World Bank Document - Open Knowledge Repository

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POBLACION
Y DESARROLLO
James D. Wolfensohn
Presidente
Grupo del Banco Mundial
Discurso ante la
Junta de Gobernadores
Washington, D.C.
1 de octubre de 1996
I
i
engo sumo placer en darles la bienvenida a
estas Reuniones Anuales del Banco Mundial
y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Deseo agradecer al Presidente su apoyo a
nuestra labor y expresar mi profundo agradecimiento a
Michel Camdessus, que tanto me ha ayudado durante este
año con su experiencia, sus consejos y, sobre todo, con su
amistad.
Al igual que Michel, doy una bienvenida muy especial a
Bosnia y Herzegovina, que se ha convertido en el país
miembro número 180 de nuestra institución. Durante mi
visita a Sarajevo en el mes de abril, pude comprobar la
magnitud del desafío que se plantea en ese país, y debo
señalar que me conmovió profundamente el valor y la
esperanza de sus habitantes. En colaboración con ellos y
con todos nuestros asociados, el Banco ha comenzado ya
a prestar su ayuda en la ingente tarea de reconstrucción.
Elaine y yo nos sumamos a todos los aquí presentes y
deseamos cordialmente a los ciudadanos de Bosnia y
Herzegovina paz y felicidad en los años venideros.
Durante los 16 últimos meses he visitado más de 40 países.
He celebrado reuniones con gobiernos, empresas y grupos
no gubernamentales. Pero son las personas -los pobres y
desfavorecidos- quienes más me han impresionado. He
aprendido que no quieren caridad, sino que buscan una
oportunidad. No quieren recibir lecciones; lo que desean es
que se les escuche. Lo que necesitan es una relación de
colaboración. Como todos nosotros, tratan de lograr una
vida mejor para ellos y para sus hijos. Lo que he comprobado en todos los países es que, cuando se les brinda una
oportunidad, los resultados son verdaderamente notables.
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Me ha impresionado asimismo la importancia crucial que
revisten la historia y la cultura. Debemos respetar las tradiciones locales y no alterarlas. Debemos alentar a los jóvenes
a mantenerse fieles a la herencia recibida de sus mayores.
También debemos velar por la dignidad de las personas.
Creo que no puede haber verdadero desarrollo si no se
respetan la continuidad cultural y las instituciones sociales.
Quiero expresar mi gratitud a los grupos aquí representados: donantes o beneficiarios, empresas privadas,
fundaciones u organizaciones no gubernamentales.
Considero un privilegio formar parte de esta gran
comunidad. Estoy convencido de que, intensificando
todavía más nuestras relaciones de colaboración, podemos
ofrecer mejores oportunidades y una mayor esperanza para
el futuro a las personas a quienes servimos.
La cooperación nos beneficia a todos. No podemos dividir
el mundo en dos: el de los ricos y el de los pobres. El
mundo es uno solo, y las relaciones que nos unen son
muchas. Aunque no sea más que por razones económicas,
los países industrializados deben ayudar a los países en
desarrollo; éstos, con sus 4.500 millones de habitantes
constituyen los mercados del futuro. Pero además, tanto los
países ricos como los pobres comparten una serie de problemas que trascienden las fronteras nacionales, como las
migraciones, las enfermedades, la degradación del medio
ambiente, el hambre, el terrorismo y la guerra.
También nos unen lazos más positivos, a saber, nuestra
condición de seres humanos y la empresa histórica conjunta de mejorar las condiciones de vida. Debemos transmitir
este mensaje a las autoridades y a los votantes para que
podamos sostener y fortalecer nuestro esfuerzo común.
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RESEÑA DE LA LABOR REALIZADA DURANTE EL
ÚLTIMO AÑO
En
nuestra reunión del año pasado señalé seis prioridades
que requerían atención inmediata:
* Llevar a feliz término la undécima reposición de los
recursos de la Asociación Internacional de Fomento (AIF).
* Abordar los problemas de la deuda de los países más
pobres.
* Establecer y ampliar nuestras relaciones de colaboración.
* Acelerar el proceso de desarrollo del sector privado.
* Intensificar la ayuda a los países que salen de un conflicto.
* Forjar en el Grupo del Banco una "cultura orientada hacia
los resultados".
Gracias al apoyo que ustedes nos han brindado, a la
extraordinaria ayuda de los Directores Ejecutivos y al gran
esfuerzo desplegado por la administración y el personal de
nuestra institución, puedo rendir cuentas de los importantes
progresos realizados.
Financiamiento
de la AIF
En primer lugar, prometí que haríamos todo lo que
estuviera a nuestro alcance para asegurar un nivel
suficiente de financiamiento para la AIF. Con el acuerdo
logrado en el segundo trimestre de este año, la AIF debería
estar en condiciones de otorgar créditos por un valor de
casi US$22.000 millones en los próximos tres años, un logro
notable habida cuenta de las circunstancias. Sin embargo,
el acuerdo alcanzado es incierto, porque depende fundamentalmente de que cada donante entienda la posición de
los demás frente a la reposición de recursos y, naturalmente, de que los compromisos se cumplan lo más rápidamente posible. Además, todos debemos redoblar nuestros
esfuerzos para asegurar el futuro a largo plazo de la AIF,
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teniendo siempre presente que su existencia es vital para
3.000 millones de personas que viven en los países más
pobres del mundo.
El problema de
la deuda
Segundo, el año pasado prometí que trabajaríamos en
estrecha colaboración con nuestros demás asociados para
abordar el problema del nivel insostenible de la deuda de
los países más pobres. Como ha señalado Michel
Camdessus, tras un año de ardua labor e intensas deliberaciones, el Banco y el FMI han formulado conjuntamente una
propuesta flexible e integral, en la cual se han tomado en
consideración tanto a los deudores como a los acreedores.
En la reunión del Comité para el Desarrollo celebrada ayer,
los ministros ratificaron decididamente esta propuesta.
Ahora, si se consigue repartir la carga equitativamente con
otros donantes, estamos en condiciones de iniciar operaciones de alivio de la carga de la deuda en algunos países.
Doy las gracias a todos los que han colaborado en esta
iniciativa que, estoy convencido, representa un avance
decisivo en la lucha contra la pobreza.
Fortalecimiento
de las
relaciones de
colaboración
En tercer lugar, señalé que fortaleceríamos nuestras
relaciones de colaboración.El año pasado me reuní con las
máximas autoridades de los demás bancos multilaterales
de desarrollo para estudiar la mejor manera de coordinar
nuestros programas. Hemos intensificado nuestros
vínculos con las Naciones Unidas y con sus principales
organismos, con la Organización Mundial del Comercio y
con la Unión Europea. Hemos establecido relaciones
nuevas con las principales fundaciones y las organizaciones no gubernamentales locales e internacionales.
Algunas de estas iniciativas de colaboración se refieren a
cuestiones relacionadas con el género, el medio ambiente,
el impacto social de las reformas económicas, el sector
privado y otros temas prioritarios. También estamos
intensificando la colaboración con nuestros accionistas y
tratando de aprovechar más la experiencia de desarrollo de
nuestros "graduados", como Singapur. Sobre todo, estamos
fortaleciendo la relación de colaboración con nuestros
clientes, por ejemplo, a través del novedoso programa para
el fortalecimiento de las capacidades en África, que fue
preparado y recomendado por los Gobernadores que
asisten a estas reuniones en representación de los países
africanos.
Desarrollo
del sector
privado
Cuarto, hemos redoblado nuestros esfuerzos para promover el desarrollo del sector privado, y racionalizar las
actividades del Grupo del Banco con el sector privado:
" El Banco está colaborando con los gobiernos para
ayudarlos a mejorar sus políticas y los sistemas jurídico,
impositivo y judicial que son esenciales para alentar la
inversión. Hemos intensificado el alcance de nuestras
actividades a las empresas, ayudándolas a evaluar y
ejecutar proyectos en nuestros países clientes. También
hemos recibido uno de los mensajes que se nos ha enviado claramente en estas Reuniones: deberíamos fortalecer
nuestro programa de garantías. Me complace informarles que el Banco Internacional de Reconstrucción y
Fomento (BIRF) tiene 43 proyectos confirmados y probables en su cartera de operaciones de garantías, la mayoría
de los cuales están pendientes de las medidas de los
gobiernos o de las decisiones de los inversionistas para
pasar a la etapa siguiente. Al mismo tiempo, estamos
estudiando cómo ampliar aún más este programa.
" Este año, en que la Corporación Financiera Internacional
(CFI) celebra su cuadragésimo aniversario, ha sido un año
sin precedentes, ya que la Corporación movilizó más de
US$19.000 millones para respaldar proyectos en todo el
mundo. Desde su fundación en 1956, la CFI ha proporcionado financiamiento a casi 2.000 empresas de 125 países. Como ustedes saben, la CFI suele desarrollar operaciones en países en los que pocas instituciones financieras
están dispuestas a participar; además, el año que viene,
ampliará su cobertura geográfica a 16 naciones en las que
nunca antes había desarrollado actividades y en las que
no se dan condiciones propicias para la inversión.
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* El Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones
(oMGI) también sigue superando nuestras expectativas
originales. Sus garantías han ejercido un efecto
catalizador de la inversión extranjera directa que ha
ascendido a aproximadamente un total de US$15.000
millones. Además, su servicio electrónico de comercialización e información -IPAnet- proporciona datos y
análisis sobre el clima empresarial de más de 90 países.
Habida cuenta del rápido aumento de la demanda de los
servicios del OMGI, nuestro Directorio Ejecutivo analizará
en breve mi recomendación sobre un aumento de capital
del OMGi.
Hemos establecido un Grupo de Fomento del Sector
Privado con el fin de aunar la función catalizadora de
nuestras tres instituciones y para que los asociados del
sector privado tengan más fácil acceso a ellas. Además, el
Banco y la CF han emprendido estrategias conjuntas para
los países a fin de que nuestras actividades se refuercen
mutuamente y sigan centrándose en el impacto del
desarrollo.
Asistencia
para los
países que
salen de un
conflicto
Quinto, nos hemos organizado para realizar actividades en
los países en los que se ha puesto fin a un conflicto, y
hemos avanzado mucho en la mejora de nuestros programas. En Bosnia y Herzegovina hay 14 proyectos en ejecución, para los cuales el Grupo del Banco ha proporcionado
más de US$325 millones en financiamiento. En Gaza y la
Ribera Occidental nuestro esfuerzo conjunto está dando
resultados y ha contribuido a la creación de 22.000
empleos. En Haití estamos colaborando con una coalición
de donantes para ayudar a restablecer la paz y crear oportunidades económicas para los pobres. También estamos
ayudando a Angola y Líbano en materia de empleo y
reconstrucción. En términos más generales, pronto presentaremos ante el Directorio Ejecutivo un documento de
políticas orientado a reforzar nuestro apoyo para la recuperación de los países tras los conflictos.
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Cultura
orientada
hacia los
resultados
Sexto, el año pasado me comprometí a forjar en el Banco
una cultura orientada hacia los "resultados", esfuerzo en
el que se observan progresos tangibles. Agradezco
profundamente a mis colegas de la administración por su
asesoramiento y su apoyo, sin los cuales nuestros logros
no habrían sido posibles.
Hemos recalcado que no mediremos la eficacia de nuestras
operaciones por el volumen de préstamos ni por el número
de proyectos aprobados, sino por su impacto en términos
de desarrollo, por los resultados en la práctica. Todo lo que
se diga por destacar la importancia de este cambio es poco.
Al hacer más hincapié en la calidad que en la cantidad,
hemos cambiado fundamentalmente la estructura de
incentivos que orientan la labor de nuestro personal. Con el
respaldo de una garantía más estricta de la calidad de nuestro trabajo y una rendición de cuentas más estricta, ello
redundará en sustanciales mejoras del diseño de los
proyectos. También hemos prestado más atención, en
colaboración con los clientes, a los problemas de la cartera
de proyectos de los países; yo mismo he examinado estas
cuestiones con las autoridades de la Federación de Rusia,
Brasil y otros países. Además hemos iniciado un examen en
profundidad de las carteras de los países con la mayor concentración de proyectos de riesgo.
Estamos adoptando un enfoque más específico por países a
través de una participación mucho más activa de nuestros
clientes en nuestras estrategias de asistencia y destacando a
algunos de nuestros directores de departamentos geográficos en los países prestatarios. Estamos prestando más
atención a las necesidades de nuestros clientes, hemos
adaptado nuestros servicios de asesoramiento a sus particularidades y hemos creado nuevos productos, como los
préstamos en moneda única, que les permiten obtener
préstamos a una tasa de 50 centésimos de punto porcentual
por encima de la aplicable a las instituciones de
clasificación crediticia AAA. Además, estamos agilizando
nuestros procedimientos.
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También estamos mejorando nuestra pericia profesional a
través de la creación de "redes" sectoriales entre nuestro
personal: la primera de ellas se refiere al desarrollo
humano. Estamos mejorando nuestra capacidad de gestión
mediante un importante programa de perfeccionamiento
para el personal directivo, así como un programa de intercambio con una amplia gama de instituciones públicas y
privadas. Además, hemos elevado el nivel de inversión en
nuestro personal; este año, por ejemplo, se han duplicado
las actividades de capacitación. En todas estas esferas, estamos eligiendo a nuestros mejores funcionarios, mujeres y
hombres, representantes de nuestra rica diversidad geográfica, para construir un Banco que pueda colaborar de la
manera más eficaz posible con las mujeres y los
hombres de todo el mundo.
Si bien todavía es mucho el camino que tenemos por
recorrer, creo que hemos realizado verdaderos progresos en
nuestro objetivo de cambiar el rumbo de la institución.
Ahora contamos con un equipo competente y comprometido, tanto a nivel de personal como de administración, que
se esfuerza por conseguir que el Grupo del Banco esté
mejor preparado parael próximo siglo. Hay entusiasmo y
fuerza, desafíos e innovaciones. En algunas iniciativas
tendremos éxito, en otras fracasaremos, pero nuestra
institución sigue avanzando.
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EL PROGRAMA ESTRATÉGICO
En
los últimos 12 meses hemos logrado mucho, y lo
hemos hecho juntos. Pero esto es sólo el comienzo, la
primera fase de una tarea de más envergadura que
tenemos por delante. Juntos debemos encarar los desafíos
del nuevo milenio.
El año pasado señalé cuatro temas principales que han
experimentado variaciones, pero que siguen siendo válidos
para el año próximo y años posteriores:
* Alcanzar un nuevo pacto entre los donantes, los inversionistas y los beneficiarios, a fin de asegurar que haya
recursos suficientes para atender las necesidades de las
personas más pobres del mundo, y velar por que esos
recursos se utilicen en forma eficiente y transparente.
* Aplicar un enfoque más amplio e integrado con respecto
al desarrollo, a fin de asegurar su sostenibilidad.
* Intensificar y ampliar las relaciones de colaboración,
tanto a nivel mundial como nacional.
* Seguir procurando la transformación de la cultura
institucional del Banco, haciendo especial hincapié en la
excelencia y los resultados.
El nuevo
pacto
Ya me he referido a la AIF y a la iniciativa para la
reducción de la deuda, así como a su importante función
catalizadora de recursos para el desarrollo. También
debemos atraer más flujos privados con destino a los
países pobres. Después debemos desarrollar la segunda
parte del pacto: asegurar que se haga un uso eficiente de
todos los recursos.
En 1995, los flujos de fondos privados a los países en desarrollo ascendieron en total a más de US$170.000 millones,
es decir, el triple del volumen de los flujos oficiales y el
cuádruple del nivel registrado hace tan sólo cinco años.
Sin embargo, el 75% de estos flujos se concentró en sólo
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12 países. Unas 50 naciones, la mayoría de ellas muy
pobres, prácticamente no recibieron flujos privados.
El mundo actual, caracterizado por la apertura de los
mercados, plantea nuevos desafíos para los países en
desarrollo. La inversión se condiciona a la aplicación de
políticas económicas acertadas y al buen gobierno, es
decir, regímenes comerciales liberales y altas tasas de
ahorro, conjugados con sistemas jurídicos y judiciales
adecuados. En otras palabras, el capital elige los países
que ofrecen las debidas condiciones básicas. Y nosotros
estamos trabajando con nuestros clientes para establecer
esas condiciones.
En este sentido, es fundamental contar con un sector
financiero sólido. Sin embargo, se han generalizado los
problemas relacionados con las normas de disciplina y
control y con su aplicación. Aproximadamente uno de cada
cinco países en desarrollo enfrenta una crisis del
sistema bancario. El gasto público improductivo y las
deficiencias de la recaudación impositiva son también un
gran lastre para estas economías. Por ese motivo, el Grupo
del Banco -en colaboración con el FMI- está fortaleciendo
la capacidadpara ayudar a nuestros clientes a mejorar sus
sistemas financieros y reformar sus programas de gasto
público.
Para que el nuevo pacto tenga éxito, debemos hacer frente
al problema de la eficiencia económica y financiera. Pero
también es preciso que nos preocupemos por la transparencia, la responsabilidad y la capacidad institucional. Seamos
claros: debemos atacar el cáncer de la corrupción.
En un número creciente de países es la población misma la
que está exigiendo que se tomen medidas al respecto, consciente de que la corrupción desvía hacia los ricos parte de
los recursos destinados a los pobres, aumenta el costo de la
actividad empresarial, distorsiona el gasto público y aleja a
los inversionistas extranjeros. También está consciente de
que la corrupción socava el respaldo para los programas de
ayuda y asistencia humanitaria. Además, todos sabemos
que constituye un gran obstáculo para el desarrollo sólido
y equitativo.
La corrupción es un problema que afecta a todos los países.
Sin embargo, corresponde a cada país buscar soluciones
propias. Las autoridades deben intervenir. La sociedad civil
también tiene una función fundamental que cumplir. En
colaboración con sus asociados, el Grupo del Banco
prestará ayuda a cualquiera de nuestros países miembros
para poner en marcha programas nacionales encaminados
a desalentar las prácticas corruptas. También respaldaremos los esfuerzos desplegados a nivel internacional para
acabar con la corrupción y establecer normas de conducta
de acatamiento voluntario para las sociedades y los
inversionistas del mundo industrial.
El Grupo del Banco no puede intervenir en los asuntos
políticos de nuestros países miembros. Sin embargo, sí
podemos prestar asesoramiento, alentar y apoyar a los
gobiernos que quieren luchar contra la corrupción, y son
esos gobiernos los que, con el tiempo, atraerán el mayor
volumen de inversión. Quisiera hacer hincapié en que el
Grupo del Banco no tolerará la corrupción en los programas que respalda, y que estamos adoptando medidas para
asegurar que nuestras propias actividades sigan
ajustándose a las más elevadas normas de probidad.
El nuevo
paradigma
El segundo elemento de nuestra estrategia es la necesidad
de aplicar un enfoque más amplio e integrado con respecto
al desarrollo, un nuevo paradigma, por así decir.
La reducción de la pobreza sigue constituyendo el objetivo
de toda nuestra labor. No obstante, la magnitud y la
complejidad de la tarea son abrumadoras. Así he podido
comprobar una y otra vez durante mis viajes, en mis
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contactos con la gente, ya sean trabajadores de las minas de
carbón en Ucrania, grupos de mujeres musulmanas de
África del Norte, desempleados de Tucumán en Argentina,
o pescadores del mar de Aral.
La reducción de la pobreza supone claramente la interrelación de varios factores: política macroeconómica, desarrollo
del sector privado, sostenibilidad ambiental e inversiones
en capital humano, en particular la educación de las niñas
y el desarrollo en la primera infancia. Todos los elementos
son importantes.
Pero seamos realistas, a la hora de la verdad son las personas quienes hacen que las políticas y proyectos funcionen. Los factores sociales, culturales e institucionales son
decisivos para el éxito y la sostenibilidad. Por ejemplo, en
Beluchistán, Pakistán, donde la tasa de matrícula femenina
normalmente ha sido tina de las más bajas del mundo, las
comunidades locales y los padres han aunado sus esfuerzos a través de un proyecto respaldado por el Banco con el
fin de conseguir escuelas y programas de estudios en que
se reconozcan las exigencias de las distintas culturas. El
resultado es que los padres de Beluchistán han comenzado
a enviar a las niñas pequeñas a la escuela.
Así ocurre, todavía con más claridad, en el plano de las
políticas. Todos sabemos bien lo que ha sucedido en los
países de Asia oriental. Pero fueron las sólidas instituciones
de esos países y su cohesión social lo que les permitió elegir en todo momento políticas macroeconómicas acertadas,
promover el desarrollo rural y efectuar cuantiosas inversiones en educación y salud básicas. El resultado fue
un proceso acelerado de crecimiento y de reducción de la
pobreza.
Sin los debidos cimientos sociales, es difícil conseguir el
desarrollo económico, y prácticamente imposible
mantenerlo. Así se puede ver en los países sumidos en la
pobreza, donde el crecimiento económico es endeble, la
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población crece con rapidez, los niños no van a la escuela y,
lo que es todavía más trágico, mueren de enfermedades
que podemos prevenir o curar. Se hace también patente, en
forma todavía más extrema, en los casos en que se ha
desintegrado la estructura social y han estallado conflictos.
Ya me he referido al horror en Bosnia, pero el año pasado,
sin ir más lejos, había unos 50 conflictos internos graves en
todo el mundo. En los últimos diez años, más de la mitad
de los países más pobres del mundo han sufrido algún
conflicto.
La enseñanza es clara: para el avance económico se
necesita el avance social, y sin desarrollo social el
desarrollo económico no puede echar raíces. En lo que al
Banco se refiere, ello significa que debemos velar por que
los programas y proyectos que respaldamos tengan los
debidos cimientos sociales:
" Diseñando para los países programas y estrategias que
estén más basados en la participación, que respondan a
las conversaciones mantenidas no sólo con los gobiernos
sino también con los grupos comunitarios, las ONG y las
empresas privadas.
" Haciendo más hincapié en las cuestiones sociales, culturales e institucionales -y en su relación con las de carácter económico- en nuestros proyectos y estudios analíticos.
" Aprendiendo más sobre las repercusiones que pueden
tener en el desarrollo social y económico los cambios
registrados en la relación dinámica entre instituciones
públicas, mercados y sociedad civil.
Este es, en mi opinión, uno de los desafíos decisivos, o
mejor dicho, el desafío decisivo que se presenta ante
nosotros. Pero, si conseguimos ampliar nuestro enfoque
de esta manera, creo que la recompensa será enorme, ya
que podremos ayudar a nuestros clientes a conseguir un
desarrollo verdaderamente sostenible.
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Las nuevas
relaciones de
colaboración
para la
difusión de
conocimientos
Hemos realizado considerables progresos en materia de
establecimiento de relaciones de colaboración en el último
año. Sin embargo, hoy deseo centrarme en una forma de
colaboración que adquirirá especial importancia al iniciarse
el nuevo milenio: las relaciones de colaboración para
generar y difundir conocimientos y hacer de ellos una gran
fuerza propulsora del desarrollo.
Los conocimientos sobre el desarrollo forman parte del
"patrimonio común de la humanidad": pertenecen a todos,
y todos deberían beneficiarse con ellos. Ahora bien, para
cultivar y difundir esos conocimientos se requiere una
relación de colaboración a nivel mundial. Las relaciones
que ha establecido el Grupo del Banco con gobiernos e
instituciones de todo el mundo y nuestro singular acervo
de experiencias en materia de desarrollo en distintos sectores y países nos colocan en una posición de vanguardia
en esta nueva asociación mundial para la difusión de los
conocimientos.
Hace tiempo que nos dedicamos a investigar y difundir las
enseñanzas recogidas en materia de desarrollo. Pero la revolución registrada en la tecnología de la información
aumenta el valor potencial de esos esfuerzos multiplicando
enormemente su alcance. Para aprovechar ese potencial,
debemos invertir, en Washington y en todo el mundo, en
los sistemas necesarios para desarrollar nuestra capacidad
de obtener información y acumular experiencia en materia
de desarrollo para compartirla con nuestros clientes.
Debemos convertirnos, en la práctica, en el Banco de los
Conocimientos, por medio de:
* El establecimiento de redes en el propio Banco, a fin de
combinar la variadísima experiencia adquirida en los
distintos países, captar los conocimientos especializados
más ricos y las mejores investigaciones y análisis sobre
un tema determinado a nivel internacional y poner todo
ello a disposición de nuestros clientes e interlocutores.
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* La ampliación de las actividades de nuestro Instituto de
Desarrollo Económico, que ya llega a miles de personas
a través de sus programas de aprendizaje, y que ahora
avanza aceleradamente para llegar a millones de
personas a través de las teleconferencias, la televisión
e Internet.
* La introducción de nuevas relaciones de colaboración
que unan a nuestros clientes con los centros mundiales
de investigación e inversión; un ejemplo es nuestro
World Wide Web site, que recibe un millón y medio de
consultas por mes; otro es el Fondo para la Información
y el Desarrollo, a través del cual el Banco y las entidades
que colaboran con nosotros ayudamos a los países más
pobres a hacer realidad el potencial de la tecnología de
la información.
Quiero hacer hincapié en otro punto: cuando hablamos de
colaboración mundial para la difusión de conocimientos,
no hablamos de máquinas, hablamos de seres humanos. El
reto que se nos presenta es el de controlar la tecnología
para convertirla en elemento de vinculación entre las
personas y multiplicar la contribución de la técnica al
desarrollo. Ello significa, por un lado, acumular los
conocimientos que son realmente necesarios y, por el otro,
ayudar a nuestros clientes a adquirir la capacidad para
utilizarlos.
El nuevo
Banco
El cuarto y último punto de nuestro programa estratégico
es el propio Banco, y la creación de una cultura basada en
los resultados, la responsabilidad y la excelencia.
Para sacar el máximo provecho de nuestros escasos
recursos, tenemos que ser absolutamente realistas. En el
pasado a veces nos fijábamos metas demasiado ambiciosas
y nos comprometíamos a alcanzar objetivos que sencillamente no eran asequibles. Esto tiene que cambiar. Sólo
debemos prometer lo que podemos hacer, y hacer lo que
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prometemos. Esta nueva cultura, basada en el realismo y
los resultados, es un elemento fundamental de los cambios
que estamos introduciendo en el Banco:
" Establecimiento de relaciones más estrechas con nuestros
clientes.
" Creación de nuevos productos que se ajusten a las necesidades de los usuarios.
" Garantía de que nuestros productos son de la máxima
calidad.
Para triunfar en nuestro empeño, tendremos que desarrollar nuevas aptitudes y formas de trabajar en conjunto.
Debemos seguir esforzándonos por invertir más en nuestro
personal para que pueda mantenerse a la vanguardia en
los campos en que actúa. También debemos aprender a
coordinar mejor nuestra labor, haciendo uso de los
recursos que hay en todo el mundo en materia de
conocimientos y ofreciendo a nuestros clientes el personal
especializado más competente.
Hemos emprendido la tarea de revitalizar esta institución.
Pero esta tarea no puede realizarse de la noche a la mañana
y exigirá ciertas inversiones iniciales de carácter especial.
Como parte de este esfuerzo, estamos examinando, desde
una nueva perspectiva, nuestras finanzas y nuestra
estructura de comisiones y costos. Debemos estar en condiciones de tomar decisiones más flexibles -y acertadassobre la forma en que utilizamos nuestros recursos.
Tenemos una verdadera oportunidad de invertir en el
futuro. Estoy seguro de que, con el respaldo de ustedes,
podemos construir un nuevo Banco: una institución más
flexible y con metas más claramente definidas, que tenga
en mira el aprendizaje y la excelencia y que atienda las
necesidades de todos sus miembros, una institución
renovada para encarar los desafíos del siglo XXI.
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CONCLUSIÓN
Me he referido a un programa estratégico que nos
llevará al próximo milenio. Pero sólo podremos tener éxito
si trabajamos unidos. Y esto me lleva nuevamente a lo que
describí al principio: a mi visita a Sarajevo. Allí me reuní
con dirigentes religiosos católicos, musulmanes, ortodoxos
y judíos, y me sorprendió mucho el hecho de que ninguno
de ellos habló de odio, sino de la necesidad de trabajar
unidos y pensar en el futuro.
Uno de ellos, un líder musulmán, había perdido a su
esposa y dos hijas como consecuencia del estallido de una
granada en un día de lucha, cuando se dirigían al mercado
a comprar agua. Y a pesar de todo, mientras conversábamos en la mezquita donde solía decir sus oraciones,
sólo habló del significado del Corán, y del perdón.
"Tenemos que trabajar unidos", me dijo. "Es nuestra única
esperanza."
Trabajar unidos es para todos nosotros un desafío y una
gran responsabilidad. Debemos trabajar unidos por la
justicia social, por el progreso económico, por el bienestar
de la humanidad y por un imperativo histórico.
Todos los aquí presentes compartimos un ideal: el de
forjar un mundo mejor. Para lograrlo, debemos trabajar
unidos.
Disefño: Estudio Grafik
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