MEJORA TU COCIENTE EMOCIONAL Por Daniel Goleman Me encontraba en Nueva York una tarde de calor sofocante, de esas que lo ponen a uno de mal humor. Para volver al hotel donde me hospedaba tomé un autobús, y el conductor, un hombre de edad madura, me saludó con una afable sonrisa: -¡Hola! ¿Cómo está Usted? A todos los pasajeros los recibía del mismo modo. Aunque un denso embotellamiento entorpecía nuestra marcha, el chofer iba haciendo animados comentarios: en esa tienda tienen una liquidación estupenda….había una exposición digna de verse en aquel museo… ¿habíamos oído hablar de la película que se acababa de estrenar en el cine tal? Cuando la gente bajaba del autobús ya no estaba de mal humor, y en el rostro se le dibujaba una sonrisa al oír las palabras de despedida del chofer: “¡Hasta luego! Buenas tardes”. Conservo este recuerdo desde hace 20 años, y siempre me ha parecido que ese conductor de autobús era un hombre que tenía éxito en su trabajo. Comparémoslo, por ejemplo, con Jason, estudiante floridiano de enseñanza media que sacaba las mejores calificaciones y que tenía la obsesión de estudiar Medicina en Harvard. Una vez su maestro le adjudicó calificación de 8 base 10 en un examen. Temiendo que esto impidiera la realización de su sueño, Jason hirió con una navaja en el cuello al profesor. ¿Cómo puede una persona inteligente hacer algo tan irracional? La respuesta es que tener un cociente intelectual elevado no forzosamente indica que se triunfará en la vida. Los psicólogos coinciden en que la inteligencia representa solo el 20% de los factores que determinan el éxito. El 80% restante es la inteligencia emocional. He aquí las principales cualidades que constituyen la inteligencia emocional y la manera de desarrollarlas: 1. Conciencia de uno mismo. La capacidad de reconocer los sentimientos que experimentamos es la clave de la inteligencia emocional. Una persona que conoce bien sus emociones está mejor preparada para llevar las riendas de su vida. Para desarrollar esta cualidad hay que estar atento a lo que, en su libro Descarte’s error (El error de Descartes), el neurólogo Antonio Damasio llama “señales somáticas; es decir, reacciones viscerales, las cuales pueden presentarse sin que el afectado se dé cuenta. Por ejemplo, si a una 1 MEJORA TU COCIENTE EMOCIONAL Por Daniel Goleman persona que les teme a las serpientes le colocan sensores especiales en la piel y se le muestra la imagen de una serpiente, los sensores detectarán transpiración, que es un signo de ansiedad, aunque la persona afirme que no tiene miedo. La transpiración se produce incluso si la imagen se pasa tan rápido que el individuo no tiene conciencia de haberla visto. Por medio de un esfuerzo deliberado podemos hacernos más conscientes de nuestras reacciones viscerales. Tomemos como ejemplo a una persona que sigue enojada horas después de haber tenido una discusión violenta. Es posible que no se dé cuenta de que está irritable, y que se sorprenda si alguien se lo hace notar, pero si reflexiona en su estado en su estado de ánimo, estará en condiciones de cambiarlo. La conciencia de las propias emociones es la base de otro elemento indispensable de la inteligencia emocional: ser capaz de modificar los estados de ánimo desfavorables. 2. Equilibrio anímico. El buen humor y el mal humor son la sal de la vida y ayudan a forjar el carácter. El secreto está en saber equilibrarlos. Pocas veces está en nuestras manos decidir en qué momento dejarnos llevar por la emoción; lo que sí podemos hacer es controlar su duración. La psicóloga Dianne Tiace de la Universidad Case Western Reserve en Ohio, preguntó a más de 400 personas cómo hacían para combatir el mal humor. Resultó que la ira es el más difícil de vencer. Supongamos que Usted va conduciendo y otro vehículo se interpone de repente en su camino. Su reacción inmediata quizá sea pensar: ¡Ese idiota! ¡por poco me pega! ¡no puedo dejar que se salga con la suya! Cuanto más le da vueltas más se enfada. En consecuencia le sube la presión arterial y comienza a conducir de manera imprudente. ¿Qué debe hacer para calmarse? Respirar rápidamente (contrario a la creencia de hacerlo pausadamente) para oxigenar mejor y aliviar al sistema nervioso. Una medida eficaz es la “reconsideración”, y consiste en interpretar otra vez la situación de manera positiva. En cuanto al vehículo rápido pensar: Tal vez tiene que atender una emergencia. Según la Dra. Tice así se aplaca la ira. Alejarse de la situación y quedarse a solas unos momentos es otra posibilidad de serenarse, sobre todo cuando está uno ofuscado. Salir a dar un paseo a pié es 2 MEJORA TU COCIENTE EMOCIONAL Por Daniel Goleman tranquilizante, siempre y cuando Ud. busque distraerse y no siga pensando en lo que lo irritó. Tanto la reconsideración como la distracción también resultan útiles para combatir la depresión y la ansiedad. Si a ellas se añaden técnicas de relajación tales como la respiración profunda y la meditación, se combatirá fácilmente los estados de ánimo nocivos. “La oración es provechosa en cualquier caso” agrega la Dra.Tice. 3. Motivación. La capacidad de reunir entusiasmo, diligencia y confianza es la motivación positiva y es fundamental para alcanzar el éxito. Ciertos estudios realizados con atletas olímpicos, músicos de fama mundial y campeones de ajedrez muestran que la capacidad de motivarse para efectuar extenuantes ejercicios de adiestramiento es un rasgo común en todos ellos. Para motivarse es necesario tener objetivos claros y una actitud optimista. Los vendedores pesimistas tienden a interpretar la negativa de un cliente como prueba de que son un fracaso. Los optimistas, en cambio, piensan: Estoy errando la estrategia o ese cliente estaba de mal humor. Al atribuir el fracaso a la situación, y no a sí mismos, los optimistas se motivan para hacer nuevos intentos. Los psicólogos han demostrado que, si la persona es capaz de advertir con objetividad los pensamientos negativos y derrotistas que le vienen a la cabeza, entonces podrá reconsiderar la situación desde un punto de vista menos sombrío. 4. Control de los impulsos. Es la capacidad de aplazar la satisfacción de un deseo en aras de un objetivo. La importancia de esta cualidad quedó demostrada con un experimento que realizó el psicólogo Walter Mischel en los años 60 en un jardín de niños cercano a la Universidad de Stanford. Se les dijo a los niños que podían coger un malvavisco para comérselo de inmediato, pero si esperaban a que el investigador volviera de hacer un mandado, podrían tomar dos. Hubo quienes cogieron su malvavisco sin demora, pero otros esperaron 20 minutos, lapso que debió de parecerles una eternidad. Para ayudarse a no caer en la tentación, se taparon los ojos, apoyaron la cabeza en los brazos, conversaron entre ellos, se pusieron a cantar y hasta intentaron dormir. Como recompensa a su valentía, estos pequeñitos recibieron dos malvaviscos. Más interesante fue la segunda parte de este experimento. Los niños que a los cuatro años 3 MEJORA TU COCIENTE EMOCIONAL Por Daniel Goleman aguantaron dicha espera por la recompensa, conservaban en la adolescencia la capacidad de postergar el placer en interés de sus metas. Eran más desenvueltos y seguros de sí mismos, y más capaces de hacer frente a las decepciones de la vida. En cambio, aquellos que tomaron el malvavisco sin esperar, resultaron en general más testarudos, indecisos y propensos al estrés. La capacidad de resistir a los propios impulsos puede desarrollarse con la práctica. Cuando se encuentre Usted ante la tentación de cumplir sus deseos de inmediato, piense en los objetivos que se ha propuesto alcanzar a la larga, sea bajar de peso o recibirse de su carrera profesional. 5. Sociabilidad. Es importante conocer los sentimientos de los demás en la familia, el amor, el trabajo y en la escuela. Las personas transmiten y captan estados de ánimo a través de señales sutiles, casi imperceptibles. Por ejemplo la manera de dar las gracias puede expresar condescendencia, desprecio o verdadero aprecio. Cuanto más hábiles seamos para interpretar las señales emocionales de los demás, mejor controlaremos las que nosotros mismos transmitimos. Los psicólogos Robert Kelley y Janet Caplan demostraron la importancia de las buenas relaciones interpersonales en un estudio que efectuaron en cierta empresa donde laboran ingenieros y científicos que en las pruebas académicas habían demostrado tener un alto coeficiente intelectual. Aún así, algunos descollaban y otros no. ¿En qué radicaba la diferencia? Los empleados sobresalientes tenían muchos amigos. Cuando alguno de los que no destacaban se topaba con dificultades técnicas, llamaba por teléfono a expertos en la materia, pero nadie acudía en su ayuda. En cambio los ingenieros que destacaban tenían establecida una red de relaciones confiables a la que acudían cuando tenían alguna necesidad, obteniendo buenos resultados. Fuese cual fuese su cociente intelectual, no era éste sino la inteligencia emocional lo que los distinguía del promedio. 4