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Trump, México y Cuba; por Rafael Rojas
Rafael Rojas · Sunday, July 31st, 2016
Donald Trump y Michael Pence
La nominación del magnate Donald Trump y el gobernador de Indiana Michael Pence,
como líderes de la fórmula republicana para las elecciones presidenciales en Estados
Unidos, ha esclarecido el programa de la derecha de ese país hacia América Latina.
Como en la rancia tradición heredada del siglo XIX, el punto de partida son los dos
países más claramente ubicados en la frontera sur de Washington: México y Cuba.
De llegar a la presidencia y la vicepresidencia de Estados Unidos y adoptar como hoja
de ruta lo dicho en la convención de Cleveland, Trump y Pence podrían hacer
involucionar las relaciones interamericanas a un punto de mayor conflictividad que el
de la Guerra Fría. Al escepticismo de Trump con el libre comercio se suma una visión
de América Latina y, específicamente, de su frontera mexicana como raíz de los males
de Estados Unidos. La traducción política de esa doctrina será una fábrica de errores.
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Desde los tiempos de Ronald Reagan y George Bush padre el racismo antilatino de los
conservadores se ha visto compensado por la apuesta al libre comercio de los años
anteriores y posteriores a la caída del Muro de Berlín. Además de aquella agenda de
integración, que en los 90 propició el TLCAN y continuó en tiempos de Bush hijo con
el proyecto del ALCA, la colocación del tema de los derechos humanos en el centro de
la política exterior de Estados Unidos obligó al diálogo y a la negociación permanente
con los gobiernos del área.
Con Trump y Pence se daría un abandono, por ahora retórico pero eventualmente
práctico, de ese doble marco de la política latinoamericana de Washington. Según
ellos, el libre comercio, tanto en el formato del TLCAN como en el del TPP, refuerza a
los enemigos externos, así como la inmigración suramericana —sobre todo,
mexicana— hace crecer la masa demográfica de potenciales enemigos domésticos. El
reforzamiento de la frontera con México se presenta como parte de una estrategia
aislacionista, que criminaliza los migrantes al tiempo que incentiva el proteccionismo
económico.
Si la nueva dirigencia republicana puede rebajar el perfil de las relaciones entre
Estados Unidos y México a un nivel nunca visto desde los tiempos de Lázaro
Cárdenas, con Cuba propone, ya no un regreso al momento anterior al
restablecimiento de relaciones impulsado por Barack Obama, sino a los expedientes
más burdos de la Guerra Fría. La plataforma presentada hace unos días en Cleveland
llama a “desalojar del poder a los corruptos gobernantes cubanos y llevarlos a rendir
cuentas por sus crímenes contra la humanidad”.
No queda muy claro cómo lograría ese objetivo una nueva administración republicana,
encabezada por un político que apenas dos meses atrás decía que la normalización
diplomática con Cuba era correcta pero había que convertirla en un mejor negocio.
Por lo pronto, la idea es revocar toda la política hacia la Isla emprendida por Barack
Obama por medio de la vuelta al respeto a la Ley Helms-Burton (1996) del congreso
de Estados Unidos.
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on Sunday, July 31st, 2016 at 3:00 am and is filed under
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