Políticas públicas relacionadas con ciencia y tecnología para la

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MARCO TEÓRICO
Políticas públicas relacionadas con ciencia
y tecnología para la conservación
del patrimonio en España
Marián del Egido [email protected]
Miriam Bueso [email protected]
Guillermo Enríquez de Salamanca [email protected]
Instituto del Patrimonio Histórico Español
Parece que de un tiempo a esta parte las
Ciencias Sociales han cambiado; los problemas historiográficos y metodológicos que
se han generado a lo largo del tiempo se
han ido resolviendo, en parte, a partir de la
aplicación de la tecnología y de las ciencias
experimentales. En el ámbito de la Historia
del Arte, por ejemplo, los discursos y discusiones que se han venido desarrollando a lo
largo de la historiografía se están resolviendo
con estas aplicaciones (se está hablando de la
«otra Historia del Arte») que sólo tratan de
generar la aclaración definitiva de un problema y donde las interpretaciones tienen el
rango mínimo (aceptable) de interpretación
de los datos1. Esto ocurre en la mayoría de
los trabajos que se presentan en este número de la revista Bienes Culturales. Con este
«giro» en estas materias se está consiguiendo
la definitiva inclusión del método científico
en las Ciencias Sociales (con la problemática que esto supone) como ya sucede en la
metodología arqueológica, por poner otro
ejemplo.
Sin embargo son pocos aún los que tienen
acceso a este nuevo método, ya sea por inercia o por dificultad de acceso a los exámenes científicos. También son pocas las instituciones que lo realizan, ya sean privadas
o públicas, para la cantidad (espectacular)
de patrimonio que nos pertenece. De este
modo, podemos encontrarnos que al reali-
zar un estudio monográfico sobre un autor
no se realizan estudios físicos y químicos sobre su obra, llegando a conclusiones acertadas o desacertadas sin la aplicación de datos
de extracción científica o tecnológica. En
muchas ocasiones, se ejecutan proyectos de
restauración sin realizar unos estudios previos que nos permitan reconocer intervenciones anteriores, estado de conservación de
estructuras y soportes, identificar repintes,
etc., aspectos esenciales para la correcta restauración.
Que se produzcan estas carencias se debe
a la falta de inversión en las posibilidades
científicas y tecnológicas para la conservación e investigación del patrimonio histórico, así como a la falta de formulación de
una dirección adecuada por medio de planes de investigación.
Además, y de manera más general, y
vista por muchos como catastrofista, corremos un riesgo de pérdida de memoria2, de patrimonio histórico, porque si
no tenemos herramientas científicas no
podremos consolidar un sistema de conservación acertado. La vida, el comportamiento de una sociedad, su saludable devenir, pasan por la tenencia de memoria
y recuerdos. No se podría construir una
sociedad ni un individuo sin memoria.
Esta reflexión filosófica sobre la memoria
aplicada al concepto de patrimonio histó-
17
Uno de los ejemplos más frecuentes son las implicaciones en cuanto a
datación de obras pictóricas tiene el
análisis de pigmentos.
2
Cuando se recurre al concepto de
memoria desde un punto de vista
ideológico donde la memoria se aplica a la sociedad es cuando aparece el
concepto de patrimonio histórico.
Y aparece siempre en condición de
memoria pasada, para justificación
de esto o aquello, dejando de lado un
plano, fundamental que es la idea de
memoria inmediata, de la memoria
cotidiana, de la memoria que se podría calificar como vital.
1
Políticas públicas relacionadas con ciencia y tecnología
para la conservación del patrimonio en España
18
El Art. 46 de la Constitución Española aparece como norma inicial
y fundamental reguladora del Patrimonio Histórico, en una definición
casi inalcanzable para los poderes públicos a los que insta a llevar a cabo,
y donde cabría integrar la ciencia y
la tecnología en el grupo de garantías
de conservación y enriquecimiento
del patrimonio histórico: «Los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural
y artístico de los pueblos de España
y de los bienes que lo integran cualesquiera que sea su régimen y titularidad. La ley penal sancionara los
atentados contra este patrimonio».
3
rico tiene un porqué que es el de destacar
la necesidad de entender que el patrimonio histórico no sólo hay que entenderlo
como recuerdo (como lo tenemos asimilado) sino también como memoria vital
(que se construye en el pasado, el presente y para el futuro) y que necesita, como
cualquier «ser vivo» una revisión científica
acerca de su porqué, de su situación y de
su conservación.
Desde un punto de vista pragmático,
veremos que el importante volumen de
patrimonio histórico en España es una
vía de desarrollo económico, de la misma
manera que puede ser también tecnológico. La aparición de factores como la globalización de la vida económica y social
–incremento de las rentas, aumento de la
calidad de la vida, mayor nivel educativo, edades más tempranas de jubilación,
incorporación de la mujer al mundo del
trabajo, mayor tiempo de ocio disponible gracias a la reducción de la jornada
laboral y la distribución más personalizada de las vacaciones–, la sensibilización
por la naturaleza, la problemática medioambiental y al patrimonio cultural, las
nuevas tecnologías de la información y
comunicación, problema de la sostenibilidad del desarrollo, el individualismo y
el relativismo moral en las sociedades de
los denominados países desarrollados, los
cambios de las pautas de consumo y uso
del ocio, la crisis del sector agropecuario y la desindustralización que afecta a
muchas regiones han conseguido, en definitiva, que exista una rentabilidad en el
patrimonio histórico por medio del turismo cultural [Ballart Hernández; Juan
Tresserras, 2001].
Se podría hablar de dos tipos de rentabilidad económica, una rentabilidad
directa e indirecta. Indirecta porque en-
tendiendo que España es un destino turístico mundial, esto genera una aportación
económica fundamental global en el desarrollo de España como potencia turística,
generándose un escenario que pasa por la
conservación, rehabilitación y fomento
del patrimonio histórico, y que implica
desde la hostelería a las agencias de viajes.
De manera directa, porque el patrimonio
histórico supone un motor de beneficio
directo en la proliferación de empresas
dedicadas a restauración de bienes culturales, museografía, transporte y embalaje
especializado, entre otras.
Y si entendemos y estamos de acuerdo
con este análisis, y con la idea económica
imperante de desplazamiento hacia estas
vías de desarrollo de los países del ámbito
europeo, donde la apuesta por el tercer sector y el I+D como generadora de progreso
económico es objetivo a perseguir, estaremos de acuerdo en que el fomento de planes de acción para la investigación científica
y técnica del patrimonio como apuesta de
mejora en la conservación y productora de
recuperación y rehabilitación de este es absolutamente necesaria y económicamente
eficiente.
Así, como hemos visto, son muchos los
factores que dotan de importancia la aplicación de la ciencia y la tecnología al ámbito
del Patrimonio y que deben fundamentar
la creación de unas políticas públicas relacionadas con las ciencias y la tecnología
aplicadas a la conservación del Patrimonio
Histórico Español.
Marco Jurídico
En los últimos treinta años, en España3
se ha hecho un gran esfuerzo normativo
de modo que, tanto la Administración del
Estado como las Comunidades Autónomas, han desarrollado sus competencias
en materia de conservación de patrimonio y elaborado y promulgado un variado
e ingente cuerpo legislativo al respecto al
amparo del marco normativo internacional. Precisamente, en lo que atañe al patrimonio, existe plena conciencia de que
tanto la conservación como la restauración se constituyen como herramienta de
la investigación desde un punto de vista
más integral4 y este hecho ha facilitado la
creación institutos, centros y órganos de
conservación que mantienen actividades
relacionadas con la aplicación de la ciencia y la tecnología para la conservación5
[Martínez, 2000].
En este sentido, la introducción de las
ciencias y la tecnología en la protección
y conservación del patrimonio, está asumida y va en aumento, y de ello se hace
constantemente eco la normativa internacional. A este respecto, las Cartas del
Restauro y los tratados o convenciones
internacionales ratificados por España
aconsejan la participación de las disciplinas científicas y el desarrollo de nuevas
tecnologías para la resolución de problemas de conservación o restauración del
patrimonio cultural. Quizá la Carta de
Turismo Cultural de Bruselas (1976) resume excelentemente este concepto en la
que se «considera que la protección del
patrimonio cultural es la verdadera base
del turismo internacional, y por ello se
apela a los arquitectos y expertos científicos de todo el mundo para que los
más avanzados recursos de la moderna
tecnología sean puestos al servicio de la
protección de los monumentos». Estos
objetivos sólo pueden conseguirse mediante la formación, la cooperación y la
colaboración de distintos profesionales
de todos los ámbitos posibles tanto de
las ciencias como de las humanidades, y
a ser posible a nivel internacional.
En España, la Ley 13/1986 sobre Fomento y Coordinación General de la
Investigación Científica y Técnica nace
con la pretensión de garantizar una política científica integral, coherente y rigurosa en nuestro país para conseguir
como finalidad última la rentabilidad
científico-cultural, social y económica.
A través de una comisión, se fomentan
programas públicos de investigación que
den respuesta a las necesidades científicas
y técnicas del sector que se materializan
en los planes nacionales de Investigación
Científica y Desarrollo Tecnológico durante períodos plurianuales. En su articulado se contempla entre los objetivos
de estos planes «la defensa y conservación del Patrimonio Artístico e Histórico» así como «el fomento de la creación
artística y el progreso y difusión de la
cultura en todos sus ámbitos» (Art. 2)
mediante la colaboración de los organismos públicos estatales y autonómicos,
universidades y empresas e instituciones
públicas o privadas que realicen activi-
Figura 1. Estudios con HPLC realizados por Ángela Arteaga (IPHE), en
el ámbito del proyecto de I+D «Caracterización tecnológica y cronológica
de las producciones textiles coptas: antecedentes de las manufacturas textiles
altomedievales españolas», dirigido por
la Dra. Laura Rodríguez de la UCM.
Son muchos los casos en que, en
el curso de proyectos de conservación
y restauración, se han realizado estudios científicos y técnicos con importantes resultados para la Historia del
Arte y la Arqueología.
5
En España se inicia la creación de
institutos similares con el Instituto
de Conservación de Obras de Arte
(ICROA), en la actualidad Instituto de
Patrimonio Histórico Español (1961)
como centro de referencia de la conservación y restauración del patrimonio de
nuestro país. Asimismo la aparición y el
aumento de los centros de conservación
y restauración del patrimonio en las Comunidades Autónomas ha supuesto la
continuación de actividades científicas y
tecnológicas en esta materia. Cabe destacar el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Castilla y
León y el Plan PAHIS 2004-2012 del
Patrimonio Histórico de Castilla y León
4
19
Políticas públicas relacionadas con ciencia y tecnología
para la conservación del patrimonio en España
20
donde se especifica la creación de un
plan de estudios, dentro del plan básico,
en el que se habla del «desarrollo de trabajos de investigación para la aplicación
de nuevas tecnologías y materiales utilizables en al ámbito de la restauración y
conservación del patrimonio histórico»
así como de la «elaboración de estudios
sobre el estado de conservación de los
bienes Históricos en los que se haya realizado intervenciones de restauración o
rehabilitación para conocer la evolución
de las técnicas empleadas y llevar a cabo
trabajos de mantenimiento permanente». Por citar otro ejemplo, cabe mencionar también del Instituto Andaluz de
Patrimonio Histórico (IAPH) que tiene
como función «fomentar el debate y el
intercambio de experiencias e investigaciones entre los diferentes profesionales
y responsables del Patrimonio Cultural»
(Art. 1.3; Decreto 107/1989 de 16 de
Mayo por el que se crea el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico).
6
Según esta ley, son Organismos Públicos de Investigación los organismos
públicos dependientes de la Administración General del Estado y de las Comunidades Autónomas, universidades
y empresas e instituciones de carácter
público o privado que realicen actividades de investigación y desarrollo
tecnológico.
7
A este respecto el Artículo 59 indica que:
«1. Son archivos los conjuntos orgánicos de documentos, o la reunión de
varios de ellos, reunidos por las personas jurídicas, públicas o privadas,
en el ejercicio de sus actividades, al
servicio de su utilización para la investigación, la cultura, la información y la gestión administrativa.
Asimismo, se entienden por archivos
las instituciones culturales donde se
reúnen, conservan, ordenan y difunden para los fines anteriormente mencionados dichos conjuntos orgánicos.
2. Son bibliotecas las instituciones
culturales donde se conservan, reúnen,
seleccionan, inventarían, catalogan, cla-
Figura 2. Vista general de la Sección de Estudios Físicos del Servicio de Laboratorios del IPHE.
dades de investigación y desarrollo tecnológico (Art. 11).
Ahora bien, nos encontramos con otra
cuestión añadida y es el problema jurídico
que muchos de los organismos públicos
para la conservación tienen, donde cabría
incluir los centros de conservación y/restauración, museos, archivos, bibliotecas o instituciones similares con desarrollo científico
y tecnológico en sus respectivos laboratorios
o departamentos de investigación. Estas
instituciones no están incluidas como Organismos Públicos de Investigación (OPI)
según la citada Ley 13/1986 sobre Fomento y Coordinación General de la Investigación Científica y Técnica6 pese a que la Ley
16/1985 de Patrimonio Histórico Español
contemple como uno de sus objetivos o
funciones básicas esta actividad7. Centros
de restauración, entre los que se encuentra
la Subdirección General del Instituto de
Patrimonio Histórico Español desarrollan,
también por ley (Real Decreto 1601/2004
por el que se desarrolla la estructura orgánica básica del Ministerio de Cultura), una
serie de funciones como las recogidas en
el artículo 4.j, según el cual: «El archivo y
sistematización de los trabajos realizados y
de la documentación disponible sobre pa-
trimonio histórico; la investigación y estudio sobre criterios, métodos y técnicas para
su conservación y restauración, así como
la formación de técnicos y especialistas en
conservación y restauración de los bienes inmuebles y muebles integrantes de dicho patrimonio». Estos centros colaboran entre sí
como se prevé en el Real Decreto 620/1987,
de 10 de abril, por el que se aprueba el
Reglamento de museos de titularidad estatal
y del Sistema Español de Museos, de futura
modificación, texto en el que «se reconoce la
investigación como herramienta básica para
conocer en profundidad las colecciones de
los museos, y se promueve la cooperación
entre museos e instituciones para labores de
asesoramiento o supervisión de cuestiones
científicas y técnicas de alta especialización
a los profesionales que integran el Sistema
Español de Museos»8.
Paradójicamente, pese a que entre sus
objetivos y funciones por ley está la investigación científica al servicio de los bienes
culturales que contienen [Moreno, 2006]
[Tapol, 2005], como ya se ha aludido, todos estos centros públicos encargados de la
conservación del patrimonio, dependientes del Ministerio de Cultura, se enfrentan
hasta la fecha al obstáculo jurídico de su
no reconocimiento como Organismo Público de Investigación [Rodero, 2006].
Esta realidad jurisdiccional imposibilita la inclusión de dichos centros en estos
programas y planes públicos, por lo que
dependen, mediante convenios, de otros
centros sí considerados como OPI. A pesar de que lo razonable sería lo contrario,
actualmente en España no hay establecida
una clara relación entre estos centros de investigación y los centros de conservación
y restauración más allá de estos convenios
de colaboración establecidos por impulso
propio de cada centro. El resultado es que
investigadores que adquieren alta especialización científica tienen dificultades para
trabajar habitualmente con bienes culturales y profesionales de gran experiencia en
ciencia aplicada a patrimonio no encuentra
posibilidades administrativas ni reconocimiento para la investigación.
La formación y el ejercicio
de la profesión: aspiración y realidad
La conservación, la investigación, la ciencia
y la tecnología, como hemos mencionado,
son un deber social y una exigencia cultural
que ha dado lugar a un sector económico en
crecimiento. Esto repercute en la necesidad
de una oferta de formación especializada,
en el reconocimiento normativo de las profesiones dedicadas a la conservación y a la
restauración en sus diferentes vertientes, y
en el desarrollo de políticas de fomento dirigidas hacia la calidad y la sostenibilidad.
Este sector económico está en marcha,
y lo razonable sería que desde los poderes
públicos se actuara de modo que estas necesidades encontraran respuesta adecuada.
En España, desde la segunda mitad del siglo xx se han creado un número creciente
de centros de investigación independientes
y laboratorios asociados a centros donde
se custodian colecciones artísticas o documentales desde los que se ha desarrollado
acciones de conservación del patrimonio.
Asimismo, en los últimos años, numerosas universidades públicas y privadas han
incorporado programas de postgrado que
imparten formación específica en gestión,
marketing y conservación del patrimonio
histórico. Estos programas, consolidados
en muchos casos, ofrecen calidad y continuidad de las que se ven beneficiadas las
nuevas promociones de profesionales y
propician la actualización y mejora continua de las ya existentes.
Esto no debe ocultar que la creación de
un cuerpo de profesionales dedicados a la
conservación del patrimonio histórico, desde formaciones no habituales en el cuerpo
existente de conservadores de museos, como
son abogados, arquitectos, restauradores,
científicos e ingenieros, es una gran necesidad. Actualmente, este aspecto se encuentra
desprotegido dejando su vertiente de investigación científica a la suerte del autodidacta, en ocasiones brillante, pero que sólo conduce a la tan temida cuerda floja de la que el
ámbito científico español adolece.
La formación académica y el perfil profesional de los científicos dedicados a la
conservación del patrimonio histórico sigue
siendo en la actualidad motivo de debate y
preocupación en la mayor parte de los países
de nuestro entorno ya que la especialización
científica en el ámbito del patrimonio no es
una disciplina consolidada [VV.AA., 2000].
En España, no hay especialidades universitarias en licenciaturas en ciencias experimentales relacionadas con la conservación
del patrimonio, a pesar de que todas ellas
tienen importante vertientes de aplicación
en este campo. Las dos únicas posibilida-
sifican y difunden conjuntos o colecciones de libros, manuscritos y otros materiales bibliográficos o reproducidos por
cualquier medio para su lectura en sala
pública o mediante préstamo temporal,
al servicio de la educación, la investigación, la cultura y la información.
3. Son museos las instituciones de
carácter permanente que adquieren,
conservan, investigan, comunican y
exhiben para fines de estudio, educación y contemplación conjuntos y
colecciones de valor histórico, artístico, científico y técnico o de cualquier
otra naturaleza cultural».
8
En el Art. 26 se especifica que «integran el Sistema Español de Museos los
museos de titularidad estatal adscritos
al Ministerio de Educación y Cultura,
los museos nacionales no incluidos en el
apartado anterior, los museos que tengan
especial relevancia por la importancia
de sus colecciones y que se incorporen
mediante convenio con el Ministerio de
Educación y Cultura, oída la correspondiente Comunidad Autónoma. Forman
parte, asimismo, del Sistema Español de
Museos el Instituto de Conservación y
Restauración de Bienes Culturales (hoy
IPHE) y la Dirección de Museos Estatales, así como los servicios de carácter
técnico o docente relacionados con los
museos que se incorporen mediante
convenio con el Ministerio de Educación y Cultura».
21
Políticas públicas relacionadas con ciencia y tecnología
para la conservación del patrimonio en España
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Figura 3. Estudio analítico de muestras de cuadros de Sorolla mediante
SEM-EDX.
Los últimos congresos de conservación y restauración dan cada vez más
importancia a este apartado. Así en el
XVI Internacional Meeting on Heritage Conservation celebrado en Valencia
en 2006 se dedicó un bloque de comunicaciones a las Ciencias aplicadas
y Nuevas tecnologías, o el Congreso
celebrado en Barcelona sobre Investigación en Conservación y Restauración
en 2005 incluyó una serie de capítulos dedicados a la aportación de las
ciencias experimentales a la investigación conservación y restauración
10
Fundaciones como la vinculada a
Caja Madrid, que es actualmente la
entidad privada sin ánimo de lucro
española que más atención dedica a
la conservación del Patrimonio Histórico Español (para 2007 el programa de Conservación del Patrimonio
Histórico Español está dotado con
17,1 millones de euros, lo que supone un 31,3% del total del presu9
des que actualmente se dan en España son
la adquisición de la especialidad mediante
la práctica profesional, una vez terminados
los estudios universitarios, o la realización
de una tesis doctoral que permita acceder a
dicha especialización.
Hay un segundo ámbito en el que todavía hay mucho trabajo por delante. El ejercicio profesional requiere de investigación y
actualización constantes. Las ofertas científicas y tecnológicas están en constante evolución y las que sirven a la conservación del
patrimonio deben mantenerse en ese plano
que aúne investigación, desarrollo e innovación con práctica profesional.
La experimentación y comprobación
de la aplicabilidad de nuevas herramientas
tecnológicas procedentes de otros sectores,
la mejora en la adecuación de otras ya existentes, la sistematización de determinados
principios profesionales en el uso de materiales y métodos, entre otros, han guiado
iniciativas con resultados interesantes9 [Barrio (Ed.), 2006].
Incluso desde el sector privado, existen algunas iniciativas que colaboran en
los proyectos de conservación con esfuerzos humanos y económicos importantes10
[Morate, 2003].
Sin embargo, la herramienta más útil
para lograr los objetivos señalados son los
proyectos de investigación bajo el paraguas
de los Planes Nacionales. Es cierto que existen otros proyectos guiados por estas necesidades y que han desarrollado diferentes grupos de profesionales e investigadores. Pero
es importante también notar la falta de conexión que se da entre ellos y la aleatoriedad
en el interés o en la posibilidad real de dedicar tiempo y esfuerzos a proyectos de investigación en este sector. Recoger, ordenar y
analizar los resultados diferentes y dispersos
que en este campo se han producido no es
una tarea que se resuelva por sí misma. La
articulación de estos esfuerzos debe derivarse a la existencia de programas oficiales dirigidos por profesionales de la conservación
para resolver los problemas que este ejercicio profesional plantea, con toda la variedad
que esto supone en un sector tan propicio
para la interdisciplinariedad. Esta función la
cumplen los proyectos desarrollados al amparo de los Planes Nacionales y Programas
de Investigación de la Administración Central y las Comunidades Autónomas.
A diferencia de lo que ocurre en los países de nuestro entorno y también en los
programas elaborados desde la Unión Europea, en nuestro país los programas públicos de investigación en patrimonio han
sufrido una falta de reconocimiento en los
últimos años. En el primer Plan Nacional
de I+D (1988-1991), tuvo su apartado específico bajo el título general de Patrimonio Histórico, tal como lo requieren sus
contenidos, dentro del Área de Programas
Socioculturales.
En el Plan Nacional (1992-1995) se
concretaron los contenidos, incluyéndolo
en el Programa Nacional de Estudios Sociales, Económicos y Culturales, con líneas
de investigación tan concretas y acertadas
como:
• El estudio, análisis, conservación y restauración del patrimonio en su aspecto
material y físico.
• La investigación propiamente histórica
sobre el patrimonio arquitectónico-monumental.
• Y el desarrollo de programas de conservación y revalorización del Patrimonio
como elemento vertebrador del espacio y
de dinamización socio-económica.
Por la propia complejidad y versatilidad del tema, otros programas no específicamente pensados para patrimonio también contribuyeron a la investigación en
este campo. El más relevante quizá fue el
de Promoción General del Conocimiento, aunque también el de Biotecnología y
Nuevos Materiales.
Desde aquel primer Plan Nacional que
lo abordaba de forma general, se produjo un descenso de su presencia hasta desaparecer en el correspondiente al trienio
1996-1999. Desde entonces hasta la actualidad, no tiene la consideración de programa independiente.
Esta situación contrasta con el interés
que los investigadores y profesionales de
la conservación manifiestan por este tema,
además de las aportaciones tecnológicas
que las empresas están deseando realizar.
El resultado de este desequilibrio es
que los pocos proyectos que se presentan a los programas oficiales deben dirigir sus objetivos, no a las necesidades
científicas y técnicas del sector del pa-
Figura 4. Estudio analítico sin toma
de muestras mediante XRF de una escultura policromada.
trimonio como debiera, sino adaptarse a
programas existentes y encajarlo en ellos.
Como consecuencia, se produce una renuncia obligada al interés primero del
proyecto y una necesidad de enfocarlo de
forma más contundente en una dirección
acorde con el título del programa en que
se inscribe.
Esto provoca una clara desaceleración
de España en este ámbito y obliga a que
cualquier avance se convierta en un logro
no por sus contenidos como debiera, sino
de medios, infraestructuras, personal y
económico.
Con todo esto cabría preguntarse si ese
mandato constitucional sobre la conservación por parte de los poderes públicos se
encuentra «promoviendo» o bien se encuentra «desacelerando» en el ámbito de la
aplicación científica y tecnológica para la
conservación.
Por todo ello, se propone la reanudación de la presentación en el próximo Plan
23
puesto de la Fundación); empresas
como la europea Factum Arte lleva
desarrollando desde hace algunos
años la reproducción mimética de
relieves arqueológicos, entre otros
soportes, mediante tecnología digital de alta resolución (láser) con el
objetivo de conservar y difundir el
patrimonio prescindiendo de los originales. La decoración de la tumba de
Seti I fue motivo de una exposición
temporal itinerante por toda Europa
(2004-2006), y siguiendo esta misma
línea ha reagrupado los facsímiles de
los relieves pertenecientes al salón del
trono del Palacio de Nimrud actualmente dispersos por el The British
Museum, el Pergamon Museum, el
Princeton Art Museum, el Harvard
Scakler Art Museum y el Dresden
Museum; también empresas privadas de mediano tamaño como SIT
e Infaimon, aportan investigación e
innovación tecnológica a la conservación de bienes culturales.
Políticas públicas relacionadas con ciencia y tecnología
para la conservación del patrimonio en España
24
Figura 5. Robot diseñado en el ámbito del proyecto VARIM para estudios
radiográficos y reflectográficos de gran
formato.
Nacional de I+D+I un apartado específico
para Patrimonio Histórico que contribuya desde la calidad y la competencia a la
consolidación de este sector. Los aspectos
de necesario tratamiento serían, al menos,
la actualización de los métodos de gestión
y ejecución de proyectos de conservación
del patrimonio, la identificación de líneas
de trabajo necesarias y sus posibles implicaciones tecnológicas, la evaluación y fiabilidad de herramientas más innovadoras,
la cooperación entre instituciones y admi-
nistraciones españolas, y el afianzamiento
de las relaciones entre sectores públicos y
privados, centros de investigación y conservación y empresas.
Existe ya una propuesta en estudio de Plan
Nacional para el fomento de la investigación
e innovación en ciencias experimentales y
tecnología aplicadas a la conservación del patrimonio presentada desde el IPHE.
Si ese Plan Nacional se desarrolla en el
ámbito de competencias del Ministerio de
Educación o en el de Cultura, o en ambos,
es lo de menos. Lo realmente importante
es que efectivamente se presente de forma
continuada en el tiempo, desde y para la
conservación del patrimonio histórico y con
la inclusión de los centros dedicados a esta
tarea y sus profesionales.
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