Cambio social y educación

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Cambio social y educación
Las funciones sociales de la educación se debate en dos posiciones:
• Aquellas que sostienen que la educación tiene una función reproductora del orden social existente y
posee un carácter conservador.
• Aquellas que sostienen que la educación tiene una función innovadora, garantía de cambio y de
progreso tanto a nivel individual como social.
A partir del surgimiento del capitalismo, el cambio pasó a ocupar un lugar completamente distinto al que
ocupaba socialmente en las estructuras pre−capitalistas. El desarrollo de las fuerzas productivas implicó, en el
plano de las actividades productivas y del conocimiento científico−técnico, un proceso permanente de
renovación.
Una de las características de la Sociedad Capitalista es la institucionalización del cambio, es decir, la
incorporación de la innovación como hecho normal dentro de la estructura social.
Una de las consecuencias de la expansión capitalista fue la universalización de la acción pedagógica escolar,
asociaron Educación con cambio social, entendiendo este en términos de progreso.
La acción pedagógica escolar cumplía la función de homogeneización cultural básica.
La expansión de la educación formal implicaba universalizar un tipo de acción pedagógica con fuertes
connotaciones innovadoras frente a la socialización extra−escolar brindada tradicionalmente por la familia o
por la iglesia.
En América Latina, los representantes más claros de este tipo de pensamiento fueron: Domingo Faustino
Sarmiento y José Pedro Varela. Los cuales impulsaron la expansión escolar como garantía de crecimiento
económico, político y social para marcar su carácter novedoso, era definido como civilización.
Algunas décadas más tarde y en función del nuevo contexto histórico provocado por las crisis del desarrollo
capitalista, las guerras mundiales y las necesidades de reconstrucción, el análisis del papel de la educación n el
cambio social adquirió un contenido distinto. La función social de la educación puso sus efectos directos
sobre los beneficios individuales y sociales, medidos ahora en términos económicos.
La formación del ciudadano fue sustituida por la formación del recurso humano, considerado vital para el
desarrollo económico a nivel social y apara el acceso a posiciones más elevadas en el plano individual.
Sin embargo, las guerras mundiales, el surgimiento del fascismo y del nazismos y las comprobaciones acerca
del escaso efecto de la educación sobre la movilidad social, los ingresos, etc., pusieron de manifiesto que
consideraba en forma aislada la educación no es garantía de progreso material ni de un orden político
democrático liberal. A partir de estas críticas en los últimos años la formulación teórica del papel reproductor
de la educación ha asumido un carácter más sistemático y preciso.
El papel del sistema educativo radica fundamentalmente en legitimar la escala de desigualdades con un
argumento natural: la capacidad, medida a través del éxito escolar. De esta forma el sistema educativo actúa a
través de un doble juego de factores: por un lado, define ideológicamente su papel como neutro frente a las
diferencias sociales, el rendimiento escolar dependería de la inteligencia; todos los individuos tienen iguales
oportunidades de acceso y desarrollo y el éxito en la educación garantiza el acceso y desarrollo y el éxito en la
educación garantiza el acceso a posiciones sociales elevadas. Esta imagen social de la acción pedagógica
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escolar es fundamental para que el sistema educativo cumpla su papel reproductor ya que por el otro lado el
éxito depende de la posesión de un determinado capital cultural que se adquiere fuera de la escuela. De esta
forma el sistema educativo reproduce las desigualdades existentes ocultando al mismo tiempo el carácter
arbitrario de dichas diferencias.
La escuela es considerada en este esquema teórico como una agencia de imposición cultural donde predomina
la orientación hacia los valores más conservadores del orden social: obediencia, respeto, autoritarismo, etc.
En esta línea de análisis se ubican todos los estudios sobre el rol ideológico de la acción escolar, tanto a nivel
de los contenidos que ella difunde como de las relaciones sociales que establece en el proceso de aprendizaje.
Algunas observaciones cuestionan la validez del esquema anterior en función de su rigidez ya que no permite
introducir en la práctica educativa, ningún tipo de conflicto y de expresión de intereses y concepciones
diferentes a las dominantes.
Otras críticas derivan del hecho que todo su desarrollo está basado en el supuesto que el sistema educativo
cumple eficazmente su papel reproductor, ignorando la crisis de la escuela y de sus funciones sociales.
En la línea de estas observaciones puede señalarse que la definición del acceso al sistema educativo nunca fue
un problema resuelto sólo en función de los intereses dominantes. Las capas sociales excluidas presionan por
aumentar su cuota de participación en el acceso y la ampliación de la cobertura del sistema no ha sido
producto de concesiones sino de conquistas.
La evolución del capitalismo industrial ha provocado una serie cambios culturales significativos; en el plano
de la producción el cambio tecnológico tiene una tendencia a dicotomizar cada vez mas el modo de inserción
del trabajo humano, ya que la creatividad se concentra en un sector reducido de actividades y personas. La
simplificación se expande a un número de tareas cada vez mayor; la hiperespecialización a su vez está
planteando la conciencia de la imposibilidad de comprensión global de los fenómenos. A nivel político la
crisis de las formas de participación tradicionales, con la consolidación de las fuerzas populares por un lado y
el poder transnacional creciente por el otro, la tendencia a la marginalidad de vastos sectores de población. En
el nivel de las relaciones sociales globales son notorios los cambios en las formas de socialización familias,
particularmente en el rol de la autoridad y la permisividad.
Frente a este panorama si algo caracteriza la acción pedagógica escolar es su arcaísmo, su fijación en el
pasado y su creciente autonomía frente a cambios externos. La rigidez del sistema escolar se resiste a todos
los intentos de cambio y reforma.
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