páginas de homeopatía - Federación Española de Médicos

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PÁGINAS DE HOMEOPATÍA
Revista digital de la Federación Española de Médicos Homeópatas
NÚMERO 1
Invierno 2008
SUMARIO
1. Con esperanza y convencimiento.
2. Un Compendio de Doctrina Homeopática.
3. Algunas consideraciones sobre el tratamiento homeopático de
los eczemas.
4. Un caso de dismenorrea.
5. La Homeopatía y la Ciencia.
PÁGINAS DE HOMEOPATÍA Número 1
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EDITORIAL
CON ESPERANZA Y CONVENCIMIENTO
Esta Revista digital nace desde la humildad, sin prejuicios, como un espacio en el que
cualquier homeópata pueda expresarse con libertad, sin sentir temor al juicio de valor o
la crítica ácida. Podríamos decir que es un renacer, un continuo que enlaza con las
primeras publicaciones surgidas de la iniciativa personal de los homeópatas pioneros del
XIX, para dar a conocer nuestro método e intercambiar conocimientos. Ahora, como
entonces,
tenemos como principal objetivo la comunicación, la difusión y
profundización en el método que nos conduzca a un ejercicio óptimo de la Homeopatía.
La ventaja de nuestro tiempo es la rapidez de la comunicación, así nuestros escritos
viajan casi a la velocidad de la palabra hablada. Esta comunicación, libre de prejuicios,
puede ser fluida, tan fluida como una conversación alrededor de una mesa entre
personas que comparten intereses, objetivos y afectos. Tenemos un nuevo escenario
para intercambiar experiencias, más o menos afortunadas, más o menos ortodoxas,
todas ellas aportan conocimientos, todas son válidas y todas necesarias.
Queridas compañeras y compañeros de viaje, estas páginas son vuestras, son nuestras.
Esta nueva criatura tendrá una larga y fecunda vida o se perderá, como tantas,
rápidamente en la espiral del olvido. Espero, siento y estoy convencido de la fuerza de
esta energía creadora colectiva que hoy comienza.
A partir de este instante vuestra es la palabra y mío el compromiso de recibir los
trabajos y coordinar esta publicación.
José Eugenio López García
[email protected]
PÁGINAS DE HOMEOPATÍA Número 1
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UN COMPENDIO DE DOCTRINA HOMEOPÁTICA
Doctor Robert Gibson Miller
Traducción de la Dra. Eva Moratinos Castrillo
SEGUNDA PARTE*
LA AGRAVACION HOMEOPATICA.
En el curso de una enfermedad aguda, la agravación homeopática no es
obligatoria, salvo si la enfermedad es grave y peligrosa.
En las enfermedades crónicas, sin modificación tisular, la agravación
generalmente no es demasiado severa, pero cuando existen modificaciones tisulares,
usted tendrá invariablemente una marcada agravación, con una eliminación por un
orificio natural del cuerpo.
En el primer caso, la agravación es debida a la enfermedad medicamentosa,
mientras que en el segundo caso, la agravación es debida a un esfuerzo natural para
poner todo en orden, una especie de limpieza general de la casa.
Cuando el remedio prescrito no es el simillimum, no hay que esperar una
agravación (salvo en los hipersensibles, pero se trata de una agravación
medicamentosa, y no curativa).
Esto se observa más bien en enfermos débiles, de baja vitalidad, cuyo
organismo es incapaz de objetivar el menor síntoma característico que pudiera
servirnos de guía en la búsqueda del remedio. (Kent, Journal of Homoeopathics,
mayo 1900).
LA REPETICION DEL REMEDIO
Usted no debe repetir su remedio, mientras la acción del remedio precedente
no esté completamente agotada.
En otros términos, no se puede fijar por adelantado el momento de la
repetición terapéutica, cada caso deberá ser examinado separadamente.
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En los casos agudos, es fácil darse cuenta del agotamiento de la acción del
remedio, observando el estado general y el psiquismo del enfermo; e igualmente, en
menor grado, por el examen del pulso y de la temperatura.
En el curso de una fiebre tifoidea en un enfermo robusto, Kent da su remedio
cada dos o tres horas, en agua, y durante varios días, pues se trata de una fiebre
continua, pero al menor signo reaccional, interrumpe la administración del remedio.
Por otra parte, en un enfermo débil, que presente una fiebre continua, se
abstiene de repetir el remedio.
En una fiebre remitente, la reacción va a aparecer en algunas horas, y una sola
dosis es suficiente. Por el contrario, en las enfermedades crónicas, esto no es tal fácil,
pues es obligado y no excepcional, tener la mejoría interrumpida por exacerbaciones
agudas y cortas.
Por lo tanto, cuando estamos en presencia de tal exacerbación, debemos estar
seguros de que es permanente y no pasajera, como es la norma.
En los casos crónicos, mientras los antiguos síntomas reaparezcan, significa
que el remedio continúa haciendo efecto (actuando).
Lo mismo: si los síntomas van desapareciendo en el orden inverso de su
aparición inicial, o aún si evolucionan desde los órganos internos hacia los más
superficiales, o aún, si van de arriba hacia abajo.
Son numerosos los casos confusos (distorsionados) por la repetición
terapéutica demasiado frecuente, y esto mucho más que por cualquier otra causa; no
olvide que en una enfermedad aguda, la mejoría puede hacerse esperar tres días y en
algunos casos crónicos, sesenta días.
Cuando la vitalidad del enfermo es débil, como por ejemplo en el colapso, es
peligroso repetir el remedio. Pero cuando no hay ninguna respuesta al remedio,
después de drogas alopáticas, esta falta de respuesta siendo debida a la apatía, a la
pereza del organismo, y no a una falta de vitalidad, es necesario repetir más a
menudo (Kent).
Los casos incurables necesitan una repetición más frecuente de remedios de
acción poco profundos, a fin de obtener una acción paliativa; no es recomendable
pasar de la dinamización 200ª.(Kent, Journal of Homoeopathics, nov. 1897).
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Algunos antipsóricos tienen también una acción aguda, y cuando están
indicados en algunos casos agudos, se comportan exactamente como remedios de
acción corta.
Cuando el remedio “toca” estrechamente el caso, después de cierto tiempo,
los síntomas sobre los cuales usted prescribió, reaparecen, algunas veces con uno o
dos síntomas menos.
En tales casos, lo que tiene que hacer es repetir el mismo remedio, a la misma
dinamización, hasta el momento justo en que deja de ser activo; entonces conviene
emplear otra dinamización.
Desgraciadamente, en las enfermedades crónicas, raramente es
posible
encontrar un remedio que cubra exactamente la enfermedad y por esto, cuando los
síntomas vuelven, están algo modificados, además, las frecuentes repeticiones
terapéuticas confunden su caso, pues son muchos los que ignoran la posibilidad que
se tiene de suprimir síntomas por la prescripción frecuente y repetida de remedios
altamente dinamizados.
EL SEGUNDO REMEDIO.
Cuando ha obtenido el máximo terapéutico de la primera prescripción,
conviene seleccionar un segundo remedio.
Siendo los síntomas a, b, c, d, e; tras la dosis de un antipsórico, constatamos
una gran mejoría durante seis a ocho semanas, así como la desaparición de los
síntomas e, d, c, mientras que a y b aumentan, al mismo tiempo que e reaparece; por
el contrario d y c han desaparecido definitivamente; finalmente, un nuevo síntoma f
aparece, de tan modo que el cuadro sintomático es: a, b, e, f; “f”, el último síntoma
aparecido, debe ser el síntoma guía.
Debemos encontrar un remedio que posea este síntoma característico.
Hering piensa que forma parte de los síntomas del primer remedio, pero que
ocupa en él un plano poco elevado, poco marcado.
Es a causa de la aparición de f y de la desaparición de d y c, que el remedio
original se considera ahora contraindicado.
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El segundo remedio debe ser complementario del primero, esta es la razón
por la cual este último síntoma, sea homeopático o alopático, y que ha sido activo,
constituye una de las guías más segura en la elección del segundo remedio.
Si el enfermo ha sido “hiper-drogado”, nos vemos obligados a menudo a
antidotar con Nux.
Sin embargo, el hecho de prescribir Nux no puede, en ningún caso, limitar
nuestra elección futura a los ocho o diez complementarios de Nux. Puesto que Nux
tuvo una acción acertada tras su administración, el caso se aclaró; así le será posible
prescribir el remedio de su elección, excepto Zincum, que es incompatible con Nux.
LA DINAMIZACION.
La dosis mínima es tan esencial en Homeopatía como la misma Ley de
Semejanza.
Los mejores resultados son obtenidos cuando la fuerza dinámica de la
enfermedad y la del remedio se encuentran en el mismo plano. Esto puede explicar la
razón por la cual, en algunos casos, una baja dinamización lleva a la curación,
mientras que una alta dinamización había fracasado.
Cuando un remedio necesita ser repetido, hay que administrarlo en la misma
dinamización durante tanto tiempo como actúe. Si el remedio indicado en el curso de
un episodio agudo es el mismo que el indicado posteriormente en la enfermedad
crónica, se deberá variar la dinamización.
Las altas dinamizaciones no deben ser nunca empleadas en las enfermedades
incurables. En algunos enfermos hipersensibles, las dinamizaciones muy altas, en vez
de curar, ocasionan “provings”; tales enfermos responden mejor con las 200ª o M.
Cuando su enfermo ha estado habituado durante bastante tiempo a las bajas
dinamizaciones, usted no obtendrá buenos resultados al principio empleando altas
dinamizaciones.
Recíprocamente, el empleo frecuente de altas dinamizaciones parece
aumentar la susceptibilidad, y de tales “experimentadores” obtienen síntomas mucho
más matizados que los que experimentaron solamente las bajas dinamizaciones.
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En todas las enfermedades periódicas, tales como dolores, convulsiones o
flujos, es recomendable no administrar el remedio durante la exacerbación, sino
inmediatamente después (Kent, Journal of Homoeopathics, set.1897)
DIRECCIÓN DE LOS SÍNTOMAS DURANTE EL PROCESO DE CURACIÓN.
1) Del interior hacia el exterior
2) Habitualmente de arriba hacia abajo (en procesos dolorosos, según
Hering)
3) En el orden inverso de su aparición.
El proceso se sigue hasta que las manifestaciones primarias de la enfermedad
aparecen, sea el chancro de la Sífilis, la gonorrea de la Sicosis o la erupción de la
Psora.
El flujo inicial no reaparecerá quizás en el sitio inicial, sino en otra mucosa.
Es necesario igualmente recordarle que los miasmas pueden contagiarse en todos los
estadios: así, si una mujer se contagia de la sífilis de su marido a partir del estadio
faríngeo, la enfermedad volverá a este punto de partida, pero no al chancro.
REMEDIOS INCOMPATIBLES.
Los remedios cuya acción es extremadamente parecida, se antidotan o son
incompatibles.
Esta regla no es válida si el primer remedio administrado ha tenido cierta
influencia sobre su caso.
Por el contrario, si el primer remedio no ha tenido ningún efecto, su
incompatible puede ser administrado con toda seguridad.
Algunos remedios son incompatibles únicamente en el agudo, mientras que
otros no lo son más que en el crónico. (Kent, Medical Advance, 9 enero 1895).
CONDUCTA A SEGUIR EN LO QUE CONCIERNE A LOS DESEOS
ANORMALES.
En el curso de una enfermedad aguda, está recomendado ceder a los deseos
marcados del enfermo, por el contrario, en una enfermedad crónica, no se debe ceder
a sus caprichos.
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Hay que remarcar que, cuando un enfermo hace uso durante mucho tiempo de
tóxicos como morfina, tabaco, etc... el remedio homeopático actuará a pesar del uso
continuado de la droga; pero evidentemente, la acción del remedio será corta e
imperfecta.
PRECAUCIONES QUE HAY QUE TOMAR DURANTE EL EMPLEO DE
CIERTOS REMEDIOS.
Ciertos remedios como Sulfur, Silícea, Phosphorus, Sulfuricum Acidum, son
muy peligrosos en algunas enfermedades.
En efecto, estos remedios tienen la posibilidad de tratar expulsando los
cuerpos extraños; ahora bien, estos últimos no pueden ser eliminados sin peligro,
más que por un proceso supurativo.
En la tuberculosis cavitaria, o en los casos donde el proceso curativo ha
desembocado en la formación de concreciones calcáreas, o incluso en el caso de
cuerpos extraños, como por ejemplo una bala situada cerca de un órgano vital, este
peligro es extremadamente real y permanente, si se prescribe Sulfur, Silícea,
Phosphorus o Sulfuricum Acidum.
Existen dos tipos de síntomas en todas las tuberculosis avanzadas y en
enfermedades supurativas de los pulmones. Se trata de los síntomas toxémicos y los
síntomas constitucionales. Siendo síntomas toxémicos los dolores torácicos, la fiebre
héctica, los síntomas mentales y los sueños.
Si uno de estos cuatro remedios, digamos Silícea, corresponde solamente a
los síntomas toxémicos y no a los síntomas constitucionales, actuará como paliativo,
atenuando los síntomas toxémicos, y sin provocar ningún daño.
Pero si en un periodo anterior a la formación del tubérculo, el enfermo ha
sufrido dolores de cabeza debilitantes que suben desde la región occipital y se
extienden hacia adelante, con sudores plantares malolientes, sensibilidad al frío, etc...
y que todos estos síntomas pueden haber desaparecido aún antes de venir la tisis,
Silicea, será un remedio extremadamente peligroso para su enfermo (Kent, Journal of
Homoeopahics, noviembre 1899).
A veces y por la misma razón, estos remedios pueden causar algunos
problemas, tras una hemorragia cerebral o hemorragias de otros órganos vitales.
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Ferrum y Aceticum Acidum, son peligrosos en numerosos casos de tuberculosis
avanzada a causa del poder que poseen de provocar hemorragias.
Ferrum es capaz de transformar una ulceración en úlcera fagedénica, en
antiguos sifilíticos.
Los antipsóricos pueden causar daño en el curso de una sífilis en actividad,
mientras este último es el miasma dominante; pero muchos antipsóricos son también
antisifilíticos y ellos no deben ser excluidos de la regla. Es poco recomendable
suprimir la diarrea de un tuberculoso avanzado, incluso por el remedio similar.
Kalium Carbonicum, es un remedio muy peligroso en los enfermos afectados
de gota desde hace mucho tiempo, pero Kalium Iodatum, es a menudo muy
beneficioso (Kent).
Arsenicum Album, es un remedio muy peligroso en los cardiópatas sobre
todo si se trata de una afección orgánica, pues puede desencadenar una nefritis
parenquimatosa (Kent). Arsenicum album, es un remedio peligroso en la disentería,
si no es el simillimum exacto, pues puede distorsionar todo su caso. (Kent, Medical
Advance, nov. 1899)
IDIOSINCRASIA
Cada uno de nosotros posee una idiosincrasia o una susceptibilidad particular
a ciertas influencias.
Es la razón por la cual solamente algunas personas son afectadas por el mal
mientras se encuentran en presencia de la noxa infinitesimal que desencadena la
enfermedad.
La sensibilidad de un hombre enfermo al simillimum homeopático es
magnífica, mientras que un remedio que no es homeopático en este estado puede ser
administrado en dosis masivas, con pequeño efecto.
Nadie puede enfermar de una forma duradera por drogas a las que no es
susceptible.
Este hecho puede servir de explicación para mostrar como, a veces, una alta
dinamización de la misma droga puede mostrarse curativa para un envenenamiento
por esta misma droga.
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En otras palabras, en tal caso, el enfermo ha sido envenenado porque él estaba
enfermo o susceptible, y tenía necesidad de este remedio, pero la droga no estando en
el mismo plano que su susceptibilidad, le intoxica en lugar de curarle.
Kent piensa igualmente que las repeticiones demasiado frecuentes de una
droga no dinamizada sensibilizan a esta droga y que después de cierto tiempo, la
menor exposición a esta droga puede producir efectos. (Hom. Phys., septiembre
1889)
PROVINGS. (EXPERIMENTACIONES)
Cuando se hace un “proving”, se recomienda comenzar por una dosis única,
pero en la mayoría de los casos esta forma de proceder no causará ningún efecto.
Si la dosis única fracasa, pruebe a crear susceptibilidad repitiendo la dosis,
hasta el momento en que es posible registrar algún efecto; pero la administración de
la dosis debe cesar desde la aparición de los primeros síntomas y no ser repetido más
que después de la desaparición completa de todos los síntomas.
Numerosos provings, particularmente algunos de Thuya, casi no tienen valor,
pues la droga ha sido repetida, tras la aparición de los primeros síntomas.
Los síntomas más matizados, como norma, se desarrollan tarde, meses
después de que la administración de la droga haya cesado.
No se debe prestar ninguna atención en un “proving” a los síntomas llamados
primarios o secundarios, pues la droga lo mismo que puede producirlos puede
curarlos.
En algunos experimentadores, síntomas que son considerados como
secundarios aparecen como la acción primaria de la droga.
En un “proving”, si los síntomas que el experimentador ha sentido hace
mucho tiempo, reaparecen, significa, que en virtud de su propia constitución el
experimentador tiene una tendencia especial a manifestarlos (Órganon, § 138).
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LA PSORA
En el tratamiento de las enfermedades crónicas no venéreas, Hahnemann
descubrió que el remedio similar era tan eficaz como en las enfermedades agudas,
haciendo desaparecer los síntomas existentes.
Pero se dio cuenta igualmente que después de un periodo considerable, los
mismos síntomas reaparecían y esto sin ninguna causa aparente; el remedio similar
los hacía desaparecer de nuevo, pero de una forma menos perfecta que durante la
primera prescripción.
Este fenómeno se produjo varias veces hasta el momento en que el remedio
dejaba de ser beneficioso. Estando convencido de la universalidad de la Ley de
Curación Homeopática, concluyó que la enfermedad aparente no era más que una
parte de un todo más profundo, pues sino la curación habría sido permanente.
Se dedicó al estudio minucioso de la historia y de la evolución de un número
importante de observaciones de enfermedades crónicas, para descubrir todos los
signos y síntomas pertenecientes a esta enfermedad profunda, primitiva y
desconocida.
Descubrió que la mayoría de estos pacientes habían tenido la sarna u otras
enfermedades de la piel, tales como: eczema, herpes, tiña, etc., y que los síntomas de
la enfermedad crónica no se manifestaban más que después de la desaparición de las
manifestaciones cutáneas, desaparición bien sea espontánea o “suprimida” por un
tratamiento externo; descubrió además que esta enfermedad tendía sin cesar a
progresar desde el exterior hacia el interior, desde los órganos menos vitales a los
más importantes.
Supo entonces que había descubierto el origen común de todas las
enfermedades crónicas [no venéreas], aparentemente tan diferentes.
La llamó Psora.
Además, escogió entre todos los remedios experimentados, los que habían
producido síntomas similares a los de la Psora y decidió emplearlos para curarla.
Hahnemann creía que la Psora era siempre el resultado de una infección
directa y tal fue probablemente el caso al principio; pero actualmente, y según Kent,
todo el género humano es más o menos psórico, y la manifestación aguda no es más
que el signo de una agravación nueva del miasma.
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Muchos son los que han refutado la teoría de la psora, pero la experiencia
práctica nos muestra que hay que prescribir más a menudo antipsóricos verdaderos,
para obtener una curación.
Esta preferencia no es teórica, sino que está constantemente subordinada a los
principios generales de la homeopatía.
El doctor Rueter hizo aparecer una publicación en la cual describe el orden
en el cual los diferentes órganos son afectados por la Psora, mientras no se
intervenga en ella, pero Kent no lo ha confirmado.
Kent observó que numerosas enfermedades parecen estar sobre el mismo
plano, un miembro de la familia presenta epilepsia, mientras que los otros presentan
delirios (locura), cáncer, tuberculosis, etc; los diferentes órganos eran afectados
según las circunstancias en las cuales se encuentra el paciente y no siguiendo un
orden determinado.
SYPHILIS.
La evolución normal de esta afección no puede ser estudiada, en función de
los datos de la escuela alopática, pues el empleo habitual de dosis masivas de
remedios impide a la enfermedad seguir su evolución natural.
La primera manifestación es el chancro, que aparece habitualmente quince
días después del contagio. Este chancro, bajo la influencia de un tratamiento
homeopático correcto, tiende a extenderse y el bubón supura frecuentemente;
mientras que bajo el tratamiento alopático, el bubón persiste bajo la forma de una
masa dura que raramente supura.
Bajo el tratamiento homeopático el bubón desaparece si el chancro presenta
un flujo profuso y abundante.
Hahnemann enseñaba que era posible impedir la aparición de síntomas
secundarios, pero esto es un error, pues estos síntomas aparecen tarde o temprano.
En la época de Hahnemann, no se distinguía el chancro del chancroide, y sin
ninguna duda, aquí se hallaba la causa del error del Maestro. El chancro es seguido
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de erupciones, que necesitan la prescripción de un remedio diferente. Mas el remedio
del chancro será el simillimum y la erupción será menos importante.
Bajo tratamiento homeopático, la erupción es habitualmente muy abundante,
pero nunca pustulosa, es seguida de una ulceración de la garganta. La primera
ulceración será la última en desaparecer bajo la influencia del tratamiento
homeopático. La siguiente manifestación es la caída del cabello (Kent) El tercer
estadio, si aparece bajo el tratamiento homeopático era muy ligero, casi
imperceptible (Kent)
Lo que precede no es válido más que cuando el tratamiento ha sido
homeopático desde el principio hasta el final, pero cuando tratamos a un enfermo
habiendo recurrido a una terapéutica alopática hasta el tercer estadio, conviene
proceder de un modo totalmente diferente.
En tal caso, y bajo la terapéutica adecuada todos los síntomas ya sentidos por
el enfermo reaparecerán, pero en el orden inverso al de su aparición, es decir, la
caída de cabellos, después los males de la garganta, las erupciones y finalmente el
chancro. Claro está, en cada estadio convendrá prescribir el remedio indicado. ( No
dejar nunca de prescribir Mercurius, mientras que el enfermo obtenga beneficioKent.)
La Sifilis, como la Sycosis, siempre se adquiere en el estadio en que está en la
persona que la contagia; así, bajo tratamiento homeopático, los síntomas reaparecen
en el orden inverso de su aparición, y volverán al estado en el cual el paciente
contrajo la enfermedad, sin superarlo.
En antiguos sifilíticos, cuyo organismo está gastado, sin ningún síntoma guía,
es bueno prescribir algunas dosis de Syphillinum, a fin de restablecer la reacción
vital y de hacer aparecer los síntomas.
Después de esto, aparece la indicación de los antipsóricos, porque cuando la
Sífilis ha progresado tanto frecuentemente se encuentra mezclada con la Psora (Kent)
Si la Psora o la Sycosis están en actividad cuando el enfermo contrae la
Sífilis, ésta última suprime al otro miasma. Después de haber sido tratada con
remedios antisifilíticos, la enfermedad se vuelve latente y los síntomas psóricos o
sycóticos reaparecen; deben ser tratados en su turno por los remedios
correspondientes hasta la desaparición de sus síntomas.
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La Sífilis puede otra vez volver a activarse, y esta alternancia de
manifestaciones miasmáticas puede persistir hasta la curación completa del enfermo.
Esta alternancia de manifestaciones miasmáticas es muy importante, porque
antipsóricos como Sulphur, Calcárea y Phosphorus pueden hacer más mal que bien
si son prescritos cuando la sífilis está activa (Kent).
Cuando la Sífilis se acompaña de formaciones esclero-gomosas perianales,
intraperiósticas e intracerebrales, si se prescribe Sulfur, activa un proceso supurativo
que agravará a su enfermo.
Así, después de haber prescrito Sulfur, a un enfermo sifilítico, pero cuya
enfermedad ignoraba, he visto aparecer una importante supuración del paladar. Usted
puede entonces prescribir enseguida Mercurius o Mercurius Corrosivus para detener
la acción de Sulfur (Kent).
LA SYCOSIS
Existen dos tipos de gonorrea, la aguda y la crónica. Existe igualmente una
forma catarral psórica o uretritis. La forma aguda es de lejos la más frecuente y su
supresión no hace aparecer
síntomas
constitucionales (Kent, Journal of
Homoeopathics, abril 1899)
La forma crónica debuta exactamente de la misma forma que la aguda y,
aparentemente, el flujo es el mismo (Kent).
También, dejando mucho tiempo “fluir” libremente sin tratamiento, ningún
síntoma constitucional aparece; difiriendo marcadamente de la sífilis (Kent, Medical
Advance, noviembre 1888).
La segunda manifestación de la Sycosis es la verruga en forma de higo,
habitualmente blanda, sensible, fácilmente sangrante, roja, desprendiendo un olor
dulzón y ofensivo, a veces la verruga es lisa, roja, brillante.
Tanto tiempo como se las deja tranquilas estas verrugas, ningún síntoma
constitucional aparece. Sobre todo no hay que olvidar que el flujo, así como las
verrugas pueden ser suprimidas por el uso continuo de remedios homeopáticos
inapropiados.
El primer síntoma constitucional de la Sycosis es el reumatismo, que puede
no aparecer más que varios meses después de la desaparición de la manifestación
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primitiva. Este reumatismo se parece enormemente al de Rhus, pero este remedio
será paliativo si no es un anti-sycótico.
El orden de aparición de otras manifestaciones no es bien conocido, pero
entre los principales conviene citar: la orquitis, la hemoptisis, y numerosas
afecciones de los órganos genitales femeninos.
Además el asma, el cual se agrava en tiempo húmedo o en Primavera, forma
parte de las manifestaciones de la Sicosis.
Según Kent, el asma espasmódica es casi siempre, invariablemente un asma
sycósica, sobre todo si es hereditaria; y remedios como Spongia, Ipeca, Carbo Veg.,
Bryonia y Ars., no actúan más que como paliativos.
Una de las últimas y más notables manifestaciones de la Sycosis es una
anemia singular, caracterizada por una apariencia de la cara grasosa, brillante, verde
grisáceo, con mejillas hundidas y voz apagada.
La Sycosis, como la Sífilis, como norma, solo puede contagiarse una sola vez,
según Kent, que considera esto como una ley:
En el curso de gonorreas repetidas, solo uno de los casos fue realmente
sycósico. Excepcionalmente un hombre encontrándose en el último periodo de su
estado constitucional sycósico, puede coger una gonorrea en el primer estadio y
recorrer toda la evolución; además, si una mujer que se encuentra en el llamado
estadio anémico de la Sycosis es contaminada, es posible que presente el flujo
gonorreico característico (Kent).
La Sycosis como la Sífilis, siempre se contagian en el mismo estadio que se
encuentre en la persona que la transmite, y así, son numerosas las mujeres que se
contagian en el estadio anémico. Cuando usted tenga para tratar un caso de sycosis
constitucional, debe escoger un remedio que estará en función de los síntomas
presentes, y racionalmente este último remedio resultará ser un antisicótico.
A veces, usted tendrá que buscar fuera de la lista de los antisicóticos
conocidos, pues actualmente esta lista está lejos de estar completa. En estos casos de
sycosis constitucional, cuando el remedio indicado haga desaparecer un grupo
sintomático, usted verá surgir otro, que demandará un nuevo remedio, y así, etapa
tras etapa: el enfermo pasará por todos los grupos sintomáticos anteriores vividos,
pero en el orden inverso de su aparición.
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En casos avanzados, serán necesarios dos o tres años, antes de que pueda
hacer reaparecer la manifestación inicial, sea una gonorrea, un reumatismo o un
catarro. Si en el momento de la aparición de la gonorrea original, esta última es
efímera, significa que hay una falta de reacción vital y se debe considerar la curación
como dudosa.
Mercurius y Sulfur no pueden ser más que nocivos en una sycosis avanzada
aunque estén a menudo indicados en el estadio de flujo.
Raramente es posible curar con medicamentos una psicosis antigua con
estenosis [uretrales], esto no es posible mas que cuando el remedio curó una uretritis
aguda, con el retorno de la gonorrea primitiva. Si la convalecencia de una
enfermedad aguda es perturbada, no debemos volvernos invariablemente hacia la
Psora, sino buscar y encontrar el miasma, después administrar el remedio indicado,
antipsórico, antisifilítico o antisicótico.
Una semejanza notable entre los síntomas de la sycosis y los originados por la
vacunación llevaron a Boenninghausen, así como a otros, a identificar uno al otro,
pero Kent, no considera esta hipótesis como exacta.
Una gonorrea que persiste durante meses no es siempre indicativa de Sycosis,
sino a menudo de Psora y así tiene el mismo significado que un catarro mucoso de
otra región (Kent)
Son numerosos los remedios que tienen una acción curativa sobre el flujo
gonorreico, pero no hay conocimiento de cómo curará casos de verrugas o harán
aparecer un flujo suprimido.
Esto puede ser porque son solo remedios para la gonorrea y pueden curar la
descarga, pero no la Sycosis.
Toda inflamación uretral puede producir una inflamación testicular, sin ser
necesariamente sycósica; así, remedios que suprimieron el flujo no son
necesariamente antisicóticos (Kent)
♦
♦
♦
* Nota del Editor.- La Primera Parte de este Compendio fue publicada en el Número 20 de Revista
Española de Homeopatía con el compromiso de publicar ésta Segunda Parte que ahora presentamos.
La traducción es de la Dra. Eva Moratinos Castrillo realizada sobre la versión francesa del Dr. Robert
Seror
PÁGINAS DE HOMEOPATÍA Número 1
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Algunas consideraciones sobre el tratamiento
homeopático de los eczemas
Dr. Charles Bernay
Traducción: Francisco Javier Ramos Alija, Ponferrada - Agosto 2007
Consideraciones previas del traductor:
El Dr. Séror, en Homeoint.org, nos ofrece un Manual o Tratado que a fecha de
hoy, al menos en las búsquedas bibliográficas que conozco, no he encontrado traducido
al español. He elegido como primer capítulo para la traducción “Algunas
consideraciones sobre el tratamiento homeopático de los eczemas” del Dr. Charles
Bernay.
Para mí, el interés es doble, en primer lugar la historia nos demuestra que ya en
los albores del siglo XX, la Homeopatía ofrecía su tratamiento sin tapujos, para esta
clase de enfermedades, y lo hacía, como siempre por otro lado, de forma integral. En
segundo término, el interés reside en que no hay cambios, los remedios son los mismos,
y se perpetúa la idea de que en Homeopatía los remedios, si bien crecen, no se desdicen
ni se apartan al baúl de los recuerdos y eso, desde mi humilde punto de vista,
engrandece este Método Terapéutico.
He intentado por todos los medios recoger la esencia de lo que el Dr. Bernay
quería decir, espero haberlo conseguido con esta traducción, que en cualquier caso no es
literal, si no que trata de captar el sentido, la retórica y cuanto se dice en el original.
Cuando el Dr. Bernay cuantifica las potencias lo hace añadiendo la letra “e” al
número en cuestión, yo he optado por decir potencia junto a los números que se indican.
Es posible que algunos conceptos nos puedan chocar en la forma de plantear la
solución de la enfermedad, y lo digo desde el punto de vista del homeópata unicista,
pero en cualquier caso, creo que el interés es mayúsculo y la forma de trabajo del Dr.
Bernay, como todas, puede, e incluso me atrevería a decir, que debería ser criticada,
pero ¿cual no?
En cualquier caso expresar desde aquí mi más sincero agradecimiento al Dr.
Bernay y como no, al Dr. Séror, por dejar en nuestras manos sus experiencias y su
forma de trabajo, que estoy seguro, a los más de nosotros, servirá de estímulo en el
conocimiento y en el perfeccionamiento de este maravilloso método terapéutico.
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En la piel hay a veces afecciones bastante desagradables y en ocasiones también
tenaces, como los eczemas, para los cuales se han preconizado tratamientos de todo
tipo con mínimo resultado.
La medicación homeopática ha contribuido a su tratamiento, después de
demostrar, ya hace más de un siglo, el origen interno del eczema y así poder
lucharcontra esta enfermedad por medios eficaces y duraderos.
Durante mucho tiempo, un gran número de medicamentos alopáticos han tratado
el eczema con pomadas y otros tópicos externos.
Estas aplicaciones tópicas, llegan después de largas semanas o incluso largos
meses, a atenuar, o en algún caso, hacer desaparecer una erupción muy penosa. Pero
solo entonces, la enfermedad se deposita sobre un órgano interno, o sobre el conjunto de
la salud, una repercusión muy peculiar que se manifiesta más o menos rápidamente
después de la desaparición de la enfermedad cutánea.
Las crisis de asma violenta y de repetición, los trastornos gastrointestinales, con
estreñimiento o diarrea, las migrañas tenaces, las anginas rebeldes, los dolores
articulares, los trastornos hepáticos o del bazo se manifiestan más o menos bruscamente
y se instalan generalmente largo tiempo.
Esta comprobación ponía de manifiesto claramente que la erupción cutánea,
desaparecida así, a consecuencia de un tratamiento local era una vía de “eliminación
cerrada” para el organismo. Éste, que no puede rechazar por la piel los productos
tóxicos que han entorpecido el proceso curativo, busca para despejarse o aliviarse, otra
vía a menudo más dolorosa y más peligrosa.
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De todo eso resultaba que un tratamiento interno era necesario para combatir el
eczema, y que esta enfermedad debía por lo tanto observarse como una afección
general, y no como un simple trastorno local.
La necesidad de un tratamiento interno se impone. Y si esta idea desde entonces
fue adoptada y aplicada por la escuela oficial, la misma idea, ya era adoptada y aplicada
desde siempre, por la escuela homeopática.
Veamos pues cuáles son los medios que poseemos para combatir el eczema, y
cómo los empleamos.
Existen dos grandes variedades de eczema:
La forma aguda con eritemas vivos, supuraciones abundantes alcanzando una
parte mayor o menor de la superficie cutánea.
La forma crónica, a menudo más discreta, más localizada a veces exudando, a
veces seca, pero en general muy tenaz y propensa a recidivas frecuentes.
Cuando nos encontramos en presencia de un eczema agudo, que alcanza o se
ubica solamente en algunas regiones del cuerpo: las manos, las orejas, las axilas, la cara,
los pliegues del codo, de la rodilla, la región anal o la región genital. Debemos en
primer lugar, observar con cuidado cuáles son los caracteres de la erupción, cuál es el
aspecto de la piel, no solo sobre la región enferma, también en su vecindad, así como la
forma en que la enfermedad ha aparecido. Cuál es el estado de los distintos órganos
internos, sobre todo el estómago, el intestino, el hígado, los riñones, los pulmones, y
también cuál es la constitución y el temperamento del enfermo, su tipo de vida, sus
prácticas habituales, su higiene, su profesión.
Esta información nos permitirá dar en primer término un tratamiento de ataque
contra la enfermedad. Dicho tratamiento que llamaremos “drenador o canalizador”, hará
pasar por otras vías, sobre todo la vía intestinal y la vía urinaria, la eliminación de
toxinas, haciéndose anormalmente por la piel y produciendo el eczema.
A continuación daremos los remedios constitucionales capaces de modificar el
terreno y de llegar poco a poco a curar al enfermo de su afección y a impedir el retorno
de la misma.
Generalmente en los eczemas agudos, nos encontramos en presencia de una
erupción que exuda, brillante, muy pruriginosa con rojez viva de la piel y vesículas más
o menos numerosas.
Por la noche, el dolor y el prurito se vuelven a menudo intolerables y causan una
agitación perpetua que impide todo sueño. En este estado se justifica Rhus
toxicodendron, uno de los medicamentos más fieles al eczema, a una dilución media,
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potencias 6 ó 12 y administrado, si es preciso, varias veces al día. Es raro que no se
produzca de este modo y rápidamente la desaparición del eczema.
Generalmente cuando Rhus esta bien indicado, hay sobre todo rojez, pruritos y
vesículas, pero llega a veces un rezumamiento seroso o sero-purulento extremadamente
intenso que rebasa la región eczematosa.
Esta colección puede ser muy fétida, y dar lugar a la formación de numerosas
cortezas gruesas y numerosas: el medicamento indicado es entonces Mezereum que
triunfa a menudo rápidamente sobre este doloroso estado, e impide su paso a la
cronicidad.
En otros casos, son sobre todo las regiones donde la piel es, especialmente fina y
delicada, las que son alcanzadas y esta erupción se manifiesta sobre todo en los sujetos
de piel fina, muy sensible a la acción del frío y sobre todo a la humedad; la supuración
es más o menos fétida, los ganglios se inflaman y el enfermo presenta a menudo una
diarrea, mucosa que pudo atenuarse antes de la aparición de la erupción, Dulcamara es
entonces el remedio a prescribir.
En los bebes, en el momento de la lactancia, ya sea materna o artificial, se ve a
menudo producirse sobre la cara esta erupción eczematosa e impetiginosa atribuida al
temperamento escrofuloso y que se le llama costra láctea.
De la cara, la erupción se extiende más o menos sobre el cuerpo, pero siempre
las costras de la cara son las más numerosas y se acompañan de prurito extremo, sobre
todo por la noche, rezuman un pus amarillo y viscoso, y se acompañan de adenopatía
cervical. Jahr, desde hace tiempo puso de manifiesto que el verdadero remedio es
entonces Viola tricolor.
A veces al contrario, el eczema será menos exudativo, siendo al mismo tiempo
húmedo. Se formarán vesículas y costras al nivel de las cuales se exuda un líquido
glutinoso, viscoso, pegajoso, fugaz y grueso, similar a la miel. El remedio es entonces
Graphites.
En su materia médica, el Doctor Lathoud especialmente hizo hincapié en la
eficacia de este medicamento contra esta clase de eczema que asentaba preferiblemente
en el cuero cabelludo, acompañandose de deformación de las uñas, tanto de los dedos de
la mano, como de los pies, y alcanzando particularmente a los sujetos con estructura
gruesa, tristes, con estreñimiento y padecimiento de problemas circulatorios. La
erupción se agrava por el calor aunque el enfermo acusa generalmente una sensación de
frío en todo el cuerpo.
Finalmente el eczema puede ser aún más agresivo en personas que tienen un tipo
de grietas profundamente ulceradas. La piel es generalmente seca, pero supura sin
embargo con facilidad y se cubre con “rojeces” más o menos pronunciadas que
consiguen pronto “ragades” que sangran fácilmente. Se agravan estas manifestaciones
generalmente en invierno por la acción del frío más que por la humedad.
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Se producen sobre todo en los sujetos delgados, antes más bien de cabello claro,
la piel pálida, a menudo irritables y peleones, presentando un gran apetito pero la
comida en ellos no aprovecha, y acusando frecuentemente sensaciones de frío en
distintas partes de su cuerpo.
A pesar de encontrarse en presencia de tan distintos síntomas, el medicamento
que debe darse es, sin vacilación, Petroleum y su efecto será tanto más rápidamente
favorable si aparece un eczema fisurado que alcanzará sobre todo los dedos de la mano
y especialmente en las personas que en sus ocupaciones se exponen frío y a la acción
irritante de productos más o menos cáusticos.
Junto a estos remedios esenciales del eczema húmedo y exudativo, hay otros
muchos que pueden indicarse y tener un efecto rápidamente favorable.
Debo citar entre ellos: Croton Tiglium, en la forma claramente vesiculosa, sobre
todo si hay al mismo tiempo una diarrea amarillenta más o menos violenta.
Ailanthus glandulosa especialmente cuando el eczema se acompaña de una gran
postración con afectación del sistema nervioso, y cuando se complica de inflamación de
los ganglios linfáticos que son especialmente dolorosos.
Mercurius Solubilis, cuando se encuentra en presencia de ulceración superficial,
que se cubren de costras que se extienden rápidamente, sin tendencia alguna hacia la
cicatrización, sobre pieles calientes que traspiran fácilmente y teniendo al mismo
tiempo, transpiración abundante y aliento fétido.
Cantharis, tiene la sensación de quemadura violenta, formación de ampollas
sobre la región eczematosa, y al mismo tiempo orina turbia, dolorosa, sanguinolenta, y
frecuentes deseos de orinar.
Es necesario detenernos en esta enumeración ya que seguirlo nos llevaría
demasiado lejos. Está infinitamente probado que con uno de los remedios aquí
indicados, y si está bien elegido el simillimum no tardará en aparecer una forma de
eczema que exudará y llegará rápidamente en su ayuda, con el fin de dirigir por otras
vías de eliminación las toxinas que eran rechazados anormalmente por la piel y
producían el eczema.
Será necesario entonces, como lo veremos después, buscar el medicamento
constitucional, que se dará para acabar la curación y modificar afortunadamente el
temperamento del enfermo.
En el eczema seco, con eritema más o menos pronunciado, con descamación de
la piel, pero sin rezumamiento, aunque este eczema sea primitivo o consecutivo a un
empuje de un eczema agudo, mal cuidado o incompletamente curado, uno de los
primeros remedios en el cual se deberá pensar es Arsenicum Álbum.
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Este medicamento se indica sobre todo en presencia de una piel seca,
apergaminada, escamosa, con pruritos y dolores extremos empeorados por el frío y por
la raspadura y mejorados por el calor. Lo será aún más aún si se deprime el enfermo,
debilitado y sin embargo agitado e impaciente.
En otros casos, la piel está seca absolutamente y sin ningún sudor, excepto en
los pies donde puede ser fétida, pero de vez en cuando, sobre todo en los pliegues
articulares aparece una erupción con rezumamiento de un liquido viscoso, pegajoso, y
asienta sobre todo en los codos, las axilas y detrás de las orejas. Las uñas de los dedos
de las manos y del pie se deforman, al mismo tiempo el enfermo presenta a menudo
desordenes digestivos con acidez o ardores de estómago, estreñimiento con heces
cubiertas de mucosidades. Encontramos aquí un gran medicamento, que ya describimos
con respecto de eczema húmedo y que presenta la alternativa a erupciones que exudan y
también a sequedad de la piel. Este remedio es Grafites.
Psoriasis
Se puede también encontrar en presencia de placas eczematosas, secas, gruesas,
alcanzando sobre todo la cara dorsal de los miembros, el codo, la rodilla y alcanzando
también el cuero cabelludo y la región de la espalda a la altura de los riñones y caderas.
Estas placas, cuando se les raspan toman el aspecto de manchas de velas, y si se
sigue raspando, aparece un rocío sanguíneo. Se reconoce en estas características el tipo
de la Psoriasis.
En los eczemas secos, es necesario pensar en Ustilago maydis que especialmente
estará indicado si hay al mismo tiempo dolores articulares del tipo de reumatismo seco,
sequedad del cuero cabelludo, formación de películas y caída de cabello.
En otras ocasiones puede encontrarse en presencia de un eczema seco
localizado, no en la superficie dorsal de los miembros, sino en los pliegues de flexión de
las articulaciones con prurito violento no mejorado por el rascado.
Este tipo será más frecuente en las mujeres afectadas por leucorrea más o menos
abundante con la sensación de gravedad en el bajo vientre y de caída de estos órganos,
además hay un tinte terroso con manchas amarillas o marrones, sobre todo en la cara,
con sensación de fallo y debilidad y carácter desapacible e indiferente: Sepia es
entonces el remedio.
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Se puede entrevistar por el contrario a una joven muchacha clorótica muy
debilitada, se enrojece fácilmente, sin ningún apetito y presentando un eczema seco,
también en los pliegues articulares, con pruritos vivos aliviados por el rascado, pero este
rascado empeora la erupción, el medicamento indicado en este caso es: Manganum.
Es necesario reconocer que la acción de este remedio es generalmente lenta, con
lo que es necesario saber esperar, pero es sin embargo un medicamento fiel y que, al
final de un tiempo más o menos largo da generalmente un buen resultado.
A veces la erupción tiene más bien el aspecto de pequeños puntos múltiples,
aislados, secos, rojizos y sin embargo exudando intermitente mientras que por otros
puntos siguen siendo secos y con escamas.
El prurito es vivo, el enfermo se rasca violentamente, esta rascadura solo lo
alivia de modo pasajero y el rastro de las uñas se ve claramente sobre la piel en
numerosas regiones, sobre todo en la espalda y las caderas.
Frecuentemente el aparato digestivo esta afectado, hay acidez e incluso vómitos,
la lengua está muy roja, agrietada, y no es raro encontrar también faringitis e incluso
traqueo-bronquitis más o menos crónica, el remedio en el cual se deberá pensar
entonces es: Carbolicum acidum.
Se puede esperar que con la ayuda de uno u otro de estos medicamentos que
acabamos de estudiar, a veces con dos o tres empleados sucesivamente, se llegará a
triunfar sobre un eczema agudo o crónico y que lo hagan desaparecer más o menos
rápidamente.
Aunque fuera así, será necesario entonces dejar al enfermo algún tiempo sin
remedios supervisando también su higiene y su régimen, pidiéndole sobre todo que se
abstenga durante un determinado tiempo de conservas alimenticias de carnes y
pescados, de salazones, de especias, de alcohol. Luego quedará por darle el
medicamento constitucional que se podrá emplear sin ningún inconveniente ni peligro,
tras el tratamiento anterior que por su acción de drenaje y canalización ha vaciado
suficientemente el terreno.
Por regla general el medicamento constitucional, después de haberlo buscado
debe darse con cuidado a una elevada dilución y a dosis pequeña: una dosis por semana,
por quincena, a veces incluso solamente al mes, y se seguirá así, si es preciso durante 6
meses o un año, sobre todo si se trata, no de un eczema agudo accidental, sino de un
estado antiguo o crónico a cuyo enfermo se quiere realmente quitar.
El medicamento constitucional puede ser un antiartrítico, un antipsórico, un
antituberculoso, un anticancerígeno o un antisifilítico.
Muy a menudo el eczema evoluciona sobre un terreno artrítico, y el enfermo
presenta con intermitencia, dolores articulares e incluso crisis de reumatismo franco, de
asma, de desordenes gastrointestinales o de manifestaciones urinarias.
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Si al mismo tiempo se encuentra en presencia de un enfermo que tiene una
asimilación alimenticia dificultosa, un cansancio general, perdiendo y presentando por
otro lado congestión venosa con vasodilatación, si el bajo vientre se inflama, los labios
y el borde de los párpados aparecen rojos, si el carácter es gruñón e irritable y sin
embargo indolente, si tiene apetencia por las bebidas alcohólicas, se debe sin
vacilación pensar en Sulphur.
Este medicamento puede, si se da demasiado a menudo y a una dilución
demasiado baja, despertar el eczema, pero manejado con prudencia y administrado a
potencias 30 o 200 de dilución, una dosis, como lo decíamos más arriba, cada 15 días o
todos los meses puede modificar muy favorablemente el temperamento y curar
realmente la tendencia al eczema.
En otras ocasiones, sobre todo en los niños, donde se habrá curado el eczema
con Viola tricolor o Dulcamara por ejemplo, se encuentran en presencia de una piel
fría, brazo suave, cara pálida con ojos azules, cabello rubio, con tendencia a la obesidad
con temperamento apático y lento, cansado y falto de vigor, será Calcarea carbónica el
que será necesario administrar. Se puede comenzar por una dilución media a la sexta ó
doceava potencia, luego ascender a una 30 o a una 200 teniendo cuidado naturalmente
de espaciar aún más las dosis, a medida que se suba de dilución.
Se puede también encontrar en presencia de un temperamento en quien la piel
tiene una gran tendencia a supurar, después de la más pequeña herida superficial. Estas
supuraciones se acompañan de numerosas hipertrofias ganglionares. El sujeto está
debilitado generalmente y carece de vitalidad, la moral está igualmente afectada y la
reflexión se hace difícil, con timidez, ansiedad, pusilanimidad y sin embargo fácilmente
irritable.
Por consiguiente, habrá que pensar en Silicea a elevada dilución, y a dosis
espaciada.
Si esta tendencia a la supuración evoluciona sobre un terreno tuberculoso o
tuberculínico, hay alguna lesión pulmonar antigua cicatrizada, o si ha heredado esta
susceptibilidad a la enfermedad tuberculosa, se deberá pensar a Tuberculinum a la 30ª
o mejor 200ª potencia.
Al contrario, si por la herencia es sospechoso del miasma sifilítico, o si se trata
de un eczema que ha aparecido en un enfermo afectado antiguamente por sífilis, es
cierto que algunas elevadas dosis de Syphilinum modificarán provechosamente el
terreno.
El eczema habrá podido evolucionar así sobre un temperamento con piel grasa
que presentaba fácilmente pústulas con supuración profunda, sin embargo sin absceso
bajo el tejido aponeurótico, pero con pruritos vivos, claramente empeoradas en invierno
y con inflamación ganglionar.
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A pesar de estudios atentos no se encuentran rastros de tuberculosis o sífilis;
generalmente la afabilidad no es muy pronunciada: algunas dosis de Psorinum se
indican entonces a la 30 ó a la 200 potencia.
De otra parte, el eczema pudo evolucionar sobre una piel grasa además con
tendencia a cubrirse de verrugas y con fuerte transpiración y olor penetrante a tinte
marrón, cabello negro. El sujeto está generalmente deprimido e inquieto con respecto a
todo, es muy propenso a las ideas fijas: Thuya occidentalis será entonces el verdadero
remedio constitucional.
Puede ser finalmente que el medicamento de constitución sea precisamente el
que era indicado por los caracteres del propio eczema.
El caso no es raro para Arsenicum, sobre todo en los sujetos enflaquecidos,
pálidos, verdosos, casi cadavéricos, de piel fría, seca, escamosa, furfurácea que el
Doctor Brissaud ha descrito muy bien en “Le propagateur de l'Homéopathie, marzo,
abril de 1930”, al hacer hincapié en el contraste producido entre la lividez y la sequedad
fría del rostro por una parte y rojez de los párpados con edema por la otra, mientras que
a nivel del labio inferior y las comisuras de los labios existen numerosas fisuras finas y
aftas blancuzcos que el enfermo moja constantemente con su lengua, pero que
reaparecen casi inmediatamente.
En circunstancias similares el tratamiento termal por aguas arsenicales
manejado con prudencia podrá dar algunos éxitos, e incluso un resultado realmente
favorable; actuarán entonces según la norma homeopática.
Del mismo modo cuando procede para las aguas sulfurosas cuyos efectos se
conocen, igual que cuando se da una dosis demasiado fuerte los inconvenientes que
indicamos con respecto a Sulfur. Será necesario pues también ser muy prudente en su
empleo.
Tales son las normas generales del tratamiento homeopático del eczema.
Es cierto que otros medicamentos podrán ser empleados con éxito contra la
erupción, y es cierto también que otros remedios constitucionales podrán indicarse, pero
en el mayor número de casos, uno o más de los medicamentos que indicamos llegarán a
triunfar contra este mal, y confirmarán lo que decíamos al principio, que la medicación
homeopática puede curar mejor este dolorosa afección e impedir su retorno.
Referencias bibliográficas: El Dr. Charles Bernay, Eczemas, el Propagador la
Homeopatía, mayo de 1934, N° 5, página 335 a 346. Selección, scan, numeración,
comprobación, compaginación, coloración e ilustraciones: Dr. R. S.
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CASO DE DISMENORREA
Autores:
--- Dra. Pilar Moreno Anaya, medico homeópata y radióloga.
--- Dr. Ferreol García-Nieto, medico homeópata, intensivista y anestesista.
Historia:
Se trata de una paciente que tenia 19 años cuando acudió a la primera consulta
por dismenorrea de larga evolución.
Antecedentes familiares, padres vivos sanos y hermano 4 años mayor que ella,
sano. La madre nunca padeció de dismenorrea.
No tenía antecedentes personales relevantes en la anamnesis, había recibido las
vacunas habituales y había padecido la varicela y amigdalitis de repetición en la
infancia. Tendencia al estreñimiento.
Gesticula bastante y se define como persona tímida.
Es donante de sangre y sus analíticas son habitualmente normales.
Es friolera y siempre tiene frío en la cama incluso en verano.
La paciente es delgada, con buen estado de nutrición y sin hallazgos
significativos en la exploración física, presentaba piel blanca, más bien grasa y pelo
castaño-rubio liso con seborrea.
Relata las molestias que sufre coincidiendo con la menstruación: desde la
menarquia a los 12 años,
presenta en el primer día de la menstruación dolor
importante en el hipogastrio que se irradia, a veces y solo parcialmente, al lado derecho:
la molestia le impide desarrollar sus actividades habituales. El dolor es importante pero
solamente dura 24 horas, desapareciendo con rapidez pasadas estas primeras horas,
aunque en este tiempo hace que recurra a analgésicos habituales, concretamente
Paracetamol y Nolotil en cantidades que no sabe precisar. El dolor es algo calambroide
y disminuye por la noche en la cama y también con la compresión suave, mejora
también con el calor, especifica que en general esta mejor con el calor, que le alivia.
Los ciclos menstruales varían entre 21 y 31 días pero predominando los ciclos
cortos y la menstruación le dura 3-4 días y es de cantidad normal, la sangre no es oscura
ni presenta coágulos. El dolor es menos intenso en los ciclos cortos pero aún en estos es
muy importante.
Amante de las artes, pinta, toca el piano y la flauta, le gusta ir a visitar museos y
a espectáculos de ballet clásico, y aunque no le gusta mucho estudiar, no tiene dificultad
con los estudios y saca buenas notas.
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A lo largo de la consulta relata que padece hipersensibilidad en las encías, la
cual empeora con los helados y bebidas frías y mejora con los alimentos o bebidas
templadas o calientes.
Tiene tendencia a los esguinces y también a los calambres, estos le ocurren
haciendo deporte e incluso tocando el piano o escribiendo.
No tiene preferencias alimentarías, come de casi todo, pero no le gusta el café ni
la piña y sí mucho los dulces.
Tiene tendencia a la tristeza y llora con facilidad, “las películas tristes le hacen
llorar”. Solidaria, ha participado en abundantes actos de voluntariado con varias
organizaciones no gubernamentales.
Se relaciona bien con los compañeros de clase y dice que tiene buenas amigas,
con las que sale habitualmente.
Repertorización:
Síntomas repertorizados:
4) Dismenorrea, menstruación dolorosa
5) Menstruación irregular
6) Menstruaciones frecuentes
7) Agrava con el movimiento
8) Mejora doblándose hacia delante
9) Calambres en las manos
10) Mejora con el calor
11) Aversión al café
El remedio que salió con más alta puntuación repertorizando estos ocho síntomas
fue Magnesia Phosphorica 7/17, seguido de Colocynthis con 5/9.
Tratamiento: pautamos Magnesia Phosphorica 15 CH y la citamos a los tres
meses para valorar evolución.
A los tres meses la paciente estaba libre de molestias, no necesitando los
analgésicos habituales. Prescribimos que continúe tomando el tratamiento los dos días
previos a la fecha prevista de la menstruación y se le cita para revisión anual.
La paciente pasados dos años sigue asintomática y se le han regularizado los
ciclos que ahora están entre 26 y 28 días.
Discusión:
Es un caso que presentó muy buena evolución con un medicamento que tiene
efecto espasmolítico. Dentro de la gran batería de remedios que ofrece la materia
medica homeopática hay otros muchos medicamentos con efecto espasmolítico, pero en
esta ocasión se ha elegido mediante repertorización Magnesia Phosphorica, que es un
remedio de gran poder antiespasmódico, muy útil en la patología que estamos tratando,
que se adaptaba a las características físicas: la paciente es delgada, rubia y nerviosa y
empeora con el frío; también había concordancia en los síntomas mentales, ya que,
como hemos hecho constar en la historia, tenía tendencia a la tristeza y al llanto con
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facilidad. Otros medicamentos que podrían ser útiles pero que están menos indicados en
este caso son:
Colocynthis tiene efectos similares e incluso más potentes que la Magnesia
Phosphorica, pero en los síntomas mentales no hay tristeza, sino más bien son personas
nerviosas pero irritables con una historia previa de muchos años de sufrimiento, lo que
no presentaba nuestra paciente. En cuanto a las características físicas, son también
delgados pero con la piel seca y los dolores son más de lateralidad izquierda y se
agravan con el calor.
Cimicifuga tiene hablar incesante, depresión y el dolor pélvico en este caso se
irradia a los muslos. Y las reglas son profusas y con coágulos.
Magnesia Muriatica estaría indicada si presentase erupción en la frente y en la
cara antes de la regla, así como si empeorase por la noche o presentase excitación
premenstrual.
Caulophyllum también es un gran espasmódico muy útil en las reglas pero está
más indicado en los casos que cursan con dolores de tipo espasmódico simultáneos en
otras partes del cuerpo e incluso entre reglas.
Bibliografía:
1/ Materia Médica Homeopática. Lathoud. Ed. Albatros. Buenos Aires 2003.
2/ Materia Médica Homeopática. Dr Willian Boericke B. Jain Publishers. Nueva
Delhi 2003.
3/ Effects of homeopathic treatment in women with premenstrual syndrome: a pilot
study. Yakir M, Kreitler S, Brzezinski A, Vithoulkas G. Br Homeopath J. 2001
Jul;90(3):148-53.
4/ Didier Grandgeorge. “El Remedio Homeopático. Lo que la dolencia nos dice”
Biblioteca de la salud, Kairos, 3ª ed. 2004.
5/ James Tyler Kent. Lectures on Materia Médica- Ed. Jain 1985.
6/ Francisco Javier Eizayaga. “El moderno repertorio de Kent” Ed. Marecel
Buenos Aires Argentina. 2001
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LA HOMEOPATÍA Y LA CIENCIA
Dr. Isidre Lara
Ponencia presentada en las IV Jornadas Nacionales de Homeopatía. Sevilla 1999.
“…la ciencia, hoy en día, es nuestra religión favorita.”
Paul K. Feyerabend1
INTRODUCCIÓN
El conocimiento es la representación de una realidad. Según el grado de complejidad de
la realidad, se necesita un método o forma de conocimiento diferente.
Ibn al’Arabi, el gran maestro sufi andaluz del siglo XII-XIII de nuestra era, dividía los
conocimientos (también llamados ‘ciencias’) en tres niveles: -el conocimiento
intelectual (de la razón), que se obtiene por evidencia inmediata (por indagación, p.e.
inferencias lógicas basadas en el principio de no contradicción); -el conocimiento de los
estados, obtenido por experiencia inmediata (intuición directa/percepción sensorial),
“como sucede con el conocimiento de la dulzura de la miel o la amargura del áloe, el
placer del coito, el deseo ardiente, la emoción súbita, el anhelo y los casos de este
mismo tipo, puesto que es imposible para cualquiera conocer este tipo de
conocimientos sin experimentarlos directamente y participar en ellos”; y -el
conocimiento de los secretos, obtenido por revelación (experiencia espiritual, propia de
los profetas y los santos), “un conocimiento circundante que abarca la totalidad de lo
cognoscible. Es un conocimiento que está por encima del estadio del intelecto.”(por
encima de los condicionamientos de la razón).2
Ken Wilber, una de las autoridades mundiales en psicología transpersonal y pionero en
el desarrollo de una teoría de campo unificado sobre la conciencia, ha introducido una
clasificación similar de las tres modalidades de conocimiento: -el conocimiento
empírico o sensorial (experiencia sensorial); -el conocimiento racional o simbólico
(razonamiento lógico), que trasciende lo sensorial, es transempírico; y -el conocimiento
trascendente o espiritual (contemplación), que es transracional, translógico y
transmental. Esta clasificación deriva de la metáfora sobre los “tres ojos” de San
Buenaventura, uno de los grandes doctores de la Iglesia católica del siglo XIII, que
afirmaba que los seres humanos disponen de tres formas de adquirir conocimiento: -el
ojo de la carne, el ojo de la razón y el ojo de la contemplación, pero “aunque la
terminología …sea cristiana, en todas las tradiciones psicológicas, filosóficas y
religiosas principales nos encontramos con conceptos similares.”3
Un físico contemporáneo español, residente en Barcelona, Jorge Wagensberg, actualiza
la cuestión en otro lenguaje, estableciendo tres formas puras de conocimiento: -el
científico, que trata del nivel más bajo de complejidad; -el artístico, que trata niveles
más complejos (p.e. la pasión amorosa); y -el divino o revelado, que trata de los niveles
más complejos (p.e. el espíritu). En el proceso de conocimiento la experimentación es la
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fuente principal para la ciencia, la inspiración para el arte y la revelación para el
conocimiento divino. Cualquier realidad compleja podría conocerse por la combinación
adecuada de estas tres formas puras de conocimiento.4
Un nuevo “paradigma trascendente” debería utilizar e integrar las tres formas básicas de
conocimiento, “debería sintetizar el empirismo, el racionalismo y el
trascendentalismo.”5
Toda forma de conocimiento aspira a la Verdad, en el sentido de hacer cognoscible la
Realidad de la manera más fidedigna, es decir, aspira al conocimiento absoluto, pero
sólo el conocimiento de origen divino puede mantener tal pretensión. Tanto el
conocimiento científico como el artístico requieren de una simplificación para poder
representar la realidad, son conocimientos relativos, en el caso de la ciencia la
simplificación es de carácter más objetivo, y para el arte es de carácter más subjetivo.
Siendo el objeto de la Medicina el ser humano, el conocimiento de la salud y la
enfermedad, los tres métodos básicos que hemos enunciado son susceptibles de ser
utilizados. Por ejemplo, si buscamos causas físicas de una enfermedad utilizaremos la
ciencia (análisis y pruebas complementarias), si buscamos causas emocionales quizás
nos sirva mejor el arte (el arte del interrogatorio6), y para encontrar causas metafísicas
deberíamos recurrir a fuentes espirituales.
INSUFICIENCIAS DEL MÉTODO CIENTÍFICO
Con este sencillo ejemplo, ya podemos observar que la Medicina Moderna
convencional, al limitar su campo de investigación a los fenómenos más físicos y
materiales, sólo necesita de los recursos de la ciencia; en cambio, la Homeopatía, al
ampliar su estudio a fenómenos más complejos, no tiene suficiente con el método
científico y debe utilizar también otros métodos.
Esto significa, pues, que en Homeopatía debemos tener en cuenta no sólo los aspectos
más objetivos de la realidad, sino también aquellos otros más subjetivos; los objetivos
podremos determinarlos con el método científico, pero para conocer los subjetivos
necesitaremos del método artístico.7
Creemos que en este punto enunciado es donde reside uno de los problemas de
comprensión y de comunicación entre la Medicina convencional y la Homeopatía.
“La increíble riqueza del que denominamos mundo real o de los hechos en bruto no
recogida en los datos cuantitativos queda fuera del campo visual del científico, y desde
luego no forma parte de la tarea científica dilucidar cuáles han sido exactamente las
pérdidas”8. Para Joseph Needham algunos de los rasgos esenciales de una visión
científica del mundo son: el carácter cuantitativo (medición, clasificación, estadística),
el concepto de identidad (“de idénticas causas se siguen idénticos efectos”), la tendencia
hacia lo mecánico y el determinismo, el aspecto analítico, la ordenación metódica y la
generalización, la simplificación (hipótesis simplificadas), una posición antiteleológica,
impersonal y carente de toda ética. La imperativa necesidad del análisis, de tener que
estudiar en detalle los elementos integrantes de cualquier sistema para poderlo
comprender, dice Joseph Needham, “sitúa al científico ante enormes dificultades
cuando se ve obligado a enfrentarse con unidades que posean un alto nivel de
organización intrínseca, tales como puedan ser animales o plantas”.
PÁGINAS DE HOMEOPATÍA Número 1
30
Porque desde el punto de vista de la ciencia podemos decir que cualquier otra forma de
conocimiento es la alternativa a la impotencia del método científico, y de ahí a decir que
cualquier otra forma de conocimiento es falsa sólo media un paso. Este dogmatismo es
del que muchas veces hacen gala algunos defensores a ultranza del método científico,
sin darse cuenta que la ciencia es una manera objetiva de reduccionismo de la realidad,
pero que no es la realidad, ya que la realidad es mucho más compleja.
Cuanto más simples sean los objetos de conocimiento de una disciplina científica, es
decir, cuanto menos variables entren en juego, más precisos y rigurosos serán sus
resultados. Pero si el objeto de estudio es demasiado complejo (p.e. el hombre, la salud
y la enfermedad), la ciencia se hace demasiado reduccionista en el intento de aplicar sus
métodos de objetivación, y se aleja de la realidad. El método científico da resultados
falsos si se utiliza para realidades complejas. Por otro lado, en el arte lo importante es
que la complejidad sea comunicable, no tanto comprensible; precisamente en la ciencia
es en el proceso de comprensión donde se produce una reducción.
La reducción puede ser válida y acercarnos efectivamente al conocimiento de la realidad
si el fenómeno observado no es demasiado complejo (funciona bastante bien en ciertos
niveles de las “ciencias teóricas”), pero en las “ciencias humanas”, cuyo objeto es el
hombre en toda su complejidad, la reducción nos aleja demasiado de los hechos. En las
ciencias humanas, además de la experimentación se utiliza también el método
observacional, que difiere del método experimental en que en éste el investigador
modifica las condiciones en que se desarrolla el fenómeno, mientras que en aquel
considera los fenómenos sin modificarlos.9
La observación de hecho constituye uno de los aspectos más importantes del método
científico, que fue el primer elemento introducido ya por los babilonios; fueron los
griegos quienes añadieron el segundo elemento esencial del método científico, que
consiste en hallar una teoría (o hipótesis) que organice los hechos observados, para no
completarse hasta mucho más tarde en el siglo XVII de la mano de Francis Bacon.10
La verificación científica no es racional ni deductiva sino empírica e inductiva (aunque
la ciencia también utiliza la lógica y la deducción como herramientas subordinadas a la
inducción empírica). Francis Bacon sistematizó la inducción, que consiste en la
formulación de leyes generales basándose en numerosos ejemplos concretos (lo opuesto
de la deducción), o a través de la verificación de una determinada propuesta en gran
diversidad de circunstancias y llegando a su confirmación en caso de no ser refutada. La
proposición adquiere entonces el rango de hipótesis; una hipótesis todavía no refutada
(sometida todavía a verificaciones) suele llamarse teoría; y una teoría que nunca ha sido
refutada de forma fundamental se llama ley.11
NECESIDAD DE UN NUEVO PARADIGMA
Ya discutimos en otro lugar12 los problemas en la aplicación del método científico
clásico en Homeopatía, dadas las características propias del método homeopático,
especialmente la valoración prioritaria de los síntomas subjetivos y no patognomónicos
y la individualización terapeútica, lo que comporta que la investigación basada en las
realizaciones científicas precedentes (ciencia normal)13 no resuelva los problemas que
se plantean en la aplicación de la Homeopatía.
PÁGINAS DE HOMEOPATÍA Número 1
31
A pesar de que está bien demostrado que los dos principios básicos de la homeopatía, la
ley de similitud y la experimentación pura, cumplen rigurosamente con los requisitos
del método inductivo y del método hipotético-deductivo14, hay autores empeñados en
considerar a la Homeopatía como una pseudociencia o una pseudotecnología porque
“no comparte (con la ciencia) ni el planteamiento, ni las técnicas, ni el cuerpo de
conocimiento”15.
Para salir de este callejón sin salida, quizás no quede más remedio que consensuar un
nuevo paradigma científico (que es la forma, según Kuhn, en que se producen muchos
avances científicos revolucionarios)16, junto con ciertos desarrollos de la ciencia
contemporánea que se encuentran en una situación similar, especialmente las últimas
teorías e hipótesis que ponen en entredicho los postulados que se habían consolidado en
el campo de sus respectivas disciplinas científicas clásicas: el teorema de Bell (Física
cuántica), la termodinámica del no equilibrio, la teoría de la morfogénesis de Sheldrake
y la teoría general de sistemas de Von Bertallanfy (Biología), la teoría de los fractales
de Mandelbrot y la teoría de las catástrofes de R.Thom (Matemáticas), la Holografía de
David Bohm (Óptica/Física), la sinergética y los fenómenos cooperativos (Física), los
campos neuronales (Psicofisiología), los fenómenos caóticos (Fisiología humana), etc.
Muchas de estas hipótesis, que contradicen las teorías hasta ahora aceptadas por la
ciencia, parten de la observación y proponen una explicación a ciertas anomalías
científicas hasta ese momento inexplicables y que suelen producirse en las “fronteras de
la ciencia”17
Algunos autores hablan del paradigma holográfico18o del paradigma trascendente19, y
en homeopatía podemos hablar del paradigma vitalista. Hay autores que sostienen que
“la concepción vitalista, y el objetivo de descubrir una ‘ciencia del arte de curar’, es
decir, una medicina centrada en una terapéutica basada en principios lógicos, ha
alejado a la homeopatía de la racionalidad científica en medicina, o al menos de la
racionalidad que ha predominado históricamente en la sociedad occidental”20, aunque
ello no signifique que la homeopatía no sea una medicina racional.
Nos puede ayudar aquí comprender que la ciencia (Kepler, Galileo, Newton) no era un
sistema racional sino un sistema empírico, en el sentido de basarse no en el
razonamiento sino en la percepción sensorial, y que surgió como repulsa al racionalismo
escolástico medieval; sin embargo, el verdadero poder de la ciencia radica en su
trascendencia de los objetos sensoriales, en su capacidad de elaborar hipótesis y teorías,
a partir de la experimentación pero trascendiéndola y colocándose al mismo tiempo en
el terreno de la inspiración artística y de la contemplación. Porque, por otro lado, la
ciencia moderna ha demostrado que el uso exclusivo del razonamiento es inadecuado
para desvelar los hechos empíricos.21
El nuevo paradigma debería superar las dicotomías ciencia/arte, ciencia/religión,
objetividad/subjetividad, cantidad/calidad, … y convertirse en un paradigma integrador
de dichas dicotomías, que más allá de ser incompatibles las hiciera complementarias,
debería sintetizar y unificar los conocimientos de los tres niveles, tal como propone Ken
Wilber, las tres esferas del conocimiento: el reino empírico de los sentidos, el reino
racional de la mente y el reino trascendental del espíritu.22
PÁGINAS DE HOMEOPATÍA Número 1
32
LA HOMEOPATÍA COMO CIENCIA FRONTERIZA
Hahnemann estableció la Homeopatía como un método racional en Medicina, a partir de
la observación clínica y siendo un pionero en el uso del método experimental en
Medicina para evaluar la capacidad terapéutica de las sustancias medicinales (proving o
experimentación homeopática pura), que hasta ese momento sólo se utilizaban en base a
su conocimiento empírico aleatorio. Si revisamos el proceso de razonamiento de
Hahnemann antes de enunciar los principios de su nuevo método terapéutico, podemos
darnos cuenta de su rigor metodológico, recuperar los momentos clave de sus
observaciones, sus experimentos, la elaboración de hipótesis y su posterior
comprobación para erigirlas en teorías (o incluso leyes), en definitiva comprobamos la
adecuación de su pensamiento al razonamiento científico.23
Harris L. Coulter ha argumentado exhaustivamente la tesis de la estricta adecuación de
la Homeopatía (culminación de la Medicina Empírica) a los requisitos del método
científico, incluso por encima y frente a la llamada Medicina Racionalista.24
Los principios básicos del paradigma de la racionalidad, generalmente admitidos por los
científicos, los ha resumido Edgar Morin25; a continuación enumeramos sucintamente
algunos de ellos.
1. Principio de universalidad - eliminación de lo local y de lo singular.
2. Principio de reducción del conocimiento de los sistemas a sus partes simples.
3. Principio de causalidad lineal, externa y superior a los objetos.
4. Principio de aislamiento y separación entre el objeto y su entorno.
5. Principio de separación entre el objeto y el sujeto que lo percibe y entiende.
6. Eliminación del ser y la existencia mediante la cuantificación y la
formalización.
A partir de las teorías más recientes de las ciencias fronterizas26, Morin reconstruye una
perspectiva globalista, antireduccionista y dinámica del conocimiento científico
desembocando en el reconocimiento de la complejidad. En otro lugar27 ya hicimos una
exposición de las hipótesis metafísicas del método científico y, en contraposición, del
que llamamos método sintético. Este último surge de la reflexión teórica de Lluís M.
Xirinachs28 sobre lo que llama globalismo o generalismo (en contraposición a la
especialización), como una metodología del pensamiento para encarar la complejidad de
la vida y del universo, que presentamos en su momento como un método aplicable a la
Homeopatía29.
DIVERGENCIAS EN LA INVESTIGACIÓN EN HOMEOPATÍA
Del 53º Congreso de la Liga Medicorum Homoeopathica Internationalis que tuvo
lugar en Amsterdam en abril de 1998, me llamaron poderosamente la atención dos
PÁGINAS DE HOMEOPATÍA Número 1
33
aportaciones radicalmente distintas en relación al tema de la investigación en
Homeopatía.
Una de ellas fue la comunicación presentada por un reconocido investigador
homeopático, el Dr. Peter Fisher30 de Londres, el cual comentó los resultados de un
metaanálisis de ensayos clínicos homeopáticos, del que concluía con la aparente
paradoja de que "cuanto mejor metodológicamente estaba realizado un estudio,
menos datos aportaba", hasta el extremo de que los dos estudios considerados
mejores desde el punto de vista de la metodología, bajo su criterio, no aportaban
ningún dato concluyente; en cambio, cuantos más errores metodológicos tenían los
estudios, más datos aportaban, con el riesgo de que fueran, por lo tanto, resultados
erróneos.
La otra ponencia, la de un experto realizador de provings, Jeremy Sherr31, homeópata
de formación no médica también del Reino Unido, sostenía, tras haber realizado 16
provings mayores, que los síntomas más característicos presentados por los
experimentadores suelen ocurrir en aquellos pocos más sensibles, incluso muchas
veces sólo en uno, y que esos son los síntomas más propios del medicamento
experimentado; considera que 5 personas son suficientes para un pequeño proyecto y
los criterios de inclusión de síntomas como pertenecientes a la sustancia
experimentada son muy individuales, analizándolos caso por caso.
Creo que estos dos planteamientos bastante extremos de la investigación
homeopática es una muestra del dilema en el que se encuentra actualmente la
investigación en Homeopatía: por un lado, se sitúan aquellos investigadores que, en
su afán de ponerse al mismo nivel del mundo científico dominante (del paradigma
científico dominante), delimitan su rigor investigador a la aplicación, casi religiosa,
del método científico clásico, con sus requerimientos imprescindibles del doble
ciego, el uso del placebo como control, el análisis estadístico, la reproductibilidad de
los resultados. Por otro lado, están aquellos que, al margen de los límites del método
científico, intentan investigar siguiendo criterios exclusivamente homeopáticos.
Estamos de acuerdo en que los homeópatas no debemos priorizar el desarrollo de una
estrategia para demostrar o reafirmar que la homeopatía también es científica. No
hay que olvidar que buena parte de la confusión pueda ser debida al propio desarrollo
histórico de la Homeopatía, que se ha convertido en un híbrido de distintas
racionalidades médicas, incorporando aspectos del paradigma vitalista en su doctrina
y en su terapéutica, y aspectos del paradigma bio-mecánico, aceptando la anatomía
moderna y la fisiología como parte de su sistema. 32 Cosa que no ocurre, por ejemplo,
con las Medicinas Tradicionales (China, Ayurvédica, Tibetana,…), que tienen su
propio cuerpo autónomo de conocimientos sin recurrir a los avances de la Medicina
occidental.
NECESIDAD DE UN MÉTODO APROPIADO
En definitiva, el dilema es metodológico: falta un método explícito de conocimiento
de la realidad, que conjugue a un tiempo unos mínimos requerimientos científicos
necesarios y la filosofía vitalista que fundamenta la terapéutica homeopática.
PÁGINAS DE HOMEOPATÍA Número 1
34
La Homeopatía necesita expresar todo el poder y creatividad de su paradigma, que
principalmente es vitalista, luego necesita una labor de investigación con una
metodología que no provenga del paradigma mecanicista.33
El método científico clásico nace a partir de una visión materialista de la realidad que
presupone, entre otras cosas, la fijeza e inmovilidad de las leyes de la naturaleza, con
lo cual se adapta bastante bien a aquellas parcelas de la realidad menos mutables,
más inertes. Pero cuando el objeto de análisis es el ser humano, un ser vivo, que
cambia, evoluciona, constituido por una fuerza autónoma que le permite el
movimiento, el método científico resulta insuficiente. Como si quisiéramos analizar
el argumento de una película, a través del análisis detallado de cada fotograma.
El método científico, utilizado con bastante éxito en las ciencias teóricas (física,
química, matemática), se muestra impotente en el análisis de las ciencias aplicadas,
especialmente las ciencias humanas, donde el objeto de estudio es al mismo tiempo
un sujeto, y donde se produce una interrelación entre dos sujetos, el investigador y el
investigado; de hecho, en Psicología y en Sociología utilizan otros métodos (el
método observacional) más acordes con su complejo objeto de estudio: el ser
humano con sus sentimientos, sus ilusiones, sus miedos, es decir, con toda su
subjetividad.
Por otro lado, se ha puesto sobradamente de manifiesto la importancia de la actitud
del investigador en la búsqueda del conocimiento científico y su influencia en los
resultados de sus investigaciones, hasta el punto que en mecánica cuántica está bien
demostrada la imposibilidad de separar el observador del hecho observado.34
Sostenemos la tesis de que la ciencia se convierte en irracional cuando descarta los
aspectos subjetivos de su estudio al simplificar sus procedimientos con metodologías
reduccionistas. Defendemos la racionalidad por encima de una visión reduccionista
de la ciencia, y sostenemos que esa racionalidad sólo puede mantenerse incorporando
al estudio los factores no objetivables que entran en juego en los fenómenos bajo
observación. Por supuesto que al valorar un fenómeno en toda su complejidad se
necesitan instrumentos de análisis también más complejos, y por tanto la
metodología requerida deberá ser más sofisticada.
Cuando buscamos un método para hacer cualquier cosa lo que pretendemos es
facilitar la tarea, simplificar el proceso y conseguir un resultado; el objetivo siempre
es lograr un resultado, aunque el proceso sea más complejo o la tarea más difícil. Si
al hacer fácil y simplificar no nos dirigimos a la consecución del resultado, habremos
errado el camino. Porque un método no es más que un camino para desplazarnos de
lo conocido a lo desconocido; el éxito del método consiste en hacer cognoscible lo
desconocido. Descubrir lo ya conocido o inventar lo desconocido son los riesgos y
los fracasos extremos de la incorrecta aplicación de un método.
Un método es como un seguro frente al error para conocer la realidad. En la
investigación biomédica, la realidad a descubrir es clínica. La ilusión de que la
realidad es abordable en toda su complejidad y cognoscible en su totalidad es una
pretensión del método científico. La realidad está ahí, es el objeto de observación (el
paciente, por ejemplo), y el observador (el homeópata) puede disponer de recursos
para percibir e interpretar lo que se le presenta en la clínica. La forma de interpretar
PÁGINAS DE HOMEOPATÍA Número 1
35
puede seguir unas reglas pre-determinadas para huir de los errores, pero la
percepción de los fenómenos es totalmente subjetiva, requiere unas habilidades
especiales por parte del médico homeópata. Esos requisitos son necesarios para la
práctica cotidiana, más todavía para emprender una labor investigadora, con el
objetivo de aportar nuevos conocimientos, de descubrir lo desconocido.
La realidad no la podemos conocer de forma directa, a no ser en el contexto de la
experiencia mística (o lo que, de forma más amplia, Ibn al‘Arabi incluía en el
‘conocimiento de los estados’ y el ‘conocimiento de los secretos’35). Para acceder a la
realidad dentro de la experiencia cotidiana necesitamos algún intermediario, algún
instrumento que nos posibilite el paso. El método es ese intermediario. No podemos
saber qué le pasa al enfermo con sólo mirarlo, necesitamos un método diagnóstico, la
entrevista homeopática es ese método para llegar a conocer al enfermo. Para curarlo
necesitamos de otro método, un método terapéutico, porque no sabemos curarlo con
sólo decirle "¡cúrate!".
Para investigar necesitamos también de un método, que debe adaptarse al objeto que
queremos investigar; no podemos investigar el fondo submarino con un avión.
Utilizar el método científico para investigar los fenómenos clínicos que suceden en la
aplicación de la Homeopatía es como querer volar con un submarino.
CONCLUSIONES
Necesitamos un método que tenga en cuenta la subjetividad, la parte en relación con
el todo (globalidad/holismo), la individualidad irrepetible (contingencia),... El
método científico hasta ahora usado no sirve para conocer la realidad clínica
homeopática. No se puede basar la investigación homeopática en un método que
requiere del análisis estadístico, de la reproductibilidad de los resultados,... Al
disminuir los factores objetivos de control (la cuantificación), no nos queda otra
posibilidad, para reducir el error, que aumentar los factores subjetivos (la
cualificación). Dentro del método a usar deberemos incorporar un control estricto
sobre el aspecto subjetivo del investigador, su cualificación no sólo en cuanto a sus
conocimientos y habilidades adquiridas sino como "observador imparcial, sin
prejuicios" -condición que el propio Hahnemann demandaba del médico para realizar
el examen del enfermo36-; ello suele requerir un trabajo de índole personal para
reconocer los propios prejuicios y poderlos mantener bajo control.
Ese es el único camino para dar a la Homeopatía, es decir a la Medicina, la
dimensión artística que necesita, más allá de sus posibilidades como ciencia y, al
mismo tiempo, para desarrollar todas sus potencialidades científicas.
“Pues es la imagen que cada criatura tiene de sí,
extremadamente en el reino humano, el primer y más
continuo obstáculo entre ella y las demás…”
Maria Zambrano37
PÁGINAS DE HOMEOPATÍA Número 1
36
1
Paul K. Feyerabend. Diálogo sobre el método. Ed. Cátedra. Madrid, 1989.
Ibn ‘Arabi. Las Iluminaciones de La Meca. Ed. Siruela. Madrid, 1996.
3
Ken Wilber. Los tres ojos del conocimiento. Ed. Kairós. Barcelona, 1991.
4
Jorge Wagensberg. Ideas sobre la complejidad del mundo. Metatemas, 9. Tusquets Ed. Barcelona, 1985.
5
Ken Wilber. Los tres ojos del conocimiento. Ed. Kairós. Barcelona, 1991.
6
Isidre Lara. El arte del interrogatorio. Revista “Natura Medicatrix”, nº 28-29. Barcelona, 1992.
7
Isidre Lara. Homoeopathy: The Art of Healing. “European Journal of Classical Homeopathy” 1995; vol.1, nº3-4:
7-9. (parcialmente publicado)
8
Joseph Needham. Ciencia, religión y socialismo. Ed. Crítica. Barcelona, 1978.
9
Maria Teresa Anguera. Metodología de la observación en las Ciencias Humanas. Ed. Cátedra. Madrid, 1997.
10
L.W.H. Hull. Historia y Filosofía de la Ciencia. Ed. Ariel. Barcelona, 1981.
11
Ken Wilber. Los tres ojos del conocimiento. Ed. Kairós. Barcelona, 1991.
12
Isidre Lara. Bases teóricas de la Homeopatía: la Homeopatía dentro de un nuevo paradigma científico. “Revista
Homeopática”, boletín de la AMHB, año IX, nº 23. Barcelona, 1993.
13
Thomas S. Kuhn. La Estructura de las revoluciones científicas. Fondo de Cultura Económica. Madrid, 1986.
14
Josep Mª Queralt. Homeopatía: ¿Ciencia o pseudociencia?. Actas 1as. Jornadas de Medicina Homeopática
Unicista. Mallorca, Octubre 1987.
Ciencia y Pseudociencia: la Homeopatía como nuevo paradigma para las ciencias médicas. Revista “Natura
Medicatrix”, nº 28-29. Barcelona, 1992.
Isidre Lara. El razonamiento científico de Samuel Hahnemann. Actas III Jornadas Nacionales de Homeopatía. Madrid,
1997.
15
Mario Bunge. La investigación científica. Ed. Ariel. Barcelona, 1983.
Seudociencia e ideología. Alianza De. Madrid, 1985.
16
Thomas S. Kuhn. La Estructura de las revoluciones científicas. Fondo de Cultura Económica. Madrid, 1986.
17
Beverly Rubik. The perennial challenge of anomalies at the frontiers of science. Br Hom J 1994; 83: 155-166.
18
Ken Wilber. El paradigma holográfico. Ed. Kairós. Barcelona, 1983.
19
Ken Wilber. Los tres ojos del conocimiento. Ed. Kairós. Barcelona, 1991.
20
Madel T. Luz. Homoeopathy and scientific rationality. Br Hom J 1995; 84: 203-6.
21
Ken Wilber. Los tres ojos del conocimiento. Ed. Kairós. Barcelona, 1991.
22
Ken Wilber. Los tres ojos del conocimiento. Ed. Kairós. Barcelona, 1991.
23
Isidre Lara. El razonamiento científico de Samuel Hahnemann. Actas III Jornadas Nacionales de Homeopatía.
Madrid, 1997.
24
Harris L. Coulter. Divided Legacy. 4 volumes. North Atlantic Books. Berkeley, CA, 1973-1995.
25
Edgar Morin. Science avec conscience. Fayard. París, 1982.
26
Beverly Rubik. The perennial challenge of anomalies at the frontiers of science. Br Hom J 1994; 83: 155-166.
27
Isidre Lara. Apuntes del curso sobre “Epistemología de la Homeopatía”. Máster en Homeopatía. Sevilla, 1995-97.
Apuntes de Epistemología de la Homeopatía. Rev Esp Hom 1996; 3: 9-11.
Bases teóricas de la Homeopatía: la Homeopatía dentro de un nuevo paradigma científico. “Revista Homeopática”,
boletín de la AMHB, año IX, nº 23. Barcelona, 1993.
28
Lluís M. Xirinachs. Apuntes del “Curso: Metodología de Síntesis”. Palma de Mallorca, 1989-90.
29
Isidre Lara. La Metodología de Síntesis: una metodología global para la Homeopatía. Trabajo presentado al grupo
Tuberculinum de Homoeopathia Europea. Vilanova i la Geltrú, febrero 1991. (no publicado)
30
Peter Fisher. In praise of empirism (no publicado en las Actas).
31
Jeremy Sherr. Dynamics and methodology of homoeopathic provings (no publicado en las Actas).
The Dynamics and Methodology of Homoeopathic Provings. Dynamis Books. Malvern, 1994.
32
Madel T. Luz. Homoeopathy and scientific rationality. Br Hom J 1995; 84: 203-6.
33
Madel T. Luz. Homoeopathy and scientific rationality. Br Hom J 1995; 84: 203-6.
34
Gerhard Resch & Viktor Gutmann. Scientific Foundations of Homeopathy. Barthel & Barthel Publ. Berg am
Starnberger See, 1987.
35
Ibn ‘Arabi. Las Iluminaciones de La Meca. Ed. Siruela. Madrid, 1996.
36
Samuel Hahnemann. Organon de la Medicina. §83.
37
Maria Zambrano. Notas de un método. Mondadori. Madrid, 1989.
2
PÁGINAS DE HOMEOPATÍA Número 1
37
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