DETENCIÓN Y TORTURA EN MÉXICO: FUNCIONES Y DISFUNCIONES DE LA CNDH Programa Atalaya México, Septiembre 2008 1 DETENCIÓN Y TORTURA EN MÉXICO: FUNCIONES Y DISFUNCIONES DE LA CNDH Autores: Margarita Labarca Miguel Sarre Sandra Serrano Ciudad de México Septiembre 2008 Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) Tel. 5628-4000 Ext. 3770 Fax: 56284037 [email protected] www.atalaya.itam.mx El Programa Atalaya es financiado por la Fundación John D. and Catherine T. MacArthur. El contenido de este documento es responsabilidad exclusiva de sus autores. 2 DETENCIÓN Y TORTURA EN MÉXICO: FUNCIONES Y DISFUNCIONES DE LA CNDH PRIMERA PARTE LA COMISIÓN NACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS Y LA SUPERVISIÓN DE LUGARES DE DETENCIÓN COMO MEDIO DE PREVENCIÓN DE LA TORTURA I. Qué es la supervisión de los lugares de detención De conformidad con lo que dispone el artículo 6o., fracción XII, de la Ley de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), este Organismo está obligado a supervisar el respeto a los derechos humanos en el sistema penitenciario del país. Esta atribución se extiende a todos los lugares de detención de carácter federal. Esta prerrogativa (facultad/obligación), en lo que se refiere a los reclusorios estatales, la ejerce de manera concurrente con las comisiones estatales, es decir, que tanto la CNDH como la comisión estatal correspondiente tienen facultades para supervisar un reclusorio estatal o una cárcel municipal. En este documento nos referimos especialmente al sistema penitenciario y a los establecimientos psiquiátricos, aun cuando las observaciones que se contienen en el mismo son aplicables a otros centros de detención, como las estaciones migratorias, por ejemplo. Las supervisiones son actividades integrales y complejas, es decir, no se trata de una simple visita a un lugar de detención, sino de un análisis completo y a fondo de todos los aspectos que en él se presentan. Deben realizarse sin aviso previo, es decir en forma sorpresiva y no requieren permiso de las autoridades del reclusorio puesto que constituyen el ejercicio de las facultades legítimas de los organismos públicos defensores de los derechos humanos. 1 A fin de dar por establecidos los hechos que se observen durante las supervisiones, éstas han de realizarse en “tres niveles”: a) entrevistas con las autoridades y personal técnico y de custodia, y revisión de expedientes; b) observación ocular de los visitadores, y c) entrevistas a los internos y sus familiares, y visitantes. Las supervisiones se realizan generalmente por visitadores/as adjuntos experimentados y especializados en estas tareas. En sus recorridos por el centro y en sus entrevistas a los internos, los visitadores no deben estar acompañados por funcionarios o custodios del establecimiento, y deben poder moverse libremente por el mismo y visitar todas las áreas que quieran. 1 No debe de haber excepción a este procedimiento cuando las inspecciones se llevan a cabo en prisiones de máxima seguridad. 3 Es evidente que para realizar una supervisión completa es indispensable una guía que precise los aspectos que se deben supervisar y la manera de hacerlo. La falta de una guía podría provocar que las supervisiones fueran incompletas, superficiales o parciales. Por ejemplo, si en materia de atención médica sólo se entrevistara al jefe del servicio médico y no se revisara personalmente la existencia de medicamentos o no se entrevistara a los internos sobre la materia. En cuanto a las entrevistas a internos, éstas deben incluir a un número significativo de ellos y ellas, de modo que cuando el visitador adjunto afirma que “Lo dijeron los internos”, si no son todos los internos, al menos debe ser un número importante o la mayoría de los mismos. Si la declaración ha sido formulada solamente por uno o unos pocos internos/as, así debe aclararse en el acta circunstanciada. II. La importancia de las supervisiones La mejor manera de que los organismos defensores de los derechos humanos se formen un juicio sobre el cumplimiento de éstos en los centros de internamiento y sobre las eventuales violaciones a tales derechos, son las supervisiones periódicas y completas. Las quejas que puedan presentar los reclusos no son en modo alguno representativas del problema en su conjunto, puesto que a menudo existen violaciones a derechos humanos que no se denuncian por variadas razones. Las comisiones de derechos humanos no pueden basar sus criterios sólo en las quejas que reciban y no deben esperar que éstas les lleguen para verificar el estado de los derechos humanos en el sistema penitenciario. III. Los Diagnósticos sobre Supervisión Penitenciaria La CNDH se propuso realizar diagnósticos de supervisón penitenciaria. Al respecto señala: Con la finalidad de hacer más eficiente la supervisión del respeto a los Derechos Humanos en el sistema penitenciario del país, tal y como se reportó en el Informe de Actividades 2005, y en atención a lo dispuesto en el artículo 18 constitucional en cuanto a la responsabilidad de la Federación y de los estados respecto de la organización del sistema penal en sus respectivas jurisdicciones, la CNDH adoptó una estrategia de trabajo basada en la firma de Convenios de Colaboración en Materia de Supervisión Penitenciaria con los Organismos Locales de Protección a Derechos Humanos interesados. Durante el periodo sobre el que se informa [2006], la Comisión Nacional firmó 12 convenios de esta naturaleza con los Organismos de los siguientes estados: Veracruz, 18 de enero; Michoacán, 10 de febrero; Morelos, 21 de febrero; Tabasco, 23 de febrero; Tlaxcala, 25 de febrero; Chiapas, 9 de marzo; Aguascalientes, 24 de marzo; Campeche, 30 de marzo; Nuevo León, 28 de junio; Durango, 5 de septiembre, Yucatán 28 de septiembre, y Quintana Roo, 27 de octubre [todos de 2006]. Dentro de los compromisos establecidos en los Convenios de Colaboración de referencia, el Ombudsman nacional se comprometió a elaborar una Guía de Supervisión Penitenciaria, que pudiera aplicarse a nivel nacional y en la 4 cual se consideraran las propuestas presentadas por los Organismos Locales de Protección a los Derechos Humanos.2 En el año 2006, la CNDH presentó un “Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria”, basado en las supervisiones realizadas por las comisiones estatales. Posteriormente, en 2007, presentó un nuevo diagnóstico elaborado ese año (en lo sucesivo “el Diagnóstico”). La Federación Mexicana de Organismos Públicos de Derechos Humanos y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, declararon lo siguiente: Durante el VII Congreso Nacional Extraordinario de la Federación Mexicana de Organismos Públicos de Derechos Humanos, celebrado en el mes de febrero de 2006, se aprobó el proyecto para la Supervisión Nacional Penitenciaria. Este proyecto se basa en que los Organismos locales de Protección a Derechos Humanos, son los responsables de realizar la supervisión de los reclusorios localizados en su entidad, a partir de la adopción de la Guía Nacional de Supervisión Penitenciaria que permite verificar, de manera uniforme, el respeto a los derechos humanos de las personas que se encuentran recluidas en los centros de internamiento del país.3 IV. La Guía Nacional de Supervisión Penitenciaria La Guía Nacional de Supervisión Penitenciaria (en lo sucesivo “la Guía”), que se ha aplicado en estas supervisiones penitenciarias ha sido publicada como parte de la obra titulada Derechos Humanos de los reclusos en México. Guía y diagnóstico nacional de supervisión penitenciaria.4 La metodología para aplicar la Guía se contiene en un Manual de Supervisión elaborado por la CNDH y distribuido entre los organismos públicos, y su publicación no ha sido informada por el Ombudsman nacional. Ni la Guía, ni el Manual de Supervisión se han hecho públicos por medio de la página web de la CNDH, como tampoco se les encuentra en páginas de otras comisiones. Esto dificulta que la sociedad civil, de la cual la CNDH es órgano y defensor, según disposición reglamentaria, pueda apreciar su metodología. Sobre todo, es del caso señalar que una participación de la sociedad civil, de la academia y de otros sectores involucrados, en la elaboración de esta Guía y del Manual de Supervisión, habrían permitido que este importante e innovador esfuerzo tuviere mayor credibilidad, mayor eficacia y un carácter más 2 CNDH, “Informe de Actividades 2006. II. Protección y Defensa de los Derechos Humanos. 6. Programas Especiales. D. Programa sobre el Sistema Penitenciario y centros de internamiento” Información en línea en http://www.cndh.org.mx. 3 Información en línea en http://www.cndh.org.mx/informes/infDefault.htm Consultada el 30 de junio de 2008. 4 En el Informe de Activi dades de 2007, se expresa: “…durante el periodo sobre el que se informa se publicó, con un estudio introductorio de Sergio García Ramírez, en donde se presenta un análisis histórico de la evolución de la prisión, tanto a nivel internacional como en nuestro país, acompañado de fotografías de los distintos penales de la República Mexicana; se muestra la explicación de los denominados siete derechos fundamentales, así como de los 56 indicadores que conforman este diagnóstico, con las calificaciones correspondientes al mismo”. (“Informe de Actividades 2007. II. Protección y Defensa de los Derechos Humanos. 6. Programas especiales. D. Programa sobre el Sistema Penitenciario y centros de internamiento”. Información en línea en http://www.cndh.org.mx). 5 democrático, todo lo cual redundaría en mejores condiciones de las personas detenidas. V. Los derechos e indicadores que se incluyen en la Guía En la referida Guía se expresa que se han establecido 7 derechos fundamentales para ser supervisados, cada uno de los cuales incluye varios indicadores o derechos que quedan subsumidos en los primeros, el total de los cuales suma 56 aspectos a supervisar. Los derechos fundamentales y sus indicadores son los siguientes: 1. Derechos humanos relacionados con la situación jurídica de los internos 1.1. División de internos del fuero común y del fuero federal 1.2. Separación de reclusos en procesados y sentenciados 1.3. Clasificación criminológica de los internos 1.4. Tramitación de beneficios de libertad anticipada 2. Derechos humanos que garantizan una estancia digna y segura en prisión 2.1 Atención integral: social, médica, psicológica y psiquiátrica 2.2 Condiciones materiales en los módulos 2.3 Mantenimiento e higiene en los módulos 2.4 Condiciones materiales en la cocina 2.5 Mantenimiento e higiene en la cocina 2.6 Alimentos y utensilios de cocina. 2.7 Condiciones materiales del comedor 2.8 Mantenimiento e higiene en comedor 2.9 Confianza de los internos para pedir audiencia a las autoridades 3. Derechos humanos que garantizan su integridad física y moral 3.1 Espacio para el número de internos 3.2 Condiciones materiales en los espacios de segregación 3.3 Mantenimiento e higiene en los espacios de segregación 4. Derechos humanos que garantizan el desarrollo de actividades productivas y educativas 4.1 Programación de actividades diarias para los internos 4.2 Actividades productivas que lleva a cabo el interno 4.3 Actividades recreativas que lleva a cabo el interno 4.4 Condiciones materiales de los talleres 4.5 Instrumentos de trabajo en los talleres 4.6 Mobiliario de los talleres 4.7 Mantenimiento de los talleres 4.8 Higiene de los talleres 4.9 Condiciones materiales de las aulas de clase 4.10 Mobiliario de las aulas de clase 4.11 Instrumentos de trabajo en las aulas de clase 4.12 Mantenimiento de las aulas de clase 4.13 Higiene de las aulas de clase 4.14 Condiciones materiales de la biblioteca 6 4.15 Mobiliario de la biblioteca 4.16 Instrumentos de trabajo en la biblioteca 4.17 Mantenimiento de la biblioteca 4.18 Higiene de la biblioteca 5. Derechos humanos que garantizan la vinculación social del interno 5.1 Respeto al horario y días de visita íntima 5.2 Privacidad de los espacios de la visita íntima 5.3 Condiciones materiales del área de la visita íntima 5.4 Mantenimiento del área de visita íntima 5.5 Higiene del área de la visita íntima 5.6 Respeto al horario y días de la visita familiar 5.7 Condiciones materiales del área de visita familiar 5.8 Comunicación con el exterior 5.9 Teléfono convencional 5.10 Correspondencia 6. Derechos humanos que garantizan el mantenimiento del orden y la aplicación de sanciones 6.1 Difusión del Reglamento del Centro a custodios 6.2 Vigilancia de los internos 6.3 Difusión del Reglamento del Centro a internos 6.4 Aplicación de criterios legales para la imposición de sanciones a los internos 6.5 Funcionamiento del Consejo Técnico Interdisciplinario 7. Derechos humanos de grupos especiales dentro de instituciones penitenciarias 7.1 Adultos mayores 7.2 Personas que viven con VIH/SIDA 7.3 Personas adictas a las drogas 7.4 Personas discapacitadas 7.5 Enfermos mentales 7.6 Homosexuales 7.7 Indígenas VI. Consideraciones sobre los derechos e indicadores seleccionados En este aspecto, el propósito de este trabajo no es el de realizar un análisis de la metodología utilizada en la aplicación de los anteriores indicadores, sino el de reflexionar sobre las omisiones en los mismos que impiden reflejar adecuadamente el derecho a no ser torturado ni a ser objeto de tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. Bajo esta perspectiva, se analizan los siguientes aspectos: 1. El autogobierno Se echa de menos en este punto de las supervisiones, todo lo relativo al autogobierno, que es una de las lacras que más propician la violación a los derechos humanos y, en específico, la tortura dentro de los reclusorios. Aunque la CNDH ha expedido numerosas recomendaciones en que se denuncia el autogobierno, no ha incluido este punto en la Guía, por lo cual en los informes respecto de las diferentes entidades federativas, no se hace especial referencia 7 al mismo. Parecería que aquí hay cierta inconsecuencia, ya que la propia CNDH ha expresado lo siguiente en una investigación realizada sobre el tema: En muchos reclusorios del país se da actualmente un vacío de poder y de autoridad, por lo que en la mayoría de ellos los internos gozan de cuotas de poder y ejercen el control real de los centros. Esta situación se pretende justificar con frecuencia por las autoridades, con el pretexto de que se debe mantener un "delicado equilibrio" en la vida de las cárceles, o bien que ello corresponde a la idiosincrasia de la población recluida. Todas las formas de autogobierno, como principales factores de violación de los Derechos Humanos en los centros penitenciarios y, subsecuentemente, como causantes de disturbios y violencia, sólo podrán ser eliminadas totalmente cuando las autoridades de los reclusorios estén en disposición y en aptitud de asumir plena y responsablemente sus funciones. Cuando no lo hacen y dejan espacios en los que no actúan, éstos son ineludiblemente invadidos por los internos. Es la permisividad y la inactividad de los cuerpos directivos y técnicos lo que da origen al autogobierno. Si las autoridades y los trabajadores técnicos no mantienen el orden y no garantizan la seguridad en el penal; si no aplican las sanciones en forma legal, no ubican a los presos en los dormitorios o demás áreas, no aseguran una distribución equitativa de los alimentos, no controlan las visitas familiar e íntima, no supervisan a los custodios y, en sum a, no organizan toda la vida dentro del centro, estas funciones y muchas otras que les corresponden pasarán a ser desempeñadas por grupos de internos que se erigirán en autogobierno. Por eso resulta indispensable que las autoridades y los consejos técnicos ocupen los espacios y desarrollen las tareas que les son propias y a las que están obligados. En esta forma, se garantizará una estancia digna y segura dentro de cada institución y se evitará que entre los reclusos impere la "ley del más fuerte", que es una de las situaciones en que se incuba el autogobierno. 5 2. Torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes en específico Hay dos derechos que se incluyen en la Guía que ciertamente tienen relación con estas violaciones a derechos humanos, pero que de manera alguna la agotan: - Derechos humanos que garantizan una estancia digna y segura en prisión, y Derechos humanos que garantizan su integridad física y moral. En estos últimos se incluyen tres indicadores: a) Espacio para el número de internos; b) Condiciones materiales en los espacios de segregación, y c) Mantenimiento e higiene en los espacios de segregación 5 “Violencia en Centros Penitenciarios de la República Mexicana. Reporte de investigación”, Comisión Nacional de los Derechos Humanos, México, 1996. 8 Como se desprende claramente de estos puntos que aparecen en todas las supervisiones realizadas en las entidades federativas, no se incluyó nada que se refiriera directamente a tratos crueles, inhumanos o degradantes, y menos a torturas. Es cierto que la falta de “espacio para el número de internos”, vulgarmente llamada hacinamiento, puede constituir una forma de maltrato. Pero hay muchas otras formas recurrentes de malos tratos y torturas que se producen en los reclusorios. Este aspecto, debe señalarse, ya había sido totalmente dejado de lado en las supervisiones de que da cuenta el Informe Nacional de Supervisión Penitenciaria de 2006 y también el de 2007. La responsable de la elaboración de esta Guía fue primordialmente la CNDH, que así lo manifiesta en su Informe de Actividades 2006, en el que expresa también lo siguiente: “Como parte del proceso para la elaboración de la Guía de Supervisión, se consideró la propuesta presentada por la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Coahuila, respecto de la adopción de su Manual de Supervisión Penitenciaria, el cual fue diseñado a partir de los principios establecido en el texto La supervisión de los Derechos Humanos en la prisión, publicado por la CNDH en 1997.”6 Es evidente que las comisiones estatales han confiado en la experiencia de la CNDH y en su nivel profesional. No obstante, la Guía que elaboró el Ombudsman nacional contiene sólo 7 derechos esenciales y dentro de éstos incluyó un número muy limitado de indicadores o hechos que debían ser supervisados. La omisión de señalar los tratos crueles, inhumanos o degradantes, y las torturas resulta tanto más grave si se considera que a mediados de 2007, la CNDH fue designada por el Gobierno mexicano como responsable del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNP). Y que esta prevención de la tortura está referida principalmente a los lugares de reclusión, como señala la propia CNDH, que expresa: El Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (…) entró en vigor el 22 de junio de 2006, una vez que fue ratificado por 20 Estados; tiene como finalidad prevenir la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, a partir de un sistema de visitas periódicas a los lugares en que se encuentren personas privadas de su libertad, en donde se supervisa el trato que se brinda a estas personas, así como las condiciones de su detención.7 Está claro, entonces, que este protocolo se refiere principalmente a las torturas y a los tratos crueles, inhumanos o degradantes inferidos a las personas que se encuentran detenidas o en prisión. Ya en su función de MNP, la CNDH le envió un “Informe especial” al Gobierno del D.F. Este informe no está vinculado con el Diagnóstico de Supervisión Penitenciaria, sino con las actuaciones de la CNDH en su carácter de MNP. 6 CNDH, “Informe de Actividades 2006. II. Protección y Defensa de los Derechos Humanos. 6. Programas Especiales. D. Programa sobre el Sistema Penitenciario y centros de internamiento” Información en línea en http://www.cndh.org.mx. 7 CNDH, “Informe de Actividades 2007. II. Promoción y observancia de los Derechos Humanos, 6. Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes. Información en línea en http://www.cndh.org.mx. 9 En ese Informe se incluye un párrafo titulado “Golpes y maltratos”, en el que expresa: Golpes y maltratos Durante las visitas en la Penitenciaría, en el Reclusorio Norte y en el Centro Varonil, varios internos se quejaron de que el personal de seguridad y custodia los golpea en diversas partes del cuerpo cuando son trasladados al área donde deben cumplir las sanciones de aislamiento, y en el Centro Femenil Santa Martha las internas refirieron ser objeto de malos tratos durante el mismo trayecto. En el Reclusorio Oriente, un grupo de reclusos denominados “coordinadores” obliga a los internos de nuevo ingreso a “arrastrarse” para limpiar los pisos cuando se rehúsan a pagar $3,000.00 para exentarlos de realizar la “fajina”, en tanto que en el Reclusorio Norte el personal de custodia los golpea con un palo en caso de no realizar un pago de $5.00 que se les exige diariamente durante el pase de lista. Cabe destacar que durante el recorrido por el Reclusorio Sur, el Reclusorio Oriente y el Reclusorio Norte, se observó a varios internos con huellas de lesiones recientes en la cara, principalmente en ojos y pómulos, y no obstante que refirieron que fueron producto de caídas o de la práctica de actividades deportivas, resulta evidente que provienen de hechos violentos, por el gran número de casos detectados.8 La CNDH agregó un apartado de golpes y maltrato, que no figura como indicador en la Guía. No obstante, al haber sido designada MNP, las torturas y los malos tratos en los reclusorios han motivado un mayor interés por su parte. Falta ahora que las comisiones de derechos humanos, tanto la Nacional como las estatales, modifiquen la Guía y su metodología de aplicación, para incluir indicadores que reflejen los casos de tortura y malos tratos, así como las condiciones que incentivan e institucionalizan estas prácticas. La elaboración de instrumentos idóneos para documentar los casos de tortura y prevenir la misma, así como los malos tratos, implica abandonar una política institucional sutil, pero deliberada de la CNDH, en el sentido de minimizar la existencia de la tortura en México. Esto se puede apreciar, si se analiza la forma en que la CNDH ha venido presentando la información sobre los casos de tortura. Es significativo el siguiente cuadro sobre la evolución que han tenido las quejas por tortura que presenta la CNDH en su último Informe anual. 9 8 CNDH, “Informe de Actividades 2007. III. Promoción y observancia de los Derechos Humanos, 6. Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes B. Informe sobre los Centros de Readaptación Social del Distrito Federal Información en línea en http://www.cndh.org.mx. 9 . CNDH, “Informe de Actividades 2007. II. Protección y defensa de los Derechos Humanos, 1. Programa de Quejas, B. Aspectos relacionados con los expedientes de queja atendidos entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2007. Información en línea en http://www.cndh.org.mx. 10 Ejercicio Total de expedientes de queja registrados Quejas por tortura Junio-diciembre 1990 1,343 150 11.1 2o. Diciembre 1990junio 1991 1,913 225 11.7 1o. Junio-diciembre 1991 2,485 119 4.7 3o. Diciembre 1991mayo 1992 4,503 52 1.2 7o. Mayo 1992-mayo 1993 8,793 113 1.2 7o. Mayo 1993-mayo 1994 8,804 79 0.8 10o. Mayo 1994-mayo 1995 8,912 31 0.3 15o. Mayo 1995-mayo 1996 8,357 40 0.4 17o. Mayo 1996-mayo 1997 8,509 35 0.4 24o. Mayo-diciembre 1997 5,943 39 0.6 18o. Enero-diciembre 1998 6,523 21 0.3 32o. Enero-noviembre 15, 1999 5,402 6 0.1 47o. 4,473 9 0.2 51o. 3,626 9 0.2 49o. 3,184 19 0.6 31o. Enero-diciembre 2003 3,518 13 0.3 36o. Enero-diciembre 2004 3,914 5 0.1 46o. 5,294 2 0.1 91o. 5,475 6 0.1 62o. 5,244 4 0.1 71o. Noviembre 16, 1999- noviembre 15 2000 Noviembre 16, 2000-diciembre 31, 2001 Enero-diciembre 2002 Enero-diciembre 2005 Enero-diciembre 2006 Enero-diciembre 2007 Lugar que Porcentaje ocupó entre de quejas los hechos registradas violatorios 11 Resulta insólito que a lo largo de un año, se hayan registrado 4 quejas, ¡sólo cuatro quejas por tortura en todo el país y, de ellas, ninguna en más de 450 centros de reclusión! El sentido común y la experiencia, aunados a la supervivencia de un sistema de justicia penal que permite que los inculpados permanezcan por horas “a disposición” de autoridades policiales, así como la figura del “arraigo”, que prolonga esa detención por semanas y la ausencia de un control judicial y de escrutinio público en las prisiones mexicanas, entre otros muchos factores, nos sugieren que esta cifra no refleja en absoluto el estado de cosas en la materia.. La actuación de la CNDH en este sentido ha sido muy bien aprovechada por el Gobierno, que al respecto afirma: Los avances en la lucha contra la tortura se reflejan en la disminución de recomendaciones que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ha emitido. En 1992 la CNDH emitió 50 recomendaciones sobre el tema. En años recientes la cantidad ha disminuido, durante 2000, 2001, 2003 y 2004, la CNDH emitió una recomendación por año. En 2002 y 2005 no emitió recomendaciones, durante 2006 emitió tres y en lo que va de 2007 ha emitido una recomendación.10 Es evidente que la forma en que se presenta la información, aunada a la ausencia de referencia alguna al problema del subregistro de quejas por tortura favorece que la CNDH sea instrumentalizada para distorsionar la realidad en perjuicio de los derechos humanos de las víctimas de tortura. Es de hacerse notar como un hecho positivo que al emitir su Informe especial sobre el Distrito Federal, en su función de MNP, la CNDH contribuye ahora a desmentir cualquier falso optimismo –incluso el suyo propio– sobre el declive de la tortura sistemática en México. 3. Otros indicadores que no se incluyen en la Guía Sin pretender realizar una lista exhaustiva de los derechos humanos que tienen aplicación en el ámbito penitenciario,11 de la información disponible no se infiere que se aborden los siguientes aspecto que son importantes no sólo respecto de la situación particular de cada centro, sino de las condiciones estructurales del sistema penitenciario en cada entidad federativa y en el ámbito federal. Pareciera importante que un diagnóstico abarque situaciones que no dependen de la dirección de cada centro, sino de las autoridades superiores e incluso de los legisladores locales o del legislador federal. En el sentido apuntado, desconocemos si se está trabajando en la definición de instrumentos para apreciar la satisfacción de derechos constitutivos del debido proceso en la ejecución de sanciones penales. Por la información disponible, la 10 Boletín Informativo, S ecretaría de Relaciones Exteriores. Información para las representaciones de México en el exterior No. 31, 21 de septiembre de 2007. http://www.sre.gob.mx/derechoshumanos/docs/10_21sep07.pdf. 11 Véase al la obra común del Defensor del Pueblo de Colombia y del la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia. “Derechos de las personas privadas de libertad Manual para su vigilancia y protección, Consultable en: http://www.hchr.org.co/publicaciones/libros/Manual%20DP/Introduccion%20y%20Capitulo%20I. pdf 12 CNDH atiende al debido proceso disciplinario, que aparentemente debe quedar comprendido en el indicador 6.4 trascrito en el apartado V, 6 del presente trabajo, relativo a la “Aplicación de criterios legales para la imposición de sanciones a los internos”; sin embargo, no se aprecian los siguientes componentes: a) Debido proceso respecto de la reducción de las penas de prisión. El indicador 1.4. reproducido en el apartado V, 1 del presente análisis, relativo a la “Tramitación de beneficios de libertad anticipada”, sugiere que el tratamiento del tema no se hace desde la perspectiva de los derechos a la igualdad, a la legalidad y a la seguridad jurídica, sino que se refiere a la simple “tramitación de un beneficio”. Lamentablemente el marco legal vigente, tanto en el ámbito federal como en el de todas las entidades federativas, concede enormes facultades discrecionales a las autoridades administrativas, por lo que se antoja imposible la aplicación de reglas propias de un debido proceso en la materia y por ello la Guía se limita a verificar la diligencia de las autoridades penitenciarias en la “tramitación de beneficios.” b) En estrecha relación con el inciso anterior está el acceso a una jurisdicción penitenciaria que establezca un equilibrio entre las facultades de las autoridades y los derechos de los internos. Mientras esta jurisdicción no quede garantizada junto con los derechos de audiencia y de defensa que implica, subsistirán muchos de los problemas de fondo del sistema penitenciario que obedecen a la ausencia de una autoridad que establezca el imperio de la ley por sobre las autoridades penitenciarias y los internos. c) Igualmente relacionado –puesto que todos los temas de debido proceso suelen implicarse recíprocamente– está el tema de la publicidad en la ejecución de la pena, que se traduce en la existencia de mecanismos que permitan el escrutinio público de lo que acontece en estos centros. De acuerdo con una visión protectora de derechos humanos, si la aplicación de las penas mediante un proceso judicial debe ser pública, con igual razón la ejecución de las mismas debe ser transparente, pues en ambos casos es propio de una sociedad democrática que además de los controles ordinarios (administrativos y judiciales), exista un control comunitario que en el primer caso se refiere principalmente a la obtención de la prueba, y en el segundo, a la legalidad en la ejecución penal, de manera que ésta no se lleve a cabo con privilegios o de manera más gravosa que la establecida en la ley. Contrariamente a lo que se infiere del tratamiento que da la CNDH a los Centros Federales de Readaptación Social (CEFERESO), 12 mientras mayor sea el rango de seguridad de un establecimiento penal, mayores deben ser las medidas de control, tanto públicas como de la sociedad civil (ONG, academia, medios y cualquier persona) para realizar el escrutinio de los mismos, puesto que la vulnerabilidad de los internos en estos centros es mayor y no forma parte de su pena estar sometido a rigores ilegales. 12 A pesar de que la Constitución mexicana ya ha superado el concepto de “readaptación social”, en este documento se continúa utilizando dicho concepto cuando forma parte del nombre de las instituciones penitenciarias o corresponde a citas textuales. 13 Finalmente, otro aspecto que no se aprecia en los puntos que conforman el Diagnóstico auspiciado por la CNDH es el de las revisiones, tanto a las visitas como a los propios internos, especialmente cuando se trata de revisiones extraordinarias que llevan a cabo cuerpos de seguridad ajenos distintos a los custodios y que frecuentemente se traducen en violencia innecesaria hacia los internos y sus visitantes. ¿Cómo no han de considerarse estas situaciones al evaluar el respeto a los derechos humanos con motivo de la reclusión? VII. Consideraciones sobre las supervisiones practicadas por la CNDH En la elaboración de los diagnósticos sobre Supervisión Penitenciaria, no se incluye ninguna supervisión realizada directamente por la CNDH. Al parecer, el Organismo Nacional elaboró una Guía, la metodología aplicable, le impartió ciertos cursos de capacitación al personal de las comisiones estatales, y luego éstas realizaron la supervisión en el terreno. Sin embargo, sobre el particular manifiesta: … es importante enfatizar que la CNDH en ningún momento transfiere sus facultades en materia de supervisión penitenciaria a los Organismos Locales de Protección a Derechos Humanos, simplemente se establecen las bases para fortalecer la colaboración con los mismos, ya que en este contexto son los encargados de llevar a cabo la supervisión de los reclusorios ubicados en su entidad, en cumplimiento con lo dispuesto por el artículo 18 constitucional. 13 Las bases para la colaboración parecen ser la Guía y los cursos impartidos a que se ha hecho referencia más arriba. No obstante, hay lugares que sólo puede supervisar la Comisión Nacional de los Derechos Humanos; nadie, ningún otro órgano de derechos humanos del país es competente para hacerlo: los CEFERESOS, los hospitales psiquiátricos de nivel federal, los sitios de arraigo de la PGR, las cárceles militares, las estaciones migratorias y otros recintos federales en que pueda haber personas detenidas o internadas. Por otra parte, la CNDH no tiene competencia para supervisar sitios de detención distintos de las prisiones que se encuentran bajo la responsabilidad de las autoridades locales, tales como las delegaciones o estaciones de policía, los sitios de retención del ministerio público local y las cárceles municipales. Llama la atención que en lo que se refiere a los centros cuya supervisión es de la exclusiva competencia de la CNDH, ésta no aplique los mismos indicadores que se emplean para supervisar los centros estatales. Al parecer, la Guía no se aplica en los centros federales ni prisiones militares. Al respecto, se encuentra esta sorprendente declaración de la CNDH: Cabe señalar que, por razones de seguridad, no es posible aplicar esta Guía en los Centros Federales de Readaptación Social. 14 13 CNDH, “Informe de Actividades 2006. II. Protección y Defensa de los Derechos Humanos. 6. Programas Especiales. D. Programa sobre el Sistema Penitenciario y centros de internamiento” Información en línea en http://www.cndh.org.mx. 14 CNDH, “Informe de Actividades 2006. II. Protección y Defensa de los Derechos Humanos. 6. Programas Especiales. D. Programa sobre el Sistema Penitenciario y centros de internamiento” Información en línea en http://www.cndh.org.mx. 14 ¿Cuáles son las razones de seguridad que pueden impedir que el Ombudsman nacional cumpla con las obligaciones que le impone la propia Constitución? ¿Y si no puede aplicar esta Guía, cuál es la guía y la metodología que aplica? En el capítulo correspondiente a quejas del Informe de Actividades 2007, hay una relación de quejas recibidas por la CNDH contra autoridades federales de prevención y readaptación social, varias de ellas provenientes de reclusos de centros federales de alta seguridad. No obstante, la mayoría de estas quejas se han resuelto sin que se establezcan, al parecer, violaciones graves a los derechos humanos: “por no existir materia, 116; solución a la queja durante su tramitación, 92; conciliación, 12; orientación jurídica, siete; falta de interés del quejoso, cinco…”15 De todo lo expuesto anteriormente, la forma de tratar las violaciones a derechos humanos cometidas en los centros federales y en las cárceles militares, la escasa o nula información sobre las violaciones detectadas, la no aplicación de la Guía y, sobre todo, la manera de dar por concluidos los expedientes, por el simple hecho de que las autoridades correspondientes informen que se han subsanado, o por supervisiones de las que no se explica ningún detalle, se desprende claramente una extrema cautela y timidez de la CNDH para abordar las violaciones a derechos humanos cometidas por autoridades federales civiles o militares. Es evidente que esta actitud del Ombudsman pone en entredicho, en la práctica, su independencia y autonomía. VIII. Consideraciones sobre la parte del informe de actividades 2007 que se refiere al Programa sobre el Sistema Penitenciario y Centros de Internamiento En su Informe de actividades correspondiente del año 2007, al analizar el Programa sobre el Sistema Penitenciario y centros de internamiento, la CNDH no se refiere a cuestiones generales muy importantes, como son las políticas penales que aplican indiscriminadamente la prisión preventiva y que llevan innecesariamente a muchas personas a prisión, la ausencia, en la práctica, de penas no privativas de la libertad y otros aspectos que preocupan no sólo a los especialistas en materias penitenciarias, sino a todos los defensores de los derechos humanos y de las libertades públicas. No se advierte que la CNDH tenga en estos asuntos una visión amplia y de altos vuelos, sino concepciones puramente inmediatistas y extremadamente limitadas. En este mismo Informe, expresa la CNDH: Durante el periodo sobre el que se informa se realizaron un total de 209 visitas de supervisión. Este universo de visitas está conformado de la siguiente forma: centros de internamiento que dependen de autoridades federales, nueve; centros de internamiento para adolescentes 41; centros estatales de readaptación social 62, así como 97 visitas a lugares de detención realizadas por este Organismo Nacional en su carácter de Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura, mismas que se reportan en el apartado correspondiente. 15 Ibídem. 15 Supervisión a Centros Federales de Readaptación Social (…) durante la supervisión al Sistema Federal Penitenciario se iniciaron de oficio cinco expedientes de queja, uno por cada Centro Federal de Readaptación Social y otro por la colonia penal. La estrategia establecida para integrar los expedientes antes mencionados fue a partir de visitas de seguimiento para corroborar la atención prestada a las irregularidades detectadas. (…) Con base en lo documentado en las visitas de supervisión, este Organismo Nacional determinó que las deficiencias por las cuales se iniciaron los expedientes de queja habían sido subsanadas, tomando en consideración las mediadas establecidas por la Secretaría de Seguridad Pública encaminadas a mejorar el trato de los reclusos, así como las condiciones de internamiento; los cinco expedientes fueron concluidos por no existir materia para seguir conociendo de los mismos, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 125, fracción VIII, del Reglamento Interno de esta Comisión Nacional. Supervisión a Prisiones Militares Durante el periodo sobre el que se informa se realizaron visitas de supervisión a las tres prisiones militares que existen en nuestro país, en las siguientes fechas: I Región Militar en el Distrito Federal 1 y 2 de marzo; III Región Militar en Mazatlán, Sinaloa, 8 y 9 de marzo, y V Región Militar en Zapópan, Jalisco, 15 y 16 de marzo. Como resultado de las visitas de supervisión desarrollada se detectaron una serie de irregularidades en los tres prisiones militares, las cuales fueron hechas del conocimiento de la Dirección General de Justicia Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional, mediante el oficio V3/15218, del 15 de mayo, con la finalidad de que fueran subsanadas y con ello garantizar el pleno respeto a los Derechos Humanos de los internos que se encuentran en dichas prisiones. Sobre el particular, mediante el oficio DH013658/700, del 11 de junio, el Director General de Justicia Militar hizo del conocimiento de este Organismo Nacional las acciones que se desarrollan en cada una de las prisiones militares para solventar las irregularidades señaladas.16 Es inaceptable que en el caso referido anteriormente, la CNDH se haya contentado con lo que expresó por oficio el Director General de Justicia Militar, en lugar de volver a visitar estas prisiones para ver si sus sugerencias estaban cumplidas. No especifica la CNDH cuáles fueron las irregularidades o violaciones a derechos humanos detectadas en los centros federales de alta seguridad ni en las prisiones militares, ni cuáles fueron exactamente las soluciones que se dieron a las mismas. Esta forma de abordar y concluir un asunto, sustrae al conocimiento de la sociedad civil la situación que impera en los CEFERESO y en las prisiones militares e impide apreciar con exactitud si la actuación de la CNDH fue o no acertada. ¿No procedía ninguna sanción? ¿No procedía alguna reparación del daño? 16 CNDH, “Informe de Actividades 2007. III. Promoción y observancia de los Derechos Humanos, 6. Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes D. Programa sobre el Sistema Penitenciario y Centros de Internamiento Información en línea en http://www.cndh.org.mx. 16 El Programa de Supervisión Penitenciaria, a la luz de lo anterior, debe fortalecerse para garantizar que sigan existiendo visitadores que acudan a visitar las prisiones y buscar a los internos, a conocer su situación particular para abrir quejas individuales que originen recomendaciones específicas a las autoridades. De lo contrario todo quedará en meros informes generales. 17 S E G U N D A P A R T E. LA CNDH Y EL MECANISMO NACIONAL DE PREVENCIÓN DE LA TORTURA I. El Mecanismo Nacional para Prevenir la Tortura (MNP) El 23 de septiembre del año 2003, el Gobierno mexicano firmó el Protocolo Facultativo de la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles (Protocolo), el cual entró en vigor el 22 de junio de 2006. El Protocolo tiene como objetivo establecer un sistema de visitas periódicas a los lugares en que se encuentran personas privadas de su libertad, con el fin de prevenir la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, a cargo de un órgano internacional, el Subcomité para la Prevención de la Tortura, y uno nacional, el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNP). (…) Por su parte, el MNP, como especifica el Protocolo, tiene como facultades examinar periódicamente el trato de personas privadas de su libertad, hacer recomendaciones a las autoridades competentes y emitir observaciones acerca de la legislación vigente en la materia. Asimismo, el Protocolo establece que los Países Partes deberán crear su MNP a más tardar un año después de la entrada en vigor del Protocolo, lo que significa el 22 de junio de 2007. Para cumplir con este compromiso, la Secretaría de Relaciones Exteriores llevó a cabo un proceso de consultas de alto nivel y con áreas técnicas (…) En las conversaciones interinstitucionales se definió que la experiencia en materia de visitas a lugares de detención por parte de la CNDH, así como de Comisiones Estatales de Derechos Humanos era un punto muy importante a tomar en cuenta. Todas las instituciones coinciden en que la experiencia que ya se tiene con dichas instituciones es una base que les resulta familiar y que puedan aceptar profundizar a través del MNP. A la luz de lo anterior, se invitó a la CNDH y esta aceptó a llevar a cabo las funciones del MNP de México. Para tal efecto, la Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Marina, la Secretaría de Seguridad Pública, la Secretaría de Salud y la Procuraduría General de la República suscribieron un Convenio de Colaboración con la CNDH que desarrolla la metodología para el sistema de visitas a lugares de detención, apegada a las disposiciones del Protocolo. El Convenio también prevé la posibilidad de extender nacionalmente el MNP a través de la colaboración con Comisiones Estatales de Derechos Humanos. Se estima que, por su parte, la sociedad civil podrá llevar a cabo también un papel importante para fortalecer las capacidades de los órganos autónomos de los Estados en México para el funcionamiento del MNP. 17 El 22 de junio de 2007, se celebró un convenio entre las Secretarías de Gobernación, de Relaciones Exteriores, de la Defensa Naciona l, de la Marina, de Seguridad Pública, de Salud y la Procuraduría General de la República, en el que se establecen las bases para que el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura lleve a cabo visitas periódicas de supervisión a lugares en que se 17 Información en línea en www.sre.gob.mx/derechoshumanos/t_relevante/meca_nal.html - 18 encue ntren personas privadas de su libertad, con el fin de prevenir la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. Este convenio parece conveniente, pues nunca está de más reforzar las facultades del MNP, pero en el caso que nos ocupa, se debe tener presente que la CNDH ya estaba investida de estas facultades por la Constitución y por su propia ley, de modo que no tenía necesidad de esperar a este convenio para cumplir su cometido de prevenir las violaciones a derechos humanos y en particular, la tortura. La Tercera Visitaduría General de la CNDH es el área responsable de coordinar las acciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en relación con el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura. Según expresa la CNDH, “Las atribuciones del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura se otorgan mediante el Protocolo Facultativo y se encuentran claramente establecidas dentro de las facultades de este Organismo Nacional, contenidas en la normativa que la rige”18 Desde su creación, la CNDH tiene un mandato claro para prevenir la tortura. Como se ha visto, la Secretaría de Relaciones Exteriores afirma que “En 1992 la CNDH emitió 50 recomendaciones sobre el tema (…) en lo que va de 2007 ha emitido una recomendación…” 19 Obviamente no puede aceptarse una explicación simplista en el sentido que una disminución en el número de quejas o de recomendaciones por tortura refleje que la práctica ha disminuido, pues al menos tendría que considerarse otras explicaciones como son: 1. La falta de acceso de las víctimas a la CNDH para presentar quejas por maltratos y torturas; 2. La falta de confianza de las víctimas en la CNDH para el mismo propósito; 3. La falta de supervisiones efectivas que detecten los casos de maltrato y tortura; 4. La intimidación a las víctimas de tortura y malos tratos; 5. El subregistro de las quejas en la materia por indebida calificación de los hechos violatorios de los derechos humanos y 6. Las represalias contra quienes formulan quejas al respecto. Con motivo de esta designación, el Consejo Consultivo de la CNDH aprobó la modificación al artículo 61 de su Reglamento Interno, en donde se establece que la Tercera Visitaduría General es la responsable de coordinar las acciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos con relación al MNP. Con el propósito de atender este compromiso internacional la Tercera Visitaduría General creó una Dirección General encargada de supervisar las obligaciones del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura. II. Otras personas privadas de su libertad Las personas que se encuentran privadas de su libertad no son únicamente los llamados “presos” o internos. Hay otros casos en que alguien puede estar legalmente privado de su libertad. 18 CNDH, “Informe de Actividades 2007. II. Protección y Defensa de los Derechos Humanos. 6.Mecanismo Nacional para Prevención de la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes” Información en línea en http://www.cndh.org.mx 19 Ver nota al pie No. 9 19 El artículo 4° del Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y otros Tratos Crueles, inhumanos o Degradantes, dispone al respecto lo siguiente: 1. Cada Estado Parte permitirá las visitas, de conformidad con el presente Protocolo, de los mecanismos mencionados en los artículos 2 y 3 a cualquier lugar bajo su jurisdicción y control donde se encuentren o pudieran encontrarse personas privadas de su libertad, bien por orden de una autoridad pública o a instigación suya o con su consentimiento expreso o tácito (en adelante denominado lugar de detención). Estas visitas se llevarán a cabo con el fin de fortalecer, si fuera necesario, la protección de estas personas contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. 2. A los efectos del presente Protocolo, por privación de libertad se entiende cualquier forma de detención o encarcelamiento o de custodia de una persona por orden de una autoridad judicial o administrativa o de otra autoridad pública, en una institución pública o privada de la cual no pueda salir libremente. Las personas que pueden estar legalmente privadas de su libertad en México, son las siguientes: a) Los sentenciados a penas privativas de la libertad. b) Los procesados que se encuentran en prisión preventiva. c) Los detenidos en calidad de indiciados d) Los que están cumpliendo una sanción administrativa de privación de la libertad (que no debe exceder de 36 horas). e) Los enfermos mentales internados en establecimientos hospitalarios públicos y privados en forma obligatoria o voluntaria f) Las personas privadas de su libertad en establecimientos para el tratamiento de adicciones. g) Los y las jóvenes sujetos a internamiento por causa penal h) Las personas que han inmigrado ilegalmente, “aseguradas” por el Instituto Nacional de Migración. i) Los que están “arraigados” a solicitud del ministerio público convalidada por la autoridad judicial j) Las personas que por cualquier otro motivo no se pueden desplazar libremente por disposición de agentes de autoridad o con la aquiescencia de éstos, independientemente de la duración de la detención, como sucede en los “operativos” llevados a cabo en discotecas u otros centros de detención, o en puntos de revisión en carreteras y aeropuertos. 1. Cuáles son los derechos fundamentales que debe cumplir y garantizar el Estado, respecto de las personas privadas de su libertad Los derechos de las personas privadas de su libertad son los generales, aplicables a todas las categorías antes referidas, y algunos específicos que se aplican a categorías particulares. 1.1. Derechos generales a) No ser privadas de otros derechos humanos que no sean consecuencia natural e inevitable de la afectación a su libertad; b) Ser tratadas de conformidad a los principios de la dignidad humana c) No ser sometida a torturas ni a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes d) Que se le permitan las comunicaciones con el exterior, tanto escritas como telefónicas 20 1.2 Derechos específicos de los enfermos mentales internados en forma involuntaria Especial mención merecen los derechos humanos de los enfermos mentales internados en establecimientos psiquiátricos, ya que es común que por su condición, se les violen sus derechos humanos y a menudo sean víctimas de torturas o de tratos inhumanos, crueles o degradantes. Los derechos básicos de estos enfermos mentales son los siguientes: a) Que se cumplan los requisitos que fijan las normas nacionales e internacionales para el internamiento involuntario. b) Que se les proporcione el tratamiento médico especializado que proceda. c) Que en cuanto su condición de salud lo permita, se les ponga de inmediato en libertad y se continúe el tratamiento en externación. Desde su creación hasta 1999, la CNDH expidió 9 Recomendaciones sobre hospitales psiquiátricos, correspondientes a supervisiones generales realizadas en este tipo de establecimientos. Sin embargo, entre los años 2000 y julio del 2008 no se ha expedido ninguna. Sólo se puede citar la Recomendación General 9, del 19 de octubre de 2004, que se refiere a la situación de los derechos humanos de los internos que padecen trastornos mentales y se encuentran en centros de reclusión de la República Mexicana. No obstante, esta Recomendación General no se refiere a hospitales psiquiátricos, sino a los enfermos mentales inimputables, que es un tema completamente diferente. Las Recomendaciones expedidas entre 1993 y 1999, son las siguientes: 187/93, sobre el Hospital Psiquiátrico Campestre “Dr. Samuel Ramírez Moreno”, en el Distrito Federal; 21/94, sobre el Hospital Psiquiátrico Municipal de Tijuana, en el Estado de Baja California; 56/95, sobre el Hospital Psiquiátrico “La Salud Tlazolteotl”, en Zoquiapan, Estado de México; 70/95, sobre el Hospital Psiquiátrico Campestre “Dr. Fernando Ocaranza”, en San Miguel Eyacalco, Estado de Hidalgo; 116/95, sobre el Hospital Psiquiátrico “Dr. Miguel Vallebueno”, en la ciudad de Durango, Estado de Durango; 117/95, sobre el Hospital Psiquiátrico Campestre de Parras de las Fuentes, en el Estado de Coahuila; 2/97, sobre el Hospital Psiquiátrico de Jalisco, en Tlajomulco de Zúñiga, Estado de Jalisco; 33/99, sobre la Casa Hogar para Enfermos Mentales “San Agustín”, en Tuxtla Gutiérrez, Estado de Chiapas, y 37/99, sobre el Anexo de Psiquiatría del Hospital General de Ixtlahuacán, en el Estado de Colima. También la CNDH ha expedido diversas Recomendaciones sobre casos individuales de enfermos mentales hospitalizados. De las referidas Recomendaciones de la CNDH se desprendieron las siguientes violaciones a derechos humanos, que pueden ser consideradas como tratos crue les, inhumanos o degradantes: a) Hospital Psiquiátrico Campestre “Dr. Samuel Ramírez Moreno”, en el Distrito Federal: “El pabellón carece de comedor, por lo que todos los pacientes se alimentan en el piso, o apoyan la charola metálica sobre sus piernas. No hay utensilios para ingerir alimentos, por lo que comen con las manos. La comida se les sirve fría. 21 Beben agua de sabor que toman de un recipiente con vasos sucios…” (…) “Se apreció que en su mayoría los pacientes se encuentran desnudos o semidesnudos y sólo hay unos cuantos vestidos (…) Respecto de la desnudez de los pacientes, las autoridades aseguraron que ésta se da por el propio estado psicopatológico de los internos y la falta de personal encargado de apoyar las actividades de autocuidado. Sin embargo, el Comité Ciudadano considera que se presenta por la falta de ropa, la indolencia y negligencia del personal y autoridades (…) En la sección “B” hay tres celdas de segregación, cada una de las cuales mide tres por dos metros aproximadamente, y están dotadas de base de concreto con colchoneta –sin ropa de cama- y taza sanitaria. Ésta es de tipo turco, al ras de suelo, por lo que los pacientes deben defecar de pie o en cuclillas. Las celdas se observaron con ventilación e iluminación naturales escasas, sin agua, sin mantenimiento, con ambiente húmedo y olor nausaeabundo.” 20 b) Hospital Psiquiátrico de Jalisco, en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco: “Durante el recorrido por las instalaciones, tanto en los dormitorios como en los patios del pabellón infantil, sección varones, así como en el jardín del pabellón de estancia prolongada, hombres, se observaron heces fecales que causaban mal olor. El Director mencionó la presencia de moscas, cucarachas, ratones y ratas en el Hospital (…) En el pabellón infantil se observaron numerosos colchones rotos y sucios. El personal técnico señaló la falta de vidrios en el establecimiento, principalmente en los dormitorios, lo que obliga a los pacientes a soportar el frío cuando la temperatura ambiental desciende, el agua en tiempo de lluvia y las picaduras de insectos durante el tiempo de calor (…) faltan 410 micas y 81 vidrios. (…)“Los enfermeros de Estancia prolongada de hombres manifestaron que los enfermos mentales más fuertes pretenden abusar sexualmente de los más débiles, lo cual el personal impide durante el día; pero se ha reportad este tipo de abusos durante la noche (…) Añadieron que un enfermo de reciente ingreso presentó sangrado anal y que suponen que abusaron sexualmente de él, por lo que lo separaron de los demás pacientes (…) En relación con el abuso sexual entre pacientes, el Director manifestó que si éste ocurre, es generalmente por las noches debido al problema de que el personal de enfermería se duerme.”21 En la mayoría de las Recomendaciones se observa la falta de medicamentos psiquiátricos adecuados y suficientes. Como ejemplo podemos citar el caso: del Anexo de Psiquiatría del Hospital General de Ixtlahuacan, en el Estado de Colima.22 La CNDH, independientemente de su calidad de MNP, tiene una particular responsabilidad de los hospitales psiquiátricos, puesto que en ellos se encuentran personas privadas de su libertad, que sufren a menudo de graves violaciones a sus derechos humanos, violaciones que tienen las características de torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes. No obstante, en este aspecto la CNDH ha sido totalmente omisa a partir del año 2000. Ni siquiera su designación como Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura, ha hecho que vuelva a abordar en debida forma este problema. 20 Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Recomendación 187/93, sobre el Hospital Psiquiátrico Campestre “Dr. Samuel Ramírez Moreno”, en el Distrito Federal. 21 Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Recomendación 2/97, sobre el Hospital Psiquiátrico de Jalisco, en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco. 22 Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Recomendación 37/99, sobre el Anexo de Psiquiatría del Hospital General de Ixtlahuacan, en el Estado de Colima. 22 III. Algunas consideraciones sobre el MNP Es indudablemente positivo que la CNDH –que tiene la infraestructura y el personal calificado necesario para desempeñar tareas de prevención de la tortura y malos tratos en los sitios de detención– haya asumido responsabilidades de un MNP. Es lógico y natural que se aprovechare la existencia de esta Institución para hacer frente a las responsabilidades del Estado Mexicano derivadas de la ratificación del Protocolo Facultativo contra la Tortura. No obstante ello, es inaceptable que la CNDH monopolizara la función del MNP, cuando sólo debiera ser una parte, una pieza, del mecanismo. Como lo han señalado distintos organismos de la sociedad civil, la CNDH: No representa a las entidades federativas mexicanas, siendo que el Protocolo es claro al establecer en el artículo 17 que “cada Estado Parte mantendrá, designará o creará, a más tardar un año después de la entrada en vigor del presente Protocolo o de su ratificación o adhesión, uno o varios mecanismos nacionales independientes para la prevención de la tortura a nivel nacional.” [...] no puede constituirse en el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura, ya que si bien es un organismo nacional, su competencia respecto de las autoridades locales es excepcional y subsidiaria, pero no puede sustituirse en las tareas que la Constitución reserva para los organismos locales de protección a los derechos humanos. Si bien es cierto que en materia penitenciaria la CNDH tiene facultades concurrentes con las comisiones locales, los conceptos de “lugar de detención” y de “privación de libertad” a que se refiere el artículo cuarto del Protocolo, son más amplios que el objeto del mandato de la CNDH […]23 La asignación de la CNDH como “el” MNP viola así el régimen de distribución de competencias del sistema federal constitucional de México. Ello explica que sus atribuciones no le hayan sido asignadas por ley, como lo dispone el Protocolo Facultativo. Por otra parte, la CNDH no cuenta, el parecer con una Guía alternativa para supervisar las prisiones federales de alta seguridad (CEFERESOS) ni las cárceles militares puesto que considera que la Guía general no es aplicable en estos casos. Tampoco se ha sabido que cuente con una guía actualizada para supervisar hospitales psiquiátricos, ya que hace más de 10 años que no difunde el resultado de una visita de supervisión a estos establecimientos. No obstante, a pesar de que el Estado mexicano no ha constituido un MNP que satisfaga los requerimientos del Protocolo Facultativo, es evidente que la ratificación del mismo, así como la intervención de otros agentes derivados de los compromisos internacionales asumidos por México, favorecen a un ejercicio más puntual delas atribuciones con las que sí cuentan la CNDH y otros organismos públicos como la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), que deberían ser parte del MNP para supervisar las instituciones penitenciarias. La gráfica anexa es elocuente al respecto. 23 Comunicado dirigido por diversas organizaciones de la sociedad civil a los miembros del Consejo Consultivo de la CNDH fechada el 6 de julio de 2006. Visible en www.atalaya.itam.mx bajo el rubro de “Documentos”. 23 La actuación de la CNDH será más efectiva para prevenir la tortura y los malos tratos en los sitios de detención, en la medida que el Organismo Nacional actúe en forma generalizada, que no discrimine por exclusión a internos de entidad federativa alguna, y que adopte en todas las entidades al menos los mismos parámetros y criterios que aplicó en los reclusorios del Distrito Federal. En su informe de actividades de 2006, la CNDH había declarado: “La Guía Nacional de Supervisión Penitenciaria es un instrumento que permite evaluar de manera uniforme y con objetividad las condiciones de internamiento que existen en un reclusorio, a partir de los denominados siete derechos fundamentales.” 24 En la medida en que la referida Guía que, junto con su metodología, debiera difundirse ampliamente), se desarrolle y comprenda nuevos aspectos, la misma deberá hacerse extensiva a todos los reclusorios del país. El derecho a la igualdad de todos los internos en el país exige la misma atención por parte del Organismo Nacional. Esto independientemente de las credenciales con las que actúe la CNDH, pues bien sea que lo haga como CNDH o como MNP, su divisa debe ser la imparcialidad y la objetividad. De otro modo no podría cumplir ninguna de sus funciones. Además de la cobertura general con que debe cumplir su mandato, la CNDH ha de asumirlo en toda su extensión en cuanto a las materias que comprende, por lo que es de esperarse que retome la supervisión a los hospitales psiquiátricos –de la que no ha dado cuenta–, hospitales que de conformidad con lo que quedó establecido en las recomendaciones emitidas por la propia CNDH hace más de 10 años, son lugares propicios para que se cometan torturas y tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. ¿Qué ha pasado desde entonces? ¿Qué pasa en estos lugares ahora mismo? ¿Cómo se explica este abandono de la CNDH que es la única institución competente para verificar el respeto a los derechos humanos en su interior? ¿Quién va a hablar por los que no tienen voz, por los más vulnerables, por los que no tienen capacidad de convocatoria? Es evidente que la CNDH tiene una enorme tarea que cumplir. El Congreso de la Unión es el garante constitucional de que ello suceda. 24 CNDH, “Informe de Actividades 2006. II. Protección y Defensa de los Derechos Humanos. 6. Programas Especiales. D. Programa sobre el Sistema Penitenciario y centros de internamiento” Información en línea en http://www.cndh.org.mx. 24 México ratifica el. Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (OP-CAT) Gráfica anexa Número de recomendaciones CNDH Entra en vigor en México el OP-CAT La CNDH se constituye como Mecanismo Nacional de Prevención a la Tortura 6 5 Leyenda 4 3 Recomendaciones sobre el sistema penitenciario 2 1 0 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 Año Recomendaciones Generales sobre el sistema penitenciario Informes Especiales sobre el sistema penitenciario CDHDF Número de recomendaciones Visita del Relator Especial de las personas privadas de la libertad y presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 6 Diagnóstico Interinstitucional del Sistema Penitenciario en el Distrito Federal 5 4 3 2 1 0 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 Año 25