Año XXIII Madrid, Febrero de 1932 NUM. 617 EáPAlHIÁ i MEIDDCA Revista mensual iiiiiiiiiii ilustrada DIHECTOR-PHOPIETARIO: José de SECRETARIO; PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN: Eleizegui Sascripción mensual (Madrid) — anual (Madrid y provincias) iiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiii José de Eleizegui Sieyro l,5o pesetas 15 — WIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIHIIIIIIIlItlIllllllllillllllllllllllllllllllllllllllll ^^•^ i SOCIEDAD OTO-RINO-LAEINGOLÓGICA i ' •••••••• »••••••••••«•«««««,»,,, M^tt- ••••••#• >••••••••••••»•••••••! >.SÍÍSÍá^-.'«fti!#' ;•:':• •:":-'*:*:**«:*:«*':*:*í ^® contituyó en Madrid, la Sociedad oto-rino-laringoló-r :*.:.":.:".:**V"f: .Á.......:...-...:.: g¡ca que hace años funcionó con vida brillante fundada! ;I'Í«*Í-;.?:»1C;*y*: .:.: por el inolvidable amigo Gereda. Los especialistas españoles han tenido el V'^'l acierto de elegir como Presidente al prestigioso y respetable Jiménez Encinas :''>': ±&MM :::::: =*<><?<>•: I ÍA PKIAIIGKA Y A GNTKE LAS LECITINAS Primera Primera Primera Primera Primera en la terapéutica en prestigio por su calidad por su rápida eficacia por la magnitud de su venta en el mundo ESPAÑA MEDICA LA ANTENA HUMANA^ por el Profesor Vicente Peset Cervera, de Valencia. E) Ese fluido maravilloso que descubre, seis siglos antes de J. C el famoso Thales de Mileto, autor de la sabia máxima "conócete a, ti mismo", fluido cuya primera caricia fué para consuelo de enfermos, porque indios, griegos, etruscos y romanos emplearon los peces eléctricos contra las nueralgias, según dijeron Scribonio Largo, Dioscórides, Galeno y Plinio, colma a diario con admirables sorpresas; y por ello la electrología médica llega también hoy a prodigiosa altura por ser faro que alumbra la semiótica clínica y forense, la terapéutica e higiene. La ola incesante del progreso científico señala ahora la necesidad de reforzar algún capítulo imperfecto o anticuado de los libros médicos, como ocurre, verbigracia, con el relativo a la electricidad atmosférica, motivo de estos breves comentarios. En efecto, fuera de la trágica fulguración por el rayo o de las muertes a distancia por ese choque de retroceso señalado desde Mahón en 1779, poco se dice; furiosa descarga mortal a menudo, aunque, como todo en la naturaleza, puede también convertirse en agente curativo, según ocurrió tras de horripilante conmoción al pastor paralítico Winter, de Kert, en 1762, o a un reumático de Niort, en 1819, y los casos diversos citados por Rives de otras enfermedades, incluso de amaurosis y sordera, reproduciendo el práctico en miniatura los efectos necrosantes a merced de la fulguración antineoplásica. Basta el terror para curar alguna vez: lo demstró Boerhaave. Sábese, además, desde que Lemonníer obtuvo una chispa del cíelo sereno, del famoso cometa de Franklin o la carga de una botella de Leyden por Dalibar, que la atmósfera está siempre más o menos cargada de electricidad estática, demostrable por los electrómetros, de signo positivo comúnmente y variable en los tiempos tormentosos, en tanto que tierra y hombre se cargan de la negativa por influencia; que sus principales orígenes son la evaporación, los rayos ultraviolados y manchas del astro magno, las mareas atmosféricas; que aumenta con la altura a modo de capas horizontales flexuosas con la misma potencial, según demostraron Saussure, Volta, Becquerel, Quetelet, 'y a los seis o siete mil metros está la atmósfera fuertemente electrizada; conocidas son las variaciones horarias con un máximo a la salida del sol y al crepúsculo y los mínimos en el centro del día y la madrugada, según Lemonnier, Beccaria, Arago y Schuhler, mayores en estío; tampoco se ignora que decrece con la latitud, la influencia de los vientos, humedad, nieblas, brumas, lluvias y tormentas; que se relaciona con las variaciones barométricas, pues la electricidad positiva se halla en razón directa de la altura y la negativa del descenso (ade la columna, por lo cual barómetro, higrómetro y brújula señalan los distintos estados eléctricos y se utilizan en meteorognosia, pareciendo algo paradójico que cuanto más limpio y tranquilo está el cielo llegue su electrización positiva al máximo. ¡Parvi referí!, exclamaba Cicerón cuando las cosas no satisfacen bastante. El hombre es otra antena o punta del haz terrestre (veletas, árboles), perfecta o de doble juego—como se intenta lograr con las demás—pues recoge las del ambiente y difunde su carga eléctrica originándose acciones fisioterapéuticas forzosas ante el polivalente fluido que es vibración, fuerza, luz, sonido, acción química... Aunque influyan sin ouda otros factores cósmicos y sea casi siempre compleja la acción de los modificadores, no puede negarse la primordial de la electricidad silenciosa en la vida sana y patológica, que al cabo dichos otros factores telúricos también la engendran; excita o deprime, ejerce la hegemonía en la naturaleza y ya De la Rive dijo que su papel es más importante de lo que. se cree, de acuerdo con Arnould y tantos higienistas y terapeutas que no viven esclavos solamente del termómetro, del higrómetro o del microscopio más bien para sorprender la canalla de Pandora. Un brusco equilibrio de la capa terrestre puede provocar el rayo ascendente visto por Mafíei, Berthelot y Lequier, la 'fromba o lo que Aristóteles llamó con propiedad temblor de tierra; si menos intensa y también visible da margen a ciertos brillos de los días estivales o a los llamados fuegos de San Telmo, llamas o luminosidades que surgen de los mástiles y picos montañosos, vistos por César en las lanzas de una legión y por algunos viajeros en sus cabellos y dedos, luces que suman al drenaje eléctrico otros efectos psicológicos; descargas habituales inapreciables, microscópicas como quien dice, infinitesimales, como la que sorprendió un fotógrafo por el trazo negro e inexplicable de una prueba positiva, son las que modifican en todo momento el organismo. Tales trastueques mansos, inadvertidos y constantes, ese equilibrio movible eléctrico, oscuro para la retina, de perpetuo divorcio y recomposición entre la electricidad atmosférica y la corpórea inducida o producto del quimismo orgánico, de roces y choques, etc., constituye un estado perenne de vibración molecular que colabora en el metabolismo normal o despierta fenómenos morbosos y abre horizontes para el terapeuta, aunque harto opacos todavía. Algo así como una especie de sutil soplo o efluviación sin chispa a lo Dommer, que en la ionización del aiie por los rayos catódicos, a la postre eléctricos según Danilewski o Freund, puede llegar hasta el estrago; pero en ESPAÑA MEDICA su grado mínimo aumenta la capacidad respiratoria (Arsonval), empuja el coeficiente de oxidación interna, favorece el apetito y las digestiones (Charcot), es en suma de efecto general tónico, atestiguando Levy, Lucas y otros autores que tan misteriosos vaivenes facilitan los fenómenos del organismo humano y no permanece indiferente la modalidad de la vida animal, hasta se avivan en zootecnia los huevecillos de los peces comestibles por el efluvio suave. Acredítanlo además los vegetales, pues se favorece el fruto aun cultivados en la oscuridad, vese la pujanza que según Berthelot imprime y traduce esa lujuriante flora de los trópicos y penetrando la electricidad en el suelo laborable vigoriza las descomposiciones orgánicas siendo por añadidura buen abono insecticida en concepto de Pelletier. A sabiendas o empíricamente se vale el terapeuta de una sutil electroterapia sin aparatos cuando aconseja, convencido de que no sólo es la presión causante de hemoptisis o congestiones, ni la humedad de catarros; cuaado propone discreto la rusticación montaraz o sabiendo que la descarga oscura es capaz de formar ozono (Cavendish) piensa en la saludable atmósfera de los pinares o en la talasoterapia que por su menor tensión eléctrica aquieta el sistema nervioso de niños y adultos; o prefiere un clima de altura o de hondonada—aunque está por hacer en climoterapia el detallado mapa electrotopográfico de los distintos países para que cristalicen definitivamente en la práctica—, un paraje cálido propenso por ende a las infecciones u otro frío que observaciones del comandante Peary en su viaje exploratorio de las zonas árticas establecen a su juicio sea "el clima polar soberano contra la tisis" ( ? ) , pues curaron varios compañeros con signos de tuberculosis incipiente. Muchas veces espera resignado el clínico que cese una constitución raédica reinante o cierto giro de la veleta nuncio de un probable asalto por el reuma, que lo atan de manos, como el paso de esas manchas solares cuyas mudanzas en la radiación suponen la muerte de millones de seres (Langley) o producen siquiera las neuralgias por desequilibrio vagosimpático (L. Neuberger), aparte de su influencia en la colectiva aparición de afecciones agudas diversas o el recrudecimiento o la mitigación de cronicismos heterogéneos, según observa Mauricio Faure, de Niza, y comprueban Vallot y Sardón. (Ac. de Med. de París, julio, 1922.) Ahora bien, digo antes que debe ampliarse el contenido de los libros sobre esta materia, porque además de la citada electricidad atmosférica estática hay que ir desflorando ya el imperio de la dinámica. La iir*'»'.; • • «£?;•'•••• • B CUIIAM::;! SIEMPRE Y S i PBKiftito ce noble ciencia médica, que requiere para su ejercicio espinoso los ojos de un Argos, los cien brazos de un Bríarco y la doble mirada de Jano para enlazar lo pretérito con el presente en aras del provecho humano, viene acumulando las conquistas favorables desde la negra noche del hacha de sílex paleográfica o de la astilla de obsidiana empleada por Zipparah, la viuda de Moisés, para circuncidar al hijo, hasta el actual avión; ciencia que se afanó en nuestros días por inquirir el pro y el contra para la patogenia, la profilaxis o la cura de la velocipedia, la autoconducción, el dirigible, los aeroplanos y deportes—¡incluso los posibles beneficios del fútbol y el boxeo!—esa bienhechora ciencia tiende a investigar ahora los efectos de las ondas magnetoeléctricas ondulatorias de Hertz, que imitan en la atmósfera las de la piedra caída en el agua, se propagan veloces a grandísimas distancias impresionando los aparatos radiorreceptores que tropiezan, incluso al hombre, retemblando la atmósfera a su furioso paso que traducen la admirable telegrafía inalámbrica en que la onda eléctrica sustituye a la línea, hecha práctica por Guillermo Marconí en 1895 e iniciada antes por el español Salva en su Memoria a la Academia de Ciencias de Barcelona el año 1799—según declara aquel sabio al disputarle la gloria el ingeniero americano Dolvear—; la otra moderna sorpresa de la telefonía sin hilos, basada por su creador Graham Bell el año 1880 en las propiedades fotofónicas de ese extraño metaloide llamado selenio, entrevisto por nuestro Arnaldo de Vilanova, y acrecentando el sonido microfónicamente, remeda la voz de Stentor; y surge otra maravilla con Baselga y Torres Quevedo, la telemecánica, dando el segundo, en 1904, el telekino para dirigir torpedos y barcos a distancia, sin cables, demostrándolo hace diez años con el acorazado lowa, de los Estados Unidos; y asoman los rayos incendiarios o diabólicos del inglés Matthews, señalados ya por Caballé en 1918 y por el ingeniero Sánchez, de Piedrabuena (Ciudad Real), rayos para provocar a distancia explosiones e incendios, que alumbran pueblos, como han hecho el santanderino Iglesias Blanquer en su provincia o Marconí en Australia desde Marsella. Ante prodigios tales, que parecen obra de hechicería, no sorprende que se aspire ya a interviuvar a Marte. Desde este punto de vista fascinador, nueva escena del mundo aéreo, se ha realizado otro salto tremendo comparable al que separa el sencillo candil de la fastuosa luz eléctrica. ¿Estaremos al borde, se dice, de una revolución en el reino de la dinámica atmosférica? Las numerosas estaciones emisoras encuentran ya dificultades o sitio para intercalar en la escala de longitudes de onda, a pesar del reparto equitativo E S P A Ñ A xMEDíCA El profesor Carlos von Noorden, del Consejo de Higiene de Viena, que ha celebrado sus bodas de oro con la profesión. hecho por los reglamentos de Bruselas, Ginebra y Praga, y resulta aliora para colmo que no sólo hay en el mundo mil o mil quinientas estaciones emisoras, sino millares de millares sin cuento, gracias a las abejas y otros himenópteros, a los lepidópteros y múltiples especies de la gran familia entomológica provistas de emisor en perfecto orden de marcha, descubierto al parecer por los físicos, según escribe J. Boyer, y cuya longitud de onda se desconoce aún; portento que funciona secretamente para cuantos seres carecemos de la vista del águila o el olfato de los insectos y poseen sólo mediocres u obtusas sensibilidades corporales, cuando para apreciar tan diminutas ondas no bastaría el eretismo estrícnico. Lo antedicho hace recordar aquel desencanto sufrido en 1894 al descubrirse el argón y otros gases raros, acaso no tan desprovistos de acción, decía el Dr. Llord en el Congreso de Hidrología de Madrid, demostrándose que distamos todavía del completo conocimiento del aire que nos baña, ilusión desvanecida. Más aún. Recuérdense aquellas vibraciones oscuras de Brondlot (1903), casi olvidadas, penetrantes, capaces de iluminar la pantalla fluorescente y dar luces cual la luciérnaga y los noctilucos oceánicos, fisiológicos además porque las hallaron en vegetales (Meyer), en las cimasas (Lambert) y en el cuerpo humano las obtuvo Charpentier a pocos centímetros de la frente durante el trabajo mental, radiaciones que vigorizan los sentidos con promesas terapéuticas si no fueron espejismos (digo en mi libro de 1 9 0 5 ) , alentadas por la contracción muscular y los fenómenos inhibitorios, que los anestésicos apagan y parecen ser un fenómeno primordial de la vida (J. Becquerel) ; ni -se ^Divide tampoco la discutible radioactividad corpórea anunciada por Zwardemarker ("Biochem. Zeits.", 1923), más probable tras de la administración, de las radiactivas tierras raras (samarío, itrio, etcétera) experimentada por el profesor Ferrua, de T u rín, fenómeno comparable; en virtud de todo ello se cree que el hombre emite probablemente ondas oriundas del movimiento de los músculos y visceras, la calorificación, roce de los eritrocitos sobre las paredes vasculares, etc. El cerebro, según insiste ahora P. Fumouze, es una verdadera máquina sléctrica, su masa anfractuosa y rica en arterías y venas es asiento de múltiples frotaciones, de choques por los latidos, que engendran un campo eléctrico cuyas ondas de escasa longitud pueden captarse acaso un día con aparatos sensibles y transmitidas, por un solo emisor las recojan millones de receptores, cual la luz de una estrella alcanza a la muchedumbre; así como ésta necesita a menudo millares de años para verla, tal vez las radiaciones de nuestros aborígenes reexpedidas por tantas generaciones, vayan llegando aún para: acreditar la teoría del "inconsciente colectivo" de Yung que explicaría por qué se reproducen costum-, bres remotísimas; pábulo al fin todo ello de la sospechada telepatía. Sí, como dijo el filósofo Descartes, nadie puedesin peligro ser extraño a las cosas de su tiempo, con el afán de centuplicar su fruto benéfico emprenderá sin duda la Medicina el estudio intensivo de lo que brota embrionario rasgando el velo de dichas ondas misteriosas para nueva cosecha, con esperanzas de triunfo, porque no hay misterios definitivos, según creo haber leído en Taine. Algo sabemos ya de esa futura y sonable electroterapia natural o espontánea, como cabe llamarla; sus efectos van abriéndose paso de entre la manigua de oscuridades y macho de lo atribuido a la electricidad atmosférica estática sólo vislumbrada antes, será debido a las ondas hertzianas conforme parecen expresar esos vagos indicios de la agitación de la aguja imantada o sus brucos cambios por el paso de las corrientes, que decían Davy y el -- -*!' ' -^ El presidente del Colegio de Médicos de Segovia, Dr. D. Eudquiano Rebollar, que está realÍ2;andp,. una brillante gestión al frente del mismo. SANTAL MONAL AL. A Z U L DE METILENO Antigonocócico - Analgésico Antiséptico - Diurético Blenorragias EL MAS ACTIVO EL MEJOR TOLERADO LABORATORIOS MONAL & C'S - Cistitis - Piurías E N F E R M E D A D E S DE LAS V Í A S URINARIAS PARÍS DOSIS : 6 á 10 capsulas al dia Mueílras tj Lilcratura : M. BENEYTO, ReprcsenUnte, An:;n¡o Maura, 5 y 7, Apartado 648, MADRID A N Á L I S I S Aceite Hígado de Bacalao de orinas, esputos, leches, minerales, aguas, etc. • Única preparación mundial de fales caracteres Laboratorio del Dr. E. 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Conviene a los Convalecientes, "•• • "COLECGldNlMÉDICO • '••• SOCIAL" LAS BEBELDIAS DE LA INFANCIA ESCOLAB (Normas para una educación biológica) por el doctor JOSÉ DE ELEIZEGUI Un libro necesario a los pedagogos, a los médicos, a los padres, en el que se trata el problema moral, el problema de la conciencia infantil sin eufemismos, con un tono científico, fácil y ameno. Mujeres, Niños, Ancianos y a todas las personas débiles y delicadas. Un toúio de 250 páginas, 5 ptas. En todas las'librerías DE V E N T A E N T O D A S X A S F A R M A C I A S Contra reembolso, libre dejgasfos, sirven esta obra DE E S P A Ñ A EDIGIONESjULISES. S. A.-Olozaga, 15 o en nuestra Administración. Depositario gensca! para España: ANTONIO SERRA o Acaba de ponerse a la venta del Fosfato de Cal, de la Quina y de la Carne. rONmUERECONSTITUAN^ " EGABRO (Córdoba) MADRID Reus (Tarragona) '^l'l'll ••••••I llieilllllllllllllllIllllriIlllliU ESPAÑA MEDICA P. Secchi, cual otras rarezas como el chocante desprendimiento de la presa de los imanes vista en algún gabinete de ¡Física en una de las epidemias coléricas que afligieron a Valencia a mitad del siglo, último —¡hasta se ha creído observar la huida de moscas de los pueblos apestados!—, hechos que denotan un efecto de tales ciclones electromagnéticos y su influencia no dudosa sobre el reino zoológico, como cualquiera puede comprobar fácilmente. Si se aisla de la antena un radiorreceptor telefónico, apenas se aprecian los sonidos provocados por las ondas captadas por tuberías, objetos y paredes del edificio; si en tal momento contactamos el enchufe der aparato con nuestra mano, percíbense reforzados los sonidos, la antena casi huelga, el hombre la reemplaza o cumple el papel del erguido palo. Yo realicé repetidas veces tan curiosa experiencia con un receptor marca "Columbia", de los Estados Unidos. Es decir, que a pesar de la resistencia del cuerpo humano para la penetración de las vibraciones electrodinámicas, variable por las circunstancias y que por térihino medio es de unos 1.500 ohmios, nos impresionan sin duda. Recientemente escribe Ch. Nordmann, del Obserbatorio Astronómico de París, que al Dr. Foveau de Courmelles, tratando de la acción de la T . S. H. en los seres vivos, le llamó la atención el efecto observado en Valencia y en el campamento de Paterna y luego en Krensnach sobre la suelta de palomas mensajeras, cerca de una estación emisora, aun a la distancia de ocho kilómetros, pues las aves no encuentran la dirección y giran mucho tiempo circularmente desorientadas hasta que cesa la emisión; .lo mismo ocurre a su regreso, acción perturbadora sobre el sentido de la orientación que es verosímil comparar, dicese, con el efecto de las descargas de electrones en las corrientes de A. F. de D'Arsonval. Pájaros, mariposas y otros volátiles también se aturden; y el inglés Dr. Avay, dice ahora, que ha apreciado lo mismo en las personas. En tal concepto, dado el supuesto símil y mientras que la clínica suministra hechos más concretos, es presumible la hipótesis de que la electrodinámica atmosférica obre como la arsonvalizacíón por el método llamado de la comente hertziana o de efluviaciones sin contactos productoras de ondulaciones en los distintos tejidos que juegan papel de circuito inducido cerrado sobre sí mismo y sin molestias por su efecto ínfimo, se soportan intensidades hasta de 3.000 mA. a través del cuerpo, tan dañinas con otras técnicas, despertándose mayor actividad hemoglobínica característica, se desperezan las defensas íntimas y refuerza la destrucción de toxinas, beneficios que señalaron Oudin y Barthelemy con las electrizaciones de alta tensión y frecuencia. Y ya en el terreno hipotético o de las lucubraciones, en el antro inescrutable aún de posibles sorpresas victoriosas, ¿quién sabe si a las electricidades atmosféricas en repaso u ondulatoria, bajo , h ironía de un ciclo lapizlázuli, estará reservado el despejo de la incógnita de tantos problemas médicos, más o menos mal planteados, pero que desde inmemorial motivaron hondas preocupaciones? Acaso sean el oculto botafuegos para la espontánea desaparición de los azotes epidémicos, que atribuyen unos a la microbicida ozonización, otros a las esterilizaciones de las aguas por sus movimientos y choques, fuentes electrogenéricas al fin, o a la pérdida de la virulencia bacteriana o adaptación al medio en concepto de terceros; tal vez llegue a explicarse el incremento de la mortalidad a la caída de las hojas, la agravación de las enfermedades y aumento del número de partos cuando tras del ocaso alienta el genio de las tinieblas, las furiosas excitaciones vesánicas globales en los manicomios y quizá el contagio moral de suicidios'en primavera entre hipocondríacos cansados de la lucha o por la enervante sugestión ante el espectáculo de iln eclipse o la cercanía de un cometa, en la ola de sangre que impele a la perpetración de crímenes y hasta en las tempestades o conflictos sociales... que a todo puede contribuir la electricidad en los neuróticos, máxime asociada a otros modificadores pertinentes a la diáfana envoltura cantada por los poetas. Hoy mejor que antaño conviene al médico el conotado de físico que se le asignaba—ubi dessinit physicus, incipit medicas—porque el más hipocrático, siguiendo después de todo las enseñanzas del gran mentor griego, ha de preocuparse hondamente de la física y química biológicas en su doctrina e intervenciones, sin la bancarrota de la farmacología profetizada por Hayem en 1902; so pena de recordar, dolorido, que a pocas millas de la Helade encalló la gentil nave en que los argonautas, llevando por caudillo a Hércules y por mecánico a Orfeo, salieron a la conquista del vellocino de oro; vieja leyenda, que aplicada al tema, advierte la posibilidad de un fracaso a los descuidados que, asidos al poste ante la avalancha del progreso, ignoran los escollos y, nuevos derroteros de la ciencia. UBRONOUIOI ESPECIFICO DE LAS VÍAS RESPIRATORIAS ESPAÑA MEDICA ( 1 LA CASA DE LOS FEOÜEÑOS EN EL IfíSTITüTü J. J. ROUSSEAU | j Se inicia en España un laudable movimiento de modernización pedagógica. Es tiempo de que tal suceda, pues estamos en un atraso inconcebible. Como, además, el fondo de la educación es esencialmente biológico, tenemos los médicos un preponderante papel en esta pedagogía, de base experimental, de entraña fisiológica y de técnica higiénica. Por eso queremos que nuestros lectores conozcan Los grandes navios. lo que sucede en países que van a la cabeza del progreso .educativo, y la lectura del folleto de Audermans y Lafeudel, acerca del funcionamiento de la Casa del pequeño en Ginebra, nos decidió a dar un pequeño extracto del mismo, evidenciando una de las obras pedagógicas más modernas y de mayor trascendencia. Los médicos vemos cómo a través de toda esta actuación palpitan problemas nuestros. Un inspector japonés definió así la Casa del Niño: "Esto es el observatorio de la infancia, donde se descubren las fuerzas del niño y se le cultivan". Una casita abre sus puertas y ventanas al sol bienhechor; viejos árboles en los que anidan pájaros de todas clases, un jardín florido en toda estación, al abrigo de las inclemencias, he aquí donde se preparan a la vida cincuenta niños de tres a nueve años, y para su futura misión una veintena de jóvenes maestros. Esto es... la casa del niño pequeño. El punto básico de la educación es que no solamente porque el grano es grano de él sale la flor, sino a condición de que sea colocado en el medio favorable a. la germinación y a la floración. Una observación intensiva del niño pone al educador en carmino de descubrir todas las posibilidades de crecimiento que hay en él. Es esta observación la que" impone rigurosamente las leyes a las cuales se debe adaptar. Es él quien dicta las condiciones del medio, que debe estar en armonía con estas leyes, El niño parte de sí mismo para ir a la busca, a la conquista de todo aquello que le es necesario a la formación de su ser. Tiene en sí todos los principios del crecimiento; ha nacido experimentador, constructor y productor. Demostrado está que ese desarrollo en períodos sucesivos, la educación tiene que sentirse en ellos. Toda la primera actividad del niño (tres a cinco años) es una actividad mecánica y muscular. Es la edad de la manipulación. Hay que darle elementos. Su primera preocupación es conocer las cosas naturales: el movimiento por el movimiento. Viene después su afán de construir. Echa todos los objetos que caen en sus manos. Según su afición el juego del mecano le atrae. La razón es bien sencilla. La construcción es uno de los juegos que ofrece más recursos a la imaginación creadora del niño, que corresponde lo mejor a su espíritu de imitación, a sus intereses rudimentarios e inestables, a esa necesidad incesante de cambios que observamos en todas sus manifestaciones de actividad, manifestaciones que no pueden reprimir y que hay que saber alimentar. Se preocupan, pues, de suministrarles material abundante. Pero como el afán constructivo es tan deseoso, no sólo en cada niño, sino aun en las diferentes edades del mismo, el material es numeroso para que palpen, descompongan, eleven, formen sus construcciones. Durante este período el pensamiento está oculto por la acción. No pueden faltar los moldeadores, desde la formación de pequeños trozos de pasta hasta la reproducción más o menos fiel de animales y plantas. Allí tenemos también la habitación del lenguaje, La fuerza del vapor ESPAÑA MEDICA I Ir:.- ~~ Experiencias y descubrimientos. que contiene juegos numerosos, objetos escogidos en relación a los intereses del n i ñ o y destinados a darle nociones precisas y estimularle el satisfacer su curiosidad. T o d o esto, con las ilustraciones, favorece el ejercicio del lenguaje. T a m b i é n vemos la sección de cálculo a base de construcción de casas y máquinas, que acoplando bolos, enfilando discos de t o dos los colores, combinan figuras. Recibe así las primeras impresiones de dimensiones, de cantidad y de forma que los conducen a la percepción y concepto de n ú m e r o . Y llegando a la q u i n t a clase se perciben pequeñas cabezas inclinadas sobre los p u pitres; nada los distrae. C o n s t a n t i n o corta u n cartón para hacer bloques; Francisco p i n t a las chimeneas de su vapor; Colette ejecuta u n pequeño m o b i l i a r i o ; Andrés termina u n vapor. La conversación n o cesa más que con el dibujo. E n otra mesa, M ó n i c a colorea imitando los colores del j a r d í n ; Jacquelene pinta un narciso recogido la víspera; Gilberta arregla una rosa para completar su colección. U n pequeño grupo asocia grabados y n o m b r e s . A q u í está m a n i festándose otra etapa en el desarrollo infantil. Se revela el discernimiento de las dimensiones, de las formas, del n ú m e r o . Es el m o v i m i e n t o con u n fin. La acción provoca el pensamiento. Es la formación de la atención y de los hábitos. E n otro departamento trabaja el g r u p o de los buscadores. Es un campo de experiencia más extendido. La comprehensión de las cosas que lo rodean, las numerosas asociaciones a u m e n t a n su poder de imitación y su necesidad de crear. Le d o m i n a el impulso de producir, de fabricar, de transformar. E n - 9 rique combina las diferentes piezas de u ñ auto. R o gier ha pasado m u c h o s días transformando un viejo t e r m ó m e t r o de b a ñ o en otro aparato. Germán llega a la construcción de u n gran paquebot. Para ello se p a r t i ó de esta p r e g u n t a : ¿quién ha hecho d primer paquebot? ¿ C ó m o era? Ello fué objeto de investigaciones numerosas, que apasionaron a todos los chicos. Después siguieron todos las referencias de los imaginarios viajes que iba a hacer el barco oor ellos construido. ¡ j | Y así llegamos a la tercera etapa del desenvolvimiento, cuando el chico se adapta a las exigencias exteriores sin repugnancia, y es también cuando adquiere conciencia en su y o intelectual. Se establece entonces el encadenamiento de la disciplina, dé la atención, de los hábitos. Si la organización de la escuela es buena será infaliblemente atraído el n i ñ o al d o m i n i o de las nociones abstractas. Allí se ven los chicos apasionados por los problemas de n ú m e r o y de geometría, que han sido provocados p o r sus descubrimientos en los trabajos manuales. El ú l t i m o g r u p o tiene p o r finalidad trabajar y ganar para ayudar a la casa del pequeño, organiz a n d o u n almacén de ventas. D u r a n t e todo el año reina el entusiasmo, siendo confeccionado un n ú m e r o m u y grande de objetos de todas clases. E n una palabra. La idea cjue preside la educación en la casa de los pequeños es la del interés biológico, considerando al niño como u n colaborador en la obra de su perfeccionamiento. El aula de los constructores. UUoa-OpticO^ 0 ES • EAGUAS DE #f<@ Termales, c'orurado-sóiiitas, sulfatadas, vanedadlitinicas • ríNifiev)iríiNios>TíiiiriÑiaNi : oesaparecen los E5TllEñÍÍ1ÍENT05 De venia en Farmacias y Dmsuerias En Madrid: D. Antonio Urain 3ALE3 BE Adoptado en todo el mundo. Es el úaico (¿ue a su eficacia para curar y evitar las afecciones de la piel, une ia condición de ser un producto exquisito de tocador, por su fino perfume y la abundancia y untosidad de su espuma. Por su singular dad de disolverse en cualquier fláua, por salitrosa que sea, se tace indispensable a los señores cirujanos que pueden utilizar el Jabón de la T O J A , con soluciones de sublimado, cloruro sódico y todasUasIsalinas. ^5|)LAZAP[LAflC[L3i • Dalos y peditlos al Adminialrador; • CEi/TONÁ GUIPÚZCOA para U preparauón de baños en el domicilio del enfermo. H i.t..tjjj.iJ..mn.á.n.ij^.iJ...<.ulá.l.n.l.i.l.il.i,l.mi>A.iiJLAt.^i,lil,lllti.><.»JJui.liá,litttiHjit.liii,iiá.ááiiiL^UAJ.t^Á^,íA^u..iju^A^.. ^ . ^ . . . . i j j .. j . . . ^ . i OOICOQ AHTiAtl FORMULA mm Nucleína 2 grs. Glicero!os!ato de sosa 4 » » »cal.. 4 » » »hierro 3 » Arrhenal 0.3 » Kola 10 » Jarate 80 » Elixir Se vainilla.. 250 » FÓRMULA Carbonato de tísmuto Bicarbonato sódico . . Magnesia calcinada. . Polvos de belladona.. rr n— 2,00 o,So 0,80 0,006 ¿ts. » » » vv Laboratorio liEREfll Zurbano, 15-IVlADSID 11 ESPAÑA MEDICA Teatro privado de Dión Chinelón Comedia burlesca por JULIO BRAVO 1 (CONTINUACIÓN) DION DION Es cierto. Verdaderamente n o sé cómo h a y t a n t o m o r t a l que n o quiere morirse ni en broma. Sí, sí. Me lo encargué hace t i e m p o . Estas cosas encargadas en vida resultan más económicas. Si quieres un ataúd barato h a z que te m i d a n de pie, n o tendido. El negocio de las funerarias está en los muertos, no en los vivos. NARDO NARDO P o r miedo a ser t o m a d o en b r o m a al morir en serio. DION Veo que eres u n h o m b r e previsor y ducho en los negocios; pero lo que más me complace es que t u previsión va a facilitarnos extraordinariamente nuestra estratagema. ¿ T u mujer sabe que tienes ese ataúd? N o me i m p o r t a r í a . Los únicos interesados en que me muriesen en serio serían mis herederos... y ya conoces mi testamento, DION Entonces quedamos de acuerdo. T ú me tomas a tu servicio, y u n día... Sí, y seguramente lamenta que n o lo haya estrenado todavía. NARDO NARDO DION U n buen día... NARDO M u y bien; así n o se le puede ocurrir avisar a la funeraria para que vengan a tomarte medida. L a n o ticia de tu muerte n o se comunicará a nadie más que al amante de T ó r t o l a ; p o r supuesto, de una manera confidencial y rogándole el secreto más absoluto. Y a me encargaré y o . DION DION A q u í , en el jardín. NARDO ¿Y mi mujer va a creer que me he m u e r t o de verdad? NARDO Quizá dude que pueda ser verdad t a n t a belleza; pero n o creo que se acerque ta.nto a ti, que descubra la farsa. DION Tienes razón. Sí, en el.jardín, para que el m u r m u l l o de las hojas disimule el de tu respiración; te cubro de flores, enciendo cuatro cirios amarillos y aviso al galán... DION Eres genial, querida bruja. NARDO NARDO Sin embargo, ¡quién sabe!; a lo mejor resulta que te quiere más de lo que imaginas. DION ¡ Y hasta h a b r á quien te llore! Conozco a unas lloronas de alquiler, q u e son "inagotables". C u a n d o la pena n o se puede íni c o m p r a r , se alquila. DION Y o n o imagino nada. ¿Y esas desgraciadas lloran a lágrima viva? NARDO Nunca tendrás mejor cómo piensa. Sí, u n buen día te pones repentinamente enfermo y te mueres. Y o preparo tu lecho m o r t u o r i o . . . ocasión NARDO para enterarte de C o m o esponjas. Claro que antes h a y que darles de beber. ESPAÑA MEDICA 12 DION NARDO Aun voy a acabar por morirme de risa en serio. Señora, al lado de su esposo nada valgo como poeta. DION Eres muy modesto. NARDO Ten cuidado. Conserva tu serenidad para resucitar en el momento oportuno, aprovecharte del espanto y la confusión y vengarte del osado galán. NARDO Soy, simplemente, sincero. DION TÓRTOLA Nardo... ¡Pensar que tenga uno que morirse para matar! Va a ser una escena graciosísima. Pero, calla, que oigo acercarse a mi mujer. A ver si cumples como una buena actriz o, mejor dicho, como un buen actor. NARDO Y tú no pierdas la serenidad aunque ella la pierda. DION Sí, Nardo. ¿Nombre bonito, verdad? TÓRTOLA ¡Oh, sí!... {Un silencio.) ¿No le ha invitado mi marido a cenar? DION DION Descuida. Yo sé que todo es una broma. ¡Lo que me voy a divertir!. (Tórtola entra en escena y, at ver a Nardo, queda como paralizada g confusa.) Tórtola, aquí te presento a un gran poeta. ¿Le conocías? TÓRTOLA No, pero. TÓRTOLA Le invito yo, con permiso de mi esposo... DION No. DION Siéntate, hija. Parece que haces mala cara.. te encuentras bien? ;No ¡No faltaba más! (Aparte a Nardo.) ¿Qué te parece? TÓRTOLA Hace mucho que no escribe usted. TÓRTOLA NARDO No sé. DION Este señor ardía en deseos de conocerte. Se llama Leonardo, pero le llaman Nardo. Es un poeta magnífico. Mé gustaría que conocieses alguno de sus madrigales... Pues no es por falta de inspiración; pero las cosas •están difíciles... TÓRTOLA Nada es difícil cuando uno quiere... DION TÓRTOLA (Aparte a Nardo.) ¿Pero no la oyes? ¿Nardo?... Oh, sí. Conozco algunos. NARDO DION {Aparte a Nardo.) ¿Ves qué cinismo? Los editores no pueden ver a los poetas. Y de nada le sirve a uno empeñarse... (Continuará.) "SAL DE FRUTA" MARCAS ENO CFRUIT SALT") Purifica layom^re «60."» ESPAÑA MEDICA i EL LIBRO í ík OBRA DE UNA DOCTORA i Amparo Parrilla ha publicado un libro, "La madre de nuestras maternidades". Es un estudio social del que se deducen hondas y muy graves consecuencias. La doctora Parrilla recogió la voz de las madres. Interrogó a sirvientas, asistentas, modistas, obreras del campo, preguntándolas las intimidades de ^jy^^f-^feífiSs^ í**wrf- maternidad, el porqué de su proceder con su hijo, las causas que determinaban su conducta. Hemos escuchado la voz de las madres—dice la doctora—, de nuestras Maternidades. Su eco ingresó en nuestro espíritu; pide, ante todo, una respuesta. Y cumpliendo su mandato, damos la que nuestra conciencia nos dicta: Los mayores enemigos del niño son: el "temor" de la madre que le obliga a ocultarte y su falta de recursos. A estas dos situaciones tristes oponemos dos palabras: conciencia y trabajo. He aquí la entraña del libro. Es una encuesta que sangra verdad y dolor. Sobre él debe asentar toda una obra de acción social. — ¿Por qué siguió la carrera de Medicina?—preguntamos a la inteligente doctora. —Cuando decidí la orientación de mis estudios, lo hice obedeciendo a un impulso que a punto fijo no sabía explicarme; porque todos los sentimientos y debilidades que la gente de entonces oponía como irreconciliables en la mujer con el ejercicio de la profesión médica, los tenía yo en su más alto grado; yo escuchaba todas las objeciones que se me hacían convencida de ellas, y, sin embargo, existía en mí la convicción íntima de que aquél era el camino que debía seguir. y es su padre, ai que profesa intenso cariño, el primer lector de sus trabajos. — ¿Por qué escogió la especialidad ginecológica? —Otro tanto puedo decirle por mi empeño en seguir mi especialidad. Pero esta decisión, hecha en años posteriores, fué más consciente. Yo veía con qué facilidad se desviaban de esta orientación compañeras inteligentes, pero sin la vocación necesaria para vencer en una lucha inevitable, y al mismo tiempo, comprendía la necesidad evidente de que la mujer triunfase en una especialidad que debía pertenecerle casi exclusivamente. Convencida de esto, decidí contribuir con mis escasas fuerzas a labrar este camino, sin que acertasen a desorientarme o turbarme los obstáculos con que tropezase. Y hasta ahora, he logrado, no sólo mantener, sino acrecentar notablemente mi convicción tras de cada nuevo obstáculo. 14 ESPAÑA MEDICA —¿Cuál cree usted que será el porvenir de la mujer médico? •—Magnífico. La Medicina me parece el campo de acción más específicamente femenino. En cualquiera de sus ramas, la colaboración de la mujer será de gran utilidad. Aquí, como en todas las actividades humanas, creo que la mujer puede aportar un matiz especifico, absolutamente necesario, para la perfección de toda obra social. Naturalmente, que hay especialidades que pueden encontrar una adaptación más inmediata en la mujer; pero más adelante, no creo que llegue a temer ninguna. —¿'? —Por fin, se va convenciendo la opinión de que son absolutamente estériles todos los esfuerzos que quieran oponerse al avance -femenino; es una fuerza creada durante siglos de opresión y su energía es considerable. Pero esta época actual de tránsito es dolorosa; todavía, para algunos sectores, toda mujer intelectual que esté decidida a seguir valientemente la trayectoria de su verdadero destino, sin retroceder ni desviarse, ha de sufrir la amargura de verse juzgada como algo "fuera" de su condición de mujer. Pero también es necesario este dolor de la mujer de ahora; es una fuerza más que se suma al éxito de su acción. —¿-? — Y o tengo mucha fe en el éxito de la actuación femenina. Crea usted que. el espectáculo del mundo, el día en que se surrien íntegramente en la acción las dos grandes energías humanas, masculina y femenina, será infinitamente más grato. — ¿Qué quiere que le diga de mi vida? Es tan sencilla, que no puede ofrecer ningún interés; está totalmente ocupada por mi casa, mi padre, mi trabajo... Sí; la vida de la doctora Parrilla es de una intensidad ejemplar. Hace para doctorarse una tesis de originalidad grande y de investigación personal. Quiere descubrir las características psíquicas de la. mujer en la pubertad, y Confeccionando cuestionarios, y repitiendo exámenes y aplicando reactivos, reúne unos cientos de casos, de los que deduce interesantes nexos orgánico-psíquicos. Medita un libro sobre el problema de la maternidad y va directamente a las casas cunas, a ponerse en contacto con quien la ofrezca retazos de la vida. Es que palpita en ella un gran afán de investigación unido a una honradez experimental, que avala sus trabajos. Porque, como ella misma dice: —Sobre mi mesa cuartillas diseminadas. En ellas, escrita a lápiz el germen de un nuevo trabajo. En mi pensamiento empiezan a tomar forma las ideas de muchos días en que recibió el dolor. El eco de múltiples voces que escuchaban mis oídos se unirán ofreciéndome su sustancia material para modelarla armónicamente... DR. E. LA TEeiPÉüTICi DEL CLÍNICO El número de diciembre es interesantísimo, pues contiene el siguiente sumario: Tratamiento del eczema agudo, por el profesor H. Gougerot. Profesor de Clínica de Enfermedades cutáneas y sifilíticas de la Facultad de Medicina de París. Tratamiento del síntoma vómito, por el doctor Constantino Zayas Tristá. Para la profilaxis de la eclampsia puerperal. Comunicación presentada al VII Congreso de la Asociación de Ginecólogos y Obstétricos de lengua francesa, celebrado en Burdeos del 1 al 3 de octubre, por el Dr. J. M. RuizContreras. Tratamiento de la tos ferina, por R. Folch Jou, Médico interno de la Facultad de Medicina de Madrid. Páginas dietéticas. Régimen alimenticio del reumático. Novedades clinicoterapéuticas: Hepatoterapia en las anemias de la infancia.—^La cura de cebamiento en los visceroptósicos.—Contribución al estudio del tratamiento del ulcus por las inyecciones hipodérmicas de pepsina.— Sudores de los tuberculosos.—Tratamiento y pronóstico de las psicosis con amenorrea.— Las inyecciones de sangre materna en los vómitos graves del lactante.—El aceite de olivas en la dieta de los niños acetonémicos.— Tratamiento de la tos nerviosa.—Fisuras anales. Las ragadías anales.—El tratamiento de las parálisis diftéricas.—Efectos de la tonsilectomía sobre la inmunidad diftérica.— La vacunación contra la tuberculosis por el B. C. G.—Tratamiento esclerosante de las hemorroides,—La vacunación antidiftérica: Su empleo y resultados en el hospital de niños Renée-Sabran.—El yodo a pequeñas dosis en el tratamiento de la enfermedad de Basedow y de los estados hipertiroideos.—Nuevo tratamiento de la morfinomanía.—El ergosterol irradiado en el tratamiento de la tuberculosis.—Sobre algunos casos de activación de la cicatrización de las úlceras por las inyecciones de clorhidrato de colina.—Sobre los diuréticos a base de mercurio.—^La cura de la lambliasis intestinal con la naftalina.'— Sobre anemia perniciosa y sustancia hepática.—Tifus infantil.—^El tratamiento de la anquilostomiasis por el cloroformo.—Influencia de la alimentación hídrica sobre el crecimiento corporal y sobre la prénesis del bocio y de la disfunción tiroidea.—Los colagogos.—Tratamiento del tétanos por el bicarbonato sódico. Medicamentos más usados: Yodo. Recetario de especialidades. La Terapéutica del Clínico es la revista imprescindible para todo médico práctico. Se publica en números de 80 páginas y al final de cada semestre publica un índice alfabético de materias, que convierten a la revista en un tomo de terapéutica de consulta diaria. Pídanse números de muestra y las condiciones especiales de suscrÍDclón que se hacen a los abonados a ESPAÑA MÉDICA. Escriban al señor administrador de La Terapéutica del Clínico. Apartado 5 6 1 . Madrid. La superioridad del aceite de hígado de bacalao para curar la raquitis. Eminentes autoridades, por medio de las investigaciones más escrupulosas, han constado que: ^^ «^^atM!W»v« SÜB ^^ Ki'í a ^ « í i ^^ ^t¡^ \x«s?e ¡«S^^^ V^-í^^-^-^^^"^""^2.^^-^^^ aáü^ iSi^^ \^V««S««^*»^'' .«x.«^^'^''' ^¡Sd»vásss»^ «?^^ Es de sumo interés leer lo que dice sobre ello el Professor E Poulsson en su folleto titulado: „La Acción del Aceite de Hígado de Bacalao y de las Preparaciones Irradiadas en el Raquitismo", que recientemente ha publicado el Instituto de Vitaminas del Estado, Oslo, Noruega. Dirigiéndose Vd. al Instituto de Vitaminas del Estado, Oslo, Noruega, le será enviado gratis este folleto. El universalmente renombrado aceite noruego de hígado de bacalao ha gozado siempre del más alto aprecio, gracias a su calidad superior La exportación de este aceite está sujeta a inspección por el Estado Noruego. ACEITE NORUEGO DE HÍGADO DE BACALAO KABRIIIUS, O I., Entre todos los medicamentos preconiza dos contra la mayor parte de las cardiopa tías, figura la Digital. Y eutre todas las pre paraciones a base de ella, se impone la tin tura, por su difícil alteración y su constan : :: :: cía de actividad :: :: Hoy día se considera como tintura tipo i T que contiene diez unidades de actividad por cada diez centímetros cúbicos. Esa es, precisamente, la valoración de Digi-Val, la cual garantiza la uniformidad y constancia :: :: terapéuticas del producto :: :: Sus indicaciones son las mismas de la Digital, pero : :: su acción es más segura y enérgica :: : Muestras y literatura a disposición de los señores Médicos. Laboratorios A. GAMIR. - Valencia EHOFOSFORINfl SERRfl o PLaSMÓGElV© LÍQüIO© Es el TÓNICO REMINERALIZANTE qu3 ha obtenido éxitos curativos por su composición racional, basada en las modernisimas teorías de la MINERALOGÍA BIOLÓGICA Tomándolo en forma apropiada, da a todos los tejidos el alimento mineral necesario a su desarrollo, ya que los medicamentos que componer la : EIMOFOSFORIIMA : son toaos fosfominerales y están en las mismas proporciones en que se encuentran las distintas dominantes de los plasmas que integran el cuerpo humano, Fálirlca k proJuctos farinacéiiücos U M M M k PAiES RE US Se envían muestras y literatura a los señores médicos que lo soliciten í? ESPAÑA MEDICA La Sanidad en lo/ distrito/ rurale/ ^¿g. J'.?2...gg3<-g. —¡Lo del día!... —Uno que pasa de largo. iiiiiiiiiiiiiiiiiiiitiiitiiiiuiniiiiiiiiiniiiniitiinitiiMiiiitiiiiiiiiiiiiMiiitiiiiiiiitiiiii iiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii La Asociación oficial de ex alumnos y alumnos de la Escuela Nacional de Sanidad ha dirigido al jefe del Gobierno el siguiente escrito: "Excelentísimo señor: El Gobierno áe toda nación predominantemente agrícola, como es España, ha de procurar el mejoramiento de los distritos rurales en todos los órdenes y dentro de ellos ha de preocuparse como función primordial de solucionar el problema sanitario. Dicho problema alcanzó ya carácter internacional, habiéndose Interesado por el mismo el Comité de Higiene de la Sociedad de Naciones, y así en la Conferencia celebrada en Budapest en octubre de 1930 se tomó, el acuerdo de convocar una reunión especialmente consagrada al estudio de la Sanidad rural, conferencia que tuvo lugar en Ginebra en junio de 1931, siendo presidida honrosamente para España por nuestro delegado el profesor Pittaluga. A la referida reunión concurrieron sanitarios especializados de todos los países y directores de las Escuelas de Sanidad de Europa y América. Los acuerdos adoptados fueron, entre otros, procurar se diese un impulso decisivo a la higiene rural. I iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii para lo cual se sentaron unas bases fundamentales, entre ellas unificar el funcionamiento de todas las escuelas de Sanidad existentes en Europa (en número de doce) y en América y refrendar la preferencia claramente mostrada en la Conferencia de Budapest por la creación de centros de sanidad rural, con características especiales sanitarias, según las regiones en que radicasen. Respondiendo a este criterio internacional y a los acuerdos recaídos, en cuya conclusión participó nuestra -nación, y para acometer la resolución de nuestra pavorosa situación sanitaria, se creó en España el centro docente en que habían de forjarse los sanitarios a quienes encomendar la tarea de urgente realización que demanda la lamentable situación de nuestros campos y de los habitantes de ellos y de las pequeñas aglomeraciones urbanas. Este centro docente, la Escuela Nacional de Sanidad, departamento oficial del Estado, ha realizado durante su actuación una preparación rigurosa de técnicos especializados en los problemas de la higiene y de la sanidad públicas. Actualmente, excelentísimo señor, existen, proce- 18 ESPAÑA MEDICA dentes de la mencionada Escuela, 42 oficiales sanitarios. Estos .facultativos han desarrollado durante su actuación escolar una seria labor de preparación e investigación sanitarias, y están actualmente dispuestos a emprender con abnegación y cariño la tarea de laborar día tras día para arrebatar vidas a la muerte, y más aún, por preservar la salud de los ciudadanos contra la enfermedad. Por otra parte, el nuevo plan sanitario, trazado sobre las bases internacionales esbozadas, está siendo probado, con gran éxito, en zonas como la provincia de Cáceres, donde ciertas enfermedades infecciosas o parasitarias, que constituían verdaderas pandemias (paludismo, tuberculosis, fiebre de Malta, fiebres tifoidea y recurrente, etc., etc.), que diezmaban paulatinamente la población o depauperaban el organismo de sus habitantes, haciéndoles inútiles para el trabajo, gracias al apoyo moral y material de la benemérita fundación Rockefeller van siendo combatidas en tal proporción, que hoy por hoy puede constituir dicha organización uno de nuestros legítimos orgullos sanitarios. Nosotros, excelentísimo señor, pedimos respetuosamente al Gobierno que V. E. tan dignamente preside, se preocupe de los problemas sanitarios de Es- paña y en especial del problema sanitario rural, porque es triste confesar, pero es absolutamente cierto, que en nuestra patria mueren al año 30.000 tuberculosos y existen 300.000, no habiendo para asistirles más que unas 2.900 camas entre sanatorios y dispensarios en toda España y que casi nada se haga en sentido preventivo. Que la tifoidea, enfermedad perfectamente evitable, arrebata anualmente 5.500 vidas, que a causa de ella enferman 60.000 personas, lo que económicamente significa que España paga a la citada enfermedad una contribución anual de 10.000.000 de pesetas y un tributo luctuoso de 5.500 vidas. En fin; que distintas enfermedades también evitables hacen que, a causa de nuestra elevada mortalidad infantil, España sea el penúltimo país de Europa por lo que respecta a la velocidad de crecimiento de población, a pesar de figurar entre los primeros por su coeficiente de natalidad. Excelentísimo señor: los oficiales sanitarios españoles, dispuestos a colaborar con el Gobierno en lo referente a sanidad y cultura—nuestros dos grandes ideales—, sólo desean que sus fuerzas sean aprovechadas en bien de la patria." L O S LIBROS Hemorroides y Varicoceles; la segunda, se ocupa de las flebitis desde el punto de vista etiológico y de su sistematización anatómica (tratamiento), y en la tercera y última, la presión venosa en estas afecciones. Por todo ello, puede decirse, sin exagerar, que el médico de enfermedades generales encontratrá en él cuanto necesite saber para sentar un diagnóstico acertado y aplicar a cada caso patológico el tratamiento adecuado para la curación, y lo que es más importante, en qué casos excepcionales ha de aconsejar la intervención del médico especializado. Esta obrita ha de ser de gran utilidad práctica para el que se dedique a la medicina en general. Con esta finalidad fué escrita y estimamos que el propósito ha sido logrado con el mayor acierto. Anaphylaxie, por Auguste Lumiere.—Un volumen en 8.°, 158 páginas, con 19 figuras: 18 francos. "Actualités scientifiques": Lib. J.-B.-Bailliére. Después de una disquisición histórica, resumen de la cuestión, el autor estudia en primer lugar los fenómenos de chcc, porque, su intensidad e importancia dan grandes facilidades para analizar los procesos en que ellos se presentan. A continuación se ocupa de las manifestaciones crónicas de la anafilaxia, así como de los tratamientos capaces de remediar sus efectos. Pasa revista a los grandes síndromes de esta anafilaxia crónica, considerada en particular. Estudia la inmunidad, que es para el autor una de las consecuencias de la anafilaxia en gran número de casos, pero no en todos. Sus capítulos son: Historia, Fenómenos de choc. Trastornos polimorfos de la anafilaxia crónica. Fenómeno de Arthus. Inmunidad. Anafilaxia celular. Anafilaxia local. Várices y flebitis (colección de A. Cantonnet) por el Dr. P. Philardeau; versión española del Dr. Joaquín Pi y Arsuaga. Madrid 1931. Un tomo en 12.° de 150 páginas, en cartoné, 5 pesetas (por correo 0,50 más). Editorial Bailly-Bailliére, Núñez de Balboa, 25, Madrid. El libro que motiva este comentario, compendia toda la materia, tras unas breves consideraciones generales, en tres partes. En la primera, trata de todo cuanto se conoce hoy respecto a la sintomatología, formas clínicas, complicaciones, diagnóstico y tratamiento de las várices, dedicando un capítulo aparte a Equinococosis (Quistes hidatídicos), por el doctor Ricardo Lozano, catedrático de Clínica Quirúrgica en la Facultad de Medicina de Zaragoza, Madrid 1931. Un tomo en 8.° de 155 páginas con doce grabados, 8 pesetas en rústica (por correo 0,50 más). Editorial Bailly-Bailliére, Núñez de Balboa, 25, Madrid. El asunto a que se dedica esta publicación es de extraordinario interés, pues constituye la equinococosis una endemia que necesita el concurso de los hombres de ciencia y de los que no lo son, pero sufren los riesgos de tan frecuente enfermedad, si ha de combatirse con acierto, hasta llegar a extinguirla, para ahorrar dolores a los pacientes y sacrificios económicos en la riqueza pecuaria. El libro consta de catorce capítulos dedicados a las distintas localizaciones de la enfermedad en el organismo humano, desde el hígado y el pulmón hasta ESPAÑA MEDICA el cerebro y el corazón; mas otras localizaciones en el riñon, en los huesos, etc., etc. En todos campea la gran experiencia del autor en esta enfermedad de la cual ha operado personalmente 200 casos y asistido muchos más. Ella le permite acertada pauta en el diagnóstico y en el tratamiento quirúrgico, a la vez que desarrolla problemas, desde un punto de vista teórico, sobre cuestiones todavía en litigio, que sólo la experiencia podrá resolver. Este hermanaje de la teoría y la práctica mantiene vivo, hasta el fin. el anhelo de quien lo lee, y sostiene la amenidad en el texto, aumentada todavía con varios grabados sacados de la casuística del autor. Además se nota en este libro la consulta de extensa bibliografía, que pone a "punto de actualidad" cuanto se refiere a equinococosis, constituyendo esta circunstancia base que servirá de punto de partida a los investigadores y hacen que la obra sea igualmente interesante para el hombre de ciencia que para el médico ¿e, cabecera. Indicaciones e interpretación de los análisis clinicos, por el Dr. A. Sobrino Alvarez, farmacéutico y director del laboratorio Kinyo, prologado por el doctor Teófilo Hernando. Madrid 1931. U n tomo en 8.° de 190 páginas, con varios gráficos. Rústica, 8 pesetas; en cartón 10 (por correo 0,50 más). Editorial Bailly-Bailliére, Núñez de Balboa, 25, Madrid. Este libro responde a una necesidad sentida en la clase médica por el perfeccionamiento y desarrollo que ha adquirido la técnica del diagnóstico, enriquecida en estos últimos años con gran cantidad de métodos nuevos. Sabido es que el médico no debe darse por satisfecho, la mayoría de las veces, con el conocimiento de los síntomas externos observados en el paciente para dar un diagnóstico acertado del caso patológico que tiene a su presencia, sino que necesita que el laboratorio le suministre datos más precisos, que él, absorbido en su trabajo profesional, le es imposible adquirir por sí, aparte de que no tiene el gran dominio de las técnicas, incompatible con su profesión, por lo que ha de contentarse con saber el valor científico que cada método tiene y el modo de interpretar los resultados que le suministre el laboratorio clínico. Facilitar la divulgación y el estudio de estos conocimientos es el contenido y fin de la obra que comentamos. En ésta, como dice el insigne doctor Hernando en el prólogo, se expone de manera escueta, sencilla y ordenada, el valor de la mayoría de los llamados métodos de laboratorio, para que en presencia de un caso en que los métodos de exploración usuales no resuelvan el problema del diagnóstico de la enfermedad, sepa el médico a cuáles otros puede recurrir y hasta qué punto le pueden ser útiles en cada momento. Labor que ha llevado a efecto completamente el Dr. Sobrino Alvarez, por lo que merece los más calurosos elogios. Memorándum de bacteriología, por el profesor don Pablo Lefert, versión española. Madrid 1931. Segunda edición, totalmente corregida y revisada por el Dr. Juan Manuel Remis de Prado, farmacéutico y profesor del Laboratorio Municipal de Madrid. Un 19 tomo en 12.°, de 287 páginas, en cartón 5 pesetas (por correo 0,50 más). Editorial Bailly-Bailliére, Núñez de Balboa, 25, Madrid. La segunda edición de este libro, que forma parte de la obra del profesor Pablo Lefert, titulada "Novísimo Manual del Estudiante de Medicina", ha sido tan minuciosamente revisada y adaptada a las teorías científicas modernas, que puede conceptuarse como obra nueva, siendo difícil encontrar una página igual a la de la edición anterior. Es resumen admirable de todo lo esencial en la materia, que puede interesar de un modo directo al médico, facilitándole el estudio que continuamente tienen que simultanear con el ejercicio de la profesión; y sin necesidad de la lectura de obras de gran extensión, mantiene vivos, aunque modernizados, los conocimientos adquiridos en los años de la carrera. El libro está dividido en tres partes: L Bacteriología general (historia, inclusión de las bacterias entre los seres vivos, pleomorfismo, estructura y clasificación de las bacterias). IL Técnica bacteriológica (medios de cultivo sólidos y líquidos y material empleado en bacteriología, aislamiento, examen microscópico y teñido de los microbios, microbios anaerobios). IIL Descripción general de los microbios. Por su valor científico y por encontrarse adaptada al plan didáctico de los actuales programas de Medicina, Farmacia y Veterinaria, es obra recomendable a los estudiantes de esta disciplina, en la que encontrarán un poderoso auxiliar para el estudio. Metritis y salpingitis (colección de A. Cantonnet). por el Dr. C. Matry, versión española del Dr. Antonio Soroa y Pineda, del Hospital de San José y Santa Adela (Cruz Roja), de Madrid. Madrid 1931. Un tomo en 12.° de 135 páginas. Cartoné, 5 pesetas (por correo 0,50 más). Casa editorial Bailly-Bailliére, S. A,, Núñez de Balboa, 25, Madrid. Los compendios de Medicina y Cirugía de A. Cantonnet, que tan buena acogida les ha dispensado la clase médica, han sido aumentados con «1 nuevo volumen titulado "Metritis y salpingitis", modelo, como todos los de esta obra, de concisión y claridad. Las primeras páginas contienen una breve y acertada introducción seguida de unos consejos prácticos, conjunto de normas a seguir por el médico en la consulta de las afecciones uteroanexiales e indicación de las dificultades de orden moral y psicológico con que se suele tropezar en estos casos. Después de un primer capítulo dedicado a la semiología (interrogatorio y examen cauteloso de la paciente), pasa en el segundo al estudio de la metritis (sintomatología, formas clínicas, diagnóstico, tratamiento, etc.) ; dedica el tercero a la salpingitis (etiología, anatomía patológica y estudio clínico) ; el cuarto a la perimetro-salpingitis (pelviperitonitís y flemones y abscesos de la pelvis), y el quinto y último, a las anexitis. Todo ello con un verdadero alarde de método y sencillez, que dan al libro el máximo valor para el médico y aun para el estudiante de medicina. ESPAÑA MEDICA 20 r' ^^ mi 'f^^ tTr- s^ 1% para darles muy solemnemente mi bendición... sin ponerles a besar el anillo Pero ya que carezco de tales atribuciones, EN EL CONCURSO DE LA AO ¡Los periodistas mi ^. tengo en cambio bien expeditos gaznate y pluma para escribir y decir a mis anchas unas cuantas veces: —¿Conque los periodistas médicos son los que no sirven para otra cosa? ¿De modo que los plumíferos son médicos fracasados? Pues, amigo mío, en esta vez alsaltaron la Academia y se han llevado los premios de mayor importancia. Estamos como chicos con zapatos nuevos. Vamos por las calles mirándonos en los escaparates, pues nos parece que hemos crecido unas pulgadas. Yo ayer encontré a Cuesta y era tal su prestancia, que parecía decirle al transeúnte: —Taday, pobrete. Pero yo además de celebrar a toda fuerza de bombo y platillo nuestro triunfo, quiero también deciros algo de la vida activa, intensa, abrumadora de estos queridos colegas que la Academia ha galardoneado. Taboada realiza el milagro de la multiplicación de las horas. Su Hospital de San Juan de Dios, su consulta, los cursillos, la subdelegación,-la beneficencia, a todo atiende con escrupulosidad laudable y aún le quedan unas horas por la noche para hacer la sección Dr. Enrique Noguera, que obtuvo el premio de Moral médica de la Academia por su estudio "Los iattosofistas modernos". Pocas veces he cogido la pluma dominado por la satisfacción honda, a "pleno pulmón", diríamos, con que lo hago en este momento para apostillar la noticia de que en el concurso de la Academia de Medicina 'han obtenido premios Taboada, Noguera, Fernán Pérez y Cuesta. ¿Ustedes se enteran? Cuatro periodistas. Cuatro de la Asociación de Escritores Médicos, de ese grupo que hemos formado los que aún no nos desengañamos de trabajar con finalidades ideológicas. Yo quisiera poner hoy en estas líneas toda la efusividad de mi complacencia íntima, toda la satisfacción y orgullo que me produce el hecho, porque el triunfo de ellos, lo siento como mío, como algo propio, pues son tan fuertes las afinidades que unen a los que escribimos de cosis médicas, que nos fusionamos en un solo sentimiento. — F u i premiado por la Academia, abuelo—me dijo Taboada, que al darme tal nombre tiene la coquetería de olvidar su partida de bautismo. —Estoy satisfecho porque triunfamos los de la Asociación—me escribe Noguera. —¡Dos, dos premios!—me grita Fernán Pérez por teléfono con su impetuosidad acostumbrada—; se lo digo en seguida, porque sé que se alegra. El Dr. M. Fernández Cuesta, al que concedió la Academia Y yo siento no tener una investidura episcopal uno de los premios Abaytúa. ESPAÑA MEDICA 21 "^ médica de El Liberal, esa sección donde acoge con un espíritu amplio y una bondad e x q u i s i t a , cuanta n o t i c i a , información o queja . le dirigen los compañeros. La sección de Taboada de El Liberal a mí me parece el famoso cepillo del pan de San Antonio, donde todos depositaban el papelito referidor de sus cuitas. Noguera es de una dinastía de médicos ilustres y laboriosos. Los Noguera decimos, sintetizando la , competencia y la actividad. Enrique Noguera trabaja clínicamente, hace interesantes estudios de laboratorio, estudia, ve enfermos, no descansa. Y aún tiene tiempo para ser redactor jefe de la Gaceta Médica Española, esa magnífica revista, orgullo de la Prensa nuestra y en cuyos números buscamos siempre con especial afán la prosa jugosa y fluida del prestigioso médico. Fernán Pérez es el dinamismo hecho carne. He perdido el recuerdo de dos cifras: el número de premios que alcanzó y el de periódicos en que escribe. Su colaboración en A B- C es brillantísima. Polifacético: escribe, dibuja, pinta, fotografía, da conferencias, hace estudios médicos para concursos. Y sobre todo ello planea, proyecta, tiene mil pensamientos en cada minuto y un minuto para cada acción. Cuando hablo con él AIA NACIONAL DE MEDICINA eos han triunfado! M El Dr. Juan Fernán Pérez, que obtuvo dos premios. El pri-. mer premio de la Academia por su "Estudio epidemiológico de la parálisis infantil. Y el premio Roel por m "Geografía médica del Concejo de Nava. El Dr. Mario S. Taboada, a quien premió la Academia con uno de los premios Abaytúa. me parece que siento el hervor de su cerebro, y su palabra es la espita por donde a torrentes sale el vapor. Aquello no es cabeza; ¡aquello es una olla exprés! Y aquí tenéis a Fernández Cuesta, el "benjamín" de los plumíferos médicos, que cultiva intensamente y con éxito la especialidad pediátrica; que acude a dispensarios y consultas y entre la pesada de un bebé y el plan de una atresia, escribe para El Imparcial su sección médica, llena de ecuanimidad y buen gusto. El detalle no pasa inadvertido para Cuesta. Dígalo la soberbia cartera con la que como secretario acude a las reuniones de la Asociación, la cual es motivo de envidia para Cortés Rivas. Porque estos hombres para los cuales la jornada de las ocho horas sería un descansó, que se pasan el día arrastrados por la fiebre del trabajo profesional, que roban horas (yo no sé a qué pueden robarle horas) para sus trabajos periodísticos, acuden puntuales (¡hasta Llopis!) a las reuniones de la Asociación, llenos de optimismos, dispuestos siempre a la acción, con aleteos de nobleza en el alma y mojando la pluma en en tintero romántico que ¡ay! no se seca nunca para los periodistas médicos. D R . ELEIZEGUI a base de Lactocreosota soluble es una salvaguardia contra las COMPLICACIONES PULMONARES Deposítanos generales para España Curie!y Moran -Aragón 228 Barcelona ESPAÑA MEDICA 23 ^ « NOTAS DE yN MÉDICO ESPASflL EN VU)E POR ALEMiNU ) t IV Dejar el Rhin y lanzarse en busca del Elba. Carreteras de postguerra. Las pequeñas ciudades se suceden incesantes. Atravesamos calles anchas de ensanches, pobres de luz en la noche que corre con nosotros. Gevadeaus hacia Hamburgo, ciudad libre de la Hansa. La región que atravesamos está tupida de fábricas. En la noche de luna las chimeneas semejan un fantasmagórico juego de bolos. Se espera ver de pronto surgir un bolo gigantesco que, lanzado por un brazo terrible y desconocido, viniese a chocar contra aquellas moles inmensas, tumbándolas sin esfuerzo. La velocidad a que marchamos hace chocar contra nosotros un aire lleno de humedad y de perfumes nuevos. El camino es llano, sin un desnivel. Y? quedaron atrás las cuestas del Palatinado. En cuanto se sale de la provincia del Rhin hacia el noroeste, Alemania se convierte en una llanura cuya monotonía no se rompe hasta llegar al mar. En el camino no hay tiempo de sentirse solo. Un pueblo continúa a otro pueblo. Los que en nuestra Castilla hemos corrido kilómetros y kilómetros sin divisar un penacho de humo, sabemos de esta impresión de caminar siempre rodeados de civilización. El amanecer nos sorprende a un par de docenas de kilómetros de Hamburgo. He visto amanecer en muchos puntos de Europa y en cada uno de ellos tiene un matiz distinto, especial, esta luz turbia y diáfana al mismo tiempo, que rompe la mañana. Uno de los más bellos momentos que he vivido ha sido sintiendo un amanecer en el barrio de Santa Cruz, de Sevilla. La luz, esa luz miedosa que a empujones rompe contra el quicio de las rejas, se quiebra en mil tonos al difundirse en el aire. Su color es el de una belleza postuma, pues que se advierte en el instante contiguo, más intenso. Dijérase que en cada sector retíniano incide la claridad con un ángulo de reflexión distinto. La luz va perfilando las cosas tan lentamente, que nos va dando tiempo a sumergirnos en ellas. De cada rincón, esos rincones únicos en el mundo del barrio de Santa Cruz, ¡surge de pronto un color, un matiz, una irisación tan extraña, tan nueva, que se apodera de nosotros con esa fuerza de las cosas que rondan nuestra personalidad más íntima. Para un intelectual acostumbrado a conceder a las cosas un valor concreto y relativo, estos momentos en los que la corteza se olvida de que es corteza, poseen un encanto todopoderoso. En Salamanca, el aire se hace rojo. En Niza la atmósfera se torna azul más que el mar. Aquí, en el Norte de Alemania, en medio del campo, el tránsito es más sereno, más frío. Aquí la tierra no es roja, ni el aire azul. La luz se va descompo- niendo en haces suaves que van ganando en intensidad rítmicamente. La onda luminosa que se levanta por Oriente, se sacude con una precisión casi física hacia Occidente, colgando sus átomos luminosos en las cosas que encuentra a su paso. Y después, antes de salir el sol, se le ve grande, frío, pálido, como, una luna inmensa que madrugase de mala gana. Son las dos y media de la madrugada. Hamburgo se acerca. Cruzamos sobre el Elba un puente inmenso. La ciudad está vacía, matemáticamente vacía. Un autobús gigantesco—servicio nocturno—^se cruza con nosotros en un extremo de la ciudad. Es todo lo que nos habla de la vida. Nos lanzamos a conocer la vida médica de Hamburgo. El Hospital Universitario, construido en pabellones por especialidades. AUgemeines Krankenhaus Eppendorf. El profesor Bauer, director, catedrático de Clínica médica, nos recibe con ese ceremonial que pone un alemán en todos los actos de su vida. Nos enseña su servicio y después de firmar en un álbum ya muy lleno de hojas en el que figuran los visitantes extranjeros, nos encomienda a un subalterno que nos dirija a través de este vericueto de calles que forman los sesenta y pico edificios del Hospital. Nonne, muy viejo ya, recostado, nos recibe chapurreando un español incomprensible. Nos habla de España, de toros, de Andalucía, de todo menos de Medicina. Nueva firma, esta vez debajo de la del sabio von Jaureg, ide Viena, y de la del profesor Bergman, de la Argentina. Recorremos la clínica neurológica. Recordamos, sin querer, que en la mayor parte de los hospitales españoles no existe la clínica neurológica como especialidad. Seguimos nuestro paseo a través de la clínicas de Kleinschmidt—^Pediatría—, Sudek—Cirugía—, ScrotmüUer (médica), Benz—^Oftalmología—. Visitamos la sección de Fisiología, a cargo del profesor Kestner; la de Patología, del profesor Pahr; el Instituto de Inmunología, bajo la dirección del profesor Much. Era época de vacaciones la primera vez que visité el Hospital de Eppendorf. Cuando volví, en pleno curso, las clínicas de la Universidad se hallaban en el máximo de trabajo. Conferencias, sesiones científicas, presentación de casos. Y me asombré de observar el crecido número de sudamericanos que vienen a Hamburgo—luego comprobé que a toda Alemania—a estudiar. En el centro de la ciudad se halla emplazado otro de los focos médicos de Hamburgo. Es el viejo Hos- 24 ESPAÑA MEDICA pital de San Jorge, dirigido por el profesor Megler. Los servicios de Radiología y Farmacología, a cargo de los profesores Holthusen y Borustein, respectivamente, son dependencias universitarias. De la parte de Histopatología y Anatomía patológica está encargado el profesor Wohlwiel. Uno de los servicios más interesantes que vi en el Hospital de San Jorge fué el servicio de urgencia de profilaxis venérea. Desde uno de los edificios de este Hospital se divisa una hermosa perspectiva de Hamburgo. Delante se extiende el Alster, que forma un lago colocado en el centro de la ciudad. En el fondo se ve el puente de los Lombardos, que divide el lago en dos partes—¡nnereAlster y aupzec Alster—, 'y más allá la torre del senado de Hamburgo y la de 'San Joaquín. El hospital de construcción más reciente, verdadero modelo en arquitectura de su tipo, es el Allgemeinen Staatkrankenhaus Barmbeck, dirigido por el profesor Kanck. Está situado en uno de los más populares barrios de Hamburgo—Barmbeck—, donde los comunistas resistieron durante una semana en la huelga revolucionaria de 1927, las acometidas de la policía alemana. Como detalle anecdótico de esta huelga es interesante contar que los comunistas, los promotores del acontecimiento, fueron dueños durante seis horas de los cuarteles y las comisarías de policía de la ciudad. Las asaltaron a las once de ila moche, provistos de toda clase de material de guerra moderno. Hubo que expulsarlos a cañonazos, después de reñir una batalla terrible. De Alemania es quizá Hamburgo la ciudad en la que el comunismo cuenta con más adeptos. El ser un gran centro comercial e industrial explican quizá este hecho. La crisis aguda por la que Alemania se despeña desde hace un año y pico, se siente por eso con más intensidad aquí, y esto ha originado un desplazamiento de fuerzas políticas, que pasan en gran parte a nutrir las filas comunistas. Ver el lujo de precauciones que toma la policía alemana cuando hay un mitin comunista, es algo de lo que no se puede hacer nadie idea en España. Automóviles con ametralladoras y camiones cargados de guardias que rodean la manzana donde está la casa en la que se celebra el mitin. Todas las bocacalles están tomadas. Con estas medidas no se mueve nadie y están encaminadas principalmente a evitar que después de celebrado el mitin, los concurrentes se organicen en manifestación, con las perturbaciones consiguientes en la vida urbana. Durante mi larga estancia en Hamburgo he tenido ocasión de ver más de una vez la terminación de estos mítines. Los obreros salen caldeados por el ambiente violento que los discursos de los oradores ha creado en el local. Los grupos pequeños se dirigen hacia algún punto de la ciudad ya acordado con antelación y que el jefe de grupo comunica a su sección a la salida del mitin. Los policías, que conocen la táctica y suelen conocer el lugar de la cita por alguna confidencia se dividen, y mientras unos permanecen en los alrededores del local hasta que ha terminado de vaciarse, otros pasean con sus automóviles vigilando el trayecto hasta el punto de reunión. Los gritos que parten de los grupos son incisivos: "¡Hunger!" (hambre), repetido al infinito. Ni un gesto, ni el menor ademán. Caminan sin prisa, mirando hacia adelante, rígidos, como autómatas, en grupitos de ocho o diez. Un día estaba yo sentado en una tertulia de españoles en el Alster-Pavillon, el café de los extranjeros en Hamburgo, situado en una orilla del lago, en el centro de la ciudad. De pronto irrumpieron en el colosal salón—capaz para 3.000 personas—, semivacío, una treintena de comunistas y se dedicaron a romper las lunas y volcar mesas y sillas. La escena duró unos cinco minutos, desapareciendo en seguida los treinta individuos como, por encanto. Vino la policía, rodeó el edificio, interrogó a la gente y se marchó sin averiguar nada. Estos asaltos no son frecuentes. Más corriente es que un grupo de obreros sin trabajo, comunistas generalmente, penetren en una carnicería y con toda tranquilidad se pongan a comer salchichas. Lo peor que puede hacer el dueño es protestar, porque entonces destrozarán la tienda. A los reproches que les dirigen los dependientes contestan con su interminable cantinela: "¡Hunger!" "¡Hunger!" Sacian su hambre—insuficientemente, claro es—y se largan con toda tranquilidad. El problema obrero reviste en Alemania una importancia excepcional. Alemania es el país de las organizaciones, y la férrea disciplina a que se sujetan hace terribles estas asociaciones, tanto de obreros como de otro tipo de empleados. Baste saber que una de ellas recaudó en uno de Jos pasados años en calidad de cotizaciones de sus asociados la suma de 50 millones de marcos—ciento cuarenta millones de pesetas. La aguda crisis de falta de trabajo, especialmente sensible en Alemania, país de moneda oro, hace, como decía antes, que el comunismo crezca en proporciones alarmantes. No creo que es exagerado afirmar que en Centroeuropa está en este momento el porvenir de Europa. El socialismo moderado que sostiene la actual política alemana amenaza con hundirse, empujado por los partidos extremos. Pero... las cuartillas necesarias para hablar de.la situación política alemana no me pertenecen. Volvamos a seguir el hilo de nuestra excursión médica. Vamos a visitar uno de los mejores hospitales psiquiátricos de Alemania. El Staatskrankenstalt Friedichsberg, capaz para 2.000 enfermos mentales. ANTONIO ABAUNZA Madrid. La señora.—Usted me dijo que sacara la lengua, doctor; pero no la ha mirado ni una sola vez. Doctor.—No, señora. Quería tan sólo tener tiempo para escribir la receta sin ser interrumpido. ESPAÑA MEDICA 25 Una encuesta de ESPAÑA MÉDICA OPINIONES ACERCA DE LA ASAMBLEA PE MÉDICOS TÍTÜLAKES La cuestión médico-rural es candente. Nuestros compañeros, los que ejercen la medicina más difícil, más ingrata y peor retribuida, piden justicia. Se les ha prometido siempre. No se le concedió hasta ahora. Oír sa modo de pensar es una actualidad que con agrado y gran espíritu de imparcialidad recoge EsPAÑA MÉDICA en sus planas. Como Asamblea en sí, bastante buena, la mejor de las muchas que he presenciado; orden, brevedad en las discusiones, trabajo y perfecta sensación de que en el sentido asambleísta ha marcado esta clase médica su mayor edad. Con sinceridad, sin ánimo de molestar a nadie, no ha surgido en esta Asamblea nada nuevo que haga concebir esperanzas para el porvenir de nuestra clase; todo el necesario brío de los compañeros jóvenes se apagó por la antigua y consabida eterización de las comisiones, encargadas de redactar las también antiguas y nunca logradas conclusiones; no dudo solamente, afirmo rotundamente, que sufrirán la suerte de todas..., las archivarán en el cesto de los papeles viejos... ¡y a vivir como podamos los médicos rurales! El pleito con los compañeros de Cataluña no existe ante las manifestaciones de su representante, avaladas por la permanencia en el Comité de Martorell, perfecta sincronización de la unión de los médicos titulares españoks. Orientación de la Asamblea fué fatal; en este sentido una más, y como todas, rotundamente fracasada prácticamente. No conseguiremos de ella ni la más leve ventaja para nuestra justa emancipación. El mayor homenaje a la memoria de Sanmiguel fué el silencio, que salvo contadas excepciones guardaron sus amigos durante la Asamblea. El voto de censura estuvo bien si fué debido a su voto en el Congreso en contra de nuestras aspiraciones; yo creo fué este el pretexto, mas la causa fué debida a pleitos madrileños, y los de los pueblos nos tragamos el anzuelo y lanzamos el proyectil; no es poco conseguir que nos entierren a todos juntos. Las colectividades, cuando van a desaparecer, se dividen y subdividen; la colectividad médica en España, así está; Colegios, Asociaciones, etc., etc. Esta división está bien en cuanto a nuestras diversas actividades, mas es funesta para el logro y defensa de nuestra independencia moral y económica. Formemos un frente único, ingresemos en los Colegios y que éstos adapten y amplíen sus reglamentos a estas necesidades; el triunfo no se hará esperar, y, por lo menos, a los rurales nos conviene, que somos los más necesitados los más numerosos; creo no debemos ya dudar que con la Asociación nada logramos; fracasó hace tiempo en Zaragoza. Luis María Bris. ¿Mis impresiones sobre las Asambleas? Tanto la de libre concurrencia de médicos titulares como la de Representantes de las Juntas provinciales de la Asociación, me han confirmado en la vieja creencia que tengo de que los inspectores municipales de Sanidad serán lo que quieran y como quieran, tan pronto como se decidan a ser, dejando a un lado todo cuanto suponga y pueda suponer contemplaciones y vasallajes; unidos en un firme propósito de no aguantar más impertinencias, incomprensiones y desplantes de quienes, como ya hemos dicho en otro lugar, se creen capacitados para erigirse en jueces de las actuaciones de los titulares, siendo así, que de éstos debieran besar las vestiduras. L. González Soriano Nuestra última Asamblea. Así, en singular, puesto que, aunque fueron dos, una libre y otra de Representantes provinciales, unos mismos compañeros la formaron, la constituyeron. Un mismo espíritu presidió en ambas reuniones y, por fin, idénticas finalidades se desarrollaron en el transcurso de sus sesiones. Y aunque nosotros no .asistimos más que a la de Representantes, y ni tan sólo ostentábamos tal oficial delegación, por expreso acuerdo de nuestras Juntas provinciales, esto no obstante, pudimos hacernos cargo del valor intrínseco que tuvieron las Asambleas, tanto como del valor estrictamente espectacular que las mismas ofrecieron. Más número de asistentes, más entusiasmo, más vehemencia en las discusiones, más acometividad en los personalismos y, como visión de conjunto, un evidente nervosismo colectivo de escaso valor societario y práctico. Como en nuestras flamantes Cortes Constituyentes se observaban vetustas representaciones, clásicos parlamentarios explotadores del latiguillo y, por no faltar nada, incluso había jabalíes, que bastante a menudo brincaban por aquellos viejos escaños del Senado como para borrar la tradicional austeridad que le imprimie- 26 ESPAÑA MEDICA ron en ya lejanos tiempos pretéritos aquellos padres de la patria, viejos y astutos parlamentarios, que al conducir la nave del Estado la dirigieron fatalmente hacia la ruina y el deshonor. Esta visión siniestra y macabra de nuestra nave social societaria, fué la que nos sobrecogió en las últimas horas de la sesión del martes, cuando por un maquiavelismo inducido, nuestros dignos compañeros de las dos Castillas, después de oir las diáfanas explicaciones de nuesf • tro excelente compañero / . Dr. Martorell, insistían tozudamente en hacernos declarar a los catalanes 1 ' , una concepción que pug^ -'-- • na con los ideales profesionales de toda nuestra vida social, y aún está en abierta contradicción con los idénticos de carácter político-social de nuestro pueblo, después, sobre todo, de haber aprobado la Asamblea la explícita declaración de los compañeros gallegos, con respecto al hecho, consumado ya, de la futura estructuración política de la Nación. ¿Qué hubiesen dicho nuestros amigos de Castilla la Vieja si nosotros, en el momento álgido de nuestra contestación a los requerimientos apremiantes les hubiésemos recordado o evidenciado un mandato depresivo de sus opresores, los Ayuntamientos de aquella región, reunidos aquellos días en Burgos para protestar del Estatuto Catalán? ¿A qué causa obedece, como preguntaba nuestro amigo navarro Dr. Asperza, que a los catalanes se nos tenga siempre por sospechosos de patriotismo? No será por causa de no colaborar asiduamente en las tareas societarias desde la fundación de nuestra Asociación, pues que si dispusiéramos de espacio suficiente, podríamos catalogar metódicamente nuestras actividades, aquí en Cataluña, y en Madrid, y aun fuera de nuestro país, para probar evidentemente nuestro amor a la clase y a la Asociación. Es la distinta apreciación de los problemas colectivos el que nos separa. Es, quizá, el distinto ambiente en que cada uno de nosotros vivimos; es la potencialidad y equidistancia de los ideales individuales y colectivos, con respecto al enfoque de nuestras cuestiones, el que nos hace aparecer como díscolos, como apartados del común sentir de la clase. Mas, aun así y todo nuestros amigos tienen una idea equivocada de nuestra actuación. Nosotros, tan idealistas, tan libres, tan separatistas, como nos llaman algunos, hemos sido en todas ocasiones los más firmes puntales de la oficialidad de nuestra Asociación. Mas, ¿quiere decir ello que tengamos la concepción centralista de nuestra acción societaria? De ninguna manera. En nuestro Sindicato de Médicos de Cataluña, asociación completamente libre, tenemos la organización comarcal, y en muchísimas ocasiones pesa tanto la opinión de una Junta comarcal como la de la Junta de gobierno del Sindicato en su totalidad. Y en las cues- tiones vitales de nuestras reivindicaciones societarias, no hemos sido nunca recalcitrantes ni quijotes en despreciar la consecución de una pequeña ventaja social por la razón de no haber podido conseguir la aspiración suprema. Y seguimos, en esta cuestión, las ideas del buen comerciante, que prefiere ganarse cien pesetas en cien clientes que en uno solo. Si hubiésemos seguido el camino, tantas veces indicado por nosotros, de alcanzar nuestros pequeños objetivos en espera de nuestra victoria final, en las horas presentes estaríamos ya independizados de nuestros Ayuntamientos y . o t r o gallo nos cantara. M. Cañáis Comas Mi opinión sobre la Asamblea de Titulares celebrada en Madrid, es que seguimos mirándonos como enemigos, que no podemos con estas normas llegar a la verdadera unión y, que sin ella, sobran las arrogancias, los desplantes y el que pretendamos convencernos de que haremos esto y lo de más allá; toio ello es una autosugestión, que dura el tiempo jiue tardamos en reflexio.lar seriamente, persuadiéndonos entonces que los médicos no tendrán nunca un gesto gallardo, de rebeldía colectiva, aunque otra cosa crean los que pusieron sobre el tapete sus arrebatos, por otra parte muy dignos de encomio, ya que nos muestra un elemento sano y confiado. En cuanto a la Asociación de Médicos Titulares e I. M. L. S., creo que juega su última carta. La cantidad de cosas nuevas vistas en la Asamblea y el ambiente en que se desarrolló, hace pensar que, si aquélla no consigue ahora de los Poderes públicos un mínimo de aspiraciones, morirá por consunción, ya que su prestigio está en entredicho y su fin práctico resultará nulo. César Borrachero En estos momentos se desconoce aún su resultado final. Si la Asamble se concreta al examen de proposiciones viables, encauzando la discusión sin lirismos pasionales y aprobando conclusiones lógicas que no estén en pugna con realidades biológicas, podrán tener eficacia sus determinaciones; todo esto, compatible con las legítimas aspiraciones de la clase, cuyo nervosismo justifica sus continuadas voces en el vacío. No hay nada más sencillo que llevar a una masa, aunque sea culta, por derroteros equivocados ganándose populacheros aplausos; esto lo vemos también ESPAÑA MEDICA en otros sectores sociales. Sí la Asamblea se obstina en acuerdos y posturas incompatibles con el sentido ético y con desconocimiento del dinamismo de la clase, el fracaso será rotundo. Hay siempre, entre el entusiasmo vehemente que nace del contacto circunsfrío raciocionio de cada día normal, un abismo que tancial de espíritus con las mismas inquietudes y el es necesario salvar. Asambleas. Esperemos, pues, que la Asamblea se desenvuelva en tonos de energía, pero con serenidad en los juicios, en las actitudes y en los propósitos. Por lo demás, mucho entusiasmo, muchas ansias legítimas de renovación, que contrasta con una falta absoluta de organización en la celebración de las Asambleas. Nicasio Cimas Leal 27 He visto con gran satisfacción una unión íntima de la clase médica, al proclamar unánimemente que nuestra Asociación ha de ser Nacional, oficial y obligatoria. Es verdad que algún asambleísta defendió la asociación libre, que yo, respetuoso con todas las ideas, la impugné por las razones que allí expuse y porque, ' concediendo que pudiera ser libre, tenían que tener estas asociaciones o sindicatos que ser regionales, pero todos con reglamentos uniformes, íntimamente ligados, para entre todos constituir un medio de defensa, lo cual vendría 9 ser, todas las asociaciones libres ligadas a un reglamento general, "que es la asociación que hoy tenemos". Esto es todo lo que he sacado de la Asamblea últimamente celebrada. Le envía un saludo afectuc)so, Cándido Ayena Acaso por el interés y el cariño que tengo a la Asociación de Médicos Titulares inspectores municipales de Sanidad, la opinión que tengo sobre la Asamblea es muy buena; he salido satisfecho de esta '. memorable jornada médica, y las razones que tengo para ello son las siguientes: Hemos visto todos los que hemos acudido, que existe y sienten los médicos rurales y todos los titulares, espíritu de clase, como demuestra el haber acudido a la convo. catoria más de 700 médicos y estar representados más de 4.000. Todos, unánimemente, hemos reflejado un solo criterio, una sola aspiración, que se condensa en dos palabras, "Hacer Sanidad", la cual hoy no la podemos hacer en el medio rural. De aquí, lógicamente se deduce que no pudiendo ejercer en la actualidad como se debe esta primordial función del médico titular, acudamos a los Poderes públicos para que el médico titular dependa en sus funciones sanitarias de nuestra autoridad superior sanitaria, que mientras no se cree el Ministerio de Sanidad será la Dirección general de Sanidad. Esta es la que tiene que dar normas, medios y garantías para que todos ejerzamos debidamente la función sanitaria que se nos ha confiado. Debido a la falta de cohesión entre la autoridad superior sanitaria en sus relaciones hasta el médico rural, hubo alguna nota discordante, que la mayoría sentimos que se produjera; pero en ella no se hace otra cosa que manifestar el entusiasmo íntimo de la clase por los atropellos y vejaciones que viene sufriendo el médico rural, y que tantas y tan repetidas veces y por tantos medios hemos rogado que se corrigieran. Mi impresión de las dos Asambleas pasadas es tan dolorosa, que si fuese a decir todo lo que pienso, podría ser tachado de derrotista. Me pareció bien su brevedad, conseguida principalmente, por encomendar el ,^ estudio de los asuntos a /-' "*-»_ Comisiones; si así se hiciera en todas las asambleas, nos evitaríamos un sinnúmero de discusiones bizantinas, que no con-, ducen a nada práctico. Bien, también, el voto de confianza al Comité, que evitó toda lucha personalista. Y .hasta es posible que haya sido un acierto el no haber elegído presidente, porque la vicepresídencia está en buenas manos, y en la Asamblea próxima nos evitaremos tener que hablar de reelección, porque el cargo continúa vacante. Me pareció injusta la conducta de la Asamblea con el Director general, y excesivamente suspicaz con los catalanes, cuya actitud, dígase lo que se quiera, es la única posible en la hora actual. Lo que más me preocupa es que se confirmen los rumores de que, desaparecidas las luchas por la presidencia, comiencen ahora en torno a la secretaría y que hayamos asistido a los primeros ejercicios de oposición a la misma. El tiempo dirá qué hay de cierto en ello; si se confirmasen dichos rumores, estaremos muy cerca del fin de la Asociación. Alejo Diz Jurado La Asamblea de Titulares celebrada recientemente, puede ser el punto inicial de una nueva etapa en la historia de nuestras reivindicaciones profesionales. 28 ESPAÑA MEDICA si los elementos directivos modifican los procedimientos de actuación y los adaptan a la realidad política y social del país. Si no recordamos mal, fué el propio Sr. Ossório quien declaró en una de las sesiones q u e esta 'Isamblea representaba para la Asosiación nacer o morir. La expresión no puede ser más exacta, porque da a entender que todo podía admitirse menos la continuación del anterior estado de cosas. Hasta ahora, la Asociación ha sido un cónclave de treinta o cuarenta personas, con ausencia completa de la masa general de asociados. Hay provincias, como la de Teruel y otras, donde no se ha celebrado una asamblea provincial desde que se fundó la Asociación. Esto no puede continuar. El régimen democrático es esencial para la vida de las colectivi- dades. De lo contrario, llevarán una existencia lánguida y morirán de anemia progresiva. Esta consideración es la primera que deben tener en cuenta las ilustres personalidades en cuyas manos ha quedado la dirección de nuestros destinos. Por otra parte, es preciso apreciar con la mayor exactitud posible, el estado político-social del momento, para sacar de él todo el provecho posible, huyendo de extremismos que a nada conducen, porque lo mejor es siempre enemigo de lo bueno y la fórmula "del todo o nada" ha dado siempre muy malos resultados. El haber celebrado una Asamblea libre, a la que han podido asistir todos los titulares de España con voz y voto, parece indicar el comienzo de nuevas prácticas y la terminación de aquel régimen de recinto cerrado, al cual sólo tenían acceso unos cuantos privilegiados. El sistema es halagüeño y hace concebir esperanzas en un radical cambio de táctica, más a tono con las circunstancias y más adecuado para la consecución de nuestras aspiraciones. Que así sea y no quede todo reducido a una bella ilusión. Vicente Iranzo " Diputado a Cortes ÍODALOSE GALBRUN IODO FISIOLÓGICO, SOLUBLE, ASIMIUBLE • » » < LA IODALOSE ES LA ONICA SOLUCIÓN TITULADA DEL PEPTONIOOB Primera Combinación directa y completamente estable del lodo con la Peptonm D E S C U B I E R T A E N I 8 9 6 P O R E . GALBRUN, D O C T O R E N F A R M A C I A (Comunicación al XIJl' Congreso Internacional de Medicina, Paria 1900) • > 1 Sustituye lo&o é loduros en todas sus aplicaciones SEN iODtSMO Ártritismo, Gota, Reumatismo, Arterío-esclerosis^EnfenDedades de! Corazón y de bs Vasos, Asma, Eafísema, Linfatismo, Escrófulas, Afecciones Glandulares, Raquitismo, Paperas, Sifílis, Obesidad. Veinte gotas IODALOSE obran como un gramo lodura alcahno DOSIS MEDIAS : Cinco & veinte gotas para Nijfios; diez á cincuenta gotas para Adultos PEDIR FOLLETO BObre la l O O O T C R A P I A F I S I O L Ó G I C A P O R El. P E P T O N I O D E . TtJLBOXtATOiaxo G S - . A . Z a B X K T T N ' , 8 & 10, Rué du Petit Muse, PARÍS Ningún similar puede recomendarse con esta fórmula; por consiguiente, toda declaración contraria será una afirmación falsa que nadie debe aceptar. »••••••••••••••« •••••••••••••••••#••••••••#••••••••«••••••••••••*•••***•**•** »••••••••••••« LA T O N S I L I T I S y muy particularmente la tonsilitis folicular, es a menudo indomable y tenaz, con marcada tendencia a desarrollarse ^en forma supurativa. TONSILITIS EN TODAS SUS FORMAS Cuando la supuración parece inevitable, las aplicaciones calientes puestas alrededor d< la garganta, para activar su proceso, es el tratamiento más aceptado. Debido a su potencia termogenética y su acció n bacteriostática, la produce en la parte afectada una hiperemia activa, que dilata y precipita las superficies capilares, estimulando la leucocitosis, promoviendo la proliferación de las bacterias en la sangre para ser destruidas. La Antiphilogistine tiene la ventaja de no fermentar y ser bacteriostática, y se adhiere al contorno del cuello, cuando se hace difícil retener en ese lugar otras aplicaciones. -" M U E S T R A S Y FOLLETOS A SOLICITUD The Denver Chemical Mfg. Co., New York, 163 Varick Street, U. S. A. A G E N T E S EXCLUSIVOS D E VENTA P A R A T O D A ESPAÑA Hijos del Dr. ANDREU, Calle de Folgerolas, 17.-BARCELONA MIDY Ásociacíán de f!(tracU»s de plantas cuida (iosaiflente a s i d a s Cadaife * IiHk • CBffíSStiS Viburqum Inslornosconjntnos Hanum^ de b menopausij y (te exlraetos de glandulares-? secreción interna y de b pubertad Hipolixla Criestesia (Trj^i Astenia sin (na'iíaf) MEDICACIÓN LOCAL DE LAS ALMORRANAS LABORATORIOS MIDY 4. Rué du Colonelíloll - ^SUPOSITORIOS MIDY] PARÍS MWMPBHHMMH £SP£aALIMI)ESAMII.t^ 15& 17, Rué de Romc . P A R Í S (8*) "^ ^ NOHBR£ PÜLMOSERÜH (Solución) COMFOSiaON de INDICACIONES Acido FOáXOL (Solución) UROPHILE (Cranutado cferveicente) THEINOL glicerofoi' EiUdo* de depreiión. fAríeo» Debilidad general, Nucleinatoa d e TttstocDoi del ciccimiento Mangaaeio y de f oí [nación. y de hierro, Neurastenia, Anemia, Metilarsinatot d e Debilidad senil. •OM ; potasa. Convalecencia Hejcametileno TctramÍDa, Diilesii arlrílic». Gola aguda y crónica, Litina e n combi- Calculoiii úrica, nación benzoica. Litiasia biliar. A c i d o timínico Reumatismos. Cistitis. Theina e n combi- Jaquecas. Neuralgias, nación benzoica, Dolor» reuma tóldeos. Salicilato d e (Elixir) I MODO DE EMPLEO! Toi cWfliul. Laringitii. Broaquiti>, lato d« cal, Congeitionei pulmonares. tosa SecucUi de U Coqueluche y Sarinpión, y de codeina Bdciloiii antiptrina Crisis gastío-intcslinaleí, Dismeoorrca Vna cucharadÜM <ie lat de ca/é, mañano y noche o «n lat principaUi I comldat, eon un f poca de igua vino. • Una a ¡Joa cu- , charaditat dt ca/¿. I itgún la edad, en I tai dat principales I comida», en agua, I vino o un líquido I cualquiera. Una cucharada I «opera en un poco I </e agua. Jo* veca el ala, tnire la» comida». Dot cucharada» de p9»lrea eon una \ hora d< intérnalo .nül.. ,.:•'• " •.i-»-rv"^ OPOBYL (Gragea*) PHAGÜRYL (Gragea*) S a n u l o l /y. Cedro!, Treoientinol, Salicilato d e f¿n¡lo, Lupulino, Formina Blenorragia, Estieclicces, Utetriiii, Ciititis, Sel» a doce gragea» en (ú* 24 he- Píostatitis ocUaíe/tdf Jíliiedraó u -¿Uerntura ll: I''---- . ,i ,..,,,,1 CARABAÑA:!!: :;,••;:;;;,.!:•?,;•;Í""'.ÍÍ.Ü-'".'-'."."^.Í:'!IÍ . " • '"•'"' •• Ti^r^^"?::-:-^^'] ; • • • ' ' • • = • - I r ••*..'.;.:.*•.,.;. . • • • r T f .:'' i!> l 11- ••••i. i n i i i i i ..:•.[,.• - - - . ! . , !„»., • ! •.••.»<.• .ir. n.\: '^tVliIVAWl Extracto h e p ^ i c o t Hepatitis, Ictericia, C/na Q dos gra- , Sale» biliares, Colecistitis. Litiasis biliar, gea» deapuít dm ¡ai \ Enterocolitis, Boldo f comida». Estreñimiento crónico, Combrettii DispepsM gasiio-mt'eittnBl. .•••-•'.«4, - .'•JlIBl , !""*~^ EL 91LIOR PURGANTE flMm.m4m.m.mM.sLtí^ksffsiitKSlB ESPAÑA MEDICA DEL DR. lEKÍLL í MR. HÍDE EL EXT POR R, L. STEViNSON •.:•.•• 31 CONTINUACIÓN Desde aquel día comenzó míster Utterson a rondar la travesía de las tiendas. Por la mañana, antes de las horas de oficina; a mediodía, cuando eran mayores sus ocupaciones y ell tiempo más escaso; de noche, bajo la brumosa faz de la luna londinense; a todas luces y a todas las horas de soledad o de tráfago se encontraba el abogado en el puesto que había escogido. "Si él es míster Hyde—^se había dicho—, yo seré míster Seek" (1) . . Y al fin vio su paciencia recompensada. Fué una noche fría, pero serena; la atmósfera parecía helada; las calles, limpias como un salón de baile; las luces de gas, inmóviles en el aire tranquilo, proyectaban dibujos regulares de claridades y sombras. A las diez, cuando se cerraban los comercios, quedábase la calle muy solitaria y silenciosa, a pesar del sordo fragor de Londres, que llegaba a todas partes. Se percibían de lejos hasta los sonidos más tenues; ilos ruidos domésticos de las casas vecinas se oían con claridad desde ambas aceras, y el rumor de los pasos de un transeúnte que se acercaba le precedía largo rato. Míster Utterson llevaba algunos minutos en su puesto cuando se dió^ cuenta de un ruido de pasos raros y ligeros que se iba aproximando. En el transcurso de sus guardias nocturnas se había acostumbrado al curioso efecto con que las pisadas de una sola persona, muy lejana aún, se aislan y destacan de pronto del vasto zumbido rumoroso de la ciudad, y, sin embargo, nunca había atraído su atención de aquel modo tan definido y enérgico, y por eso, con un supersticioso presentimiento de triunfo, se guareció en la entrada del callejón. Los pasos.se acercaban rápidamente, y su rumor creció de repente cuando doblaron la esquina. Míster Utterson, atisbando desde su escondite, pudo ver en seguida la clase de hombre con quien tenía que habérselas. Era de corta estatura y de muy modesto pergeño, y, aun desde aquella distancia, produjo en el vigilante una inexplicable repulsión. Se dirigió en derechura hacia la puerta, cruzando la calle para ganar tiempo. Al acercarse sacó la llave del bolsillo como quien llega a su casa. Míster Utterson se adellantó y le tocó en el hombro al pasar. —^¿Es usted míster Hyde? Míster Hyde se echó hacia atrás sobresaltado; pero el temor fué sólo momentáneo, y, aunque sin mirar al abogado a la cara, contestó con cierto desparpajo: •—^Así me llamo. ¿Qué quiere usted? •—-He visto que iba usted a entrar. Soy un anti, , ( ' ) , Hide—que , se pronuncia como Hyde—significa gles esconder", y Seek significa "buscar". en in K\: guo amigo del doctor Jckyll, míster Utterson, el de la calle de Gaunt; ya me habrá usted oído nombrar. ., y encontrándole a usted tan a tiempo, he pensado que me permitiría pasar a la vez. — N o hallará usted al doctor Jekyll; no está en casa—respondió míster Hyde soplando en el caflón de la llave, pero sin levantar aún la vista—. ¿Gomo me ha conocido usted?—preguntó. — A su vez—-dijo míster Utterson—, ¿quiere usted hacerme un favor? —Gon mucho gusto. ¿Qué es ello? —¿Quiere usted permitirme que fe vea la cara? Míster Hyde pareció vacilar, y luego, como obedeciendo a una súbita reflexión, irguió la cabeza con aire de desafío; y los dos se estuvieron mirando fijamente durante unos segundos. —Ahora ya le reconoceré a usted—dijo míster Utterson—. Puede ser de utilidad. .—Sí—afirmó míster Hyde—. Está bien que nos hayamos conocido. Y á ptopos. quiero que sepa usted mi dirección. E indicó al abogado un número y el nombre de una calle en Soho. "¡Santo Dios!—^exclamó para sí míster Utterson-—: ¡Si también habrá estado pensando én el testamento !" Pero se guardó sus pensamientos y se limitó a balbucear las gracias. — Y ahora—dijo el otro—, ¿cómo me ha conocido usted? —^Por descripción. —^¿Hecha por quién? —-Tenemos amigos comunes. —¡Amigos comunes!—^^repitió míster H y d e — . ¿Quienes son? —^Jekyll, por ejemplo. —^i Nunca le ha hablado a usted de mí-—exclamó míster Hyde rojo de ira—. No le creía a usted capaz de mentir. —Vamos..,—dijo míster Utterson—, ese no es un leguaje decoroso. Dio el otro un gruñido, que acabó en una salvaje risotada, y en un instante, con rapidez pasmosa, había abierto la puerta y desapareció dentro de la casa. Al quedarse solo el abogado permaneció inmóvil en el sitio en que le dejó míster Hyde, como imagen de la ansiedad. Después echó a andar pausadamente calle arriba, deteniéndose cada dos pasos y llevándose la mano a la frente, como sumido en honda perplejidad. El problema que así iba debatiendo mientras se alejaba era del género de los qeu rara vez se resuelven Míster Hyde era pálido y desmedrado; producía una impresión de deformidad, sin que se pudiera precisar ningún defecto de conformación; tenía una sonrisa desagradable; se había conducido con no sé qué mezcla ESPAÑA MEDICA 32 homicida de cobardía y de audacia, y hablaba con una voz opaca, baja y entrecortada. Todas estas cosas iban en su contra; pero todas ellas juntas no bastaban para explicar la nunca sentida aversión, el odio y el espanto con que míster Utterson lo recordaba. "Tiene que haber algo más—se decía perplejo—. Hay algo más, aunque no encuentre palabra que aplicarle. ¡Si ese hombre no parece cosa humana! ¿Diremos que tiene algo de troglodítico? ¿O será la mera emanación de un alma inundada que rezuma a través deil barro que la contiene y lo transfigura? Quizá sea eso, porque si alguna vez, ¡ay, mi pobre Harry (1) Jekyll!, he leído en una cara la firma de Satán, ha sido en la de tu nuevo amigo." de metal que lo protegía. Este hall, en que se quedó sdlo, era un capricho favorito de su amigo el doctor, y el mismo Utterson hablaba de él como la habitación más agradable de Londres. Pero aquella noche sentía escalofríos que le helaban la sangre; la cara de Hyde persistía, obstinada, en su memoria; experimentaba, cosa rara en él, como una náusea y desgana de la vida; y en la negrura de su humor le parecía ver algo amenazador en los reflejos trémulos del fuego sobre el pulimento de los muebles y en los inquietos saltos de las sombras proyectadas sobre el techo. Se sintió avergonzado de la tranquilidad que le produjo la. vuelta de Poole para anunciarle que el doctor Jekyll había salido. A la vuelta de la esquina, saliendo de la travesía, había una plaza de bellas casas antiguas, ya decaídas por la mayor parte de su pasada grandeza, y que se alquilaban por pisos y cuartos a toda clase y condición de gentes: grabadores de mapas, arquitectos, oscuros abogados y agentes de empresas no menos oscuras. Una de ellas, sin embargo, la segunda desde Ea esquina, estaba todavía ocupada por entero, y a la puerta de aquella mansión—que ostentaba un gran aspecto de regalo y riqueza, aun sumida como estaba en la oscuridad, sin otra luz que la que salía por el montante de la entrada—se detuvo y llamó míster Utterson. Abrió un sirviente anciano muy bien trajeado. —^Poole—dijo el abogado—, ¿está el doctor Jekyll? —^Voy a ver, míster Utterson—contestó Poole haciendo pasar al visitante a un espacioso y confortable hall, bajo ce techo, con pavimento de losas, calentado, a estilo de casa de campo, por una resplandeciente chimenea abierta y alhajado con costosos muebles de roble—. ¿Quiere el señor aguardar aquí, junto a la lumbre, a que encienda la luz en el comedor? —Aquí, muchas gracias—contestó míster Utterson. Y acercándose ál fuego, se apoyó en la alta verja —He visto entrar a m,íster Hyde por la puerta de la antigua sala de disección. ¿Está eso bien, Poole, cuando no se halla en casa el doctor Jekyll? —Perfectamente, míster Uttejrson. Míster Hyde tiene la llave. — A l parecer, Poole, el amo tiene gran confianza en ese joven—prosiguió el otro, abstraído. —Sí, señor, mucha. Todos tenemos orden de obedecerle. — N o creo haberme nunca encontrado aquí con míster Hyde, ¿verdad? —Ca, no, señor. No come aquí nunca—replicó el mayordomo—-. A decir verdad, por esta parte de la casa lo vemos muy poco; casi siempre entra y sale por el laboratorio. —^Buenas noches, Poole. —^Buenas noches, míster Utterson. Y el abogado echó a andar hacia su casa con el corazón oprimido. "¡Pobre Henry Jekyll!—pensaba—. ¡Me temo que andas en malos pasos! Era alocado en su mocedad; cierto es que ya hace mucho tiempo de eso; pero en la ley de Dios no existe el capítulo de las prescripciones. ¡Ay! Eso debe de ser; el espectro de algún viejo pecado, el cáncer de alguna vergüenza oculta, el castigo que llega, ped^ ciado, cuando la memoria ha olvidado ya y nuestra propia indulgencia ha perdonado la falta." (I) Diminutivo familiar de Henry (Enrique). (Continuará.) I O N - C A L C I N A p^'-'-^'^" FR.ASCO.—Cloruro de calcio en especial asociación sintéticd al escipiente orgánico (0,30 gramos por cucharada.) AMPOLLAS.—Cloruro de calcio en solución esterilizada isotónica de los líquidos orgánicos. JTROPHANTIUM PALIAREÍ Tintura de estrotanto, desprovista de sustancias irritantes y exactamente dosificada. XV gotas contienen '¡.¿ miligramo de estrofantina. Pídanse muestras y literatura al Laboratorio M. PALLARES Plaza de Sorell, 6. — VALENCIA ESPAÑA MEDICA <<.. La tertulia de los ministriles establecida en la tienda de la plaza, estaba cada vez más animada. Según definición de los "hombres machos" de Guadarites, los ministriles son gente de barba fina (los "hombres machos" tienen cada pelo de barba de un deo de gordos), han dejado de usar los calzoncillos largos, "y por lo tanto", se afeitan más de dos veces por semana. Además, es gente muy leída, y según gráfica expresión de los del pueblo (que se lavan en las jofainas de porcelana sostenidas por un modesto y cimbreante trípode de alambre, cuando no sobre una no muy alta silla de espadaña), tienen unos "lavabos" a manera de pesebres, empotraos en la paré. Constituyen la tertulia don Néstor, maestro nacional, ""enemigo instintivo"i—que no declarado—de Antonio el tendero. Don Pifa, cura párroco, bonachón a ratos, enfadado a veces y diabético siempre. Braulio, abogado en seco, poeta local, rubio, en cuyo rostro habían anidado las pecas con tal profusión, que sus hermanos, durante la infancia le amargaban la existencia apredreándole con improperios como éste: "Huevo de pava." Y por si fuera poco, le acusaban de delitos tan graves como el de haberse pasado la vida en los alambres de la luz, como lo den.ostraban—¡esto más!, ¡oh, musas!—claramente las señales irrespetuosas que las moscas dejaron en su cara. Se acreditó de poeta con la frasecílla siguiente (¡casi nada!): "una muchacha guapa sin novio, es algo tan incompleto como unas vinagreras sin tapón." Y desde entonces escribió sonetos, dejando para gentes más vulgares las oposiciones a notarios que estaba preparando. Otro contertulio era el médico, don Cecilio, que ostentaba una calva escandalosa del color de la cara. Cierta niña que le vio una tarde, excepcionalmente descubierto, corrió a ocultarse entre las faldas de su madre. —Mamá, don Cecilio tiene la cabeza de carne... Completaban el corro don Julio, el veterinario, hombre inteligente y práctico, pero algo dado a la fantasía, y Antonio, el tendero, ingenioso, basto pero simpaticote, que elogiaba al veterinario casi insultándole: — "en Guadarites no hay cuadras pa él"—, y que aludía a cada paso al maestro, con cuyo empaque no acababa de transigir, y al ique acusaba de haberse "asevillanaclo" al regresar de la reciente Exposición de la que constantemente hablaba. Hasta el punto —según él, aunque la verdad, es que nadie se lo ha- 33 bía o í d o ) ^ d e que en cierta ocasión, inmediata al regreso, vino a comprar "media docena de libras de zocólate". Hoy se notaba en el corro gana de discutir. Le había tocado el turno a los nacimientos. —^¡Bah! Nacer en Madrid, donde nace tanta gente, no tiene importancia—sentenció don Julio. •—^No sé quién—apoyó don Néstor, que por las señas debía haber nacido "hacia" la provincia de Toledo—dijo que, cuando no se tiene donde nacer, se nace en Madrid. — ¡ Y a ! Vaya un mérito—aceptó Antonio, tendero y socarrón al por mayor y al detall—, el caso está en afinar la puntería pa nacer en un pueblecito de doscientos vecinos como éste, que a lo mejor tiene ya el cupo cubierto. Y encarándose con don Néstor, que según él presumía de toledano por presumir de algo, le disparó: — ¿A que no sabe usté nacer en Guadarites? . —Hombre—terció el galeno—, don Néstor tiene ya derechos adquiridos por su pueblo. —Si dieran quince días pa reclamaciones como está mandao, cuántos mudarían dz nacencia. — ¡ N o seré yo! —^Pues entonces se mudaba el pueblo de sitio—rezongó por lo bajo Antonio, que no se resignaba a dejar pasar ocasión sin dispararle un cohete. Cuenta Cide Hamate Benengelí, que don Néstor no se dio por aludido, y sintiéndose atacado súbi- tamente de una sordera muy puesta en su punto, cambió de conversación, con lo que el incidente no revistió caracteres excesivamente graves. La tertulia, animadísima, deslizó otro tema de menos peligros para la paz de sus componentes. Don Cecilio cayó en uno de sus ensimismamientos; tan frecuentes en él de un tiempo a esta parte. Y mientras los demás charlaban por los codos, el 34 ESPAÑA MEDICA viejo galeno dejaba deslizar vertiginosamente por su imaginación escenas pasadas de la lejana mocedad, en la que Antonio, el tendero—¿quién le bautizó con aquello de "noble bruto" que le caía tan pintiparado?—, y la buena camarada (ya de blanca cabeza) que compartía con él tristezas y alegrías, llenaban por completo sus vacaciones de estudiante. Recordaba muy bien.. Asomado a la barandilla de la terraza todo eran ojos para la casa de enfrente. Oía las voces de dentro como el que oye llover. —¡Que se te enfría el desayuno, hombre! Y al cabo de un rato la misma voz rezongaba, dejándole por imposible. —^Bueno. Eres de lo que no hay. Por fin el ensimismado se dignaba dar explicaciones: —Mira, un café caliente lo puedo tomar en Madrid a cualquier hora, pero la satisfacción de estar viendo recién levantada a una novia bonita y que me quiere, no creas tú que se tiene todos los días. Sonrió ante la admiración ruda de Antonio. No soñaba todavía verse tras el mostrador, cuando su amigo de juegos le sorprendió extasiado contemplando un retrato. —Bueno, si así te pones con el cacho de papel, qué iserá cuando tengas a tu disposición el cacho de carne... El "Noble Bruto" acertó con su áspero decir a expresar todo lo que en aquel momento estaba sintiendo. Y hasta le pareció desde el instante que lo dijo que se había convertido en un poco menos bruto y — ¡ o h ley de las compensaciones!—en cambio tenía bastante más de noble. Entornó sus ojos enamorados, y ante ellos revivieron aún más lejanas escenas. Jugaban siempre a los enfermos El—¡claro! — era el médico, ella la enfermera, y Antonio—arropado hasta los ojos con la manta vieja de la plancha—indefectiblemente el enfermo. En cierta ocasión el médico llegó, tomó muy serio el pulso mirando la hora en una caja de betún de "El Eclipse", y sentenció poniendo la cara de circunstancias: —Está muy malo. Hay que hacerle en seguida una taza de té. El "enfermo" escuchó impertérrito la sentencia. Y la enfermera se dispuso a cumplir a rajatabla aquella orden del doctor. Pero sus buenos propósitos se estrellaron ante la realidad. No había té. El caso es que las órdenes había que cumplirlas, no había, cierto, pero eso era lo de menos. T o m ó una resolución heroica: haría un cocimiento de té sin té. Entró muy decidida en el despacho de su padre. Sobre la mesa, una libra empezada de tabaco habano; tomó un buen puñado y volvió a la cocina, donde el agua estaba ya a punto de hervir. Antonio, que se había seriamente identificado con su papel—^¡los juegos son los juegos!—-, apuró de un trago aguantando la respiración y sin rechistar, todo el cocimiento. Pero, apenas pasó por la garganta, un alarido sobrecogió de terror a los facultativos. Ella, escondida detrás de su médico, seguía con mirada desorbitada y curiosa la marcha del experimento. Los alaridos, cada vez más fuertes, atronaban el espacio; la manta cayó hecha un guiñapo al primer brinco del escandaloso enfermo. Y el "Noble Bruto" arremetió—más bruto que noble, entonces—contra el grupo atónito de los representantes dé la ciencia. Las puñadas se sucedían en admirable sincronismo con los retortijones, repartiéindosé equitativamente entre recetador y enfermera, hasta que en un rapto caballeroso, Cecilio salió en defensa de su dama y de su honor; buscó precipitadamente las dos espadas de madera que había fabricado con tablas arrancadas de la celosía del gallinero. Una la arrojó a los pies de su enemigo y empuñando la otra furioso, gritó tronitronante recordando el folletón de "El Diablo en Palacio", que por aquel entonces leía: —¡Defiéndete, Mancino! Mancino (o sea Antonio) se quedó boquiabierto, y miró para atrás para ver si al que de aquel modo apostrofaban era realmente a él. Pausa que el otro aprovechó para asestarle un feroz mandoble en la cabeza. El pobre "Mancino", viéndose perdido, ya que el segundo cintarazo estaba más próximo que el que acababa de recibir, olvidóse lamentablemente de las leyes del honor. Vio ante sí la puerta del desván abierta, puerta que a él se le antojó la de la mismísima gloria, y con una mano en el dolorido cuerpo y otra en la mal ferida cabeza, escapó a todo correr escaleras arriba. Con los ojos brillantes por el triunfo, el vencedor de "Mancino" se volvió a contemplar a su dama, que admirada de la proeza de su caballero sonrió. Y desde entonces .. Parece ser que desde entonces .. La conversación, que había sido hasta ahora neral y animada, languideció. — D o n Cecilio, ¡está usted ensimismado! ESPAÑA MEDICA 35 —Sí, es cierto; estoy algo molesto. No me encuentro bien. —¿Quieres que diga que te hagan una taza de tila? •—¿No me la darás de tabaco?—interrogó sonriendo. •—¡Calla, no me lo digas! Todavía me duele el estómago cuando lo recuerdo... ¡Y pensar que encima me llamaste "Mancino". Lentas y solemnes, cayeron en la noche las nueve campanadas desprendidas del reloj (atrasado) de la villa. Antonio se alzó con la vara de echar el cierre, tirando de paso una indirectilla con pimienta: —Vaya, voy a cerrar, que estos señores querrán marcharse... Los ministriles, sonriendo, se pusieron en pie. Y dicen—no sé si será verdad—que el poeta local to- LAS UVAS todos los días"—el subrayado es de González—, me fui, al salir de la oficina, a la frutería de enfrente a comprar mi cena: medio kilo de nueces y medio kilo de uvas. Pues bien: "como tomo todos los días también", llevaba un paquete en cada mano: el de las uvas en la derecha, en la izquierda el de las nueces. Pero en esto veo venir hacia mí a doña Mariquita, una antigua amiga de casa, a quien hacía tiempo que no veía. Naturalmente tenía que darle la mano, para lo cual había que dejar los paquetes en algún sitio. En la precipitación metí uno en el bolsillo de la americana y el otro en el pantalón. Doña Mariquita no tenía prisa. Habló, habló... Y yo la escuchaba atento. Pero, de pronto, ¡ah!—aquí un gesto de.asco—, un líquido pegajoso y frío que empieza a resbalar a todo lo largo de mi pierna. —^Las uvas... —Las uvas, que con la presión se habrían aplastado, empapándome el bolsillo. ¡Oh! Y doña Mariquita sin callar. Y yo.., sin oiría, sin poder moverme, y—lo que era peor—sin poder sacar el paquete estrujado. Y entre tanto, el jugo resbalando viscosamente por mi pierna. ¡Una tragedia! Por fin me despedí de doña Mariquita, y maldiciendo y cojeando llegué aquí a casa. Me meto la mano y... :—Una plasta. — N o , no, señora. ¡El medio kilo de nueces!... — ¿Qué me dice usted, González? — L o que usted oye. ¡Y las uvas en el bolsillo de la americana perfectamente conservadas! —Pero ¿entonces? — ¡ A h ! Ese "entonces" es el que me tiene loco. No he dormido, no comí ni las nueces ni las u-vas, no viví pensando en cómo pude yo sentir la auténtica impresión del líquido viscoso resbalar por mi pierna, siendo así que no existía. Hasta que ya he dad.-^ con la causa. —^¿Autosugestión ? —Algo así debe ser. Pero la culJDa es mía por haber leído unos libros... Sí, sí, unos libros de un tal Freud, que acabo de hacer trizas allá arriba. ¿Volverme yo a sugestionar? No, no; ni por todos los Freuds del mundo. Me sorprendió encontrar ayer a mi vecino Isidro González a deshora en la escalera con el lacito de la corbata imperfectamente hecho, sin bastón y con rodilleras en los pantalones; cosa inaudita en él, tan atildado, tan pulcro, tan "cronómetro". Lo saludé con un: —^¿Usted por aquí a las diez, señor González? ¿Qué fiesta es hoy? —^No, no, señora. No es fiesta. Pero no voy a trabajar porque he pasado una noche infame, horrible. —^¿Dolor de muelas? ¿De estómago? — N o , no. Nada de eso. —Ah, vamos. Entonces... ¿juerguecita. ? Isidro González lanzó un "¡oh!" acompañado de una sonrisita despectiva; una sonrisa de esas que pueden significar muchas cosas; entre ellas: "No me conoce usted", o "No sabe usted quién soy". Después me lo aclaró por completo: —¿De juerga? No, señora. Las juergas están fuera de mi "método invariable de vida". Soy vegetariano, como usted sabe; tengo racionalizada mi existencia, y, por tanto, todos mis minutos y todos mis pasos están previstos, programados. Conocía este "método de vida" de Isidro González, mi vecino, y naturalmente deseché la idea de la "juerguecita". Pero por lo mismo tampoco atinaba con la causa de esta variación en su indumentaria y en su programa. ¿Qué le ha podido acontecer—pensé—a Isidro González para que haya modificado su existencia "cronométrica" ? Pero González, viendo mi perplejidad, quiso sacarme de dudas, refiriéndome el suceso: — Y a le he dicho que soy vegetariano, ¿verdad?... —Sí. — ¿Y que mi cerebro funcionaba normalmente? No. Eso no se lo he dicho. Pues bien: sí. Mi cerebro funcionaba normalmente. Hasta ayer. Desde las ocho de ayer noche mi cerebro ya no trabaja con regularidad. —Pero, hombre... •—Sí, sí; déjeme que le explique. Ayer, "como mó buena nota de la frase para incluirla en uno de sus poemas. CORTÉS RIVAS ROSA ARCINIEGA. • T • T iA • T • y • Y • EMENAGOGOPODEROSO GRAN T Ó N I C O U T E R I N O bajo forma de Elixir aáradable al paladar ALETRINA C( LAFRES" E s una feliz asociación de los P R I N C I P I O S Ú T I L E S T O T A L E S de la A L E T R I S F A R I N O S A de los S E N E C I O JACOBCEA y B U L G A R I S y de la Í N U L A H E L E N I U M . Obra eficazmente en las A M E N O R R E A S varias. D I S M E N O R R E A , L E U C O R R E A , P R O - • A T A • • T • A T A / V • T A • A • y A r A T »" A V A y L A P S U S U T E R I N O y en áeneral como tónico de los órganos genitales de la mujer. A V A V A y DEPOSITO GENERAL PARA ESPAÑA \ A • V • CURIEL & MORAN - A r a g ó n , 22S - BARCELONA V Muestras a disposicíón'de los Sres. Médicos y • « • ' ^ - ^ • • « • • ^ • • ^ • ^ • ' - ^ • ' « • ' 4 > ' « • • < • «•<4*'-4>'4>-<^-4^-4^-4«"' -<^-^M¡^.^ ü eram^af^ Elmáspotente £1 más s^^xxTo Disoíf^ente del ácido Úrico Estimula la actividad hepática* jiomparada^ ( <5olubiljdades del adero Úrico en ; yPmérazine \DC\SOS» AÍÍOY ttmtnoir„ütn«A \^"** POTASA ^ÍQ^cuchcradas de fas de ^.,_ caÑ'fiord/a. ^ ^ ¡ ^ 1 | iperazme üi/esínz/íMwr/^OfíSfffo/niré.^^ 37 ESPAÑA MEDICA EN LA LABOR SEVIuLA DE UN MEDICO La pleitesía es lógica. José María de Fuelles Desde que Fuelles tomó es un excelente camarada, posesión del puesto, no ^ue a sus grandes cualituvo más que un objetidades de clínico, une los, vo: la perfección de los para -nosotros muy afecservicios y la buena dotatuosas, de periodista méción de los mismos. Condico. Es 'del gremio. Sus siguió aumentos de suelArchivos sevillanos de do muy considerables a Medicina y Cirugía es médicos, practicantes y una magnífica revista, matronas; fijar en 4.000 puesto que hermana su pesetas el sueldo de entradirector la doble personaaumentar en dos plazas lidad científica y literade médicos rurales; dotar ria. con 50.000 pesetas más la consignación en eL preY tan vinculados con supuesto de 200.000 peel amigo Fuelles, al que setas para la construcción estimamos desde su niñez de una Casa de Socorro (patrimonio de los muy en el barrio del Nervíón; canosos el poder hacer dotación a los servicios arrancar los sentimientos tológicos con material exdesde tan atrás), es lógicelente y completo; peseco nos sumemos al hotas 25.000 anuales para El Dr. Fuelles menajei quci sus colegas la instalación en el Equile han tributado en Sevilla, como gratitud y aplauso en su gestión como pre- po quirúrgico del Frado de los servicios de radiolosidente de la Comisión de asistencia pública en aquel gía, radiodiagnóstico clínico, terapia profunda,, electroterapia, diatermia y luz ultravioleta, que trae apaMunicipio. Banquete homenaje con que lo obsequio la clase méaica sevillana. 38 ESPAÑA MEDICA rejada la ampliación del local con dos nuevas salas, donde irán, además de estos servicios y sala de cirugía de urgencia, biblioteca, cochera y aumento de seis camas en la actual enfermería. Hasta aquí, lo que en cinco meses ha realizado el amigo Fuelles. Pero para él, esto es poco. Se propone llevar a efecto el sueldo de entrada de 5.000 pesetas, con quinquenios de 1.000; la creación del servicio de especialidades, el hospital municipal y el de infecciosos. Por eso, en el homenaje dijo el alcalde, Sr. La Bandera lo siguiente, que es la palmaria demostración de la gran obra que se propone realizar nuestro querido amigo: "El amigo Fuelles—dijo—, hombre vehemente, de buenos deseos y con un gran afecto a la clase médica, quiso hacer una revolución en lo que atañe a Beneficencia. Lo merece el asunto, y yo fui el muro de contención, el que truncara las aspiraciones del querido camarada. No se ha hecho todo lo que él pretendía por mi culpa. No adulo; digo la verdad, lo que pienso. Yo fui quien frenó sus aspiraciones, porque los hombres públicos debemos actuar a la clara luz del día y no decir mentiras. No se podía hacer más. Cuando entramos en el Ayuntamiento, éste estaba en completa bancarrota, a causa de la postExposición. El cambio de régimen trajo también sus perturbaciones, y la administración camina aún de tropiezo en tropiezo. Yo soy el ordenador de pagos y el que lucha a diario con la escasez. Sólo yo sé de las amarguras del no tener, de no poder cumplir con mi deber. Por eso frené a Fuelles, que quería para la Asistencia pública todo el dinero del presupuesto." por supreMin brusca de morfina En la época en que era alumno de los hospitales, en la clínica del profesor Potain, en la Charité, vimos un día la llegada de un "hombre débil y amarillo" — como dijo Baudelaire del escultor Puget—, que era el ilustre clínico alemán Westphal, autor del reflejo que lleva su nombre. Pocos reflejos se conocían en aquel entonces, y el de Westphal nos era grato y precioso. "No tiene cara de pascuas el Dr. Westphal", dije a mi queridísimo maestro. Y éste me contestó: "Es un morfinómano inveterado". Estaba entonces Westphal preparando un gran trabajo sobre el "Opiumsucht" y sus sucedáneos. Y sucedió lo siguiente, que es muy alemán. Westphal tenía un alumno que se llamaba Levinstein, discípulo grato entre todos, que se ocupaba de quitarles la manía a los intoxicados, y que había imaginado suprimirles bruscamente el veneno a los morfinómanos, previamente encerrados en un calabozo acolchado. La oportunidad era buena para experimentar el método en su principal. Westphal, a quien el vicio morfínico disgustaba, se dejó convencer. Levinstein lo, encerró en un reducto especial, sin más muebles que una cama cubierta con sábanas y sin más compañero que un jarro de agua. Allí lo dejó—a pesar de sus gritos durante cuarenta y ocho horas implacablemente contadas, el tiempo necesario y suficiente, según él, para la supresión. Cuando pasado el plazo abrieron la puerta al pobre profesor Westphal estaba extendido, muerto, de boca al suelo. Todavía aprisionaba en sus mandíbulas encogidas, unos pedazos de sábana que, en el exceso de sus espantosa tortura, había hecho añicos, no sin haber probado en vano, de abrirse las venas con los pedazos del jarro roto. ( L E Ó N DAUDET, "El hombre y el veneno".) El presidente de la Asociación de Titulares En la reciente Asamblea .celebrada por esta Asociación, fué elegido presidente de la misma D. Antonio Osorio Bolaños, médico titular de • MériJa (Badajoz). Son momentos estos de verdadera actividad para la Asociación y su gente. Alrededor de los titulares se ciernen problemas graves, que habrán de tener muy pronto solución. ¿Será favorable para los intereses colectivos? ¿Conducirán a una nueva situación de la esclavitud? La Asociación de Titulares tiene que enfrentarlos. A ella atañe lo que se derive de los estatutos regionales, de seguros de enfermedad y de la ley de Sanidad, que habrá de promulgarse. Como nunca, debemos estar todos íntima y sinceramente unidos a nuestros colegas, los que hacen la medicina y la higene rural. Desde hace bastante tiempo es corriente oír en boca de médicos distinguidos el término P. H. como símbolo del equilibrio acidobásico de la sangre, de gran interés clínico por su importancia vital. En tiempos de la Dictadura estaba reunido el Consejo de Sanidad, en el que figuraban algunos miembros que no son médicos; como entretenimiento, mientras acudían los demás, habían planteado los reunidos el tema del P. H., dando lugar a una animada discusión, sin que, por incompetencia, se consiguiera llegar a un acuerdo. En aquel momento penetró en el salón donde se reunía el Consejo el Dr. Royo Villanova, y uno de los concurrentes se dirige a él y le dice: —Doctor, usted como técnico nos va a aclarar eso del P. H. ' — M u y sencillo—contestó el Sr. Royo Villanova—. El F . H, es un truco que han inventado los médicos de postín para tener un H. P . ESPAÑA MEDICA ^ i^ jíñ ^ m ^ Jñ Á MEDICINA M U M O I t i ^ T I C A Vamos revisando ¡Caramba! Los ánimos inquietos están. ¡Qué tremenda lucha! ¡Cuánta agitación! La gente se mueve con febril afán y alarmantes pródromos de revolución. Labores de zapa no es difícil ver que, con las del topo, tiene parangón, y la zancadilla puede aparecer en cualquier momento, sitio y ocasión. ¡Cuánto merodeo! ¡Qué intenso bullir llevando por lema la renovación, con cuyo señuelo se va a convertir en lucha de lobos nuestra profesión. Ya no hay un instante de tranquilidad, nadie está seguro en su posición; fuera privilegios de aptitud y edad y a buscar postura que esta es la ocasión. Vengan asambleas, juntas a granel de un pintoresquismo que causa emoción en las que, al empuje de un asalto cruel, todo lo existente sufra conmoción. ¡Qué afán de dar normas nuevas a seguir! ¡Qué pujos insanos de gobernación! ¡Qué prurito intenso de sobresalir y, armando jaleo, llamar la atención! Sufre en estos días lo profesional sacudidas sísmicas de terrible acción; lo de abajo arriba ahora es lo habitual con el lindo disco de la revisión. Así es que se vive, por lo qu se vé, con un neurosismo y una excitación, que no hay de seguro un sedante que pueda en esta crisis tener actuación. En el fondo, todos deben convenir que estos nuevos brotes de estructuración son sólo el problema de que hay que vivir, siendo crematística toda solución. El santo cocido y el diario pan son tan perentorios en su imposición, que los tiros siempre derechitos van en pos del mendrugo sin vacilación. No es puritanismo, no es todo virtud. RE 11M A T I ^ MO ENFRI 39 TOS ni ni ni ni ni ni ansias de progreso de perfección; culto a la ciencia, de la salud, mejoramiento depuración. Es, en los rivales, ganas de dañar, intrigas y celos de aviesa intención; al sexto sentido hay que atrepellar con el móvil único de la sinrazón. El revisionismo se sabe que ahora es el grito de guerra, la enseña o pendón que, con la careta del desinterés, oculta en sus pliegues lleva la ambición. X. Y. Z . LA G R I P E —Veo con satisfacción que su señora no pasa de los treinta y siete. —¡Qué más quisiera ella, doctor!... (De "A B C".) " EB]PÍ5LJNAV IVll ] E ] D > I O i \ \ " Oficinas: VALENZUELA, 10 Teléfono 15121. Apartado 561. ELLIMAM ESPAÑA MEDICA 40 pero yo duro muy poco. Tan oportuno es Marcial hasta para sufrir males, que siempre que hay temporal le duelen los temporales. El el circo el acróbata Lucrecio cayó desde un trapecio algo elevado, y dicen que, aunque el golpe fué tan recio, sólo un músculo tiene relajado, y es justamente un músculo trapecio. El director del Manicomio.—¿Han cogido ustedes a los tres locos que se escaparon? El loquero.—¿Pero eran tres? ¡Pues traemos trece! (De "Passing Show", de Londres.) Por presumir de culta Rosalía, que irritada la piel siempre tenía, decía a todas horas muy formal que tenía pielitis general. En la Microbiología tan torpe estaba Cirilo, que al ir a examen decía: —Si me enseñan un bacilo, yo vacilo todavía. Tantos achaques tenía y estaba tan harto Arturo de tratarse con yoduro sin encontrar mejoría, que una tarde me decía entre sofoco y sofoco: — Y a las consecuencias toco del tratamiento nefasto; yo tomo el yoduro a pasto, Los leucocitos, sin dubitación, guardias de asalto en nuestro cuerpo son cuya actuación a veces, al final, resulta chapucera y... funeral. LOTE. TODAS NEURÁ N a l ESTABILIZADO EBELOES HI PER A C T I V O invecciones^ indolorev.^aMi ^ o c c por día en ampollase d e £ c c - 5CC-40CC Laboratoires J.106EAIS 22'''*Rue dc 5 i l l y - BOULOGNEsurSEme Muestras y literatura: JUAN MARTIN.—Madrid-liarcelona. Í-^S PAR(S