
((catedrales agrícolas» de Martinell tuvieron un gran significado político para el movimiento independentista catalán. La sucesión de bóvedas tabicadas, los arcos parabólicos de apoyo realizados con rasilla, la gran altura
libre de los espacios interiores y la luz cenital contribuyeron a configurar algunos de los edificios utilitarios
más impresionantes por su espacialidad e innovadores
estructuralmente del siglo veinte."
Estos logros fueron sólo igualados por la fábrica textil Aymerich, Amat i Jover (Fig. 4) constiuida en Tarrasa entre 1907 y 1909 por Lluís Muncunill i Parellada
Figura 4. Lluis Muncunill i Parellada. Fábrica textil de Ayineridi, Amat i Jover en Tarrasa (1907-1909). Foto del autor
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(1868-193 1). Muncunill cubrió una convencional estiuctura porticada de acero con una serie de bóvedas tabicadas de doble curvatura que se abrían suavemente
hacia la luz del norte. Hoy en día el edificio es un museo de historia de la tecnología (Museu de la Ciencia i
de la técnica de Catalunya). De aspecto más bien inodesto desde el exterior, la sala principal del edificio presenta el interior convincente y bien iluminado de una
planta industrial. '*
Lluis Muncunill diseñó también la Masía Freixa en
Terrasa (1907-10). Aunq~iepensada inicialmente como
fabrica textil se transformó inás tarde en residencia y
hoy funciona como escuela de música (Fig. 5). El conjunto de la estructura, con sus potentes e inusuales formas se deduce de la aplicación de bóvedas tabicadas y
curvas catenarias.
Antonio Gaudí, gran innovador estiuctural y el representante más notable del modernismo catalán, utilizó
tanto curvas catenarias como bóvedas tabicadas desde
muy pronto.19Ambos elementos aparecen ya en el Palacio Güell de 1886-1889. Las curvas catenarias son fundamentales en la estructura del tejado de la casa Milá
(1906-1912), y aparentemente Gaudí tenía intención de
~ttilizarbóvedas tabicadas en la Sagrada Familia (comenzada en 1883). El edificio del colegio situado en el exterior de ésta resulta de especial interés: constiuido hacia
1906 presenta una delgada y curva pared exterior y una
cubierta ondulada. A pesar de que la cui-vatura simple
del abovedamiento es menos compleja que en muchas
otras realizaciones, el acertado encuentro entre muro y
cubierta representa un deslumbrante logro formal.
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Las bóvedas catalanas y el Movimiento Moderno
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Figura 3.
Gandesa de Cesar Martinell, Espafia
Cooperativa
(1920). Foto del autor
El uso de las bóvedas catalanas como medio expresivo
disminuyó con la difusión del vocabulario formal del Movimiento Moderno que se desarrolló paralelamente a téc-
151
iiicas de constmcción que requerían menos mano de obra.
1:xisten sin embargo algunas excepciones. El arquitecto
4 1 1 1 ~ 0Le Corbusier tuvo siempre un interés por la arquiicctura vernácula del mediteiráneo. Durante un viaje a
1)arcelona en 1928 dibujó la escuela de Gaudí en la Sagrada Familia y fue uno de los primeros arquitectos mo=tlcrnos en reconocer la genialidad de este a r q u i t e ~ t o . ~ ~
(ltilizó bóvedas tabicadas como encofrado perdido en la
c.iibiei-ta de la casa Jaoul de 1955 en París. Sin embargo
iiiia relación directa con Gaudí parece improbable ya que
sil utilización como encofrado en esta bóveda fue muy
\cncilla y formalmente diferente. Tras el enorme éxito del
Iciiguaje formal que él había ayudado a formular durante
los años 20, sus ciíticos contemporáneos observaron con
cierto asombro su retorno a técnicas aitesanales y a la
evocación de las formas autóctonas. El arquitecto británico James Stirling señaló que la Casa Jaoul era (:esencialiiicnte exótica y antiurbana)), que contenía ((volúmenes
iiiteriores parecidos a una cueva)) y que era ((antimecanicista, tradicionalista y ligada a la tierra».21Este extracto
iliistra bien las dificultades de los arquitectos occidentales
iaii aceptar cualquier cosa que no encajase con unos ideaIcs de progreso y modernidad rígidamente definidos. En
i i i i curioso comentario Stirling remarcó que la casa ((fue
Figura 5.
crcada para un status tan actual como el del obrero emiMasía Freixa en Terrassa de Lluis Muncunill i Parellada
!!i?irite argelino que trabajó en ella)). El trabajador argeli(1907p1910), Foto del autor
iio podía en efecto conocer las bóvedas tabicadas ya que
Iiobían sido usadas con éxito en Argelia en 1947.22
Las cáscaras de hormigón fueron desarrolladas en
Alemania en la década de 1920. No está claro si Walter
sobre la tribuna del hipódromo de la Zarzuela en MaI%nuersfeld,a quien se atribuye este avance, conocía las drid (1935).
;interiores cáscaras de ladrillo.23De cualquier forma, los
Félix Candela, que había estudiado en Madrid, estaiirquitectos españoles Eduardo Torroja (1899-1961) y ba fascinado por las teorías estructurales, la geometría
I:clix Candela (19 10-1 997) emplearon durante la déca- analítica, la trigonometría y las estructuras de cáscaras.
t l n de 1950 cáscaras de hoimigón armado desarrollando
Tras graduarse en 1935, se unió a las fuerzas republicaiiiia arquitectura de nueva expresividad. Ellos evidente- nas en la Guerra Civil Española. En 1939 fue encarcelaiiicnte sí conocían y se inspiraron en las técnicas de abo- do y deportado a México. Allí retomó sus experimentos
\/cdamiento catalanas. En su libro Filosofía de las es- con cáscaras. La normativa mejicana, menos restrictiva,
iriicturas (1958) Torroja señalaba:
facilitó estos ensayos. Empleó el hormigón en aplicaciones en cáscaras extremadamente delgadas resaltando así
La bóveda catalana, tan congénita en su tierra como el alel concepto de que la resistencia estructural procedía de
garrobo de sus campos, y tan maravillosa, en sus realizala forma y no de la masa. Ejemplo de esto es el parabociones, que difícilmente alcanzan los actuales conociloide hiperbólico del Pabellón para el Estudio de los Ramientos teóricos a explicar y inedir su fenómeno
yos Cósmicos en la Universidad de México (1952), donresistente, genialmente intuido por constructores desapade
la cubierta tenía un espesor de tan sólo 1,5 cm. Sus
recidos bajo la tierra con que fabricaron sus ladrillos hace
más
de 900 cáscaras construidas resultaron ser económisiglos. 24
cas y estéticamente agradables y se aplicaron a vivienIlustró estas observaciones haciendo referencia a la das unifamiliares de bajo coste, iglesias, restaurantes e
iiiadrileña iglesia de San Agustín (1949-1954) consincluso estaciones de televisión. En el famoso restauraniriiida por Luis Moya Blanco y que presenta una com- te de Xochimilco (1958-1959), situado en las afueras de
pleja cubierta catalana con doble curvatura.25Su propio la ciudad de México, empleó una delgada cáscara con
irabajo deriva del mismo análisis cuidadoso de los es- forma de silla de montar.
liierzos de tensión y de compresión que han hecho posiIiles las bóvedas laminares, por ejemplo en la cubierta
.
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El sistema Guastavino en su contexto
El sistema Guastavino en su contexto
Dietrich Neumann
152
Las bóvedas de Eladio Dieste
Las Escuelas de Arte Cubanas
Mientras que las cáscaras de hormigón de Torroja y
Candela trad~ijeronlas ideas centrales de las estiucturas
laminases tabicadas a un material distinto, otros continuaron desarrollando las propias bóvedas catalanas. El
arquitecto uiuguayo Eladio Dieste (1917-2000) aplicó
los principios fundamentales de dichas bóvedas y los
mejoró estructuralmente aunque insistió en que su iiispiración provenía de las delgadas cáscaras de hormigón de
arquitectos e ingenieros coino Torroja y Candela. Su
mejora más importante fue el uso de tirantes y redondos
de acero de refuerzo en combinación con las bóvedas tabicadas de doble curvatura, lo que aumentaba la luz posible de cada unidad. Tanto en sección transversal como
longitudinal la curva catenaria deinostró ser la más resistente estáticamente. En sus escritos Dieste contextualizó la técnica en el mercado mundial de la construcción
donde los países pobres eran presionados a adoptar métodos industrializados de constiucción:
Quizás el inás espectacular intento de utilizar el sistema
de abovedamiento tabicado como símbolo político y cultural se dió en Cuba tras la revolución. En 1959 Fidel
Castro y el Che Guevara decidieron constiuir un giupo
de nuevas escuelas de arte, Las Escuelas Nacionales de
Arte, en el lugar que había sido un prestigioso club de
golf cubano. Castro en persona encargó al joven arquitecto Ricardo Poiro (1925) la construcción. Porro, que
había estudiado en La Habana y Pasís, admiraba los expresivos últimos trabajos de Le Corbusier. Junto con dos
amigos italianos, Vittorio Garatti y Roberto Gottardi, comenzó el diseño en 1961, tan solo unos días después del
incidente de Bahía de Cochinos.29Porro asumió la direc-
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Dieste atribuyó el tímido éxito de las cáscaras curvas
de ladsillo a «la tiranía de la mesa de dibujo)); si los proyectos eran demasiado difíciles de dibujar, no eran construidos. Entre las creaciones más asombrosas de Dieste
está una iglesia en Atláiitida, Uruguay (1958), con paredes y techo ondulados basados en un principio similar al
de la escuela de Gaudí en la Sagrada Familia.27De igual
importancia es un almacén en Montevideo de psincipios
de la década de 1960 donde las luces se salvan con cáscaras de doble curvatusa similares a aquellas utilizadas por
Lluis Muncunill en 1919 en la fábrica textil de Terrasa.
La propia casa de Dieste en Montevideo (1962) emplea
las sencillas bóvedas de cañón tabicadas que Le Corbusier había utilizado unos años antes en las Casa JaouLzs
Conclusión
Las bóvedas laminares han desempeñado papeles difeientes en distintas culturas. El abultado número de obras
realizadas en EE.UU. entre la década de 189d y la de
n o n
1 Y ~ parece
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indicar un éxito no alcanzado en otros lugares. Sin embargo allí su potencial formal y expresivo
para generar curvaturas dobles, paramentos y cubiertas
ondulados permaneció bastante inexplorado. En Cataluña, Cuba y Uruguay sus inusuales cualidades estructurales ayudaron a crear un lenguaje formal diferente y motivó a los arquitectos que buscaban una nueva
iirquitectura moderna cargada de significación política.
I3n un lugar representó la independencia cultural y política de Cataluña; en otro el David de la construcción
cconómica, de baja tecnología y que empleaba mucha
mano de obra frente al Goliat de la construcción altainente industrializada. Las corrientes dominantes de la
historia de la arquitectura moderna occidental parecen
Iiaber adoptado los mitos que la industria de la construcción ha ayudado a perpetuar - que el progreso era necesario e inevitable y que éste hallaba su expresión más
nítida en logros ingenieriles como torres altas, grandes
luces salvadas con acero y la irrefrenable explotación de
los recursos naturales. El reciente redescubrimiento de
la bóveda tabicada por parte de los historiadores de la
¿irquitectura muestra una tendencia hacia un enfoque
iiiás equilibrado y amplio en que los inateriales y su significación desempeñarán un papel más importante. La
bóveda catalana en concreto prueba que la interpretación de Louis Sullivan, que los materiales de construcción son portadores potenciales de significado poético y
social, es tan válida hoy en día como hace un siglo.
3
S,
Lo que se conoce menos es que el ladrillo puede resistir
ciertas tensiones mejor que algunos de los mejores honnigones, y que el hormigón y el mortero no pueden igualar la
ligereza de la tierra cocida. Hemos sido capaces de realizar
estsucturas que por su ligereza habrían sido imposibles en
hoimigón armado.[...] Hemos producido cascarones de doble curvatura en los que ondulaciones longitudinales variables dan la rigidez necesaria para hacer frente a la flexión y
a la inestabilidad elástica. Todas las secciones transversales
son curvas catenarias, y dado su escaso peso, la cáscara soporta unas tensiones muy bajas.[...]Estas técnicas han demostrado ser una alternativa económica y racional a los sistemas de hormigóil prefabricado y acero. Hemos realizado
grandes luces con alta velocidad de construcción y una
mano de obra relativamente escasa.[ ...] Incluso en las aplicaciones más ...artísticas, como iglesias que hemos construido, los costes han sido absurdamente bajos ...No hay
nada más noble y elegante desde un punto de vista intelectual que esto: resistir a través de la forma.26
escuelas se desai~ollaroiicon rapidez. Sin embargo más
tarde la situación política debida a la crisis de los misiles de 1962 y la necesidad de trasladar trabajadores a
otros sitios retrasaron las obras. Finalmente las escuelas
fueron oficialmente inauguradas a pesar de encoiitrai-se
cii diversas fases de terminación. El simultáneo aumento
de la influencia soviética llevó a un mayor énfasis en la
prefabricación y al regreso a los llamados principios racionalistas. En 1968 las bóvedas tabicadas fueron criticadas Como individualistas, inonumentales y autoritarias
cn lugar de «científicas», «flexibles» y eficiente^».^'
Figura 6.
Escuela de Artes Plásticas de la Habana, Cuba, de Ricardo Porro (1961-1965). Foto del autor
ción general del proyecto de las escuelas de danza inodeima y artes plásticas, Roberto Gottardi proyectó la escuela de arte dramático y Vittorio Garatti la de música y
ballet (Fig. 6). Con la aprobación de Castro, Pomo esco-gió las bóvedas tabicadas como sistema estsuctural principal. Su coste era asumible y permitía una inusual expresividad que podía servir como símbolo de la joven
revolución cubana. Todos los edificios explotaron las posibilidades del material produciendo agsupaciones de cúpulas, y secuencias de bóvedas de cañón. La manera en
que estos edificios abordaron problemas urbanísticos y
espaciales al tiempo que respondían al paisaje circundante hacen de este complejo una de las creaciones arquitectónicas más importantes de comienzos de los años 1960.
El éxito de todo el proyecto dependió de un discreto
albañil de Barcelona, Gumersindo, cuyo padre había trabajado para Antonio Gaudí. Las bóvedas de muestra de
Gumersindo ayudaron a superar el escepticismo inicial
de las autor ida de^.^^ En un principio los trabajos en las
Agradecimientos
Me gustaría agradecer a Christiane Crazeman Collins
por su apoyo y su invitación a estudiar los libros y diapositivas de su difunto esposo acerca del tema. Estoy
también profundamente agradecido a mis lectores anó-
153
nimos en APT y a los editores del Boletín por su cuidadosa edición del manuscrito.
Notas
1.
Louis H. Sullivan, ((Kindergarten chats)) Inter=rtateArchitect Bzlilder (1901): 52 y (1902)1reeditado en Kindergarten Chats arzd other Wr*itings,New York: Dover,
1979, 140-141.
2. Tan solo las cúpulas geodésicas de Buckminster Fuller
proporcionan una alternativa igualmente convincente a
los rilétodos de abovedamiento convencionales.
3. Una búsqueda al azar entre recientes publicaciones de
construcción reveló que o bien no mencionaban el tema
en absoluto o lo hacían muy someramente, en relación
con los forjados a prueba de incendios. Véase Donald
Friedman, Historien1 B~tildingCoi~strttctiori,New York:
W.W.Norton, 1995, 94 y Jürgen Joedicke, Shell Arclzitecture, Stuttgart: Karl Ksamer Verlag, 1963, 10-1 1, que
rastrea la historia de los cascarones tan sólo hasta los años
20 y a Walter Bauersfeld para Zeiss en Jena en 1925. Joedicke menciona sin embargo los ensayos de Gaudí para la
Sagrada Familia.
4. Toda investigación acerca de Guastavino suele comenzar
por el artículo que escribió George Collins en 1968 y con
el archivo que elaboró y depositó en la Universidad de
Columbia. George R. Collins, «The Transfer of Thin Masonry Vaulting from Spain to America)) Jotlrnal of the
Society of Arclzitectural Historians 27 (Octubre 1968):
176-201 [traducción española en este libro: «El paso de
las cáscaras delgadas de fábrica desde España a América»]. Este artículo contiene una voluminosa bibliografía.
Desde que el articulo de Collins apareciese en 1968, la
aportación más significativa a la investigación sobre las
bóvedas de Guastavino y su aplicación en los EE.UU se
debe al trabajo de Janet Parks y Alan Neumann, que culminó con la exposición itinerante y publicación de 1997:
Jailet Parks y Alan G. Neumann, The Old World Builds
tlze Neus: The Guastavino Cornpany and tlze Technology
of tlze Catalan Vatllt, 1885-1962, New York: Avery Library, Columbia University, 1996; ver reseña, Dietrich
Neumann, «The Old World Builds the New: The Guastavino Company and the Technology of the Catalan Vault,
1885-1 962)) Joitrnal of the Society of Architectural Historian~56 (Septiembre 1997): 341-344. Otros artículos
acerca de esta técnica son: Theodore H.M Prudon, ((Guastavino Tile Construction)) Pr'ogressive Architect~11.e9
(1989): 137-138; Ann K. Milkovich, «Looking back:
Guastavino Tile Construction» Building Renovation 1
(JulioIAgosto 1993): 57-60; Juan Bassegoda Nonell, «La
Bóveda Catalana)) Anales de Arqiiitect~lra 3 (Marzo
1991): 142-148. En 1995 Riccardo Gulli y Giovanni Mochi, historiadores de arquitectura italianos, realizaron la
más exhaustiva crónica internacional acerca de las bóvedas tabicadas hasta la fecha, que desgraciadamente no ha
recibido la atención que merece. R. Gulli, y G. Mochi.
Bóvedas Tabicadas: Architetttlra e Constrzrzione, Roma:
CPD Editrice, 1995.
154
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
Dietrich l
Turpin C. Bannister, «The Roussillon Vault. The Apotheosis of a Folk Construction» Jo~rrnulof t l ~ eSociety of Arclzitecteiral Historians 27 (Octubre 1968): 163-1 75.
Historiadores del arte del siglo XIX como Auguste
Choisy o E. Viollet-le-Duc, ilustraron una técnica de abovedamiento romana que utilizaba ladrillos sentados de
plano como encofrado perdido en el interior de las bóvedas de cañón. Ver por ejemplo las termas de Caracalla en
Roma ilustradas en un dibujo de A. Choisy de 1873. JeanPierre Adain, Reinan Bzrildings: Materials and Teckniqlies, Bloomington: Indiana University Press, 1994, 178.
Gulli y Mochi, Bóvedas Tabicaclns, 109-1 10.
Philipe Araguas, «L'acte de naissance de la bóveda tabicada ou le certificat de naturalisation de la voute catalane» Bulletin Mon~linental156 (1998): 9-136.
Gulli y Mochi, Bóvedas Tabicadas, 28-29
Ibídem, 38-39, 70.
Rafael Guastavino las presentó en la Exposición Mundial
de Filadelfia de 1876 como «Improving the Healthfulness
of Industrial Towns)). Parks y Neumann, Tlie Old E'orld
Builds the Neiv, 14.
A partir de 1876, tras la derrota carlista, el apoyo de la
Iglesia se transfiriese al movimiento autonomista, y se
produjo un interés especial por todo lo catalán. La forma
concreta en que este «redescubrimiento» se produjo deberá ser objeto de una investigación adicional. Rafael Guastavino afirmaba en sus escritos que el 99% de los arquitectos de Barcelona no habían oído hablar de la construcción
tabicada durante los decenios de 1860 y 1870.
Parks y Neumann, The O1d Liórld builds the New 15.
«Remodelación del Edificio del Reloj de Barcelona. Carles Buxadé y Joan Margarit, arquitectos)) Oiz Diseño 116
(1990): 134-137. Franqois Loyer menciona al ingeniero
Joan Torras i Guardiola, profesor de Guastavino, que tuvo
un papel indirecto en el redescubrimiento de las bóvedas
catalanas por los experimentos que llevó a cabo a partir
de 1871. Francois Loyer, Jtcgendstil in Katalonien, Cologne: Benedikt Taschen Verlag, 1997, 16 y 208. Gulli y
Mochi, Bóvedas Tabicadas, 192.
Judith Rohrer e Ignasi de Sola-Morales, (eds.), Josep
Ptrig i Cadafalclz: la Arqzlitectzlra entre la Casa y la Ci~idad, Barcelona: La Fundación: Collegi d'Arquitectes de
Catalunya, 1989,24.
Tamara Molinari, «Le Cantine Codorníu)) Abitare 286
(Junio 1990): 142-147.
Las curvas catenarias son iguales a las que produciría una
cadena colgando entre dos puntos. Su equivalente matemático -con muy pequeñas diferencias- son los arcos
parabólicos. Estas curvas proporcionan la distribución
más eficiente, desde un punto de vista estático del peso de
una bóveda.
Francois Loyer, Jtlgendstil in Katalonien, 214.
Para una lista completa de los edificios agrícolas en Cataluña de Martinell consultar: César Martinell Brunet e Ignasi Sola-Morales Rubió, Constrzlcciones Agrarias en
Catahliia, Barcelona: Publicaciones del Colegio Oficial
de Arquitectos de Cataluña y Baleares, 1975. La mayoría
de la treintena de edificios agrícolas en las provincias de
Tail-agona, Lleida, Barcelona y Gerona emplea curvas catenarias y bóvedas catalanas.
18. «El vapor Aymerich, Amat 1 Jover de Terrasca)) Quadel-lis del niNatec 1 (1997): 1-24.
19. Juan Bassegoda Nonell, «La bóveda catalana)), 142-148.
Bassegoda menciona los siguientes edificios de Gaudí
con bóvedas catalanas: los establos Güell (1884-1887), el
palacio Güell (1886-1 888), el palacio de Astorga
(1889-1893), las escaleras de la sagrada familia, el colegio Teresiano (1888-1889), la casa Calvet (1898-1899),
la casa Battló (190&1906), y la casa Milá (1906-1912),
entre otras.
20. Dijo acerca de Gaudí: «lo que yo había visto en Barcelona era el trabajo de un hombre de extraordinaria fuerza, fe
y capacidad técnica, que manifestó a lo largo de toda su
vida en la obra. Era un hombre que hacía tallar la piedra
ante sus propios ojos a partir de unos dibujos realmente
de maestro Gaudí es «el constructor)) de 1900, que edificó
con inaeshfa en piedra, hierro o ladrillo. Sólo peimanecen
aquellos que tocan el corazón sensible de los hombres,
pero serán tratados duramente: serán malinterpretados y
acusados de pecar contra la moda del momento.)) [Cuando Le Corbusier escribe Gaudí no tenía el unánime reconocimiento que hoy posee]. Le Corbusier, 1957, en: Gazld i Texto: Le Corbtnier. Fotos: Goinis, Prats (Barcelona:
Ediciones Polígrafa, 1967), 22-23.
Re2 1. Jaines Stirling, «Garches to Jaoul)) The Architect~~ral
vieii, 118 (Septiembre 1955): 145-149.
22. Marcel Lathui, «Problemes Algériens: Voiites Minces Dites Rhorfas» L 'Architectzr1.e d'aujourdktli 3 (Septiembreloctubre 1945): 32-35.
23. Joedicke, Shell Architecture, 10 y 11.
24. Eduardo Torroja, Philosoplzy of Strzlctures, Berkeley:
University of California Press, 1958, 199. Eduardo Torroja, Razón y Ser de los T@os Estrzrct~lr-ales,Madrid: Consejo Superior de Investigaciones científicas, 1998,235-36.
25. Luis Moya Blanco utilizó las bóvedas tabicadas en diversos proyectos durante los decenios de 1940 y 1950. Fue
además autor del primer libro moderno sustantivo sobre
la bóveda catalana, que sirvió de importante fuente para
la parte europea de la investigacion de George Collins:
Luis Moya Blanco, Bóvedas Tabicadas, Madrid: Dirección General de Arquitectura, 1947. Ver también: Gulli y
Mochi, Bóvedas Tabicadas, 95 y Juan Bassegoda Nonell,
«La Bóveda Catalana)), 142-148.
26. Eladio Dieste, «Some Reflections on Architecture and
Construction)) Perspecta 27 (1992): 186-203.
27. Ver una reciente comparación entre la escuela de Gaudí y
la iglesia Atlántida (1957) en Montevideo por Eladio
Dieste. Josep Ma. Adell Argilés, «Las Bóvedas de la
Atlántida~Infornzes de la Constvucción 44 Septiembre/Octubre 1992): 113-123.
28. «Casa Dieste, Montevideo, Uruguay 1962)) MUR 3
(1992): 26-28.
29. John A. Loomis, Cuba's Forgotten Art Schools, New
York: Princeton Architectural Press, 1998.
30. Ibídem, 33.
31. Ibídem, 128-131.
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Las bóvedas de Guastavino en América
Libro publicado con ocasión de la exposición:
Guastavino Co. (1885-1962). La reinvención de la bóveda
Comisario de la exposición:
Javier García-Gutiéi~ezMosteiro
Edición a cargo de:
Santiago Huerta
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«Algunas cúpulas construidas por R. Guastavino Co». Dibujo publicitario niostrando las iiiayores cúpulas consti-uidas por la
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O CEHOPU, Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas y Urbanismo
O CEDEX, Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas
NIPO: 163-01-001-4
O Dirección General de la Vivienda, la Arquitectura y el Urbanismo del Ministerio de Fomento
NIPO: 161-01-037-6
ISBN: 84-9728-007-5
Depósito Legal: M. 44.772-2001
Cubierta: Detalle de un folleto de propaganda de la empresa Guastavino (Archivo Guastavino, Avery Library)
Fotocomposición e impresión: EFCA
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