Red de Escuelas Líderes El arte y la ciencia de la integración

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INTELIGENCIA PEDAGÓGICA:
Herramienta Clave para el Aprendizaje Escolar
2012
El arte y la ciencia de la integración pedagógica.1
Barrie Bennett
2
En un estudio de 10 años sobre liderazgo escolar realizado en tres países, Leithwood, Day, Sammons, Harris y Hopkins (2007) encontraron que el mejor predictor del logro escolar es el mejoramiento de las prácticas pedagógicas de los profesores. El segundo factor más importante que
descubrieron tiene relación con la práctica de liderazgo del director de escuela para facilitar el
aprendizaje de los alumnos y de los profesores. Del mismo modo, un caso de estudio de cuatro
años de cinco escuelas secundarias “no tan efectivas” realizado por Louis y Miles (1990) encontró
que dos de las cinco escuelas que finalmente fueron exitosas en el mejoramiento de los resultados escolares se habían centrado en mejorar aspectos pedagógicos y en crear un ambiente
seguro para el aprendizaje. Además, Louis y Miles descubrieron que ningún otro tipo de cambio
en la sala de clases produce tanto conflicto como el intentar cambiar las prácticas pedagógicas de
los profesores. Por lo tanto, podemos deducir que investigar y valorar la pedagogía es una cosa,
pero que implementarla y sostenerla en forma colectiva y sistemática en el tiempo es otra.
Habiendo dicho esto, este capítulo no trata de justificar el “hacer” pedagógico a través de la
exploración de investigaciones anteriores. Muchos estudios y libros (del pasado y presente) nos
dan ejemplos de los efectos de las innovaciones pedagógicas en el aprendizaje escolar (i.e. Friedman & Fisher, 1998; Marzano, 1998, 2003; Waxman & Walberg, 1991; Wittrock, 1986). Más bien,
este capítulo contiene reflexiones (insights) sobre las exquisitas complejidades y posibilidades que
existen dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje. En 1978, mientras enseñaba en la secundaria, denominé a estas percepciones inteligencia pedagógica y las percepciones que comparto en
este capítulo son el resultado de 36 años de enseñanza en la sala de clases (Bennett, 2002; Fullan,
2002).
La inteligencia pedagógica, como proceso, ha evolucionado y en ella ahora convergen currículum,
evaluación, pedagogía, conocimiento de cómo aprenden los alumnos, y las teorías de cambio
y de cambio sistémico. Conceptualmente, en términos de intención, se asemeja a la pedagogía
diferenciada. La creencia de que no existe una mejor o manera correcta de enseñar es un eje
central en la inteligencia pedagógica. A cada profesor del mundo se le podría pedir que enseñara la misma unidad (o módulo de trabajo) de dos semanas de duración y cada profesor podría
enseñarlo de una manera distinta, con la misma efectividad o inefectividad. Por lo tanto, dada la
duración de una carrera docente - digamos treinta años o más – más todo lo que sabemos acerca
del proceso de enseñanza-aprendizaje, las posibilidades para diseñar ambientes de aprendizaje
son interminables.
1 Artículo publicado en Marzano, L. Ed. 2010 “On excelence in Teaching”; Solution Tree Press, Bloomington U.S.A., Capítulo 3:
Reproducido con autorización del autor para ser distribuido entre los participantes del V Seminario Internacional: Inteligencia
Pedagógica: Herramienta Clave para el Aprendizaje Escolar.
2 El Dr Barrie Bennet es académico e investigador de la Universidad de Toronto, Canadá, especialista en liderazgo instruccional-
prácticas docentes.
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INTELIGENCIA PEDAGÓGICA:
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En este capítulo exploro la idea de que la enseñanza es un arte y una ciencia y aplico esta forma de
pensar a la clasificación de los métodos pedagógicos. Demuestro cómo esta clasificación facilita el
pensar y el actuar en relación a la intersección de métodos pedagógicos. Más aún, también trato
de abordar la integración de métodos pedagógicos y cómo esta impacta el aprendizaje escolar y
cómo se relaciona directamente con la evaluación. Luego, me centro en la modificación del modelo
de Niveles de Uso una innovación del Modelo de Adopción en Base a Intereses o Concerns-BasedAdoption Model (CBAM; Hall & Hord, 2006). Yo sostengo que si fallamos en prestarle atención al
concepto de Niveles de Uso sólo estaremos en lo cierto a medias en lo que se refiere a evaluación.
El capítulo concluye con lo que yo llamo “pensamientos perdidos” que son claves en el proceso de
enseñanza-aprendizaje.
A medida que Ud. lea este capítulo, piense si cree que los profesores comprenden o no, profundamente, la complejidad de la pedagogía – como un arte y una ciencia. ¿Los profesores comprenden
y aplican su repertorio pedagógico intencionalmente o están limitados a ser hábiles de manera
tácita o inconsciente? ¿Ellos piensan en su repertorio pedagógico como un medio para integrar
múltiples procesos para lograr la potencia pedagógica?
Sostengo, al igual que muchos otros, que la pedagogía es una de las profesiones más complejas,
importantes y demandantes; uno tarda años en llegar a ser un educador efectivo y esto requiere
de un gran esfuerzo y de un constante diálogo y reflexión. En mi actual trabajo dentro de la sala de
clases, puedo observar que la mayoría de los profesores trabajan muy duro y se preocupan profundamente de lo que ocurre en sus clases. Sin embargo, por razones obvias (tales como: la velocidad
a la que las innovaciones van y vienen, la cantidad de innovaciones que los profesores deben manejar simultáneamente, la estructura del acceso a fondos con el que hay que lidiar para conseguir
becas para el desarrollo profesional, el espectro de estudiantes en riesgo en cada sala de clases, la
diversidad de necesidades de aprendizaje, y así sucesivamente); no es de extrañar que los profesores no sean tan hábiles intencional o explícitamente en pedagogía como deberían llegar a serlo.
Y no sólo eso, lo que yo veo en mí mismo y en otros profesores que siguen enseñando en escuelas
básicas y medias, es que nosotros también somos parte del problema. Una suerte de Pogo* cuando dice: “Hemos conocido al enemigo, el enemigo somos nosotros” (Kelly, 1953). Nuestro afán por
evaluar el aprendizaje escolar es igualado por nuestra inactividad para evaluar nuestros métodos
pedagógicos. Esto quiere decir que no sólo es poco probable que nosotros alineemos el cómo enseñamos con el cómo evaluamos, sino que demasiado a menudo evaluamos el impacto de nuestras
intervenciones pedagógicas cuando en realidad nosotros mismos somos usuarios ingenuos de esas
intervenciones.
El Arte y la Ciencia de Enseñar
Aplicar el arte y la ciencia a la educación es una vieja idea (ver Eisner, 2004; Gage, 1977; Marzano,
2007; Rubin, 1985). Yo mismo usé la idea en Beyond Monet: The Artful Science of Instructional
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INTELIGENCIA PEDAGÓGICA:
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Integration (Bennett & Rolheiser, 2001) o Más allá de Monet: El Arte y la Ciencia de la Integración
Pedagógica. En The Educated Imagination de Northrop Frye (1964) o La Imaginación Educada, el
autor explora el valor y los usos de la literatura así como también el de su estudio. El reposiciona
el arte y la ciencia en extremos opuestos de un mismo continuo, argumentando que éstas, sin
lugar a dudas, son distintas pero que en ciertas situaciones, el arte y la ciencia convergen.
Al describir las diferencias entre arte y ciencia, Frye considera las búsquedas de distintos científicos y artistas. Mientras que los científicos buscan la idea de “mejorar” (por ejemplo, determinar
los mejores métodos para la cirugía al corazón), Frye sugiere que los artistas no hacen lo mismo.
Los artistas más bien comunican desde la creencia inherente de que ellos no saben cuál es la mejor manera de “hacer arte” y que una forma de arte no es mejor que otra (por ejemplo, la danza
no es mejor que la escultura).
¿Cómo se relaciona esto con la educación? En algún momento u otro, la mayoría de los educadores han discutido si enseñar es más un arte o más una ciencia. Ellos se pueden haber hecho algunas preguntas: (1) ¿Los educadores están preocupados respecto a cuáles métodos son mejores?,
y (2) ¿Los educadores saben cuál es la mejor manera de enseñar? Casi la mayoría de los profesores responde que sí a la pregunta 1 y que no a la pregunta 2. Luego de una discusión más profunda, generalmente llegan a la conclusión de que en el proceso de enseñanza y aprendizaje, el arte
y la ciencia se fusionan, convergen, cada una le da información a la otra. Como a los científicos,
nos interesa conocer formas más efectivas de enseñar a nuestros alumnos, y como a los artistas,
no sabemos cuál es la mejor manera de lograr que todos los alumnos aprendan, pero estamos
conscientes de las posibilidades. Como científicos, investigamos mejores métodos, evaluamos,
experimentamos y, como artistas, nos comunicamos, contamos nuestras historias, interpretamos,
de-construimos y reconstruimos, manteniendo la mente abierta a nuevas posibilidades.
Esta tensión entre el impulso a mejorar y la falta de una mejor forma de hacer las cosas crea un
terreno fértil para el conflicto, y cómo lidiamos con ese conflicto determina si tendremos éxito.
Louis y Miles (1990) encontraron que la habilidad para enfrentar y resolver conflictos es el predictor número uno respecto a si una escuela llegará a ser y a permanecer una escuela efectiva.
Agregan que ninguna medida de visión ni de planificación evita o resuelve conflictos – el cambio
y el conflicto son inseparables. Tangencialmente, Blumer (1954) presenta dos tipos de conceptos: los definitivos, que son claros (por ejemplo, los conceptos de ventana, perro y casa), y los de
sensibilización, que no tienen claridad absoluta (por ejemplo, los conceptos de amor, justicia y
motivación). La pedagogía y el aprendizaje son conceptos del tipo de sensibilización, ya que no
existe la mejor manera de enseñar ni de aprender. La falta de claridad genera discusión y disenso,
y también nos recuerda que para mejorar como profesores uno debe integrar distintos métodos
pedagógicos para poder cumplir de manera más efectiva con las diversas necesidades de los
alumnos.
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Al integrar métodos pedagógicos, el profesor está diseñando experiencias de aprendizaje, fusionando o apilando dos o más métodos pedagógicos. Esto alinea los enfoques de la ciencia (una mejor manera de) con los del arte (no hay una mejor manera de). Por ejemplo, ¿tiene algún impacto
en el aprendizaje escolar que los alumnos integren múltiples organizadores gráficos (como mapas
mentales, mapas conceptuales, diagramas de Venn, diagramas de espina de pescado (fishbone) o
escaleras o cascadas de ranking (ranking ladders) para resumir una unidad de estudio? Qué pasaría si los alumnos primero trabajan en grupos pequeños y efectivamente bien estructurados para
generar el primer bosquejo y luego trabajan en forma individual - ¿esto generaría una diferencia
mayor?
Si cada método pedagógico tiene un cierto poder para afectar el aprendizaje, entonces nosotros
podríamos suponer que al integrar métodos pedagógicos nosotros estaríamos aumentando la capacidad o el poder para impactar el aprendizaje escolar. Al aumentar nuestro repertorio pedagógico es más probable que nos hagamos más artísticos o creativos y también más científicos o intencionales al diferenciar nuestra pedagogía para cumplir con las diversas necesidades de los alumnos.
En la pedagogía, la investigación sobre el trabajo en grupo efectivo es la ciencia, cuán a menudo se
lo emplea, y cuándo, dónde y con quién se lo aplica es el arte. Si no somos sabios en el arte, entonces la ciencia estará mal informada.
En la siguiente sección, opto por una perspectiva más experiencial, ( es decir una perspectiva más
artística) sobre la naturaleza interactiva de la pedagogía.
Clasificando la Pedagogía
La clasificación es un proceso diario de pensamiento inductivo en el que uno pone cosas en distintas categorías en base a atributos comunes. Por ejemplo, clasificamos los cubiertos en cuchillos,
tenedores y cucharas; la ropa en pantalones, camisas, calcetines, vestidos y así sucesivamente; los
medios de transporte en terrestres, marinos, aéreos y espaciales. Con la excepción de la mayoría
de los sustantivos propios (por ejemplo, no hay un concepto que se llame “Susan” o “San Francisco”) todo lo demás en el mundo ha sido clasificado inductivamente.
Clasificar los métodos pedagógicos nos permite ser más precisos o específicos cuando nos comunicamos, cuando planificamos, cuando enseñamos y cuando evaluamos el efecto de nuestros
esfuerzos o el de nuestros alumnos. Por cierto, la idea de clasificar la pedagogía no es nueva. El
libro Models of Teaching de Joyce y Weil (2000) - Modelos de Enseñanza- compromete al alumno
a explorar distintos métodos pedagógicos que tienen propósitos distintos, tales como impactar
la memoria, la creatividad, el pensamiento crítico, etc. al diseñar ambientes de aprendizaje. El
texto Modelos de Enseñanza sigue siendo una de las herramientas más importantes y poderosas
para comprender los modelos y estrategias más complejas de la enseñanza. El programa ITIP de
Hunter (1994)- Instructional Theory Into Practice , Teoría Pedagógica Puesta en Práctica - es una
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investigación práctica, llena de sentido y con un buen sustento teórico que cubre los conceptos
y habilidades pedagógicas menos complejos que tienen los profesores efectivos y que utilizan a
diario, independiente de su inclinación filosófica, para diseñar ambientes de aprendizaje. Hunter
visualiza la pedagogía en cuatro áreas clave: motivación, retención, tasa y grado de aprendizaje,
y transferencia. Es interesante destacar que mucho de lo que hoy se promueve como pedagogía
efectiva puede encontrarse claramente descrito en el trabajo de Hunter de los años 70 y 80.
No obstante, nosotros perdemos estas conexiones con las reflexiones o insights anteriores porque, sin darnos cuenta, tendemos a ignorar o a cambiar los rótulos conceptuales, lo que nos
hace perder acceso a la historia de una innovación. Por ejemplo, el concepto de análisis de tarea
(task analysis) ha sido cubierto por frases menos precisas como “diseñar de arriba hacia abajo”
o “comenzando con la finalidad en mente”. Por otro lado, el coaching cognitivo ha suplantado
el trabajo de Goldhammer y Cogan (1973) sobre la supervisión clínica, y terminamos introduciendo confusión en la fundación misma de la supervisión clínica y del coaching de pares (peer
coaching).
Nosotros perdemos estas conexiones debido a la forma descuidada en que usamos ciertos términos en educación - métodos, enfoques, modelos, estrategias, tácticas, habilidades, estructuras,
técnicas y herramientas - son sólo algunos ejemplos de esto y tenemos poca conciencia de que
puedan tener otro significado. Cuando empleamos estos términos, u otros, con poco o ningún
entendimiento de sus constructos fundacionales ni de la investigación que los sustenta, aumentamos las posibilidades de usarlos de manera menos efectiva y más desconectada.
Al desarrollar mi propia clasificación de la pedagogía, me inspiró el argumento de Brunner (1966)
que dice que no tenemos una teoría claramente articulada de la pedagogía, es decir no contamos
con una manera de explicar la naturaleza interactiva de la pedagogía. De manera concomitante,
llevo veinte y seis años desarrollando una teoría práctica de la integración pedagógica como una
forma de pensar acerca de lo que ocurre cuando uno fusiona o integra dos o más procesos pedagógicos guiándose por lo que se sabe acerca de cómo aprendemos. Esta teoría explica la aplicación de las cinco áreas pedagógicas – habilidades, tácticas, estrategias, conceptos y organizadores
– para situar la investigación y las prácticas relacionadas a la pedagogía y al aprendizaje escolar.
Una Teoría Práctica de la Integración Pedagógica
Habilidades. Las habilidades pedagógicas son las acciones pedagógicas específicas y relativamente simples que un profesor utiliza para mejorar el aprendizaje. Su propósito es el de aumentar
las probabilidades de que los procesos pedagógicos más complejos (tácticas y estrategias) sean
implementados de manera efectiva. Algunos ejemplos de habilidades pedagógicas incluyen contextualizar preguntas a distintos niveles de complejidad, dar tiempo para pensar después de una
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pregunta, conectar con las experiencias previas del alumno, verificar si los alumnos están comprendiendo, y proporcionar modelos o representaciones gráficas o visuales. En un ejemplo ajeno a la
escuela, tal como construir una casa, las habilidades serían martillar, aserruchar y medir. Obviamente, estas habilidades son necesarias para representar e implementar los procesos más complejos involucrados en la construcción de una casa, tales como cuadrar los cimientos y completar los
planos.
La mayoría de las habilidades empleadas por los profesores en la sala de clases no han sido investigadas (a excepción de la formulación de preguntas, el tiempo de espera, y comentar el objetivo y
el propósito de la clase). De hecho, la mayor parte de los profesores no están conscientes de que
están empleando habilidades pedagógicas. Ellos son hábiles de manera tácita o inconsciente y no
son capaces de hablar de manera específica en relación a lo que hacen.
Sin habilidades sería difícil para nosotros comprometer a todos los alumnos en su aprendizaje y el
poder de las tácticas y estrategias pedagógicas se vería seriamente disminuido.
Tácticas. Táctica es una palabra usada indiscriminadamente en educación y en el mundo de los
negocios. En este artículo, una táctica, en términos de complejidad, está entre una habilidad y una
estrategia. Las tácticas pedagógicas son acciones propuestas inicialmente por el profesor (pero
también pueden ser escogidas por el alumno en la medida que asumen más responsabilidades en
relación a su aprendizaje). Las tácticas incluyen el diagrama de Venn, fish-bone diagrams (diagramas de espina de pescado), ranking ladders (escalera o cascada de ranking) y cuadros de flujo para
nombrar algunos. Los profesores a menudo utilizan las tácticas para enriquecer y fortalecer la
aplicación de estrategias pedagógicas. Las tácticas pueden ser usadas en la mayoría de las asignaturas y niveles de escolaridad y pueden ser relacionadas con tácticas y estrategias pedagógicas en
la implementación de una estrategia más compleja. Por ejemplo, un alumno podría integrar tácticas como la del diagrama de Venn, fish-bone diagrams (diagramas de espina de pescado), ranking
ladders (escaleras o cascada de ranking), y cuadros de flujo en la estrategia de mapas conceptuales.
Las tácticas no necesariamente operan desde una teoría y curiosamente tienen una base de investigación limitada o no existente (por ejemplo, place mat3 four corners (cuatro esquinas), fish-bone
diagrams (diagramas de espina de pescado), Word webs (redes de palabras), y diagramas de Venn).
Un recurso útil para una variedad de tácticas relacionadas al trabajo de aprendizaje cooperativo
en grupos pequeños es el libro Cooperative learning (Aprendizaje Cooperativo) de Spencer Kagan
(1985).
3 Nota del editor: forma de aprendizaje colaborativo que combina escritura y dialogo para asegurar la responsabilidad y participación de todos los estudiantes. Involucra grupos de estudiantes trabajando tanto solo como en cobnjunto en torno a una pieza
escrita única que involucra simultáneamente a todos los estudiantes. Ver: Kielven, J. 2001. Teaching Masters. Adapted from: Barrie
Bennett / Carol Rolheiser Beyond Monet . The artful science of Instructional Integration, En: http://www.bcatml.org/POT/beyondmonet.pdf
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Siguiendo con el ejemplo de construir una casa visto anteriormente, cuadrar los cimientos es una
táctica que involucra las habilidades de martillar, aserruchar y medir. Otro ejemplo útil viene del
basquetbol, una habilidad sería hacer y recibir pases; una táctica sería la de “pasar y avanzar”
(give and go) o “bloquear y seguir” (pick and roll). Un coach de basquetbol sería un poco ingenuo
si espera que un jugador implemente el “pasar y avanzar” (una táctica) si los jugadores no pueden
hacer y recibir pases, ni tirar la pelota (habilidad).
Demasiado a menudo los profesores tratan de implementar procesos más complejos (estrategias)
sin las habilidades ni las tácticas que lo permiten. Esto hace que las estrategias parezcan demasiado complejas y difíciles y por esta razón dejan de usarlas. Lo cual es una lástima, ya que las estrategias tienen el mayor potencial de impactar el aprendizaje escolar.
Estrategias. Las estrategias pedagógicas generalmente están basadas en la teoría y están diseñadas para tener efectos específicos y una amplia línea de investigación. Involucran una secuencia
de pasos (por ejemplo, la Estrategia de Logro de Conceptos o Concept Attainment Strategy de
Bruner (1966) tiene tres fases) o una variedad de elementos asociados (por ejemplo, los cinco
elementos básicos para el trabajo grupal efectivo de Johnson (2000)). Como las habilidades y las
tácticas pedagógicas, las estrategias también pueden aplicarse en distintas asignaturas y niveles
o grados. A diferencia de la mayoría de las tácticas y habilidades, las estrategias tienen un efecto
intencional sobre el aprendizaje escolar. Por ejemplo, pueden impactar el pensamiento inductivo
y deductivo, las acciones sociales, el pensamiento crítico, etc. Algunos ejemplos de estrategias
incluyen los mapas mentales de Buzan (1993), los mapas conceptuales de Novak y Gowen (1984),
la formación de conceptos de Taba (1967), y el jigsaw (puzzle) de Aronson (1978).
En el ejemplo anterior de construir una casa en donde el que martillar y aserruchar eran habilidades y cuadrar los cimientos una táctica, los planos de la casa serían la estrategia. Las tácticas y
las habilidades son parte necesaria de la estrategia. En el ejemplo del basquetbol, hacer pases,
recibir pases y tirar (habilidades) convergen para dar lugar al “pasar y avanzar” (give and go; una
táctica) que hace posible la estrategia ofensiva “1-3-1”. Las habilidades impulsan a las tácticas, y
las tácticas y habilidades impulsan a las estrategias.
Conceptos. Los conceptos pedagógicos son como lentes que nos permiten comprender cómo,
cuándo y dónde implementar nuestro repertorio pedagógico. Aumentan las posibilidades de que
un profesor pueda seleccionar e integrar las habilidades, tácticas y estrategias pedagógicas en
forma efectiva que, por esta razón, impactarán en el aprendizaje.
Es importante destacar que aunque las habilidades, tácticas y estrategias pedagógicas también
son conceptos, la diferencia está en que algunos conceptos no pueden “hacerse o realizarse”. Por
ejemplo, algunos conceptos pedagógicos como la seguridad, la responsabilidad (accountability),
la relevancia, la autenticidad, la novedad y el significado no pueden “hacerse o realizarse”. Más
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bien, éstos son conceptos claves que los profesores buscan representar a través de la implementación de una variedad de conceptos pedagógicos denominados habilidades, tácticas y estrategias.
Por ejemplo, uno puede contextualizar preguntas empleando el tiempo de espera y el piensa-pares-comparte (think-pair-share) para invocar los conceptos de seguridad, responsabilidad (accountability) y participación activa.
A menudo se le pide a los profesores que “hagan la clase un poco más interesante” o que traten
de “hacer que la sala de clases sea un lugar un poco más seguro”. Estos comentarios se refieren a
conceptos y pueden ser un poco confusos. Durante seis años, trabajé con profesores que estaban a
punto de perder sus trabajos y hacer sugerencias de este tipo para mejorar su enseñanza a través
de conceptos (en vez de recurrir a habilidades, tácticas y estrategia) no es muy útil. Para aprender
cómo enseñan los profesores y cómo mejorar la ciencia de la educación de una manera más precisa, debemos de-construir las clases de tal manera que podamos prestarle atención a los conceptos,
habilidades, tácticas y estrategias. Los organizadores pedagógicos nos ayudarán a hacer esto.
Organizadores. En este capítulo, los organizadores pedagógicos se refieren a marcos teóricos o
investigaciones que ayudan a los profesores a organizar una variedad de habilidades, tácticas y
estrategias en un set o conjunto pedagógico inter-relacionado, pero abierto. Los organizadores
pedagógicos actúan como lentes para aclarar y mejorar la comunicación y el pensamiento en torno
a la pedagogía. No se deben confundir con los organizadores gráficos como los diagramas de Venn
ni los mapas conceptuales. Algunos ejemplos de organizadores pedagógicos son las investigaciones
realizadas sobre inteligencias múltiples, estilos de aprendizaje, la Taxonomía de Bloom, niños en
situación de riesgo (vulnerabilidad), necesidades educacionales especiales (problemas de aprendizaje), género y etnicidad. Los organizadores pedagógicos aumentan la sabiduría del profesor al
momento de verse enfrentado a tomar decisiones sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje y les
permite tomar decisiones pedagógicas en relación a las necesidades e inclinaciones de cada alumno en particular.
La Meta de la Clasificación
Al clasificar los métodos pedagógicos en habilidades, tácticas, estrategias, conceptos y organizadores, estoy tratando de hacer que la pedagogía sea un poco más específica y más enfocada para
que podamos demostrar con mayor facilidad el comportamiento inteligente o experto en el diseño
y evaluación de los ambientes de aprendizaje. Si yo fuera Ud., no me preocuparía demasiado por
saber si algo es una habilidad o una táctica, o si se trata de una táctica o de una estrategia ya que
existen áreas grises. Más importante aún, es que algunas habilidades son más potentes que algunas tácticas, por ejemplo la habilidad de contextualizar preguntas junto con la habilidad de tiempo
de espera son más potentes y en algunos casos más complejas que la táctica de place mat . Sin
embargo, place mat ) tiene el potencial de facilitar una variedad de tácticas y estrategias potentes,
así que tiene mucho potencial para ser más potente.
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La clave de la pedagogía “integradora” es comprender cómo las habilidades, las tácticas y las
estrategias son categorizadas desde menos complejas y potentes a más complejas y potentes en
función de su impacto en el aprendizaje escolar. Los profesores deben seleccionar de una variedad de habilidades, tácticas y estrategias pedagógicas para invocar conceptos y organizadores
pedagógicos.
La metáfora del basquetbol nos ilumina en relación a su uso en la sala de clases y en su conexión
a la investigación en educación, por ejemplo cuando un profesor intenta implementar las estrategias de aprendizaje cooperativo de jigsaw (puzle), investigación grupal o de controversia académica. Cuando los alumnos no pueden completar de manera efectiva tácticas de aprendizaje cooperativo simples, tales como: pensar-pares-compartir y four corners (cuatro esquinas) porque no
pueden aplicar las habilidades de escuchar atentamente, parafrasear, suprimir el juicio de valor,
buscar aclaración, sondear, aceptar y extender las ideas de otros, estar en desacuerdo de buena
forma, y así sucesivamente, entonces ¿cómo puede implementarse de manera efectiva el proceso
de aprendizaje cooperativo? Si éstas no se aplican de modo efectivo entonces no vamos a obtener los efectos deseados que se describen en la investigación. Esto claramente está relacionado
con la evaluación. En la medida que los profesores y sus alumnos puedan implementar de manera
efectiva los métodos pedagógicos, mayor será su impacto en el aprendizaje escolar. Además, cada
proceso pedagógico tiene un impacto en el aprendizaje escolar, por lo tanto al integrar dos o más
procesos, logramos un efecto acumulativo en el aprendizaje escolar. Es interesante destacar que
casi no existen estudios sobre el impacto de integrar dos o más métodos integrativos en el aprendizaje escolar. Volviendo a la analogía del basquetbol, imagine investigar el impacto de la estrategia ofensiva del 1-3-1 en el basquetbol si los jugadores no pudieran ejecutar de manera efectiva el
“pasar y avanzar”, si no pudieran hacer ni recibir pases, ni tirar, y fueran malos deportistas que se
rehúsan a compartir. ¿Qué valor tiene evaluar la ofensiva 1-3-1 en este caso?
El Conocimiento como Diseño
Al analizar los métodos pedagógicos es útil emplear las cuatro preguntas que Perkins formula en
Knowledge as Design (Conocimiento como Diseño, 1991) en dónde él hace la diferencia entre
tener conocimientos como información y tener conocimientos como diseño. El argumenta que
demasiado a menudo sólo tenemos conocimientos como información, la cuál es pasiva y no nos
permite pensar con ese concepto. Por ejemplo, todos sabemos (tenemos la información) que -2
multiplicado por -2 nos da 4, sin embargo sólo algunos de nosotros podemos dar un ejemplo de
la vida real en el que un negativo multiplicado por un negativo nos da un positivo. El Conocimiento como Diseño significa que en verdad tenemos un dominio profundo de un concepto, así como
la diferencia entre la discriminación racial, los prejuicios y el apartheid. Si le dieran un diagrama
de Venn para estos tres conceptos, podría completarlo. Si no puede, Ud. tiene el conocimiento
como información y no como diseño. Al intentar comprender el conocimiento como diseño, Perkins postula que deberíamos ser capaces de responder las siguientes preguntas:
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1.
¿Cuáles son los atributos esenciales del concepto?
2.
¿Cuál es el propósito del concepto?
3.
¿Cuáles son los casos tipo del concepto?
4.
¿Cuál es el valor del concepto?
Por ejemplo, las siguientes respuestas podrían surgir a medida que intentamos comprender el concepto de un mapa mental:
1.
Atributos esenciales – Los mapas mentales contienen un centro claramente definido, con
ideas que se ramifican desde el centro en forma jerárquica como subconceptos, y usan colores,
imágenes y conexiones cruzadas.
2.
Propósito – Los mapas mentales ayudan a los estudiantes a organizar la información.
3.
Casos tipo – Los estudiantes analizan ejemplos de mapas mentales.
4.
Valor – Los mapas mentales mejoran la memoria.
Comprendiendo las respuestas a estas preguntas seremos más capaces de aplicar el método pedagógico apropiadamente y de reflexionar y evaluar nuestros esfuerzos. Yo diría que sería difícil
sostener una conversación significativa sobre la implementación de una innovación si uno no
entiende la innovación. Existen cientos de métodos pedagógicos pero la diferenciación pedagógica
realmente ocurre cuando uno combina o integra los métodos. Veamos un ejemplo, en la literatura sobre aprendizaje cooperativo hay aproximadamente 250 estructuras de grupo. De éstas, 240
podrían ser clasificadas como tácticas (menos complejas y menos potentes) y unas 10 como estrategias (más complejas y potentes). Por ejemplo, la categoría, “tácticas de aprendizaje cooperativo”
incluiría procesos como pensar-trabajo en pares-compartir, place mat, four corners (cuatro esquinas), entrevista de dos-tres-cuatro personas. Las “estrategias de aprendizaje cooperativo” incluirían
equipos juegos campeonatos, jigsaw (puzle), equipos de estudiantes-división de logro, controversia
académica, e investigación grupal. Como dije anteriormente, pocas tácticas tienen una fundamentación basada en investigaciones, pero las estrategias sí la tienen. Hay algunas estrategias que han
sido investigadas de manera bastante extensiva. Volviendo sobre lo mismo, si estamos usando
estas investigaciones para impactar el aprendizaje escolar, es más probable que las estrategias
tengan un impacto mayor que las tácticas. Habiendo dicho lo anterior, ¿qué pasaría si fusionamos
tres tácticas en forma simultánea? ¿Acaso el efecto combinado de tres o más tácticas sería más potente que el de una estrategia aplicada en forma individual o aislada? No lo sabemos. Sin embargo,
recordemos que no hemos ejemplificado cómo los conceptos, las habilidades y los organizadores
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pedagógicos se conectan con esas tácticas y estrategias. ¿Cómo se relacionan? Esto es lo que la
ciencia de la pedagogía se propone descubrir. El arte es cómo funcionan en base a lo que nosotros sabemos del aprendizaje escolar.
En el aprendizaje cooperativo, si el profesor está haciendo preguntas para que los alumnos apliquen una estrategia compleja o para comprometerlos en una estrategia compleja como por ejemplo, controversia académica pero ellos no pueden completar de manera efectiva cuatro esquinas
(four corners), sería lo mismo que pedirle a alguien que corra la maratón de Boston cuando tiene
dificultades para correr un par de cuadras. Esto tiene serias implicancias, tanto para las prácticas
dentro de la sala de clases como para la evaluación de, para y cómo se da el aprendizaje escolar.
Si nosotros no evaluamos la calidad de nuestra implementación pedagógica, es probable que seamos imprecisos al evaluar e impactar el aprendizaje escolar. Cuando nosotros decidimos evaluar
el aprendizaje escolar en función del concepto de aprendizaje cooperativo, pero elegimos tácticas
cooperativas que no son tan complejas ni potentes y luego afirmamos que el aprendizaje cooperativo no tuvo un efecto significativo en el aprendizaje escolar, estamos cometiendo un error de
evaluación en relación al impacto del aprendizaje cooperativo. De hecho, los métodos de aprendizaje cooperativo hicieron exactamente lo que fueron diseñados para hacer – tener un pequeño
efecto en el aprendizaje escolar. ¿Por qué pretender que con una lija se puede rebajar una tabla
de manera significativa? Si quieres más potencia y más poder, usa un serrucho pero no le eches la
culpa a la lija – ya que hizo exactamente lo que fue diseñada para hacer.
La Integración Pedagógica en la Práctica
¿Cómo se ve la integración pedagógica de habilidades, tácticas, estrategias, conceptos y organizadores en la práctica? En Febrero de 2008 observé a una profesora de cuarto básico en el distrito
escolar de Northern Lights al norte de Alberta comprometer a sus alumnos para completar un
mapa mental (estrategia) que integraba cuatro tácticas – diagramas de Venn, diagramas de espina
de pescado (fish-bone), líneas de tiempo y diagramas de corte transversal (cross-sectional) – para
resumir una unidad que habían recién terminado. Los alumnos decidieron cuáles organizadores
gráficos iban a usar. Tenía curiosidad por saber cómo sus alumnos estaban usando no sólo uno,
sino dos y tres diagramas de Venn así que le pregunté “¿Cúantas veces (tus alumnos) han hecho
diagramas de Venn?”. Ella respondió, “¿Este año?”. Yo le dije, “Si”. Ella me respondió, “Alrededor
de cuarenta, pero por lo menos unos setenta desde kínder.”
El staff docente de este colegio se reúne a principios de cada año para determinar cuáles serán
los métodos pedagógicos que serán introducidos por ellos en los distintos niveles o grados para
que los alumnos desarrollen un nivel de habilidad creciente en la medida que pasan de un curso a
otro. Los profesores además tienen un lenguaje pedagógico común.
Una profesora de Inglés de cuarto medio del consejo de escuelas del distrito de la región de York
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en Ontario hacía que sus alumnos trabajaran en pequeños grupos cooperativos usando los cinco
elementos básicos del trabajo grupal efectivo (una estrategia) para integrar tres o más organizadores gráficos, según el criterio de cada alumno, para resumir una unidad sobre Julio César. El organizador gráfico que ellos tenían que usar era el mapa conceptual (una estrategia), los demás eran
opcionales. Una profesora secundaria de matemáticas hizo que sus alumnos completaran un mapa
conceptual dentro de un diagrama de Venn. La mayoría de esos alumnos estaban haciendo esto
por primera vez. La idea que quiero recalcar es que en la medida que ellos avanzan de un curso
al siguiente, tendrán la experiencia de esta estrategia a niveles cada vez más complejas y más a
menudo.
Estos ejemplos de la vida real ilustran la idea de la integración pedagógica en acción. Las cinco
áreas de métodos pedagógicos – habilidades, tácticas, estrategias, conceptos y organizadores –
interactúan entre sí para responder de manera más efectiva a las variantes necesidades de una
población diversa de alumnos.
Los Niveles de Uso de una Innovación
Esta sección se basa en el trabajo de Susan Loucks-Horsley, Gene Hall y Shirley Hord como aparece
descrito en Implementing Change: Patterns, Principles, and Potholes (Implementando el Cambio:
Patrones, Principios y Baches de Hall y Hord (2006). Los Niveles de Uso o Implementación (LoU o
Levels of Use) son uno de los componentes del CBAM o Concerns-Based Adoption Model (Modelo de Adopción Basado en Intereses). Este modelo fue diseñado para evaluar cómo las personas
implementan nuevas ideas o procesos para llegar a ser usuarios integrativos de las innovaciones.
En este capítulo, innovaciones se refiere a habilidades, tácticas, y estrategias pedagógicas. En esta
sección, muestro cómo hemos re-diseñado la idea de usuario integrativo y cómo refinamos la idea
de usuario de una innovación pedagógica para que estuvieran más específicamente alineados con
los esfuerzos de los profesores de refinar y extender su práctica pedagógica.
En primer lugar, los profesores deben entender que es su responsabilidad aumentar su nivel de
habilidad o “nivel de uso” de las innovaciones en su práctica pedagógica. En segundo lugar, cuando
evaluamos el efecto de una innovación en el aprendizaje escolar, si fallamos en primero evaluar los
niveles de uso que el profesor y los alumnos tienen de esa innovación, entonces nuestra evaluación
no será válida.
En la investigación y desarrollo profesional históricamente hemos valorado el efecto de innovaciones únicas, sin embargo rara vez nos hemos dado el tiempo para determinar si los profesores están
implementando esas innovaciones de manera efectiva. En una conversación personal con Susan Loucks-Horsely en 1993, ella me dijo que en su investigación sobre los niveles de uso pedagógico rara
vez había encontrado profesores siquiera con un nivel de uso del “tipo mecánico” de la mayoría
de los procesos pedagógicos. Sabemos por el trabajo de Susan Loucks-Horsley, Gene Hall y Shirley
Hord (Hord & Hall, 2006) que los alumnos obtienen poco beneficio de profesores que no sean al
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menos usuarios de innovaciones de “tipo rutinario”. El Cuadro 1 describe los niveles de uso de
las innovaciones. Cabe destacar que en este Cuadro 1, las descripciones de los niveles de uso que
aparecen en el trabajo de Hord y Hall han sido modificadas. En la investigación de Craib (2006) se
puede encontrar un análisis más detallado de cómo estamos aplicando el Modelo de Adopción
Basado en Intereses (CBAM o Concerns-Based Adoption Model) en nuestro trabajo sistémico con
la inteligencia pedagógica en relación a la medición del conocimiento tácito de los profesores.
Cuadro 1: El nivel de uso que un profesor tiene o hace de una innovación
No Usuario
No usa la innovación pero puede haber escuchado hablar de ella
En Orientación
Está interesado y buscando más información
En Preparación
Está preparándose para usar la innovación por primera vez
Mecánico
Está usando la innovación dentro de la sala de clases, pero su uso es
torpe
Rutinario
Está utilizado la innovación lo suficiente como para que funcione con
soltura
Refinado
Está extendiendo el uso de la innovación a otras áreas
Integrativo
Está conectando la innovación con otras innovaciones
Re-enfocando
Está buscando otras innovaciones
El Cuadro 2 ejemplifica tres de los niveles de uso – el mecánico, el rutinario y el refinado – en
base a los cinco elementos básicos para el trabajo grupal efectivo de Johnson y Johnson (2000),
responsabilidad individual (accountability), promover la interacción cara a cara, enseñar una
habilidad colaborativa, procesar la tarea académica, y habilidades y construcción colaborativa
en interdependencia positiva. ¿Cuántos profesores cree Ud. que son usuarios de tipo rutinario o
superior de los métodos pedagógicos? ¿Qué cree Ud. que se tiene que hacer para que los profesores lleguen a los niveles de uso de tipo rutinario y refinado?
Para poner esta clasificación en perspectiva, luego de tres años de trabajo intensivo relacionado
con la enseñanza (pedagogía) en el consejo de escuelas de distrito de la región de York de Ontario
(en dónde prestamos atención a la investigación relacionada a las condiciones bajo las cual es los
profesores aprenden), la mayoría de los profesores aún estaban en la categoría de uso de tipo
mecánico en la mayoría de las innovaciones. Más importante aún, es el hecho que este proceso
de evaluación requiere mucho tiempo y es caro. No tuvimos ningún método costo-efectivo ni
tiempo-eficiente para proporcionar retroalimentación a los profesores de manera sistemática,
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con sentido y en forma continua en relación a sus acciones y pensamiento sobre pedagogía, o
sobre cómo esto se relaciona con la evaluación, conocimiento del currículum y cómo aprenden los
estudiantes.
Cuadro 2: Nivel de Uso que los Profesores Tienen/Hacen de los Cinco Elementos Básicos para el
Trabajo Grupal Efectivo
Mecánico
Rutinario
Refinado
El profesor tiene apuntes para
recordarle cómo y cuándo usar los
elementos básicos.
El profesor puede tener apuntes
como una referencia de apoyo,
pero la mayor parte del tiempo
puede usar los cinco elementos
básicos en forma fluida.
El profesor no necesita apuntes ya
que puede usar los cinco elementos básicos en forma efectiva.
La rendición de cuentas y la
discusión del objetivo académico
ocurren, pero no son tan significativos para los alumnos como
podrían serlo.
Los alumnos no son muy hábiles al
procesar sus tareas académicas y
sociales. No todos los alumnos están involucrados y algunos podrían
estar predominando y haciendo
todo el trabajo. Los alumnos tienen pocas habilidades para enfrentar y resolver conflictos. Algunos
alumnos tienen dificultades para
trabajar con otros en clases.
La mayoría de los alumnos es responsable (accountable) hacen su
aporte y contribuyen al trabajo en
clases. Se discute el objetivo y en
la mayoría de los casos es significativo. Algunos alumnos podrían
aún predominar y trabajar un poco
más que otros. Periódicamente,
uno o dos alumnos harán más que
su parte del trabajo. Los alumnos
comienzan a lidiar con sus propios
conflictos pero a veces pueden
necesitar ayuda. La mayor parte de
los alumnos pueden trabajar con
los otros en clases.
La mayor parte del tiempo, todos
los alumnos son responsables
(accountable) hacen su aporte y
contribuyen al trabajo en clases
y están activamente involucrados
y comprometidos. Los alumnos
tienen habilidades claras para
trabajar en grupos. Ellos pueden
identificar sus propias habilidades colaborativas necesarias para
completar la tarea académica. Los
alumnos procesan hábilmente sus
tareas académicas y colaborativas.
Hay pocos conflictos. Si ocurren,
los alumnos pueden lidiar con
ellos. Todos los alumnos pueden
trabajar con sus pares en clases.
El profesor no está fusionando los
cinco elementos básicos con otros
métodos pedagógicos.
El profesor puede estar empantanado usando unas pocas habilidades colaborativas. El profesor
está comenzando a conectar los
cinco elementos básicos a otros
métodos pedagógicos, pero esos
métodos son menos complejos.
Cuando corresponde, el profesor
integra con facilidad y efectividad
los cinco elementos básicos a otros
métodos pedagógicos, incluyendo
estrategias más complejas.
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La Figura 1 ilustra la interacción de tres ejes relacionados a la cantidad de innovaciones, el poder
pedagógico y la integración fusionada con el nivel de uso de los métodos pedagógicos dentro
de la sala de clases. Los alumnos y apoderados esperan que con el tiempo los profesores tiendan a desplazarse hacia la esquina superior del cuadrante a la derecha al maximizar la cantidad
de innovaciones pedagógicas que ellos puedan aplicar e integrar en el nivel de uso “refinado”.
Habiendo dicho esto, sería mejor que un profesor estuviera a un nivel de uso refinado con unas
pocas innovaciones que a nivel mecánico con varias. Los resultados de la investigación de Hall y
Hord (2006) dicen que no se ve mucha diferencia en el aprendizaje escolar cuando los profesores
están al nivel de uso mecánico. A este nivel, los profesores están en la parte baja de la curva de
implementación y las cosas les resultan un poco torpes y no muy fluidas. Además, hay que tener
en cuenta que los profesores tienden a experimentar más con las tácticas que con las estrategias
ya que las tácticas son de más fácil implementación. No obstante, pensando en modo sistémico,
el equipo docente y la administración de una escuela deben considerar cuál sería la mejor etapa (nivel o grado) para comenzar a usar ciertas innovaciones. Comenzar en kínder aumenta las
probabilidades de que los alumnos se hagan más hábiles en la medida que pasan de un curso (o
nivel) a otro. Por ejemplo, en una clase de kínder/primero básico que observé en la Escuela Básica
Rostrata ubicada en la ciudad de Perth, Australia pude ver cómo los alumnos de primero básico le
enseñaban a los de kínder cómo hacer un diagrama de Venn. En una conversación que tuve con
Chris Hall, profesor de matemáticas de enseñanza media del Consejo de Educación de Durham,
en Oshawa, Ontario (Canadá), él me contaba que sus alumnos de 5º medio habían estado trabajando en grupos de manera efectiva desde el kínder. En 1996, ese distrito ganó un premio de USD
$300.000 otorgado por la Fundación Bertelsmann de Alemania como uno de los mejores distritos
escolares del mundo.
Figura 1. Nivel de uso que tienen y/o hacen
los profesores de una Innovación
La traducción de la figura 1 deberá hacerse en
el sentido del reloj partiendo arriba (a las 12):
o High Power = Alto poder
o High Integrated (Refined) = Alto nivel de integración (Refinado)
o High Number of Instructional Methods = Muchos
métodos pedagógicos
o Low Power = Bajo Poder
o *En la parte inferior izquierda debiera decir:
Low Integration (Mechanical) = Bajo nivel de integración (Mecánico)
o Low number of Instructional Methods = Pocos
métodos pedagógicos
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Un “Pensamiento” Perdido
Este capítulo se ha centrado en comprender la naturaleza compleja e integradora de la pedagogía.
Pero la pregunta que yo tengo que hacer es, “¿Y qué?” ¿La existencia de éste capítulo va a cambiar
algo? En ésta última sección, yo considero la idea de un eslabón “de pensamiento” perdido que se
relaciona al hecho de que demasiado a menudo no nos damos cuenta de que existimos profesionalmente por nuestros alumnos y, en forma tangencial, cuán a menudo fallamos en detenernos para
preguntarles qué piensan de los métodos pedagógicos que nosotros implementamos. Dado que
estamos aquí para nuestros alumnos, por qué no les preguntamos qué piensan y sienten sobre las
decisiones pedagógicas que nosotros tomamos en una clase? Uno podría pensar que como educadores no tendríamos por qué preocuparnos de lo qué ellos piensan o sienten. Sin embargo, sin
alumnos no habría sindicatos de profesores, ministerios de educación, facultades de educación, o
distritos escolares. Todas estas instituciones existen por y para los alumnos, no obstante, los individuos en esas organizaciones rara vez trabajan como una comunidad de aprendizaje profesional, es
decir, como un grupo enfocado colectivamente en trabajar por y para los alumnos (DuFour, DuFour
& Eaker, 2008). Es interesante tener presente que la mayoría de los proveedores de servicios le dedican mucho tiempo a determinar si el servicio que ellos están prestando es valorado y considerado
como efectivo para sus clientes. ¿Cuán a menudo le preguntamos a nuestros alumnos acerca de sus
pensamientos y sentimientos en relación a los métodos pedagógicos que ellos están experimentando? A continuación presentaré dos ejemplos sobre qué piensan y sienten algunos estudiantes en
relación a su experiencia con distintos métodos pedagógicos – uno a nivel primario y el otro a nivel
secundario.
La Profesora A, una alumna recién salida de la universidad, como parte de un proyecto de investigación, pide a sus alumnos de quinto básico que usen mapas mentales y place mats para terminar
una revisión o repaso al finalizar la unidad. Esta era la primera vez que ellos hacían un place mat
algunos habían hecho mapas mentales antes. Podemos estar bastante seguros de que los alumnos
son usuarios de tipo mecánico de estas dos innovaciones pedagógicas, así que están recién comenzando a comprender cómo funcionan estas innovaciones. Ella pidió a sus alumnos que contestaran
las siguientes preguntas en una hoja de feedback.
1. ¿De qué manera el mapa mental y/o el place mat te ayudaron a reunir y organizar información
sobre el sistema parlamentario de Canadá?
2. ¿De qué manera el mapa mental y/o el place mat te ayudaron a comprender las distintas partes
del gobierno que estamos estudiando y comentando en clases?
3. Enumera otras tres asignaturas dónde tú piensas que el uso de un mapa mental y/o place mat te
ayudarían a comprender la información presentada en clases? Explica por qué.
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4. ¿Explica qué te pareció un desafío al crear un mapa mental?
5. ¿Qué fue lo que más te gustó al usar el place mat para identificar los temas claves del proceso
electoral en Canadá?
6. ¿Te gustó trabajar en un grupo pequeño para completar la actividad del place mat (individuales)? Argumenta tu respuesta dando ejemplos específicos a partir de tú experiencia de aprendizaje.
7. ¿Si tuvieras que completar el mapa mental y el place mat de nuevo, ¿qué harías distinto?
Las preguntas 1, 2, 3, 4 y 7 tienen que ver con sus pensamientos acerca de cómo los métodos se
relacionaban con su aprendizaje y las preguntas 5 y 6 tienen más relación con el efecto de tipo
afectivo de esos métodos. Luego ella recolectó las hojas de respuesta y comentó las respuestas
con sus alumnos. Su resumen de la experiencia fue el siguiente:
Esto es útil y me sirve para recordar cómo los alumnos construyen conocimientos. Esto les permite tomar riesgos para desarrollar y mejorar su comprensión de distintos conceptos. Como educadores, debemos reconocer y escuchar los mensajes que los alumnos nos dan sobre las maneras
en que ellos aprenden mejor. Sólo entonces podremos trabajar para llegar a ser practicantes bien
informados.
La Profesora B, en un proyecto de investigación de acciones, enseñó a sus alumnos de secundaria
una mini unidad, “Los Siete Hábitos de Adolescentes Altamente Efectivos” la cual estaba centrada
en habilidades de liderazgo. En una clase, los alumnos vieron una película, hicieron mapas mentales individualmente, y trabajaron en grupos pequeños para hacer un place mat . Para la mayoría
de los alumnos, esta era la primera vez que usaban un mapa mental y un place mat , ellos solo
habían trabajado en grupo durante la mayor parte del año. Luego, pidió a los alumnos que reflexionaran sobre la clase. Como resultado de esto, la mitad de la clase prefirió trabajar en forma
individual y la otra mitad en forma grupal. La primera mitad decía que podían trabajar más rápidamente solos y que no tenían que depender de otros ni transar sus ideas. A los que prefirieron
trabajar en forma grupal les gustó la sinergia de ideas y la menor carga de trabajo individual. Todo
el curso estuvo de acuerdo en que ver primero la película y después hacer la actividad de place
mat y mapa mental fue constructivo y que se complementaron entre sí. Una alumna dijo, “Fue
una manera distinta de usar lo que uno había aprendido. Fue mucho más interesante hacer las
tres cosas juntas”. Otro alumno dijo, “Yo creo que esta clase estaba bien conectada porque cada
actividad era entretenida y relevante para la otra”.
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La profesora luego resumió la clase y compartió sus comentarios con el curso. Ella dijo que “recopilar los pensamientos de los alumnos es extremadamente potente para los profesores ya que puede
ayudar muchísimo a determinar qué necesitas cambiar en tu práctica docente y te hace pensar en
tu clase y en los métodos de entrega”.
Si la evaluación es tan importante para el aprendizaje, ¿por qué casi nunca les preguntamos a nuestros alumnos qué piensan acerca de cómo estamos diseñando e implementando nuestros ambientes de aprendizaje? Se debería alentar a los alumnos a preguntar, ¿Por qué estamos haciendo un
mapa mental y no un mapa conceptual?, ¿Por qué no usamos el logro conceptual en vez de hablarnos por quince minutos?, ¿Por qué nos hizo trabajar en grupos escogidos por el profesor y no en
grupos de amigos?, ¿Por qué no contextualiza las preguntas para que todos tengamos la oportunidad de pensar y no solo unos pocos?, ¿Por qué Ud. siempre dice, todos entendieron? No se da
cuenta de que no entendemos y que, además, no tenemos el valor para levantar la mano y admitirlo públicamente? Profesionalmente, tenemos la responsabilidad de averiguar qué está funcionando y qué no, esa es parte de nuestra responsabilidad de evaluar. Actualmente, un tema clave es la
desconexión entre evaluación y enseñar. Mientras no nos tomemos el tiempo para preocuparnos
de lo que están pensando y sintiendo nuestros alumnos en relación a nuestras decisiones pedagógicas, no evolucionaremos en nuestro nivel de habilidad en relación a los métodos pedagógicos.
El Cuadro 3 muestra la clasificación creada por una de mis alumnas en práctica y está diseñada
para evaluar cómo ella estaba contextualizando preguntas, una habilidad tratada por Millar, (1897)
que se encuentra en el programa ITIP o Instructional Theory Into Practice (La Teoría Pedagógica
Puesta en Práctica) de Hunter en los 70s y los 80s. En el Instituto de Estudios de la Educación de
Ontario, Universidad de Toronto, nuestros alumnos en práctica en el Doncrest School crean varios
tipos de categorías para auto-evaluar su pensamiento y acciones como aprendizaje.
Cuadro 3: Categorías de Clasificación para Evaluar Cómo los Alumnos en Práctica Contextualizan
Preguntas
Contextualización
de Preguntas
Nivel uno
Nivel dos
Nivel tres
Nivel cuatro
¿Los alumnos están
involucrados y son
responsables (accountable)?
Ningún alumno es
responsable y pocos
están involucrados.
Algunos alumnos
son responsables y
algunos están involucrados.
La mayor parte de
los alumnos son
responsables y la
mayor parte están
involucrados.
El profesor no necesita apuntes ya que
puede usar los cinco
elementos básicos
en forma efectiva.
¿Los alumnos saben
cómo responder?
Los alumnos no
saben cómo responder.
Los alumnos a veces
saben cómo responder.
Los alumnos usualmente saben cómo
responder.
Los alumnos siempre
saben cómo responder.
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¿Usan variedad al
contextualizar?
Los alumnos no
usan ningún tipo de
variedad.
Los alumnos usan
algo de variedad.
Los alumnos usan
un nivel de variedad
apropiado.
Los alumnos usan
nivel de variedad
apropado y efectivo.
No se observa el
tiempo de espera.
El tiempo de espera
se da en ocasiones,
pero no se equipara
con exigencia cognitiva de la pregunta.
El tiempo de espera
se da la mayor
parte del tiempo y
se equipara con la
exigencia cognitiva
de la pregunta.
El tiempo de espera
siempre se da y se
equipara con la exigencia cognitiva de
pregunta en forma
apropiada y efectiva.
¿Contextualizan con
variedad?
¿Los alumnos usan el
tiempo de espera?
El Cambio para Ser Conscientemente Competente
El propósito de este capítulo es ilustrar y aclarar por qué enseñar es tan exquisitamente complejo
-el placer que emerge de nuestras respuestas creativas para diferenciar nuestra pedagogía para
cumplir con las diversas necesidades de un grupo diverso de alumnos. Yo abogo por la idea de
la ciencia del aprendizaje, de ser más reflexivos en relación a cómo comprendemos la pedagogía
y de darnos cuenta de que algunos métodos son más potentes que otros, que algunos métodos
dependen de otros o son mejorados por otros métodos. También le recuerdo a los profesores
que no esperen que sus alumnos utilicen métodos más complejos cuando ni ellos ni sus alumnos
tienen las habilidades para usar métodos menos complejos. Además, sostengo que la importancia de darse cuenta de que nuestro nivel de habilidad se desplaza desde uno de tipo mecánico a
uno de tipo rutinario a uno integrativo. Y, hasta que nosotros como profesores y nuestros alumnos lleguemos a ser al menos usuarios del tipo rutinarios al implementar los distintos métodos
pedagógicos, no obtendremos los resultados que esperamos. En cuanto a la evaluación, le pido a
los lectores que comprendan más en profundidad cómo la ciencia de enseñar informa al arte de
enseñar, de entender la complejidad de la pedagogía (enseñar) y de cómo nosotros podemos integrar de manera creativa múltiples métodos pedagógicos para alinear más concienzudamente la
enseñanza con la evaluación para estar a la altura de las distintas necesidades de nuestro diverso
universo de alumnos.
Como Pauline Lang, una colega mía una vez dijo, “Nuestra meta es asegurarnos que como educadores nos hagamos conscientemente competentes y no accidentalmente adecuados”. Nuestros
alumnos valen la pena.
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