Ópera en Italia

Anuncio
Ópera en Italia
Fabio Tartari, resultó estar bien amalgamado y correcto, también
en sus movimientos. Buena fue la ambientación escénica con
proyecciones de imágenes de inicio del siglo XVIII de Luca Dal
Bosco, como simpáticos estuvieron los vestuarios de Alfredo
Corno, y buena la iluminación de Renato Lecchi. Asistir a una
representación en el Teatro Sociale di Bergamo es una experiencia
de vida teatral única, ya que el teatro, con detalles de madera
natural, crea una atmósfera fuera de este tiempo.
por Renzo Bellardone
Così fan tutte en Vicenza
Betly en Bergamo
Foto: Gianfranco Rota
Betly en Bérgamo ¡Desde un chalet hasta un hotel de lujo! Así es la nueva producción
de la primera versión en un acto de Betly de Donizetti, que ha
sido transportada de manera eficaz por el director de escena Luigi
Baroli a los años 20 o 30 en un lujoso hotel montañés administrado
por la determinada Betly. Con algunas reminiscencias de L’elisir
d’amore, la ópera en cuestión es bastante rica en belleza musical,
cavatinas, brillantes duetos… todos muy interesantes. Aquí, los
recitativos no son sólo cantables sino también recitados, y los
intérpretes dieron muestra de que son buenos actores.
En el Festival de Música de Bérgamo, el papel de Betly fue
interpretado por una excepcional Linda Campanella, una de las
mejores voces del panorama. La partitura la limitó a rocambolescas
variaciones, infinitas y variadas coloraturas, que afrontó con
segura naturalidad, a pesar de los tiempos no siempre briosos
de la orquesta, que le impusieron un admirable control del fiato.
Interpretó su ‘Se crudel il cor mostrai’ y fascinó en cada aria con
una emisión clara, fresca, en realidad cristalina.
Con la XXII edición de las Semanas Musicales del Teatro
Olímpico de Vicenza, se completó la trilogía de Mozart-Da Ponte
con esta puesta en escena, bajo la dirección de un artista asociado
a esta ciudad, Lorenzo Regazzo. El bajo veneciano supervisó la
puesta en escena de la obra, encomendada al equipo formado por
la escenógrafa Selena Farinelli y el vestuarista Michele Lisi. Su
lectura centró la atención tanto en la traición femenina como en la
masculina, poniendo así en tela de juicio la interpretación usual.
La Despina de Giovanna Donadini, cantante muy versátil, estuvo
marcada por la vivacidad y la exuberancia. El propio regista
hizo el papel de Don Alfonso, y creó un filósofo anciano con
inteligencia e ironía. Las parejas enamoradas funcionaron bastante
bien: Fiordiligi se encomendó a Arianna Venditelli, soprano con
buenas dotes canoras todavía sin madurar, mientras su Guglielmo
fue Marco Bussi, con el brío juvenil apropiado, a pesar de algunas
deficiencias de ejecución vocal.
Por el contrario, en los otros dos novios las cualidades se invierten:
mientras
Raffaella Lupinacci talla con efectividad la parte reservada a
Dorabella, Daniele Zanfardino resolvió con prudcencia el rol de
Ferrando.
Prueba honesta del coro Polifonici Vicentini preparado por
Pierluigi Comparin. Y al frente de la correcta Orquesta de Padua
y del Véneto, estuvo el director artístico del festival de Vicenza,
Giovanni Battista Rigon, que ofreció una lectura quizás anónima,
pero en general funcional, con gran éxito.
por Francesco Bertini
En la función, el enamorado Daniele fue interpretado por Angelo
Scardina, quien después de una emoción inicial sobre la escena,
tomó posesión total del papel dando prueba de una buena
interpretación. Mostrando un timbre agradable y agudos bien
sostenidos, además de que escénicamente interpretó el papel del
rico “giovincello di belle speranza” con divertida credibilidad.
Vittorio Prato interpretó el papel del buen hermano, pero burlón,
que convenció a la hermana de la necesidad de no quedarse sola
y buscarse un marido (Daniele), aquí de manera divertida. El
barítono se valió de una buena presencia que indudablemente
coadyuvó a estar bien sobre la escena, aunque en sí sabe moverse
con agilidad y convicción, fruto de su experiencia y sus cualidades
personales. Además, posee una sólida técnica vocal que le
permite afrontar escrituras agudas como ésta, sin perder el bello
color oscuro bronceado y envolvente, rico en temperamento y
sensibilidad.
Giovan Battista Rigon dirigió de manera agradable pero con
“quel pizzico di brio in più”, mientras que el coro, dirigido por
noviembre-diciembre 2014
Così fan tutte en Vicenza
Foto: Luigi de Frenza
pro ópera
Dido and Aeneas en concierto
Foto: Giorgio Gori
Dido and Aeneas en Milán
Expresividad, profundidad y pureza en el lenguaje musical son las
connotaciones más evidentes de un concierto de alto nivel que se
desarrolló con claras reminiscencias, más delicados sentimientos y
la más turbia inquietud. El concierto se llevó a cabo en la Basilica
di Santa Maria Delle Grazie en Milán, como parte del Festival
MITO Settembre 2014.
La conducción de Federico Ferri se distinguió por búsqueda de
lo particular así como de la exaltación de una escritura rica de
profundidad estilística. Acostumbrado a afianzarse con difíciles
partituras, no de repertorio, en este caso evidenció fuertemente
sus características y calidad. L’Accademia degli Astrusi se ha
cimentado por años con partituras reencontradas, poco o nunca
ejecutadas mejor dicho, o con refinadas partituras como en
este caso donde uno de los más limpios niveles de pureza fue
alcanzado.
Anna Caterina Antonacci no requiere ser presentada, como
tampoco su colorido timbre que se tiñe también de cálidos colores
ámbar. Después de su magnífica Cassandra en Les troyens, en
la Scala, aquí ofreció una espléndida Didone. Yetzabel Arias
Fernández mostró facilidad en los agudos, y en los passaggi de
registro alzó vigorosamente y con limpidez su voz hasta llegar a
puntos sutilmente refinados. Laura Polverelli, apreciada intérprete
de este repertorio, resultó una vez más convincente, tanto por la
marcada interpretación como por la claridad en el fraseo y su la
excelsa entonación. Con actitud y con resolución afrontó también
las partes más arduas requeridas por la voz y por el pathos. La
pro ópera
miscelánea de colores y la perfecta simbiosis del coro, dirigido
por Marco Berrini, resultó ser una prestigiosa y armoniosa
integración.
por Renzo Bellardone
The Rake’s Progress en Venecia
Como parte del festival “El espíritu de la música de Venecia”,
ahora durante varias temporadas en medio de su programación
estival, la ejecución de esta obra de Igor Stravinsky, en
coproducción con la Ópera de Leipzig, atrajo a una gran multitud
de aficionados y curiosos, atraídos por la nueva puesta en escena de
Damiano Michieletto, que ha dado mucho de qué hablar por sus
propuestas concebidas “para un público adulto”.
Pero la puesta en escena no resultó tan escandalosa como algunos
hubieran esperado. El director veneciano, siempre flanqueado por
el escenógrafo Paolo Fantin, la diseñadora de vestuario Carla Teti
y el diseñador de iluminación Alessandro Carletti, ha ambientado
la historia en las últimas décadas del siglo pasado, en vez de la
Inglaterra del siglo XVIII, para hacer más humanos y actuales a sus
personajes.
La segunda escena del primer acto, por ejemplo, tiene lugar en una
piscina llena de lentejuelas doradas: metáfora del mundo corrupto
y amoral identificado con el burdel de Mother Goose. En este
entorno se imponen siete grandes letreros de neón que muestran los
pecados capitales, siempre a la vista de la multitud de personas que
tienen diversas prácticas sexuales. El mismo espacio se convierte
noviembre-diciembre 2014
FESTIVAL DE PESARO
por Massimo Viazzo
Armida
Armida estuvo ausente del Rossini Opera Festival (ROF)
por más de 20 años. Se trataba de la histórica edición con
Renée Fleming y Gregory Kunde dirigida por Daniele Gatti.
Desafortunadamente, la nueva producción firmada nuevamente
por Luca Ronconi, además de ser interesante desde el punto
de vista escénico, estuvo caracterizada por una cierta elegancia
general (muy bellas, por ejemplo, fueron las marionetas“pupi
sicilianas” colgadas de las típicas paredes movibles de Ronconi,
creadas por Margherita Palli, que se mezclaban con paladines
de carne y hueso en el primer acto), pero no tuvo el apoyo de
una protagonista adecuada.
Carmen Romeu encarnó a la maga del Tasso de modo creíble
desde el punto de vista escénico, pero en el aspecto vocal
pareció inadecuada. En el transcurso de la funcion la soprano
española no pudo encontrar la homogeneidad en la emisión que
le habría permitido obtener sonidos timbrados, una línea vocal
más apropiada y una coloratura mayormente definida. Su Armida
pareció no estar encendida. A su lado, Antonino Siragusa,
en el papel de Rinaldo, desfogó indudable facilidad y actitud
en el registro agudo, de verdadero tenor contraltino. Pero su
timbre resultó monótono y el fraseo con poca variedad. Un poco
forzado pareció también Dmitri Korchak en el doble papel de
Gernando y Carlo, mientras que estuvo correcto, aunque quizás
demasiado ligero, Randal Bliss como Goffredo y Ubaldo. Al
final, Carlo Lepore dio un buen resultado a los personajes de
Idraote y Astarotte, aunque parece que su acento se adapta más
a los papeles bufos.
Armida
Rica y extrovertida fue la coreografía de los bailables a cargo
de la compañía Abbonzanda/Bertoni. Carlo Rizzi dirigió a la
Orquesta del Teatro Comunale de Bolonia con alguna pesadez
y de manera poco refinada en conjunto, mientras que el coro
boloñés se distinguió con precisión y de manera compacta.
Aureliano in Palmira
Este año el ROF programó por primera vez Aureliano in Palmira,
ópera que fue estrenada en La Scala en 1813 y que cuenta
con partes utilizadas posteriormente por Gioacchino Rossini
en su siguiente obra: Il barbiere di Siviglia, comenzando con
su reconocida obertura. El ROF mostró a los apasionados que
Aureliano en Palmira es una ópera que se debe conocer por su
innegable belleza en muchas de sus páginas. En esta edición,
el festival de Pesaro ha trabajado con la edición crítica de la
partitura, cuya elaboración le fue confiada a Will Crutchfield,
musicalidad, la conciencia del fraseo y el dominio de sus medios;
el segundo, un cantante relacionado con el repertorio belcantista,
se enfrenta a un rol difícil para la cuerda tenoril, pero logra lidiar
con él con resultados más que suficientes. El tenor argentino tiene
ductibilidad escénica, un timbre luminoso y hábilmente puede
superar algunas limitaciones de su voz más bien ligera.
Por su parte, la prueba de Carmela Remigio como Anne Trulove,
revela la profunda sensibilidad de la intérprete, que logra subrayar
la situación emocional de su personaje con éxito. El golpe de
efecto se confía al personaje de Baba the Turk que se presenta
sobre el escenario con la imagen de la famosa Conchita Wurst,
que recientemente acaparó los titulares de los diarios al ganar el
Festival de Eurovisión 2014.
en la primera alcoba para Tom Rakewell y Baba the Turk, y el
lugar donde se lleva a cabo la subasta de los bienes del libertino
(muñecas inflables y demás basura insignificante).
El aspecto andrógino no le pide nada en dificultad a Natascha
Petrinsky: la mezzosoprano vienesa entra a escena audazmente y
captura de inmediato la atención a la mirada provocadora, con una
vocalidad eficaz para el rol. Válida también la prueba de Silvia
Regazzo como Mother Goose, mientras que los comprimarios de
Michael Leibundgut como Trulove y Marcello Nardis como
Sellem resultaron correctos. Completa el reparto Mateo Ferrara,
director del manicomio.
La atención prestada a los artistas se puede ver en el desempeño de
los artistas: Alex Esposito como Nick Shadow y Juan Francisco
Gatell como Tom Rakewell. El primero tiene carisma y confianza
en su actual etapa de madurez vocal, totalmente en sintonía con la
En cuanto a la compleja partitura musical, el coro preparado
por Claudio Marino Moretti y la orquesta han dado prueba
de sobriedad y preparación para la ejecución de la ópera. La
concertación de Diego Matheuz no se sumergió profundamente
The Rake’s Progress en Venecia
Foto: Michele Crosera
noviembre-diciembre 2014
pro ópera quien también se hizo cargo de la batuta. Crutchfield concertó
la ópera con rigor, gran escrúpulo y atención a cada detalle,
aunque faltó un poco de teatralidad, en términos generales, a un
espectáculo que fue poco cautivante en lo visual.
La dirección escénica de Mario Martone pareció apenas
esbozada al interior de una instalación escénica creada por
Sergio Tramonti, que fue en realidad un poco anónima (una
especie de laberinto con paredes divisorias que subían y bajaban).
El elenco vocal estuvo a la altura de la situación. Michael Spyres
(Aureliano) dotado de una sana voz de baritenor, cantó con
gesto y seguridad. Estuvo notable en la dicción y en el canto
declamado, y fueron electrizantes sus frases musicales más
osadas. Jessica Pratt tuvo también un gran éxito personal. Su
Zenobia fue la perfecta combinación de elegancia, nobleza y
determinación. ¡Y qué agudos!
Un escalón abajo estuvo la Arsace de Lena Belkina, pero aun
así la mezzosoprano ucraniana puso en evidencia su empeño y
dedicación en un papel difícil, que perteneció al mítico castrado
Giambattista Velutti, que sin embargo careció de audacia en las
partes más heroicas, así como una expresividad más genuina
en las partes amorosas. La determinada y bien timbrada Publia
de Raffaella Lupinacci surgió al final del resto del elenco
que no fue más allá de ser simplemente correcto, incluyendo
a Dempsey Rivera (Oraspe), Sergio Vitale (Licinio), Dimitri
Pkhaladze (Gran Sacerdote) y Raffaele Costantini (Pastor). La
Orchestra Sinfonia G. Rossini no estuvo muy en forma y el Coro
del Teatro Comunale de Boloña tuvo algunos desfases de más.
Il barbiere di Siviglia
La producción semi-escenificada de esta opera buffa ha sido
convincente desde cualquier punto de vista. La inclusión en el
en los significados ocultos de la partitura, pero dio una lectura
correcta. A fin de cuentas, el resultado fue una función muy
superior a muchas producciones venecianas recientes.
por Francesco Bertini
Requiem de Verdi en Turín
¿Cómo describirlo? Se trató de una obra maestra absoluta
interpretada por artistas excepcionales. Gianandrea Noseda,
uno de los directores más vigorosos del panorama internacional,
encantando, dio desde el inicio una impalpable delicadeza
permeada de intimidad y sufrimiento. Esta gran inspiración fue
el hilo conductor ininterrumpido de toda su conducción, que
obviamente tomó intempestiva fuerza en el ‘Dies irae’ de resonante
envolvimiento. La orquesta del Regio ha alcanzado durante los
años, una mística simbiosis con su director Noseda, logrando
obtener la mejor sonoridad y la más profunda fascinación.
Los cantantes, agradeciendo a Erika Grimaldi y a Gregory
Kunde que aceptaron de último minuto sustituir a otros intérpretes,
son todos valiosos. Grimaldi es una joven soprano que justamente
en el Regio de Torino ha encontrado buenas oportunidades, que
ella paga con interpretaciones límpidas y cristalinas, manteniendo
una bella línea de canto, también en los cambios de registro, y
privilegiando las emociones vibrantes. Daniela Barcellona es
sin duda la reina sin oposición de papeles como éste, y regaló
siempre colores cálidos y cautivantes, también en los tonos
altos. La mezzosoprano transmite siempre una gran técnica, pero
pro ópera
Aureliano in Palmira
proyecto de los estudiantes de la Accademia di Belle Arti de
Urbino en el diseño del espectáculo (creación, cuidado de los
elementos escénicos, movimientos en escena, video y vestuarios)
dio frescura a la representación que no sólo se ha llevado a
cabo sobre el escenario del magnífico Teatro Rossini, sino que
también en más de una ocasión se realizaron acciones en la
platea en directo contacto con el público.
Muy vivaz y original fue la dirección de orquesta de Giacomo
Sagripanti, quien guió con seguridad a la Orquesta del Teatro
Comunale di Bologna. Homogéneo y bien amalgamado estuvo
el elenco vocal, en cada uno de sus componentes, comenzando
por el muy simpático Fígaro, gallardo y dinámico, de Florian
Sempley. Muy musical estuvo Juan Francisco Gatell quien
como el Conde Almaviva demostró suavidad en la emisión y
solidez en la agilidad. Gatell se desempeñó muy bien tambien en
‘Cessa di più resistere’. La Rosina de Chiara Amarù gustó por su
atractivo timbre, la morbidez de su voz y una indudable fluidez
en la coloratura, mientras que Paolo Bordogna se distinguió
por liberar el papel de Bartolo de obsoletos clichés de bajo bufo.
sobre todo llega al corazón, calmando a las mentes más activas y
envolviéndolas con su voz profunda y apasionante.
Kunde es sin duda uno de los mejores tenores de nuestro tiempo
que sabe comunicar. Con una soberbia entonación, se lanzó sobre
agudos sostenidos con firmeza y seguridad, así como maneja el
fiato. La rotunda armonía de su voz hace que sea agradable al
oído. Michele Pertusi es un bajo con buena estructura y potencia.
También en su caso se debe hablar de una sólida técnica que
El Requiem de Verdi en Turín
Foto Ramella&Giannese
noviembre-diciembre 2014
Il viaggio a Reims
Il barbiere di Siviglia
Bordogna cantó todas las notas con nítida dicción y con perfecta
entonación. También Alex Esposito se vistió perfectamente
en el histriónico papel de Don Basilio. Bien estuvieron Andrea
Vincenzo Bonsignori como Fiorello y Felicia Bongiovanni
como Berta. En suma, fue una óptima función, muy apreciada
por un público que abarrotó el teatro.
Il viaggio a Reims
Éxito tuvo también el tradicional Viaggio confiado a los
jóvenes de la Accademia Rossiniana, que desde el 2001 se ha
representado con el montaje de Emilio Sagi, hoy repuesta
por Elisabetta Courir. Esta ópera es vista en Pesaro como
una verdadera academia para nuevas voces; y en efecto, para
ponerla en escena dignamente se requiere de un grupo de
solistas muy bien preparados. En esta edición del festival sólo la
Madama Cortese de Giulia De Blasis pareció tener dificultades
desde el punto de vista vocal. Los demás demostraron más o
menos familiaridad con el estilo rossiniano. Perfectamente a sus
anchas, por ejemplo, estuvo Matteo Macchioni (Belfiore), un
actor eficaz y un cantante desenvuelto. Para mantenernos en el
ámbito tenoril, cómo no admirar las dotes de tenor contraltino
de Anton Rositskiy (Libenskof), muy seguro para lanzar
sobreagudos. Una voz importante es la de Marko Mimica
(Lord Sydney) no siempre fácil de mover, pero de considerable
impacto, mientras que el Don Profondo de Yunpeng Wang
fue cantado con elegancia. Anton Markov dio a Trombonok
un timbre de bajo claro, mientras que el expansivo Álvaro
de Iurii Samoilov salpicó una contagiosa energía. Entre las
voces femeninas, debemos mencionar la pureza y limpideza
de la línea de canto de Hasmik Torosyan (Corinna). Quizás
un poco fría estuvo la pirotécnica y extrovertida Folleville de
Isabel Rodríguez García, así como la espiritosa Melibea de
Aya Wakizono. El espectáculo funcionó bien gracias al joven
Iván López Reynoso, primer director de orquesta mexicano
en el ROF, que fue capaz de estimular a la Orquesta Filarmónica
Gioachino Rossini sin detenerse y acompañando bien a los
cantantes. o
emerge después de tantos años de estudio y canto en el teatro.
Seguridad y buen color caracterizaron su interpretación. Claudio
Fenoglio preparó al coro, dirigido después por Noseda, con buen
nivel, y también en esta ocasión la agrupación tuvo una imponente
y grandiosa presencia.
por Renzo Bellardone
Tosca en Venecia
El Teatro La Fenice de Venecia se ha dedicado en cuerpo y alma
al “Proyecto Puccini”, para recordar el 90 aniversario de la muerte
del compositor, y en mes y medio se han dado 27 representaciones
entre La bohème, Madama Butterfly y Tosca.
Esta última se beneficia de una nueva puesta en escena por Serena
Sinigaglia que se acogió a la colaboración de la escenógrafa
Maria Spazi, los vestuarios de Federica Ponissi y la iluminación
de Alessandro Verazzi.
La regista milanesa es fundadora y directora artística de la
Asociación de Teatro Independiente de Investigación (ATIR, por
sus siglas en italiano) que cuenta con varias producciones de ópera
y han puesto mucha atención en los libretos dramatúrgicos del
binomio Giacosa-Illica.
Sinigaglia divide a sus personajes en buenos y malos. Por un
lado están Tosca y Cavaradossi, animados por una fuerza artística
portadora de un mensaje benéfico. Por otro lado está Scarpia y
noviembre-diciembre 2014
Roberto Frontali (Scarpia) y Svetla Vassileva (Tosca) en Venecia
Foto: Michele Crosera
sus esbirros, que están velados por una negatividad producida por
la violencia, la perversión y la amoralidad. Las escenas nutren
esta dicotomía. La oficina de Scarpia en el Palazzo Farnese está
amueblado con muebles torcidos, inservibles, lo cual contradice
la decisión de vestir a los personajes de acuerdo con un gusto
tradicional y preciso. Así estructurado, la puesta en escena soporta
la concepción de la deshumanización de los personajes, a menudo
privados de las características señaladas por el libreto y la música.
Daniele Callegari ha mostrado falta de atención a las necesidades
pro ópera Il trovatore en Venecia
Foto: Michele Crosera
de los solistas, interesados en su propia lectura e incapaces de
interactuar con el escenario.
La protagonista, Svetla Vassileva, denota un endurecimiento vocal
parcialmente debido al repertorio que ha frecuentado en los últimos
años. Su Tosca carece de determinación, con breves pasajes
sanguíneos seguidos de largos periodos de fraseo casi anónimo por
una probable preocupación vocal debida a cierta incertidumbre,
sobre todo en la zona aguda. El bello timbre de Stefano Secco en
el rol de Mario Cavaradossi compensa sólo en parte los bandazos
de entonación y el déficit de proyección conforme va escalando el
pentagrama. A pesar de su emisión nasalizada, a veces persistente,
Roberto Frontali acomete al barón Scarpia con iniciativa
personal. Salvo algunos momentos excesivos, su personaje sale
avante, aunque no siempre con plena credibilidad. Sabroso el
sacristán de Enric Martínez-Castignani e imponente el Angelotti
de Cristian Saitta. Completaron el elenco Cristiano Olivieri, un
perfectible Spoletta, Armando Gabba como Sciarrone, y el joven
Ludovico Furlani como el pastorcillo, todavía verde para el rol.
La orchestra de la función veneciana no mostró gran interés
en su ejecución, limitándose a complacer las instrucciones del
concertador. El mismo coro, apoyado por los Piccoli Cantori
Veneziani preparados por Diana D’Alessio, se mostraron poco
vehementes en su breve participación.
por Francesco Bertini
Il trovatore en Venecia
A pesar de que se encuentra casi al final de la temporada 20132014, Il trovatore ha atraído a mucho público veneciano por
pro ópera
la puesta en escena de Lorenzo Mariani, creada en 2010, con
escenografía y vestuarios de William Orlandi y diseño de
iluminación de Christian Pinaud. La visión de los productores
ofreció una tonalidad oscura sobre el escenario, con excepción de
algunas llamas rojizas parpadeantes que dieron vida al escenario.
El Manrico de Gregory Kunde, debutante en este rol, fue sólido,
gracias a las décadas de experiencia que carga sobre sus hombros.
El tenor, sin embargo, ha perdido flexibilidad y resistencia
vocal, revelando signos de fatiga y desgaste. A pesar de ello, el
artista estadounidense llevó a la escena veneciana una madurez
interpretativa tangible. Sus colegas, sin embargo, no fueron muy
convincentes: Carmen Giannattasio, Leonora, cantó sin mucha
expresividad, revelando deficiencias de entonación en la zona
aguda. Veronica Simeoni, Azucena, tiene una personalidad que
no es adecuado para el rol de la gitana. Está dotada de una voz
extensa pero poco convincente en el registro central, aunque su
prestación se resolvió sin mayores incidentes. Artur Rucinski,
el Conde de Luna, hace uso de una emisión entre gutural y nasal,
y en consecuencia se encuentra fuera de tono y con una línea
no siempre homogénea. Efectiva, por el contrario, la prueba de
Roberto Tagliavini, un Ferrando con fraseo exacto.
Ni siquiera la batuta de Daniele Rustioni mostró elegancia
estilística ni refinamiento en los detalles. Al concertador italiano le
falta control en la dinámica y prefiere una agógica expedita, dando
por resultado algunas fracturas entre el foso y el escenario. El coro
también, en esta ocasión, se mostró desigual en su desempeño.
El resultado fue una recepción por parte del público con escaso
entusiasmo. o
por Francesco Bertini
noviembre-diciembre 2014
Descargar