El sufrimiento laboral se ha convertido en un grave problema social

Anuncio
EXHAUSTOS POR EL TRABAJO
El sufrimiento laboral se ha convertido en un
grave problema social

¿Qué ocurre en el mundo del trabajo que está destruyendo a tanta gente exhausta por ese
agotamiento profesional físico y psíquico que en inglés se conoce como burn out?
RAFAEL POCH, París. Corresponsal
14/07/2016
Patrice, un veterano del sector del espectáculo que pedía el reconocimiento de su invalidez laboral, se
prendió fuego frente a la sede del organismo de la seguridad social francesa que gestiona los retiros por
enfermedad. Era un 27 de abril en la ciudad de Marsella y el hombre sufrió quemaduras de tercer grado
en el 65% de su cuerpo, pero sobrevivió.
El dossier de Patrice estaba atascado en la oficina y su protesta pretendía resolver el asunto por la vía
de eliminarse. En la propia oficina de la seguridad social marsellesa las condiciones de trabajo, “se han
hecho terribles”, explicó una de las empleadas a la hija de Patrice. La propia funcionaria se declaraba
“quemada”, profesionalmente agotada en su labor.
Cuatro meses antes el mundo hospitalario parisino se había visto conmocionado por el suicidio del
doctor Jean-Louis Mégnien, un conocido cardiólogo del hospital Georges Pompidou de la capital.
Padre de cinco hijos, de 54 años, aficionado a la aviación deportiva y descrito por sus compañeros
como persona de carácter jovial e incluso “juerguista”, Mégnien se tiró por la ventana de su despacho,
en la séptima planta, un 17 de diciembre. De este modo, ponía así fin a una crisis depresiva, vinculada
a las condiciones de trabajo en el hospital.
El 21 de mayo un profesor de instituto de la ciudad de Amiens (noroeste) de 40 años, Frédéric Legris,
protagonizó un drama aún más sobrecogedor: se colgó de un árbol tras haber ahorcado a su propio hijo
de seis años en un bosque de Oresmaux, al sur de Amiens. También en ese caso se ha especulado con
una crisis laboral.
¿Qué ocurre en el mundo del trabajo que está destruyendo a tanta gente exhausta por ese agotamiento
profesional físico y psíquico que en inglés se conoce como burn out? Los expertos consultados dibujan
una situación que va mucho más allá de los problemas psíquicos personales y se refieren a un
verdadero problema social central que afecta a todas las categorías profesionales, especialmente desde
los años noventa, cuando se produjo una “intensificación del trabajo”.
Para la psiquiatra Marie-Hélène Braudo, de la asociación contra el sufrimiento laboral 24 Millones de
Asalariados, de París, el problema parte de la mentalidad del “todo es posible” que se ha impuesto en el
medio laboral, donde las nuevas tecnologías y el “perverso despotismo administrativo”, con sus
relaciones de poder crean un “ambiente sin límites” en el trabajo en el que todo es, o debe ser, posible.
El resultado es que la mula sobrecargada se acaba desplomando.
En Francia este fenómeno tiene un coste de entre 800 y 1.600 millones de euros anuales, según la
estimación del Instituto Nacional de Investigación y Seguridad para la prevención de enfermedades y
accidentes laborales (INRS), un organismo de la seguridad social.
“El 22% de las declaraciones de ineptitud laboral expedidas en el 2015 han estado relacionadas con
sufrimiento en el trabajo”, explica la doctora Marianne Paul, del servicio de salud de la región de Brest,
en Bretaña.
Los médicos responsables de cursar las bajas por agotamiento laboral dan fe de un fenómeno apenas
conocido hace diez o veinte años y que añade otros elementos a la cuestión: “pacientes que sufren
verdaderos problemas de salud y que piden cualquier cosa menos una baja temporal, por temor a ser
mal vistos, sancionados o despedidos”, señalaba recientemente una investigación del diario católico La
Croix.
“Trátese de jóvenes en su primer empleo, en plena actividad, o veteranos, ya no podemos más de esta
salvajada que rompe las solidaridades, que nos aísla y nos atemoriza, entre el miedo de perder nuestro
trabajo, la sumisión a la que nos vemos obligados y la misma desorganización del trabajo, constatamos
día tras día, año tras año, un atentado creciente al trabajo y a los seres humanos”, señala la asociación
parisina 24 Millones de Asalariados, que apunta a una “guerra económica” que, “en nombre del
beneficio por el beneficio, de la rentabilidad y de la competitividad, extiende su empresa gestionaria”.
Para los profesionales que observan el fenómeno en los barrios populares, donde el mero hecho de
trabajar ya es a veces un privilegio, la despersonalización del trabajo es una causa frecuente de
sufrimiento. “He asistido a varias enfermeras que trabajaban, por ejemplo, en un centro de tercera edad.
Todas ellas estaban mal por la sencilla razón de que cada día se las obligaba a cambiar de servicio o de
planta, para impedir que desarrollaran un vínculo personal con los ingresados, cuando para ellas es
precisamente eso lo que da sentido a su trabajo”, explica en La Croix la doctora Catherine Jung,
médico de cabecera en el barrio periférico de Neuhof de la ciudad de Estrasburgo.
Pero el sufrimiento no es sólo consecuencia de una administración irracional, estúpida, o
particularmente despótica. El caso de la empresa France Telecom, la primera empresa de
telecomunicaciones francesa, que ahora se llama Orange, demuestra que el burn out puede ser también
una estrategia.
Entre el 2008 y el 2009 trabajar en France Telecom, una empresa de 110.000 empleados, se convirtió
para miles de ellos en un verdadero calvario. Pero era un calvario inducido. Originariamente una
empresa pública del servicio nacional de correos (PTT), el gigante fue privatizado en el 2004. El
Estado perdió la mayoría en el accionariado. Una nueva dirección, atosigada por la competencia entre
las grandes empresas del sector, emprendió un plan de reconversión. Había que quitar de en medio a
22.000 empleados y recolocar a otros 10.000, así que a muchos se les hizo la vida imposible. 35
cuadros de France Telecom se suicidaron en dos años, otros 12 lo intentaron. Tras siete años de
investigación, la Fiscalía francesa pidió a principios de julio que se procese a esta empresa y a ocho de
sus cinco altos directivos de la época. Es un caso sin precedentes que podría sentar al burn out en el
banquillo.
Descargar