Jurisdicción: Social Recurso de Suplicación núm. 755/2005. Ponente: Ilma. Sra. Dª. Alicia Cano Murillo DESPIDO TACITO: inexistencia: entrenador de fútbol: circunstancias concurrentes: contratación de nuevo técnico, manteniendo el alta en Seguridad Social. El TSJ desestima el recurso interpuesto por el actor contra la Sentencia del Juzgado de lo Social núm. 2 de Badajoz, de fecha 29-09-2005, dictada en autos promovidos en reclamación de despido, en base a lo reseñado en la fundamentación jurídica. En Cáceres, a dos de febrero de dos mil seis, habiendo visto las presentes actuaciones de la Sala de lo Social de este Tribunal Superior de Justicia, compuesta por los Ilmos. Sres. citados, de acuerdo con lo prevenido en el artículo 117.1 de la Constitución Española, EN NOMBRE DE SM EL REY Y POR LA AUTORIDAD QUE LE CONFIERE EL PUEBLO ESPAÑOL ha dictado la siguiente SENTENCIA NÚM. 78 En el RECURSO DE SUPLICACIÓN 755/2005, formalizado por el Sr. Letrado D. Fernando Carmona Mendez, en nombre y representación de D. Luis Angel, contra la sentencia de fecha 29-9-05, dictada por el Juzgado de lo Social núm. 2 de Badajoz en sus autos número 515/2005, seguidos a instancia del RECURRENTE, frente al Club Deportivo Badajoz, SAD, en reclamación por DESPIDO, siendo Magistrado-Ponente la Ilma. Sra. Dª Alicia Cano Murillo, y deduciéndose de las actuaciones habidas los siguientes, ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO Según consta en los autos, se presentó demanda por la citada parte actora contra la mencionada parte demandada, siendo turnada para su conocimiento y enjuiciamiento al señalado Juzgado de lo Social, el cual, tras los pertinentes actos procesales de tramitación y previa celebración de los oportunos actos de juicio oral, en el que quedaron definitivamente configuradas las respectivas posiciones de las partes, dictó la sentencia referenciada anteriormente. SEGUNDO En dicha sentencia recurrida en suplicación se consignaron los siguientes hechos en calidad de expresamente declarados probados: «I.-La relación laboral se documento en dos contratos, uno de naturaleza privada, y el segundo federativo, estableciéndose una remuneración total anual de 30.000 euros la primera temporada y 33.600 euros la segunda, más los incentivos correspondientes. Prestó el demandante sus servicios a la sociedad demandada desde el 26 de julio de 2004, a través de contrato de arrendamiento de servicios entrenador de fútbol, como entrenador profesional de equipo CD Badajoz SAD, durante las temporadas 2004/5 y 2005/6. La remuneración pactada, para la temporada 2004/05, consistía en 15.600 euros netos, abonados en 12 mensualidades de 1.300 euros. Y por objetivos, 6.000 euros por jugar la liguilla de ascenso y 12000 por ascensote categoría. Para la temporada 2005/6, 19.200 euros netos, abonados en 12 mensualidades, y 6.000 euros pro jugar la liguilla de ascenso y 18.000 euros por ascenso de categoría. II.-El 2 de septiembre de 2005, el Comité Jurisdiccional y de Conciliación acordó estimar la reclamación de Don Luis Angel frente al CD Badajoz, derivada de la rescisión unilateral del contrato federativo de entrenador suscrito entre ambas partes, con derecho a la recepción de 15.600 euros. La entidad demandada es una Sociedad Anónima Deportiva, siendo el presidente y consejero delegado del club, Don Javier, el cual a su vez es el representante legal de la sociedad. El accionista mayoritario de la entidad (80-90%), era la sociedad Éxitos reunidos, la cual pertenecía a Don Benjamín, Don Lorenzo y el Sr. Alberto. El consejero de administración no ha procedido a despedir al entrenador ni escrito ni verbalmente, pero era consciente de que Don Lorenzo había retirado la confianza al entrenador. Don Lorenzo, al finalizar la temporada 2004/5 manifestó al entrenador que no contaba con el para la próxima temporada, para, posteriormente contratar a otro entrenador. El trabajador no ha sido dado de bajo en SS. III.-En fecha solicitó la parte demandante la celebración de acto de conciliación ante la UMAC que tuvo lugar, sin avenencia». TERCERO En dicha sentencia recurrida en suplicación se emitió el siguiente fallo o parte dispositiva: « FALLO.-Que debo DESESTIMAR íntegramente la demanda interpuesta por don Luis Angel contra D. C. Badajoz, SAD y a su tenor absolver a la entidad demandada de cuantos pedimentos se referían en su contra». CUARTO Frente a dicha sentencia se anunció recurso de suplicación por la parte demandante. Tal recurso fue objeto de impugnación por la contraparte. QUINTO Elevados por el Juzgado de lo Social de referencia los autos principales, en unión de la pieza separada de recurso de suplicación, a esta Sala de lo Social, tuvieron los mismos entrada en fecha 29-11-05, dictándose las correspondientes y subsiguientes resoluciones para su tramitación en forma. SEXTO Nombrado Magistrado-Ponente, se dispuso el pase de los autos al mismo para su conocimiento y estudio, señalándose el día 19-1-06 para los actos de deliberación, votación y fallo. A la vista de los anteriores antecedentes de hecho, se formulan por esta Sala los siguientes, FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO La sentencia de instancia desestima la demanda origen de las actuaciones por entender el juzgador a quo que no ha quedado acreditado el despido contra el que reclama el trabajador demandante, y frente a dicha resolución se alza el vencido mediante el cauce que para disentir le ofrece el recurso de suplicación, y, en un primer motivo recurso, amparado en el apartado b) del artículo 191 de la Ley de Procedimiento Laboral ( RCL 1995, 1144, 1563) , se dedica a revisar los hechos que se declaran probados en la sentencia recurrida, solicitando en primer lugar que los cinco primeros párrafos del hecho primero se sustituyan por otros que dirían: «el demandante prestó servicios para la sociedad demandada desde el 26 de julio de 2004, en virtud de dos contratos, uno federativo y depositado en el INEM y otro privado, como entrenador profesional del primer equipo, para las temporadas 2004/2005 y 2005/2006. La remuneración pactada para la primera temporada fue de 30.000 euros netos, pagaderos en 12 mensualidades de 2.500 euros, 1.200 del contrato oficial y 1.300 del contrato privado. Asimismo como primas por objetivos se pactaron 6.000 euros por jugar la liguilla de ascenso y 12000 euros por ascenso de categoría. Para la temporada 2005/2006 la remuneración pactada fue de 33.600 euros netos, pagaderos en 12 mensualidades de 2.800 euros, 1.200 del contrato oficial y 1.600 del contrato privado; teniendo como primas por objetivos 6.000 euros netos por jugar la liguilla de ascenso y 18.000 euros por ascenso de categoría», sin que pueda accederse a ello porque de ninguno de los documentos en que se apoya el recurrente, los que figuran en los folios 36 a 39 de los autos, consistentes en los dos contratos que suscribieron las partes, a los que se refiere el juzgador de instancia, se deduce que las remuneraciones mensuales pactadas en ambos se sumaran para integrar el salario pactado, como se pretende hacer constar en la redacción alternativa que se intenta introducir y menos se deduce de tales documentos que esa suma fuera la que la empresa abonaba al demandante. SEGUNDO Pretende a continuación el recurrente añadir a la sentencia recurrida un nuevo hecho probado en el que se haría constar que «el 3 de junio de 2005, el diario Regional HOY, publicó la noticia de una reunión celebrada el día 2 de junio de 2005, en la que Don Lorenzo, máximo accionista del CD Badajoz, SAD, comunicaba verbalmente al actor su despido. Referida información fue ratificada por Don Lorenzo, a quien públicamente se le reconoce como PROPIETARIO (Folio 41, cabecera) del CD Badajoz, SAD., en una entrevista personal publicada en el mismo periódico el día 8 de junio de 2005, cuando al responder a la pregunta de ¿por qué despidió a Luis Angel?, contesta que la decisión de no contar con Luis Angel para esta temporada es una cuestión de confianza (Folio 41, primera pregunta). Asimismo en referida entrevista el Sr. Lorenzo manifiesta que para valorar ofertas de fichajes pueden hacerlo las personas que hay en el Club como Javier, Evaristo, Benito Ramos y yo que somos quienes componemos la Secretaría Técnica, en su momento se incorporará alguien más, pero ahora para lo que hay que hacer no lo veo necesario. Terminando por responder que las decisiones se deben respetar porque se tomaron de forma colegiada. (folio 44, párrafos 1º y 3º). El 30 de junio de 2005 el Diario HOY publicó la noticia, con una fotografía, en la que Don Lorenzo presentaba al nuevo técnico del CD Badajoz, SAD (folio 45)». Dicho intento revisorio está también destinado al fracaso porque los documentos en que se apoya, unos pretendidos recortes de periódicos, no son hábiles para acreditar el error del juzgador de instancia, entre otras razones porque, aunque entendiéramos que, efectivamente, tales documentos corresponden a medios de prensa publicados en su día, lo que en ningún caso pueden determinar, en cuanto a las entrevistas, es que se produjeran ni la verdad de lo que en ellos se hace constar, es decir, que lo que se atribuye a una persona haya sido realizado o manifestado por ella; en consecuencia, se trata de medios de prueba sometidos a la facultad de apreciación que al juzgador de instancia se otorga en el artículo 97.2 de la Ley de Procedimiento Laboral ( RCL 1995, 1144, 1563) , por lo que no se puede hacer constar como probado más que lo que al respecto se declara como tal en la sentencia recurrida. Y, en cuanto al carácter de máximo accionista y propietario de D. Lorenzo, aunque constara en tales documentos, tampoco son medio adecuado para acreditarlo. TERCERO Del propio modo intenta el recurrente dar nueva redacción al párrafo sexto del primero de los hechos probados de la sentencia recurrida, para que se haga constar en su lugar que «el 2 de septiembre de 2005 el Comité Jurisdiccional y de Conciliación de la RFEF dictó resolución estimando la reclamación interpuesta por Don Luis Angel frente al CD Badajoz, SAD., derivada de rescisión unilateral del contrato, al haberse probado el cese del entrenador reconocido por el club en su escrito de 24 de agosto (F. primero de la resolución), reconociéndole el derecho a la recepción de 15.600 euros», sin que tampoco pueda accederse a tal pretensión porque lo que se trata de añadir, que es nada más que lo relativo al reconocimiento del cese, aunque conste en la resolución del organismo federativo de que se trata, el hecho de ese cese y su reconocimiento no puede considerarse como probado porque se trata de una apreciación de dicho organismo que no puede vincular a los tribunales ni es hábil para una revisión de hechos probados de una sentencia. Asimismo, se solicita en el motivo que se sustituyan los párrafos octavo y noveno del primer hecho probado de la sentencia recurrida por otros dos en los que constaría que «el accionista mayoritario de la entidad (80-90 %), era Don Lorenzo a través de la sociedad 2004 ÉXITOS UNIDOS, SL, que había fundado con Don Benjamín y Don Emilio, a quienes meses antes había comprado sus participaciones. Como accionista mayoritario, si bien no tiene la representación orgánica de la sociedad, que descansa en un Consejo de Administración, en la práctica diaria es él quien toma las decisiones ejecutivas, y en lo que al caso se refiere, tomó la de cesar al entrenador del primer equipo. El Consejo de Administración y su Presidente, lo mismo que el Secretario General, lo sabían, eran conscientes y la aceptaron pese a que no se documentara por escrito», sin que tampoco pueda accederse a ello porque vuelve a apoyarse en los documentos que aparecen en los folios 40, 41, 44 y 45, pretendidos recortes de prensa que, como ya vimos, no pueden acreditar la veracidad de lo que en ellos se hace constar; también cita el recurrente la copia de la sentencia que se dictó entre ambas partes en reclamación de cantidad, de la que, al contrario de lo que se dice en el motivo, sin aducir razón alguna, ni se deduce nada respecto a la modificación pretendida, ni podría acreditar el error del juzgador de instancia, entre otras razones, porque no consta su firmeza; también alude el recurrente a que la modificación consiste en hechos conformes, pero, como señala la recurrida en la impugnación, no se ve la conformidad por ningún sitio, ni en el acta del juicio ni en el recurso y, como expresa la sentencia de esta Sala de 3 de mayo de 1999 ( AS 1999, 2269) , «para que determinado dato fáctico pueda tener dicha característica es absolutamente necesario que el mismo aparezca claramente de los hechos aducidos en la demanda o en la contestación a la misma y que la parte contraria preste de manera indubitada su conformidad al mismo». CUARTO En el mismo motivo, pretende el recurrente que se añada un nuevo hecho probado en el que se haría constar que «el club ha dejado de abonar al trabajador las mensualidades de mayo y junio», volviendo a basarse en que se trata de hechos conformes y en la copia de la sentencia de la reclamación de cantidad, bastando con remitirse a lo expuesto respecto al intento de revisión anterior. Por último, el recurrente intenta dar nueva redacción al décimo párrafo del primer hecho probado de la sentencia, para que se hiciera constar en él que «el día 2 de junio de 2005 Don Lorenzo se reunió con el actor para comunicarle que no contaba con él para la próxima temporada, cesándole como entrenador del primer equipo, contratando el día 29 de junio a otro entrenador. Contra esta actuación el actor presentó demanda de conciliación ante la UMAC de Badajoz el día 27 de junio de 2005, ejercitando la acción ante el Juzgado de lo Social el 13 de julio de 2005», para lo que se apoya en los documentos que figuran en los folios 1, 4, 40 y 45 de los autos, pudiéndose acceder únicamente a la adición de las fechas de presentación de la demanda y de la solicitud de conciliación, que se deducen de los propios autos y de la certificación del acto que en ellos figura, pero no al resto, bastando con remitirnos a lo ya reiterado sobre la falta de idoneidad de los recortes de prensa a los efectos de que tratamos. QUINTO En el segundo motivo de recurso el recurrente, con amparo procesal en el apartado c) del artículo 191 de la Ley de Procedimiento Laboral ( RCL 1995, 1144, 1563) , se dedica a examinar las infracciones de normas sustantivas o de la jurisprudencia que se hayan cometido en la sentencia recurrida y en primer lugar se denuncia en él la del artículo 49.1.d) del Estatuto de los Trabajadores ( RCL 1995, 997) y 13.i) y 16 del Real Decreto 1006/1985 ( RCL 1985, 1533) y de la jurisprudencia expuesta en las sentencias del Tribunal Supremo que en él se citan, alegando que el juzgador de instancia entiende que se ha producido dimisión del trabajador. Desde luego, como se expone en la sentencia de esta Sala de 6 de abril de 2004 ( JUR 2004, 137817) , citada por el recurrente, siguiendo la jurisprudencia del Tribunal Supremo, para que exista la figura de la extinción del contrato de trabajo por dimisión del trabajador, es preciso que de los actos del operario se deduzca la espontánea y unilateral decisión de poner fin a la relación concertada, requiriendo una actuación del trabajador que de manera expresa o tácita demuestre el deliberado propósito de éste de dar por terminado el contrato de trabajo y en este caso no se deduce del relato fáctico de la sentencia recurrida que el demandante haya actuado de forma que pueda revelar su intención de romper el vínculo laboral con la demandada, ni de forma expresa ni tácita. Pero el juzgador no ha entendido en su sentencia que el contrato de trabajo del demandante se haya extinguido, ni por dimisión ni por ninguna otra causa, incluido el despido, y por ello desestima la demanda, lo que significa que no puede haber infringido ni el artículo 49.1.d) del Estatuto de los Trabajadores, ni la jurisprudencia que lo interpreta. SEXTO La otra alegación del segundo motivo del recurso consiste en la de infracción de los artículos 54, 55 y 56 del Estatuto de los Trabajadores ( RCL 1995, 997) y 15.1 del Real Decreto 1006/1985 ( RCL 1985, 1533) y de la jurisprudencia contenida en otras sentencias del Tribunal Supremo, por entender el recurrente, al contrario que el juzgador de instancia, que ha existido el despido contra el que reclama, al menos de forma tácita. También se ocupó esta Sala, en la sentencia citada en el fundamento anterior, de un supuesto en que se discutía si había existido un despido tácito y en ella, respecto a tal figura se exponía, coincidiendo con lo que al respecto razona con acierto el juzgador de instancia: «el Tribunal Supremo ha mantenido, por ejemplo en Sentencias de 27 de octubre de 1987 ( RJ 1987, 7212) y 14 de septiembre de 1988 ( RJ 1988, 6893) que al actor le incumbe la carga de probar el hecho del despido, como resulta del principio general establecido entonces en el artículo 1214 del Código Civil ( LEG 1889, 27) y ahora en el 217 de la de Enjuiciamiento Civil ( RCL 2000, 34, 962 y RCL 2001, 1892) , pero también lo es que el despido, como vimos que sucede con la dimisión del trabajador, puede derivar de una declaración expresa en tal sentido por parte del empresario o de actos que revelen su voluntad de dar por finalizado el contrato de trabajo, determinando lo que se llama un despido tácito. Respecto a la figura del despido tácito, ha declarado el Tribunal Supremo en Sentencia de 4 de diciembre de 1989 ( RJ 1989, 8925) que «Si bien la jurisprudencia examina con recelo la figura del despido tácito que se pretenda deducir de conductas equívocas de la empresa, por contrariar los principios de buena fe, básico en las relaciones contractuales, y generar situaciones de inseguridad al trabajador, que nunca deben beneficiar a quien las ha provocado, su realidad y operatividad no debe excluirse, conforme también constante jurisprudencia, cuando existan hechos que revelen inequívocamente la voluntad empresarial de poner fin a la relación contractual (Caso de no admisión del despido tácito, se llegaría a la paradoja que quien "de hecho" ha sido cesado y no recibe el salario estipulado jamás podría accionar por despido)» y en la de 5 de mayo de 1988 ( RJ 1988, 3563) que «para que pueda apreciarse la figura del despido tácito -en contraposición al expreso, documentado o no- es necesario que la voluntad extintiva empresarial se derive de hechos concluyentes reveladores de la intención inequívoca de la empresa de poner fin a la relación jurídicolaboral, tratándose en definitiva de situar claramente en el tiempo la decisión resolutoria de la empresa y, en su caso, la inactividad impugnatoria del trabajador, a fin de evitar situaciones de inseguridad jurídica», habiéndose pronunciado el Alto Tribunal en el mismo sentido en las más recientes Sentencias de 5 de mayo ( RJ 1997, 3649) y 16 de diciembre de 1997 ( RJ 1997, 9479) y 16 de noviembre de 1998 ( RJ 1998, 9747) . De lo expuesto se desprende que, para considerar si ha existido el despido contra el que se reclama en la demanda, habrá que examinar, entre los hechos que se declaran probados en la sentencia recurrida, aquellos que pudieran tener interés para determinar si la demandada ha revelado, expresa o tácitamente, su voluntad de extinguir el contrato de trabajo del demandante, tal como éste pretende. Tales hechos son: a) que el trabajador no ha sido dado de baja en la Seguridad Social; b) que al finalizar la temporada 2004/05, un señor manifestó al demandante que no contaba con él para la próxima temporada; c) que ese señor, que le había retirado la confianza al demandante, pertenece, junto a otras dos personas, a una sociedad que es la accionista mayoritaria de la entidad deportiva demandada, cuyo presidente, consejero delegado y representante legal es otra persona distinta; d) que se ha contratado a otro entrenador y e) que el demandante ha reclamado ante el correspondiente órgano federativo, el cual estimó su reclamación fijando a su favor una cantidad por la rescisión unilateral del contrato de entrenador. De esos hechos el juzgador de instancia tampoco ha considerado que se desprenda que la empresa demandada haya procedido a despedir al demandante y no debe olvidarse que, tratándose de la interpretación que haya que dar a los contratos y demás negocios jurídicos, debe prevalecer, como regla general, la que haya sustentado el juez «a quo». Así, nos dice la Sentencia del Tribunal Supremo de 3 de febrero de 2005 ( RJ 2005, 4798) : «En nuestra Sentencia de 11 diciembre 2003 ( R. de Casación núm. 65/2003 [ RJ 2003, 9193] ) señalábamos que "es doctrina constante de este Tribunal que la interpretación de los contratos y demás negocios jurídicos es facultad privativa de los Tribunales de Instancia, cuyo criterio, como más objetivo, ha de prevalecer sobre el del recurrente, salvo que aquella interpretación no sea racional ni lógica o ponga de manifiesto la notoria infracción de alguna de las normas que regulan la exégesis contractual". Y que por ello, "la interpretación de los contratos realizados por los órganos jurisdiccionales inferiores no son revisables en casación a no ser que sea manifiestamente errónea, pues ante la ambigüedad de la letra ha de acudirse a la intención de los contratantes y esta se acredita con elementos fácticos, sustraídos en principio al conocimiento de la casación por la vía de la censura jurídica" S. de 27-5-99 ( rec. 4890/98 [ RJ 1999, 4998] )», doctrina que puede aplicarse también a las manifestaciones de voluntad de las partes con trascendencia jurídica. En el caso que nos ocupa ha de mantenerse el criterio que se sustenta en la sentencia recurrida porque la conclusión a que ha llegado el juzgador de instancia no es manifiestamente errónea, ni ilógica ni irracional. En efecto, ninguno de esos hechos a que antes nos hemos referido revela de forma concluyente la voluntad empresarial de poner fin a la relación contractual con el demandante. La principal base del demandante para considerarse despedido es la actuación de D. Lorenzo, quien había perdido la confianza en él y le manifestó al finalizar la temporada 2004/2005 que no contaba con él para la próxima, pero eso, por sí sólo, no determina la existencia del despido. Por un lado, las manifestaciones de que se trata no son suficientemente expresivas de la voluntad de despedir y, por otro, como expone el juzgador de instancia, resulta que el mencionado señor no tenía facultades para manifestar válidamente la voluntad de la empresa, que es una Sociedad Anónima Deportiva y cuyo órgano de administración, según el artículo 21.1 del Real Decreto 1251/1999 ( RCL 1999, 1900) , es el Consejo de Administración, el cual, a tenor del artículo 141 de la Ley de Sociedades Anónimas ( RCL 1989, 2737 y RCL 1990, 206) , «podrá designar a su presidente, regular su propio funcionamiento, aceptar la dimisión de los consejeros y designar de su seno una Comisión ejecutiva o uno o más consejeros delegados, sin perjuicio de los apoderamientos que pueda conferir a cualquier persona» y aquí lo único que consta es que el presidente y consejero delegado y, por tanto, representante legal de la sociedad, era otro señor, quien, precisamente, figuraba como tal en los dos contratos que suscribió el actor, no D. Lorenzo quien no consta que tuviera conferido apoderamiento alguno ni para despedir trabajadores ni para ninguna otra función. Aduce el recurrente que D. Lorenzo es el máximo accionista de la sociedad, pero eso no consta pues lo que aparece probado, sin que prosperara el intento de revisión contenido en el primer motivo del recurso, es que es partícipe, junto con otras dos personas, de una sociedad que posee el 80 o 90 por ciento de la demandada, sin que conste que porcentaje posee de esa otra sociedad. De toda formas, aunque constara que es el accionista mayoritario, ya hemos visto que la formación de la voluntad de una sociedad anónima no se reconoce por la Ley al mayor accionista, sino a los órganos establecidos para ello o a quienes tales órganos apoderen, sin perjuicio de la posibilidad que la posesión de un gran número de acciones otorga para influir en el nombramiento de quienes forman tales órganos. SÉPTIMO Otro de los hechos en que se apoya el demandante para su pretensión es que el club ha contratado otro entrenador, pero, aunque consta así probado, tampoco esa circunstancia determina el despido pues, como razona el juzgador de instancia, aunque se acudiera a otro profesional para la primera plantilla, un club como el demandado tiene muchos equipos en diversas categorías, con lo que bien podía destinársele a entrenar uno de ellos, lo que sucede a veces con entrenadores que dejan de trabajar con el primer equipo y continúan en un club haciéndolo con otros equipos inferiores, o, incluso, en otros cargos técnicos distintos o relacionados con el de entrenador y también puede, como de hecho ha sucedido incluso en la selección nacional, que el cargo sea ocupado por dos o más técnicos. Todo ello, sin perjuicio, como también nos dice el juzgador de instancia, de la posible modificación sustancial de las condiciones de trabajo que ello supusiera y de las acciones que por ello tuviera el demandante, distintas de la de impugnación de un despido que no ha existido. También considera el demandante como circunstancia que confirma la existencia de su despido el resultado de su reclamación ante el Comité Jurisdiccional y de Conciliación de la Real Federación de Fútbol que, efectivamente, consta que estimó la reclamación y acordó su derecho a 15.600 euros por la rescisión unilateral de su contrato, el que las partes tenían depositado en dicha federación, pero es claro que los tribunales no están vinculados por las resoluciones de dicho órgano, sin que pueda saberse a que se refiere cuando habla de «rescisión unilateral» y sin que conste, como pretende el recurrente, pues no prosperó la revisión que al respecto se intentó en el correspondiente motivo del recurso, que se probara su cese por haberlo reconocido el club por escrito. OCTAVO En cambio, en contra de la existencia del despido consta una circunstancia bastante significativa, que el demandante no ha sido dado de baja en la Seguridad Social, lo cual, por sí sólo no determina que no pueda haberse producido la decisión extintiva, pero que si aboga a favor de la conclusión a que llega el juzgador de instancia. Así, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, con sede en Sevilla, en sentencia de 31 de diciembre de 1994 ( AS 1994, 4915) , considera que «la cotización y afiliación mantenidas por la empresa» destruye «la presunción de despido que pudiera derivarse» incluso de la «falta de ocupación y pago de salarios, por lo que al presentarse la demanda -e incluso al dictarse la sentencia de instancia- estaba viva la relación laboral». Todo ello, unido a que en este caso, como razona el juzgador de instancia, no consta ninguna actuación del club en el sentido de impedir al demandante el acceso a las instalaciones cuando se dispusiera a desarrollar su trabajo ni se lo impidiera de ninguna otra forma, lleva a la Sala a mantener el criterio expuesto en la sentencia recurrida, la cual debe ser confirmada, previa la desestimación del recurso contra ella interpuesto. VISTOS los anteriores preceptos y los demás de general aplicación, FALLAMOS Que debemos desestimar y desestimamos el recurso de suplicación interpuesto por el Sr. Letrado D. Fernando Carmona Mendez, en nombre y representación de D. Luis Angel, contra la sentencia de fecha 29-9-05, dictada por el Juzgado de lo Social núm. 2 de Badajoz en sus autos número 515/2005, seguidos a instancia del RECURRENTE, frente al Club Deportivo Badajoz, SAD, en reclamación por DESPIDO, y, en consecuencia, debemos confirmar y confirmamos la resolución de instancia. Incorpórese el original de esta sentencia, por su orden, al Libro de Sentencias de esta Sala. Expídanse certificaciones de esta sentencia para su unión a la pieza separada o rollo de suplicación, que se archivará en este Tribunal, y a los autos principales. Notifíquese la presente sentencia a las partes y a la Fiscalía de este Tribunal Superior de Justicia. Hágaseles saber a los antedichos, sirviendo para ello esta misma orden, que contra la presente sentencia pueden, si a su derecho conviene, interponer recurso de casación para la unificación de la doctrina, previsto en los artículos 216 y siguientes de la Ley de Procedimiento Laboral ( RCL 1995, 1144, 1563) , que ha de prepararse mediante escrito presentado ante esta Sala de lo Social dentro del improrrogable plazo de los diez días hábiles inmediatos siguientes a la fecha de notificación de esta sentencia de acuerdo con los establecido, más en concreto, en los artículos 219, 227 y 228 de la citada Ley. Asimismo se hace expresa advertencia a todo posible recurrente en casación para unificación de esta sentencia que no goce de la condición de trabajador o de causahabiente suyo o de beneficiario del Régimen Público de la Seguridad Social o del beneficio reconocido de justicia gratuita, y por lo que respecta a los dos últimos preceptos dichos (227 y 228), que el depósito de los 300 euros deberá ser efectuado ante la Sala Cuarta o de lo Social del Tribunal Supremo al tiempo de personarse ante ella y en su cuenta número 2410, abierta en el Banco Español de Crédito, SA Oficina 1006, sucursal de la calle Barquillo núm. 49, 28.004 Madrid, mientras que la consignación en metálico del importe de la condena eventualmente impuesta deberá acreditarse, cuando así proceda, por el recurrente que no goce del señalado beneficio de justicia gratuita ante esta Sala de lo Social al tiempo de preparar el recurso de casación para unificación citado, para lo cual deberá presentar en el tiempo dicho resguardo acreditativo de hacer efectuado la indicada consignación en la cuenta corriente «Código de cuenta del Juzgado 1131 Trib. Sup. Just. Sala Social Cáceres, Código Entidad: 0030, Código Oficina: 5036, Banco: Banco Español de Crédito, SA, Nombre: Cáceres O.P., Dirección: AV. España, 27, CP 10001 Cáceres», bajo la clave 66 y Cuenta Expediente del Rollo de referencia, pudiéndose, en su caso, sustituir dicha consignación en metálico por el aseguramiento de dicha condena mediante el correspondiente aval bancario en el que, expresa y necesariamente, habrá de hacerse constar la responsabilidad solidaria de la entidad bancaria avalista, documento escrito de aval que deberá ser ratificado por persona con poder bastante para ello de la entidad bancaria avalista. Una vez adquiera firmeza la presente sentencia, devuélvanse los autos originales, para su debida ejecución, al Juzgado de lo Social de su procedencia, dejando de ello debida nota en los Libros de esta Sala. Así, por esta nuestra sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos. PUBLICACIÓN.-En la misma fecha fue leída y publicada la anterior resolución por la Ilma. Sra. Magistrado que la dictó, celebrando Audiencia Pública. Doy fe. DILIGENCIA: Seguidamente se procede a cumplimentar la notificación de la anterior resolución. Doy fe.