Guia del Farmacéutico

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© Copyright, derechos de explotación, coordinación y edición:
CONSEJO GENERAL DE COLEGIOS OFICIALES DE FARMACÉUTICOS
Promotor: Vocalía de Dermofarmacia
Comunicación, diseño e ilustraciones: ACV Ediciones
Depósito legal: MU-109-2005
Impresión: Jiménez Godoy, S.A.
ÍNDICE
1. LA BOCA Y LOS DIENTES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2
1.1 Tejidos dentarios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2
1.2 Tejidos peridentarios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2
1.3 La saliva y la lengua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2
1.4 No todos los dientes son iguales . . . . . . . . . . . . . . . .
3
1.5 La dentición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3
2. DEPÓSITOS DENTALES:
EL ORIGEN DE LAS ENFERMEDADES BUCODENTALES .
4
3. ENFERMEDADES BUCALES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
5
3.1 Gingivitis y piorrea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
5
3.1.1 Prevención y tratamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
6
3.2 La caries . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
6
3.2.1 Prevención . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
7
3.3 Otras enfermedades habituales . . . . . . . . . . . . . . . . .
8
3.3.1 Hipersensibilidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
8
3.3.2 Xerostomía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
8
3.3.3 Halitosis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
8
4. PRODUCTOS ESPECÍFICOS DE HIGIENE BUCODENTAL . . .
9
4.1 Enjuagues bucales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
9
4.2 Pastas dentífricas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
10
4.3 El cepillo de dientes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
10
4.3.1 Un cepillado correcto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
11
4.4 La limpieza interdental . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
11
5. LA HIGIENE BUCODENTAL EN LA INFANCIA . . . . . . . . . .
12
6. DECÁLOGO PARA UN BUEN CUIDADO DE LA BOCA . . . . .
12
1. LA BOCA Y LOS DIENTES
Conocer cómo están estructurados los dientes nos
ayudará a saber qué es lo que debemos preservar, y por
qué, para mantener una boca sana. Así pues, al hablar
de higiene y salud bucodental, nos referiremos a dos tipos claramente distintos de tejidos dentarios, así como
a otras partes anatómicas implicadas:
a) Tejidos dentarios, que forman el diente propiamente dicho.
b) Tejidos peridentarios o periodonto, que rodean al
diente para sujetarlo y protegerlo.
c) Lengua y saliva, que tienen también un papel destacado para preservar la salud de la boca.
esmalte
dentina
pulpa
surco gingival
encía libre
corona
cuello
encía insertada
cemento
ligamento periodontal
raíz
hueso alveolar
1.1 Tejidos dentarios
La parte visible del diente, llamada corona, está recubierta de esmalte, un tejido transparente y muy duro,
el más duro del cuerpo, que le sirve de protección. El
esmalte está compuesto en un 95% de hidroxiapatita
y no tiene nervios ni vasos sanguíneos, por lo que no
puede producir dolor. Es importante cuidarlo porque,
si se daña, no se regenera.
Debajo del esmalte, el diente está formado de dentina,
que tiene una composición similar a la del esmalte aunque algo más blanda (70% hidroxiapatita). En su interior hay unos tubos microscópicos por los que circulan
las sustancias que nutren el diente, procedentes de los
vasos sanguíneos que llegan hasta la pulpa, la parte más
interna del diente. La dentina sí puede producir dolor
ante determinados estímulos como el calor, el frío, o
determinadas sustancias.
La pulpa es la parte más interna del diente, formada
por tejido conjuntivo blando con vasos sanguíneos y
terminaciones nerviosas muy sensibles que producen el
temido dolor dental.
La raíz del diente está recubierta de cemento, que se
puede dañar si ésta queda al descubierto.
1.2 Tejidos peridentarios
El diente está inserto en la encía y anclado en el hueso
alveolar de la mandíbula. La encía consta de dos partes
distintas: encía libre, separada del cuello del diente por
el surco gingival, y encía insertada, adherida al diente y
al hueso alveolar.
2
Entre el hueso alveolar y la raíz del diente se encuentra el ligamento periodontal, que une el diente a la mandíbula y, gracias a su flexibilidad, le permite al diente
una cierta movilidad durante la masticación.
Una boca sana es la que se mantiene en perfecto
estado y libre de afecciones tanto los dientes propiamente dichos como su sistema de sujeción y anclaje.
A ello colaboran también otros elementos presentes
en la boca.
1.3 La saliva y la lengua
La saliva es fundamental para mantener la salud
dental. En primer lugar, al fluir por la boca arrastra los
restos de comida que pueden quedar atrapados entre
los dientes y que como veremos, son los responsables
últimos de distintos problemas. En segundo lugar, los
dientes están normalmente recubiertos de una película
de saliva que cumple otras funciones importantes:
• Combate las bacterias que se adhieren a los dientes.
• Mantiene la acidez (pH) adecuada (los ácidos dañan
el esmalte dental).
• Por su contenido en ciertos minerales —calcio, flúor
y fosfato—, ayuda a la remineralización del esmalte.
También la lengua tiene su papel en la limpieza bucal.
Sobre ella se acumula una placa de bacterias que, además de ser responsables del mal aliento, pueden acabar
asentándose también en las encías. Por eso, cuando nos
lavamos los dientes, es importante cepillar también la
superficie de la lengua.
canino
1.4 No todos los dientes son iguales
incisivos
Según su función, su localización en la boca y sus
características morfológicas, los dientes se dividen en
cuatro tipos: incisivos, caninos, premolares y molares.
La tabla adjunta nos indica cuáles son las características
de cada uno de ellos.
Nombre
Número
premolares
molares
Situación
Descripción
Función
Imagen
(en los adultos)
Incisivos
8
(4 arriba
y 4 abajo)
En la parte central de
la boca.
Anchos, con bordes
afilados. Una sola raíz.
Cortar los alimentos en
trozos más pequeños.
Caninos
(o colmillos)
4
(2 arriba
y 2 abajo)
A ambos lados, junto a
los incisivos.
Puntiagudos. Con una
raíz muy larga.
Desgarrar alimentos
como las carnes y
sostenerlos para ser
molidos.
Premolares
8
(4 arriba
y 4 abajo)
Dos «detrás» de cada
incisivo, arriba y abajo.
Menos puntiagudos
que los caninos, con la
superficie más ancha.
Tienen 2 raíces.
Desgarrar los
alimentos, pero
también molerlos y
masticarlos.
Molares
(muelas)
12
(6 arriba
y 6 abajo)
Los últimos tres dientes
a cada lado de la boca,
tanto arriba como abajo.
Grandes con superficie
ancha. Los de arriba
tienen 3 raíces. Los de
abajo, dos.
Moler y masticar la
comida.
1.5 La dentición
Los dientes aparecen en dos fases.
La primera fase va de los 6 meses a los 2 años y medio y en ella le salen al niño un total de veinte dientes
de leche, que están destinados a caer más adelante para
ser reemplazados por otras piezas definitivas.
La segunda fase se inicia a los seis años, con la aparición de cuatro muelas más. A continuación empiezan
a caer los veinte dientes de leche y a ser reemplazados
por los dientes definitivos. Por último, entre los 12 y los
25 años, una vez sustituidos todos los dientes de leche,
aparecen las 8 últimas muelas que completan los 32
dientes que suele tener una boca adulta.
dientes
permanentes
(en desarrollo)
dientes
de leche
3
Dentición
Edad
Erupción dental
Total de dientes
Primera (de leche)
6 meses/1 año
8 incisivos
8
1 año/18 meses
4 primeros molares
12
18 meses/2 años
4 caninos
16
2 años/2,5 años
4 segundos molares
20
6 años
4 primeros molares
24
6/8 años
8 nuevos incisivos
8/9 años
4 nuevos premolares
9/12 años
4 nuevos caninos y
Segunda (definitiva)
24
4 nuevos premolares
12 años
4 segundos molares
28
16/25 años
4 terceros molares
32
Recuerda:
Alimentación, dentición y salud bucodental
La vitamina C es necesaria para realizar la síntesis del
colágeno, por lo que su insuficiencia puede producir alteraciones de la pulpa dental y del esmalte.
el deterioro de la integridad del diente y el retraso en la
erupción de los dientes, con aumento de la incidencia
de caries.
La vitamina A está implicada en el desarrollo de epitelio, en la morfogénesis dental y en la diferenciación de
odontoblastos, células encargadas de formar la dentina.
También participa en la formación de la queratina del
esmalte, por lo que disminuye el riesgo de caries.
El déficit de yodo provoca un retraso en la erupción
de los dientes, y el de hierro conlleva una disfunción de
las glándulas salivares.
La deficiencia de vitamina D puede provocar la disminución del calcio plasmático, la hipomineralización,
El flúor es esencial durante la dentición para producir
un esmalte más resistente a la caries. Para los efectos
del flúor sobre la dentición, véase pág. 7.
2. DEPÓSITOS DENTALES:
EL ORIGEN DE ENFERMEDADES
BUCODENTALES
La mayoría de las enfermedades bucodentales tienen
su origen en la acumulación sobre dientes y encías de
diferentes tipos de sustancias que, con el tiempo, acaban dañando unos u otras. El proceso de acumulación
es progresivo, y en cada estadio varían los componentes
acumulados, así como sus efectos sobre la salud dental
y la dificultad de su eliminación.
Al entrar en contacto con la saliva, en pocos minutos se forma sobre el esmalte de los dientes la película
adquirida. Está formada por glicoproteínas de la saliva,
y no contiene células ni bacterias. Su función es servir
de barrera protectora frente a los ácidos que dañan el
esmalte y provocan la caries. No obstante, la película
adquirida tiene un inconveniente: es un buen lugar para
que habiten las bacterias que acaban por formar la placa
bacteriana.
4
La placa bacteriana está compuesta por bacterias, proteínas de la saliva, polisacáridos, células y leucocitos. Se
adhiere con fuerza a los dientes, las encías, la lengua
y cualquier otra superficie de la boca. Su composición
es similar a la de la materia alba, aunque se diferencia
de ésta en varios aspectos fundamentales. Mientras que
la materia alba es blanca, se ve a simple vista, incluye
restos de comida y se elimina simplemente con agua, la
placa bacteriana es incolora y no se ve a simple vista, no
suele contener restos de comida pero, para eliminarla,
es necesario cepillarse los dientes y utilizar seda dental,
ya que no desaparece con un simple enjuague.
El proceso de creación de la placa bacteriana es el siguiente: al cabo de pocas horas de la formación de la
película adquirida, las bacterias empiezan a colonizarla.
Muchas de ellas se eliminan con el propio flujo de la
saliva, pero otras logran adherirse fuertemente al diente. A continuación, las bacterias adheridas empiezan a
multiplicarse para formar colonias cada vez mayores.
La vida de las bacterias sobre los dientes ocasiona la
formación de la llamada matriz intermicrobiana, cuyos
componentes proceden de los microorganismos de la
placa, la saliva y de los fluidos del surco gingival, y se
acumula entre las bacterias, favoreciendo su metabolismo al servirles de alimento o proporcionarles anclaje.
Cuando, dentro de la placa bacteriana, se acumulan
depósitos minerales (sales de calcio y fosfato), tenemos
lo que se denomina sarro, tártaro o cálculo dental.
saliva
película
adquirida
leucocitos
bacterias
placa
bacteriana
sarro
o cálculo
dental
3. ENFERMEDADES BUCALES
3.1 Gingivitis y piorrea
Las enfermedades de las encías son una de las principales causas de pérdida de dientes en personas adultas.
Además, se trata de enfermedades muy frecuentes, que
afectan a tres de cada cuatro personas en algún momento de sus vidas.
Son consecuencia de la reacción de los tejidos de las
encías a la infección que representa la placa bacteriana.
Ante una acumulación importante de placa en el surco
gingival, entre las encías y el diente, las encías se irritan,
se inflaman y sangran, lo que se denomina gingivitis. Si
la inflamación es leve, puede pasar casi desapercibida,
y sólo produce un pequeño sangrado al cepillarse los
dientes. Si la inflamación es más grave, las encías se enrojecen, sangran a menudo y duelen. Si no se trata, la
enfermedad puede evolucionar hacia casos más graves.
La gingivitis se transforma en piorrea o periodontitis
cuando la infección alcanza el espacio entre las encías y
la raíz y forma las llamadas bolsas periodontales, en las
que se acumulan restos de alimentos y bacterias. A partir de ahí, se destruyen los tejidos que sirven de soporte
al diente, hasta llegar a la destrucción irreversible del
ligamento periodontal y el hueso alveolar, en la mandíbula, con lo que el diente queda suelto y acaba por caer.
Además de la presencia de la placa bacteriana, hay otros
factores que contribuyen al desencadenamiento y gravedad de las enfermedades de las encías:
• Mala nutrición. Una mala nutrición que produce
carencia de vitaminas C y A, de zinc y de proteínas, los cuales son necesarios para la regeneración
de los tejidos de las encías y para su defensa ante
las infecciones.
• Tabaco. El tabaco, que disminuye las defensas naturales de las encías frente a las infecciones y acelera
la destrucción de los huesos.
• Mala alineación dental. Unos dientes mal alineados,
que favorecen la acumulación de la placa y dificultan su eliminación.
• Enfermedades. Diferentes enfermedades, que afectan a las defensas generales del organismo y, también de las encías. Entre ellas, la leucemia y el SIDA,
o la diabetes.
placa
bacteriana
bolsas
periodontales
Gingivitis
Piorrea
5
3.1.1 Prevención y tratamiento
La presencia de placa bacteriana es algo habitual y
no constituye por sí sola una enfermedad, pero sí que
es necesario mantener la cantidad de bacterias lo más
reducida posible para prevenir que la encía reaccione
con inflamación. Existen dos métodos para controlar
la placa:
• Mecánicos: cepillado de los dientes y uso de la seda
dental y/o cepillos interproximales.
• Químicos: utilización de pastas dentífricas y colutorios específicos para inhibir la formación de la placa.
3.2 La caries
La caries es una enfermedad infecciosa que da comienzo con la destrucción del esmalte que recubre la
corona del diente. Al igual que ocurre con otras enfermedades bucodentales, el inicio de la caries está en la
acumulación sobre el diente de la placa bacteriana.
Las bacterias de la placa se nutren de los azúcares o
hidratos de carbono refinados que quedan en los dientes después de haber comido, los hacen fermentar y, en
la fermentación, producen ácidos (láctico, propiónico,
acético, etc.) que atacan el esmalte, sobre todo si este es
débil. En 20-30 minutos, la saliva puede neutralizar la
acidez, pero, si eso no ocurre, los ácidos acaban lentamente por disolver el esmalte del diente.
En este momento, el proceso es muy difícil de detectar por la persona afectada. Sólo el dentista es capaz
de percibir lo que se conoce como «mancha blanca» y
que no es más que un leve cambio en la opacidad del
esmalte. Si se detecta en este momento, la desmineralización del esmalte se puede frenar con flúor, una correcta higiene dental (cepillado y enjuague) y una dieta
baja en azúcares.
azúcares
H.C.
6
Si la caries sigue adelante, las bacterias penetran hasta
la dentina. Una vez allí, se extienden rápidamente por
los túbulos dentinales y, dado que estos comunican con
los nervios y venas de la pulpa, la persona siente dolor
al masticar alimentos dulces o al tomar líquidos fríos o
calientes. A través de esos mismos túbulos, las bacterias
alcanzan la pulpa misma y pueden provocar su inflamación (el temido flemón, acompañado de gran dolor). El
ataque bacteriano a la pulpa puede producir la muerte
de sus células (necrosis). A su vez, el tejido muerto es
un lugar excelente para el desarrollo de las bacterias.
Además de la placa, los azúcares, un esmalte débil y
el paso del tiempo, hay otros factores que ayudan a la
formación y desarrollo de las caries:
• Predisposición genética.
• Secreción insuficiente de saliva (que neutraliza la
acidez) por alguna enfermedad o algún tratamiento
con determinados fármacos.
• Fisuras y fosas profundas en la superficie de los
dientes, donde se acumulan fácilmente la placa y los
restos de azúcares.
• La cantidad de contenido en flúor del agua de la zona
geográfica en que se habita. El flúor produce un esmalte más resistente. Un agua con poco contenido
en flúor suele implicar un esmalte más delicado.
3.2.1 Prevención
• Cepillado diario con pasta fluorada y enjuague de
los dientes con productos que contengan flúor a fin
de: disminuir la placa bacteriana, eliminar los restos
de alimentos que pueden fermentar y aportar flúor
para reforzar el esmalte.
• Control periódico en el dentista para: eliminar la
placa, detectar y tratar fisuras y posibles caries incipientes, aprender a usar el cepillo y los compuestos
fluorados y recibir consejos alimentarios.
• Reducir el consumo de hidratos de carbono fermentables, principalmente entre comidas. El principal es la sacarosa (azúcar común), pero también
lo son la fructosa, glucosa, maltosa y lactosa.
Recuerda:
El flúor y la prevención de la caries antes y después de
la dentición
El flúor es esencial para la protección de los dientes frente a la caries, tanto antes de la erupción dental
como después.
El flúor a concentraciones altas presenta acción
antibacteriana y actúa sobre la flora microbiana de la
placa dental:
La acción preeruptiva del flúor sobre el esmalte se
debe al procedente de la ingestión de alimentos y de
compuestos fluorados de administración sistémica
(agua fluorada, tabletas o pastillas de flúor) mientras se
produce la calcificación de los dientes (antes de los 14
años). Su incorporación al esmalte dental se realiza a
través de la circulación sanguínea, en forma de fluorapatita, compuesto menos soluble y vulnerable al ataque
ácido que la hidroxiapatita.
• Por inhibición enzimática del metabolismo bacteriano de los azúcares, con lo que reduce la producción
de ácidos.
• Por reducción de la adherencia microbiana a la superficie dental.
La acción posteruptiva del flúor se debe principalmente a la aplicación de formas tópicas de flúor, como
dentífricos, geles y colutorios. El principal efecto preventivo del flúor administrado directamente sobre la
superficie del diente está relacionado con su capacidad
para estimular los procesos de remineralización del esmalte descalcificado.
La acción del flúor sobre el equilibrio de desmineralización/remineralización es doble:
• Acelera significativamente la remineralización, catalizando las reacciones de precipitación de los iones
calcio y fosfato.
• Inhibe el proceso de desmineralización ya que, al
unirse a cristales de hidroxiapatita, da lugar a los de
fluorapatita, que confieren una mayor resistencia a los
dientes frente a los mecanismos de la caries.
La utilización del flúor como medida preventiva de
la caries puede realizarse por vía sistémica (en aguas de
consumo público, suplemento oral en gotas o comprimidos y por fluoración de la sal común de mesa) o por
vía tópica, a través de dentífricos y colutorios.
• Colutorios de flúor. Son soluciones acuosas o hidroalcohólicas destinadas a realizar enjuagues, de forma que el líquido con el flúor se distribuya ampliamente sobre la superficie de todos los dientes. La edad de
inicio para utilizar colutorios fluorados es alrededor de
los 5-6 años. Estos colutorios, destinados a la prevención de la caries, contienen flúor a concentraciones de
0,05% (uso diario) y de 0,2% (uso semanal). Es recomendable utilizarlos después del cepillado.
• Dentífricos con flúor. Con su utilización se consiguen tres objetivos: eliminar la placa bacteriana, administrar flúor y crear el hábito de higiene bucodental.
Los productos fluorados más empleados son el fluoruro
sódico y el monofluorofosfato sódico. En menores de 6
años, no es aconsejable utilizar dentífricos con concentraciones de fluoruro mayores de 500 ppm por el riesgo
de fluorosis. Entre los 6 y los 12 años, la cantidad de
fluoruros no debería superar los 1000 ppm. Numerosas
investigaciones muestran que los niños tragan hasta el
50% de la pasta que utilizan.
7
3.3 Otras enfermedades habituales
3.3.1 Hipersensibilidad
Hablamos de hipersensibilidad cuando se produce
dolor ante la presencia de ciertas sustancias, de calor
o de frío o al tacto. Se origina cuando el cemento y la
dentina quedan al descubierto como consecuencia de
diferentes causas, como por ejemplo:
• Retroceso de las encías a causa de enfermedad del
tejido periodontal.
• Rechinar continuado de dientes (bruxismo), debido
a la pérdida de esmalte por la frotación.
• Cepillado excesivo o con cepillos muy duros.
• Por acción de los agentes abrasivos del dentífrico.
• Por acción de ciertos alimentos muy ácidos. Por
ejemplo, en niños, el consumo de grandes cantidades de bebidas carbónicas durante mucho tiempo
puede erosionar los dientes y dejar al descubierto
la dentina.
Existen dos métodos para tratar la hipersensibilidad:
• Obturar los túbulos dentinales de la dentina, responsables de la transmisión a los nervios del estímulo que provoca el dolor. La sustancia más utilizada es el cloruro de estroncio.
• Inhibir la señal nerviosa. Para ello se utiliza el nitrato potásico.
3.3.2 Xerostomía
Sequedad de boca como consecuencia de una secreción insuficiente de saliva. Algunas causas son:
Algunos consejos pueden mejorar la calidad de vida,
aunque no solucionan el problema:
• Fármacos, cirugía, quimioterapia, etc. que alteran el
funcionamiento de las glándulas salivares.
• Alzheimer, tumores, estrés, que alteran el funcionamiento nervioso.
• Uso de inhaladores, tabaco, alcohol, o personas que
roncan.
• Buena higiene bucodental, con cepillado, pasta y
colutorios específicos.
• Evitar alimentos irritantes: azúcares, alimentos ásperos, picantes, ácidos, salados o a temperaturas
extremas.
• Evitar alcohol y tabaco.
• Aumentar el consumo de líquidos entre comidas y
tomar alimentos que estimulen la salivación —zanahoria, apio—, así como chicles o caramelos sin
azúcar.
3.3.3 Halitosis
Es el olor desagradable del aliento. Su intensidad es
variable. Es más intensa al despertar o con la boca seca;
también después de consumir café, ajo, cebolla o alimentos ricos en proteínas.
Suele ir asociada a una mala higiene oral, a la caries o
a las enfermedades de las encías. En otros casos, el origen está en la parte posterior de la lengua, donde gotean
sustancias procedentes de la nariz que, en contacto con
las bacterias de la boca producen pequeñas moléculas
que ocasionan el mal olor.
8
El tratamiento depende del origen. En muchos casos, es importante acordarse de cepillarse también la
lengua, sobre todo la parte posterior. Los colutorios
bucales específicos y la seda dental también ayudan a
prevenir la halitosis.
4. PRODUCTOS ESPECÍFICOS
DE HIGIENE BUCODENTAL
Tal y como se desprende de lo explicado hasta ahora, el objetivo principal de la higiene bucodental será el
control de la placa bacteriana, responsable última de la
mayoría de afecciones de los dientes. Además, la utilización generalizada de flúor en dentífricos y colutorios
contribuye a fortalecer el esmalte y protegerlo del ataque de los ácidos.
Los principales medios para el control de la placa son
los mecánicos (cepillado y seda dental), pero existen
también medios químicos suplementarios.
4.1 Enjuagues bucales
Recuerda:
Existen diversos tipos de enjuagues, en función de
uso y función, con diferentes principios activos.
• Uso preventivo. Aunque no sirven para tratar la placa y las enfermedades asociadas, sí inhiben su formación. Se retienen durante poco tiempo en la boca,
pero su acción antibacteriana es considerable. Incluyen agentes como la hexetidina, el cloruro de cetilpiridinio, aceites esenciales fenólicos y triclosán.
• Tratamiento de la placa, la gingivitis y prevención
de la caries. El principio activo son las biguanidas,
sobre todo el digluconato de clorhexidina. Su principal inconveniente es la tinción de las superficies
orales en usos prolongados. Deben utilizarse al menos 30 minutos después del cepillado, pues algunos
de los compuestos presentes en los dentífricos anulan su actividad.
• Tratamiento de la hipersensibilidad. Suelen contener nitrato potásico o cloruro de estroncio.
• Antes del cepillado. Su función es reblandecer la
placa para facilitar su eliminación en el cepillado.
Para ello, contienen tensioactivos (detergentes).
Control químico de la placa bacteriana
Existen diferentes sustancias para controlar la placa
bacteriana. Su efectividad es variable y depende de su
espectro antiséptico, su sustantividad o su estabilidad.
Las más utilizadas son las siguientes:
• Clorhexidina. Se libera gradualmente durante las
12 horas siguientes a la absorción y evita la colonización bacteriana. Es un agente antiséptico de
amplio espectro y el más utilizado en enfermedades
de las encías. También potencia la remineralización
en lesiones de caries. El principal inconveniente es
que produce coloración de los dientes entre beige y
negro, por lo que no es conveniente su uso diario
prolongado. No se debe utilizar inmediatamente
después del cepillado, dado que la clorhexidina es
inactivada por compuestos habitualmente presentes
en los dentífricos como el lauril sulfato sódico.
• Derivados de amonio cuaternario. Se liberan a mayor velocidad que la clorhexidina y, por lo tanto, son
menos eficaces. Los más comunes son el cloruro de
cetilpiridino y el cloruro de bencetonio. Entre sus
efectos indeseables se cuentan la tinción dental, la
formación del sarro y la sensación de quemazón. Se
utilizan en forma de colutorio dos veces al día.
• Triclosán. Combinado con citrato de zinc o con
copolímero, en dentífricos y colutorios. Reduce significativamente la placa, aunque en menor medida
que la clorhexidina.
• Hexetidina. Se utiliza con frecuencia como agente
antiséptico por sus propiedades antibacterianas y
antifúngicas. Posee capacidad de retención en la
placa dental y en las membranas mucosas, siendo
activa entre 8/10 horas.
9
4.2 Pastas dentífricas
La pasta dentífrica es un preparado homogéneo
formado por una suspensión de polvos en agua, que
produce como resultado un producto de consistencia
semisólida. La fase sólida está formada por los agentes abrasivos y la fase líquida por los humectantes y el
agua. En esta fase se adiciona el gelificante para ayudar
a mantener los abrasivos en suspensión, así como los
edulcorantes, tensioactivos, conservantes y aromatizantes. Las proporciones que se emplean de cada uno
de ellos varían según las características finales de la
pasta dentífrica.
• Abrasivos. Son sustancias que limpian la superficie
dental por fricción. Se utilizan en proporción del 1050% y marcarán la abrasividad final del dentífrico.
Los que más se utilizan son fosfato cálcico y silica.
• Gelificantes. Se emplean para impedir que la fase sólida y líquida se separen, manteniendo la suspensión.
Los más utilizados son: carboximetilcelulosa sódica,
goma xantana, alginatos, bentonita y carragenatos.
• Humectantes. Retienen agua y evitan que la pasta
se seque y endurezca al quedar expuesta al aire.
Los principales son: glicerina, sorbitol, polietilenglicol y propilenglicol.
• Tensioactivos. Por su acción detergente facilitan
la eliminación de restos de alimentos y de la placa
dental. El más empleado es el lauril sulfato sódico.
• Aditivos. En este grupo se encuentran los conservadores (parabenes, benzoato sódico, sorbato potásico), aromatizantes (esencias de mentas, anís, regaliz)
y edulcorantes (sacarina sódica, ciclamato, xilitol).
Dentro de las características físico-químicas de un
dentífrico, además del aspecto del producto, hay que
valorar la abrasividad, que nos indica el nivel de fuerza
de fricción que posee el dentífrico respecto a unos valores estándar. Entre los distintos métodos para valorarla,
se puede utilizar el RDA (Radioactive Dentine Abrasion), que mide el desgaste de la dentina mediante un
cepillado estandarizado, comparado con la formulación
estándar. Existen unas pautas orientativas sobre el valor
del RDA más adecuado a cada tipo de dentífrico.
• Abrasividad baja (RDA<80) para dentífricos de
dientes sensibles y/o encías delicadas y para dentífricos infantiles.
• Abrasividad media (RDA 80-100) para dentífricos
normales.
• Abrasividad alta (RDA 100-150) para dentífricos
antisarro y blanqueantes.
4.3 El cepillo de dientes
El cepillo de dientes es el instrumento más eficaz para
eliminar la placa. Su diseño debe favorecer el cepillado
de todas las superficies dentales, además de no lesionar
el esmalte. Por eso, las cerdas o filamentos deben ser de
material sintético (Tynex) y de puntas redondeadas y
pulidas, que ayuden a proteger el esmalte y las encías.
La dureza, la densidad y la angulación de las cerdas
condicionarán la eficacia limpiadora del cepillo.
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Los cepillos infantiles son de menor tamaño y con un
diseño adecuado a cada edad. Es recomendable cambiar el cepillo cada tres meses.
Existen, además, cepillos eléctricos. Aunque no está
demostrada su mayor eficacia, sí que pueden resultar
útiles en personas con problemas de habilidad: minusválidos, ancianos y niños.
4.3.1 Un cepillado correcto
El cepillado debe realizarse tres veces al día
(después de las comidas) durante al menos
3 minutos.
1 El cepillo debe apoyarse de forma que las
cerdas cubran el espacio que une los dientes
a la encía.
2 Debe limpiarse sólo con las puntas de las
cerdas, con movimientos circulares suaves,
diente por diente, sin levantar el cepillo.
4 Hay que cepillar las superficies masticatorias, con movimientos cortos y rápidos.
3 Hay que cepillar las caras interna y externa
de todos los dientes y muelas.
5 Para acabar, hay que cepillar la superficie de
la lengua.
4.4 La limpieza interdental
Existen dos mecanismos adecuados:
• Cepillos interdentales. Son especialmente eficaces
cuando los dientes se encuentran muy separados.
El cepillado debe hacerse de dentro hacia fuera, sin
girar el cepillo.
• Seda dental. Para utilizarla, se enrolla el hilo en uno
de los dedos medios de una mano y se mantiene estirado con la otra mano. Se introduce el hilo entre
los dientes, se curva en forma de C sobre los espacios interdentales y se frota suavemente para eliminar los restos de comida y la placa bacteriana.
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5. LA HIGIENE BUCODENTAL
EN LA INFANCIA
El cuidado de la boca en los niños merece ciertas
consideraciones especiales que enumeramos a continuación:
• Durante la gestación. La alimentación de la madre
durante la gestación es importante para la formación de los dientes del bebé. Es conveniente una
dieta equilibrada.
• Los dulces. Se debe evitar el consumo de
dulces, sobre todo entre comidas, porque favorecen el desarrollo de la placa bacteriana y
la aparición de caries.
• Buenas costumbres. Es fundamental acostumbrar al niño a usar el cepillo de dientes,
así como utilizar el cepillo adecuado para
cada edad.
• Supervisión. Los padres deben supervisar a los menores de 6 años para evitar la ingestión excesiva de
pasta de dientes.
• Cantidad adecuada. La cantidad de
dentífrico fluorado que utiliza un niño
no debería ser mayor que el volumen de
un guisante. Es conveniente utilizar pasta
de dientes infantil.
• El enjuage. Es bueno enseñar al niño a enjuagarse la
boca después del cepillado, para completar la higiene bucal.
6. DECÁLOGO PARA UN BUEN
CUIDADO DE LA BOCA
1 Cepillarse correctamente los dientes durante
al
menos 3 minutos después de cada comida, a fin de
eliminar la placa bacteriana.
• Primera visita al dentista. La primera visita al dentista debe hacerse
cuando no ha terminado la dentición
de leche (dos años y medio a tres).
• Seda dental. También se puede iniciar a los niños en la utilización de la
seda dental.
• Juegos violentos. Es importante evitar juegos violentos que puedan causar golpes en la boca, así
como abrir botellas, partir frutos secos, etcétera,
con la boca.
• Dientes de leche. Los dientes de leche con caries hay
que tratarlos rápidamente, aunque estén destinados
a caer. Una mala higiene en la infancia repercutirá
en el futuro.
6
Utilizar seda dental y/o cepillos interdentales para
limpiar las partes inaccesibles al cepillo.
7
Evitar el consumo de un exceso de alimentos ricos
en azúcares, sobre todo entre comidas.
8
Seguir una dieta variada y equilibrada: la carencia
de ciertas vitaminas y minerales favorece la aparición de caries y enfermedades de las encías.
Reducir o eliminar el consumo de tabaco, así como
de alcohol.
2
No olvidar tampoco el cepillado de la lengua, así
como el masaje suave de las encías.
3
Utilizar cepillos de tamaño y forma adecuados y no
demasiado duros.
4
5
Renovar el cepillo cada 2-3 meses.
9
Utilizar colutorios (enjuagues) como complemento
del cepillado.
10 Acudir al dentista al menos una vez al año, y siempre que se produzca sangrado al cepillarse, movilidad dental, inflamación de las encías, etc.
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