MARCO TEÓRICO Políticas públicas relacionadas con ciencia y tecnología para la conservación del patrimonio en España Marián del Egido [email protected] Miriam Bueso [email protected] Guillermo Enríquez de Salamanca [email protected] Instituto del Patrimonio Histórico Español Parece que de un tiempo a esta parte las Ciencias Sociales han cambiado; los problemas historiográficos y metodológicos que se han generado a lo largo del tiempo se han ido resolviendo, en parte, a partir de la aplicación de la tecnología y de las ciencias experimentales. En el ámbito de la Historia del Arte, por ejemplo, los discursos y discusiones que se han venido desarrollando a lo largo de la historiografía se están resolviendo con estas aplicaciones (se está hablando de la «otra Historia del Arte») que sólo tratan de generar la aclaración definitiva de un problema y donde las interpretaciones tienen el rango mínimo (aceptable) de interpretación de los datos1. Esto ocurre en la mayoría de los trabajos que se presentan en este número de la revista Bienes Culturales. Con este «giro» en estas materias se está consiguiendo la definitiva inclusión del método científico en las Ciencias Sociales (con la problemática que esto supone) como ya sucede en la metodología arqueológica, por poner otro ejemplo. Sin embargo son pocos aún los que tienen acceso a este nuevo método, ya sea por inercia o por dificultad de acceso a los exámenes científicos. También son pocas las instituciones que lo realizan, ya sean privadas o públicas, para la cantidad (espectacular) de patrimonio que nos pertenece. De este modo, podemos encontrarnos que al reali- zar un estudio monográfico sobre un autor no se realizan estudios físicos y químicos sobre su obra, llegando a conclusiones acertadas o desacertadas sin la aplicación de datos de extracción científica o tecnológica. En muchas ocasiones, se ejecutan proyectos de restauración sin realizar unos estudios previos que nos permitan reconocer intervenciones anteriores, estado de conservación de estructuras y soportes, identificar repintes, etc., aspectos esenciales para la correcta restauración. Que se produzcan estas carencias se debe a la falta de inversión en las posibilidades científicas y tecnológicas para la conservación e investigación del patrimonio histórico, así como a la falta de formulación de una dirección adecuada por medio de planes de investigación. Además, y de manera más general, y vista por muchos como catastrofista, corremos un riesgo de pérdida de memoria2, de patrimonio histórico, porque si no tenemos herramientas científicas no podremos consolidar un sistema de conservación acertado. La vida, el comportamiento de una sociedad, su saludable devenir, pasan por la tenencia de memoria y recuerdos. No se podría construir una sociedad ni un individuo sin memoria. Esta reflexión filosófica sobre la memoria aplicada al concepto de patrimonio histó- 17 Uno de los ejemplos más frecuentes son las implicaciones en cuanto a datación de obras pictóricas tiene el análisis de pigmentos. 2 Cuando se recurre al concepto de memoria desde un punto de vista ideológico donde la memoria se aplica a la sociedad es cuando aparece el concepto de patrimonio histórico. Y aparece siempre en condición de memoria pasada, para justificación de esto o aquello, dejando de lado un plano, fundamental que es la idea de memoria inmediata, de la memoria cotidiana, de la memoria que se podría calificar como vital. 1 Políticas públicas relacionadas con ciencia y tecnología para la conservación del patrimonio en España 18 El Art. 46 de la Constitución Española aparece como norma inicial y fundamental reguladora del Patrimonio Histórico, en una definición casi inalcanzable para los poderes públicos a los que insta a llevar a cabo, y donde cabría integrar la ciencia y la tecnología en el grupo de garantías de conservación y enriquecimiento del patrimonio histórico: «Los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran cualesquiera que sea su régimen y titularidad. La ley penal sancionara los atentados contra este patrimonio». 3 rico tiene un porqué que es el de destacar la necesidad de entender que el patrimonio histórico no sólo hay que entenderlo como recuerdo (como lo tenemos asimilado) sino también como memoria vital (que se construye en el pasado, el presente y para el futuro) y que necesita, como cualquier «ser vivo» una revisión científica acerca de su porqué, de su situación y de su conservación. Desde un punto de vista pragmático, veremos que el importante volumen de patrimonio histórico en España es una vía de desarrollo económico, de la misma manera que puede ser también tecnológico. La aparición de factores como la globalización de la vida económica y social –incremento de las rentas, aumento de la calidad de la vida, mayor nivel educativo, edades más tempranas de jubilación, incorporación de la mujer al mundo del trabajo, mayor tiempo de ocio disponible gracias a la reducción de la jornada laboral y la distribución más personalizada de las vacaciones–, la sensibilización por la naturaleza, la problemática medioambiental y al patrimonio cultural, las nuevas tecnologías de la información y comunicación, problema de la sostenibilidad del desarrollo, el individualismo y el relativismo moral en las sociedades de los denominados países desarrollados, los cambios de las pautas de consumo y uso del ocio, la crisis del sector agropecuario y la desindustralización que afecta a muchas regiones han conseguido, en definitiva, que exista una rentabilidad en el patrimonio histórico por medio del turismo cultural [Ballart Hernández; Juan Tresserras, 2001]. Se podría hablar de dos tipos de rentabilidad económica, una rentabilidad directa e indirecta. Indirecta porque en- tendiendo que España es un destino turístico mundial, esto genera una aportación económica fundamental global en el desarrollo de España como potencia turística, generándose un escenario que pasa por la conservación, rehabilitación y fomento del patrimonio histórico, y que implica desde la hostelería a las agencias de viajes. De manera directa, porque el patrimonio histórico supone un motor de beneficio directo en la proliferación de empresas dedicadas a restauración de bienes culturales, museografía, transporte y embalaje especializado, entre otras. Y si entendemos y estamos de acuerdo con este análisis, y con la idea económica imperante de desplazamiento hacia estas vías de desarrollo de los países del ámbito europeo, donde la apuesta por el tercer sector y el I+D como generadora de progreso económico es objetivo a perseguir, estaremos de acuerdo en que el fomento de planes de acción para la investigación científica y técnica del patrimonio como apuesta de mejora en la conservación y productora de recuperación y rehabilitación de este es absolutamente necesaria y económicamente eficiente. Así, como hemos visto, son muchos los factores que dotan de importancia la aplicación de la ciencia y la tecnología al ámbito del Patrimonio y que deben fundamentar la creación de unas políticas públicas relacionadas con las ciencias y la tecnología aplicadas a la conservación del Patrimonio Histórico Español. Marco Jurídico En los últimos treinta años, en España3 se ha hecho un gran esfuerzo normativo de modo que, tanto la Administración del Estado como las Comunidades Autónomas, han desarrollado sus competencias en materia de conservación de patrimonio y elaborado y promulgado un variado e ingente cuerpo legislativo al respecto al amparo del marco normativo internacional. Precisamente, en lo que atañe al patrimonio, existe plena conciencia de que tanto la conservación como la restauración se constituyen como herramienta de la investigación desde un punto de vista más integral4 y este hecho ha facilitado la creación institutos, centros y órganos de conservación que mantienen actividades relacionadas con la aplicación de la ciencia y la tecnología para la conservación5 [Martínez, 2000]. En este sentido, la introducción de las ciencias y la tecnología en la protección y conservación del patrimonio, está asumida y va en aumento, y de ello se hace constantemente eco la normativa internacional. A este respecto, las Cartas del Restauro y los tratados o convenciones internacionales ratificados por España aconsejan la participación de las disciplinas científicas y el desarrollo de nuevas tecnologías para la resolución de problemas de conservación o restauración del patrimonio cultural. Quizá la Carta de Turismo Cultural de Bruselas (1976) resume excelentemente este concepto en la que se «considera que la protección del patrimonio cultural es la verdadera base del turismo internacional, y por ello se apela a los arquitectos y expertos científicos de todo el mundo para que los más avanzados recursos de la moderna tecnología sean puestos al servicio de la protección de los monumentos». Estos objetivos sólo pueden conseguirse mediante la formación, la cooperación y la colaboración de distintos profesionales de todos los ámbitos posibles tanto de las ciencias como de las humanidades, y a ser posible a nivel internacional. En España, la Ley 13/1986 sobre Fomento y Coordinación General de la Investigación Científica y Técnica nace con la pretensión de garantizar una política científica integral, coherente y rigurosa en nuestro país para conseguir como finalidad última la rentabilidad científico-cultural, social y económica. A través de una comisión, se fomentan programas públicos de investigación que den respuesta a las necesidades científicas y técnicas del sector que se materializan en los planes nacionales de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico durante períodos plurianuales. En su articulado se contempla entre los objetivos de estos planes «la defensa y conservación del Patrimonio Artístico e Histórico» así como «el fomento de la creación artística y el progreso y difusión de la cultura en todos sus ámbitos» (Art. 2) mediante la colaboración de los organismos públicos estatales y autonómicos, universidades y empresas e instituciones públicas o privadas que realicen activi- Figura 1. Estudios con HPLC realizados por Ángela Arteaga (IPHE), en el ámbito del proyecto de I+D «Caracterización tecnológica y cronológica de las producciones textiles coptas: antecedentes de las manufacturas textiles altomedievales españolas», dirigido por la Dra. Laura Rodríguez de la UCM. Son muchos los casos en que, en el curso de proyectos de conservación y restauración, se han realizado estudios científicos y técnicos con importantes resultados para la Historia del Arte y la Arqueología. 5 En España se inicia la creación de institutos similares con el Instituto de Conservación de Obras de Arte (ICROA), en la actualidad Instituto de Patrimonio Histórico Español (1961) como centro de referencia de la conservación y restauración del patrimonio de nuestro país. Asimismo la aparición y el aumento de los centros de conservación y restauración del patrimonio en las Comunidades Autónomas ha supuesto la continuación de actividades científicas y tecnológicas en esta materia. Cabe destacar el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Castilla y León y el Plan PAHIS 2004-2012 del Patrimonio Histórico de Castilla y León 4 19 Políticas públicas relacionadas con ciencia y tecnología para la conservación del patrimonio en España 20 donde se especifica la creación de un plan de estudios, dentro del plan básico, en el que se habla del «desarrollo de trabajos de investigación para la aplicación de nuevas tecnologías y materiales utilizables en al ámbito de la restauración y conservación del patrimonio histórico» así como de la «elaboración de estudios sobre el estado de conservación de los bienes Históricos en los que se haya realizado intervenciones de restauración o rehabilitación para conocer la evolución de las técnicas empleadas y llevar a cabo trabajos de mantenimiento permanente». Por citar otro ejemplo, cabe mencionar también del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) que tiene como función «fomentar el debate y el intercambio de experiencias e investigaciones entre los diferentes profesionales y responsables del Patrimonio Cultural» (Art. 1.3; Decreto 107/1989 de 16 de Mayo por el que se crea el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico). 6 Según esta ley, son Organismos Públicos de Investigación los organismos públicos dependientes de la Administración General del Estado y de las Comunidades Autónomas, universidades y empresas e instituciones de carácter público o privado que realicen actividades de investigación y desarrollo tecnológico. 7 A este respecto el Artículo 59 indica que: «1. Son archivos los conjuntos orgánicos de documentos, o la reunión de varios de ellos, reunidos por las personas jurídicas, públicas o privadas, en el ejercicio de sus actividades, al servicio de su utilización para la investigación, la cultura, la información y la gestión administrativa. Asimismo, se entienden por archivos las instituciones culturales donde se reúnen, conservan, ordenan y difunden para los fines anteriormente mencionados dichos conjuntos orgánicos. 2. Son bibliotecas las instituciones culturales donde se conservan, reúnen, seleccionan, inventarían, catalogan, cla- Figura 2. Vista general de la Sección de Estudios Físicos del Servicio de Laboratorios del IPHE. dades de investigación y desarrollo tecnológico (Art. 11). Ahora bien, nos encontramos con otra cuestión añadida y es el problema jurídico que muchos de los organismos públicos para la conservación tienen, donde cabría incluir los centros de conservación y/restauración, museos, archivos, bibliotecas o instituciones similares con desarrollo científico y tecnológico en sus respectivos laboratorios o departamentos de investigación. Estas instituciones no están incluidas como Organismos Públicos de Investigación (OPI) según la citada Ley 13/1986 sobre Fomento y Coordinación General de la Investigación Científica y Técnica6 pese a que la Ley 16/1985 de Patrimonio Histórico Español contemple como uno de sus objetivos o funciones básicas esta actividad7. Centros de restauración, entre los que se encuentra la Subdirección General del Instituto de Patrimonio Histórico Español desarrollan, también por ley (Real Decreto 1601/2004 por el que se desarrolla la estructura orgánica básica del Ministerio de Cultura), una serie de funciones como las recogidas en el artículo 4.j, según el cual: «El archivo y sistematización de los trabajos realizados y de la documentación disponible sobre pa- trimonio histórico; la investigación y estudio sobre criterios, métodos y técnicas para su conservación y restauración, así como la formación de técnicos y especialistas en conservación y restauración de los bienes inmuebles y muebles integrantes de dicho patrimonio». Estos centros colaboran entre sí como se prevé en el Real Decreto 620/1987, de 10 de abril, por el que se aprueba el Reglamento de museos de titularidad estatal y del Sistema Español de Museos, de futura modificación, texto en el que «se reconoce la investigación como herramienta básica para conocer en profundidad las colecciones de los museos, y se promueve la cooperación entre museos e instituciones para labores de asesoramiento o supervisión de cuestiones científicas y técnicas de alta especialización a los profesionales que integran el Sistema Español de Museos»8. Paradójicamente, pese a que entre sus objetivos y funciones por ley está la investigación científica al servicio de los bienes culturales que contienen [Moreno, 2006] [Tapol, 2005], como ya se ha aludido, todos estos centros públicos encargados de la conservación del patrimonio, dependientes del Ministerio de Cultura, se enfrentan hasta la fecha al obstáculo jurídico de su no reconocimiento como Organismo Público de Investigación [Rodero, 2006]. Esta realidad jurisdiccional imposibilita la inclusión de dichos centros en estos programas y planes públicos, por lo que dependen, mediante convenios, de otros centros sí considerados como OPI. A pesar de que lo razonable sería lo contrario, actualmente en España no hay establecida una clara relación entre estos centros de investigación y los centros de conservación y restauración más allá de estos convenios de colaboración establecidos por impulso propio de cada centro. El resultado es que investigadores que adquieren alta especialización científica tienen dificultades para trabajar habitualmente con bienes culturales y profesionales de gran experiencia en ciencia aplicada a patrimonio no encuentra posibilidades administrativas ni reconocimiento para la investigación. La formación y el ejercicio de la profesión: aspiración y realidad La conservación, la investigación, la ciencia y la tecnología, como hemos mencionado, son un deber social y una exigencia cultural que ha dado lugar a un sector económico en crecimiento. Esto repercute en la necesidad de una oferta de formación especializada, en el reconocimiento normativo de las profesiones dedicadas a la conservación y a la restauración en sus diferentes vertientes, y en el desarrollo de políticas de fomento dirigidas hacia la calidad y la sostenibilidad. Este sector económico está en marcha, y lo razonable sería que desde los poderes públicos se actuara de modo que estas necesidades encontraran respuesta adecuada. En España, desde la segunda mitad del siglo xx se han creado un número creciente de centros de investigación independientes y laboratorios asociados a centros donde se custodian colecciones artísticas o documentales desde los que se ha desarrollado acciones de conservación del patrimonio. Asimismo, en los últimos años, numerosas universidades públicas y privadas han incorporado programas de postgrado que imparten formación específica en gestión, marketing y conservación del patrimonio histórico. Estos programas, consolidados en muchos casos, ofrecen calidad y continuidad de las que se ven beneficiadas las nuevas promociones de profesionales y propician la actualización y mejora continua de las ya existentes. Esto no debe ocultar que la creación de un cuerpo de profesionales dedicados a la conservación del patrimonio histórico, desde formaciones no habituales en el cuerpo existente de conservadores de museos, como son abogados, arquitectos, restauradores, científicos e ingenieros, es una gran necesidad. Actualmente, este aspecto se encuentra desprotegido dejando su vertiente de investigación científica a la suerte del autodidacta, en ocasiones brillante, pero que sólo conduce a la tan temida cuerda floja de la que el ámbito científico español adolece. La formación académica y el perfil profesional de los científicos dedicados a la conservación del patrimonio histórico sigue siendo en la actualidad motivo de debate y preocupación en la mayor parte de los países de nuestro entorno ya que la especialización científica en el ámbito del patrimonio no es una disciplina consolidada [VV.AA., 2000]. En España, no hay especialidades universitarias en licenciaturas en ciencias experimentales relacionadas con la conservación del patrimonio, a pesar de que todas ellas tienen importante vertientes de aplicación en este campo. Las dos únicas posibilida- sifican y difunden conjuntos o colecciones de libros, manuscritos y otros materiales bibliográficos o reproducidos por cualquier medio para su lectura en sala pública o mediante préstamo temporal, al servicio de la educación, la investigación, la cultura y la información. 3. Son museos las instituciones de carácter permanente que adquieren, conservan, investigan, comunican y exhiben para fines de estudio, educación y contemplación conjuntos y colecciones de valor histórico, artístico, científico y técnico o de cualquier otra naturaleza cultural». 8 En el Art. 26 se especifica que «integran el Sistema Español de Museos los museos de titularidad estatal adscritos al Ministerio de Educación y Cultura, los museos nacionales no incluidos en el apartado anterior, los museos que tengan especial relevancia por la importancia de sus colecciones y que se incorporen mediante convenio con el Ministerio de Educación y Cultura, oída la correspondiente Comunidad Autónoma. Forman parte, asimismo, del Sistema Español de Museos el Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (hoy IPHE) y la Dirección de Museos Estatales, así como los servicios de carácter técnico o docente relacionados con los museos que se incorporen mediante convenio con el Ministerio de Educación y Cultura». 21 Políticas públicas relacionadas con ciencia y tecnología para la conservación del patrimonio en España 22 Figura 3. Estudio analítico de muestras de cuadros de Sorolla mediante SEM-EDX. Los últimos congresos de conservación y restauración dan cada vez más importancia a este apartado. Así en el XVI Internacional Meeting on Heritage Conservation celebrado en Valencia en 2006 se dedicó un bloque de comunicaciones a las Ciencias aplicadas y Nuevas tecnologías, o el Congreso celebrado en Barcelona sobre Investigación en Conservación y Restauración en 2005 incluyó una serie de capítulos dedicados a la aportación de las ciencias experimentales a la investigación conservación y restauración 10 Fundaciones como la vinculada a Caja Madrid, que es actualmente la entidad privada sin ánimo de lucro española que más atención dedica a la conservación del Patrimonio Histórico Español (para 2007 el programa de Conservación del Patrimonio Histórico Español está dotado con 17,1 millones de euros, lo que supone un 31,3% del total del presu9 des que actualmente se dan en España son la adquisición de la especialidad mediante la práctica profesional, una vez terminados los estudios universitarios, o la realización de una tesis doctoral que permita acceder a dicha especialización. Hay un segundo ámbito en el que todavía hay mucho trabajo por delante. El ejercicio profesional requiere de investigación y actualización constantes. Las ofertas científicas y tecnológicas están en constante evolución y las que sirven a la conservación del patrimonio deben mantenerse en ese plano que aúne investigación, desarrollo e innovación con práctica profesional. La experimentación y comprobación de la aplicabilidad de nuevas herramientas tecnológicas procedentes de otros sectores, la mejora en la adecuación de otras ya existentes, la sistematización de determinados principios profesionales en el uso de materiales y métodos, entre otros, han guiado iniciativas con resultados interesantes9 [Barrio (Ed.), 2006]. Incluso desde el sector privado, existen algunas iniciativas que colaboran en los proyectos de conservación con esfuerzos humanos y económicos importantes10 [Morate, 2003]. Sin embargo, la herramienta más útil para lograr los objetivos señalados son los proyectos de investigación bajo el paraguas de los Planes Nacionales. Es cierto que existen otros proyectos guiados por estas necesidades y que han desarrollado diferentes grupos de profesionales e investigadores. Pero es importante también notar la falta de conexión que se da entre ellos y la aleatoriedad en el interés o en la posibilidad real de dedicar tiempo y esfuerzos a proyectos de investigación en este sector. Recoger, ordenar y analizar los resultados diferentes y dispersos que en este campo se han producido no es una tarea que se resuelva por sí misma. La articulación de estos esfuerzos debe derivarse a la existencia de programas oficiales dirigidos por profesionales de la conservación para resolver los problemas que este ejercicio profesional plantea, con toda la variedad que esto supone en un sector tan propicio para la interdisciplinariedad. Esta función la cumplen los proyectos desarrollados al amparo de los Planes Nacionales y Programas de Investigación de la Administración Central y las Comunidades Autónomas. A diferencia de lo que ocurre en los países de nuestro entorno y también en los programas elaborados desde la Unión Europea, en nuestro país los programas públicos de investigación en patrimonio han sufrido una falta de reconocimiento en los últimos años. En el primer Plan Nacional de I+D (1988-1991), tuvo su apartado específico bajo el título general de Patrimonio Histórico, tal como lo requieren sus contenidos, dentro del Área de Programas Socioculturales. En el Plan Nacional (1992-1995) se concretaron los contenidos, incluyéndolo en el Programa Nacional de Estudios Sociales, Económicos y Culturales, con líneas de investigación tan concretas y acertadas como: • El estudio, análisis, conservación y restauración del patrimonio en su aspecto material y físico. • La investigación propiamente histórica sobre el patrimonio arquitectónico-monumental. • Y el desarrollo de programas de conservación y revalorización del Patrimonio como elemento vertebrador del espacio y de dinamización socio-económica. Por la propia complejidad y versatilidad del tema, otros programas no específicamente pensados para patrimonio también contribuyeron a la investigación en este campo. El más relevante quizá fue el de Promoción General del Conocimiento, aunque también el de Biotecnología y Nuevos Materiales. Desde aquel primer Plan Nacional que lo abordaba de forma general, se produjo un descenso de su presencia hasta desaparecer en el correspondiente al trienio 1996-1999. Desde entonces hasta la actualidad, no tiene la consideración de programa independiente. Esta situación contrasta con el interés que los investigadores y profesionales de la conservación manifiestan por este tema, además de las aportaciones tecnológicas que las empresas están deseando realizar. El resultado de este desequilibrio es que los pocos proyectos que se presentan a los programas oficiales deben dirigir sus objetivos, no a las necesidades científicas y técnicas del sector del pa- Figura 4. Estudio analítico sin toma de muestras mediante XRF de una escultura policromada. trimonio como debiera, sino adaptarse a programas existentes y encajarlo en ellos. Como consecuencia, se produce una renuncia obligada al interés primero del proyecto y una necesidad de enfocarlo de forma más contundente en una dirección acorde con el título del programa en que se inscribe. Esto provoca una clara desaceleración de España en este ámbito y obliga a que cualquier avance se convierta en un logro no por sus contenidos como debiera, sino de medios, infraestructuras, personal y económico. Con todo esto cabría preguntarse si ese mandato constitucional sobre la conservación por parte de los poderes públicos se encuentra «promoviendo» o bien se encuentra «desacelerando» en el ámbito de la aplicación científica y tecnológica para la conservación. Por todo ello, se propone la reanudación de la presentación en el próximo Plan 23 puesto de la Fundación); empresas como la europea Factum Arte lleva desarrollando desde hace algunos años la reproducción mimética de relieves arqueológicos, entre otros soportes, mediante tecnología digital de alta resolución (láser) con el objetivo de conservar y difundir el patrimonio prescindiendo de los originales. La decoración de la tumba de Seti I fue motivo de una exposición temporal itinerante por toda Europa (2004-2006), y siguiendo esta misma línea ha reagrupado los facsímiles de los relieves pertenecientes al salón del trono del Palacio de Nimrud actualmente dispersos por el The British Museum, el Pergamon Museum, el Princeton Art Museum, el Harvard Scakler Art Museum y el Dresden Museum; también empresas privadas de mediano tamaño como SIT e Infaimon, aportan investigación e innovación tecnológica a la conservación de bienes culturales. Políticas públicas relacionadas con ciencia y tecnología para la conservación del patrimonio en España 24 Figura 5. Robot diseñado en el ámbito del proyecto VARIM para estudios radiográficos y reflectográficos de gran formato. Nacional de I+D+I un apartado específico para Patrimonio Histórico que contribuya desde la calidad y la competencia a la consolidación de este sector. Los aspectos de necesario tratamiento serían, al menos, la actualización de los métodos de gestión y ejecución de proyectos de conservación del patrimonio, la identificación de líneas de trabajo necesarias y sus posibles implicaciones tecnológicas, la evaluación y fiabilidad de herramientas más innovadoras, la cooperación entre instituciones y admi- nistraciones españolas, y el afianzamiento de las relaciones entre sectores públicos y privados, centros de investigación y conservación y empresas. Existe ya una propuesta en estudio de Plan Nacional para el fomento de la investigación e innovación en ciencias experimentales y tecnología aplicadas a la conservación del patrimonio presentada desde el IPHE. Si ese Plan Nacional se desarrolla en el ámbito de competencias del Ministerio de Educación o en el de Cultura, o en ambos, es lo de menos. Lo realmente importante es que efectivamente se presente de forma continuada en el tiempo, desde y para la conservación del patrimonio histórico y con la inclusión de los centros dedicados a esta tarea y sus profesionales. Bibliografía Ballart Hernández, Joan; Juan Tresserras, Jordi: Gestión del patrimonio cultural, Editorial Ariel Patrimonio, Barcelona, 2001. Barrera del Barrio, Mercedes: «El papel de la ciencia en el conocimiento y conservación del patrimonio». AR & PA, Actas del Congreso Internacional Restaurar la Memoria. Métodos, técnicas y criterios en la conservación del patrimonio mueble e inmueble, Valladolid, 1998, pp. 373-382. 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